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Manual del maestro para el curso

Enseñanzas de los profetas vivientes


Religión 333

Publicado por
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Salt Lake City, Utah
Se agradecen los comentarios y las correcciones. Tenga a bien enviar los comentarios, e incluso los errores, a:
Seminaries and Institutes of Religion Curriculum Services
50 East North Temple Street
Salt Lake City, Utah 84150-0008
USA
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Asegúrese de indicar el título del manual cuando haga sus observaciones.
© 2010, 2017 por Intellectual Reserve, Inc.
Todos los derechos reservados.
Impreso en los Estados Unidos de América
Versión 2, 12/16
Aprobación del inglés: 10/16.
Aprobación de la traducción: 12/16.
Traducción de Teachings of the Living Prophets Teacher Manual
Spanish
14420 002
Índice de temas
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . V
1 Nuestra necesidad de profetas vivientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
2 El profeta viviente: El Presidente de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
3 La sucesión en la Presidencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
4 El Cuórum de la Primera Presidencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
5 El Cuórum de los Doce Apóstoles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
6 La conferencia general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
7 Cómo estudiar los discursos de conferencia general . . . . . . . . . . . . . . 36
Introducción
El élder Robert D. Hales, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:

“… en la actualidad hay profetas que dirigen esta Iglesia. Los miembros de La


Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tendrán seguridad si
aprenden a escuchar y a obedecer las palabras y los mandamientos que el Señor
da por medio de Sus profetas vivientes. Quisiera que el mundo entendiera la
importancia de tener un profeta viviente en la tierra hoy en día” (véase de
Robert D. Hales, “Escuchemos y obedezcamos la voz del Profeta”, Liahona, julio
de 1995, pág. 18).

Como maestro de este curso, usted tiene la oportunidad de ayudar a sus alumnos a
reconocer la bendición de vivir en una época en la que hay profetas vivientes sobre
la tierra. Usted puede ayudarlos a saber que el Padre Celestial se comunica hoy en
día como lo ha hecho en todas las dispensaciones. Cuando los profetas vivientes
hablan con autoridad a los miembros de la Iglesia, lo que dicen es “la voluntad del
Señor… la voz del Señor y el poder de Dios para salvación” (D. y C. 68:4).
Con espíritu de oración, estudie las Escrituras y los discursos de las conferencias
generales. Procure la ayuda del Espíritu Santo para elegir las actividades de
aprendizaje que ayudarán a los alumnos a progresar espiritualmente. Ayude a los
alumnos a descubrir, comprender y vivir las verdades que se presentan en las
conferencias de la Iglesia.
Para complementar su preparación, este manual proporciona información
introductoria a los capítulos, señala pasajes de las Escrituras y principios del
Evangelio, y sugiere maneras de ayudar a los alumnos a entender las doctrinas y
ponerlas en práctica.

Cómo está organizado el manual


La clase de Religión 333 está diseñada para enseñarse en un solo semestre. Este
manual contiene siete capítulos.
1. Nuestra necesidad de profetas vivientes
2. El profeta viviente: El Presidente de la Iglesia
3. La sucesión en la Presidencia
4. El Cuórum de la Primera Presidencia
5. El Cuórum de los Doce Apóstoles
6. La conferencia general
7. Como estudiar los discursos de conferencia general
Los primeros seis capítulos incluyen material e ideas que puede utilizar como un
recurso al enseñar los fundamentos doctrinales de esta clase. En calidad de
maestro, usted tiene la flexibilidad de enseñar esas lecciones en los primeros seis
periodos de clase del semestre o distribuirlas a lo largo del semestre. El capítulo 7

V
I N T RO D UC C I Ó N

proporciona ideas sobre diversos métodos para enseñar las palabras de las
Autoridades Generales que se encuentran en el ejemplar de la revista Liahona que
contiene el informe de la conferencia general más reciente. Los demás períodos de
clase se deben enseñar del ejemplar de la conferencia.
Las lecciones de este manual están diseñadas para que duren 50 minutos. Si la
clase se reúne dos veces a la semana, cada lección debe durar aproximadamente 50
minutos. Si se reúne solo una vez por semana, cada lección debe durar
aproximadamente 90 minutos. Para una clase de 90 minutos, podría enseñar una de
las lecciones de este manual, así como material de la revista Liahona. Será necesario
que adapte el material del curso a sus circunstancias particulares de enseñanza.
Durante un semestre típico, la instrucción basada en la revista Liahona constituirá
aproximadamente el 75 por ciento del tiempo de la clase.
Cada capítulo de este manual tiene tres secciones:
• Introducción
• Algunas doctrinas y principios
• Ideas para la enseñanza

Introducción
La sección “Introducción” pone de relieve los temas generales del capítulo y le
ayudará a obtener un panorama rápido del tema general.

Algunas doctrinas y principios


La sección titulada “Algunas doctrinas y principios” contiene una lista de las
doctrinas y los principios fundamentales que se relacionan con el tema de la
lección. Además de las doctrinas y los principios que se destacan en el manual,
podría encontrar otras verdades importantes en las Escrituras o en los ejemplares
de la conferencia de la revista Liahona que sienta que se apliquen a las necesidades
de sus alumnos. Esa es su prerrogativa como maestro; sin embargo, tal vez quiera
examinar los otros capítulos del manual antes de enseñar principios adicionales. Si
en el material que se sugiere para la lección no se trata un principio o una doctrina,
tal vez se presente en otro capítulo que corrobore el tema de forma más completa.

Ideas para la enseñanza


La sección “Ideas para la enseñanza” proporciona una idea específica para enseñar
cada uno de los puntos que se indican bajo “Algunas doctrinas y principios”. Es
posible que esa sección también contenga sugerencias para enseñar ideas
importantes que no figuren bajo “Algunas doctrinas y principios”. Esas “Ideas para
la enseñanza” lo ayudan a preparar el material de la lección y las actividades de
aprendizaje. Adapte las sugerencias de la lección para que se ajusten al entorno del
salón, a las necesidades de los alumnos y a las limitaciones de tiempo.

Otras ayudas para la enseñanza


Comentarios en el manual del alumno. El Manual del alumno para el curso
Enseñanzas de los profetas vivientes (Religión 333) contiene comentarios valiosos de
Autoridades Generales y oficiales generales de la Iglesia. Varias de las ideas para la

VI
IN T R O DUCCIÓN

enseñanza del manual del maestro lo remiten a los comentarios que se encuentran
en el manual del alumno. Anime a los alumnos a utilizar ese recurso dentro y fuera
de la clase. Además, cada capítulo del manual del alumno finaliza con las secciones
“Puntos para meditar” y “Asignaciones sugeridas”. Las preguntas que se
encuentran bajo “Puntos para meditar” y las actividades en “Asignaciones
sugeridas” ayudan a los alumnos a considerar más detenidamente las lecturas
complementarias. Muchas de esas preguntas y actividades también se pueden
adaptar para utilizarse en la clase como ideas para la enseñanza.
Palabras de los profetas vivientes, de las Autoridades Generales y de los
oficiales generales de la Iglesia. Al estudiar los discursos que se dieron en la
última conferencia general y otros artículos de las revistas de la Iglesia, busque
material adicional que podría complementar las lecciones de este manual.
Sitio web de Seminarios e Institutos de Religión. Seminarios e Institutos de
Religión también tiene un sitio web, institute.lds.org, en el que hay muchos
recursos que podrían serle útiles.

Cómo utilizar este manual


Utilice extensamente los discursos de conferencia general de la Primera Presidencia
y del Cuórum de los Doce Apóstoles para complementar este manual al preparar
las lecciones y presentar información durante la clase. También podría considerar
otros mensajes de los miembros de la Primera Presidencia y del Cuórum de los
Doce Apóstoles que se encuentren en las revistas de la Iglesia, discursos que hayan
dado en otras ocasiones, o comunicaciones oficiales que periódicamente envían las
Autoridades Generales.
Este manual se podría utilizar de varias maneras, entre ellas, las siguientes:
1. Puede elegir seguir al pie de la letra las sugerencias para la enseñanza tal como
se indican.
2. Puede utilizar este manual como una guía de estudio para determinar cuáles
son los principios y temas que quiere desarrollar en la lección.

Decida qué es lo que enseñará


Elija doctrinas, principios, acontecimientos y aplicaciones que considere más
importantes para que los alumnos conozcan y pongan en práctica. Gran parte de lo
que usted enseñe provendrá de este manual y del manual del alumno; sin embargo,
asegúrese de considerar utilizar las Escrituras para complementar los principios de
los manuales. Permita que las impresiones del Espíritu Santo y las necesidades de
sus alumnos lo guíen a medida que decide qué enseñar. (Para más información
sobre qué enseñar, véase La enseñanza y el aprendizaje del Evangelio: Manual para
maestros y líderes de Seminarios e Institutos de Religión, 2011, sección 4.3.3).
Usted no está obligado a enseñar todas las doctrinas y los principios que se
sugieren en cada capítulo, y es probable que se dé cuenta de que no tiene tiempo
para hacerlo. El élder Richard G. Scott (1928–2015), del Cuórum de los Doce
Apóstoles, aconsejó:

VII
I N T RO D UC C I Ó N

“Recuerden que su mayor prioridad no es presentar todo el material, si eso


significa que no se podrá retener apropiadamente. Hagan lo que les sea posible,
con inteligencia” (Richard G. Scott, “To Understand and Live Truth”, discurso
dirigido a los instructores de religión del SEI, 4 de febrero de 2005, pág. 2).

Decida cómo enseñará


Cuando seleccione diferentes métodos de enseñanza para una lección, recuerde la
función que tiene el alumno. Al dirigirse a los educadores religiosos, el presidente
J. Reuben Clark Jr. (1871–1961), dijo: “Ustedes no tienen que ubicarse detrás [del]
joven que tiene experiencia espiritual [y] susurrarle la religión al oído” (véase “El
curso trazado por la Iglesia en la educación” [discurso pronunciado el 8 de agosto
de 1938 a los líderes de Seminarios e Institutos de Religión, ], pág. 10). Usted puede
esperar que los alumnos sean espiritualmente maduros y que tomen su papel de
aprendices seriamente. Al organizar su lección, ayude a los alumnos a asumir la
responsabilidad de su propio aprendizaje. Las sugerencias a continuación podrían
resultarle útiles:
• Anime a los alumnos a leer las secciones asignadas del manual del alumno o los
discursos de conferencia general y los pasajes de las Escrituras correspondientes
antes de cada lección.
• Brinde a los alumnos la oportunidad de hacer y contestar preguntas. Las buenas
preguntas son una herramienta valiosa para ayudar a que los alumnos asuman
la responsabilidad de su aprendizaje. Tal vez podría invitar a los alumnos a que,
de vez en cuando, vayan a la clase con una pregunta ya anotada. Ayúdelos a ver
que las preguntas que ellos hagan en la clase quizás resulten más importantes
en el proceso de aprendizaje que las preguntas que formule el maestro. A
medida que estudien las enseñanzas de los profetas vivientes, anime a los
alumnos a determinar principios, explicar significados, compartir ideas y dar
testimonio de las verdades que aprenden. Cree un ambiente en el que los
alumnos sientan el Espíritu del Señor y tengan el privilegio y la responsabilidad
de escuchar y hablar a fin de edificarse mutuamente (véase D. y C. 88:122).
• Busque oportunidades para utilizar los pasajes clave de las Escrituras como un
segundo y tercer testigo de los principios que enseñe del material de estudio.
Conceda tiempo a los alumnos para que localicen versículos de las Escrituras
que aporten entendimiento o testimonio a los principios que se estén
enseñando.
• Evite dar un sermón como el único método de enseñanza. En vez de ello,
permita que los alumnos descubran verdades al guiarlos a aquellas que usted y
los demás hayan encontrado. El élder David A. Bednar, del Cuórum de los
Doce Apóstoles, enseñó que los maestros eficaces ayudan a los alumnos a
encontrar las respuestas por sí mismos:

VIII
IN T R O DUCCIÓN

“He descubierto una característica común entre los maestros que más han
influido en mi vida: me ayudaron a buscar conocimiento por la fe y se
negaron a darme respuestas fáciles a las preguntas difíciles. De hecho, no me
dieron respuesta alguna, sino que me indicaron el camino y me ayudaron a
dar los pasos necesarios para encontrar mis propias respuestas. No siempre
aprecié ese método, pero la experiencia me ha permitido entender que no
solemos recordar por largo tiempo la respuesta de otra persona, si es que la recordamos;
mas la respuesta que descubrimos u obtenemos mediante el ejercicio de la fe, por lo general
la conservamos toda la vida” (véase de David A. Bednar, “Buscar conocimiento por la fe”,
Liahona, septiembre de 2007, pág. 23).

En vez de difundir información únicamente mediante el uso de disertaciones,


busque métodos de enseñanza que ayuden a los alumnos a tomar un papel más
activo en el proceso de aprendizaje. (Para más información sobre cómo enseñar,
véase La enseñanza y el aprendizaje del Evangelio: Manual para maestros y líderes de
Seminarios e Institutos de Religión, 2011, sección 4.3.4).
• Invite a los alumnos a poner en práctica el consejo de los profetas. Ayúdelos a
convertirse en discípulos de Jesucristo y no solo en eruditos en el Evangelio. El
élder David A. Bednar también nos aconsejó que ayudemos a los alumnos a ir
“a más allá de una simple comprensión cognitiva o de retener y recordar
información” a fin de ayudarlos a “[despojarse] del hombre natural (véase
Mosíah 3:19), [para que experimenten] un cambio en el corazón (véase Mosíah
5:2)” (véase “Buscar conocimiento por la fe”, pág. 20).

Cómo adaptar el manual para personas con discapacidades


Al enseñar a alumnos con discapacidades, adapte las lecciones para satisfacer las
necesidades de ellos. Por ejemplo, muchas lecciones requieren que los alumnos
lean en voz alta o en silencio y escriban respuestas. Para adaptar la clase a los
alumnos que no puedan leer, podría considerar leer en voz alta usted mismo,
pedirle a compañeros que lean o bien utilizar materiales pregrabados para narrar
las Escrituras (como un casete de audio, un CD o un MP3). Cuando las lecciones
requieran respuestas por escrito, usted podría instar a que, en vez de ello, se
respondan de forma oral.
Para obtener más ideas y recursos, visite la página disabilities.lds.org y la sección
del Seminaries and Institutes of Religion Policy Manual [Manual de normas de
Seminarios e Institutos de Religión] titulada “Adapting Classes and Programs for
Students with Disabilities” [Cómo adaptar clases y programas para alumnos con
discapacidades].

IX
CAPÍTULO 1

Nuestra necesidad de
profetas vivientes
Introducción
Vivimos en días de enormes oportunidades, pruebas y “La revelación que recibió Adán no daba instrucciones a Noé
tentaciones. Aunque podemos encontrar gran ayuda en las para construir el arca, ni la revelación que recibió Noé
palabras de profetas antiguos, necesitamos la guía continua mandaba a Lot que abandonase Sodoma, ni ninguna de ellas
del Señor que se aplique a las circunstancias en las que hablaba de que los hijos de Israel salieran de Egipto. Cada
vivimos. El presidente John Taylor (1808–1887) enseñó: uno de ellos recibió revelaciones individuales… Y así debe
ser también con nosotros” (Enseñanzas de los Presidentes de
“Necesitamos un árbol viviente, una fuente viva, una
la Iglesia: John Taylor, 2002, págs. 176-177).
inteligencia viva que provenga del sacerdocio viviente que
está en los cielos por medio del sacerdocio viviente que está Este capítulo se ha diseñado para ayudar a sus alumnos a
en la tierra… siempre han hecho falta nuevas revelaciones, comprender la necesidad de que ellos tengan profetas
adaptadas a las circunstancias exclusivas de la Iglesia o de vivientes y las bendiciones que recibimos por prestar oído a
las personas. su consejo.

Algunas doctrinas y
principios
• El Señor revela Su voluntad a los
profetas vivientes hoy así como lo
hizo en el pasado.
• La Iglesia del Señor está edificada
sobre el fundamento de profetas y
apóstoles.
• Los miembros de la Primera
Presidencia y del Cuórum de los
Doce Apóstoles son profetas,
videntes y reveladores.
• Los profetas nos ayudan a fortalecer
la fe en Jesucristo.
• Encontramos seguridad al conocer y
aplicar las enseñanzas de los La Primera Visión

profetas vivientes.

Ideas para la enseñanza


El Señor revela Su voluntad a los profetas vivientes hoy así como lo hizo en
el pasado
Comparta con la clase la declaración del presidente Hugh B. Brown (1883–1975),
de la Primera Presidencia, en cuanto a la necesidad de tener profetas vivientes en la
sección 1.1 del Manual del alumno para el curso Enseñanzas de los profetas vivientes.

