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¿Qué dice Dios sobre la unidad?


Por Ganoune Diop, director del departamento de Asuntos
Públicos y Libertad Religiosa de la Asociación General
Los adventistas del séptimo día me hacen preguntas cuando
descubren que yo representé a la Iglesia Adventista en las
Naciones Unidas y en reuniones de organizaciones ecuménicas
cristianas.
¿Cómo ven exactamente los adventistas la unidad cristiana, las
relaciones y el ecumenismo?, preguntan. ¿Por qué los adventistas
eligen aceptar y mantener el estatuto y no los miembros entre las
organizaciones ecuménicas cristianas? ¿Por qué los adventistas
eligen mezclarse con otros cristianos y no cristianos mientras se
abstienen de hacerse miembros de entidades cristianas
organizadas y religiosas ecuménicas?
Mi respuesta es sencilla: Es legítimo que todas las personas se
unan de buena voluntad para salvar vidas, proteger vidas y afirmar
la importancia y la sacralidad de la vida. Además es urgente que
todas las personas se asocien para hacer de este mundo un lugar
mejor para todos los seres humanos, contribuyendo para una
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mejor salud, educación y trabajo humanitario en toda la dignidad,


libertad, justicia, paz y fraternidad.
Cómo relacionarse con otros
La cofundadora de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Elena G.
de White ofrece consejos prácticos sobre el arte y ciencia de
relacionarse con cristianos de otras denominaciones.
Aquí están tres consejos:
No denuncie a otras denominaciones. “Cuando algunos de los
que carecen del Espíritu y del poder de Dios entran en un nuevo
campo, empiezan denunciando a las demás denominaciones,
pensando que pueden convencer a la gente de la verdad
presentando las inconsistencias de las iglesias populares. En
algunas ocasiones, puede parecer necesario hablar de estas cosas,
pero en general ello no hace sino crear prejuicios contra nuestra
obra, y cierra los oídos de muchos que de otra manera podrían
haber escuchado la verdad. Si estos maestros estuviesen
íntimamente relacionados con Cristo, tendrían sabiduría divina
para saber cómo acercarse a la gente” (Testimonios para la iglesia,
t. 4, p. 527).
“Al entrar en un lugar, no debemos erigir barreras innecesarias
entre nosotros y las otras denominaciones, especialmente los
católicos, de manera que ellos piensen que somos sus enemigos
reconocidos. No debemos crear prejuicios en sus mentes en forma
innecesaria, haciendo una incursión contra ellos. Hay muchas
personas entre los católicos que viven de acuerdo con la luz que
tienen, en un grado mucho mayor que muchos de los que
pretenden creer la verdad presente, y Dios los probará a ellos tan
ciertamente como nos ha probado a nosotros” -Manuscrito 14,
1887 (El evangelismo, p. 109).
“Profesamos tener más verdad que las otras denominaciones;
pero si esto no nos lleva a una mayor consagración, a una vida más
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pura y santa, ¿de qué beneficio nos resulta? Sería mejor para
nosotros no haber visto nunca la luz de la verdad que profesar
aceptarla y no ser santificados por ella” (Testimonios para la
iglesia, t. 5, p. 584). Todos los servicios y actividades de la Iglesia
Adventista del Séptimo Día procuran promover la vida, y vida en
abundancia. En el cumplimiento de la misión de la iglesia, los
adventistas se mezclan con otras organizaciones cristianas. En
referencia a su posición en organizaciones cristianas mundiales, la
Iglesia Adventista ha mantenido el estatuto de observadora en
reuniones y ha estado abierta a ser colaboradora de otras iglesias
en áreas que no comprometen su identidad, misión y mensaje. La
regla de oro es no mantener la condición de miembros en
cualquier entidad ecuménica que erradique o niegue la voz
adventista distintiva con referencia a la soberanía de Dios, el
Creador, el sábado y la segunda venida de Jesús.

