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PEREGRINACION

DE

LPHA,

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
M.ANClZAR.

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ADVERTENCIA.

Sabemos que el autor de estos artículos, au-


sente hoi de la República, tiene el propósito
de modificarlos i ampliarlos de manera que se
ajusten a los capítulo ele una obra formal ador-
nada con mas de 400 láminas de tipos de po-
Llacion, trajes, paisajes raro i monumentos
antiguos. Sincn1 bargo de esto, hemos 1·esuelto
reproducir el boceto de una parte ele aquella
obra, cuya continuacion se ha Ü1terrumpido
temporalmente, deseosos de con crvar intactas
las primera impresiones del autor, i teniendo
en cuenta, ademas, que aquella pnblicacion se
retardará todavía indefinidamente, a tiempo
que el público demanda con instancié\ una edi-
cion como la presente.
EDITORE ·•

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PEREGRINACION

DEALPHA
(M. Ancizar)
.

POR LAS PROVINCIAS DEL NORTE

·· DE LA NUEVA GRANADA_,

EN 1850 I 51.

VAN"CO""ot"'t~~~":. -
IBUOTECA LUIS-A 'GEL RAN..-0
CA ALOGACION
BOGOTÁ.
T. . I PRENTA DE ECIIEV.E RitiA HERMAN OS.

1853.

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PEREGRINAOION
DE ALPHA~

21 de enero de 1 , 51).
I
Era la mañana, i los primeros rayos del sol de-
n·amaban copiosa luz sobre Bogotá i la estensa
planicie que demora al frente de la ciudad andina.
IJeves vapores se alzaban desde el pié de la conli-
llera inmediata, escalando lentamente las maje -
tuosas cimas de Monserrntc i Guadalupe, cuya
sombra se proyectaba bien adelante de sus ha e .. ,
contrastando la suave o curidad de estas con la
brillante iluminacion ele las crestaa i picachos sa-
lientes de la parte superior. El ambiente puro, li-
jero i perfumado con los innumerables olores de
los aTbustos de la ladera i de los rosales i campá-
nulas que crecen silvestres a orillas de los valla-
, dos i alamedas, producía en todo mi ser una im-
presion indefinible de bienestar, sintiéndome vivir
desde el fácil movimiento d l pulmon, vigorizado
al aspirar aquel aire diáfano i fresco, hasta la pal-
pitacion de las mas pequeñas arterias de mi e cr-
po. Una brisa tenue mccia los fle ·ibles sauces de
b "A lamcda vieja," por ntrc los cuales se cia a
intervalo la ccina pradera, verde-e mcralda ma-
tizada de innum rabies flores de achicoria, i po-
blada d re e que pastaban la menuda yerba cu-
bierta de luziente rocío de 1a noche. Todos lo ·

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·"
6 PEREGRINA IÓN

sonidos misteriosos de la naturaleza, al despertar,


el balido de las ovejas, el mujir del ganado vacu-
no, la voz de los campe inos i el sordo murmullo
de la ciudad, 11 gaban a mí claros i distintos con
11\ vibracion peculiar que auquieren en medio de la
atmó fera enrarecida de las altas rejiones de los
Ándes. La magnificencia de una mañana como
esta, llenaba mi alma de recojimiento, i un jénero
de tristeza agradable sellaba mis labios. Detras
de mí dejaba a Bogotá i todo lo q ne forma la vida
del corazon i d.e la intelijencia: delante de mí se
estend.ian las no medid.as comarca5 que debía visi-
tar en mi larga peregrinacion. .~:1i ausencia de la
ciudad nativn era voluntaria; i sin embargo, a ca-
da vuelta "del cat ino mis ojos buscaban 1a distan-
te mole de edificios mas i mas oscurecida, hasta
que se me ocultó del todo, i en un suspiro impre-
meditado ::·halé mi adios al hogar querido.
El re· opliclo de un caballo que se acercaba a me-
dio-galope, i el ruido de]. s grandes espuelas orc-
jona , chocando contra los sonoros estribos de co-
bre en forma de botín, característicos de la mon-
tura en e tu· r jiones, interrumpieron mi recoji-
micnto. En mi compañero de viaje qne se me
rcunia en c1 acto de errar su cartera en que, sin
detener la marcha, apuntaba sus observacionc i
fij< b:\ las bases de nuestras futuras tareas. Por en-
tónccs costeábamos el repecho llamado " Baque-
ron de Torca," i admü-ábamos la igoro a vejetn-
cion de este lado ue la cordillera, en contraste con
lainmediataplanici dela." Ventadel Contento,"
árida i cubierta de frailejon cual si fuese un pára-
mo, no b ·tan te que la altura de nquelllano so-
bl'e el ni vcl del mar es solo de 2, 660 metros, i la
1·ejion del frailejon comienza, segun Cáldas, a los

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DE ALPHA.

2,923 metros de altura. Todo era efecto de la con-


figuracion del terreno, causa frecuente i notabilí-
sima de los fenómenos de vejetacion rica o pobre
que en incesante variedad i a trechos cortos pre-
senta el suelo de las rejiones andinas. En efecto,
una simple abra de la cordillera del E. fronteriza
a la" Venta del Contento," le envia los vientos
del páramo i esteriliza el terreno : al paso que el
abrigo de los cerros de Fusca i la accion prolon-
gada de los rayos solares sobre la ladera de Torca,
determinan allí, a mas de 2, 700 metros de altura
sobre el mar, el crecimiento de un bosque robn"to
i elevado. De e ta manera no solo la altura de las
planicies i valles de nuestro país i la eonstitucion
jeolójica del terreno, sino aun las meras sinuosi-
dade i accidentes del suelo, producen la inagotable
variedad de frutos con que la Providencia ha enri-
quecido las bellas i deliciosa comarcas de los Andes.
poco an<lar llegamos a un arroyuelo claro i
purísimo que baja de las peílas ele Fusca i atra-
viesa el camino en demanda delrio de Fum>:a para
precipitarse con él ácia el abismo de Tcquen-
dama. La agreste belleza del sitio i el murmullo
de las límpidas aguas que bajan al camino por en-
tre roca sombreadas de floridos arbustos, nos obli-
garon a detener el paso i beber en aquella fuen-
te solitaria, no enturbiada hasta allí por la mano
del hombre, sometida a cauce artifieial mas ade-
lante, turbia i revuelta con otras aguas de pues,
hasta caer tributaria en el yecino rio i lanzars
con él en las profundidades del " Salto": im:íjcn
:fiel de la vida, inocente i pura nl}Jrincipio, opri-
mida despues por las reglas sociale , perturbada i
tumultua.ria al fin, perdiéndose en las ·u ondable
tinieblas de lo futuro, 'l'al es la "Ji uente de Tor-

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8 PEREGRINA ION

ea," admirablemente descripta por nuestro jóveu


literato José Caicedo Rójas en una lindísima com-
posicion que lleva aquel título, i cuyas bien sen-
tidas estrofas reprodujo allí mi memoria en fuerza
de la fidelidad de la descripcion i la naturalidad
de las imájenes que contienen.
De la fuente de Torca a la venta "Cuatro-esqui-
nas" hai un corto trecho de camino ; o corno si
dijéramos, de lo mas poético a lo mas prosaico
imajinable, no hai sino un paso . Cuatro ranchos
de paja que no forman cuatro, ni dos, ni esquina
alguna, constituyen la famosa e histórica Venta,
tan antigua como el Vireinato i tan estacionaria
como los cerros adyacentes . Una pequeña sala en
cuya testera hai una larga i tosca mesa arrimada
a un banco fijo, i anexo a la sala un dormitorio,
rara vez barrido, con dos camas de cuero, mondas
i desamparadas conforme salieron de la rústica fá-
brica, he a<)_uÍ el aspecto interior de la posada.
En compensacion las paredes presentaban la mas
copiosa coleccion de letreros que pudiera desearse,
inclusos muchos modelos de retórica de taberna
que se hallan siempre en las cercanías de las ciu-
dades populosas como advirtiendo al viajero que
al lado de la cultura crecen ·icmpre el cinismo i la
i ndelicadeza, bien así como en los campos labrados
asoma por entre los tallos del trigo la silvestre
zizaíl. que le roba el alimento i le marchita la
belleza.
"En habiendo techo para los aguaceros i pare-
des para re guardarse del viento helado, nadie de-
be quejar ·e de la posada, " deda mi compañero
filo óficam nte: "Jos muebles i el a co on acce-
·orio in útiles, puesto que mi' ntras se duerme to-
dos los gntos son pardos. " o siendo, pues, lícito

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DE ALPIIA. g
estar despierto en tales posadas, me apresuré a
gastar el resto del clia en visitar el "Puente del
Comun," objeto de nuestra detencion allí. Mide
440 varas de lonjitud inclu o los camellones ad-
juntos, i la obra es ele sillares i mampostería, bas-
tante sólida para resi tir el abandono en que yace.
Sobre el cuerpo principal del puente, su tentado
por un arco grnnde i dos laterale pequeños echa-
dos sobre el man o i tortuo o rio Funza (Bogotá),
se levanta una rotunda adornada de pilastrones
en los cuale se leen, medio borradas por la intem-
perie i los porrazo , las siguientes inscripciones
con la ortografía macarróuica de antaño:
REYN. _DO LA 1.'\.GE 'l'AD DE
EL S. D. CARLO IV. Y YE.L DO
V y lt R E y D E E S 'I E J. u E V o lt E y N o T

D E G ItA N A D A E L E X 1 O. S E r-· O R .1

DON JOSE F DE E Z P ELET.\. Y GALDEA-


NO ECO .. STitUYO ESTJ BltA
D h L P V E ~ T E Y S U S e A ::\1 E I~-
L O _ E E N 3 l DE D I C I E ~1 B lt E D E
17!) 2.
I en el pilar fronterizo:
HA DIRIGIDO E 'TA OBRA EL
S E o R D. l) o ?\1 T G o E Q u I-
A Q U I T U h . e O R. D E L lt. e V E It P O
D E A lt T L L. Y e O ;\l A '. :rr: E LA P L A-
ZA • PROV. DE e.ARTAG. DE YNDI-
S E~DO DIPUTADO I)OR ESTE
Y L U S '1' H. E C A B 1 L D O E L lt E G 1 D O H.
D. D. J O ' E F e A Y Z E D O.
El penúltimo renglon csplic. la dcnominacion
"del Comun" dad:1 a este puente ; i la obra, por
la importancia de los cantone que enlaza al tra-
ves del Funza i los pantanos latcrale , facilitando
el comercio i comunicacion entre Bo .,.otá i Zipa-
quirí, es uno de lo· mucho. testimonios que de
su ilus rae· on i bondad dejó en e te país el ' irei
hzpcleta.

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10 PEREGRINACION

Regresé a la pseudo-posada i hallé a mi com-


pañero confortablemente aC'ostado sobre el pellon
de su silla con los zarnarros por almohada, i como
no fueran suficientes para este oficio, les habia
agregado el blando aditamento del freno, entre
cuyas paletas de hierro colocó la cabeza i se puso a
dormir deliberadamente. Imitélo en todo, a mas nó
poder, salvo en lo del freno que me pareció un refi-
namiento superfluo, i tuve la flaqueza de no podet
conciliar el sueño hasta bien cntrFtda la noche, estra-
ñando el cnerpo el regalo de la desusada cama. ¡Es-
traña posada a 7 leguas no was de la capital de todo
un cx-vireinato ! I prcdiqnen ust<.'cles contra el
"lujo corruptor" den u estro p·•ís, señores del púl-
pito, a imitacion ile nnestros tr1l!Jntosos comunistas
que declaman contra "lo suntuoso. pah cios" i
· los "dorados salones,., de los opulentos de esta
tierra, siendo en realidad meras casas de tapias
modestamente empape ladas i algo alfombradas con
cualquier cosa. N o pod •m os negar que los árabes
son nuestros consangníneo'l, i que abrigarnos con
fiueliuad ejemplar sus clos mas preeiosas i caracte-
rísticas Yirtudes : la bamhol!a i las <.:alrweradas so-
cial , llamadas en jenn1no es¡.mfiol promwciamien-
tos, i en spañol americano bochinches; palabra
mas alta, sonora i s1gnific, tiva que la de· nuestr
tíos los chapetones, e "ndicatiya de nuestro ade-
lanto en esta intercsant(' materia.
De Bogotá a ~ipaquirá hai 1O leguas granadi-
na ( 5 miriámetro ) ele camj¡w llano, cuya mayor
parte tiene el mi mo p"so que no dejó el buen
ochica cuando de agt ó 1 gran lng J H ro lecho
con tituye la hermosa plani ic que habit ron i la-
braron lo inocentes 1 ibcltas. Ellos, sen·un refie-
ren los croni tas de la conqui ta, tenían cultivada

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DE ALPHA. 11
palmo a palmo toda la llanura: nosotros la mante-
nemos convertida en potreros de ceba, es decir,
hemos d, d un paso a tras, puesto que la ganadería
es el prit 1er escalan de la civilizacion, la cual no
se radica verdaderamente sino con la agricultura.
En las 10 legua de llano mencionadas, solo el
pu blo rlc Cajicá pre~enta sns terrenos labrados
i sembrados con e mero conser ándose allí, como
en otro· pueblo de indíjenas, el primitivo jenio
agricultor en contraste con nuestra perezosa indus-
trir~ pecuaria.
I .. a Olltr·:tda de Zipaquirá es bella i pintoresca por
un tre ho de camino recto sombreado de sauces i
mejorado con bueno puente sobre las quebradas
i el ria huelo, obra debida a la pcrtinazia i acti\'i-
dacl del Correjidor español Don Jo cf de Ancízar,
dzcaino de sanas intencion ,·, si bien un tanto mi-
litar en su modo de adminish·ar el antiguo corrc-
jimien o. La importancia de Zipaquirá depende
de sus rica· minas de sal jemma i carbon, i de la
gran r: bricn. de e ahoracion del primer artículo
pcrtenecid1te nl Gobierno, copiosa. fuente de in-
gresos para el Te. oro nacional. Con todo, al re-
correr las calle ele lt ciudad, al notar sus edificios
auticnaclo i la muohc<lumbrc de mujer ~ harapicn-
as que concurren a i;.,') c rcanías <1 la fábrica de
snl n m p<u lo tic. to <.1 s chaclos, i recojer pa-
cie tem n 1ns partículas de sal arrojadas con las
basur: , no puecle unoménos de preguntar e' ¿Zi-
paquid. e lo qne debcria ser, vi ta s ·u aventaja-
da posi ion i la riqueza. 110 comun de sus terrenos
cultiv·tbles? " - nint:>una manera. "emejante a
una pre io a joya de. cuidm1a i empolvada, la ciu-
dad querida de lo zipn , soln nece ita que ns ve-
cinos la sepan apreciar i cuidar como ella merece,

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12 PEREGRL , CIO~

para convertirse en el lugar mas lindo i alegre de


la planicie. Fuertemente impregnados de sal los
terrenos yecinos, guardan en su seno una fertili-
dad inagotable, hasta ahora de-aprovechada. Todo
la revela: el verdor i lozanía de los ca m pos, el
fresco follaje de los árboles, el lujo de los arbus-
tos i aun el tamaño estraordinario i vivísimo colo-
rido de las flores innumerable· que en vano osten-
tan su nativa magnificencia, pues no encuentran
una mano agradecida que las reduzca al cuidado
de un jardín; ingratitud tanto mas notable, cuan-
to el amable, injenuo carácter de las damas zipa-
quireñas i su vivir recojiclo parecen destinarlas a
mantener íntimas relaciones con las representan-
tes de la belleza en l mundo físico, LAS rLoRt ,
santuario brillante i drlicado en que la naturaleza
ha colocado sus calla .Los mü,tcrios de amor, como
un r flejo de los rico tesoros de afecto i modestia
guardados en el alma t!e la mujer. Sin embapro,
las flore permanec n desdeñadas por sus lejíti-
rnas tutoras, a í como los campos vecinos esperan
todavía el jenio dilijcnte que haga valer su fecun-
didad.
P ro¿ qu-; mucho que a ·í vayan las cosas en ór-
dcn a lo material, cuando en lo intelectual tiene que
lamentar el patriot, la au encia de una simple es-
cuela primaria? l•'incan su empeño lo zipaquireños
en aí'íadir lentamente piedra a piedra en la fábrica
de una ig1c. ia colosal, sponja qu Ptnbebe inú-
tilmente dineros CJUC empleados en fnndar escue-
la i mejorar camino·, mant •ndrian hoi próspcr. i
fiorccien1e !a ·· ni; ~Il ' ·z d hallar e rcduci lt
a la condicion de nn apéndice inerte de la Salina
i un humild ontraste de la interminable iglesin.
Jenio e 1 :u1o1. cuán advcr o re al verd dero i
sólido pr )' r s social!

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DE ALPIIA. 13
Perdónenme los zipaquireños el sermon. En
aquella ciudad pasé mi infancia: allí tengo recuer-
dos queridos e imperecederos, i no puedo mirar con
indiferencia ]a situncion decaída, i el inmerecido
abandono del antiguo Eden de los Chibchas.

JI

Tres leguas mas adelante de Zipaquirá conclu-


ye el camino llano i empieza la subida del "B~­
queron de tierra-negra," midiendo legua i cuarto
hasta 11egar a Ja cumbre, 2 868 metros sobre al
nivel del mar. El viandante perdona entónccs, de
buen grado, el craso error de conservar el camino
por <::ncima de este cerro, abandonando l llano
que lo rodea: la fatigosa pena de tanto subir que-
da resarcida con la contempbcion del grandioso
espectáculo que a uno i otro lado se presenta. Ácitt
el S. se ven, como una alfombra matizada de
hermosos colores, las ricas i esten as llanuras que
se desarrollan desde el pié del "lloq ueron" hasta
la distante azulada cordillera del antiguo Cama-
naos i del Tequendama, dominándose la cric tu-
multuosa de cerros est~ndidos a derecha e izquierda
do los valles. Acia el N. surjen ]as multiplicadas
crestas, desnudas i despedazadas, de las dos ramas
principales de la cordillera, i mas abajo so estiende
un anfiteatro de cerros menores, formados a espen-
sas de los primeros, que atestiguan las tremenda~
sublevaciones i los hundimientos posteriores que
en tiempo no mui remotos trastornaron aquel te-
rritorio. Desde esta altura se ven clara i m:mifies-
tamente los dos grandes si tema de valles que
e inclinan al N. i al S, i cuyo suelo limpia·

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14 PEREORINACION

mente nivelado i compue to de capas de aluvio 1,


conserva todos los cara teres del fondo de grande
lagos tranquilo , uno de lo cual s tuvo u prin-
cipal i último de aaüe por Tequendama, i el otro
por las roturas i abras al N-E. de imijaca,
contirmándose la tradicion chibcha que establece
la existencia de esos mares dulces, próximamente
hasta dos siglos ántes de la conquista, scaun lo
indican la composicion i conformacion actuales del
terreno, i segun puede juzgar e por la antigüedad
histórica de los Chibcha , puesto que solo en 1470
empiezan los anales de los Zipas i las crónicas de
la civilizacion de aquel pueblo, que sin dnda ne-
cesitó el trascurso de tres siglos, por lo ménos,
para poblar i labrar las va tas planicies compren-
didas entre el Tequendama i los últimos rerros de
Sugamuxi, clespnes que las aguas las hubieron
abandonado.
Traspue ta la cima del "Boqucron" se baja
un trecho de dos leguas, hasta el pueblo de Suta-
tausa, dejando a la izquierda a Tausa envuelto en
la niebla i en el humo de u ·alina, que solo a ratos
descubren las humildes casns de paja, ngrupadas
en torno de la igle ia. •1 terreno que corta el ca-
mino en este e pacio e árido, revuelto i tra tor-
nado, minado hasta lo profundo por la filtrncion
de las ao-uas 1 e inútil ha ta que adquiera • u defi-
nitivo carácter. Los alto cerro de uno i otro lado
son producto de un alz, n icnto súbito i colos. 1,
manifestando una confus. mezcla de rocas e tra-
tificada., en capas mas o m 'no vertic, le , desnu-
das por lo comnn i d jPrtn el l ]. do de 1.
imperfecta llnnur , como que por esta parte han
ufriclo el ccrc n de un hundimiento espantoso.
Allí se ostentan n toda su grandeza las l".i. in a

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DE ALPHA. 15
un ramal entero de la altiva C01·clillera: rocas es-
tupendas han sido rodadas a g1andes distancias,
donde permanecen solitarias i isladas sobre un
suelo estraño: estensas i gruesísimas capas estra-
tificadas han sido sublevadas por un lado a mas de
1,000 metros de altura, miéntr3s por el opues-
to se hunden bajo los piés del observador: el gres,
el calcáreo, el feldspato i la greda están aglomera-
dos en confusa mezcla, sin coherencia i presentan-
do grandes grietas donde las aguas llovedizas se
pierden, sin fecundar aquel atormentado i delez-
nable uelo. A las 3 de la tarde marcó el termó-
metro centígrado 23°, i siendo la altura del lugar
2,634 metro , el cactus (tuna) se ostentaba entre
las rocas con una lozanía igual a la que adquie1~
en los arenales del nivel del mar; como si la natura-
leza hubiese arrojado allí esta tribu de plantas no
creadas para los Ándes, en demostracion de haberse
trastornado por una potente convulsion todas las
leyes jcolójicas. Tal es, en todo lo que he vi to, la
historia de estas sublimes Cordilleras, escrita en
sus moles jigantescas, con caracteres grandiosos :
los volcanes i las sublevaciones del viejo mundo
son fenómenos pequeños i cornu nes, en compara-
don de lo cataclismos de que lut. ido teatro la
rejion andina, cada vez mayores conforme nos
a roximamos al ecuador, en don le el viajero cstu-
d"oso deja caer de las manos los ibros escritos por
los jeólogos europeos, convencid de que estas co-
l arcas rechazan las clasHicaci01 e ordenadas i la
miniatura ele los si temas que los abio de ultra~
mar han creído universalmente nplicabl §.
Poco ántes de aYistarse Taus se p· a e "Bo-
qucron" que lleva su nombre, rotura violenta de
la Cordillera, en la direccion -N. A la de~

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16 PEREGRINACION

recha sombrea el camino un gran peñon avanzado,


que ántes constituía el corazon del alto cerro: a
la izquierda yacen amontonados en una }Jrofundi-
dad los fragmentos confusos de la derruida emi-
nencia: el estrecho i de igual camino rodea el pe-
ñon, formando un áspero desfiladero en que un
puñado de hombres resueltos podrian rechazar
fuerzas numerosas. Por los años de 1540 los in-
díjenas le Tausa, Suta i Cucunubá concertaron
un alzamiento contra los españoles, mas para re-
sistirles i hbrar e de la cruel sujecion a los 'repar-
timiento~, que para atacar a los insufribles domi-
nadores. Retiráronsc con su familias i manteni-
mientos al Peñon de Tausa, i en él se fortificaron
ltaciendo acopio de piedras i peñascos para rodar los
sobre lo odiados enemigos. Cien españoles salieron
de Sant1fé en demanda de los indios rebelados, i
despues de una desesperada resistencia, quedaron
aquello infelizcs rotos i de alojados, con gran
mortan ad de hombres, mujeres i niños. "Por
" much s días, dice Acosta, no se vió otra cosa en
"estos l 1gares de desolacion, sino bandadas de ave
"de rap'fía, que se cebaban en los cadáveres de los
"destrozados indios." Escenas de la misma natu-
raleza, repetidas en todo el país de los indefensos
Chibchas, esplican uficientemente cómo se verificó
la rápida. despoblacion de estas fértil s comarcas,
en términos que para 1576, segun la "Rclacion del
Adelantado Gonzalo Jiménez de Quesada," jefe de
los conquistadores, apénas quedaban unos pocos in-
dios, re 'to infeliz de mas de dos millo 1 s de habi-
tantes que h11llaron en e tn plnnici los españole ,
treinta i nueve años ántes! El recuerdo del san-
griento suceso me hizo pasar el desfiladero col
cierta vcneracion por la memoria de los vencidos,

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lS PEREGRINACION

cpo itacb.s por las aguas del antiguo ln.a ~lago. E


cul tivo. reducido hasta ahora a trigo, maíz, e, cebada
p:1.pas i algun otro fruto menor, puede llegna~ar en es
te valle a un grado de perfeccion i varieededad, d
que hoi no se tiene idea. Atraviésnnl oo Jo en L
direccion S-0 . .t:T -E. los riachuelo'-' "HIJ-Iatn de
Subía" i "Ubaté," alimentados por las n· Yertien
tes de la alta Cordillera del O. Jos cm1 h~les son
la bas" de un sistemn de irrigacion apénas l h bosqu e-
jado, i que en lo futnro asegurará la felizidladad per-
mane :te de 1a llanum, constantemente cnriaq1quccid<
·con 1os despojos de los cerros vecino<>. E1 n :n medí
e bs sementeras i trojes de hermos o trri tri()'o, i n
peque ñas distancias, se alzan las hahitaci ci o iones ele
los culti-vadorrs, feas i toscas mas de lo que.:: e pudie-
ra esper~r. P de jcntc~ mui léjos de la inclij iE·ijencia, i
tan reducidas en estension i altura, que difíác ~ícilmen­
te se concibe cómo pueden albergarse en el ella. SUii
rú ti os habitantes. Por ventura las easass •s de lo
primitivos Chibchns eran sin comparacion rrn mejores:
la co Hl i ta no produjo en esta raza Clesvcrn nturach
otros r esultados que la humillari on i e cnm mbrute
cimiento, matando hasta la raiz todos los jéérérmen
jcnero os del espíritn, junto con h pcrso:monalidad
mor:1l c'c los conquistndos i sns desccndien~tntes .
.El c~mino que conduce a Ubaté es :-ncthcho, de-
r;;emba:·azado i alegre, teniendo a b izquieencrdn. RI -
tos cerros <le calcáreo, labrados a pico por •r 1 em ~
b~tc de las nguns del lago que llenó en otrcoro ticm
po 1n planicie . l..o fértil i cnltivndo <le b coor.omarca,
1a loz·:mía de los "nnados que p~stnn en 1 o loe.: leja.-
nos potreros. i la bdlezn. misma del p isna/aje, del
claro cielo i la oloro a yejctacim1, cobijn2hdo todo
por una atmósfera lijern, diáfana i tem?lFu.c m n, ha-
cen esperar que Ubaté sea una villa ale re ,, e, limpia

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DE ALI'HA. 19
i bien trazada. Nunca la esperanza del viajero se
ve tan completamente burlada: las tortuosas i des-
cuidadas calles, i las casas desguarnecidas, en la
que solo se ha procurado tener techo i suelo, for-
man un contraste sobre aliente con la espléndida
i abundosa comarca asiento cel pueblo. Era 1<
tarde de un dia de mercado cuando llegamo : la
calles esta.ban obstruidas por buc>ye enjalmnclo ·
con carga i sin ella, i por muchedumbre de indio
i mestizos, mas o ménos alegrones, a causa ue la
chicha, los unos disputando a Q"!itos en m1tad de
la calle, i los otros agrupados en las 6enda. i pa -
sándose de mano en mano sendas totuma del l i-
cor p~ulnr, miéntras algun tañedor de tiple r as-
gaba con cn t 1siasmo las cuerdas, i enton. ln d
monótono rec itado en que espresaba su pena d '-
lante de la r echoncha Duldnéa, objeto de su e -
fuerzo artÍ!;ticos. Allí el chircate de la jnch~ i 1~ ·
ennrTua rlc h nyeta de la mestiza, andaban ann :-
bl c mentc j u ntos, i el cnlzon corto i rnani lla parda
del Chibch a <.lejenerado, fraternizahan con t 1 lar-
go pantalon azul i la pintada ruana el ,¡ labr, d(lt
blanco, quie n con el sombrero ladead o , p !1·g·Hb
una orilla de la ruana sobre el homb ro de: t•t 1 0
para luzir l forro amarillo, i puesto al dcs.,nir t
tabaco en u n estremo de la boca, se di~ n a >a e ''U-
char i resp onder dogmáticamente al incl íjena :n iH-
terlocutor. Por cnmcclio de aquel tum 1lto d · 1 1 •
y , mu la. 1 devo tos de la t otuma cm niná 111 ,
de · pacio n i compañero i yo, inquiri eJHio dónde
podriamo 'llojarno , hasta qu e al ñ n clim <.:on
n nc. tro. e 1erpos i cabalgaduras en la ú it•a po. · -
da que se o elijo hall. r. e di sponibl ·.
Por una pcqu ' ña i desven cijada p ter . n
m o a un pa sadiz o, obstruido con Yi ~a ·, ·u ·• .

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20 PEREGRI~ACION

tablas viejas, i en seguida al patio pobt do de ani-


males i nada limpio. 1\Io tráronnos al frente la
sala, dando este pompo o nombre a una pieza lar-
ga con pavimento natur. 1, es decir, de tierra pisa-
da, mesa empolvada próxüna a un poyo de ladri-
llo, dos silla de cuero contemporáneas de la con-
qui ta, i en las paredes toda la corte ce 1estial, re-
pre entada en estampas al humo, grabadas en ma-
dera, iluminadas valerosamente con azafran i
achiute, i un San Antonio de bulto, p e rdidas las
colores, raído 1 hábito, i estendiendo 1a' mutila-
das mano ácia dos sartales de frisoles interpola-
dos con musgos qu invarlian la puert del nicho
del aftijido santo, como para impedirle la salida; i
en verdlld que los bi naventurados no ebian per-
manecer allí sino pri ioneros i mal su grado, en
€ompañía de las scandalosas gallinas, que de
cuando en cuando trepaban hasta el an amio bea-
tificado, con la manifiesta intencion ir espetuosa
de convertirlo n uido. La posadera en jefe era
una viejecilla enjuta de carnes, de jenio agrio i al
parecer rezandera, muí zclo a de una muchacha
mofletuda i desgreñada, de quien se hr cía acom-
pañar, i la cual, egun las apariencias d l rostro,
manos i piés, prof~ aba tenaz m en te la teoría ga-
llega d que "la cá cara guarda al p a o." To
qui ·e isitar la ·cocina, porque e taba s"guro de
perder, con detrim"nto del apetito, el r sto de las
ilu ione que ann me quedaban. Llegó por fin la
hora de comer i cenar en compendio, i s, limos he-
roicamente de aquel mal paso, di poniet do en se-
guida nuestra penitentes cama en la sala i "n
presencia de los antos usodichos, por cuanto el
dormitorio no se habia barrido desde la constru c-
cion de la. ca n, i las dos cujas allí soterrac as no
daban muchas garantías.

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DE ALPHA. 21
-"Oh Señor! " prorumpió la voz de .la patro-
na por debajo de su alto i amarillento sombrero
de palma : " ¿ cómo no se acuestan en el dormi-
" torio i no aquí por onde una tiene que dir a su
" cuarto ? "
-"Nada temas, ríjida virtud" contestó mi com-
pañero, "pues te hallarás libre de asechanzas."
-"Chanzas ? dijo ella, sin entender lo demas.
No señor, que les pondré un juneo en cada cuja,
i estarán mejor allá adentro."
-"Ilusiones engañosas! " le repliqué en el
mismo tono de capilla de mi predecesor en la pala-
bra. "Nada de cujas! abajo las cujas!"
- " I ora? " continuó la interesante patrona un
tanto picada, "puss nostá bueno que no tenga una
por onde pasar sin que ...... ?"
Un ronquido nasal i vigoroso de mi compañero,
i una súbita carcajada mía, pu ieron fin al impor-
tuno diálogo: salióse la vi eja gruñendo, i a pocos
momentos volvió, procurando no hacer ruido i em-
pujando por delante a la jaspeada Maritornes,
causa de sus de velos, hasta encerrarse entrám-
bas en su aposento.
He aquí el aspecto i atractivos de nuestra posa-
da en Ubaté. in embargo, sea dicho en honor
del lugar, que hai otra posada mucho mejor, si-
tuada en la plaza, i a la cual no tuvo por conve-
niente llevarnos el Sr. FeHpe Cordero, Jefe políti-
co del canton, cuyo buenos ofido imploramos
con el éxito que q11eda referido. A él i a su desa-
tencion deben cnlpar los u batereños, si la pintura
fiel de la posada que no depnró mortificare u
amor propio; si bien es de todas maneras cierto
que la cabezera del canton no corresponde a lo que
la riqueza agrícola de los alrededores promete.

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22 PEREGRINACION

Salvo raras escepciones, los pueblos que median


entre Zipaquirá i Chiquinquirá, no brindan al
viajero las comunes i ordinarias comodidades qu e
podrían esperarse de su feliz situacion sobre un
suelo rico i cultivado. Nace esto sin duda de que
entre nosotros aun los propietarios mas acomoda-
dos viaj an llevándolo todo consigo. En los coji-
netes o bolsones de la silla de montar, acomodan
la parca comida que basta a la sencillez de su
gusto gastronómico: el pellon con que cubren la
silla, tendido sobre una estera de junco, i los za -
marras por cabezera, forman la cama en que duer-
men perfectamente en un rancho cualquiera . Por
tanto, ha iendo mui poca demanda ocasional de
mesa i camas, nadie se aventura a intentar el esta-
blecimien o de posadas propiamente dich as, i el
viaj ro inesperto sufre muchas escasezes en medio
d la abundancia de estos vecindarios.

III

De ·de Ubaté empiezan a verse al -E. los


re. to clel antiguo lago de Fúquene, que en su orí-
JCll d •bió colmar toda la llanura comprendida en-
tre los altos de Sutatausa i Simijaca i Savoyá S-N .
i los ramales O. i E. de la Cordillera, ocupando
un es pacio de mas de 8 leguas de lonjitud i
:. de latitud con 2,000 metros de profundidad
por lo ménos, i formando con la planicie d
Bogotá el segundo sistema de grandes lagos ínter-
andino de que ántes he hablado. El ~ SJ ccto de
lo. cerro ecinos confirma esta observaciou, qu
c. pero ver u mostrada al examinar la rotura de la
corclillem ácia Savoyá i Puente-nacional, pues d

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DE ALI>llA. 23
la parte del llano se p resentan r.Lpidos i descarna-
dos con escalone que manifiestan los sucesivos de-
rrumbes que han pad cido, al paso que del lado
opuesto conservan íntegros sus dedives de de la
cumbre, i entera su formacion primitiva. Dema
de esto, los cronistas de la conquista mencionan
por incidencia la gran laguna de •·Cucunubá i Uba-
té," lugares hoi enjutos i labrado , lo que hace
creer que entó nccs comenzaban en el primero c1
estos pueblos las <1guas del lago de Fúquenc, re·-
tos del antigu o mar d.ulce.
Poco mas adelante de Ubaté se acab1. el calni-
no llano i sigue por encÍl a de cerros escarpados,
uno de los cuale , el "Alto de Buena i:>ta,' mid
2, 769 metros de elevacion, i h cumbre sirruicn te
llamada "Volador de Fúquet.e" 2,8!.>5 m tro.,
alargándo e i dificultándosc notablemente el C'a-
mino por aquella eminencias, cu. ndo podrian ro-
dearse fácilmen t :siguiendo la orilla de la lagm a
de Fúquenc hnst. Susa. inembargo, la co. tum-
bre i el espíritu de n tina conservan esa < i en-
diosa i bárbara via de cornunicacion ab'crta por lo
indios i frecuentada por los españoles cuando la
llanura cstab·1 anegada. Entónccs la necesidad los
disculpaba: ahora, variadas las cosa·, es d · admi-
rarse cómo no se ha pensado en mejorar i ac ·1 rar
la comunicacion entre los productivos vall s d
Ubaté, Susa i :Simijaca.
De lo al o del "Volador ele Fúqucn ,, ·km :t.a
la vi tn. sobre una grande sten ion <le país ha ta
los linderos de ln. planicie de Chiquinquirá. Lar-
go rato estuv contempla!ldo aqucll. escena ma(Y-
nífica, aquel océ, no de cerro p r[i ctam n e ' r-
des, aquellas comarca ántc hcnchi la <.1 Cl i -
eh< s laboriosos, despuc cubiertas d. cscombr

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24 PEREGRINA 10 '

anegadas en sangre por lo conquistadores, ahora


naciendo de nuevo a la ci vilizacion en medio de
nuestro afanes políticos i de la barreras que los
Andes oponen al com rdo de estas rejiones con el
estranjero. Fatigados los ojo de recorrer tantos
objetos colosales desparramados en el ancho espa-
cio inferior, volvílos al suelo que pisaba i le ví cu-
bierto en todas sus alturas por innumerables cruzes
formadas de ramas de arbolillos i sembradas rle
tres en tres. Un poco mas abajo, del lado en que
el escarpado cerro hace frente a Chiquinquirá, las
cruzes se multiplican con una profu ion que dará
mucho que pensar al diablo. Y a no guardan ór-
den ni simetría, sino e apiñan i juntan como ma-
torrales, i la invasion es tal, que las modernas de-
rriban a las antiguas i se alzan obre un espeso
montan de sus predecesora , cual sí fueran la imá-
jen de las jeneraciones del hombre, de sus luchas
i de su efímera ambician. De vez en cuanclo, i n
a1gun lugar apartado, aparecían tres cruzesita cu-
riosamente labradas i regado l pié con musgo i
flores silve tres. Adivinábase la mano de la mujer
en aquella obra, limpia i cuidadosa n la ofrenda,
previsora en retirar e del torbellino de las otras
cruzes, sentitnental i e qui ita en los adornos.
¿ El amor tam bi n no concurriría en a u ilio de la
devocion para formar esto altares mi teriosos ?
No lo dudé al encontrar en el camino cabalgatas
de bellas damas de la ciudad s di tan tes, que re-
gresaban de su promesa, acompañadas por man-
cebos muí dilijentcs en cuidarla. . i la leí de Dios
es amor, el amor s tam bien devocion, pens .. in-
voluntari, mente; i vol iéndome a un baquiano
que iba con no otros,
-"¿S n esta cruz es, le pregunté, tributo de

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DE ALPHA. 25
gracias de los pasajeros tímidos, por habel' subido
estas cue~tas sin romperse la crisma?
-"No señor. Todo peregrino que por primera
vez pasa esta cumbre, de viaje a Chiquinquirá a
cumplir promesa, pone su cruz de madera, o la
graba en las peñas o en la corteza de los árboles,
conforme vaya de prisa o despacio.
-"Segun eso, i por la cantidad de muestras
devotas que cubren este camino, la peregrinacion
a Chiquinquirá debe ser rnui numerosa.
-"Oh, señor, sí lo es! El Cura de Chiquin-
quirá coje mas de 20,000 pesos al año en misas,
salves i ofrendas, por enseñar la Vírjen milagrosa.
- " ¿ I él dice o canta todas esas misas?
-"Quién sabe, señor!" contestó el buen ba-
quiano: ''la verdad es que el año pasado me curé
de una disenteria visitando a la Vírjcn, i ahora le
llevo una misa para sanarme del pecho, que me
trae con cuidado.''
Miré a mi hombre para descubrir en su cara si
era la malicia o la candidez de su última respues-
ta lo que en él predominaba. Alto, i seco de car-
nes, se mantenía derecho sobre su pensativo caba-
llo, los piés metidos en labrados estribos de cobre,
los zamarras flojos i colgantes, la roja i amarilla
ruana un tanto arriscada para comodidad de una
larga escopeta terciada al hombro, el rostro serio,
moreno i ámpliarnente barbado, terminando la fi-
gura un pañuelo rabo-de-gallo atado a la cabeza,
coronado por el indispensable ombrero de paja
con hule amarillo. La imperturbable gravedad de
su aspecto me convenció de q ne hablaba de buena
fe, i no i.üsistí en mi interrogatorio; pero involun-
tariamente recordé una nota que trae Acosta en su
Historia compeniliada de la conquista i coloniza-

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P:Jr.REORINACION

4!ion, hablando de las perf'grinaciones de los Chib-


chas a los san tu arios de ciertas lagunas sagradas:
" El reverendo padre 1\íoya, Cura de Chipaque,
" erijió una capilla en su pueblo a principios de
" este siglo i colocó la imájen de nuestra Señora
'' de Chiquinguirá, tratando de persuadir a los in-
" dios que para encomendarse a la Reina de los
" Cielos no necesitaban hacer un viaje tan largo i
" dispendioso como el de Chiquinquirá, que dista
" 20 leguas de Chipaque. Ellos respondían: Es
'' r-ierto, mi amo Cura; mas siempre iremos de cuan-
" do en cuando a Chiquinq'lLÍrá, porque estamos
" acostumbrados desde tiempo de nuestros padres a
" ir bien léjos a nuestras devociones." El terreno,
romo se ve, estaba bien dispuesto para recibir la
s(•milla de estas peregrinaciones semi-idolátricas.
LR sanO'rC española, esenda.lmente devota de imá-
jenes pri vilejiadas, mezclada con la. sangre Chib-
cha tambien inclinada al culto de santuarios espe-
ciales, ha producido una raza de hombres que aun-
que no creen que el Cura de Chiquinquirá dice
todas las misas que le encomiendan, persisten en
ereer que ~i no van allá a visitar a la Vírjen, nada
obtendrán de ella. Van, pues, con el ánir~o pue!-
o en el divertido viaje, i bien distante de las co-
:o~as d 1 Cielo, i de la jenuina dcvocion del cristia-
no; la Vírjen se contenta con verlos en su templo,
i en ~aliendo de él no ve lo que hacen. ¡ Oh cris-
tianismo' dónde estás?
Pnsado el Volador de Fúquene i andados tres
f'nnrto escasos de legua granadina, se llega al pue-
blo de Rusa, vecindario casi todo de in< íjcnas i
ant:gun Pncomiencla concedida por Qr csarla ll ca
pitnn Antonio de Santana, con otros puel os ve-
cino~. Ln 111ituaeion de Susa es bella, en crreno

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DE ALPHÁ. 27
llano i limpio, haciendo frente a la laguna, i pró-
ximo a la hermosa hacienda d Simijaca, cuyes
rectas alamedas de frondoso auces empiezan a la
salida del pueblo i forman parte del camino que
lleva a Chiquinquirá, el cual constituye tambien
la ancha i desembarazada calle de Su a, pobladas
sus orillas de casas de paja modestas pero blancas
por de fklera i conservada n 1 interior con la
minucio. a nitidez que el jenio indíjena sabe dar
a sus cosas propias. De pues de haber andado a
sol abierto por la rasa llanura anterior, se iente
un verdad ro placer al entr n en la alameda de Si-
mijaca, fresca i sombreada 1 o ra1tísimos sauces qu~
oscilan con agradable susurro a impulsos de la bri-
sa, recibiéndose de cuando en cuando un torrente
de perfumes emanados de 1as rosas silve tres i de
los borrachel'Os que llenan los intervalos de sauc
a saúce. Tiene aquel trecho de camino un aire de
fiesta que regocija involuntariamente, i la sensa-
cion de salud i bienestar qre se esperimenta se e -
tiende hasta las cabalgadura , qu aviYan el paso
de por sí i l acen resonar h alam da con alegres i
ruidosos resoplidos ; sensacion dt} que solo en la
rejiones andinas s disfruta, porque uno de su
priucipn.le elementos con iste en aspirar el am-
biente leve, purísimo i embalsamado que lo vivifica
todo sil oprimir el pecho con la d nsidad d<'l aire
de las tierras calientes. Razon tien n los nativos
de esta. comarcas para amarlas con delirio i no ha-
llarse bien fuera de ellas, obedeciendo a un senti-
miento de gratitud i ap go áci< las infinitas be-
llezas que la naturaleza siembra con profu. a mano
'n la· , lturns de la tieua, pr( fe ado ·n tintiva-
mentc por todo sus morauorc en ámLos h mia
fcrios.

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28 PEREGRINACION

El deseo de visitar el famoso "Salto de Ola.Ua"


i la. bella laguna de Fúquene, i acaso tambien la
amenidad del lugar i la ami tosa bondad del Sr.
Enrique Paris, propietario de Simijaca, nos lle-
varon en derechura a la casa de la hacienda fabri-
cada en el mismo lugar en que en 1565 eui:ficó
sus Aposentos el encomendero Gonzalo de Leon.
Hechos los preparativos necesarios salimos en
demanda de la laguna. Antecédele unn. conside-
rable estension ue terreno anegadizo, apénas deso- .
cupado por las antiguas aguas permanentes. Em-
barcámonos en una canoa, i por las zanjas abiertas
para el desagüe nos dirijimos a dos pequeños cerros,
ántes islas, en uno de los cuales, segun leí en las
noticias i escrituras de la encomienda de Simijaca,
se refujiaron los indios huyendo del pueblo, basta
que en 1791 los redujo a salir de allí el dueño de
la hacienda. Esplorada la islita hallé de trecho en
trecho señales de sepulturas en que los tristes emi-
grados se hacian enterrar, siempre a la banda del
cerro que mira al pueblo, como si aun despues de
muertos buscasen el consuelo de los hogares que-
ridos de otro tiempo. N o sin repugnancia de un
pobre labriego a quien llamé en mi ausilio, hice
abrir una de las sepulturas gue las aguas llovedizas
habían dejado ma patente, i en ella se encontra-
ron catorce morrallas o esmeraldas imperfectas,
varias cuentas de piedra mui gastadas, los restos
de un esqueleto que, a juzga1· por la lonjitud de la
fosa, debió medir do vara granadinas, i finalmen-
te una olla de barro cocido figurando un pequeño
barril abierto por un co tndo, i en la abertura nn
reborde afianzado por do asa labradas, que vis-
tas de frente formaban las orejas de un rostro hu-
mano toscamente esculpido en ámbas paredes es-

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DE ALPHA. 29
ternas del reborde. La olla contenia dentro frag-
mentos de arcilla endurecida, i a falta de base es-
taba acuñada por dos pedazos largos de ocre, en
que aun se notaban los restos de dibujos con que
estuvieron adornados. Nunca se han encontrado
joyas de oro, sino rara vez alguna argolla de tum-
baga, i piedrecitas de pizarra cónicas, horadadas en
el centro, iguales a las que todavía ponen las in-
dias en el estremo de los husos en que tuercen el
hilo de algodon. El tiempo habia pulverizado gran
parte de los huesos, incluso el cráneo, que era lo
que yo buscaba para establecer algunas conjeturas
frenolójicas. Burlada en esto mi esperanza, hice
cubrir de nuevo la fosa, i volviendo a tomar la ca-
noa nos dirijimos a la laguna por el rio Simijaca,
que es su desagüe, profundo i sin corriente sensi-
ble. Mirle la laguna 1 legua i ~- en su mayor lon-
jitnd i 1 legua en su mayor latitud, sin contar las
ensenadas, i 14 metros de profundidad en el cen-
tro. Es de hermosa i alegre apariencia, i encierra
4 i las, dos de ellas cultivadas por unos pocos ha-
bitadores que, con los de los lindos valles del li-
toral, forman una poblacion estraña a cuanto. ajita
la República, i feliz en su pintoresco retiro. El
trigo, el maiz, las papas, unas pocas reses i ove-
jas i el abundante pescado de la laguna, sumin:: -
tran a aquellos pobladore segura subsistencia i
sobrantes de fácH cambio en los mercado .. veci-
nos, a los cuales salen en balsas compuesta de
hazes de junco formando un conjunto estrambó-
tico, semejante a una gran tortuga. Tre cientos
año· de conqllÍsta i cuarenta de libertad política e
industrial han pasado por allí sin dejar huella, sal-
vo algunas innovaciones en la vida doméstica que
han alterado mui poco la manera de existir de los

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30 PEREGRINACIOlf

primitivos señores del suelo. El político podrá la-


mentar esta situacion de las cosas ; mas el filósofo
la aplaude i casi la envidia en el fondo de su co-
razon.
En la falda del alto cerro que limita al N .la llanura
de Fúquene, está situado el pueblo de Simijaca,
donde mismo lo hallaron los conquistadores. Consta
de un caserío regular, en parte de teja, i una igle-
sia bastante aseada. La poblacion indíjena va de-
sapareciendo absorvida por la raza blanca, de la
cual hai algunas familias de cierta importancia,
base de la futura "sociedad de buen tono " de
aquel retirado pueblo, cuya prosperidad depende
en gran parte de las mejoras que en la agricultura
intenta introducir en su hacienda el Sr. Pari , de
donde indudablemente se estenclerán a los a]re-
dedores. Rabia fiesta solemne en imijnca, i por
consiguiente mercado i concurrencia estraordinaria.
Cuando llegué a la plaza la proccsion acababa de
recorrerla i regrc aba a la iglesia en medio u l hu-
mo de los cohetesi bajo un repique jencral ele rec;
campanas infatigables. En cada esquina de h pla-
za se había erijido un altar de reposo, ndoruán<lo-
los con cuadros, e. pejos i flores, ciertamente con
mas decor que 1lguno altares que he visto en
lo afueras de Bogotá durn.nte las octava~ de Cor-
pus. Í\cia el centro de la plaza, haciendo frente a
los cuatro lados, luzian cuatro te11dales adornado.
de arrn an i flores silvestres, i llenos de frutas,
animales i producciones de la indu tria de Jos in-
díjcnas concurrentes. Pendian del travesaño u-
perior racimos de plátanos, mazorcas d maiz, es
pjga de trigo, redondos quesos, sendns cnlahazas
i variedad de raizcs i hortalizas. D lo horcone
colgaban entre el fol1nje tórtolas, palomas i tal

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DE ALPHA. 31
c:ual pollo aflijido de verse en exhibicion pú1l.ica.
Al pié yacían aprisionados algunos corderos pa-
cientes, cerdos escandalosos i hasta un desventu-
rado armadillo, cuyo afan constante era esconder
la cabeza en un agujero que había logrado practi-
car en la tierra, no obstante los regaños i tirone::;
de cuerda de la indiecilla que vijilaba su conduc-
ta. Rabia no sé qué de injenuo i plausible en
aquel alarde de los frutos del trabajo, en la carrera
que recorrió el Santo patrono, como para pedirle
que bendijera i prosperara lo:s productos del sudor
de los honrados indios cultivadores. I de seguro
que si Dios proteje a los limpios de corazon, las
fisonomías formaletas, los trajes modestos i la
cncallezida manos de los labriegos concurrente&,
daban te timonio Je merecer la proteccion solicita-
da. Terminada la procesion fueron desbaratado
los altare i tendales, i a la tarde se jugaron seܕ
toros benévolos, mas inclinados al sistema de la
pa~ universal que al de los combates a que lo
e 'Citaban con mucho ruido i poco fruto. Llegó la
noche : ios toros volvieron a sus potr ros tranqui-
lamente : las notabiliJades del lugar se congn:-
garon n un baile que fué de etiqueta durante
lus do.s primeras horas, i al mismo tieu1po la jentu
llana, i feliz en su llaneza, improvisó tantos bai-
les borrasc.osos cuautos tjples re onaban en las di-
versa, chü:herías ; los cuales bailes ful!ron de n-
gorosc etiq Lleta Je:;de el punto en que comenza-
ron hasta la hora en que todos, inclusa la orquesta,
uedaron acbichados i dormido donde i como lc110
fu' faltando el equilibrio.
Pregunté por el "'alto de Olalla," i nadie, ni
<tun el Cura Jel lugar acertaron a deternunarlo,
pero sí me refirieron dos cuentos a cual ma e -

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32 PEREORINACION

trambóticos acerca de la signi:ficacion de aquel


nombre. :Mediante el exámen atento de las escri-
turas antiguas de los Aposentos de Simijaca, salí
de dudas, hallando que la escena babia pasado en
la cresta de un alto i peinado cerro que demora
pocas cuadras al S. de las ca as de la hacienda.
Cuando el alzamiento de los indios, que produjo
en 1540 la carnizería del peñon de Tausa ántes
mencionada, los indios de Simijaca se habian he-
cho fuertes en lo alto del indicado cerro, el cual
termina por un estremo en dos picos inaccesibles,
i por el otro, ácia el S-S-0. en una rotura per-
pendicular labrada por la corriente de un riachue-
lo. Allí flleron atacados por los españoles, reno-
vándose la matanza de Tausa; i en lo recio del
combate los indios estrecharon tanto a Alonso de
Olalla, que hubo de cejar defendiéndose, sin ad-
vertir que detras le quedaba el terrible precipicio,
hasta que faltándole el suelo cayó de. peñado áeia
el rio. El animoso castellano se dejó ir al abismo
sin soltar la espada ni la rodela, i hubiera pereci-
do si la ramazon de los árboles que entónces cre-
cian abajo, no le hubiese atajado en la caida, de la
cuhl salió con una pierna rota i herido en el rostro
con su propia espada, dejando su nombre al pe-
ligroso e involuntario salto. Hoi los árboles han
desaparecido quedando en completa desnudez el
precipicio; i el riachuelo, testigo de la trajedia, co-
rre apresurado a dar movimiento a dos molinos de
trigo inmediatos. Nadie recuerda allí el suceso ;
ni los sucesores de los victoriosos, ni los descen-
dientes de los desventurados Simijacas, muertó a.
millares e insepultos en aquel sitio.

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DE LPIIA. 33
IV
Dejando atras a Simijaca i andadas tres leguas
granadinas escasas, se entra en un valle amenísi-
rno prolongado S-E. N-0, ceñido ele altos cerros
que terminan ácia el valle en multitud de colinas
redondas, i suaves laderas salpicadaa de ca itas i
sembradas de trigo, maíz, cebada, papas, habas i
otros frutos menores, cuyas sementeras, dividida
por cercas vivas, i subdivididas en pequeños cua-
dros, hacen el efecto de un mosaico de variados co-
lores, negros algunos retazos i preparados para la
iembra, verdes los otro con los trigales nuevos,
amarillos muchos con los rastrojos de la mies co-
sechada, i no poco matizados con el vivo colori-
do de la flores de habas, arvejas i friso les; paisaje
bello i fresco ~obre toda ponderacion, nnte el cual
un bábil pintor se hallaría perplejo para reprodu-
cirlo en su lienzo, bajo un cielo de azul brillante
franjeado de lijeras nubes, i en medio de la atmó -
fera diáfana de los Ancles, que permite ver a gran
distancia el contorno de los majestuosos cerro , la
vivaziclad de los colore , el resplandor de las abun-
dante ngnas i los lejanoa rebaños paciendo b. tu-
pida ·grama del valle, matizada con alegres flore
de achicoria.
En mitad de este valle se alza un ca crío de
teja i paja, por encima del cual sobresalen la pa-
redes i torre de un templo de grandes dimcnsio-
ne's. Es Chiquinquirá, la villa de los milnrTro i
peregrinaciones, centro a que se dirijen i da don-
de parten para todos los camino., nnm~ro os devo-
tos a pié i a caballo. La pulida dama de las ciu-
dades con su largo traje de montar, su lijera rua-
nita de hilo, el reducido sombrero de jipijapa con

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34 PEREGRINACION

velo verde, i el rostro enteramente cubierto con un


pañuelo para preservarse del sol i del polvo : el
caballero acompañante, montado en un potro de
raza, enjaezado con la ancha silla de Chocontá,
descomunales espuelas que hacen contra los ce-
rrados estribos de cobre el ruido de una fragua,
zamarros de piel de leon, ámplia ruana listada i
sombrero de grandes alas cubierto de hule blanco:
la campesina rica, sentada confortablemente en su
sillon colorado con chapas de plata, ámbos piés
sobre una tablilla pendiente de fuertes correas,
miéntras la robusta persona se apoya contra el es-
paldar i los brazos del sillon, oprimiendo el lomo
de un caballo vigoroso i sufridor, guiado por el
complaciente i grave jefe de la familia gloriosa-
mente ataviado a lo orejon jenuino, con todos los
colores del arco-íris: el peon socorrano, de ruana
diminuta, sombrero de trenza i calzon de manta
rayada, manufacturas de su propia tierra: el de
Jiron i Sanjil, vestido de azul, i el sombrero enri-
quecido con un escandaloso hule nuevo, dejándose
llevar mas bien, que acompañando a tres o cuatro
paisanas suyas, con enaguas de lienzo, tambien
azul, rematadas por una arandela, sombrero de pal-
ma de copa alta i pañuelon colorado con ramazon
amarilla: la guaricha bogotana, regordeta, peque-
ña, cara chispeante entre el embozo de la mante-
llina de paño, abundan tes enaguas de bayeta fina
i la patita encerrada en blanco alpargate ; en su-
ma, todos los matiz es del traje peculiar a cada pro-
vincia, todo los tipos de casta, desde el indio puro
hasta el europeo de ojos azules, todas las cd ele
i condiciones se ven allí reunidas en una ma a vj -
viente, cuya idea cardinal es "ver a la Vírjen, "
cuya ocupacion es el rezo, i su afan predominan e

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DE ALPHA, 35
es reunir velas de cera o de sebo para encenderlas
delante de la imájen privilejiadil, sin lo cual se du-
da que otorgue las gracias que vienen a deman-
darle.
Chiquinquirá tocó en repartimiento i encomien-
da a Antonio de Santana, compañero del Conquis-
tador Gonzalo Jiménez de Quezada. La poblacion
de los indios estaba asentada a espaldas de la sie-
rra de Coca, poco mas de una legua granadina al
E. de la actual villa, por cuanto el valle era en-
tónces desapacible, rodeado de bosques i cubierto
de nieblas, de donde le vino el nombre Chibcha
que lleva. Fundó en él Santana sus Aposentos i
Capilla, i para adornar esta pidió a Alonso de Nar-
váez, pintor de Tunja, por los años de 1570, que
le dibujara una imájen de la Vírjen del Rosario.
Narváez tomó una manta de algodon, tejido indí-
jena, de vara i cuarta de alto i vara i tres cuartas
de ancho, i pintada la Vírjen en el centro, como
viese que le quedaba mucho espacio blanco a los
lados, los llenó con las efijics de San Andres i
an Antonio, poniendo esta a la derecha de la Vír-
jen en obsequio del encomendero, quien pagó por
el ·cuadro veinte pesos de oro. Llevólo a su Ca-
pilla, que era un rancho de paja de vara en tierra,
en el cuál se solla orar de dia, i de noche se reco-
jian a dormir los cerdos i las gallinas. Al poco
tiempo quedó el cuadro malparado i roto, como
era de esperarse, i así estuvo hasta el año de 1586
en que l\1aría Ramos, cuñada de Santana, estan-
do en devota oracion el 26 de diciembre, vió que
el cuadro descendió de donde lo tenian atado, i
permaneció en el aire, renovada i rcsplandecien te
la pintura. Larga informacion l'C hizo de este mi-
lagro, por órden del Arzobispo Don Frai Luis Za-

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36 PER.EG1UNAC!ON

pata de Cárdenas, la cual he visto 01ijiual en le-


tra pastrana en los archivos de la iglesia. De aquí
datan la fama i milagros de esta imájen, la cual
fué llevada con gran pompa a la ciudad de Tunja,
devuelta despues a Chiquinquirá a solicitud del
Cazique Don Alonso, i colocada en varias Capi-
llas, hasta que a principios de este siglo se comen-
zó a edificar el suntuoso templo en que hoi está,
consagrado en 1823.
La fábrica del templo es grande, abovedada, de
un órden de arquitectura que participa del jónico
i corintio, costosamente labrada i mui sólida. In-
mediatamente despues de la cúpula se halla un
templete elegante, rodeado de cuatro altares en
que a un tiempo pueden decirse otras tantas mi-
sas. Allí está al frente i bajo un dosel enchapado
de. plata maciza, el famoso cuadro lleno <le joyas i
pidrerías antiguas de gran precio, en trc las cuales
sobr~salen la media-luna de oro cubierta de ricos
encajes ele filigrana sembrados de esmeraldas i co-
locada a los piés de la imájen, el cinturon cuaja-
do de diama•tes i esmeraldas, ofrenda de la Du-
qÜesa de Alba, i :finalmente la corona de oro i
gruesas esmeraldas i perlas. Visto de cerca el cua-
dro, se nota que es una pintura antiquísima al
temple, de bastante mérito artístico, i ejecutada
sobre una manta de algodon, cuyo tejido está
manifiesto en muchas partes. La profusion de jo-
yas de que está cttbierto el cuadro, i que han ido
clavando en él, i la accion del tiempo i de la in-
temperie a que ántcs estuvo e~puesto, han btrra-
do la pintura ~asi del todo, no obstante la rcnova-
cion 'SÍlagrosa de 1586. Pero la fe i el cntusia$-
mo relljioso la hacen ver bien clara ; siendo tales
la fama de la imájen iel fervor de sus devotos, que

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DE ALPHA. 37
anualmente, me aseguró el Cura, vienen cerca de
30,000 peregrinos de todos los puntos de la Re-
pública i algunos del Ecuado1· i del Perú, no fal-
tando ejemplares de peregrinos venezolanos i aun
españoles venidos de ultramar, solo a cumplir pro-
mesas. Cada peregrino hace su ofrenda en velas,
de las cnales arde un bosque entero sobre dos lar-
gas mesas colocadas al ingreso de la nave princi-
pal. Las misas, salves i rosarios solemnes, son
interminables; i si se atiende a que el precio de
las misas varia desde 2 a 1 O pesos, el de las salves
i rosarios de 1 a 7, i el de las de mas ceremonias
en proporcion, se viene en conocimiento de que
no e.xajeró nuestro baquiano de márras cuando
dijo que el concurso anual de fieles dejaba al Cu-
ra unos 20,000 pesos de renta, puesto que el total
de las ofrendas puede estimarse en cerca de40,000
pesos cada aí'io, que repartidos entre 12 sacerdotés
i 16 minoristas i cantores adscritos al servicio del
tero plo, bien queda al Cura la mitad, limpia de
polvo i paja; magnífico destino de que dispone
todavía la Orden de Santo Domingo de Bogotá,
dotando con él sucesivamente a los relijiosos mas
antiguos. *
• Es probable que estos proventos del Cura se disminu-
yan mucho a catlsa de un comercio vergonzoso qne practican
varios clérigos sueltos o curas errantes que caen sobre Chi-
quinq uirá como gorriones sobl'e sementeras. Ello se anti-
cipan a recojer de los peregrinos el dinero que traen para
mi as, situando mensajeros en las entradas de la ciudad i es-
tableciendo un regateo que los hace a todos acreedores a la
flírula con que Jesucristo arrojó del tcm plo a los tr.!ltantes i
n. llrero qnc lo profanaban. Pero no e, esto lo peor: PER-
o.·A VERÍDICA 1 co tl'ETE .' TES me inf. rmaron que todo
ratero que no e pera ab. olucion en el confe onario ue su pro-
pío Cma, a ménos que no re tituya lo hurtaclo, halla en Chi-
q uinquirá quien le remita el pecado, mediante un tributo a

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88 PEREGRINACION

Infiérese de lo dicho que la principal fuente de


riqueza i comercio de esta villa es la devocion de
los fieles. Un movimiento de 25 a 30,000 tran-
seuntes al año, i de 50,000, segun dicen, cada sie-
te años que tiene lugar un paseo público de la Vír-
jen, representa una masa de consumos i cambios
considerable; i sinembargo, no hai en la villa una
sola posada que merezca este nombre; porque a
nadie le ha ocurrido esplotar esa rica mina.
Chiquinquirá cuenta cerca de 4,000 vecinos que
habitan 135 casas de ttja i 1,040 de paja. Tiene
dos plazas i dos fuentes públicas. El aspecto de
la poblacion es sano i robusto, compuesta de indí-
jenas i blancos, i esenta. de las deformidades del
coto i miembros contrahechos, tan comunes en
otras partes. En lo material se nota a]aun progre-
so, tanto en la fábrica de casas nuevas como en el
aseo de las calles, algunas de ellas empedradas;
pero el buen gusto i la elegancia no han penetrado
todavía en la vida doméstica ni en el ajuar i dis-
posicion de las casas. Contiene, ademas del sun ..
tuoso templo de la Vírjen, una iglcsüt edificada
sobre las ruinas de laantigua capilla, i una peque-
ña ermita que corona lo alto de una colina desde
la cual se dominan la ciudad i sus alrededores. En
1835 fué suprimido el convento de domínico , ane-
. o a la iglesia, i el edificio sirve hoi de Colejio
provincial, en el cual se enseñan latín, filosofía
la Vírjen. ¡ Estraño modo de hacer c6mplicc i cncuhriclora
a la inocente imájen! La pluma e resiste a t1azar las con-
ecuencias lamentables que se deducen de tales abu o., no
ya en detrimento de la moral i del 6rden civil solamente, i-
no en perjuicio i afrenta <le h relijion mi1:ma, d sfigurada,
desnaturalizada i prostituida con . emejantc prácticas i las
doctrinas que ella presuponen. ¿DE PARTE DE QUIÍ:N .E -
TÁ, LA J fPIEDAD J LA JRRELlJION?

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DE ALPHA. •9
e peculativa, algo de castellano i frances, · una
cosa que llaman Jurisprudencia, sin duda mui útil,
junto con las susodichas enseñanzas, para acar
hombres de provecho que sepan descubrir i esplo-
tar las ricas minas en que abunda el territorio de
V élez, adelantar su agricultura i abrir los caminos
de que carece i sin los cuales jamas saldrá la pro-
vincia de su actual condicion pasiva i estacionaria.
¡Funesto i lamentable estravío en la direccion que
se da a la instruccion pública, sacrificando a una
ridícula vanidad universitaria el porvenir de los
jóvenes i la prosperidad del país! Hai una escuela
primaria de niños, i una de niñas, tan mal surti-
da~, que el ánimo se centrista al ver semejante
imperdonable descuido de los mas caros interese.
morales en el seno de un pueblo que por cierto no
es pobre ni debe ser partidario de la barbarie.
El trato de las personas de nota es amable, fran-
co i obsequiow: el vivir de las señoras mui reco-
jido i modesto, pues ni gastan lujo alguno, ni se
las ve en las calles sino es para ir a la iglesia: con-
tentas con su existencia sedentaria, pasan los dias
iguales, sin emociones fuertes, i acaso ignorando
que sus gracias tienen admiradores. ¿Qué otro re-
curso les quedará, pues, para ocupar la actividad
del espíritu femenino, sino la <lcvodon? Tal es la
suerte de las mujeres en la rejion de la Cordille1·a,
i esta es sin duda la cau a de la propension al rezo
i prácticas monásticas que caracteriza a los mora-
dores del antiguo país de los Chibchas. El influjo
de la mujer es siempre grnn<le, i a su ejemplo se
amol<lan las costurn bres domé ticas i las inclina-
ciones de los hijos i subordinados.
Resueltos a recorrer los distritos de que consta
el canten Chiquinquirá, aprovechando para ello el

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40 PEREGRI ~ ACION

resto del verano, que dura hasta mediados de mar-


zo en la tierra caliente, echamos a andar por un
mstro de camino empezado a trajinar en el declh·e
de las colinas del 0., i de allí a poco avistamos el
pueblo de Cáldas, recientemente fundado por los
vecinos del antjguo Cármen, cuyo asiento aban-
donaron por falto de aguas i pastos. Situado Cál-
das en Ul~a llanurita enjuta, bien ventilada i con
buena aguas potables, presenta un aspecto de
bienestar i aseo que ojalá fuera eomun a los demas
pueblos del canton. Activos e industriosos sus
moradores se aprovechan de la fertilidad de sus
terrenos para bien cuidadas sementeras de tdgo,
maiz, cebada, papas, frisoles i otras menestras, i
para la cria de ganado que es abundante i hermo-
o. Las escelentcs maderas de hs cercanías, la pie-
dra i la cal se hallan a la mano para toda clase de
obras : así el nuevo pueblo ha comenzado a le-
vantarse con casas de teja, sólidas i espaciosas,
pero desgraciadamente mal ordenadas, por falta de
un hombre intelijente que hubiese tomado interes
en delinear el poblado. I,a jentc de Cáldas es sa-
na i vigorosa, obsequiosa i atenta con los foras-
teros i mui empeñada en la mejora de su distrito,
de lo cual es relevante prueba una escuela de pri-
meras letras, limpia i bien ordenada, a la que con-
curren 40 niños aseados, intelijentes i de modales
abiertos i fáciles, dirijidos por un jóven lleno de
consagracion al desempeño de sus santos deberes.
El pueblo de Cáldas es digno de llevar el nombre
de aquel ilustre mártir de la República.
Traspuesto un alto cerro a e~palda del pueblo
comienza el descenso por la opuesta banda de la
Cordillera, suave hasta la "Boca-del-monte," rá-
pido de ahí en adelante. En este lugar cambia de

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DE ALPHA. 41
repente la vejetacion, sostituyéndose a las plantas
enanas i cerros tapizados de grama i achicoria de
las tierras altas, árboles cadn vez mayores, i bos-
ques que trepan hastnlas cumbres que se levantan
apiñadas por todas pa.rtes. La caña de azúcar, el
café, el plátano i las lindas palmas llamadas Ca-
chipai, cuyo fruto cocido tiene el mismo sabor de
la papa, invaden el terreno a medida que la tem-
peratura sube de grados ; i en igual progresion se
hace rara, descolorida i floja la poblacion. ¡ Sin-
gular contraste de la esplendidez i abundancia de
la tierra, i la escasez i pobreza de los habitantes !
Rendimos la jornada en Buenavista, centro de
este distrito, situado en una hondonada que con-
tradice abiertamente el pretensioso nombre del
pueblo, imájen de la pobreza, desaliño e incuria .
Sus ferazes campos en que se ostentA. una vejeta-
don vigorosa i variada, permanecen yermos: el
aspecto de los moradores es apático i enfermizo, a lo
que contribuye mucho el vicio, jeneral en todo el
resto del canton, de comer fragmentos de pizarra
i greda de los arroyos, "que cuando llueve, dicen
aquellos infelizes, saben i huelen a pan." En conse-
cuencia la poblacion permanece estacionaria, si no
retrograda, como lo demuestran las cifras 57 bautis-
mos i 48 entierros en el último año. Buscar posada
era pedir peras'al olmo; por lo que sin vacilar nos di-
rijimos a la casa del Cura, tristo rancho de paja
contiguo a la iglesia. Estaba el solitario sacerdote
en el4Ppatio escojiendo granos de trigo de sem bra-
dura sobre una mal labrada mesa. Jóven todavía,
·estido de manta del país, en el rostro impresa la
mela n colía i los ademanes no sueltos ni vivos como
espresion del bienestar, sino abatidos i resignados,
produjo en mí una impresion de simpatía que me

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42 PEREGRINACION

hizo estar un rato contemplándole. Llamé al fin,


i vino a nosotros con los brazos abiertos, i desde
aquel punto fueron nuestras la casa, la frugal me-
sa i todas las comodidades del Presbítero Ortiz,
si comodidades pueden llamarse dos asientos de
cuero i unas esteras de junco. Un aspecto de de-
solacion predominaba en aquella casa, en armonía
con el del pueblo, habitado por 80 vecinos a lo
sumo, e invadido por los matorrales hasta cerca de
las miserables casas. La iglesia, abierta i desman-
telada, abriga bajo el nombre de imájenes un con-
junto ridículo de monstruosidades adornadas es-
trambóticamente con restos de vestiduras antiquí-
simas i colocadas sobre poyos de adobe, desnudos
i descascarados. A vista de esto, de la situacion
abatida del Cura i en medio de las tinieblas de la
ignorancia que cobijan al vecindario, ¿qué ideas
tendrán del cristianismo aquellos rudos morado-
re ? Fácil es concebirlo ; i este hecho desconso-
lador se repite en las demas parroquias del cantan
ácin el Magdalena. N o hai, pues, para estas jen-
tes desventuradas mas alternativa q ne la nusencia
de creencias reJijiosas, o una verdadera idolatría
disfrazada con las apariencias de culto a las imá-
jencs : las puras, sublimes doctrinas de la Biblia
se ignoran: las máximas morales i ci'rilizadoras
del cristianismo no han llegado hasta estos horn-
ur S : ellos son buenos, obedientes i sufridos por
índ le natural, o diré mejor, por falta de tenta-
ioncs para inclinarse al crímen ; jénero ele bondad
nrgativa que proviene de la inercia de los espíri-
tus i no de la fuerza tutelar de sanos prjncipios
inculcauos por institutor alguno.
Llegó la deseada mañana, i salimos en demanda
de Copcr, distrito parroquial que los de Buena-

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DE ALI'IIA. 43
vista nos pintaron prósper i rico, tal vez compa-
rándolo con su propio estado. U na cuesta rápida i
larga por la cual desciende en multiplicados jiros
un callejon profundo i escabroso, que llaman ca-
mino, es la salida del pueblo: despues siguen ba-
jadas suaves hasta llegar a la honda i estrecha ve-
ga por donde pasa pre~uroso el rio "Cantino."
El termómetro centígrado marcó 30. 0 a mediodía:
ni un aura leve movia los corpulentos árboles ; ni
mas ruido .que el penetrante i continuo chirrido de
las chicharras acompañaba al de las negras aguas
del Cantina. La naturaleza dormia bajo el prso
de una atmósfera densa i caldeada, i hombres i
bestias buscamos la sombra, abrumados de calor,
para prepararnos a pasar el puente colgante, i tre-
par en seguida el alto cerro que se alzaba enfrente
hasta perderse entre nubes. En <'l breve espacio de
5 horas habíamos pasado por una serie de tempera-
turas desde 18. 0 centígrados (Buenavista) hasta la
ardiente del Cantino: en ménos tiempo íbamos a
volver a temperamento casi frio. Tal es la comar-
ca que visitábat •os ; rica en producciones de to-
dos los climas encerrado en pequeños espacios,
pero solitaria i en la plenitud de la agreste maO'-
ni:ficcncia que ha o tentado i seguirá ostentando
inútilmente por muchos siglos.

.Mide el rio Cantino, en el lugar por donde se


pasa, 40 varas granadinas de latitud, i sus aguas
ennegrecidas por la pizarra que traen en disolucion,
pa an rápidas i bastantes profundas por un lecho
sembrado de piedras rodadas que hacen su curso

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44 PEREGRINACION

tumultuoso e invadeable. El injenio de los indí-


jenas halló el medio de pasarlo valiéndose de un
arte que luego imitó la sábia Europa llevándolo a
la perfeccion: los puentes colgantes. A flor de
agua i uno enfrente de otro arrancan, en el paso
de que trato, dos corpulentos árboles naturalmente
inclinados ácia la mitad del rio, despidiendo nume-
rosas ramas robustas en todas direcciones : de estos
árboles se valió el artífice del puente como de estri-
bos capazes de resistir el ímpetu de las corrientes i
puntos de apoyo de la fábrica. Una fuerte barba-
coa .de maderos lleva desde lo alto del barranco
hasta encontrar el tronco del árbol: desde aquí
parten cuatro gruesas guáduas trabadas a distan-
cia de un palmo por travesaños firmemente atados
debajo, formando un piso su tentado en el aire por
un cspe o tejido de bejucos que hajan de las ra-
mas del árbol i enlazan las guáduas, que aña-
didas unas a otras se prolongan de ribera a ribera,
hasta encontrarse sohre el centro del rio describien-
do una cnrva irregular, cuya parte media se levan-
ta cerca de 8 varas encima de las aguas. Conforme
avanzan las guáduas ácia el ápice de la curva se
multipli ·an los bejucos de su pension, en términos
que a la mitad del puente se espc an j juntan, i
e cruzan i entretejen los de allá i los de acá con
una profu ion den udos que indican el afan del ar-
tífice por salir airoso del difícil paso. 'obre ]as
guáduas, i de media en media vara, hai planchas
acadas de la misma planta i afirmada· al piso con
bejucos delgados: finalmente, encima de estos
atravc añ si en el entido de la lonjitud del pu n-
te, hai un li ton central de una tercia e e ancho,
formado de cintas an()'ostas ele guádua , i destinado
a ser el piso transitable del puente. Lo angosto d

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DE ALJ>IIA. 45
este i la oscilacion que le comunica el transeunte,
no permiten.pasarl o a caballo ni con bestia carga-
da: las cargas pa an poco a poco a espa lelas de
los peones, i el viajero torna su mula de diestro i
empieza a hacer equilibrios sobre aquella maroma,
viendo por entre las aberturas del piso las tcnebro-
as a{J'uas del rio, que ruedan velozes intimando
sentenda de muerte al que caiga del movihle puen-
te, por cuanto la ruana, lo zamarras i las estu-
penda espuelas orejonns, no fueron inventadas
para nadnr. Pasamos; i sea dicho en acatamiento
a la justicü1, mi mula lo hizo con ma talento,
serenidad i aplomo que su dueño. Tres horas des-
pue , i como a los dos tercios del alto cerro, en-
contramos las primeras casas de Coper, i al cabo
<le un instante nos hallamos alojados en una lim-
pia i confortable casita que la señora Alcaldesa
nos franqu ó con la benevolencia i agrado con que
las mujere hacen el bien in uctenerse, miéntrn.s
los hombres calculan si les tendrá cuenta el ha-
ierlo.
En lo material Coper hace algunas ventajas a
Buenavi. ta, es mas poblado i los alrededores cul-
ti"t·ados de emcnteras i caña de az ·ú car, siendo la
industria principal la e traccion de mieles. Sin
embargo, la poblacion apéna comienza a salir de
su antiguo abatimiento, i e diczmac a por la ~n­
fermedad peculiar de estos di tritos, llamada jipa-
tera, resultado del vicio de comer tierra i del inmo-
derado uso del guarapo crudo. La mejora de la
poblacion elata desde la llegada del actual Cura,
pr~sbítero ajardo, i es una prueba pDlmaria del
grande influjo de estos funcionarios en la suerte. i
condieion de los pueblos situados en medio de
nuestros de iertos: el carácter del Cura se refleja

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46 PEREG-lUNACION

siempre fielmente en el aspecto i manera de vivir


de lo!? feligreses. El de Coper es un hQmbre llano,
franco i abierto, que serie sonoramente, \'iste rua-
na i alpargatas i persigue con teson los Yenados en
las montañas vecinas. Activo i emprendedor, no
se contenta con predicar el trabajo, sino descuaja
monte i siembra caña i maizales, i en tiempo de
cosecha convierte en granero toda su casa, inclusa
la sala. Hospitalario i alegre, anima a sus feligreses
con el ejemplo i la palabra, i poco a poco va des-
pertándolos de su jenial letargo i corrijiéndoles
las costumbres. Está en su elemento: no envidia
otros curatos, i es probable que a vuelta de pocos
años él mismo se admire de la revolucion que ha-
brá causado en su parroquia. ¡El Cura! he aquí
el ajente positivo, único quizas, de civilizacion
para los pueblos distantes de las capitales i centros
mercantiles. A la educacion i mantenimiento de los
Curas debiera dirijirse la meditacion del Gobierno,
persuadido de que hasta no reformarlos i levantar-
los a la altura de su mision, el progreso moral, in-
telectual i material de la poblacion jornalera i
agricultora de las parroquias, será lento, mui lento,
a pesar de las instituciones republicanas que ella
no conoce, i cuyos beneficios no le alcanzan en
medio de su ignorancia suma.
Y a desde Coper predominan en la formacion de
los cerros el sisto arcilloso, algunas vezes betumi-
noso, i la pizarra, particularmente esta última, que
ennegrece las aguas rle los torrentes i riachuelos
rápidos. Las estratas de las serranías superandi-
nas desaparecen enteramente, i cesan los grand
hundimientos i las sublevaciones súbitas que ca-
racterizan aquellas comarcas. Los cerros se apiñan
in dejar valles intermedios, las crestas son pir 4

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DE ALPHA. 47
midalcs, las laderas pendientes i angulosas. Por
consig uiente los caminos son quebrados sobrema-
nera, hondos o en forma de escaleras que no con.
sienten el trasporte de cargas pesadas, fatigan mu-
cho las bestias i solo permiten jornadas cortas : así
la configuracion del suelo conspira a mantener en
b. inercia aquellos pueblos, privándolos del estí-
mulo que las ganancias del comercio les comuni-
carían para dedicarse al cultivo del café, que all í
es de un aroma esquisito, de la caña de azúcar,
cacao i algo don, que crecen casi espontáneamente .
Cíñcnse los moradores a producir lo necesario pa-
ra su propia subsistencia; i como esta la fundan
en el plátano, maiz i guarapo, no han menester
much o trabajo para asegurarla, de donde procede
que sean perezosos, vivan en la ociosidad i se
entreguen a vicios, hijos de la ignorancia, que los
enen·an i matan en número casi igual al de los
nacim ientos; por manera que los distritos parro-
quiales de Buenavista, Muso, Maripí i Paimc ca-
minan visiblemente a !fu estincion, i desaparecerán
en breve si el jenio de algun Cura civilizador i ca-
ritativo no viene en su ausilio.
Los conquistadores hallaron mucho que hacer
en esta tierra de los Musos para sujetarla. Eran
valientes i soberbios los indios, contaban a cada
paso con fortalezas naturales para resistir la inva-
sio n castellana, i las quiebras i barrancos, no inte-
rrumpidos por llanos ni lomas limpias, les ponían
a salv o de los temidos caballos, que en aquel país
eran mas embarazosos que útiles a los invasores.
in arcahuzes nada habrinn podido, como lo de·
mostraron los descalabros que sufrió el Capi tan
Valdez 1 a quien arrojaron del territorio bien escar-
ment ado. En 1552 los acometió de nuevo Pedro

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48 PEREGRINACION

de Ursúa con un cuerpo de veteranos, i logró pe-


netrar hasta Pauna, con mil riesgos, fatigas e infa-
mes traiciones en que asesinó a los principales
caudillos indijenas; con lo cual, creyéndose ven-
eedor, fundó la ciudad de Tudela, cerca del rio que
hoi llaman Gua o, a la izquierda del camino que
de Muso lleva a Puripí; mas los valientes indios
volvieron a la carga, atacaron i arrasaron la ciudad,
i es pulsaron de nuevo a sus insufribles huéspedes.
La esperiencia enseñó a estos el modo de triunfar
de los heroicos Musos, i en 1555 marchó sobre
ellos el Capitan Lanchero con un cuerpo de arca-
buzeros i una numerosa jauría de perros cebados
con carne .de indios, los cuales fueron cruelmente
cazaélos i despedazados en los bosques. Venció
Lanchero; i noticioso de que en los cerros de Itoco
habia copiosas muestras de esmeraldas finas, fundó
allí cerca una ciudad que llamó "Trinidad de los
M usos," i es hoi el triste i miserable pueblo de
Muso. Fué en lo antiguo una villa con iderable,
si se ha de juzgar por las ruinas que aun se ven de
bue11as casas de ladrillo i piedra, sobre cuyos re.s -
tos han levantado los modernos sus ruines ranchos
de paja. La tradiciou de los viejos conserva me-
moria de 5 iglesias i 2 conventillos: hoi, en aque-
llas ruinas macizas, donde fueron las salas i apo-
sentos de los antiguos hidalgos, hai v:iejísimas
plantas de cacao i árboles corpulentos, nunciolil de
la invasion de los bosques en el decadente poblado,
i del próximo retroceso del plÚs a la agreste soledad
de las selvas primitivas.
Cuenta Muso 200 vecinos, i el distrito parro-
quial 900, todos do aspecto pobre i enfennizo,
abundando estraordinaria.mente la sífil-is, fomenta-
da por las costumbl'es harto sueltas, como loma-

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DE ALPHA. 49
nifiesta la proporcion de 60 nncimientos ilejítimos
por cada 100. Hallábase an ente el Cnra, Dr.
Agustín O tálora, j óven de dudo a Yocacion eclc-
siática; i como tengo por esperiencia que la con-
ducta de los Curas es la causa principal del bien-
estar o decadencia de estos lejanos pueblos, quise
juzgar de la del de Muso visitando las do~ iglesias,
que logré hacerme abrir. Nada es comparable con
el estado de abandono i desa eo en que se encuen-
tran: la iglesia antigua podridas las puertas, casi
invauida por la maleza i yerbas, agnjereado el
techo, rotos i asquerosos los altares: la iglesia
nueva, de espaciosa fábrica, sucia i desgreñada
sobre toda poncleracion. Acerquéme al altar ma-
yor para reji trar por entre las desordenadas cor-
6nas el retablo principal, i mundano corno soi,
me indignó ver el sagrario abierto, como si hubie-
··en tenido gran prisa en dejar el templo los que en
él oficiaron; retiréme, i al salir noté sobre uno de
los altare laterales i al pié de un 'Santo aflijido
por la miseria de su traje ¡una guitarra!
Las iglesias de :Muso eran ricas en joyas i pa-
ramentos, i hubo un tiempo, no remoto, en que
tenían el aspecto de templos cristianos. Hoi guar-
dan armonía con la desolacion de la antigua villa:
dentro de poco crecerán en su recinto las breñas i
los árboles, segun caminan a la ruina.
Dió el Congre o a l\Iuso 1,500 pe os anuales pa-
ra puentes i caminos. Asegur 'seme que de ellos
se aplicaban 1,000 pesos para fábrica de iglesia,
300 para la e cuela a cargo del Cura, i el resto ..•
quizás para obra públicas a cargo del Alcalde,
hermano del Cura. Las iglesias ya queda dicho
cómo están: quince niños desgreñados suelen con-
gregarse en una pieza empolvada i sin muebles, i
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50 PEREGRlNACION

allí gi·itan desaforadamente algunas palabras to-


maclas de los cuadros de lectura ; i esta es la es-
cuela : barrancos escarpados, quebradas sin puen-
tes, bosque por todas las sendas, yerba i ruinas
en el pueblo; estas son las obras públicas. No
hai que admirarse, pues, de la decadencia de l\!Iu-
so, sino de que aun subsista la apariencia de un
pueblo. El egoísmo i la codicia de unos pocos, i
la ignorancia i los vicios de los demas, concurren
a porfía a la destrucciun de un distrito que poclria
ser rico por el cultivo de sus ferazes terrenos, e
importante por sus abunrlantes minas de preciosas
esmeraldas. ¡ l\Jj erables hon bres a quienes ciega
el apetito de un lucto mezquino basta el punto de
no ver que se están suicidando, precipitándose en
la ruina comun que su salvajismo labra i apresura!
Al poniente de l\lu o, a legua i media escasa,
queda la afan ada mina de esmeraldas, que hoi es-
plota una compañía arrendataria empleando 120
peones. El establecimiento se halla bien ordenado,
bajo la direccion del intelijente i activo Sr. Fallon.
Los trabajos se ejecutan a tajo abierto, habiendo
abandonado el antiguo sistema de socabones, inse-
guro i eventual en unos cerros formados por capas
de pizarr::t mui deleznable, interrumpidas por Je-
cho~ accidentales de calcáreo sistoso i cuarzo. La
minil actual pre cnta una escavacion circular de
120 varns de profundidad por un lado i 20 a 30 por
la parte inferior del plano inclinado. La abertura
1 lidc a flor de tierra cerca de 200 varas de diáme-
tro, i en el fondo de 40 a 50 varas; por consi-
guiente la paredes son mui rápidas, formada da
pizarra de menuzada que rueda a lo profundo des-
de que a1aun pe o cstraño perturba el equilibrio
momentáneo do la tierra. En lo _mas alto i al re-

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DE ALPllA. 51
, dedor del hoyo hai estanques grandes llamados
tambres, donde recojen el agua de varias acequias
para lanzarla oportunamente hast·'l el fondo o patio,
de donde sale por una perforacion bajo de una co-
lina hasta caer en la próxima profunda quebrada
que desagua turbulenta i negra en el rio Minero.
Para descubrir la veta de esmeraldas bajan los
trabajadores por la 1 arcd casi yertical con admi-
rable destreza, labrando con un golpe ele barra,
pequeños agujeros en que colocan sucesivarnente
los piés sin detenerse ni vacilar, hasta el lugar de ...
signado para l banqueo o corte perpendicular de
la pared a manera de escalan. El espectador que
por primera vez presencia aquella maniobra, se
estremece esperando ver de peñarse de un momen-
to a otro los peones al fondo empedrado de la
grande escavacion; ni faltan ejemplares de mine-
ros q ne F or afianzar mal el pié, o por caer de mas
arriba una piedra i darle contra las piernas han
descendido velozmente i despedazádose contra el
pavimc Ho del patio: lo cierto es que solo el há-
bito o la emu1acion puede inspirar a los rnineros
la audazia i la indiferencia con que corr n cual si
fueran hormigas por las pendientes paredes, hacien-
do rodar las sueltas piedras i la tierra c1el lucrar
donde asientan el pié, que a dete erlo lll poco
carecería de apoyo precipitándose indefectiblemen-
te el peon. Puestos en fila en el lugar d .: ignado
para el banqueo, comienzan a dar golpes de pala,
i una larga faja de tiena se desliza de por sí ha ·ta
la zanja qne circunda el patio . Cunndo esta zan-
ja se llena, el cnpataz snena un cacho, i el tam-
brero, a q uü n corresponde estar preparauo, a br la
compuerta del tambre enviando desde lo a1to del
cerro hasta el patio un torrente impetuoso de ngua,
BAt'C ...., vE LA
BIBLIOTECA 'GO
CA
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52 PEREORINACION

que bien dirijida, arrastra cuanta tierra i piedra


encuentra en la zanja, i la arroja por el socabon
del desagüe fuera del patio. Esta operacion repe-
tida muchas vezes conduce por fin al descubri-
miento de vetas horizontales o diagonales de calizo
i cuarzo: en cuyo seno deben hallarse las ansiadas
esmeraldas. Su presencia la anuncian el cuarzo
cristalino verdoso, los pequeños cristales llamados
verdacho, los filones de hierro combinado con azu-
fre en trozo brillantes amarillos e irri ados, hasta
que por último se da en las ,qangas o cristaliza-
ciones aglomeradas en cuyo centro brillan las pre-
ciosas piedras.
Cuando estuve en la mina se trataba de Jescu-
brir un rico socabon trabajado por los españoles i
que se hahia d rrum bado sepultando a los traba-
jador s. Tanto habia investigado el Sr. Fallan, que
e:~taba casi cierto de haber dado con la perdida
veta., i así lo indicaban los huesos petrificados i
lo tarros de guadna hallados por los mineros, se-
ñales ciertas de estar descubriendo el "Socabon
ele los muertos." Cuál sea la riqueza que promete,
puede inferirse del hecho de haberse sacado de él,
poco ántc de derrumbarse, una esmeralda. pura. i
magnifica. que pesó cerca de 18 onzas i fué remi-
tida al Virei Ezpeleta. como un portento digno de
enriquezer el 'M usco de Madrid.
Adcmns de la de M uso se conocen como abun-
dantes la minas de Sorque, Sorquesito i Coscu s,
situada en la. misma serranía ; pero careciendo de
aguas que la dominen, es muí problemático que
] ·gucn a Jabrarse, pues causadan enormes gastos
que las in habilitarían para competir con la de lVI u-
so en la cual el agua desem1)eña grátis las dos
terceras partes del trabajo.

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DE ALPIIA. 53
De regreso al pueblo de Muso atravesamos el
rio Minero, que en Coper llaman Cantino, por un
puente de bejucos, frájil i vacilante hasta el punto
de no servir sino para personas, teniendo q.ue pa-
sar las bestias a nado. La construccion del puente
es por el estilo del ya descrito en el camino de
Coper. Lánzase de una a otra orilla en forma de
arco irregular o curva ondulante. Enfrente, detras
i al rededor se levantan encumbrados cerros cu-
biertos de espeso bosque no tocado por el hacha,
en el cual, cuando pasamos, retumbaba la voz de
los peones i re onaba un incesante ruido de pája-
ros, chicharras i animales ocultos, pareciendo que
cada árbol, cada piedra, cada hoja tenia su habi-
tante, en tanto que el Minero corria sordo i ame-
nazador por el ancho ca ucc, i a trechos bramaba.
estrechándo e contra algnn peñasco. Suspenso en
la mitad del nlto puente me tu v a mirar aquel
conjunto grandioso de animacion i soledad, la ex-
huberancia de la vcjctacion, la grandt za de las se-
rranías que estrechaban el espacio, la nwjestad del
rio negro i pre ' Uro o deslizándose bajo mis piés ....
i la pequeñez del hombre en presencia de la natu-
raleza salvaje que parece desafiar el poder de la
intclijencia. I inembargo, me dije, algun dü\ la
huella del hombre quedará profundamente impre-
sa en este de ierto: él habrá depuesto su al ti vez
ante el jcnio de la ci vilizacion i resonará con el
ruido de la industra omnipotent<J !
VI
Cerca ele las minas de e>smernlcla , al otro lado
de los cerros que demoran al O. de la casas, hai
rancherías i labranzas en que habitan algunos in-
dios Aripies, resto de las numerosas tribus enemi-

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54 PEREGRINACION

gas de los Musos. Viven con cierta independen-


cia, sin sujetarse a trabajar como peones ni tolerar
poblaciones estrañas en lo que llaman s'l¿ te'rritorio,
que pretenden se estiende hasta las riberas del
Magdalena. Estos no piden humildemente a los
descemlientes de los conquistadores un rincon de
tierra para morar i subsistir bajo el título de res-
gua'tdo, como lo hacen los demas indios reducidos.
Altivos todavía, i aspirando con el aire de sus bos-
ques el sentimiento de su dignidad de hombres i
de señores lejítimos del,suelo que habitaron sus
padres, lo llaman suyo i hablan de sus apartados
linderos con la naturalidad de propietarios seguros
de su derecho. Sinembargo, la civilizacion les di-
rá pronto que siendo pocos no es útil que se les
dejen a ellos solos millares de leguas cuadradas de
terreno, i se lo ü-án re<luciendo a unas pocas fane-
gadas; i el hombre de las selvas verá con asombro
este <lespojo, primer beneficio que recibirá de la
sociedad civilizada. ¿Cómo ha de amarla entón-
ces? Los A1ipies son de regular estatura, bien he-
chos de cuerpo, de facciones pálidas e intelijentes.
Visten ancho calzan blanco que llega a la rodilla,
camisa tambien blanca de lienzo del país, sombre-
ro de rama i san<lalias de cuero. A ellos se confía
la construccion de los puentes colgantes sobre el
:M inero, contentándose e~tos injcnieros naturales
con que les paguen un real diario a cada uno, i
desempeíian su tarea con lealtad i prontitud. Sus
costumbres son puras i sencillas: obcd cen i res-
petan a los ancianos, a las autoridades nuestras i
a los blancos de porte decente: viven felizest "ni
en idiados ni envidiosos."
Ignórase que haya en los alrededores de :Muso
particularidad alguna o recuerdo de los primitivos

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DE AL:PIIA. 55
moradores. Habláronme de una cueva que dicen,
perfora la serranía al S-S-E. del pueblo i era fre-
cuentada por los indios; pero nadie supo indicar
dónde quedaba, ni dieron noticias de haberla visi-
tado: lo contrario habría sido de estrañarse en jen-
tes tan morosas i apáticas, cuyo vivir es una pura
i simple vejetacion. En la misma serranía, como
a 400 varas en la direccion del camino ácia Coper,
brotaba un manantial cuyas aguas exhalaban fuer-
te olor a ajo. No hace mucho que desapareció ba-
jo un derrumbe, i esta circunstancia, unida a la de
no haber podido procurarme un poco de tierra del
lecho del perdido manantial, me privaron de datos
sobre que fundar juicio alguno.
Dos cosas nos restaban por averiguar : la situa-
cion e importancia de una poblacion que con el
caprichoso nombre de "Otro-lVfundo, " se halla
indicada en un antiguo mapa manuscrito, el cual
la sitúa casi al N. de Muso i a muchas leguas de
distancia sobre las márj enes del rio Minero; i los
dos picachos aislado i clividiclos por este rio, men-
cionados en la Crónica del P. Frai Pedro Simon
como adoratorio de los 1\fusos, quienes los llama-
ban "Fura" i "Tena" (Hombre i 1vlujcr) i cks-
critos por nuestro distinguido compatriota l\I. 11 .
Zaldúa cual dos jigantoscas rocas de granito. D e
una i otra cosa nos daban noticias tan contradic-
torias i a vcze disparatadas que determinamo se-
guir viaje hasta donde la aspereza i lo d poblado
de la tierra nos lo permitieran para salir do duelas.
Habíamos visto desde nna eminencia la Fura-Ten a
mui a Jo 1éjos como dos grandes tones formadas
d.e rocas ai ladas i apoyadas en e tribos mon t lO-
sos que las enlazaban a las serranías ad.Tacentcs,
i deseábamos ver de cerca aquellos monumento

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56 PEREGRINACION

naturale:s, que si, como indica el Sr. Zaldúa, son


de fonnacion granítica, constituirían un sorpren-
dente fenómeno jeolójico, por cuanto el terreno i
los cerros que veíamos pertenecen a las cla es lla-
madas secunda?·io i de transicion. En consecuen-
cia emprendimos marcha para Canipauna.
Tomamos el camino de abajo, porque el de arri-
ba nos dijeron que estaba cerrado, lo que significa
yue el bosque lo ha invadido i cubierto sin opo-
sicion ni conttadiccion de los tolerantes vecinos ;
noticia de mal agüero respecto del camino que de-
cían abit:rto. A tres leguas i 111cdia e redujo nues-
tra jornacla, hasta llegar al pueblo de Puripí, ea-
bezera del distrito parroquial de Maripí. U na. sé-
ríe continua de subidas i bajadas rápidas por sen-
da que a trechos sirven de cauce a la aguas
llovedizas dejando el suelo lleno de zanjas, esca-
lones i saltos donde las mulas hacen evoluciones
admirables, sin contar con la voluntad del jinete,
quien tiene que abdicarla i tra ferirla a la bestia ;
tal es el camino de 1\lu o a Puripí : baste decir
que ga!:ltamos 9 hora en andar las 3 ~ l gua , i
que los sacudimientos eran tan fuerte8, q uc los ba-
rómetrú marcaron en Puri pí 800 i 804 milímetron,
es decir, una in igne herejía, puesto que nos po-
nían mas abajo del nivel del mar : el mercu-
rio se había aglomerado en la parte capilar del
tubo, i la columna superior no uescendia. El pue-
blo susodieho contendrá 80 vecinos en pocas ha-
bitaciones de pnja que no desarmonizarian con
la casas de Buena vi ta, así como los moradores
nada tien n que envidiar a los ele luso en punto
a jipatera i relajacion de costumbres. acen 35
<:'n el tra ·curso de 12 meses n todo el distrito (800
habitante ) i mueren 20; por manera que aquello

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DE ALPIIA· 57
camina rápidamente a la despoblacion en medio del
mas completo abandono, pues no cuenta Maripí
con un solo hombre benéfico e influyente que co-
rrija las costumbres i rejenere esa pequeña socie-
dad acancerada al nacer. " Aquí no hai Cura,
Hquí no hai Cura," iba diciéndome yo mismo con-
forme endere1aba mis pasos ácia la iglesia para
ver si me babia, equivocado en mi fallo . Llovíase
el edificio por todas partes, en términos de estar
amena1.ando ruina. ¿ Para qué decir lo demas ? El
Cura, anciano i achacoso, vivia estraño a cuanto
le rodeaba, gastadas las fuerzas del alma i del
cuerpo, inválido para las tareas activas i multi-
plicada del sacerdote civilizador. Nuestra lejisla-
cion no ha consagrado un solo pensamiento de refor-
ma i beneficencia respecto de estos importantes fun-
cionarios que, como he dicho ántes, lo son TODO
en pueblos retirados e incipientes, donde el Al-
calde es un pobre rú ti o que ni aun la Constitu-
cion política ha leido, i la accion de la leyes lle-
ga floja i desvirtuada, si acaso llega. ¡ PJuguiese
a Dios que por fin se aboliera la pcrniciosísima
práctica de cobrar dinero por la administracion de
los sacramentos, verdadero simonismo que desau-
toriza i vilipendia el ministerio del Cura i le des-
poja de su prcstijio moral a los ojos de los feligre-
ses, al paso que propaga entre estos la corrupcion
i el concubinato ! Pero no bastará señalar sueldo
a los Curas para que vivnn modestamente: la jus-
ticia i la conveniencia. demandan que se piense
tambien en crear un fondo de pen iones de retiro
para los inváljdo del sacerdocio activ0 a quienes
la vejez i la pobreza sorprendan e inutilizen en me-
dio de sus trabajos meritorios. Se ban prodigado
las pensiones civiles, monstruosa anomalía en el

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58 PEREGRINACION

seno de la República, para premiar a empleados


sedentarios envejezidos en sus fáciles quehaceres,
i se han olvidado los párrocos rurales, sin recordar
que ellos tambien en vejezen, i envejezen rodea-
dos de privaciones i bajo el peso de todo linaje de
fatigas. ¿Cómo culpar entónces a un Cura que
en el último tercio de su vida se vuelve interesado i
avaro? La prevision de la miseria i la certeza del
desamparo que le esperan le compelen a degradar-
se metalizando su corazon, i de pastor benévolo
se convierte en desapiadado esquilmador de sus
feligreses. La culpa no es orijinariamente suya,
pero el daño moral de los pueblos es incalculable,
i acaso irreparable.
Dos leguas mas adelante de Puripí llegamos a
una cuesta que habia de bajarse para atravesar la
quebrada del Salitre. La cuesta era realmente un
barranco mui peinado, i sin asomo de camino, salvo
una estrecha vereda. Fué preciso desmontarse i
dejarse rodar echando cada cual su cabalgadura
por delante. Pasada la quebrada sorprendimos en
el hueco de una gran peña a una pobre indiecita
que, toda azorada, trataba de ocu1tar dos peque-
ños calabazo . Segun luego supimos estaban lle-
nos de agua salada recojida lentamente en un ma-
nantial próximo. La infeliz muchacha tenia apren-
dido ya que en la tierra de sus mayores el hombre
civilizado habia crijido en delito el acto de apro-
vecharse de uno de los clones espontáneos de la
naturaleza. Tranquilizámo la hasta el punto de
señalarnos ella misma el e caso hilo de agua don-
de penosamente acopiaba de ti mpo en tiempo la
cantidad de sal necesaria para su familia: no valía
la pena de detenerse a examinarlo, i seguirnos ade-
lante a escalar un cerro que se alzaba derecho i

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DE ALPHA. 59
descarnado sobre la quPbrada. No habia otro ca-
mino sino una senda muí angosta que serpenteaba
en cortos zig-zags hasta la elevada cnm bre pira-
midal. Conforme subíamos, el problema se com-
plicaba mas i mas. El suelo de la senda se com-
ponía de pizarra desmenuzada que cedia bajo el
casco de la mula i rodaba por la ladera. Nada de
parapeto para tranquilizar los nervios, un tanto
alterados por la conternplacion del despeñadero
limpio i vertical que terminaba en lo profundo so-
bre el lecho de la bulliciosa quebrada, i se remon-
taba hasta lo alto con apariencias de inaccesible.
Las mulas mismas se detenían sobresaltadas al lle-
gar a los ángulos de aquella diabólica espiral, co-
mo si reflexionasen de qué manem darían la vuel-
ta sin precipitarse. Todo lo que yo había leido so-
bre el vértigo que suele producir la vista de lo
precipicios i el poder de la imajinacion para con-
servar o hacer perder el equilibrio, se me vino allí
a las mientes por mi mal. Cerraba el ojo del lado
del de. peñadcro para no ver ·ino los peñascc'S cer-
canos del lado opuesto e imajinarme qne iba por
un c::uT•ino ancho; pero a! llegar a los ángulos de
la espiral i ver con entrám bos ojos la falta de sue-
lo, no era posible conservar la consoladora ilusion.
Poco a poco i en profundo silencio trcpam o hasta
arriba: el maldito camino, como es uso i costum-
bre en la mayor parte de los nuestros, ube a la
cima misma del picacho aprovechando toda la al-
tura para dcspu s proporcionar el placer de nna
bajada correspondiente: así las agradables emo-
ciones d 1 trán ito se prolongan }lasta que no hai
donde cncara~arRe, como si se hubiese querido
poner a prueba la serenidad del viandante i la for-
taleza de las bestias. La baja<la del cerro es Gom-

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60 PER.EGRINACION

parativamente suave i segura, pasándose al pié


una quebrada sin nombre, que bien pudiera lla-
marse "Mal-paso" en la futura Carta corográfica,
por lo que voi a referir, lo cual completará la des-
cripcion de esta parte de la ruta, mui parecida a
las demas de la comarca que transitábamos. Corre
la quebrada por un cauce profundo labrado en la
pizarra i el si to arcilloso: el camino sigue la orilla
izquierda del barranco por una pendiente que al
llegar al último recodo visible se alza muchas va-
ras sobre el fondo de la quebrada formando pare-
don. Al fin del recodo se da vuelta súbitamente
para tomar la falda de una colina a la mano iz-
quierda, i precisamente en este repliegue del ca-
mino sobre sí mismo apénas mide media vara de
ancho desde la recta co]jna al borde del barranco.
La falda de la colina tiene una altura repentina de
tres varas sobre la senda de que s continuacion,
i esta altura se salva trepando por una escalera
formada de grandes piedras negras, lustrosas i casi
redondas. Iba yo distraído detras ele mi compañe-
ro, cuando el ruido de los ca cos de su mula que
se resbalaba, las vozes que da Ln. para animarla i
el grito "¡pié a tierra! ' que m didjió desde lo
alto del recodo me hicieron reparar en 1 paso pe-
ligroso; mas ya era tarde, pu s mi mula comen-
zaba a subir ]a e calera, i ntre la colina de la iz-
quierda, banqueacla a pico, i el hondo barranco de
la derecha no había espacio para cejar ni para
apearme. La mula se detuvo a examinar el lugar
como lo aco tu mbran esto inl lijen te animal s:
yo 1 con ti' la deuda i mi ucrte, i al fin arran-
có para arriba; pero en la mitad de la escalera le
fallaron ámba · pat, si resbaló violentamente para
atras a caer en derechura a lo profundo de la que-

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DB ALPHA· 61
brada. Una interjeccion vigoro~a que me arrancó
el susto animó al animal, no ménos asu tado, que
haciendo pié firme, no sé cómo, jiró sobre el pre-
cipicio describiendo un semicírculo con todo el
cuerpo en el aire hasta recuperar el suelo ácia
a tras.
- " Vírjen de Chiquinquirá, mi amo, eso es
volar!" esclamó el peon baquiano que desde abajo
presenciaba con la boca abierta aquellas estrañas
cabriolas.
- " ¿ I quién te ha dicho, alcornoque, replicó
mi compañero desde lo alto, que este camino se ha
hecho para caminar? "
- " Sí, mi amo, el camino está fie'resito, pero
en bajando la otra cuesta entraremos en lo llano,
que aunque es un poco pantanoso no tiene pe-
ligro."
-"Otra cuesta i un llano pantanoso ! esclamé
desrnontándorne, bu n consuelo ! ¿ I vos decís,
llla baqniano, que este camino .fieresito es mejor
que el que llaman de arriba?"
-"Sí señor: el de arriba lo ha tapao el monte,
i hace tiempo que no lo componen."
- " ¿ I qué hacen el Alcalde de Muso i el de
Puripí?"
- " Puss quién sabe, señor l "
Este "quién sabe" es el ultimatum de los in-
díjenas i mestizo . Rn llegando a él no hai que
preguntarles mas sobre el asunto de que se trate,
pues o nada saben, o no les conviene decir lo que
saben. El ultimatum de nuestro baquiano tenia
evidentemente mas d e malicioso que de cándido;
razon adicionn.l para drjarlo en pazí:fica posesion
de su reserva. Todos los caminos de la parte baja
del canton Chiquinquirá se parecen al qne de in-

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62 PEREGRINACION

tento he descrito. ¿Cómo, pues, han de progresar


aquellos distritos condenados al aislamiento por
la incuria de los vecinos i la e;;tolidez de los Al-
caldes? Ni debe sQrprender la próxima estincion
de los pueblos Buenavista, J.\!Iuso i Puripí, cuando
a la falta de caminos transitables se une para des-
truirlos la ausencia de toda policía i el egoísmo i
la avaricia de los vecinos que podrían atajar la
ruina, pero que no la perciben o ¡ cosa estraña!
están interesados en ella como las autoridades de
Muso.
Bien entrada la tarde llegamos a Canipauna,
pueblo de 20 casas de paja fundado en 1847 i com-
puesto de los vecindarios entónces existentes de
Canipe i Pauna, de cuyos dos nombres indíjenas
han sacado ahora el compuesto que lleva el nuevo
pueblo. Está situado este en una llanuTita abier-
ta i alegre, a corta distancia mas abajo del asiento
del antiguo Pauna. Aquí, como en Cáld::ts, ha
faltado una cabeza intelijente para trazar el pue-
blo, i cada cual ha levantado su casa donde mejor
le ha parecido, con el dcsórden que es de conside-
rarse. Los habitantes son mas activos i robustos
que los de los otros distritos, i en el mercado se-
manal se nota bastante concurrencia i movimiento,
celebrándose los cambios i contratos principal-
mente con vecinos de Chiquinquirá. Canipauna
encierra muchos elementos de progreso, i adelan-
tará sin dc.da i la suerte le depara Alcaldes como.
el que hallamos funcionando, jóvcn lleno de pa-
triotismo i deseosísimo de la feliziclad de su dis-
trito.
Al -0. del pueblo i a distancia directa de 2!
leguas, en el último término de uua série de coli ·
nas descrecientes que desde Canipauna bajan hasta

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DE ALPllA· 63
el pié de la majestuosa serranía del Tambrial, divi-
samos los vértices blanquecinos i eredos de Fura-
Tena. Para llegar allá era preciso dar un rodeo de ca-
si cinco leguas yendo por el camino que conduce al
Otro-Mundo; circunstancia de que nos alegramos,
puesto que de alguna curo bre seria fácil determi-
nar la posicion de aquel vecindario singular, i en
las cercanías de Fura-Tena debíamos hallar quie-
nes nos dieran todos los informes apetecibles, vis-
to que ir personalmente al Otro-1\IIundo. era em-
presa homérica, no siendo fácil atravesar las sel-
vas i desiertos que de él nos separaban . A lama-
ñana siguiente partimos, i como a las 3 de la tar-
de llegamos a la casa del Sr. Padilla, donde hubi-
mos de dejar las cabalgaduras para trasponer un
cerro que nos dividía del objeto de nuestra escur-
sion. No había camino alguno, i fué menester abrir
a machete una. pica por entre el bosque: el calor
era abrasador i la fatiga no pequeña, pues las la-
deras del cerro son en estremo escarpadas. Por fin
avistamos las turbulentas i negras aguas del Mi-
nero, i de allí a poco nos hallamos en su orilla de-
recha, teniendo enfrente la Fura-Tena. Fué esta
en su oríjen un alto estribo de la serranía del N-0,
roto al traves por algun terremoto que dió paso al
Minero. Las aguas del rio, que allí es caudaloso i
corre a razon de una legua por hora, labraron la
rotura hasta bajarla al nivel del cauce, cortando la
peña verticalmente. El cerro mayor ( Fura) mide
625 metros sobre el rio, de los cuales lOO son una
linea perpendicular, determinándose desde este
límite a la cú pide una lijera inclinacion ácia a tras,
sin mas vejetadon que algunos arbustos. La parte
posterior del cerro, a trechos montuosa, baja en
ondu!acionea rápidai i cortas dejando al descubier-

