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contaba con una población esclava de entre 3.500 y 5.000 individuos sobre
una demografía total que se movía entre los 35.000 y los 40.000 habitantes.
(Armenteros 2012:313)
Estamos hablando del 10% de la población, de Barcelona, sí, pero nos sirve de
ejemplo que podemos extrapolar al menos a otros puertos como los citados, y debemos
tener en cuenta que esta situación era consecuencia de otras actuaciones anteriores,
como puede ser la negativa de los jornaleros libres a emplearse en determinadas
actuaciones por las más variadas circunstancias: mala remuneración, abusos de los
contratadores…
¿Y qué procedencia tenían esos esclavos? Por las circunstancias del momento se
puede inferir que los esclavos sarracenos, existiendo, no constituían la totalidad de la
fuerza esclava. Debemos considerar que en estos momentos la presencia musulmana se
circunscribía al reino de Granada, que pagaba parias al reino de Castilla, y en esa
situación, las grandes campañas militares, principales suministradoras de mano de obra
esclava, habían dejado de existir, por lo que un alto porcentaje de los esclavos procedían
del oriente mediterráneo.
En este primer cuarto de siglo XV, ya llevaba Portugal décadas dedicando sus
esfuerzos para llegar al extremo Oriente fuera del control de los turcos. A punto de
entrar en el siglo XV, en 1400, las expediciones marítimas portuguesas, que se estaban
impulsando tras haber acabado con su parte de reconquista peninsular, no iban más allá
del cabo de No, que se tenía como el fin del mundo. El Infante D. Enrique de Portugal,
que pretendía llegar a la India, lo sobrepasó y llegó hasta el que acabó denominándose
cabo de Bojador por lo mucho que debían bogar para no acabar en las escolleras, no
atreviéndose a adentrarse en el mar.
En este mismo tiempo, en 1400, Juan de Betancor conquistó para la Castilla de
Enrique III las Islas Canarias (Hierro, Fuerteventura y Lanzarote), y en 1407, el sobrino
de Juan de Betancor, Maciot Betancor, conquistó la Gomera al servicio de Juan II,
aunque posteriormente vendió sus derechos de conquista a Portugal.
En 1424 Alfonso V de Portugal atacó las islas, y en 1450, hizo una nueva
incursión. En 1452 se reclamó a Portugal por estas actuaciones.
El cuatro de septiembre de 1479 se firma la paz de Alcazobas. Con ella acabaron
las pretensiones portuguesas sobre las Islas Canarias, en las que la protección personal
de la Reina Isabel declaraba que los canarios no podían ser reducidos a esclavitud.
Pero si Portugal abandonaba sus pretensiones sobre las Islas Canarias, Castilla
hacía lo propio sobre la costa africana, reconociendo el monopolio portugués
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sobre el tráfico de Guinea siendo que en este tiempo las naves portuguesas
habían avanzado considerablemente en la exploración de la costa atlántica; en 1434
llegaron hasta cabo Blanco; en 1444 cautivaron un número importante de africanos, que
fue enviado a la Península, y allí, repartido; en 1446 descubrieron Guinea, Cabo Verde y
Azores.
Pero si por el Atlántico iba avanzando la Cristiandad, por el Mediterráneo iba
retrocediendo, siendo que el año 1453 caía Constantinopla, la esplendorosa capital del
Imperio Romano de Oriente, en poder de los turcos.
Este tremendo hecho tuvo como consecuencia económica y comercial el cese del
tráfico de esclavos procedente del oriente Mediterráneo, que se cerraba para muchas
cosas, y específicamente para las expectativas comerciales de la Europa cristiana.
Con esas circunstancias apremiantes, Juan II de Portugal tenía la obstinación de
llegar a la India como alternativa a los flujos comerciales que con las actividades de los
turcos ya venían sufriendo restricciones, para lo cual como paso previo en su viaje a
Oriente, y como base de aprovisionamiento, comenzó tomando posesión de Guinea en
1481.
