Nora Aquín

El Trabajo Social en Argentina viene avanzando decididamente en

el campo de la investigación social, tanto en términos cuantitativos
como cualitativos. Ello nos fortalece como profesión, al situamos
no solamente en el plano de la atención de las necesidades, sino de
su argumentación vdefinición. Prácticas y experiencias
Sabemos que existen distintas instancias institucionales para de investigación
desarrollar la investigación. la presente publicación da cuenta de
las producciones alcanzadas en el Programa de Promoción de la desde el Trabajo Social
Investigación, de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad
Nacional de Córdoba, que ha generado un espacio de convergen•
cia entre docentes-investigadores, colegas del ejercicio profe-
sional vestudiantes, en torno a interrogantes que surgen desde los
distintos espl:ios de intervención. Creemos que allf radica su
riqueza, v por eso pretendemos abrir el camino hacia la consti-
tución de redes que, al compás de su crecimiento, impulsen la
reflexión vla creatividad en el día a dfa de las teorías vprácticas de
intervención social.

ISBN 950-802-217-5

EDITORIAL
1
9 789508 02 2 172 EDITORIAL
Reconstruyendo
·1o social
Prácticas y experiencias
de investigación
desde el Trabajo Social

UNIVERSIDAD DEANTIOQUIA
BffiLIOTECA CENTRAL <
 Colección CIENCIAS SOCIALES
NOVEDADES
Gerencia social.
Un análisis crítico desde el Trabajo Social
Freddy Esquivel Corella
La sociedad de beneficencia.
Lo oculto en la bondad de una época
Alejandra Facciuto
El Trabajo Social y la Cuestión Social.
Crisis, movimientos sociales y ciudadanía
Reconstruyendo
Silvia Femández Soto (coordinadora)
Búsquedas del Trabajo Socia/latinoamericano.
Urgencias, propuestas y posibilidades
lo social
Ana Ruiz (coordinadora)
Trabajo Socia/latinoamericano.
A 40 años de la Reconceptualización Prácticas y experiencias
Norberto Alayón (organizador)
La profesión de Trabajo Social. ¿Cosa de mujeres?
de investigación
Estudio sobre el campo profesional desde la perspectiva
de los trabajadores sociales
desde el Trabajo Social
Alicia Genolet (directora)
Trabajadores sociales en la historia.
Una perspectiva transformadora
Carina Berta Moljo Nora Aquín
Abuso sexual y malos tratos contra niños, niFzas y adolescentes. (Coord inadara)
Perspectiva psicológica y social
Eva Giberti (compiladora)
La institucionalización de la locura.
La intervención del Trabajo Social en alternativas de atención
Lucía del Cannen Amico
Glosario de Temas Fundamentales en Trabajo Social
Carlos Eroles (coordinador)
Reconstruyendo lo social.
Prácticas y experiencias de investigación desde el Trabajo Social
N ora Aquín (coordinador)

EDITORIAL
Buenos Aires
 Reconstruyendo lo social : prácticas y experiencias de investigación
desde el trabajo social 1 coordinado por Nora Aquin - la ed. -
Buenos Aires : Espacio Editorial, 2005. Introducción
192 p. ; 23x16 cm. (Ciencias Sociales)

ISBN 950-802-217-5

l. Trabajo Social. l. Aquin, Nora, coord.

CDD 361.3

La presente publicación es producto de un conjunto de investigaciones

desarrolladas en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de
Córdoba, en el marco del Programa de Promoción de la lnvestigación 1 , el
cual surge a partir de la constatación de la existencia de un conjunto de ac-
ESPACIO tividades de investigación generadas por egresados de la Escuela de Traba-
EDITORIAL jo Social, sean docentes o en ejercicio profesional que, al no contar con un
editora - distribuidora encuadre institucional que las avalen, permanecen como una producción
importadora - exportadora oculta, carentes de reconocimiento y de posibilidades de difusión.
Simón Bolívar 547, 3° p. Of. 1
(C 1066AAK) El Programa tiene los siguientes objetivos:
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Tel.: (011) 4331-1945 • Propiciar el desarrollo de investigaciones en la Escuela de Traba-
E-mail: espacioedit@ciudad.com.ar jo Social.
www.espacioeditorial.com.ar • Generar espacios de inclusión de investigadores en calidad de di-
rectores, co-directores o integrantes de equipo.
Corrección: Ernesto Gutiérrez • Reconocer a través de aval académico el desarrollo de investiga-
Diseño de Tapa: DONAGH J MATULICH ciones relacionadas con el campo problemático de Trabajo Social.
Composición y armado tipográfico: DONAGH J.MATULICH
• Favorecer la circulación de resultados a través de los distintos es-
Coordinación y Producción Editorial: O~valdo Dubini
pacios de difusión y publicación de la Universidad Nacional de
Córdoba.
La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea,
idéntica o modificada, escrita a máquina, por el sistema "multigraph", mimeógrafo,
En síntesis, el Programa apunta a generar el reconocimiento y recu-
impr~so por fotocopia, fotoduplicación, etc., no autorizada por los editores, viola
derechos reservados. Cualquier utilización debe ser previamente solicitada. peración de investigaciones desarrolladas por docentes y profesionales
de Trabajo Social, incorporar a las nuevas generaciones a la aCtividad de

1a edición, 2006.
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina.
1. Aprobado por el Consejo Consultivo de nuestra Escuela en el año 2002, convoca anu~l­
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723 mente a aquellos equipos de investigación que desarrollan proyectos en el campo del TrabaJO
Social, y que desean obtener aval académico para los mismos. Para ello, son condiciones que
© 2006 Espacio Editorial la dirección esté a cargo de un docente de la Escuela de Trabajo Social, que los grupos se inte-
gren con egresados insertos en el ejercicio profesional, docentes, adscriptos y estudiantes de
ISBN: 950-802-217-5 la Escuela, y que los temas de investigación tengan relación con el campo de nuestra profe-
sión. Los proyectos son evaluados con participación de evaluadores externos, siendo ésta una
condición necesaria para el otorgamiento del aval académico.

5

Reconstruyendo lo social
investigación, como asimismo estimular aquellas pro1ducciones que no se
encuadran totalmente en los sistemas de habilitacjón vigentes, no obs-
tante la calidad de sus resultados.
La experiencia desarrollada hasta el momento nos permite recoger
resultados fructíferos y prometedores, en tanto cada año son más los
equipos interesados en insertarse en el Programa, y que logran produc-
ciones de excelencia. Como podrá apreciarse, la mayoría de los capí-
tulos da cuenta de problemas que se presentan en el ejercicio profe-
sional cotidiano. Y ello hace retroceder -a nuestro criterio- la vieja
dicotomía entre ejercicio profesional y academia, o entre quienes ejer-
cen la profesión y quienes investigan, y permite una articulación de
funciones entre intérpretes y expertos, que redunda en el desarrollo del
campo del Trabajo Social en sus dimensiones de docencia, investiga-
ción y atención de problemas.
El capítulo 1 intenta problematizar el estado actual de la investiga-
ción en Trabajo Social, señalando algunas fortalezas y debilidades, y for-
mulando algunas propuestas en dirección al avance cuantitativo y cuali-
tativo en el área de producción de conocimientos.
En el capítulo 2, Patricia Acevedo aborda la delicada relación entre
investigación e intervención. Partiendo de la premisa de que hoy ya no
resulta necesario fundamentar la importancia de la investigación, re-
construye sintéticamente la. trayectoria de esta relación, para diferenciar
sus lógicas específicas e identificar desafíos a futuro.
·En el capítulo 3, Nora Britos y el equipo dirigido por ella examinan
la vigencia de los derechos sociales en nuestro contexto a partir de una
evaluación del potencial desmercantilizador de los principales programas
sociales dirigidos a trabajadores desempleados. Para ello, analizan las
normativas de acceso a los programas, la tasa de sustitución de ingre-
sos y la posición de los sujetos en relación con los derechos. Ello les per-
mite considerar la mayor o menor subordinación 1 autonomía del sujeto
respecto del trabajo, que se expresa tanto en Los arreglos normativos que
regulan la relación laboral como en todos aquellos arreglos instituciona-
les que instituyen protecciones sociales.
El capítulo 4 da cuenta de los resultado? d~ ~na~ inyestigª~JPI1 diri-
gida por María Inés Peralta, que surge por la inquietud de trabajadoras
sociales cuyo ejercicio profesional tiene lugar en el escenario comunita-
rio de barrios populares urbanos y reciben la demanda de mujeres o
grupos de mujeres que, en el marco del Programa de Jefes y Jefas de
Hogar, ya están realizando alguna contraprestación o se encuentran bus-
cando alguna organización o institución que las pueda recibir como
6
Introducción
~~contraprestadoras". La indagación permitió explorar sentidos e impac-
tos producidos por la implementación de esta política social.
En el capítulo 5, María Elena Flores y el equipo dirigido por ella parten
de un fenómeno que se observa en la práctica profesional: la presencia, de
manera creciente, de varones 1 padres en las instituciones sanitarias. El traba-
jo de investigación se centró en el concepto de representaciones sociales para
comprender a este nuevo actor social, las que facilitaron captar creencias y
conductas, desde un marco de concepción integral de salud.
El capítulo 6 parte de la premisa de que el abuso sexual infantil en
cualquiera de sus formas es un tipo de maltrato que compromete el pre-
sente y el futuro de las víctimas, y del que es muy poco lo que se sabe. De
ahí que el equipo dirigido por Eduardo Ortolanis se propone presentar la
magnitud del problema y algunas de las características con las que se pre-
senta, de manera que a partir de este conocimiento se puedan establecer
estrategias de prevención, detección y abordaje.
El capítulo 7 también parte de la experiencia de un grupo de profe-
sionales de la salud con relación al maltrato infantil -dirigido por Pa-
tricia Acevedo- e indaga contenidos que permiten reconstruir los argu-
mentos de responsables adultos de niños con diagnóstico de maltrato
infantil físico en relación con el mismo, bajo la premisa de que los ar-
gumentos se constituyen en un indicador significativo en la construcción
del diagnóstico desde las áreas de Trabajo Social y Salud Mental.
El capítulo 8, bajo la dirección de Graciela Fredianelli, presenta los
resultados de una investigación que en una primera aproximación inten-
ta dar cuenta de los dilemas que produce la ausencia de protecciones
sociales y la apelación, como mecanismo supuestamente compensato-
rio de tales ausencias, a la intervención judicial de niños y adolescen-
tes. Ello en un marco de deterioro social y económico a que están ex-
puestas familias provenientes de sectores medios.
En el capítulo 9, el equipo dirigido por Gabriela Rotondi presenta
resultados de una investigación que tiene como punto de inicio un pro-
grama de docencia y extensión. El estudio indaga en torno a las deman-
das de Intervención Institucional de Escuelas Públicas a la profesión
TRABAJO SOCIAL, para identificar las necesidades que subyacen a las
demandas de escuelas públicas de la ciudad de Córdoba al Trabajo So-
cial Institucional, y elaborar una casuística de las demandas.
Hemos incorporado como dato el correo electrónico de los directo-
res de cada grupo. Además de considerarlo una información de utilidad,
lo hemos hecho como invitación a la constitución de redes alrededor de
temas de interés común.
7
 Reconstruyendo lo social

Nos queda finalmente agradecer a Espacio Editorial, qye generosa- Capítulo 1

mente se sumó al proyecto, colaborando con el proceso de difusión de
1

las producciones.

La investigación
NORA AQUÍN
Secretaria de Investigación y Postgrado
en el campo del Trabajo Social 1
Escuela de Trabajo Social
Universidad Nacional de Córdoba
NORA AQUÍN 2

"La práctica es un conjunto de conexiones de un punto teórico con otro,

y la teoría un empalme de una práctica con otra."

Michel Foucault

Introducción

El presente trabajo parte de tres premisas: en primer lugar, que }raba-

jo Social, en tanto profesión, interviene3 en la producción de conocimien-
tos, en los procesos de reproducción de sus cuadros a través de la docen-
cia, y en la transformación de situaciones de la vida cotidiana de los

l. El presente capítulo toma como base distintas exposiciones realizadas por mí, particular-
mente en el Encuentro Académico Nacional de la Asociación Argentina de Formación Acadé-
mica en Trabajo Social: "Formación Académica y Procesos de Reforma Curricular en las Ca-
rreras de Trabajo Social", Universidad Nacional de Luján, 30 de setiembre de 2004; en el En-
cuentro de Investigadores: "Políticas Sociales y Ciudadanía. Desafíos para el Trabajo Social.
Hacia la construcción de una Red de Investigadores", Escuela de Trabajo Social, Universidad
Nacional de Córdoba, 7 de mayo de 2004, y en las Primeras Jornadas de Investigación: "La
Investigación en Unidades Académicas de Trabajo Social en Argentina", Facultad de Trabajo
Social, Universidad Nacional de Entre Ríos, noviembre de 2001.
2. Docente e investigadora de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Cór-
doba. E-mail: noraquin@arnet.com.ar
3. Remarco el término intervención, para deslindarlo de su asociación casi mecánica con la aten-
ción de demandas. Esta diferenciación resulta fundamental para alejarnos de cualquier perspec-
tiva instrumentalista en la concepción de la intervención. Por eso sostengo en este aspecto un
concepto de intervención que se dirige a la atención de demandas, pero también una interven-
ción en el orden de la producción de conocimientos y en el orden de la transmisión de conoci-
mientos en aquellos espacios que Foucault denomina las instituciones de la verdad, entre ellas
la Universidad. Por tanto, la producción de conocimientos es un acto de intervención en la di-
námica social en su nivel discursivo, ya que las teorías intervienen, no se aplican.

8 9
 Reconstruyendo lo social
sectores subalternos a través de la prestación de servicios. En 15egundo lu-
gar, que estas tres dimensiones implican actos e intervencion~s, tienen ló-
gicas diferenciadas, responden a objetivos diferentes, y que ninguna de
ellas debería tener que recurrir a dignidades de otro rango para validarse.
La tercera premisa es que el Trabajo Social se encuentra en condiciones de
superar la oposición binaria entre ~~conocer" y élCtuar", para poder pensar-
11
se a sí mismo como intérprete -desde un lugar teórico que es también po-
lítico- y como experto comprometido con la realidad 4 .
Cuando afirmo que ninguna de estas dimensiones debería verse en la
necesidad de apelar a dignidades de otro rango para legitimarse, lo hago
dados ciertos constructos reforzados por una década de fuerte prédica cien-
tificista con un Estado evaluador -o controlador- y también con relación
a ciertas estrategias discursivas que suelen desplegar los investigadores
frente a otras formas de saber o a otras labores académicas o profesiona-
les, produciéndose una especie de juego de autolegitimación que parece re-·
querir, como condición de realización, la descalificación de otras prácticas.
Las premisas enunciadas encuentran su base en la posición asumi-
da por Bourdieu en su última conferencia dictada en Atenas en el año
2001, en la que proponía luchar por romper con la funesta dicotomía
entre quienes se consagran al trabajo científico, realizado según méto-
dos científicos y dirigido a otros científicos, y quienes se comprometen y
~~sacan afuera" su saber. Afirmando al mismo tiempo la posibilidad de
realizar investigaciones autónomas según las reglas del trabajo científi-
co, que permitan producir un saber comprometido en relación con las te-
máticas y problemáticas que hoy emergen, proponiendo, a partir de di-
cho saber, alternativas de intervención éticas y viables.
Al decir de Enrique de la Garza 5 , se trata de no confundir diagnósticos
con normatividades, asumir el esfuerzo y el desafío de abandonar la tradi-
4. Adviértase que me estoy refiriendo a la profesión, no alos profesionales. No creo que todo pro-
fesional, para ser tal, deba atender demandas, investigar y enseñar. Esta es una cuestión que no
despierta controversias, por ejemplo, en el campo de la medicina, en donde hay quienes investi-
gan y quienes están toda su vida profesional en la trinchera de la cura de enfermos. Pero ambos
tienen inquietudes teóricas e investigativas. Definitivamente, la investigación es una función que
cabe a la institución Universidad. De modo que plantear que todos los trabajadores sociales de-
ben investigar es una falsedad que tiene como base la ignorancia de las condiciones de trabajo
de la mayoría de nuestros profesionales abocados a la atención de demandas. He encontrado
coincidencias respecto de este planteo con José Paulo Netto, en ocasión de mi participación en
un seminario a su cargo desarrollado en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional
de Córdoba, en el año 2003, bajo el título "Teoría Social, Ciencias Sociales y Trabajo Social".
5. De la Garza, E. (1999): "lFin del trabajo o trabajo sin fin?". En: Castillo, J.J. (editor), El
Trabajo del Futuro. Editorial Complutense, Madrid.
10
La investigación en el campo del Trabajo Social
ción de acomodar la realidad a modelos teóricos, para abrirse a la realidad
y proponer no sólo teoría, sino opc;iones de futuro, las cuales dependen tan-
to de condiciones objetivas como de subjetividades y acciones.
El estado de la investigación en Trabajo Social
Una primera cuestión se plantea en nuestra condición de investigado-
res dentro del sistema de ciencia y técnica argentino, que nos constituye co-
mo un conglomerado de trabajadores desconcertados acerca de nuestro
presente y de nuestro futuro, embarcados en una carrera académica, a tra-
vés de la docencia y de la investigación, con una inmensa inversión de es-
fuerzos, pero sin saber muy bien adónde vamos. En segundo lugar, al me-
nos en el campo del Trabajo Social raramente somos investigadores puros,
· sino que en general la práctica de la investigación se articula con la docen-
,, cia, y nuestras adscripciones se articulan unas veces por corrientes teóri-
cas, otras por disciplinas, por institutos académicos, por agrupamientos
sectoriales o por simple oportunidad de pertenecer. En este marco, el tema
de la investigación involucra actualmente cuestiones salariales -aunque
no sepamos hasta cuándo-, pero además se juegan aspectos simbólicos,
status, pertenencias, prestigio académico y social.
Esta doble función articula prácticas que son en sí muy complejas: la
práctica de la docencia exige la actualización cotidiana, la búsqueda y am-
pliación de contenidos, que resultan condición de permanencia y de credi-
bilidad. Es el docente quien trata los conocimientos con fines de transmi-
sión, que es un fin específico: organiza el campo del saber, calcula la
profundidad en el estudio, decide tiempos y pesos relativos, y además tie-
ne que estar en condiciones de argumentar el sentido de los contenidos, al-
cances, y exclusiones .de su organización. Como si esto fuera poco, trabaja
obligadamente en distintos grupos: por área, por nivel, por reuniones de re-
forma del plan de estudios, etc. Cada incursión en uno de estos grupos re-
presenta la actualización de la conflictividad del grupo y de la institución, y
exige al docente participar en la batalla con resp~estas pertinentes. Y como
si fuera poco, en tercer lugar, también afronta el frente de batalla con los
alumnos, frente a los cuales debe legitimarse permanentemente.
Por su parte, la función de la investigación también es problemá-
tica, en tanto guarda su propia complejidad y conflictividad. En efec-
to, el investigador se encuentra ante la dificultad de construir el obje-
to de investigación, que adquiere relevancia en determinado campo del
conocimiento, lo cual requiere manejo de ese campo teórico y de las
11
 Reconstruyendo lo social
metodologías puestas en movimiento. En tanto actividad diferenciada,
se debe ajustar, en primer lugar, a las condiciones que i1mponen los
grupos y tradiciones de investigación en el campo; en segundo lugar,
se debe ajustar a las condiciones que impone la institución en donde
se realiza, y en tercer lugar, merced al programa de incentivos, se de-
be ajustar a las condiciones impuestas por el Ministerio de Educación
y el Banco Mundial 6 . De modo que hoy el investigador es, desde el mo-
1
mento de nacer, un "ajustado". Por otra parte, si quiere conservar o
mejorar su posición en el campo, tiene que conocer grupos o escuelas,
tiene que identificar las distintas corrientes, tiene que informarse so-
.bre las producciones y discusiones recientes en el campo, tiene que in-
te.rcambiar avances y problemáticas. 1 Tiene que armonizar mágica men-
te los tiempos de producción con los tiempos de rendición de cuentas
de lo producido. El tiempo de análisis, de reflexión, de trabajo de cam-
po, se ve permanentemente coaccionado _por los ciclos marcados por
el circuito administrativo, lo cual coloca plazos fijos a nuestras preo-
cupaciones epistémicas, teóricas o metodológicas.
Un segundo problema radica en que el sistema de ciencia y técnica en
nuestro país -aunque no sólo en él- está organizado en base a las estrate-
gias de reproducción de la denominada comunidad científica argentina, que
consiste en un grupo interinstitucional de investigadores cuyas trayectorias
transcurren por la investigación en ciencias exactas y naturales, y que operan
como administradores de la ciencia. Al mismo tiempo, puede afirmarse que el
grupo ocupacional de los académicos de las ciencias sociales no se han plan-
teado, históricamente, una estrategia de reproducción colectiva. Al respecto,
sostiene Manuel Comesaña: "Las instituciones que financian la investigación
científica deben disponer, obviamente, de criterios para su evaluación, que
sólo pueden proceder de las concepciones de la ciencia que compiten entre
sí en la epistemología actual. Sin embargo, los encargados de seleccionar y
aplicar tales criterios no suelen ser (ni estar asesorados por) personas con una
sólida formación epistemológica. La filosofía 'espontáneé{ de la ciencia que
subyace a sus decisiones combina algunas tesis de la ri7~etodología 'clásica'
con la idea de que sólo merece ser estimulada la investigación que Kuhn ca-
lificara de 'normal'. En virtud de esta circunstancia, los formularios habitual-
mente usados para presentar proyectos de investigación, exponer resultados
y evaluar ambas cosas, exigen que se hable de 'marco teórico', 'hipótesis',
6. Para una ampliación del análisis de estas complejidades, ver Pasillas, A.; Furlán, A.
(1988): "El docente investigador de su propia práctica". Revista Argentina de Educación, Año
VIl, N° 12. Buenos Aires, 1988.
12
La investigación en el campo del Trabajo Social
'metodología', 'cronograma', 'resultados esperados/obtenidos', 'transferencia'
o 'impacto', etc. Semejante esquema, que sólo es adecuado para algunas dis-
ciplinas, obliga a la simulación a los que cultivan las demás y desean o ne-
cesitan permanecer dentro del sistema. La peor de las situaciones es la que
se produce cuando los administradores de la ciencia o sus evaluadores son
especialistas en una disciplina científica convencidos de que algunas refle-
xiones y lecturas los han convertido en epistemólogos"7•
En esta perspectiva, el Trabajo Social tiene una batalla particular al in-
terior de las ciencias sociales.
Podríamos afirmar que tanto en el plano de la investigación como en
el de la intervención, tenemos un pasado más largo que nuestra historia .
Digo un pasado más largo porque nuestro ejercicio pre-profesional era so-
cialmente necesario al funcionamiento del conjunto social. Y digo una his-
toria más corta porque nuestra constitución como parte del mercado cien-
tífico y profesional se materializó muy recientemente.
En el plano de la investigación, el Trabajo Social todavía representa a los
anónimos de la nómina 8 . Los esfuerzos por abandonar el anonimato se produ-
cen como consecuencia de la estructuración de nuevas condiciones de traba-
jo y de retribución en las universidades argentinas. En efecto, el desarrollo de
la investigación en Trabajo Social está indudablemente asociado a dos fuerzas
impulsoras objetivas: por un lado, las exigencias de postgraduación, concomi-
tantes a la devaluación del nivel de licenciatura, y por otro, el Programa de In-
centivos, que exige .la constitución de investigadores como núcleo duro de la
raigambre académica. En ambos casos, nuestra constitución como investiga-
dores se liga más con la necesidad que con la libre elección. Pero ello no obs-
ta para poder inventariar un conjunto de saldos positivos.
El desarrollo alcanzado por la investigación en Trabajo Social, se ha logra-
do en contra de un conjunto de nociones empiristas instaladas en nuestro cam-
po, que han venido mirando a la realidad como mundo prefabricado lleno de
objetos etiquetados, y de grupos etiquetados 9 • Y ello se ha logrado a pesar del
7. Comesaña, M. (1994: 1) "Investigación científica, debate epistemológico y diseño de for-
mularios". Ponencia leída en el Encuentro Latinoamericano "La ciencia como modelo teórico
y como realidad institucional", realizado en la ciudad de Rosario, en el que el autor participó
como representante de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
8. Debo esta expresión a Susana García SaJord (1998): Estudio socioantropológico de las
clases medias urbanas en México: el capital social y el capital cultural como espacios
de constitución simbólica de las clases sociales. Tesis para optar al grado de Doctora en
Antropología. Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Investigaciones Antropológicas.
UNAM. México.
9. De la Garza, E., Op. Cit.
13
 Reconstruyendo lo social
hábitus impreso por nuestra trayectoria de formación, que durante1tanto tiem-
po ha privilegiado el aspecto técnico-operativo, el saber hacer, e.n detrimento
de la producción de conocimientos. Ello implica una inmensa fortaleza, a la
vez que nos permite pensar en ciertas debilidades y en cómo afrontarlas.
~ntre las fortalezas, habrá que reconocer que el Trabajo Social viene
cons61idando su intervención en los procesos der producción de conocimien-
tos, mejorando por tanto las posibilidades de reproducción ampliada del
campo y de sus cuadros, en tanto es a través de la investigación y de sus
resultados que se pueden develar demandas potenciales.': Las necesidades
reconocidas en el proceso de lucha de necesidades 10 , y por lo tanto insta-
ladas en la agenda pública, remiten a la intervención en su dimensión de
atención de necesidade~ Pero las profesiones que se dedican solamente a
la atención de la demanda instalada, producto de las necesidades ya reco-
nocidas, corren el riesgo de su paulatina extinción en tanto práctica social,
en tanto pueden ser superadas por otras que compiten en el mercado ocu-
pacionai-._Es la investigación y la producción de conocimientos lo que per-
mite capturar demandas potenciales, y desentrañar génesis, determinacio-
nes, impactos y estructura de los problemas~:.v-
Asimismo, creo necesario marcar como contracara una debilidad, qui-
zá vinculada con la falta de estrategias de reproducción de las ciencias so-
ciales en general, que marcábamos más arriba: hemos crecido en el plano
de la investigación, con una suerte de anarquismo institucional, como nu-
merosos individuos dispersos, carentes de estrategias colectivas, en detri-
mento de posibles avances en el campo. Lo digo en la dirección teórica de
Gómez Campo 12 , quien sostiene que la constitución de un campo discipli-
nar no es el resultado automático de la historia, no es el resultado automá-
tico de la calidad de los procesos de constitución, sino la lucha de los es-
pecialistas por asegurarse el monopolio de un campo profesional. Su
posición es coherente con la perspectiva teórica de Bourdieu, para quien los
campos profesionales se articulan al interior de campos de producción sim-
bólica, los que se incluyen, a su vez, en una estructura;.mayor denominada
10. En el sentido atribuido por Fraser, N. (1991): "La lucha por las necesidades". Revista De-
bate Feminista N° 3. México.
11. Esta posición fue sostenida por José Paulo Netto en su conferencia en las Jornadas de-
sarrolladas en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Córdoba, con mo-
tivo del Día del Trabajador Social, en julio de 2003, y que se encuentra publicada en Cuader-
nos de Debate de ConCiencia Social, publicación de la Escuela de Trabajo Social de la Uni-
versidad Nacional de Córdoba, año 1, N° 1, diciembre de 2003.
12. Gómez Campo, V.; Tenti Fanfani, E. (1989): Universidad y profesiones. Editorial Miño Y
Dávila, Buenos Aires.
14
La investigación en el campo del Trabajo Social
campo de poder. De ahí que la lógica de la acción profesional y también de
la disciplinar, quede regida, fundamentalmente, por relaciones de domina-
ción-subordinación, aunque las posiciones de dominante y dominado se al-
ternen según períodos, ámbitos e instancias en las que se concreten. De
manera que las instituciones académicas, en las que se desarrolla la inves-
tigación, y también las disciplinas, son campos en los que se libran impor-
tantes luchas por el control de los significados, por la toma de la palabra,
lo .cual remite, ineludiblemente, a la cuestión del poder: poder producir, po-
der decir, poder publicar, poder influenciar. Lo cual se relaciona con otras
dos capacidades: por un lado, la de poder objetivar los procesos de crea-
ción, desarrollo, modificación y reproducción de las estructuras institucio-
nales sobre las cuales se asienta nuestra práctica investigativa, y por otro,
la capacidad organizativa para emprender acciones colectivas. Si se trata
de un campo de lucha, lo que se dirime fundamentalmente son las posibi-
lidades de ser13 , siendo entonces imprescindible atender a las estrategias
de producción y reproducción de los productores del conocimiento 14 .
En este momento de nuestro desarrollo -y cuando digo momen-
to del desarrollo pienso en un tiempo en que el Trabajo Social todavía
necesita autojustificarse 15- es erróneo, a mi criterio, mantener esa
disputa solamente en términos individuales, sino que tenemos que
afrontarla colectivamente, a través de nuestras organizaciones 16 . Desa-
rrollar lo que podríamos llamar una carrera académica colectiva. Una
carrera que, al decir de García Salord 17 , se transita por un laberinto de
oportunidades que se toman o se dejan, a partir de una cadena de op-
ciones vinculadas a un momento determinado, a un grupo particular y
a una situación específica. Si tomamos las oportunidades, tendremos
que hacernos cargo _de nuestra pertenencia a un campo, el del Traba-
jo Social, e invertir colectivamente en ese campo, mucho más allá de
los estrechos márgenes de la inversión en uno mismo.
13. García Salord, S. (2001): "La Simulación: el fantasma que recorre a la vida académica
cotidiana". Revista ConCiencia Social, Nueva Epoca, N° l. Publicación de la Escuela de Tra-
bajo Social de la Universidad Nacional de Córdoba.
14. Bourdieu, P.; Passeron, J.C. (1995): La reproducción: elementos para una teoría del sis-
tema de enseñanza. Fontamara, México.
15. Verdes-Leroux, J. (1986): Traba/hadar Social. Práctica, hábitos, ethos, formas de inter-
vem;ao. Traducción del francés René de Carvalho. Cortez Editora, Sao Paulo.
16. En el plano de las organjzaciones académicas de Trabajo Social, entiendo que mucho te-
nemos que aprender de los colegas brasileños y colombianos.
17. García Salord, S. (1996): "Los tiempos académicos: tiempos estatutarios y tiempos rea-
les". Revista Mexicana de Investigación Educativa. Enero-Junio de 1996, N° 1, Vol. 2.
15
 Reconstruyendo lo social
A modo de propuesta
>.\''Como consecuencia de los arreglos institucionales vigehtes en el mer-
cago científico, con relación al reconocimiento y a la distribución de recur-
sos, en general-y esto no ocurre sólo en Trabajo Social- las instituciones
o los grupos de investigación han tenido una política de reclutamiento co-
yuntural, basada en el juego pendular de la atribución de injusticias o erro-
res en los procesos de inclusión y exclusión en la investigación 18 . Como re-
sultado de ello, se producen capitalizaciones vulnerables, discontinuas e
,11
inconsistentes. Creo que es imperioso reconocer que el actual sistema lle-
va a que los sujetos colectivos se vinculen confrontando sus intereses par-
ticulares, todo ello en un espacio llamado evaluación académica, y que es-
tá hegemonizado por la lógica reproductiva de los representantes de las
ciencias exactas y naturales. En este marco, el entrelazamiento de una su-
puesta búsqueda de excelencia, unido a la redistribución económica y de
legitimación en condiciones muy adversas, configura un espacio muy con-
fuso de disputa por las condiciones particulares de reproducción. Por lo tan-
to, tenemos que fijar nuestras propias estrategias de reproducción y de
avance en el campo, y creo que tales estrategias tienen que ser colectivas.
;:tLa extensión y profundidad de las investigaciones que actualmente se
desarrollan desde el Trabajo Social 19 indica que asistimos a un momento en
el que se requieren fuertes inversiones en el fortalecimiento de instancias co-
legiadas de participación, tendientes a estructurar una comunidad de inves-
tigadores de Trabajo Sociai~En esta perspectiva, resulta neces~rio objetivar
nuestr~s propias condiciones de producción y reproducción, elaborando da-
tos acerca de cuántos y quiénes somos, y qué investigamos~·AI decir de un
investigador mexicano, "Es necesario reconstruir con precisión /as diversas
estrategias diseñadas y llevadas a cabo por /os académicos para la repro-
ducción de su oficio, tal vez signadas por la diversidad, fragmentadas y
mu,chas veces truncas, e inmersas en procesos de tránsito entre concep-
ciones comunitarias y asociativas. El tema es básico _y, se puede frasear del
siguiente modo: ¿cuáles han sido /os procesos de construcción de identi-
dad académica explorados a lo largo de /os años, sus modalidades y alcan-
ces? ¿será posible reconstruir analíticamente, o imaginar prospectivamen-
te, un proceso paulatino de agregación general de intereses, acompañado
18. García Salord, S. (1996): Op. Cit.
19. Basta para corroborarlo con consultar las presentaciones que se realizan en las Jornadas
de Investigación que se desarrollan periódiocamente en la Facultad de Trabajo Social de la
Universidad Nacional de Entre Ríos.
16
La investigación en el campo del Trabajo Social
por una diversidad de subcu/turas disciplinarias e institucionales que se re-
lacionan de manera harto compleja? Ya sea como pregunta de investiga-
ción, o como estrategia para incrementar la capacidad reflexiva y orgánica
de /os académicos, esta temática me parece fundamenta/". 20
En segundo lugar, es tiempo de constituir redes de investigación en el
campo del Trabajo Social 21 , que permitan la implicación y la búsqueda de
consensos activos y operativos entre los agentes interesados por el estudio
de ciertos problemas. Las redes son propicias para poner en común nues-
tras incertidumbres intelectuales, para repreguntamos sobre la epistemolo-
gía, la teoría y la metodología, por los requerimientos de los actores, por la
construcción de paradigmas de investigación, por la apertura de caminos
inéditos o poco transitados, con el ánimo de responder mejor a los retqs que
día a día nos presenta la práctica investigativa y la práctica profesional. Una
red que nos permita tutoriarnos mutuamente en torno a los proyectos de in-
vestigación, que sea capaz de crear un foro permanente, presencial o vir-
tual, de participación, reflexión y debate sobre la investigación, que sea ca-
paz de generar mejores condiciones de comunicación y de publicación,
sabiendo que con ello la red se está preparando para la lucha por el reco-
nocimiento en la esfera de la "comunidad" científica y en la esfera pública
en general, de su capacidad de reflexión y de proposición.
En tercer lugar, es deseable establecer líneas de investigación prio-
a
ritarias con relación tanto los problemas que atraviesan a la sociedad
como al desarrollo de nuestra disciplina, teniendo en cuenta los distin-
tos enclaves regionales y la articulación entre las instituciones más de-
sarrolladas y aquellas de desarrollo incipiente. Se trata de intentar un
acuerdo que nos permita fijar un orden de relevancias en nuestro cam-
po de conocimiento. En este aspecto, el desafío radica en que la fijación
de prioridades nos permita librar una doble batalla: por un lado, conso-
lidar una posición adecuada en el campo de las ciencias sociales, a tra-
vés de la investigación de problemas relacionados en general con la
cuestión social; y por otro, solidificar las teorías de Trabajo Social en sus
· aspectos diacrónicos y sincrónicos -como lo vienen haciendo algunos
20. Gil, M. (2000): "Los académicos en los noventa: lactares, sujetos, espectadores o rehe-
nes?", Revista Electrónica de Investigación Educativa, 2
21. Cabe aquí señalar que ya se ha constituido, en el año 2004, la primera Red de Inves-
tigadores, ·que lleva por nombre "Políticas Sociales, Ciudadanía y Trabajo Social", consti-
tuida con el impulso de jóvenes investigadores de nuestra profesión: Nora Britos (Univer-
sidad Nacional de Córdoba), Silvia Fernández Soto (Universidad Nacional del Centro de la
Provincia de Buenos Aires), Laura Garcés y Marcelo Lucero (Universidad Nacional de San
Juan). psciudadania@unsj.edu.ar
17
 Reconstruyendo lo social La investigación en el campo del Trabajo Social

colegas. Asimismo, estudiar las posibilidades más adecu¡adas de vincu- ros del príncipe o en el príncipe mismo. De ahí su llamado a la no com-
lación entre prácticas investigativas, docentes y profesio~ales, y los pro- placencia frente al poder y la denuncia permanente de los rasgos más
cesos concretos a través de los cuales la práctica i nvestigativa mejora y fuertes de la realidad social, buscando eventuales soluciones y constru-
refuerza los planes de estudio y el ejercicio de la profesión'~' yendo herramientas que se definan en el plano de la acción política.
En cuarto lugar, la creación de instancias colegiadas permitiría desa- Para finalizar, retorno al principio: "La extraordinaria transformación
rrollar una política informativa permanente en torno a espacios de financia- del mundo producida desde la modernidad encuentra a la humanidad an-
miento nacional e internacional, sea a través de subsidios o becas -esto te una encrucijada. Las crisis en los diversos espacios de la vida social re-
último es de relevancia para los jóvenes profesionales-, y buscar fuentes presentan el mayor desafío para una racionalidad que busca liberarse de
diversificadas de financiamiento a través de. distintos vínculos con asocia- la trama excluyente de/lagos científico-tecnológico y potenciarse hacia un
ciones académicas, organizaciones internacionales y organismos de gobier- nuevo posicionamiento frente a la vida. Cobran valor los intentos de re-
no. Al mismo tiempo que profundizar la interlocución interdisciplinar con el pensar el conocimiento en el doble filo de la relación entre la teoría y la
conjunto de saberes de las ciencias sociales. praxis. El conocimiento, por una operación recursiva, puede volver sobre
En quinto lugar, a más largo plazo, propongo la creación de un obser- símismo para vigilarse, corregirse e incluir la intervención práctica, como
vatorio social, que ofrezca su lente para que distintos actores -ya no sólo un momento de la teoría en vistas a la acción juzgada epistemológica men-
académicos- puedan mirar y mirarse a través de ella, y como estrategia de te y valorizada éticamente en su mismo devenir"24 .
intermediación que otorgue eficacia y creatividad a los datos que maneja-
mos. Ello nos permitiría una participación activa en el espacio público y una
manera más concreta de construir opciones de futuro. Un observatorio que
a la vez que lugar de estudio y reflexión, sea centro de divulgación y punto
de referencia para la asesoría y la promoción de iniciativas encaminadas a
la consecución de una ciudadanía participativa. El observatorio debe ser más
que un centro de investigación y de formación, debe ser un nodo más de una
red de organizaciones y de actores preocupados por el conocimiento y por la
intervención en la problemática común que los distingue.
Lo reitero: dejar de ser los anónimos de la nómina. Y es aquí donde
encuentro el reto, aquello que desafía al pensamiento: hay u~ espacio a
disputar. Una disputa capaz de mejorar nuestras condiciones de repro-
ducción transgrediendo las actualmente instaladas, proponiendo nuevos
marcos y nuevos actores y abriéndonos a nuevos tipos de relaciones vin-
cylantes. Y a la vez, capaz de socavar el monopolio de verdades que al-
gunos, aunando voluntad de poder y voluntad de v~rdad, han construido.
En este sentido, y pensando en la mediación ética efe la investigación, de-
beremos apelar a una razón que no es dogmática, es decir, que no es in-
mune a. la crítica, y que por lo tanto no es prescriptiva, sino una razón ar-
gumentativa, creativa, activa y falible. Recuperando en unos casos y
sosteniendo en otros casos el pensamiento crítico, ligado al interés eman-
cipatorio22. Al decir de Waldo Ansaldi 23 , una de las cuestiones más gra- 22. En el sentido que Habermas otorga a esta expresión.
ves que ha ocurrido en América Latina en las últimas décadas es la pér- 23. Conferencia con motivo del Día del Trabajador Social. Escuela de Trabajo Social, Uni-
versidad Nacional de Córdoba, 1 de julio de 2005.
dida del pensamiento crítico por parte de las ciencias sociales, además 24. Guyot, V. (2005): "Epistemología y prácticas del conocimiento". Revista Ciencia, Do-
de la conversión de muchos científicos sociales de excelencia en conseje- cencia y Tecnología N° 30. Publicación de la Universidad Nacional de Entre Ríos.

18 19
 Reconstruyendo lo social

Bibliografía Capítulo 2

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les para repensar la Modernidad. Ediciones El Cielo por Asalto, Buenos
Aires.
1. Introducción

La construcción del presente artículo reconoce como ysina de producción

la docencia y la experiencia que desde hace años vengo desarrollando en el
área de investigación social; y es tributaria de mis primeras reflexiones -en
torno al tema- en ocasión de los concursos docentes en las asignaturas de
Metodología de la Investigación Social y Trabajo Social Comunitario.
'\El carácter problemático y tensional entre investigación e intervención
ha sido desarrollado durante años por diversos y reconocidos autores, en-
tre ellos Teresa Matus, Estela Grassi, Nora Aquín y Margarita Rozas. A par-
tir de estos aportes, y de los múltiples debates que se han generado en el
seno del colectivo profesional 3 , es posible afirmar que hoy ya nadie duda

l. La presente elaboración toma como insumo central el artículo de mi autoría denominado

"Investigación e Intervención en Trabajo Social", publicado en la revista Acto Social W 13,
febrero de 1996, como así también producciones especialmente preparadas para el ciclo de
licenciatura de la ETS y otros espacios de formación de postgrado para trabajadores sociales.
2. Magíster en Ciencias Sociales. Docente e investigadora de la Escuela de Trabajo Social de
la Universidad Nacional del Córdoba. E-mail: pacevedo@coop5.com.ar
3. Me refiero tanto a las producciones y definiciones en los nuevos planes de estudios de múl-
tiples unidades académicas de Trabajo Social -en particular Rosario, La Plata, Entre Ríos y
Córdoba- como así también a jornadas y encuentros de Trabajo Social.

