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GUIA DE APOYO

PSICOLOGICO
PARA UNIVERSITARIOS
Crecimiento y Formación Integral

WALTER KÜHNE COVARRUBIAS (EDITOR), PATRICIA PEREZ MARINKOVIC, PATRICIA GALLERO


PARDO, MONICA LOPEZ HERNANDO, OMAR MATUS PEREZ, BEATRIZ PAINEPAN SANDOVAL,
CLAUDIO PIZARRO HIDALGO, HECTOR RODRÍGUEZ MOYA, ROMINA UBILLA CORRALES.
GUÍA DE APOYO PSICOLÓGICO PARA UNIVERSITARIOS

Motivación: El Factor Esencial del


Éxito
Patricia Pérez Marinkovic

La vida universitaria es una etapa más dentro del ciclo vital de


una persona. En esta etapa la persona requiere realizar una serie de
ajustes y adaptaciones en su mundo interno, ya que se enfrenta a
una tarea que se constituye en un importante desafío en el proceso
de construcción de su vida adulta.
Todos quienes escogen entrar a la universidad, sienten el entu-
siasmo de conectarse con el aspecto interno que les permite ir mani-
festando para su vida lo que desean, es decir, se conectan el deseo y
la posibilidad cierta de hacer realidad sus sueños.
No obstante, hay muchas situaciones particulares que pueden
comenzar a poner en riesgo este proyecto que se ha elegido y una de
las principales se vincula a la motivación.
No es extraño escuchar estudiantes universitarios que se des-
motivan independientemente de la etapa de la carrera en la que se
encuentren. Algunos entran a su primer año ya desmotivados, gene-
ralmente son quienes no quedaron en la carrera y/o universidad que
deseaban. Otros en este mismo grupo se han sentido de alguna manera
obligados a escoger una carrera que no querían y a veces también la
persona entra a la universidad con una motivación muy disminuida
producto de un cambio importante en su estilo de vida. Estos casos
suelen ser estudiantes provenientes de provincia que deben salir de
sus hogares, dejar a sus amigos y muchas veces también a su pololo
o polola, lo cual implica varios cambios difíciles a la vez.

¿Qué es la Motivación?
Cuando hablamos de motivación…¿a qué nos referimos? La Real
Academia Española define motivación como el ensayo mental prepa-
ratorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés
y diligencia. Otra acepción es acción y efecto de motivar. Y motivar
lo define como disponer del ánimo para proceder de un determinado
modo. Surge también la acepción de dar causa o motivo para algo.

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Estas definiciones resultan interesantes ya que se vinculan a dos


aspectos fundamentales dentro de la psicología humana, uno de
ellos es el pensamiento (ensayo mental) y el otro es el sentimiento
(disponer del ánimo).
La motivación surge desde un sentimiento de deseo de obtener
algo que es calificado como importante para nosotros. Por ejem-
plo: “voy a estudiar periodismo porque quiero trabajar en medios
de prensa vinculados a la política, porque siento que puedo ser un
aporte en esa área”. Claramente al hacer esa declaración, interna
primero y posteriormente externa, me estoy conectando con la idea
y la posibilidad de convertirme en ese periodista en el área de la
política, y obviamente, esa idea me entusiasma, considero que sería
un buen proyecto para mí y si logro imaginarme ese escenario para
mí, simplemente me “enciendo”. Por lo tanto, surge la sensación de
fuerza interna que me permitirá recorrer el proceso para convertir
en realidad ese deseo.
Suena coherente, pero quizás también difícil. Uno de los aspectos
que señala Daniel Goleman en su libro “La Inteligencia Emocional”,
vinculado precisamente a este tipo de inteligencia, es la capacidad de
auto motivarse. Quien no logra mantener su motivación en el largo
plazo, puede ver seriamente amenazado su proyecto en la línea de
la creación de lo que desea para sí mismo. Todos sabemos que aun
cuando hemos partido muy motivados por algo, suele ocurrir que en
alguno o en varias partes del camino que nos lleva a esa meta, sur-
gen dificultades y obstáculos y entonces se requiere necesariamente
“vencer resistencias” tanto en el mundo externo como en el interno.
¿Cuáles pueden ser aquellas vinculadas al mundo externo? (que
son las que primero solemos percibir), cansancio por las exigencias
de la vida académica, dificultades familiares (tanto afectivas como
económicas), aburrimiento por lo extenso de la carrera, dificultades
de adaptación tanto a la vida académica como en las interacciones
humanas, resultados académicos negativos o por debajo de las ex-
pectativas personales, sentimiento de sacrificio vinculado a la escasez
de tiempo para actividades distintas a los deberes académicos (por
ejemplo, tiempo para la familia, los amigos y la pareja).
Todas estas dificultades suelen generar un descontento que algunas
veces acaba poniendo en duda si realmente deseamos determinada
meta.

