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Importancia derecho; Evolucion y Concepto obligaciones

OBLIGACIONES – CURSO ELEMENTAL

“….Sed lo que he sido entre vosotros, alma”.

A Don Francisco Giner de los Ríos: Antonio Machado”.

“….El derecho ha de ser sencillo porque el ciudadano tiene, si no la obligación, la

carga, la necesidad, de –

conocerlo; y se le deben ofrecer preceptos sencillos y no conceptos abstrusos”.

Prólogo a la Séptima edición de El Alma de la Toga de Don Angel Osorio, por

Santiago Sentís Melendo.

Importancia del derecho de las obligaciones

El hombre actúa por finalidades. Movido por ellas busca satisfacer necesidades de
diverso orden: religioso, moral, jurídico, cultural, económico, social, científico, de
recreación, etc. y asume comportamientos que vienen a constituirse para él, en
obligaciones, como una manera de cumplir y obtener para sí un fin propuesto ya
sea de carácter público o particular. El ser humano no es autosuficiente. Requiere
entonces entrar en relación con los demás, adquiriendo compromisos para alcanzar
lo que persigue. Para tal efecto se ha creado el fenómeno jurídico denominado
“obligación civil” ya sea porque la dinámica de las voluntades de las personas lo
establezcan o porque la voluntad del legislador así lo prevenga para regular los
intereses de índole particular con trascendencia en el orden y bienestar social de

una manera racional.

El estudio del derecho de las obligaciones se ha considerado como la columna


vertebral del derecho privado a cuyo alrededor se dinamizan las relaciones jurídico-
patrimoniales de las personas. Es un derecho en continuo movimiento, por cuanto
el ejercicio de las voluntades hace que las previsiones estáticas consagradas en las

disposiciones normativas tengan su desarrollo a cada momento.

Su importancia es indiscutible. Discurre por todos los campos del derecho, y no hay
área del mismo que no disponga sobre obligaciones. En cualquier lugar del mundo

jurídico que nos ubiquemos las encontramos.

Cómo surgieron las obligaciones? Se dice que el antecedente remoto de la relación


obligacional tuvo como causa al delito, teniéndosele como su fuente más
primigenia. La ocurrencia de un delito daba lugar a que se reparara la ofensa, en
principio, bajo la modalidad de la venganza ilimitada, pasando luego por el talión y
después al acuerdo composicional mediante el pago con bienes, con lo cual se
consideraba restablecida la vulneración del derecho. Este acuerdo implicaba el
establecimiento de obligaciones a cargo del ofensor. Pero también se dice que en
las comunidades primitivas se creó la modalidad contractual conocida como
trueque o cambio, considerado en su forma rudimentaria, como el primer contrato
que existió, constituyéndose en una manera del hombre satisfacer sus necesidades

de subsistencia básica.

En la actualidad el derecho de las obligaciones se perfila como indispensable en el


manejo de las relaciones económicas nacionales e internacionales siendo
fundamental para organismos de orden transnacional como el Banco Mundial,
Fondo Monetario Internacional, Comunidad Europea, Comunidad Andina, etc, para
la operatividad de sus relaciones financieras. De este modo y con la finalidad de
imprimirle seguridad a las negociaciones comerciales, internacionalmente se ha
pretendido unificar el derecho de las obligaciones, como sucedió con la Convención
de la Haya de 1º. de julio de 1964 sobre venta internacional de objetos muebles
corporales y la Convención de Viena de 11 de abril de 1980 sobre contratos de venta
internacional de mercancías celebradas con posterioridad al fracasado proyecto de
código franco-italiano de las obligaciones . La Convención de Viena entró en vigor
en Colombia el 01 de agosto de 2002, la conforman 101 artículos y rige para 64
estados, fue aprobada mediante ley 518 de 1999 previa revisión de

constitucionalidad (sentencia C-529 de 2000 Corte Constitucional).

El contenido de las lecciones a que se contrae su curso, comprende orientaciones


básicas, las cuales habrán de ampliarse y correlacionarse por el estudiante,
enriqueciéndolas con jurisprudencia y doctrina, nacional y extranjera, de tal modo
que sirvan como fundamento a sus argumentaciones, que le permitan luego
presentar proposiciones relativamente acertadas. Para tal efecto al lector también le
corresponde aportarle al derecho su criterio, dándolo a conocer en la búsqueda del

deber ser.

Ubicación de las obligaciones en el campo del derecho

Habrá de recordarse la distinción entre derecho objetivo (normativa vigente) y


derecho subjetivo (facultad conferida por la norma). Los derechos subjetivos son de
dos categorías: patrimoniales (de contenido económico y con posibilidad de
comerciar con ellos) y extra-patrimoniales (sin contenido económico y no
susceptibles de negociar con ellos). Estos derechos subjetivos de naturaleza
comerciable integran “el patrimonio como atributo de la personalidad”,
distinguiéndose dentro de ellos: (a) los denominados derechos reales (art. 665 C.C.),
(b) los derechos personales, de obligación o de crédito (art. 666 C.C.), y (c) los
derechos inmateriales o producto de la inteligencia e ingenio de las personas (ley
23 de 1982, ley 44 de l993). Así las cosas, se tiene entonces que los derechos de
obligación pertenecen al campo de los derechos subjetivos patrimoniales de la
persona, registrándose en el activo del acreedor (obligaciones por cobrar) y en el
pasivo del deudor (obligaciones por pagar).

Limitación del sentido de obligación

Su sentido es muy amplio y por tanto habrá de reducirse a su estricto significado,


cuál es el patrimonial, por cuanto con el término obligación se hace referencia
también a relaciones de orden jurídico que no lo tienen, tal por ejemplo, la de
prestar el servicio militar, la fidelidad y el socorro entre cónyuges, el respeto debido
entre los miembros de una familia, el documento que contiene el contrato de
mutuo con garantía, y las denominadas obligaciones morales. Estos son eventos a
los cuales se hace referencia en forma general como obligaciones pero que no
tienen ese ingrediente patrimonial que tiene toda obligación que permite desde el

punto de vista práctico, al ser coercible, su ejecutabilidad.

Conceptos de obligación

Abundan en la doctrina como jurisconsultos del derecho han existido.


Tradicionalmente se acude al aportado por Justiniano en sus Institutas al concebir la
obligación como: “Obligatioest iuris vinculum quo
necessitatisadstringimuralicujussolvendaereisecumdumnostraecivitatisiura”
(obligación es un vínculo de derecho que nos constriñe a cumplir una prestación a

favor de otro conforme al derecho de nuestra ciudad)”.

El profesor Alberto Tamayo Lombana, transcribe en su obra los siguientes


conceptos:

Boris Starck: “La obligación es un derecho personal en virtud del cual el deudor

debe una prestación al acreedor”


Álvaro Pérez Vives: “vínculo jurídico que coloca a una persona determinada, en
relación con otra también determinada, en la necesidad de dar, hacer o no hacer

una cosa”.

El profesor Raimundo Emiliani Román cita las siguientes:

Colin y Capitant: “Una necesidad jurídica por efecto de la cual una persona está
sujeta respecto de otra, a una prestación, ya positiva, ya negativa, es decir, a un

hecho o una abstención”.

Los hermanos Mazeaud: “la obligación o derecho de crédito, es un vínculo de


derecho entre dos personas, una de las cuales, el acreedor, puede exigir de la otra,

el deudor, que dé, haga o no haga una cosa”.

José Ignacio Narváez, en materia mercantil la define así: “en sentido lato, la
obligación es el vínculo legal, voluntario o de facto, que impone a la persona el

cumplimiento de alguna prestación” .

Ahora bien, para el tratadista Fernando Hinestrosa: “Obligación significa ligamen,


atadura, vínculo, que implican una relación jurídica, o sea una relación sancionada
por el derecho, establecida entre dos personas determinadas, en razón de la cual
un sujeto activo, que se denomina acreedor, espera fundadamente un determinado
comportamiento, colaboración, que es la prestación, útil para el y susceptible de
valoración pecuniaria, de parte y a cargo de otro, sujeto pasivo, llamado deudor,
quien se encuentra por lo mismo, en la necesidad de ajustar su conducta al
contenido del nexo, so pena de quedar expuesto a padecer ejecución forzada, o
sea a verse constreñido alternativamente, a instancia de su contraparte, a realizar la
prestación original o a satisfacer su equivalente en dinero y, en ambos casos,
además a resarcir los daños y perjuicios ocasionados por su incumplimiento” .
Como se puede apreciar además de comprender los elementos que configuran la
obligación, se complementa con la consecuencia que acarrea el no cumplimiento

voluntario de la misma”.

Como se puede apreciar, todas las anteriores consideraciones jurídicas guardan en


esencia el mismo mensaje, consistente en la coercibilidad que caracteriza a toda

obligación y la posibilidad de hacerla cumplir aun forzadamente.

Elementos de la obligación

Al analizar los conceptos doctrinales citados, podemos precisar sus componentes y,


respecto de los mismos destacaremos sus características. Se distinguen como
elementos de la obligación:

- Elemento jurídico: vínculo, ligamen, nexo o relación esencialmente de derecho.

- Elemento personal: sujeto activo y pasivo o acreedor y deudor

- Elemento objetivo: la prestación que se debe.


- Elemento teleológico: fin que se persigue.

Elemento jurídico: vínculo, ligamen, nexo o relación esencialmente de derecho

Efectivamente entre los protagonistas de la obligación se establece una vinculación


de derecho y por ende coercible, que permite el cumplimiento forzado en el evento
que se evada la satisfacción voluntaria de aquello que se debe (deuda). Este vínculo
jurídico en el derecho romano primitivo otorgaba facultades extremas al sujeto
activo (acreedor) sobre la persona misma del sujeto pasivo (deudor) que llegara a
incumplir, por cuanto lo podía esclavizar y aún darle muerte. Este rigorismo declinó
con la expedición de la ley PoeteliaPapiria, la cual prohibió el castigo físico sobre la
persona del deudor incumplido. En la actualidad la prisión como castigo físico por
deudas u obligaciones civiles no es posible y sólo excepcionalmente el legislador lo

permite, a saber:

(a) las causadas por alimentos a menores;

(b) las multas convertibles en arresto: art. 39, 40, 41 del C.P (ley 599/2000;

(c) revocación de la condena condicional, cuando el procesado no satisface el valor


de los perjuicios ocasionados a la víctima en el término que el Juez le concede para

tal efecto: art. 63, num. 3 art. 65 del C. P.

Elemento personal
Lo constituye el sujeto activo o acreedor (creditori, reuscredendi, res stipulandi,
stipulans) y, el sujeto pasivo, deudor u obligado (debitori, reuspromittendi,
promittens, reus).

El sujeto activo o acreedor en esa relación jurídica, es titular de un derecho que se


denomina “crédito” y en el balance de su patrimonio lo contabiliza en el Activo

(deudas por cobrar).

El sujeto pasivo, deudor u obligado soporta en su patrimonio una carga (deuda), la

cual contabiliza en el Pasivo.

Estos sujetos generalmente son determinados, es decir se conoce concretamente la


persona con calidad de acreedora y asimismo quien tiene la condición de deudora.
Excepcionalmente se presenta la indeterminación de sujetos como en el caso del
título valor (letra, cheque) emitido al portador, pues en un momento dado no se
tiene noticia quien sea su tenedor (acreedor); igual sucede cuando el causante al
morir deja varios herederos y deudas por cubrir, ya que tan solo se conoce con
exactitud cuál o cuales de los herederos han de pagarlas, una vez realizado el

trabajo de partición y aprobado mediante sentencia.

Se dice que en toda obligación los sujetos son relativos. Esto diferencia al derecho
personal (de obligación o de crédito) del derecho real, por cuanto en este último
hay indeterminación de sujeto pasivo, es decir, hay una relación que se establece
entre un sujeto activo conocido, titular del derecho (propiedad o dominio,
usufructo, uso y habitación, servidumbre, herencia, hipoteca, prenda) y muchos
sujetos pasivos sin determinar, cuyo deber jurídico es respetar cada uno de estos

derechos.

Elemento objetivo

Lo constituye el contenido mismo de la obligación que se traduce en una

“prestación” que puede recaer en un dar, un hacer o un no hacer.

Prestación (obligación) de dar significa transferir, trasladar, desplazar o mutar el


dominio o propiedad de una cosa. Así por ejemplo, si Pedro vende a Juan un bien
(mueble o inmueble) adquiere la obligación de traditar el derecho de dominio del
mismo, lo cual se cumple no siempre mediante la entrega. Por tanto se debe aclarar
que “dar” y “entregar” no son equivalentes jurídicamente, porque al hacer entrega
no siempre se transfiere dominio, como sucede en ciertos actos jurídicos que
conceden la mera tenencia de un bien como el contrato de arrendamiento en el
cual el arrendador adquiere la obligación de entregar más no la de transferir
dominio (obligación de dar), e igual ocurre con el comodato, prenda común,

depósito y anticresis
El hacer como prestación conlleva la ejecución de un hecho positivo. Ejemplo:
realizar la entrega en un contrato de comodato, redactar un contrato, prestación de

un servicio por parte del trabajador, etc.

No hacer consiste en abstenerse de ejecutar un hecho, porque así se conviene o


acuerda. Ejemplo: se vende un establecimiento de comercio y quien lo enajena
adquiere la obligación de no colocar otro a una distancia menor de 30 cuadras, una
cláusula de exclusividad en contrato de suministro, entre vecinos no construir pared
a una altura mayor de la convenida, etc.

Requisitos de eficacia de la prestación como objeto de la obligación

a.- Posibilidad

b.- Determinación y/o determinabilidad

c.- Licitud.

a.- Posibilidad

Esta exigencia guarda relación con los siguientes eventos: (a) que la cosa a que se
contrae la prestación exista al momento en que se constituye la obligación y en el
caso de no existir se espere que llegue a existir; (b) que se pueda cumplir o ejecutar
por no ser contraria a las leyes de la naturaleza física. Las prestaciones que
contradigan las anteriores exigencias darían lugar a una imposibilidad de orden
absoluto que excluye calquier cumplimiento por ser humano alguno. Ejemplo:
Transferir un dinosaurio no es posible, por cuanto no existe; cruzar el mar en
automóvil, no es posible al menos por ahora. Si se llegaren a establecer tales
prestaciones por la voluntad de las partes, éstas serían ineficaces, es decir no
tendrían exigibilidad, por cuanto a lo imposible nadie está obligado (ad

imposibilianemotenetur).

Pero en ocasiones se debe aclarar que nuestro Código Civil prevé en el artículo 1518
que las cosas pueden en determinado momento no existir, validando no obstante
que pueden ser objeto de obligación si se espera su existencia. Ejemplo: la compra
de determinado producto cuya fabricación aún no se ha iniciado (calzado, prendas

de vestir, cosecha aún no recolectada).

Los romanos al respecto distinguieron dos situaciones: el evento de la


emptioreisperatae (cosa que se espera) y la emptioreispei (compra de la esperanza,
suerte, álea). Ejemplos: compra de semoviente que está por nacer y bajo la
condición de existir (cosa futura que se espera su nacimiento), y la compra de un
billete de lotería (gánese o no)

Sin embargo la imposibilidad en la ejecución puede ser relativa, y en este caso, la


prestación sí surte eficacia, pues esta modalidad se tiene como una mera dificultad,
existiendo la posibilidad de ser ejecutada por otro. Tal sería el caso del
transportador que siendo dueño de vehículo automotor con capacidad para 20
pasajeros se compromete sin embargo a trasladar a un grupo de 30 personas en un
solo viaje. Si bien no puede cumplir, habrá otro con vehículo de capacidad mayor

que pueda hacerlo.

Determinación o determinabilidad

La prestación para que tenga la calidad de obligación y se pueda exigir con certeza,
debe determinarse, o sea describirse en que va a consistir, para que la coercibilidad
jurídica se pueda ejercer sin que haya lugar a incertidumbre. De esta manera el
acreedor sabrá cuál es el derecho que debe exigir y a su vez el deudor previamente
tiene pleno conocimiento de qué debe cumplir. Sin embargo la determinación no
debe tomarse en sentido absoluto, por cuanto en ciertos eventos bien pueden los
protagonistas de la relación obligacional, sentar las pautas u orientaciones para
hacerlo posteriormente y he ahí el por qué se hable de la determinabilidad, como
sucede en las previsiones contempladas en los artículos 1864, 2143 del C.C.C., 920 y

921 del C. de Comercio.

Las cosas a las cuales se concreta la prestación, se pueden determinar de dos


modos: (a) como especie o cuerpo cierto, o (b) como género.

Será de especie o cuerpo cierto, cuando la cosa u objeto se identifica o individualiza


por características muy particulares o específicas, de tal manera que no hay lugar a
confundirla con otras de su misma especie o clase, así esas otras sean iguales y aún
de mejor calidad. Quiere decir que esta determinación hace que la cosa sea única y
que solo con ella es que se pueda cumplir. Ej. el automóvil Ford, modelo 2010, color
rojo, capacidad para cinco pasajeros, tres puertas, serial motor 123456, serial

carrocería 654321, matrícula colombiana Placas ABC-123.

La determinación es de género cuando se debe indeterminadamente un individuo


de una clase o género determinado, o sea, que la cosa se describe enunciando el
género más próximo al cual pertenece la cosa y su cantidad, peso o medida. Ej. un
caballo de los que tiene B en su finca, 100 litros de gasolina, 200 metros de lino
egipcio, 150 kilogramos de arroz Roa. Como se puede apreciar no se dan más

detalles (art. 1565 C. C.). En estos casos la prestación es eficaz y por ende ejecutable.

¿Cuál es la importancia práctica para el derecho, el determinar las cosas como


especies o cuerpos ciertos, o cuando se determinan como géneros?

Se ha de responder: la exclusión de la responsabilidad.

Al respecto ha de formularse la siguiente pregunta: Si se determina la cosa como


especie o cuerpo cierto y ésta perece o deteriora antes de su entrega, sin culpa de
quien la debe, ¿quién ha de sufrir la pérdida o el deterioro; el acreedor o el deudor?
El Código Civil y el de Comercio prevén soluciones que se contradicen. El primero
dispone que la pérdida o el deterioro la asume el acreedor, mientras que el
segundo la contempla para el deudor, de conformidad a las previsiones de los
artículos 1607 y 1876 del C.C., y 929 del C. de Comercio. Habrá entonces que dar
una solución racional según el caso.
¿Cuándo el deudor queda exento de responder? En tres eventos: (a) fuerza mayor o

caso fortuito, (b) culpa exclusiva del acreedor y (c) hecho de los terceros.

Pero cuando la cosa objeto de la prestación está determinada como género al


perecer esta o deteriorarse, con culpa o sin culpa, el deudor seguirá respondiendo.

Se sigue la regla del derecho romano: “genera non pereunt”(el género no perece).

Elemento teleológico

La obligación surge al mundo jurídico por razón de una finalidad. Satisfacer una
necesidad y un interés que involucra tanto al sujeto activo como al pasivo. La
necesidad para el deudor de cumplir, y para el acreedor el que se satisfaga la

prestación a su favor.

FUENTES DE LAS OBLIGACIONES

Por fuentes de las obligaciones se entiende todo aquel evento que les da
nacimiento. Es el punto de partida u origen de las mismas. Sobre el particular no
hay criterios unificados y la enunciación que se hace en relación con las fuentes es
diverso. A manera de explicación, dentro de los muchos planteamientos que se han

expuesto, se cita a vía de ejemplo los siguientes:

- Enunciación clásica

- Enunciado de Marcel Planiol

- Enunciado de Álvaro Pérez Vives

- Enunciado de Alberto Tamayo Lombana

Enunciado clásico

Tiene como punto de partida los textos romanos. Se ha dicho que según el
jurisconsulto Gayo en su obra las Institutas, éste refiere que las obligaciones tenían
como causa el “contrato y el delito” (omnisobligatiovelex contractunasciturvel ex
delicto: toda obligación nace o del contrato o del delito). Sin embargo Justiniano al
hacer la compilación del derecho romano, en el Digesto cita dos fragmentos de la
autoría de Gayo; en el primero se manifiesta que hay obligaciones que nacen “ex
variiscausarumfiguriis” o de causas diversas; y en el segundo fragmento se dice
también que los deudores pueden serlo “quasi ex contractutenerividentur et quasi
ex maleficio tenetur.” Estos fragmentos dieron pie a Justiniano para que sostuviese

que se podía resultar obligado por un cuasicontrato o como por un cuasidelito .


Por tanto, según Justiniano las fuentes de las obligaciones fueron: el contrato, el

cuasicontrato, el delito y el cuasidelito.

El jurista francés Pothier (s. XVIII) introdujo una fuente más: la ley.

Nuestro Código Civil sigue la orientación clásica en el artículo 1494, el cual dispone:
“…………”. Esta norma se complementa con lo establecido en el artículo 34 de la Ley
57 de 1887 subrogatorio del artículo 2302, cuyo texto reza: “……….”. Resumiendo lo
expuesto en estas dos normas, podemos concluir que las fuentes de las

obligaciones son el contrato, el cuasicontrato, el delito, el cuasidelito y la ley.

La enunciación clásica ha sido materia de severas críticas. Se le tilda de inexacta e


incompleta. La inexactitud la hacen consistir los contradictores, en parte,
sosteniendo que el cuasicontrato, algo que es casi como un contrato, carece de
consistencia jurídica por cuanto en todo contrato existe un acuerdo de voluntades,
lo cual no se da para el cuasicontrato que es tan solo un hecho personal realizado
por una persona que puede originar obligaciones. Además, los cuasicontratos que
por ejemplo regula nuestro Código Civil (pago de lo no debido, agencia oficiosa y
la comunidad) son instituciones que en nada se parecen entre sí ni mucho menos al
contrato. También se dice que el hacer la distinción entre delito y cuasidelito o
culpa, carece de sentido práctico, porque ya se esté en presencia de lo uno o de lo
otro, civilmente se debe responder, es decir habrá que indemnizarse
patrimonialmente a quien resultare lesionado en un derecho. Lo mismo da desde el
punto de vista patrimonial, por ejemplo, que se ocasione una muerte a título de

dolo (con intención) o que se cause a título de culpa (sin intención).

