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10 HECHOS ASOMBROSOS SOBRE

EL PODER
DE LA
EUCARISTÍA
TEKTON

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=VCF5RZZGVNU

La Eucaristía es un hecho
que trasciende la ceremonia
+ encuentra su poder y su
esencia en la misma obra de
la Santísima Trinidad

2) Destrucción del pecado venial: la Eucaristía


1) Unión con Cristo: al recibir a Jesús en la Eucaristía, destruye el pecado venial + Por nuestro pecado
fusionamos nuestro ser con el de Cristo + San Cirilo de venial, el fervor de nuestra caridad puede
Alejandría lo describía como cuando la cera derretida se
fusiona con otra cera + El viaje cristiano es el viaje para ser
disminuir; pero cuando recibimos la Eucaristía,
como Cristo, para permanecer en Él y Él en nosotros + nos unimos con la misma caridad, quema los
La Eucaristía es el medio para que esto suceda vestigios de nuestro pecado venial y nos
purifica para poder empezar de nuevo
3) Protección contra el pecado mortal: aunque
debemos abstenernos de recibir la Eucaristía
cuando estamos en estado de pecado mortal,
deberíamos recibir la Eucaristía tanto como nos
fuera posible, porque nos protege de los
pecados graves + Es como si el poder de la
Eucaristía limpiara el pecado venial de nuestra
alma y luego lo cubriera con una capa
protectora que nos ayuda a permanecer a salvo
de pecados graves

4) Relación personal con Jesús: es fundamental


mantener una relación personal con el Señor, lo
cual se profundiza a través de la Eucaristía;
mediante ella podemos establecer y mantener
un encuentro íntimo con la persona de Jesús +
Benedicto XVI destacó una vez esta conexión:
Hoy se necesita redescubrir que Jesucristo no es una
simple convicción privada, o una doctrina abstracta, sino
una persona real, cuya entrada en la historia es capaz
de renovar la vida de todos; por eso, la Eucaristía, como
fuente y culmen de la vida, y de la misión de la Iglesia,
se tiene que traducir en espiritualidad… en vida, según
el espíritu

5) Da vida: según el Catecismo, la Eucaristía


conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia
recibida en el Bautismo + Recibir la Eucaristía
incrementa la vida de la gracia, presente dentro
de nosotros

6) Unidad con el cuerpo de Cristo: puesto que


estamos más íntimamente unidos con Cristo a
través de la Eucaristía, también estamos más
unidos con todas las personas que reciben la
Eucaristía + La Eucaristía es como “el
pegamento” que nos mantiene unidos a Jesús y
a todos los hermanos y hermanas de la Iglesia

7) Nos compromete con los pobres: las


palabras de San Juan Crisóstomo avergüenzan a
los que abandonan la mesa eucarística sin
preocupación por los pobres, ¿Has gustado la
sangre del Señor y no reconoces a tu hermano?
¡Deshonras esta mesa, no juzgando digno de compartir
tu alimento con el que ha sido juzgado digno de
participar en esta mesa! Dios te ha liberado de todos los
pecados y te ha invitado a ella: ¿Y tú, aun así, no te
has hecho más misericordioso?

8) Consuelo espiritual: la Sagrada Comunión es


un anticipo de la dicha del Paraíso, produce
dicha en nosotros en esta experiencia real de
unidad con Dios + Si nos sentimos abatidos
por las dificultades de la vida, podemos ir a la

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Eucaristía, nuestra fuente de alegría, y pedir al
Señor que nos colme de consuelo y paz

9) Pacificadora: en el Sínodo sobre la Eucaristía


[2005] los obispos discutieron cómo la
recepción de la Eucaristía, en áreas devastadas
por la guerra, transformaba a las gentes de Dios
y les daba el ímpetu para buscar la paz +
Gracias a las celebraciones eucarísticas, pueblos
en conflicto se han podido reunir alrededor de
la Palabra de Dios, escuchar Su anuncio
profético de reconciliación a través del perdón
gratuito, recibir la gracia de la conversión que
permite la comunión en el pan y en el mismo
cáliz