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64 PEREGRINACION

to la altiva cresta del coloso, descarnada i en for-


ma de un inmenso bonete coronando una pirámide
irregular. El cerro menor (Tena) mide 380 me-
tros del pié a la cima, cortado perpendicularmente
sobre el rio, i formando su espalda .u n plano in-
clinado ondulante, que comienza a un tercio de la
altura de la cumbre, dejándola aislada. La rotura
que los separa tiene 300 metros de abertura en lo
alto, i 30 en lo bajo, por donde se precipita el Mi-
nero encajonado i ruidoso. Capas rectas i casi a
piorno de sisto arcilloso i pizarra constituyen uno
i otro peñon, que lavados por los fuertes aguace-
ros dejan al descubierto las puntas i aristas agu-
das que les dan la estraña apariencia que los ha-
ce tan notables. Al pié de esLos jigantes la figura
del hombre de aparece en su pequeñez, i solo la
majestuosa serranía de que son apéndice i que se
alza 3,252 metros sin transicion de valles ni ~ues­
tas, podría disminuir la grandeza del efecto que a
no erpor esto produciría la Fura-Tena con su as-
pecto imponente i la desnudez de sus rocas con-
trastando con el espeso i vigoroso bosque de los
cerros vecinos. Una legua mas adelante de la Fu-
ra- Tena hai otro fenómeno jeolójico en que nadie
pone la atencion siendo como es admirable i gran-
dio o. Hablo del Boquerou de Peña-armada, que
s un corLe hecho a pico en la gran serranía para
dar paso al Minero i al Tapachipí reunidos. Tiene
la abertura 2,500 metros de espacio arriba, i 500
metros en la ba e. El cerro cortado mide 3,531
metros de altura, i las paredes del boqueron des-
can an en muros perpendiculares de 1,050 metros
de elevacion formado cada cual por una ola roca
de gres. Nada puede ser comparable al supremo
esfuerzo de la naturaleza para romper así aquella

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DE ALPIIA· 65
enorme masa de rocas que parecen creadas para
resistir las mas violentas conmociones : el ánimo
se sobrecoje al considerar la magnitud del poder
puesto en accion para Vl3ncer tamaño obstáculo, i
se admira la oportunidad con que la mano del Crea-
dor abatió la es tu penda barrera a fin de dar libre
paso a los dos rios, que de otra manera habrían
inundado toda la comarca, detenidos en su curso
por altas serranías capazes de resistir inmobles
cualquiera presion de las agua .
Como el dia se nos acababa tratamos de :re-
gresar temprano a tomar nuestras cabalgaduras i
alcanzar el pueblo no m ni entrada la noche; mas
en la penosa faena de e ca 1ar a pié el áspero i mon-
tuoso cerro que nos separaba de la estancia del Sr.
Padilla, gastamos el resto del día, i el dueño de la
casa, anciano respetable, amable i franco que en
aquella soledad vive patriarcalmente rodeado ele
sus hijos i nietos, no nos permitió seguir, dándo-
nos u mesa i hospedaje de una manera tan cordial
que no era posible rehusar el oportuno beneficio.
Hablámosle del Otro-Mundo. "He estado en él,"
nos dijo, i no pudimos ménos de sonreirnos por lo
estrambótico del quid-pro-quó: "es un vecindario
de seis familias asentado a orillas del Minero, sie-
te leguas de aquí rio a bajo. Antiguamente era
mas numeroso, formado de malhechores que huían
de la ju ticia i hallaban en ese desierto un retiro
entónces inaccesible, i vivían allí sin Dios i in lei
subsistiendo de la abundante pesca que ofrece el
río, de algunas mata de plátano i de la caza de
venado i otros animales rnontarazes. Poeo a poco
l1an ido entrando en relaciones con nosotros, i hoi
ve consideran como parte del distrito de Canipau-
na, habiendo recibido un Comisario i sometídose

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66 PEREGRINACION

a las autoridades. N o es jcnte mala, aunque rús-


tica i casi pagana, pues hai muchachos grandes sin
bautizar. Las mujeres visten unas enaguas de lien-
zo atadas al pescuezo, sacando los brazos por la11
aberturas laterales : los hombres l1evan calzon an-
cho, i cuando salen por acá se ponen camisa. Ra-
bi:'\ entre ellos un negro viejo que sacaba mucho
oro de parajes ignorados de los demas, i perdidos
despues de la muerte del monopolista. Ahora co-
mercian sacando algun cacao, cabezas de 11egro
(marfil vejeta}) i otras cosillas de poca monta qu e
les produce lo necesario para comprar vestidos i
herramientas. Donde tienen sus habitaciones ha ce
el rio anchas i hermosas vegas sumamente fértiles
que permanecen sin cultivo, i que sembradas de
caña, café, cacao i algodon enriquezerian a cual-
quiera, puesto que todo podria llevarse fácilmente
rio a bajo hasta el puerto del Carare sobre ell\1ag-
dalena."
Tales fueron las noticias que del Otro-Mundo
adquirimos. Su situacion es 8 leguas al N-0. de
Canipauna i 17 leguas al S-S-0. del puerto del
Carare siguiendo el curso del Minero, que en aque-
llos parajes es manso, profundo i navegable, i 11 -
va . us aguas al travcs de selvas vírjenes i desier-
tos aun no esplorados por el hombre.
VII
Como 5 leguas al N. <le Canipauna hai otra cu-
riosidad natural que llaman " Peñon de Quitiso-
que," i consiste en una gran roca de gres que arran-
ca desde la mitad de la alta serranía, formando
una esplanada en la parte superior i un muro ver-
tical de mas de 300 varas de altura por el frente.
Nace de la cumbre <le la serranía un riachuelo que

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DE ALPHA, 67
en el invierno reune muchas aguas, cuya corriente
:se dirije en derechura sobre el peñon escavado en
lo alto, a manera de recipiente donde las aguas se
acumulan en un gran remanso o laguneta, apoya-
das contra el reborde del Peñon. Por una singu-
laridad notable este reborde se halla perforado a
cierta altura por tres agujeros su pcrpue . . tos, de los
cuales el inferior mide 5 varas de diámetro, i por
él se precipita una hermosa columna de agua, ín-
tegra i lijeramente arqueada por espacio de 200
Taras, yéndose a perder con e truendo en el espeso
bosque i entre lo arbusto. i enredaderas que
ocultan con su lujoso follaje el pié del Peñon. Du-
l'ante el invierno, acrecentado el caudal del ria-
chuelo colma el recipiente, i el agua snle por los
tres agujeros a un tiempo, con ímpetu proporcio-
nal a la prcsion del líquido, brillando resplande-
cientes tres arcos al principio de la cascada, los
cuales en breve se unen i confut.den en el ponde-
roso chorro que atruena i conmueve el bosque in-
ferior. Todo en derredor está desierto : lo jignn-
tescos roble mueren allí de vejez al lado del C<-
riame que ofrece inútilmente u madera amarilla
con listones rojos i negros, i dell\hriposo que pre-
senta lo mismos colores capricho. amente repur-
tidos en forma de lunares. Av s infinitas i monos
retozones pueblan el ramaje, i en la csp sura se
oye a ratos la rápida carrera de algun vena<lo, o
el rnmor sordo de los cerdos silve tr s que en nu-
merosas n1anadns huyen a lo barrancos impene-
trable~, en tanto que la voz de la cascada domina
todos c. to ruülo i hace aun mn. , ensible la agrc -
te soledad de aquellos luO'are rara vez visitados
por el hom re. El que ha pa ndo largos días apri-
sionado en las paredes i call es de la ciuuad s,

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68 PEREGRINACION

mártir o e~pectador de las pasiones iracundas que


allí envenenan la vida, de las miserias de la am-
bicion i de las bajezas de la corrosiva envidia,
siente impresiones indefinibles cuando reposa el
espíritu en el seno de las magnificencias de la na-
turaleza, aspirando el aroma de los bosques i ol-
vidando en preeencia de la creacion las pesadum-
bres sociales. Déjanse con un suspiro estos luga-
res de paz, como el fatigado navegante se aparta
de las frescas i hospitalarias riberas para tornar a
las tempestades i los padecimientos, encerrado en
la estrechez del barco ; i al dejarlos se pregunta
11no involuntariamente si la vida civil vale bien
tan tos sacrificios como cuesta!
En el resto de esta parte flcl canton Chiquinqui-
rá, al S- 0. de la cabezera i hasta los linderos de
Ma1·iquita i Boaotá, no hai mas distritos parro-
quiales que el de Paimc, cuyos habitantes se dis-
tinguen por su color blanco pálido, el cabello ri-
zado que usan largo, la eon~titneion débil i las
habitudes sedentarias; i el de Itoco, dividido hoi
en las tre capillas o vecindarios ele Ibama, Quí-
parna i Ilatieo, habiéndose destruido ca i del todo
el antiguo pueblo de Itoco. Estos distritos son
pobr s en bienes inclustriale , pero ricos en minas
de sal, cobre, plomo i hierro, en maderas de toda
especie i en terrenos fértiles favorecidos por tern-
p ra t nrns mui variadas desde 18° a 29° del centí-
grado. La poblacion de entrámbos di tritos no pa-
sa de 2.100 habitantes, que esparcidos en nn vas-
to tt' rritorio apénas marcan la huella de una. in-
dus t t i.L insignificante. La naturaleza casi espon-
táneamente se encarga de atisfacerlcs sus necesi-
dades i los dispensa del trabajo: viven felizes, sin
que ningun cuidado en cuanto al día de mañana

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DE ALPIJA, 69
perturbe la soñolienta quietud de sus casas. En
tal situacion ¿por qué afanar ·e? El trabajo requie-
re esfuerzos i todo esfuerzo es para ellos uua pena
que uo tiene para qué imponer e.
De Canipauna parte al E. el c:nnino que con-
duce a Chiquinquirá por encima de la elevada se-
rranía i por entre lodazales permanentes, a causa
de no haber una sola zanja que desvíe del camino
las aguas 11ovedizas. Tres leguas i media hai de
cnesta arriba hasta el punto llamado Las Vueltas,
en que se da ista a los desp jados valles i limpias
lomas de la rejiou superanilina, dejando atras las
selvas interminables, los cerros colosales cubiertos
de bosques ¡;iempre verdes, i los tumultuosos to-
n·entcs que descienden a saltos hasta los profundos
i ardientes valles fertilizados por elrio Minero i
sus ocho tributarios. I.Ja repentina transicion de
una rejion a otra hace nmi notables sus contrastes,
tanto en la configuracion del suelo i en la vejeta-
c.ion natural, como en la habitaciones, los vesti-
dos i las sementeras. En la rejion subandina to-
do es jigauteseo, escepto el hombre: los desiertos
se suceden apénas interrumpidos por algun pue-
blecillo, i las sementeras visibles se reducen a la
caña, el maíz i el plátano, sembrado a trechos i
rodeados del bosque al cual parec('ll di putar el
terreno. En la. rcjion alta se csticndcn lo amenos
valles entapizados de menuda yerba o cuitladosa-
mente divididos en pequeñas her dade sembra-
da de todo linaje de 'frutos menores i animadas
por la humilde casita i la. robusta familia del fe-
liz propietario: ningun bosq 1e interrumpe la vis-
t.a. del país, ni se andan muchas cuadras in ha1lar
habitaciones i ventas de chicha. Allí los vestidos
son lijcros, desapareciendo casi enteramente la rua-

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70 PEREGRINACION

na, el hablar es voluble i en alta voz, los movi-


mientos sueltos i las fisonomías despabilada~. Aquí
los ve tidos de bayeta, la eterna ruana, el hablar
pausado con insistencia sobre algunas consonan-
tes que suprimen los calentanos, i las fisonomías
inmóviles i reservadas de la raza indíj na. Final-
mente, a los enrleros quebrados, sinuosos i fati-
gadores de la rejion baja, se suceden los caminos
anchos, nivelado i naturalmente firmes de la re-
jion alta, por lo cuales las jornadas se acortan, ha-
ciéndose sin molestia del jinete ni cansancio de la
bestia. Paisaje, industria, poblacion, clima, todo
es diferente, todo ha variado en el breve espacio
de tres horas de marcha. Dos siglos mas, i la rea-
lidad de los hechos sobrepujará a cuanto la imaji-
nacion en sus fecundas combinaciones invente
acerca de la opulencia que Dios tiene reservada a
estas comarcas singulares, vasto recipiente de ri-
quezas infinitas que se acumulan en ilencio es-
perando a sus futuros señores. Tierra como e ta
no ha sido creada sin grandes designio ; i los de-
signios de la Providencia no son in tablcs como
los proyectos, ni efímeros como las jeneraciones
del hombre.
Poco nHlS uc dos leguas al N. de Chiquinquirá
se halla situado Saboyá, cabeza del distrito de
este nombre, i último del canton, con 3,500 habi-
tantes sanos, robu tos i vividores, pero harto de-
sidiosos, pues morando sobre 1 suelo fértil de la
planicie i en fácil cornunicacion con los domas
pueblos, viven sume1jidos en pobreza. La elegan-
te i"'lcsia i hermosa ca a cural es lo único quo hai
notable en aboyá : el reducido pueblo duerme el
sueño de la inercia, i cuando pasamos por "],ni el
Cura, ni el Alcalde, 1 i el Ju z se encontraban allí :

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DE ALPIIA• 71
tan solo el maestro de escuel:~ estaba en una hu-
mUde casita rodeado de 20 niños pobremente ves-
tidos, i sentados en tahlas colocadas sobre monto-
nes de adobes, sin útiles para el aprendizaje i
acaso sin esperanzas de aprender r:ada en fuerza de
semejante abandono.
Cerca del pueblo i ácia el N. existe un monu-
mento indijena, bien raro i curioso por cierto, que
hoi llaman "Piedra-pintada." Consiste en una gran
roca de gres de seis vara de altura, siete de largo
i cuatro de espesor desde el frente a la espalda,
de figura irregular, escepto el frente o el lado que
mira al N-E. el cual presenta un plano vertical
tallado por mano de hombre. E~ te plano está cu-
bierto de jeroglíficos pintarlos como a pincel con
tinta morada indeleble que desde el principio pe-
netró i llenó los poros de la roca. Parte de estos
jeroglíficos ha desaparecido bajo manchones de
musgo menudo i mui tenaz ; parte a causa de la
barbarie de jentes neciamente codicio as que han
juzgado ser aquello una señal de te oros ocultos,
i arrastrados por la sed brutal de riquezas, han des-
pedazado lo alto de la roca haciendo volar con
pólvora algunos fragmentos que yacen regados en
derredor. Las figuras visible forman dos grupos
distintos : el de la derecha del espectador es un
conjunto de rayas verticales angulosas interrum-
pidas por losanjes aislados o en contacto unos de-
bajo de otros, siempre manife tando el número de
tres, número que se repüe con afectacion encima
i debajo del grupo, mediante rayitas pintadas de
tr s en tres, ora v rticale., ora dingonales : el gru-
po de la izquierda, mas copjoso que el anterior,
se compone de e,caleras con seis escalones, grecas
con seis lados verticales, muchas rayitas pintadns

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72 PEREGRIN ACION

de seis en seis, la figura de una mano derecha abier-


ta, i marcada la palma con seis líneas verticales, i
otras tantas horizontales, i la :figura imperfecta de
una rana con rabo, emblema de que se valían los
Chibchas para representar las nguas abundantes.
Debajo de todo esto se ve una línea ondulante
101-jzontal, cuyos senos repiten el número seis ca-
racterístico de este grupo de jeroglíficos. La roca
reposa sobre otra mayor soterrada, visible por ha-
ber escavado en torno los codiciosos una zanja, sin
duda para buscar la entrada de alguna cueva imaji-
naria, que no puede haberla en terreno como aquel,
formado de sisto arcilloso mezclado con arena i
greda. Que esta figuras sean jeroglíficos con sjg-
nificacion histórica, me lo han hecho creer dos cir-
cunstancias bien notables: la primera es la certe-
za tradicional que se ticiJC de haber sido mui es-
tensa la lagnna de Fúquene, certeza enrobustecida
por observaciones jcolójicas bien obvias sobre la
constitucion del suelo de la llanura i la configu-
racion i accidentes de las serranías laterales, que
aun conservan evidentes scí'íalc de haber ervido
de barreras a un vasto lngo: la otra circunstancia,
en mi concepto decisiva, es la de hallnrse o?·ienta-
da ]a roca mirando á ·ia la violenta rot ur:t de la
serranía c1ue corre E-0, término . de la gran
planicie, por la cual rotnra . e precipüan las aguas
del hasta allí silencioso rio de Simijacn, corriendo
con el nombre de Suárez ácia. Puente-nacional.
La an6güedad de la Piedra-pintada i de sus je-
roglíficos es bastante para juzgar que aquel mo-
num nto e obra de los Chibchas, re tigo d la
terrible pero beneficiosa revolucion qne rl<~hió pro-
ducir la repentina salida de las aguas de Fúquene.
Por otra parte, Saboyá está situado a 2,801 me-

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DE ALPHA. 73
tros de altura sobre el nivel del mar, i b Piedra-
pintada a 2,845 metros ; i como el boqueron de
Tierra-negra, límite i barrera del antiguo gran lago
por la parte S, mide 2,868,6 metros de altura, es
evidente que Saboyá i sus cercanías nunca estu-
vieron sume1jidas, i que sus moradores pudieron
presenciar el cataclismo conmemorado por la Pie-
dra-pintada, tan súbito i espantoso que debió im-
presionarles de una manera estraordinaria. La le-
yenda contenida en lo jerog1íficos nadie podrá
descifrarla: el monumento es único en su especie,
i la devastadora conquista envolvió en la ruina
jeneral tradiciones, anale , lenguaje, escritura i
cuanto nos m·viria en e tos tiempo para restable-
cer la.s perdidas crónica de lo~ Chibchas; a cuyo
propósito, i para dar una idea del estólido espíri-
tu de destruccion que predominaba en los conquis-
tadores, no p~edo ménos de recordar que en una
historia de la Orden de Santo Domingo, impresa a
fines del siglo XVII, menciona el historiador como
mérito grande de uno de los misioneros: el haber
descubierto varios depó itos ocultos de ídolos,
mantas pintadas i "otros objetos apropiado al
culto del Diablo" i quemádolo todo, ardiendo en
la hoguera multitud de cargas de "embelecos i
hechizerías," dice el fraile, cuando eran in duda
preciosidades inocente o por v ntura.lo archivos
históricos de lo Chibchas. El bueno, el ilustrado,
el benéfico fraile Bnrtolomé de Las Ca as r dujo
tambicn a cenizas los monumentos i crónicas de
Chiapa, con intencion ele p "rjudicar al Di. blo, sien-
do a í qu . . olo a la Ciencias i a la Hi toria anti-
gua d m 'rica perjudicó. ToJos eran iguales en
e te punto: todos nutridos con las ideas bárhnms
·asoladoras de la Inquisicion; i por cierto qne

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'14 PEREGRINACION

el Diablo los vió alguna vez en el afan de quemar


los anales i monumentos americanos, léjos de eno-
jarse hubo de aplaudir a los ejecutores, puesto que
trabajaban en beneficio de la ignorancia, verdadero
i acaso único Diablo, causa de los crímenes que
deshonran i degradan el linaje humano.

Contiene el canten Chiquinquirá 26,600 habi-


tantes irregularmente distribuidos sobre un te-
rritorio de 224 l guas granadinas cuadradas, de
las cuales 140 son desiertos continuos, la mayor
parte baldíos. Las 84 leguas cuadradas restantes
que se dan por habitadas, no lo están en propor-
cion a su fertilidad ni al tamaño de los distritos,
pues el de Chiquinquirá cuenta 8,000 habitantes,
el ele Canipaunn. 5.000, el de Saboyá 3,700, el
de Cáldas 3,500, el de Buena vista 1,600, el de !to-
co 1,200, los de Coper, Muso i Paime 900 cada
uno, i el de l\llaripí 700. En el órden en que van
nombrados, los seis últimos son ele mayor territo-
rio, ue manera que imp.ropiamente pueden llamar-
se poblados. La. poblacion aumenta en los cuatro
primeros i di m in uye en los r stantes, sobre todo
en Muso, Buennvista i 1\laripí, no porque sus cli-
mas sean mal anos, sit1o p r falta ele quienes ani-
men la industria i corrijan las costumbres. De las
84 leguas que se dicen pobladas, apénas la eléci-
ma parle se halla ocupada por. emcnteras iganados:
las restantes on bo ~ ques i breíias, propicelad no-
minal de algunos antiguosrcmatadores ele baldíos.
Hállan e minas c1<' hierro, carbon, sal, cobre, plo-
mo, oro de a]u,·ion, éal, yeso i abundancia de¿ zu ..
fre en V<ll'in combinaciones. ~n punto a animales
i reptilc no parece sino que allí han congr ga-
do los de toda ]a mérica, encontrando cada. cual

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DE ALPJJA, 75
su clima i alimentos apropiados, desde las alturas
en que el termómetro centígrado marca 12° hasta
las ardientes márjenes del 1\ in ro i las fértiles ve-
gas del Otro-l\lundo bañada por un sol de fuego.
La industria fundamental de estos pueblos es la
agricultura i la ceba ele ganados, cambiándose entre
sí los productos peculiares de su respectivos cli-
mas . La base de los cambios son Jos tejidos, al-
pargatas, sombreros, hules i monturas que espo1·ta
el distrito de Chiquinquirá, con algun ganado en
pié i sal de trán::iito, i tal cual remesa de papas,
arroz i otros granos que los distritos de tierra fria
(Saboyá, Chiquinquirá i Cáldas) hacen a los de
tierra caliente, de donde reciben mieles i panela,
i rara vez caC i cacao, no ob tante que se produ-
cen c~si espontáneamente i de calidad superior,
sobre todo en l\Iuso, cuyo café de grano grande i en-
sortijado encierra un aroma esqui ito. El cambio
de estos frutos se verifica. en mercados que s~ tie-
nen en cada pneblo un dia en la semana, por lo
regular el domingo, i el trasporte lo hacen a lomo
de buei, único medio practicable en aquellos ca-
minos frago .o i abandor.ados. El paciente animal,
enjalmado i con un largo cabestro, atado al agu-
jero que le abren en la ternilla de la nariz, mar-
cha delante del conductor con clos rrrandcs mochi-
las encima, i a Yczes una mujer o un muchacho
por añadidura. Un grito, o un movimiento del
cabestro le hacen apre . urar o dct ner el paso, di-
rijirse a derecha o i:..:qnicrda, o subirse a los ba-
rrancos para dar paso al viandante que se encuen-
tra con la· e rga en lu strcchos cnllejon s por
donde no es po ible pasar ino en fila. D e regreso
d 1 mercado, el bnci sin carga se convi erte en ca-
balgadura del amo, i contra todas sus habitudes

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7G PEREGRINACION

trota o galopa de una manera grotesca que hace


reir al que por primera vez presencia el inusitado
andar de aquellos caballos con cuernos, obedien-
tes i mansos sobre toda pondcracion, compañt'ros
inseparables del indio i del labriego, i ausiliares
qne nin~un otro reemplazaría en lns faenas del
cam ro i del tráfico.
Seria fastidiosa la enumeracion de las riquezas
naturales que gnm·dan en su seno los intermina-
bles bosques de e te canton en los distritos de
te m pera tura cálida. Maderas preciosas, resinas aro-
máticas, bálsamos i plantas medicinales de sor-
}Hendente eficazia se encuentran a cada paso, i a
menudo al penetrar en la umbrosa espesura se
a viran ráfagas de brisa cargad·1s el 1 aroma de la
vainilla i cañafístola, o ele un compuesto de olores
alternativamente u a ves i penetrantes, entre los
cuales se siente a vczcs el de la canela, pero cuyo
oríjen nadie , abe indicar. Allí el leon, el tiare,
el oso, enervados por la atmósfera de perfúmcs
en que viven, aciados iemprc conlafáciliabun-
dantc caza de cit>rvos, venados i muchcdum brc de
otros animales de carnes suculentas, olvidan su
í'erozidad i huyen delante del hombre, al cual olo
acusados i m< .rtificados hacen frente. Por consi-
guiente, el naturalista puct~e recorrer in pcl· gro
alguno las no esp1oradas selva , i de eguro que
el primero que lo haga ncontr< rá tesoros in· go-
tnhles i desconocidos ; tesoros que, como le oí
decir a nuestro sabio, mod sto i malogrado e m-
patriota Céspedes hahlanuo de las s lva del a-
rare, "son una c.. ·ajeracion de l. naturaleza r. ri-
que:ta. i en Yariedadcs infinitas.'
Ahora, i del órdcn fí~ico pasamos al ónlen mo-
ral d 1 can ton n jcneral, comenzando por la esta-

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DE ALI'HA· 77
dística do los delitos, comprensiva desde 1. 0 de se-
tiembre de 1848 hasta 1. 0 de agosto de 1849, ha-
llamo, que los actos justiciables comprobados i
juzgados fueron los siguientes:
1 HO)JDR.ES. MUJERES. DELITOS. TOTAL.
1
2 8 Ilurto ........... 10
1 1 o IRiña ............. 1
.. 1 Homicidio........ 1
4 2 ¡Fuga. ............
Heridas.......... 8
6
6 2
1 10 .. Re ponsabilidad .• 10 1
1 .. E tropeos ......... 1

1---2-5-- ---~-3--IEsbfa.......... ·¡--3-8-


Los atentados contra la propiedad dan la cifra.
mayor, i ellos consistieron en hurtos de menor
cuantía, que no indican perversidad deliberada.
Lo atentados contra las personas se redujeron a
tres: nn homicidio por zelos, i dos riñas, efecto de
]a bebicl., que es el vicio predominante, particu-
lm·mente en las oTandes reuniones de los merca-
dos i feria . Solo seis pre os fugaron ele la prL ion,
no ob tanto que las cárceles carecen de seguridad
i on casas comunes de paja con paredes de tierra.
Las causas de responsabilidad de funcionario ~or
mal desempeño de sus deberes llegaron a 27, b1en
que diez no mas prestaron mérito para. proceder.
Este hecho es correlativo a la carencia de instruc-
cion que hace del Alcalde una verdadera víctima,
cuando no es instrumento pasivo de los gamonales
de] pueblo i de algnn tinterillo necio i enredador;
de donde procede el odio con que nuestros cam-
pesinos miran ese cargo por mil respectos onero-
so. Aun cuando se tome en consideracion lo im-

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78 PEREGRINACION

perfecto de la administracion de justicia en los dis-


tritos, todavía es cierto que la tabla de delitos arriba
espre ados para una poblacion de 26,000 habitan-
tes, es el mejor testimonio de la buena índole de
los vecinos del canton Chiquinquirá. La relajacion
de costumbres, manifiesta en la suma de nacimien-
tos ilejítimos, comparada con los lejítimos, suma
que en algm1os distritos llega a la mitad, i en otros
al 60 por 100, no proviene en realidad de corrup-
cion inveterada, sino de causas accidentales que
una vez removidas pondrian término al mal. Las
principales son dos : las grandes distancias a que
se encuentran algunos vecindarios respecto de la
residencia del Cura, de cuya. intervencion se pres-
cinde entónces para formar las familias ; i el pre-
cio, exhorbitante para aquellos infelizes, a que se
vende el Sacramento del matrimonio. Donde quie-
ra que l1e hallado un Cura jeneroso i de nobles
ideas acerca de su ministtrio, los rejistros parro-
quiales prc .. cntaban muchos matrimonios i poco.
nacimientos ilejítimos: donde, por el contrario, el
Cura metalizado, especulador o avaro degrada sui
santas funciones convirtiéndola en vergonzoso
comercio ele regateos i compensaciones usurarias,
los matrimonios son raros i las familias ilejítímas
forman la. mayoría de aquellas mal rejidas asocia-
ciones. De estas familias salen los jóvenes licen-
ciosos, que apénas púberes se juzgan emancipados
de la dudosa autoridad paterna, i las mujeres de
vida suelta i aventurera, que tienen por disculpa i
modelo la conducta de su propia madre. La pro-
grcsion del daño social es rapidí ima: un mal Cura
puede decir e que prostituye la mitad de sus feli-
greses i tra torna la base fundamental de toda so-
ciedad cristiana i civilizada, LA F Al\HLIA LEGAL ;

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DE ALP1IA. 79
es decir, la cuna de las creencias i de las cos-
tumbres.
En punto a instruccion pública, nada tiene de
lisonjero el estado en que se encuentra en el can-
ton. De los 26,600 habitantes 177 niños i 56 ni-
ñas reciben instruccion primaria, i G2 jóvenes con-
curren al Colejio de Chiquinquirá a viciarse el
entendimiento con el estudio d 1 latín, metafísica
i algo de leyes. Por tanto, la instruccion buena o
mala es a la basajeneral de la ignorancia como 1 i
es a 100. De los 395 educandos de ámbos sexos,
188 pertenecen a la villa de Chig uinquirá i 40 al
distrito de Cáldas, el mejor librado en materia de
escuela. ¿Qué resta para los demas distritos? Ito-
co, 1\{aripí, Paime i Canipauna no tienen una so-
la escuela primaria. Las de Buenavista i Coper,
:M uso i Saboyá dan pesadumbre por la carencia de
útiles, lo desaliñado del local i la falta absoluta de
un método racional de enseñanza, en lo cual in-
fluye decisivamente la carencia de útiles, contra la
cual solo un jenio pedagójico podría luchar con
buen éxito. Quéjanse los vecinos notables de que
hai repugnancia por parte de los padres de fami-
lia a manda1· a sus hijos a la escuela, i achacan a
esto el culpable abandono en que yace la instruc-
cion elemental. Tienen mil vezes razon los pa-
dres de familia: la esperiencin. les ha hecho rer que
sus hijos envejezen en las llamadas escu las sin -
acabar de aprender, i no quieren verlos perdiendo
tiempo en esta vagancia h01wadu, cuando pueden i
deben ayudarles en las faenas del campo. Tienen
mil vczcs razo11, porque en semcjnntes e')cue1as ja-
mas se aprenderá nada con solidez i prontitud; i
los notables j las autorjdades de cada uno de esos
pueblos nunca hallarán disculpa a los ojos del pa-

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80 PEREGRINACION

triota, ni dejarán de ser moralmente responsables


de todas las consecuencias que nacen de la igno-
rancia.
VIII
Cinco leguas casi al N. de Saboyá demora el
"Valle de J esus," distrito parroquial del can ton
de Vélez, cuya visita emprendimos terminada la
del de Chiquinquirá. Trepa el camino hasta la
cumbre de la alta serranía llamada Peña de Sabo-
yá, desde la cual se domina completamente la ho-
ya de los rios G-¡;ayabal, Delvalle i Guache, que
reunidos bajo el nombre de Popoa, cerca del Puen-
te-nacional, aumentan el caudal del Suárez, ántes
Simijaca o Balsa, i se descubre una sucesion de
c~rros i colinas que se inclinan ácia el lejano
Magdalena, perdiéndose entre la niebla del hori-
zonte. Por una bajada rápida en estremo, i so-
brado resbalosa cuando llueve, se llega al peque-
ño vecindario del Chusca], donde se encuentran
posada i alojamiento regulares, i abundancia de
ciertos animalillos ''de cuyo nombre no quiero
acordarme," los cuales hacen al viajero forzosa e
inevitable compañía durante unajornada o mas i
se descuida. En las vezes que por diversos cami-
nos bajamos desde la planicie cbibcha a las comar-
cas de clima templado o cálido i volvimos a ella,
había notado que el cambio sensible de tempera-
tura i del carácter de la vejetacion, coincidía con
·la desaparicion de las flores de achicoria en la ba-
jada, i su reaparicion en la subida. Desde luego,
supuse que aquella planta tenia en los Andes un
límite inferior, el cual podria tomarse como de-
marcacion sensible de las rejiones subandina i u-
perandina. Tres observaciones hechas, ]a una cer-

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DE AL:PHA. 81
ea de Cáldas, la otra pasado el alto Dos-camino¡¡,
entre Canipauna i Chiqninquirá, i la tercera, poco
ántes de 1legar al Chusca], todas ellas en el lugar
en que las flores de achicoria cesaban de matizar
las praderas, dieron por resultado 19° delcentígra-
do como temperatura media, i de 2,520 a 2,470
metros de altura sobre el nivel del mar. Este re-
sultado es digno de anotarse i convida a repetir
las observaciones hasta llegar a una induccion ca-
.t egórica, pues de esa manera quedaria establecida
una señal bien visible de los límites de las dos
grandes rejiones en que nuestro territorio se divi-
de, i por con::.iguiente los de las zonas agrícolas,
en que el cultivo de ciertos frutos se ha1la prede-
terminado por la naturaleza, i que hoi, por un mal
entendido de eo de lucro, confunden en algunas
partes, sin concebir que la Providencia ha queri-
do fijar en este suelo, por la reunion ele climas
variados en cortos espacios, el fecundo principio
de la division del trabajo agrícola ; principio alta-
mente progresista, que la razon humana en estos
últimos tiempos aplicara al trabajo fabril con be-
neficio palpable de todos i en todo.
Desde que se pisan los linderos del Valle de Je-
sus, se nota lo numeroso de su poblacion i la ín-
dole industriosa de los moradores. Por donde quie-
ra se ven ca itas rodeadas de sementera i caña-
verales, jentes labrando los campos o cosechando
frutos: de trecho en trecho resuena el chirrido de
los pe~ados trapiches, i e alza en blancos pena-
chos el humo de la casas en que se confecciona
la miel de caña. Allí todos son propietarios, nin-
guno indijente; i esta igualdad de medios de ha-
~er fortuna escita la actividad industrial de cada
no, e imprime en su alma cierto sentimiento <le
6

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82 PEREGRIN ACION

independencia, que cuando sea vivificado por la


luz de la instruccion, formará la base de sólidas
virtudes civiles. El centro del distrito es un pue-
blo del mismo nombre, fundado sobre una ladera
ondulante que termina en la. márjen izquierda del
claro i pintoresco rio Delvalle. Las calles princi-
pales están empedradas: las casas cómodas i es-
paciosas, muchas de ellas de teja i algunas de dos
pisos: el aspecto de los habitantes, robusto i de
jentcs bien halladas con su suerte, atentos i ob-
sequiosos con los forasteros, respetuosos a las au-
toridades i vecinos notables. Hospedónos en su
casa el Sr. Juan Nepomuceno Téllez Melo, j~fe
de una familia tan numerosa como una tribu, hom-
bre llano, franco i rebosando en ideas patrióticas
nada comunes. Datos, noticias, esploraciones,
todo Jo facilitaba con el empeño i buena voluntad
que un egoista habría puesto en cosas de su pri-
vado interes. El influjo de que goza, justamente
merecido, lo emplea en bien del pueblo i guiado
por las mas sanas intenciones. El Cura del Va-
lle, Dr. Mariño, es digno tarnbien de mencion c . . -
pecial, como caballero i como sacerdote ilustrado,
protector de la escuela de niños que cuenta 35
alumnos, i promovedor i director de la hermosa
fábtica de la iglesia, cuya conclusion acelera el
activo párroco sin escasear los esfuerzos persona-
les i con el menor gravámen posible de sus feli-
greses. El Valle de Jcsus deja recuerdos gratos al
viajero, tanto por la índole honrada i carácter ob-
sequioso de sus moradores, como por el aspecto de
u campos cultivados i de sus caminos cuid, dos
on esmero, signos de la prosperidad creciente de
aquel distrito.
Dos caminos llevan del Valle al Puen te-nacio-

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DE ALI'IlA. 83
nal: el que parte ácia el N-E. atravesando el
río Guache, i el que tomando la direccion S-E.
pasa por el rio Guayabal, i torciendo al E. enfila
el "Puente de piedras," formado por la naturale-
za sobre el raudal precipitado del Suárez. Eleji-
mos el segundo, porque conduce directamente a la
brech::~. de la serranía por donde en otro tiempo
rompieron las aguas del gran lago de Fúq uene para
caer sobre las tierras bajas de Vélez; hecho que
deseábamos comprobar como complemento i con-
firmacion de las observaciones anteriores acerca
de la formacion sedimentosa de la gran lbnura
que principia al pié del Volador de Fúquene, i co-
rriendo de S. a N. con un declive sensible, termi-
na en los cerros de la Peña de Sahoyá. En efecto,
andadas dos leguas i media escasas, se entra en las
ruinas dP. la serranía por un camino estrecho i pe-
dregoso que costea los restos del cerro de la dere-
cha, dejando a la izquierda una hondonada irregu-
lar, escuvada por el choque de grandes nasas de
agua, como lo manifiestan lo atormentado del sue-
lo, los grandes sulcos de los cerros adyacentea,
casi despojados de tierra por esta parte, i las enor-
mes rocas de calcáreo si1iceoso, descarnadas pero
no movidas de su antiguo asiento. Mas adelante
las señales de clestruccion se aumentan : la cima.
de la serranía se presenta cercenada i en partea
cortada. por caucds profundo , a los cuales corres-
ponden socaboncs en lo bajo, señal de que allí ca-
yeron los primeros tonentes de las aguas libres de
barrera : despues, i en la direccion del curso actual
del Suárez, yacen desparramado peñascos pon-
derosos, lanzados a lo l 'jos por la potente irrup-
cion del lago cuando se hubo desgarrado hasta su
base el alto cerro. La inundacion debió ser es-

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84 PEREGRINACION

pantosa, puesto que teniendo el lago primitivo


40,000 metros de lonjitud i 15,000 de latitud me-
dia, la serranía perdió de repente 1,100 metros
de altura desde la cima hasta el fondo de la bre-
cha, violentamente abierta por el empuje de las
aguas del vasto recipiente. Así no hai cerro en de-
rredor que no haya sido cercenado en la mitad por
lo ménos de su volúmen orijinario, i sus despojos
han ido a formar por largo trecho valles i laderas
de terreno revuelto i configuracion particular. Rl
puente de piedras, es una aglomeracion confusa
de rocas jigantescas, rodadas unas sobre otras por
espacio de 200 metros en el sentido del desagüe
del lago, amontonadas, enclavadas i perforadas,
ele manera que constituyen una bóveda por debajo
de 1a cual corre bramando el Suárez, 1·ea pan·cien-
do despucs a 30 metros de profundidad. En tiem-
po de fuertes lluvias, el rio se halla estrecho en el
socabon i desborda por encima de los peñascos,
formando ~al tos ruidosos, que sin embargo no des-
quician aquella fábrica estupenda. V!sta desde el
estremo N. donde forma un plano por el cual pasa-
el camino, presenta un paisaje de admirable gran-
deza: una rica vejetacion cubre ám bas orillas, in-
clinándose los árboles sobre los peñascos rojos i
parduzcos, los cuales suben encaramados unos so-
bre otros hasta perderse entre el <.li tante cortinaje
de ve1·du ·a i flores sil ves tres, ra gado a trechos por
torrentes de agua espumosa que desde lnrgo de-
saparecen cayendo a la caverna: óyese debajo el
sordo tronar dd rio quebrantado por las rocas, i
encima todo es quietud, amenidad i fre cor: un
simple lecho de piedras separa lo bello de lo te-
rrible, tanto mas terrible cuanto se siente i no se
ve: las flores encima, el abismo debajo! Allí se

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DE ALPIIA. 85
medita involuntariamente, i el hombre esperimen-
tado recuerda los contrastes de la vida, i cabila en
Dios.
Como una legua mas adelante del Puente de
piedras se llega a lo alto de un recuesto, desde el
cual se descubren las vegas angostas por donde
corre el Suárez, que los indíjenas llamaLan Sara-
bita, avistándose tambien el" Puente-nacional,"
linda i aseada villa recostada en la falda de la se-
rranía fronteriza. Tornó su nombre de un antiguo
puente echado por los españoles sobre el Suárez,
en tiempos en que una obra de estas era cosa rara
i formaba época en los mezquinos anales del Vi-
reinato. Sementeras de caña, maíz, plátano, trigo,
cebada, añil, café i gran variedad de granos i legum-
bres demuestran la fertilidad del terreno, la sua-
vidad del clima i los hábitos laboriosos de los
moradores en el distrito, que hoi cuenta 13,000
vecinos, la mayor parte propietarios de pequeños
predios, todos bien acomodados, activos e indus-
triosos, de costumbres sencillas, i fáciles de entu-
siasmar en nombre de la Libertad i de la. Repú-
blica. Allí reside el Dr. J. A. Chávez, Obispo de
Caledonia, patriota venerable, que señ:1la con un
beneficio cada día de su vida, sacerdote ilustrado,
tolerante, lleno de mansedumbre i modestia, de
cuyos labios alcn solam nte palabras de bondad i
de paz. Honréme con su tnl.to i comprendí cuánta
razon tienen aquellos vecinos para respetarle i
amarle, i cuánto acertarían en seguir siempre sus
consejos, dictados por t l verdadero patriotismo i el
injenuo deseo del bien público. La iglesia del
Puente, en. anchada i mejorada por el Sr. Chá-
vez, seria digna de la villa, si no abundasen las
imájenes de bulto deformes i mal ataviadas. Santfit

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86 PEREGRIN ACION

hai allí que ostenta un sombrero blanco a la Bo-


lívar, encasquetado ba ta la nuca, lo cual forma
con las vestiduras talares i el semblante distraído
de la imájen, un todo realmente ridículo. Lo veor
es que no le faltan compañeros del mismo pelaje;
por manera que no un templo cristiano sino ado-
ratorio tlel paganismo parece aquello, sin mérito
en las obras ele escultura, sin bel leza ni decoro en
el conjunto. El abuso de las imájenes no es so-
lamente atentado contra el buen gusto, sino una
degradacion del culto. Relijion eminentemente
espiritual i severa, el cristianismo no admite en
sus manife~taciones estemas adornos que no sean
obras maestras, como tributo de la intelijencia i
de la civilizncion cristiana : en defecto ele ellas, va-
liera mas poner sobr los altares una simple cruz,
símbolo de la. rejcneracion del linaje humano i ob-
jeto material que jamas estraviará las ideas del
pueblo, como sucede con las imájcnes que adora
i contempla, cual i fueran otros tantos dioses;
habiendo llegado a tal estr mo la aberracion reli-
jiosa entre la jcntes de nuestro pueblo iliterato,
que cuando les faltan imájenes se apresuran a in-
ventarlas, deificando piedras i cortezas con el nom-
bre de santos apwrecidos: para estos hombres cán-
didos i mal doctrinados no hui creencias fuera de
la supersticion; no hai culto si no lleva las formas
del politeísmo. Todos estos rrorcs caerán luego
que la ilustracion penetre hasta el fondo de la so-
ciedad, pero caerán sin tener qué ustituirles, si
nuestro clero no ~e apresura a variar de sistema
en la instruccion relijiosa dada por medio del culto
i del público, i comprendiendo el espíritu de esto
tiempo , no olo pre cindc de la prácticas supers-
ticiosas, sino las ataca vigorosamente para incul-

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DE ALPHA.

car i difundir el conocimivnto de las doctrinas so-


ciales del Evanjelio. De lo contrario, vendrá una
época de irrelijion terrible i azarosa cuanto inmi-
nente ya, i de los males que traiga, nadie, escepto
el clero, será responsable porque él habrá sido
causante de ellos a sabiendas, o causantea por ig-
norancia voluntaria de los hechos actuales i de sus
próximas circunstancias. No exajero ni declamo:
espreso aquí reflexiones que la observacion in-
mediata del e tado moral del pueblo jornalero su-
jeriria a cualquiera que visitara los lugares que
llevo recorridos ; i no se nece~ita. mucha perspi-
cazia para notar que el peor enemigo que hoi tie-
nen la creencias relijio a es el culto tal como se
practica en los pueblos, abu ivo, desnaturalizado,
sin objeto ni resultados sociales, salvo el error i
las preocupaciones que njendra en ~os ánimos
sencillos.
Del Puente-nacional a V'lez hai cuatro leguas
escasas, ora se tome l camino que pasa por Gua-
vatá, ora el que demora al E. ele dicho pueblo.
ntrámbos atraviesan la serranía llamada Alto de
Tuyamuca, muro contra el cual se e trcllaron las
• guas del roto lago de Fúquene, obligándolas a
tomar la dircccion -1 -E. que conserva el to-
rrentoso Sarabita con varia infle 'Íones acciden-
talc ha ta perder sunombreal unirse enlas Jun-
tas con el ogam oso.
V' lez, capital de la provincia, fné fundada de-
finitivamente a fine de 1539 por el eapitan 1\Iar..
tin Galiana, en ti rras d l Cacique Chipatá, i a la
b:mda meridional de un alto cerro, con 1 doble
objeto de sujetar lo indio comarcano i de e ta-
blecPr una escala <le comunicacion ácia cll\Iagda-
lena por la via del Carare, pues la uel Opon, tran-

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88 PEREGRINACION

sitada desde la invasion del Conquistador Quesa-


da, era sumamente quebrada, dificil i áspera, en
términos que hoi no se concibe cómo pasaron por
tales riscos i desiertos cubiertos de espeso bosque
los descubridores del país de los Chibchas. Tiene
V éiez 11,500 vecinos aposentados en casas de
eonstruccion pesada i antigua, en las cuales pocas
mejoras ha introducido el trascurso del tiempo.
Las calles son irregulares a causa de las quiebras
del terreno, i están empedradas de grandes guija-
rros negros i lustrosos, en los que abundan las im-
presiones fósiles, especialmente de ammonitas de
monstruoso grandor, mui comunes en los alrede-
dores de la ciudad, particularmente en la sen-anía
de Tuyamuca, cubierta por lechos de piedras ro-
dadas, fuertemente impregnadas de óxido de hierro.
Hai dos plazas, i en cada cual una pila de piedra
eomun mal labrada. En materia de ornato públi-
co, Vélez no ha dado un paso, aunque sí en ma-
teria de aseo d las calles i de lo esterior de las
casas. El Hospital, el Colejio i la Escuela normal,
únicos establecimientos públicos, yacen tristemen-
~e abandonados, i en breve el local de los dos pri~
meros será un monton de ruinas. La iglesia ......
¿para qué reproducir cuadros cu.yo trazado causa
pena? Así, pues, Vélez, capital de una provincia
riquísima en minas, en agricultura, en maderas,
bálsamos i resinas de toda especie, poblada de
jentes industriosas, honradas i p:-1zí:ficas, tiene el
aspecto de una ciudad dccaden te i aletargada, es-
traña e indiferente al progreso jeneral de la Repú-
blica. La causa principal de e ta parálisis es la
falta de un buen camin que ponga en comun1ca-
cion el centro de la provincia con el Iagdalena.
Reducida a producir lo que ella misma consume,

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DE ALPIIA. 89
proporciona medios de existencia a los innumera-
bles propietarios del uelo i a lo~ que se ocupa•
en el comercio interior; mas no puede suministrar
a la capital el calor :i el movimiento de una indus-
tria próspera, creciente i activa, cual lo seria el
comercio esterior, alimentado por el laboreo de las
minas i el cultivo de frutos esportables valiosos,
como los produciria Vélez si contara con salidas.
No lo ignoran sus vecinos; pero tal vez no se ha-
llan suficientemente persuadidos de que in ese ca-
mino mercantil, jamas saldrán del abatimiento
económico en que e encuentran, siendo, por tanto.
obra en la que todos deberían tomar parte, po: el
bien de sus hijos i por honnr de su provincia.
No obstante la riqueza natural del suelo, i por
una consecuencia del ai !amiento en q11c la ca1 ital
se encuentra, "la clase pobre, dice un docummto
oficial, es mucho mas numerosa que la acomodada:
por cada uno de los in di vid u os de esta, puede ha-
ber doscientos de aquella." Así e echa <le ver en
el desaseo personal i vestidos miserabilí irnos de
gran número de proletario : así lo demuestra taro-
bien la incalificable cifra de 147 11acimientos ile-
jítimos en 31 G, total de ellos en el trascur o del
último año : la mi ería i la corrupcion an ü mpre
a un nivel. Entre las personas afortunat.la, i las
que la suma miseria degrada, hai, pcrmítnseme la
frase, una clase media, compue ta d~ IJlujeres la-
boriosas ocupadas en el comercio i f¡ bricaci n de
artículos de inmediato consumo, las u:des son un
ejemplo palmario de que en esta tierra el tra b~tjo i
la economía traen con igo iufalihlemenle el bie-
nestar. Di 'tÍngucnse por el limpio vestido com-
puesto de camisa profusamente bonlada decolores,
enaguas d.e bayeta fina, alpargate nuevo, i iom-

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90 PEREGRINACION

brero de jipijapa con ancha cinta negra, el cual


sujeta la mantellina de paño que llevan flotante
para lnzir la camisa i el rosario de oro. Mandan
sobre los proletarios no con imperio, sino tratán-
dolos con dulzura como a iguales, i frecuentemente
se las ve dar de comer de balde a los mui infelizes:
en el corazon de est~s escelente'3 hijas del pueblo,
no tiene cabida el orgullo ni la dureza que en
otros menguados produce la posesion de la riqueza.
Tal es el fondo del carácter en los habitantes de
la Cordillera granadina : bondadosos, desprendi-
dos, ho~pitalarios, di ¡me tos al bien por instinto:
tanto mas vituperable es el abandono en que sue-
ll"n clejrrr , e te p1wblo su condtLtores civiles i
sus in titutore relijioso . Nada e hace para me-
jorar su situacion mat rial: nada para contener las
licencias de las co tumbres.
Los mártes i sábados hai mercado en Vélez: el
primero es pequeño i como preparatorio del otro,
que es muí concurrido i abundante. Desde el alba
empiezan a lleg<n los campe inos, unos arreando
sus bueyes enjalmados i cargado de comestibles,
i otros cargado ellos mi mo con fardos que traen
a espalda . Las dos cue tR don(le de embocan los
camino que van a los distrito i labranzas del
opue to lado de ámba. serranías, se cubren de
homhr s, mujeres, muchachos i bueyes conducto-
res de los variados fruto. con que la fecunda tierra
premia sus tareas, o de jaulas i artas de aves do-
mésticas, o de manan a acom pafíadas de su nu-
mero a prole, cada animal con u cabe tro, yendo a
parar lo· cabos junto a la mano izquierda del pro-
pietario, quien blandiendo en la d recha una rarna,
obliga a marchar por delante i en buen órden la
futuras víctimas, esactamente como pintan a Apolo

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DE ALPliA. 91
rijiendo los caballos del Sol; salvo que los gruñi-
dores cerdos no siempre se mue tran dóciles al ca-
bestro, i que el representante de Apolo nada tiene
de bello i ~í mucho de indíjena, pobremente ata-
viado j descalzo de pié i pierna : ni faltan in die itas
que vienen de léjos ensayando sus fuerzas con un
pequeño haz de leña, encorvado el cuerpo i opri-
mida la frente por la faja de donde pende la carga,
la cual valdrá un cuartillo a lo sumo : un cuartillo
basta para sati facer todas las nece iclades de una
de estas criaturas durante el dia; ménos de un
cuartillo, si tienen la desgracia de 110 vender la leña.
¡ Pobres aprendizes en la escuela del sufrimiento,
tan larga i tan severa ! Desde que empieza el
mercado hasta las 3 de la tarde, están los vende-
dores fijos en sus puestos, clasificados por grupo ,
segun el j .. nero que venden, i aten tos a de pa-
charlo, si es al peso en balanzas formadas de dos
canastillos pendientes de un madero que hace el
oficio de brazos, fahricadas por los vendedores i
de cuya fidelidad no duda el comprador, como
tampoco de la esactitucl de las pe a , que son tro-
zitos de madera o piedras de diversos tamaños ; i
si es por medida, en cana tillos de cuya capazidad
tampoco se duda: sistema que hace recordm· la
sencmez ele costumbres del tiempo de Hornero,
cuando las princesas lavaban la ropa ele la familia
en los arroyos, i los banquetes rejios se componían
de un buei asado. Desde lns 3 en adelante co-
mienza el movimiento de retirada de los e pende-
dore i el arreglo de ' su cuenta por préstamos
recíprocos que se han hecho, el cual arreglo suele
parar en desarreglo de palabra i obras, segun la
complicacion de las cuentas o la cantidad de chi-
cha que los contabilistas llevan dentro. Al caer

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92 PEREGRINACION

de la tarde vuelve a quedar la ciudad sumerjida


en la inercia : hs tiendas se cierran, las calles se
desocupan de jente, i algun tiple tocado por la ya
trémula mano <le un galan qne obsequia a su <lama
en la desprovista chichería, a la luz de do o tres
cabos de velas de sebo, pegado de las tablas, es lo
único que aun interrumpe el silencio donde poco
ántes reinaban el bullicio i la animacion de innume-
rabl~s personas, tocla . h ablando en voz alta i cada
cnal de su peculiar negocio; de manera que el que
recoja al acaso la palabras segun suenen, no podrá
ménos de reírse de los d1 . parate i quid-pro-quos
mui orijinales que de ello resultan. Con la noche
mueren los último ruidos, i las tinieblas se en-
cargan de cobijar al labri go que no pudo atinar
con el camino de su casa. Ninguna {JenJencia for-
mal, ningun desórdcn serio tiene lugar entre tanta
jente congregada. I . a vista. de una vara de Alcal-
de, o del baston borlado del J fe político, bastan
para poner término a las disputas, sometiéndolas
a la dccision de la autoridad, de la cnal nadie se
queja ni apela, no por timidez senil, sino por sin-
ceru respeto a las autoridades popular s, que por
lo regular corrcsponc:len con decisiones equitativas.

IX
Los indíjenas ha bitndorcs de las serranías que
demoran al N. de V'lez, comunicnban con los de
las tierras bajas ácia e::l Magdalena, por una sen-
da e cabro a cuyo términ<> eran la aguas del rio
Carare, tributario de aquel, n~p;regable 1 Cétudalo o;
ruta sin duda preferible a la del Opon, tr:.tzarla
por los primeros conquistadores, pue to que en
1542 determinaron estos aprovecharse de ]a roen-

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DE ALPIIA. 93
cionada senda para sus comunicaciones i comercio
posterior con Cartajena i Santamarta, sirviéndose
de los indios como de bestias de carga. Consér-
vase hoi dia ensanchada i mejorada la mi ma ruta,
que principia al O. de la ciudad, sube a la cumbre
de la Peña de Vélez, i de allí continúa en la di-
reccion S-N, midiendo 19 leguas hasta el actual
puerto de Carare, i del puerto al Magdalena 14
leguas granadinas . Como la prosperidad i b;enes-
tar de !a provincia dependen para lo futuro ente-
ramente de su fácil comunicacion con el MaO'dale-
na, resolvimos examinar este camino,a fin de juzgar
con conocimiento de las cosas si él atisface la ne-
cesidad urjentísima que de una via mercantil tiene
Vélez.
Asciéndese, como llevo dicho, hasta la cima de
la Peña de V élez por rápidos cortes practicados
en una cuchilla angosta que en t:ste lado despide
la serranía, siguiéndose luego una meseta de tc-
neno compacto, despues de la cual se baja a la
planicie irregular i estrecha donde tiene sus cabe-
zeras el rio Guache ; breve espacio cerrado al
N. por las cumbres del Roble i de Las Brujas i
poblado de multit.ud de casitas rodeadas de la-
branzas. Traspuesto el Alto del Rob ~ c, comienza
una estensa serie de cerros formado , por grue as
es tratas calcárea , e trib s de los al tos ramales del
E. i O, por medio de los cuales corre el Orta.
Coronan estos cerros árboles frondosos que haceR
un bello contraste con las descarnada. rocas, ve-
ladas en partes por arbustos i enredaderas siem-
pre verdes, mediante el riego de ocultos manantia-
les alimentados por las copiosa llu ia , ~uya fil-
tracion lenta i permanente ha cscavado en las pa-
ñas cavernas prolongadas que perforan los Qerroa

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94 PEREGRINACION

i laderas, como ~e echa de ver por las aberturas


que de trecho en trecho se perciben i por lo sono-
ro del piso del camino. A esta particularidad de-
be su nombre el vecindario de Las Cuevas, situado
sobre los estribos de la serranía del O. cuatro le-
guas al N. de Vélez, i compuesto de crecido nú-
mero de ca~as con labranzas desparramadas por
las alturas vecinas i los profundos vallecitos que
separan cada estribo, cada colina. Salvo la cum-
bre de las serranías principales, todo aquel espa-
cio ha sido modificado por hundimientos repenti-
nos, ora formando planos inclinados sembrados de
gruesos fragmentos de rocas, ora hoyos espacio-
sos en figura de embudos, que son otros tantos su-
mideros por donde las aguas van a perderse en co-
rrientes subterráneas. Por mas de una legua de
estension sorprenden la vjsta innumerables peñas-
cos desnudos, labrados por la intemperie en mil
formas caprichosas: murallas colosales, torres al-
menadas, ruinas de edificios; no hai objeto de ar-
quitectura que la imajinacion no se represente en
estas masas inmóviles i blanquecinas, que inte-
rrumpen con sus moles el fondo de verdura sobre
que se alzan, i a cuyo lado aparecen humildemente
arrimadas las mezquinas ha hitaciones del hombre;
no hai ruido que no sea devuelto por ecos multi-
plicados; no hai recodo del camino que no guarde
una sorpresa al entretenido viajero entre los sú-
b:itos repliegues del terreno.
En esta comarca moraban numerosas tribus de
indios laboriosos que Martin Galiano, fundador de
V élez, halló rej:idos por los U saques, Agatá i
comé. IIízoles guerra de esterminio, cruel i trai-
dora, como la acostumbraban los conquistadores,
in necesidad ni provocacion, movido únicamente

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DE ALJ~liA. 95
por el deseo de cautivarlo i venderlos a los nue-
vos encomenderos. Lo indios se defendieron hasta.
que la esperiencia les demostró la ineficazia de
sus armas comparadas con los arcabuzes i perros
de presa de los españoles, i entónccs, desespera-
dos, mas no abatido , se retiraron a lo profundo
de las cavernas, i tapiando las entradas se dieron
la muerte: pocos prefirieron la esclavitud.. Re-
cientemente comenzaron a de cubrir e las entra-
das de estas cavernas, ricas en nitro, i al destapar-
las para buscar el valioso mineral, se hallaron mon-
tones de esqueletos envasados unos sobre otros en
astas de madera endur zidas, fijas en el suelo: ]a
horrible hi toria del suicidio de <.los naciones apa-
reció allí manifiesta i espantable con su infinita
variedad <le suplicios voluntarios; pero los des-
cendientes Je lo conqui tadore, l'jos de respetar
la última morada de la raza oprimida: se han apre-
surado a quebrantar i revolver los huesos de loa
víctimas para quitarles las joyuelas de oro i esca-
var las nitrería naturales sobre que reposaban.
¡Triste de tino de esta raza desventurada! pensé
a.l contemplar la d va tacion de aquellos osarios :
nuestros antepasado la saqueaban i atormenta-
ban en vida ; no otros la perseguimos en los se-
pulcros para aquearla de pues de muerta!
Dos leguas mas adelante se encuentra el pue-
blo de lóres, centro del distrito, a la altura de
1,039 metro sobre el nivel del mar, rodeado de
bosques ricos en diversas maderas de construc-
c~on i en quinas rojas i naranjada, de que los ve-
emes de La Cuevas e portan muchas cargas anual-
mente, i abundantes en helechos arborecentes de
8 a 9 varas de elevacion, coronados por un copioso
penacho de hojas grandes i lozanas, a guisa de pal-

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96 PEREGRINACION

meras. Entre los infinitos tesoros vejetales conte ..


nidos en estos bosques, que tanto admiraron i en-
tretuvieron a nuestro botánico Céspedes, se dis-
tinguen el Acuápar i el Manzanillo, árboles de
traidora frondosidad, pues al que se ponga bajo Ru
sombra le hinchan monstruosamente todo el cuer-
po; el Albataque, mui eficaz para toda hinchazon;
el bejuco lle cruz, cuyas hojas machacadas resta-
ñan la sangre de las heridas; i finalmente, el Ari-
sá, hermo o árbol recto, cargado de manojos de
flores encarnadas, i de tanta virtud para contener
la hemorrajia por las narizes, que aplicado sobre
la frente un pedazo de árbol despojado de la cor-
teza, ter mi na en el acto lasa lid a de la sangre, por
eopiosa que fuere: precioso e pccífico desconoci-
do de la jencralidad i perdiclo con otros muchos
no ménos preciosos que permanecen intactos en
aquellas selvas perfumadas i solitnrías. El clima
de Flóres, fresco i agradable ( 20° del centígrado)
es mllÍ sano i el mejor remedio para el coto, pues
con solo permanecer poco tiempo en el lugar, de-
saparece completamente. El distrito cuenta 1,000
vecinos; pero ya se concibe que van en aumento,
escepto en la parte montuosa i ardiente desde el
paso del Orta ácia el Mngdalena. Así, Flóres i Las
Cuevas, con 700 vecinos, dan un movimiento de
po1lacion de 57 nacimientos, 26 decesos i 14 ma-
trimonios, en el espacio de 12 meses, siendo co-
munes los ejemplares de lonjevidad notable.
GC'za e te distrito el beneficio dcJposeer un Cura,
modelo del sacerdote cristiano, de interesado, hu-
mano, lleno de bondad, que se desvela por mejorar la
auerte de us feligrese , así en lo moral como en lo
material, severo con igo mismo, tolerante para con
loa demas, enteramente consagrado al desempeño

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DE ALPIIA. 97
de su alto ministerio; jóven sin am bicion mundana,
que ha sabido restaurar í adornar la humilde igle-
sia del pueblo, convirtiendo un rancho de paja en
templo, cuyo interior resplandece de blancura, i
cuyos adornos sencillos inspiran mas respeto i son
mas apropiados al culto verdadero que las osten-
tosas ridiculezes de muchas iglesias de las ciuda-
des. Llámase este ilustrado i modesto sacerdote
WENCESLAO DÍAz; i al escribir su nombre de una
manera particular, en mi gratitud como granadino
i como cristiano, quisiera distinguirlo del comun
de los párrocos, que tantos motivos dan de pena
i desabrimiento al granadino i al cristiano, por su
inca pazidad como hombres de ci vilizacion, i por su
indignidad como ministros de caridad i de buenas
costumbres. Ellos desconocen por ignorancia, o
abaten a sabiendas la noble mision de que están
encargados, especialmente en este país nuevo que
ensaya la libertad i donde la democracia podría
convertirse en objeto de amor para el pueblo, arro-
pándola con una relijion que tiene por bases la
caridad i la igualdad, i que en cierta manera san-
tifica la República.
Es Flóres el límite de lo habitado ácia esta par-
te del cantan Vélez: pasado el pueblo empieza la
soledad: pasado el Orta, los bosques altivos, en
donde, segun la espresion del profeta, "los ani-
males montarazes reposan con seguridad, porque
no hai quien los e pante." El camino cesa de
ser una vía transitable, i comienzan en continua
sucesion las subidas i bajadas por cerros abruptos,
gredosos i constantemente empapados en Jo alto
por las lluvias, i en lo bajo por manantiales que
aflojan el terreno, formando pantanos pegajosos en
que las bestias se hunden i fatigan, i pierden has-
1

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98 PEREGRINACION

ta el instinto de elejir lo rnénos peligroso. Nin-


guno ele nosotros se escapó de caer rodando con la
cabalgadura por las resbalosas cuestas, o en ho-
yos en que era menester ausilio de tercero para
salir de entre el espeso lodo: hasta los peones, con
ir a pié, pagaron allí u tributo de porrazos. "Con-
siste, nos decía el práctico, que tambien se cayó
varias vezes, consiste en que sus mercedes no son
baquianos de los hoyos. "-E ta frase lo dice todo:
en aquel camino e~ necesario aprender cuáles son
los hoyos ménos pellgrosos, pues la eleccion nun-
ca tiene por objeto lo bueno i lo malo, sü1o lo peor
i lo pé imo: eleccion entre hoyos i hoyos, cnya
profundidad no es posible adivinar al traves del
amarillo fango de que e tán llenos. Cuatro leguas
se andan de e ta manera, i en seguida comienzan
los pasos del rio Guayabito, que en su tortuo~o
curso corta 49 vezes la línea de trán ito hasta lle-
gar al caserío llamado La Cimitarra: desde aquí
al puerto del C:.Hare es llano el terreno, i el cami-
no parece bueno al que ha pasado lo de atras. Por
tanto es un de lirjo creer que esta pueda cr la VÍ:l
mercantil en que Vélcz funda sus esperanzas: es
ocioso pensar n mejorarla sin variar de ruta. La
rara per, e\·crancia, la actividad i el empefío del
Sr. 'YT. J\1. Zalclúa, encargado de la composicion
de e te camino, nada podrán jamas contra obstá-
culos inv ncibles para quien no tiene a la mano
sendos miles de pesos, porque sin una gran suma
de indu tria i de recursos, los cerros gredosos i los
minadores rnanantia1 c:.: se burlarán de cuantos
e fuerzo. e hfl 'ln para. dominarlos permanente-
mente.
La selvas del Carare no ceden en riquezas de
todo jénero a las de la hoya del :Minero, i las so-

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DE ALPHA. 99
brepujan en majestad. Desde que se entra en el
laberinto ue colinas que ciñen los tortuosos plie-
gues del rio Guayabito, se viaja por en medio del
alto bosque que a derecha e ÍZ<)uierda limita la
fangosa línea del camino, siempre bajo la somüra,
siempre húmedo i denso el ambiente, en términos
que disparado un tiro de escopeta, permanece quie-
to el humo de la pólvora largo rato, in ascender ni
di iparae. El caucho, el almendron i el ceibo, co-
losos de vejetacion, irguen sus copas por encima
de los demas árbole, , cohijándolos con sus jigan-
tescas rama,, miéntras el tronco redondo i recto,
cuya circunf¡ rencia oc 1pa un grande e ·pacio, sos-
tiene i alimen a profusion de árboles menore , en-
redaderas semejantes n. gruesos cables, i tribus en-
teras de parásitas sembradas en todas las axilas
de las ramas. Cuando uno de estos colosos cae
desarraigado por el humean o minado por la ve-
jez, abre en el hosqne una ancha calle, tronchan-
do i sepultando l ajo sus ruinas cuanto alcanza, i
entónecs el oscuro tronco forma una eminencia
prolongat a qt se cubre de arbustos e in terrum-
pc la lhnnm con l. apariencia <le una larga coli-
na ; tal es la grandeza de e tas ruinas vejetales,
imponentes aunque postradas.
Enumerar lrts miríadas de animales que pueblan
la selva, seria imposible. Encima es un intermi-
nable ruido de aves, que ora sacuden las ramas al
volar pesadamente, como la pavas i paují s, ora
alc()'ran el oido i la vista como los jilgu ros, Jas
diminutas quinchas (colibrí ) o el-sol-i-luna, pá-
jaro de silencioso vuelo, brill, nt cual mariposa,
llevando en las alas la figura del s<'l i de la luna
creciente, de donde le viene su nombre. l rede-
dor remueven el ramaje multituu de cuadrúpedos,

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100 PEREGRINACION

i los inquietos zambos corren saltando de árbol


en árbol a atisbar con curiosidad al transeunte,
las hembras con los hijuelos cargados a la espalda,
i todos juntos en familia chillando i arrojando ra-
mas secas; miéntras mas a lo léjo los araguatos,
sentado · gravemente en torno del mas vi jo, en-
tonan una especie de letanía en que el jefe gruñe
primero i los demas le contestan en coro. Bajo los
piés i por entre la yerba i hojarascas se deslizan
culebras de mil matizes, haciéndose notar la ca-
zadora por su corpulencia i timidez, i la lomo-
de-machete, de índole fiera, cuerpo vigoroso, co-
ronada de cresta i armada de una sierra que eriza
sobre el lomo al avistar al hombre, lo que afortu-
nadamente sucede raras vezes: en ocasiones sal-
tan de repente lagartos enormes, parecidos a las
iguanas, i huyen revolviendo la basura del suelo:
en otras nada se ve, pero se oye un sordo roznar
en la espesura, i el ruido de un andar lento al tra-
ves de la maleza ; de continuo i por todas partes
la animacion de la naturaleza en el esplendor de
su abandono; i a raros intervalos, a orillas del ca-
mino i escondida, se encuentra la choza miserable
de algun vecino de Guayabito, pálido i enfermizo,
o cubierto el cútis con las feas manchas del carate:
el hombre está demas en medio de aquellas selvas,
i sucumbe sin enerjía, como abrumado por el mun-
do fi ico.
Regresamos a Vélez pasando por Bolívar, cen-
tro de la nueva parroquia de este nombre, la cual
cuenta 3,600 habitantes con~agraflos activamente
a la agricultura, que es allí floreciente. Queda el
pueblo trea leguas al S-0. de Vélez, situado en
la falda oriental de una elevada serranía, que es
continuacion de la de Cuevas, i en consecuencia

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DE ALPHA. 101
presenta los mismos accidentes de formacion, con
la desventaja de escasear las aguas vivas, pues to-
dos los manantiales se pierden i desaparecen por
las cavernas que perforan las serranías i sus es-
tribos. Abunda el terreno en minas de cobre, hie-
rro, plomo, cuarzo, azufre i carbon, i cerca del
pueblo, en una quiebra de la serranía, se hallan
copiosas muestras de mina de amatista. Son fre-
cuentes las igniciones de piritas de hierro, que
calcinando la rocas producen derrumbes consi-
derables en las tierras faltas de apoyo. Actual-
mente arde uno de estos volcanes inofensivos en
el sitio llamado Real de Turc, exhalando torbelli-
nos de humo en tiempo de lluvias. La combus-
tion tiene lugar en lo inftrior de un cerro al)Un-
dantc en pizarra pulverizada i marmajas, i formado
por capas de calcáreo consumido ya en mucha
parte. De los pequeños cráteres se levanta un
vapor fuertemente azufrado, i el termómetro in-
troducido a media vara de profundidad, marcó una
temperatura superior al término máximo de la es-
cala. Fuera del radio ele la ignicion, el terreno
mantiene su frescor i a pecto naturales, i la vejeta-
cían se conserva inalterada.
Para ser Bolívar un pueblo que no cuenta diez
años de fundado, es bastante grande i no carece de
buenas casas, entre ellas la de la escuela con vein-
te niños, rnui ordenada i bien surtida de útiles para
la enseñanza. La iglesia es grande, limpia i un
modelo de sencillez i buen gu to en sus adornos.
Levantóla el actual cura DocToR CABTAÑEDA, cos-
teándolo todo de su peculio. Bien merece este
digno sacerdote el dictado de benefactor del pue-
blo por su ejemplar desprendimiento de las rique-
zas, por la. di pen acion jenerosa de los sacramen-

BIBLIOTECA LU!S Ai ... :.. At~ANGO


CATALOGACIO
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102 PEREGRINACION

tos i por su infatigable empeño en difundir sanas


ideas de cultura i civilidad entre sus feligreses,
apoyándolas en un fondo de creencias cristiana.,
purificadas del bastardo fanatismo con que otros
suelen afearla . La ilust.racion, la bondad i la to-
lerancia. evanjélica. de las flaquezas ajenas, sin de-
jar por e o ele rorrejirlas, concurren a formar el
carácter del Presbítero Castañeda, sacerdote por
vocacion, es~elente pánoco por lo mismo que es
buen ciudadnno.
Al Sr. José Landázuri, honrado Yccino d~..: Las
Cuevas i hom hrc ele una labori osidad nada comun,
fuimos deudores de muchos datos interesantes res-
pecto de. Carare, sus bosques i montaña~. En par-
te de nuestra escursion no ncom pañó, allanándo-
nos las dificultades i au iliánclonos on sus cono-
cimientos prácticos no ménos variados que sólidos.
hblábanos siempre del país con el ferYor de un
injcnuo patriota, mostrando decidido interes por
el bien público, suficientemente comprobado con
hechos en las di crsas i mui penosas csploraciones
que ha verificado al traves de sel ,·as i riscos casi
impenetrabl es , deseoso de encontrar la. mejor línea
de comunicacion de V él z con el Magdalena. V c-
cinos como el Sr. Lanclázur1, merecen el amor i res-
peto del pueblo en cuyo beneficio trabajan desin-
teresadamente; tan de. intcrcsauamcnte, que ni aun
con la gratitud de Jo· contemporáneos pueden con-
tar. Eso tienen el.. . 1 as 111 ritorios que otros los
ser ·icius d 1 ciudauano •n la modesta Yida. ciYil:
110 lo,' presta. con r ido ni los proclama: los ej -
cuta. sin ·cr percibido" ui glorificado por aqu llo
a quienes favorece, i sin alcanzar otro premio que
la sati faccion dC' ha bcr hecho el bien.
Las de mas parroquias del can ton de' élcz no con-

1
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DE ALPHA. 103
tienen particularidades notables. Habitadas por
jcntes laboriosas, hospitalarias i de índole im 1e-
jorab1e, forman la base de una pohlacion tanto mas
feliz cuanto se compcne de pequeños propietarios
escntos del influjo frecuentemente opresor de los
grandes capitalistas. Esta circun tancia feliz, co-
mun a la provincia, i la ocupacion de todos en la
noble tarea de la agricultura, escuela práctica de
virtudes civiles, ]os predisponen a ser con el ticl.1-
po iguales ante la socicda(l, como ya lo son ante
la fortuna; es decir, republicanos tan distantes de
la altanería del poderoso para con el destituido,
como de la propen ion al del:iÓrdcn i libertinaje
que cnjenura la ociosa miseria. Bnjo este n'spccto
puede decir e que en V";lez ha echado sus cimien-
tos la verdadera democracia, mediante la igual rc-
particion del suelo que los hace a todos propieta-
rios, a todo defensores de la propiedad de cuyos
beneficios participan, i por consiguiente de las
autoridades i leyes que les afianzan el pazífico go-
ze de sns haberes.
Tiene el canton 63,300 habitantes, presentando
un aumento de 8,022 sobre el censo leYantado en
1 46, i hoi esccdcn lo nacidos a lo muertos, du-
rante un año, en 1,200 indi,·iduos, de los cttalcs
la mitad no reconocen padre. La instruccion pú-
blica se halla n t:n estado lnmentablc; puesto
que solo 400 niños concurren a las escuela , en lo
cual influye ciertam' te lo de parr:n, ado de b po-
blacion sobre un tcrritor]o dos yczcs mn cstcnso
que el del can ton Chiquinqu1rá. urn . te el m1o
~dmini tr. tivo de 1 ·10,fu ron jnzc•ado..: i ~cntcn­
ciado · J,or lo juezes l<.'trados !JO indi it t o , de
ellos 5 hon icidas i 24 lndrones; número que ce m-
parado con la poblucion total del cant01 , Lace el

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104 PEREGRIN ACION
mejor elojio de aquellos pueblos. N o 1IAI uN so-
LO ESCLAVO EN vÉLEZ; frase consoladora que bien
quisiera poder escribir cuando hable de las pro-
vincias restantes.
La riqueza mineral del territorio es incompara-
ble en todo linaje de metales i fó iles de aplicacion
industrial. Losfenómenosjeo1ójicos abundan, ofre-
ciendo al viajero estudioso un campo de observa-
don siempre variado, siempre nuevo. Uno de los
mas raros es el llamado Hoyo del Aire, cuatro le-
guas al N-N-E. de la capital, i 1-} al S-E. de
La Paz. Consiste en el hundimiento completo de
un pedazo del suelo en la falda de la serranía, ha-
biendo quedado un gran pozo de figura elíptica
que mide 300 metros de circunferencia, 118 de pro-
fundidad ácia la parte superior del plano inclinado
de la falda, i 75 ácia la inferior; el diámetro ma-
yor 112 metros, i el menor 87. Las paredes del
hoyo, verticales i formadas de estratas de calcáreo
como el cerro en que e~tá, se hallan cubiertas de
vejetacion i habitadas sus grietas por gran núme-
ro de guacamayas, cuyos brillantes colores luzen
en lo profundo al cortar en su vuelo espiral los
oblicuos rayos del sol. Raro fenómeno, por cierto,
el de este hundimiento parcial i perfecto por to-
dos lados; pero no único, pues adcmas de otros
análogos que observamos en Las Cuevas, hai en
]as cercanías de La Paz varios de estos hoyos
producidos por la dcscomposicion del calcáreo, con
la diferencia de que no descubren paredes verti-
cales como el del Aire, o 1as descubren por un
lado, quedando a la parte opue ta una rambla que
se confunde con el resto del terreno en lo bajo de
la ladera, i con la ventaja, para lo pintoresco, de
hallarse cultivado i a vezes habitado el fondo.

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DE ALPHA, 105
X
Rara persona de las que bajan al Carare se li-
bertan de fiebres intermitentes. No bastan pre-
cauciones: necesítase una constitucion privilejiada
para salir sano de entre aquellos bosques i loda-
zales eternos, hirVIendo en putrefaccion vejeta!
bajo una temperatura de 27° a 32° del centígrado,
en medio ele una atmósfera cargada de olores pe-
netrantes i caf>i nunca renovada en sus capas infe-
riores por corrientes de aire libre. Pagamos noso-
tros el tributo de salud al Carare ; pero, gracias a
la bondad del Sr. José Gooding, que puso a nues-
tra disposicion su casa en Vélcz, i a las delicadas
atenciones de los Sres. Díaz i Sil va, los sufrimientos
se hicieron llevader.os, i al cabo de 20 dias pudimos
emprender marcha para Moniquirá, cabezera de
canton, situada 5 leguas S-S-E. de Vélez.
El camino es bueno en toda estacion i atra-
viesa una comarca sembrada de casa$ i labranzas de
caña i de toda especie de frutos menores, lo cual,
visto desde las alturas repentinas del terreno, pre-
senta paisajes alegres i variados que espancen el
ánimo i lo ensanchan por Ja contemplacion de un
pueblo esento de miseria, feliz en su abundante
medianía. Poco ántes de llegar al río Suárez (Sn-
rabita) desde la cumbre de la serranía que lo en-
cajonad~ esta banda, se descubre el pueblo de Site,
fundado en mitad de la falda oriental de este pe-
queño ramal de la cordillera, i ostentando u blan-
ca iglesia i su caserío de teja en medio de la per-
petua verdura de los campo . Caminaba yo dis-
traído i despacio contemplando aquel inmenso
jardín, ceñido en lo bajo por la plateada cinta del
Sarabita,que despucs demultiplicadosjiros se es-
conde entre los cerros del , cuando me alcanzó

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106 PEREGRINACION

un indio vi jo i fornido, cargadas las espaldas con


una voluminosa maleta de com stibles . Saludóme
con la cortesía jeuial de nnestros campe inos, qui-
tándose el grueso sombrero mspon i descubriendo
su cabeza prominente ácia los lados, poblada de
cabdlo reluciente i negro, a pe arde los años que
peinaba su dueño.
- 'Ya que sumercé mira tanto a Si te, dijo, a
qnc no adiYina qué cosa tiene de mas, o qué cosa
tiene de ménos."
Detuve el paso al oirle, i dctúvose él tambien
fijándome la vi ta, apoyac:as las callosas manos
en el bordan, dilatada la boca con una sonrisa
de triunfo, a tiempo que los ojillos joviales, viva-
rachos i saltadores, daban <• su ~ncho i cobrizo
rostro una rara esprcsion de bondado a malir:ia.
He aquí un hombre que, sin saberlo, está hacien-
do la segunda edicion del cuento de Edipo i la
E~finje, pen é, riéndome contajiado por la fisono-
mía burlona de mi conciudadano chib ha.
- " En verdad, le respondí, que no acierto con
lo que tenga d ma Sit , si no e algun escribano,
11i con lo que tenga de n, -:no , si no e un bu n
Cura."
- " Sumcrcé apuntó, pero no atinó. Tiene de
mas el ser pcrroquia, i ti 1 e de méno3 el no te-
ner juezcs. "
-"¿Cómo, Ritc no tien Alcalde ni Juez?"
" o mi amo. El año ¡asado se juntaron los
Dot<nes en · ~lcz (la Cámara d provincia) i no
quitaron lo ju zc ·, c1ej:ndonos 1 Cura i los ofi-
cios ausilia1·ios (.-rrdc:o. ub idi:nio )i :1gora t n -
mo que ir ha tn V'·l z porcualqnicrp1citc itodc
dinero del mrrc: do gastando mns n el vü1jc que
lo que Ynlc el pleito."

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DE ALriiA. 107
- " ¿ I por qu ~ razon hicieron so con una pa-
rroquia tan bonita i poblada ? '
-"Ahí ha de ver sumercé. Cosa de los Do-
tare , que corno no viven donde uno Yivc, gobier-
nan con perjuicio . "
- " Ti ne razon, amÍO'O, 1Yo viven donde uno
vive : con e to ha dicho ma que otro. con largo
di cursos, i no ~on ustedc solos los perjudicado
por igual motivo; pero ya enmendarán el daílo
cuando vuelvan a juntar e."
Prorumpió el buen Yiejo en una int<"Jjcccion d
incredulidad, i seguimos departiendo como antignos
conocido , hasta~ pararnos CL'r ·a de 1 puente. En
este campe~ino ví per onificado el pequeño agricul-
torgranadil odcln ·tierra alta . 'u traje con i~teen
ca]zon de manta gruesa, cami a de lienzo fuerte i
tupido, ruanilla parda de lnnn, ~ om hrcro 1·a. pon, im-
perm able i de ámplia dim n ionc , i <tlparg'ltc
doble, ujcto al pié por un silllpl c01·don de :fique.
Sobrio cual ningun otro, pues se . ust .nta tlc Ye-
jetales i de chicha, gastando en llo medio real dia-
rio cuando mas: obediente, laboJioso i honrado
e tá seguro de al.isfacer &U pocas nece::.iclade. eo1
los productos icrto. de la indu ·tria doméstica, i
ni codici, lo aj no, porque no lo ha menester, ni
cm idia lo goze el !rico, porqu . e tando cscnto
del ham hrc i la de. nude7., no mira con enojo la
abundancia de hicnc~ n otra· llHlllO$: comercian k
por in tinto, Yiaja d mercado en lllcrcatlo una
parte d 1 año, llevando a 1. e; espaldas los frutos
que cambia en sus umlti plicadas contrataciones,
ha taque la e tacion ele las i •mhn s lo llnma eh'
nu vo a la e.tancia, propi dad ·u:a, d(mde le e ·-
pcr. n In n ujcr i la· hijas con:tant mente ocupa-
das en hilar i t jer. Allí l:;C recojc en l n pcqm·í'io

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108 PEitEGR.INACION

rancho de paja, adornado con imájenes i estampas,


formando altar en la parte mas visible de una de
las paredes, i con los mui contados rústicos mue-
bles indispensables para las horas de descanso.
Labra su campo i cuida las nuevas sementeras
sin apartarse de ellas sino el dia del mercado se-
manal en el vecino pueblo, al cual concurre con
toda la familia, dejando la casa cerrada con un
cuero en vez de puerta i un nudo en vez de llave,
bien cierto de que no habrá quien viole estas frá-
jiles guardas de su pobre hogar, viji!ado por algun
perro tan bullicioso como inofensivo. Ahorra pa-
cientemente un real sobre otro para adquirir un
buei de carga, o para invertir el dinero sin empa-
cho en cumplir promesas rclijiosas, o en hacerle
una fiestecilla al Santo favorito, que regularmente
es la Vírjen bajo alguna de las innumerables ad-
vocaciones que en estas comarcas la dan. Tales
son la índole, costumbre.., i situacion de la pobla-
cion fundamental de las provincias granadinas que
por un favor espec al del cielo, no por la intencion
de nuestros antepasados, han creado i sostenido la
industria rural, sin apelar al funesto cuanto cri-
minal recurso de la esclavitud; poblacion predis-
puesta al fácil ejercicio de todas la virtudes so-
ciales si es bien dirijida, pero tam bien espuesta
a no progresar cual pudiera, si manos inhábiles o
avarientas toman las riendas i encaminan las cosas
al provecho personal de los pocos, o las descami-
nan i trastornan, como por desgracia suele acon-
tecer.
1oniquirá, erijida en parroquia en 1778, es
una bonita villa con 90 ca a de teja espaciosas i
57 de paja, conteniendo cerca d 2,000 vecinos i
situada en un estrecho valle, centro de cinco ca-

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DE ALPJIA. 109
minos que enlazan este cantan con los de Vélez,
Oiba i Leiva. No h<c\. mucho que el desaseo de las
calles era insoportable i la mansion en esta villa
una verdadera penitencia para el forastero no acos-
tumbrado a respirar el aire de los muladares per-
manente . Hoi no es así : los lugares de uso pú-
blico se mantienen limpios, las casas blanqueadas
por defuera, i algo se vijila sobre las malas habitu-
des de la jente inculta. Si esto es debido al temor,
aun subsi ten te, de la aparicion del cólera morbo,
o al propósito de enmenuarel imperdonable descui-
do pa ado, no lo sé a punto fijo; pero lo cierto es
que bastarían un poco de zelo i de amor propio
en las autoridades locales para borrar la fea nota
con que los viajeros suelen acompañare! nombre
de l\1oniquirá. Tiene su mercado los miércoles,
mui concurrido i abunuantemente provisto de fru-
tos r.acionale i estranjero , i hace un vasto co-
mercio de mieles, producto de los bien cultivados
campos i de 80 trapiches movidos por mulas. Casi
todos los habitantes del canton son propietarios, es-
tando di tribuida la riqueza inmueble en términos
que ninguno es capitalista fuerte, pero nadie se halla
tampoco destituido de mecl«>s de existenda. Reú-
nense los vecinos con frecuencia en bailes i en una
sociedad patriótica, en que tratan de negocios pú-
blicos i de comun utilidad, con la ventaja de no
hallarse divididos por rencillas ni odios políticos.
Su carácter es sociable i hospitalario, los modales
cultos, i en las damas se nota cierta elegancia na-
tural i buen gusto en ]a sencillez del traje, aun
para los bailes a que concurren vestidas blanco ue
i sin mas tocado que sus abundantes cabellos,
adornados con algun ramito de flores menudas.
No es de estrañarse tanta cultura, cuando se

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110 PERE

sabe que sostienen una escuela de niñas con 5G


. RL~ACIO •

alumna , i otra de niños con 120, á m bas en muí


buen e tado i formando contraste con el abnndono
vituperable en que la instruecion pública se halla
en Vélez . Cuenta el distrito 7,000 habitantes,
habiendo escedido el año último los nacimientos
a los decesos en 142 individuos i Yerificádose 48
matrimonios. Con todo esto, los nacimientos ile-
jílirnos forman la tercera parte del total, lo qu
debe imputnrse en parte a la ning na intcrvencion
del Cura en los negocios temporu.l!'S i al descuido
de los espirituales, como lo demuestra la decaden-
te i maltratada igle ia . Un párroco 2.ctivo, jóven
en ideas i de jenio reformador, haria graneles bene-
ficios a J\foniquirá, principalmente mejorando las
co turnbres de los jornaleros, jentes dócile':i i dis-
pue~tas a recibir la im pu1sion del consejo i del
ejemplo.
Encierra este canton los distritos de :Jioniquirá,
Togüí, Pare, Chitaraque i Santana, todos a cortas
distancias i comunicados por buenos caminos,
conteniendo juntos 18,800 habitantes que aumen-
tan rápidamente, merced a la salubridad del clima
i a la profnsion de mechas de existencia, de donde
proceden la robu tez i lonjevidad de que disfruta~
los morndores . Solo en el distrito de .11oniquirá
e" lisonjero el estado de la instruecion primaria: en
los demas no alcanzan a GO los educandos; por ma-
nera que la ignorancia cuenta con una mayoría de
98 individuos sobre cada lOO; i aun hai que añadir
muchos de los que han concurrido a las escuelas,
por cuanto salen mui mal enseñado , i en breve
olvidan la indije ta instruccion que r ·0;c ·o: '"~n
método i sin hacerles conocer cómo habrian de
aplicarla a los negorios. Jeneralmente, por lo que

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DE ALPHA. 111
he visto en la proYincia, la· tal enseñanza se re-
duce a fatigar la memoria de los niños con pregun-
tas i re puestas que sobre relijion, gramática i
aritmética aprenden al pié de la letra, i a la lec-
tura i escritura, en cuyo aprendizaje gastan tres o
cuatro años. He presenciado los ex<Ímene de
varias escuelas, i en todas be notado que a los
niños se les pregnnta por una e pecie de catecismo
rutinero que denominan programa, fuera del cual
no se puede preguntar nada, pues no aciertan a
responder; prueba de que la instruccion propia-
mente dicha, que consiste en el ejercicio del enten-
dimiento, no exi"te, reduciéndose a un estéril re-
cargo de la memoria con palabrn q ne para el
alumno carecen tle signjficacion Lien entendidu.
De aquí procede que en saliendo de b. escuela
olvidan el necio cateci mo i con él toda la ci ncia
potiza que acaron; i el padre de familia qnc fe
ha privado de los servicios de su hijo durante cua-
tro años, mat teni'ndolo en aprendizaje, se en-
euentra con un mozeton que no acierta a sacarle
una cuenta en el mercado ni a leerle una carta,
visto lo ctwl forma el propósito de no 11andnr los
otros muchacho a la llamada escuela, oríjen de
gastos inútiles i de h1bitudrs de haraganería. Tal
es la ituacion de 1 pr tendida nseñanza prima-
ria, con mui raras escepciones: talla base de espe-
ranza con que contamos para realizar el istema
de lecciones por rnedio del sufrajio universal
directo único verdadero, siempre que ~e apoye, no
en la rento, sino en la instruccion, siquiera primaria,
<le lo sufragante . I lo peor es que la E cuelas
.,. ormales no han dado hasta ahora los frutos que
de ellas se aguardaban: la rutina i el empirismo
antignos se perpetúan <le unos en otros: la ciencia

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112 PEREGRINACION

de enseñar no ha penetrado todavía en nuestro


país, i al paso que vamos no penetrará en mucho
tiempo.
La provincia de Vélez cuenta 109,000 habitan-
tes en 300 leguas cuadradas de territorio, próxi-
mamente, de las cuales la mitad permanecen inocu-
padas i cubiertas de bosques vírjenes. En el trascur-
so de 1849 hubo 695 matrimonios, nacie1·on 3,888,
i murieron 1,600, quedando un balance de 3,288
individuos en favor de la poblacion, lo cual, combi-
nado con la duracion media de la vida, que es de
cincuenta años, la superabundancia de los alimen-
tos i la estrerna salubridad del clima, indica que,
no habiendo peste o mortandad estraordinaria, la
poblacion puede duplicarse cada 25 años. Si com-
pararnos esta cifra con las que establecen la última
estadística de los Estados U nidos anglo-americanos
i los esmerados cálculos de Demonferrand, d'An-
geville i Leon Lalanne respecto de Francia, pare-
cerá escesivamente corta de pronto; pero dete-
niéndonos a valuar las mil circunstancias especiales
que en nuestro país concurren a ponerlo fuera de las
reglas comunes del movimiento i propagacion de la
raza humana, como respecto de V élez se ha manifes-
tado en el curso de estos apuntamientos, cesa todo
motivo de incredulidad, i aun me atrevo a asegurar,
que cuando puedan compararse períodos estadísti-
cos de 10 años arriba, la cifra de 25 años que he
fijado por una induccion rnui meditada, quedará
reducida a ménos. Reservo la cornprobacion de este
aserto para cuando haya reunido copiosas obser-
vaciones respecto de toda la República, i pueda
comparar la suma total de su poblacion entónces
con la que tenia el Vireinato a fines del siglo
pasado. Finalmente, en Vélez se hallan los varo-

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DE ALPJlA, 113
nes i las hembras en la relacion de 27 a 28, i los
nacimientos en la propordon de 54 ilejítimos por
cada 100. ¡ Gravísimo cargo este último contra el
clero, al cual están encomendadas la custodia i
fomento de las buenas costumbres!
Los moradores de la provincia son todos blan-
cos, de raza española pura, cruzada con la indíJe-
na, e indíjena pura: la primera i la última forman
el menor número; i cuando la absorcion de la raza
indíjena por la europea se haya completado, lo
que no dilatará mucho, quedará una poblacion ho-
mojenea, vigorosa i bien conformada, cuyo carác-
ter erá medianero .:!ntre lo impetuo o del español
i lo calmudo i paciente del indio chibcha ; pobla-
cionfelizmente adaptable a las tareas d-.. la agricul-
tura i minería, fuentes de gran riqueza para Vé-
lez, i a la fabricacion de tejidos i sombreros para
el consumo propio, en la cual se emplean hoi mis-
mo con gusto, aunque sin gran provecho, las mu-
jeres .
•La relijion tiene poderoso influjo en el ánimo
de estos moradores, como en todos los de las cor-
dilleras principales ele nuestro país; pero esta di-
chosa dispo icion no ha sido cultivada conforme al
espiritualismo de los dogma cristianos, sino in-
clinándola a 1as prácticas materiales del culto ro-
mano de la edad media, a que son mui dados los
indíjenas por las analojías que establecen entre
aquellas prácticas i las del p litcismo c.le sus ma-
yores. Semejante sistema de educacion relijiosa
pudo ser bueno en lo prim r s tiempos de la con-
quista i civilizacion de estafi comarca , cuando h
gran mayoría de los habitadores era de raza india
pura, cuya creencias idolátricas convenía con-
ertir insensiblemente ácia las del cristianisru
8

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114 PEREGRIN ACION

para realizar la union de los conquistadores i con-


quistados mediante el vínculo de comunidad rcli-
jiosa, siquiera en las formas esternas del culto ro-
mano aceptadas de buen grado por el paganismo
chibchn ; mas hoi que a la raza indíjena se susti-
tuye la granadina, diversa de la primera en índo-
le, en intelijencia i necesidades morales, i ademas
galvanizada por las instituciones democráticas i
modificada en su manera de existil' por la liber-
tad de industria i de movimiento; hoi el sistema
an6guo carece de razon i de objeto, no es social ni
civilizador, i la persistencia en él puede compro-
meter gravemente la causa de la relijion por cuan-
to llegará el día en que las meras ceremonias, las
procesiones i sí m bolos materiales no satisfagan los
entendimientos que pedirán doctrinas elevadas i
sustanciosas, mas dogma i ménos represe•tacion.
Y a lo he dicho i no me cansaré de repetirlo : si
nuestro clero no comprende la crítica situacion ac-
tual de las cosas i de los hombres e insiste en que-
darse detras del movimiento social en vez de en-
cabezado, provoca una tormenta desastrosa en
que por lo pronto sucumbirá el sentimiento reli-
jioso del pueblo. Renacerá, sin duda, porque la
1·elijion es un elemento de vida indispensable para
las Ilaciones; pero renacerá despues de mil catás-
trofes i estravíos bárbaros, los cuales pueden evi-
tarse i seria un crímen no prevenirlos. V co cami-
nar mi patria a esta crísis su prcma, resultado del
tránsito del órden social antiguo al nuevo: el cle-
ro tiene en sus manos la salud pública ¡ i el clero
permanece inerte i dormido !
La· habitudes i trajes de los veleño , varia de
can ton a can ton como la temperatura atmosférica.
Así en la parte alta del de Chiquinquirá (temp ... -

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DE LPHA. 115
ratura 15° centígr.) permanecen los vestidos de
bayeta i el embozo de la mantellina en las muje-
res, i las ruanas de lana i ropa gruesa en los hom.
bres. Las casas son bajas de techo, con ventanas
reducidas, nbiertas a un metro de altura sobre el
piso de las habitaciones, las cuales se hallan dis~
puestas de manera que no las bañe corriente al-
guna de aire: el pavimento esterado, los grandes
cana pes henchidos de lana i os ten tan do en sus fo-
rros todas las zarazas imajinables, las mamparas
de tela traslucida o de vidriera en las puertas de
los balcones, anuncian en el interior de lns casas las
precauciones contra el frio i el vivir retraído de las
jentes. En la ciudad de Vélez ( temper. 24° cen-
tígr.) se reproducen los mismos usos, mas por con-
servacion rutinera de los que los primeros pobla-
dore. llevaron allí sacados de Bogotá, que por re-
querirlo el clima ; de donde nace el aspecto d sa-
seado de los que subsisten del trabajo cotidiano,
los cuales viven en cuartos bajos que en reducido
espacio contienen la familia, las múcuras de chi-
cha, el tren del amasijo, los perros i gatos, i mu-
chedumbre de trastos mas o ménos inamovibles
que impiden el aseo; jénero de habitaciones cuyo
influjo en la salud de lo que las ocupan i en la
salubrida<l del poblado es pernicioso en sumo gra-
do. :Moniquirá, con temperatura igual a la de é-
lez, tiene usos diferentes, algo parecidos ya a los
de tierra caliente : los ve tidos son mui lijeros, las
casas mas ventiladas, Jos modales mas suelto i
comunicativos. Esta gradacion ele costumbr s, tra-
je , alimentos i rnodale , desde el recojimiento si-
lencioso de los qu moran en la rejion alta de los
Andes hasta la abierta franqueza i carácter ac-
cesible de lo hnbitadores de las calurosas llanu-

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116 PEREGRINACION

ras de Cúcuta, es tan insensible a primera vista


eomo es paulatino el ascenso del termómetro: con
dificultad se determina cuándo empieza el tránsito
del uno al otro estremo ; bien así corno al reco-
rrer las provincias se eilCuentran la vejetacion i
producciones de los climas frio, templado i calien-
te, n el espacio de pocas leguas sin poderse dar
cuenta del punto en que comenzó este admirable
cambio de decoraciones, fuente de las infinitas be-
llezas de paisaje, regadas por el Creador con pro-
fusa mano sobre este suelo, asiento de constante
verdura de flores i frutos perpetuamente repro-
ducidos.
Predomina en los vcleños el apego a sus hoga-
res, en términos ele repugnar los viajes fuera de
su provincia i ansiar el regreso cuanclo de ella
se ausentan. Un arriero, un peon cualquiera,
al salir de sn pueblo vuelve a müarlo de de la
última en m bre de donde Re descubre, i c. hn la una
esclamacion de ruego al Santo preferido, no para
que le ampare en el viaje sino para que le haga
tornar ¡>ron to ; a diferencia de su vecino el soco-
rran o. que en proponi 'ndole un viaje cualquiera, se
levanta ¡ rcsuro o, ter ·ia la ruana, toma el bordon,
i sin cuidar. e d0 hacer provisiones ni maleta, mar-
cha re ucltamcnte ha~ta el caho ele la República,
o al csterior si se ]e ofrecen garantías tentadoras.
,os de Vélcz se contentan con el tráfico interno
recorriendo lo mercado semanales para cambiar
de unos n otros diYersos frutos que cada cual
conduce . Estas peqneñas ferias no solo contribu-
' en a , a ti fa r las n ccc;idades materiales r uui · -
~lo en un m rcado las producciones de distintos
lugares i climas, sino adcmas propenden a estable-
cer útiles relaciones de co1 ocimiento i amistael en-

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DE ALPIIA . 117
tre los moradores de la provincia, labrándose vín -
culos cuyas consecuencias morales son inestima-
bles para un país cortado en todos sentidos por al-
tas serranías que dividen i separan los pueblos como
pudieran las grandes di.,tancias . La faz social de
nuestros mercados semanales i su influjo en la uni-
dad i nacionalidad granadinas, son temas que cier-
tamente merecen la estudio a atencion del pa-
triota; i en mi concepto esa costumbre es una de
las que debieran fomentar e cuidadosamente, como
que ella producirá, anclando el tiempo, la estin-
cion de 'las necias rivalidndes i antipatías que aun
prevalecen entre varios pueblos pequeños, con 110-
table menoscabo de los intereses de la comunidad.

XI
Tomando el camino que de l\1oniquirá condu-
ce a Togüí i Chitaraque llOS dirijimos a Gám bita,
primer distrito del cantan Oiba al S . de esta vi-
lla. Andadas 7 leguas por tierras bastante que-
bradas, cubiertas de sementeras, i bañadas por
multituJ de arroyos claro i bullicio os, llegamos
al río Porqueras, línea divi oria de entrámbos can-
tones i desde el cual en adelante comien~a por
este lado la provincia del Socorro . Legua i me-
dia. dcspue de pasado el rio s encuentra el pue-
blo de Gámbita, p queño i n su mayor parte pa-
ji~o, asentado en un vallec:ito ango to en qne ter-
minan la· pendientes laderas de dos pequ ñas
serranías paralelas compuestas de e tratos calizos
i esqui to arcilloso, formacion predominante de -
de las cercanías de Chitaraque, constituy ·ndo un
terreno casi unitario i por consi 0 tÜentc in~rato.
Los rios Gámbitai Porqueras, que unidos al Ilue¡·-

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118 PEREGRIN ACION

ta van a fonnar el L1nguarucho, tributario del Sa-


rabita, riegan parte del distrito i contribuyen a la
descomposicion lenta de las rocas i esqujstos, de
donde proceden algunos vallecitos de aluvion, fér-
tiles i cubiertos de jugosos pastos que a trechos
interrumpen la esterilidad jeneral del suelo, contra
la cual luchan sin descanso los laboriosos agricul-
tores del lugar, estableciendo sementeras ele caña
i menestras donde quiera que hallan un rincon de
tiena capaz de soportarlas.
En Gárn bita no encontramos Alcalde, Juez, ni
funcionario alguno a quien dirijirnos, escepto el
Cura Dr. JVfanuel Ceron, jóven amable i fino que
nos hospedó i proporcionó todos los ausilios i noti-
cias que necesitábamos i no habríamos podido con-
seguir sin la intervencion de este bondadoso i pa-
triota eclesiástico. Poco tiempo tenia de estar en-
cargado del curato, i sin embargo habia comenzado
a refaccionar ]a c::tsi destruida iglesia, i solo, sin
recursos, sin mas ayudante que un niño de 9 años,
tenia fnndada una pequeña scuela primaria que
él münno cu:dn ba i dirijia; prueba evidente de lo
que alcanza la firme voluntad de hacer el bien.
Numéranse 3,000 vecinos n la parroquia, todos
ellos blancos, de constitucion vigurosa i costum-
bres sencillas nrnpar::tdélS por la habitud del trnba-
jo constante, i acaso tarnbien por la mansion de la
familias en estancias de labor diseminadas en los
campos. Averiguado el movimiento de la pobla-
cion en el último año, sC'gun lo libros parroquiales,
halláronsc 104 nacimi ntos, de los nales 40 ile-
jítimo , GO el funcion i 20 matrimonios ; cifws
que no guardan proporcion con el total de habi-
tantes i que acu arian por sí solas la incuria del
párroco antecesor del actual, si no hubiera estado

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DE ALPJIA. 119
manifiesta en el abandono i desgreño en que dejó
las cosas de su ministerio, patentes a los ojos de
cualquiera, por mas que el caritativo Dr. Ceron se
empeñaba en disimularlos.
No obstante la pobreza del suelo para la agri-
cultura, los alrededores de Gámbita no carecen de
belleza por la agradable variedad que comunican
al paisaje los cerros circunvecinos, a vezes redon-
deados i con laderas tendidas cuidadosamente la-
bradas, a vezes áridos i escarpados, de cuyas ci-
mas trastornadas se precipitan con ruHo varios
arroyos formando cascadas, entre las cuales se ha-
cen notar la de Santafé, grueso chorro de aguo.
reluciente que desprendí~ ndose de los estratos su-
periores de la serranía, vi ·ible a la izquierda desde
el camino de Chitaraque, salta por encima de los
árboles i arbustos un espacio de 40 varas, perdién-
dose despues en la espesura; i la del Palmar, ca-
mino de Paipa, oculta en parte por una vejetacion
lozana, pero que examinada de cerca presenta una
columna de mas de lOO varas de caida limpia.
Hai otra quebrada caprichosa que desdeñando el
correr por las sinuosidades del terreno, ha ido a
perforar una colina cerca i al S-0. del pueblo,
abriendo b. cueva que llaman del Chocó, ele 4 cua-
dras de largo i cnriquezida en lo profundo con cs-
talácticas numerosas que han disminuido la altur.
primitiva del socabon, grande i desembarazada, si
, e ha de juzgar por la elevad, puerta que da en-
trnda al arroyo: curioso fenómeno por cierto, i
jcmplar nota.ble de lo que pt ede la accion de las
aguns obre las roca de formacion Cé. lizn, como
tam bien lo demuestran los hundjmientos cónicos
ele Las-Cuevas i el afamado Hoyo-del-aire en el
canton Yélez.

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120 PEREGRI~ACION

eis l guas al - -E. de Gámbita queda Cu-


nacua, cortando el camino los rios Huerta i Tolo-
tá, el primero con buen puente, el egundo con
malí irno vado, i entrámbos llevando precipitada-
mente al Linguarucho sus aguas teñidas por la
zarzaparrilla, que en abundante di solucion con-
tienen. El terreno en todo .ste e pacio permane-
ce calizo i gredoso con algunos manchon es de pi-
zarra, poco apropiado para la agricultura, que allí
es pobre, consistiendo principalm nte en yuca,
maíz i plátano, bases de la sub istcncia de los
moradores. Los cerros altos, descarnados i de con-
tornos abrupto envian a lo bajo las aguas llove-
dizas con una rapidez perjudicial para las semen-
teras i para el terreno que la an i de garran. Así
es que muchos labradore han emigrado diriji 'n-
dose a las fértiles v ga. del uaita, donde encuen-
tran tierras, proteccion i au ilios para establecerse;
i de aquí procede la difcr ncia ntre la poblacion
que hoi cuenta el c1i trito de Cunaeua ( 2,000 ha-
bitantes) i la que: le dió el e nso de 1816 ( 2, 17G)
disminuida en vez de aumentada, como lo staria
si la salubridad d l clima fuese acompañada <le la
fertilidad del suelo. La situacion de h cabeza del
distrito es mala, quedando el pu blo al pié de una
serranía 11ontuosa con de iertos al E. hasta el
canton haralá, i al O. ep, rada ele los producti-
vos allcs de Guadatupc i Suaita por altos cerros
intransitables · siendo así que un poco mas ade-
lante hai htrmo as llanura bien r ga<lns en que 1
pueblo habria quedado ' ntnjo ·am •nte ubicado.
apricho de un anti<,.uo ura d t(.'rmin · rou t1
fundacion en el lurrar qu • ocupa, d ·de el cuul,
ácia 1 , se alcan:tnn a ver las techumbres ntc-
jnda del csten o caserío de Oiba, i la bonita i blan-
ca igl ~sia que lo domina.