1
C A P Í T UL O 1

Como clase, lean Amós 3:7 y pregunte:


• ¿Cómo refuerza Amós 3:7 lo que enseñó el presidente Brown?
Escriba las siguientes referencias en la pizarra: 1 Nefi 2:1–3; Éxodo 3, resumen del
capítulo. Pida a los alumnos que lean una de las referencias y que determinen lo que
el Señor pidió al pueblo que hiciera y quién recibió la revelación. Analicen
brevemente lo que encontraron.
Invite a un alumno a leer la declaración del presidente John Taylor (1808–1887)
en la sección 2.4 del manual del alumno. Después, analicen las razones que dio el
presidente Taylor por las que existe la necesidad de tener profetas vivientes.
Para recalcar que el Señor revela a los profetas vivientes el consejo y la instrucción
que necesitamos en nuestros días, escriba la palabra pornografía en la pizarra.
Comparta con los alumnos que la primera vez que se usó la palabra pornografía en
una conferencia general fue en octubre de 1959. A lo largo de los siguientes diez
años, de 1959 a 1969, se mencionó ocho veces en las conferencias generales; sin
embargo, durante el periodo de diez años de 1999 a 2009, se mencionó o se habló
sobre ella 81 veces en las conferencias generales. Haga las siguientes preguntas a
los alumnos:
• ¿Por qué piensan que ha ocurrido un cambio tan dramático en el número de
veces que las Autoridades Generales han hecho referencia a la pornografía?
(Tenga cuidado de no permitir que esto se vuelva un análisis detallado sobre la
pornografía; es simplemente un ejemplo de la necesidad de tener profetas
vivientes basado en las circunstancias cambiantes).
• ¿Qué otros ejemplos hay de verdades importantes o consejos que recibimos en
la actualidad mediante los profetas vivientes que tal vez los profetas del pasado
no hayan recalcado tanto? (Escriba las respuestas de los alumnos en la pizarra
para hacer referencia a ellas más adelante en la lección. Las respuestas podrían
incluir: la noche de hogar o advertencias acerca del abuso de drogas, el aborto o la
homosexualidad).
Comparta la siguiente declaración del presidente Henry B. Eyring, de la Primera
Presidencia.

“[El presidente Thomas S. Monson ha] recibido revelación e inspiración estando


yo presente… Soy un testigo ocular…” (Henry B. Eyring, “La Iglesia verdadera y
viviente”, Liahona, mayo de 2008, pág. 24).

Pregunte:
• ¿Por qué es importante saber que el Señor continúa revelando Su voluntad por
medio de profetas vivientes?
Testifique de la necesidad de tener profetas vivientes en el mundo en la actualidad y
que el Señor continúa revelando Su voluntad por medio de Sus profetas escogidos.

2
CAP ÍTULO 1

La Iglesia del Señor está edificada sobre el fundamento de profetas y


apóstoles
Dibuje el diagrama que se muestra aquí
en la pizarra y haga la siguiente
pregunta a los alumnos:
• Conociendo el valor de un cimiento
sólido, ¿qué diferencia marca el tipo
de material de construcción que se
usa para un cimiento?
Invite a los alumnos a leer Mateo
7:24–27.
Lea la siguiente declaración del presidente Russell M. Nelson, del Cuórum de los
Doce Apóstoles:

“Hace dos décadas, cuando estaba por construirse un templo en la Ciudad de


México, los arquitectos enfrentaron un gran desafío. Debido a que la Ciudad de
México está ubicada sobre una meseta que está asentada en agua, con el paso
del tiempo algunos de sus edificios se hunden o se inclinan. La construcción de
un templo requirió cimientos especiales. Se clavaron en la tierra, a más de treinta
metros de profundidad, doscientos veintiún pilares enormes de cemento
reforzado [cada uno de 45 cm de diámetro]… Con esos cimientos invisibles, pero seguros, ese
templo permanece hoy día firme y derecho.
“Para que cualquier edificio, institución o persona permanezca firme, necesita un cimiento
seguro. Teniendo eso presente, consideremos el cimiento de La Iglesia de Jesucristo de los Santos
de los Últimos Días; veamos cómo el sólido cimiento de la Iglesia da apoyo a nuestro cimiento de
fe como miembros individuales de la Iglesia” (véasae de Russell M. Nelson, “Qué firmes nuestros
cimientos”, Liahona, julio de 2002, pág. 83).

Lea Efesios 2:19–21 en voz alta con la clase y use las siguientes preguntas para
ayudar a los alumnos a comparar el fundamento del Templo de la Ciudad de
México con el fundamento de profetas y apóstoles de la Iglesia.
• ¿En qué se asemeja el fundamento de profetas y apóstoles a los grandes pilares
que se usaron para asegurar el Templo de la Ciudad de México?
• ¿Qué puede hacer una persona para estar segura de que está edificando un
fundamento fuerte?
Explique que el apóstol Pablo ofreció algunas razones por las que tenemos el
fundamento de profetas y apóstoles. Pida a un alumno que lea Efesios 4:11–14.
Pida al resto de los alumnos que presten atención y determinen las razones por las
que el Señor nos dio profetas y apóstoles como nuestro fundamento. Analicen lo
que encontraron.
Pida a un alumno que lea la declaración del élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum
de los Doce Apóstoles, en la sección 1.4 del manual del alumno. Haga las
siguientes preguntas a los alumnos:

3
C A P Í T UL O 1

• Según el élder Holland, ¿por qué es el fundamento de profetas y apóstoles tan


vital hoy en día?
• ¿Cuál es un ejemplo de una enseñanza de uno de los profetas y apóstoles dada
en la conferencia general más reciente que les haya ayudado a fortalecer su
fundamento de fe?
• ¿De qué forma el adherirse a esa enseñanza o a otra enseñanza que recuerden
de la conferencia puede ayudarles a evitar que sean “llevados por doquiera de
todo viento de doctrina” (Efesios 4:14) en el mundo actual?

Los miembros de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles


son profetas, videntes y reveladores
Muestre una lámina del Presidente de la Iglesia.
Recuerde a los alumnos que levantamos la mano derecha en escuadra durante las
conferencias de barrio, de estaca y generales para manifestar que sostenemos a las
Autoridades Generales. Haga las siguientes preguntas a los alumnos:
• ¿Qué palabras se mencionan cuando sostenemos al Presidente de la Iglesia?
(Profeta, vidente y revelador).
• ¿Hay alguien más a quien sostengamos con esas mismas palabras?
• ¿Qué ventaja ofrece tener a más de un hombre con esa autoridad?
Invite a un alumno a leer la declaración del presidente Harold B. Lee (1899–1887)
en la sección 1.5 del manual del alumno. Pregunte:
• Cuando el Profeta fallece, ¿quién tiene la autoridad de servir como el siguiente
Presidente de la Iglesia?
Escriba la palabra profeta en la pizarra. Pida a los alumnos que lean lo que se dice
de la palabra profeta en la Guía para el Estudio de las Escrituras. Después, pídales
que trabajen con otra persona de la clase para escribir una breve definición de la
palabra. Invite a varios alumnos a compartir su definición.
Pida a los alumnos que vayan a la sección 1.6 del manual del alumno y que lean la
información bajo el subtítulo “Profeta” (sección 1.6.1). Pida a los alumnos que
indiquen palabras o frases específicas que expliquen mejor lo que es un profeta y lo
que este hace.
Divida la clase en dos grupos y pídales que mantengan los manuales del alumno
abiertos en la sección 1.6. Asigne a un grupo que analice la información bajo el
subtítulo “Vidente” (sección 1.6.2) y al otro grupo que analice la información bajo
el subtítulo “Revelador” (sección 1.6.3).
Después de darles tiempo suficiente para analizar y estudiar, pida a cada grupo que
escoja un portavoz. Invite a ese portavoz a que enseñe al resto de la clase en qué se
diferencia un vidente o un revelador de un profeta. Anímelos a compartir sus
sentimientos y su testimonio de por qué los videntes y los reveladores son
importantes hoy en día. Si algún alumno ha conocido en persona a un Apóstol (un
profeta, vidente y revelador) o ha asistido a una reunión donde un Apóstol haya
hablado en persona, aliente a ese alumno a compartir la experiencia y los
sentimientos que tuvo.

4
CAP ÍTULO 1

Los profetas nos ayudan a fortalecer la fe en Jesucristo


Lea Doctrina y Convenios 1:17 con la clase y pregunte:
• ¿Qué razón dio el Señor por haber llamado al profeta José Smith?
Lea Doctrina y Convenios 1:21 con la clase y pregunte:
• ¿Por qué otra razón dijo el Señor que necesitaba a José Smith en los
últimos días?
• ¿De qué manera el conocimiento de la vida y las enseñanzas de José Smith ha
aumentado su fe?
• ¿De qué manera el conocimiento de la vida y las enseñanzas de otros profetas
de la Iglesia ha aumentado su fe?

Encontramos seguridad al conocer y aplicar las enseñanzas de los profetas


vivientes
Para ayudar a los alumnos a reconocer que encontramos seguridad al prestar
oído a los profetas vivientes, quizás podría mostrar el video “Los atalayas en
la torre” (4:17), que se encuentra en los DVD de recursos visuales de Doctrina y
Convenios e Historia de la Iglesia y en LDS.org. Este video trata de cómo el prestar
oído a los profetas vivientes brinda seguridad.
Lleve a la clase un recipiente con un producto de limpieza líquido (o cualquier otro
artículo que tenga una advertencia en la etiqueta) y lea a la clase la advertencia de
la etiqueta. Pregunte:
• ¿Qué ocurriría si el recipiente no tuviera una etiqueta de advertencia o si la
persona no prestara atención a esa advertencia?
• ¿Qué paralelos ven entre la etiqueta del producto de limpieza y las enseñanzas
de un profeta?
Explique que algunas personas podrían usar el producto de limpieza de manera
incorrecta y dañarse porque no saben que está la advertencia, mientras que otros
que sí saben que hay una advertencia pero no aplican ese conocimiento sufrirán el
mismo daño.
• ¿Cómo se puede aplicar la situación hipotética del mal uso del producto a
nuestros profetas en la actualidad?
Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 1:2–4. Pida al resto de los alumnos
que determinen cómo nos advertirá el Señor en los últimos días. Luego haga las
siguientes preguntas:
• ¿Quiénes son los “discípulos” del Señor en nuestros días?
• ¿Cómo se compara esa advertencia a la advertencia del líquido de limpieza?
Invite a un alumno a leer la declaración del presidente Harold B. Lee (1899–1887)
en la sección 1.10 del manual del alumno. Pregunte:
• De acuerdo con el presidente Lee, ¿qué es algo clave para pasar por los desafíos
de la vida a salvo?

5
C A P Í T UL O 1

• ¿Qué podemos hacer para asegurarnos de ver las “etiquetas de advertencia”


que dan los Apóstoles de los últimos días en cuanto a los desafíos de la vida en
la actualidad?
Lea a sus alumnos la siguiente declaración del presidente Henry B. Eyring, de la
Primera Presidencia:

“Porque es bondadoso, el Señor llama a siervos para que adviertan a la gente


sobre los peligros. Ese llamado se vuelve aún más serio e importante por el hecho
de que las advertencias de mayor mérito son acerca de peligros que las personas
aún no cree que sean reales” (véase “Una voz de amonestación”, Liahona, enero
de 1999, pág. 37).

Pregunte a los alumnos:


• ¿Cómo pueden los profetas percibir los peligros que otras personas no
perciben? (Si los alumnos no lo mencionan, este podría ser un buen momento
para dar testimonio de la función de los videntes: que ven cosas mediante
revelación que otros no ven).
Lea la siguiente declaración del élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce
Apóstoles:

“Cuando escuchamos el consejo del Señor expresado por medio de las palabras
del Presidente de la Iglesia, nuestra respuesta debe ser positiva y pronta. La
historia ha demostrado que hay seguridad, paz, prosperidad y felicidad cuando
respondemos al consejo profético” (M. Russell Ballard, “Recibiréis su palabra”,
Liahona, julio de 2001, pág. 80).

Haga las siguientes preguntas a los alumnos:


• ¿Cuáles son las razones que dan algunas personas para ignorar las advertencias
que recibimos de las Autoridades Generales?
• ¿Qué diferencia habría si respondieran a las advertencias y los consejos de los
profetas y apóstoles de la manera que describió el élder Ballard?
Pida a los alumnos que miren la lista de la pizarra que la clase hizo previamente de
las verdades importantes que han revelado nuestros profetas vivientes. Las
Autoridades Generales invierten mucho tiempo, esfuerzo y dinero para llevar a
cabo las conferencias generales; el propósito de ellos es que los mensajes, las
oraciones y la música nos ayuden a mejorar nuestra vida. Pida a la clase que
respondan las siguientes preguntas:
• ¿Qué deben hacer las Autoridades Generales para asegurarse de que eso
ocurra? (Las respuestas podrían incluir estar bien preparados, recibir inspiración en
cuanto a qué temas deben tratar y hablarnos bajo la influencia del Espíritu Santo).
• ¿Cuál es mi responsabilidad en ese proceso? (Las respuestas podrían incluir
escuchar, orar a favor de las Autoridades Generales que nos hablarán, orar para ser

6
CAP ÍTULO 1

receptivos, tomar notas, evitar las interrupciones durante la conferencia y estar a tono
con el Espíritu Santo).
Permita suficiente tiempo para que los alumnos piensen en cuanto a sus respuestas
y fijen algunas metas.
Organice a los alumnos en equipos de dos. Pida a cada equipo que estudie
Doctrina y Convenios 21:4–6 y después analice las siguientes preguntas (podría
escribir las preguntas en la pizarra antes de la clase):

• ¿Qué doctrina se enseña en estos versículos?


• ¿Por qué a veces se requiere fe y paciencia para dar oído al consejo del profeta?
• ¿Qué promesas se hacen a quienes presten oído a las palabras y los
mandamientos del profeta?

Comparta con la clase la siguiente declaración del presidente Henry B. Eyring, de


la Primera Presidencia:

“Para los que tienen una fe firme, resulta razonable buscar el camino hacia la
seguridad en el consejo de los profetas. Cuando un profeta habla, los que tengan
poca fe pueden creer que solo escuchan a un hombre sabio que da buenos
consejos…
“Pero la elección de no aceptarlo sacude el mismo suelo que pisamos; este se
torna más peligroso. El no seguir el consejo profético disminuye nuestro poder de
aceptarlo en el futuro” (Henry B. Eyring, “Busquemos seguridad en el consejo”, Liahona, julio de
1997, págs. 27–28).

Haga las siguientes preguntas a los alumnos:


• ¿Por qué “el mismo suelo que pisamos” se torna “más peligroso” cuando
rechazamos el consejo del profeta?
• ¿Cuáles son algunos ejemplos de consejos que el profeta ha dado durante la
vida de ustedes que hayan tratado problemas de la actualidad? (Escriba las
respuestas de los alumnos en la pizarra. Las respuestas podrían incluir la
pornografía, los juegos de azar, el divorcio, perdonar a los demás, el orgullo, leer el
Libro de Mormón u otros consejos).
Entregue a cada alumno una hoja de papel. Pídales que seleccionen una de las
respuestas de la lista en la pizarra y que escriban un párrafo que describa cómo el
prestar oído a ese consejo traerá seguridad espiritual y “dispersará los poderes de
las tinieblas” (D. y C. 21:6) en su vida. Invite a varios alumnos a compartir lo que
hayan escrito. Considere hacer estas preguntas adicionales a los alumnos que
compartan su respuesta:
• ¿Cuándo han sentido la veracidad de esa enseñanza en su vida?

7
C A P Í T UL O 1

• ¿Cómo podrían enseñar y testificar de ese principio a un miembro de su familia


o a un amigo?
Ayude a los alumnos a comprender que una vez que reconocemos la importancia
de los profetas vivientes en nuestra vida, debemos actuar decididamente para
aplicar sus enseñanzas. El Señor ha mandado a profetas para ayudarnos a
mantenernos a salvo espiritualmente.