10) Ofrece un punto focal en nuestra vida: si


entendiéramos de verdad la profunda
naturaleza de la Eucaristía, empezaríamos por
centrar nuestra vida en torno a la Sagrada
Comunión + No hay nada más importante en
nuestra vida, ni partidos de fútbol, ni reuniones
de amigos, ni picnics + No hay nada más
importante en nuestra agenda que recibir la
Medicina del Médico de las almas, que recibir a
Jesús en la Eucaristía

El poder de la oración ante la Eucaristía


Es que Cristo está allí, realmente presente, en el Sagrario, y como Dios que es,
nos conoce y nos llama.
Cristo Eucaristía es como un Sol, la Eucaristía es signo de la presencia viva del
Resucitado.
Las custodias donde se expone el Santísimo Sacramento tienen forma de sol, la
mayoría de las veces. Estar allí, “expuestos al Sol”, frente a Él, es escuchar que
nos dice: “He venido a traer fuego a la Tierra y qué quiero, sino que arda”
(Lucas 121,49).

En la órbita del Sol Eucarístico


En momentos de fuerte sufrimiento moral, de soledad profunda, duda o
confusión, la mayoría de nosotros -si no todos- sentimos una atracción especial
hacia Cristo Eucaristía. Y es que Cristo está allí, realmente presente en el
Sagrario, y como Dios que es, nos conoce y nos llama. Para eso se quedó con
nosotros: para ser compañero de camino, consuelo, amigo, alimento, luz y guía.
La experiencia no demuestra cómo después de esas visitas al Santísimo, salimos
en paz. Tantas veces llegamos con el espíritu descompuesto, rebelde, alterado;
después de 15 minutos frente a Él, recobramos la paz. No hicimos nada.
Simplemente estuvimos en Su Presencia, “expuestos al Sol”. Y Él hizo Su labor.

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Sólo necesitaba tenernos delante, rendidos con fe en Su Presencia, como la
hemorroísa: “Con sólo tocar la orla de tu manto, quedaré sana” (cf Mt
9,21). No es magia, es la fuerza transformante del amor de Dios.
En muchos libros y predicaciones, al hablar de la unión con Dios y de la
búsqueda de la perfección, se insiste en los medios que el hombre debe poner
para lograr progreso espiritual: los actos de piedad, los ejercicios espirituales, los
métodos de oración, etc. Y da la impresión de que, la acción de Dios se deja en
segundo lugar. Pero el progreso en la oración es gracia, un don de Dios.
La acción principal es la que Dios pone, El “espíritu que da vida” (1 Cor
15,49) es Él, y a Él lo recibimos por los sacramentos, que son la fuente de la vida
espiritual.

Alimento espiritual
Al comer, el sistema digestivo transforma el alimento en nuestro mismo cuerpo.
En el caso de la Eucaristía, al recibirla como alimento, es Cristo mismo quien nos
transforma en sí mismo: nos va haciendo como Él.
Para hablarnos de la unión con Él, Jesús nos propone la parábola de la vid y los
sarmientos (cf Jn 15, 1-8):
-La cepa, que es Cristo, alimenta los sarmientos con Su savia, la vida que
nos transmite la hostia consagrada lo hace en virtud de la Presencia Real de
Cristo en ella, en Cuerpo, Alma y Divinidad.
-Allí está Cristo entero, escondido, con todo Su poder de Dios (cf
Catecismo 1374).
-Cuando comemos Su cuerpo y bebemos Su Sangre, crece Su
Presencia Espiritual en nosotros; el amor va creciendo, nos va
transformando y modelando, haciéndonos más y más semejantes a
Él, manteniéndonos en vida espiritual.

La Eucaristía es vida, es “el pan vivo bajado del cielo” (Jn 6,51).
“Si no comiereis la carne del Hijo del hombre y no bebiereis su sangre, no
tendréis vida en vosotros” (Jn 6,54).
“Mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre verdaderamente es
bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre, mora en mí y yo en él (Jn
6,56-57) … “El que coma este pan vivirá para siempre” (Jn 6,58).

Cuanto más nos expongamos al calor del Sol, mejor


El maestro de oración es Jesucristo. Aquel a Quien buscamos en la oración es a
Jesucristo. Por eso, si queremos mejorar nuestra comunicación con Dios,
debemos frecuentar a Cristo Eucaristía, visitarle y recibir la Sagrada Comunión;
hacer la meditación diaria en Su Presencia, es una opción excelente. Así, poco a
poco, será más grande nuestra unión con Él, toda nuestra persona se irá
modelando conforme a Su imagen.