Fuentes para Marcel Planiol

Las concreta a dos: el contrato y la ley. Pregona: aquéllas obligaciones que no


nacen por el acuerdo de las voluntades de las personas, se originan porque la ley
así lo dispone. El planteamiento de este jurista francés también es objeto de
cuestionamiento, pues se dice que contiene un sofisma, pues al profundizarse en el
razonamiento se ha de llegar a la conclusión que la única fuente de obligaciones
sería la ley, porque si el contrato las produce es porque la ley así lo dispone, en

otras palabras el contrato debe su existencia a la ley.

Planteamiento de Álvaro Pérez Vives

Admite como generadores de obligación al acto jurídico, el enriquecimiento sin

causa, la responsabilidad civil y la ley.

Conceptualiza: (a) acto jurídico como la manifestación o manifestaciones de


voluntad que emerge de la persona o personas con el fin de producir efectos
jurídicos. (b) enriquecimiento sin causa: tiene su fundamento en la regla general de
derecho que ningún patrimonio puede enriquecerse a expensas de otro sin una
causa que lo justifique. (c) responsabilidad civil: se puede llegar a responder
patrimonialmente en diversos momentos: precontractualmente (etapa previa a la
celebración del contrato), contractualmente, cuando se produce incumplimiento del
contrato, postcontractualmente, aún después de terminado el contrato, y
extracontractualmente, al violarse un intéres jurídicamente protegido y la
vulneración se produce a título de dolo o de culpa (responsabilidad civil delictual o

cuasidelictual).

Enunciado teórico de las fuentes de Alberto Tamayo Lombana

Las determina así: (a) el acto jurídico (unilateral: ej. el testamento),

bilateral: ej. el contrato); (b) Actos voluntarios lícitos capaces de producir

obligaciones (pago de lo no debido, agencia oficiosa, la comunidad el


enriquecimiento sin causa) predicables a la teoría del cuasicontrato); (c) hechos
voluntarios ilícitos (responsabilidad civil extracontractual: delictual y cuasidelictual);

(d) obligaciones legales.

Remata este autor afirmando en relación con las fuentes de las obligaciones:
cualquier planteamiento que se acoja es válido siempre y cuando se complemente

con el acto jurídico de formación unilateral y el enriquecimiento sin causa.


EL ACTO JURÍDICO COMO FUENTE DE OBLIGACIONES

Concepto: Se entiende como tal la manifestación o manifestaciones de voluntad,


hechas reflexivamente con el fin de producir efectos jurídicos. Estos efectos jurídicos
son duales, por cuanto por un lado se originan derechos y por otro se crean
obligaciones. Al acto jurídico también se le menciona como una fuente productora

del derecho.

El acto jurídico, dependiendo del número de voluntades que se emiten para su


configuración se clasifica en:

- Acto jurídico de formación unilateral

- Acto jurídico de formación bilateral.

El acto jurídico de formación bilateral comprende las siguientes categorías, a saber:

- La convención

- El contrato (unilateral y bilateral)


- El acto jurídico plurilateral (unilateral colectivo y la convención colectiva)

ACTO JURIDICO DE FORMACIÓN UNILATERAL COMO FUENTE DE OBLIGACIONES

Se ha de entender como la manifestación reflexiva de voluntad de tan solo una


persona con aptitud de producir efectos jurídicos. Ejemplo: el testamento (art. 1055
C.C). El testador al emitir su última declaración de voluntad, con observancia de la
ley, puede constituír a favor de los herederos o sus legatarios, derechos, pero
también crear en contra de los mismos obligaciones que deban cumplir. Motu
propio, sin que tenga que pedir el consentimiento de los demás; interviene tan solo

su voluntad.

Al acto jurídico no se le consideraba con suficiencia de crear obligaciones, porque


se decía que a nadie se le podía obligar sin que interviniese su consentimiento,
entre otras razones porque se estaría atentando contra su libertad de escogencia.
Pero expuesta la teoría del jurista Siegel (Austria) a partir de 1874 se le aceptó como

una fuente de obligación.

Se pueden citar como ejemplo de actos jurídicos de formación unilateral:

el testamento -la oferta -la promesa pública de recompensa -el concurso con
premio -la promesa abstracta de deuda -el reconocimiento de deuda a favor de
persona determinada -aceptación de una herencia o legado------estipulación para
otro -estipulación por otro -reconocimiento de hijo extramatrimonial -renuncia a un
crédito -renuncia a una garantía -confirmación de un acto nulo -repudiación de una
herencia -ratificación de actos del agente oficioso -decisión administrativa unilateral

-acción cambiaria -renuncia a una servidumbre.

LA OFERTA

La oferta es un acto jurídico típico unilateral. Consiste en el proyecto de negocio


jurídico que una persona (oferente, ofertante o proponente) dirige a otra
(destinatario), mediante una emanación unilateral de voluntad, que al reunir los
requisitos para que se configure, genera responsabilidad patrimonial para quien la

hace. Nuestro Código de Comercio la regula en sus artículos 845 a 863.

Generalmente antes de llegarse a la celebración del contrato se realizan algunos


tratos preliminares, tales como charlas, reuniones, encuentros promocionales,
exhibiciones, conferencias. Es la fase que se denomina precontractual. Cuando en
virtud de esas diligencias preliminares, todo parece indicar que se llegará a la
celebración de un contrato y no se llega a su conclusión por hechos caprichosos de
quien lo está promoviendo, se pueden causar perjuicios que da lugar a una
indemnización. La etapa precontractual se define en forma concreta cuando uno de
los posibles contratantes toma la iniciativa y presenta una oferta o propuesta a
aquella o aquellas personas con la cuales pretende contratar. La oferta
debidamente librada se debe mantener, pues al retirarse intempestivamente se
puede estar incurso en una responsabilidad precontractual cuya consecuencia se

traduce en una posible indemnización de perjuicios.


Conviene por tanto referirnos a la oferta como acto jurídico de formación unilateral

creador de obligaciones.

3.2.1.Requisitos de la oferta

Son exigencias para que la oferta o propuesta produzca obligaciones para el

oferente o proponente, las siguientes:

• “La firmeza, o sea la voluntad seria e inequívoca de celebrar un contrato, si el

destinatario la acepta;

• “Precisa y completa, se requiere enunciar o determinar el negocio que se


propone, y para que se considere completa ha de contener los elementos
esenciales (indispensables) del contrato propuesto. Así por ejemplo sería incompleta
si tan solo se ofrece artículos o cosas identificables por su especie, género o
cantidad y precio (el caballo Romano, diez cargas de maíz por dos millones de
pesos) porque el destinatario se vería precisado a requerir nuevos datos (calidades,
marcas, ubicación etc.). Si faltan, dependiendo del contrato propuesto, elementos

indispensables, tan solo sería una invitación a dialogar sobre el particular;

• “Emanar de la voluntad libre del oferente o de su representante, pues al provenir

de otras personas carece de efectos jurídicos;

• “Estar dirigida a un destinatario (determinado o indeterminado). Si se libra a


persona indeterminada recibe el nombre de “policitación”. Cuando la propuesta se
dirige hacia un destinatario teniendo en cuenta sus cualidades (atributos o dotes)
muy especiales, necesariamente ha de estar dirigida a persona determinada. Sin
embargo debe aclararse que la determinación no solo debe entenderse que se
haga a persona específica sino que también comprende cuando se hace a un grupo
o clase de personas o una persona determinable, como cuando se libra a la
comunidad estudiantil anunciándole precios rebajados en un 25% a quien acredite

la condición de estudiante.

• “Se debe comunicar al destinatario por un medio eficaz, para que tome

conocimiento de la propuesta;

• “Ser definitiva para que el destinatario tenga base segura de aceptarla o no;

• “Ser seria, o sea sin reservas y que el oferente tenga la intención de obligarse”

Modalidades de la oferta
Puede hacerse: Verbalmente o por escrito. Verbal: entre personas presentes o por
teléfono, vía Internet-Skype. Escrita: mediante circulares, notas, prospectos,
plegables, catálogos, avisos, con indicaciones de las mercancías ofrecidas; mediante
exhibición en vitrinas, mostradores y demás dependencias del establecimiento de

comercio con indicación del precio de las mercancías expuestas.

Puede ser privada si se dirige a persona determinada mediante nota que no tenga

la característica de circular.

Puede ser pública, por carteles, avisos, publicaciones en la prensa, radio, televisión,

exhibición en vitrina y mostradores con indicación del precio.

Irrevocabilidad de la oferta

La oferta, ofrecimiento, propuesta o invitación a contratar en forma concreta, una


vez librada no es dable retirarla por quien la hace. Debe mantenerse en el tiempo
que le fija el proponente al destinatario para aceptar, o en el tiempo que la ley tiene
establecido para su aceptación. Ha de esperarse entonces que transcurra el término
de aceptación sin que se haya recibido respuesta alguna, para poderla recoger, sin
riesgo que se genere responsabilidad económica para su autor. No se sabe si en el
tiempo concedido acepte el destinatario, en cuyo caso se podría se podría estar
perfeccionando el contrato (si tan solo basta el consentimiento para perfeccionarlo,
o generándose una obligación de hacer, es decir, la de perfeccionar el contrato en
el evento que el negocio jurídico propuesto sea de aquellos solemnes, o reales.
Tampoco la oferta caduca, por caer en incapacidad el proponente, ni tampoco por
muerte del mismo. Excepcionalmente no habría lugar a cumplirla cuando quien
ofrece lo hace teniendo en cuenta cualidades muy especiales de sí mismo que solo
el reúne, por ejemplo cuando A siendo pintor afamado por una especial técnica
ofrece su servicio a B de elaborarle un retrato al óleo. Se ha de entender que solo A
es quien puede cumplir con la confección de la obra, más no su representante o sus

herederos.

El tratadista de derecho comercial Narváez García en su obra Obligaciones y


Contratos Mercantiles, trae en cita el sustento de la irrevocabilidad de la oferta
transcribiendo la parte pertinente de la Exposición de Motivos del Proyecto de
Código de Comercio de 1958: “Se quiere mediante esta norma conseguir dos fines:
moralizar el comercio, imponiéndole respeto y seriedad a sus propias ofertas
hechas al público, y además, facilitar el conocimiento por parte de dicho público, y
de las autoridades, de los precios que rijan para cada artículo en el comercio local,

cosa indispensable en relación con el costo de la vida”……….”.

La revocación de la oferta es un caso típico de responsabilidad precontractual,


llamada culpa in contrahendo que trae como consecuencia la necesidad de resarcir
los perjuicios causados (art. 863 C. de Comercio). Si el destinatario de la propuesta
llegare a probar que con fundamento en la misma y con la finalidad de aceptarla,
realizó diligencias, contrajo compromisos onerosos e incurrió en gastos de la

retractación, el oferente es responsable de la culpa precontractual.


De la aceptación de la oferta

Consiste en la manifestación de voluntad del destinatario que admite o aprueba la


invitación concreta a contratar, la propuesta o el ofrecimiento. Al aceptarse se crea
el nexo obligatorio entre oferente y destinatario, lo cual conlleva una obligación de
hacer que no es otra que la de cumplir con el contrato que se haya perfeccionado
con la sola aceptación (contrato consensual), o a perfeccionarlo posteriormente

(contratos solemne, o real).

Pero para que se surta la creación del nexo o vínculo obligatorio entre las partes, se
requiere que la aceptación sea pura y simple, es decir, sin condiciones, por cuanto si
se acepta con condicionamientos por parte del destinatario, su aceptación se
convierte en una nueva oferta o contraoferta, y entonces habrá de esperarse la

respuesta del oferente.

Modalidades de aceptación:

Puede ser escrita o verbal, expresa o tácita. La respuesta de aprobación de la


propuesta habrá de emitirse en el término que el oferente le señale al destinatario,
y en el evento que se guarde silencio en relación con el término para responder, el
legislador mercantil suple la omisión fijando un tiempo para que el destinatario
ejerza la facultad de aceptar, tal como se previene en el artículo …..
Puede darse el evento de aceptación tácita, o sea, exteriorizándola mediante actos
de ejecución, es decir mediante comportamientos del destinatario no declarativos
pero concluyentes en el sentido que demuestren el cumplimiento de la prestación a
su cargo. Ejemplo: A oferta con todos los requisitos, su automóvil a B y este último
sin expresar si acepta o no, consigna su valor en la cuenta de ahorros de A. Esta
conducta de B ha de tenerse como aceptación al negocio propuesto (artículo 854 C.

de Comercio).

En relación con la aceptación tácita conviene hacer aclaración que el simple silencio
logra configurarla, porque con el silencio ni se afirma ni se niega y por tanto no
puede considerarse como una simple manifestación del querer. De tal modo que
los famosos silencios elocuentes: “el que calla otorga, o que el silencio es más
elocuente que la palabra” no tiene predicación alguna de aprobación, pues no surte

efecto jurídico alguno que en otros campos si lo pueda surtir.

Sin embargo el artículo 2151 del C.C. contempla una aplicación particular del

silencio, al igual como lo prevén los artículos1275 y 1288 del C. de Comercio.

Para que tenga eficacia la aceptación se requiere:

- Que surja de la voluntad libre del destinatario o de su representante;


- Que se haga conocer del proponente dentro del tiempo establecido en la oferta,
es decir que no se haya producido el fenómeno de caducidad de la propuesta por

retardo o extemporaneidad de la respuesta;

- Que se ajuste al exacto contenido de la oferta, es decir, que la aceptación sea

pura y simple.

De la oferta con reservas

El oferente al hacer la propuesta puede hacer reservas. Tal sucede cuando


tratándose de oferta dirigidas a personas indeterminadas, es decir, dirigidas al
público en general (policitación) que obliga al proponente en relación con cualquier
aceptante, bien puede el mismo establecer reservas, como se hace en ciertos
establecimientos de comercio que al exponer mercaderías con precio rebajado, se
reservan el derecho de vender tan solo una unidad del artículo por persona, con el

fin de acreditar el producto.

Momento y lugar de la celebración del contrato cuando la oferta ha sido aceptada y

comunicada la aceptación al oferente.

En cuál lugar y en qué momento se entiende celebrado el contrato al ser aceptada


la oferta? En el lugar del destinatario y en el momento en que éste acepta, o en el
lugar del oferente y en el momento en que conoce de la aceptación? La solución la
tiene prevista el artículo 864 del C. de Comercio: “…..se entenderá celebrado en el
lugar de residencia del proponente y en el momento en que este reciba la

aceptación de la propuesta”.

La oferta en materia civil

Nuestro Código Civil no la regula. Por tanto en los eventos que se llegare a
presentar entre personas que no tengan la calidad de comerciantes, se puede dar
aplicación al recurso de la analogía establecido en el artículo 8 de la ley 153 de 1887:
“cuando no haya ley exactamente aplicable al caso controvertido se aplicarán las
leyes que regulen casos o materias semejantes y en su defecto, la doctrina

constitucional y las reglas generales del derecho”.

EL ACTO JURÍDICO DE FORMACIÓN BILATERAL

LA PROMESA BILATERAL DE CONTRATO

Imaginémonos que entre A y B después de discurrir sobre ciertos tratos


preliminares, con el correr de los días, A considera oportuno que el contrato sobre
el cual han hecho algunos comentarios le reporta algún interés (económico,
familiar, suntuario, etc.) y por tanto decide hacer una oferta mediante la cual se
proyecta el negocio jurídico. B Al recibir la oferta también considera que el contrato
le brinda una utilidad y decide aceptarla, pero manifestándole a A que no puede
celebrar de inmediato el contrato por cuanto por el momento le hace falta recaudar
algunos recursos económicos para poder pagar el precio que implica el valor total
del contrato. Tanto A como B ante tal situación deciden asegurarse jurídicamente
para que el contrato ofertado y aceptado se cumpla de todos modos. ¿Cómo lo

pueden lograr? Mediante la celebración de una promesa bilateral.

¿Cómo se ha de entender entonces la promesa bilateral?

Acuerdo de voluntades entre dos o más personas mediante el cual sientan las bases
y condiciones para asegurar o afianzar la celebración de un contrato concreto en
forma posterior y definitiva, cuando una de ellas o ambas no pueden o no quieren

hacerlo.

La promesa bilateral es un verdadero contrato. También se le conoce con las


siguientes denominaciones: promesa de contrato, contrato de promesa, contrato
previo, contrato preliminar, contrato preparatorio, compromiso, pactum de
contrahendo, anteacto. Incorrectamente hay quienes la distinguen como
“precontrato” (avantcontrat en Francia), lo cual no es acertado dado que en
concreto es un contrato que garantiza o asegurapor así decirlo, la celebración de

otro.

REQUISITOS DE LA PROMESA BILATERAL


Para que este negocio jurídico, sea fuente de obligaciones, es decir, para que las
produzca, se necesita que se reúnan los requisitos establecidos por el artículo 89 de
la Ley 153 de 1887 derogatorio del artículo 1611 del Código Civil. Estos requisitos

son:

• Que la promesa conste por escrito.

• Que el contrato a que la promesa se refiere no sea de aquellos que las leyes
declaran ineficaces por no concurrir los requisitos que establece el artículo 1502 del

C. Civil.

• Que se establezca un plazo o condición que fije la época en que ha de celebrarse

el contrato prometido en forma definitiva.

• Que se determine de tal suerte el contrato que se promete, que para

perfeccionarlo solo falte la tradición de la cosa o las formalidades legales.

Que la promesa conste por escrito:

Es un requisito de solemnidad, de tal modo que si se llegase a omitir, la promesa se


tiene como inexistente, es decir que no logra nacer a la vida jurídica. Esta exigencia
tan solo se predica respecto de las promesas bilaterales en materia civil, por cuanto
en materia comercial si es de recibo la consensualidad (verbalmente) en las
promesas bilaterales, salvo la de promesa de sociedad que sí requiere que se
documente mediante escrito (art. 119 C. de Comercio) y además contener la
cláusulas que deban expresarse en el contrato según lo previsto en el artículo 110

del mismo.

Nuestra Corte Suprema se ha pronunciado sosteniendo la consensualidad de la


promesa mercantil. Sin embargo esta consideración de nuestro máximo tribunal ha
sido duramente criticada por tratadistas como Bonivento Fernández, por
considerarla muy peligrosa para la seguridad del comercio jurídico, porque se
agrega: si a lo escrito se le buscan evasivas, cómo será a los acuerdos de pura
palabra?

Que el contrato a que la promesa se refiere no sea de aquellos que las leyes
declaran ineficaces por no concurrir los requisitos que establece el artículo 1502 del
C. C.

El contrato prometido ha de cumplir con las exigencias que dicha norma consagra,
a saber: (a) la capacidad; (b) el consentimiento libre de vicios; (c) objeto lícito, y (d)
causa lícita. Quiere esto decir por ejemplo, que si el contrato a celebrar
posteriormente tiene como objeto cosas que están fuera del comercio por
disposición legal o por su naturaleza, tales como: cosas comunes a la humanidad,
bienes de dominio público (uso público y fiscales), órganos del cuerpo humano,

este contrato sería ineficaz y por ende la promesa también.

Que se establezca un plazo o condición que fije la época en que ha de clebrarse el


contrato prometido en forma definitiva.
El contrato prometido puede que las partes para celebrarlo lo sometan a un plazo o
condición. En este caso deben determinarse. En cuanto al plazo no se presenta
mayor dificultad, porque por lo general siempre se refiere a una fecha determinada.
No sucede lo mismo con la condición, entendida como hecho que puede suceder o
no, en cuyo evento se ha de señalar el cumplimiento o no de la misma dentro de
un determinado de tiempo. Ejemplo: Si A promete vender a B su automóvil siempre
y cuando viaje a Europa, la promesa sería ineficaz por cuanto la condición del viaje
es indeterminada y no se sabe cuando se realizaría. Pero sería válida la promesa si
la condición se estableciere así: si viaja a Europa antes de dos años, a partir de la

celebración de la promesa.

La promesa no se puede prestar para ambigüedades, siendo una de las razones

para que se exija la determinación del plazo o de la condición.

El profesor Tamayo Lombana (Manual de Obligaciones. T.I. 6ª. Edic., Edit. Temis.,
pág. 63) refiere: “En sentencia de casación civil de 19 de mayo de l969, ratifica esta
posición, al decir que si el plazo o la condición que fija la época de celebración del
contrato fuere indeterminado en cuanto al tiempo, no está fijando en realidad la
época de la celebración; razón por la cual la promesa carece de validez jurídica. Y
por lo mismo -continúa la Corte-, la promesa es ineficaz cuando la fecha de su
cumplimiento se deja al arbitrio del prometiente vendedor. Resulta claro que ello
anularía la promesa de acuerdo con el artículo 1535 del Código Civil” . Asimismo
refiere a continuación que la Corte encuentra válida la siguiente cláusula: “La
escritura pública se otorgará a más tardar dentro de los 60 días contados a partir de
la promesa o antes…” En tal caso sostiene la Corte, se dispone no solo de un día
sino de varios. Si no hay acuerdo para otorgarla antes de ese plazo estipulado,

adviene el plazo fatal, que será el último día”

Que se determine de tal suerte el contrato que se promete, que para perfeccionarlo
solo falte la tradición de la cosa o las formalidades legales.

Este requisito de la promesa se refiere a su perfección y precisión. Significa que la


promesa ha de contener todos y cada uno de los elementos esenciales
(essentialianegotii) del contrato prometido. Así por ejemplo, si el contrato
prometido versa sobre compraventa de bien inmueble, se habrá de describir por
sus características, determinar por su ubicación y linderos. Tratándose de bien
sometido a régimen de propiedad horizontal han de incluírse los linderos generales
como los especiales. Se debe precisar la Notaría donde se ha de extender la
escritura pública, si en el lugar existiesen varias, señalándose la fecha en que haya
de suscribirse. Se debe determinar el precio y las demás modalidades que sean

necesarias para precisar el contrato prometido.

En otras palabras la promesa a debe ser tan completa, que solo falte cumplir con la
tradición (ejemplo: promesa de mutuo), o con la entrega (ejemplo: comodato,
arrendamiento), o la observancia de las formalidades (ejemplo: contrato de
compraventa de bien raíz, o contrato de sociedad, mutuo garantizado con hipoteca

o con prenda).