8
CAPÍTULO 2

El profeta viviente: El
Presidente de la Iglesia
Introducción
Las llaves que ejerce el Presidente de la Iglesia en su función (1910–2008) declaró:
como profeta, vidente y revelador lo diferencian de todas las
“Estoy agradecido y me siento satisfecho al saber que la paz,
demás personas sobre la tierra. El consejo inspirado del
el progreso y la prosperidad de este pueblo descansan en la
profeta siempre estará en armonía con verdades eternas y se
obediencia a la voluntad del Señor, declarada por medio [del
centrará en las necesidades y las condiciones de su época.
Presidente de la Iglesia]. Si no seguimos su consejo, estamos
Prestar oído a su consejo tiene consecuencias eternas. Ayude
rechazando su sagrado llamamiento; pero si en cambio
a los alumnos a saber que al poner su confianza en los
somos obedientes a él, seremos bendecidos por Dios”
consejos del profeta viviente, serán dirigidos por caminos de
(Gordon B. Hinckley, “Te damos, Señor, nuestras gracias”,
seguridad. Mientras servía como miembro del Cuórum de los
Liahona, octubre de 1992, pág. 6).
Doce Apóstoles, el presidente Gordon B. Hinckley

Algunas doctrinas y
principios
• El Presidente de la Iglesia posee
todas las llaves del sacerdocio y
dirige su uso.
• Las enseñanzas y las direcciones del
profeta viviente toman precedencia
sobre lo que han dicho los profetas
anteriores.
• El Señor jamás permitirá que el
profeta viviente guíe a la Iglesia por
mal camino.

Ideas para la enseñanza


El presidente Gordon B. Hinckley (izquierda),
El Presidente de la Iglesia posee el presidente Ezra Taft Benson (centro) y el
todas las llaves del sacerdocio y presidente Thomas S. Monson (derecha)
dirige su uso
Invite a un alumno a ir a la sección 2.1 del Manual del alumno para el curso
Enseñanzas de los profetas vivientes, y pídale que lea los primeros cuatro párrafos
(hasta “las utilizamos todos los días”) del relato del presidente Boyd K. Packer
(1924–2015), del Cuórum de los Doce Apóstoles.
Después, estudie con sus alumnos Mateo 16:15–19; 18:18. Pregunte:
• ¿Qué dijo el Salvador que le daría a Pedro?
• ¿Qué permitirían esas llaves que Pedro hiciera?

9
C A P Í T UL O 2

• ¿Quién más recibió esas llaves? (Véase Mateo 18:18; note que Mateo 18:1 indica
que Jesús dijo esas palabras a Sus doce apóstoles).
• ¿A quién se han dado esas mismas llaves hoy en día?
Pida a un alumno que termine de leer el relato del presidente Packer en la sección
2.1 del manual del alumno y luego pregunte:
• ¿Qué quiere decir el término llaves del sacerdocio?
Comparta la siguiente declaración del élder Bruce R. McConkie (1915–1985), del
Cuórum de los Doce Apóstoles.

“Las llaves del sacerdocio son el derecho y el poder de la presidencia. Son el


poder que dirige, controla y gobierna. Aquellos que las poseen tienen el poder de
dirigir la manera en la que otras personas usan su sacerdocio” (Bruce R.
McConkie, A New Witness for the Articles of Faith, 1985, pág. 309).

Pida a los alumnos que resuman con sus propias palabras la definición del élder
McConkie de las llaves del sacerdocio.
Lea los siguientes pasajes de las Escrituras con la clase y pida a los alumnos que
hagan una lista en la pizarra de las llaves del sacerdocio que se indiquen en cada
versículo.

• Doctrina y Convenios 13:1 (El ministerio de ángeles, el evangelio de


arrepentimiento, el bautismo)
• Doctrina y Convenios 84:18–22 (Los misterios del reino, el conocimiento
de Dios)
• Doctrina y Convenios 110:11–16 (El recogimiento de Israel, la dispensación
del evangelio de Abraham, el poder para sellar)
• Doctrina y Convenios 112:16, 30–32; 124:128 (Las llaves del reino, las llaves
para abrir el Evangelio a todo el mundo)

Pregunte a los miembros de la clase:


• ¿Cómo afectan esas llaves a los miembros de la Iglesia de forma individual?
(Todas las ordenanzas del Evangelio las llevan a cabo aquellos que poseen las
llaves).
• ¿Cómo usa el Presidente de la Iglesia esas llaves para dirigir la obra del Señor
en la tierra? (Abre países para que reciban el Evangelio, autoriza los privilegios
para sellar, edifica templos, explica los misterios del Evangelio).
Para ayudar a los alumnos a entender la diferencia entre las llaves y la autoridad
comparta los siguientes ejemplos:

10
CAP ÍTULO 2

Un presbítero tiene la autoridad del sacerdocio para bautizar (véase D. y C. 20:46);


pero primero, su obispo, que posee las llaves para presidir en el barrio (véase D. y
C. 107:13–15), debe dar al presbítero permiso para llevar a cabo el bautismo y
decirle cuándo, cómo, dónde y a quién ha de bautizar.
Los miembros de la Primera Presidencia de la Iglesia poseen las llaves de los
poderes del sacerdocio para sellar. Llaman y apartan a otros poseedores dignos del
sacerdocio, y los autorizan para actuar como selladores a fin de llevar a cabo
sellamientos en el templo.
Comparta la siguiente declaración del presidente Gordon B. Hinckley
(1910–2008):

“Cuando se ordena a un hombre al apostolado y se lo aparta como miembro del


Consejo de los Doce, se le dan las llaves del Sacerdocio de Dios. Cada uno de los
quince hombres así ordenados posee esas llaves; sin embargo, solo el Presidente
de la Iglesia tiene el derecho de utilizarlas en su plenitud. Puede delegar el
ejercicio de varias de ellas a uno o más de sus hermanos; cada uno posee las
llaves, pero está autorizado a utilizarlas solamente hasta donde se lo autorice el
Profeta del Señor” (véase de Gordon B. Hinckley, “La Iglesia sigue el curso establecido”, Liahona,
enero de 1993, pág. 64).

Pregunte a los alumnos:


• ¿Cómo dirige el Presidente de la Iglesia el uso que hace el Cuórum de los Doce
Apóstoles de las llaves del sacerdocio?
• ¿Por qué deben tener los Apóstoles las mismas llaves que el Presidente de la
Iglesia?
Testifique que cada uno de los presidentes de la Iglesia ha tenido todas las llaves del
Sacerdocio. Esas llaves permiten que, mediante las ordenanzas del Evangelio, las
bendiciones de salvación estén a disposición de todos.

Las enseñanzas y las direcciones del profeta viviente toman precedencia


sobre lo que han dicho los profetas anteriores
Pida a los alumnos que den ejemplos de prácticas de la Iglesia que hayan cambiado
o se hayan iniciado en el transcurso de los años. Si los alumnos no pueden pensar
en ninguna, podría sugerir algunas de las siguientes:
1. El horario de las reuniones dominicales (un bloque de tres horas en lugar de
reuniones separadas por la mañana y por la tarde).
2. Los fondos de los diezmos cubren la mayoría de las necesidades para el
presupuesto del barrio (anteriormente, se requería que los barrios consiguieran
su propio dinero para sus presupuestos).
3. Charlas misionales estandarizadas (se han revisado varias veces en los últimos
treinta años; la más reciente con Predicad Mi Evangelio, publicado en 2004).
4. Templos más pequeños (los templos pequeños cubren las necesidades de las
Áreas pequeñas).

11
C A P Í T UL O 2

5. El Fondo Perpetuo para la Educación (anunciado en abril de 2001).


6. Los Cuórums de los Setenta (en un momento, cada estaca tenía un cuórum de
setentas; después solo había un cuórum a nivel general; ahora tenemos
muchos).
Pregunte a los alumnos:
• ¿De qué maneras sería un obstáculo para la Iglesia que se hicieran las cosas de
la misma manera que en generaciones anteriores?
• ¿Cómo han ayudado estos cambios a que la Iglesia crezca en todo el mundo?
Explique que, además de dirigir las prácticas y los procesos de las normas de la
Iglesia, los profetas también aclaran y expanden nuestro entendimiento de la
doctrina de la Iglesia. Escriba las siguientes preguntas en la mitad de la pizarra:

• ¿Con cuánta frecuencia dijo el presidente Spencer W. Kimball que los profetas
han recibido revelación desde 1820?
• Con frecuencia, ¿cómo vienen las revelaciones a los profetas vivientes?
• ¿Qué advertencia nos dio el presidente Kimball?

Asigne a la mitad de la clase que lea la declaración del presidente Spencer W.


Kimball (1895–1985) en la sección 2.3 del manual del alumno. Pida a los alumnos
que, a medida que lean, busquen respuestas a las preguntas que están en su lado
de la pizarra.
En la otra mitad de la pizarra, escriba las siguientes preguntas:

• ¿Por qué prefería el presidente Brigham Young las palabras del profeta viviente
por encima de las Escrituras?
• ¿Qué quiso decir el presidente Ezra Taft Benson cuando dijo que el profeta tiene
el poder de darnos hoy las noticias que necesitamos hoy?
• ¿Qué sugirió el presidente Benson que era lo más importante que podemos leer?
• ¿De qué nos advirtió el presidente Benson que tuviéramos cuidado?

Asigne a la otra mitad de la clase que lea las segunda y tercera “razones” del
discurso del presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) en el “Material de
enriquecimiento”, al final del capítulo 2 en el manual del alumno. (Esto es parte de
un discurso titulado “Catorce razones para seguir al profeta”). Pida a los alumnos
que, a medida que lean, busquen respuestas a las preguntas que están en su lado
de la pizarra.
Después de que los alumnos hayan tenido tiempo suficiente para leer y meditar en
cuanto al material y responder las preguntas, anímelos a que compartan sus
respuestas y sus ideas con la clase. Pida a algunos alumnos que compartan su

12
CAP ÍTULO 2

testimonio del profeta viviente y de los beneficios que han percibido al seguir el
consejo profético.

El Señor nunca permitirá que el profeta viviente guíe a la Iglesia por


mal camino
Pida a un alumno que lea Números 12:6–8 y a otro que lea Éxodo 33:11 a la clase.
Hablen sobre qué es lo que permite al profeta saber la manera de dirigirnos.
Divida la clase en grupos pequeños. Pida a cada grupo que lea las declaraciones en
la sección 2.5 del manual del alumno. Pida a los grupos que analicen las siguientes
preguntas a medida que estudien (tal vez podría escribir las preguntas en la pizarra
o distribuirlas en una hoja impresa):

• ¿Qué dijo el presidente Wilford Woodruff que nunca sucedería?


• ¿Qué dijo que haría el Señor antes de que algo así sucediera?
• ¿Qué quiere decir “mantener la vista” en el profeta? ¿De qué maneras podemos
hacer eso eficazmente?
• ¿Qué dijo el presidente Gordon B. Hinckley que es el único deseo de los líderes
de la Iglesia?
• ¿Cómo dijo él que se toman las decisiones importantes en la Iglesia?
• ¿Qué efecto tiene el entender estos principios en nuestra fe en la Iglesia y en el
profeta viviente?
• Lean Deuteronomio 18:18–22. ¿Cómo apoyan estas palabras de Moisés la idea
de que el Señor nunca permitirá que un profeta viviente guíe a la Iglesia por
mal camino?

Invite a los alumnos a compartir con la clase algunas cosas de las que hablaron en
sus grupos.

13
CAPÍTULO 3

La sucesión en la
Presidencia
Introducción
El Presidente de la Iglesia fue preordenado en la vida proceso de sucesión.
preterrenal y se lo llama en la vida terrenal después de un
Puesto que se sugieren varias citas en este capítulo, tal vez
servicio largo y fiel en el Cuórum de los Doce Apóstoles. Se lo
podría imprimir un volante para los alumnos con todas las
aparta para ejercer las llaves del Reino del cielo sobre la
citas que planee usar. Quizás también sería bueno que se
tierra, y los miembros de la Iglesia lo sostienen formalmente.
familiarice con la historia de la sucesión en la Presidencia de
Ayude a sus alumnos a entender cuán importante es la la Iglesia desde los días de José Smith. Hay un resumen de
función de la revelación del Señor a Su profeta en el proceso dicha historia en las secciones 3.1, 3.2 y 3.3 del capítulo 3 del
de llamar a apóstoles. A medida que el Espíritu confirme el Manual del alumno para el curso Enseñanzas de los profetas
orden divino de la sucesión, comparta su testimonio e invite vivientes.
a los alumnos a testificar de la autoridad y la sencillez del

Algunas doctrinas y
principios
• El Señor estableció el orden de
sucesión en la Presidencia de la
Iglesia.
• El Cuórum de los Doce Apóstoles
preside sobre la Iglesia al momento
de la muerte del Presidente.
• La antigüedad en el Cuórum de los
Doce Apóstoles determina quién
preside.
• Los miembros de la Iglesia
sostienen al nuevo Presidente de la
Iglesia que ha sido llamado.

Ideas para la enseñanza La asamblea solemne durante la primera


sesión de la Conferencia General de octubre
El Señor estableció el orden de
de 1972. En esa reunión, los miembros de la
sucesión en la Presidencia de Iglesia sostuvieron a una nueva Primera
la Iglesia Presidencia, constituida por: Harold B. Lee
Invite a los alumnos a analizar cómo se (Presidente), Marion G. Romney (Primer
elige a los líderes o los presidentes de Consejero) y N. Eldon Tanner (Segundo
diferentes organizaciones. Por ejemplo: Consejero).

• ¿Cómo se elige al presidente de una empresa?


• ¿Cómo se elige a un nuevo líder de un gobierno democrático?
• ¿Cómo se elige a un nuevo líder de una monarquía?

14
CAP ÍTULO 3

• ¿Cómo llega a ser Presidente de la Iglesia una persona? ¿Cómo difiere este
proceso de la manera en la que se elige a los líderes de otras organizaciones?
Explique a los alumnos que el Señor mismo determina quién dirigirá la Iglesia. Por
instrucción divina, el Apóstol de mayor antigüedad (el que ha sido Apóstol por más
tiempo) pasa a ser el sumo sacerdote presidente de la Iglesia. Los miembros de la
Iglesia pueden tener una fe total en que él es la persona que el Señor desea y pone
en posición para llegar a ser el Presidente de la Iglesia (véase el punto 3 de la
sección 3.4 del manual del alumno). Debido a ello, la manera en que se realiza la
sucesión del Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos
Días es única.
Lea la cita del presidente Spencer W. Kimball (1895–1985) en la sección 3.5 del
manual del alumno. Invite a los alumnos a analizar las siguientes preguntas:
• ¿De qué manera elimina errores, conflictos, ambiciones e intenciones ocultas el
modelo de sucesión del Presidente de la Iglesia?
• ¿Cómo afirma su fe y fortalece su testimonio el saber que el nuevo Presidente
de la Iglesia es llamado a su oficio por Dios, en lugar de ser llamado de acuerdo
con los sistemas del mundo?
Divida la clase en tres grupos. Escriba las siguientes referencias de las Escrituras en
la pizarra: Jeremías 1:5; Abraham 3:22–23; Doctrina y Convenios 138:53–56; Alma
13:1–9. Invite a cada grupo a estudiar una de las primeras tres referencias, así como
Alma 13:1–9. Entregue a cada grupo la siguiente declaración del profeta José
Smith (1805–1844):

“Todo hombre que recibe el llamamiento de ejercer su ministerio a favor de los


habitantes del mundo fue ordenado precisamente para ese propósito en el gran
concilio celestial, antes de que este mundo fuese. Supongo que me fue conferido
este oficio en aquel gran concilio” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia:
José Smith, 2007, págs. 544–545).

Pida a los alumnos que, al estudiar sus pasajes de las Escrituras y la cita, busquen
respuestas a las siguientes preguntas:
• ¿Cuándo escogió el Señor a los hombres que serían Presidentes, profetas y
líderes de la Iglesia?
• ¿Cómo se distinguieron los profetas en el mundo preterrenal?
• Además de los profetas, ¿quiénes más fueron preordenados en la vida
preterrenal?
• ¿De qué manera influye ese conocimiento en su confianza en la persona que el
Señor elige para que sea Su profeta?
Elija un portavoz para cada uno de los grupos. Invite al portavoz a compartir con la
clase las respuestas que su grupo encontró a las preguntas, y cualquier otro
comentario que tengan.

15
C A P Í T UL O 3

El Cuórum de los Doce Apóstoles preside sobre la Iglesia al momento de la


muerte del Presidente
Escriba la siguiente ecuación en la pizarra 3 = 12. Pida a los alumnos que lean
Doctrina y Convenios 107:23–24 y expliquen en qué sentido la ecuación es correcta.
(En el sentido de que el Cuórum de la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce
Apóstoles tienen la misma autoridad).
Comparta la siguiente declaración del presidente Joseph Fielding Smith
(1876–1972):

“Creo que se debe entender que los apóstoles no podrían ser iguales a la
Presidencia en autoridad mientras la Primera Presidencia esté plena y
adecuadamente organizada. No podría haber dos ni tres cabezas de igual
autoridad al mismo tiempo, pues tal cosa nos llevaría a la confusión. De ahí que
los apóstoles son iguales, como se ha dicho, en que tienen poder para asumir el
control de los asuntos de la Iglesia cuando la Presidencia quede [disuelta] por el
fallecimiento del Presidente” (véase de Joseph Fielding Smith, Doctrina de salvación, compilación
de Bruce R. McConkie, 3 tomos, 1954–1956, tomo I, pág. 242–243).

