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Serie 17
Gaceta Judicial 9 de 31-jul.-2001
Estado: Vigente
VISTOS: Patricia Bastidas, por sus propios derechos y como Gerente y representante legal de la
Agencia de Viajes Etnotour Cía. Ltda., interpone recurso de casación de la sentencia dictada por la
Tercera Sala de la H. Corte Superior de Justicia de Quito, que reforma la del inferior y condena a la
compañía demandada al pago de la cantidad de 11.200 dólares de los Estados Unidos de América y
los intereses legales vigentes para dólares a partir de la fecha de citación con la demanda dentro del
juicio verbal sumario que, por cobro de dinero, propuso el contralmirante Carlos Gálvez Cortez en
contra de la recurrente, por sus propios derechos, y como representante legal de la Agencia de
Viajes Etnotour Cía. Ltda. Dicho recurso es concedido, por lo que el proceso sube a conocimiento de
la Corte Suprema de Justicia. Habiéndose radicado la competencia por el sorteo de ley en esta
Primera Sala de lo Civil y Mercantil, mediante auto de 13 de marzo del 2001 lo admitió a trámite y,
concluida la etapa de sustanciación de este proceso de casación, para resolver se considera.
SEGUNDO: En caso de que se acuse al fallo casado de hallarse incurso entre otras en la causal
segunda del artículo 3 de la Ley de la materia, este cargo se ha de examinar en primer lugar, a fin de
establecer si procede o no; si se la rechaza, es pertinente entrar al estudio de las causales restantes;
pero si prospera, le está vedado al juzgador de casación el seguir adelante con su análisis y entrar a
resolver sobre el fondo de la controversia, sino que, declarando la nulidad procesal a partir del
instante en que el vicio se produjo, ha de reenviar el proceso en cumplimiento de lo que dispone el
artículo 15 de la Ley de Casación. En su impugnación, el recurrente acusa al fallo de última instancia
de no haber analizado "la ilegitimidad de personería de la parte demandada, cuando la actora
demanda en el libelo inicial tanto a la compareciente como representante legal de la agencia de
viajes Etnotour, cuanto por mis propios derechos, siendo la legitimidad de personería una
solemnidad sustancial común a todos los juicios e instancias. El legítimo contradictor en la presente
causa, frente a la parte actora, es la persona jurídica denominada Etnotuor Cía. Ltda. y la
compareciente, por mis propios derechos, nada tiene que ver en la relación jurídica comercial
existente entre el propietario del yate Amigo y la agencia de viajes, por lo tanto, fue aventurado e
ilegal el presentar la demanda en mi contra, lo que conlleva a la existencia de ilegitimidad de
personería, pues es obvio que las acciones no pueden presentarse indiscriminadamente contra
cualquier persona que no tenga ninguna vinculación en el asunto litigioso, como en efecto ha
ocurrido. De tal manera que al incurrirse en ilegitimidad de personería, el proceso carece de validez,
por lo que el fallo ha dejado de aplicar el Art. 355 del Código de Procedimiento Civil ecuatoriano, en
concordancia con el Art. 358, y tercer inciso del Art. 359 del mismo cuerpo legal." Al respecto, se
anota: En la sentencia de última instancia, se lee en la parte resolutiva: "...se reforma la resolución
venida en grado y se dispone que Etnotour, por medio de su representante legal, pague a Carlos
Gálvez Cortez la suma de once mil doscientos dólares de los Estados Unidos de Norteamérica
($11.200,00), saldo del contrato que tuvo vigencia entre el 25 de diciembre de 1994 y el 6 de enero
de 1995, con el interés legal vigente para dólares desde la fecha de citación con la demanda. Por las
razones expuestas se desestima el pago de sesenta dólares, saldo de un segundo contrato y se
desecha la demanda respecto de Patricia Bastidas, por sus propios derechos" (fojas 101 vta.). De la
simple lectura de esta parte del fallo impugnado, se observa que la acusación de la recurrente
carece de sentido, ya que el tribunal ad quem precisamente revoca la parte de la sentencia de
primera instancia (fojas 92 vta.) en la que se mandaba a pagar la cantidad demandada tanto a la
sociedad demandada (Etnotour Cía. Ltda.) como a Patricia Bastidas, por sus propios derechos,
condenándose en segunda instancia únicamente a la sociedad demandada, Etnotour Cía. Ltda., para
que cancele por medio de su representante legal (sea quien sea la persona que ostente esta función
societaria a la época de ejecución: de la sentencia), la cantidad de dinero reclamada, es decir, se