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DE ALP'L\.. 121
Dcspues de una fatigosa. marcha de diez horas
llegamos a Cunacua, tarde i con largo ayuno.
Nadie no indicaba dónde podriamos alojarnos :
preguntábamo , i lo vecinos papamosca se que-
daban callados mirá11donos de hito en hito . Por
fin averiguamos que aunqu no habia Alcalde en
el pueblo andaba por ~ llí el Juez, en cuya solici-
tud proseguimos hasta que en la pinza i cerca d::!
la cárcel encoutramos un hombre rústico i mal per-
jeñado con una var t n~;gra en las mano : era el
Juez. Dijímosle qt¡jéne · é amos i qué motivo nos
había llevado hasta aquel rincon de la patria. El
digno funcionario se balanceaba sobre una pata i
sobre otra, nos min ba i se r'Ía como un oso : im-
posible meterle en la macÍI.:a cabeza una idea : im-
posible que ley ra nada pues iguoraba el nlfabeto.
Por último, interpelado con la cnctjía del hambre
i del cansancio que llevábamos, su pendió la risa,
rompió el silencio, i no· ofrceió socarrona1ue1 te
por alojamiento ....... . . la dtrcel!
-'·¿Cómo se llama este fenómeno? pregunté
a un curioso que me queclaba ccrc:a.
- ' Don Gregorio eira," me conte&tó, " i es
la autoridad."
- ' Scí'ior Autoridad," dije al amab1c Don Gre-
gorio ''¿tendrá usted a bien llcvarno · <londc uq uel
vecino que <lcstlc una especie de tienda, buena para
alojar e, nos está nlirando '? Parece persona de-
cente, i él acaso nos comprenderá ."
-"Oh sí! l. Don Cayetano, mui persouaje i
mui notable <lc:llugar."
I llegado a la c.1. a, Don Gregario !)alud<> a Don
Cayctano i r a umió su ri ·ita de márra · l:iin aña-
dir palabra. Sig1 ifi<¡ué al nu \'O interlocutor nues-
tra necc i acl, el objeto del viaje, lo que nos suce-

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122 PEREGRINACION

clia i la voluntad en que estábamos de pagar cuan-


to pidiese por alojarnos durante la noche i pro-
porcionarnos cualquier alimento.
Silencio sepulcral de parte de Don Cayetano,
insensible como una roca a mis plegarias i ofertas.
Ninguna mediacion de parte del Juez.
En este punto, perdida toda esperanza, dime
por vencido ante la inhospitalm·ia inercia de aque-
llas jentes, i declaré a mi compañero rotas las ne-
gociaciones .
- " Voi a convencerlos," dijo, i desrnontándo-
se i desensillando, en un pestañear se abrió paso
por entre la Autoridad i el Notable, entró en el
cuarto i se proclamó instalado i alojado por dere-
cho de conquist'l. Apoyelo haciendo irrupcion con
asistentes, instrumentos i petacas, i me senté a
examinar una mesa de pino que nada tenia que
xarninar. El Juez desapareció: Don Cayetano
gruñó i evacuó la plaza: la f;nnilia se alborotó i
comenzó a cerrar de firme todas las puertas de co-
municacion poniéndonos en riguroso bloqueo, con
nerrativa no solo de alimento sino hasta del agua
i del fuego, a us:mza ele los antiguos Romanos
cuando q t.erian descartarse de a1gun ciudadano
estorboso. En resolucion ha briarnos carecido de
todo, a bsolutnmente de todo, a no ser por el Cnra,
Presbítero Félix ~Icléndez, que nos amparó i fa-
voreció, en términos de poder seguir marcha al día
siguiente .
Cunacua, por lo visto, es purhlo al cunl no pue-
f1e ir ningun viajero sin llevar Henda de campaña
para a1oj:~rs c ba timrntos para "1 i pasto par, us
bestias. S r1rC'~a do del tráfico activo con los otro·
pueblo , in mercado, sin rozc de jentes, cierra.
sus puertas al forastero en quien mira un intruso, i

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DE AL:Pl A , 123
desconoce las ventajas que se dedvan de ser hos-
pitalarios i sociable . La ru tieidad no tiene allí
contrapeso, i la cultura rnoml corre parejas con la
del suelo, pobre i in lozanía por la ingratitud del
telTeno. En cuanto al Juez Neira, no se crea que
es un tipo escrpeional; iguales a -:1, poco ma o
ménos, en intelijencia i re petabilidad, son casi to-
dos los J uezes i Alcaldes de distrito. Los veci-
nos de instruccion i comodidades aborrecen este
empleo i se valen de u influjo para que no ··ecai-
ga en ellos el nombramiento, echándolo sobre al-
gun labriego ianorante que arrancan de su estan-
cia i del seno de su rústica familia para tras plan.
tarlo mal de u grarlo al pueblo i dejarlo allí perdi-
do en el laberinto de un oficio que es incnpaz de en-
tender, o lo mueven cual dócil in. trumcnto, yapa-
ra hacerse superiores a la ju ticia, ya para. vestir
con el aparato de e ta su. vcuganzas pcrso.1ales.
El tri te Alcalde que por una parte contempla su
estancia i labranza abandonada , i por otra sufre
las reprimenda i aun multas de lo. superiores a
causa de los di pnrat s que comete o le hacen co-
meter, pone todos u conatos en soltar la car~a
cuanto ántes, i se stahlccc un torbellino de re-
nuncias i nuevos nom bramicntos que de hecho
equivalen a la vacante permanente del empleo.
Ahora, si se con ic era la importnncin política i ad-
ministrativa del Alcalde, a cuya. manos van a pa-
rar tolla ]as 1 ycs i disposicion s gubernativas
para su ej cucion, que forzo an.ente 1 a de comen-
~ar n 1 distrito, e vendr[ en conocin iento dd
profundo d órden que n t .. ituacion .e intro-
duce en todo nuestro si ·t nu l gal i político. .a
República J· iste en la Con titueion ec;crita, eu la
teo1·ías del Congreso i n la int ncion de los altos

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124 PEREGRINACION

funcionarios: la proclaman i defienden los perio-


cli tas: la sostienen moralmente lo hombres ilus-
trados· pero en la realidad, en la base del edifi-
cio, que es el distrito parroquial, no existe sino
una monstruosa mezcla de las habitudes del ré-
jimen colonial, disfrazadas con las fórmulas repu-
blicanas sin vigor, sin la vida de las ideas que solo
la cumplida ejecucion de las leyes pudrán infun-
dirles.
Mir-ntras la admini traeion de la panoquia no
recaiga en hombres intclijentes que permanezcan
largo tiempo en su empleo, no e sarán los males
indicados; males Yerdaderamentc serio , pues de
ellos nace el descontento de las poblaciones agrí-
colas i un malestar íntimo qne a la menor ocasion
se e.'aspera i predi pone los ánimos a re istencias
i revuelta en que esperan hallar el remedio. Tal
vez sea este el oríjcn de la facilidad con que en
nuestro país se traman i estallar. las revoluciones
por clescabe1ladas que parezcan. Los descontentos
de la parroquia se dejan alucinar con promesas de
mejorar su estado i ayuda11 a poner un nuevo je-
fe en el Gobierno supremo: ellos, que desconocen
la índole i práctica del sist ma republicano, creen
que el Presidente es el dispensador de lo bienes i
la cau a de los mal s, como lo era en otro tiempo
el Virei, confunden tod<.n-ía el Gobierno con el in-
dividuo i juzgan que mudando las perc;onas todo
cambiará. La revoluciones son contTa natura,
porque el hombre ama la paz i la . cguridad; de
donde se jnfiere que 1a frecttencia d · las que han
de trozado nuestro país, re cla un pacl·citnicuto
moral que en mj con e •pto tiene su a iento en el
d sgobi rno del distrito. A~ rtunadnm ·ntc el re-
medio es fácil, i la observacion inrnediata de las

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DE ALPJIA, 125
cosas me autoriza para aííndir que seria eficaz :
PONER SUELDO A LOS AL AJ.. DES. Hai en las capi-
tales de provincia i en muchas cabezeras cantona-
les jóvenes de instruccion qu~ por laudable ambi-
cian política desean darse a conocer; mas son po-
bres, i la pobreza los encadena en un lugar fijo en
que vejetan oscuros i anulados. Un pequeño suel-
do que les afianzara la sub istencia les baria bus-
car las alcaldía , primer escalan de la vida públi-
ca, i la necesidad de recomendarse bastaria como
estímulo para el buen desempeño del empleo . A
poco andar tendriamos establecido el réjimcn cons-
titucional en los di tritos, í los beneficios de la
República se insinuarían en el ánimo de los cam-
pesinos iliteratos, que aprenderían por la fuerza
ele los hecho a so tener i amar el órclen legal, i a
distinguir el imperio abstracto de la lei amparado-
ra, de la autoridad meramente ejecutora del fun-
cionario ,
Oibr.. demora 3 leguas al N. de Cunacua. El ca-
mino es bneno i espacioso, i atraviesJ. el rio de
Oiba por un puente cubierto, sólido i bien conser-
vado, obra~ en que sobresale la provincia del So-
corro i la hacen una de las mas transitables de la
República. La villa, cabezera del cantan, cuenta '
2,500 vecinos alojados en buenas i espaciosa ca-
sas de teja. Tiene el distrito 8,000 habitantes,
dando por mo imi~nto anual de la poblacion 207
nacimientos, 170 d cesos i 30 matrimonios. El
aumento de 37 individuos es insignificante respec-
to del total de la poblacion, i sorprend su pcque-
ñc>z cuando . e contempla el aspecto ro hu to de lo
habitantes, su activa laboriosidad i la fertilidad
del terreno que cultivan cuidado amente, de ma-
nera que la subsistencia es barata, segura i abun-

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126 PEREGRINACION

dante. I.Juego veremos que en la cercana capital


de la provincia escedeu las defunciones a los naci-
mientos segun resulta de los libros parroquiales;
hecho singular que indica la intervencion de algu-
na causa no comun i digna de investigarse. O iba
(tal vez la Poima de los aboríjenes) figura como
parroquia en la estadística del Vireinato desde
1727. Situada en medio de ladera::> abiertas i ale-
gres, a 1395 metros de altura i con una tempera-
tura de 22° centígrados, es el nudo de siete ca-
minos principales que al traves de algunas pobla-
ciones prósperas la relacionan con los cantones
V~lez, Moniquirá, Tunja, Lciva, Charalá i Soco-
rro sus colindantes. Debiera, por tanto, prospe-
rar con rapidez; mas le falta para ello una base
mercantil al S . i al E. en qne la poblaciones po-
ca e indiferente al i:lumento de comodidades que ob-
tendría por el comercio con el N . de la provincia.
A este rumbo queda la capital respecto de Oiba,
de donde parten para ella tres caminos: el que se
dirije al E, pasa cerca de Confines (antiguo Cu-
latas) i mide 5~ leguas: el del N, de 5} leguas
siguiendo el filo de una larga colina; i el que to-
ma al O. en demanda de Guapotá i Chíma, corta
el rio Suárez o Sarabita, por cuya máljenizquier-
da continúa hasta Simacota, i de aquí ácia el E.
vuelve a cortar el Sarabita i termina en el Soco-
rro medidas 8 legnas granadinas : es el mas fati-
goso i quebrado de los tre i el que mayor tiempo
consume, tanto por su lonjitud, los recuestos i pe-
dregales, como por las dificultades i dilaciones en
los pasos dd rio, caudalo o i in puentes <:naque-
llos parajes. Emprendimos marcha por el del m -
dio, deseosos de xaminar u na lajas que decian
marcadas con huellas de animale ... , particularmen-

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DE ALPIIA. 127
te la llamada " Piedra de la pezuña," objeto de
una tradicion disparatada. Cuentan que cierto ca-
zador de venados, mas atento a su oficio aventu-
rero que a cumplir con las obligaciones del culto
relijioso, llevó su impiedad ha ta entregarse a la
cazería un viérnes santo. El diablo, que entón-
ces nodormia, le esperaba, trasformado en ciervo,
dentro de un bosquecillo donde lo dilijentes pe-
rros condujeron al cazador, comenzando desde allí
una serie de carreras desesperadas al traves de
montes i vallados que el pseudo-animal sah'aba
con diabólica pt:esteza, dirijiéndose a la mitad de
un cerro peinado en barranco vertical sobre el rio
Suárez. Alegre el cazador al ver aquella falsa
evolucion que le aseguraba la presa, se apresuró a
cortarle la retirada animando a los perros con gri-
tos e interjecciones que hacían ruborizar al ciervo
mismo, el cual cuando hubo llegado a la orilla del
precipicio afirmó las patas en una laja grande i dió
un salto de seis leguas por encima del rio Suárez
i vega adyacentes, y ndo a perderse entre los
barzales de la serranía. del Oeste i deiando detras
de sí al absorto cazador, envuelto en" un torbelli--
no de humo de azufre, segun la costumbre inme-
morial i característica de los diablos. Despejada
la atmó5fera vióse la laja marcada con 1a impre-
sion profunda de las patas del ex-ciervo, con1o to-
davía puede verlo quienquiera en la fumosa 'Pie-
dra de la pezuña;" la cual, hablando en prosa, no
es sino una ancha piedra caliza en cuya superfi-
cie ha labrado la intemperie pequeñas depresiones
que la imajinacion super ticiosa convirtió en hue-
llas sobrenaturale . Cerca de allí corre un arro-
yuelo sobre un lecho de lajas análogas a la ante-
rior, marcadas profundamente con depresiones se-

t
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128 PEREGRINACION

mejnntcs, sin órden ni alternacion alguna, de modo


que ni representan rasos de animales, ni tienen la
menor importm1cia para el jcólogo.
Dos i media leguas ántes de llegar al Socorro,
hicimos alto en una venta que llaman Agua-buena,
por la de un límpido i fresco manantial cercano,
de donde se surte la casa, edificio modesto i asea-
do, con su portal ácia el camino, a la izquierda una
puerta que dejaba ver el grueso mostrador de ado-
bes, coronado de totumas, nuncios de estar cerca
la hirviente chicha, i ostentando por escoso de lujo
dos frascos de aguardiente, detl·as tic un enrejado
de madera, i a la derecha otra puerta para lo que
llamaré sala de recibimiento, en defecto de nombre
mas apropiado. Por supuesto que no faltaban pa-
rroquianos en la chichería, cuáles apurando la to-
tuma desde encima del enjalmado buei, que mién-
tras tanto rnminha i dormitaba, cuáles formando
corro en el porthl i dentro de la tienda, hablando a
un tiempo i en voz alta de las negociaciones i pre-
cios del mercado, i dejántiose obsequiar por las
atléticas hijas de Eva que les acompañaban; todos
ellos jente agricultora, ájiles, vigorosamente con-
formados, de mirar intelijcmte i aire resuelto, ves-
tidos a la lijera con telas nacionales, ruanas dimi-
nutas i amplio sombrero de trenza, la nerviosa
pierna desnuda desde la rodilla, i el pié resguar-
dado con alpargates gruesos, ya gastados i empol-
vados en largo servicio. Acomodadas la cabnlga-
duras fuern del portal, entramos a Ja sala, donde
nos recibió la ventera con mil escusas por los
tercio el ynca q w nos embarazaban el camino,
accidentalmente depositados allí, segun tuvo cui-
dado de informarnos, como ternero a de incurrir
en mala nota. l\lueblcs no babia, salvo una mesa

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DE ALPJIA~ 12'9
l)e~aclamente labrada i arrai,g ada rn un ángulo de
la sala, cerca de dos poyo . cubiertos de est.era;
pero en com pensacion bril aban las paredes con
pinturas en que el injenioso autor habia hecho
heroicos esfuerzos para combinar rle infinitas ma-
neras el ocre i bermcllon, únicas tintes de su rús-
tica paleta.
Las figura ma notables eran dos matronas
sentadas en el aire, de rostros borrachos i mofle-
tudos, con los ojos a la raíz del cabello,i por tanto
sin frente. La primera jemia bajo el peso de una
corona jigantescaJ sin esperanza ele alivio, puesto
que la mano izquierda la tenia ocupada con una
tiara, j la derecha con un barreton, a guisa de ce-
tro. Debajo escribió este nuevo Leonardo de
Vinci:
La quarta parte del mundo
Evropa zoi nombrada,
Tengola tiara, i las llabes,
Y o zoi lamas ilvstrada.
Frente a frente, mirando a su colega con ojos
tiesos i espantados, estaba la segunua figura, co-
l'Onada de plumas, al parecer, con arco i flechas
en una mano, i una granada mui razonable en la
otra .. Volaba por lo alto un letrero que decia
Al\1ERICA, i debajo: ·
Quizo mi Dios piado o
Darme su caridad.
Soi 1n lmerica libre
Viba la libertad.
Promeuiaba entre las dos matronas un militar
colorado, cabalgando en un cuadr(tpcclo amarillo,
dctras del cual iba una mujer amarilla en un ca-
ballo colorado. :El militar se abría paso con la.
espada, mas grande que él mismo, i le rodeaba
tal profusion de versos belicosos, que no n1e atreví

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130 PEREGRINACION

a copiarlos. El Asia i el África se quedaron en


bosquejo, probablemente .p or haber e agotado el
ocre i bermellon en bonajear sobre la testera de
la sala dos Vírjenes rojas con sus correspondien-
tes J esuses, sacando ánimas del purgatorio, mién-
tras San José se estaba a un lado mirándolas, i
por ventura devanándose los sesos para esplicarse
aquella dualidad inusitada, que celebraban dos
anjelotes tocando violín i guitarra, i rodeados de
una aureola de guacamayas enormes, en cuyos
cuerpos acabó el pintor de limpiar sus brochas.
Pedir de comer habría sido anticiparse a la épo-
ca presente, por cuanto no está en uso todavía
guisar en nuestras ventas-posadas, escepto lo que
llaman ají, especie de potaje de papas, del cual
regalan una escudilla a los transeuntcs de alpar-
gata, con tal de que beban i paguen un cuartillo
de chicha. Inventamos un sencillo almuerzo, que-
nos sirvieron sin mas aditamento que el salero,
dentro del cual pusieron dos palitos de sauce con
su corteza, para suplir la falta de cubiertos, que
en realidad no la hacen cuando se aprende a mane-
jar aquellos instrumentos, cuya principal recomen-
dacion es el aseo, puesto que para cada servicio
los fabrican nuevos. Con esto, i dos vasos de agua,
que en lo cristalina i lijera pudiera brillar al lado
de la deliciosa de Torca, proseguimos nuestro ca-
mino en demanda del Socorro.
XII
A principios de 1540 entraron los españoles por
primera vez en el territorio de los Guane , hoi
provincia del Socorro, capitaneados por el funda-
dor de V élez, Martín Galiano. Llenáronse de ad-
Jniracion, i de algun temor tambien, al encontrar

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DE ALPllA. 131
la ti"erra densamente poblada de indios agriculto-
res, activos i con vestiduras de telas finas de algo-
don, a usanza de los Chibchas. Así fué que, cau-
telosos i con palabras de paz, penetraron por la
demarcacion del Cacique Corbaraque, cuyas casas
demoraban al S-E. de Oiba, itomando por el Va-
lle de Poima, se dirijieron a Chal alá (hoi Charalá)
donde los recibieron con armas, cerrándoles el paso;
costumbre que no han perdido aquellos morado-
res, como lo demostraron en 1819, pretendiendo,
pocos i mal armados, rechazar al feroz realista
González, que conducia por allí un cuerpo de
tropa veterana, resto del ejército de Barreiro, de-
rrotado en Boyacá. Entrámbas ocasiones les salió
malla cuenta, pues hubieron de sucumbir alama-
yor pericia la primera, i la seo-unda al mayor nú-
mero de los invasores. Continuó Galiano su es-
ploracion ácia el N, encontrando en todas partes
numerosas poblaciones, i despues de un rodeo
hasta cerca del actual Sanjil, donde tuvo que com-
batir de recio al valiente Macaregua, marchó al
N-0. por Baricbara, i de all; retrocedió por tie-
rras del Cacique Chianchon, que tambien le dió
guerra, i tam bien fué vencido i prisionero en las
lomas fronterizas del Socorro. De esta manera
quedó preparada la sujecion de una comarca tan
populosa como la planicie Chibcha, e igualmente
civilizada. Eran los Guanes de aventajada esta-
tura, pazíficos e industriosos : las mujeres, segun
escribió Frai Pedro Simon, "de mui buen parecer,
blancas i bien dispuestas, i mas amorosas de lo
que fuera menester: " la tierra limpia, labrada i
abierta, con sementeras i caseríos por todas partes.
Sin embarcro, los conquistadores la menosprecia-
ron, porque no hallaron los montes de oro que sn

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182 PEREGRI -Acto
codicia buscaba. Ni describieron las costumbres,
ni hablaron del gobierno i lejislacion de los Gua-
nes, ciñéndo~e a calcular la poblacion para Tepar-
tírsela en encomiendas luego que regresaron a
Vélez.
La villa de Nue.stra eñora del Socorro fué eri-
jida en parroquia por los años de 1691. "El Ilus-
trísimo Señor Don Francisco Cosío,, dice una es-
tadística publicada en 1794, "hallándose de Pre-
sidente la dió honor i nombre de Ciudad; pero Su
:M ajestad no lo aprobó, i la concedió el título de
Villa con fecha 25 de octubre de 1771. ~~ Hoi dia
es capital de la provincia de su nombre, desgra-
ciadamente ustituido al antiguo de Guane, cen-
tro de un activo comercio doméstico, que en todo
el canton pone en movimiento cerca de 600,000
pesos anuales, verificándose las principales contra-
tariones en el merc&do de la capital los juéves i
domingos, con gran concurrencia de productores i
mercaderes nacionales. Situada la ciudad en uu
plano inclinado cerca del rápido i peñascoso rio
uárez (Sarabita) a 1,256 metros de altura sobre
el nivel del mar i por temperatura media 21° cen-
tígrados, parece que naturalmente debería gozar
de clima sano; mas no es así por razon de la con-
.figuraeion jcneral del suelo. La es planada irr gular
asiento del ocorro, se halla cortada al O. por la
profunda i ancha quiebra en cuyo fondo corre el
Sambita, 61 O metros mas bajo que la ciudad, i en
seguida dominada por el alta serranía que se man-
tiene en la dü·cccion S- N, íntegra i in ramificarse
durante 1 G leguas, desde ]os límites de iba bn tn
el centro de Zapaloca : al E. la dominan tam jcn
los cerros que scparnn las aguas tributarüts del
arabita i del Cbaralá. Enrarecido el aire por una

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DE ALPIIA. 133
tem pcratura de 30° en el fondo ele la gran corta-
dura que riega el Sarabita, se determinan corrien-
tes de viento, orijinaclas por lo regular en las mon-
tlñas i bosques pluviosos del respaldo ele Oiba,
se encajonan i adquieren fuerza entre las dos se-
rranía , bañan de repente la esplanada i alteran
la temperatura local con oscilaciones de 6 a 1 O
grados en las horas de mediodía (*)-Cambios tan
súbitos en un lugar en que las habitaciones i los
yestidos son como para tierra caliente, producen
por preci ion enfermedades frecuentes i agudas que
abrevian la duracion comun de la vida entre las
personas nPglijcntes o faltas ele recursos; lo cual,
combinado con la relajacion <le costumbres, que
de, de el principio de la. guerra de independencia
introdujo en el pueblo jorualcro la permanencia de
guarniciones Yeteranas, no solo se opone al au-
mento progresivo <le poblacion que era de espe-
rarse, atendida· las circunstancias favorables de
abundancia de mantenimientos i bondad de las
tierras de labor, sino que durante el año de 1819
hubo un déficit notable: naeieron 4.90 individuos,
de los cuales 191 ilejítimos, i fallecieron 809, dis-
minuyendo la poblac:ion en 319 indiviuu.o . o
obstante l conocimiento de las causas jeneralcs de
jnsalubridad, la. diferencia .en contra es tan cuan-
tiosa, que inc1agllé i habria causas especjales i
acciclcntalrs a sí mismo ad rsas ; i apénas tres,
bastante <.lébiles, puilieroa señalarse : la concu-
rrencia de forasteros, alguno de los cuales falle-
cerán en el acorro, la llegada de enfermos al hos-
pital 1 roYinchl, i el descuido con que se han llc-
(*) Ob en·a ione hecha a las G, 9, i 12 de la mañana, i
4:, :3 i V de h tnrcle i noche, por esr>acio ele 14 dias-Termó-
wetro i l3ar6metro in.tarb..lble •

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134 PEREGRINACION

vauo hasta hace poco tiempo los libros parroquiales ,


confiándolus a personas que, segun se me dijo,
dejaron de asentar muchas partidas de bautismo
para queuarse con el precio :fijado a este acra-
mento. Con todo esto, siempre resulta que la po-
blacion de la ciudad va en decadencia, en lo cual
influye decididamente el abandono con que se ha
mirado la situacion de las jentes pobres, en espe-
eialla de las mujeres.
Gran número de ellas no encuentran dentro de
la ciudad en qué ganar un jornal que alcanze asa-
tisfacer las precisas necesidades de exi tencia, por-
que ignoran muchos oficios lucrativos que en otros
pueblos de la provincia en que los ricos han cos-
teado escuelas de artes para enseñanza de las jó-
venes, aseguran a estas los medios ue vivir hon-
radamt?nte. Así abandonadas aquellas infelizes a
los azares de la suerte, sin ejem¡ los bue:nos que
imitar, sin consejo ni estímulo para el bien, se en-
tregan a los desórdenes, por en ya escala descienden
rápidamente hasta parar en una muerte prematura.
Varias vezcs se ha intentado someterlas a una po-
licía pcrscguiuora, i por decenas se las ha en vindo
a morir de miseria i fieb1·es a las selvas del Chu-
curí, sin que por esto hubiesen m jorado las cosas.
Matar no es moralizar; ad mas de que no conci-
bo con qué derecho pueda una sociedad cunlquiera
castigar los desórdene de que ella misma por su,
indiferencia es causante. Si Jos ecinos pudientes
del Socorro hubiesen tomado interes en la edu a-
cion indu trial de las mujeres pobres, abriéndoles
taHere de oficios i en ·eñándolas el candn de la.
vida honrada, entónces t ndria.n derecho para pe-
dir a las autoridades la. ersecucion de las holga-
zanas i viciosas, como u a proteccion a las buenas

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DE ALI'liA. 135
costumbres de la porcion sana del pueblo, i como
un remedio que atajara la propagacion del mal
hasta sus propias familias ; de otra manera el cas-
tigo es iniquidad, i las persecuciones de la policía,
permaneciendo vijente la causa de las acciones pu-
nibles, llegarian a convertirse en única i constan te
regla de gobierno, es decir, en la mas intolerable
de las tiranías. Por ventura no faltarán rutineros
apáticos que califiquen de teoría i?·realizable la
moralizacion de las clases pobres, rneuiante la aper-
tura de escuelas gratuitas de artes i oficios; pero a
estos les contestaria yo con el ejemplo de Zapa toca,
donde no hai una mujer ociosa, no hai siquiera un
niño que no tenga empleadas todas las horas del
dia en tejer sombreros que venden provechosamente
los domingos en el mercado: les contestaría taro-
bien con el ejemplo de varios patriotas de Bari-
chara, que establecieron a su costa nueve maes-
tranzas de sombreros, en que un crecido número
de jóvenes eran enseñadas de valde, i hallaron ase-
gurada la sub istencia en la práctica de una indus-
tria fácil, couforme con el vivir sedentario de la
mujer, i que 1 s pone a cubierto de la triste alter-
nativa de per cer en la miseria o entregarse a los
vicios para prolongar un poco la exi ten cía físiea
sobre las ruinas de la moral. La ciudad del Soco-
rro, grandei popu lo~a, comercianteimanufacturera
por inclinaci n jcnial e sus hijos, situada en un
lugar de tráfico bien ctivo no deberia tener mi-
seria ni mujeres envilecidas : no las tendria, si Jas
personas ilus raclas se propusieran desarraigar la.
jgnorancia indu. trial ce las famili. sjornalera ' cu-
ya índole nat'lralmcnt buena i laborios:l olo nece-
sita de un peco de ins ruccion i un poco de consejo
para conservar i aprov ~ char sus laudables instintos.

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136 PEREGRINACIO

El aspecto material del poblado previene en s1


favor por lo cstenso del easerío, todo de teja, i la
solidez de las cas"s, rouchas de la cuales son de
alto, habiendo comenzado a introuucirse el buen
gusto en la distribucion i adornos interiores. Hai
dos iglesias principales, de fáb r"ca pesada i sin pr2-
tension a ningun órden ele arquitectura- En la
parte mas elevada ue b. cindad está el antiguo con-
vento, con su capilla, de frailes capuchinos, ocupado
en la actualidad por el colejio ele niñas ; edificio
capaz, bien conservado, i desde el cual se goza ue
bellísimas vistas sobre los pintorescos cerros del
O, snlcndos por arroyos tributarios del turbnlent()
Sarabita. La plaza principal es grande i despeja-
da, en cnyo centro se alza una tosca fuente ele
piedra comun, ceñido el pilar con una inscripcion,
característica de la ilnstracion de los mandatarios
españoles, que testualmente dice:
SYENDO DON ANTONIO FVl\I-
INARIA GOUERNADOR I-
SO ESTE. EL ANO DE 1816. '-
En torno de esta pila, i cubriendo toda la csten-
sion de la plaza, se congregan los campesinos con-
currentes al mercado, poniendo en alarde sus jé-
neros i frutos admimbl mente variados, mui ab,Jn-
dantes i b~ratos. Allí se están a ol descubierto,
descl la mniiana hasta el caer de la tarde, haciendo
de carrera i so brc 1 suelo sus frugales comidas:
los hombres en pié, siempr en movimiento de
aquí para allí, hablando i jcsticu1ando con calor,
i demostran<l ·n ac:tivida<l hasta en el d p 1jar e
de la ruana para tratar de sus negocios: las mu-
jcre con la mantellina sujeta por el c;ombrcro de
Lrenzn i echada sobre la e pal<la, 1as enaguas cor .•

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DE ALJ"IlA . 137
tas i el ademan resuelto, justificado por las robus-
tas muñecas i la endurecida mano, cuáles paseando
vijilantes de es tremo a estremo el tendido de ropa
i e:thivaches, que <.lentro de sus correspondientes
linderos cubre el empeurado, cuáles sentadas en
el suelo i sorteando con el sombrero los quemantes
rayos <.lel soL Por entre esta Babilonia de trajes i
labriegos inquietos, circulan los sombrerillos ele
nacuma de las cuasi-damas, envueltas en pañue-
lones de todas la.s jerarquías posibles, desde el
algodon a la seda, vestido entero de zaraza i za.:
pato sin medias, o alpargate blanco i diminuto,
finamente labrado ; o bien sobresalen, jirando so-
bre su eje, las sombrillas de las damas jóvenes i los
qljtasoles ele lo mayores en edad i gobierno, sin
faltar uno que otro chal edoso i delgado, mni acle-
cuado para luzir el buen t'lllc, pero sobrado insu-
ficiente para precaver del sol las espaldas de su
dueño. Llegada la tarde i concluirlas las ventas i
compra , q ucda la plaza entregada al cscrnpuloso
exámcn que de ella hacen los gallinazos, tan con-
fiado en ¡fu inviolabilidad personal, que discurren
por toda<> partes sin hacer caso de la jente, i abso-
lutamente embebecidos en apropim;se los dcspenli-
cios del mercado. Con la luz del dia se acaban la
ajitacion i el movimiento, i empieza la quietud de
la soledad, interrumpiendo el silencio de la tinie-
blas el ruido de los chorro de la pila, o la clara i
vibrante voz de al o-una carg, dora de agua, que en-
tona cantares populares miéntras llena su múcura,
·o mü~ntras un filarmónico de los de tiple remen-
dad i ruana indefinible lle(J'ne a interrumpirJn,
que c. lo que a la postre acontece.
Debimo · al 'r. Ramon .1: Iateus, Gohern, dor
interino, las delicadas atencionc de un caballero,

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138 PEREGRI T ACION

tan llano en su trato particular, como zeloso i es-


merado en el servicio público: él, los demas em-
p1eados civiles i los vecinos notables, nos sumi-
nistraron con dilijente bondad cuantas noticias les
pedimos acerca de la provincia. En el trato de las
señoras hallamos la cordial amabilidad, que es el
fondo del carácter de las damas sur-americanas,
unida a sentimientos patrióticos, tanto mas supe-
riores a los del comun de los hombres, cuanto son
desinteresados e injenuos. Pocas familias de re-
presentacion contiene el Socorro ; pero se hacen
notables por la práctica de las virtudes domésti-
cas sin ostentacion, i acaso sin echar de ver ellas
mismas su propio mérito: si la suerte del Socorro
estuviera en manos de las damas, es seguro que el
viajero no tendria que compadecer l10i la decaden-
cia moral de nquella importante ciudad, que corre
mucho riesgo de quedar pronto anulada, si no se
hacen esfuerzos positivos para morijcrar la porcion
jornalera de sus habitantes.
En punto a establecimientos públicos i al aseo
del })Oblada, tiene el Socon-o bastante que agrade-
cer al Sr. Urbano Pradilla, Gobernador que fué
de la provincia. Refaccionó i puso en órden el
Hospital de caridad, que sostiene 50 camas bien
asistidas : completó el hermoso edificio de la es-
cuela primaria de niños, a la cual concun-en cerca
de ciento: promovió la fundacion del Colcjio de
niñas, rcfaccionando para ello el antiguo convento
de Capl!chinos i estableciendo quince ramos de
enseñanza de que se aprovechaban treinta edu-
candas internas: atendió a la m jora material de
la cárcel i al ostenimiento de la e c1 ela de niñas:
estirpó del poblado los den os platanares que au-
mentaban la insalubridad i causaban tal vez la

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DE A"LPIJA , 13!)
propagacion alarmante de la funesta enfermedad
del coto: en suma, trabajó con empeño en bene-
ficio de la provincia, i supo dejar su memoria ins-
crita en muchas obras de utilidad pública i en los
recuerdos de los buenos vecinos . Ellos le }lacen
justicia, echando a un lado !as opiniones políticas;
i en imitarlo se complacerá sin duda todo patriota,
pues desgraciadamente son raros los funcionarios
provinciales que tomen empeño en mejorar la lo-
calidad que administran.
Dos leguas al S-0 . del Socorro queda el limpio
i bonito pueblo de 'imacota, cuyo caserío relucien -
te de blancura i cubierto de teja está situado en
un pequeño valle del otro lado del Suárez, alabri-
go de las colinas i altos cerros que lo circundan
como el engaste de una joya. Tratábase de esplo-
rar un montecillo ardiente, que suponían ser un
Yolcan próximo a reventar i trastornar la comarca,
i resolví acompañar al Sr. Gobernador Iatcus en
esta correría. Andada legua i media cuesta abajo
por camino a trechos mui pcndi nte, pedregoso i
malo, llegamos a la orill<t derecha del rio. For-
man su lecho gran es piedras rodadas i fragmen-
tos inmóviles de rocas prccipitauas desde lo alto
de las serranías i mesetas laterales, cuyos flancos
destrozados i hundidos atestiguan que el profundo
cauce del 'u; rez o escavaron grandes aguas YC-
nidas de. de las tieTas altas con repentina i pode-
rosa irrupcion; i e. efecto, por allí se abrieron pa-
so 1as dc1 antiguo i vasto lago de Fúquene que,
segun referí n otro artículo, quebrantaron 1as ba-
rrera que al N. <e ChiquilHJuirá las contenían
. aprisjonachs en la esten a cuenca que hoi consti-
tuye las planicies le aquel canton i del de Ubaté.
•:1 terreno a uno · otro lado, i h~sta la altura d

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1,40 PEREGRINACION

500 metros, está compuesto de bancos brechifor-


mes, sembrados de trozos de rocas arenáceas i ca-
lizas, idénticas a las que predominan en la cresta
de la serranía del O, i abundantes en impresiones
fósiles de amonitas, terebrátulas i tal cual cspon-
jiaria, cubierta por numerosas capas conc"ntricas
de cal carbonatada, frecuentemente impreo-nadas de
óxido de hierro. Desue 500 metros arriba hasta
la cumbre de las mesetas ( 200 metros) i el vér-
tice de las serranías laterales, q ne en partes miden
2,100 metros de altura sobre el nivel del mar, o
sean 1,454 sobre la aguas del rio, predominan las
estratificaciones pocas vezes conGordantes, alter-
nando el calizo, el gres i la creta, cuyos despojos
recojidos en las quiebras i escalones de los cerros
ofrecen al agricultor un suelo fértil i húmedo, par-,
ticulanne11te del lado del O. en que prosperan ri-
cas scmentrras de maíz, arroz, caña, raízes de va-
rÜ\s clase i verdes campos ele añH.
~ Iide el rio Suárez (*)en el paso para Si macota
ma de 100 varas de ancho, corriendo impetuoso
i bramador por encirr1a de los peñascos sembrado
en su lecho. N o hai pucn te; pero la industria 91a-
tiva Yenció la dificultad, estableciendo, como en
otros pasos ~málogo , cierta maroma que llaman
eubuyrt. El íjc e en la márjcn un árbol robusto que
al opne to lado tenga otro que 1e corre ponda, o
c11 u defecto plantan gnicsos horcon c. en la ba-
(•) En 1537, cuando laiuv.1sion del país de lo hiuchas
por Gon~ alo J iméucz de Quesa da, rn la ma cl1a de.· dc Chi-
patá para l oniquirá, hubieron de utrave. ar la · ráp idas n gu :~s
del Jio Samúitn. E l caballo del ' :1pitan Gonz alo S uárr :t. l S-
tuvo a punto rlc ah ogar e; i de ac¡nf provino q uc de ignnran
el a ·auita con el nombre ele rio de Sucírez. , que n o: t· mpcfí a-
mos en con. cnar1e :,iu cm b argo de lo ridículo t1c s u 0 1 fjcn , .
j a pPsar del bel lo nombté indfjc na.

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D I> AL:f.> l!A. 141
rranca. a 20 o mas varas de altura sobre las aguas
del rio, rodeándolos de una plataforma cubierta
por un lijero techo <le paja : esto árboles o viga3
rlerechas llevan el nombre de mo1·ones. De moran a
moran, atravesando el rio, tienden un grueso cable
compuesto de 24 rejos o cuerdas de cuero retorci-
do, el cual naturalmente forma una curva, cuyo
seno queda distante de la corriente ocho o diez
aras, i constituye la línea ele trayecto. Por enci-
ma del cable se ponen dos abrazaderas do madera
recia, o garruchas cabalgando apoyada en la ro-
daja. Del apéndice inferior de cada abrazadera
bajan dos cuerdas que terminan sujetando con
fuertes nudos ámbas testeras, de una especie de
camilla compuesta de marco de palos fibrosos, a
los cuales va cosido el cuadrado asiento de cuero;
i a este aparato, que hace la figura de un canasto
chato colgando, le llaman rnLerta. Amarran a las
testeras de la puerta dos largas cabuyas o prolon-
gas destinada a tirar de la máquina para hacerla
llegar de banda a banda del rio, deslizando por el
cable las abrazacleras o garrnchns de donde cuel a
la puert:-~, la cual, cuando rinde el viaje hasta cerca
del moran, queda trabada i sujeta por un gancho,
sin cuya preeaucion rodaria otra vez hasta el cen-
tro del rio, pues, como llevo dicho, el cable forma
un seno cuya mitad ofrece rápido d censo, i la
otra mitad una subida resbaladiza. Dentro de la
puerta pueden colocarse cu. tro pasajeros sentados,
dándose la e palda i con las piernas al aire ácia
afuera, guardando equilibrio, o bien un pasajero
con dos petacas <le cq ip· jc i u nucos de mon-
tar. Lista i a cgnrada la carga, lo cabuye1·os de
acá avisan a lo· de allá con un silbido: zafan el
gancho que contiene la puerta, i esta or su pro-

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142 PEREGRJNACION

• pío peso arranca velozmente para abajo i llega en


breve a lo hondo de la curva que hace el cable, en
cuyo momento los cabuyero de allá empiezan a
tirar de la prolonga para llevar cuestarriba la puer-
ta hasta hacerla atracar i anclar contra el moron,
i a11í descargan i desembarcan los pasajeros. Cuan-
do es peon el que pasa, o un cicatero que quiere
ahorrar el peaje, no pide pue'rta sino gancho. Esto
del gancho es invencion todavía mas indíjena que
la puerta. Figurémosnos un garabato ue guayabo
terminado por muescas o entalles en el estremo de
cada brazo: de la muesca uel brazo mayor pen-
den cuatro aros de cuerda, largos, i otro corto des-
tinado a trabarse en la muesca del brazo menor.
El prójimo que pide gancho toma el que mejor le
acomoda, trepa por el moron hasta alcanzar el ca-
ble, lo engancha con el garabato cuyas puntas Ji-
ga con el susodicho aro corto de cuerda, mete las
piernas en dos de los aros largos i los brazos en
los otros dos, de manera que queda colgando del
cable, a guisa de araña, con la cabeza para la ori-
lla fronteriza del rio: encája¡¡e bien el sombrero,
suelta las manos, i allá va cabeza abajo como co-
hete, oscilando sobre el abismo de rocas batidas
por el turbulento rio. Pero el impulso involunta-
rio se le acaba pasada la mitad del cable, i entón-
ces comienza una serie de maniobras grotescas con
brazos i piernas para subir hasta el alto moron,
lo que realizan brevemente los veteranos i no sin
sudar gruesas gotas los reclutas i novicios.
o es cosa imposible que los rejos del cable,
humedecidos por un aguacero, r vienten al tiempo
de recibir la intensa frotacion de los ganchos o
garruchas de la puerta; i ya puede considerarse
cuál será la suerte de los pasajeros que caigan pre-

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DE ALPIIA. 143
cipitados al río. Así es que las Cámaras de pro-
vincia han dictado ordenanzas especiales, deter-
minando el número de r jos de que haya de com-
ponerse el cable, que nunca son ménos de 24, i
especificando las precauciones de seguridad que
deben observarse respecto de la puerta i aparatos
adyacentes. Supuestas las cosas en el mejor estado
posible, siempre resulta gran pérdida de tiempo
en el paso de las cabuyas, puesto que en cada via-
je de ida i vuelta de la puerta se gastan diez mi-
nuto5 no llevando mas de una carga, i las bestias
tienen que pasar a nado, guiadas por nadadores, con
evidente peligro de perecer cuando el rio va cau-
daloso, pues son arrastradas a lo léjos i tra torna-
das por los golpes que reciben contra los peñascos.
El conocimiento de estos males i la mayor suma
de luzes que ya se tiene respecto a la cor.struc-
eion de puentes suspensos, hacen esperar que den-
tro de poco las cabuyas quedarán relegadas al ar-
chivo de los recuerdos de nuestro antiguo atraso
industrial i social.
No desdice el interior de Simacota de lo que su
vista lejana promet . Es ejemplar el aseo de las ca-
lles i casas, i entre los moradores no se encuentra
un solo vago: todo están consagrados al cultivo
de los campos, de donde procede que los alrede-
dores del pueblo se hallen <'ubiertos de emente-
ras hasta la cima de los cer os i formen p isajea
tan hermosos como frescos i variados. El tejido de
lienzos i mantas, la fabricacion del jabon, velas
de sebo, alpargatas, sogas de fique i otros objetos
de indu tria domés ic , proporci nnn ocupacion
ventajosa a la muj resino pocos hombres; siendo
tanta la sencillez i bondad de las costumbres, que
en el espacio de un año tan solo 7 individuos de-

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144 PEREGRL ACtON

linquieron i fueron juzgados, 3 por hurtos meno-


res i 4 por injurias, lo cual nada significa en un
pobln.do de 8,000 habitantes. Existen allí algunos
vecinos de rnolde antiguo, benéficos i honrados,
que ofrecen chocolate i agua en vasijas de plata
maciza, i tratan a sus subordinados como amigos :
ellos dan el tono a los demas en cuanto a modales
i comportamiento, i hacen los oficios de mediado-
res i pazificadores de disputas: ellos protejen la
enseñanza primaria de niñas i niños en dos escue-
las con que se honra el pueblo, i con su hospitali-
dad obsequiosa graban en la memoria del viajero
recuerdos mui agradables de Simacota.
Para llegar al volean, objeto del viaje, fué me-
nester caminar a pié como un cuarto de legua, ta-
lando el monte, i en algunas partes dejándonos
rodar, acostados o sentados, por laderas tan ver-
ticales que no consentían otro j énero de locomo-
cion. Finalmente, llegamos al borde alto i escarpa-
do de una quebrada peñascosa, que atravesaba un
ancho filon de terreno carbonífero perfectamente
negro i sin consistencia. El método de dejarse ro-
dar no era practicable, porque la barranca era
recta i abajo esperaban piedras i agua para reci-
birnos. Resol vimos por tanto, imitar a los mine-
ros de Muso, bajando por agujeros abiertos en la
pared con la punta de un machete, i haciendo equi-
librios tanto mas aventmados, cuanto la tierra se
desmoronaba al meter la punta del pié dentro de
los agujeros. Así alcanzamos, harto fatigados, el
lecho de la quebrada, en cuya márjcn se nos pre-
sentó un derrubio de tierra i piedras calcinadas
por cuyas grietas brotaba humo, sintiéndose in-
tenso calor cuando se caminaba por encima. La
presencia ele 1iritas blancas (hierro sulfurado) en

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DE T,PITA• 14.~

aquel banco esqui toso i car hon ~fero, est)licó d' -


de luego la causa i 11 turalcza del fenómeno : era
1a ]1Ynicion e pontúnea d lr R piritas, comunicnda
al carbon minera] sot rrndo. Por consiguiente na-
da tenían que temer los Yccinos de Sü11acota, puesto
que este 1innje de com h1stion es tranquilo, los ga-
es e escapaban con facilidad por la grietas abieJ.·-
ta , i a poco trecho crsaha el manchon i!e ulla
que daba pábulo al incendio.

XIII
El camino mas directo del Socono a Barichara.
es el que toma para el T' atraviesa el rio Sanjil
en el pa o llamado Sardinas, i mide 5 leguas de
lonjitud de pueblo a pueblo. Elejímoslo, i durnn-
te 1:1 dos primeras leguas transitamos por tene-
no quebrado, descendiendo siempre ácia el men-
cionado rio, en medio de lnbran.zus i casitas que a
der~cha e izquierda cuhr n el s 1clo totalmente,
ora iguiendo sus onc ulaciones en incesante alter-
natiYa de colinas i eañnc as profnndn , ora di pues-
tas en anfiteatro, recostnclas sobre la falda de los
cerros mayores i ·visti 'ndolos de de el pié a la ci-
ma. La luz del sol, clara i brillante en un ciclo
in nubes, reflejada por a que: 11a serie de planos in-
clinado e interrumpida con fuertes son hras en
las an~Yostas quiebras del terreno, producin una
suave CTr::tdacion de tintes, desde el colorido vigo-
roso de los maizales próximos hasta l v rdc ama-
rillento de los lejanos campos de caí'ía cefíidos por
vallados de arbu to de o ·curo follnje . a]picac1o
<le flores. Todo e to 1· alzado por el brillo de las
a~Ynas ·ivn i animado on la prcs ncia de 1 s cnl-
tivador s, formaba l\11 conjunto ·crdad n 1 nte
10

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146 PEREGRINACION

bello i hacia bendecir desde el fondo del corazon


los beneficios de la paz i envidiar la tranquila in-
dependencia de la vida campestre. Cerca del rio
el camino se hunde por cuestas rápidas de terre-
no arcilloso, incrustado de fragmentos de rocas i
piedras rodadas, sustituyéndose a las anteriores
escenas de cultivo i ferazidad un paisaje agreste
cubierto de matorrales, que gradualmente dismi-
nuyen hasta faltar del todo sobre los bancos de
brechas desnudas que ciñen el rio, el cual lleva tu-
multuosamente sus aguas al Sarabita, corriendo a
saltos por entre gruesos peñascos ele arenisca mi-
cacea compacta i fina.
Orillas del río i en un lugar donde estrechan su
cauce poderosas rocas i donde ya es tierra calien-
te (28° centígrados), se encuentran las casas del
Sr. Philips, i a continuacion el hermoso puente de
madera qne este hábil constructor ha echado sobre
el rio Sanjil. La obra rlcscansa en dos altos mu-
ros o estribos de calicanto i un grueso pilar levan-
taJo cerca de la ribera izquierda, fuera de la accion
de la corriente principal. Tiene el puente 45 varas
de lonjitud, i el piso lo constituye una trabazon de
maderos cuyo largo no pasa de 3 varas, afirmados
en tirantes que bajan de dos grandes semi-exágo-
nos, los cuales al mÍ!<mO tiempo que suspenden el
piso, sostienen el1ijero techo de zinc que cubre la
fábrica, elegante i aerea, sin perjuicio de una estre-
madasolidez. Como la dificultad con que se trope-
zaba para establecer puentes en el Sarabita era la
escasez de vigas tan enormes cual el antiguo siste-
ma de constwccion e. ijia que fuesen, ahora que se
ha demostrndo cuánto mns firmes i duraderos que-
dan no empleando en ellos sino trozos cortos de
madera fácilmente escoji<.la, es probable que vea-

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DE ALPHA. 147
mos desaparecer el bárbaro recurso de las cabuyas,
disimulable solo cuando se desconocjan los baratos
puentes de suspcnsion semejantes al de GALAN,
nombre que lleva el recien construido por el Sr.
Phillips.
Delante del puente se alza un cerro continuo
tallado en escalones, que dejan al descubierto en
anchas fajas los estratos calizos de que está for-
mado. Como hai que subir este cerro para lle-
gar a la esplanada de Barichara, naturalmente se
pregunta uno por dónde irá el camino, pues de
pronto no se concibe que la estrecha vereda que
serpentea en cortos jiros, vía recta i por entre Jos
estratos o cinchos, sea el tal camino. Sin embargo,
no hai otro; ni hai comparacion que pueda pintar
el contraste del hermoso puente de Galan con el
rastro de cabras que continúa la ruta: economías
mal entendidas, pues por no gastar una suma ra-
zonable para trazar un camino tendido i duradero,
a lo que se presta sin dificultad el cerro, se ha
bosq ucjado una senda en el filo de los despeña-
deros, la cual mui luego será borrada por las llu-
vias, interrumpiendo la comunicacion entre dos
cantones importantes i ricos. Salvados los preci-
picios, gracias a la ciencia i mansedumbre de las
mulas, llegamos a la estensa meseta en cuyo cen-
tro al r-E. se encuentra Barichara, 1,320 mctro 3
sobre el nivel del mar. Es una linda villa de 4,000
vecino3, situada en el borde occidental de la me-
seta formada por una masa continua de margas
arenosas impregnadas en parte de óxido de hierro
hasta el punto de aproximarse al ocre rojo, pero
s!ernpre deleznables, abiertas por las aguas i solo
contenidas por la base de estratos calizos que la
sostienen i levantan sobre las ruinas del resto de

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148 PEREGRINACIO .

l. meseta que, hundida i rcvolcacb , constituye áeia


el O. un pequeño i profundo valle ribereño del
,'arahita .
Bariehara es de reciente fundacion, i debe su
oríjen a un pcclazo ele piedrn. i a la supcrsticion
de algun labriego. A pri 1cipios del siglo pnsado,
fecunclo en snntos npnrecit1os, hubo de hallar en-
gni n por a11í una piedra en que su ojo. se em-
1cñaron en nr la imájen de la Vírjcn; i no solo
se pcr undió el que la veía, sino que p r. nnc1ió a
otros de lo mün 10, rn término que pn ·a l'i :; .
promovieron dilij 'neias obro el caso, s cOtllprohó
el hecho con el te ·timonio d los int r !'o:ado , i
1nnndósc colocar la piedra por el Cura de Snnj'l
en una ermita que, tomando el nom 1, ·e de la co-
marcn, llamaron de llaricharn. Por de contado que
no faltaron nti1ngros, a la fama de lo nalc. on-
c·urrió jente, edificaron en a i quedó e~tnhiacido
un itio i Capilla decente, segun refiere l libro e e
cofr<~días abierto por lo devoto n 1733, i con-
servado n cl¡mchlo 'OmP monnmcmto de f:unilia.
Diez aí'ios ele '}HlC fu', un Vi ·itnclor C' pecial a c.-a-
minar ln piedra milagro a, declaró que no con tenia
imájt•n alguna sino unn sombra imperfecta, cuyo
culto era idolatría pura, i a fin de cont utar a los
méno. f-ln5tico , crijió el Sitio en \ i t parroquia.
Alhorotáron e lo ve inos, trataron de ciegu al
Vi. itndor i siguieron adorando. n piedra con mas
fciTor que> mmcn, por lo mismo que se lo querían
1 rohihir. Tanto hicieron, que en 17.> 1 oht nvi 'ron
título de parroqnin independiente de S:1njil, i en-
tusin mar1os por el Cura :;\lartin 1 rndi1la, <lct rmi-
nnron levantar un costoso t mplo donde colocar su
ido]o; i en efecto, al cabo de veinte años el~ trn-
bnjo se concluyó la. iglesia que hoi es ornamento

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DE ALPIIA. 14.9
de la plaza principal. Órden de arquitectura no hai
que buscar en el edificio, mas í la e presion de
las ideas menguadas i spíritu paciente de aque-
llos tiempos, inscrita en las minuciosas labores
que cubren cada piedra i en In profusion de co-
lumnitas sin capitel ni bas qnc r cargan la facha-
da en mcuío de mascarones i arabescos regados
por el constructor con m~ no larga. Disfrutó ln
piedra de lo honores i p mpa del culto hasta el
año de 1838, en que el actu: 1 Arzobispo, con cs.
cándalo i horror de t s beata::, la hizo romper a
rnnrtillazo , dando desa ~rado punto a las gloria
d0l ídolo, al cual no pu de lH'bár~ele el mérito de
haber orijinaclo la fundacion i fomento de una vi-
lla hieu trazada i alegrl!, r sidencia de muchas
pcr:onr s ·ecomcndahles por su carácter benévolo,
u ilnstracion i rcpubli ani. mo.
Las cnllcs de Barichara son anchas, limpias i
ácia el centro del poblado empedrada . La ca as
bien construidas, en lo jeneral, i alguna: con cierto
lujo de amplitud i de Yentanas rasg; das que re-
<·uerdan el e tilo ele las tierra. calientes, adecuado
al clima del lugar, donde l termómetro centígrado
1narca 2:3° por término medio. Cuatro fuentes pú-
blicas, de las cuales la de la plaza ma:or curio-
samente labrada, surten ni vecindrnio de limpia
i ubununntc agua; i el pobre o el anciano desva-
lirlo encuentran cama i asistencia en ln pequeña
pero aseada casa que sirve de Hospital d-- Caridarl.
1 las, no se han contentado los barichara ·con mi-
rar por la suerte de los enfermos indijentcs, ni con
atender a la instruccion de sns hijos fuitdanclo es-
cuelas en que 180 niños i 30 niñas reciben ins-
truccion primaria i edncacion relijiosa, sino que
han tcudido una mano protectora a las mujeres

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150 PEREGRINACION

pobres, abriéndoles las puertas de ocho talleres


gratuitos, donde lOO jóvenes aprenden a tejer som-
breros de nacuma (jipijapa) cuya v nta semanal
les asegura la subsistencia independiente i hon-
rada. Hai ademas otra maestranza de sombreros,
establecida por un particular como empresa fabril
i como escuela, puesto que no solo concurren obre-
ras ya instruidas en la preparácion i tejido de la
nacuma, sino aprendizes que ensayan las fuerzas
de su injenio al amparo de la tolerancia del em-
presario. Ciertamente interesaba el espectáculo de
tantas jóvenes sustraídas a la miseria i a la de-
gradacion, reunidas en torno de la maestra, incli-
nadas sobre el blanco manojo de nacuma en que
sus dedos ájiles se ocultaban i renparecian ince-
santemente, dirijiénclose aque11as medias-palabras
que la imajinacion viva de las mujeres trasforma
en conversacion seguida, 1as unas serias i recojidas
encendiéndose como la grana cuando se las pedía
que dejaran ver su labor, las otras bulliciosas,
comprimiendo la risa en sus inflados cachetes, has-
ta que la mas animosa disparaba sobre el visita-
dor algun epígrama en voz baja, que circulaba por
el taller como chispa eléctrica i producía la esplo-
sion de la ántes aprisionada ri~a; todas ellas con-
tentas con estar ocupadas i teniendo delante de
los ojos la esperanza de una ganancia segura, sin
las amarguras de la servidumbre ni las zozobras
de un jornal insuficiente i precario. ¡Pobres hijas
del pueblo, tan dóciles i sufridas, tan fáciles de
conducir por el buen camino, i sin embargo desam-
paradas en medio de la sociedad, que por lo pronto
se encarga <le estrr.viarlas para despucs imponerles
castigos por esos mi mos cstravíos en que las su-
merjen a sabiendas los que debieran protcjcrlas l

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151
La esplanada de Barichara concluye al O. in-
mediatamente despues <le las últimas casas, con
una cortadura repentina i Yertic~l de 300 metros
de profundidad, a la cual sigue, como dije ántes,
el valle onduloso en que se hallan los pueblos
Cabrera i Guane, el primero al S. i el segundo al
N. de este valle, limitado en lo mas bajo por el
Sarabita. Frente a frente de Barichara, del otro
lado del rio i a distancia de 2! leguas en línea
recta, queda el último distrito del cantan, siendo
su cabeza el pueblo La Robada, situado en lo alto
de otra meseta que en realidad es un fragmento
de la gran mesa destrozada por la irrupcion de las
aguas de Fúquene, i dividida en dos zonas paten-
tes en una estension de 13 leguas, desde la con-
fluencia del Oiba i el Sarabita hasta el límite S.
del cantan Zapa toca. JJas desnudas rocas de uno
i otro lado, la serie de capas sedimentosas que su-
ben hasta el borde de la meseta cuyo plano con-
cluye al pié de la altiva serranía i en las cuaJes el
jeólogo sorprende, por decirlo así, los secretos de
las diferentes formaciones inorgánicas, constituyen
un horizonte jeolójico tan raro como vasto, i com-
prueban, por la identidad de naturaleza, qu.e en
tiempos no mui remotos no existía la cortadura
colosal que hoi divide el terreno i en parte impi-
de la comunicacion directa entre varios pueblos.
El país perdió en continuidad, pero ganó e11 lo pin-
toresco, pues la vigorosa vej etacion equinoxial se
apresuró a cubrir aquellas ruinas con el lujo ina-
gotable de sus flores i follaje, i las corrientes de
agua se encargaron de dar vida nl paisaje con nu-
merosas cascadas, algun as de las cuales sumamen-
te bellas, como la Param osa, cerca de Barichara,
que tiene 250 metro de caída, dividida en dos saltos

BA o o 1 E U LICA
BISUOTrCA LU'.·A:·::::L AR ANGO
... ATAL· ~ \ ·¡ oJ
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lJ ... PEREGRI 'ACIO~

i protejida por Pna caYidacl sen icircular que se


prolonga ha t:t d fondo del e tanque labrado por
las aguas al pié del terrible precipicio.
Para lleg r al pueblo de Guane, saliendo de la.
cabezera del canton, h, i que bajar al valle infe-
rior por un C'' mino en e ·tremo pendiente i rodea-
do de barra 1c os profnnclo . Paree qne los primi-
tivos con 'tructores de camino en el Socorro, im-
buidos n el [L·ioma de qu la línea récta es la
m s corta (4e un punto a otro, se propusieron rea-
liza ·lo o e el terr no, sin 1 acer caso de las se-
rranía qt . : tr, Yesaban, i en con ecnencia se dcs-
colgarOJ pc1· precipicios i treparon derechamente
por enciu:a de altos picachos, trazando caminos
tan á pe· a veze , que en realidad la línea recta
e en cll ' mas larga que cualquiera curva desa-
rrollacln, de fácil trán ito i andadera en menor
tiem1)(. La bajada de Barichara a Guane es uno
rle e o. caminos rectilíneos capazes de desensillar
lrts be tia por la cab za, i de ningun modo ade-
cuado· al tráfico activo que el aumento de pobla-
cion e industria van estableciendo en la provincia.
E Gnanc un pueblo antiguo de indíjenas que el
trn cur o del tiempo i el haberse avecindado en él
nl~·una familias blancas lo han mejorado mucho.
Tiene 1)000 cciaos, buena igle ia i scuela de pri-
n era letras, a la q uc asisten, a pe ar <le los padres,
:!O niños ; i no hai quo strañar sta oposicion,
pu s lo cierto es que el método ele enseñan.r.a. ob-
rrvndo en las escuelas es tan <.lispcndioso de tiem-
po, que un muchacho gasta 11s mejores año en
apr 1 t1 r n. r1tar, no a leer, i aclquicr , 1 unos ·d-
cio' adicionales, en lo cual tienen rnzon ele no
e 1 •cnir lo p. clrcs) parti ularmen e Jos agricul-
re , {lile t nto necesitan el ·1 an iHo de su hijos.

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DE ALPHA. 153
Los pocos indios puros que aun hai en Guane, son
de regular estatura, cuadrados de espalda i muí
fornidos de pierna, efeeto de su continuo subir i
bajar cerros cargando pesadas maletas: la fisono-
mía maliciosa i los rodeos que emplean para res-
ponder cualquier pregllnta, indican la desconfian-
za con que miran a los blancos, escarmentados
como están de salir siempre mal en sus tratos i
relaciones . Visten ancho calzon de lienzo, cami-
sa de lo mismo, cubierta con la indi pensable rua-
nita de lana : llos i sus mujeres, que conservan
el chircate nacional en vez de enaguas, gastan
sombreros de paja grandes i gruesos a prueba de
agua i aun de tiempo . Durante la semana están
metidos en los ranchos de sus estancias e labor,
i los domingos i dias festivos los pasan en el pue-
blo andando por las calles a :son de tiples, tambo-
riles i una especie de gaitas que llaman clarines,
desquitándose de las tareas i dieta de la semana
con interminables tragos de chicha; de d nde les
resulta una confu ion de ideas tal, que si las mu-
jeres, mas prudentes i sobrias que ellos, no los lle-
varan a sus casas, ni acertarían con el camino, ni
dejarían d q nedarse regados por los campos, dis-
frutando del rocío de la noche. Toda la instruc-
cion que reciben se reduce a un cúmulo de nocio-
nes supersticiosas, que con el nombre de relijion
cristiana les inculcan : de ahí para adelante no hai
que buscar nada: su alma se encuentra surnerjida
en las tinieblas : su e.-istencia puramente material
los entorpece i degrada. ada se ha hecho ni se
hace para sacarlos de ec;ta mi rria mor. 1 i levan-
tarlos a la altura del hombre civilizado, el cual e
contenta con cruzar los Lrazo i decir cntencio-
. amente desde lo alto de su cabeza: "e t.\ raza es

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154 PEREGRINACION

incapaz de ci vi lizacion i de progreso ; ' i en con-


secuencia menosprecian al indio i se prevalen de
su ignorancia i sus vicios para quitarle con inicuos
contratos la triste porcion de la tierra de sus pa-
dres que los conquistadores le permitían poseer
bajo el nombre de Resguardo!
El cantan Barichara se compone de 4 distritos
parroquiales, iabraza 161eguas cuadradasde terri-
torio, con una poblacion total de casi 28,000 ha-
bitantes blancos, robustos i laboriosos, consagra-
dos al comercio interior i a la agricultura, cuyos
principales ramos son maíz, yuca, papa, frisoles,
variedad de legumbres, tabaco, algodoni caña dul-
ce de que sacan panela en 40 trapiches movidos
por caballos o bueyes, i a las manufacturas de al-
godon, fique i sombreros de tres calidades porra-
zon de la paja que emplean. Calculando aproxi-
madamente la cantidad que de aquellos productos
queda sobrante para el comercio despues de satis-
fecho el consumo doméstico, i apreciados en el va-
lor que les dan allí, resulta un .. movimiento ~anual
de 113,000 pesos en las ventas i cambios con otros
cantones i provincias. Hai minas de cobre, hierro,
azufre i carbon de tierra, nitrerías naturales i aca-
so tambien sal jema, si se ha de juzgar por algu-
nas fuentes salobres i por la proximidad del terreno
secundario, que frecuentemente se haBa descubier-
to hasta sus capas inferiores; pero nadie labra estas
minas, ni lo harán en muchos años, pues la agri-
cultura i el pequeño comercio absorvcn todos los
capitales i brazos disponibles, dando ganancias que
no son eventuales corno las de la indu stria minera.
En 1849 se rejistraron en el cantan 750 nacimien-
tos, 114 matrjmonios i 451 decesos: hubo, pues,
un balance de 299 individuos a favor de la poblA-

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DE ALPJIA. 155
cion. Con respecto a la moral, resulta que los na-
cimientos ilejítimos son a los lejítimos como 18
es a 100, cuando en el canto~ Socorro están en
razon de 46 a 100, consecuencia de la diferente
situacion de las mujeres pobres. Los delitos juz-
gados i sentenciados en el trascurso de un año-
consistieron en algunos hurtos de menor cuantía,
riñas sin gravedad e injurias comunes, de manera
que ni por su número ni por su calidad merecen
especificarse : la seguridad de las personas, de la
honra i los bienes, no ha sido perturbada, porque
la consagracion de todos al trabajo i la abundan-
cia ele medios de vivir, alejan de aquellos habitan-
tes las dos causas mas fecundas del crímen, que
son la ociosidad i la miseria desesperada.
Cuatro i media leguas al N. de Guane queda
Zapatoca, illa cabezera del canton de su nombre.
La primer legua del camino es de bajada fácil
hasta llrgar al rio Sarabita, que se pasa por una ca-
buya de 104 varas de lonjitud, con bs mismas d~­
tencioncs i cabriolas que indiqué al hablar de la
de Simacota. Síguese una suhida de dos leguas,
al cabo de las cuales se llega a la esplanada de
Zapatoca, mui semejante a la de Baricbara i de
la misma naturaleza jeolójica. Entre el fin de la.
cuesta i el pa!:o del rio hai una diferencia de 1,257
metros de altura sobre el mar, pasándose repenti-
namente de 30° centígrados de ca1or a solo 19°;
de la tierra de los tunos i cardones, a la tierra de
las rosas sil vcstres i las llanul'itas vestidas de me-
nuda grama; del calor que evapora toda humedad
apénas nace el sol, a la frescura del ambiente que
deja brillar intactas sobre la yerba las diáfanas go-
tas del rocío de la nocl1e, durante las primeras
perfumadas horas de la maíiana. La legua i me-

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156 PEREGRINACIOJ.

dia restante se camina teniendo a mano izqui rda


las serranías montuo as que van a perderse en la
hoya del Opon i sus afluente , i a mano derecha
la cadena de e rros que concluyen a cercen sobre
el d sgarrado i profundo cauce por donde llevan
bramando sus aguas los ríos arabita i Chic::uno-
cha, que reunidos allí mismo forman el ogamo-
so, tributario principal del ancho Magdalena .
Cuenta Zap~ toca cerca de 2,000 vecinos bien
aposentado en casas de teja ventiladas i limpias,
distribuidas en manzanas cuyas calles empedradas
se cortan en ángulos rectos . Situada en terreno
abierto i cultivado a 1,723 metros de altura sobre
el mar, goza de una temperatura constante de 19
a 20 grados del centígrado, de ah·es puros bien
batidos i, por consiguiente, ele clima sano, como
lo testifican la larga vida de los viejos i 1a robus-
tez i elevada e tatura de los naturales. Tiene una
buena iglesia de pi dra labrada i do capillas me-
nores : cinco scnclas primarias, de las cuales una
pública gratuita con 120 alumno::;, mal surtida ele
útiles i no mui bien dirijida: las cuatro escuelas
privadas apénas merecen este nombre', puc en to-
das ellas no se numeran mns de veinte párvulo
de árnbos sexo . El viajero que lle(l'ue a Zapato-
ca un dia de trahnjo, juzgará desierto el pueblo,
pues ni n las ventanas ni en las calle se vejentc,
~al vo tal cual criada que Ya prc:urosa a su man-
dado, i algun hombre que ntravi~sa luy calles, aten-
to a us negocios : todo lo: ocmas no están visi-
ble· . Los hombres pasan h semana en las tan-
cías cuidanrlo i mejorando sus labranzas, o andnn
en viaj s de com rcio por la ardient s sol dad·:;
del Opon o por lo: pueblos inmediato . Las mu-
jeres \ i\"cn encc1T' das en sus casa tejiendo om-

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DE AL }IA. 157
b reros ele nncuma, en cuya j ndustria son tan lJábi -
les, que no hai labor que o imiten, ni forma de
gorra estra11jera que las arredre: todo lo inten -
tan i en todo salen bien. Es admir:.ble la perseve-
rancia de estns mujeres en el trabajo, pues no lo
dejan de la mano desde el amanecer ha ta 1n. noche,
i llegada esta se reunen diez o doce en casa ele una
amiga, costean a escote un buen candil de aceite, i
sentadas en derredor sobre esteras puestas en el
suelo, siguen tejiendo parte . de la noche . Si por
ventura llega visita, le procuran asiento i sostie-
nen la convcrsacion, pero sin alzar las manos ni
los ojos del naciente sombrero, que indispensable-
mente debe ser rematado i blanqueado el sábado
en la noche pnra venderlo el domingo en 8, 12 o
32 reales, segun la finura de la obra. Llco·a el es-
perado dia, i de de temprano se las ve salir a misa
vestidas de traje entero de zaraza finn, pai11rlon
decente, sombrero de reducida& dimensione fino
i blanquí imo, adornado con nncha cinta de lujo, i
el breve pié ceñido por el alparg:lte nue ·o i cru-
jidor. Ni un vestido sucio, ni un harnro de miseria
mancha el cuadro animado que drs1 lH' de misa
forman en la ¡)laza del mercado esta mujeres j m-
piare i la concurrencia de hom hrc YCstidos de
blanco, casi todos sin rnana, des ·ollnndo lo. tos-
tados rostros por encima de los fora::-teros, ningu-
no de ]os cuales les iguala en la talln, i pocos en el
de pejo del semblante i del ademnn. A las tres de
la tarde ccsn el comercio d sombr ro., cuyo Yalor
anual se cnlcnla c11 31,200pesos, )n mu,ict:cs Yuel-
vcn n . u cas, s con manojos den uma ( :. ) i eles-
( •) La l'•:acumn e. nna planta vinz le crece e ponta.
neamente en los climas templados. en fauna de palmera !';Ín
tronco. Sus hojas abanicada i compuestas . e de arrollan i

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158 PEREGRINACIOr

de entónces comienzan "el sombrero que habrán


de vender el otro domingo. Para ellas no hai ocio-
sidad, no hai paseos, i rara vez en el año alcanzan
la diversion del baile en la noche de un dia de
fiesta: sus costumbres, como ya deja inferirse,
son buenas i por estremo sencillas: su trato ama-
ble i natural; i en el semblante llevan la espresion
de serenidad que nace del sentimiento de su valer
i de la satisfaccion de no necesitar ajeno ausilio
para cubrir los gastos de la familia.
Sobre este pueblo afortunado i tranquilo cayó
de repente el azote de los tinterillos. U no de ellos
preparó el campo i regó la simiente de mil enredos,
que su sucesor, mas esperto i audaz, ha hecho fruc-
tificar copiosamente; j ora. tramando r or su pro-
pia cuenta, ora empleando su infernal habilidad
en fomentar las rencillas que no faltan entre veci-
nos, h::t creado tal cúmulo de eausas criminales,
que la mitad de ellos se ha11an comprometidos
como reos de imajinarios delitos, i la otra mitad
como testigos, a quienes de intento ha hecho perju-
rar para sumariar'os, si no le rinden obediencia.
Por último, no teniendo a quién encausar, desde
el Cura para abajo, habia levantado sumarios a.
San Joaquin i a la Vírjcn, por contrabandistas de
tabaco, valiéndose para ello de que en tierras de
la igle~ia descubrió algunas matas de aquella plan-
ta. Por manera que cuando estuvimos en Zapatoca
se hallaban dividiuos los moradores eñ dos bandos
enemigos: los sccuazes del tinterillo, i sus oposi-
abreu a los lados de un peciolo fnerte i fibro o, que verdade-
ramente es el tallo multiplicado de la plauta. Para lo som-
breros elijen las hojas central~ o cogollo aun no abierto, sin
otra preparacion que rajarla mcnudamente a Jo largo i her-
virlas en agua parn. qne las pcqueilit:ts cintas se enrrollen
obre sf mismas i quedell como esparto, segun se ve en los
sorubreros.

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DE ALPIIA. 159
tores o víctimas. Bl ha s<tbido insinuarse en los
negocios cantonales i ha introducidQ una especie
de policía chicanera, sin cuya intervencion i licen-
cia no puede darse un paso, nadie puede reunirse
ni aun para la diversion mas inocente. Confieso
que el influjo i predominio de esta polilla sobre un
vecindario entero me parecieron estraordinarios;
pero cuando mas ·adelante tuve ocasion de contem-
plar la ruina de dos pueblos que fueron prósperos,
Mogotes i El Páramo, convertidos en campos de
discordia i desolacion por otros mal vados del mis-
mo oficio, cesó mi admiracion i comprendí hasta
dónde pueden llegar la candidez de nuestros pue-
blos agricultores i la maldad de algunos hombres,
en cuyas manos las leyes destinadas a protejer la
sociedad se trasforman en armas venenosas que la
hieren por todas partes i la matan.

XIV
N o hace mucho tiempo que la fundacion de Be-
tulia, 2~ leguas al N. de Zapatoca, interrumpió
con su mode. to caserío, la continuidad del desierto
que por este lado, como a la banda del O, se estcn-
dia indefinidamente. La existencia de aquel pue-
blo, cabeza de distrito, que hoi cuenta 1,800 habi-
tantes, se debe al presbítero Guarin, su actual Cura
i benefactor, sacerdote anciano i virtuoso, cuya útil
·vida forma contraste con la indolente i vulgar
de otros párrocos, i es una elocuente censura de la
mala conducta que la mayor parte de ellos obsel:-
va en esta provincia. Betulia está situada en la
meseta de un grupo de grandes cerros, a 1849 me-
tros de altura sobre el mar, con 18° centígrados de
temperatura, suelo enjuto i aires puros. La pobla-

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lGO PEREGRI .ACION

cion es blanca, vigorosa, de costumbres pntriarca-


les i enteramente consagrada a las tareas agríco-
las, atenta con los forasteros, llena de respetuoso
cariño ácia su buen Cura, quien sostiene una es-
cuela en que 10 niños aprenden las primeras letras
con mejor éxito que en otras, mas llenas de vano
aparato que del Yerdadero espíritu de enseñanza.
Para graduar la bondad moral de los betulianos,
bastará saber que en los últimos doce meses de e
mayo de 1849 a mayo de 1850) hubo 1G matri-
monios i 63 nacimirntos, de los cuales solo 5 ile-
jítimos, es decir, el 7,3 por 100; cifra. mínima
que ningun otro pueblo del Socorro presenta. La.
pohlacion tuYo en dicho tiempo un aumento de 45
individuos, <]ue es el2,5 por 100 res11ecto del nú-
mero total de habüantcs, el cual siguiendo esta
progresion, como ]a. seguirá en aqnella comarca
sobremanera sana i ahund::mte, queclará dup]jca-
do uentro de 2,) años, vuesto qne los fallecimien-
tos de párvulos i adulto son nnos .
.J. ada de p~rticular ofrece Bctulia a. los ojos del
·vinjero, salvo 1111 grupo de sepulturas antiguas,
cuyas señales se ven al! í cerca, pnJCha de q11c n
tiempos remotos xistió algnn pt1cblo de indios,
i pereció tarn bien ignomdo en aquel apartado rin-
con del país de los Guancs. De de ]a cmincn('j:t
de la mesetn, I,ostrcra de lns que por t J::u o
presenta las rrnnía, e d ~cubren al T . lo, tl'•r i-
nos del canton <le .Tiron, i las revueltas colinr. i
s olitnrias montañas que promrdian entre BctnHa
i la cortadura pro unda por donde llcYa 1 Sog, -
mn o su atonncntndn corriente. Al O. e In m.
la tierra i oculta sus profundidades 1 ajo las copa·
ntretejiclas de nn ('Ontimw bosque ele e• 1. ·o en o,
dos leguas mas allá, ~urjc a 2:530' mctr e l -

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l>E A'LPIIA. 161
-vacion la ponderosa mole Je los cerros llamados
Piedra- blanca o Cruz-de-macana. Cuando selle-
ga a esta cumbre, miranclo al Poniente i al Norte,
no hai términos para la vista, que largo rato dinl.-
ga por el ámbito de un horizonte sin límites . En-
frente se desarrollan los vastos países regados por
los rios Chucurí, Oponsito i Opon; mas allá bri-
llan como espejo las grandes ci . . nagas, i mas allá
todavía la plateada zona del Mélgdalena recostada
contra las indecisas serranías de Antioquia, que
se confunden i pierden en la niebla del espacio.
Las sel nts seculare , 1os ilenciosos ríos, los ce-
rros con su elevados escarpes i sus coronas de
rocas eternas, todo des<le tan alto parece pequeño,
deprimidv, -sin ruido ni ajitacion; i sin embargo,
allí hierve un mundo entero de animalc monta-
razcs, de reptiles enormes de aves que crecen i
mueren sin ser vistas por el hombre : allí todo es
colosal i exhuberante, i nuevos sere se snceden
i acumulan sobre las ruinas ele árboles jigantescos
que el e u r.-o de los siglos ha derribado; un preci-
picio tremendo separa estas rejiones del cerro de
Piedra-blanca: fugas de ·dento pasan por encima
del observador, doblando i haciendo crujir los á.r-
bo1c que le rodean, i de repente el rumor cesa;
el Yiento se ha precipitado al abi. mo, donde apé-
nas se ·en remolinear las copas del bo. que mas
C"rcano, i de. pues nada, silencio quietud i som-
bras. A mano derecha en la. dü·eecion N. se do-
minnn Jos rnm ales en que se divide In cordillera,
rotos, irregulares i como luchando por no sumer-
jin¡e en los mo¡¡tuosos pn.ntanos del O, pc>ro al fin
revolcadog por el Sogamoso ~uc los encuentra de
travcs i lo corta. con u irrc i tible curso despe- •
dazando el cerro de La Paz, última barrera de de
11

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162 PEREGRINACION

c1onde sigue manso i majestuoso hasta perderse en


el Magdalena. Casi al N-E,. por una ancha depre-
sion que sufren las serranías, se columbra Bucara~
manga, distante 7 leguas vía recta, i en ~eguida,
semejante a una cinta rojiza, el camino que de
aquella villa conduce a Pamplona . Detras i a la
izquierda, cerros intransitables, montañas tupidas,
innumerables cascadas, desiertos donde nadie ha
encendido todavía el fuego de un hogar.
En mitad de estas soledades, seis leguas al N-0.
de Zapatoca, se halla el pueblo de San Vicente,
con 500 vecinos segregados de la vida civil, sin
artes, sin comercio i subsi tiendo de los dones ina-
gotables i cnsi espontáneos de la tierra calentada
por un sol abrun1ador. Preténdesc que hai cami-
no entre Zapatoca i San Vicente, i que puede con-
tinuarse desde este punto hasta el l\Iagdalena por
el Opon; mas tengo para mí que una senda traza-
da por encima de á pera serranías i que en la ba-
jada de la Cuchilla-del-Ramo desciende sin inte-
rrupcion 1,500 metros por escaleras de piedra. i
barrizales pegajosos, no es camino, ni ménos pue-
de ser la via mcrcr..ntil que haya de relacionar b
provincia del Socorro con el l\'Iagclalena; i esto sin
contar con que la ruta del Opon no sirve en el in-
vierno, porgue todas las tierras bajas están anega-
das, ni en verano sirve, porque no hai agua para
navegar el río desde donde es menester. Júzguese,
pues, de lo acertado que habrá ido el gastar su-
mas gruesas, como se han gastado, en abrir tal
camino i en colonizar el Chucurí.
Los gol pes de vi ·ta grandiosos, Jos paisajes en-
teramente nuevos, jamas rcprcscnt~Hlos sobre licn-
• zo alguno, son frecuentes en nuestros Andes; pero
los que se disfrutan desde los parajes en que co-

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DE ALl?llA, 1G3
lindan las dos rejiones que llamaré superandina i
subandina, cuando uno se halla en la cumbre de
la cordillera, es decir, en tierra fria, teniendo a los
piés repentinamente las selvas, ríos i llanuras de
la tierra caliente, no son comparables con nada de
lo que estamos acostumbrados a ver, ni hai acaso
pincel que pueda representar este conjunto subli-
me i tumultuoso de dos naturalezas tan diversa ,
que solo en la pujanza i variedad de las formas se
asemt:Jjan. El observador se encuentra oprimido, i
cuando puesto en pié sobre el borde de la inson-
dable cima penetran las miradas en el espacio in-
ferior, sulcado calladamente por el tardo vuelo de
los buitres, un estremecimiento involuntario sé di-
funde por el cuerpo, i casi pudiera decirse que se
siente allí la presencia de Dios.
Tiempo vendrá en que todo e11to se halle utili-
zado i vivificado por la poderosa ci vili zacion de
pueblos libres. Entónces las miras del Creador al
haber puesto aquí en escalones todos los climas i
todas las riquezas del mundo, serán cumplidas ; i
la América escribirá en su historia pájinas que
nada tendrán de comun con los sufrimientos del
viejo h emisferio, ni con las ruines crónicas de sus
Reyes.
Pero volvamos a Zapatoca, donde nos esperan
la modesta posada del pueblo, i un baile en que
me prometía ver reunido lo selecto del vecindario.
U na casa baja, recien blanqueada por dentro i
por fu era, sin muestra ni número, es la posada.
La puerta de la calle es tambien la de la sala, sen-
cillez adoptada en casi todas la casas de lo s pue-
blos socorranos: el znguan está de mas donde la
hospitalidad se ofrece popularmente, i en conse-
cuencia la sala se abre sobre la calle, como para

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1C4
invitar al transeunte .• irvc aq ue1la de pasadizo
para lo interior, de comedor tambien, i hasta de
almacen para las careras i monturas del viajero:
n la pieza inmcuiata re iden ]a tinaja del agua , las
eñoras de la casa i nn can respetable, de los de
pelo raído, carnes ausente i orejas averiadas. El
ajuar de la casa consiste en cuatro robustas si-
llas de roble, aforradas en enero que fu-, pintado,
unn pesaute mesa sitnncb obre dos poyos en el
ángulo ménos visible desde la calle, i un escalio
eclesiástico arrimado a la pared, en la cual suelen
clavar estampa divinas i profanas donde la suerte
les depara lugar. De la dignas patronns, 1n una es
dueño de un carácter gubernativo i perentorio,
justificado por el reyercnclo coto que le m:mtiene
la cabeza erguida i 1 proporciona el metal de vo7.
gra e j c~ncrnoso, p(cnlinr deJa persona. favore-
cida!' con aquel ap 'ndicc 11acional: la otra pazífica,
obediente i hacendosa, icmprc ele la misma opinion
que su hermana: cntrámbas de edad prov ctn, cui-
dadosas del aseo i buen enicio de la casa i lle-
nas ele bondad para con lo huéspedes que reciben.
Sendos rntos pasé aclmirrmdo re petuosamcntc los
tahacos de n. palmo i medio que se fumaban, i oh-
teniendo ele ellns muchas noticias acerca de la co-
sns locale., pero sin roderle:;; sacar una opinion
decidida. contra las fechorías del tinterillo del pue-
blo; tal es el miedo que infunde. Por lo dcma ,
en esta posada. encuentra. c1 viajero cuantas como-
clidades puede oírcc 1' el raís en medio ele la fru-
galiclnd i sencillez de costumbres de sns moradores.
hra la no che de un domil1go, i se nnunciaba que
ha.bria baile, al cual me hicieron el favor de invi-
tarme . Ah ora competente la música tocó llamada
de concurrencia desde la esquin a de la plaza. No

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DE ALPIIA. 165
tuve necesidad ele preguntar cuál era la casa del
baile, pues el peloton de curioaos agolpados a las
ventanas i puerta lo indicaba suficientemente.
Como quien rompe el monte por entre apretados
matorrales, me abrí paso hasta ganar el descampado
ele la sa1a, i del exámen potográfico que de ella
hice resultó: que a un c. tremo estaba la. orqucst.:~.
compue ta de tambora, 1·edoblante, pandereta idos
violines, tollo ello to ·ado con vigoroso entusiasmo;
que encima tenia una an1fía de hoja de lata cargada
con velas de sebo; i que al otro e tremo comen-
zaba el estrado. Tomé po&ic.:ion entre dos jóve1:es
fora tero , que con decir que eran jente de estu-
dios, q ucdan establecidas su amabilidadi cortesa-
nía, i de luego a lue('J'o trabamos conversacion.
-"Reparo, les elije, que prescindieuclo de las
mamás que e tán fumando, hai eí'ítJritas ··on :wm-
rero puc. t1!)-¿Por ventura bailan con ese adomo
de nacuma?"
- " ro tal, me respondió el mas espcrimentado:
el s01n brero puesto significa que la señorita no
baila: lo mismo que la ruana conservada por aq u e-
llos galanes significa que ello tampoco bailan .. ,
-"Ahí tiene usted una escelente invenc·ion 1 ara
evitar chasco i para mantenerse neutral."
- " I tanto mas necc aria, repuso el otro jóvcn,
cuanto sé por e periencia dolorosa que aquí no es
bien recibido invitar a una dama dcspucs do ha-
berse negado a bailar otra por hallarse sacada.
Sucedióme una vez que rogué a una linda niña
me concediese el honor de valsar con ella, pero ya
tenia compañeros escriturados para cuantas piezas
se baüaran; i como yo no deseaba estar quieto,
me dirijí a la veciuita sin som brcro, solicitando
aquel favor. " Caballero, me contestó con mucha

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16G PEREGRLT ACION

gracia, yo no soi suple-faltas." Quedéme estático,


i sin el consuelo de enojarme, pues me advirtieron
que habia cometido una descortesía; yo no d bí
dirijirme tan cerca, sino a quien no hubi se oido
la primer ncgati va."
-"Siendo así, le observé, están ustedes mal,
pues creo que no llegan a cinco las señoritas pre-
sentes-¿ Será que no gustan del baile las de este
pueblo?"
-"No serian granadinas, replicó mi interlocu-
tor. Lo que ha suc dido, i que no quería. partici-
párselo, es que el dueño de la casa tuvo la incon-
cebible audazia ele anunciar este baile i convidar
señoras sin el previo permiso del tinterillo del pue-
blo, quien ha corrido la voz de que nos llevará a la
cárcel, músicos i c.lanznntcs; i como ese malvado
. capaz UC todo j llHliHla CJl jefe, las seoora ak-
morizacJas se han abstenido de concurrir i en rea-
lidad no habrá baile. '
- " ¡Licencia para bailar!-¡ Liccncin para que
estas jóvenes, modelo de virtnd i laboriosidad, e
diviertan un rato de pues de lm·gas s tnanas de
trabajo! "
-"Como usted lo o. ·e: i no sé qué s Jo que
rnas me indigna, si el ver que tt~les cosas ~e sufren
en un canton de la altiva Socorro, o la idea de
que el thanuclo introducido en Zapatoca es una.
fi l copin del Jaime Ferran que pinta Eujenio
'ue."
Trazas teniamos de no concluir la charla, cuando
vinieron a notificar a mis dos compañer que se
contaba con ellos l'>ara la inmediata cont:adanza.
Div.idímosnos, i con alguna dificultad logr' romper
el jent]o agolpado hasta la sala i verme en la calle.
La tibia luz de la luna bañaba las casas i los des-

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DE ALPIIA, 167
nudos cerros del alrededor, con la intensa claridad
que despiden los astros sobre las rejioncs altas de
nuestras cordilleras. Gradualmente me fní alejando
del ruido del baile: a cierta di tancia sonaba como
un eco débil, apénas suficiente para interrumpir
el silencio que cobijaba el pueblo, en que el sol
siguiente no debia encontrarme. Dije un ac1ios
cordial a Zapatoca., i desde el fondo del alma hice
votos porque no le cupiera la suerte que a.1 Iogotes
i El Páramo.
No tiene el canton Zapatoca mas distritos pa-
rroquiales que Betulia. i an-Vicente: de modo
que en un territorio de 51 leguas cundrada.s cuenta
solo9,300b, bitantes o sean 182 por cada una; bien
que lo habitado e reduce a 25 leguas cuadrada ,i en
realidad, nponienclo la pobbcion igualm nte dise-
minada . obre ellas, qne no lo está, tocarían 3:!7
habitantes a cada hl'tua, mínimo que ningnn otro
can ton del .: ocorro presenta. Pueden calcularse
1,100 niño en edad de recibir la in ·truccion pri-
maria, i de ellos 150 solamente participan de e ·te
henefieio; por manera. que el 87 por 100 ele la
jeneracion nueva. i el DS por 100 del total d habi-
tante yacen sumcrjidos en nh oluta ignorancia
literaria. Este mal es irremediable mü~ntras la
poblacion no alcanze otra cifra mas proporcio11ada
a. la esten ion del territorio, i multiplicadas las
escuelas se hallen cerca de la. familia campesinas,
cuyos individuos, desde el jefe hasta l mas pe-
queño, tienen señalada ocnpacion en las c. tancias.
Prodúccse anualmente en el cnuton por valor de
194,000 pesos, estimando los artículo al precio
corriente en el lugar. La agricultura umini tra lG
ramos de produccion, entre ello3 10,000 pesos en
tabaco, 75,000 en maíz i 6,300 en azúcar i pm!ela,

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16 PEREGlUNACION

contándosP- 22 trapiches movidos por animales ..


Las manufacturas consisten en tejidos de algodon
i lana suficientes para el consumo doméstico, al-
pargatas i obrajes de fique, i sombreros de nacuma,
cuya Vclnta deja en manos de las mujeres 31,200
pesos anuales. Si pues rebajamos del total de ha-
bitantes 2,300 indivi<luos inútiles por estar en los
dos estremos de la vida, la masa de produccion
1·epartida entre los 7,000 restantes, da por cada
persona 221 reales, cuota de su trabajo productivo,
libre de los gastos de existencia, presentando el
lisonjero espectáculo de un pueblo laboriosísimo,
moral, en el que no se conocen los crímenes ni la
miseria. Porque ha de tenerse en cuenta que en
Zapatoca no está monopolizada la tierra en pocas
manos, sino distribuida entre todos, i todos con-
curren a la produccion de la riqueza casi con igual-
dad de medios i de resultados-¡ Feliz el país del
que pueda decü·se otro tanto! Un lunar, uno solo,
aunque 1:eq ~ ño, mancha este bello cuadro: Zapa-
toca tiene 30 esclavo .
No m6nos ri ueño es el porvenir de esta impur-
t:mte villa. J..,a ca. ualiclad la situó en el único
l)Unto desde donde puede abrirse un buen camino
para b"'jar al Sogamoso i de ahí al :Magdalena,
cvitnnuo los escarpados estribos de la cordillera,
que en cualquiera otra pnrle cortaría 1a línea del
camino con eminencias i precipicios sucesivos, como
acontece en las actual s sendas de Simacota. i Chu-
curí. Con fecto, poco mas acá de l3ctulia se
encuentra la Cuchilla-de-Ramo , como un puente
echado por la naturnleza. para unir Lt c. planada
de Zapaloca con la di tantc serranía de La-Paz.
Por la falda occjd ntal de e ta cuchjiJa es fácil
llegar con el 8 por 10 ele de censo ha ta cerca.

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DE ALPIIA. 169
de la desembocadura del rio Chucurí al Sogamoso,
dirijirse despues .:cía nna depresion que felizmente
abate los cerros de La- Paz i permite atravesarlos
bajando siempre el camino con el 7 por 100, i
finalmente, continuar flanqueando por el O. dichos
cerro hasta llegar, con Ja inclinacion de 5 por 100,
a las aguas del Sogamoso, profundas i mansas en
aquel punto. Trazado este camino con las curvas
multiplicadas que le impondrían los cerros, mediría
13 leguas granadina ; di tancia. que andarían las
recuas en dos días por un plano suavemente incli-
nado, sin pasar atascaderos ni pantanos insalubres.
El dcscu brimiento de e ta ruta se debe al Sr. Co-
da<::zi, quien trazará i nive!ará en breve la línea.
del nuevo camino en cuya ejecucion está vivamente
interesada la provincia. Asegurada de esta manera
una salida cómoda i barata, el Socorro aumentará
la produccion de tantos i tan variados artículos
esportables con que cuenta, sus moradores halla-
rán multiplicados modos de emplear con provecho
el activo espíritu de empresa que hoi les impele
a emigrar, por hallarse strechos dentro de los
reducidos límites del tráfico interior, i aquella pro-
vincia, singular por la índole i valor de sus habi-
tantes, subirá con rapidez a un grado de prosperich el
que ello. mismos no pueden calcular hoi. Tuncla-
ma i Tunja, enda.vadas en mitad de nue. tro~ An-
des, fértiles, pobladas de pacientes agricultorc., i
en la n ecesidad de comerciar o sucun1 bit·, pueden
cnlazar_e al oCOtTO con buenos caminos i apro-
vecharse del de Zapato ca para toda e pccie ue im-
portacion i csportacion. Por tanto, Z1patoca erií.
puerto de depósito, lugar de escala de un vasto
comercio, i mercado in riva1, donde se abastecerán
las tres provincias mas pob:adns del Jorte; su

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170 PEREGRI~ACIO~

vecino en masa deberían concurrir a ]a apertura


del camino cuyas llaves tendrán en sus manos por
la posicion que ocupan.
Vélez, Socorro, Soto, Tundama i Tunja, desean
i necesitan hacer por sí mismas su comercio este-
rior: pueden hacerlo aprovechando los accidentes
del terreno para establecer escelentes caminos que
las relacionen con el Magdalena. Así, pues, no
está distante el dia en que Bogotá cese de mandar
al Norte j éneros estranjeros, i de recibir de allí
dinero i cargatnentos: el antiguo comercio del Sur
se le ha escapado, en términos que hoi bastaría un
solo negociante para e as contrataciones-¿ Qué le
resta a Bogotá? sus propios recursos, grandes sin
duda, pero que nadie los hace valer. Si esta pro-
vincia no toma empeño decidido en la construccion
de un camino carretero ácia el l\1ngdalcna i otro
inmejorable de herradura ácia el Meta, caerá de
su estado, sin que estériles declamaciones ni es-
fuerzos tardíos puedan atajar la ruina. Hubo un
tiempo en que nuestras ciudades vivian apoyadas
en el monopolio del comercio, al amparo de los
conventos i nutridas con los sueldos que perc.ibian
los empleados coloniaJe . Vivían, mas no progre-
saban, como lo prueba Santafé, capital del Virei-
nato, que a los 265 año el fur:dada no tenia ma
de 17,825 habitantes ele todas clases. E tablccida
la República, cesaron las condieion<'s de aquella
existencia artificial de algunas localidades a espeu-
sas i con p'Ijuicio de las demas, i el país se sintió
conmovido por la libertad de industria i de comer-
cio que debía tra. formarlo i hnccrlo marchar con-
forme a las miras de la rovidcncia. Insensible,
pero po itivamente, adelanta en su u nevo modo de
ser: la industria i el comercio se emancipan de lo::~

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DE ALI'IlA. 171
antiguos centros de monopolio: bs provincias mi-
ran por sí mismas: las ciudades mal situadas se
estenúan i perecerán . De graciada la ciudad o pro-
vincia que permanezca soñolienta i per zosa, cuan-
do todo en derredor se ajita, rotas las viejas liga-
duras, i que teniendo medios para salir a salvo de
esta crísis no los ponga en uso desde luego ! .
De Zapatoca retrocedimos al S, dirijiéndonos
segunda vez al Socorro por la márjen izquierda
del Sarabita. A las 5 leguas de camino se encuen-
tra La-Robada, pueblo de 1,300 vecinos, situado
al pié de un peñon, que se alza 700 metros, tajado
como el muro de una fortaleza, e interrumpe con
su desnudez los recuestos de la serranía de que
es parte. Del alta cumbre coronada de arbolillos
se desprenden dos chorros de agua, cayendo sin
tropezar por espacio de 200 metros, al cabo de los
cuales se rompen contra las rocas salientes, saltan
convertidos en penachos uc espuma, i forman aba-
jo un torrente tributario del próximo rio. Siete
manantiales mas salen del peñon, perforándolo a
diversas alturas, i van a engrosar el torrente, i en
ocasiones a obstruirlo con derrubios que lo tras-
forman en una masa movi nte de lodo i piedra .
De esta manera, minada la serranía por abunuan-
tes filtraciones, ha perclic1o u revc timiento, i sus
despojos, ora hundido , ora acarreado , han for-
mado el plano inferior, irregular e inclinado en que,
rodeado de verdes arbustos i ah•gre sementeras,
se halla el pueblo, contrastando sn quietud con 1
ruido de las ca cadas i el rumor del ramaje sacu-
dido por las pcn'nnes bris:1 que se arremolinan en
h cuenca murada del pcñon. Enfr nte queda la
cortadura desmedida. por cuyo fondo va el Sara-
bita: despues los pelados estratos de la qucbran-

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172 PEREGRINACION

tada meseta qtt~! finaliza en las crestas lejanas de


la otra serranía; i en el promed.io d.cscansa la vista
sobre los campos labrados de Guanc i La-Cabrera,
recostados contra un alto barranco, 1uciendo en el
estremo izquierdo de su encumbrada cornisa las
torres i paredes blancas d.e Barichara.
Dos i med.ia leguas al S . del mencionado pue-
blo está el del Palmar, con 500 vecinos, todos
agricultores, buena escuela concurriüa por 48 ni-
fios, i caserío pobre pero espacioso . Bájase una
legua para llegar al río que se pasa por cabuya, i
en seguida empieza la cuesta de legua i media en
cuyo término se halla de repente el viajero con las
primeras casas de la ciudad c:apital, amuebladas
de telares compuestos de maderos toscos i cañas
amarradas, i habitad.as por infatigables tejed.ores
de ám bos se,' os, q ne a fuerza de ind.u tria i perse-
verancia fabrican tela i ruanas de recia i vistosa
contesLura.
XV
Entre las notic.:ias i parLicu1ari<1ades relativas al
Socorro, que con patriótica solicitud me comunicó
el r . Francisco VC'ga, se hallaba una sentencia
pronunciada en 1782 por la Real Aud.icncia d.e
Santafé, condenando aJo é Antonio Galan, Pc-
üro f Iolina, Lorenzo Alcantns i ~Ianuel Ortiz, a
diversas penas atrozes, por traidores a1 Rei, ma1-
hechore!' fa m o os i reo ele crímenes tan e.·nj erados,
que claramente se columbran co. as políticas debajo
de aquel fárrarro de ncus<~cion s forenses. La tra-
dicion popular no ch. csplil!acione atisfactorias
de e ~ tc uce;;o; rccuérdase que el alzamiento, ca-
pitan eado en parte por Galan, era encaminado a
obtener por fuerza de armas la upresion de un

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DE ALPH:\. 173
impuesto recientemente echado, con el nombre de
"Armacla de Barlovento," i que en la plaza del
Socorro se juntaran mas de diez mil hombres amo-
tinados ; pero de ahí en adelante se pierde el rastro
de los acontecimientos hasta encontrar con el san-
griento desenlazc que les <la la sentencia ya men -
cionada. Pareciórnc que halnia en esto un precio-
so antecedente hi tórico, pues bien pudiera suce-
der que la sublevacion de Galan demostrara una
disposicion de ánirnos favorable a la indeprn<len-
cia, en cuyo caso no se diria que la revolucion de
1810 fué hija de los sucesos de España en esta
época, i en cierta maner:l improvi ada. Con este
pensamiento no ce é de hacer dilijencia , hasta
que mi bnena snerte me deparó un manu crito fe-
chado en 1781 que preci amente trata de lo, albo-
rotos del Socorro, pintando, sin quererlo, el estado
de la tierra, con tal injenuidacl, qne no he podido
resistir ]a tcntncion de trascribir lo sustancial del
relato. Espero qu . s me perc1onará este episodio,
en gracia del intere que bajo muchos respectos
ofrece.
"A principios ele abril del presente año <le 1781,
amanecieron fijados en distintos 1 arajes de esta
capital varios pasquines, los mas en Yer o, en que
reprobnhnn i se oponi:m a lls providencias dadas
por el señor Rcjcnte Visitador jeneral, i corno dicta-
das por D . Francisco Antonio J\Ioreno, Fiscal de
la. Audiencia de. Santafé, i provisto a la de Lima;
sobre lo cuales, i nunquc para indngar su autor
se hi~o la mn esncta indagaeion, practi ándosc
las ma!'i vivas clilijencia ~ 110 surtieron el et cto que
se apetecia.
"l'..n el entretanto fueron llegando avisos de va-
rio pueblos, es1)ccialmente de las villas de Sanjil

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174 PEREGRINACION

i Socorro, ciudad de Tunja, i Sogamoso, pueblos


i parroqtdas de sus demarcaciones, comunicados
por los Cabildos, Justicias i Rejimientos, Admi-
nistradores i Recaudadores de rentas Reales, en
que daban parte de la novedad ocurrida sucesiva-
mente, de que unos pocos hombres que se creían
ser de las citadas villas i sus parroquias, se iban
apoderando de los tabacos i aguardientes que eran
de S. lVI, quemando los primeros i derramando los
segundos: lanzando los Administradores i Guar-
das, removiéndolos de su custodia i manejo; i pu-
blicando bandos contra el mal Gobierno, provi-
dencias i reglamentos de Visita, sin que en estos
movimientos hubiesen inferido el mas leve daño
a per ona alguna, respecto a no haber encontrado
oposicion.
"Estos desórdenes se fueron progresivamente es-
tendiendo; de suerte que los mas dias se recibian
chasquis con noticia de los quebrantos que sufría
la Real Hacienda en sus ramos; lo que obHgó al
Señor Rejente Visitador a dar parte al Real Acuer-
do, para acordar con los señores J\iiinistros las di-
lijencias que deberia practicar para sostener su
comision.
''Nombró el Señor Rejente Visitador al Señor
Oidor D. José Osario, a quien se ausilió con 50
soldados de la compañía de Alabarderos, de los 75
de que se componia, dejando para custodia de la
capital los 25 restantes, i a que dcspucs se agrlgó
la compañía de Coraza., que recibió con este mo-
tivo, compuesta de unos 40 vecinos, como tambien
la de l\Iilicias, en que se incluyen de todas cln~cs
i estados, creando nuevos empleos para la direccion
i manejo, incluyendo en su formacion mercaderes,
relatores, abogados, i cmp]eaclos en los demas tri-

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DE ALPHA, 175
bunales; i para soldados toda clase de artesanos,
ya fuesen españoles o naturales, aunque el número
completo de todas las compañías, con las de los
voluntarios, no escedia de 200, i entre todos se ha-
llaban mui pocas armas de que poder usar en el
caso de defensa .
"Salió el Sr. Oidor Osario de la capital de San-
tafé para las villas de Sanjil i Socorro el dia lG de
abril, llevando los 50 soldados que iban al mando
del Capitan que fué de la guardia del Virei, D.
J oaquin de la Barrera, i por Ayudante a D . Fran -
cisco Ponce, Teniente i Ayudante que había sido
de la misma compañía, i que estaLa separado, al
cual se convidó pnra ir a dicha espedicion, i el Sr.
Rejente Visitador admitió gustoso, porque confia-
ba de su valor el buen éxito de la empresa; para
ausiliar esta espedicion iba tambien D. Antonio
Atjona, Admini tradorde tabacos de la capital, con
22 guardas, empleados los mas en los pueblos de
afuera, de donde los removieron los mismos rebe-
lados, i a que se agregaron unos cuatro volunta-
rios, que por todos componían unos 80 hombres;
se les anticiparon su pagas i se les entregaron
hasta unos 20,000 cartuchos con bala, segun se
decía; llevando a prevencion algunos quintales de
pólvora i balas, i un fuerte acopio de bastimentas
i equipaje, con us tienda de campaña i 0,000
pesos en plata para lo que pudiera ocurrir, con
mas, cien fusi!es para los que quisieran ali tarse.
"La espedicion llegó el 22, i el 26 de abril al
Puente Real de Vélez, di3tancia cuatro jornadas
1
de 3lltafé, c1onc1c se mantuvo por las continuas
lluvias, i habiendo oc u pa.do los soldados con el
sclíor Oidor i sus criado i algunos de lo volun-
tarios, una casa grande de tapia i teja que e~tá a

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176
la caída del pueblo, contigua a la igle ia, inrne(Hata
a esta por un costado, ocupó otra el Adminjstra-
dor Arjona con sus O'Uardas para custodiar los
caudales i pólvora, i obrar de comun acuerdo.
41
J<:n este estado i para emplear los cien fusiles
que iban a prevencion, mandó el Sr. Oidor que
saliera el A vuelan te Pon ce con unos ocho soldados
para V'le; con el fin de nlistar jcntc; comisio-
11anclo otros varios que e dirijicron a Tunja i otros
pueblos, con el mismo objeto. El Ayudante Pone:c
"'-'Oh-ió aceleradamente con mui poca jente, toda
de desecho, i los otros encontr:tron iguales dificul-
tades, de modo que se vinieron a quedar los mis-
mos qne salieron de Santnfé, pues ni aun del
Puente Real se le quisieron unir.
"Con este motho, i dcsconfian:r.a ya de todos los
pueblos, resolvieron no pasar de allí, por tener
noticia que los ublevados venían a buscarlos; i
así acordaron atrü1cherarsc, como lo hicieron, po-
niendo parapetos i estacadas, i colocando la tropa
en sus respectivo lugares.
"En esta situacion se mantenían el dia 6 de ma ·o
por b mañana, en que se comenzaron a descubrir
algunos pelotones de jentc por los cerros, de los
cuales se desprenclinn en cuadrillns para el pueblo
con el fin de insultarles i ver . i por este medio se
les obligaba a salir del paraje donde estaban atrin-
cherados, que era la dicha casa de teja que tenia
comunicacion con la igl ia, la que miraban con
respeto, i por lo tanto no qucrian que en ella hu-
biese fusion de angre.
" \.1 ·igui nte dia. 7 de mayo, en aquella tar e,
se acercó uno en calidad de cm bajador de los su-
blevados, los cuales segun se dijo, no pasaban de
200 hombres, sin otras armas que las de tres o

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D : AL"PJIA, 1'77
uatro escopetas, algunas lanzas, palos i hondas:
el cual manifestó al Sr. Oidor que el obj to de los
pueblos i la enida. de aquellas jentes se dirijia a
que se les aliviase de los pechos i contribucione
impuestos por el Sr. Rejentc risitador, respecto
a no poder soportarlos, segun la miseria del co-
mun , que eran los mas recargados i que si su Se-
ñoría se hallaba con facultades, pasase al e m-
po con él i oiria us jentes sin r ·esgo de mayor
insulto.
"El Sr. Oidor pasó en aquella tarde, asociado del
citado embajador, del Cura i otro ecle,iástico; i
habiendo oido los clamores de aquellas jente , q 1e
decian querían mas bien morir que ver perecer c1
hambre a sus mujeres e 1ijos ; les significó que
para acceder a sus ruegos i acomodar las provi-
dencias, era forzoso acordarlo con el Sr. Rejent
Visitador, porque para ello se hallaba sin las pr -
cisas facultades.
"Con este ra~onm 1iento se de pidió el Sr. Oic or
i se voh·ió al pueblo, eo11fiado en el esfuerzo de su
tropa ausiliativa, que se mantenía atrincherada i
llena de sobresaltos por los insultos que sufrian
de los sublevados .
''Amaneció el di a 8, i como a las siete de la m:l-
ñana les despacharon los sublevados otro emba-
jador, como de uno 74 o 78 aíios, andrajoso i c1e
pobre traje, pura que le dijera al . _ r. Oi or i , l
Comandante Barrera que si no entren-aban las ar-
mas, en breve reduciria 1 la casa a ceniza ; i por
tener.su mcdiacion a la i rlcsia, previnieron nl Cura
con umiese las c.. pcci s acramcntalc , r 1 oviera
lns alhajas i reliqui , i que de no, ele ualquicr
falta de vcnemcion se hiciese re ponsablc.
"Este embajador repitió por do o tres vezes ·u
12

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178 l'ER:EGRINACI9

embajada, i en la última, sin que se hubiese hecho-


la menor demostracion de defensa, se le rindieron
las armas con tanta precipitacion i terror, que por
el balcon de la casa se le arrojaban atropellada-
mente los fusiles cargados; i a este mismo tiempo
el Administrador Arjona con sus guardas i los vo-
luntarios abandonaron el puesto, olvidándose de
los trabucos i pistolas, i poniéndose en fuga, se
fueron acoj.iendo en las casas de los vecinos, espe-
cialmente de eclesiásticos, que conociendo su ti-
midez i de caridad quisieron alojarlos: el Capitan
Barrera se 111antuvo en el cuarto del Sr. Oidor,
viendo entregar ignominiosamente las armas, i con
este motivo pusieron guardia de los mismos suble-
vados al citado Sr. Oidor, a fin de que no se le in-
sultase. El Ayudante Ponce saltó las tapias de la.
iglesia, donde se introdujo hasta la habitacion del
Cura, llorando como un niño, quien le tapó (segun
se dijo) con unas mnntas o frazadas, i así se man-
tuvo toda. la noche hasta el siguiente dia., que se
ocultó en el camarín de la Vírjen, por mas segu-
ridad.
"En este estado, como los sublevados se hubiesen
apoderado de todas las armas, pólvora, dinero i
equipaje, al abrir uno de los cajones, pareciéndoles
era pólvora, reconocieron ser plata de los 80,000"
pesos que conducían para gastos estraordinarios,
i aunque algunos de la plebe baja solicitaron to-
mar algo, i de hecho lo tomaron, lo volvieron di-
ciendo: que ellos no habían venido a robar ni a
ofender a nadie; sí solo a destruir los estancos,
por considerar ser providencias gravosas i esta-
blecidas por el Rejente Visitador.
"Finalmente, apoderados los sublevados de las
armas, que se componian de los 50 fusiles de los

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D~ ALPHA. 179
oldados, 22 trabucos de los guardas i los 100
fusiles que llevaban demas para habilitar otros eu
ausilio de la espedicion, recojiendo tambien los
.20,000 cartuchos con bala, las '<los ca!J.·gas de pól-
vora, balas sueltas, pistolas, sables, espadines,
dinero i equi¡ aje, i entregando ú.nicamente el di-
nero al Sr. Oidor Osario para que lo custodiase
dejándole guardia de ellos, fueron d~ndo licencia
a los soldados para que regresasen a la capital de
Santafé o a donde quisieran; i miéntras estas dis-
posiciones, el Ayudante Ponce, que e~taba oc u] to,
pudo escapar con el silencio de la noche ausiliado
de un vecino, i se regresó a Santafé en el traje de
fraile franciscano a dar las primeras n<>ticias de lo
actuado.
"Entró en esta ciudad el 12 de mayo a las dos
de la tarde, atravesando las calles en el mismo
traje hasta llegar a su casa, donde fué desconocido
a-un de su propia mujer, quien inmediatamente le
p~só noticia al Sr. Rejente Visitador que le envió
.a llamar, i hab iéndose rrmdado de traje le informó
a boca tudo lo ha ... ta aquí relacionado i mucho mas
que se omite, dándole o. entender que los suble-
vados por él i por su director D. Francisco Mo-
reno, i que el número de tropas que se les iba
aumentando por instantes se hallaría ya cerca oe
esta capital con el objeto de saquear1a i de pasar
tal vez a otras ideas i a mayores insultos.
"Con esta novedad no esperada, lleno de paYor
el Sr. Rej 'nte i itador, convocó a junta de Mi-
llÍstros i Tribunal s, i habi~ndose presentado en
ella. el mi mo . l'rancisco Ponce, informó a boca
segunda vez de lo acaecido. Con cuya noticia i
teniendo el mismo r. Rejente anticipada desde
quella t:\rdc su s:tlida, la verificó en aquella no-

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180 PEREGRINACIO

che des pues de concluida la junta; abandonando


u comision, con8iderando ya destruidas por todas
partes las rentas i botados los caudales del Rci, i
acordando en ella ántes de su partida i con el co-
mun acuerdo de todos los vocales, el que con res-
pecto a que en la capital solo habia 25 hombres,
resto de los 50 que se perdieron en la espedicion,
i que los sublevados se hallaban tan inmediatos,
les saliera al encuentro uno de los señores 1\1inis-
tros con el Alcalde Ordinario mas an6guo; i que
respecto a que el Ilustrísimo Señor Arzobispo se
ofrecia, acordase el modo de impedir la entrada,
por cuantos medios uictasen ]a prudencia, a fin de
ero barazar los insultos i contener a una numerosa
plebe tumultuaria.
"Con esta resolucion, que quedó acordada en la
citada noche del día 12 de mayo, como a las 12
de e11a, a poco rato salió el Sr. Reje11tc Vi~itador
precipitadamente, con solo dos criados, para la vi-
lla de Honda, garganta del rio de la Magdale!}a,
i pasaje proporcionado, en el que pudiese libertar
la vida entregauo a sus rápidns corrientes, a la
menor novedad, i como despues lo hizo, cuando
se vió obligado.
"En la chada junta fué acordado que saliera el
Sr. Oidor don Joaquín Vasco i Várgas, i el Alcal-
de Ordinario mas antiguo, Dr. D. Eustaquio Ga-
laviz, los que salieron de la capital de Santafé en
la siguiente mañana del día 13, en comj1añía del
Ilustrísimo r. Arzobispo D. Antonio Caba1lero
i Góngora, quienes llegaron en aqueHa noche a la
parroquia c1 Zipaquirá, distante unajornaca corta
de la capital de Santafé, a donde los sublevados
-renian a reunir sus fuerzas para entrm· en dicha ca-
pital; los cuales, como se tuviese noticia de hallarse

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DE ALPIIA. 181
nas distantes de lo que se creía, i que venian di-
vididos en trozos por di tintos parajes, al siguien-
te dia, 1·1 de mayo, resol vieron los dichos señore
comí ionados despachar varios chasquis con cartas
misiblcs a los principales Jefes o Capitanes de los
Comunes, dándoles a entender su comision, i que
los oirían gratos luego que les avisaran el paraje de
la reunion.
":Mas como la principal fermentacion estaba
dentro de la capital, donde se cree que formaron lo
pasq uinr.s, i se comunicaban frecuentemente lo
avi os al cuerpo de los sublevados, sin que esto
pudi ra impedirse por la pocas fuerza , para cal-
mar en parte i aquietar los ánimos de los morado-
res de antafé, en una Junta de los Tribunale
que se celebró en ella, el dia 15 de mayo, despue
de la salida de lo señores comisionados, i aun sin
noticia de estos, fuG acordado por prudente medio,
segun se consideró, la rebaja de los Ramos i
efecto· de la Real Hacienda, estinGion de la Ar-
mada de Barlovento, guías i tornaguías estableci-
das por el r. Rt.'j ente Visitador, que se publicó
por bando inmediatamente en la capital de Santafé,
cspidiendo órden para que los señores comisiona-
do lo hicieran tambien publicar en la parroquia d
Zipaquirá i u jurisdiccion, como lo hicie1·on prac-
ticar en cumplimiento de ella.
"De~uc el dja 16 hasta 125 de mayo se mantu-
vieron los. cñores comisionados en Zipaq uirá,dando
otras di ·posiciones, aunque in noticia. del paradero
de las tropa.s de los sublevados, hastn que el citado
2.J se r cibió art. de D . .T uan Francisco llerbco,
Comancl, nte en Jefe de los Comunes, en que daba
noticia de la rcunion de su tropas en los ca m pos
de Tcmocon, por donde salieron dichos scüorc.

