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8 Consejos para padres cuyos hijos se alejan de la fe

Muchos jóvenes llevados por distintas razones abandonen la fe, ¿cómo proceder?

Por: Silvana Ramos | Fuente: Catholic-link.com

1. Lo que has formado desde pequeño se encuentra aún ahí


Todo el esfuerzo que has hecho por formarte como padre, por darles lo mejor, y no me refiero solo a lo
material, se encuentra ahí, en el interior de tu hijo. Lo que le has enseñado ha moldeado de una manera
importante el tipo persona que es hoy. En la edad adulta verás los frutos de ese esfuerzo inagotable por
formarlos en la fe, en las virtudes, en los buenos modales, en el respeto, en la libertad. Lo que sembramos en
nuestros hijos pequeños dará fruto en la edad adulta. Y si en este momento pareciera que todos tus esfuerzos
han caído en saco roto, no desesperes, ten paciencia y esperanza. Tu trabajo no ha sido en vano.
2. Escúchalo, trátalo con respeto e interésate por su decisión
En lugar de entrar en desesperación y dejarte llevar por solo por el sentimiento, respira. Antes de hablar
primero escucha, interésate por él. No te dejes llevar por la indignación y te enredes en sermones que podrían
ocasionar que tu hijo se aleje. Escucha sus razones, pregúntale y sigue escuchando. Trata de conocer su
pensamiento, sus razones, sus anhelos e ilusiones. Solo con esa información, sabrás qué camino ir tomando.

3. No trates de convencerlo
No empieces una campaña incesante de convertir al hijo, es muy probable que consigas el resultado
contrario. Esto no significa que ustedes, los padres, dejen sus prácticas religiosas o dejen de hablar de Dios
frente a su hijo. Por el contrario continúen con ellas como siempre y sean cada vez más coherentes con su fe
y vida cristiana. Muchas veces la decepción a causa del proceder de algunos cristianos es un factor clave para
que los hijos dejen de lado la fe. No lo fuercen a rezar, pero que tu actitud frente a la oración sea un ejemplo.
No es que seas indiferente, puedes hablar abiertamente de tu pensamiento y tu fe, dejar que él te escuche así
como tú lo escucharás a él. Es una situación oportuna para aprender a conversar y a respetarse.
4. No lo manipules con castigos o le cortes la ayuda a condición de su fe
Condicionar su fe a tu ayuda no va a llevar la relación a ningún buen lugar . Nuestra fe no es una
obligación impuesta por alguien, nuestra fe es una relación de amor, un regalo. Jesús no se acercó diciendo:
«Te obligo a creer en mí». Jesús se volvió pequeño como uno de nosotros y con paciencia, ternura y con su
ejemplo de vida nos mostró el camino. Como cristiano sigue ese ejemplo de Jesús que es cercano, paciente,
amble y todo lo provee.
5. Muéstrale la alegría de tener una relación con Dios
Nuestra fe no es simplemente creer en algo. La riqueza de nuestra fe está en que consiste en una relación con
Alguien. No se trata de una serie de normas a cumplir sin razón y que hacemos mecánicamente. Nuestra fe
nace de un encuentro con otra persona, la persona de Cristo Jesús. En una situación así, más que mil
palabras, valdrá el ejemplo de tu vida cotidiana. Tu coherencia, tu alegría, tu trato con los demás, tu amor
firme e incondicional.
6. Inclúyelo en tus actividades sin forzarlo
Así como tú respetas y a la vez conversas sobre su decisión, de la misma manera muéstrale tu pensamiento y
conversa sobre él. No tengas miedo a mostrar tu fe, continúa haciéndolo partícipe e invitarlo siempre que
puedas (aunque él diga que no) a tus actividades religiosas, incluso a campañas de ayuda social. Invítalo a
misa (por lo menos pregúntale si te acompaña), continúa con las celebraciones Pascuales, Navideñas, hazlo
partícipe como siempre. Celebra junto a él con alegría. La decisión de participar o no será suya, pero lo más
probable es quiera ir (a algunas por lo menos). Estas celebraciones han formado parte de su historia desde
siempre y además están llenas de amor.
7. No caigas en la tristeza y en la desesperanza
Puede que él haya decidido no creer en Dios, pero recuerda que Dios siempre cree en él. Es su creador, su
Padre y nunca lo dejará desamparado, aunque a veces así parezca. No te dejes caer en la tentación de
pensar que tu hijo será condenado, ese es asunto solo le compete a Dios. A nosotros nos compete el amar y
entregarnos al servicio de los demás. Así que en lugar de dejarte vencer por la tristeza y la
desesperanza, confía en Dios aún con más fuerza.
8. Que Santa Mónica se vuelva tu mejor amiga
Santa Mónica es nuestra aliada por excelencia en esta misión. Ella sabe y conoce perfectamente la situación
de un hijo alejado de Dios. Recurre a ella para que interceda por tu hijo y como ella ofrécele a Dios todos tus
pesares y dolores. Ora constantemente y sin cansancio. El camino hacia la conversión de nuestros hijos pasa
indiscutiblemente por nuestra propia conversión. Por pedirle a Dios cada día más fe, y por entregarnos de una
manera cada vez más completa. Y así como el obispo le dijo a Santa Mónica:“Esté tranquila, es imposible
que se pierda el hijo de tantas lágrimas”.
BONUS: Fórmate continuamente
A veces, ante las preguntas de nuestros hijos nos quedamos sin respuestas, no porque la pregunta sea difícil,
sino porque simplemente no nos hemos informado bien. En la fe es importante la práctica pero también es
muy importante la formación, el conocer nuestra historia como católicos y los fundamentos de nuestra vida
cristiana. Fórmate constantemente, consulta fuentes confiables, cultívate y aprende todos los días a ser un
mejor padre.
«Cuánta dignidad y cuánta ternura en la espera de ese padre que está en la puerta de casa esperando que el
hijo regrese. Los padres deben ser pacientes. Muchas veces no hay otra cosa que hacer más que esperar;
rezar y esperar con paciencia, dulzura, magnanimidad y misericordia» (Papa Francisco – 4 de febrero de
2015).

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