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EL PODER
DE LA
EUCARISTÍA
TEKTON
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La Eucaristía es un hecho
que trasciende la ceremonia
+ encuentra su poder y su
esencia en la misma obra de
la Santísima Trinidad
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Eucaristía, nuestra fuente de alegría, y pedir al
Señor que nos colme de consuelo y paz
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Sólo necesitaba tenernos delante, rendidos con fe en Su Presencia, como la
hemorroísa: “Con sólo tocar la orla de tu manto, quedaré sana” (cf Mt
9,21). No es magia, es la fuerza transformante del amor de Dios.
En muchos libros y predicaciones, al hablar de la unión con Dios y de la
búsqueda de la perfección, se insiste en los medios que el hombre debe poner
para lograr progreso espiritual: los actos de piedad, los ejercicios espirituales, los
métodos de oración, etc. Y da la impresión de que, la acción de Dios se deja en
segundo lugar. Pero el progreso en la oración es gracia, un don de Dios.
La acción principal es la que Dios pone, El “espíritu que da vida” (1 Cor
15,49) es Él, y a Él lo recibimos por los sacramentos, que son la fuente de la vida
espiritual.
Alimento espiritual
Al comer, el sistema digestivo transforma el alimento en nuestro mismo cuerpo.
En el caso de la Eucaristía, al recibirla como alimento, es Cristo mismo quien nos
transforma en sí mismo: nos va haciendo como Él.
Para hablarnos de la unión con Él, Jesús nos propone la parábola de la vid y los
sarmientos (cf Jn 15, 1-8):
-La cepa, que es Cristo, alimenta los sarmientos con Su savia, la vida que
nos transmite la hostia consagrada lo hace en virtud de la Presencia Real de
Cristo en ella, en Cuerpo, Alma y Divinidad.
-Allí está Cristo entero, escondido, con todo Su poder de Dios (cf
Catecismo 1374).
-Cuando comemos Su cuerpo y bebemos Su Sangre, crece Su
Presencia Espiritual en nosotros; el amor va creciendo, nos va
transformando y modelando, haciéndonos más y más semejantes a
Él, manteniéndonos en vida espiritual.
La Eucaristía es vida, es “el pan vivo bajado del cielo” (Jn 6,51).
“Si no comiereis la carne del Hijo del hombre y no bebiereis su sangre, no
tendréis vida en vosotros” (Jn 6,54).
“Mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre verdaderamente es
bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre, mora en mí y yo en él (Jn
6,56-57) … “El que coma este pan vivirá para siempre” (Jn 6,58).
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Este es el poder de la oración ante Cristo Eucaristía.
“Podría decirse que la vida eucarística conduce a una transformación de toda la sensibilidad,
permitiendo la aparición de los sentidos espirituales: la vista se transforma por la contemplación,
el gusto se hace capaz de percibir las realidades espirituales y la dulzura de Dios, el olfato siente
el aroma de la divinidad” (cfr Teología Espiritual, Charles André Bernard).
+ El Santo Cura de Ars decía que una comunión bien recibida, vale más que
una pequeña fortuna dada a los pobres.
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Después de los siglos III y IV d.C., la Iglesia consideraba la Sagrada Eucaristía
como “una conmemoración” de la cena que Jesús había compartido con sus
Apóstoles. Luego, comprendió lo que realmente había pasado en la Última Cena,
y convirtió en dogma de fe que Jesús realmente cambió sobrenaturalmente el pan
en Su Cuerpo y el vino en Su Sangre. Así fue como dio autoridad a sus Apóstoles
para llevar a cabo el mismo milagro sagrado hasta el fin de los tiempos, y en
recuerdo de Él. Luego, se produjeron los milagros eucarísticos que reafirmaron
esa transubstanciación.
En el calendario de la Iglesia, los acontecimientos de la vida de Jesús se reviven
desde la Navidad hasta la Ascensión y más allá. El ciclo del Triduo Pascual
(Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Pascua) es un intenso
revivir el drama central de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor. Y
la celebración de la Eucaristía, es una recreación diaria de este mismo drama,
fortalecido por la comunión mística.
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+ Nuestra participación en esta vida comienza con nuestro bautismo,
cuando por el poder del Espíritu Santo estamos unidos a Cristo,
convirtiéndonos así en hijos e hijas del Padre.
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Por otra parte, en la re-presentación eucarística del Eterno Sacrificio de Cristo
ante el Padre, NO SOMOS SIMPLES ESPECTADORES: el sacerdote y la
comunidad de fieles se encuentran en diferentes formas activas en el Sacrificio
Eucarístico.
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10 formas
de elevarnos más rápidamente al Cielo
con la Eucaristía
“La Eucaristía crea en el hombre la semilla de la vida eterna”
Juan Pablo II [Cruzando el umbral de la
esperanza]
“Cada vez que reciba la Santa Comunión, algo bueno les sucede
a todos los seres en el Cielo, en la Tierra y en el Purgatorio”
Santa Gertrudis
Todos nosotros fuimos creados para llegar al Cielo, para regresar a Casa.
Por lo tanto, todos nosotros deberíamos tener un ardiente deseo de llegar
allí con seguridad.
La Eucaristía es la forma más “fácil” de llegar al Cielo. Estas son 10
sugerencias prácticas sobre cómo podemos mejorar nuestra recepción
de la Santa Comunión, donde Cristo se nos da ardientemente, locamente
enamorado, en fe y en confianza en nosotros. Con estas sugerencias,
daremos pasos agigantados en nuestra búsqueda de la santidad; y,
finalmente, llegaremos a nuestro destino eterno: EL CIELO.