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Motivación

Respecto a las dificultades en el mundo interno, suelen aparecer


dentro de ellas la sensación de pérdida de libertad, dudas respecto a
la afinidad con la carrera escogida, cuestionamientos respecto a la
capacidad personal tanto a nivel intelectual como a nivel emocional,
sensación extrema de cansancio interno vinculado a estar absoluta-
mente exhausto ya que el esfuerzo personal ha sido titánico. Este
cansancio es distinto al fisiológico, no obstante suele confundirse.
Este cansancio de tipo psicológico, apunta a una vivencia de ya no
poder más, son como los últimos metros de una carrera en la cual
el atleta siente el impulso de renunciar al esfuerzo, siente que se ha
esforzado ya demasiado y que simplemente no puede dar más. Este
cansancio puede comenzar a “hablarnos” permanentemente a partir
de un punto en el camino y generalmente nos influencia para renun-
ciar a nuestra meta y a todo el camino ya conquistado. El cansancio
fisiológico, por otro lado, se revierte al descansar adecuadamente
uno o dos días. En cambio, este otro cansancio no se revierte si no
tomamos conciencia de su existencia, es decir, darnos cuenta de que
nos está hablando y podemos entonces decidir no escucharle tanto
ni darle demasiada importancia.

Dispersión Interna versus Focalización de la Intención


La complejidad relacionada a los obstáculos internos y externos
que debemos vencer o traspasar para mantener el camino hacia
nuestro objetivo, es la que suele generar en algunas personas una
sensación de dispersión.
Al entrar en esta dispersión interna, la persona comienza a desdi-
bujar su objetivo, y por lo tanto, comienza a verlo cada vez más difuso
y con menos claridad. Es decir, la certeza y la confianza comienzan
a retirarse, ganando entonces espacio, el temor y la duda.
Las personas que consiguen objetivos deseados por ellas y que
por supuesto eran importantes en su motivación, refieren que lo que
estuvo presente como fuerza interna durante todo el trayecto desde que
decidieron ir por lo que deseaban, hasta que llegaron a lo deseado, es
la “certeza”, es decir, una vivencia de un nivel de confianza a prueba
de cualquier obstáculo, tanto externo como interno. Cuando se activa
la certeza no existe forma de que lo deseado no se manifieste. Pero
cuando hablamos de certeza, hablamos necesariamente de la capaci-

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dad de creer en lo invisible, ya que todos nuestros deseos y proyectos


se gestan en primer lugar en el nivel de la idea y del sentimiento,
aspectos que viven de lleno en el plano de lo invisible. Cuando por
ejemplo una persona decide ser ingeniero, siempre la energía movi-
lizada en ese deseo es inmaterial, pero es precisamente la intensidad
de esa energía, de ese deseo, lo que generará resultados específicos,
es decir, a mayor intensidad del deseo y por lo tanto, de la motiva-
ción, mayor posibilidad de concretar ese deseo, de recibir su título
de ingeniero. Y a menor intensidad de ese deseo, menor posibilidad
de convertirse en el ingeniero que se ha propuesto ser.
Para los docentes universitarios, no es novedad que los estudian-
tes motivados avanzan más rápidamente que los no motivados y en
coherencia con eso, reprueban mucho menos las asignaturas de su
carrera, pudiendo incluso llegar a no presentar reprobación aun en
carreras consideradas especialmente difíciles.
Pero ante esta situación, muchos podrán decirse… “sí, pero…la
motivación no es lo único que determina los resultados”, y entonces
es necesario encuadrar esta información dentro de un escenario más
amplio.
La motivación por sí sola no asegura resultados exitosos, no
obstante, es el combustible fundamental para un proyecto victorioso.
Puede haber disminución de muchos otros aspectos, pero si la mo-
tivación se mantiene, tarde o temprano será ella misma quien logre
animar a los otros aspectos. Y en el otro polo, si hay mucha disposi-
ción de aspectos necesarios para ejecutar nuestro proyecto (recursos
económicos, apoyo familiar, disponibilidad de tiempo, etcétera), pero
la motivación ha disminuido, estos recursos se encontrarán dispersos
y poco enfocados para el viaje hacia el objetivo.
La motivación es la fuerza del sentimiento que nos lleva a creer
que es posible para nosotros obtener lo que deseamos. Es sentimiento
y fuerza de vida en acción. Una persona altamente motivada es al-
guien que logrará conectarse con una certeza interna respecto a lo que
desea conseguir. Por lo tanto, cualquier obstáculo que se presente en
su camino será considerado transitorio, es decir, la persona persistirá
en su objetivo hasta conseguirlo. Hay un refrán popular que transmite
la idea de “el que la sigue la consigue”, y éste se refiere obviamente
a la perseverancia que nace desde la motivación.