• De acuerdo con el presidente Smith, ¿cuándo es igual el Cuórum de los Doce


Apóstoles a la Primera Presidencia “en autoridad y poder”?
• ¿Por qué la frase “igual pero debajo” sería apropiada al describir la relación que
tiene el Cuórum de los Doce Apóstoles con la Primera Presidencia?
Para ilustrar que el Cuórum de los Doce Apóstoles pasa a ser el liderazgo
combinado de la Iglesia y que la Iglesia nunca queda sin liderazgo designado
divinamente, pida a un alumno que lea la declaración del presidente Spencer W.
Kimball (1895–1985) en la sección 3.7 del manual del alumno.
Lea la declaración del presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) en la sección
3.6 del manual del alumno. Después pregunte:
• ¿Cuándo recibe el Presidente de la Iglesia las llaves de su oficio?
• ¿Cuál es la diferencia entre la manera en la que los miembros del Cuórum de
los Doce Apóstoles poseen todas las llaves del sacerdocio y la manera en la que
el Presidente de la Iglesia posee las mismas llaves?
• ¿Cuándo se autoriza al Apóstol de mayor antigüedad del Cuórum de los Doce
Apóstoles a ejercer las llaves del sacerdocio con las que se lo ordenó?
Haga notar a los alumnos que después de la muerte del profeta José Smith, el
presidente Brigham Young dirigió a la Iglesia como Presidente del Cuórum de los
Doce Apóstoles durante más de tres años antes de que la Primera Presidencia se
reorganizara en diciembre de 1847. Pregunte:
• ¿Con qué derecho dirigió la Iglesia el presidente Brigham Young después del
martirio del profeta José?
Ayude a los alumnos a entender que el Apóstol de mayor antigüedad tiene el
privilegio de decidir cuándo se debería reorganizar el Cuórum de la Primera
Presidencia, y que el Apóstol de mayor antigüedad puede presidir sobre toda la

16
CAP ÍTULO 3

Iglesia como Presidente de los Doce hasta que sienta que es necesario reorganizar
la Primera Presidencia. Entonces, el resto del Cuórum de los Doce Apóstoles
sostiene su decisión.

La antigüedad en el Cuórum de los Doce Apóstoles determina quién preside


Preparación preliminar: Antes de la clase, quizás sería bueno escribir los nombres de
los miembros de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles en
orden aleatorio en la pizarra o en un volante, o podría mostrar sus fotografías (si
están disponibles) en orden aleatorio en la pizarra. Use un ejemplar reciente de la
revista Liahona como referencia.
Repasen el principio de que cuando muere el Presidente de la Iglesia, el Cuórum de
la Primera Presidencia se disuelve y los consejeros de la Primera Presidencia
regresan a su orden de antigüedad dentro del Cuórum de los Doce Apóstoles.
Pregunte:
• ¿Cuál es la antigüedad apostólica de los consejeros actuales de la Primera
Presidencia?
Muestre a los alumnos una lista de nombres, o fotografías, de los miembros de la
Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles en orden aleatorio. Pida a
la clase que coloque los nombres o las fotografías en el orden correcto de
antigüedad. Después de un tiempo breve, ayúdelos a completar la asignación de la
manera correcta.
Anime a los alumnos a memorizar los nombres de los miembros de la Primera
Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles en orden de antigüedad.
Ayúdelos a entender que los miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles siempre
se han puesto en orden de acuerdo con su antigüedad. Al principio, cuando se
organizó el Cuórum de los Doce Apóstoles, la antigüedad se determinaba según la
edad (véase History of the Church, tomo II, págs. 219–220). A partir de entonces, la
antigüedad se determina según la fecha en la que se ordena a cada miembro al
Cuórum de los Doce Apóstoles. Esa antigüedad no solo determina el orden de la
sucesión en la Presidencia, sino también el orden de liderazgo dentro del Cuórum.
El presidente Russell M. Nelson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:

“… en el caso de los Apóstoles, se respeta el grado de jerarquía, aun al entrar y


salir de una habitación…
“Ese tipo de deferencia de parte de un Apóstol con menos antigüedad hacia otro
[de mayor antigüedad] se registra también en el Nuevo Testamento. Cuando
Simón Pedro y Juan el amado corrieron para averiguar acerca de la desaparición
del cuerpo del Señor crucificado del sepulcro, Juan, siendo más joven y más
rápido, llegó primero. No obstante, no entró en el sepulcro, sino que esperó a que el Apóstol que
tenía más jerarquía que él lo hiciera primero (véase Juan 20:2–6)”. (Véase de Russell M. Nelson,
“Honremos el sacerdocio”, Liahona, julio de 1993, pág. 47).

Nota: Si el tiempo lo permite, quizás podría pedir a los alumnos que lean la
declaración del presidente N. Eldon Tanner (1898–1982), de la Primera
Presidencia, en la sección 3.8 del manual del alumno. Describe las circunstancias en

17
C A P Í T UL O 3

el momento en el que el presidente Marion G. Romney, de la Primera Presidencia,


y el presidente Spencer W. Kimball, Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles,
respondieron a las noticias de la muerte del presidente Harold B. Lee, que había
estado sirviendo como Presidente de la Iglesia.
Comparta la siguiente declaración del presidente Boyd K. Packer (1924–2015),
del Cuórum de los Doce Apóstoles, donde explica la ventaja que tiene el modelo
del liderazgo por antigüedad:

“¿Se han preguntado alguna vez por qué el Señor organizó la Primera
Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles para que el liderazgo de más
antigüedad de la Iglesia estuviese siempre integrado por hombres mayores? Ese
modelo de más antigüedad valora la sabiduría y la experiencia por encima de la
juventud y el vigor físico” (Boyd K. Packer, “La edad de oro”, Liahona, mayo de
2003, pág. 84).

Pregunte a los alumnos:


• ¿Por qué piensan que la sabiduría y la experiencia son más importantes en el
liderazgo de la Iglesia que la juventud y el vigor físico?

Los miembros de la Iglesia sostienen al nuevo Presidente de la Iglesia que


ha sido llamado
Nota: Si los alumnos no comprenden el significado del término “asamblea
solemne”, diríjalos a la información en la sección 3.9 del manual del alumno.
Explique a los alumnos que una de las reuniones más sagradas de la Iglesia es la
asamblea solemne, donde los miembros de la Iglesia sostienen a un nuevo
Presidente de la Iglesia. Se alienta a los miembros de la Iglesia de todo el mundo a
participar, ya sea en persona o por medio de la radio, la televisión, satélite o
internet. Los cuórums y las organizaciones de la Iglesia se ponen de pie de manera
independiente y votan para sostener al Presidente de la Iglesia.
Pida a un alumno que lea la declaración del élder David B. Haight (1906–2004),
del Cuórum de los Doce Apóstoles, en la sección 3.9 del manual del alumno. Esa
declaración explica el protocolo de una asamblea solemne.
Pregunte a los alumnos:
• ¿Por qué piensan que la Iglesia sigue un proceso tan formal para sostener a un
nuevo Presidente de la Iglesia?
• ¿Qué privilegios se ofrecen a los miembros de la Iglesia por medio de esta
presentación formal de un nuevo Presidente de la Iglesia?
• ¿Qué responsabilidades recaen sobre los miembros de la Iglesia después de
haber sostenido al nuevo Presidente?
Pregunte a los alumnos si alguno de ellos ha tenido la oportunidad de asistir a una
asamblea solemne y participar en el sostenimiento de un nuevo profeta. Invite a
varios de ellos a compartir los sentimientos que tuvieron cuando asistieron y
participaron en esa reunión sagrada.

18
CAP ÍTULO 3

Recuerde a los alumnos que en cada conferencia de la Iglesia se invita a los


miembros a sostener a la Primera Presidencia y al Cuórum de los Doce Apóstoles.
Sostener a los líderes de la Iglesia significa “prometer prestar apoyo a los que sirven
en puestos de liderazgo tanto a nivel general como local de la Iglesia” (Guía para el
Estudio de las Escrituras, “Sostenimiento de líderes de la Iglesia”, scriptures.lds.org;
véanse también Hebreos 13:17; 3 Nefi 12:1; D. y C. 1:38; 112:20).
Invite a los alumnos a leer Doctrina y Convenios 107:22; después formule las
siguientes preguntas:
• De acuerdo con este versículo, ¿cómo deben sostener los miembros de la Iglesia
a la Primera Presidencia?
• ¿Qué significa sostener al Presidente de la Iglesia con nuestra confianza?
Desafíe a los alumnos a sostener al Presidente de la Iglesia mostrando confianza en
sus enseñanzas y fe en su liderazgo, ofreciendo oraciones a su favor y obedeciendo
su consejo.
Comparta su testimonio de la gran bendición que es sostener al hombre que el
Señor escoge para ser Presidente de Su Iglesia y recibir su consejo.

19
CAPÍTULO 4

El Cuórum de la Primera
Presidencia
Introducción
La Primera Presidencia posee las “llaves del reino” y es el podrá detener ni cambiar nuestro curso como Iglesia; y como
máximo consejo presidente de la Iglesia (D. y C. 81:2; véanse personas, obtendremos paz en esta vida y seremos herederos
también D. y C. 81, resumen de la sección; 107:80–81). El de gloria eterna en el mundo venidero” (véase de Joseph
Señor comunica Su voluntad a la Primera Presidencia. Por ser Fielding Smith, “Las llaves eternas y el derecho de presidir”,
el cuórum presidente de la Iglesia, la Primera Presidencia es Liahona, marzo de 1973, pág. 18).
la máxima autoridad en la tierra para asuntos de doctrina de
Ayude a los alumnos a entender la importancia de seguir a la
la Iglesia. El presidente Joseph Fielding Smith
Primera Presidencia. Repase las promesas que se dan a
(1876–1972) hizo la siguiente promesa a aquellos que siguen aquellos que lo hacen. Como resultado de esta lección, los
el consejo de la Primera Presidencia: alumnos deben sentir un mayor deseo de sostener a la
“… creo que hay una cosa que debemos tener bien en claro. Primera Presidencia y estar en armonía con ella. Deben tener
Ni el Presidente de la Iglesia, ni la Primera el deseo de proclamar, al igual que el presidente Boyd K.
Presidencia… jamás desviarán a los santos ni emitirán Packer, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “Gracias a Dios
consejos al mundo que sean contrarios a la voluntad por la Presidencia. Al igual que [las] cumbres [de las
del Señor… montañas], solo los cielos están por encima de ellos” (véase
“Testifico que si fijamos la vista en la Primera Presidencia y “El Espíritu da testimonio”, Liahona, enero de
seguimos su consejo y dirección, ningún poder sobre la tierra 1972, pág. 45).

Algunas doctrinas y
principios
• El Señor reveló al profeta José Smith
instrucciones referentes a la Primera
Presidencia.
• La Primera Presidencia posee las
llaves del Reino, que incluyen la
autoridad para dirigir la obra del
Señor en la tierra.
• Cuando el Presidente de la Iglesia es
sostenido por sus consejeros y los
miembros de la Iglesia, toda la
Iglesia es bendecida.

La Primera Presidencia en 1894: George Q.


Cannon, Primer Consejero (izquierda); Wilford
Woodruff, Presidente (centro) y Joseph F.
Smith, Segundo Consejero (derecha).

20
CAP ÍTULO 4

Ideas para la enseñanza


El Señor reveló al profeta José Smith instrucciones referentes a la Primera
Presidencia
Escriba los siguientes acontecimientos en la pizarra y pida a los alumnos que los
pongan en orden cronológico:

La organización de la Iglesia
La Primera Visión de José Smith
La restauración del Sacerdocio de Melquisedec
La restauración del Sacerdocio Aarónico

Respuesta: (1) La Primera Visión de José Smith; (2) la restauración del Sacerdocio
Aarónico; (3) la restauración del Sacerdocio de Melquisedec; (4) la organización de
la Iglesia.
Pregunte a los alumnos:
• ¿Por qué creen que esos acontecimientos ocurrieron en ese orden? ¿Por qué no
podrían haber ocurrido en un orden diferente?
Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 128:20–21, y luego pregunte:
• ¿De qué manera sirve ese pasaje de las Escrituras para explicar el orden de los
acontecimientos de la Restauración? (Presten particular atención a la última
parte del versículo 21).
Explique que el Señor también reveló la organización del gobierno de la Iglesia
línea sobre línea, lo que incluyó instrucciones referentes al Cuórum de la Primera
Presidencia. Cuando primeramente se organizó la Iglesia, todavía no había una
Primera Presidencia como tenemos en la actualidad.
Pida a los alumnos que lean la tabla de la sección 4.2 del Manual del alumno para el
curso Enseñanzas de los profetas vivientes, y luego pregunte:
• ¿Qué título se utilizó para el cargo de José Smith cuando primeramente se
organizó la Iglesia el 6 de abril de 1830?
• ¿Cuánto tiempo después de la organización de la Iglesia se estableció la Primera
Presidencia?
• ¿Por qué creen que la organización completa del liderazgo de la Iglesia no
estaba presente desde el momento en que primeramente se organizó la Iglesia?
Dé testimonio de que desde la época del profeta José Smith hasta hoy, el Señor ha
instruido a Sus profetas sobre cómo organizar y dirigir Su Iglesia, revelando
conocimiento a medida que era necesario, línea sobre línea (véase D. y C. 128:21).
Cuando llegó el momento, el Señor reveló instrucciones a José Smith en cuanto a
organizar la Primera Presidencia.

21
C A P Í T UL O 4

La Primera Presidencia posee las llaves del Reino, que incluyen la autoridad
para dirigir la obra del Señor en la tierra
Pida a los alumnos que busquen Doctrina y Convenios 90. Señale que en el
encabezamiento de la sección se indica lo siguiente: “Esta revelación constituye un
paso adicional en el establecimiento de la Primera Presidencia”. Pida a un alumno
que lea Doctrina y Convenios 90:9. Explique que el término “tu administración” se
refiere al Presidente de la Iglesia, y “su administración” se refiere a los consejeros
de la Primera Presidencia. Pregunte:
• En ese versículo, ¿cuál es la diferencia que existe entre la función del Presidente
y la función de sus consejeros? (El Presidente recibe la palabra; los consejeros
ayudan a que la palabra salga hasta los confines de la tierra).
Escriba en la pizarra: El Presidente dirige. (Si lo desea, señale que la función del
Presidente de recibir revelaciones para toda la Iglesia también se menciona en D. y
C. 90:4).
Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 90:6, y luego pregunte:
• ¿A quién nombró el Señor como consejeros del profeta José Smith? (A Sidney
Rigdon y a Frederick G. Williams).
• Según ese versículo, ¿en qué sentido los consejeros de la Primera Presidencia
son iguales al Presidente, pero están bajo la dirección de él? (En la posesión de
las llaves).
Escriba en la pizarra: Los consejeros son iguales en la posesión de las llaves.
Invite a un alumno a leer el comentario del élder John A. Widtsoe (1872–1952),
del Cuórum de los Doce Apóstoles, de la sección 4.4 del manual del alumno.
Al hacer referencia a los dos principios que ha escrito en la pizarra, explique que
entender esas dos verdades es necesario para entender cómo funciona la Primera
Presidencia al dirigir la Iglesia.
A modo de ejemplo, pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 102:9–11, y
luego pregunte:
• Si el Presidente de la Iglesia no está disponible debido a enfermedad u otras
circunstancias, ¿qué es lo que el Señor ha dispuesto para que Su obra continúe?
Nota: Podría pedir a los alumnos que lean la primera de las dos declaraciones del
presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008), de la sección 4.7 del manual
del alumno.
Escriba en la pizarra la siguiente lista de pasajes de las Escrituras y asigne a grupos
de alumnos que las lean y busquen cuáles son los deberes de la Primera
Presidencia. Dé tiempo a los alumnos para que busquen; luego invite a cada grupo
a que dé un informe de lo que hallaron y haga una lista de los deberes de la
Primera Presidencia en la pizarra.