condena a la persona jurídica al pago de las obligaciones contraídas para que las cancele a través
de su medio legítimo de expresión, o sea el órgano de actuación frente a terceros cual es el
representante legal. Además, se anota que la recurrente ha incurrido en la tan generalizada
confusión entre lo que constituye la falta de legitimatio ad processum o capacidad de las partes para
actuar por sus propios derechos o en representación de otra persona, con lo que constituye la falta
de legimatio ad causam, que consiste en que "...el actor debe ser la persona que pretende ser el
titular del derecho sustancial discutido, y el demandado el llamado por la ley a contradecir u
oponerse a la demanda, pues es frente a ellos que la ley permite que el juez declare, en sentencia
de mérito, si existe o no la relación jurídica sustancial objeto de la demanda, sentencia que los obliga
y produce cosa juzgada sustancial...", como lo ha declarado este Tribunal en múltiples resoluciones
(No. 405-99 de 13 de julio de 1999, Registro Oficial No. 273 de 9 de septiembre de 1999; No. 516-99
de 15 de octubre de 1999, R.O. No. 335 de 9 de diciembre de 1999; No. 314 de 25 de julio del 2000,
Registro Oficial No. 140 de 14 de agosto del 2000). Cuando hay falta de legitimación ad causam no
existe razón para declarar la nulidad procesal, ya que el proceso será perfectamente válido, sino que
ha de dictarse una sentencia desestimatoria por no existir la relación sustancial entre actor y
demandado. No procede, por lo tanto, el cargo de la recurrente de que el fallo se halla incurso en la
causal segunda del artículo 3 de la Ley de Casación.
CUARTO: Se imputa al fallo de que se halla incurso en el vicio tipificado en la causal primera del
artículo 3 de la Ley de Casación por no aplicación de varias disposiciones del Código de Comercio,
"que determina que el contrato de transporte marítimo por fletamiento debe ser otorgado
obligatoriamente por escrito, debiendo contener requisitos especiales, referentes a la calidad y
situación técnica de la nave, bandera, matrícula, nombre del capitán, contratantes, domicilio, cabida,
tonelaje, carga, precio convenido, tiempo para el pago, indemnizaciones por caso de demora; y,
varias adicionales" y que las disposiciones legales no aplicadas serían los artículos 763, 766, 789 y
808 del Código de Comercio. Al respecto, se anota: El actor fundamenta su pretensión en que
celebró con el demandado varios contratos de "charter" del yate "AMIGO I", con el fin de realizar
recorridos turísticos por las Islas Galápagos; que el demandado ha incumplido en el pago total del
que debía iniciarse el 25 de Diciembre de 1994 y concluir el 6 de Enero de 1995, así como un saldo
de sesenta dólares americanos del "charter" que debía iniciarse en la isla Baltra con 4 pasajeros
para comenzar el 14 de Agosto de 1995 y concluir el 18 de los mismos mes y año, una vez deducido
el monto de mil trescientos dólares correspondientes al anticipo para un tercer contrato que no llegó
a realizarse, por lo que reclama el pago del saldo adeudado y de los intereses de mora, y pide que la
acción se tramite por la vía verbal sumaria, por ser contratos de "turismo" y por lo tanto de naturaleza
mercantil. La parte demandada no concurrió a la audiencia de conciliación y contestación a la
demanda, por lo que la litis se trabó con la negativa simple de los fundamentos de la demanda, en
aplicación de lo que dispone el artículo 107 del Código de Procedimiento Civil ya que no existe
disposición contraria en la sección 23a. del título II del libro II del Código de Procedimiento Civil, que
trata del juicio verbal sumario, por lo que a la parte actora le toca la carga de la prueba de todas las
afirmaciones contenidas en su demanda (artículo 117 inciso primero), pudiendo la parte demandada
rendir pruebas contra los hechos propuestos por su adversario (artículo 118 inciso segundo). La
calificación del actor de que se celebraron válidamente contratos "de turismo" se tiene por
contradicha en virtud de la negativa simple de los fundamentos de la demanda que implica el silencio
del demandado y es materia de este recurso de casación ya que, según el recurrente, se trataría de
contratos de fletamento que conforme lo dispone el artículo 763 del Código de Comercio, debieron
celebrarse necesariamente por escrito, y que al no haberse celebrado por escrito no era admisible
otra prueba y los contratos mismos se deben tener como no celebrados, de conformidad con lo que
dispone el artículo 165 ibídem. Por lo tanto, es imperativo examinar la naturaleza de los contratos