20 21
 Reconstruyendo lo social
de que para mejorar la intervención es imprescindible contar con bases teó-
ricas sólidas y conocimientos acordes a las problemáticas sobre las que in-
tervenimos. En esta ocasión me propongo recuperar sintéticamente la tra-
yectoria de la relación entre investigacióo e intervención enTrabajo Social,
diferenciar sus lógicas específicas e identificar desafíos.
2. los rastreos ya realizados, la conflictiva relación
entre investigación e intervención
En un ejercicio realizado hace ya algún tiempo, me propuse analizar críti-
camente las etapas de nuestra historia profesional 4 ; hoy recupero sucintamen-
te algunas cuestiones relevantes ligadas al tema objeto de este artículo.
Si, en una apretada síntesis, intentásemos escribir la historia de nues-
tra profesión, la primera advertencia estaría ubicada en la juventud de la
misma. Una segunda cuestión nos remitiría a la diversidad de explicacio-
nes e interpretaciones en torno a su origen; no obstante dicha diversidad,
es posible identificar al menos una constante: la ausencia o subsidiariedad
del conocimiento científico con relación a la práctica profesional.
A p;3rtir del siglo XX comienza el período de institucionalización de la
Asistencia Social como forma sistemática de ayuda, destinada a re~ponder
a los efectos de la creciente industrialización. En algunos textos de la épo-
ca se define al Trabajo Social como Servicio de Restauración y Salvación
Humana. Se apunta a formar visitadoras que a donde vayan lleven paz, ale-
gría, den seguridad y confianza, inclinando su corazón hacia aquellos que
necesiten ser ayudados: "e//as han de ser /as más alegres, /as más amplias
y comprensivas, /as más amables y /as más inteligentes, de todas /as mu-
jeres que se dedican al trabajo, han de ser sanas de alma y cuerpo, pues-
to que deben comunicar esta salud y fuerza a quienes nunca la tuvieron
o a /os que están privados de ellas por las vicisitudes de la vida". 5
Desde la cita mencionada, y otras tantas recopilpdas, se perfila que la
concepción de sujetos imperante ubica a éstos en el rugar de aceptación de
una situación dada como natural e inmodificable; ~()~"suj~tm;s~m, no_sólo
4. En aquella oportunidad los criterios de análisis estaban dados por: los elementos contex-
tuales del campo profesional (contexto macro - contexto inmediato), los elementos internos
(definición de: objeto profesional, sujetos de la relación, objetivos y.funciones) y tipo de prác-
tica que articulaba (teoría, ideología, práctica). Reconociendo la limitación de una visión eta-
pista de la historia, sólo a los fines analíticos hemos trabajado con los citados criterios.
5. Manrique Castro, en De Apóstoles a agentes de cambio (CELATS, Perú. 1986), cita este
documento de la Memoria 1930-1940 de la Escuela de Servicio Social Elvira Matte de Cruch.
22
Investigación e intervención en Trabajo Social. ..
sujetos pobres (los que quedaron fuera del proceso de industrialización), si-
no pobres sujetos. De allí que al TS le corresponda cumplir con funciones
asistenciales y educativas 6 . La imagen de la visitadora social, ligada a va-
lores maternales tales como comprensión, protección, afecto, paciencia, in-
gresa a nuestro imaginario durante el período de profesionalización, que se
corresponde con el auge del liberalismo 7 . El Trabajo Social es considerado
una práctica que puede compensar "carencias y ocuparse de las desviacio-
nes sociales", y para ello no es necesario el conocimiento ni la argumenta-
ción teórica: basta con la ejecución programática de una serie de pasos y
mecanismos, y el desarrollo de ciertas aptitudes y actitudes.
Otro período que marca la trayectoria de nuestra profesión lo constituye el
desarrollismo. En nuestro país, el proyecto desarrollista se configura como pro-
puesta de resolución a los problemas de atraso y subdesarrollo que impedían
el progreso económico. El amor, la voluntad y la abnegación se dejan de lado
por la aplicación de técnicas y procedimientos que garantizarían la participa-
ción y el cambio de actitudes en los sujetos de nuestra intervención.
Incorporamos, junto a un nivel de abordaje, categorías de análisis
que aún perduran y marcan fuerteme.nte nuestro marco teórico-concep-
tual. La teoría del estructural-funcionalismo ingresa de manera acelera-
da a nuestro campo: comunidad, funciones, disfunciones, equilibrio,
desviación, adaptación, son nociones que no sólo forman parte de un vo-
cabulario, sino también de una manera de "ver lo social" que predomi-
na en la profesión durante el período en cuestión y se instala fuertemen-
te hasta nuestros días. 8 En uno de los trabajos que he tomado como
referencia 9 advertíamos que "/a estructuración de /os programas ligados
6. Asistenciales en tanto debe resolver situaciones particulares, individuales de emergencia, y
educativas, en tanto debe transmitir a sus usuarios el consuelo ante las situaciones vividas.
7. El liberalismo como ideología política se centra en la valoración del individuo, como un ser
de naturaleza independiente, libre, esencialmente racional, que intenta constantemente per-
feccionarse a sí mismo; por lo tanto, todo aquello que lo pusiera en estado de dependencia
era condenado por la doctrina ideológica: la única función del Estado frente a la sociedad au-
torregulada y conmutativa era brindarle a los individuos las oportunidades y facilidades para
su autodesarrollo y el logro de la felicidad individual.
8. En La evolución de las ciencias sociales de América Latina (Unesco, Editorial Nueva Socie-
dad, 1989), Sontang, afirma que un segmento de la investigación en ciencias sociales que se de-
sarrolló en el período en consideración (haciendo referencia a los '60), se orientó por el paradig-
ma del estructural-funcionalismo, en parte porque hubo una marcada influencia de científicos so-
ciales estadounidenses en el proceso de institucionalización.
9. Me refiero al trabajo final presentado en el Seminario de Historia y Desarrollo de la Inves-
tigación Social, Maestría en Ciencias Sociales, ETS, UNC. Profesor: Enrique Oteiza. El Desa-
rrollo de la investigación en la Escuela de Tr~J.!ID~ Hi:. ~f[i.a~~ P. Aceve-
, do y Lic. Sabrina Bermúdez. Abril, 1998. BffiLIOTECA CENTRAL
23
 Reconstruyendo lo social
a la investigación social, pueden ser leídos como un continuo, son una
clara exposición de la época que denominamos 'desarrol/ismo', el fuer-
te acento tecnocrático que se asigna a la profesión se traslada a la in-
vestigación, la ausencia de debate epistemológico, la instrumenta/idad
que se asigna a la investigación como herramienta del accionar del
profesional en terreno, la supremacía de /os contenidos referidos a
procedimientos, son testigo de ello".
Desde el desarrollismo en adelante, las tendencias puramente cari-
tativas o morales desaparecen de la profesión como articuladoras de la
misma. Aún así, el debate epistemológico no es lo que caracteriza esta
etapa, la que en todo caso está fuertemente marcada por la utilización
y entronización de técnicas y métodos.
La Reconceptual ización, entre otras cuestiones, plantea el compro-
miso del Trabajo Social con los sujetos domin}dos, lo que se concreti-
za en la idea de praxis liberadora y transformadora del sistema a través
de la vinculaCión con las organizaciones populares.: También implica
una interpretación teórica de la realidad, un esfuerzo de transformación
de la misma, un replanteo y crecimiento de la teoría y un retorno a la
realidad con una práctica más científica. En el paradigmático
Documento de Araxa, considerado por algunos "partida de nacimiento
del Movimiento de Reconceptualización", se definía a la práctica como
el campo más eficaz para la producción de conocimientos, y base para
la elaboración de teorías. 10
Fue quizás el período de más rico y profundo debate teórico en la
profesión, ya que este movimiento cuestiona duramente el horizonte po-
sitivista en que se desenvuelve el Trabajo Social, promoviendo la dialéc-
tica marxista como alternativa epistemológica, e insertando seriamente
esta preocupación en la profesión. No obstante, es dable observar una
especie de "sacralización de' la práctica" como fuente de conocimiento.
En Argentina, el declive de la Reconceptualización coincide con la ins-
tauración de una sangrienta dictadura ... y se abre un intersticio sobre el
cual, a pesar de haber constituido un duro golpe a rá sociedad toda y te-
ner sus particularidades en nuestra profesión, poco se ha escrito y recons-
truido. Durante los años de la dictadura, la formación retornó a su carác-
ter eminentemente técnico, objetivo y neutro 11 . La emigración de docentes
10. En La práctica del Trabajador Social. Guía de análisis. Equipo de Capacitación de CE-
LATS; Edit. Hvmanitas-CELATS; Bs.As., 1986.
11. En el sentido de opuesto a compromiso, y valoraciones.
24
Investigación e inte.rvención en Trabajo Social. ..
y alumnos, la suspensión de espacios de debate y construcción teórico-po-
lítica caracterizaron al mismo. 12
La década del '80, en torno al tema que nos ocupa, ha sido definida
por algunos colegas 13 como signada por "la promesa de la sistematiza-
ción". En general, se reivindicó la instrumentalidad que ésta ha brinda-
do al Trabajo Social, facilitando la recuperación, el ordenamiento, el
análisis y la interpretación de la práctica profesional; no obstante, se
confundieron sus posibilidades en términos de producción de conoci-
miento, y esto llevó -como tendencia del momento- a reforzar la no-
ción empirista de la profesión.
En este breve recorrido, hemos detectado algunas constantes que re-
miten al planteo de que para una intervención eficaz basta con la volun-
tad y el compromiso, reduciendo así la eficacia y eficiencia a cuestiones
valorativas. Desde esta perspectiva, el eje que articula la profesión es la
ideología, cualquiera sea su signo.
Una segunda línea sitúa a la práctica como fuente de todo conocimien-
to y, por tanto; lugar de respuestas a los problemas también teóricos. Nos
remite al campo de la acción presidiendo la profesión.
Podríamos afirmar que la primera constante es hoy una tendencia ca-
si superada, no así la instalación de la profesión en el hacer, y la vali-
dación de la misma como fundamento privilegiado de conocimiento. Es-
ta tendencia empirista ha contribuido fuertemente a la confusión entre
objeto real y objeto disciplinar. El empirismo afirma que la verdad está
en el objeto de estudio y, en este sentido, el presupuesto epistemológi-
co básico está dado por la posibilidad de "conocer la realidad tal cual
es", presuponiendo entonces que la realidad no sólo tiene existencia ex-
terna al sujeto que la conoce, sino que es unívoca. Resulta necesario ad-
vertir que la práctica como acción racional es ejecutada por sujetos y su
sistematización puede, en ocasiones, aportar a la producción de ,conoci-
miento sobre la realidad en que se actúa, pero ella en sí misma no cons-
tituye ni produce teoría. La teorización es un proceso de mediación y ge-
12. La intervención de Onganía produjo un daño a la universidad y a la ciencia y tecnología
en la Argentina, del cual aún no se ha recuperado plenamente, entre otras cosas porque el
éxodo de docentes e investigadores de primera línea fue demasiado grande y nunca existió en
las autoridades políticas una conciencia suficiente de las implicaciones de ese hecho y de la
naturalez~ de las políticas necesarias para remontarlo. Puede decirse que el período de pos-
guerra comenzó con una concepción de la investigación CyT como instrumento de desarrollo,
luego de desarrollismo, para quedar finalmente ahogada por la Doctrina de Seguridad Nacio-
nal, y más tarde, a partir del '76, limitada por la lógica de las políticas de endeudamiento y
ajuste ..ver: Enrique Oteiza: Ideas políticas y ciencias lo largo del siglo XX en la Argentina.
13. Valdés, Ximena: "Las cuentas pendientes de la sistematización". Revista Trabajo Social N° 61/92.
25
 Reconstruyendo lo social
neralización que va más allá de la sistematización, ordenamiento y mi-
rada crítica de las prácticas.
En la reconstrucción precedente he intentado dar cuenta de cómo se ha
ido manifestando a lo largo de nuestra historia profesional la relación a que
aludí en párrafos precedentes, y también cómo se ha intentado modificar
esta pesada carga de la historia. Hoy me atrevo a afirmar que esta perspec-
tiva -la que coloca a la práctica como fuente de conocimiento- ya no es
hegemónica en el colectivo profesional de nuestra provincia en particular, y
del país en general Sin embargo, como desarrollo más adelante, aún tene-
mos múltiples y nuevos desafíos. Al decir de la colega Daniela Puebla: "ha-
blar de desafíos hace referencia a un campo de batalla que alberga refle-
xión, y por tanto un campo en construcción; y ello implica abandonar (o
al menos re-pensar) lo dado, lo instituido, y de alguna manera renunciar
al inmovilismo y la fatalidad del 'no se puede 111 .14
3. Las lógicas específicas y particulares:
intervención e investigación
Desde una definición general de ciencia 15 , y desde el desarrollo de nuestra
historia, podemos observar que el Trabajo Social no nace ni se desarrolla co-
mo tal. Su apelación a diferentes cuerpos y categorías teórico-conceptuales ha
sido con el objeto de comprender e interpretar la realidad, a fin de modificar-
la. En este sentido, nuestra profesión se ha definido, históricamente, como una
disciplina de intervención. Ahora bien, ¿significa esto que le está vedada la po-
sibilidad de producir conocimlento científico?
Las revisiones y debates citados otorgan argumentos que me permiten soste-
ner la hipótesis de que es posible mutar el oficio 16 , incorporando como una di-
mensión constitutiva, y no subsidiaria del mismo, la investigación. lamamotto
14. Puebla, Daniel a: "Los desafíos de la Investigación en las Unidades Académicas en Traba-
jo Social", en La Investigación en Trabajo Social, Publicación Post-Jornadas Facultad de Tra-
bajo Social de la UNER, Area de investigación, Abril 2002
15. Las ciencias pueden definirse, en sentido estricto, como un conjunto de conocimientos so-
br~ la realidad observable, obtenido mediante el método científico. Los objetivos fundamen-
tales de las mismas con relación a su campo de actuación la reaHdad, son describir, analizar,
explicar, comprender, prevert
16. Tomamos esta idea de Teresa Matus, quien en ocasión de un curso de postgrado en la Escue-
la de Trabajo Social de Córdoba planteó que el Trabajo Social es un oficio que se sigue pensando
a sí mismo de la misma manera, siendo necesario e imprescindible incorporar la idea de noma-
dismo al oficio. Trabajo Social Contemporáneo: Requisitos para una intervención fundada; Es-
cuela de Trabajo ·social, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, UNC, Mayo 1998.
26
Investigación e intervención en Trabajo Social. ..
plantea que "la preocupación con la investigación en· el Servicio Social no es
reciente. A pesar de ser vista como un elemento necesario para la práctica, la
investigación ha sido tratada como algo separado de ella. La investigación es
pensada como 'otro' componente, 'otra especialización: o sea 'cuando hay opor-
tunidad y condiciones, se investiga'. Además, existen entidades dedicadas es-
pecíficamente a la investigación, como la universidad. De esta forma, el ejer-
cicio profesional y la investigación no se encontrarían directamente asociados.
Hoy se reivindica que la investigación se afirme como una dimensión integran-
te del ejercicio profesional, ya que es una condición para Implementar respues-
tas capaces de impulsar la formulación de propuestas profesionales efectivas
que permiten materializar los principios ético-p~líticos que nortean el proyec-
to profesional. Para eso es necesario un cuidadoso conocimiento de situaciones
o fenómenos sociales que son objeto de trabajo de los asistentes sociales".
Ahora bien, estas afirmaciones no deberían llevarnos a confundir ni fundir
estas dimensiones. Más bien será necesario identificar sus particularidades, a
fin de no caer en simplicidades tales como: "conocemos mientras actuamos",
o "producimos conocimiento mientras sistematizamos". En este sentido, es
bueno recordar que ambas prácticas surgen desde preocupaciones y "manda-
tos" diferentes. Mientras que la investigación parte de la sospecha y el desco-
nocimiento, y por ello, al decir de Bourdieu, se conoce en contra de lo conoci-
do; la intervención tiene escaso margen para la duda, más bien debe basarse
y estructurarse en certezas, conocimientos y experiencias previas.
Desde estos signos diferenciales, también los fines últimos serán dife-
rentes; cualquier proceso de investigación científica aspira a producir cono-
cimiento generalizable, las preguntas que guían dichos procesos están
orientados en torno a cómo son las cosas o por qué las cosas o fenómenos
son como son. Esto es, la investigación pretende conocer, describir, expli-
car, comprender. En tanto que los procesos interventivos tienen como nor-
te la modificación, restitución o consolidación de procesos o hechos. No es-
tamos afirmando que la inv~stigación no tenga propósitos a largo plazo que
supongan mejorar o modificar situaciones. Mas bien se trata de no confun-
dir los objetivos y alcances de las prácticas de investigación e intervención.
Toda práctica epistemológica debe ser comprendida en su contexto históri-
co, sociocultural, económico. Desde los problemas que elegimos indagar has-
ta cómo los formulamos están atravesados e insertos en contextos. Asimismo,
toda intervención se da en un tiempo y espacio determinado, los elementos
contextuales amplían o estrechan los márgenes de la intervención. 1
Si no es posible pensar en intervenciones ingenuas, sino que toda interven-
ción lleva implícita una concepción acerca de aquello sobre lo que se intervi-
ne, entonces la investigación, con sus insumas e interpretaciones sobre lo so-
27
 Reconstruyendo lo social
cial, permite mejorar las miradas y por ende garantiza una intervención funda-
da17. Parece oportuno advertir que si bien la profesión se define como una
práctica orientada centralmente a la intervención, ello no debe reducir la di-
mensión de la investigación a subsidiar y/o fundar la misma.
Los profesionales de Trabajo Social debemos y estamos habilitados pa-
ra producir conocimiento más allá de su utilidad inmediata. Obviamente, la
mayoría de nuestros temas o preocupaciones surgen del campo del ejerci-
cio profesional, pero ello no es ningún imperativo. Si así lo pensáramos, es-
taríamos nuevamente colocando el eje en la intervención como dimensión
que articula, y no como un componente con igual status o legitimidad.
4. Los desafíos, o el camino para consolidar la profesión
desde el desarrollo de ambas dimensiones
Es posible observar que, durante los últimos años, en el campo del ejer-
cicio profesional se ha instalado fuertemente la preocupación por romper
con las prácticas repetitivas y rutinarias, revalorizando la necesidad de con-
tar con marcos teóricos desde los cuales mirar y, lo que es más alentador
aún, poner en cuestión los mismos de manera permanente; y ello es así
porque las respuestas y categorías tradicionales ya no sirven para interpre-
tar la compleja realidad en la que nos toca intervenir. La sociedad se com-
plejiza y por ello las certezas básicas con que nos movíamos (en el sentido
de interpretar y actuar), resultan insuficientes. Los modelos explicativos no
responden a las nuevas configuraciones de lo real. Quizás uno de los moti-
vos más fuertes por los cuales la profesión se encuentra preocupada por
romper con el empirismo, es que su cotidianeidad se ha modificado, y con
ella la falsa ilusión positivista de conocer lo real tal cual es. Según Haber-
mas, la crisis de la fundamentación teórico-epistemológica de las ciencias
sociales sürgiría cuando ya no den más respuestas, ni aporten elementos
para comprender y explicar la realidad histórica del presente, es decir,
cuando la estructura de un sistema de sociedad admita menos posibilida-
des de resolver problemas que las requeridas para su conservación.
En el campo académico, la legitimidad adquirida en el sistema univer-
sitario facilita la relación con otras disciplinas en el campo de las ciencias
17. Seguimos a Nora Aquín, quien plantea que referirnos a una intervención fundada signifi-
ca reconocer que los pilares que fundan al Trabajo Social son predominantemente teóricos y
secundariamente ideológicos y experienciales. Aquín, N.: "Acerca del Objeto del Trabajo So-
cial", en revista Acto Social N° 10. Córdoba, Argentina. 1995.
28
Investigación e intervención en Trabajo Social. ..
sociales. Esta consolidación viene demandando y posibilitando mayores y
mejores niveles de formación y profundización en las dimensiones aborda-
das. Sin embargo, es necesario contextuar este avance en el marco de la
formación de investigadores y el lugar de la investigación en la universidad
.pública. Es usual en los países industrial y científicamente avanzados que
ésta se realice a nivel de pre y postgrado, en universidades en las que la in-
vesti9ación está estrechamente asociada a la enseñanza. La misión de es-
tas universidades incluye claramente la creación de conocimientos y no só-
.lo la conservación y transmisión de los existentes. Por el contrario, la
universidad argentina ha sido fundamentalmente profesionalista, sólo con
algunos bolsones de investigación científica, y tecnológica. Puede decirse
que la mayor parte de los universitarios egresan, lamentablemente, sin ha-
ber tenido contacto con la investigación; de allí que esta preocupación por
la formación de profesionales con capacidad de investigar e intervenir, tras-
dende a nuestra profesión, y se impone como un. imperativo de la época,
en una universidad que pretenda cumplir y aportar con sus funciones bási-
cas de docencia, investigación y extensión 18 .
Hoy sabemos muchas cosas más; saber más quiere decir, no que sabe-
mos más contenidos, sino que tenemos mayor flexibilidad, menos rigidez
para pensar algunas cuestiones. Entre ellas, que es importante y necesario
conocer para actuar, que en ese camino del conocimiento existen diferen-
cias no sólo entre ciencias naturales y ciencias sociales, sino al interior mis-
mo de estas últimas 19 ; que un mismo objeto empírico puede ser abordado
desde diversas disciplinas, y que, en ese sentido, hay campos que a los tra-
bajadores sociales nos regalan problemas específicos. Y esto no es poco pa-
ra una profesión que recién se acerca al siglo de existencia como tal. Car-
los Montaño20 plantea que "sólo pueden sobrevivir, a lo largo de la historia,
aquellas profesiones que consiguen captar demandas emergentes, com-
pref1der su esencia y desarrollar nuevas respuestas pertinentes y efectr-
vas. Por lo tanto, la profesión que no invierta en investigación de la reali-
dad de /os nuevos fenómenos,. o de las nuevas determinaciones de /os
fenómenos ya existentes, estableciendo tendencias sobre el devenir so-
18. El examen de la evolución de la universidad pública argentina, desde la perspectiva de la
investigación como forma de generación y adaptación de conocimiento, pone en evidencia el
grado de debilidad de nuestra educación superior por comparación con la de muchas otras
partes del mundo. '
19. De allí entonces que reivindiquemos el pluralismo metodológico.
20. Montaña, Carlos Eduardo: La naturaleza del servicio social: un ensayo sobre su génesis,
especificidad y su reproducción. Cortez Editora, 2a Edición, 2001, pág. 184.
29
 Reconstruyendo lo social
cía/, desarrollar nuevas propuestas interventivas y nuevas r~spuestas, no
conseguirá reproducirse en cuanto tal".
Desde esta posición, tenemos un doble desafío. Las realidades a las que
nos enfrentamos exigen tanto ser estudiadas como resueltas. Desde el estado
de situación descripto, me atrevo -entonces- a identificar algunos desafíos.
• Hablar de producción de conocimiento no se reduce a una reflexiqn que
tenga como unidad de conocimiento a la experiencia (sistematización).
La respuesta a la necesidad de creación de conocimientos no puede li-
mitarse a la sistematización. Por el contrario, la producción teórica en
Trabajo Social será más fecunda mientras más alternativas se posean.
En este sentido, la sistematización puede contribuir a recuperar, anali-
za y socializar los saberes que la intervención genera, pero no debemos
.volver a la vieja confusión entre saberes operativos y conocimiento cien-
tífico. El enorme bagaje de conocimi.entos empíricos que poseemos co-
mo profesión debe enfrentar el desafío de convertirse en conocimiento
transmisible y sistematizado, capaz de enfrentar el debate en la arena
de las ciencias sociales. Para ello, no sólo debemos estar convencidos
de la importancia de esta tarea, sino preparados y capacitados para lle-
varla a cabo; sin confundir cualquier tipo de conocimiento con conoci-
miento científico, ni cualquier acción con investigación científica. La in-
vestigación científica nos permite enfrentar nuestras dudas de
ignorancia, a fin de construir, al término de nuestras investigaciones, du-
das de conocimiento, que son más desafiantes y cuestionadoras.
. • Somos quienes mayoritariamente nos encontramos con los excluidos, los
orilleros, los que no tienen trabajo, los que sufren violencia cotidiana, etc.,
pero en pocas oportunidades la nuestra es considerada una voz experta
al respecto 21 . O sencillamente es una voz que no se pronuncia en el es-
pacio público de contienda de las interpretaciones de los problemas so-
ciales. La sociedad contemporánea ha generado multiplicidad de discur-
sos que se superponen y relegan al discurso 9cadémico a un lugar
marginal: el discurso publicitario, el informativo en,prensa escrita o visual,
los diversos discursos políticos, todos ellos vienen desplazando el discur-
so académico a recintos periféricos. La marginalidad del discurso acadé-
mico, o su ''simplificación y/o vulgarización", deberían constituirse en mo-
21. Como su nombre lo indica, los discursos de los expertos tienden a estar restringidos a pú-
blicos especializados. Pero en algunas ocasiones, las retóricas y los términos de los expertos
se diseminan, y llegan a públicos amplios. Fraser, Nancy: "La lucha por las necesidades. Es-
bozo de una teoría crítica socialista feminista de la cultura política del capitalismo tardío". De-
bate Feminista. México, 1992.
30
Investigación e intervención en Trabajo Social. ..
tivo de preocupación del campo intelectual en general, y de nuestra pro-
fesión en particular, en tanto lo que se vulgariza e impone, como sentido
común en general, son las visiones acerca de complejas y heterogéneas
problemáticas socioculturales con que cotidianamente nos enfrentamos
los trabajadores sociales. Me atrevo a afirmar que asumir este desafío nos
posibilitará construir parte de la legitimida¡;i que reclamamos. Digo esto
porque considero que no basta con argumentar en cada intervención, en
cada informe social o en cada propuesta de resolución de un problema.
Incluso en esos microespacios muchas veces los argumentos no son ex-
puestos sino que quedan subyacentes. Sin embargo, aun cuando puedan
esgrimirse parcialmente en situaciones acotadas y dispersas, no son sufi- ·
cientes para competir en ese espacio público de disputa de sentidos. Sin
duda que al exponer nos exponemos, tomamos riesgos; pero ello no de-
bería paralizar nuestra voz, sino más bien fortalecerla en torno a aquellos
aspectos o tópicos sobre los cuales venimos produciendo.
• Nos falta camino por recorrer en lo que hace a la formación de investiga-
dores. Es por demás sabido que aprender a investigar es un logro que
sólo se vuelve posible en el propio ejercicio de la práctica investigativa,
y es a través de dicha práctica que se obtiene conocimiento científico.
Esto es posible en tanto la investigación se constituya en uno de los prin-
cipios orientadores del proyecto de formación. Esto implica valorar el
tiempo, los recursos y las exigencias que esperemos de la formación en
investigación en el grado. Pero además, es necesario impulsar activa-
mente en los egresados la formación y práctica en investigación. En es-
te sentido y en ambas dimensiones, nuestra Escuela viene dando mues-
tras tanto en el lugar que se le otorga en la formación de grado, cuanto
en el impulso que desde la Secretaría de Investigación y Postgrado da-
mos a la conformación de equipos de investigación más allá del progra-
ma de incentivo. "La investigación de docentes y estudiantes, en el gra-
do y postgrado, es un recurso indispensable para la comprensión de las
múltiples formas de desigualdades sociales y de los procesos de exclu-
sión de ellas consecuentes -€conómicos, políticos y culturales, su vi-
vencia y enfrentamiento por los sujetos sociales en la diversidad de su
condición de clase, género, raza, etnia." 22 Catalina Wainerman, en su
texto La trastienda de la investigación, realiza un interesante recorrido a
partir de su propia experiencia de formación en investigación 23 • Un pro-
22. lamamoto, M., 1999: 274.
23. Extraigo algunos aportes que considero ejemplifican claramente por qué cada vez más se afir-
ma que sólo es posible acercarse a la investigación a través de la práctica de la misma: La razón
31
 Reconstruyendo lo social
yecto es con más frecuencia una tarea de equipo que ~na tarea indivi-
dual. Así se pueden resolver los problemas por diversos caminos, ponien-
do en común conocimientos y acumulando resultados/ Reitero a Wainer-
man cuando afirma: la investigación tiene mucho lógica, algo de técnica
y mucho de creatividad. Las dos primeras son transmisibles; a la crea-
ción, en cambio, sólo se la puede demostrar en el hacer.
• Deberíamos reflexionar acerca del valor de la teoría. En general,
cuando nos referimos a la "complejidad" de los problemas sociales,
éste parece ser sólo un atributo de dichos problemas, olvidando que
este rasgo también depende del estado de nuestras teorías, de nues-
tros modos de ver y pensar lo social .. El desarrollo teórico es un fac-
tor esencial -no en un sentido positivista- en tanto da cuenta de
un esquema mental desde el cual estructurar y afirmar el sentido de
una realidad. Actualizar las teorías supone no sólo darles actualidad
en un sentido temporal, pues no se trata de desechar lo viejo y tra-
bajar con lo más nuevo, sino hacer presentes los modos de construc-
ción de tales teorías, lo cual significará plantearnos en retrospectiva
su desarrollo a través de las fuentes originales. Muchos colegas han
señalado el hecho de que estudiamos un enfoque desde la interpre-
tación de otros, quienes han leído las "fuentes", lo cual en general
nos ha llevado a un conocimiento parcial y sesgado. -Asimismo, mu-
chos enfoques están siendo objeto de debate, lo que debe necesaria-
mente reflejarse en la exposición de nuestro marco teórico. El traba-
jo de formulación del problema está relacionado con la calidad de las
preguntas que se formulan, y su planteamiento y construcción como
problema científico es siempre en referencia a una o unas teorías.
• Mejorar las preguntas de investigación. Más que respuestas se necesi-
tan preguntas que conduzcan a la comprensión de la realidad. Evitar re-
petir lo que ya ha sido dicho por otros investigadores garantizará que el
trabajo sea de interés para otros, mejorando su potencial capacidad de
básica del fracaso de la formación de investigadores sociales reside en que no se aprende a ha-
cer investigación en los cursos de especialización de metodología y/o técnicas si no se hace inves-
tigación junto a un/a maestro/a, como en los gremios medievales, dentro de un proyecto dirigido
por éste/a. Esto es así, porque hay algo incodificable, difícil de transmitir en el oficio del investi-
gador. Milis en la tradición norteámericana y Bourdieu y Wacquant en la francesa, han afirmado:
únicamente mediante conversaciones en que pensadores experimentados intercambien informa-
ción acerca de su manera real de trabajar pueden comunicarse al estudiante novel un concepto
útil del método y de la teoría; y por su parte los fran.ceses opinan: sin duda no hay otra manera
de adquirir los principios fundamentales de una práctica -la práctica científica no es una excep-
ción- que practicando al lado de una suerte de guía o entrenador que dé el ejemplo y corrija
enunciando en situación los preceptos directamente aplicados a un caso particular.
32
Investigación e intervención en Trabajo Social. ..
transferencia; dice Bourdieu: 24 "no es posible ahorrar esfuerzos en la
tarea de construir el objeto si no se abandona la investigación de esos
objetos preconstruidos, hechos sociales, demarcados, percibidos y ca-
lificados por la sociología espontánea ... "; "el problema tiene siempre
la solución que se merece en función de la forma en que se plantea,
de las condiciones bajo las que es determinado en cuanto problema,
y de los términos de que se dispone para plantearlo"~. En el proceso de
investigación, el desafío consiste en transformar los problemas sociales
percibidos por el común de la gente, en problemas científicos. Y esto
implica que realicemos un trabajo intelectual que permita, con los ele-
mentos teóricos y empíricos disponibles, poder transformar esos proble-
mas en problemas de conocimiento.
• Utilizar mejor los datos existentes. Iniciar un proceso de investigación
se asocia a la idea de "empezar algo nuevo". Muchas veces recopi-
lar nuevos datos resulta complicado por diversas razones; sin embar-
go, en más de una ocasión existe información recogida con otros fi-
nes y que no "leemos" sino individual o parcialmente. Sucede
también que le prestamos poca atención a aquel punto básico en los
manuales de metodología: el "estado de la cuestión". No sólo pode-
mos estar descubriendo aspectos desconocidos en información ya
existente, sino también problematizando tales datos, lo que dará al
proyecto un nuevo nivel de aportación.
• Potenciar, mejorar y valorar nuestra habilitación técnica: no sólo esta-
mos en contacto directo y cotidiano con problemas sociales, sino que
además hemos dado el primer paso de cualquier proceso de investiga-
ción empírica, cual es el reconocimiento y legitimidad en el campo. Es-
to es, debemos valorar y mejorar nuestras habilitaciones para la com-
prensión y la descripción densa. Pensemos por un momento cuántas
veces hemos sido consultados por otros profesionales en torno a temas
de nuestra incumbencia en la intervención, y que sin embargo no los
hemos convertido en temas de investigación y conocimiento? Violencia,
aborto, discriminación territorial, fragmentación, políticas asistenciales,
criminología, género ... y puede seguir la lista.
• Mejorar nuestro estilo de comunicar los resultados. Escribir es formular la
pretensión de la atención de los lectores, escribir es también pretender pa-
ra sí -por lo menos- una posición que amerite ser leí~o. En ocasiones,
ante el temor de utilizar un lenguaje demasiado sencillo o llano, recurri-
24. Bourdieu, Pierre y otros: "La Construcción del objeto", en El oficio del Sociólogo. Siglo
XXI, España 1994, pág. 135.
33
 Reconstruyendo lo social
mos a la terminología excesivamente técnica o usamos una prosa más
que compleja. Escribir es decir exactamente lo que queremos decir, de
modo que eso y sólo eso sea lo que otros entiendan de nuestro producto.
Parece oportuno, entonces, señalar que no sólo escribimos para ser leídos
o llamar la atención de alguien, sino que hay públicos-receptores diver-
sos, y si en rigor nuestra ambición es la atención, también debemos in-
corporar a nuestro hacer estos particulares públicos.
• Aún es incipiente -o está casi ausente-la transferencia de resultados;
los resultados de las investigaciones tienen un valor que va mucho más
allá del "uso o la transferencia inmediata"; en este sentido deberían
trascender a los equipos que las producen. Generar espacios de inter-
cambio entre equipos, espacios de puesta en público de los resultados,
promover acciones de extensión en base a los conocimientos que veni-
mos produciendo es, sin duda, un desafío pendiente y sobre el cual te-
nemos poco que decir, salvo advertir sobre su necesidad. Es preciso que
la producción académica sea difundida y democratizada, puesta al ser-
vicio de la sociedad, contribuyendo en situaciones que apunten al me-
joramiento de las condiciones de vida de la población. Legitimar proce-
sos y productos de investigación, implica dejar de lado la noción de la
práctica de investigación como subsidiaria de la intervención; lleva im-
plícito -además- el objetivo de legitimar la práctica frente a otros, los
otros que nos legitiman. Me refiero a protocolizar, exponer proyectos y
resultados de investigación en los ámbitos no sólo académicos, sino
también donde se juega el ejercicio profesional. En múltiples ocasiones
hemos encontrado colegas que desarrollan sistemáticos e interesantes
proceso de investigación. Sin embargo, suponemos que, por estar des-
legitimada la práctica entre nosotros mismos, cuando preguntamos
acerca de la difusión, la transferencia, la protocolización, ésta no ha si-
do tenida en cuenta como parte del proceso.
El recorrido y la lógica que he elegido para exp~ner mis ideas, no preten-
den ignorar los importantes avances que se han realizado, en materia de in-
vestigación y creación de conocimiento, en los últimos años desde el Trabajo
Social. He tratado más bien de identificar nuevos desafíos, los que de no ser
encarados seriamente pueden impedir que el camino iniciado se consolide.
Lo he hecho convencida de que el tiempo no ha transcurrido en vano, y que
aquellos argumentos que exponíamos hace 1O años, en torno a la importan-
cia de la investigación para mejorar la intervención, hoy ya no son necesarios;
por cuanto ya no nos preguntamos por qué el Trabajo Social debe investigar,
sino cómo, para quién, desde qué marcos teóricos, con qué objetivos.
34
Investigación e intervención en Trabajo Social ...
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 Reconstruyendo lo social

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to, dotado de necesidades, que en cada momento en que deja de tra-
bajar pierde sus in~ereses y, por tanto, su existencia ( .. .). Y así, cuan-
do al capital se le ocurre -por una ocurrencia necesaria o arbitra-
ria- deja de existir para el trabajador, éste deja también de existir
para sí mismo, se queda sin trabajo y, por tanto, sin salario, y como
sólo existe en cuanto trabajador, no en cuanto hombre, puede echar-
se a morir, perecer por hambre, etc. El trabajador sólo existe como tal
en cuanto existe para sí como capital, y sólo existe como capital en
cuanto existe un capital para sí."
Karl Marx

Introducción

Entre las numerosas controversias en el campo de las políticas socia-

les que expresan la gestión estatal de los problemas de los .. mercados" de
trabajo, en particular del desempleo, se encuentra la discusión sobre las así
llamadas políticas .. activas" y las denominadas políticas pasivas. "Entende-

1. El título del trabajo remite a la deuda del equipo con la importante obra de Piven, Frances
Fox; Cloward, Richard A. (1993): Regulating the poor. The functions of Public Welfare; Vin-
tage Books (updated edition), New York.
2. La presente publicación es producto de un conjunto de investigaciones desarrolladas en la
Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Córdoba, en el marco de su Progra-
ma de Promoción de la Investigación.
3. Directora del equipo de investigación. E-mail: norabritos@hotmail.com

36 37
 Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
Reconstruyendo lo social

intervención del Estado para la protección de la población de los efectos

mos así por políticas activas las diversas incitaciones ?i la reubicación, y
las obligaciones de aceptar los empleos disponibles. Pr¡>co importa que Jos disruptivos que producen los mercados.
Nos proponemos en este artículo examinar la vigencia de los derechos
empleos creados en el marco de los planes de reabsorción del desempleo
sociales, evaluando el potencial desmercantilizador de cada programa, te-
sean escasos con relación a los desocupados, que sean precarios y poco
niendo en cuenta las normativas de acceso a los mismos, la tasa de susti-
remunerados, que las pasantías de formación sean redundantes, caóticas
tución de ingresos y la posición de los sujetos en relación con los derechos.
y sólo ofrezcan muchas veces la perspectiva de otra pasantía" .4
Pretendemos así considerar la mayor o menor subordinación 1 autonomía
Este debate permea los discursos de diferentes actores sociales y re-
del sujeto respecto del trabajo, que se expresa tanto en los arreglos no_rm~­
corta el horizonte de la discusión necesaria sobre arreglos institucionales
tivos que regulan la relación laboral como en todos aquellos arreglos mstl-
que, abordando el desempleo, no descuiden la construcción de derechos
sociales consistentes con un concepto de ciudadanía plena. tucionales que instituyen protecciones sociales.
El núcleo central del modelo de protección social argentino se organi-
zó en torno a una integración corporativista que articuló la seguridad labo-
ral con la seguridad social 5 . La dependencia de la inserción laboral formal Políticas sociales y desempleo
para el acceso a la protección social constituye el núcleo de la instituciona-
lidad bienestarista, abarcando las políticas de previsión social, asignaciones 1
familiares, obras sociales, cobertura de riesgos del trabajo y seguro de de-
Los regímenes de Estados del Bienestar han configurado activamente los
sempleo. Sin embargo, las transformaciones de la condición salarial pusie-
ron a la luz los límites particu/aristas del modelo argentino. mercados laborales7 • Dicha incidencia aumenta cuando el desempleo se torna
La crisis del vínculo seguridad laboral seguridad social ilumina enton- elevado y las intervenciones estatales abordan explícitamente este problema,
8
ces, las "metamorfosis" de la cuestión social en Argentina. Creemos que en en cuyo caso "el desempleo confunde las fronteras del salario indirecto:' de
tantQ el empleo formal configuró los aspectos centrales de la ciudadanía so- modo tal que la separación entre políticas sociales y laborales se torna d1fusa.
cial en nuestro país, el desempleo revela no sólo un problema de "aloca- Refiriéndose al desempleo y a su nivel inédito en la Argentina, lñíguez
ción" de la fuerza de trabajo, sino que distorsiona por completo los alcan- señala que "en Jos últimos años se presentan dos períodos claramente di-
ferenciados, con el año 1993 como punto de inflexión (... ). A partir de ese
ces de la ciudadanía social, produciendo una aguda segmentación social.
momento, la PEA siguió creciendo, aunque a una menor tasa, pero la
A ello se agrega que desde nuestra perspectiva, las políticas activas
fuerza de trabajo empleada empezó a decrecer determinada por la caída
implementadas en nuestro contexto se oponen sistemáticamente a la cons-
trucción de ciudadanía y a la idea de derechos sociales. Un criterio relevan- de los ocupados completos, dado que los desocupados iniciaban una te_n-
te para la evaluación de los derechos sociales, consiste en los niveles de dencia claramente creciente. La brecha entre oferta y demanda se h1zo
desmercantilización que los mismos habilitan. "La desmercantilización se cada vez más manifiesta, alcanzando el pico máximo en mayo de 1995.
A partir de esa fecha, más de 2 millones de personas se encuentran de-
produce cuando se presta un servicio como un asunto de derecho y cuan- 9
1
socupadas, y superan Jos 3,5 millones sí se incluye a Jos subocupados" •
do una persona puede ganarse la vida sin depender del mercado. " 6 Los
derechos sociales son "derechos-expectativa", representan obligaciones de

7. Esping-Andersen, Gasta (1993): Op. cit. Véase también Offe, Claus (1_992):. La :ocíe?ad
del trabajo. Problemas estructurales y perspectivas de futuro, trad. de Ja1me N1colas, Alian-
za Editorial, Madrid. ,
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ño y Dávila Editores, Buenos Aires. . nueva (coordinador), Empleo y g!obalízación. La nueva cuest10n soc1al en la Argentma, Uni-
6. Esping-Andersen, Gasta (1993): Los tres mundos del Estado del bienestar, trad. de Bego-
versidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires; pág. 7 4.
ña Arregui Luco. Edicions Alfons el Magnánim - IVEI, Valencia; pág. 41.
39
38
 Reconstruyendo lo social
Durante el 3o trimestre de 2003, la PEA 10 argentina era de 10.554.000
personas, de las cuales 8.831.000 estaban ocupadas, 1.724.000 y
l. 751.000 estaban en situación de subocupación 11 •
La magnitud del desempleo en nuestro _contexto, así como su estabili-
zación inédita en niveles elevados en la década de 1990 12 , ponen en cues-
'tión las modalidades de intervención estatal en Argentina: el desempleo,
concebido como un asunto fricciona!, se abordó sólo a partir de 1991, con
la creación de un seguro de desempleo cuya cobertura, nivel de sustitución
de ingresos y requisitos de acceso restrictivos indicaron asimismo la apli-
cación del principio de menor elegibilidad para la reproducción de la fuer-
za de trabajo fuera de la constricción mercanti1 13 . Sin embargo, el seguro
de desempleo figura entre las medidas que se consideran upasivas", por
cuanto ofrece un ingreso a los desempleados (aunque condicionando su
percepción según estrictas condiciones de derechohabientes como apor-
tantes previos al fondo correspondiente). Además del seguro de desempleo,
se crearon diversos programas orientados a sectores diferenciados de la po-
blación, caracterizados por ser upolíticas activas".
2 ticas de asistencia social basadas en comprobación de medios para asignar
Debemos señalar que la década de 1990 representa un giro liberal en nu-
merosas políticas sociales y también en la propia configuración de la relación
salarial, introduciéndose modificqciones regresivas en la política laboral.
10. PEA: Población económicamente activa.
11. INDEC (2003): Información de prensa. Mercado de trabajo: principales indicadores (4°
trimestre 2002- 3° trimestre 2003) según la nueva Encuesta Permenente de Hogares, Bue-
nos Aires, diciembre de 2003.
12. Eduardo Basualdo (2001): Sistema político y modelo de acumulación en la Argentina.
Universidad Nacional de Quilmes Ediciones, FLACSO e IDEP, Buenos Aires.
13. Una de las políticas que históricamente contribuyó a la desmercantilización en el mundo del
trabajo y en los distintos regímenes del bienestar es la política de protección frente al desempleo.
Precisamente, en Argentina carecemos de una política desarrollada de cobertura frente al desem-
pleo. Recién a partir de 1991, con la creación del Fondo Nacional de Empleo, se comenzó a brin-
dar cobertura a los desempleados con los siguientes requisitos, señalados por Barbeito, Lo Vuolo,
Pautassi y Rodríguez: "Para recibir la prestación es necesario encontrarse en situación 'legal' de de-
sempleo, estar disponible para ocupar un puesto de trabajo, inscripto en el Sistema Unico de Re-
gistro Laboral, haber cotizado al Fondo Nacional de Empleo por un período mínimo de doce meses
durante los tres años anteriores al cese del contrato de trabajo que dio lugar a la situación legal de
desempleo... " Estas condiciones se agravaron con el tiempo y el aumento del desempleo: el valor
monetario de la prestación se redujo sensiblemente y disminuyó el período de tiempo por el cual
se admite mantenerse por fuera del mercado de trabajo. Véase Barbeito, Lo Vuolo, Pautassi, Rodrí-
guez (1999): La pobreza... de la política contra la pobreza, CIEPP-Miño y Dávila, Buenos Aires.
40
Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
Las transformaciones en el campo de las políticas sociales en la década
de 1990 se orientaron a reforzar los componentes de tipo liberal-residual en
el modelo de protección social argentino. El conjunto de transformaciones pro-
ducidas nos permiten afirmar que los arreglos institucionales se han reforma-
do en dirección a ampliar la participación del mercado en la oferta de bienes-
tar, en particular en las políticas de seguro, privatizándose su gestión 1 ~:-
Además, las prestaciones relativas a las políticas de seguro social su-
frieron una especificación de condiciones de acceso estrictamente basadas
en la trayectoria laboral. Para el caso de las prestaciones previsionales, se
incrementó el número de años de aporte sin interrupción para obtener los
beneficios y se incrementó la edad para postular a las prestaciones por ve-
jez tanto para las mujeres como para los hombres.
Las políticas universalistas (educación pública y salud pública) sufrieron
deterioros en sus prestaciones y una permanente erosión simbólica, siendo
afectadas por un importante desfinanciamiento producido como consecuencia
de la descentralización de los establecimientos y su transferencia a las provin-
cias y municipios, sin los correspondientes fondos para su desarrollo.
Al mismo tiempo, durante la década de 1990 se revalorizaron las polí-
beneficios y se enfatizaron las obligaciones de los destinatarios de las políti-
cas de asistencia, incorporando la realización de contraprestaciones por los
subsidios recibidos. Ello en el marco del creciente desempleo y de la incor-
poración de un sujeto novedoso en el campo de la asistencia: el hombre en
edad central con buen estado de salud, pero desempleado (reconstruido dis-
cursivamente como pobre). No se trata de una sutileza, sino de un análisis
importante para comprender el proceso de reconfiguración socio-institucional
ocurrido en la Argentina de los '90. Como alerta Grassi, uen lo que atañe al
14. Este es el caso de la emergencia de las administradoras de fondos de jubilación y pen-
sión (AFJP), entidades privadas con fines de lucro que administran el seguro por vejez e
invalidez de un sector importante de los asalariados. En el caso de la cobertura frente a
accidentes de trabajo, muerte e invalidez, en 1996 la Ley 24.557 derogó la normativa
que desde principios de siglo regía para los casos de accidentes de trabajo (nos referimos
a la Ley 9.688 de 1916). La ley derogada establecía que el empresario era el responsa-
ble por los accidentes de trabajo producidos en la empresa y debía pagar, en consecuen-
cia, indemnizaciones por muerte o incapacidad laboral derivadas de estos accidentes. La
nueva legislación establece la obligación de la empresa de contratar un seguro, y se esta-
blecen asimismo montos tope para las indemnizaciones. Al mismo tiempo, las leyes W
19.587 de Higiene y Seguridad y W 24.028 de Accidentes de Trabajo, se dictaron con el
objetivo de reducir la conflictividad y los costos de los accidentes y enfermedades profe-
sionales y crear un sistema integral de protección por riesgos de trabajo bajo la adminis-
tración de aseguradoras de riesgos de trabajo (ART) privadas.
41
 Reconstruyendo lo social
sujeto de la asistencia laboral, no hay aún suficiente investigación que per-
mita hacer generalizaciones acerca de los rasgos de idef1iidad del trabaja-
dor asistido, pero las primeras pesquisas no son alentadoras respecto de la
autonomía: todo parece indicar que la dependencia del mercado operada en
la relación salarial para la .reproducción se reconstituyó, para un sector de
la sociedad, en la dependencia de una nueva formación político-estatal,
operada por la relación asistencial, no productiva" 15 • La relación co'n el mun-
do del trabajo opera una dimensión subjetiva en dos sentidos: como medio
de sostenimiento de la vida material de sus agentes, y como uno de los re-
cursos para ·la configuración de la identidad colectiva e individual.
Estas transformaciones, tanto las que afectaron a las políticas sociales
como a las políticas laborales, fueron en importante medida impulsadas por
los bancos multilaterales de desarrollo, en especial el Banco Interamerica-
no de Desarrollo y el Banco Mundial 16 .
3
En este contexto de retroceso sistemático de los derechos sociales, las.
principales estrategias de regulación estatal de los problemas de los merca-
dos de trabajo en nuestra regiqn se configuraron de la siguiente manera:
l. Intervenciones características de lo que denominaremos, siguiendo a
OffeP, remercantilización administrativa: políticas sociales caracteriza-
das por brindar subsidios de desempleo condicionando a los receptores
a incorporarse a empresas para obtener el beneficio; o, en términos de
Lo Vuolo, políticas de "promoción del empleo mercanti/" 18 • Estas inter-
venciones son las que también se designan como "políticas activas".
2. Propuestas de workfare, estrategia complementaria a la remercanti-
lización administrativa 19 , que constituye la principal forma de gestión
15. Grassi, Estela (2003): Políticas y problemas sociales en la sociedad neo/ibera!: la otra
década infame (!). Espacio Editorial, Buenos Aires.
16. Acuña, Carlos y Tuozzo, María Fernanda (2000): "La participación de la sociedad civil en
los programas del Banco Mundial y del BID. El caso de Argentina", en Diana Tussie (comp.).
Luces y sombras de una nueva relación, Flacso- Temas Grupo Editorial, Buenos Aires.
17. La tematización de los procesos de desmercantilización y remercantilización administra-
tiva ocupa la mayor parte de los ensayos incluidos en Offe, Claus (1991): Contradicciones en
el Estado del bienestar, edición de John Keane, Alianza, Madrid.
18. Para una discusión de las políticas liberales, véase Lo Vuolo, Rubén (2001): Alternativas.
La economía como cuestión social, Altamira, Buenos Aires.
19. Britos, Nora; Caro, Rubén (2002): "Workfare, sufrimiento social y disciplinamiento labo-
ral", en Primer Congreso Nacional de Políticas Sociales, Quilmes, publicación en CD.
42
Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
de la reproducción de la población considerada "supernumeraria" 20 .
Las políticas de workfare pueden ser entendidas como "... aquellas
políticas que, en lugar de poner el acento en los 'incentivos'.y 'de-
rechos' al empleo, lo colocan en la directa 'obligación' de emplear-
se como precio a pagar para recibir un subsidio" 21 • También forman
parte de la introducción de "políticas activas".
3. Reproducción temporaria fuera de relaciones mercantiles con cober-
tura del seguro de desempleo. Se trata de una típica política "pasi-
va", que paga sin exigir contraprestaciones laborales en el momento
de recibir el beneficio, aunque supone exigencias importantes de ha-
ber participado en relaciones laborales mercantiles formales previo al
otorgamiento de la prestación.
La política pasiva cuestionada
En el marco de la sanción de la Ley Nacional de Empleo de 1991 No
24.013/ 91, norma que abre la posibilidad a la utilización de contratos por
tiempo determinado, introduce los llamados "contratos basura", y estable-
ce reducciones en las cargas patronales, introduciendo modalidades preca-
rias de trabajo "promovidas", hace su aparición el seguro de desempleo.
Tal contexto de aparición torna explicable lo exiguo de la prestación y las
enormes condiciones para acceder al beneficio.
Si bien la legislación establece que se trata de un seguro, es descripto
en las estadísticas como un programa asistencial. En la Ley Nacional de
Empleo se establece la creación del Fondo Nacional de Empleo. Su princi-
pal fuente de financiamiento la constituye la contribución patronal del 1,5%
sobre la masa salarial del sector privad_o, que antes se destinaba al finan-
ciamiento del Programa ·de Asignaciones Familiares; una contribución del
3% del total de las remuneraciones pagadas por las empresas de servicios
eventuales (a cargo de dichas empresas); una contribución del 0,5% de las
remuneraciones sujetas a contribuciones previsionales a cargo del emplea-
dor privado-, y un aporte del 0,5% de las remuneraciones sujetas a aportes
previsionales, a cargo del trabajador. Además, se prevén aportes del Esta-
do, tanto en partidas que asigne la Ley de Presupuesto anualmente, como
20. Castel, Robert (1999): Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salaria-
do, trad. de Jorge Piatigorsky, Paidós, Buenos Aires.
21. Lo Vuolo, Rubén (2001): Op. cit.; pág. 116. Las comillas corresponden al original.
43
 Reconstruyendo lo social
de los municipios y provincias según acuerdos que pu<;fieran celebrarse.
Otros recursos lo constituyen las donaciones, legados, la~' rentas provenien-
tes de la inversión de las sumas ingresadas al fondo; los 1recursos de la coo-
peración internacional, y los aportes personales de los beneficiarios de pres-
taciones previsionales que reingresen a la actividad.
La prestación consiste en el pago mensual a los destinatarios de un
monto que oscila entre $150 y $300, el pago de asignaciones familiares,
el reconocimiento de la antigüedad a los efectos previsionales, la cobertura
médico-asistencial y el apoyo a la búsqueda de empleo.
Como señala Luis Castillo Marín, /os trabajadores en busca de su pri-
11
mer trabajo no entran en el seguro de desempleo, /os trabajadores que
pierden el trabajo por causas injustificadas, renuncias, tampoco entran en
el seguro, /os trabajadores que no tengan aportes en /os últimos doce me-
ses y dentro de /os últimos tres años tampoco entran en el seguro ... Este
conjunto de requisitos que la misma ley establecía hacen que este instru-
mento previsto para atemperar /os cambios o /os impactos sobre ét mer-
cado de trabajo de las transformaciones que se preveían en la economía
argentina tuviera un alcance reducido" 22 •
Entonces, los trabajadores cuqiertos son exclusivamente aquellos que ha-
yan aportado al Sistema de Seguridad Social durante un mínimo de un año en
los últimos tres años, cuyo despido sea por fuerza mayor o sin causa justa. Es-
tán excluidos expresamente los trabajadores de la construcción, del servicio
doméstico y del Estado (en un período en el que la privatización de empresas
estatales y la ~~racionalización" del gasto público derivaron en el despido masi-
vo de empleados públicos). Obviamente, están excluidos todos aquellos que se
encuentran en situaciones de informalidad laboral.
El sistema prevé una escala decreciente en la prestación monetaria que
se modifica cada cuatro meses:
• primer período: el trabajador percibe el 50% del mejor haber men-
sual, con topes mínimos de $150 y máximos de $300.
• segundo período: el pago mensual baja a un 85% de lo abonado en
el primer período.
La duración en meses de la prestación depende del tiempo de aportes
al Sistema de Seguridad Social en los últimos 3 años anteriores al cese o
22. Castillo Marín, Luis (1997): "Las políticas de empleo frente a la crisis. Diagnóstico y pers-
pectivas", en Ernesto Villanueva (coordinador), Empleo y globalización. La nueva cuestión so-
cial en la Argentina, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires; pág. 462.
44
Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
despido. Si el período de cotización está entre los 12 y 23 meses, corres-.
ponden 4 meses de prestación. Si la cotización abarca entre 24 y 35 me-
ses, se contarán 8 meses de prestación. Para quienes hayan ~atizado más
de 36 meses, se extiende el período de prestación a los 12 meses. La nor-
mativa establece que los beneficiarios tienen obligación de aceptar contro-
les, empleos ó cursos de capacitación según indique la autoridad de apli-
cación, pero en la práctica no se intermedia o apoya la búsqueda de em-
pleo. Sin embargo, si los beneficiarios no aceptan las indicaciones y contra-
, les de la autoridad de aplicación, pueden perder las prestaciones.
Resaltan algunos aspectos característicos de lo que se dio en llamar
puja económica entre políticas sociales: el seguro de desempleo se financia
parcialmente con fondos de otra política, que es la de asignaciones familia-
res, restándole recursos. Se trata de un ajuste interno (entre políticas) y no
una mayor asignación de recursos al gasto público social.
Mateo Alaluf destaca la importancia de los seguros de desempleo en la
historia de los dispositivos de política social. "En e/ lugar de las 'políticas ac-
tivas' valorizadas, son /as 'políticas pasivas' /as que se encuentran, sí no
condenadas, por lo menos minimizadas. Sin embargo, /os subsidios por de-
sempleo constituyen no sólo la protección más tangible para las personas
enfrentadas a la pérdida del empleo, sino también para /os asalariados y /os
pobres dependientes de la ayuda social. Los subsidios no sólo constituyen
un ingreso para /os desempleados, sino que designan taf!Jbién el límite por
debajo del cual /os salarios no pueden bajar, ya que si no sería más benefi-
cioso ser desempleado que trabajar. Simultáneamente, el monto de /os sub-
sidios sirve de referencia para la ayuda social acordada a las personas sin
recursos. Define de este modo el nivel mínimo de ingresos tolerable. Como
en nuestras sociedades 'asalariadas' /os subsidios por desempleo constitu-
yen el criterio principal del estado de la sociedad, resultan tan atacados en
períodos de crisis. A las medidas tomadas para restringir el alcance del sub-
sidio por desempleo se agrega el peso de las palabras: es necesario que la
connotación de pasiva contribuya por su parte a corroer esta protección, que
23
delimita precisamente la frontera entre ingresos del capital y del trabajo. "
A los fines de nuestra exposición, nos interesa destacar los escasos efectos
desmercantilizadores de la política abordada en el contexto local. Las estrictas
condiciones para acceder al beneficio, especialmente la cantidad de meses que
se debe cotizar para tener derecho a unos meses de prestación; el hecho de que
sólo los trabajadores del sector privado puedan acceder a los beneficios y sólo
23. Alaluf, Mateo (1997): Op. cit.; pág. 476.
45
 Reconstruyendo lo social
bajo estrictas condiciones de despido; la pérdida del beneficio en forma auto-
mática aunque persista la situación de desempleo una vez ~,ulminado el perío-
do ~scaso que se concede, hacen que el seguro de desempleo tenga un míni-
mo 1~p~cto en el desar:ollo de derechos sociales. El monto de la prestación, de
por SI ex1guo, es decreciente en el tiempo, lo que representa una constricción a
la reinserción casi inmediata en nuevas relaciones mercantiles.
Resulta de interés en el marco de las políticas sociales en Argentina el
hecho de que el seguro de desempleo ni siquiera__ es un derecho de los tra-
bajadores formales como categoría, como es el caso de ·los otros seguros
con _los que contamos, ya que se ven excluidos los empleados públicos en
part_1cular, lo que configura ~:~n tratamiento violatorio de la igualdad de tra-
to v1gente en nuestra Constitución.
Los .derechos sociales deberían, desde nuestra perspectiva, proporcio-
nar una Igualdad de tratamiento para todos los habitantes que se encuen-
tren _en la misma sit~ación de falta de ocupación remunerada que les pro-
porcione adecuados mgresos para la subsistencia según los parámetros co-
rrespondientes a una vida normal en nuestra sociedad.
En nuestro caso, el principio de menor elegibilidad ha sido extremado:
no puede consistir en una opción para los trabajadores hallarse temporaria-
mente "suspendidos", fuera de la lógica mercantil. Sólo la situación legal
de desempleo permite la solicitud del beneficio. En el año 1999 con una
c~fra de desempleados de más de dos millones en todo el país, l~s presta-
Clones promedio del seguro de desempleo sólo abarcaron a ciento catorce
· mil personas, según los datos del INDEC. En el año 2000, se realizaron
ciento veinticuatro mil prestaciones. Ello representa una cobertura del or-
den del cinco por ciento de los desempleados.
Como veremos más adelante, efectivamente parece haber un umbral
de ingresos que, por un lado, configura los ingresos mínimos en el caso del
seguro de des~mpleo y que se ha convertido en el máximo ingreso posible
en el caso de los programas de workfare dirigidos a quienes se encuentran
desempleados pero no están en condiciones de acyeder a tal seguro. Tam-
bién resulta un ingreso de referencia para la implementación de programas
de remercantilización administrativa.
. Todo lo cual expresa el punto de vista desde el cual se impulsaba y
onentaba la reforma de las normas laborales y desde el que se reinterpre-
taba la propia ley, porque la dimensión y el monto del seguro, así como el
de la asistencia lisa y llana, relega y oculta la disputa por el mínimo nivel
de salarios y por el máximo de la mercantilización de la fuerza de trabajo.
Es preciso tener en cuenta que el salario mínimo, vital y móvil estuvo du-
rante la década de 1990 fijo en $300. En la actualidad es de $350, y la ca-
46
Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
nasta básica de alimentos (CBA) -canasta que designa el límite de subsisten-
cia, y que señala la línea de indigencia para una familia (por ejemplo, una fa-
milia compuesta por cinco miembros: matrimonio de 30 años y tres hijos de
· 5, 3 y 1 año)- estaba en diciembre de 2003 en $355,35 24 .
Remercantilización administrativa:
¿política activa o activación política (del capital)?
1
La re_mercantilización administrativa constituye una estrategia estatal
de intervención directa en la relación entre capital y trabajo. Ilustra las ten-
siones a que se ve expuesta la intervención estatal en el capitalismo: se re-
mercantilizan relaciones sociales a través de la creación de valor por me-
dios estatales o ajenos a la lógica mercantil.
En términos de gasto social, sería indiferente que el Estado subsidie a
los desempleados en términos del seguro de desempleo, o que el subsidio
se otorgue bajo la condición de que alguna empresa incorpore al desem-
pleado durante el tiempo que dure el subsidio, y que el desempleado deba
realizar una contraprestación laboral por acceder al subsidio. Sin embargo,
no resulta indiferente desde la perspectiva de las relaciones entre capital y
trabajo. La fractura original capital/trabajo se procesa política y cultural-
25
mente no necesariamente de un modo progresivo, ni estable .
Lo que se pone de manifiesto en este tipo de programas es la idea de las
políticas "activas", como preocupación estatal que consiste en maximizar las
oportunidades de intercambio bajo la forma mercantil del capital y la fuerza de
trabajo. "Por medio de estas políticas, se pagan salarios con fondos fiscales
y se exime a las empresas del pago de cargas sociales, todo ello por un tiem-
po determinado. La puesta en contacto administrativo de capital y fuerza de
trabajo favorecería (según la perspectiva de quienes diseñan los programas)
24. Véase INDEC (2004): Información de prensa. Valorización mensual de la canasta bási-
ca alimentaria y de la canasta básica total, enero de 2004, Buenos Aires. También INDEC
(2003): Información de prensa. Incidencia de la pobreza y de la indigencia en los aglome-
rados urbanos, mayo de 2003, Buenos Aires.
25. Estela Grassi (2003, Op. Cit.) señala: "Si los recursos políticos-normativos que regulan la
fuerza de trabajo no imponen, en la producción, criterios de racionalidad en función del suje-
to del trabajo, la asistencia a los pobres y/o desocupados no alcanza para contener la dimen-
sión de la población en condiciones de pobreza y/o sin lugares de empleo."
47
 Reconstruyendo lo social
la creación de nuevos empleos, ya que una vez finalizado el período subsidia-
do, las empresas incorporarían a estos trabajadores en tanto éstos hayan de-
mostrado sus condiciones para el puesto y su conformidad con las tareas asig-
nadas y con el salario propuesto. Una condición para la remercantilización
consiste en que las poblaciones puedan ser empleables por la industria, el co-
mercio o los servicios mercantiles. De allí que, complementariamente, las es-
trategias de formación de jóvenes. con pasantías en empresas tiendan a ajus-
tar a las necesidades empresariales los perfiles de la fuerza de trabajo" 26 •
Queremos destacar que en este tipo de respuesta estatal se evidencian
los límites a la acción desmercantilizadora que pueden tener los programas
sociales. Que se subsidie a la fuerza de trabajo para que se recomponga,
se capacite, eventualmente busque las mejores condiciones para su trata-
miento mercantil, parece inaceptable. Por el contrario, el subsidio a las em-
presas que representan estos programas no es tematizada, es algo dado por
supuesto y evidente. No parece plantearse la pregunta ¿por qué el Estado
debe subsidiar al sector privado dotándolo de una fuerza de trabajo que in-
gresa a esta relación en un estado de excepción, carente de derechos? Una
clave sugerente de análisis remite a la producción de un debilitamiento ge-
neralizado de la relación salarial y llevar la amenaza de la sustitución y el
desempleo a quienes ocupan empleos "plenos", al corazón de la fábrica, el
taller, o los servicios donde conviven los trabajadores.
2 las modalidades promovidas. La duración del contrato no podía ser menor
La Ley Nacional de Empleo incluyó un capítulo referido a los "Programas
de empleo para grupos especiales de trabajadores". Se trata del Capítulo 111,
en el cual se introduce la facultad del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
para desarrollar políticas orientadas a la reinserción laboral de trabajadores que
presenten mayores dificultades de inserción laboral.
Los grupos especiales enumerados (no se excluyen otros grupos que en
el futuro pudieran ser foco de estas políticas) son:
a. jóvenes desocupados entre 14 y 24 años;
b. cesantes con calificaciones en ocupaciones obsoletas; o mayores de
50 años; o que sufran más de 8 meses de desempleo;
c. grupos protegidos (liberados, aborígenes, ex-combatientes y rehabi-
litados de la drogadicción);
d. discapacitados.
26. Britos, Nora; Caro, Rubén (2002): Op. cit.
48
Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
Las políticas de fomento del empleo privado o políticas activas surgen en-
tonces partir de la Ley 24.013. Si bien con anterioridad, y en particular en los
gobiernos de tacto, se promovía el empleo privado fundamentalmente a través de
la rebaja de aportes patronales para la seguridad social, a partir de 1991 comien-
zan a implementarse "políticas activas" de fomento del empleo privado, que van
más allá de la rebaja o anulación de impuestos para los empleadores. "Para que
el desempleo contribuya a mejorar las performances económicas (es decir, a
contener las alzas de los salarios), es necesario que los desempleados sean ac-
tivos. Los desempleados desmotivados (en razón de numerosas tentativas in-
fructuosas para conseguir empleo) y los excluidos del mercado de trabajo ya no
pueden inducir semejante 'efecto virtuoso' sobre la economía(. .. ). En otros tér-
minos, es necesario prioritariamente incitar a los demandantes de empleo a
que cumplan con sus obligaciones de desempleados, o sea, a buscar trabajo
activamente. Esta actividad de búsqueda de trabajo prevalece contundente-
mente sobre la que consiste en encontrar eventualmente algún trabajo" .27
La década de 1990 se caracterizó por la implementación de una sucesión
de programas de fomento del empleo privado. En nuestro contexto, podemos
mencionar los siguientes programas ejecutados según esta estrategia:
Programa de Promoción del Empleo Privado para la pequeña y mediana
empresa PEP/PYME, que fomentaba la contratación de trabajadores deso-
cupados (jóvenes entre 16 y 25 años, mujeres y mayores de 45 años) en
a los 6 meses. El Fondo Nacional de Empleo se hacía cargo de los salarios
y cargas sociales de las nuevas relaciones hasta un monto que no excedie-
ra los $350. Nótese que los grupos ocupacionales desfavorecidos abarcan
la casi totalidad de la PEA, excluyendo a los hombres en edad central.
A partir de enero de 1995 se reservó la participación en el programa
a las empresas pequeñas que no tengan más de 40 trabajadores y a las me-
dianas con no más de 100 trabajadores, y se redujo el monto del subsidio
a un máximo de $200. En 1996 el programa PEP/PYME se anula, habien-
do subsidiado en sus dos años de vigencia 35.000 contratos.
, En 1997 se crea el Programa,PROEMPLEO. El programa abonaba por
cuenta del empleador, a cada uno de los trabajadores incluidos, una suma
de dinero mensual que sería considerada remunerativa a todos los fines le-
gales, o para pagar los aportes y contribuciones a la seguridad social. Es-
27. Alaluf, Mateo (1997): Op. cit.; pág. 475.
49
 Reconstruyendo lo social
tuvo vigente varios años, pero no se difundió ni se asigr}aron fondos ade-
cuados. El objetivo era fomentar la creación de empleo privado en sectores
productivos o regiones en reconversión productiva, y atender a los trabaja-
dores con dificultades de inserción (desocupados mayores de 38 años con
carga de familia). Cuando se declaraban regiones en crisis, los requisitos de
edad no eran tenidos en cuenta. Destacamos que ,en este caso, cambia la
edad crítica y se admite que los hombres en edad central, con más de 38
años, puedan ser sujetos de las acciones del programa.
También se crearon programas para atender a sectores específicos de
la industria: tal fue el caso del Programa de Reconversión de la Esquila y
del Programa de Empleo Privado para la Industria de la Construcción
(PROEMPRI); el primero procuraba mejorar las capacidades de los trabaja-
dores de la esquila, y el segundo, aumentar el nivel y la calidad del empleo,
así como la registración de los trabajadores del sector.
Programa de Apoyo al Empleo en Pequeñas y Medianas Empresas
(Emplear/PYME)
Este programa incentivaba los contratos por tiempo indeterminado que
realizaran las empresas durante 2000 y que significaran un incremento del
plantel respecto del año 1999. Admitía la participación de empresas industria-
les de hasta 50 trabajadores, que no hubieran producido despidos colectivos
en los 6 meses anteriores a ingresar al programa. Los trabajadores desocupa-
dos que se habilitaba a contratar por esta modalidad debían ser o mayores de
40 años, o jefes de hogar con 3 hijos o más a cargo, o jóvenes de hasta 25
años con experiencia laboral y 6 meses de desempleo, o personas que por más
de 12 meses habían sido beneficiarios de programas de empleo transitorio.
El programa abonaba al empleador $100 mensuales por cada nueva re-
lación laboral durante 12 meses, en contratos que debían ser a tiempo com-
pleto y con una remuneración bruta de entre $350 y $900. El programa no
, fue difundido ampliamente y fue desactivado. En este caso, se torna comple-
tamente difusa la focalización relativa a grupos esp?cialmente desfavorecidos,
ya que prácticamente toda la PEA podía ser sujeto del programa.
En 2000 se creó el Programa de Emergencia Laboral-Productivo (PEL
Productivo). Los trabajadores recibirían una ayuda económica mensual no
remunerativa de entre $120 y $200 por parte del Ministerio de Trabajo:
Los destinatarios fueron delimitados como sigue: personas desocupadas
mayores de 18 años que no percibieran prestaciones previsionales, por se-
guro de desempleo o por otro programa del Ministerio de Trabajo, o de otros
programas nacionales, provinciales o municipales. Tampoco debían regis-
trar aportes a la Seguridad Social al momento de su incorporación.
50
Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
El objetivo del programa era brindar ocupación y capacitación laboral
a trabajadores desempleados o que buscaban su primer empleo.
Programa Nacional de Pasantías para la Reconversión (PRONAPASJ
La finalidad expresada era actualizar o complementar los conocimien-
tos laborales del pasante con una práctica que lo habilitara para el ejerci-
cio de una profesión u oficio. Las empresas que solicitaban pasantes debían
inscribirse en el Ministerio de Trabajo, designando un tutor por cada 10 pa-
santes, explicitar la actividad formativa a ser desarrollada y certificar las
prácticas efectuadas por los pasantes.
La pasantía no implicaba asumir las obligaciones de una relación laboral,
estableciéndose que no genera relación jurídica alguna entre la empresa y el
pasante. La duración máxima de la pasantía era de 3 meses, con posibilidad
de prórroga. El Fondo Nacional de Empleo asignaba a los pasantes una beca
o ayuda no remunerativa de hasta $200. Los destinatarios eran jóvenes entre
16 y 25 años, mayores de 45 años y mujeres.
En la provincia de Córdoba, con similar diseño, se desarrollaron los
programas Primer Paso (orientado a jóvenes en búsqueda de su primer em-
pleo), Volver al Trabajo (para mayores de 45 años) y Programa Edad Pro-
ductiva (para desempleados en edad central). Actualmente se plantea ade-
más la posibilidad de desarrollar un programa para profesionales universi-
tarios en búsqueda de su primer empleo (PPPP).
Realizar una evaluación de los resultados de tales programas es comple-
jo. Como señala Alaluf, "que se haga un balance de /os efectos de resultados
inesperados de estas medidas (las contrataciones se habrían llevado a cabo
aun ante la ausencia de medidas, siendo éstas en la ocasión beneficios adi-
cionales), o de /os efectos de/sustitución (la contratación de ciertas catego-
rías se hace en detrimento de otras), uno se conformará considerando que un
empleo precario es mejor que nada, y que es mejor rotar en /os trabajos que
terminar en el desempleo./ Las evaluaciones de las 'políticas activas' en tér-
minos de empleo son mucf:Jo menos convincentes, ya que son tributarias de
una doble indeterminación. ¿Qué significado puede otorgarse a /as 'tasas de
colocación' registradas teniendo en cuenta la naturaleza de /os empleos a /os
cuales /os dispositivos de inserción dan acceso y /os efectos de resultados
inesperados y de sustitución? ¿En qué proporción pueden atribuirse las colo-
caciones a /as medidas supuestamente creadas para ello?" 28 •
Los más importante es que los motivos que se aducen para la imple-
mentación de las políticas activas de remercantilización administrativa no
28. Al al uf, Mateo, Op. cit.; pág. 475.
51
 Reconstruyendo lo social
son evaluados en términos de resultados. El trabajo como contraprestación
de planes laborales resulta superfluo en el sector privqdo, si se toma en
cuenta su escasa influencia en la dinámica de generación de empleo. Sin
embargo, estas formas de política activa contribuyeron a prefigurar el bajo
piso de las condiciones laborales y del nivel de salarios. Grassi plantea ade-
más que "/os programas de re-entrenamiento de la fuerza de trabajo tam-
bién plantean problemas de eficacia práctica y de consistencia con /as
condiciones del mercado de trabajo" 29 . La capacitación en este contexto
derivó en una instrucción superflua, inocua para el mercado, más parecida
al entrenamiento-entretenimiento que al desarrollo de saberes y habitus ca-
racterísticos de algún campo o práctica social productiva. Como señala Lo
Vuolo, "e/ lugar de la calificación profesional es e/ lugar de trabajo" 30 •
Es importante señalar que el intento de focalizar los programas se fue
desdibujando hacia una sumatoria de grupos "vulnerables" que terminó
abarcando virtualmente a toda la PEA, con lo que, una situación especial
termina cubriendo como un halo a todo trabajador. Y de una "normalidad
salarial" pasamos a una "situación especial permanente". Ello no puede de-
jar de tener consecuencias sobre los trabajadores ocupados.
Una política activa para los "pobres": el workfare
y la obligación de realizar contraprestaciones laborales
1
En lo que respecta a las estrategias de workfare, éstas pueden ser enten-
didas como " ...aquellas políticas que, en lugar de poner el acento en /os 'in-
centivos' y 'derechos' al empleo, lo colocan en la directa 'obligación' de em-
plearse como precio a pagar para recibir un subsidio" 31 • Llama la atención
que, al mismo tiempo en que se implementaba el seguro de desempleo (inte-
grado en el conjunto de las políticas de seguro social o corporativistas) con las
condiciones de acceso restrictivas que mencionamos, se producía una inquie-
tante operación de separación de categorías de trabajadores.
Las políticas estatales contribuyen decisivamente a la configuración del or-
den social, y en nuestro caso, parecen contribuir a la implosión de la categoría
29. Grassi: Op. cit.
30. Lo Vuolo (2001): Op. cit.; pág. 83.
31. Lo Vuolo (2001): Op. cit.; pág. 116. Las comillas corresponden al original.
52
Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
de trabajador, a partir del tratamiento diferenciado para quienes no lograron in-
serciones laborales estables o perdieron su inserción en el proceso de reconver-
sión productiva de la década de 1990. Quienes no lograron contar con el segu-
ro de desempleo, ni lograron que alguna empresa se interesara en incorporarlos
bajo políticas de remercantilización administrativa, o la duración de su desem-
pleo superó la duración estándar prevista por los programas señalados, se vie-
ron convertidos en "pobres" y asistidos ocasionalmente por los programas de
asistencia que introdujeron la modalidad de workfare (subsidios de desempleo
con contraprestación laboral). En este sentido, la separación entre políticas ba-
sadas en el seguro (seguro de desempleo), la remercantilización administrativa
y la asistencia pueden interpretarse como estrategias de gestión de la fuerza de
trabajo que producen una arbitraria distinción entre el trabajador y el pobre32 •
"Todas /as formas de workfare estigmatizan a /os desempleados de
incapaces y holgazanes a /os que la sociedad está autorizada a forzar
a trabajar, por su propio bien. De tal manera se reasegura ella misma
sobre la causa del desempleo: esta causa son /os propios desemplea-
dos, que no tienen, digamos, las calificaciones, /as competencias so-
cia/es y la voluntad necesarias para obtener un empleo. Se /os ocupa-
rá entonces en las tareas más humildes." 33
2
La Ley 24.013 autorizaba a los Ejecutivos nacional, provincial o mu-
nicipal a contratar trabajadores por tiempo determinado, usando la moda-
lidad promovida de Fomento del Empleo (creada por la misma ley) para la
ejecución de obras o prestación de servicios de utilidad pública o social. Es-
ta ley habilitó entonces el marco para la creación de los distintos progra-
mas de empleo transitorio. Los objetivos explícitos eran brindar ocupación
transitoria a trabajadores desocupados en condiciones de pobreza, mejorar
su empleabilidad y realizar obras o servicios socialmente necesarios. La
ayuda económica no remunerativa se fijó en un máximo de $200. Hasta
1997 el financiamiento se realizaba con el Fondo Nacional de Empleo, y
desde 1997 se sumaron préstamos del Banco Mundial por 200 millones
de dólares en 1997 y 284 millones en 1999.
32. Para una discusión más amplia de este tema, ver Nora Britos (2003): "Astucias de la razón
neoconservadora: del silencioso desplazamiento de los derechos a las obligaciones en el campo
de la asistencia social", en Britos, Caro, Carrizo, Echavarría, Hunziker y Rufinetti, Teoría Crítica de
la Ciudadanía. Notas para una política democrática, Letras de Córdoba, Córdoba.
33. Gorz, Andre (1998): Miserias del presente, riqueza de lo posible, trad. de Cristina Piña,
Paidós, Buenos Aires; pág. 92.
53