Tratándose de promesa de compraventa de bienes raíces no se requiere estipular

hora para la suscripción de la escritura pública.


Qué contratos son susceptibles de asegurar mediante promesa bilateral?

Todos a excepción del contrato matrimonial. Desde luego que los contrayentes
pueden celebrarla, sin embargo la misma no presta ninguna coercibilidad. Queda al

arbitrio de los prometientes matrimoniales cumplirla o no.

La promesa de celebrar un contrato o negocio jurídico, genera una obligación de


hacer, y la celebración del contrato prometido quedará sujeto a las reglas y
formalidades que lo regulen. Debe aclararse sin embargo que el cumplimiento de la
obligación de hacer que se genera como regla general, tiene su excepción en el
contrato de mutuo, porque quien prometa dar en préstamo de consumo (dinero
por ejemplo), puede abstenerse de cumplir la promesa, si las condiciones
patrimoniales del otro contratante se han alterado de tal forma que hagan
notoriamente difícil la restitución, a menos que el prometiente mutuario ofrezca

garantía suficiente (art. 1169 del C. de Comercio).

De la promesa bilateral y el pacto de arras


Generalmente la celebración de la promesa bilateral va acompañada del pacto de
arras. El autor Carlos Darío Barrera Tapias, en su obra “Las Obligaciones en el
Derecho Moderno”, hace el siguiente comentario: “Sin duda alguna, las arras
tuvieron origen en la necesidad de confirmar y darle certeza a una declaración de
voluntad. Así las cosas, con toda probabilidad las llamadas arras confirmatorias
primero hicieron su aparición en el derecho romano, como pacto unido al contrato
de venta. Es más , en esa época este tipo de arras no solían ser dinero, sino más
bien objetos considerados preciosos y muy personales (como el anillo de los
caballeros), de manera que su tenencia en manos ajenas le garantizaba al dueño la
certeza del negocio. Este era quizás también el sentido de las arras esponsalicias,

que garantizaban la celebración del matrimonio.”

“Con posterioridad hicieron aparición las arras de retractación y las arras penales,

siendo hoy, los tipos más frecuentes.

Clases de arras

Pueden ser: (a) confirmatorias; (b) de retractación, y (c) penales.

(a) Confirmatorias: consisten en un bien o conjunto de bienes que una de las partes
le entrega a la otra como prueba o señal de acuerdo en la celebración de un
contrato. Este tipo de arras, es poco frecuente; se emplea en los contratos
consensuales, en los que por lo general no se acostumbra dejar prueba de su
celebración. Se solía dejar cuerpos ciertos, pero hoy se deja dinero. Este pacto de
arras es de efecto unilateral y accesorio que general obligación a cargo de quien las
ha recibido: devolverlas a la celebración del contrato prometido o a su ejecución
total. En ocasiones suele acordarse que estas arras se le imputen al precio, una vez

se celebre o ejecute el convenio, si consisten en suma de dinero.

(b) De retractación: consisten en una suma de dinero que una de las partes le
entrega a la otra. Se conviene que cualquiera de ellas puede retractarse: el que la
entregó perdiéndola, y el que la recibió restituyéndola doblada. Este tipo de arras
tiene la ventaja o la desventaja, según el caso, de arrepentirse unilateralmente para
celebrar el contrato, sin justificación alguna.

(c) Penales o moratorias: consisten en una suma de dinero que una de las partes
entrega a la otra, para asegurar el cumplimiento de un contrato, de manera que
ninguna podrá retractarse; pero en el evento de incurrir en mora en el
cumplimiento de la obligación, la penalidad se contrae a perderlas quien las
entregó, o devolverlas dobladas quien las recibió. Este tipo de arras no permite la
retractación y se constituye en una sanción por la mora en el cumplimiento de las

obligaciones; así las cosas el contrato

habrá de celebrarse.

DE LA OPCIÓN O PROMESA UNILATERAL


Previamente conviene distinguir entre el derecho de opción y el contrato de opción.
Por el primero ha de entenderse el derecho atribuido a una persona por la ley, ya

por una convención, para que elija entre dos situaciones jurídicas.

El contrato de opción consiste en un acuerdo de voluntades mediante el cual un


contratante (opcionante) como titular de un derecho promete celebrar un contrato
futuro a favor de otro contratante(opcionado), en cuyo caso queda al arbitrio de
este último celebrarlo o no. Quien queda con la facultad de aceptar no se
compromete al contrato definitivo, sino que deja a salvo su libertad de obrar.

Ejemplos: contrato de arrendamiento con opción de compra o de prórroga al fina


del, si el arrendatario quiere hacerlo. El contrato de comodato de un bien,
concediéndosele al comodatario la prerrogativa de tomarlo en arrendamiento si así

lo dispone.

La opción o promesa unilateral se encuentra contemplada en el artículo 23 de la

Ley 51 de 1918.

Sus requisitos son:


Los mismos establecidos para la promesa bilateral, salvo la solemnidad del escrito.

Características de la opción

(a) es consensual; (b) es de carácter unilateral cuando el contrato opcionado es

solemne o real, y (c) es modal

En la legislación mercantil se encuentra prevista una institución que no se debe


identificar con la opción. Se trata del PACTO DE PREFERENCIA O DE PRELACIÓN,
mediante el cual “una persona contrae el compromiso, para el caso de tomar la
decisión de celebrar un contrato determinado, de preferir al beneficiario de la
promesa en las mismas condiciones que las ofrecidas por un tercero, o en aquellas
precisadas en el momento del acuerdo. Este pacto puede estipularse hasta por el
término de un año respecto de cualquier contrato posterior (art. 862 C. de

Comercio)” .

En el pacto de preferencia el promitente no se obliga de modo inexorable a


contratar, sino a preferir a determinada persona, en el evento que esta se decida a
celebrar el contrato. Si la persona preferida se abstiene de celebrar el contrato, el
promitente podrá entonces contratar con otra. Si el término que se estipula para
ejercer la preferencia fuere mayor a un año, se reducirá por ministerio de la ley a
uno. El pacto de preferencia no admite prorroga, pero sí renovación cuantas veces
quieran las partes.

DE LA CONVENCION Y EL CONTRATO COMO MODALIDADES DE ACTO JURÍDICO

GENERADORES DE OBLIGACIONES

La mayor fuente productora de obligaciones la constituyen la convención y el


contrato que son una dinámica de las voluntades de las personas. Los seres
humanos interactúan mediante acuerdos que les permiten satisfacer necesidades de

diverso orden.

La convención consiste en el acuerdo de voluntades entre dos o más partes


mediante el cual se generan, regulan, modifican o se extinguen relaciones jurídicas

patrimoniales (obligaciones), como también extrapatrimoniales.

Al contrato nuestro Código Civil (art. 1495) lo define así: “contrato o convención es
un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna
cosa. Cada parte puede ser de una o muchas personas”.
Según el Código de Comercio (art. 864) “contrato es un acuerdo de dos o más
partes para constituir, regular o extinguir entre ellas una relación jurídica

patrimonial”

Para algunos juristas no se debe identificar contrato y convención, pues son


términos afines pero no equivalentes. El contrato es la especie y la convención es el
género. Dicen que el contrato es una especie o modalidad de convención tan solo
generadora de obligaciones, mientras que la convención en general las puede
crear, modificar o extinguir y aún crear relaciones jurídicas distintas a obligaciones
como podría acontecer cuando los cónyuges por común acuerdo (convenio)
establecen el domicilio común de los mismos, o las reglas como han de educar a

sus hijos.

Pero un vasto sector de la doctrina sostiene que la distinción entre los términos no
reporta mayor utilidad y le atribuyen al contrato los mismos efectos que a la
convención. Tal ocurre con el legislador mercantil que en el artículo 864 del Código
de Comercio dispone: “contrato es un acuerdo de dos o más partes para constituir,
regular o extinguir entre ellas una relación jurídica patrimonial”. Esta norma es
tomada literalmente como lo contempla el artículo 1321 del Código Italiano.

Cabe sin embargo hacer las siguientes precisiones:

Acto jurídico: manifestación conciente de voluntad con la finalidad de producir


efectos jurídicos.
Convención: acuerdo de dos o más sujetos de derecho sobre un objeto de interés

jurídico.

Contrato: convención cuyo énfasis predominante es el de crear obligaciones.

Del examen de estos tres conceptos se tiene que el acto jurídico es más amplio y
dentro de este se comprende tanto la manifestación unilateral de voluntad
(testamento, oferta) como las manifestaciones bilaterales y plurilaterales de

voluntad (ej. contratos, novación, convención colectiva de trabajo).

EL CONTRATO COMO FUENTE DE OBLIGACIONES

Trataremos los aspectos puntuales cuyo conocimiento se hace indispensable por

utilidad y sentido práctico.

De su clasificación

Diversos criterios se tienen en cuenta por la doctrina para clasificarlos. Tales son por

ejemplo :
Contratos según las condiciones formales:

Consensuales, reales y solemnes.

Contratos por sus condiciones de fondo:

De libre consentimiento, de adhesión, individuales y colectivos.

Contratos según los derechos que originan:

Teniendo en cuenta la reciprocidad de las obligaciones: Unilaterales y bilaterales

Teniendo en cuenta el fin perseguido: Gratuitos y onerosos. Los onerosos en:


Conmutativos y aleatorios.

Contratos por la duración en su ejecución:


Instantáneos y de ejecución sucesiva.

Contratos por su interpretación:

Nominados e innominados

Contratos por su independencia:

Principales y accesorios o de garantía

Contratos por la materia que regulen:

Civiles, comerciales, estatales, laborales.

Se hace la siguiente clasificación, teniendo en cuenta la función que cumplen en las


relaciones económico-jurídicas . El estudio de cada uno de ellos habrá de realizarse

en el curso de contratos.

Contratos que sirven de título para la transmisión de bienes:


Compraventa y permuta, juego y apuesta, renta vitalicia.

Contratos que conceden el uso de bienes:

Arrendamiento, comodato, mutuo, anticresis.

Contratos que permiten la prestación de servicios personales:

Mandato, depósito, contrato de obra.

Contratos de garantía o de aseguramiento de obligaciones:

Fianza, prenda, hipoteca.

Contratos para solucionar controversias:

Transacción, compromiso y cláusula compromisoria.

DE LOS CONTRATOS CONSENSUALES, REALES y SOLEMNES


Consensuales

Aquellos en los cuales basta para su perfeccionamiento o validez jurídica el


consentimiento de los contratantes. Ejemplo: contrato de arrendamiento,
compraventa y permuta de bienes muebles, de trabajo, mandato, confección de

obra.

Reales:

Los que requieren para su perfeccionamiento, además del acuerdo de las


voluntades, la entrega de la cosa para que surja la obligación a quien la reciba
hacer la restitución. Ejs: comodato, mutuo, depósito, renta vitalicia, prenda con
tenencia del acreedor. Arts. 2200, 2222, 2237, 2292 y 2411 del C.C.). Se agrega por

la doctrina actual el contrato de transporte de cosas (art. 981 C. de Co).

Esta categoría de contratos es muy controvertida por la doctrina contemporánea,


pues se considera que la entrega es tan solo una consecuencia del acuerdo de las
voluntades (consentimiento) de los contratantes. Por tal razón elimina esta

distinción y los analiza como consensuales y bilaterales o sinalagmáticos.

Solemnes
El acuerdo de voluntades para que surta los efectos vinculantes (obligaciones) exige
que esté acompañado de solemnidades. Ejs: la escritura pública para: la
compraventa de bienes inmuebles, permuta de bienes inmuebles, constitución de
hipoteca, cesión de derechos hereditarios, hipoteca de naves y aeronaves; en el

matrimonio las solemnidades.

Cuando el legislador exige para el contrato (acuerdo de voluntades) que esté


acompañado de solemnidades y éstas se omiten, se dice que dicho acto jurídico no
surge a la vida jurídica, produciéndose en consecuencia su inexistencia, pudiéndose

alegar en el campo civil la nulidad absoluta (arts. 1741, 1760 C.C.C.).

DE LOS CONTRATOS POR SUS CONDICIONES DE FONDO CONTRATOS DE LIBRE

CONSENTIMIENTO, DE ADHESIÓN, INDIVIDUALES Y COLECTIVOS

Contratos de libre consentimiento

Reciben el nombre de contratos negociados e igualmente de gré a gré. Se


entienden aquellos en los cuales los contratantes (partes) se encuentran en pie de
igualdad, sin que exista superioridad o supremacía de alguna de ellas. Las cláusulas
y condiciones del contrato son discutidas, dialogadas y deliberadas por los
protagonistas del acuerdo de voluntades. Ejs: compraventa, permuta,
arrendamiento, mandato, prestación de servicios profesionales, mutuo, comodato,
etc. Casi todos los autores se refieren a un acuerdo de voluntades ideal, en que las
dos partes, exactamente iguales y libres, discuten autónomamente su objeto y
luego detallan del mismo modo sus cláusulas. Desde luego que esta consideración
no pasa de ser un romanticismo jurídico, porque lo cierto es que esa igualdad
nunca es real, siempre habrá un contratante que está por encima del otro al menos

en proporciones mínimas.

Contratos de adhesión

También se les denomina como de “oferta rígida”. En estos uno de los contratantes
(parte) no tiene la oportunidad discutir las cláusulas y su voluntad se plega a las
condiciones que el otro le propone. Se dice que el contrato es obra de una de las
partes, lo proyecta o confecciona, lo presenta a la otra para que esta se adhiera a su
voluntad. Esto se traduce en el dicho: “o lo toma o lo deja”. Ejs: venta en almacenes
a precio fijo, seguros, transportes, espectáculos. Una de las partes planifica la
celebración y ejecución del contrato. Para algunos autores, entre ellos Jellinek
(Alemania), estos actos jurídicos no alcanzarían a ser contratos por no existir en sí
acuerdo de voluntades; el poder económico de una de las partes, o la necesidad de
sus servicios o cosas, no permite la discusión del contrato, sino que la parte
poderosa lo impone y la otra se sujeta. En esta hipótesis no hay “convención-
contrato”, sino convención-reglamento” que cae bajo el dominio de derecho
público.

Importancia de la distinción entre contrato de libre consentimiento y de adhesión


Tanto el legislador, como la jurisprudencia y la doctrina, han intermediado para que
las desigualdades no sean aprovechadas por la parte poderosa, evitando que se
ocasionen explotaciones indebidas y enriquecimientos torticeros mediante la
celebración de contratos de adhesión. Por tal razón el Estado para prevenir el
abuso de posiciones dominantes y mantener la justicia y la equidad, supervisa estos
contratos mediante reglamentaciones censurando cláusulas ventajosamente
concebidas y redactadas con sagacidad y astucia. Se trata de una intromisión del
legislador al principio de la autonomía de la voluntad que se pregona como
intocable. Es una forma de intervencionismo de Estado, y es así como se crea una

nueva modalidad de contrato que se denomina contrato dirigido.

Contratos individuales

Los que solo generan derechos y obligaciones tan solo para quienes lo suscriben,
celebran o perfeccionan. En estos contratos se hace aplicable en estricto sentido la
regla de la relatividad de los contratos: Los efectos del contrato se radican
únicamente para las partes contratantes, a contrario sensu, ni aprovechan ni
perjudican a terceros, quienes son ajenos por no haber dado su consentimiento ni

personalmente ni por la intervención de su representante.

Contratos colectivos
Es una modalidad contractual compleja, celebrada entre dos o muchas personas y
las cláusulas en ella pactadas surten efectos para un conjunto de personas que, aun
cuando tienen un interés común, no han dado su consentimiento ni participado en
forma alguna en la conclusión del contrato. Ejs: convención colectiva de trabajo: es
un grupo el que la negocia, pero sus disposiciones vinculan a los demás integrantes
del grupo. Ocurre igual con los acuerdos concordatorios (acuerdos recuperatorios
de los negocios del deudor) dentro de los procesos concursales cuando el 50% o el
75% (según el caso) de los acreedores representantes de los créditos reconocidos

pueden tomar decisiones al respecto (Ley 222 de 1995 arts. 89, 129-4, 200 y 205) .

DE LOS CONTRATOS SEGÚN LOS DERECHOS QUE ORIGINAN

CONTRATO UNILATERAL y BILATERAL, GRATUITO y ONEROSO (CONMUTATIVO y

ALEATORIO)

Unilateral

s aquel acuerdo de voluntades que una vez perfeccionado genera obligaciones tan
solo para una de las partes. Una parte es deudora y la otra acreedora. Ejs: mutuo o
préstamo de consumo, comodato o préstamo de uso, prenda con tenencia del

acreedor, depósito gratuito, anticresis, renta vitalicia.


Observación necesaria: Conviene recomendar que no se debe confundir contrato
unilateral, con acto jurídico de formación unilateral. En el contrato unilateral
necesariamente existe en su formación un acuerdo de dos o más voluntades (dos o
mas personas), mientras que en el acto jurídico unilateral tan solo se configura por
la expresión o manifestación de una sola voluntad, es decir, interviene nadie mas

que una persona.

Bilateral

Se le denomina también como sinalagmático perfecto. Es el contrato que crea


obligaciones a cargo de las partes contratantes. Genera recíprocas prestaciones
para quienes lo celebran. Ejs: compraventa, permuta, arrendamiento, mandato
remunerado, contrato de trabajo. En los contratos bilaterales las partes son
acreedoras y deudoras a la vez. Así, por decir algo, en el contrato de compraventa
se generan obligaciones tanto para el vendedor (entregar la cosa vendida) como
para el comprador (pagar el precio), en el arrendamiento para el arrendador
(entregar el bien arrendado) como para el arrendatario (pagar el alquiler, renta o
cánon), en el de trabajo para el patrono (pagar el salario) y para el trabajador
(prestar el servicio).

La doctrina menciona una modalidad de contrato bilateral al cual rotula con las
expresiones “bilateral imperfecto o sinalagmático imperfecto” entendiéndola como
aquella especie de contrato que nació como unilateral (obligaciones tan solo para
una de las partes), pero ante la ocurrencia de ciertos eventos se generan
obligaciones para la parte que no adquirió obligación alguna. Se da el caso por
ejemplo, en el contrato de comodato, cuando el comodante ha de reconocer el
pago de expensas o de perjuicios en los eventos previstos en los artículos 2216,

2217, 2218 del C. C. C.

Se comenta sin embargo sobre esta clase de contratos (bilaterales imperfectos) que
su distinción no es acertada, por cuanto las circunstancias que se suceden son

extrañas al mismo contrato que nació como unilateral.

¿Qué importancia práctica tiene para el derecho en hacer distinción entre contrato

unilateral con el bilateral?

La aplicación de tres instituciones jurídicas que solamente se pueden predicar para

los contratos bilaterales. ¿Cuáles?

(a) la excepción a contrato no cumplido, (b) la resolución judicial, y, (c) la teoría de

los riesgos.

Excepción a contrato no cumplido (exceptio non adimpleticontractus)

Este evento jurídico se encuentra previsto en el artículo 1609 del C.C.C. Traído a
explicación, significa que ninguna de las partes está en mora de cumplir con la
prestación que le corresponde satisfacer mientras la otra no le cumpla, o satisfaga o
esté dispuesta a cumplir con la prestación que le corresponde. De tal modo por
ejemplo que si en un contrato de compraventa se ha estipulado que previamente a
la entrega del bien vendido, el comprador debe pagar el precio, éste no puede
exigirla y en el evento que lo pretendiera, el vendedor está facultado para retener la
cosa hasta tanto no se le pague; si fuere demandado el vendedor para la entrega,
podrá en virtud de la previsión normativa proponer al contestar la demanda la
excepción de fondo: excepción a contrato no cumplido y a su vez pedir la

indemnización de los posibles perjuicios que el incumplimiento le haya ocasionado..

Resolución judicial

Esta es una solución que el legislador civil contempla en el artículo 1546 del C.C.C.
Se concreta a establecer que la parte contratante cumplida está facultada para
promover demanda o a proponer la excepción de fondo según el caso, cuando en
un contrato bilateral, su contraparte no le ha satisfecho o cumplido con la
prestación a la cual quedó obligada. Con la resolución judicial se busca que el
contrato se deshaga o disuelva jurídicamente y como consecuencia hacer que las
cosas vuelvan a su estado anterior (antes de su celebración o perfección), es decir
se retrotraigan en el tiempo. Así las cosas, si se tratase de un contrato de
compraventa incumplido, al prosperar la resolución ya sea por acción o por
excepción, el vendedor volvería a ser el titular del dominio y el comprador recibiría
de nuevo el precio. Al culpable del incumplimiento podrá condenársele a la
indemnización de los posibles perjuicios causados al contratante cumplido con la
indexación a que hubiere lugar.
Teoría de los riesgos

Encaja normativamente el planteamiento de los riesgos siguiendo lo preceptuado,


entre otros por los artículos 1607, 1648, 1729, 1876, 2179 del C.C.C., y 929 del Código
de Comercio. Explicación: En un contrato bilateral sobre cosa determinada como
especie o cuerpo cierto, cuya entrega se deba, quién habrá de soportar la pérdida o
deterioro de la misma, cuando perece o se menoscaba sin culpa de quien la debe:

¿el acreedor o el deudor?

Las disposiciones civiles rezan que la pérdida o el deterioro la sufre el acreedor. A


contrario sensu, la norma mercantil opta porque la pérdida o el desmejoramiento la

sufra el deudor.

Lo afirmado por la prevención civil, por ejemplo el artículo 1607, nos conduce a
sostener que el deudor de especie o cuerpo cierto queda liberado de responder,

cuando la cosa que debe entregar perece sin su culpa.

Conviene recordar además que el deudor queda liberado de responder, cuando la


cosa por entregar se determina como especie o cuerpo cierto y esta perece sin su

culpa en los siguientes casos:


- fuerza mayor o caso fortuito

- culpa exclusiva del acreedor

- hechos de terceros.

Contratos gratuitos y onerosos

Son gratuitos o de beneficencia aquellos que solo tienen por objeto la utilidad de
una de las partes, sufriendo la otra una carga o gravamen (art. 1497 C.C.). Ejs:

comodato o préstamo de uso, préstamo de dinero (mutuo) sin intereses, donación.