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Este es el poder de la oración ante Cristo Eucaristía.
“Podría decirse que la vida eucarística conduce a una transformación de toda la sensibilidad,
permitiendo la aparición de los sentidos espirituales: la vista se transforma por la contemplación,
el gusto se hace capaz de percibir las realidades espirituales y la dulzura de Dios, el olfato siente
el aroma de la divinidad” (cfr Teología Espiritual, Charles André Bernard).

Datos importantes sobre la Eucaristía


+ Cada vez que recibimos la Sagrada Comunión, nuestra estancia en el
Purgatorio se acorta.

+ El Santo Cura de Ars decía que una comunión bien recibida, vale más que
una pequeña fortuna dada a los pobres.

+ Cuando recibimos a Cristo en la Comunión, estamos ejerciendo la


capacidad de manifestar la fe; abrimos la puerta a la comprensión de qué es
el Cielo y aspiramos sólo al Cielo; no pensamos en los asuntos de esta vida,
la otra vida es lo más importante. Es la razón de la vida en la tierra, que es
una prueba y una preparación.

+ Mientras estemos en la tierra, con una visión limitada, nunca seremos


capaces de apreciar la grandeza de la Eucaristía; nunca seremos capaces de
comprender el hecho real de revivir la Crucifixión de Jesucristo.

+ La Santísima Virgen le dio importancia central en Medjugorje: “Adoren sin


cesar, adoren al Santísimo Sacramento del Altar, se reciben gracias
especiales. Vayan a Misa sin tener que buscar excusas, oren, oren,
oren solamente. Si ustedes supieran la gracia y los dones que
reciben, ustedes se prepararían para la Eucaristía cada día durante
una hora por lo menos”.
o Y agrega Nuestra Señora una promesa increíble: “La Misa es la
oración más grande de Dios. Ustedes nunca serán capaces de
entender su grandeza. Es por eso que deben ser perfectos y
humildes en la Misa. Os ruego, oren a Jesús, yo soy su madre e
intercedo por ustedes con Él. Pero todo no depende sólo de
mí, sino también de su fuerza y la fuerza de los que rezan”.
o “La Misa es lo más importante y el momento más sagrado en
sus vidas. SI SE ABANDONAN A SÍ MISMOS HACIA MÍ,
INCLUSO NO SENTIRÁN EL PASO DE ESTA VIDA A LA
OTRA VIDA; ustedes comenzarán a vivir la vida del cielo en
esta tierra”. (¡Ni siquiera se siente el paso de esta vida! ¡Una
promesa increíble!).

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Después de los siglos III y IV d.C., la Iglesia consideraba la Sagrada Eucaristía
como “una conmemoración” de la cena que Jesús había compartido con sus
Apóstoles. Luego, comprendió lo que realmente había pasado en la Última Cena,
y convirtió en dogma de fe que Jesús realmente cambió sobrenaturalmente el pan
en Su Cuerpo y el vino en Su Sangre. Así fue como dio autoridad a sus Apóstoles
para llevar a cabo el mismo milagro sagrado hasta el fin de los tiempos, y en
recuerdo de Él. Luego, se produjeron los milagros eucarísticos que reafirmaron
esa transubstanciación.
En el calendario de la Iglesia, los acontecimientos de la vida de Jesús se reviven
desde la Navidad hasta la Ascensión y más allá. El ciclo del Triduo Pascual
(Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Pascua) es un intenso
revivir el drama central de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor. Y
la celebración de la Eucaristía, es una recreación diaria de este mismo drama,
fortalecido por la comunión mística.

+ La imitación de Cristo es la transformación del ser humano, y la


Santa Misa sigue siendo el medio +eficaz de esa transformación.

+ La Presencia de Cristo Resucitado en la Eucaristía es un misterio


inconmensurable, que la Iglesia no puede explicar completamente
en palabras.