En principio, los adventistas eligen no estar involucrados en


relaciones doctrinarias con otras iglesias por causa de la adhesión
adventista a una posición holística e integrada con las doctrinas
bíblicas que los adventistas consideran haber sido dejadas de
lado, alteradas u olvidadas en el curso de la historia de la iglesia.

Dicho esto, la unidad no es una mala palabra. Los adventistas


valoran la unidad así como Dios la valora. La unidad está
fundamentada en la existencia de Dios Padre, Dios Hijo y Dios
Espíritu Santo. Los adventistas promueven la unidad para el bien
de la misión, para que Cristo sea conocido por todos los grupos
étnicos, lenguas, tribus y naciones. Los cristianos también pueden
unirse para hacer del mundo un lugar mejor a través de la
promoción de la salud, educación, trabajo humanitario y la
promoción y protección de los derechos humanos.
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Lea “El Presidente de la Iglesia Adventista Organiza el Primer


Encuentro con Jefe de la ONU”

Pero los cristianos deben tener en mente que ellos van a perder
su vocación principal si no se unen para defender y modelar los
valores espirituales afirmados en el evangelio eterno. Las virtudes
teológicas de la fe, la esperanza y el amor son supremas en el
mandato cristiano y un regalo para el mundo. Esas virtudes
pueden florecer mejor cuando la libertad religiosa es una realidad.
La libertad religiosa para los adventistas es el antídoto para el
ecumenismo sincretista y un llamado para abrazar la verdad con
la inalienable libertad de conciencias, la libertad de religión o
creencia, la libertad de expresar públicamente sus creencias, la
libertad de invitar a otras personas a compartir sus convicciones o
para unirse a su comunidad de fe.
Una mirada más atenta al ecumenismo
Un conjunto sutil de temas interrelacionados en el área de las
relaciones intereclesiásticas e interreligiosas que necesita de
mucha claridad es el asunto de la unidad, unidad visible y
ecumenismo. Otras palabras surgen a veces en la conversación
como si ellas quisieran decir lo mismo. Ellas son colaboración,
participación y diálogo intereclesiástico o interreligioso.
La palabra “ecumenismo” se usa de manera diferente en varios
contextos. La palabra puede referirse a la unidad entre las iglesias
cristianas del mundo, pero las personas generalmente la usan
para describir un sentimiento general de relaciones cordiales,
diálogo o participación para un proyecto.
Históricamente, los primeros concilios de la iglesia fueron
llamados ecuménicos en el sentido de que muchas iglesias
interactuaban para definir la ortodoxia. Ese no es el sentido que
se le da hoy. Algunas denominaciones, tales como las Iglesias
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Católica y Ortodoxa, lo usan en este sentido porque creen que


ellos son los que garantizan la ortodoxia. Pero colocar un rótulo a
cualquier participación entre los cristianos como ecumenismo
doctrinal puede ser desinformado, descortés y forzado. La
honestidad espiritual también es necesaria en la identificación y
evaluación del contenido real de las relaciones intereclesiásticas.

Definición de Unidad
El concepto de unidad tiene una base bíblica y teológica sólida. La
bendición que Dios pretendía esparcir a través de Abraham y de
sus descendientes estaba destinada a todas las familias de la
tierra. Dios quiere que todo su pueblo experimente la unidad
doctrinaria.
Eso nunca se concretó en medio de su pueblo del pacto, Israel. La
creencia en la resurrección de los muertos, por ejemplo, no era
compartida por todos los israelitas. El Nuevo Testamento
menciona que los saduceos no creían en la resurrección de los
muertos. Hoy, la unidad se entiende de manera diferente ente las
varias iglesias cristianas. Para los católicos, por ejemplo, la unidad
incluye el concepto de comunión de los santos, o sea, tanto los
que están vivos como los que están muertos.
En la Enciclopedia Católica, la comunión de los santos está descrita
como “la solidaridad espiritual que une a los fieles en la Tierra, las
almas en el purgatorio y los santos en el cielo en la unidad
orgánica de la misma entidad mística bajo Cristo, su cabeza. […]
Los participantes en esa solidaridad son llamados santos en razón
de su destino [cielo] y de su participación en los frutos de la
Redención”.
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Con este ejemplo en mente, la unidad de la iglesia global solo


podría ser una realidad si todos los cristianos adoptaran la visión
católica en la comprensión de la realidad o si todos los católicos
desistieran de sus creencias más profundas.
Sin embargo, hay mucho que une a los cristianos, comenzando
con la fundación de la propia unidad.