1. SABER QUE JESÚS ESTÁ EN LA EUCARISTÍA Revisar
nuestra fe, qué tan fuerte y profunda es, ¿creemos, sabemos, estamos
ciertos en la realidad de que Jesús está realmente presente en la
Sagrada Eucaristía? Si no cultivamos nuestra fe en la Presencia Real
de Jesús Eucaristía en la Hostia Consagrada, la banalizaremos.
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Debemos hacer esta oración bíblica: “Señor, aumenta nuestra fe”.
2. PUREZA A TRAVÉS DE LA CONFESIÓN Nuestra alma
puede ser comparada con un cristal, todos sabemos lo fácil que es
para un cristal de ventana estar manchada con suciedad, es fácil para
nuestra alma quedar mancillada por el pecado; una buena confesión
limpia nuestra alma y nos hace +dignos y mejor dispuestos para
recibir a Jesús en la Santa Comunión.
3. LLEGAR TEMPRANO PARA LA SANTA MISA Llegar tarde
daña en gran medida la eficacia de la recepción de Jesús, el Señor
Eucarístico; debemos llegar temprano para “sacudir el polvo” de
nuestra mente y corazón, para entrar en el ambiente espiritual del
Señor y del Cielo entero que está presente, y asumir un modo
contemplativo. Llegar por lo menos 10 minutos antes de la Misa.
4. VESTIR MODESTA Y RESPETUOSAMENTE Debido a un
ataque del paganismo, debemos protegernos y en todo momento
vestir de acuerdo con la dignidad de lo que realmente somos, hijos e
hijas de Dios. Más especialmente, al entrar en el Santuario de Dios.
Nuestra vestimenta es indicativa de lo que somos, lo que
representamos, y Quién nos va a recibir en la Santa Misa.
5. PRESENTAR NUESTRAS PROPIAS INTENCIONES En la
mayoría de las misas parroquiales, hay una intención específica para
que el sacerdote ofrezca el Santo Sacrificio de la Misa; sin embargo,
esto no niega el hecho de que podemos ofrecer nuestras propias
intenciones personales y que estas intenciones pueden ser
innumerables.
Ejemplo de intenciones:
6. POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO Nunca
hacemos mejor que cuando ofrecemos oraciones, ayunos, sacrificios,
limosnas y el Santo Sacrificio de la Misa por las benditas y santas
almas del Purgatorio, especialmente por las almas abandonadas en el
Purgatorio -estas almas deben ser purificadas de los pecados, porque
no hicieron penitencia suficiente, ni oración ni limosna para expiar
en esta vida-. En la economía Divina de la Salvación, Dios utiliza
nuestras oraciones, intenciones de misas y comuniones para ayudar a
las benditas almas del Purgatorio a que lleguen a la perfección total
de amor y arriben con seguridad a su hogar en el Cielo [podemos
pedir incluso por amigos y familiares].
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7. POR LA CONVERSIÓN DE LOS PECADORES Uno de los
deseos más urgentes de la Virgen de Fátima y Nuestra Señora de
Lourdes, fue que ofrezcamos continuamente oraciones y sacrificios
por la conversión y la salvación de los pecadores. No hay mayor
sacrificio que ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa y las Santas
Comuniones para la conversión de los pecadores y su salvación
[podemos pedir por casos concretos en la familia, amigos y
conocidos].
8. POR LA CONVERSIÓN PERSONAL La primera persona de
nuestra lista de los pecadores es UNO MISMO, todos nosotros
estamos en extrema necesidad de conversión y en cierto sentido cada
vez que recibimos la Santa Comunión -Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Jesucristo- realmente estamos recibiendo un trasplante
de corazón. En cada Santa Comunión recibimos a CRISTO
TOTAL, por supuesto incluye a Su Sacratísimo Corazón. Que cada
recepción de la Santa Comunión transforme nuestro corazón en el
Sagrado Corazón de Jesús.
9. LA RECEPCIÓN DE LA COMUNIÓN La forma en que
recibimos la Santa Comunión es de suma importancia, nuestro
comportamiento debe ser DE LA MAYOR REVERENCIA, recibir
la Santa Comunión debe estar precedido por algún acto de
reverencia, de rodillas o con una venia hasta el piso y en la boca.
Para recibir más fervientes y fructíferas comuniones: pedir a la
Santísima Virgen María que nos dé su Corazón Inmaculado, de
modo que recibamos a Su Hijo Jesús con toda la fe, el amor, el
fervor y la devoción que Él espera y merece. Nadie, nunca, recibió a
Jesús con un amor mayor que Su Madre, María Santísima.
10. ACCIÓN DE GRACIAS Los minutos posteriores a recibir a Jesús
en la Eucaristía, son los más importantes minutos en nuestra vida; es
el momento en que TENEMOS AL CREADOR DE TODO EL
UNIVERSO DENTRO DE LO MÁS PROFUNDO DE
NUESTRO CORAZÓN, MENTE Y ALMA. Simplemente, cerrar
los ojos y decirle a Jesús: “¡MI JESÚS ADORADO! ¡TE AMO!”.
Derramar en nuestro corazón LA ACCIÓN DE GRACIAS. Llegar
como un mendigo y pedir al Señor lo que necesitamos o lo que otros
pueden necesitar. Si tenemos miedos e inseguridades, entregárselos a
Nuestro Señor. Pedir al Señor por su ayuda y bendición. [Una
excelente manera de expresar la acción de gracias después de la Santa
Misa podría ser el Rezo del Santísimo Rosario: Papa Pablo VI].
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