+ Hay que recordar que el Dios Trino y Uno es el Creador de todo lo


que existe y que tiene el Poder de hacer más de lo que podemos
imaginar.
San Ambrosio: “Si la Palabra del Señor Jesús es tan poderosa como para poner
en existencia cosas que no eran, a continuación, aquellas cosas que ya existen se
pueden cambiar en otra cosa” (De Sacramentis, IV, 5-16).
Dios creó el mundo con el fin de compartir su vida con personas que no son
Dios, pero los hombres cayeron en el pecado y fue necesario un plan de
salvación generalizado: este gran plan de salvación, revela una sabiduría que
supera nuestro pensamiento limitado.
¿Por qué Jesús mismo se da a nosotros como comida y bebida?

+ Jesús se nos da en la Eucaristía como alimento espiritual PORQUE


NOS AMA.

+ Todo el plan de Dios para nuestra salvación se dirige a NUESTRA


PARTICIPACIÓN EN LA VIDA DE LA SANTÍSIMA
TRINIDAD, la comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

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+ Nuestra participación en esta vida comienza con nuestro bautismo,
cuando por el poder del Espíritu Santo estamos unidos a Cristo,
convirtiéndonos así en hijos e hijas del Padre.

+ Se fortalece y aumenta en la Confirmación.

+ Y se nutre y se profundiza a través de NUESTRA


PARTICIPACIÓN EN LA EUCARISTÍA.
Al comer el Cuerpo y beber la Sangre de Cristo en la Eucaristía, nos unimos a la
persona de Cristo a través de Su Humanidad. “El que come mi carne y bebe
mi sangre permanece en mí y yo en él” (Jn 6:56).
Al estar unidos a la Humanidad de Cristo, al mismo tiempo estamos unidos a Su
Divinidad. Nuestra naturaleza mortal y corruptible, es transformada por estar
unida a la fuente de la vida. “Como el Padre que vive me ha enviado y yo
vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí” (Jn 6:57).
Al estar unidos a Cristo por el poder del Espíritu Santo, que habita en nosotros,
estamos en relación eterna de amor con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

La Eucaristía como el Sacrificio de Jesús,


ahora desde el Cielo
Cristo no tiene que salir de donde está en el Cielo para estar con nosotros: más
bien, al participar de la liturgia del Cielo, Cristo intercede eternamente por
nosotros y presenta Su Sacrificio al Padre, donde los ángeles y los santos glorifican
constantemente a Dios y dan gracias por todos sus dones.
“Al que está sentado en el trono y al cordero, sea la alabanza, la
honra, la gloria y el poder, para siempre jamás” (Ap 5:13).
Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica:
“Por la celebración eucarística, nos unimos ya a la liturgia del Cielo y
anticipamos la vida eterna, cuando Dios será todo en todos” (#1326).
“´Santo, Santo, Santo es el Señor´… el anuncio Sanctus, es el canto
de los ángeles que están en presencia de Dios” (Is 6:3). Cuando en la
Eucaristía proclamamos el Sanctus, nos hacemos eco en la tierra del canto
de los ángeles cuando ellos adoran a Dios en el Cielo.
En la celebración eucarística, no nos limitamos a recordar un acontecimiento en la
historia. Por el contrario: a través de la acción misteriosa del Espíritu Santo, se
hace presente y contemporánea a la Iglesia, Su Esposa, en la celebración
eucarística.

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Por otra parte, en la re-presentación eucarística del Eterno Sacrificio de Cristo
ante el Padre, NO SOMOS SIMPLES ESPECTADORES: el sacerdote y la
comunidad de fieles se encuentran en diferentes formas activas en el Sacrificio
Eucarístico.

+ El sacerdote ordenado en el Altar, representa a Cristo como cabeza


de la Iglesia.

+ Todos los bautizados, como miembros del Cuerpo de Cristo,


partícipes de su sacerdocio, como sacerdote y víctima.