La unidad es costosa al corazón de Dios. Todo el plan de la


salvación demuestra la determinación de Dios de unir su familia
dividida y dispersa, que él creó a su imagen. La unidad está
fundamentada en el ser de Dios que es Trinidad: una unidad en la
Trinidad.

La muerte de Jesús fue propuesta para reunir los pueblos en uno


solo. En Juan 17, Jesús oró por la unidad para el bien de la misión
para que el mundo pueda creer. El Espíritu Santo fue dado para
sellar la unidad en la misión.
Contribuciones adventistas a la unidad
Los adventistas unen a Dios en todo lo que Dios está haciendo en
el mundo por su salvación. Dios evangeliza (Gálatas 3:8), así como
nosotros. Dios tiene el compromiso de unir el mundo entero bajo
el señorío del Salvador Jesucristo. Nosotros nos unimos a Dios
para cumplir sus propósitos de levantar a Dios, el Hijo, para que el
mundo sea salvo.
Los adventistas están comprometidos a llamar a todos los pueblos
a fijar los ojos en Jesús (Hebreos 12:1). Les recuerdan a todos los
cristianos lo que constituye la confesión central desde los tiempos
apostólicos y que también está presente en el credo cristiano más
antiguo: la Segunda Venida de Jesucristo.
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El principio que informa las relaciones adventistas con otros


cristianos tiene dos aspectos inseparables: verdad y libertad
religiosa. La cofundadora de la Iglesia Adventista Elena G. de
White resaltó esto en Los hechos de los Apóstoles, al escribir: “El
estandarte de la verdad y de la libertad religiosa sostenido en alto
por los fundadores de la iglesia evangélica y por los testigos de
Dios durante los siglos que desde entonces han pasado, ha sido,
para este último conflicto, confiado a nuestras manos. La
responsabilidad de este gran don descansa sobre aquellos a
quienes Dios ha bendecido con un conocimiento de su Palabra.
Hemos de recibir esta Palabra como autoridad suprema. Hemos
de reconocer los gobiernos humanos como instituciones
ordenadas por Dios mismo, y enseñar la obediencia a ellos como
un deber sagrado, dentro de su legítima esfera. Pero cuando sus
demandas estén en pugna con las de Dios, hemos de obedecer a
Dios antes que a los hombres” (p. 56).

Pero fundamentalmente los adventistas comprenden su misión,


como su nombre lo sugiere, la de destacar la verdad de la Segunda
Venida como la esperanza del mundo para finalmente abrazar la
libertad de la muerte del mal, que traerá la justicia y la paz. Esas
convicciones son las razones por las que los adventistas enfatizan
la Segunda Venida y un mensaje de curación.

Los adventistas comprenden las palabras de Jesús que llama a sus


discípulos “sal y luz” (Mateo 5) para aplicarlas también a ellos.

Cada aspecto de la participación adventista con cualquier


institución, agencia u organización, ya sea eclesiástica, política, se
basa esencialmente en la razón de la existencia de la iglesia: llevar
esperanza a la humanidad enredada en todo tipo de mal. Para
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cumplir esa misión, los adventistas participan del método de


Jesús: “Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar
a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien
deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus
necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía:
“Seguidme.” (El ministerio de curación, p.102).