Por el Tratado de Alcazobas, Portugal se reservaba el derecho de navegación a
partir del cabo Bojador, y la corona de Castilla efectuaba ataques al enemigo secular, en
las costas de Berbería, donde esos hostigamientos, que en principio pudieron servir
como paso previo para terminar la Reconquista con la incorporación de la Hispania
Tingitana, se quedaron en ser la principal fuente de esclavos, y como consecuencia del
descubrimiento de América, se quedaría en eso.
Como consecuencia del citado tratado, fue construida una fortaleza en la costa
africana, Santa Cruz de la Mar Pequeña, a partir de la cual debía gestionarse el comercio
castellano con África.
El reconocimiento internacional al tratado de Alcazobas sería sancionado por la
bula papal Inter Caetera de 1493, momento en el que Portugal da comienzo a la
construcción de fortalezas y depósitos de esclavos en la costa africana, cuya posesión
queda nuevamente ratificada el siete de junio de 1494 con la firma del Tratado de
Tordesillas, por el que Castilla y Portugal se repartían las zonas de descubrimiento y
conquista, quedando África y todo lo comprendido hasta 370 leguas al oeste de Cabo
Verde bajo la dependencia de Portugal.
Este hecho dio lugar a que la corona portuguesa pudiese constituir un monopolio
sobre la trata de esclavos, del que haría uso librando las correspondientes licencias a los
traficantes.
El crecimiento del tráfico esclavista, directamente relacionado con el desarrollo
de la industria azucarera hizo incrementar el tráfico de esclavos en los distintos puertos
españoles, aspecto que se vio favorecido por las necesidades de atraer nueva población
para cubrir las bajas producidas por la peste que se padeció en el último cuarto de siglo
XV.
entre 1479 y 1516, Sevilla absorbió nada menos que 3.173 esclavos, que
Málaga hizo lo propio con otros 3.576 cautivos entre 1489 y 1538, y que
Valencia, el paradigma por excelencia, superó los siete millares en tan solo 28
años. Y todas estas cifras frente a los 1.237 esclavos y libertos –o 1.101
cautivos, si se prefiere– de la Barcelona de 1479-1516. (Armenteros 2012)
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El 8 de abril de 1483, …/… la notaría de Joan Mateu registró, por vez
primera, la venta de un esclavo guineano procedente de la trata atlántica,
vendido por el tarraconense de Reus Lluís Cerdà a Joan Ferrer de Busquets,
mercader de Barcelona, quien desembolsó las 34 libras en las que fuera
valorado Joan, de unos 22 años de edad (Armenteros 2012: 409)
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Era lo normal. De ahí las incursiones de navíos berberiscos en las costas,
especialmente en la costa mediterránea, donde hasta la expulsión de los moriscos en
1609 tuvo especial significado, y fue la principal causa que posibilitó la aprobación de
la expulsión, ya que eran los moriscos residentes en España los quintacolumnistas de las
expediciones que el mundo musulmán lanzaba para la caza de esclavos en España.
Y en esa normalidad, tomada que fue definitivamente Granada, la ciudad
conoció un importante desarrollo en el mercado de esclavos, pasando a ser los de raza
negra la parte principal del mismo, ocupando un segundo lugar los esclavos
musulmanes.
Iniciada la conquista de América, y mientras se dilucidaba el carácter de sus
habitantes, alguno de éstos acabó también en el tráfico de esclavos, en parte como
consecuencia de la escasez de recursos que en principio generaron los nuevos
descubrimientos, que habían visto truncado el objetivo de llegar a la India, y que como
medio de justificar la empresa, parece que Colón intentó convencer a los Reyes
Católicos para que tomase las Indias como fuente de esclavos, de donde se comprometía
a extraer un número que anualmente no fuese inferior a los cuatro mil.
Y dio comienzo a la caza de esclavos, lo que ocasionó uno de los momentos más
tristes y negativos de la Conquista, que generó la lógica rebelión de los naturales a la
que siguió un importante número de víctimas.