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Motivación

Activación de la Motivación
Pero, ¿qué permite que se genere la motivación? No es extraño en
el medio universitario escuchar estudiantes que señalan que les cuesta
motivarse por algo, o que se motivan y rápidamente se desvanece
ese sentimiento. ¿Cuál será esa ansiada clave de acceso para que se
despierte la motivación? La motivación más que un estado intelectual,
es un estado del sentimiento. El intelecto viene a completar la vivencia
de la motivación, pero no la determina. Es decir, si yo me conecto
con sensaciones de plenitud y agrado cuando me permito soñar por
ejemplo con ser médico, estoy accediendo a un nivel del sentimiento.
Si desde mi intelecto lo considero como una posibilidad real, es decir,
mi intelecto no le coloca objeción a mi sentimiento, entonces me es
coherente y me hace sentido y puedo decidir actuar en coherencia
con esto que estoy deseando para mí. Pero puede ocurrir también que
mi deseo me conecta potentemente con la idea de ser médico, pero
mi intelecto rechaza esta idea, la cuestiona, me dice: “eso no es para
ti…, es demasiado difícil…, son palabras mayores para ti… no es lo
que te toca vivir…”, entonces yo desisto de esa loca idea que se me
ha ocurrido y decido prepararme para ser un buen matemático. Pero,
curiosamente una vez que estoy en la carrera, comienzo a sentir que
se me hace cuesta arriba y no lo entiendo, porque tengo las capa-
cidades intelectuales requeridas para ese proyecto. Entonces un día
cualquiera, veo en el patio de la universidad una serie de estudiantes
de medicina vestidos con sus delantales blancos y lo encuentro genial
o también podría enojarme mucho. Es decir, al parecer, mi intelecto
renunció a la idea de convertirme en médico, pero mi sentimiento
aún no lo hace. Y es porque muchas veces nuestro sentimiento cree
más en nosotros mismos que nuestro pensamiento. Y sin embargo,
estamos tan acostumbrados a darle toda la importancia y toda la
tribuna a nuestro pensamiento, porque es “lo adecuado, lo sensato,
lo que hay que hacer”.
Alguien en este punto puede decir… “sí, pero cómo me aseguro
de no estar alimentando sentimientos que no tienen nada que ver con
mis capacidades, imagínate que quiero ser médico y tengo un 5,0 de
promedio y además siempre me costó la biología”. Bueno, sí es una
posibilidad que algunas personas quieran ir a objetivos que no están
al alcance de su mano, pero hay una distinción muy importante en
este punto. Cuando la persona elige algo que no está vinculado a sus

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capacidades (por ejemplo querer ser médico y le va mal en biología)


es resultado de no tener un mayor autoconocimiento que le permita
mirar de manera realista sus capacidades, pero por sobre todo, porque
no se ha hecho consciente de sus talentos. Entonces, puede ser que
la persona escoja su profesión simplemente desde la perspectiva del
estatus social o desde la mirada del conocimiento popular: “mejor
pájaro en la mano que cien volando” (entonces escoge la carrera para
la cual le alcanzó el puntaje) o finalmente desde lo que otros le dicen
que querrían de él o que sería bueno para él.

Re-conociendo mis Talentos


En lo expuesto anteriormente, se refleja que la persona no ha hecho
un trabajo interno para aclarar qué desea, con qué cosas siente que
fluye al pensar en una actividad profesional para su vida y simple-
mente se ha quedado en el nivel de la elección intelectual.
Cuando los seres humanos nos conectamos con nuestros talentos,
instantáneamente sentimos que algo fluye en nosotros y nos genera
mucho placer imaginarnos dedicándonos a eso. Obviamente después
requiere de un trabajo intelectual en donde pueda indagar de qué
manera yo puedo dar expresión a ese talento a través, por ejemplo,
de una carrera universitaria específica. Ya que para la manifestación
y concreción del talento, se requiere la canalización de éste a través
de una forma, de una estructura y de un sentido, de lo contrario,
queda solamente en el nivel de la dispersión intelectual creativa.
Entonces por ejemplo, si me doy cuenta que mi talento va en la línea
de compartir experiencias con otros, apoyar, sentir que me agrada el
servicio hacia otras personas, puedo indagar en carreras que apunten
a esa línea, y luego cada persona encuentra su propia veta y su propio
estilo en la profesión escogida.
Y es precisamente el encontrar el sello personal en el quehacer
de la profesión lo que mayor satisfacción genera.
Entonces, generar el espacio interno para responder preguntas
tales como ¿qué cosas hago con gusto?, ¿qué comentarios me han
hecho otros cuando he realizado una tarea que les ha agradado?, ¿qué
características de mi personalidad son las que más me gustan y que
también le agradan a otros?, ¿qué cosas he realizado y me he sentido
muy satisfecho por haberlas hecho?, ¿qué cosas son las que hacen