22
CAP ÍTULO 4

Pasajes de las Escrituras Deberes de la Primera


Presidencia

D. y C. 68:14–15

D. y C. 90:16

D. y C. 107:8–9

D. y C. 107:33

D. y C. 107:78–81

D. y C. 120, encabezamiento de la sección y


el versículo 1

D. y C. 124:126

La lista terminada podría quedar así:

Pasajes de las Escrituras Deberes de la Primera


Presidencia

D. y C. 68:14–15 Nombrar obispos

D. y C. 90:16 Presidir, poner en orden todos los


asuntos de la Iglesia

D. y C. 107:8–9 Oficiar en todos los oficios de la


Iglesia

D. y C. 107:33 Dirigir la labor del Cuórum de los


Doce Apóstoles

D. y C. 107:78–81 Decidir casos difíciles, resolver


controversias espirituales

D. y C. 120, encabezamiento de la Tomar decisiones sobre la disposición


sección y el versículo 1 (uso) de los diezmos

D. y C. 124:126 Recibir oráculos (revelaciones) para


toda la Iglesia

23
C A P Í T UL O 4

Asigne a cada grupo que lea una de las siguientes citas del capítulo 4 del manual
del alumno y que busquen los deberes adicionales de la Primera Presidencia.
(Podría pedir a los alumnos que agreguen lo que encuentren a la lista de la pizarra).
1. Presidente James E. Faust (1920–2007), de la Primera Presidencia (véase la
sección 4.9 del manual del alumno).
2. Presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972) (véase la segunda declaración
del presidente Smith, de la sección 4.5 del manual del alumno).
Pregunte a los alumnos:
• ¿Cómo han influido en su vida los deberes de la Primera Presidencia?

Cuando el Presidente de la Iglesia es sostenido por sus consejeros y los


miembros de la Iglesia, toda la Iglesia es bendecida
Repase la lista de los deberes de la Primera Presidencia que figuran en la pizarra y
los deberes del Presidente de la Iglesia que se estudiaron en el capítulo 2.
Pida a un alumno que lea Éxodo 17:8–13. Señale que Aarón y Hur eran semejantes
a los consejeros de la Primera Presidencia. Después analicen las siguientes
preguntas:
• Al final, ¿qué le pasó a Israel debido a que Aarón y Hur ayudaron a Moisés
sosteniéndole los brazos en alto?
• ¿Qué debió haber aprendido Israel ese día al observar la batalla y ver a Moisés
en el collado?
• ¿Qué lección podemos aprender de ese relato que se aplique a nosotros en la
actualidad?
Invite a un alumno a leer las palabras del élder William R. Walker, de los Setenta,
de la sección 4.6 del manual del alumno. Pregunte:
• ¿Cómo ayudan los consejeros de la Primera Presidencia a soportar el peso que
lleva el profeta en la actualidad?
Nota: Podría también compartir los comentarios del presidente N. Eldon Tanner
(1898–1982), de la Primera Presidencia, de la sección 4.8 del manual del alumno.
Después pregunte:
• ¿Quiénes más, además de sus consejeros, ayudan al profeta a llevar ese peso?
Pida a los alumnos que lean las palabras del presidente Harold B. Lee
(1899–1973), de la sección 4.11 del manual del alumno. Después pregunte:
• ¿Qué podemos hacer hoy como miembros de la Iglesia para sostener y apoyar a
la Primera Presidencia?
• ¿De qué maneras “la confianza, fe y oraciones” (D. y C. 107:22) de los
miembros de la Iglesia ayudan al profeta y a sus consejeros a llevar el peso de
sus deberes?
Pida a los alumnos que lean Doctrina y Convenios 21:4–6, y se fijen en qué nos
sucede como pueblo cuando sostenemos al profeta y a sus consejeros. Luego haga
las siguientes preguntas:

24
CAP ÍTULO 4

• De acuerdo con esos versículos, ¿qué bendiciones recibimos los miembros de la


Iglesia cuando sostenemos al profeta y a sus consejeros?
• ¿Cómo se asemeja eso a lo que les sucedió a los israelitas cuando Aarón y Hur
sostuvieron en alto los brazos de Moisés?
• ¿Cuándo se han sentido fortalecidos, protegidos o bendecidos al sostener al
Presidente de la Iglesia y a sus consejeros?
Pida a un alumno que lea las palabras del profeta José Smith (1805–1844), de la
sección 4.12 del manual del alumno. Pregunte:
• ¿De qué manera las instrucciones dadas por los miembros de la Primera
Presidencia han sido una bendición en su vida?
Considere dirigir la atención de los alumnos al librito Para la Fortaleza de la Juventud,
que la Primera Presidencia preparó para la juventud de la Iglesia. Podría pedirles
que hablen de cómo han sido bendecidos al vivir de acuerdo con las normas de la
Iglesia.
Invite a un alumno a leer las palabras del presidente Joseph Fielding Smith
(1876–1972), de la sección 4.13 del manual del alumno. Después dé testimonio de
ello y de las otras bendiciones que se prometen a aquellos que siguen a la Primera
Presidencia. Invite a los alumnos a sostener y a seguir a la Primera Presidencia a lo
largo de su vida.

25
CAPÍTULO 5

El Cuórum de los Doce


Apóstoles
Introducción
La Iglesia está edificada “sobre el fundamento de los más al tanto [de lo que ocurre], que conozca [más]
apóstoles y profetas” (Efesios 2:20.) Este capítulo brinda profundamente los problemas que afrontamos, que estudie
oportunidades para ayudar a los alumnos a ver cómo el de manera más detenida las cosas del pasado, que sea más
Cuórum de los Doce Apóstoles guía la Iglesia con liderazgo y receptivo a lo nuevo, y que sopese de manera más cuidadosa,
testimonio inspirados. Con respecto a ese liderazgo, el élder seria y devota todo lo demás” (véase de Jeffrey R. Holland,
Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, “De nuevo llegaron profetas a la tierra”, Liahona, noviembre
testificó: de 2006, págs. 105–106).

“Siendo el menor entre los que ustedes han sostenido para Al final de esta lección, los alumnos deberán entender que
[ser testigo directo de] la guía de esta Iglesia, digo con todo con las llaves sagradas de la autoridad del sacerdocio, los
el fervor de mi alma que jamás, ni en mi vida personal ni Apóstoles hacen avanzar el Reino de Dios en toda la tierra.
profesional, me he relacionado con ningún grupo que esté

Algunas doctrinas y
principios
• Los Apóstoles son testigos
especiales de Jesucristo en todo
el mundo.
• Los Apóstoles se esfuerzan por
hacer avanzar el Reino de Dios.
• Las decisiones del Cuórum de los
Doce Apóstoles son unánimes.

Ideas para la enseñanza


Preparación preliminar: En caso de que
los alumnos no estén familiarizados con
los miembros del Cuórum de los Doce
Apóstoles, el sitio de la Iglesia
newsroom.lds.org contiene materiales El Cuórum de los Doce Apóstoles afuera del
que proporcionan ayuda de gran valor. Templo de Salt Lake en 1931.
Puede descargar imágenes, breves
reseñas biográficas o artículos biográficos más detallados para ayudar a los alumnos
a familiarizarse con nuestros Apóstoles actuales.

Los Apóstoles son testigos especiales de Jesucristo en todo el mundo


Invite a un alumno a leer Doctrina y Convenios 107:23 y a otro que lea Hechos
4:33. Después haga las siguientes preguntas:
• Según esos versículos, ¿cuál es el deber del Cuórum de los Doce Apóstoles?

26
CAP ÍTULO 5

• ¿De qué han de dar testimonio?


• ¿En dónde han de dar los apóstoles ese testimonio “especial”?
Lea el relato que narró el presidente Harold B. Lee (1899-1973), en la sección 5.2
del Manual del alumno para el curso Enseñanzas de los profetas vivientes. Deténgase en
la parte de la cita que dice: “¿Qué podemos contestar?”. Pregunte a los alumnos:
• ¿Cómo aconsejarían a los misioneros que contestaran?
Después de algunas respuestas de los alumnos, lea el resto de la cita y luego
pregunte:
• ¿En qué formas la respuesta del presidente Lee refleja su llamamiento de ser un
“testigo especial” de Jesucristo?
Comparta las siguientes palabras del presidente Joseph Fielding Smith
(1876–1972):

“Es un deber imperioso que tienen [los Apóstoles], el de saber que Jesucristo es
en verdad el Unigénito Hijo de Dios, el Redentor del mundo” (Joseph Fielding
Smith, Seek Ye Earnestly, 1970, pág. 213).

Después pregunte:
• ¿Qué creen que quiso decir el presidente Smith cuando dijo que es “un deber
imperioso”?
Comparta con los alumnos las palabras del presidente Howard W. Hunter
(1907–1995), de la sección 5.2 del manual del alumno. Después hágales las
siguientes preguntas:
• ¿De qué dio testimonio específicamente el presidente Hunter?
• ¿En qué forma oír el testimonio de un Apóstol puede fortalecer el nuestro?
Invite a los alumnos a prestar atención cada vez que escuchen o lean el testimonio
de un Apóstol. Invítelos a fortalecer su testimonio de las verdades de las que
testifican los Apóstoles.

Los Apóstoles se esfuerzan por hacer avanzar el Reino de Dios


Comparta con los alumnos la primera de las dos declaraciones del presidente
Gordon B. Hinckley (1910–2008), de la sección 5.5 del manual del alumno.
Pídales que escuchen la definición de apóstol, y luego pregunte:
• ¿Qué dijo el presidente Hinckley que era el significado de la palabra apóstol?
• ¿Para hacer qué se les ha dado a los Apóstoles “cierta autoridad y
responsabilidad”?
Lea con la clase Mateo 28:16–20 y Doctrina y Convenios 65:5–6, y pregunte:
• ¿Qué mandato dio Jesucristo a Sus Apóstoles en esos versículos?

27
C A P Í T UL O 5

• Si los Apóstoles han de edificar el Reino de Dios en toda la tierra, ¿qué es el


Reino de Dios? (El Reino de Dios es la Iglesia en la tierra hoy día. Los Apóstoles
ayudan a edificar el Reino de Dios —la Iglesia— en la tierra hoy día para que el
Reino de los cielos —la Iglesia milenaria— pueda venir).
A modo de ilustración de cómo los Apóstoles vivientes cumplen ese mandato
divino, comparta la siguiente declaración del presidente Boyd K. Packer
(1924–2015), del Cuórum de los Doce Apóstoles:

“Yo no soy diferente de los hermanos de los Doce… cuando les digo que los
registros indican que he estado en México, en Centroamérica y en Sudamérica
más de 75 veces, en Europa más de 50, en Canadá 25, en las islas del Pacífico 10
veces, en Asia 10 veces y 4 en África; también he viajado a China dos veces; a
Israel, Arabia Saudita, Bahrein, la República Dominicana, India, Pakistán, Egipto,
Indonesia y muchísimos sitios más de todo el mundo. Otros incluso han viajado
más que eso” (véase de Boyd K. Packer, “Los Doce”, Liahona, mayo de 2008, pág. 86).

Después pregunte:
• ¿Qué conocimiento piensan que adquieren los Apóstoles cuando viajan de
manera tan extensa?
Asigne a la mitad de la clase que lea Doctrina y Convenios 107:33–35, 58, y a la otra
mitad que lea Doctrina y Convenios 18:27–32. Pida a los alumnos que busquen
palabras y frases que describan lo que los Apóstoles son “enviados” a hacer hoy en
día. En la pizarra, escriba (o pida a un alumno que escriba) las palabras y frases que
los alumnos encuentren. (Algunas palabras y frases podrían incluir: oficiar, edificar
la Iglesia, regular, abrir puertas, proclamar el Evangelio, ordenar, organizar, predicar a
toda criatura, bautizar y declarar el Evangelio de acuerdo con el Espíritu Santo). Después
pregunte:
• ¿Cuáles son algunas maneras en que nuestros Apóstoles vivientes proclaman el
Evangelio y edifican la Iglesia en la actualidad? (Hablan en la conferencia
general, visitan conferencias locales, recorren misiones, entrevistan a líderes
locales de la Iglesia, llevan a cabo transmisiones mundiales de capacitación de
liderazgo, etcétera).
Invite a un alumno a leer la segunda de las dos declaraciones del presidente
Gordon B. Hinckley de la sección 5.5 del manual del alumno (véase el último
párrafo de la sección). Después haga las siguientes preguntas:
• ¿De qué forma han visto u oído a los Apóstoles ministrar de la manera que el
presidente Hinckley describió?
• ¿Cómo han influido los Apóstoles en ustedes de forma individual?

Las decisiones del Cuórum de los Doce Apóstoles son unánimes


Lea Doctrina y Convenios 107:27–31 y pregunte:
• ¿Qué principios dijo el Señor que deben regir las decisiones que toman
los Doce?

28
CAP ÍTULO 5

• ¿Qué promesa se da en el versículo 31 si las decisiones se toman según las


pautas que se proporcionan en los versículos 27 y 30? ¿Qué creen que significa
esa promesa?
Comparta con los alumnos la declaración del presidente Gordon B. Hinckley que
está al final de la sección 5.7 del manual del alumno (en el último párrafo,
empezando con “No obstante, nunca he observado…”). Después pregunte:
• ¿De qué forma el saber que las decisiones de los Apóstoles se toman de manera
unánime aumenta su fe y su confianza en esas decisiones?
Comparta con la clase las palabras del presidente James E. Faust (1920–2007), de
la Primera Presidencia, de la sección 5.7 del manual del alumno. Anime a los
alumnos a prestar atención a lo que produce la unanimidad entre las Autoridades
Generales. Después haga las siguientes preguntas:
• ¿En qué forma serviría este proceso como un “sistema de verificación” contra
preferencias o motivaciones personales?
• ¿Qué sugirió el presidente Faust que era necesario a fin de lograr la
unanimidad?
Para concluir la lección, comparta su testimonio del llamamiento y de la función de
los Doce Apóstoles. Anime a los alumnos a prestar atención a los testimonios de
los Doce y a los temas que eligen abordar en sus discursos.

29
CAPÍTULO 6

La conferencia general
Introducción
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce La conferencia general proporciona una oportunidad para
Apóstoles, explicó algunos de los propósitos de la que los miembros de la Iglesia escuchen y aprendan de
conferencia general: aquellos a quienes sostenemos como profetas, videntes y
reveladores. Ayude a los alumnos a comprender la
“[Una] conferencia general de la Iglesia es una declaración a
importancia de prepararse para la conferencia general y de
todo el mundo de que Jesús es el Cristo, que Él y Su Padre, el
poner en práctica las palabras de los profetas vivientes.
Dios y Padre de todos nosotros, se aparecieron al joven
Además, ayúdelos a comprender la necesidad de estudiar con
profeta José Smith en cumplimiento de esa antigua promesa
regularidad los ejemplares de la conferencia de la revista
de que el Jesús de Nazaret resucitado volvería a restaurar Su
Liahona . El deseo de los alumnos de poner en práctica las
Iglesia en la tierra… [Esas conferencias proclaman] a toda
palabras de los profetas actuales en su vida aumentará a
nación, tribu, lengua y pueblo la amorosa promesa mesiánica
medida que reconozcan las bendiciones que se reciben al
de que ‘para siempre es su misericordia’ [Salmos 136:1;
seguir las amonestaciones y los consejos proféticos. Anime a
1 Crónicas 16:34]” (véase de Jeffrey R. Holland, “De nuevo
los alumnos a que también busquen las enseñanzas de los
llegaron profetas a la tierra”, Liahona, noviembre de
profetas vivientes que se encuentren en otras publicaciones
2006, pág. 106).
de la Iglesia o que se den en otras ocasiones que no sean las
conferencias generales.

Algunas doctrinas y
principios
• La conferencia general brinda
oportunidades para la renovación
espiritual.
• Nos comprometemos a dar oído y a
apoyar a quienes sostenemos en la
conferencia general.
• Nuestra preparación influye en el
provecho que obtenemos de la
conferencia general.
• El llevar a la práctica las enseñanzas
de la conferencia general mejorará
nuestra vida.

Sugerencias para la El salón de asambleas del Centro de


enseñanza Conferencias durante una sesión de la
conferencia general.
La conferencia general brinda
oportunidades para la renovación espiritual
Antes de la clase, escriba en la pizarra los cuatro puntos de “Doctrinas y principios”
arriba mencionados. Pregunte:
• ¿Qué palabras de esas declaraciones indican responsabilidad por nuestra parte?

30
CAP ÍTULO 6

• ¿Por qué algunas personas obtienen más fortaleza espiritual de las reuniones de
la conferencia general que otras?
• ¿Qué pueden hacer para obtener el máximo provecho de la conferencia
general?
Escriba en la pizarra: Los días de la conferencia son un tiempo…
Pregunte a los alumnos cómo completarían esa frase. Escriba las respuestas en la
pizarra. Invite a los alumnos a leer la cita del presidente Howard W. Hunter
(1907–1995), en la sección 6.2 del Manual del alumno para el curso Enseñanzas de los
profetas vivientes. Pida a los alumnos que se fijen en la forma en que el presidente
Hunter terminó la frase que está escrita en la pizarra y luego pregunte:
• ¿De qué maneras se han cumplido las palabras del presidente Hunter para
ustedes?
Pida a los alumnos que busquen Doctrina y Convenios 43:8–9; 124:144; y que
contesten las preguntas siguientes:
• ¿Cuáles son algunos de los propósitos de la conferencia general?
• ¿Cuál es el significado de la palabra edificar?
Comparta la siguiente definición de lo que significa edificar que dio el élder
Robert L. Backman, de los Setenta:

“Edificar significa elevar, aumentar la fe, mejorar la moralidad. Cuando se piensa


en ello, esa es la manera en que el Señor ha edificado Su Reino. Piensen en lo
que significa para nosotros sentir la fraternidad de Jesucristo en nuestras
reuniones. ‘De manera que, sé fiel; ocupa el oficio al que te he nombrado; socorre
a los débiles, levanta las manos caídas y fortalece las rodillas debilitadas’(D. y C.
81:5)” (Robert L. Backman, en “Giving Spiritual Nourishment to the Less Active:
A Panel Discussion”, Ensign, abril de 1987, pág. 16).

