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DE
LPHA,
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M.ANClZAR.
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ADVERTENCIA.
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PEREGRINACION
DEALPHA
(M. Ancizar)
.
·· DE LA NUEVA GRANADA_,
EN 1850 I 51.
VAN"CO""ot"'t~~~":. -
IBUOTECA LUIS-A 'GEL RAN..-0
CA ALOGACION
BOGOTÁ.
T. . I PRENTA DE ECIIEV.E RitiA HERMAN OS.
1853.
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PEREGRINAOION
DE ALPHA~
21 de enero de 1 , 51).
I
Era la mañana, i los primeros rayos del sol de-
n·amaban copiosa luz sobre Bogotá i la estensa
planicie que demora al frente de la ciudad andina.
IJeves vapores se alzaban desde el pié de la conli-
llera inmediata, escalando lentamente las maje -
tuosas cimas de Monserrntc i Guadalupe, cuya
sombra se proyectaba bien adelante de sus ha e .. ,
contrastando la suave o curidad de estas con la
brillante iluminacion ele las crestaa i picachos sa-
lientes de la parte superior. El ambiente puro, li-
jero i perfumado con los innumerables olores de
los aTbustos de la ladera i de los rosales i campá-
nulas que crecen silvestres a orillas de los valla-
, dos i alamedas, producía en todo mi ser una im-
presion indefinible de bienestar, sintiéndome vivir
desde el fácil movimiento d l pulmon, vigorizado
al aspirar aquel aire diáfano i fresco, hasta la pal-
pitacion de las mas pequeñas arterias de mi e cr-
po. Una brisa tenue mccia los fle ·ibles sauces de
b "A lamcda vieja," por ntrc los cuales se cia a
intervalo la ccina pradera, verde-e mcralda ma-
tizada de innum rabies flores de achicoria, i po-
blada d re e que pastaban la menuda yerba cu-
bierta de luziente rocío de 1a noche. Todos lo ·
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·"
6 PEREGRINA IÓN
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DE ALPHA.
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8 PEREGRINA ION
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DE ALPIIA. g
estar despierto en tales posadas, me apresuré a
gastar el resto del clia en visitar el "Puente del
Comun," objeto de nuestra detencion allí. Mide
440 varas de lonjitud inclu o los camellones ad-
juntos, i la obra es ele sillares i mampostería, bas-
tante sólida para resi tir el abandono en que yace.
Sobre el cuerpo principal del puente, su tentado
por un arco grnnde i dos laterale pequeños echa-
dos sobre el man o i tortuo o rio Funza (Bogotá),
se levanta una rotunda adornada de pilastrones
en los cuale se leen, medio borradas por la intem-
perie i los porrazo , las siguientes inscripciones
con la ortografía macarróuica de antaño:
REYN. _DO LA 1.'\.GE 'l'AD DE
EL S. D. CARLO IV. Y YE.L DO
V y lt R E y D E E S 'I E J. u E V o lt E y N o T
D E G ItA N A D A E L E X 1 O. S E r-· O R .1
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10 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 11
palmo a palmo toda la llanura: nosotros la mante-
nemos convertida en potreros de ceba, es decir,
hemos d, d un paso a tras, puesto que la ganadería
es el prit 1er escalan de la civilizacion, la cual no
se radica verdaderamente sino con la agricultura.
En las 10 legua de llano mencionadas, solo el
pu blo rlc Cajicá pre~enta sns terrenos labrados
i sembrados con e mero conser ándose allí, como
en otro· pueblo de indíjenas, el primitivo jenio
agricultor en contraste con nuestra perezosa indus-
trir~ pecuaria.
I .. a Olltr·:tda de Zipaquirá es bella i pintoresca por
un tre ho de camino recto sombreado de sauces i
mejorado con bueno puente sobre las quebradas
i el ria huelo, obra debida a la pcrtinazia i acti\'i-
dacl del Correjidor español Don Jo cf de Ancízar,
dzcaino de sanas intencion ,·, si bien un tanto mi-
litar en su modo de adminish·ar el antiguo corrc-
jimien o. La importancia de Zipaquirá depende
de sus rica· minas de sal jemma i carbon, i de la
gran r: bricn. de e ahoracion del primer artículo
pcrtenecid1te nl Gobierno, copiosa. fuente de in-
gresos para el Te. oro nacional. Con todo, al re-
correr las calle ele lt ciudad, al notar sus edificios
auticnaclo i la muohc<lumbrc de mujer ~ harapicn-
as que concurren a i;.,') c rcanías <1 la fábrica de
snl n m p<u lo tic. to <.1 s chaclos, i recojer pa-
cie tem n 1ns partículas de sal arrojadas con las
basur: , no puecle unoménos de preguntar e' ¿Zi-
paquid. e lo qne debcria ser, vi ta s ·u aventaja-
da posi ion i la riqueza. 110 comun de sus terrenos
cultiv·tbles? " - nint:>una manera. "emejante a
una pre io a joya de. cuidm1a i empolvada, la ciu-
dad querida de lo zipn , soln nece ita que ns ve-
cinos la sepan apreciar i cuidar como ella merece,
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12 PEREGRL , CIO~
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DE ALPIIA. 13
Perdónenme los zipaquireños el sermon. En
aquella ciudad pasé mi infancia: allí tengo recuer-
dos queridos e imperecederos, i no puedo mirar con
indiferencia ]a situncion decaída, i el inmerecido
abandono del antiguo Eden de los Chibchas.
JI
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14 PEREORINACION
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DE ALPHA. 15
un ramal entero de la altiva C01·clillera: rocas es-
tupendas han sido rodadas a g1andes distancias,
donde permanecen solitarias i isladas sobre un
suelo estraño: estensas i gruesísimas capas estra-
tificadas han sido sublevadas por un lado a mas de
1,000 metros de altura, miéntr3s por el opues-
to se hunden bajo los piés del observador: el gres,
el calcáreo, el feldspato i la greda están aglomera-
dos en confusa mezcla, sin coherencia i presentan-
do grandes grietas donde las aguas llovedizas se
pierden, sin fecundar aquel atormentado i delez-
nable uelo. A las 3 de la tarde marcó el termó-
metro centígrado 23°, i siendo la altura del lugar
2,634 metro , el cactus (tuna) se ostentaba entre
las rocas con una lozanía igual a la que adquie1~
en los arenales del nivel del mar; como si la natura-
leza hubiese arrojado allí esta tribu de plantas no
creadas para los Ándes, en demostracion de haberse
trastornado por una potente convulsion todas las
leyes jcolójicas. Tal es, en todo lo que he vi to, la
historia de estas sublimes Cordilleras, escrita en
sus moles jigantescas, con caracteres grandiosos :
los volcanes i las sublevaciones del viejo mundo
son fenómenos pequeños i cornu nes, en compara-
don de lo cataclismos de que lut. ido teatro la
rejion andina, cada vez mayores conforme nos
a roximamos al ecuador, en don le el viajero cstu-
d"oso deja caer de las manos los ibros escritos por
los jeólogos europeos, convencid de que estas co-
l arcas rechazan las clasHicaci01 e ordenadas i la
miniatura ele los si temas que los abio de ultra~
mar han creído universalmente nplicabl §.
Poco ántes de aYistarse Taus se p· a e "Bo-
qucron" que lleva su nombre, rotura violenta de
la Cordillera, en la direccion -N. A la de~
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16 PEREGRINACION
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lS PEREGRINACION
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DE ALI'HA. 19
i bien trazada. Nunca la esperanza del viajero se
ve tan completamente burlada: las tortuosas i des-
cuidadas calles, i las casas desguarnecidas, en la
que solo se ha procurado tener techo i suelo, for-
man un contraste sobre aliente con la espléndida
i abundosa comarca asiento cel pueblo. Era 1<
tarde de un dia de mercado cuando llegamo : la
calles esta.ban obstruidas por buc>ye enjalmnclo ·
con carga i sin ella, i por muchedumbre de indio
i mestizos, mas o ménos alegrones, a causa ue la
chicha, los unos disputando a Q"!itos en m1tad de
la calle, i los otros agrupados en las 6enda. i pa -
sándose de mano en mano sendas totuma del l i-
cor p~ulnr, miéntras algun tañedor de tiple r as-
gaba con cn t 1siasmo las cuerdas, i enton. ln d
monótono rec itado en que espresaba su pena d '-
lante de la r echoncha Duldnéa, objeto de su e -
fuerzo artÍ!;ticos. Allí el chircate de la jnch~ i 1~ ·
ennrTua rlc h nyeta de la mestiza, andaban ann :-
bl c mentc j u ntos, i el cnlzon corto i rnani lla parda
del Chibch a <.lejenerado, fraternizahan con t 1 lar-
go pantalon azul i la pintada ruana el ,¡ labr, d(lt
blanco, quie n con el sombrero ladead o , p !1·g·Hb
una orilla de la ruana sobre el homb ro de: t•t 1 0
para luzir l forro amarillo, i puesto al dcs.,nir t
tabaco en u n estremo de la boca, se di~ n a >a e ''U-
char i resp onder dogmáticamente al incl íjena :n iH-
terlocutor. Por cnmcclio de aquel tum 1lto d · 1 1 •
y , mu la. 1 devo tos de la t otuma cm niná 111 ,
de · pacio n i compañero i yo, inquiri eJHio dónde
podriamo 'llojarno , hasta qu e al ñ n clim <.:on
n nc. tro. e 1erpos i cabalgaduras en la ú it•a po. · -
da que se o elijo hall. r. e di sponibl ·.
Por una pcqu ' ña i desven cijada p ter . n
m o a un pa sadiz o, obstruido con Yi ~a ·, ·u ·• .
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20 PEREGRI~ACION
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-"Oh Señor! " prorumpió la voz de .la patro-
na por debajo de su alto i amarillento sombrero
de palma : " ¿ cómo no se acuestan en el dormi-
" torio i no aquí por onde una tiene que dir a su
" cuarto ? "
-"Nada temas, ríjida virtud" contestó mi com-
pañero, "pues te hallarás libre de asechanzas."
-"Chanzas ? dijo ella, sin entender lo demas.
No señor, que les pondré un juneo en cada cuja,
i estarán mejor allá adentro."
-"Ilusiones engañosas! " le repliqué en el
mismo tono de capilla de mi predecesor en la pala-
bra. "Nada de cujas! abajo las cujas!"
- " I ora? " continuó la interesante patrona un
tanto picada, "puss nostá bueno que no tenga una
por onde pasar sin que ...... ?"
Un ronquido nasal i vigoroso de mi compañero,
i una súbita carcajada mía, pu ieron fin al impor-
tuno diálogo: salióse la vi eja gruñendo, i a pocos
momentos volvió, procurando no hacer ruido i em-
pujando por delante a la jaspeada Maritornes,
causa de sus de velos, hasta encerrarse entrám-
bas en su aposento.
He aquí el aspecto i atractivos de nuestra posa-
da en Ubaté. in embargo, sea dicho en honor
del lugar, que hai otra posada mucho mejor, si-
tuada en la plaza, i a la cual no tuvo por conve-
niente llevarnos el Sr. FeHpe Cordero, Jefe políti-
co del canton, cuyo buenos ofido imploramos
con el éxito que q11eda referido. A él i a su desa-
tencion deben cnlpar los u batereños, si la pintura
fiel de la posada que no depnró mortificare u
amor propio; si bien es de todas maneras cierto
que la cabezera del canton no corresponde a lo que
la riqueza agrícola de los alrededores promete.
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22 PEREGRINACION
III
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DE ALI>llA. 23
la parte del llano se p resentan r.Lpidos i descarna-
dos con escalone que manifiestan los sucesivos de-
rrumbes que han pad cido, al paso que del lado
opuesto conservan íntegros sus dedives de de la
cumbre, i entera su formacion primitiva. Dema
de esto, los cronistas de la conquista mencionan
por incidencia la gran laguna de •·Cucunubá i Uba-
té," lugares hoi enjutos i labrado , lo que hace
creer que entó nccs comenzaban en el primero c1
estos pueblos las <1guas del lago de Fúquenc, re·-
tos del antigu o mar d.ulce.
Poco mas adelante de Ubaté se acab1. el calni-
no llano i sigue por encÍl a de cerros escarpados,
uno de los cuale , el "Alto de Buena i:>ta,' mid
2, 769 metros de elevacion, i h cumbre sirruicn te
llamada "Volador de Fúquet.e" 2,8!.>5 m tro.,
alargándo e i dificultándosc notablemente el C'a-
mino por aquella eminencias, cu. ndo podrian ro-
dearse fácilmen t :siguiendo la orilla de la lagm a
de Fúquenc hnst. Susa. inembargo, la co. tum-
bre i el espíritu de n tina conservan esa < i en-
diosa i bárbara via de cornunicacion ab'crta por lo
indios i frecuentada por los españoles cuando la
llanura cstab·1 anegada. Entónccs la necesidad los
disculpaba: ahora, variadas las cosa·, es d · admi-
rarse cómo no se ha pensado en mejorar i ac ·1 rar
la comunicacion entre los productivos vall s d
Ubaté, Susa i :Simijaca.
De lo al o del "Volador ele Fúqucn ,, ·km :t.a
la vi tn. sobre una grande sten ion <le país ha ta
los linderos de ln. planicie de Chiquinquirá. Lar-
go rato estuv contempla!ldo aqucll. escena ma(Y-
nífica, aquel océ, no de cerro p r[i ctam n e ' r-
des, aquellas comarca ántc hcnchi la <.1 Cl i -
eh< s laboriosos, despuc cubiertas d. cscombr
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24 PEREGRINA 10 '
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gracias de los pasajeros tímidos, por habel' subido
estas cue~tas sin romperse la crisma?
-"No señor. Todo peregrino que por primera
vez pasa esta cumbre, de viaje a Chiquinquirá a
cumplir promesa, pone su cruz de madera, o la
graba en las peñas o en la corteza de los árboles,
conforme vaya de prisa o despacio.
-"Segun eso, i por la cantidad de muestras
devotas que cubren este camino, la peregrinacion
a Chiquinquirá debe ser rnui numerosa.
-"Oh, señor, sí lo es! El Cura de Chiquin-
quirá coje mas de 20,000 pesos al año en misas,
salves i ofrendas, por enseñar la Vírjen milagrosa.
- " ¿ I él dice o canta todas esas misas?
-"Quién sabe, señor!" contestó el buen ba-
quiano: ''la verdad es que el año pasado me curé
de una disenteria visitando a la Vírjcn, i ahora le
llevo una misa para sanarme del pecho, que me
trae con cuidado.''
Miré a mi hombre para descubrir en su cara si
era la malicia o la candidez de su última respues-
ta lo que en él predominaba. Alto, i seco de car-
nes, se mantenía derecho sobre su pensativo caba-
llo, los piés metidos en labrados estribos de cobre,
los zamarras flojos i colgantes, la roja i amarilla
ruana un tanto arriscada para comodidad de una
larga escopeta terciada al hombro, el rostro serio,
moreno i ámpliarnente barbado, terminando la fi-
gura un pañuelo rabo-de-gallo atado a la cabeza,
coronado por el indispensable ombrero de paja
con hule amarillo. La imperturbable gravedad de
su aspecto me convenció de q ne hablaba de buena
fe, i no i.üsistí en mi interrogatorio; pero involun-
tariamente recordé una nota que trae Acosta en su
Historia compeniliada de la conquista i coloniza-
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P:Jr.REORINACION
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llano i limpio, haciendo frente a la laguna, i pró-
ximo a la hermosa hacienda d Simijaca, cuyes
rectas alamedas de frondoso auces empiezan a la
salida del pueblo i forman parte del camino que
lleva a Chiquinquirá, el cual constituye tambien
la ancha i desembarazada calle de Su a, pobladas
sus orillas de casas de paja modestas pero blancas
por de fklera i conservada n 1 interior con la
minucio. a nitidez que el jenio indíjena sabe dar
a sus cosas propias. De pues de haber andado a
sol abierto por la rasa llanura anterior, se iente
un verdad ro placer al entr n en la alameda de Si-
mijaca, fresca i sombreada 1 o ra1tísimos sauces qu~
oscilan con agradable susurro a impulsos de la bri-
sa, recibiéndose de cuando en cuando un torrente
de perfumes emanados de 1as rosas silve tres i de
los borrachel'Os que llenan los intervalos de sauc
a saúce. Tiene aquel trecho de camino un aire de
fiesta que regocija involuntariamente, i la sensa-
cion de salud i bienestar qre se esperimenta se e -
tiende hasta las cabalgadura , qu aviYan el paso
de por sí i l acen resonar h alam da con alegres i
ruidosos resoplidos ; sensacion dt} que solo en la
rejiones andinas s disfruta, porque uno de su
priucipn.le elementos con iste en aspirar el am-
biente leve, purísimo i embalsamado que lo vivifica
todo sil oprimir el pecho con la d nsidad d<'l aire
de las tierras calientes. Razon tien n los nativos
de esta. comarcas para amarlas con delirio i no ha-
llarse bien fuera de ellas, obedeciendo a un senti-
miento de gratitud i ap go áci< las infinitas be-
llezas que la naturaleza siembra con profu. a mano
'n la· , lturns de la tieua, pr( fe ado ·n tintiva-
mentc por todo sus morauorc en ámLos h mia
fcrios.
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28 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 29
ternas del reborde. La olla contenia dentro frag-
mentos de arcilla endurecida, i a falta de base es-
taba acuñada por dos pedazos largos de ocre, en
que aun se notaban los restos de dibujos con que
estuvieron adornados. Nunca se han encontrado
joyas de oro, sino rara vez alguna argolla de tum-
baga, i piedrecitas de pizarra cónicas, horadadas en
el centro, iguales a las que todavía ponen las in-
dias en el estremo de los husos en que tuercen el
hilo de algodon. El tiempo habia pulverizado gran
parte de los huesos, incluso el cráneo, que era lo
que yo buscaba para establecer algunas conjeturas
frenolójicas. Burlada en esto mi esperanza, hice
cubrir de nuevo la fosa, i volviendo a tomar la ca-
noa nos dirijimos a la laguna por el rio Simijaca,
que es su desagüe, profundo i sin corriente sensi-
ble. Mirle la laguna 1 legua i ~- en su mayor lon-
jitnd i 1 legua en su mayor latitud, sin contar las
ensenadas, i 14 metros de profundidad en el cen-
tro. Es de hermosa i alegre apariencia, i encierra
4 i las, dos de ellas cultivadas por unos pocos ha-
bitadores que, con los de los lindos valles del li-
toral, forman una poblacion estraña a cuanto. ajita
la República, i feliz en su pintoresco retiro. El
trigo, el maiz, las papas, unas pocas reses i ove-
jas i el abundante pescado de la laguna, sumin:: -
tran a aquellos pobladore segura subsistencia i
sobrantes de fácH cambio en los mercado .. veci-
nos, a los cuales salen en balsas compuesta de
hazes de junco formando un conjunto estrambó-
tico, semejante a una gran tortuga. Tre cientos
año· de conqllÍsta i cuarenta de libertad política e
industrial han pasado por allí sin dejar huella, sal-
vo algunas innovaciones en la vida doméstica que
han alterado mui poco la manera de existir de los
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30 PEREGRINACIOlf
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DE ALPHA. 31
c:ual pollo aflijido de verse en exhibicion pú1l.ica.
Al pié yacían aprisionados algunos corderos pa-
cientes, cerdos escandalosos i hasta un desventu-
rado armadillo, cuyo afan constante era esconder
la cabeza en un agujero que había logrado practi-
car en la tierra, no obstante los regaños i tirone::;
de cuerda de la indiecilla que vijilaba su conduc-
ta. Rabia no sé qué de injenuo i plausible en
aquel alarde de los frutos del trabajo, en la carrera
que recorrió el Santo patrono, como para pedirle
que bendijera i prosperara lo:s productos del sudor
de los honrados indios cultivadores. I de seguro
que si Dios proteje a los limpios de corazon, las
fisonomías formaletas, los trajes modestos i la
cncallezida manos de los labriegos concurrente&,
daban te timonio Je merecer la proteccion solicita-
da. Terminada la procesion fueron desbaratado
los altare i tendales, i a la tarde se jugaron seܕ
toros benévolos, mas inclinados al sistema de la
pa~ universal que al de los combates a que lo
e 'Citaban con mucho ruido i poco fruto. Llegó la
noche : ios toros volvieron a sus potr ros tranqui-
lamente : las notabiliJades del lugar se congn:-
garon n un baile que fué de etiqueta durante
lus do.s primeras horas, i al mismo tieu1po la jentu
llana, i feliz en su llaneza, improvisó tantos bai-
les borrasc.osos cuautos tjples re onaban en las di-
versa, chü:herías ; los cuales bailes ful!ron de n-
gorosc etiq Lleta Je:;de el punto en que comenza-
ron hasta la hora en que todos, inclusa la orquesta,
uedaron acbichados i dormido donde i como lc110
fu' faltando el equilibrio.
Pregunté por el "'alto de Olalla," i nadie, ni
<tun el Cura Jel lugar acertaron a deternunarlo,
pero sí me refirieron dos cuentos a cual ma e -
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32 PEREORINACION
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DE LPIIA. 33
IV
Dejando atras a Simijaca i andadas tres leguas
granadinas escasas, se entra en un valle amenísi-
rno prolongado S-E. N-0, ceñido ele altos cerros
que terminan ácia el valle en multitud de colinas
redondas, i suaves laderas salpicadaa de ca itas i
sembradas de trigo, maíz, cebada, papas, habas i
otros frutos menores, cuyas sementeras, dividida
por cercas vivas, i subdivididas en pequeños cua-
dros, hacen el efecto de un mosaico de variados co-
lores, negros algunos retazos i preparados para la
iembra, verdes los otro con los trigales nuevos,
amarillos muchos con los rastrojos de la mies co-
sechada, i no poco matizados con el vivo colori-
do de la flores de habas, arvejas i friso les; paisaje
bello i fresco ~obre toda ponderacion, nnte el cual
un bábil pintor se hallaría perplejo para reprodu-
cirlo en su lienzo, bajo un cielo de azul brillante
franjeado de lijeras nubes, i en medio de la atmó -
fera diáfana de los Ancles, que permite ver a gran
distancia el contorno de los majestuosos cerro , la
vivaziclad de los colore , el resplandor de las abun-
dante ngnas i los lejanoa rebaños paciendo b. tu-
pida ·grama del valle, matizada con alegres flore
de achicoria.
En mitad de este valle se alza un ca crío de
teja i paja, por encima del cual sobresalen la pa-
redes i torre de un templo de grandes dimcnsio-
ne's. Es Chiquinquirá, la villa de los milnrTro i
peregrinaciones, centro a que se dirijen i da don-
de parten para todos los camino., nnm~ro os devo-
tos a pié i a caballo. La pulida dama de las ciu-
dades con su largo traje de montar, su lijera rua-
nita de hilo, el reducido sombrero de jipijapa con
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34 PEREGRINACION
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DE ALPHA, 35
es reunir velas de cera o de sebo para encenderlas
delante de la imájen privilejiadil, sin lo cual se du-
da que otorgue las gracias que vienen a deman-
darle.
Chiquinquirá tocó en repartimiento i encomien-
da a Antonio de Santana, compañero del Conquis-
tador Gonzalo Jiménez de Quezada. La poblacion
de los indios estaba asentada a espaldas de la sie-
rra de Coca, poco mas de una legua granadina al
E. de la actual villa, por cuanto el valle era en-
tónces desapacible, rodeado de bosques i cubierto
de nieblas, de donde le vino el nombre Chibcha
que lleva. Fundó en él Santana sus Aposentos i
Capilla, i para adornar esta pidió a Alonso de Nar-
váez, pintor de Tunja, por los años de 1570, que
le dibujara una imájen de la Vírjen del Rosario.
Narváez tomó una manta de algodon, tejido indí-
jena, de vara i cuarta de alto i vara i tres cuartas
de ancho, i pintada la Vírjen en el centro, como
viese que le quedaba mucho espacio blanco a los
lados, los llenó con las efijics de San Andres i
an Antonio, poniendo esta a la derecha de la Vír-
jen en obsequio del encomendero, quien pagó por
el ·cuadro veinte pesos de oro. Llevólo a su Ca-
pilla, que era un rancho de paja de vara en tierra,
en el cuál se solla orar de dia, i de noche se reco-
jian a dormir los cerdos i las gallinas. Al poco
tiempo quedó el cuadro malparado i roto, como
era de esperarse, i así estuvo hasta el año de 1586
en que l\1aría Ramos, cuñada de Santana, estan-
do en devota oracion el 26 de diciembre, vió que
el cuadro descendió de donde lo tenian atado, i
permaneció en el aire, renovada i rcsplandecien te
la pintura. Larga informacion l'C hizo de este mi-
lagro, por órden del Arzobispo Don Frai Luis Za-
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36 PER.EG1UNAC!ON
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DE ALPHA. 37
anualmente, me aseguró el Cura, vienen cerca de
30,000 peregrinos de todos los puntos de la Re-
pública i algunos del Ecuado1· i del Perú, no fal-
tando ejemplares de peregrinos venezolanos i aun
españoles venidos de ultramar, solo a cumplir pro-
mesas. Cada peregrino hace su ofrenda en velas,
de las cnales arde un bosque entero sobre dos lar-
gas mesas colocadas al ingreso de la nave princi-
pal. Las misas, salves i rosarios solemnes, son
interminables; i si se atiende a que el precio de
las misas varia desde 2 a 1 O pesos, el de las salves
i rosarios de 1 a 7, i el de las de mas ceremonias
en proporcion, se viene en conocimiento de que
no e.xajeró nuestro baquiano de márras cuando
dijo que el concurso anual de fieles dejaba al Cu-
ra unos 20,000 pesos de renta, puesto que el total
de las ofrendas puede estimarse en cerca de40,000
pesos cada aí'io, que repartidos entre 12 sacerdotés
i 16 minoristas i cantores adscritos al servicio del
tero plo, bien queda al Cura la mitad, limpia de
polvo i paja; magnífico destino de que dispone
todavía la Orden de Santo Domingo de Bogotá,
dotando con él sucesivamente a los relijiosos mas
antiguos. *
• Es probable que estos proventos del Cura se disminu-
yan mucho a catlsa de un comercio vergonzoso qne practican
varios clérigos sueltos o curas errantes que caen sobre Chi-
quinq uirá como gorriones sobl'e sementeras. Ello se anti-
cipan a recojer de los peregrinos el dinero que traen para
mi as, situando mensajeros en las entradas de la ciudad i es-
tableciendo un regateo que los hace a todos acreedores a la
flírula con que Jesucristo arrojó del tcm plo a los tr.!ltantes i
n. llrero qnc lo profanaban. Pero no e, esto lo peor: PER-
o.·A VERÍDICA 1 co tl'ETE .' TES me inf. rmaron que todo
ratero que no e pera ab. olucion en el confe onario ue su pro-
pío Cma, a ménos que no re tituya lo hurtaclo, halla en Chi-
q uinquirá quien le remita el pecado, mediante un tributo a
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88 PEREGRINACION
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DE ALPHA. •9
e peculativa, algo de castellano i frances, · una
cosa que llaman Jurisprudencia, sin duda mui útil,
junto con las susodichas enseñanzas, para acar
hombres de provecho que sepan descubrir i esplo-
tar las ricas minas en que abunda el territorio de
V élez, adelantar su agricultura i abrir los caminos
de que carece i sin los cuales jamas saldrá la pro-
vincia de su actual condicion pasiva i estacionaria.
¡Funesto i lamentable estravío en la direccion que
se da a la instruccion pública, sacrificando a una
ridícula vanidad universitaria el porvenir de los
jóvenes i la prosperidad del país! Hai una escuela
primaria de niños, i una de niñas, tan mal surti-
da~, que el ánimo se centrista al ver semejante
imperdonable descuido de los mas caros interese.
morales en el seno de un pueblo que por cierto no
es pobre ni debe ser partidario de la barbarie.
El trato de las personas de nota es amable, fran-
co i obsequiow: el vivir de las señoras mui reco-
jido i modesto, pues ni gastan lujo alguno, ni se
las ve en las calles sino es para ir a la iglesia: con-
tentas con su existencia sedentaria, pasan los dias
iguales, sin emociones fuertes, i acaso ignorando
que sus gracias tienen admiradores. ¿Qué otro re-
curso les quedará, pues, para ocupar la actividad
del espíritu femenino, sino la <lcvodon? Tal es la
suerte de las mujeres en la rejion de la Cordille1·a,
i esta es sin duda la cau a de la propension al rezo
i prácticas monásticas que caracteriza a los mora-
dores del antiguo país de los Chibchas. El influjo
de la mujer es siempre grnn<le, i a su ejemplo se
amol<lan las costurn bres domé ticas i las inclina-
ciones de los hijos i subordinados.
Resueltos a recorrer los distritos de que consta
el canten Chiquinquirá, aprovechando para ello el
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40 PEREGRI ~ ACION
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DE ALPHA. 41
repente la vejetacion, sostituyéndose a las plantas
enanas i cerros tapizados de grama i achicoria de
las tierras altas, árboles cadn vez mayores, i bos-
ques que trepan hastnlas cumbres que se levantan
apiñadas por todas pa.rtes. La caña de azúcar, el
café, el plátano i las lindas palmas llamadas Ca-
chipai, cuyo fruto cocido tiene el mismo sabor de
la papa, invaden el terreno a medida que la tem-
peratura sube de grados ; i en igual progresion se
hace rara, descolorida i floja la poblacion. ¡ Sin-
gular contraste de la esplendidez i abundancia de
la tierra, i la escasez i pobreza de los habitantes !
Rendimos la jornada en Buenavista, centro de
este distrito, situado en una hondonada que con-
tradice abiertamente el pretensioso nombre del
pueblo, imájen de la pobreza, desaliño e incuria .
Sus ferazes campos en que se ostentA. una vejeta-
don vigorosa i variada, permanecen yermos: el
aspecto de los moradores es apático i enfermizo, a lo
que contribuye mucho el vicio, jeneral en todo el
resto del canton, de comer fragmentos de pizarra
i greda de los arroyos, "que cuando llueve, dicen
aquellos infelizes, saben i huelen a pan." En conse-
cuencia la poblacion permanece estacionaria, si no
retrograda, como lo demuestran las cifras 57 bautis-
mos i 48 entierros en el último año. Buscar posada
era pedir peras'al olmo; por lo que sin vacilar nos di-
rijimos a la casa del Cura, tristo rancho de paja
contiguo a la iglesia. Estaba el solitario sacerdote
en el4Ppatio escojiendo granos de trigo de sem bra-
dura sobre una mal labrada mesa. Jóven todavía,
·estido de manta del país, en el rostro impresa la
mela n colía i los ademanes no sueltos ni vivos como
espresion del bienestar, sino abatidos i resignados,
produjo en mí una impresion de simpatía que me
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42 PEREGRINACION
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DE ALI'IIA. 43
vista nos pintaron prósper i rico, tal vez compa-
rándolo con su propio estado. U na cuesta rápida i
larga por la cual desciende en multiplicados jiros
un callejon profundo i escabroso, que llaman ca-
mino, es la salida del pueblo: despues siguen ba-
jadas suaves hasta llegar a la honda i estrecha ve-
ga por donde pasa pre~uroso el rio "Cantino."
El termómetro centígrado marcó 30. 0 a mediodía:
ni un aura leve movia los corpulentos árboles ; ni
mas ruido .que el penetrante i continuo chirrido de
las chicharras acompañaba al de las negras aguas
del Cantina. La naturaleza dormia bajo el prso
de una atmósfera densa i caldeada, i hombres i
bestias buscamos la sombra, abrumados de calor,
para prepararnos a pasar el puente colgante, i tre-
par en seguida el alto cerro que se alzaba enfrente
hasta perderse entre nubes. En <'l breve espacio de
5 horas habíamos pasado por una serie de tempera-
turas desde 18. 0 centígrados (Buenavista) hasta la
ardiente del Cantino: en ménos tiempo íbamos a
volver a temperamento casi frio. Tal es la comar-
ca que visitábat •os ; rica en producciones de to-
dos los climas encerrado en pequeños espacios,
pero solitaria i en la plenitud de la agreste maO'-
ni:ficcncia que ha o tentado i seguirá ostentando
inútilmente por muchos siglos.
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44 PEREGRINACION
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DE ALJ>IIA. 45
este i la oscilacion que le comunica el transeunte,
no permiten.pasarl o a caballo ni con bestia carga-
da: las cargas pa an poco a poco a espa lelas de
los peones, i el viajero torna su mula de diestro i
empieza a hacer equilibrios sobre aquella maroma,
viendo por entre las aberturas del piso las tcnebro-
as a{J'uas del rio, que ruedan velozes intimando
sentenda de muerte al que caiga del movihle puen-
te, por cuanto la ruana, lo zamarras i las estu-
penda espuelas orejonns, no fueron inventadas
para nadnr. Pasamos; i sea dicho en acatamiento
a la justicü1, mi mula lo hizo con ma talento,
serenidad i aplomo que su dueño. Tres horas des-
pue , i como a los dos tercios del alto cerro, en-
contramos las primeras casas de Coper, i al cabo
<le un instante nos hallamos alojados en una lim-
pia i confortable casita que la señora Alcaldesa
nos franqu ó con la benevolencia i agrado con que
las mujere hacen el bien in uctenerse, miéntrn.s
los hombres calculan si les tendrá cuenta el ha-
ierlo.
En lo material Coper hace algunas ventajas a
Buenavi. ta, es mas poblado i los alrededores cul-
ti"t·ados de emcnteras i caña de az ·ú car, siendo la
industria principal la e traccion de mieles. Sin
embargo, la poblacion apéna comienza a salir de
su antiguo abatimiento, i e diczmac a por la ~n
fermedad peculiar de estos di tritos, llamada jipa-
tera, resultado del vicio de comer tierra i del inmo-
derado uso del guarapo crudo. La mejora de la
poblacion elata desde la llegada del actual Cura,
pr~sbítero ajardo, i es una prueba pDlmaria del
grande influjo de estos funcionarios en la suerte. i
condieion de los pueblos situados en medio de
nuestros de iertos: el carácter del Cura se refleja
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46 PEREG-lUNACION
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DE ALPHA. 47
midalcs, las laderas pendientes i angulosas. Por
consig uiente los caminos son quebrados sobrema-
nera, hondos o en forma de escaleras que no con.
sienten el trasporte de cargas pesadas, fatigan mu-
cho las bestias i solo permiten jornadas cortas : así
la configuracion del suelo conspira a mantener en
b. inercia aquellos pueblos, privándolos del estí-
mulo que las ganancias del comercio les comuni-
carían para dedicarse al cultivo del café, que all í
es de un aroma esquisito, de la caña de azúcar,
cacao i algo don, que crecen casi espontáneamente .
Cíñcnse los moradores a producir lo necesario pa-
ra su propia subsistencia; i como esta la fundan
en el plátano, maiz i guarapo, no han menester
much o trabajo para asegurarla, de donde procede
que sean perezosos, vivan en la ociosidad i se
entreguen a vicios, hijos de la ignorancia, que los
enen·an i matan en número casi igual al de los
nacim ientos; por manera que los distritos parro-
quiales de Buenavista, Muso, Maripí i Paimc ca-
minan visiblemente a !fu estincion, i desaparecerán
en breve si el jenio de algun Cura civilizador i ca-
ritativo no viene en su ausilio.
Los conquistadores hallaron mucho que hacer
en esta tierra de los Musos para sujetarla. Eran
valientes i soberbios los indios, contaban a cada
paso con fortalezas naturales para resistir la inva-
sio n castellana, i las quiebras i barrancos, no inte-
rrumpidos por llanos ni lomas limpias, les ponían
a salv o de los temidos caballos, que en aquel país
eran mas embarazosos que útiles a los invasores.
in arcahuzes nada habrinn podido, como lo de·
mostraron los descalabros que sufrió el Capi tan
Valdez 1 a quien arrojaron del territorio bien escar-
ment ado. En 1552 los acometió de nuevo Pedro
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48 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 49
nifiesta la proporcion de 60 nncimientos ilejítimos
por cada 100. Hallábase an ente el Cnra, Dr.
Agustín O tálora, j óven de dudo a Yocacion eclc-
siática; i como tengo por esperiencia que la con-
ducta de los Curas es la causa principal del bien-
estar o decadencia de estos lejanos pueblos, quise
juzgar de la del de Muso visitando las do~ iglesias,
que logré hacerme abrir. Nada es comparable con
el estado de abandono i desa eo en que se encuen-
tran: la iglesia antigua podridas las puertas, casi
invauida por la maleza i yerbas, agnjereado el
techo, rotos i asquerosos los altares: la iglesia
nueva, de espaciosa fábrica, sucia i desgreñada
sobre toda poncleracion. Acerquéme al altar ma-
yor para reji trar por entre las desordenadas cor-
6nas el retablo principal, i mundano corno soi,
me indignó ver el sagrario abierto, como si hubie-
··en tenido gran prisa en dejar el templo los que en
él oficiaron; retiréme, i al salir noté sobre uno de
los altare laterales i al pié de un 'Santo aflijido
por la miseria de su traje ¡una guitarra!
Las iglesias de :Muso eran ricas en joyas i pa-
ramentos, i hubo un tiempo, no remoto, en que
tenían el aspecto de templos cristianos. Hoi guar-
dan armonía con la desolacion de la antigua villa:
dentro de poco crecerán en su recinto las breñas i
los árboles, segun caminan a la ruina.
Dió el Congre o a l\Iuso 1,500 pe os anuales pa-
ra puentes i caminos. Asegur 'seme que de ellos
se aplicaban 1,000 pesos para fábrica de iglesia,
300 para la e cuela a cargo del Cura, i el resto ..•
quizás para obra públicas a cargo del Alcalde,
hermano del Cura. Las iglesias ya queda dicho
cómo están: quince niños desgreñados suelen con-
gregarse en una pieza empolvada i sin muebles, i
4
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50 PEREGRlNACION
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DE ALPllA. 51
, dedor del hoyo hai estanques grandes llamados
tambres, donde recojen el agua de varias acequias
para lanzarla oportunamente hast·'l el fondo o patio,
de donde sale por una perforacion bajo de una co-
lina hasta caer en la próxima profunda quebrada
que desagua turbulenta i negra en el rio Minero.
Para descubrir la veta de esmeraldas bajan los
trabajadores por la 1 arcd casi yertical con admi-
rable destreza, labrando con un golpe ele barra,
pequeños agujeros en que colocan sucesivarnente
los piés sin detenerse ni vacilar, hasta el lugar de ...
signado para l banqueo o corte perpendicular de
la pared a manera de escalan. El espectador que
por primera vez presencia aquella maniobra, se
estremece esperando ver de peñarse de un momen-
to a otro los peones al fondo empedrado de la
grande escavacion; ni faltan ejemplares de mine-
ros q ne F or afianzar mal el pié, o por caer de mas
arriba una piedra i darle contra las piernas han
descendido velozmente i despedazádose contra el
pavimc Ho del patio: lo cierto es que solo el há-
bito o la emu1acion puede inspirar a los rnineros
la audazia i la indiferencia con que corr n cual si
fueran hormigas por las pendientes paredes, hacien-
do rodar las sueltas piedras i la tierra c1el lucrar
donde asientan el pié, que a dete erlo lll poco
carecería de apoyo precipitándose indefectiblemen-
te el peon. Puestos en fila en el lugar d .: ignado
para el banqueo, comienzan a dar golpes de pala,
i una larga faja de tiena se desliza de por sí ha ·ta
la zanja qne circunda el patio . Cunndo esta zan-
ja se llena, el cnpataz snena un cacho, i el tam-
brero, a q uü n corresponde estar preparauo, a br la
compuerta del tambre enviando desde lo a1to del
cerro hasta el patio un torrente impetuoso de ngua,
BAt'C ...., vE LA
BIBLIOTECA 'GO
CA
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52 PEREORINACION
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DE ALPIIA. 53
De regreso al pueblo de Muso atravesamos el
rio Minero, que en Coper llaman Cantino, por un
puente de bejucos, frájil i vacilante hasta el punto
de no servir sino para personas, teniendo q.ue pa-
sar las bestias a nado. La construccion del puente
es por el estilo del ya descrito en el camino de
Coper. Lánzase de una a otra orilla en forma de
arco irregular o curva ondulante. Enfrente, detras
i al rededor se levantan encumbrados cerros cu-
biertos de espeso bosque no tocado por el hacha,
en el cual, cuando pasamos, retumbaba la voz de
los peones i re onaba un incesante ruido de pája-
ros, chicharras i animales ocultos, pareciendo que
cada árbol, cada piedra, cada hoja tenia su habi-
tante, en tanto que el Minero corria sordo i ame-
nazador por el ancho ca ucc, i a trechos bramaba.
estrechándo e contra algnn peñasco. Suspenso en
la mitad del nlto puente me tu v a mirar aquel
conjunto grandioso de animacion i soledad, la ex-
huberancia de la vcjctacion, la grandt za de las se-
rranías que estrechaban el espacio, la nwjestad del
rio negro i pre ' Uro o deslizándose bajo mis piés ....
i la pequeñez del hombre en presencia de la natu-
raleza salvaje que parece desafiar el poder de la
intclijencia. I inembargo, me dije, algun dü\ la
huella del hombre quedará profundamente impre-
sa en este de ierto: él habrá depuesto su al ti vez
ante el jcnio de la ci vilizacion i resonará con el
ruido de la industra omnipotent<J !
VI
Cerca ele las minas de e>smernlcla , al otro lado
de los cerros que demoran al O. de la casas, hai
rancherías i labranzas en que habitan algunos in-
dios Aripies, resto de las numerosas tribus enemi-
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54 PEREGRINACION
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DE AL:PIIA. 55
moradores. Habláronme de una cueva que dicen,
perfora la serranía al S-S-E. del pueblo i era fre-
cuentada por los indios; pero nadie supo indicar
dónde quedaba, ni dieron noticias de haberla visi-
tado: lo contrario habría sido de estrañarse en jen-
tes tan morosas i apáticas, cuyo vivir es una pura
i simple vejetacion. En la misma serranía, como
a 400 varas en la direccion del camino ácia Coper,
brotaba un manantial cuyas aguas exhalaban fuer-
te olor a ajo. No hace mucho que desapareció ba-
jo un derrumbe, i esta circunstancia, unida a la de
no haber podido procurarme un poco de tierra del
lecho del perdido manantial, me privaron de datos
sobre que fundar juicio alguno.
Dos cosas nos restaban por averiguar : la situa-
cion e importancia de una poblacion que con el
caprichoso nombre de "Otro-lVfundo, " se halla
indicada en un antiguo mapa manuscrito, el cual
la sitúa casi al N. de Muso i a muchas leguas de
distancia sobre las márj enes del rio Minero; i los
dos picachos aislado i clividiclos por este rio, men-
cionados en la Crónica del P. Frai Pedro Simon
como adoratorio de los 1\fusos, quienes los llama-
ban "Fura" i "Tena" (Hombre i 1vlujcr) i cks-
critos por nuestro distinguido compatriota l\I. 11 .
Zaldúa cual dos jigantoscas rocas de granito. D e
una i otra cosa nos daban noticias tan contradic-
torias i a vcze disparatadas que determinamo se-
guir viaje hasta donde la aspereza i lo d poblado
de la tierra nos lo permitieran para salir do duelas.
Habíamos visto desde nna eminencia la Fura-Ten a
mui a Jo 1éjos como dos grandes tones formadas
d.e rocas ai ladas i apoyadas en e tribos mon t lO-
sos que las enlazaban a las serranías ad.Tacentcs,
i deseábamos ver de cerca aquellos monumento
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56 PEREGRINACION
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DE ALPIIA· 57
camina rápidamente a la despoblacion en medio del
mas completo abandono, pues no cuenta Maripí
con un solo hombre benéfico e influyente que co-
rrija las costumbres i rejenere esa pequeña socie-
dad acancerada al nacer. " Aquí no hai Cura,
Hquí no hai Cura," iba diciéndome yo mismo con-
forme endere1aba mis pasos ácia la iglesia para
ver si me babia, equivocado en mi fallo . Llovíase
el edificio por todas partes, en términos de estar
amena1.ando ruina. ¿ Para qué decir lo demas ? El
Cura, anciano i achacoso, vivia estraño a cuanto
le rodeaba, gastadas las fuerzas del alma i del
cuerpo, inválido para las tareas activas i multi-
plicada del sacerdote civilizador. Nuestra lejisla-
cion no ha consagrado un solo pensamiento de refor-
ma i beneficencia respecto de estos importantes fun-
cionarios que, como he dicho ántes, lo son TODO
en pueblos retirados e incipientes, donde el Al-
calde es un pobre rú ti o que ni aun la Constitu-
cion política ha leido, i la accion de la leyes lle-
ga floja i desvirtuada, si acaso llega. ¡ PJuguiese
a Dios que por fin se aboliera la pcrniciosísima
práctica de cobrar dinero por la administracion de
los sacramentos, verdadero simonismo que desau-
toriza i vilipendia el ministerio del Cura i le des-
poja de su prcstijio moral a los ojos de los feligre-
ses, al paso que propaga entre estos la corrupcion
i el concubinato ! Pero no bastará señalar sueldo
a los Curas para que vivnn modestamente: la jus-
ticia i la conveniencia. demandan que se piense
tambien en crear un fondo de pen iones de retiro
para los inváljdo del sacerdocio activ0 a quienes
la vejez i la pobreza sorprendan e inutilizen en me-
dio de sus trabajos meritorios. Se ban prodigado
las pensiones civiles, monstruosa anomalía en el
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58 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 59
descarnado sobre la quPbrada. No habia otro ca-
mino sino una senda muí angosta que serpenteaba
en cortos zig-zags hasta la elevada cnm bre pira-
midal. Conforme subíamos, el problema se com-
plicaba mas i mas. El suelo de la senda se com-
ponía de pizarra desmenuzada que cedia bajo el
casco de la mula i rodaba por la ladera. Nada de
parapeto para tranquilizar los nervios, un tanto
alterados por la conternplacion del despeñadero
limpio i vertical que terminaba en lo profundo so-
bre el lecho de la bulliciosa quebrada, i se remon-
taba hasta lo alto con apariencias de inaccesible.
Las mulas mismas se detenían sobresaltadas al lle-
gar a los ángulos de aquella diabólica espiral, co-
mo si reflexionasen de qué manem darían la vuel-
ta sin precipitarse. Todo lo que yo había leido so-
bre el vértigo que suele producir la vista de lo
precipicios i el poder de la imajinacion para con-
servar o hacer perder el equilibrio, se me vino allí
a las mientes por mi mal. Cerraba el ojo del lado
del de. peñadcro para no ver ·ino los peñascc'S cer-
canos del lado opuesto e imajinarme qne iba por
un c::uT•ino ancho; pero a! llegar a los ángulos de
la espiral i ver con entrám bos ojos la falta de sue-
lo, no era posible conservar la consoladora ilusion.
Poco a poco i en profundo silencio trcpam o hasta
arriba: el maldito camino, como es uso i costum-
bre en la mayor parte de los nuestros, ube a la
cima misma del picacho aprovechando toda la al-
tura para dcspu s proporcionar el placer de nna
bajada correspondiente: así las agradables emo-
ciones d 1 trán ito se prolongan }lasta que no hai
donde cncara~arRe, como si se hubiese querido
poner a prueba la serenidad del viandante i la for-
taleza de las bestias. La baja<la del cerro es Gom-
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60 PER.EGRINACION
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DB ALPHA· 61
brada. Una interjeccion vigoro~a que me arrancó
el susto animó al animal, no ménos asu tado, que
haciendo pié firme, no sé cómo, jiró sobre el pre-
cipicio describiendo un semicírculo con todo el
cuerpo en el aire hasta recuperar el suelo ácia
a tras.
- " Vírjen de Chiquinquirá, mi amo, eso es
volar!" esclamó el peon baquiano que desde abajo
presenciaba con la boca abierta aquellas estrañas
cabriolas.
- " ¿ I quién te ha dicho, alcornoque, replicó
mi compañero desde lo alto, que este camino se ha
hecho para caminar? "
- " Sí, mi amo, el camino está fie'resito, pero
en bajando la otra cuesta entraremos en lo llano,
que aunque es un poco pantanoso no tiene pe-
ligro."
-"Otra cuesta i un llano pantanoso ! esclamé
desrnontándorne, bu n consuelo ! ¿ I vos decís,
llla baqniano, que este camino .fieresito es mejor
que el que llaman de arriba?"
-"Sí señor: el de arriba lo ha tapao el monte,
i hace tiempo que no lo componen."
- " ¿ I qué hacen el Alcalde de Muso i el de
Puripí?"
- " Puss quién sabe, señor l "
Este "quién sabe" es el ultimatum de los in-
díjenas i mestizo . Rn llegando a él no hai que
preguntarles mas sobre el asunto de que se trate,
pues o nada saben, o no les conviene decir lo que
saben. El ultimatum de nuestro baquiano tenia
evidentemente mas d e malicioso que de cándido;
razon adicionn.l para drjarlo en pazí:fica posesion
de su reserva. Todos los caminos de la parte baja
del canton Chiquinquirá se parecen al qne de in-
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62 PEREGRINACION
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DE ALPllA· 63
el pié de la majestuosa serranía del Tambrial, divi-
samos los vértices blanquecinos i eredos de Fura-
Tena. Para llegar allá era preciso dar un rodeo de ca-
si cinco leguas yendo por el camino que conduce al
Otro-Mundo; circunstancia de que nos alegramos,
puesto que de alguna curo bre seria fácil determi-
nar la posicion de aquel vecindario singular, i en
las cercanías de Fura-Tena debíamos hallar quie-
nes nos dieran todos los informes apetecibles, vis-
to que ir personalmente al Otro-1\IIundo. era em-
presa homérica, no siendo fácil atravesar las sel-
vas i desiertos que de él nos separaban . A lama-
ñana siguiente partimos, i como a las 3 de la tar-
de llegamos a la casa del Sr. Padilla, donde hubi-
mos de dejar las cabalgaduras para trasponer un
cerro que nos dividía del objeto de nuestra escur-
sion. No había camino alguno, i fué menester abrir
a machete una. pica por entre el bosque: el calor
era abrasador i la fatiga no pequeña, pues las la-
deras del cerro son en estremo escarpadas. Por fin
avistamos las turbulentas i negras aguas del Mi-
nero, i de allí a poco nos hallamos en su orilla de-
recha, teniendo enfrente la Fura-Tena. Fué esta
en su oríjen un alto estribo de la serranía del N-0,
roto al traves por algun terremoto que dió paso al
Minero. Las aguas del rio, que allí es caudaloso i
corre a razon de una legua por hora, labraron la
rotura hasta bajarla al nivel del cauce, cortando la
peña verticalmente. El cerro mayor ( Fura) mide
625 metros sobre el rio, de los cuales lOO son una
linea perpendicular, determinándose desde este
límite a la cú pide una lijera inclinacion ácia a tras,
sin mas vejetadon que algunos arbustos. La parte
posterior del cerro, a trechos montuosa, baja en
ondu!acionea rápidai i cortas dejando al descubier-
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64 PEREGRINACION
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DE ALPIIA· 65
enorme masa de rocas que parecen creadas para
resistir las mas violentas conmociones : el ánimo
se sobrecoje al considerar la magnitud del poder
puesto en accion para Vl3ncer tamaño obstáculo, i
se admira la oportunidad con que la mano del Crea-
dor abatió la es tu penda barrera a fin de dar libre
paso a los dos rios, que de otra manera habrían
inundado toda la comarca, detenidos en su curso
por altas serranías capazes de resistir inmobles
cualquiera presion de las agua .
Como el dia se nos acababa tratamos de :re-
gresar temprano a tomar nuestras cabalgaduras i
alcanzar el pueblo no m ni entrada la noche; mas
en la penosa faena de e ca 1ar a pié el áspero i mon-
tuoso cerro que nos separaba de la estancia del Sr.
Padilla, gastamos el resto del día, i el dueño de la
casa, anciano respetable, amable i franco que en
aquella soledad vive patriarcalmente rodeado ele
sus hijos i nietos, no nos permitió seguir, dándo-
nos u mesa i hospedaje de una manera tan cordial
que no era posible rehusar el oportuno beneficio.
Hablámosle del Otro-Mundo. "He estado en él,"
nos dijo, i no pudimos ménos de sonreirnos por lo
estrambótico del quid-pro-quó: "es un vecindario
de seis familias asentado a orillas del Minero, sie-
te leguas de aquí rio a bajo. Antiguamente era
mas numeroso, formado de malhechores que huían
de la ju ticia i hallaban en ese desierto un retiro
entónces inaccesible, i vivían allí sin Dios i in lei
subsistiendo de la abundante pesca que ofrece el
río, de algunas mata de plátano i de la caza de
venado i otros animales rnontarazes. Poeo a poco
l1an ido entrando en relaciones con nosotros, i hoi
ve consideran como parte del distrito de Canipau-
na, habiendo recibido un Comisario i sometídose
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66 PEREGRINACION
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DE ALPHA, 67
en el invierno reune muchas aguas, cuya corriente
:se dirije en derechura sobre el peñon escavado en
lo alto, a manera de recipiente donde las aguas se
acumulan en un gran remanso o laguneta, apoya-
das contra el reborde del Peñon. Por una singu-
laridad notable este reborde se halla perforado a
cierta altura por tres agujeros su pcrpue . . tos, de los
cuales el inferior mide 5 varas de diámetro, i por
él se precipita una hermosa columna de agua, ín-
tegra i lijeramente arqueada por espacio de 200
Taras, yéndose a perder con e truendo en el espeso
bosque i entre lo arbusto. i enredaderas que
ocultan con su lujoso follaje el pié del Peñon. Du-
l'ante el invierno, acrecentado el caudal del ria-
chuelo colma el recipiente, i el agua snle por los
tres agujeros a un tiempo, con ímpetu proporcio-
nal a la prcsion del líquido, brillando resplande-
cientes tres arcos al principio de la cascada, los
cuales en breve se unen i confut.den en el ponde-
roso chorro que atruena i conmueve el bosque in-
ferior. Todo en derredor está desierto : lo jignn-
tescos roble mueren allí de vejez al lado del C<-
riame que ofrece inútilmente u madera amarilla
con listones rojos i negros, i dell\hriposo que pre-
senta lo mismos colores capricho. amente repur-
tidos en forma de lunares. Av s infinitas i monos
retozones pueblan el ramaje, i en la csp sura se
oye a ratos la rápida carrera de algun vena<lo, o
el rnmor sordo de los cerdos silve tr s que en nu-
merosas n1anadns huyen a lo barrancos impene-
trable~, en tanto que la voz de la cascada domina
todos c. to ruülo i hace aun mn. , ensible la agrc -
te soledad de aquellos luO'are rara vez visitados
por el hom re. El que ha pa ndo largos días apri-
sionado en las paredes i call es de la ciuuad s,
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68 PEREGRINACION
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DE ALPIJA, 69
perturbe la soñolienta quietud de sus casas. En
tal situacion ¿por qué afanar ·e? El trabajo requie-
re esfuerzos i todo esfuerzo es para ellos uua pena
que uo tiene para qué imponer e.