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Motivación

que me “vuele” (inspire), a tal punto que ni siquiera me doy cuenta


del transcurrir del tiempo, cuando las estoy haciendo?

Hablando del miedo


Intentar separar el intelecto del sentimiento es precisamente lo que
pronostica resultados insatisfactorios en un proyecto. Es decir, me
gusta periodismo (sentimiento), pero estudiaré ingeniería informática
porque hay más campo laboral (intelecto).
Esta escisión en mi mundo interno genera inevitablemente un
conflicto interno con el que me costará cada vez más convivir. Y
entonces caben la preguntas, ¿por qué renuncio a mis deseos?, ¿por
qué niego mis talentos?, ¿por qué me obligo a generar un proyecto
que no está en total sintonía conmigo?, ¿qué me impulsa a renunciar
a lo que quiero?
Comenzamos este capítulo mencionando que la motivación tiene
un componente intelectual y otro vinculado al sentimiento. Y enton-
ces, lo cierto es que no es posible actuar desde la ausencia de ambos
aspectos. Cuando elijo algo distinto a lo que me motiva, también estoy
eligiendo desde un pensamiento y un sentimiento. Generalmente el
pensamiento nos da muchos argumentos para convencernos de que
es la mejor decisión (es una buena carrera, los sueldos de mercado
son altos, podré hacerme cargo de la empresa familiar, etcétera), sin
embargo, el sentimiento nos puede estar mostrando temor. Y es que
en realidad, siento temor a tomar mi propia decisión, siento temor a
que una decisión distinta sea cuestionada por mi familia o amigos,
siento temor a no sentirme apoyado en este proyecto, y en fin…
siento incluso temor a que esta idea que tengo, sea una trampa y en
realidad me equivoque.

Cuando el Miedo se Instala en mi Mundo


Interno
Por cierto, si me conecto con el temor en sus distintas argu-
mentaciones, y mi actitud es de escucharlo atentamente y más aun,
termino creyéndole, es mejor quedarme quieto y congelado, ya que
las consecuencias de mis decisiones pueden ser nefastas. Entonces,
es preferible hacer algo que no me genera miedo, pero que tampoco

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me genera motivación. Y por ende, muy pronto me encontraré sumido


en la desmotivación, la frustración, la desvitalización y me sentiré
preso de las circunstancias. ¿Suena mejor esto último?
Honestamente, creo que dentro de nuestra realidad en este plano
de existencia, siempre nos movemos bajo un principio de incerti-
dumbre, en el sentido que las cosas pueden resultar como pueden no
hacerlo. Lo curioso es que por algún motivo que seguramente no es
más que escuchar nuestro propio miedo y/o el de otros, creemos que
si escogemos “lo seguro”, las cosas funcionarán. Y en oposición, si
escogemos “lo incierto”, las cosas podrían no funcionar. Pero, ¿qué
es lo que determina que califiquemos algo como seguro o algo como
incierto?, si en estricto rigor, ambas situaciones se rigen por el mismo
principio de incertidumbre. ¿Qué me hace creer que hay elecciones
que escapan a esta ley?
Puedo escoger la carrera que no me gustaba, pero que tenía bastan-
te campo en lo laboral, sin embargo, al momento de titularme, como
ya han pasado algunos años desde mi decisión, el campo laboral puede
no ser el mismo y encontrarse saturado en esa área. Simplemente,
ocurrió que muchos pensaron lo mismo que yo, es decir, apostaron a lo
“seguro”, por lo tanto, 4 o 6 años después, hay muchos profesionales
en esa área y los sueldos ya no son tan atractivos. De hecho, esto es
lo que ha ocurrido con muchas profesiones en nuestro país. Y si a
eso le sumamos que dado que nuestro sentimiento no estaba en esa
carrera, realmente fue un sacrificio sacarla, resulta que no soy muy
creativo en esa área y, en consecuencia, tampoco he descubierto un
plus personal en el ejercicio de esa profesión.
Entonces, creo que el temor no es un buen consejero en este tema
de la motivación. Si te das el permiso para apartar de ti ese aspecto,
o al menos no prestarle tanta atención, es muy probable que puedas
conectarte con aquellas cosas que sí te motivan.