Reconstruyendo lo social
Previo al desarrollo de los típicos programas de workfa~e, se implementó,
el Programa Intensivo de Trabajo (PIT), que tuvo caracterís~icas completamen-
te opuestas. Comenzó su ejecución a partir de 1993, y fue el único programa
de empleo transitorio enmarcado en la Ley de Contrato de Trabajo. Sólo auto-
rizaba a crear empleo masivo para atender la emergencia de las administracio-
nes públicas, y la relación que establecía entre la administración pública y el
beneficiario del programa era una relación laboral, con salario, aguinaldo, va-
caciones, obra social, asignaciones familiares, aportes y contribuciones pre-
visionales e indemnización por despido. Los criterios de selección de los be-
neficiarios del PIT eran: ser trabajadores desocupados de larga duración, ins-
criptos en la red de servicios de empleo, preferentemente jefes de hogar con
cargas de familia y con calificaciones obsoletas.
Se presentaban proyectos en cada localidad en los que se debía expli-
citar el impacto ocupacional esperado, la capacitación que se brindaría a
los beneficiarios y cómo se mantendrían las obras a ser realizadas, que te-
nían que ser de infraestructura básica.
La duración de los proyectos era de 6 meses, con posibilidad de pró-
rroga por otros 6 meses. El Ministerio de Trabajo (a través del Fondo Na-
cional de Empleo) financiaba el salario y las contribuciones patronales, y
los gobiernos provinciales o locales eran responsables por las maquinarias,
materiales e insumos para realizar las obras.
Fue el único programa con estas características; en los programas que lo
sucedieron, la naturaleza jurídica de la prestación se definió como una ayuda
económica no remunerativa, y en la reglamentación de los programas se esta-
blecía la obligación de brindar una cobertura de salud y un seguro de respon-
sabilidad civil, contratados por cuenta de las organizaciones y unidades esta-
tales que incorporaran trabajadores de los ~~planes". Este primer programa, cu-
ya lógica sería abandonada en lo sucesivo, priorizó la relación salario 1calidad
de la cobertura frente a ayuda económica no remunerativa 1cantidad de be-
! neficiarios a cubrir, que fue el modelo que predominó posteriormente.
Los siguientes programas, de breve duración y ~scasa incidencia y evalua-
ción, pero con una lógica diferente, fueron: Programa de Asistencia Solidaria
(PROAS); Programa de Entrenamiento Ocupayional (PRENO), Programa de
Empleo de Interés Social (PROEDIS); Programa lnteristitucional de Interés So-
cial (PRIDIS); Programa Asistir. Durante 1995 y 1996 estos programas susti-
tuyeron al PIT, cambiando la relación entre beneficiario y Estado en términos
ahora de uayuda no remunerativa". Además del cambio en la relación entre el
beneficiario y el Estado, se habilitó no sólo la realización de obras, sino la pres-
tación de servicios, y se incluyó a las organizaciones no gubernamentales co-
mo agentes autorizados a presentar proyectos.
54
Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
En 1996 comenzó a desarrollarse el Programa Trabajar, que fue el más
conocido por su amplia cobertura territorial. El programa asistía a los de-
sempleados exigiendo una contraprestación laboral: realización de obras
de infraestructura de interés comunitario. Para la realización de la contra-
prestación se dispuso que por día los desocupados cubiertos por el progra-
ma debían cumplir una jornada de trabajo de 6 horas de lunes a viernes,
es decir, cumplir 30 horas semanales de prestación.
El programa habilitó a ejecutar los proyectos a organizaciones sin fines
de lucro, organismos descentralizados y empresas públicas, además de los
municipios y comunas. No obstante, un 70% de los proyectos aprobados
fueron ejecutados por municipios.
La prestación que financiaba el programa era una ayuda no remunera-
tiva mensual por beneficiario que varió entre los $200 y los $160 en dife-
rentes momentos del programa, cubriendo por beneficiario de 3 a 6 meses
de prestación, y cobertura de accidentes de trabajo a cargo del Ministerio
de Trabajo. Los ejecutores debían cubrir los aspectos de salud de los traba-
jadores. Introdujo el pago directo a los beneficiarios a través del correo o
banco local. El financiamiento de la ayuda no remunerativa y de la cober-
tura. por accidentes de trabajo fue provisto por el Fondo Nacional de Em-
pleo y un préstamo del BIRF. La cobertura de salud, y los materiales, he-
rramientas, etc., debían ser provistos por los organismos ejecutores.
Otro programa que se desarrolló en forma conjunta con el Programa Tra-
bajar fue el Programa de Emergencia Laboral - Subprograma Desarrollo comu-
nitario. Este programa se diferenció del Trabajar en que abordaba exclusiva-
mente la prestación de servicios y contaba con un cupo obligatorio para ser in-
tegrado por mujeres (es decir, los proyectos debían incluir como mínimo un
60% de beneficiarias mujeres). La jornada de trabajo que se demandaba co-
mo contraprestación era de 4 horas diarias, y también la ayuda económica no
remunerativa era menor ($120). Se financió con el Fondo Nacional de Empleo.
Entre 1995 y 1999 se implementó el Programa Forestar, a fin de crear
empleo transitorio en el sector rual y apoyar la forestación, promoviendo el em-
pleo privado en áreas rurales. El programa financiaba el 90% de los trabaja-
dores necesarios para realizar las tareas (podas, raleos, alambrados) previstas
en los proyectos presentados, y el empleador debía hacerse cargo del 1O% res-
tante de trabajadores. La ocupación era transitoria (2 a 3 meses), y el MTSS
brindaba una ayuda económica no remunerativa de $160/$200 mensuales
por trabajador y seguro de responsabilidad civil. El programa dio cobertura a
un promedio de 7.000 beneficiarios anuales (por tres meses).
A partir del primer trimestre de 2002, luego de la crisis institucional pro-
ducida en diciembre de 2001, comenzó a desarrollarse en todo el territorio el
55
 Reconstruyendo lo social
programa de emergencia ocupacional "Jefes y Jefas de Hogar Desocupados-
derecho Familiar de Inclusión Social" (decretos 165/02 y l>65/02). Como el
antecedente inmediato (el Programa Trabajar), es un programa asistencial de-
pendiente del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Los beneficia-
rios son jefes y jefas de hogar desocupados con hijos menores a cargo, o dis-
capacitados, y exige como cor.Jtraprestación al subsidio otorgado, la ejecución
de una jornada de cuatro horas de trabajo en un proyecto social o en una ins-
titución estatal. Se admite también la capacitación. Asimismo, se incluye la po-
sibilidad de que las empresas incorporen trabajadores bajo programa, comple-
tando el salario básico para la categoría de que se trate con recursos propios,
con una duración limitada. Las actividades deben ser aprobadas por los con-
sejos consultivos y el titular del Ejecutivo municipal, y enmarcarse en proyec-
tos de interés social. La contraprestación es obligatoria y su incumplimiento da
lugar a la extinción del derecho a percibir el subsidio 34 •
El financiamiento del programa proviene de fondos del Tesoro nacio-
nal, de fondos derivados de las retenciones a las exportaciones, y de prés-
tamos del Banco Mundial.
Para completar el financiamiento, se redujeron partidas asignadas a
otras políticas sociales, como aquellas destinadas un Programa de Fomen-
to e Impulso al Desarrollo del Sistema Democrático; un Programa de For-
mación Docente del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Na-
ción; fondos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas;
fondos destinados a la Emergencia Sanitaria y fondos derivados de los pro-
gramas de Emergencia Alimentaria 35 .
El gobierno definió al programa como "derecho de inclusión social".
Veremos en qué aspectos tal programa (y los demás ejecutados con las mis-
mas modalidades) se aleja de un concepto de derecho social.
Como señala el Centro de Estudios Legales y Sociales, "lejos de la pre-
tensión de consagrar un derecho, el plan se limita a distribuir beneficios
asistenciales precarios, que no alcanzan a cubrir las necesidades mínimas
de la población en situación de indigencia (... ) el Poder Ejecutivo no avan-
za en delimitar qué se entiende por derecho familiar de inclusión social.
El hecho de que se otorgue un magro subsidio y que se exija a la persona
acreedora de esta ayuda económica el desempeño de una tarea no impli-
34. Para ampliar la discusión sobre la promoción del empleo mercantil, véase Lo Vuolo, Ru-
bén (2001): Op. Cit. También Britos, Nora y Caro, Rubén (2002): Op. Cit.
35. Centro de Estudios Legales y Sociales (2003): Plan Jefes y Jefas. lDerecho social o be-
neficio sin derechos?, Documentos CELS, Buenos Aires; pág. 1~.
56
Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
ca que la misma genere 'inclusión social' o que dé solución al problema
de la exclusión que sufre gran parte de la pob/ación"36 .
En primer lugar, a pesar de la masividad de la cobertura del programa, se
encuentran excluidos los adultos mayores sin hijos menores a cargo, los adul-
tos sin hijos, y los jóvenes. Esto quiere decir que no se atiende por igual a quie-
nes se encuentran en la misma situación de insatisfacción de necesidades bá-
sicas. Ello configura una violación al derecho al igual tratamiento y no discri-
minación, ya que la protección refiere a la situación de desempleo.
Una arbitrariedad significativa que destaca el Centro de Estudios Lega-
les y Sociales (y que derivó en una presentación judicial por inconstitucio-
nalidad) es que la posibilidad de inscribirse para solicitar el beneficio fue fi-
jada informalmente con fecha tope al 17 de mayo de 2002. Ello impidió
que se incluyeran nuevos beneficiarios.
Sostiene dicho Centro que "e/ monto asignado no es suficiente para
cubrir las necesidades básicas alimentarias de una familia; no es univer-
sal sino que está dirigido a una población objetivo definida (desocupados
con menores a cargo, inscriptos con anterioridad al 17 de mayo de 2002);
es transitorio (finaliza conjuntamente con la emergencia laboral que ac-
tualmente está declarada hasta el 31 de diciembre de 2003); no está pre-
vista la posibilidad de recurrir administrativa ni judicialmente en caso de
rechazo de la inscripción del plan; carece de mecanismos transparentes
de asignación y rechazo de la inscripción del plan; carece de mecanismos
transparentes de asignación y fiscalización, y de producción de informa-
ción para evaluación de resultados" 37 •
Los derechos sociales no se encuentran sujetos al cumplimiento de con-
dición alguna por parte del titular. "Sí se toma en consideración que desde /os
mentores del Plan de Jefes y Jefas, ésta es una política redístributiva del in-
greso, menos aún debería ser necesaria una contraprestación para ello. Esto
es, si se trata de distribuir rentas nacionales en forma equitativa y de este
modo 'compensar' a /os desfavorecidos por el proceso de concentración del
ingreso, menos aún se justifica desde allí esta necesidad de la 'devolución'
38
del dinero recibido en tareas 'socialmente útí/es"' •
36. Ídem, pág. 12.
37. Ídem, pág. 15.
38. Ídem, pág. 24.
57
 Reconstruyendo lo social
Humillados y ofendidos
1
Los derechos se definen por su universalidad en cuanto a los sujetos con-
cernidos, por la uniformidad de las prestaciones a que dan lugar y por la posi-
bilidad de interponer recursos en casos de tratamiento arbitrario. Un eficaz de-
recho a la subsistencia debería, además, proveer un ingreso que favoreciera el
desarrollo de las personas y que les permitiera situarse por encima de la línea
de la pobreza, como condición ppra tal desarrollo de capacidades. Ninguna de
estas condiciones se verifican en las tres formas de ~~gestión estatal" del desem-
pleo que hemos considerado a lo largo del trabajo. Por el contrario, encontra-
mos que las condiciones de acceso a los diversos programas parecen reforzar
un tratamiento desigual de la fuerza de trabajo desempleada haciendo hincapié
en distintos atributos que, paradójicamente, si se los integra, no hacen sino des-
cribir la PEA. Tratamiento diferenciado de lo igual, selección burocrático-admi-
nistrativa de sujetos, inexistencia de canales legales y/o administrativos para re-
clamar las prestaciones e ingresos muy por debajo de la línea de indigencia con-
figuran los rasgos más relevantes de las formas de gestión estudiadas 39 .
"Un derecho social puede ser garantizado de manera mucho más
completa, sencilla y eficaz desde el punto de vista jurídico, me-
nos costosa en el plano económico, más distante de la discrecio-
nalidad político-administrativa y, por tanto, más alejada. de la se-
lectividad y posible corrupción que ésta alimenta, cuando más
reducida sea la intermediación burocrática necesaria para su sa-
tisfacción, y, más aun, en caso de que llegara a ser eliminada por
medio de una garantía igual para todos, ex /ege, con indepen-
39. Las políticas sociales que intentaron regular el mercado de trabajo utilizaron además ter-
minologías que trastocaron o evadieron el sentido de la política de empleo efectiva: así el se-
guro resulta un subsidio (no un seguro contra el riesgo de perder el empleo), el fomento del
empleo quedó restringido al ocupacionismo, y la formación profesional se subordinó al asis-
tencialismo, vía cuasi talleres protegidos. Para la autora, por el contrario, una política de em-
pleo supone acciones normativas e intervenciones económicas dirigidas a incidir en el merca-
do de trabajo, es decir una política que se propone alterar por la autoridad del Estado las re-
glas "naturales del mercado", ·en dirección a aumentar el número de puestos de empleo, am-
pliando las áreas de producción de bienes y servicios, y estableciendo condiciones de uso de
la fuerza de trabajo que mejoren tendencialmente las condiciones de reproducción de la mis-
ma, ampliando los límites de autonomía del sujeto del trabajo. La política laboral que hege-
monizó la dirección del Estado en los años '90 fue una política tendiente a la máxima mer-
cantilización posible. Cfr. Grassi (2003): Op. cit.
58
Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
dencia del grado de necesidad y de /os complicados e ineficaces
procedimientos para su determinación. " 40
En nuestro caso, encontramos que los diversos programas analizados no
tienden a la institución de nuevos derechos sociales. Por el contrario, en el ca-
so del seguro de desempleo, se refuerzan los componentes meritocráticos del
modelo corporativista de protección social: sólo tienen "derechos" los que
aportaron, y tienen más obligaciones que derechos. Se sujetan a un control de
su actividad como desempleados, que debe consistir en la capacitación o la
búsqueda de empleo. La pasividad debe restringirse, y recordarse a cada mo-
mento el dictum ~~nadie puede vivir por fuera del mercado 'de trabajo".
En el caso de las políticas "activas" o de remercantilización administrati-
va, estos principios se agudizan: sólo existe el subsidio si el desempleado se
sujeta a una empresa, si consigue ser incorporado bajo una condición especial,
completamente suspendido en un espacio de 'no derechos' como trabajador.
Puesto que es un trabajador subsidiado, un beneficiario, debe dar cuenta de
su disposición permanente a la subordinación a las condiciones de trabajo ofre-
cidas por la empresa, bajo pena de perder su ingreso. No es posible imaginar
que bajo estas condiciones pueda fructificar la acción colectiva o formas de so-
lidaridad horizontales, en tanto el horizonte está fragmentado según los diver-
sos status en los que se encuentran los trabajadores. Como se pregunta Gorz,
"¿qué relaciones mantienen /os participantes actuales en el proceso de pro-
ducción con /os participantes potenciales o periféricos, es decir con /os de-
sempleados, /os interinos, /os precarios, /os independientes y /os trabajado-
res de /as empresas subcontratistas? (.. .)Ya no puede haber sindicalismo efi-
caz exclusivamente centrado en /os lugares de trabajo y en la defensa de la
mano de obra que ocupa un empleo estable" 41 • "'
Por último, para la PEA residual que no se integró en relaciones salariales
~~normales", ni puede ser insertada mediante las políticas activas en empresas
mercantiles con el recurso de los subsidios, quedan los mecanismos de workfare.
Quizá en esos mecanismos se pueda observar en su desnudez la lógi-
ca que preside la gestión del desempleo, o mejor, la gestión de los desem-
pleados. El trabajo aparece básicamente como un medio de disciplinamien-
to: el desempleado debe ser visible, debe estar a la vista y cumplir hora-
rios. Las actividades en las que se obliga a desempeñarse a los desemplea-
dos, o bien sustituyen actividades comunitarias que antes se desarrollaban
40. Ferrajoli, Luigi (1999): Derechos y garantías. La ley del más débil, Trotta, trad. de Per-
feto Aridrés lbáñez y Andrea Greppi, Madrid; pág. 111.
41. Gorz: Op. cit., pág. 53.
59
 Reconstruyendo lo social
en forma voluntaria, o bien sustituyen el trabajo de empleados públicos,
aunque sin derechos ni equipamiento ni medidas de segL¡Jridad física.
La obligación de desarrollar actividades socialmente útiles para recibir
el subsidio merece consideraciones: ya señalamos que desde el punto de
vista de la redistribución de ingresos que se propone, obligar a contrapres-
taciones es un contrasentido. Pero nada se ha dicho sobre qué son las ac-
tividades socialmente útiles. ¿Quién define qué es socialmente útil? Por
cierto que no son precisamente aquellos involucradosque, como posibles
participantes de un discurso extendido de modo igualitario, decidieran dar -
aprobación a un curso de acción específico.
En nuestro caso se ha utilizado un sentido común idiosincrático y arti-
culado con rasgos autoritarios: es útil lo que los intendentes creen útil, o los
consejos consultivos consideran útil. Al mismo tiempo, los beneficiarios de-
penden de evaluaciones sobre su comportamiento para no ser dados de ba-
ja, lo que constituye un ejemplo más de la distancia de las innovaciones en
las políticas sociales con respecto "al camino", en un sentido enfático, de
los derechos sociales.
60
Regulando a los pobres: el workfare y los derechos sociales
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63
 Capítulo 4

Trabajo, mujeres y subjetividad:

un modo de implementación del
Programa de Jefes/as de Hogar 1

MARÍA INÉS PERALTA2

SANDRA ABICHAIN - SILVIA FARÍAS
CRISTINA FONSECA - LILIANA GAITÁN
ERNESTO GAGLIANO - MARÍA MERCEDES LAJE

lntroduación

La pregunta que movilizó a formular este proyecto se refiere a los di-

versos sentidos que es posible asignar a las acciones en la implementación
de las políticas sociales; y en consecuencia los diversos impactos que se lo-
gran en los sujetos a los cuales llegan las mismas.
No es secundario para este equipo de investigación el impacto que puede
generar el desarrollo del proyecto en las mujeres que conformarán los grupos de
discusión, ya que consideramos que el grupo o sujeto entrevistado, asistido por
el investigador "ayuda a que /os propios agentes construyan sus propios puntos
de vista sobre e//os mismos y sobre el mundo social y hagan manifiesta supo-
sición en é/" 3 . La constitución de un equipo con miembros que pertenecen al
ámbito académico y al ámbito profesional, del sector estatal y del sector de la
sociedad civil, permite contar con una diversidad de miradas sobre una misma
temática, que consideramos altamente enriquecedora para este desafío.
En este caso nos interesó explorar los sentidos que construyen los sujetos
que participan en un programa que genera fuertes polémicas, pero que en ge-

l. Investigación desarrollada en el marco del Programa de Promoción de la Investigación, vi-

gente en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Córdoba.
2. Directora del equipo de investigación. E-mail: mariainesperalta@arnet.com.ar
3. Bourdieu, P. y Wacquant, L. (1995 ): Reflexiones por una antropología reflexiva. Grijalbo, México.

65
 Reconstruyendo lo social
neral, hasta ahora no ha sido estudiado en profundidad, y ;menos aún, escu-
chada en forma sistemática la voz de los "beneficiarios" 4 dél mismo.
El Programa de Jefes y Jefas de Hogar se ha instalado en la agenda pú-
blica y es objeto de disputa en diversos escenarios: político, profesional, ba-
rrial. Si bien el programa establece en el articulado que le da origen que "to-
dos los jefes y jefas de hogar desocupados gozarán del derecho familiar de
inclusión social", los aspectos que mayormente han entrado en debate suelen
referirse al acceso, distribución y control de beneficiarios. Pero no se ha toma-
do un aspecto central de la implementación, cual es el carácter de la tarea que
se solicita como contraprestación, la concepción sobre el trabajo que subyace
en la misma y, por lo tanto, su impacto -o no- en la inclusión social.
Creemos que este aspecto debe ser abordado y analizado en la imple-
mentación de estrategias, de distintos tipos de propuestas que -más allá
de este programa que está en ejecución actualmente- vinculen la recep-
ción de recursos económicos mensuales con el desarrollo de un trabajo.
El Poder Ejecutivo Nacional, atento a la situación de crisis de nuestro
país, considera que " .. .resulta obligatorio instrumentar medidas necesa-
rias y adecuadas para salir de la difícil situación por la que atraviesa un
importante sector de la población" 5 , a tal fin se decreta la creación del
Programa Jefes de Hogar. El mismo provoca hoy fuertes disputas en el es-
pacio público y tiene una fuerte presencia femenina en sus destinatarios.
Al implementarse el programa cada titular (atendiendo algunas excep-
ciones) debía buscar una organización (institución pública u organización
de la sociedad civil) donde realizar una tarea (4 horas diarias de trabajo o
capacitación) a cambio del beneficio percibido, a lo que se denomina con-
traprestación. Las modalidades que asume la implementación parecen has-
ta el momento no ser uniformes, adquiriendo particularidades de acuerdo a
los actores involucrados.
4. El entrecomillado tiene el sentido de llamar la atención sobre las representaciones que subya-
cen acerca de los sujetos afectados por una problemática social en los términos con los que se re-
fieren a ellos los programas sociales que pretenden dar una respuesta a la misma. La utilización
de los términos no es ingenua, y en el caso del de "beneficiario" se ha instalado desde la década
del '90 en adelante en los textos de los programas sociales, en el discurso de los expertos, en los
medios de comunicación y en los mismos sujetos a los cuales van dirigidos los programas. Dicho
término expresa n.o sólo la asignación de un lugar pasivo -que también está presente cuando se
los designa como "destinatarios"- sino que además estaría expresando un desentendimiento del
origen estructural del problema de la desocupación y un reforzamiento de las explicaciones de ti-
po individual, lo que se vincula con el desdibujamiento de la obligación del Estado por garantizar
los derechos de los ciudadanos, entre los que se incluye el derecho al trabajo.
5. Decreto del Poder Ejecutivo Nacional de 3 de abril de 2002.
66
Trabajo, mujeres y subjetividad ....
Los sujetos a quienes va dirigido el plan son predominantemente mujeres,
que por su posición social tienen alguna trayectoria como beneficiarias de sub-
sidios económicos para la resolución de necesidades de su grupo familiar o que
participan de algún programa social (caja de alimentos, PAICOR, etc). En el
marco del Programa Jefes de Hogar, se constituyen en contraprestadoras.
Se toma como unidad de estudio un modo particular de implementa-
ción del plan, cuya contraprestación se caracteriza por centrarse en tareas
relativas a promoción de la salud y a proyectos educativo-culturales, que en
ambos casos incluyen capacitación.
A modo de conjetura, nos planteamos que este trabajo extra domés-
tico se diferenciaría de experiencias asistenciales y laborales previas vividas
por estas mujeres; tanto en el tipo de tarea que se les propone realizar, co-
mo en las concepciones sobre el trabajo que subyacen en la modalidad de
ejecución de la contraprestación.
Al alejarse del tipo de trabajo tradicionalmente asignado y por lo tanto es-
perado de y por las mujeres de estos sectores socio económicos, creemos que
pueden operarse cambios en su subjetividad y en las posibilidades expectantes
para sí mismas y, además, que estos cambios pueden expresarse en ámbitos
centrales de la vida cotidiana como es la familia. ¿Instala otros lugares y prácti-
cas razonables y esperables para sí mismas? ¿Aporta a un reconocimiento distin-
to de sí mismas? ¿Qué es lo distinto si lo hay: reconocimiento de la asistencia co-
mo un derecho, la revalorización de saberes, el trabajo como actividad creativa,
resignificación del concepto de solidaridad, etc.? ¿Qué cambios se producen en
este pasaje desde la condición de beneficiarias a contraprestadoras?
Se trata de un\ estudio' explQI?torio_y_cuªJLtéJtiV(), donde nos interesa
"captar la definición de la situación que efectúa el propio actor social y el
significado que éste da a su conducta" 6 •
La población estudiada son mujeres contraprestadoras del Programa
de Jefes y Jefas de Hogar y las unidades de análisis son dos:
1o Dos grupos de mujeres (30 aproximadamente) que están realizando su
contraprestación en dos centros de salud municipales (Centro de Salud
N° 24 de 8° Cupani y la UPAS N° 15 de la Zona de Cortaderos de La-
drillos) desde el mes de julio de 2002. En estos centros de salud de la
Municipalidad de Córdoba, ante la demanda creciente de personas que
solicitaban realizar alguna contraprestación para acceder al programa,
se pensó una tarea posible de ser llevada a cabo por los sujetos, liga-
6. Forni, Gallart, Vasilachis (1992): Métodos cualitativos 1/. La práctica de la investigación.
Centro Editor de América Latina, Bs. As.
67

Reconstruyendo lo social
das a proyectos de promoción de la salud, que incluye alfabetización,
clases de gimnasia y capacitación en atención prim~ria de la salud 7 •
2° Un grupo de 8 mujeres que desarrollan su contra/prestación en pro-
yectos educativo-culturales de la cooperativa Los Carreros, de Barrio
Villa Urquiza, desde el mes de agosto de 2002. Se trata de una or-
ganización de base (una cooperativa barrial) que tiene entre sus ob-
jetivos el desarrollo de múltiples servicios y acciones vinculadas a la
reproducción cotidiana y social (comedor comunitario, ropero, apo-
yo escolar, biblioteca popular) En particular interesa mirar el grupo
de mujeres que se vinculó a tareas relacionadas con la promoción
de la educación y la cultura, concretamente con relación al apoyo y
orientación escolar de niños y adolescentes y a la organización y
atención en la biblioteca popular8 .
7. La iniciativa fue de las trabajadoras sociales de los centros mencionados, respondiendo· a
la demanda de las mujeres que solicitaban "un lugar para devolver las horas y no perder el
plan". Se conformaron los grupos de trabajo y se acordó que la propuesta concreta se arma-
ría conjuntamente con la participación de ellas, teniendo como eje los objetivos de la institu-
ción (promoción de la salud y prevención de la enfermedad) y su posibilidad de participar a<l-
tivamente de los mismos. Se comienza a trabajar presentando los programas institucionales
de los cuales ellas son "usuarias", pero no siempre conocedoras de objetivos, la metodología
y las normas para su cumplimiento. Los ejes iniciales para presentarles los programas bási-
cos de Pediatría, Ginecología, Clínica Médica y Enfermería fueron: lPor qué? lPara qué? lPa-
ra quiénes? y lCómo? Se programaron talleres (metodología propuesta y sostenida a lo largo
de toda la experiencia) y en una primera etapa de la ejecución, participaron otros miembros
de los equipos de salud. La coordinación estuvo siempre a cargo de las trabajadoras sociales
y el acento puesto en las consideraciones que hacen a la viabilidad de estos programas, refe-
ridas a las variables sociales que intervienen en el proceso salud-enfermedad. En el marco de
una concepción de programación flexible y participativa, se fue dando lugar a la profundiza-
ción de temas que surgían de los contenidos que se trabajaban. Violencia familiar, Derechos
del Niño, Derechos de la Mujer, Accidentes del Hogar, entre otros ... , como a actividades ne-
cesarias desde la realidad particular de cada efector. Se trabajó un censo poblacional vincu-
lado al objetivo de cobertura necesaria para esa población, lo cual supuso una instancia pre-
'via de capacitación que incluyó la programación, ejecución y evaluación del mismo. También
se fueron ejecutando actividades de apoyo administrativo y de organización de los servicios.
Luego del proceso de capacitación necesario se trabajaron distintas estrategias para la so-
cialización de su propia experiencia. Participaron en talleres en la Spla de espera, en otras ins-
tituciones de la zona, con jóvenes, como también, la elaboración de posters y cartillas para la
difusión de mensajes que consideraran importante compartir con la gente de la zona. Confor-
maron en algunos casos otros sub-grupos de trabajo con amigas, vecinas y/o familiares con
los que trabajaron algún tema puntual requerido por ellos.
Cada actividad respetó su momento de programación y evaluación, lo que fue conformando
un ámbito cotidiano de producción en el que incluimos también la metodología del grupo de
reflexión como aporte metodológico para el proceso grupal generado y espacios de expresión
corporal y relajación.
8. En el grupo de trabajo conformado en la cooperativa de Va. Urquiza, la propuesta sur-
ge desde una organización no gubernamental, que realiza una tarea de apoyo técnico y
68
Trabajo, mujeres y subjetividad ...
Los instrumentos de recolección de información utilizados han sido:
• Fuentes secundarias para analizar el decreto que da origen al programa,
sus fundamentos, concepciones y criterios de implementación, en tan-
to constituyen el encuadre del tema que será necesario poner en diálo-
go con las percepciones que los "beneficiarios" construyen del mismo.
• Observaciones y registros de la tarea de campo, para describir y ca-
racterizar al sujeto de la investigación, ya que no sólo es necesario
fundamentar la ubicación que hacemos de ellas en un tipo particu-
lar de familia, la de la organización social de la pobreza, sino ade-
más ubicar desde qué trayectoria de vida y específicamente laboral
construyen sus significaciones sobre el mundo del trabajo. Es impor-
tante precisar que en esta investigación no estamos frente a sujetos
que viven el desempleo o la inestabilidad laboral como una novedad,
sino que en sus trayectorias laborales lo predominante ha sido la
inestqbilidad y la informalidad.
asesoramiento a la cooperativa en aspectos vinculados a infancia y educación. Esta tarea
había dado lugar, 9esde hacía dos años, a un espacio llamado Centro de Orientación Edu-
cativa, que funcionaba semanalmente bajo la responsabilidad de una docente de la ONG.
Dicho Centro venía desarrollando un trabajo de apoyo y orientación educativa a niños/as en
edad escolar, en el local de la cooperativa, donde se pretendía, además, formar a promotoras
educativas de la misma comunidad en esta temática. Al ser la cooperativa, además, una or-
ganización barrial donde se podía inscribir gente para desarrollar actividades de contrapresta-
ción en el marco del Programa de Jefes y Jefas de Hogar, se propone que quienes cobraban
el Plan y les interesaba realizar este tipo de actividad, participaran del proceso de capacitación
propuesto y acompañaran a los docentes responsables de la actividad de orientación educa-
tiva a niños/as y adolescentes.
La tarea propuesta a las promotoras educativas consistía en acompañar a la docen~e los d.í~s
de atención del Centro, atender y organizar la biblioteca del mismo, favorecer la vmculac1on
de los padres con la escuela acompañando a los mismos en el diálogo con las docentes: Y
participar con las docentes del Centro en actividades de articulación con la escuela. A?emas,
este proceso fue acompañado por talleres de capacitación quincenales, cuyos contenidos se
organizaron en tres ejes: El sujeto niño/a; El Centro de Orientación Educativa; La tarea de la
promotora educativa. . ·-
En relación con el primer eje, se trabajó en temas relativos a las etapas evolutivas del nmo/a
y en particular el aprendizaje en estos distintos momento~; _Y temas relat~vos a la visión Y c?n-
ceptos sobre "familia", apuntando a desestructurar las VISiones construidas desde el.sent1do
común con relación a la familia "normal" y la "anormal o problemática".
En relación con el segundo eje, se trabajó sobre temas relativos al trabajo en equipo,. dis~ri­
bución de tareas y responsabilidades; y a la relación del COE con la escuela, las organizacio-
nes comunitarias y el trabajo con los padres.
Respecto del tercer eje, se trabajó sobre la entrevista como herramienta para la pror:;otora en
su tarea con la familia y los niños/a; sobre el desarrollo de la creatividad y la expres1on en los
niños/as a través de las actividades lúdico-expresivas; y sobre la tarea de las promotoras en
las actividades de "apoyo escolar".
69

