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Ayer fue el día de la mujer eva.

Es por eso que pensé hacer este post el día siguiente, es decir, hoy,
en honor conmemorativo a nuestras queridas y respetadas viryas kamaradas. En primer lugar,
comencemos diciendo que la SH se ocupa más de la situación estratégica del virya masculino,
dejando temas importantes a la discreción metafísica de cada uno. En este caso, reviviremos un
Mito hiperbóreo FEMENINO, que considero es análogo al de la mujer Kaly para los hombres. Es
que también la virya tiene su Opus de trascendencia, que se encuentra íntimamente relacionado
con el espíritu masculino, pero con aquél espíritu increado, Lucifer. Para ello, confeccionemos
ahora una interpretación hiperbórea de Perséphone, Proserpina o Kore, que, si bien, ella misma es
Lillith, la Diosa de los viryas bajo un aspecto cultural; también nos servirá como el mejor ejemplo
para ilustrar el camino de la virya hacia la Verdad Desnuda de Sí Misma.

Primero, dejemos claro que Perséphone es un Mito referido al hombre. En los Misterios de Eleusis
y en los mitos órficos, y ahora, en los Misterios de Amort, el virya masculino deberá “ir al
Inframundo, al Hades”, en busca de su pareja original. Parménides y Orfeo entran al Tártaro, uno
buscando los banquetes de la “Diosa de Hierro”, y el otro, para rescatar a Eurídice, su espíritu. Este
Inframundo se entiende que es el Sí Mismo interior, el infierno de Nietzsche, más allá del
Inconsciente, de donde deberemos rescatar nuestra orientación, nuestro Vril, “que reviste la
forma de una Diosa antigua”. Es así, que Perséphone es Lillith, la Reina del Walhalla, del Hades. En
este sentido, se asemeja más a Kaly la negra y a Hela, pues está en su calidad de Espíritu Increado.
Mas, sin embargo, otra faz de la Diosa nos interesa por ahora, su rostro humano, de virya
femenina.

Para ello copiaremos de Wikipedia la descripción del Mito, que es bastante decente:

Queda claro que Perséphone, en primera instancia, era una doncella festiva, feliz y primaveral, la
diosa de la primavera, una mujer de carne, eva, que retozaba y disfrutaba de los jardines de este
mundo, de la Materia. Hades se le aparece, e-namorado de ella: Nimrod nos cuenta en la Novela
que Hades, señor del Inframundo, no es otro que Vides, señor de K´taagar, el Walhalla o Agartha.
A pesar de todo esto, en la Novela se da una breve interpretación del Mito desde la SH, pero con
orientación masculina, concluyendo que Perséphone es Freya, quién baja al Inframundo (el mundo
humano, de la Materia y el encadenamiento) para mostrar desde ahí el Misterio de la Muerte a los
Héroes (día vigesimoctavo de la Carta de Belicena). Esto último muy parecido a lo que dijimos
sobre los misterios griegos antiguo. Yo, sin embargo, haré otra distinta interpretación del Mito,
dirigida más a la virya femenina.
Como bien señala Nimrod, el Hades o Inframundo, corresponde a la degradación cultural del
Walhalla o Agartha, es decir, el Cielo de los Hiperbóreos, que es el Infierno de las almas, pero
luego, como dijimos, lo asemeja al mundo humano. Nosotros mantendremos este concepto así,
como Walhalla. Perséphone, como Freya-virya, se encuentra desorientada, necesita la ayuda del
Espíritu, y al igual que esta ayuda consiste para el virya masculino en Lillth y Kaly; a ella se le
“aparecerá” Hades, el Señor de la Muerte. Hades, como Vides rey de Agartha, significa aquí la
orientación absoluta, la hostilidad del Espíritu, la Negrura Infinita. Perséphone-Freya, en su
aspecto lumínico, es decir, creado, es RAPATADA por Hades, y llevada al Inframundo para reinar
junto a él como la Diosa de la Muerte. Es decir, a la virya, se le ha sido revelado el Misterio de la
Muerte, y ella será entonces libre en el Origen. Su esencia ya no será más la primavera, el Sol ni las
flores; sino los huesos, la oscuridad y la muerte. Hades la ha salvado, como Lillth-Kaly salva de la
vida cálida a los viryas masculinos. Es por un Misterio de Amort, que el mismo espíritu de Ella le ha
revelado su verdadera naturaleza, su condición de asesina metafísica, de Serpiente. Es así que,
como dijimos, Freya al igual que Navutan, vence la Muerte, y se transforma en Hela, la Señora de
las huestes inmortales.

Para terminar, nos preguntamos: ¿Qué sería Hades sin su Perséphone? ¿Navutan sin Freya? ¡Qué
sería de Lucifer sin su Amort, Lillth!

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