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!.82 PEREGRINACro~

aomisionados al siguiente dia 26; i habiendo ne-


gado como a las 11 del dia, i hospcdaclos en la
casa del Administrador de salinas, que tiene varias
ventanas con vista a la plaza, continua a la jglesia,
se dejaron venir a ella como unos 500 hombres ar-
mados, mandados por sus Capitane ; i e taudo for:..
mados, el que hacia de Jefe, habiéndose desmontado
del caballo i hecho jenuflexion a la iglesia, en vo:?:
alta i perceptible dijo: ¡Viva nuestra santa fe ca-
tólica, viva n11estro eatólico :Monarca, el Sr. D.
Cárlos tercero, viva el Ilustrísimo r. Arzobispo,
vivan todos los señores Juezes i Ministros de S. :M,
i muera el mal Gobierno! ; i concluido, e fueron
desfilando para el campo. En aqu lla tarde se le
fueron reuniendo varias tropas de afuern, i en la
misma entró D. Juan Francisco Bcrbeo, con un
grueso trozo de las suyas; i habiendo tra ladado
su acampamento al .r fortiño, parnje mas inmediat(')
a Zipaquirá, los señores comisionados se regresa-
ron a dicho pu blo, para embarazar que se fuera
acercando, i observarle su movimient .
"Descle e126 hasta 31 de mayo, sostuvieron los
señores comisionados, en consorcio dd llu trísin:o
Rr. Arzobispo, el numeroso ejército de los su ble-
vados, que se componía de mas de 15,000 hombre.
armado , metidos en unos pantano8, por las con-
tinuas lluvias i mala ·ituacion d 1 pnrajc, sj¡1 cla.r
luo-ar a que !'e adelantasen; conten:i 'ndnlo con
solo su prudencia i las repetidas , . iones que se
tu ieron al efecto, i finalmente, en el citado dia 31:
pidi e ron los sublevados, el que para acomo'1: 1 r sn3
capitulaciones vini era a Zipaquirá el CnbiJclo se-
cular de antafé, con cu. tro sujeto di tinanidos, .\
quienes non1brnron e hicieron Cap:itan , , por con-
sicl8rar. e ello ( cgun se clecia) que les eonYCI ia ·
cluir a la capital en la sublevaciou ..

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DE ALPIIA, 183
e' Ultimamentc legó el dia 5 de junio, en el que
remitió D. Juan &rbeo, Comandante en Jefe que
se decía ser de lo3 Comunes, sus capitulaciones
estensivas a 35 ca-:>Ítulos, hablando todos con el
Real Acuerdo." Tenían resabios de política, i ma-
nifestaban la disp(lsicion de los ánimos, pues en
ellas, que orijinale;; con la firma de Berbeo me co-
municó el r. Dr. E. Vergara, se lee:
" El Capitan j.m eral Comandante de las Ciu-
dades, Villas, Parroquias i Pueblos que por Co-
munidades componen la mayor parte de este Rei-
no, i en nombre de los demas restantes, por los
cuales presto voz i caudon, mediante la intelijen-
cia en que me hal o de su concurrencia ......
17a-" Que el Comun del ocorro pide que en
aquellas villas haya un Corrcjidor Justicia l\1a;or,
al cual se le ponga el sueldo de un mil pesos en
cada año, i que en este no haya de haber jurisdic-
cion la capital de Tunja; con tal que quienes ejer-
zan este cm plco deban ~er criollos nacidos en este
Reino ......... "
22a-" Que en los empleos de primera, segun-
da i tercera p 1 ana hayan de ser antepuestos i pri-
vil jiad.os los acionales de esta América a lo ·
T

europeo , por cuanto diariamente manifiestan la


antipatía que contra la j nte de acá con ervan,
sin que ba ten conciliarlcs correspondida voluntad;
pues están creyendo ignoran temen te que ellos son
los amos, i lo amtricanos todos sin di:tincion sus
inferiorc i criado . I ¡ara que no se 1 erpctú este
ciego discur o, solo en caso de necesidad segun
u habilidad, bu n~ fe, inclinacion i adherencia a
lo americanos podrán ser igualmente ocupado ,
como todos los que e tamo· . ujctos a un mi mo
ei i cñor debemos vivh· hermanablemente; i

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1 4 PEREGRINACION

l que intentare señorearse i adelantarse a mas de


lo que corresponda a la igualdad, por el mismo
hecho sea separado t.le nuestra sociabilidad."
"Los eñores comisionados recibieron las capi-
tulaciones a las 10 de la noche; i no obatante qu
sobre ellas tenían hechas varias reflexiones en las
1.1uchas juntas i sesiones que mantuvieron con lo
capitanes, que les proponían de palabra i aun en
un mal formado borrador que pocos días ántes
p saron ; conociendo que la idea de los sublevados
era el que se remitieran a Santafé para que las
~probara. el Real Acuerdo, con quien hablaban, i
por no tener en aquella hora con quien contestar,
1·esolvieron el dirijirlas con un chasqui, que prac-
icó activamente la uilijencia, el cual las condujo
<::n el 6 i al siguiente dia 7 las volvió a regresar
con oficio, para que se aceptaran por los señores
comisionados, haciendo ántcs sobre cada una las
reflexiones . ],Jos señores COlnisionados convocaron
·n la mañana del mismo 7 a todos los Capitanes,
que pasaban de 200, i a D. Juan llerbeo, Coman-
dante en Jefe, para tratar del asunto.
"Se inieron los mas i se juntaron en la habita-
don del Ilustrísimo señor Arzobispo, i con la
novedad se juntó la n ayor parte de] Acampamento,
i ;e vió en pocos minutos ocupada de jente arma-
clr 1a plaza ele dicha Zipaquirá. El Ilustrí.imo
·0ñor Arzobis o tenia su habitacion en la casa del
Cura, qnc e. bí en uno de los ángulos de ]a plaza,
11 saJas bajas, i con ventanas a ella. Comenzósc
. ~ se ion como a las once del dia, porque no pudo
. cr ánt s; i habiendo los señores comisionados
darlo principio a las reflexione que anteriormente
t rüan hechas, capitu! cion por capitu]acion, al
!C'O'ar a la 1•1 vi~nclose los Comunes con ·encidos

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DE ALPIIA. 1 5
se suscitó entre ellos tal confusion i alboroto, que
comunicada a los de fuera, comenzaron todo a
decir: "¡ traicion, traieion, a Santafé, a Santafé!"
Con esta novedad se sorprendió el Ilustrí imo Sr.
Arzobispo, i mas viendo que ni aun los Capitanes,
ni el Jefe eran ba tantes a contener sus jentes, i
pidió a los señores comisionados omiLiesen ya mas
reflexiones, i que respecto a que los: Comunes in-
sistían en que las aprobase el Real Acuerdo, se
remitiesen a él, para no aventurarlo todo, i que i
se cedía era a la fuerza. Los . eñores comisiona-
dos vistieron la dilijcncia, i las aceptaron a nom-
bre de dicho Real Acuerdo, como se les preve-
nía en el oficio que se les pasó de Santafé, a don-
de las devolvieron inmediatamente para su apro-
bacion.
"Al siguiente día 8 las de\·olvió el Real Acuerdo
i Junta Superior aprobadas, i habiéndose recibido
en Zipaquirá como a las 8 del dia, celebró misa
Su Ilustrísima, patente el Santí imo Sacramento,
i concluida con las solemnidades acostumbradas,
i como se pcdia en las mi.·mas capitulaciones, rn-
tificaron los señores comisionados el juramento.
Concluido e'5tc solemne acto, se cantó el Tcdcum,
hubo repique ele campanas, i los su blevaclos ten-
dieron bandera blanca con las Arma Reales, ue
fijaron en una d 1~ s ventanas de la habitacion de
su Ilustrísima, con muchos víctores al Rci.
El Ilu. trísimo Sr. Arzobispo i seí'iores comí io-
nados de la ca¡ it< l se mantuvi ron el sir,.uicntc
dia Den Zipaquirá, haciendo retirar la jente· a
sus respectiYos pueblos, ·uministrándole dinero
pr.m que lo verifica en, como lo con iguicron;
icndo bien de trañar que, en solo aflucl dia,
f'C disipó todo e .nnmcro3o concur'=O dejen e m-

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186 rEREGRDL'I.CION

mada, a escepcion de unos pocos que quedaron


-con D. Juan Berbeo.
"El dh siguiente se regresaron el Ilustrísimo
Sr. Arzobispo i señores comisionados a la capital,
la que les salió al encuentro de todas clases, en
señal de reconocimiento, i aplaudiéndolos como
verdaderos libertadores de la patria i el Reino.
En estas demostraciones se señalaron las comuni-
dades relijiosas, especialmente los cuatro conven-
tos de monjas, que con su virtud supieron mas
bien guardar el peligro en que se vieron inmedia-
tas. El Ilustrísimo Sr. Arzobispo, a los ocho dias
de haber llegado, volvió a emprender su marcha
para el Socorro, distante doce jornadas de Santafé,
en prosecucion de su Pastoral visita, donde se
halla tranquilizando los ánimos de aquellas jentes,
i de iodos los puehlos del tránsito.
" Hasta aquí el derrotero que se hizo en la
pazjficacion de los pueblos, mas porque ~e pue-
da hacer concepto del oríjen de e tos movimien-
tos, del gran tra torno que amenazaba al Reino
i de las simuladas ideas con que se encamina-
ban algunas je11tes, promoviendo pu blos ente-
ros i alegando causa comun para sacudir el peso
de las citadas contribuciones, i la poca se~uridad
que con este pretesto se podía tener, aun de aque-
llos de quienes se esperaba; se espresarán sucin-
tamente varios pasajes que acaecieron en el in-
termedio.
"El 12 de mayo como a la media noche, como se
ha dicho, salió ¿¡ Sr. Reje11tc Vi. ilndor precipita-
dam nte de la capital, i llegó a la villa de Honda,
garganta deltio de la Iagdalena. Rl lG del mismo
encontró en ella unos 200 fusiles i 2 cañones de
hntir, que con antjcipncion hahia remitido el Sr.

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D ALPIIA. l 7
Vir i; habilitó con llo i con otras arma , ha ta
el número de unos 4. O hombres, para sn custodia,
i di puso él que lo cañones se envia~en a la ca-
pital, a donde se p rsuadió podrían ser mas útiles.
Con esta noticia se de tacaron de la capital 25
hombres de a caballo, armados de medias-lunns,
puestas en un palo, al mando de un vecino honrado
i algunos otro , en quienes se tenia alguna confian-
zn. Los sublevado .. , que vcnian marchando para
cmocon, tu vieron esta mi~ma noticia i adelan-
taron unos 16 hombres, armado de lanzas i algu-
nas pi tola , par el mismo paraje, aunque todos
a pié : ncontráronse lo unos i los otros en la
medianía del camino i a dos jornadas de b capital,
i sin haberse causado el mayor daño de una a otra
parte, desarmaron los 16 hombres del Socorro a
los 25 de Santafé ele. pojándole-; de cuatro pare:
de pi tolas, dos espndines, un sable, siete cspadns
de estoque, i de veintidos mcdias-lnnas o de. ga-
rrader<l , la que u ~ieron en <1 rósito en el¡ u blo
inmediato, manteniendo prision ros a los princi-
pnles · i al sigui nte clia dejaron a todos en lib rtad
i sin o.C nd rl , liándoles pa aportes pnra antaf',
de donde se cle~tinaron otro "'O hombres, qne fuc-
l"On rcchnz~u1o por los mismo , ~in la menor des-
gracia. E ·ta ·dos funcione. vergonzosa llfgaro.l
inmcdit t:I111C'l1te a oído del Sr. H.cj ntc Visit~.dor.~
que s hallaba a dos jornadas cortas dd pnwje
donde acaecil'r011 esto do uc sos, con espcciali-
<lnd el pr'm ro, por n mn •or ccrca11Ía a la. vill~
de Honda, i ll e no de Yalor e cri bió qu<:j :índ t.:
rlcl poc . píri u el la capital, i qnc en cierto
mod celchrari. que lo d l Socorro se ac ·r~aran
a la villa de Honda, sin acordar e ·a de que poco
dia ántc alió huyendo pr cipitaclamEnlc ~ 1·
ca pila].

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188 PEU.EGRINACION

"Los 16 hombres del Socorro se fueron lenta-


mente acercando, i al paso sublevaron los tres
pueblos inmediatos de Guáduas, Piedras i Villeta,
i avisaron a Honda el dia de la entrada: con este
motivo i conociendo el señor Rejente que los 400
hombres que tenia armados para su defensa serian
del partido ue los sublevados, a escepcion de unos
pocos europeos vecinos del pueblo, les mandó re-
cojer cautelosamente las armas, i con la mayor
prccipitacion se echó rio abajo en una barqueta de
a doce, gobernada por tres o cuatro bogas, con
solo dos criados, navegando dia i noche sin hacer
mansion, de suerte que en ménos de cinco dias se
puso en Cartajena. Siendo lo mas estraño que
ha bicndC) éncontrado al paso parte del destaca-
mento de 500 hombres que mandaba el señor Vi-
reí desde aquella plaza, compuesto en la mayor
parte del rejimiento fijo, no se consideró seguro en
el paraje donde le encontró; i así siguió rápida-
meJ~te creyendo que aun los caimanes i pezes del
rio se habian vuelto socorreños, con lo que acre-
ditó su valor que solo tuvo en apariencias rniéntras
tu\·o el mando a la sombra de tanta adulacion que
ha sido la causa de toda su desgracia.
''Los pocos vecinos honrados de la villa de Honda,
compu~sta en la mayor parte de europeos, que por
touos no llegarán a 30 o 40, segun las noticiac;
que dieron a la capital, luego que vieron la pre-
cipitada salida del señor Rejente, que la ejecutó
el 11 de junio, procuraron poner en defensa su
persona i bienes, temiéndose algun insulto de los
sublevados que e hallaban cerca: estos ántc. eJ e
entrar en ella reso1Yicron conmover la plebe i ha-
cerla a su partido, como lo consiguieron, nombran-
do de ellos dos capitanes par~ su direceion. A lo

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l'E ALPIIA. 180
dos o tres <.lias lo sublevados encaminaron su~
ideas a la cindad del Iariquita, inmediata a Honda,
por ser pueblo de minas i algunos caudales que
intentaron robar. :VIi 'ntras tanto la plebe de Hon-
da impaciente de la retardacion, acometieron la
noche del 15 a la casa del Alcalde Ordinario i de
otros vecinos para que se les franqueasen las llaves
de la Administracion de aguardiente i tabaco para
repartir entre ellos i disponer de los citados efectos
a su arbitrio. Esto lo ejecutaron la noche del cita Jo
dia como a las ocho de ella, en que los pocos euro-
peos i algunos otros vecinos honrado$, los recibie-
ron con algunas descargn ; de modo que con la
confusion i oscuridad de la noche e inmediacion
al río, no pudo saberse a punto fijo el número de
muertos, pues solo se encontraron tres por la
mañana i ocho heridos, retirándose los demas pró-
fugos a los montes; i obre que recae la reflexion
de que si en el Puente Real se hubiera hecho la
mas leve demostracion de defensa, a las primera
descargas de los 80 hombres con 20,000 cartuchos
con bala, no hubiera quedado ni aun el mas leve
indicio de los sublevados, i como escarmentado
en su temeridad, hnoicran desistido de hacer la
guerra con las mismc armas, pólvora i dinero d
que se apoderaron.
"Miéutras tanto , caecicron estas de gracias en
la villa de Honda, df los 16 hombres del acorro
que se hallaban en náduas, pasaron unos 8 o 10
de ellos a la ciucbd ce Iariquita gobernados por
un cabo llamado Gal n: estos se dirijieron inme-
diatamente a la cas' i mina de un vecino rico
de la villa d Hon a, que por hallarse con los
demas conteniendo la plebe no pudo pasar a de-
fender su hacicn~a ni caudales, de que le despo-

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190 PEREGRlNAClO.

jaron, llevándose el dinero i alhajas que tenia de


mucho valor, como tambien los papeles de suco-
nespondencia, que des pues le devolvieron los mis-
mos sublevados, aunque no el iodo de los efectos
que le habian robado .
"Encamináronse estos pocos a Am balema i dis-
pusieron igualmente de los tabacos del Reí, con-
tinuando en dar otras di posiciones i arbitrando a
su modo de los bienes de particulares, hasta que
poco a poco se fueron disipando i separándose
de la plebe que se les agregó, cargados de riquezas,
de alhajas i dinero que tenian robado i siguiendo
su camino para el Socorro, segun las noticias que
fueron llegando .
"Como la fennentacion se habia hecho jeneral, i
los pueblos se veían propensos, en NeÍ\'a mataron
al Gobernador, porque quiso impedirla; lo rnis-
mo ejecutaron en la provincia de Pasto con el Te-
niente de Popayan, Auditor de Guerra que fué de
la plaza de Cartajcna, D . José Ignacio Peredo,
por haberse opuesto uno i otro a la rcsolucion de
los sublevados, intentando sostener las providen-
cias del Rcjente Visitador.
"En la parroquia que llaman el Pié de la Cuesta,
encontraron los del acorro alguna resi tencia por
los de Jiron, que está contiguo a ella, dond ma-
taron dos de los tumultuados, i con cuya noticia
despacharon d 1 Socorro i sus parroquias unos 500
hombres, que cuando llegaron a la ciudad de San
Juan de Ji ron a vindicar el agravio que suponüm
les habían inferido, no tU\·ieron con quien contes-
tar, por hallarla desierta.
"En la provincia de los I~lanos, compuesta de
muchas poblaciones contigua a los indio bravos,
i cuyos parajes por lo montuoso i dilatado se ha-

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DE ALPHA. 1'91
C'en de difícil penetracion, se sublevaron por órden
de un vecino de los mas caudalosos, no solo los
indios ya civilizaclos sino tambien los de la parte de
afuera que se les reunían 1 suponiendo órdenes del
rebelde Tapamaro (Tupac-Amaro) * i queriéndoles-
dar a entender que todos se hallaban esentos de tri-
butos i que habían cesado las contribuciones de
diezmos i obhgacion de cumplir con los preceptos
eclesiásticos ; para esto, i como el principal motor
i cabeza fué un vecino llamado D. Francisco Ja-
vier de Mendoza, este por particulares resenti-
mientos con el Gobernador, se apoderó de todos
sus caudales, le embargó sus haciendas publicando
que los esclavos de ellas babian qued;:~do libres, i
manteniendo como en depósito las mujeres de al-
gunos vecinos, haciéndose absoluto i dando otras
providencias relativas a negar el debido homenaje.
"Es fuera de toda exajeracion el terror pánico
que se infundió en todas aquellas jentes que no
eran del partido de los sublevados, i el desenfado
i valentía comunicado a estos, a quienes miraban
con la mayor veneracion i respeto; de modo que
uno solo que entrase en un pu blo, manifestando
ser del Socorro, bastaba para que se le reuniesen
todos, i los Administradores i Recaudadores pú-
blicos de Rentas Reales pusieran a su disposicion
los efectos.
"Ultimamente, aunque tarn bien se han tenido
noticias de varios pueblos distantes, que aun sub-
isten algunos alborotos, con especialidad en la
ciudad de Pamplonai Cúcuta, valle mui dilatado,
no se sabe haya sucedido de gracia; j habiendo-
llegado a esta el Destacamento de los 500 hombres
• De esta rebelion hablaré cuando describa b provin-
cia de Casanare-.ALPUA.

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102 PEREGRINACION

el clia 15 de agosto al mando del Coronel D. José


Berbeo, se ve la plebe mas contenida."
Cuarenta i tres ciudades i pueblos del Norte,
ademas de la del Socorro i Sanjil, se adhirieron al
movimiento, alzando todos por "Comandante Je-
neral de las Comunidades" a D. Juan Francisco
Berbeo, natural i vecino de la villa del Socorro.
La conducta de estos comuneros i los sucesivos
pronunciamientos ele Neiva i Casanare, demostra-
ron sobrada disposicion a "negar el debido ho·
menaje," corno dice nuestro narrador. Faltóles un
buen Jefe, i hasta el pretesto para mantenerse ar-
mados desde que el gobierno suscribió las 35 ca-
pitulaciones de Berbeo, i este disolvió su ejército
retirándose. De lo contrario, el incendio habría
tornado cuerpo i consistencia, pues no era un hom-
bre comun el caudillo socorrano, como lo prueba
la conducta posterior de la Real Audiencia, que
sin embargo de verse apoyada por las tropas de
línea que mandó el Virei desde Cartajena, no se
atrevió a castigar sino a los subalternos Galan, Me-
lina, Alcantus i Ortiz.
Al10ra vamos a conocer la patria de Galan, Cha-
ralá, cuyos hijos han dado muestras de su earác-
ter belicoso desde 1541 en que pretendieron re-
chazar la hueste de l\Iartin Galiano, como ya se
dijo en otra parte.

XVI

Andadas tres leguas de camino bueno, en parte


llano i en parte por cerros pequeños, en dir cion
, l . del ocorro, llegamo al pueblo de Confines,
llamaflo por los primeros pobladores "Culatas,"
erijido en panoquia el año de 1773. En 1761,

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DE ALPHA. 193
segun Oviedo, en su obra inédita sobre curatos,
era una capilla casi solitaria, administrada por el
párroco de Oiba: hoi es una bonita vDla, cabeza
de distrito, con caserío de teja bien ordenado, i
comprende en sus términos 4,000 habitantes labo-
riosos i activos. Desde este pueblo tuerce el cami-
no al S-0, trepando una serranía por donde sua-
vemente se sube a la altura de 2,060 metros, por
tierras cargadas de alegre vejetacion, hasta la cum-
bre tajada en callejon. Llegados allí se da vista
repentina a una gran cuenca rodeada de serranías
i páramos, que mide 30 leguas cuadradas: es el
cantan Charalá. Sucesivamente, i conforme se baja
la rápida cuesta, se ven los pueblos de Ocamonte
i Cincelada en medio de masas de verdura, i en el
centro del paisaje Charalá, sentada sobre alegres
vegas en la confluencia de los rios Pjenta i Táqui-
sa, i ostentando de frente su blanca iglesia, al es-
tremo derecho de la plaza. "Son sus habitantes,
dice Oviedo, agrestes, incultos, soberbios, inq uie-
tos i pendencieros : pelean con machetes i bordo-
nes, i se matan como brutos." Recordaba yo este
sartal de calificativos, i se me hacia largo el fatigoso
camino deseando comparar los moradores de· hoi
con los de ahora 89 años, tan zarandeados por el
amable cronista. Llegamos por :fin, i en la casa
del Cura, Dr. Tello, encontramos franco i jeneroso
recibimiento, con inapreciable ausilio de noticias
procuradasi suministradas de muí buenn voluntad.
En 1761 la iglesia de Chara1á era "de maderos
i tablazon, mui lóbrega e imperfecta i sin adorno
alguno. Tenia el lugar 2,000 feligreses, que paga-
b:m a su párroco dos reales cada año en hilo de al-
godon grueso, i quinientos pesos de primicias." *
• Oviedo, Pensamientos i Noticias escojidas. Sant(ljé, año
de 1760. Obra inédita dedicada al Virei Mcssia de la Zer-
13

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194 PEREGRINACION

" La jente es pobre, añade el avinagrado his-


toriador, i adernas inquieta i atrevida i montaraz,
burda, tosca i palurda. El temperamento es sano
i el país mui ameno, pero mui lluvioso i su admi-
nistracion mui trabajosa . Produce muchísimo
algodon i maíz i turmas, de que se proveen los lu-
gare~ comarcanos, i muchas yucas, plátanos, ahu-
yamas i frutas varias : tiene montañas de di versas
maderas i en particular cedros." En el día Charalá
tiene iglesia de mampostería, sólida i espaciosa,
con lujoso altar mayor i b11enos ornamentos. La
villa cuenta 4,000 vecinos i el distrito parroquial
10,100, blancos, vigoroso i bien conformados.
Las casas del pueblo son por lo jeneral húmedas
i bajas, escepto unas poca de balcon, nada ele-
gantes por cierto. Cuéntnnse alguna e fantilias de
representacion mui atc11ta i co.rtéses, i bellas da-
mas de amable i obsequioso trato: el resto es jente
pobre i mal ve tida, lo que unido a la mala dispo-
sicion de las e sas i call s, da al lugar el aspecto
triste de un pueblo decadente, confirmado por el
hecho, al parecer trivial, de v rse anim :-l cs pastan-
do pacíficamente en ln nycrLada pluz·1, scí'íal de
poco tráfico i ménos policía; lo cual, com parado
con el aseo i animacion de Barichara i Zapatoca .
forma un contruste desfa von bl 1 ara Chara.l{.
En ello influye mueho la . Huac:ion del puc blo, ro~
deado de montaílas escabro sa:s que dificultan toda
comunic·lcion i co n ereio; bi e n s verd·tt1 que para
un Yec:indario activo no seri, n esto ob táculos
insuperables, mayormcnt cnando la serranía del
. ofrece la po::,ibilidad de abrir un buen camino
<la- }'ué Cura de Ch:tralá, tlondc le debió i r muí mal, segu
el enojo con que c~ cribe, pu es no desaprovecha la menor co-
yuntura para zurrar a }c,~ . oconauos, encarnizándose p:~.Jti­
cularmcnte contra los de Charalá i O iba.

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DE ALPHA. 195
para comerciar con Tundarna, en vez de las dos
malísima vias actuales que al traves de páramos
i agrias cuestas van a Serinza i Beh n.
Las tierr,ts del canton son fértile , abiertas i bien
regadas, i el clima tan suave, que el máximo de ca-
lor no pa a ele 2.:5° del centígrado. Prodúcense los
mismos frutos que en tiempo de Oviedo, con la
diferencia de que el ramo de algodones ha decaído
en térmi11os de no cosecharse :sino 3,200 cargas i
ser hoi l can ton importador de e te jénero, en ve~
de esportador, como antaño lo era. En compensa-
cien se han establecido 115 trapiches, que dan al
año 18,400 cargas de panela, i comienzan a culti-
var café de tan buena calidad, que puesto en los
mercados del Magdalena obtendría precios venta-
josos. La falta de vias mercantiles mantiene para-
lizados e5tos jérmcnes de riqueza, en tal manera
que las hermosas vegas de los rios vecinos perma-
necen incull[ s i casi abandonada , i la agricultura
se reduce a producir lo necesario para el consumo
domé tico, s:1lvo en el ramo de pa.ncla , que es el
único ohj ·to de comercio con lo.; cantones limítro-
fes. Con tot1 esto, como la poblacion ha crecido
consickrableinente por la grande abundancia ele
mantenináen• o , . e han descuajado los bosques lo
bastante para disminuir l continuo llover de que
habla el n.ann ·crito arriba citado, alternando aho-
ra las lln \'h i el verano q ne se compart n el año,
sin perjuicio rle las labranzas ni de la salud de los
habitante .
La lgl :.i:t cristiana, con la prevision que la
distir gu , ha enn >b ccido la ng ·icultura, personi-
ficándola n San Isidro Labrador, cuya fiesta ce-
lebra en L época en que los culti vadorcs empiezan
a rccojcr l fruto ele su perseverante trabajo. Ama-

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196 PEREGRINACION

neció este dia en Charalá, i desde temprano co-


menzaron a congregarse en la plaza las jentes del
campo, con los trajes limpios i sencillos que sus
propias familias tejen i arreglan. Las campanas
anunciaban infatigables las próximas ceremonias
del oulto, i a su llamado concurrían sucesivamente
grupos de señoras vestidas de saya i mantellinas
negras, a usanza española, las mujeres pobres de
la villa con enaguas de zaraza o bayeta, mantelli-
na tosca i el indispensable sombrero de palma, i las
campesinas con ménos aliño pero mejor continente
que sus rivales, luciendo los amplios sombreros
de trenza peculiares de los socorranos. Llena la
iglesia i principiada la funcion, se posesionó del
altozano un respetable labriego de gruesa perso-
na, ruana nueva i pañuelo de colores vivos, atado
neglijentemente a. la cabeza para mayor autoridad,
acompañado de seis u ocho gañanes bien musen-
lados, mostrando con orgullo sobre el brazo iz-
quierdo hazes de ~ohetes regalados al anto por
el espléndido personaje de la ruana nueva. Era
de ver la ~nsiosa solicitud con que, soplando un
tizon, esperaban que el sacristan les hiciera. desde
adentro la señal de disparar; momento supremo
que al fin llegó, estallando los cohetes con el de-
sórden conveniente, distribuidos con largueza i
profunda satisfaccion por el jefe de la cuadrilla. De
allí a poco el vuelo de las campanas i la salida de
las jentes anunciaron la proceúon. La cruz i los
ciriales asomaron primeramente indicando la ca-
rrera al rededor de la plaza. Sigui éronse unas an-
das vistosamente cargadas de frutas i flores, rodea-
das de cañas de maíz con sus mazorcas i espigas
en pleno desarrollo, i llevadas en hom ros por seis
agricultores atléticos, vestidos de blanco lienzo de

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DE ALPHA. 197
algodon. Detras de ellas, a corta distancia, venia
la estatuita de San Isidro, en actitud de arar la tie-
rra, dirijiendo el arado de que tiraban dos cuadrú-
pedos con cuernos, piadosamente reputados i teni-
dos sin contradiccion por bueyes, i ataviado con
camisa i calzon de lienzo i su correspondiente
sombrero de paja,semejante a los usados en el país.
Acompañaban al Santo el Cura i tres o cuatro mú-
sicos entonando los cánticos del caso, cerrandv la
marcha un denso peloton de campesinos, descu-
biertas las cabezas, i los bronceados rostros llenos
de seriedad i veneracion ácia el labrador beatifi-
cado. En el centro de_la plaz~ estaban otros gru-
pos de agricultores cuidando los bultos de comes-
tibles que habían de espenderse en el mercado,
cual si hubieran querido presentar al Santo un
testimonio de la :fidelidad con que habían seguido
su ejemplo para sacar del seno de la tierra lamo-
desta riqueza que ncerraban los sacos i mochilas
recien descargadas. Las procesiones son entre no-
sotros farsas grotescas i aun idolátricas que el cris-
tiano pensador quisiera ver suprimidas por ho-
nor de la rclijion tan ridiculizada con esas re-
presentaciones materiales i frecuentemente absur-
das, dignas del semi-paganismo de la Edad media;
pero conFieso que la de San Isidro Labrador tiene
para mí cierta significacion social que la distingue
i lcjitima: es, como si dijéramos, el apoteosis de
la agricultura, la santificacion del trabajo produc-
tivo, i una leccion práctica que da la Igle ia de la
honra que mere en las tareas civilizadoras de los
que se onsagra al cultivo de la tierra. En cuanto
a estos, xliran a San Isidro como a uno de los su-
yos, i al tributarle culto, mas bien patece que enal-
tecen su propio oficio i le cobran amor, i se enva-

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198 PEREGRINACION

neceo de tenerlo; de forma que resultan ventajas


efectivas para la sociedad, cuyos cardinales intere-
ses, tanto morales corno materiales, pueden decirse
vinculados en el gremio de agricultores, p<.n-ticu-
larmente en los pueblos nacientes.
Esta fiesta fué una oportunidad que se me pre-
sentó para reparar si los moradores merecian toda-
vía los calificativos del tiempo de Ovicdo, i me
convencí de que si este escritor hubiera vivido i
escrito en la época pre~ente, habría juzgado de
otra manera los hombres i las cosas. Frecuente-
mente me ha sucedido tener que comparar lo que
los escritores particulares i documentos oficiales
del siglo último dicen de la Nueva Granada, con
lo que es hoi el país, i cada vez encuentro moti-
vos de cor.gratulacion; pues no solo en el número
de habitantes i en la suma de riqueza jeneral hai
adelantos lisonjeros i rápidos, sino n la cultura i
civilidad de las jcntcs i en el desarrollo del carác-
ter varonil i honrado que van desplegan( e) los ha-
bitantes d&l campo, resultado del diferente modo
con que se les trata desde la abolicion del depre-
sivo réjimen colonial. Los nativos de Charalá son
de injenio ·vivo i dcspejatlo, moclale abi rtos i je-
nio sociable. De allí han salido varios hombres
prominentes en la política i en las cieucias pues-
tas a su alcanze por nuestro rutinc,·o sistema de
instruccion pública. Hoi se atiende con solicitud
a la enseñanza primaria, sosteniéndose en la villa
una escuela gratuita con 70 niños, j cw tro escue-
las privadas en que se educan 40 niñns. Cr1wenes
no se cometen, pues no merecen este nombre al-
gunas riñns sin consecuencias graves i tal cual
hurto miserabl .
Ha desaparecido totalmente la raza indíjena

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DE ALPIIA. 199
pura, absorvida )Or 1a blanca, quedando en el can-
ton pocas familia de sangre mezclada en que toda-
vía se descubre algunos ra gos del indio. Los
primiti,·os habi.untes, belicosos i determinados,
no debieron ser le rnezquinac tatura,como los que
moraban en lo alto de los Andes, pues los huesoe
encontrados en uevas recientemente descubiertas
cerca de Coromoro, son de proporciones aventaja-
das: los cráneo altos i las curiosas vasijas de ba-
rro cocido que suelen hallarse en estos antiguo
osarios, rnanifie$tan la intelijencia i laboriosidad de
lo;3 aboríjene.s, de cuyas costumbres i réjimen civil
no han dejado noticias particulares los cronistas
de la conqui ta. *'
Contiene el cnnton 26,500 habitantes consagra-
dos al cultivo de la tierra i a la fabricacion de lien-
zos, sobrecama , hamacas, bayetas i mantas de
·, varias pintas finamente labradas. Sábese la exis-
* "APU TA11TIENTOS DE l,O llEClTOS OCURRIDO EL 4 DE AGOSTO
DE 1819 EN CIIARAL.\."-"Por Jos elatos que tuvo la bondad de su-
ministrar el Sr. Ramon Sfmtos. que en dicho tiempo ejercía las fun-
cioneR de Alcalde Ordinario en esta VIlla, i por los que dieron lo
Sre. [ldefoft , O llnrtado, A¡;n tin Erillo, icolas Chacon i otros, q\Je
están de acuerdo con el primero, re ulta: que es su1namente inesacto
que las fuerza que tomaron a Charalá el 4 de agosto rl.e 1!>1 9, fueran
los restos del ejército de Barreiro, 'cncidos en Boyacá el siete ele
,'lgo. to del mismo ailo, por la · fuerza. colomlli:mas que combatieron
en aquel campo a las órdenes del Jennal Libertador. Obsérve ·e que
ha.bientlo sido po terior la derrota o pérdi la de Jlarreiro a lo as~~i­
nato i saqueo de 'haralá, no puclo suc~.;cler que los vencidos dcn·o-
tado~, pudieran inn1dir c~te mi:mo pueblo, cuando ellos no fueron
vencidos en Royar:í , ino tres días ele. pues; luego e · indudable que
Jos invasore no fueron los denotados.
"De las ¡,¡¡·mas tradiciones o elato , aparece: que el Jeneral Lúcal\
Gonz{:lez, Gobernador de la proYincia del Socorro. por el Gobierno
espa11ol, tuvo noticia de que habiendo vencido las fu rza · !lel Liber-
tador a la~ de los rspal'\oles, en los Llanos de Ca,anare, e te ilu tre
i di ·tinguido caudillo de la libertad americana, marchaba para Bo-
gotá en bu ca de la. otra fuerzas que quedaban por combatir, de la
de lo. t•n mi o iluado en e t pro,·incia .
"GonzÍllc1. r.,soldó por su }larte le ·antar un ejército en e~tn. pro-
vincia, i con poco ménos d • tre cientos hombres que alcanzfl a reunir ,
anduvo ambulante recorriendo la provincia, hasta que habiendo re-
cibido órdcn del irei, se puso en marcha para Boyacá en ausilio de

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200 PEREGRINACION

tencia de minas de escelente cobre en el distrito de


Coromoro, de plomo i galena (alcohol) en varios
puntos, i de sal jema en el cerro de Menempa.
Indudablemente las hai tambien de carbon, hierro
i azufre, segun se infiere de la naturaleza del te-
rreno i de algunas muestras que aparecen con fre-
cuencia en la superficie ; riquezas perdidas para
la industria, que duerme todavía por falta de ca-
minos merecedores de este nombre, i porque aún
no ha penetrado en Charalá el espíritu de empresa
que asoma ya en otros puntos de la provincia. Oca-
monte, Cincelada, Riachuelo, Coromoro i Encino,
cabezas de distrito en este canton, no presentan
materia para descripciones especiales: son pueblos
Baneiro. Entre tanto el Coronel Antonio Moráles (hoi Jeneral) había
llegado a este pueblo, como comisionado por el Libertador para for-
mar i disciplinar cuerpos militares, que ayudaran a las espediciones
que e preparaban.
"Estando situado en O iba el Jeueral espaílol González, en sumar-
cha para lloyacá, supo la llegada i estacion que habia hecho el Sr.
Moráles en este pueblo, el pronunciamiento de sus vecinos contra la
dominacion c~pañola, i la fuerzas que se preparaban por él; motivos
que sin duda le obligaron a abandonar el camino que llevaba para
Boyacá, prefiriendo cort11r las maquinaciones del Sr. Moráles i pazi-
ficar a los habitantes de Charalá., con un degiiello de 200 a 300 perso-
n:ls, i un saqueo de tres dias, cuyo término fué lo bastante para que
los avarientos soldado no dejaran estaca en pared, como se dice.
Esta terrible i e ·pantosa catástrofe, dió orijen a la pobreza que es
causa del atra o en que este pueblo se encuentra. Charalá con sus ri-
quezas primitivas, con su hombres notables, seria hoi uno de lo
pueblos mas distinguhlos de la Nueva Granada, no dejando, a pesar
de sus desgracias, de ser de Jos primeros de la provincia.
"Tal vez puede dar curio idad de ·aber por qué no ltizo tentativa
de defensa Charalá. para evitar la entrada de las fuerza de Gonzalez,
i las triste consecuencia que ·e siguieron, i de los mismo informes
se viene en conocimiento: que no faltó patrioti · m o ni valor a los
habitante de aquel tiempo; i que al efecto m a de do mil hombres
estaban dispue tos para hacer la defun a. de su pueblo, aunque a la
verdad sin ninguna pericia militar i mal armado ·, pero resuelto a
morir defendiéndose aunque fuera a piedra, palo o pescozones. Este
sentimiento era tanto mas entu ia la en lo vecino , cuanto que es-
taban encabezado por un Jefi d con11anza, cual era el :::ir Coronel
Morálc ; pero a este Jefe, t>egun se asegura, le faltaron el valor i 1
patriotismo; 1 faltó valor, porque RO intimidó a la vi. ta de la . fuer-
zas de González, que a la verdad se componían tle holtlbre discipli-
J;lados i armatlos, miéntras que los Charalei'los, aunque numeroso~ ¡

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DE ALPHA. 201
nacientes, encla ados entre cerros, pri.vados de
comercio, salvo las pequeñas ferias dominicales
en que se hacen cambios insignificantes, pues cada
lugar produce lo que necesita para satisfacer sus
poco numerosas necesidades.
XVII
El rio de Charalá corre por espacio de 7 horas
ácia el S, entre cerros despedazados, que muestran
al descubierto largas hileras de rocas estratificadas,
en que predominan ]as areniscas, divididas natu-
ralmente en trozos cuadrados no cimentados, que
en la parte su pcrior de la rotura del cerro muestran
sus ángulos salientes, remedando una prolongada
resueltos, estaban mal armados; pero no les faltaban cerca de cien
fusiles i una guerrilla nlgo disciplinada, varias lanzas, palos i otros
instrumentos que su en tu iasmo les había hecho inventar, aparte de
la fuerte e incspugnable defen a de us rios i trinchera que habian
construido, sin mas puntos de entt~da que sus puentes, i cuyos pun-
tos se han podido defender mui b1en, con un ¡>equeí'lo número de
hombres, como se verificó en UHI, que la guardia que custodiaba el
puente del rio Pienta, fué lo ba tan te para rechazar i derrotar mas de
100 hombres, que de órden del Gobierno, i encabezados por el finado
Sr. José Maria Tavera, vcnian a destruir la guerrilla que capitaneaba
el antiguo guerrillero Sr. Miguel Dulcei. Le faltó patriotismo, porque,
dicen, prefirió salvar a su querida, dejando en tanto peligro la salva-
cion de un pueblo, que pocos momentos dcs¡lues de su fuga, i de ha-
ber sacrificado uno pocos valientes, que sin 6rden ni ausilio de su
Jefe atacaban denodadamente, impidiendo el paso de las fuerza de
Gonzá.lez, fué destrozado inicuamente. Tal fué la ferozidad de sus
vorazes enemigos, que se a egura con verdacl que, en el mismo tem-
plo, fueron degolladas varias personas, entre otras, la bella i virtuosa
jóven Elena Sántos, a quien despucs de su muerte stupró un soldado.
'' En fin, Charalá ha sido teatro no solamente de los desa tres de la
{tuerra de la Independencia, sino que tambien lo ha sido de lastimosas:
escenas de la guerra civil. En la. pasada lucha del año de 40, que los
pueblos so tuvieron contra la dominacion de los doce al'tos, Charalá
se vió comprometida, i muchos de sus lújos so tuvieron guerrill¡u;
contra. la fuerza de lo dominantes del paí , a co. ta de Jos pudiente
i de los sacrificios de lo }¡obres, que e pu~ieron sus vidas valerosa-
mente, ánte que consentir que una nueva tiranlalos donünara; pero
al Jin, perdida toda. e peranza i recur o , le pareció prudente al cabc-
zilla Tigttcl Dulcei hacer una honrosa retirada i di ·olver ·u jente,
habiéndole el Jeneral 1o ·quera dado nlgun ausilio i ofrecido garan-
tías. A. í e terminó una lucha de partidos, que acalló de arruinar a
este pueblo.' 1

A ', lA tC
8'8liO ECA lUIS-AN ~_t ARAN O
CATALO GACION
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202 PEREGRINACION

i ancha cornisa dentada, sobre la cual se balanzea


una faja continua de arbolillos perpetuamente
verdes, a trechos interrumpiila por las quiebras de
los arroyos que de de el borde se despeñan i desa-
parecen entre las ruinas i matorrales inferiores. La
tierra que ha debido cubrir los flancos de la serra-
nía en tiempos remotos, falta de base despues del
trastorno i hundimiento de las rocas, ha rodado i
acumu ládose en planos inclinados irregulares, a
entrámbos lados del rio. Donile quiera que estos
planos pueden soportar el cultivo, se han estable-
cido estancias de labor i las humildes habitaciones
del labriego, feliz en su independencia i en el ais-
lamiento de su hogar. Los albores ele la mañana
le encuentran con el azadon en las manos, atento
a sus sementeras, i en torno suyo resuena, devuel-
ta por el eco de las peñas, la voz a1:jentina de los
pequeños hijos, que ensayan sus cantares i las
fuerzas, trepando por los escarpes del cerro inme-
diato, para llevar a la clilijente madre el agua pnra
del arroyo, o la pacienzuda vaca que ha de sumi-
nistrarles parte del desayuno. El ruido de los to-
rrentes, como otros tantos arrullos de la natu-
raleza que agasajan al viajero, la soledad de los
altos cerros, la vista lejana de las casitas del estan-
ciero, sombreadas por algun árbol a cuya amparo
duel'men los perros, i coronada~ por ráfagas de
humo, que indican los quehaceres de la madre de
familia; todo esto, unido al sentimiento de la in-
violable seguridad con que el transeunte cuenta en
cuu lesquier lugar i hora, infunde cierto reposo
mental, cierta dispo!=:icion benevolente, que si no
llamamos paz del alma, no tiene nombre : tal pa-
re ·e que la fecunda natural za e emp ña en disi-
mular la falta de poblaciones numerosas, con el

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DE ALPIIA. 203
atractivo de sombras perfumadas, quieta soledad i
aguas vivas, corriendo infatigables en todas direc-
ciones ácia el turbulento rio, que en lo mas hondo
del paisaje les espera.
Trc leguas mas adelante de El Va11e, se opone
al Cbaralá un nudo de serranías, llamado Alto-de-
palo-blanco, qne le hace variar de repente su cur-
so, echándolo para el O. En el vértice de esta vio-
lenta inflexion, sobre la márjen derecha, se halla
la villa de Sanjil, la cual impone al rio su nombre,
que consen·a hasta desaguar 4! leguas mas al1á,
en el Sarabita. Por los años de 1620, segun Ovie-
do, varios españoles, tomando indios de Guane,
poblaron a Sanjil, bien que hasta 1690 no se ha-
lló fundamento para concederle el título de Parro-
quia. "Son sus v0cino,, añade el mismo escritor,
jente honrada i dócil, dado que afectan demasiada
nobleza, por solo hab r sus antepa~mdos formado
el pu eblo." En 1761 se le computaban, entre fe-
ligrese i neófitos , cerca de 2,000 vecinos, rcco-
rncndados por sus buenas costumbres i ab oluta
consagracion al trabajo: no babia escuela ni esta-
blecimiento alguno público. Han trascurrido 89
años, i Snnjil, villa cabezcra de cantan, cue11ta en
su recinto 7,000 habitantes, un hermoso i bien
manC'jaclo Hospital de Caridad, con 2,255 pesos
de renta fija, tres escuelas, nna gratuita ue niños,
con 72 alumnos, i dus de niñas con 26 educanda ,
i un colejio con 118 e tudiantes, de ]os cuales 25
internos, todo ellos den puesta pre encia, modales
fino. j claro in'eni , como tuve ocasion de obser-
varlo en los certámenes que de Literatura, blosofía
especulatiYa, L: temática e idiomas ingl '•s i frun-
ces presentaron, frnto de los el.>fucrzo del Rector,
Presbítero · él"x Jiron, sujeto ilu trado, patriota.

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204 PEREGRINACION

verdadero i de virtudes nada comunes, digno de


dirijir aquel interesante plantel, que es el mejor
ornamento de la villa.
La situacion de esta se halla en una estrecha vega
ribereña del rio, a 1,100 metro'3 de altura sobre el
nivel del mar, i temperatura media 22°, 6 del ter-
mómetro centígrado. El caserío se halla en parte
asentado sob_re el plano de la vega, i en parte so-
bre la pendiente ladera tlel próximo cerro, que a
considerable altnra forma una esplanada en que se
alza el edificio del Hospital rodeado de casitas de
pobre apariencia. Las casas del centro de la vi-
lla son de teja, espaciosas i altas ; i tanto en el
interior de el1as como en las calles, se nota un aseo
estremado, signo de la cultura de los moradores i
del singular cuidado que ponen las autoridades en
mantener el órden i limpieza en los lugares pú-
blicos. Entre las jentes pobres no se ven trajes
sucios ni los harapos miserables tan comunes en
las poblaciones de la Cordillera, sino cierta pulcri-
tud i preferencia por los vestidos lijeros en armo-
nía con el clima, sobrado ca!uroso a vezes. Hai
razonable número de familias acomodadas, de dis-
tinguido i amable trato, donde el forastero en-
cuentra el solaz de m ui agradables tertulias que
se tienen de noche, no siendo raras las bulliciosas
reuniones al fresco fuera de las puertas i al res-
plandor de las vívidas estrellas. Alcanzé la fiesta
del Córpus, en que accidentalmente funcionaba el
respetable i liberal Obispo de Antioquia Dr. Gó-
mez Plata; i por cierto que los adornos de la be-
lla iglesia parroquial eran intachables en punto a
sencillez i buen gusto. Los campesinos de las cer-
canías se encargaron de levantar en torno de la
plaza cuatro filas de arcos de palmas i flores que

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DE ALPHA. 205
alegraban notabl.;}mente la carrera de la procesion,
i en cada bocaca'le se plantó el altar acostumbra-
do en que, segun las reglas constantes de nuestra
loable majadería. brillaban los espejos i cuadros
profanos al lado de santos mas o ménos aflijidos,
así como no falt.uon ventanas que en vez de cor-
tinaje ostentab:m pañolones, desesperados sin du-
da por volver a os hombros de sus dueños, para
cubrir los cuales i no para cortinas habian nacido:
bien es verdad que la capital de la República co-
mete en esta materia disparates mayores, como a
su tiempo será 11enester referirlo.
En el distrito de Sanjil se cuentan 12,000 habi-
tantes ; con que ya se inferirá cuál seria la concu-
rrencia de labradores i estancieros a la mas solemne
de las fiestas católico-romanas, presentando todos
los matizes de los trajes de tierra caliente i tierra
fria, puesto que inmediatamente despues de la vi-
lla siguen los altos cerros coronados por esplana-
das fértiles en que residen numerosas familias de
agricultores blancos, cuyas mejillas llevan impreso
el colorido europeo, i los robustos i aventajados
cuerpos manifie -tan la salud de que gozan estos
afortunados hijos del campo. Junto a la masa de
hombres ólidos, como los habri:l. llamado Larra,
iban i venian grupos de damas delicadas, ataviadas
con las primorosas torturas que ha inventado el
lujo de las ciudades, niñas vestidas de blanco i
llenas de la gravedad cómica de que en semejantes
circunstancias se hal1an poscidas por el influjo de
las galas sobre sus nacientes instinto de mujer,
jóvenes decentemente puestos i alegres con la ale-
gría de estuaiantes en asueto, i finalmente los ciu-
dadanos de menor cuantía satisfechos de sus tra-
jes nuevos que sonreídos comparaban con las ruanas

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206 PER.EGRI ACION

toscas i mal trazadas enaguas de bayeta de los


honrados labriegos concurrentes . Cuadro animado
de la e_' istencia humana con todas sus pasioncitas
cotidianas, todas sus preten ione vanidosas, i las
fisonomías revelando, sin q ucrerlo i distraidas, lo
que abrigaban en aquel momento los corazones :
comedia de la vida social que en escenarios diver-
sos, pero sobre el mismo argumento, representamos
todos, persuadidos frecuentemente de que hacemos
grande cosas.
!.leva Sanjil entre los socorranos la tacha de
pueblo aristócrata i egoista ; p ro el observador
imparcial no la confirma, i tiene que atribuirla a
las tontas rivalidades que bajo el réjimen colonial
hervían de lugar a lugar, fomentada por la ocio-
sidad forzada de los ánimos, que a falta de pel'-
miso para ocuparse en co as de sustancia, tomaban
a pechos las rencillas i zelos pueriles, así como las
jentes letradas sedevanahan gravemente los sesos
i gritaban i se aborreci:-1n con motivo de alguna
utileza teolójica, cuyo único fruto era alborotar
los clau tros.de los conventos. "Afectan dcma-
siacla nobleza," decía Oviedo de lo antiguo san-
jilleños,-i sus nietos han heredado la fama de e te
pecado rancio, aunque ya no tengan la ridiculez
de cometerlo ; mas en el resto de la provincia no
pueden ver con buenos ojos el desnivel que se
notn entre la riqueza de vario vecinos de Sanjil
i la pobreza relativa de los gremios laboriosos , que
no se componen, como en los otros cantones, de
pequeños propietario independiente s d.c In. auto-
ridad inmediata de los que llaman ricos. Los san-
ji! fío· acomodados tienen el bnen jui cio de em-
lear su influjo en el mejoramie nto moral i mate-
rial del canton, como lo demue tran el e tado

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DE ALPIIA. 207
próspero de las rentas públicas i los establecimien-
tos de instruccion i b neficencia que cuidan i sos-
tienen con esmero para comun provecho: tienen
tambien una predileccion decidida por la localidad
en que han nacido, i ele aquí proviene la tacha de
t!goistas ; pero esto, léjos de er defecto, lo reputo
como una virtud de' consecuencia. felizes, con ide-
radn. la índole del sistema republicano, segun el
cual cada localidad debe cuidar de sí mi ma, crear
recursos propios i concentrarlos en su seno para
no mendigar de los vecinos lo medios de existen-
cia, i para e tablecer de de el distrito parroquial
la ha es de la descentralizacion administrativa,
únicas en que racionalmente puede fundar e b
federacion política de h gn1ndC's eccione ·, ver-
dadera i jenuina forma de la República. Por tanto,
los hombres ricos de , anjil usan, pero no abusan
de su poder domé. tico, empleándolo en efectivo
bien de la comunidad; i i alguna vez llegaran a
perder el tino i convertirse en opresore del pobre,
inmediatamente recibirían una severa lcccion para
advertirle q uc en estos tiempo no hai bi~nestar
ni autorich el durables, i no se fundan sobre bene-
ficios dispen.-ados con larguez, i amor a la porcion
des alida del pueblo .
En el di ·trito t' co echan con ahundancia los
frutos i lcgun.bre.~ de tierra templada i caliente, i
para el comer io de esportacion e produecn 40,000
cargas de pnneln, cóntándosc 7 trapiches buenos
i mediano·, 1,5 O cántara de aguardient d caña,
8,000 arrob·. rle . lgodon, parte del cual venden
bajo la forma de li nzo imanta , i en lu h rrerías
fabrican 1 e -r mientas de aaricultura, machetes,
clavazon, freno i obras de ·crrajcría en que em-
plean al alío cerca de 2,000 quintale de hierro

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208 PEREGRINACION

llevado de las minas de Pacho. Recuerdo haber


leido en un economista inglés que las manufactu-
ras de hierro son el mejor índice para juzgar el
adelanto de un pueblo ; i si esto es cierto, el can-
ton Sanjil se lleva la palma entre los de la pro-
vincia, pues en ningun otro he visto forjas tan ac-
tin\s ni herreros tan intelijentes en su importante
oficio, que ojalá fuera mejor protejido con ausilios
j enseñanza especial para levantarlo hasta el grado
de una verdadera fuente de comercio i riqueza,
capaz por sí sola de fornmr la prosperidad de la
Villa.
Desrle esta, i en 'todas direcciones, parten siete
caminos que, ramificados mas adelante, la enlazan
con los ocho pueblos cabezas de distrito conteni-
dos en el cantan, i con los limítrofes de Charalá,
Socorro, Barichara, Piedecuesta, Málaga, Soatá
i Santarosa; de manera que tanto por la posicion
que ocupa, como por sus recursos propios i los de
sus numerosos vecinos, la villa de Sanjil tiene ase-
gurado un progreso natural, sólido i de creces per-
manentes, puesto que en el jenio de los moradores
predomina la inquietud industrjal, característica
de los socorranos, jérmen Yisible de la futura. gran-
deza de aquella provincia, cuyo porvenir no se
sabe apreciar por la jcneralidad de los gmnadinos.
Tomando el camino del - E. por encima de ce-
rranías sobrado escarpadas, a un poco mas de dos
leguas de distancia i 1,160 metros sobre el nivel
del mar, se encuentra el bello pueblo de Cm·ití,
asentado en una ladera limpia i alegre, rodeado
de estancias de labor perfectamente cultivada , i
convidando al viajero con los ho pitalarios techos
de sus casas disp1 estas en manzanas cortadas por
calles rectas i desembarazadas. Es cabeza de dis-

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DE ALPIIA. 209
trito, comprendivndo en sus términos, que se es-
tienden hasta los de Aratocn., 5,000 habitantes
blancos, robustos i mui consagrados a la agvicul ..
tura, manufacturas domésticas i comercio. Aratoca
se halla :1 !- legua.s adelante, engastada "como un
nido de águila" entre los picachos piramidales de
la serranía cortada en su respaldo por el rio Sube.
A 1, 806 metros de altura sobre el mar i batido
por los vientos libres de la cordillera, disfruta este
pueblo de una temperatura media de 20° cen tígra-
dos i de escelente clima : beneficios que, uni-
dos a la sencille ... de costumbres, les afianza la lon-
jevidau, así como encuentran una fuente de salud
en la vida que llevan, necesariamente laboriosa
pues no habitan un suelo tan fértil que les dis-
pense de asiduas tareas para sacar de su seno las
cosechas con que se alimentan, i ademas de ellas,
añil, ~panela i algo don, por valor de $ 15,700 anua-
les, cuya circulacion anima el tráfico interior. Hai
una escuela pública con 47 niños, lo que es bien
poco para 5,500 habitantes que cuenta el distrito.
Nacen al año 170 i fallecen 64, quedando por con-
siguiente un aumento de IOG individuos, de los
cuales 30 son hijos naturales ; mal de que adole-
cen todos nuestros pueblos por las grandes di tan-
cías que de la pauoquia dividen a los moradores,
por el alto precio para ellos a que se vende el sa-
cramento del matrimonio, i por un resto de las
costumbres sueltas de los indios, trasmitidas a lo
mas pobre de la poblacion agrícola.
Acia el N. de Sanjil no hai mas distritos que
los dos ya nombrados, por lo cual hubimos de re-
troceder en demanda de Iogotes, primero de los
que se hallan al S. del canten. El territorio que se
recorre presenta una serie de ramblas i recuestos
H

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210 PEREGRINACION

alternados, que sin perjudicar la bondad del en-


mino Jo hacen entretenido por la variedad de los
paisajes, ora enriquecidos con prósperas sementeras
de todo linaje de frutos, ora solitarios i agrestes,
pero siempre verdes, llenos de frescura i amenidad.
Pasados los rios Tubuga, Cuchicuira i Mogotico, eR
el punto en que se juntan para formar el Monas,
se entra de repente en una llanura perfectamente
plana, que en la direccion N-E. S- E. se prolonga
casi tres leguas, midiendo en lo mas a11 cbo un~
legua. Cíñenla, como el óvalo de un medallon, dos
ramales desprendidos de la serranía principal, com-
puestos de cerros lavados i desgastados ácia eL
llano, mostrando en lo alto las crestas desiguales
i aristas afiladas del núcleo descubierto, no ya for-
mado de estratos mas o ménos concordantes, como
el grueso de la serranía, sino de masas esquistosas
en que abundan escamas brillantes de talco; al
paso que en lo bajo constan de una aglomeracion
confusa de margas abigarradas que ruedan hasta
las márjenes del río Mogotico, canal labrado por
las aguas rrimitivas aposentadas allí como en una
r;ran taza, de la cual se deslizaron cayendo sobre
el mismo río Monas i dejando en seco la bella
planicie en cuyo centro se halla el pueblo de Mo-
gotes. Consta este de un caserío estenso, interurn -
pido a trechos por ruinas recientes de habita-
ciones, donde ántes moraban familias acomodadas,
industriosas i pazíficas, que en número de 700
individuos hubieron de abandonar sus hogares i
emigrar per eguiclas i arruinadas por los malvados
tinterillo. , que cual buitres cayeron sobre el pu -
blo, , embraron la di cordia i el aborrecimiento, i
mataron en flor la prosperidad de un lugar, que
in ellos i sin los malos Curas, sus cómplices en

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DE ALPHA. 211
la obra de la destruccion, seria la joya mas pre-
ciada del canton Snnji!. El Cura reci~ntemente
nombrado, mui superior a su ' antecesores por sus
virtud ~- s evanjélicas, ha hecho esfuerzos laudables
con el fin de sosegar los ánimos i restablecer la
concordia entre sus feligreses; pero desgraciada-
mente serán infructuosas sus prédicas, porque tro-
pieza con las pasiones envenenadas de Jos vecinos i
el influjo i malevolencia de los tinterillos, contra
los cuales, i en el estado a que han llegado las
cosas, no habrá otro remedio que una buena paliza
diaria decretada por los sensatos del lugar, cons-
tituidos en jurado, hasta hacerlos salir del pueblo,
como se persigue i espulsan los animales dañinos.
La mansedumbre i necedad de los moradores .se
oponen a este acto eficaz de justicia de Lynch,
único practicable con aquellos salteadores atrin-
cherados detras de las tortuosas fórmulas dP, nues-
tra embrollada lejislacion. Crece la pena que cau&a
el espectáculo de tanta ruina cuando se contem-
pla la buena índole de las jentcs de Mogotes, hon-
radas por temperamento i prefiriendo abandonar
sus deudos i heredades a cometer los hechos de
dese ~ perada venganza que provocan sus intolera-
bles perseguidores. En vano e pretenderá ocurrir
al remedio de esta calamidad, efectiva en las po-
blaciones rurales, dictando di posiciones contra los
tinterillos; tanto Yaldrá esto como poner medica-
mento csternos para curar una lesion en la ar-
rnazon interior del cuerpo. Miéntras subsista el
sistema de enjuiciamiento que no legaron nues-
tro abuelos, e todo punto incompatible con el
réjimcn civil acido en la República, los picaplei-
tos brotarán e tre lo tenebrosos laberintos do la
vieja leji:$}acion, como brotan los hongos en la os-

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212 PEREGRINACION

curidad de las sel vas,alimen a dos por las basuras


corrompidas. Es urjente perderle el rniecfo a la
democracia i encargar al pueblo la administracion
de la justicia por jurados, conforme se le ha encar-
gado la confeccion de las leye por delegados espe-
ciales: en una palabra, es indispensable desarro-
llar las instituciones republicanas, aplicándolas a
todos los actos de la vida social, i olvidar aquella
frase sacramental: "El pueblo no está dispuesto
para eso," con la que pretendernos disimular nues-
tra falta de valor en materias políticas. Derríbese
la enmarañada selva: déjense penetrar hasta el
suelo abierto los claros rayos del sol, i entónces, i
no de otra manera, los hongos desaparecerán.
Supérfluo seria detenerse a prob::n- que la gue-
rra de pluma no deja tiempo a los de Mogotes para
ocuparse en las cosas de interes público. Baste
decir que en un di trito con 7,000 habitantes solo
51 niños i 11 niñas concurren a las dos incalifica-
bles escuelas que se toleran en el pueblo. Vívese
allí de prisa i con susto; i no pude ménos de reirme
tristemente al notar que aun los santos de la des-
cuidada. iglesia parecen participar del terror co-
mun, pues encontré dos imájenes metidas en un
nicho, cual si fueran transeuntes sin hogar propio
ni seguridad para estar solos, reunidos por el temor
i no por el amor, puesto que miraban en direccion
opuesta, como enfadados ele hallarse juntos en u
precario aposento. Lo demas de la igle ia estaba
en armonía con este grupo, todo en desagradable
desórden i desaseo, añadiendo motivos de desalien-
to al nuevo párroco.
El país comarcano es bellísimo, fértil i abun-
dante en frutos. El grandor de mucha casas del
¡meblo, i un sólido puente de mampostería echado

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DE ALPIIA. 213
sobre el Monas para 'Omunicarse con el distrito
de El Valle, manifi stun que en mejores tiempos
:Mogotes era la mansion de vecinos ricos j cuida-
dosos del bien público. Casi una legua al 0-N-0.
del pueblo está el Hoyo-de-los-pájaros, hundi-
miento circular de 181 metros de profundidad i
14 de diámetro, teniendo a los 32 metros un es-
calan desde el cual la cavidad del pozo sigue re-
ducida hasta el fondo. Tanto la boca como las pa-
redes, miéntras reciben la luz del dia, se halJan
revestidas de arbolillos i plantas menores, forman-
do un verde cortinaje a cuyo amparo viven en lo
profundo numerosos pájaros nocturnos de la e pe•
cie particular que vemos en el Puen le de J cononzo,
i se encuentran tambien en el Oriente de Vene-
zuela dentro de la espléndida Cut'Va-de-lo -Guá-
charos, nombre que dan allí a este raro i melan-
cólico pájaro. Por la dispo ·icion i naturaleza del
terreno, i por las señales evidentes de que la pla-
nicie de :Mogotes, nivelada i scdimcntosa, e la
cuenca de un antio·uo lago, creo que el Il oyo-de-
los-pájnros proviene de la accio11 de un remolino
que hacían las agu .. s en aquel punto, i que des-
pues del pozo vertical exi te alguna galería o cue-
va por donde se verificaba un de •. güc parcial. Ello
es que merece vi ·it, r ·e como curiosidad natural, a
la que solo el Hoyo-del-aire de Vélez puede com-
parárs •le. Segun rlije ántcs, el ta leo predomina en
la formacion de la~ roca· vecina , de tal rnanera
que en un sitio llamad v~gas, cerca del pueblo,
e presenta en lán in· grande que podrian ser
objeto apreciable de con crcio. El uclo rico en
minas ele hierro, pa rlicnlrlrmcntc dd lado de O n-
zaga, i los bo que entierran copio a cantid, d de
c1uina , tintes vcjct.al 6' resinas i goma útiles para

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214 PEREGRINACION

la medicina i las artes, pero no recojidas ni aun


apreciadas en el grado qne se merecen.
Al poniente de ~fogotes queda Petaquero, dis~
tante 3lleguas de buen camino que atraviesa por
tierras ferazes, limpias i bien regadas, con las cua~
les hacen un triste contraste la ca itas abandona~
das i los restos de cercados en que ántes de la dis~
cordia introducida por los tinterillos se aposenta~
han familias enteras de agricultores, cuyas mujeres
e h=jas tejían las afamadas mantas de Mogotes.
Hoi la emigracion ha dejado de iertas las estancias
i cabañas; i se conoce la pesadumbre con que sus
dueños las abandonaron i la esperanza de vol-
ver al hogar querido, por el cuidado con que amon-
tonaron rama de e pino en el hueco de la puerta
para impedir el daño de lo animales: inútil pre-
caucion, pues los matorrales invadían i desquicia-
ban las humildes paredes, i los fuertes vientos
arrancaban pedazo· del techo ele amparado. La
impresion que causa la vi ta de estas ruinas, imájen
de la resignacion del desvalido, es indecible; ma-
yormente i c;e comparnn con la infame riqueza i
las cómouas habitacion es del tinterillo que se ha
dejado tranquilo i ati fecho repo :.m do en las me-
jores casas del pueblo. Pasado el Alto-de-Peta-
quero, se a vi ta el 1ugar de e te nombr~, que ocupa
un estrecho valle al pié de la. cue ta, rodeado de
cerros granitoiue , revestido de profusa vejetacion,
i regado por eis quebradas abundan Les, que reu-
nida al fin, llevan su caudal crLtalino al río de
Onzaga, tributario del Chicamocha. Para el que
viaja por nue tras provincias es un hábito i una
nece 'tdad buscar cou los ojo · el campanario del
pueblo donde ha de rendir la trabajo n. j ornada:
a la blanca pirámide en que por lo regular termina,

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DE AJ, PliA. 115
la saludamos como a un amigo que nos espera e
invita al d<:'scanso. Tanta es lR, fuerza de esta cos-
tumbre, que sentí una especie <le pe ar cuando me
onvencí <le que Petaquero no tiene campanario,
cual si leyera la intimucion de no haber hospitali-
dad para el viandante, por necesitado que llegase
al reducido caserío. "Las igle. ias comunican a
nuestras aldeas un carácter singularmente moral.
Las miradas del viajero se detienen i fijan sobre la
cruz del campanario, cuyo aspecto su cita multi-
tud de afectos i de recuerdos. Aquel campanario
es el túmulo en torno del cual duermen los abue-
los i deudos de los moradores; i es al mismo tiempo
un monumento de alegría que con sus bulliciosas
campanas anuncia la exi tencia de los fieles. Allí
se unen los esposos con relijio o vínculo : allí se
prostcrna el cristiano m te los altares sagrados; el
débil para invocar al Dios fuerte, el culpable para
implorar al Dios misericordioso, el inocente ¡•ara.
cantar al Dios de bondad. Por pequeño i solit< rio
que sea un lugar, se llena de vida i de misterios
desde q ne en él se levanta un campanario rústico:
las plácidas ideas de pastor i 'rebaiw, ele asilo para
el peregrinan te, de limosna pnra elmenestero~o, de
hospitalidad i fraternidad cristianas, brotnn conso-
ladoras a la sombra del campannrio, emblema de
los tiempo <le gracia i de caridad." *
¡ Cuán noble i reverenciado eria el oficio de lo s
párrocos, si comprendieran la san ti dad de su carác-
ter i la granckza moral de u funciones, que no
son de 1ucro ruin ni de in trigas opresoras, sino de
proteccion i civilizacion, de amor i beneficencia !
Dejando a P etaq uero sus casas pajizas i u ·
lindas mujcre , prosigue 1 S. el camino para On -
CuATEAunniA ·n-.Mélrwgcs.

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216 PEREGRINACION

zaga, al traves de serranías i estribos menores tras-


tornados por algun terremoto que puso al descu-
bierto su esqueleto granitoide, cobijado en parte
por terreno de formacion intermediaria, i en parte
por el secundario inferior. Las quiebras i llanuritas
contienen gruesos lechos de acarreo, escelentes para
cualquier jénero de cultivo, los cuales cesan a las
3leguas de camino, por la interposicion de un ramal
de la cordi11era, que dividida en dos, ciñe la hoya
de Onzaga. Una cuesta rápida nos condujo al Alto-
del-Manco, 2,406 metros sobre el ni\l'el del mar,
dejando atras 21° de temperatura, para llegar a
la de 17° del centígrado. En la cumbre se hallan
dos ranchos miserables, ocupados por una familia
tan pobre como numerosa. Los vestidos de bayeta
i el hablar con Jos dientes apretados, sonando mu-
cho las, indicaban ser jente reirwsa, nombre que los
habi~ntes de las tierras bajas dan a los de las cordi-
lleras: eran los primeros que yo, hijo ta.mbien de los
Andes, encontraba despues de largas correrías por
las tierras calientes; así como en llanuritas que
coronaban la altura se me presentaron de nuevo las
flores de achicoria, peculiares de la rcjion andina,
recordándome las praderías verde-esmeralda, tacho-
nadas de estrellas amarillas, que en gui a de alfom-
bras tendidas a los piés de Bogotá, cubren i alegran
sus alrededores. JYiis pensamientos volaron léjos,
i con los ojos clavados en las humildes florecillas
permanecí abstraído de cuanto me rodeaba-¿ crá
una debilidad,será una virtud este amor profundo,
indeliberado, que Jos naturales de h cordill ra
profesan al lugar nativo, haciendo palp.tar el cora-
zon lo mismo bajo la ruana del indio agricultor
que bajo la ca aca del hombre blanco d las ciud<-
des? Sacó me de mi distraccion la voz el ra i tímida

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DE ALPJ[A. 217
de una muchachita, que con acento perfectamente
reinoso conte taba: " Mi mama está allá abajo
motilando una oveja." Vol víme, i encontré siete
criaturas, que apiñadas unas con otras rodeaban a
mi compañero, mirando con ojos dilatados los ba-
rómetros que armaba delante del rancho. Lama-
yor, autora de la respue ta citada, no tenclria nueve
años; i era de ver la solicitud i gravE:dad con que
procuraba mantener en órden a us hermanitos e
impedirles que se aproximaran demasiado a los
instrumento , acerca de los cuales daba en voz baja
esplicaciones peregrinas a su curiosos subordina-
dos. U na moneda tirada en medio del grupo lo
hizo retirar alborotado i presuro o, i lts risas, dis-
putas i proyectos de compra · de aquello pobres
relegados a la solitaria mont._.ña, sin otro guardador
que la Providencia de Dio , n : ·onaban todavía
cuando empezamos a baj .tr la cn ,• sta del lado de
Onzaga.
Este pueblo se halla situado a la márjen d recha
del rio de su nombre, entre ln ~ quiebras de los
cerros que lo estrechan por todas partes. Es de
regular estension, i los viérnes lo animan los tra-
tantes de Soatá que traen al mercado los abundo-
sos frutos de aquella comar n fcrtilí. ima. A 2,000
metros de altura sobre el m r, Onzaga pertenece a
la rejion anilina por su tcm1 eratnra (20° centígra-
dos), sus procluccioncs i lo colore firmes i trajes
de bay ta de lo hnhitnnte . J: o falt · n Luenos cotos,
ni tampoco el de a eo jeneral, de que es monu-
mento elocuente la iglesia, d sen ladrillada. en parte,
agujereado el techo, i ]os a tare · mutilado , pazí-
ficamente poseido · or lo murciélagos.
"El templo armotnza e n lo de afuera," me
decia a mí mi m o, i no tardé en convencerme de lo

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218 PllR.EGRINACION

completo de esta armonía, pues reparé en el altar


mayor una santa e n su competente coto, home-
naje oportunísirno a los usos del país.
-"He aquí una delicada galantería del Cura,"
dije a mí compañero, indicándole la escuálida i mal
ataviada santa."
-"Sí, por cierto, pero no comprendo qué alu-
sion contendrá este otro grupo interesante," me
contestó mostrándome mui serio un altar en que
se hallaba San An tonio con la vista al techo, i a su
izq merda un judío de e~os feotes i amenazadores
que sacan en las procesiones de Semana Santa: tal
parecía que el ciudadano de la Judea insultaba ira-
aundo al taumaturgo vecino, el cual lo desdeñaba.
soberanamente, o imploraba el ausilio de lo alto
para que lo libertaran del terrible invasor de su al-
tar. Vease qué dignidad, qué decoro traen al culto
cristiano lasestátuas ridículas, especialmente cuan-
do la casualidad o las procesiones las juntan en
grupos por el estilo de este!
Encierra el canton Sanjil ocho distritos parro-
<Jniales, numerándose 43,700 habitantesesparcidos
en 60 leguas cuadrauas de territorio, de las cuales
15 permanecen yermas i dc3poblaclas. Nacieron
en el último año 1,335 niños, escediendo los varo-
nes en G5. Para la instrnccion de estas oleadas
de nuevas jeneraciones no hai sino 7 escuelas pú-
blicas concurridas por 284 niños, i 3 privauas a.
que asisten 37 niñas. Pinchote, pueblo conside-
rable, cuyo Cura blasona de patriota, tiene una
escu ela con cinco niños! El Valle, cabczera de un
distrito con 4,300 h abitantes, no tiene ni rastro
de e cuela ; de man era que solo el 6 por 100 de
los n1ñ o en edad de educarse aprenden a leer i a
scribir lenta i malamente; ab .... ndono tanto ma~

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DE ALri A. 219
deplorable, cuanto los nativo Je este canton ma-
nifiestan viveza de intelijencia, i son de tan buena
índole, que en el trascur o de l 2 meses no hubo
mas de 22 delincuentes juzg do> por heridas i hur-
tos mi erable ,, número in ign :ficante comparado
con el total de la poblacion.
Al E. de Onzaga se encuen;ra el camino que
conduce a Soatá, di tante 5;Í leguas. Comienza
llano, atravesando tierras fért1les regadas por un
arroyo claro i bullicioso, don de a poco andar se
toma la cuesta <le una serranía cubierta de alegre
bosque. Mas de dos leguas mide del pié a la cum-
bre, i conforme se va subiendo disminuyen los rui-
dos de las aguas, vientos i ave hasta entrar en un
silencio total cuando se pi a el terreno de los arbus-
tos resinosos,dc los musgos i ::'lramíneas. El aire
leve i perfumado se re ·pira fácilmente, la circula-
cion de la sangre se anima, i se ·iente el indefiuible
bienestar físico que esperimenta el viajero al entrar
en las rejiones andinas, i le hace vo lver los ojos
complacido ácia los paíse cali ntes que nb;md.ona.
Llégase a la cnm hre estrecha i breve, i de repente
se descubre la grande abra de cerros que tumul-
tuosamente se hunden hasta lo profundo d.e la
cortadura por donde corre el Chicamocha t· ncajo-
nado entre podero os estratos calizos, mas allá de
los cuales tornan a levant< rse los cerros unos trlls
otro , rcco tándose finalmente contra las cimas
nevadas del Cocuí, que brillan a diez leguas de
distancia directa. En vez de la gramíneas, los
helecho i arbu to aromáticos que cubren la mi-
tad superior de la falda occidental de esta serr:mía,
sombrean el OF'uesto lado innumerable roble de
abundante follaje, a cuyo pié ninguna planta
crece, hallándose entapizado el suelo por una al-

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220 PEREGRINACION

fombra de hojas secas que deja libre a la vista lo


interior del bosque, formando paisajes notable-
mente bellos en disposicion i colorido. Así se
camina durante legua i media, i se Jlega a los Ha-
nitos i laderas inferiores que desde arriba se veían
en miniatura, revestidos de labranzas i fertilizados
por aguas vivas que en todas direcciones corren
buscando el Chicamocha. Síguese una serie de
colinas en que los sauces, las sementeras i las
casitas de campo presentan cuadros de imponde-
rable amenidad i frescura: son los alrededores de
Soatá. T... a imajinacion se complace en represen-
tarse esta villa digna de los paisajes que la cir-
cundan ; i rara vez la realidad destruye tan com-
pletamente lo imajinado. Casas de teja i pajizas
interpoladas, mal construidas i anunciando en lo
esterior un desaseo sin rival en lo interior: jentes
enruanadas i embayetadas, cuyos cuerpos han en-
tablado divorcio perpetuo con los baños: hombres
que se afeitan por trimestres: ninguna policía i
ménos hospitalidad; tal es Soatá para el forastero,
que viéndose allí, vuelve invohtntariamente los
ojos a los verdes bosques i a los campos risueños
que ha dejado, para entrar en un poblado en que
la moderna cultura no ha hecho mella, i en que
si no fuera por el doctor Caldcron, hombre su-
})erior a los que le roJean, seria uno tratado como
invasor enemigo i no hallaría un techo que lo
abrigase ni un fogon que para él se encendiera.
ituada Soatá al e tremo del último recuesto
de la serranía que demora al Occidente i no léjos
del rio Chicamocha, oza d una ttmperntnrn de
20° cntígrados, hallá. dose a 2,045 metro obre
el njvel del mar. a n 1538 era el asiento de un
Usnque distinguido en la guerra de b ~onquista,

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DE LPII • 221
como principal ausiliador del 'aleroso Tundama,
lo cual le trajo la muerte i a devastacion de sus
estados, en términos que hasta 1757 no pudo ad-
quirir la importancia de parroquia. Hoi es cabezera
del canton de su nombre, i cabeza de un distrito
que cuenta 9,000 habitantes. rico en ganados i en
agricultura, favorecido con un clima sano i jene-
ralmente templado i con la produccion espontánea
de esqui itos dátiles que los oataes tienen el tino
de echar a perder, creyendo que los adoban para
el comercio. Hállanse minas abundantes de hulla,
hierro, cobre, plomo, galena, alumbre, yeso i sal
comun, como que en las quiebras colosales del.
terreno están manifiestas las formaciones de tran-
sicion i secundaria, i las cuencas contienen grandes
depó itos de acarreo. T~jense mui buenos lienzos
i manta de algodon, ruanas i bayetas de lana,
cuyo. artículos con el trigo, añil, aniz, panela,
miel de caña i otros frutos alimenticios suminis-
trados largamente por la agricultura, son materia
de un comercio activo con Sanjil, Socorro, Santa-
rosa, Sogamoso i Cocuí, i en parte con las pro-
vincias de oto i Santander; elementos mas que
suficientes para a egurar la prosperidad i la civi-
lizacion de la villa, cuyo atraso es por lo mismo
imperdonable i solo imputable al carácter trabajoso
de sus moradores.
Los del distrito son fornidos i de aventajada
estatura, blancos en la mayor parte, mestizos e
indios de índole dócil, costumbres sencillas, aje-
nos de crímenes i tanto mas bondadosos, cuanto
mas se alejan de la pretensiosa riqueza i semi-
ilustracion de los gamonales de pueblo. isten el
traje reinoso, en que predominan la bayeta i las
pesadas ruanas, cubriéndose los campesinos con

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222 PEREGRINA ION

grande& sombreros de trenza, mui indíjenas por


cierto. Viven felizes labrando un suelo que les
remunera sus fatiga: con prodigalidad; escepto en
las laderas ácia. el rio, que son compue tas de
marga sustentarlas por un 1 eh o de lajas inclinadas,
sobre las cuales suele resbalar la capa de tierra
cuando las aguas la empapan, rodando a trechos
ácia abajo i sepultando las casas i labranzas que
halla por delante: fenómeno a que dan el esprcsivo
nombre de carninar la tien·a, i que sin embargo
de repetirse con frecuencia, no escarmienta a los
que todavía per isten en cultivar i poblar aquellos
.recuestos movedizos.
Cuando llegamos a Soatá, se preparaban a cele-
brar la Octava de Córpus, comenzando por tres
dias de penitencia para entrar luego a las fiestas
con el saco de la conciencia vacío, puesto que ha-
brían de presentarse numerosas ocasiones de hen-
chirlo nuevamente hasta mas no poder. Aguardé
~ que concluyeran de blanquear i adornar la igle-
sia para visitarla, i cuando dieron punto a la mag-
na obra me encaminé para allá. En lo esterior
habían conservado esmeradamente lo descascarado
i sucio de la fachada ; pero dos palos revestidos de
arrayan i amarillo, que hacían en la puerta el ofi-
cio de p~lastras, indicaban que los ornatos esta-
ban dentro . I en efecto, todo aquello era arcos de
eañas cubiertas rlejéncro blanco i salpicados de
espejitos i lámina de gri etas parisienses, cuya
proverbial modestia las haria ruborizar e al verse
adoradas tan en público con los trnje suficiente-
mente profanos que la pu ·o el vali nte litógtHfo
su autor- ¿Qué harán aquí r. tas dudadana ? iba
a preguntarme, pero me cerraron la boca do alta-
res fronterizos, donde por entre un bosque de re-

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DE ALPHt\. 223
tazos colorados i blancos sacaban la cabezn, como
quien pide socorro, unos santos de bulto escuáli-
dos i vestidos a usanza de ninguna nacion del mun-
do: rodeábanlos varios esp jo , i ma:3 abajo unos
cuadros representaudo escenas de Atala i Cbáctas
i la exhumacion i funerales de los restos de Na-
poleon. Ante la valentía de e ta innovacion 110
quedaba otro recuro que enmudecer, en lo cual
imité a dos retratos de Pio IX i del ciudadano A1·-
~obispo, que estaban en otro altar viendo a las gri-
setas i a apoleon sin conmover e, o acaso di -
traidos por la ramazon que llenaba el resto de la
iglesia, mas semejante a un adoratorio de indios
que a un templo cristiano. Si a í estaba la iglesia,
ficilmente se colije cómo estaria la procesion.
Máscaras mon truo a , cuadrillas de matachines,
rei David bailando i diablos alegres delante del
Santísimo, depue to el antagoni m o necesario: un
cercaclo de caña repre ·cntanclo el Parai o con co-
tudos i fabricantes de llas: esploradores hebreos
de la tierra de prornision haciendo parte de la pro-
cesion, sin dár eles un bledo d l anacronis1 o que
estaban cometiendo; torlo e to, rodeado de un con-
curso que presenciaba la fiesta como un espec-
táculo teatral i no come. lama olemne i ·evera de
las del culto católico-¿.Qué fin de en eñanza mo-
ral, ni qué recuerdo. el dogma pu de tener tal i
tan grotesca pantomim1? la pcrvcrsion de la ide~s
cristianas, sembrando tn su lugar otras idolátricas
i disparatada : e te e tl único fruto; he dicho mal,
es uno de los frut a cual peores, que producen
nquella incalificable~ funcione •, que ti<.mden a
perpetuar en las costu11 bres los estra víos del pa-
ganismo.
Animado por el carácter fr neo del Cura, me per-

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224 PEREGRINACION

mití el hacerle algunas observaciones sobre los


adornos borrascosos de la iglesia.
-"Convenimos en todo, contestó: éso no es
mui católico, pero es lo que apetece el pueblo, que
si no ve ramazones desde la pila de agua bendita,
dice que la fiesta no vale nada .. ,
-"Autos en mi favor, doctor: quiere decir que
las ideas del verdadero culto esterno se hallan per-
vertidas, i por tanto es urjente correjirlas, so pe-
na de que desaparezca hasta el dogma, como ya
lo manifiesta esa penitencia ántes de las fiestas
para luego pecar libremente."
-"Obra de romanos, señor mio, es la tal co-
rreccion. Yo no he podido introducirla, ni aun en
]as cosas de la Semana Santa. Sépase que hai la
costumbre de presentarse en la iglesia unos que
llaman penitentes, que son hombres vestidos de
enaguas blancas; las cuales forzosamente deben
ser alquiladas, i una vez adentro, comienzan a zu-
rrarse el pellejo, compitiendo a qui#n se da mas
azotes basta sacarse sangre: pues no he hallado
medio de desterrar esta barbaridad, i a vez es por
no verla me he ido a otro pueblo."
-"Mejor debería llamarse profanacion del
templo i agravio de Cristo, que jamas ha pedido
ofrendas de sangre, como los ídolos del Gnnjes o
del antiguo Méjico, a los cuales sentaba bien un
culto de crueldad i dolores físicos."
-''Pues ahí no es todo : vienen des pues los
cruzificados, gañanes que se echan a cuestas una
cruz grande, i se ponen a representar los pasos i
caidas del Salvador, con la particularidad de que en
vez de Cirineo les acompaña una moza con un ca-
labazo de chicha, de la cual dan un trago al peni-
tente en cada caida para fortalecerlo i animarlo; i

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DE ALPIIA, 225
sucede que las caídas menudean i los tragos taro-
bien, hasta que a la postre andan los pseudo-Cris-
tos tan borrachos que no dejan nada que desear,
i acaban por familiarizarse dema iado con los Ci-
rineos- He combatirlo este abuso por todos los
medios que están a mi alcanze, i espero que den-
tro de poco desaparecerá." .
- " Quiéralo Dios, para decoro de la relijion i
honra de nuestro país, que a este paso no sé cuá-
les creencias le quedarán luego que la mayor ilus-
tracion proscriba semejantes farsas."
Que en las poblaciones de indios retiradas i pe-
queñas subsistan esta prácticas de los siglos bár-
baros, fuentes de lucro para los malos sacerdotes,
se concibe aunque se lamente; pero que se vean
todavía en Soatá, es lo que no tiene perdon. La
moral popular no se func~a ni con erva con fraudes
i supersticiones de aparato puramente material.
Cuenta el canton 31,000 habitantes sobre un
territorio de 38 leguas cuadrada , di tribuidos en
8 di tritos parroquiale,, que, determinada su si-
tuacion respecto de oaté1, on los siguientes: Co-
varachía, 5~ leguas al N, pueblo pequeño i des-
provisto, edificado danuo vista al Chicurnocha sobre
el ramal occidental de la cordillera, no habiendo
por esta banda otra poblacion, salvo alguno Ye-
cindarios de estancieros : al E, pasado el Chica-
mocha, Boabita i Ubita, distantes 3 leguas por
camino de erra nía: J cricó, 8~ !('guas al S-E, en-
caramado en la errnnía donde la rompen por tres
lados los rio Canoa , Chitano i Chicamocha, i por
con iguiente espuc to a recibir lo fuertes viento
que e arremolinan contra el Alto de ausa: usa-
con, 3 leguas al ; i finalmente las dos átiva, 6 i 7
leguas al mi rno rumbo. ro podiamo , pues, hacer
15

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226 PEREGRINACION

una correría metódica por todos los distritos, sino


visitarlos en las salidas de de la cabezera del can-
ton ácia los de Santaro a i Cocuí.
En las cercanías de Soatá fué donde primero
encontramos fósiles de Mastodonte, soterrados bajo
un lecho calizo de terreno de acarreo, del cual se
encuentran abundantes depósitos en las cuencas
formadas por los innumerable~ estribos i colinas que
dan un relieve sumamente desigual al territorio.
E to huesos llevan eñal s de br ber sido rodados
i rotos por corrientes i remolinos de aguas podero-
sas, en término que apénas las grandes muelas
se hallan enteras, gracias a la resistencia metálica
de su esmalte. Restos de la misma especie suelen
descubrirse al pié de Co\·arachía, depositados tran-
quilamente entre la greda i arena de los antiguos
estuarios del Chicamocha. Cómo hayan remane-
cido por allí, si arrastrados desde los altos pára-
mos por aguas diluvianas, o sorprendidos i sepul-
tauos por ellas en su rnansion habitual, no podre-
mos determinarlo sino despues de examinar los
fósiles análogos que se dice hai en las riberas del
Magdalena; pero se ignora. si manifiestan señales
de haber sido rodados o no, haciendo en seguida
la comparacion necesaria con la celad de las el va-
das cum brc del Cocuí, donde tarn bien los halla-
mo., tan colosales, que un colmillo midió nueve
palmos de largo: a ménos que los fósiles del Mag-
dal na sean de Megaterio, puesto quE', segun Buc-
kland, se han encontrado abundantemente en el
Paraguai, dejando rastros continuados hasta los
E tados U nidos, i concurren ba tan tes razones pa-
ra creer que habitaron n gran número la América
meridional.
Lleva el rio Chicamocha en sus márjencs hun-

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DF, ALPIIA. 227
dida i revolcadas el te timonio de haber acarreado
en época remota una terriLle inundacion prove-
niente de las planicies de Tunja i Tundama. Las
aguas violentas rompieron los estribos de la cor-
dillera que se opusieron a su curso, socavaron el
antiguo suelo i causaron hundimientos laterales en
que al pié de los estratos desnudos i quebrantados
de la serranía se acumularon confusa m en te las
tierras por espacio de media legua de lado i lado,
peru tnceiendo si 1 la. co si. tencia necesaria para
no ser min .. cla-, i arr"strad 1 por las lluvias, i en
un estado de aridez qu\.· h tce completo contraste
con b fertilidad de las lllesetas superiores. El rio,
turbulento como un torrente, corre por entre rocas
trasportadas de otros 1ugare . Atra viésase por ca-
buya, i una cuadrilla ele nadadore se encarga de
hacer pasar las bestias, guiándolas i m~imándolas
con gritos, rjercicio en que están todo el cJia, i en el
cual adquieren notable fuerza i desarrollo de mus-
culatnra: sirven lealmente al pasajero, i agradecen
cnalqniera demostracion de cariño, con cierta fran-
queza varonil que parece comunicada por el oficio;
pues ya se ha obvervaclo que las profesiones acti-
vas i rodearlas de riesgo de la vida, ennoblecen el
alma del hombre, implantando en ella sentimientos
jenerosos que no siempre acompañan a los ele ocu-
paciones sedentarias. Del otro lado del río se en-
cuentran ,por largo trecho del camino que llaman
viejo, grand<;>s barrancas de esquistos carburados,
minados por filtraciones alitrosas, i en varias par-
tes atravesadas por vetas de ulla. que inútilmen-
t ofrecen su riqueza. Mns adelante comienzan a
levantarse los cerros con meseta.s bien cultivadas
i cumbre montañosas, :flanqueados de estratos ca-
lizos tan discordantes, que a vezes se replcgan so-

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228 PEREGRINACION

bre sí mismos, formando grandes óvalos, resultado


de hundimirntos p::trciales verdaderamente raros.
En mitad de los cerro , que siguen levantándose
por esplanadas cortas i suce ivas hasta el páramo
del Escobal, se halla Boabita con su caserío pajizo
i reducido, i media legua adelante Ubita, entrám-
bos cabeza de distrito, fundados como en competen-
cia, i segun se nos dijo, por cercenar a un Cura codi-
cioso la mitad de la e tensa parroquia de que di fru-
taba, quien tenia puesta la mira preferentemente en
los bienes terrenales. Acertamos a llegar a Ubita en
dia de mercado. La plaza estaba casi llena de bue-
yes enjalmados i cargados, i muchedumbre de cam-
pesinos ofreciendo en pintoresca confnsion varie-
d3d de frutos i artefactos en venta. Por escepcion
se notaba el ro~tro cobrizo de algun indio entre la
multitud de jentes blancas que formaban casi el
totnl de los vecÜJOs, haciéndose notables las muje-
res por el carmín de sus mejillas i 1a pequeñez del
pié, calzado con la alpargata sujetada por una tren-
za de colores. Para el que se trasporta con el pen-
samiento al porvenir de este país "lastrado de
oro," como dice Oviedo, es un espectáculo inte-
resante el que presentan las reuniones numerosas
de los mercados, donde se ve la poblacion com-
puesta de agricultores blancos i robustos, osten-
tando los firmes colores de la salud i la alegría
bullicic,sa del bienestar, todos bien vestidos i abri-
gado , todos teniendo de qué vivir con indepen-
dendn, i algunos manifc tando en el aseo del traje
i gravedad de la persona que son hombres de cau-
dal, ennoblecidos por el trabajo i la economía. I.Ja
fecunda tierra, cuyos límites se estienden mas allá
de lo que pueue ambicionar un pueblo naciente,
les afianza los medios de holgada existencia, i les

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DE ALPHA. 229
alejn. del alm1. la pasion de Ll. envidia, hija de la
miseria sin esperanza: las familias se multiplican
sin temor de que le falte el pan cotidiano : los
motivos para delinquir contra las personas i la
l)ropiedad no se conocen, si no es en las ruidosas
querellas que nacen del amor i los zelos, compa-
ñeros inevitables del corazon humano. Un pueblo
que así comienza i qu e habrá de crecer bajo el
amparo de la vivificante democracia, sin trabas
para la industria, sin opresion para el espíritu,
camina necesariamente a la g andeza.

XVIII

Los recuestos i esp1anadas ascendentes de Boa-


bita i Ubita concluyen al N. i N.-E. con el terri-
torio ele Soatá, por la elevadas cumbres de una
serranía cstratiforme i anchuro a, que es un ramal
de la cordillera-oriental de lo Andes granadinos.
M edia entre Ubita i la vil\ <1 del Cocuí la distancia
de 6 lco-ua , ora se tome el camino que atravesando
el Alto de B elen pa a por La Capilla, ora su pa-
ralelo que a mano derecha salva el Alto del Cocuí
por junto al tempestuo o páramo del Escobal, don-
de la serranía se man ifi sta destrozada i cubierta.
de sus propias ruina' colosales. Como En el ramal
fronterizo que divide los cantone de Sanjil i Soatá,
encontramos por primera vez fragmentos visibles
de rocas graníticas, 1 s cuales jcneralmente e tán
ocultas bajo estrato poderosos de transicion i se-
cundarios en nuc tr(S Ancles del N, resolvimos
tomar el segundo de 1 incli ado caminos, e pe-
ranzado de hallar 1 a ~ente la formacion granítica.
en las grandes rotu.ns i derrumbes del páramo,
puesto que guarda o.o el ramal de Onz;.~ga nota-

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230 PEREGRINACION

bles analojías de constitucion i direccion. Con todo


eso, i a pesar de haber subido 4,218 metros, que
es la altura del Escobal, solo encontramos rocas
de sedimiento en estratos violentamente subleva-
dos, o en trozos que algun terremoto esparcí ' por
lns faldas i preci¡ icios, con los cara ... tne:. del te-
rreno péneo de la formacion secundaria. El sis-
tema de levantamiento e allí por líneas rectas de
S. a N, sin descubrirse el eje mineralójico de ]a
serranía, sino estratos poderosos de calizas mag-
nesíferas i arenisc&s rojizas, remate de los esquis-
tos i terrenos carboníferos que habíamos dejado
en la rejion inferior cortada por el Chicamocha.
Conforme íbamos acercándonos al A to de Ca-
cuí ( 3,866 metros: temperatura, 9° cent. a las Bk),
la c:jetacion vigoro a de aparecía, quedando en
su lugar los nrbustos enanos resinosos, las gramí-
neas i los musgos, hasta que por fin, coronada la
altura, entramos en la rejion csclusiva delfrailcjon,
que en aquellos lugares mece. su triste paraguas
de hojas amarillentas sobre un tronco <le 5 a 8
metros, chorreado i ennegrecido por la abundante
trcm ntina que destila esta planta, tan fea para la
vista como útil para escita· el calor de la. piel, pa-
reciendo que la Providencia la coloeú en nuc:> tros
páramos con <'l fin de animar al hombre a transi-
tarlos. Caminábamo por una. enda pedregosa,
llevando a la derecha los clesnndo picachos del
Escobal, i a la izquierda lo jig:mt 'scos p<H"t>clones
de una cortadura irregulnr por cu. o fonrlo s · oia
correr a altos un riachuelo. Fug-1 de vi ~ nto he-
lado se pr cipitaban c;ilhando por el r!ncho enlle-
jon, trayéndono · r<'molinos d cspe~a niebla en que
largo rato p rm:m cinmo envm.•ltos. La olcdad i
profundo silencio dcllu()"ar: In enormes ro.cas <les-

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DE ALPIIA. 231
nudas que se alzan por todas partes en medio de
las ruinas de cerros postrados unos sobre otros, .
mezclando sus restos ponderoso lanzados a gran
distancia: el opaco i tri te cielo por cuyo espacio
jiraban buitres corpult•tltos i algun condor con la
majestad del señor de la aves camiceras; todo esto
formaba una escena sublime de aridez i dev~sta­
cion, que nos manteniainvoluntariamente callados,
como si no oprimiera la idea del desamparo en
que allí se encuentra el viajero. Una voz monó-
tona i triste que devolvían los eco de las peñas,
vino a sacarno de nuestra distraccion, i buscan-
do con la vista qnién cantaba de esa manera en
aquel de, ierto, colt mbramosa lo léjos,i acurrucada
junto a las rocas, una mujer Yestida de bayeta,
oculto el rostro bajo el ancho sombrero de trenza
que llevaba encasquetado, i rodeada de algunas
ovejas negra que pa taban la e casa yerba. In-
formónos el guia que esta mujer vivía sola con su
hija en lo mas agrc te del páramo, su tentándose
con los productos de su pobre rebaño. Cantaba
para espantm· los bt itre., que en no oyendo la
voz se arrojan sobre los corderillos i los llevan
arrebatado hasta lo picachos inaccesible donde
hacen su habitacion. Había no , é qué de raro i
misterioso en esa ma 1 ra de existir, fuera de todo
comercio humano, sin mn amparo qnc Dios en lo
alto i la indiferencia d~ lo hombre en la. tierra.
Compadecidos llamamo a la vieja cantora para
dejarle un recnrrdo 1 \\e , tro: a lo primeros gritos
que r ~on< ron n el e pacio ce ó ella de cantar,
no. examinó un bre\"C rato, i luego in hacer ca o
de nue tra · seña , tornó a bajar la cabeza i a ento-
nar su melancólica endecha .. ¿Qué pe ar, o qué
escarmiento terrible ·ncerraria en el alma esta des-

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232 PEREGRINAClON

venturada? Lo preguntamos, i se reian de nues~


tra pregunta, como si la sen ibilidad i el pensa-
miento no existieran tambien bajo los harapos de
la miseria. Nadie sabia la bi, toria d~ esta mujer,
ni los motivos de su confinarniento en lugares in-
habitados : era infeliz i oscu ·a, i para las jentes
acomodadas tales seres no tienen historia : apénas
tienen alma racional.
Traspuesta la cumbre sigue una bajada rápida
por la cual se andan dos leguas para llegar a la
cabezera del canton. Situada en la confluencia de
tres estribos que se desprencle.n de la erranía prin-
cipal, la villa del Cocuí ocupa un valle reducido
e inclinado, i recibe de lleno los vientos destempla-
dos del vecü10 páramo . Su temperatura media es
13° centígraclos, i su altura sobre el nivel del mar
2,757 metros. Cuenta un número considerable ele
casas de teja, i sus calles se ven frecuentemente
animadas por la concurrencia de tratantes que de
Soatá, Socorro, Jiron, Málaga, Ocaña, Santander,
Casanare i Bogotá concurren a cambiar los frutos
esporta bles de sus respectivas provincia , por las
abundantes producciones agrícolas, los ganados i
las manufacturas del Cocuí, entre las cuales se
hacen notar por su buena calidad las bayetas i fra-
zadas. La fertilidad del suelo s aclmirablc ; i no
obstante que la temperatura mas alta en el canton
es la de Espino (20°), se produce el maíz de gra-
no tan grande como las habas cornun s, i pro pe-
ran la caña de azúcar i el plátano . Rodeado de
altas cadenas de cerros fragosos, carece de buenos
caminos para el comercio activo que ostendria
con suE cuantiosos fruto despues de mantener en
la abunclanda los 32,849 habitantes contenidos
en 47 legua cuadrada de territorio, de las cnales

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DE ALPHA. 233
15 permanecen ino upadas, por ser de páramos.
Así los años felizes los reputa el agricultor como
una calamidad, por el abatimiento de precio que
sufren los fr,utos aglomerados sin salida. Los ha-
bitantes son de raza blanca e india, estando esta
en minoría por la rápida absorcion que hace de
ella la primera, habiendo resultado un tipo misto,
que no por carecer de la belleza del cáucaso, deja
de ser bien conformado i vigoroso ; i como el suelo
del cantan se compone de continuados cerros cor-
tados por caminos desiguales i fragosos que los na-
turales transitan a pié, adquieren en este ejercicio
constante de. de la niñe2í, un desarrollo muscular
i u na ajilidad singulares, haciendo sin fatigas largas
marchas, carg1clo:s con m leta de tres i cuatro arro-
bas de peso, al mismo andar cnesta arriba o cuesta
abajo, de tal modo acostumbrados a las serrranías,
que cuando han caminado largo rato por llanuras,
suspiran por una subida i una bajada "para des-
cansar," como nos decia un peon cocuyano.
Donde hoi está la villa que da nombre al canton,
se hallaba la morada de un cacique principal de
los Lach s, nacion independiente de los Chibchas.
"Los Larhes, dice Picclrahita, a quienes divide el
rio Soga m o. o de lo E tados i tierra del Tundama
en la provincias de Hunsahúa ( Tunja) i corren
por páramos i tierra. cálida hast.1 confinar con
los Tammes ( Tunebo ) i pro incia de los Chita-
reros ( Pamplona son de natural barharí...irno, i
de us burlas no s le. con ménos daí\os que de la
ma cruda guerra. S juego mas celebrado era sa-
lir e a los campo p r parcialicladc, o capitanías
a pelear unas con ()tr s, arreada de varias plumas
i g· las, i sin ma. ar11as que las manos, con que
a. 1 uño cerrado i sin llegar a luchar batallaban

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234 PEREGRINACION

hasta caer o cansarse despues de bien lastimados.


A estas fiestas llamaban Mommns, en que hai ti-
ros i golpes de mucha destreza i dignos de ver; i
permanecen hasta el tiempo presente ( 1684) con
tanto aplauso, que los e pañales no se uesdeñan
de caminar diez o doce leguas por llegar al tiem-
po de su celebridad. Viven hermanados con los
Ipuyes i Achagnas; i tenían por lei que si la mu-
jer paria cinco varones contiuuados, pudiesen ha-
cer hembra a uno de los hijos a las doce lunas de
edad, esto es, en cuanto a criarlo e imponerlo en
quehaceres de mujer; i como lo criaban de aquella
manera, salían tan perfectas hembras en el talle i
ademanes del cuerpo, que Cl.alquier:t que los viese
no los diferenciaría de las otras mujeres : a estos
llamaban Cusmos. Adoraban por dioses a todas las
piedras, porque decían qu~ toda ha bian sido pri-
mero hombres, i que todos los hom hres en mu-
riendo se convertían en piedras, i habia de llegar
el dia en que las pieuras re ucitascn convertidas
eu hombres. Adoraban tam bien a su misma som-
bra, de suerte que siempre llcv, an a su Dios con-
sigo; i aunque conocían que la. robra se causaha
de Ja luz i cuerpo interpuesto. respondian que
aquello lo hacia el sol para darl s dioses; i si para.
convencerlo les mostraban las :-om bras de los ár-
boles i de las piedras, nada bast:.1 ba, porque a las
prirnern teninn por dioses UC 1 S árboles, Í a las
segundas por dioses de su di ·es ; tanta era su
estolidez i desdicha." Para mí te 1go que mas Lien
eran insigne· teólogos, pues dt ataban todas las
dificultaues. in pararse en pelillo'.
El pasaje citado revela la can lidez de e tos in-
dios i lo imprc ionnblc de su án·mo; d fccto que
los predi pu.:icron a recibir el :rgo de los españo-

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DE ALPHA. 235
les sin hacer resistencia, no obstante el ser valero-
sos, cediendo al asombro que les causaba la vista
de jentes barbadas, i particularmente la de los ca-
ballos.
N o hni en el Cocuí posada para los viajeros,
pues estando reducida la concurrencia de foraste-
ros a los tratantes en frutos, ellos encuentran al-
bergue en las chichPrÍas o en casa de sus com pa-
dres i relacionados. Las casas donde acudimos a
pedir alojamiento, inclusa la del Jefe político, nos
cerraron sus puertas, de lo cual casi nos alegrába-
mos, porque el desaseo inte1·ior era impondcr::t ble
i de antemano quitaba el apetito i el sucílo. Sin
embargo, forzosmnmte habiamos de detcrnos allí
para recojer datos i hacer observaciones, i en con-
secuencia resolvimos hacer uso de una carta de re-
comendacion que en Soatá nos dió el bondadoso
Dr. Cnlderon prura el Sr. Ruiz, quien nos recibió
con tnl franqucz.a i cordialidad, que olvidamos al
punto los desagrados anteriores. Este honrado su-
jeto es jefe de u na familia numerosa i trabnjadora,
que mantiene lm. casa no solo con aseo, sino con
cierto primor, a 1ornanr1o la sala un estante de li-
bros i varias mesas cargadas de curiosidades, flo-
res i frutas fn g·::mtes. Ademas del trato ami. toso
qnc le merecimos, nos favoreció con noticia i di-
lijcncias que facilitaron la cjecucion de los traba-
jos que l1eváb:1 1os entre manos, i él supo apreciar
infinitamente m1ejor que las autoridades de la pro-
vin ·in, de quien e j recibimos a]crnn au ilio roga-
do, era darlo com u 1a tibieza que rayaba en mala
gana, i nrrancab>:l a mi filosófico compañero la fre-
cuente ese: lamaccior:: "Pcrdónalos, Señor, que no
aben lo que ha.c~· ."
Dejando el ~grueso del equipaje en el Cocuí,

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236 PER:f<:GRINACION

marchamos el 6 de julio en demanda de Chiscas,


pueblo que demora 5 leguas al N.-N.-0. del pri-
mero, situado al pié de la maje3tuosa cadena de
cerros, cuyas cumbres principales brillan con nie-
ves perpetuas. El camino pasa por Panqueba i
Espino, cabezas ele di -tt·ito, con ta 1 desigualdad
del terreno, que mediando entre el Cocuí i Pan-
queba la distancia de una legua, hai 500 metros
de diferencia en altura, i cerca de 3° centígrados
en temperatura: Espino, que está l:i; leguas mas
adelante, se halla 763 métros ménos alto que la
cabezera del canton, marcando el termómetro 7°
mas de temperatura media. Concíbese cuánto fa-
vorecerán estos desniveles la variedad de produc-
ciones agrícolas, en un suelo fertilísimo i bien re-
gado como aquel; pero al mismo tiempo la dispo-
sicion de los terrenos, todos en laderas i cumbres,
mantiene diseminada la poblacion agrícola e influ-
ye, por tanto, en la pequeñez de Jos pueblos. Las
cercanías de Chiscas ofrecen a la vista paisajes
mui bello , en una sucesion de laderas pendientes,
cubierta lle bosquecillos que de trecho en trecho
interrumpen con sus grupos de verde o curo i flo-
res, los cuadros matizados de las diferentes semen-
teras estendidas del pié a ]a cumbre, a vez es tan
descolgadas sobre el lecho del rio, que admira có-
mo pueden mantenerse allí, sin rodar, los que la-
bnm la tierra. El reducido caserío de Chiscas se
levanta al estremo N. de una esplanada pequeña
i alegre, cortada en trozos lonjitudinales por ba-
rranca profundas i entapizada de ricos pastos,
los cuales se continúan sobre la próxima sierra,
tan suculentos, que a los dos meses de residencia
da una re 4 arrobas de sebo, i h mulas se nD r-
man de gordura. El terreno de la esplanada es de

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DE ALPIIA, 237
ncarreo asentado por capas, las mas vezes brechi-
formes, en cuyos fragmentos calizos i :uenaceos
se ven numerosas impresiones de COllchas bivalvas,
i trozos de sílex en figura ele peras, que son tal
vez Siphonias petrificadas, puesto que las conchas
impresas son marinas. Por tanto, la serranía in-
mediata, que suministró estos despojos, pertenece
a la formacion secundaria, i lo confirma la presen-
cia de esquistos em bu ti dos de riñones de hierro
carbonatado litoideo, que se encuentran en lo bajo
de las grandes grietas, abiertas en la falda de la
serranía, indicando la existencia del terreno carbo-
nífero.
El Coronel Toscano, soldado de la Independen-
cia, nos recibió en su casa con la franqueza de un
viejo militar. Rodeábalo una familia luzicla i ama-
ble, cuyo esmero en lasco as doméstica lo reve-
laban el jardín de flores que alegraba el patio i la
cuidadosa limpieza de la casa ; i en ratos de con-
ver acion agradable nos sumini tró lo informes
necesarios sobre ganadería i agricultura los cuales
constituyen ~u ocupacion preferente, bien que la
ingrata i enojosa política interior suele calentarle
en horas la cabeza, mas de lo que a su tranquilidad
con viniera; aunque siempre me ha parecido que el
ardimiento en las opiniones sienta bien a lo hom-
bres de la Guerra Magna, quienes para mí tienen
cierto privilejio que les afianza la tolerancia. de sus
sucesores en el manejo de los negocjos públicos.
El antiguo pueblo, reducido a un corto v cinda-
rio de agricultores i trajineros, queda cerca del mo-
derno, i e compone d algunas casitas i ranchos de
vara en tierra, habitados por indios lr.tdinos i por
Tunebos emi-civilizndo , sin m § t ·aje qu ·largas
ruana~. El nuevo, erjjido en parroquia el año de

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238 PEREGRINACION

1772, no ha progresado cuanto debieron esperar


sus fundadores, pues conservan toda vía en la igle-
sia imájenes tnonstruosas con brazos de Orangu-
tan i manos mas grandes que las cabezas, sobre-
saliente entre todas un santo de aspecto jaqueton,
vestido con camisa blanca, por debajo de la cual
se salen unas botas que tal vez le prestó el C ~ tra,
i en la cabeza un sombrero cuba, rayado en líneas
espirales i puesto al de gaire sobre ]a oreja izquier-
da; señales de abandono i atraso, que si bien de-
ponen inmediatamente contra el Cura que la~ man-
tiene en su templo, hablan tambien contra el pueblo
que las tolera como cosas del Cielo.
Regresamos al Cocuí, con el objeto de visitar a
Güican i esplorar la sierra nevada, que demora 4
leguas al N.-N-E, distancia directa de In Yilla! i 6~
por el camino del mencionado pueblo. Las anterio-
res correrías, transitando lugares fragosos, habian
fatigado sobre manera nuestras bestias, de modo
que nos vimos obligados a solicitar otras d alquiler
para la escursion a la sierra, i ademas un guia.
Consiguiéronse por el máximo de precio acostum-
brado en el país, i de calidad tal, que prometían
un vinje canonical. Cuando nos pusimos en mal·-
cha, siguiendo la calle principal de la villa, i no-
tamos la figura que haciamos, nos saludamos recí-
procamente con una cordial descarga de risa, en
que nos acompañaron algunas hijas de Eva, que
asomaban por la ventanas. Enhorquetaba yo una
mula venerable, tan ancha como larga, que había
relegado toda su antigua viveza al rabo, con el
cual me azotaba cada YCZ que le arrimaba los ta-
lones para sacarla de su andar pacienzudo, en tanto
que llevaba la cab za junto al suelo, como . i pre-
tendiera exarninar la naturaleza de las piedras que

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DE ALPHA, 239
lo sembraban. Mi co'mpañero se hallaba entroni-
zado sobre un caballo rucio, largo i enjuto, rípido
de cuerpo, las orejas tiezas i ácia atras, los ojos
medio-cerrados, i la cabeza tan erguida cuanto po-
dia: andaba despacio, adelantando majestuosa-
mente las patas, cual si estuviera profundamente
penetrado de la honra que se le hacia poniéndole
silla i freno. En vano se le apuraba: a cada golpe
de espuela correspondía con una mueca desdeñosa,
levantando el labio superior, i continuaba impasi-
ble su m arel a triunfal. Cansados de l uL:har contra
la ad ver idad, abdicamos la voluntad en las bes-
tias, i nos dejamos llevar segun su antojo. El guia
nos contemplaba de cuando en cuando, con aire
paternal, i trataba de consolarnos, repitiendo siem-
pre la misma frase : ''En saliendo allá arriba ve-
rán su mercedes cómo caminan mejor;" allá arriba
enigmático que nunca lo alcanzamos. Era hombre
de cincuenta años, alto, vigoroso, de fisonomía
honrada i abierta: vestia pantalon de manta raya-
da, camisa de li nzo, alpargatas i ancho s mbrero
de ramo : la ruana plegada i a la espalda: el andar
pausado i constante, aun por los recucs~os mas
escarpados: gran vaquiano i disertador, de nom-
bre Luis Réyes, antiguo correo i grave persona,
un tanto sordo a ratos, i con todo esto buen com-
pañero de viaje, iliberal consejero hasta en lasco-
sas científicas.
En esta di:sposicion, i con una vclozidad de dos
horas por legua, pas::tmos el Alto de la Vega, i
caimos a las márjenes del río d la Cueva, donde
hai una fuente termal ferrujinosa, 24° sobre la
temperatura del aire ambiente, i junto al camino,
al opuesto lado del vnllrcito, otr. fuente ulfurosa
fria, que nacía a la raíz de un cerro pedregoso.