Reconstruyendo lo social
• Entrevistas a grupos focales y/o entrevista individual en profundidad.
Dichas técnicas nos permiten adentrarnos en las o~finiciones y visio-
nes que las mujeres tienen sobre el tema de investigación.
Se elaboró una guía de entrevista a partir de la definición de dimensiones
y categorías de análisis en donde la recuperación de observaciones, regis-
tros y reflexiones fruto de la tarea profesional jugó un papel central.
Se definen así tres categorías que constituyen ejes organizadores de
la guía, dando lugar a tres entrevistas con cada grupo:
- Visión de las mujeres sobre el programa y sobre la contrapresta-
ción con relación a su concepto de trabajo: modos de acceso y
permanencia; opiniones de las mujeres sobre el programa; opinio-
nes de los otros -vecinos y parientes, medios de comunicación y
partidos políticos, opinión pública- sobre el programa; relación
entre contraprestación y subsidio; relación entre la contrapresta-
ción experimentada por ellas y otras contraprestaciones conoci-
das; relación entre contraprestación y trabajo.
- Visión de las mujeres sobre la tarea realizada con relación a su concep-
to de trabajo (visión de sí misma al realizar la tarea; visión de los otros
sobre ellas y la tarea; relación entre la tarea realizada y el trabajo).
- Visión del impacto en la vida familiar a partir de su posición de
contra prestadoras en una tarea particular (reorganización de la ac-
tividad cotidiana en el ámbito familiar; impacto del ingreso mone-
tario en la organización familiar; impacto del tipo de tarea en la
organización familiar).
Principales conclusiones
1
El programa plantea una serie de mecanismos para su implementación,
que estarían mostrando una vinculación del mismo con una política laboral: se
define a la contraprestación como trabajo, se prevé un papel a jugar por acto-
res sociales estatales y del medio laboral-productivo en la planificación de la
contraprestación, lo que supondría un diseño de política planificada y articula-
da entre estrategias productivas, de generación de empleo y de inclusión social.
Con relación al acceso al programa, lo que también implica acceso a
~~este tipo de trabajo", lo más significativo son las redes informales de la co-
70
Trabajo, mujeres y subjetividad ...
munidad, el comentario de vecino a vecino y la referencia final y conoci-
miento personal de un ~~mediador" en términos de relaciones clientelares de
distintas agrupaciones partidarias y/o una posición técnica de intermediario
entre el sujeto destinatario de la política y la política en sí.
El papel central de la intermediación en este momento de acceso es, por
un lado, el de hacer accesible la información que en términos generales tam-
bién llega a través de los medios de comunicación y de la referencia a la ins-
titución oficial (donde habría que ir a averiguar más sobre el programa), pero
que en ninguno de los casos singulares estudiados fue reconocido o visto co-
mo un canal suficiente para entender el programa y su implementación.
Pero es necesario, por otra parte, establecer la diferencia de esta ínter-
mediación con la figura del mediador que representa a sectores políticos o
poderes de turno, en los que se materializa el papel del operador político
que busca establecer una relación clientelar con el destinatario de la políti-
ca a través de planes y programas sociales.
Esto se explica a partir de la concepción liberal del Estado, cuyas po-
líticas sociales tienden a la satisfacción de necesidades que el mercado no
resuelve, restringiendo las désigualdades pero no suprimiéndolas. Mientras
que en el contexto neoliberal las políticas sociales desarrollan una doble di-
mensión: por un lado ligadas al control social, y por otro a la búsqueda de
impacto electoral, generando opinión favorable hacia los beneficios y la
efectividad de las magras políticas.
El destinatario, en este caso, se pierde, como sujeto de derechos, en
la manipulación de una práctica política y económica impopular, injusta,
discriminatoria, de control, en manos de tecnócratas del Estado y, en el
peor de los casos, de operadores políticos.
~~En las nuevas formas de aparición del fenómeno de la rela-
ción clientelar, a priori, parece que no se trata sólo de un me-
ro intercambio de bienes y favores por apoyo político a un
puntero, en una relación cara a cara, sino que comienza a vi-
sualizarse que un contexto favorable de extrema escasez de
recursos, con políticas focales (que concentran aún más el po-
der en quien detenta la autoridad de distribuirlo), se institu-
cionaliza el clientelismo, ya no con recursos solamente sino
con políticas y programas que involucran a sujetos no sólo in-
dividuales sino también colectivos. " 9
9. Trotta, Miguel E.V. (2003): Las Metamorfosis del Clientelismo Político: contribución para
el análisis institucional. Espacio Editorial, Bs. As.
71
 Reconstruyendo lo social
A partir del texto precedente, se entiende la figura d~ los mediadores
no tan sólo como intermediarios en términos funcionales, 1 ~ino como figuras
necesarias en la producción de la dominación política concretando la rela-
ción entre patrón y clientes. Es decir, el mediador pone en contacto a par-
tes interesadas, ya que ~~una relación de mediación involucra al menos
tres actores; en ella el intermediario facilita las transacciones entre otros ·
actores que carecen de acceso o de confianza entre e//os" 10 .
El mediador que intermedia entre las mujeres y el plan, controlan
recursos, tanto materiales como decisorios, instan a la afiliación a una
opinión, buscan el apoyo político, provocan la participación en formas
asimétricas, compulsivas.
Es así que las mujeres no utilizaron la forma prevista para el acceso
por el programa (la ficha tenía impresa una leyenda en la que hacía refe-
rencia a la no necesidad de un intermediario). En efecto, para acceder efec-
tivamente -o sea, en primer lugar saber lo que hay que hacer, y en segun-
do lugar hacerlo- hace falta no sólo una explicación y orientación
personal, sino alguien que asuma la tarea de cumplimentar una serie de
trámites administrativos que las mujeres no alcanzan a comprender.
El ~~acceso" a los programas se constituyó en un analizador muy claro para
profundizar en el impacto que las políticas asistenciales provocan en los sujetos a
los cuales se dirigen. El Programa de Jefes/as de Hogar, tal como se implementa
en términos generales, surge como alternativa ante la crisis social y, tal como plan-
11
tea Estela Grassi, se puede enmarcar en po!íticas compensatorias y de asisten-
cia, eficientes, eficaces y amplias, que son inmediatamente necesarias, frente a
una realidad inaceptable ... (pero) ... no puede considerarse a la asistencia en el
eje de la política social de un proyecto político de integración. Por definición, la
asistencia no atiende prioritariamente las potencialidades productivas y creati-
vas del sujeto, en tanto es un 'salvataje' frente a situaciones que ponen a éste
en condicíones de labilidad"... 11Sin transformaciones culturales y socio-econó-
micas sustanciales, seguirá teniendo los efectos estigmatizantes, desestimulan-
tes y paterna listas, tantas veces discutidos, y en el mejor de los casos podrá ase-
gurar el consumo de bienes básicos para la reproductión." 11
La distancia entre estas formulaciones y las lecturas que sobre estos
aspectos realizan los sujetos que participan del programa, está dando
muestras del Vacío" que se genera en la ~~implementación" de las políticas.
11
10. Auyero, Javier (1997): "Estudios sobre clientelismo político contemporáneo". Ed. Losa-
da, Bs.As.
11. Grassi, Estela (2003). "Políticas y problemas sociales en la sociedad neo/ibera/" La otra
década infame (1). Espacio Editorial, Buenos Aires (pág 301).
72
Trabajo, mujeres y subjetividad ...
Este vacío que es ocupado por los modos dominantes de llevar adelante las
políticas dirigidas a la pobreza, que reproducen el clientelismo, la discrecio-
nalidad, el abuso de poder. Marcar esta distancia y mostrar los impactos de
los diversos modos de implementar una política y por lo tanto de intervenir
en la realidad social es un tema absolutamente principal, en el cual el Tra-
bajo Social tiene una responsabilidad y posibilidad insoslayables.
2
Los ejes centrales que nos orientaron se ubican en el cruce entre sub-
jetividad y trabajo. Para precisar lo que entendemos por producción de sub-
jetividad tomaremos la diferencia que hace Silvia Bleichman 12 entre condi-
ciones de producción de subjetividad y las condiciones de constitución del
11
aparato psíquico. La constitución del psiquismo está dada por variables
cuya permanencia transciende ciertos modelos sociales e históricos y que
pueden ser cercados en el campo del psicoanálisis. Sin embargo la pro-
ducción de subjetividad incluye todos los aspectos que hacen a la cons-
trucción social del sujeto en términos de producción y reproducción ideo-
lógicfJ, social y cultural que lo inscribe en un tiempo y espa.cio particular
desde el punto de vista de la historia política".
Por lo tanto, la manera de considerar el propio trabajo y considerarse
-o no- como actor en la organización, institución, ámbito donde desarro-
lle una tarea que esté vinculada al 'trabajo', será uno de esos aspectos es-
tructurantes de la subjetividad.
Al réspecto Dubar 13 enfatiza que "/as identidades en el trabajo no de-
rivan mecánicamente de las 'situaciones' definidas desde el exterior a
partir de criterios 'objetivos'. Como son maneras de considerar el propio
trabajo y considerarse -o no- como actor en la organización, estas iden-
tidades dependen sobre todo de las relaciones que se mantienen con los
otros actores (jefes, colegas, clientes) de este 'trabajo vivenciado'; es de-
cir, de una situación 'construida y definida subjetivamente"'.
• Las mujeres de nuestras unidades de análisis tienen claro, cuando
hablan del programa, que forman parte de una situación que va mu-
cho más allá de su situación personal, ubicándose como sujetos
12. Bleichman, Silvia (2002): El otro país. Edit. El Zorzal, Bs. As.
13. Dubar, Claude (2001): "El trabajo y las identidades personales y sociales"; en Revista La-
tinoamericana de Estudios del Trabajo, año 7, W 13, Bs.As., pág. 9.
73
 Reconstruyendo lo social
afectados por el problema social de la desocupaciqn y como destina-
tarios de una política que da una respuesta urge~te. momentánea y
no resolutiva del problema central.
Para ellas, "ser beneficiarias" del Plan J. y J. no significa tener tra-
bajo. Si bien la tarea o contraprestación es considerada un trabajo
en el sentido de una tarea sistemática, ordenada, responsable, útil,
con un objetivo y que requiere de un saber hacer, ellas distinguen
con claridad trabajo y empleo.
A esta posición -que no es una posición deseada, porque lo que de-
sean es un trabajo en términos de empleo- se le suma otra auto-
percepción muy fuerte y no deseada, que resulta de la mirada de los
"otros": el estar vinculadas a la imagen de la vagancia, de los "avi-
vados", de los que no quieren trabajar.
Conviven entonces dos aspectos contradictorios en la construcción de
esta subjetividad: el jjser parte de un problema social y colectivo, el de
la desocupación", con el de la visión de un sujeto j'vago, avivado y aco-
modado" -aun existiendo el componente de la contraprestación.
Si vinculamos estas vivencias con las formulaciones del programa, no po-
demos dejar de llamar la atención sobre la perversidad con que funciona
el sistema. En efecto, una política que pretende -en su formulación-
abordar el problema de la pobreza y la desocupación definiendo a la con-
traprestación como trabajo, previendo un papel a jugar por actores socia-
les estatales y del medio laboral-productivo en la planificación de la con-
traprestación, suponiendo un diseño de política planificada y articulada
entre estrategias productivas, de generación de empleo y de inclusión so-
cial, está lejos de lograr sus objetivos si la mirada que los destinatarios de
la misma reciben de la sociedad tiene el segundo aspecto descrito.
• Otro aspecto importante de nuestras conclusiones se refiere a que la rela-
ción que las mujeres hacen de esta experiencia con "su" concepto de tra-
bajo, está directamente vinculada a sus diversas trayectorias laborales:
para las que tienen alguna experiencia laboral previa con un mayor nivel
de formalidad y para las que vinculan lo laboral al esfuerzo -y la explo-
tación física- es difícil encontrar una relación con la presente experien-
cia. En ambos casos, no la caracterizan rápidamente como un trabajo.
Sí hay acuerdo, en todas, en que realizar una tarea con responsabi-
lidad, que requiere de una dedicación diaria, que es ytil para otros y
por la cual se obtiene una retribución, es un trabajo.
Y nuevamente aparece la imagen de los "otros", fuertemente conso-
lidada en la opinión pública, sobre los sujetos destinatarios de este
programa como "vagos".
74
Trabajo, mujeres y subjetividad ...
Otro eje abordado nos permite afirmar la importancia que tiene la ta-
rea propuesta como trabajo.
La tarea propuesta tiene un significado altamente positivo para las muje-
res, convirtiéndose en una experiencia con impacto en diversos planos de su
subjetividad. Es considerada una tarea gratificante, ya que los testimonios per-
miten sintetizar tres cualidades que ellas le asignan: placentera, útil y valorada.
Otro aspecto central que descubrimos es la importancia asignada a la ta-
rea como parte de un proyecto con sentido, como marco que la encuadra, la
contiene y la organiza. En general, ellas resaltan la importancia de la existen-
cia de un proyecto que se implementa en las organizaciones en las cuales "tra-
bajan", con referentes y responsables del mismo, todo lo cual se constituye en
un respaldo. El proyecto brinda organización y "encuadre al servicio que pres-
tan, y esto les da seguridad para desarrollar la tarea.
Finalmente, el significado más fuerte que encontramos es que la tarea
propuesta se vincula a los aprendizajes relacionados con diversos ámbitos de
su vida cotidiana. Un impacto fuerte es en el ámbito de lo privado, donde se
puede identificar una cierta ruptura con criterios naturalizados sobre la visión
y consiguiente relación con los hijos/as; y una ampliación de la mirada sobre
sí mismas como mujeres. El otro ámbito donde es significativo el impacto es
lo extradoméstico, lo público, expresándose un sentido de pertenencia a un
grupo que desarrolla una tarea específica útil para otros y para lo cual tuvo que
recorrer un proceso de capacitación y de trabajo; una lectura más amplia y
compleja sobre los problemas sociales que les afectan como colectivo; y sobre
las organizaciones e instituciones de su entorno inmediato, lo que comienza a
influir en las relaciones que establecen con ellas.
Este conjunto de características con que ellas significan la experiencia,
nos permite hablar de una ampliación del capital cultural y del capital social,
desde un ángulo que innova en sus trayectorias laborales, ubicándolas en un
lugar distinto. Los otros, su entorno cercano, les devuelven distintas miradas,
pudiendo identificar tanto a quienes valoran su actividad, como a quienes no
lo hacen; pero fundamentalmente esta mirada les está indicando que la expe-
riencia las hace visibles como otro actor en el espacio poblacional.
Podemos reafirmar, entonces, la centralidad que ocupa el trabajo en la cons-
trucción de formas de reconocimiento de sí, y la necesidad de diseñar desde es-
ta preocupación las políticas y sus estrategias de implementación.
Nos parece esclarecedora la propuesta de Dubar, quien plantea que para
ello "se hace necesario un "doble trabajo sobre sí", para proveerse de una for-
ma reflexiva y de una forma narrativa que constituyen /as dimensiones societa-
rias de fa identidad para sí, la de un sujeto que no se reduce al conjunto de sus
roles socia/es... Esto supone una crítica de la forma en que, hasta ahora, la pri-
75
 Reconstruyendo lo social
mera modernidad ha impuesto sus reglas y sus formas de dcjminación a millo-
nes de individuos alienados. Implica que, de ahora en más/cada uno dé prue-
ba de su reflexividad para apropiarse de las enseñanzas pe su experiencia, y
también de su narrativa para poder ponerlas en la trama de un relato de sí que
lo identifica ante /os otros al tiempo que lo define" 14 •
Las diversas significaciones de las mujeres sobre esta experiencia con rela-
ción a su concepto de trabajo, permiten reafirmar una pregunta ya planteada
cuando el componente utrabajo" está presente en políticas que abordan la pobre-
za: ¿El trabajo como estrategia moralizante y disciplinatoria o como dimensión
constitutiva de la identidad de un sujeto con derechos y responsabilidades?
En pos de este otro tipo de trabajo, que aporte a procesos donde la re-
flexividad y la narrativa sean una búsqueda, remarcamos la importancia de
experiencias de investigación como éstas donde el sujeto de la intervención,
asistido por el investigador, "ayuda a que /os propios agentes construyan
sus propios puntos de vista sobre e//os mismos y sobre el mundo social y
hagan manifiesta su posición en é/"15 .
Desafíos ético-políticos
Nos planteamos la necesidad de profundizar miradas desde el Trabajo
Social, donde el cruce entre la intervención y la investigación nos ofrece una
riqueza fundamental.
Nos parece central profundizar en la dimensión colectiva de la expe.:.
riencia de ser udestinatarios" de estos programas asistenciales. Lo colecti-
vo en tanto pertenencia a esa identidad de los desocupados, subemplea-
dos, con los cuales las entrevistadas se vinculan cuando tienen que dar
explicaciones genéricas sobre la existencia del programa, pero que no pue-
den sostener cuando ponen el énfasis en su propia historia.
Las preguntas aquí pueden ser de dos tipos: ¿cómo reforzar las estra-
tegias de intervención profesional desde esta dimensión colectiva de la
identidad?, ¿cómo lograr que el modo de implementación pueda constituir-
se en una alternativa contrapuesta a una política diseñada desde la pers-
pectiva asistencial, cuya función central es tener sujetado al sujeto?
Consideramos que es necesario tener claro que estas concepciones no se
plasman en prácticas profesionales y/o institucionales al margen de otras lu-
14. Dubar, Claude: Op. Cit., Pág. 14.
15. Bourdieu, P. y Wacquant, L. (1995): Op. Cit.
76
Trabajo, mujeres y subjetividad ...
chas de sentido vinculadas al problema de la redistribución de la riqueza (que
van desde la política fiscal general hasta la inversión en planes de obras y ser-
vicios donde la mano de obra de estos sujetos sea considerada de un modo u
otro a partir de que prime una u otra de aquellas concepciones).
Inscribimos estas preocupaciones en la necesaria dimensión ético-política de
la intervención profesional y por ello es que nos planteamos profundizar en ella.
Desde la práctica profesional, y tal como fuera planteado desde el proyec-
to de investigación, como profesionales que dirigimos nuestra intervención a
sujetos de sectores populares que se encuentran incluidos en los programas so-
ciales impulsados desde el Estado, se nos plantea el desafío de utrascender /as (1
prácticas instituidas, esperables y esperadas por las instituciones en las que
desarrollamos nuestro trabajo profesional, proponiendo desde la misma in-
tervención una alternativa que oriente el sentido y el objetivo profesional, im-
pulsando estrategias innovadoras que propicien un cambio orientado hacia el
logro de una mayor autonomía del sujeto. Respecto a la autonomía, Castoria-
dis fa define como la 'posibilidad de devenir capaz de elegir con. lucidez /os
impulsos y /as ideas que se van a intentar poner en acto'. A este proceso es
a ¡0 que se refiere cuando habla de devenir una subjetividad reflexiva y de-
liberante capaz de deliberación y vo/untad" 16 •
Reconocemos que las propuestas institucionales que surgen desde las
políticas sociales, resultan cada vez más regresivas y perversas, y al mismo
tiempo nos reconocemos como parte de las instituciones que las impulsan,
resultando dificultoso para muchos profesionales encontrar las brechas que
permitan superar esta contradicción. Investigar el impacto de las estrategias
de intervención capaces de romper con lo instituido nos permitirá reposi-
cionarnos en el espacio profesional. Es un desafío concreto para continuar
encontrando en la práctica profesional los vínculos entre intervención e in-
vestigación, y desde el Trabajo Social, tomar el legado tan claro que nos
marca Bourdieu, en su Post-scriptum, al plantear que u/os investigadores
del mundo social están obligados a desentrañar todo tipo de mecanismo
de dominación y a hacerlo conocer, bajo pena de ser acusado de 'no asis-
tencia a persona en peligro 11117 , remarcando así la imprescindible postura
ética y política en relación con los productores de conocimiento social.
16 Peralta María Inés (1999): "Sobre el Concepto de Autonomía". Ponencia presentada en
el taller "La' inclusión del niño y la familia en las relaciones sociales e institucionales desde la
perspectiva de los derechos". UNICEF, Buenos Aires. . . .. .,
17. Citado por Alicia Gutiérrez en una entrevista realizada por El"~rc~ ,a Lucas Rub1~1ch, Ahc1a .Gu;:.e-
rrez y Carlos Mangone sobre la obra de Pierre Bourdieu, titulada ¿QUien le teme a P1erre Bourd1eu. ·
77
 Reconstruyendo lo social

Bibliografía Capítulo 5

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PARISI, Alberto; PERALTA, María Inés y otros: Derechos y Exclusión. Un Estudio ceptos como el de representaciones sociales 3 , que aportan a una com-
de Caso de Niños/as y Mujeres en barrios Periféricos Urbanos de la Ciudad prensión de la salud como proceso dinámico atravesado por múltiples
de Córdoba. Escuela de Trabajo Social, Universidad Nacional de Córdoba, factores. Entre estos factores, se pueden destacar los de índole subjeti-
1999 y 2000. . va que dan origen a diversos posicionamientos del sujeto tanto frente a
PERALTA, María Inés: "Sobre el concepto de Autonomía". Mimeo. Ponencia presen:- la salud como a la enfermedad.
tada en el taller "La inclusión del niño y la familia en las relaciones sociales e Se intenta describir el fenómeno de las representaciones sociales y
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l. El proyecto se inscribe en el Programa de Promoción de la Investigación, Secretaría de In-
Centro Editor de América Latina, Bs. As., 1989. vestigación y Postgrado, Escuela de Trabajo Social, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales,
TENTI FANFANI, Emilio; GOLBERG, Laura; LUMI, Susana: La mano izquierda del Universidad Nacional de Córdoba.
Estado. La asistencia social según los beneficiarios. CIEPP, Miño y Dávila 2. Directora del equipo de investigación. E-mail: marvirgi@arnet.com.ar
Editores, Bs.As., 1993. 3. El análisis de lo social lo ubicamos en el paradigma de la comprensión. Lo que implica que
conocemos lo que estudiamos a partir de recrear lo que los individuos y grupos sociales pien-
TROTIA, Miguel E.V.: Las Metamorfosis del Clientelismo Político: contribución san, cre.en y sienten. Es sobre esta base y sobre el conocimiento del contexto como podemos
para el análisis institucional. Espacio Editorial, Bs. As., 2003. "interpretar" el recorte de lo social que hacemos. Geertz, Clifford (200): La interpretación de
las culturas¡ Ed. Gedisa, México.

78 79
 Reconstruyendo lo social
tos y la producción de ciertas representaciones sociales 1Que hacen al pro-
ceso salud-enfermedad.
Se partió de un fenómeno común que se observa én la práctica profe-
sional: la presencia, de manera creciente, de varones padres en las institu-
ciones sanitarias. Las interpelaciones, entre otras cuestiones, sobre las ra-
zones de esta presencia, el rol del varón padre en el cuidado de la salud fa-
miliar y las adecuaciones que deberíamos realizar en la intervención profe-
sional para incorporar a este nuevo actor social, dieron origen al presente
trabajo de investigación.
A partir de estos interrogantes, surgieron las siguientes preguntas de
investigación:
• ¿Qué factores motivan su presencia?
• ¿cómo inciden la edad, la situación ocupacional y la posición social
en este fenómeno?
• ¿Qué rol cumple el varón padre en el cuidado de la salud del grupo
familiar?
• ¿Qué representaciones tiene el varón sobre la salud-enfermedad de
su grupo familiar?
• ¿Ante qué situaciones cumple dicho rol?
• ¿Estamos en presencia de un corrimiento en el modelo masculino tra-
dicional, fruto del cambio en la condición de .la mujer?
• ¿significa un cambio para estos nuevos protag~istas?
• Si es así, ¿cómo lo vivencian?
• ¿Qué visión tienen sus esposas/compañeras respecto de este tema?
• ¿Qué adecuaciones deberemos realizar desde la profesión y en el ám-
bito de la salud para incorporar a estos nuevos actores sociales en
los programas y proyectos?
Diseño metodológico
El diseño utilizado es de tipo exploratorio, de carácter cuanti-cualitati-
vo. Los datos se obtuvieron a través de entrevistas en profundidad a varo-
nes padres que demandaron atención del Trabajo Social.
El estudio se llevó a cabo en el Hospital Materno Neonatal, el Hospi-
tal Infantil Municipal y la Residencia de Salud Familiar y Comunitaria - Se-
de Santa Rosa de Río Primero (zona rural).
Las entrevistas se efectivizaron entre septiembre de 2003 y mayo de 2004.
A modo de enriquecimiento y cotejo, se entrevistó a sus esposas/compañeras.
80
Reconstruyendo a un actor omitido ...
La población en estudio estuvo integrada por varones padres que tenían
esposas/compañeras/convivientes, estas últimas como factor excluyente, por
cuanto necesitábamos conocer la dinámica familiar y comprender4 la opinión
del género femenino en cuanto al cuidado de la salud familiar.
La muestra tuvo carácter intencional y estuvo constituida varones/ pa-
dres, quienes fueron entrevistados en las mencionadas instituciones.
En una primera entrevista de carácter semi-estructurado, se conocie-
ron datos socio-económicos tales como: edad, situación ocupacional y po-
sición social; datos que fueron analizados según su incidencia en la manj-
festación del fenómeno.
Inicialmente, participaron en la realización de las entrevistas una entrevis-
tadora y· una observadora. Las entrevistas fueron grabadas con el consenti-
miento de los informantes. Se realizó un estudio del material y se crearon ca-
tegorías de análisis, procurando no descontextualizar la información obtenida.
Las categorías de análisis fueron elaboradas de manera inductiva por
las investigadoras a partir del estudio de los datos, y también se pudieron
develar otras categorías de la estructura conceptual de la población estu-
diada (categorías "emico") 5 •
Se trabajó posteriormente con entrevistas a las esposas/compañeras
utilizando un cuestionario pre-establecido, con preguntas abiertas y cerra-
das a modo de cotejo y triangulación de la información obtenida en los en-
cuentros previamente realizados con los varones padres de la muestra.
En búsqueda de información cuantitativa, se estudiaron los registros de
las entrevistas de admisión al Programa de Control de Niño Sano de la Direc-
ción de Especialidades Médicas -zona norte de la ciudad de Córdoba-, pro-
curando determinar el perfil socio-económico de las familias bajo programa y
obtener la frecuencia de la participación de los varones padres en el cuidado
y atención de la salud de sus hijos.
Cabe mencionar que se analizaron los datos correspondientes al total
de entrevistas de admisión realizadas durante los años 2002 1 2003 (198
4. "Los actores sociales tejen sus propias interpretaciones de los acontecimientos, pueden na-
rrarlos de una forma u otra, y una misma realidad puede ser representada por expresiones dis-
tintas, hasta incompatibles, por diferentes actores. Las narrativas orales son modos de argu-
mentar". Ver Garrica, Norma; Bidaseca, Karina: Ensamblando las voces: los actores en el tex-
to sociológico. Terceras Jornadas de Etnografía y M.étodos Cualitativos. Instituto de Desarro-
llo Económico y Social. Junio 2001.
5. "Lo que se intenta es comprender los significaciones otorgadas por los actores a los hechos a es-
tudiar a partir de sus propias explicaciones (análisis emico). (..) Se parte de que las interpretaciones
de los investigadores son de segundo orden o tercer orden en relación con las interpretaciones de pri-
mer orden ofrecidas por las personas que son objeto del estudio". Ver Kornblit, Ana Lía (2004): Me-
todologías cualitativas en ciencias sociales. Modelos y Procedimientos. Ed. Biblos, Bs.As.
81
 Reconstruyendo lo social
familias). Esta población fue agrupada en dos categorías/ según la partici-
pación o no del varón padre en la entrevista de admisiq~.
Finalmente se hizo una triangulación de fuentes phmarias y secunda-
rias Y de información que posibilitó comparar y cotejar los insumas en un
análisis global del fenómeno en estudio que permitió, de este modo, obte-
ner conclusiones a la luz de los objetivos trazados.
Por razones de extensión, en este artículo sólo presentaremos los resulta-
dos obtenidos del trabajo con los varones padres y sus esposas/compañeras.
Los nombres de los actores han sido sustituidos para salvaguardar su identidad.
1. Características del universo
de varones padres entrevistados
Las ocho familias estudiadas presentan características socio-demográ-
ficas similares, a saber: las parejas constituyen, en su mayoría, familias nu-
cleares6; la mitad, numerosa 7 , y la otra mitad constituye familias tipo. Cua-
tro constituidas legalmente y cuatro, en unión de hecho.
En cuanto a las edades de las parejas, se encuentran entre los 17 y los 4 7
años; aunque las edades entre los miembros de cada pareja son homogéneas.
Tienen educación primaria completa a universitaria en curso. Un
caso presenta universitario en curso (esposa/compañera) y sólo una de
las esposas/compañeras posee primaria incompleta. No obstante, se ob-
serva que en general las esposas/compañeras tienen mayor nivel de ins-
trucción que los varones padres.
Los varones padres, poseen inestabilidad laboral; trabajan fuera del
sistema laboral formal con la consecuente flexibilidad horaria e ingresos
insuficientes y fluctuantes. En tanto las esposas compañeras, salvo una,
son amas de casa.
De la totalidad de familias, cinco se encuentran por debajo de la lí-
nea de indigencia 8 y tres por debajo de la línea de pobreza 9 , según las
6. Pareja e hijos con funciones de reproducción biológica y socialización.
7. Cuando la familia está constituida por ambos padres y más de dos hijos.
8. "Se refiere a una canasta básica de alimentos valorizada en términos monetarios. Se trata
de una situación de carencia mucho mayor y con un gran deterioro de las condiciones huma-
nas." Ver Luna, Manuel (1997): Estructura económica argentina. Ed. Eudecor.
9. "Se basa en la determinación de una canasta de bienes y servicios (alimentación, vesti-
menta, transporte, salud, vivienda, educación, etc.) necesarios para la satisfacción de los re-
querimientos mínimos de subsistencia del individuo, valorizada en precios de mercado." Lu-
na, Manuel: Op. cit.
82
Reconstruyendo a un actor omitido ...
categorías por ingresos del INDEC; todas las familias son usuarias de los
servicios públicos de salud.
Las familias estudiadas cuentan con una vivienda base, construida con
piso de cemento o ladrillo, paredes de material y techo de loza, y posee ser-
vicios básicos. Estas construcciones están ubicadas en zona urbana (5 ca-
sos), semi-rural (1 caso) y rural (2 casos) 10 .
Las constantes observadas permitirían decir que, dentro de la situación
de pauperización 11 , se mantienen como núcleos familiares autónomos con re-
lación a sus familias extensas, apoyados en el vínculo de pareja. Potenciar los
recursos materiales, económicos, personales, culturales y sociales de la pare-
ja en interrelación, aparecería como estrategia familiar de subsistencia.
Advertimos que la salud de los hijos convoca la presencia del varón padre, no
así, por ejemplo, la instrucción de los hijos, que permanece en la órbita femenina.
En la caracterización de las familias, consideramos que éstas son ho-
mogéneas y heterogéneas al mismo tiempo.
Homogéneas por sus condiciones económicas y materiales, surgidas
de la pauperización y precarización laboral. Desde esta perspectiva, las fa-
milias están atravesadas por historias de vida que aportan y portan los va-
rones padres, teñidas de abandonos y ausencia de figuras paternas.
Otro elemento de homogeneidad es la importancia que le atribuyen,
tanto el varón padre como su esposa/compañera, al cuidado de la salud de
los hijos en detrimento del cuidado de su salud como adultos.
La heterogeneidad, en tanto, está dada por los capitales cultural y so-
cial12, como así también por los recursos personales de los miembros de las
familias. Todo lo cual influye en las estrategias familiares de subsistencia.
10. Matta, Adriana; Kaloustián, María Elena (1997): Sistematización del instrumento para la re-
colección de datos de uso en la DEM (Dirección de Especialidades Medicas). Córdoba. Mimeo.
11. Son hogares que en un pasado relativamente reciente, por haber accedido a trabajo ade-
cuado y con subsidiariedad del Estado (acceso a programas de vivienda, por ejemplo), pudie-
ron salir de la pobreza estructural, mejorando sus condiciones de vida. Son familias que hoy
están radicadas en barrios pero no cubren sus carencias básicas de bienes y servicios . Com-
parten con los pobres estructurales el pasado y las limitaciones cotidianas, pero no el espa-
cio físico, con los efectos que ello tiene a nivel de las condiciones de vida: infraestructura; re-
presentaciones en torno a la pobreza y a la propia realidad familiar en ese contexto". Gattino,
Silvia y Flores, María Elena (1995): La familia y el Trabajo Social. Ed. Dirección General de
Publicaciones de la Universidad Nacional de Córdoba. .
12. Capital cultural: está vinculado a conocimientos, a la ciencia y el arte. También llamado in-
formacional por el mismo Bourdieu (Bourdieu, P. [1988]: "Espacio social y poder simbólico", en
Cosas Dichas. Ed. Gedisa). Argentina. Capital Social: es la suma de los recursos actuales o po-
tenciales correspondientes a un individuo ó grupo en virtud de que éstos poseen una red durade-
ra de relaciones, conocimiento y reconocimientos mutuos, más o menos institucionalizados, esto
es la suma de capitales y poderes que semejante red permite movilizar. (Bourdieu, P.; Wacquant,
L. [1995]: Respuestas para una antropología reflexiva. Ed. Grijalbo, México).
83
 Reconstruyendo lo social
Otro indicador de heterogeneidad es la condición q.e salud de los hi-
jos. Algunos son sanos; otros, con discapacidades cory1o secuelas de en-
fermedades congénitas. Niños con patologías crónicas y que, en algunos
casos, requieren internaciones frecuentes. Todo ello determina modos di-
ferentes de organización familiar.
Estos padres forman parte de familias que no pertenecen a la catego-
ría de los pobres estructurales, cuentan con recursos personales y cultura-
les y, sumado a sus heterogeneidades, hacen que se generen estrategias
propias de cada familia con relación al cuidado de la salud de los niños.
También encontramos diferencias en la accesibilidad a los servicios de
salud por su pertenencia a ámbitos urbanos o rurales.
2. Percepciones acerca
del proceso salud-enfermedad
Observamos que al hablar de salud o enfermedad los varones padres
dan cuenta de un proceso donde tanto la salud como la enfermedad serían
componentes de un continuo, de un proceso donde tanto una como la otra
estarían en constante interacción.
Martín: "... enfermo sería una tos, por ahí él tose porque quiere. Pe-
ro, por ahí, la vez pasada tenía fiebre y ahí nomás lo llevé al hospital.
También cuando está decaidito, por la fiebre, posiblemente llora mucho.
Pero, generalmente, es una personita sana gracias a Dios".
Humberto: "Cuando lo veo medio decaído, triste ... en esas cosas me
doy cuenta. Pablito ... es muy 'vivaracho: cuando no se /o siente es por-
que algo pasa ... yo también si veo que anda 'vivaracheando' y después uno
lo ve quieto, es porque algo le pasa".
Podemos destacar que se define la enfermedad desde su carácter indi-
vidual, descuidando el componente social colectivo de la misma.
Por otro lado, resaltan la importancia del factor físico a la hora de de-
finir la enfermedad; no obstante, reflejan que el estado de malestar causa-
do por la dolencia se reflejaría inmediatamente en el estado de ánimo, ha-
ciéndose visible, de esta manera, la ausencia de bienestar y, por lo tanto,
la carencia de salud.
Carlos: "Cada uno ... yo cuando le pasa algo, iya sabemos! -las conoce-
mos tanto a todas-; le duele esto, o e//as mismas nos dicen. Bueno, la Pab-
/a, normalmente, cuando le pasa algo, ya sabemos algo, qué es, /o que pue-
-de ser porque de ella somos médicos en casa, porque sabemos todo. Los
otros chicos se enferman más que todo de tos, de cosa natural, de fiebre".
84
Reconstruyendo a un actor omitido ...
José: "Cuando están enfermos mis hijos me lo dicen, el bebé no me
lo puede decir, pero cada uno cambia la forma de ser. Yo sé que el más
chiquito no se siente enfermo nunca, entonces no me aflijo más. Como
padre o como madre, lo observamos como es e/ carácter de uno u otro,
siempre estamos atentos".
Javier: "Porque llora, o vos le tocas el oído y le duele. Tiene caliente el
oído, le tocas y llora, es porque le duele o está llorando, le tocas la pancita
porque está hinchada ... es normal que uno se dé cuenta ... o está resfriado o
tiene mucha tos, está molesto, le tocas la garganta y llora porque es la gar-
ganta ... es /o de que más uno se da cuenta".
Al analizar el discurso 13 , y en el intento de encontrar las imágenes
y los conceptos que proporcionan a los protagonistas de nuestra inves-
tigación un medio de dar sentido al proceso de salud-enfermedad en
su mundo, en su vida cotidiana, visualizamos imágenes que estarían
estrechamente ligadas a la enfermedad, a la presencia de dolencias,
malestar que de inmediato requiere de asistencia médica, lo que daría
cuenta de una fuerte influencia del modelo médico hegemónico en
nuestra sociedad. Modelo médico que se caracteriza por una asimetría
en la relación entre quienes prestan y quienes reciben la prestación, y
en el que no se consideran los valores e ideales de salud de las perso-
nas; en el que no se da cuenta de la forma en que la sociedad cuida,
recupera y promueve su salud.
Por ello, Bello y De Lellis 14 plantean la importancia de incorporar
un modelo social de prácticas en salud definida como "el conjunto de
prácticas, hábitos, conductas e intereses que, instalados en la socie-
dad, tienen una influencia decisiva en la salud de la población y /os
individuos que incluyendo al componente formal del sistema de sa-
lud lo exceden, conformando una realidad más compleja, que jerar-
quiza caminos alternativos y complementarios a los tradicionales pa-
ra cuidar, recuperar y promover la salud".
13. La búsqueda de significaciones se realiza tomando como base el lenguaje, no como me-
dio de comunicación sino como la expresión de lo social que enfocamos. Ver Lulo, J. (2002):
"La vía hermenéutica: las Ciencias Sociales entre la epistemología y la ontología"; en Schus-
ter F.: Filosofía y método de las Ciencias Sociales. Ed. Manantial, Bs.As. .
14. Bello, Julio; De Lellis, Martín (2001): Modelo Social de Prácticas en Salud. Comportamien-
tos familiares para el cuidado y recuperación de la salud. Ed. Proa XXI, Bs.As. Pág. 16.
85

Reconstruyendo lo social
3. Prácticas sociales
que hacen al cuidado de la salud
~n, la~ familias ~e lo.~ varone~ ~adres entrevistados existe una particu-
lar dmam1ca y organ1zac1on domest1ca que incluye el cuidado de la salud
dond~ se ponen en juego las ideas de salud y las costumbres, como asf
tamb1én la interrelación existente con el componente formal del sistema en
un contexto histórico-social determinado; en dicha organización familia; se
observa la importante presencia de transformaciones en los roles masc,uli-
nos Y femeninos, y que existe alternancia entre ambos.
En esta línea de pensamiento, Rotondi G. 15 plantea que, en los sectores
urbanos marginales estudiados, existe acercamiento a una ruptura de la falsa
división producción reproducción en los casos donde se comparte la decisión
entre an:.bos padres en torno a dos aspectos básicos: la educación y la salud
de los hiJOS; aunque, en la mayoría de los casos, la mujer sigue siendo rehén
de la organización familiar. Sin embargo, el hombre se involucra en acciones y
en horas concretas: el cuidado de los hijos y el desempeño en actividades do-
mésticas en porcentajes bajos, dan cuenta de transformaciones sutiles.
La salud de los hijos
Estas transformaciones sutiles, mencionadas en el párrafo anterior
provocan un corrimiento del modelo masculino tradicional que describie~
ra Jorge Corsi 16 entre otros; esto nos permite decir que estos varones pa-
d.res. ~ueden dar cuenta acabada de cuándo un hijo se enferma, lo que
s1gn1f1ca una cuestión cercana a su función paterna y denota compromi-
so con respecto a la salud de sus hijos.
Roberto: "Bueno, si porque me dicen ... pero enfermo un resfrío
~stá~ decaídos, ahí si yo me puedo dar cuenta. Que yo le pregunt~
tque es lo que te pasa? o 'me duele la cabeza' bueno, a veces voy y fe
toco la frente, o mi señora".
Jua~: "Generalmente cuando está quietito, ahí calladito y no se mue-
ve, no d1ce nada, ya nos entramos a preocupar ¿cierto?, y bueno ... qué fe
pasa, nos entramos a preocupar. Ahí, yo diría que está enfermo; porque si
no, son de moverse, son bastante activos. No se quedan quietos; sólo
cuando está el tefe encendido, ahí se quedan quietos".
15. Roto.ndi, Gabriela (2000): Masculinidad y pobreza. Espacio Editorial. Bs. As. Pág. 95.
1~· ~ors1, Jorge Y otros (1999): Violencia masculina en la pareja. Una aproximación al diag-
nostiCO y a los modelos de intervención. Ed. Paidós. Bs.As.
86
Reconstruyendo a un actor omitido ...
En realidad, podemos decir que existe una superación de la sutileza tra-
ducida en conductas específicas que denotan el involucramiento de estos pa-
dres en la salud de sus hijos, y, al decir de Ramos Padilla 17 , estos hombres se
encontrarían haciendo nuevos caminos; probablemente, como frutos de las fi-
suras del modelo de paternidad vivenciado en su propia crianza. A su vez, se
presentan ciertas ambivalencias en el rol tradicional de servaron que incluye:
la convergencia de otros y nuevos espacios domesticas con el trabajo fuera del
hogar y con la imagen pública de masculinidad, que se conjugan con el deseo
. de una mayor cercanía con los hijos, la sensación de perder el tiempo en el
hogar y el reto de aprender múltiples aspectos de la crianza, además del rea-
comodamiento de las relaciones con su pareja.
Los varones padres reconocen que la salud es una cuestión comparti-
da; no obstante, asignan a la mujer la titularidad en el tema, argumentan-
do que ella pasa la mayor parte del tiempo con los niños.
José: "Las cosas de la salud deben ser una cuestión compartida,
el padre tiene que estar en la división de las tareas; por ejemplo, si mi
señora se enferma, yo no tengo problema, vengo, traigo los chicos al
control. Es un tipo de ayuda que nos hacemos uno al otro, cuando ten-
go tiempo, si salgo del trabajo temprano le ayuda, y en cuestiones de
salud también debe ser así. (.. .) Se encarga ella de darle los remedios,
la comida, ella lee lo que dice el médico, tiene más tiempo. Yo me encar-
go de trabajar, porque estoy más afuera trabajando, no tanto en la casa".
Carlos: " ... Todo lo que sea de los chicos nos ocupamos los dos".
Raúl: "Sé que está mal pero yo me apoyo en ella para estas cosas, sé
leer y todo, pero no me gusta y no tengo esa paciencia que ella tiene, pero
si tengo que colaborar lo hago, pero es más ella la que maneja ese tema".
A la hora de tomar decisiones en cuanto a la salud, los componentes
de la pareja se consultan si llevar un niño al médico o no. Esto refuerza la
idea antes mencionada del reacomodo experimentado en la relación de pa-
reja en los casos estudiados; resueltos éstos positivamente y traducidos en
compañerismo, diálogo y complementariedad. En otras parejas, aún la
crianza de los hijos es un espacio de lucha y competencia.
José: "Ella me espera, cuando yo vengo a la casa, charlamos el tema
de la enfermedad, me consulta a mí antes de hacer una cosa y yo digo: lo
llevamos. No hace las cosas si no me dice a mí antes. Yo soy el jefe de la
casa, pero nos apoyamos, nos consultamos".
17. Ramos Padilla (2004): La paternidad y el mundo de /os afectos. Facultad de Salud Pú-
blica y Administración. Universidad Peruana Cayetano Heredia. Mimeo.
87
 Reconstruyendo lo social
las esposas compañeras
1 los roles y funciones; no obstante, sigue manteniendo la administración y
La investigación también contempló conocer las opiniones de las es-
posas/compañeras con relación a los temas abordados con los hombres
entrevistados. Esto a modo de cotejo de las opiniones vertidas con res-
pecto a la salud de los hijos.
Entr.: En cuanto a la salud de /os hijos, ¿quién se ocupa?
Rosa: Mi marido se ocupa de traerlos al hospital y yo /os llevo al
dispensario porque es más cerca. Tengo problemas de columna para al-
zarlos y como Va/ería tiene nueve años está pesadita y no tienen silla
de ruedas, él la trae.
Entr.: ¿Quién se da cuenta cuando /os chicos se enferman?
Rosa: En ese sentido yo, porque estoy más con el/os. Cuando él está
en la casa se da más cuenta él que yo. Yo estoy más ocupada con fa lim-
pieza y él atiende a los chicos.
Entr.: ¿Quién se encarga del tratamiento?
Rosa: Los medicamentos se /os doy yo, él se encarga de buscarlos en
el Pablo Pizurno.
Dentro de la ocupación por el cuidado de la salud de los hijos, no es
casual que una de las tareas destacadas que realiza el varón padre sea la
gestión de los recursos, manteniéndose como lo más cercano a la órbita pú-
blica, esquema aprendido dentro de los patrones de género (público-mas-
culino 1 privado-femenino).
Sofía: "Si él no trabaja viene al hospital, él se encarga de Pao/a prin-
cipalmente. Es de preocuparse de las chicas, salimos /os dos corriendo
para el médico si le pasa algo a alguna de las chicas. Pao/a (niña con dis-
capacidad) lo ha absorbido, se encarga todo el tiempo de ella, como que
hay diferencias con respecto a las otras (.. .) Cuando se enferman las chi-
cas nos damos cuenta /os dos. El se levanta para sacar el turno después
voy yo, si él no trabaja se queda con la beba mientras yo voy. También de-
pende si tenemos para los cospeles, si tenemos vamos /os dos (. .. ) Del tra-
tamiento me encargo yo".
Se distinguen dos conductas diferentes según se trate de lo cotidiano
-programable y previsible- o de lo urgente-inesperado. Estas esposas/
compañeras, al ser amas de casa, pueden ocuparse de la atención diaria
de la salud y la educación de los hijos e, inclusive, programar la participa-
ción del varón padre en algunas actividades puntuales. En las situaciones
de urgencia, se ponen en juego la complementariedad de roles, capacida-
des, habilidades y destrezas que aporta cada género-sexo, como así tam-
bién el compañerismo construido en la relación de pareja.
88
Reconstruyendo a un actor omitido ...
Cuando la mujer trabaja fuera del hogar, se observa la alternancia en
la organización doméstica reflejada en el cuidado de la salud.
Carmen: "Por lo general para ir a la escuela nos arreglamos, va el que
más cerca está, o el que tiene menos problema para dejar el trabajo. Tra-
tamos de dividirnos, es indistintamente; igual para ir al médico. Yo tengo
en cuenta /os controles, /as vacunas, por lo general me ocupo yo, salvo en
casos de urgencia vamos /os dos, si podemos, por lo del trabajo (... ) Cual-
quiera de /os dos nos damos cuenta cuando alguno de /os chicos está en-
fermo. Por ejemplo la nena es muy apegada a él, lo sigue mucho y él se
da cuenta antes por lo general (... ) ¿Quién se encarga del tratamiento? El
tratamiento me toca a mí, él me recuerda: tenés que darle el remedio".
Entr.: ¿Quién se da cuenta cuando /os chicos se enferman?
Delia: Los dos, cualquiera de /os dos. El que se da cuenta más rápi-
do le avisa al otro.
Ana: Si es algo de urgencia vamos /os dos juntos, pero si es algo que
me puedo dar vuelta sola, voy so/a con el niño enfermo".
Laura: "Yo soy la que me encargo del tratamiento, lo que no signifi-
ca que cuando él está no se /o dé. Cuando en Santiago del Estero, el ni-
ño estuvo internado, él preguntaba y no se quedaba con lo que el médico
decía y seguía preguntando. Acá cuando tuvo que tomar antibiótico, en-
tre /os dos se /o dábamos, porque el remedio era feo y yo so/a no lo podía
sostener, así que le pedía ayuda a él".
Las esposas/compañeras exponen claramente sobre algunos factores
en común: uno de ellos es la presencia del varón padre en la institución de
salud. Ésta se manifiesta tanto en la gestión previa a la atención, como en
el traslado del niño e, incluso, en lo que estas mujeres perciben como uel
acompañamiento" que su esposa/compañero hace durante su permanencia
en el hospital. Las parejas se organizan en la dinámica cotidiana sin apelar
a la ayuda de las familias extensas, generando sus propias estrategias pa-
ra garantizar la atención y el cuidado de los niños.
Las mujeres refieren que los papás se dan cuenta cuando la salud de
alguno de los niños se está deteriorando y, por ello, manifiestan un mayor
acercamiento a sus hijos; lo que reafirma la idea de corrimiento del mode-
lo masculino tradicional.
También explican que la salud de los hijos es una responsabilidad
compartida y con posibilidades de alternancia según las necesidades.
Cada una de las respuestas dadas por las esposas/compañeras reforzó
lo dicho por los respectivos varones padres, dando cuenta de un discurso y
una conducta coherentes con lo transmitido en las entrevistas.
89
 Reconstruyendo lo social
la salud de los adultos
Un tema que se abordó con las parejas entrevistadas fue la atención y
cuidado de la propia salud de los adultos. Se indagó acerca de su concu-
rrencia al sistema sanitario formal y ante qué situaciones ambos componen-
tes de la pareja asisten.
Es así que recogimos lo que los varones padres opinan sobre sí mis-
mos y sobre sus esposas compañeras; también lo que éstas opinan sobre
ellas y sus compañeros.
Entr.: ¿vas al médico?
Juan: No. Tiene que ser algo ... No, ni siquiera al dentista voy (.. .) Por
falta de tiempo. Porque uno se siente ... no se siente con malestar, diga-
mos. No se siente dolorido. Debe ser por eso. Como que uno lo deja de úl-
tima al médico; y, aparte, el tema de la salud, acá, es muy burocrático:
tener que estar a la cinco de la mañana para ...
José: "No yo no voy al médico, nunca me hice controles, jamás me en-
fermo (.. .) No conozco lo que es estar internado. iGracias a Dios! No me he
enfermado. La otra vez me corté con un sifón trabajando, fui a la guardia pe-
ro no seguí el tratamiento. Como yo trabajaba, aunque me doliera no podía
perder el trabajo, seguí, si dejaba no entraba un peso en casa (. ..)¿con qué
comíamos? (.. .)primero está la salud y después el trabajo, pero en este mo-
mento está primero el trabajo para darle de comer a mis hijos. Si no trabajo
no tengo a nadie a quien recurrir, es distinto si tuviéramos la familia cerca ... ".
En este discurso se advierte la peligrosidad, para la salud del varón, del
modelo masculino tradicional, tal como lo refiere Jorge Corsi 18 , quien caracteri-
za la conducta del varón como autosuficiente, impedido de solicitar ayuda mé-
dica para cuidar su salud y más expuesto por sus conductas no preventivas.
Al decir de Ramos Padilla 19 , la represión de las emociones es una ca-
racterística importante en la construcción social de la masculinidad que
atraviesa todas las etapas de la vida de los varones. Cuando niños, apren-
den a soportar el dolor bajo el lema "los hombres no lloran"; traducido al
cuidado de la salud, los hombres "se las aguantan" y no manifiestan la exis-
tencia de dolencias ni llevan adelante tratamientos médicos.
Dentro de este modelo masculino, los hombres han visto obturada su
sensibilidad tanto en lo emocional como en los requerimientos de su pro-
pio cuerpo, dejando de lado el cuidado de la propia salud.
18. Corsi, Jorge: Op. Cit.
19. Ramos Padilla: Op. Cit.
90
Reconstruyendo a un actor omitido ...
las mujeres hablan ...
de ellas mismas y de sus parejas
Inés: "Nunca voy al médico, yo tengo caído el riñón, pero yo no ... más
me preocupo por los chicos ... siempre que los chicos estén bien, lo de-
más no importa. El siempre me dice que vaya al médico, más que esta-
mos alejados del centro de salud, pero no voy... ".
Laura: "No, yo nunca voy al médico, excepto para el parto. Me da mu-
cha vergüenza y pudor ser revisada por los médicos, me pone muy nervio-
sa y entonces prefiero no ir. Incluso me faltaron controles en el embarazo
por ese tema, me sentía mal cuando me tenían que hacer tacto".
Se visualiza que sólo en el embarazo la mujer asiste a los controles mé-
dicos, necesarios en función de la salud de su hijo por nacer; esto como
parte de pautas culturales donde su identidad está fuertemente asociada a
la maternidad y al desempeño del rol materno. La mujer madre rescata la
experiencia del embarazo y recalca la importancia del control médico para
el logro del bienestar del niño por nacer, pasando ellas a un segundo plano
y poniendo su cuerpo como si no les perteneciera, sólo considerando su im-
20
portancia en tanto y en cuanto puede generar vida .
Rosa: "El no va al médico, yo le digo: vos me mandás mucho al mé-
dico, pero vos no vas, pero él me dice: ¿para que voy a ir al médico si me
encuentra bien?".
Entr.: ¿ru marido va al médico?
Graciela: Roberto también es negligente, somos negligentes con no-
sotros mismos, pero con los chicos no.
Carmen: "Va al médico cuando está enfermo, se preocupa, sigue el tra-
tamiento, se cuida, es obediente con las indicaciones del médico, pero no se
hace controles preventivos, yo lo Jodo' para que vaya al médico y se haga un
chequeo, pero no me hace caso. Él trabaja ocho horas diarias y cuando sale
de la Comuna tiene otras actividades, hace changas cortando árboles, traba-
jando en el campo, y nunca tiene tiempo para ir al médico".
Delia: "Va al médico cuando se siente más peor, se la aguanta has-
ta último momento".
Bello y de Lellis 21 sostienen que "e/ aspecto más crítico que se ha
identificado en el proceso de atención de salud es el diferimiento que la
20. Ruano, Marisa: Representaciones sociales que, sobre la salud, tienen las muje:~s rur~­
les del Norte de la Pcia. de Córdoba. Trabajo de Investigación. Secretaría de Extens1on, Uni-
versidad Nacional de Córdoba. Becas SEU, Córdoba, 2000-2001.
91
 Reconstruyendo lo social
población adulta plantea para acudir en busca de atención, limitando la
eficacia de las acciones preventivas, curativas y de rJhabilitación em-
prendidas desde los servicios formales de salud".
Como adultos, ni ellos, ni ellas, están pudiendo cuidar de su salud por
distintos obstáculos como el trabajo, la falta de medios económicos, la res-
ponsabilidades del hogar, la burocracia del sistema sanitario y la demanda
propia de la salud de los hijos, entre otros; por lo que el cuidado de su pro-
pia salud no constituye una prioridad.
En el discurso individual, se puede observar que, como pareja, se re-
comiendan mutuamente concurrir al médico, y que visualizan claramente
esta necesidad en el otro, no así respecto de su propia salud.
4. Significaciones:
las caras de la masculinidad
Ser padre ...
De las entrevistas realizadas, pudimos identificar varias razones por las
cuales los varones padres se acercan al sistema sanitario formal.
Algunos de nuestros entrevistados, ante la pregunta "¿por qué se acer-
can al hospital?", respondieron enumerando las causas médicas por las
cuales asisten con sus hijos, pero también daban otras razones, como:
Roberto: "... Y bueno, porque soy el padre".
José: "... es mi obligación como padre, porque el lugar donde esta-
mos, lejos de la familia, sin transporte para venir y cuando hay que hacer
algo por mis hijos estoy yo".
Estas respuestas hacen referencia a la responsabilidad paterna: se con-
sidera el cuidado de la salud de los hijos como parte de ella.
Para poder comprender lo que significa la paternidad y lo que los pa-
dres entienden por ella, es necesario contextualizarlo en un determinado
momento histórico, ya que fue teniendo diferentesconcepciones de acuer-
do al modelo social histórico imperante, según lo analizado por Oiberman 22 •
Concepciones que direccionaron la relación del padre con sus hijos ha-
cia un gradual proceso de cambio, en el que hay un incremento del prota-
21. Bello, J. y de Lellis, M.: Op. Cit. Pág. 119.
22. Oiberman, Alicia (1994): "La relación Padre-Bebe: Una revisión bibliográfica". En Revis-
ta Hospital Materno Infantil Ramón Sarda XIII, W 2.
92
Reconstruyendo a un actor omitido ...
gonismo paterno que se traduce en compromiso y responsabilidad en el cui-
dado y la crianza de los niños.
Ser esposo-compañero ...
El compromiso y la responsabilidad respecto de los hijos también se
traslada en la relación con sus esposas compañeras; ejemplo de ello son las
siguientes respuestas:
Carlos: "... yo siempre fui más compañero en todo sentido con mi se-
ñora y con los chicos, para llevarlos al hospital y esas cosas ... ".
Humberto: "... entonces ha sido un momento muy difícil para mi fa-
milia, para nuestra relación con mi esposa. Pero siempre hemos estado
juntos y bueno ... ".
Estos hombres dan cuenta de la cercanía de la relación marital,
donde hay un "hacer" conjunto con respecto a lo familiar, especialmen-
te en la crianza de los hijos y el cuidado de la salud de los mismos. Ello
implica una organización particular en cada unidad doméstica para faci-
litar la atención de la salud:
Juan: "En el caso mío, es porque digamos ... mi señora no dispone de
tiempo y tiene que quedarse a cuidar a los chicos en la casa. Los hora-
rios, por ahí son los que los chicos necesitan atención para ir a la escue-
la. Entonces cuando yo dispongo de tiempo, en el horario de trabajo del
mercado, yo vengo y hago el trámite que haya que hacer en el hospital.
Aparte siempre me gustó moverme así. Anteriormente, cuando eran pocos
los chicos, los hacíamos los dos juntos. lbamos los dos, agarrábamos los
chicos: vamos y vamos, pero actualmente ... ".
José: "Si es normal ... vengo porque ella no conoce mucho, no es lo
mismo andar un tipo que una mujer, aparte que para venirse ella se tie-
ne que venir con las criaturas y sola no puede andar haciendo dedo, por-
que a veces nos venimos así porque vivimos lejos de acá".
Raúl: "El otro día la chica estaba enferma, era un domingo, tenía un
cólico renal, los riñones ... y buenos ya salimos los dos ... en ese aspecto ya
uno va, si no normalmente va ella para todo: para vacunar, para el con-
trol ... pero si ya hay que ir, hay que dejar algunas cosas para ir, yo voy".
Martín: " ... Yporque estoy sin trabajo ahora entonces aprovecho en
acompañarla a ella para venir (... ) Mi nene está internado y vengo, pe-
ro si es algo que se puede dar vuelta sola en el dispensario, va ella".
Estas razones muestran una mayor presencia y acercamiento al siste-
ma sanitario por parte del hombre, que da cuenta de un gradual proceso de
cambio en la participación del cuidado de la salud familiar.
93
 Reconstruyendo lo social
Proceso de cambio que los equipos de salud están tibiqrnente visualizan-
do, ya que las políticas que se relacionan con la salud tienden a centrarse en
la madres y descartar al padre; por lo que es necesario, tal /COmo lo plantea Al-
win23, "acceder al mundo del padre, al conocimiento de sus percepciones y
de su visión de la realidad familiar", para poder, a partir de allí, construir pro-
gramas y estrategias de intervención que consideren al padre como un actor
protagónico que se suma al cuidado y la atención de la salud de los hijos.
los modelos de paternidad
Estos varones padres presentan como constante el haber tenido que
superar en su historia personal un modelo paterno difuso, distante,
cuando no ausente.
Juan: "Mi mamá, sobre todo. Ella siempre disparaba para el hospital.
Él no era tanto como yo. Él no se movía. Por ahí, por ejemplo, nosotros
éramos tres varones y dos nenas, y ella tenía más movilidad para mover-
se. No hacía falta que se quedara en la casa teniendo los otros chicos. Sa-
lía con un par de chicos".
Roberto: "... Entonces mi hermano, que falleció, quizás hizo un poco
de padre para mí. Porque mi viejo fue un gringo ignorante pobrecito, ípe-
ro es así! Laburó en el campo hasta que le tocó ir a la guerra y después
se vino acá. Pero mi viejo tenía no sé si tercer grado y mi vieja más o me-
nos lo mismo. Entonces mi hermano, más o menos lo que pude captar así
yo, me dio un poquito más de educación, me moldeó un poquito más ... ".
José: "Mi mamá se encargaba de mi salud, mi padre tenía hijos de
otro matrimonio y mi mamá se encargaba de mí... ".
En oposición y búsqueda de la superación de dicho modelo, los va-
rones padres expresan su deseo de no repetir estas historias ofreciendo
a sus hijos un modelo paterno con mayor presencia, involucrado en la
crianza, optimista y comunicativo.
Juan: " ... Yo tampoco los trato a mis hijos como nos trataba él a mí.
En una de esas, él me decía: 'yo cuando era chico, a tu edad, tal y talco-
sa'. No le digo a mis hijos: 'cuando era chico ... ', las privaciones que uno
tiene ... no, no me parece bien, porque uno la pasó mal, no porque uno tu-
vo privaciones ellos también las tienen que tener. ¿No es cierto? En una
de esas, mencionarles algo. No permanentemente".
23. Alwin Nidia.La imagen marginal del padre en la familia popular. En Revista de Trabajo
Social W 62 Año 1993.Pag. 45
94
Reconstruyendo a un actor omitido ...
Humberto: "En sí mi infancia ha sido muy buena y trato de que lo que
me han brindado a mí y de lo que mis padres no me han podido brindar,
brindárselos a ellos, icon lo que uno pueda por supuesto!".
José: "Con mis hijos no voy a hacer lo mismo, yo me daba cuenta a
esa edad, yo lo que hago con mis hijos mi papá no lo hacía conmigo. Yo
soy así desde 'chico, no porque mi papá no lo hizo conmigo, es mi papá y
lo quiero, él era como pudo ser".
En la formación de estos varones padres, más que la impronta de un
modelo masculino tradicional, ha primado, por la ausencia paterna, la ne-
cesidad de superar la historia personal mejorando el vínculo con sus hijos.
Ellos construyen, a partir de sus propias experiencias, un modelo
actual que no cuestiona los cambios, pero sí reconoce conductas dife-
rentes, no habituales.
Carlos: "Bueno, yo lo que veo es que no es muy común. Veo muy po-
cos padres, en el sentido que vienen al hospital. Así cuando vengo en el
colectivo veo los ojos (de los otros que lo miran), cuando subo el coche de
la nena, con todo así."
Estas conductas son llevadas a cabo espontáneamente y son atribui-
bles al compañerismo que se practica con la pareja.
Roberto: "Porque ella sufre mucho de la columna, a veces ... viste, no
da más, ¿viste? Entonces viste ... porque yo estoy al vicio como bocina de
avión ... no voy a dejar de ser más o menos".
Asimismo, estos padres, ante la pregunta de por qué las diferen-
cias, no han podido dar otras razones de índole distinta a los factores so-
cio-económicos del contexto,· como así tampoco qué podría estar asociado
a cambios en la condición femenina.
Red social primaria: familia extensa y amigos
24
Dentro del universo relacional del individuo, Carlos Sluzki ubica
un nivel más microscópico al que llama de manera intercambiable "red
social personal", "red social significativa" o "red microsocial", y lo defi-
ne como " ... la suma de todas las relaciones que un individuo percibe
como significativas o define como diferenciadas de la masa anónima
de la sociedad" ( ... ) "Constituye una de las claves centrales de la ex-
periencia individual de identidad, bienestar, competencia y protagonis-
24. Sluzki, Carlos (1996): La red social: frontera de la práctica sistémica. Gedisa. Bar-
celona. Pág. 42.
95
 Reconstruyendo lo social
mo o autoría, incluyendo /os hábitos de cuidado de la ~alud y la capa-
cidad de adaptación en una crisis".
Plantea el autor que la red social personal puede 'ser registrada en
forma de mapa mínimo, sistematizado en cuatro cuadrantes: famil_ia,
amistades, relaciones laborales o escolares, y relaciones comunitarias,
de servicio, de salud o de credo.
Sobre estos cuadrantes, inscribe tres áreas: 1) Un círculo interior o
de relaciones íntimas (tales como familiares directos con contacto coti-
diano y amigos cercanos). 2) Un círculo intermedio de relaciones per-
sonales con menor grado de compromiso (tales como "amistades socia-
les" y familiares intermedios), con contacto personal, pero sin intimi-
dad. 3) Un círculo externo de conocidos y relaciones ocasionales (tales
como conocido!? de la escuela o trabajo, buenos vecinos, familiares le-
janos, o ca-feligreses).
Nos interesó indagar cuánto comparte el varón padre, en su red so-
cial significativa (compuesta por varones, amigos y familiares), el tema
de la salud familiar:
Entr.: ¿con tus amigos varones o parientes hablan de la salud de
/os hijos?
Juan: Cuando hay problema con la salud de alguno , sí... Nos co-
municamos, sabe preguntar cómo andan. Yo también, cuando alguno
de /os chicos de él está enfermo, también preguntamos uno al otro (... )
En el caso nuestro es habitual (... ).
Entr.: ¿En relación a /os amigos?
Juan: Amigos, no sé. No tengo muchos amigos, son conocidos la
mayoría. En este caso no me interioricé tanto ... no sé /o que se hace
allá en la casa de cada familia.
Roberto: "Sí, sí hablamos porque tengo un matrimonio amigo, que
tiene una nena, no me acuerdo de la enfermedad. En definitiva hablamos
de la enfermedad de /os chicos, como de la nena de este chico (.. .)".
De acuerdo a lo manifestado por los entrevistados, la salud es un
tema de conversación y de preocupación entre los pares, siempre que
sean familiares y/o amigos, y se ubica en el círculo íntimo o de relacio-
nes intimas del que habla Sluzki.
El planteo de los temas de salud en este círculo obedece a las ca-
racterísticas mismas de esas relaciones (simétricas, solidarias, de apoyo
mutuo, de adaptación ante situaciones de crisis y de identificación ante
situaciones similares).
96
Reconstruyendo a un actor omitido ...
A modo de conclusión
Salud y enfermedad, al decir de Souza Minayo25 , son fenómenos clíni-
cos y sociológicos vividos culturalmente.
Estas familias, al tener un acceso limitado al sistema sanitario por
cuestiones culturales, económicas, geográficas, etc., lejos de convertirse en
autónomos para generar sus propias estrategias de cuidado de la salud, se
convierten en dependientes de la institución sanitaria.
Consideramos que la dependencia disminuye o aumenta de acuer-
do a la patología que afecte a los niños y a la relación médico-paciente
que se entable.
En desmedro de la idea de salud y prevención, se resalta la enfer-
medad y la necesaria asistencia médica. Estas creencias y valores se de-
sarrollan en una realidad social e histórica fuertemente influenciada por
el modelo médico asistencial-biologista y reduccionista de la enfermedad
en su carácter individual.
El proceso salud-enfermedad, en los adultos, está condicionado notoria-
mente por las condiciones coyunturales y estructurales de la sociedad. Esto se
traduce en el diferimiento que la población adulta plantea para acudir en bus-
ca de atención, que limita la eficacia de las acciones preventivas, curativas y
de rehabilitación emprendidas desde los servicios formales de salud.
No obstante, como miembros del equipo de salud, debemos proponer,
en los espacios institucionales y societales, pasar de la urgencia/emergen-
cia hacia la promoción y prevención en salud. El respaldo debe ser una po-
lítica inclusiva, coherente y sustentable a largo plazo que cuide también a
los adultos varones y mujeres.
El modelo médico-hegemónico que mencionamos anteriormente in-
fluencia sobre las representaciones sociales de la salud que se palpan me-
diante las acciones cotidianas que los sujetos realizan en forma "natural" Y
a las que asignan un determinado sentido.
Las representaciones que los varones padres tienen con respecto al estado
de salud de sus hijos son descriptas a partir de las conductas cotidianas de sus
niños. Conductas que consideran naturales y que significan que sus niños están
sanos; sin embargo, cuando se enferman, los describen como "distintos" no sóllo
a partir de síntomas físicos, sino también emocionales, como la tristeza. Estas di-
ferencias son las que toman los padres para significar la salud y la enfermedad.
25. Souza Minayo, Cecilia (1997): El desafío del conocimiento. Investigación cualitativa en
salud. Lugar Editorial, Bs. As.
97
 Reconstruyendo lo social
~ale destacar que, en este proceso salud-enfermed~d, se generan es-
trategias dentro de la familia nuclear que permiten resolver dificultades que
se presentan en la vida cotidiana, y garantizan la atención de la salud es-
pecialmente la de los niños, prioridad indiscutible para los adultos entr~vis­
tados (varones padres y esposas/compañeras).
Los varones padres investigados presentan características propias de
un modelo masculino en transición. El cuidado de la salud de los hijos es-
tá incorporado en el rol paterno, aunque reconocen la titularidad de la mu-
jer en el tema mediante palabras como: colaborar, acompañar, ayudar,
reemplazar. Todo habla de una transición del colaborar al compartir.
Este nuevo modelo permite contribuir a ampliar la mirada hacia nuevas
formas de familia e interpela las propias creencias del profesional hacia los va-
rones en el sistema sanitario. Aporta una nueva mirada para realizar otros re-
corridos hacia y desde la familia como sujeto de intervención social.
Este nuevo modelo, coloca a los sujetos varones en otro escenario res-
pecto al concepto de ciudadanía, rompiendo con la lógica del excluido, del
no nombrado, por oposición, la intervención profesional centrada en la mu-
jer-madre, sujeto privilegiado de la práctica profesional.
El modelo tradicional presenta fisuras que permiten a estos varones pa-
dres flexibilizar su conducta a través de representaciones sociales alternativas
que coexisten con las tradicionales, sin obtener sanciones sociales por ello. No
obstante, aún no es un modelo consciente, ni tampoco pueden pregonarlo, ni
compartir su hacer a viva voz fuera del círculo íntimo de su red social.
Si partimos de la base de que el modelo de maternidad y paternidad es
una construcción social, relacional y reactiva, diremos que, a la par de estepa-
dre, hay una madre que facilita u obstaculiza esta transición hacia una presen-
cia del varón en el campo del hacer doméstico (reinado femenino), permitien-
do el desarrollo de la capacidad afectiva-expresiva del varón padre.
Poder captar y respetar las emociones de quienes los rodean es todo
un desafío para los hombres culturalmente preparados para exigir el respe-
to autoritario en la educación de sus hijos.
Estos hombres habrían sentido la necesidad de gozar y recrearse en
compañía de sus padres en la infancia. Tanta ausencia dejó terreno fértil y
autorización para protagonizar un modelo superador. Aunque aún no son
conscientes de este accionar, sí pueden dar cuenta de una relación más cer-
cana con sus hijos, con mayor presencia y reconocimiento de las necesida-
des del otro, lo que es una aproximación hacia un modelo más democráti-
co de paternidad, en el que la crianza de los niños no sería una carga, si-
no una oportunidad del desarrollo humano que favorezca el bienestar de los
hijos, de las esposas/compañeras y de los mismos varones/padres.
98
Reconstruyendo a un actor omitido ...
La intervención temprana del padre y la voluntad ~e implicarse de los va-
rones padres en la crianza de los hijos son indicadores de los cambios con res-
pecto a la paternidad. Los padres jóvenes comienzan a disfrutar de un víncu-
lo afectivo, potenciando su capacidad emocional, muchas veces mutilada en
otras generaciones de hombres. Ser padres puede dejar de ser una lista de obli-
gaciones legales para pasar a ser un vínculo expresivo y exteriorizado.
La democratización de la relación de pareja, que flexibiliza los roles
tradicionales de género, potencia el vínculo existente y permite asegurar la
reproducción cotidiana y social de los hijos, incluida la satisfacción de las
necesidades en el proceso de salud-enfermedad, aportando calidad a la re-
lación familiar, ayudada por la mayor presencia del varón padre y la alter-
nancia con la esposa/compañera en el hacer cotidiano intra y extra-domés-
tico, especialmente en lo relacionado a la salud.
Los efectos positivos de la alternancia se reflejan en la educación cons-
truida entre dos personas cercanas, entre dos modos de actuar y moverse
en el mundo. Al decir de Norberto Inda, .. Comparar, quizás ayude a com-
prender que en la vida no hay un solo camino".
Cabe también plantearse algunas reflexiones en torno al problema estudia-
do y la intervención desde la disciplina de Trabajo Social. Es oportuno clarificar
que el derecho a la salud se construye en un colectivo social donde tanto varo-
nes como mujeres tienen distintas miradas, distintas formar de hacer y pensar
en cuanto a la salud y, por lo tanto, es importante que, al pensar acciones en
promoción, prevención y asistencia en el área, complementemos dichas mira-
das, innovemos .. abriendo las puertas" a la participación de los varones.
Por lo tanto, convenimos recuperar y potenciar en la práctica cotidia-
na de nuestro hacer las posibilidades que la profesión tiene en la construc-
ción de espacios donde los sujetos varones puedan pensar y pensarse acer-
ca de sus derechos, responsabilidades y motivaciones en el cuidado de su
salud, en relación con otros y en una dialéctica complementaria de cons-
trucción de vínculos saludables entre ambos sexos.
Es oportuno proponer que, como disciplina, emprendamos una revi-
sión y modificación de aquellas barreras que, desde el hacer profesional y
desde las instituciones sanitarias, obstruyen la participación de los varones
en el cuidado de la salud familiar.
El Trabajo Social puede ir más allá, plantearse como meta no sólo incluir
al varón en el abordaje de la salud familiar, sino también abrir caminos en lo
referido al involucramiento de los varones en la temática de salud. Pasar de lo
doméstico a lo comunitario, trabajando el plano educativo-cultural, las capaci-
dades y habilidades de acción colectiva y de organización.
Así, probablemente, contribuiremos a cambiar la mirada desde las ins-
tituciones de salud, y de las profesiones como el Trabajo Social, hacia los
varones para que éstos dejen de ser los actores omitidos ...
99