SEXTO: El artículo 3 de la Ley Especial de Desarrollo Turístico dice: Actividades turísticas: Para
efectos de esta Ley se consideran actividades turísticas las desarrolladas por personas naturales y/o
jurídicas que se dediquen, a la prestación remunerada, de modo habitual o por temporada a una o
más de las siguientes actividades, ...e. Transportación turística, aérea, marítima, fluvial, lacustre,
terrestre y el arrendamiento de transportes aéreo, marítimo y de superficie, con fines turísticos". En la
SEPTIMO: La recurrente acusa al fallo de última instancia de hallarse incurso en la causal primera
del artículo 3 de la Ley de Casación, por haberse aplicado indebidamente e interpretado
erróneamente las normas contenidas en los artículos 30, 1590, 1595 y 1594 del Código Civil, ya que
el tribunal de última instancia, 1) "desconociendo el principio universal de que la mora purga a la
mora", no ha considerado en lo absoluto la alegación de la demandada (hoy recurrente) de que el
actor cayó también en incumplimiento contractual, por lo que al ser este contrato de carácter bilateral
y al estar las dos partes en mora, mal podía condenársele a cumplir con las obligaciones contraídas;
2) que de manera contraria a lo que determinan los artículos 30 y 1590 del Código Civil, la Corte
Superior ha considerado que los desperfectos sufridos por el yate de propiedad del actor son
resultado de un caso fortuito, cuando debía determinarse que esta clase de daños eran
perfectamente previsibles y por lo tanto, eran imputables al actor, lo que determina que él no tenía
derecho a proponer esta demanda para cobrar los haberes debidos por la demandada en virtud del
contrato celebrado; 3) finalmente, la recurrente argumenta que el tribunal ad quem ha olvidado que
en los contratos bilaterales, para que el deudor caiga en mora, debe ser requerido, lo que nunca se
dio en la especie, por lo que mal puede considerarse que la empresa demandada ha incurrido en
incumplimiento contractual. Respecto a estas tres acusaciones, se considera: a) Si se demanda con
fundamento en un contrato bilateral, es presupuesto material o sustancial de la sentencia favorable
que el actor por su parte haya cumplido o manifieste estar dispuesto a cumplir en el tiempo y forma
debidos, así lo ha declarado esta Sala en sentencia No. 254- 2001 de fecha 5 de julio del 2001,
dictada en el proceso de casación No. 198-2000. Si se niega simplemente los fundamentos de la
demanda, corresponde al actor probar que cumplió o que estuvo dispuesto a cumplir en el tiempo y
forma debidos, salvo que el demandado expresa o implícitamente admita que si se produjo el
cumplimiento de parte del actor. Ahora bien, en la especie, la demandada a lo largo de la prueba por
ella actuada se ha referido explícita y reiteradamente al crucero por las islas Galápagos que se llevó
a cabo entre el 25 de diciembre de 1994 y el 6 de enero de 1995, de igual forma en su recurso
OCTAVO: En cuanto a la causal tercera, la recurrente cita como normas infringidas los artículos 119,
123, 198 numeral cuarto y 203 del Código de Procedimiento Civil y hace las siguientes acusaciones:
1) En cuanto al artículo 119 del Código de Procedimiento Civil; por existir "aplicación indebida y
errónea interpretación de los preceptos jurídicos aplicables a la valoración de la prueba"; 2) Respecto
al artículo 123: "El Sr. Juez a quo negó la práctica de mis pruebas debidamente solicitadas y
ordenadas en el término legal, violándose de esta forma flagrante, la norma contenida en el Art. 123
del Código de Procedimiento Civil; 3) En cuanto al artículo 198 numeral cuarto: "La compareciente, a
fojas 71, 72, 73 de los autos, presenta el escrito de prueba, solicitando lo siguiente: Impugnamos
dentro del término establecido en el numeral cuarto del Art. 198 los documentos que la contraparte
presentó en su favor, por lo tanto su efecto jurídico fue bloqueado. Pedimos la revocatoria parcial de
la providencia que despachaba el escrito de prueba del actor, en las partes en que ordenaba la
confesión de mi cliente, sin que se califique previamente el texto de la confesión. Argumentamos en
la siguiente forma: Nuestro ordenamiento jurídico no establece el reconocimiento de un documento,
sino simplemente el de una firma y rúbrica"; 4) Respecto al artículo 203: La recurrente alega que el
tribunal ad quem ha aplicado indebidamente esta norma, porque a pesar de que dicha disposición
señala que las cartas dirigidas a terceros o por terceros, aunque en ellas se señale alguna