De Canipauna parte al E. el c:nnino que con-
duce a Chiquinquirá por encima de la elevada se-
rranía i por entre lodazales permanentes, a causa
de no haber una sola zanja que desvíe del camino
las aguas 11ovedizas. Tres leguas i media hai de
cnesta arriba hasta el punto llamado Las Vueltas,
en que se da ista a los desp jados valles i limpias
lomas de la rejiou superanilina, dejando atras las
selvas interminables, los cerros colosales cubiertos
de bosques ¡;iempre verdes, i los tumultuosos to-
n·entcs que descienden a saltos hasta los profundos
i ardientes valles fertilizados por elrio Minero i
sus ocho tributarios. I.Ja repentina transicion de
una rejion a otra hace nmi notables sus contrastes,
tanto en la configuracion del suelo i en la vejeta-
c.ion natural, como en la habitaciones, los vesti-
dos i las sementeras. En la rejion subandina to-
do es jigauteseo, escepto el hombre: los desiertos
se suceden apénas interrumpidos por algun pue-
blecillo, i las sementeras visibles se reducen a la
caña, el maíz i el plátano, sembrado a trechos i
rodeados del bosque al cual parec('ll di putar el
terreno. En la. rcjion alta se csticndcn lo amenos
valles entapizados de menuda yerba o cuitladosa-
mente divididos en pequeñas her dade sembra-
da de todo linaje de 'frutos menores i animadas
por la humilde casita i la. robusta familia del fe-
liz propietario: ningun bosq 1e interrumpe la vis-
t.a. del país, ni se andan muchas cuadras in ha1lar
habitaciones i ventas de chicha. Allí los vestidos
son lijcros, desapareciendo casi enteramente la rua-
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70 PEREGRINACION
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DE ALPIIA• 71
tan solo el maestro de escuel:~ estaba en una hu-
mUde casita rodeado de 20 niños pobremente ves-
tidos, i sentados en tahlas colocadas sobre monto-
nes de adobes, sin útiles para el aprendizaje i
acaso sin esperanzas de aprender r:ada en fuerza de
semejante abandono.
Cerca del pueblo i ácia el N. existe un monu-
mento indijena, bien raro i curioso por cierto, que
hoi llaman "Piedra-pintada." Consiste en una gran
roca de gres de seis vara de altura, siete de largo
i cuatro de espesor desde el frente a la espalda,
de figura irregular, escepto el frente o el lado que
mira al N-E. el cual presenta un plano vertical
tallado por mano de hombre. E~ te plano está cu-
bierto de jeroglíficos pintarlos como a pincel con
tinta morada indeleble que desde el principio pe-
netró i llenó los poros de la roca. Parte de estos
jeroglíficos ha desaparecido bajo manchones de
musgo menudo i mui tenaz ; parte a causa de la
barbarie de jentes neciamente codicio as que han
juzgado ser aquello una señal de te oros ocultos,
i arrastrados por la sed brutal de riquezas, han des-
pedazado lo alto de la roca haciendo volar con
pólvora algunos fragmentos que yacen regados en
derredor. Las figuras visible forman dos grupos
distintos : el de la derecha del espectador es un
conjunto de rayas verticales angulosas interrum-
pidas por losanjes aislados o en contacto unos de-
bajo de otros, siempre manife tando el número de
tres, número que se repüe con afectacion encima
i debajo del grupo, mediante rayitas pintadas de
tr s en tres, ora v rticale., ora dingonales : el gru-
po de la izquierda, mas copjoso que el anterior,
se compone de e,caleras con seis escalones, grecas
con seis lados verticales, muchas rayitas pintadns
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72 PEREGRIN ACION
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DE ALPHA. 73
tros de altura sobre el nivel del mar, i b Piedra-
pintada a 2,845 metros ; i como el boqueron de
Tierra-negra, límite i barrera del antiguo gran lago
por la parte S, mide 2,868,6 metros de altura, es
evidente que Saboyá i sus cercanías nunca estu-
vieron sume1jidas, i que sus moradores pudieron
presenciar el cataclismo conmemorado por la Pie-
dra-pintada, tan súbito i espantoso que debió im-
presionarles de una manera estraordinaria. La le-
yenda contenida en lo jerog1íficos nadie podrá
descifrarla: el monumento es único en su especie,
i la devastadora conquista envolvió en la ruina
jeneral tradiciones, anale , lenguaje, escritura i
cuanto nos m·viria en e tos tiempo para restable-
cer la.s perdidas crónica de lo~ Chibchas; a cuyo
propósito, i para dar una idea del estólido espíri-
tu de destruccion que predominaba en los conquis-
tadores, no p~edo ménos de recordar que en una
historia de la Orden de Santo Domingo, impresa a
fines del siglo XVII, menciona el historiador como
mérito grande de uno de los misioneros: el haber
descubierto varios depó itos ocultos de ídolos,
mantas pintadas i "otros objetos apropiado al
culto del Diablo" i quemádolo todo, ardiendo en
la hoguera multitud de cargas de "embelecos i
hechizerías," dice el fraile, cuando eran in duda
preciosidades inocente o por v ntura.lo archivos
históricos de lo Chibchas. El bueno, el ilustrado,
el benéfico fraile Bnrtolomé de Las Ca as r dujo
tambicn a cenizas los monumentos i crónicas de
Chiapa, con intencion ele p "rjudicar al Di. blo, sien-
do a í qu . . olo a la Ciencias i a la Hi toria anti-
gua d m 'rica perjudicó. ToJos eran iguales en
e te punto: todos nutridos con las ideas bárhnms
·asoladoras de la Inquisicion; i por cierto qne
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'14 PEREGRINACION
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DE ALPJJA, 75
su clima i alimentos apropiados, desde las alturas
en que el termómetro centígrado marca 12° hasta
las ardientes márjenes del 1\ in ro i las fértiles ve-
gas del Otro-l\lundo bañada por un sol de fuego.
La industria fundamental de estos pueblos es la
agricultura i la ceba ele ganados, cambiándose entre
sí los productos peculiares de su respectivos cli-
mas . La base de los cambios son Jos tejidos, al-
pargatas, sombreros, hules i monturas que espo1·ta
el distrito de Chiquinquirá, con algun ganado en
pié i sal de trán::iito, i tal cual remesa de papas,
arroz i otros granos que los distritos de tierra fria
(Saboyá, Chiquinquirá i Cáldas) hacen a los de
tierra caliente, de donde reciben mieles i panela,
i rara vez caC i cacao, no ob tante que se produ-
cen c~si espontáneamente i de calidad superior,
sobre todo en l\Iuso, cuyo café de grano grande i en-
sortijado encierra un aroma esqui ito. El cambio
de estos frutos se verifica. en mercados que s~ tie-
nen en cada pneblo un dia en la semana, por lo
regular el domingo, i el trasporte lo hacen a lomo
de buei, único medio practicable en aquellos ca-
minos frago .o i abandor.ados. El paciente animal,
enjalmado i con un largo cabestro, atado al agu-
jero que le abren en la ternilla de la nariz, mar-
cha delante del conductor con clos rrrandcs mochi-
las encima, i a Yczes una mujer o un muchacho
por añadidura. Un grito, o un movimiento del
cabestro le hacen apre . urar o dct ner el paso, di-
rijirse a derecha o i:..:qnicrda, o subirse a los ba-
rrancos para dar paso al viandante que se encuen-
tra con la· e rga en lu strcchos cnllejon s por
donde no es po ible pasar ino en fila. D e regreso
d 1 mercado, el bnci sin carga se convi erte en ca-
balgadura del amo, i contra todas sus habitudes
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7G PEREGRINACION
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DE ALI'HA· 77
dística do los delitos, comprensiva desde 1. 0 de se-
tiembre de 1848 hasta 1. 0 de agosto de 1849, ha-
llamo, que los actos justiciables comprobados i
juzgados fueron los siguientes:
1 HO)JDR.ES. MUJERES. DELITOS. TOTAL.
1
2 8 Ilurto ........... 10
1 1 o IRiña ............. 1
.. 1 Homicidio........ 1
4 2 ¡Fuga. ............
Heridas.......... 8
6
6 2
1 10 .. Re ponsabilidad .• 10 1
1 .. E tropeos ......... 1
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78 PEREGRINACION
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DE ALP1IA. 79
es decir, la cuna de las creencias i de las cos-
tumbres.
En punto a instruccion pública, nada tiene de
lisonjero el estado en que se encuentra en el can-
ton. De los 26,600 habitantes 177 niños i 56 ni-
ñas reciben instruccion primaria, i G2 jóvenes con-
curren al Colejio de Chiquinquirá a viciarse el
entendimiento con el estudio d 1 latín, metafísica
i algo de leyes. Por tanto, la instruccion buena o
mala es a la basajeneral de la ignorancia como 1 i
es a 100. De los 395 educandos de ámbos sexos,
188 pertenecen a la villa de Chig uinquirá i 40 al
distrito de Cáldas, el mejor librado en materia de
escuela. ¿Qué resta para los demas distritos? Ito-
co, 1\{aripí, Paime i Canipauna no tienen una so-
la escuela primaria. Las de Buenavista i Coper,
:M uso i Saboyá dan pesadumbre por la carencia de
útiles, lo desaliñado del local i la falta absoluta de
un método racional de enseñanza, en lo cual in-
fluye decisivamente la carencia de útiles, contra la
cual solo un jenio pedagójico podría luchar con
buen éxito. Quéjanse los vecinos notables de que
hai repugnancia por parte de los padres de fami-
lia a manda1· a sus hijos a la escuela, i achacan a
esto el culpable abandono en que yace la instruc-
cion elemental. Tienen mil vezes razon los pa-
dres de familia: la esperiencin. les ha hecho rer que
sus hijos envejezen en las llamadas escu las sin -
acabar de aprender, i no quieren verlos perdiendo
tiempo en esta vagancia h01wadu, cuando pueden i
deben ayudarles en las faenas del campo. Tienen
mil vczcs razo11, porque en semcjnntes e')cue1as ja-
mas se aprenderá nada con solidez i prontitud; i
los notables j las autorjdades de cada uno de esos
pueblos nunca hallarán disculpa a los ojos del pa-
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80 PEREGRINACION
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DE AL:PHA. 81
ea de Cáldas, la otra pasado el alto Dos-camino¡¡,
entre Canipauna i Chiqninquirá, i la tercera, poco
ántes de 1legar al Chusca], todas ellas en el lugar
en que las flores de achicoria cesaban de matizar
las praderas, dieron por resultado 19° delcentígra-
do como temperatura media, i de 2,520 a 2,470
metros de altura sobre el nivel del mar. Este re-
sultado es digno de anotarse i convida a repetir
las observaciones hasta llegar a una induccion ca-
.t egórica, pues de esa manera quedaria establecida
una señal bien visible de los límites de las dos
grandes rejiones en que nuestro territorio se divi-
de, i por con::.iguiente los de las zonas agrícolas,
en que el cultivo de ciertos frutos se ha1la prede-
terminado por la naturaleza, i que hoi, por un mal
entendido de eo de lucro, confunden en algunas
partes, sin concebir que la Providencia ha queri-
do fijar en este suelo, por la reunion ele climas
variados en cortos espacios, el fecundo principio
de la division del trabajo agrícola ; principio alta-
mente progresista, que la razon humana en estos
últimos tiempos aplicara al trabajo fabril con be-
neficio palpable de todos i en todo.
Desde que se pisan los linderos del Valle de Je-
sus, se nota lo numeroso de su poblacion i la ín-
dole industriosa de los moradores. Por donde quie-
ra se ven ca itas rodeadas de sementera i caña-
verales, jentes labrando los campos o cosechando
frutos: de trecho en trecho resuena el chirrido de
los pe~ados trapiches, i e alza en blancos pena-
chos el humo de la casas en que se confecciona
la miel de caña. Allí todos son propietarios, nin-
guno indijente; i esta igualdad de medios de ha-
~er fortuna escita la actividad industrial de cada
no, e imprime en su alma cierto sentimiento <le
6
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82 PEREGRIN ACION
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DE ALI'IlA. 83
nal: el que parte ácia el N-E. atravesando el
río Guache, i el que tomando la direccion S-E.
pasa por el rio Guayabal, i torciendo al E. enfila
el "Puente de piedras," formado por la naturale-
za sobre el raudal precipitado del Suárez. Eleji-
mos el segundo, porque conduce directamente a la
brech::~. de la serranía por donde en otro tiempo
rompieron las aguas del gran lago de Fúq uene para
caer sobre las tierras bajas de Vélez; hecho que
deseábamos comprobar como complemento i con-
firmacion de las observaciones anteriores acerca
de la formacion sedimentosa de la gran lbnura
que principia al pié del Volador de Fúquene, i co-
rriendo de S. a N. con un declive sensible, termi-
na en los cerros de la Peña de Sahoyá. En efecto,
andadas dos leguas i media escasas, se entra en las
ruinas dP. la serranía por un camino estrecho i pe-
dregoso que costea los restos del cerro de la dere-
cha, dejando a la izquierda una hondonada irregu-
lar, escuvada por el choque de grandes nasas de
agua, como lo manifiestan lo atormentado del sue-
lo, los grandes sulcos de los cerros adyacentea,
casi despojados de tierra por esta parte, i las enor-
mes rocas de calcáreo si1iceoso, descarnadas pero
no movidas de su antiguo asiento. Mas adelante
las señales de clestruccion se aumentan : la cima.
de la serranía se presenta cercenada i en partea
cortada. por caucds profundo , a los cuales corres-
ponden socaboncs en lo bajo, señal de que allí ca-
yeron los primeros tonentes de las aguas libres de
barrera : despues, i en la direccion del curso actual
del Suárez, yacen desparramado peñascos pon-
derosos, lanzados a lo l 'jos por la potente irrup-
cion del lago cuando se hubo desgarrado hasta su
base el alto cerro. La inundacion debió ser es-
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84 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 85
medita involuntariamente, i el hombre esperimen-
tado recuerda los contrastes de la vida, i cabila en
Dios.
Como una legua mas adelante del Puente de
piedras se llega a lo alto de un recuesto, desde el
cual se descubren las vegas angostas por donde
corre el Suárez, que los indíjenas llamaLan Sara-
bita, avistándose tambien el" Puente-nacional,"
linda i aseada villa recostada en la falda de la se-
rranía fronteriza. Tornó su nombre de un antiguo
puente echado por los españoles sobre el Suárez,
en tiempos en que una obra de estas era cosa rara
i formaba época en los mezquinos anales del Vi-
reinato. Sementeras de caña, maíz, plátano, trigo,
cebada, añil, café i gran variedad de granos i legum-
bres demuestran la fertilidad del terreno, la sua-
vidad del clima i los hábitos laboriosos de los
moradores en el distrito, que hoi cuenta 13,000
vecinos, la mayor parte propietarios de pequeños
predios, todos bien acomodados, activos e indus-
triosos, de costumbres sencillas, i fáciles de entu-
siasmar en nombre de la Libertad i de la. Repú-
blica. Allí reside el Dr. J. A. Chávez, Obispo de
Caledonia, patriota venerable, que señ:1la con un
beneficio cada día de su vida, sacerdote ilustrado,
tolerante, lleno de mansedumbre i modestia, de
cuyos labios alcn solam nte palabras de bondad i
de paz. Honréme con su tnl.to i comprendí cuánta
razon tienen aquellos vecinos para respetarle i
amarle, i cuánto acertarían en seguir siempre sus
consejos, dictados por t l verdadero patriotismo i el
injenuo deseo del bien público. La iglesia del
Puente, en. anchada i mejorada por el Sr. Chá-
vez, seria digna de la villa, si no abundasen las
imájenes de bulto deformes i mal ataviadas. Santfit
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86 PEREGRIN ACION
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DE ALPHA.
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88 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 89
proporciona medios de existencia a los innumera-
bles propietarios del uelo i a lo~ que se ocupa•
en el comercio interior; mas no puede suministrar
a la capital el calor :i el movimiento de una indus-
tria próspera, creciente i activa, cual lo seria el
comercio esterior, alimentado por el laboreo de las
minas i el cultivo de frutos esportables valiosos,
como los produciria Vélez si contara con salidas.
No lo ignoran sus vecinos; pero tal vez no se ha-
llan suficientemente persuadidos de que in ese ca-
mino mercantil, jamas saldrán del abatimiento
económico en que e encuentran, siendo, por tanto.
obra en la que todos deberían tomar parte, po: el
bien de sus hijos i por honnr de su provincia.
No obstante la riqueza natural del suelo, i por
una consecuencia del ai !amiento en q11c la ca1 ital
se encuentra, "la clase pobre, dice un docummto
oficial, es mucho mas numerosa que la acomodada:
por cada uno de los in di vid u os de esta, puede ha-
ber doscientos de aquella." Así e echa <le ver en
el desaseo personal i vestidos miserabilí irnos de
gran número de proletario : así lo demuestra taro-
bien la incalificable cifra de 147 11acimientos ile-
jítimos en 31 G, total de ellos en el trascur o del
último año : la mi ería i la corrupcion an ü mpre
a un nivel. Entre las personas afortunat.la, i las
que la suma miseria degrada, hai, pcrmítnseme la
frase, una clase media, compue ta d~ IJlujeres la-
boriosas ocupadas en el comercio i f¡ bricaci n de
artículos de inmediato consumo, las u:des son un
ejemplo palmario de que en esta tierra el tra b~tjo i
la economía traen con igo iufalihlemenle el bie-
nestar. Di 'tÍngucnse por el limpio vestido com-
puesto de camisa profusamente bonlada decolores,
enaguas d.e bayeta fina, alpargate nuevo, i iom-
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90 PEREGRINACION
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DE ALPliA. 91
rijiendo los caballos del Sol; salvo que los gruñi-
dores cerdos no siempre se mue tran dóciles al ca-
bestro, i que el representante de Apolo nada tiene
de bello i ~í mucho de indíjena, pobremente ata-
viado j descalzo de pié i pierna : ni faltan in die itas
que vienen de léjos ensayando sus fuerzas con un
pequeño haz de leña, encorvado el cuerpo i opri-
mida la frente por la faja de donde pende la carga,
la cual valdrá un cuartillo a lo sumo : un cuartillo
basta para sati facer todas las nece iclades de una
de estas criaturas durante el dia; ménos de un
cuartillo, si tienen la desgracia de 110 vender la leña.
¡ Pobres aprendizes en la escuela del sufrimiento,
tan larga i tan severa ! Desde que empieza el
mercado hasta las 3 de la tarde, están los vende-
dores fijos en sus puestos, clasificados por grupo ,
segun el j .. nero que venden, i aten tos a de pa-
charlo, si es al peso en balanzas formadas de dos
canastillos pendientes de un madero que hace el
oficio de brazos, fahricadas por los vendedores i
de cuya fidelidad no duda el comprador, como
tampoco de la esactitucl de las pe a , que son tro-
zitos de madera o piedras de diversos tamaños ; i
si es por medida, en cana tillos de cuya capazidad
tampoco se duda: sistema que hace recordm· la
sencmez ele costumbres del tiempo de Hornero,
cuando las princesas lavaban la ropa ele la familia
en los arroyos, i los banquetes rejios se componían
de un buei asado. Desde lns 3 en adelante co-
mienza el movimiento de retirada de los e pende-
dore i el arreglo de ' su cuenta por préstamos
recíprocos que se han hecho, el cual arreglo suele
parar en desarreglo de palabra i obras, segun la
complicacion de las cuentas o la cantidad de chi-
cha que los contabilistas llevan dentro. Al caer
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92 PEREGRINACION
IX
Los indíjenas ha bitndorcs de las serranías que
demoran al N. de V'lez, comunicnban con los de
las tierras bajas ácia e::l Magdalena, por una sen-
da e cabro a cuyo términ<> eran la aguas del rio
Carare, tributario de aquel, n~p;regable 1 Cétudalo o;
ruta sin duda preferible a la del Opon, tr:.tzarla
por los primeros conquistadores, pue to que en
1542 determinaron estos aprovecharse de ]a roen-
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DE ALPIIA. 93
cionada senda para sus comunicaciones i comercio
posterior con Cartajena i Santamarta, sirviéndose
de los indios como de bestias de carga. Consér-
vase hoi dia ensanchada i mejorada la mi ma ruta,
que principia al O. de la ciudad, sube a la cumbre
de la Peña de Vélez, i de allí continúa en la di-
reccion S-N, midiendo 19 leguas hasta el actual
puerto de Carare, i del puerto al Magdalena 14
leguas granadinas . Como la prosperidad i b;enes-
tar de !a provincia dependen para lo futuro ente-
ramente de su fácil comunicacion con el MaO'dale-
na, resolvimos examinar este camino,a fin de juzgar
con conocimiento de las cosas si él atisface la ne-
cesidad urjentísima que de una via mercantil tiene
Vélez.
Asciéndese, como llevo dicho, hasta la cima de
la Peña de V élez por rápidos cortes practicados
en una cuchilla angosta que en t:ste lado despide
la serranía, siguiéndose luego una meseta de tc-
neno compacto, despues de la cual se baja a la
planicie irregular i estrecha donde tiene sus cabe-
zeras el rio Guache ; breve espacio cerrado al
N. por las cumbres del Roble i de Las Brujas i
poblado de multit.ud de casitas rodeadas de la-
branzas. Traspuesto el Alto del Rob ~ c, comienza
una estensa serie de cerros formado , por grue as
es tratas calcárea , e trib s de los al tos ramales del
E. i O, por medio de los cuales corre el Orta.
Coronan estos cerros árboles frondosos que haceR
un bello contraste con las descarnada. rocas, ve-
ladas en partes por arbustos i enredaderas siem-
pre verdes, mediante el riego de ocultos manantia-
les alimentados por las copiosa llu ia , ~uya fil-
tracion lenta i permanente ha cscavado en las pa-
ñas cavernas prolongadas que perforan los Qerroa
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94 PEREGRINACION
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DE ALJ~liA. 95
por el deseo de cautivarlo i venderlos a los nue-
vos encomenderos. Lo indios se defendieron hasta.
que la esperiencia les demostró la ineficazia de
sus armas comparadas con los arcabuzes i perros
de presa de los españoles, i entónccs, desespera-
dos, mas no abatido , se retiraron a lo profundo
de las cavernas, i tapiando las entradas se dieron
la muerte: pocos prefirieron la esclavitud.. Re-
cientemente comenzaron a de cubrir e las entra-
das de estas cavernas, ricas en nitro, i al destapar-
las para buscar el valioso mineral, se hallaron mon-
tones de esqueletos envasados unos sobre otros en
astas de madera endur zidas, fijas en el suelo: ]a
horrible hi toria del suicidio de <.los naciones apa-
reció allí manifiesta i espantable con su infinita
variedad <le suplicios voluntarios; pero los des-
cendientes Je lo conqui tadore, l'jos de respetar
la última morada de la raza oprimida: se han apre-
surado a quebrantar i revolver los huesos de loa
víctimas para quitarles las joyuelas de oro i esca-
var las nitrería naturales sobre que reposaban.
¡Triste de tino de esta raza desventurada! pensé
a.l contemplar la d va tacion de aquellos osarios :
nuestros antepasado la saqueaban i atormenta-
ban en vida ; no otros la perseguimos en los se-
pulcros para aquearla de pues de muerta!
Dos leguas mas adelante se encuentra el pue-
blo de lóres, centro del distrito, a la altura de
1,039 metro sobre el nivel del mar, rodeado de
bosques ricos en diversas maderas de construc-
c~on i en quinas rojas i naranjada, de que los ve-
emes de La Cuevas e portan muchas cargas anual-
mente, i abundantes en helechos arborecentes de
8 a 9 varas de elevacion, coronados por un copioso
penacho de hojas grandes i lozanas, a guisa de pal-
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96 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 97
de su alto ministerio; jóven sin am bicion mundana,
que ha sabido restaurar í adornar la humilde igle-
sia del pueblo, convirtiendo un rancho de paja en
templo, cuyo interior resplandece de blancura, i
cuyos adornos sencillos inspiran mas respeto i son
mas apropiados al culto verdadero que las osten-
tosas ridiculezes de muchas iglesias de las ciuda-
des. Llámase este ilustrado i modesto sacerdote
WENCESLAO DÍAz; i al escribir su nombre de una
manera particular, en mi gratitud como granadino
i como cristiano, quisiera distinguirlo del comun
de los párrocos, que tantos motivos dan de pena
i desabrimiento al granadino i al cristiano, por su
inca pazidad como hombres de ci vilizacion, i por su
indignidad como ministros de caridad i de buenas
costumbres. Ellos desconocen por ignorancia, o
abaten a sabiendas la noble mision de que están
encargados, especialmente en este país nuevo que
ensaya la libertad i donde la democracia podría
convertirse en objeto de amor para el pueblo, arro-
pándola con una relijion que tiene por bases la
caridad i la igualdad, i que en cierta manera san-
tifica la República.
Es Flóres el límite de lo habitado ácia esta par-
te del cantan Vélez: pasado el pueblo empieza la
soledad: pasado el Orta, los bosques altivos, en
donde, segun la espresion del profeta, "los ani-
males montarazes reposan con seguridad, porque
no hai quien los e pante." El camino cesa de
ser una vía transitable, i comienzan en continua
sucesion las subidas i bajadas por cerros abruptos,
gredosos i constantemente empapados en Jo alto
por las lluvias, i en lo bajo por manantiales que
aflojan el terreno, formando pantanos pegajosos en
que las bestias se hunden i fatigan, i pierden has-
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98 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 99
brepujan en majestad. Desde que se entra en el
laberinto ue colinas que ciñen los tortuosos plie-
gues del rio Guayabito, se viaja por en medio del
alto bosque que a derecha e ÍZ<)uierda limita la
fangosa línea del camino, siempre bajo la somüra,
siempre húmedo i denso el ambiente, en términos
que disparado un tiro de escopeta, permanece quie-
to el humo de la pólvora largo rato, in ascender ni
di iparae. El caucho, el almendron i el ceibo, co-
losos de vejetacion, irguen sus copas por encima
de los demas árbole, , cohijándolos con sus jigan-
tescas rama,, miéntras el tronco redondo i recto,
cuya circunf¡ rencia oc 1pa un grande e ·pacio, sos-
tiene i alimen a profusion de árboles menore , en-
redaderas semejantes n. gruesos cables, i tribus en-
teras de parásitas sembradas en todas las axilas
de las ramas. Cuando uno de estos colosos cae
desarraigado por el humean o minado por la ve-
jez, abre en el hosqne una ancha calle, tronchan-
do i sepultando l ajo sus ruinas cuanto alcanza, i
entónecs el oscuro tronco forma una eminencia
prolongat a qt se cubre de arbustos e in terrum-
pc la lhnnm con l. apariencia <le una larga coli-
na ; tal es la grandeza de e tas ruinas vejetales,
imponentes aunque postradas.
Enumerar lrts miríadas de animales que pueblan
la selva, seria imposible. Encima es un intermi-
nable ruido de aves, que ora sacuden las ramas al
volar pesadamente, como la pavas i paují s, ora
alc()'ran el oido i la vista como los jilgu ros, Jas
diminutas quinchas (colibrí ) o el-sol-i-luna, pá-
jaro de silencioso vuelo, brill, nt cual mariposa,
llevando en las alas la figura del s<'l i de la luna
creciente, de donde le viene su nombre. l rede-
dor remueven el ramaje multituu de cuadrúpedos,
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100 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 101
presenta los mismos accidentes de formacion, con
la desventaja de escasear las aguas vivas, pues to-
dos los manantiales se pierden i desaparecen por
las cavernas que perforan las serranías i sus es-
tribos. Abunda el terreno en minas de cobre, hie-
rro, plomo, cuarzo, azufre i carbon, i cerca del
pueblo, en una quiebra de la serranía, se hallan
copiosas muestras de mina de amatista. Son fre-
cuentes las igniciones de piritas de hierro, que
calcinando la rocas producen derrumbes consi-
derables en las tierras faltas de apoyo. Actual-
mente arde uno de estos volcanes inofensivos en
el sitio llamado Real de Turc, exhalando torbelli-
nos de humo en tiempo de lluvias. La combus-
tion tiene lugar en lo inftrior de un cerro al)Un-
dantc en pizarra pulverizada i marmajas, i formado
por capas de calcáreo consumido ya en mucha
parte. De los pequeños cráteres se levanta un
vapor fuertemente azufrado, i el termómetro in-
troducido a media vara de profundidad, marcó una
temperatura superior al término máximo de la es-
cala. Fuera del radio ele la ignicion, el terreno
mantiene su frescor i a pecto naturales, i la vejeta-
cían se conserva inalterada.
Para ser Bolívar un pueblo que no cuenta diez
años de fundado, es bastante grande i no carece de
buenas casas, entre ellas la de la escuela con vein-
te niños, rnui ordenada i bien surtida de útiles para
la enseñanza. La iglesia es grande, limpia i un
modelo de sencillez i buen gu to en sus adornos.
Levantóla el actual cura DocToR CABTAÑEDA, cos-
teándolo todo de su peculio. Bien merece este
digno sacerdote el dictado de benefactor del pue-
blo por su ejemplar desprendimiento de las rique-
zas, por la. di pen acion jenerosa de los sacramen-
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DE ALPHA. 103
tienen particularidades notables. Habitadas por
jcntes laboriosas, hospitalarias i de índole im 1e-
jorab1e, forman la base de una pohlacion tanto mas
feliz cuanto se compcne de pequeños propietarios
escntos del influjo frecuentemente opresor de los
grandes capitalistas. Esta circun tancia feliz, co-
mun a la provincia, i la ocupacion de todos en la
noble tarea de la agricultura, escuela práctica de
virtudes civiles, ]os predisponen a ser con el ticl.1-
po iguales ante la socicda(l, como ya lo son ante
la fortuna; es decir, republicanos tan distantes de
la altanería del poderoso para con el destituido,
como de la propen ion al del:iÓrdcn i libertinaje
que cnjenura la ociosa miseria. Bnjo este n'spccto
puede decir e que en V";lez ha echado sus cimien-
tos la verdadera democracia, mediante la igual rc-
particion del suelo que los hace a todos propieta-
rios, a todo defensores de la propiedad de cuyos
beneficios participan, i por consiguiente de las
autoridades i leyes que les afianzan el pazífico go-
ze de sns haberes.
Tiene el canton 63,300 habitantes, presentando
un aumento de 8,022 sobre el censo leYantado en
1 46, i hoi esccdcn lo nacidos a lo muertos, du-
rante un año, en 1,200 indi,·iduos, de los cttalcs
la mitad no reconocen padre. La instruccion pú-
blica se halla n t:n estado lnmentablc; puesto
que solo 400 niños concurren a las escuela , en lo
cual influye ciertam' te lo de parr:n, ado de b po-
blacion sobre un tcrritor]o dos yczcs mn cstcnso
que el del can ton Chiquinqu1rá. urn . te el m1o
~dmini tr. tivo de 1 ·10,fu ron jnzc•ado..: i ~cntcn
ciado · J,or lo juezes l<.'trados !JO indi it t o , de
ellos 5 hon icidas i 24 lndrones; número que ce m-
parado con la poblucion total del cant01 , Lace el
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104 PEREGRIN ACION
mejor elojio de aquellos pueblos. N o 1IAI uN so-
LO ESCLAVO EN vÉLEZ; frase consoladora que bien
quisiera poder escribir cuando hable de las pro-
vincias restantes.
La riqueza mineral del territorio es incompara-
ble en todo linaje de metales i fó iles de aplicacion
industrial. Losfenómenosjeo1ójicos abundan, ofre-
ciendo al viajero estudioso un campo de observa-
don siempre variado, siempre nuevo. Uno de los
mas raros es el llamado Hoyo del Aire, cuatro le-
guas al N-N-E. de la capital, i 1-} al S-E. de
La Paz. Consiste en el hundimiento completo de
un pedazo del suelo en la falda de la serranía, ha-
biendo quedado un gran pozo de figura elíptica
que mide 300 metros de circunferencia, 118 de pro-
fundidad ácia la parte superior del plano inclinado
de la falda, i 75 ácia la inferior; el diámetro ma-
yor 112 metros, i el menor 87. Las paredes del
hoyo, verticales i formadas de estratas de calcáreo
como el cerro en que e~tá, se hallan cubiertas de
vejetacion i habitadas sus grietas por gran núme-
ro de guacamayas, cuyos brillantes colores luzen
en lo profundo al cortar en su vuelo espiral los
oblicuos rayos del sol. Raro fenómeno, por cierto,
el de este hundimiento parcial i perfecto por to-
dos lados; pero no único, pues adcmas de otros
análogos que observamos en Las Cuevas, hai en
]as cercanías de La Paz varios de estos hoyos
producidos por la dcscomposicion del calcáreo, con
la diferencia de que no descubren paredes verti-
cales como el del Aire, o 1as descubren por un
lado, quedando a la parte opue ta una rambla que
se confunde con el resto del terreno en lo bajo de
la ladera, i con la ventaja, para lo pintoresco, de
hallarse cultivado i a vezes habitado el fondo.
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•
DE ALPHA, 105
X
Rara persona de las que bajan al Carare se li-
bertan de fiebres intermitentes. No bastan pre-
cauciones: necesítase una constitucion privilejiada
para salir sano de entre aquellos bosques i loda-
zales eternos, hirVIendo en putrefaccion vejeta!
bajo una temperatura de 27° a 32° del centígrado,
en medio ele una atmósfera cargada de olores pe-
netrantes i caf>i nunca renovada en sus capas infe-
riores por corrientes de aire libre. Pagamos noso-
tros el tributo de salud al Carare ; pero, gracias a
la bondad del Sr. José Gooding, que puso a nues-
tra disposicion su casa en Vélcz, i a las delicadas
atenciones de los Sres. Díaz i Sil va, los sufrimientos
se hicieron llevader.os, i al cabo de 20 dias pudimos
emprender marcha para Moniquirá, cabezera de
canton, situada 5 leguas S-S-E. de Vélez.
El camino es bueno en toda estacion i atra-
viesa una comarca sembrada de casa$ i labranzas de
caña i de toda especie de frutos menores, lo cual,
visto desde las alturas repentinas del terreno, pre-
senta paisajes alegres i variados que espancen el
ánimo i lo ensanchan por Ja contemplacion de un
pueblo esento de miseria, feliz en su abundante
medianía. Poco ántes de llegar al río Suárez (Sn-
rabita) desde la cumbre de la serranía que lo en-
cajonad~ esta banda, se descubre el pueblo de Site,
fundado en mitad de la falda oriental de este pe-
queño ramal de la cordillera, i ostentando u blan-
ca iglesia i su caserío de teja en medio de la per-
petua verdura de los campo . Caminaba yo dis-
traído i despacio contemplando aquel inmenso
jardín, ceñido en lo bajo por la plateada cinta del
Sarabita,que despucs demultiplicadosjiros se es-
conde entre los cerros del , cuando me alcanzó
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106 PEREGRINACION
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DE ALriiA. 107
- " ¿ I por qu ~ razon hicieron so con una pa-
rroquia tan bonita i poblada ? '
-"Ahí ha de ver sumercé. Cosa de los Do-
tare , que corno no viven donde uno Yivc, gobier-
nan con perjuicio . "
- " Ti ne razon, amÍO'O, 1Yo viven donde uno
vive : con e to ha dicho ma que otro. con largo
di cursos, i no ~on ustedc solos los perjudicado
por igual motivo; pero ya enmendarán el daílo
cuando vuelvan a juntar e."
Prorumpió el buen Yiejo en una int<"Jjcccion d
incredulidad, i seguimos departiendo como antignos
conocido , hasta~ pararnos CL'r ·a de 1 puente. En
este campe~ino ví per onificado el pequeño agricul-
torgranadil odcln ·tierra alta . 'u traje con i~teen
ca]zon de manta gruesa, cami a de lienzo fuerte i
tupido, ruanilla parda de lnnn, ~ om hrcro 1·a. pon, im-
perm able i de ámplia dim n ionc , i <tlparg'ltc
doble, ujcto al pié por un silllpl c01·don de :fique.
Sobrio cual ningun otro, pues se . ust .nta tlc Ye-
jetales i de chicha, gastando en llo medio real dia-
rio cuando mas: obediente, laboJioso i honrado
e tá seguro de al.isfacer &U pocas nece::.iclade. eo1
los productos icrto. de la indu ·tria doméstica, i
ni codici, lo aj no, porque no lo ha menester, ni
cm idia lo goze el !rico, porqu . e tando cscnto
del ham hrc i la de. nude7., no mira con enojo la
abundancia de hicnc~ n otra· llHlllO$: comercian k
por in tinto, Yiaja d mercado en lllcrcatlo una
parte d 1 año, llevando a 1. e; espaldas los frutos
que cambia en sus umlti plicadas contrataciones,
ha taque la e tacion ele las i •mhn s lo llnma eh'
nu vo a la e.tancia, propi dad ·u:a, d(mde le e ·-
pcr. n In n ujcr i la· hijas con:tant mente ocupa-
das en hilar i t jer. Allí l:;C recojc en l n pcqm·í'io
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108 PEitEGR.INACION
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DE ALPJIA. 109
minos que enlazan este cantan con los de Vélez,
Oiba i Leiva. No h<c\. mucho que el desaseo de las
calles era insoportable i la mansion en esta villa
una verdadera penitencia para el forastero no acos-
tumbrado a respirar el aire de los muladares per-
manente . Hoi no es así : los lugares de uso pú-
blico se mantienen limpios, las casas blanqueadas
por defuera, i algo se vijila sobre las malas habitu-
des de la jente inculta. Si esto es debido al temor,
aun subsi ten te, de la aparicion del cólera morbo,
o al propósito de enmenuarel imperdonable descui-
do pa ado, no lo sé a punto fijo; pero lo cierto es
que bastarían un poco de zelo i de amor propio
en las autoridades locales para borrar la fea nota
con que los viajeros suelen acompañare! nombre
de l\1oniquirá. Tiene su mercado los miércoles,
mui concurrido i abunuantemente provisto de fru-
tos r.acionale i estranjero , i hace un vasto co-
mercio de mieles, producto de los bien cultivados
campos i de 80 trapiches movidos por mulas. Casi
todos los habitantes del canton son propietarios, es-
tando di tribuida la riqueza inmueble en términos
que ninguno es capitalista fuerte, pero nadie se halla
tampoco destituido de mecl«>s de existenda. Reú-
nense los vecinos con frecuencia en bailes i en una
sociedad patriótica, en que tratan de negocios pú-
blicos i de comun utilidad, con la ventaja de no
hallarse divididos por rencillas ni odios políticos.
Su carácter es sociable i hospitalario, los modales
cultos, i en las damas se nota cierta elegancia na-
tural i buen gusto en ]a sencillez del traje, aun
para los bailes a que concurren vestidas blanco ue
i sin mas tocado que sus abundantes cabellos,
adornados con algun ramito de flores menudas.
No es de estrañarse tanta cultura, cuando se
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110 PERE
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DE ALPHA. 111
he visto en la proYincia, la· tal enseñanza se re-
duce a fatigar la memoria de los niños con pregun-
tas i re puestas que sobre relijion, gramática i
aritmética aprenden al pié de la letra, i a la lec-
tura i escritura, en cuyo aprendizaje gastan tres o
cuatro años. He presenciado los ex<Ímene de
varias escuelas, i en todas be notado que a los
niños se les pregnnta por una e pecie de catecismo
rutinero que denominan programa, fuera del cual
no se puede preguntar nada, pues no aciertan a
responder; prueba de que la instruccion propia-
mente dicha, que consiste en el ejercicio del enten-
dimiento, no exi"te, reduciéndose a un estéril re-
cargo de la memoria con palabrn q ne para el
alumno carecen tle signjficacion Lien entendidu.
De aquí procede que en saliendo de b. escuela
olvidan el necio cateci mo i con él toda la ci ncia
potiza que acaron; i el padre de familia qnc fe
ha privado de los servicios de su hijo durante cua-
tro años, mat teni'ndolo en aprendizaje, se en-
euentra con un mozeton que no acierta a sacarle
una cuenta en el mercado ni a leerle una carta,
visto lo ctwl forma el propósito de no 11andnr los
otros muchacho a la llamada escuela, oríjen de
gastos inútiles i de h1bitudrs de haraganería. Tal
es la ituacion de 1 pr tendida nseñanza prima-
ria, con mui raras escepciones: talla base de espe-
ranza con que contamos para realizar el istema
de lecciones por rnedio del sufrajio universal
directo único verdadero, siempre que ~e apoye, no
en la rento, sino en la instruccion, siquiera primaria,
<le lo sufragante . I lo peor es que la E cuelas
.,. ormales no han dado hasta ahora los frutos que
de ellas se aguardaban: la rutina i el empirismo
antignos se perpetúan <le unos en otros: la ciencia
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112 PEREGRINACION
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DE ALPJlA, 113
nes i las hembras en la relacion de 27 a 28, i los
nacimientos en la propordon de 54 ilejítimos por
cada 100. ¡ Gravísimo cargo este último contra el
clero, al cual están encomendadas la custodia i
fomento de las buenas costumbres!
Los moradores de la provincia son todos blan-
cos, de raza española pura, cruzada con la indíJe-
na, e indíjena pura: la primera i la última forman
el menor número; i cuando la absorcion de la raza
indíjena por la europea se haya completado, lo
que no dilatará mucho, quedará una poblacion ho-
mojenea, vigorosa i bien conformada, cuyo carác-
ter erá medianero .:!ntre lo impetuo o del español
i lo calmudo i paciente del indio chibcha ; pobla-
cionfelizmente adaptable a las tareas d-.. la agricul-
tura i minería, fuentes de gran riqueza para Vé-
lez, i a la fabricacion de tejidos i sombreros para
el consumo propio, en la cual se emplean hoi mis-
mo con gusto, aunque sin gran provecho, las mu-
jeres .
•La relijion tiene poderoso influjo en el ánimo
de estos moradores, como en todos los de las cor-
dilleras principales ele nuestro país; pero esta di-
chosa dispo icion no ha sido cultivada conforme al
espiritualismo de los dogma cristianos, sino in-
clinándola a 1as prácticas materiales del culto ro-
mano de la edad media, a que son mui dados los
indíjenas por las analojías que establecen entre
aquellas prácticas i las del p litcismo c.le sus ma-
yores. Semejante sistema de educacion relijiosa
pudo ser bueno en lo prim r s tiempos de la con-
quista i civilizacion de estafi comarca , cuando h
gran mayoría de los habitadores era de raza india
pura, cuya creencias idolátricas convenía con-
ertir insensiblemente ácia las del cristianisru
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114 PEREGRIN ACION
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DE LPHA. 115
ratura 15° centígr.) permanecen los vestidos de
bayeta i el embozo de la mantellina en las muje-
res, i las ruanas de lana i ropa gruesa en los hom.
bres. Las casas son bajas de techo, con ventanas
reducidas, nbiertas a un metro de altura sobre el
piso de las habitaciones, las cuales se hallan dis~
puestas de manera que no las bañe corriente al-
guna de aire: el pavimento esterado, los grandes
cana pes henchidos de lana i os ten tan do en sus fo-
rros todas las zarazas imajinables, las mamparas
de tela traslucida o de vidriera en las puertas de
los balcones, anuncian en el interior de lns casas las
precauciones contra el frio i el vivir retraído de las
jentes. En la ciudad de Vélez ( temper. 24° cen-
tígr.) se reproducen los mismos usos, mas por con-
servacion rutinera de los que los primeros pobla-
dore. llevaron allí sacados de Bogotá, que por re-
querirlo el clima ; de donde nace el aspecto d sa-
seado de los que subsisten del trabajo cotidiano,
los cuales viven en cuartos bajos que en reducido
espacio contienen la familia, las múcuras de chi-
cha, el tren del amasijo, los perros i gatos, i mu-
chedumbre de trastos mas o ménos inamovibles
que impiden el aseo; jénero de habitaciones cuyo
influjo en la salud de lo que las ocupan i en la
salubrida<l del poblado es pernicioso en sumo gra-
do. :Moniquirá, con temperatura igual a la de é-
lez, tiene usos diferentes, algo parecidos ya a los
de tierra caliente : los ve tidos son mui lijeros, las
casas mas ventiladas, Jos modales mas suelto i
comunicativos. Esta gradacion ele costumbr s, tra-
je , alimentos i rnodale , desde el recojimiento si-
lencioso de los qu moran en la rejion alta de los
Andes hasta la abierta franqueza i carácter ac-
cesible de lo hnbitadores de las calurosas llanu-
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116 PEREGRINACION
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DE ALPIIA . 117
tre los moradores de la provincia, labrándose vín -
culos cuyas consecuencias morales son inestima-
bles para un país cortado en todos sentidos por al-
tas serranías que dividen i separan los pueblos como
pudieran las grandes di.,tancias . La faz social de
nuestros mercados semanales i su influjo en la uni-
dad i nacionalidad granadinas, son temas que cier-
tamente merecen la estudio a atencion del pa-
triota; i en mi concepto esa costumbre es una de
las que debieran fomentar e cuidadosamente, como
que ella producirá, anclando el tiempo, la estin-
cion de 'las necias rivalidndes i antipatías que aun
prevalecen entre varios pueblos pequeños, con 110-
table menoscabo de los intereses de la comunidad.
XI
Tomando el camino que de l\1oniquirá condu-
ce a Togüí i Chitaraque llOS dirijimos a Gám bita,
primer distrito del cantan Oiba al S . de esta vi-
lla. Andadas 7 leguas por tierras bastante que-
bradas, cubiertas de sementeras, i bañadas por
multituJ de arroyos claro i bullicio os, llegamos
al río Porqueras, línea divi oria de entrámbos can-
tones i desde el cual en adelante comien~a por
este lado la provincia del Socorro . Legua i me-
dia. dcspue de pasado el rio s encuentra el pue-
blo de Gámbita, p queño i n su mayor parte pa-
ji~o, asentado en un vallec:ito ango to en qne ter-
minan la· pendientes laderas de dos pequ ñas
serranías paralelas compuestas de e tratos calizos
i esqui to arcilloso, formacion predominante de -
de las cercanías de Chitaraque, constituy ·ndo un
terreno casi unitario i por consi 0 tÜentc in~rato.
Los rios Gámbitai Porqueras, que unidos al Ilue¡·-
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118 PEREGRIN ACION
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DE ALPJIA. 119
manifiesta en el abandono i desgreño en que dejó
las cosas de su ministerio, patentes a los ojos de
cualquiera, por mas que el caritativo Dr. Ceron se
empeñaba en disimularlos.
No obstante la pobreza del suelo para la agri-
cultura, los alrededores de Gámbita no carecen de
belleza por la agradable variedad que comunican
al paisaje los cerros circunvecinos, a vezes redon-
deados i con laderas tendidas cuidadosamente la-
bradas, a vezes áridos i escarpados, de cuyas ci-
mas trastornadas se precipitan con ruHo varios
arroyos formando cascadas, entre las cuales se ha-
cen notar la de Santafé, grueso chorro de aguo.
reluciente que desprendí~ ndose de los estratos su-
periores de la serranía, vi ·ible a la izquierda desde
el camino de Chitaraque, salta por encima de los
árboles i arbustos un espacio de 40 varas, perdién-
dose despues en la espesura; i la del Palmar, ca-
mino de Paipa, oculta en parte por una vejetacion
lozana, pero que examinada de cerca presenta una
columna de mas de lOO varas de caida limpia.
Hai otra quebrada caprichosa que desdeñando el
correr por las sinuosidades del terreno, ha ido a
perforar una colina cerca i al S-0. del pueblo,
abriendo b. cueva que llaman del Chocó, ele 4 cua-
dras de largo i cnriquezida en lo profundo con cs-
talácticas numerosas que han disminuido la altur.
primitiva del socabon, grande i desembarazada, si
, e ha de juzgar por la elevad, puerta que da en-
trnda al arroyo: curioso fenómeno por cierto, i
jcmplar nota.ble de lo que pt ede la accion de las
aguns obre las roca de formacion Cé. lizn, como
tam bien lo demuestran los hundjmientos cónicos
ele Las-Cuevas i el afamado Hoyo-del-aire en el
canton Yélez.
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120 PEREGRI~ACION
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DE ALP'L\.. 121
Dcspues de una fatigosa. marcha de diez horas
llegamos a Cunacua, tarde i con largo ayuno.
Nadie no indicaba dónde podriamos alojarnos :
preguntábamo , i lo vecinos papamosca se que-
daban callados mirá11donos de hito en hito . Por
fin averiguamos que aunqu no habia Alcalde en
el pueblo andaba por ~ llí el Juez, en cuya solici-
tud proseguimos hasta que en la pinza i cerca d::!
la cárcel encoutramos un hombre rústico i mal per-
jeñado con una var t n~;gra en las mano : era el
Juez. Dijímosle qt¡jéne · é amos i qué motivo nos
había llevado hasta aquel rincon de la patria. El
digno funcionario se balanceaba sobre una pata i
sobre otra, nos min ba i se r'Ía como un oso : im-
posible meterle en la macÍI.:a cabeza una idea : im-
posible que ley ra nada pues iguoraba el nlfabeto.
Por último, interpelado con la cnctjía del hambre
i del cansancio que llevábamos, su pendió la risa,
rompió el silencio, i no· ofrceió socarrona1ue1 te
por alojamiento ....... . . la dtrcel!
-'·¿Cómo se llama este fenómeno? pregunté
a un curioso que me queclaba ccrc:a.
- ' Don Gregorio eira," me conte&tó, " i es
la autoridad."
- ' Scí'ior Autoridad," dije al amab1c Don Gre-
gorio ''¿tendrá usted a bien llcvarno · <londc uq uel
vecino que <lcstlc una especie de tienda, buena para
alojar e, nos está nlirando '? Parece persona de-
cente, i él acaso nos comprenderá ."
-"Oh sí! l. Don Cayetano, mui persouaje i
mui notable <lc:llugar."
I llegado a la c.1. a, Don Gregario !)alud<> a Don
Cayctano i r a umió su ri ·ita de márra · l:iin aña-
dir palabra. Sig1 ifi<¡ué al nu \'O interlocutor nues-
tra necc i acl, el objeto del viaje, lo que nos suce-
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122 PEREGRINACION
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DE AL:Pl A , 123
desconoce las ventajas que se dedvan de ser hos-
pitalarios i sociable . La ru tieidad no tiene allí
contrapeso, i la cultura rnoml corre parejas con la
del suelo, pobre i in lozanía por la ingratitud del
telTeno. En cuanto al Juez Neira, no se crea que
es un tipo escrpeional; iguales a -:1, poco ma o
ménos, en intelijencia i re petabilidad, son casi to-
dos los J uezes i Alcaldes de distrito. Los veci-
nos de instruccion i comodidades aborrecen este
empleo i se valen de u influjo para que no ··ecai-
ga en ellos el nombramiento, echándolo sobre al-
gun labriego ianorante que arrancan de su estan-
cia i del seno de su rústica familia para tras plan.
tarlo mal de u grarlo al pueblo i dejarlo allí perdi-
do en el laberinto de un oficio que es incnpaz de en-
tender, o lo mueven cual dócil in. trumcnto, yapa-
ra hacerse superiores a la ju ticia, ya para. vestir
con el aparato de e ta su. vcuganzas pcrso.1ales.
El tri te Alcalde que por una parte contempla su
estancia i labranza abandonada , i por otra sufre
las reprimenda i aun multas de lo. superiores a
causa de los di pnrat s que comete o le hacen co-
meter, pone todos u conatos en soltar la car~a
cuanto ántes, i se stahlccc un torbellino de re-
nuncias i nuevos nom bramicntos que de hecho
equivalen a la vacante permanente del empleo.
Ahora, si se con ic era la importnncin política i ad-
ministrativa del Alcalde, a cuya. manos van a pa-
rar tolla ]as 1 ycs i disposicion s gubernativas
para su ej cucion, que forzo an.ente 1 a de comen-
~ar n 1 distrito, e vendr[ en conocin iento dd
profundo d órden que n t .. ituacion .e intro-
duce en todo nuestro si ·t nu l gal i político. .a
República J· iste en la Con titueion ec;crita, eu la
teo1·ías del Congreso i n la int ncion de los altos
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124 PEREGRINACION
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DE ALPJIA, 125
cosas me autoriza para aííndir que seria eficaz :
PONER SUELDO A LOS AL AJ.. DES. Hai en las capi-
tales de provincia i en muchas cabezeras cantona-
les jóvenes de instruccion qu~ por laudable ambi-
cian política desean darse a conocer; mas son po-
bres, i la pobreza los encadena en un lugar fijo en
que vejetan oscuros i anulados. Un pequeño suel-
do que les afianzara la sub istencia les baria bus-
car las alcaldía , primer escalan de la vida públi-
ca, i la necesidad de recomendarse bastaria como
estímulo para el buen desempeño del empleo . A
poco andar tendriamos establecido el réjimcn cons-
titucional en los di tritos, í los beneficios de la
República se insinuarían en el ánimo de los cam-
pesinos iliteratos, que aprenderían por la fuerza
ele los hecho a so tener i amar el órclen legal, i a
distinguir el imperio abstracto de la lei amparado-
ra, de la autoridad meramente ejecutora del fun-
cionario ,
Oibr.. demora 3 leguas al N. de Cunacua. El ca-
mino es bneno i espacioso, i atraviesJ. el rio de
Oiba por un puente cubierto, sólido i bien conser-
vado, obra~ en que sobresale la provincia del So-
corro i la hacen una de las mas transitables de la
República. La villa, cabezera del cantan, cuenta '
2,500 vecinos alojados en buenas i espaciosa ca-
sas de teja. Tiene el distrito 8,000 habitantes,
dando por mo imi~nto anual de la poblacion 207
nacimientos, 170 d cesos i 30 matrimonios. El
aumento de 37 individuos es insignificante respec-
to del total de la poblacion, i sorprend su pcque-
ñc>z cuando . e contempla el aspecto ro hu to de lo
habitantes, su activa laboriosidad i la fertilidad
del terreno que cultivan cuidado amente, de ma-
nera que la subsistencia es barata, segura i abun-
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126 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 127
te la llamada " Piedra de la pezuña," objeto de
una tradicion disparatada. Cuentan que cierto ca-
zador de venados, mas atento a su oficio aventu-
rero que a cumplir con las obligaciones del culto
relijioso, llevó su impiedad ha ta entregarse a la
cazería un viérnes santo. El diablo, que entón-
ces nodormia, le esperaba, trasformado en ciervo,
dentro de un bosquecillo donde lo dilijentes pe-
rros condujeron al cazador, comenzando desde allí
una serie de carreras desesperadas al traves de
montes i vallados que el pseudo-animal sah'aba
con diabólica pt:esteza, dirijiéndose a la mitad de
un cerro peinado en barranco vertical sobre el rio
Suárez. Alegre el cazador al ver aquella falsa
evolucion que le aseguraba la presa, se apresuró a
cortarle la retirada animando a los perros con gri-
tos e interjecciones que hacían ruborizar al ciervo
mismo, el cual cuando hubo llegado a la orilla del
precipicio afirmó las patas en una laja grande i dió
un salto de seis leguas por encima del rio Suárez
i vega adyacentes, y ndo a perderse entre los
barzales de la serranía. del Oeste i deiando detras
de sí al absorto cazador, envuelto en" un torbelli--
no de humo de azufre, segun la costumbre inme-
morial i característica de los diablos. Despejada
la atmó5fera vióse la laja marcada con 1a impre-
sion profunda de las patas del ex-ciervo, con1o to-
davía puede verlo quienquiera en la fumosa 'Pie-
dra de la pezuña;" la cual, hablando en prosa, no
es sino una ancha piedra caliza en cuya superfi-
cie ha labrado la intemperie pequeñas depresiones
que la imajinacion super ticiosa convirtió en hue-
llas sobrenaturale . Cerca de allí corre un arro-
yuelo sobre un lecho de lajas análogas a la ante-
rior, marcadas profundamente con depresiones se-
t
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128 PEREGRINACION
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DE ALPJIA~ 12'9
l)e~aclamente labrada i arrai,g ada rn un ángulo de
la sala, cerca de dos poyo . cubiertos de est.era;
pero en com pensacion bril aban las paredes con
pinturas en que el injenioso autor habia hecho
heroicos esfuerzos para combinar rle infinitas ma-
neras el ocre i bermcllon, únicas tintes de su rús-
tica paleta.