Son onerosos aquellos contratos que tienen por objeto la utilidad de ambos
contratantes, gravándose cada uno de ellos en beneficio del otro (art. 1497 C.C.).
Ejs: compraventa, permuta, arrendamiento, de trabajo, confección de obra, de

transporte y en general todos los contratos mercantiles.

Importancia de esta clasificación:


a) los contratos a título gratuito están más expuestos a la nulidad por error en
cuanto a la persona, por cuanto en ellos prima el elemento intuitupersonae, o sea
que se celebran teniendo en cuenta condiciones muy personales de uno de los
contratantes que en determinado momento pueden ser apreciadas
equivocadamente por el contratante que concede la ventaja. En lo onerosos por
regla general es indiferente dicho elemento. Ej: el donante al realizar la donación
tiene en cuenta consideraciones muy especiales respecto del donatario (amistad,
parentesco, servicios que le hayan prestado, etc.; no sucede lo mismo en la
compraventa al contado, pues al vendedor tan solo le interesa obtener un buen
precio sin importar quien adquiera la cosa vendida.

b) menor responsabilidad para el contratante deudor que concede la ventaja o


utilidad, por cuanto no está obligado a sanear la cosa transferida gratuitamente,
respondiendo tan solo de culpa lata o grave o negligencia grave (arts. 63 inc. 1.,

1479, 1480, 1604, 2155 C.C.).

c) algunos de los gratuitos son más exigentes en cuanto a sus condiciones de


validez, requiriendo de más formalidades. Para el caso de donación se requiere de
“insinuación” (autorización judicial o en la actualidad notarial) cuando el valor de la
cosa donada supera los cincuenta salarios mínimos legales mensuales vigente (art.1
Decreto 1712 de 1989, modificatorio del artículo 1458 del C..C., salvo la donación de

un derecho hereditario cuyo valor se desconoce al momento de hacerla.

d) los gratuitos tienen mayor gravamen fiscal (pagan más impuesto).

e) en los gratuitos existe mayor probabilidad de prosperar el fraude pauliano, o la

simulación promovidos por terceros lesionados por actos desleales del deudor.

f) la donación es dable revocarla por ingratitud (art. 1485 del C.C.).

g) para los gratuitos no es aplicable la lesión enorme.


Contratos onerosos

Dentro de este grupo de contratos se distinguen los conmutativos y los aleatorios.

Conmutativos
Aquellos en los cuales cada una de las partes se obliga a dar o hacer una cosa que
se mira como equivalente a lo que la otra debe dar o hacer a la vez (art. 1498 C.C.).
Ejs. compraventa, permuta, arrendamiento, de obra, transporte, mandato
remunerado, depósito remunerado y en general todos los mercantiles. En estos
contratos las partes previamente determinan las prestaciones a las cuales quedan

obligadas y por tanto al conocerlas con precisión saben 1ue deben exigir.

Aleatorios

Cuando el equivalente de lo que se debe dar o hacer consiste en una contingencia


incierta de ganancia o de pérdida (art. 1498 C.C.). Ejs: juego y apuesta, renta
vitalicia, los seguros (arts. 2282, 2287, art. 1036 C. de Com.). En estos pactos
contractuales las partes se someten a la incertidumbre de ganar o perder, o sea no

saben si van a obtener contraprestación alguna.

Importancia de la clasificación contratos conmutativos y aleatorios


La lesión enorme como fenómeno que le quita la eficacia al contrato es predicable
tan solo de los contratos conmutativos, por cuanto en los aleatorios se ha de

entender que las partes al celebrarlos corren precisamente con el riesgo de perder.

Contratos de ejecución instantánea y de ejecución sucesiva

De ejecución instantánea son aquellos en los cuales las prestaciones son


susceptibles de cumplirse en forma inmediata, simultáneamente. Ejs: contrato de
compraventa de contado, permuta. También se les distingue como contratos de

ejecución “inmediata”.
De ejecución sucesiva o ejecución periódica, aquellos en los cuales las prestaciones
objeto de la obligación se van cumpliendo repetida y sucesivamente por períodos
de tiempo. Ejs: contrato de arrendamiento, de trabajo, suministro periódico de

mercancías. También se les conoce como contratos de tracto sucesivo.

Para cierto sector de la doctrina existe una categoría intermedia entre lo


instantáneo y lo sucesivo, haciéndose referencia al denominado contrato de
cumplimiento escalonado o de ejecución diferida o de pago por instalamentos, tal
el caso de la compraventa cuando el pago del precio se pacta a cuotas o

instalaciones.

Importancia de la clasificación entre instantáneos y de ejecución sucesiva

a) la inejecución fortuita de las prestaciones en los de tracto sucesivo en ciertos


eventos puede dar lugar a la suspensión del contrato. Ejs: la previsión consagrada
en el inciso segundo del artículo 1986 del C.C., la suspensión del contrato de trabajo
cuando el trabajador es llamado a filas (art. 51 del Código Sustantivo del Trabajo)

(art. 4 ley 50 de 1990).

b) la inejecución culposa de las prestaciones en un contrato de ejecución sucesiva


da lugar a su “terminación, cesación o resiliación” cuyo equivalente para los de
ejecución inmediata es la “resolución”. Ejs: si el arrendatario no paga el cánon
cumplidamente dentro del término establecido en el contrato, conlleva a que se
declare su “terminación o cesación” o su resiliación (terminación por mutuo acuerdo
o mutuo disenso). Pero si es un contrato de compraventa y no se paga el precio o

no se verifica la entrega, por ser de ejecución inmediata procede la “resolución”.

c) la “nulidad y la resolución” en los contratos de ejecución inmediata trae


consecuencias distintas, pues los efectos de estas hacen que las cosas vuelvan a su
estado anterior (ex nunc) o statu quo ante (retroactivamente); en el caso de la
compraventa, el vendedor volverá a ser propietario pues se le devuelve la cosa

vendida y al comprador se le devolverá el precio.


d) la “ nulidad, la terminación y la resiliación” en los contratos de tracto sucesivo
conlleva efectos hacia el futuro (ex tunc), o sea que las prestaciones que ya se
hayan cumplido se mantienen y no habrá lugar a retrotraerlas en el tiempo; es
decir, las obligaciones cumplidas quedan consolidadas; es el caso del
arrendamiento cuando el contrato se “termina, resilia o se declara nulo” según el
caso, los alquileres que el arrendatario haya pagado en los períodos ya ejecutados
no serán objeto de devolución, como tampoco habrá lugar a que se devuelva el
uso o goce disfrutado por el inquilino; cosa parecida sucede en el contrato de

trabajo.

e) los contratos de tracto sucesivo admiten en ciertos eventos la ruptura unilateral;


no sucede lo mismo con los de ejecución instantánea los cuales no permiten que
cualquiera de las partes lo rompan unilateralmente. Son casos de ruptura unilateral
en el contrato de trabajo las previsiones consagradas en los artículos 62 y 63 del C.
S del T., arts. 5-h y 6 Ley 50 de 1990; en el contrato de arrendamiento de vivienda
urbana se puede pedir la terminación unilateral del mismo según lo consagrado por

los artículo 22 y 24 de la Ley 820 de 2003.


f) en los contratos de ejecución sucesiva es predicable la teoría de la imprevisión
cuando ante la ocurrencia de fenómenos imprevisibles se presenta un desequilibrio
desproporcionado en las prestaciones recíprocas de las partes que conduzcan a la

ruina económica de una de ellas.

Contratos nominados e innominados

Son nominados los que tienen un nombre y se encuentran regulados por el


legislador de conformidad a la materia con la cual guardan pertinencia. Ejs:
compraventa, permuta, arrendamiento, comodato, mutuo, depósito, etc.; los
contratos reglamentados por el C. de Comercio, el contrato de trabajo, los

contratos estatales. Estos contratos también reciben el nombre de típicos.


Innominados son aquellos contratos que no están descritos y tampoco tienen
regulación en los códigos. Son producto del ingenio de los contratantes quienes los
crean y redactan a su arbitrio y tienen como fundamento el principio de la
autonomía de la voluntad de las partes, adaptando su regulación a las necesidades
del caso; por tal razón el tratadista Josserand los denomina contratos “sobre
medida” . Van surgiendo por la misma evolución y actualización de las operaciones
mercantiles. Se citan como ejemplos: el factoring, el reporto, el swap, el de maquila,

forward, underwriting, franshising, merchandising, jointventures.

Importancia de la clasificación entre contratos nominados e innominados

La interpretación de los nominados presenta menos dificultad por cuanto lo vacíos


e inconsistencias se resolverán haciendo el estudio de la normativa que el legislador
ha proferido para regularlos. La voluntad del legislador es supletoria de la voluntad
de las partes. En los innominados la interpretación es más compleja. Como en los
contratos innominados se toman por lo general normas de varios contratos
nominados, la interpretación se hará acudiendo a la norma del contrato nominado
más próximo. Ej: el contrato de hospitalización comprende alojamiento, cirugía,
provisión de medicamentos, alimentación; si se presentare conflicto por el mismo
debemos acercarnos a la norma del contrato nominado respecto del cual se

presente la discusión.

Contratos por su independencia

Principales y accesorios

Principales, los que subsisten por sí mismos. Accesorios, los que dependen de la
existencia de uno principal. Los accesorios se denominan también de garantía o de
aseguramiento. Esa garantía puede ser de orden personal o de naturaleza real. De
índole personal es el contrato de fianza. De naturaleza real lo son la prenda y la
hipoteca. Estos contratos accesorios permiten seguridad y confianza para el
acreedor ante posibles incumplimientos e insolvencias del deudor. La nulidad, la
resolución y terminación del principal conlleva la del accesorio mas no lo contrario.
Contratos según la materia que regulan

Civiles, comerciales o mercantiles, laborales, estatales. Esta distinción no ofrece


dificultad alguna y se concreta a las relaciones que respectivamente el legislador
reglamenta en cada uno de esos campos del derecho atendiendo a las necesidades

sociales y económicas del caso.

ELEMENTOS DE LOS CONTRATOS

Los contratos tienen sus componentes o elementos. Tomando como fundamento la


normativa civil, la doctrina distingue dos grandes grupos de elementos. Un primer
grupo establecido por el artículo 1501 del Código Civil al cual se le denomina
elementos constitutivos propios, específicos o particulares para cada tipo de
contrato que en especial celebren las partes. Un segundo grupo enunciado en el
artículo 1502 del Código Civil que son aquellos que se exigen en todos los contratos
que se lleguen a celebrar, siendo esenciales para su validez o eficacia, a estos se les

distingue como elementos generales, comunes, ordinarios, de validez o de eficacia.

Al primer grupo corresponden los denominados como: (a) elementos esenciales


propios del específico tipo de contrato que se celebre; (b) elementos propios de la
naturaleza del contrato, y, (c) los elementos accidentales propios del específico tipo

de contrato celebrado.

¿Qué se debe entender como elementos esenciales propios? Son aquellos que
como mínimo deben estar presentes dentro del contrato para que se pueda afirmar
que el contrato existe como tal, de tal modo que si llegare a omitirse alguno de
ellos, se concluirá entonces que el contrato no existe o que cuando más degenera
en otro contrato. Ejs: en todo contrato de compraventa, para que se diga que tiene
vida jurídica, se requiere como mínimo la determinación de la cosa vendida y el
precio respectivo; si se omite lo uno o lo otro se podrá afirmar que no hubo
contrato de compraventa, o que ese supuesto acuerdo denominado compraventa
deriva en otro contrato que bien podría ser el de donación. Igual ocurriría con el
arrendamiento, en el cual se debe determinar la cosa arrendada y el valor del
alquiler. En el contrato de comodato o préstamo de uso, son elementos esenciales
propios la determinación de la cosa y uso gratuito con el cual se beneficia el
comodatario. Si en el arrendamiento se omite precio como contraprestación al uso
y goce, se podría estar ante un comodato. Si en el comodato se establece precio

por el uso se estaría entonces ante un posible arrendamiento (art. 1501 C.C.)

Elementos naturales propios son aquellos que son consecuencia lógica del
específico tipo de contrato celebrado. Se dice que vienen siendo las mismas
obligaciones que el contrato produce para cada una de las partes. Se cita como
ejemplo en el contrato de compraventa las obligaciones que tiene el vendedor de:
(a) entregar la cosa, y (b) sanear la cosa vendida por los posibles vicios de evicción
o por los posibles vicios redhibitorios u ocultos que afectan la cosa vendida. Sobre
estos elementos naturales las partes pueden guardar silencio o no expresarlos,
ocurrencia que en nada incide en cuanto a la ejecución del contrato, pues en este
caso ese vacío o silencio lo suple el legislador, en otros términos se dice que la ley
es supletoria de la voluntad de las partes. El profesor Tamayo Lombana citando a
Ricardo Uribe Holguín, manifiesta: “el contrato comprende no solo lo que los
contratantes pactaron sino también lo que no pactaron” . La característica supletoria
de las normas sobre estos elementos permite que las partes las puedan renunciar
(arts. 1895, 1909, 1914 y 1916 del C.C.) sin que se pierda la eficacia del contrato

celebrado.
¿Y los elementos accidentales? Aquellos que sin ser de la esencia ni de la
naturaleza, son propios de específico contrato celebrado porque las partes los
incorporan mediante manifestaciones o cláusulas expresas. Se dan como ejemplo
de estos elementos, los plazos y las condiciones que las partes estipulen
expresamente: en un contrato de compraventa los contratantes pueden pactar
formas distintas de entrega, lugar y formas de pago a las establecidas en el C. C. o
en el Código de Comercio. El elemento accidental una vez establecido
expresamente le pertenece al contrato celebrado y por tanto da lugar a que se

cumpla bajo tal sentido.

Segundo grupo de elementos

Los esenciales de validez o generales esenciales para todos los contratos


Se encuentran consagrados por el artículo 1502 del C. C. En todo contrato deben
predicarse o aplicarse, so riesgo que el acuerdo de las voluntades creador de
obligaciones pierda eficacia, en otras palabras, que su efectividad jurídica decaiga o

que al contrato se le enrostre carencia de ejecución.

¿Pero cuáles son estos elementos, condiciones o requisitos de validez? (a) la


capacidad; (b) el consentimiento exento de vicios; (c) el objeto lícito; (d) la causa

lícita y, (e) el cumplimiento de solemnidades o formalidades para ciertos contratos.

De la capacidad

Conforme a las acepciones del Diccionario de la Real Academia capacidad es


aptitud, idoneidad para ser sujeto de derechos y obligaciones, o aptitud o
idoneidad para ejercer personalmente un derecho o el cumplimiento de una

obligación.

De los significados enunciados se deducen dos clases de capacidad a saber: (a) la


capacidad jurídica, de derecho, de adquisición, natural o de goce; (b) capacidad de

ejercicio, legal, de obrar, negocial o de actuar por sí mismo.

La capacidad de derecho la tienen todas las personas, porque estas pueden ser
sujetos de derechos y de obligaciones dentro de las restricciones que el legislador

establezca.

La capacidad de ejercicio o de obrar se presume legalmente que la tienen todas las


personas hasta tanto no se pruebe lo contrario. Esto significa que podemos ser
sujetos de derechos, pero en determinado momento al pretender ponerlos en
ejecución, ante ciertos eventos surge incapacidad que impide hacerlos efectivos
personalmente. La capacidad de ejercicio se entiende por tanto como aptitud,
suficiencia o competencia para comprometer los derechos de los cuales somos
titulares. Se habla por consiguiente de que una persona es plenamente capaz
cuando no tiene obstáculo que le impida ejercitar directamente sus derechos sin el

ministerio o representación de otra.

Hay por consiguiente personas incapaces y su incapacidad puede ser: (a) absoluta;
(b) relativa, y, (c) particular o especial, que propiamente no es una incapacidad sino
más bien un impedimento para ejercitar ciertos actos. Las incapacidades de ejercicio
están instituídas como medidas de protección y asimismo de transparencia y de

moralidad en el manejo de los derechos.

Incapacidad absoluta

Comporta mayor gravedad, por cuanto los actos ejecutados por las personas
consideradas como incapaces absolutos, no producen obligación alguna. Estos
incapaces quedan inhabilitados totalmente para ejercitar sus derechos.
Su incapacidad se sustenta en la imposibilidad física y/o intelectual de ciertas

personas de expresar su voluntad con suficiente conocimiento y libertad.

Son incapaces absolutos: (a) los impúberes o sea los menores de catorce (14) años;
(b) los dementes o discapacitados mentales, y, (c) los sordomudos que no pueden

darse a entender.

Para el legislador los impúberes o menores de catorce años, por su edad, carecen
de madurez y experiencia para ejercitar sus derechos. El profesor Tamayo Lombana
aclara que excepcionalmente el único evento al cual el legislador le reconoce
eficacia en cuanto al impúber (siete a catorce años) es el de la posesión de bien
mueble (art.784 del C. C.) con la salvedad que si quiere ejercer derechos que
comprometan esa posesión requiere autorización de su representante. También en
materia matrimonial por excepción se consagran los eventos consagrados por el
artículo 143 del C. C.
Los dementes o discapacitados mentales son aquellos que sufren privación de la
razón, encontrándose por tanto inhabilitados para expresar su voluntad y otorgar
su consentimiento. El término demencia ha de tomarse en sentido amplio y
comprende tanto al loco furioso, al idiota, al imbécil, cretino o aquel que sufre

perturbación mental momentánea.

No se requiere que al que sufre de la alteración mental se le declare interdicto. La


interdicción judicial se promueve con el fin de obtener una sentencia que declare la
demencia con el fin de facilitar la prueba de la incapacidad y por ende la
prosperidad de la demanda que se promueva buscando la invalidez del contrato
que se hubiese celebrado, pues todos los actos que el discapacitado mental ejecute
con posterioridad a la ejecutoria de la sentencia de interdicción quedan viciados de
nulidad absoluta; basta aportar la copia de la respectiva la sentencia de interdicción
y la prueba del contrato celebrado por el demente para sacar adelante la invalidez.
Se dificulta la prosperidad de la invalidez absoluta cuando el demente no ha sido
declarado interdicto, en cuyo caso, el contrato se presume válido y tal circunstancia
nos obliga a probar que la persona que sufre de la alteración lo estaba en el
momento de contratar, o antes y después, lo cual puede ser difícil cuando no existe
una historia clínica en la cual se evidencie científicamente el trastorno mental.
En cuanto a los sordomudos su incapacidad estriba en la falta de una clara
comunicación que permita entender con certeza la expresión de la voluntad del
afectado por la insuficiencia en sus sentidos. El sordomudo no requiere interdicción,
basta demostrar su carencia de comunicación. La incapacidad del sordomudo
termina cuando mediante un proceso de educación se puede dar a entender. Los
sordomudos si pueden expresar claramente su consentimiento por signos
manifiestos, pueden contraer válidamente matrimonio (num. 3 art. 140 del C.C.). El
sordomudo es incapaz de otorgar testamento (inc. 4 art. 1061 C.C.). El sordo y el
mudo no puede ser testigo del otorgamiento de testamento (incs. 6-7 art. 1068 del

C.C.).

Incapacidad relativa
Es menos estricta que la absoluta. Respecto de quienes se predica se les distingue
como incapaces relativos. No todos los actos que estas personas ejecutan quedan

afectados de invalidez.

Son incapaces relativos: (a) los púberes o menores adultos que son los que tienen
edad comprendida entre los 14 a los 18 años, y, (b) los interdictos por disipación o
prodigalidad. Algunos contratos que llegasen a celebrar estos incapaces quedan
adoleciendo de nulidad relativa. ¿Por qué algunos? Porque a ciertos actos
ejecutados por el púber, se les reconoce eficacia; ejemplos: el reconocimiento de
hijo extramatrimonial, otorgar testamento (art. 1061 C.C.), ser mandatario (art. 2154
C.C.), disponer libremente de su peculio profesional o industrial (art. 294 C.C.),
ejercer el comercio (num. 4 art. 12 C. de Comercio), una vez cumplido catorce años

celebrar contrato de aprendizaje en materia laboral (art. 82 C. S. del T.).

Los casos citados son dicientes de que la incapacidad del menor adulto no cobija

todos los actos que llegare a ejecutar.


Interdictos por disipación o por prodigalidad

El diccionario de la Real Academia Española define al disipador, pródigo o


dilapidador como aquel que destruye o malgasta su hacienda o caudal. Dilapidar
equivale a malgastar los bienes propios o los que alguien tiene a su cargo. Se gasta
sin control y sin medida, es decir, de una manera imprudente de tal modo que se
pone en peligro todo un patrimonio por el manejo extravagante de los recursos
económicos; se desperdicia y consume en gastos inútiles sin medida ni razón, o se
es muy dadivoso. El profesor Simón Carrejo en su obra Introducción al Derecho
Civil –Personas, concibe la disipación como una “tendencia a realizar gastos muy
cuantiosos y aventurados y sin finalidad provechosa alguna, lo cual trae como
consecuencia que se arruine el propio patrimonio, poniéndose en peligro la
estabilidad del individuo y la de su familia. La disipación ha sido comparada con
una enfermedad mental, con un estado de obnubilación que le impide a la persona
natural usar o emplear sus haberes con alguna mesura, moderación y lucidez.” El
disipador por lo general actúa bajo el influjo de una pasión que le resulta muy difícil

eludir.
Pero el individuo que derrocha sus bienes sin que nada le importe, para que se le
tenga como un incapaz relativo, requiere que se le declare judicialmente como
interdicto por disipación o prodigalidad mediante la respectiva sentencia previo el

curso del respectivo proceso.

Nuestro Código Civil en su artículo 534, establece que la disipación deberá


probarse por hechos repetidos de dilapidación que manifiesten una falta total de
prudencia. Previene asimismo que son actos de disipación, los siguientes: (a) el
juego habitual en el que se arriesguen porciones considerables del patrimonio; (b)

las donaciones cuantiosas sin causa adecuada, y, (c) los gastos ruinosos.

Al disipador declarado interdicto adquiere la condición de incapaz relativo,


quedando por tanto separado de la administración de sus bienes o del manejo de
sus negocios. En consecuencia se le inhabilita para disponer de sus bienes en forma
relativa. Para el ejercicio de sus derechos se le designa un curador de bienes, quien

para disponer de algunos de ellos requiere de autorización judicial.