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~40 PEREGRINACION

Desde este punto comienza la subida de Giiican,


por medio de grandes cerros destrozados, cuyos
fragmentos yacen esparcidos por las lad~ras sem-
bradas de peñascos ajigantados, i coronadas por es-
tratos calizos en que se ven la perforacion de nu-
merosas cavernas i la estampa de conchas bival-
vas, que es difícil caracterizar, por no hallarse la
impresion de las charnelas. El pueblo queda si-
tuado en una meseta elevada, 2,900 metros sobre
el mar, con la temperatura media de 11° centígra-
dos: su poblacion, en parte indíjena i en parte
blanca, de bellas formas i colores hermosos, nota-
blemente en las mujeres. Tiene una iglesia bo-
nita i adornada con sencillez, escuela pública i
varias casas de buena construccion ·mui aseadas. *'
Diónos alojamiento en la suya el Sr. Juan Quin-
tero, jóven de modales caballerosos e intelijencia
despPjada, i jefe de una bella i simpática familia.
Por tercera vez debiamos a la benevolencia de los
particulares el hospedaje que las autoridades lo-
cales no quisieron procurar, o no se curaron de
ello, sin embargo de presentarles nltas recomenda-
ciones oficiales, cuyas palabras no hacian meDa en
su ánimo; efecto de la ignorancia, que siendo en-
tre nosotros pecado involuntario, merece absolu-
cion plena en sí mismo i en sus rudos efectos.

XIX
Elrio de la Nieve baja precipitado desde la cum-
bre de la Sierra, i ántes de confundirse con el de
• "El pueblo do los indios está abajo del Cocuf, poco
distante, con su buena iglesia ornamentada. Tenia agrega-
dos unos indios, catequizados uno , otro bautizados. Llá-
manle Tunebo , i el pueblo donde a i ten üic aní : salen
allí mucho · jentiles, i son roui d6ciles"- ÜVIEDO-Pensa-
mientos i Noticias.

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DE ALPHA. 241
la Cueva, una legua al Oriente de Güican, rodea
la base de un pe ñon desmesura<lo que por esa parte
se levanta casi 390 metros verticalmente, al paso
que por la opuesta. se confunde con las colinas i
faldas de la serranía principal, mediante una espa-
ciosa. rambla, que ascendiendo suavemente, con-
cluye de pronto en el murado abismo, tan limpio
de árboles, que desde la cornisa. se ven claras la
distante vega i la cinta espumosa del riachuelo, i
tan alto que no se percibe el ruido de las aguas
que pasan velozes rompiéndose contra las rocas.
Lleya este pe ñon por nombre " Gloria de los Tu-
nebos," i la tradicion local lo esplica, diciendo que
una vez sojuzgados los indios, mas por el tenor
que les infundieron los caballos i barbas de los
españoles, que por fuerza de armas, comenzaron a
esperimentar el peso de los tributos i el intolerable
despotismo de los encomenderos con tal rigor, que,
desesperado. i no pudiendo recuperar la usada
libertad de las sch-a , se juramentaron a morir, i
concurriendo por grupos de fnmilias a la rambla
ya descrita, echaban a correr ácia la cornisa i se
despeñaban con s 1 mujeres i niños. En compro~
bacion de este rela o muestran al pié del peñon gran
número de huesos hu anos esparcidos a todo ·ien-
to, carcomidos po el tiempo i siempre rotos omo
por violento choque, señales de no haber perte-
necido a cuerpos tranquilamente depo itados en
sepulcros; i como 1() i dios, sin e cepcion de tribus,
se han distinguido p r el relijioso esmero en ee-
pultar los mu ·rto dentro de cav rnas o en lugare ..
apartado del trá o, el estado de aquellas osa-
mentas parece corr orar lo que h tradicion reficr ,
t nicndo e a H>yo 1 1echo . mcjantc menciona-
do por los cronis · le la conq ui ·ta : a tal punto
IG

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242 PEREGRINACION

de dese peracion redujeron los conquistadores a


los inclio~ indefensos, oprimi 'ndoles con v jámenes
i exhorbitantes tributos, que no les dejaban mas
refujio que la muerte, co.1 o se vió en los Agataes
i Cocomes de Vélez, los cuales de un dia para otro
se suicidaron todos .
Por la esplanada de este peñon pasamos en vía
para la Sierra-nevada, guiándonos el intelijentc i
bondadoso Sr. Quintero. El camino se compone
de una multitud de veredas transitadas por Jos in-
dios Tunebos al traves ele paisaje~ tan variados
como agrestes . Los cerros vecinos llevan en sus
cumbres rotas i rocladas las señales de haber su-
frido sacudimientos pocl'ero os, que tal vez los reba-
jaron a la mitad de sn elevacion primitiva : la ve-
jetncion se modifica, haciéndose casi uniforme i
perdiendo graclualmente en altura, a medida que se
entra en la rejion de los páramos ilenciosos; i por
momentos, al llegar a las mesetas limpias de ar-
bustos, se nos prr entuban delante, i a mHno dere-
cha cerrando el horizonte, las resplandecientes
masas de nieve amontonadas por los iglos sobre
las altivas cumbres de la ierra. Anda s dos le-
guas llegamos enfrente de los restos de un largo
cerro interpuesto como el muro de una fortaleza
jigantesea, qne es preciso escalar trepando por en-
tre peñascos desquiciados ácia una brecha que
hiende el el scarnado espinazo, última barreraquc
no separaba del objeto de nuestro viaje. Desde
aquella brt!cha se domina el Llano-redonuo, t'r-
mino de la rejion habitable, circuido de paredones
i grupos diseordantes de cali a tosca i arenisca mi-
cacea, cuyos estratos irregularmente ublevados
por un estremo . e 1 vnntan vertical s formando
crestas puntiagudas i lisas, contra. las cuales se

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D>E Ll'll • 243
rompe el viento con un sonido particular e im po-
nente: abajo se hace· un llanito cubierto de yerba
menuda i entretejida que pastan algunas ovejas
cargadas ele lana, e imterrumpidos por bosquecillos
de arbustos lustrosoS>, a cuyo abrigo permanece el
ganado mayor, pelualo i ele aspecto semejante a los
bisontes. En un e tlremo del llano, a 3,985 me-
tros sobre el nivel del mar, está la casa en que
viven los que cuidan del ganado, soportando con
indiferencia la temp•eratura de 6° centígrados, i
frecuentemente las nevadas que manda la Sierra i
cubren el suelo por espacio de tres a cuatro dias
sin derretirse. El comdor i el buitre ~on los ene-
migos que han de co 1batir, vijilando los rebaños
de ovejas, tras de los. cuales andan aqueJlas aves
saltando de picacho n picacho para aprovechar el
menor descuido i lanzarse sobre la presa, habiendo
condor tan pujante, que levanta en las garras un
cordero mediano, i ha ce rem alinear los arbusto
al batir sus fuer s <las. De de la casa hasta el
pié de la Sierra mide el llano una legua, en que
~1 suelo negro, apret. do i cubierto de gramíneas i
})equeños frailejone blancos, se halla in tcrrum-
pido por co1initas de esquisto arcillosos, i cortado
por arroyuelos ango tos, límpidos como el cristal
i corriendo sin el menor ruido, segun se les ve
siempre en las cima tendidas de nuestro Ándes.
Junto a la Sierra el frnilcjon se multiplica, se apo-
dera esclusi va m n te del terreno i adquiere pro-
porciones de árbol levantando su inmóvil copa
sobre largos i CI. be tunados troncos. El suelo se
encuentra removido i embrado de fragmentos Ji-
os <le roca , que revuelto con arenas i marO'as
forman una esp cic tic cercas paralelas a la base
de los cerro , de cu. ·os costados abiertos han sido

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PEREGRI~ACION

arrancadas i arrastradas por una fuerza lenta i


perseverante : estas son las morenas* que acom-
pañan a los neveros i quedan, despues que la s
nieves han desaparecido, atestiguando a lo ancLo
de los valles que allí existieron yelos eternos, co-
mo sucede en algunos puntos de los Pirineos i
Alpes, que hoi no son nevados. Nos hallábamos
a 4,300 metros de altura i 5° centígrados de tem-
peratura : el frailejon había quedado atras: los lí-
quenes aparecían a trechos al abrigo de las peñas,
i rara vez salian de las henueduras las cortas i re-
torcidas ramas de a1gun arbustico sólido ilustro, o,
como el acero pulimentado : el aire es allí quieto,
insuficiente para la respiraeion ajitada por el ejer-
cicio, de donde procede d desfallecimiento que
sufren las personas i las bestias, 1lamado clzacuá ,
perdiendo el tino i el equilibrio : la atmó. fera tan
<liáfana, que ]as distancias se equivocan, juzgando
mui de cerca los objetos lejanos : ni un a\e, ni un
ruido de vida perturba la salen 1e soledad ; i la
voz humana se trasmite clara i sü1 rival por el es -
pacio. Tocábamos ya con las manos el bisel o lí-
mite inferior de un inmenso nevero que 'ele cueig::
por un plano rápido desde lo alto de la Sierra, lle-
vando a los lado i al frente muros de ro ca revol-
cados entre arena, greda i cascajo, arrancados del
suelo por el cortante filo del nevero, i presentando
el aspecto ele sulcos de 40 a GO metros de altura.
El del costado derecho se prolonga e rro arriba.
• Jlforaines llaman los je6logos francese · la s ma as i fr:l g-
mentos de rocas que lo. neveros ( glacicrs) arra tran a U 'l
o. tados i frente, como los sulcos laterales q e levanta el
arado. Ningun uiccionario e. pañol trae el equival ente de
aquel término técnico, por lo cual, en vez de ponenne a in-
ventar otro, he preferido conservar <:l fran ces, dá ndole apa-
riencia española, que a:;f lo entenderán tod o:.

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DE ALPIIA. 245
durante media legua hasta el borde de las nieves
permanentes, i determinamos aprovecharlo para
andar a caballo todavía, bien que el pi. o desigual
i fofo dificultaba la marcha de las mulas, las cua-
les se detenían frecuentemente i vol vian las cabe-
zus ácia el distante llano habitado, como ame-
drcn tadas por las moles de nieve que nos rodetlban.
Por fin hicimos alto para continuar escalando
a pié la masa deslumbradora de la cumbre nevada,
i para examinar despacio la portentosa confusion
de pirámides i cerros divididos por fosos profun-
dos que ostenta el nevero, sobre cuyo nacimiento
nos hallábamos a 4,670 metros de altura, viéndolo
tendido a nuestros piés, desarrollándose hasta 600
metros mas abajo. Cáusalo la configuracion del
suelo en esta parte de la ierra, en que repentina-
mente forma un plano mui inclinado, de poco mé-
nos de media legua de caicla i una milla de ancho.
La nieve aglomerada en lo alto, con un espesor de
25 a 30 metros, resbala porla rambla removiendo
la tierra i las rocas, hendiéndose en graneles trozos,
por la falta de base plana en qué reposar: vienen
luego las lluvias a llenar las grietas del nevero,
dentro de las cuales inmediatamente so conjela el
agua, que ocupando entónces tres vczes mas es-
pacio que cuando estaba llquida, hace el oficio de
cuña i empuja para abajo la ma a de nieve, con
fuerza irresistible; i como en cada un, de estas
grietas inr.umerables se establece una poderosa
cuña, resulta que la totalida<l uel nevero se mueve
lenta i constantemente, levantando al frente i a los
costados enormes sulcos de rocas i tierra , que
cual un poderoso arado, arranca de la superficie
del cerro i tra porta hasta el valle inferior, donde
forman las morenas o muros de rocas, paralelos a

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246 PEREGRINACION

la base de la Sierra. :Medido en las grietas el espe-


sor del hielo, resultaron 4 metros en el bisel o
punta del nevero, a 4,150 metros de altura sobre
el nivel del mar, i de ahí para arriba, hasta 4,676
metros, altura del borde de las nieves sedentarias
eternas, el espesor aumentaba gradualmente, al-
canzando por fin el grueso de 30 metros. La luz,
descompuesta en las hendeduras, daba a las pare-
des un color azul celeste, que mas abajo se oscu-
recía, tomaba algunos reflejos del iris, i concluía
perdiéndose en las tinieblas del fondo. Era un poco
peligroso el pararse en el borde de estos precipi-
cios movibles, por lo cual no pudimos determinar
con fijeza la escala de temperaturas dentro de las
grietas, pero sí es cierto que aumenta con rapidez
ácia el fondo, donde el calor es suficiente para li-
quidar la nieve; i de aquí procede que la masa
conjclada disminuya por la base i no por la super-
ficie esterior, i nazcan Jos arroyos a la raíz de la
nieve, desde encima de la cual suele oírse en lo pro-
fundo el rumor de las ocultas corrientes . El as-
pecto de la. parte superior ucl nevero era como el
de un torrente de nubes vistas por arriba, es decir,
nna confusa mezcla de pirámides i promontorios,
que por nn lado reflejaban vivamente la luz, i por
el otro proyectaban sombras caprichosas, al paso
que en el cuerpo llevaban embutidos pedazos de
rocas, que asomaban sus ángulos ennegrecidos por
entre el albo material que las contenía.
Deseosos de aprovechar el dia, que era feliz-
mente claro i sin viento, dimos algunos pasos mas,
i nos encontramos sobre la grande csplanada que
forma el lomo de la Sierra. La revcrberac!on de
la luz era tan intensa, que por un rato nos quitó
la vista, i huhimo de hacer alto hasta habitua. ·no

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DE A LPIIA, 247
a mirar sobre la vasta superficie tersa i blanquísi-
ma que se estendia indefinidamente. Seguimos la
marcha: nuestros piés eran los primeros que holla-
ban aquel pavimento de cristal, que crujia bajo la
presion, hundiéndose hasta el tobillo, i a vezes
hc'lsta la rodilla. El Sr. Quintero traía unos perros
cazadores, que nunca habían visto suelo de aque-
lla especie, i era ele notar las precauciones con que
asentaban las patas i las retiraban al romperse los -
primero cristales, exhalando ahullidos prolonga-
dos i haciendo morisquetas que nos hi cieron reir
de buena gana.: solo des pues de un rato ele es pe-
rimen tos sagazes, i animados por nuestras vozes,
se determinaron a caminar de seguida, pero siempre
alz·1ndo las patas gmtescamente, como si el hielo
se las quemara. Continuamos ácia el K. andando
m, s de un cuarto de legn:1. en demanda de una
eminencia, en la cu:1.l no' establecimo3, i tomadas
la altura i te peratura., rcsultarOtl 4, 783 metros
sobrv el nivel del mar, 0° en el suelo i 12° a dos
Y ara ele di tancia, lo que no., e plicó el c,·d or que
sentíamos en la cara, efect0 d la poderosa re-
flexion de la luz, que no hizo perdvr el cúti i
llorar a r, t s. Fí, ico de gt·n.n rcputacion habían
hahlado del peligro el· esforzar la voz en tales al-
turas, i del color C'l i negro de h bóved1 celeste.
Nosotro gdt1.mos ha tantv sin la menor novedad,
i vimo . el ciclo con:)tantemcnte ele color azul pá-
lido: marchamo a p \ o larg ) 1 i aun l;tnZ ' m s bo-
las de nicv' sin s ntir la postracion de fuerz'\s
que, para menores altura , indica el St·. Bous-in-
g. ult: soh sí notamos qnc la voz no Heg. b:1. a
mucln di ·tnncin., ni era devuelta por eco alguno,
. in cm ·tr; c1c h'\b er cer a pi . cho de roca des-
mulas. L·t e· lanada de hielo se prolong1. N. T-O,

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24.8 PEREGRINACION

llevando, de borde a borde, una legua de anchura


i cubriendo 3 leguas cuadradas, en cuya estension
arropa. varias eminencias semi-esféricas, la mas
alta de las cuales mide 5,983 metros sobre el mar.
Cuando llegamos allí, avanzaban por todas partes
columnas de niebla, que eran absorvidas rápida-
mente por la nieve, i encima se estendian nubes
inmóviles, que desde luego comenzaron a desga-
jarse en una espesa lluvia de pajillas brillantes,
que descendían verticalmente i se no5 pegaban de
punta a los vestidos. Por bello que fuera contem-
plar aquel descenso continuo de pequeños pri mas,
heridos al soslayo por el sol poniente, i haciendo
rielar en ráfagas los colores del iris, sentimos el
uceso, pues nos quitaba la vLta de las estensas
rcjiones que deben columbrarse desde tan elevado
observatorio; i como la nevada crecia i el sol nos
abandonaba, hubimos de pensar en retirarnos en
busca del mundo animado, abandonando a paso
lento unos lugares marcados con el sello del silen-
cio eterno, jamas cruzadas por seres vivos, i que
hresistiblemente infunden cierto rccojimiento re-
lijioso, como si allí se estuviera mas cerca uc Dios,
o acaso porque se está mas léjos de Jos hombres.
Recuperamos nuestras mulas i bajamos a Llano-
redondo, admirando de paso los estr~tos colosales
de la serranía oriental, desnuda de plantas su
cumbre, i con señales de haber soportado nit:~ves
que hoi son transitorias, i b grande i profunda ro-
tura por donde se lanza entre paredones el rio del
1fo. co, en dircccion n Güicnn. Atravesamos 1 pá-
ramo, i com n znron a alegrar 1me tro oidos l
canto de las aves i el u urro d l viento, p r u-
mado por las plantas <)UC ají aba. "A medi-
da que e desciende de t>sta tristes rejioncs, la

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DE ALPHA. 249
naturaleza se anima: las gramíneas, los arbolillos,.
los árboles, npareeen gradual i sucesivamente: arro-
yos bulliciosos corren en todas direcciones, para
formar torrentes i de:spues rios cristalinos: el aire
adquiere densidad i aromas: el paisaje desplega.los
Yariados tesoros de la vcjetacion equinoxial: las
viviendas del hombre se avecinan: las muestras
de su industria se multiplican: crecen numero~os
los rebaños: mejoran i se en nchan los caminos:
i por último, alzan sus te.chumbres las aldeas, i
los pueblos i las villas, circundadas de alegres
campos en que ondean la mieses, o de verdes co-
linas e 1bicrtas de prado i arboledas, cerrando el
cuadro las cum brcs lejanas que se levantan en an-
fiteatro, destacadas sobre el a/ml del cielo, i ceñi-
das por fajas de nubes que reposan contra las pen-
dientes laderas.'' *·
Al respaldo de la sierra nev"da, i en la direccion
E. ácia lo~ llano de Casanare, se conservan inde-
pendientes i aislados los restos de la belicosa tribu
denominada Tammez por Piedrahita i hoi Tune-
bos, ocupando los cuatro pueblos Royatá, Sinsig~,
Conn·ía i Ritambria, que los indios no dejan visi-
tar por los blancos, a 11 uiencs miran i llaman to-
davía españoles. Un inclio viejo, animado por el
espíritu evanjélico, se hizo cristiano i comenzó a
catcquiznr paisanos, crijiéndose en una especie de
cura. mi ion ro, con tan buen suceso, que no pocos
Tunebos se hallan reducidos i hace11 el comercio
do go 1 as, r sinn. , cacao i otras menudencias, ad-
quiriendo en cambio al de Chita i henami ntas
que van a buscar basta el Socorro. Esto hablan
el castellano muí ma1, i se dicen ?·acionales para
diferenciarse de sus compatriotas paganos. on
• CoD.\ZZI, Jeografía (inédita).

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250 PEREGRIN A.CION

todos grandes de cuer po i vigoroso", i trafican un


eamino que atraviesa la Sierra por donde no hai
nieve, el cual termina súbitamente interrumpido
por un ramal inaccesible i fragoso que, arrancando
desde las cumbres nevadas , se prolonga sobre los
Llanos i forma la barrera de separacion entre los
Tunebos i sus tradicionales enemigos los blancos .
Enfrente del punto .n qne parece concluir el ca-
mino hai un muro estratiforme, casi vertical, de mas
de 200 metros de e1eva.cion i apénas adornado por
algunos arbustos adheridos a las divisiones hori-
zontales de la peña, salvo en nnafaja o rastro en que
desde la cumbre al pié se nota usada i trajinada la
muralla i perforada con una serie de pequeños agu-
jeros alternados, labrados de propósito . Cosa in-
creíble! este es el camino de los Tunebos . El in-
dio lleva cargadas las espaldas con tres i aun cua-
tro arrobas ele peso, toma resuello al pié del pe-
ñon, mide con la vista la direccion del rastro, i gjn
vacilar un punto, comienza a trepar a guisa de ra-
na, metiendo la punta. ele los piés i cnatro dedos
de lns manos en sus correspondientes agujeros, e
izándose de seguida hasta la encumbrada cornisa.
Para bajar emplean un método aún mas peligroso:
llegados al borde del abismo tornan n cada. ma•
no un largo bordon de macana i los adelantan co-
mo sonda hasta encontrar dos de los agujeros en
el muro, afianzan lo bordones, arlelantan un po-
co el cuerpo sobre el precipicio i se dejan correr
por las macanas hasta llegar con los talones a los
aguj eros: afirmarlo allí, vuelven a adelantar los
bordones i a deslizar~e mns abajo, i a í descien-
den suce ivamente al pie del pcílon. o hai ca-
zador de venados, ni hombre alguno del campo que
e ntre\•a a imitarlos. El Sr. Quintero nos refería

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DE ALPIIA. 251
que una vez, invitado por los Tunebos, cuya vo-
luntad trata si~m pre de captarse, determinó se-
guirlo i vi itar el primero de sus pueblos, no lle-
vando mas equipaje ni embarazo que una lijera
escopeta. Él es jóven, robusto i acostumbrado a
la venatería, i con todo nos confesó que habiendo
trepado la tercera parte del peñon, fatigados los
brazos i los piés, le ocurrió mirar ácia abajo, i fué
tal el \'értigo que se apoderó de su cabeza, que
hubo de retroceder a toda prisa i renunciar su pro-
pósito de viaje, por mas que la curiosidad le agui-
jaba . De esta manera los Tunebos han inventado
el modo de permanecer aislados de lo blancos, sin
estar en guerra con ellos; i segun parece, si no es por
la parte de los Llano , atravesando veinte leguas
de desiertos, no hai entrada posible a los pueblos
que ocupan. En una de nuestras escursiones por
aquellos alrededores nos encontramos con dos Tu-
nebos que iban al mercado de Güican . Era el uno
ya viejo, pero derecho i fuerte, oscura la color,
cabello lacio cortado sobre la frente en línea recta
i muí largo sobre los hombros i espalcla, nariz afi-
lacla, bigote pobre i un mechan al estremo de la
barba. El otro representaba poco mas de veinte
años, su fisonomía despejada i clara, su continente
un sí es no es altivo, pero agraciado con el sello de la
pujanza muscular: entrámbos de estatura mediana
i bien repartida, calzados con sandalw de cuero
cruuo, i por todn. vestidura Ln·gas ruanas de ba-
yeta. Caminaban hablando recio en su idioma gu-
tural i sonoro; i como nos encontrásemos de re-
pente al volver un recodo, e quitaron los sombreros
de trenza i el viejo empezó a saludarnos en lunebo,
m:ls lnc(To troc ~ su habla por la castcllaní'l, i no
sin dificultad dijo :

BA ;co
Bl

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252 I'EREGRINACIO

- " Bnenos clias, taita i hermano. Dios manda


dar limosna a Tunebo ; " i estendia la mano sin
humillacion, cual si cobrara un trib lto debido.
-¿"Cómo Tunebo, le contestó mi compañero,
pagándole el tributo, i hablas castellano? "
-"Sí, yo Tunebo: Tunebo racional por tronco
i hermanos, i agua en la cabeza."
-"Ah! le interrumpí, i entónces ¿cómo no
sales con tus hermanos a vivir acá entre nosotros?"
-"No, hem1ano: acá no tierra para Tunebo:
allá tierra bastante. Cuando Dios crió Sol i Luna
crió Tunebo i tierra libre," añadió con cierto mo-
vüniento de orgullo, i poniéndose el sombrero di-
rijió una mirada al tacitnrno compañero que se
habia mantenido ácia un lado; dijéronnos aclios i
se marcharon sin admitir mas conversacio 1, como
jcntes que no veian provecho en seguir charlando.
N os quedamos un rato mirando el andar rápido
de aquellos hijos de las selvas i haciendo reft.ex io-
nes sobre su despejo i manera de espresarse, de
las cuales resultó que mi compañero terminara el
diálogo diciendo:
-"Es preciso visitar a esta jente, invadiéndo-
los por Ca sanare."
XX
Habláronnos mucho en Cocuí de una laguna
llamada Verde, situada sobre la serranía de Re-
chíniga, 2lcguas al S-E. de la villa, la cual lagu-
na suponían labrada por los in<lios para ocultar
tesoros en tiempo de la conquista. Con la espe-
ranza de encontrarlo., la habían desaguado, i ha-
llaron en el fondo cnor1.1es huesos de animal sin
semejante, cubiertos por una capa de cierta sus-
tancia negra i elástica que suponian metálica. De

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DE ALPIIA. 253
los huesos nos mostraron muelas tuberculosas, de
tres a cuatro decímetros de diámetro, en e tremo
pesadas, brillantes i perfectamente conservadas, en
la parte superior, i esto bastó para determinarnos
a esplorar los lugares. Marchamos desde Güican,
por veredas al traves de páramos tendidos, rega-
dos por infinitos arroyuelos que fertilizan muchas
llanuras pequeñas, cubiertas de lozanas semente-
ras de papas, cebada, habas i arvejas, en medio de
las cuales se levantaban las casitas pajizas del fe-
liz estanciero. A 3,650 metros de altura, i en la
confluencia de las principales faldas de las serra-
nías Escoba!, Pantano-grande i Rechíniga, halla-
mos una laguna de 100 metros de largo i 70 de an-
cho próximamente, poblada de patos iderramando
nn hilo de agua clarísima sobre ln quebrada del
Hato; ocupa una de las muchas cuencas formadas
allí por la ondulacion de las colinas, i mantiene el
agua 4° mas fria que la temperatura del aire am-
biente ( 16° centígrados) reposando sobre un le-
cho margoso de vnrios colores, inclinado del N-0.
al S-E, como todas las cuencas i los vallecitos de
aquellas cstcllSas laderas. Poco mas adelante, a
3,5•18 metros de clevacicn, está b pozcta que lle-
naba la LaCYuna-vcrde, con la misma incJinacion i
dispuc ta en igual forma que el asiento de las de-
mas lagunetas del páramo, de donde inferimos
desde lm:go que no había sido artificialmente la-
brada, e mo suponian. El fondo de la cuenca es
una confusa mezcla de margas i tierras detríticas,
problamente traidas de lo alto de la serranía por
las aguas impetuosas de algun diluvio que tam-
bicn laYó, trastornó i redondeó las innumerables
colinas que b~jnn por escalones hasta la hoya pro-
funda del r= o Pauto-grande. Sobre este asiento

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254 PEREGniNACION
habian depositado las aguas estacionadas varias
capas de arcilla, separadas por otras de carbonato
<le cal, formando todas un espesor de <los metros,
i p-resentando en el corte vertical una curiosa i fiel
imájen de los estratos de la serranía, con la mis-
ma variedad de colores i grosor en las diferentes
capas : este sedimento elástico era la pretendida
masa metálica que nos recomendaron. Dentro de
las tierras detríticas i las margas aparecieron los
huesos de Mastodonte, cuya situacion no pudieron
determinar los descubridores, porque las aguas, al
romper el dique, produjeron un derrubio que arras-
tró de repente cuanto había en el fondo cerca del
desaguadero. De entre las ruinas sacamos todavía
una vértebra de tres decímetros de diámetro por
uno de grueso, i una scápula de cerca de ocho de-
címetros de largo i seis de anchura máxima, per-
fectamente conservadas. Humboldt vió huesos se-
mejantes eu Soacha (planicie bogotana, 2, 728 me-
tros sobre el mar) i los, atribuyó a la especie de
elefantes carnívoros de Africa: nosotros los hemos
hallado en Covarachía, 050 metros sobre el nivel
del mar, en Soatá, 1,325 metros ue altura, i en
esta Laguna-verde, dentro de cuencas escavadas
en terreno secundario, car::teterizado por estratos
dominantes de caliza i arenisca, que reposan sobre
grandes masas de margas casi irisadas muí per-
meables, habiendo encontrado muelas grandes con
las protuberancias gastadas por la rnasticacion, i
junto a ellas otras mas pequeñas, sin desgaste al-
guno, conservando toda la tersura de un esmalte
azuloso, como i hubiesen pertenecido a indivi-
duos jóvenes; prueba de que en tiempos 1·emotos
existía i se propagaba en estas rejiones aquella raza
de mamíferos jigantescos, estinguida i sin repre-
sentantes en nuestra fauna moderna.

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DE ALPIIA. 255
Quedaban por vi itar en este canton el pueblo
de Chita, situado 6 l guas al S. del Cocuí, camino
de &crrnnía, i la Salina, del mi. mo nombre, escon-
dida al -E, detra::s de la elevada sierra de Tecu-
quita, i orilla del rio Casanarr, separándola de la
cabczera del canton casi 12 leguas de tierra fra-
gosas i en su mayor parte de pobladas. Chita es
el pueblo mas alto del Cocuí, pues se halla 2,976
metros obre el nivel del mar, lo que agregado a
tener al respaldo el páramo de Tecuquita, conti-
nuacion de la ierra nevada por la banda del S, le
proporciona una temperatura media de 11° centí-
grados, i a veze nevadas formales, perdiéndose
las s ·menteras al rigor del intenso frio. El distrito
entero cuenta poco ma de 7,900 vecinos blanco ,
robustos i de mejil1as firmemente iluminadas, con-
sngrados a la agricultura en pequeño i a la cría de
ovejas, que suministran la cscelente lana de que
los naturales fabrican bayetas i ruanas mui dura-
bles i de buen t(·jido. El pueblo, como todos los
antiguos que fueron de indios, se resiente de su
oríjen, i lo manifiesta en el desarreglo de las ca-
lle i pé ·ima disposicion de las casas; pero en cam-
bio las jentes son de índole sana i trato sencillo,
virtuJes que, unidas al amor al trabajo, constitu-
yen una poblacion moralmente inmejorabl , aun-
que ajena de la 3upcrficialidades de la p01 dcrada
cultura de otras naciones. Mide la cumbre del
vecir o páramo 3,6()4 metros de altura, i 1 bañan
viento.:; tan fríjidos, que el t rmómetro centígrado
nos marcó 7° a las nueve de la mañana; or con-
siguiente, la v jctacion e enana i ra trera en la
falda occidental i en la cumbre irregular, peñas-
co a i desolada de e ta serranía, tra. pue tala cual,
varía de repente el pai aje por influjo de 1 s vicn-

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25G PEREGRINACIO ...

tos húmedos i tibios, enviados por Jos ardientes


llanos de Casanare. La vi ta de estos, que se co-
lnmbran sobre el remoto horizonte, como un mar
de azul i nieblas, cortado a trechos por las faja.
negra del bosque prolongado que ciñe las márjc-
ne~ ele los ríos, es in disputa grandiosa, i ademas
sorprendente por el contraste de aquella inmensa
superficie plana con las tumultuosas serranías en
que el observador se encuentra, i que tambien &e
pierden en los espacios del setentrion i del medio-
dio. Desde la cumbre hasta la Salina median :3
leguas de continuo bajar por escalones el~ piedra i
estrechuras no muí seguras, pero atrav . ando pai-
sajes bellos, cubiertos de árboles sobrecargados de
ondulante musgo, i a vezes pasando por callejo-
nes profundos, cerrados arriba con un techo d e
ramas entretejidas, i las paredes enta¡_ i:.r. adas de lí-
quenes fragantes, que hacen aspirar con avidez el
aire embalsamado de aquellas galerías naturales.
Despues de esto, se atraviesa la quebrada de Rc-
coveche, magnífica por su caudal de a gnas crista-
linas i por lo rápida que baja de peñasco en pe-
ñasco, ntronando la selva, i se llega. a los cerros
deleznables i pendientes que cierran )01' este lado
la hoya del Casanare. De allí a poco los cort ~ s de
leña i las e pirnlcs de humo anuncinn la alina :
aví tase el caserío de teja con su moclc ta. iglesia,
apiílado sobre la estrecha barranca del rio, i tan
rcco tado contra el cerro, que el estrcmo del c~mi ­
no va por junto al caballete de las úl t imas cas:-ts,
bajándose al pueblo poco ménos q e perpcndi-
cuhtrmente.
Como viccparroquia, La-Salina 110 ic11e impor-
an h, ni por el número ni por el h icn tar ele lo·
habitantes · ma í como centro <le na. cmprcs

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DE ALPIIA. 257
de elaboracion de sal comun , superior en calidad a la
de Zipaquirá, no obstante que provenga del mismo
gran banco, segun b opinion del Sr. Codazzi, cu-
yas palabras copiar~ por la singularidad del hecho
que csplican: "En las fal/das meridionales de la
Cordillera oriental de los Andes granadinos, dice,
i bajo la direccion jeneral del S-0 . al N-E . se
encuentra un sistema de salinas i fuentes saladas,
que forma una zona continua de estremo a estremo
de la provincia de Tunja, relacionada sin duda con
el podero o banco de sal jema que domina los te-
rrenos de Zipaq_uirá i Nemocon . Casi a la misma
latitud de estos dos pueblos, a distancia. de 8 le-
guas, brotan manantiales salados en las orillas del
río Somondoco, entre Tiribita i Manta, i aun 3
leguas mas abajo de estos-lugares . Tomando la di-
recciondesde Zipaguirá al N-E, se encuentra alas
191eguas en línearcctasobre elrio Lengupá,otra
fuente salada bajo el n'lismo rumbo que la primera
de Somondoco, i a 2 ~leguas mas allá. la salina de
Sisbacá sobre el U pía. Pocos grados desviadas del
N-E, a distancia de 3 leguas de Sisbacá, se ha-
llan las salinas de Cocuachó i Gualivito, i algo
mas léjos las de Péljarito i Recctor, entranclo ya en
Casanare. I es de nd vertirse que en la misma di-
reccion N-E, sobr una línea paralela al eje prin-
cipal de la Cordillera, están la salinas de Sirguasa,
Chita i Chinibaquc, en territorio de '1\tndama;
hechos dignos de notarsc, pues manifiestan la exis-
tencia de un enorme banco de sal jcm·1, cabalmente
en la direccion jeneral de los valles })O tdiluvianos,
el cual en Zipaquirá perfora los terrenos superio-
res,mostrándose a flor de tierra a 2,695 metros de
altura sobre el nivel del mar, iaclclantándo e al N-
E. se le encuentra en los lugares ya indicados a
11

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258 PEREGRINACION

1,600 i 1,400 metros, decreciendo en altura i como


hundiéndose gradualmente hasta la salina de Chita,
cuyo asiento se halla a 1,600 m tros obre el mar;
pero las fuentes saladas brotan de muí profundo,
por cuanto el agua sale con un calor de 50° cen-
tígrados, cuando al aire libre marca solo 20° el
mismo termómetro ; " * observaciones corrobo-
radas d.urante nuestra escursi.on por las provincias
del Norte, pues fnera de aquella zona salífera no
hai muestras apreciables de sal a ninguna profun-
didad .
Produce al año esta salina 37,000 quintales que
se venden a 26 reales. Los n-asto de produccion,
elaboracion i administracio11 asci nden a 296,000
reales anuales, quedando al Gobierno 666,000 rea-
les de utilidad neta, resultado del monopolio del
ramo . La sal se obtiene por la evaporacion del
agua de las fuentes, prü1eipalmente de la de 50°
de calor, que marcó 5 de densidad en el aeróme-
tro . El agua saturada se vierte en unas vasjjas
cónicas de barro asentadas por hileras obre un
plano inclinado que recibe por debajo el intenso
fuego de una grande hornalla cebada con rajas de
leña fuerte : horno llaman a este ap. rato i moyas
a los panes de al que . acan de las vasijas que-
brantándola . El uso <le la leña es dispendioso, i
adcmas trae por consecuencia el n alestar de la
jentc pobre, a la cual se lc> prohibe cultivar la ti -
rra " para que vuelva a dar monte!" De aquí
proviene el aspecto e e mi. cría en lo~ moraclorc5l i
<le alvajismo n la comarca incult. cubierta de
barbecho , a pe arde la privilejiada fertilidad del
suelo : el jornalero cjcta m a 1 ve tid con harapos,
cncorvndo bnjo el pe ·o de los l1nzes el lciin, úni-
• J cografía inédita.

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DE ALPIIA. 259
co trabajo permitido, i por la noche descansa en
una mala choza, donde no puede encender fuego
sino con tasa i medida, porque el proveerse de
leña abundante se estima como indi cio de elabo-
racion clandestina de sal. Tales, i aun peore que
eRtos, son los maldecidos fruto inmediatos del mo-
nopolio de,un artículo indispensable para la vida,
sembrado profusamente por la Pro-vjdencia en las
entrañas de nuestro país, i escaseado artificialmente
por los hom brcs a título de medida de buen Go-
bierno ; como si el buen Gobierno consistiera en
contrariar las miras de la Providencia i en atar las
manos al industrioso, erijienclo en delito el trabajo
inocente i el aprovechamiento de los done. de la
tierra. El hallazgo del carbon mineral seria un
gran beneficio para la jente pobre, por cuanto ce-
saría la prohib:cion de cultivar el suelo para con-
servar los montes i barza) cs. Cr "ese que 1 cnrl>on
no se presenta sino en Socotá, 7 kguns di tantc
de In Salina, i en la falda meridional de la serranía
que limita la 1 oya del Casanarc por su má1jen de-
rceha. Con todo, parécemc que si removieran la
tierra de las cercanías ácia Chinibaque, hallarían
buenas mina::. de ulla; i me fnndo en que n estos
parajes el tcrrcuo kénprico reposa inmediatnmente
sobre arenisca ferrujinosas o obre esquistos mas
o ménos carh rados, que inclicnn el trán ito de
aquel terreno al carbouífc ro in promcuiar otro ;
i e< mo las dis ordancias i di locaciones son mui
notable , bien pudiera u ceder tam bien que rn al-
gun punto no esplorado ha an salido a 1.• . upcr-
ficic lo bancos de ulla. upu to este h· llazgo,
la produccion e al de Chita podría llegar sin mu-
cho c. fuerzo a 00,000 arroba 3JIU, 1 , un cal-
cula e actual dministrauor, Dr. R01 nt Ido Lié-

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260 PEREGRIN ACION

vano, i abaratarse mucho en ventaja de los con-


sumidores. Las ideas de este intelijen te i bondadoso
empleado rechazan el opresivo monopolio de la
sal, i nadie compadece mas que él la suerte del
jornalero esclavo de las salinas . En nuestras con -
versaciones me decía que la observacion de los
hed10s le babia convencido de que el único modo
de atenuar los efectos perniciosos del monopolio
seria el laboreo popula?· de las salinas, abandonan-
do el actual sistema de empresas administrativas,
i esta bltciendo uno emejante al que 1·ejia entre
los cultivadores de tabaco durante el estanco de
e~te ramo. l\Iuchas vejacione-s desaparecerían de
esa manera, i las ganancias que hoi pasan ama-
nos de los contratistas de elaboracion quedarían
en las de los colonos, asegurándoles una existen-
cia cómoda i dejando a su propio interes la con-
servacion de los montes, sin perjuicio del cultivo
de buenas sementeras; por manera que el campe-
sino hallaría en la fabricacion de la sal i en la
agricultura libre, dos fuentes de riqueza que hoi
se le obstruyen cruelmente, sin que por eso de-
jara de hacer el Fisco ganancias iguales o mayores
que las presentes. Sin embargo, en materias fis-
cales es tal la fuerza del hábito rutinero i tan ab-
soluto el imperio de las tradiciones, que las ideas
del Sr. Liévano permanecerán largo tiempo sin
en .. ayo alguno de aplicacion.
Las fuentes saladas brotan mui a la orilla del rio
Casanarc, en términos que algunas quedan sumcr-
jidas baj::> la menor creciente : son todas termales
con igual grado de saturacion, poco mas o ménos.
A la raíz de los cerros i en determinados lugares
filtra lentamente un agua cri talina, in. ípida i li-
. era ( 14° d 1 aerómetro) que por donde corre deja

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DE ALPllA, 261
una especie de limo verde-amarillento, i fonna unas
concreciones litoideas, porosas, de tes tura :fibrosa
compacta, fractura áspera i color a vezes rojizo i
a vezes blanquecino: llámanlas p iedra búchica,
muí solicitada por los indios Tuncbos, que jamas
dejan de proveerse de ella cuando van por sal, i
personas respetables nos han a egurado haber visto
curar admirablemente las fracturas de huesos, re-
lajacion i úlceras envejecidas, con solo tomar pol-
vos de la piedra, disueltos en aguardiente en los
dos primeros casos, i aplicarlos secos en el último.
No hemos tenido ocasion de hacer el esperimento
para salir garantes de las virtudes de esta piedra,
que ciertamente merece analizarse. Con tal objeto
enviamos un pedazo al laboratorio químico deBo-
gotá, donde se ha tenido por conveniente guardar
profundo silencio.
Atesora el can ton Cocui, en una estcnsion de 47
leguas cuadradas, todas las producciones vejeta les,
tanto cultivadas como silvestres, de un suelo sin-
gularmente fértil, cuyas sinuosidades lo levantan
por grados, desde la temperatura en que pro peran
la caña de azúcar i el plátano, hasta la de las nieves
eternas donde ningun ser orgánico subsiste. Por
tanto, no hai fruto de los conocidos en ámbos he-
misferios que una agricultura ilustrada i cuidadosa
no pueda obtener para sustento i regalo del hom-
bre: no hai maderas, plantas preciosas ni flores pa-
ra las cuales no se halle un lugar apropiado; i al
mismo tiempo el reino mineral ofrece con abundan-
cia el hierro, el cm·hon i la al, bases de toda ci-
vilizacion, acompañados de ricas minas de cobre,
galena (plomo sulfurado,) cinabrio, alumbre, azu-
fre i óxidos diversos , entre ell o· el de e mo, tan
.apreciado por los pintores. Preténdesc qué hai

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262 PEREGRINACION

ademas oro i plata, i es verosímil que así suceda ,


puesto que no son raras las secciones de terre-
no de aluvion o diluviano i que la galena sue-
le tomar el color gris claro indicativo de plata en
combinacion. Las quiebras repentjnas de las se-
nanías i las direcciones diversas que toman, de-
terminan una multitud de accidentes i variedades
favorables en el clima i por consiguiente en la ve-
jeta.cion; de tal maner que suelen verse grupos
de frailejon creciendo al lado de sementeras loza-
nas, i las papas, cebada i habas prosperando a
3,669 metros de altura sobre el mar, * merced a
las cuencas abrigadas que el dilijente agricultor sa-
be aprovechar en mitad de páramos al parecer im-
productivos. El temperamento por estremo benig-
no, las aguas cristalinas que copiosamente bajan
de todos los cerros batiendo a saltos las peñas, i
por último, la profusion i baratur:1 de los manteni-
mientos, concurren a sostener una poblacion fuerte
i sana, que aumenta con rapidez i deriva del trabajo
contínuo de los campos, la moralidad que la dis-
tingue i hace tan raros allí los delitos. Lástima es
que la instruccion pública sea todavía tan escasa
que cueste trabajo encontrar vestijios de ella en
medio eJe la icrnorancia jcnera1.
Eran los primeros día· del mes de julio cuando
regresamos a nuestra penitenciaría de Soatá, i bre-
vemente, dando el último adio a esta inhospita-
laria villa, emprendimos marcha para el canton
..: anta Ro a.
* Halláron, e junto a la JJagnna-vcrdc, al re palclo de una
olina. Segun C.hDA 1 el límite de la vejetaeiou de las papas
cu la provincias del 'Ul· es de 2,84·5 metro . La diferencia
de 82-lt metros que hemos eneontr1do en el Cocui, no puede
atribuirse únicamente a la que hai cutre la latitud de los 1u-
g- re , sino adema. a la · modificaciones accidentales del clima
por las sinuosidades del suelo i la clireccion de las serranía •

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DE ALPHA. 263
XXI
Para ir de Soatá al canton Santa-Rosa se pre-
sent, n dos caminos en la direccion S : el que tras-
monta el páramo de Guantiva, sin encontrar pue-
blo por espacio de 11 leguas, basta bajar a Tutasá
o a Belen de Serinza, i el q nc tomando por S usa-
con atraviesa el alto de Ocavita, pasa por ámbos
Sátivas, i salvando el alto Mortiñal cae a La-Paz,
andadas 8~ leguas, poblado i con recursos para las
personas i cabalgaduras. Tomamos este último,
i a las 3 leguas de subida continua i suave, por
tierras fértilrs de pasto i cultivo, entramos en Su-
sacon, pueblo de corto vecindario i moradores be-
névolos i atentos con el forastero, en lo que imi-
tan a su Cura, presbítero Réyes, a cuy a cabeza
total m en te blanq neacla por los años, caracterizan
los rasgos de candorosa bondad, tan comunes en-
tre los patriarcas de la jcneracion pasada. De este
lu¿·ar a Sátiva-del- >rtc va el camino por encima
de lo altos dv Ocavita i :i\Iortiñal, apéndice del
pámrno ele Gua ntiva, i al traves de laderas alegres,
cultivadas por numerosos estancieros i sombrea-
das con al tos <mees, alineados para marcar los tér-
m:nos ele las h e redades, recordando los fresco pai-
sajes de la r jioncs Ínteriores de los Ándes, que
m ·l. • adelante se encuentran con todas las g. h s de
su primavera perpetua, en las planicies <le Duita-
m 1 i Sugamu _·i. Entre Sátiva-1 Torte, pueblo me-
di no, ele agn.dable a ·pedo i rollü:as mujeres, i
S -tiva-Sur, q te se reduce a una docena de humil-
des casas, rca parecen los peq ueí'íos prados de achi-
coria, peculian·e de cierta zona barométrica en h
cordillera oric 1 tal· i siguiendo nue tro propósito
de d~terminar el límite inferior de esta zona, to-

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264 PEREGRINAClON

mamos la altnra, que resultó ser de 2,510 metros,


i la temperatura 19° a las ocho ele la. maña-
na, cifras bastante análogas a las que nos habían
dado las observaciones hechas, con igual motivo,
en tl camino de Canipauna a Chiquinquirá (altura
2,525 metros: temperatura 20° a las 11. A. M.), i
en la venta del Chascal, cerca del Valle de Jesus,
(altura 2,458 metros: temperatura 18° a las 5. P.
M.); de modo que recibía una tercera confirmacion
positiva nuestra sospecha de que dichos prados
marcan esactarnente una zona agrícola, medianera
entre la rejion de los páramos i la de las tierras
calientes, pudiendo servir de indicadores fi.cles, o
como si dijésemos, de letrero puestos por la natu-
raleza, para advertir al campesino el jénero de cul-
tivo que allí debería intentar, de conformidad con
el clima. A Sátiva Sur, último distrito del canton
Soatá por este lado, i l.Ja-Paz, primero del canton
Santa-Rosa, los separa una serranía de 3,385
metros de elevacion sobre el mar, i a pesar de eso,
cubierta de sementeras de maiz, cebada i trigo has-
ta la cumbre, advirti~nuose que la falda setentrio-
nal se adorna con una vejetacion crecida i variada,
i en la meridional apnecc de repente el frailejon,
al lado de pequeños sembrado de maíz i en medio
de grupos de arbustos desmedrados; ejemplo nota-
ble de las modificaciones que la configuracion del
suelo i predominio de ciertos yiento causan en la
temperatura de lugares contiguos e igualmente al-
to , diversificando le todo punto la fisonomía del
})aÍs i las producciones locales espontáneas.
La-Pnz . ituado en una meseta fértil, a 2, 721
metro. sohrc el nivel del mar, disfruta de aires
puros i lijcros, i de una temperatura cuyo máximo
de calor no pasa. de 19° centígrados. on los mo-

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DE ALPIIA. 2ü6
radc,res bien dispuestos de cuerpo, casi todl.os de
raza. europea, o tan cruzada que no se echa de ver
]o indio: las mujeres, bonitas i sin pretensiones : los
niños, verdaderamente lindos, con cabellos Tubios
i mejillas ele carmín, alegres i sociables. Este pue-
blo fué fundado en 1835, con vecinos bien acomo-
dados, quienes desde luego le dieron la imp0rtan-
cia de cabeza de un distrito, que hoi cuenta cerca
de 3,000 habitan tes. La iglesia es nueva, capaz,
semi-aseada, con lebrillos en lugar de pilas bau-
tismal i lustral, pero sin figurones de bulto . Mejor
pudiera estar, a tener quien la cuidara.; mas la
crónica local asegura que los párrocos han sido
allí pastores a medias, es decü·, que han e quilma-
do el rebaño, sin cuidarse de apacentar1o ni mejo-
rarlo; cosa fácil ele creer para el qne haya visto de
cerca la degradacion moral de la mayoría del clero
en Tunclama i Tunja. Los ttajes de lana, h1s in-
flexiones de la voz en el hablar, las costumbres
sencillas, los arroyuelos corriendo a lo largo de
las calles, las tiendas surtida de espumosa chicha
i asistidas con asiduidad por lo campesinos con-
cmTentes al mercado, indican bien claro que se
han pisado los umbrales del antiguo país de los
Chibchas; i así es la verdad, pue to que no mui
léjos, al Occidente, morab, el valiente cuanto
desdichado Tundama, U zaque podero o i poco m é-
110S que independiente del Zague de Iluns húa,
obcrano titular, en 1538, de toda la comarca que
e cstiende desde los cerros de Guantiva hasta
Chocontá.
De La-Paz a Relen-de-S~dnza mielen 5 leguas
de camino, las dos primera de serranías nui jn-
it: r aJltec:;, por ser la mue tra ma hermosa que de
üa formacion kéuprica se halla en las provincia·

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266 PEREGRINACIO

del Norte. Coronan los cerros capas de arenisca


verde i a vezes rojiza, que reposando sobre
graneles masas de margas irisadas (kéupett') abier-
tas en barrancas derechas, cuyo término es la
cortadura estrecha por donde corre el Suapaga,
dan al paisaje un aspecto raro. La vista descansa
con placer en aquellos promontodos deleznables,
de 6erra listadas con los colores del íri , que sua-
vizan la luz del dia; o alzando los ojos, encuentra
en las cumbres los árboles i arbustos de follaje de
esmeralda, nunca marchitado por los ardores del
sol, ni empañado por l polvo, que allí no lo con-
siente la tierra; i como si los autores del camino
hubieran tenido la intencion de abrir una. via pin-
tor sea, mas bien que mercantil, lo echaron por
encima de los cerros, dejando el rio a los piés del
viajero, i a su mano derecha la mole margosa de
:flancos sin vejetacion, que casi e taria de mas don-
de sirve de aflorno suficiente el caprichoso colorido
del suelo mismo. Despues de esto comiénzase a
\'er la planicie de Seriuza, que corre 4 leguas de
Oriente n Occidente, circundada de colina redon-
U.ns, cuyos peinados recuesto mueren suavemente
sobre la verde llanura de aluvion: de allí a poco
se sigue una bajada tortuosa i escarpada hasta to-
car el rio, i al camino fle montañn. ~e sustituye el
de llano, f : ldcanuo los cerros i llevando a la iz-
quiPrda potreros i estanc:ia ele labor, di vid idas por
tapi·1s bajas, a usanza del Reino. Andadas tres le-
cruas se 11 ga a un rortinaje de sauces, detra!:l del
unl stá Belen-de-Serinza, bonito pueblo, edifi-
cado al desembocar los caminos que vienen del
páramo de Gnantin~ i del canton Charalá, por
encima de los picachos piramidales c1 Tur , rir-
cun~tancia q1 e lo han hecho prospcr. r mucho

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DE ALPIIA, 267
mas que su predecesor Serinza, fundado media
legua adelante, i crijido en parroquia desde 1777.
Termina este valle lacustre al S-0, cabe una ré\m-
bla tendida, depresion de la cadena de lomas que
por allí corre de Poniente a Naciente, por la cual
se sube, llevando a izquierda i derecha lim pía
sementeras de cebada, trigo, habas, avena, papas,
maíz, arvejas i frisoles, dispuestas en pequeños
cuadros hasta la cumbre, repitiéndose al opuesto
lado el mismo fenómeno de vejetacion que en el
alto de La Paz, es decir, grupos de frailejon alter-
nando con las cereales cultivadas, en cuya confor-
midad concluye la ene ta, i sigue un fre co valle,
asiento de la capital de la provincia que lleva el
nombre de Tundarna, su antiguo soberano i de-
fensor empecinado.
L·\ ciudad de Santa-Rosa-de-Viterbo, que bien
pudiera trocar esta letanía de palabras por la sim-
ple i sonora de Tnndama, cuenta hoi 2,000 habi-
tantes, i se compone de dos entidades o naturale-
zas en pugna manifiesta: la de viejo pobla:.!hon,
que fué parroquia desde lüOO, i se quedó e~tacio­
nario con sus ranchos de paja, i la. de ciudad capi-
tal improvisada, que pretende merecer su título
mcjornndo de aspecto; entrámbas entidades repre-
sentadas por las Ca'uchas indíjenas i por la· nue-
vas ca as con baleonadura de hierro colado, lcvan-
tadnsj unto a sus humildes prec.leecsoras, que pare-
cen escand:llizac1a de aq nclla novedad, i di puestas
a u o dcsam parar el nelo a que están adheridas,
omo el líq u n al pcííasco nativo. La plaza es
d pejada i aleg¡·e, con \'Í tíl a la. colinas verdes
qu por un lado cireuycn líl ciudad, i con una.
fu •nte o pila (e ·tilo e pañol) en el centro, rodea-
da de árboles. En este holgado e pacio se congrc-

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268 PEREGRINACION

galos lúnes muchedumbre de jentes que traen al


mercado copiosa variedad de frutos i las manu-
facturas nacionales de algodon, lana i fique, con ]as
cuales se abdgan i engalanan nuestros campesinos
sin necesitar de las estranjeras, i aun desdeñándo-
las por su poca duracion. El cuadro que se pre-
senta difiere poco de los análogos en las otras pro-
vincias andinas : los mismos indios de formas re-
chonchas, color cobrizo i fisonumía ~ocarrona de
suyo i humilde cuando saben que los miran, los
mestizos atléticos i los blancos de tez de pejada i
facciones tan españolas que parecen recien tras-
plantados de Andalucía o Castilla ; tipos de po-
blacion que, con leves desinencias, se hallan repeti-
dos en Vélez, Tunja i Tundama, i hasta cierto
punto en Pamplona. Las únicas peculiaridades
que en Santa Rosa encontré fueron los sombreros
colosales de lana (fieltro endurecido) con que los
campesinos oprimen sus cabezas, llevando en la
copa un almacen de tabacos, pañuelos i otras za-
mndajas de uso personal ; i los burros en servicio
activo cargando víYercs al mercado i viajando en
recuas, de lo cual están cscntos en las otras provin-
cias, donde los bueyes sufren el peso de lasque ha-
ceres como bestias de enjalma i carga, i los asnos
se están quietos refocilándose en los potreros. Así
es que habituado el q11e ha daclo la vuelta por V é-
lez i el Socorro a no ver en los caminos ni luga-
res públicos los pncicn Le i si"m pre apaleados bu-
rros, los saluda risueño unndo los encuentra de
repente en anta llosa i Sognmoso, lleYando u
carga cnbizbnjos i tomúndo e de propia autori-
dad lo m jor del camino i las aceras ele las calles,
conforme lo hnn por costumbre i mnlicia. n todas
partes.

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DE ALPliA. 269
Hai en esta ciudad un Colejio particular, fun-
dado i dirijido por el Dr. Juan N. Solano i su her-
mano, jóvenes de ilustracion i modestia, que han
consagrado sus dias a la enseñanza, con mas pa-
triotismo que lucro pecuniario. Cuenta el esta-
blecimiento corto número de alumnos internos,
base de su existencia, los cuales reciben educa-
cion cristiana e instruccion en varios ramos de filo-
fía i literatura, en idiomas vivos i matemáticas,
procurándoseles al mismo tiempo la salud i buen
desarrollo del cuerpo, mediante algunos ejercicios
jimnásticos ; ramo enteramente descuidado entre
nosotros, de donde resulta que salen de los Cole-
jios jóvenes aptos para los quehaceres sedentarios,
pero incapazes ele soportar las fatigas físicas, o
minados desde temprano por el jérmen de las en-
fermedades que abrevian los días a los hombres de
bufete. Desatender la cducacion del cuerpo en
países como estos de vivir inquieto, es un error
tan imperdonable como el de enseñar latín i me-
tafísica en los colejios de provincias mineras i ma-
nufactureras, segun desgraciadamente acontece pa-
ra perpetnacion de nuestra ignorancia i atraso
indu triales.
La aerólita de que Boussingault i Rivera hacen
mencion en una de sus i.\Iemorias relativas a Co-
lombia, se conserva todavía en Santa-Ro ·a, puesta
en un rincon del patio de la casa ocupada J or la
familia del señor Solano, donde la vimos. H allá-
ronla el año de 1810 sobre la colina de Tocavita,
en las cercanías de la ciudad: es enteramente me-
tálica, compuesta de hierro i níkel, pesando 700.
kilógramo (15 qq. 8 gr.5 ), i fué comprada para el
~1 u seo nacional; pero las dificultades del tra por-
te la tienen relegada i menospreciada, habiendv

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270 PEREGRINACION

servido mucho tiempo ele ayunque en una herrería.


Bien hubiéramos querido haber enviado all\Iuseo
esta hermosa joya que le pertenece por mucho
títulos; mas, el tiempo, el dinero i 1 apoyo nece-
sarios nos faltaban, como faltó así mi mo herrero
para cortar un pedazo que pucliéran os llevar de
muestra, ya que el orijinal ha de perderse en el ol-
vido, o en la fundicion de algun codicioso que e
ria de las ciencias i de los muscos. Hai razones,
que luego se verán, para creer que la colina de To-
caYita estuvo surnerjida en el gran lago de Soga-
maso, hasta cien años ántes de la conqilista, próxi-
mamente. Compónese de arcillas i arenas revesti-
das de cantos rodados i pequeños frngmentos de
cuarzo empañado, formando un suelo resistente i
firme, sobre el cual,·i en parte descu hi rta, estaba
la aerólita; cuya situacion autoriza para in:D rir gue
la caída de e ta masa metálica debió verificarse du-
rante el siglo XV, o en el primer tercio del siguien-
te; porque si hubiera sido ántes, se habría encon-
trado sumerjida en el sedimento lacu trc que cons-
tituye todos aquellos terrenos, i si hubi ra sido
despues, los cronistas de la conquista no habrian
pasado en silendo un acontecimiento tan ruidoso
corno el vel~zísüno deseen o de un cuerpo que
necesariamente vendría tronando, encendülo i res-
plandeciente.
Esca as dos leguas n] poniente de Santa Rosa,
queda Duitama, teatro de importantes sucesos,
que dentro de las calles del pueblo i en los alre-
dedores tuvi ron }uCYar cuando la ccmqui ta j cuan-
do la independencia de e5tos paí. e!':,
Corria el mes de agosto de 1537, i el Capitan
Juan de Flan Martín, que con 30 l omhr , por ór-
den de Quesada, babia. marchado de omondoco a

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DE ALPHA. 271
reconocer unos llanos estendiuos que vieron al
S-E, se encontraba en Iza repal'ándose de los
quebrantos de esta desastrosa espedicion, cuando
se le presentó un indio anciano, de buena presen-
cia, ensangrentada la camiseta, a causa de llevar
cortada la mano izquierda i las orejas, que se rna-
nifestab::m pendientes del cabello. Puesto delante
del Capitan, con voz trémula por el dolor, la de-
bilidad i el enojo, le significó hallarse en aquel
estado por ln. crueldad de Tundarna, Uzaque so-
berano de Duitarna, quien sabie11do la entrada i
proezas de los estranjeros en la tierra de los Chib-
chas, reunió sus curacas o notables para convenü·
en lo que clehieran hacer, i siendo e. te anciano el
único que le aconsejó la paz obtenida por regalos
o tributos, airado lo mutiló con sus propias ma-
nos i "ve, le dijo, ve a los Ochícs de parte rnia, i
" di les, que de esta calidad on los trib 1to que
" yo pago a cstrnnjero., i que lo mismo que hago
" en tí por cobarde, prevengo hacer en ellos cuando
" ll<·guen a mis tierras, i que me pesará l dilaten,
" i para que no lo hagan, tú les ervirás deguía." ·:t:·
Al mismo tiempo que San 1\lartin rec:bia esta
primer noticia del país de los Duitama~, recibia
Quesada en Baganique (Virrtcachá) cerca de Cié-
naga, la de la existencia del populoso reino de
Hun ahúa, hoi Tunja, dada por otro indio resen-
tido. A San ?\Iartin lo engañaron los guias, i des-
pues de muchos rodeos, ]o llevaron a Toca. Sin-
choque i Ci ~ naga, ternerosos do que los Och ícs ·
pusieran los piés en 1 ,-allo agrado de Iraca, i
profanaran el santuario do Sugamuxi: Quesada,
con mejor fortuna, penetró bnsta la Corte del Za-
que Quimuinchatccha, 1 19 do nrrosto, i Pl 20 lo
• PIEDRAHITA, Conquist:l ue la Tue\a Granada.

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272 PEREGRI- ACION

aprisionó i saqueó. * Reunido San Martín a Que-


sada, le habló de Tundama i su mensaje, noticia
confirmada por el traidor que vendió al Zaque,
añadiendo la que ningun indio se habia atrevido a
dar todavía, i era la de la existencia de Suga-
muxi, U zaque de Iraca, Pontífice de los Chibchas, i
guardador de los archivos i caudales del templo
máximo ; de que resultó la marcha de todos i en-
trada en el territorio de Tundama, quien les man-
dó un corto presente, rogándoles que se detuvieran
en tanto que él en persona les reunía i llevaba
ocho cargas de oro. Hiciéronlo así los españoles,
i miéntras tanto el astuto indio sacó i escondió las
jo y as e ídolos de los adoratorios, a pareciendo en
seguida con jentc bien armada, i convidando a los
Ochíes a que fueran a recibir el oro sobre sus ca-
bezas, porque a ménos costa no podrían ganarlo.
Corridos de la burla, lo atacaron hasta entrarse en
Duitama, pero salieron de la ciudad sin fruto al-
guno, i maltratados de las piedras i flechas, ende-
rezando para Iraca. Al regreso de aq uel1a espedi-
cion, pasaron por Paipa, i el Tundama les mandó
un mensajero, advirtiéudoles que allá iba a bus-
carlos, como en efecto se apareció con nume1·osa
jente de guerra, mui engalanada de p tos i corona
de oro~ distinguiéndose por medio de banderas lo~
tercios de Onzaga, Serinza, Sátiva, ~usa, Soatá,
• Dosciento ochenta i dos año dcspue , dia por dia,
Bolí,·ar i autandcr derrotaban a los e puñoles el 19 de ago to
trc::; legua · a1 S. de Tunja, i el 20, apri•ionado el .Tefe caste-
Jlano i aq ncado. u campo, e dirijian las hueste · libertado-
ras :1 'Innja, ciudad de hidalgos de cendientcs de Encon-
menderos, llevando en el pcns:uniento la manumision de los
esclavos i la em:mcipacion de los restos degradados rle la na-
cien hibcha que no comprendía ni aun comprcndt n rc-
dcucion.

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DE ALPHA. 273
Chitagoto i otros curacas súbditos del U zaque al-
tanero . El encuentro tuvo lugar en la llanura de
Bonza, i la victoria quedó por lo españoles, re6rán-
dose Tunclama con su ejército, mas amedrentado
por los caballos i a1·cabuzes, que realmente derro-
tado. Quesada estnvo a punto de perder a1lí b
vida derribado del caballo a macanazos, con lo
que determinaron no detenerse en esta conquista
por entónces, i siguieron en demanda de Neiva,
despues de haber asentado pazes con Tundama
por intercesion del U zaque de Paipa.
Finalmente, repartidos des pues en diversos feu-
dos los indios de lraca i Duitama, tocaron estos
con sujeneroso Jefe al Capitan Baltasar l\Ia1dona-
do, en calidad de iervos tributarios. 1\rlarchó Mal-
donado en 1540 a sujetarlos, i como por ensayo
hecho, al pasar arrasó i saqueó las poblaciones de
lraca ( Sogamoso) dirijiéndose luego a Bonza,
donde ]o csper ba Tundama fortificado en una
isla rodeada ele ;mntanos. A traicion lo vencieron,
i en otros combates fuera de los pantanos acaba-
ron de postrarlo de ta1 modo que hubo de pedir la
paz. Otorgóse1a Maldonado i le impuso tributo
arbitrario, que la codicia del ruin Encomendero
aumentaba in tasa, dificultando mas i mas el
pago. Rcconvin.icndo una vez a Tundama, re pon-
dió con desabrimiento, i ménos sufrido JVIaldona-
do de lo que debiera, le dió en la cabeza con el
martillo con qme estaba machac;.nndo las jo ·as ele
oro tributadas, i lo mató vil i alevosamente, pues
el noble jndio no esperaba semejante agresiones-
tando en la cas;a del español bnjo e1 eguro de Ja
paz, i el golpe· lo tomó desprevenido. "A u o-
" brin o i suce .or, que po teriormcnte recibió el
"bautismo de mano del ObiS})O D. Frai Juan de
18

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274 PEREGRINACION

"los Barrios, le cupo un fin no ménos trájico.


"Apremiado con tormentos por el cruel i homici·
"da Oidor Mesa, a fin de que le contribuyera con
"crecidas cantidades de oro, i hallándole incon.
"trastable, lo hizo pasear desnudo i maniatado
"como un malhechor por las calles de Duitama.
"No sobrevivió el sensible cacique a esta afrenta:
"vuelto a la prision se suicidó, ahorcándose de
"una de las vigas de la cárcel. "*
Duitama decayó mucho de su primitiva grande-
za, oprimida i despoblada por el bárbaro réjimen de
las Encomiendas. De diez años a esta parte ha co-
menzado a mejorar en casas de teja, órden material
i aseo, resultados de la mayor civilidad de las jen-
tes, i la riqueza i poblacion tambien mayores-Bon-
za, lugar de recuerdos históricos, queda ménos de
una legua al S, no ya en tierra cubierta por las
aguas, ni pantanosa como en tiempo del Tundama,
sino enjuta i de labor, escepto en la depresion cen-
tral de la llanura, que aun conserva los juncos i
plantas acuáticas i hace laguna durante las gran-
des lluvias. Por la planicie al Occidente se llega
a Paipa, orillando el rio de su nombre con 2! leguas
de escelente camino que atraviesa campiñas ame.
nas, huertas en que se producen esquisitas rnan.
zanas, ciruelas, duraznos, membrillos i otras frutas
rnui regaladas, i pasando por entre rebaños luzi-
dos de ovejas cargadas de la fina lana que tributan
a los telares nacionales. Al llegar a Paipa tuvi-
mos la fortuna de ser alojados en casa de los se-
ñores Prieto, caballeros de distinguida cortesanía
que, penetrados de lo importante del servicio pú-
blico que llevábamos a nuestro carao, se apre-
suraron a suministrarnos datos, pro 1orcionarnos
• JOAQUIN AcosTA, Compendio h istórico.

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DE ALPIIA. 275
cabalgaduras i acompañarnos en las escursioncs
por los alrededores con la bondad i el jcneroso
empeño de patriotas ilustrados, linaje bien escaso
en la provincia que recordamos.

XXII
Paipa es el postrer pueblo del can ton Santa-Ro-
sa por la banda del Occidente, situado en el punto
<le union de las planicies lacustres de Tunja i Tu n-
dama, orillas el río que representa el canal de
desagüe de estos lagos antiguos i toma tantos nom-
bres como lugares riega, quedándost al fin con los
de Chicamocha i Sogamoso. Asentado en campi-
ñas abiertas, país de 15° centígrados de tempera-
tura media, por hallarse a 2,460 metro de altura
sobre el nivel del mar, goza de las delicias de una
primavera continua, como todos los pueblos de
aquellas planicies andinas, i en la di. posicion i
buenos colores de los habitantes demuestra la salu-
bridad del clima, conforme se infiere de lo nume-
roso de la. poblacion, la baratura de las subsisten-
cb.s; beneficio vinculado en este suelo americano,
donde el hambre jamas se sufre, ni se conoce sino
e por las relacioJes que se nos hacen de las mise-
rias del proletarÍ) europeo. En las inmediaciones
de Paipa comenzaron los movimientos i escara-
muzas de las tropas republicanas que en 1819 vi-
nieron desde Ca ~anare a buscar el ejército español
acampado allí m i de antemano: las primeras ve-
nían diezmadas por el rigor de la marcha al traves
del páramo de P sba, desprovistas i casi desorga-
nizadas; el scgul\do constaba de la flor de los sol..
dados espedicio arios que se decian v ncedores
de r T apoleon, vestian co11 lujo, tenían soberbio

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276 PEREGRINACION

armamento i recibían su crecida paga en oro de


Bogotá i Popayan: dos hombres estraordinarios
erau jefes de los pocos centenares de patriotas que
traian la pretension de redimir la u e va Granada::
el uno andaz, impetuoso, inspirado i creyendo en
su buena estrella: el otro reposado, meditador i
creyendo en las combinaciones i golpes de mano
calculados; BoLív R, que buscaba en el suelo
oTanadino la centella de la libertad para tornar a
encender su apngado fuego en Venezuela; SAN-
TANDER, que deseaba saludar al país nativo, eman-
cipado c1 finitivamentc o sucumbir de una vez,
porque ya no había otra esperanza para los buenos
americanos: el ej''rcito realista obedecía al Bri-
gadier Barreiro, militar de la escuela galante i
presentuosa de Riego i Quiroga, severo en la paz
de las guarnicion~ , vacilante en campaña; unos
i otros, aborreciéndose ue toda voluntad: los ame-
ricanos a los españoles, porque veían en ellos los
crueles verdugo de sus deudos i compatriotas mas
ilu. tres, los violadores de promesas i tratados, los
concucionarios escandalo os i ladrones públicos:
los realistas a los republicanos, porque los reputa-
ban como siervo rebeldes que venian a pertur-
barlos en el goze ele u lucrativa i omnímoda do-
minacion ; pero el americano llevaba en sus ban-
deras una palabra del Evanjelio i defendia la causa
uel progreso de un mundo entero; era fuerte por
la fe i la mision, no por el número ni la calidad de
las arma .
Bonza, Paipa, el alitre, vieron renovados los
'rieptos de otro tiempo, los combates de uno a uno,
<le cinco a cinco, de diez a diez, en que el jinete
llanero salia , iemprc victorioso i provis o d di-
nero, vestidos i armamento con los despojos de

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DE ALPIIA . 277
su adversario. El 7 de agosto, dia providencial,
se acercaba: Boyacá estaba allí esperando los
gritos del victorioso i las maldiciones del vencido.
En el Pantano-de-Várgas fué el preludio de la
gran batalla, caoiendo a l leal Rondan la gloria de
esta jornada. Siguióse la de Boyac:á .. ..... '' i el
Libertador hubiera sucumbido en Boyacá, la in-
dependencia de la Nueva Granada se habría hecho
imposible por entónces, la de Venezuela no se ha-
bría verificado, ni hubiera visto el Perú arrojados
sus dominadores por las huestes colombiana· : esa
batalla, pues, fué la que dió vida a cinco Repú-
blicas i consistencia a las de Chile, Buenos-Aires
i Centro-América, porque el triunfo de Doyacá
preparó el de Carabobo, este los de Pichincha i
Ayacucho i todos ellos vigorizaron la causa repu-
blicana en Sur-América. "
Tantos recuerdos agrupados produ:::ian en mi
cabeza un cúmulo de reflexiones iempre renova -
das, i me hacian pisar con cierta Y<:neracion el
teatro de suceso en que no se dispuso del interes
de Reyes o de ciudades, sino directamente del por-
venir de la mitad del mundo, e indirectamente de
la suerte futura de ám bos hemisfedos, puesto que
se trataba del triunfo de la democracia, única doc-
trina universal i faro ele salud que para todos los
pueblos debia encender en América.
Rehechos los republkanos con los ausnios je-
nerosos de Belen i erinza. i con los voluntarios
que de todas partes les acudían, idearon aprove-
char e de las i.Hlecisiones de Darreiro, i marcharon
acelcradarnentc sobre Tunja . Al efecto pasaron
el rio Paipa frente a Bonza, e intnnándose en el
recodo qu~..: forma la planicie donde llaman Pan
tan o-de- r árgu , determinaron salvar los ce1 r JS del

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278 PEREGRINACION

O. i caer sobre Tuta, ocultos por otros cerros ma-


yores que les demoraban a mano derecha, divi-
diéndolos del Salitre i Paipa ocupados por los
realistas ; pero estos, que no se descuidaban, co-
lumbraron en las alturas una descubierta del pe-
queño ejército patriota, i comprendiendo lo que
sucedía, se movieron con velozidad i lograron cu-
brir a Tuta. Era el Pantano-de-Várgas una ense-
nada del antiguo lago de Duitama, que en 1819
se conservaba todavía cenagosa, recostándo, e las
aguas dormidas contra los cenos que amurallan a
lo largo la ensenada por el N, i no dejando en seco
sino las faldas de otros cerros fronterizos que for-
man la barrera del S; de manera que el espacio
transitable qu edaba estrecho, ceñido en lo bajo
por varias colinas i una cerca de piedras que mar-
caba el límite de la tierra firme, i dominado por lo-
mas que se levantan en escalones derechos, perlre-
grosos i sin monte. Marchaban los republicanos
ácia el O. faldeando las lomas i al abrigo de las
últimas colinas por lo mas llano del camino, cuan-
do sobrevinieron los españoles en direccion opuesta,
coronando la infantería, corno un torrente, la cresta
de las lomas i echando la caba1Jería por la orilla
del pantano, con cuyos movimientos se prometía
Barreiro en1·olver a sus enemigos i aniquilarlos en
la estrechura del ingrato campo; i a í aconteció,
pues la infantería patriota se vió cojida en un ca-
llejon,recibiendo de arriba sobre su flanco izquierdo
una lluvia mortífera de balas, i oyendo por el flan-
co derecho los clarines de la caball ·ría e pañola
que tocaban a la carga. Desde una eminencia que
nos mostró el r. La-Rota, guia nuestro i testigo
del uprcmo con:fl.icto, pre nriaba el L ibertador
BolíHlr aquel <.lesa tre i la ruina de la santa cau sa,

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DE ALPHA. 279
i volviéndose a los jefes que le rodeaban: "Somos
"perdidos, les dijo; pensemos en la retirada: nues-
" tra caballería está intacta i nos protejerá."- "Mi
"Jeneral," esclamó con el acento llanero Rondon,
"Jefe de la caballería: yo no he peleado todavía i
"para retirarnos bai tiempo." I sin mas oir, movió
desesperadamente sus llaneros, que al revolver
una colina se encontraron de manos a boca con el
escuadran español orillando en columna el pantano.
Cayeron sobre él con la rabia de hombres que
buscaban la muerte, arrollaron la primera :fila i la
segunda i la otra, precipitándolas dentro del pro-
fundo pantano, i a la postre obligaron al resto a
volver caras aterrados i huir con toda la presteza
de sus caballos. La infantería española que desde
las alturas vió aquello, imajinó que iba a ser cor-
tada por la espalda, i hubo un momento en que,
alterada, suspendió us fuego . En este momento
crítico los tambores patriotas tocaron carga a la
bayoneta, los soldados prorum pieron en vivas
victoriosos, i los e¡::pañoJes sobrecojidos huyeron
detras de su caballería, dejándose matar sin resis-
tencia: dos mil hombres que formaban la reserva
de Barreiro, no se atreví ron a moverse sino re-
plegándose al es tremo occidental del pantano : lo ..
patriotas tampoco se atrevieron a perseguirlos. i
retrocedieron ácia el Oriente, ocupando unas casas,
que aun subsisten, donde acamparon aquella no-
che-A la mañana siguiente, trepando los cerros,
marcharon rápidos sobre Tunja, i logrnron por fin
situarse entre Rarreho i la capital del Vir inato,
apoderándose oportunísimamente de ]os almnce-
nes de vívCI·e i pertrechos que en abundancia lu-
jo. a teninn lo cncmicyos en Tunjn. Ll no de in-
quietud Barreiro al saber este atrevido m o imiento,

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280 PEREGRINACION
corrió con. los suyos a cubrir la capital por el S.
de aquella ciudad, dirijiéndose a Boyacá, donde la
justicia de Dios esperaba a los sostenedores de la
tiranía para quitarles con un soplo de sobre la haz
de esta tierra.
Tal fué la funcion de armas del Pantano-de-V ár-
gas, en la cual los patriotas adquirieron tanta su-
pcrior:dad moral cuanto fué grande la impresion
de terror que en el ánimo de los realistas dejaron
las lanzas casanarefíns i la serena intrepidez del
heróico Rondon.
Dos tercios de legua al S. de Paipa queda. la
hacienda del Salitre, fundada por un español rum-
boso que en la fábrica rle la casa imitó los claus-
tros i arquerías ele lo. conventos, completando esta
semejanza con una capilla espaciosa edificada fren-
te a la casa de hnbitacion, i encerrándolo todo
dentro de altas tapias. Yace aquello abanclonado
i solitario : la yerba crece libremente en los patios
i corredores : el viento suena en los clau tros como
un murmullo de vozes comprimidns, i la hoja de
una ventana que batía contra el marco i hacia re-
tumbar las ccrraclas salas, completaha.laimpre ion
de desarrparo producida por aquella casa, centro
quizas de festines ruidosos, recien levantacla, ho -
pital lu"go ele heridos, ocupado por las tropas ele
B:nreiro, i finalmente mansion del sil ncio i de las
alimañas que huyen del hombre. "El Salitre" se
nombra este lugar por el hirviente laboratorio na-
tural de sulfato de sosa (sal de Glaubero) que
})Orespacio de mas de una legua se cstiende a ori-
llas de un riachuelo tributario del Paip:1, i parece
esconderse debajo de lo cerros arcillosos i calizos
de bs inmediaciones. Brotan a flor de tierra in-
numerables manantiales de agua cuy temperatura

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DE ALPIIA. 281
llega a 70° centícrrados, exhalando un fm~rte olor
de azufre entre remolino de vapor de agua, que
conrlensado prontamente por el frío del aire ( 16°)
dejan donde quiera eflorescencias copios1., al paso
que las aguas depositan la sal en montone de
polvo i en agujas concrecionadas con una profu-
sion inag0table. El suelo ardoroso i como calci-
nado está cubierto de arena blanca i fina que pro-
viene de las fuentes, las cuales varían frecuente-
mente de lugar, cual si la costra ele la tierra fuese
la tapa de una caldera inmensa con respiraderos
por todas partes, hasta en el lecho del riachuelo i
debajo de sus aauas corrientes . Presenciamos la
desaparicion de unas fuentes que cesaban de ma-
nar, i la aparieion de otr:-~s, anuncián lose por su-
blevar el suelo en un puuto, humedecerlo, arrojar
el casquete de tierra, brotar arena hla"''ca mui fina
i cada YCZ 1 a empapada, i por último salir los
borbollones de agua muí caliente en la primera
emi ion, que se 1cyanta i corre por encima de las
verdolagas sin marchitarlas. En los cerros inme-
diato. no se Yen eyecciones volcánica. d ninguna
especie, aunque los henidcros par('zcan a¡ .. énclice
de la cad<·n· <1 colinas pelau11~ que se ue. arrolla
de N. a '. i ~e n1aza con el macizo ele la serranía
que corre 1 Yantúnclo. e al S-E. hast·t formar los
helados pár m o de T1baná i Las-Cruzcs, enfrente
de los cu;tlc :-;, al E. i cerca de Issa, encontramos
lechos de pi dra póme, nl rededor de fuc·ntc sul-
forosas i fcrrujinosas calientes. La sal de GlaubC'ro
es uno de los artículos del comercio activo de Pai-
pa, vencli~'ldola por cargas i a ínfuno precio den-
tro i fuera de la provincia: por supuc. to qne el
d<'spcrclicio de ella es cnnntioso i l modo de r -
cojerla no pu,.<1c ser peor. La riqueza de e ta mi ..

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282 PEREGRINACION

na, como de las adyacentes de carbon, azufre i


hierro nativo, esperan todavía el aprecio i aprove-
chamiento ele la industria calculadora i científica
que nos traerán las edades venideras con la mayor
poblacion i crecidas necesidades.
Del Salitre tomamos para el S-E. por encima
de los cerros, a salir sobre el alto de Tiba osa, des-
de el cual vimos a nuestros piés la hermosa plani-
cie de Sogamoso, cargada de prados i mieses, de-
sarrollada i tendida como una rica. alfombra cuyos
di versos matiz es se desvanecían en los recodos de
la estremidad oriental. Era la mañana, i el sol res-
plandeciente bañaba con su luz la campiña, esten-
diendo al pié de Jos sauces su moviente sombra,
e iluminando las torres i casas de Tibasosa iN obsa,
puestas a uno i otro lado de la planicie, como si
defendieran las avenidas del antiguo santuario d
Iraca. A lo largo del verde llano corre manso i
tortuoso el rio de Paipa marcado en varios replie-
gues por el vivo reflejo <.lel sol hasta lo último del
paisaje, donde se le mira torcer i ocultarse al N-E.
para Tópaga con el nombre de Sogamoso. Nume-
rosos grupos de reses mayores i menores animan
los prados, i de vez en cuando se levantan las
capa de casupo, las emcnteras i las arboledas
frutales, ora en lo llano, ora recostadas a las redon-
uas colinas del circuito, dando a toclo aquello el
aire tranquilizador de una comarca poblada, abun-
clantc i hospitalaria. Dos leguas anduvimos por
esta llanura, bella sobre cualquier encarecimiento,
i al rodear un montecillo ni. lado ntl'~mos en las
avenidas de s::mces que conducen a la villa de So-
gamoso.
La ciudad sagrada de Ira en, patrimonjo del Uza-
que Sngamuxi, que era tambien Sumo Sacerdote

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DE ALPIIA. 283
de los Chibchas, encargado del famoso templo allí
fundado por el Lejislaclor Nenqueteba, se hallaba
un poco mas al S-E. de la villa actual de Soga-
maso, en un pequeño valle ceñido de cerros i sem-
brado por arboledas simétricas. Despues del saqueo
de Hunsahúa se dirijió Quesada con veinte caba-
llos i los mejores infantes de Iraca. Saliéronle al
encuentro las tropas de Sugamuxi, esperándolo en
el descampado de la llanura grande, donde acome-
tidos por los caballos fueron deshechos tres vezes
los escuadrones ele indios, que asombrados i llenos
de terror huyeron a los·montes vecinos, abandonan-
do la ciudad i el templo. De b primera sacaron
los españoles gran suma de oro, llegando a cua-
renta mii caste11anos el valor de la planchas arran-
cadas de solo la fachada de la casa que ocupaba
Sugamuxi. Bien veían los codiosos invasores el
brillo de los platos i lunas de oro con que resplan-
decía lo esterior del templo, edificio ji()'antesco sus-
tentado por pil ares de madera corpulentos; pero
el día se les acabó afanados en robar la ciudad, i
acordaron diferir para el sol iguiente el aqueo de
lo demas, acm pando cerca del templo. En el si-
lencio de la noche sonaban la'3 lunas de oro, dando
golpes ajitadas por el viento, i aquel ruido d e veló
a Miguel 'ánchez i Juan Rodríguez Parr a, p eo-
nes vulgares i rudo , i mas que todo esto avari ·n-
tos, quienes n pudiendo refrenar su imp ciencia
se fueron furtivamente al templo, rompi ron las
puertas i con un haz de paja encendido e menza-
ron a r parar gran copia de riquezas i 1 rimares
dispu esto por las paredes i techo, i los filas de
momias lujosame11t atavianas; de que de ·lum-
brado~ pu ieron l hn chon 1 1 P te ado uclo i
empezaron a d erribar joya s con tal an ia, que no

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284 PER'EG-RINACION

echaron de ver que ardían las esteras hasta que,


prendiendo en las paredes cubiertas de telas finas,
se levantó un torbellino de llamas tan furioso, que
hubieron de salir apresurados i con las manos casi
vacías. "Ningun volean se mo tró mas ardiente
" en el arrebatado curso de sus llamas que este
" edificiu avivado de los soplos del viento, siendo
" lastimoso espectáculo de aquellos tiempos, con-
" siderada la majestad de su fábrica, la grandeza
" de sus tesoros i la curiosidad de sus arreos; i si
" a los ojos de los bárbaro fué objeto de lágrimas
" por el violento destrozo de lo mas sagrado que
" veneraban, no fué ménos lastimoso a los cspa-
" ñoles por la~ esperanzas que entre las ruinas del
" fr[tcaso dejaron sepultadas." * La ~érie de u-
mos Sacerdotes, dcscle el sucesor de Bochica, con-
servada en las momias, los anales de la nacion
Chibcha, las crónicas de su civilizacion, lo mas
bien labrado de sus manuf1cturas en muebles, te-
lns i metales preciosos, todo pereció reducido a
pav..: zas: el breve espacio de una noche i la estóli-
da brutalidad de lo· soldados fueron suficientes
para aniqnilar la obra de muchas jeneraciones i su-
rnerjir en la oscnr1dacl la. historia primitiva de un
pueblo interesante bajo muchos re pectos. Cinco
años i mcclio de~pues Hernau Pércz de Que a.da
cl:\ba mu~rte violenta ialevosa al último Zaque de
Hur..sahúa(Tnnja) í a todos los U zaques i Capita-
ne viejos congr gndos en Tunja con motivo del
matd111onio de su desventurado Señor, matando en
ellos de una vez los recuerdos i tradiciones que
habrían podido suplir en parte la pérdida de los
archivos de !raen; tanto así eran bárb<d'OS i fcro-
zeslos qne ' de<.:ian nvjados por unRei cristi.no
para civili~ar es a , rejioncs!
Pu.:oR ;\l!lTA, ConC}.uista de la Nueva Granada.

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DE ALPHA. 285
Aun quedan indios puros en Sogamoso ; pero
es inútil preguntarles nada relativo a la conquista:
la esclavitud los degradó hasta el punto ele perder
la memoria ele sí mismos. Nadie supo indicarme
con seguridad el lugar que ocupó el templo afama-
do. Por conjeturas creen algunos que sea un solar
grande, notable por dos eminencias que hace la
tierra en los estremos, del cual han solido sacar
joyuelas i figuritas de oro. El sobr es propiedad
de una familia de indios a título de re:guardo, i
cuando lo vi ité se hallaba sembrado de cebada,
cuyas espio·as ofuscaban el miserable rancho en
que se alberCTan los últimos Iracas envilecidos, ig-
norando que reposan quizas sobre las cenizas de
sus sacerdotes, ele sus lejisladores i de sus anti-
guos dioses.

XXIII
La villa de Sogamoso es el centro (le un can ton
que en 124legua cuadradas de territorio, su tenta
53,400 habitantes agricultores i manufactureros,
para lo cual tienen singular di posicion. La tierra
les produce diez calidades de frutos 'propios para
los cambios de la feria semanal, aclemas de la mu-
chedumbre de artículos menores adecuados al con-
sumo inmediato, i que por razon de su naturaleza
poco durable no se introducen al comercio : las
manufacturas surten los mercados con loza vidria-
da, jabon, pieles curtida , lienzos, bayc~as, ruanas,
sobrecamas, toballas, pellones de cerda, sombre-
ros de ramo i lana, zapatos, alpargatas, zamarras,
i algunos productos de herrería: finalmente, ]a
ganadería se encarga de en(7ordar la reses impor-
tadas de Casanarc, i ofrece a los tejedores el abun-

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286 PEREGRINACION

dante vellon de las ovejas, parte de las cuales son


merinas. Este solo canton sostiene con su indus-
tria interior un comercio activo con las provincias
de Casanare, Vélez, Socorro, Tunja, Soto, Pam-
plona, Santander, Bogotá i las del Magdalena, no
obstante que lo fragoso de los caminos duplica las
distancias i acrecienta las dificultades i gastos de
trasporte; así corno lo imperfecto de las máquinas,
si máquinas pueden llamarse unos aparatos suma-
mente toscos, les hace consumir en la fabricacion
de los artefactos diez vezes mas tiempo del que
€mplearian si una mano patriótica i protectora les
diese instrumentos que les facilitaran la prepara-
don de las primeras materias siquiera, ramo del
trabajo en que estos pueblos permanecen tan atra-
sados corno no es fácil creerlo, sin merecer una
sola mirada de las Cámaras provinciales ni de au-
toridad alguna, ya que la mui escasa ilustracion
de los moradores los pone todavía bajo la tutela
de los gobernantes locales. La ''illa es alegre i
abierta, si bien se compone en su mayor parte de
humildes casas de paja, contrastando con las de
teja modernamente fabricadas en torno de la plaza
principal. Hai una iglesia pequeña, deteriorada i
no limpia, poblada de figurones ridículos, entre
los cuales se llevan la palma un San Isidro cuyo
talante anuncia que el santo padeció una grave
e incurable enfermedad incompatible con las ta-
reas de la agricultura, i un San Agaton, del color,
hechura i fisonomía de los indios puros, vestido
como para decir misa i encaramado en un nicho
sin título ni credenciales para ello, pues jamas hu-
bo tal santo Chibcha. Bueno es que el culto ultra-
romano, contemporizador i acomodaticio aun a
c o6ta de la verdad, haya encontrado santos hasta

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DE ALPIIA. 287
en la raza etiópica, sin embargo de que los teó-
logos dicen que es la de cendencia maldita del mal-
decido Cain, canonizándolos en aquellos tiempo
bonancibles en que la libre crítica no existía; pero
que ahora nos vengan asomando un santo de con-
trabando espresamen te fabricado para sacarles el
dinerillo a los cándidos indios de la cordillera, no
pasa, por sensible que sea el haber de renunciar
a la fecunda idea de dotar a nuestros indíjenas con
un patrono de su jcntc i familia.
Tres leguas al Oriente de Sogamoso i en medio
de cerros cortados por torrentes, país so itario i
agreste, se levanta un convento edificad por la
piedad de los antiguos para guardar uu cuadro de
la Vírjcn que pintó el Emperador Cárlos V, segun
Piedrahita, o Felipe II, como quiere Oviedo, i lo
regaló al pueblo de Monguí, a causa de haber sido
el primero que se puso como feudo en la Corona
de España. Lo mismo fué llegar el cuadro a su
destino, que empezó a obrar milagros i atraer la
pcregrinacion de los fieles, con cuyas limosnas se
completaron los adornos interiores del templo. La
fábrica es de calicanto curiosamente labrada i t·e-
partida en tres naves reunidas por una media-
naranja. En la fachada sembró el arquitecto mul-
titud de estatuitas i relieves que no carecen de
gusto i finura, particularmente la cabeza de serafin
que sirve de clave al arco de la pue1·ta, i los es-
cudos de armas de Aragon i Castilla esculpidos en
las dos torres, llevando el primero la inscripcion:
EMPEZOSE ESTE TORREON-A 11 DE JU-
NIO-DE 1699 ANOS, i el segundo; ACABO 'E
ESTA TORRE-EL ANO DE 1715-En lo jn-
tcrior las paredes están total men te cuui .rtas por
altares al gusto antiguo, sobrecargados de cuadros

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288 PEREGltiNACION

malos en Jo jeneral i algunos mui regulares, en


que se distinguen toques de quien sabia manejar
los pinceles: uno que otro es verdaderamente bue-
no, i lo atribuyen a nuestro Y ázquez) sin que por
esto, ni por ,su mérito, se hayan libertado del
mas bárbaro trato i abhnd0no, en términos de
hallarse casi borrados. Pero nada es comparable
al disparate que, desde mui atras, han cometido
con el cuadro de la Vírjen, hermoso retablo en que,
de tamaño natural, están representados el Niño
Dios, su Santa Madre, i detras, en media luz bien
manejada, San José contemplándolos, formando
los tres un grupo de mucho mérito artístico. Pues
han tenido valor de inventar vestidos para las figu-
ras del lienzo, i coserles encima telas i clavarles
joyas, encasquetándoles por añadidura sombreros
de tres picos, con que la pintura se ha descascara-
do, i el bello cuadro se ha convertido en una cosa
parecida a los cartones en que los mercaderes po-
nen las muestras de sus jéneros i de las prendas
que venden; hecho que, añadido al de de colgar
los otros cuadros i sustituirles ramazon i hojarascas
para adornar la iglesia en las fie tas, revela sufi-
cientemente en qué manos han caido aquellas co-
sas. Los mejores lienzos de Vázquez han desapa-
recido ya, i concluirán todos) in que en el Museo
nacional nos quede una muestra iquiera, para re-
cordar a los venideros lo que pudo el jcnio de un
compatriota, a quien llamar:ian el Cáldas de las
beUas artes, si el nombre de Cáldas no estuviera
santificado por el martirio: la iale¡;;ia sufre las con-
secuencias de un abandono completo: el convento
anexo, de elegante i sólida construccion, camina
prestamente a su ruina, como el triste conjunto de
ranchos pajizos que subsiste al rededor del altivo

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DE ALPITA. 289
edificio, anuncia la estincion de un pueblo que de-
bió ser considerable i acomodado.
El presbítero José Manuel Prieto es el actual
Cura de l\Iong~í, por demencia de su antecesor,
que ancla por aquello sitios roto i a pié, causan-
do compasion. Annnciámosle nuestra visita desde
el dia anterior, con ánimo de hacer una esploracion
detenicla en los alrededores, donde aseguran que
hai bancos de saljema, i contando coqlahospitali-
dad del único que en el pequeño pueblo podia dár-
nosla; pero casualmente tuvo el Cura que ausen-
tarse poco despues derecibirnuestro aviso,icasual-
mente las criadas nos tomaron por mala jente i
corrían a cerrarnos las entradas, negándonos hasta
el agua, i no contestando a nue tras ruegos sino
con el ruido ele las trancas que arrimaban a las
puertas, bien que esto tam bien pudo ser casuali-
dad. En resolucion, era mas de medio dia i está-
bamos sin desayunarnos, por lo cual determina-
mos regresar a Sogamoso; i lo habríamos hecho en
aquel estaclo de penitencia, a no habernos deparado
Dios un vecino que sabiendo lo que pasaba, nos
ofreció cordialmente algunas mazorcas ele maíz
cocidas; era cuanto tenia, i el modo de hacer el
obsequio, la necesidad que remediaba, i el contras-
te q uc formaba la injenua hospitalidad de su pobre
rancho con los sucesos de la casa em·al, nos llenaron
de agradecimiento ácia el buen campe ino, de
quien no de3pedimos, dt>jando a escondidas nues-
tra ofrenda, en el nicho ele un San Antonio.
Volviendo p r el camino alto, que llaman, se
goza ele un adr irable golpe de vista al lleaar a
Sogamo o. Que a esta villa, n primer término,
a lo pié clel e p ctador, Tibaso a enfrente, ob-
sa i Belcn a la el 'recha, dentro de un radio de le-
19

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290 PEREGRIN ACION

gua i media, con la llanura, el rio i las lagunitas


delante de los ojos, corno pudiera estarlo un pliego
de papel sobre una mesa, notándose claros los
vallados, los sauces, los sulcos de las sementeras
i los animales domésticos al rededor de las próxi-
mas casas, en las estancias i huertas: es una mi-
niatura de llanos i cerros, comprendida dentro de
un breve cuadro, con infinitas bellezas de colorido,
luz, sombras i paisajes, de una frescura incompa-
rable. Si desde léjos parecen bellas las huertas,
con sus bosques de árboles de verdor i follaje di-
versos en cada copa, de cerca encantan con la fra-
gancia de sus primero as flores i el profuso lujo
de frutas europeas i americanas, allí reunidas i
cultivadas, con un saber i esmero dignos de todo
elojio ; tales, por lo ménos, son las 1mertas de los
señores J. M. i Francisco Lasprilla, especialmente
la del segundo, ~ntrárnbos caballeros mui ama-
bles, hospitalarios i de modales distinguidos, que
gravan su recuerdo en la memoria del transeunte
que Jos conozca i trate.
Hablábamos un dia de la piedra pintada de Sa-
bo~· á, sus signos, oricntacion ácia la rotura uc la
serraní, por donde salieron impetuosas las aguas
que. nti uamcnte ocupahan las planicies de Ubaté
i Chiquinquirá, i igníficado histórico de aquel
monum nto levantado de propósito por los abo-
ríjcnes bien habrá cinco siglos ; cuando uno de
lo . eñores que se hallaban presentes csclamó:
ni~n sabe i no e lo mimo la piedra de Gá-
m za, que tam bien tiene figutas puestas por los
indios, segun dicen los que la. han visto? "-Esta
esclama.cion fué la primera. noticia que tuvimos de
un hecho a que no daban importancia, ])Cro que
para nosotros era capital, por cuanto confirmaba,

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DE ALPIIA. 291
quizas de un rr.oclo no esperado, las induccionea
que desde Serir.za veníamos haciendo respecto del
oríj en manifiestamente lacustre de aquella plani-
cies, i la épo i direccion del desagü~ tan útil
para los habitántes de lo alto de los Andes, como
de tructor para los de las tierras bajas . Las nive-
laciones tomadas, la inclinacion de las capas sedi-
mentosas i la lteracion de formas en los cerros
inmediatos, nos indicaban la salida de las aguas
por Tópaga, al ~ -E . Je Sogamoso; i precisamente
dos leguas mas J.llá de los molinos, en la confluen-
cia de los rios ogamoso i Gámeza, situaban la
piedra con figur s, di tando 4k leguas del primero
i una legua del segundo de los respectivos pueblos.
Sendos chascos nos habiamos llevado a en otras
partes cm prendí ·ndo, fundados en noticias i a visos,
e ploracione~ pe.-fectamente infructosas; pero como
ese era nuc 'lro oficio por cntónce , i upouiendo un
nuevo chasco, el mal quedaría reducido a caminar
nueve lrgu~ts i ayunar un día, salimos a la jornada.
Hai dl.!scubrimientos sin,gulares por el cúmulo
de pruebas diversas que suelen surjir como a porfia
para ancionar la primera induccion del observador,
i al referirlo creeríamos defraudar a su autor, si
no siguiéramos paso a pa o el l ilo de s 1s ideas.
De esta naturaleza es el de la situacion relativa,
estcns · on i accidentes finales de lo esplénclidos
lagos qne en otr tiempo cubrían gran parte de lo
que hoi llamamo provincia de Tunja i Tundama;
descubrimiento que reci bí" su confirmacion última
con la pi ·dra. monumental de Gámeza, j que na-
rraré conforme se halla en una obra que indudable-
me te i por muchos motivos escitará el intere de
los est ulio os cuando pa e al dominio del público. •
• .Te ..,.raffn ff ·ica i política de la .r Tu E' va Granada, por
A. Cov \ZZI. ( Iw:dita.)

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292 PEREGRINACION

" A primera vista sorprende el encontrar en


Tundama, dentro de los ramales de una cordillera
que soporta páramos de 4,000 metros de altura,
estensas planicie unidas i horizontnl~s, en que
rios como el Sogamoso corren perezosamente,jiran-
do a derecha i a izquierda, replegándose sobre sí
mi mos por falta de declive; pero una observa-
cían cuidadosa descubre las capas seclimentosas
que forman estas planicies, au lijeras depresion s
centrales todavía pantanosa ·, los montecillos so-
litarios i torneados q uc a trechos se levantan, i los
derrubios que flanquean los cerros de alrededor,-i
concluye iumediatamente que en todo aquel espacio
reposaron en lo antiguo aguas copiosas, tranqui-
la i encerradas en un recipiente rodeado de serra-
nías montuosns. El 1arómetro confirma esta de-
duccion, pues en el Salitre de Paipa da por resul-
tado 2,4.59 metros de altura, i 8 leguas mas ade-
lante, siguiendo el eje de inclinacion del plano
continuo, en los ?\Iolinos de Tó¡,aga, da 2,304 me-
tros, es decir, un declive jeneral de 15 centímetros
por cada 100 metros; aplanamiento que solo ]as
aguas residentes pudieran producir."
" Cuando ellas e enseñoreaban de esta comarca
pintorescu, presentarían un conjunto verdadera-
mente bello i granélio o. lmnjinémono, un e pacio
en forma de Y estendida e inversa en la direccion
c:lel N-0. La pierna izqui rda empezaba en el
Hatico al O. de Paipa, i concluía cnfr nte de So-
garnoso, donde se nnia con b. pierna derecha, que
comenzaba mas allá de Pesca, cntrtimbas de 5l
leguas de lonjitud, i ca i do . de anchura: el pié
terminaba en los molino de 1 ópaga con 2~ leguas
de largo i una de ancho. i nscnada tan repenti-
nas como hermosas se hacían en la mátjenes del

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DE ALPHA. 293
lago, introduciéndose por las depresiones i abras
de las serranías : Paipa, Trinidad., Bonza i Duita-
ma furmaban recodos sembrados de islitas que hoi
son colinas cuya. superficie conserva las seña-
les de su antigua inmersion; las esplanadas del
Salitre, Pantano- de-V árgas, Mariño, Tibasosa i
Suescun, eran remansos grandes no interrumpidos
por isla alguna. Donde ahora está la villa de So-
gamoso, habia 194 metros de agua, esplayá.ndose
en figura de ensenada, como lo atestiguan las ca-
pas horizontales de arena i pedrejuelas que se
descubren en la alturas inmediatas, i el cerrito
redondo empatado por curvas suaves en el llano
frente a la villa. N o ménos bellas serian las en-
senadas de Firavitoba, Vanégas, Pesca e Issa hasta
el Batan, i las de Iobsa, Chámesa i Belen ácia
Tópaga."
"R jistran d o cuidadosamente las colinas i alre-
dedores de la c ornplicada planicie se hallaron le-
chos de cantos rodados i capas sedimcntosns cuya
altura se determinó, i comparada con la de las
depresiones centrales, resultó que la mayor profun-
didad de llago ale·mzaba a 254 metros, cubriendo
una superficie de 15lleguas cuadrndas; por ma-
nera que lo qt e hoi es asiento de muchas villas i
aldeas donde tnor::m mas de 40,000 habitantes i se
mantienen 50,< 00 c:Abezas de ganado mayor i me-
nor, era en otr tiempo mnnsion olitaria de nguas
dulzes poblad.a ~ de pequeños pezes, ulcada ·por
aves a. las que jamas sobr a1tó el estampido del
arcabuz, ni aCl41 o perturbó el tránsito de ningun
barquichuelo. A la sol dad i quietud de ste mar
andino se ha . 11stituido la animacion de la in-
dustria. Los , lento q uc rielaban la u pcrficie
del antiguo lago, ajitau ahora las sementeras de

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294 PEREGRINACION •

trigo i los sonoros maizales, i mecen las altas pirá-


mides de los sauces que adornan en trám bas orillas
del tortuoso i apacible Sogamoso. El hombre i los
animales útiles ocupan el suelo desecado i labrado,
i el sol de nuestros dias alumbra paisajes que por
llevar el sello de la indu~tria humana no son mé-
nos h{'rmosos i sí mas ricos que los que iluminó
en los pasados siglos. "
''La historia del desagüe de este lago i de las
catástrofes que hubo de causar, e tá, por decirlo
así, escrita en los cerros vecinos con caracteres
inequivocables. Echando una ojeada a la provin-
cia limítrofe de Tunja, se viene en conocirni nto
de que en ella, como en la de Tundama, existía
un sistema de lllgos a mayor altura, contenidos
por barreras que en cierta época fueron sucesiva-
mente rompiéndose hasta derramar el último so-
bre el de Sogamoso por Paipa. Cerca de este pue-
blo hai un alto relieve llarnado L ma-bonita, donde
en 1819 e tuYo acampado el tjército spañol que
de pues sucumbió en Boya e á : forma un tri o
chato, casi separado de la. en·anía, compuesto de
capas horizontal s d tierra d spr ndicla de los
cerros vecinos, a cm reada por las agnns pluviales i
asenta<la por alguna corri nte jiratoria del lago
en aquel recodo. Sobre sta loma se encuentra
una larga faja de cantos rodados, in cimiento 11i
ana1ojía con el resto de la estructura; cantos evi-
dentrmente acarreados i arrojados a1lí por las aguas
del lago superior de Tunjn cuando cayeron a. la
cuenca del de Sognmo o. Há11ansc a 2,530m. 3.
de altura sobre el nivel del mar, siendo la de la.
plaza de Paipa 2,45!Jm. 7, lo qne significa que
encima del asiento de e te pueblo 1mb 71 metros
de agua. Ivias no fué solamente de Tunja de don <le

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DE ALPHA . 29 5
vino la irrupcion de aguas estrañas, sino tambien
del próximo lago de Santa- Rosa; porque cerca
de Duitama, 50 metros a la izquierda del camino
que de este pueblo conduce a Santa-Rosa, se ve
patente el derrame de aquel lago sobre el inferior.
La plaza de la mencionada ciudad. tiene 2,591 m,
9 . de altura, i en el lugar del derrame hai, a 2,656m.
l. de elevacion, un lecho de cantos rodados, mani-
festando que las aguas tenían 70 metros de pro-
fundidad en Santa-Rosa, miéntras la altura de la
planicie triangular de Duitama solo alcanza a
2,510 metros."
" Cuando esa masa de agua adventicias cayó
sobre el lag de Sog~moso, tuvo este un enorme i
repentino a mento de caudal, obrepujando sus an-
tirTuas barreras, que lavadas en la cima i empuja-
das a la parte de Tópaga con la inmensa fuerza de
presion horizontal de toda las aguas reunidas, ce-
dieron al fin, i abrieron paso al tumultuoso diluvio
que llevó la ruina a ]as comarca de Gámeza i Chi-
camocha. Las serranías de Tópaga se ven destro -
zadas i hendidas en la direccion N-N-E, i bancos
de guijarros redondos se encuentran a 2,569 me-
tros de altura en paraje por donde jamas corrie-
l'On rio , i en ]a línea de tránsito de las grandes
aguas uescncadenadas que labraron la profunda
cortadura por donde se de peña el Sogmnoso. Sus
tributarios 1\Ionguí i ámeza, represados por la
inundacion que tropez ~ ele frente en un poderoso
nuuo de cerros e rcanos al actual pueblo de Gá.-
mcza, hallaron uespne un salto en la d se m boca-
dura sobre el hundido ogamo o, i por la natura-
leza deleznable del suelo derribaron el paredon
del alto i siguieron derribando los que sucesiva-
mente iban quedando ácia las cabezcra , hasta

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296 PEREGRINACION

formarse un nuevo cauce rápido i mui inferior al


antiguo. Así lo demuestran los restos del lecho
primitivo que se ven a muchos metros sobre el
nuevo, los grandes derrubios que cercenaron los
cerros ribereños, i los estraños peñascos sembra-
dos a lo largo i dentro de dichos ríos."
"Colocado el observador en la confluencia de
los dos Gámeza i Sogamoso, ve al S-0. patente
la rotura del estenso lago cuya configuracion i ac-
cidentes acaba de estudiar en medio de las plani-
cies: contempla la ruina espantosa de un ramal
entero de la conlillera; traza los límites i el volú-
rnen de la terribl<! inundacion; i le parece asistir
al sublime espectáculo del diluvio parcial que arras-
tró montañas enteras i tal vez arrancó de sus ba-
ses la comarca llamada Chicamocha por los aborí-
jenes, de la cual solo queda el nombre impuesto
como un recuerdo a una seccion de las ruinas por
cuyo fondo va el rio Sogamoso. Al Oriente ]e que-
dan las serranías colaterales revueltas i destroza-
das, cuyos escombros yac~n esparcidos a uno i otro
lado del Gámeza: a la espalda se alza la mutilada
mole de ]os cerros que recibieron el primer choque
del diluvio e hicieron desviar su torrente a entrá.m-
bos lados .............................................. ..