Las figura ma notables eran dos matronas
sentadas en el aire, de rostros borrachos i mofle-
tudos, con los ojos a la raíz del cabello,i por tanto
sin frente. La primera jemia bajo el peso de una
corona jigantescaJ sin esperanza ele alivio, puesto
que la mano izquierda la tenia ocupada con una
tiara, j la derecha con un barreton, a guisa de ce-
tro. Debajo escribió este nuevo Leonardo de
Vinci:
La quarta parte del mundo
Evropa zoi nombrada,
Tengola tiara, i las llabes,
Y o zoi lamas ilvstrada.
Frente a frente, mirando a su colega con ojos
tiesos i espantados, estaba la segunua figura, co-
l'Onada de plumas, al parecer, con arco i flechas
en una mano, i una granada mui razonable en la
otra .. Volaba por lo alto un letrero que decia
Al\1ERICA, i debajo: ·
Quizo mi Dios piado o
Darme su caridad.
Soi 1n lmerica libre
Viba la libertad.
Promeuiaba entre las dos matronas un militar
colorado, cabalgando en un cuadr(tpcclo amarillo,
dctras del cual iba una mujer amarilla en un ca-
ballo colorado. :El militar se abría paso con la.
espada, mas grande que él mismo, i le rodeaba
tal profusion de versos belicosos, que no n1e atreví
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130 PEREGRINACION
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DE ALPllA. 131
la ti"erra densamente poblada de indios agriculto-
res, activos i con vestiduras de telas finas de algo-
don, a usanza de los Chibchas. Así fué que, cau-
telosos i con palabras de paz, penetraron por la
demarcacion del Cacique Corbaraque, cuyas casas
demoraban al S-E. de Oiba, itomando por el Va-
lle de Poima, se dirijieron a Chal alá (hoi Charalá)
donde los recibieron con armas, cerrándoles el paso;
costumbre que no han perdido aquellos morado-
res, como lo demostraron en 1819, pretendiendo,
pocos i mal armados, rechazar al feroz realista
González, que conducia por allí un cuerpo de
tropa veterana, resto del ejército de Barreiro, de-
rrotado en Boyacá. Entrámbas ocasiones les salió
malla cuenta, pues hubieron de sucumbir alama-
yor pericia la primera, i la seo-unda al mayor nú-
mero de los invasores. Continuó Galiano su es-
ploracion ácia el N, encontrando en todas partes
numerosas poblaciones, i despues de un rodeo
hasta cerca del actual Sanjil, donde tuvo que com-
batir de recio al valiente Macaregua, marchó al
N-0. por Baricbara, i de all; retrocedió por tie-
rras del Cacique Chianchon, que tambien le dió
guerra, i tam bien fué vencido i prisionero en las
lomas fronterizas del Socorro. De esta manera
quedó preparada la sujecion de una comarca tan
populosa como la planicie Chibcha, e igualmente
civilizada. Eran los Guanes de aventajada esta-
tura, pazíficos e industriosos : las mujeres, segun
escribió Frai Pedro Simon, "de mui buen parecer,
blancas i bien dispuestas, i mas amorosas de lo
que fuera menester: " la tierra limpia, labrada i
abierta, con sementeras i caseríos por todas partes.
Sin embarcro, los conquistadores la menosprecia-
ron, porque no hallaron los montes de oro que sn
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182 PEREGRI -Acto
codicia buscaba. Ni describieron las costumbres,
ni hablaron del gobierno i lejislacion de los Gua-
nes, ciñéndo~e a calcular la poblacion para Tepar-
tírsela en encomiendas luego que regresaron a
Vélez.
La villa de Nue.stra eñora del Socorro fué eri-
jida en parroquia por los años de 1691. "El Ilus-
trísimo Señor Don Francisco Cosío,, dice una es-
tadística publicada en 1794, "hallándose de Pre-
sidente la dió honor i nombre de Ciudad; pero Su
:M ajestad no lo aprobó, i la concedió el título de
Villa con fecha 25 de octubre de 1771. ~~ Hoi dia
es capital de la provincia de su nombre, desgra-
ciadamente ustituido al antiguo de Guane, cen-
tro de un activo comercio doméstico, que en todo
el canton pone en movimiento cerca de 600,000
pesos anuales, verificándose las principales contra-
tariones en el merc&do de la capital los juéves i
domingos, con gran concurrencia de productores i
mercaderes nacionales. Situada la ciudad en uu
plano inclinado cerca del rápido i peñascoso rio
uárez (Sarabita) a 1,256 metros de altura sobre
el nivel del mar i por temperatura media 21° cen-
tígrados, parece que naturalmente debería gozar
de clima sano; mas no es así por razon de la con-
.figuraeion jcneral del suelo. La es planada irr gular
asiento del ocorro, se halla cortada al O. por la
profunda i ancha quiebra en cuyo fondo corre el
Sambita, 61 O metros mas bajo que la ciudad, i en
seguida dominada por el alta serranía que se man-
tiene en la dü·cccion S- N, íntegra i in ramificarse
durante 1 G leguas, desde ]os límites de iba bn tn
el centro de Zapaloca : al E. la dominan tam jcn
los cerros que scparnn las aguas tributarüts del
arabita i del Cbaralá. Enrarecido el aire por una
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DE ALPIIA. 133
tem pcratura de 30° en el fondo ele la gran corta-
dura que riega el Sarabita, se determinan corrien-
tes de viento, orijinaclas por lo regular en las mon-
tlñas i bosques pluviosos del respaldo ele Oiba,
se encajonan i adquieren fuerza entre las dos se-
rranía , bañan de repente la esplanada i alteran
la temperatura local con oscilaciones de 6 a 1 O
grados en las horas de mediodía (*)-Cambios tan
súbitos en un lugar en que las habitaciones i los
yestidos son como para tierra caliente, producen
por preci ion enfermedades frecuentes i agudas que
abrevian la duracion comun de la vida entre las
personas nPglijcntes o faltas ele recursos; lo cual,
combinado con la relajacion <le costumbres, que
de, de el principio de la. guerra de independencia
introdujo en el pueblo jorualcro la permanencia de
guarniciones Yeteranas, no solo se opone al au-
mento progresivo <le poblacion que era de espe-
rarse, atendida· las circunstancias favorables de
abundancia de mantenimientos i bondad de las
tierras de labor, sino que durante el año de 1819
hubo un déficit notable: naeieron 4.90 individuos,
de los cuales 191 ilejítimos, i fallecieron 809, dis-
minuyendo la poblac:ion en 319 indiviuu.o . o
obstante l conocimiento de las causas jeneralcs de
jnsalubridad, la. diferencia .en contra es tan cuan-
tiosa, que inc1agllé i habria causas especjales i
acciclcntalrs a sí mismo ad rsas ; i apénas tres,
bastante <.lébiles, puilieroa señalarse : la concu-
rrencia de forasteros, alguno de los cuales falle-
cerán en el acorro, la llegada de enfermos al hos-
pital 1 roYinchl, i el descuido con que se han llc-
(*) Ob en·a ione hecha a las G, 9, i 12 de la mañana, i
4:, :3 i V de h tnrcle i noche, por esr>acio ele 14 dias-Termó-
wetro i l3ar6metro in.tarb..lble •
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134 PEREGRINACION
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DE ALI'liA. 135
costumbres de la porcion sana del pueblo, i como
un remedio que atajara la propagacion del mal
hasta sus propias familias ; de otra manera el cas-
tigo es iniquidad, i las persecuciones de la policía,
permaneciendo vijente la causa de las acciones pu-
nibles, llegarian a convertirse en única i constan te
regla de gobierno, es decir, en la mas intolerable
de las tiranías. Por ventura no faltarán rutineros
apáticos que califiquen de teoría i?·realizable la
moralizacion de las clases pobres, rneuiante la aper-
tura de escuelas gratuitas de artes i oficios; pero a
estos les contestaria yo con el ejemplo de Zapa toca,
donde no hai una mujer ociosa, no hai siquiera un
niño que no tenga empleadas todas las horas del
dia en tejer sombreros que venden provechosamente
los domingos en el mercado: les contestaría taro-
bien con el ejemplo de varios patriotas de Bari-
chara, que establecieron a su costa nueve maes-
tranzas de sombreros, en que un crecido número
de jóvenes eran enseñadas de valde, i hallaron ase-
gurada la sub istencia en la práctica de una indus-
tria fácil, couforme con el vivir sedentario de la
mujer, i que 1 s pone a cubierto de la triste alter-
nativa de per cer en la miseria o entregarse a los
vicios para prolongar un poco la exi ten cía físiea
sobre las ruinas de la moral. La ciudad del Soco-
rro, grandei popu lo~a, comercianteimanufacturera
por inclinaci n jcnial e sus hijos, situada en un
lugar de tráfico bien ctivo no deberia tener mi-
seria ni mujeres envilecidas : no las tendria, si Jas
personas ilus raclas se propusieran desarraigar la.
jgnorancia indu. trial ce las famili. sjornalera ' cu-
ya índole nat'lralmcnt buena i laborios:l olo nece-
sita de un peco de ins ruccion i un poco de consejo
para conservar i aprov ~ char sus laudables instintos.
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136 PEREGRINACIO
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DE ALJ"IlA . 137
tas i el ademan resuelto, justificado por las robus-
tas muñecas i la endurecida mano, cuáles paseando
vijilantes de es tremo a estremo el tendido de ropa
i e:thivaches, que <.lentro de sus correspondientes
linderos cubre el empeurado, cuáles sentadas en
el suelo i sorteando con el sombrero los quemantes
rayos <.lel soL Por entre esta Babilonia de trajes i
labriegos inquietos, circulan los sombrerillos ele
nacuma de las cuasi-damas, envueltas en pañue-
lones de todas la.s jerarquías posibles, desde el
algodon a la seda, vestido entero de zaraza i za.:
pato sin medias, o alpargate blanco i diminuto,
finamente labrado ; o bien sobresalen, jirando so-
bre su eje, las sombrillas de las damas jóvenes i los
qljtasoles ele lo mayores en edad i gobierno, sin
faltar uno que otro chal edoso i delgado, mni acle-
cuado para luzir el buen t'lllc, pero sobrado insu-
ficiente para precaver del sol las espaldas de su
dueño. Llegada la tarde i concluirlas las ventas i
compra , q ucda la plaza entregada al cscrnpuloso
exámcn que de ella hacen los gallinazos, tan con-
fiado en ¡fu inviolabilidad personal, que discurren
por toda<> partes sin hacer caso de la jente, i abso-
lutamente embebecidos en apropim;se los dcspenli-
cios del mercado. Con la luz del dia se acaban la
ajitacion i el movimiento, i empieza la quietud de
la soledad, interrumpiendo el silencio de la tinie-
blas el ruido de los chorro de la pila, o la clara i
vibrante voz de al o-una carg, dora de agua, que en-
tona cantares populares miéntras llena su múcura,
·o mü~ntras un filarmónico de los de tiple remen-
dad i ruana indefinible lle(J'ne a interrumpirJn,
que c. lo que a la postre acontece.
Debimo · al 'r. Ramon .1: Iateus, Gohern, dor
interino, las delicadas atencionc de un caballero,
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138 PEREGRI T ACION
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DE A"LPIJA , 13!)
propagacion alarmante de la funesta enfermedad
del coto: en suma, trabajó con empeño en bene-
ficio de la provincia, i supo dejar su memoria ins-
crita en muchas obras de utilidad pública i en los
recuerdos de los buenos vecinos . Ellos le }lacen
justicia, echando a un lado !as opiniones políticas;
i en imitarlo se complacerá sin duda todo patriota,
pues desgraciadamente son raros los funcionarios
provinciales que tomen empeño en mejorar la lo-
calidad que administran.
Dos leguas al S-0 . del Socorro queda el limpio
i bonito pueblo de 'imacota, cuyo caserío relucien -
te de blancura i cubierto de teja está situado en
un pequeño valle del otro lado del Suárez, alabri-
go de las colinas i altos cerros que lo circundan
como el engaste de una joya. Tratábase de esplo-
rar un montecillo ardiente, que suponían ser un
Yolcan próximo a reventar i trastornar la comarca,
i resolví acompañar al Sr. Gobernador Iatcus en
esta correría. Andada legua i media cuesta abajo
por camino a trechos mui pcndi nte, pedregoso i
malo, llegamos a la orill<t derecha del rio. For-
man su lecho gran es piedras rodadas i fragmen-
tos inmóviles de rocas prccipitauas desde lo alto
de las serranías i mesetas laterales, cuyos flancos
destrozados i hundidos atestiguan que el profundo
cauce del 'u; rez o escavaron grandes aguas YC-
nidas de. de las tieTas altas con repentina i pode-
rosa irrupcion; i e. efecto, por allí se abrieron pa-
so 1as dc1 antiguo i vasto lago de Fúquene que,
segun referí n otro artículo, quebrantaron 1as ba-
rrera que al N. <e ChiquilHJuirá las contenían
. aprisjonachs en la esten a cuenca que hoi consti-
tuye las planicies le aquel canton i del de Ubaté.
•:1 terreno a uno · otro lado, i h~sta la altura d
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1,40 PEREGRINACION
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D I> AL:f.> l!A. 141
rranca. a 20 o mas varas de altura sobre las aguas
del rio, rodeándolos de una plataforma cubierta
por un lijero techo <le paja : esto árboles o viga3
rlerechas llevan el nombre de mo1·ones. De moran a
moran, atravesando el rio, tienden un grueso cable
compuesto de 24 rejos o cuerdas de cuero retorci-
do, el cual naturalmente forma una curva, cuyo
seno queda distante de la corriente ocho o diez
aras, i constituye la línea ele trayecto. Por enci-
ma del cable se ponen dos abrazaderas do madera
recia, o garruchas cabalgando apoyada en la ro-
daja. Del apéndice inferior de cada abrazadera
bajan dos cuerdas que terminan sujetando con
fuertes nudos ámbas testeras, de una especie de
camilla compuesta de marco de palos fibrosos, a
los cuales va cosido el cuadrado asiento de cuero;
i a este aparato, que hace la figura de un canasto
chato colgando, le llaman rnLerta. Amarran a las
testeras de la puerta dos largas cabuyas o prolon-
gas destinada a tirar de la máquina para hacerla
llegar de banda a banda del rio, deslizando por el
cable las abrazacleras o garrnchns de donde cuel a
la puert:-~, la cual, cuando rinde el viaje hasta cerca
del moran, queda trabada i sujeta por un gancho,
sin cuya preeaucion rodaria otra vez hasta el cen-
tro del rio, pues, como llevo dicho, el cable forma
un seno cuya mitad ofrece rápido d censo, i la
otra mitad una subida resbaladiza. Dentro de la
puerta pueden colocarse cu. tro pasajeros sentados,
dándose la e palda i con las piernas al aire ácia
afuera, guardando equilibrio, o bien un pasajero
con dos petacas <le cq ip· jc i u nucos de mon-
tar. Lista i a cgnrada la carga, lo cabuye1·os de
acá avisan a lo· de allá con un silbido: zafan el
gancho que contiene la puerta, i esta or su pro-
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142 PEREGRJNACION
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DE ALPIIA. 143
cipitados al río. Así es que las Cámaras de pro-
vincia han dictado ordenanzas especiales, deter-
minando el número de r jos de que haya de com-
ponerse el cable, que nunca son ménos de 24, i
especificando las precauciones de seguridad que
deben observarse respecto de la puerta i aparatos
adyacentes. Supuestas las cosas en el mejor estado
posible, siempre resulta gran pérdida de tiempo
en el paso de las cabuyas, puesto que en cada via-
je de ida i vuelta de la puerta se gastan diez mi-
nuto5 no llevando mas de una carga, i las bestias
tienen que pasar a nado, guiadas por nadadores, con
evidente peligro de perecer cuando el rio va cau-
daloso, pues son arrastradas a lo léjos i tra torna-
das por los golpes que reciben contra los peñascos.
El conocimiento de estos males i la mayor suma
de luzes que ya se tiene respecto a la cor.struc-
eion de puentes suspensos, hacen esperar que den-
tro de poco las cabuyas quedarán relegadas al ar-
chivo de los recuerdos de nuestro antiguo atraso
industrial i social.
No desdice el interior de Simacota de lo que su
vista lejana promet . Es ejemplar el aseo de las ca-
lles i casas, i entre los moradores no se encuentra
un solo vago: todo están consagrados al cultivo
de los campos, de donde procede que los alrede-
dores del pueblo se hallen <'ubiertos de emente-
ras hasta la cima de los cer os i formen p isajea
tan hermosos como frescos i variados. El tejido de
lienzos i mantas, la fabricacion del jabon, velas
de sebo, alpargatas, sogas de fique i otros objetos
de indu tria domés ic , proporci nnn ocupacion
ventajosa a la muj resino pocos hombres; siendo
tanta la sencillez i bondad de las costumbres, que
en el espacio de un año tan solo 7 individuos de-
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144 PEREGRL ACtON
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DE T,PITA• 14.~
XIII
El camino mas directo del Socono a Barichara.
es el que toma para el T' atraviesa el rio Sanjil
en el pa o llamado Sardinas, i mide 5 leguas de
lonjitud de pueblo a pueblo. Elejímoslo, i durnn-
te 1:1 dos primeras leguas transitamos por tene-
no quebrado, descendiendo siempre ácia el men-
cionado rio, en medio de lnbran.zus i casitas que a
der~cha e izquierda cuhr n el s 1clo totalmente,
ora iguiendo sus onc ulaciones en incesante alter-
natiYa de colinas i eañnc as profnndn , ora di pues-
tas en anfiteatro, recostnclas sobre la falda de los
cerros mayores i ·visti 'ndolos de de el pié a la ci-
ma. La luz del sol, clara i brillante en un ciclo
in nubes, reflejada por a que: 11a serie de planos in-
clinado e interrumpida con fuertes son hras en
las an~Yostas quiebras del terreno, producin una
suave CTr::tdacion de tintes, desde el colorido vigo-
roso de los maizales próximos hasta l v rdc ama-
rillento de los lejanos campos de caí'ía cefíidos por
vallados de arbu to de o ·curo follnje . a]picac1o
<le flores. Todo e to 1· alzado por el brillo de las
a~Ynas ·ivn i animado on la prcs ncia de 1 s cnl-
tivador s, formaba l\11 conjunto ·crdad n 1 nte
10
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146 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 147
mos desaparecer el bárbaro recurso de las cabuyas,
disimulable solo cuando se desconocjan los baratos
puentes de suspcnsion semejantes al de GALAN,
nombre que lleva el recien construido por el Sr.
Phillips.
Delante del puente se alza un cerro continuo
tallado en escalones, que dejan al descubierto en
anchas fajas los estratos calizos de que está for-
mado. Como hai que subir este cerro para lle-
gar a la esplanada de Barichara, naturalmente se
pregunta uno por dónde irá el camino, pues de
pronto no se concibe que la estrecha vereda que
serpentea en cortos jiros, vía recta i por entre Jos
estratos o cinchos, sea el tal camino. Sin embargo,
no hai otro; ni hai comparacion que pueda pintar
el contraste del hermoso puente de Galan con el
rastro de cabras que continúa la ruta: economías
mal entendidas, pues por no gastar una suma ra-
zonable para trazar un camino tendido i duradero,
a lo que se presta sin dificultad el cerro, se ha
bosq ucjado una senda en el filo de los despeña-
deros, la cual mui luego será borrada por las llu-
vias, interrumpiendo la comunicacion entre dos
cantones importantes i ricos. Salvados los preci-
picios, gracias a la ciencia i mansedumbre de las
mulas, llegamos a la estensa meseta en cuyo cen-
tro al r-E. se encuentra Barichara, 1,320 mctro 3
sobre el nivel del mar. Es una linda villa de 4,000
vecino3, situada en el borde occidental de la me-
seta formada por una masa continua de margas
arenosas impregnadas en parte de óxido de hierro
hasta el punto de aproximarse al ocre rojo, pero
s!ernpre deleznables, abiertas por las aguas i solo
contenidas por la base de estratos calizos que la
sostienen i levantan sobre las ruinas del resto de
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148 PEREGRINACIO .
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DE ALPIIA. 14.9
de la plaza principal. Órden de arquitectura no hai
que buscar en el edificio, mas í la e presion de
las ideas menguadas i spíritu paciente de aque-
llos tiempos, inscrita en las minuciosas labores
que cubren cada piedra i en In profusion de co-
lumnitas sin capitel ni bas qnc r cargan la facha-
da en mcuío de mascarones i arabescos regados
por el constructor con m~ no larga. Disfrutó ln
piedra de lo honores i p mpa del culto hasta el
año de 1838, en que el actu: 1 Arzobispo, con cs.
cándalo i horror de t s beata::, la hizo romper a
rnnrtillazo , dando desa ~rado punto a las gloria
d0l ídolo, al cual no pu de lH'bár~ele el mérito de
haber orijinaclo la fundacion i fomento de una vi-
lla hieu trazada i alegrl!, r sidencia de muchas
pcr:onr s ·ecomcndahles por su carácter benévolo,
u ilnstracion i rcpubli ani. mo.
Las cnllcs de Barichara son anchas, limpias i
ácia el centro del poblado empedrada . La ca as
bien construidas, en lo jeneral, i alguna: con cierto
lujo de amplitud i de Yentanas rasg; das que re-
<·uerdan el e tilo ele las tierra. calientes, adecuado
al clima del lugar, donde l termómetro centígrado
1narca 2:3° por término medio. Cuatro fuentes pú-
blicas, de las cuales la de la plaza ma:or curio-
samente labrada, surten ni vecindrnio de limpia
i ubununntc agua; i el pobre o el anciano desva-
lirlo encuentran cama i asistencia en ln pequeña
pero aseada casa que sirve de Hospital d-- Caridarl.
1 las, no se han contentado los barichara ·con mi-
rar por la suerte de los enfermos indijentcs, ni con
atender a la instruccion de sns hijos fuitdanclo es-
cuelas en que 180 niños i 30 niñas reciben ins-
truccion primaria i edncacion relijiosa, sino que
han tcudido una mano protectora a las mujeres
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150 PEREGRINACION
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151
La esplanada de Barichara concluye al O. in-
mediatamente despues <le las últimas casas, con
una cortadura repentina i Yertic~l de 300 metros
de profundidad, a la cual sigue, como dije ántes,
el valle onduloso en que se hallan los pueblos
Cabrera i Guane, el primero al S. i el segundo al
N. de este valle, limitado en lo mas bajo por el
Sarabita. Frente a frente de Barichara, del otro
lado del rio i a distancia de 2! leguas en línea
recta, queda el último distrito del cantan, siendo
su cabeza el pueblo La Robada, situado en lo alto
de otra meseta que en realidad es un fragmento
de la gran mesa destrozada por la irrupcion de las
aguas de Fúquene, i dividida en dos zonas paten-
tes en una estension de 13 leguas, desde la con-
fluencia del Oiba i el Sarabita hasta el límite S.
del cantan Zapa toca. JJas desnudas rocas de uno
i otro lado, la serie de capas sedimentosas que su-
ben hasta el borde de la meseta cuyo plano con-
cluye al pié de la altiva serranía i en las cuaJes el
jeólogo sorprende, por decirlo así, los secretos de
las diferentes formaciones inorgánicas, constituyen
un horizonte jeolójico tan raro como vasto, i com-
prueban, por la identidad de naturaleza, qu.e en
tiempos no mui remotos no existía la cortadura
colosal que hoi divide el terreno i en parte impi-
de la comunicacion directa entre varios pueblos.
El país perdió en continuidad, pero ganó e11 lo pin-
toresco, pues la vigorosa vej etacion equinoxial se
apresuró a cubrir aquellas ruinas con el lujo ina-
gotable de sus flores i follaje, i las corrientes de
agua se encargaron de dar vida nl paisaje con nu-
merosas cascadas, algun as de las cuales sumamen-
te bellas, como la Param osa, cerca de Barichara,
que tiene 250 metro de caída, dividida en dos saltos
BA o o 1 E U LICA
BISUOTrCA LU'.·A:·::::L AR ANGO
... ATAL· ~ \ ·¡ oJ
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lJ ... PEREGRI 'ACIO~
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DE ALPHA. 153
Los pocos indios puros que aun hai en Guane, son
de regular estatura, cuadrados de espalda i muí
fornidos de pierna, efeeto de su continuo subir i
bajar cerros cargando pesadas maletas: la fisono-
mía maliciosa i los rodeos que emplean para res-
ponder cualquier pregllnta, indican la desconfian-
za con que miran a los blancos, escarmentados
como están de salir siempre mal en sus tratos i
relaciones . Visten ancho calzon de lienzo, cami-
sa de lo mismo, cubierta con la indi pensable rua-
nita de lana : llos i sus mujeres, que conservan
el chircate nacional en vez de enaguas, gastan
sombreros de paja grandes i gruesos a prueba de
agua i aun de tiempo . Durante la semana están
metidos en los ranchos de sus estancias e labor,
i los domingos i dias festivos los pasan en el pue-
blo andando por las calles a :son de tiples, tambo-
riles i una especie de gaitas que llaman clarines,
desquitándose de las tareas i dieta de la semana
con interminables tragos de chicha; de d nde les
resulta una confu ion de ideas tal, que si las mu-
jeres, mas prudentes i sobrias que ellos, no los lle-
varan a sus casas, ni acertarían con el camino, ni
dejarían d q nedarse regados por los campos, dis-
frutando del rocío de la noche. Toda la instruc-
cion que reciben se reduce a un cúmulo de nocio-
nes supersticiosas, que con el nombre de relijion
cristiana les inculcan : de ahí para adelante no hai
que buscar nada: su alma se encuentra surnerjida
en las tinieblas : su e.-istencia puramente material
los entorpece i degrada. ada se ha hecho ni se
hace para sacarlos de ec;ta mi rria mor. 1 i levan-
tarlos a la altura del hombre civilizado, el cual e
contenta con cruzar los Lrazo i decir cntencio-
. amente desde lo alto de su cabeza: "e t.\ raza es
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154 PEREGRINACION
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DE ALPJIA. 155
cion. Con respecto a la moral, resulta que los na-
cimientos ilejítimos son a los lejítimos como 18
es a 100, cuando en el canto~ Socorro están en
razon de 46 a 100, consecuencia de la diferente
situacion de las mujeres pobres. Los delitos juz-
gados i sentenciados en el trascurso de un año-
consistieron en algunos hurtos de menor cuantía,
riñas sin gravedad e injurias comunes, de manera
que ni por su número ni por su calidad merecen
especificarse : la seguridad de las personas, de la
honra i los bienes, no ha sido perturbada, porque
la consagracion de todos al trabajo i la abundan-
cia ele medios de vivir, alejan de aquellos habitan-
tes las dos causas mas fecundas del crímen, que
son la ociosidad i la miseria desesperada.
Cuatro i media leguas al N. de Guane queda
Zapatoca, illa cabezera del canton de su nombre.
La primer legua del camino es de bajada fácil
hasta llrgar al rio Sarabita, que se pasa por una ca-
buya de 104 varas de lonjitud, con bs mismas d~
tencioncs i cabriolas que indiqué al hablar de la
de Simacota. Síguese una suhida de dos leguas,
al cabo de las cuales se llega a la esplanada de
Zapatoca, mui semejante a la de Baricbara i de
la misma naturaleza jeolójica. Entre el fin de la.
cuesta i el pa!:o del rio hai una diferencia de 1,257
metros de altura sobre el mar, pasándose repenti-
namente de 30° centígrados de ca1or a solo 19°;
de la tierra de los tunos i cardones, a la tierra de
las rosas sil vcstres i las llanul'itas vestidas de me-
nuda grama; del calor que evapora toda humedad
apénas nace el sol, a la frescura del ambiente que
deja brillar intactas sobre la yerba las diáfanas go-
tas del rocío de la nocl1e, durante las primeras
perfumadas horas de la maíiana. La legua i me-
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156 PEREGRINACIOJ.
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DE AL }IA. 157
b reros ele nncuma, en cuya j ndustria son tan lJábi -
les, que no hai labor que o imiten, ni forma de
gorra estra11jera que las arredre: todo lo inten -
tan i en todo salen bien. Es admir:.ble la perseve-
rancia de estns mujeres en el trabajo, pues no lo
dejan de la mano desde el amanecer ha ta 1n. noche,
i llegada esta se reunen diez o doce en casa ele una
amiga, costean a escote un buen candil de aceite, i
sentadas en derredor sobre esteras puestas en el
suelo, siguen tejiendo parte . de la noche . Si por
ventura llega visita, le procuran asiento i sostie-
nen la convcrsacion, pero sin alzar las manos ni
los ojos del naciente sombrero, que indispensable-
mente debe ser rematado i blanqueado el sábado
en la noche pnra venderlo el domingo en 8, 12 o
32 reales, segun la finura de la obra. Llco·a el es-
perado dia, i de de temprano se las ve salir a misa
vestidas de traje entero de zaraza finn, pai11rlon
decente, sombrero de reducida& dimensione fino
i blanquí imo, adornado con nncha cinta de lujo, i
el breve pié ceñido por el alparg:lte nue ·o i cru-
jidor. Ni un vestido sucio, ni un harnro de miseria
mancha el cuadro animado que drs1 lH' de misa
forman en la ¡)laza del mercado esta mujeres j m-
piare i la concurrencia de hom hrc YCstidos de
blanco, casi todos sin rnana, des ·ollnndo lo. tos-
tados rostros por encima de los fora::-teros, ningu-
no de ]os cuales les iguala en la talln, i pocos en el
de pejo del semblante i del ademnn. A las tres de
la tarde ccsn el comercio d sombr ro., cuyo Yalor
anual se cnlcnla c11 31,200pesos, )n mu,ict:cs Yuel-
vcn n . u cas, s con manojos den uma ( :. ) i eles-
( •) La l'•:acumn e. nna planta vinz le crece e ponta.
neamente en los climas templados. en fauna de palmera !';Ín
tronco. Sus hojas abanicada i compuestas . e de arrollan i
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158 PEREGRINACIOr
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DE ALPIIA. 159
tores o víctimas. Bl ha s<tbido insinuarse en los
negocios cantonales i ha introducidQ una especie
de policía chicanera, sin cuya intervencion i licen-
cia no puede darse un paso, nadie puede reunirse
ni aun para la diversion mas inocente. Confieso
que el influjo i predominio de esta polilla sobre un
vecindario entero me parecieron estraordinarios;
pero cuando mas ·adelante tuve ocasion de contem-
plar la ruina de dos pueblos que fueron prósperos,
Mogotes i El Páramo, convertidos en campos de
discordia i desolacion por otros mal vados del mis-
mo oficio, cesó mi admiracion i comprendí hasta
dónde pueden llegar la candidez de nuestros pue-
blos agricultores i la maldad de algunos hombres,
en cuyas manos las leyes destinadas a protejer la
sociedad se trasforman en armas venenosas que la
hieren por todas partes i la matan.
XIV
N o hace mucho tiempo que la fundacion de Be-
tulia, 2~ leguas al N. de Zapatoca, interrumpió
con su mode. to caserío, la continuidad del desierto
que por este lado, como a la banda del O, se estcn-
dia indefinidamente. La existencia de aquel pue-
blo, cabeza de distrito, que hoi cuenta 1,800 habi-
tantes, se debe al presbítero Guarin, su actual Cura
i benefactor, sacerdote anciano i virtuoso, cuya útil
·vida forma contraste con la indolente i vulgar
de otros párrocos, i es una elocuente censura de la
mala conducta que la mayor parte de ellos obsel:-
va en esta provincia. Betulia está situada en la
meseta de un grupo de grandes cerros, a 1849 me-
tros de altura sobre el mar, con 18° centígrados de
temperatura, suelo enjuto i aires puros. La pobla-
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lGO PEREGRI .ACION
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l>E A'LPIIA. 161
-vacion la ponderosa mole Je los cerros llamados
Piedra- blanca o Cruz-de-macana. Cuando selle-
ga a esta cumbre, miranclo al Poniente i al Norte,
no hai términos para la vista, que largo rato dinl.-
ga por el ámbito de un horizonte sin límites . En-
frente se desarrollan los vastos países regados por
los rios Chucurí, Oponsito i Opon; mas allá bri-
llan como espejo las grandes ci . . nagas, i mas allá
todavía la plateada zona del Mélgdalena recostada
contra las indecisas serranías de Antioquia, que
se confunden i pierden en la niebla del espacio.
Las sel nts seculare , 1os ilenciosos ríos, los ce-
rros con su elevados escarpes i sus coronas de
rocas eternas, todo des<le tan alto parece pequeño,
deprimidv, -sin ruido ni ajitacion; i sin embargo,
allí hierve un mundo entero de animalc monta-
razcs, de reptiles enormes de aves que crecen i
mueren sin ser vistas por el hombre : allí todo es
colosal i exhuberante, i nuevos sere se snceden
i acumulan sobre las ruinas ele árboles jigantescos
que el e u r.-o de los siglos ha derribado; un preci-
picio tremendo separa estas rejiones del cerro de
Piedra-blanca: fugas de ·dento pasan por encima
del observador, doblando i haciendo crujir los á.r-
bo1c que le rodean, i de repente el rumor cesa;
el Yiento se ha precipitado al abi. mo, donde apé-
nas se ·en remolinear las copas del bo. que mas
C"rcano, i de. pues nada, silencio quietud i som-
bras. A mano derecha en la. dü·eecion N. se do-
minnn Jos rnm ales en que se divide In cordillera,
rotos, irregulares i como luchando por no sumer-
jin¡e en los mo¡¡tuosos pn.ntanos del O, pc>ro al fin
revolcadog por el Sogamoso ~uc los encuentra de
travcs i lo corta. con u irrc i tible curso despe- •
dazando el cerro de La Paz, última barrera de de
11
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162 PEREGRINACION
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DE ALl?llA, 1G3
lindan las dos rejiones que llamaré superandina i
subandina, cuando uno se halla en la cumbre de
la cordillera, es decir, en tierra fria, teniendo a los
piés repentinamente las selvas, ríos i llanuras de
la tierra caliente, no son comparables con nada de
lo que estamos acostumbrados a ver, ni hai acaso
pincel que pueda representar este conjunto subli-
me i tumultuoso de dos naturalezas tan diversa ,
que solo en la pujanza i variedad de las formas se
asemt:Jjan. El observador se encuentra oprimido, i
cuando puesto en pié sobre el borde de la inson-
dable cima penetran las miradas en el espacio in-
ferior, sulcado calladamente por el tardo vuelo de
los buitres, un estremecimiento involuntario sé di-
funde por el cuerpo, i casi pudiera decirse que se
siente allí la presencia de Dios.
Tiempo vendrá en que todo e11to se halle utili-
zado i vivificado por la poderosa ci vili zacion de
pueblos libres. Entónces las miras del Creador al
haber puesto aquí en escalones todos los climas i
todas las riquezas del mundo, serán cumplidas ; i
la América escribirá en su historia pájinas que
nada tendrán de comun con los sufrimientos del
viejo h emisferio, ni con las ruines crónicas de sus
Reyes.
Pero volvamos a Zapatoca, donde nos esperan
la modesta posada del pueblo, i un baile en que
me prometía ver reunido lo selecto del vecindario.
U na casa baja, recien blanqueada por dentro i
por fu era, sin muestra ni número, es la posada.
La puerta de la calle es tambien la de la sala, sen-
cillez adoptada en casi todas la casas de lo s pue-
blos socorranos: el znguan está de mas donde la
hospitalidad se ofrece popularmente, i en conse-
cuencia la sala se abre sobre la calle, como para
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1C4
invitar al transeunte .• irvc aq ue1la de pasadizo
para lo interior, de comedor tambien, i hasta de
almacen para las careras i monturas del viajero:
n la pieza inmcuiata re iden ]a tinaja del agua , las
eñoras de la casa i nn can respetable, de los de
pelo raído, carnes ausente i orejas averiadas. El
ajuar de la casa consiste en cuatro robustas si-
llas de roble, aforradas en enero que fu-, pintado,
unn pesaute mesa sitnncb obre dos poyos en el
ángulo ménos visible desde la calle, i un escalio
eclesiástico arrimado a la pared, en la cual suelen
clavar estampa divinas i profanas donde la suerte
les depara lugar. De la dignas patronns, 1n una es
dueño de un carácter gubernativo i perentorio,
justificado por el reyercnclo coto que le m:mtiene
la cabeza erguida i 1 proporciona el metal de vo7.
gra e j c~ncrnoso, p(cnlinr deJa persona. favore-
cida!' con aquel ap 'ndicc 11acional: la otra pazífica,
obediente i hacendosa, icmprc ele la misma opinion
que su hermana: cntrámbas de edad prov ctn, cui-
dadosas del aseo i buen enicio de la casa i lle-
nas ele bondad para con lo huéspedes que reciben.
Sendos rntos pasé aclmirrmdo re petuosamcntc los
tahacos de n. palmo i medio que se fumaban, i oh-
teniendo ele ellns muchas noticias acerca de la co-
sns locale., pero sin roderle:;; sacar una opinion
decidida. contra las fechorías del tinterillo del pue-
blo; tal es el miedo que infunde. Por lo dcma ,
en esta posada. encuentra. c1 viajero cuantas como-
clidades puede oírcc 1' el raís en medio ele la fru-
galiclnd i sencillez de costumbres de sns moradores.
hra la no che de un domil1go, i se nnunciaba que
ha.bria baile, al cual me hicieron el favor de invi-
tarme . Ah ora competente la música tocó llamada
de concurrencia desde la esquin a de la plaza. No
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DE ALPIIA. 165
tuve necesidad ele preguntar cuál era la casa del
baile, pues el peloton de curioaos agolpados a las
ventanas i puerta lo indicaba suficientemente.
Como quien rompe el monte por entre apretados
matorrales, me abrí paso hasta ganar el descampado
ele la sa1a, i del exámen potográfico que de ella
hice resultó: que a un c. tremo estaba la. orqucst.:~.
compue ta de tambora, 1·edoblante, pandereta idos
violines, tollo ello to ·ado con vigoroso entusiasmo;
que encima tenia una an1fía de hoja de lata cargada
con velas de sebo; i que al otro e tremo comen-
zaba el estrado. Tomé po&ic.:ion entre dos jóve1:es
fora tero , que con decir que eran jente de estu-
dios, q ucdan establecidas su amabilidadi cortesa-
nía, i de luego a lue('J'o trabamos conversacion.
-"Reparo, les elije, que prescindieuclo de las
mamás que e tán fumando, hai eí'ítJritas ··on :wm-
rero puc. t1!)-¿Por ventura bailan con ese adomo
de nacuma?"
- " ro tal, me respondió el mas espcrimentado:
el s01n brero puesto significa que la señorita no
baila: lo mismo que la ruana conservada por aq u e-
llos galanes significa que ello tampoco bailan .. ,
-"Ahí tiene usted una escelente invenc·ion 1 ara
evitar chasco i para mantenerse neutral."
- " I tanto mas necc aria, repuso el otro jóvcn,
cuanto sé por e periencia dolorosa que aquí no es
bien recibido invitar a una dama dcspucs do ha-
berse negado a bailar otra por hallarse sacada.
Sucedióme una vez que rogué a una linda niña
me concediese el honor de valsar con ella, pero ya
tenia compañeros escriturados para cuantas piezas
se baüaran; i como yo no deseaba estar quieto,
me dirijí a la veciuita sin som brcro, solicitando
aquel favor. " Caballero, me contestó con mucha
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16G PEREGRLT ACION
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DE ALPIIA, 167
nudos cerros del alrededor, con la intensa claridad
que despiden los astros sobre las rejioncs altas de
nuestras cordilleras. Gradualmente me fní alejando
del ruido del baile: a cierta di tancia sonaba como
un eco débil, apénas suficiente para interrumpir
el silencio que cobijaba el pueblo, en que el sol
siguiente no debia encontrarme. Dije un ac1ios
cordial a Zapatoca., i desde el fondo del alma hice
votos porque no le cupiera la suerte que a.1 Iogotes
i El Páramo.
No tiene el canton Zapatoca mas distritos pa-
rroquiales que Betulia. i an-Vicente: de modo
que en un territorio de 51 leguas cundrada.s cuenta
solo9,300b, bitantes o sean 182 por cada una; bien
que lo habitado e reduce a 25 leguas cuadrada ,i en
realidad, nponienclo la pobbcion igualm nte dise-
minada . obre ellas, qne no lo está, tocarían 3:!7
habitantes a cada hl'tua, mínimo que ningnn otro
can ton del .: ocorro presenta. Pueden calcularse
1,100 niño en edad de recibir la in ·truccion pri-
maria, i de ellos 150 solamente participan de e ·te
henefieio; por manera. que el 87 por 100 ele la
jeneracion nueva. i el DS por 100 del total d habi-
tante yacen sumcrjidos en nh oluta ignorancia
literaria. Este mal es irremediable mü~ntras la
poblacion no alcanze otra cifra mas proporcio11ada
a. la esten ion del territorio, i multiplicadas las
escuelas se hallen cerca de la. familia campesinas,
cuyos individuos, desde el jefe hasta l mas pe-
queño, tienen señalada ocnpacion en las c. tancias.
Prodúccse anualmente en el cnuton por valor de
194,000 pesos, estimando los artículo al precio
corriente en el lugar. La agricultura umini tra lG
ramos de produccion, entre ello3 10,000 pesos en
tabaco, 75,000 en maíz i 6,300 en azúcar i pm!ela,
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16 PEREGlUNACION
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DE ALPIIA. 169
de la desembocadura del rio Chucurí al Sogamoso,
dirijirse despues .:cía nna depresion que felizmente
abate los cerros de La- Paz i permite atravesarlos
bajando siempre el camino con el 7 por 100, i
finalmente, continuar flanqueando por el O. dichos
cerro hasta llegar, con Ja inclinacion de 5 por 100,
a las aguas del Sogamoso, profundas i mansas en
aquel punto. Trazado este camino con las curvas
multiplicadas que le impondrían los cerros, mediría
13 leguas granadina ; di tancia. que andarían las
recuas en dos días por un plano suavemente incli-
nado, sin pasar atascaderos ni pantanos insalubres.
El dcscu brimiento de e ta ruta se debe al Sr. Co-
da<::zi, quien trazará i nive!ará en breve la línea.
del nuevo camino en cuya ejecucion está vivamente
interesada la provincia. Asegurada de esta manera
una salida cómoda i barata, el Socorro aumentará
la produccion de tantos i tan variados artículos
esportables con que cuenta, sus moradores halla-
rán multiplicados modos de emplear con provecho
el activo espíritu de empresa que hoi les impele
a emigrar, por hallarse strechos dentro de los
reducidos límites del tráfico interior, i aquella pro-
vincia, singular por la índole i valor de sus habi-
tantes, subirá con rapidez a un grado de prosperich el
que ello. mismos no pueden calcular hoi. Tuncla-
ma i Tunja, enda.vadas en mitad de nue. tro~ An-
des, fértiles, pobladas de pacientes agricultorc., i
en la n ecesidad de comerciar o sucun1 bit·, pueden
cnlazar_e al oCOtTO con buenos caminos i apro-
vecharse del de Zapato ca para toda e pccie ue im-
portacion i csportacion. Por tanto, Z1patoca erií.
puerto de depósito, lugar de escala de un vasto
comercio, i mercado in riva1, donde se abastecerán
las tres provincias mas pob:adns del Jorte; su
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170 PEREGRI~ACIO~
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DE ALI'IlA. 171
antiguos centros de monopolio: bs provincias mi-
ran por sí mismas: las ciudades mal situadas se
estenúan i perecerán . De graciada la ciudad o pro-
vincia que permanezca soñolienta i per zosa, cuan-
do todo en derredor se ajita, rotas las viejas liga-
duras, i que teniendo medios para salir a salvo de
esta crísis no los ponga en uso desde luego ! .
De Zapatoca retrocedimos al S, dirijiéndonos
segunda vez al Socorro por la márjen izquierda
del Sarabita. A las 5 leguas de camino se encuen-
tra La-Robada, pueblo de 1,300 vecinos, situado
al pié de un peñon, que se alza 700 metros, tajado
como el muro de una fortaleza, e interrumpe con
su desnudez los recuestos de la serranía de que
es parte. Del alta cumbre coronada de arbolillos
se desprenden dos chorros de agua, cayendo sin
tropezar por espacio de 200 metros, al cabo de los
cuales se rompen contra las rocas salientes, saltan
convertidos en penachos uc espuma, i forman aba-
jo un torrente tributario del próximo rio. Siete
manantiales mas salen del peñon, perforándolo a
diversas alturas, i van a engrosar el torrente, i en
ocasiones a obstruirlo con derrubios que lo tras-
forman en una masa movi nte de lodo i piedra .
De esta manera, minada la serranía por abunuan-
tes filtraciones, ha perclic1o u revc timiento, i sus
despojos, ora hundido , ora acarreado , han for-
mado el plano inferior, irregular e inclinado en que,
rodeado de verdes arbustos i ah•gre sementeras,
se halla el pueblo, contrastando sn quietud con 1
ruido de las ca cadas i el rumor del ramaje sacu-
dido por las pcn'nnes bris:1 que se arremolinan en
h cuenca murada del pcñon. Enfr nte queda la
cortadura desmedida. por cuyo fondo va el Sara-
bita: despues los pelados estratos de la qucbran-
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172 PEREGRINACION
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DE ALPH:\. 173
impuesto recientemente echado, con el nombre de
"Armacla de Barlovento," i que en la plaza del
Socorro se juntaran mas de diez mil hombres amo-
tinados ; pero de ahí en adelante se pierde el rastro
de los acontecimientos hasta encontrar con el san-
griento desenlazc que les <la la sentencia ya men -
cionada. Pareciórnc que halnia en esto un precio-
so antecedente hi tórico, pues bien pudiera suce-
der que la sublevacion de Galan demostrara una
disposicion de ánirnos favorable a la indeprn<len-
cia, en cuyo caso no se diria que la revolucion de
1810 fué hija de los sucesos de España en esta
época, i en cierta maner:l improvi ada. Con este
pensamiento no ce é de hacer dilijencia , hasta
que mi bnena snerte me deparó un manu crito fe-
chado en 1781 que preci amente trata de lo, albo-
rotos del Socorro, pintando, sin quererlo, el estado
de la tierra, con tal injenuidacl, qne no he podido
resistir ]a tcntncion de trascribir lo sustancial del
relato. Espero qu . s me perc1onará este episodio,
en gracia del intere que bajo muchos respectos
ofrece.
"A principios ele abril del presente año <le 1781,
amanecieron fijados en distintos 1 arajes de esta
capital varios pasquines, los mas en Yer o, en que
reprobnhnn i se oponi:m a lls providencias dadas
por el señor Rcjcnte Visitador jeneral, i corno dicta-
das por D . Francisco Antonio J\Ioreno, Fiscal de
la. Audiencia de. Santafé, i provisto a la de Lima;
sobre lo cuales, i nunquc para indngar su autor
se hi~o la mn esncta indagaeion, practi ándosc
las ma!'i vivas clilijencia ~ 110 surtieron el et cto que
se apetecia.
"l'..n el entretanto fueron llegando avisos de va-
rio pueblos, es1)ccialmente de las villas de Sanjil
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174 PEREGRINACION
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DE ALPHA, 175
bunales; i para soldados toda clase de artesanos,
ya fuesen españoles o naturales, aunque el número
completo de todas las compañías, con las de los
voluntarios, no escedia de 200, i entre todos se ha-
llaban mui pocas armas de que poder usar en el
caso de defensa .
"Salió el Sr. Oidor Osario de la capital de San-
tafé para las villas de Sanjil i Socorro el dia lG de
abril, llevando los 50 soldados que iban al mando
del Capitan que fué de la guardia del Virei, D.
J oaquin de la Barrera, i por Ayudante a D . Fran -
cisco Ponce, Teniente i Ayudante que había sido
de la misma compañía, i que estaLa separado, al
cual se convidó pnra ir a dicha espedicion, i el Sr.
Rejente Visitador admitió gustoso, porque confia-
ba de su valor el buen éxito de la empresa; para
ausiliar esta espedicion iba tambien D. Antonio
Atjona, Admini tradorde tabacos de la capital, con
22 guardas, empleados los mas en los pueblos de
afuera, de donde los removieron los mismos rebe-
lados, i a que se agregaron unos cuatro volunta-
rios, que por todos componían unos 80 hombres;
se les anticiparon su pagas i se les entregaron
hasta unos 20,000 cartuchos con bala, segun se
decía; llevando a prevencion algunos quintales de
pólvora i balas, i un fuerte acopio de bastimentas
i equipaje, con us tienda de campaña i 0,000
pesos en plata para lo que pudiera ocurrir, con
mas, cien fusi!es para los que quisieran ali tarse.
"La espedicion llegó el 22, i el 26 de abril al
Puente Real de Vélez, di3tancia cuatro jornadas
1
de 3lltafé, c1onc1c se mantuvo por las continuas
lluvias, i habiendo oc u pa.do los soldados con el
sclíor Oidor i sus criado i algunos de lo volun-
tarios, una casa grande de tapia i teja que e~tá a
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176
la caída del pueblo, contigua a la igle ia, inrne(Hata
a esta por un costado, ocupó otra el Adminjstra-
dor Arjona con sus O'Uardas para custodiar los
caudales i pólvora, i obrar de comun acuerdo.
41
J<:n este estado i para emplear los cien fusiles
que iban a prevencion, mandó el Sr. Oidor que
saliera el A vuelan te Pon ce con unos ocho soldados
para V'le; con el fin de nlistar jcntc; comisio-
11anclo otros varios que e dirijicron a Tunja i otros
pueblos, con el mismo objeto. El Ayudante Pone:c
"'-'Oh-ió aceleradamente con mui poca jente, toda
de desecho, i los otros encontr:tron iguales dificul-
tades, de modo que se vinieron a quedar los mis-
mos qne salieron de Santnfé, pues ni aun del
Puente Real se le quisieron unir.
"Con este motho, i dcsconfian:r.a ya de todos los
pueblos, resolvieron no pasar de allí, por tener
noticia que los ublevados venían a buscarlos; i
así acordaron atrü1cherarsc, como lo hicieron, po-
niendo parapetos i estacadas, i colocando la tropa
en sus respectivo lugares.
"En esta situacion se mantenían el dia 6 de ma ·o
por b mañana, en que se comenzaron a descubrir
algunos pelotones de jentc por los cerros, de los
cuales se desprenclinn en cuadrillns para el pueblo
con el fin de insultarles i ver . i por este medio se
les obligaba a salir del paraje donde estaban atrin-
cherados, que era la dicha casa de teja que tenia
comunicacion con la igl ia, la que miraban con
respeto, i por lo tanto no qucrian que en ella hu-
biese fusion de angre.
" \.1 ·igui nte dia. 7 de mayo, en aquella tar e,
se acercó uno en calidad de cm bajador de los su-
blevados, los cuales segun se dijo, no pasaban de
200 hombres, sin otras armas que las de tres o
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D : AL"PJIA, 1'77
uatro escopetas, algunas lanzas, palos i hondas:
el cual manifestó al Sr. Oidor que el obj to de los
pueblos i la enida. de aquellas jentes se dirijia a
que se les aliviase de los pechos i contribucione
impuestos por el Sr. Rejentc risitador, respecto
a no poder soportarlos, segun la miseria del co-
mun , que eran los mas recargados i que si su Se-
ñoría se hallaba con facultades, pasase al e m-
po con él i oiria us jentes sin r ·esgo de mayor
insulto.
"El Sr. Oidor pasó en aquella tarde, asociado del
citado embajador, del Cura i otro ecle,iástico; i
habiendo oido los clamores de aquellas jente , q 1e
decian querían mas bien morir que ver perecer c1
hambre a sus mujeres e 1ijos ; les significó que
para acceder a sus ruegos i acomodar las provi-
dencias, era forzoso acordarlo con el Sr. Rejent
Visitador, porque para ello se hallaba sin las pr -
cisas facultades.
"Con este ra~onm 1iento se de pidió el Sr. Oic or
i se voh·ió al pueblo, eo11fiado en el esfuerzo de su
tropa ausiliativa, que se mantenía atrincherada i
llena de sobresaltos por los insultos que sufrian
de los sublevados .
''Amaneció el di a 8, i como a las siete de la m:l-
ñana les despacharon los sublevados otro emba-
jador, como de uno 74 o 78 aíios, andrajoso i c1e
pobre traje, pura que le dijera al . _ r. Oi or i , l
Comandante Barrera que si no entren-aban las ar-
mas, en breve reduciria 1 la casa a ceniza ; i por
tener.su mcdiacion a la i rlcsia, previnieron nl Cura
con umiese las c.. pcci s acramcntalc , r 1 oviera
lns alhajas i reliqui , i que de no, ele ualquicr
falta de vcnemcion se hiciese re ponsablc.
"Este embajador repitió por do o tres vezes ·u
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178 l'ER:EGRINACI9
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D~ ALPHA. 179
oldados, 22 trabucos de los guardas i los 100
fusiles que llevaban demas para habilitar otros eu
ausilio de la espedicion, recojiendo tambien los
.20,000 cartuchos con bala, las '<los ca!J.·gas de pól-
vora, balas sueltas, pistolas, sables, espadines,
dinero i equi¡ aje, i entregando ú.nicamente el di-
nero al Sr. Oidor Osario para que lo custodiase
dejándole guardia de ellos, fueron d~ndo licencia
a los soldados para que regresasen a la capital de
Santafé o a donde quisieran; i miéntras estas dis-
posiciones, el Ayudante Ponce, que e~taba oc u] to,
pudo escapar con el silencio de la noche ausiliado
de un vecino, i se regresó a Santafé en el traje de
fraile franciscano a dar las primeras n<>ticias de lo
actuado.
"Entró en esta ciudad el 12 de mayo a las dos
de la tarde, atravesando las calles en el mismo
traje hasta llegar a su casa, donde fué desconocido
a-un de su propia mujer, quien inmediatamente le
p~só noticia al Sr. Rejente Visitador que le envió
.a llamar, i hab iéndose rrmdado de traje le informó
a boca tudo lo ha ... ta aquí relacionado i mucho mas
que se omite, dándole o. entender que los suble-
vados por él i por su director D. Francisco Mo-
reno, i que el número de tropas que se les iba
aumentando por instantes se hallaría ya cerca oe
esta capital con el objeto de saquear1a i de pasar
tal vez a otras ideas i a mayores insultos.