Reconstruyendo lo social
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101
 Capítulo 6

Abuso sexual infantil.

Análisis de la situación
en Tribunales de Cosquín 1

LUIS EDUARDO ORTOLANIS 2

MIRTHA ANALY SÁNCHEZ - MARÍA FERNANDA DEL FRANCO
MÓNICA CRISTINA KASSLATTER

Introducción

El abuso sexual infantil en cualquiera de sus formas es un tipo de mal-

trato que compromete el presente y el futuro de las víctimas, por lo que se
hace imprescindible conocer tanto la magnitud del problema como los fac-
tores asociados y causales para la aparición del mismo y, a partir este co-
nocimiento, establecer estrategias de prevención, detección y abordaje, im-
plicando a distintos niveles y a diversas instituciones, sensibilizando y
comprometiend_o a los diferentes efectores que pueden detectar y brindar
ayuda a las víctimas de esta problemática.
Esta investigación fue desarrollada por un equipo interdisciplinario entre
abril de 2003 y abril de 2004. Se propuso como finalidad indagar sobre situa-
ciones de abuso sexual 3 en la demanda de justicia en tribunales de Cosquín; de
manera de contar con datos ciertos de esta problemática, poder establecer tasas
de ~ncidencia, tener indicadores confiables de la problemática en todos los ám-
bitos de la Justicia, que incluye: Juzgado de Familia, Menores, Asesoría, y Fisca-
lía con sede en Cosquín, con competencia en el territorio que comprende a las
localidades ubicadas desde Bialet Masse a Charbonier-Capilla del Monte.

l. Investigación realizada en el marco del Programa de Promoción de la Investigación de la

Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Córdoba, con el aval del Centro de
Perfeccionamiento Ricardo Núñez del Poder Judicial.
2. Director del equipo de investigación. E-mail: eduardortolanis@ets.unc.edu.ar
3. Aquí se utiliza el término en sentido amplio, luego se conceptualizarán los distintos tipos
de abusos sexuales a los que se refiere esta investi~Jff.ÁD DE .ANTIOQU.lA
1o3 BffiLIOTECA CENTRAL,
 Reconstruyendo lo social
Los objetivos planteados fueron:
• Conocer las características que presentan las situaciones de abuso
sexual en la población que requiere de intervención judicial de tribu-
nales de Cosquín.
• Conocer las características de la población afectada por las situacio-
nes de abuso sexual.
Se trata de un estudio exploratorio descriptivo con un diseño de tipo
cuantitativo. Se consideraron todos los casos judiciales en los que se de-
tectaron situaciones de abuso sexual con intervención judicial en tribunales
de Cosquín en el período enero-diciembre del año 2002, los cuales se ana-
lizaron a partir de los expedientes judiciales.
Consideraciones teóricas
Abuso sexual
Entendemos por abuso sexual infantil a un acto intimidatorio, en el que
hay una relación de dependencia, de autoridad o de poder, o en el que, apro-
vechándose de la víctima por cualquier causa, ésta no ha podido consentir li-
bremente la acción. El abuso, desde la víctima, consiste en conductas en las
que un adulto somete a-un niño para su propia gratificación sexual, esto es, el
niño es usado para satisfacer los impulsos sexuales del adulto. Generalmente
los victimarios son personas que el niño conoce y en las cuales confía, y con
las cuales hay una relación asimétrica de autoridad. Es un adulto, es decir que
hay una diferencia generacional importante, y las conductas consisten en to-
camientos, caricias, besos en las zonas genitales, masturbación del adulto al
niño o a la inversa, fellatio y penetración genital con los dedos o con diferen-
tes objetos. En general el perpetrador es una persona que tiene una relación
afectiva con el niño, relación que termina en la sexualización del vínculo y en
un secreto del que el niño no puede evadirse, no quedándole otra alternativa
que someterse. Abarca, por tanto, una amplia gama de comportamientos y re-
laciones que van desde el contacto físico con penetración hasta aquellos más
leves pero igualmente lesivos. Dependerá de las distintas leyes de diversos paí-
ses que en su tipificación de las normas incluyan dentro del abuso sexual aque-
llos comportamientos con impacto sobre la víctima, destacando que constitu-
yen abuso sexual sin contacto, tales como exhibiciones, masturbación en
presencia del niño/a, producción y difusión de material pornográfico, voyeuris-
104
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
mo, etc. Algunas legislaciones -como la nuestra- incluyen estos comporta-
mientos en la categoría de corrupción de menores.
El abuso sexual es una conducta la mayoría de las veces intencional y
dolosa, preparada, que atenta sobre vlctimas indefensas; es un acto agre-
sivo con el que se busca degradar a la víctima, expresar el dominio y el po-
der que se tiene sobre esa persona. Generalmente comienza a temprana
edad, es un hecho reiterativo y que reviste mayor riesgo cuando se da den-
tro del ámbito familiar, ya que bajo estas circunstancias el grupo familiar
está implicado y suele existir en el mismo una severa desorganización.
Cuando se trata del progenitor o del padrastro con que el niño convive
la situación de dependencia es mayor y el sometimiento también, en tanto
media un afecto que termina confundiendo al niño.
Ferenzi 4 habla de la confusión de lenguas entre el niño y el adulto; el
niño no sabe qué está bien y qué está mal, está confundido, no sabe qué
es verdad y qué no, es una situación donde se tergiversan los valores mo-
rales y se tiende a que el niño distorsione la realidad, lo que puede arribar
a sintomatología y secuelas de intensidad variable. La enunciación incre-
menta este conflicto sobre todo cuando al niño no se le cree.
El abuso sexual compromete la salud mental del niño y produce efectos de-
vastadores en las fantasías básicas constituyentes, atacando su desarrollo con
consecuencias a corto mediano y largo plazo. Nos encontramos con un psiquis-
me empobrecido, dañado, niño inhibido y sometido, que rechaza la conducta del
adulto, pero se siente impotente, no quedándole otra alternativa que someterse
y aceptar ser incluido en un vínculo del que no puede salir. A la edad en que es-
to se produce el niño no está preparado para enfrentar la autoridad. La autoridad
del adulto es abrumadora, el niño no puede salir de lo que esta persona le dice.
Es un niño sometido, escindido, disociado que se rigidifica. Hay una captación
de la voluntad del niño, en que se absorbe la identidad de la víctima, incluyen-
do la identidad sexual 5 . Aparece sintomatología específica: lesiones, desgarros
genitales, enfermedades de transmisión sexual; y sintomatología inespecífica: do-
lores abdominales, cefaleas crónicas, enuresis, encopresis, diarrea, constipación
crónica, vómitos, anorexia. Ello, unido a síntomas psicológicos tales como angus-
tia, dificultades del sueño, llantos, pesadillas, sueños con contenido persecutorio,
da índice de verosimilitud al diagnóstico de abuso sexual. Estos síntomas están
presentes generalmente al comienzo de la situación de abuso, constituyendo un
4. Ferenczi, Sándor (1981): Psícoanálísís. Obras Completas. Tomo 111. Tr. Feo. Javier Aguirre.
Espasa Calpe. Madrid. . , . . ,
S. Al respecto puede consultarse a Glaser, Danya (1994). "Abuso Emoc1onal , VJctJmolog¡a
W 11, Centro de Asistencia a la Víctima del Delito, Córdoba.
105
 Reconstruyendo lo social
síndrome postraumático. Cuando ha pasado más tiempo ap~rece sintomatolo-
gía compatible con la acomodación a la situación de abuso/tal como irritabili-
dad constante, juegos erotizados, a solas o con otros chicos, 'masturbación com-
pulsiva, conocimiento sexual inapropiado para la edad; se consolida la fractura
de los valores morales y el niño, en este vínculo autoritario, es compelido aman-
tener la integración familiar, el niño se sobreadapta y cuando se trata de adoles-
centes, si es mujer pueden aparecer conductas promiscuas, y si es varón gene-
ralmente aparecen conflictos con la autoridad. El develamiento a veces aparece
de una manera azarosa y secundaria, y la retractación puede ser otra de las for-
mas de cerrar el círculo del abuso: resultando intolerable la presión familiar, el
niño o el adolescente dice que mintió.
Sobre el incesto
El complejo de Edipo refiere al conjunto organizado de deseos amorosos
y hostiles que el niño experimenta respecto de sus padres. En su forma llama-
da positiva, el complejo se presenta como en la historia de Edipo Rey: deseo
de muerte hacia el personaje del mismo sexo y deseo sexual hacia el perso-
naje del sexo opuesto. En su forma negativa, se presenta a la inversa: amor
hacia el progenitor del mismo sexo y odio y celos hacia el personaje de sexo
opuesto. De hecho, estas dos formas se encuentran en diferentes grados, en
la forma llamada completa del complejo de Edipo. El complejo de Edipo de-
sempeña un papel fundamental en la estructuración de la personalidad y en
la orientación del deseo humano. Los psicoanalistas han hecho de este com-
plejo un eje de referencia fundamental de la psicopatología, intentando deter-
minar para cada tipo patológico las modalidades de su planteamiento y reso-
lución. La antropología psicoanalítica se dedica a buscar la estructura
triangular del complejo de Edipo, cuya universalidad afirma.
La influencia del complejo de Edipo radica en hacer intervenir una instan-
cia prohibitiva (prohibición del incesto) que cierra la puerta a la satisfacción na-
turalmente buscada y une de un modo inseparable el deseo y la ley, condición
elemental para el acceso a la cultura y su diferencia con la naturaleza.
En el complejo de Edipo se estructura además del sujeto y sus pulsio-
nes el deseo inconsciente de cada uno de los padres y las relaciones entre
los mismos, que es fundante de nuestro psiquismo.
Eva Giberti 6 extiende la noción de relaciones incestuosas a lo que se
denominan familia extendida, que estaría formada por madrastra, padras-
6. Giberti, Eva (1999): "Introducción al estudio de la víctima", Revista de Victimología W 18.
Centro de Centro de Asistencia a la Víctima del Delito, Córdoba.
106
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
tro, hermanos, medios hermanos, el sacerdote, el maestro, la niñera, y to-
do tipo de personas que en algún momento funcionan como autoridad 7 pa-
ra el niño. Hay una relación afectiva donde se establece este tipo de víncu-
lo sexualizado que arrasa con fantasías del niño; entre un niño y un adulto
se puede dar un juego sexual izado pero es el adulto el que tiene que man-
tener el juego en un tramo de ternura y afecto que no se da en el caso de
un abuso, porque el niño no puede dar su consentimiento debido a la in-
madurez psicológica y fisiológica, y porque se lo somete a un monto de ex-
dtadón que su psiquismo no puede comprender ni tramitar.
Familia, vínculos y funciones
Son varias las disciplinas que coadyuvan a conceptuar a la familia;
entre ellas, los desarrollos teóricos de Isidoro Berenstein 8 , que nos inte-
resan por su articulación ente la lingüística, la antropología estructural y
el psicoanálisis. En la década del 70 se concebía al grupo familiar como
un sistema con una estructura inconsciente. Un sistema regulado por el
principio de intercambio y el tabú del incesto, donde metodológicamente
se diferenciaban dos niveles de funcionamiento: el observable de las re-
ladones familiares, más accesible a la conciencia de sus integrantes, y el
de la estructura inconsciente, inferible desde el marco teórico de referen-
cia del investigador, que permite el acceso al funcionamiento inconscien-
te a través de lo que se llama las producdones familiares, sistema de
nombres propios, representaciones de tiempo y espacio, circulación del
dinero, discursos, mitos y creendas familiares.
El modo de pensar la estructura inconsciente parte de las conceptualiza-
. ciones de Levi Strauss (1949-1958) 9 en relación con lo que este autor deno-
mina la estructura elemental del parentesco Diferencia dos subsistemas: el de
la denominaciones (padre, hermano, hijo, tío), y el de sentimientos o actitudes
que cada cultura adscribe como esperables para cada término y reladón jun-
to a lo que prohíbe o rechaza; de este modo se hacen manifiestos los senti-
mientos o actitudes permitidos, mientras que los prohibidos se tornarían in-
conscientes por efecto de la represión. Otra referencia que toma Berenstein la
podemos hallar en Levi Strauss sobre el avuncu/ado, que define la relación en-
7. La proyección que realiza el niño con las personas que tienen autoridad ~ar~ él, tiene las ca-
racterísticas vinculares inherentes al complejo de Edipo, estructurante del ps1qU1smo humano.
8. Berenstein Isidoro (1989): Familia y Enfermedad Mental. Editorial Paidós, Buenos Aires.
9. Levi-Strauss, c. (1993): Las Estructuras Elementales de Parentesco. Editorial Planeta
Agostini. Madrid.
107
 Reconstruyendo lo social
tre el tío materno (avuncu/us) y el sobrino. Encuentra que ~n las estructuras
observadas existe una relación de oposición entre las relaciones tío-sobrino y
las paternofiliales. Cuando el tío materno representa toda la autoridad familiar
(generalmente en los regímenes matrilineales), el padre carece de ella. Las re-
laciones tío-sobrino son positivas y de respeto. Las del hijo con el padre sue-
len evidenci~r hostilidad o afecto, pero el padre no es visualizado por el hijo
como quien dicta las normas familiares. En cambio, en las organizaciones pa-
trilineales, se espera que la autoridad la ejerza el padre teniendo el tío mater-
no un papel secundario en la nueva familia.
Berenstein 10 señala que esta descripción sincrónica se reencuentra día-
crónicamente desde la edad media en la evolución del parentesco. Si el la-
zo padre-hijo se debilita, se refuerza el lazo tío materno-sobrino, y esta re-
lación es inversa con la disminución del poder del hermano sobre la
hermana y el aumento del poder conyugal del marido respectivo.
La cuestión del tío materno implica un nivel de organización fundante qe
la familia basada en la noción antropológica de intercambio por el cual se re-
lacionan por lo menos dos sistemas familiares: la relación que el tío materno
establece por medio de la hermana con el sistema de la familia conyugal.
Este autor11 considera que la organización familiar como sistema psico-
social, basada en el intercambio, subyace a nivel inconsciente, poniéndose
de manifiesto en cambio los lazos biológicos. Este principio fundante perma-
nece inconsciente, porque está en relación con la prohibición del incesto y
ubica la relación de parentesco como la vinculación de por lo menos dos sis-
temas, familia de origen y familia conyugal. Se recortan entonces en la es-
tructura elemental cuatro tipos de relaciones: de consanguinidad (hermano-
hermana), de filiación (padres-hijos), avuncular (tío-sobrino) y de alianza
(marido-mujer). Berenstein tomará el concepto de tío materno como mode-
lo para estudiar no sólo la persona de éste, sino de todo aquel que represen-
te la familia de donde proviene la madre y su relación estructural con la fa-
milia conyugal. De ahí deriva su definición de grupo familiar como sistema
relacional entre dos familias asentadas en la prohibición del incesto, como
regla fundante, reguladora del intercambio dentro del grupo familiar y de és-
te con otro para renovar el parentesco por medio de la alianza heterosexual.
Cuando Berenstein escribe diez años después sobre familia y ~structura fa-
miliarl2, entiende la estructura familiar inconsciente como la inaccesibili-
dad de la mujer recibida por el padre, un operador a través del cual se ge-
10. Berenstein, Isidro, lbíd.
11. Berenstein, Isidro, lbíd.
12. Berenstein, Isidro. (1982): Psicoanálisis de la estructura familiar. Paidós. Barcelona.
108
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
neran significaciones provenientes de la cultura, y éstas llegan a los integran-
tes de la familia mediante transformaciones que le dan sentido y significado
a las relaciones familiares. Se plantea la explicación sobre la discontinuidad
entre lo biológico y lo semántico; la concepción de Levi Strauss distingue entre
parentesco natural y parentesco cultural, el primero considerado en base a la
procreación que requiere en consecuencia dos genitores y el segundo que es
un conjunto de relaciones clasificadas en prohibidas y permitidas. Es decir la
base no es la procreación sino las condiciones que le dan significado
Mediante la prohibición del incesto y la ley de exogamia dictada por
el padre o en su nombre, aunque ésta pueda ser verbal izada por la madre,
se establece la norma por la cual se repite para la generación siguiente la
inaccesibilidad de la mujer recibida por el padre. Para que su hijo tenga a
su vez mujer, debe recibirla como el padre la recibió de un grupo dador.
El hijo varón, al reemplazar el objeto erótico inicial -la madre- por otra
mujer fuera del grupo familiar, se liga al grupo dador de la mujer, operando de
esta manera la identificación con el padre. En el caso de la hija mujer, la prohi-
bición del incesto la obliga a ser ofrecida a otro, así como el padre recibió la mu-
jer de otro hombre. El acento se desplaza en esta concepción de la filiación a la
alianza. La alianza se consolida y por consiguiente se debilitan los vínculos con-
sanguíneos, en las culturas que prescriben el intercambio de las mujeres y la ubi-
cación de la nueva familia en lugares diferentes del de sus familias de origen.
Otra de las aplicaciones surgidas del modelo de estructura familiar incons-
ciente refiere al complejo tema de la transmisión transgeneracional. La transmi-
sión de significados inconscientes de una generación a otra sólo se realiza si se
establece un acuerdo fundante y estructurante, también de naturaleza incons-
ciente, entre los distintos integrantes de la familia. Los significados son transmi-
sibles como mensajes, tanto en su racionalidad como en su irracionalidad.
Modelo que reúne un mínimo de tres generaciones, pudiendo un signi-
ficado tornarse irracional cuando es impuesto o forzado a mantenerse a tra-
vés de las generaciones sin reformulaciones para los nuevos contextos.
La prohibición del incesto sigue estando vigente como prescripción de la
cultura, aunque se transgreda. Quizá lo único invariante es la existencia de una
regulación, aunque varíen sus contenidos. Toda cultura ha mostrado su nece-
sidad de instituir reglas, de regular sus vínculos y relaciones interpersonales pa-
ra hacer posible la vida en sociedad y construir sentidos compartidos.
La necesidad de fundar un orden y de construir reglas, distingue el fun-
cionamiento de la cultura respecto de los hechos de la naturaleza. Y la fa-
milia es fundamentalmente una creación de la cultura.
El entramado vincular que constituye la familia se organiza en torno a
lugares paterno-materno-filial establecidos en tanto denominaciones de pa-
109
 Reconstruyendo lo social
rentesco instituidas y subsistentes más allá de la diversiq)3d con que apa-
recen las familias en distintas épocas, incluida la actual./
La familia ha sido considerada como el contexto privilegiado mediador
entre el sujeto en construcción y la cultura, en cuanto a reproducir o trans-
formar sus valores e ideales, lo rechazado o denigrado por dicha cultura.
Las funciones familiares operan en el psiquismo infantil como condi-
ciones de posibilidad de los procesos de identificación y diferenciación
constituyentes de la alteridad, y a través de las mismas produce la trans-
misión de valores ideales y significaciones, tanto del conjunto social como
de las generaciones anteriores. El proceso de construcción de la subjetivi-
dad incluye la vertiente intersubjetiva (lo que se construye en y por los vín-
culos) y transubjetiva (lo que inscribe las marcas sociales y culturales).
Se piensa en el vínculo como una relación de un sujeto con otro suje-
to al que llamaremos otro. Para que el vínculo se constituya y se sostenga,
es necesaria la presencia del otro. El otro real no podrá faltar como garan-
te y soporte del vínculo. Esto implica la relación con el otro cuya presencia
se impone a cada sujeto, y éstos se verán conducidos a tener que tomar no-
ticia de esta realidad. La imposición aparece como un mecanismo consti-
tutivo del vínculo, que se diferencia de la identificación, la proyección y la
introyección como procesos intrasubjetivos, que son el basamento de la
construcción de representaciones sobre el otro.
Cada sujeto construye ante la discontinuidad de la presencia o en la au-
sencia del otro, representaciones sobre lo que anhela inconscientemente que
el otro sea para él. Siempre habrá una distancia entre esa representación
imaginaria que construimos y lo que el otro es en tanto sujeto singular.
Las estrategias que cada uno elabore para relacionarse serán diversas
y conducirán a la construcción de vínculos de mayor o menor complejidad.
En cada vínculo significativo se da un encuentro de tres dimensiones del
otro: con lo semejante, es de lo que cada sujeto toma noticias a través del
mecanismo de la identificación que permite la vivencia de lo compartido;
con lo diferente, que si bien se trata de aspectos; del otro con los que no
nos identificamos, podemos conocerlos, aceptarlos y tornarlos compatibles
a través de diversos intercambios; y con lo ajeno, lo incognoscible e irrepre-
sentable del otro como de sí mismo -esto implica lo inadmisible del otro,
la dimensión inconsciente del propio Yo y ciertos sectores del mundo social.
Dentro de la familia distinguimos dos órdenes de vínculos: simétri-
cos y asimétricos. Los vínculos simétricos se dan entre sujetos en quie-
nes las estructuras psíquicas están constituidas en sus aspectos diferen-
ciales, aunque permanezcan abiertos a nuevas construcciones subjetivas
a lo largo de la vida.
11 o
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
Los padres conforman un vínculo asimétrico con los hijos, dada la ne-
cesaria dependencia de éstos con respecto las instancias parentales, al es-
tar transitando los inicios del proceso de construcción subjetiva.
Este entramado vincular se organiza en torno a funciones que es de-
seable que se ejerzan en la familia; estas funciones de sostén y amparo, de
discriminación y corte, y de transmisión de la ley, son las que se han defi-
nido clásicamente en la teoría como función materna y función paterna. Las
funciones son operatorias necesarias para la constitución y construcción de
la organización psíquica de los sujetos. Son funciones provenientes de los
comienzos de la vida del conjunto familiar y ampliadas en las redes vincu-
lares extrafamiliares a lo largo del devenir.
Las dos funciones fundamentales que se ejercen desde las funciones pa-
rentales, independientemente de quienes ocupen estos lugares, dentro de la
diversidad de las configuraciones familiares existentes, son: la función ampa-
radora primaria que guarda relación con los cuidados brindados al infans -
madre, padre o sustitutos-, como "asistentes de las necesidades del recién
nacido (alimento abrigo etc. ) y al amparo y sostén biológico y psíquico que
provee quien o quienes ocupen este lugar. En tanto sostén psíquico, esto su-
pone que para sobrevivir y constituirse en sujeto humano, todo ser en cre-
cimiento necesita no sólo del alimento, sino que alguien catectice, libidini-
ce, desee que ese niño viva y le signifique en un comienzo cada una de sus
experiencias sensoriales y vitales, con /os objetos de su entorno y con /os
otros. Por lo tanto esos 'otros' se constituyen en el primer portavoz de la cul-
tura a la que pertenece el infans" (Aulagnier, P., 1975) 13 • No sólo puede
encararla la madre real del recién nacido, sino también quien asiste al bebé,
u otras personas de su entorno siempre que se ejerza un vínculo significativo,
es decir que es otro para quien este niño está incluido en su proyecto vital y
al cual se le transmite anhelos concientes, ilusiones y deseos inconscientes.
Esto posibilita la erogenización del cuerpo del bebe como fuente de placer y
sufrimiento, las vivencias de unificación narcisizantes como efecto de la ter-
nura que estos le transmiten a partir de la indicación y significación de sus
experiencias tempranas a través del discurso parental, siempre desde las pro-
pias interpretaciones que estos otros significativos hagan de esas experien-
cias. En tal sentido ese otro u otros operan y se constituyen para el hijo en el
primer contexto identificatorio que fundará el Yo.
Desde el cuerpo a cuerpo y sus deseos inconscientes, el otro contribu-
ye a fundar la sexualidad del infans.
13. Aulagnier, Piera (1977): La violencia de la interpretación del pictograma al enunciado.
Amorrortu, Buenos Aires.
111
 Reconstruyendo lo social
Desde la ternura y los anhelos conscientes transforrl)ados por el atra-
vesamiento de la represión, el otro aporta a la fundación/ del Yo.
La función simbólica, ordenadora del corte y diferenciación de los vín-
culos intersubjetiva, ejercida desde las instancias parentales, en tanto re-
presentantes para el hijo del acceso a lo simbólico, al lenguaje y al discur-
so del conjunto de la cultura y sociedad determinada. Lo que impli<+a que
las figuras parentales no sólo aportan sentido a sus experiencias emociona-
les inmediatas, sino que se ubicarán como referentes de una ley de la cul-
tura y le transmitirán de manera explícita e implícita los valores, ideales y
modelos predominantes que ellos han internalizado de lo prohibido y lo per-
mitido, para cada vínculo.
Independientemente de quienes sean el soporte en el ejercicio de las
funciones maternas y paternas, éstas no serán indiferentes para el destino
psíquico del sujeto.
Hay teorías sociales 14 que conciben a las familias como un espacio hete-
rogéneo, cambiante, que no sólo cumplen con los mandatos sociales ligados a
las funciones de procreación y contención afectiva, sino también de aquellos
que las responsabilizan del mantenimiento cotidiano de sus integrantes. Dis-
tintos autores refieren a estas funciones como propias de la unidad doméstica,
como el lugar de ca-residencia y desarrollo de actividades de producción, re-
producción y consumo. La familia es también una organización social; en ella
sus miembros combinan sus capacidades y recursos en pos de un objetivo co-
mún referido a la reproducción cotidiana y social, con una división del trabajo
familiar, distribución de responsabilidades, derechos y deberes, dado el géne-
ro, generación y parentesco en torno al cumplimiento de las funciones de la fa-
milia. En ella, cada miembro porta experiencias e intereses propios del mo-
mento y posición que ocupa en la misma, pero estas diferencias tienden a
articularse (sin abandonar lo individual, sino en tensión constante entre loco-
mún y lo individual) en pos de un objetivo común.
Es así que la familia constituye una trama de complejas relaciones y po-
siciones derivadas del sector social, el género, la generación, el parentesco.
La visión de la familia como una organización social dedicada a la repro-
ducción de sus miembros, la conecta con los espacios más amplios de produc-
ción, reproducción, distribución y consumo de la sociedad. La realización de
actividades comunes ligadas al mantenimiento, definen unidades doméstí-
14. Estas consideraciones sobre la familia han sido desarrolladas extensamente en el informe
de investigación "Necesidades y satisfactores en el espacio social familiar". Autores: González,
C.; Nucci, N.; Ortolanis, E.; Soldevila, A.; Crosetto, R. Con Aval Académico para el Programa
de Incentivos a Docentes Investigadores de la UNC. Informe aprobado. Mimeo, 1999.
112
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
cas. 15 También llamadas grupos domésticos, su característica esencial es la
cohabitación, la residencia común. De esta manera, familia es el grupo que in-
cluye varios individuos ligados entre sí por lazos de compromisos y de paren-
tesco, y unidad doméstica, el grupo ca-residente que coopera en las tareas li-
gadas al mantenimiento de sus miembros. "Por un lado, la familia tiene un
sustrato biológico ligado a la sexualidad y la procreación, constituyéndose en
la organización social que regula, canaliza y confiere significados socia/es y
culturales a estas dos necesidades. Por otro lado, la familia está incluida en
una red más amplía de relaciones -obligaciones y derechos- de parentes-
co, guiada por reglas y pautas sociales establecidas. La importancia de la fa-
milia, sin embargo, va más allá de la normatívídad de la sexualidad y la fi-
liación. También constituye un grupo social de ínteracción ... " 16 •
La familia está determinada por factores de tipo histórico, demográfi-
co, económico, cultural, y se enmarca en el contexto de la diversidad regio-
nal con desequilibrios y desigualdades en su desarrollo. La modernización
industrial y urbana, la redistribución espacial de la población, la reducción
en tasas de fecundidad, el aumento de la escolaridad, el grado de partici-
pación femenina en el mundo público, las formas conyugales y la pobreza
son, entre otras, cuestiones que producen determinados efectos al interior
de la familia. Cambios que se producen tanto en el tamaño y composición,
como en las funciones dentro de la organización doméstica.
La familia es y ha sido objeto de estudio en distintos momentos histó-
ricos y desde diferentes disciplinas, constituyendo uno de los espacios pri-
vilegiados en donde indagar los cambios sociales y culturales producidos en
individuos, grupos y sociedades en su conjunto.
Algunas categorías de familias/hogares,
de acuerdo a su composición
Familias nucleares: corresponde a las familias conformadas por dos
generaciones, donde predomina el modelo tradicional de familia, compues-
to por los roles de padre, madre e hijos solteros.
Hogares unipersonales: muchos de ellos corresponden a mujeres mayo-
res de 60 a 65 años, que han quedado viudas, están separadas o nunca for-
maron pareja. En este sentido prevalecen las mujeres, por tener mayores ex-
pectativas de vida que el varón. Entre este tipo de hogares se encuentran en
proporción inferior los de jóvenes de ambos sexos que se han independizado.
15. Jelin, E.(1987): Familia y unidad doméstica: mundo público y vida privada. CEDES, Bs.As ..
16. Jelin, E.: Op. cit. Pág. 15.
113
 Reconstruyendo lo social
Familias uniparentales o monoparentales: compue~tas por uno solo
de los progenitores y sus hijos solteros; que en más del ~5% están integra-
dos por la madre y sus hijos, denominándose matrifocales. El crecimiento
de hogares con jefatura femenina ha aumentado en la última década. Es-
te aumento involucra a sectores pobres como no pobres.
Familias reconstituidas o ensambladas: existen diferentes combinacio-
nes de parejas de varones y mujeres que viven con hijos de parejas anteriores;
en estas familias puede haber hijos de uniones anteriores de uno de los miem-
bros de la pareja o de ambos, agregándose a veces hijos tenidos en común.
Familias extensas: son familias nucleares, más otro u otros parientes,
relacionados entre sí por vínculos de parentesco directos o indirectos, pa-
dres, abuelos y nietos viviendo bajo un mismo techo. En muchos casos vi-
vir en familias extendidas constituye una estrategia de sobrevivencia, me-
diante la suma de los diferentes ingresos y el aporte mancomunado a los
gastos o el trabajo famil·iar.
Familia compuesta: se trata de una familia nuclear propiamente dicha
o extensa, más otro miembro no pariente. El caso de un amigo, ahijado,
etc., conviviendo con el grupo familiar.
Grupo doméstico o unidad doméstica: hogares formados por no parien- ·
tes, que conviven bajo un mismo techo, tienen una economía en común y es-
tán relacionados entre sí por lazos de amistad, confraternidad y/o ca-residen-
cia transitoria, pudiendo tener algunos de ellos descendientes que cohabiten.
Un fenómeno que todavía no recibe nombre es la relación que une a
un padre con sus hijos que viven en otra unidad doméstica. Se hace ece-
sario también incluir entre las diversas formas, aquellas unidades domésti-
cas conformadas por parejas de homosexuales, que en algunos casos inclu-
yen hijos de parejas anteriores.
En Latinoamérica y en nuestro país hay cada vez más hogares con mu-
jeres cabeza de familia (madres o abuelas), como así también un aumento
de varones desocupados, lo cual ha llevado a hablar de la masculinización
de la desocupación e incorporación al mercado deJrabajo, de mano de obra
femenina, en la mayoría de los casos en el mercado informal, mal pagas y
sin beneficios sociales. Estas y otras situaciones, reflejan las modificacio-
nes y conflictos que se vienen dando en la sociedad, y que ponen en crisis
los roles tradicionales esperados y asignados a varones y mujeres, como por
ejemplo, ya no es sólo el varón el proveedor de los ingresos en las familias,
y el trabajo doméstico empieza a verse (muy lentamente) como una tarea
que no es exclusiva de las mujeres.
114
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
Conceptos jurídicos penales
con relación al abuso
Abordada jurídicamente, la problemática en estudio es prevista en el
Código Penal bajo el título 111 Capítulo 11, denominado "Delitos contra la In-
tegridad Sexual". En este título se protege, por un lado la libertad sexual de
aquellas personas que tienen capacidad para expresar libremente su volun-
tad, a tener un libre y conciente trato sexual, o a no tenerlo contra su volun-
tad, y la intangibilidad sexual de aquellos que por ser menores de ciertas
edades o incapaces, no pueden manifestar libremente su consentimiento.
Hombres y mujeres pueden ser sujetos activos o pasivos de este delito. Se-
gún Víctor F. Reinaldi: "... Abusa sexualmente el autor que efectúa un con-
tacto corporal que tenga significación sexual entre su cuerpo y el de la víc-
tima o mediante instrumento, sea o no relevante .. ." 17 .
Este concepto se refiere a la figura básica de Abuso Sexual contempla-
da en el art.119 primera parte del Código Penal. No obstante, esta figura
puede resultar agravada por distintas circunstancias, también previstas en la
normativa penal, concretamente en el 2°, 3°, 4° y 5° párrafos del art. 119
-abuso sexual gravemente ultrajante, abuso sexual con acceso carnal, y ti-
pos agravados respectivamente- y art. 120 -abuso sexual con aprovecha-
miento de la inmadurez sexual de la víctima (antiguo estupro)-.
Pero no sólo se trata bajo dicho título y capítulo del mencionado cuer-
po normativo el abuso sexual que implique un contacto corporal con con-
notación ''sexual" del autor a la víctima, sino que también son tratados
·aquellos actos que, sin importar un contacto corporal entre ambos, afectan
la normalidad del trato sexual de los individuos (vida sexual normal), pro-
tegiéndolos de cualquier tipo de desviación sexual. Así, fueron previstas las
figuras de promoción y facilitación de la corrupción de menores, y la pro-
moción y facilitación de la prostitución de los rn,ismos (arts. 125 y 125 bis
del C.P.); la producción, publicación y dist_ribución de imágenes pornográfi-
cas (art. 128, 1o párrafo); facilitación del acceso de menores de 14 años a
espectáculos pornográficos y suministro de material de ese carácter a los
misrnos (art. 128, 2° párrafo); exhibiciones obscenas (art. 129); etc.
En cuanto a la terminología empleada por el Código Penal al descri-
bir las diversas figuras a las que se hace referencia, cabe destacar que
·el abuso sexual es "gravemente ultrajante", cuando el acto sexual abu-
17. Víctor F. Reinaldi: Los Delitos Sexuales en el Código Penal Argentino, Ley 25087, Edit.
Marcos Lerner. noviembre 1999. Pág.38.
115
 Reconstruyendo lo social
sivo, ya sea por su duración o por ciertas circunstancia/s de tiempo, mo-
do, lugar, medio empleado, etc., afecta la dignidad de la víctima como
1
persona humana o cuando tiene un particular signo degradante y envi-
lecedor. Lo que caracteriza a conductas de esta clase es la humillación
que causa en sus víctimas. Ej.: los actos sexuales realizados en público,
o ante la propia familia, empleándose objetos o instrumentos mecánicos
o de cualquier naturaleza pero de connotación sexual -debiendo ser uti-
lizados los mismos como sucedáneos del pene-, introducción de los de-
dos o la lengua en la vagina o el ano de la víctima, etc. La conducta tí-
pica deberá plasmarse en un contacto corporal de inequívoca
significación sexual, sin que se llegue al acceso carnal.
Por otra parte se ha dicho que hay "acceso carnal" cuando hay pene-
tración -aunque sea parcial o mínima- del miembro viril del actor en la
cavidad receptiva de naturaleza orgánico-funcional, o en el conducto rectal
de la víctima, con el propósito de lograr el coito. Pero existe controversia a
cerca de la interpretación del término "acceso carnal".
La reforma del art. 119 por Ley 25.087, al introducir la frase "acceso
carnal por cualquier vía", ha venido a traer mayor confusión respecto de la
interpretación del término, al no poder precisarse si se refiere a la cavidad
vaginal, anal y bucal. Se ha criticado la reforma por no haberse expresado
en el articulado la terminología, tal como lo hiciera el Código Penal Espa-
ñol, que concretamente hace referencia a las vías por las que se considera-
rá que existe acceso carnal. Se discute específicamente si el sexo oral "fe-
llatio in ore" constituye o no acceso carnal. Cabe destacar que en los
antecedentes parlamentarios de la reforma del art. 119 por Ley 25.087, se
verifica que la idea del legislador ha sido equiparar la "fellatio in ore" al ti-
po de abuso sexual agravado por el acceso carnal -castigándolo a título de
violación- (previsto en el párr. 3° del art. 119 del C.P.).
Para algunos, como Enrique Gavier 18 y Osear PandolfP 9 , la "fellatio
in ore" no constituye abuso sexual con "acceso carnal", sino que es un
tipo de abuso sexual "gravemente ultrajante". Es de la misma opinión
Donna 20 , quien sostiene que el concepto de acceso carnal corresponde
únicamente al coito vaginal y el anal. Así opina Jorge E. Buompadre 21 ,
18. Gavier, Enrique (1999): Delitos contra la integridad sexual, Lerner, Córdoba.
19. Pandolfi, Osear A. (1999): Delitos contra la integridad sexual (ley 25.087). La Rocca,
Buenos Aires.
20. Donna, Edgardo A.: Derecho penal, parte especial. Rubinzai-Culzoni, Santa Fe.
21. Buompadre, Jorge E.: Derecho Penal. Parte Especial. Edición Mave -Mario A. Viera- 2o
edición actualizada 2003.
116
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
en el sentido de que entiende que la boca no resulta un conducto apto
para generar el coito, por lo que no constituye una modalidad del con-
cepto de acceso carnal. Un sector doctrinario sostiene que la "fellatio"
es una de las formas anormales de violación, pues implica penetración
del órgano sexual masculino en cavidad natural de la víctima (Ure 22 ,
Fontán Balestra 23 , Garona 24 , Tiegui 25 , Moras Mom 26 , etc.). Por su parte,
Reinaldi 27 se pronuncia por la tesis amplia, en el sentido de que entien-
de que la expresión "por cualquier vía" resulta abarcadora de las vías va-
ginal, anal y bucal. Cabe destacar que éste es el criterio seguido por el
Tribunal Superior de Justicia de Córdoba.
Por otra parte, y en cuanto a las demás figuras previstas en el Có-
digo Penal, se entiende que existe corrupción si el autor realizó una se-
rie de acciones tendientes a despertar prematura y torcidamente los ins-
tintos sexuales de la víctima. Se "promueve" la corrupción, cuando se
incita o se lleva inicialmente a la víctima hacia una actividad sexual de-
pravada o desviada en su sentido natural. El concepto abarca tanto el
comienzo en el vicio como el mantenimiento o el refuerzo (aumento) del
ya existente. Por ello se ha resuelto jurisprudencialmente que la corrup-
ción se promueve en dos supuestos: cuando se incita a quien no está co-
rrompido a que se corrompa, o sea cuando se lo impulsa a que adopte
una conducta sexual prematura o depravada, así como cuando se incita
a quien ya puede considerarse corrompido a mantenerse en ese estado
o aumentar la intensidad de su propia corrupción.
Por su parte, se "facilita" la corrupción, cuando se hace más fácil o
posible la corrupción del menor; por ejemplo, suministrando los medios
o allanando los obstáculos, al prestar un local o sitio para que el corrup-
to pueda allí practicar sus actos depravados, procurando comodidades,
etc. La corrupción no sólo es posible a través de acciones positivas, si-
no que la propia omisión de quienes están obligados a proteger, ampa-
rar y defender a la víctima puede asumir caracteres tales que traduzcan
una ayuda, una remoción de obstáculos, un allanamiento de dificultades
o una abstención complaciente.
22. Ure, Ernesto (1952): Los delitos de violación y estupro. Ideas, Buenos Aires.
23. Fontán Balestra, Carlos (1975): Tratado de derecho penal. Abeledo-Perrot, Buenos Aires.
24. Garona, José Ignacio (1971): "El delito de violación", en Violación, estupro y abuso des-
honesto. Ed. Lerner, Buenos Aires, 1971
25. Tiegui, Osvaldo (1996): Tratado de Criminología. Editorial Universidad. Buenos Aires.
26. Moras Mom, Jorge R. (1971): Los delitos de .violación y corrupción. Ediar, Buenos Aires.
27. Reinaldo, Víctor F.: lbíd.
117
 Reconstruyendo lo social
El Código Penal a su vez establece que los delitos pr~vistos en los arts.
119 (abuso sexual genérico, abuso sexual gravemente 1ultrajante, y abuso
sexual con acceso carnal con sus agravantes), 120 (antigua figura del es-
tupro), y 130 (sustracción o retención de una persona por medio de fuer-
za, intimidación o fraude para menoscabar su integridad sexual), son de
instancia privada, es decir, sólo con la denuncia formulada por aquellos que
están legitimados -progenitores, tutores, curadores, etc.- el Estado pue-
de investigar el hecho cometido contra el menor (art. 72 del Código Penal).
Esta regla tiene una excepción, en la que el Estado interviene en la investi-
gación de oficio -sin que resulte necesario la denuncia referida preceden-
temente-, y tiene lugar en los casos en que resulte la muerte de la perso-
na ofendida, lesiones gravísimas o cuando el delito fuera cometido contra
un menor que no tenga padres, tutor ni guardador, o lo fuere por uno de los
ascendientes, tutor o guardador.
Se ha incorporado con la Ley 25.087 una temática novedosa en ma-
teria vinculada a la promoción de la acción penal en los delitos de los arts.
119 párrs. 1°,2° y 3°; 120 párr 1°, y 130, por parte de la víctima menor
de edad, la que puede realizarse con el asesoramiento de organismos ofi-
ciales o privados de protección o ayuda a las víctimas; e introduce el insti-
tuto del avenimiento para supuestos de víctimas mayores de 16 años, po-
sibilitando la extinción de la acción penal o la aplicación del instituto de la
suspensión de juicio a prueba para el autor (arts. 76 ter y 76 quáter C.P.).
Resultados y reflexiones
Del análisis del impacto que esta problemática tiene en la zona de in-
fluencia, y dados los estudios comparados e investigaciones con los que se
cuenta, se sabe que es un porcentaje muy bajo el de casos que efectiva-
mente se denuncian. Distintas investigaciones28 han realizado estimaciones
sobre los casos que se denuncian en la Justicia, las que arrojan cifras que
irían entre un 5 y un 10% de los casos de abuso sexual de acuerdo a la in-
vestigación que se tome de referencia.
En el caso de nuestra investigación, durante el año 2002 se registra-
ron 24 causas por abuso sexual, en las que estuvieron involucrados 29 me-
nores; esto es un promedio de 2,42 casos nuevos por mes.
28. Sobre esto puede consultarse el trabajo de Suárez Sola, M. L. y González Delgado, F. J ..
"Estadísticas y Trascendencia de la Violencia Sexual en Menores", Cuadernos de Medicina Fo-
rense N° 32, Tenerife, España, abril 2003.
118
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
Realizando la proyección a partir de los casos denunciados, se puede
decir que apelando a los cálculos más optimistas -cuando se denuncian
un 10 % de los casos existentes- tendríamos 24 casos nuevos mensual-
mente; Si el porcentaje de casos detectados fuese el 5%, la proyección
sería de 49 nuevos niños abusados mensualmente. Lo cual indica que entre
unos 24 a 49 niños mensualmente son abusados sin que en muchos de
ellos se intervenga judicialmente.
El abuso sexual es una problemática que tiende a repetirse y reiterar-
se si no se toman medidas tendientes a la reparación del daño producido.
El que un porcentaje tan alto de niños abusados carezca de atención nos
habla de la extensión y profundidad de la problemática y de la necesidad
de comenzar a hacer algo por los niños.
La problemática de la detección del hecho es uno de los conflictos que
suele presentarse en las situaciones de abuso sexual. A menudo nos pre-
guntamos sobre el papel de las instituciones de la sociedad. En este senti-
do puede observarse que las instituciones que primero toman contacto con
la situación de abuso sexual son los juzgados y la policía, éstos se configu-
ran como los principales receptores, con 44% y 28% respectivamente, lo
que sumado indica que el 72% de los casos ingresan por esta vía. Se ob-
serva también un papel importante del Hospital, el cual es un lugar impor-
tante de detección y derivación al Poder Judicial.
Llama la atención el que la escuela sea un espacio con poca participación
en la detección y derivación, teniendo en cuenta el rol docente y el contacto
que éstos tienen con los niños, y teniendo en cuenta que casi la totalidad de
los casos (93%) son niños que asisten a la escuela o están escolarizados.
Uno de los problemas que suele surgir al momento de la denuncia es
el desconocimiento de cómo se realizan estos procedimientos, pero tam-
bién juega un papel significativo el no querer involucrarse en un proceso ju-
dicial; el no querer ser llamados a declarar es un temor que suele presen-
tarse, otras veces es por temor a represalias de la familia del niño, la idea
de que no se encarcele al denunciado genera temores a que éste o la fami-
lia pueda generar agresiones si se enteran de quién realiza la denuncia;
otras veces por la creencia de que se necesitan pruebas para denunciar.
Es importante tener en cuenta que la verbalización de estos datos por
parte del niño la mayoría de las veces ocurre de manera azarosa, y en nu-
merosas ocasiones a los niños no se les cree. Un abuso no detectado al que
no se le prestó atención genera en el niño sentimientos que son desvasta-
dores, la sensación de desprotección es profundamente marcada, el niño se
vuelve sospechado, se lo trata de mentiroso, de que inventa situaciones, lo
que provoca que se sienta culpable, sin poder tramitar lo que le sucede.
119
 Reconstruyendo lo social
Algunos autores 29 marcan como una dificultad la vergüenza que gene-
ra el que se sepa que ha sucedido un abuso sexual, el no /saber decir o con-
tar lo que sucedió, el no querer exponer al niño o niña, y suele creerse fre-
cuentemente que no hablar del tema es lo mejor que se puede hacer por el
niño, que nadie se entere de lo que pasó.
Sobre el niño
Se observa una diferencia poco significativa con relación al sexo en los
niños víctimas de abuso sexual: un 55% de mujeres y un 45% de varones.
Hay una idea extendida de las niñas están más expuestas, con una falsa
creencia de que es una problemática que no afecta a los varones.
Con relación a la edad del menor, el 34% tienen 14 años o más, el
27% tienen entre 10 y 13 años, el 21% tiene: entre 6 y 9 años, y el 17%
tienen menos de 5 años al momento de inicio de la causa.
Preferentemente se seleccionan víctimas de muy corta edad: cerca del
65% de los niños abusados tienen menos de 13 años. En esta investiga-
ción se registran abusos sexuales en niños desde los 4 años. Una de las di-
ficultades frecuentes que suele aparecer en la problemática del abuso se-
xual, es que resulta difícil de aceptar que un adulto encuentre satisfacción
sexual con un niño. Dentro de las creencias extendidas socialmente, o a la
que se suele apelar, es que el abuso se da con niñas, y que éstas serían las
que en la actualidad se vuelven provocativas, y serían ellas las que provo-
can al varón adulto. Los datos sobre el problema indican que el abuso se
da con niños, y en edades en los que la provocación es impensable.
Con relación a la procedencia de los niños, el 41% tiene residencia en
Cosquín, lo sigue Santa María de Punilla con el 20,7%; con porcentajes de
un dígito están ciudades como La Falda, La Cumbre, Huerta Grande, Los
Cocos. El que Cosquín sea uno de los lugares que mayor frecuencia presen-
ta no tiene que ver sólo con que está entre las localidades de mayor pobla-
ción, sino también con que es el lugar físico donde se asienta Tribunales,
que es uno de los principales centros de recepción::de demandas, y aparen-
temente la proximidad facilitaría el acceso a la Justicia.
Las características tan particulares de este tipo de delitos hacen que
sea muy difícil rastrear trastornos físicos del daño producido a los menores;
éstos se han registrado sólo en el 21% de los casos. Incluimos en trastor-
29. Suárez Sola y González Delgado: lbíd. Curbelo, María del Carmen (1993): "Abuso Sexual en
el Niño", Victimología W 7, C.A.V.D. Córdoba; Grosman, Cecilia y Mesterman, Silvia (1992):
Maltrato al menor: el lado oscuro de la escena familiar, Editorial Universidad de Buenos Aires.
120
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
nos físicos no sólo las lesiones o secuelas en los genitales, sino aquellos
trastornos orgánicos asociados, como trastornos gástricos, enuresis, enco-
presis, cefaleas, etc. En ocasiones los trastornos físicos podrían no ser con-
signados en los expedientes. Esto podría deberse a que algunos de los sín-
tomas del abuso sexual son inespecíficos y a veces podrían pasar
inadvertidos o ser adjudicados a otro tipo de patologías.
En 19 de los niños se presentaron trastornos psicológicos; el más sig-
nificativo es el trastorno de conducta, el cual aparece en el 42% de los ca-
sos; los trastornos de sueño se presentan en el 21% de los casos, trastor-
nos del comportamiento sexual en el 16%, encopresis y enuresis aparecen
con porcentajes menores de 10,5% y 5% respectivamente. Una de las sal-
vedades necesarias en relación con estos datos es que se trata de los que
se hacen figurar efectivamente en el expediente judicial.
El que en la mayoría de los casos lo que se detecta son los trastornos
psicológicos que se presentan en el niño, nos plantea la necesidad de ver
lo que le sucede al niño, lo que implica que es desde la palabra del niño
desde donde comenzamos a acceder a esta realidad. Los mecanismos vi-
gentes que tienden a negarle la palabra al niño, a adjudicar el discurso del
niño a una fantasía, a creer que el niño puede inventar estas situaciones
por los motivos más diversos, dificultan y entorpecen la posibilidad de de-
tección y tratamiento de estos problemas.
El abuso sexual infantil tiene consecuencias devastadoras sobre el psi-
quismo de los sujetos, provoca alteraciones a corto, mediano y largo plazo,
con daños cuya extensión resulta difícil precisar.
Surge claramente la relación entre la dimensión del impacto psicológi-
co y familiar a partir de atravesar este tipo de situaciones cuando las mis-
mas se han mantenido en el transcurso del tiempo, a veces por años, con
distintas estrategias según el período en que se encuentre el abuso, que
transcurre desde la seducción, adaptación y acomodación, y que general-
mente culmina en un abuso sexual con penetración, a veces mediante el
uso de la violencia física y psicológica, amenazas, torturas, que van com-
prometiendo más profundamente a la familia y miembros de la misma.
Distintos autores 30 hablan de que un abusador, cuando tiene la posibili-
dad no abusa de un solo niño, sino que si se perpetúa en el tiempo suele em-
pezar por un niño y seguir con otros. Desde las estadísticas y los abusos que
30. Grosman, Cecilia y Mesterman, Silvia: lbíd.; Suárez Sola, M. L. y González Delgado, F. J.:
lbíd.; Onostre Guerra, Raúl D.: "Abuso Sexual en Niñas y Niños, consideraciones clínicas", Re-
vista Archivos Argentinos de Pediatría, de la Sociedad Argentina de Pediatría, Vol. 98, N° 1,
Argentina, octubre de 2000.
121
 Reconstruyendo lo social
se pueden corroborar en expedientes judiciales o por los cual1és se inician cau-
sa, surge que en el 73,9% de los casos de abuso hay invo!.6crado un solo ni-
ño, y en el 26,1% hay más de un niño involucrado. Este tipo de datos nos ha-
bla sobre las situaciones en las que se logran ubicar las víctimas para ser
consideradas en el proceso judicial, las cuales de alguna manera están sujetas
a las dificultades similares a las que se analizan en la detección de los casos.
Sobre la intervención intitucional
Se observa que en la mayoría de los casos las causas se iniciaron en
el Juzgado de Menores (45,8%), y en Fiscalía (37,5%); Asesoría y Familia
son la que menos causas inician (8,3% cada uno). No todas las causas se
inician como abuso sexual, éstas corresponden al 58%, el resto son situa-
ciones que se detectan en el transcurso de otras medidas judiciales, el 21%
en causas de menores en riesgo, y el 21% en otras causas generalmente li-
gadas a temas de familia. Al 31 de diciembre de 2003 el 37,5% de las
causas están concluidas. Puede observarse nuevamente una dificultad im-
portante en la denuncia y detección de los abusos sexuales antes de que
lleguen a la instancia judicial, ya que el porcentaje de casos que se detec-
tan en el transcurso de acciones judiciales es bastante alto.
Es de destacar que en general la denuncia es realizada por la madre
de los niños (40%), o un pariente directo del niño, el padre (12%), otros
parientes (8%); los no parientes denunciantes alcanzan sólo el 20%. Es sig-
nificativo que la propia víctima denuncia en un 16% de los casos.
La actitud de la madre frente al abuso es central, en este sentido hay
un porcentaje importante en que se asume una actitud protectora del niño,
en los casos en que la madre es la denunciante. La otra actitud que suele
encontrarse frecuentemente, consiste en que cuando la madre toma cono-
cimiento del hecho, tiende a esconder o negar el abuso. Esta situación es
más marcada si el agresor es un familiar, y más aún si es la pareja de la
madre; estas actitudes se presentan cuando la depuncia proviene de insti-
tuciones o terceros, y aun desde la propia víctim-a. La situación pone en
conflicto los sentimientos, sobre todo cuando se trata del padre o quien
cumple ese rol; es difícil aceptar la traición y el engaño, porque suele ser
una persona con la que se mantiene una relación de confianza.
Sobre el abuso
Comienza a temprana edad, es un hecho reiterativo y que reviste más
riesgo cuando se da dentro del ámbito familiar; cuando se da esta circunstan-
122
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
cia, el grupo familiar está implicado y suele existir en el mismo una severa de-
sorganización. En nuestra investigación se presenta que el 60% de los casos
ocurren en el entorno inmediato del menor, en el que el perpetrador es aquel
que cumple funciones paternas (padre, padrastro, etc.). Hay un corrimiento de
la función de cuidado y protección que debe dar la familia, quienes deberían
cuidar a los niños se convierten en quienes le están causando un daño, aspec-
tos que parecen incomprensibles desde el sentido común de la gente.
Cuando el autor es quien cumple alguno de los roles paternos nos encon-
tramos con lo que se define como una relación incestuosa, sea esta función cu-
bierta por el padrastro, abuelo, tío, etc. En estos casos el impacto psicológico
se ve agravado, tiene repercusiones gravísimas sobre la estructuración psicoló-
gica y social (revasamiento, desborde, humillación, desconfianza, transgresión,
disociación extrema, depresión, suicidio, psicosis, etc.).
Si bien el abuso sexual dentro del ámbito familiar es el más frecuen-
te, también se presentan situaciones de niños que son introducidos a la
prostitución infantil, o niños que son abusados por otros niños, los cuales
a su vez también han sido abusados. Los casos en los que el agresor no tie-
ne vínculos parentales cercanos son apenas del 8%.
La presencia de esta problemática es individual, familiar y social; muchas ve-
ces además resulta ser transgeneracional. Según los datos con los que contamos,
hay casos en los que se detectan situaciones con más de 10 años de evolución,
donde han sido abusados más de un niño de la misma familia por el mismo vic-
timario; otras veces en la familia extensa se registran las mismas situaciones.
En cuanto a la modalidad del abuso, en la mayoría de los casos que
se presentaron fueron sin acceso carnal (54,5%), esto es, actos de toca-
miento con contenido sexual, y en segundo lugar existió acceso carnal
(36,4%), esto es, penetración del órgano sexual masculino en vagina, ano
o boca de la víctima menor. La modalidad de promoción de la prostitución
es lo menos frecuente (9%).
La penetración se ha presentado tanto en niños como en niñas, lo que
indica que esta modalidad no está asociada a una condición de sexo.
Cuando aparece la denuncia, ya ha existido un proceso de victimiza-
ción que se origina desde hace un tiempo, y en tanto más se demora la in-
tervención, mientras mayor sea el tiempo de evolución del abuso sexual,
tiende a aparecer con mayor grado de severidad el involucramiento de otros
miembros del entorno inmediato del niño, ya sea en participación activa u
omisiones que terminan permitiendo la perpetuación de la situación. En el
44% de los casos la denuncia se realiza antes del mes de realizado el he-
cho, sobre un 28% no se conoce el dato, en un 15% han pasado meses, Y
en el 12% han transcurrido años.
123
 Reconstruyendo lo social
Se observa que cuando se trata de abuso sexual de v~~rones, transcurre
mayor tiempo entre la comisión del abuso y la efectivización de la denuncia.
Datos del autor
Los resultados de nuestra investigación indican que hay algunos
factores que suelen asociarse desde el sentido común a indicadores que
podrían estar incidiendo en la aparición del abuso sexual, y que en rea-
lidad carecen de relevancia.
Nuestra investigación es coincidente con otras; al menos en algunos
aspectos. Confirmamos que el nivel de educación de los padres, como la
posibilidad de acceso a los bienes, no es una variable que condicione la
aparición de estos fenómenos, ya que, según nuestra muestra, ésta es pro-
porcional según nivel socioeducativo. No aparecen diferencias significativas
entre quienes tienen distintos niveles de instrucción formal, y lo mismo su-
cede con otras variables, tales como el empleo o el tipo de vivienda.
Desde el pensamiento cotidiano, la sola idea de pensar a un adulto
mayor en relaciones sexuales con un niño genera rechazo, y muchas ve-
ces descreimiento de que tal cosa pueda suceder. En nuestra investiga-
ción las edades de los abusadores se ubican entre los 13 y los 55 años.
Se presenta una mayor frecuencia de abusadores (31 %) entre los que
tienen 49 años o más. Los siguen los que tienen entre 29 y 38 años
(23%). En las demás edades -esto es, los que tienen 18 años o me-
nos, los que tienen entre 19 y 28 años, y entre 39 y 48-, se registran
porcentajes iguales (15,5%). Como puede observarse, la variable de la
edad tiene una influencia relativa, pues todas las franjas etáreas tienen
porcentajes significativos.
En algunas investigaciones se indica que aproximadamente el 70% de los
abusadores han sido en algún momento víctimas de abuso. En los registros de
tribunales en general, los antecedentes de abuso o maltrato no se registran en
los expedientes (sólo dos casos dicen no haber sido ,abusados), lo que proba-
blemente se deba a que la mirada está puesta en la'Víctima.
Llama la atención que en la mayoría (73%) de los casos estudiados
durante el 2002 los autores eran sujetos que no contaban con anteceden-
tes penales. Sólo un caso se da con antecedentes por abuso sexual y en 6
casos (23%) se presentan antecedentes penales por otros delitos ligados a
robos y daños. Dentro de las características con las que se describe a los
autores de abusos se destaca que suelen contar con buen prestigio social,
ser considerados "buenas personas" en su entorno social, aparecen como
preocupados y ocupados por su familia.
124
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
El tipo de familia predominante en las situaciones de abuso sexual es la
nuclear (50%), le siguen la extensa y la monoparental (ambas con 15%), y en
última instancia la familia reconstituida y la de no parientes (con 10% cada
una). La cantidad de miembms residentes no parece ser un factor que influya,
ya que se presentan porcentajes similares (entre el 20 y 25%) en los distintos
grupos familiares con diferente cantidad de miembros. Estos datos ponen en
cuestión la idea del sentido común de que son situaciones que se presentan
en familias con viviendas donde duermen todos juntos, con falta de recursos
que llevan a la promiscuidad. Es por estas cuestiones que sería importante in-
dagar otms aspectos más ligados a las dinámicas de las familias que hacen
posible las situaciones de abuso, más que las estructuras familiares.
Datos de la causa
La mayoría de los abusos sexuales fueron llevados a cabo con seduc-
ción (46%); los autores consiguen sus fines acudiendo a situaciones que
despiertan interés en el menor, disfrazando su conducta para ocultar sus fi-
nes. En segundo lugar los autores acuden a actos de violencia para come-
ter los abusos sexuales (26,7%), anulando de esta forma la posibilidad de
resistencia de la víctima. Bajo amenazas psíquicas (13,3%) o físicas de su-
frir un mal grave en su persona o en la de sus familiares, el autor también
logra abusar de los menores. Hay que tener en cuenta que estos mecanis-
mos pueden ser utilizados en diferentes momentos por un mismo sujeto,
dependiendo del momento en que se encuentre el ciclo del abuso sexual y
las características particulares de cada situación.
En la mayoría de los casos (85%) no había otras personas presentes al
cometerse los actos de abusos, considerando que casi todos se realizan a puer-
tas cerradas, sin la presencia de testigos. En los casos en que hubo personas
presentes, se valoró el grado de participación o complicidad del mismo en el
hecho, o su situación de víctimas también. En el 11,5% de los casos estuvo
la madre como cómplice de los hechos de abuso y en el 8% otros parientes.
Este tipo de delitos se caracterizan porque se desarrollan a puertas cerradas,
sin presencia de testigos, y en la mayoría de los casos son algunos de los pro-
genitores del niño los que declaran, en base a lo relatado por éste, o el cam-
bio de comportamiento que ha experimentado, problemas de relación, etc.
En el 71% de los casos el abuso se comete por un solo adulto; casi en
la totalidad de los casos los abusadores son hombres; se conoce una de-
nuncia de una mujer (madre abusadora), la cual no llega a proceso penal.
Sólo uno de los autores reconoce el hecho, lo que puede deberse a que
en la mayoría de los casos por consejo del abogado defensor -como estra-
125
 Reconstruyendo lo social
tegia de defensa-, y amparado por el principio de inocen~Zia -reconocido
a nivel constitucional y en tratados internacionales- es f~nción del órgano
acusador -Ministerio Público Fiscal- probar la culpabilidad del mismo.
Por otra parte, reconocer el hecho puede ocasionarle al acusado conflictos
familiares, laborales, etc.
La mayoría de los menores relatan el hecho, ya sea en el ámbito de Tribu-
nales ::_Juzgado de Menores, Fiscalía- o por medio de Cámara Gesell -mé-
todo que intenta evitar la revictimización del niño-. Recientemente se sancio-
nó la Ley 9.197, publicada el 15/12/2004, según la cual se incorpora al
Código de Procedimiento Penal de la Provincia de Córdoba el art. 221 bis, que
dispone que los menores de 16 años sólo serán entrevistados por un psicólogo
del Poder Judicial de la Provincia, pudiendo ser acompañados por otro especia-
lista cuando el caso particular lo requiera, ambos designados por el órgano que
ordene la medida, procurando la continuidad del mismo profesional durante to-
do el proceso, no pudiendo en ningún caso ser interrogados en forma directa
por dicho órgano o las partes, salvo que excepcionalmente y por razones debi-
damente fundadas el fiscal lo pudiera autorizar. El órgano interviniente evitará
y desechará las preguntas referidas a la historia sexual de la víctima o testigo o
las relacionadas con asuntos posteriores al hecho. El acto se llevará a cabo en
un gabinete acondicionado con los implementos adecuados a la edad y etapa
evolutiva del menor, cuando ello fuere posible.
La ley vigente al 2002 no exigía como obligatorio la recepción del testi-
monio o exposición de la víctima en Cámara Gesell, y en algunas oportunida-
des el menor era sometido a varios interrogatorios, recepcionado en algunos
casos por distintas personas, algunas de ellas sin preparación específica para
atender a niños abusados.
En la mayoría de los casos (72%) hubo imputación en la causa. El Có-
digo Procesal Penal autoriza al fiscal a imputar cuando existan motivos pa-
ra sospechar que una persona ha participado en la comisión de un hecho
tipificado como abuso sexual -genérico o en sus otras diversas modalida-
des-, posibilitando al mismo que ejerza su derecho de defensa y pueda
ser escuchado el supuesto autor al momento de receptarle declaración in-
dagatoria. Ahora bien, con el fin de someterlo a alguna medida de coerción
-por ejemplo la prisión preventiva- se necesitarán elementos de prueba
más contundentes, "motivos bastantes" para sospechar la participación de
la persona en un hecho delictivo. En los casos en que no existió imputa-
ción, no había elementos de prueba para ello.
En la mayoría de los casos no se amplió la imputación original
(86,4%), y sólo se hizo en pocas causas (13,6%), conforme a la investiga-
ción e incorporación de nuevas pruebas, la ampliación de la imputación. Al-
126
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
gunas veces aparece, durante la investigación penal preparatoria, la comi-
sión de otros delitos perseguibles de oficio que se le atribuyen al autor.
En las situaciones de abuso sexual, la prueba de los hechos se confi-
gura como uno de los puntos de difícil realización. Investigaciones realiza-
das31 muestran que el daño físico no se produce en todas las situaciones
de abuso sexual, sólo en un 22% de los casos; en la mayoría no hay evi-
dencias físicas del delito cometido. '
La prueba por excelencia en este tipo de delitos es la prueba testimo-
nial -de la víctima-; la pericia psicológica y social de la víctima y el au-
tor, junto a informes o pericia médica del menor, y en algunos casos la ·de-
claración testimonial de parientes, coadyuvan a acreditar la existencia del
hecho y la participación de su autor.
Al momento de recoger los datos sólo en 3 casos hay condena. La con-
dena tiene especial relación con las características del hecho -conducta atri-
buida al autor-, y condiciones personales del mismo, previstas en los arts. 40
y 41 del Código Penal. Para ello se tiene en cuenta la naturaleza de la acción,
medios empleados para ejecutarla, extensión del daño y peligro causados,
edad, educación, costumbres y conducta precedente del sujeto, calidad de los
motivos que lo determinaron a delinquir, especialmente la miseria o la dificul-
tad de ganarse el sustento propio necesario y el de los suyos, la participación
que haya tomado en el hecho, las reincidencias en que hubiera incurrido y los
demás antecedentes y condiciones personales, así como los vínculos persona-
les, la calidad de las personas y las circunstancias de tiempo, lugar, modo y
ocasión que demuestren su mayor o menor peligrosidad.
En la condena de ejecución condicional, lo que se condiciona es el cum-
plimiento de la pena. Ésta procede sólo en los casos de primera condena a pe-
na de prisión que no exceda de tres años, y será facultad del tribunal disponer
en el mismo pronunciamiento que se deje en suspenso el cumplimiento de la
pena. La decisión deberá fundarse en la personalidad moral del condenado, su
actitud posterior al delito, motivos que lo impulsaron a delinquir, la naturaleza
del hecho y las demás circunstancias que demuestren la inconveniencia de
aplicar efectivamente la privación de libertad. Asimismo, se le impone al con-
denado el cumplimiento de ciertas obligaciones durante ese tiempo.
Cabe considerar que en los casos en que el procesado no estuvo dete-
nido (66%), se debió al tipo de abuso sexual imputado al mismo, esto es,
existen algunos de ellos que, considerando la pena conminada en abstrac-
to por la ley penal, admiten la situación de libertad del imputado mientras
se tramita la investigación hasta la sentencia. Hechos graves, como el abu-
31. Onostre Guerra, Raúl: lbíd.; Grosman, Cecilia y Mesterman, Silvia: lbíd.
127
 Reconstruyendo lo social
so sexual gravemente ultrajante, abuso sexual con acceso ~arnal, o agrava-
do por el parentesco, grave daño causado a la víctima, etc., conforme a la
pena establecida por el Código, no admiten excarcelación.
Conclusiones
El abuso sexual infantil aparece como la endemia de este siglo junto a
otras situaciones gravísimas; no por ser nueva, sino por comenzar a ser re-
conocida y posible de reconocer en nuest~a estructura social la perpetua-
ción de mecanismos perversos que atentan sobre la integridad de los suje-
tos, especialmente los más vulnerables, los niños, y esto es doblemente
perverso por el uso y el abuso de poder que resulta de utilizar a una cria-
tura de manera voluntariamente dolosa para la propia gratificación sexual,
pero además para humillarla y hacerle sentir que se tiene el control y el po-
der absoluto sobre su destino.
La cantidad de casos de abuso sexual que se presentan están muy por
encima de lo que comúnmente se cree; hay un porcentaje altísimo de ni-
ños que se encuentran sin respuesta y sin solución. ¿cómo es posible que
un niño de 3 o 4 años estimule sexualmente a un hombre de 50 años o
más, y que además es su padre, tío, abuelo? Sin embargo esto sucede, y
de manera mucho más frecuente de lo que comunmente se cree, tal como
lo indican los datos sobre incidencia antes presentados.
En muchos casos se registra la intervención de diversas instituciones
que han tenido contacto con la familia, donde algunas veces se sabe que
las instituciones toman conocimiento de situaciones de abuso y en las que
operan discursos que contribuyen al ocultamiento y negación de la proble-
mática; inclusive aparecen fuertes temores de involucrarse en denuncias o
en lo que pasa en el espacio privado de la familia, por las consecuencias,
dificultades o represalias sobre quien denuncia. Se trata de una problemá-
tica conocida por las diversas instituciones, y a pesar de ello no se conoce
que se hayan implementado acciones preventivas y asistenciales específi-
cas y especiales destinadas a abordar la problemática, y esto es una con-
dición que se repite en todo tipo y en todos los niveles institucionales (hos-
pitales regionales, municipales monovalentes, residencias tanto de salud
familiar como de salud mental, desde los programas municipales, provin-
ciales, equipos de salud y desde el mismo juzgado ... ). La pregunta que sur-
ge y que aún carece de respuesta aceptable es: ¿por qué?
128
Abuso sexual infantil. Análisis de la situación en Tribunales de Cosquín
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Víctima del Delito, Córdoba, 1993. zar sobre los argumentos que brindan los padres y/o responsables adultos de
niños/as con diagnóstico de maltrato infantil físico con relación al mismo. Los
argumentos se constituyen en un indicador significativo en la construcción del
diagnóstico desde las áreas de Trabajo Social y Salud Mental.
Este artículo da cuenta del proceso y producto alcanzado por el equipo
de investigación que durante el año 2003 indagó sobre los argumentos que
expresan los padres y/o responsables de niños/as expuestos a situaciones de