De las incapacidades particulares o especiales

Se trata de impedimentos (prohibiciones) que el legislador establece para que


ciertas personas celebren determinados contratos; en estricto sentido no son
incapacidades, por cuanto las personas cobijadas con la prohibición son
plenamente capaces. Ejs: a los padres no les está permitido celebrar contratos de
compraventa con sus hijos de familia (art. 1852 C.C.), los administradores de
establecimientos públicos no podrán vender lo bienes que administran (art. 1853
C.C.), los empleados públicos no pueden comprar los bienes que se venden por su
ministerio (art. 1854 C.C.), los tutores, curadores, mandatarios y albaceas tampoco
podrán comprar los bienes que tienen en administración. Estas personas son lo
suficientemente capaces, por decir algo, un juez, pero a éste no se le permite hacer
postura en la diligencia de remate y adquirir por este medio el bien subastado.

Los incapaces como ejercitan sus derechos sobre los bienes de los cuales son

titulares?
Mediante la institución de la representación. Se entiende por tal la facultad que
tiene una persona denominada representante para actuar por cuenta y a nombre
de otra denominada representado quien no puede obrar por sí mismo por estar
inhabilitado, o bien porque no quiere realizar el acto jurídico en forma directa y
personal.

Las fuentes inmediatas de la representación son: (a) la ley; (b) la providencia


proferida por el juez o funcionario, y, (c) la voluntad de las partes. Se dice entonces
que las clases de representación son: la legal, que emana directamente de la ley,
como la que tienen los padres en relación con sus hijos menores de edad; la judicial
o sea la provista por el juez, como en las tutelas y curadurías; la convencional, o sea

la originada por acuerdo de las voluntades entre representante y representado.

Para que la representación se configure se precisan los siguientes requisitos o


elementos: (a) el poder; (b) la intención de representar; (c) la manifestación de
voluntad del representante.
El poder consiste en la facultad que ostenta el representante o de la cual está
investido para actuar en nombre del representado, y que puede provenir según el
caso, directamente de la ley, o de la designación que haga el juez o funcionario, o
de la convención celebrada entre representante y representado. El poder
convencional puede otorgarse por escrito, verbalmente y aún en forma tácita (art.

2149 del C.C.).

La intención de representar se contrae a la manifestación que debe hacer el


representante al otro contratante en el sentido que está actuando en nombre y
representación del representado. Si el representante guarda silencio al respecto, no
habrá representación y los efectos del acto se radicarán en su cabeza y patrimonio.

Los efectos del acto jurídico se radicarán en cabeza y patrimonio del representado,
cuando el representante revela al otro contratante que actúa en nombre y
representación de aquel (representado).
Puede darse el caso de la denominada representación imperfecta como en el
evento del mandato sin representación, mediante el cual el mandante faculta al
mandatario para actuar por su cuenta pero sin que revele su identidad. Dicha

actuación se presenta en la “comisión”(art. 1287 C. de Comercio).

No es correcto jurídicamente identificar mandato y representación. Puede existir


mandato con representación, mandato sin representación y representación sin
mandato. El mandato será representativo cuanto el mandante confiere al
mandatario la facultad (poder) para actuar en su nombre y representación. Lo será
sin representación cuando el mandante confiere la facultad de que se actúe por su
cuenta pero sin que se de a conocer su nombre. Habrá representación sin mandato
en los caso de representación legal o judicial, por cuanto en estas no hay acuerdo

de voluntad entre representante y representado.


La manifestación de voluntad del representante se contrae a que este debe
expresar su voluntad para que se forme el consentimiento en forma libre como

elemento esencial de validez del acto jurídico que se perfeccione.

Extralimitación de facultades del representante y del mandato aparente

El campo de acción del representante se concreta a las precisas facultades que se le


otorgan; no se puede exceder realizando actos para los cuales no se le dio
autorización, pues estos le serán inoponibles. Si los terceros que contratan con el
representante observan o tienen conocimiento que este está sobrepasando las
facultades que le otorgaron, o por negligencia se abstienen de estudiar
detenidamente el acto jurídico de la procuración o mandato, nada podrán reclamar
al representado. Sin embargo la doctrina y la jurisprudencia han aceptado la teoría
del mandato aparente con respaldo en el artículo 2199 del C.C., dando lugar a que
el mandato se mantenga haciendo que prevalezca la apariencia sobre la realidad;
como consecuencia los actos realizados por el representante le serán oponibles al
representado tal como si aquel hubiera actuado dentro de las facultades que se le

confirieron.
Para la prosperidad del mandato aparente se han esgrimido como fundamento las
siguientes circunstancias: (a) la culpa en que pudo incurrir el representado o
mandante, bien porque disimuló (encubrió con astucia su intención) frente a
terceros los poderes de su mandatario, o bien porque redactó el mandato en forma
equívoca (se presta para varias interpretaciones), en cuyo caso compromete su
responsabilidad civil y por ende los actos realizados en exceso de las facultades
conferidas, le son oponibles al mandante; (b) la buena fe del tercero con base en la
apariencia que le brinda la convicción legítima (exenta de culpa) de que el
mandatario actúa bajo los poderes que se le confiaron por el mandante, y, (c) el
error común del tercero producido por la apariencia del mandato y que no solo él
pudo haber incurrido, sino también una generalidad de personas dada la aparente
verdad que se muestra. El error común supone la buena fe y el empleo de la
diligencia debida. Como se sabe bajo la apariencia se muestra una realidad que no
es, pero maquillada de tal modo que nos conduce a tenerla por cierta. El Tribunal
Superior de Bogotá interpretando el artículo 2199 de C.C., en providencia de 25 de
agosto de 1975 proferida dentro del proceso ejecutivo de Alfonso Atuesta Amaya
contra Urbanización San Patricio Ltda., con ponencia del profesor Alberto Tamayo
Lombana, le dio aplicación a la teoría del mandato aparente acogiendo los
fundamentos expuestos en los literales (a), (b) y (c) inmediatamente anteriores. El
mismo profesor citando a Josef Hupka aclara que el problema del alcance del poder
del representante se presenta especialmente cuando se trata de poderes generales

de gestión o administración de negocios.


Un caso de mandato aparente se presentaría cuando el mandante otorga mandato
general en una Notaría de Cúcuta por ejemplo y posteriormente revoca el mandato
en Notaría de Bogotá, sin que allegue copia de la revocación a la Notaría de Cúcuta
para que se tome nota en la escritura matriz obrante en el protocolo de la misma;
además no comunica al mandatario su declaración de voluntad. Si en esas
circunstancias el mandatario llegare a comprometer el patrimonio del mandante,
este no podrá invocar que el acto realizado por el mandatario le sea inoponible por
existir revocación de facultades para este. El tercero que haya contratado con el
representante podrá alegar que el contrato es oponible al mandante, presentando

como defensa los fundamentos ya citados.

Consentimiento libre de vicios (segundo elemento esencial para la validez del

contrato).

El consentimiento en su acepción común consiste en la manifestación de voluntad


expresa o tácita, en el sentido de aceptación o conformidad con algo.
En estricto significado jurídico en relación con el contrato, se contrae a la
conformidad que sobre su contenido expresan las partes. Es la común intención de
los contratantes, su acuerdo de voluntades, el encuentro entre la oferta o propuesta
y la aceptación. Etimológicamente se deriva de los vocablos latinos “cum sentire”

entenderse o ponerse de acuerdo con otro.

Siendo la voluntad de orden interno, contractualmente en relación con la misma se


distinguen dos momentos: uno interno y otro de exteriorización. Lo interno
comprende un ejercicio mental, la reflexión, la conciencia del negocio jurídico y la
intención de realizarlo por medio del contrato. Se requiere por tanto aptitud física y
gozar de plenas facultades mentales para comprender la operación jurídica que se
va a realizar. Por tanto un infante o un demente, está imposibilitado para producir
un acto conciente de voluntad de trascendencia jurídica. La etapa de la
exteriorización significa que el contratante ha de manifestar su intención mediante
signos o señales que implican la realización de ciertos actos, de tal modo que el
otro contratante tenga la posibilidad de conocerla, para que a su vez dirija su
voluntad en forma conciente y la de a conocer también.
Para que una declaración de voluntad tenga eficacia, es decir aptitud para producir
obligaciones, requiere que tenga seriedad y certeza; serán ineficaces también los
actos realizados en broma (jocandi causa) y todos aquellos compromisos
“mundanos o de conveniencia”. Respecto de estos últimos se tiene por ejemplo que
si una persona cursa invitaciones para una fiesta y determinado personaje no asiste,
no podría reclamarle perjuicios alegando que la reunión la organizó teniendo en
cuenta la presencia de del personaje al festejo.

La voluntad debe manifestarse para que el otro contratante la conozca, es decir que
se desprenda de la persona. Para tal efecto se distinguen los negociorecepticios y
los no recepticios. Será lo primero cuando la declaración es recibida por la persona
a quien se le dirige y además tiene conocimiento de la misma. No, recepticio
cuando la declaración de voluntad no se dirige a persona alguna, como en el caso
del testamento, el cual se considera formado desde el mismo momento en que su
declaración de voluntad se emite y se solemniza sin que llegue a conocimiento de

nadie.
El valor del silencio

Todo acto jurídico requiere para su formación requiere de una manifestación de


voluntad, pues esta es la base del consentimiento. La declaración de voluntad

puede ser expresa o tácita.

Pero el silencio, el quedarse callado, podrá entenderse como adhesión a un


contrato? Equivale a manifestación de voluntad? Como norma general el simple
silencio no puede tenerse como señal de estar de acuerdo; por tal razón
expresiones como “el que nada dice, consiente,” “el que calla otorga,” “el silencio es
más elocuente que la palabra” no deben entenderse como señales de haber
consentido. El que nada dice, no consiente. Es más, quien calla ni afirma ni niega, lo

cual conlleva ambigüedad.

Excepcionalmente la doctrina habla de silencios elocuentes, en los cuales el


legislador reviste al silencio con valor jurídico. El tratadista Alvaro Pérez Vives cita
para tal efecto el fenómeno de la prescripción extintiva y liberatoria, en la cual el no
ejercicio del derecho se entiende como una conformidad con la pérdida de los
derechos reales o personales (arts. 1923/26/38/43 y 2535 del C.C.). Igualmente son
aplicación del silencio con valor jurídico el evento de la tácita reconducción en el
contrato de arrendamiento (art. 2014 C.C. y 6 Ley 820 de 2003); la renovación del
contrato de trabajo (art. 3 Ley 50 de 1990); renovación del contrato de

arrendamiento (art. 520 C. de Co.) y en el contrato de seguro (art. 1049 C. de Co.)

La doctrina acoge la teoría de las intenciones tácitas con aplicación al contrato de


transporte, consistente en que para el transportador se presume tácitamente
adquirir una obligación de resultado que se contrae en trasladar al pasajero o las
cosas sanas y salvas al lugar de su destino (art. 2072 y 2073 C.C.). Asimismo
doctrinaria y jurisprudencialmente se habla del silencio condicionado, cualificado o
circunstanciado, o sea aquel rodeado de circunstancias tales que permiten deducir
manifestación tácita de voluntad. Estas circunstancias pueden ser anteriores de
negocios en las que se ha observado determinado comportamiento, como sería la
del proveedor que tiene por costumbre remitir las mercaderías con la simple nota
de pedido; la recepción de la nota de pedido y el silencio subsiguiente permiten
deducir que el destinatario acepta como en ocasiones anteriores la oferta de
contratar que se le dirige.
DE LOS VICIOS DEL CONSENTIMIENTO

El consentimiento es un elemento esencial para la validez y eficacia de los actos


jurídicos. Por tal razón debe estar despojado de cualquier elemento perturbador; se

habla entonces que debe estar libre de vicios que lo afecten un obstruyan.

Estos vicios son de conformidad con el artículo 1508: el error, la fuerza y el dolo.

El error
Es una equivocación, una falsa apreciación, una discrepancia entre el concepto (lo

que se piensa) y la realidad.

La doctrina aclara que error e ignorancia se deben diferenciar. Ignorancia de

desconocimiento; en el error se tiene conocimiento pero equivocado.

Clases de error: de derecho y de hecho.

Error de derecho

De conformidad con el artículo 1509 del C.C., el error de derecho no vicia el


consentimiento. ¿Por qué razón? Porque se le equipara con la ignorancia y ésta en
cuanto a la ley no sirve de excusa (art. 8 Ley 153 de 1887). La ley una vez
promulgada se presume que todo mundo la conoce y por tanto no es dable alegar
su desconocimiento para no cumplirla. Sólo en casos excepcionales se prevé dicho
error como fenómeno que invalida el contrato (arts. 1698, 2313, 2315, 2475, 2479,

2482, 2483 de C.C.C.).

Error de hecho

Doctrinariamente se clasifica en error obstáculo u obstativo, error nulidad y error

indiferente.

El error obstáculo u obstativo comprende tres modalidades: error sobre el objeto (in
corpore), error sobre la causa (in causa) y error sobre la naturaleza del negocio (in

negotio).
El error nulidad se clasifica en: error sobre la sustancia (in substantia) y error sobre

la persona (in persona).

Error indiferente puede recaer sobre: los simples motivos, una cualidad no esencial,

el valor.

Errores obstáculo

Esta modalidad de error impide que el consentimiento se forme. En sí no hay

acuerdo alguno; hay ausencia de consentimiento.


El error sobre el objeto o in corpore, se presenta cuando los contratantes se
equivocan sobre la identidad del objeto, porque cada uno capta mentalmente uno
distinto. Ej. A entiende vender un caballo y B estar comprando un novillo. Es una
equivocación bastante remota que ocurra, y más hoy en día dado el grado de
cultura de las personas y la amplia comunicación que se da entre las mismas

(segunda parte art.1510 C.C.C.).

El error en el negocio o in negotio ocurriría cuando los contratantes se equivocan


en cuanto al tipo de contrato que celebran. Ej. A entiende arrendar y B estar

recibiendo el bien en comodato (primera parte art. 1510 C.C.C.).

El error en la causa o in causa consiste en la equivocación que los contratantes


sufren en cuanto a la razón o motivo determinante que los impulsa a consentir en
el contrato. Ej. el heredero que paga un legado constituído por testamento que
había sido revocado, o cuando asegura un inmueble que hereda contra incendio,

estando ya asegurado por el causante (art. 1524 C.C.C.).


La doctrina considera que dada la mayor gravedad de los errores obstáculos,
deberían sancionarse con nulidad absoluta y aún con la inexistencia del contrato; sin
embargo como el Código Civil Colombiano no contempla esta solución, su sanción

habrá de ser la nulidad relativa.

Errores nulidad

En esta modalidad de errores hay consentimiento de los contratantes pero

equivocado.

Error sobre la sustancia (in substantia) artículo 1511 C.C. En este error se presentan

dos variantes: la objetiva y la subjetiva.


Objetiva

La equivocación o falsa apreciación en cuanto a los componentes físico-químicos de


la cosa. Ej. se compra una barra creyéndose que es de plata pero realmente es de

plomo u otro metal parecido.

Subjetiva

Se sufre la equivocación en relación con las calidades o cualidades especiales de la


cosa, que precisamente son las que motivan la voluntad del contratante, de tal
modo que si dicha falsa apreciación no se hubiese presentado el negocio jurídico
no se hubiese celebrado. Generalmente esas cualidades o calidades se concretan a
la autenticidad, originalidad, antigüedad, valor histórico, fama o importancia del
personaje que fue dueño de la cosa, etc., lo cual puede ocurrir en negociaciones
sobre obras de arte y anticuarios. Ej. la adquisición de una plancha en la convicción

errada que con la misma se le alisaban los calzoncillos al Libertador.

Para que estas modalidades de error se configuren se requiere que el otro


contratante tenga conocimiento que el negocio jurídico se celebró por el
contratante sujeto del error, motivado por la composición físico-química del objeto
o por las cualidades o calidades indebidamente apreciadas. Con esta exigencia se
pretende evitar una injusticia con quien accede a celebrar la convención de buena
fe sin tener conocimiento del error en que el otro está incurriendo (inciso 2º.
artículo 1511 C.C), ambas partes deben haber incurrido en el mismo error, lo
advierte el profesor Raimundo Emiliani Román, porque si una de ellas es conciente
que la otra está incurriendo en error, estaría procediendo con dolo; para explicar la
exigencia, presenta el siguiente ejemplo: “En una exposición, en la que se presume
la buena fe, se ofrece un cuadro del famoso pintor cartagenero Enrique Grau, y
alguien lo compra por esa razón, la de ser obra de Grau. Sin después se descubre
que el cuadro es de otro pintor, el comprador puede demandar al vendedor de
buena fe para que se rescinda el contrato por error. Ambas partes han incurrido en
el mismo error, éste ha sido compartido. Si no hay tal error del vendedor, sino que
vendió a sabiendas de que el cuadro no era del pintor Grau, la situación jurídica
específica no es de error sino de dolo.” Agrega además: “Pero si solo una de las
partes sabe cuál es la calidad del objeto determinante del contrato, ignorándolo la
otra, y después resulta que el objeto carece de la calidad determinante, ciertamente
la acción (nulidad) no sería procedente. Esto sucede cuando aquella calidad es

accidental y no tenía por qué ser conocida de la otra parte.

Error in personae (error en la persona)

El error acerca de la persona con quien se tiene la intención de contratar, no vicia el


consentimiento, salvo que la consideración de esa persona se la causa principal del

contrato.” (art. 1512 C. C.).

La norma transcrita nos indica que el error en el evento contemplado, procede tan
solo cuando el contrato se celebra o perfecciona teniendo como causa o motivo
principal del mismo, la calidad o cualidad del otro contratante, es decir por tratarse
de esa persona y no de otra.
Esta modalidad de error es mas factible que se presente en los contratos a titulo
gratuito los cuales conllevan implícito el elemento intuitupersonae, como la
donación y el comodato. Pero también los contratos a título oneroso pueden
celebrarse bajo el elemento intuitupersonae, como sucede con la prestación de
servicios profesionales (médico, abogado, arquitecto, ingeniero, contador), el
mandato, el depósito. Por ejemplo la compraventa que es contrato oneroso puede
llegar a celebrarse teniendo en cuenta la consideración de la persona de los
contratantes, tal el caso de quien va a vender un lote contiguo a su residencia,
puede ser muy exigente en cuanto a la calidad del comprador para no dejar como
vecino a cualquier personaje nuevo rico que posteriormente sea su azote; lo mismo
puede suceder con el contrato de arrendamiento, la sociedad colectiva, en
comandita simple.

En materia de error, algunos doctrinantes y códigos exigen además de que el error


sea compartido, que sea excusable, es decir, que se incurra en la equivocación o
falsa apreciación a pesar de la normal diligencia y cuidado de la persona. Por el
contrario ante un error inexcusable no procedería invalidar el contrato, porque la
persona pudo evitar el error con mediana diligencia, es decir evitando la culpa. La
culpa purga el error. Nuestra Corte Suprema ha aceptado la excusabilidad del error
en sentencias, como la del 23 de junio de 1939. Nuestro Código Civil en ninguna
parte dispone sobre la inexcusabilidad del error. En la única norma donde toma en
cuenta la culpa de quien erra es en el inciso segundo del artículo 1512.
Error indiferente

Es aquel que no afecta la voluntad en grado tal que deba estimarse como viciada,
porque de todos modos con error o sin él hubiera celebrado el acto. Se trata de un
error que no es determinante de la voluntad y por tanto el acto ha de tenerse como

válido ante el derecho.

La doctrina enuncia como errores indiferentes: el de la persona cuando su


consideración no es determinante, el del precio, el de los móviles, el de las
calidades accidentales o no sustanciales de la cosa. Ejemplos: es irrelevante que A
queriendo comprar el automóvil en la concesionaria X equivocadamente lo haga en

la Y; las dimensiones del cuadro son intrascendentes ante la originalidad del mismo.
Prosperidad y sanción ante el error

¿Cómo se puede alegar? Por vía de acción, mediante demanda. Por vía de
excepción, al contestarse la demanda.

Quien lo alegue deberá: (a) demostrarlo o probarlo; (b) determinar que fue
compartido, es decir que las partes lo sufrieron, salvo cuando se trata del error in

personae; (c) que se demande dentro del término oportuno.

El acto jurídico afectado de error conlleva a que se declare su nulidad.


¿Cuál nulidad? La relativa.

¿Qué tiempo se tiene para demandar o excepcionar? Cuatro años. Este término
empieza a correr desde el momento de la celebración o de la perfección del

contrato.

¿Qué medios de prueba son procedentes para demostrarlo? La prueba es libre, es

decir, se puede acudir a cualquier medio probatorio.

LA FUERZA
Se le denomina también como violencia. Como vicio del consentimiento consiste en
el sometimiento físico mediante coacción material, o la coacción sicológica que se
obtiene utilizando la amenaza o el chantaje que un contratante ejerce sobre el otro

para obtener su consentimiento.

Se pueden presentar dos modalidades: (a) la física o material, conocida como vis
absoluta y (b) la moral o sicológica, conocida también como vis compulsiva. En la
primera se presenta un sometimiento material sobre la persona misma del
contratante, mientras que en la segunda se presenta una amenaza de causar un

daño irreparable y grave.

Los actos de violencia pueden ser ejercidos: sobre la persona misma del
contratante, sobre su consorte, sobre sus descendientes o ascendientes, sobre

personas respecto de las cuales se tenga un gran afecto y también sobre cosas.
Para la configuración de la fuerza como vicio que afecte el consentimiento, se
precisan las siguientes exigencias (requisitos o condiciones): (a) que sea grave; (b)

que sea determinante, y (c) que sea injusta.

Grave

Que el acto violento sea de tal intensidad, idóneo, con capacidad de producir en el
violentado, amenazado o chantajeado una “impresión fuerte, un real temor, un
verdadero peligro” de verse expuesto a un mal irreparable y grave. El temor, el
miedo es la consecuencia de la amenaza de recibir un mal venidero si no se
contrata. Nuestro Código Civil al respecto dispone en el artículo 1513: “La fuerza no
vicia el consentimiento sino cuando es capaz de producir una impresión fuerte en

una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición”.