"Con esta novedad no esperada, lleno de paYor
el Sr. Rej 'nte i itador, convocó a junta de Mi-
llÍstros i Tribunal s, i habi~ndose presentado en
ella. el mi mo . l'rancisco Ponce, informó a boca
segunda vez de lo acaecido. Con cuya noticia i
teniendo el mismo r. Rejente anticipada desde
quella t:\rdc su s:tlida, la verificó en aquella no-
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180 PEREGRINACIO
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DE ALPIIA. 181
nas distantes de lo que se creía, i que venian di-
vididos en trozos por di tintos parajes, al siguien-
te dia, 1·1 de mayo, resol vieron los dichos señore
comí ionados despachar varios chasquis con cartas
misiblcs a los principales Jefes o Capitanes de los
Comunes, dándoles a entender su comision, i que
los oirían gratos luego que les avisaran el paraje de
la reunion.
":Mas como la principal fermentacion estaba
dentro de la capital, donde se cree que formaron lo
pasq uinr.s, i se comunicaban frecuentemente lo
avi os al cuerpo de los sublevados, sin que esto
pudi ra impedirse por la pocas fuerza , para cal-
mar en parte i aquietar los ánimos de los morado-
res de antafé, en una Junta de los Tribunale
que se celebró en ella, el dia 15 de mayo, despue
de la salida de lo señores comisionados, i aun sin
noticia de estos, fuG acordado por prudente medio,
segun se consideró, la rebaja de los Ramos i
efecto· de la Real Hacienda, estinGion de la Ar-
mada de Barlovento, guías i tornaguías estableci-
das por el r. Rt.'j ente Visitador, que se publicó
por bando inmediatamente en la capital de Santafé,
cspidiendo órden para que los señores comisiona-
do lo hicieran tambien publicar en la parroquia d
Zipaquirá i u jurisdiccion, como lo hicie1·on prac-
ticar en cumplimiento de ella.
"De~uc el dja 16 hasta 125 de mayo se mantu-
vieron los. cñores comisionados en Zipaq uirá,dando
otras di ·posiciones, aunque in noticia. del paradero
de las tropa.s de los sublevados, hastn que el citado
2.J se r cibió art. de D . .T uan Francisco llerbco,
Comancl, nte en Jefe de los Comunes, en que daba
noticia de la rcunion de su tropas en los ca m pos
de Tcmocon, por donde salieron dichos scüorc.
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!.82 PEREGRINACro~
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DE ALPIIA, 183
e' Ultimamentc legó el dia 5 de junio, en el que
remitió D. Juan &rbeo, Comandante en Jefe que
se decía ser de lo3 Comunes, sus capitulaciones
estensivas a 35 ca-:>Ítulos, hablando todos con el
Real Acuerdo." Tenían resabios de política, i ma-
nifestaban la disp(lsicion de los ánimos, pues en
ellas, que orijinale;; con la firma de Berbeo me co-
municó el r. Dr. E. Vergara, se lee:
" El Capitan j.m eral Comandante de las Ciu-
dades, Villas, Parroquias i Pueblos que por Co-
munidades componen la mayor parte de este Rei-
no, i en nombre de los demas restantes, por los
cuales presto voz i caudon, mediante la intelijen-
cia en que me hal o de su concurrencia ......
17a-" Que el Comun del ocorro pide que en
aquellas villas haya un Corrcjidor Justicia l\1a;or,
al cual se le ponga el sueldo de un mil pesos en
cada año, i que en este no haya de haber jurisdic-
cion la capital de Tunja; con tal que quienes ejer-
zan este cm plco deban ~er criollos nacidos en este
Reino ......... "
22a-" Que en los empleos de primera, segun-
da i tercera p 1 ana hayan de ser antepuestos i pri-
vil jiad.os los acionales de esta América a lo ·
T
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1 4 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 1 5
se suscitó entre ellos tal confusion i alboroto, que
comunicada a los de fuera, comenzaron todo a
decir: "¡ traicion, traieion, a Santafé, a Santafé!"
Con esta novedad se sorprendió el Ilustrí imo Sr.
Arzobispo, i mas viendo que ni aun los Capitanes,
ni el Jefe eran ba tantes a contener sus jentes, i
pidió a los señores comisionados omiLiesen ya mas
reflexiones, i que respecto a que los: Comunes in-
sistían en que las aprobase el Real Acuerdo, se
remitiesen a él, para no aventurarlo todo, i que i
se cedía era a la fuerza. Los . eñores comisiona-
dos vistieron la dilijcncia, i las aceptaron a nom-
bre de dicho Real Acuerdo, como se les preve-
nía en el oficio que se les pasó de Santafé, a don-
de las devolvieron inmediatamente para su apro-
bacion.
"Al siguiente día 8 las de\·olvió el Real Acuerdo
i Junta Superior aprobadas, i habiéndose recibido
en Zipaquirá como a las 8 del dia, celebró misa
Su Ilustrísima, patente el Santí imo Sacramento,
i concluida con las solemnidades acostumbradas,
i como se pcdia en las mi.·mas capitulaciones, rn-
tificaron los señores comisionados el juramento.
Concluido e'5tc solemne acto, se cantó el Tcdcum,
hubo repique ele campanas, i los su blevaclos ten-
dieron bandera blanca con las Arma Reales, ue
fijaron en una d 1~ s ventanas de la habitacion de
su Ilustrísima, con muchos víctores al Rci.
El Ilu. trísimo Sr. Arzobispo i seí'iores comí io-
nados de la ca¡ it< l se mantuvi ron el sir,.uicntc
dia Den Zipaquirá, haciendo retirar la jente· a
sus respectiYos pueblos, ·uministrándole dinero
pr.m que lo verifica en, como lo con iguicron;
icndo bien de trañar que, en solo aflucl dia,
f'C disipó todo e .nnmcro3o concur'=O dejen e m-
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186 rEREGRDL'I.CION
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D ALPIIA. l 7
Vir i; habilitó con llo i con otras arma , ha ta
el número de unos 4. O hombres, para sn custodia,
i di puso él que lo cañones se envia~en a la ca-
pital, a donde se p rsuadió podrían ser mas útiles.
Con esta noticia se de tacaron de la capital 25
hombres de a caballo, armados de medias-lunns,
puestas en un palo, al mando de un vecino honrado
i algunos otro , en quienes se tenia alguna confian-
zn. Los sublevado .. , que vcnian marchando para
cmocon, tu vieron esta mi~ma noticia i adelan-
taron unos 16 hombres, armado de lanzas i algu-
nas pi tola , par el mismo paraje, aunque todos
a pié : ncontráronse lo unos i los otros en la
medianía del camino i a dos jornadas de b capital,
i sin haberse causado el mayor daño de una a otra
parte, desarmaron los 16 hombres del Socorro a
los 25 de Santafé ele. pojándole-; de cuatro pare:
de pi tolas, dos espndines, un sable, siete cspadns
de estoque, i de veintidos mcdias-lnnas o de. ga-
rrader<l , la que u ~ieron en <1 rósito en el¡ u blo
inmediato, manteniendo prision ros a los princi-
pnles · i al sigui nte clia dejaron a todos en lib rtad
i sin o.C nd rl , liándoles pa aportes pnra antaf',
de donde se cle~tinaron otro "'O hombres, qne fuc-
l"On rcchnz~u1o por los mismo , ~in la menor des-
gracia. E ·ta ·dos funcione. vergonzosa llfgaro.l
inmcdit t:I111C'l1te a oído del Sr. H.cj ntc Visit~.dor.~
que s hallaba a dos jornadas cortas dd pnwje
donde acaecil'r011 esto do uc sos, con espcciali-
<lnd el pr'm ro, por n mn •or ccrca11Ía a la. vill~
de Honda, i ll e no de Yalor e cri bió qu<:j :índ t.:
rlcl poc . píri u el la capital, i qnc en cierto
mod celchrari. que lo d l Socorro se ac ·r~aran
a la villa de Honda, sin acordar e ·a de que poco
dia ántc alió huyendo pr cipitaclamEnlc ~ 1·
ca pila].
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188 PEU.EGRINACION
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l'E ALPIIA. 180
dos o tres <.lias lo sublevados encaminaron su~
ideas a la cindad del Iariquita, inmediata a Honda,
por ser pueblo de minas i algunos caudales que
intentaron robar. :VIi 'ntras tanto la plebe de Hon-
da impaciente de la retardacion, acometieron la
noche del 15 a la casa del Alcalde Ordinario i de
otros vecinos para que se les franqueasen las llaves
de la Administracion de aguardiente i tabaco para
repartir entre ellos i disponer de los citados efectos
a su arbitrio. Esto lo ejecutaron la noche del cita Jo
dia como a las ocho de ella, en que los pocos euro-
peos i algunos otros vecinos honrado$, los recibie-
ron con algunas descargn ; de modo que con la
confusion i oscuridad de la noche e inmediacion
al río, no pudo saberse a punto fijo el número de
muertos, pues solo se encontraron tres por la
mañana i ocho heridos, retirándose los demas pró-
fugos a los montes; i obre que recae la reflexion
de que si en el Puente Real se hubiera hecho la
mas leve demostracion de defensa, a las primera
descargas de los 80 hombres con 20,000 cartuchos
con bala, no hubiera quedado ni aun el mas leve
indicio de los sublevados, i como escarmentado
en su temeridad, hnoicran desistido de hacer la
guerra con las mismc armas, pólvora i dinero d
que se apoderaron.
"Miéutras tanto , caecicron estas de gracias en
la villa de Honda, df los 16 hombres del acorro
que se hallaban en náduas, pasaron unos 8 o 10
de ellos a la ciucbd ce Iariquita gobernados por
un cabo llamado Gal n: estos se dirijieron inme-
diatamente a la cas' i mina de un vecino rico
de la villa d Hon a, que por hallarse con los
demas conteniendo la plebe no pudo pasar a de-
fender su hacicn~a ni caudales, de que le despo-
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190 PEREGRlNAClO.
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DE ALPHA. 1'91
C'en de difícil penetracion, se sublevaron por órden
de un vecino de los mas caudalosos, no solo los
indios ya civilizaclos sino tambien los de la parte de
afuera que se les reunían 1 suponiendo órdenes del
rebelde Tapamaro (Tupac-Amaro) * i queriéndoles-
dar a entender que todos se hallaban esentos de tri-
butos i que habían cesado las contribuciones de
diezmos i obhgacion de cumplir con los preceptos
eclesiásticos ; para esto, i como el principal motor
i cabeza fué un vecino llamado D. Francisco Ja-
vier de Mendoza, este por particulares resenti-
mientos con el Gobernador, se apoderó de todos
sus caudales, le embargó sus haciendas publicando
que los esclavos de ellas babian qued;:~do libres, i
manteniendo como en depósito las mujeres de al-
gunos vecinos, haciéndose absoluto i dando otras
providencias relativas a negar el debido homenaje.
"Es fuera de toda exajeracion el terror pánico
que se infundió en todas aquellas jentes que no
eran del partido de los sublevados, i el desenfado
i valentía comunicado a estos, a quienes miraban
con la mayor veneracion i respeto; de modo que
uno solo que entrase en un pu blo, manifestando
ser del Socorro, bastaba para que se le reuniesen
todos, i los Administradores i Recaudadores pú-
blicos de Rentas Reales pusieran a su disposicion
los efectos.
"Ultimamente, aunque tarn bien se han tenido
noticias de varios pueblos distantes, que aun sub-
isten algunos alborotos, con especialidad en la
ciudad de Pamplonai Cúcuta, valle mui dilatado,
no se sabe haya sucedido de gracia; j habiendo-
llegado a esta el Destacamento de los 500 hombres
• De esta rebelion hablaré cuando describa b provin-
cia de Casanare-.ALPUA.
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102 PEREGRINACION
XVI
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DE ALPHA. 193
segun Oviedo, en su obra inédita sobre curatos,
era una capilla casi solitaria, administrada por el
párroco de Oiba: hoi es una bonita vDla, cabeza
de distrito, con caserío de teja bien ordenado, i
comprende en sus términos 4,000 habitantes labo-
riosos i activos. Desde este pueblo tuerce el cami-
no al S-0, trepando una serranía por donde sua-
vemente se sube a la altura de 2,060 metros, por
tierras cargadas de alegre vejetacion, hasta la cum-
bre tajada en callejon. Llegados allí se da vista
repentina a una gran cuenca rodeada de serranías
i páramos, que mide 30 leguas cuadradas: es el
cantan Charalá. Sucesivamente, i conforme se baja
la rápida cuesta, se ven los pueblos de Ocamonte
i Cincelada en medio de masas de verdura, i en el
centro del paisaje Charalá, sentada sobre alegres
vegas en la confluencia de los rios Pjenta i Táqui-
sa, i ostentando de frente su blanca iglesia, al es-
tremo derecho de la plaza. "Son sus habitantes,
dice Oviedo, agrestes, incultos, soberbios, inq uie-
tos i pendencieros : pelean con machetes i bordo-
nes, i se matan como brutos." Recordaba yo este
sartal de calificativos, i se me hacia largo el fatigoso
camino deseando comparar los moradores de· hoi
con los de ahora 89 años, tan zarandeados por el
amable cronista. Llegamos por :fin, i en la casa
del Cura, Dr. Tello, encontramos franco i jeneroso
recibimiento, con inapreciable ausilio de noticias
procuradasi suministradas de muí buenn voluntad.
En 1761 la iglesia de Chara1á era "de maderos
i tablazon, mui lóbrega e imperfecta i sin adorno
alguno. Tenia el lugar 2,000 feligreses, que paga-
b:m a su párroco dos reales cada año en hilo de al-
godon grueso, i quinientos pesos de primicias." *
• Oviedo, Pensamientos i Noticias escojidas. Sant(ljé, año
de 1760. Obra inédita dedicada al Virei Mcssia de la Zer-
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194 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 195
para comerciar con Tundarna, en vez de las dos
malísima vias actuales que al traves de páramos
i agrias cuestas van a Serinza i Beh n.
Las tierr,ts del canton son fértile , abiertas i bien
regadas, i el clima tan suave, que el máximo de ca-
lor no pa a ele 2.:5° del centígrado. Prodúcense los
mismos frutos que en tiempo de Oviedo, con la
diferencia de que el ramo de algodones ha decaído
en térmi11os de no cosecharse :sino 3,200 cargas i
ser hoi l can ton importador de e te jénero, en ve~
de esportador, como antaño lo era. En compensa-
cien se han establecido 115 trapiches, que dan al
año 18,400 cargas de panela, i comienzan a culti-
var café de tan buena calidad, que puesto en los
mercados del Magdalena obtendría precios venta-
josos. La falta de vias mercantiles mantiene para-
lizados e5tos jérmcnes de riqueza, en tal manera
que las hermosas vegas de los rios vecinos perma-
necen incull[ s i casi abandonada , i la agricultura
se reduce a producir lo necesario para el consumo
domé tico, s:1lvo en el ramo de pa.ncla , que es el
único ohj ·to de comercio con lo.; cantones limítro-
fes. Con tot1 esto, como la poblacion ha crecido
consickrableinente por la grande abundancia ele
mantenináen• o , . e han descuajado los bosques lo
bastante para disminuir l continuo llover de que
habla el n.ann ·crito arriba citado, alternando aho-
ra las lln \'h i el verano q ne se compart n el año,
sin perjuicio rle las labranzas ni de la salud de los
habitante .
La lgl :.i:t cristiana, con la prevision que la
distir gu , ha enn >b ccido la ng ·icultura, personi-
ficándola n San Isidro Labrador, cuya fiesta ce-
lebra en L época en que los culti vadorcs empiezan
a rccojcr l fruto ele su perseverante trabajo. Ama-
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196 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 197
algodon. Detras de ellas, a corta distancia, venia
la estatuita de San Isidro, en actitud de arar la tie-
rra, dirijiendo el arado de que tiraban dos cuadrú-
pedos con cuernos, piadosamente reputados i teni-
dos sin contradiccion por bueyes, i ataviado con
camisa i calzon de lienzo i su correspondiente
sombrero de paja,semejante a los usados en el país.
Acompañaban al Santo el Cura i tres o cuatro mú-
sicos entonando los cánticos del caso, cerrandv la
marcha un denso peloton de campesinos, descu-
biertas las cabezas, i los bronceados rostros llenos
de seriedad i veneracion ácia el labrador beatifi-
cado. En el centro de_la plaz~ estaban otros gru-
pos de agricultores cuidando los bultos de comes-
tibles que habían de espenderse en el mercado,
cual si hubieran querido presentar al Santo un
testimonio de la :fidelidad con que habían seguido
su ejemplo para sacar del seno de la tierra lamo-
desta riqueza que ncerraban los sacos i mochilas
recien descargadas. Las procesiones son entre no-
sotros farsas grotescas i aun idolátricas que el cris-
tiano pensador quisiera ver suprimidas por ho-
nor de la rclijion tan ridiculizada con esas re-
presentaciones materiales i frecuentemente absur-
das, dignas del semi-paganismo de la Edad media;
pero conFieso que la de San Isidro Labrador tiene
para mí cierta significacion social que la distingue
i lcjitima: es, como si dijéramos, el apoteosis de
la agricultura, la santificacion del trabajo produc-
tivo, i una leccion práctica que da la Igle ia de la
honra que mere en las tareas civilizadoras de los
que se onsagra al cultivo de la tierra. En cuanto
a estos, xliran a San Isidro como a uno de los su-
yos, i al tributarle culto, mas bien patece que enal-
tecen su propio oficio i le cobran amor, i se enva-
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198 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 199
pura, absorvida )Or 1a blanca, quedando en el can-
ton pocas familia de sangre mezclada en que toda-
vía se descubre algunos ra gos del indio. Los
primiti,·os habi.untes, belicosos i determinados,
no debieron ser le rnezquinac tatura,como los que
moraban en lo alto de los Andes, pues los huesoe
encontrados en uevas recientemente descubiertas
cerca de Coromoro, son de proporciones aventaja-
das: los cráneo altos i las curiosas vasijas de ba-
rro cocido que suelen hallarse en estos antiguo
osarios, rnanifie$tan la intelijencia i laboriosidad de
lo;3 aboríjene.s, de cuyas costumbres i réjimen civil
no han dejado noticias particulares los cronistas
de la conqui ta. *'
Contiene el cnnton 26,500 habitantes consagra-
dos al cultivo de la tierra i a la fabricacion de lien-
zos, sobrecama , hamacas, bayetas i mantas de
·, varias pintas finamente labradas. Sábese la exis-
* "APU TA11TIENTOS DE l,O llEClTOS OCURRIDO EL 4 DE AGOSTO
DE 1819 EN CIIARAL.\."-"Por Jos elatos que tuvo la bondad de su-
ministrar el Sr. Ramon Sfmtos. que en dicho tiempo ejercía las fun-
cioneR de Alcalde Ordinario en esta VIlla, i por los que dieron lo
Sre. [ldefoft , O llnrtado, A¡;n tin Erillo, icolas Chacon i otros, q\Je
están de acuerdo con el primero, re ulta: que es su1namente inesacto
que las fuerza que tomaron a Charalá el 4 de agosto rl.e 1!>1 9, fueran
los restos del ejército de Barreiro, 'cncidos en Boyacá el siete ele
,'lgo. to del mismo ailo, por la · fuerza. colomlli:mas que combatieron
en aquel campo a las órdenes del Jennal Libertador. Obsérve ·e que
ha.bientlo sido po terior la derrota o pérdi la de Jlarreiro a lo as~~i
nato i saqueo de 'haralá, no puclo suc~.;cler que los vencidos dcn·o-
tado~, pudieran inn1dir c~te mi:mo pueblo, cuando ellos no fueron
vencidos en Royar:í , ino tres días ele. pues; luego e · indudable que
Jos invasore no fueron los denotados.
"De las ¡,¡¡·mas tradiciones o elato , aparece: que el Jeneral Lúcal\
Gonz{:lez, Gobernador de la proYincia del Socorro. por el Gobierno
espa11ol, tuvo noticia de que habiendo vencido las fu rza · !lel Liber-
tador a la~ de los rspal'\oles, en los Llanos de Ca,anare, e te ilu tre
i di ·tinguido caudillo de la libertad americana, marchaba para Bo-
gotá en bu ca de la. otra fuerzas que quedaban por combatir, de la
de lo. t•n mi o iluado en e t pro,·incia .
"GonzÍllc1. r.,soldó por su }larte le ·antar un ejército en e~tn. pro-
vincia, i con poco ménos d • tre cientos hombres que alcanzfl a reunir ,
anduvo ambulante recorriendo la provincia, hasta que habiendo re-
cibido órdcn del irei, se puso en marcha para Boyacá en ausilio de
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200 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 201
nacientes, encla ados entre cerros, pri.vados de
comercio, salvo las pequeñas ferias dominicales
en que se hacen cambios insignificantes, pues cada
lugar produce lo que necesita para satisfacer sus
poco numerosas necesidades.
XVII
El rio de Charalá corre por espacio de 7 horas
ácia el S, entre cerros despedazados, que muestran
al descubierto largas hileras de rocas estratificadas,
en que predominan ]as areniscas, divididas natu-
ralmente en trozos cuadrados no cimentados, que
en la parte su pcrior de la rotura del cerro muestran
sus ángulos salientes, remedando una prolongada
resueltos, estaban mal armados; pero no les faltaban cerca de cien
fusiles i una guerrilla nlgo disciplinada, varias lanzas, palos i otros
instrumentos que su en tu iasmo les había hecho inventar, aparte de
la fuerte e incspugnable defen a de us rios i trinchera que habian
construido, sin mas puntos de entt~da que sus puentes, i cuyos pun-
tos se han podido defender mui b1en, con un ¡>equeí'lo número de
hombres, como se verificó en UHI, que la guardia que custodiaba el
puente del rio Pienta, fué lo ba tan te para rechazar i derrotar mas de
100 hombres, que de órden del Gobierno, i encabezados por el finado
Sr. José Maria Tavera, vcnian a destruir la guerrilla que capitaneaba
el antiguo guerrillero Sr. Miguel Dulcei. Le faltó patriotismo, porque,
dicen, prefirió salvar a su querida, dejando en tanto peligro la salva-
cion de un pueblo, que pocos momentos dcs¡lues de su fuga, i de ha-
ber sacrificado uno pocos valientes, que sin 6rden ni ausilio de su
Jefe atacaban denodadamente, impidiendo el paso de las fuerza de
Gonzá.lez, fué destrozado inicuamente. Tal fué la ferozidad de sus
vorazes enemigos, que se a egura con verdacl que, en el mismo tem-
plo, fueron degolladas varias personas, entre otras, la bella i virtuosa
jóven Elena Sántos, a quien despucs de su muerte stupró un soldado.
'' En fin, Charalá ha sido teatro no solamente de los desa tres de la
{tuerra de la Independencia, sino que tambien lo ha sido de lastimosas:
escenas de la guerra civil. En la. pasada lucha del año de 40, que los
pueblos so tuvieron contra la dominacion de los doce al'tos, Charalá
se vió comprometida, i muchos de sus lújos so tuvieron guerrill¡u;
contra. la fuerza de lo dominantes del paí , a co. ta de Jos pudiente
i de los sacrificios de lo }¡obres, que e pu~ieron sus vidas valerosa-
mente, ánte que consentir que una nueva tiranlalos donünara; pero
al Jin, perdida toda. e peranza i recur o , le pareció prudente al cabc-
zilla Tigttcl Dulcei hacer una honrosa retirada i di ·olver ·u jente,
habiéndole el Jeneral 1o ·quera dado nlgun ausilio i ofrecido garan-
tías. A. í e terminó una lucha de partidos, que acalló de arruinar a
este pueblo.' 1
A ', lA tC
8'8liO ECA lUIS-AN ~_t ARAN O
CATALO GACION
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202 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 203
atractivo de sombras perfumadas, quieta soledad i
aguas vivas, corriendo infatigables en todas direc-
ciones ácia el turbulento rio, que en lo mas hondo
del paisaje les espera.
Trc leguas mas adelante de El Va11e, se opone
al Cbaralá un nudo de serranías, llamado Alto-de-
palo-blanco, qne le hace variar de repente su cur-
so, echándolo para el O. En el vértice de esta vio-
lenta inflexion, sobre la márjen derecha, se halla
la villa de Sanjil, la cual impone al rio su nombre,
que consen·a hasta desaguar 4! leguas mas al1á,
en el Sarabita. Por los años de 1620, segun Ovie-
do, varios españoles, tomando indios de Guane,
poblaron a Sanjil, bien que hasta 1690 no se ha-
lló fundamento para concederle el título de Parro-
quia. "Son sus v0cino,, añade el mismo escritor,
jente honrada i dócil, dado que afectan demasiada
nobleza, por solo hab r sus antepa~mdos formado
el pu eblo." En 1761 se le computaban, entre fe-
ligrese i neófitos , cerca de 2,000 vecinos, rcco-
rncndados por sus buenas costumbres i ab oluta
consagracion al trabajo: no babia escuela ni esta-
blecimiento alguno público. Han trascurrido 89
años, i Snnjil, villa cabezcra de cantan, cue11ta en
su recinto 7,000 habitantes, un hermoso i bien
manC'jaclo Hospital de Caridad, con 2,255 pesos
de renta fija, tres escuelas, nna gratuita ue niños,
con 72 alumnos, i dus de niñas con 26 educanda ,
i un colejio con 118 e tudiantes, de ]os cuales 25
internos, todo ellos den puesta pre encia, modales
fino. j claro in'eni , como tuve ocasion de obser-
varlo en los certámenes que de Literatura, blosofía
especulatiYa, L: temática e idiomas ingl '•s i frun-
ces presentaron, frnto de los el.>fucrzo del Rector,
Presbítero · él"x Jiron, sujeto ilu trado, patriota.
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204 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 205
alegraban notabl.;}mente la carrera de la procesion,
i en cada bocaca'le se plantó el altar acostumbra-
do en que, segun las reglas constantes de nuestra
loable majadería. brillaban los espejos i cuadros
profanos al lado de santos mas o ménos aflijidos,
así como no falt.uon ventanas que en vez de cor-
tinaje ostentab:m pañolones, desesperados sin du-
da por volver a os hombros de sus dueños, para
cubrir los cuales i no para cortinas habian nacido:
bien es verdad que la capital de la República co-
mete en esta materia disparates mayores, como a
su tiempo será 11enester referirlo.
En el distrito de Sanjil se cuentan 12,000 habi-
tantes ; con que ya se inferirá cuál seria la concu-
rrencia de labradores i estancieros a la mas solemne
de las fiestas católico-romanas, presentando todos
los matizes de los trajes de tierra caliente i tierra
fria, puesto que inmediatamente despues de la vi-
lla siguen los altos cerros coronados por esplana-
das fértiles en que residen numerosas familias de
agricultores blancos, cuyas mejillas llevan impreso
el colorido europeo, i los robustos i aventajados
cuerpos manifie -tan la salud de que gozan estos
afortunados hijos del campo. Junto a la masa de
hombres ólidos, como los habri:l. llamado Larra,
iban i venian grupos de damas delicadas, ataviadas
con las primorosas torturas que ha inventado el
lujo de las ciudades, niñas vestidas de blanco i
llenas de la gravedad cómica de que en semejantes
circunstancias se hal1an poscidas por el influjo de
las galas sobre sus nacientes instinto de mujer,
jóvenes decentemente puestos i alegres con la ale-
gría de estuaiantes en asueto, i finalmente los ciu-
dadanos de menor cuantía satisfechos de sus tra-
jes nuevos que sonreídos comparaban con las ruanas
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206 PER.EGRI ACION
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DE ALPIIA. 207
próspero de las rentas públicas i los establecimien-
tos de instruccion i b neficencia que cuidan i sos-
tienen con esmero para comun provecho: tienen
tambien una predileccion decidida por la localidad
en que han nacido, i ele aquí proviene la tacha de
t!goistas ; pero esto, léjos de er defecto, lo reputo
como una virtud de' consecuencia. felizes, con ide-
radn. la índole del sistema republicano, segun el
cual cada localidad debe cuidar de sí mi ma, crear
recursos propios i concentrarlos en su seno para
no mendigar de los vecinos lo medios de existen-
cia, i para e tablecer de de el distrito parroquial
la ha es de la descentralizacion administrativa,
únicas en que racionalmente puede fundar e b
federacion política de h gn1ndC's eccione ·, ver-
dadera i jenuina forma de la República. Por tanto,
los hombres ricos de , anjil usan, pero no abusan
de su poder domé. tico, empleándolo en efectivo
bien de la comunidad; i i alguna vez llegaran a
perder el tino i convertirse en opresore del pobre,
inmediatamente recibirían una severa lcccion para
advertirle q uc en estos tiempo no hai bi~nestar
ni autorich el durables, i no se fundan sobre bene-
ficios dispen.-ados con larguez, i amor a la porcion
des alida del pueblo .
En el di ·trito t' co echan con ahundancia los
frutos i lcgun.bre.~ de tierra templada i caliente, i
para el comer io de esportacion e produecn 40,000
cargas de pnneln, cóntándosc 7 trapiches buenos
i mediano·, 1,5 O cántara de aguardient d caña,
8,000 arrob·. rle . lgodon, parte del cual venden
bajo la forma de li nzo imanta , i en lu h rrerías
fabrican 1 e -r mientas de aaricultura, machetes,
clavazon, freno i obras de ·crrajcría en que em-
plean al alío cerca de 2,000 quintale de hierro
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208 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 209
trito, comprendivndo en sus términos, que se es-
tienden hasta los de Aratocn., 5,000 habitantes
blancos, robustos i mui consagrados a la agvicul ..
tura, manufacturas domésticas i comercio. Aratoca
se halla :1 !- legua.s adelante, engastada "como un
nido de águila" entre los picachos piramidales de
la serranía cortada en su respaldo por el rio Sube.
A 1, 806 metros de altura sobre el mar i batido
por los vientos libres de la cordillera, disfruta este
pueblo de una temperatura media de 20° cen tígra-
dos i de escelente clima : beneficios que, uni-
dos a la sencille ... de costumbres, les afianza la lon-
jevidau, así como encuentran una fuente de salud
en la vida que llevan, necesariamente laboriosa
pues no habitan un suelo tan fértil que les dis-
pense de asiduas tareas para sacar de su seno las
cosechas con que se alimentan, i ademas de ellas,
añil, ~panela i algo don, por valor de $ 15,700 anua-
les, cuya circulacion anima el tráfico interior. Hai
una escuela pública con 47 niños, lo que es bien
poco para 5,500 habitantes que cuenta el distrito.
Nacen al año 170 i fallecen 64, quedando por con-
siguiente un aumento de IOG individuos, de los
cuales 30 son hijos naturales ; mal de que adole-
cen todos nuestros pueblos por las grandes di tan-
cías que de la pauoquia dividen a los moradores,
por el alto precio para ellos a que se vende el sa-
cramento del matrimonio, i por un resto de las
costumbres sueltas de los indios, trasmitidas a lo
mas pobre de la poblacion agrícola.
Acia el N. de Sanjil no hai mas distritos que
los dos ya nombrados, por lo cual hubimos de re-
troceder en demanda de Iogotes, primero de los
que se hallan al S. del canten. El territorio que se
recorre presenta una serie de ramblas i recuestos
H
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210 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 211
la obra de la destruccion, seria la joya mas pre-
ciada del canton Snnji!. El Cura reci~ntemente
nombrado, mui superior a su ' antecesores por sus
virtud ~- s evanjélicas, ha hecho esfuerzos laudables
con el fin de sosegar los ánimos i restablecer la
concordia entre sus feligreses; pero desgraciada-
mente serán infructuosas sus prédicas, porque tro-
pieza con las pasiones envenenadas de Jos vecinos i
el influjo i malevolencia de los tinterillos, contra
los cuales, i en el estado a que han llegado las
cosas, no habrá otro remedio que una buena paliza
diaria decretada por los sensatos del lugar, cons-
tituidos en jurado, hasta hacerlos salir del pueblo,
como se persigue i espulsan los animales dañinos.
La mansedumbre i necedad de los moradores .se
oponen a este acto eficaz de justicia de Lynch,
único practicable con aquellos salteadores atrin-
cherados detras de las tortuosas fórmulas dP, nues-
tra embrollada lejislacion. Crece la pena que cau&a
el espectáculo de tanta ruina cuando se contem-
pla la buena índole de las jentcs de Mogotes, hon-
radas por temperamento i prefiriendo abandonar
sus deudos i heredades a cometer los hechos de
dese ~ perada venganza que provocan sus intolera-
bles perseguidores. En vano e pretenderá ocurrir
al remedio de esta calamidad, efectiva en las po-
blaciones rurales, dictando di posiciones contra los
tinterillos; tanto Yaldrá esto como poner medica-
mento csternos para curar una lesion en la ar-
rnazon interior del cuerpo. Miéntras subsista el
sistema de enjuiciamiento que no legaron nues-
tro abuelos, e todo punto incompatible con el
réjimcn civil acido en la República, los picaplei-
tos brotarán e tre lo tenebrosos laberintos do la
vieja leji:$}acion, como brotan los hongos en la os-
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212 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 213
sobre el Monas para 'Omunicarse con el distrito
de El Valle, manifi stun que en mejores tiempos
:Mogotes era la mansion de vecinos ricos j cuida-
dosos del bien público. Casi una legua al 0-N-0.
del pueblo está el Hoyo-de-los-pájaros, hundi-
miento circular de 181 metros de profundidad i
14 de diámetro, teniendo a los 32 metros un es-
calan desde el cual la cavidad del pozo sigue re-
ducida hasta el fondo. Tanto la boca como las pa-
redes, miéntras reciben la luz del dia, se halJan
revestidas de arbolillos i plantas menores, forman-
do un verde cortinaje a cuyo amparo viven en lo
profundo numerosos pájaros nocturnos de la e pe•
cie particular que vemos en el Puen le de J cononzo,
i se encuentran tambien en el Oriente de Vene-
zuela dentro de la espléndida Cut'Va-de-lo -Guá-
charos, nombre que dan allí a este raro i melan-
cólico pájaro. Por la dispo ·icion i naturaleza del
terreno, i por las señales evidentes de que la pla-
nicie de :Mogotes, nivelada i scdimcntosa, e la
cuenca de un antio·uo lago, creo que el Il oyo-de-
los-pájnros proviene de la accio11 de un remolino
que hacían las agu .. s en aquel punto, i que des-
pues del pozo vertical exi te alguna galería o cue-
va por donde se verificaba un de •. güc parcial. Ello
es que merece vi ·it, r ·e como curiosidad natural, a
la que solo el Hoyo-del-aire de Vélez puede com-
parárs •le. Segun rlije ántcs, el ta leo predomina en
la formacion de la~ roca· vecina , de tal rnanera
que en un sitio llamad v~gas, cerca del pueblo,
e presenta en lán in· grande que podrian ser
objeto apreciable de con crcio. El uclo rico en
minas ele hierro, pa rlicnlrlrmcntc dd lado de O n-
zaga, i los bo que entierran copio a cantid, d de
c1uina , tintes vcjct.al 6' resinas i goma útiles para
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214 PEREGRINACION
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DE AJ, PliA. 115
la saludamos como a un amigo que nos espera e
invita al d<:'scanso. Tanta es lR, fuerza de esta cos-
tumbre, que sentí una especie <le pe ar cuando me
onvencí <le que Petaquero no tiene campanario,
cual si leyera la intimucion de no haber hospitali-
dad para el viandante, por necesitado que llegase
al reducido caserío. "Las igle. ias comunican a
nuestras aldeas un carácter singularmente moral.
Las miradas del viajero se detienen i fijan sobre la
cruz del campanario, cuyo aspecto su cita multi-
tud de afectos i de recuerdos. Aquel campanario
es el túmulo en torno del cual duermen los abue-
los i deudos de los moradores; i es al mismo tiempo
un monumento de alegría que con sus bulliciosas
campanas anuncia la exi tencia de los fieles. Allí
se unen los esposos con relijio o vínculo : allí se
prostcrna el cristiano m te los altares sagrados; el
débil para invocar al Dios fuerte, el culpable para
implorar al Dios misericordioso, el inocente ¡•ara.
cantar al Dios de bondad. Por pequeño i solit< rio
que sea un lugar, se llena de vida i de misterios
desde q ne en él se levanta un campanario rústico:
las plácidas ideas de pastor i 'rebaiw, ele asilo para
el peregrinan te, de limosna pnra elmenestero~o, de
hospitalidad i fraternidad cristianas, brotnn conso-
ladoras a la sombra del campannrio, emblema de
los tiempo <le gracia i de caridad." *
¡ Cuán noble i reverenciado eria el oficio de lo s
párrocos, si comprendieran la san ti dad de su carác-
ter i la granckza moral de u funciones, que no
son de 1ucro ruin ni de in trigas opresoras, sino de
proteccion i civilizacion, de amor i beneficencia !
Dejando a P etaq uero sus casas pajizas i u ·
lindas mujcre , prosigue 1 S. el camino para On -
CuATEAunniA ·n-.Mélrwgcs.
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216 PEREGRINACION
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DE ALPJ[A. 217
de una muchachita, que con acento perfectamente
reinoso conte taba: " Mi mama está allá abajo
motilando una oveja." Vol víme, i encontré siete
criaturas, que apiñadas unas con otras rodeaban a
mi compañero, mirando con ojos dilatados los ba-
rómetros que armaba delante del rancho. Lama-
yor, autora de la respue ta citada, no tenclria nueve
años; i era de ver la solicitud i gravE:dad con que
procuraba mantener en órden a us hermanitos e
impedirles que se aproximaran demasiado a los
instrumento , acerca de los cuales daba en voz baja
esplicaciones peregrinas a su curiosos subordina-
dos. U na moneda tirada en medio del grupo lo
hizo retirar alborotado i presuro o, i lts risas, dis-
putas i proyectos de compra · de aquello pobres
relegados a la solitaria mont._.ña, sin otro guardador
que la Providencia de Dio , n : ·onaban todavía
cuando empezamos a baj .tr la cn ,• sta del lado de
Onzaga.
Este pueblo se halla situado a la márjen d recha
del rio de su nombre, entre ln ~ quiebras de los
cerros que lo estrechan por todas partes. Es de
regular estension, i los viérnes lo animan los tra-
tantes de Soatá que traen al mercado los abundo-
sos frutos de aquella comar n fcrtilí. ima. A 2,000
metros de altura sobre el m r, Onzaga pertenece a
la rejion anilina por su tcm1 eratnra (20° centígra-
dos), sus procluccioncs i lo colore firmes i trajes
de bay ta de lo hnhitnnte . J: o falt · n Luenos cotos,
ni tampoco el de a eo jeneral, de que es monu-
mento elocuente la iglesia, d sen ladrillada. en parte,
agujereado el techo, i ]os a tare · mutilado , pazí-
ficamente poseido · or lo murciélagos.
"El templo armotnza e n lo de afuera," me
decia a mí mi m o, i no tardé en convencerme de lo
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218 PllR.EGRINACION
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DE ALri A. 219
deplorable, cuanto los nativo Je este canton ma-
nifiestan viveza de intelijencia, i son de tan buena
índole, que en el trascur o de l 2 meses no hubo
mas de 22 delincuentes juzg do> por heridas i hur-
tos mi erable ,, número in ign :ficante comparado
con el total de la poblacion.
Al E. de Onzaga se encuen;ra el camino que
conduce a Soatá, di tante 5;Í leguas. Comienza
llano, atravesando tierras fért1les regadas por un
arroyo claro i bullicioso, don de a poco andar se
toma la cuesta <le una serranía cubierta de alegre
bosque. Mas de dos leguas mide del pié a la cum-
bre, i conforme se va subiendo disminuyen los rui-
dos de las aguas, vientos i ave hasta entrar en un
silencio total cuando se pi a el terreno de los arbus-
tos resinosos,dc los musgos i ::'lramíneas. El aire
leve i perfumado se re ·pira fácilmente, la circula-
cion de la sangre se anima, i se ·iente el indefiuible
bienestar físico que esperimenta el viajero al entrar
en las rejiones andinas, i le hace vo lver los ojos
complacido ácia los paíse cali ntes que nb;md.ona.
Llégase a la cnm hre estrecha i breve, i de repente
se descubre la grande abra de cerros que tumul-
tuosamente se hunden hasta lo profundo d.e la
cortadura por donde corre el Chicamocha t· ncajo-
nado entre podero os estratos calizos, mas allá de
los cuales tornan a levant< rse los cerros unos trlls
otro , rcco tándose finalmente contra las cimas
nevadas del Cocuí, que brillan a diez leguas de
distancia directa. En vez de la gramíneas, los
helecho i arbu to aromáticos que cubren la mi-
tad superior de la falda occidental de esta serr:mía,
sombrean el OF'uesto lado innumerable roble de
abundante follaje, a cuyo pié ninguna planta
crece, hallándose entapizado el suelo por una al-
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220 PEREGRINACION
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DE LPII • 221
como principal ausiliador del 'aleroso Tundama,
lo cual le trajo la muerte i a devastacion de sus
estados, en términos que hasta 1757 no pudo ad-
quirir la importancia de parroquia. Hoi es cabezera
del canton de su nombre, i cabeza de un distrito
que cuenta 9,000 habitantes. rico en ganados i en
agricultura, favorecido con un clima sano i jene-
ralmente templado i con la produccion espontánea
de esqui itos dátiles que los oataes tienen el tino
de echar a perder, creyendo que los adoban para
el comercio. Hállanse minas abundantes de hulla,
hierro, cobre, plomo, galena, alumbre, yeso i sal
comun, como que en las quiebras colosales del.
terreno están manifiestas las formaciones de tran-
sicion i secundaria, i las cuencas contienen grandes
depó itos de acarreo. T~jense mui buenos lienzos
i manta de algodon, ruanas i bayetas de lana,
cuyo. artículos con el trigo, añil, aniz, panela,
miel de caña i otros frutos alimenticios suminis-
trados largamente por la agricultura, son materia
de un comercio activo con Sanjil, Socorro, Santa-
rosa, Sogamoso i Cocuí, i en parte con las pro-
vincias de oto i Santander; elementos mas que
suficientes para a egurar la prosperidad i la civi-
lizacion de la villa, cuyo atraso es por lo mismo
imperdonable i solo imputable al carácter trabajoso
de sus moradores.
Los del distrito son fornidos i de aventajada
estatura, blancos en la mayor parte, mestizos e
indios de índole dócil, costumbres sencillas, aje-
nos de crímenes i tanto mas bondadosos, cuanto
mas se alejan de la pretensiosa riqueza i semi-
ilustracion de los gamonales de pueblo. isten el
traje reinoso, en que predominan la bayeta i las
pesadas ruanas, cubriéndose los campesinos con
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222 PEREGRINA ION
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DE ALPHt\. 223
tazos colorados i blancos sacaban la cabezn, como
quien pide socorro, unos santos de bulto escuáli-
dos i vestidos a usanza de ninguna nacion del mun-
do: rodeábanlos varios esp jo , i ma:3 abajo unos
cuadros representaudo escenas de Atala i Cbáctas
i la exhumacion i funerales de los restos de Na-
poleon. Ante la valentía de e ta innovacion 110
quedaba otro recuro que enmudecer, en lo cual
imité a dos retratos de Pio IX i del ciudadano A1·-
~obispo, que estaban en otro altar viendo a las gri-
setas i a apoleon sin conmover e, o acaso di -
traidos por la ramazon que llenaba el resto de la
iglesia, mas semejante a un adoratorio de indios
que a un templo cristiano. Si a í estaba la iglesia,
ficilmente se colije cómo estaria la procesion.
Máscaras mon truo a , cuadrillas de matachines,
rei David bailando i diablos alegres delante del
Santísimo, depue to el antagoni m o necesario: un
cercaclo de caña repre ·cntanclo el Parai o con co-
tudos i fabricantes de llas: esploradores hebreos
de la tierra de prornision haciendo parte de la pro-
cesion, sin dár eles un bledo d l anacronis1 o que
estaban cometiendo; torlo e to, rodeado de un con-
curso que presenciaba la fiesta como un espec-
táculo teatral i no come. lama olemne i ·evera de
las del culto católico-¿.Qué fin de en eñanza mo-
ral, ni qué recuerdo. el dogma pu de tener tal i
tan grotesca pantomim1? la pcrvcrsion de la ide~s
cristianas, sembrando tn su lugar otras idolátricas
i disparatada : e te e tl único fruto; he dicho mal,
es uno de los frut a cual peores, que producen
nquella incalificable~ funcione •, que ti<.mden a
perpetuar en las costu11 bres los estra víos del pa-
ganismo.
Animado por el carácter fr neo del Cura, me per-
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224 PEREGRINACION
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DE ALPIIA, 225
sucede que las caídas menudean i los tragos taro-
bien, hasta que a la postre andan los pseudo-Cris-
tos tan borrachos que no dejan nada que desear,
i acaban por familiarizarse dema iado con los Ci-
rineos- He combatirlo este abuso por todos los
medios que están a mi alcanze, i espero que den-
tro de poco desaparecerá." .
- " Quiéralo Dios, para decoro de la relijion i
honra de nuestro país, que a este paso no sé cuá-
les creencias le quedarán luego que la mayor ilus-
tracion proscriba semejantes farsas."
Que en las poblaciones de indios retiradas i pe-
queñas subsistan esta prácticas de los siglos bár-
baros, fuentes de lucro para los malos sacerdotes,
se concibe aunque se lamente; pero que se vean
todavía en Soatá, es lo que no tiene perdon. La
moral popular no se func~a ni con erva con fraudes
i supersticiones de aparato puramente material.
Cuenta el canton 31,000 habitantes sobre un
territorio de 38 leguas cuadrada , di tribuidos en
8 di tritos parroquiale,, que, determinada su si-
tuacion respecto de oaté1, on los siguientes: Co-
varachía, 5~ leguas al N, pueblo pequeño i des-
provisto, edificado danuo vista al Chicurnocha sobre
el ramal occidental de la cordillera, no habiendo
por esta banda otra poblacion, salvo alguno Ye-
cindarios de estancieros : al E, pasado el Chica-
mocha, Boabita i Ubita, distantes 3 leguas por
camino de erra nía: J cricó, 8~ !('guas al S-E, en-
caramado en la errnnía donde la rompen por tres
lados los rio Canoa , Chitano i Chicamocha, i por
con iguiente espuc to a recibir lo fuertes viento
que e arremolinan contra el Alto de ausa: usa-
con, 3 leguas al ; i finalmente las dos átiva, 6 i 7
leguas al mi rno rumbo. ro podiamo , pues, hacer
15
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226 PEREGRINACION
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DF, ALPIIA. 227
dida i revolcadas el te timonio de haber acarreado
en época remota una terriLle inundacion prove-
niente de las planicies de Tunja i Tundama. Las
aguas violentas rompieron los estribos de la cor-
dillera que se opusieron a su curso, socavaron el
antiguo suelo i causaron hundimientos laterales en
que al pié de los estratos desnudos i quebrantados
de la serranía se acumularon confusa m en te las
tierras por espacio de media legua de lado i lado,
peru tnceiendo si 1 la. co si. tencia necesaria para
no ser min .. cla-, i arr"strad 1 por las lluvias, i en
un estado de aridez qu\.· h tce completo contraste
con b fertilidad de las lllesetas superiores. El rio,
turbulento como un torrente, corre por entre rocas
trasportadas de otros 1ugare . Atra viésase por ca-
buya, i una cuadrilla ele nadadore se encarga de
hacer pasar las bestias, guiándolas i m~imándolas
con gritos, rjercicio en que están todo el cJia, i en el
cual adquieren notable fuerza i desarrollo de mus-
culatnra: sirven lealmente al pasajero, i agradecen
cnalqniera demostracion de cariño, con cierta fran-
queza varonil que parece comunicada por el oficio;
pues ya se ha obvervaclo que las profesiones acti-
vas i rodearlas de riesgo de la vida, ennoblecen el
alma del hombre, implantando en ella sentimientos
jenerosos que no siempre acompañan a los ele ocu-
paciones sedentarias. Del otro lado del río se en-
cuentran ,por largo trecho del camino que llaman
viejo, grand<;>s barrancas de esquistos carburados,
minados por filtraciones alitrosas, i en varias par-
tes atravesadas por vetas de ulla. que inútilmen-
t ofrecen su riqueza. Mns adelante comienzan a
levantarse los cerros con meseta.s bien cultivadas
i cumbre montañosas, :flanqueados de estratos ca-
lizos tan discordantes, que a vezes se replcgan so-
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228 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 229
alejn. del alm1. la pasion de Ll. envidia, hija de la
miseria sin esperanza: las familias se multiplican
sin temor de que le falte el pan cotidiano : los
motivos para delinquir contra las personas i la
l)ropiedad no se conocen, si no es en las ruidosas
querellas que nacen del amor i los zelos, compa-
ñeros inevitables del corazon humano. Un pueblo
que así comienza i qu e habrá de crecer bajo el
amparo de la vivificante democracia, sin trabas
para la industria, sin opresion para el espíritu,
camina necesariamente a la g andeza.
XVIII
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230 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 231
nudas que se alzan por todas partes en medio de
las ruinas de cerros postrados unos sobre otros, .
mezclando sus restos ponderoso lanzados a gran
distancia: el opaco i tri te cielo por cuyo espacio
jiraban buitres corpult•tltos i algun condor con la
majestad del señor de la aves camiceras; todo esto
formaba una escena sublime de aridez i dev~sta
cion, que nos manteniainvoluntariamente callados,
como si no oprimiera la idea del desamparo en
que allí se encuentra el viajero. Una voz monó-
tona i triste que devolvían los eco de las peñas,
vino a sacarno de nuestra distraccion, i buscan-
do con la vista qnién cantaba de esa manera en
aquel de, ierto, colt mbramosa lo léjos,i acurrucada
junto a las rocas, una mujer Yestida de bayeta,
oculto el rostro bajo el ancho sombrero de trenza
que llevaba encasquetado, i rodeada de algunas
ovejas negra que pa taban la e casa yerba. In-
formónos el guia que esta mujer vivía sola con su
hija en lo mas agrc te del páramo, su tentándose
con los productos de su pobre rebaño. Cantaba
para espantm· los bt itre., que en no oyendo la
voz se arrojan sobre los corderillos i los llevan
arrebatado hasta lo picachos inaccesible donde
hacen su habitacion. Había no , é qué de raro i
misterioso en esa ma 1 ra de existir, fuera de todo
comercio humano, sin mn amparo qnc Dios en lo
alto i la indiferencia d~ lo hombre en la. tierra.
Compadecidos llamamo a la vieja cantora para
dejarle un recnrrdo 1 \\e , tro: a lo primeros gritos
que r ~on< ron n el e pacio ce ó ella de cantar,
no. examinó un bre\"C rato, i luego in hacer ca o
de nue tra · seña , tornó a bajar la cabeza i a ento-
nar su melancólica endecha .. ¿Qué pe ar, o qué
escarmiento terrible ·ncerraria en el alma esta des-
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232 PEREGRINAClON
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DE ALPHA. 233
15 permanecen ino upadas, por ser de páramos.
Así los años felizes los reputa el agricultor como
una calamidad, por el abatimiento de precio que
sufren los fr,utos aglomerados sin salida. Los ha-
bitantes son de raza blanca e india, estando esta
en minoría por la rápida absorcion que hace de
ella la primera, habiendo resultado un tipo misto,
que no por carecer de la belleza del cáucaso, deja
de ser bien conformado i vigoroso ; i como el suelo
del cantan se compone de continuados cerros cor-
tados por caminos desiguales i fragosos que los na-
turales transitan a pié, adquieren en este ejercicio
constante de. de la niñe2í, un desarrollo muscular
i u na ajilidad singulares, haciendo sin fatigas largas
marchas, carg1clo:s con m leta de tres i cuatro arro-
bas de peso, al mismo andar cnesta arriba o cuesta
abajo, de tal modo acostumbrados a las serrranías,
que cuando han caminado largo rato por llanuras,
suspiran por una subida i una bajada "para des-
cansar," como nos decia un peon cocuyano.
Donde hoi está la villa que da nombre al canton,
se hallaba la morada de un cacique principal de
los Lach s, nacion independiente de los Chibchas.
"Los Larhes, dice Picclrahita, a quienes divide el
rio Soga m o. o de lo E tados i tierra del Tundama
en la provincias de Hunsahúa ( Tunja) i corren
por páramos i tierra. cálida hast.1 confinar con
los Tammes ( Tunebo ) i pro incia de los Chita-
reros ( Pamplona son de natural barharí...irno, i
de us burlas no s le. con ménos daí\os que de la
ma cruda guerra. S juego mas celebrado era sa-
lir e a los campo p r parcialicladc, o capitanías
a pelear unas con ()tr s, arreada de varias plumas
i g· las, i sin ma. ar11as que las manos, con que
a. 1 uño cerrado i sin llegar a luchar batallaban
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234 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 235
les sin hacer resistencia, no obstante el ser valero-
sos, cediendo al asombro que les causaba la vista
de jentes barbadas, i particularmente la de los ca-
ballos.
N o hni en el Cocuí posada para los viajeros,
pues estando reducida la concurrencia de foraste-
ros a los tratantes en frutos, ellos encuentran al-
bergue en las chichPrÍas o en casa de sus com pa-
dres i relacionados. Las casas donde acudimos a
pedir alojamiento, inclusa la del Jefe político, nos
cerraron sus puertas, de lo cual casi nos alegrába-
mos, porque el desaseo inte1·ior era impondcr::t ble
i de antemano quitaba el apetito i el sucílo. Sin
embargo, forzosmnmte habiamos de detcrnos allí
para recojer datos i hacer observaciones, i en con-
secuencia resolvimos hacer uso de una carta de re-
comendacion que en Soatá nos dió el bondadoso
Dr. Cnlderon prura el Sr. Ruiz, quien nos recibió
con tnl franqucz.a i cordialidad, que olvidamos al
punto los desagrados anteriores. Este honrado su-
jeto es jefe de u na familia numerosa i trabnjadora,
que mantiene lm. casa no solo con aseo, sino con
cierto primor, a 1ornanr1o la sala un estante de li-
bros i varias mesas cargadas de curiosidades, flo-
res i frutas fn g·::mtes. Ademas del trato ami. toso
qnc le merecimos, nos favoreció con noticia i di-
lijcncias que facilitaron la cjecucion de los traba-
jos que l1eváb:1 1os entre manos, i él supo apreciar
infinitamente m1ejor que las autoridades de la pro-
vin ·in, de quien e j recibimos a]crnn au ilio roga-
do, era darlo com u 1a tibieza que rayaba en mala
gana, i nrrancab>:l a mi filosófico compañero la fre-
cuente ese: lamaccior:: "Pcrdónalos, Señor, que no
aben lo que ha.c~· ."
Dejando el ~grueso del equipaje en el Cocuí,
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236 PER:f<:GRINACION
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DE ALPIIA, 237
ncarreo asentado por capas, las mas vezes brechi-
formes, en cuyos fragmentos calizos i :uenaceos
se ven numerosas impresiones de COllchas bivalvas,
i trozos de sílex en figura ele peras, que son tal
vez Siphonias petrificadas, puesto que las conchas
impresas son marinas. Por tanto, la serranía in-
mediata, que suministró estos despojos, pertenece
a la formacion secundaria, i lo confirma la presen-
cia de esquistos em bu ti dos de riñones de hierro
carbonatado litoideo, que se encuentran en lo bajo
de las grandes grietas, abiertas en la falda de la
serranía, indicando la existencia del terreno carbo-
nífero.