Jesús sirvió a las personas, las curó y las alimentó sin amarrarlas.
Él les hizo conocer y sentir que estaban libres para elegir su futuro
con o sin él. La libertad de consciencia es importante para él. Sin
esa libertad ninguna alianza es genuina. Eso ocurre porque el
amor no puede ser forzado.
Los adventistas y las relaciones intereclesiásticas.
Los adventistas reconocen a otros cristianos como miembros
genuinos del cuerpo de Cristo. Pero, los adventistas no poseen
filiación estructural formal en organizaciones ecuménicas,
principalmente para fines de libertad religiosa. La participación en
un cuerpo ecuménico limitaría la libertad de compartir sus
convicciones con todos los demás, y así pondría en riesgo una
misión universal del fin de los tiempos, como los adventistas la
entienden.

Los adventistas no forman parte de organizaciones ecuménicas


que requieren adhesión, pero les gusta el estatus de huésped u
observador en las reuniones.

La asociación con otras denominaciones cristianas está de


acuerdo con la visión de la Iglesia Adventista en relación a otros
cristianos. Elena de White, al escribir sobre la temperancia, dijo de
los líderes de otras denominaciones: “En otras iglesias hay
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cristianos que se destacan en defensa de los principios de la


templanza. Debemos procurar acercarnos a estos obreros y
preparar el terreno para que nos acompañen. Debemos invitar a
hombres grandes y buenos a que apoyen nuestros esfuerzos por
salvar lo que se ha perdido” (Testimonios para la Iglesia, t. 6, p.
115).

En referencia a la oración, White dijo: “Nuestros ministros deben


procurar acercarse a los ministros de otras denominaciones. Oren
por ellos y con ellos, pues Cristo intercede en su favor. Tienen una
solemne responsabilidad. Como mensajeros de Cristo, deben
manifestar profundo y ferviente interés en estos pastores del
rebaño” (ibíd., p. 84).

De acuerdo con el consejo del párrafo anterior, la Asociación


General, el organismo administrativo de la Iglesia Adventista
mundial, escribió en los Reglamentos Eclesiástico-Administrativos
de la Asociación General que los líderes de la Iglesia “reconocen a
todas las agencias que exaltan a Cristo ante los hombres como
parte del plan divino para la evangelización del mundo, y […]
mantener en alta estima a hombres y mujeres de otras
confesiones que están empeñados en ganar almas para Cristo”.
Justificaciones para rechazar el ecumenismo

La unidad, aunque claramente deseada por Dios, no es el valor


supremo. La lealtad hacia la verdad de Dios tiene preeminencia.

La Iglesia Adventista y varias otras denominaciones que no se


unieron a entidades ecuménicas organizadas como doctrina se
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oponen al ecumenismo como doctrina o como un objetivo para


fundir las iglesias cristianas en una iglesia mundial, que conduce a
la pérdida de identidad denominacional distintiva. Además, los
adventistas y otros creyentes no se adhieren a los convenios
sincretistas que disminuirían la importancia y el peso de la verdad,
especialmente cuando las creencias en algunas iglesias no pueden
estar en armonía con la verdad bíblica revelada.

La preocupación principal de los adventistas es que queden


impedidos de compartir sus convicciones con cada persona,
independientemente de la creencia religiosa o filosófica. Eso es
fundamentalmente una cuestión de libertad religiosa. Los
cristianos no pueden cuestionar el derecho a la libertad religiosa
o de creencia mientras hasta el mismo mundo secular aceptó este
derecho humano fundamental y de valor.
Conclusión

A pesar de considerar a otros cristianos como hermanos en Cristo,


el principio que le impide a la Iglesia Adventista mundial ser
miembro de una unión organizada de iglesias como el Consejo
Mundial de Iglesias, es el de la libertad religiosa. La libertad
religiosa implica el derecho irrestricto de compartir sus propias
convicciones religiosas y el derecho de invitar a otras personas a
participar de su propia tradición cristiana sin ser acusado o
rotulado como un proselitista.