Atreviéndome a Desear:
Te sugiero que hagas el siguiente ejercicio. Busca un lugar pri-
vado agradable para ti, en el cual puedas estar a solas por un rato.
Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Relaja gradualmente
los músculos de tu cuerpo, partiendo por los pies hasta llegar a la

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Motivación

cabeza. Imagina que te trasladas a un lugar hermoso en la naturaleza.


Imagina que respiras ese aire y sientes la brisa de ese lugar.
Ahora permite imaginarte realizando un trabajo en el cual te
sientes muy pleno. Visualiza el espacio físico, qué tipo de personas
hay si es que las hay, cuál es tu vestimenta y visualiza con detalle
qué función cumples tú allí. Es muy importante que registres cómo
te sientes realizando ese trabajo, respira esa situación, percíbela y
disfrútala. Es muy importante que no enjuicies lo que allí observas.
Cuando estés empapado de esas sensaciones, regresa abriendo
suavemente los ojos.
Ya de regreso puedes responder las siguientes preguntas:

¿Qué me motiva?, ¿qué me hace sentir vivo?, ¿qué talentos ob-


servé allí?, ¿cómo sería mi vida si esto que imaginé se convirtiera en
realidad para mí?, ¿cómo puedo lograrlo?, ¿qué me detiene?, ¿qué
me acerca a este estado?, ¿qué me aleja de este estado?

El ejercicio anterior no sólo sirve para aquellos que se sienten


confundidos respecto a las decisiones que han tomado. También es
beneficioso para quienes ya han elegido desde la alineación de su
pensamiento y sentimiento su carrera. En estos casos este ejercicio
ayuda a energizar la motivación permanentemente.
Cuando nos atrevemos a desear, literalmente “nos encendemos”,
y esto a todo nivel, desde el plano físico hasta el psíquico.
¿Te has preguntado cómo sería nuestro mundo sin la existencia
de seres que se han permitido desear lo que han imaginado? ¿Qué
avances tendríamos? Sin duda, nuestro mundo sería un lugar muy
monótono, repleto de “más de lo mismo”, ausente de innovación y
creatividad.

Motivación y Creación
Crear la vida que deseamos para nosotros, requiere necesaria-
mente alinear nuestros pensamientos con nuestros sentimientos. En
este sentido, si estudio aquello que me gusta, estoy alineado. Por el
contrario, si estudio lo que me conviene desde el intelecto y que no
me gusta desde el sentimiento, estoy desalineado. Y lamentablemente,

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no hay forma de alinear eso. Puedo “resignarme” y entonces genero


una serie de estrategias para hacer más llevadera la situación, pero
debo tener claro que es sólo eso, hacerla más sostenible.
Sin embargo, también puede ocurrir que estando ya en una carre-
ra, comience a abrirme a la posibilidad que me brinda esa área del
conocimiento y puedo “creativamente” encontrar “mi veta” en ello,
generando un puente de conexión entre lo que estoy estudiando y
aquello que me motiva realmente. Por ejemplo, estoy estudiando in-
geniería comercial y me he dado cuenta que lo que me gusta realmente
es el trabajo de apoyo con las personas. Quizá una buena manera de
hacer este nexo es pensando en generar algún tipo de actividad en
la que le entregue a las personas conocimientos a través de talleres,
para que puedan abrir sus mentes y comenzar a transitar en la línea
del emprendimiento. De este modo, paso de una situación en donde
estoy “desalineado” a estar “alineado”, producto de mi creatividad
y mi interés por cambiar mi situación. Es decir, puedo encontrar el
espacio para mis talentos en donde yo decida encontrarlo.

Y Entonces… ¿Qué?
Entonces, si estás desalineado, es decir, no están en la misma
línea tu razón y tu sentimiento, es importante que generes el espacio
interno para reflexionar acerca de ello (para ello te serán útiles las
preguntas que anteriormente han sido planteadas).
Y si tu caso es que te encuentras alineado, entonces la invitación es
a que refuerces permanentemente tu sentimiento de certeza respecto al
logro de tu objetivo. Imagínate que tu deseo ya está siendo real en el
presente, conéctate con el sentimiento de satisfacción y gratitud que
se desprende de ese estado. Practica una vez a la semana el ejercicio
de visualización que se propone en este capítulo y sobre todo…confía
en que todo eso es posible para ti.

Referencias
Goleman D. (2005). La Inteligencia Emocional. Editorial Zetabolsillo.

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