l. Investigación desarrollada en el marco del Programa de Promoción de la Investigación vi-

gente en la Escuela de Trabajo Social, Universidad Nacional de Córdoba.
2. Directora del equipo de investigación. E-rtl'ail: pacevedo@coop5.com.ar

130 131

Reconstruyendo lo social
maltrato infantil físico. Motivó la construcción de este problem/a la ausencia de
estudios sobre la temática y la necesidad del equipo de poner,a prueba supues-
tos que emergían en torno al tema en este espacio de trabajo.
El equipo de investigación está compuesto por docentes de la Es-
cuela de Trabajo Social, en su mayoría con inserción laboral a nivel ope-
rativo en el Hospital de Niños de la Santísima Trinidad y licenciadas en
Psicología de la Cátedra de Clínica Pediátrica (Facultad de Ciencias Mé-
dicas- UNC) que trabajan en el servicio de Salud Mental del mismo hos-
pital. La dirección ha estado a cargo de un docente de la Escuela de Tra-
bajo Social con trayectoria en la investigación cualitativa,
El trabajo de investigación se desarrollo en el Hospital de Niños de la
Santísima Trinidad, efector del tercer nivel de complejidad dentro de la or-
ganización del sistema sanitario de la Provincia de Córdoba, el cual recep-
ta demandas, no sólo de la capital sino también del interior y de otras pro-
vincias. El tiempo para intervenir en el abordaje del síndrome de maltrato
infantil con el que se dispone desde la institución, oscila entre 7 y 1O días3 .
D~sde el Servicio Social y Salud Mental, se detectan y diagnostican situa-
ciones de violencia relacionadas con el Síndrome De Maltrato Infantil, lo que
se constituye en motivo de reflexión y búsqueda acerca de la problemática.
Los pacientes son derivados desde la Guardia Central; Consultorios Ex-
ternos; Internado de la Institución, al Servicio Social y Salud Mental. La de-
tección y diagnóstico de pacientes que presentan signos de maltrato físico,
en todos los casos, se centralizan en los servicios mencionados, como cen-
tros de captación, aproximación diagnóstica y denuncia.
Cuando se detecta un caso, la estrategia de intervención consiste en
realizar entrevistas semi estructuradas con preguntas abiertas en forma
conjunta con padres y/o responsables de niños/as, a fin de buscar indica-
dores que permitan acercarse al diagnóstico y articular con instituciones de
la red sanitaria y social con las que el paciente ha tenido alguna relación y
puedan aportar datos dicho diagnostico (escuela - guardería - dispensario -
iglesia o templo - centro comunitario- vecinos, etc 1).
En las entrevistas se realizan preguntas abiertas tendientes a pro-
fundizar en hechos, circunstancias, condiciones presentes en el esce-
nario donde se produjo la lesión.
Seleccionamos el maltrato infantil físico por la alta prevalencia que éste
tiene con relación a los otros tipos de maltrato, como así también por el fuer-
te impacto institucional que genera el ingreso de un niño con lesiones visibles.
3. Al ser el Hospital de Niños un efector de salud de tercer nivel de complejidad, orienta su
atención a pacientes con patologías agudas, hecho que exige un movimiento primordialmen-
te de giro cama ágil (no superior a 1O días).
132
Recurrencias y divergencias en los argumentos ...
Las observaciones y registros que forman parte de las rutinas de tra-
bajo, requieren de reflexión y profundización para constituirse en regulari-
dades que permitan reorientar la intervención. Esta inquietud es la princi-
pal fuente de origen de nuestro interrogante de investigación: ¿cuáles son
los argumentos que expresan los padres y/o responsables de niños/as ex-
puestos a situaciones de maltrato infantil físico?
A los fines de responder al mismo nos planteamos: reconstruir argumen-
tos que manifiestan los padres y/o responsables de niños/as que ingresan al
Hospital de Niños de la Santísima Trinidad, cuando explican las circunstancias
en las que se producen situaciones de maltrato infantil físico
Con relación al problema planteado resultaba insuficiente la bibliogra-
fía y los antecedentes de otras investigaciones encontradas, ya que los mis-
mos dan cuenta, en su mayoría, de datos e información relacionados en ge-
neral con: número de casos, tipo de maltrato, procedencia, características
de la estructura familiar, etc.; es decir, conocimientos desde un enfoque
cuantitativo que, si bien son valorables, los consideramos insuficientes a la
hora de comprender conductas y reorientar nuestras intervenciones.
Optamos por indagar desde una perspectiva cualitativa, en tanto nos posi-
bilitaría acceder a conocimientos que aporten a una mayor comprensión del fe-
nómeno contextualizado en determinadas condiciones psico-sociales e históricas.
Tomamos como fuente de datos los contenidos de los informes psico-
lógicos, sociales y médicos de pacientes ya diagnosticados con síndrome de
maltrato infantil físico de los años 2000-2001.
Hemos extraído del relato proporcionado por los progenitores y/o res-
ponsables de niños/as, los argumentos significativos y recurrentes con rela-
ción al origen o mecanismos de producción de las lesiones.
Una primera lectura de los informes permitió la elaboración de una ma-
triz donde se volcaron los datos de referencia del niño/a, el diagnóstico sobre
el tipo de lesión, tipo de familia, nivel de instrucción, edad, situación laboral y
zona de procedencia de los progenitores y/o responsables, y argumentos co-
rrespondientes a las circunstancias en las que se produjeron las lesiones.
Analizando argumentos
Para analizar los argumentos de los responsables de los niños y niñas que
ingresan al Hospital de Niños con sospecha diagnóstica de Síndrome de Mal-
trato infantil físico, se debe tener en cuenta que se parte de una situación co-
municativa donde intervienen diversos factores entre el hablante Y el oyente,
la persona que codifica el mensaje y aquella que lo decodifica. Estos factores
133
 Reconstruyendo lo social
son: l. El conocimiento de lo que se esta hablando. 2. La presencia de ele-
mentos paralingüísticos (gestos faciales y corporales) y la comprensión de los
mismos. 3. El espacio donde se realiza el intercambio. 4. Los factores psico-
lógicos, sociológicos y culturales de los interlocutores. 5. El contexto institu-
cional. 6. La presencia o no de terceros. 7. La intencionalidad del emisor y el
tipo de discurso elegido para transmitir esa intencionalidad.
En el desarrollo de las entrevistas se encuentran presentes el respon-
sable del niño/a, un trabajador social y/o un profesional del área de Salud
Mental. En este espacio, los profesionales tienen como objetivo indagar
acerca de las circunstancias que derivaron en la internación del niño/a; y
el padre o la madre, a su vez, se ven obligados a relatar su versión acerca
de lo sucedido con el paciente. Este relato, que contiene una intencionali-
dad, es expresado a través de argumentos que tratan de explicar cuál ha
sido el mecanismo de producción de la lesión.
En lo que concierne a la intencionalidad del hablante y a partir de la
Teoría de los Actos de Habla, de Austin 4 , el lenguaje expresa diferentes cla-
ses de significado; así, las personas pueden significar distintas cosas con
las mismas palabras. De esta forma, las palabras no sólo son utilizadas pa-
ra decir cosas sino también para hqcer cosas. Cuando un hablante realiza
una elocución, también realiza tres clases de actos simultáneos:
• Acto locucionario: la elocución de una proposición con determinado
sentido y referencial.
• Acto ilocucionario: la intención del hablante para expresar un signi-
ficado en particular al realizar determinada elocución. La realización
de una función comunicativa, como cuestionar, describir, ordenar,
prometer, entre otras.
• Acto perlocucionario: la concreción del efecto esperado en el oyente
al expresar la oración. Este efecto se encuentra más allá del control
del hablante.
¿cómo se efectiviza la intención del hablante? Existen diferentes tipos
de discursos y textos que se ajustan a los objetivos del mismo. En este pun-
to, es importante diferenciar texto de discurso. El discurso es la actividad
que realiza el hablante en una situación comunicativa para emitir mensa-
jes, y el texto es .el producto de dicha actividad discursiva. Así, la clasifica-
ción del discurso y/o texto, sin pretender que sea completa y exhaustiva,
puede hacerse a partir de los siguientes aspectos:
4. Austin, J.L. (1962): How todo things with words. Oxford University Press, Oxford.
134
Recurrencias y divergencias en los argumentos ...
• Por las funciones del lenguaje: Apelativo: tiene como intención in-
fluir en el receptor por medio de diferentes acciones: convencer, pro-
hibir, exhortar, rogar, etc. Se acentúa el interés por actuar de algún
modo sobre la voluntad del oyente.
• Por la trama o modo de estructuración: Argumentativo: organiza razo-
namientos, problemas, hipótesis que conducen a determinadas conclu-
siones, con el fin de convencer o persuadir. Formatos argumentativos:
ensayo, nota de opinión, editorial, carta de lectores, entrevista.
• Por el uso de/lenguaje: No literario: la realidad es presentada direc-
tamente. Ausencia de recursos estilísticos. Cobra importancia el
mensaje en sí mismo. Por ejemplo: relatos históricos, solicitadas,
crónicas periodísticas, entrevistas.
Desde las consideraciones previas, podemos definir al tipo de texto que
se analiza en esta investigación como apelativo, argumentativo y no literario.
Abordar la argumentación es un problema complejo que no se puede enfo-
car desde una perspectiva única, pues en la mayoría de los casos aparece como
un mecanismo que regula las interacciones sociales. Ello implica que no existe
discurso alguno que no sea argumentativo, es decir que no tenga intenciones y
procesos persuasivos. Para Ducrot5 no existe discurso sin argumentos.
En este punto es necesario distinguir entre:
• Argumentación: discurso destinado a modificar posiciones de una
persona, condicionado por las intenciones y competencias de los su-
jetos intervinientes.
• Argumentos: instrumentos utilizados para fundamentar la tesis y las
conclusiones.
Así, la argumentación, según Vigneaux6 , es un discurso que posee al
menos dos características. En primer lugar, se estructura con proposiciones
o tesis que traducen un razonamiento, apoyado en lo verosímil y aceptable,
reflejando directa o indirectamente la posición del hablante. En segundo lu-
gar, la argumentación está destinada a otro para convencer o persuadir.
Los objetivos de la argumentación son: persuadir a la audiencia, de-
fender o apoyar una tesis, destruir o refutar los argumentos opuestos.
A diferencia de una declaración simple acerca de un hecho, un argu-
mento es debatible: puede o no ser verdad. El argumentador debe, por lo
5. Ducrot, Osvald (1982): El Decir y lo Dicho. Anagrama, Barcelona
6. Vígneaux, G. (1986): La Argumentación. Hachette, Buenos Aires.
135
 Reconstruyendo lo social
tanto, remitir evidencia y esforzarse para mostrar un razonamiento riguroso
que defienda el curso de acción propuesto; debe persuadir~ los oyentes de
que esto es necesario y justo; debe atraerlos hacia su posición al demos-
trarles que ambos puntos de vista confluyen.
Al defender un punto de vista, entonces, el hablante debe tratar de ex-
poner tantos puntos de vistas pertinentes como sea posible, ya que son el
contenido del argumento -la evidencia en la que se apoya su posición-
y el rigor del razonamiento lo que va a establecer y probar el caso.
Las herramientas discursivas disponibles por el hablante al momento
de tratar de persuadir una audiencia pueden ser: Afirmaciones, declaracio-
nes, aseveraciones; Demostraciones; Generalizaciones; Restricciones; Con-
cesiones; Establecimiento de causas y efectos, y Comparaciones.
Todas estas herramientas son utilizadas para transmitir la intención del
hablante al emitir un mensaje. En este sentido, y para que este mensaje lle-
gue en forma exitosa al oyente, no sólo las herramientas deben ser correc-
tamente utilizadas, sino que el texto debe poseer diversas características,
como coherencia interna y externa.
Acerca de los argumentos de padres y/o responsables
Se han analizado 122 argumentos de los progenitores y/o adultos responsa-
bles con relación al mecanismo de producción de las lesiones que presentaron lac-
tantes, niños/as y adolescentes expuestos a situaciones de Maltrato Infantil físico.
Se analizan los argumentos, desde su construcción (herramientas del
discurso argumentativo), estructura y coherencia interna. Se relaciona, con
el tipo de familia, edad, situación laboral, nivel de escolarización y lugar de
procedencia de los progenitores y/o responsables. De dichos argumentos se
identificaron las tesis más recurrentes que emergieron de los relatos y se
construyeron las siguientes categorías de análisis:
• Desconocimiento: se agrupan en esta categoría aquellos argumentos
en los cuales refieren el o los adultos responsables que no se encon-
traban presentes en el momento del episodio. Asimismo, se incluyen
aquellos que no explican lo que sucedió, que no responden a la pre-
gunta o desconocen las lesiones.
• Violencia: en esta categoría, se agrupan aquellos argumentos que re-
fieren a situaciones explícitas de violencia conyugal y doméstica,
donde el niño/a se encontraba presente. Incluye también aquellos ar-
gumentos en los cuales se reconoce que el niño/a ha sido víctima de
violencia física por parte de un adulto responsable.
136
Recurrencias y divergencias en los argumentos ...
• Accidente: en esta categoría, se agrupan aquellos argumentos que re-
fieren al carácter accidental en cuanto a la producción de las lesio-
nes que presenta el niño/a. Esta categoría incluye tanto aquellos ar-
gumentos en que se explicita el hecho como accidente, como
aquellos en que implícitamente los adultos responsables lo refieren.
• Problema de salud: en esta categoría se agrupan aquellos argumen-
tos que hacen referencia a que las lesiones que presenta el niño/a se
relacionan con un problema de salud previo a su hospitalización.
Al interior de cada una de las categorías se analizan las recurrencias y
divergencias que presentan los argumentos que refieren al mecanismo de
producción de las lesiones.
Desconocimiento: "No tenemos respuesta a la pregunta"
• Desconocimiento: se ubican aquellas situaciones de malb:ato infan-
til Físico en que los progenitores o adultos responsables expresan en
sus argumentos que desconocen lo que sucedió porque no lo vieron,
o no estaban presentes.
Las tesis analizadas con relación al desconocimiento permitieron cons-
truir las siguientes sub-categorías:
11
• No sé lo que pudo haber pasado"
44
Salí de mi casa el lunes al mediodía para ir a almorzar a lo de mi
...
mamá. En el camino el nene empezó a vomitar. Él me decía que le
dolía la panza y lo tuve que traer para acá. No sé /o que pudo pasar,
se cayó en mi casa, estaba jugando con su hermanito y se cayo de
frente ... " (Argumento presentado en relación a un lactante que presen-
ta Traumatismo de cráneo.)
Los argumentos presentan como constante que son expresados por familias
ensambladas, conformadas por uno de los progenitores, sus hijos, la nueva pa-
reja y los hijos de la nueva unión. Han obtenido el primer nivel de escolaridad,
en su mayoría basadas en el trabajo asalariado de sus miembros7 . En relación
con el cuerpo del argumento8 se analiza como constante la delegación en un otro
7. Jelin E.: Familia y Unidad Doméstica. Mundo Público y Vida Privada. Ed. Cedes-
Humanitas, Bs. As.
8. ldem 6.
137
 Reconstruyendo lo social
de la responsabilidad en el momento de producción de la situ9tión de violencia
hacia el lactante, niño o adolescente. Este otro en la mayoría de los argumentos
comprende niños (hermanos, primos, y el propio niño maltratado) y con menor
frecuencia se hace referencia a los adultos (progenitora, vecino, equipo de salud).
"... No sé si alguien le calculó mal y se sentó arriba de la pierna del
bebé ... " (Argumento presentado en relación a un niño que ingresa con
lesiones múltiples óseas.)
En la totalidad de los argumentos los progenitores o responsables
manifiestan apatía en cuanto a la etiología de las lesiones graves que
presentan sus hijos.
Como así también en el cuerpo del argumento se encuentran eviden-
cias en sí mismas no reales, absurdas con relación al mecanismo de pro-
ducción de las lesiones.
"... Puede ser que lo haya golpeado yo, cuando me moví, como duer-
me conmigo ... "(Argumento presentado con relación a un lactante que
ingresa con lesiones múltiples óseas.)
Llama la atención que, en los argumentos brindados por familias, los
hablantes conceden al entrevistador la posibilidad del adulto como respon-
sable de las lesiones producidas en el niño.
•
11
Lo encuentra así"
" ... que el hermanito le pegó con el pie, tenía como un derrame en el
ojo ... "(Argumento presentado con relación a un lactante que ingresa
con traumatismo cráneo encefálico con lesiones múltiples.)
La constante de los argumentos es que en el contenido, los responsa-
bles no se cuestionan el hecho violento; sino que elaboran justificaciones
considerando a este hecho como lo cotidiano, lo naturalizado.
Estos argumentos son elaborados por familias de Córdoba capital. En la
mayoría de los casos, los hablantes poseen un segundo nivel de escolaridad.
•
11
No estábamos"
u •• • ella no se encontraba en el domicilio y el niño se encontraba al
cuidado de su concubina. Este le contó que aproximadamente a las
138
Recurrencias y divergencias en los argumentos ...
1 O hs de la mañana M. se había caído con el triciclo, se golpeó con-
tra la pared, pero no se había lastimado.
"Que recién a las 12:30 hs aproximadamente cuando le fue a cambiar
el pañal, le notó el pene completamente inflamado y toda la piel en la
parte de /os testículos hinchada. Por ese motivo consultó al hospital".
En cuanto a traumatismos anteriores, expresa que "los hematomas que
presenta en la cara fueron causados cuando se cayó la semana pasada
con el triciclo porque tropezó con la cadena del perro". (Argumento pre-
sentado con relación a un lactante con lesiones en piel.)
En los argumentos se visualiza como constante una descripción exhausti-
va del contexto en el cual se producen las lesiones, lo cual llama la atención
puesto que la tesis hace referencia a la ausencia del progenitor. Podríamos pen-
sar, en primer lugar, que el hablante tiene como intención distraer la atención
del profesional "que lo está mirando". Asimismo, podríamos inferir que los ar-
gumentos utilizados en estas situaciones le servirían al progenitor como escu-
do y para destacar el compromiso que ellos asumen como progenitores del ni-
ño/a. La intención sería en esta oportunidad anular la sospecha de maltrato.
Por último, se puede considerar que el exceso de detalle tendría co-
mo propósito asumir la responsabilidad del descuido de la persona res-
ponsable, quien debería haber estado al cuidado del niño, aunque de ma-
nera encubierta. Los hablantes pertenecen en su mayoría tanto a familias
nucleares como ensambladas, contando con una escolaridad de primero
y segundo nivel. Proceden de las zonas urbanas de capital e interior.
En las tres sub-categorías identificadas, se destaca como recurrencia
significativa un exceso de detalles, siendo que la tesis central de los argu-
mentos refiere a la ausencia de los progenitores responsables en el mo-
mento de la producción de las lesiones.
Otra gran recurrencia que presenta esta categoría es la delegación en
terceros de la responsabilidad del cuidado del niño/a.
Violencia: "En casa, nadie le hizo nada ... "
En esta categoría -que hace referencia a la violencia, ya sea conyu-
gal, doméstica o maltrato infantil-, se incorporan aquellos argumentos que
aluden, de manera explícita, a conductas violentas por parte de los proge-
nitores y/o responsables donde los niños se encuentran presentes. Asimis-
mo, se tendrán en cuenta aquellos argumentos en los cuales se reconoce
que el lactante, niño o adolescente ha sido víctima de violencia física por
parte de los progenitores y/o responsables.
139
 Reconstruyendo lo social
Es posible hacer referencia a dos sub-categorías con r1elación a los ar-
gumentos que giran en torno a la violencia, a saber: maltr,ato infantil y vio-
lencia familiar. · Con respecto a la elección léxica, el entrevistado utiliza la repetición
• "Fue un castigo leve"
u •• .lo castigó levemente a su hijo porque últimamente había recibido
quejas por parte del colegio y de vecinos a cerca del comportamien-
to de sus hijos, especialmente de B. por su mala costumbre de lle-
varse a la casa cosas que no eran de él.
... que en un intento de conocer la verdad empezó a interrogar a sus
hijos si era cierto que tenían el álbum de figuritas, a lo que ninguno
respondía. Hasta que su hija refirió que B. lo tenía debajo de la ca-
ma. Que esta situación lo llevó a tomar al cinto y pegarle más o me-
nos para corregir su comportamiento ... " (Argumento presentado en re-
lación a un niñO con lesiones en piel.)
Los argumentos que refieren al maltrato infantil hablan de una lesión
no accidental impartida por un responsable hacia el niño/a. En el ejemplo
que nos sirve de ilustración, el sujeto argumenta el uso del castigo como
método disciplinario para justificar el maltrato. Utiliza frases como su ma-
la costumbre, corregir su comportamiento, pegarle más o menos.
Otro aspecto de la elección léxica del entrevistado tiene que ver con el
hecho de resaltar que sus acciones fueron necesarias en relación con el
comportamiento de sus hijos. Por esto, se destaca: /o castigué levemente
y su mala costumbre (en referencia a su hijo).
11
• Nos pegaba a todos"
u .. •el papá del nene nos pegaba mucho, nos pegaba a todos, a los otros
chicos, a mí y a mi mamá, nos daba golpes con la mano y patadas... eso
era muy seguido y nos amenazaba con pegarnós más si lo denunciába-
mos... " (Argumento con relación a un niño con traumatismos de cráneo.)
Los argumentos que hacen referencia a la violencia familiar ha-
blan de un comportamiento agresivo entre los integrantes del grupo fa-
miliar, en el cual se involucra la fuerza física, psicológica o emocional
con la intención de causar un daño.
Los sujetos que hacen referencia a la violencia, utilizan como herra-
mienta argumentativa la justificación a través de pruebas: nos daba golpes
140
Recurrencias y divergencias en los argumentos ...
con /as manos y patadas; la afirmación: e/ papá del nene nos pegaba mu-
cho, no dejando lugar a dudas acerca de la violencia ejercida por el otro.
para referir a la violencia: nos pegaba, nos pegaba, nos daba golpes, nos
amenazaba con pegarnos ... Se podría pensar que esta repetición se debe a
un pedido de ayuda por parte del hablante o a que el sujeto tiene como in-
tención aclarar que su actitud pasiva ante la violencia se justifica por las
amenazas recibidas. El aclarar, en el relato, que recibía amenazas del pro-
genitor le permite al hablante delegar en un tercero su responsabilidad por
la seguridad de su hijo/a y posiblemente distanciarse de su rol de adulto .
Quienes exponen los argumentos que expresan las situaciones antes
mencionadas, provienen predominantemente de familias nucleares y en-
sambladas, llamando esto la atención ya que se supone que son familias
en las que la estructura contempla roles materno, paterno y filiales.
La mayoría de los argumentos provienen de personas adultas escolariza-
das, en quienes predomina la lógica del pensamiento, con ubicación temporo-
espacial, coherencia interna del relato, etc. En su mayoría, estos adultos son
mujeres amas de casa. No se puede dejar de mencionar que las familias cuen-
tan con un empleo (mecánicos, chofer de ómnibus, servicio doméstico, limpiavi-
drios, entre otros). Este tipo de argumento, que refiere concretamente a situa-
ciones de violencia, está dado por hablantes radicados en zonas urbanizadas.
Es recurrente en los argumentos que hacen referencia a la violencia, la
naturalización de la misma, es decir, ausencia de problematización y críti-
ca e incorporación de la violencia a sus vidas cotidianas, pasando a ser una
manera más de relacionarse con el otro, de establecer vínculos.
"... al volver a su domicilio su pareja estaba borracha y por eso la golpeó... "
(Argumento utilizado con relación a un lactante con lesiones en piel.)
Esta naturalización de la violencia se expresa en la forma de estructurar
el discurso. En este sentido, el hablante utiliza frases declarativas afirmativas,
utilizando el presente como tiempo verbal. Además, el hablante sólo utiliza la
descripción de la situación de violencia cotidiana para construir su argumento.
u .. • cuando volvimos lo veo a J. chupado en el patio de la casa de mi
hermana ... viene mi sobrino y me dice que al nene lo había picado
un bicho, parecía un monstruo ... vino la policía, vieron al bebé y lo
trajeron acá.~. a S. siempre lo quiso como a un hijo propio, iqué ha-
brá hecho S. para que el gringo le pegue de esa manera?" (Argumen-
to utilizado con relación a un lactante con lesiones en piel.)
141
 Reconstruyendo lo social
También es recurrente la puesta en terceros de la re~ponsabilidad de
la lesión ocurrida al niño, no implicándose, no pudiendo ,hacerse cargo de
su responsabilidad como progenitor. Llama la atención 1que en diferentes
oportunidades, la atribución de esta responsabilidad está dirigida a los ni-
ños, mayoritariamente el niño víctima o sus hermanos.
Del mismo modo es recurrente en los argumentos pertenecientes a es-
ta categoría la utilización de la concesión como herramienta en cuanto a la
violencia que puede producirse a nivel familiar o infantil, lo cual podemos
ejemplificar del siguiente modo:
/(... estábamos mi marido y yo tomando mates en la cocina, discuti-
mos, él me tiró el mate por la cabeza y me cortó. Después agarró la
pava para tirármela, yo la agarré también ... se quebró la manija de la
pava, se cayó el agua y quemó al bebé" (Argumento utilizado con re-
lación a un lactante con lesiones en piel.)
Son éstas las tres variables más recurrentes en los argumentos utiliza-
dos por los adultos y/o responsables de los niños que fueron diagnosticados
con maltrato infantil físico.
Accidente: "Fue un accidente con desgracia"
".. .íbamos en un su/ky, se asustó el caballo por una víbora, se elevó
y volvió a caer... yo me quedé agarrada de /as riendas ... el niño cayó
y rebotó en el pescante y el otro nene se /e cayó encima ... fue un ac-
cidente con desgracia ... "
En el análisis de este argumento, se observa que el mismo presenta
una lógica, desde el punto de vista de su construcción y coherencia inter-
na. Plantea afirmaciones a través de las cuales logra justificar lo sucedido,
establece las posibles causas y los efectos de las ~ismas.
El entrevistado capitaliza su saber para armar el argumento, dando cuen-
ta de su capital cultural acumulado, conformado por el nivel de escolarización
formal alcanzado, y por aquellos saberes adquiridos por la propia experiencia
e historia de vida. Estos saberes o conocimientos basados en su propia expe-
riencia de vida es lo que le permite construir un argumento que no es posible
ser refutado por el otro que escucha. Las herramientas de argumentación uti-
lizadas por el adulto responsable le permiten buscar el efecto deseado: persua-
dir o convencer al profesional de la veracidad de lo ocurrido. Este efecto tam-
bién es buscado a través de la modalidad utilizada en el discurso: frases
142
Recurrencias y divergencias en los argumentos ...
declarativas y afirmativas que sugieren seguridad por parte del entrevistado en
relación con el origen de las lesiones del niño.
Asimismo, se establece una relación de desigualdad entre el responsa-
ble y el profesional, dada por los conocimientos que ambos detentan y con
relación a los factores que inciden en la situación comunicativa: los códi-
gos lingüísticos, los factores culturales. De esta forma, el profesional inter-
viniente no posee los conocimientos suficientes en relación con el posible
escenario o contexto en donde sucediera el accidente.
En esta situación comunicativa que se establece, media una relación
de poder dada por los conocimientos científicos del profesional, y los cono-
cimientos basados en experiencias concretas de vida y el capital cultural
que detenta el sujeto responsable del niño. El entrevistador, en este caso,
puede ver limitada su autoridad para el manejo de la entrevista y su capa-
cidad para refutar los argumentos presentados por el hablante.
•
11
Se cayó"
Dentro de la categoría de "argumentos basados en accidentes", también
se han incluido aquellos argumentos que refieren como mecanismo de produc-
ción de las lesiones a las caídas circunstanciales, ya sea de la cama, del an-
dador, de los brazos, todas producidas dentro del ámbito doméstico.
"... me encontraba en la casa de una amiga, estaba preparando la le-
che para su hijo ... Éste estaba en la misma habitación pero arriba de
una cama alta. Se paró y se cayó con todo el cuerpo sobre el hombro
y también se golpeó la cabeza pero del lado contrario ... "
En los textos analizados, se observa que los argumentos describen de-
talles de cómo se producen las caídas pero a la vez afirman que no se en-
contraban presentes al momento de producirse.
En la estructuración de los argumentos utilizan como procedimiento la
concesión, ya que se responsabilizan de la situación ocurrida, en el sentido
de descuido: ".. .fue un descuido mío", a la vez que deslindan responsabi-
lidad en otro, generalmente el mismo niño/a: "... es muy inquieto ... ".
Con relación a la magnitud de las lesiones, el argumento es inapropia-
do, ya que minimizan lo sucedido y no se relaciona lo argumentado con la
magnitud de la lesión que presenta el niño/a.
En la mayoría de los casos que refieren a caídas circunstanciales; se obser-
va que no incide el nivel de escolarización alcanzado en la construcción de los
argumentos. Tanto el emitido por el hablante analfabeto, como aquel que r~1_liU\.lL;l.s:.
VERSIDADDBJV~ .
143 ~rA.~
UNIBIBUU .l.OV.C ..
 Reconstruyendo lo social
canzado un nivel de secundario completo, son similares. Sólo a/portan los últimos
una mayor especificación de detalles del escenario en dond~!se produce la caí-
da (Ej.: altura de la cama o del material con el que está construida).
En relación a la composición del grupo familiar, la mayoría son de
tipo nuclear y reconstituidas. Respecto de la situación laboral, el mayor
porcentaje corresponde a "amas de casa" y no desarrollan otras tareas
fuera del ámbito doméstico.
" ... yo entraba a la pieza y ví que el bebé estaba al borde de la cama
grande por caerse y mi hija se me puso adelante. Entonces la jalé del
cabello de atrás y la empujé a un costado. No advertí que se enredó
con unas sandalias pesadas y fue a dar la cara contra un mueble de
hierro forjado con juncos en las patas. Cuando vi que se lastimó la
cara, le puse hielo y una vecina le pasó una crema pero al otro día
amaneció muy hinchada."
En la estructuración de este argumento, también se utiliza como pro-
cedimiento la concesión, asumiendo la responsabilidad de lo sucedido a los
fines de evitar un mal mayor.
El nivel de escolaridad alcanzado le permite construir el argumento ba-
sado en la explicación de las posibles causas y efectos de las mismas.
Problema de salud: "Nació con ese problemita"
En este apartado, se analizan aquellos argumentos presentados por
los responsables de los niños víctimas de maltrato físico que hacen re-
ferencia a las lesiones como patologías clínicas previas a la internación
del niño en el hospital.
"Nació con ese prob/emita y estuvo en la incubadora cuando nació.
El nene no tiene mi apellido porque cuando nació yo estaba en el nor-
te trabajando como tractorista. Cualquier cosa llame al Juez de Paz."
"En relación a /as manchas en el cuerpo, algunas son de nacimiento
y las otras le aparecieron hace dos meses aproximadamente, pero no
le di importancia y no consulté al médico."
De los argumentos analizados sólo dos del total responden a esta catego-
ría. Sin embargo, a fines de esta investigación, llama la atención la tesis de es-
to? ~extos: eL niño padecf} un problema de salud desde su nacimiento.
144
Recurrencias y divergencias en los arg~mentos ...
Con relación a las herramientas utilizadas por estos hablantes, se des-
taca la demostración a través de pruebas concretas, como son la perma-
nencia del niño en una incubadora y la referencia a las manchas de naci-
miento. Se infiere que, en las dos pruebas mencionadas, el hablante tiene
como intención anular la sospecha de maltrato. Esto se logra si el profesio-
nal asume que tales patologías se encuentran registradas en las historias
clínicas perinatológicas de estos niños/as.
Asimismo, estos sujetos utilizan como estrategia la minimización de
las lesiones que presentan sus hijos. Esto se observa en la elección léxica
que realizan: "problemita", "no le di importancia". Esta estrategia tiene co-
mo objetivo que el profesional no indague en el origen de las lesiones y des-
carte, por inexistente, la gravedad de las mismas.
En el primer ejemplo, el adulto intenta demostrar su responsabilidad
ante el rol paterno frente a su hijo/a. En este sentido, utiliza la concesión
("el nene no tiene mi apellido") junto con la autoridad de un tercero con
un cargo reconocido públicamente ("e/ Juez de Paz") y la actividad como
productor económico del hogar ("estaba en el norte trabajando como trac-
torista") para justificar un adecuado ejercicio del rol paterno.
En forma similar, en el segundo ejemplo, el entrevistado concede que
no registró adecuadamente "/as manchas en el cuerpo". A través de esta
concesión, el entrevistado tiene como objetivo convencer al profesional de
que no existe la posibilidad alguna de que los hematomas que presenta el
niño hayan sido causados de manera traumática.
Con relación al tipo de familia al que pertenecen los hablantes, en los dos
grupos los niños/as se encuentran a cargo de sólo uno de los padres biológi-
cos, puesto que uno de ellos es ensamblado y el otro, monoparental. Ambos
entrevistados son jóvenes, uno de ellos adolescente, con segundo nivel de es-
colaridad incompleto, y realizan trabajos precarios. Ambos son del interior pro-
vincial. Se podría asumir que estamos ante dos sujetos escolarizados que uti-
lizan sus capitales culturales y la lejanía de su lugar de origen para intentar
convencer al profesional del problema de salud de sus hijos. Esto consideran-
do que los padres de estos niños puedan suponer que tal lejanía le impedirá al
profesional indagar en el origen real de las lesiones que presenta el niño/a.
Algunas conclusiones
La investigación que realizamos constituye una primera experiencia de
aplicar la metodología del análisis de discurso argumentativo a la proble-
mática del síndrome de maltrato infantil a través de una mirada interdisci-
145
 Reconstruyendo lo social
plinaria (Psicología - Trabajo Social). En este sentido, debimos 1
enfrentar
múltiples desafíos a lo largo de la misma: la escasez de e$tudios similares,
la elaboración de un constructo teórico pertinente, la búsq/ueda de un equi-
librio permanente en el análisis y la interpretación, entre otros.
A partir de los argumentos analizados pudimos establecer las catego-
rías que hacen referencia a las recurrencias encontradas en los relatos de
los padres y/o responsables de los niños. Éstas definen al síndrome de mal-
trato infantil físico desde: "accidente", "desconocimiento", "problema de
salud" o concretamente "violencia".
Aun cuando pudimos construir categorías de análisis, cabe destacar
que las mismas están atravesadas por recurrencias comunes, tales como:
la responsabilización en otros; la naturalización de la violencia; la minimi-
zación de las lesiones; la escasa capacidad de autocrítica.
Conociendo que la mayoría de las producciones teóricas que hacen re-
ferencia al síndrome de maltrato infantil se plantean desde una mirada clí-
nica-pediátrica, y sólo hacen mención de forma secundaria a las áreas de
Trabajo Social y Psicología, se consideran valiosos los aportes obtenidos en
esta investigación para ambas áreas.
En este sentido, y a fin de fortalecer la necesidad del abordaje del síndrome
de maltrato infantil de modo interdisciplinario es que consideramos pertinente:
• En relación al relato que proporcionan los responsables de los niños,
identificar las tesis y sus argumentos correspondientes.
• Analizar los argumentos con relación a su coherencia interna y externa.
• Cuando los entrevistados utilizan códigos lingüísticos propios, dife-
rentes a los del profesional actuante, se sugiere la búsqueda de in-
formación en las comunidades de origen de estos sujetos.
• Analizar la relación entre los argumentos proporcionados por los respon-
sables del niño y la magnitud de las lesiones que éste presenta.
• Se sugiere analizar en forma interdisciplinaria, conjuntamente con el
entrevistado, el posible mecanismo de producción de lesiones, el ar-
gumento proporcionado por el mismo con relación a éstas, y proble-
matizar aquellos que muestran contradicción.
• Garantizar la reproducción textual de los argumentos que proporcio-
nan los responsables del niño, desde el ingreso al hospital.
• En caso de elaboración de informes para la contrarreferencia a otras
instituciones, se sugiere realizar un informe con el relato textual brin-
dado por los responsables del niño.
• Protocolizar la guía de entrevista para el abordaje de casos de sín-
drome de maltrato infantil físico.
146
Recurrencias y divergencias en los argumentos ...
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Córdoba, septiembre de 1994.
147
 Capítulo 8

