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LA MEDIDA DE TU FE

DIOS NOS HA DADO UNA FE PERSONAL Y ESPECIAL PARA SUPERAR NUESTROS


DESAFÍOS.
MATEO 15: 21-28
Cuando finalmente Jesús le dio el milagro de sanidad a la mujer cananea que pedía por su
hija, le dijo: “Grande es tu fe”.
JESUS No le dijo “grande es Mi poder” o la fe en general, sino que se refirió
particularmente a la fe de ella.
 Cada uno tiene su fe personal e intransmisible
 la fe particular puede usarse para todo, no solo para salir de problemas sino
también para avanzar en tus sueños y anhelos.
 No permitas que te llamen vanidoso, orgulloso o materialista si usas tu fe para
pedir por algo más que no sea un milagro de sanidad o provisión para pagar una
deuda grande.
 También podemos usar nuestra fe para cumplir nuestros sueños, por ejemplo,
fundar un negocio o viajar con nuestra familia. Pídele a Dios por lo que anhelas,
aun cuando no sea para salir de un conflicto.
 Cambia tu sistema de creencias para renovar tu fe
 La iglesia debe estar llena de gente bendecida por Dios (porque tiene fe)
 Cada uno usa la fe de acuerdo con su medida y circunstancia.

La cananea solo pidió salud para su hija y Salomón, en cambio, pidió sabiduría, pero si
hubiera estado enfermo seguramente le hubiera pedido salud.
Si el Señor te dice que le pidas lo que quieras, no te acerques con una falsa humildad,
no le pongas cara de bulldog suplicante y hambriento, ¡saca tu lista de deseos y pídele
con confianza!
 Los procesos que enfrentamos pueden ser más cortos de acuerdo con nuestra fe.
 Esa circunstancia puede tardar tanto como tu fe lo permita o se puede apresurar
tanto como tu fe la altere.
 Hay un pasaje que también dice que el justo vivirá por su fe. No por la fe en
general sino por la propia, la que se expresa en cada vida y en cada circunstancia.

Toma una pesa y haz ejercicio desarrolla tu fe personal

 Recibimos misericordia de muchas formas. Cuando pidas, hazlo con fe y seguridad


en que lo recibirás.
 No te acerques a Él como si fuera el departamento de quejas de una tienda, pues
el Señor ve nuestra fe, no nuestro llanto.
 Si estás angustiado, llora y desahógate, pero debes saber que no es llorando como
recibes.
Mateo 9:27-30: Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo:
¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los
ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces
les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Y los ojos de ellos
fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
 Ejemplos
 entran en una zapatería confiadas, seguras de lo que quieren y piden, no llorando
o suplicando por un par de zapatos.
 Admiro a las mujeres que obtienen los zapatos que quieren ¡aunque no sean de su
talla! Los piden y se los ponen convencidas de que serán suyos, sin importar que
luego sus adoloridos pies les pidan auxilio porque les quedan apretados.
 Pídele al Señor, usa tu fe con una sonrisa en los labios porque puedes estar
convencido de que quiere bendecirte.
La Palabra nos habla de una mujer que tenía doce años de padecer flujo de sangre y que
había gastado todo lo que tenía en buscar la cura a su enfermedad. Esto nos indica que
era una persona con recursos, porque no se haría la referencia si fuera poco lo que gastó.
Esto me hace pensar que, de hecho, cuando se recibe un milagro de sanidad también se
recibe uno de prosperidad porque ya no es necesario gastar en medicinas y hospitales.
Al entregarle nuestra vida a Jesucristo inmediatamente inicia un proceso de sanidad
espiritual y financiera
 Respecto a la mujer que padecía flujo de sangre, Jesús también habla de la fe que
ella tenía y que fue efectiva para salvarla incluso del castigo que le esperaba por
haber tocado a un hombre según la ley.

 Ella fue valiente y tocó a Jesús a pesar de que se arriesgaba a ser apedreada, sin
embargo, eso no la detuvo, acaso pensando primero en obtener su sanidad para
luego ocuparse del problema que implicaba haber faltado a la ley.

 Su actitud no solo nos enseña a tener valor para usar nuestra fe, sino también a
enfrentar uno a uno los problemas ya que no es posible resolver todo al mismo
tiempo.

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