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Por un lado, el barroco fue un período de la historia de la cultura en Occidente, que abarcó el siglo
XVII y principios del XVIII, con variantes según el proceso histórico de cada país. Además, fue un
estilo artístico engendrado por los cambios de paradigma de la época, que tuvieron repercusión en
la pintura, la escultura, la arquitectura, la música y la literatura.
En términos históricos, el barroco nació en una época de tensiones religiosas y políticas: entre
países católicos y protestantes, entre monarquías absolutistas y parlamentarias. Tuvo lugar en la
Europa occidental y en sus colonias americanas. En términos artísticos, constituyó un momento
intermedio entre el manierismo y el rococó.
1. Origen
Inicialmente el nombre se empleaba para referir a cierto estilo artístico recargado, grandilocuente,
excesivo.
Durante mucho tiempo fue empleado de manera despectiva, para referir algo recargado,
caprichoso, engañoso.
Según algunas teorías, el nombre proviene de la palabra usada en portugués para las perlas que
exhibían alguna deformidad o irregularidad (“barruecas”, en español).
Luego del siglo XIX, el término se revalorizó y desde entonces se emplea para referir a este período
y también a cualquier manifestación artística que contradiga los valores del clasicismo.
2. Historia
A lo largo estos 170 años el arte ganó en refinamiento y ornato, cultivando el gusto por lo
anecdótico, lo sorprendente, por el efectismo y las ilusiones. Estas características a menudo se
interpretan como un enfrentamiento más crudo entre la visión del artista y la realidad que lo
rodea.
En épocas posteriores se apreció el barroco como una forma “degenerada” del Renacimiento. Hoy
en día es considerado la negación simbólica y artística de lo clásico: donde este último era
masculino, racional y apolíneo, el barroco se propuso ser femenino, irracional y dionisíaco.
Formas opuestas de concebir el arte y la cultura.
3. Temas
Énfasis en la realidad. Prestaba atención al aspecto mundano de la vida: la cotidianidad, lo
efímero. Esto produjo una la “vulgarización” o mundanización del imaginario religioso en
los países católicos, especialmente fanatizados.
Cultura de la imagen. Aspiraba a generar la obra de arte total, que evidenciara el poder
dominante (en este caso el clero y la monarquía), pero no directamente, sino empleando
engaños y artificios que resumibles en la frase theatrum mundi: “El mundo es un teatro”.
Literatura:
Miguel de Cervantes
Calderón de la Barca
Lope de Vega
Tirso de Molina
Luis de Góngora
Francisco de Quevedo
John Donne
William Shakespeare
Laurence Sterne
Fuente: https://www.caracteristicas.co/barroco/#ixzz61hnGO7ww
Sobre la etimología de la palabra “barroco” han surgido innumerables teorías: algunos afirman
que proviene del apellido del pintor Federico Barocci, aunque también se defiende la hipótesis de
que esta definición provenga de la palabra barocchio, que en italiano hace referencia al fraude y a
la usura.
Una de las hipótesis más comunes fue la que afirmaba que “barroco” provenía de la
palabra baroco, que era utilizada dentro de la lógica escolástica para designar a un silogismo cuya
premisa mayor es afirmativa y universal, mientras que la menor es particular y negativa.
Esto quiere decir que, dentro de esta hipótesis, la palabra baroco”hace referencia a lo universal y a
lo bueno (impregnado de un fuerte matiz religioso). Esta perspectiva fue defendida por notables
estudiosos como Carlo Calcaterra y Benedetto Croce.
Así mismo, la palabra baroco adquirió un término peyorativo acuñado por los sectores humanistas
pertenecientes al Renacimiento, quienes despreciaban la lógica escolástica argumentando que sus
raciocinios eran absurdos y ridículos. Por ende, un argumento in baroco significaba una idea falsa
o tortuosa.
Posteriormente esta expresión fue trasladada al mundo de las artes para designar a un nuevo
estilo que, para los ojos de los humanistas convencionales, resultaba ridículo y falso.