“Los romanos para medir la intensidad de la violencia tomaban como modelo al


hombre razonable de mente sana y valiente, de tal modo que si el acto amenazante
lograba doblegar la voluntad de dicho personaje, podía tenerse dicho acto como
violento con capacidad de causar una impresión fuerte. Nuestro legislador civil se
aparta de este criterio y mide la gravedad teniendo en cuenta la edad, el sexo y
condición. Ha de tenerse en cuenta además las circunstancias de tiempo y de lugar.
Conviene tener en cuenta condiciones personales, tales como la debilidad
ocasionada por una enfermedad, la ignorancia, la experiencia y los conocimientos.

No es necesario que quien sufra el temor pierda el control y la sangre fría.”

Determinante

Significa que el acto o la acción violenta tenga una relación de causa a efecto, o sea
que si no se hubiese ejercido, el contratante violentado no habría dado su

consentimiento o lo hubiera dado en otras condiciones.

La amenaza puede provenir directamente del contratante interesado en obtener el


consentimiento del otro, o puede provenir de un tercero.
Injusta

La violencia o amenaza debe ser ilegítima, es decir que sobrepase los límites que el
legislador permite. Hay amenazas razonables que la ley permite realizar sin que se
excedan las condiciones que ella misma establece. Así por ejemplo el apoderado
judicial del acreedor puede comunicarle al deudor que si no paga la obligación lo
demandará y que si ello ocurre le acarreará consecuencias más gravosas a su
patrimonio; pero si lo amenaza de tal manera que le infunde miedo para obtener
ventajas desproporcionadas que son perjudiciales patrimonialmente para el deudor,

estará incurso en un evento de violencia.

Violencia y estado de necesidad


Un contratante se puede aprovechar de la ocurrencia de acontecimientos, sin que
ejerzan violencias o amenazas sobre el otro, tal por ejemplo un naufragio, un
incendio, una inundación, una alteración del orden público. Tales circunstancias que
son apremiantes, le sirven al contratante para obtener ventajas desproporcionadas
en perjuicio de quien las está soportando. Ejemplo: el capitán de nave que al tener
conocimiento del naufragio de otra nave en alta mar, acude al lugar y
aprovechándose de tal situación celebra con el capitán de la nave que zozobra un
contrato de salvamento totalmente desventajoso, por cuanto no le queda otra
alternativa y a él tan solo le interesa salvar toda la mercancía que transporta. Este

evento se considera y conoce como un estado de necesidad.

Un estado de necesidad como el propuesto procedería tenerlo como un fenómeno


de fuerza y en consecuencia considerar que circunstancia tan apremiante vicia el
consentimiento por cuanto no hubo posibilidad de elegir otra alternativa. El
profesor Emiliani Román comenta al respecto: “En tales casos no siendo la fuerza
dependiente de quien la aprovecha, ni originada por un tercero para beneficio de
aquél, deberá anularse el contrato en tan anómalas circunstancias? En derecho
romano y según la doctrina tradicional, esa fuerza no viciaba el acto. No había sido
determinante, por una parte, y, por la otra, era una injusticia con quien se exponía
al peligro en beneficio de la víctima. Dentro de una concepción estoica y rígida del
derecho, tal solución es viable, pero no así para otra más realista y humanitaria. De
ahí que la doctrina y jurisprudencia francesas se hayan orientado por otro rumbo,
fundándose en el argumento de que siendo esencial para la validez de los actos
jurídicos el consentimiento de quien se obliga, debe ser nulo en derecho el acto
celebrado bajo el temor, cualquiera que sea su origen. Ciertamente desde un punto
de vista real y humano, no se ve la razón para que se sancione a quien aprovecha la
fuerza de un tercero y no hacerlo con quien aprovecha una fuerza fortuita. En
ambos casos como lo han señalado la jurisprudencia y doctrina francesas, hay una
voluntad constreñida, y su consentimiento tiene que estar viciado, debiendo caer el
acto. No existe en estos casos –dice Josserand- una cuestión de mérito o de
demérito para el acreedor, sino lo que es muy diferente, una cuestión de libertad
del consentimiento para el deudor; por otra parte, la solución no es dudosa cuando
la violencia es producida por un tercero (artículo 1111); no se comprendería que se
descartase cuando esta violencia emana de fuerzas de la naturaleza misma, de un
caso de fuerza mayor. Es decir, dado el silencio del legislador sobre la utilización de
la fuerza fortuita, a esta son aplicables los principios generales. Por consiguiente la

fuerza fortuita vicia el consentimiento.”

En Colombia el estado de necesidad asimilado a fuerza o violencia y por tanto


aceptado como vicio del consentimiento tiene aplicación particular con la Ley 201
de 1959, expedida para hacer frente a la denominada teoría de violencia
generalizada provocada por la persecución partidista generada por otrora gobierno
de turno de época anterior, que trajo como consecuencia el abandono de tierras y
propiedades en las regiones y que muchos aprovecharon para adquirirlas de parte
de los perseguidos a precios muy desventajosos para estos. Según la citada ley, “se
otorgaba acción rescisoria contra los contratos que se hubieran celebrado durante
declaratoria de estado de sitio (hoy conmoción interior) como resultado de un
estado de violencia generalizada, de tal manera que las condiciones abiertamente
desfavorables para una de las partes permitieran entender que ella no las habría
aceptado de no existir el estado de peligro latente, circunstancia aprovechada
indebidamente por el otro contratante. La norma tuvo su origen en la circunstancia
de que, en las épocas en que la violencia se generaliza hasta alcanzar los niveles de
guerra civil no declarada, suele ocurrir que las personas son amenazadas en su vida
y seguridad personal, así que para salvarse tienen que abandonar el lugar de los
acontecimientos. En esas condiciones es apenas natural que, quienes se ven en este
predicamento, procuren salvar lo poco que queda de su patrimonio, así sea
enajenándolo a menosprecio. Es claro que realmente en estos casos las amenazas
no están dirigidas a lograr la enajenación de los bienes, pero también lo es que la
voluntad de la víctima se encuentra respecto del contrato tan constreñida como si
aquellas se hubieran dirigido directamente a la obtención del consentimiento. Por
eso resulta lógico aplicar el principio de que a igual razón igual norma, y la ley
recogiendo la jurisprudencia permite entonces alegar el estado de de violencia
generalizada como vicio de la voluntad.” Nuestra Corte Suprema de Justicia en
sentencias de 17 de octubre de 1962, 15 de abril de 1969, 08 de marzo de 1972,
acepta que hay vicio en el consentimiento cuando se aprovecha a la víctima que se
encuentra ante un estado de necesidad provocado por fuerzas extrañas o de la

naturaleza.
El temor reverencial

Es el miedo o intimidación que se sufre ante ciertas personas a quienes se les debe
respeto o sumisión, dada la autoridad que ejercen o posición o jerarquía que
tienen. Nuestro Código lo define como “el solo temor de desagradar a quienes
debemos sumisión y respeto”. Este temor se presenta en el orden familiar (hacia los
padres y ascendientes) y en toda organización jerárquica, pues es inherente a la
autoridad misma para que cumpla con sus fines. Este temor es justo y no puede ser
alegado como vicio del consentimiento. Así por ejemplo: un hijo no podrá
pretender anular un contrato so pretexto de que lo firmó por respeto a los
sentimientos u órdenes de su padre, ni un religioso o militar por no indisponerse
con sus superiores, ni un obrero por no desagradar a su patrono. Pero si el
personaje a quien se le debe sumisión y respeto, apela a recursos ajenos a estos
sentimientos, como maltratamientos o amenazas, excederá los límites del solo
temor reverencial e incurrirá en acto que puede constituir violencia y tenerse como
vicio del consentimiento; tal sucedería con el denominado acoso laboral.

Sanción para los actos jurídicos viciados por fuerza


La nulidad relativa.

Término para invocar este vicio del consentimiento: cuatro años contados a partir
de la ejecución del último acto de fuerza o violencia. Los actos de violencia pueden

producirse aún después de celebrado el contrato o de realizado el acto jurídico.

Cómo se puede alegar el vicio? Por vía de acción o por vía de excepción.

Medios probatorios para demostrar la existencia del vicio? Prueba libre, o sea por

cualquier medio probatorio.


EL DOLO

El dolo como vicio del consentimiento consiste en la maniobra engañosa, la


maquinación, el truco, el ardid, la trampa, las mañas, la triquiñuela, el montaje a la
cual acude una de las partes para provocar el error de la otra parte y obtener el

consentimiento.

El autor Guillermo Ospina Fernández, comenta sobre las diversas manifestaciones


del dolo: “la esfera del dolo es muy amplia y comprensiva. No es posible señalar un
tipo único de él, ni siquiera es posible formar una lista nevarietur de los
procedimientos que pueden constituirlo. Estos varían según las circunstancias
propias de cada autor. Unas veces, el dolo consistirá en maquinaciones o trampas
propiamente dichas: la producción de una carta falsa que atribuye mayor precio al
objeto del contrato; la remisión de un telegrama con la falsa noticia de la pérdida
de una cosa indispensable para el negocio de la víctima; el suministro de drogas al
caballo de carreras, y demás argucias semejantes. Otras veces el dolo revestirá la
forma de las afirmaciones mendaces: el agente dirá que un reloj de cobre es de oro,
que un vidrio es un diamante, que una perla sintética es natural, que la copia de un
cuadro es la obra de un pintor famoso, o que un predio goza de servidumbres
imaginarias. Otras veces, el dolo estará constituido por una simple omisión del
agente: el vendedor se abstendrá de declarar los vicios ocultos de la cosa; el
asgurado callará una enfermedad que padece y que aumenta los riesgos del
seguro; el propio comprador atribuirá una falsa calidad a la obra de arte y el
vendedor se limitará a guardar silencio, a sabiendas del error en que aquel incurre.
La misma reticencia es un caracterizado procedimiento doloso, el autor no afirmará
directamente un hecho falso, pero mediante palabras dudosas, frases inconclusas,
ideas a medio expresar o sugerencias veladas, hará nacer o alimentará un error de
la víctima. En síntesis, habrá dolo siempre que alguien, con la intención positiva de
inferir daño (artículo 63 C.C.) observe cualquier conducta apta para inducir a otra
persona a celebrar un acto jurídico o a aceptar ciertas condiciones de este. El
procedimiento que traduce la intención dolosa es indiferente, con tal que pueda
conducir al resultado perseguido; según las circunstancias, dicho procedimiento
podrá ir desde las formas más groseras hasta las obras maestras de la astucia;
podrá manifestarse mediante un acto (dolo positivo) o mediante una simple
omisión (dolo negativo). Desentrañar en cada caso concreto esa intención dañada o
mala fe característica del dolo, conforme a la definición que este trae el artículo 63
del Código Civil, medir su alcance y apreciar sus resultados, es labor propia del

juez” .

El obrar con dolo se considera como un acto de deslealtad de un contratante hacia


el otro.
Para que la maniobra o el engaño se configuren como dolo se precisan las
siguientes exigencias: (a) que sea intencional y produzca engaño sin culpa de la
víctima; (b) que sea reprochable o reprensible; (c) que sea determinante; (d) que
provenga de la contraparte; (e) que se haya realizado maniobra, o guardado

silencio cuando se requería suministrar información; (f) que se cause daño.

Intencional y produzca engaño sin culpa de la víctima

La maniobra o el silencio según el caso se despliegan con el propósito de provocar


el engaño, facilitándose con ello la obtención de la ventaja que no se hubiera
concedido de no mediar el error que se provoca. Pero el engaño no debe
presentarse como “el resultado de la culpa de la víctima. Para que las maniobras o
artificios configuren el dolo, es menester que hayan producido un engaño que la
víctima, usando de mediana inteligencia y cuidado, no hubiera podido descubrir. De
consiguiente, cuando un contratante se fió imprudentemente de la apariencia,
aunque ésta haya sido el fruto de esas maniobras o artificios, sólo a sí mismo tiene
que reprocharse el engaño. No puede quejarse quien, de haber empleado aquella
diligencia y haber efectuado las indagaciones que su propio interés le aconsejaba,
las omitió, resultando a la postre engañado. No hay dolo sancionable sino cuando
el error producido es el resultado de medios de tal naturaleza a convencer de la
falsa alegación, adormecer la vigilancia y a convertir en vanas todas las
investigaciones. Aquí tienen los jueces un amplio campo de investigación. Ellos son
soberanos en la apreciación de los hechos, los cuales deben analizar
cuidadosamente para ponderar kagravedad de las maniobras, la existencia del
engaño y la ausencia de culpa de la víctima. Mas aquí, como en la fuerza, es
menester proceder con un criterio subjetivo¸ pesar las circunstancias, las
condiciones personales de la víctima, para decidir si las maniobras fueron capaces

de producir el error sin culpa de aquélla” .

Reprochable o reprensible

El acto por medio del cual se produce el engaño ha de ser ilícito, es decir, contrario
al orden social, a la buena fe, a la moralidad y a las buenas costumbres. Al respecto
los romanos consideraban dos modalidades de dolo: el bueno, consentido o
tolerado, y el malo o sancionable. Así por ejemplo, no sería dolo todas las alabanzas
que el vendedor de almacén hace de la prenda en cuanto a su diseño, costura,
color y elegancia, pero sí lo sería si cambia la etiqueta de la misma colocándole una
“made in USA” siendo confección nacional. Quiere decir lo anterior que el legislador
permite ciertas habilidades y muestra de ello es la publicidad mediante la cual se
promocionan las mercancías, como una manera de darlas a conocer, permitiendo
con ello el flujo de los mercados y como consecuencia estimular la industria

nacional y la circulación de la riqueza.

Determinante

Que la acción u omisión sean de tal capacidad que sin el error por estas producido
no se hubiera emitido la declaración de voluntad del contratante. Debe causarse
una inevitable atracción que conduzca a consentir tal como lo quiere el agente que
despliega la maniobra o mantiene en secreto la información que debe suministrar.
Así lo preceptúa la segunda parte del inciso primero del artículo 1515 del C.C.C: “…y

cuando además aparece claramente que sin él no hubiera contratado”.


En ciertas ocasiones, una de las partes, una vez celebrado el contrato de
compraventa acude a ciertas maniobras para hacerle ver a su contraparte una
situación más onerosa, tal por ejemplo inventar el cuento de la dificultad en el
transporte y posterior entrega que incide en el valor de la mercancía, para sacar una
ventaja más a su favor; en tal caso no se estaría ante un dolo principal como
fenómeno que invalide el contrato, se habla entonces que ocurrió un dolo
incidental (dolusincidens) que acarrea una potencial reparación de daños y
perjuicios como sanción para su autor o para su cómplice o, declarar una nulidad
parcial. Pérez Vives, referenciando a Bédarride, enuncia: “Así pues corresponde a los
jueces decidir, según el caso, si el negocio jurídico debe ser anulado o, por el
contrario mantenido, aunque reduciéndolo al límite que la equidad exija. Y también
corresponde a ellos decretar, en su caso, la reparación consistente en el pago de
daños y perjuicios, a favor de la víctima del dolo. Esto, por otra parte, no es cosa

nueva” .

Ser obra de una de las partes


Así lo dispone la primera parte del inciso 1º. del artículo 1515 del C.C.C: “el dolo no
vicia el consentimiento sino cuando es obra de una de las partes,….”. En esto se
diferencia de la fuerza, la cual puede provenir de un tercero y aún de circunstancias
fortuitas que son aprovechadas por el contratante. No hay razón para sostener esta
distinción, porque en ambos casos se ve asaltada la voluntad, no existiendo libertad

en el consentimiento.

Sin embargo conviene aclarar, que “existirá dolo de una de las partes cuando ésta
hubiere participado en el engaño, de cualquier modo. Así el hecho de haber tenido
conocimiento del engaño y haber guardado silencio, hace al contratante partícipe
del dolo. En general, todo lo que implique beneficio para la parte, a consecuencias
del dolo del tercero, del cual tiene conocimiento dicha parte, hace a ésta cómplice

del engaño”.

La maniobra no es necesario que la ejecute directamente el contratante desleal,


sino que se puede valer de terceros y por intermedio de éstos fraguar el engaño de
su contraparte. “Más aún: la doctrina uniforme de los tratadistas considera que ni
siquiera es indispensable la complicidad positiva de la partes en el dolo de un
tercero, sino que es suficiente la complicidad negativa; es decir que no es necesaria
la participación activa de estas en las maniobras dolosas, sino que basta con que
una de ellas tenga conocimiento que un tercero esté engañando a la otra para que
su solo silencio implique complicidad. Por ejemplo si la persona que va a celebrar
un negocio con otra sabe que una tercera persona trata de obtener el
consentimiento de aquella (quien propone el negocio) mediante maniobras
fraudulentas, como la remisión de una carta con una noticio falsa, y a pesar de ello

guarda silencio , se hace cómplice del dolo y contribuye a la nulidad del contrato” .

Realizado maniobra o guardado silencio

Se concreta a que el contratante desleal haya desplegado el artificio o el montaje


tendiente a provocar el error. Una maniobra a manera de ejemplo sería el hacer una
llamada telefónica ficticia, delante de la contraparte, a una supuesta persona,
haciéndole ver que ésta se encuentra interesada en celebrar el contrato a mejor
precio y de manera inmediata, con el fin de obtener el consentimiento en la compra

del vehículo que se encuentra en malas condiciones mecánicas.


Pero no siempre se ejecuta el engaño mediante la realización de actos materiales,
sino que también se puede estar incurso en dolo cuando el contratante omite
información guardando silencio, siendo su obligación suministar los datos por los
cuales se pide noticia o porque la ley así lo exige y que de haberlos conocido la
contraparte lo hubiese llevado a no celebrar el negocio o a realizarlo en otras

condiciones.

“La mentira y el simple silencio pueden ser constitutivos de dolo. No se requiere


maniobra que lo materialice; es suficiente que la mentira o el silencio recaigan sobre
elementos fundamentales del contrato que influyan definitivamente en el
consentimiento. Cuando la mentira recae sobre una cualidad del objeto contractual
que el otro agente considera particularmente importante. De la misma manera, el
simple silencio, llamado también reticencia, sería dolo, cuando se encuentra
rodeado de circunstancias tales que lo hacen condenable, esto es, cuando el
contratante ha guardado silencio sobre puntos que tenía el deber de informar a su
contraparte, de acuerdo con la ley, el contrato, la buena fe o la costumbre. En el
contrato de seguro, por ejemplo, habrá silencio doloso del asegurado que calla
ciertas circunstancias o susceptibles de aumentar los riesgos del siniestro; las que de
haberlas conocido el asegurador lo hubiesen abstenido de contratar, o a hacerlo en
condiciones diferentes (callar que en el inmueble se guardaban sustancias
explosivas o combustibles). Hay ocasiones en que el silencio (o reticencia)
constituye dolo cuando se ha faltado a un deber moral o legal de información. Los
artículos 1915 y siguientes del C. C, y el artículo 1058 del C. de Co, son eventos

normativos nos indican el deber de informar a la contraparte ”

“En ocasiones la Corte ha dicho: (a) La sola inexactitud de las declaraciones del
asegurado hace rescindible (anulable) el contrato. (b) La rescisión del contrato de
seguro se cumple en las siguientes hipótesis de hecho: 1) que el asegurado haga
declaraciones que no sean verídicas acerca de los riesgos que debe asumir el
asegurador; 2) que haya callado u ocultado alguno de esos riesgos; y 3) que esas
declaraciones inexactas o reticentes sean capaces de influir sobre el consentimiento

del asegurador para asumir el riesgo”.

Causar daño o perjuicio

En relación con esta exigencia, como una más, para que se pueda predicar dolo, los
criterios de la doctrina es encuentran divididos. El profesor Tamayo Lombana,
sostiene: “nos parece que es un elemento que no exige la ley colombiana, pues
conforme al artículo 63 del C.C, basta la “sola intención positiva” de causar daño, sin
que se exija el resultado”. Este autor cita a su vez a Luigi Cariota Ferrara para quien
el daño puede faltar ya que en el terreno de los vicios del consentimiento es
indiferente que el resultado sea provechoso o perjudicial para quien ha emitido la
declaración de la voluntad bajo la influencia de una causa perturbadora de ella. Es
la causa perturbadora la que debe tenerse en cuenta y no el perjuicio sufrido. Se
trata de establecer si el acto jurídico reposa sobre una voluntad consciente y libre,
que es uno de los requisitos fundamentales para la eficacia de todo negocio

jurídico.

Para el maestro Pérez Vives, la tesis enunciada es inaceptable. “Porque, o el dolo se


presenta como la causa exclusiva del negocio jurídico –y entonces es inconcebible
que su autor lo haya hecho con una finalidad no perjudicial- o el dolo solo priva
parcialmente de causa el negocio, y, entonces, la reducción de las obligaciones no
se explicaría si éstas ningún daño hubieren ocasionado al contratante, así sean ellas
el producto de un dolo ”.

Desde el punto de vista práctico el planteamiento de Pérez Vives, está más


aterrizado en la realidad, porque precisamente con el dolo positivo o negativo el
contratante busca una ventaja en forma desleal, previamente induciendo en error al
otro agente para que contrate. Por tanto no sería lógico que al no llegar a
contratarse, se sancione la maniobra que pudo haber desplegado el contratante
con la finalidad de obtener el consentimiento del otro. Es más procesalmente no se
cumpliría con el requisito del interés para obrar para la prosperidad de la
pretensión, que en otros términos se traduce, en la afectación económica

económica o moral que se pueda sufrir.

¿Qué negocios jurídicos pueden afectarse por dolo?

Excepcionalmente escapa a la anulabilidad por dolo el matrimonio. Los demás si se


pueden afectarse. Las razones que se aducen en cuanto al matrimonio son las
siguientes: 1) Dentro de las causales de nulidad del matrimonio previstas por el
artículo 140 del C.C., no está consagrada taxativamente el dolo; 2) con la exclusión
del dolo se busca la estabilidad de la institución familiar, la cual se vería
continuamente atacada, mediante el ejercicio de acciones de nulidad del
matrimonio, pues es muy normal y humano que los contrayentes oculten sus
defectos en la época prematrimonial o que aparenten cualidades que no poseen,
todo lo cual sería susceptible de configurar dolo. Desde luego que estas peripecias
a que acuden los consortes, originan otras causales que dan lugar a la nulidad o
cesación de efectos del matrimonio, tales como los ultrajes, los malos tratos de
palabra o de obra, las separaciones de hecho, etc., las cuales se deben invocar con

identidad propia, mas no como producto del engaño (dolo).

