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UN NEGOCIO CON MENORES
En los barrios periféricos y populares de las ciudades de Colombia, los menores de edad son
reclutados por redes criminales para que alerten sobre la presencia de la fuerza
pública, empaquen droga y hagan parte de la comercialización de sustancias
psicoactivas. A cambio, reciben objetos de valor como celulares o ganancias sobre
sus ventas. No cumplir con lo pactado puede costarles su vida o la de sus
familiares.
Prueba del fenómeno es que entre el año 2012 y septiembre de 2018 fueron aprehendidos en el
país 50.742 niños, niñas y adolescentes por el delito de tráfico, fabricación o porte
de estupefacientes, según reporte de la Dirección de Investigación Criminal de la
Policía Nacional y de la Policía de Infancia y Adolescencia. Pese a esto, la Dirección
de políticas de drogas del Ministerio de Justicia reconoce que el país carece de
políticas enfocadas a la prevención del reclutamiento de menores por parte de
grupos criminales dedicados al tráfico de sustancias psicoactivas.
En cada sección
encontrarás una
gráfica interactiva
El uso de menores de edad por parte de estructuras criminales -para tráfico, fabricación o porte de
estupefacientes- es un fenómeno nacional, como se evidencia en el mapa
interactivo en el que se puede explorar el número de aprehendidos entre los años
2012 y 2018, en todos los departamentos de Colombia. El análisis de los datos
permite concluir que Cundinamarca, Antioquia y Valle del Cauca son los
departamentos que presentan el mayor índice de aprehensiones de menores en el
periodo señalado.
2013
2014
2015
2016
2017
2018*
Comparativo entre menores que ingresaron al sistema de responsabilidad penal para adolescentes
según el ICBF, y menores aprehendidos según información de la DIJIN y la
Dirección de la Policía de infancia y adolescencia
Interactua
Interactua
Fuente: DIJIN/ Dirección de la Policía de infancia y adolescencia
*Datos del ICBF hasta Julio de 2018. Datos de la DIJIN hasta Septiembre de 2018
Fuente: DIJIN/ Policía de infancia y adolescencia
La subdirectora estratégica y de análisis de la Dirección de política de drogas del Ministerio de
Justicia, reconoce que las estructuras criminales toman a niños y jóvenes
vulnerables no solo para incitarlos al consumo, sino también para que trabajen con
ellos en la venta de drogas u otros oficios propios del negocio ilegal. Además, las
autoridades han detectado que muchos menores son usados por sus propias
familias, cuando estas hacen parte de estructuras criminales. En ese círculo social
primario se inician empacando droga, llevándola de un lugar a otro y vendiéndola.
Legalmente, los menores de edad pueden ser requisados únicamente por o en presencia de la
Policía de Infancia y Adolescencia. “Por lo mismo, se utiliza mucho a las niñas, pues
un policía llega a un parque y requisa más fácil a los adolescentes de 17 años que
parecen de 18, que a una mujer menor de edad, pues es muy complejo debido a la
vigilancia social que hay sobre esto. Entonces encontramos que a las mujeres las
usan más para guardar drogas y armas. En muchos grupos o pandillas tienen
siempre a una niña al lado”, explica un experto del Observatorio de Drogas, quien
pidió la reserva de su nombre. El mismo experto es enfático en afirmar que “los
menores encuentran no en las drogas, sino a través de las drogas, un mundo de
posibilidades dentro de las carreras delincuenciales”.
Porcentaje de menores aprehendidos por tráfico, fabricación o porte de estupefacientes
Mujeres
Hombres
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
Fuente: DIJIN
Adolescentes, los preferidos por las bandas criminales
1-10 Años
11-13 Años
14-15 Años
16-17 Años
Interactua
Según las autoridades, un hombre maneja la red a su antojo desde la cárcel. En una
interceptación, se habla de un gran jefe en prisión que da órdenes y de un mensajero en las
calles que las ejecuta.
La Policía identifica a este último como Gleiby Javier Cova, alias Moña, un venezolano
que, para los investigadores, es la piedra angular de un fenómeno que ataca a Cúcuta y se
cuela por las trochas fronterizas.
Según la investigación, el grueso de la droga que circula en los parques es distribuido por
venezolanos. Al parecer, todos le rinden cuentas a ‘Moña’ quien hace unos años entró a la
organización. Fue vendedor y ahora de manera soterrada amenaza de muerte a quien no es
capaz de cumplirle.
Para las autoridades, la organización de la ‘Línea la 14’ funciona así: La droga llega desde
el Catatumbo y de algunos cultivos al otro lado de la frontera. Desde la cárcel, el jefe
máximo de la organización ordena las cantidades y cómo serán distribuidas.
‘Moña’ efectúa las órdenes, escoge los vendedores que, al parecer, usualmente son
venezolanos que se camuflan con los que llegan honradamente a Colombia. Cruzan las
cantidades de droga y se las distribuyen a jóvenes que, en últimas, son los que muestran el
rostro y exponen la vida.
La red, integrada por al menos por 25 personas, puede llegar a vender 60 millones de pesos
diarios.
Alias Moña, además, sería el encargado de ordenar los asesinatos de inocentes que se le
resisten y de enemigos que quieren apoderarse de sus terrenos. Según las autoridades,
habría coordinado al menos 18 asesinatos, ordenados desde la cárcel.
Con las coordenadas exactas de ocho inmuebles en el centro de Cúcuta, las autoridades
hacen el operativo. El objetivo es el lugar donde los expendedores viven, se reúnen,
almacenan droga y la dosifican para su venta.
El objetivo principal de la operación era alias Moña y tras varios días de búsqueda es
detenido. Según la Sijín y el CTI de Cúcuta, él es el venezolano que tienen más jerarquía en
la ‘Línea la 14’, además el presunto responsable de ejecutar los homicidios que le encarga
su patrón desde la cárcel.
Los detenidos afrontan las audiencias preliminares y un largo proceso judicial que podría
dejarlos tras las rejas de 10 a 30 años.