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Condensación hace referencia según Sigmund Freud, y dentro del contexto psicoanalítico, a «uno de

los modos esenciales de funcionamiento de los procesos inconscientes: una representación única
representa por sí sola varias cadenas asociativas, en la intersección de las cuales se encuentra. Desde el
punto de vista económico se encuentra catectizada de energías que, unidas a estas diferentes cadenas, se
suman sobre ella.
Se aprecia la intervención de la condensación en el síntoma y, de un modo general, en las diversas
formaciones del inconsciente. En donde mejor se ha puesto en evidencia ha sido en los sueños.
Se traduce por el hecho de que el relato manifiesto resulta lacónico en comparación con el contenido
latente: constituye una traducción abreviada de éste. Sin embargo, la condensación no debe
considerarse sinónimo de un resumen: así como cada elemento manifiesto viene determinado por varias
significaciones latentes, también sucede a la inversa, es decir, que cada una de éstas puede encontrarse
en varios elementos. Por otra parte, el elemento manifiesto no representa bajo una misma relación cada
una de las significaciones de que deriva, de forma que no las engloba como lo haría un concepto».[1]
Freud alude inicialmente al mecanismo de la condensación como fundamento del "trabajo del sueño"
en su obra La interpretación de los sueños.
Puede producirse de formas variadas:[2]
1. Conservación de un elemento presente varias veces.
2. Reunión de diferentes elementos en una unidad disarmónica.
3. Condensación predominante de varios elementos en un solo rasgo común.
También será analizado en La psicopatología de la vida cotidiana y en El chiste y su relación con lo
inconsciente.
Cabría explicarse la condensación como un efecto de la censura y un modo de eludirla, pero también
como una característica de lo inconsciente: proceso primario.
El proceso de condensación, al igual que el de desplazamiento, se fundamenta en la hipótesis
económica: libido.[

Desplazamiento (psicología)
En psicología, desplazamiento es un mecanismo de defensa inconsciente en que la mente redirige
algunas emociones de un objeto y/o representación psíquica (por ejemplo, en los sueños) que se percibe
como peligroso o inaceptable a uno aceptable. Por ejemplo: un empleado puede desquitarse con su
esposa cuando regresa del trabajo después de haber sido humillado por su jefe.
El desplazamiento puede accionarse en cadena. Siguiendo el ejemplo de arriba, la esposa golpeada
puede golpear al hijo, quien a su vez puede golpea al perro; cada sujeto justificando su conducta a
través de racionalizaciones.
El mecanismo inconsciente del desplazamiento se usa para eludir la angustia y puede llegar a nivel
social y político. En el desquite de una sociedad con chivos expiatorios, la agresión es desplazada hacia
gente con poco poder político, como alguna minoría étnica o religiosa.
La disociación en psicología y psiquiatría se refiere a
1. una sintomatología donde elementos inaceptables son eliminados de la autoimagen o negados
de la conciencia, o
2. sintomatología en la cual funciones corporales, ya sea completamente o bien por áreas de las
mismas, dejan de operar o se ven seriamente impedidas, y donde no se presentan ni daño
somático ni trastorno facticio. Esa "inaceptabilidad" mencionada se debe a que el constatar
dichos elementos se ha vuelto aversivo para la persona, sea como estrategia de afrontamiento al
estrés o ansiedad, o igualmente por contingencias ambientales actuales especialmente de tipo
social/interpersonal.
Para el psicoanálisis, la disociación es un mecanismo de defensa que consiste en escindir elementos
disruptivos para el yo, del resto de la psique. Esto se traduce en que el sujeto convive con fuertes
incongruencias, sin lograr conciencia de esto. Es un mecanismo psicótico que suele encontrarse en los
pacientes limite con complejo preedípico, denominados "borderline".