obligación, no serán admitidas para su reconocimiento ni servirán de prueba, el tribunal de última
instancia las ha considerado como probanza fundamental en este juicio. Sobre estos cargos, se
considera: a) El inciso primero del artículo 119 del Código de Procedimiento Civil dice: "La prueba
deberá ser apreciada en conjunto de acuerdo con las reglas de la sana crítica, sin perjuicio de las
solemnidades prescritas en la ley sustantiva para la existencia o validez de ciertos actos". Las reglas
de la sana crítica son reglas de lógica y de la experiencia humana suministradas por la psicología, la
sociología, otras ciencias y la técnica, que son las que dan al juez conocimiento de la vida y de los
hombres y le permiten distinguir lo que es verdadero y lo que es falso. Este artículo no contiene,
entonces, una regla sobre valoración de la prueba sino un método para que el juzgador valore la
prueba. El juzgador de instancia para llegar al convencimiento sobre la verdad o falsedad de las
afirmaciones de las partes concernientes a la existencia de una cosa o a la realidad de un hecho,
puede libremente acoger elementos de prueba aportados por los litigantes y, asimismo, desestimar
elementos de prueba aportados por ellos. El Tribunal de Casación no tiene atribuciones para rehacer
la valoración de la prueba realizada por el tribunal de instancia ni para pedirle cuenta del método que
ha utilizado para llegar a esa valoración que es una operación netamente mental, salvo que se
demuestre que se ha transgredido alguna norma de derecho relativa a la valoración de la prueba, o
que se acredite que indubitativamente la conclusión es arbitraria o absurda, lo que no ha ocurrido en
la especie.- Por lo dicho, una vez que no se observa en la sentencia transgresión de norma de
derecho positivo sobre valoración de la prueba, no procede el cargo mencionado.- b) El artículo 123
citado dice en su primer inciso que "El juez, dentro del término respectivo, mandará que todas las
pruebas presentadas o pedidas en el mismo término, se practiquen previa notificación a la parte
contraria". La recurrente dice que el juzgador de primer nivel "no nombró peritos traductores para
que realicen la traducción de los anexos que yo presente para comprobar el incumplimiento
DECIMO: Respecto de la acusación de que en el fallo casado se han transgredido las disposiciones
constitucionales contenidas en los artículo 23 (numerales 26 y 27) y 24 (numeral 17) de la
Constitución Política de la República, la Sala anota que los recurrentes simplemente se han limitado
a realizar esta afirmación, pero de modo alguno han explicado la manera como ellos estiman se han
producido las violaciones a los preceptos constitucionales, imputación de particular gravedad y
trascendencia, ya que al ser la Constitución Política de la República la norma suprema del Estado, a
la cual han de ajustarse todas las normas secundarias y las actuaciones de la autoridad pública y de
los ciudadanos, la afirmación de que se está desconociendo los mandatos contenidos en la
Constitución impone revisar en primer lugar y con especial detenimiento tal aserto, ya que de ser
fundado el cargo, todo lo actuado quedará sin valor ni eficacia alguna, por lo que no puede realizarse
ligeramente una afirmación de esta naturaleza, sino que se ha de proceder con seriedad,
responsabilidad y respeto tanto frente al texto constitucional como en relación con la autoridad y los
ciudadanos en general, conforme lo ha declarado este Tribunal en su Resolución No. 249-2001
dictada en el proceso de casación No. 44-2001, por lo que carece de asidero esta acusación. Por las
consideraciones que anteceden, esta Primera Sala de lo Civil y Mercantil, ADMINISTRANDO
JUSTICIA EN NOMBRE DE LA REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE LA LEY, casa parcialmente el
fallo dictado por la Tercera Sala de la Corte Superior de Quito el 13 de diciembre del 2000 y condena
a la Agencia de Viajes Etnotour al pago de la suma de nueve mil novecientos dólares de los Estados
Unidos de Norteamérica, más los intereses legales vigentes para dólares calculados a partir de la
fecha de la citación con la demanda.- En cumplimiento de lo que dispone el artículo 17, reformado,
de la Ley de Casación, entréguese el cincuenta por ciento de la caución constituida por la recurrente
a la parte perjudicada por la demora en la ejecución del fallo y devuélvase el otro cincuenta por
ciento a la parte recurrente.- Sin costas.- Notifíquese, publíquese y devuélvase.
f.) Drs. Galo Galarza Paz.- Santiago Andrade Ubidia. Ernesto Albán Gómez.