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Y es que, como venimos señalando, la esclavitud era una realidad cotidiana
admitida por todos como un hecho natural. Lo curioso es que fuese justamente la
Corona la que se cuestionase el asunto. ¿Qué pudo influir en ello?... Muy
probablemente las opiniones del benedictino Bernat Boïl, que en 1493 acompañó a
Colón como representante de la Inquisición. Y por supuesto, de esa actuación no podía
andar muy lejos el Cardenal Cisneros, quién acabaría siendo, entre otras cosas,
Inquisidor General de la Corona de Castilla en 1507.
Pero Colón no acabó de creerse la política de la Corona en lo tocante a la
esclavización, por lo que cuatro años después seguía obstinado en su voluntad de
esclavizar, desoyendo las instrucciones reales.
Su obcecación acabaría reportándole ser depuesto del cargo y encadenado ser
trasladado a la Península, donde la Reina le libraría de las cadenas.
Sólo un año antes de proceder al cese y reclusión de Cristóbal Colón, el 16 de
abril de 1496, los monarcas le enviaron otra carta a Juan Rodríguez de Fonseca, a la
sazón responsable de las tareas de Conquista, para que pospusiera la venta de esclavos:
Y pasarían pocos años cuando el año 1510 pasó a ser legal el envío de esclavos
negros a América. Siete años después, en 1517, el gerónimo Fray Bernardino
Manzanedo, que era enviado por el Cardenal Cisneros a La Española para intentar
reconducir la precaria administración, informaba de la necesidad de importar negros
ante la también precaria población de la isla.
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Pero no serían los primeros negros que llegasen a la isla, porque ya en 1501
llegaron los primeros acompañando a sus amos conquistadores.
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pago de impuestos de exportación, y posteriormente pudieran dirigirse hacia las
Antillas.
Estaba también por calibrar la influencia que pudiese tener el Islam en los negros
importados, tanto como su predisposición a la insubordinación, por lo que no todos los
negros que eran aportados por los traficantes resultaban válidos conforme a lo
estipulado por la legislación española, que disponía que solamente se llevasen a las
Indias esclavos procedentes de las tierras de Angola y de Guinea, pero los traficantes
incumplieron estas disposiciones e introdujeron esclavos de todas las regiones africanas.
Si el negro hablaba español o/y tenía un oficio, subía su precio hasta los 1000
pesos. Por lo general, el precio de la mujer era 1/3 superior al del varón.
Esta situación se daba treinta y un años después de la fundación de Cartagena,
momento desde el que se convirtió en puerto receptor de esclavos africanos, generando
un volumen de negocio de envergadura, animado por el desarrollo de la minería, que
requería el aporte de esta mano de obra esclava.
Un volumen de negocio que se manifestaba en todos los órdenes, propiciando un
rápido crecimiento de la ciudad, donde pronto llegaron las órdenes religiosas para
atender las necesidades tanto de la propia ciudad como de las gentes en tránsito, y entre
ellas, naturalmente, la población esclava, con la que desarrollaron una encomiable labor
humanitaria.
Este arribo de las órdenes religiosas provocó a su vez un nuevo impulso en el
desarrollo urbanístico de la ciudad, con la construcción de diversas edificaciones
destinadas al uso de las órdenes y para la atención de los diversos servicios
humanitarios que prestaban.
Y a su vez, este crecimiento urbanístico y poblacional, generó un espectacular
crecimiento económico que dio lugar a la construcción de nuevos edificios, tanto de
negocio como administrativos y consiguientemente de defensa, siendo que ese
desarrollo que resultaba evidente, además de reclamar la mano de obra que llegaba no
sólo en forma de esclavos africanos, sino de trabajadores libres especializados, se veía
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amenazada por las potencias extranjeras, muy en concreto por sus armadas de piratas,
que a la par de transportar esclavos amenazaban la seguridad de la ciudad.
Pero el arribo de esta mercancía humana, tuvo un precedente anterior en
América. La Corona portuguesa, que como hemos señalado tenía el monopolio de
África, había transportado trabajadores esclavos negros a Brasil.
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BIBLIOGRAFÍA
Borucky, Alex. (2009) Las rutas brasileñas del tráfico de esclavos hacia el Río de la
Plata, 1777-1812 En Internet
http://www.escravidaoeliberdade.com.br/site/images/Textos4/alexborucki.pdf Visita 1-
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