Formación reactiva
La formación reactiva es un mecanismo de defensa consistente en la expresión opuesta a la del deseo
que el sujeto tiene pero evita, por motivos de censura. El motivo es que el sujeto anticipa censura moral
a causa de la expresión de su deseo.
Ejemplos de formación reactiva son la expresión de amor cuando se tiene odio hacia el otro, o bien la
homofobia para ocultar la inclinación sexual homoerótica (en una sociedad que censura fuertemente las
expresiones de amor y de sexualidad inconsistentes con intereses hegemónicos).
De este modo, y de acuerdo con lo expresado, la formación reactiva es una actitud o hábito psicológico
que marcha en sentido opuesto a un deseo proveniente del mundo de lo reprimido. Tal actitud o hábito
se han constituido como reacción contra el deseo: así, podemos encontrar un excesivo pudor o
autonegación, en personas con tendencias pulsionales exhibicionistas de raigambre inconsciente.
En términos de la terminología técnica psicoanalítica, en la economía psíquica libidinosa, la formación
reactiva es una "contracatexis" fenoménicamente consciente, de igual fuerza, pero de dirección opuesta,
a la "catexis" inconsciente
En una somera clasificación de las formaciones reactivas, puede decirse que se pueden agrupar en dos
grandes categorías. Las muy localizadas que se tornan palmarias en un comportamiento muy particular.
O las generalizadas que saliendo de su núcleo de origen se explayan hasta constituir generalizados
rasgos de carácter, mediana o grandemente integrados, la estructura íntegra de la personalidad.
Desde un punto de vista clínico o de psicodiagnóstico, las formaciones reactivas pueden llegar a
conformarse como definidos síntomas, por lo que en ellas puede detectarse de naturaleza rígida,
compulsiva, forzada...
Para esto se tiene en cuenta que a veces puede darse un fracaso accidental de su accionar y, además,
que en ocasiones conducen de modo directo a un resultado que es definidamente opuesto al que de una
manera consciente, se busca.
Negación (psicología)
La negación es un mecanismo de defensa que consiste en enfrentarse a los conflictos negando su
existencia o su relación o relevancia con el sujeto.
Se rechazan aquellos aspectos de la realidad que se consideran desagradables. El individuo se enfrenta
a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo negándose a reconocer algunos
aspectos dolorosos de la realidad externa o de las experiencias subjetivas que son manifiestos para los
demás. El término negación psicótica se emplea cuando hay una total afectación de la capacidad para
captar la realidad. Ejemplo: Fumar provoca cáncer, pero la persona lo niega e incluso estima que es
favorable para su salud porque le resulta placentero.

Proyección (psicología)
La proyección es un mecanismo de defensa a través del cual el individuo se enfrenta a conflictos
emocionales y amenazas de origen interno o externo atribuyendo incorrectamente a los demás,
sentimientos, impulsos o pensamientos propios, que le resultan inaceptables o que le generan negación.
Consiste en proyectar cualidades, deseos o sentimientos que producen ansiedad fuera de sí mismo,
dirigiéndolos hacia algo o alguien a quien se los atribuyen totalmente.
El término proyección tiene otras acepciones, la manejada aquí es el significado psicológico asumido y
desenvuelto por el psicoanálisis.
En este orden, y puntualizando lo que ya se adelantó, el psicoanálisis entiende por proyección a uno de
los mecanismos de defensa mediante el cual el sujeto, normal, neurótico o psicótico, expulsa de sí, en
un proceso de segregación psíquica -localizando en persona o cosa externa-,sentimientos, cualidades, e
incluso "objetos" que no termina de aceptar como propios. Con este mecanismo nos enfrentamos a un
mecanismo de defensa muy arcaico que de modo patente se ve desarrollar en conductas paranoides o
directamente paranoicas. También, como veremos, en algunas formas de pensamiento normales de la
vida cotidiana.