Los adventistas del séptimo día apoyan la unidad cristiana al


unirse al Dios Trino que está determinado a reunir a las personas
que creó a su imagen. El propósito de todo el plan de salvación es
la restauración de la imagen de Dios y la reunión de aquellos que
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él salva. La unidad está fundada en Dios. Con esa finalidad Cristo


Jesús vino a esta Tierra para unir a todas las familias de la Tierra.

La unidad doctrinaria entre las iglesias cristianas es indescriptible


e inaccesible a menos que las iglesias pierdan sus creencias
distintivas y se junten a una de las tradiciones de la iglesia, ya sea
católica, ortodoxa, protestante, anglicana, reformada, evangélica,
pentecostal o adventista.

La libertad religiosa o de creencia es un don de Dios no negociable


que debe caracterizar la libertad de cada persona cristiana o
comunicad para compartir sus convicciones con otros, para invitar
a otros a participar de su tradición cristiana. Obviamente, para el
bien de la misión, los cristianos pueden juntarse para dar
testimonio de Cristo a un mundo que necesita de él con urgencia.

Ganoune Diop fue elegido director del departamento de Asuntos


Públicos y Libertad Religiosa de la Asociación General en el
Congreso de la Asociación General en julio de 2015. Se integró
como director asociado del departamento y representante de la
Iglesia Adventista para relaciones interreligiosas y comunicación
con las Naciones Unidas en 2011.
Veintisiete maneras como los adventistas pueden incentivar la
unidad cristiana. Aquí están 27 aspectos de la unidad cristiana en
los cuales los adventistas pueden participar legítimamente.

Unidad en la confianza de la visión cristiana de Dios, un


Ser supremo que está abierto a los seres humanos, un Dios
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que es amor y que ama a los seres humanos que él creó a


su imagen. Unidad en la convicción de ser amado por Dios.
Unidad en la necesidad de tener la mente de Cristo.
Unidos en la identidad común: una humanidad nueva
recreada a la imagen de Jesucristo, para la gloria de Dios el
Padre, a través del Espíritu Santo. Unidad teológica sobre
abrazar la identidad de Dios revelada en la Escritura como
Trinidad.
Unidad en un bautismo en el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo.
Unidos en dar el fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5).
1. Unidos en la alegría de Jesús, la que Jesús hace
completa en todos sus discípulos de ayer y de hoy.
Unidad en la comprensión de que nuestra vocación
principal es amar a Dios con todo nuestro ser y a nuestro
prójimo como a nosotros mismos.
Unidos en participar en la misión de Dios, que consiste
en testificar de Cristo como Señor y Salvador. Unidad de
propósito en la misión de Dios.
Unidos en la comprensión de la realidad metafísica y en
la controversia espiritual entre el bien y el mal, Cristo y
Satanás.
Unidos en resistir al mal y en abstenerse de perjudicar a
otros.
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Unidos en la experiencia de la tribulación, en el reino y


en la perseverancia paciente de los que están en Jesús
(Apoc. 1:9).
Unidad para el trabajo humanitario o unidad para
ayudar a mejorar la condición de vida de nuestros vecinos
y una expresión de solidaridad con nuestros hermanos y
hermanas en humanidad.
Unidad para promover la temperancia que fue
recomendada con énfasis por los fundadores de la Iglesia
Adventista del Séptimo Día.
La unidad en la promoción de la libertad, igualdad y
fraternidad como parte del mandato internacional
ratificado por las Naciones Unidas.
Unidad en la determinación de defender la dignidad de
cada persona, la unidad de valores es obligatoria para los
que creen que los seres humanos son creados a la imagen
de Dios de acuerdo a su semejanza.
Unidad en estar comprometido con la no violencia es
parte de rehusarse a violar el derecho de las personas a la
paz y a la dignidad de todas las dimensiones de su
personalidad.
Unidad en trabajar en paz por la justicia y la
reconciliación es un mandato que Jesús dio a todos sus
discípulos en su famoso discurso en el Sermón del Monte.
Unidad en la construcción de la paz.
Unidad en servir a las comunidades para mejorar las
condiciones de vida de los semejantes. Unidad en la
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solidaridad con la familia humana es una parte