El Coronel Toscano, soldado de la Independen-
cia, nos recibió en su casa con la franqueza de un
viejo militar. Rodeábalo una familia luzicla i ama-
ble, cuyo esmero en lasco as doméstica lo reve-
laban el jardín de flores que alegraba el patio i la
cuidadosa limpieza de la casa ; i en ratos de con-
ver acion agradable nos sumini tró lo informes
necesarios sobre ganadería i agricultura los cuales
constituyen ~u ocupacion preferente, bien que la
ingrata i enojosa política interior suele calentarle
en horas la cabeza, mas de lo que a su tranquilidad
con viniera; aunque siempre me ha parecido que el
ardimiento en las opiniones sienta bien a lo hom-
bres de la Guerra Magna, quienes para mí tienen
cierto privilejio que les afianza la tolerancia. de sus
sucesores en el manejo de los negocjos públicos.
El antiguo pueblo, reducido a un corto v cinda-
rio de agricultores i trajineros, queda cerca del mo-
derno, i e compone d algunas casitas i ranchos de
vara en tierra, habitados por indios lr.tdinos i por
Tunebos emi-civilizndo , sin m § t ·aje qu ·largas
ruana~. El nuevo, erjjido en parroquia el año de
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238 PEREGRINACION
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DE ALPHA, 239
lo sembraban. Mi co'mpañero se hallaba entroni-
zado sobre un caballo rucio, largo i enjuto, rípido
de cuerpo, las orejas tiezas i ácia atras, los ojos
medio-cerrados, i la cabeza tan erguida cuanto po-
dia: andaba despacio, adelantando majestuosa-
mente las patas, cual si estuviera profundamente
penetrado de la honra que se le hacia poniéndole
silla i freno. En vano se le apuraba: a cada golpe
de espuela correspondía con una mueca desdeñosa,
levantando el labio superior, i continuaba impasi-
ble su m arel a triunfal. Cansados de l uL:har contra
la ad ver idad, abdicamos la voluntad en las bes-
tias, i nos dejamos llevar segun su antojo. El guia
nos contemplaba de cuando en cuando, con aire
paternal, i trataba de consolarnos, repitiendo siem-
pre la misma frase : ''En saliendo allá arriba ve-
rán su mercedes cómo caminan mejor;" allá arriba
enigmático que nunca lo alcanzamos. Era hombre
de cincuenta años, alto, vigoroso, de fisonomía
honrada i abierta: vestia pantalon de manta raya-
da, camisa de li nzo, alpargatas i ancho s mbrero
de ramo : la ruana plegada i a la espalda: el andar
pausado i constante, aun por los recucs~os mas
escarpados: gran vaquiano i disertador, de nom-
bre Luis Réyes, antiguo correo i grave persona,
un tanto sordo a ratos, i con todo esto buen com-
pañero de viaje, iliberal consejero hasta en lasco-
sas científicas.
En esta di:sposicion, i con una vclozidad de dos
horas por legua, pas::tmos el Alto de la Vega, i
caimos a las márjenes del río d la Cueva, donde
hai una fuente termal ferrujinosa, 24° sobre la
temperatura del aire ambiente, i junto al camino,
al opuesto lado del vnllrcito, otr. fuente ulfurosa
fria, que nacía a la raíz de un cerro pedregoso.
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~40 PEREGRINACION
XIX
Elrio de la Nieve baja precipitado desde la cum-
bre de la Sierra, i ántes de confundirse con el de
• "El pueblo do los indios está abajo del Cocuf, poco
distante, con su buena iglesia ornamentada. Tenia agrega-
dos unos indios, catequizados uno , otro bautizados. Llá-
manle Tunebo , i el pueblo donde a i ten üic aní : salen
allí mucho · jentiles, i son roui d6ciles"- ÜVIEDO-Pensa-
mientos i Noticias.
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DE ALPHA. 241
la Cueva, una legua al Oriente de Güican, rodea
la base de un pe ñon desmesura<lo que por esa parte
se levanta casi 390 metros verticalmente, al paso
que por la opuesta. se confunde con las colinas i
faldas de la serranía principal, mediante una espa-
ciosa. rambla, que ascendiendo suavemente, con-
cluye de pronto en el murado abismo, tan limpio
de árboles, que desde la cornisa. se ven claras la
distante vega i la cinta espumosa del riachuelo, i
tan alto que no se percibe el ruido de las aguas
que pasan velozes rompiéndose contra las rocas.
Lleya este pe ñon por nombre " Gloria de los Tu-
nebos," i la tradicion local lo esplica, diciendo que
una vez sojuzgados los indios, mas por el tenor
que les infundieron los caballos i barbas de los
españoles, que por fuerza de armas, comenzaron a
esperimentar el peso de los tributos i el intolerable
despotismo de los encomenderos con tal rigor, que,
desesperado. i no pudiendo recuperar la usada
libertad de las sch-a , se juramentaron a morir, i
concurriendo por grupos de fnmilias a la rambla
ya descrita, echaban a correr ácia la cornisa i se
despeñaban con s 1 mujeres i niños. En compro~
bacion de este rela o muestran al pié del peñon gran
número de huesos hu anos esparcidos a todo ·ien-
to, carcomidos po el tiempo i siempre rotos omo
por violento choque, señales de no haber perte-
necido a cuerpos tranquilamente depo itados en
sepulcros; i como 1() i dios, sin e cepcion de tribus,
se han distinguido p r el relijioso esmero en ee-
pultar los mu ·rto dentro de cav rnas o en lugare ..
apartado del trá o, el estado de aquellas osa-
mentas parece corr orar lo que h tradicion reficr ,
t nicndo e a H>yo 1 1echo . mcjantc menciona-
do por los cronis · le la conq ui ·ta : a tal punto
IG
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242 PEREGRINACION
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D>E Ll'll • 243
rompe el viento con un sonido particular e im po-
nente: abajo se hace· un llanito cubierto de yerba
menuda i entretejida que pastan algunas ovejas
cargadas ele lana, e imterrumpidos por bosquecillos
de arbustos lustrosoS>, a cuyo abrigo permanece el
ganado mayor, pelualo i ele aspecto semejante a los
bisontes. En un e tlremo del llano, a 3,985 me-
tros sobre el nivel del mar, está la casa en que
viven los que cuidan del ganado, soportando con
indiferencia la temp•eratura de 6° centígrados, i
frecuentemente las nevadas que manda la Sierra i
cubren el suelo por espacio de tres a cuatro dias
sin derretirse. El comdor i el buitre ~on los ene-
migos que han de co 1batir, vijilando los rebaños
de ovejas, tras de los. cuales andan aqueJlas aves
saltando de picacho n picacho para aprovechar el
menor descuido i lanzarse sobre la presa, habiendo
condor tan pujante, que levanta en las garras un
cordero mediano, i ha ce rem alinear los arbusto
al batir sus fuer s <las. De de la casa hasta el
pié de la Sierra mide el llano una legua, en que
~1 suelo negro, apret. do i cubierto de gramíneas i
})equeños frailejone blancos, se halla in tcrrum-
pido por co1initas de esquisto arcillosos, i cortado
por arroyuelos ango tos, límpidos como el cristal
i corriendo sin el menor ruido, segun se les ve
siempre en las cima tendidas de nuestro Ándes.
Junto a la Sierra el frnilcjon se multiplica, se apo-
dera esclusi va m n te del terreno i adquiere pro-
porciones de árbol levantando su inmóvil copa
sobre largos i CI. be tunados troncos. El suelo se
encuentra removido i embrado de fragmentos Ji-
os <le roca , que revuelto con arenas i marO'as
forman una esp cic tic cercas paralelas a la base
de los cerro , de cu. ·os costados abiertos han sido
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PEREGRI~ACION
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DE ALPIIA. 245
durante media legua hasta el borde de las nieves
permanentes, i determinamos aprovecharlo para
andar a caballo todavía, bien que el pi. o desigual
i fofo dificultaba la marcha de las mulas, las cua-
les se detenían frecuentemente i vol vian las cabe-
zus ácia el distante llano habitado, como ame-
drcn tadas por las moles de nieve que nos rodetlban.
Por fin hicimos alto para continuar escalando
a pié la masa deslumbradora de la cumbre nevada,
i para examinar despacio la portentosa confusion
de pirámides i cerros divididos por fosos profun-
dos que ostenta el nevero, sobre cuyo nacimiento
nos hallábamos a 4,670 metros de altura, viéndolo
tendido a nuestros piés, desarrollándose hasta 600
metros mas abajo. Cáusalo la configuracion del
suelo en esta parte de la ierra, en que repentina-
mente forma un plano mui inclinado, de poco mé-
nos de media legua de caicla i una milla de ancho.
La nieve aglomerada en lo alto, con un espesor de
25 a 30 metros, resbala porla rambla removiendo
la tierra i las rocas, hendiéndose en graneles trozos,
por la falta de base plana en qué reposar: vienen
luego las lluvias a llenar las grietas del nevero,
dentro de las cuales inmediatamente so conjela el
agua, que ocupando entónces tres vczes mas es-
pacio que cuando estaba llquida, hace el oficio de
cuña i empuja para abajo la ma a de nieve, con
fuerza irresistible; i como en cada un, de estas
grietas inr.umerables se establece una poderosa
cuña, resulta que la totalida<l uel nevero se mueve
lenta i constantemente, levantando al frente i a los
costados enormes sulcos de rocas i tierra , que
cual un poderoso arado, arranca de la superficie
del cerro i tra porta hasta el valle inferior, donde
forman las morenas o muros de rocas, paralelos a
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246 PEREGRINACION
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DE A LPIIA, 247
a mirar sobre la vasta superficie tersa i blanquísi-
ma que se estendia indefinidamente. Seguimos la
marcha: nuestros piés eran los primeros que holla-
ban aquel pavimento de cristal, que crujia bajo la
presion, hundiéndose hasta el tobillo, i a vezes
hc'lsta la rodilla. El Sr. Quintero traía unos perros
cazadores, que nunca habían visto suelo de aque-
lla especie, i era ele notar las precauciones con que
asentaban las patas i las retiraban al romperse los -
primero cristales, exhalando ahullidos prolonga-
dos i haciendo morisquetas que nos hi cieron reir
de buena gana.: solo des pues de un rato ele es pe-
rimen tos sagazes, i animados por nuestras vozes,
se determinaron a caminar de seguida, pero siempre
alz·1ndo las patas gmtescamente, como si el hielo
se las quemara. Continuamos ácia el K. andando
m, s de un cuarto de legn:1. en demanda de una
eminencia, en la cu:1.l no' establecimo3, i tomadas
la altura i te peratura., rcsultarOtl 4, 783 metros
sobrv el nivel del mar, 0° en el suelo i 12° a dos
Y ara ele di tancia, lo que no., e plicó el c,·d or que
sentíamos en la cara, efect0 d la poderosa re-
flexion de la luz, que no hizo perdvr el cúti i
llorar a r, t s. Fí, ico de gt·n.n rcputacion habían
hahlado del peligro el· esforzar la voz en tales al-
turas, i del color C'l i negro de h bóved1 celeste.
Nosotro gdt1.mos ha tantv sin la menor novedad,
i vimo . el ciclo con:)tantemcnte ele color azul pá-
lido: marchamo a p \ o larg ) 1 i aun l;tnZ ' m s bo-
las de nicv' sin s ntir la postracion de fuerz'\s
que, para menores altura , indica el St·. Bous-in-
g. ult: soh sí notamos qnc la voz no Heg. b:1. a
mucln di ·tnncin., ni era devuelta por eco alguno,
. in cm ·tr; c1c h'\b er cer a pi . cho de roca des-
mulas. L·t e· lanada de hielo se prolong1. N. T-O,
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24.8 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 249
naturaleza se anima: las gramíneas, los arbolillos,.
los árboles, npareeen gradual i sucesivamente: arro-
yos bulliciosos corren en todas direcciones, para
formar torrentes i de:spues rios cristalinos: el aire
adquiere densidad i aromas: el paisaje desplega.los
Yariados tesoros de la vcjetacion equinoxial: las
viviendas del hombre se avecinan: las muestras
de su industria se multiplican: crecen numero~os
los rebaños: mejoran i se en nchan los caminos:
i por último, alzan sus te.chumbres las aldeas, i
los pueblos i las villas, circundadas de alegres
campos en que ondean la mieses, o de verdes co-
linas e 1bicrtas de prado i arboledas, cerrando el
cuadro las cum brcs lejanas que se levantan en an-
fiteatro, destacadas sobre el a/ml del cielo, i ceñi-
das por fajas de nubes que reposan contra las pen-
dientes laderas.'' *·
Al respaldo de la sierra nev"da, i en la direccion
E. ácia lo~ llano de Casanare, se conservan inde-
pendientes i aislados los restos de la belicosa tribu
denominada Tammez por Piedrahita i hoi Tune-
bos, ocupando los cuatro pueblos Royatá, Sinsig~,
Conn·ía i Ritambria, que los indios no dejan visi-
tar por los blancos, a 11 uiencs miran i llaman to-
davía españoles. Un inclio viejo, animado por el
espíritu evanjélico, se hizo cristiano i comenzó a
catcquiznr paisanos, crijiéndose en una especie de
cura. mi ion ro, con tan buen suceso, que no pocos
Tunebos se hallan reducidos i hace11 el comercio
do go 1 as, r sinn. , cacao i otras menudencias, ad-
quiriendo en cambio al de Chita i henami ntas
que van a buscar basta el Socorro. Esto hablan
el castellano muí ma1, i se dicen ?·acionales para
diferenciarse de sus compatriotas paganos. on
• CoD.\ZZI, Jeografía (inédita).
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250 PEREGRIN A.CION
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DE ALPIIA. 251
que una vez, invitado por los Tunebos, cuya vo-
luntad trata si~m pre de captarse, determinó se-
guirlo i vi itar el primero de sus pueblos, no lle-
vando mas equipaje ni embarazo que una lijera
escopeta. Él es jóven, robusto i acostumbrado a
la venatería, i con todo nos confesó que habiendo
trepado la tercera parte del peñon, fatigados los
brazos i los piés, le ocurrió mirar ácia abajo, i fué
tal el \'értigo que se apoderó de su cabeza, que
hubo de retroceder a toda prisa i renunciar su pro-
pósito de viaje, por mas que la curiosidad le agui-
jaba . De esta manera los Tunebos han inventado
el modo de permanecer aislados de lo blancos, sin
estar en guerra con ellos; i segun parece, si no es por
la parte de los Llano , atravesando veinte leguas
de desiertos, no hai entrada posible a los pueblos
que ocupan. En una de nuestras escursiones por
aquellos alrededores nos encontramos con dos Tu-
nebos que iban al mercado de Güican . Era el uno
ya viejo, pero derecho i fuerte, oscura la color,
cabello lacio cortado sobre la frente en línea recta
i muí largo sobre los hombros i espalcla, nariz afi-
lacla, bigote pobre i un mechan al estremo de la
barba. El otro representaba poco mas de veinte
años, su fisonomía despejada i clara, su continente
un sí es no es altivo, pero agraciado con el sello de la
pujanza muscular: entrámbos de estatura mediana
i bien repartida, calzados con sandalw de cuero
cruuo, i por todn. vestidura Ln·gas ruanas de ba-
yeta. Caminaban hablando recio en su idioma gu-
tural i sonoro; i como nos encontrásemos de re-
pente al volver un recodo, e quitaron los sombreros
de trenza i el viejo empezó a saludarnos en lunebo,
m:ls lnc(To troc ~ su habla por la castcllaní'l, i no
sin dificultad dijo :
BA ;co
Bl
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252 I'EREGRINACIO
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DE ALPIIA. 253
los huesos nos mostraron muelas tuberculosas, de
tres a cuatro decímetros de diámetro, en e tremo
pesadas, brillantes i perfectamente conservadas, en
la parte superior, i esto bastó para determinarnos
a esplorar los lugares. Marchamos desde Güican,
por veredas al traves de páramos tendidos, rega-
dos por infinitos arroyuelos que fertilizan muchas
llanuras pequeñas, cubiertas de lozanas semente-
ras de papas, cebada, habas i arvejas, en medio de
las cuales se levantaban las casitas pajizas del fe-
liz estanciero. A 3,650 metros de altura, i en la
confluencia de las principales faldas de las serra-
nías Escoba!, Pantano-grande i Rechíniga, halla-
mos una laguna de 100 metros de largo i 70 de an-
cho próximamente, poblada de patos iderramando
nn hilo de agua clarísima sobre ln quebrada del
Hato; ocupa una de las muchas cuencas formadas
allí por la ondulacion de las colinas, i mantiene el
agua 4° mas fria que la temperatura del aire am-
biente ( 16° centígrados) reposando sobre un le-
cho margoso de vnrios colores, inclinado del N-0.
al S-E, como todas las cuencas i los vallecitos de
aquellas cstcllSas laderas. Poco mas adelante, a
3,5•18 metros de clevacicn, está b pozcta que lle-
naba la LaCYuna-vcrde, con la misma incJinacion i
dispuc ta en igual forma que el asiento de las de-
mas lagunetas del páramo, de donde inferimos
desde lm:go que no había sido artificialmente la-
brada, e mo suponian. El fondo de la cuenca es
una confusa mezcla de margas i tierras detríticas,
problamente traidas de lo alto de la serranía por
las aguas impetuosas de algun diluvio que tam-
bicn laYó, trastornó i redondeó las innumerables
colinas que b~jnn por escalones hasta la hoya pro-
funda del r= o Pauto-grande. Sobre este asiento
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254 PEREGniNACION
habian depositado las aguas estacionadas varias
capas de arcilla, separadas por otras de carbonato
<le cal, formando todas un espesor de <los metros,
i p-resentando en el corte vertical una curiosa i fiel
imájen de los estratos de la serranía, con la mis-
ma variedad de colores i grosor en las diferentes
capas : este sedimento elástico era la pretendida
masa metálica que nos recomendaron. Dentro de
las tierras detríticas i las margas aparecieron los
huesos de Mastodonte, cuya situacion no pudieron
determinar los descubridores, porque las aguas, al
romper el dique, produjeron un derrubio que arras-
tró de repente cuanto había en el fondo cerca del
desaguadero. De entre las ruinas sacamos todavía
una vértebra de tres decímetros de diámetro por
uno de grueso, i una scápula de cerca de ocho de-
címetros de largo i seis de anchura máxima, per-
fectamente conservadas. Humboldt vió huesos se-
mejantes eu Soacha (planicie bogotana, 2, 728 me-
tros sobre el mar) i los, atribuyó a la especie de
elefantes carnívoros de Africa: nosotros los hemos
hallado en Covarachía, 050 metros sobre el nivel
del mar, en Soatá, 1,325 metros ue altura, i en
esta Laguna-verde, dentro de cuencas escavadas
en terreno secundario, car::teterizado por estratos
dominantes de caliza i arenisca, que reposan sobre
grandes masas de margas casi irisadas muí per-
meables, habiendo encontrado muelas grandes con
las protuberancias gastadas por la rnasticacion, i
junto a ellas otras mas pequeñas, sin desgaste al-
guno, conservando toda la tersura de un esmalte
azuloso, como i hubiesen pertenecido a indivi-
duos jóvenes; prueba de que en tiempos 1·emotos
existía i se propagaba en estas rejiones aquella raza
de mamíferos jigantescos, estinguida i sin repre-
sentantes en nuestra fauna moderna.
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DE ALPIIA. 255
Quedaban por vi itar en este canton el pueblo
de Chita, situado 6 l guas al S. del Cocuí, camino
de &crrnnía, i la Salina, del mi. mo nombre, escon-
dida al -E, detra::s de la elevada sierra de Tecu-
quita, i orilla del rio Casanarr, separándola de la
cabczera del canton casi 12 leguas de tierra fra-
gosas i en su mayor parte de pobladas. Chita es
el pueblo mas alto del Cocuí, pues se halla 2,976
metros obre el nivel del mar, lo que agregado a
tener al respaldo el páramo de Tecuquita, conti-
nuacion de la ierra nevada por la banda del S, le
proporciona una temperatura media de 11° centí-
grados, i a veze nevadas formales, perdiéndose
las s ·menteras al rigor del intenso frio. El distrito
entero cuenta poco ma de 7,900 vecinos blanco ,
robustos i de mejil1as firmemente iluminadas, con-
sngrados a la agricultura en pequeño i a la cría de
ovejas, que suministran la cscelente lana de que
los naturales fabrican bayetas i ruanas mui dura-
bles i de buen t(·jido. El pueblo, como todos los
antiguos que fueron de indios, se resiente de su
oríjen, i lo manifiesta en el desarreglo de las ca-
lle i pé ·ima disposicion de las casas; pero en cam-
bio las jentes son de índole sana i trato sencillo,
virtuJes que, unidas al amor al trabajo, constitu-
yen una poblacion moralmente inmejorabl , aun-
que ajena de la 3upcrficialidades de la p01 dcrada
cultura de otras naciones. Mide la cumbre del
vecir o páramo 3,6()4 metros de altura, i 1 bañan
viento.:; tan fríjidos, que el t rmómetro centígrado
nos marcó 7° a las nueve de la mañana; or con-
siguiente, la v jctacion e enana i ra trera en la
falda occidental i en la cumbre irregular, peñas-
co a i desolada de e ta serranía, tra. pue tala cual,
varía de repente el pai aje por influjo de 1 s vicn-
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25G PEREGRINACIO ...
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DE ALPIIA. 257
de elaboracion de sal comun , superior en calidad a la
de Zipaquirá, no obstante que provenga del mismo
gran banco, segun b opinion del Sr. Codazzi, cu-
yas palabras copiar~ por la singularidad del hecho
que csplican: "En las fal/das meridionales de la
Cordillera oriental de los Andes granadinos, dice,
i bajo la direccion jeneral del S-0 . al N-E . se
encuentra un sistema de salinas i fuentes saladas,
que forma una zona continua de estremo a estremo
de la provincia de Tunja, relacionada sin duda con
el podero o banco de sal jema que domina los te-
rrenos de Zipaq_uirá i Nemocon . Casi a la misma
latitud de estos dos pueblos, a distancia. de 8 le-
guas, brotan manantiales salados en las orillas del
río Somondoco, entre Tiribita i Manta, i aun 3
leguas mas abajo de estos-lugares . Tomando la di-
recciondesde Zipaguirá al N-E, se encuentra alas
191eguas en línearcctasobre elrio Lengupá,otra
fuente salada bajo el n'lismo rumbo que la primera
de Somondoco, i a 2 ~leguas mas allá. la salina de
Sisbacá sobre el U pía. Pocos grados desviadas del
N-E, a distancia de 3 leguas de Sisbacá, se ha-
llan las salinas de Cocuachó i Gualivito, i algo
mas léjos las de Péljarito i Recctor, entranclo ya en
Casanare. I es de nd vertirse que en la misma di-
reccion N-E, sobr una línea paralela al eje prin-
cipal de la Cordillera, están la salinas de Sirguasa,
Chita i Chinibaquc, en territorio de '1\tndama;
hechos dignos de notarsc, pues manifiestan la exis-
tencia de un enorme banco de sal jcm·1, cabalmente
en la direccion jeneral de los valles })O tdiluvianos,
el cual en Zipaquirá perfora los terrenos superio-
res,mostrándose a flor de tierra a 2,695 metros de
altura sobre el nivel del mar, iaclclantándo e al N-
E. se le encuentra en los lugares ya indicados a
11
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258 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 259
co trabajo permitido, i por la noche descansa en
una mala choza, donde no puede encender fuego
sino con tasa i medida, porque el proveerse de
leña abundante se estima como indi cio de elabo-
racion clandestina de sal. Tales, i aun peore que
eRtos, son los maldecidos fruto inmediatos del mo-
nopolio de,un artículo indispensable para la vida,
sembrado profusamente por la Pro-vjdencia en las
entrañas de nuestro país, i escaseado artificialmente
por los hom brcs a título de medida de buen Go-
bierno ; como si el buen Gobierno consistiera en
contrariar las miras de la Providencia i en atar las
manos al industrioso, erijienclo en delito el trabajo
inocente i el aprovechamiento de los done. de la
tierra. El hallazgo del carbon mineral seria un
gran beneficio para la jente pobre, por cuanto ce-
saría la prohib:cion de cultivar el suelo para con-
servar los montes i barza) cs. Cr "ese que 1 cnrl>on
no se presenta sino en Socotá, 7 kguns di tantc
de In Salina, i en la falda meridional de la serranía
que limita la 1 oya del Casanarc por su má1jen de-
rceha. Con todo, parécemc que si removieran la
tierra de las cercanías ácia Chinibaque, hallarían
buenas mina::. de ulla; i me fnndo en que n estos
parajes el tcrrcuo kénprico reposa inmediatnmente
sobre arenisca ferrujinosas o obre esquistos mas
o ménos carh rados, que inclicnn el trán ito de
aquel terreno al carbouífc ro in promcuiar otro ;
i e< mo las dis ordancias i di locaciones son mui
notable , bien pudiera u ceder tam bien que rn al-
gun punto no esplorado ha an salido a 1.• . upcr-
ficic lo bancos de ulla. upu to este h· llazgo,
la produccion e al de Chita podría llegar sin mu-
cho c. fuerzo a 00,000 arroba 3JIU, 1 , un cal-
cula e actual dministrauor, Dr. R01 nt Ido Lié-
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260 PEREGRIN ACION
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DE ALPllA, 261
una especie de limo verde-amarillento, i fonna unas
concreciones litoideas, porosas, de tes tura :fibrosa
compacta, fractura áspera i color a vezes rojizo i
a vezes blanquecino: llámanlas p iedra búchica,
muí solicitada por los indios Tuncbos, que jamas
dejan de proveerse de ella cuando van por sal, i
personas respetables nos han a egurado haber visto
curar admirablemente las fracturas de huesos, re-
lajacion i úlceras envejecidas, con solo tomar pol-
vos de la piedra, disueltos en aguardiente en los
dos primeros casos, i aplicarlos secos en el último.
No hemos tenido ocasion de hacer el esperimento
para salir garantes de las virtudes de esta piedra,
que ciertamente merece analizarse. Con tal objeto
enviamos un pedazo al laboratorio químico deBo-
gotá, donde se ha tenido por conveniente guardar
profundo silencio.
Atesora el can ton Cocui, en una estcnsion de 47
leguas cuadradas, todas las producciones vejeta les,
tanto cultivadas como silvestres, de un suelo sin-
gularmente fértil, cuyas sinuosidades lo levantan
por grados, desde la temperatura en que pro peran
la caña de azúcar i el plátano, hasta la de las nieves
eternas donde ningun ser orgánico subsiste. Por
tanto, no hai fruto de los conocidos en ámbos he-
misferios que una agricultura ilustrada i cuidadosa
no pueda obtener para sustento i regalo del hom-
bre: no hai maderas, plantas preciosas ni flores pa-
ra las cuales no se halle un lugar apropiado; i al
mismo tiempo el reino mineral ofrece con abundan-
cia el hierro, el cm·hon i la al, bases de toda ci-
vilizacion, acompañados de ricas minas de cobre,
galena (plomo sulfurado,) cinabrio, alumbre, azu-
fre i óxidos diversos , entre ell o· el de e mo, tan
.apreciado por los pintores. Preténdesc qué hai
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262 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 263
XXI
Para ir de Soatá al canton Santa-Rosa se pre-
sent, n dos caminos en la direccion S : el que tras-
monta el páramo de Guantiva, sin encontrar pue-
blo por espacio de 11 leguas, basta bajar a Tutasá
o a Belen de Serinza, i el q nc tomando por S usa-
con atraviesa el alto de Ocavita, pasa por ámbos
Sátivas, i salvando el alto Mortiñal cae a La-Paz,
andadas 8~ leguas, poblado i con recursos para las
personas i cabalgaduras. Tomamos este último,
i a las 3 leguas de subida continua i suave, por
tierras fértilrs de pasto i cultivo, entramos en Su-
sacon, pueblo de corto vecindario i moradores be-
névolos i atentos con el forastero, en lo que imi-
tan a su Cura, presbítero Réyes, a cuy a cabeza
total m en te blanq neacla por los años, caracterizan
los rasgos de candorosa bondad, tan comunes en-
tre los patriarcas de la jcneracion pasada. De este
lu¿·ar a Sátiva-del- >rtc va el camino por encima
de lo altos dv Ocavita i :i\Iortiñal, apéndice del
pámrno ele Gua ntiva, i al traves de laderas alegres,
cultivadas por numerosos estancieros i sombrea-
das con al tos <mees, alineados para marcar los tér-
m:nos ele las h e redades, recordando los fresco pai-
sajes de la r jioncs Ínteriores de los Ándes, que
m ·l. • adelante se encuentran con todas las g. h s de
su primavera perpetua, en las planicies <le Duita-
m 1 i Sugamu _·i. Entre Sátiva-1 Torte, pueblo me-
di no, ele agn.dable a ·pedo i rollü:as mujeres, i
S -tiva-Sur, q te se reduce a una docena de humil-
des casas, rca parecen los peq ueí'íos prados de achi-
coria, peculian·e de cierta zona barométrica en h
cordillera oric 1 tal· i siguiendo nue tro propósito
de d~terminar el límite inferior de esta zona, to-
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264 PEREGRINAClON
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DE ALPIIA. 2ü6
radc,res bien dispuestos de cuerpo, casi todl.os de
raza. europea, o tan cruzada que no se echa de ver
]o indio: las mujeres, bonitas i sin pretensiones : los
niños, verdaderamente lindos, con cabellos Tubios
i mejillas ele carmín, alegres i sociables. Este pue-
blo fué fundado en 1835, con vecinos bien acomo-
dados, quienes desde luego le dieron la imp0rtan-
cia de cabeza de un distrito, que hoi cuenta cerca
de 3,000 habitan tes. La iglesia es nueva, capaz,
semi-aseada, con lebrillos en lugar de pilas bau-
tismal i lustral, pero sin figurones de bulto . Mejor
pudiera estar, a tener quien la cuidara.; mas la
crónica local asegura que los párrocos han sido
allí pastores a medias, es decü·, que han e quilma-
do el rebaño, sin cuidarse de apacentar1o ni mejo-
rarlo; cosa fácil ele creer para el qne haya visto de
cerca la degradacion moral de la mayoría del clero
en Tunclama i Tunja. Los ttajes de lana, h1s in-
flexiones de la voz en el hablar, las costumbres
sencillas, los arroyuelos corriendo a lo largo de
las calles, las tiendas surtida de espumosa chicha
i asistidas con asiduidad por lo campesinos con-
cmTentes al mercado, indican bien claro que se
han pisado los umbrales del antiguo país de los
Chibchas; i así es la verdad, pue to que no mui
léjos, al Occidente, morab, el valiente cuanto
desdichado Tundama, U zaque podero o i poco m é-
110S que independiente del Zague de Iluns húa,
obcrano titular, en 1538, de toda la comarca que
e cstiende desde los cerros de Guantiva hasta
Chocontá.
De La-Paz a Relen-de-S~dnza mielen 5 leguas
de camino, las dos primera de serranías nui jn-
it: r aJltec:;, por ser la mue tra ma hermosa que de
üa formacion kéuprica se halla en las provincia·
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266 PEREGRINACIO
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DE ALPIIA, 267
mas que su predecesor Serinza, fundado media
legua adelante, i crijido en parroquia desde 1777.
Termina este valle lacustre al S-0, cabe una ré\m-
bla tendida, depresion de la cadena de lomas que
por allí corre de Poniente a Naciente, por la cual
se sube, llevando a izquierda i derecha lim pía
sementeras de cebada, trigo, habas, avena, papas,
maíz, arvejas i frisoles, dispuestas en pequeños
cuadros hasta la cumbre, repitiéndose al opuesto
lado el mismo fenómeno de vejetacion que en el
alto de La Paz, es decir, grupos de frailejon alter-
nando con las cereales cultivadas, en cuya confor-
midad concluye la ene ta, i sigue un fre co valle,
asiento de la capital de la provincia que lleva el
nombre de Tundarna, su antiguo soberano i de-
fensor empecinado.
L·\ ciudad de Santa-Rosa-de-Viterbo, que bien
pudiera trocar esta letanía de palabras por la sim-
ple i sonora de Tnndama, cuenta hoi 2,000 habi-
tantes, i se compone de dos entidades o naturale-
zas en pugna manifiesta: la de viejo pobla:.!hon,
que fué parroquia desde lüOO, i se quedó e~tacio
nario con sus ranchos de paja, i la. de ciudad capi-
tal improvisada, que pretende merecer su título
mcjornndo de aspecto; entrámbas entidades repre-
sentadas por las Ca'uchas indíjenas i por la· nue-
vas ca as con baleonadura de hierro colado, lcvan-
tadnsj unto a sus humildes prec.leecsoras, que pare-
cen escand:llizac1a de aq nclla novedad, i di puestas
a u o dcsam parar el nelo a que están adheridas,
omo el líq u n al pcííasco nativo. La plaza es
d pejada i aleg¡·e, con \'Í tíl a la. colinas verdes
qu por un lado cireuycn líl ciudad, i con una.
fu •nte o pila (e ·tilo e pañol) en el centro, rodea-
da de árboles. En este holgado e pacio se congrc-
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268 PEREGRINACION
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DE ALPliA. 269
Hai en esta ciudad un Colejio particular, fun-
dado i dirijido por el Dr. Juan N. Solano i su her-
mano, jóvenes de ilustracion i modestia, que han
consagrado sus dias a la enseñanza, con mas pa-
triotismo que lucro pecuniario. Cuenta el esta-
blecimiento corto número de alumnos internos,
base de su existencia, los cuales reciben educa-
cion cristiana e instruccion en varios ramos de filo-
fía i literatura, en idiomas vivos i matemáticas,
procurándoseles al mismo tiempo la salud i buen
desarrollo del cuerpo, mediante algunos ejercicios
jimnásticos ; ramo enteramente descuidado entre
nosotros, de donde resulta que salen de los Cole-
jios jóvenes aptos para los quehaceres sedentarios,
pero incapazes ele soportar las fatigas físicas, o
minados desde temprano por el jérmen de las en-
fermedades que abrevian los días a los hombres de
bufete. Desatender la cducacion del cuerpo en
países como estos de vivir inquieto, es un error
tan imperdonable como el de enseñar latín i me-
tafísica en los colejios de provincias mineras i ma-
nufactureras, segun desgraciadamente acontece pa-
ra perpetnacion de nuestra ignorancia i atraso
indu triales.
La aerólita de que Boussingault i Rivera hacen
mencion en una de sus i.\Iemorias relativas a Co-
lombia, se conserva todavía en Santa-Ro ·a, puesta
en un rincon del patio de la casa ocupada J or la
familia del señor Solano, donde la vimos. H allá-
ronla el año de 1810 sobre la colina de Tocavita,
en las cercanías de la ciudad: es enteramente me-
tálica, compuesta de hierro i níkel, pesando 700.
kilógramo (15 qq. 8 gr.5 ), i fué comprada para el
~1 u seo nacional; pero las dificultades del tra por-
te la tienen relegada i menospreciada, habiendv
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270 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 271
reconocer unos llanos estendiuos que vieron al
S-E, se encontraba en Iza repal'ándose de los
quebrantos de esta desastrosa espedicion, cuando
se le presentó un indio anciano, de buena presen-
cia, ensangrentada la camiseta, a causa de llevar
cortada la mano izquierda i las orejas, que se rna-
nifestab::m pendientes del cabello. Puesto delante
del Capitan, con voz trémula por el dolor, la de-
bilidad i el enojo, le significó hallarse en aquel
estado por ln. crueldad de Tundarna, Uzaque so-
berano de Duitarna, quien sabie11do la entrada i
proezas de los estranjeros en la tierra de los Chib-
chas, reunió sus curacas o notables para convenü·
en lo que clehieran hacer, i siendo e. te anciano el
único que le aconsejó la paz obtenida por regalos
o tributos, airado lo mutiló con sus propias ma-
nos i "ve, le dijo, ve a los Ochícs de parte rnia, i
" di les, que de esta calidad on los trib 1to que
" yo pago a cstrnnjero., i que lo mismo que hago
" en tí por cobarde, prevengo hacer en ellos cuando
" ll<·guen a mis tierras, i que me pesará l dilaten,
" i para que no lo hagan, tú les ervirás deguía." ·:t:·
Al mismo tiempo que San 1\lartin rec:bia esta
primer noticia del país de los Duitama~, recibia
Quesada en Baganique (Virrtcachá) cerca de Cié-
naga, la de la existencia del populoso reino de
Hun ahúa, hoi Tunja, dada por otro indio resen-
tido. A San ?\Iartin lo engañaron los guias, i des-
pues de muchos rodeos, ]o llevaron a Toca. Sin-
choque i Ci ~ naga, ternerosos do que los Och ícs ·
pusieran los piés en 1 ,-allo agrado de Iraca, i
profanaran el santuario do Sugamuxi: Quesada,
con mejor fortuna, penetró bnsta la Corte del Za-
que Quimuinchatccha, 1 19 do nrrosto, i Pl 20 lo
• PIEDRAHITA, Conquist:l ue la Tue\a Granada.
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272 PEREGRI- ACION
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DE ALPHA. 273
Chitagoto i otros curacas súbditos del U zaque al-
tanero . El encuentro tuvo lugar en la llanura de
Bonza, i la victoria quedó por lo españoles, re6rán-
dose Tunclama con su ejército, mas amedrentado
por los caballos i a1·cabuzes, que realmente derro-
tado. Quesada estnvo a punto de perder a1lí b
vida derribado del caballo a macanazos, con lo
que determinaron no detenerse en esta conquista
por entónces, i siguieron en demanda de Neiva,
despues de haber asentado pazes con Tundama
por intercesion del U zaque de Paipa.
Finalmente, repartidos des pues en diversos feu-
dos los indios de lraca i Duitama, tocaron estos
con sujeneroso Jefe al Capitan Baltasar l\Ia1dona-
do, en calidad de iervos tributarios. 1\rlarchó Mal-
donado en 1540 a sujetarlos, i como por ensayo
hecho, al pasar arrasó i saqueó las poblaciones de
lraca ( Sogamoso) dirijiéndose luego a Bonza,
donde ]o csper ba Tundama fortificado en una
isla rodeada ele ;mntanos. A traicion lo vencieron,
i en otros combates fuera de los pantanos acaba-
ron de postrarlo de ta1 modo que hubo de pedir la
paz. Otorgóse1a Maldonado i le impuso tributo
arbitrario, que la codicia del ruin Encomendero
aumentaba in tasa, dificultando mas i mas el
pago. Rcconvin.icndo una vez a Tundama, re pon-
dió con desabrimiento, i ménos sufrido JVIaldona-
do de lo que debiera, le dió en la cabeza con el
martillo con qme estaba machac;.nndo las jo ·as ele
oro tributadas, i lo mató vil i alevosamente, pues
el noble jndio no esperaba semejante agresiones-
tando en la cas;a del español bnjo e1 eguro de Ja
paz, i el golpe· lo tomó desprevenido. "A u o-
" brin o i suce .or, que po teriormcnte recibió el
"bautismo de mano del ObiS})O D. Frai Juan de
18
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274 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 275
cabalgaduras i acompañarnos en las escursioncs
por los alrededores con la bondad i el jcneroso
empeño de patriotas ilustrados, linaje bien escaso
en la provincia que recordamos.
XXII
Paipa es el postrer pueblo del can ton Santa-Ro-
sa por la banda del Occidente, situado en el punto
<le union de las planicies lacustres de Tunja i Tu n-
dama, orillas el río que representa el canal de
desagüe de estos lagos antiguos i toma tantos nom-
bres como lugares riega, quedándost al fin con los
de Chicamocha i Sogamoso. Asentado en campi-
ñas abiertas, país de 15° centígrados de tempera-
tura media, por hallarse a 2,460 metro de altura
sobre el nivel del mar, goza de las delicias de una
primavera continua, como todos los pueblos de
aquellas planicies andinas, i en la di. posicion i
buenos colores de los habitantes demuestra la salu-
bridad del clima, conforme se infiere de lo nume-
roso de la. poblacion, la baratura de las subsisten-
cb.s; beneficio vinculado en este suelo americano,
donde el hambre jamas se sufre, ni se conoce sino
e por las relacioJes que se nos hacen de las mise-
rias del proletarÍ) europeo. En las inmediaciones
de Paipa comenzaron los movimientos i escara-
muzas de las tropas republicanas que en 1819 vi-
nieron desde Ca ~anare a buscar el ejército español
acampado allí m i de antemano: las primeras ve-
nían diezmadas por el rigor de la marcha al traves
del páramo de P sba, desprovistas i casi desorga-
nizadas; el scgul\do constaba de la flor de los sol..
dados espedicio arios que se decian v ncedores
de r T apoleon, vestian co11 lujo, tenían soberbio
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276 PEREGRINACION
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DE ALPIIA . 277
su adversario. El 7 de agosto, dia providencial,
se acercaba: Boyacá estaba allí esperando los
gritos del victorioso i las maldiciones del vencido.
En el Pantano-de-Várgas fué el preludio de la
gran batalla, caoiendo a l leal Rondan la gloria de
esta jornada. Siguióse la de Boyac:á .. ..... '' i el
Libertador hubiera sucumbido en Boyacá, la in-
dependencia de la Nueva Granada se habría hecho
imposible por entónces, la de Venezuela no se ha-
bría verificado, ni hubiera visto el Perú arrojados
sus dominadores por las huestes colombiana· : esa
batalla, pues, fué la que dió vida a cinco Repú-
blicas i consistencia a las de Chile, Buenos-Aires
i Centro-América, porque el triunfo de Doyacá
preparó el de Carabobo, este los de Pichincha i
Ayacucho i todos ellos vigorizaron la causa repu-
blicana en Sur-América. "
Tantos recuerdos agrupados produ:::ian en mi
cabeza un cúmulo de reflexiones iempre renova -
das, i me hacian pisar con cierta Y<:neracion el
teatro de suceso en que no se dispuso del interes
de Reyes o de ciudades, sino directamente del por-
venir de la mitad del mundo, e indirectamente de
la suerte futura de ám bos hemisfedos, puesto que
se trataba del triunfo de la democracia, única doc-
trina universal i faro ele salud que para todos los
pueblos debia encender en América.
Rehechos los republkanos con los ausnios je-
nerosos de Belen i erinza. i con los voluntarios
que de todas partes les acudían, idearon aprove-
char e de las i.Hlecisiones de Darreiro, i marcharon
acelcradarnentc sobre Tunja . Al efecto pasaron
el rio Paipa frente a Bonza, e intnnándose en el
recodo qu~..: forma la planicie donde llaman Pan
tan o-de- r árgu , determinaron salvar los ce1 r JS del
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278 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 279
i volviéndose a los jefes que le rodeaban: "Somos
"perdidos, les dijo; pensemos en la retirada: nues-
" tra caballería está intacta i nos protejerá."- "Mi
"Jeneral," esclamó con el acento llanero Rondon,
"Jefe de la caballería: yo no he peleado todavía i
"para retirarnos bai tiempo." I sin mas oir, movió
desesperadamente sus llaneros, que al revolver
una colina se encontraron de manos a boca con el
escuadran español orillando en columna el pantano.
Cayeron sobre él con la rabia de hombres que
buscaban la muerte, arrollaron la primera :fila i la
segunda i la otra, precipitándolas dentro del pro-
fundo pantano, i a la postre obligaron al resto a
volver caras aterrados i huir con toda la presteza
de sus caballos. La infantería española que desde
las alturas vió aquello, imajinó que iba a ser cor-
tada por la espalda, i hubo un momento en que,
alterada, suspendió us fuego . En este momento
crítico los tambores patriotas tocaron carga a la
bayoneta, los soldados prorum pieron en vivas
victoriosos, i los e¡::pañoJes sobrecojidos huyeron
detras de su caballería, dejándose matar sin resis-
tencia: dos mil hombres que formaban la reserva
de Barreiro, no se atreví ron a moverse sino re-
plegándose al es tremo occidental del pantano : lo ..
patriotas tampoco se atrevieron a perseguirlos. i
retrocedieron ácia el Oriente, ocupando unas casas,
que aun subsisten, donde acamparon aquella no-
che-A la mañana siguiente, trepando los cerros,
marcharon rápidos sobre Tunja, i logrnron por fin
situarse entre Rarreho i la capital del Vir inato,
apoderándose oportunísimamente de ]os almnce-
nes de vívCI·e i pertrechos que en abundancia lu-
jo. a teninn lo cncmicyos en Tunjn. Ll no de in-
quietud Barreiro al saber este atrevido m o imiento,
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280 PEREGRINACION
corrió con. los suyos a cubrir la capital por el S.
de aquella ciudad, dirijiéndose a Boyacá, donde la
justicia de Dios esperaba a los sostenedores de la
tiranía para quitarles con un soplo de sobre la haz
de esta tierra.
Tal fué la funcion de armas del Pantano-de-V ár-
gas, en la cual los patriotas adquirieron tanta su-
pcrior:dad moral cuanto fué grande la impresion
de terror que en el ánimo de los realistas dejaron
las lanzas casanarefíns i la serena intrepidez del
heróico Rondon.
Dos tercios de legua al S. de Paipa queda. la
hacienda del Salitre, fundada por un español rum-
boso que en la fábrica rle la casa imitó los claus-
tros i arquerías ele lo. conventos, completando esta
semejanza con una capilla espaciosa edificada fren-
te a la casa de hnbitacion, i encerrándolo todo
dentro de altas tapias. Yace aquello abanclonado
i solitario : la yerba crece libremente en los patios
i corredores : el viento suena en los clau tros como
un murmullo de vozes comprimidns, i la hoja de
una ventana que batía contra el marco i hacia re-
tumbar las ccrraclas salas, completaha.laimpre ion
de desarrparo producida por aquella casa, centro
quizas de festines ruidosos, recien levantacla, ho -
pital lu"go ele heridos, ocupado por las tropas ele
B:nreiro, i finalmente mansion del sil ncio i de las
alimañas que huyen del hombre. "El Salitre" se
nombra este lugar por el hirviente laboratorio na-
tural de sulfato de sosa (sal de Glaubero) que
})Orespacio de mas de una legua se cstiende a ori-
llas de un riachuelo tributario del Paip:1, i parece
esconderse debajo de lo cerros arcillosos i calizos
de bs inmediaciones. Brotan a flor de tierra in-
numerables manantiales de agua cuy temperatura
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DE ALPIIA. 281
llega a 70° centícrrados, exhalando un fm~rte olor
de azufre entre remolino de vapor de agua, que
conrlensado prontamente por el frío del aire ( 16°)
dejan donde quiera eflorescencias copios1., al paso
que las aguas depositan la sal en montone de
polvo i en agujas concrecionadas con una profu-
sion inag0table. El suelo ardoroso i como calci-
nado está cubierto de arena blanca i fina que pro-
viene de las fuentes, las cuales varían frecuente-
mente de lugar, cual si la costra ele la tierra fuese
la tapa de una caldera inmensa con respiraderos
por todas partes, hasta en el lecho del riachuelo i
debajo de sus aauas corrientes . Presenciamos la
desaparicion de unas fuentes que cesaban de ma-
nar, i la aparieion de otr:-~s, anuncián lose por su-
blevar el suelo en un puuto, humedecerlo, arrojar
el casquete de tierra, brotar arena hla"''ca mui fina
i cada YCZ 1 a empapada, i por último salir los
borbollones de agua muí caliente en la primera
emi ion, que se 1cyanta i corre por encima de las
verdolagas sin marchitarlas. En los cerros inme-
diato. no se Yen eyecciones volcánica. d ninguna
especie, aunque los henidcros par('zcan a¡ .. énclice
de la cad<·n· <1 colinas pelau11~ que se ue. arrolla
de N. a '. i ~e n1aza con el macizo ele la serranía
que corre 1 Yantúnclo. e al S-E. hast·t formar los
helados pár m o de T1baná i Las-Cruzcs, enfrente
de los cu;tlc :-;, al E. i cerca de Issa, encontramos
lechos de pi dra póme, nl rededor de fuc·ntc sul-
forosas i fcrrujinosas calientes. La sal de GlaubC'ro
es uno de los artículos del comercio activo de Pai-
pa, vencli~'ldola por cargas i a ínfuno precio den-
tro i fuera de la provincia: por supuc. to qne el
d<'spcrclicio de ella es cnnntioso i l modo de r -
cojerla no pu,.<1c ser peor. La riqueza de e ta mi ..
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282 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 283
de los Chibchas, encargado del famoso templo allí
fundado por el Lejislaclor Nenqueteba, se hallaba
un poco mas al S-E. de la villa actual de Soga-
maso, en un pequeño valle ceñido de cerros i sem-
brado por arboledas simétricas. Despues del saqueo
de Hunsahúa se dirijió Quesada con veinte caba-
llos i los mejores infantes de Iraca. Saliéronle al
encuentro las tropas de Sugamuxi, esperándolo en
el descampado de la llanura grande, donde acome-
tidos por los caballos fueron deshechos tres vezes
los escuadrones ele indios, que asombrados i llenos
de terror huyeron a los·montes vecinos, abandonan-
do la ciudad i el templo. De b primera sacaron
los españoles gran suma de oro, llegando a cua-
renta mii caste11anos el valor de la planchas arran-
cadas de solo la fachada de la casa que ocupaba
Sugamuxi. Bien veían los codiosos invasores el
brillo de los platos i lunas de oro con que resplan-
decía lo esterior del templo, edificio ji()'antesco sus-
tentado por pil ares de madera corpulentos; pero
el día se les acabó afanados en robar la ciudad, i
acordaron diferir para el sol iguiente el aqueo de
lo demas, acm pando cerca del templo. En el si-
lencio de la noche sonaban la'3 lunas de oro, dando
golpes ajitadas por el viento, i aquel ruido d e veló
a Miguel 'ánchez i Juan Rodríguez Parr a, p eo-
nes vulgares i rudo , i mas que todo esto avari ·n-
tos, quienes n pudiendo refrenar su imp ciencia
se fueron furtivamente al templo, rompi ron las
puertas i con un haz de paja encendido e menza-
ron a r parar gran copia de riquezas i 1 rimares
dispu esto por las paredes i techo, i los filas de
momias lujosame11t atavianas; de que de ·lum-
brado~ pu ieron l hn chon 1 1 P te ado uclo i
empezaron a d erribar joya s con tal an ia, que no
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284 PER'EG-RINACION
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DE ALPHA. 285
Aun quedan indios puros en Sogamoso ; pero
es inútil preguntarles nada relativo a la conquista:
la esclavitud los degradó hasta el punto ele perder
la memoria ele sí mismos. Nadie supo indicarme
con seguridad el lugar que ocupó el templo afama-
do. Por conjeturas creen algunos que sea un solar
grande, notable por dos eminencias que hace la
tierra en los estremos, del cual han solido sacar
joyuelas i figuritas de oro. El sobr es propiedad
de una familia de indios a título de re:guardo, i
cuando lo vi ité se hallaba sembrado de cebada,
cuyas espio·as ofuscaban el miserable rancho en
que se alberCTan los últimos Iracas envilecidos, ig-
norando que reposan quizas sobre las cenizas de
sus sacerdotes, ele sus lejisladores i de sus anti-
guos dioses.
XXIII
La villa de Sogamoso es el centro (le un can ton
que en 124legua cuadradas de territorio, su tenta
53,400 habitantes agricultores i manufactureros,
para lo cual tienen singular di posicion. La tierra
les produce diez calidades de frutos 'propios para
los cambios de la feria semanal, aclemas de la mu-
chedumbre de artículos menores adecuados al con-
sumo inmediato, i que por razon de su naturaleza
poco durable no se introducen al comercio : las
manufacturas surten los mercados con loza vidria-
da, jabon, pieles curtida , lienzos, bayc~as, ruanas,
sobrecamas, toballas, pellones de cerda, sombre-
ros de ramo i lana, zapatos, alpargatas, zamarras,
i algunos productos de herrería: finalmente, ]a
ganadería se encarga de en(7ordar la reses impor-
tadas de Casanarc, i ofrece a los tejedores el abun-
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286 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 287
en la raza etiópica, sin embargo de que los teó-
logos dicen que es la de cendencia maldita del mal-
decido Cain, canonizándolos en aquellos tiempo
bonancibles en que la libre crítica no existía; pero
que ahora nos vengan asomando un santo de con-
trabando espresamen te fabricado para sacarles el
dinerillo a los cándidos indios de la cordillera, no
pasa, por sensible que sea el haber de renunciar
a la fecunda idea de dotar a nuestros indíjenas con
un patrono de su jcntc i familia.
Tres leguas al Oriente de Sogamoso i en medio
de cerros cortados por torrentes, país so itario i
agreste, se levanta un convento edificad por la
piedad de los antiguos para guardar uu cuadro de
la Vírjcn que pintó el Emperador Cárlos V, segun
Piedrahita, o Felipe II, como quiere Oviedo, i lo
regaló al pueblo de Monguí, a causa de haber sido
el primero que se puso como feudo en la Corona
de España. Lo mismo fué llegar el cuadro a su
destino, que empezó a obrar milagros i atraer la
pcregrinacion de los fieles, con cuyas limosnas se
completaron los adornos interiores del templo. La
fábrica es de calicanto curiosamente labrada i t·e-
partida en tres naves reunidas por una media-
naranja. En la fachada sembró el arquitecto mul-
titud de estatuitas i relieves que no carecen de
gusto i finura, particularmente la cabeza de serafin
que sirve de clave al arco de la pue1·ta, i los es-
cudos de armas de Aragon i Castilla esculpidos en
las dos torres, llevando el primero la inscripcion:
EMPEZOSE ESTE TORREON-A 11 DE JU-
NIO-DE 1699 ANOS, i el segundo; ACABO 'E
ESTA TORRE-EL ANO DE 1715-En lo jn-
tcrior las paredes están total men te cuui .rtas por
altares al gusto antiguo, sobrecargados de cuadros
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288 PEREGltiNACION
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DE ALPITA. 289
edificio, anuncia la estincion de un pueblo que de-
bió ser considerable i acomodado.
El presbítero José Manuel Prieto es el actual
Cura de l\Iong~í, por demencia de su antecesor,
que ancla por aquello sitios roto i a pié, causan-
do compasion. Annnciámosle nuestra visita desde
el dia anterior, con ánimo de hacer una esploracion
detenicla en los alrededores, donde aseguran que
hai bancos de saljema, i contando coqlahospitali-
dad del único que en el pequeño pueblo podia dár-
nosla; pero casualmente tuvo el Cura que ausen-
tarse poco despues derecibirnuestro aviso,icasual-
mente las criadas nos tomaron por mala jente i
corrían a cerrarnos las entradas, negándonos hasta
el agua, i no contestando a nue tras ruegos sino
con el ruido ele las trancas que arrimaban a las
puertas, bien que esto tam bien pudo ser casuali-
dad. En resolucion, era mas de medio dia i está-
bamos sin desayunarnos, por lo cual determina-
mos regresar a Sogamoso; i lo habríamos hecho en
aquel estaclo de penitencia, a no habernos deparado
Dios un vecino que sabiendo lo que pasaba, nos
ofreció cordialmente algunas mazorcas ele maíz
cocidas; era cuanto tenia, i el modo de hacer el
obsequio, la necesidad que remediaba, i el contras-
te q uc formaba la injenua hospitalidad de su pobre
rancho con los sucesos de la casa em·al, nos llenaron
de agradecimiento ácia el buen campe ino, de
quien no de3pedimos, dt>jando a escondidas nues-
tra ofrenda, en el nicho ele un San Antonio.