"¿Por ventura ningun ser humano presenció esta


• catástrofe, ningun pueblo fué víctima de la furi::~.
de las aguas?"
"En la confluencia del Gámcza i el Sogamoso,
rnui cerca de la rotura del último dique, en medio
de una muchedumbre de rocas desprendidas i pre-
cipitadas desde lo alto de un cerro cstratiforrne
sobre la vega setcntrional del río, a 2,176 metros
de alt~1ra, es decir, 93 metros mas abajo del límite

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:DE ALPIIA. 297
occidental de la inundacion, se encuentra una roca
de arenisca micacea, de 8 m~tros de largo i 6 de
ancho, en forma de pirámide, con una de las caras
principales orientada ácia la rotura antedicha. Nu-
merosos caracteres i jeroglíficos esculpidos a cin-
cel la cubren. Allí está repetida muchas vezes la
rana perfecta, símbolo de abundantes ~guas, segun
la esplicacion que el erudito granadino Duquesne
hace del calendario Chibcha: allí hai :figuras de
hombres con los brazos levantados eh actitud de
huir: allí, en fin, signos cuya significacion se ig-
nora, pero que sin duda relataban las circunstan-
cias del memorable suceso. Existía, pues, un pue-
blo testigo de aquellos acontecimiento , i bastante
civilizado para lev~mtar un monumento que eter-
nizara su recuerdo, i que siglos despues ha servido
de incontestable con:firmacion a las deducciones a
que el estudio jeolójico del país conduce al vinjero.
La re!acion de la turbulenta muerte de los pueblos
barridos entónces de la haz ele la ti rra, pereció
para siemrre en la destrnccion de los archivos i
tradiciones Chibchas, quemaclos con el templo de
Sugamnxi por los conquistadores castellanos: la
piedra de Gámeza es un monumento muuo para
la historia indíjcna, pero espresivo para el ob cr-
vaclor i clocucu te para el jeólogo."
Despues de la descripcion i medicla de los otros
lagos, que denomina de Busbansá, Serinza i Gua-
tavita, concluye:
"Tal era ei sistema de lagos andinos, que us-
pensos en lo alto de las serranías, hcrmoseabnn
de una manera particular aquellas rejiones. Tndos
desagu·u·on por la cortadura que abrió el de Sorra-
moso, i el rio heredero de su nombre lleva eu los
escarpes desnudos que lo encnjonan las señales del

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298 PEREGRINACION

suceso hasta caer al Sarabita. El lago de Tota es


el único subsistente por su peculiar situacion, que
lo pone fuera del sistema jeneral, i por el desaho-
go que le proporciona el cauce del U pía."
" Con lo dicho se viene en conocimiento ele que
el gran desagüe tuvo lugar en una época bien an-
terior a la conquista de estos países, puesto que
los españoles hallaron pohlacion s numero as don-
de fué rn&nsion de las aguas. En el camino que
de Nobsa conduce a Duitama, pa rtdo el de Santa-
Rosa cerca del rio Chiticuí, se ve una zanja de
tres metros de profundidad recientemente abierta
para desecar en parte el suelo pantanoso, la cual
deja visibles las capas componentes, siendo las úl-
timas idénticas a las del fondo de la rccien desa-
guada Laguna-verde del Cocui: luego j)Odria de-
cirse que estas fueron tambien las del fondo del
gran lago, i que los tres metros de tierra sobre-
puestas eran resultado de los acarreo al u viales
posteriores al desagüe que al respecto de 6 a 7 mi-
límetros de espesor en la tierra depositnda cada
año, representaría el trascurso de 4.30 a 500 años
despues del desagüe; de modo que la ocupacion i
poblacio.n de las planicies pudieron verificarse 100
años ántes de la conquista, cuya supo. icion parece
en armonía con la edad aparente de la pi dra gra-
bada de Gámeza, i con el estauo de cultura en que se
hallaron estos pueblos a mediados del iglo XVI."
Quedábanos por visitar la famosa Laguna de
Tota, objeto de maravillosas fábulas desde tiem-
pos antiguos, i hoi dominada por lo pobladores
de sus márjenes, ménos crédulos que la~ cündidas
jentes de antaño.

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DE A LPIIA . 299
XXIV

De Sogamoso a Issa median algo mas de 4 le -


guas de camino llano, alegre i despejarlo al traves
del lindo i verde 'al le ocupado por la hacienda
llamada "La Compaíiía," en conmemoracion de
los J csuita,, primitivos dueño de aquella valiosa
finca, única que en el cantan mantiene concentra-
da en una sola familia la estcnsion considerable
de tierras comprendidas en este v~lle, pues lo res-
tante del S'lelo se halla feHzmente dividido en pe-
queñas porciones, patrimonio de otros tantos pro-
pietarios. "La Compañía" es simplemente un
potrero para engordar ganado, de 111odo que las
sementera. de los colono que la rodean se Yen
como rcfujiadas sobre los escarpes i laderas de las
serranías laterales, i la rica planicie poseída por
rebaño de ov jas i reses mayores, i por partidas
numerosas de mulas ; signo incontestable de la
infancia de un país, e te de la agricultura de alo-
jada de sus lejítimos terrenos por la ganadería .
DC'jando a Firavitoba a mano derecha, síguese
orillando el río Tota por una <le las fajas en que
la planicie se bifurca de N. a S, i se llega al recodo
final, donde, rodeado de: sauces i labranzas, penna-
nece, como en el centro d un verde nido, I~ a, pue-
blo que fué de los indios i habitan hoi familias
blancas de ngrndablc presencia i costumbres pa-
tri, reales . Recibiér nnos mui cortesmentc, i uno
de os vecinos pnso a nuestra di posicion su casa,
cuyo a pecto, lo n1i moque el de otras muchas del
lugar, nos llamó la at ncion. \la parte de la ca-
lle hai una pared Yestida con lo flexibles sar-
mi ntos d nuias mata de grnnadilla, cuajadas cn-
tónees de hermosas flores . Abierto un ancho porton,

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300 PEREGRINACIO~

se entra en el patio sombreado por dos árboles


copados, barrido i limpio con esmero, i al frente
aparecen las habitacion s : las de la derecha des-
tinadas al servicio dom .. stjco, i las de la izquierda
conteniendo los aposentos de la familia; todas ellas
de adobe i paja, pero esta recortada en los bordes,
i las parede blancas i lisas, como jcncralmente no
las acostum bramas. El mcnnje de la snla consistía
en poyos al contorno cubiertos enteramente de es·
tcra, i sobre el asiento es tendidos tapetes de fábrica
i dibujos indíjenas,i zaleas de abundante lana blan-
ca mui escarmenada: una mesa i cuatro smas de
cuero completaban el ajuar realzado con el adorno
de muchas láminas litografiadas, representando
mujeres ideales, i con esteras momposinas clava-
das como para servir de espaldar a los inmóviles
canapés : por un r finamiento de gusto no comun,
pendían de cornisas de cedro do cortinillas blan-
cas de algodon en las puertas de las alcobas ad-
yacentes a la sala. Confieso que rne sorprendieron
estos primores domésticos i tan e merado aseo en
la casa de un estanciero, i en un pueblo de agri-
cultores situado léjos d'l tráfico mercantil i casi
escondido dentro de sus bo quccillos de auces i
árboles frutales; con la circunstancia de no ser
nquella ca,a. la única de esta manera dispuesta,
pues otras que vimos i la en que nos servían de
comer, eran modelos de limpieza i órdcn, de que
participaban hasta los niño robusto i bulliciosos
que salian a encontrarnos a las puertas con la lla-
neza de antiguos amigos. Por b noche recibíamos
la visita tlc varios vecinos, de quienes obtcninmos
noticia~ juicio as relativas al di trito, a lo~ pro-
pósito, d mejoras materinle q1te clloR 1wbi:m for-
mado, i aun a las tradicione3 locales que analiza-

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DE ALPIIA. 301
ban fundándose en la histoda del país, i no corno
quiera, sino citando hasta la modernísima obra de
nuestro di tinguido compatriota Joaquin Acosta;
todo esto sentados en torno de la mesa sobre que
apoyaban sus manos encallecidas por el trabajo,
v estidos de manta i li enzo comunes) nbrigados con
las ruanas rayadas en cuya fabricacion se distin-
guen lo tejedores de lana de aquella provincia, i
las cabezas, caracterizadas por la franq neza de la
fi onornía, cubiertas con sombreros de trenza o
con pañuelos neglijenternente atado por detras, a
usanza e paño la : hombres sin pretensiones, pa-
triotas inj enuos, mil vezes superiores al mayor nú-
mero de las notabilidades de casaca, q u~ voziferan
su patriotismo en las calles de nuestras ciudades,
que hacen ruido en torno de sus e tiradas personas
para di ·imular las reservas mentales de su egois-
mo,i que en su vanidosa pequeñez apellidan necia-
mente plebe a los que visten ruana i labran la tie-
rra : es decir, a la Yerdadera base i esperanza de
la R e pública.
En la cadena de cerros que se desprenden del
páramo de Ochiná para el . i separan las hoyas
de los ríos Tota i Pesca, se ven a trechos señales
de antign:1 s erupcione ~ volcánicas, como son los
regu eros de piedra pórncs pocas cuadras al Occi-
rlentc e Is a, i orillas de fuentes mui sulfurosas,
que hacen subir el termómetro centígrado a 50°,
siendo la temperatura del ambiente H) 0 • Refieren
lo vecinos que ha poco tiempo hubo una esplo-
cion que levantó el suelo i una columna de barro
i piedras donde ahora está un pozo de agua caliente
verdos ~ , bastante profundo, del cual se exhalan
constantemente burbujas de ácido hidro-sulfúrico
gaseos o que hace caer aturdidas las a ves, si por

BAN
Bl uor e l' 1 • .
viS-A, 'C~L ' RANGO
CATALOGACJON
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:302 PEREG-RINACION

casualidad se aproxima n hasta respirarlo. Mas al


S, en el paraje llamado Batan, hai tres fuentes de
40 a. 43°, simplemente ferrujinosas, de las cuales
se aprovechan los tejedores de bayetas i frazadas
para abatana1·las, maceránclolas con los pié . Estas
fuentes se sienten venir bajo ele tierra por ]a falda
de una colina, cuya circun ·tancia sujirió al propie-
tario del suelo la idea de establecer una huerta
. obre nquellas estufn.s naturales, prosperando allí
ln naranjas, las piña i otras frutas de tierra ca-
liente, 1·ode:lclas de la vcjctacion i paisaje de la re-
jion andina sup~rior, pues la altura del l3atan s
2,594 metros sobre el nivel del mar. Estos fenó-
menos están, a mi ver, cnlazacloseon los del Salitre
i Paipa, pues dcpcntlen, hnjo cierto respecto topo-
gráfico, del n mal occidental ele la cordillera que
los domina i distribuye segun las sinuo idades de
su eje: un e.·ámen ele los lugares, hecho por per-
sona intelijente i e pcrimentn.da en jeo1ojía, no
carecería de interc , i acaso de utilidad para al-
gunos ramos de industria local.
Camínanse tres leguas al S.-E. de Issa, pasan ..
o por el pequeño i triste pueblo el Cuítiva i se
lll'grt a coronar una nltura de 3,200 m tros, desde
la cual se dominan Ü1mediatamente el llano Alar-
con i el rio del Hato a la derecha, i mas de la mi-
tad del lago de Tota al frente i a la izquierda,
qu dando tambien frontero a tres leguas, línea
rectn, el tormentoso p:rnmo de Toquilla. Eran las
idc de la mañana de uno de los últimos dia de
julio, cuando 11 g, mos a este punto, admirando
las semenleras ele pnpas, maíz, trigo, e bada i ar-
Ycjas, que eu bren la falda occidental de la serra-
nía, de de el pié a la cm bre: de pronto, i como
si nos hu biérar os tra portado i nstautáneamente

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DE ALPHA. 303
a otras rejiones, reci bimos un baño de niebla i
viento furioso, que nos dejó ateridos. El páramo
encu bria sus cimas entre un torbellino de nubes
oscuras, que oscilaban i se re vol vian con singular
violencia, sin desprenderse de la tenebrosa cum-
bre, lanzando a ratos sobre el lago mangas de nie-
bla i viento impetuoso: los termómetros marcaban
7° centígrados, al abrigo del viento, i 5° a campo
abierto: las manos entumecidas no podían desem-
peñar oficio alguno: las mulas volvían grupa, i
rehusaban seguir adelante. Al cabo de largo rato
i por un capricho frecuente en los páramos, el
viento calmó, se despejó de nieblas el país, i un
golpe del sol de los trópicos inundó de luz la mag-
nífica cuenca del lago, sus penínsulas i las remo-
tas playas de allende, cuyo espectáculo duró corto
tiempo, tornando las nieblas a oscurecerlo todo.
Aprovechando la bonanza bajamos una cuesta TÚ-
pida, de mal piso, hasta !legar al ni ve! del lago,
2,983 metros sobre el del mar, i desde que estuvi-
mos respaldados por los cerros cesó de molestar el
-viento helado, reaparecieron las sementeras de
trigo i papas, i comenzamo'i a encontrar las dise-
minada chozas de los cultivadores. Como adelan-
taba l dh fL1é acla.r{ndose el lago, hasta quedar
vi iblc su e pléndida masa de agua, interrumpida
por dos penínsulas i varias islas pequeñas, i ba-
tiendo la5 riberas con su oleaje, cual si pretendiera
remedar al Océano. La costas se presentan, ora
llana., entrándose -en el lago como parte de su
lecho que sin duda fueron; ora escarpadas i pe-
ñascosas, terminando a pico sobre las ondns nji-
tadas · azules que baten el muro; accidentes
apro,~echaJos por el camino para diversion del
i jm o que, de sorpresa en sorpresa, 11 ga sin fa-

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304 PER.EGR.INACION

tiga. a Pueblo-viejo, habiendo andado 4leguas por


las pintorescas riberas.
I uan de San 1\1artin fué el primer español que
avistó el lago de Tota, en 1537, guiado por indios
de Issa, anhelosos por desorientarlo del valle de
Sugamuxi, a donde quería que lo llevaran. "Desta
"laguna refieren, dice Piedrahita, que a tiempos
"descubre un pez negro, con la cabeza a manera
"de buei, mayor que una ballena. Quesada dice
"que en su tiempo lo afirmaban personas de gran
"crédito, i los indios decian que era el demonio;
"i por el año de seiscientos cincuentidos, estando
"yo en aquC'l sitio, me refirió haberlo visto Doña
"Andrea de V árgas, señora de aquel país." Tan
autorizada quedó esta patraña del demonio de agua
dulce, que nadie se hallaba con valor para esplorar
el lago, del cual i de sus islas contaban lindezas
peores que las de Piedra!tita, hasta que reciente-
mente llegó por allí un inglés poco temeroso del
diablo, i fabricando una balsa de juncos, abordó a
la isla mayor, donde sostuvo nna sa11grienta bata-
Ha con ..... .los tímidos venados, que pazíficamente
]a poseían. A ejemplo del inglés entraron otros
navegantes, en balsas i canoas, ocuparon las islas
i desencantaron el lago, que hoi no tiene otros
peligros sino los causados por las borrascas del pá-
ramo de Toquilla, cuando ajitan las tres leguas
cuadradas de superficie que ofrecen las aguas a la
accion de los ventarrones. Frente a Pueblo-viejo se
ha estendido, por mas de media legua de ancho,
una llanura formada por los aluviones del río To-
ba! i tres grande ... arroyos afluentes al lago i a es-
pcnsas de este, que en otro tiempo debió subir 25
metros mas arriba ele su actual nivel, como lo in-
dican Jos lechos horizontalc de rruijarros i are-

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DE ALPIIA. 805
uas, ·dsibles en alguno derrubios de las próximas
colinas. Al est ·emo S. tiene un desagüe natural,
oríjen del U pía, susceptible de ser ahondado con
poco trabajo, para dejar en seco mucha parte de
las má1jenes, de que podrían aprovecharse los es-
tancieros ya situados en contorno. Proyectos des-
cabellados se han tenido sobre esto, sin hacerse
cargo de las nivelaciones necesarias, ni de lo inser-
vible del fondo de la laguna, que debajo de los 80
metros de agua contiene por lo ménos 8 de cieno
incapaz de adquirir consistencia en muchas dece-
nas ele años. Los desagües parciales, ahondando
periódicamente el cauce del U pía, es lo único prac-
ticable i que prometo buen éxito a los que busquen
tierra para trabajar, no te oros, que allí son tan
ciertos como el diablo-ballena de Piedrahita.
Pueblo-viejo figura como parroquia desde 1776,
por esfuerzos de su primer Cura Francisco Javier
Arias, quien supo perpetuar su nombre con buem1s
obras, entre ellas una iglesia sólida i grande. Siguió
estacionario ste pueblo hasta 1840 en que fué Cura
un presbítero Peña i lo mejoró bastante: de en-
tónces para acá mas bien ha decaído que prospe-
rado por falta ele un hombre de influjo i entendi-
miento que se consagre a la beneficencia pública;
por falta de Cura, en una palabra, pues aquellos
están huérfanos de pastor propiamente dicho, que
es el alma ele nuestros distritos lejanos. Sucia las
casas, enyerbadas la ca1les, toscos i mal vC'stido,
los habitantes, i tnn curiosos, que <!uando llega un
forastero e entran en grupo hasta su cuarto a exa-
minarle la figura de pacio i en sil ncio. Forma
este lu ar un ,c ontra te imponderable con Issn,
cuya pulcritud 1.0 podíamos ménos de recordar a
cada rato; i si sto sucede respecto a lo LH tcrinl
20

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306 PEREGRIN ACION

i apariencia del poblado, no es menor el atrasw en


punto a instruccion, que allí se desconoce i au.n se
tiene por calamidad, pues al que sabe leer i eswri-
bir lo abruman a cargas concejiles i lo arruinmn a
multas, como le estaba sucediendo a un hommdo
vecino que nos hospedó, el cual era Alcalde, lffia-
yordomo de fábrica, elector i no recuerdo qué .otra
cosa, i lo traían saqueado con multas inconsidera-
das i renegando del sistema de gobierno, puesto
que no lo conocia sino por los vejámenes i queb:o:an-
tos que los superiores le proporcionaban. Estm es,
con algunas variantes i pocas escepciones, la suerte
de todos 1os Alcaldes i Juezes parroquiales, ví cti-
mas de la entonada ociosidad i ámplios caprichos
de esotros empleados inútiles i con sueldo, que
llaman Jefes políticos.
Yendo de Pueblo-viejo para el de Tota se pasa
el Desaguadero del lago, que, como ántes dije, lo
forma un canal natural proporcionado por el terr·e-
moto que de singular modo hendió el poderoso ra-
mal de la cordillera en el Alto de las Cruzes al S.
del lago, no solo facilitando la descarga de sus
aguas sobrantes, sino llevándose para los Lltinos
las del rio Olarte que le tributaba, como lo mani-
fiesta su decidida illfiexion ácia el Norte. Salen
por el desaguadero 308 metros cúbicos de água
cada minuto; cantidad que con ser respetabl no
iguala todavía la mitad de la que vierten a la cnen-
ca dos rios, 11 arroyos i 15 leguas cuadradaP de
tierras adyacentes inclinadas a esta laguna, sobre
las cuales caen anualmente 60 pulgadas cúbicas de
agua llovediza. Desde luego se colije que la d s-
carga del U pía, combinada tal vez con la de otros
canales invisibles, sostiene sin desbordar el lago,
que de otra suerte habria colmado una esten fon

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DE ALPHA. 807
de país mui consiuerable ; i que la existencia del
Desaguadero cuenta larga fecha, lo demuestran los
sepulcros antiguos encontrados en el pequeño va-
Ile ribereño del Olarte con momias, loza i frac-
mentos de lienzo labrado, iguales a Jos que se des-
cubren con frecuencia en los curiosos panteones
de Gámeza.
Tota dista de la orilla del lago una legua por lí-
nea recta, mediando cerros i colinas de páramos
poco habitados. El pueblo es pequeño, pues entre
casas i ranchos no llega a tener doscientos, arre-
molinados en desórden al rededor de una iglesia
nueva. La mayor parte de los vecinos son indios
todavía puros, humildes i olvidados de su antigua
grandeza; porque Tota, segun los cronistas de la
conquista, era una ciudad tan populosa como au
homónima del canton Tunja, llamada despuesTo-
ca, para distinguirla de aquella, que es la última
poblacion Chibcha por este lado ácia el S-E, si-
guiéndose los Teguas i otras parcialidades de ha-
blas div~rsas, que dieron belicoso entretenimiento
a Juan de San ~Iartin cuando su espedicion a los
Llanos. Entre Tota i Pesca media el alto estribo
divisorio de las hoyas de los rios apellidados de
igual modo. Desde la cumbre, mirando al Oriente,
se ve una anchafajareluciente, cualespejoquea
a u era de diadema ciñe lt1. eminencia de unos cerros
1 jnnos i nebulosos : es el lago de Tota que por
última vez i bajo un aspecto fantástico se nos
presentaba, teniendo detras de sí, en guisa de solio,
las negras i tumultuosas nubes del páramo de To-
quilla, i coronando con sus aguas fríjidas una re-
jion helada, triste i desapacible, como lo son todas
l. s serranía desprendidas del semicírculo de pá-
r rnos casi nevados que se estiendeu al S, desde

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308 PER.EGRINACION

Cuspaquirá hasta las confusas crestas de Tibaná


sobre un arco de catorce leguas. Traspuesto el alto
se baja sin interrupcion a Pesca, pueblo de indí-
jenns i mestizos, con algunas familias de aparien-
cia i colores europeos, compuestc., poco mas o mé-
nos, de trescientas casas mal distribuidas, de ]as
cuales apénas seis serán ele teja, pero bellamente
situado a las márjenes del claro rio, i en el estre-
mo de la planicie que se prolonga recta i a un ni-
vel ha ta Sogarnoso. Tiene por Cura este pueblo
al Dr. Parra, anciano b névolo i amable, en cuya
compañía pasamos ratos agradables e instructivos
de las cosas de antaño: vive solo, en una casa m ni
aseada i bajo su techo se ha11a con seguridad hos-
pedaje franco i a mis tosí imo trato : es hombre de
idens caballerosas, patriota sincero i de aquellos
que no deberian envejecer nunca p:ua e tar si m-
prc de servicio en In. brecha de las reformas, de
que tanto i en tan copioso número n ce ita nues-
tra infante República.
Por este lado pisábamos ya la Hnca divisoria ele
Tunja i Tundama, marcada por el ramal de la cor-
dil1cra en que tien n su a~iento los páramos Las-
Cruzcs i Tib:má, obre el magnífico Divortio aqua-
rum que caracteriza el territorio tunjano. Tunda-
roa, n un tcrrit< rio útil de 215 leguas cuadra-
da , contiene 43 pueblos cabezeras de di trito con
163,000 habitante , de los cuales el mayor número
e. ele blancos i hi n conformados, i el resto de indios
pacientes, vigorosos, n quienes la rutina par ce
hacer los oficios del alma, i la humildad er el
compendio de todas us virtud e . La tien·a f' rtil
i apén. s removida por un cultivo sin arte ui ade-
lant· mj<'ntos, ilevuelvc con prodiga1i11ad el ano
que e le coníia, i en la variedad de las tempera-

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DE ALPIIA. 309
turas, que dentro de breve e pacio recorren la es-
cala termométrica de 0° a 24.0 del centígraclo,afian-
za la riqueza i multiplicidad de sus productos, i
establece la abundancia segura para todos sus mo-
radore~. us entrañas guardan ricas minas de ear-
bon, hierro, plomo i azufre en toda la provincia ;
alumbre en los cantones Soatá i Cocui: asfalto
en 'anta Rosa i Sogamoso ; yeso en Sogamoso i
oatá; sal de Glaubero en ogamoso i Santa Ro-
a; alcohol (galena) i sal comnn en Coeui, oatá i
tal vez en Sogamoso; probablemente plata en
anta Ro a i Cocui; oro, ó ido de cromo, fosfato
de hierro i cinabrio en Cocui ; cri tal de roca ( cuar-
zo i hialino puro) en el cerro de Tibe cerca de
Santa Ros1.; piedras de chispa casi por todas par-
tes; i en una palabra, por donde quiera indicios
de minerales precioso que yacen escondidos bajo
la séric visible de las capas que constituyen el
terreno secundario, i aun de alguna~ del de tran-
sicion, manifiestas en las grandes quiebras i levan-
tamientos lineales del suelo.
Luego que nuestro réjimen administrativo se
reforme de manera que los Gobernadores sean
majistrndos ele oríjen popular,escln ivamente con-
sagrados al cuidado i progreso de los interese de
su provincia, i o subalternos amovible del Poder
Ejecutivo, ca i esclusivamente encargados de ajen-
ciar elecciones, la suerte de la provincias será
mui otra de la que al presente soportan ; i en
particular Tundama gozará lo beneficios de una
trasformacion económica, para la cual reune cuan-
tas circnn. tancias i elementos pudieran apetcccrse.
Caminos le faltan hoi para llevar los frutos fuera
el u territorio ; pero le faltan, no porque la n -
turaleza e lo haya negado de todo punto, sino

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810 PEREGRINACION

porque los hombres no se han tomado el trabajo


de buscarlos o de mejorarlos. Al N. de Santa Rosa
va el camino que pasando por junto a los picachos
piramidales de Ture sale a Charalá por Sincelada,
trepando adrede las eminencias mas peligrosas
que pueden fácilmente desecharse, i quedaría tra-
zado un buen camino de herradura, por el cual
Tundama podría enviar al Socorro sus frutos de
tierra fria i sus ganados, i para sus importaciones
aprovecharse del nuevo camino de esta provincia
que la enlaza por el Sogamoso al Magdalena. El
eanton Cocui, ceñido al E. por las asperezas de
la Sierra-nevada, parece condenado a no tener co-
municacion con los Llanos ele Casanare; pero una
esploracion de las abras del N. no seria infructuosa:
la anhelada comunicacion quedaría establecida tal
vez mas pronto de lo que se piensa, i los frutos
copiosos del canton hallarían salida i mercados, sin
los cuales abruman al agricultor con su propia ri-
queza i le arruinan por el abatimiento de los pre-
cios. Finalmente, para la importacion de ganados
~asanareños, que engordados en los inmejorables
potreros del canton ogarnoso, formarian un ramo
precioso de comercio interior, ha indicado la natu-
~aleza la hoya del rio ~aza, cuyas cabezeras suben
hasta la depresion de la cordil1era en la cuchilla
Cara-de-perro, i cuyo curso termina en el rio Mon-
O'Ua cerca del pueblo de este nombre; o bien las
faldas por donde corren los riachuelos Boche i
Cbiniscuá de Socha en demanda de la misma cu-
ahilla, desde la cual a Pisba el camino se halla tra-
zado. Mas todo esto encalla en el ánimo inerte de
los unos, en la ignorancia presuntuosa de los otros,
i en la humilde resignacion de los re tantes para
vivir con el dia, sin aspirar a mayor suma de go-

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DE ALPIIA. 311
zes, sin comprender la satisfaccion de dar cima a
las empresas que traen el pan, i el bienestar, i la
civilizacion a millares de nuestros conciudadanos.
XXV
Los Pontífices sucesores de Nemqueteba, por
otro nombre Idacansas, padre i lcjislador de los
Chibchas, deseosos de que los jefes soberanos re-
sidentes al rededor del sagrado valle de Iraca (So-
gamoso) no se hiciesen guerra, les persuadieron a
que en asamblea de todos ellos levantaran por Se-
ñor al mas autorizado i le juraran obediencia, de-
clarando hereditaria esta dignidad en los descen-
dientes de las hermanas. Así lo hicieron, i resultó
electo Hunzahúa, de quien tomó nombre la Con-
federacion, llamándose Hunza.la capital.- pelli-
dáronle Zaque, es decir, Señor-grande, lo mismo
que significaba Zippa entre los bogotanos; epítetos
tan estimados, que los principales capitanes Chib-
chas los usaban antepuestos o po._puesto. a sus
nombres, segun se halló en los tunjanos Zaquen-
zippá i Lenguzaquc, i en Zippaquirá i Gachen-
zippá, jefes llogotanos. "El valle de Hunza, hoi
" Tunja, dice Piedrahita, corre Norte ur mui poco
" trecho i con méno tnn esía: es falto de agua i
" leña i por causa de la. elevacion de la tierra mui
" frio i seco, i por los aires sutiles i nocivos que la
"bañan se padecen espasmos i desccacion de ce-
" rcbro, de que resulta estar mui sujetos a perder
'' el juicio sus habitadore<>; pero como era este valle
"el centro de los Estado de Ilunzahúa, pu o en
" él su silla. Cíñen la do. colina ra a ; una a la
'' parte de Oriente, donde habitan* los Chibataes,
" oracaes i otras parcialidadc que e e tienden
Escribía e toen 1656, recorriendo el territorio de Tunja
i Tota.

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312 PEREGRIN ACION

"hasta la cordillera que di vide los llanos de San


" Juan de lo que al presente se llama N uevo-Rei-
. "no; i la otra al Occidente, llamada por los es-
" pañoles "Loma de los ahorcado ," a causa de
"haber hallado allí muchos justiciados de esta
"manera cuando entraron, la cual tiene a las es-
" paldas un valle de tierras llanas i fértiles de
" carne i semillas, donde hai un gran lago* i en
" que habitan los Cucaitas, Soras ...... &a"
Dia 20 de agosto de 1537 llegaron los españo-
les a los primeros burgos de Hunza i avistaron el
cercado del Zaque a tiempo que el sol caminaba
para su ocaso i su (lesmayada luz heria los edificios
principales i los iluminaba con los resplandores
de las láminas i piezas de oro que tenían pendien-
tes, tan juntas, que rozándose unas con otras mo-
vidas por el viento, formaban la armonía mas delei-
tosa para los in vasares, quienes in mas esperar
se entraron arrebatadamente por las calles de la
ciudad con o-ran turbacion de la muchedumbre de
indios congregados junto al cercado, cuya grita i es-
panto fueron tales por razon de los caballos i fiereza
de los estranjeros, que confusos no combatían aun-
que se hallaban con las armas en las m~mos. Qui-
muinchatecha, imposibilitado de salvar la persona
por sus piés ni por los ajenos, a causa de su mucha
corpulencia i edad de setenta años, mandó a sus
guardias cerrasen las puertas del doble cercado
que ceñia las casa , i arrojasen ocultamente por
encima unas petaca en que había hecho recojer
sus joyas i riquezas, i eran recibidas por Jos indios
de afuera i traspuestas de unos en otros hasta don-
• Hoi no e.·istc el lago, ele aguado' por el cauce del rio
Chorrc ·a, qu preci ·a me .te en aquel paraje lo d ominan
" Des. guadero."

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DE ALriiA. 313
de no se babia tenido mas noticia de ellas, sin
advertirlo los españole , por haber ocurrido todos
juntos a ganar las puertas con el fin de hacerse
dueños de lo interior, donde tenian noticias de que
estaban los tesoros que buscaban. Llegados, el
Alférez Anton de Olnlla rompió con la espada la¡
cerraduras i abrió paso a Quesada, que de~mon­
tado i oon guardia de infantes penetró hasta una
sala grande, en la cual le esperaba el Zaque inmó-
vil i severo, sin dar muestra de sobresalto, sentado
en una sjlla baja i rodeado de copioso número de
cortesanos, todos con patena de oro en el pecho,
medias-lunas de lo mismo i rosas de plumas ceñi-
das por diademas, de manera que les recojian i suje-
taban las c. belleras tendidas sobre la espalda i
hombros; galas que no decían mal con las túnica
de lienzo de algodon caidns hasta las rodillas, i
las mantas cuadradas pendientes del hombro dere-
cho sobre e lado izquierdo, ostentando en ellas
los dibujos i labores que indicaban el rango i
nobleza de 1 s que las llevaban. Quesada sin vaci-
lar se dirijió al oberano e intentó abrazarlo amo-
ro amente; pero los U zaques lo retiraron ponién-
dole las mano en el pecho, i con gritos manifes-
taron u im ignacion por semejante llaneza: el
español grit- mas, hablándoles d l Papa i del Reí
de España i haciéndoles protestas de los daños i
violencias que sobrevinieran: alborotáronsc todo :
creció la gri ería: el Alférez Olalla i el Cnpitan
Cardoso, em rámbos muí esforzados, pusieron ma-
no sobre Quimuinchatecha i lo apri ionaron; ue
que resultó tra.burse un desordenado combate den-
tro i fuera d las casas hasta que la oscuridad de
la noche no permiti .. continuarlo, r tmy"n lose lo
indios harto escarmentado por los caballo i la1 -

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314 PEREGRINACION

zas de Gonzalo Suárez Rondou. Puestas centinelas


i guardias comenzaron los españoles el saqueo i
devastacion, no dejando casa n,i templo que no
despojaran hasta reunir mas de doscientas cargas
de oro i esmeraldas; i como hallasen caída i olvi-
dada fuera del cercado una de las petacas que los
indios sacaron, encontrando en ella ocho mil cas-
tellanos de oro i una urna del mismo metal que en-
cerraba los huesos de un cadáver i pesó seis mil
castellanos, comprendieron que la mayor parte de
las riquezas las habían traspuesto; pero nada pu-
dieron descubrir, aunque apremiaron con ruegos i
amenazas a Quimuinchatecha, quien permaneció
silencioso, menospreciando igualmente los halagos
que los rigores.
Despues de estos sucesos, i con la muerte sub-
siguiente del anciano príncipe, abatido por la pe-
sadumbre de su deshonra, de hecho quedó disuelta
la Confederacion de Hunzahúa, pues el último
jefe Quimuinzaque, no solo fué despojado de su
capital el 6 de agosto de 1 539 para fundar allí
mismo la actual ciudad de Tunja, sino miserable-
mente asesinado por Hernan Pérez de Quesada
con los principales Uzn.ques, a los cuatro años de
un reinado aparente i oscuro. La multitud de in-
dios que poblaban el territorio muchas leguas a
1a redonda de Tunja, fué presa de los conquistado-
res, que bajo el título de Encomiendas los reduje-
ron a la esclavitud, sacándoles tributos arbitrarios
en que hacian consistir la renta de sus casas. Al
cebo de esta vida regalada i ociosa, cual convenía
a hidalgos españoles, acudieron los principales
compañeros de Quesada, Fredemann i Benalcázar,
i cavccindaron en Tunja, labrando casas costosas,
cuyas portadas sembraron de escudos de armas

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DE ALPliA, ;315
"para eternizar su fama en la posteridad," segun
cándidamente lo afirmaba Juan de Ca tellanos,
primer Cura i cronista de la encopetada ciudad ;
la cual, no obstante todo aquello, progresó tan
poco, que ciento cincuenta años despues de fun-
dada no contaba mas de 500 vecinos e pañoles:
como si la sangre inocente de Quimuinzaquc i sus
deudos, regada en los recicn abiertos cimientos de
la villa española, hubiese traído sobre ella la este-
rilidad i sembrado el jérmen de su decadencia i
ruina inevitables.
Vivió i creció Tunja nutrida con la sustancia
de los ind os, que rápi ~lamente se fueron acabando,
sucediéndt,les en la idea de mantener la ciudad
los numerosos conventos que se levantaron, enri-
quecidos por las donaciones llegadas de todas par-
tes, lo monopolios i sueldos de los empleados
bajo el réjimen colonial, i las pequeñas industrias
desdeñadas por los hidalgos. De repente vino la
revolucion de 1810, que trajo por nece idad la
República, i esta un óraen de cosas político i eco-
nómico totalmente con r~·rio al réjinen antiguo.
La existencia de una aristocracia española cimen-
tada n la opresion i despojo de los indios, se hizo
imposible i quedó abolid~: la existencia de los
convento continuó tolerada, mas no favorecida,
por cuanto ellos fueron de. r1e aquella fecha un
anacronismo: la exi tencia de 1 s monopolios cesó
tam bien ...... ¿ Qu . . le ha quedado, pues, a 'l'unja,
ciudad sin artes, in agricultura, sin comercio
propiamente dicho ?
Y ndo por ·1 camino que traspon la colina del
Ori nte i ueja a mano der cha l pueblo de Chi-
ba .- i a la izquierda 1 d rae . . , 11 ga n punto
en que de de lo alto se ve la dudad media legua

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316 PEREGRINACION

distante, i en el promedio el valle margoso, árido


i desgarrado, cual si acabara de ser lavado por
torrentes impetuosos que lo hubiesen roto en grie-
tas llevándose la vejetacion i el suelo cultivable.
Arrimada a los cerros de Occidente alza Tunja las
torres de sus numerosos templos rtos ennegrecidos
tejados de sus casas. Contemporánea de Vélez,
tercera de las ciudades castellanas fundadas en el
país de los Chibchas, los años han pasado silen-
ciosos por encima de ella, han encontrado jenera-
ciones sucesivas en la misma inmovilidad de hábi-
tos i costumbres i han añadido marcas de vejez
sobre las marcas que pusieran los siglos ya olvi-
dados, i que intactas atestiguaban cómo los tiem-
pos modernos no habian llevado por allí sus inno-
vaciones. Tunja es para el granadino un objeto
de respeto, monumento de la conquista i sus con-
secuencias, que es la edad-media de nuestro país,
i una especie de osario de las antiguas ideas de
Castilla. ese u] pidas i conmemoradas en las lápidas
de complicados blasones vuestas sobre las portadas
de las casas, o viviendo todavía dentro de los con-
ventos, es decir, fuera del siglo i estrañas a todo
comercio humano con el cual han cesado de armo-
nizar: mansion de hidalgos a quienes la revolncion
republicana cojió de hnprovi o, i la aplaudieron
..in echar de ver que les traia el final político de
los privilejios, i el ténninosocialde las ejecutorias.
El aspecto material de la ciudad es silencioso i
húmedo: las call s torcidas, mal empedrada. i por
loj ncral cubiertas con la pequeña yerba que anun-
cia falta de tráfico i movimiento, como el no ha-
ber puentes ni camino bien transitable para entrar
al poblado indica la total ausencia de policía i buen
gobierno. Las mujeres pobres visten saya i man-

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DE ALPllA. 317
tellina de bayeta oscura, llevan sombrero i andan
cm bozndas, lo que las da el aire de frailes francis-
canos: los artesanos i jornaleros no abandonan las
pesadas ruanas que les embarazan los movimien-
tos, ni han dejado aquel esterior abatido que en
Jos tiempos coloniales revelaba el menosprecio en
qne eran tenidos. En compensacion las jentes aco-
modadas demuestran gusto i a~eo en el vestido i
las habitaciones, particularmente las damas, que
son bellas, agraciadas i de una elegancia señoril
sin afcctacion ni quijotería, candorosas i en estremo
sensibles para las afecciones domésticas.
Por los 1·c ·tos de la antigua riqueza conserva-
dos en las iglc ias, se conoce que lo tunjanos ama-
b~m las artes liberales i tenían tacto para juzgar i
apreciar sus buenas obras. Lo primero que en e ta
materia repara el transeunte es la portada de la
iglesia mayor, esquisitmnente labrada en piedra,
hermosa i noble en el conjunto. Compóne e de dos
columnas istriadas con primorosos capitele dóri-
cos sustcnt, ndo una cornisa de labor acabada, i
flanqueada por dos pilastras que terminan el re-
v timicnto de piedras sillares i resguardan las
ins ripcio1 es latinas, casi indescifrables por las
cm bro1lac1 s abreviaturas del e~ tilo pastrano en que
fueron e cri tns: coronan la obra tres perfectas es-
tátua de mármol comun oscuro, que en cierta ma-
ncr temtlan con su severidad el lujo de tallado
i alto r lievcs del résto; flor espPndida que ha
brot. d n un Yiejo paredon rú tico, par e ta
}> rtada sobr puc ta al muro de la fachada d 1 t m-
plo, junto a. la bárbara i pesada torre, no siendo
mene ter traducir las inscripciones pnra compren-
der que aquella joya de arquitec~ura vino de paises
mas cultos, puesto que no ascrtaron a rodear a de

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:ns PEREGRINACION

construcciones que armonizaran con ella, o la hu-


biesen dejado aislada, sin el ruin vecinuario de
masas de ladrillo toscas i desmañadas. En lo in-
terior es la iglesia sólida, espaciosa i levantada en
arquerías ojivas. Ocupa la testera un vasto altar
mayor recargado de estátuas de estuco bastante
buena~, especialmente las de Jos camarines late-
rales: en lo demas no hai una sola cosa de mérito,
sino figurones ridículos, o grupos tan absurdos
como el de un altar en que un fiero i colosal sol-
dado de Judea recibe directamente el incienso del
sacerdote, miéntras Jesucristo yace postrado i
eclipsado a los piés de su verdugo; disparate repug-
nante i mentira de bulto, fabricada para perpetuar
el odio a los judíos cuando el fanatismo i la into-
lerancia eran las únicas virtudes que se pedían al
pueblo. ·
Guarda el convento de Santo Domingo dos pren-
das de que se envanece: la una es la está tu a de
uno de los judíos que hubieron de intervenir en la
cruzifixion, i la otra es la capilla del Rosario. So-
bre la primera no me atrevo a decir cosa alguna,
por cuanto pertenece al gremio de las reputaciones
tradicionales en que todos se ponen de acuerdo
por rutina o por bien parecer, i el que se atreviera
a disentir, padecería bajo el poder de tanto amor
propio lastimado como contra él se levantaria para
anonadarlo : acerca de la capilla diré que es una
obra maestra, en cuya contemplacionhe pasado e -
tcra ln§ horas, admimndo lo que pueden la ~ i
la devocion sincera, i la vida con que son cnpaze!\
de animar la inerte matcrja. Como se entra en la
iglcst· i a mano izquierda, se hace un recodo de
ma~ le doce paso de largo i . eis de ancho, tan alto
cual 1 nave lateral iluminado en el fondo por

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DB AtPHA. 819
dos ventanillas con vidrios de colores. Desde la
raíz de las paredes hasta la cornisa del techo se-
micilíndrico i cuajado de estrellas i arabescos de
esmalte,se estienden tableros de madera esculpidos
i dorados ricamente, los cuales sirven de marco a
muchos cuadros representativos de la pasion del
Salvador, tallados a medio relieve, pintados corno
]os personajes i lugares lo requerían, segun el gusto
de la escuela florentina i observando ]as reglas de
perspectiva; cuadros ejecutados con admirable pa-
ciencia i mucho esmero, lo mismo que el altar del
frente, admirablemente cincelado i dorado. Lo
demas de esta iglesia no merece mencion.
Como en Tunja no hai cosas notables que ver
sino las iglesias, me hallaba en la de Santa Bár-
bara examinando infmctuosamente sus innumera-
bles retablos, cuando se m~ acercó un sacerdote
lleno de cortesanía, i adivinando mi propcnsion
curiosa, o acaso conociéndome, ofreció mostrarme
la imájen de la patrona que, salvo en las ocasio-
nes solemnes, permanece invisible en su camarín
detras de un triple velo. Acepté con el agradeci-
miento que es de suponerse, i el sacerdote, Cura
de aquella parroquia, levantó los velos i me puso ,
manifiesta la santa.
-"Doctor, le dije, temo mucho que mi pobre opi-
nion desagrade a los admiradores de esta imájen.
Yo no veo sino una carita escondida entre cabellos
postizos i afeada con una inmensa corona de paja
de avena, i un cuerpo sin forma racional, o ente-
ramente ofuscado bajo los pliegucsde esa ropa de
musolina i zaraza: ahí no hai belleza ni elegancia."
-"Quería que usted la viese primero tal como
el capricho de algunas mujeres la pone disfrazada,
para enseñársela despucs tal como la inspirada
mente del artista la produjo!'

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320 PEREGRINACION

1 llevándome a la sacristía me hizo entrar al


camarín por detras. La estátua es de la estatura
que llaman heróica, es decir, como vez i media la
talla ordinaria. El benévolo doctor comenzó a
quitarle adornos postizos con ademanes que reve-
laban una alma de artista encolerizado contra los
despropósitos de la ignorancia, i al acabar:
-"¿Qué dice usted ahora?" me preguntó son-
reído i con aire de triunfo.
Y o estaba absorto. Era una magnífica imájen
con los brazos en cruz, la cara mirando al cielo,
el cu rpo inclinado ácia atras i casi al caer d ro-
dilla·. De la cintura para abajo pendian en plic-
~ucs ondulantes las ricas v stiduras como abatidas
por la violenta mano del Yerdugo: d la cintura
para arriba la vestian su cabellera de ( ro, las mar-
cas del tormento i el carmin de la sangre que bro-
taban unas heridas al parecer palpitantes; la ves-
tía no sé qué de virjinal esparcido por aqu l cuerpo
perfectísimo, i la santificaba la espresion de dolor
i resignacion pintada en el rostro : imposible mi-
rarla sin conmoverse, sin maldecir a sus verdugos.
¿Quién fué el injenio superior que supo mode-
lar en estuco hasta los sentimientos mas delicaios
del espírítu? Busqué i en el reverso de un plie-
gue del ropaje leí "1605," pero el nombre del
autor estaba borrado-¡ Cuán efímera es la gloria
civil ! Dos siglos i medio habian pasado : la está-
tua se conservaba desfigurada con enaguas i ca-
misa de zaraza por el pecaminoso rubor de unas
beatas: el nombre del artista habia sido rayado i
su recordacion aniquilada por la estólida mano de
algun aprendiz de sacristan!
Tiene Tunja 5,000 habitantes, i de ellos 237
moran en los cuatro con •entos, siendo 162 las

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DE ALPIIA. 321
mujeres así encerradas. Calculando que sean 13
los sacerdotes seculares, resultan 25Q personas, o
el 5 por 100 de la poblacion, vivienilo del culto,
lo que en ninguna otra ciudad de la República
uccch•, i de donde se colije Jo difícil que será ga-
nar allí la quh istencia, puesto que la vida con-
\"Clltual es un oficio, i el sesgo que habrán tornado
las ideas en materia de r ·lijion para hacerla pro-
ductivas, mundanamente hablando. Aseguran que
l ObisfJo electo de Boyacá es persona de claro en-
tendimiento e ideas anas, en cuyo caso hallará
muchos r tof:os i rama chupadoras que podar n
el árbol del cristianismo dentro de la nue.-a dió-
cesis i al mi mo tiempo muchas producciones que
salvar de m•ei·l de trnccion en pintnrai es~ultura:
afortunadamente la jente es dócil, i una pcreona
de autoridad e i1u ·tracion puede hncer grandes i
estensaR reformas en la moral popular, en el culto
esterno i en los encargado ele mantenerlo puro i
de sin teresndo.
Entre los monumentos antiguos es digno d
mencionarse un edificio frontero a las casas qu
fueron del Ayuntamiento, notable por la torrecilla
que se levanta sobre la esquina. Es 1a ca. a qne
labró Gómez de CifnentE>s, conquistador señalfido
i Encomendero de Paipa, quien mereció por su
servicios que Felipe II le permitiera poner sus ar-
mas enfrente de las Reales que adornaban el Ayun-
tamiento ; sobre lo cual hubo pleito reñido en que
el buen hidalgo despendió sendos ducados estrai-
dos de la sangre i sudor de los indios de Paipa, pero
se salió con la su ·a ..... i hoi la orgullosa torrecilla
está desmantelada, los aposentos i el estrado vacíos
i ruinosos, la estirpe concluida: tan solo ha quedado
la vanidad petrificada en el escudo de armas.
21

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322 PEREGRINACION

En clase de rarezas naturales se numeran tres


a los alrededores de la ciudad: el pozo de Donato,
los cojines i la fuente perenne que suministra co-
pioso caudal de agua tibia. Era el primero una
cavidad cilíndrica de gran diámetro, mui profunda
i llena en parte de agua. "Los Hunzas tenian una
" tradicion ridícula a la par que vulgar respecto de
" la formacion de este pozo. La madre de Hun-
" sahúa, dccian, irritada contra su hija por una
" grave falta de honestidad, le tiró con la sana,
" que es el mango de madera que sirve para re-
" volver la chicha, i habiéndose escondido la jó
" ven detras de la gacha ( tinajon ) recibió esta el
" golpe, con lo que se quebró, formándose de la
" chicha derramada en la tierra un pozo, aunque
" desgraciadamente para los aficionados el líquido
" se convirtió en agua." * Des pues se rujió que
cuando el saqueo de Hunza habían los indios arro-
jado en este pozo los tesoros del Zaque ; i no faltó
un cándido, llamado Donato, que creyera la con-
seja al pié de la letra i consumiera su haber es-
carbando el pozo, sin otro fruto que contribuir a
cegarlo i uejarle impuesto su glorioso nombre.
Dan el de " Cojines " a unos círculos tallados
en relieve sobre la viva laja desnuda de tierra en
la colina del Occidente. Son dos, juntos, de ocho
decímetros de diámetro, i cuatro de altura, per-
fectamente trazados i labrados al parecer con ins-
trumento metálico. La superficie está dividida por
un diámetro tirado de N. a S, i la mitad occiden-
tal cortada en plano inclinado del centro ácia afuera,
como si hubieran querido facilitar el arrodillarse

• J OAQUIN AcosTA. Conquista i colonizacion de la Nl.le-


va Granada.

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DB ALl'HA. 323
allí mirando al Oriente. En lo restante de la gran
baldosa natural, que es de arenisca ferrujinosa, no
se halla señal de otra obra, de modo que los cojines
solos están en aquel paraje desafiando las conje-
turas de nuestros anticuarios, sin arbitrio de ser
ausiliados por tradicion alguna, pues no hai memo-
ria del oríjen ni uso de estas piedras. El Sr. Ma-
nuel Vélcz, dilijente indagador de nuestras anti-
güedades i poseedor de un precioso museo de ellas,
juzga que los cojines son restos de un adoratorio;
opinion que parece confirmada por los trabajos
jeográficos recientes, de los cuales resulta que una
persona puesta de rodillas sobre el plano inclinado
de dicha piedras, queda perfectamente orientada
mirando ácia Sogarnoso, asiento del Templo máxi-
mo i morada de los Pontífices sucesores de Nem-
queteba, a quienes debian los Zaques la fundacion
de su imperio. Con este nuevo dato dejaremos el
asunto a la consideracion de investigadores com-
petentes.
Dentro de un solar comprendido en los últimos
de la ciudad nace con fuerza un chorro de agua
que sale a 21° centígrados de temperatura cons-
tante, siendo la media de la atmósfera 18° i la al-
tura sobre el nivel del mar 2, 793 metros. En toda
estacion brota una misma cantidad de agua, siem-
pre clara, lo que baria inferir desde luego que vie-
ne de lo profundo, si no se presentaran a ratos hojas
i frutas de roble para indicar que el oríjcn se ha-
lla no solamente a la superficie, sino en alturas
de páramo, puesto que en otros lugares no hai ro ..
bles cerca de Tunja. Tal vez proviene del desa ..
güe subterráneo del lago de Tota, mezclado en
su tránsito con aguas hirvientes: o acaso nace de la
grande i semi.. volcánica serranía del Oriente, que,

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324 PEREGRINACION

en mi concepto, es la hornilla de los jigantescos


laboratorios de Paipa i sus correspondientes de
lssa. Lo cierto es que suministran agua paraba-
ños deliciosos construidos a propósito i a dü:;posi-
cion del público, pagándose una pequeñez por el
uso de los estanques primeros, seguidos de otro
grande a disposicion de lo que no quieran o no
puedan pngar nada.
Dejaré para mejor oportunidad el hablar de los
establecimiento públicos de educacion i benefi-
cencia con que se honra Tunja. Pésame decirlo,
porque no qui. icra encontrar en mi paí sino mo-
tivo de elojio: tales e tublecimientos dan materia
para rigurosa i merecida censura: en la voluntau
de los hombres ha e:tado el hacerlos buenos ; pero
han preferido, o han tolerado lo contrario.

Al Occidente de Tunja i dentro de un óvalo irre-


gular formado por dos largos ramales que se des-
pretH1en del alto páramo de Gachancque, se com-
prende un espacio de 35 leguas cuadradas de país
árido, sin bosques, cortado en toda su lonjitud
por el rio Sutamarchan i sembrado de cerros en-
teramente compuestos de margas pardas i grisc
de esquistos arcillosos que envuelven nódulos ca-
lizos i de hierro carbonatado, constituyendo una
masa de tierras ingratas i unitarias regadas profu-
samente de amonitas. Al pié de los cerros i en ji-
ros mui irregulares se estiende una planicie for-
mada por los sedimentos de un lago que debió
medir mas de 5 leguas en lonjitud con 2 de an-
chura máxima, i hubo de desaguarse cerca del lugar
en que hoi se benefician las minas de cobre, impro-

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DE ALPIIA. 325
piamente llamadas de l\Ioni,qnirá, cayendo sobre l
arabita, como lo testifican las riberas revolcadas
del rio 1\loniquirá. "No obstante que ca. idéntico
" el oríjcn de las planicies de Tunja i Lciva, la
" composicion del suelo i la nccion de las aguas
'llovedizas los han diversificado totalmente. La
" llanuras de Tunja con ervan por lo jeneral la
" costra de tierra vejeta! uistribuida en planos re-
" vestidos de pastos jugosos i aptos para el cul-
" tivo ele los cet·eales i legumbres que alimentan
" una poblacion numerosa i sustentan lucidos ga-
" nado·: las de Leiva, compue hs de margas po ·o
" resistentes al lado de las lluvias i demasiado
" permcahle , aparecen áridas i empobrecidas con
" los aearrrcos de los cerros vecinos, que han que-
" dadolimpiosde vejetncion, formando masa com-
" pletamentc estériles. En Tunja, salvo los alre-
" dedorcs de la ciudad, todo e verdura. i prado
" suavemente inclinados; en Leiva, todo, cscept
" algunas hondonadas i pequeí'í.o., valles, presenta
" la aglomeracion de tierras rojizas, cuya super-
" ficie cubren guijarros en vez de plantas. La
" porcion cultivable no es suficiente para mante-
" ner los habitantes cada vez mas numeroso , a
" quienes no queda otro recurso que la emigracion
" a lugares ménos ingratos, como lo aon la mon-
" taña de Ormas i cercanías del páramo de :Mar-
" chan, donde el país ctunbia de aspecto, se cubre
" de bo ques i ofrece una fertilidad que contrasta
" con la desnudez de los demas cerros de] canton.'' '
Tal es el aspecto del can ton Leiva, colindan te al
. con el de Chocontá, al O. con Jos de Ubaté, Chi-
quinquitá i Vélez, i al N. con el de Moniquirá, co-
marca fértiles, frescas i copiosamente regadas de
J.eografía física de la provjnciii ele 'l'unj a- ( In 2a'i ta. )

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326 PEREGRINACION

aguas vivas, como si de propósito se las hubiese


puesto allí para contrastarlas con lo árido i raíuo
del territorio leivano. Sin embargo, antiguamen-
te suministraba este copiosas cosechas de trigo,
"hasta el año de 1690, dice Alcedo, que un eclip-
se de sol esterilizó la tierra;" o racionalmente
hablando, hasta que los desmontes i quemas bár-
baramente llevados, privaron el suelo de ]a tenue
capa de abono que cubria los cerros, dejando des-
cubierta la masa csquista, que absorve las lluvias,
sin dejar en la superficie la humedad necesaria pa-
ra la vejetacion de planta alguna. Los restos de
tierra cultivable han sido arrastrados a las últimas
depresiones de las llanuras lacustres, donde sus-
tentan sementeras de trigo, maiz, papas, arraca-
chas, cebada, garbanzos, haba , lent jas, arvcjas,
frisoles i anis, con cuyos frutos se sostiene una po-
blacion de 24,000 habitantes, quedando poca cos~
para el comercio, que en otro tiempo era considera-
ble en el ramo de harinas. Por tanto, Leiva es el
canton mas pobre de ln provincia de Tunja, como
lo demuestra la poblacion específica ( 656 habitan-
tes por legua cuadrada) menor que la de los otros,
escepto el desierto de Miratlores; pobreza de que
podrían remediarsc los leivanos, si quisieran ser
ménos rutineros, consagrándose al cultivo de los
olivos i viñedos, que allí prosperan casi espontá-
neamente, i al cuidado i mejora de la cochinilla
que cubre los nopales sil ves tres, hasta en las ori-
llas de los caminos: con todo eso, persisten en sem~
brar todavía trigo, no obstante que la exhausta
tierra no les devuelve sino pocas espigas al remate
de los ralos i enfermizos tallos de una planta que
ya no encuentra jugos para nutrirse.
Francisco Jiménez Villalobos i Juan Otálora

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DE ALPHA. 327
fundaron la Villa de Nuestra Señora de Leiva, des-
de 12 de junio hasta 15 de diciembre de 1572, i
le impusieron aquel nombre en honor del Dr. An-
dres Diez Venero de Leiva, primer Presidente del
Nuevo Reino de Granada. El principal cuidado
de los pobladores fué edificar iglesias i establecer
un convento de monjas carmelitas, que aun sub-
siste, i en estos dias le han anexado un nuevo tem-
plo dedicado a la Vírjen de Chiquinquirá, con aso-
mos de rivalizar al principal en milagros, promesas
i peregrinaciones lucrativas. La villa se compone
de un número razonable de casas de tej mal cons-
truidas i peor amuebladas,en que se albergan cerca
de 2,000 habitantes, i está situada en un llano de
1,982 metros sobre el nivel del mar, con 20° centí-
grados de temperatura media, aires secos i en es-
tremo sanos. Vívese allí en la quietucl i recoji-
miento peculiares de ]as poblaciones españolas i
correspondientes a la falta de comercio i queha-
ceres a~tivos, en tales términos que ni aun las au-
toriuades cantonales se hallaban en el silencioso
pueblo cuando llegamos, i habríamos ayunado todo
el dia, a no ser por el Sr. Camilo Rivadeneira que,
lleno de bondad, nos salió al encuentro i nos pro-
porcionó en su casa cuanto necesitábamos para
las personas i para el desempeño de la comision
que llevábamos. Cerca de Leiva i sobre el camino
de Tunja nacen tres fuentes termales, una de ellas
tibia i ferrujinosa que brota al rededor de un pe-
queño promontorio de sedimento i fonna baños
naturales no aprovechados todavía, sin embargo
de ser la Villa uno de los lugares preferidos por
las jentes acomodadas de Tunja para ir a tempe?"M'
durante la estacion de los páramos, i esce]ente
punto de con alecencia para los enfermos de las
tierras frias.

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328 PEREGRINAC!ON

El canton, no obstante su decadencia, sostiene


un regular comercio doméstico, cuyas contratacio-
nes se hacen en los mercados semanales. De Tunja
i Tunclama recibe ganado vacuno, cebada, trigo,
habas, arvejas, papas i tejidos abatanados, de la-
na, dando en cambio garbanzos, lentejas, aceitu-
nas mui mal p :·eparadas, pudiendo ser esquisitas
por su tamaño i calidad, i algunos jéncros de trán-
sito traídos de tltras provincias. Del 'acorro i
Y élez recibe mantas i lienzos de algodon, sombre-
ros de trenza, panela, azúcar, alpargatas, algodon
en rama i cigarros, dando en cambio ganado, carne
·aladas, bayetas <.le frisa, cueros, aceitunas, i mo-
chiias de fique. l'inalmentc, de Bogotá recibe ga-
na do vacuno, sal i efectos estranjeros, dando eu
e, mbio aceitunas, carnes saladas, cueros de res i
de ovejas. Bl movimiento de valores que deter-
mina este pequeño comercio no pasa de 90,000
pesos anuales, i mantiene en actividad algunos
telares de ruanas, bayetas i lienzos, i 10 herrerías
que suministran instrumentos de agricultura, fre-
nos i clavazon, quemando carbon de piedra saca-
do de las buenas minas que asoman por todas par-
te en la superficie del suelo, i son las únicas
que se labran con jeneralidad, pues las hai tam-
l>ien de cobre, plomo, hierro, azufre i nitro, i aun
se asegura que los cerros al occidente de la Villa
g~ardan criaderos abundantes de plata; riquezas
latentes de que nadie se aprovecha por falta de
medios i de estímulos industriales.
La poblacion se compone de blancos e indios,
por mitad, robustos, sencillos i trabajadores, par-
ticulannente los que moran en los campos; jente
ele tan buena índole, que en el trascurso de un
año (1849) no hubo mas de 1 reo de homicidio, 4

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DE ALPHA. 329
de heridas i 27 de hurtos desmañados i miserables
en el conjunto de 24,000 habitantes, por cuya me-
jora intelectual i moral nada, absolutamente nada,
han hecho las Corporaciones ni el Gobi rno local.
A los funcionarios civiles que pretendí ran recha-
zar este cargo justísimo, les contestaría desde lue-
go con una observacion, que me releva de mucha
otras, a saber: que en todo el can ton no aprenden
a leer sino 11 O niños, en 5 malísimas escuelas. A
los curas, maestros presuntos de buenas costum-
bres, les contestaría diciéndoles que de 712 naci-
mientos que hubo en el año citaclo, 13 fueron le-
jítimo i ;¿6!) ilejítimos, es ~ecir, que pesa sobre
u conciencia sacerdotal el 36, 5 por 100 de naci-
mientos bastardos, a los cuales los mismo cura ,
con señaladas escepciones, contribuyeron i con-
tribuyen escandalosamente, viviendo ele manera
que los desautoriza para reprender a sus fcliCTrese
la licencia en el vivir; tal vez en gran parte imi-
tada de los llamados Ministros de la moral, que
suelen introducir la corrupcion a cara descubierta
en lo pueblos pequeños, donde ántcs no ee cono-
cía, o por lo ménos se disimulaba, por temor a la
censura pública.
Tres leguas i media casi al N-0. de la villa de
Lciva quedan las minas de cobre, cuyo laboreo
formal ha emprendido una compañía de capitalis-
tas granadinos, fundando un establecimiento digno
de ser visitado. Para ir a ellas hai que trasponer
el Alto de las Minas, bella montaña de 2,360 me-
tros de elevacion sobre el mar, ricamente dotada
de árboles, que se contemplan con placer despues
de hal>er viajado por los cerros pela<los del resto
del can ton. Poco ántes de llegar a la cuesta se ha-
lla el naciente pueblo Las-Quebradas, que es una

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330 PEREGRINACION

fraccion clel antiguo Gachantivá, cuyos restos, con


pocos vecinos i un Cura testarudo, permanecen a
orillas del rio Cane, sobre los bancos de arcilla
improductiva. Los disidentes de Las-Quebradas
han comenzado a edificar sus casas de palma en las
faldas de la fértil serranía, dejándose al párroco
en sus peladeros, de donde lo sacará pronto el irre-
sistible reclamo de los derechos de estola. A juz-
gar por lo que vimos en una espaciosa tienda, la
emigracion de Gachantivá comenzó del modo mas
premioso para los ciudadanos del lugar, es decir,
emigrando la mujeres jóvenes, que, segun se ma-
nifestaba en las siete gallardas moradora de la
tienda, son a propósito para no dejar en torno del
Cura sino los viejos ya sin pretensiones i los des-
venturados a quienes apri ione allí algun cargo
parroquial; por manera que la desaparicion de Ga-
chantivá puede considerarse irrevocable, como de-
cretada por juezes bien obedecidos, i sin apelacion.
Fuimos en derechura a la casa del Director de
las minas, Sr. Bernabé Villafrade, porque las no-
ticias que teníamos de este caballero, i los amis-
tosos servicios que habíamos recibido de un her-
mano suyo, en nuestra escursion por Charalá, nos
hacían creer que en aquella familia se hallaba vin-
culada la mas fina cortesanía; i de ninguna manera
nos equivocamos, pues el breve tiempo de nuestra
mansion en Las Minas nos dejó en la memoria re-
cuerdos gratísimos por el amable trato de las se-
ñoras, i nociones completas de las minas, por la
franqueza i buena voluntad con que el Sr. Villa-
frade satisfizo nuestras preguntas i nos hizo ver el
interior de los socabones i las casas i labor es del
establecimiento, relatándonos su historia e instru-
yéndonos sin reserva en el estado de la empresa.

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DE ALPHA. 331
El descubrimiento de estas minas se debió a la
casualidad, pues se refiere que corriendo unos ca-
zadores de tras de un guardatinajo, allá por los año
de 17 50, llegaron a la orilla izquierda del rio Mo-
niquirá, i perdida la presa entre los peñascos amu-
rallados de la ribera, repararon que las roca., fron-
terizas sudaban una sustancia verde, que llamaron
"humo de esmeraldas," de la cual rccojieron cierta
cantidad i la llevaron a Vélez, donde examinada
por prácticos, declararon ser muestras de criaderos
de cobre mui ricos. Juntáronse varios, denunciaron
• 1 mina, que tomó nombre del int diato rio, i co-
menzaron a trabajarla, calcinando ]a roca a fuerza
de grandes hogueras, para facilitar el trabajo de la
barras, pues en aquellos tiempo en que, egun la
tradicion, gobernaba el Arzohi po-Virei Góngora
(1782), valia una libra de pólvora 4 peso , i no
podía pensar e en taladros. Bajo e te si tema
bárbaro continuaron labrando la mina con mucho
provecho, hasta que la guerra de la Independencia
vino a paralizar la empresa, en términos que cuan-
do los señores Montoya i Compañía de Bogotá, i
Lorenzana i Compañía de Antioquia, se unieron
para tomarla el año de 1842, se halla han cegados los
antiguos socabones, i perdido el rastro de las vetas
principales. Desde luego contrajeron sus esfuerzos
a organizar las oficinas i a limpiar, ensanchar i
acodalar o ademar las galerías, dirijiéndolas ácia
los puntos que mejores señales de mineral daban,
sin curarse por entónces de atacar las vetas. Por
tanto, los trabajos de esta mina se hacen inevita-
blemente por el sistema de pozos i galerías al tra-
ves de las areniscas cuarzo as que marcan los í-
mite de los terrenos secunrlario inferior i de tran-
icion, i exijen la precaucion de ademar las (acoda-

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332 PEREGRL"ACIO~

larlas ), penetrando a vezes mas ahajo del lecho


del río, que corre al pié del cerro, de donde se
orijinan filtraciones copiosas, i la necesidad de es-
tablecer varios aparatos ele desagüe.
Tres galería encontramo abierta i corrientes.
La principal de ella. perfora el cerro por su bas
i la portada se halla a ocho metro sobre el lecho
del rio donde hace un salto: a poco andar comien-
zan las tiniebla que por lo pronto, i hasta que
los ojos :)C acostumbran a ellas, impiden ver ma
allá del reducido círculo alumbrad por la vela
que e llev~ en una lllllllo, miéntras la otra ·e
atlelanta in tintivamentc por lo novicio en e t
'énero de viajes para palpar ob táculos que no
e. -istcn, ¡me l estrecho camino ·iguc desemba-
razado por ·ntrc los órdenes de madero· grue o
que ·ostienen con un techo de vigas el peso del
cerro. A los 180 metro de gal ría se nos anunció
un pozo de 1u metros de profundidad, al cabo del
cual continuaba el tramo inferior de la galería.
Los "Oipes de pico i barra manifestaron que allí
~e trabajaba: varios puntos luminosos i sombras
indeterminadas en lo pwfundo me indicaban los
lurrnres ocupados por los mineros, pues mis ojos
todavía no distinguían los objetos algo distantes.
1:.1 'r. ~illafrade, con la soltura de un minero ve-
terano, comenzó a bajar la escalerita de palos re-
dondos i mojados, ele la que solo el principio se
Yeia, ndvirtiendo que a la mitad del pozo cesaba
c. ta i habiamos de tomar at.ientas otra colocada a
la izq uicrda. Ya se concibe cuan len tn i desaira-
damente bnjaria yo, cieCTO i recluta en el oficio, a
presencia de lo mineros, que suspendieron su la-
bor para mirarme, acordándome en aquel trance,
i con referencia a mi espectadores, del menospre-

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DE ALPliA, 333
cio en que el ll-mero tuvo a cierto letrado que vi-
sitaba los llanos i con \'ida do a lidiar toros confesó
con humildad que no entendia de aquello: "vean!
decía el llanero, no sahe torear, no sabe enlazar,
no sabe colear-¿ qué aprendió cntón es en sus co-
lejios:?" el menor de los peones minero' debió
reírse de mi ignorancia en materia de bajar por e·-
caleras oscuras i resbalosas. Por fin llegué al
suelo, i ya ma habituado a ln tinieblas pu. cábn-
mos la galería inferior que se prolmwn cerca de
30 metros, atrave ando una multitud de vetas del
mineral, npéna bo quejada.· la ma i alg nas ata-
eada por el pico de los mineros con la u treza i
el vicYor que estos desterrados de la luz del cie]o
adquieren, a causa de la uniformidad <le sus tarea
i de la persist ncia con que trabajan.
La O"anga del mineral e, el cuarzo, que se pre-
senta en filone· numeroso , i de tal manera varia-
uo desde el hialino cristalizado en bellos pri mas
hexaedros, hasta el areno o cargado de arcilla i
mica, que bi n pudiera decirse que en aquella·
profundidades se le sorpreurle en todos los perío-
dos de su formacion : a estas masas cuarzo as
acompañan granos i aun nidQs de pírita de cobre
(cobre i hierro proto-sulfurados ), indicando con su
abundancia o esca~ez las del cobre sulfurado i co-
bre carbonatado (malaquita concrecionada), que es
el mineral encerrado en los filones. De estos los
francamente determ1nados miden 7 piés de ancho,
dirijiéndose al S-S-0, con una inclinacion jeneral
de 48°, es decir, en el sentido de las hoyas latera-
les de los ríos l\Ioniquirá i Pótneca, que cortan i
aislan en cierta manera el asiento de las minas
situado a 1,852 metros sobre el nivel del mar. La
riqueza del mineral sacado de las vetas comunes

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334: PEREGRINACION

varia desde 45 hasta 16 por ciento, dando un pro-


metido de25 por lOO de un hermoso cobre amarillo;
pero un filan mui bien nutrido, recientemente des-
cubierto a continuacion del pozo ántes menciona-
do, promete rendimientos cuantiosos : cortado un
trozo de 6 piés de lonjitud, 6 de alto i 2l de ancho,
ha dado 640 arrob:1s de mineral sulfurado, que
por su aspecto parece tan rico como el que se es-
trae de las minas de Cornuailles i iberia, el cual,
segun Salacroux, rinde 80 por 100 de metal ama-
rillo. Como la cabeza de este filon está 8 metros
mas abajo del lecho del rio inmcili to, habrán d
establecerse aparatos formales de desagüe, pues se
halla anegado, cuya operacion facilitará felizmente
una galería de venti1acion que hai desde este punto
hasta la orilla del rio, distante 192 metros por el
trayecto subtarráneo.
Hai otra galería de esplotacion en lo alto del
cerro, que prolongada unos 120 metros, solo ha
ofrecido vetas de malaquita concrecionada i a ve-
zes cristalizada, mineral pobre en com paracion con
el otro, i que sin duda desat nderán los empresa-
rios despues del descubrimi nto del nuevo filon.
Tiénese por averiguado en estas minas que los
manchones i vetas de carbonato de cal en que bri-
llan algunas píritas, anuncian con seguridad la
presencia próxima del cobre, bien fuere al princi-
pio de la veta, bien cuando esta "se ha declarado
en pobreza o sufrimiento " ( despinte, llaman los
peones en su lenguaje tan espresivo siempre ) sir-
viendo aquella indicacion para continuar o aban-
d<>nar el laboreo. Hallado un filon bueno lo ata-
can con picos, cuñas o taladros, segun su resisten-
cia,estrayendo todo lo comprendido entre las dos
g11artlas: de esta manera adelantan las galerías, que

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DX ALPHA. 885
miden, como los filones, 7 piés de ancho i 6 o mas
ele alto, i las sostienen con acodalamientos, que
frecuentemente revisten por entero el techo i las
paredes del socabon. Escuso el hablar de las ope-
raciones a que someten el mineral estraido de Jos
filones para sacarle el cobre puro, porque las su-
pongo demasiado conocidas en nuestro país. Solo
añadiré por conclusion que el director esperaba
un surtido completo de máquinas i aparatos para
perfeccionar la planta del establecimiento, con-
tando con abundantes minas de carbon de piedra,
con el ausilio de buenos mineros ingleses i con
un porvenir halagüeño.
Llenos de agradecimiento por los informes del
Sr. Villafrade i por los delicados obsequios de su
interesante familia, dejamos aquel oasis i continua-
mos nuestra forzosa marcha dirijiéndonos a Gua-
toque.

XXVII
Del asiento de Las Minas, tomando al Occidente
se atraviesa el riachuelo de Leiva, llamado mas
abajo Moniquirá, segun la embrollosa costumbre
de imponer a cada uno de nuestros rios tantos
nombres como lugares riega~ i se emprende una
larga cuesta para tomar el camino de Guatoque, al
traves de terrenos fértiles i cultivados, en que aso-
man gruesos estratos calizos i masas de arenisca.
A las 21eguas, atravesando para el S, se encuen-
tra el pueb o de Guatoque, el cual demuestra en
su mezqui o aspecto i ranchería pajiza la humilde
condicion de sus moradores, casi todos indios i
mestizos consagrados a labrar los vecinos campos.
Llevábano por allí, ademas de la obligacion de

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336 PEREGRINACION

completar la recorrida del Can ton Lei va, la curio-


idad de examinar las "ruiuas del lnfiernito ",
cuyo descubrimiento i primera descripcion se de-
ben a las esmeradas invc,.tigaciones de nuestro an-
ticuario Manuel V éleE Barrientos, quien con un
zelo digno de elojio no desperdicia las ocasiones
de recojer i salvar los preciosos restos que aun sue-
len encontrarse de las artes i monumentos Chib-
chas. Al efecto nos dirijimos a Moniquirá. distante
tres leguas al S. de Guatoque, dejando a mano de-
recha las Capillas Ecce-Homo i Yuca, buena la pri-
mera para penitenciaria por la solidez de Ja igle-
sia i convento, que boi con la decadencia de las
órdenes monacales, ninguna utilidad ni objeto
tienen.
A mediados del siglo pa ado la piedad de un
·ecino de Leiva dotó al re guardo de M oniquhá,
compuesto de ochenta indios, segun refiere Oviedo,
con una iglesia i casa de tapia i teja, de pobre apa-
riencia i contados ornamentos, obteniendo su erec-
cion en curato. El trascurso del tiempo ha hecho
desaparecer los indios juntamente con la antigua
ferazidad del terreno, elojiado por las buenas co-
sechas de trigo que rendia. Seis u ocho casitas es-
parcidas en torno de la desmantelada i solitmia
iglesia i rodeadas de.campos ingratos, es lo que
hoi subsiste ; i la única señal de comercio humano
.se reduce a una fementida chichería puesta en las
piezas bajas de lo que fué casa cural, a donde
concurren i hacen largas libaciones los labriegos
que por allí regresan del mercado de la Villa, se
cuentan su buena o mala venta, i entre totuma i
totuma del amarillo brevaje contratan con sus ve-
cinos los restos de lo que llevaron a la feria, inje-
niándose de manera que vuelven a sus casas con

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DE ALPIIA. 337
el juicio ménos desembarazado que los bolsillos.
Encima de esto chichería nos alojamos, tomando
del suelo todo el espacio que quisimos convertir
en camas, i a la mañana siguiente salimos a visi-
tar el Valle del Infiernito i la ponderadas ruina .
El valle está limitado por los riachuelo de Su tu-
marchan i Cáchira, i es una fraccion ele la antigua
i trastornada planicie lacustre que comienza en
Ráquira i se prolonga por espacio de 7 leguas ácia
el . hasta encontrar el rio Cane, donde hace un
recodo al S-E. i constituye el a. iento de la Villa
de Leiva i pueblo de Sáchica. El primitivo sedi-
mento lacustre ha dcs:lparecido, en parte mrnstrn-
do por los ríos que cortaron la planicie, i en part
cubierto por las denudaciones de los cerros adya-
centes, totalmente compuestos de esquistos :uci-
llosos, áridos i abiertos, que jnuti1izan e] snc1o
Abundan esparcidas muchas piedms oblongas i es-
féricas formadas por capas concéntricas de carbo-
nato calizo lijerámente coloreada· por el óxido de
hierro, i con un núcleo a vezes de arena fina, a
Yezes de una sustancia que parece restos del tejido
i película de alguna gran semilla monocotiledonn,
o frecuentemente vacío, como si hubiese desapa-
recido el molde : lo cierto es que habiendo roto
gran n(unero de estos riñones, en ninguno encon-
tré impresiones ni restos de amonitas, cual pare-
cían indicarlo la confibJUraeion ele las piedras i la
mui notable circunstancia de hallarse entre Sáchi-
ca i Moniquirá un estenso banco en que yacen
profusamente amontonadas i11finidad de amonitas
perfectí~imas, que miden desde un decímetro hasta
mas de un metro de diámetro. A poco andar di-
mos en las ruinas, si tales pueden llamarse unos
vestijios a flor de tierra, que a primera vista pare-
22

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338 EREGRINACION

c6n marcar las fo as de un cementerio. Oigamos


lo que sobre ·stos vestijios ha dicho un hombre
competente por su buen criterio i su no comun
cauual de ciencia. *
"Veint leguas al N. de Bogotá, i como 6le-
guas al O. de Tunja, antigua corte de los Zaques,
~.·iste un valle a la altura de 1,982 metros sobre
el mar, i por consiguiente 811 metros mas ahnjo
que la planicie fria donde está situada Tunja. H.ie-
0an el valle varias quebradas i tres rios cristali-
1 os, cuyas orillas aparee n sombreadas por sauces
i por muelles ( Ec lzinus molle), pero el declivio de
los cerros es árido i cubierto de cactus, que in-
' aden cuanto es impropio para otra eulturn. Las
rocas pertenecen a la misma formacion cretácea,
( e hace tan cstédlc las llanuras de Champngne
i Provenzn, prcdominvndo estensamcn e en la co-
I arca de que ahora trato. To obstante la ingrati-
t d ucl suelo, los antiguos sabian a rovccharlo
para ui versas la borcs, i la cochinilla co echada so-
bre estos cactus hoi abandonados, daba la púrpura
con que teñian i adornaban las vestiduras de lujo
• JoAQUL" AcosTA. Estracto de una not\\ descriptiva de
la. ruinas de Leiva, 1viada a Mr. Jomard, Prc idente de la
Sociedad de Jeoguff· de París, i probablemente publicada
desde el afio de .JO en el Dolctin de dicha Sociedad. El Sr .
.Acost.t acom pañ6 a su nota un di eño d 1 cdificio,i segun laR
1 eclidas de lo materialc i terreno i la di posicion de los ci-
mientos, le hicieron juzgar que debió de haber sido, pue. to
que nunca fué con truido en sn totalidad, como lo demuestra
el no haber llegado a su de. tino la mayor parte de la pie-
ch·as. Quizas ln obra fué interrumpida l,or la invasion de los
espalioles. Es de sentirse que nadie tenga por acá el men-
cionado llolctin, por e anto las obsei\'acion s de M r. J omard,
muí versado en anti ,-"icdades americanas, añadirían el peso
de su autoridad rcspd blc a las razonada conjeturas del Sr.
Aco ~ ta concordantcs con las que anteriormente habia hecho
el Sr. Manuel Vélez.

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DE ALPIIA. 339
de los Jefe i U zaques de dos millones de almas que
se numeraban en esta gran seccion ele la f:unilia
Chibcba.
" En la patte mas llana del valle se ve un cam-
po cul ti vallo, como de 500 metros de lar()'o i 300
de ancho, llam·tdo por los habitante "El lnfier-
nito ", i en él clavadas algunas columnas sin eor-
nisas ni p destale ·, probablemente por los indíje-
nas poeo ánte de la conquista. Hai dos filas de
columnas paralela , de diámetro igual i orientadas
en la direccion ]~. O, como si mirasen ácia el tem-
plo priuci pal de Rngamn. ·i: todas están mutila-
lada , el mayor 11Úmero a medio 11etro . obre el
suelo. Aunque las dos filns di .. tnn entre sí diez
metros en la btl e, como no están clavadas verti-
calmente sino con 25° de im:linac:ion ácia lo inte-
rior, lo alto de la columnas debía acercarse ha -
tante para recibir en forma de techo plano las otras
piedras que luego mencionaré. Se encuentran to-
davía 34, columnas, todas de cuatro decímetros de
diámetro, en la fila del S, i solo 12 en la del -
fijadas a las mismas di tancias, e · decir, con un
intercolumnio igual a los diámetros. A pocos paso
al N-E. se ve una columna que parece entera,
tendida. sobre el terreno, midiendo cinco metros i
medio de largo, que bien pudiera haber sido el
tarnafío orijinal de las <lemas, cuyos fnstes muti-
lados adornan los edificios de las inmediaciones,
tales como el convento del Ecce-llomo edificado a.
dos leguas al occidente de las ruinas, contándose
en el cb.ustro 32 de estas columnas i la ca a ele
capellanías fabricada en la plaza principal de Leiva
i adorn~tdn. con 12 columnas: otras 2 se hallan en
el pueblo de Sutamarchan, conducidas no ha mu-
chos años desde las ruinas, que han sido la cantera
de los lugares vecinos.

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340 PEREGRINACION'

"Adcmas, en el valle, al occidente del Infiernito,


yacen esparcidas muchas piedras de dos a cuatro
metros de lonjitud, cinco a ocho decímetros tle
anchura i cuatro o seis de espesor, cortadas con
un entalle o muesca cerca de la estrem.iilatl dirijida
al oriente, labrada evidentemente para atar las
sogas con que arrastraban las piedras a fuerza de
brazos. Estas piedras, que han conservado el nom-
bre de vigas entre los indíjenas de aquellos campo ·,
parece que estaban destinadas a cubrir el templo,
las mas largas colocadas horizontalmente i las otras
para cubrir el techo o ático. Recorriendo con la
mayor atcncion la planicie de Lciva, he podido
contar hasta ciento de estas piedras: lama distant
la encontré seis leguas al , cerea del rio Ubasa,
dr donde parecia sacada, con su entalle pru·a arra -
trarla como todas las otras, i encaminada tambien
ácia el templo o palacio.
" La mayor parte de las indicada piedras per-
tenece a los estratos de arenisca verde, que aquí
alternan en los lechos superiore c1el terreno nco-
comiano, predominante en e to . contornos: son d
color rojo, bastante dura para cortar; i como lo
instrumentos de los indíjenas eran fabricados de
sílex o piedra lidia, no les seria fácil cortar las
rocas en su propio asiento, i por tanto hubieron de
buscar por donde quiera las piedras de las dimen-
siones requeridas, aisladas por la. destruccion de
los estratos orijinnrios. Recia debió ser la faena
del trasporte, pues cada trozo pesa muchos quin-
les, i no habia otros medios de acarreo que la
fuerza de los brazos, con la lentitud i consumo de
tiempo que son de considerarse, a que se agregaba
la ímproba tarea de labrar los fustes cilíndricos,
guiados sin duda por un anillo de madera para.

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DE ALPIIA. 341
obtener la uniforme redondez de la superficie ta-
llada a pico ; trabajo ciertamente injenioso, que
vacilaríamos en atribuir a los Chibchns,si otros res-
tos incontestables de sus artes no nos demostraran
qne ellos eran mui capazcs de ejecutar este jénero
de obras.
"N nda mas natural que la suposicion de que
oberanos despóticos, como lo eran los Zaques de
Tunja, disponiendo de millares de súbditos ciega-
mente sumisos a sus mandatos, quisieran lcYantar
un templo de piedra, o tal vez un palacio, en co-
marca de suave clima, distante pocas legua' de la
capital ele sus dominios,situnda en una planicie de
temple frío i cspucsta a lo páramos. J.1os Zipas
de Boo-otá tenían ca as de recreo en los Yalles tem-
plados de la cordillera para residir en e1las durante
los mese en que la trmpcratura. de la planicie su-
perior e desapacible: por tanto la idea no era
nueva, ni a los Zaques faltaban copiosa riquezas
para rea1izarla. Aun la clcccion del lugar está ju ·-
tifiracla con las pruebas sumini tradas por la his-
toria, i las demas que hoi tenemos, de haber sido
mui poblada la planicie que se estiende desde Rá-
quira hasta los linderos de Moniquirá. Todavía
lo ate. tiguan las muchas gnacas o sepulturas de
indios que a cada paso descubren las ~ aguas, ma ..
nifcstando tambicn piezas de cobre labra<lo en s -
ñal del adelanto in<lustrial de los primitivos mora-
dores."
Sentado en uno de los trozos de pieclra i con
esta clescripcion en las manos contemplaba aque-
llos restos mullos de los trabajos sociales de un
pueblo ya estinguido; mudos por la bárbara. des ..
truccion que de los archivos Chibchas hicieron los
conquistadores. El terreno habia si<lo ararlo, i al.

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342 PEREGRIN ACION

gunas cañas de trigo ajitadas por el vi nto gol-


peaban con la espiga las mutiladas columna:, como
indicándolas al viajero. 'i las relaciones hi. tóri-
cas nos faltan, me dccia yo ¿por qné no e habrán
buscado indicios claros e cavando estas ruinas?
La tierra debe guardarlos, puesto que el dutño de
la estancia me aseguraba que ·e habían encontra-
do argollitas de oro i chucherías de barro cocirlo.
¿Seria un ceme ücrio de los indio prind pales,
como el que se de cubre en una i la. ele la larruna.
de Fúrptene?-Pro mé e timular la curiol'idnd el l
estanciero, esplicándole lo que se conjeturaba de
las ruinas i animándole a practic:1r una l!Scn vacion-
" (lnién sabe, señor, lo que será: yo uo tcn~o ba-
rra, i eso está muí duro," cante tó señalando el
su lo. Era inútil insi tir, i hube ele partirm de
allí sin adelantar narla. .os venid ro r solvcrán
el problema; i al espre ar e t~ aplazamiento no
puedo ménos ele recordar lo que n e oh ervaba
una vez cierto amigo yan1yee: "su b llo ¡,nís tie-
ne muchas cosas que in v stig:ll'; perc sobre cada
una de ellas hni siempre un maldito letn:ro que
dice: ":l\[aíhma!" i en boca de ca i todos los natu-
rales, está una. frase todavía mas mald ~ta : "(-l.'.lién
sabe!"
Tomamos el camino ácia. "El Desierto," pasan-
do por Sutamarchnn, Tinjncá i 11áquira, pueblos
pequeños, tranquilos como una casa de campo, i
lH hitados por agricultores i trabajador s de loza
ordinaria de barro. "Pueblos de lo olleros lo
llamaron los conquistnclor s, porque, lllicc Piedra-
hüa, en todas las villas j lugares del contorno de
Tinjacá habia primorosos artífices de Y OSOS i figu-
ras de b:1rro, tan atentos nl oficio, que ni In entra-
da de los españoles pudo distraerlos el e sus ocupa-

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DE ALPIIA. 343
cienes." El mismo historiador añade que Tinjacá
era "una gran poblacion fundada a orillas de In
laguna ele ingua ·inza;" i en tiempo de Ovicclo
( 1750) llevaba todavía la fama de producir mu-
cho i mui buen trigo. En el día no quedan rastro s
de hwuna, salvo la constitucion edimentosa de
todo el valle : lo numerosos indios han de apare-
cido, i con ello el e:smcrado cultivo le los campos
i l aprovechamiento de la cochinilla, qne ha dc-
jenerado en produc<:ion silvestr de ínfima calidad.
eo·ua i media al oriente de Háqu:ra rlemora "El
D ·sierto, '' lugar apacible, fre . co i pobl ado ele <a-
sitas al amparo de un orgullo ·o convento que le-
vanta Sll;S tejados i lo domina todo, como en ln
vieja Europa los castillo. del fendali mo. El orí-
jt.:n de aqn •lla dcnominacion postiza lo hallam o ,
en Ovi do *,qnien hablando del ·urato de Riíquira.
dice: "no sé a cuál circunstancia se atribuirá el
tener dentro de su feligresía. un convento de reli-
jiosos ermitaños descalzo.; del . _ efíor San A~us­
tin, en un ameno sitio entre una. peñas, que lla-
man " La Candelaria " i a los relijiosos en este
reino Candelarios, po1:quc allí fué su primern. fnn-
dacion. u oríjen procedió de que en el primitivo
tiempo se retiraron allí a hacer vida eremítica
dos virtuosos varones, i el uno era relijioso agusti-
niano, antiguamente lJamados Gugliemi ta., hasta.
que el Sr. Inoccncio IV, cuando se le apareció el
Gran Pad1·e San Agustin con una gran cabeza i
un cuerpo mui lánguido, dándole a entender con
esto qLle aquella :su relijion necc~itaba de mui bue-
na reforma, os reformó i llamó ermitaños. De lo
dicho provino el aca.r licencia i fundar dicho con-
• Pen. amien os i Noticia· escoji(h para utilidad de Cn ·
ras del Nuevo Reino de Granada. 1761. (Inédita.)

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344 PEREGRINACION

vento de Agustinos ermitaños ilescalzos, sepa-


rándose de los otros. Tiene una mui hermosa imá-
jcn de Tuestra Señora que llaman de la Candelaria,
i es muí visitada de los fieJes, porque esperimentan
mucho favor en sus mil(lgros "-En e tos ingratos
tiempos -que alcanzamos, los susodic110s milagros
se han pn sto en receso; pero en cambio el "De-
sierto" e ha vuelto un poblado muí ameno en don-
de los Padres pasan la vida con razonable regalo,
segun colejí de haberlos hallado entregados a la
sahrd ~a icsta, cerradas las puertas, i. in otra señal
de perturbacion en lo nfucras del amplio edificio
que alguuos . in·icntcs tertuliando, i una al pare-
cer ermitaí'íita de tiernos años, que al ruido de
nuestra llegada manifestó el curioso rostro por
una ventana. Pa aban las horas del medio dia:
<'1 ayuno nos apr miaba, puesto que nuestra vo-
cacion era entcrmn<>nte contraria por entónces a la
de no comer: llamamos a las ]merlas, deletreamos
nuestros nombres, invocamus a la crmitañita que
se babia eclipsado; pero en vano pugnamos con-
tra la sie ·ta de los ·Padres i la adversidad de la
suerte : hubimos de seguir adelante i ayunamos
por aquellos cerros en demanda de Samacá, dis-
tante todavía cuatro largas ]eguas !
Las tres primeras se andan por los estribos i re-
cuestos de la prolongacion del páramo de Gacha-
ncque, masas compactas de arcilla, cuya retraccion
durante el verano la divide constantemente en
pentágonos, dando al suelo ]a apariencia de un
c>nladrillado marcailo en algunos lugares por filetes
de pizarra oscura. Despues de esto se avista la
planicie limpia e igual en que tienen su asiento
Ramacá, Cucaita i Sora, pueblos pertenecientes
al cantan de Tunja, rodeados de ricas sementeras

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DE ALPHA,
.
de trigo, cebada i maíz, alternando con bellos gru-
345

pos de sauces que dan al paisaje la apariencia de


un jardin, confirmada por la fragancia de los ro-
sales puestos a orillas del camino. Como de cos-
tumbre en los pueblos de la cordillera, su aspecto
i disposicion material de ninguna manera corres-
ponden a la rara hermosura de los campos inme-
diatos: el jenio indíjcna, tal como lo abatió i ami-
lanó la tiranía de las Encomiendas, no procura
ni concibe la comodidad en las habitaciones,
ciñéndose a edificar ranchos o casas de su bdgadas
i mal compartidas, que apénns irven para gua-
recer de la intemperie a sus moradores: tienen
sobrantes el espacio i la luz, i uno i otra faltan
siempre de puertas adentro, dividiendo el C'Strccho
recinto con los animales domésticos que todo lo
invaden, asientos, mesa i cama, si merecen tale
nombres los toscos muebles i los cañizos que cons ..
tituyen el ruin menaje ; pero en compensacion de
este desaliño halla el viajero hospitalidad franca
i bondadosa en los habitantes, honradez a toda
prueba i servicios desinteresados, que prestan sen-
cillamente, pidiendo perdon por no haberlos po-
dido proporcionar mejores. Tan poblada de indios
era orijinariamentc esta pequeña planicie circuida
de altos cerros, que todavía se conRervan vestijios
i memoria de tres pueblos florecientes que allí es.
taban : el de Sachiquisa, del cual solo quedan los
sepulcros ; el de Chausa, situado en la cabezera
del llano Patagüi, donde se ven restos de una lar-
ga calzada, que probablemente conducia de la casa
del U zaque al templo, segun el uso constante de
los Chibchas, descrito i esplicado con vivos colo-
res por el cronista Castellanos ; i por último el
de Juacá, mui cerca de Samacá sobre el camino

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34G PEREGRINACION

de Cucaita : eran asiento i propiedad de la tribu


Chibataes,que ha desaparecido como los dcmas de
la populosa Confederacion de Hun ahúa.
Tres i media leguas al S-E . de Samacá, por el
camino que costea la serranía en que derrama sus
hielos el páramo de Peñanegra, queda el memo-
rable campo ele Boyacá, Los vientos i lluvias del
mes de agosto batían el desapacible tránsito : el
suelo gredoso i unido casi, no permiti:l el andar
a las bestias, segun resbalaban i se arrodillaban a
cada paso : una densa niebla vela a el triste pai-
saje de los solit·trios cerros, i los arbustos enanos i
ríjidos son a han como petrificados por un frio de
5° centígrados. En los páramos la. tempestad no
es maje tuosa, tronadora i rápida como en los
valles ardientes d nuestros grandes rio : es callada
i persistente cual la muerte, i como ella tambien,
yerta i lóbrega, sin las magnificencias del rayo,
. in la terrible animacion <lel huracan que trasporta
veloz i arroja sobre la tierra oc( anos de ngna:
morir en medio de estos grandes ruidos i conmo-
ciones de la naturaleza debe ser para el Yiajero
un accidente súbito, casi no sentido: en lo pá-
ramos se mucre silenciosamente, miei 1hro por
miembro, oyendo cómo se e&tingncn por gr:.dos
las pu1sacionc del comzon; por eso e tt·rriule,
i terrible i1~ h 1leza, una t mpcstad en b cima ele
los Andes: el ánimo se abate, i la en rjia queda
reducida a los t-;rminos pa ivo 1 ln T"' i wc·
Cuanclo avisté la Ca ·a-cle-teja de Bo:acá, me
pareciú que renacia p; m el mun<lo: <letras de mí
dejaba los torbellino.~ de 1 ie >la i l desamparo clcl
páramo: un crolpe ue sol ilumin ba el teat n <lel
acontecimiento que abrió a la u ·va Gr. na h. el
porvenir de naciou libr , i las verdes 1n·aderas en

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DE ALPIIA. 47
que 3,000 veteranos españoles doblaron la rodilla
ante los pendones colombianos, brillaban mati-
zadas de menudas flores. La casa en que ~1 años
ántes habian resonado las presurosas vozes de
Bolívar, de antander, de Anzoátegui, de Sou-
blette, el estruendo tle la batalla i las aclamacio-
nes de los republicanos victoriosos, ahora silen-
ciosa i envejecida, ofrece al viajero tlescanso i
posada ciertamente modesta, mas de ]o que con-
viniera, pero llena de recuerdos intere. antes, i, por
decirlo así, santificada desde el 7 de agosto de
1819. Ningun monumento, ni una piedra si-
quiera conmemora esta grande i benéfica funcion
de arma : el anti()'uo puente, centro clcl co1 fiicto,
ha. desaparecido; i el nueyo, en cuya~ pi lastras
se tt:n ia la idea de inscribir los no m brcs de los
libcrt, dores, permanece raso i sin concluir: tal
es el torbellino d" acontecimientos que llenan los
días de nuestra Re¡ úhlica, qne no clan tiempo
para levantar en elb ni aun los trofeos de aque-
lla YÍctorÍaS, ÚnicaS uigna ' de perpétua recor-
dacion.
Del campo al pueblo de Boyacá no hai aos le-
guas completa·. Consta el pnehlode algunas treinta
casa. d paja i de parrama.das ,sobre ' l iendo, ('OlliO
la pro'eclora de [Hluclla humilde fumilin, una buena
iglc ia de calicanto. 1 o hai posada pi hlil'a; pero
el transeunte no echa de ver e ta falta por la
proverbial i franca hospitaliclacl del Cura Doctor
Francis<.:o Gutiérr '7., a q~licn fnimo dcll< ores de
mil atcn cionc ofrccid. ·con la naturalidad i llaneza
que realzan u amable trato. Bi H que la raza
ind~jena se haya. t Jo<lificatlo a uí por su cruza-
m'ento con ]a cnropen> toda 'Ía snhsisten r stostle
las costumbres ch ibchas entre 1os que mas e acer.

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348 PEREGRINACION

can al tipo <le esta :nacion casi cstinguida: así en


las mujeres suele verse el chircate, especie de manta
de lana puesta al rededor de la cintura en guisa de
enaguas i atada con una faja encarnada que llaman
ma?Jre, cuyo atavío completaban las indias con
otra manta pendiente a la espalda i sujeta por un
grueso alfiler que le adornaba el pecho: líquh·ade-
cian a la. prirnera i topo al segundo. Á mbas cosas
han caído en dcsu. o, ustituyéndolns la desairada
mantellina <le bayeta i el to co sombrero ele tren:ln,
que frecuentemente ocultan i desfiguran las formas
vigorosa i bien proporcionadas, tan comunes en
las campesinas ele m.e tras col'(Wieras.
Como noticia final (le Boyacá no estará de mas
copiar lo que dice Ovicdo * <le e te pueblo, refi-
riéndose al año 173G, i su juicio crítico acerca de
Bochica, lcjislador i mac. tro de los Chihchas.
"Tiene lloyacá de 70 a SO indios, i cosa de veinte
vecinos blancos. Produce tdgo, maíz, muchas ar-
vejas i otros frutos, i con abundancia manzanas,
de cuyos árboles está lleno el pueblo. Hai mui
buena casa de Cura, i en ella una cuadra de árboles
de manzanas i duraznos. hl principal trato de los
indios de este pueblo es muchísima cal que fabri-
can, éon que proveen no solo a Tunja, mas tam-
bicn la conducen a la ciudad de Santafé."
"Por no ser ingrato a este pueblo de que fuí
Cura en 1830, referiré una memoria honorífica •
que hai de él i la traen los historiadores de este
reino, i es:" que aun entre las sombras de su jen-
tilidad creian que hai un Dios, Autor Soberano de
la naturaleza, i que era trino en personas i uno en
esencia, como se lo había enseñado a su mayores
el Bochica (otros decian el Zuhé) que fué su maes-
• Obra cita<la.

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:OE ALPHA. 34U
tro. I este se cree que fué uno do los santos Após-
toles: unos sienten que fué mi Padre an Bartolo-
mé: otro que fué Santo 'lomns; i aun otros que
an Simon. En lo que no hai disputa es, que en el
pueblo de Royacá de que hablamos, adoraban los
indios un ídolo de un cuerpo humano con tres ca-
bezas, o tres rostros en una mi:mn. cabeza, que lo
hallo allí el Padre Frai Juan de ._'otomayor, pri-
mero que le predicó la leí cvanjélica : dado qu
t:tmbien el PaL1re Frai Pedro ~imon afirma, que
los indio, pijnos, i otros de In jurisdiecion de Tun-
ja, tcnian en su, adoratOiior ídolo· en figura d
hombres con tres cabeza o tre ro. tros en una
cabeza, i que decian ser tres persona con un solo
corazon i una voluntad. "

'"XYIIT

A mediados de 1537 regresaba el Capitan San


fartin de su infructuosa o pedicion a los Llanos,
que había visto desde las altmas de omondoco,
no pudiendo penetrarlos, i dcspues de vagar a dies-
tro i siniestro dió en el poblrulo i rico valle deBa-
ganique sobre el caserío de Ciénaga. "Alborota-
dos los indios de ver la nncvajcntc *,se opusieron
armados al encuentro, con vana. presuncion de que
podrían cojerlos a manos para ·cr de ellos víctimas
horrorosas a sns ídolos; i a can a. de ser el dia pro-
celoso de lluvias i vientos, i los caminos delezna-
bles i angostos, desfilaban tnn separados i desa-
percibidos los españoles, que llevaban sin sillas
los caballos, guiando cada cual el suyo, i las sillas
en hombros de cargueros; con que embestidos los
• PIEDRAIIlTA. Hi toria jeneral de la Conquista del
Nuevo Reino de Granada.

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:350 PEREGRI. ACION

primeros que llegaron abajo, se vieron apretados


de los bárbaros, hasta que el Alférez 1\fartin Ga-
liana, puesto a caballo en un revcnton que hacia
la tierra i blandiendo la lanza, dctu vo el ímpetu
de aquella nacion cobarde: aunque para o egnr
el acometimiento, méuos obró con el esfuerzo, que
con el espanto que concibieron los indios de ver
aquelmónstruo formado, en su idea, de hombre,
caballo i lanza. l\Ias, esta accion duró poco, por-
que luego que resonó la gunzabara en los oídos
de los com pnñero ·, lo soc:->rrieron tan pr sto, que
tuvieron los indios por mas seguro dejarle l lu-
rrar c. puesto al saco con la fuga, que perder la
vida· miserablemente con la re i ·tcncia. ' Hicie-
ron los \'cnccdorcs copioso botin de bastimento,
ropa i oro en el pueblo, i dieron cuenta del suceso
al Jeneral Qnl'sada, que a la sazon se encontraba
en Ubcit<Í, ( ¿ Umbita?) i con las noticias marchó
a C.iénagn . Allí recibieron informes, por un indio
fujiti vo i ngr~n-iado, del territorio i riquezas del
U zaque Tundama; poco des pues, habiendo sali-
do I<ernan Y cnégas en ucmanda de alguna pobla-
cion abastecida i capaz de que en ella se mudase
el campo, llegó al asiento de Raganique, i entre
las casas abandonadas encontró un templo del
cual sacó seis mil ca tellanos de oro fino i otras
preseas de estima, i encontró así mismo el pri-
mer traidor que mancilló por intercs el nombre
Chibcha.
Gobernaba en Baganique, hoi Ramiriquí, **
por delegacion del Zaque, un inuio noble, quien
• ÜYIEDO. Pensamientos i J:Toticias-" Ramiriquí era
a donde teni:m lo. Zaque de Tunja sus baños i adol·ato-
rios jentflico , i donde era la opulencia de Bagaoique."
Páj. 95. !Jl. S.

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DE ALPJIA. 351
anebatado de despecho al verse robar su hncienda,
salió al encuentro de Venégas i le dió razon del
territorio i riquezas de Tunja, ofreciendo cond n-
ch·lo hasta la morada de su Soberano. Alegres los
españoles, porque "la traicion contenta aunque
el traidor enfade," festejaron al indio, que luego
murió arrastradamentc, impusieron el nombre ele
. . ené ~as al valle, en memoria del suceso, i mar-
charon a la dcstruccion de Quimuincbatecha i
ugamu.·i. Tales son los recuerdos históricos que
han dejaclo Ramiriquí i Jos demas pueblos que hoi
componen el cantan Turmequ ", al cual nos diri-
jimos desde Boyacá, dando un gran 1·odeo por
Tunja.
Numérnnsc en el mencionado cnnton 38,300 ha-
bitantes, que oc:upan un área df' 20 leguas cua-
dradas, siendo 5 de páramos casi desiertos; de
forma que en las 15 restantes re ultan 2,553 ha-
bi.antes por legua cuadrada, poblarion específica
de que la 1:-uropa misma, cscepto Béljica i Holan-
da, presenta mui pocos ejemplos, i que desde lue-
go sujicre la idea de \111 territorio fértil i fraccio-
nado en pequeñas heredades. Así es en realidad ;
i nada complace tanto como la vista de aquellos
campos cuajados de variadas sementeras, divididos
en pequeñas estancias i tan aprovechado el suelo,
que los bueyes i vacas no tienen mas espacio para
pastar amarrados que las orillas de las cercas i los
lugares recien dcsocur>ados por las cosechas. Allí
-no hai ociosos : los que no están labrando la tie-
rra se atarean en trasportar sus frutos a los mer-
cados de los pueblos, i aun los pequeñuelos, toda-
vía en la infancia, desempeñan los oficios de pas-
tores de ovejas i guardadores vijilantes del ganado
mayor. Recuerdo que a cada paso encontrábamos

BANC ... .j ·-·:


B1Bli0TECA LUIS-ANGEl ARANGO
CATALOGACION
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PEREGRINACION

niños balbucientes, de dos en dos, armados de


palos i sentados sobre el césped, cuidando afa.
nosos que el pequeño rebaño no traspasara los ]í.
mites reducidos del erial : pobremente vestidos de
bayeta, rosadas las mejillas i deapavilados los
semblantes, se levantaban al acercarnos, corrían a
su ganado gritando " ¡ usa, usa ! " para que no
se desbandara, i asegurados de ello volvían a
mirarnos, ijuntando las manecitas prorumpian en
la frase trunca "Sacramento l'altaar!" entonada
en agudas notas como salutacion re pctuosa. Así
pasan la infancia, i crecen, i se hacen grandes para
mayores faenas estos hijos del pueblo laborioso,
ignorando felizmente qué cosa es el mundo, e ig-
norando al mismo tiempo que hai una vida inte-
lectual a cuyos beneficios no son llamados, porque
nadie entre nosotros se acuerda de que ellos taro-
bien tienen intelijencia q uc pide doctrina, puesto
que ¡;el hombre fué creado para alimentarse no
olamente de pan, sino de verdad."
Hasta el año de 50 que la cabezera del canton
se trasladó a Turmequé, lo era Ramiriquí, villa i-
tuada en una hermosa meseta en que se cruzan los
caminos de Boyacá, Soracá, Siachoque, Viraca·
chá, Ciénaga, Zetaquirá, Garagoa i Jenesano, a
2,271 metros de altura sobre el mar, i 15° centí-
grados de temperatura media; lugar ventilado i
tan sano, que en medio de un estraordinario desa-
seo, comparable solo al de Soatá, disfrutan de en-
vidiable salud i larga vida los moradores, blancos
todos i de estaturas aventajadas. Lo del desaseo
no es ponderacion ; i en prueba de ello diré, que
habiéndonos alojado nada ménos que en una casa
de balcon, nos sirvieron al cabo de largo tiempo
una comida tal, que al apremio del hambre hubi-

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DE ALPHA. 353
m os de añadir la oscuridad, cerrando la ve11t nas
para consumirla sin reparar en la sustancias in-
trusas, que abundaban sobre los ex-plato i den-
tro de los inimitables guisos : bien es verdad que
esto quedó compensado con haber am·mecido al
dia siguiente nuestros cuerpos llenos d ronchas,
causadas por animales que se me permitirá dejar
anónimos. Sin embargo, hai esperanzas de que
aquello mejore, pues no faltan sujetos de repre-
scntacion cuyas casas tienen aire racional por den-
tro, limpias i abrigadas, en armonía con la cul-
tura de sus dueños; entre lo nulcs dPho 1 en io-
nar especialmente al bondado o Sr. Ton a .. lár-
quez, sin cuya intcrvencion lo habriamos pasado
peor en el desempeño de nuestra comi ion que en.
el rcfrijerio de nuestras persona , puc · la primera
autoridad de la villa no sabia leer ~;iquiera.
El pueblo ménos a propósito para cabezera del
canton es Turmequé, situado en un e tren. i so-
bre las vertientes del canton Tunja, fuera de las
vías de comercio i com unicacion de que es eentro
amiriquí, superior bajo todos respectos a los de-
mas lugares. Cuando los conquistadores n·iba-
ron a Turmequé (en 1537) hallaron un pn blo de
cuatro mil vecinos, que se rindieron in re'isten-
cia i sahumaron con incien o a }os invasore por
miedo a los caballos i terror que les causó el so-
nido de cuatro trompetas que hiz,o fabricar Que-
sada de unas pailas vieja , de donde vino el 1 om-
bre de Trompetas, impuesto al pueblo por los
aventureros castellanos. Ciento i treinta años
despues describe Oviedo esta villa, diciendo que
era cabeza de correjimiento, con seiscientos indios,
dos caciques i mil vecinos pobres, su tentán olos
la agricuitura. De la despoblacion sufrida no ha-
23

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354 PEREGRINACION

bla, sino de haberse edificado " una mui buena


iglesia i bien ornamentada, i una capilla de N ues-
tra Señora de Chiquinquirá, que puede ser iglesia
en cualquier lugar¡'' rasgos que pintan al vivo la
índole de nuestros abuelos peninsulares, i el mo-
do como entendian el adelanto de los })Ueblos con-
quistados. IIoi se numeran (),150 habitantes en
el poblado i radio del distrito; lo que demuestm~
como en todas las provincias del orte, que, :1. pe-
sar de la guerra magna i de las contiendas civiles,
el país ha progre ado con ha tante rapidez, por
cuanto es ah ido que la polll. cion no puede aumen-
tar hasta triplicar e en DO año , como en Turme-
qué, in haber crecido proporcionalmente las sub-
sistencias i la riqueza social.
Entre Ramiriquí i Garagoa media el e pacio de
once leguas,caminandó al .._'. i llevando constante-
mente a mano derecha un rio cada vez mayor: e
el que nace humilde en el páramo de Gachancque,
canton Tunja, con el nombre de Tiatino, corre al
E. durante seis leguas llamándose Boyacá, i de
repente deja su rumbo i nombres primeros para
dirijirse al S, apellidándose a trechos J enesano,
Tibaná, Batá i Garagoa, con cuya denomina-
cion termina su larga carrera engrosando el Upía,
tributario del lejano i caudaloso :Meta: marca en
sus cabezeras situadas a 3,127 metros sobre el
mar, i en las de sus afluentes superiores, el eje de
dos grandes planos que de un modo raro dividen
las aguas vertientes, distribuyéndolas por mil
complicados canales ácia el S-0. S-N. iN-E.
sobre Bogotá, San l\Iartin, Vélez i el Sogamoso;
fenómeno hidráulico por el cual puede imajinarse
cuán benéfico es el sistema de relieves i ondula-
ciones que un exámen detenido hace encontrar en

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DE .ALPliA, 355
las molcs 1 al parecer caprichosas, de nuestras cor-
dilleras sctcntrionales. . . in e11as aquel territorio,
admirablemente regado por nguas fecuncbntcs, se-
ria un desierto árido, intransitable, inútil para
man ion del hombre ; por mantra g ne los que se
lamentan de los Andes granadino mirándolos co-
mo un obstáculo a la civilizacion del pe ís, hablan
preocupados i precisamente al re,·es de la rea]jdad
de las cosa.. En las cordilleras i montañas no se
manifiesta un hecho casual i in de. icrnio: leve
cuyo de cubrimiento nos falta, pre iden a la lor-
macion i di tribncion ele e~tos rclicYe · ·ol>re In
superficie de la tierra, a lo. cnnles debemo la va-
riedad de productos vejetales i ele clima agrupa-
do en e pacios pequeño. , la útil reparticion ele
]as aguas i vientos en que se fundan la posibili-
dad i riqueza de la agricultura, i finalmente, la
accesion f;í.cil a lo l'roductos mineral s, alzado
en banco i masas desde lo profundo de nue tro
})laneta, drmde P.Ín estos levantamientos habrían
permanecido irrnorados i sin concurrir como ansi-
liares pode ro. os al progreso de la e u1tu ra i como-
didad de hs naciones.
Cornienza el camino arriba indicado costeando
un valle singularmente bello, cultivado palmo a
palmo, lleno de casitas de campo, cuyas techum-
bres pajizas se descubren al ondular de lo sauces
puestos por todas partes para marcar lo linderos
o contener las avenidas del esplayado rio. Fron-
tero al camino, i en el final del recue to que hace
una verde serranía, se ve el pueblo de Jencsnno,
rodeando la blanca iglesia. de fábrica sólida i es-
paciosa, conf0rme lo son todas las de este\ comarca.
Poco despues, i al avistarse a Tibaná,tambien a
la mano derecha, cesa el valle i comienzan los co ..