¿El dolo se presume?

El dolo no se presume, debe probarse (1516 C.C), porque se considera como mala fe
y ésta debe probarse. La buena fe es la que se presume (art. 769 C.C.), lo cual es un
principio general de derecho. Excepcionalmente nuestro C.C., consagra eventos de
presunción de dolo en los siguientes artículos: 768 parte final, 1025 num. 5, 1358 y

2284.

¿El dolo se puede condonar o perdonar a futuro?


No es permitido (art. 1522 C.C.). Por tal razón en los contratos no se pueden
estipular cláusulas en las cuales se releve de responsabilidad a cualquiera de los
contratantes por el dolo que realicen en la ejecución de aquellos, o cláusula en que
se disponga la renuncia a ejercitar la acción de nulidad por el dolo de un
contratante. Cláusulas de tal naturaleza atentan contra la seguridad y seriedad y por
ende de la estabilidad jurídica de los negocios, con incidencias en la economía,

daríase lugar a que ningún contrato se cumpla.

En el campo civil se permite la condonación o perdón del dolo pasado o ejecutado


y conocido por el otro contratante. Por tanto una vez cometido el dolo, el
contratante inocente puede ratificar el acto que se encuentra viciado y con ello
hace desaparecer la causal de nulidad que afectaba el acto jurídico. Para perdonarlo
se debe tener: *capacidad, *que no esté de por medio el orden público y *que el

consentimiento se encuentre libre de vicios.

Sanción para el acto jurídico afectado de dolo


La nulidad relativa o rescisión, la cual ha de intentarse por acción o por excepción
dentro de los cuatro años contados a partir de la fecha de la celebración del
contrato (arts.1515, 1741 y 1750 del C.C.).

Doctrinariamente se sostiene que el afectado puede intentar una reparación de

perjuicios, sin que sea necesario el intento de la acción de nulidad del contrato.

Cuando un incapaz mediante maniobras simula ser capaz, se le niega la acción

rescisoria (art. 1744 C.C.).

El dolo se puede probar por cualquier medio probatorio.


LA LESIÓN

La lesión enorme se presenta cuando una de las partes al celebrar el contrato, sufre
perjuicio económico por existir desequilibrio notable o significativo, entre la
prestación con la cual cumple y la que recibe. Es diferencia desproporcionada entre
el valor de las prestaciones, entre la ventaja que se concede y el sacrificio que se

soporta.

De aplicación muy restringida en el derecho romano, tan solo la podían intentar los
menores de veinticinco años, extendiéndose luego, en tiempos de los emperadores
cristianos a los mayores de dicha edad. Una constitución imperial atribuida a
Dioclesiano, la hizo aplicable para aquellos vendedores que transfirieran sus tierras
por menos de la mitad de su justo precio, como medida de protección a los
pequeños propietarios de tierras a precios inequivalentes, facultándolos para ejercer

la acción rescisoria (nulidad relativa del contrato).


Adquirió fortaleza en la Edad Media, con fundamento en las doctrinas del justo
precio y justo salario defendidas por Santo Tomás, las cuales consideraban que si
esos dos extremos no se cumplían el contrato que se llegare a celebrar sería
contrario a los principios de la justicia conmutativa y a la equidad. Estos principios,
sin embargo, para los opositores atentaban contra la seguridad y estabilidad de los

negocios.

La Revolución Francesa la proscribió en 1789, argumentándose que las partes al


contratar lo hacían de igual a igual y que por tanto las relaciones establecidas entre
ellas habían de presumirse justas. En el Código de Napoleón se consagró
restringidamente para determinados contratos y determinadas personas. De
manera general a favor de los menores; y para los mayores tan solo ante la
aceptación de una herencia, partición de bienes, y para el vendedor solamente en la
venta de inmuebles. Pero se han proferido nuevas leyes extendiendo el campo de
aplicación a negocios jurídicos como: compra de abonos, establecimientos de
comercio, convenciones sobre asistencia marítima, intereses en el contrato de

préstamo, contratos de arrendamiento y de trabajo .


Criterios sobre su naturaleza

Se han planteado tres variantes en cuanto a su fundamento: la corriente subjetiva,

la objetiva y la mixta.

La subjetiva la concibe como un vicio del consentimiento, porque se argumenta que


cuando un contratante hace un mal negocio y resulta bastante desmejorado, bien
puede suceder que se engañó o haya sido engañado, o también porque pudo ser
presionado por la necesidad o por otras circunstancias. Se tiene en cuenta las
condiciones causantes del consentimiento, tales como la necesidad, la inexperiencia
o la ligereza. La tesis subjetiva sobre la lesión la acogen la legislación suiza, alemana
y mejicana entre otras.

El criterio objetivo se inclina por la desproporción aritmética de las prestaciones, a


su falta de equivalencia en el límite dispuesto por el legislador. Acogen esta
concepción la legislación colombiana, chilena, francesa.
La tesis mixta es acogida por el legislador civil italiano (art. 1448) el cual preceptúa:
“Si hay desproporción entre la prestación de una parte y aquella de la otra, y la
desproporción ha dependido del estado de necesidad de una parte, del cual la otra
ha aprovechado para sacar ventaja, la parte perjudicada puede demandar la
rescisión del contrato. La acción no es admisible si la lesión no excede de la mitad
del valor que tenía al tiempo del contrato la prestación exigida o prometida por la
parte perjudicada .

El legislador colombiano se reitera acoge el sistema objetivo.

¿Cuál desequilibrio se ha de tener en cuenta: el existente al momento de la


celebración del contrato o el existente al momento de promoverse la acción

rescisoria?
La lesión debe valorarse para el momento del perfeccionamiento del contrato. Si la
desproporción aritmética ocurre durante la ejecución del contrato se estaría en otra

situación distinta: la de la imprevisión.

El justo precio o valor debe ser el comercial o venal. En el evento que se haya
celebrada una promesa bilateral para contratar, el justo precio (valor comercial) que
se ha de evaluar es el de la fecha de la celebración del contrato preparatorio
(promesa).

La determinación del justo precio podrá establecerse por vía de confesión o


mediante prueba pericial. Ha de aclararse que si se trata de compraventa de bien
inmueble, el justo precio debe ser el valor comercial y no el que tenga el bien en la

Oficina de Catastro.
Taxatividad de la lesión enorme

En el derecho colombiano es de aplicación restrigida para los casos expresamente


autorizados por la norma. Tales eventos en el Código Civil son: (a) en la aceptación
de una herencia, o en general de una asignación (art. 1291); (b) en la partición (art.
1405); (c) en los intereses del mutuo (art. 2231); (d) compraventa de bienes raíces
(arts. 1946, 1947, 1892 y art. 32 ley 57/1887; (e) promesa bilateral de compraventa de
bien inmueble en las misma condiciones del contrato de compraventa sobre el
mismo; (f) en la permuta de bienes raíces bajo las mismas exigencias del contrato
de compraventa (art. 1955, 1958); (g) en la cláusula penal (art. 1601); (h) en la
hipoteca (art. 2455); (i) en la anticresis (art. 2466); (j) en el contrato de censo (art.
105 ley 153/1887); esta norma en la actualidad goza de desuetud); (k) en la
compraventa de derechos hereditarios y de gananciales, cuando al tiempo de la
cesión de los derechos eran conocidas las fuerzas de la herencia, como ocurre
después de que se ha realizado la facción de inventario y avalúo de los bienes
sucesorales (Sents. 03 de agosto de 1954 y 23 de abril de 1981 Corte Suprema de

Justicia).

¿Será acertado admitir la lesión enorme para la “dación en pago”? Existen al


respecto sentencias de la Corte Suprema que son opuestas: (a) la sentencia de 31
de marzo de 1982 que no la admite, y, (b) las sentencias de31 de mayo de 1961 y 09
de julio de 1971 que sí la toleran. Me inclino por las sentencias que la admiten,
haciendo la salvedad que se trate de bienes inmuebles, por cuanto siendo la dación
en pago una modalidad de satisfacer la obligación, haciendo la transferencia del
dominio de un bien por la deuda que se tiene, en el particular caso se está
realizando una compraventa cuyos equivalentes pueden estar sobrepasando los
límites que el legislador establece, afectándose con ello cualquiera de las dos
partes: o la que recibe el bien como pago o quien lo transfiere; sostener lo contrario
es comulgar con una exégesis que vulnera el principio de la equidad que nos indica
que debe existir justicia igual entre iguales, porque tan igual es que se sufra lesión
en una compraventa, como cuando por acuerdo entre las partes se celebre una

dación.
Requisitos para que la lesión se configure en el contrato de compraventa

a) que recaiga sobre bienes raíces (art. 32 ley 57/1887);

b) que sea enorme, es decir sobrepase el límite del justo precio (ultra dimidium.
Para el vendedor que reciba como precio una cantidad que esté por debajo de la
mitad del valor comercial del bien; para el comprador cuando paga un precio que
pasa del doble del valor venal o comercial;
c) que el contrato no sea aleatorio;

d) que la venta no se haya realizado por ministerio de la justicia ( art. 32 ley 57/1887
remate del bien), requisito extensible a las ventas que se hacen en pública subasta

dentro de las ejecuciones por jurisdicción coactiva;

e) que el bien no se haya destruido o enajenado (art. 1951);

f) que con posterioridad a la perfección del contrato de compraventa, no se haya


renunciado por acuerdo entre las partes al ejercicio de la acción rescisoria. Ha de
aclararse que en el artículo 1950 se prohíbe estipular cláusula de renuncia a la
acción de rescisión por lesión enorme, dentro del mismo contrato, lo cual sí se
puede hacer posteriormente a la celebración del mismo cuyo fundamento se

encuentra en el artículo 15 del C.C

Sanción de la lesión

Existen al respecto dos sanciones, una principal que es la de la acción rescisoria


(nulidad relativa del contrato), y una subsidiaria consistente en la revisión del

negocio lesivo mediante la cual se pretende reequilibrar el valor de las prestaciones.


Por la rescisión se busca que el contrato se invalide, quede sin efecto y que por

tanto las cosas vuelvan a su estado anterior.

Mediante la revisión los contratantes optan por reconsiderar el valor de sus


prestaciones haciéndole los ajustes para equilibrarlas, evitando con ello el ejercicio
de un proceso, y para tal efecto se procederá así: (a) si el vendedor es el lesionado,
el comprador deberá completar el justo precio con deducción de una décima parte
: JP-10% del justo precio-valor recibido); (b) si el comprador es el lesionado, el
vendedor deberá restituir el exceso del precio recibido, aumentado en una décima

parte : JP+10% del justo precio-valor recibido).

1) A (vendedor) recibe de B (comprador) la $200.000, pero el justo precio es

$500.000. La cantidad que debe ajustarle a A, será:

500.000 – 50.000 = 450.000


450.000 – 200.000 que había recibido al celebrar el contrato = 250.000

B debe pagarle a A $250.000

2) B(comprador) paga a C (vendedor) como precio $500.000, pero el justo precio

son $200.000.

200.000 + 20.000 = 220.000


500.000 recibido – 220.000 = 280.000

C vendedor debe devolver a B $280.000.

El reajuste de las prestaciones lo pueden hacer las partes en cualquier momento,


pero en el evento que se hubiese intentado la acción rescisoria, habrá de realizarse

antes de que quede ejecutoriado la sentencia que declare la rescisión.


En algunos contratos tan solo procede la revisión del contrato para el respectivo
reajuste de las prestaciones; esos contratos son: el mutuo y la anticresis en cuanto a

los intereses, y el monto de la hipoteca y la cláusula penal.

En los eventos contemplados en los artículos 1948 y 1951 la Corte admite que los
ajustes en el precio, o la devolución que se haga si hay sentencia, el valor puede
actualizarse mediante corrección monetaria o indexación (sentencia de 13 de
diciembre de 2001).

En relación con la lesión, la parte afectada en el evento de promover la acción,


podrá proponer como pretensión principal que se declare rescindido el contrato, y
como pretensión subsidiaria el reajuste de las pretensiones, en ambos casos con

valor actualizado.
El fenómeno de la lesión, considera el profesor Tamayo Lombana citando a Jean
Hauser, se trata de prevenirla por los legisladores mediante controles de precios, de
arrendamiento y de tasas de interés, como instrumentos que permiten la dinámica
del contrato y la protección de grupos de contratantes (patronos y trabajadores,
propietarios y arrendatarios, aseguradores y asegurados) por cuanto para la
doctrina contemporánea, existe el convencimiento que lo importante no es
asegurar la justicia entre contratantes (aspecto individual) sino entre categorías de

contratantes (aspecto social) .

La acción rescisoria (nulidad relativa) por lesión enorme tiene un término de

caducidad de cuatro (4) años contados a partir de la celebración del contrato.


OBJETO COMO ELEMENTO DE VALIDEZ DEL ACTO JURÍDICO

El artículo 1502 del C.C. consagra el “objeto lícito” como requisito de eficacia del
negocio jurídico.

Hay doctrinantes que hacen distinción entre objeto del contrato y objeto de la

obligación.

El objeto de contrato lo conciben como el tipo de operación jurídica que las partes
escogen para regular sus relaciones: una venta, una sociedad, un arrendamiento, un
mandato, etc. Al hacerse el examen del mismo se debe mirar la operación jurídica
en su conjunto, su mecanismo y su técnica: la compraventa como acto generador

de obligaciones principales de transferir una cosa y de pagar un precio.


El objeto de la obligación lo hacen consistir en las prestaciones (dar, hacer, no
hacer) que cualquiera de las partes debe, originadas por el contrato celebrado.
Sobre este objeto es que se determina la validez del contrato. El objeto de la
obligación recae sobre prestaciones precisas que las partes se prometieron, así por
ejemplo, la cosa precisa que es materia de la venta (tal animal, tal libro, tal

inmueble) .

Pero hay doctrina también que le resta importancia a la distinción. “No hay ninguna
contradicción ni inconveniente lógico en que la prestación del deudor, objeto de la
obligación, sea también el objeto del contrato, ya que la conducta del deudor es lo

que las partes consideran para contratar.

“En efecto ¿qué es lo que se contrata? Pues precisamente la conducta del deudor,

es decir el objeto de la obligación, que al mismo tiempo pasa a serlo del contrato.
“Todas las demás explicaciones del objeto del contrato son francamente
rebuscadas. Cuando por ejemplo, se dice que el objeto del contrato son las
obligaciones, se incurre en el error de confundir efecto con objeto. Es cierto que las
obligaciones son efecto del contrato, pero no se ve en qué puedan ser su objeto.
Son solo un medio técnico-jurídico para llegar al objeto apetecido, que es la
prestación del deudor, y, por consiguiente, éste pasa a serlo simultáneamente de la

obligación y el contrato .

Condiciones del objeto para la validez del negocio jurídico

Existencia, libre en el comercio, determinado o determinable, lícitud y posibilidad.


Existencia

Debe existir al momento de la celebración del contrato. Es un requisito de lógica,


pues la no existencia implica que la obligación recaiga sobre la nada. A vende a B la
casa No. 21 de la Urbanización Z, y en este conjunto residencial tan solo hay 20
casas (art. 1870).

Se dice que no hay objeto cuando éste dejó de existir antes de la conclusión del
contrato. A celebra contrato de arrendamiento con B, sobre un vehículo de carga,
pero el automotor se había siniestrado totalmente una hora antes de la conclusión

del contrato.
En doctrina también se estima como equivalente a la inexistencia la pérdida total de
la utilidad de la cosa, por ejemplo: el caballo de carreras que se fractura una

extremidad.

Como quiera que el contrato tiene como finalidad producir obligaciones, las cuales
pueden ser a futuro, bien puede que las cosas que son objeto de obligación no
existan al momento de contratar, pero aquel será válido con tal éstas sean
susceptibles de existir en tiempo posterior (art. 1518 C.C.). Esto quiere decir que las
cosas futuras pueden ser objeto de obligación, quedando afectado el mismo a una
condición suspensiva. Esta modalidad es muy frecuente en el campo de la
producción industrial .

En relación con las cosas esperadas (art. 1869) los romanos distinguieron la spei (la
(esperanza) y la res speratae (la cosa esperada), que admitían la emptiospei
(compra de la esperanza) y la emptioreisperatae (compra de la cosa esperada). En
el primer caso, el objeto está constituido por el álea, suerte o azar, que puede o no
realizarse, como sucede con la compra de un billete de lotería; mientras que en el
segundo caso, aunque el objeto sea futuro, no por ello está sujeto al azar, pues su
existencia está asegurada como sucede con la mayoría de los contratos de la
industria moderna, cuyos objetos deben ser fabricados para entrega posterior .
Libre en el comercio

El legislador por razones de diverso orden (económico, social, de orden público, por
salubridad etc.), no permite el libre comercio de ciertas cosas. Así por ejemplo,
están fuera del comercio entre particulares: a) las cosas comunes a la humanidad,
como el aire, la atmósfera y el mar, por ende no pueden ser objeto de negociación
entre particulares ni de apropiación por éstos; b) Los bienes de uso público
(puentes, calles, plazas, carreteras etc); c) las armas, sustancias estupefacientes y
venenosas; d) negociación sobre partes de la persona humana, permitir que sobre
la misma se hagan experimentos científicos e intervenciones quirúrgicas que
puedan afectar su salud, salvo que se tenga como fin conservarla y por ende alargar

la vida, permitiéndose las cirugías de orden estético.


Conviene destacar que el derecho contemporáneo admite la realización de ciertos
negocios que tienen por objeto el cuerpo humano. Se permite entonces la
disposición de los despojos mortales o cadáver, o de parte de sus miembros,
cuando se persiguen fines humanitarios o científicos. Ejemplo: el legado de córnea
destinado a persona que la necesita (arts. 1 y 2 de la ley 73 de 1988 complementaria

de la ley 9 de 1979.

Otros acuerdos de voluntades relacionados con el cuerpo humano y su integridad,


de aceptación normal, son la donación de sangre (con o sin indemnización)
destinada a transfusiones, el contrato de lactancia, la venta o donación de cabellos
con fines industriales, la venta o donación de semen con destino a inseminación

asistida o in vitro .
Determinado o determinable

El artículo 1518 dispone que el objeto debe determinarse “a lo menos en cuanto a


su género”. Además de ser un requisito lógico, es de orden práctico, por cuanto las
partes al precisar el objeto se liberan de la incertidumbre, conociendo por tanto lo
que se debe exigir con claridad y certeza. Así si un contratante se obliga a entregar
café, sin más aclaración, podría alegar cumplimiento entregando tan solo un grano

del producto.

El legislador no exige que el objeto se individualice (automóvil ford, color plateado,


placa XXX100), es decir, no se requiere que el negocio verse sobre un cuerpo cierto;
porque puede tratarse de cosas de género (un caballo, 20 bultos de maíz). Con la

sola mención del género al cual la cosa pertenece, se hace determinable el objeto.
El artículo 1518 establece: “la cantidad puede ser incierta con tal que el acto o
contrato fije reglas o contenga datos que sirvan para determinarla”. Este evento se
conoce en la doctrina como la determinabilidad per relationem, que permite la
determinación posterior. Ejs: a) en el contrato de compraventa las partes pueden
acordar que el precio lo determine un tercero, estableciéndole para ello las pautas
para que realice el avalúo; b) la obligación de suministrar la gasolina que se gaste

en un viaje, o todo el licor que se consuma en un festejo matrimonial .

La calidad de la cosa no requiere señalarse en el contrato cuando la cosa debida es


de género, por cuanto de conformidad con el artículo 1566 del C.C., en el momento
de cumplirse con la obligación se deberá una mediana calidad. Es labor que le
corresponde al juez al interpretar el contrato en el evento de presentarse el

conflicto.
Licitud

El objeto debe estar de acuerdo con la ley, el orden público, las buenas costumbres
y la moral social. Objeto ilícito sería la compraventa de armas, mercancías de
contrabando, convenio sobre casa de juegos prohibidos o de prostitución, sicariar a

otra persona, etc.

Respecto de la sociedad el artículo 104 del C.de Co. enuncia los eventos sobre la
ilicitud del objeto en el contrato de societario, debiéndose distinguir de
conformidad con esta norma, tres nociones distintas, en criterio del autor José
Ignacio Narváez, cuales son: objeto de la obligación de cada asociado, objeto del
contrato y objeto de la sociedad .
Posible

Consiste este requisito en que las obligaciones que se originan por el contrato se
puedan ejecutar por persona alguna, dado que por principio, “nadie está obligado a
lo imposible”(ad imposibilianemotenetur). Se tiene como imposible que alguien se
obligue a viajar al Sol; un acuerdo de tal naturaleza ha de entenderse como no

escrito y por ende inexistente.

Para que la imposibilidad del objeto afecte la validez del negocio jurídico debe ser
absoluta, por cuanto la imposibilidad relativa se considera como una mera dificultad

del deudor para ejecutar la prestación.


Si el deudor se obliga fuera de sus posibilidades, configura una imposibilidad
relativa, porque la prestación puede ser ejecutada por otro. Sería el caso de un
transportador que teniendo un solo vehículo se obliga a transportar en el mismo el
doble de los pasajeros a la capacidad de su automotor. Ante tal situación de no

poder cumplir se verá abocado a una indemnización.