Volviendo p r el camino alto, que llaman, se
goza ele un adr irable golpe de vista al lleaar a
Sogamo o. Que a esta villa, n primer término,
a lo pié clel e p ctador, Tibaso a enfrente, ob-
sa i Belcn a la el 'recha, dentro de un radio de le-
19
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290 PEREGRIN ACION
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DE ALPIIA. 291
quizas de un rr.oclo no esperado, las induccionea
que desde Serir.za veníamos haciendo respecto del
oríj en manifiestamente lacustre de aquella plani-
cies, i la épo i direccion del desagü~ tan útil
para los habitántes de lo alto de los Andes, como
de tructor para los de las tierras bajas . Las nive-
laciones tomadas, la inclinacion de las capas sedi-
mentosas i la lteracion de formas en los cerros
inmediatos, nos indicaban la salida de las aguas
por Tópaga, al ~ -E . Je Sogamoso; i precisamente
dos leguas mas J.llá de los molinos, en la confluen-
cia de los rios ogamoso i Gámeza, situaban la
piedra con figur s, di tando 4k leguas del primero
i una legua del segundo de los respectivos pueblos.
Sendos chascos nos habiamos llevado a en otras
partes cm prendí ·ndo, fundados en noticias i a visos,
e ploracione~ pe.-fectamente infructosas; pero como
ese era nuc 'lro oficio por cntónce , i upouiendo un
nuevo chasco, el mal quedaría reducido a caminar
nueve lrgu~ts i ayunar un día, salimos a la jornada.
Hai dl.!scubrimientos sin,gulares por el cúmulo
de pruebas diversas que suelen surjir como a porfia
para ancionar la primera induccion del observador,
i al referirlo creeríamos defraudar a su autor, si
no siguiéramos paso a pa o el l ilo de s 1s ideas.
De esta naturaleza es el de la situacion relativa,
estcns · on i accidentes finales de lo esplénclidos
lagos qne en otr tiempo cubrían gran parte de lo
que hoi llamamo provincia de Tunja i Tundama;
descubrimiento que reci bí" su confirmacion última
con la pi ·dra. monumental de Gámeza, j que na-
rraré conforme se halla en una obra que indudable-
me te i por muchos motivos escitará el intere de
los est ulio os cuando pa e al dominio del público. •
• .Te ..,.raffn ff ·ica i política de la .r Tu E' va Granada, por
A. Cov \ZZI. ( Iw:dita.)
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292 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 293
lago, introduciéndose por las depresiones i abras
de las serranías : Paipa, Trinidad., Bonza i Duita-
ma furmaban recodos sembrados de islitas que hoi
son colinas cuya. superficie conserva las seña-
les de su antigua inmersion; las esplanadas del
Salitre, Pantano- de-V árgas, Mariño, Tibasosa i
Suescun, eran remansos grandes no interrumpidos
por isla alguna. Donde ahora está la villa de So-
gamoso, habia 194 metros de agua, esplayá.ndose
en figura de ensenada, como lo atestiguan las ca-
pas horizontales de arena i pedrejuelas que se
descubren en la alturas inmediatas, i el cerrito
redondo empatado por curvas suaves en el llano
frente a la villa. N o ménos bellas serian las en-
senadas de Firavitoba, Vanégas, Pesca e Issa hasta
el Batan, i las de Iobsa, Chámesa i Belen ácia
Tópaga."
"R jistran d o cuidadosamente las colinas i alre-
dedores de la c ornplicada planicie se hallaron le-
chos de cantos rodados i capas sedimcntosns cuya
altura se determinó, i comparada con la de las
depresiones centrales, resultó que la mayor profun-
didad de llago ale·mzaba a 254 metros, cubriendo
una superficie de 15lleguas cuadrndas; por ma-
nera que lo qt e hoi es asiento de muchas villas i
aldeas donde tnor::m mas de 40,000 habitantes i se
mantienen 50,< 00 c:Abezas de ganado mayor i me-
nor, era en otr tiempo mnnsion olitaria de nguas
dulzes poblad.a ~ de pequeños pezes, ulcada ·por
aves a. las que jamas sobr a1tó el estampido del
arcabuz, ni aCl41 o perturbó el tránsito de ningun
barquichuelo. A la sol dad i quietud de ste mar
andino se ha . 11stituido la animacion de la in-
dustria. Los , lento q uc rielaban la u pcrficie
del antiguo lago, ajitau ahora las sementeras de
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294 PEREGRINACION •
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DE ALPHA . 29 5
vino la irrupcion de aguas estrañas, sino tambien
del próximo lago de Santa- Rosa; porque cerca
de Duitama, 50 metros a la izquierda del camino
que de este pueblo conduce a Santa-Rosa, se ve
patente el derrame de aquel lago sobre el inferior.
La plaza de la mencionada ciudad. tiene 2,591 m,
9 . de altura, i en el lugar del derrame hai, a 2,656m.
l. de elevacion, un lecho de cantos rodados, mani-
festando que las aguas tenían 70 metros de pro-
fundidad en Santa-Rosa, miéntras la altura de la
planicie triangular de Duitama solo alcanza a
2,510 metros."
" Cuando esa masa de agua adventicias cayó
sobre el lag de Sog~moso, tuvo este un enorme i
repentino a mento de caudal, obrepujando sus an-
tirTuas barreras, que lavadas en la cima i empuja-
das a la parte de Tópaga con la inmensa fuerza de
presion horizontal de toda las aguas reunidas, ce-
dieron al fin, i abrieron paso al tumultuoso diluvio
que llevó la ruina a ]as comarca de Gámeza i Chi-
camocha. Las serranías de Tópaga se ven destro -
zadas i hendidas en la direccion N-N-E, i bancos
de guijarros redondos se encuentran a 2,569 me-
tros de altura en paraje por donde jamas corrie-
l'On rio , i en ]a línea de tránsito de las grandes
aguas uescncadenadas que labraron la profunda
cortadura por donde se de peña el Sogmnoso. Sus
tributarios 1\Ionguí i ámeza, represados por la
inundacion que tropez ~ ele frente en un poderoso
nuuo de cerros e rcanos al actual pueblo de Gá.-
mcza, hallaron uespne un salto en la d se m boca-
dura sobre el hundido ogamo o, i por la natura-
leza deleznable del suelo derribaron el paredon
del alto i siguieron derribando los que sucesiva-
mente iban quedando ácia las cabezcra , hasta
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296 PEREGRINACION
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:DE ALPIIA. 297
occidental de la inundacion, se encuentra una roca
de arenisca micacea, de 8 m~tros de largo i 6 de
ancho, en forma de pirámide, con una de las caras
principales orientada ácia la rotura antedicha. Nu-
merosos caracteres i jeroglíficos esculpidos a cin-
cel la cubren. Allí está repetida muchas vezes la
rana perfecta, símbolo de abundantes ~guas, segun
la esplicacion que el erudito granadino Duquesne
hace del calendario Chibcha: allí hai :figuras de
hombres con los brazos levantados eh actitud de
huir: allí, en fin, signos cuya significacion se ig-
nora, pero que sin duda relataban las circunstan-
cias del memorable suceso. Existía, pues, un pue-
blo testigo de aquellos acontecimiento , i bastante
civilizado para lev~mtar un monumento que eter-
nizara su recuerdo, i que siglos despues ha servido
de incontestable con:firmacion a las deducciones a
que el estudio jeolójico del país conduce al vinjero.
La re!acion de la turbulenta muerte de los pueblos
barridos entónces de la haz ele la ti rra, pereció
para siemrre en la destrnccion de los archivos i
tradiciones Chibchas, quemaclos con el templo de
Sugamnxi por los conquistadores castellanos: la
piedra de Gámeza es un monumento muuo para
la historia indíjcna, pero espresivo para el ob cr-
vaclor i clocucu te para el jeólogo."
Despues de la descripcion i medicla de los otros
lagos, que denomina de Busbansá, Serinza i Gua-
tavita, concluye:
"Tal era ei sistema de lagos andinos, que us-
pensos en lo alto de las serranías, hcrmoseabnn
de una manera particular aquellas rejiones. Tndos
desagu·u·on por la cortadura que abrió el de Sorra-
moso, i el rio heredero de su nombre lleva eu los
escarpes desnudos que lo encnjonan las señales del
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298 PEREGRINACION
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DE A LPIIA . 299
XXIV
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300 PEREGRINACIO~
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DE ALPIIA. 301
ban fundándose en la histoda del país, i no corno
quiera, sino citando hasta la modernísima obra de
nuestro di tinguido compatriota Joaquin Acosta;
todo esto sentados en torno de la mesa sobre que
apoyaban sus manos encallecidas por el trabajo,
v estidos de manta i li enzo comunes) nbrigados con
las ruanas rayadas en cuya fabricacion se distin-
guen lo tejedores de lana de aquella provincia, i
las cabezas, caracterizadas por la franq neza de la
fi onornía, cubiertas con sombreros de trenza o
con pañuelos neglijenternente atado por detras, a
usanza e paño la : hombres sin pretensiones, pa-
triotas inj enuos, mil vezes superiores al mayor nú-
mero de las notabilidades de casaca, q u~ voziferan
su patriotismo en las calles de nuestras ciudades,
que hacen ruido en torno de sus e tiradas personas
para di ·imular las reservas mentales de su egois-
mo,i que en su vanidosa pequeñez apellidan necia-
mente plebe a los que visten ruana i labran la tie-
rra : es decir, a la Yerdadera base i esperanza de
la R e pública.
En la cadena de cerros que se desprenden del
páramo de Ochiná para el . i separan las hoyas
de los ríos Tota i Pesca, se ven a trechos señales
de antign:1 s erupcione ~ volcánicas, como son los
regu eros de piedra pórncs pocas cuadras al Occi-
rlentc e Is a, i orillas de fuentes mui sulfurosas,
que hacen subir el termómetro centígrado a 50°,
siendo la temperatura del ambiente H) 0 • Refieren
lo vecinos que ha poco tiempo hubo una esplo-
cion que levantó el suelo i una columna de barro
i piedras donde ahora está un pozo de agua caliente
verdos ~ , bastante profundo, del cual se exhalan
constantemente burbujas de ácido hidro-sulfúrico
gaseos o que hace caer aturdidas las a ves, si por
BAN
Bl uor e l' 1 • .
viS-A, 'C~L ' RANGO
CATALOGACJON
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:302 PEREG-RINACION
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DE ALPHA. 303
a otras rejiones, reci bimos un baño de niebla i
viento furioso, que nos dejó ateridos. El páramo
encu bria sus cimas entre un torbellino de nubes
oscuras, que oscilaban i se re vol vian con singular
violencia, sin desprenderse de la tenebrosa cum-
bre, lanzando a ratos sobre el lago mangas de nie-
bla i viento impetuoso: los termómetros marcaban
7° centígrados, al abrigo del viento, i 5° a campo
abierto: las manos entumecidas no podían desem-
peñar oficio alguno: las mulas volvían grupa, i
rehusaban seguir adelante. Al cabo de largo rato
i por un capricho frecuente en los páramos, el
viento calmó, se despejó de nieblas el país, i un
golpe del sol de los trópicos inundó de luz la mag-
nífica cuenca del lago, sus penínsulas i las remo-
tas playas de allende, cuyo espectáculo duró corto
tiempo, tornando las nieblas a oscurecerlo todo.
Aprovechando la bonanza bajamos una cuesta TÚ-
pida, de mal piso, hasta !legar al ni ve! del lago,
2,983 metros sobre el del mar, i desde que estuvi-
mos respaldados por los cerros cesó de molestar el
-viento helado, reaparecieron las sementeras de
trigo i papas, i comenzamo'i a encontrar las dise-
minada chozas de los cultivadores. Como adelan-
taba l dh fL1é acla.r{ndose el lago, hasta quedar
vi iblc su e pléndida masa de agua, interrumpida
por dos penínsulas i varias islas pequeñas, i ba-
tiendo la5 riberas con su oleaje, cual si pretendiera
remedar al Océano. La costas se presentan, ora
llana., entrándose -en el lago como parte de su
lecho que sin duda fueron; ora escarpadas i pe-
ñascosas, terminando a pico sobre las ondns nji-
tadas · azules que baten el muro; accidentes
apro,~echaJos por el camino para diversion del
i jm o que, de sorpresa en sorpresa, 11 ga sin fa-
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304 PER.EGR.INACION
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DE ALPIIA. 805
uas, ·dsibles en alguno derrubios de las próximas
colinas. Al est ·emo S. tiene un desagüe natural,
oríjen del U pía, susceptible de ser ahondado con
poco trabajo, para dejar en seco mucha parte de
las má1jenes, de que podrían aprovecharse los es-
tancieros ya situados en contorno. Proyectos des-
cabellados se han tenido sobre esto, sin hacerse
cargo de las nivelaciones necesarias, ni de lo inser-
vible del fondo de la laguna, que debajo de los 80
metros de agua contiene por lo ménos 8 de cieno
incapaz de adquirir consistencia en muchas dece-
nas ele años. Los desagües parciales, ahondando
periódicamente el cauce del U pía, es lo único prac-
ticable i que prometo buen éxito a los que busquen
tierra para trabajar, no te oros, que allí son tan
ciertos como el diablo-ballena de Piedrahita.
Pueblo-viejo figura como parroquia desde 1776,
por esfuerzos de su primer Cura Francisco Javier
Arias, quien supo perpetuar su nombre con buem1s
obras, entre ellas una iglesia sólida i grande. Siguió
estacionario ste pueblo hasta 1840 en que fué Cura
un presbítero Peña i lo mejoró bastante: de en-
tónces para acá mas bien ha decaído que prospe-
rado por falta ele un hombre de influjo i entendi-
miento que se consagre a la beneficencia pública;
por falta de Cura, en una palabra, pues aquellos
están huérfanos de pastor propiamente dicho, que
es el alma ele nuestros distritos lejanos. Sucia las
casas, enyerbadas la ca1les, toscos i mal vC'stido,
los habitantes, i tnn curiosos, que <!uando llega un
forastero e entran en grupo hasta su cuarto a exa-
minarle la figura de pacio i en sil ncio. Forma
este lu ar un ,c ontra te imponderable con Issn,
cuya pulcritud 1.0 podíamos ménos de recordar a
cada rato; i si sto sucede respecto a lo LH tcrinl
20
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306 PEREGRIN ACION
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DE ALPHA. 807
de país mui consiuerable ; i que la existencia del
Desaguadero cuenta larga fecha, lo demuestran los
sepulcros antiguos encontrados en el pequeño va-
Ile ribereño del Olarte con momias, loza i frac-
mentos de lienzo labrado, iguales a Jos que se des-
cubren con frecuencia en los curiosos panteones
de Gámeza.
Tota dista de la orilla del lago una legua por lí-
nea recta, mediando cerros i colinas de páramos
poco habitados. El pueblo es pequeño, pues entre
casas i ranchos no llega a tener doscientos, arre-
molinados en desórden al rededor de una iglesia
nueva. La mayor parte de los vecinos son indios
todavía puros, humildes i olvidados de su antigua
grandeza; porque Tota, segun los cronistas de la
conquista, era una ciudad tan populosa como au
homónima del canton Tunja, llamada despuesTo-
ca, para distinguirla de aquella, que es la última
poblacion Chibcha por este lado ácia el S-E, si-
guiéndose los Teguas i otras parcialidades de ha-
blas div~rsas, que dieron belicoso entretenimiento
a Juan de San ~Iartin cuando su espedicion a los
Llanos. Entre Tota i Pesca media el alto estribo
divisorio de las hoyas de los rios apellidados de
igual modo. Desde la cumbre, mirando al Oriente,
se ve una anchafajareluciente, cualespejoquea
a u era de diadema ciñe lt1. eminencia de unos cerros
1 jnnos i nebulosos : es el lago de Tota que por
última vez i bajo un aspecto fantástico se nos
presentaba, teniendo detras de sí, en guisa de solio,
las negras i tumultuosas nubes del páramo de To-
quilla, i coronando con sus aguas fríjidas una re-
jion helada, triste i desapacible, como lo son todas
l. s serranía desprendidas del semicírculo de pá-
r rnos casi nevados que se estiendeu al S, desde
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308 PER.EGRINACION
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DE ALPIIA. 309
turas, que dentro de breve e pacio recorren la es-
cala termométrica de 0° a 24.0 del centígraclo,afian-
za la riqueza i multiplicidad de sus productos, i
establece la abundancia segura para todos sus mo-
radore~. us entrañas guardan ricas minas de ear-
bon, hierro, plomo i azufre en toda la provincia ;
alumbre en los cantones Soatá i Cocui: asfalto
en 'anta Rosa i Sogamoso ; yeso en Sogamoso i
oatá; sal de Glaubero en ogamoso i Santa Ro-
a; alcohol (galena) i sal comnn en Coeui, oatá i
tal vez en Sogamoso; probablemente plata en
anta Ro a i Cocui; oro, ó ido de cromo, fosfato
de hierro i cinabrio en Cocui ; cri tal de roca ( cuar-
zo i hialino puro) en el cerro de Tibe cerca de
Santa Ros1.; piedras de chispa casi por todas par-
tes; i en una palabra, por donde quiera indicios
de minerales precioso que yacen escondidos bajo
la séric visible de las capas que constituyen el
terreno secundario, i aun de alguna~ del de tran-
sicion, manifiestas en las grandes quiebras i levan-
tamientos lineales del suelo.
Luego que nuestro réjimen administrativo se
reforme de manera que los Gobernadores sean
majistrndos ele oríjen popular,escln ivamente con-
sagrados al cuidado i progreso de los interese de
su provincia, i o subalternos amovible del Poder
Ejecutivo, ca i esclusivamente encargados de ajen-
ciar elecciones, la suerte de la provincias será
mui otra de la que al presente soportan ; i en
particular Tundama gozará lo beneficios de una
trasformacion económica, para la cual reune cuan-
tas circnn. tancias i elementos pudieran apetcccrse.
Caminos le faltan hoi para llevar los frutos fuera
el u territorio ; pero le faltan, no porque la n -
turaleza e lo haya negado de todo punto, sino
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810 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 311
zes, sin comprender la satisfaccion de dar cima a
las empresas que traen el pan, i el bienestar, i la
civilizacion a millares de nuestros conciudadanos.
XXV
Los Pontífices sucesores de Nemqueteba, por
otro nombre Idacansas, padre i lcjislador de los
Chibchas, deseosos de que los jefes soberanos re-
sidentes al rededor del sagrado valle de Iraca (So-
gamoso) no se hiciesen guerra, les persuadieron a
que en asamblea de todos ellos levantaran por Se-
ñor al mas autorizado i le juraran obediencia, de-
clarando hereditaria esta dignidad en los descen-
dientes de las hermanas. Así lo hicieron, i resultó
electo Hunzahúa, de quien tomó nombre la Con-
federacion, llamándose Hunza.la capital.- pelli-
dáronle Zaque, es decir, Señor-grande, lo mismo
que significaba Zippa entre los bogotanos; epítetos
tan estimados, que los principales capitanes Chib-
chas los usaban antepuestos o po._puesto. a sus
nombres, segun se halló en los tunjanos Zaquen-
zippá i Lenguzaquc, i en Zippaquirá i Gachen-
zippá, jefes llogotanos. "El valle de Hunza, hoi
" Tunja, dice Piedrahita, corre Norte ur mui poco
" trecho i con méno tnn esía: es falto de agua i
" leña i por causa de la. elevacion de la tierra mui
" frio i seco, i por los aires sutiles i nocivos que la
"bañan se padecen espasmos i desccacion de ce-
" rcbro, de que resulta estar mui sujetos a perder
'' el juicio sus habitadore<>; pero como era este valle
"el centro de los Estado de Ilunzahúa, pu o en
" él su silla. Cíñen la do. colina ra a ; una a la
'' parte de Oriente, donde habitan* los Chibataes,
" oracaes i otras parcialidadc que e e tienden
Escribía e toen 1656, recorriendo el territorio de Tunja
i Tota.
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312 PEREGRIN ACION
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DE ALriiA. 313
de no se babia tenido mas noticia de ellas, sin
advertirlo los españole , por haber ocurrido todos
juntos a ganar las puertas con el fin de hacerse
dueños de lo interior, donde tenian noticias de que
estaban los tesoros que buscaban. Llegados, el
Alférez Anton de Olnlla rompió con la espada la¡
cerraduras i abrió paso a Quesada, que de~mon
tado i oon guardia de infantes penetró hasta una
sala grande, en la cual le esperaba el Zaque inmó-
vil i severo, sin dar muestra de sobresalto, sentado
en una sjlla baja i rodeado de copioso número de
cortesanos, todos con patena de oro en el pecho,
medias-lunas de lo mismo i rosas de plumas ceñi-
das por diademas, de manera que les recojian i suje-
taban las c. belleras tendidas sobre la espalda i
hombros; galas que no decían mal con las túnica
de lienzo de algodon caidns hasta las rodillas, i
las mantas cuadradas pendientes del hombro dere-
cho sobre e lado izquierdo, ostentando en ellas
los dibujos i labores que indicaban el rango i
nobleza de 1 s que las llevaban. Quesada sin vaci-
lar se dirijió al oberano e intentó abrazarlo amo-
ro amente; pero los U zaques lo retiraron ponién-
dole las mano en el pecho, i con gritos manifes-
taron u im ignacion por semejante llaneza: el
español grit- mas, hablándoles d l Papa i del Reí
de España i haciéndoles protestas de los daños i
violencias que sobrevinieran: alborotáronsc todo :
creció la gri ería: el Alférez Olalla i el Cnpitan
Cardoso, em rámbos muí esforzados, pusieron ma-
no sobre Quimuinchatecha i lo apri ionaron; ue
que resultó tra.burse un desordenado combate den-
tro i fuera d las casas hasta que la oscuridad de
la noche no permiti .. continuarlo, r tmy"n lose lo
indios harto escarmentado por los caballo i la1 -
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314 PEREGRINACION
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DE ALPliA, ;315
"para eternizar su fama en la posteridad," segun
cándidamente lo afirmaba Juan de Ca tellanos,
primer Cura i cronista de la encopetada ciudad ;
la cual, no obstante todo aquello, progresó tan
poco, que ciento cincuenta años despues de fun-
dada no contaba mas de 500 vecinos e pañoles:
como si la sangre inocente de Quimuinzaquc i sus
deudos, regada en los recicn abiertos cimientos de
la villa española, hubiese traído sobre ella la este-
rilidad i sembrado el jérmen de su decadencia i
ruina inevitables.
Vivió i creció Tunja nutrida con la sustancia
de los ind os, que rápi ~lamente se fueron acabando,
sucediéndt,les en la idea de mantener la ciudad
los numerosos conventos que se levantaron, enri-
quecidos por las donaciones llegadas de todas par-
tes, lo monopolios i sueldos de los empleados
bajo el réjimen colonial, i las pequeñas industrias
desdeñadas por los hidalgos. De repente vino la
revolucion de 1810, que trajo por nece idad la
República, i esta un óraen de cosas político i eco-
nómico totalmente con r~·rio al réjinen antiguo.
La existencia de una aristocracia española cimen-
tada n la opresion i despojo de los indios, se hizo
imposible i quedó abolid~: la existencia de los
convento continuó tolerada, mas no favorecida,
por cuanto ellos fueron de. r1e aquella fecha un
anacronismo: la exi tencia de 1 s monopolios cesó
tam bien ...... ¿ Qu . . le ha quedado, pues, a 'l'unja,
ciudad sin artes, in agricultura, sin comercio
propiamente dicho ?
Y ndo por ·1 camino que traspon la colina del
Ori nte i ueja a mano der cha l pueblo de Chi-
ba .- i a la izquierda 1 d rae . . , 11 ga n punto
en que de de lo alto se ve la dudad media legua
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316 PEREGRINACION
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DE ALPllA. 317
tellina de bayeta oscura, llevan sombrero i andan
cm bozndas, lo que las da el aire de frailes francis-
canos: los artesanos i jornaleros no abandonan las
pesadas ruanas que les embarazan los movimien-
tos, ni han dejado aquel esterior abatido que en
Jos tiempos coloniales revelaba el menosprecio en
qne eran tenidos. En compensacion las jentes aco-
modadas demuestran gusto i a~eo en el vestido i
las habitaciones, particularmente las damas, que
son bellas, agraciadas i de una elegancia señoril
sin afcctacion ni quijotería, candorosas i en estremo
sensibles para las afecciones domésticas.
Por los 1·c ·tos de la antigua riqueza conserva-
dos en las iglc ias, se conoce que lo tunjanos ama-
b~m las artes liberales i tenían tacto para juzgar i
apreciar sus buenas obras. Lo primero que en e ta
materia repara el transeunte es la portada de la
iglesia mayor, esquisitmnente labrada en piedra,
hermosa i noble en el conjunto. Compóne e de dos
columnas istriadas con primorosos capitele dóri-
cos sustcnt, ndo una cornisa de labor acabada, i
flanqueada por dos pilastras que terminan el re-
v timicnto de piedras sillares i resguardan las
ins ripcio1 es latinas, casi indescifrables por las
cm bro1lac1 s abreviaturas del e~ tilo pastrano en que
fueron e cri tns: coronan la obra tres perfectas es-
tátua de mármol comun oscuro, que en cierta ma-
ncr temtlan con su severidad el lujo de tallado
i alto r lievcs del résto; flor espPndida que ha
brot. d n un Yiejo paredon rú tico, par e ta
}> rtada sobr puc ta al muro de la fachada d 1 t m-
plo, junto a. la bárbara i pesada torre, no siendo
mene ter traducir las inscripciones pnra compren-
der que aquella joya de arquitec~ura vino de paises
mas cultos, puesto que no ascrtaron a rodear a de
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:ns PEREGRINACION
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DB AtPHA. 819
dos ventanillas con vidrios de colores. Desde la
raíz de las paredes hasta la cornisa del techo se-
micilíndrico i cuajado de estrellas i arabescos de
esmalte,se estienden tableros de madera esculpidos
i dorados ricamente, los cuales sirven de marco a
muchos cuadros representativos de la pasion del
Salvador, tallados a medio relieve, pintados corno
]os personajes i lugares lo requerían, segun el gusto
de la escuela florentina i observando ]as reglas de
perspectiva; cuadros ejecutados con admirable pa-
ciencia i mucho esmero, lo mismo que el altar del
frente, admirablemente cincelado i dorado. Lo
demas de esta iglesia no merece mencion.
Como en Tunja no hai cosas notables que ver
sino las iglesias, me hallaba en la de Santa Bár-
bara examinando infmctuosamente sus innumera-
bles retablos, cuando se m~ acercó un sacerdote
lleno de cortesanía, i adivinando mi propcnsion
curiosa, o acaso conociéndome, ofreció mostrarme
la imájen de la patrona que, salvo en las ocasio-
nes solemnes, permanece invisible en su camarín
detras de un triple velo. Acepté con el agradeci-
miento que es de suponerse, i el sacerdote, Cura
de aquella parroquia, levantó los velos i me puso ,
manifiesta la santa.
-"Doctor, le dije, temo mucho que mi pobre opi-
nion desagrade a los admiradores de esta imájen.
Yo no veo sino una carita escondida entre cabellos
postizos i afeada con una inmensa corona de paja
de avena, i un cuerpo sin forma racional, o ente-
ramente ofuscado bajo los pliegucsde esa ropa de
musolina i zaraza: ahí no hai belleza ni elegancia."
-"Quería que usted la viese primero tal como
el capricho de algunas mujeres la pone disfrazada,
para enseñársela despucs tal como la inspirada
mente del artista la produjo!'
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320 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 321
mujeres así encerradas. Calculando que sean 13
los sacerdotes seculares, resultan 25Q personas, o
el 5 por 100 de la poblacion, vivienilo del culto,
lo que en ninguna otra ciudad de la República
uccch•, i de donde se colije Jo difícil que será ga-
nar allí la quh istencia, puesto que la vida con-
\"Clltual es un oficio, i el sesgo que habrán tornado
las ideas en materia de r ·lijion para hacerla pro-
ductivas, mundanamente hablando. Aseguran que
l ObisfJo electo de Boyacá es persona de claro en-
tendimiento e ideas anas, en cuyo caso hallará
muchos r tof:os i rama chupadoras que podar n
el árbol del cristianismo dentro de la nue.-a dió-
cesis i al mi mo tiempo muchas producciones que
salvar de m•ei·l de trnccion en pintnrai es~ultura:
afortunadamente la jente es dócil, i una pcreona
de autoridad e i1u ·tracion puede hncer grandes i
estensaR reformas en la moral popular, en el culto
esterno i en los encargado ele mantenerlo puro i
de sin teresndo.
Entre los monumentos antiguos es digno d
mencionarse un edificio frontero a las casas qu
fueron del Ayuntamiento, notable por la torrecilla
que se levanta sobre la esquina. Es 1a ca. a qne
labró Gómez de CifnentE>s, conquistador señalfido
i Encomendero de Paipa, quien mereció por su
servicios que Felipe II le permitiera poner sus ar-
mas enfrente de las Reales que adornaban el Ayun-
tamiento ; sobre lo cual hubo pleito reñido en que
el buen hidalgo despendió sendos ducados estrai-
dos de la sangre i sudor de los indios de Paipa, pero
se salió con la su ·a ..... i hoi la orgullosa torrecilla
está desmantelada, los aposentos i el estrado vacíos
i ruinosos, la estirpe concluida: tan solo ha quedado
la vanidad petrificada en el escudo de armas.
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322 PEREGRINACION
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DB ALl'HA. 323
allí mirando al Oriente. En lo restante de la gran
baldosa natural, que es de arenisca ferrujinosa, no
se halla señal de otra obra, de modo que los cojines
solos están en aquel paraje desafiando las conje-
turas de nuestros anticuarios, sin arbitrio de ser
ausiliados por tradicion alguna, pues no hai memo-
ria del oríjen ni uso de estas piedras. El Sr. Ma-
nuel Vélcz, dilijente indagador de nuestras anti-
güedades i poseedor de un precioso museo de ellas,
juzga que los cojines son restos de un adoratorio;
opinion que parece confirmada por los trabajos
jeográficos recientes, de los cuales resulta que una
persona puesta de rodillas sobre el plano inclinado
de dicha piedras, queda perfectamente orientada
mirando ácia Sogarnoso, asiento del Templo máxi-
mo i morada de los Pontífices sucesores de Nem-
queteba, a quienes debian los Zaques la fundacion
de su imperio. Con este nuevo dato dejaremos el
asunto a la consideracion de investigadores com-
petentes.
Dentro de un solar comprendido en los últimos
de la ciudad nace con fuerza un chorro de agua
que sale a 21° centígrados de temperatura cons-
tante, siendo la media de la atmósfera 18° i la al-
tura sobre el nivel del mar 2, 793 metros. En toda
estacion brota una misma cantidad de agua, siem-
pre clara, lo que baria inferir desde luego que vie-
ne de lo profundo, si no se presentaran a ratos hojas
i frutas de roble para indicar que el oríjcn se ha-
lla no solamente a la superficie, sino en alturas
de páramo, puesto que en otros lugares no hai ro ..
bles cerca de Tunja. Tal vez proviene del desa ..
güe subterráneo del lago de Tota, mezclado en
su tránsito con aguas hirvientes: o acaso nace de la
grande i semi.. volcánica serranía del Oriente, que,
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324 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 325
piamente llamadas de l\Ioni,qnirá, cayendo sobre l
arabita, como lo testifican las riberas revolcadas
del rio 1\loniquirá. "No obstante que ca. idéntico
" el oríjcn de las planicies de Tunja i Lciva, la
" composicion del suelo i la nccion de las aguas
'llovedizas los han diversificado totalmente. La
" llanuras de Tunja con ervan por lo jeneral la
" costra de tierra vejeta! uistribuida en planos re-
" vestidos de pastos jugosos i aptos para el cul-
" tivo ele los cet·eales i legumbres que alimentan
" una poblacion numerosa i sustentan lucidos ga-
" nado·: las de Leiva, compue hs de margas po ·o
" resistentes al lado de las lluvias i demasiado
" permcahle , aparecen áridas i empobrecidas con
" los aearrrcos de los cerros vecinos, que han que-
" dadolimpiosde vejetncion, formando masa com-
" pletamentc estériles. En Tunja, salvo los alre-
" dedorcs de la ciudad, todo e verdura. i prado
" suavemente inclinados; en Leiva, todo, cscept
" algunas hondonadas i pequeí'í.o., valles, presenta
" la aglomeracion de tierras rojizas, cuya super-
" ficie cubren guijarros en vez de plantas. La
" porcion cultivable no es suficiente para mante-
" ner los habitantes cada vez mas numeroso , a
" quienes no queda otro recurso que la emigracion
" a lugares ménos ingratos, como lo aon la mon-
" taña de Ormas i cercanías del páramo de :Mar-
" chan, donde el país ctunbia de aspecto, se cubre
" de bo ques i ofrece una fertilidad que contrasta
" con la desnudez de los demas cerros de] canton.'' '
Tal es el aspecto del can ton Leiva, colindan te al
. con el de Chocontá, al O. con Jos de Ubaté, Chi-
quinquitá i Vélez, i al N. con el de Moniquirá, co-
marca fértiles, frescas i copiosamente regadas de
J.eografía física de la provjnciii ele 'l'unj a- ( In 2a'i ta. )
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326 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 327
fundaron la Villa de Nuestra Señora de Leiva, des-
de 12 de junio hasta 15 de diciembre de 1572, i
le impusieron aquel nombre en honor del Dr. An-
dres Diez Venero de Leiva, primer Presidente del
Nuevo Reino de Granada. El principal cuidado
de los pobladores fué edificar iglesias i establecer
un convento de monjas carmelitas, que aun sub-
siste, i en estos dias le han anexado un nuevo tem-
plo dedicado a la Vírjen de Chiquinquirá, con aso-
mos de rivalizar al principal en milagros, promesas
i peregrinaciones lucrativas. La villa se compone
de un número razonable de casas de tej mal cons-
truidas i peor amuebladas,en que se albergan cerca
de 2,000 habitantes, i está situada en un llano de
1,982 metros sobre el nivel del mar, con 20° centí-
grados de temperatura media, aires secos i en es-
tremo sanos. Vívese allí en la quietucl i recoji-
miento peculiares de ]as poblaciones españolas i
correspondientes a la falta de comercio i queha-
ceres a~tivos, en tales términos que ni aun las au-
toriuades cantonales se hallaban en el silencioso
pueblo cuando llegamos, i habríamos ayunado todo
el dia, a no ser por el Sr. Camilo Rivadeneira que,
lleno de bondad, nos salió al encuentro i nos pro-
porcionó en su casa cuanto necesitábamos para
las personas i para el desempeño de la comision
que llevábamos. Cerca de Leiva i sobre el camino
de Tunja nacen tres fuentes termales, una de ellas
tibia i ferrujinosa que brota al rededor de un pe-
queño promontorio de sedimento i fonna baños
naturales no aprovechados todavía, sin embargo
de ser la Villa uno de los lugares preferidos por
las jentes acomodadas de Tunja para ir a tempe?"M'
durante la estacion de los páramos, i esce]ente
punto de con alecencia para los enfermos de las
tierras frias.
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328 PEREGRINAC!ON
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DE ALPHA. 329
de heridas i 27 de hurtos desmañados i miserables
en el conjunto de 24,000 habitantes, por cuya me-
jora intelectual i moral nada, absolutamente nada,
han hecho las Corporaciones ni el Gobi rno local.
A los funcionarios civiles que pretendí ran recha-
zar este cargo justísimo, les contestaría desde lue-
go con una observacion, que me releva de mucha
otras, a saber: que en todo el can ton no aprenden
a leer sino 11 O niños, en 5 malísimas escuelas. A
los curas, maestros presuntos de buenas costum-
bres, les contestaría diciéndoles que de 712 naci-
mientos que hubo en el año citaclo, 13 fueron le-
jítimo i ;¿6!) ilejítimos, es ~ecir, que pesa sobre
u conciencia sacerdotal el 36, 5 por 100 de naci-
mientos bastardos, a los cuales los mismo cura ,
con señaladas escepciones, contribuyeron i con-
tribuyen escandalosamente, viviendo ele manera
que los desautoriza para reprender a sus fcliCTrese
la licencia en el vivir; tal vez en gran parte imi-
tada de los llamados Ministros de la moral, que
suelen introducir la corrupcion a cara descubierta
en lo pueblos pequeños, donde ántcs no ee cono-
cía, o por lo ménos se disimulaba, por temor a la
censura pública.
Tres leguas i media casi al N-0. de la villa de
Lciva quedan las minas de cobre, cuyo laboreo
formal ha emprendido una compañía de capitalis-
tas granadinos, fundando un establecimiento digno
de ser visitado. Para ir a ellas hai que trasponer
el Alto de las Minas, bella montaña de 2,360 me-
tros de elevacion sobre el mar, ricamente dotada
de árboles, que se contemplan con placer despues
de hal>er viajado por los cerros pela<los del resto
del can ton. Poco ántes de llegar a la cuesta se ha-
lla el naciente pueblo Las-Quebradas, que es una
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330 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 331
El descubrimiento de estas minas se debió a la
casualidad, pues se refiere que corriendo unos ca-
zadores de tras de un guardatinajo, allá por los año
de 17 50, llegaron a la orilla izquierda del rio Mo-
niquirá, i perdida la presa entre los peñascos amu-
rallados de la ribera, repararon que las roca., fron-
terizas sudaban una sustancia verde, que llamaron
"humo de esmeraldas," de la cual rccojieron cierta
cantidad i la llevaron a Vélez, donde examinada
por prácticos, declararon ser muestras de criaderos
de cobre mui ricos. Juntáronse varios, denunciaron
• 1 mina, que tomó nombre del int diato rio, i co-
menzaron a trabajarla, calcinando ]a roca a fuerza
de grandes hogueras, para facilitar el trabajo de la
barras, pues en aquellos tiempo en que, egun la
tradicion, gobernaba el Arzohi po-Virei Góngora
(1782), valia una libra de pólvora 4 peso , i no
podía pensar e en taladros. Bajo e te si tema
bárbaro continuaron labrando la mina con mucho
provecho, hasta que la guerra de la Independencia
vino a paralizar la empresa, en términos que cuan-
do los señores Montoya i Compañía de Bogotá, i
Lorenzana i Compañía de Antioquia, se unieron
para tomarla el año de 1842, se halla han cegados los
antiguos socabones, i perdido el rastro de las vetas
principales. Desde luego contrajeron sus esfuerzos
a organizar las oficinas i a limpiar, ensanchar i
acodalar o ademar las galerías, dirijiéndolas ácia
los puntos que mejores señales de mineral daban,
sin curarse por entónces de atacar las vetas. Por
tanto, los trabajos de esta mina se hacen inevita-
blemente por el sistema de pozos i galerías al tra-
ves de las areniscas cuarzo as que marcan los í-
mite de los terrenos secunrlario inferior i de tran-
icion, i exijen la precaucion de ademar las (acoda-
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332 PEREGRL"ACIO~
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DE ALPliA, 333
cio en que el ll-mero tuvo a cierto letrado que vi-
sitaba los llanos i con \'ida do a lidiar toros confesó
con humildad que no entendia de aquello: "vean!
decía el llanero, no sahe torear, no sabe enlazar,
no sabe colear-¿ qué aprendió cntón es en sus co-
lejios:?" el menor de los peones minero' debió
reírse de mi ignorancia en materia de bajar por e·-
caleras oscuras i resbalosas. Por fin llegué al
suelo, i ya ma habituado a ln tinieblas pu. cábn-
mos la galería inferior que se prolmwn cerca de
30 metros, atrave ando una multitud de vetas del
mineral, npéna bo quejada.· la ma i alg nas ata-
eada por el pico de los mineros con la u treza i
el vicYor que estos desterrados de la luz del cie]o
adquieren, a causa de la uniformidad <le sus tarea
i de la persist ncia con que trabajan.
La O"anga del mineral e, el cuarzo, que se pre-
senta en filone· numeroso , i de tal manera varia-
uo desde el hialino cristalizado en bellos pri mas
hexaedros, hasta el areno o cargado de arcilla i
mica, que bi n pudiera decirse que en aquella·
profundidades se le sorpreurle en todos los perío-
dos de su formacion : a estas masas cuarzo as
acompañan granos i aun nidQs de pírita de cobre
(cobre i hierro proto-sulfurados ), indicando con su
abundancia o esca~ez las del cobre sulfurado i co-
bre carbonatado (malaquita concrecionada), que es
el mineral encerrado en los filones. De estos los
francamente determ1nados miden 7 piés de ancho,
dirijiéndose al S-S-0, con una inclinacion jeneral
de 48°, es decir, en el sentido de las hoyas latera-
les de los ríos l\Ioniquirá i Pótneca, que cortan i
aislan en cierta manera el asiento de las minas
situado a 1,852 metros sobre el nivel del mar. La
riqueza del mineral sacado de las vetas comunes
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334: PEREGRINACION
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DX ALPHA. 885
miden, como los filones, 7 piés de ancho i 6 o mas
ele alto, i las sostienen con acodalamientos, que
frecuentemente revisten por entero el techo i las
paredes del socabon. Escuso el hablar de las ope-
raciones a que someten el mineral estraido de Jos
filones para sacarle el cobre puro, porque las su-
pongo demasiado conocidas en nuestro país. Solo
añadiré por conclusion que el director esperaba
un surtido completo de máquinas i aparatos para
perfeccionar la planta del establecimiento, con-
tando con abundantes minas de carbon de piedra,
con el ausilio de buenos mineros ingleses i con
un porvenir halagüeño.
Llenos de agradecimiento por los informes del
Sr. Villafrade i por los delicados obsequios de su
interesante familia, dejamos aquel oasis i continua-
mos nuestra forzosa marcha dirijiéndonos a Gua-
toque.
XXVII
Del asiento de Las Minas, tomando al Occidente
se atraviesa el riachuelo de Leiva, llamado mas
abajo Moniquirá, segun la embrollosa costumbre
de imponer a cada uno de nuestros rios tantos
nombres como lugares riega~ i se emprende una
larga cuesta para tomar el camino de Guatoque, al
traves de terrenos fértiles i cultivados, en que aso-
man gruesos estratos calizos i masas de arenisca.
A las 21eguas, atravesando para el S, se encuen-
tra el pueb o de Guatoque, el cual demuestra en
su mezqui o aspecto i ranchería pajiza la humilde
condicion de sus moradores, casi todos indios i
mestizos consagrados a labrar los vecinos campos.
Llevábano por allí, ademas de la obligacion de
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336 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 337
el juicio ménos desembarazado que los bolsillos.
Encima de esto chichería nos alojamos, tomando
del suelo todo el espacio que quisimos convertir
en camas, i a la mañana siguiente salimos a visi-
tar el Valle del Infiernito i la ponderadas ruina .
El valle está limitado por los riachuelo de Su tu-
marchan i Cáchira, i es una fraccion ele la antigua
i trastornada planicie lacustre que comienza en
Ráquira i se prolonga por espacio de 7 leguas ácia
el . hasta encontrar el rio Cane, donde hace un
recodo al S-E. i constituye el a. iento de la Villa
de Leiva i pueblo de Sáchica. El primitivo sedi-
mento lacustre ha dcs:lparecido, en parte mrnstrn-
do por los ríos que cortaron la planicie, i en part
cubierto por las denudaciones de los cerros adya-
centes, totalmente compuestos de esquistos :uci-
llosos, áridos i abiertos, que jnuti1izan e] snc1o
Abundan esparcidas muchas piedms oblongas i es-
féricas formadas por capas concéntricas de carbo-
nato calizo lijerámente coloreada· por el óxido de
hierro, i con un núcleo a vezes de arena fina, a
Yezes de una sustancia que parece restos del tejido
i película de alguna gran semilla monocotiledonn,
o frecuentemente vacío, como si hubiese desapa-
recido el molde : lo cierto es que habiendo roto
gran n(unero de estos riñones, en ninguno encon-
tré impresiones ni restos de amonitas, cual pare-
cían indicarlo la confibJUraeion ele las piedras i la
mui notable circunstancia de hallarse entre Sáchi-
ca i Moniquirá un estenso banco en que yacen
profusamente amontonadas i11finidad de amonitas
perfectí~imas, que miden desde un decímetro hasta
mas de un metro de diámetro. A poco andar di-
mos en las ruinas, si tales pueden llamarse unos
vestijios a flor de tierra, que a primera vista pare-
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338 EREGRINACION
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DE ALPIIA. 339
de los Jefe i U zaques de dos millones de almas que
se numeraban en esta gran seccion ele la f:unilia
Chibcba.
" En la patte mas llana del valle se ve un cam-
po cul ti vallo, como de 500 metros de lar()'o i 300
de ancho, llam·tdo por los habitante "El lnfier-
nito ", i en él clavadas algunas columnas sin eor-
nisas ni p destale ·, probablemente por los indíje-
nas poeo ánte de la conquista. Hai dos filas de
columnas paralela , de diámetro igual i orientadas
en la direccion ]~. O, como si mirasen ácia el tem-
plo priuci pal de Rngamn. ·i: todas están mutila-
lada , el mayor 11Úmero a medio 11etro . obre el
suelo. Aunque las dos filns di .. tnn entre sí diez
metros en la btl e, como no están clavadas verti-
calmente sino con 25° de im:linac:ion ácia lo inte-
rior, lo alto de la columnas debía acercarse ha -
tante para recibir en forma de techo plano las otras
piedras que luego mencionaré. Se encuentran to-
davía 34, columnas, todas de cuatro decímetros de
diámetro, en la fila del S, i solo 12 en la del -
fijadas a las mismas di tancias, e · decir, con un
intercolumnio igual a los diámetros. A pocos paso
al N-E. se ve una columna que parece entera,
tendida. sobre el terreno, midiendo cinco metros i
medio de largo, que bien pudiera haber sido el
tarnafío orijinal de las <lemas, cuyos fnstes muti-
lados adornan los edificios de las inmediaciones,
tales como el convento del Ecce-llomo edificado a.
dos leguas al occidente de las ruinas, contándose
en el cb.ustro 32 de estas columnas i la ca a ele
capellanías fabricada en la plaza principal de Leiva
i adorn~tdn. con 12 columnas: otras 2 se hallan en
el pueblo de Sutamarchan, conducidas no ha mu-
chos años desde las ruinas, que han sido la cantera
de los lugares vecinos.
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340 PEREGRINACION'
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DE ALPIIA. 341
obtener la uniforme redondez de la superficie ta-
llada a pico ; trabajo ciertamente injenioso, que
vacilaríamos en atribuir a los Chibchns,si otros res-
tos incontestables de sus artes no nos demostraran
qne ellos eran mui capazcs de ejecutar este jénero
de obras.
"N nda mas natural que la suposicion de que
oberanos despóticos, como lo eran los Zaques de
Tunja, disponiendo de millares de súbditos ciega-
mente sumisos a sus mandatos, quisieran lcYantar
un templo de piedra, o tal vez un palacio, en co-
marca de suave clima, distante pocas legua' de la
capital ele sus dominios,situnda en una planicie de
temple frío i cspucsta a lo páramos. J.1os Zipas
de Boo-otá tenían ca as de recreo en los Yalles tem-
plados de la cordillera para residir en e1las durante
los mese en que la trmpcratura. de la planicie su-
perior e desapacible: por tanto la idea no era
nueva, ni a los Zaques faltaban copiosa riquezas
para rea1izarla. Aun la clcccion del lugar está ju ·-
tifiracla con las pruebas sumini tradas por la his-
toria, i las demas que hoi tenemos, de haber sido
mui poblada la planicie que se estiende desde Rá-
quira hasta los linderos de Moniquirá. Todavía
lo ate. tiguan las muchas gnacas o sepulturas de
indios que a cada paso descubren las ~ aguas, ma ..
nifcstando tambicn piezas de cobre labra<lo en s -
ñal del adelanto in<lustrial de los primitivos mora-
dores."
Sentado en uno de los trozos de pieclra i con
esta clescripcion en las manos contemplaba aque-
llos restos mullos de los trabajos sociales de un
pueblo ya estinguido; mudos por la bárbara. des ..
truccion que de los archivos Chibchas hicieron los
conquistadores. El terreno habia si<lo ararlo, i al.
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342 PEREGRIN ACION
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DE ALPIIA. 343
cienes." El mismo historiador añade que Tinjacá
era "una gran poblacion fundada a orillas de In
laguna ele ingua ·inza;" i en tiempo de Ovicclo
( 1750) llevaba todavía la fama de producir mu-
cho i mui buen trigo. En el día no quedan rastro s
de hwuna, salvo la constitucion edimentosa de
todo el valle : lo numerosos indios han de apare-
cido, i con ello el e:smcrado cultivo le los campos
i l aprovechamiento de la cochinilla, qne ha dc-
jenerado en produc<:ion silvestr de ínfima calidad.
eo·ua i media al oriente de Háqu:ra rlemora "El
D ·sierto, '' lugar apacible, fre . co i pobl ado ele <a-
sitas al amparo de un orgullo ·o convento que le-
vanta Sll;S tejados i lo domina todo, como en ln
vieja Europa los castillo. del fendali mo. El orí-
jt.:n de aqn •lla dcnominacion postiza lo hallam o ,
en Ovi do *,qnien hablando del ·urato de Riíquira.
dice: "no sé a cuál circunstancia se atribuirá el
tener dentro de su feligresía. un convento de reli-
jiosos ermitaños descalzo.; del . _ efíor San A~us
tin, en un ameno sitio entre una. peñas, que lla-
man " La Candelaria " i a los relijiosos en este
reino Candelarios, po1:quc allí fué su primern. fnn-
dacion. u oríjen procedió de que en el primitivo
tiempo se retiraron allí a hacer vida eremítica
dos virtuosos varones, i el uno era relijioso agusti-
niano, antiguamente lJamados Gugliemi ta., hasta.
que el Sr. Inoccncio IV, cuando se le apareció el
Gran Pad1·e San Agustin con una gran cabeza i
un cuerpo mui lánguido, dándole a entender con
esto qLle aquella :su relijion necc~itaba de mui bue-
na reforma, os reformó i llamó ermitaños. De lo
dicho provino el aca.r licencia i fundar dicho con-
• Pen. amien os i Noticia· escoji(h para utilidad de Cn ·
ras del Nuevo Reino de Granada. 1761. (Inédita.)
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344 PEREGRINACION
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DE ALPHA,
.
de trigo, cebada i maíz, alternando con bellos gru-
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34G PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 47
que 3,000 veteranos españoles doblaron la rodilla
ante los pendones colombianos, brillaban mati-
zadas de menudas flores. La casa en que ~1 años
ántes habian resonado las presurosas vozes de
Bolívar, de antander, de Anzoátegui, de Sou-
blette, el estruendo tle la batalla i las aclamacio-
nes de los republicanos victoriosos, ahora silen-
ciosa i envejecida, ofrece al viajero tlescanso i
posada ciertamente modesta, mas de ]o que con-
viniera, pero llena de recuerdos intere. antes, i, por
decirlo así, santificada desde el 7 de agosto de
1819. Ningun monumento, ni una piedra si-
quiera conmemora esta grande i benéfica funcion
de arma : el anti()'uo puente, centro clcl co1 fiicto,
ha. desaparecido; i el nueyo, en cuya~ pi lastras
se tt:n ia la idea de inscribir los no m brcs de los
libcrt, dores, permanece raso i sin concluir: tal
es el torbellino d" acontecimientos que llenan los
días de nuestra Re¡ úhlica, qne no clan tiempo
para levantar en elb ni aun los trofeos de aque-
lla YÍctorÍaS, ÚnicaS uigna ' de perpétua recor-
dacion.
Del campo al pueblo de Boyacá no hai aos le-
guas completa·. Consta el pnehlode algunas treinta
casa. d paja i de parrama.das ,sobre ' l iendo, ('OlliO
la pro'eclora de [Hluclla humilde fumilin, una buena
iglc ia de calicanto. 1 o hai posada pi hlil'a; pero
el transeunte no echa de ver e ta falta por la
proverbial i franca hospitaliclacl del Cura Doctor
Francis<.:o Gutiérr '7., a q~licn fnimo dcll< ores de
mil atcn cionc ofrccid. ·con la naturalidad i llaneza
que realzan u amable trato. Bi H que la raza
ind~jena se haya. t Jo<lificatlo a uí por su cruza-
m'ento con ]a cnropen> toda 'Ía snhsisten r stostle
las costumbres ch ibchas entre 1os que mas e acer.
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348 PEREGRINACION
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:OE ALPHA. 34U
tro. I este se cree que fué uno do los santos Após-
toles: unos sienten que fué mi Padre an Bartolo-
mé: otro que fué Santo 'lomns; i aun otros que
an Simon. En lo que no hai disputa es, que en el
pueblo de Royacá de que hablamos, adoraban los
indios un ídolo de un cuerpo humano con tres ca-
bezas, o tres rostros en una mi:mn. cabeza, que lo
hallo allí el Padre Frai Juan de ._'otomayor, pri-
mero que le predicó la leí cvanjélica : dado qu
t:tmbien el PaL1re Frai Pedro ~imon afirma, que
los indio, pijnos, i otros de In jurisdiecion de Tun-
ja, tcnian en su, adoratOiior ídolo· en figura d
hombres con tres cabeza o tre ro. tros en una
cabeza, i que decian ser tres persona con un solo
corazon i una voluntad. "
'"XYIIT
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:350 PEREGRI. ACION
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DE ALPJIA. 351
anebatado de despecho al verse robar su hncienda,
salió al encuentro de Venégas i le dió razon del
territorio i riquezas de Tunja, ofreciendo cond n-
ch·lo hasta la morada de su Soberano. Alegres los
españoles, porque "la traicion contenta aunque
el traidor enfade," festejaron al indio, que luego
murió arrastradamentc, impusieron el nombre ele
. . ené ~as al valle, en memoria del suceso, i mar-
charon a la dcstruccion de Quimuincbatecha i
ugamu.·i. Tales son los recuerdos históricos que
han dejaclo Ramiriquí i Jos demas pueblos que hoi
componen el cantan Turmequ ", al cual nos diri-
jimos desde Boyacá, dando un gran 1·odeo por
Tunja.
