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Darwin destacó tres principios bajo por los cuales determinados movimientos faciales
pueden haberse asociado con emociones específicas a lo largo de la historia de la especie
humana.
Darwin quiso dar cuenta de una conexión entre emoción y expresión, pero sin explicar
precisamente cómo es que las emociones devinieron en expresiones. Los movimientos se
correlacionaron con las emociones filogenéticamente, pero no explica su relación intrínseca.
Sin embargo, James se quedó corto al explicar cómo es que un hecho se vuelve excitante
de una emoción. ¿Cómo sabe el cuerpo qué respuesta dar a un hecho exterior sin
identificarlo anteriormente internamente como una emoción? Porque, en ese caso,
socavaría la teoría que dice que los cambios corporales son los que dan lugar a la emoción
propiamente dicha.
La explicación de Darwin acerca de los cambios corporales ayuda a darle una explicación a
esto: No se percibe al oso como algo atemorizante, sino como algo a lo que debemos
escapar. Perseguimos acciones prácticas que el oso nos impide, y por tanto ajustamos
nuestro comportamiento consecuentemente. El movimiento facial es parte del ajuste y la
emoción emerge en el desarrollo paralelo de ese ajuste.
Dewey considera la acción dirigida al objeto produciéndose primero, y la expresión y la
emoción, emergiendo de ella.
Queda planteada una duda: Si los movimientos faciales son los principales constituyentes
de la acción, ¿Por qué a menudo parece que tienen un significado emocional? Dewey
responde que eso es una interpretación del espectador.
Mead y la comunicación
Para Mead, las acciones alcanzan una verdadera significación simbólica cuando convocan
respuestas idénticas en ambos actores y observadores. Sin embargo, esto solo ocurre en el
lenguaje verbal, porque los movimientos faciales no ofrecen la misma información visual a
los actores y observadores.
TEORÍAS CONTEMPORÁNEAS
Ekman considera que los movimientos faciales derivan sus funciones emocionalmente
expresivas de la selección natural. Sin embargo, algunos movimientos pudieron haber
evolucionado para expresar la emoción, en lugar de servir a otros fines. Según Ekman, una
conexión física fija vincula cada una de las emociones básicas con un patrón de
movimientos físicos. La activación de una emoción inicia un programa de afecto facial. El
aprendizaje cultural es el que determina el rango de elicitadores que activarán la emoción;
la socialización nos enseña qué debe emocionarnos y también cómo controlar las
expresiones de acuerdo a las reglas convencionales de exhibición. Sin embargo, la
conexión central entre la emoción elicitada y su impulso asociado a la expresiones está
preprogramado por selección natural. Debido a que el modelo reconoce el impacto de la
naturaleza y la crianza, se lo denominó ,teoría neurocultural.
De todas formas, las acciones privadas están llevadas a cabo teniendo en cuenta a alguien
más en mente, aun cuando ese alguien sea un “otro generalizado”. Esto explica que a
veces las personas expresan emociones a pesar de estar en soledad o no estar en un
contexto social abierto.
Si Ekman estaba acertado, entonces esperaríamos que todos los seres humanos mostraran
la misma respuesta facial una vez que haya sido iniciada la emoción, a pesar de las
diferencias culturales.
Hay problemas para hacer correlaciones entre especies no-humanas y humanos. Aunque
los animales realizan movimientos faciales que pueden compararse con emociones, no
podemos estar seguros de que estos expresen efectivamente emociones. Por ejemplo,
expresiones de amenaza podrían ser vistas como un signo de ira, pero su significado más
directo es, precisamente, amenazas comunicando un motivo social.
Pruebas neurológicas.
Tanto la teoría de Ekman como la de Fridlund otorgan hipótesis diferentes acerca del
impacto del contexto interpersonal en el movimiento facial. Para Ekman las otras personas
pueden aparecer como reguladores de la exhibición mientras que para Fridlund las otras
personas son los destinatarios previstos para la comunicación de motivos.
Fridlund hizo estudios para probar la hipótesis de la “sociabilidad implícita”, es decir, que las
sonrisas privadas se dirigen a una audiencia intrapsíquica.
Mostró una serie de clips agradables a los participantes mientras que amigos de los mismos
estaban presentes físicamente o de modo imaginado. La actividad del músculo cigomático
mayor fueron más elevadas cuando los participantes vieron los fragmentos de la película
con un amigo en la misma habitación. Además, los participantes que vieron los videos
solos, tuvieron una actividad mayor cuando creían que un amigo estaba en otra habitación
que cuando habían llegado al laboratorio sin un amigo. También, imaginar al amigo viendo
la película evidenciaba una actividad cigomática mucho mayor que imaginarlo haciendo otra
cosa. Para Fridlund la explicación es que dirigimos las expresiones privadas hacia otros
imaginados, y esos otros son más disponibles en la imaginación cuando se comparte
experiencia similar.
Las emociones, sin embargo, también pueden ser susceptibles a este tipo de reformulación.
La teoría de Dewey las presenta como parte de un proceso de ajuste práctico para con el
medio ambiente.
En resúmen, ni las emociones ni lo motivos sociales deben ser comprendidos como estados
mentales privados.
Sin embargo, a pesar de que hay una superposición entre un término y el otro, esto no
significa que ambas teorías (Ekman y Fridlund) sean intercambiables. Hay tres diferencias
de fondo que son importantes:
1 - Fridlund puso el énfasis en la comunicación más que en la expresión implica que los
movimientos faciales no son respuestas directas a cualquiera de las emociones o motivos
sociales, sino que dependen de la presencia de alguien.
2- Puede ser que cada emoción diferente no esté caracterizada por un motivo social único.
3- A pesar de que las emociones a menudo implican motivos sociales, algunos de los
motivos sociales asociados con los movimientos faciales son no emocionales.
Modos determinados de relacionarse pueden ser especificados por las características de las
orientaciones del rostro, llevando implicaciones de evaluación. Por ejemplo, la combinación
de atención visual hacia un objeto y retirada a través de movimientos de alejamiento implica
que el objeto se percibe como amenaza, si el objeto es otra persona esto indica un motivo
social intrínseco, Si el objeto es no-social, la reacción de otra persona para con el
movimiento ficha de la persona puede ayudar a constituir la valoración y la emoción
asociada.
Sin embargo, esto no implica que los rostros se corresponden siempre con la emoción
actual.