incontrovertible del evangelio cristiano. El amor a Dios y el
amor al prójimo se expresan de formas tangibles o
concretas en ayudar a las personas que enfrentan desafíos
económicos.
Unidad en aliviar el sufrimiento humano, y restaurar a
las personas para la salud completa es el evangelio en
acción. Era parte del ministerio de Jesús, porque él no solo
proclamó las buenas nuevas sino que también hizo de las
buenas nuevas una realidad sanando a las personas.
Unidad en trabajar por la atención integral de la salud y el
respecto a la dignidad humana es parte del ministerio de
restauración, el objetivo de la salvación.
Unidad en la promoción de la temperancia como parte
de la educación para la responsabilidad.
Unidad en la promoción de la vida. Este tipo de unidad
puede trazar un amplio consenso e integrar a personas de
buena voluntad y compasión de varios orígenes filosóficos
y religiosos.
Unidad en la defensa de la sacralidad de cada persona.
La unidad de las iglesias en la misión para el bien de
elevar a Jesucristo ante el mundo parece encontrar
consenso entre los cristianos de varias denominaciones. El
milagro de la participación en la misión ya tiene una base
sólida entre las denominaciones históricas y las más
recientes. Esa unidad para el propósito de testificar de
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Cristo no debe llevar a subestimar las diferencias


doctrinarias.
Unidad en practicar y predicar las enseñanzas de
Jesucristo (Bienaventuranzas).
Unidad en estar protegidos y cuidados por Dios (la
oración del Señor).
Unidad en rechazar la práctica de la parcialidad
(Santiago 2).
Unidad en someterse a Dios y contra los conflictos, la
violencia y las guerras (Santiago 4).

Seis zonas de peligro para la unidad

El compromiso por el bien de la unidad significaría la


pérdida de identidad en estas seis áreas. Los adventistas
están decididos a no sacrificar sus convicciones
fundamentales por el bien de la unidad.

Unidos en estar fundamentados en las Escrituras, como


revelación del carácter de Dios y su voluntad absoluta.
Unidad epistemológica. La centralidad de la Biblia como
una fuente de revelación del carácter, voluntad y
propósitos de Dios es primordial para los adventistas del
séptimo día.
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Unidos en nuestra fidelidad a la verdad bíblica como la


única fuente de doctrinas: Unidad doctrinaria.
Unidos en vivir y proclamar el mensaje de los tres
ángeles: Temer a Dios, darle gloria y adorarlo con fidelidad
firme (unidad profética-escatológica).
Unidos en comunión con el Sumo Sacerdote Celestial. A
los adventistas se les ha confiado la verdad de la elevada
función sacerdotal de Jesucristo.
Unidos en la bienaventurada esperanza de la Segunda
Venida y en la expectativa del Rey de reyes y Señor de
señores que traerá completa sanidad, justicia, paz y
comunión eterna.
Unidos en formar parte del movimiento de resistencia
del fin de los tiempos, con personas determinadas a adorar
solo a Dios, independientemente de lo que esa posición
pueda costarles. Este es el lugar donde la libertad
desempeña un papel fundamental. La libertad religiosa es
un antídoto para el ecumenismo eclesiástico no basado en
la verdad y en la libertad. Los adventistas valoran la
libertad fundamental de la libertad religiosa, que incluye la
libertad de promover y propagar la fe a todo el mundo, en
cualquier lugar y en cualquier momento, sin coerción,
intimidación o manipulación.

Ganoune Diop, director del departamento de Asuntos


Públicos y Libertad Religiosa en la Asociación General,
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sirvió como representante de la iglesia junto a las Naciones


Unidas por cuatro años. Imagen Jorg Hackemann /
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