Racionalización
La racionalización es un mecanismo de defensa que consiste en justificar las acciones (generalmente
las del propio sujeto) de tal manera que eviten la censura. Se tiende a dar con ello una "explicación
lógica" a los sentimientos, pensamientos o conductas que de otro modo provocarían ansiedad o
sentimientos de inferioridad o de culpa; de este modo una racionalización o un transformar en
pseudorazonable algo que puede facilitar actitudes negativas ya sean para el propio sujeto o para su
prójimo.
Un ejemplo es el caso de una persona que emplea humor cáustico en una relación interpersonal, y lo
justifica interpretándolo como "juego" o "diversión", y no como una crítica o actitud agresiva. Es
importante hacer notar que, para ser considerada racionalización, el sujeto debe creer en la solidez de
su argumento, no empleándolo como simple excusa o engaño consciente.
Represión (psicoanálisis)
La represión es un concepto central del psicoanálisis que designa el mecanismo o proceso psíquico del
cual se sirve un sujeto para rechazar representaciones, ideas, pensamientos, recuerdos o deseos y
mantenerlos en el inconsciente. De acuerdo con la teoría de Sigmund Freud, los contenidos rechazados,
lejos de ser destruidos u olvidados definitivamente por la represión, al hallarse ligados a la pulsión
mantienen su efectividad psíquica desde el inconsciente. Lo reprimido constituye para Freud la
componente central del inconsciente. Como decía Freud: "Lo reprimido se sintomatiza"
El concepto de represión, si bien no fue definido originalmente por Freud (en el siglo XIX ya había
sido utilizado por Johann Friedrich Herbart así como también por Theodor Meynert) es Freud quien
logra describirlo como mecanismo esencial de la escisión originaria entre los sistemas consciente e
inconsciente en el aparato psíquico. El concepto ha sido adoptado por distintas escuelas y orientaciones
del psicoanálisis con diversos matices, así como también por otras teorías psicológicas, las que utilizan
el término con una definición a veces muy diversa.
Para Freud la represión opera porque la satisfacción directa de la moción pulsional, que en realidad está
destinada a causar placer, podría causar displacer por entrar en disonancia con las exigencias
provenientes de otras estructuras psíquicas o que llegan directamente desde el medio exterior.[1]
En un sentido estricto, se trata del mecanismo típico de la neurosis histérica, pero en sentido lato es un
proceso que ocurre en todos los seres humanos dado que constituye originariamente el proceso clave y
fundacional del inconsciente.

Racionalismo
El racionalismo (del latín, ratio, razón) es una corriente filosófica que apareció en Francia en el siglo
XVII, formulada por René Descartes, que se opone al empirismo y que es el sistema de pensamiento
que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que
resalta el papel de la experiencia sobre todo el sentido de la percepción.
El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la filosofía occidental,
pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII
René Descartes, quien creía que la geometría la representaba el ideal de todas las ciencias y también de
la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades universales,
evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias.
Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo
de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el holandés Baruch Spinoza y el
pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas
británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.
El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación filosófica. El
racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie
humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo en la
filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en
sí y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo. Desde finales del siglo XIX, el racionalismo
ha jugado sobre todo un papel antirreligioso en la teología.
Argumento ad ignorantiam
Un argumento ad ignorantiam o argumentum ad ignorantiam, es una falacia lógica consistente en
afirmar la verdad de una proposición sólo porque no se ha probado su falsedad o bien afirmar su
falsedad por no haberse podido probar como verdadera. Es decir, se declara la verdad o falsedad de una
premisa basándose en la ignorancia existente sobre ella. Un argumento ad ignorantiam tiene dos
posibles estructuras.
En la primera, se siguen los siguientes pasos:
1. Se afirma A;
2. No se tienen pruebas para refutar A,
3. Por lo tanto, A es verdadero.
En cambio, en la segunda:
1. Se afirma A;
2. No se tienen pruebas para afirmar A,
3. Por lo tanto, A es falso.

Se trata de un argumento por la ignorancia. Incurrimos en él cuando afirmamos la verdad de una


proposición sobre la base de que no se ha demostrado su falsedad o a la inversa.
La falacia ad ignorantiam puede darse cuando se trata de un objeto sobre el que predomina la
ignorancia de la sociedad o de la ciencia respecto de sus propiedades o cualquier aspecto estudiable de
él. Consiste en argumentar que una proposición es falsa porque no hay pruebas que indiquen que es
verdadera, cuando lo único que demuestra el hecho de que no haya pruebas que confirmen o no una
proposición es que no se puede determinar su verdad o falsedad.
Esta falacia se da especialmente cuando uno afirma que algo es verdad sólo porque no se ha probado
como falso, o que algo es falso sólo porque no se ha probado como verdadero. La verdad o falsedad de
una aseveración depende de la evidencia que la soporte o la refute, no de la carencia de soporte o
refutación de lo opuesto a tal aseveración. Yo no puedo demostrar que la Teoría de la Relatividad de
Einstein es correcta, pero eso es irrelevante a la verdad o falsedad de la teoría. No puedo demostrar que
los extraterrestres nunca hayan visitado este planeta, pero eso no tiene relevancia respecto al asunto de
si la afirmación es cierta o no.
Dos ejemplos:
• El purgatorio existe porque nadie ha demostrado lo contrario.
• No hay vida en Saturno porque nadie ha demostrado que la haya.

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