Después pregunte:
• ¿De qué maneras la conferencia general ha sido una experiencia “edificante”
para ustedes?
Testifique que la conferencia general, si le damos la debida atención y actitud,
proporcionará renovación espiritual y nos ayudará a mejorar y a llegar a ser más
como el Salvador.

Nos comprometemos a dar oído y a apoyar a quienes sostenemos en la


conferencia general
Asigne a la mitad de la clase que lea las palabras del presidente Gordon B.
Hinckley (1910–2008), en la sección 6.5 del manual del alumno. Asigne a la otra
mitad que lea las palabras del élder David B. Haight (1906–2004), del Cuórum de
los Doce Apóstoles, en la sección 6.5 del manual del alumno. Una vez que
terminen, hágales las siguientes preguntas:
• ¿Qué significa cuando levantamos la mano para sostener a nuestros líderes?

31
C A P Í T UL O 6

• ¿Qué podemos hacer para demostrar que sostenemos a nuestros líderes?


Organice a los alumnos en equipos de dos y dé a cada equipo una hoja de papel.
Pídales que lean los siguientes pasajes de las Escrituras. Invite a cada equipo a
escribir una breve declaración en la que explique la doctrina que se expresa en cada
uno de esos pasajes:
2 Crónicas 20:20
Mateo 10:41
Doctrina y Convenios 1:38
Doctrina y Convenios 107:22
Doctrina y Convenios 112:20
Después de darles tiempo suficiente, pida a los alumnos que compartan con la
clase lo que hayan escrito.
Asigne a la mitad de la clase que lea las palabras del presidente Henry B. Eyring,
de la Primera Presidencia, en la sección 6.5 del manual del alumno. Pida a los
alumnos que se preparen para analizar las siguientes preguntas:
• ¿Qué debemos hacer después de que levantamos la mano en voto de
sostenimiento en la conferencia general?
• ¿Qué efecto tendrán nuestras acciones en nuestros líderes?
• ¿Qué efecto tendrán nuestras acciones en nosotros?
Asigne a la otra mitad de la clase que lea las palabras del presidente Joseph F.
Smith (1838–1918), en la sección 6.5 del manual del alumno. Pida a los alumnos
que se preparen para analizar las siguientes preguntas:
• ¿Cómo se sentía Joseph F. Smith con respecto a Brigham Young?
• ¿Qué efecto tuvo en el presidente Smith el dar oídos al llamado de un profeta?
Invite a los alumnos a hablar con la otra mitad de la clase lo que descubrieron.
Anime a los alumnos a hablar sobre las bendiciones que ellos o su familia hayan
recibido al escuchar y apoyar a los siervos del Señor. Exprese sus propios
sentimientos en cuanto a seguir a los siervos del Señor.

Nuestra preparación influye en el provecho que obtenemos de la


conferencia general
Explique a los alumnos que la forma en que se preparen para la conferencia general
dependerá de cómo tienen acceso a ella. Ayude a los alumnos a entender que, a
pesar de que la forma en que reciban y escuchen la conferencia general varíe, la
prioridad que le den y cómo se preparen para ella es lo que en realidad determinará
el provecho que obtendrán de la conferencia general. Pregunte:
• ¿Cuáles son algunas de las prioridades diarias, semanales y mensuales de la
vida para las que ustedes se preparan?
• ¿Qué los motiva a prepararse más para un determinado acontecimiento que
para otro? (Si lo desea, anote las respuestas de los alumnos en la pizarra).

32
CAP ÍTULO 6

Comparta con los alumnos las palabras del presidente Boyd K. Packer
(1924–2015), del Cuórum de los Doce Apóstoles, de la sección 6.6 del manual del
alumno. Luego pregunte a los alumnos:
• ¿Por qué piensan que el provecho que obtengamos de la conferencia general
depende más de nuestra preparación que de la preparación de los discursantes?
Pida a los alumnos que vayan a la sección 6.6 del manual del alumno y lean la
experiencia que relató el élder Paul V. Johnson, de los Setenta. Después hágales
las siguientes preguntas:
• ¿De qué maneras podemos llegar a amar las palabras de los profetas y apóstoles
tal como lo hace el élder Johnson?
• ¿Qué fue lo que el élder Johnson nos animó a decidir?
• Una vez que la conferencia general se convierta en una prioridad en nuestra
vida, ¿qué prácticas nos ayudarían a prepararnos para recibir el consejo que allí
se nos da?
Pregunte a los alumnos qué es lo que a ellos les ha resultado útil al prepararse para
la conferencia general. Una vez que los alumnos hayan propuesto sus ideas, podría
pedir a la clase que lea la lista de cuatro ideas para prepararse que figuran en la
sección 6.6 del manual del alumno.
Explique a los alumnos que la lista del manual del alumno no pretende ser
completa, simplemente presenta ideas y sugerencias. Después de que los alumnos
hayan tenido tiempo de leer la lista, invítelos a hablar de las ocasiones en las que
hayan puesto en práctica alguna sugerencia en particular y hayan experimentado
un mayor progreso personal. Invite a los alumnos a testificar de las prácticas que
hayan descubierto que resultaron exitosas.
Testifique a los alumnos que cuando la conferencia general es una prioridad en
nuestra vida, nuestro deseo de prepararnos para ella aumenta. Además, invite a los
alumnos a compartir con su familia y amigos sus pensamientos e ideas sobre la
forma de prepararse para recibir la palabra del Señor mediante Sus siervos.

El llevar a la práctica las enseñanzas de la conferencia general mejorará


nuestra vida
Cuente el siguiente relato que compartió el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum
de los Doce Apóstoles:

“El presidente Boyd K. Packer… tiene una pregunta que suele hacer cuando
presentamos algo ante los Doce o nos exhortamos los unos a los otros. Nos mira
como si estuviera diciendo: ‘¿Ya terminó?’, y luego dice al discursante… ‘¿Y
entonces, qué?’.
“‘¿Y entonces, qué?’. Creo que eso es lo que el Salvador dijo a diario como un
elemento inseparable de Sus enseñanzas. Los sermones y las exhortaciones de Él
no eran de provecho si la vida de Sus discípulos no cambiaba” (véase de Jeffrey R. Holland, “¿Y
entonces, qué?”, Conferencia del SEI sobre el Nuevo Testamento, 8 de agosto de 2000,
págs. 4–5).

33
C A P Í T UL O 6

Haga las siguientes preguntas:


• ¿Por qué creen que el presidente Packer pregunta: “¿Y entonces, qué?”?
• ¿De qué maneras puede cambiar nuestra vida debido a lo que experimentamos
durante la conferencia general?
Invite a un alumno a leer Doctrina y Convenios 43:8–10. Después, hágales las
siguientes preguntas:
• De acuerdo con el versículo 8, ¿qué objetivos podrían tener los líderes de la
Iglesia mientras se preparan para dirigir la palabra a los santos en la conferencia
general?
• De acuerdo con el versículo 9, ¿cómo debemos responder los miembros de la
Iglesia a lo que oímos de nuestros líderes en la conferencia general?
• De acuerdo con el versículo 10, ¿cuáles son los resultados de actuar o de no
actuar de acuerdo con lo que oímos en la conferencia general?
Invite a los alumnos a leer las dos declaraciones que hizo el presidente
Spencer W. Kimball (1895–1985) en la sección 6.8 del manual del alumno. Luego
haga las siguientes preguntas:
• ¿Qué valor le dio el presidente Kimball al ejemplar de la conferencia de la
revista Liahona?
• ¿Qué dijo el presidente Kimball que debíamos hacer con el ejemplar de la
conferencia de la revista Liahona?
• ¿Qué ideas acuden a su mente al oír esas palabras del presidente Kimball?
• ¿Qué es lo que esas declaraciones les hacen sentir que deben hacer?
Invite a dos alumnos a ir a la sección 6.8 del manual del alumno. Pida a uno de
ellos que lea las palabras del presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) y al otro
que lea las palabras del presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008). Después,
analicen las siguientes preguntas:
• ¿Cuáles son algunas maneras en que la conferencia general puede guiar
“nuestros pasos y nuestras palabras”?
• ¿Cuáles son los “resultados” que el presidente Hinckley describió que
determinarán si la conferencia general es exitosa?
• ¿De qué manera sugiere el presidente Hinckley que midamos nuestro progreso
en la vida? (Pida a un alumno que anote las respuestas en la pizarra).
• ¿Qué sugerencias específicas dio el presidente Hinckley para ayudarnos a poner
en práctica las enseñanzas de lo que aprendemos en la conferencia general?
• ¿Qué beneficios reciben las familias que utilizan los ejemplares de la
conferencia de la revista Liahona en sus noches de hogar y en el estudio de las
Escrituras en familia?
A medida que estudien los discursos de la conferencia, anime a los alumnos a
reconocer y anotar las bendiciones que reciban. También podría invitar a los
alumnos a anotar en un cuaderno, en un diario o en sus Escrituras el progreso

34
CAP ÍTULO 6

espiritual que han visto en su vida al poner en práctica las enseñanzas de los
profetas vivientes.
Para terminar, explique que el resto de este curso ayudará a los alumnos a entender
mejor el consejo más reciente que hayan dado los profetas, videntes y reveladores.
Además, demostrará cómo pueden aplicar más cabalmente en su vida los
principios que se enseñan en la conferencia general y compartirlos con los demás.
Comparta sus sentimientos sobre la importancia de la conferencia general y
testifique que la conferencia es un tiempo en el que los siervos y los profetas del
Señor dan a conocer Su palabra y voluntad a Sus hijos.

35
CAPÍTULO 7

Cómo estudiar los discursos


de conferencia general
Introducción
Los capítulos del 1 al 6 brindan una comprensión doctrinal de conocimiento por la fe y se negaron a darme respuestas
la función de los profetas, videntes y reveladores vivientes; el fáciles a las preguntas difíciles. De hecho, no me dieron
capítulo 7 analiza la forma de enseñar utilizando el ejemplar respuesta alguna, sino que me indicaron el camino y me
de la revista Liahona que contiene el informe de la ayudaron a dar los pasos necesarios para encontrar mis
conferencia general. Tal como se indica en la introducción del propias respuestas. No siempre aprecié ese método, pero la
curso, la intención no es que el maestro tome todo el experiencia me ha permitido entender que no solemos
semestre para enseñar los primeros seis capítulos; por el recordar por largo tiempo la respuesta de otra persona, si es
contrario, este curso está diseñado para que la mayor parte que la recordamos; mas la respuesta que descubrimos u
del tiempo de la clase se dedique a analizar la conferencia obtenemos mediante el ejercicio de la fe, por lo general la
general más reciente y aprender de ella. Los maestros conservamos toda la vida. Las enseñanzas más importantes
podrían utilizar tiempo de la clase para estudiar todo un de la vida se obtienen, no se enseñan” (véase de David A.
discurso o partes de varios discursos. Bednar, “Buscar conocimiento por la fe”, Liahona,
septiembre de 2007, pág. 23).
Un objetivo principal de este curso es ayudar a los alumnos a
aprender de las palabras de los profetas vivientes. El élder Nota: Se debe instar a los alumnos, y se espera de ellos, que
David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó cada vez que se reúnan, lleven a la clase un ejemplar
a los educadores religiosos que deben ayudar a los alumnos personal de la revista Liahona que contenga el informe de la
a ser autosuficientes espiritualmente: conferencia general más reciente.

“Todos conocemos el dicho de que dar un pescado a un Preparación preliminar: Al final de esta lección se incluyen
hombre lo alimenta por un día, pero enseñarle a pescar, [en dos copias del discurso del presidente Dieter F. Uchtdorf,
cambio], lo alimenta toda la vida. Nosotros, “Estamos [ocupados en] una gran obra y no podemos ir”, de
como… maestros del Evangelio, no estamos en el negocio de la Conferencia General de abril de 2009 (véase Liahona,
la distribución de pescado; más bien, nuestra labor consiste mayo de 2009, págs. 59–62). La primera copia es para el
en ayudar a las personas a aprender a ‘pescar’ y a llegar a ser maestro y la segunda para los alumnos. Haga copias del
autosuficientes espiritualmente… discurso que corresponde a los alumnos para cada uno de
sus alumnos.
“He descubierto una característica común entre los maestros
que más han influido en mi vida; me ayudaron a buscar

Sugerencias para la enseñanza


Técnicas para el estudio de las Escrituras que se pueden utilizar para
estudiar los discursos de las conferencias
Pregunte a los alumnos:
• ¿En qué se diferencian estudiar y escudriñar de leer?
Muestre a los alumnos un libro de texto escolar y pregunte:
• ¿Qué estrategias específicas han utilizado para mejorar la comprensión y
retención del material que se encuentra en los libros de texto? (Anote las
respuestas de los alumnos en la pizarra, tales como: memorizar, volver a leer,
marcar el material importante y tomar notas).

36
CAP ÍTULO 7

Nota: No es necesario dedicar mucho tiempo a que los alumnos expliquen las
estrategias. Las respuestas breves y sencillas son suficiente.
Muestre un ejemplar de la revista Liahona que contenga el informe de la
conferencia general más reciente y pregunte:
• Además del texto escrito de los discursos de la conferencia, ¿qué otras partes de
la revista pueden ayudarles a mejorar su estudio? (Entre las respuestas se
podrían incluir el “Índice de temas”, al principio de la revista; y “Se dirigen a
nosotros” e “Índice de relatos de la conferencia”, en la parte de atrás de la
revista).
Explique a la clase que los discursos de la conferencia general se pueden estudiar
utilizando muchas de las mismas técnicas que se usan para estudiar los libros de
texto escolares y, lo que es más importante, las técnicas que se utilizan para el
estudio de las Escrituras. Pregunte:
• ¿Cuáles son algunas de las técnicas para el estudio de las Escrituras que han
utilizado a fin de comprenderlas mejor? (Agregue las respuestas de los alumnos
a la lista de la pizarra; entre ellas se podrían incluir: orar, meditar, leer en voz alta
y correlacionar pasajes).
Cuando los alumnos den una respuesta, ínstelos a explicar brevemente la forma en
que esa técnica de estudio los ha ayudado a comprender el significado de las
Escrituras.
Pida a los alumnos que vayan a la
sección 7.2 del Manual del alumno para
el curso Enseñanzas de los profetas
vivientes y divida entre los alumnos las
diecisiete técnicas de estudio que se
describen en dicha sección. Invite a los
alumnos a tomar de dos a tres minutos
para analizar las técnicas de estudio que
se les hayan asignado. Después de unos
minutos, pida a los alumnos que
describan dichas técnicas al resto de la
clase. Conforme los alumnos hagan sus
presentaciones, agregue a la lista de la
pizarra cualquier técnica de estudio que
no se haya mencionado anteriormente.
Entregue a cada alumno una copia del
discurso “Estamos [ocupados en] una
gran obra y no podemos ir”, del
presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia (que se encuentra al final
de este capítulo). Divida la clase en cuatro grupos y asigne a cada uno que lea y
busque uno de los siguientes elementos:
• Referencias correlacionadas con las Escrituras
• Exhortaciones o invitaciones
• Frases memorables

37
C A P Í T UL O 7

• Repeticiones
Nota: Se provee una copia sin marcar del discurso del presidente Uchtdorf para que
se distribuya a los alumnos, así como una copia para el maestro que contiene
ejemplos resaltados de estos cuatro elementos (ambas copias del discurso se
encuentran al final de este capítulo; la primera copia es la del maestro). La copia del
maestro demuestra solo algunos de los elementos descritos más arriba. Al estudiar
el discurso, es posible que los alumnos encuentren varios ejemplos más que no se
encuentren en la copia del maestro.
Después de dar a los alumnos suficiente tiempo para estudiar el discurso, pida a
cada grupo que informe acerca de lo que encontró y que describa cómo el utilizar
esa técnica de estudio aumentó su comprensión del mensaje del presidente
Uchtdorf.
A lo largo del curso, anime a los alumnos a que utilicen las técnicas de estudio que
se describen en el capítulo 7 del manual del alumno a fin de mejorar su estudio del
ejemplar de la revista Liahona que contiene el informe de la conferencia. Dichas
técnicas también se pueden utilizar eficazmente para estudiar discursos
pronunciados por las Autoridades Generales en otras ocasiones que no sean la
conferencia general, o para estudiar otros artículos que ellos hayan escrito para las
revistas de la Iglesia. Comparta con sus alumnos de qué manera usted se ha visto
beneficiado al utilizar algunas de esas técnicas en su estudio de los mensajes de la
conferencia general.