Pensamiento
En México, la mano de obra indígena transmitió ciertos caracteres que recuerdan los de las artes
prehispánicas. En el siglo XVII, nació el estilo colonial, interpretación americana del Barroco, este
produjo una fabulosa cantidad de monumentos; el aporte indígena cobro jerarquía propia y
gradualmente los indios se adentraron en las creaciones arquitectónicas, primero como ayudantes
de sus maestros y luego crearon ellos mismos obras arquitectónicas resolviendo los problemas de
forma y color. Las ciudades mexicanas se poblaron con las muestras extraordinarias de este
movimiento como catedrales, templos, palacios, capillas, ayuntamientos y casonas.
Autores:
Sor Juana Inés de la Cruz fue una escritora y filósofa autodidacta mexicana,
nacida en San Miguel Nepantla. Fue una de las principales poetas del
Barroco. Conocida en vida como “La Séptima Musa”.
Góngora fue un poeta lírico español que, junto con su eterno rival
Francisco de Quevedo, es considerado uno de los más prominentes
poetas españoles de todos los tiempos.
Forma:
Soneto clásico (ABBA-ABBA-CDC-DCD) ; acento estrófico en 10; se omite en el análisis por ser
siempre el mismo.
Estilo:
Barroco peninsular, aunque escrito en México. Presenta tópicos españoles; no se presenta nada
que pueda llamarse “autóctono.”
Primer cuarteto
3. Melódico 3,6 Construcción del elogio que dará, posteriormente, pie para el cierre.
Segundo cuarteto
6. Heroico 2,6 Antítesis producida por el adjetivo. Verso anterior y presente funcionan como
epítetos; este en particular es meramente ornamental.
7. Sáfico 4,6 Elipsis del sujeto “rosa” y, pues no ha habido otro sujeto en las oraciones previas, se
asume que se trata aún del mismo. Encabalgante con el verso posterior.
8. Heroico 2,4,6 Verso encabalgado; completa el sentido del anterior. Pleonasmo en los
sustantivos (pues, aunque sí ha habido casos de triste cuna y alegre sepultura, es más común la
idea expresada aquí)
Primer terceto
10. Sáfico 2,4, 8 Califica al sujeto propuesto en el verso anterior y que, por no haberse presentado
otro hasta este momento, se asume sigue siendo la rosa. Muestra el miedo de la misma a morir;
aquí se plantea ya lo que será el cierre del soneto.
11.Heroico 2,6 Inicia el tramo final. Calificativos que, semánticamente, pueden asociarse con
“decadencia.” Encabalgante estrófico.
Último terceto
12. Sáfico 2,4,8 Encadena a la idea anterior con un encabalgado estrófico, además de afinidad
semántica.
13. Sáfico 4,6,8 Reaparece la muerte. La necia vida refiere a los vicios planteados en el terceto
anterior y a la condición de mortal que se anuncia en los versos precedentes.
14. Sáfico 2,4,8 Fin de la argumentación de la poetiza; término de la deconstrucción del
planteamiento, que ahora parece más ironía. Aquí hay eco del décimo verso y se aclara el por qué
tenía miedo de morir la flor: con su muerte revélase podrida.
Sentido:
La flor, como metáfora otra vez de vida, aparece en este soneto de Sor Juana. Aunado a ésta, se
presenta la vanidad como parte de las rosas —entiéndase por ello también a la humanidad; para
prueba véase el título del mismo— y cómo, pese a todo, la muerte puede más. El primer cuarteto
nos dice que la rosa es maestra de la hermosura; sin embargo, el elogio se desmorona desde el
segundo cuarteto; desde que compara a la rosa con el hombre, donde inicia, además, la censura
moral. Sigue después la deconstrucción del elogio primigenio en los tercetos: Sor Juana nos dice
que la rosa no pasa de ser vanidad, y que por y en sí misma no puede superar a la muerte; que
nada hay en la soberbia que la muerte no supere.