+ La Eucaristía es, también, el Sacrificio de la Iglesia: Ella es el Cuerpo


y la Novia de Cristo, y participa en la ofrenda del Sacrificio de Su
Cabeza y Esposo.
En la Eucaristía, el Sacrificio de Cristo es el sacrificio de los miembros de Su
Cuerpo, que se unieron para formar una sola ofrenda sacrificial de Cristo (cf
Catecismo #1368).
“Toda la Iglesia ejerce el papel de sacerdote y víctima junto con
Cristo, ofreciendo el sacrificio de la Misa y por completo ofrecido en
ella” (Mysterium Fidei, #31; Lumen Gentium, No. 11).
Esta es la doctrina y la práctica oficial de la Iglesia, sin embargo, se está
produciendo una banalización de La Sagrada Eucaristía. Se está convirtiendo, para
gran parte de la Iglesia, en una simple comida conmemorativa, un signo y no un
hecho real [cristiandad protestante, que llegó a negar este misterio y esta práctica].
Hoy, la Iglesia Católica está experimentando una peligrosa reforma interna,
silenciosa y grave, cuyos efectos en la Santa Misa no son diferentes a los
producidos por las revueltas de Lutero y Calvino.
Hace 30 años, se podía observar todavía a las monjas llevando a sus pequeños
alumnos al comulgatorio, y amonestándolos: “No mastiquen al Niño Jesús”.
Hoy, casi todo temor y reverencia hacia la Misa y los elementos consagrados
parece que se evaporaron; cosas tan simples como: arrodillarse para recibir la
Sagrada Comunión, recibir el Sacramento en la lengua y no en la mano, y otras
normas “antiguas” que reflejan la dignidad numinosa… han desaparecido.
Podemos decir que la Misa se ha “desordenado” respecto al mundo sobrenatural:
la banalización y la desacralización de la Santa Misa, hoy, no son sino el resultado
natural de la intelectualización de este Gran Misterio. La mente fue la “matadora”
de lo real y grandioso. El misterio numinoso trascendental no pudo sobrevivir al
racionalismo, y a la modernidad de Hans Küng y sus colegas.
Sin embargo, la Sagrada Eucaristía es algo que tenemos que defender y aquí hay
10 formas de aprovecharla mejor.

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10 formas
de elevarnos más rápidamente al Cielo
con la Eucaristía
“La Eucaristía crea en el hombre la semilla de la vida eterna”
Juan Pablo II [Cruzando el umbral de la
esperanza]
“Cada vez que reciba la Santa Comunión, algo bueno les sucede
a todos los seres en el Cielo, en la Tierra y en el Purgatorio”
Santa Gertrudis
Todos nosotros fuimos creados para llegar al Cielo, para regresar a Casa.
Por lo tanto, todos nosotros deberíamos tener un ardiente deseo de llegar
allí con seguridad.
La Eucaristía es la forma más “fácil” de llegar al Cielo. Estas son 10
sugerencias prácticas sobre cómo podemos mejorar nuestra recepción
de la Santa Comunión, donde Cristo se nos da ardientemente, locamente
enamorado, en fe y en confianza en nosotros. Con estas sugerencias,
daremos pasos agigantados en nuestra búsqueda de la santidad; y,
finalmente, llegaremos a nuestro destino eterno: EL CIELO.
1. SABER QUE JESÚS ESTÁ EN LA EUCARISTÍA Revisar
nuestra fe, qué tan fuerte y profunda es, ¿creemos, sabemos, estamos
ciertos en la realidad de que Jesús está realmente presente en la
Sagrada Eucaristía? Si no cultivamos nuestra fe en la Presencia Real
de Jesús Eucaristía en la Hostia Consagrada, la banalizaremos.
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Debemos hacer esta oración bíblica: “Señor, aumenta nuestra fe”.
2. PUREZA A TRAVÉS DE LA CONFESIÓN Nuestra alma
puede ser comparada con un cristal, todos sabemos lo fácil que es
para un cristal de ventana estar manchada con suciedad, es fácil para
nuestra alma quedar mancillada por el pecado; una buena confesión
limpia nuestra alma y nos hace +dignos y mejor dispuestos para
recibir a Jesús en la Santa Comunión.
3. LLEGAR TEMPRANO PARA LA SANTA MISA Llegar tarde
daña en gran medida la eficacia de la recepción de Jesús, el Señor
Eucarístico; debemos llegar temprano para “sacudir el polvo” de
nuestra mente y corazón, para entrar en el ambiente espiritual del
Señor y del Cielo entero que está presente, y asumir un modo
contemplativo. Llegar por lo menos 10 minutos antes de la Misa.
4. VESTIR MODESTA Y RESPETUOSAMENTE Debido a un
ataque del paganismo, debemos protegernos y en todo momento
vestir de acuerdo con la dignidad de lo que realmente somos, hijos e
hijas de Dios. Más especialmente, al entrar en el Santuario de Dios.
Nuestra vestimenta es indicativa de lo que somos, lo que
representamos, y Quién nos va a recibir en la Santa Misa.
5. PRESENTAR NUESTRAS PROPIAS INTENCIONES En la
mayoría de las misas parroquiales, hay una intención específica para
que el sacerdote ofrezca el Santo Sacrificio de la Misa; sin embargo,
esto no niega el hecho de que podemos ofrecer nuestras propias
intenciones personales y que estas intenciones pueden ser
innumerables.
Ejemplo de intenciones:
6. POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO Nunca
hacemos mejor que cuando ofrecemos oraciones, ayunos, sacrificios,
limosnas y el Santo Sacrificio de la Misa por las benditas y santas
almas del Purgatorio, especialmente por las almas abandonadas en el
Purgatorio -estas almas deben ser purificadas de los pecados, porque
no hicieron penitencia suficiente, ni oración ni limosna para expiar
en esta vida-. En la economía Divina de la Salvación, Dios utiliza
nuestras oraciones, intenciones de misas y comuniones para ayudar a
las benditas almas del Purgatorio a que lleguen a la perfección total
de amor y arriben con seguridad a su hogar en el Cielo [podemos
pedir incluso por amigos y familiares].