Maneras de enseñar los discursos de las conferencias


generales
Asegúrese de que los alumnos sepan con anticipación qué discursos se analizarán
en la clase. Quizá podría entregarles una reseña del curso que indique qué
discursos se tratarán en cada clase. Asegúrese de que cada alumno tenga una copia
del discurso, e ínstelos a leerlo y estudiarlo antes de la clase. El hacerlo permitirá
que los alumnos participen más plenamente en los análisis.
Como en cualquier curso, utilizar una variedad de técnicas para la enseñanza
ayudará a mantener el interés del alumno y a aumentar su conocimiento del
Evangelio. A continuación figuran algunas sugerencias sobre cómo enseñar los
discursos de la conferencia general:
• Mostrar partes de la conferencia general. Mientras muestra la grabación en video
de un discurso, haga que los alumnos sigan el discurso en una copia impresa.
Invite a los alumnos a marcar las partes que les llamen la atención. Si lo desea,
anime a los alumnos a que levanten la mano cuando quieran que se detenga el
video y se analice esa parte del discurso. Tal vez podría invitar a los alumnos a
buscar un detalle específico o la respuesta a una pregunta. Cuando no haya
videos disponibles, los discursos de la conferencia se podrían leer en clase.
• Asignar presentaciones a los alumnos. Los alumnos pueden anotarse (o se les
puede asignar) con anticipación para dirigir un análisis sobre un discurso en
particular. También se les puede asignar enseñar la información biográfica de las
Autoridades Generales.

38
CAP ÍTULO 7

• Compartir relatos personales. Muestre videoclips en los que las Autoridades


Generales compartan experiencias personales. Cuando no haya videos
disponibles, las experiencias se podrían leer en clase.
• Trabajar en grupo en la clase. Pida a los alumnos que analicen, ya sea en equipos
de dos o en grupos pequeños, ciertos aspectos de un discurso o preguntas
específicas que se relacionen con él. Invite a los grupos a compartir con el resto
de la clase lo que hayan analizado.
• Dar asignaciones para “buscar” algo al estudiar discursos en casa. Al estudiar los
discursos de la conferencia en casa, pida a los alumnos que busquen doctrinas y
principios clave, pasajes de las Escrituras que los apoyen, y frases u oraciones
significativas. Quizá podría asignarles que escriban un ensayo breve que resuma
con sus propias palabras las cosas que hayan descubierto.
• Pedir a los alumnos que lleven un diario de estudio. Anime a los alumnos a anotar,
antes de la clase, las impresiones espirituales que hayan recibido, o concédales
tiempo para ello al final de la clase.
• Asignar a los alumnos que escriban resúmenes de temas. Asigne a los alumnos que
escriban una composición breve que incluya las enseñanzas de varios oradores
en cuanto a un tema específico.
• Analizar la respuesta de las Autoridades Generales en cuanto a acontecimientos de
actualidad. Invite a los alumnos a considerar y analizar la forma en que las
Autoridades Generales responden a acontecimientos que tienen lugar
actualmente en el mundo por medio de sus enseñanzas en la conferencia
general.
• Leer discursos en clase. Quizá desee pedir a los alumnos que lean los discursos en
silencio, en voz alta, en grupos de dos o en pequeños grupos. En ocasiones,
usted también podría leer parte de un discurso a la clase si desea hacer hincapié
en una enseñanza en particular.
• Compartir relatos. Repasen los relatos que se compartieron en la conferencia
general haciendo uso del “Índice de relatos de la conferencia” que se encuentra
cerca de la parte de atrás del ejemplar de la revista Liahona de la conferencia.
Podría pedir a los alumnos que compartan por qué un relato en particular fue
significativo para ellos. Ayude a los alumnos a determinar las doctrinas y los
principios subyacentes del relato, y a correlacionar esas doctrinas o principios
con los pasajes de las Escrituras correspondientes.

Biografías de los Apóstoles


El apóstol Pablo aconsejó: “Y os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que
trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan”
(1 Tesalonicenses 5:12). A fin de ayudar a los alumnos a fortalecer su testimonio de
los profetas, videntes y reveladores, comparta información biográfica breve sobre
ellos. Se puede encontrar la información biográfica en newsroom.lds.org y en
almanaques de la Iglesia. Las láminas de Autoridades Generales, disponibles en el
centro de distribución, también incluyen información biográfica al dorso.

39
C A P Í T UL O 7

Estamos [ocupados en] una gran obra y no podemos


ir (copia del maestro)
Presidente Dieter F. Uchtdorf
Segundo Consejero de la Primera Presidencia
Véase Liahona, mayo de 2009, págs. 59–62; cursiva agregada [redacción
actualizada].
Mis queridos hermanos, desde hace meses he sabido cuál es el mensaje que
quiero darles hoy. Durante ese tiempo, he buscado un relato que sirviera para
ilustrar lo que quiero decir. Busqué un relato sobre granjas; busqué otro sobre
animales. En honor al élder Scott, busqué uno sobre ingeniería nuclear, y en
honor al presidente Monson, busqué uno sobre la cría de palomas.
Pero al final, seguía acudiendo a mi mente un relato, uno que he llevado
grabado en la memoria durante muchos, muchos años. No es sobre granjas,
animales, ingeniería nuclear ni palomas. Trata —como quizás lo habrán
adivinado— sobre la aviación. Lo llamo “El relato de la bombilla”.

El relato de la bombilla, o cómo perder la perspectiva de lo que es más


importante
Una oscura noche de diciembre, hace 36 años, un avión jumbo Lockheed 1011 se estrelló en los
Everglades de Florida, provocando la muerte de más de cien personas. Aquel terrible accidente fue
una de las peores catástrofes de la historia de la aviación de los Estados Unidos.
Algo extraño de aquel accidente fue que todas las partes y los sistemas vitales de la aeronave
funcionaban a la perfección; el avión fácilmente podría haber aterrizado a salvo en su destino en
Miami, a solo 32 kilómetros de distancia.
Sin embargo, durante la fase final del vuelo, la tripulación se percató de que una lucecita verde no se
había encendido, una luz que indica si el tren de aterrizaje se ha desplegado correctamente. Los
pilotos suspendieron el aterrizaje, fijaron la trayectoria del avión para volar en círculos sobre los
oscuros Everglades, y fijaron su atención en la investigación del problema.
Tanto se preocuparon por detectar el problema que no se dieron cuenta de que la aeronave iba
perdiendo altura, acercándose cada vez más a los oscuros pantanos. Para cuando alguien se dio
cuenta de lo que sucedía, ya era demasiado tarde para evitar el desastre.
Después del accidente, los investigadores trataron de determinar la causa. El tren de aterrizaje había
descendido correctamente. El avión estaba en perfectas condiciones mecánicas; todo funcionaba
debidamente, todo, excepto una cosa: una bombilla o un foco que se había fundido. Aquella pequeña
bombilla, que costaba unos 20 centavos, dio comienzo a la cadena de acontecimientos que
condujeron a la trágica muerte de más de cien personas.
Naturalmente, la bombilla que no funcionaba no causó el accidente; este se produjo porque la
tripulación centró su atención en algo que por el momento parecía importante, haciéndoles perder de
vista lo que era de más importancia.

Presten atención a lo que es de más importancia


La tendencia a centrarse en lo insignificante a costa de lo profundo no solo les sucede a los pilotos,
sino a todos. [Frase memorable] Todos corremos ese peligro. El conductor que centra su atención
en la carretera tiene más probabilidades de llegar a su destino sin sufrir percance alguno que el que
está más preocupado por enviar mensajes de texto por teléfono.

40
CAP ÍTULO 7

Sabemos qué es lo más importante en la vida: la Luz de Cristo enseña esto a todas las personas.
Nosotros, en calidad de fieles Santos de los Últimos Días, tenemos el Espíritu Santo como un
1
“compañero constante” para enseñarnos las cosas que tienen valor eterno. Supongo que si se le
pidiera a cualquiera de los poseedores del sacerdocio que me está escuchando que preparara un
discurso sobre el tema “lo que es más importante”, podría lograrlo y haría un magnífico trabajo.
Nuestra debilidad reside en no actuar de acuerdo con nuestra conciencia. [Frase memorable]

Hagan una pausa y examinen por un momento dónde están sus pensamientos y su corazón. ¿Está
centrada su atención en las cosas que son más importantes? El uso que hacen de sus momentos de
tranquilidad puede darnos una idea valiosa. ¿A dónde se dirigen sus pensamientos cuando pasa la
presión de las fechas de vencimiento? ¿Están sus pensamientos y su corazón centrados en lo efímero
que solo tiene importancia en ese momento, o acaso está centrado en lo que es más importante?
[Invitación]

¿A quién le guardan rencor? ¿A qué excusas se aferran que les impiden ser la clase de esposo, padre,
hijo o poseedor del sacerdocio que saben que deberían ser? ¿Qué los distrae de sus deberes o les
impide magnificar sus llamamientos más diligentemente?

Eviten distraerse
A veces, las cosas que nos distraen no son malas por naturaleza; con frecuencia, hasta nos hacen
sentir bien.
Es posible participar incluso de lo bueno en exceso. [Frase memorable] Un ejemplo se puede ver en
el padre o abuelo que dedica horas y horas a la búsqueda de antepasados o a crear un blog mientras
que desatiende o evita pasar tiempo de calidad o significativo con sus propios hijos o nietos. Otro
ejemplo sería el del jardinero que pasa los días arrancando las malas hierbas mientras que pasa por
alto la maleza espiritual que amenaza con ahogar su alma.
Incluso algunos programas de la Iglesia pueden convertirse en una distracción si los llevamos hasta
los extremos y permitimos que controlen nuestro tiempo y nuestra atención a costa de lo que es más
importante. Necesitamos un equilibrio en la vida. [Frase memorable]

Cuando de verdad amamos a nuestro Padre Celestial y a Sus hijos, demostramos ese amor mediante
nuestras obras. Nos perdonamos los unos a los otros y tratamos de hacer el bien, pues “… nuestro
2
viejo [yo] fue crucificado juntamente con [Cristo]” . [Pasaje correlacionado] “[Visitamos] a los
huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones”, y nos conservamos “sin mancha de los vicios del
3
mundo” . [Pasaje correlacionado]

Mis queridos hermanos del sacerdocio, vivimos en los últimos días. El evangelio de Jesucristo se ha
restaurado en la tierra; las llaves del sacerdocio de Dios se han dado de nuevo a los hombres. Vivimos
en una época de anticipación y preparación en la que Dios nos ha encomendado que nos preparemos
a nosotros mismos, a nuestras familias y al mundo para el alba que se acerca, el día cuando el Hijo de
4
Dios “… con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, [descienda] del cielo” y
dé comienzo a Su reinado milenario.
Se nos ha confiado el santo sacerdocio y se nos ha encomendado la responsabilidad, el poder y el
derecho de obrar como agentes de nuestro Rey Celestial.
Estas son las cosas que más importan. Estas son las cosas de valor eterno que merecen nuestra
atención.
No podemos ni debemos darnos el lujo de distraernos de nuestro deber sagrado. No podemos ni
debemos perder la perspectiva de las cosas que más importan. [Frase memorable]

41
C A P Í T UL O 7

Nehemías
Nehemías, el profeta del Antiguo Testamento, es un gran ejemplo del permanecer centrado y
dedicado a una importante tarea. Él era un israelita que vivía exiliado en Babilonia, donde servía
como copero del rey. Un día, este le preguntó por qué estaba tan triste y Nehemías le respondió:
“¿Cómo no ha de estar triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de [las tumbas] de mis padres, está
5
desolada y sus puertas consumidas por el fuego?” . [Pasaje correlacionado]

Al oír estas palabras, el rey tuvo compasión y autorizó a Nehemías a regresar a Jerusalén y reconstruir
la ciudad. Sin embargo, no a todos les agradó ese plan. De hecho, a varios gobernantes que residían
cerca de Jerusalén les disgustaba en extremo “… que viniese alguno para procurar el bien de los
6
hijos de Israel” y “… se [enojaron] y se [enfurecieron] en gran manera, y se [burlaron] de los
7
judíos” . [Pasaje correlacionado]

Con valor, Nehemías no permitió que la oposición lo distrajera, sino que organizó sus recursos y la
mano de obra, y siguió adelante con la reconstrucción de la ciudad “… porque el pueblo tuvo ánimo
8
para trabajar” . [Pasaje correlacionado]

Pero a medida que empezaron a levantar las murallas de la ciudad, aumentó la oposición. Los
enemigos de Nehemías lo amenazaron, conspiraron contra él y lo ridiculizaron. Tan reales e
9
intimidantes fueron sus amenazas que Nehemías admitió: “… todos ellos nos amedrentaban” .
[Pasaje correlacionado] Pero a pesar del peligro y de la constante amenaza de ser invadidos, la
obra progresaba. Fue una época de mucha tensión, pues cada obrero “… tenía su espada ceñida a
10
sus lomos, y así edificaban” . [Pasaje correlacionado]

A medida que continuaba la reconstrucción, los enemigos de Nehemías se desesperaban más. En


cuatro ocasiones trataron de que abandonara la seguridad que le brindaba la ciudad para que se
reuniera con ellos bajo pretexto de resolver el conflicto; pero Nehemías sabía que solo procuraban
dañarlo. Cada vez que se le acercaban, él siempre les daba la misma respuesta: “Yo [estoy ocupado
11
en] una gran obra y no puedo ir” . [Pasaje correlacionado]

¡Qué gran respuesta! Con ese claro e inmutable propósito en el corazón y la mente, con esa gran
determinación, las murallas de Jerusalén se levantaron en un tiempo asombroso de cincuenta y dos
12
días .
Nehemías se negó a permitir que las distracciones le impidieran hacer lo que el Señor deseaba que
hiciera. [Pasaje correlacionado]

No podemos ir
Me siento animado e inspirado por los muchos fieles poseedores del sacerdocio cuyos pensamientos e
intenciones son similares a estos. Al igual que Nehemías, ustedes aman al Señor y desean magnificar
el sacerdocio que poseen. El Señor los ama y es consciente de la pureza de sus corazones y de la
firmeza de su determinación. Él los bendice por su fidelidad, los guía por el camino y se vale de los
dones y talentos de ustedes para edificar Su reino en esta tierra.
Sin embargo, no todos somos como Nehemías; hay aspectos en los que podemos mejorar.
Me pregunto, mis queridos hermanos del sacerdocio, qué se lograría si todos, como sucedió con el
pueblo de Nehemías, tuviéramos “ánimo para trabajar”. Me pregunto cuántas cosas lograríamos si
13
“… [dejáramos] lo que [es] de niño” y nos entregáramos, en corazón y alma, a ser dignos
poseedores del sacerdocio y verdaderos representantes del Señor Jesucristo. [Invitación]

Piensen por un instante en lo que lograríamos en nuestra vida personal y profesional, en nuestra
familia y en nuestros barrios y ramas. Piensen en cómo se extendería el Reino de Dios por la tierra.
Imaginen cuánto mejoraría el mundo si todo hombre que posee el sacerdocio de Dios se ciñera los

42
CAP ÍTULO 7

lomos y desarrollara su verdadero potencial, convirtiéndose desde lo más recóndito de su alma en un


varón verídico y fiel del sacerdocio, comprometido a edificar el Reino de Dios. [Invitación]

Es fácil distraerse, concentrarse en una bombilla averiada o en los rudos actos de gente desagradable,
sin importar cuál sea su motivo. Pero piensen en el poder que tendríamos como personas y como
sacerdocio si, en respuesta a cada tentación que pretendiera distraernos o rebajar nuestras normas,
las normas de Dios, respondiéramos: “Yo [estoy ocupado en] una gran obra y no puedo ir”.
[Repetición]

Vivimos en una época de grandes dificultades y de grandes oportunidades. El Señor busca a hombres
como Nehemías, hermanos fieles que magnifiquen el juramento y el convenio del sacerdocio. Él desea
reclutar almas decididas que con diligencia lleven a cabo la obra de edificar el Reino de Dios; aquellos
que, ante la oposición y la tentación, digan en sus corazones: “Yo [estoy ocupado en] una gran obra y
no puedo ir”. [Repetición]

Que ante las pruebas y el sufrimiento, respondan: “Yo [estoy ocupado en] una gran obra y no puedo
ir”. [Repetición]

Que ante el ridículo y las afrentas, proclamen: “Yo [estoy ocupado en] una gran obra y no puedo ir”.
[Repetición]

Nuestro Padre Celestial busca a personas que se nieguen a permitir que lo trivial obstruya su
búsqueda de lo eterno; busca a personas que no cedan a la atracción de lo fácil ni caigan en las
trampas del adversario que les distraerán de la obra que el Señor les ha encomendado. Él busca
personas cuyas obras estén en armonía con sus palabras, y que manifiesten con convicción: “Yo
[estoy ocupado en] una gran obra y no puedo ir”. [Repetición]

Una gran obra que hacer


Testifico solemnemente que Dios vive y es consciente de todos y cada uno de nosotros. Él tenderá Su
mano y sostendrá a todo el que permanezca erguido y posea el sacerdocio con honor, pues tiene una
gran obra para nosotros en estos, los últimos días.
Este no es un Evangelio de hombres. La doctrina de la Iglesia no es fruto de la mejor interpretación
que alguien hizo de las antiguas Escrituras, sino que es la verdad del cielo revelada por Dios mismo.
Testifico que José Smith vio lo que dijo que vio. En verdad, él vio los cielos y se comunicó con Dios el
Padre y el Hijo, y con ángeles.
Testifico que nuestro Padre Celestial habla a aquellos que lo buscan en espíritu y verdad. He
presenciado con mis propios ojos, y les testifico dichoso, que actualmente Dios habla a través de Su
profeta, vidente y revelador, sí, Thomas S. Monson.
Mis queridos hermanos, al igual que Nehemías, también nosotros tenemos una gran obra que hacer.
Nos encontramos mirando hacia el horizonte de nuestra época. Ruego con fervor que, a pesar de las
tentaciones, sin importar de donde vengan, nunca rebajemos nuestras normas ni perdamos de vista lo
que es más importante. Ruego que seamos firmes y permanezcamos juntos, hombro con hombro, al
portar con valor el estandarte del Señor Jesucristo.
Ruego que seamos dignos del santo sacerdocio del Dios Todopoderoso y que unidos levantemos la
cabeza y proclamemos al mundo sin que vacile nuestra voz: “Estamos [ocupados en] una gran obra y
no podemos ir”. [Repetición] En el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.