Numérnnsc en el mencionado cnnton 38,300 ha-
bitantes, que oc:upan un área df' 20 leguas cua-
dradas, siendo 5 de páramos casi desiertos; de
forma que en las 15 restantes re ultan 2,553 ha-
bi.antes por legua cuadrada, poblarion específica
de que la 1:-uropa misma, cscepto Béljica i Holan-
da, presenta mui pocos ejemplos, i que desde lue-
go sujicre la idea de \111 territorio fértil i fraccio-
nado en pequeñas heredades. Así es en realidad ;
i nada complace tanto como la vista de aquellos
campos cuajados de variadas sementeras, divididos
en pequeñas estancias i tan aprovechado el suelo,
que los bueyes i vacas no tienen mas espacio para
pastar amarrados que las orillas de las cercas i los
lugares recien dcsocur>ados por las cosechas. Allí
-no hai ociosos : los que no están labrando la tie-
rra se atarean en trasportar sus frutos a los mer-
cados de los pueblos, i aun los pequeñuelos, toda-
vía en la infancia, desempeñan los oficios de pas-
tores de ovejas i guardadores vijilantes del ganado
mayor. Recuerdo que a cada paso encontrábamos
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DE ALPHA. 353
m os de añadir la oscuridad, cerrando la ve11t nas
para consumirla sin reparar en la sustancias in-
trusas, que abundaban sobre los ex-plato i den-
tro de los inimitables guisos : bien es verdad que
esto quedó compensado con haber am·mecido al
dia siguiente nuestros cuerpos llenos d ronchas,
causadas por animales que se me permitirá dejar
anónimos. Sin embargo, hai esperanzas de que
aquello mejore, pues no faltan sujetos de repre-
scntacion cuyas casas tienen aire racional por den-
tro, limpias i abrigadas, en armonía con la cul-
tura de sus dueños; entre lo nulcs dPho 1 en io-
nar especialmente al bondado o Sr. Ton a .. lár-
quez, sin cuya intcrvencion lo habriamos pasado
peor en el desempeño de nuestra comi ion que en.
el rcfrijerio de nuestras persona , puc · la primera
autoridad de la villa no sabia leer ~;iquiera.
El pueblo ménos a propósito para cabezera del
canton es Turmequé, situado en un e tren. i so-
bre las vertientes del canton Tunja, fuera de las
vías de comercio i com unicacion de que es eentro
amiriquí, superior bajo todos respectos a los de-
mas lugares. Cuando los conquistadores n·iba-
ron a Turmequé (en 1537) hallaron un pn blo de
cuatro mil vecinos, que se rindieron in re'isten-
cia i sahumaron con incien o a }os invasore por
miedo a los caballos i terror que les causó el so-
nido de cuatro trompetas que hiz,o fabricar Que-
sada de unas pailas vieja , de donde vino el 1 om-
bre de Trompetas, impuesto al pueblo por los
aventureros castellanos. Ciento i treinta años
despues describe Oviedo esta villa, diciendo que
era cabeza de correjimiento, con seiscientos indios,
dos caciques i mil vecinos pobres, su tentán olos
la agricuitura. De la despoblacion sufrida no ha-
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354 PEREGRINACION
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DE .ALPliA, 355
las molcs 1 al parecer caprichosas, de nuestras cor-
dilleras sctcntrionales. . . in e11as aquel territorio,
admirablemente regado por nguas fecuncbntcs, se-
ria un desierto árido, intransitable, inútil para
man ion del hombre ; por mantra g ne los que se
lamentan de los Andes granadino mirándolos co-
mo un obstáculo a la civilizacion del pe ís, hablan
preocupados i precisamente al re,·es de la rea]jdad
de las cosa.. En las cordilleras i montañas no se
manifiesta un hecho casual i in de. icrnio: leve
cuyo de cubrimiento nos falta, pre iden a la lor-
macion i di tribncion ele e~tos rclicYe · ·ol>re In
superficie de la tierra, a lo. cnnles debemo la va-
riedad de productos vejetales i ele clima agrupa-
do en e pacios pequeño. , la útil reparticion ele
]as aguas i vientos en que se fundan la posibili-
dad i riqueza de la agricultura, i finalmente, la
accesion f;í.cil a lo l'roductos mineral s, alzado
en banco i masas desde lo profundo de nue tro
})laneta, drmde P.Ín estos levantamientos habrían
permanecido irrnorados i sin concurrir como ansi-
liares pode ro. os al progreso de la e u1tu ra i como-
didad de hs naciones.
Cornienza el camino arriba indicado costeando
un valle singularmente bello, cultivado palmo a
palmo, lleno de casitas de campo, cuyas techum-
bres pajizas se descubren al ondular de lo sauces
puestos por todas partes para marcar lo linderos
o contener las avenidas del esplayado rio. Fron-
tero al camino, i en el final del recue to que hace
una verde serranía, se ve el pueblo de Jencsnno,
rodeando la blanca iglesia. de fábrica sólida i es-
paciosa, conf0rme lo son todas las de este\ comarca.
Poco despues, i al avistarse a Tibaná,tambien a
la mano derecha, cesa el valle i comienzan los co ..
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856 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 357
ñada de ojos de la dama de mayor edad me dió a
entender que nuestros esfuerzos oratorios eran
perdidos; i en efecto, el buen señor siguió su rui-
dosa con versacion,sin darse por notificado de nues-
tras solicitudes directa. e indirectas, sal picando la
plática con interjecciones tan bien acentuadas i edi-
ficantes, que in poderlo remediar nos echamos a.
reir de buena gana por la novedad de aquel estilo
nada teolójico. Entre tanto veníase la noche i se
iban nuestras e peranzas de refectorio i descanso.
Resolvíme a esplorar el terreno, i suponiendo que
una d la señoras deseaba reposar en la sala, p dí
permiso, la dí el brazo, i abriendo la mampara
de la puerta me hallé dentro de la estancia ménos
blanqueada i ma de consoladora qne había visto
en mi vida. Arrimada al ángulo de la derecha es·
taba una larga mesa junto a un canapé de cuero,
i contra la pared fronteriza otro mueble del mismo
linaje, pero de di ver. a hechura, convenientemente
adornadas las patas con telarañas antiguas, lo
mismo que varios cuadros al óleo que colgaban
bien torcidos i a diferentes alturas: en el resto de
la sala campeaban do o tre sillas de brazos, an- ,
chas i fornidas, que por luengos años habian de.
safiado las injurias del tiempo. Cayóseme la últi-
ma ilusion, e informado mi compañero salimos a
rejistrar todo el pueblo, i al fin dimos con los cuer-
pos i el hambre en una venta llena de fardos i
enjalmas, donde juntando los resagos de nuestras
provisiones de páramo les hicimos ámplia justicia
sobre un cuero algo mas oloroso de lo que conve-
nía para su oficio de entónces.
Cuando hubimos acabado la improvisada co-
mida, i tambien cena, nos acordamos de las des·
venturadas viajeras que habiamos dejado en casa
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358 PEREGRI!'i ACION
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DB .A.LPBA. 859
mentada de anécdotas que nos dejaban lelos, i a
las damas aquellas estupefactas. El jenio pronto,
el vivir secuestrado del trato civil i, mas que todo,
la grande an'Cianidad, siempre divorciada con los
usos actuales, habian convertido a este sacerdote
en una especie de orijinal que con dificultad ten-
drá semejante.
De las damas la una era alta, pálida, de nariz
dominante i boca pertinaz cerrada por unos labios
de treinta años i delgados, pero no siempre calla-
da: la otra contarla unos veinte aniversarios a lo
sumo, usaba grandes ojos negros i parecía sufrir
con mas timidez que resignacion la dictadura de
su compañera. El Cura viajero que las llevaba, o
era llevado por ella , llamaba hermana a la pri-
mera, siendo .. 1 trigueño, pequeñito i de tipo to-
talmente diverso en lo fí ico i en lo moral, pues
tenia dentro del cuerpo, ya nvejecido, un es.pí-
ritu manso i gobernable sin oposicion: a la se-
gunda nombraba comadrata, palabra elástica, tor-
nasolada i de valor convencional en la feria de los
afectos. Tengo para mí que la mujer es radical-
mente contajiable, por cuanto he observado que
se impregna, por decirlo así, de las ideas i habi-
tudes de aquellos con quienes vive en intimidad,
en términos que para adivinarlo basta dejarla
hablar, que ella sin echarlo de ver descubre la
categoría social i doméstica a que pertenece. Las
damas de que trato, hablaban constantemente de ...
clérigos i curas, describinn vestiduras de santos i
accidentes. ocurridos en fiestas de iglesia: de lo
profano i lo eclesiástico hacian canastillo de cos-
tura, segun lo revolvían, pero sin mezclar un áto-
mo de cosas ni personas seculares, que no les
merecian sino los pensamientos sobrantes i de mé-
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860 PEREGRIN ACION
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DE ALPliA. 361
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362 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 863
tiene adquirida. este distrito. U nido al de la. cabe-
zera i los de Capilla., Pachavita, Chinavita i Ma-
cana}, forman el can ton Garagoa con 26,700 mo-
radores en un área de 36 leguas cnadradas, de las
cuaJes 18 comprendidas en el estrcmo S. del terri-
torio permanecen todavía solitarias i agrestes, ha-
ci .. ndose notar entre el1as una grande esplanadn
sobre las montañas de :Moreno llamada "1\tlundo
ruevo," aparente por su clima, riqueza de bos-
ques i abundancia <le aguas vivas para una colonia
es tensa.
Al oriente queda el nuevo canton l\1iraflóres,
''asto desierto de 7·1 lcrruas cuadradas, regado por
rios caudalosos i cubierto de selvas vírjenes que
llegan hasta las llanuras de anmartin i Casana-
re. Nada es compnrable a lo fragoso i desampa-
rado de los camino de este canton, los cuales se
convierten durante el invi rno en cauce de torren-
tes impetuosos que nrrastran piedras ueltas e im-
piden la marcha de las mulas mns vigorosas. i\fi-
raflórcs, Campo-hcrmo _o, Zctnquirá, I•'raguai Chá-
meza, son rudimentos de pueblos en que el hom-
bre aparece abrumado i con!O vencido por la pu-
jante naturaleza física, por los innumerables ani-
males posesionados del espacio en el aire, en los
vejeta}es, en ]a tierrra i en lns aguas, por el calor
abrasador de los valles, i por el rápido crecimiento
de las plantas silvestres, que apénas cortadas re-
toñan con ímpetu, i to1·nan a cubrir con sus vás-
tagos i ramas los campos recien preparados para
sementeras, i los caminos penosamente abiertos al
traves de bosques densos e interminables. Por es-
tos desiertos penetró Juan de Sanmartin con trein-
ta compañeros en busca de los Llanos: arribaron
a Téguas, hoi vecindario situado cerca del rio Len-
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864 PEREGRINACION
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DE ALPHA, 865
ba de lo quebrado del terreno i de la fiereza de los
primitivos habitantes, pues, hombres del férreo
temple de los conq uistadorcs, i aguijoneados por
el de eo de lle ,.ar a la imajinada opulencia de los
Llanos, desistieron de proseguir en la empresa.
Lo que ellos anduvieron entónces, no ha vuelto a
ser csplorado, i las selva· i torrentes permanecen
vírjenes, conforme salieron del seno de la tierra.
Entre las 1·arczas de esta vcjetacion inculta i
lujo. a merece notarsc un piñal sil \'estre de mas de
tres leguas de e ten ion que se encuentra yendo
de Miraflore · a Campo-hermoso, eo1no a la mitad
del eamhw. La planta· desarro!lan de medida-
mente u hoja duras, defendidas por dos órdenes
de garfio., i arrojan del centro la piña ingrata i
áspera, reducida en tamaño comparada con las que
se producen por el cultivo en nue tros huertas,
pero afectando forma i color iguale·. El interior
de este piñal enorme sirve de cementerio, por la.
dificultad que los vecinos tienen de ocurrir a la
distante parroquia en busca de la última morada
para su deudos : algunas cruzes formadas de pri-
sa con dos ramas indican las sepulturas ; breve se-
ñal, por cierto, pero que cu aquella soledad ins-
pira mas respeto i habla mejor al corazon qu~:: los
rebuscados epitafios en que la vanidad de los ri-
cos i el dolor declamatorio se ostentan sobre la
nada de los que fueron. Sea un desierto en medio
de las selvas, triste i uniforme como el piñal del
Lengupá : basta una cruz clavada en el suelo para
que el desierto adquiera voz i la soledad se pue-
ble de ideas : allí la relijion i la piedad se mani-
fiestan : por allí pasó el hombre de la civilizacion,
puesto que era cristiano ; i al :fijar en la tierra el
símbolo de los tiempos nuevos, sin duda murmuró
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366 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 867
pesinos vestidos de gala, es decir, con ruanas í
somln·eros nuevos los jayanes, i sombreros recien
encintados, enaguas, mantellina de bayeta oscura
i alpargate blanco, las mujeres de rostros llenos e
iluminados, henchia la calle principal, tiendas i
plaza del pueblo estendido por los altos i bajos de
un terreno que apénas ofrece un palmo de llanura.
La casa del Cura, hombre de edad madura, grave
aspecto i modales cortesanos, puesta cnci m a de
una esplanada artificial sostenida por murallas,
ofrecía posada franca i mesa perenne a los concu-
rrentes de tono i representacion en los puehlos ve-
cinos : allí dí conmigo a título de forastero i pa-
trocinado por el Sr. Luis Oulóñez, vecino de Gua-
teque, a quien constantemente merecimos muí
finos servicios, i una vez instalado salí a mezclar-
me entre los alegres estancieros. Dedicaron estos
la mitad de la noche, i algo mas, a vagar de una
parte para otra visitando las tiendas estantes i
ambulantes, acompañándose de guitarras, tambo-
riles i flautas, ellos marchando a vanguardia,
muí satisfechos de sí mismos, i ellas sjguiéndolos
detras como cuerpo de reserva para funcionar en
las chicherías i honrar todos los bríndis, que por el
menor motivo prodigaban los amartelados galanes
a la rústica. Difícil i mui largo seria referir las
conversaciones i sazonados diálogos que sostenían
en cada estacion, rernojándolos con el licor indíje-
na : aquel trastornar las palabras con cercenes i
añadiduras de sílabas que las disfrazaban pere-
grinamente : los conceptos i sentencias que los mas
autorizados dejaban caer de sus labios con inme-
jorable inoportunidad, siempre bien acojirlas por
el benévolo i vacilante auditorio: los apartes de
algunas parejas, confiándose en público sus mas
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368 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 369
ormar la cultura i civilidad del trato recíproco:
de aquí procedía su empeño en fomentar la mú-
sica i sus recomendaciones en favor del baile, que
no era en su concepto un pasatiempo vituperable,
como creen algunos mas hipócritas que caritativos,
ino el mejor medio para reunir las familias, faci-
litar la comunicacion decorosa entre los jóvenes i
establecer el aseo en los vestiJos, signo frecuente
de la limpieza del alma. Tales ideas, i otras que
en el curso de nuestras conversaciones manifestó,
me le hicieron reputar por verdadero párroco i
acePC ote de civilizacion que, a diferencia del ma-
yor número, hace amar en su persona i palabras
el alto ministerio de que e tá inve tido.
Dejélos en sus fiestas, i pasamos a Guateque,
cabezera de cantan de este nombre. Es un pue-
blo mediano, la mitad pajizo i la mitad de teja,
iglesia regular i casas de mezquinas ventanas i
algunas sin el1as, con la entrada por un porton se-
parado del edificio i al traves del patio; singular
manera de reclusion que recuerda las habitaciones
de los antiguos Chibchas así dispuestas, sin vista
para la calle, ni ingreso directo a los aposentos.
Situado en una meseta inclinada i desigual, a
1815 metros sobre el nivel del mar, es pueblo na-
tural men te agricultor favorecido por ese elen tes
tierras i con clima benigno, cuya temperatura os-
cila entre 19 i 21° del termómetro centígrado,
medida comun para los dema'i distritos. En este
canton, como en los otros, la raza incíjena forma
el menor número de los habitantes, siendo admi-
rable la rapidez con que ha sido cruzada i absor.
vida por la europea, pues ahora medio siglo la
provincia de Tunja presentaba una masa com-
pacta de indios i mui contadas familias españolas.
24-
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370 PEREGRlNACION
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DE ALPHA. 371
pes de lanza la fe católica. El descubrimiento de
las opulentas minas de Muzo en la serranía de
Itoco, hizo abandonar las de Somondoco por mé-
nos productivas, comprendiéndose en este aban-
dono las vetas auríferas, que deben ser mui ricas
a las inmediaciones de la quebrada de Piedra-mo.
rada, si ha de juzgarse por los frecuentes trozos
de blenda-córnea, cuarzo carburado, i lo que en-
tre los mineros se llama piedra-mulata, regados
en los alrededores.
Constituye el territorio de Guateque un es-
pacio de 20 leguas cuadradas, comprendido entre
dos altos ramales de la Cordillera, que se desa-
rrol1an sinuosamentc del S-S-E. al N-N-0. di-
vidido ca!:;i de Occidente a Oriente por el rio So-
mondoco, tributario del Garagoa. Los cerros del
N, a la han da izquierda del rio, están formados
por areniscas i esquistos arcillosos, que en esta
rejiones se sobreponen al lecho carbonífero: loa
del S. d ... scubren manchas estratiformes de esquis-
to negro, mas i mas predominante en direccioa
a las minas de esmeraldas, habienJo parajes en
que se ven sobre la superficie las cabezas de loe
bancos de carbon, aprovechado ya en algunas
herrerías de poca monta. Rejistrando en 1826
los esquistos carburados con la esperanza de des-
cubrir vetas de esmeraldas, hallaron los esplora-
dores varios depósitos pobres de antracita, i en
abundancia un mineral blanco, suave al tacto,
compacto, de fractura concoidea i cerosa, traslu-
zido en los b<>rdes, tierno i adherente a la lengua,
que sumerjido en el agua desprende burbujas de
aire i se vuelve trasparente. Analizado produjo
0,400 de sílica, 0,350 de alumina i 0,250 de agua;
idéntica composicion a la del mineral encontradB
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372 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 373
nove.dades que ~orprenden agradablemente,lo mis-
mo que la bien ejecutada música de coro, vocal e
instrumental, desempeñada por jóvenes del pue-
blo. La reforma de las habitudes i del interior de
las casas nace no solamcnt de los consejos del
Sr. Caldcron, sino del •jemplo que a todos pre-
senta su distinguida familia, culta i amable sin
afectacion, realizándose en Guayatá lo que no
puede ménos de desear para nuestros pueblos
quien los recorra i penetre la bondad de su índole,
a saber: un Cura ilustrado, jefe de una familia
modelo.
La provincia de Tnnja, situada n el centro de
nuestros Andes setentrionalcs, mide 2G leguas de
lonjitud máxima r_s, <lc:scle el páramo de Chao-
tales hasta las orillas del Guavio, i 14 legnas de
anchura E-O. desde U pía hasta el Alto-de-Manta.
Dentro de sus límites contiene páramos (.~levados,
de lo cuales la mayor parte con habitante., i el
resto desiertos, planicies anivelada por las aguas
que en ticmpnsrcmotos lascubrieron,cerrosdE>scar-
nados i estériles, otros r >ve ·ti do <le bosques pri-
mitivos, i no pocos entapizados con pastos ricos i
aromáticos. El área consta de 147leguas cuadra-
das, permaneciendo todavía 80~ desocupadas i
apénas co11ocidas en la direecion de la. pol'as sen-
das que las atraviesan, principalmente :n las sole-
dades del can ton "Mi rafiores: treinta i seis rios idos-
cientas cuarenta i siete grandes quebradas bañan el
suelo en tod) sentido i animan el paisaje con el rui-
do de sus rápidas con·ientes i cuidas. Segun el censo
oficial de 1 46, habia 147,268 habitantes en el te-
rritorio que hoi tiene la provincia: las noticias cui-
dadosamente recojidas en 18.)0 dieron 170,738 ha-
bitantes, re3ultando un auml•nto de 23,470, o sea
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374 PEREGltlNACION
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DE ALPHA, 375
norantes, puesto que no pasan de 100 las que van
a la escuela, cuando en la casilla de "jóvenes i
párvulos " figuran con la suma de 38,734! Acaso
me equivocaré ; pero el exámen de los hechos i de
la incuria de las administraciones municipales en
materia de instruccion, me ha conducido a juzgar
que el mejor medio, i acaso el único eficaz, de dar
calor a la instruccion popular es llamar en su au-
~ilio los fervores de partido, declarando elector a
todo mayor de 21 años que sepa leer i escribir, es-
tablecido que sea el sistema de elcccion directa,
único leal i casi verrladero. Cada partido político,
deseoso de obtener mayoría eleccionaria i temeroso
de morir por derrotas pcrpetu:¡s, formaría sus elec-
tores en escuelas cotidianas i dominicales, emplean-
do en esto las sumas que suelen gastarse en cohe-
chos bastardos; i si aquello fuese tambien cohecho,
seria digno de bendicion por sus resultados en fa-
vor del pueblo, cuya independencia moral crecería
proporcionalmente a su instruccion.
Hai un Colejio en Tunja. La fecundidad del
suelo, su particion en pequeñas heredades i los
variados climas que ofrecen las serranías colosales
de esta provincia, la predestinaron a ser agricul-
tora: guardan los cerros todos los metales, la sal i
el carbon, elementos de la vida i la riqueza, pre-
ciosas piedras de ornato i joyería, pero nadie sabe
conocer dónde se ocultan, ni sabe la manera de
aprovecharlos: oprimida la agricultura rutinera en
los breves términos de cada di trito parroquial,
tropieza con los cerros que la impiden llevar afuera
los frutos permutables, i no hai quien sepa vencer
estos leves obstáculos i trazar un camino mercan-
til: las cordilleras que parecen aislar la provincia,
la abundancia de materias primeras i de tintes fir-
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376 PEREGRINACION
XXX.
El turbulento Chicamocha, en el final de su
largo curso i desde once leguas ántes de confun-
dirse con el Sarabita, divide las pro\'Íncias del
ocorro i Soto en la direccion E-0. S le pasa
donde llaman Sube, cortadura colosal e 830 me-
tros de profundidad, flanqueada por paredones
compuestos de enormes capas de calizas i areniscas
en cuyos bordes se han labrado zigs-zags rápidos
para el descenso i el ascenso ; tarea enojosa en
que se gasta media jornada sufriendo un sol de
fuego, si es en el ·erano, i si en el invierno, pade-
ciendo las zozobras que causa el riesgo de preci-
pitarse a cada vuelta de la espiral emptujados por
los turbiones de agua i viento que allí baten con
furia, o descalabrados por las piedras que la lJuyia
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DE ALPJIA. 871
desquicia, i bajan rodando a saltos desde las en-
hie tas en m hres de los murallones. El paso del
rio se vcrific:.l por cabuya, máquina que solo sirve
para las personas i cqui¡ :tje, teniendo que echar
a nado las cabalgadura bajo la protcc ·ion de na-
dadores educados en el oficio csde b infancia,
siempre di. puestos a servir al pa ·ajero, activos i
poco intere ·aclo . El contíuuo tráfico por este
lugar i la boncbcl d l t mperamento, afamado para
"to1 1ar SUOOn's, '' COillO dirÍa e} satÍrico C •rván-
tes, han contribuido a que ·e forme en Sube un
•ecindnrio qu hoi cuenta una decente capilla i
veinte casita habitada· por jcntc de }'obre apa-
riencia i por val tudinarios que 1 e diversas parte
concurren a eva porar el fruto de ]a malas mañas,
o a convalecer de larga· enfermedades mecliant •
lo baños <'ll el rio cxiji<los por los 32° a que lle-
ga el termómetro centígrado 'n aqucllf\ sima pe-
drerro a i desolada. Atravesaclo el rio comienza
una snbida que a rato. no es camino ::;ino escalera
de cnracol, al fin de la cual, i a 1 ,2!J5 metros de
altura obre el nivel del n ar, se hallan la gran
~le a de Jeridns, que los ind1os llamaban Jerira,
i el puebl o e e Lo -Santos, pl'rtcnecicnte a la pro-
vincia de .~oto, ct. yo territorio pisábamos.
Al llegar a la plaza no. apeamos en una tienda
que se ha u urpado el nomhre de posrda, i fuimo
introrluci<lo.3 en un aposP.nto de seis varas cuadra-
das, sin mes:~. ni asientos, acaso para mayor desa-
hogo de los concurrentes, pero con un torno de
monjas puc~to en la pared cubriendo lo que pare-
cia comunicnc· on con el interior de In cnsa; i así
era en efecto pnc por medio ele aquella beatífica
invcncion ib~'ll las demanclas a la cocina i vc-
nian ..... . lo:; platos quería decir, mas me contuvo
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378 PEREGRINACION
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382 PEREGRINACION
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DE ALPllA. 383
cidente en forma de colinas rojizas, peladas en la
cumbre, i los costados desmoronado i hendidos
por las agu, s llovedizas: enfrente se percibe la
hoya del río del Oro, velada por masas de árboles
bajo cuyo frondoso ramaje crecen las perfullladas ·
plantaciones de cacae; i a la izquierda, como
para completar los contrastes, se estiende plano,
unido i salpicado de árboles un vasto jardín en
que brillan las hojas de los cañaverales al lado del
verde-mate de los arrozales, separados por cercas
de limoneros i. arbustos vivos. En medio de este
vcrjel ilumi nado por un sol radiante, aparece Pie.
decuesta estcndiendo sus casas a la sombra de la
arboledas, por encima e las cuales sobresalen laa
torres de dos templos contiguos; paisaje admirable,
siempre bello i fresco, ya se le mire desde la escar.
pada elevacion de Jerira, o desde la culminante
altura de Granadillo sobre la serranía de Juan
Rodríguez.
Pié-de-la-cuesta, como ántes se llamaba, era un
sitio depe11diente de Jiron, tan poco poblado toda-
vía en 1760, que reunido a los de Canta i Loa·
Santos, afénas sumaban seiscientos vecinos. Para
1774 tuvo con qué sustentar Cura, i se le erijió en
parroquia bajo la advocacion de San Francisco Ja-
vier,* i de de entónres continuó prosperando por
virtud de la buena situncion i la riqueza de su agri-
cultura. De imple distrito parroquial pasó a cabe-
zera de cant n, figurando en el censo de 1843 con
3,500 habi antes, i su territorio con 9,023. Seis
años despues ocupó el rango de ciudad capital de
provincia: 1 po11ncion del distrito babia subido
a 14,541 hdividuos, cuya moralidad i bienestar
se patentizan en el hechu de no haberse presenta-
• ÜVIED Pensamientos i Noticias.
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384 PE REG RIN ACION
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386 PEREGRINACION
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DE At.PHA. 387
segunda, clasificándose así ellas mismas, como si
fueran andullos de tabaco, i resultando a la pos-
tre que no pueden reunirse, o apénas se juntan
por rareza en uúmero suficiente para formar un
baile vacío i glacial-¡ Miserias humanas, en que
la vanidad se hace pagar con usura en aburri-
miento i horas desabridas los mentidos triunfos
que aconseja! :Multitud de jóvenes amables i
agraciadas que animarían un sarao,pasan los ratos
de solaz guardadas en sus casas, o si salen van
sin acompañantes cual si formaran una tribu ene-
miga de la tribu de varones.
La cual tribu de varones sufre las consecuen-
cias de tn 8@porncion canónica en lo modales,
que jamaCJ se formarán sin el trato de la mujer,
alma de la sociedad, i en las habitudes, que por
precision van torcidas. Por ejemplo : hai en la
plaza i al pié de las rejas de la cárcel una gruesa
viga tendida sobre apoyos de no importa qué, vi-
ga monumental, objeto de la predileccion i entu-
siasmo de los señores notables de Pierlecuesta.
Llámanla "El Palo," i su historia i vicisitudes
se conservan relijiosamente en la memoria como
tradicion patriótica. Cuando cortaron esa viga
para una fábrica, no imajinaba los honores i con-
fidencias que la esperaban. Fué recibida en triun-
fo con música i cohetes, mejor que si se hubiera
tratado de la instalacion de una escuela de niñas,
i colocada en el lugar que ocupa comenzó a sufrir
el peso de una docena de concurrentes que sobre
ella se sientan desde que declina el sol, sacan la
mano derecha por la abertuTa de la ruana, con-
servada como signo de progreso, apoyan la barba
i se están callados hasta que álguien pasa en mal
hora por enfrente.
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388 PEREGRI • ACIO ...
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DE ALPHA. 389
de provincia, puesto que nada significan en una
poblacion c.le casi 15,000 habitantes 87 niños i
14 niiías aprendiendo a leer i escribir en 7 pobres
e cuelas, únicas con que se honra el distrito; ni
el naciente Colejio de Floridablanca producirá los
frutos que de él pueden esperarse, no obstante los
esfuerzos del Gobernador Marco A. Estrada, jó-
veñ de raro patriotismo, 'lÍ lo dejan abandonado i
no segundan mejor que hasta hoi su noble empe-
ño por la educacion pública.
xx .. r
.Ja r n odríguez, punto culminante
de la serranía que al Oriente del canton Jliede-
cuesta le ~'>irvc de límite con el territorio de i>am-
plona, mide 3,050 metros de altura sobre el nivel
del mar, formando una cortadura batida por lo
vientos l1elados del páramo de Tona, que le ele-
mora Jéjos al Torte. Atraviésala. un camino fra-
goso i desamparado, el mas breve para ir ele Pie-
decuesta a Pamplona, pero el mas solitario de todos
durante las 19 leguas que hai desde aquella ciudad
hasta l\lutí cua. Era el mes de febrero cuando,
andadas 4i leguas, llegamos a la cima de la mesa.
Por el lado del -E. se hunden los q nebrantados
estratos de la serranía decreciente ácia Vallegran-
de, lleno cntónces de remolinos de niebla que ora
subían, ora se precipitaban a impulso del viento
sobre la rcjion inferior, ofreciendo la imájen del
infinito tumultuoso i oscuro, como tal vez la pre-
sentaba el cáos en el principio de los tiempos al
ajitarlo el Espíritu cread01·. Por el lado del N.
nos muraba el espacio la mole de rocas que van a
rodear el próximo páramo de Riofrio : al S. tenia-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
:390 PEREGRINAOION
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DE ALPHA. 391
sus campos labrados, sus plantaciones de cacao
sombreadas por altivos caracolícs, sus colinas i
llanuras, sus calles alineadas, i las torres de sus
templos, que se ven sobre la planicie como los re-
lieves de un tablero ricamente matizado; la imaji-
nacion traza los caminos rectos i aplanados que los
venideros abrirán de unos a otros lugares, anulan-
do las cortas di tancias que los separan, i se anti-
cipan los dichosos dias en que los zelos lugareños
queden ahogados bajo la abundante riqueza de-
sarrollada en esta comarca privilejiada _para la
agricultura, la minería, las manufacturas valiosas
i el activo comercio a que la convidan la facilida<l
de ten r buenos caminos i la vecindad de ríos na-
vegables, principalmente la del benéfico 1\lag-
dalena.
El poderoso ramal de la cordillera, cuyo eje pasa
por Juan Rodríguez manteniéndose en la direc-
cion jeneral S-N. hasta subdividirse allá en te-
rritorio de Ocaña, presenta sus cumbres coronadas
por rocas de sedimento calizo, homojéneas en cuan-
to su naturaleza lo permite, pero dislocadas e in-
terrumpida frecuentemente la concordancia de es-
tratificacion. Reposan sobre bancos de margas mui
abundantes en granos de cuarzo micáceo, i acci-
dentalmente sobre estratos de pudingas anajénicas,
como se ven al comenzar la bajada de la mesa de
Jerira, i a igual elevacion en la del mencionado
ramal. El núcleo de este se compone de blenda i
sienita granítica, segun lo demuestra el interior
de los socabones en las minas de oro de La-Baja
i Vetas. A espcnsas del ramal, atormentado en
edades remotas con el choque de grandes aguas, se
ha formado el valle tendido por e!:!pacio de cuatro
leguas en la direccion S-E. N-0. desde el río del
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PEREGRINACION
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DE ALPHA. 393
hoi cubren lo alto del gran ramal i de todos sus
apéndices. A los escalone-¡ !laman ahora "Las
Antiguas," i en ellos sitúan sus casas los moder-
nos agricultores, quienes han encontrado allí frag-
mentos de loza vidriada i sepulcros en forma de
pozos tapados con greda, hállándose en el fondo
i entre lajas di puestas a manera de urna los es-
queletos humano . Reparando con atencion los
bosques vecinos se nota su crecimiento mode1·no;
pues ni contienen ruinas de grandes vejetales co-
mo las selvas del fagdalena, ni el espesor del
mantillo pasa de media vara; circunstancias que
parecen confirmar las relaciones que los cronistas
no h n dejado acerca de las tribus i naciones ha-
lladas en estos lugares por los conqui tadores, sin
duela, bien numero as puesto que en las serranías
permanecen las evidentes señales de la industria
i morada de los hombres, donde hoi es soledad i
selvas aún no tocadas. Corona la cumbre del men-
cionado estribo una laguna de rnárjenes pantano-
sas, que lleva el rniste1·ioso nombre de La En-
cantada ; i en Yerdad que lo desamparado del
lugar, el silencio i lohregue.z de los rnontuo os
páramos, i el jemir de lo vientos cortados por los
ángulos de las rocas, justifican en cierta manera
la especie de pavor que debió sentir el primero
que llegó hasta las dormidas ondas de la ignorada
laguna. Vive por allí cerca un anciano que ha
empleado sus floridos años en a batir los árboles
i labrar la tierra, pero a quien la ruin codicia de
un gamonal, usurpador de baldíos, ha ido despo-
jando de sus conucos i arrojándolo cada vez
mas i mas áeia la cumbre de la serranía, preva-
lido de la sencillez i desvalimiento del pobre ]a.
briego. En el rancho de este buen hombre estuvo
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394: PEREGRINACION
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DE ALPllA. 395
cando tres grandes dedos a pasos muí apartados,
que manifiestan mucha corpulencia. No me atreví
a seguir la huella, i van dos ocasiones que me su-
cede; por lo que digo que son cosas de encanta-
miento que andan en esta laguna.
Tale~ fueron, testualmente conservarlas, las es-
plicaciones del "Viejo de la montaña," como le
llamaba nuestro compañero. La fábula de laMan-
carita es corriente i jeneral en estas provincias, i
la imajinacion de los campesinos se complace en
adornarla con anécdotas terriLles, que la tradicion
les ha trasmitido baju fianzas i testimonios acep-
tados como incuestionablemente verídicos entre
lo r.rédulos monteadores. Lo de las g"nmde hue-
llas no es noticiaL esclusiva de los páramos pam-
ploneses: afirmase que en la sierra de Coconuco,
provincia de }>opayan, suele aparecer la imprrsion
de patas redondas colo ales, viéndose tronchadas
las ramas de los árboles a cinco varas de altura
en la línea de las huellas. Cuando se nos re la tan
estas cosas, lo primero que nos ocurre decir es-
" Son cuentos! "-pero al considerar despues cuán
vastas son las soledades aún no esplorada~ que
rodean la pequeña parte que del territorio grana-
dino tiene ocupada nuestra naciente civilizacion,
suspendemos aquel primer fallo presuntuoso, i
dudamos; porque nadie puede asegurar a ciencia
cierta que en las dilatadas selvas, de las cuales
apénas descubrimos el principio de las innumera-
bles copas de árboles vistas desde aJgun empinado
cerro, no estén refujiados animales todavía des-
conocidos, que huyen léjos del ruido del hombre,
dejando en su fuga esas huellas ante las cuales el
montero supersticioso detiene absorto sus pasos.
Cuatro escasas leguas al N. de Piedecuesta
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396 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 391
ca, i el resto de raza africana mas o ménos cru-
zada con la. europea i la índica, ya estinguida por
allí; jcntcs de inmejorable' carácter, laboriosas i
de una sencillez tal, que frecuentemente ha sido
csplotada por charlatanes aparecidos bajo títulos
pomposos, de aquellos que aco tu m bran tomar
los que pertenecen al gremio infinito llamado en
otros países "Caballero de indu tria."
Por los años de 18~0 a 22 el J>resbítero Felipe
. . : algar, ,·irtuoso Cura de Jiron, d tuvo a un pas-
tuso que acaso pasaha d viaje, i supo de él que
en la cercanías había inntllnerables palmas lla-
madas nacuma, ·uyos cogollos preparados conv~
ni ntem nte u mini tra bnn Hlo n i vanos el mate-
rial para t j('r u afama lo son.bn~ro ji¡ ijapa .
El bu n sacerdote concibió al punto la idea de pro-
porcionar a la mujerc de uf ligrc ía, e te nuevo
medio de gar.nr la ub i. teiH ia, "porq te, decia,
donde vive el trah.jo no entra el pecado;" i en
efecto, lo(Tró que el pa tu o permaneciera en Jiron
h&sta dejar nsefía<la. algunas jóvenes. De estas
pasó la ciencia a otras i a otras, salvando en bre-
ve lo límites de la parroquia i estendiéndose a
las demas. i el santo ministro viviese, vería hoi
la suma de fclizidau que su benéfica mano ha es-
parcido entre las mujer ·s uel pueblo, regularmente
desheredadas de todo trabajo productivo, por la in-
vasion que ha hecho el hombre aun en los oficios
sedentarios. Cerca de 3,000 de ellas emplean sus
manos en tejer anualmente 83,000 sombreros de
de diciembre ele 18·1!8 i G de enero de 1849. "Jamas, dice, in-
dica el barómetro en nucbtra zona las afeccione· higromEtri-
cas de la atmó fera : este oficio lo de:.em peña el termómetro
consultado a la :alida del sol: si marca temperatura alta,
llueve aquel día; ·i baja, el di a ·erá seco. El higrómetro mis-
mo es infiel en nuestras provincia· de las cordilleras."
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398 PEREGRINAClON
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DE ALPHA. 399
co i diminuto : cúbrele el firme busto una camisa
de tela blanca, entre opaca i trasparente, ribeteada
con flores i calados, obra de sus incansables dedos;
i puesto al desgaire un pañolon bien matizad?, sale
despejada i risueña, ladeando en la cabeza el som-
brero que para sí ha tejido poco a poco los do-
mingos con todo el primor de su arte, teniendo es-
cojida de antemano la brillante cinta que lo adorna,
i se encamina para la plaza en busca de los com-
pradores de sombreros, quienes la esperan senta-
dos con aparente indiferencia en la esquina de la
tientla, i junto al taburete la rolliza mochilla de
redles, elocuente aunque mudo reclamo. El sába-
do es dia dt! pocas ventas, porque las tejedoras van,
mas bien que a negociar, a esplorar el campo tlel
mercado, calcular la cstension de la demanda,i con-
traminar la confabulacion de los mercaderes para
no pasar de cierto precio mínimo. La tejedora no
se deja engañar por la indiferencia postiza de sus
contrarios : sabe que ellos deben completar con
urjencia las partidas de sombreros exijidas por los
comerciantes de Cúcuta, i opone los incalculables
ardides mujeriles al cómico estoicismo de los mo-
chileros. Esto~, que de cierta hora en adelante
comienzan a sobresaltarse, llaman, se sonrien, di-
cen cariños, i cuando llega el domingo acaban por
sucumbir, olvidando s11s pactos de oferta i toman-
do cuantos sombreros alcanzan, ántes que sus
rivales s~ los lleven. Triunfantes las hijas de Eva,
como lo usan i acostumbran en materias que les
interesan, vuelven a sns casas con los manojos de
nacuma para la tarea siguiente, arman sus corri-
llos alegres, pasean un poco, i al empezar la no-
che empiezan tambien el sombrero de la otra se-
mana, sin perjuicio de ....... pero respetemos los
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400 PE REG RIN ACION
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DE ALPHA. 401
mida campestre, terminada con bailes populares a
campo raso. 1\firaban las manumisas la diversion
sin atreverse a participar de ella, por respeto a Jos
que fueron sus señores, alJí presentes, o por inde-
cision de su espíritu acostumbrado a no tener vo-
luntad. Notólo el Gobernador, i a impulso de uno
de aquellos pensamientos jenerosos difíciles de
esplicar, se dirijió a la mas tímida i la sacó a
bailar. La esplosion de aplausos le manifestó que
todos habian comprendido súbitamente su idea, i
me demostró que a todos eran comunes los mis-
mos sentimientos, igual jenerosidad de ánimo.
Existe la República! Ella será efectiva i grande
apoyada en almas como estas.
Los defectos, los vicios que aún sobrenadan en
las costumbres contemporáneas cual fragmento s
lanzados por la sociedad de otro tiempo al hun-
dirse i desaparecer para siempre, quedan bien dis-
culpados con escenas semejantes a la descrita,
destellos de la era nueva, luz viva de esperanza
que he visto brillar mas de una ocasion en nues-
tros pueblos.
El 9 de febrero fué instalado el Colejio pro-
vincial con 16 jóvenes que tuvieron el honor de
comenzar las matrículas. El bondadoso Cura
Presbítero Mantilla, Jos vecinos del lugar i varias
personas de fuera, concurrieron a soletnnizar el pri-
mer paso de la provincia de Soto en la carrera de
la instruccion superior : resta que ellos se esfuer-
zen en mantener bien i nutrida esta fuente recicn
abierta para fertilizar el campo de la intelijencia,
sin cuyos frutos el completo progreso no es po-
sible.
'CO DE lA 26 ll
8/BUQ .. CA l
- U/S-A 'CEL ARANGO
CATALOGA ION
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402 PEREGRINACION
XXXII.
Don Sancho Jiron, de borrascosa memoria, to-
mó el manuo de este Nuevo Reino en febrero de
1630, bajo el título usado entónces de Presidente,
i gastó los ocho años que le duró el gobierno en
querellas i contrapunteas con el clero, i aun con
las monjas, pues arrasó el monasterio de Carme-
litas de Leiva para manife tar que era hombre
capaz de habérselas con todo linaje de c: .. torbos.
Tada hizo de provecho, salvo la fundacion de una
ciudad en tierras confinante con los indios Chi-
tm·eros, 51 leguas distancia directa casi al N-N-E.
de antafé, dando comí ion para ello en 1(:)31 a
l' ranrisco 1antilla <le los Rio , quien la desem-
p eíló ha tante mal, pues la ciudad anduvo mu-
dando de a"'iento, pero sin mudar el nombre de
.Tiron, impuesto en honra del J>re identc, hasta
C]Ue el afio de 1653 Don Juan Fernánclez de
Córclova mandó fundarla <lcfinitivam nte donde
hoi tá, llamándola San Juan de Jiron, por el
anto del un padrino i el apellido d 1 otro. Queda
obre la márjen izquierda t1e1 río que de J>iede-
cue!'ta viene denominado del Oro, i en adelante
IJehrija para concluir ácia el N. su carrera por
territorio de Ocaña, cayendo bien caudaloso al
.11agdalena. Situada esta ciudad en la estremidnd
-0. del valle aurífero de Bucaramanga, la rodean
grandes barrancas de arena i cantos rociados, i la
oprimen los áridos declivios de ]a 3Crranía inme-
diata, que irradian el calor del sol, en términos de
marcar 29° el termómetro centígrado a las once
del dia, siendo la altura sobre el nivel del mar
707 metros. Un pensamiento de minería, no de
agricultura ni comercio, determinó la eleccion del
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DE ALPITA, 403
lugar: así desde que surjieron a su rededor pue-
blo rivales. en aquella industria, Jiron ~e para-
lizó, como lo demuestra sn caserío decadente i
antigno, ([llC, léjos de agranc.larse por constrnc-
cioncs moderna~, pierde carla dia lo q 1e le arre-
b~tan, por un:t parte el rio no contenido en sus
irrupciones sobre la c. trecha Yrga, i por otra el
tiempo que marca su tr:í.n ito• con deterioros i
ruinas poca. vezes reparadas.
Pero esta decadencia no pnsa del casco de Ja
ciuclncl, . iendo en cierta manera r~ eto de ~u drJs-
vcntajosa ·itnacion: el c~nton pro pera en po-
blacion i riqueza .. En el ccn. o dt 18,13 rennltó
con 1 O,•WO habitantes, i en el de 1 .>O con 12.570,
ele modo que en siete años hubo n numen o de
2,110 reside11ten, no oh tan te la. (•migmci ne. ac-
cident'll ·s que alcan~aron a 1,211 ir:dividn s. Los
da o ele riqueza suministraron en el último año
citarlo los iguicntes valon's para la e~ portacion:
oro 2i,.>OO pesos: tabaco 1 :W,OOO: cacao 2•1,000:
sombreros nacuma 112,000: panela, srwú i algo-
don 4,6~0: total, 2118,()20. La a.rrricul ura produ-
jo en nuc,·c especies de fruto· mcnore. destinados
al consumo interior i apreciados a Jos ínfimos pre-
cios de los mercados locales, 43,000 pcso'3. Hu-
bo, pue , en aquel año un movimiento (le valores
por 3:l2,.320 pe os, que suponiéndolos repartidos
ron igualdad entre los adultos numerados en el
censo de 1850, como concurrentes a la procluc-
cion, a cada uno le corresponderían $ :3S, 5. I no
• Por ejemplo, el maíz, hase del ali1nento popular en e"-
tas rejiones, va e S 2 la carga, o 2 reales la artoba: el frí-
sol () reales fanega: el arroz 5 reales arroba; el plátano a
real el racimo: la carne de 6 a 8 real e. arroba; i en esta i
aun menor proporcion los demas fruto de importancia se-
cundaria.
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404 PEREGRINACIO.
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DE ALPliA. 405
embates del rio sin oponerte diques para salvar
las casas, i dormido en las ideas i recuerdos esté-
rile de lo pasado, camina insensiblemente a la
nada.
El territorio de este canton se estiende ácia el
N. por espacio de 18 leguas, a manera de manga
cerrada al principio por los rios Lebrija i ogamo-
so, i mas adelante por aquel i el l\Iagdalcna, ter-
minando en el caño del Chocó, límite comun a
Soto i Ocaña. Una parte de dicha manga está
llena de cerros i picachos eminentes: la otra e
desarrolla en planicies pantano a sobre la ribera
derecha del Magdalena; i entrámbas perman cen
de ierta de de 1 oco ma allá de Jiron. Ln fi -
brcs reinantes bajo la ombra de los apiñado bos-
ques i en las vegas cenagosas de los ríos, ahuyen-
tan de allí al hombre blanco, cuya raza paree
proscrita para siempre de esas rcjioncs. Igual-
mente desierta i solitaria es la vasta porcion el
tierras montuo as que pertenecE::n al canton Buca-
ramanga desde esta villa para el .1:r. hasta el es-
pinazo de Las-J uri dicciones ; país regado por
multitud de torrentes i catorce ríos que bajan de
las serranías eoloc;ales del Oriente, despeñándose
al J.Jehrija. Entre los complicados estribos de e -
ta serranía quedan Rionegro, ceñido i como ais-
lado por selvas de majestuosa belleza, :Matanza i
Suratá, situados sobre la hoya del rio así llamado,
Tona, bañado por los hielos del Yecino páramo, i
finalmente, Baja i Vetas, solares de las antiguas
minas de oro nativo que en tiempos no mui remo-
tos dieron enormes cantidades del codiciado metal.
Hai entre Bucaramanga i Matanza casi ocho
leguas de fragoso camino, yendo siempre por las
riberas del Suratá, que rompe sus agua contra las
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40G PEREGRI .... ACIO.-
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DE ALPHA. 407
brevinieron intrigas i enredos forenses, que no re-
primidos a tiempo, han desvirtuado el benéfico le-
gado i convertídolo en fuente de rencillas e in-
justiciás.
La cumbre del páramo Rico se levanta 4,200
metros sobre el nivel del mar, i es una masa me-
talífera de cuarzo micacco reposando sobre rocas
graníticas i coronada por terreno de transicion muí
abundante en mica. Suratá queda DGO metro.
mas abajo, i Matanza 7!.H, encima de un suelo de-
trítico enriquecido con los despojos minerales del
páramo~ allí el carbon, el cuarzo hialino, el oro
de aluvion, constituyen banco , o yacen di emina-
do en los e quislus magne ·íf¡ ro que l. aguas le
han obrcpue to, acarreado por cutre lo plic•"~'U
del paramillo de Botija i del remoto de C.:acllirí,
cuya crestas Jescarnada suben a 4,220 metro
obre el mar. Caminadas dos i media legua al
oriente de uratá, co tcando el riu de La-Baja i
trepando c~rros fragosos, se lle~"~'a a. este primer
asiento de las mina , puesto a 2,'1G0 metros de
altura, entre cerros de rápida faldas, torrentes
ruidosos, montes deva tados, escayacionc , mis"-
ria i desenfrenado· vicios. .Al ver aquellas casas
pajjzas de presurosa construccion, encaramadas
en los riscos donde pudo formar·e pronto un pe-
queño plano para cubrirlo con cañas i palma so-
bre horcones cualesquiera, la modesta Capilla po-
co usada, la carencia de sementeras en los alrede-
dores i el preferente lugar ocupado por las tiendas
de licores i el juego de bolos, e adivinan las cos-
tumbres de una poblaeion compue ta de los reza-
gos de otras comarcas, atraído por la sed de las
ganancias aleatorias que exaltan la cabeza del
minero como la del jugador. l\Iujeres desgreñadas,
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408 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 409
temperie: los trabajos siguieron flojamente i al
acaso: dejóse de remunerar con puntualidad a los
peones, i estos se desquitaron robando los filones
i nidos de oro, uno de los cuales, recientemente
descubierto, se cree que contenía 25,000 pesos de
mineral puro. La empresa, pues, desfallece i ame-
naza ruina en fuerza de su desgobierno, i la nuli-
dad en que ha caido no la deja figurar entre lo
establecimientos productivos. Otro tanto suceue
con el asiento de Vetas, puesto a 3 leguas al S-E.
de La-Baja, en un escalon reducido que hace la
vertiente occidental del páramo San turban, hela-
do por las escarchas de este i por un frio de 12°
centígrado que le proporciona su situncion a
3,378 metros sobre el nivel del mar. Doce ran-
chos p~jizos en torno de una mala iglesia i ü16
habitantes en el pueblo i campos inmediatos, dan
idea de lo que será esta dependencia minera de
La-Baja.
RetrocccHmos a Suratá i seguimos al N. atra-
vesando el rio Peralonso para continuar en de-
manda de la fundacion d~ Cachirí por la vertiente
oriental del paramillo de Botijas, largo estribo
arrojado ácia atras por el ramal de Santurban, que
·se prolonga de S. a N. sin cambiar de rumbo hasta
empatarse con la serranía de Las Jurisdicciones,
ántes de la cual forma el temido páramo de Ca-
chirí. Comienzan por este lado los bosques de ro-
bles, derechos los troncos i limpios como pilarc~,
sosteniendo una bóveda verde-oscura que som-
brea el suelo alfombrado de hojas secas, sin ma-
torrales que jmpidan verlo con todas las sinuo-
sidades de las colinas i laderas: hellos árboles que
alcanzan su completo desarrollo desde que arraigan
a 2,000 metros de altura sobre el mar, i tornan a
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410 PEREORlNACION
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DE ALPIIA, 411
de los realistas con la esperanza de desbaratarlos
ántcs de que fueran ausiliados por los espedicio-
narios españoles, dueños dell\Iagdalcna i la Costa.
No esperó Calzada el ataque, sino que levantando
el campo atravesó el páramo de Cacbirí i se situó
en H.amírcz. El jefe O'ranadino, desvanecido con
la derrota de un cuerpo de ohservacion que el ene-
migo habia dejado en 1 páramo, debilitó sus fuer-
zas enviando dcstacnmeiJtos a Pamplona i Cúcuta,
en términos de quedarse con poco mas de mil hom-
bres, cu:mdo las de su contrario acababan de re-
cibir considcrnbl~ aumento: contraman:haro1~ esta ,
i sorprendiendo o Hovira en las casas de Cac.:hirí,
donde vanament int ·ntó defender e apoyado en
el cerro de Botija, lo derrotaron tan de vt:Jra , que
apénus 30 hom brc. r unidos llegaron prófugos a
.:M atanza. "Las conscc.:ucncias de la ¡ érdida du
esta batalla fueron funcstísimns para la . ~neva
Granada. Hnsta.. 'antafé no hahia tropas r lgunas,
i en esta capital o1o c.·istian pequeños cuerpos.
Tampoco tenia el Gobierno fusiles con qué poder
armar nuevos soldados. :Esto, añadido a la pro-
funda imprcsion que hizo en lns Provincias- U nielas
la toma de Cartajena, que se hahia sabido con
certeza poco ántes de aq uelJa época, llenó de cons-
tcrnacion a los republicanos, que ya no vcüm es-
peranza de resi tira lo españoles, o ele salvarse
por la fuga de su bárbaro furor." *
Ahora reinaban el silencio i la paz en aquellos
lugares; i al abrigo de la casa, llena de fardos i
frutos que varios trajineros conduc.:ian a las pro-
vincias del interior, oíamos de boca del canoso
dueño la relacion de' esta catástrofe, presenciada
• .JosÉ MA .'UEL RI:sTJn:ro. Hi toria de la Revolucion
de la Nueva Grauada.
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412 PEREGRINACION
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DEA LPIIA. 413
ped alborotados reprendiendo a un marrano que
les había hurtado l:l mazorca de maíz, destinada
tal vez a su merienda, i brincaba burlándolos con
la presa en el hocico. Nuestra llegada perturbó
aquella escena de paz doméstica: el marrano hu-
yó a gozar del disputado botín : los chicos se am-
pararon de la madre, los ojos dilatados, el pecho
jadeante i las bocas entreabiertas con la espresion
de la risa paralizada al punto que nos vieron apa-
recer en medio de sus juegos. Casa, fogon i agua
de la fuente, era todo lo que la mujer podia pro-
porcionarnos, ofrecido con la mejor voluntad del
mundo, i repetidos perdones que nos pedia por no
tener mas qn dilr· u buen corazon no e acor-
daba de In propia estrechez de recursos ino cuan-
do le impedía ohsequiarnos, no con la mira de re-
cibir paga, pues la rechnzaba, sino por el placer de
la hoepitalidad, virtud tan arraigada en los estan-
cieros pobres, corno vacilante o anulada en lo
gamonales i aristócratas de monterilla.
La falta de pasto para las bestias i aposento para
nosotros nos compelió a caminar media legua ma
adelante hasta la cumbre que l1aman Yarnmal,don-
dc a 2,533 metros de altura hai una sabaneta res-
guardada en torno por el monte. Allí determina-
mos sentar nuestros reales i pasar la noche. Cor-
tamos varas i hojas de palmiche con las cuales fa-
bricamos una barraca para resguardar los instru-
mentos ilibros. Despues cada cual se proporcionó
dos horquetas pequeñas, que clavadas a corta dis-
tancia recibieron una vara, sobre la cual se tendió
el caucho de modo que cubriera el espacio de suelo
necet¡ario para cama del propietario, terminando
con esto la construccion de las casas, que a decir
verdad nos inspiraban mezquina confianza, pues
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414 PEREGRINACION
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DE ALI'IIA, 41.5
tos para las herramientas i peones que son tratados
patriarcnlmente como miembros de la familia~ a la
iz<luicrda, la bien provista pero poco variada des-
pensa, i los almacenes de grm1o : al frente el cuer-
po principal resguardado por largos corredores, i
compue to de sala. i dormitorio nada ma , grnndes
cual nans de iglesia. La sala recibe luz i buen
golpe uc viento por do ptt rtas frontera~, i en elln,
reco tado a la pared camp ·a del uelo al techo un
labrado altar de la Doloro. n, cnnJaclo de claveles
blancos i rojos, con fl.oronc ·de relum lmmte mica :
- varios cueros sin curtir i montones ele maíz com-
pletaban el ajuar. Jo:l del dormitorio nuncn lo ví,
pu . la noch ln pa nmo · ( n la saln tcncliclos so-
bre el f;:lnto snelo a pr sencia de la Doloro a, que
hubo de dispensarno ta llancl'.a. Diez i seia
años de recio trabajo per onal hahia <'mpleado el
r. Guti ~rrcz en de cuajar ten o hosqucs i fun-
dar aquella cscdente hacienda poblada de gnnado
mayor. Hombre todo do fihr. i huesos, e man-
tenía derecho a pe ar del tiempo, i conservaba to-
davía el pobre i derrotauo traje de pcon con que
arribó a la soledad de los montes domados por el
constante trabajo. Dotúlo l)jos de clnro entendi-
miento para no envanecerse con u actual riqueza,
ni olvidar la l10nrada humildad de su comlicion
anterior; i esta misma filo ofía jcnialle acompa-
ñaba en sus juicios sobre el munuo i los aconteci-
mientos, mirándolos bajo su aspecto positivo. 1\Ic
habló con interes de la reciente provincia de Oca-
iía, que íbamos a visitar, i recuerdo que resumió
sus observaciones en una comparacion no mui dis-
tante de la verdad: "Ocaña, dijo, se me parece a
un m3trimonio de jente moza que ha gastado en
muebles de lujo su corto haber, i sigue contrayen-
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416 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 417
esto consultamos las tablas del movimiento de po ..
blacion en 1850, hallamos que en efecto las su-
pervivencias escedieron a la~ defunciones en 957
individuos. Nacieron 1774, es decir, uno por cada
30,8: fallecieron 817, o sea uno por cada 17 habi-
tantes; de manera que la mortalidad eostá con la
fecundidad en la relacion de 1 a 2,5, duplicándose
los casos favorables al aumento de la poblacion.