La familia dice su palabra

GRACIELA FREDIANELLP
JOSÉ D'ALESSANDRO - LAURA RAMOS

El presente trabajo presenta los resultados de la investigación La familia11

dice su palabra", desarrollada durante el año 2003, en el marco del Progra-

ma de Promoción de la Investigación de la Escuela de Trabajo Social, UNC.
El objetivo que nos planteamos fue reconocer motivos y expectativas que ex-
presan las familias respecto de la judicialización de sus niños y adolescentes del
barrio Alto Alberdi, que se encuentran bajo control del Programa Oficios Judicia-
les del Consejo Provincial de Protección al Menor2 , en la ciudad de Córdoba.
Distintos estudios dan cuenta del fenómeno del sector social denominado
nuevos pobres; entre otros autores, se destaca Alberto Minujin 3 , quien define a
los nuevos pobres como aquellas personas que nunca antes fueron pobres, que
poseen características educacionales, sociales o culturales propias de la clase
media y que al caer sus ingresos no pueden seguir accediendo a los bienes y ser-
vicios a los que estaban acostumbrados: vivienda, salud, educación, cultura.
El sector social de nuevos pobres se constituyó en foco de interés de nues-
tra investigación, particularmente aquella población cuyos hijos se encuentran
judicializados y que llega a ser beneficiaria de las políticas sociales de la ac-
tual Secretaría de Protección Integral del Niño y Adolescente.
Las conclusiones de una investigación anterior4 , caracterizando yana-
lizando la población del Programa de Oficios Judiciales perteneciente en su

l. Directora del equipo de investigación. E-mail: gfredianelli@ciudad.com.ar

2. Transformado en Secretaría de Protección Integral del Niño y Adolescente, por Ley Provin-
cial, en noviembre de 2002.
3. Minujin A. (1992): "En la Rodada", en Minujín A. (comp.): Cuesta abajo. Los nuevos po-
bres: efectos de la crisis en la sociedad argentina. Editorial Losada-UNICEF.
4. Laje, M.l., Fredianelli G., Piotti M., Therisod M., Morey C., Giana E. (2002): "Significado
social que las familias en contexto de vulnerabilidad atribuyen a los procesos de intervención
judicial frente a problemas o necesidades de sus niños y adolescentes en la ciudad de Córdo-
ba". Informe final de investigación.

149
 Reconstruyendo lo social La familia dice su palabra

momento al Consejo Provincial de Protección ai Menor, y pctualmente Se-

Acerca de la metodología
cretaría del Niño, nos permitió, como profesional'es perte~~ecientes a dicho
programa, considerar este sector poblacional de n.uevos pobres, que son
Se implementó un diseño exploratorio descriptivo, en sus dimensiones
parte de la población del Programa de Oficios J,udiciales.
cuanti y cualitativas, buscando reconocer lo que dicen las familias respec-
Destacamos algunas conclusiones de la investigación citada que nos
to de los motivos que generaron la intervención judicial, identificando sus
impulsaron a profundizar algunos aspectos:
características sociolaborales y reconociendo las expectativas que se expre-
san en aceptación-rechazo, confianza-temor, hacia la delegación tutelar de
"En el actual contexto de /as transformaciones económicas y socia/es
sus hijos al Estado.
se produce un desplazamiento del énfasis en /os componentes corpo-
En este proceso de investigación, a partir del trabajo con los datos se-
rativos y universales del Estado de Bienestar hacia el mayor peso de
cundarios, contenidos en los informes sociales, y la constante ampliación
sus componentes asistenciales. No obstante ello, la base de susten-
del encuadre conceptual y metodológico, se construyó el protocolo de la en-
to de /as políticas asistenciales resulta insuficiente para procesar /os
trevista para la recolección de datos cualitativos.
incrementos en las demandas socia/es quedando excluidas grandes
Nuestra unidad de análisis fueron las familias bajo control judicial en
fracciones de /os sectores más vulnerables. Esto se agrava en el ca-
la zona de barrio Alto Alberdi (acorde a los oficios de control social, que in-
so de la población infantil perteneciente a estos sectores dando lu-
gresaron al Programa de Oficios Judiciales), en el período de marzo-mayo
gar a una instancia caracterizada por la Judicialización' desde la es-
de 2002, que componen un universo de 36 familias. Excluyendo de este
fera estatal. Esto se aplica particularmente en el caso del Consejo
relevamiento las encuestas, los controles menores a un año, y los controles
provincial de Protección al Menor que, por su esquema de organiza-
por guarda con fines de adopción.
ción legal y su trayectoria social, crea 'trampas' en las posibles res-
Se seleccionaron familias residentes en barrio Alto Alberdi, consideran-
puestas ya que son mayores /as demandas que las ofertas y atento a
do que en este espacio geosocial compuesto tradicionalmente por sectores
/os criterios de selección manejados, muchas veces no se duda en ju-
medios, con fuerte inscripción laboral y social, se ha observado en los últi-
dicial izar a la población infantil de los sectores vulnerables para ob-
mos años un considerable incremento de oficios judiciales de población de-
tener /os beneficios que se ofrecen desde /os distintos programas"5 •
pendiente de dicha zona, que con anterioridad a la década del '90 no se
presentaban, al menos con la frecuencia de los últimos tiempos.
Nos parece necesario explicitar el contexto institucional en el cual se
Del total de familias seleccionadas, fueron analizadas 12, en función de
desarrolló la investigación, ya que entre la elaboración del proyecto de in-
que, entre el período en que se preparó el proyecto y la efectivización de la
vestigación y su ejecución se produjeron cambios institucionales. Se dero-
recolección de datos, de estos grupos familiares, algunos casos fueron levan-
ga el Consejo Provincial de Protección Integral del Menor, que había sido
tados, es decir se suspendió la medida tutelar. En otros, los niños y adoles-
creado por Ley Provincial N° 4873, y se crea en su reemplazo la Secreta-
centes fueron internados en instituciones dependientes de la Secretaría, o en
ria de Protección Integral del Niño y del Adolescente (Ley Provincial N°
instituciones para atención de adolescentes con problemas de drogadepen-
9.053); no obstante se da una continuidad al Programa de Oficios Judicia-
dencia. Finalmente están aquellos que se trasladaron de domicilio.
les, en cuanto a las funciones adjudicadas a los profesionales que pertene-
Los núcleos centrales sobre los cuales se produjeron las entrevistas se-
cen al mismo, que consiste en la contestación de oficios judiciales ordena-
miestructuradas estuvieron centrados en los siguientes aspectos: el contexto
dos por los juzgados de menores prevencionales. Tal continuidad permitió
espacial y cultural de la familia; la estructura y dinámica familiar; el capital
identificar los oficios provenientes de los distintos juzgados de menores cu-
económico y cultural; sus redes familiares y sociales; la problemática o nece-
yos domicilios correspondían al barrio Alberdi.
sidad que inicia la judicialización, la trayectoria del proceso y la representa-
ción que la familia tiene de la gestión, y los resultados del mismo.
El relevamiento de estos aspectos nos permitió establecer las relaciones
entre el texto (lo ocurrido y vivenciado al interior de las familias) y el contex-
5. Laje M. l. et al.: op. cit. to, (la intervención del Estado, a través de sus políticas sociales Y los proce-
150 151
 Reconstruyendo lo social
dimientos judiciales y, en otro aspecto, las condiciones económico-sociales
de las familias). La recursividad de ambos aspectos permitE/investigar cómo
en la interpenetración de las mismas, las causas se convierten en consecuen-
cias y éstas a su vez en causas de nuevos procesos de judicialización.
Nuestro encuadre conceptual y el trabajo de campo realizado, nos permi-
te plantear las siguientes dimensiones analizadas: espacialidad, escenificidad
y funcionalidad estructural. El barrio: Alto Alberdi; Categorización de los Gru-
pos de Familias; La Familia y su Contexto; La familia y la Intervención Judi-
cial; Los motivos que las familias expresan y Expectativas desde la expresión
de los entrevistados. Proponiendo algunas reflexiones acerca de los procesos
de judicialización a que han estado sujetas estas familias.
Aspectos conceptuales
Los conceptos centrales para esta investigación son los de familia, es-
trategia de reproducción cotidiana en la familia, la intervención del Esta-
do en las familias, y la nueva pobreza.
Con relación al concepto de familia, es abordado desde la perspec-
tiva de Jelin 6 , quien da cuenta de los cambios de la organización fami-
liar ocurridos durante el siglo XX como modo de responder a nuevas
condiciones sociales. Destacamos tres categorías componentes de la fa-
milia que intervienen en su conformación: género, generación y grado
de parentesco; categorías condicionadas por los diferentes valores y
creencias en un tiempo y espacio sociocultural.
De este modo, condicionada la familia siempre por múltiples factores, se
trasciende el "tipo ideal" y se compone y recompone de múltiples formas. Al-
gunas de ellas podrían ser, según las consideradas por Cristina González7 : ho-
gares unipersonales; familia nuclear; familias uniparentales; familias ensam-
bladas; familias extensas; familias compuestas; grupos domésticos; también
se torna necesario incluir las nuevas parejas de homosexuales con hijos de uno
o ambos, de parejas anteriores. Entendiendo que esto es una aproximación a
la amplia y compleja variedad de "formas de ser familia" y solamente intenta
exponer algunos "tipos" frecuentes importantes para el análisis, que en la rea-
lidad generalmente no se presentan en este estado puro.
6. Jelin, E. (2000): "Pan y Afectos" La Transformación de las Familias. Edit. Fondo de Cul-
tura Económica, México.
7. González C. (1999): La Intervención en el abordaje Familiar. Mi meo. Escuela de Trabajo
Social. Universidad Nacional de Córdoba.
152
La familia dice su palabra
En cuanto al concepto de estrategias de reproducción cotidiana en la fami-
lia, y considerando los aportes de P. Bourdieu 8 , las definimos como disposicio-
nes del habitus que tiende espontáneamente a reproducir las condiciones de su
propia producción. Habitus y campo están estrechamente ligados. El campo es
un sistema competitivo de relaciones sociales que funciona de acuerdo a una ló-
gica específica, un sistema de disposiciones ajustado al juego específico de ese
campo. Implica relaciones de poder, es decir, que cada agente lucha por una po-
sición dentro del mismo. El habitus de los actores en un campo determinado pro-
duce estrategias objetivamente adaptadas a la situación y necesidades, aunque
no sean el resultado de objetivos concientes, y explícitamente buscados, ni con-
secuencias automáticas de una determinación externa.
Las estrategias se acumulan, se aprehenden, son variables y se transfie-
ren. Están vinculadas a mecanismos para acceder a /os recursos: ya sea crea-
ción u obtención, recreación, administración y defensa; y a las fuentes de ob-
tención, sea por esfuerzo propio, por transferencias formales o informales.
_Las estrategias se generan por los intentos de las familias para mantener
o incrementar su posición económica y social. Aquí el habitus provee una ma-
nera de conceptuar las estructuras que dan lugar a las estrategias. Para Bour-
dieu las familias son el lugar privilegiado de las estrategias, la familia funcio-
na como un cuerpo social que para existir y persistir, tiende a funcionar como
campo: con sus poderes físicos, económicos y simbólicos según el capital que
posee cada miembro, serán sus luchas y relaciones de poder.
Por lo tanto, la familia juega un rol decisivo en el mantenimiento del
orden social, es el principal sujeto de las estrategias de reproducción. El au-
tor distingue: estrategias de inversión reproductiva (biológica), estrategias
·de herencia, de inversión económica, educativas (inversión en capital edu-
cativo a largo plazo), entre otras.
En la familia, el rol que juega cada miembro difiere de acuerdo a su
posicionamiento: género, generación, grado de parentesco y ocupación fue-
ra del·contexto doméstico. También influye el grado de consenso o conflic-
to en torno a la definición de las necesidades, de las formas de acceder a
los recursos, que pueden facilitar u obstaculizar las estrategias colectivas.
Intervención del Estado en las familias. Continuamente el aparato ju-
rídico/administrativo del Estado influye en la vida familiar con todo tipo de
regulaciones. Pero las familias también tienen muchas formas de penetrar
los espacios públicos estatales a través de prácticas conscientes e incons-
cientes de legitimación y de resistencias. Algunas estrictamente familiares:
reproducción biológica social (incidencia demográfica y otras), especial-
8. Bourdieu, P. (1992): El Sentido Práctico. Edit. Taurus, España.
153
 Reconstruyendo lo social
mente cuando su repitencia lo convierte en un tema para el 1tonjunto. Y por
otro lado, la participación de algunos de los miembros de las familias en
acciones colectivas que politizan necesidades.
El ámbito estatal/gubernamental, modela determinado habitus de ciu-
dadanía por medio de sus legislaciones, políticas y conductas de sus gober-
nantes: pueden promover o reprimir la participación. Las prácticas de de-
pendencia, complacencia y esquivamiento que generan las familias en su
relación con las instituciones estatales, suelen debilitar la ciudadanía.
Recuperamos la particular configuración que se va delineando en la inter-
vención del Estado en las familias con especial relación a la intervención ju-
dicial y asistencial de niños y adolescentes. La permeabilidad y redefinición
del interjuego entre ambas esferas de la vida, coloca a la familia en un punto
contradictorio y cambiante de intersección entre ellos: privado-público.
En principio se intenta llegar a las familias menos adaptadas a través
del consejo de filántropos o técnicos (Donzelot 9 ). Este policiamiento se sos-
tiene manteniendo al mismo tiempo el reconocimiento y la valoración ideo-
lógica de la familia como ámbito privado, al margen de la vida pública y po-
lítica. Es un punto de tensión entre el respeto a la privacidad de la familia,
y las responsabilidades públicas del Estado.
El Estado entra en las familias a través de diversas fuerzas e institucio-
nes sociales y políticas, lo que incluye desde las ideas dominantes de cada
época hasta la legislación, los servicios sociales y las instituciones. Entre
éstas ocupan un lugar particular los Tribunales. El encuentro entre familia
Y Justicia es fuente de sentimientos contradictorios, ya qu.e suele idealizar-
se o magnificarse la resolución en el ámbito judicial, o se lo descalifica con-
siderándolo mero organismo de control.
En este sentido, consideramos que lo público no sólo abarca al Juzgado
sino a todas las instituciones intervinientes, aunque los Tribunales " ... sean el
último lugar... ". La idea de que el Juzgado es el último recurso también puede
acarrear al abandono del resto de instituciones, considerando erróneamente
que la denuncia conlleva "per se" la solución del pro,plema. En este sentido,
las denuncias suelen ser necesarias, pero nunca suficíentes.
La descalificación que significa para los adultos responsables la interven-
ción del Juzgado en la protección de sus hijos, prpvoca una actitud defensiva
e intentos de demostrar su inocencia. Este factor -al que se suman frecuen-
temente intervenciones fragmentadas, a veces desarticuladas, descontextuali-
zadas, Y que ponen a la familia como "parte del problema"- configuran un
panorama complejo que además puede permanecer por mucho tiempo. y que
9. Donzelot, J. (1990): La Policía de las Familias. Edit pre-textos, España.
154
La familia dice su palabra
lamentablemente suele ir cerrando un proceso iatrogénico de la maquinaria pú-
blica, con el objetivo de "protección de las personas" .
Lo anterior nos permite desnaturalizar el concepto de niñez como "mino-
ridad": cuando un juez dispone de un niño lo está instituyendo como "menor".
Hay un desplazamiento de subjetividad. Allí comienza el camino de una sub-
jetividad tutelada. Este enunciado condensa condiciones sociales anteriores,
pero sobre todo trasforma al niño en menor, sujetándolo políticamente al Esta-
do. Es así como las marcas de la minoridad comienzan a acompañar al niño
minorizado, sujeto al Estado, dependiente, cliente de su beneficencia protecto-
ra. Es en definitiva una pérdida de ciudadanía, una ciudadanía de baja inten-
sidad. En este campo hay relatos, todos muy parecidos: pobreza, abandono,
abuso, mendicidad, violencia ... palabras que delimitan el campo de la minori-
dad. Pero no sólo el Estado minoriza, también lo hace la sociedad, sobre todo
cuando queda atrapada en los léxicos heredados y valores comunes y no revi-
sa críticamente su tradición binaria: niño/menor. La tradición define al niño por
su incompletud, en tanto que es menor por edad y por razón.
En este sentido, y opuesto a este posicionamiento, la Convención Inter-
nacional sobre /os Derechos del Niño sancionada en 1989, e incluida en
nuestra Constitución Nacional, nombra una sola infancia, sujeto de derechos,
afirma derechos humanos esenciales para los niños y establece otros especia-
les por su propia condición de niños. Manifiesta que la protección de los niños
y adolescentes se expresa en la formulación de políticas básicas universales
para todos ellos. Se ocupa de explicar que el juez interviene sólo cuando se tra-
ta de problemas jurídicos o conflictos con la ley penal; éste no puede tomar
cualquier medida y si lo hace debe tener duración determinada. Los temas
asistenciales son tratados por órganos descentralizados a nivel local, compues-
tos multisectorialmente con participación del Estado.
Finalmente, en cuanto al concepto de nueva pobreza, el empobrecimiento
masivo y el enriquecimiento de una minoría coexisten desde hace tiempo en Ar-
gentina. La deuda externa, la racionalización del Estado, los procesos de privati-
zación y los lineamientos generales de la economía del país de las últimas déca-
das, han dejado como secuela el empobrecimiento de una gran porción de la
sociedad históricamente inscripta en "la clase media argentina". Esta nueva po-
breza conserva, de un pasado de mayores recursos, valores sociales y culturales,
que sostienen aún cuando sus condiciones actuales han cambiado notoriamen-
te, en especial en cuanto a las posibilidades de consumo.
Expresan Minujin y Kessler10 sobre un factor muy condicionante en este
proceso general: "... al empobrecernos como sociedad hemos perdido también
10. Minujin, A., Kessler, G. (1995): La nueva pobreza en la Argentina. Grupo Editorial Pla-
neta, Buenos Aires.
 Reconstruyendo lo social
bienes y servicios que colectivamente nos pertenecían en taf]to ciudadanos:
hospitales deteriorados, escuelas sobrecargadas, rutas pagas ,que reemplazan
a las gratuitas, espacios privatizados que antes eran públicos... También, en
tanto trabajador, el ciudadano ha perdido: las nuevas leyes de flexibilización
laboral, que implican un cercenamiento de derechos socia/es... ".
Los procesos de pauperización también incluyen una dimensión cultu-
ral y social, que se encuentra en la pérdida o desvanecimiento de la idea
del progreso social.
Las diferentes pobrezas van erosionandO cada rincón de la vida fami-
liar de los nuevos pobres. Pero estos nuevos pobladores de la pobreza, son
portadores de "capital social", que también varía según los diferentes tra-
yectos sociales y orígenes familiares: apelar a nuevas argucias para aumen-
tar los ingresos, gran parte de las esperanzas reposan en la eventual mano
salvadora de algún conocido. Pero estos recursos sociales también tienen
sus límites y desgastes en el tiempo, su duración no es eterna.
También el capital cultural de estas familias difiere del que portan los
pobres estructurales. El origen de la educación recibida por los nuevos po-
bres, sus experiencias y posición, forjaron una disposición a percibir la rea-
lidad, a actuar, a reflexionar, una forma de ser ciudadano propia de este
grupo social y no de otros. En esta nueva pobreza la miseria y la exclusión
son selectivas. Hay quienes sufren la exclusión en algunas esferas de su vi-
da, mientras que en otras aún están incluidos. También es reconocible que
no todos se empobrecieron de la misma manera.
La nueva pobreza es más difusa y dispersa en la gran ciudad: mientras que
los viejos pobres o pobres estructurales viven en barrios o villas muy reconoci-
bles, a los nuevos pobres casi cualquier barrio puede albergarlos, en tanto se tra-
ta de una pobreza privada de puertas adeotro, lo que la transforma en una po-
breza casi invisible. De ahí que esté siempre ausente en la agenda pública, no
hay políticas públicas para ella. Menos aún hay, políticas públicas preventivas a
las que pudieran recurrir antes de ser arrojados a la pobreza y a la exclusión.
En las familias de la nueva pobreza la disminución i(jel ingreso las lleva a in-
tentar dos movimientos simultáneos y de sentido inverso: por un lado se debe
contraer, recortar, resignar y modificar todo tipo de hábitos relacionados con lo
económico, y en otra dirección necesitan aprender, inventar, incorporar para re-
correr ahora nuevos circuitos en busca de nuevas opciones de consumo, de ob-
tención de más ingresos u otra oportunidad que mejore o mantenga al menos su
situación: "adoptar nuevos criterios rectores de la organización económica fa-
miliar, lo cual no es otra cosa que un cambio cultural profundo ... "11 .
11. Minujin y Kesler: Op. cit. (1995).
156
La familia dice su palabra
Los resultados
El barrio: Alto Alberdi
Bajo este título nos interesa resaltar el espacio social de donde provie-
nen estos grupos familiares, recuperando aspectos que hacen a la espacia-
lidad, escenificidad y funcionalidad estructural 12 , considerando la produc-
ción de sentido que adquiere el mismo, recuperando aspectos históricos en
su conformación, como espacio delimitado de barrio, con una identidad
atribuida por sus pobladores, y significada en el espacio social urbano.
El contexto geográfico en donde está localizada nuestra unidad de aná-
lisis corresponde a un emplazamiento habitacional urbano, con amplio re-
conoCimiento municipal y provincial, en razón de su ubicación geográfica,
distante unas 26 cuadras de la plaza central de la capital de Córdoba. Se
observa buena simetría y diagramación, contando con diversas plazas y zo-
nas de recreación, y sus calles asfaltadas.
Las construcciones que se encuentran en la zona corresponden al estilo
de chalet, con su jardín de ingreso, siendo mayoritariamente bien conservadas,
con distinguidas viviendas que denotan falta de conservación y mantenimien-
to. Otras, por sus años, muestran las fachadas derruidas.
Alto Alberdi es un barrio tradicional de nuestra ciudad, puesto que el mis-
mo data del año 157 4/5, cuando se reconocía la zona con el nombre de "La
Toma", haciendo alusión a los piletones que abastecían de agua a la ciudad y
también a las minas de piedra caliza que se encontraban en La Calera 13 .
12. Gravano A. (2004) Antropología de lo barrial. Estudios sobre la producción simbólica. Espacio
Editorial, Bs. As. Gravano destaca la importancia de tres variables: la espacialidad, que acota al ba-
rrio al espacio físico arquitectónico de una parte de la ciudad. "Se articulan a estos la cuestión de
las marcas, los límites y la consideración del barrio como unidad física y su actuación como refe-
rente tangible de identidades y símbolos". Un segunda variable, la denomina escenificidad del ba-
rrio entendido como recinto o escenario social en el que se aglutina la problemática social general,
considerando que puede adquirir traducciones particulares para cada uno de los barrios; desde esto
podríamos pensar en el problema de transporte, que no impacta ni afecta de igual modo en los dis-
tintos espacios urbanos, ya que la accesibilidad a un servicio, como en este caso, también deviene
en el acceso a otros bienes y servicios que la población requiere; y por último la funcionalidad es-
tructural del barrio, como parte de la ciudad, y el papel que le cabe dentro de la estructura socio-ur-
bana. En esto adquiere importancia el proceso histórico de conformación de lo urbano, siendo distin-
tivas ciertas características funcionales que resaltaban del resto: como la residencial, la localización
comercial, industrial, etc. Por lo tanto, concluye el autor que estas tres dimensiones: espacialidad, es-
cenificidad y funcionalidad, "... adquieren sentido dinámico en una dimensión estructural dentro del
sistema urbano, que sitúa el barrio como insumo de la reproducción necesaria de las clases traba-
jadoras, resultado de la división del trabajo y de la distribución desigual de la urbanización, en opo-
sición a los espacios centrales de la ciudades, apropiados por las clases dominantes".
13. Bischoff, E. (1992): Historia de los barrios de Córdoba, sus leyendas, instituciones Y
gente, 3ra. Edición. Edit. Lerner, Córdoba.
157
 Reconstruyendo lo social
Recorrido obligado por la zona, para trasladarse hacia el orste de la ciu-
dad, se encontraba la planicie de "La Toma", donde mayoritari9/mente sus po-
bladores eran "indios" o nativos de zonas aledañas que habían recalado en el
lugar. Con el transcurso del tiempo, y ante la expansión de la ciudad, se dia-
graman en el lugar las primeras casas quintas que pertenecían a los hacenda-
dos de la ciudad. Y el lugar se constituye en localización de las familias mejor
posicionadas, con acceso directo a lo que más tarde sería el centro de la ciu-
dad, ya que por aquellas épocas el emplazamiento principal se encontraba en
las barrancas de barrio Yapeyú, donde la ciudad fue fundada. Luego de mu-
chas disputas, se construye lo que hoy se conoce como La Cañada, que da
cauce al caudal de agua que permitía el riego de las quintas, mediante la inun-
dación que se producía en temporada de lluvias. Desde los aportes teóricos e
históricos, va configurando los espacios en disputas, como espacios de poder
y hegemonía. Con el paso de los años, los sectores más pudientes que habían
residido en Alto Alberdi se trasladaron a la zona alta de la ciudad -actualmen-
te Cerro de las Rosas-, quedando el barrio conformado por profesionales,
educadores, asalariados, con un estable y regular ingreso económico, adqui-
riendo las características propias de un barrio de clase media.
Hoy encontramos en barrio Alto Alberdi un contexto social en el cual
sus características socio-económicas corresponden a una clase media, me-
dia-baja, que se desempeña en su gran mayoría en trabajos bajo relación
de dependencia, cuentapropistas, jubilados, y también desocupados asisti-
dos por planes sociales del Estado nacional.
Dice Javier Marsiglia 14 : " ... el espacio local, como espacio construido y
vivido, es donde se crean lazos de pertenencia entre la gente, es su ambien-
te urbano, entendiendo al mismo como el barrio, la zona o la comuna ... ".
Identificamos características marcadas de los grupos familiares entrevista-
dos, ya que los mismos poseen elementos distintivos en el contexto barrial, co-
mo lo es, por ejemplo: la falta de conservación y mantenimiento en sus vivien-
da, la casa no es propia sino alquilada, algunas con una tapia como frente, otras
sin pintura, muchas con sus veredas rotas. En esta parti~ular configuración es-
pacial, que expresa procesos, impactos y transformacioneS de la sociedad en ge-
neral, se tornan "visibles" aquellos grupos familiares que se constituyen en po-
tenciales usuarios de un servicio social, de asistencia y de orientación, quienes
se han ido "deslizando" de la inscripción en redes sociales que garantizaban su
integración social, desde dos ejes centrales: el trabajo y los lazos sociales 15 • Es
14. Citado por Gravano A., Op. Cit.
15. Castel, R. (1997): La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Edi-
torial Paidós.
158
La familia dice su palabra
decir, todavía estos grupos se encuentran inscriptos en espacios territoria-
les, pero de manera precaria e informal, como veremos más adelante, en
cuanto a trabajo, vivienda, y el acceso a la satisfacción de sus necesida-
des básicas, como la salud y la educación.
La familia y su contexto
De las familias estudiadas, identificamos distintas configuraciones, de
acuerdo a su estructura:
Familias extensas: en algunos casos con la convivencia de alguno de
los progenitores, en otros con ausencia de éstos (por fallecimiento y/o aban-
dono), conviviendo con tíos o abuelos. Familias monoparental paterna y
materna. Familias ensambladas o reconstituidas. Aquellas familias que
identificamos como "grupo doméstico de residencia", con predominancia
del lazo familiar entre hermanos. En el universo de los casos estudiados no
se registra la conformación de la familia nuclear.
Con relación a las actividades laborales, encontramos aquellos que cuen-
tan con un empleo estable y dependiente (empleados de comercio, mozo, ser-
vicio de maestranza y limpieza en edificios), los que son propietarios de peque-
ños negocios que funcionan en su propio domicilio, propietarios de taxi. Y
aquellos que reciben beneficios provisionales. También se identifican aquellos
con empleos más precarios en cuanto a estabilidad y dependencia: changas
en servicio doméstico, changas en la construcción. Y en menor proporción,
aquellos incluidos en el plan de asistencia nacional de Jefes y Jefas de Hogar,
y los que construyen sus ingresos a partir de la ayuda de terceros (sus propias
familias, vecinos), como otros que viven de la mendicidad callejera.
Encontramos una similar proporción en estos grupos familiares en cuanto a
la tenencia de la propiedad de la vivienda, entre propietarios e inquilinos. La ma-
yoría reside en viviendas individuales. Las características en cuanto a la construc-
ción y el estado de conservación de las mismas son dispares; algunas de las vi-
viendas presentan importantes grados de deterioro, por falta de mantenimiento.
La familia y la intervención judicial
Los motivos que expresan estos grupos familiares por los cuales sus niños
y adolescentes se encuentran judicializados, son variados: maltrato físico y
afectivo, abuso sexual, violencia doméstica, fuga del hogar de adolescentes, re-
laciones filiales conflictivas, abandono del hogar de algunos de los progenito-
res. Los efectores de la denuncia que da lugar a la intervención judicial -si
159
 Reconstruyendo lo social
bien se registran situaciones denunciadas por terceros, institución escolar, ve-
cinos- son en su mayoría familiares y progenitores, como así/también, en al-
gunos casos, los propios niños y adolescentes.
En este sentido, si bien son expresados como motivos, hemos obser-
vado que no se trata de atribuciones a una situación dada, es decir, no ne-
cesariamente podemos referirnos a ellos como los causales de la interven-
ción judicial, sino que en este aspecto es pertinente hablar de procesos que
configuran la intervención judicial.
Con lo anterior referimos que estos procesos se desarrollan al inte-
rior del grupo familiar y en la compleja relación con los soportes relacio-
nales con que cuentan: familia extensa, amigos, vecindario, inscripción
relacional en las instituciones escolares, sanitarias, en organizaciones
formales e informales de su comunidad; por ejemplo, en algunas fami-
lias donde está presente el conflicto generacional, esta conflictiva para
ellos puede ser objeto de "apelar" a la figura tutelar del Juez; mientras
que en otras familias, solo cuando este conflicto generacional se tensio-
na, por la fuga o embarazo del adolescente, es cuando se apela a la in-
tervención judicial.
Al respecto, el concepto de estrategia formulado por Bourdieu 16 nos per-
mite argumentar esta condición de proceso, más que de motivo y/o causa, en-
tendiendo que las líneas de acción objetivamente orientadas, y que los agen-
tes sociales construyen en sus prácticas, se definen en el encuentro entre el
habitus17 y una coyuntura particular del campo de lucha, que tienden espon-
táneamente a reproducir las condiciones de su propia producción.
El maltrato, como expresión de la violencia familiar, se repite en las si-
tuaciones abordadas, principalmente como efecto de conflictos en el víncu-
lo materno-filial irresueltos o resueltos inadecuadamente. Mujeres que an-
te la falta de recursos materiales y económicos propios, no pueden sostener
la convivencia con sus hijos, optando por el abandono, ante la falta de pro-
tección social o la "omisión" de exclusión del hogar de quien ejerce la vio-
lencia, por parte de la Justicia y organismos pertinentes.
Los diversos contextos familiares analizados permiten afirmar que es-
ta problemática subyace a lo manifiesto, reconociendo que las familias no
cuentan -o no reconocen- mecanismos o herramientas propias para
afrontar de manera pacífica o adecuada estas diferencias. El retiro o fuga
del hogar de los jóvenes es el elemento desencadenante en una situación
16.0p.cit.
17. El autor define el habitus como "un sistema de disposiciones duraderas y transferibles
que, integrando experiencias pasadas, funciona en todo momento como una matriz de per-
cepciones, aspiraciones y acciones y hace posible el alcance de infinitas y diversas tareas ... ".
160
La familia dice su palabra
extrema, tal como sucede en la situación social de varios de los adolescen-
tes de los grupos familiares analizados.
Por otra parte, se observa en los adultos responsables, dificultades pa-
ra reconocer que la problemática manifestada por los niños o adolescentes
responde a problemas que incumben a todos los miembros, y a la particu-
lar dinámica familiar, sea al momento de generarse la contienda o bien por
un proceso histórico familiar. Como es el caso de algunos de los adultos en-
trevistados, quienes depositan la responsabilidad en la historia de malas
conductas de los niños y adolescentes, sin que ello signifique la copia o el
efecto "espejo", con relación al desenvolvimiento de su propia historia, car-
gada de situaciones no resueltas o mal abordadas.
Las alternativas que encuentran los adolescentes ante la problemática
familiar es el abandono del hogar, denunciado como fuga. Este hecho so-
cial expone al grupo familiar ante terceros y finalmente ante el sistema ju-
dicial. Así lo expresan la mayoría de los entrevistados.
El abandono y maltrato familiar se encuentra inmerso en la historia del
grupo, que es reproducida y actualizada por los hijos y nietos. Este aban-
dono y maltrato dejan huella en la personalidad de los chicos, quienes pa-
decen problemas psicológicos. Estos casos presentan también la condición
prevaleciente de que uno de los progenitores se encuentra ausente, e inclu-
so algunas veces ni siquiera es reconocido.
"' El abuso sexual, otra manifestación de la violencia familiar sobre los niños, se
registra, por ejemplo, en uno de los casos analizados, donde la figura del padrastro
usa su posicionamiento de autoridad "responsable" para ocasionar o causar daño
sobre la niña. La madre, con limitaciones psicológicas y capacidades .~ociales de-
valuadas, no puede proteger ni denunciar lo que le sucedió a su hija,. dejando ter-
ceros (escuela) la acción de denuncia. De donde es posible suponer que a mayor
capital económico y cultural, las situaciones no se exponen, siendo ocultadas o di-
simuladas, ante el posicionamiento social en el contexto en que se ubican.
Digamos, sin embargo, que el abuso sexual no es exclusivo de una clase so-
cial, sino que se presenta en todos los estamentos sociales, ratificando así la vic-
timización secundaria de los niños, en ocasiones sospechados por los adultos res-
ponsables como provocadores, tal como algunos de los entrevistados expresan.
la judicialización desde la mirada de las familias.
Motivos de judicialización que expresan las familias
La problemática abordada desde nuestro análisis se recrea en las expre-
siones de los entrevistados, quienes se manifiestan desde sus conocimientos y
prácticas cotidianas, en tanto son comunes a una organización familiar.
161
 Reconstruyendo lo social
Las tensiones individuales respecto de aquellas colectivas/que prevalecen
en un sujeto son reconocidas desde el grado de satisfacción o/ disgusto con re-
lación a sus necesidades. Entre los casos abordados, nos encontramos con ex-
presiones de delegación a otros de responsabilidades propias, por ejemplo, la
institución escolar. Es así que .. la causa de la judicialización" se enmarcaría,
de acuerdo a algunos de los relatos, en .. problemas de conducta", que el niño
manifiesta en la Escuela Especial a la que asistía en su momento.
También se reitera en otros casos, por ejemplo, el embarazo adolescente
como emergente y denunciante de la problemática familiar. La fuga del hogar y
posterior denuncia judicial que realiza la joven, en busca de obtener una cuota
alimentaria, es una constante manifiesta en el desenlace que se presenta en el
embarazo a temprana edad, el que generalmente se encuentra unido a la falta
o ausencia de comunicación, mala relación filial, etc., que en definitiva deter-
minan un desenlace poco satisfactorio, o al menos una segura eclosión familiar.
Otras situaciones nos hablan respecto de la violencia familiar explícita, ya
eclosionada, que es considerada como un elemento .. normal y justo", en razón
al rol que cada uno de los cónyuges ha configurado en la dinámica familiar. Ni-
ños y adolescentes que se convierten en blanco de disputas (de los adultos res-
ponsables) y a la vez con .. marcas" en sus propios cuerpos de las tensiones del
conflicto, de experiencias de retiro de hogar, internaciones, restitución al hogar,
cambio de tutores, etc., con un alto costo afectivo y social.
Cuando las situaciones familiares se encuentran intervenidas judicialmente
por denuncias que realizan terceros, como lo es el caso de la Escuela a la que con-
curren los niños, los causantes de la problemática manifiesta, al inicio de la inter-
vención judicial, ..delegan" en ese tercero la responsabilidad para que resuelva o
asuma acciones que ellos mismos crearon. Pero posteriormente se manifiestan
avasallados por la presencia de terceros, intentando recuperar espacios que per-
dieron; en ocasiones su actitud lleva a minimizar las acciones que dieron inicio a
la problemática como una metodología común a su dinámica familiar.
Muchas de estas problemáticas, especialmente las referidas a la vio-
lencia doméstica, con trayectoria al interior de estas familias, son conside-
radas .. normales", .. simples", .. comunes", de todos los días, por quienes
participan consciente o inconscientemente de ellas. Esto es lo que llaman
algunos autores la .. naturalización de lo cotidiano" 18 .
En otras situaciones el motivo de la intervención es generado por el
abandono manifiesto del niño por parte de la progenitora (deambular en la
calle, ejercicio de la prostitución, etc.), haciéndose cargo terceros en forma
voluntaria de la situación.
18. Quiroga, A. (1990): Crítica de la Vida Cotidiana. Ediciones Cinco, Bs. As.
162
La familia dice su palabra
Otras intervenciones judiciales realizadas en dos oportunidades en la mis-
ma familia, hacen a una causa en común. La primera de ellas se suscita por
la denuncia inducida que los hijos adolescentes realizan por malos tratos de la
progenitora hacia sus personas. En tanto que en la segunda oportunidad es la
progenitora quien acude al Juzgado, como medio de poner límites a sus hijos,
en búsqueda de ordenar la conducta de los mismos. En ambas oportunida9es
se hace referencia a las diferencias existentes en el lazo materno-filial.
Las desavenencias generacionales y la historia social de la progenito-
ra, cargan a la problemática familiar de elementos que suman a la grave-
dad y profundidad de la situación doméstica, con ausencia de diálogo o en-
tendimiento entre sus integrantes.
La situación familiar se encuentra expuesta en las manifiestas dificul-
tades de comunicación y entendimiento. Las diferencias generacionales se
manifiestan, como en el caso anterior, en el enojo de los propios hijos de-
nunciando a su progenitora, o bien con el retiro voluntario que el/la adoles-
cente realiza de su hogar oportunamente, con la consiguiente denuncia de
fuga por parte de la progenitora.
El desborde familiar, específicamente en la relación materno-filial, pro-
voca en la progenitora la iniciativa de pedir la intervención judicial como
una forma de marcar autoridad. Ello pone de manifiesto la ausencia de so-
portes relacionales de su familia y otros. Ya que la misma, en su discurso,
apela a la falta de reconocimiento de su decisión, en cuanto a llevar a ca-
bo la denuncia judicial, esperando que el mismo Juzgado se posicione des-
de su lugar, apoyando sus acciones.
En las situaciones familiares se encuentran historias de vida que se repi-
ten a través de las generaciones, en las cuales los niños son judicial izados por
motivos de 44 malos tratos", .. abusos", 44 abandono", etc.; estas situaciones son
tributarias de una trayectoria social en la cual los adultos responsables tam-
bién han sido objeto de ¡¡malos tratos", .. abusos", .. abandono", etc.
En otros casos, nos encontramos con familias que se caracterizan por
ser hogares monoparentales, donde la ausencia del rol masculino se mani-
fiesta desde temprana edad en la crianza y educación de los jóvenes, y el
ensamblamiento con nuevas parejas genera nueva conflictividad; en algu-
nos casos, estas nuevas parejas, al romper la relación, son las que llevan a
los niños al Juzgado, para que denuncien a la progenitora.
La judicialización de los conflictos de las familias ha derivado en la re-
velación de un problema social estructural que alcanza en ocasiones nive-
les inmanejables para la aplicación de la norma. Actualmente, el tratamien-
to de ciertas conductas derivadas de conflictos intrafamiliares se hace a
través de la Justicia de Menores, que frente al problema presentado no ha
163
 La familia dice su palabra
Reconstruyendo lo social

mostrado ser eficaz; por el contrario, ha generado consecuen~ias negativas, noamérica, donde gran cantidad de unidades domésticas son monoparen-
que muchas veces coinciden con las causas del conflicto. tales, puesto que la mujer sale a trabajar, quedando el hombre relegado a
los servicios ocasionales, a las tareas domésticas, sea por la falta de traba-
jo, o por la caída del empleo, o en muchos casos, y como se visualiza en
Expectativas desde la expresión de los entrevistados
este trabajo, generalmente se encuentra ausente; debiendo la mujer asumir
el rol de proveedor ante la ausencia del otro progenitor.
La problemática abordada desde nuestro análisis, se recrea en la mayo-
Entre las entrevistadas que perciben cambios o modificaciones en su di-
ría de los casos a través de la generación de nuevas necesidades, que ponen
námica familiar, que derivan en cambios estructurales en su configuración fa-
en tensión las necesidades individuales respecto de aquellas colectivas, comu-
miliar, sea por medios violentos y agresivos, creando o generando inseguridad;
nes a una organización familiar. Necesidades individuales y colectivas que sur-
o directamente por la ausencia desde el inicio; llegando al extremo de expe-
gen del desborde familiar, encauzándose hacia el recurso generado de inter-
riencias de udesafiliación" de la madre y sus hijos, deambulando en la calle,
vención legal, a través de las instancias judiciales para su resolución, como lo
antes que convivir con el agresor, y al no tener respuestas de protección social.
son los juzgados de menores. También debemos reconocer que últimamente la
En esta aproximación de la mujer de sectores medios, respecto de la
acción tutelar del Estado ha generado una importante carga de trabajo en ra-
crisis a la que está vinculada en temáticas específicas, como lo es la fami-
zón de su nivel de conflictividad y recurrentes problemas de orden público (ina-
lia en su diversidad, se identificaron algunos aspectos comunes entre ellas,
sistencia alimentaria, violencia intrafamiliar, hurto, abandono, etc.).
siendo el elemento sobresaliente en la estructura familiar en la que están
Al abordarse situaciones familiares en las cuales se les pregunta respecto
insertas, el de ser hogares monoparentales, donde la ausencia de la figura
de la intervención judicial, en líneas generales responden con términos negati-
masculina hace que la mujer se deba enfrentar a su situación laboral o de
vos o poco optimistas a conflictos aún no resueltos, especialmente en la pro-
trabajo, como sustento y medio de enfrentar la economía familiar, ante la
blemática conflictiva de adultos/adolescentes, donde uesperan la mayoría de
situación de crisis social, con lazos familiares, vecinales y sociales débiles
edad" como umodo de resolución del conflicto", ante la ¡¡responsabilidad de
para la contención afectiva y social (fragilidad relacional).
sus actos". O bien, la uamenaza de la internación". Otros adultos manifiestan
que ante la ufalta de respuesta de la intervención judicial", optaron por el aban-
los procesos de judicialización a que han estado sujetas estas familias
dono (dejarles la casa, para que convivan con otro familiar). En este sentido,
la estrategia continúa siendo el propio cuerpo de niños y adolescentes.
Destacamos que en los casos analizados, los motivos de intervención
E. Jelin 19 refiere a la familia como: u... un ámbito primario de aprendizaje y
judicial que expresan las familias -y los que se desprenden de la lectura
socialización de /os niños y niñas, orientado a la incorporación de ese complejo
de los legajos- son múltiples, variables y amplios.
de roles sociales; esposo, esposa, madre, padre, hijo, ama de casa, proveedor,
De las expresiones expuestas por las familias se analiza que en al-
adulto, etc. roles tradicionales que se han definido cultura/mente por la identi-
gunos casos, quienes mediante denuncia apelan a la intervención judi-
dad femenina o masculina, durante varios sig/bs, y que comienzan a entrar en
cial, buscan implícitamente el apoyo del Juzgado a su posicionamiento
crisis en el presente .. "; "... el aumento de varones desocupados en Latinoaméri-
dentro de la dinámica familiar.
ca, transfiere el rol típicamente masculino de proveedor,, a tener que incorporar-
Al manifestar su parecer en cuanto a la respuesta dada por el Juzga-
se a /as tareas domésticas, inimaginable en otras épocas, particularmente en
do, el denunciante lo hace con expresiones descalificadoras, ya que vio
sectores medios bajos... caracterizando por un rol asignado a la mujer, llevando
frustradas sus expectativas en cuanto a lo que esperaba del accionar judi-
muchas veces a desencadenar conflictos en familias monoparenta/es... "
cial. Esto provoca una actitud defensiva en la generalidad de los casos.
Generalmente, el sostén económico que permite la satisfacción de las
El denunciante que pide la intervención judicial, busca la restitución, rees-
necesidades de los grupos, es reconocido por quien ejerce la jefatura del ho-
tablecimiento o ampliación de sus espacios de poder en el contexto en que ac-
gar. Es ésta una característica sobresaliente de las últimas épocas en Lati-
túa, o simplemente busca una posible alianza del Juzgado a su causa.
Esta sería una estrategia individual del sujeto, que posteriormente in-
19. Jelin, E.(1989): Crisis, sobrevivencia y sector informal. ILDES/CENDES, Nueva Socie- volucra a todos los miembros de la familia, que al no encontrar aval a su
dad, Caracas.
165
164
 Reconstruyendo lo social
posición, pone en juego el desencantamiento, la molestia o inyumplimien-
to de las obligaciones de las que fue artífice, generador y actq~, no pudien-
do encontrar alternativas coherentes con su problemática.
Al respecto Bourdieu 20 habla de las estrategias que se acumulan, se
aprehenden, y que son variables, transferibles, las cuales están vinculadas
a mecanismos para acceder a los recursos: ya sea creación u obtención, re-
creación, administración y defensa; también a las fuentes de obtención,
sean éstas por esfuerzo propio, o por transferencias formales o informales.
Las estrategias se generan por los intentos de las familias para mante-
ner o incrementar su posición económica y social. Aquí el habitus provee
una manera de conceptuar las estructuras que dan lugar a las estrategias.
Si la familia es el lugar privilegiado de las estrategias, funciona como
un cuerpo social que para existir y persistir tiende a funcionar como cam-
po: con sus poderes físicos, económicos y simbólicos según el capital que
posee cada miembro, serán sus luchas y relaciones de poder. En los casos
analizados no sólo está presente la pérdida del capital económico, sino
también el deterioro del capital social.
Otra problemática visualizada es la fuga de los adolescentes, en el con-
texto de relaciones familiares conflictivas, donde las diferencias generacionales
son las variables latentes, que llevan a la eclosión de los denunciantes, siendo
los propios adolescentes en algunos de los casos, y sus progenitores en otros.
La participación de terceros en calidad de denunciantes -familiares, es-
cuela, vecinos- se encuentra mayormente expuesta en los casos de maltrato
hacia los hijos. Son familias en contexto de riesgo para niños y/o adolescentes,
y el riesgo excede la situación que origina su llegada al sistema judicial.
La intervención judicial debe ser considerada como un proceso que es
construido socialmente, donde no es prioritario ni es posible "jerarquizar" mo-
tivos de la- judicialización, sino que se están expresando directamente a través
de la fragilidad de los soportes relacionales de estos grupos familiares y/o sus
niños y adolescentes (familia, vecinos, escuela y otras instituciones) para la
contención de las distintas situaciones de conflicto que emergen.
Si las familias realizan tareas de sostenimiento material cultural y so-
cial de sus miembros, es importante considerar el espacio social de los
miembros de la familia, atravesados por múltiples relaciones sociales. Con-
tinuamente el aparato jurídico 1 administrativo del Estado influye en la vida
familiar con todo tipo de regulaciones. Pero reconocemos que las familias
también cuentan con muchas formas de penetrar los espacios públicos es-
tatales a través de prácticas conscientes e inconscientes de legitimación y
20.0p.cit.
166
La familia dice su palabra
de resistencias. Y por otro lado, la participación de algunos de los miem-
bros de las familias en acciones colectivas que politizan necesidades.
Reflexiones finales
A partir de esta aproximación se pudo analizar algunas de las dimen-
siones propuestas para comprender las significaciones que estos grupos fa-
miliares, desde su unidad primaria, sus vínculos y sistemas de relaciones,
otorgan a los procesos de intervención judicial.
Desde los distintos autores abordados hay acuerdo en cuanto a que en las
familias se reconocen identidades, expresadas a través -por ejemplo- de la
relación de jerarquías, de autoridad, de sexo, tamaño del grupo, etc., pudien-
do afirmarse que en estos últimos tiempos, la familia, como unidad primaria
de todo análisis, está cambiando con relación a su estructura y dinámica.
Desde nuestra indagación, pudimos observar las distintas formas de
resolución en cuanto a las crisis familiares, en sus más variados géneros.
Crisis por separaciones de parejas, establecimientos de nuevos vínculos,
etc., que día a día avanzan más hacia la formación de hogares monoparen-
tales, principalmente maternos.
También es de reconocer otros elementos importantes que se presen-
taron, como son: la disminución de la población casada legalmente; la li-
mitación del tamaño de la familia; la búsqueda constante de nuevas for-
mas de subsistencia; la pérdida de identidad en las figuras parentales;
roles difusos o ausentes; fuertes demandas de adolescentes; progenitore-
s/adultos responsables que no pudieron establecer límites de contención
afectiva y efectiva en la relación con sus hijos/niños y adolescentes; falta
de comunicación entre los miembros de la familia; inexistencia de cana-
les de comunicación; poca o nula tolerancia entre los miembros del gru-
po familiar; necesidades de afectos insatisfechas; falta de límites en los
adolescentes; avasallamiento constantes a las funciones paternas; pérdi-
da de autoridad y jerarquía en los padres.
Bien sabemos que la vida de una familia es invisible; lo que vemos son
sus efectos y manifestaciones, ya que en nuestra aproximación reconoce-
mos a la familia como unidad privilegiada, que nos permite como trabaja-
dores sociales estudiar y analizar todo lo que acontece en la sociedad.
En este estudio, hemos identificado algunas prácticas y representacio-
nes que implementan los adultos responsables y sus niños y adolescentes,
como estrategias para la resolución de conflictos familiares:
167
 Reconstruyendo lo social
a. la búsqueda de alianzas: mediante la denuncia apelan¡a la interven-
ción judicial, buscando implícitamente el apoyo del Ju1tgado a su po-
sicionamiento dentro de la dinámica familiar; comq' medio para la
persuasión y/o resolución de conflictos de los adultos con los niños y
adolescentes; o a la inversa, como forma de denuncia del maltrato
al que están sujetos los propios niños y adolescentes;
b. la familia deambula, cuando es objeto de violencia doméstica por al-
gunos de sus progenitores y/o adultos responsables, siendo denunciada
esta situación por terceros (la deambulación), o por el propio agresor.
c. la fuga del hogar de los adolescentes, como alternativa que encuen-
tran los adolescentes ante la problemática familiar; es el abandono
del hogar, denunciado como fuga.
Prácticas y representaciones que visibilizan la ausencia de acciones so-
ciales prioritarias de la protección social, entendiendo que esto significa el
fortalecimiento de los lazos sociales, afectivos y familiares; y no la configu-
ración de espacios de control social, disci plinamiento; ya que /a judiciali-
zación de los conflictos de las familias no ha mostrado ser eficaz: por el
contrario, ha generado consecuencias negativas, que muchas veces coinci-
den con las causas del conflicto.
168
La familia dice su palabra
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 Reconstruyendo lo social

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GABRIELA ROTONDF
CRISTINA FONSECA- DOLORES VERÓN

1. Introducción

El presente capítulo pretende dar cuenta del proceso de investigación y los

resultados obtenidos, respecto de las necesidades que plantean las demandas
de intervención institucional de escuelas públicas a la profesión Trabajo Social.
La investigación fue realizada por docentes de la cátedra Trabajo Social V: In-
tervención Institucional de la Escuela de Trabajo Social, en la que se desarrolla
esta perspectiva de intervención institucional desde el año 1992.
El Programa "La Universidad Escucha a las Escuelas", implementado
a partir del año 2001 en el marco de actividades de la cátedra menciona-
da, como espacio académico/extensionista, constituye el antecedente de la
investigación y el ámbito desde el cual se generan las preguntas de inves-
tigación respecto de las demandas abordadas y estudiadas 3 .
Dicho Programa, dirigido a las Escuelas Públicas que atraviesan situa-
ciones de conflicto, crisis y/o malestar, y que requieran ser atendidas des-
de Trabajo Social, permite, bajo una modalidad de aprendizaje 1 servicio,

l. La investigación que da lugar a la presente publicación se desarrollló en el marco del Pro-

grama de Promoción de la Investigación de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Na-
cional de Córdoba.
2. Directora del equipo de investigación. E-mail:rotondi@ets.unc.edu.ar
3. El programa atendió, desde el 2001 hasta el 2004, 109 demandas de escuelas públicas
de la ciudad de Córdoba, Unquillo y Alta Gracia, que presentaron situaciones de malestar,
conflicto y crisis institucional.