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7. POR LA CONVERSIÓN DE LOS PECADORES Uno de los
deseos más urgentes de la Virgen de Fátima y Nuestra Señora de
Lourdes, fue que ofrezcamos continuamente oraciones y sacrificios
por la conversión y la salvación de los pecadores. No hay mayor
sacrificio que ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa y las Santas
Comuniones para la conversión de los pecadores y su salvación
[podemos pedir por casos concretos en la familia, amigos y
conocidos].
8. POR LA CONVERSIÓN PERSONAL La primera persona de
nuestra lista de los pecadores es UNO MISMO, todos nosotros
estamos en extrema necesidad de conversión y en cierto sentido cada
vez que recibimos la Santa Comunión -Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Jesucristo- realmente estamos recibiendo un trasplante
de corazón. En cada Santa Comunión recibimos a CRISTO
TOTAL, por supuesto incluye a Su Sacratísimo Corazón. Que cada
recepción de la Santa Comunión transforme nuestro corazón en el
Sagrado Corazón de Jesús.
9. LA RECEPCIÓN DE LA COMUNIÓN La forma en que
recibimos la Santa Comunión es de suma importancia, nuestro
comportamiento debe ser DE LA MAYOR REVERENCIA, recibir
la Santa Comunión debe estar precedido por algún acto de
reverencia, de rodillas o con una venia hasta el piso y en la boca.
Para recibir más fervientes y fructíferas comuniones: pedir a la
Santísima Virgen María que nos dé su Corazón Inmaculado, de
modo que recibamos a Su Hijo Jesús con toda la fe, el amor, el
fervor y la devoción que Él espera y merece. Nadie, nunca, recibió a
Jesús con un amor mayor que Su Madre, María Santísima.
10. ACCIÓN DE GRACIAS Los minutos posteriores a recibir a Jesús
en la Eucaristía, son los más importantes minutos en nuestra vida; es
el momento en que TENEMOS AL CREADOR DE TODO EL
UNIVERSO DENTRO DE LO MÁS PROFUNDO DE
NUESTRO CORAZÓN, MENTE Y ALMA. Simplemente, cerrar
los ojos y decirle a Jesús: “¡MI JESÚS ADORADO! ¡TE AMO!”.
Derramar en nuestro corazón LA ACCIÓN DE GRACIAS. Llegar
como un mendigo y pedir al Señor lo que necesitamos o lo que otros
pueden necesitar. Si tenemos miedos e inseguridades, entregárselos a
Nuestro Señor. Pedir al Señor por su ayuda y bendición. [Una
excelente manera de expresar la acción de gracias después de la Santa
Misa podría ser el Rezo del Santísimo Rosario: Papa Pablo VI].

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