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856 PEREGRINACION

rros, que desde el Alto de Chigua en adelante se


desarrollan en masas de estratos calizos cargados
de vcjetacion siempre verde i florida. Gana el ca-
mino en Jo pintoresco por la variedad de risueños
paisajes que van descubriéndose a cada vuelta, pe-
ro pierde en comodidad, pues los resbaladeros i
barrizales se multiplican i fatigan sob1·emanera en
la estacion de las lluvias, poniendo a vezes en
riesgo inminente las cargas i per onas.
A las nueve legnas se encuentra el puelJlo de
Chinavita, primero del canton Garagoa por este
lado. Llegamos quebrantados de can ancio, i no
pusimos a bu~car posada con la dilijencia que es
de suponer e ; pero en vano, porque en todas las
tiendas nos la negaron, escusándose de varias ma-
nera , e indicándonos siempre la casn del Cura.
Allá fuimos, precisados por la necesidad, i encon-
tramos en el corredor a un anciano de formas atlé-
ticas, que en voz alta con,'crsaba con otro ecle-
siástico tmnseuntc, a quien acompañaban en su
viaje dos damas, así mismo manifiestas en el co-
rredor de la casa, todos en pié, mas o ménos em-
barrados, cual lo estábamos nosetros, i en traje de
caminantes recien llegados. El Cura vestia zama-
rros no cumplidos de cuero de perro, ruana rayada
i chaqueton de manta, llevando en la cabeza, co-
mo por tolerancia, un desdichado sombrero con
funda de hule, que de tanto moverlo no había po-
dido tomar forma definitiva. Invitónos a des-
montarnos i así lo hicimos, aunque desalentados
por el aspecto decadente i anárquico de la casa, i
referimos al robusto párraco nuestra larga jornada,
nuestras cuitas por falta de alojamiento, i a ma-
nera de incidente mencionamos la dieta de nueve
horas que nos espoleaba. Una significativa gui-

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DE ALPIIA. 357
ñada de ojos de la dama de mayor edad me dió a
entender que nuestros esfuerzos oratorios eran
perdidos; i en efecto, el buen señor siguió su rui-
dosa con versacion,sin darse por notificado de nues-
tras solicitudes directa. e indirectas, sal picando la
plática con interjecciones tan bien acentuadas i edi-
ficantes, que in poderlo remediar nos echamos a.
reir de buena gana por la novedad de aquel estilo
nada teolójico. Entre tanto veníase la noche i se
iban nuestras e peranzas de refectorio i descanso.
Resolvíme a esplorar el terreno, i suponiendo que
una d la señoras deseaba reposar en la sala, p dí
permiso, la dí el brazo, i abriendo la mampara
de la puerta me hallé dentro de la estancia ménos
blanqueada i ma de consoladora qne había visto
en mi vida. Arrimada al ángulo de la derecha es·
taba una larga mesa junto a un canapé de cuero,
i contra la pared fronteriza otro mueble del mismo
linaje, pero de di ver. a hechura, convenientemente
adornadas las patas con telarañas antiguas, lo
mismo que varios cuadros al óleo que colgaban
bien torcidos i a diferentes alturas: en el resto de
la sala campeaban do o tre sillas de brazos, an- ,
chas i fornidas, que por luengos años habian de.
safiado las injurias del tiempo. Cayóseme la últi-
ma ilusion, e informado mi compañero salimos a
rejistrar todo el pueblo, i al fin dimos con los cuer-
pos i el hambre en una venta llena de fardos i
enjalmas, donde juntando los resagos de nuestras
provisiones de páramo les hicimos ámplia justicia
sobre un cuero algo mas oloroso de lo que conve-
nía para su oficio de entónces.
Cuando hubimos acabado la improvisada co-
mida, i tambien cena, nos acordamos de las des·
venturadas viajeras que habiamos dejado en casa

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358 PEREGRI!'i ACION

del tronante Cnra, i determinamos obsequiarlas


con una lata de sardinas. Fuimos: ya tenian luz
en la 5ala, i estaban sentados al rededor de la me-
sa ...... pero vacía i sin muestras de haber tenido
ni haber de tener encima cosa de provecho: exhi-
birnos nuestra lata, de la cual se resolvió a tornar
algo la mas j óven ele las perC>grinantes.
-"Qué e:) eso, canario!" gritó el jovial due-
ño de las susodichas tclarafias; bien en tendido
que no era esta su intcrjeccion favorita.
-"Sardinas, dijo mi compañero, que ~olernos
llevar para r mediarnos en los desiertos, o en los
lugares en que no hallamos quien nos ofrezca un
vaso de aiTua, como verbigracia."
- " ¿ ardinas? A ver ¡canario! qnc debe ser
cosa particular en estos paraje . "
I funcionó heróicamente sobre la lata, sin cu-
rarse de los demas. Al cabo de un rato,
-"Sagrario! " esclamó, l!an ando a una chica
do quince años, que asomaba In cabeza por entre
un biombo del inmediato aposento i se ocultó en
vez ele salir: "ven, Sagrario, prueba esto ¡cana-
do! que está bueno. A mí me hace daño el cenar,
pero tomaré poco i lo <lemas lo guardaré para
mañana. Coma m:ted, niña, que debe tener ape-
tito i vjajn en galápago frances, con los jnconve-
nientes i riesgos de esas monturns ¡canario! que
son grandes: m:1s seguro es viajar en sillon como
Nuestra Señora, i es mas decente;" observacion
a que no contestó la. interpelada sino tosiendo
por bien parecer i cu hriéndose la cara con el
pañuelo.
Conforme lo habia dicho, despues de satisfacer
el primer ímpetu del apetito, guardó las sardinas
remanentes i sjguió la conYersacion, bien condi-

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DB .A.LPBA. 859
mentada de anécdotas que nos dejaban lelos, i a
las damas aquellas estupefactas. El jenio pronto,
el vivir secuestrado del trato civil i, mas que todo,
la grande an'Cianidad, siempre divorciada con los
usos actuales, habian convertido a este sacerdote
en una especie de orijinal que con dificultad ten-
drá semejante.
De las damas la una era alta, pálida, de nariz
dominante i boca pertinaz cerrada por unos labios
de treinta años i delgados, pero no siempre calla-
da: la otra contarla unos veinte aniversarios a lo
sumo, usaba grandes ojos negros i parecía sufrir
con mas timidez que resignacion la dictadura de
su compañera. El Cura viajero que las llevaba, o
era llevado por ella , llamaba hermana a la pri-
mera, siendo .. 1 trigueño, pequeñito i de tipo to-
talmente diverso en lo fí ico i en lo moral, pues
tenia dentro del cuerpo, ya nvejecido, un es.pí-
ritu manso i gobernable sin oposicion: a la se-
gunda nombraba comadrata, palabra elástica, tor-
nasolada i de valor convencional en la feria de los
afectos. Tengo para mí que la mujer es radical-
mente contajiable, por cuanto he observado que
se impregna, por decirlo así, de las ideas i habi-
tudes de aquellos con quienes vive en intimidad,
en términos que para adivinarlo basta dejarla
hablar, que ella sin echarlo de ver descubre la
categoría social i doméstica a que pertenece. Las
damas de que trato, hablaban constantemente de ...
clérigos i curas, describinn vestiduras de santos i
accidentes. ocurridos en fiestas de iglesia: de lo
profano i lo eclesiástico hacian canastillo de cos-
tura, segun lo revolvían, pero sin mezclar un áto-
mo de cosas ni personas seculares, que no les
merecian sino los pensamientos sobrantes i de mé-

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860 PEREGRIN ACION

nos valor. Con todo esto, no eran una escepcion,


sino ]as jenuina~ representantes de un jénero, o si
se quiere .fipo, harto esparcido en nuestro país,
fácil de conocer i que bien merece monógrafo e
historiador especial.
Por curioso ele observar que fuera este grupo
de caractéres que la casualidad me presentaba
reunidos i manifestándose tal cual los habían
formado la naturaleza i la educacion; como se
adelantasen las horas de la noche, quedándome
pocas de descanso, hube de retirarme a la posada
de las enjalmas, de donde al aclara el dia si-
uuiente partimos para Garagoa.
J corta di tancia voltea el camino a la izquier-
da para tomar una bajada larga i pendiente ácia
las márjenes del Tihaná, que raudo i espumoso se
desliza por el pié de las serranías laterales. El
golpe de vista es magnífico, abrazat do el óvalo
espacioso formado por la separacion de las serra-
nías. La de la izquierda mostraba sus retiradas
cumhres coronadas de nubes que resplandecian
iluminadas por el sol de la mañana, i desde ellas
hasta el rio una serie de estendidos planos per-
manecía en la sombra, cargados de sementeras i
animados por la presencia de muchas casas repar-
tidas dentro de los cercados de plantas vivas: en
Jo alto ondu lahan las mieses de tierra fria resguar-
dadas del páramo por una zona de árboles apénas
perceptibles: en lo bajo brillaban las hojas largas
i luzientes de los cañaverales, ihumeaban las hor-
nillas de los trapiches: abajo era tierra caliente,
arriba fria, i entre estos dos estremos se hallaban
las temperaturas medianeras representadas por las
plantas i frutos que en ellas se producen. Los
cerros de la derecha, ménos suaves que los de

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DE ALPliA. 361

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362 PEREGRINACION

léjos el viajero coronada por la cruz, signo de


esperanza icivilizacion, que parece invitarlo a des-
cansar entre sus hermanos. Varias casas de teja
demuestran el aumento de riqueza i comodidades
no fundadas en la opresion del proletario sino (en
la libertad i bienestar de todos, mediante la bien
fraccionada reparticion de la tierra i los beneficio&
de un comercio doméstico que diariamente ad-
quiere proporciones mayores. La casa del Sr. Ca-
milo Gntiérrez nos abrió sus puertas en el acto
que llegamos, i fuimos recibidos i tratados por su
amable familia con el cariño que tanto realza la
hospitalidad en nuestro paí , donde qui ra que al
tímido encojimiento de las costumbres coloniales
se van sustituyendo los modales abiertos i francos
que el trato de jcntes i el sentimiento de la igual-
dad producen.
Tensa es ahora dependiente de G~ragoa como
distrito parroquial situado en una pLanicie bellí-
simn, impropiamente llamada valle, a la derecha
del rio Tibaná, tan rica i abundante, que en mui
reducido espacio contiene cerca de 7,000 habitan-
tes, casi todos agricultores i propietari s. Los con-
quistadores llamaron a Tensa ciudad de San Juan,
por haber llegado el dia de este anto, i por la
muchedumbre de indios que la poblaban. Está,
como Garngoa, a 1,500 metros de altura sobre el
mar: su temperatura, 21° centígrados, i sus pro-
ducciones agrícolas en armonh con la benignidad
del clima, tan f ano, que los fallecimientos en el
año de 1850 solo alcanzaron a 110 es decir, a 1
individuo por cada 63, 70, resultando el aumento
de 1 por cada 55, 15 habitantes; cifras que, con
la de 70 matrimonios anuales, comprueban lo me-
recido .de la buena fama que desde tiempo remoto

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DE ALPIIA. 863
tiene adquirida. este distrito. U nido al de la. cabe-
zera i los de Capilla., Pachavita, Chinavita i Ma-
cana}, forman el can ton Garagoa con 26,700 mo-
radores en un área de 36 leguas cnadradas, de las
cuaJes 18 comprendidas en el estrcmo S. del terri-
torio permanecen todavía solitarias i agrestes, ha-
ci .. ndose notar entre el1as una grande esplanadn
sobre las montañas de :Moreno llamada "1\tlundo
ruevo," aparente por su clima, riqueza de bos-
ques i abundancia <le aguas vivas para una colonia
es tensa.
Al oriente queda el nuevo canton l\1iraflóres,
''asto desierto de 7·1 lcrruas cuadradas, regado por
rios caudalosos i cubierto de selvas vírjenes que
llegan hasta las llanuras de anmartin i Casana-
re. Nada es compnrable a lo fragoso i desampa-
rado de los camino de este canton, los cuales se
convierten durante el invi rno en cauce de torren-
tes impetuosos que nrrastran piedras ueltas e im-
piden la marcha de las mulas mns vigorosas. i\fi-
raflórcs, Campo-hcrmo _o, Zctnquirá, I•'raguai Chá-
meza, son rudimentos de pueblos en que el hom-
bre aparece abrumado i con!O vencido por la pu-
jante naturaleza física, por los innumerables ani-
males posesionados del espacio en el aire, en los
vejeta}es, en ]a tierrra i en lns aguas, por el calor
abrasador de los valles, i por el rápido crecimiento
de las plantas silvestres, que apénas cortadas re-
toñan con ímpetu, i to1·nan a cubrir con sus vás-
tagos i ramas los campos recien preparados para
sementeras, i los caminos penosamente abiertos al
traves de bosques densos e interminables. Por es-
tos desiertos penetró Juan de Sanmartin con trein-
ta compañeros en busca de los Llanos: arribaron
a Téguas, hoi vecindario situado cerca del rio Len-

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864 PEREGRINACION

gupá, i notaron que allí terminaban el idioma i


traj~ de los Chibchas. El rio les atajaba el paso,
" a ca u a del movimiento impetuoso que lleva por
el despeño de unas rocas, i tal, que aun el agua
no se veía por la mucha espuma que de los golpes
formaban. * Bajaron mas abajo cinco soldados por
ver si hallaban esgua. o, i a poca distancia encon-
traron un indio descuidado, quien a las primeras
vistas se halló con el susto que el caminante sal-
teado de repentina fiera. El bárbaro, viéndose ro-
deado de lo cinco infantes, i hallándose con un
tronco nuclo. o en la mano , e le pu ·u tun fe-
roz, que pudo dar 1 ccione de valiente al mas
arrestado montero ; porque jucrando el ba ton a.
todas partes, acometiendo unas vezes, i rctirándo-
e otras, hizo tan dudo o el combat que ya se
hallaban lastimado los cuatro, i con dudas de po-
derlo rendir vivo para que les sin·iese de guia. Pe-
ro recobrados a su acostumbrado valor, se dieron
maña para denibarlo en tierra, aunque era tan for-
zudo el bárbaro, que se los llevaba. arrastrando a
todos cinco por la cuesta que declina al rio, forze-
jeando para precipitarlo con mano pié.:, puña-
das i mordiscos repartidos con gran daño de los
cinco soldados." Aprisionado el indio, los llevó a
un puente de bejuco tendido de rjbera a ribera
desde los árboles, primera máquina de este jénero
que vieron los españoles, i no se atrevieron a pa-
sar por ella sino des pues de muchos en ayo , ate-
morizados por los vaivenes que hacia. Cuarenta
uias anduvieron erran tes por aquella a perezas,
sin haber podido vadear el Upía, que desciende a
saltos desde el lago de Tota, i al fin desalentados
regresaron a Garagoa en busca de Quesada; prue-
• PLEDRAIUTA. Historia jeneral de la co quista.

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DE ALPHA, 865
ba de lo quebrado del terreno i de la fiereza de los
primitivos habitantes, pues, hombres del férreo
temple de los conq uistadorcs, i aguijoneados por
el de eo de lle ,.ar a la imajinada opulencia de los
Llanos, desistieron de proseguir en la empresa.
Lo que ellos anduvieron entónces, no ha vuelto a
ser csplorado, i las selva· i torrentes permanecen
vírjenes, conforme salieron del seno de la tierra.
Entre las 1·arczas de esta vcjetacion inculta i
lujo. a merece notarsc un piñal sil \'estre de mas de
tres leguas de e ten ion que se encuentra yendo
de Miraflore · a Campo-hermoso, eo1no a la mitad
del eamhw. La planta· desarro!lan de medida-
mente u hoja duras, defendidas por dos órdenes
de garfio., i arrojan del centro la piña ingrata i
áspera, reducida en tamaño comparada con las que
se producen por el cultivo en nue tros huertas,
pero afectando forma i color iguale·. El interior
de este piñal enorme sirve de cementerio, por la.
dificultad que los vecinos tienen de ocurrir a la
distante parroquia en busca de la última morada
para su deudos : algunas cruzes formadas de pri-
sa con dos ramas indican las sepulturas ; breve se-
ñal, por cierto, pero que cu aquella soledad ins-
pira mas respeto i habla mejor al corazon qu~:: los
rebuscados epitafios en que la vanidad de los ri-
cos i el dolor declamatorio se ostentan sobre la
nada de los que fueron. Sea un desierto en medio
de las selvas, triste i uniforme como el piñal del
Lengupá : basta una cruz clavada en el suelo para
que el desierto adquiera voz i la soledad se pue-
ble de ideas : allí la relijion i la piedad se mani-
fiestan : por allí pasó el hombre de la civilizacion,
puesto que era cristiano ; i al :fijar en la tierra el
símbolo de los tiempos nuevos, sin duda murmuró

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366 PEREGRINACION

una or.acion i se unió por el espíritu a sus herma-


nos al traves del solitario espacio que los dividía ...
1\fe .lian entre Garagoa i Guateque algo mas de
cinco eguas uc camino, cortanuo los cerros i pa-
sánclo e el rio de aq ucl nombre por un puente an-
gosto, sin barandas, cubierto de barro i piedras i
revestido ue arbustos que en sus bordes crecen co-
mo un jardín suspendido encima de sus aguas.
Tensa i su pintoresca i poblada llanura se dejan a
mano derecha, i al caer a la vertiente occidental
de la serranía de Somondoco, se descubre la pro-
funda Jwya de su río, los alegres grupo de casas
de este pueblo i el de Guayatá, situados allende
el rio, i los de Sutatcnsa i Guateque al opuesto
lado. Entrámbas laderas aparecen esmeraclameute
cultivadas del pié a la cumbre, dividido el terreno
en pequeños cuadros en que ora ondulan los flexi-
bles tallos del trigo i la cebada, ora levantan sus
espigas los erguidos mai:r.ales, o los sonoros pla-
tanares ocultan con sus tendidas hojas l s cercados
<le las casitas de campo inmediatas i humildes, ro-
deadas por manchones de arvejas, garbanzos i ha-
bas que al verde-esmeralda de su follaje interpo-
lan sus mazetas de viví imas flores. igucn des-
pues las pequeñas cumbres i quiebras que suce-
sivamente se levantan unas tras otras i se alejan
hasta el remate de las serranías, todas labradas i
sembradas, semejando una alfombra salpicada de
varios matizes en que la luz del sol brilla o se os-
curece por intervalos, segun las ondulaciones i
pliegue repentinos del suelo.
Celeb1raba Sutatensa la fiesta de su patrono, i
así lo anunciaban los voladores, las campanas i
tamboriltes que se oian desde léjos alborotando los
ecos de las serranías. Numeroso concurso de cam-

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DE ALPIIA. 867
pesinos vestidos de gala, es decir, con ruanas í
somln·eros nuevos los jayanes, i sombreros recien
encintados, enaguas, mantellina de bayeta oscura
i alpargate blanco, las mujeres de rostros llenos e
iluminados, henchia la calle principal, tiendas i
plaza del pueblo estendido por los altos i bajos de
un terreno que apénas ofrece un palmo de llanura.
La casa del Cura, hombre de edad madura, grave
aspecto i modales cortesanos, puesta cnci m a de
una esplanada artificial sostenida por murallas,
ofrecía posada franca i mesa perenne a los concu-
rrentes de tono i representacion en los puehlos ve-
cinos : allí dí conmigo a título de forastero i pa-
trocinado por el Sr. Luis Oulóñez, vecino de Gua-
teque, a quien constantemente merecimos muí
finos servicios, i una vez instalado salí a mezclar-
me entre los alegres estancieros. Dedicaron estos
la mitad de la noche, i algo mas, a vagar de una
parte para otra visitando las tiendas estantes i
ambulantes, acompañándose de guitarras, tambo-
riles i flautas, ellos marchando a vanguardia,
muí satisfechos de sí mismos, i ellas sjguiéndolos
detras como cuerpo de reserva para funcionar en
las chicherías i honrar todos los bríndis, que por el
menor motivo prodigaban los amartelados galanes
a la rústica. Difícil i mui largo seria referir las
conversaciones i sazonados diálogos que sostenían
en cada estacion, rernojándolos con el licor indíje-
na : aquel trastornar las palabras con cercenes i
añadiduras de sílabas que las disfrazaban pere-
grinamente : los conceptos i sentencias que los mas
autorizados dejaban caer de sus labios con inme-
jorable inoportunidad, siempre bien acojirlas por
el benévolo i vacilante auditorio: los apartes de
algunas parejas, confiándose en público sus mas

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368 PEREGRINACION

reservados pensamientos; i en suma, el conjunto


de ademanes, movimientos, cantinelas interrum-
pidas, bailes no acabados i efusiones alborotosas
de amistad que salian de aquellos grupos de figu-
ras musculosas, bronceadas por el sol de las la-
branzas, i animadas por la espresion de honradez
i sencilla franqueza, inherentes a nuestro~ agri-
cultores de la tierra fria. Ello es que nada te-
nian que envidiar al baile que las personas de
tono pusieron en una sala donde resonaban
dos clarinetes desacordados, un violín i tam-
bora, i se emprendían valses capuchinado i con-
tradanzas a escape, lo caballeros en, cuerpo,
previo el depósito que hacían de las ruanas en la
sala misma, i las señoritas con trajes modestos,
sin atavíos pretensiosos, i los semblantes circuns-
pectos como la solemnidad del paso lo requería:
en tanto que el pueblo sólido, el inj ;nuo pue-
blo, tenia por techum brc el cielo estr Hado, por
luzes la oscuridad de la noche, el suelo humede-
cido por alfombra, i las cordiales risotadas por
música para refosilarse a sus anchas con buenas
ventajas sobre los otros.
Al ver la pequeña iglesia cuidadosamente blan~
queada i limpia de alto a bajo, sin mamarrachos
ni ridiculezes, por dentro se adivinaba un Cura
ilustrado i zeloso en las co as de su ministerio ;
títulos que de pleno derecho pertenecen al de Su-
tatensa, Presbítero Ignacio Quintero, quien tenia
el propósito de hacer valer su merecido influjo para
establecimiento de escuelas de niñas i fábricas de
Cabildo i cárcel, mejorando en lo posible lo mate-
rial de su parroquia. De carácter austero sin afec-
tacion, no se desdeñaba de promover las diversio-
nes honestas, tan necesarias en los pueblos para

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DE ALPHA. 369
ormar la cultura i civilidad del trato recíproco:
de aquí procedía su empeño en fomentar la mú-
sica i sus recomendaciones en favor del baile, que
no era en su concepto un pasatiempo vituperable,
como creen algunos mas hipócritas que caritativos,
ino el mejor medio para reunir las familias, faci-
litar la comunicacion decorosa entre los jóvenes i
establecer el aseo en los vestiJos, signo frecuente
de la limpieza del alma. Tales ideas, i otras que
en el curso de nuestras conversaciones manifestó,
me le hicieron reputar por verdadero párroco i
acePC ote de civilizacion que, a diferencia del ma-
yor número, hace amar en su persona i palabras
el alto ministerio de que e tá inve tido.
Dejélos en sus fiestas, i pasamos a Guateque,
cabezera de cantan de este nombre. Es un pue-
blo mediano, la mitad pajizo i la mitad de teja,
iglesia regular i casas de mezquinas ventanas i
algunas sin el1as, con la entrada por un porton se-
parado del edificio i al traves del patio; singular
manera de reclusion que recuerda las habitaciones
de los antiguos Chibchas así dispuestas, sin vista
para la calle, ni ingreso directo a los aposentos.
Situado en una meseta inclinada i desigual, a
1815 metros sobre el nivel del mar, es pueblo na-
tural men te agricultor favorecido por ese elen tes
tierras i con clima benigno, cuya temperatura os-
cila entre 19 i 21° del termómetro centígrado,
medida comun para los dema'i distritos. En este
canton, como en los otros, la raza incíjena forma
el menor número de los habitantes, siendo admi-
rable la rapidez con que ha sido cruzada i absor.
vida por la europea, pues ahora medio siglo la
provincia de Tunja presentaba una masa com-
pacta de indios i mui contadas familias españolas.
24-

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370 PEREGRlNACION

Hoi mismo s.e nota en la jeneracion nueva el pro-


gresivo ejoramiento de las castas: los niños son
blancos, rubios, de facciones finas e intelijentes i
cuerpos mejor conformados que los de sus mayo-
res. Si para cuando ellos crezcan hubiere verda-
dera ad1ninistracion municipal i se multiplican las
escuelas primarias bien rejídas, no es dudable
que la pobla··ion de estas provincias será una
base firtne de estabilidad i cultura nacionales, el
centro de las arte i el asiento de nuestra futura
prosperidad moral e industrial: para ello no hai
obstáculos: sobra 1 espacio: e~ inmejo able la
índole de las jente ¡ i el rápido aumento de la
poblacion manifiesta lo abundantes i fáciles de
adquirir que son lo medios de existencia.
Nueve leguas al S-S-E. de Guateque demora
el sitio de las minas de esmeraldas i oro de So-
mondoco, labradas por los indios de de ántes de
la conquista. Quedan al estremo d la serranía
que termina llena de asperezas sobre los llanos
de Sanmartin, no l .. jos del salto de agar, que
es un despeñadero por donde se precipita el1io
Garagoa para confundirse (~On el Guavio. Los
primeros españoles que vieron estas minas fueron
los Capitanes Valenzuela i Cardoso, enviados por
Quesada, quien recibió muestras de las preciosas
piedras que solo en la Nueva Granada se crian.
De ellas hicieron los conquistadores copioso botin
en los saqueos de Bogotá i Tunja: "era cosa de
" ver, dice Quesada en su Compendio historia],
"cómo sn.caban cargas de esmeraldas los cristia-
" nos en las e paldas, llevando tam bien la cris-
" tiandad a las espaldas;" palabras injénuas que
demuestran cuán olvidada tuvieron los invasores
su ponclerada mision de propagar i enseñar a gol-

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DE ALPHA. 371
pes de lanza la fe católica. El descubrimiento de
las opulentas minas de Muzo en la serranía de
Itoco, hizo abandonar las de Somondoco por mé-
nos productivas, comprendiéndose en este aban-
dono las vetas auríferas, que deben ser mui ricas
a las inmediaciones de la quebrada de Piedra-mo.
rada, si ha de juzgarse por los frecuentes trozos
de blenda-córnea, cuarzo carburado, i lo que en-
tre los mineros se llama piedra-mulata, regados
en los alrededores.
Constituye el territorio de Guateque un es-
pacio de 20 leguas cuadradas, comprendido entre
dos altos ramales de la Cordillera, que se desa-
rrol1an sinuosamentc del S-S-E. al N-N-0. di-
vidido ca!:;i de Occidente a Oriente por el rio So-
mondoco, tributario del Garagoa. Los cerros del
N, a la han da izquierda del rio, están formados
por areniscas i esquistos arcillosos, que en esta
rejiones se sobreponen al lecho carbonífero: loa
del S. d ... scubren manchas estratiformes de esquis-
to negro, mas i mas predominante en direccioa
a las minas de esmeraldas, habienJo parajes en
que se ven sobre la superficie las cabezas de loe
bancos de carbon, aprovechado ya en algunas
herrerías de poca monta. Rejistrando en 1826
los esquistos carburados con la esperanza de des-
cubrir vetas de esmeraldas, hallaron los esplora-
dores varios depósitos pobres de antracita, i en
abundancia un mineral blanco, suave al tacto,
compacto, de fractura concoidea i cerosa, traslu-
zido en los b<>rdes, tierno i adherente a la lengua,
que sumerjido en el agua desprende burbujas de
aire i se vuelve trasparente. Analizado produjo
0,400 de sílica, 0,350 de alumina i 0,250 de agua;
idéntica composicion a la del mineral encontradB

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372 PEREGRINACION

cerca de Lieja por M. Omalio de Halloy, llamado


" Halloisita" en honor de aquel jcólogo. Ignó-
ranse las aplicaciones usuales que pueda tener
este raro mineral: su novedad, i el no l1aberse
descubierto en otro paraje sino en Lieja i So-
mo doco, lo hacen digno de recordacion especial.
En punto a minerales el canton Guateque pue-
de competir con la provincia de Vélez, tan favo-
i"ecida en ese ramo por la naturaleza. En efecto,
ademas de las minas de oro, esmeraldas, halloi-
sita, carbon i antracita, se conocen otras de hierro,
alcaparrosa, cal, yeso, sal comun, i la de cohr
de Tibirita i Manta, que, segun dice Oviedo, eran
copiosas i daban material para fa bri ar allí mismo
campanas, muchas pailas i estribos orejones. Pre-
téndese que hai tambien minas de p ata, pero na- 4

da ví que lo indicara, el buscarlas seria perder


n tiempo urjentemente reclamado por empresas
de mayor utilidad : la verdadera riqueza mineral
de Guateque reside en sus bancos de carbon i su
criaderos de hierro, bases positivas de la indus-
tria, que no tardará mucho en manifestarse ple-
namente, si es verdad que se piensa en libertarnos
de la injustificable opresion de las aduanas.
En comprobacion de lo que puede la voluntad
de un hombre benéfico, mencionaré la parroquia
de Guayatá, fundada en 1821 i sostenida en su.
Yisible adelanto por el Cura Dr. Pablo Agustin
Calderon, protector de la educacion i las artes.
Cuenta hoi el distrito cerca de 5,300 moradores,
en quienes la sana moral i el amor al trabajo tie-
nen su asiento. El lugar es limpio · alegre, i la
iglesia elegante, paramentada con luj() i adornada.
eon bellos altares de estuco sin los despropósitos
de bulto que solemos llamar imájene de santo¡¡;

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DE ALPHA. 373
nove.dades que ~orprenden agradablemente,lo mis-
mo que la bien ejecutada música de coro, vocal e
instrumental, desempeñada por jóvenes del pue-
blo. La reforma de las habitudes i del interior de
las casas nace no solamcnt de los consejos del
Sr. Caldcron, sino del •jemplo que a todos pre-
senta su distinguida familia, culta i amable sin
afectacion, realizándose en Guayatá lo que no
puede ménos de desear para nuestros pueblos
quien los recorra i penetre la bondad de su índole,
a saber: un Cura ilustrado, jefe de una familia
modelo.
La provincia de Tnnja, situada n el centro de
nuestros Andes setentrionalcs, mide 2G leguas de
lonjitud máxima r_s, <lc:scle el páramo de Chao-
tales hasta las orillas del Guavio, i 14 legnas de
anchura E-O. desde U pía hasta el Alto-de-Manta.
Dentro de sus límites contiene páramos (.~levados,
de lo cuales la mayor parte con habitante., i el
resto desiertos, planicies anivelada por las aguas
que en ticmpnsrcmotos lascubrieron,cerrosdE>scar-
nados i estériles, otros r >ve ·ti do <le bosques pri-
mitivos, i no pocos entapizados con pastos ricos i
aromáticos. El área consta de 147leguas cuadra-
das, permaneciendo todavía 80~ desocupadas i
apénas co11ocidas en la direecion de la. pol'as sen-
das que las atraviesan, principalmente :n las sole-
dades del can ton "Mi rafiores: treinta i seis rios idos-
cientas cuarenta i siete grandes quebradas bañan el
suelo en tod) sentido i animan el paisaje con el rui-
do de sus rápidas con·ientes i cuidas. Segun el censo
oficial de 1 46, habia 147,268 habitantes en el te-
rritorio que hoi tiene la provincia: las noticias cui-
dadosamente recojidas en 18.)0 dieron 170,738 ha-
bitantes, re3ultando un auml•nto de 23,470, o sea

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374 PEREGltlNACION

1 por cada 6, dos en el e11pacio de cuatro años, lo


que es tan escesivo, que desde luego resalta contra
el censo de 46 la tacha de deficiente, como era de
esperarse por las circunstancias desfavorables en
que fué levantado, i por ser la primer:\ tentativa
del Gobierno en este importante :ramo de estadís·
tica. Ateniéndonos a los rlatos actuales, vemos que,
comparado el número de habitantes con el territo·
rio total, están en relacion de 692 por legua cua-
drada; pero descartándonos de las so¡ baldías, ten-
dremos 1,019 habitantes en cada legua superficial,
verdadera poblacion específica de la provincia, que
cuenta una ciudad principal, 5 villas i 42 pueblos,
algunos de ellos bien importantes. En doce me·
1es, tomados entre los años de 49 i 50, h11bo 6,592
nacimientos i 2,526 fallecimientos, quedando un
residuo positivo de 4,066 individuos, que corres-
ponden al aumento de uno por cada 42 habitan-
te&; en cuya proporcion, suponiéndola sostenida,
para lo cual nada se opone, Tunja verá duplicada
su poblacion dentro de 20 años, término sin igual
en otras naciones.
Los datos oficiales recojidos para el nuevo cen-
so dan el número de 79.183 niños desde Ja infan-
cia hasta 15 años, hallándose 52,000 en edad de
recibir instrnccion primaria; i como no tiene la pro-
vincia mas de 48 escuelas públicas i privadas, a
que asisten 1220 niños, se deduce que apénas el
2, 3 por 100 de ]a nueva jeneracion aprende a leer
i escribir; i que suponiendo esta relacion constan-
te miéntras se formó la jeneracion actual, Tunja
cuenta 156,908 individuos que no saben leer si-
quiera, i solo 13,830 en posesion de ]os rudimen-
tos del saber. Las mujeres, sobre todo, las sjempre
olvidadas mujeres, forman una gran masa de ig-

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DE ALPHA, 375
norantes, puesto que no pasan de 100 las que van
a la escuela, cuando en la casilla de "jóvenes i
párvulos " figuran con la suma de 38,734! Acaso
me equivocaré ; pero el exámen de los hechos i de
la incuria de las administraciones municipales en
materia de instruccion, me ha conducido a juzgar
que el mejor medio, i acaso el único eficaz, de dar
calor a la instruccion popular es llamar en su au-
~ilio los fervores de partido, declarando elector a
todo mayor de 21 años que sepa leer i escribir, es-
tablecido que sea el sistema de elcccion directa,
único leal i casi verrladero. Cada partido político,
deseoso de obtener mayoría eleccionaria i temeroso
de morir por derrotas pcrpetu:¡s, formaría sus elec-
tores en escuelas cotidianas i dominicales, emplean-
do en esto las sumas que suelen gastarse en cohe-
chos bastardos; i si aquello fuese tambien cohecho,
seria digno de bendicion por sus resultados en fa-
vor del pueblo, cuya independencia moral crecería
proporcionalmente a su instruccion.
Hai un Colejio en Tunja. La fecundidad del
suelo, su particion en pequeñas heredades i los
variados climas que ofrecen las serranías colosales
de esta provincia, la predestinaron a ser agricul-
tora: guardan los cerros todos los metales, la sal i
el carbon, elementos de la vida i la riqueza, pre-
ciosas piedras de ornato i joyería, pero nadie sabe
conocer dónde se ocultan, ni sabe la manera de
aprovecharlos: oprimida la agricultura rutinera en
los breves términos de cada di trito parroquial,
tropieza con los cerros que la impiden llevar afuera
los frutos permutables, i no hai quien sepa vencer
estos leves obstáculos i trazar un camino mercan-
til: las cordilleras que parecen aislar la provincia,
la abundancia de materias primeras i de tintes fir-

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376 PEREGRINACION

mes i bellos, han hecho nacer el jenio manufactu-


rero entre los tunjanos, i se les ve gastar las horas
i talento industrial adheridos a máquinas misera-
bles i toscas, con las cuales no pueden producir
sino artefactos lentamente fabricados, toscos en
labor, miserables en el precio. Ahora bien-¿ensé-
ñasc en el Colejio de Tunja, que gasta sobre tres
mil pesos anuales, la agricultura, la jeolojía i mi-
neralojía, la injeniatura civil, la química, la me-
cánica? o: allí se enseña latin, metafísica i ju-
risp udencia! Noventa jóvenes aprenden a consu-
mir sin producir, i, por valerme de la3 palabras de
Víctor Hugo, "nl cabo de algunos año de Cole-
" jio recibirán diplomas literario , es decir, libran-
" zas jiradas por empleos contra el Gobierno, que
'' si no las paga al vencimiento le tra rán litijios
" en forma de revoluciones."

XXX.
El turbulento Chicamocha, en el final de su
largo curso i desde once leguas ántes de confun-
dirse con el Sarabita, divide las pro\'Íncias del
ocorro i Soto en la direccion E-0. S le pasa
donde llaman Sube, cortadura colosal e 830 me-
tros de profundidad, flanqueada por paredones
compuestos de enormes capas de calizas i areniscas
en cuyos bordes se han labrado zigs-zags rápidos
para el descenso i el ascenso ; tarea enojosa en
que se gasta media jornada sufriendo un sol de
fuego, si es en el ·erano, i si en el invierno, pade-
ciendo las zozobras que causa el riesgo de preci-
pitarse a cada vuelta de la espiral emptujados por
los turbiones de agua i viento que allí baten con
furia, o descalabrados por las piedras que la lJuyia

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DE ALPJIA. 871
desquicia, i bajan rodando a saltos desde las en-
hie tas en m hres de los murallones. El paso del
rio se vcrific:.l por cabuya, máquina que solo sirve
para las personas i cqui¡ :tje, teniendo que echar
a nado las cabalgadura bajo la protcc ·ion de na-
dadores educados en el oficio csde b infancia,
siempre di. puestos a servir al pa ·ajero, activos i
poco intere ·aclo . El contíuuo tráfico por este
lugar i la boncbcl d l t mperamento, afamado para
"to1 1ar SUOOn's, '' COillO dirÍa e} satÍrico C •rván-
tes, han contribuido a que ·e forme en Sube un
•ecindnrio qu hoi cuenta una decente capilla i
veinte casita habitada· por jcntc de }'obre apa-
riencia i por val tudinarios que 1 e diversas parte
concurren a eva porar el fruto de ]a malas mañas,
o a convalecer de larga· enfermedades mecliant •
lo baños <'ll el rio cxiji<los por los 32° a que lle-
ga el termómetro centígrado 'n aqucllf\ sima pe-
drerro a i desolada. Atravesaclo el rio comienza
una snbida que a rato. no es camino ::;ino escalera
de cnracol, al fin de la cual, i a 1 ,2!J5 metros de
altura obre el nivel del n ar, se hallan la gran
~le a de Jeridns, que los ind1os llamaban Jerira,
i el puebl o e e Lo -Santos, pl'rtcnecicnte a la pro-
vincia de .~oto, ct. yo territorio pisábamos.
Al llegar a la plaza no. apeamos en una tienda
que se ha u urpado el nomhre de posrda, i fuimo
introrluci<lo.3 en un aposP.nto de seis varas cuadra-
das, sin mes:~. ni asientos, acaso para mayor desa-
hogo de los concurrentes, pero con un torno de
monjas puc~to en la pared cubriendo lo que pare-
cia comunicnc· on con el interior de In cnsa; i así
era en efecto pnc por medio ele aquella beatífica
invcncion ib~'ll las demanclas a la cocina i vc-
nian ..... . lo:; platos quería decir, mas me contuvo

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378 PEREGRINACION

el recuerdo de que para nosotros nunca vinieron,


sinembargo de habernos aventurado a pedirlos no
sabiendo todavía dónde los pondriamoa, si en el
suelo o sobre nuestras rodillas. Sea que en el con-
vento soplaran borrascas entónces, o que las pre-
suntas monjas se hubiesen amostazado por nues·
tros elojios al torno i menaje, lo cierto es que
habiendo perdido un par de horas en van~ espec-
tativa tuvimos que ampar&rnos en la casa jnme-
diata de una escelente mujer forastera que nos
recibió i trató perfectamente sin tornos ni escrú-
pulos monjiles. Como llt-gábamos armados de ins-
trumentos, i principalmente a causa de los baró-
metros enfundados, nos tuvieron i reputaron por
guardas zeladores del contrabando i las salinas,
de donde procedió la concurrencia 'de algunos cu-
riosos i examinadores que nos hicieron forzosa
compañía. U no de ellos, letrado ea veredas i cur-
sado en Yiajes, algo socarron i senci11ote hasta.
dejarlo de sobra, nos habló mui sério de la Lagu-
na del monte, situada cinco leguas distante del
pueblo, a la estremidad N. de la Mesa, en mitad
de los bosques frondosos que t>or este lado la cu-
bren todavía.
-Es lástima, dijo, que no hayan podido con-
jurar esa laguna, porque iría uno sin riesgo i de-
rechito a la Florida.
-¿Cómo conjurar, le pregunté : andan por
allí los diablos ?
-Quién sabe, señor! pero sí hai cosas que le
hacen a uno dentrar en bitúmen. La laguna está
encantada.
-Cáspita, nada ménos que encantada ! Lo
mismo estaba la de Tota, hasta que un inglés la
desencantó por cazar venados. ¿ I qué encanto
tiene su laguna, mi amigo?

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380 PEREGRINACION

las inmediaciones del pueblo. Fuimos a verlos,


i con efecto, en la concavidad formada por la rotura
de un estrato de arenisca, junto a un arroyuelo,
se notan varias figuras confusas que humedecién-
dolas con agua resultan aclaradas. Examinadas
de cerca se comprende su oríjen : la mano de al-
gun ocio o trazó con almagre rayas imitando ca-
ractéres hebreos, i dos malos contornos de fraile;
santos aparecidos que se quedaron en cierne i salie-
ron huer s por haber tanlado en manifestarse hasta
la edad presente que adolece del vicio de anali-
zarlo to o i discu irlo sin miramientos.
La Mesa de Jcrira es una csplanada ca i hori-
zontal d€' 12 leguas cuadradas, aislada en contor-
no, mediante las cortaduras profundas por donde
llevar: recipitados sus aguas los ríos Ianco,
Chicamo<;ha i ogamoso, i las quebradas Fria,
Delmon i Grande. Mide 5 legua:t en su lonjitud
mayor d l S-0. al N-E, i 3 leguas en la parte
mas ancla de E. a O. Constitúyela una mole po-
derosa el e tratos arenáceos en lo inferior, i cali-
zos enci 1a, formacion cretácea rnui desarrollada,
que repo a en bancos de esquisto micáceo, coro-
nándola una gruesa capa de arcilla laminosa i po-
bre, por uyas rendijas filtran las lluvias dejando
árida la mperficie. De oriente a poniente corren
varios hilos de agua mantenidos por las colinas
de las cabezeras, i caen de repente al Sogamoso
reuniuos en tres quebradas, las cuales si bien fer-
tilizan lo parajes por donde corren, son insuficien-
tes para regar los terrenos cultivable de toda la
i\:lesa, en la mayor parte condenados por estos i
por la escasez de las lluvias a una esterilidad per-
manente. En la estremidad N. difiere de Jo demas
la naturaleza del suelo, a causa de una infiexion

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382 PEREGRINACION

ver la grandeza de sus casas i ]a muchedumbre de


indios · caciques que le obedecían. Vestían los
naturales telas i lienzos de algodon de diferentes
colore , dice Piedrahita, i tenían dos cualidades
que singularmente los diferenciaban de las otras
naciones del Nuevo Reino: la primera, csceder
las mujeres en belleza, blancura i disposicion a
las demas que se habian visto; i la segunda aco-
modarse con tanta facilidad al idioma español,
que fueron las que mas clara i perfect.amente lo
hablaron, en que las imitan los varone , entónces
mas diestros en m n jar las armas d · que usahan,
como son dardos, lanzas, hondas i macana ·. Die-
ron los españoles sobre la corte de Guanentá, i
aunque era mucha la jcnte que la b hitaba, me-
drosa de ver la forastera desamparó 1 puesto con
vergonzosa fuga, i a pocos lanzes quedó sujeta,
ein formal combate, toda la comarca .. Tan buenas
trazas se dieron los Encomenderos para despoblar-
la, que en 1750 aquella famosa corte estaba redu-
cida, segun Oviedo, a un pueblo pajlzo con trein-
ta o cuarenta vecinos pobres i una ermita de
palma "en que tal vez se decia misa." Así prin-
cipió el pueblo de Los-Santos, qu _ hoi, aunque
pequeño, tiene mui regulares casas de teja, iglesia
no enteramente mala, escuela pública de niños
con 26 alumnos, i dos de niñas con cuatro edu-
candas, prueba de lo bien rejidas que andarán.
A las cinco leguas de marcha, saliendo de Los-
Santos en direccional N-E, se avist na una pro-
fundidad de 290 metros i desde el borde de la ~lesa
las espléndidas llanuras de Piedecue:sta i Florida.
Domínanse a mano derecha los estribos margosos
que arroja el pár mo de las Ollas i ienen a jun-
tarse con los de la Mesa, desparramándose al oc-

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DE ALPllA. 383
cidente en forma de colinas rojizas, peladas en la
cumbre, i los costados desmoronado i hendidos
por las agu, s llovedizas: enfrente se percibe la
hoya del río del Oro, velada por masas de árboles
bajo cuyo frondoso ramaje crecen las perfullladas ·
plantaciones de cacae; i a la izquierda, como
para completar los contrastes, se estiende plano,
unido i salpicado de árboles un vasto jardín en
que brillan las hojas de los cañaverales al lado del
verde-mate de los arrozales, separados por cercas
de limoneros i. arbustos vivos. En medio de este
vcrjel ilumi nado por un sol radiante, aparece Pie.
decuesta estcndiendo sus casas a la sombra de la
arboledas, por encima e las cuales sobresalen laa
torres de dos templos contiguos; paisaje admirable,
siempre bello i fresco, ya se le mire desde la escar.
pada elevacion de Jerira, o desde la culminante
altura de Granadillo sobre la serranía de Juan
Rodríguez.
Pié-de-la-cuesta, como ántes se llamaba, era un
sitio depe11diente de Jiron, tan poco poblado toda-
vía en 1760, que reunido a los de Canta i Loa·
Santos, afénas sumaban seiscientos vecinos. Para
1774 tuvo con qué sustentar Cura, i se le erijió en
parroquia bajo la advocacion de San Francisco Ja-
vier,* i de de entónres continuó prosperando por
virtud de la buena situncion i la riqueza de su agri-
cultura. De imple distrito parroquial pasó a cabe-
zera de cant n, figurando en el censo de 1843 con
3,500 habi antes, i su territorio con 9,023. Seis
años despues ocupó el rango de ciudad capital de
provincia: 1 po11ncion del distrito babia subido
a 14,541 hdividuos, cuya moralidad i bienestar
se patentizan en el hechu de no haberse presenta-
• ÜVIED Pensamientos i Noticias.

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384 PE REG RIN ACION

do en el trascurso de un año sino 41 casos de de-


lincuencia, , e los cuales 6 en asuntos administra-
tivos, 7 contra las personas, ·22 contr • ~ las propie-
dades i el resto por actos de menor gravedad. Estas
cifras, recojidas en el Tribunal del circuito, hablan
por sí solas en ecomendac!on de aquellas afortu-
nadas jentes.
El asiento de Piedecuesta se levanta 1,009 me-
tros sobre el nivel del mar, i su clima e ... tan igual,
que en treinta observaciones verificada por series
de horas en diversos días, la oscilacion del termó-
metro centígrado se redujo a los términos mínimo
24° i máximo 26°, i la del barómetro nunca pasó
a 2, 5 de milímetro. Esto esplica la salubridad del
lugar, constantemente bañado por vientos del N.
i N-0. que vienen de las serranías lejanas. En
1850 fallecieron 181 personas; es (h cir, una por
cada 80, 3 de la poblacion total, i nacieron 333,
que corresponden a una por cada 43, b individuos:
así la poblacion aumenta. con rapidez, particular-
mente en las bellas estancias de Guatiguará, don-
de todos son inmediatos parientes, todos propieta-
rios i por rareza se hallará un déhil o contrahecho.
La ciudad es limpia i bien trazadn, con abun-
dancia de agua cristalina : las casas grandes, casi
todas bajas i mui aseadas, bien que in esterado
los suelos i simplemente blanqueadas las paredes.
En el pueblo no se ven ruanas: los hombres an-
dan en cuerpo , como dicen los de tierra fria, con
pantalon de manta, camisa blanca, sombrero de na--
cuma o de palma, i alpargatas, haciéndose nota-
bles por el color pálido i lo enjuto i descoyuntado
tle las personas, acciJentes comunes a los mora-
dores de la zona comprendida entre el Magdalena
i las grandes serranías orientales, i a los de la

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386 PEREGRINACION

mente bien timbradas, i encaminándolas a los


oidos de alguna beldad mas o ménos difícil de las
que pasearon la plaza del mercado. Endechas
cantan a vezes que pudieran andar en letra de
molde, como las que recuerdo disfruté por equi-
vocacion a la mitad de una clara i silenciosa no-
che, pesándome no haber apuntado mas que la es-
trofa siguiente, que servirá de muestra:
"Deja, deja tus enojos,
Vuelve a la tu risa, Inés;
Que humilde pondré los ojos
Donde tú ponés los piés.
Si! sí! sí. ..... !
Donde tú ponés los piés
Humilde pondré los ojos"
E ·to entonado por tres voz es mui acordes, so-
bre un andante ele prolongadas notas i con acom-
pañamiento feliz de guitarra i tiple; conjunto de
armonías capaz de rendir, no digo los corazones
de aquellas prójimaR influidas directamente por el
Dios de los tabardillo!'1,esento de nubes que amor-
tigüen sus rayos, sino hasta de las que nacen i
crecen para estar arropadas en bayeta bajo las
heladas escarchas de Pamplona.
Notables contrastes !--El pueblo llano de Pic-
decuesta es músico i poeta ; i el pueblo encum-
brado, antiguamente llamado clase alta, no es
poeta ni mú ico: entre el pueblo llano hai tertu-
lias i serenatas; entre las familias de rumbo, que
por fortuna son pocas, faltan lo uno i lo otro con
tal esccso, que viven aisladas, reducidas a fumar
solas sus tabacos i entregarlas a tristes rivalidades
que les imposibilitan cualquier divcrsion, pues al
punto que alguna se proyecta, comienzan a averi-
guar si se han convidado señoras de primera o de

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DE At.PHA. 387
segunda, clasificándose así ellas mismas, como si
fueran andullos de tabaco, i resultando a la pos-
tre que no pueden reunirse, o apénas se juntan
por rareza en uúmero suficiente para formar un
baile vacío i glacial-¡ Miserias humanas, en que
la vanidad se hace pagar con usura en aburri-
miento i horas desabridas los mentidos triunfos
que aconseja! :Multitud de jóvenes amables i
agraciadas que animarían un sarao,pasan los ratos
de solaz guardadas en sus casas, o si salen van
sin acompañantes cual si formaran una tribu ene-
miga de la tribu de varones.
La cual tribu de varones sufre las consecuen-
cias de tn 8@porncion canónica en lo modales,
que jamaCJ se formarán sin el trato de la mujer,
alma de la sociedad, i en las habitudes, que por
precision van torcidas. Por ejemplo : hai en la
plaza i al pié de las rejas de la cárcel una gruesa
viga tendida sobre apoyos de no importa qué, vi-
ga monumental, objeto de la predileccion i entu-
siasmo de los señores notables de Pierlecuesta.
Llámanla "El Palo," i su historia i vicisitudes
se conservan relijiosamente en la memoria como
tradicion patriótica. Cuando cortaron esa viga
para una fábrica, no imajinaba los honores i con-
fidencias que la esperaban. Fué recibida en triun-
fo con música i cohetes, mejor que si se hubiera
tratado de la instalacion de una escuela de niñas,
i colocada en el lugar que ocupa comenzó a sufrir
el peso de una docena de concurrentes que sobre
ella se sientan desde que declina el sol, sacan la
mano derecha por la abertuTa de la ruana, con-
servada como signo de progreso, apoyan la barba
i se están callados hasta que álguien pasa en mal
hora por enfrente.

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388 PEREGRI • ACIO ...

-Uunita mula lleva don Casimiro, dice uno de


los taciturnos.
-Sí, replica otro, pero tropieza de las manos.
-1 todavía la debe, añade un tercero despere-
zándose.
-Hombre! yo no :;abia tanto; aunque es ver-
dad que, egun afirmaban e ta mañana, Casirniro
está para quebrar. ·
1 igue la corredera por este órden, echando a
la plaza cosas que i perjudican al pobre Don Ca-
simiro, de oficio comcrciant , no hacen menores
daños a los i las que le siguen en la dcsapiadada
revista.
Qué pru l>a c. to?- Qn el homl>r atareado,
como lo ·on los de Picc1 cu ta, uya laboriosidad
s proverbial, nece ita de alguno momento de
descanso, m'cesita del ajeno tmto para trocar su
ideas con otro ; i cuando falta la cordial i cotidiana
comunicacion con la mitad civilizadora de la so-
ciedad, hai que echar m:mo de cualqui r pasatiem-
po, del billar, del Palo, ele e a di ·tracciones que
paulatinamente van mermando las i<leas i empo-
breciendo la. intclijencia, en t .. rmino que al salir
dcspues para otros lugares m .. nos jngratos nos
asombramos de nuestro insensible, irr parable re-
troceso moral.
Piedecue tu, por la naturaleza de las cosas, de-
be subir mucho n la escala de nuestras ciudades
cultas; i subirá pronto si los vecinos de ilustracion
con que ya cuenta, en vez de d jar e arrollar por
la corriente de lasco tumbres añejas, toman a pe-
chos las reformas, borran las distinciones necias
entre hijos de una madre cornun, fomentan la mú-
sica i las buenas reuniones, i crean fervorosamente
casas de educacion, como lo ha querido la Cámara

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DE ALPHA. 389
de provincia, puesto que nada significan en una
poblacion c.le casi 15,000 habitantes 87 niños i
14 niiías aprendiendo a leer i escribir en 7 pobres
e cuelas, únicas con que se honra el distrito; ni
el naciente Colejio de Floridablanca producirá los
frutos que de él pueden esperarse, no obstante los
esfuerzos del Gobernador Marco A. Estrada, jó-
veñ de raro patriotismo, 'lÍ lo dejan abandonado i
no segundan mejor que hasta hoi su noble empe-
ño por la educacion pública.

xx .. r
.Ja r n odríguez, punto culminante
de la serranía que al Oriente del canton Jliede-
cuesta le ~'>irvc de límite con el territorio de i>am-
plona, mide 3,050 metros de altura sobre el nivel
del mar, formando una cortadura batida por lo
vientos l1elados del páramo de Tona, que le ele-
mora Jéjos al Torte. Atraviésala. un camino fra-
goso i desamparado, el mas breve para ir ele Pie-
decuesta a Pamplona, pero el mas solitario de todos
durante las 19 leguas que hai desde aquella ciudad
hasta l\lutí cua. Era el mes de febrero cuando,
andadas 4i leguas, llegamos a la cima de la mesa.
Por el lado del -E. se hunden los q nebrantados
estratos de la serranía decreciente ácia Vallegran-
de, lleno cntónces de remolinos de niebla que ora
subían, ora se precipitaban a impulso del viento
sobre la rcjion inferior, ofreciendo la imájen del
infinito tumultuoso i oscuro, como tal vez la pre-
sentaba el cáos en el principio de los tiempos al
ajitarlo el Espíritu cread01·. Por el lado del N.
nos muraba el espacio la mole de rocas que van a
rodear el próximo páramo de Riofrio : al S. tenia-

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:390 PEREGRINAOION

mos las húmedas crestas del de Las-Ollas : al O.


dominábamos por largo trecho los innumerables
cerros que bajan escalonados i revueltos hasta Pie-
uecuesta, ocultando en sus profundos repliegues
las corrientes presurosas de losrios Hato i del Oro,
cuyas cabezeras estaban a nuestros piés; i mas
abajo comenzaba, re~ostado contra la serranía i
estendiéndose hasta perderse en el horizonte, un
mar ue nubes densas, erizado de picachos sobre
los cuales se reflejaban los rayos del sol, esplen-
dente para nosotros, velauo para los moradores de
la remota planicie cobijada por aquel océano de
vapores inmóviles. En el centro de este hermoso
}>anorama, cual un tímido ensayo de la domina-
don del hombre, se alza un rancho denegrido por
el humo i colmado de animales, muchachos mal
traídos i ruinas de trastos que en absoluto desór-
den representaban el menaje. El intenso frio, i so-
bre todo, la disposicion de la cnsa, quitan cual- .
quiera idea de permanecer o alojarse allí, por lo
cual retrocedimos sin detencion a Piedecuesta.
Conforme descendíamos se nos acercaba el velo de
nubes jnterpuesto entre los valles i los páramos :
pronto nos sumerjimos en él i nos hallamos ro-
deados de ni&bla trnnquilamente apoyada en el
bosque, de cuyo seno brotaban mil aromas acaso
escitados por el contacto de las nubes que lo ba-
ñaban con una ténue llovizna. Al cabo de rato
dejamos el toldo nebuloso, rasgado en algunas
partes por la luz del sol que en rayos diverjentes
caia sobre las tierras bajas todavía distantes, pero
visibles por entero desde las cumbres azules de
Guadalupe en que parece respaldarse la mesa de
Jerira, hasta las sombrías montañas de Rionegro,
Piedecuesta, Florida, Bucaramanga i Jiron, con

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DE ALPHA. 391
sus campos labrados, sus plantaciones de cacao
sombreadas por altivos caracolícs, sus colinas i
llanuras, sus calles alineadas, i las torres de sus
templos, que se ven sobre la planicie como los re-
lieves de un tablero ricamente matizado; la imaji-
nacion traza los caminos rectos i aplanados que los
venideros abrirán de unos a otros lugares, anulan-
do las cortas di tancias que los separan, i se anti-
cipan los dichosos dias en que los zelos lugareños
queden ahogados bajo la abundante riqueza de-
sarrollada en esta comarca privilejiada _para la
agricultura, la minería, las manufacturas valiosas
i el activo comercio a que la convidan la facilida<l
de ten r buenos caminos i la vecindad de ríos na-
vegables, principalmente la del benéfico 1\lag-
dalena.
El poderoso ramal de la cordillera, cuyo eje pasa
por Juan Rodríguez manteniéndose en la direc-
cion jeneral S-N. hasta subdividirse allá en te-
rritorio de Ocaña, presenta sus cumbres coronadas
por rocas de sedimento calizo, homojéneas en cuan-
to su naturaleza lo permite, pero dislocadas e in-
terrumpida frecuentemente la concordancia de es-
tratificacion. Reposan sobre bancos de margas mui
abundantes en granos de cuarzo micáceo, i acci-
dentalmente sobre estratos de pudingas anajénicas,
como se ven al comenzar la bajada de la mesa de
Jerira, i a igual elevacion en la del mencionado
ramal. El núcleo de este se compone de blenda i
sienita granítica, segun lo demuestra el interior
de los socabones en las minas de oro de La-Baja
i Vetas. A espcnsas del ramal, atormentado en
edades remotas con el choque de grandes aguas, se
ha formado el valle tendido por e!:!pacio de cuatro
leguas en la direccion S-E. N-0. desde el río del

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PEREGRINACION

Oro hasta el de Suratá; valle diluviano compuesto


de enormes lechos de cantos rodados i de arenas
que lavadas producen abundantes granos de oro
de 23 quilate . Los principales lavaderos están al
rededor de Bucaramanga i Jiron, de donde en
1850 sacaron 250 liüras de a lOO castellanos, con
el co3lo ele 3 reales castellano, vendido despues a
22 reales, lo que representa un producto de 68,750
pesos, i la ganancia neta de 59,375 pesos para los
empresarios; resultados que podrían ser mucho
mayores con olo aumentar las corrientes de agua
para los lavaderos, hoi mezquinas por cstremo,
llevando acequia. de cualquiera de los t·ios veci-
llOS, cuyos oríjenes dominan completamente el
valle. La sabana propiamente aurífera mide cerca
de tres leguas cuadradas, i la tradicion, de acuer-
do con las crónicas antiguas de Pamplona, fija el
oríjen de las mantas de oro en los criaderos del
páramo Hico ituaclo entre Tona i Vetas, di~tri­
tritos del canton Bucaramanga, sobre el cual vierte
aquel páramo la mitad de las aguas recojidas en
- sus cumbres i bosques.
La invasion de Peé!ro de Ursúa en el territorio
de los Chitareros el año de 1548 para fundar a
Pamplona, llegó hasta uratá, 8 leguas al N. de
Bucaramanga, arrollando ácia las serranías los
muchos pero tímidos indios que ocupaban aque-
llos territorios. Tal vez a estos fujitivos se deben
los rastros de poblacion visibles todavía en las
cabezeras del rio del Hato, entre los páramos de
Juan Rodríguez i Riofrío. Las vertientes rápidas
del estribo medianero contienen algunos escalones
artificiales, labrados de propósito para formar el
asiento de habitaciones, descubiertos reciente-
mente al descuajar los interminables bosques que

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DE ALPHA. 393
hoi cubren lo alto del gran ramal i de todos sus
apéndices. A los escalone-¡ !laman ahora "Las
Antiguas," i en ellos sitúan sus casas los moder-
nos agricultores, quienes han encontrado allí frag-
mentos de loza vidriada i sepulcros en forma de
pozos tapados con greda, hállándose en el fondo
i entre lajas di puestas a manera de urna los es-
queletos humano . Reparando con atencion los
bosques vecinos se nota su crecimiento mode1·no;
pues ni contienen ruinas de grandes vejetales co-
mo las selvas del fagdalena, ni el espesor del
mantillo pasa de media vara; circunstancias que
parecen confirmar las relaciones que los cronistas
no h n dejado acerca de las tribus i naciones ha-
lladas en estos lugares por los conqui tadores, sin
duela, bien numero as puesto que en las serranías
permanecen las evidentes señales de la industria
i morada de los hombres, donde hoi es soledad i
selvas aún no tocadas. Corona la cumbre del men-
cionado estribo una laguna de rnárjenes pantano-
sas, que lleva el rniste1·ioso nombre de La En-
cantada ; i en Yerdad que lo desamparado del
lugar, el silencio i lohregue.z de los rnontuo os
páramos, i el jemir de lo vientos cortados por los
ángulos de las rocas, justifican en cierta manera
la especie de pavor que debió sentir el primero
que llegó hasta las dormidas ondas de la ignorada
laguna. Vive por allí cerca un anciano que ha
empleado sus floridos años en a batir los árboles
i labrar la tierra, pero a quien la ruin codicia de
un gamonal, usurpador de baldíos, ha ido despo-
jando de sus conucos i arrojándolo cada vez
mas i mas áeia la cumbre de la serranía, preva-
lido de la sencillez i desvalimiento del pobre ]a.
briego. En el rancho de este buen hombre estuvo

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394: PEREGRINACION

alojado nuestro compañero el botánico, i con oca-


sion de haber ido a esplorar los alrrededores dd
páramo,
-¿Qué motivo han tenido, preguntó al viejo,
para llamar" Encantada" esta inofensiva laguna?
-Cosas de lajente, señor. Unos dicen que por
razon de ser el preferido baño de la Mancarita,
pero yo no creo en eso: otros que por los anima-
les mui estraños que andan en estos montes.
-No hai paraje solitario i montuoso en que
no supongan la presencia de vivientes sobrenatu-
rales. Ha nombrado U. uno de ellos, mencionado
por todos los campesinos de las serranías ¿ Qué
es la Mancarita?
-Dicen que es un .'taloaje que imita la voz del
hombre, los gritos de la mujer i el JJanto de los
niños para engañar i atraer a la jente, i llevársela
donde nadie puede saberlo, porque regularmente
anda de noche i en la espesura de los bosques;
pero yo he vivido en estos montes desde mozo i
los he trajinado muC'ho sin haberme topado nunca
con la tal lvlancarita, ni haber oido sus vozes : así
es que no C'reo en ella, i me rio de los que afir-
man que sale a bañarse en esta laguna.
-Estamos de acuerdo, pero todavía d<"seo sa-
ber qué animales desconocidos ha visto U. por
aquí.
-En primer lugar, señor, yo he caminado va-
rias vezes por estas soledades, i de repente los pe-
rros se han puesto a ladrar corriendo para la la-
guna. Los he seguido, i he visto que perseguían
unos animales largos como zorro, mui lijeros, que
al llegar a Jos pantanos se consumen dejando los
perros alelados sin hallar rastro. Otro dia vi en
el monte pisadas de animal de cuatro patas, mar-

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DE ALPllA. 395
cando tres grandes dedos a pasos muí apartados,
que manifiestan mucha corpulencia. No me atreví
a seguir la huella, i van dos ocasiones que me su-
cede; por lo que digo que son cosas de encanta-
miento que andan en esta laguna.
Tale~ fueron, testualmente conservarlas, las es-
plicaciones del "Viejo de la montaña," como le
llamaba nuestro compañero. La fábula de laMan-
carita es corriente i jeneral en estas provincias, i
la imajinacion de los campesinos se complace en
adornarla con anécdotas terriLles, que la tradicion
les ha trasmitido baju fianzas i testimonios acep-
tados como incuestionablemente verídicos entre
lo r.rédulos monteadores. Lo de las g"nmde hue-
llas no es noticiaL esclusiva de los páramos pam-
ploneses: afirmase que en la sierra de Coconuco,
provincia de }>opayan, suele aparecer la imprrsion
de patas redondas colo ales, viéndose tronchadas
las ramas de los árboles a cinco varas de altura
en la línea de las huellas. Cuando se nos re la tan
estas cosas, lo primero que nos ocurre decir es-
" Son cuentos! "-pero al considerar despues cuán
vastas son las soledades aún no esplorada~ que
rodean la pequeña parte que del territorio grana-
dino tiene ocupada nuestra naciente civilizacion,
suspendemos aquel primer fallo presuntuoso, i
dudamos; porque nadie puede asegurar a ciencia
cierta que en las dilatadas selvas, de las cuales
apénas descubrimos el principio de las innumera-
bles copas de árboles vistas desde aJgun empinado
cerro, no estén refujiados animales todavía des-
conocidos, que huyen léjos del ruido del hombre,
dejando en su fuga esas huellas ante las cuales el
montero supersticioso detiene absorto sus pasos.
Cuatro escasas leguas al N. de Piedecuesta

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396 PEREGRINACION

queda Bncaramanga, pasándose por Florida, pue-


blo pequeño fundado a la sombra de árboles cor-
pulentos, refrescado por multitud de arroyuelos
i e mhellezido con la próxima corriente del cris-
talino Riofrio en cuyas márjenes se respira un
ambiente embalsamado por la rica vejctacion que
las ameniza. En 1778 comenzó a figurar Bucara-
manga como parroquia: vcintitres años ántes era
un sitio miserable compuesto de cuatro ranchos
de indios al rededor de una laguna, cuya cuenca
existe sembrada de guinea : hoi es una hermosa
villa con mas de 600 casas, dos iglesias i 4,200
moradores, contándose 11,300 en el corto radio
del di trito. in run clojio seria e cesivo al ha-
blar del a ..eo de las calle i ca a , no por esfuerzos
ele la policía oficial, sino por virtud de los natu-
rales, en quienes la limpieza ele los trajes compite
on el de ·pcjo i vivazidad de las personas. A 930
metros ele altura sobre el nivel del mar queda el
asiento de esta villa en un llano seco, desprovi to
de aguas corrientes, por ah ·orverlas todas el te-
rreno poroso descansando inmediatamente sobre
las capas de piedras rodadas i arenas auríferas
que forman el valle. El termómetro centígrado
marca 24° en su mínimo, subiendo hasta 26° a la
mitad de los dias mas calurosos : la oscilacion del
barómetro no llega a un milímetro en sus marcas
periódicas; bien que de este hecho nada puede
cllncluirse respecto a las variaciones higrométri-
cas de la atmósfera, ante las cuales permanece
impasible el barómetro en la zona intertropical,
como ya lo habia notado un observador inte!ijente
i laborioso. • La mayoría de la poblacion es blan-
• T. C. DE MosQUERA. Memoria sobre varias obsetvacio-·
nes ·meteorol6jicas, publicada en el Neo-Granadino de 30

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DE ALPIIA. 391
ca, i el resto de raza africana mas o ménos cru-
zada con la. europea i la índica, ya estinguida por
allí; jcntcs de inmejorable' carácter, laboriosas i
de una sencillez tal, que frecuentemente ha sido
csplotada por charlatanes aparecidos bajo títulos
pomposos, de aquellos que aco tu m bran tomar
los que pertenecen al gremio infinito llamado en
otros países "Caballero de indu tria."
Por los años de 18~0 a 22 el J>resbítero Felipe
. . : algar, ,·irtuoso Cura de Jiron, d tuvo a un pas-
tuso que acaso pasaha d viaje, i supo de él que
en la cercanías había inntllnerables palmas lla-
madas nacuma, ·uyos cogollos preparados conv~­
ni ntem nte u mini tra bnn Hlo n i vanos el mate-
rial para t j('r u afama lo son.bn~ro ji¡ ijapa .
El bu n sacerdote concibió al punto la idea de pro-
porcionar a la mujerc de uf ligrc ía, e te nuevo
medio de gar.nr la ub i. teiH ia, "porq te, decia,
donde vive el trah.jo no entra el pecado;" i en
efecto, lo(Tró que el pa tu o permaneciera en Jiron
h&sta dejar nsefía<la. algunas jóvenes. De estas
pasó la ciencia a otras i a otras, salvando en bre-
ve lo límites de la parroquia i estendiéndose a
las demas. i el santo ministro viviese, vería hoi
la suma de fclizidau que su benéfica mano ha es-
parcido entre las mujer ·s uel pueblo, regularmente
desheredadas de todo trabajo productivo, por la in-
vasion que ha hecho el hombre aun en los oficios
sedentarios. Cerca de 3,000 de ellas emplean sus
manos en tejer anualmente 83,000 sombreros de
de diciembre ele 18·1!8 i G de enero de 1849. "Jamas, dice, in-
dica el barómetro en nucbtra zona las afeccione· higromEtri-
cas de la atmó fera : este oficio lo de:.em peña el termómetro
consultado a la :alida del sol: si marca temperatura alta,
llueve aquel día; ·i baja, el di a ·erá seco. El higrómetro mis-
mo es infiel en nuestras provincia· de las cordilleras."

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398 PEREGRINAClON

calidades diversas en solo el can ton Bucaramanga,


los cuales vendidos les dejan 59,000 pesos de uti 4

lidad neta, deducidos 20,000 pesos, valor de los


cogollos de nacuma i palma ordinaria. La mayor
parte de esta cantidad la ganan las tejedoras de la
villa, habiendo mujer que realiza una renta de
200 pesos anuales, suficientes para cubrir los gas-
tos de existencia, i algunos de placer i regalo, en
un país en que la manutencion abundante no
cuesta mas de 92 pesos al año. Así es que en este
gremio, interesante bajo muchos respectos, se ha-
cen nota bies el esmero en el vestir de telas finas,
i cierta dignidad en el porte i modales, snjerida por
el sentimiento de la independencia i el laudable
orgullo del propio mérito, modesto, inofensivo i
callado, no ese orgullo petulante de las mediocri-
dades vanidosas que se ajitan, i se pregonan, i
oprimen a los demas con su enfadoso individua-
lismo. La tejedora permanece toda la semana en
su casa, ora sentada en la sala barrida i pulcra, so-
bre una esterilla momposina, cabe la cual está una
taza de agua para remojar la paja miéntras con-
fecciona la copa del futuro sombrero, ora invi-
sible terminándolo a puerta cerraJa, pero anun-
ciando su afan i su esperanza con alegres cantares
interrumpidos i variados cada rato, como quien
tiene la atencion puesta en otra cosa. I . lega el sá-
bado: el sombrero se ha terminado en mitad de la
noche anterior a la luz de un candil : la jóven te-
jedora peina desde temprano su cabellera de éba-
no,dividiéndola en dos trenzas magníficas que deja
caer a la espalda: cíñese a la breve cintura las
enaguas profusas de musolina o zaraza fina, no
tan largas que al andar no descubran el arqueado
piececito.metido al descuido en un alpargate blan-

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DE ALPHA. 399
co i diminuto : cúbrele el firme busto una camisa
de tela blanca, entre opaca i trasparente, ribeteada
con flores i calados, obra de sus incansables dedos;
i puesto al desgaire un pañolon bien matizad?, sale
despejada i risueña, ladeando en la cabeza el som-
brero que para sí ha tejido poco a poco los do-
mingos con todo el primor de su arte, teniendo es-
cojida de antemano la brillante cinta que lo adorna,
i se encamina para la plaza en busca de los com-
pradores de sombreros, quienes la esperan senta-
dos con aparente indiferencia en la esquina de la
tientla, i junto al taburete la rolliza mochilla de
redles, elocuente aunque mudo reclamo. El sába-
do es dia dt! pocas ventas, porque las tejedoras van,
mas bien que a negociar, a esplorar el campo tlel
mercado, calcular la cstension de la demanda,i con-
traminar la confabulacion de los mercaderes para
no pasar de cierto precio mínimo. La tejedora no
se deja engañar por la indiferencia postiza de sus
contrarios : sabe que ellos deben completar con
urjencia las partidas de sombreros exijidas por los
comerciantes de Cúcuta, i opone los incalculables
ardides mujeriles al cómico estoicismo de los mo-
chileros. Esto~, que de cierta hora en adelante
comienzan a sobresaltarse, llaman, se sonrien, di-
cen cariños, i cuando llega el domingo acaban por
sucumbir, olvidando s11s pactos de oferta i toman-
do cuantos sombreros alcanzan, ántes que sus
rivales s~ los lleven. Triunfantes las hijas de Eva,
como lo usan i acostumbran en materias que les
interesan, vuelven a sns casas con los manojos de
nacuma para la tarea siguiente, arman sus corri-
llos alegres, pasean un poco, i al empezar la no-
che empiezan tambien el sombrero de la otra se-
mana, sin perjuicio de ....... pero respetemos los

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400 PE REG RIN ACION

asuntos de aquellos injenuos corazones. Sin el


amor, sin el aura divina de los íntimos afectos
l qué seria la vida?
Dos solemnidades, a cual mas digna de nuestro
siglo, tu ve el placer de presenciar: la manumi-
sion de 40 esclavos, i la instalacion del Colejio
de Floridablanca, entrám bas promovidas i enca-
bezadas por el Gobernador, con el zelo que pone
aquel patriota en el realzc de la provincia. r.a
primera se verificó en la<:J plazas de Bucaramanga
i Piedecuesta, concurriendo gran número ue veci-
nos a la festividad, pues tal era para sus corazo-
nes el renacimiento civil ue unos seres que, sin
embargo de haber recibido al venir al mundo el
crisma con que la Iglesia cri tiana marca a los
hijos del Padre U ni versal, las leyes española no
los habían inscrito en el censo de los hombres i-
no en el inventario de las cosas junto con los ani-
males domésticos. Desde el e trado en que esta-
ban el Gobernador, el Cura i otros empleados
municipales, se iban leyendo una por una las car-
tas de libertad, que recibían los manumitidos
puestos al frente i vestidos de nuevo, como si
hubiesen querido dejar atras ha ta las ropas que
les cubrían en la servidumbre. ¡ Cuánto" pensa-
mientos vagarían por sus frentes ahora erguidas,
ántes humilladas ! Oyeron con rccojimiento la
breve felizitacion acompañada de sanos consejos
que les dirijió el Cura, i miéntras el p,Jeblo los
victoreaba con estrépito, ellos permanecian gra-
ves, silenciosos: alguna lágrima rodó por las me-
jillas de los ya viejos, a quienes la libertad, su
caro ensueño de largos años, les venia de impro-
viso al fin de sus dias. Despues de esto fueron
' llevados con música i acompañamiento a una co-

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DE ALPHA. 401
mida campestre, terminada con bailes populares a
campo raso. 1\firaban las manumisas la diversion
sin atreverse a participar de ella, por respeto a Jos
que fueron sus señores, alJí presentes, o por inde-
cision de su espíritu acostumbrado a no tener vo-
luntad. Notólo el Gobernador, i a impulso de uno
de aquellos pensamientos jenerosos difíciles de
esplicar, se dirijió a la mas tímida i la sacó a
bailar. La esplosion de aplausos le manifestó que
todos habian comprendido súbitamente su idea, i
me demostró que a todos eran comunes los mis-
mos sentimientos, igual jenerosidad de ánimo.
Existe la República! Ella será efectiva i grande
apoyada en almas como estas.
Los defectos, los vicios que aún sobrenadan en
las costumbres contemporáneas cual fragmento s
lanzados por la sociedad de otro tiempo al hun-
dirse i desaparecer para siempre, quedan bien dis-
culpados con escenas semejantes a la descrita,
destellos de la era nueva, luz viva de esperanza
que he visto brillar mas de una ocasion en nues-
tros pueblos.
El 9 de febrero fué instalado el Colejio pro-
vincial con 16 jóvenes que tuvieron el honor de
comenzar las matrículas. El bondadoso Cura
Presbítero Mantilla, Jos vecinos del lugar i varias
personas de fuera, concurrieron a soletnnizar el pri-
mer paso de la provincia de Soto en la carrera de
la instruccion superior : resta que ellos se esfuer-
zen en mantener bien i nutrida esta fuente recicn
abierta para fertilizar el campo de la intelijencia,
sin cuyos frutos el completo progreso no es po-
sible.

'CO DE lA 26 ll
8/BUQ .. CA l
- U/S-A 'CEL ARANGO
CATALOGA ION
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402 PEREGRINACION

XXXII.
Don Sancho Jiron, de borrascosa memoria, to-
mó el manuo de este Nuevo Reino en febrero de
1630, bajo el título usado entónces de Presidente,
i gastó los ocho años que le duró el gobierno en
querellas i contrapunteas con el clero, i aun con
las monjas, pues arrasó el monasterio de Carme-
litas de Leiva para manife tar que era hombre
capaz de habérselas con todo linaje de c: .. torbos.
Tada hizo de provecho, salvo la fundacion de una
ciudad en tierras confinante con los indios Chi-
tm·eros, 51 leguas distancia directa casi al N-N-E.
de antafé, dando comí ion para ello en 1(:)31 a
l' ranrisco 1antilla <le los Rio , quien la desem-
p eíló ha tante mal, pues la ciudad anduvo mu-
dando de a"'iento, pero sin mudar el nombre de
.Tiron, impuesto en honra del J>re identc, hasta
C]Ue el afio de 1653 Don Juan Fernánclez de
Córclova mandó fundarla <lcfinitivam nte donde
hoi tá, llamándola San Juan de Jiron, por el
anto del un padrino i el apellido d 1 otro. Queda
obre la márjen izquierda t1e1 río que de J>iede-
cue!'ta viene denominado del Oro, i en adelante
IJehrija para concluir ácia el N. su carrera por
territorio de Ocaña, cayendo bien caudaloso al
.11agdalena. Situada esta ciudad en la estremidnd
-0. del valle aurífero de Bucaramanga, la rodean
grandes barrancas de arena i cantos rociados, i la
oprimen los áridos declivios de ]a 3Crranía inme-
diata, que irradian el calor del sol, en términos de
marcar 29° el termómetro centígrado a las once
del dia, siendo la altura sobre el nivel del mar
707 metros. Un pensamiento de minería, no de
agricultura ni comercio, determinó la eleccion del

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DE ALPITA, 403
lugar: así desde que surjieron a su rededor pue-
blo rivales. en aquella industria, Jiron ~e para-
lizó, como lo demuestra sn caserío decadente i
antigno, ([llC, léjos de agranc.larse por constrnc-
cioncs moderna~, pierde carla dia lo q 1e le arre-
b~tan, por un:t parte el rio no contenido en sus
irrupciones sobre la c. trecha Yrga, i por otra el
tiempo que marca su tr:í.n ito• con deterioros i
ruinas poca. vezes reparadas.
Pero esta decadencia no pnsa del casco de Ja
ciuclncl, . iendo en cierta manera r~ eto de ~u drJs-
vcntajosa ·itnacion: el c~nton pro pera en po-
blacion i riqueza .. En el ccn. o dt 18,13 rennltó
con 1 O,•WO habitantes, i en el de 1 .>O con 12.570,
ele modo que en siete años hubo n numen o de
2,110 reside11ten, no oh tan te la. (•migmci ne. ac-
cident'll ·s que alcan~aron a 1,211 ir:dividn s. Los
da o ele riqueza suministraron en el último año
citarlo los iguicntes valon's para la e~ portacion:
oro 2i,.>OO pesos: tabaco 1 :W,OOO: cacao 2•1,000:
sombreros nacuma 112,000: panela, srwú i algo-
don 4,6~0: total, 2118,()20. La a.rrricul ura produ-
jo en nuc,·c especies de fruto· mcnore. destinados
al consumo interior i apreciados a Jos ínfimos pre-
cios de los mercados locales, 43,000 pcso'3. Hu-
bo, pue , en aquel año un movimiento (le valores
por 3:l2,.320 pe os, que suponiéndolos repartidos
ron igualdad entre los adultos numerados en el
censo de 1850, como concurrentes a la procluc-
cion, a cada uno le corresponderían $ :3S, 5. I no
• Por ejemplo, el maíz, hase del ali1nento popular en e"-
tas rejiones, va e S 2 la carga, o 2 reales la artoba: el frí-
sol () reales fanega: el arroz 5 reales arroba; el plátano a
real el racimo: la carne de 6 a 8 real e. arroba; i en esta i
aun menor proporcion los demas fruto de importancia se-
cundaria.

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404 PEREGRINACIO.

es enteramente hipotética esta reparticion, pues


allí la propiedad territorial se halla sobre manera
fraccionada, i por consiguiente el bienestar es je-
neral i los mc.radores gastan cierto lujo en los ali-
mentos que no es comun en nuestros jornaleros.
"La ciudad de San-Juan-d.e-Jiron-del-rio-
del-Oro, resonante por este eco, escribía Oviedo
en 17 50, es corta vero con buenas casas de teja,
buena iglesia 111 i dos capillas. Tiene su Goberna-
dor i su Concejo pleno de Alcaldes, i bastantes sa-
cerdotes clérigos. Su temperamento mui cálido,
por estar en un arenal, a la ribera del rio i arri-
matla a un cerro. Padece de continuo el mal fran-
ces i calenturas. Sus naturales, a í hombres como
mujeres, son bien apersonados, de jenios vivos,
cortesanos i piadosos ; pero tambien son injenios
litijiosos i temistas unos con otros, i aunque liga-
dos con parentescos, siempre se están compitien-
do con discordias que fomentan por r.ualquier
cosa"-¿ Cómo no ver en estos rasgos el retrato
fiel ele una ciudad española? Cien años trascurri-
dos no han bastado para modificar las costumbre
tanto como la época nueva lo requiere. Ni el
"Concejo pleno de Alcaldes," ni los "bastantes
sacerdotev clérigos," ni la factoría de tabacos, ra-
dicada en aquel lugar por mucho tiempo, lo han
sacado de ]a inercia que lo mata desde hace mas
de dos siglos. Piedecuesta i Bucaramanga, naci-
dos ayer, se engrandecen por el activo trabajo i
el comercio: San-Juan-de-Jiron, semejante a las
familias antiguas, que léjos de hacer valer su pa-
trimonio lo cercenan para vivir hoi, no pensando
en mañana, soporta con admirable q.uietud los
• La cual reedificó i agrandó en 1795 el inmejorable Cu-
ra Dr. Felipe Salgar, cuya memoria debe ser eterna en Jiron.

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DE ALPliA. 405
embates del rio sin oponerte diques para salvar
las casas, i dormido en las ideas i recuerdos esté-
rile de lo pasado, camina insensiblemente a la
nada.
El territorio de este canton se estiende ácia el
N. por espacio de 18 leguas, a manera de manga
cerrada al principio por los rios Lebrija i ogamo-
so, i mas adelante por aquel i el l\Iagdalcna, ter-
minando en el caño del Chocó, límite comun a
Soto i Ocaña. Una parte de dicha manga está
llena de cerros i picachos eminentes: la otra e
desarrolla en planicies pantano a sobre la ribera
derecha del Magdalena; i entrámbas perman cen
de ierta de de 1 oco ma allá de Jiron. Ln fi -
brcs reinantes bajo la ombra de los apiñado bos-
ques i en las vegas cenagosas de los ríos, ahuyen-
tan de allí al hombre blanco, cuya raza paree
proscrita para siempre de esas rcjioncs. Igual-
mente desierta i solitaria es la vasta porcion el
tierras montuo as que pertenecE::n al canton Buca-
ramanga desde esta villa para el .1:r. hasta el es-
pinazo de Las-J uri dicciones ; país regado por
multitud de torrentes i catorce ríos que bajan de
las serranías eoloc;ales del Oriente, despeñándose
al J.Jehrija. Entre los complicados estribos de e -
ta serranía quedan Rionegro, ceñido i como ais-
lado por selvas de majestuosa belleza, :Matanza i
Suratá, situados sobre la hoya del rio así llamado,
Tona, bañado por los hielos del Yecino páramo, i
finalmente, Baja i Vetas, solares de las antiguas
minas de oro nativo que en tiempos no mui remo-
tos dieron enormes cantidades del codiciado metal.
Hai entre Bucaramanga i Matanza casi ocho
leguas de fragoso camino, yendo siempre por las
riberas del Suratá, que rompe sus agua contra las

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40G PEREGRI .... ACIO.-

peña j ensordece con el perenne ruido. Al prin-


cipio es la marcha por el llauo de Buc<mmwnga,
terreno de trn porte pcrfcc:tamente caracterizado
ha t~ la cortadura del Rio Tona, desde la cual en
a.dclantd avanza el camino por la ho ·a del , uratá,
estrechada entre cerros csquisto.-os r ·volcados por
las avcniclas ele c~tc rio que rccoje las aguas vertien-
tes de los páramos Rico, Santurhan, Angostura i
Hotija, fomtando en el invi rno crcc'cntes desas-
trosa por su volúmen i la vclozidad que traen.
·A trechos . e anda bajo la so111bra de caracolíe i
arbustos cargados de oloro as flore·, entr' frc. cor
i venlura: a trechos por de campnclos ardiente ,
in ,. j tacion ni ahri,,.o, cmp<,}Hc ·ida la tierra
por 1 irradonal ·ist~:m. el' inc .udinr lo ma+orro-
1 s para limpiarla . Dos h•guns al occident del
pár< mo Hico se de parraman la s rrnnia for-
mando un . "110 en (jUC vienen a con.fh ir cuatro
ríos, u:o~ aluYioncs a ·unmlado. h< n dado oríjen
a una e ·t ·nsa vega i proporcionado cómodo a ·i ·n-
to para lo pu ·blos ~lntanza i , 'nratá, cli.-tant
uno d.· otro legua i media, ha hitados por :-~gricul­
torcs i reducido a !>US propios recurso::>, por no lle-
bar ha ta !los el movimiento vi \'Íficador del co-
mercio. El primero de e tos pueblos tuvo la for-
tuna de po cer un buen Cura en el pre. l>Ítero
Agustín J>nrra, quien a. principios del corriente si-
glo edificó la bella. Iglesia. parroquial, i habiendo
comprado buena. cantidad ele tierras de labor, di·-
puso al morir que ·e n·partiescn por lote peque-
ños entre los vecinos pobres i honrados; resoln-
cion verdaderamente piadosa, que bien ejecutada
desde el principio hahria cam lliado la faz de la
parroquia, de ·terrando la pobreza i remedia1Hlo
el abatimiento de mucho ; mas, por desgracia so-

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DE ALPHA. 407
brevinieron intrigas i enredos forenses, que no re-
primidos a tiempo, han desvirtuado el benéfico le-
gado i convertídolo en fuente de rencillas e in-
justiciás.
La cumbre del páramo Rico se levanta 4,200
metros sobre el nivel del mar, i es una masa me-
talífera de cuarzo micacco reposando sobre rocas
graníticas i coronada por terreno de transicion muí
abundante en mica. Suratá queda DGO metro.
mas abajo, i Matanza 7!.H, encima de un suelo de-
trítico enriquecido con los despojos minerales del
páramo~ allí el carbon, el cuarzo hialino, el oro
de aluvion, constituyen banco , o yacen di emina-
do en los e quislus magne ·íf¡ ro que l. aguas le
han obrcpue to, acarreado por cutre lo plic•"~'U
del paramillo de Botija i del remoto de C.:acllirí,
cuya crestas Jescarnada suben a 4,220 metro
obre el mar. Caminadas dos i media legua al
oriente de uratá, co tcando el riu de La-Baja i
trepando c~rros fragosos, se lle~"~'a a. este primer
asiento de las mina , puesto a 2,'1G0 metros de
altura, entre cerros de rápida faldas, torrentes
ruidosos, montes deva tados, escayacionc , mis"-
ria i desenfrenado· vicios. .Al ver aquellas casas
pajjzas de presurosa construccion, encaramadas
en los riscos donde pudo formar·e pronto un pe-
queño plano para cubrirlo con cañas i palma so-
bre horcones cualesquiera, la modesta Capilla po-
co usada, la carencia de sementeras en los alrede-
dores i el preferente lugar ocupado por las tiendas
de licores i el juego de bolos, e adivinan las cos-
tumbres de una poblaeion compue ta de los reza-
gos de otras comarcas, atraído por la sed de las
ganancias aleatorias que exaltan la cabeza del
minero como la del jugador. l\Iujeres desgreñadas,

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408 PEREGRINACION

de audaz mirada i libres movimientos, niñas con


el rostro marchito por los precozes desórdenes,
hombres i muchachos tirando con desden pesos
fuertes sobre la arena del juego de bolos i atrave-
sando apuestas en un lenguaje desnudo de toda
fórmula decente; i cuando es la noche, riñas, bo-
rracheras i maldiciones ...... tal es el cuadro que
presenta este desdichado pueblo, tan opuesto al
de los lugares agrícolas, en que moran la sobrie-
dad, la quietud i la inocencia, compañeras del
sencillo estanciero. Detestadas sean las riquezas
que así corrompen, i pluguiese a Dios que las en- .
trañas de los cerros negaran el lucro adquirido en
las tinieblas, para que el hombre buscase las co-
modidades de la vida labrando los campos en pre-
sencia del cielo, purificándose al re!tpirar el am-
biente de la mañana, i acordándose de su Creador,
en las solemnes horas del anochecer!
Las minas de La-Baja tuvieron su época flore-
ciente bajo el dominio español, ejecutándose en
ellas grandes trabajos de que toda vía se conser-
van restos, j mereciendo especiales providencias
de fomento dictadas por el Virei Caballero, a me-
diados del siglo pasado. Dejáronlas cegar des-
pues ; pero la fama de los tesoros estraidos de un
soca bon llamado Pie-de-gallo, atrajo en tiempo
de Colombia una compañía inglesa que tomó a su
cargo labrarlas de nuevo. Consumió pródigamen-
te muchos millares de pesos en gastos desordena-
dos i aun ridículos, como fueron la remesa de
carniceros con gran sueldo i de cargamentos de
cabos de madera para las palas i azadones, finali-
zando por abandonar la empresa en manos de otros
especuladores que llevaron las cosas al estremo
contra:rio. Las máqu\n~s se ~baudouaron a la in·

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DE ALPHA. 409
temperie: los trabajos siguieron flojamente i al
acaso: dejóse de remunerar con puntualidad a los
peones, i estos se desquitaron robando los filones
i nidos de oro, uno de los cuales, recientemente
descubierto, se cree que contenía 25,000 pesos de
mineral puro. La empresa, pues, desfallece i ame-
naza ruina en fuerza de su desgobierno, i la nuli-
dad en que ha caido no la deja figurar entre lo
establecimientos productivos. Otro tanto suceue
con el asiento de Vetas, puesto a 3 leguas al S-E.
de La-Baja, en un escalon reducido que hace la
vertiente occidental del páramo San turban, hela-
do por las escarchas de este i por un frio de 12°
centígrado que le proporciona su situncion a
3,378 metros sobre el nivel del mar. Doce ran-
chos p~jizos en torno de una mala iglesia i ü16
habitantes en el pueblo i campos inmediatos, dan
idea de lo que será esta dependencia minera de
La-Baja.
RetrocccHmos a Suratá i seguimos al N. atra-
vesando el rio Peralonso para continuar en de-
manda de la fundacion d~ Cachirí por la vertiente
oriental del paramillo de Botijas, largo estribo
arrojado ácia atras por el ramal de Santurban, que
·se prolonga de S. a N. sin cambiar de rumbo hasta
empatarse con la serranía de Las Jurisdicciones,
ántes de la cual forma el temido páramo de Ca-
chirí. Comienzan por este lado los bosques de ro-
bles, derechos los troncos i limpios como pilarc~,
sosteniendo una bóveda verde-oscura que som-
brea el suelo alfombrado de hojas secas, sin ma-
torrales que jmpidan verlo con todas las sinuo-
sidades de las colinas i laderas: hellos árboles que
alcanzan su completo desarrollo desde que arraigan
a 2,000 metros de altura sobre el mar, i tornan a

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410 PEREORlNACION

perderlo cuando llegan a la rejion de los páramos.


El país cubierto de esquistos arcillosos-talcosos
que nsoman francamente en las eminencias,dejan-
do ver en las profundidades capas de micaesquisto
metamórfico snbyacente, ofrece una muestra clara
del terreno de transicion, primera i única que se
me presentó de esta manera en nuestra cscursion
por las provincias del Norte: de nhí en adelante
desaparece bajú los e trntos de calizas i areniscas
pertenecientes ala formacion carbonífera manifiesta
en las serranías de Esrata.]á i antiago: la frondo-
~idad de la vejetaeion aumenta, i al mismo tiem-
po los torrentes de agua cri. talinas que alegran i
Íl ·rtilizan la tierra; twccn los pn tos nutritivo. al
• batir el bosque, i clonde quiera que el ;1gricultor
hinca el arado, halla remunerado . u trabajo con
abundantes coscehas.
Traspuesto el parnmillo de Botija de cc1~dimos
a las pedrego as riberas del CaclJirí, pasado el
cual e encuentra ]a casa de la fundacion a!iÍ lla-
mnda. Tr inta i cuatro afíos ántcs, por el mcs de
fchrcro, fueron los nlrederlorcs de aquella casa tea-
tro de ;ldn'rsidadcs pnra los granadinos republica-
nos. El Coronel cspafíol Calzada, que dcscle . u
alicla ele narínns, en octubre de 1815, hahia .ufrido
recios contratiempos durante una marcha de <lo
meses por los l !anos ele Casan are i n1 trnves de los
Ande~ hasta llegar a l)amplona, logró rehacerse
en esta cind< di orgauizar un cuerpo de 2,200 hom-
bres, con los cuales t::mprcndió marcha sohre Oca-
ña, pnsanc1o el páramo Sunturban para caer a u-
ratá. Los republican0s, en número de 2,500 re-
clutas, que no tm icron tiempo de disciplinar en
I>iedecucsta el Jcneral B.ovira i el Coronel San-
ta nder, que los mandaban, se dirijieronal encuentro

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DE ALPIIA, 411
de los realistas con la esperanza de desbaratarlos
ántcs de que fueran ausiliados por los espedicio-
narios españoles, dueños dell\Iagdalcna i la Costa.
No esperó Calzada el ataque, sino que levantando
el campo atravesó el páramo de Cacbirí i se situó
en H.amírcz. El jefe O'ranadino, desvanecido con
la derrota de un cuerpo de ohservacion que el ene-
migo habia dejado en 1 páramo, debilitó sus fuer-
zas enviando dcstacnmeiJtos a Pamplona i Cúcuta,
en términos de quedarse con poco mas de mil hom-
bres, cu:mdo las de su contrario acababan de re-
cibir considcrnbl~ aumento: contraman:haro1~ esta ,
i sorprendiendo o Hovira en las casas de Cac.:hirí,
donde vanament int ·ntó defender e apoyado en
el cerro de Botija, lo derrotaron tan de vt:Jra , que
apénus 30 hom brc. r unidos llegaron prófugos a
.:M atanza. "Las conscc.:ucncias de la ¡ érdida du
esta batalla fueron funcstísimns para la . ~neva
Granada. Hnsta.. 'antafé no hahia tropas r lgunas,
i en esta capital o1o c.·istian pequeños cuerpos.
Tampoco tenia el Gobierno fusiles con qué poder
armar nuevos soldados. :Esto, añadido a la pro-
funda imprcsion que hizo en lns Provincias- U nielas
la toma de Cartajena, que se hahia sabido con
certeza poco ántes de aq uelJa época, llenó de cons-
tcrnacion a los republicanos, que ya no vcüm es-
peranza de resi tira lo españoles, o ele salvarse
por la fuga de su bárbaro furor." *
Ahora reinaban el silencio i la paz en aquellos
lugares; i al abrigo de la casa, llena de fardos i
frutos que varios trajineros conduc.:ian a las pro-
vincias del interior, oíamos de boca del canoso
dueño la relacion de' esta catástrofe, presenciada
• .JosÉ MA .'UEL RI:sTJn:ro. Hi toria de la Revolucion
de la Nueva Grauada.

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412 PEREGRINACION

por él, la dispersion desastrosa, i el encarniza-


miento con que fueron perseguidos i alanzeados
los infelizes fujitivos. La tierra granadina recibió
con gratitud la sangre de esto& sus buenos hijos:
desde cntónces se hizo imposible que la tiranía la
hollase por largo tiempo.
En la casa de Cachirí se apartan tres caminos:
uno se dirije a las riberas del rio Escatalá para
continuar en busca de sus cabezeras, costeando las
vertientes occidentales del páramo, cuyos estribos
fragosos corta sucesivamente: otro se abre a mano
izquierda i conduce al sitio de Vagaloma para que-
brar de repente al S. hasta Rionegro i Rucara-
manga por cerros, soledades i asperezas contínuas:
el tercero toma la mano derecha, trepa el páramo
de Cachirí, siguiéndolo por espacio de cinco leguas,
i se une al primero cerca del sitio llamado Carre-
ra; camino desierto, enfadoso, batido por venta-
rrones glaciales que en la estacion de las lluvias
son insoportables, peligrando la vida de los tran-
seuntes i de las recuas. Elejimos el de Eecatalá
para detenninar la hoya de este rio, i desde luego
comenzamos a subir i bajar por cuestas rápidas
los altos estribos cubiertos de robles majestuosos,
claros debajo, entrelazados encima, resonantes con
el eco de nuestras vozes, el ruido multiplicado de
los torrentes i los confusos trinos de innumerables
pájaros nunca espantados por el cazador. Tan
lenta hubo de ser nuestra marcha, sin poderlo
remediar, que al declinar el sol no teniamos an-
dadas mas de tres leguas. La tarde nos sorpren-
dió junto a un ranchito a cuya puerta estaba sen-
tada una mujer en afanosa conversacion con el
mas pequeño de sus hijos acostado en el regazo,
en tanto que los dos mayores corrian por el cés ..

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DEA LPIIA. 413
ped alborotados reprendiendo a un marrano que
les había hurtado l:l mazorca de maíz, destinada
tal vez a su merienda, i brincaba burlándolos con
la presa en el hocico. Nuestra llegada perturbó
aquella escena de paz doméstica: el marrano hu-
yó a gozar del disputado botín : los chicos se am-
pararon de la madre, los ojos dilatados, el pecho
jadeante i las bocas entreabiertas con la espresion
de la risa paralizada al punto que nos vieron apa-
recer en medio de sus juegos. Casa, fogon i agua
de la fuente, era todo lo que la mujer podia pro-
porcionarnos, ofrecido con la mejor voluntad del
mundo, i repetidos perdones que nos pedia por no
tener mas qn dilr· u buen corazon no e acor-
daba de In propia estrechez de recursos ino cuan-
do le impedía ohsequiarnos, no con la mira de re-
cibir paga, pues la rechnzaba, sino por el placer de
la hoepitalidad, virtud tan arraigada en los estan-
cieros pobres, corno vacilante o anulada en lo
gamonales i aristócratas de monterilla.
La falta de pasto para las bestias i aposento para
nosotros nos compelió a caminar media legua ma
adelante hasta la cumbre que l1aman Yarnmal,don-
dc a 2,533 metros de altura hai una sabaneta res-
guardada en torno por el monte. Allí determina-
mos sentar nuestros reales i pasar la noche. Cor-
tamos varas i hojas de palmiche con las cuales fa-
bricamos una barraca para resguardar los instru-
mentos ilibros. Despues cada cual se proporcionó
dos horquetas pequeñas, que clavadas a corta dis-
tancia recibieron una vara, sobre la cual se tendió
el caucho de modo que cubriera el espacio de suelo
necet¡ario para cama del propietario, terminando
con esto la construccion de las casas, que a decir
verdad nos inspiraban mezquina confianza, pues

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414 PEREGRINACION

el inmediato páramo enviaba ráfagas de viento


alarmantes que amenazaban lle\·arse los techos.
Una magnífica hoguera templaba el frio de 10°
con que vino la noche, i los sordos truenos retum-
bando al occidente en la inconmensurable profun-
didad ele la hoya dcl1 [agua lena, nos advertían que
nos halláballlos sobre la rcjion de las tempestades,
pero tambien cercanos a la de los hielos i huraca-
nes cnjendrados en la cima de los Andes. Las nu-
bes pn aban rápidas velándonos las estrellas, cuyo
brillo esplendente solia llcgarr.o por las momen-
táneas roturas del importuno velo: todo ca1laba,
esecpto las chicharra del monte i el follaje de los
árboles sacudidos a intervalo· · i tal e la mnjes-
tnd del ilcncio en estns . erraní. · agrestes cuando
la noche las sumerje n su den a o curidad, que
la voz del hombre se dcprim 1~:~ ·ta el tono bajo
al conversar, cual si por in tinto se respetara el
solemne reposo de la naturaleza. La hora del sue-
ño nos encontró sentados . ohre 1 el- ped a la ro-
jiza luz de la hogu~ra i hablando de nuestra vír-
jen América, tan sola hoi, tan bella, cuya grandf'za
futura bosqueja la imajinacion sin hallarle límites.
Cuatro leguas se andtl\·icron al dia siguiente
para llegar al sitio de La-Carren1, siempre por la
somhra de bosques en que abm dan los l1elechos
arbóreos i las orquídeas d estrmias i perfumadas
:flores. Otro día de marcha nos llevó a la hacienda ·
de Ramírez, fin del territorio de oto i principio
del de Ocaña desde la inmediata cumbre ele Juris-
dicciones. Diónos hospedaj franco el dueño de
la hacienda, Sr. Ignacio Gutiérrez, anciano de 72
años, que 1a fundó i la vivia con su respetable com-
pañera. Ocupan las casas lo tres lados de un cua-
drilongo: a la derecha, la espaciosa cocina i cuar-

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DE ALI'IIA, 41.5
tos para las herramientas i peones que son tratados
patriarcnlmente como miembros de la familia~ a la
iz<luicrda, la bien provista pero poco variada des-
pensa, i los almacenes de grm1o : al frente el cuer-
po principal resguardado por largos corredores, i
compue to de sala. i dormitorio nada ma , grnndes
cual nans de iglesia. La sala recibe luz i buen
golpe uc viento por do ptt rtas frontera~, i en elln,
reco tado a la pared camp ·a del uelo al techo un
labrado altar de la Doloro. n, cnnJaclo de claveles
blancos i rojos, con fl.oronc ·de relum lmmte mica :
- varios cueros sin curtir i montones ele maíz com-
pletaban el ajuar. Jo:l del dormitorio nuncn lo ví,
pu . la noch ln pa nmo · ( n la saln tcncliclos so-
bre el f;:lnto snelo a pr sencia de la Doloro a, que
hubo de dispensarno ta llancl'.a. Diez i seia
años de recio trabajo per onal hahia <'mpleado el
r. Guti ~rrcz en de cuajar ten o hosqucs i fun-
dar aquella cscdente hacienda poblada de gnnado
mayor. Hombre todo do fihr. i huesos, e man-
tenía derecho a pe ar del tiempo, i conservaba to-
davía el pobre i derrotauo traje de pcon con que
arribó a la soledad de los montes domados por el
constante trabajo. Dotúlo l)jos de clnro entendi-
miento para no envanecerse con u actual riqueza,
ni olvidar la l10nrada humildad de su comlicion
anterior; i esta misma filo ofía jcnialle acompa-
ñaba en sus juicios sobre el munuo i los aconteci-
mientos, mirándolos bajo su aspecto positivo. 1\Ic
habló con interes de la reciente provincia de Oca-
iía, que íbamos a visitar, i recuerdo que resumió
sus observaciones en una comparacion no mui dis-
tante de la verdad: "Ocaña, dijo, se me parece a
un m3trimonio de jente moza que ha gastado en
muebles de lujo su corto haber, i sigue contrayen-

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416 PEREGRINACION

do empeños para sostener el aparato, quedándose


vacía la despensa: digo esto, porque veo mucho
tren de empleados, mueha contribucion apurada, i
ningunos caminos, que son la despensa de los
pueblos. Elios aprenderán, añadió, porque no hai
mejor escuela que la de un hombre pobre gober.
nándose a sí mismo."
Tiene la provincia de Soto un área. de 249 le·
guas cuadradas, de ellas 113 desiertas. Los rios
ogamoso i Lebrija le dan fácil acceso al Magda-
lena, contra el cual se recuestan 64 leguas cuadra-
das de tierras inmejorables para cria de ganados
i plantaciones de café, caña, cacao i añil, pero aún
no desmontadas ni utilizadas. El oro, los sombre-
ros jipijapa, el tabaco i el cacao, que reunidos for-
man un valor primitivo de 365,000 pesos en la
produccion anual, son la riqueza esportable de la
provincia i la medida de sus cambios con el es-
tranjero. Como se ve, la agricultura no concurr
sino con dos ramos, pudiendo sumini trnr cinco
mui valiosos en el comercio esterior: ella está en
la infancia, lo mismo que la minería, cuyos rendi-
mientos en el valle aurífero de Bucaramanga i
1iron serian centuplicados si surtieran de abun-
dante agua los lavaderos, lo que obtendrían con
ménos de 30,000 pesos de gasto: no hai espíritu
de asociacion entre los empresarios, iesto los anula.
En las 136 leguas de territorio ocupado viven
54,7 58 individuos, resultando 402 habitantes por
legua cuadrada, o bien, 220 respecto de 1 territo-
rio total ; relacion que manifiesta la causa de ha-
llarse todavía en embrion la agricultura, i aún
por nacer las artes que de ella se derivan; pero
tam bien se infiere a priori que los medios de exis.
tencia deben superabundar. Si para comprobar

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DE ALPHA. 417
esto consultamos las tablas del movimiento de po ..
blacion en 1850, hallamos que en efecto las su-
pervivencias escedieron a la~ defunciones en 957
individuos. Nacieron 1774, es decir, uno por cada
30,8: fallecieron 817, o sea uno por cada 17 habi-
tantes; de manera que la mortalidad eostá con la
fecundidad en la relacion de 1 a 2,5, duplicándose
los casos favorables al aumento de la poblacion.
Que será rápido lo demue tra un solo hecho, i es
que la relacion entre nacidos i muertos varió en el
espacio de un año, aumentando los primeros i
disminuyendo los segundos, * re ultado de lama-
yor suma de comodidades que el trascurso del tiem-
po acumula dia por di a en la provincia.
Hai en ella 11,900 niños en edad de asistir a la
escuela, i reciben este beneficio 525, permane-
ciendo on absoluta ignorancia 11,375. Solo 42
niñas se educan, i hai 5,766 de~de 7 hasta 14 años!
La pluma se resiste a \!ontinuar este análisis
desconsolador. He aquí los frutos de 20 años de
centralismo en un solo ramo, i el que parecia mé-
nos descuidado, de la aclministracion pública. Sin
embargo, esperemos! Las ideas marchan, los pue-
blos se ajitan i piden ya la jestion de sus propios
negocios: las viejas barreras crujen por todas par-
tes, i caerán: ESPERElfOS!