170 171
 Reconstruyendo Jo social
establecer un acuerdo de intervención en torno a diversas ptoblemáticas,
malestares y conflictos institucionales entre los actores insti,tucionales. So-
bre esa experiencia se formulan interrogantes que, posteriormente, dan sen-
tido a la presente investigación.
Sin ánimo de agotar aquí las preguntas que nos surgieron, transcri-
bimos algunas de ellas: lSon las instituciones educativas espacios abier-
tos a las políticas sociales? lQué respuestas puede aportar el Trabajo So-
cial a las múltiples demandas que plantean las instituciones? lQué
desplazamientos provoca "lo social" en lo Institucional que requieran de
la intervención del Trabajo Social? lCómo se construyen las necesidades
sociales en el escenario institucional?
Estas cuestiones son las que dan marco al objetivo general de la investiga-
ción, que se aboca indagar sobre el tipo de necesidades que plantean las de-
mandas provenientes de instituciones educativas públicas de la ciudad de Cór-
doba al Trabajo Social institucional. Para ello el equipo se propuso: a) identificar
necesidades que subyacen a las demandas de escuelas públicas de la ciudad
de Córdoba a la intervención institucional de Trabajo Social; b) elaborar una ca-
suística de las demandas de intervención institucional en Trabajo Social.
2. Consideraciones teóricas
El Trabajo Social Institucional funda su intervención en una demanda es-
pecífica que se constituye en el primer requerimiento de intervención, y que
responde a una necesidad social. La intervención social institucional implica
analizar la realidad institucional para transformarla, abordando las diversas
dimensiones institucionales, tales como la estructura organizativa y, normati-
va, la dimensión cultural, el proyecto institucional, el vínculo con el contexto,
los aspectos psicosociales, el proceso de institucionalización, etc.
l~[a" intervención, en tanto construcción histórico-social, vertebra en su pro-
pio desarrollo un objeto de intervención, la expresión reaL de los actores, media-
dos por una metodología y categorías de análisis que posibilitan su elaboración
intelectual como objeto pensado. La intervención de la profesión Trabajo Social,
y por ende, la intervención institucional, se funda en elementos teóricos y epis-
lemológicos, y utiliza además un andamiaje instrumental. En ese marco de in-
tervención estudiamos las instituciones. La institución/organización vive un tra-
1yecto que es continuo, dando curso a un proyecto en un contexto particular; la
, intervención, en este marco, involucrará momentos de indagación y lecturas
, diagnósticas, identificación de llaves que posibiliten la lectura del escenario ins-
, titucional, instalación de dispositivos, transferencias de recursos y habilidades.
172
Necesidades que plantean las demandas de intervención institucional ...
En el escenario institucional, los actores, sus posiciones y posicionamien-
tos no se explican por sí mismos. Las funciones, fracturas, conflictos, llevan las
marcas del proceso de institucionalización, la lucha entre lo instituido y lo ins-
tituyente, de las fuerzas puestas en juego, y de los grupos sociales. Las organi-
zaciones constituyen espacios sociales desde los cuales tendemos a lograr di-
versas metas u objetivos a través de acciones en conjunto. Reconocemos que
las instituciones atan y a veces aprisionan, uniforman y restauran más que lo
que crean ... pero también es real que irrumpen apenas llegamos a la vida mis-
ma y por ello adquieren una contundencia tal que nos interpelan como ámbitos
cotidianos de nuestra tarea y nos impulsan a un ejercicio de creación y recrea-
ción del espacio social. Espacio social en el cual desde este abordaje institucio-
nal podemos desarrollar una intervención significativa y fructífera.
En el contexto institucional, la demanda formulada al Trabajo Social nos
remite por un lado al necesario análisis de su contenido para posicionar el ejer-
cicio profesional a fin de poder responder o no a la misma. Se constituye ade-
más en un antecedente significativo en tanto está ligada a la necesidad y el ~~­
seo de modificar aquello que implica y la contiene de algún modo. "Si no hay
conciencia de falta no hay búsqueda y tampoco aprendizaje, en el sentido de
intención de cambio. " 4 Si la demanda implica, entre otras cosas, intereses, va-
lores, creencias, es parte de nuestra intervención realizar una primera lectura
para identificar y poder abordar progresivamente la necesidad. La demanda
nos posiciona para intervenir, para abordar la búsqueda y resolución conjunta-
mente con los actores que perciben las necesidades que subyacen a la deman-
da. Sin embargo no estamos aludiendo aquí a una mera lectura de la deman-
da construida sólo a partir del dato, sino a una demanda construida en rela~ión
con la complejidad de la cuestión social.
En este sentido, la lectura de las necesidades que subyacen a las de-
mandas conlleva además un posicionamiento respecto de ellas. Las nece-
sidades expresan la condición humana en tanto expresión material y nece-
sidad de la vida social y política, más allá de la visión economicista que
argumenta que la necesidad se reduce a la capacidad de consumo, y a un
patrón de necesidades que se vincula a la capacidad adquisitiva. La lectu-
ra hel/eriana de la necesidad que diferencia en radicales y manipuladas,
, plantea que las necesidades radicales son siempre sociales porque aunque
se manifiesten como deseos, aspiraciones e intenciones particulares, aque-
llo que lo satisface es siempre un producto social que implica cultura ..Y en
este sentido, y desde una lectura institucionalista, podríamos agregar que
4. Castoriadis, C. (2001): Subjetividad e histórico social. Citado por Malacalza, S. (2001):
La Autonomía del Sujeto. Espacio Editorial, Buenos Aires.
173
 Reconstruyendo lo social
aquello que las satisface en lo institucional tiene vinculación cpn la cons-
trucción o institucionalización que plantea ese espacio sociallnstitucional
en el que se suman las expectativas que tienen como antecedente las pro-
pias trayectorias personales y las experiencias de sus prácticas sociales.J
3. Consideraciones metodológicas
La investigación plantea en su desarrollo un diseño exploratorio- descrip-
tivo de carácter cualitativo. Se trabaja sobre la construcción de un caso que
dé cuenta de las necesidades que hay detrás de cada demanda de interven-
ción institucional que formulan escuelas de la ciudad de Córdoba al Trabajo
Social, así como de una casuística de las demandas. Se procede seleccionan-
do escuelas con las cuales el equipo ha trabajado, y se cuenta con diversos
materiales previos de diversa entidad: documental (demandas originales), sis-
tematización de las tareas realizadas, proyectos de las instituciones. El caso
se construye con demandas de los años 2001, 2002, 2003 y 2004.
Del año 2001 se seleccionan escuelas cuya demanda fue construida entre
el equipo docente de la cátedra y el equipo directivo de las instituciones, en el
marco de un convenio entre la Universidad Nacional de Córdoba y el Ministerio
de Educación de la Provincia de Córdoba. En este período, aún no se implemen-
taba el Programa "La Universidad Escucha a las Escuelas" de la cátedra de Tra-
bajo Social V- Intervención Institucional, Escuela de Trabajo Social. Desde el año
2002 en adelante, se consideran escuelas que se encuentran en el marco del
programa de cátedra y son recibidas en la Escuela de Trabajo Social, a través de
la cátedra mencionada. Estas demandas ingresan a la planificación de las prác-
ticas académicas según los pedidos que las escuelas elaboran y realizan, previa
selección de pertinencia para la intervención de Trabajo Social.
Así, con relación al período 2001-2003 se trabajó con los documentos
de las demandas originales, sistematizaciones de la intervención en cada es-
cuela, producidas anualmente por los alumnos sobre la ~ase de una guía de
sistematización, que contienen además las entrevistas originales realizadas a
los diferentes actores institucionales. En cuanto al año 2004, se selecciona-
ron cuatro escuelas que habían presentado demanda al programa, y se traba-
jó con sus respectivas demandas, sistematizaciones y entrevistas.
Las demandas reconstruidas a partir de los documentos mencionados
hacen referencia a las siguientes problemáticas:
• Condiciones estructurales y capacidad de respuesta de la escuela a
los problemas sociales.
174
Necesidades que plantean las demandas de intervención institucional. ..
• Deserción, fracaso y/o repitencia escolar.
• Violencia y/o convivencia escolar.
Una primera lectura de las entrevistas abrió pistas para la construcción
de una matriz donde se volcaron los datos según los siguientes criterios:
• Forma de construcción de la demanda: este punto da cuenta de quié-
nes participaron en su formulación, y quiénes están presentes al mo-
mento de hacerse cargo de un problema institucional.
• A quiénes afecta la problemática que motiva el requerimiento al in-
terior de la dinámica escolar. Esto expresa aquellos contenidos que
identifican para quién o quiénes se constituye en problema el moti-
vo que contiene la demanda.
• Cuáles son las situaciones más frecuentes en las que se presenta el
motivo de la demanda; esta dimensión da cuenta de aquellos rela-
tos que refieren a situaciones explícitas donde los actores sitúan co-
mo interferencia u obstáculo aquello que visualizan como problema.
• Cuáles son los factores o causas identificados y que se relacionan
con el problema. Aporta datos en relación a la dimensión que tienen
del problema y a los determinantes que tienen presentes al momen-·
to de analizar el o los problemas que reconocen en el escenario.
Al universo de estudio lo constituyen entonces las diez escuelas anali-
zadas durante los años 2001-2004.
¿Qué necesidades plantean las demandas
de intervendón institucional al Trabajo Social?
El proceso de investigación nos dio la posibilidad de proceder a la
construcción de demandas institucionales típicas en el ámbito de las escue-
las públicas, derivadas del análisis de los casos trabajados.
Formulamos y fundamentamos en tres demandas particulares cons-
truidas en este proceso, tipificadas de la siguiente manera:
b.1. Demandas que requieren abordar las condiciones estructurales y
capacidad de respuesta de la escuela especial a las problemáti-
cas sociales que atraviesan el escenario institucional.
b.2. Demandas de deserción, fracaso y/o repitencia escolar.
b.3. Demandas de violencia y/o convivencia escolar.
175
 Reconstruyendo lo social
b.1. Condiciones estructurales y capacidad de respuesta
de la escuela especial a las problemáticas socia1es
que atraviesan el escenario institucional
Durante el período 1998/2000 las prácticas académicas de la cá-
tedra de Trabajo Social V se realizaron, en su mayoría, en escuelas es-
peciales, en virtud del acuerdo firmado entre la Escuela de Trabajo So-
cial y la Dirección de Regímenes Especiales del Ministerio de Educación
de la Provincia de Córdoba, para abordar las problemáticas que las es-
cuelas reconocían en el escenario particular.
La mayoría de las escuelas especiales atienden a una población infantil;
no obstante, algunas de ellas trabajan también con adultos. Si bien la pobla-
ción que concurre a estas instituciones es heterogénea en cuanto a origen y
sector social de procedencia, los problemas de los que pueden dar cuenta en
su mayoría se vinculan al impacto de lo social en lo organizacional.
Las condiciones estructurales y las capacidades de respuesta en las
escuelas especiales seleccionadas se reflejan en las demandas que se
vinculan a pedidos de asesoramiento y ayuda a diversas competencias
profesionales, entre ellas las de Trabajo Social. Observamos que esa de-
manda expresa las necesidades de las escuelas vinculadas a poder res-
ponder a los problemas sociales que impactan en la posibilidad de per-
manecer y dar continuidad al proyecto de rehabilitación e integración. En
esa misma dirección también emergen demandas de integración social
respecto de la población que concurre.
Consideramos que este hecho de buscar abordar problemáticas socia-
les con competencias específicas se vincula además con una necesidad de
"poner distancia" entre la problemática social y el rol docente. Esto lo
constatamos además con /os planteas de demanda acerca de cómo se ve
afectada la dinámica escolar por /os problemas socia/es. Por otra parte, se
observa un intento de reflexión en torno al rol tradicional del docente fren-
te a la interpelación de un contexto que /es demanda ¡/a atención de otras
problemáticas que superan lo pedagógico y la tarea c~Údiana.
Otro elemento significativo respecto de estas demandas, se refiere a los
impactos de los problemas sociales en la dinámica escolar. En qué afecta
a la dinámica escolar y cómo.
Emergen aquí diversos aspectos interesantes para el análisis: en primera
instancia observamos que los actores institucionales ubican a la escuela públi-
ca como un ámbito desde el cual se opera con verdaderos impedimentos al
abordar problemas sociales, como escasos recursos, centramiento en lo peda-
gógico, ausencia de competencias para atender lo social, uvoluntarismo como
176
Necesidades que plantean las demandas de intervención institucional ...
práctica' resolutiva", etc. Una visión de imposibilidad para abordar estos pro-
blemas prima en I'Vs discursos de los actores. En las escuelas especiales estu-
diadas, la demanda responde a una necesidad institucional de realizar ajustes
en el programa de rehabiÍitación, fundamentalmente en aspectos vinculados
a la integración de los sujetos a la vida cotidiana y comunitaria.
Encontramos además demandas que marcan un aspecto de gran im-
portancia en el proceso de rehabilitación, como es la integración de los
adultos, tanto al ámbito de la escuela común, como a espacios laborales y
de comercialización de sus productos. La necesidad de apertura a la comu-
nidad es uno de los objetivos planteados en el PEI (Proyecto Educativo Ins-
titucional) y expresa la búsqueda de la institución de ser reconocida en la
zona de influencia por otras organizaciones, empresas, fundaciones, profe-
sionales, apostando a la creación de redes solidarias que contribuyan a pro-
mover la igualdad de oportunidades y la promoción humana.
La apertura institucional, planteada como objetivo de gestión, tiende a lo-
grar un intercambio permanente, no sólo de recursos económicos, sino de ex-
periencias, aprendizajes entre instituciones y de la institución con el medio ex-
terno a la misma. La estructura organizativa existente, la que realmente opera
en el centro de rehabilitación, no garantiza las condiciones necesarias para
concretar este fin: dificultades en la circulación de la información, concentra-
ción y restricción en la comunicación, participación discontinua y dispersa, fal-
ta de espacios de encuentro, comprometen los resultados del proyecto institu-
cional. No obstante expresar el deseo de satisfacer todos los aspectos del
proceso de rehabilitación, y tener en claro qué necesidades deben atender.
La dinámica organizacional se encuentra colapsada por la sobrede-
manda que genera el impacto de la crisis económica en las familias impli-
cadas. Situación que origina conflictos entre la dirección, los rehabilitandos
y demás sujetos involucrados, respecto de la falta de criterios comunes y
acuerdos que viavilicen la disposición a participar y gestionar alternativas
de resolución con los adultos y sus docentes.
Evidentemente, la contradicción entre el objetivo del proyecto institu-
cional, la demanda formulada y las condiciones estructurales demuestra la
necesidad de instalar dispositivos democráticos que flexibilicen las relacio-
nes, que promuevan, efectivamente, la participación, que faciliten una ges-
tión innovadora, abierta al cambio.
Emerge una marcada necesidad de fortalecimiento y reforzamiento
del proyecto institucional, para Jo cual instalan la demanda y solicitan la
asistencia de nuevas competencias.
Esta cuestión abordable desde Trabajo Social, se vincula a la posibilidad de
intervención en orden no sólo a las necesidades sociales que la demanda maní-
177
 Reconstruyendo lo social
fiesta, sino además a la trama de relaciones planteadas en el esc~nario institu-
cional y puestas de manifiesto ante diversas expresiones de malestar y conflictos.
Por otra parte, la escuela demanda reflexionar y buscar alternativas de in-
tervención con relación a los impactos del contexto de crisis socioeconómica
presentes en el espacio escolar, las que se expresaron en primera instancia en
el ámbito familiar y son transmitidas irreversiblemente en la organización ins-
titucional y su estructura. La demanda familiar a la escuela, plantea además
un requerimiento de estructura flexible, y potencialmente abierta al cambio,
para tratar los problemas sociales en la escuela. En este sentido, la interven-
ción toma como estrategia la necesidad de generar espacios comunes, acor-
dados y negociados, entre docentes, docentes integradoras, directivos, padres,
que involucren además tanto acciones de sensibilización y de autoconocimien-
to como de reflexión. En la reflexión aparece la importancia de una lectura de
los recursos y capitales con los que cuentan las familias de los alumnos, así
como los obstáculos que surgen de sus situaciones particulares. En definitiva,
la necesidad de contar con un diagnóstico de la situación institucional y fami-
liar. Esta necesidad se sustenta en la idea de ajustar los objetivos y propósitos
a las necesidades y capacidades de la población que integra el proyecto.
Vinculado a ello, y en 1¡9rno a la dimensión referida al proyecto institu-
ciona/5 en que se sustenta la organización, específicamente el de la integra-
ción, se refleja como demanda la necesidad de evaluar, revisar, producir
ajustes a fin de operar desde una política institucional que sea compren-
dida por todos /os miembros y con la cual se viabi/icen las metas, objeti-
vos y propósitos del proyecto poniendo en juego capacidades y recursos
disponibles y el desarrollo de vías alternativas para generar aquellos que
sean necesarios a las estrategias programadas.
Evidentemente, la situación económica, laboral y hasta emocional de las
familias de los niños, adolescentes, jóvenes y adultos con posibilidades reales
de integración, dificulta asumir el compromiso de acompañar el proceso y
mal')tener una relación fluida con las escuelas. Esto se observa en las tensio-
nes que se viven al interior de las dinámicas instituciol'),ales, por la sobrede-
manda, incompatible con la función pedagógica: se de'fnanda, por ejemplo,
administrar medicamentos, gestionar la compra de elementos (anteojos, por
ejemplo) para el tratamiento de dificultades, gestionar recursos económicos
. para familias carenciadas (abonos, zapatillas, ropa, atención médica, etc.),
que exigen el desempeño de múltiples funciones, delegadas tanto por el poder
5. Entendemos por proyecto institucional: "aquel que refleja la construcción de finalidades y
destino de la organización. Construcción que realizan diversos actores, desde sus reclamos,
ofertas y ofrecimientos". Gabriela Rotondi: Ficha de Cátedra- UNC/ETS/TSV, 1999.
178
Necesidades que plantean las demandas de intervención institucional. ..
político como por los padres y alumnos. Las consecuencias están también a la
orden del día con condiciones de fragilidad y rasgos de sufrimiento psíquico en-
tre los actores institucionales que se hacen cargo de las situaciones.
b.2. Deserción, fracaso y/o repitencia escolar
La problemática del fracaso escolar suscita la atención y preocupación de
directivos y docentes. Es, sin duda, uno de lo temas arduamente estudiados
por profesionales de la educación, en sus diversos aspectos, indagando acerca
de las causas y efectos de lo que constituye un estigma para la imagen insti-
tucional de los centros educativos y del sistema educativo en general 6 . En
nuestro caso, hemos estudiado, particularmente, demandas formuladas en el
marco de la convocatoria pública del Programa "La Universidad Escucha a las
Escuelas", que provienen de escuelas de nivel medio y primario.
Una primera cuestión alude a la necesidad de incluir en la noción de fra-
caso escolar a las situaciones de repitencia y a las de deserción, ambas pro-
blemáticas complejas que no se agotan en la escuela. Por su parte, la· escue-
la manifiesta sus propias dificultades para abordar estas problemáticas, con el
agravante de que pesa sobre ella el mandato social de la educación.
Tal como se lo nombra, el fracaso escolar no existe en forma objetiva, en
un alumno en particular, sino que está ligado a los criterios con los que se de-
fine: lo normal, el éxito escolar, las expectativqs de logro, entre otros aspectos.
En la dinámica del escenario institucional estudiado, el fracaso, en sus formas
de repitencia y abandono, concentra la preocupación del equipo directivo y de
algunos docentes que ven en su complejidad las dificultades para aplicar estra-
tegias didácticas satisfactorias. A tal punto que la percepción que se instala en
el escenario escolar es que ninguna estrategia tiene posibilidades de éxito.
Las experiencias individuales, desarrolladas en el aula o en relación con al-
gún otro actor institucional, llevan a la frustración, porque abordar la problemá-
tica implica otros aspectos relacionados con el entorno familiar, las diversidades
culturales, la relación entre normas, valores~tos. A ello~~ suma la falta de
sentido que se le otorga a la escuela, al estudio y a la educac1on por parte de los
alumnos y la carencia de apoyo familiar en la construcción del mismo.
Marta Montesino, citando a Pierre Bourdieu, expresa que " .. .la noción de
capital cultural se impone en primer lugar como una hipótesis indispensable
para dar cuenta de las diferencias en resultados escolares que presentan /os
6. Cuenta de ello dan diversos autores, entre ellos destacamos a: Scandizzo, Gabriel (2002): Políti-
cas Públicas de la Infancia. Una mirada desde los Derechos. Cap. V- 2. Espacio Editorial. Pogre, Pau-
la (Comp.) (1994): La Trama de la Escuela Media. Atando y Desatando Nudos. Paidós.
179
 Reconstruyendo lo social Necesidades que plantean las demandas de intervención institucional. ..

niños de diferentes clases sociales respecto del éxito escolar ... "7 ·/En este sen- tada a la atención de la diversidad; y las diferencias pareciera que no cons-
tido, se entiende que los profesores no encuentren estrategias vilables si no se tituyen obstáculos, se pueden trabajar en un plano de consensos básicos
parte de los "saberes previos", la construcción de subjetividad y los modos de para la toma de decisiones; en este sentido, la figura de los directivos es
operar con ellos. Por su parte, los alumnos reconocen que su rendimiento es clave, definiendo y redefiniendo las acciones, incorporando dispositivos ins-
bajo o presenta dificultades, a la vez que consideran que las acciones que im- tituyentes de nuevas prácticas, superadoras del instituido que inmoviliza
plementan los profesores en el aula y la escuela, son escasas y desarticuladas. desde posturas conservadoras y rígidas. Esta investigación, sin embargo, no
La demanda de la escuela primaria busca encontrar una solución a la pro- avanza aún en el contraste entre discurso y prácticas sociales integradoras.
blemática del niño en riesgo de fracaso social y educativo. Frente a la posibilidad
de desertar del proceso de formación, la necesidad que plantea la institución es b.3. la violencia y convivencia escolar: pan de todos los días
la de atender la problemática del niño en toda su integralidad; de abrir la institu-
ción escuela a otras profesiones, como a la comunidad en su conjunto; fortale- No es una novedad que la violencia ha permeado los espacios sociales,
siendo la escuela uno de ellos 8 . En tal sentido, son múltiples y diversos los en-
cer las redes interinstitucionales e interdisciplinarias a fin de abordar y dar solu-
foques y manifestaciones de la violencia en la escuela. Es por otra parte una
ción a la complejidad con que se presentan las problemáticas escolares y darles
problemática que pareciera ser vista por todos los actores institucionales, ob-
una resolución más amplia que exceda lo escolar, previniendo el posible fracaso.
viamente desde distintos ángulos. Sin embargo, la violencia no sólo plantea vi-
En relación a estas necesidades aparece la idea y visión de escuela
siones diversas del problema, sino además actitudes diversas.
abierta, de espacio donde interactúen diferentes actores, frente a la di-
Predomina un reconocimiento por parte de los actores entrevistados (do-
versidad de problemáticas. Es evidente que la presencia de estas mani-
centes y directivos) del problema por el cual demandan; se vincula la demanda
festaciones en /os discursos es uno de /os elementos que permite y abre
además a las condiciones de trabajo. Directores que recientemente se hicieron
la puerta a prácticas como la intervención institucional del Trabajo Social.
cargo de su función (en el período 2001-2004 se realizaron concursos para car-
Desde la intervención institucional y tomando la visión de escuela que lo-
gos directivos en la provincia de Córdoba), profesores que se desempeñan en
graron construir, el desafío de la organización es consolidar un proceso de cam-
diferentes escuelas, por lo que permanecen escaso tiempo en las instituciones,
bio que involucre a los actores principales en la toma de decisiones. La lectura
insuficiente participación de los docentes en los problemas institucionales, re-
que hacen los diferentes actores acerca de la situación que atraviesa la escuela
cambio de docentes (retiros voluntarios, jubilaciones) ... son características pre-
hoy, se condice con la que visualizan en las familias de los alumnos, en la socie-
sentes en las escuelas analizadas. Sin duda esto aparece como condicionantes
dad toda. Con una visión crítica, contextualizando a la institución para compren-
para emprender acciones de fondo. Sin embargo, es desde este escenario que
der los objetivos y funciones que en la actualidad se corren de los propósitos plan-
surge la demanda, donde se puede plantear que los actores involucrados reco-
teados por las demandas que se manifiestan y exigen respuestas. Hay una
nocen el problema y manifiestan su intención de búsqueda.
marcada inquietud y respuestas semejantes respecto de la participación necesa-
En las escuelas estudiadas, según la mirada de docentes y directivos se
ria de los padres en el proyecto institucional. Sin apartarse de su objetivo espe-
visualiza al alumno como protagonista de /as situaciones de violencia en el
cífico, la educación, la escuela asume otras tareas como alimentación, asisten-
escenario particular y en algunos casos como "depositario" de la situación de
cia, contención socio-afectiva, lugar de escucha, demanda y atención de
violencia. Expresan que la violencia impacta en la tarea que hacen en forma
problemáticas que por fuera de ella impactan, como la desocupación, problemas
cotidiana y la relacionan con problemas familiares y estructurales (pobreza, de-
de salud, desnutrición, maltrato, violencia familiar. Sin embargo, en este asumir
sempleo, entre otras); se enuncian conflictos "de los alumnos", propios de la
aparecen expresiones y concepciones que deslizan ciertos preconceptos sobre
edad en cuanto a crecimiento, y en los ámbitos continentes o protectores don-
las familias y los sectores sociales a los que los niños pertenecen.
de desarrollan su vida cotidiana: la familia, el barrio, la comUnidad ... y se re-
La escuela, no exenta de contradicciones, se postula con un claro per-
fil de espacio con apertura a la demanda, con perspectiva de cambio, orien-
8. Entendemos por violencia: "Aquella que se manifiesta en la institución educativa pero que no
tiene que ver con ella como productora principal de la violencia. Elige el escenario escolar para
7. MONTESINOS, Paula: "Ensayos y Experiencias. Aproximaciones a ciertos 'conceptos en estallar pero tiene más que ver con los sujetos y sus problemáticas, sus contextos y condiciones
uso' sobre el fracaso escolar". Revista N° 43. Ed. Novedades Educativas. de vida". Lucía Garay: del Cuaderno de posgrado "Violencia en las escuelas", UNC, 2000.

180 181
 Reconstruyendo lo social
conocen limitaciones de la institución para abordar el problem9/. Específica-
mente observamos que la escuela no logra explicar los motivo# y las causas
de las condiciones de violencia en la institución. La ausencia/de explicación
de las causas estructurales de la violencia es un aspecto significativo para en-
tender la violencia en la escuela. Y por otra parte el reconocimiento de la ne-
cesidad de ayuda se manifiesta de manera más que contundente. Surgen ade-
más demandas que se vinculan a la necesidad de conocimientos para tratar y
abordar la problemática de la violencia, y también para intervenir en las múl-
tiples tareas que se presentan en la escuela; la necesidad de atender los pro-
blemas sociales instalados en la escuela, ya mencionada anteriormente, se sig-
nifica como una arista más de una expresión de violencia social, y la demanda
va presentando la necesidad de mediar entre los problemas que los alumnos
tienen y el desarrollo de la/las materias, tanto como poner límites, donde las
sanciones no actúan como norma, como ley, y por ende no son reconocidas.
Todos los tipos y manifestaciones de la violencia: social, institucional,
familiar, a través de lo físico, verbal, simbólico, etc., emergen de las deman-
das sociales y se busca respuestas ante la violencia en la escuela.
Como manifestaciones frecuentes de violencia aparecen relatos que re-
fieren a situaciones explícitas entre actores en el escenario escolar. Se ma-
nifiesta en la ausencia de un código o reglamento de convivencia, en la fal-
ta de criterios para evaluar las conductas de los alumnos, de pautas y
acuerdos previos que permitan atender los conflictos y resolver los proble-
mas derivados de las conductas individuales.
En este campo, la intervención profesional nos remite a trabajar sobre
las relaciones y saberes de los sujetos en el espacio particular, y la solici-
tud de instauración de dispositivos que contengan la problemática presen-
te en el escenario escolar es lo que aparece como necesidad que subyace
al motivo de demanda.
Existe una distancia clara entre la oferta que el Ministerio de Educación brin-
da para la atención de estos problemas a través de alternativas como los proyec-
tos específicos monitoreados desde Políticas Educativas, y la dinámica presente
en los escenarios escolares: los talleres y el material teórico no son suficientes al
momento de hacer frente a las situaciones que se presentan en lo cotidiano.
Nos interrogamos lo siguiente: si la familia y la escuela no están ope-
rando como continentes protectores, ldónde están los niños y jóvenes en-
contrando ese marco de contención?
La dispersión de aspectos y factores intervinientes es sin duda un aspec-
to que impacta respecto de la lectura acerca de cuáles son los factores que
identifican los actores institucionales y que se relacionan con el problema. Es-
te hecho dificulta las explicaciones de personal adulto responsable en las es-
182
Necesidades que plantean las demandas de intervención institucional. ..
cuelas y acrecienta la demanda indiscriminada en múltiples direcciones que
las escuelas hacen respecto de la violencia. La necesidad de abordar esta te-
mática con los actores en las instituciones, aparece como el punto de parti-
da para elaborar una estrategia de intervención inclusiva.
La necesidad que plantea la demanda heterogénea de la escuela, hace re-
ferencia al impacto de la crisis societal en lo familiar y su atravesamiento en lo
escolar, escenarios donde se expresan necesidades que trascienden absoluta-
mente a lo educativo, instalando problemas sociales en uno de los escasos es-
cenarios que sigue siendo trinchera de algún derecho social. Alimentación, sa-
lud, vestimenta, violencia, conflictos familiares, agresión entre alumnos, etc. son
solo algunas expresiones de la violencia. Por otro lado, el impacto de las políti-
cas públicas (concursos, jubilaciones, etc.) en los escenarios particulares, y el
deseo de construir propuestas de gestión que respondan a modelos organizacio-
nales cuyas dimensiones se relacionan con la flexibilidad, la tolerancia, la crea-
tividad, aparecen como una exigencia necesaria pero no suficiente para abordar
problemas sociales en la escuela. Las condiciones de trabajo están presentes en
la dificultad del cuerpo docente reconociendo no poder hacerse cargo de las pro-
blemáticas sociales presentes en el escenario y responden además a las condi-
ciones de violencia social que viven los sujetos sociales.
Hacia una casuística de las demandas
Complementario al análisis cualitativo de los casos hemos introducido en
nuestro estudio elementos derivados de la identificación de los contenidos de
las demandas de escuelas en 20 casos planteados en el período 2004 a la
cátedra Trabajo Social V. En este grupo de escuelas se identifican problemas
que emergen en el espacio educativo y que reconocen raíces sociales que es-
tán en consonancia con lo analizado hasta el momento; por ejemplo, fracaso
escolar. Estos problemas requieren nuevas miradas y una lectura al Trabajo So-
cial que permiten formular demandas de acción directa desde las escuelas.
En ocasiones la escuela identifica el problema o el contexto del problema,
pero señala no poder hacerse cargo de las respuestas. Sobre los 20 casos pre-
sentados en 2004, 9 manifiestan la necesidad de abordar situaciones de violen-
cia institucional o problemas de convivencia institucional. Las solicitudes involu-
cran: asesorar, colaborar, ser incluidos en el programa para abordar el problema,
contribuir a formular proyectos y/o atender el problema en la institución. Diversi-
dad de demandas ante un problema diverso como es la violencia en la escuela.
''Atención de violencia y convivencia escolar, atendiendo a la necesi-
dad de trabajar con alumnos con problemáticas de exclusión sociocultu-
ral. Y desmembramiento institucional debido a jubilaciones."
183 UNIVERSIDlill DE ANTJ.OV.u J-.
BffiLIOTBCA CENTRAL
 Reconstruyendo lo social
Otro aspecto visualizado en estas demandas, es el recono~imiento de
. que el equipo "se haga cargo" de los problemas sociales que ;impactan en
la institución. Problemas que han sido identificados y que señalan además
la imposibilidad de la escuela para hacerse cargo, pero que plantean un
fuerte vínculo con la problemática de la institución escuela, y frente a los
cuales los docentes ven desbordadas sus capacidades, y piden ayuda, re-
conociendo además que no es sólo un problema de la escuela.
''Abordar la problemática del fracaso escolar en su doble expresión:
por un lado, la repitencia, y por otro lado, el tema de la deserción." "En-
tendemos que el tema del fracaso es un tema de la escuela, pero no so-
lamente de la escuela ... Entonces el trabajo es con la comunidad; a no-
(
sotros nos resulta muy difícil el trabajo con /os padres ... "
"Solicitamos intervención por malestar y conflicto de la institución
por asistencia de niños provenientes de villas circundantes con fami-
lias que presentan las siguientes características: madres prostitutas,
familiares directos presos, padres desocupados, madres sostén de fa-
milia, padres golpeadores."
Estas demandas denotan el impacto y los obstáculos que se presentan
en el interior de la escuela cuando junto a los alumnos y/o padres, o aún
junto a los docentes, ingresan problemas sociales.
Por otra parte, la necesidad de diagnosticar con otros actores sociales, tal
es el caso de la Universidad, emerge en cinco casos (todas escuelas con las
que no se había trabajado previamente). Los motivos del diagnóstico son di-
versos, involucran en algunos casos aspectos específicos como la dimensión
comunicacional en la escuela, o aluden a una necesidad diagnóstica general.
"Solicitamos realizar diagnóstico institucional centrado en /os ruidos tipos
de barreras o interferencias que produce el proceso comunicacional entre /os
actores de nuestra escuela, identificarlos para poder operar sobre e//os."
Hay demandas que expresan la necesidad de actualizaciones diagnós-
ticas, en casos con experiencia previa con la Cátedra, y donde el diagnós-
tico involucra la necesidad de revisar proyectos en cursq, ligados nuevamen-
te a problemas de violencia y/o cor.vivencia. Esto muestra además la
necesidad de explicar, revisar, analizar nuevamente problemas instalados
desde hace tiempo en la escuela.
"Se solicita actualización del diagnóstico institucional realizado en
2002; revisión o evaluación de proyectos y proyecto de convivencia."
Aparecen además necesidades diagnósticas ligadas al conocimiento
específico y/o reconocimiento de los problemas sociales. Esta demanda,
cuando aparece resuelta, es la que reconoce la necesidad de que "alguien
que no es parte de la escuela se haga cargo de ciertos problemas sociales".·
184
Necesidades que plantean las demandas de intervención institucional. ..
"Realizar un diagnóstico y posterior asesoramiento sobre la recono-
cida situación de riesgo de fracaso social educativo o posible deserción
por repitencia y sobreedad de /os alumnos ... "
''Asesoramiento a docentes y alumnos en la realización de diagnóstico
institucional y comunitario profundo para conocer la realidad, para elaborar
el PE!, para mejorar en las relaciones docentes/padres, y padres/niños, char-
las sobre temas como límites, maltrato, atención de la diversidad, y ¿cómo
trabajar situaciones sociales ~n la escuela?"
En 8 de los 20 casos, se refieren a la necesidad particular de recibir
apoyo en orden al proyecto institucional: para evaluarlo, revisar, analizar la
coherencia, formularlo. La preocupación en torno al proyecto es una cons-
tante ligada además a la búsqueda de coherencia en la acción de la escue-
la. En ocasiones ya identificado el problema, la búsqueda apunta a la for-
mulación de proyectos acordes a las necesidades sociales identificadas.
"Convocamos a evaluar las acciones que estamos realizando y ver si
son coherentes con /as dificultades que observamos y el proyecto educa-
tivo institucional."
"Revisión y evaluación de proyectos para mejorar el proceso educati-
vo. Recurrimos nuevamente a Uds ... "
''Asesoramiento en formulación de proyectos: solidaridad y convivencia
escolar, inclusión de niños discapacitados, reformulación del PE/."
Estas demandas señalan diversas cuestiones que nos permiten analizar
las necesidades que se hacen presentes en las escuelas públicas del medio lo-
cal, y por otra parte marcan fuertemente los impactos que el contexto social y
político provocan en ellas. Se observa que las escuelas demandan por una pro-
pia condición que señala no solamente las dificultades de la escuela para abor-
dar problemáticas sociales, sino además la condición de "vulnerabilidad" en la
que se encuentra "ya cercada" por problemas sociales de corte estructural.
5. Conclusiones
Evidentemente, las necesidades presentes en el escenario escolar están
atravesadas por dimensiones significativas que dan forma y particularidad a
cada una de ellas, y se vinculan a las trayectorias escolares, el marco que pre-
senta la crisis societal (especialmente la que atravesó al país durante
2001/2002 y cuyo impacto se profundiza en los escenarios actuales, involu-
crando a la comunidad educativa en su totalidad), la responsabilidad institu-
cional, la posibilidad de visualización de problemas de violencia-convivencia,
la redefinición de proyectos, y la escasa capacidad estructural para abordarlas.
185
 Reconstruyendo lo social
Estas dimensiones tal vez plantean la posibilidad de que existan hoy deman-
das de intervención al Trabajo Social que se vinculan a problem~ticas relacio-
nadas no sólo con esas dimensiones, sino además y especialllii/ente aquellas
que hacen necesaria la comprensión de aspectos de la dinámica social presen-
te en la escuela. En este sentido son significativas las necesidades que vincu-
lan problemas sociales complejos -como la violencia- y una búsqueda de
respuestas desde el escenario escolar a esos problemas.
Se reconocen en el ámbito de las escuelas públicas analizadas, proyectos
educativos integrales, que definen estrategias en reacción atenta a prioridades
socio-pedagógicas y relacionadas a situaciones de malestar y conflicto provoca-
das por los atravesamientos mencionados de la realidad social presente en el es-
pacio institucional. Frente a la complejidad de los problemas, se identifican obs-
táculos vinculados a necesidades de: capacitación en temas referidos a lo social;
espacios curriculares para el tratamiento de las problemáticas; revisar reglamen-
taciones y normativa que no responden al contexto conflictivo en el que se desa-
rrolla la cotidianidad (normas y redefinición de tareas a contraturno, responsabi-
lidades diferenciadas de la tarea docente, etc.).
Con relación a los casos analizados, recuperamos en estas conclusiones al-
gunos aspectos significativos. En primera instancia queremos señalar q'ue en los
diez casos analizados, la demanda plantea una intención de búsqueda por par-
te de los actores involucrados, que implica además un primer reconocimiento
de problemas que impactan en el escenario escolar y más específicamente en
su dinámica. Esta búsqueda señala además la objetivación de limitaciones de
la escuela para la resolución de problemas sociales. Evidentemente, los cam-
bios producidos en ese escenario social y educativo, sobre todo en los últimos
tiempos, permite visualizar contradicciones entre aspectos centrales tales como
el objetivo del proyecto institucional, la demanda formulada y las condiciones
estructurales, respecto de las aspiraciones de funcionamiento institucional de-
mocrático en la escuela. Pareciera que la necesidad de instalar dispositivos de-
mocráticos que flexibilicen las relaciones sociales en la escuela, y que promue-
van efectivamente la participación y faciliten una gestión ionovadora, abierta al
cambio, es un elemento que gravita hoy entre las posibles respuestas ante la
problemática social en la escuela, y que habrá que intentar desarrollar.
Observamos además una marcada necesidad de fortalecimiento y re-
forzamiento del proyecto institucional y su centramiento en aspectos peda-
gógicos. La crisis instalada en el ámbito familiar -especialmente en los
sectores de pobreza en sus diversas versiones- impacta indefectiblemen-
te en la organización escuela. Dimensión que está requiriendo una estruc-
tura flexible, democrática y abierta al cambio y a la evaluación. La dimen-
sión referida al proyecto institucional en que se sustenta la organización,
186
Necesidades que plantean las demandas de intervención institucional ...
específicamente el de la integración, refleja la necesidad de evaluar, revisar,
producir ajustes a fin de operar desde una política institucional que sea
comprendida por todos los miembros y con la cual se viabilicen las metas,
objetivos ypropósitos del proyecto poniendo en juego capacidades y recur-
sos disponibles y el desarrollo de vías alternativas para generar aquellos que
sean necesarios para las estrategias programadas.
Los nuevos paradigmas educativos, por otra parte, que atienden a la di-
versidad desde la perspectiva de la integración, se enfrentan a un contexto de
)
crisis, inestabilidad laboral, precariedad económica, valores controvertidos re-
ñidos con la justicia, la solidaridad y la inclusión social. Pareciera que en un
contexto de exclusión social se torna sumamente complejo sostener el desarro-
llo de políticas integradoras en lo social en instituciones públicas educativas.
La situación económica, laboral y hasta emocional de las familias de
los niños, adolescentes, jóvenes y adultos con posibilidades reales de inte-
gración, dificulta asumir el compromiso de acompañar el proceso y mante-
ner una relación fluida con las escuelas. Las tensiones que se viven al inte-
rior de las dinámicas institucionales, por la sobredemanda, incompatible
con la función pedagógica (como administrar medicamentos, gestionar la
compra de elementos para el tratamiento de dificultades, gestionar recur-
sos económicos para familias carenciadas, etc.) exige el desempeño de
múltiples funciones, delegadas tanto por el poder político como por los pa-
dres, que fragmentan por momentos la capacidad de la organzación para
dar respuestas en su misión principal. Sin embargo, la escuela, institución
pedagógica por excelencia, responde a las demandas sociales, aunque es-
to genera malestar en la dinámica cotidiana, y pone en riesgo la concreción
de los objetivos del proyecto institucional integrador.
Los límites que los diferentes actores reconocen en la resolución del
proyecto institucional, se vinculan a: 1) El orden del conocimiento para tra-
tar y abordar la problemática de la violenCia y para intervenir en las múlti-
ples tareas (administrativas y pedagógicas) que se presentan en la escuela.
2) Dificultades para procesar en la dinámica escolar los problemas sociales
instalados en la escuela, como: alimentación, vestimenta, medicación, de-
socupación. 3) Obstáculos de la estructura institucional para mediar entre
los problemas que los alumnos tienen y el desarrollo de la/las materias. 4)
Para poner límites, reconociendo que hay complejidad en el tema, cuando
las sanciones no actúan como norma, como ley.
El abordaje de las relaciones y la instauración de modelos que contengan
las violencias cotidianas presentes en el escenario escolar aparece como nece-
sidad que subyace al motivo de demanda. Se manifiesta además la ausencia
de un código o reglamento de convivencia, la falta de criterios para evaluar las
187
 Reconstruyendo lo social
conductas de los alumnos, pautas y acuerdos previos que permitan;atender los
conflictos y resolver los problemas derivados de las conductas in<;lividuales.
Hay una distancia entre la oferta que el Ministerio de Educación brinda pa-
ra la atención de estos problemas a través de alternativas, como los EPAE o los
programas de la dirección de Políticas Educativas, y la dinámica presente en los
escenarios escolares. Los talleres y el material teórico no son suficientes al mo-
mento de hacer frente a las situaciones que se presentan en lo cotidiano.
En síntesis, se puede detectar que el escenario escolar se encuentra
impactado por:
• Los atravesamientos que impone el contexto.
• Modelos que se instalan desde la política pública, que plantean la necesi-
dad de organizaciones más flexibles, democráticas y abiertas al cambio.
• Dimensiones comprometidas como las condiciones de trabajo, nor-
mativa, saberes que circulan para el tratamiento de los problemas
sociales presentes en el escenario particular.
• La instalación de programas (convivencia desde Políticas Educativas,
EPAE, etc.) que pueden analizar el problema pero no lo tratan (de
tratamiento), lo que repercute en la tarea cotidiana.
• Responsabilidades diferenciadas pero no lo suficientemente definidas
acerca de quién se hace cargo; el principio del límite desdibujado en los
referentes, quedando el niño y el joven en el medio de esta indefinición.
• Compromiso de las dimensiones normativa, organizativa, condicio-
nes de trabajo, contexto y comunicación al momento de valorar cuá-
les son las necesidades en el espacio particular.
Estas condiciones y situaciones plantean al Trabajo Social no sólo una de-
manda directa de intervención posible sino además un encuadre particular pa-
ra asumir este tipo de intervención que se inscribe en la dimensión abarcativa
que tiene lo social, reconociendo la importancia de posicionarse desde la dis-
. ciplina en una perspectiva que aborde y dé cuenta de la cpmplejidad con que
se presentan las manifestaciones de lo social en los escen·arios escolares.
Para el Trabajo Social es un desafío más en el proceso de elaboración de es-
trategias de intervención que impliquen, además de aquellos aspectos ligados a
lo asistencial, la oportunidad de generar/provocar procesos de cambio que pro-
muevan la participación y el involucramiento de los sujetos demandantes.
La institucionalización de dispositivos democráticos que flexibilicen las di-
námicas, que den apertura a las estructuras organizativas, y que favorezcan la
horizontalidad de las relaciones, no es un oficio nuevo del Trabajo Social, es
un imperativo ético de la profesión que está presente en todo su accionar.
188
Necesidades que plantean las demandas de intervención institucional ...
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Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Capítulo l. La investigación en el campo del Trabajo Social 9
Nora Aquín
Capítulo 2. Investigación e intervención en Trabajo Social:
revisando supuestos e identificando nuevos desafíos . . . . . . . . . 21
Patricia Acevedo
Capítulo 3. Regulando a los pobres:
el workfare y los derechos sociales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Nora Britos y otros
Capítulo 4. Trabajo, mujeres y subjetividad: un modo
de implementación del programa Jefes/as de Hogar. . . . . . . . . . 65
María Inés Peralta y otros
Capítulo 5. Reconstruyendo a un actor omitido:
las representaciones sobre salud-enfermedad de los
varones padres que concurren al sistema sanitario formal . . . . . . 79
María Elena Flores y otros
Capítulo 6. Abuso sexual infantil ...................... 103
Eduardo Orto/anís y otros
Capítulo 7. Recurrencias y divergencias en los argumentos
que expresan a los padres y/o responsables de niños/as
expuestos a situaciones de maltrato físico ................ 131
Patricia Ace vedo y otros
Capítulo 8. La familia dice su palabra ................... 149
Graciela Fredianelli y otros
Capítulo 9. Necesidades que plantean las demandas
de intervención institucional en escuelas de Trabajo Social ..... 171
Gabrie!a Rotondi y otros

190
 EDITORIAL

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