Notas
1. Doctrina y Convenios 121:46.
2. Romanos 6:6.
3. Traducción de José Smith, Santiago 1:27.
4. 1 Tesalonicenses 4:16.
5. Nehemías 2:3.

43
C A P Í T UL O 7

6. Nehemías 2:10.
7. Nehemías 4:1.
8. Nehemías 4:6.
9. Nehemías 6:9.
10. Nehemías 4:18.
11. Nehemías 6:3.
12. Véase Nehemías 6:15.
13. 1 Corintios 13:11.

Estamos [ocupados en] una gran obra y no podemos


ir (copia del alumno)
Presidente Dieter F. Uchtdorf
Segundo Consejero de la Primera Presidencia
Véase Liahona, mayo de 2009, págs. 59–62 [redacción actualizada].
Mis queridos hermanos, desde hace meses he sabido cuál es el mensaje que
quiero darles hoy. Durante ese tiempo, he buscado un relato que sirviera para
ilustrar lo que quiero decir. Busqué un relato sobre granjas; busqué otro sobre
animales. En honor al élder Scott, busqué uno sobre ingeniería nuclear, y en
honor al presidente Monson, busqué uno sobre la cría de palomas.
Pero al final, seguía acudiendo a mi mente un relato, uno que he llevado
grabado en la memoria durante muchos, muchos años. No es sobre granjas,
animales, ingeniería nuclear ni palomas. Trata —como quizás lo habrán
adivinado— sobre la aviación. Lo llamo “El relato de la bombilla”.

El relato de la bombilla, o cómo perder la perspectiva de lo que es más


importante
Una oscura noche de diciembre, hace 36 años, un avión jumbo Lockheed 1011 se estrelló en los
Everglades de Florida, provocando la muerte de más de cien personas. Aquel terrible accidente fue
una de las peores catástrofes de la historia de la aviación de los Estados Unidos.
Algo extraño de aquel accidente fue que todas las partes y los sistemas vitales de la aeronave
funcionaban a la perfección; el avión fácilmente podría haber aterrizado a salvo en su destino en
Miami, a solo 32 kilómetros de distancia.
Sin embargo, durante la fase final del vuelo, la tripulación se percató de que una lucecita verde no se
había encendido, una luz que indica si el tren de aterrizaje se ha desplegado correctamente. Los
pilotos suspendieron el aterrizaje, fijaron la trayectoria del avión para volar en círculos sobre los
oscuros Everglades, y fijaron su atención en la investigación del problema.
Tanto se preocuparon por detectar el problema que no se dieron cuenta de que la aeronave iba
perdiendo altura, acercándose cada vez más a los oscuros pantanos. Para cuando alguien se dio
cuenta de lo que sucedía, ya era demasiado tarde para evitar el desastre.
Después del accidente, los investigadores trataron de determinar la causa. El tren de aterrizaje había
descendido correctamente. El avión estaba en perfectas condiciones mecánicas; todo funcionaba
debidamente, todo, excepto una cosa: una bombilla o un foco que se había fundido. Aquella pequeña
bombilla, que costaba unos 20 centavos, dio comienzo a la cadena de acontecimientos que
condujeron a la trágica muerte de más de cien personas.

44
CAP ÍTULO 7

Naturalmente, la bombilla que no funcionaba no causó el accidente; este se produjo porque la


tripulación centró su atención en algo que por el momento parecía importante, haciéndoles perder de
vista lo que era de más importancia.

Presten atención a lo que es de más importancia


La tendencia a centrarse en lo insignificante a costa de lo profundo no solo les sucede a los pilotos,
sino a todos. Todos corremos ese peligro. El conductor que centra su atención en la carretera tiene
más probabilidades de llegar a su destino sin sufrir percance alguno que el que está más preocupado
por enviar mensajes de texto por teléfono.
Sabemos qué es lo más importante en la vida: la Luz de Cristo enseña esto a todas las personas.
Nosotros, en calidad de fieles Santos de los Últimos Días, tenemos el Espíritu Santo como un
1
“compañero constante” para enseñarnos las cosas que tienen valor eterno. Supongo que si se le
pidiera a cualquiera de los poseedores del sacerdocio que me está escuchando que preparara un
discurso sobre el tema “lo que es más importante”, podría lograrlo y haría un magnífico trabajo.
Nuestra debilidad reside en no actuar de acuerdo con nuestra conciencia.
Hagan una pausa y examinen por un momento dónde están sus pensamientos y su corazón. ¿Está
centrada su atención en las cosas que son más importantes? El uso que hacen de sus momentos de
tranquilidad puede darnos una idea valiosa. ¿A dónde se dirigen sus pensamientos cuando pasa la
presión de las fechas de vencimiento? ¿Están sus pensamientos y su corazón centrados en lo efímero
que solo tiene importancia en ese momento, o acaso está centrado en lo que es más importante?
¿A quién le guardan rencor? ¿A qué excusas se aferran que les impiden ser la clase de esposo, padre,
hijo o poseedor del sacerdocio que saben que deberían ser? ¿Qué los distrae de sus deberes o les
impide magnificar sus llamamientos más diligentemente?

Eviten distraerse
A veces, las cosas que nos distraen no son malas por naturaleza; con frecuencia, hasta nos hacen
sentir bien.
Es posible participar incluso de lo bueno en exceso. Un ejemplo se puede ver en el padre o abuelo
que dedica horas y horas a la búsqueda de antepasados o a crear un blog mientras que desatiende o
evita pasar tiempo de calidad o significativo con sus propios hijos o nietos. Otro ejemplo sería el del
jardinero que pasa los días arrancando las malas hierbas mientras que pasa por alto la maleza
espiritual que amenaza con ahogar su alma.
Incluso algunos programas de la Iglesia pueden convertirse en una distracción si los llevamos hasta
los extremos y permitimos que controlen nuestro tiempo y nuestra atención a costa de lo que es más
importante. Necesitamos un equilibrio en la vida.
Cuando de verdad amamos a nuestro Padre Celestial y a Sus hijos, demostramos ese amor mediante
nuestras obras. Nos perdonamos los unos a los otros y tratamos de hacer el bien, pues “… nuestro
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viejo [yo] fue crucificado juntamente con [Cristo]” . “[Visitamos] a los huérfanos y a las viudas en sus
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tribulaciones”, y nos conservamos “sin mancha de los vicios del mundo” .
Mis queridos hermanos del sacerdocio, vivimos en los últimos días. El evangelio de Jesucristo se ha
restaurado en la tierra; las llaves del sacerdocio de Dios se han dado de nuevo a los hombres. Vivimos
en una época de anticipación y preparación en la que Dios nos ha encomendado que nos preparemos
a nosotros mismos, a nuestras familias y al mundo para el alba que se acerca, el día cuando el Hijo de
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Dios “… con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, [descienda] del cielo” y
dé comienzo a Su reinado milenario.
Se nos ha confiado el santo sacerdocio y se nos ha encomendado la responsabilidad, el poder y el
derecho de obrar como agentes de nuestro Rey Celestial.

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Estas son las cosas que más importan. Estas son las cosas de valor eterno que merecen nuestra
atención.
No podemos ni debemos darnos el lujo de distraernos de nuestro deber sagrado. No podemos ni
debemos perder la perspectiva de las cosas que más importan.

Nehemías
Nehemías, el profeta del Antiguo Testamento, es un gran ejemplo del permanecer centrado y
dedicado a una importante tarea. Él era un israelita que vivía exiliado en Babilonia, donde servía
como copero del rey. Un día, este le preguntó por qué estaba tan triste y Nehemías le respondió:
“¿Cómo no ha de estar triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de [las tumbas] de mis padres, está
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desolada y sus puertas consumidas por el fuego?” .
Al oír estas palabras, el rey tuvo compasión y autorizó a Nehemías a regresar a Jerusalén y reconstruir
la ciudad. Sin embargo, no a todos les agradó ese plan. De hecho, a varios gobernantes que residían
cerca de Jerusalén les disgustaba en extremo “… que viniese alguno para procurar el bien de los
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hijos de Israel” y “… se [enojaron] y se [enfurecieron] en gran manera, y se [burlaron] de los
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judíos” .
Con valor, Nehemías no permitió que la oposición lo distrajera, sino que organizó sus recursos y la
mano de obra, y siguió adelante con la reconstrucción de la ciudad “… porque el pueblo tuvo ánimo
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para trabajar” .
Pero a medida que empezaron a levantar las murallas de la ciudad, aumentó la oposición. Los
enemigos de Nehemías lo amenazaron, conspiraron contra él y lo ridiculizaron. Tan reales e
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intimidantes fueron sus amenazas que Nehemías admitió: “… todos ellos nos amedrentaban” . Pero
a pesar del peligro y de la constante amenaza de ser invadidos, la obra progresaba. Fue una época de
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mucha tensión, pues cada obrero “… tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban” .
A medida que continuaba la reconstrucción, los enemigos de Nehemías se desesperaban más. En
cuatro ocasiones trataron de que abandonara la seguridad que le brindaba la ciudad para que se
reuniera con ellos bajo pretexto de resolver el conflicto; pero Nehemías sabía que solo procuraban
dañarlo. Cada vez que se le acercaban, él siempre les daba la misma respuesta: “Yo [estoy ocupado
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en] una gran obra y no puedo ir” .
¡Qué gran respuesta! Con ese claro e inmutable propósito en el corazón y la mente, con esa gran
determinación, las murallas de Jerusalén se levantaron en un tiempo asombroso de cincuenta y dos
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días .
Nehemías se negó a permitir que las distracciones le impidieran hacer lo que el Señor deseaba que
hiciera.

No podemos ir
Me siento animado e inspirado por los muchos fieles poseedores del sacerdocio cuyos pensamientos e
intenciones son similares a estos. Al igual que Nehemías, ustedes aman al Señor y desean magnificar
el sacerdocio que poseen. El Señor los ama y es consciente de la pureza de sus corazones y de la
firmeza de su determinación. Él los bendice por su fidelidad, los guía por el camino y se vale de los
dones y talentos de ustedes para edificar Su reino en esta tierra.
Sin embargo, no todos somos como Nehemías; hay aspectos en los que podemos mejorar.
Me pregunto, mis queridos hermanos del sacerdocio, qué se lograría si todos, como sucedió con el
pueblo de Nehemías, tuviéramos “ánimo para trabajar”. Me pregunto cuántas cosas lograríamos si
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“… [dejáramos] lo que [es] de niño” y nos entregáramos, en corazón y alma, a ser dignos
poseedores del sacerdocio y verdaderos representantes del Señor Jesucristo.

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Piensen por un instante en lo que lograríamos en nuestra vida personal y profesional, en nuestra
familia y en nuestros barrios y ramas. Piensen en cómo se extendería el Reino de Dios por la tierra.
Imaginen cuánto mejoraría el mundo si todo hombre que posee el sacerdocio de Dios se ciñera los
lomos y desarrollara su verdadero potencial, convirtiéndose desde lo más recóndito de su alma en un
varón verídico y fiel del sacerdocio, comprometido a edificar el Reino de Dios.
Es fácil distraerse, concentrarse en una bombilla averiada o en los rudos actos de gente desagradable,
sin importar cuál sea su motivo. Pero piensen en el poder que tendríamos como personas y como
sacerdocio si, en respuesta a cada tentación que pretendiera distraernos o rebajar nuestras normas,
las normas de Dios, respondiéramos: “Yo [estoy ocupado en] una gran obra y no puedo ir”.
Vivimos en una época de grandes dificultades y de grandes oportunidades. El Señor busca a hombres
como Nehemías, hermanos fieles que magnifiquen el juramento y el convenio del sacerdocio. Él desea
reclutar almas decididas que con diligencia lleven a cabo la obra de edificar el reino de Dios; aquellos
que, ante la oposición y la tentación, digan en sus corazones: “Yo [estoy ocupado en] una gran obra y
no puedo ir”.
Que ante las pruebas y el sufrimiento, respondan: “Yo [estoy ocupado en] una gran obra y no
puedo ir”.
Que ante el ridículo y las afrentas, proclamen: “Yo [estoy ocupado en] una gran obra y no puedo ir”.
Nuestro Padre Celestial busca a personas que se nieguen a permitir que lo trivial obstruya su
búsqueda de lo eterno; busca a personas que no cedan a la atracción de lo fácil ni caigan en las
trampas del adversario que les distraerán de la obra que el Señor les ha encomendado. Él busca
personas cuyas obras estén en armonía con sus palabras, y que manifiesten con convicción: “Yo
[estoy ocupado en] una gran obra y no puedo ir”.

Una gran obra que hacer


Testifico solemnemente que Dios vive y es consciente de todos y cada uno de nosotros. Él tenderá Su
mano y sostendrá a todo el que permanezca erguido y posea el sacerdocio con honor, pues tiene una
gran obra para nosotros en estos, los últimos días.
Este no es un Evangelio de hombres. La doctrina de la Iglesia no es fruto de la mejor interpretación
que alguien hizo de las antiguas Escrituras, sino que es la verdad del cielo revelada por Dios mismo.
Testifico que José Smith vio lo que dijo que vio. En verdad, él vio los cielos y se comunicó con Dios el
Padre y el Hijo, y con ángeles.
Testifico que nuestro Padre Celestial habla a aquellos que lo buscan en espíritu y verdad. He
presenciado con mis propios ojos, y les testifico dichoso, que actualmente Dios habla a través de Su
profeta, vidente y revelador, sí, Thomas S. Monson.
Mis queridos hermanos, al igual que Nehemías, también nosotros tenemos una gran obra que hacer.
Nos encontramos mirando hacia el horizonte de nuestra época. Ruego con fervor que, a pesar de las
tentaciones, sin importar de donde vengan, nunca rebajemos nuestras normas ni perdamos de vista lo
que es más importante. Ruego que seamos firmes y permanezcamos juntos, hombro con hombro, al
portar con valor el estandarte del Señor Jesucristo.
Ruego que seamos dignos del santo sacerdocio del Dios Todopoderoso y que unidos levantemos la
cabeza y proclamemos al mundo sin que vacile nuestra voz: “Estamos [ocupados en] una gran obra y
no podemos ir”. En el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.

Notas
1. Doctrina y Convenios 121:46.
2. Romanos 6:6.
3. Traducción de José Smith, Santiago 1:27.
4. 1 Tesalonicenses 4:16.

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5. Nehemías 2:3.
6. Nehemías 2:10.
7. Nehemías 4:1.
8. Nehemías 4:6.
9. Nehemías 6:9.
10. Nehemías 4:18.
11. Nehemías 6:3.
12. Véase Nehemías 6:15.
13. 1 Corintios 13:11.

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