Que será rápido lo demue tra un solo hecho, i es
que la relacion entre nacidos i muertos varió en el
espacio de un año, aumentando los primeros i
disminuyendo los segundos, * re ultado de lama-
yor suma de comodidades que el trascurso del tiem-
po acumula dia por di a en la provincia.
Hai en ella 11,900 niños en edad de asistir a la
escuela, i reciben este beneficio 525, permane-
ciendo on absoluta ignorancia 11,375. Solo 42
niñas se educan, i hai 5,766 de~de 7 hasta 14 años!
La pluma se resiste a \!ontinuar este análisis
desconsolador. He aquí los frutos de 20 años de
centralismo en un solo ramo, i el que parecia mé-
nos descuidado, de la aclministracion pública. Sin
embargo, esperemos! Las ideas marchan, los pue-
blos se ajitan i piden ya la jestion de sus propios
negocios: las viejas barreras crujen por todas par-
tes, i caerán: ESPERElfOS!
XXXIII
La serrania de Las Jurisdicciones, cuya cumbre
transitada sube a 2,766 metros sobre el nivel del
mar, es una de las subdivisiones irregulares en que
• En 1851 nacieron 1 ,996, i murieron 794, quedando un
resíduo favorable de 1,202, la mayor parte varones. Lapo-
blacion aumentó en razon de 1 por cada 43 1 o sea el 2,37
por 100. 21
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418 PEREGRIN ACION
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DE ALPIIA. 410
ceas roja~, verde i amarillw, distribuidas en man-
chon cparado por banco verticale de yeso, que
al ~.currir la. llu vías los han tallado en agujas i pór-
ticos a man ra de ruinas tan variadas como pintores-
cas. Brilla la mica dis minada en los filon ,s diago-
nales de cuat·zo granujiento que atraviesan la mar-
o·as, la cuales ruedan a lo bajo formando qui bras i
mes tns desordenada , colina. i montecillos instables
. in caiia'las, sin wjt tac:ion firme, a >ntc'Índo e por es-
calones en p1' 1n ño~ vall s de denudacion perpetua-
m· nt tra. portado ácia el cauce de los rioR; paisaje
monótono, i a p '~ar de . to béllo, pero con la t¿l.tiga-
dora l 11 za tle la d ¡;:olaci n.
El l10mbl'e <:e ha llamado, h nchido de org11llo,
domin:ulor del mundo físico, pn~t<·ndicnd abatirlo
a ~u pié~ , como a un siervo que naJa puede contra
la nnturalcza tlc u ..cfior; pct·o no · a í. D 'mina
la materia, mru no p r imp rio ab. oluto, sino por in-
c·orpom ·ion a lla, por una ... p ci do e lianza ll que
el hombre amolda u alma i . u cuerpo a lo que le
rodea, i la m, teria le obedece despues de haberlo
. ojuzgado en parte. El ha.bit:mte de las Cordillera
cree mu~culo.' o i ríjido como la aristas de los cerros
que se oponen a su libre movimiento: es grave i 1 nto,
porque sus caminos atnwie an precipicios sobre los
ruak;" la carrera le e tá vedada: es taciturno, porque
de. de la infancia encuentra u voz sobrepujada po1·
el ruido bramador de los torrentes, o amedrentada
por l f'olcmne silencio de los de iertos páramos: la
grandeza del teatro le hace audaz i al mismo tiempo
l'eflexivo: domina el espacio, i es dominado por la
cosas: su vida, como el ensuefio de Jacob, es una lu-
cha permanente, de la cual sale victorioso con la
frente bañada en sudor, pero modificado segun lo que
le rodea. El habitante de nuestras llanuras i tierr
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420 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 421
cia. Una mujer, toda coyunturas i goznes flojos, v~·
tida con cami on de zaraza, sueltos los cordones del
traje, arrastrando los alpargates convertidos en chi·
nelas i fumando un tabaco decadente con la candela
entre la boca, alió a recibirnos trayendo en las ma-
nos el comenzado sombrero de cuba.
-Buenos días, patroncita, le dije, a estilo de los
serrano. t Tiene a1gun pollo que nos venda para al-
morzar~
- J , señol! I'cspondió escupiendo el tabaco : lo
ques poyo no hai, porque con el verano están redi·
jío i no rinden; pero si gustan apian:~e veremo quó
daile.
-Bueno tá: con cualquier cosa nos conforma·
l'emo. , pu tencm que guir viaje.
- usted s vienen del reino, segun 1 bestias que
tren. t Pa oude van ~
Ocaña, patrona.
-Ajá! ora. í se puede dir a Ocaña, porque hai
mucha jente, i ha venío una inmundisia de forasteros
a com ·rcial, i se hase buen balanse.
-P~ e lo de inmundicia por la parte que pueda
tocarn s ¿ I el camino e.s tan malo como lo que de-
jamo: atra ~
-0, no señol! De aquí palante no soi laucha,
pero sí es camino muí ameno.
Júzgu~e cuál será la estrañeza del que por prime-
ra vez llegue a Ocaña viniendo de las Cordilleras, i
oiga este lenguaje, repare en el traje, los modales i
la entonacion del habla del pueblo llano. Las habi·
taeion abiertas a todo viento, con esterillas sir-
viendo de muebles: las paredes in el indispensable
titar recargado de arrayan i flores en que el reinoso
coloca devotamente una imájen de la Vírjen, rodeada
de viñetas arrancadas a las piezas de bretaña i jabo-
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422 PERltGRll"ACION
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424 PERRGRINACION 1
2'74 años de olvido, durante los cuales permaneció \
poco ménos que estacionaria. Tiene la ciudad cinco
templos entre capillas e iglesias, i otro mas en cons-
l
truccion, al paso que carcoo de ho pitnl i de casas
adecuadas para escuelas públicas. Su poblanion llega
próximamente a 4,000 habi~'l.ntes, puesto que el clis-
¡
trito cuenta en sus reducido términos 5,046. Las
calles irregulares, mal empedradas, i a trecho~ con
acera enladrilladas segun la voluntad de lo dueños
de ca as. Esta son por lo jeneral bajas, de construc-
cion a la española, con palurda ven~'l.nas saliente
sobre pilastras o relieve a propó ito para romperse
la cabeza : el menaje sencillo i mod to : el aseo es-
tremado. Las razas blan a i africana i la ca ta inror-
m di a componen la poblacion, habiéndo · ·onfun-
dido con ellas i de aparecido el tipo indíje11a del
cual a oman alguno re to. en lo. pu ·blo de la ::c-
rranín , donde predomina la familia europea. La
ruana, e. te unm rme nacional a vez · limpio i ele-
O"ante, a v z s ruin, peRatlo i encubridor d mala
·osa , ha perdido en Ocaña u carta d llatmaleza:
el traje del jornalero se reduce a pantalon i ami. a,
i sobre l bautismo un ombrm·o ra.pon m nd i des-
guarnido como alió de manos d la tejedora. Taro-
bien la. mujerc han de echado la mantellina usti-
tuyóndole un largo r tazo J.e zaraza oscura con pin-
tas blanca.~ en que se envuelven, dejando lib1·e la
rab zapara cargar e ella la tinaja d agua, el ca-
uasto de come tibies i hasta la bot lla vacía. que
mautien n equilibrada, sinembargo de caminar tijeras,
batiendo el suelo con las desairadas chinelas, pues
jamas u calcañar ha sufrido la pri ion del c:llzado
propiamente dicho. Toda son entre í comadre ; i
F-i dos de ellas se encuentran en sus idas i vertida ,
detienen, traban una e pecie de conversacio gu-
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DB ALPHA.. 42ó
tural indescifrable a causa de llevar tabacos con la
eandela dentro de la boca, i jesticulan como telégrafos,
no cw·ándo e del mueble puesto en la cabeza, quepa-
rece arraigado allí, segun se menea con la persona sin
trastornarse ni perder su precario asiento. Cuando
por casualidad no llevan tabaco, el hablar es rápido,
la voz un tanto nasal, i la pronunciacion incorrecta
por suprimir la. s, tan silbada en las Cordilleras, i por
el trueque de letras peculiar a los moradores del lito-
ral; accidentes al parecer triviales, pero que en rea-
lidad indican una modificacion profunda en el orga-
nismo por virtud del clima : los dialectos son fuertes
i comprimidos en los países frios, abiertos i morosos
dond ~ la atmó ~ ra caliente; así como el cabello
es n ·gro bajo los trópicos, i de ellos para 1 polos
sombrea con guedejas rubias las rosadas frent de
otra raz, ménos impetuosa pero mas pensadora.
La damru de Ocaña I!!Íempre tuvieron fama de
bcll· · i en r alidad lo son a la par de amabl<• in-
telijt'nt<:! . Viven con mucho recojimiento, dejándose
· ver pocas v zes en la ventana o en las call ::s, i nunc
en reuniones numerosas, porque la vanidad de clasi-
ficH. ·ion . , todavía mas exajeradas que las de Picde-
cucsta, las mantiene divididas en categorías tan ridí-
culas como formalmente sostenidas. U na señora de
primera no w iste a los bailes de la de segunda: las
de tercera no pueden subir de su escalon, i se cr mian
dcgrad.<ldas mezclándose con las de cuarta. ¡ Cwioso
fenómeno! La factoría de tabaco suministró aquí tam-
bien su clasificaciones a la sociedad, i es lástima que
no las hubieran adoptado por entero, estableciendo
divi ion s j néricas de señoras en plancha i señor~
en and~tllo. Con singular resignacion evanjélica ha-
blan de aquellru clases, i cada cual acepta la que le
han dado; pero aún es mas singular que los jefes de
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426 PEREGRINACION
""XlV
Corria •1 me
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DE ALPIIA. 42'7
La " Cruz-de-mayo" se f1..>steja en el barrio llamado
La Playa, situado al pié de la ciudad i orillas del
mod to l'Ío qu 11 va el pompo o nombre de Grande.
Desde 1n ocho d la no ·he comienzan a dil·ijirse allá #
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DE ALPHA 429
Daban las siete de la noche cuando a omó por un
tremo de la calle principal una cruz de papel ilu-
minada por dentro, acompañándola multitud de fa-
rol , tambi n de papel, levantado al e tremo de
vara. que concluían abnjo con un muchacho mui se-
rio, pero mar ·hando a discreciou, d donde r Sl.lltaba
el inquieto Rubir i bajar de la. luzes enternm nte sa-
ti factori para lo. porüHlorc~. Detras s guia un an-
damio grande ·o u la e -tatua del 1 azar no agobiada
Lajo 1 p •. de la cruz, uy ' tr ·mo pareeia ·o tene
un Cirin o de fisonomía honrada, bien que raquítico
i sobrado nclcnque para el oficio : dos fi ro· judiazo ,
con largo bigotes, gorro.~ grieg s, l •vitas de jénero ra-
yado, pantalon el· manta 1 bota m dernn·, upaban
la U! lera flt•l anda niu 11 nditud de }¡a],lar alpueLlo,
j ti ulando como no lo 1.1:aban lo romano : Je. pue
l to, un par d ·l:n·in •t ·s i un par de cantor
an ·xo. . A po o rato . , ' m:mi~ . taron por el .. trem
contrario de la calle otra cruz i faroleE> de pap ·1 com
lo. ant ri r . ' i n~vada. •n nnda una. bella tatua de
la Dol r . a, ricamente v stida, sentada al pié d la
cruz i cont mplando e n angustio o rostro lo ins-
trum nto. de la cruzifixion ; imájen espresiva, noble i
apropiada para rcpre cn.tnr l iumenso dolor de una
fadre que ha prc · .nciado las torturas c. piatorins del
Hijo. P ro como e: co a cierta que todo ímbolo -
piritual, todo pen. amiento elevado se pierde i deje-
ncra bajo el influjo de un culto materiali ta, sucedió
jeron i han permanecido aquí en toda la integridad de sus
fune&tos errores, miéntr3s que en Europa el clero iluatrado
subordina hoi el aparato de las formas materiales a la ense-
ñanza de las doctrinas espiritualistas i sociales del Evan-
jelio. Nuestro clero permanece inmóvil en el siglo XV, in-
sensible a la marcha de los sucesos, i como csponiéndose,
inerte i dormido, a que las ruedas de nuestra revolucion mo-
ral i social le pasen por encima, pues lo encontrarán atrue-
sado en el camino ; i las revoluciones no hacen alto jama •
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430 PEREORINACION
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DB ALPIIÁ
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432 PEREGRINAOION
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DE ALPHA 433
municipalidade , i era la única salida de ese laberinto
de contradicciones i de aci rtos. Bolívar tenia una
opinion decidida, formulada per ntoriam ntc n la
carta qu dit·ijió a l">áez desde Lima el 8 de ago:to:
« Y o ele earia ¡u e con algunas lij •rru~ modificacion
'' se acomod:ua l Código boliviano a Estado. peque-
« ño. enelavado. en una vru ta Coutederacion, apli-
« cando la parte que p rt 'nece al ~j ·ntim, al Go-
« bi rno jen<'ral, i el poder J, •toral a )o:o; K..;tado
« particular s.» El pe. o de ,, ta opil.ion i el calor e n
¡ue la sostuvo u autO!', infiuy ·r -n de una maner:
ftm ~ ta n lo. po. terior •. uce ·o. d ' Ü<'aña. J>or· fin
d Congr' l'étmido el año d' 182 7 spidió la lei d
3 de ago:to ·onvocando una Conv ·n ·ion on~titu
yeutc, qu d ·hia in tnlars en a1¡11 ·lla iud:Hl ('l 2 1•
ma:o d • 1 R-8, lo que• .·e v •riticó 1 9 <l • ab1·il n mP-
dio le mil bo1Ta ·~ i alt r acion , con la con ·nrr n-
eia de 64 Diputado. de lo 1 8 que C'orrc.'pondian a
la R 'PÚblica, i bajo la pre ·idencia d 1ínterrro patri -
ta. Franei eo oto elijiendo para lugar de . u, s sio-
n la p qucña igl ~ ia de San Frau ·i:·co. La di cor-
dia e introdujo en aquella orpora ·i( n qu (l<'hia al-
vara Colombia, id' ella salió a ~wmbrar animosi,la-
des por toda. la Uepública, cu. a ., pcranza clo ¡;alud
1uedó perdida. Diezinu ·v • Diputado. bolivianos de-
miaron n junio, huyendo de la Convcncion . o pro-
te to de que la mayoría lo primia i no ~e hallaban
dispuesto a sancionar con ·u pr encía "la obra. de ~
las pasiones," calificando ru í un pr yecto de Consti-
tucion casi-federal que se discutía con aplau. o de los
santanderistas. Poco de pue abandonó el pue to
otro Diputado, permaneciendo solamente 54, número
insuficiente para continuar la s iones, pues siendo
1 total de Diputados 108, se requería la pre encía
de 55 por lo ménos, para formar Asamblea. Di ol-
28
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434 PEREGRINACION
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DE AU'llA. 435
la insb·uccion pública, por la mejora de las scuclas i
la próxima apertura de los colejio. de jóvenes i ño-
ritas en locale propio ca ·i ya tcrmiHado...
J. X . /'"V
halla to-
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436 PER.EGRINACION
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cua(lradn, o lo
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438 PEREGRINACION
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DE ALPHA. 439
Tu e la d sgracia de reírme al copiar el papel
uando llegué a lo del eñor pidiendo perdon a sus
enemigos, i no fuó m ne:ter ma para que la patrona
, e pu. i ra de mal talant i cortara nue tro in 'tructi-
vo diáloo·o. Con todo eso, ba tan te dan de í, para el
hombre reflexivo, la palabras de aquella buena mu-
j r, anota la fi 1m nte lu go que tomamos nuc tras
cabalgadura i ·1 camino, continuan lo la jornala.
Aspasica, llam· do « anta Catharina de E pací-
ca» en 1ma Guia l ~1 V ir inato impr . a el año d~
1794, tiene poeo ma. de veinte cana cubierta. d'
palma, i una igle ·ia nn ·va i n illa por f¿tlh d, m ,-
dio 1 ara ·harla a penl •r on 1 . ad01·no aco. tm -
brados. E:üí ~ituacla n la estr cha fhlJa d tUl ·en o
a 1,500 mctl'u J.e ultum . obre 1 mar i'uzawlo e
temp ram nto fre. i . ano, i es calwr.a de un di:trit
I arroquinl <·n que e numeran 1,317 habi ant '. blm-
co. i m stiz de indio. En . u oríjcn fué pueblo de
lo Motilou, , tribu num rosa ·uyo.' l't to p 'l"co·ui-
do!'\ . han refujiado en l d(~ ·ierto. d •1 • '<•r<·a d('l
tortuo o Catatumbo. Los el, m nt no han conclui-
do nA. 1, ·ica con t do. lo árb 1 . , como al red dor
de Ocaña, ni ha. p nlido el suelo la eapa ·ejetal que
manti ne frescas i lozanas las sementera · · pero con
el ti ·mpo i el continuado cultivo habrá de empobre-
cer. e ha ta lo sumo, porqu d bajo d ,1 mantillo estA
la tormacion margosa cargada de arena cuarzífer, .·
que hace tan ingrato el centro de la provincia.
Poco mas de dos legua , casi al N, queda La Pal-
ma, rudimento de pueblo con 18 ranchos i una io·lc-
. ia mi erabilísima, de cuyo pequeño alto ano habían
tomado po ion lon cm·uos, poniéndolo como deja
considerar e. El ÜUl'a es un anciano inválido i acha-
coso que ni puede ya servir la parroquia, ni esta le
da medios para tomar ayudante. Cerca de 1,400 fe-
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440 PEREGRINACION
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442 PEREGRINAClON
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ciona.Ja comarca. Tan estraordinariaes la inflexion (!~!
Tarra, que ánte d' haberse determinado su hoya . ·~
creyó que continuaba corrí ndo al N; i al encont.l'ar en
e ta línea tul río caudalo o tributario el l Catatumbo,
junto a la frontera venezolana, lo llamaron Tarra, sien-
do en r 'alicla l 'l Tibú, orijina lo al re.paldo del ramal
de "Los Arr pcntido ." En e:to paraj s faltan ya re-
Ctu'SO para guir e plorando lo interior el 1 paí.· :u
hai babitant . : no hai una nda . iquicra: la he tías
feroze o la. fi ·ha cnvcn nada del fotilon I uedcn
hallar e a cada pa. o, pr~.:. entando un combate harto
1 cligr so para el el S} revenido esplorador, o la mu r-
te súbita i !:' gura ,u viada por una mano invi. ihle.
I gre ·am a Ocaña dejando a mano d 'r el a l.
alcl .a de • an 1ali to, · ·r<·a de La-Palm , j dt ' lHl
de un hr v de ·can·o .mpr ndimos viaje ácia los
pu blo situa los a la izquicr la del atatmnbo.
A la iume liacion s de la capital quedan Buena-
vista, 1 u ,blo-nue\·o i Río-de-oro, ntro el li h·ito~
parr r1uiale , que reun'n 2,:342 habitant , i na la
ofrec •n para de cripciou particular. Lo8 dos prime-
ros e.:táu encaramados Robre el filo de do e tribos
que bajan del ramal occicl ntal, a 1 ,ü 17 m tro do
altma, i . on la morada de agricultores bhmcos; j nte
buena i ncilla, para quien no hai otro a unto pü-
blico r¡ue oir la mi, a, ni grandeza tenenal que supe-
re a la de O ·aña. Ocupa el wrccro una depresion cir-
cundada. de cerros in árbolc ni verdUl'a, i r gada
por el riachuelo de u nombre: c. sup rior a sus li-
mítrofes en a eo i edificio , i participa del privilejio de
la capital en cuanto a la belleza do las mujeres, t(!-
nienJ.o la honl'a de contar mayor número de niños
en escuela que cualquiera de los demas di tiitos, e -
cepto La-Cruz ; pero comete la injusticia de no edu-
car una sola niña, confundiéndose en esto con los
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444 PEREGRINACION
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446 PEREGRINACJON
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lindas muchachas i vecinos honrados i hospitala1·ios.
Tienen por Cura un hombre ilustrado, benévolo i pa-
triota, que no olo cuida con amor su iglesia i ce-
menterio, ino atiendo a la composicion de los cami-
nos vecinales, vijilándola en persona i dirijiéndola
con acierto: ¡)árroco verdadero tan distante de la
hipocre ín. con que otros pretenden enmascarar sus
vicio , e m o <le la ocio iJad vergonzosa en que viven
sin mirar p r 1:t mejora mat >rial de sus parroquias,
n las cunle. on . anguijuelas inútiles mas bien que
pa tor' s gun el •spíritu lel cristianismo.
De nuevo regr ::;amo~ a caña. Quedábannos por
recorrer la planicie ribereña d l Magdalena, pais
de ficbr . , de placta. , de inten o calor : llanuras soli-
bu·ia · en que l tm no r •tumba pod rosament ', los
árbole. suben a de. ~lfial'lo ha ta la· nubes, i eljaguar
.·e p~L a in opo itor, terrible i traicionero en el asalto,
ájil en la oatT •rn como el corpulento venado que suele
ntr, ve~ :u· \' 1 zment · In sabana~.
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448 PEREGRINACION
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450 PE .I:GRI ..."'.ACIO ......
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árbol · obre 1<~ má1j u de una clara i lmllicio.-;a
fucnt '· En vano buscá.bamo r frij ·ri tenJ.i6udouo.
en 1 u •lo a ri sgo de oprimir alguna euro.'caJa
culebra, o de int rrumpir la tarJa mcu·eha del vene-
no o "cor1 ion : la. tierra de ·pedía uu vapor caliente
insufribl ·, i fuó m~ue._t •r ocurrir al Tefujio de las ha-
mac~ ; de donde ántcs de aclarar el día nos tra'-'1a-
damo a la. cabalgaduras i contiuunmos la peno ·n
marcha, ·on la c>;pernnza de hu.lla.r lilas calor i m: . .
plaga •n Cr ce-no"hc.
La llanura ·ompouc de sabanas i e 'Ja::; de bo -
que altcmativamentc: aquella cubiertn.s de e~parto i
alguuo · arbolitos de á l >ro follaje alzando su m '11-
gua.do tronco 'Obre UH ·uelo ulantlU •CÍllO Í Ca ''...:ajo::sv
Jeeho de antigua ciénaga : él bo.-qu' form. 'o pur
· •iba i o ro árbol · le rápi 1o r cimieuto arraiga-
do· u la •¡n· iou s por duml · ·orr n 1 •ntam nt<:
cano. lo agua ti l.>ia i a •z .~ corr 1 1pida. ajo la
. om bra 1 ·1 •ntr · C'j1<lo ramaje Il ·uo de planta trepa-
dot·a · i parú ih que · ·mcjan graml · · ruata ·e e pina,
crecen la prc(;ÍO n. palma llama la tagua, cuyo L 1 u
par <liJo a la g•tanúbaua, con i llé loti durísimo· cu •._-
co de madil ·} tal solí ·ita.dus por el comCrt;ÍO e~
tranj ·ro, i él r ·cto e ·d.ron ·on u co ·ona de p u-!ña ·
rama entr 1a. cuale · arroja la ahnemlr-t ·t 1 amarga
i tan cfi ·az l'·tra cortar la· ti brcs int ·rmiten e., i aun
fKlra curar la hidroful>ia i la mordcJur:t. d · c•tk-
bras, R •gtm par ·em1 comp oLarlo alguno· e.·pcrimen-
tos moderno:. Atrav ·~:'lbamo una de esbs C('ja. ue
bo que cuando · nos reunió l Alcald' de Lc;:;-..t a-
j('lcs7 que en cumpafiía de un peon iba p·mt u pu ·blo.
Era de metlian ·t e. tatma, c!dga.do i tibru ·o, tos~ado
por él sol i enrlur ci lo n b vi la sicmpre adiva.
V estia pantalon ele dril o ·diu~U'Ío cami;:;a de lino,
sombr "ro ra pon con zonas roja i n ·gra , i alprrga.-
BA CO E LA PEPU LIC
BIBltOTcCA lUIS-ANGEL ARANGO
CATALOGACION
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DE ALPHA. 453
cuyo cncillo aruitrio aparecen inmaculados en la
e~tadística ju liciaria de la provincia; uicn que e ·üt
falta de un dato real la conq nsan con . prcrar otro
imajinario en lo cuadro de educacion, en que asien-
tan con laudable candidez que en ámbo pueblo. e
educa preciRamcnte lmi. mo m.'unero de niño~"~, <'Ínco
varon , ii tres h •muras, para marchar de acuerdo i
que uo haya z los lugareños. Zambo i negro. . on
ca ·i todo' lo:'> morador . ; aquello- • tléticol> i alli,·o. ;
.. to. pintacloH d · azul por el <:arat ·, todos vcstiLlo.
con ·u 1ull·jo, permiti 'ndo e alo·uua \"Z el lnjo de
un peco de lienzo de Ll. ·intum para abajo . ..Lr o é'
m u • t •r d 'scribi.J.· la. habita<'ioue. iupregnadas de
un fu rtc olor a pescado, i de otro.· indefinibles que
mar an al que no ha na ·ido esprcsamente para. u-
frirlo'.
l' ·tr (' 'Llimo. 1 or fin. La ca a de imanea m
par ('ió un 1 ara.i o <le a" o i e moclidndc , i lo pláta-
no <1uc a :nuos uu l>anqu ·t · J.e iharita.. Bien pu •de
r u llo d pai ·¿ j en a<iuclla r ·jion iuundwla por l
Lel rij· ; 1' ·ro lr .· tábano que no per:--eguian i nlan-
z aban i ,¡ fu rro envi:culo con prodig;alida l (]~::;de ,l
ci lo por ·l Pad1·c de la luz, no me d 'jaron v •r nada,
·alvo d cnmiuo por donde trotaba mi hambrienta
mula, tan <.le '(1 a eomo y u de ·alir a mejore· tierra.,
pu . peores uo habían de er la· que demurnbnn
al~ r ortc.
El tráu ·ito de • imanea. al Totmnal, camino del
puerto de <'afia 150br' el Magdalena, mide cinco le-
gua no compl ·tn~, i . e hac al prin ·ipio por eut.re
lo. rcmat de la. enanía, ruina el cerro que en un
tic:1npo fueron d truida por el ímp •tu de las aguas
de- encadenada: obre lo que ahora son llanuras ribe-
1' fí de a {tlCl rio. Siguen altenw.tiYamcnte ·abanas
lim1 ia~, 1)edrcgosa i manchonc de bo ques por cuyo
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454 PEREGRINACIO..:
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DE ALPHA. 455
e. tiende su caserío pajizo asentado con el desórden
peculiar a nuestros pueblos sin policía, en una. sa-
baneta estéril, a 154 metros de altura re pecto del
mar. A la sombra señala el termóm tro centígrado
31 o desde las diez hasta las tr s de la tarde, i al sol
48°, que equivalen a 120° de Fahrenheit, término
uperior al calor· de la fiebre. La raza blanca no pue-
de sop01·tar esta temperatura, i vejeta n ella . in sa-
lud ni encrjía: cruzada con la africana })l'Oducc una
casta do atleta que reciben con gu to sobre . u cuer-
pos s •mide nudos, los quemantes rayos del . ol i los
aguaceros ¡·epentino., i duermen a ciclo abi rto, a
pesar de la oscilacion de 10 a 12° que en el curso do
la noche tiene la t •mp ·•·atura atmu'iÜrica: ta ca.·ta
, erá perpetuamente íiora de la esten¡;;a hoya del
Magdal •na, cuya n•rtilidad, (llle debemos llamar <'SCC-
.:iva, mantendrá. icmprc (•n la infimcia las art(• de la
civilizacion. A. í por virtud d ·1 clima pr domina la
. augrc africana u los pueblo qtw ahora recorr mo. ,
i prosp ra con u co tumbres líbres, ,_ns habitud IS
indolentes i su indifcr •ncia por lo._ goze. moraleR e
intele ·tual s, cuya conseeucion afana tanto i nno-
blece a los hijos d l Cáucaso. :rada de habit~wion s
cómoda i adornadas : un techo levantado . . obre hor-
oone., cntr lo. cual<>s se pun n algunas vara dere-
cha. que dejen paso al aire e. tcrior: la muelle hamaca
. uspen a de las vigas: el maíz, el plátano i d p 'scado
metidos dP continuo en ·l togon, i allí corea un cala-
bazo con la bebida fermentada, producto d la. caña
dulce o de la palma--de-vino (Corozo.) Fácil vida que
ahorra las penas del trabajo i ah·ja. las inquietu<lcs d
la previ. ion, pero que tam bien prolonga indefinida-
mente la bm·barie. Las institucione políticas, las leye.
llegan allá como un ruido de palabra : el Alcalde man-
da segun u voluntad, cuando encuentra quien le obe-
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456 PEREGRI ... -<AOIO.~:
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DE ALPHA. 457
que allí se produce tan bu no quiza como en la i ·la.
de uba, i. ndo un ramo de riqueza todavía J.e~deña
do, no obstant u conoeicla ~ ventaja por la caliuad
del fruto i por la facilidad d e. 1 ortarlo, pue 'to que d
Magdal n, ·e halla tres legua de tante.
IXYVII.
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458 PEREGRIN.AOION
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4 o
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DE ALPHA. 461
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462 PEREGRINACIO ..
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DE ALPIIA. 463
tnwes del :speso i entretejido follaie que sobrecar-
ga él uel : ellas umiui ·trarán a la industria pre-
ciosa madera· Jc coustruccion i adorno, resinas i
bábamo: fragante;-;, cuya:-3 Yirtudes apénas comienzan
a ser conocí b -. ' *
Lo~ moradore ~on clócilc. , nada fanático , bonó,·o-
los i honrado::~, i todo con alguna ocup, cion qu •le
da para vivir Je. ahogadmneute. Com¡ rueban , que-
Ha dotes las litas de delito· cometido en el año do
1 50, umiuistrada: por los arc:hivo ·de lo trilnmal :
1 a:·c in¿Lto, O t·iua.·, 4 hurto·, 7 faltcts llknore:-; i 6
<:a o.· de a bu ·o d, autoriuad, uada ignifican para
una poblacion d" 23,500 iudiviJuo:, rejid ma bi n
por u bu ·na índole y_ue por los prec pto legales, cuyo
imperio uo lleu·a hasta log v •cindm·io · situauo en la
·str miJ, 1 ~ d l va~ to territorio . .El mas frecuente
d li ·ra "fr· udc a la r nut d l taba o," d ·ci1·, b
coli i n dt·l trab:1j1J impecable i del odio ·o monopolio
1uc lo p '1" ')'uia como acto il 'ji timo. 1r inta d ' gra-
ciado., ·utr · ello. i ·te ruuj r ·s, fu •ron p nado n el
ültim afio qu · rijieron la· tüúnica · lpy(· · d •J ·tanc ,
abolida.:,· ya 1 o•· f •rtuna para. la moral i la. iudu. tria
de la cla ·o jornalera. La iu:;truecion popular se j ·ncra-
liza. con 'lllP •fío, bien que todavía uo e· tan • t 'Il.~a
como e IL\ iuiera. En ·stc ramos 11 v b hunra l
primer lug<l.l' de la capital i u distrito, donuc contán-
do ·e 178 uü1os de áml>os cxo , :e e lucan 200 varu-
lL. i 200 nilin", os 'a.la cuarta partr~ de la j«meracion
nueva. 1<:1 toda la provincia se cuentan, l·gun el úl-
f o e n . . o, 10,:384 párvulos i menores de quineeaño :
de e. tos a i. t ·n 8 7, que e· la duodécima parte, a 37
e cuelas, permaneciendo en la ignorancia 9,497; nú-
mero sobrado grande, a cuya formacion contribuyen
los hijos de jomalcro:; con ca i todas las cifras. N a-
• Coi>AZZJ. Jeografíafísica (i11édita.)
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4G4 PEREGRI~ACION
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DE ALPIIA. 4G5
traba i v jámen con que la } duana se cgmcra n
en atar las man s (l 1 comerciante, i a pe. ar del no
méno. I'Y'l'a\"O o i ·iego i. t ma de peaje que atorm nta
Ja produccion interior.
30
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466 PEREGRINACION
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DE ALPHA, 467
mula se encargaban de hacernos bajar en un ·olo
r balon a las cañadas i subirnos luego a las cumbre·
por entre la 1·amazon de los árboles que ella menol')-
preciaban, pero que ponían en peligro nue tros ojo i
p cuezos i no obligaban a maniobrar como tcl 'gra-
to para. epararlos, pues detener las cabalgHdura ·n
lo atas adcro · i la rambla gredo. a.~,no ra prud ut •
ni po ibl . Al cabo salimos a la e planada su1 rior.
Ningun signo de terreno volcánico : ni una ,·ola roc·n.
de cristalizacion. La pretendidas fonolita: eran grn-
p(j~ de aguja· calizas t, Hada. por la int ·mpcrie l'll el
tilo de los c:>tratos, que lu bian tomado mm po~ieiou
vertical a virtud de par ial · hundimientos del -lu:lo
pt.:rforado por inm u a C;tYcrnn ·: lo· crát re· qn'-
daron reducido.' a la conclieion prosaiea de n~:::piradc
ro:: o embudo labrado por las agua.: al caer a las
C' • rna ....... in ·ml ar o, l¡: ].:;.aj majl :tno.'o rizado
t1c blanca:: pirámides aoTupada como 1 . ·, ñon ·.·
<l órgano:· dcsme. uratlo., qui to en la snp n·tic1(· i
1·e ·onant~ bajo la tierra <.: u ruido· d oculto. nmda-
]e ·, ind •ImlÍza las fatin·a' del ·iaj•-· Etltr loB ni ·ho.
i au ·ha t 1n1 •ora de la.; ro0a,.; .. e hal1, n e_c uelet m
e ntiguo~, l'l.::btOs de lo. indi ~ Motilones. Los cráneo!j
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4(38 PEREGRIN ACION
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DE ALPllA. 469
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470 PEREGRINACION
penitencia
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DE ALPHA. 471
villa está respecto del nivel del mar a 852 metros el
altura. El distrito cuenta 4,631 habitantes po esiona-
dos de una comarca fértil i alegr , mui favorable a
la agricultm·a, que es variada, p ro no tan rica en u '
productos como lo permite el uelo. Los mm·adore ·
on blanco i m tizos, j nte ana, de índole inmejo-
rable. Desde Salazar com m';amos a recibir en aque-
lla p1·ovincia mil atencion s jen ro:sas i decidida pro-
t ccion a las tarea que lle\·ábamos encomendada:-.
N mbrm· todas], per ona que así no· favor ·i r u,
eria 1·epro lucir el censo de la poblacion intelij ut ~
de cada lugar notable. Allí 1 fora tew ucuenh·a fa,-
cil hospitalidad, i el hombre laborio o lucrativa ocu-
pacjon. El come1·cio i el roze (l j 'tÜ ~ han jen r~ 11-
zado la cultura, 11 ándola Ul' d la ca. a del rico ha t:t
la cabaña <.lel pobre, particularm •1lte eu lo
', n .To · i Ji o ario.
El de alaza r se
zc1·a i lo de rbolc<la, 'antíag:o i • an Cayeu no, lo.
cuales ocupan uomina1m •nte 150 l .gnas cua lnv a:,
i realmente 49, pues hai 11 d' ·pobhll.la. , cont nll . ,
en ar1u llru:; 8,300 habitantes, o . an 170 n J··gua
cuadrada. La parte alta del '"-0. al S. e. mui ·an;~ ,
i in embargo permanece el ierta, pu · . olo cen~a d(-\
los límites de ramplol1c't se eucucutra el pueblo el
Arboleda: esta parte fué objeto do nuestra prü h!J a.
e~. cursion.
"Contemplando el tenitorio d de l punto o ·ei-
dental mas elevado, se ve la 'tcnsion no internnupilla
de páramos att·ave ados por una seudc que mitl ·
nueve leguas d sde Arboleda ha ta la cumbr s (k
Cachirí. La soledad e completa en aquellas frh s rc-
jiones. Hol'l'oro os precipicio formados por cúmulo.
d rocas amontonadas confu amente, r, idas o agnj .-
readas, envueltas en nubes que las bañan de.·atm1< ··
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472 PEREGRINACION
·u. 1
ácia
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DE ALPHA. 473
la hoya del Lebrija al poniente, i la difer ncia de
temp •nttura que hai entr lo alto de la enauía (10°
.,.,ntio·rados en achirí) i l final de lo. :tribos o-
br' la· tierra l>aja.~ (27 a 30° en lo~ vall ~ , i en la
ril era J. ·1 L hrija.) Enrarecido el aire de la.· rcjione.
interiore. por un . ol anlm·o o, se difunde i ocupa la.·
frat·gauta · J. la ·crranía, dctenninanclo L rápida in-
111 1-.·ion le la:- capa. conJ •1:-;ada por ·l frio ( n la ci-
ma d e lo páramo. ; i la e ·tpchl'z de la~ quiPbra..,
t:ontribuyt· a dar 1 ímp tu del lluracau a e ·te air ·
tl..:31lni ·iaclo i · mprimido al de. ·ct•utler por lo. prolon-
g;. dt bor¡ueronc.. " '~<
l i~ta. de S:.d az, r Arbo1 •da t1·es leguas i. eis tlécim o..,
p r un cami11o apéuas trazado, pero atra\' ·::.mdo co-
man· a~ b •llísimas a 1 ];\rgo de Ja márj ·n ií~lluicrd,i
tlel Znlia e 1pio am ·nt ~ r . . rl'; da" i ·H·.·tic.la de ltcrmo:o
bo 1Lt 1111Ü variado. El pueulo · anti1rn p ro p<·-
1n no i p:~jizo i me1·' •e <:lnombre que llcYa por e ·-tar
·<lifi ·a.do ·r 1n • lio de gmpo d • árl · lt_.:-. früntlo. o:.
Púsale e ·rca . u río, qu •brándo · · <:on • tr 'pito contra
1>·• peña e ~ .:l!lUura.clo · •u d '<Htc • i adórnalo u u
pu ure col1ranle l · b ·jueo · para fa ·1litar l. comuni-
(:ac1on el~ cs1c di trito i l d' Cuentilla, bien que ..olo
:in·c 1 ar, 1 tráu.·ito de peone~ t ·niendo ue mTie:-
ar la· bestia: en la tumultuosa ·orrieut , halatlas ou
cabl·.· de. tl' l.J 1'ib ra o¡ ue ta. \w.ndo lo atrav a-
mo nos ayudaron a remolcar le mula i ·ondueit·
las ·illa por d pucnt o ·ho le briq:(• · vigoro ov, ntr •
los cualc . e hacia notar uno de gnm cachaza i miem-
bro· r ·ejido. , aincliado i 1' choncho: ra nada méno
(pte l Pre~i<1eut.e del Cabildo de Arboleda, i por ven-
tura lo. d mas . crian us honorabl s · lPJa . R t.<•
ra:o·o d filo ófico J. den po1·la ·pompa ci\·ile , ha. ta
para e mpr nder cuán llanas son la· costumbr ·s del
* Codazzi. J eografía fisica (inédita.)
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474 PEREGRINACION
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476 PEREGRINACION
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47 PERECRIXACION
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DE ALPIIA. 479
aumento en artículos esportaclos sin conocerlo la
Aduana. El tJ·áfico entre an Jo. é i puerto de Los-
acho , formó un total de 39,500 cargas de a diez
arrobas, que tra portadas a 1 O real e carga, dejaron
395,000 r a1es en manos de lo a~·rie1·os. Agregando
a esto las ganancia ele los bogas i el movimiento d
arga i valore en el comercio interno recíproco d
lo cantones i e n la provincia limítrofe , 1 ued
calcular la suma de riquezas que circulan en antnn-
d r, cuya poblacion no pa,a de 21,282 habitant i
~ concibu cuán holga la s rá la vida n lugar<.'. tan
feliz\::. por la . ituacion mercantil i la incansabl f¡ -
cundidad d la mayor parte de las ti rra .
La ciudad, favorecida con la concurrencia i
cindario ele muchos e tranj ro lab ri ~, en uta
5,000 morador s apo entados en buena casa d
teja itu da en el é •nb· , i multitud de e, ·ita.·
'lu form~ n los arrabal s, e.. parcidas in l marca-
cien de calles, en ámplio e. pacios como plazu la , i
embreada por los protectores cujíes. Vao·os no bai,
ni beata , ni l el .·a eo n la. p rsona i habitacio-
n s que mancl1a i de~ rada la jcncralidnd de une~ tros
pu blo de la ordillera. En San Jo é tod .· .~on n -
gociantes, mercadere~ o agt·i ·ultore , i aca~ pudi ra
nro trár. eles la e cesiva on agracion a los ínter·-
materiales al ver la pobreza i pequeñez de la úni-
ca iglesia, i el de cuido con que miran la educacion
<le las niñas, para las cuales no hai e cu la pública,
pues solo existe una de varon s a que concurren 14 7,
quedándose 914 niñas i 798 niño , in la precio. a
luz de la instruccion primaria. La poblacion e com-
la esperanza de vedas tan desacreditadas tambicn como ins-
trumentos fiscales, que al fin se persuadan nuestros estadis-
tas de la conveniencia de abolirlas, sustituyendo algo mas
honroso para e1los i benéfico para el pafs.
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480 PEREGRINACION
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DE ALPIIA. 481
de angre ·a fricana: constituyen la porcion selecta de
u tribu, i ga. tan lujo por vanidad i corte anía 1 or
in tinto.
Todo lo sábado i domingos hai bailes populm·es,
a campo ra~o, en la pl., zuela del 1uji, o en 1 e ten. o
1 atio d una v nta de licor ~, afmu, da por . ta reu-
nion ~ dauzant , a las ·ual . concurre dcsue la ora-
cion la jente llana, i al son de 1 ::; tir 1 s i maraca.
pa a la mayor part de la noche eu franco . olaz mm-
ca perturbado por riña· ni gro ería , mui distantes
del e: 1·ác·ter b névolo i mtv ~ de a 1ncl puelJlo con-
tento n u liuel"t.:'ld i su nvidiable m clia11ía. La
fie ta de an ,Juan la e lelmn· n con carrm'< s de ·a-
hallo:, pa. ando por debajo de are adornado d ra-
mazon i fruta:, i en l e ntro un le. venturado pollo
1 endiente de una cu rda que r ojian al pa ar lnf'
jit t , cu ro a helo ra pillarl, la. c. b za i llevár ·1 •
, n gran contcntami nt <.le los mn L cho., di ·p ·n-
E-adore· de. ill'i lo. o al>latu~o , . gnn la . n rt ~ d ·1 que
acom ti, la difícil empre. a. l'or la noclt!! pu. im·on
bail e · raorcHnario en la plazu L ya no m l>rada,
frente a un told bien surtido d licon·s i dulce.', c·o-
hijn.do })Or las t •n lkla rama le los cujíc . LL< tr
1 alos der cho. on farol . de vcji ~ eran lo. cand~~
labro..:, i almLmo tiempo demar aban el e. pacio d • ·-
tin~t<l al baile. La orquesta se hallaba n uu e. tr m o,
tipl i bandola sen te dos gravemente, i en pié a u
rededor seis revolvedores de maracas, que on cala-
bazo d divers s tamaños con mango atrave ado i
grano o piedrecitas dentro, los cual . ajitan al com-
pa de los tiples, ora golpeándolos contra la mano i
lo muJos, ora zarandeándolo en mil direcciones
con admirable entusiasmo i deleite filarmónico. Agre-
gando a esto el continuo rascar de una caña hueca i
rayada, que llaman carraca, manejada entre In. picr-
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482 PEREGRI... .ACION
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DB ALPBA. 4
altado: largos
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484 PEREGRIN ACION
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DE ALPIIA. 485
Al N. de San José i ha ta el rio de la Grita, cuya
ribera d recha pertenece a V enezn la desde la con-
fluencia del Guarumito, se e tiende l territorio del
canton por pacio de 50 l gua cuadradas cubi rtas
de selva 1 eli;ro as para. la salud, den a i de ierta ',
pu solo hai do pueblo::; : Limoncit , a orilla' del
Zulia en 1 occident , contando 36 habitant su
distrito, i SanFau tino, cerea del Táchim en el oriente,
con 544 moradore~, de'di ha lo re to de la ciudau
que fundó d añ d lüü2 Antonio do lo::; Río Ji me-
no, de poLla la por la fiebl't~s, i arruinada. su ricas
plant, •ione de ·aeao. ~ i d com rcio de la. pr vin-
cia, ·carmentaclo por las averta que sufre durante
el iuviern en el malí.'imo camino al pu rto de Los-
Cacho., i los retardos de la re w.'a na,·egaciou d ·1
Zulia d , le San Bu 'nav ntura p·tra aniLa, e r". uel-
v a 11 trnir f·l lU ·vo amino]ropu 'to d •. m• ,J . é,
der ·ello a la onflu 'IlCÜt de los rio · Zuli< i TácLira,
rJ\ u p, te de l · de.-;i rt ,' d·l r. e po11aráu, i lt~
ri(¡ucza d0 toclus aumentar[L mucho ·on e:to i la
mayor fa ·ilída l i rapi1l '7. <1'1 trh.fico. 'on incalcu-
1, Lic. los lJ ncficios <1nc ·e derivarían de a<1nc1ln. ·m-
pt· -., para. la cual . ln·an allí n.:cnr ·os i no faltan
hombl'es activo e int lijeute~· que la d.: rían cima n
poco ti mpo. Al S. l' la capit< l queuau lo::; di:trito:j
Bochal m a i 'hinácota, ü !timos uel canton, en tic-
ITas ma()'uífi ·a i clima d ·licio ·o. Dif •rimo: el vi:i-
tarlo 1•ara ('Uawlo r ·grc. áramo~ del cantou Ro. ario,
que d •mora al l'iente, lindando con V en zuela por
m ·dio lel TácLira.
ru •.:tra 111¿ n:.;iou en S·m José, con. cr mtú dote-
ni la, nos par eiú un mom nto. Au ilio prontos i
oportuno en lo· tra.bajos de nue. tra com.i:ion, ob:-;c-
qui s r peti lo· cou hidalguía i fmnqueza, fino i cari-
ñoso trato, cuanto unos amigos antiguos hubieran
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486 PEREGRL ACIO~
; i aunque no
• Pensamientos i noticia escojidas-1761.
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DE ALPIIA. 48~
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488 PEREGRI~ACIO~
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n:g .A.LP li.A. 489
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4:90 PEREGRINAOION
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DE .ALPII.A. 491
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492 PEREGRIN.ACION
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DE ALPIIA. 493
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DE ALPIIA. 495
nes de ganar dinero, los delitos son ¡·aros; i si algu-
nos se cometen hai que echarle la culpa a la igno-
rancia que deja sin fr ~no i n la integridad del in -
tinto brutal lo movimiento d 1 amor propio, que
ora estallan en los zcl si producen riña i hcrida8
ora e in urrc cionan contra los mandatos de los su-
perior i dan oríj n a lo. proce. os por r istencia i
d oh di ncia. a la autoridc de.. Tal . uccdc en San-
tand r, n u ya e t.adística ju licial se adivinan el ca-
áC't r ·né1jic de l s moradorc i su decidida incH-
nacion a la r.rat utería, mn o ménos licencio a i de-
. em b znda, H · ·tm sea p1·acticada por el boga o por
1 hombre culto.
La l'rranía
uomln· por •1 ri
~.le antander i . m lona, i la tramonta el camit o
qu de hiuácota conduce a Chopo, distante p co
méno · ¡,. i. 1 1a al , primer pueblo que en !Ita
dir i n se encuentra. Fué antiguamente de indio.
}'ohre i o curo, d tal manera que el año de 1761 ~olo
t nia 50 v cino indíj nas i 40 blancos, comercian s
le rep llo , que ra su principal granjería, por estar
do legu i cuarto de Pamplona. Lo suave d l
clima (22° entígrados) i la rara fertilidad del suelo
han favorecido l aum nto de poblacion, contándose
oi 1,647 habitantes en el distrito i cerca de 300 en
·1 pueblo, cuyo aspecto material poco ha mejorado,
}JUCS se compone de casa pajizas mal amuebladaa i
peor barridas. Predomina de de aquí en adelante la
1·aza india, siendo el centro del antiguo país de loa
Chitareros, i varían tambi n los trajes i co. tumbre
JU caracterizan la provincia de Santander. Y a no
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40G PERRGniNACION
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DE ALPllA. 497
32
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498 PEREGRINACION
• PIEDRAHITA.
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DE ALPIIA. 499
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500 PEREGRI.NACION
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DE ALPIIA. 501
neficio de quien le mostró la piedra. Los caballero
que loveian venir con pa o acel rado,congratulában.
do la lmrla qu pretendió ha er 1:-~. malicia humana
a qui n favor cia la Pro,"'id ncia divina; pero n oyén-
dole la . plicacion de su v rdadero agrade ·imiento i
rccono id, la alf01jilla.~ •. e miraban com pasmado.
lo unos a lo. otr s, atribuyendo a la confianza i an-
dide?: del E~trem ño 1 . uceso milagro o que admira-
ban. Ma. com para 1 e.·úm(\n <.le propio. int •re. s
:iem¡ re . halla prouta In. curiosi lad ha. ta. que la
d ~ .·p r ""n la ültima · dilij ,neia., corrí ron junto. a
la colin. a ab r i el milacrr era d · partí •ipan1 · i
d .: no·•1fíad ' d qu RÍ "1 descubrimiento ~ra mila-
gro. o el or tambi n lo ra bre . r parto de la na-
turnlez·l . a -·ó a la cual lo qu pndo para dar vu Ita
a la ·indatl con tan O'U.to.·a noticia, i e. par •ida <•ntr
1 s Y eino~ lli ron part · a la H. al Audiencia 1 ara
qu · pwli · · 1 hhrar la minrt · n indio·.
' 'lo la la. <'olina en un pnlm d • profnwlidad t nia
d ~nama<la la.· punta flt• oro: 1 or ·:::.ta cau:o-a, i por
la I ri · ·a qu :e di r 1 1< · miu r . con innum ·rabi·:
indio·, <luró el trahajo olamcute un ai1o· i fu' tan
n·andc la ·nma d ·oro qu sacó qu p r la ri11ueza.
qu • adc¡uiri ·ron lo d Pamplona <-'Il aquel corto tiem-
1' i lo.· ('l' ,(·iclo · gastos i vanidad'"' ·n qu la con u-
mÍPI'I >11, el u >dó b cinclnd ·on ·1 l'<'nom br, de Pam-
plonilln-lu-lo a. ' ·Y:
Hitlalo·o hul)( que, f¡. ·tejanuo u uo las :irvió en
cll>aur!lH.:t aceituna' d oro m acir.o; i a e nt ció que
arruinad) por el j twcr . i los el enfr uad : devaneo~
a r1nc to•lo!::i . e ·ntregauan, lo. amigo le daban d s-
• PIT: nn A 111 'T' ,, , citando la relacion de ancianos, a quienes
consultó en 16 O el " Compendio Historial" de QuESADA i
la "Escelencia del E ·pañol'' de PE.· \LOSA. El descubri-
micpto de la manta ele oro S\ cedió a ¡;>rincjpios de 1551
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la humillacion de la mendicidad. Para hu fami1ia
acomodada: no hai goze . ociales ni xistencia patrió-
tica: propónga le cualqui r emprc:·a dio·na de su
provincia, i coutc tm·án lo hombre ubiéndo e la
ruana ha. tala barba: "Aquí no e pu de hacer na-
da!" Las lama. , bella. , modesta~, entidora , mal-
<ta~ tan la. pr, ·jo a. dot ·· del alma en 1 rp tu rezo
i vi ita de i;k!'it ·, porr1ue no hallnu otro 1nedio d
mplear la.j nial actividad 1e. u e.:piritu . .1. í viv~u
2,900 incliviutH: qu onti ne ,1 reónto de Pamplona,
i a ·í pa. an c:térilc. U::l di, . marc, do: p r l< tl •ca-
c..l neia progr ·iva el lo qu0 fué ciU<1< d im¡ ortaute.
V cintit:iJ.tco ·léri ··o::- di<:!zioclw u10njas i uu Obisp , di.!
cnyo e razon uo ha brota lo un . ola oLra <1, u 1 di-
eeucia pri\·mla ni pt'LL>lic., eomplet:m d cuadro. ¡ Cnún
div •rso l ·1 (!U ·la cspléndiJa naturülcza fi.·ica pr~. enta
•u 1• ri~w ñ• ~ v¿ ll · i , 1 i ·os cerro d, h comar n,
•rial • · ·a i todo .
La Cámara pr vjnuial '11 su r union le l
•nú •l ·tal1l ·ciuü •11to d · um fa trallíl:< d
ofi ·io: •u qué tmnbi n :e r oji ra ~lo pm·,Ji ·<:ro , i
d señor U01nin ,. tzman, 'ohernador iut riuo,
fundó i J'CO'h m ·ntú el in tituto con un zelo di ··n de
aqu •1 filantrú1 ico p '11 ·amiento a ·uya j cueion on·
tribuyó l )bi ·po dando en al,ruikr una <..: a po1·
ma.yor pr ·cio que el tbual i lj, jo colulicioll ~ bicu
ouero l • Tingunn. fmHlacion mas pia lusa i be:neÜl.C-
tora que · ·ta.: ninguna móuo. apo ada por lo;~ veci-
no , no ob:tante que ~1 honor do la.¡n·o\"Íncia, u ade-
lanto en art. i la mejora moral de la cla,e 1"-vali(la.
piden para el tablecimiento el fer oro o amparo de
tolo lo que teno·an orazou de; ·ristiano i le patrio-
ta . - o me atrevo a decir ¡ue la l\Ia tranza que ló
, taLle 'ida para ·iempr , porque probablemente mo
equi ocaria; ni pr so los motivos que me a i ten
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oi granadino i ...
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