XXXIII
La serrania de Las Jurisdicciones, cuya cumbre
transitada sube a 2,766 metros sobre el nivel del
mar, es una de las subdivisiones irregulares en que
• En 1851 nacieron 1 ,996, i murieron 794, quedando un
resíduo favorable de 1,202, la mayor parte varones. Lapo-
blacion aumentó en razon de 1 por cada 43 1 o sea el 2,37
por 100. 21

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418 PEREGRIN ACION

se fracciona el ramal d Santurban al llegar al nudo


llamado Páramo de Guerrero, comenzando el siste-
ma central de la enauías d6 Oeaña, raro por su
repentinas interrupcione., el trastorno de lo ejes i la
inmersion aparente de los escarpes d utro de una
mn..:a de terreno anómalo, revolcado i e. tóril, que se
f!~ti ·ndo 1 O ]~guas de '. a N. i 5 de E. n o de-
bieron ~cr c.t~ la forma i Gon titucion prim ra del
país que t niamo. a la vista: o l. aguru copiosas
qu hoi , e clc.lizan por 1 Catatumbo estm·'Í ron en
1 jana época rcpre: adas i le. mol' nnron con su m-
bat ' lo reli<•v . d l suelo, r ·mon 'nd lo profunda-
mente; •l acullimi cnto (Itw lrvantó no bao mu-
chos siglos nue tras e :"ta. l :<le la Goajira hasta el
1rolté> de rabá, Inm lió tambi •n la: eúpnla de la
ordill~·¡ a t•n O •aña, i lo (JH ahora v •m o. s n la.
ruim · promincnt •., no tracra<la · 1or el abi ·mo i d s-
fio·urad: s dt :-.pu por la.. corri<'ntes de agua que largo
tiumpo va<·ilaron ·n tome l' ca u ·e~ Hj s. ~\ml>:1. hiJ ó-
tcsi. pu deu :o ·t nerl"e con dato,: jeolójico ; pero lo
cierto ~ quo la 3371 gua' cuadra la~ e mprendida.
en la hoya del atatumbo no . on fí.;ic, mente lo que
fueron al salir del s no de lo. mar'-, i dan a esta
parte de la provincia un arp cto particular, diré me-
jor, . ingular, que la distingue del re. to del territorio.
Lw diez leguas de camino que hai do la cumbre
d La Jurisdicciones a La-Cruz, primer pueblo qno
se encuentra, son de iertas, de~ pr vi ta de pasto i
ba. timcnto , i apéna.s se halla 1:.:'1.1 cual ca. ita donde
reposar en la horas ardorosa d l medio día. Trau-
ít.ase al principio por callejone~ profundo , rápidos i
angostos, i de pu s por entre colina i cs¡)lanadas de
margas arenáceas, interrumpida con barrancas la-
bradas en todo sentido por las agua . Los muros de
estas co1·taduras descubren una ma. a de arenas silí-

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DE ALPIIA. 410
ceas roja~, verde i amarillw, distribuidas en man-
chon cparado por banco verticale de yeso, que
al ~.currir la. llu vías los han tallado en agujas i pór-
ticos a man ra de ruinas tan variadas como pintores-
cas. Brilla la mica dis minada en los filon ,s diago-
nales de cuat·zo granujiento que atraviesan la mar-
o·as, la cuales ruedan a lo bajo formando qui bras i
mes tns desordenada , colina. i montecillos instables
. in caiia'las, sin wjt tac:ion firme, a >ntc'Índo e por es-
calones en p1' 1n ño~ vall s de denudacion perpetua-
m· nt tra. portado ácia el cauce de los rioR; paisaje
monótono, i a p '~ar de . to béllo, pero con la t¿l.tiga-
dora l 11 za tle la d ¡;:olaci n.
El l10mbl'e <:e ha llamado, h nchido de org11llo,
domin:ulor del mundo físico, pn~t<·ndicnd abatirlo
a ~u pié~ , como a un siervo que naJa puede contra
la nnturalcza tlc u ..cfior; pct·o no · a í. D 'mina
la materia, mru no p r imp rio ab. oluto, sino por in-
c·orpom ·ion a lla, por una ... p ci do e lianza ll que
el hombre amolda u alma i . u cuerpo a lo que le
rodea, i la m, teria le obedece despues de haberlo
. ojuzgado en parte. El ha.bit:mte de las Cordillera
cree mu~culo.' o i ríjido como la aristas de los cerros
que se oponen a su libre movimiento: es grave i 1 nto,
porque sus caminos atnwie an precipicios sobre los
ruak;" la carrera le e tá vedada: es taciturno, porque
de. de la infancia encuentra u voz sobrepujada po1·
el ruido bramador de los torrentes, o amedrentada
por l f'olcmne silencio de los de iertos páramos: la
grandeza del teatro le hace audaz i al mismo tiempo
l'eflexivo: domina el espacio, i es dominado por la
cosas: su vida, como el ensuefio de Jacob, es una lu-
cha permanente, de la cual sale victorioso con la
frente bañada en sudor, pero modificado segun lo que
le rodea. El habitante de nuestras llanuras i tierr

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420 PEREGRINACION

cálidas se mueve con facilidad de una parte para


otra: el frio no le acob~rda, i la noche no le retrae
dentro del hogar para resguardarse del punjente hie-
lo ; ántes le llama al camp<> con sus calladas brisas i
con la espléndida iluminacion del cielo: canta i se
hace locuaz para formarse un ruido viviente donde
todo, hasta las aguas, murmm·an apénas; su jenio es
confiado, imprevisivo: su carácter incon tan te: sus
habitudes muelles i perezosas. i I ara qué afanarse,
ni meditar en el día de mañana, cuando los árboles
le brindan i con sobra frutos espontáneos, los rio
le ofrecen facil pesca i la caliente tierra lo abruma
con sus cosechas 'l
Pasemos de las serranías al llano, del clima cálido
al frío : dos horas de marcha nos bas~·m para ,llo
en las provincias d 1 Norte. La co. tumbres son di-
versas, los usos, 1 tJ·aje, el acento di:{¡ rent , otro el
carácter de los moradore i 1 ademan de la perso-
nas: es que la índole de lasco. a. se ha cambiado,
i ha grabado su sello en el hombre flsico i moral:
el pretendido señor no es sino el aliado i socio de la
naturaleza.
Al pisar el suelo de Ocaña, bajando de las alturas
de Pamplona, hai una repentina mutacion de esce-
na, una especie de sorpresa del entendimiento mién-
tras se descarta de las ideas que trae para dar cabida
de súbito a las nuevas. Ll gamos al sitio llamado
Guayabito, es decir, a una pequeña casa de palma
puesta en el reducido plano que forman varios ceiTos
de arena i piedras con raros arbu tos creciendo sin
flores entre amarillentos pajonale . La ca a, la espla-
nada fronteriza i el diáfano ranchito que servía de
cocina, estaban barridas con esmero: ni una yerba,
ni un puño de barro. Las gallinas reposaban a la
~mbra de las malvas : el sol deslumbraba i adorme-

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DE ALPHA. 421
cia. Una mujer, toda coyunturas i goznes flojos, v~·
tida con cami on de zaraza, sueltos los cordones del
traje, arrastrando los alpargates convertidos en chi·
nelas i fumando un tabaco decadente con la candela
entre la boca, alió a recibirnos trayendo en las ma-
nos el comenzado sombrero de cuba.
-Buenos días, patroncita, le dije, a estilo de los
serrano. t Tiene a1gun pollo que nos venda para al-
morzar~
- J , señol! I'cspondió escupiendo el tabaco : lo
ques poyo no hai, porque con el verano están redi·
jío i no rinden; pero si gustan apian:~e veremo quó
daile.
-Bueno tá: con cualquier cosa nos conforma·
l'emo. , pu tencm que guir viaje.
- usted s vienen del reino, segun 1 bestias que
tren. t Pa oude van ~
Ocaña, patrona.
-Ajá! ora. í se puede dir a Ocaña, porque hai
mucha jente, i ha venío una inmundisia de forasteros
a com ·rcial, i se hase buen balanse.
-P~ e lo de inmundicia por la parte que pueda
tocarn s ¿ I el camino e.s tan malo como lo que de-
jamo: atra ~
-0, no señol! De aquí palante no soi laucha,
pero sí es camino muí ameno.
Júzgu~e cuál será la estrañeza del que por prime-
ra vez llegue a Ocaña viniendo de las Cordilleras, i
oiga este lenguaje, repare en el traje, los modales i
la entonacion del habla del pueblo llano. Las habi·
taeion abiertas a todo viento, con esterillas sir-
viendo de muebles: las paredes in el indispensable
titar recargado de arrayan i flores en que el reinoso
coloca devotamente una imájen de la Vírjen, rodeada
de viñetas arrancadas a las piezas de bretaña i jabo-

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422 PERltGRll"ACION

nes de olor, i acompañada por alguna vieja litografía


suficient mente p1·ofana : el aseo d las casitas con-
trasL'lndo con la humedad i desidia do los ranchos do
la tierra fria ; i en suma, la sangre africana mani-
festando aquí su actividad ruido.. a i parlante, allí la
parsimonia i paciencia del indio reconcentrado i al
parecer inerte, pero que ama con t nazidad i aporrea
a su compañera, i él mismo se aporr a !'Ín hablar
palabra cuando lo exaltan lo · z l . : do;- linaj • ·, dos
castas diferenciadas aca o por el oríjen, i fundamen-
talmente diversas por el influJo d l país sobre el
hombr.
La-Cruz, cabeza de un clli trlto que uenta 2,682
habitantes, figura omo parroquia 1 ~ c1 1 O . Há-
llas fundado c.crca d la rilwra iz p1i rd~ d •1 río
Gua 'ahal quema ndclant llam·m AlgoJoual, de -
pue Carat i al fin Catatum bo, e n uyo omhr a
1 dero ·o al lago d Maracaibo, i ·upa la (dr midad
. de un lindo van de aluvion a 1,405 m ·tro ' de
altura sobre el mar, gozando de ~uav tempt~ratura,
señalada n el t •rmómctro ·en tí rado con 21°, tér-
mino medio. El di trito e: rico en ganad('ría, mere-
i ndo la fama de helio. lo: potro· (lu l'al u d :u
dehe as. En su calidad d ¡meblo g: 11nd ro adelanta
con 1 ntituJ re:p ·to a lo mntt"rial, pero al cabo ade-
lanta, i n la tr . · bien r ·jidn · uda on que se
honra, ti en los jérmcn d ·u m jora v nidera. La
alubridad del clima tá demo~trada en el movi-
miento de 1)oblacion durante el año d ~ 1850: na-
cieron 122 individuo o uno por cada 21 habitan-
tes, i mtnieron 2 7, qu corresp nd n a uno por cada
99, 3. La moralidad la e. J>re"an tre. cifms obrado
significativa : hai 742 individuo ca~a los, i 020 80l-
tet·os: en l trMrur ·o del año ~o1o hubo dos delin-
cuentes por malvcrsacion de d }lÓ ito. t Qué seria e te

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424 PERRGRINACION 1
2'74 años de olvido, durante los cuales permaneció \
poco ménos que estacionaria. Tiene la ciudad cinco
templos entre capillas e iglesias, i otro mas en cons-
l
truccion, al paso que carcoo de ho pitnl i de casas
adecuadas para escuelas públicas. Su poblanion llega
próximamente a 4,000 habi~'l.ntes, puesto que el clis-
¡
trito cuenta en sus reducido términos 5,046. Las
calles irregulares, mal empedradas, i a trecho~ con
acera enladrilladas segun la voluntad de lo dueños
de ca as. Esta son por lo jeneral bajas, de construc-
cion a la española, con palurda ven~'l.nas saliente
sobre pilastras o relieve a propó ito para romperse
la cabeza : el menaje sencillo i mod to : el aseo es-
tremado. Las razas blan a i africana i la ca ta inror-
m di a componen la poblacion, habiéndo · ·onfun-
dido con ellas i de aparecido el tipo indíje11a del
cual a oman alguno re to. en lo. pu ·blo de la ::c-
rranín , donde predomina la familia europea. La
ruana, e. te unm rme nacional a vez · limpio i ele-
O"ante, a v z s ruin, peRatlo i encubridor d mala
·osa , ha perdido en Ocaña u carta d llatmaleza:
el traje del jornalero se reduce a pantalon i ami. a,
i sobre l bautismo un ombrm·o ra.pon m nd i des-
guarnido como alió de manos d la tejedora. Taro-
bien la. mujerc han de echado la mantellina usti-
tuyóndole un largo r tazo J.e zaraza oscura con pin-
tas blanca.~ en que se envuelven, dejando lib1·e la
rab zapara cargar e ella la tinaja d agua, el ca-
uasto de come tibies i hasta la bot lla vacía. que
mautien n equilibrada, sinembargo de caminar tijeras,
batiendo el suelo con las desairadas chinelas, pues
jamas u calcañar ha sufrido la pri ion del c:llzado
propiamente dicho. Toda son entre í comadre ; i
F-i dos de ellas se encuentran en sus idas i vertida ,
detienen, traban una e pecie de conversacio gu-

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DB ALPHA.. 42ó
tural indescifrable a causa de llevar tabacos con la
eandela dentro de la boca, i jesticulan como telégrafos,
no cw·ándo e del mueble puesto en la cabeza, quepa-
rece arraigado allí, segun se menea con la persona sin
trastornarse ni perder su precario asiento. Cuando
por casualidad no llevan tabaco, el hablar es rápido,
la voz un tanto nasal, i la pronunciacion incorrecta
por suprimir la. s, tan silbada en las Cordilleras, i por
el trueque de letras peculiar a los moradores del lito-
ral; accidentes al parecer triviales, pero que en rea-
lidad indican una modificacion profunda en el orga-
nismo por virtud del clima : los dialectos son fuertes
i comprimidos en los países frios, abiertos i morosos
dond ~ la atmó ~ ra caliente; así como el cabello
es n ·gro bajo los trópicos, i de ellos para 1 polos
sombrea con guedejas rubias las rosadas frent de
otra raz, ménos impetuosa pero mas pensadora.
La damru de Ocaña I!!Íempre tuvieron fama de
bcll· · i en r alidad lo son a la par de amabl<• in-
telijt'nt<:! . Viven con mucho recojimiento, dejándose
· ver pocas v zes en la ventana o en las call ::s, i nunc
en reuniones numerosas, porque la vanidad de clasi-
ficH. ·ion . , todavía mas exajeradas que las de Picde-
cucsta, las mantiene divididas en categorías tan ridí-
culas como formalmente sostenidas. U na señora de
primera no w iste a los bailes de la de segunda: las
de tercera no pueden subir de su escalon, i se cr mian
dcgrad.<ldas mezclándose con las de cuarta. ¡ Cwioso
fenómeno! La factoría de tabaco suministró aquí tam-
bien su clasificaciones a la sociedad, i es lástima que
no las hubieran adoptado por entero, estableciendo
divi ion s j néricas de señoras en plancha i señor~
en and~tllo. Con singular resignacion evanjélica ha-
blan de aquellru clases, i cada cual acepta la que le
han dado; pero aún es mas singular que los jefes de

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426 PEREGRINACION

estas familias estén enrolados en la Sociedad demo·


crática de Ocaña, donde hacen prof(>Sioncs de fe I'C-
publicana con los manoseados aditamento de igual-
dad i fratemidad, i in cm bargo se abstengan de dar
muestra:~ prácticas do la inceridad d su cr do p<r
lítico, d ·. t.ruycndo, como les seria tacil, c. as di tin-
cioncs peregrinas que eparan su banio, u calle, su
casas d las d ma . omune son las virtudc i buen
comportamiento a todas la familiru:, comun .~ la ul-
tura en los modaleR i el amor al .,uelo nativo: no obs;-
tantR., la division permanece, i el e trañamicnto recí-
proco manti ne comprimido 1jenio so ·iable de las
ocañera ·, pc~ando s br b iudad un crto il,ncio w

que por lo inesperado sorp1·cnde al for~\."t 'ro.

""XlV

Corria •1 me

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DE ALPIIA. 42'7
La " Cruz-de-mayo" se f1..>steja en el barrio llamado
La Playa, situado al pié de la ciudad i orillas del
mod to l'Ío qu 11 va el pompo o nombre de Grande.
Desde 1n ocho d la no ·he comienzan a dil·ijirse allá #

lo curio:·o del barrio alto ; ello. en el trajo ·omun o


democratizados cou la t le~·antc ruana, i cilas de pa-
ñolon i . nmbr •rito jipijapa, no faltando cierto. gru-
pos de c:u·ita · fre. ca. i alegre._, cu~todiada por hom-
bres v •e tid con hngo soLr •todu.· ueO'ros ajustado
al tall , 1 n In · perfumada cabezas bol'lado. som-
brero d< nacuma o fit.-.Jtro: estos ·iudndnno · no lle-
van e rha a . ino collarín partido en do zona:;, blanca
i negra. Lo. golpe. a e mpa. ado. dd , onoro tambo-
ril auunci; u de. de léjo · dóudc •. tá l hailu: (.:oufor-
m ~ baja 1a. j nte anm ·nta < 11 l. <·all• i en 1 ~
tienda d · yantar i por último • d · ~.:uhr · un r ·mo-
lino d<· . 111 hr ro:; frC'Jlt • a uuL 1JlWr1 a d • <·all• que
arroja -.obtc a•1u ·1 núcl central el ·lo. pa. cant .· co-
pio. a lnz emanad. de l· ,. ·la de. ·bo qu alum-
bran la sula, la cual no grande 11i JHl •d · . erlo, por
uanto ·1 h. ile 11ei t<'ll'<: a la cuarta clase. J;.n 1
local prc~ide un alt.arito ll<>no le flor<.:; i oeupad.o pm·
tres ernze · qu' .·, l roem an fabl'icar prin oro :nncnt ,
como condt·ue al pretc to d' la funcion, agru1 ando
a u r ·ledor toda la iluminacion. En tomo de la
ala reina contra la· hlanqut•ntla. pareut;s una fila d'
asiento: af0nado n ·umo, i <.·nciJna d ello. la por-
cion c. pe ·t. dora o . ca milicia d re::;erva en l baile. :
el e pacio d •1 medio lo lk11a la mi!i ·ia activa con-
gregada i movida por 1 tnm oril, . dior ab¡.:o]uto de
los cladnetcs que a rnt . ., le aeompnüan pc1fedamcntc
desacm 1ado. . Lo bailadorc fuu ·iouau en manga.
de cami. a, o n chaquetillas hjcras: la. jón. n
sencillamente ve. tida.·, in otr, atlorno que un e~me­
rado aseo, ni mas galas que la risa en los labics, ln

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DE ALPHA 429
Daban las siete de la noche cuando a omó por un
tremo de la calle principal una cruz de papel ilu-
minada por dentro, acompañándola multitud de fa-
rol , tambi n de papel, levantado al e tremo de
vara. que concluían abnjo con un muchacho mui se-
rio, pero mar ·hando a discreciou, d donde r Sl.lltaba
el inquieto Rubir i bajar de la. luzes enternm nte sa-
ti factori para lo. porüHlorc~. Detras s guia un an-
damio grande ·o u la e -tatua del 1 azar no agobiada
Lajo 1 p •. de la cruz, uy ' tr ·mo pareeia ·o tene
un Cirin o de fisonomía honrada, bien que raquítico
i sobrado nclcnque para el oficio : dos fi ro· judiazo ,
con largo bigotes, gorro.~ grieg s, l •vitas de jénero ra-
yado, pantalon el· manta 1 bota m dernn·, upaban
la U! lera flt•l anda niu 11 nditud de }¡a],lar alpueLlo,
j ti ulando como no lo 1.1:aban lo romano : Je. pue
l to, un par d ·l:n·in •t ·s i un par de cantor
an ·xo. . A po o rato . , ' m:mi~ . taron por el .. trem
contrario de la calle otra cruz i faroleE> de pap ·1 com
lo. ant ri r . ' i n~vada. •n nnda una. bella tatua de
la Dol r . a, ricamente v stida, sentada al pié d la
cruz i cont mplando e n angustio o rostro lo ins-
trum nto. de la cruzifixion ; imájen espresiva, noble i
apropiada para rcpre cn.tnr l iumenso dolor de una
fadre que ha prc · .nciado las torturas c. piatorins del
Hijo. P ro como e: co a cierta que todo ímbolo -
piritual, todo pen. amiento elevado se pierde i deje-
ncra bajo el influjo de un culto materiali ta, sucedió
jeron i han permanecido aquí en toda la integridad de sus
fune&tos errores, miéntr3s que en Europa el clero iluatrado
subordina hoi el aparato de las formas materiales a la ense-
ñanza de las doctrinas espiritualistas i sociales del Evan-
jelio. Nuestro clero permanece inmóvil en el siglo XV, in-
sensible a la marcha de los sucesos, i como csponiéndose,
inerte i dormido, a que las ruedas de nuestra revolucion mo-
ral i social le pasen por encima, pues lo encontrarán atrue-
sado en el camino ; i las revoluciones no hacen alto jama •

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430 PEREORINACION

que junto n la hermo~a imújen acertaron a poner dos


figurilla ele muj r' labrada_ en ángulo agudos, fri,
i distraída., in embar~o de (luo tenían u ·lauto a San
Juan, qu en. i le mctin lns manos en la cara, amos-
tazado in duda por . u culpable inditcr ncia, do Jo
cual uo RC mostmbnn ellas ~a.bcdora ni entendidas :
una música fúnebre i fnnr. tn. cerraba ]a mnreha. En-
contrárolt · la· do. 1 roePc:;inn(' frent a ln eapilla de
Torcoroma, i pararon h: ciéndo. e rever n ·ia la cru-
zes de papel, a ·üunc t t lo mi~mo qu '<m Fran-
cisco i Jauto Doming- 1 n~cino. do T"ogotá, hacen l
ademan de cmbcsti1. ·' p >r eort ía en pl na call ,
cuaudo lo~ sacan a fi ·tn , llt•vando el uno el tan-
darte <1 • la brpli ·ic·i n c•n . ciial <h' hen ,·olencia i el
>tro <·incu ·1üa p (1. fu rt dt utro d · Ja mar1rrn, n
d('mwrra ion l . 'l'Íiti a p1 breza. · u ., la d
nw a c>nfr • lt u• un ¡nilpi1 o ]pvant:t l1 •u la e ·quina
ele la 1•, 11 , i pr ·via la fu 'nn d lo fitrol · en c:u •rpo
d familia , nbió nn pr li ·ador qu ·, pr ,v:di lo de ha-
hlar sin réplica, ·" <•cid> a eompnr: r mncarrónicn-
mcntc e] dolor de María r.on d di luvio ~miversal!
Por lo m 'nos la orijinn1i ln<l d la comparncion nadie
podrá di~putúrs la.
- ' Por qné tú. tan ri. ti' b V Íl:jeu, mama? pre-
guntó con ahinco un ·lti1plÍto, i nl punto aquó mi
lápiz para. r cojcr la rcQl ne. ta, cp1e dcuia <'onten r lns
nocion . de aquella muj -·r ac rca <ld ublime drama
de la Red('ncion.
- " Porqu . u hijo murió, nifio.
- " I por qué murió ?
-"Por noRotros, que dizque éramo mui feos co-
mo los judíos, i escupiamos a los domas ! "
I el niño se dió por snti fecho, quedando sembrado
en su corazon el odio a lo judíos, primer semilla de
intolerancia que otras manos, interesadas en hacerla

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DB ALPIIÁ

jerminar, cultivarán con esm~o. ¡ Cuán cierto es que


una madre ignorante enturbia con errores perdurables
las puras fuentes de la intelijencia i el amor de l01
niños!
Nombré ántes la capilla de Torcoroma, i es preci-
.. o decir quién la ocupa, por ser una de las glorias
local S de Ocaña. su~dió una vez, i no hai que pre-
guntar cuándo, pues ya se abe que estas cosas suce-
dían iemprt en el iglo p ado, qu cierto campesino
morador d las serranías al ur de la capital, e puso
a derribar un árbol grande inmediato al arroyo nom-
brado Torcoroma, tributario del rio 'an Alberto. Ca-
yó l tronco, i al dividirlo saltó la corteza mostrando
en su parte interior la imájen de María en medio r -
lieve : llabri •go quedé absorto, i m cuando
perro JU le acompañaba tomó a u cargo conven-
·erlo de qu • aquella ra la Vhj ·n r al i v rdader -
mente aparecida, lo cual no le fué dificil, i en conse-
cuencia la ll vó a Ocaiia, pregonando el mara villoeo
aconte ·imi nto. llubo milagros, oomo era regular, i
hubo tambien quien ediicara una capilla para
ion de Ja nu va Vírjen. que por el lugar en que se
manife tó la llamaron" uestra Señora de Torcoro-:
ma," o '' Mi iá Torcoroma," como dicen en abrevia-
tura los cam inos i jente llana. Entre los prodijios
que obra el ta imájen para demostrar su oríjen divino,
se cita jeneralmente el de hacer brotar manantiales
de agua vi va donde quiera que se siembre un poco de
la que mana la fuente de su nombre. En parte nin-
guna la vimos, salvo en el paraje llamado Batatal,
camino de Ocaña para antander, donde habían Bfm-
brado agua con la debida solemnidad, hacia cinco
meses, pero aun no daba señales de venir. Obtenido el
beneplácito del Capellan, fuimos mi compañero i yo
a que nos mostrara la Vírjen privadamente. Hízolo

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432 PEREGRINAOION

con muchas ceremonias, toballa sobre los hombro ,


rezo continuo i velas encendidas, notificándonos que
al bajarla de la especie de tabernáculo en que la te-
nían oculta entre joyas i velos, habíamos de recibirla
puestos de rodillas. Es un pedazo de corteza, grande
como la mano, engastado en plata, con el itnperfectí-
simo relieve de una figura en hábito talar, i las ma-
nos juntas sobre el pecho, como pintan la Vírjen de
la Concepcion : no tiene facciones, i el oficio d bra-
zos lo hacen dos filamentos que me parecieron talla-
dos con instrumento cortante. Ello es que ha bi ndo
venido del Cielo, no da mui buena idea del c. tado en
que la escultura se halla en el otro mundo ; aunque
tambien es verdad que no todos la ven del mi momo-
do, dependiendo esto de causas sobrenatural s.
En la plaza denominada de la Gran Convencion,
xiste una pequeña igle ia que perteneció a los frai-
les franciscanos,.cuyo convento se estaba reedificando
para. Colejio provincial. La iglesia, pequen a i pob1•e
en su construccion i adornos, no mereceria un re-
cuerdo especial, si no hubiera sido el lugar en que
vinieron a desenla.zarse los multiplicados e infausto
sucesos que desde 1826, i con motivo de la Oonstitu-
cion boliviana, que Bolívar llamaba "au delirio lejis-
lativo," empezaron a conmover el cuerpo colosal de
Colombia con los síntomas de su próxima di'SOlucion.
Páez en Venezuela babia promovido la formacion de
un Estado independiente, despues de haber convidado
al Libertador a que ciñera una corona que aquel re-
chazó con menosprecio. La N ueva Granada hervía
en actas i pronunciamientos militares contra la vijente
Constitucion de 1821, a la cual no sabían qué usti-
tuir. Quito pedia unas vezes la Dictadura provi oria,
otras la convocatoria de una Convencion colombiana,
en lo que estaban de acuerdo la mayor parte de la

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DE ALPHA 433
municipalidade , i era la única salida de ese laberinto
de contradicciones i de aci rtos. Bolívar tenia una
opinion decidida, formulada per ntoriam ntc n la
carta qu dit·ijió a l">áez desde Lima el 8 de ago:to:
« Y o ele earia ¡u e con algunas lij •rru~ modificacion
'' se acomod:ua l Código boliviano a Estado. peque-
« ño. enelavado. en una vru ta Coutederacion, apli-
« cando la parte que p rt 'nece al ~j ·ntim, al Go-
« bi rno jen<'ral, i el poder J, •toral a )o:o; K..;tado
« particular s.» El pe. o de ,, ta opil.ion i el calor e n
¡ue la sostuvo u autO!', infiuy ·r -n de una maner:
ftm ~ ta n lo. po. terior •. uce ·o. d ' Ü<'aña. J>or· fin
d Congr' l'étmido el año d' 182 7 spidió la lei d
3 de ago:to ·onvocando una Conv ·n ·ion on~titu­
yeutc, qu d ·hia in tnlars en a1¡11 ·lla iud:Hl ('l 2 1•
ma:o d • 1 R-8, lo que• .·e v •riticó 1 9 <l • ab1·il n mP-
dio le mil bo1Ta ·~ i alt r acion , con la con ·nrr n-
eia de 64 Diputado. de lo 1 8 que C'orrc.'pondian a
la R 'PÚblica, i bajo la pre ·idencia d 1ínterrro patri -
ta. Franei eo oto elijiendo para lugar de . u, s sio-
n la p qucña igl ~ ia de San Frau ·i:·co. La di cor-
dia e introdujo en aquella orpora ·i( n qu (l<'hia al-
vara Colombia, id' ella salió a ~wmbrar animosi,la-
des por toda. la Uepública, cu. a ., pcranza clo ¡;alud
1uedó perdida. Diezinu ·v • Diputado. bolivianos de-
miaron n junio, huyendo de la Convcncion . o pro-
te to de que la mayoría lo primia i no ~e hallaban
dispuesto a sancionar con ·u pr encía "la obra. de ~
las pasiones," calificando ru í un pr yecto de Consti-
tucion casi-federal que se discutía con aplau. o de los
santanderistas. Poco de pue abandonó el pue to
otro Diputado, permaneciendo solamente 54, número
insuficiente para continuar la s iones, pues siendo
1 total de Diputados 108, se requería la pre encía
de 55 por lo ménos, para formar Asamblea. Di ol-
28

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434 PEREGRINACION

vi6se la Convencion: advino la Dictadm-a ..•. ¿Cómo


era posibl que continuara la exL tcncia de Colombia?
La yerba cr cía en lo. escalones de la modesta igle-
fjia: pi. nclo veintidos años atra por los h mbre el
1 1 O. El ruido de lo ardiente debates en u pug-
naban e léricn la. iu as ci\'Íle i Jas ideas militm·e ·,
había 1m ado 'mcjantc a una ráfaga de huracau al
trav d las s lva ; qu daba la voz pau ada i grave
del sacerdote elt'brando mi~a todas lns mañanag, con
la. mi.·ma palabra. i n el mi mo tono que e ·to su-
cedía ~iglo atl'¿l · d sde la reccion del templo, i con-
tinuará suc <li(•ndo miéntras . nbsi. ta la <·a,a de la
racion. Lo. hum brc. , las nacion s pa. :m ·omo ~om-
1 ra:-s d •}ante u Dio. : la relijion , igu ~ . u cm. o im-
1 rturhabl • Lo! a pct· hora, :i~rlo por l'Íf'lo, como un
1·cl•~i 1u • marea la dura ·ion d •1 nnmdo.
o hni n ·aña mercado , ·manal, a difcr ·ncia
de la· otra. pr \'Ínc·ia: el ·1 l r ort , qne manti •n ·n ·ta
loabl costumbr , útil para lo. ·on. umidor • que ad-
<tuÍl•r n <.1 prim •ra mano i en buen ·tado Sll.' co-
t 1e~tibl ',ven tajo. a pura lo. pueblo., porqu' lo: pone
n conRtaut trato i comtmiea<"i n de id a int re-
.·eg, <T ando afecto que tiend n a honar la:-~ antipa-
tíns luJar ña:, i lwnéfi a pam la imln. tria domé ti-
ra, cuyo. ad lantos corren parejas con lo. de la so-
ci dad nt ra, por el contacto inmediato i ft·c·cuente
(!e lo. compmdore i Jo¡;; productor , , de donde nac
<'l conocimi nto que c. to adquieren de la n 'ce. ida-
des de aqu lloR, i n p1·c. tcza en ocurrir a ~a ti. fac r-
b. con nuevos 1wot1ucto~, o con la nwjm·a d lo. aeo.-
t ·tmbraclos. La falta de meren do e un mal que pid
n:mcdio ; i tal vez 11adie podrá propot·cionarlo con
mayor eficazia que 1 actual obcrnador, Doctor A.
N úñez, a quien la ciudad c. deudo m <le notable a<le-
lantos en lo material, i de un li onjero prospecto para

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DE AU'llA. 435
la insb·uccion pública, por la mejora de las scuclas i
la próxima apertura de los colejio. de jóvenes i ño-
ritas en locale propio ca ·i ya tcrmiHado...

J. X . /'"V

halla to-

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436 PER.EGRINACION

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DE ALPIIA. 437
cua(lradn, o lo

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438 PEREGRINACION

-No voi, sefior, porque ya no está como en otro


tiempo. Ahora hai mucha jente vocabularia que no
piensa ino en hacer daño a la relijion, como dicen
que lo han he ho en Bogotá.
-De véras? yo no he abi<lo nada.
-Sí cñor, dijo la patrona con aire dcspre iativo:
sí han hecho. Diz uc han quitado la. procesiones
para no v r a Dios n la call , i van a quita1· lo cu-
ras, i van a poner una l i para que lo hombre.c; pue-
dan mudm· d mujer ada cin o nño ·. (Aludia a la
proy tacla l i d matrimonio civil!)
- ¡ opla ! Quién le ha contado e;-o ~
-l'mní.? Aunque tma viva por acá sembrando
1·eptiles i cuidando stu animalitos, u na abe lo que
p~ a en este ' obicrno 1u hai ora. Pcr m jor c. no
hablar.
1 com para jncli arme la fuente de donde habia
tomado tan stupen la noticias, , o apartó i ·on la
punta de la. mant lHna ptko · a limpiar tm papel
manu rito pegado en la puet-ta del aposento. Le-
nmtéme i 1•í : ·
ORACJO~ CO~TRA LA PESTE.
J esus Marfa i jo ·é livranos del mal amen
ten piedad de Nosotros por bucstra madre
María i José livranos del mal coJera mosbo
esto scnifica la orasion que ase el eñor
en la Cruz en que pedia perdou a sus
enemigos.
por ñor Jo é Casariego sacristan de O caña.
Tate ! dije para mí : aquí e tá la fuente, i no podia
ser otra. Cada cual defiende sus aprovechamientos
·c on las armas que le vienen a la mano.
-Mui bonita oracion, patrona : i cuánto le costó ~
-Lo ques costarme ...... mi compadre me la
trujo, i por mor de ella no ha venido esa enfermedad
por acá.

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DE ALPHA. 439
Tu e la d sgracia de reírme al copiar el papel
uando llegué a lo del eñor pidiendo perdon a sus
enemigos, i no fuó m ne:ter ma para que la patrona
, e pu. i ra de mal talant i cortara nue tro in 'tructi-
vo diáloo·o. Con todo eso, ba tan te dan de í, para el
hombre reflexivo, la palabras de aquella buena mu-
j r, anota la fi 1m nte lu go que tomamos nuc tras
cabalgadura i ·1 camino, continuan lo la jornala.
Aspasica, llam· do « anta Catharina de E pací-
ca» en 1ma Guia l ~1 V ir inato impr . a el año d~
1794, tiene poeo ma. de veinte cana cubierta. d'
palma, i una igle ·ia nn ·va i n illa por f¿tlh d, m ,-
dio 1 ara ·harla a penl •r on 1 . ad01·no aco. tm -
brados. E:üí ~ituacla n la estr cha fhlJa d tUl ·en o
a 1,500 mctl'u J.e ultum . obre 1 mar i'uzawlo e
temp ram nto fre. i . ano, i es calwr.a de un di:trit
I arroquinl <·n que e numeran 1,317 habi ant '. blm-
co. i m stiz de indio. En . u oríjcn fué pueblo de
lo Motilou, , tribu num rosa ·uyo.' l't to p 'l"co·ui-
do!'\ . han refujiado en l d(~ ·ierto. d •1 • '<•r<·a d('l
tortuo o Catatumbo. Los el, m nt no han conclui-
do nA. 1, ·ica con t do. lo árb 1 . , como al red dor
de Ocaña, ni ha. p nlido el suelo la eapa ·ejetal que
manti ne frescas i lozanas las sementera · · pero con
el ti ·mpo i el continuado cultivo habrá de empobre-
cer. e ha ta lo sumo, porqu d bajo d ,1 mantillo estA
la tormacion margosa cargada de arena cuarzífer, .·
que hace tan ingrato el centro de la provincia.
Poco mas de dos legua , casi al N, queda La Pal-
ma, rudimento de pueblo con 18 ranchos i una io·lc-
. ia mi erabilísima, de cuyo pequeño alto ano habían
tomado po ion lon cm·uos, poniéndolo como deja
considerar e. El ÜUl'a es un anciano inválido i acha-
coso que ni puede ya servir la parroquia, ni esta le
da medios para tomar ayudante. Cerca de 1,400 fe-

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440 PEREGRINACION

• O como nos dijo una notabilidad femenin:l del lugar,


cóngula suste1tiativa !

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DE ALPIIA. 441

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442 PEREGRINAClON

temblaban los labios al ref~rirla.-¿ N o son nuestros


prójimos, señor~ me preguntaba i Por qué tratarlos
así ~ Ellos se han vengado arrasando la e. tancias, i
ya no salen a nu tras tierras .-ino como enemigos a
l'Obar i rnatar.•-I llstedes les harán guena como a
forajido , le repliquó, cuando no son ino agt·aviados,
despojados de u patrimoni , n e inado a traicion.
Lo que se debe sentir e qu ean tan poco i no ten-
O'an un jefe que supiera reinstalar! n lru ti nas de
su· mayore , barrí ndo cuanto hallara por delante,
in piedad ni perdon para nadie.
Diez legu al N. d La-Palma, i en la grandes
V gas ribe1·eñas del rfarra, e hallan los 1' 'ÍOS d un
vecindario llamado Pr ·itl nt , e mpu to u indio.
fotilone r ducido., a qui ncs afiijió en afio P• ,ados
la epidemia d la vh·u la, d qu murió lama ·or
part , quedando en el lugar una la familia. 1rio,
que desde u oríj •u ha lleva lo la· dir ccion ,· al
llegar a te punt quiebra. de pr nto para l Occi-
d nte, i se pie1·de cay ndo d recho al atatumbo, cer-
ca del boqueron donde rompe a e ~re n un ramal de
la cor·dill ra i igue irupetuo. o al Norte ; rara infie-
.·ion que contraría la lei jen ral del cm ,o d lo rios i
tien su causa n la coufiguracion semicircular del
ramal de" Los arrepentid ,"el cual cierra el 1)a o a
todos los rios e ntrales de Ocaña i únicamente cedió
al empuje del Catatumbo. La re istcncia d bió
ser fuerte i prolongada, i ántcs de er vencida es
probable que las aguas r presada hu1icsen imm-
dado el centro de la provincia, do donde procede la
constitucion física de aquella seccion margo a, revol-
cada i atormentada de una manera orprendente, ha-
biendo quedado sin formas regulares todos los estribos
i valles que dependen de los dos ramales occidental i
oriental, dentro de los cuales está comprendida lamen-

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DE ALPliA. 443
ciona.Ja comarca. Tan estraordinariaes la inflexion (!~!
Tarra, que ánte d' haberse determinado su hoya . ·~
creyó que continuaba corrí ndo al N; i al encont.l'ar en
e ta línea tul río caudalo o tributario el l Catatumbo,
junto a la frontera venezolana, lo llamaron Tarra, sien-
do en r 'alicla l 'l Tibú, orijina lo al re.paldo del ramal
de "Los Arr pcntido ." En e:to paraj s faltan ya re-
Ctu'SO para guir e plorando lo interior el 1 paí.· :u
hai babitant . : no hai una nda . iquicra: la he tías
feroze o la. fi ·ha cnvcn nada del fotilon I uedcn
hallar e a cada pa. o, pr~.:. entando un combate harto
1 cligr so para el el S} revenido esplorador, o la mu r-
te súbita i !:' gura ,u viada por una mano invi. ihle.
I gre ·am a Ocaña dejando a mano d 'r el a l.
alcl .a de • an 1ali to, · ·r<·a de La-Palm , j dt ' lHl
de un hr v de ·can·o .mpr ndimos viaje ácia los
pu blo situa los a la izquicr la del atatmnbo.
A la iume liacion s de la capital quedan Buena-
vista, 1 u ,blo-nue\·o i Río-de-oro, ntro el li h·ito~
parr r1uiale , que reun'n 2,:342 habitant , i na la
ofrec •n para de cripciou particular. Lo8 dos prime-
ros e.:táu encaramados Robre el filo de do e tribos
que bajan del ramal occicl ntal, a 1 ,ü 17 m tro do
altma, i . on la morada de agricultores bhmcos; j nte
buena i ncilla, para quien no hai otro a unto pü-
blico r¡ue oir la mi, a, ni grandeza tenenal que supe-
re a la de O ·aña. Ocupa el wrccro una depresion cir-
cundada. de cerros in árbolc ni verdUl'a, i r gada
por el riachuelo de u nombre: c. sup rior a sus li-
mítrofes en a eo i edificio , i participa del privilejio de
la capital en cuanto a la belleza do las mujeres, t(!-
nienJ.o la honl'a de contar mayor número de niños
en escuela que cualquiera de los demas di tiitos, e -
cepto La-Cruz ; pero comete la injusticia de no edu-
car una sola niña, confundiéndose en esto con los

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444 PEREGRINACION

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DE ALPJIA. 445

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446 PEREGRINACJON

andar de las mujeres, i la enormidad de fumar taba-


co al rev con la candela metida en la boca: con-
t!·a tan la pobreza de las jente i la profusa fCitilidad
de la tierra, ofreciéndoles en vano . u fecundo seno,
sus palma. de nacuma i marfil vejeta], ~u muestras
YiO"oro. a. de café i cana dulce i todo lo elemento
_e . prosperidad, eomo . i la naturaleza hubi ra forma-
do >] propó. ito de no d(•ja1· al hombre •1 menor pre-
·sto de disculpa por . n mnle~tar. El ejemplo de
o~ra raz,'l. intelijente, p1· vi. ora i laborio:~a les hace
ü lta.
D :-~pues de Convcntion, siempre al S-0, halla
·l Cánncn, bello pueblo con casa. de teja, igl sia
<lecente i moradore blanco , trab~1jadores i de buen
ta lant , ·onuagrados a la agl'icultura, d que ofrecen
ventajoF\ns mu . . tra~ 1 ampos vecino uoierto. ele
caña,·erales i sement ·ra bi n cuidada . Tanto })Or
·to como por el n eo d la. calle., qu llevan n 1
1 r ]ir el 'U acequia <1 aO"ua, i por ·l • i ·1 g nto
Y' ·6r 1 la muj ·r , , o ·upa e.'t pu\!bl 1prim<;r lu-
g. r entre la cab za. d lidrit . u do · ·cu la de
niños i niña pu d n rvir de model , i dan ~cclente
i lea d ·1 r 'jim n pnrr qnial i del patrioti:mo d •l Ca-
l ildo. El a:ieut d •1 'ármen uun m01 ta ceñida
al Oricnt por la copio.:~ quebrada d · . u nom b1· , i al
Oc id •nte murada por un ccl'l'o v tido de árboles
f!'Ondo 'O. ·uidado ::un nte conservado , que contri-
huyen a t<'mplar el calol' de 24° centíi'Trados, i a em-
hellec •r 1 pai aj , . obr toda pondera ·i n, I intoresco
i aleo-re. Retrocediendo tres leo·ua para el S. se avis-
tan juntos Brotaró i a u Antonio, u do. cerros di vi-
ido · por una proftmda quebrada, i mas adelante
Loma-dc-inclíjcnas, emillero de donde ha salido toda
b poblacion blanca i agricultora de la provincia,
pueblo tan aseado i laborío ~ como el Cármcn, de

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DE ALPHA. 447
lindas muchachas i vecinos honrados i hospitala1·ios.
Tienen por Cura un hombre ilustrado, benévolo i pa-
triota, que no olo cuida con amor su iglesia i ce-
menterio, ino atiendo a la composicion de los cami-
nos vecinales, vijilándola en persona i dirijiéndola
con acierto: ¡)árroco verdadero tan distante de la
hipocre ín. con que otros pretenden enmascarar sus
vicio , e m o <le la ocio iJad vergonzosa en que viven
sin mirar p r 1:t mejora mat >rial de sus parroquias,
n las cunle. on . anguijuelas inútiles mas bien que
pa tor' s gun el •spíritu lel cristianismo.
De nuevo regr ::;amo~ a caña. Quedábannos por
recorrer la planicie ribereña d l Magdalena, pais
de ficbr . , de placta. , de inten o calor : llanuras soli-
bu·ia · en que l tm no r •tumba pod rosament ', los
árbole. suben a de. ~lfial'lo ha ta la· nubes, i eljaguar
.·e p~L a in opo itor, terrible i traicionero en el asalto,
ájil en la oatT •rn como el corpulento venado que suele
ntr, ve~ :u· \' 1 zment · In sabana~.

:Entre la tierras quebrada i montuosas que con. -


tituyen la · tr ·s 'mn'tas partes del territorio de Ocnña,
i las grand llanuras rib 'r ñn. del Magdalena que
demoran a la banda o ciuental de la pro incia, corre
1le ~ . a N. un mmal d lo And ~~,cual muro qne e-
para c:tas do r<.:jiones p 1·fectamente di ver a en el
aftpedo i en la edad. Acia el Ori 'nte se levantan i
ramifican la errauias d formncion andina, cuyo
de, p do. han e lmado Jos pequeños valles de denu-
dacion intermediarios: á ·ia la hoya del Magdalena
baja el terreno tm escalou repentino de 1,500 metros
i se desarrolla en plano desde el rmnal de Ocnña
hasta la distante cordillera de Antioquia, prolongán-

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448 PEREGRINACION

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DE ALPHA. 449

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450 PE .I:GRI ..."'.ACIO ......

nombre de Crecc-nocJ e, distante ca i tres !egua


media del punto en qu" se apartan lo cammos. o
pudimo alcanzarlo en qu 1 dia e hicimos alto en el
sitio llamado Simauca" man ion de una familia do
ganadero , o afl'rÍ ultor . , o cazadore , o todo junto,
pues allí olo l1a.Í rudimentos de profe iones, como
conviene al . tatlo ind ·ei~o entre la civilizacion i el
salvaji. mo. Un n ncho de paja con par de de pa-
los d r eh o en forma de jaula era la habitacion 1 rin-
cipal, adornad:t con ¡>iloncs de madera i n cimo de
plátano colgad >~ del t cho. E1úh.mte quedaba otw
rancho _ ·ueto iluminaflo por el f, O'On u hoguera en
cuyo rededor. e olazaban do· muchacho d ·nudos i
una mujer acartonad:t, qu ¡>or lo visto d bian tener
naturall:za de . alamandrar, pu buscaban el calor
d l fueg1 uaml el ai.r del campo t nia de por í la
tcmp ·r~ t ura de horno ene ·mlido. En ·l int •nu ,dio
yadau aco~tad :-; muc:ho · marran . , l'or ntre lo. cua-
le pa:saban i repa. aban la vaca i t ·rnero. hu.·ew.lo
de la · prad ·rw p •r:- guido por lo. enormCl5 t{ ban
qu • l u l>lan 1 aire al caer el .:ol i cau nn un dolor
tcrribl • al taladrar con u a()'uijon 1 ·u •rpo de lo
hombre i de lv. anim~l • . Pue en e t limpio i olo-
roso t.: ·trnd hicim > la tertulia i comida ·entado so-
br trozo d madera, bañados por ráfuga.s de ail·e
caluro.'o gnc a rato · nos cu iaba el inmediato bosque
i fatigado~ por lo· m o. quito., jcjen si luzi 'maga que
e no· entraban junto con el dcsabr~do alimento. El
ol se había ocultado en el ocaso: mnumcrables cs-
ti·ella re. plandcciau u lo alto cobijando el ilencio
de la litaría comarca, i al Oriente se. veian las ne-
gras moles d la serranía que habinmos bajado, dejan-
do en us cumb1·e lo ri ueños paisaje i el fresco
ambiente, que ahora r&:ordaba yo como el calentu-
riento que e imajina r dinado a la sombra de verdes

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DE .ALPII.A. 451
árbol · obre 1<~ má1j u de una clara i lmllicio.-;a
fucnt '· En vano buscá.bamo r frij ·ri tenJ.i6udouo.
en 1 u •lo a ri sgo de oprimir alguna euro.'caJa
culebra, o de int rrumpir la tarJa mcu·eha del vene-
no o "cor1 ion : la. tierra de ·pedía uu vapor caliente
insufribl ·, i fuó m~ue._t •r ocurrir al Tefujio de las ha-
mac~ ; de donde ántcs de aclarar el día nos tra'-'1a-
damo a la. cabalgaduras i contiuunmos la peno ·n
marcha, ·on la c>;pernnza de hu.lla.r lilas calor i m: . .
plaga •n Cr ce-no"hc.
La llanura ·ompouc de sabanas i e 'Ja::; de bo -
que altcmativamentc: aquella cubiertn.s de e~parto i
alguuo · arbolitos de á l >ro follaje alzando su m '11-
gua.do tronco 'Obre UH ·uelo ulantlU •CÍllO Í Ca ''...:ajo::sv
Jeeho de antigua ciénaga : él bo.-qu' form. 'o pur
· •iba i o ro árbol · le rápi 1o r cimieuto arraiga-
do· u la •¡n· iou s por duml · ·orr n 1 •ntam nt<:
cano. lo agua ti l.>ia i a •z .~ corr 1 1pida. ajo la
. om bra 1 ·1 •ntr · C'j1<lo ramaje Il ·uo de planta trepa-
dot·a · i parú ih que · ·mcjan graml · · ruata ·e e pina,
crecen la prc(;ÍO n. palma llama la tagua, cuyo L 1 u
par <liJo a la g•tanúbaua, con i llé loti durísimo· cu •._-
co de madil ·} tal solí ·ita.dus por el comCrt;ÍO e~
tranj ·ro, i él r ·cto e ·d.ron ·on u co ·ona de p u-!ña ·
rama entr 1a. cuale · arroja la ahnemlr-t ·t 1 amarga
i tan cfi ·az l'·tra cortar la· ti brcs int ·rmiten e., i aun
fKlra curar la hidroful>ia i la mordcJur:t. d · c•tk-
bras, R •gtm par ·em1 comp oLarlo alguno· e.·pcrimen-
tos moderno:. Atrav ·~:'lbamo una de esbs C('ja. ue
bo que cuando · nos reunió l Alcald' de Lc;:;-..t a-
j('lcs7 que en cumpafiía de un peon iba p·mt u pu ·blo.
Era de metlian ·t e. tatma, c!dga.do i tibru ·o, tos~ado
por él sol i enrlur ci lo n b vi la sicmpre adiva.
V estia pantalon ele dril o ·diu~U'Ío cami;:;a de lino,
sombr "ro ra pon con zonas roja i n ·gra , i alprrga.-

BA CO E LA PEPU LIC
BIBltOTcCA lUIS-ANGEL ARANGO
CATALOGACION
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452

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DE ALPHA. 453
cuyo cncillo aruitrio aparecen inmaculados en la
e~tadística ju liciaria de la provincia; uicn que e ·üt
falta de un dato real la conq nsan con . prcrar otro
imajinario en lo cuadro de educacion, en que asien-
tan con laudable candidez que en ámbo pueblo. e
educa preciRamcnte lmi. mo m.'unero de niño~"~, <'Ínco
varon , ii tres h •muras, para marchar de acuerdo i
que uo haya z los lugareños. Zambo i negro. . on
ca ·i todo' lo:'> morador . ; aquello- • tléticol> i alli,·o. ;
.. to. pintacloH d · azul por el <:arat ·, todos vcstiLlo.
con ·u 1ull·jo, permiti 'ndo e alo·uua \"Z el lnjo de
un peco de lienzo de Ll. ·intum para abajo . ..Lr o é'
m u • t •r d 'scribi.J.· la. habita<'ioue. iupregnadas de
un fu rtc olor a pescado, i de otro.· indefinibles que
mar an al que no ha na ·ido esprcsamente para. u-
frirlo'.
l' ·tr (' 'Llimo. 1 or fin. La ca a de imanea m
par ('ió un 1 ara.i o <le a" o i e moclidndc , i lo pláta-
no <1uc a :nuos uu l>anqu ·t · J.e iharita.. Bien pu •de
r u llo d pai ·¿ j en a<iuclla r ·jion iuundwla por l
Lel rij· ; 1' ·ro lr .· tábano que no per:--eguian i nlan-
z aban i ,¡ fu rro envi:culo con prodig;alida l (]~::;de ,l
ci lo por ·l Pad1·c de la luz, no me d 'jaron v •r nada,
·alvo d cnmiuo por donde trotaba mi hambrienta
mula, tan <.le '(1 a eomo y u de ·alir a mejore· tierra.,
pu . peores uo habían de er la· que demurnbnn
al~ r ortc.
El tráu ·ito de • imanea. al Totmnal, camino del
puerto de <'afia 150br' el Magdalena, mide cinco le-
gua no compl ·tn~, i . e hac al prin ·ipio por eut.re
lo. rcmat de la. enanía, ruina el cerro que en un
tic:1npo fueron d truida por el ímp •tu de las aguas
de- encadenada: obre lo que ahora son llanuras ribe-
1' fí de a {tlCl rio. Siguen altenw.tiYamcnte ·abanas
lim1 ia~, 1)edrcgosa i manchonc de bo ques por cuyo

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454 PEREGRINACIO..:

centro deprimido corren arroyos . ilcnciosos poblados


de sardinas p queñita~. Lo. árbol s se alzan apiña-
do i corpul 'nt en forma de gruc¡:¡a columna. re-
vestida. de lianaq i b jnco , que uben a nredarse
en ]a alta copa, i tornan a ea r envolví mlo cuanto
se halla n rededor. _;\ vez crecen aquello. colosos
v neiendo ]o oh 'iáculo., i taladrando la. . p ura, sus-
tcnt~ulo en raíz voluminosa que In tierra no ¡mede
cubrir: n. vez<' no trnicndo espacio para lr·v:mtar e
librrmrntc d('sJc l ¡,;uC']o ¡::. ·ombrado con árbole
d rrihados por d huracan, pero vivo · i rcto.ihmdo
n toda dir e ·ionc~, arr:mcan en forma d m-querías
confu. as por enC'Ím. d los . Un·hos, i a do. m •tr .
UC altura COJnl llZ:t ('} trOllCO d ~] ]a Úpu)a Í • ÍCYUe
robu. to i alti,·o hasta ¡::.uperar C'l ramnjc de ..·us riva-
le. : allí F:on do. árbol . c¡uc . e hnn ncoutrado al
cr ccr i . e ·nro. can j f: . ti<'nen f'Omo ln ·hatlor de
iguale fu rzas: nqu1 una palma . e v1~ rodeada i npre-
tnda por 1 . mil brazo. l ·1 1\la.tapalo, qno la dohla i
nbruma de. pl rranc!o trin11fant . u ·opa ntr e] 1) -
naeho perturbado tle la víctima: r r toda part' la
Tagua de tallo uht nán o lanza ·l t01 b 'IJino tl su
grande. hoja.· en fio11ra d pluma., i brota n círculo
al pió la "cabczns-de-ncrrro," ura pulp:t devoran
lo. zahino. d ~ando limpio. lo. clurí.-imo. <mC"'CO del
marfil vcj tal, que reeojc sin trahajo ·1 indo] ntc si-
tie?·o, i realiza en bre\'(• hora. un jornal :np ·rior a
¡.;u nec .·idadcs: tiCYreR, .-erpiente., cerdo· montara-
ze. , v nado inqui >t .', de pid amarill >uta, i muchc-
dumhr de ave., ti n n allí . u lwLitaci n in spugna-
hle, lóbrega n ln.- horas tle la tarde i la madnwalla,
umbrosai fr F:Cadurante elmediodia,maj tuo acuan-
do las mpe talle. trovirale. de cargan su furia i . us
brc ta m a. a. de Yejetacion nunca clomnda.
twna1, vecindario dependiente de Agua hica,

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DE ALPHA. 455
e. tiende su caserío pajizo asentado con el desórden
peculiar a nuestros pueblos sin policía, en una. sa-
baneta estéril, a 154 metros de altura re pecto del
mar. A la sombra señala el termóm tro centígrado
31 o desde las diez hasta las tr s de la tarde, i al sol
48°, que equivalen a 120° de Fahrenheit, término
uperior al calor· de la fiebre. La raza blanca no pue-
de sop01·tar esta temperatura, i vejeta n ella . in sa-
lud ni encrjía: cruzada con la africana })l'Oducc una
casta do atleta que reciben con gu to sobre . u cuer-
pos s •mide nudos, los quemantes rayos del . ol i los
aguaceros ¡·epentino., i duermen a ciclo abi rto, a
pesar de la oscilacion de 10 a 12° que en el curso do
la noche tiene la t •mp ·•·atura atmu'iÜrica: ta ca.·ta
, erá perpetuamente íiora de la esten¡;;a hoya del
Magdal •na, cuya n•rtilidad, (llle debemos llamar <'SCC-
.:iva, mantendrá. icmprc (•n la infimcia las art(• de la
civilizacion. A. í por virtud d ·1 clima pr domina la
. augrc africana u los pueblo qtw ahora recorr mo. ,
i prosp ra con u co tumbres líbres, ,_ns habitud IS
indolentes i su indifcr •ncia por lo._ goze. moraleR e
intele ·tual s, cuya conseeucion afana tanto i nno-
blece a los hijos d l Cáucaso. :rada de habit~wion s
cómoda i adornadas : un techo levantado . . obre hor-
oone., cntr lo. cual<>s se pun n algunas vara dere-
cha. que dejen paso al aire e. tcrior: la muelle hamaca
. uspen a de las vigas: el maíz, el plátano i d p 'scado
metidos dP continuo en ·l togon, i allí corea un cala-
bazo con la bebida fermentada, producto d la. caña
dulce o de la palma--de-vino (Corozo.) Fácil vida que
ahorra las penas del trabajo i ah·ja. las inquietu<lcs d
la previ. ion, pero que tam bien prolonga indefinida-
mente la bm·barie. Las institucione políticas, las leye.
llegan allá como un ruido de palabra : el Alcalde man-
da segun u voluntad, cuando encuentra quien le obe-

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456 PEREGRI ... -<AOIO.~:

• Histórico. Exi te la relacion de esto en


1na de las Secretarías de E ·tado.

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DE ALPHA. 457
que allí se produce tan bu no quiza como en la i ·la.
de uba, i. ndo un ramo de riqueza todavía J.e~deña­
do, no obstant u conoeicla ~ ventaja por la caliuad
del fruto i por la facilidad d e. 1 ortarlo, pue 'to que d
Magdal n, ·e halla tres legua de tante.

IXYVII.

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458 PEREGRIN.AOION

de lioo~ i comestibles, los almacenes llenos de fardos


i~ones con letreros que manm taban 811 proceden-
cia ultramarina, bongos varados en la ribera, canoa.~
pasando a lo léjos impulsadas por la palanca del ro-
busto i desnudo boga ; todo esto formaba un cuadro
especial i demostraba la vida i costumbres de una
poblacion traficante, alegre i confiada en los pródi-
gos dones de la tierra i del inmediato rio.
" La Concepcion de Puerro-R al " nació de por ~í
a virtud del pequeño comercio que haci Ocaña con
los pueblos del Magdalena, i para 1 '790 taba ins-
crito n lista de los curatos de tercer (n·den. La
emancipacion del Vireinato • la casi libertad mer-
cantil que p odujo, cambiaron 1 nombre de la pa-
l-roquia en 1 que hoi lleva i m ~raron u condicion,
n términos de haber alcanzado la importanci d
pu blo iderable con 420 d i uela
· a n que bu en 20 i . clima es
o como lo pru ha 1moví i nto d poblacion en
1851 contá.nd n él 'l nacimi ntos i olo 6 e-
funciones. Hai 143 párvulos i jó m no de
quince añ i 132 muj de 1 cu l 26 casada.~,
lo qu d nota un rara foound.idad, graci al abun-
<l nte consumo d pe cad •
o queda el pu blo inm diat ente obre el ag-
dalena, sino a 1,600 var d lo que ll man Brazo--
de-Ocaña, ¡me en aquel punto di ·d el · la gran-
de isl de orále . Hállase inmediata la ciénaga de
Muñí, que en las crccient d borda vertiendo 1
ese o de pre. tado caud l por un caíio cuyo · -
cierto cau proporciona el ingr de las embarca-
ciones pequ ña hasta. el poblado, no in pla arsc
en los ore i hacer pan nos, de dond proce-
den lae ñebr periódicas que dan fama de insalubre
a] Puerk>. Por <:ntre el laberinto de árboles medio

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4 o

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DE ALPHA. 461

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462 PEREGRINACIO ..

La suerte futura de aquellos pueblos depende de la


aetivida l que el comercio i la nav gacion adquiel'an
e:n el rio, pu · arec<·n de elemento propios para sa-
lir ue la emi-barbaric que lo. paraliza : vejetan pero
no viven: naJa los mejora ni lo estimula, i la nue-
vas jc neracione..·on una fi ·1 copia de la pa. aJas, en
hábito., imprevi~ion in ·glij ~ncia.
I.Ja provincia de O ·afia reune muchas circun tan-
cías favorable.·, i par 'e de tinada a flore· r p r la
ngl'icultura i el comercio, pu ·. el M;1gdalcna en 1
e ·ident i el Catat.um bu ·n l centro la prc. entau
su: eaucc n:tvl'gablcs pnra comuniear ou nuestr
mar itsmeño i con el lago i golfo d ·Mara aibo. "Com-
prende toJo:-; 1 s climas i la corr . pon di •ut dife-
rencias de :aluln·i,Jad. A:í n la· crranía l·vada~,
que a vezc~ alcanzan la altura de lo páramos, el tcm-
p r m uto fri i ano, como uccd ·n 1 rallJal que
corro paraldo al fag,lal na, ofre<·i ndo ]ugm·c fér-
tiles i · }¡•ut · · pam ·olonizacion ur >p •a ·. En
las llanura~ '. t ·ndiJa al pié de te ramal i limHa-
dt · por •l gran rio, •1 t mp ram ·nto cálido, i 1 ·
miasma · e¡ u · se 1 •vantau de las ci 'na . i pantano
produc •n fi •bJ't> int rmit,·nte , peligro:a. para el •s-
tranj •ro, qui ·n ad ·mas t udria que sufiir el t rmcn-
to do 1 s zan ·udo;- i j(•j(•ncs qu' pueblan el aire E:n
l!l.S tierra· p riódicanwutc ._urnerjidas: e n el tra.-cm.. o
del tiempo i la m a.· r poblacion, abatido el bo. tJU • i
desa(J'uados los pantano , d · apar e 'rán . tos incon-
veniente~, i l mL·nei nada llanuras serán el cria-
dero de numero ·o rcbaiíos, que alternarán con ha-
ciend, de café i caña fundada. en la~ faldas do la
serranía. La riLcro del Caratc i el Catatumbo, o.-
curecidas con sol va donde lo d . pojos vejetal fer-
mentan bajo un sol abt·asallor .,on malsanu i húme-
da en e tremo, por no circular libremente el aire al

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DE ALPIIA. 463
tnwes del :speso i entretejido follaie que sobrecar-
ga él uel : ellas umiui ·trarán a la industria pre-
ciosa madera· Jc coustruccion i adorno, resinas i
bábamo: fragante;-;, cuya:-3 Yirtudes apénas comienzan
a ser conocí b -. ' *
Lo~ moradore ~on clócilc. , nada fanático , bonó,·o-
los i honrado::~, i todo con alguna ocup, cion qu •le
da para vivir Je. ahogadmneute. Com¡ rueban , que-
Ha dotes las litas de delito· cometido en el año do
1 50, umiuistrada: por los arc:hivo ·de lo trilnmal :
1 a:·c in¿Lto, O t·iua.·, 4 hurto·, 7 faltcts llknore:-; i 6
<:a o.· de a bu ·o d, autoriuad, uada ignifican para
una poblacion d" 23,500 iudiviJuo:, rejid ma bi n
por u bu ·na índole y_ue por los prec pto legales, cuyo
imperio uo lleu·a hasta log v •cindm·io · situauo en la
·str miJ, 1 ~ d l va~ to territorio . .El mas frecuente
d li ·ra "fr· udc a la r nut d l taba o," d ·ci1·, b
coli i n dt·l trab:1j1J impecable i del odio ·o monopolio
1uc lo p '1" ')'uia como acto il 'ji timo. 1r inta d ' gra-
ciado., ·utr · ello. i ·te ruuj r ·s, fu •ron p nado n el
ültim afio qu · rijieron la· tüúnica · lpy(· · d •J ·tanc ,
abolida.:,· ya 1 o•· f •rtuna para. la moral i la. iudu. tria
de la cla ·o jornalera. La iu:;truecion popular se j ·ncra-
liza. con 'lllP •fío, bien que todavía uo e· tan • t 'Il.~a
como e IL\ iuiera. En ·stc ramos 11 v b hunra l
primer lug<l.l' de la capital i u distrito, donuc contán-
do ·e 178 uü1os de áml>os cxo , :e e lucan 200 varu-
lL. i 200 nilin", os 'a.la cuarta partr~ de la j«meracion
nueva. 1<:1 toda la provincia se cuentan, l·gun el úl-
f o e n . . o, 10,:384 párvulos i menores de quineeaño :
de e. tos a i. t ·n 8 7, que e· la duodécima parte, a 37
e cuelas, permaneciendo en la ignorancia 9,497; nú-
mero sobrado grande, a cuya formacion contribuyen
los hijos de jomalcro:; con ca i todas las cifras. N a-
• Coi>AZZJ. Jeografíafísica (i11édita.)

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4G4 PEREGRI~ACION

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DE ALPIIA. 4G5
traba i v jámen con que la } duana se cgmcra n
en atar las man s (l 1 comerciante, i a pe. ar del no
méno. I'Y'l'a\"O o i ·iego i. t ma de peaje que atorm nta
Ja produccion interior.

30

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466 PEREGRINACION

con sei u ocho varas de profundidad i dos o b·es de


.mcho, donde apénas cabe el jinete, i la mula no en-
cuentn e pacio para las patas, desesperándo e por
alü· de aquellos fosos, llenos de e calon s i ángul
s.alicnu~s para completar lo fatigador del tránsito.
Llegados a la cumbre (2,650 metros sobre el niv ,l
del mar) dominábamos al oriente la hoya del 'ar-
dinata que se dirijo al N, i po1· su abertura des ·u-
hrimo , en un momento en que se de~garraron lo.
celaj inferiore., el brillo de las ciénagas Orupc i
Motilou e , formada por el Zulia sobre tierm de V e-
nezuela, i di. tantes 23 leguas, rumbo directo al N-E.
del punto donJc nos hallábamos ; golp de vista
mngnífico i e tenso que jamas podrá repre entar el
pincel, como ucede en la maym· pm-te de lo pai~a­
je que oñ·ccen nuestro. Ande cuando se aproximan
, las llanuras ubyac nt ~s.
N o. habían a gurado que en la con'tinuacion de
e te Alt para el . i en mitad del páramo de 1 ot~·er -
c-rrande, so hallaban ma a de rocas Jn'ismática., ono-
l'al , al rededor de cavidades profundas que parecían
cráteres antiguos. D de luego sospechamos que fue-
l'an restos de un volean apagado, pue la de cripcion
de las roca coincidía con la naturaleza de las fonoli-
tas, i su disposicion en torno de sumideros corroboraba
e ta hipótesi , que si resultaba v rdadera nos darla la
·lave del levantamiento de aquellas serranías, parti-
culares por su formacion cuarzosa i discordante. Era
menester examinarlo, i en consecuencia dcspachamo
las carga i peones ácia San Pedro por los callejoneJ
de piech·a viva que constituyen el camino, i en com-
pañia del señor Lui Schlim, hábil naturalista belga
i cumplido caballero, de cuya inolvidable sociedad
disfrutamos por algunos dias, nos internamos en el
páramo Por de contado que no babia camino: la

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DE ALPHA, 467
mula se encargaban de hacernos bajar en un ·olo
r balon a las cañadas i subirnos luego a las cumbre·
por entre la 1·amazon de los árboles que ella menol')-
preciaban, pero que ponían en peligro nue tros ojo i
p cuezos i no obligaban a maniobrar como tcl 'gra-
to para. epararlos, pues detener las cabalgHdura ·n
lo atas adcro · i la rambla gredo. a.~,no ra prud ut •
ni po ibl . Al cabo salimos a la e planada su1 rior.
Ningun signo de terreno volcánico : ni una ,·ola roc·n.
de cristalizacion. La pretendidas fonolita: eran grn-
p(j~ de aguja· calizas t, Hada. por la int ·mpcrie l'll el
tilo de los c:>tratos, que lu bian tomado mm po~ieiou
vertical a virtud de par ial · hundimientos del -lu:lo
pt.:rforado por inm u a C;tYcrnn ·: lo· crát re· qn'-
daron reducido.' a la conclieion prosaiea de n~:::piradc­
ro:: o embudo labrado por las agua.: al caer a las
C' • rna ....... in ·ml ar o, l¡: ].:;.aj majl :tno.'o rizado
t1c blanca:: pirámides aoTupada como 1 . ·, ñon ·.·
<l órgano:· dcsme. uratlo., qui to en la snp n·tic1(· i
1·e ·onant~ bajo la tierra <.: u ruido· d oculto. nmda-
]e ·, ind •ImlÍza las fatin·a' del ·iaj•-· Etltr loB ni ·ho.
i au ·ha t 1n1 •ora de la.; ro0a,.; .. e hal1, n e_c uelet m
e ntiguo~, l'l.::btOs de lo. indi ~ Motilones. Los cráneo!j

de hombre pre entan la frente comprimí la i plana,


pr >dolllÍnan<.lo las prominencia· cone pondientel') a
los órganoc de la inchvtria el or ·nllo i la pa. ivw· ·
fí icas : <.:n manitie_to que hal>ia ..ido a hatada por
medios m •eánico , puc las :sutul'as lateral s se Vd<m
tra;:;tornadas en parte. La co tuml•·e de ar·hatar:::-c~
a í la cabeza, en.racterizaba peculiarmente a lo· indio~
Caribe , moraclore del Orinot.,;u dl In <.:ercnnía:-s del
mar. ¿La recibirían de ellos por raza o por tradi ·ioH
lo .riotilon ·, tribu pusilámine avecindada en Jo in-
terior de los ..t\.ndes o-ranadinos? Un ídolo le barro
cocido, hallado en e ·to · e pulcro~, rer re euta el tipo

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4(38 PEREGRIN ACION

d la belleza ideal motilona: frente plana, erecta i


m nguada : ojos saltones : gran 11ariz r po. ando en
la bo ·a de pródigas <limen iones intachable gra -
dad· i el cuerpo en a ·tituc. de inmovilidad •ntado
. obre los talone , como lo hacen todaYía lo indio de
la cordill ra: nada cl ~ Y<.::tiduras, . alvo 1ma mitrn
<'uaclrada de la cual d •scicn len hasta los hombros dos
g-rue as borla., sí m bolo de autoridad i n 11 za que
llevaLan tamlJicn Jo. caeiqlw. d primera tat goría.
~ ~guimos aquel mismo <lia para un }> >dro por
un camino diabólico, per ro lt'ado ]e magu1fico: ro-
11 !4, lin<l s arbusto. i grand •. ma. a. 1lc nltiva. ca-
ñas-bravas al borde i en el fondo de lo pl' cipi ·iof:
por ·ntre la: cuale.. acalmu a tr ·eh ~ . us rizadas pal-
ma· lo: h lecl1o: arLór •o. · tolo ~to r 'Y •sticlo cou
m1 lujo admiraLl de fl r tan brillante. morara
i ol ro.: . , r·n:a out ·mplaei< n 110 dal n. ti •Jll}JO pata
notar lo· ri 0'0' <1' la ruta. Ya<],. no ·h alcrmzanw:
la posada, dond reunido::; al r ·::-to d In. ·~p di ·ion
n · Ji pu imo' a seo·uir viaj ~ l'Ot •rratl _. n 1 : call -
jmw., nviando por d •h nt ~ una ·na lrilla <l
l•arr ·ton l'O · 1 ara d ·~tapar la· e u ·vas <'n qu
mo. de entrar, la. cual ·s d · un m m nt a
obstruven con la caída d • la: pared<·. qu · vor f::er
de ar ·na cuarzo~a i star Ü1 ·linada: ::;:ohr · la e:--cava-
·ion, no perm:m 'C .n nnwho tÍ<·mpo 1-'in ahntir.·c. 1:t-
llej n . hai ue miden djez m tro · d profundidad,
· rra los arriba por la union de ]a· 1)ar ·d ·. apoyada:
'll raízc i. tronc atrav ·ado , tan lúbrerro. tluc den-
1To Te,·olotean murciélagos, i tau ¡wiHli nte que la.·
nmla. no caminan ino ruedan S<.'tltadas :o1n· 1 col-
·hon de arena e tenclido al propósito en ·1 f 1 do por
lo barretoucros. La marcha. <·s mui lenta cuando ~e
11 van carga , pues frecu ut<>nH'llt' • e atout la mula
contra la paredes, i hai que raer] a paTa qn • "alga de

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DE ALPllA. 469

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470 PEREGRINACION

penitencia

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DE ALPHA. 471
villa está respecto del nivel del mar a 852 metros el
altura. El distrito cuenta 4,631 habitantes po esiona-
dos de una comarca fértil i alegr , mui favorable a
la agricultm·a, que es variada, p ro no tan rica en u '
productos como lo permite el uelo. Los mm·adore ·
on blanco i m tizos, j nte ana, de índole inmejo-
rable. Desde Salazar com m';amos a recibir en aque-
lla p1·ovincia mil atencion s jen ro:sas i decidida pro-
t ccion a las tarea que lle\·ábamos encomendada:-.
N mbrm· todas], per ona que así no· favor ·i r u,
eria 1·epro lucir el censo de la poblacion intelij ut ~
de cada lugar notable. Allí 1 fora tew ucuenh·a fa,-
cil hospitalidad, i el hombre laborio o lucrativa ocu-
pacjon. El come1·cio i el roze (l j 'tÜ ~ han jen r~ 11-
zado la cultura, 11 ándola Ul' d la ca. a del rico ha t:t
la cabaña <.lel pobre, particularm •1lte eu lo
', n .To · i Ji o ario.
El de alaza r se
zc1·a i lo de rbolc<la, 'antíag:o i • an Cayeu no, lo.
cuales ocupan uomina1m •nte 150 l .gnas cua lnv a:,
i realmente 49, pues hai 11 d' ·pobhll.la. , cont nll . ,
en ar1u llru:; 8,300 habitantes, o . an 170 n J··gua
cuadrada. La parte alta del '"-0. al S. e. mui ·an;~ ,
i in embargo permanece el ierta, pu · . olo cen~a d(-\
los límites de ramplol1c't se eucucutra el pueblo el
Arboleda: esta parte fué objeto do nuestra prü h!J a.
e~. cursion.
"Contemplando el tenitorio d de l punto o ·ei-
dental mas elevado, se ve la 'tcnsion no internnupilla
de páramos att·ave ados por una seudc que mitl ·
nueve leguas d sde Arboleda ha ta la cumbr s (k
Cachirí. La soledad e completa en aquellas frh s rc-
jiones. Hol'l'oro os precipicio formados por cúmulo.
d rocas amontonadas confu amente, r, idas o agnj .-
readas, envueltas en nubes que las bañan de.·atm1< ··

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472 PEREGRINACION

·u. 1
ácia

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DE ALPHA. 473
la hoya del Lebrija al poniente, i la difer ncia de
temp •nttura que hai entr lo alto de la enauía (10°
.,.,ntio·rados en achirí) i l final de lo. :tribos o-
br' la· tierra l>aja.~ (27 a 30° en lo~ vall ~ , i en la
ril era J. ·1 L hrija.) Enrarecido el aire de la.· rcjione.
interiore. por un . ol anlm·o o, se difunde i ocupa la.·
frat·gauta · J. la ·crranía, dctenninanclo L rápida in-
111 1-.·ion le la:- capa. conJ •1:-;ada por ·l frio ( n la ci-
ma d e lo páramo. ; i la e ·tpchl'z de la~ quiPbra..,
t:ontribuyt· a dar 1 ímp tu del lluracau a e ·te air ·
tl..:31lni ·iaclo i · mprimido al de. ·ct•utler por lo. prolon-
g;. dt bor¡ueronc.. " '~<
l i~ta. de S:.d az, r Arbo1 •da t1·es leguas i. eis tlécim o..,
p r un cami11o apéuas trazado, pero atra\' ·::.mdo co-
man· a~ b •llísimas a 1 ];\rgo de Ja márj ·n ií~lluicrd,i
tlel Znlia e 1pio am ·nt ~ r . . rl'; da" i ·H·.·tic.la de ltcrmo:o
bo 1Lt 1111Ü variado. El pueulo · anti1rn p ro p<·-
1n no i p:~jizo i me1·' •e <:lnombre que llcYa por e ·-tar
·<lifi ·a.do ·r 1n • lio de gmpo d • árl · lt_.:-. früntlo. o:.
Púsale e ·rca . u río, qu •brándo · · <:on • tr 'pito contra
1>·• peña e ~ .:l!lUura.clo · •u d '<Htc • i adórnalo u u
pu ure col1ranle l · b ·jueo · para fa ·1litar l. comuni-
(:ac1on el~ cs1c di trito i l d' Cuentilla, bien que ..olo
:in·c 1 ar, 1 tráu.·ito de peone~ t ·niendo ue mTie:-
ar la· bestia: en la tumultuosa ·orrieut , halatlas ou
cabl·.· de. tl' l.J 1'ib ra o¡ ue ta. \w.ndo lo atrav a-
mo nos ayudaron a remolcar le mula i ·ondueit·
las ·illa por d pucnt o ·ho le briq:(• · vigoro ov, ntr •
los cualc . e hacia notar uno de gnm cachaza i miem-
bro· r ·ejido. , aincliado i 1' choncho: ra nada méno
(pte l Pre~i<1eut.e del Cabildo de Arboleda, i por ven-
tura lo. d mas . crian us honorabl s · lPJa . R t.<•
ra:o·o d filo ófico J. den po1·la ·pompa ci\·ile , ha. ta
para e mpr nder cuán llanas son la· costumbr ·s del
* Codazzi. J eografía fisica (inédita.)

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474 PEREGRINACION

Jugar. Fuera del Cura i un e cribiente, antorcha del


pueblo, todo llevan en el entendimiento su competente
clósis de tinieblru , incluso el Alcalde, que no cono ia
el alfabeto. Mortunadamente el Cm-a es hombre lim-
pio de corazon i in 1·esabios de mandarín, que de
otra manera no tendría obstáculos para alzarse con el
gobierno i los bolsillo de su cándidos feligreses, co-
mo lo hizo un su vecino, ele quien algo dir-3 cuando
fuere oportuno. El pueblo queda en un llano a 912
metro ele alttua sobre el mm·, i e tá edificado sin ór-
den, o. tentando en sus ca11cs grue. a roca. saliente , i
en u, ca as un 1·azonable de. greño i d ~aseo. N o a í
la ialesia, que es bastante capaz, e hallaba bj n ba-
rrida i adornada con ~endas ro. ta i lámina de bri-
llante mica, de quo hai abundante proviRion en la
cer,anía . Exi ten, gun el último con. o, 536 niño
de ámbo. Fo xos en edad de ir Ja . ·u la, i olo 15
varones apr nden a gritar la cartilla i garabat ar pi-
zarral", lo que no e. muí li"onj ro para el porvenir
int lectual de a.qu llo:~ ciu ladano. n •i 'rne. La salu-
bridad del lima, n r. t .mperatura ('. 21 o centígra-
do. , so manifi ta. n l movimi nto d poblacion du-
rante el año de 50. aci ron 80 individuo", o ea 1
por cada 17, i falleei 'ron 52, que corre ponden a 1
por cada 27, 5, resultando el 2 por 100 de aumento
para el total de 1,433 habitant ~. En 1,761 dice
Oviedo que era "cm·ato doctriu ro cl la relijion d
San Franci. co, con Igl . ia de tapia i paja, pobr i
sin ornato, diez o doce indio. i..., tenta v rinos de poca
utilidad, rentando Rl Cm·a dol"cicnto 1 e¡;;os en jénero
de la tierra, la cual e. mui ele dicha la i fragosa de
peñascos, i us rio e n puentes el bejucos." Se e,
pues, que ha progr sado en todo, salvo en lo puente ;
i el progreso continua á rá1 ido, pues .. e afianza para
lo venidero en las plantaciones de café, cuya lozanía
no tiene igual en oti·as partes.

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DE ALPIIA. 475

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476 PEREGRINACION

el camino nuevo con el objeto de in p ccionar la obra


del puente. En la peno. a faena de pa ar el rio uo s -
hrecojió la noche, Í hubimos UC aJojarn S 11 Ull ran-
cho rodeado de monte i {n·bo1e de ca ao de ·uid<ldo. ,
que ntristccian el ánimo con l e, pectáculo e la
ruina i de olac1on donde ánt · fué una tioi·eci nt ha-
ci nda: ahora pcrl 'IH·cia n. la monja de Pam1lona
decir, a manos muertas que mar<.5hitaron la labo-
re· del a u ti cruo propietario.
De. pu s de los risco i baJTatwa. tl l mal tr. zado
cmuino, d l peligro,-,o paso del río i d la (' h· 'dw.
p06ada n el bos<¡uc, :iguim·on la· ll<lllllt'W i p treros
Hombreado. por cujíes d' auc:ha i aplcuuHla: copa qu '
anunciaban la pro.·imida<l de los vull , . twut ño::;.
I or último, al :,;ubir ·1 .pinazo d una p qu ña .
na nía . e vió al ori ·nt el solar dL' ~- an Jo ·é e u bierto
d . , t·bol ' , j n el fouJo ]a ca. a blau ¡u , w.lo al aln·i -
o-o d 'l multiplicado rumaj '·

. ~ nJo:é, capital <1 la 1 r ''incia le 1 'antauder, tuvo


:n oríj •n a prin ·ipio:· 1l'l . io·lo pa..,.ad
(•ho: an '.·o· a 1n. e •rc·ana parroquia d ú ·uta. J> r
)(1;-; año: le 17:34 formó urat :'parado con 1 nom-
hre de 8an J ·é-d 1- ua ünal, i c•n 1 7 2. halló tan
pró. pero que obtm·o l título d' Villa, dt;jando <>l
apelativo Guasimal por el de Cú ·uta, en memorja de
:u orij u. Finalm nle, la Leji:-;la.tura 1 J 850 reó
ta pi'Ovincia, i d ·signó la Villa de an Jos', para
e ntro de la Gob rna. i n. En l.1éntra" e a 294 me-
tro de altura con rc~pcrto a] nivel del ma.r, ohre la
1·ibera izquierda del Pamplonit:t i n un llano areno o
rodeado por colina. c..térile . La. tcmp •rat.um oscih
entt·e 21 o centígrado , que es la de novicml>re a fe-

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DE ALPIIA. 477

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47 PERECRIXACION

1 anela, 48 ü75 de azúcar bln.nco, 281,580 de quina!",


i :31 ,300 de tabaco : entre los segundos 1.080,540
reak ·, valor ?JumU'estu.do de ombr ros jipijapa
32 4 2 realc n artí ·ul ·S de fiqu , i 01,828 1·cales
t:ll li\!nzo i mauta del país. La importacion aseen-
lió t 4.515,069 reales en monedas de oro i plata, i
._.00, lOO r.:ales ('U mcrcancia •uropea i al venezo-
lmw, cgun e ufe ion tími<la de vario ·omcrciantc ,
a:i tiénrl me la p r. nal3ion de qnc llegó por lo m'-
no. a tr •. milloue de 1eales * con '1 corre¡ pondim1t
Sabiendo lo que on i serán las Aduana~, a pesar de la
evcridad de los lllJ'Ieado i la vijilaneia. problcmfítica de
lo guard;u:., rccoji cuidadosamente en cada cantan, i ausilh-
do por los Yccinos ma<> verazc i notables los ._i..,.uicntcs
dnto ·:
Ilai en el cantan S:~n .Jos6 1·,000 proletarios o jornaleros,
que nno con otro· ga. tan, 10 en ropa cs-
trnnj ra : ·on r ale .••...•.•...•.•..... v20,00U
2,000 iltdio con medianas comoclidaclcs q ne ga:-
tnn n • 10.. . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . Gt-0,000
iOO ricos, que g, tan a S 200................ 1.120,000
Hai en el canton Ro ario 2,000 jornaleros, Cflle
ga•·tan a $ 8 ............................ . 128,000
•.1:50 individuo con medinnas comodidadc , que
¡:rnstan a $ z.:; .•••......•••••••.•.•.••.. 90,000
1 50 ricos, que ga ·tan a $ 1 OO .....••......... 120,000
llai en el canton Sal:tZar 5,500 jornaleros, que
ga tan a$ 4 ......•••.........•..•.... · · 176,000
2,000 individuos con mediana comodidades, que
ga tan :1. $ 10 ..............•.•......... 160,000
500 rico , que o-a. tan a S 100 ............... . 400,000

umaelcon umoanual de ropa estranjcra ,rs.. 3.15·1-,000

En cuyo cálculos se ha evitarlo ocla. exnjeracion, como


se conocerá compnrando la m a a de ríe¡ nczas circulantes en
la provincia con su poblacion total. Ri:iblc cosa -crian las
Aduanas i no fueran destructora de la pro peridad pública,
en cuanto ·e or)onen a 1a e:sten,ion naturn1 de Jo cambio·,
de la proc uccion nacional i de los con~umos baratoc:. Tengo

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DE ALPIIA. 479
aumento en artículos esportaclos sin conocerlo la
Aduana. El tJ·áfico entre an Jo. é i puerto de Los-
acho , formó un total de 39,500 cargas de a diez
arrobas, que tra portadas a 1 O real e carga, dejaron
395,000 r a1es en manos de lo a~·rie1·os. Agregando
a esto las ganancia ele los bogas i el movimiento d
arga i valore en el comercio interno recíproco d
lo cantones i e n la provincia limítrofe , 1 ued
calcular la suma de riquezas que circulan en antnn-
d r, cuya poblacion no pa,a de 21,282 habitant i
~ concibu cuán holga la s rá la vida n lugar<.'. tan
feliz\::. por la . ituacion mercantil i la incansabl f¡ -
cundidad d la mayor parte de las ti rra .
La ciudad, favorecida con la concurrencia i
cindario ele muchos e tranj ro lab ri ~, en uta
5,000 morador s apo entados en buena casa d
teja itu da en el é •nb· , i multitud de e, ·ita.·
'lu form~ n los arrabal s, e.. parcidas in l marca-
cien de calles, en ámplio e. pacios como plazu la , i
embreada por los protectores cujíes. Vao·os no bai,
ni beata , ni l el .·a eo n la. p rsona i habitacio-
n s que mancl1a i de~ rada la jcncralidnd de une~ tros
pu blo de la ordillera. En San Jo é tod .· .~on n -
gociantes, mercadere~ o agt·i ·ultore , i aca~ pudi ra
nro trár. eles la e cesiva on agracion a los ínter·-
materiales al ver la pobreza i pequeñez de la úni-
ca iglesia, i el de cuido con que miran la educacion
<le las niñas, para las cuales no hai e cu la pública,
pues solo existe una de varon s a que concurren 14 7,
quedándose 914 niñas i 798 niño , in la precio. a
luz de la instruccion primaria. La poblacion e com-
la esperanza de vedas tan desacreditadas tambicn como ins-
trumentos fiscales, que al fin se persuadan nuestros estadis-
tas de la conveniencia de abolirlas, sustituyendo algo mas
honroso para e1los i benéfico para el pafs.

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480 PEREGRINACION

pone del 33 po1· 100 de blanco , en qui ne. r ~id en


la ilu tracion i cultura, el 27 por 100 de m . tizo!=<,
(JUC forman e calon int rmcdiario, i el 40 por 100
ue africano , cuyo lot e el trabajo fi i , i su pah·i-
monio la inalt ntblc salud en medio de las iénaga
i rios, sean cual . fu r nla intemperie. que suñ·an. El
tipo rua ·ulino de lo prim ro s el jóvcn 'olubl ,
v tido a la lij ·ra con chup tin o chaqu ·ta d licnz
i casara los domingo , d ·dicado al ·omercio, at nto,
de pejado, bailador i poco iru truido, sah·o u r quie-
bros i galanteo : l femenino es la damita d pr por-
cieno d ·lgadas, a..c::.pe ·t débil modal s pul ro. , talle
ft . ·ible i l)]' fu. a a bcll ra, en el ve tir m ui a~ a da i
el·gante sigui ndo las modas fratl · sa. , n el trato
llena de amabilida l e inj nio, . obr man ra. o ·inble
i cariño. a, p r i ·mpre rccataua. La nnl. ica i 'l
hai]t-> on u Y« ca ·io · i rara la ca. a dnml al <:a ·r
la no ·h · no f;U n un piano e n )a." mar 'ada.· a-
l nc1ru d 1 vaL , o una harpa maracaih ·ra, o 11 r
v ntnra do voz · de timure juvenil unida para an-
tar tr va. d amor. n lo m . tiz . 1-'e manifi '· ta l
tipo 1 cal, ·ompl tam ·nt criollo dc:d 1 traj ' ha:ta
el alma: los hombre de m diana e tatura, ~uclto. i
ájil s, vi tiendo pantalon do dril i umni~a blanca,
!'Omur 1·o de nacuma ese ivam nte p ·qncño i nada
d ruana· zapat ador , tipleros i namomd ~, un
tanto afe to a la botella i al juE>go, per trabajado-
res i de in l le bu ·ua, sin modal ni 1·nguajc de -
compuesto", m o lo d 1boga que tripula lo bongo
en el Zulia: la muj r pequeñas, !=<abiendo que ·on
bonita i pro mando luzir i ~jercitar est d n de j n-
tes, el cue11)0 bien repartido, limpio i ondul:mt , ale-
gr ·si li. ta para cualquier lanze i ref:.pu . ta. Entre
ellas, como cntr lo hombres, hai 'La. tan te de piel
blanca en que a primera vista no se percibe la mezcla

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DE ALPIIA. 481
de angre ·a fricana: constituyen la porcion selecta de
u tribu, i ga. tan lujo por vanidad i corte anía 1 or
in tinto.
Todo lo sábado i domingos hai bailes populm·es,
a campo ra~o, en la pl., zuela del 1uji, o en 1 e ten. o
1 atio d una v nta de licor ~, afmu, da por . ta reu-
nion ~ dauzant , a las ·ual . concurre dcsue la ora-
cion la jente llana, i al son de 1 ::; tir 1 s i maraca.
pa a la mayor part de la noche eu franco . olaz mm-
ca perturbado por riña· ni gro ería , mui distantes
del e: 1·ác·ter b névolo i mtv ~ de a 1ncl puelJlo con-
tento n u liuel"t.:'ld i su nvidiable m clia11ía. La
fie ta de an ,Juan la e lelmn· n con carrm'< s de ·a-
hallo:, pa. ando por debajo de are adornado d ra-
mazon i fruta:, i en l e ntro un le. venturado pollo
1 endiente de una cu rda que r ojian al pa ar lnf'
jit t , cu ro a helo ra pillarl, la. c. b za i llevár ·1 •
, n gran contcntami nt <.le los mn L cho., di ·p ·n-
E-adore· de. ill'i lo. o al>latu~o , . gnn la . n rt ~ d ·1 que
acom ti, la difícil empre. a. l'or la noclt!! pu. im·on
bail e · raorcHnario en la plazu L ya no m l>rada,
frente a un told bien surtido d licon·s i dulce.', c·o-
hijn.do })Or las t •n lkla rama le los cujíc . LL< tr
1 alos der cho. on farol . de vcji ~ eran lo. cand~~­
labro..:, i almLmo tiempo demar aban el e. pacio d • ·-
tin~t<l al baile. La orquesta se hallaba n uu e. tr m o,
tipl i bandola sen te dos gravemente, i en pié a u
rededor seis revolvedores de maracas, que on cala-
bazo d divers s tamaños con mango atrave ado i
grano o piedrecitas dentro, los cual . ajitan al com-
pa de los tiples, ora golpeándolos contra la mano i
lo muJos, ora zarandeándolo en mil direcciones
con admirable entusiasmo i deleite filarmónico. Agre-
gando a esto el continuo rascar de una caña hueca i
rayada, que llaman carraca, manejada entre In. picr-
31

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482 PEREGRI... .ACION

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DB ALPBA. 4
altado: largos

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484 PEREGRIN ACION

lo que hacemos", prorrumpió cer a do mí una voz de


muj r entr burlona i seria. V lvíme i encontré do.
maja. de brazete, quepa almnhaciendoprecisamente
mi oficio.
- ' t Quién te ha dicho, salero, que yo cuento lo
que veo?"
- " Ei ! no solo cuenta, ino escribo ; p ro aquí se
llevará. chasco, 1 rqu ya nos ti ne ad\' rtida un
~cñor que bebió ·loruro, pcn. ando que era bran li, n
la montaña que usté abe."
-"Ah maldito! es ·lam' acordándome del bo-
nasco. o individuo que en una ·cur. ion de mi com-
pañero por las lva 1 1 Zulia, donde el guia los s-
travi.ó, apremiado por el hambre i la sed, la seO'un la
no h cojió a tientn. ierta h >tclla i :e enr..ajó un
buen trago .... de cloruro, que lo hizo berrear cuando
rrc> ·ó 1· fo.·ilnr.· ·on br:. ndi "1 o ·r •a tal , :·,
:n iña : son historia le ac1u 1 h m bro JU de: a Y ·n-
g-ar<.:o 1 or no hab r t nid olfato, in muargo de u ar
rnzonahl s nariz .."
n . i reo ! p ro a bi n que nosotra no t -
nemo · to, i andam . como io: man la," r puso
r¡uitándo:e i ponióndo e el pañu •lo el los h m br .
-"N me parece í)U Dio. t ha a :mdado ha-
e r a evoln ·ion, hijita, ino venir conmigo a r .t:r -
car n el tolrto."
"E:o ·a.! para hacern hablar, no~ Mir , váyase
n. ~u asa, que el s reno l hace daño a l s foras-
ter í'."
ijo, i haciendo una pirueta fanfmrona . e al··jó
úcia el bail : yo s guí . u snludabl onscjo, bien de-
i lido a r ferir c. ta. e e na~, aUIH)Ue posándome de
n poder hnccrlo do man 'ra que r trataran la co -
tm 1bre., 1 injcnio i la 1 gan ia natural de un pue-
blo tan jovial como sociable i venturoso.

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DE ALPIIA. 485
Al N. de San José i ha ta el rio de la Grita, cuya
ribera d recha pertenece a V enezn la desde la con-
fluencia del Guarumito, se e tiende l territorio del
canton por pacio de 50 l gua cuadradas cubi rtas
de selva 1 eli;ro as para. la salud, den a i de ierta ',
pu solo hai do pueblo::; : Limoncit , a orilla' del
Zulia en 1 occident , contando 36 habitant su
distrito, i SanFau tino, cerea del Táchim en el oriente,
con 544 moradore~, de'di ha lo re to de la ciudau
que fundó d añ d lüü2 Antonio do lo::; Río Ji me-
no, de poLla la por la fiebl't~s, i arruinada. su ricas
plant, •ione de ·aeao. ~ i d com rcio de la. pr vin-
cia, ·carmentaclo por las averta que sufre durante
el iuviern en el malí.'imo camino al pu rto de Los-
Cacho., i los retardos de la re w.'a na,·egaciou d ·1
Zulia d , le San Bu 'nav ntura p·tra aniLa, e r". uel-
v a 11 trnir f·l lU ·vo amino]ropu 'to d •. m• ,J . é,
der ·ello a la onflu 'IlCÜt de los rio · Zuli< i TácLira,
rJ\ u p, te de l · de.-;i rt ,' d·l r. e po11aráu, i lt~
ri(¡ucza d0 toclus aumentar[L mucho ·on e:to i la
mayor fa ·ilída l i rapi1l '7. <1'1 trh.fico. 'on incalcu-
1, Lic. los lJ ncficios <1nc ·e derivarían de a<1nc1ln. ·m-
pt· -., para. la cual . ln·an allí n.:cnr ·os i no faltan
hombl'es activo e int lijeute~· que la d.: rían cima n
poco ti mpo. Al S. l' la capit< l queuau lo::; di:trito:j
Bochal m a i 'hinácota, ü !timos uel canton, en tic-
ITas ma()'uífi ·a i clima d ·licio ·o. Dif •rimo: el vi:i-
tarlo 1•ara ('Uawlo r ·grc. áramo~ del cantou Ro. ario,
que d •mora al l'iente, lindando con V en zuela por
m ·dio lel TácLira.
ru •.:tra 111¿ n:.;iou en S·m José, con. cr mtú dote-
ni la, nos par eiú un mom nto. Au ilio prontos i
oportuno en lo· tra.bajos de nue. tra com.i:ion, ob:-;c-
qui s r peti lo· cou hidalguía i fmnqueza, fino i cari-
ñoso trato, cuanto unos amigos antiguos hubieran

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486 PEREGRL ACIO~

; i aunque no
• Pensamientos i noticia escojidas-1761.

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DE ALPIIA. 48~

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488 PEREGRI~ACIO~

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n:g .A.LP li.A. 489

• Acta de in talacion del primer Congreso jcueral de la


República de Colombia.
•• Alocuciou del Congreso a los pueblos. Junio 6 de 1821.

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4:90 PEREGRINAOION

Aquí de cnn an los restos


del ciudadano J encral Pedro Fortoul.
N aci6 en el Ro -ario de Cúcuta
el 28 de m ayo de 1780.
En el aiio de lO
empuñó la espada en defensa de su patria.
Siempre fiel a las in tituciones liberales.
Buen e poso i cxclente padre.
Murió en an Jo é ele Cúcuta
el 5 de cr ero de 1837.

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DE .ALPII.A. 491

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492 PEREGRIN.ACION

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DE ALPIIA. 493

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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DE ALPIIA. 495
nes de ganar dinero, los delitos son ¡·aros; i si algu-
nos se cometen hai que echarle la culpa a la igno-
rancia que deja sin fr ~no i n la integridad del in -
tinto brutal lo movimiento d 1 amor propio, que
ora estallan en los zcl si producen riña i hcrida8
ora e in urrc cionan contra los mandatos de los su-
perior i dan oríj n a lo. proce. os por r istencia i
d oh di ncia. a la autoridc de.. Tal . uccdc en San-
tand r, n u ya e t.adística ju licial se adivinan el ca-
áC't r ·né1jic de l s moradorc i su decidida incH-
nacion a la r.rat utería, mn o ménos licencio a i de-
. em b znda, H · ·tm sea p1·acticada por el boga o por
1 hombre culto.

La l'rranía
uomln· por •1 ri
~.le antander i . m lona, i la tramonta el camit o
qu de hiuácota conduce a Chopo, distante p co
méno · ¡,. i. 1 1a al , primer pueblo que en !Ita
dir i n se encuentra. Fué antiguamente de indio.
}'ohre i o curo, d tal manera que el año de 1761 ~olo
t nia 50 v cino indíj nas i 40 blancos, comercian s
le rep llo , que ra su principal granjería, por estar
do legu i cuarto de Pamplona. Lo suave d l
clima (22° entígrados) i la rara fertilidad del suelo
han favorecido l aum nto de poblacion, contándose
oi 1,647 habitantes en el distrito i cerca de 300 en
·1 pueblo, cuyo aspecto material poco ha mejorado,
}JUCS se compone de casa pajizas mal amuebladaa i
peor barridas. Predomina de de aquí en adelante la
1·aza india, siendo el centro del antiguo país de loa
Chitareros, i varían tambi n los trajes i co. tumbre
JU caracterizan la provincia de Santander. Y a no

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40G PERRGniNACION

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DE ALPllA. 497

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498 PEREGRINACION

• PIEDRAHITA.

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DE ALPIIA. 499

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500 PEREGRI.NACION

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DE ALPIIA. 501
neficio de quien le mostró la piedra. Los caballero
que loveian venir con pa o acel rado,congratulában.
do la lmrla qu pretendió ha er 1:-~. malicia humana
a qui n favor cia la Pro,"'id ncia divina; pero n oyén-
dole la . plicacion de su v rdadero agrade ·imiento i
rccono id, la alf01jilla.~ •. e miraban com pasmado.
lo unos a lo. otr s, atribuyendo a la confianza i an-
dide?: del E~trem ño 1 . uceso milagro o que admira-
ban. Ma. com para 1 e.·úm(\n <.le propio. int •re. s
:iem¡ re . halla prouta In. curiosi lad ha. ta. que la
d ~ .·p r ""n la ültima · dilij ,neia., corrí ron junto. a
la colin. a ab r i el milacrr era d · partí •ipan1 · i
d .: no·•1fíad ' d qu RÍ "1 descubrimiento ~ra mila-
gro. o el or tambi n lo ra bre . r parto de la na-
turnlez·l . a -·ó a la cual lo qu pndo para dar vu Ita
a la ·indatl con tan O'U.to.·a noticia, i e. par •ida <•ntr
1 s Y eino~ lli ron part · a la H. al Audiencia 1 ara
qu · pwli · · 1 hhrar la minrt · n indio·.
' 'lo la la. <'olina en un pnlm d • profnwlidad t nia
d ~nama<la la.· punta flt• oro: 1 or ·:::.ta cau:o-a, i por
la I ri · ·a qu :e di r 1 1< · miu r . con innum ·rabi·:
indio·, <luró el trahajo olamcute un ai1o· i fu' tan
n·andc la ·nma d ·oro qu sacó qu p r la ri11ueza.
qu • adc¡uiri ·ron lo d Pamplona <-'Il aquel corto tiem-
1' i lo.· ('l' ,(·iclo · gastos i vanidad'"' ·n qu la con u-
mÍPI'I >11, el u >dó b cinclnd ·on ·1 l'<'nom br, de Pam-
plonilln-lu-lo a. ' ·Y:
Hitlalo·o hul)( que, f¡. ·tejanuo u uo las :irvió en
cll>aur!lH.:t aceituna' d oro m acir.o; i a e nt ció que
arruinad) por el j twcr . i los el enfr uad : devaneo~
a r1nc to•lo!::i . e ·ntregauan, lo. amigo le daban d s-
• PIT: nn A 111 'T' ,, , citando la relacion de ancianos, a quienes
consultó en 16 O el " Compendio Historial" de QuESADA i
la "Escelencia del E ·pañol'' de PE.· \LOSA. El descubri-
micpto de la manta ele oro S\ cedió a ¡;>rincjpios de 1551

BA NCO DE LA EPU LIC


BIBLIOTECA LUIS-ANGEL A RANGO
C ATALOG.-'\CION
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502 PEREGRi r ACIO.N

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DE .ALPHA 503
la humillacion de la mendicidad. Para hu fami1ia
acomodada: no hai goze . ociales ni xistencia patrió-
tica: propónga le cualqui r emprc:·a dio·na de su
provincia, i coutc tm·án lo hombre ubiéndo e la
ruana ha. tala barba: "Aquí no e pu de hacer na-
da!" Las lama. , bella. , modesta~, entidora , mal-
<ta~ tan la. pr, ·jo a. dot ·· del alma en 1 rp tu rezo
i vi ita de i;k!'it ·, porr1ue no hallnu otro 1nedio d
mplear la.j nial actividad 1e. u e.:piritu . .1. í viv~u
2,900 incliviutH: qu onti ne ,1 reónto de Pamplona,
i a ·í pa. an c:térilc. U::l di, . marc, do: p r l< tl •ca-
c..l neia progr ·iva el lo qu0 fué ciU<1< d im¡ ortaute.
V cintit:iJ.tco ·léri ··o::- di<:!zioclw u10njas i uu Obisp , di.!
cnyo e razon uo ha brota lo un . ola oLra <1, u 1 di-
eeucia pri\·mla ni pt'LL>lic., eomplet:m d cuadro. ¡ Cnún
div •rso l ·1 (!U ·la cspléndiJa naturülcza fi.·ica pr~. enta
•u 1• ri~w ñ• ~ v¿ ll · i , 1 i ·os cerro d, h comar n,
•rial • · ·a i todo .
La Cámara pr vjnuial '11 su r union le l
•nú •l ·tal1l ·ciuü •11to d · um fa trallíl:< d
ofi ·io: •u qué tmnbi n :e r oji ra ~lo pm·,Ji ·<:ro , i
d señor U01nin ,. tzman, 'ohernador iut riuo,
fundó i J'CO'h m ·ntú el in tituto con un zelo di ··n de
aqu •1 filantrú1 ico p '11 ·amiento a ·uya j cueion on·
tribuyó l )bi ·po dando en al,ruikr una <..: a po1·
ma.yor pr ·cio que el tbual i lj, jo colulicioll ~ bicu
ouero l • Tingunn. fmHlacion mas pia lusa i be:neÜl.C-
tora que · ·ta.: ninguna móuo. apo ada por lo;~ veci-
no , no ob:tante que ~1 honor do la.¡n·o\"Íncia, u ade-
lanto en art. i la mejora moral de la cla,e 1"-vali(la.
piden para el tablecimiento el fer oro o amparo de
tolo lo que teno·an orazou de; ·ristiano i le patrio-
ta . - o me atrevo a decir ¡ue la l\Ia tranza que ló
, taLle 'ida para ·iempr , porque probablemente mo
equi ocaria; ni pr so los motivos que me a i ten

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á04 PEREGRINACION

oi granadino i ...

-'~LII.

] >e .<le Pamplona para 1 o cid ntc, i N-0. ha. ta


·us límite · con la provincia oto i Santander, se e...

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DE ALPIIA. 505

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506 PE REG RIN ACIO .

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508 PEREGRINACJON

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510 PEREGRINACION

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512 PEREGRL. ACION

grama j
maneha

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514 PEltEGlliNACION

Entre hitao·á i cn·ito amino dd (':tnton Pam-


plona al le CuncPpcion, me lia ,¡ páramo .~\lmorza-
1 ro, ntr avf'~auo le E. 'L O, om u ni nlo lo.· do
ramale. paral lo· rle la ('ordill 'l'a prilwip<tl. E~ part

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DE : Ll'IIA. 515

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516 P EH.EGRI~ ACIO ... -

mucho de pues de aparecido l otro hemlliferio. Aca o


todo el e ntin utc Slll'-americauo manifie ta. igual
datos por lo cualc. se conjeture su corta edad; i en
tal . upue to no debemo buscar el oríjen de su pobla-
ion en los tiempo bíblico , segun e ha 1retendido,
ni e tt·añar la nii'íez de lo pueblo que lo habitaban
e:tltora tre ·io·lo . "~ Todavía tiembla 1 uelo bajo
nu' ·tro. pié:, romo si bu cara su· c¡niei•. . dcfiniti o ,
i arr ja ionente. de fw'go por lo · multiplicado re ·-
pira.dero. 1ue braman<.lel Ecuador alPoloautárti o.**
Alu·una. eost·:t · marítimas llGvan, corno In de 'arta-
jcna id utes · •ñaln.· de. n mocl rno alzamicnt · i los
Ancles mi ·1no ·e ven abierto· i hundillo: u varias par-
t londc la v "J •ü1rion no h<t podido cli.-imular aún la
r ci 'nt ruina. 'J'odo e nu ·vo aquí; ca::;i todo igno-
nulo ; el eRpañol, •on:4an'l'atlo a. p '1 'al' i dormir, no
inft'Jitó ·aminar ·u · llc[UÍ ·ta · Jll lo.' oj .; <l 1 eicn-
·ia; no: tro:·, ana lmtl · .-in tr •··wt por •llorbnllin
de la no con ·mna la. 'Oll.'o ·ueucia d' la .me 11 ·i-
pa<:iou, nbrumado,· p r la tarea de ·r •arl todu; nt ·o-
tr ,. 1 a ·ar •m s tambi •n cumo ~ombra ·, leo· ando a
nue tros llÍcloR probl 'llla: i conjeüm ·.
• Sfrvanme de apoyo las palabras de H :\l.COLDT, que en
su 11 Cuadro fí ·ico de la rt'jiones ccu:~toriales" dice: "Uno
de los fet 6mcnos ma · singul:trcs es, siu duda, la inmensa al-
tura a que se elevan la · rocas posteriores al granito, i loma-
ci o de la · fvtmacioncs. En Europa las cumbre de la mon-
t:li'ia.; ·on de o-ranito. pues el esqui to micác o no se observa
mas arrilu tle 2,-1-00 metro ·. En el Ionte-Blanco el granito
se descubre a 1·, 75 t metros tlc altura. En la cordillera de los
Andes e.:ta misma roca se oculta bajo formaciones po teriores,
de suerte que podri<~ iaj are por ulltchos años en el Reino de
Quito i en parle del PH(t sin aprender a conocer el granito."
~ "Ning una parte del globo ha • ido tan ajitalla por el
fnc~o snb ert'áneo como la 'l)rdillcra ele los . ndc·. Desde el
'.tbo tic Hornos ha ~ ta el monte 'an-Elías se hallan mas ele
cincuenta volcanc iuflamaclos." H :\JUOLDT, obra citada.

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DE ALPllA. 1'1:17

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518 PEREGRI TACION

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DE ALPHA. 519
na.

de campo. Ja-
rmo. a i abierta

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J'ERIWHI -A lON

n lo':

lllllll'~·o..:o. trate ut •: d •, 'o lo,;' corro i Tundama, 'lll ·

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522 PEREGltiNACION

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·~ ... ...
~·~ .,._.......,. - . .......... ~ .. ..............! f . - ....

~ ~ . ¿:J-;., 1 • 1 :;l ,...,~ ""'~.:, ,:~ '1


.!:~ _.., ::;. 1:.oLrta
Pol,lacion l'tpeclfic:'\
cada lt'-gua cua ...

1 Xomhr.es ~e las 1 Capita!es. de pro-


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A N
t•'¡
Socorro • • • • 1Socorro..•••. 1 6 35 136 248 107 157,0S5 1,115 634 • o- ..A
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o<(.
~ ~
IJ)
Soto_••.••.•• Pied-ecuesta •. 3 121 53 2·19 113 51,7G7 103 220
~o
u ~
< 1\í
O cana. . . . . . O cana .••••• ·¡ 1 20 241 537 ·.1 350 23,·1-501 113 42
~.o
-'~~
~ N Santander .. San José .•••. 3 10 33 265 1 161· 21,282 211 so \J.l3 <
~ (! Pamplona •. Pamplona..•. , 4 22 551 376 • 176 6~,9901 31.) 1 189 04.\-'
o~<
~
~
¡_¡ ~~·. Tundama.••. ,Santa Rosa ..
.
4 43 123 261! 49 152,7531 706 1 578 u 0U
Jm
~ : Tunja=1Tunja ....... 6 47 1081 247 so 162,959 976 656 Z,-;j
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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