Evolución del concepto de validez en cuanto al objeto

Las partes al celebrar los contratos escogen la diversidad de operaciones jurídicas


mediante las cuales pueden conducir sus relaciones, tanto las reglamentadas por el
legislador en materia civil, comercial, laboral, o contratación estatal; así mismo
pueden de acuerdo con su inteligencia crear a su modo convenciones
estableciendo sus propias reglas (contratos innominados) teniendo como límite la
licitud del objeto: estar conformes con el orden público, las buenas costumbres y la
moral social, condiciones que son cambiables de acuerdo con la ideología política,
económica, filosófica, o religiosa etc., que se vivan en el momento de contratar. De
ahí que operaciones jurídicas, cuyo objeto fue considerado contrario a los cánones
de la moral o al orden público, en determinada época, posteriormente han sido
ampliamente aceptadas por la normativa de los Estados. Tenemos así: 1) el contrato
de seguro de vida en sus tiempos iniciales fue considerado como contrario a la
moral, argumentándose que la vida humana no era susceptible de especulación; 2)
el contrato de claque, mediante el cual se acordaba con un ‘emprendedor de éxito
dramático’ (organizador de grupos de aplaudidores –barras o hinchas-) para que en
el transcurso de la presentación de la obra se hicieran manifestaciones de nutridos
aplausos, demostrativas del entusiasmo que supuestamente producía la obra o
pieza. Esta modalidad de contrato se consideraba inmoral, porque se decía que era
una manera de mitigar el posible fiasco o decepción de los espectadores. Esta
práctica contractual a partir de 1900 es de aceptación, considerándose inofensiva
hoy en día al lado de la publicidad, en el mundo artístico como el cine y el
espectáculo, la manipulación de las encuestas utilizadas por las empresas para
posicionarse en el mercado, y qué decir de las que se prefabrican en épocas

electorales para ganar el apoyo de electores.

La jurisprudencia francesa en 1963 declaró contrarias al orden público las ‘cláusulas


de celibato’ (no contraer matrimonio) durante la vigencia del contrato, que la
compañía Air France hacía suscribir a las azafatas. Se consideró que tal estipulación
lesionaban el derecho fundamental de la libertad, como es el de contraer
matrimonio. Igualmente en 1973 anuló una convención de ‘strip-tease, por

considerarla contraria al orden público y a las buenas costumbres .

En una época se acudía a las denominadas ‘agencias matrimoniales’ con las cuales
se celebraba el contrato de corretaje matrimonial, consistente por un lado en hacer
el acercamiento entre los futuros consortes y la programación del consiguiente
matrimonio. En una época se hablaba de los paraísos matrimoniales, en donde se
orquestaban los matrimonios, sobre todo las segundas nupcias ante la dificultad de
celebrarlas en territorio patrio dado que el vínculo del primer matrimonio era
indisoluble lo cual no permitía contraer un segundo matrimonio. Actualmente es
aceptado, pero desde luego desplazado por el fenómeno de Internet.

LA CAUSA COMO ELEMENTO DE VALIDEZ DEL ACTO JURÍDICO


La causa en el derecho es un tema muy controversial, defendido y atacado.

En el artículo 1502 se le enuncia como condición de validez de todo acto o


declaración de voluntad, complementándose con el artículo 1524: “no puede haber

obligación sin una causa real y lícita….”.

Ante los cuestionamientos que la doctrina le hizo al concepto causa como elemento
de eficacia de los contratos, en los siglos XIX y XX, muchos códigos se abstuvieron

de consagrarlo (Alemania, Suiza y Polonia).


Así como desde el punto de vista físico se afirma que no hay ‘efecto sin causa’, en el
campo del derecho también se dice que toda relación jurídica, derecho u
obligación, tiene su causa. Siempre habrá un antecedente o precedente que sirve

de principio o razón de ser.

Para facilitar la claridad acerca de lo que se entiende por causa, se suele acudir a la
explicación aristotélica que sobre la misma tuvo el estagirita, tomándose el ejemplo
que concibió para distinguir las clases de causa (eficiente, material, formal, final y el
nuevo concepto de causa impulsiva). Expuso al efecto Aristóteles: un escultor toma
un trozo de mármol y esculpe la estatua de Apolo para después venderla y ganar
dinero. La causa eficiente, es el escultor; la material, el trozo de mármol; la formal, la
escultura de Apolo; la final, el motivo que indujo al escultor, o sea procurarse
dinero. La causa impulsiva es una nueva concepción de causa, que no se integra en
el ejemplo propuesto; concretándose al móvil personal, al motivo determinante del
acto y que en definitiva lo impulsó a realizar tal escultura; por ejemplo, ganar fama
como escultor, o ganarse el mérito de haber creado la mejor estatua de Apolo. La
causa impulsiva es distinta de la causa final y no deben asemejarse.
El concepto de causa explica la razón o el motivo, el por qué de la obligación, el fin

que se persigue por quien contrata.

Se habla de una causa final, como la causa próxima o inmediata. Así en la


compraventa, los vendedores tienen como fin inmediato el percibir el precio de la
cosa vendida. Pero se dice también, que además del fin inmediato o próximo de
percibir el precio que cada vendedor tiene y que es el mismo perseguido en toda
compraventa, existe un fin remoto, personal, subjetivo que difiere en cada
vendedor; así por ejemplo, un vendedor perseguirá destinar el precio a la compra
de un vehículo, para viajar, para donárselo a otro, etc., y estamos en presencia de la

causa impulsiva.

En relación con estas dos categorías (causa final y causa impulsiva) se ha


presentado el debate entre los doctrinantes en el sentido de establecer cuál de las
dos causas se ha de tener en cuenta o cuál debe prevalecer. Al respecto se han
formulado tres planteamientos: el causalista, el anticausalista, el neocausalista.
Escuela clásica

Sus exponentes principales han sido Domat y Pothier (juristas franceses).

Para esta escuela, cuando se quiere establecer el por qué de la obligación de un

contratante, se debe mirar es la causa final, inmediata o próxima. La explican así:


a) En los contratos bilaterales de un mismo tipo, o sea aquellos que originan
obligaciones recíprocas para cada parte, la obligación de cada una de ellas es a su
vez la causa de la obligación de la otra. Ejemplifiquemos con la compraventa: la
causa de la obligación del vendedor ‘entregar la cosa vendida’, tiene como causa la

obligación del comprador de ‘pagar el precio’.

b) En los contratos unilaterales reales (mutuo, comodato, prenda, depósito


gratuito), los cuales se perfeccionan con la entrega de la cosa, momento a partir del
cual la parte que la recibe es la única obligada, la obligación de ésta tiene como
causa la ‘entrega ejecutada con anterioridad’. Ejemplo: la obligación del
comodatario de devolver la cosa recibida al comodante tiene como causa la

entrega que con anterioridad había realizado éste último.

c) En los contratos a título gratuito, la causa es siempre la intención de liberalidad o


animus donandi. Si hago una donación es porque quiero realizar un acto de

beneficencia o porque quiero gratificar al donatario.


d) En la promesa unilateral, la causa se encuentra en una obligación preexistente.
Una obligación anterior del prometiente lo que explica la obligación contraída
frente al beneficiario. Ej. prometo unilateralmente pagar unos perjuicios de los

cuales considero que soy responsable.

Escuela anticausalista

Controvierten la causa como una noción falsa e inútil, juristas franceses como

Planiol, Laurent y Dabin .

La consideran como falsa e inexacta por: (a) en los contratos bilaterales, por
ejemplo la compraventa al contado, las obligaciones para vendedor y comprador
nacen simultáneamente, en un mismo momento, sin que una preceda a la otra, sin
que se puedan servir mutuamente de causa; la causa siempre es anterior al efecto;
(b) en los contratos unilaterales reales, si la entrega no se ha realizado, no es causa
lo que falta, simplemente el contrato no ha nacido; (c) decir que en los contratos a
título gratuito, la causa está en el animus donandi, no tiene sentido ni practicidad,
porque sería imposible descubrir una intención ilícita o inmoral en el ánimo de

donar.

Inútil porque confundiría la causa (animus donandi) con el consentimiento; y, en


algunas ocasiones con el objeto, como en el caso de la compraventa, por cuanto
cosa y precio que según los causalistas son causas recíprocas, no son sino dos
objetos: el objeto de la obligación del comprador y del vendedor. Por tanto si se

llega a esa confusión, la causa es un elemento inútil.

El neocausalismo
Las críticas formuladas sirvieron para quienes simpatizaban con la causa,
complementaran la teoría, afirmando que no es falsa ni inútil sino insuficiente (Flour
y Aubert). Capitant le da curso a las concepciones subjetivas. Este autor distingue la
causa del objeto, afirmando que ella no es la obligación de la otra parte, sino la
obtención de la ejecución de esa obligación, aceptando que la causa comprende
también ciertos motivos, los que paralelamente a la noción de causa final
determinan la voluntad del contratante, cuando su contraparte está enterada de
ellos. Para Josserand, concibe como causa los móviles que son personales ,
subjetivos, distintos en cada contratante, los cuales al ser ilícitos o inmorales darán
lugar a la anulación del contrato.

En resumen, en la concepción neocausalista, la causa es no solamente el fin

inmediato sino también los móviles remotos que será preciso tenerlos en cuenta .
Utilidad de la causa

Permite una doble protección: la individual del contratante ( la equidad y la

equivalencia de las prestaciones), la social (moralidad y licitud de las convenciones.

En algunos casos se requiere tan solo de la causa final, pero en otros se necesita de
la noción de causa impulsiva, para determinar la validez de un contrato ilícito. Así
por ejemplo se celebra un contrato de préstamo destinado a la realización de una
actividad ilícita; si nos situamos en la teoría causalista, el contrato no sería
susceptible de reproche, por cuanto siendo un contrato unilateral real, la obligación
del prestatario tendría como causa el haber recibido una suma de dinero, por tanto,
la prestación sería lícita; pero si nos ubicamos en la teoría neocausalista, la noción
del móvil determinante nos conduce a una conclusión distinta, cuál es la destinación

de la suma mutuada a una actividad ilícita que conlleva a la nulidad del contrato.
Cuando la declinación del contrato (invalidez) se pretende alegando como causa
unos móviles determinantes inmorales o ilícitos, que fueron los que efectivamente
llevaron a la celebración de aquel, se exige que éstos hayan sido conocidos o
presentidos por el otro contratante. Ha de recordarse que los móviles
determinantes son aquellos que llevaron al contratante a celebrar el negocio
jurídico, o sea los que inspiraron o dieron origen al consentimiento; si estos
supuestamente se suprimen se llegaría a la conclusión cierta que el contratante no

hubiera contratado.

Marco normativo aplicable a la causa

Arts. 1502, 1524 inc. 1o. y 3o., 1511, 1512, 1915, 1920, 2293 del C.C; arts. 104 inc. 3o.,

822 del C. de Co.


Algunos autores consideran que la ‘excepción de inejecución (excepción a contrato
no cumplido) y resolución del contrato por inejecución’, consagradas en los artículo
1609 y 1546 respectivamente son aplicaciones de la teoría de la causa (ausencia de
causa), e igualmente nuestra jurisprudencia también se ha pronunciado en tal
sentido. A su vez existe doctrina que afirma lo contrario, pues sostiene que tanto la
excepción a contrato no cumplido como la resolución judicial son instituciones
autónomas cuyo tratamiento no ha de asimilarse a la ausencia de causa. La causa es
un elemento que se requiere para la formación del contrato y debe existir al
momento de su celebración, y no debe por tanto confundirse con la consecuencia

de este que es la de ejecutar las prestaciones que produce.

DE LA INEFICACIA DE LOS ACTOS JURÍDICOS.- LA REVISIÓN O TERMINACIÓN DEL


CONTRATO POR APLICACIÓN DE LA TEORÍA DE LA IMPREVISIÓN
De manera muy concreta trataremos los principales aspectos que hacen relación
con aquellos fenómenos jurídicos que afectan por un lado los actos jurídicos, de tal
modo que pierden su eficacia al declararse nulos porque en su formación no se
cumplieron con los requisitos que el legislador dispone, y por otro lado el evento de
cómo un contrato que surge a la vida jurídica con todas las de la ley como se dice,

merece revisarse o en su defecto declararse su terminación.

De la ineficacia de los actos o negocios jurídicos


Toda declaración de voluntad como lo pregona el artículo 1502 del C. C., en su
formación, debe estar acompañada de unas condiciones, requisitos o elementos,
para que surta efectos jurídicos normales. Recordemos que esos presupuestos son:
capacidad, consentimiento exento de vicios, objeto lícito y causa lícita (art. 1502), y,
la observancia de ciertas formalidades para ciertos actos (art. 1740). La omisión de
alguna de estas exigencias conduce a la ineficacia jurídica del acto. Si esto sucede
las obligaciones que irregularmente se originan, pierden su razón de ser y por ende

su exigibilidad, pudiendo abortarse su ejecución.

Se habla entonces de figuras jurídicas que conducen a la ineficacia jurídica como:


inexistencia, nulidad absoluta, nulidad relativa (anulabilidad), la rescisión, ineficacia
de pleno derecho, la inoponibilidad. Veamos someramente cada uno de estos

términos.

Inexistencia
Se considera que un acto jurídico es inexistente cuando no tuvo la posibilidad de
nacer a la vida jurídica. Emilio Betti nos ilustra al respecto: “Se ofrecen casos en los
que puede hablarse de verdadera inexistencia jurídica del negocio que se ha
pretendido realizar, en cuanto que no existe de él mas que una vacía apariencia, la
cual, si puede haber engendrado en alguno de los interesados la impresión
superficial de haberlo verificado o asistido a él, no produce sin embargo, y en
absoluto, efectos jurídicos, ni siquiera de carácter negativo o divergente. Ejemplifica:
Si, por ejemplo, nos encontramos con una propuesta contractual y una declaración
en función de aceptación, pero cuyo contenido sea tan evidentemente contrario al
contenido de la propuesta que no pueda existir sobre ello ningún malentendido, la
combinación de estos actos no da lugar a un contrato nulo, sino que no origina
ningún contrato, y por tanto, ni a una acción contractual ni a una acción de daños

por confianza fundada en la validez del contrato” .

En la inexistencia el acto o negocio jurídico no alcanza su ser jurídico, es decir que


no nació para el derecho, tal como se le concibió.

Nuestro Código Civil no la consagra expresamente, pero el Código de Comercio sí


la regula en el inciso 2o. del artículo 898: “Será inexistente el negocio jurídico
cuando se haya celebrado sin las solemnidades sustanciales que la ley exija para su
formación, en razón del acto o contrato, y cuando falte alguno de sus elementos
esenciales”. En idéntico sentido se manifiesta el artículo 824 del mismo código:
“Cuando una norma legal exija determinada solemnidad como requisito esencial del

negocio jurídico, éste no formará mientras no se llene tal solemnidad”.

Pero la no consagración en lo civil, no significa que se encuentre excluida, porque


en varias de sus normas está contenida implícitamente, tal como se desprende de la

lectura razonada de los artículos 1500, 1501,1760, 1457, 1857 inc. 2o., 1870.

La doctrina considera casos de inexistencia de los actos jurídicos: (a) la omisión de


formalidades que la ley exige para ciertos contrato (compraventa de bien inmueble
sin escritura pública); (b) falta de consentimiento de un pretendido contrato (quien
figura como vendedor carece de voluntad consciente al momento de firmar, por
efecto de una droga); (c) falta de objeto de la obligación (la cosa que se dice vender
no existe ni se espera que exista); (d) falta de causa (el inmueble que se dijo vender
vale diez millones de pesos y se pactó como precio del mismo la suma de cien mil

pesos).
La doctrina esta dividida en cuanto a la aceptación de la inexistencia. Quienes la
cuestionan, argumentan: *es incierta, porque no hay acuerdo en cuanto a los casos
que la configurarían; *es ilógica, porque desde el momento en que se expresa la
voluntad contractual, el acto existe de todas maneras, solo que queda afectado de
nulidad ante la omisión de las condiciones de fondo o de forma; *es inútil, por falta

de interés práctico en la distinción entre inexistencia y nulidad absoluta.

Lo inútil en el derecho colombiano no prospera, porque tanto la nulidad absoluta


como la relativa se pueden, a voluntad de las partes, sanear por convalidación y/o
ratificación (art. 1742), o por el transcurso del tiempo (10, 4 y 2 años) de
conformidad con los artículos 1750, 1954 C. Civil, 900 del C. de Comercio., y 1o. de la
ley 791 de 2002. Esto no puede predicarse de lo inexistente, porque no tiene lógica
validar o sanear un acto que considera que no ha existido. Sería darle vida a la

nada.

La Corte Suprema no tiene sentido práctico el hacer distinción entre ‘inexistencia y


nulidad absoluta’, haciéndose por tanto “inoficioso” hablar de inexistencia, ya que
“la ley no establece casilla especial para tal fenómeno” .
De la nulidad absoluta, nulidad relativa y rescisión

En el derecho colombiano se distinguen dos clases de nulidad: la absoluta y la

relativa. La rescisión es una especie de nulidad relativa, pues tiene iguales efectos.

La distinción entre la nulidad absoluta y la relativa, radica en la importancia de


norma quebrantada, pues se considera que si la disposición legal violada es de
interés general, la nulidad que acarrea será absoluta; si la norma infringida protege
interés particular, la nulidad que se origina será la relativa. Se considera entonces,
que los motivos de nulidad absoluta son mas graves, por cuanto se trata de
proteger el interés general, el orden público, las buenas costumbres, la moral social;
en tanto que si el interés afectado es individual, privado o particular, la gravedad es

de menor trascendencia, conllevando a nulidad relativa.


Motivos de nulidad absoluta

-la incapacidad absoluta, -el objeto ilícito, -la causa ilícita, -la omisión de

formalidades.

Motivos de nulidad relativa

Cualquier otro vicio, tales como: -los vicios del consentimiento, -incapacidad

relativa, -lesión enorme.


Modos para invocar la nulidad

-Por vía de acción, -por vía de excepción.

Por vía de acción cuando quien tiene interés en alegarla, lo hace formulando la
demanda respectiva. Por vía de excepción cuando su titular, al ser demandado, la
presenta como medio de defensa al contestar la demanda a manera de excepción

perentoria, de mérito o de fondo.

Titulares de la acción o de la excepción de nulidad

De la nulidad absoluta
Todo interesado en hacer anular el acto o negocio jurídico. Si quien la alega no
demuestra el interés, su acción o excepción no tendrá prosperidad. ¿Dentro de la

expresión todo interesado a quienes se comprende? A los siguientes:

-Las partes contratantes, cualquiera de ellas. El interés de quien la invoca resultará


de lo desfavorable que le sea el acto cuya nulidad se persigue. Si se trata de un

incapaz, lo hará por conducto de su representante.

-Los herederos, causahabientes universales, si una de las partes falleció. El derecho

a invocarla se transmite a estos.


-Los causahabientes a título particular de cualquiera de las partes, cuando sus
intereses resulten afectados por el acto o negocio jurídico considerado nulo. Ej. el
comprador podría según el caso invocar la nulidad del acto mediante el cual se

impone una servidumbre al predio que adquiere.

-Los acreedores comunes o quirografarios, demostrando su interés, esto es, que el


acto o negocio jurídico los perjudica en cuanto a la seguridad de ver satisfecho su
crédito. Ej. si el acto cuya nulidad se pretende, empobreció el patrimonio del

deudor o lo dejó en estado de insolvencia.

-El juez puede podrá decretarla de oficio, cuando la causal aparezca de manifiesto
en el acto o contrato. Se requiere para tal efecto que: *que el acto o contrato que
se pretende hace cumplir, obre en el proceso; *que en el respectivo proceso, sean

partes las mismas que lo celebraron o en su defecto sus causahabientes.


-El agente del ministerio público, bajo estas condiciones: *que el acto o negocio
jurídico sea contrario al orden público, y, *que el agente sea parte en el proceso

que se ventila.

Se aclara que de conformidad con lo previsto en el artículo 2 de la ley 50 de 1936,


tiene más amplitud para declarar la nulidad, porque así no esté interesado el orden
público, puede decretarla; mientras que el ministerio público puede ejercerla, por
acción o por excepción, solo en interés de la moral o de la ley. Así por ejemplo, el
juez puede declarar la nulidad de una promesa bilateral, si se omite alguno de los

requisitos que se exigen para la dicho acto jurídico.

Nulidad relativa

Por el artículo 1743 del C. Civil, solo podrá alegarse “por aquellos en cuyo beneficio

la han establecido las leyes, o por sus herederos o cesionarios”.


Quiere decir lo anterior, que la titularidad de la nulidad relativa, la tiene el
contratante a quien la ley ha querido proteger. Ej. el incapaz relativo, el contratante
que sufrió el vicio en el consentimiento (error, fuerza y dolo), el afectado con la

lesión. El incapaz la ejercerá por conducto de su representante.

Fallecida la persona en cuyo favor está establecida, la acción o excepción se

transmite a sus causahabientes a título universal.

Demostrándose el interés, los causahabientes a título particular podrán ejercerla. Ej.


A dueño de un inmueble ha celebrado un contrato de arrendamiento con B, y
posteriormente lo vende a C. El comprador C al existir causal para ello podría
demandar la nulidad del contrato de arrendamiento, consistiendo su interés en el

agravio económico que le causa.


Ahora bien, los acreedores quirografarios en un evento dado, estarán titularizados
para ejercer la acción de nulidad, una vez demostrado el interés, pudiendo hacerlo
en nombre de la persona protegida; sería el caso de la denominada acción oblicua

o subrogatoria, siempre y cuando se cumpla con las exigencia para su ejercicio.

El juez no puede declararla de oficio, ni el agente del ministerio público podrá

demandarla o excepcionarla.

Prescripción de la acción de nulidad

La acción de nulidad absoluta prescribe en diez (10) años (art. 2 ley 791 de 2002).
La acción de nulidad relativa o rescisión prescribe en cuatro (4) años (art. 1750 y

1954 C. Civil). En materia comercial en dos años (2) años (art. 900 C. Comercio).

Cómputo del término de prescripción

Se inicia desde la fecha de la celebración del acto o negocio jurídico. Esta es la regla
general. En relación con la nulidad relativa se consagran estas excepciones: *cuando
la nulidad se fundamenta en la fuerza como vicio del consentimiento, los cuatro
años se empiezan a contar desde el día en que la violencia ha cesado; *cuando la
nulidad se origina en una incapacidad legal, el término de los cuatro años se cuenta

desde el día en que haya cesado la incapacidad (art. 1750 C.C.).

Confirmación y saneamiento de la nulidad


Los actos o negocios jurídicos que adolezcan de nulidad pueden ser validados
(confirmación o ratificación) por voluntad de las partes. No es aceptable la
confirmación para los que se originan por objeto o por causa ilícita (art. 2 ley 50 de

1936).

Si la nulidad es relativa, la confirmación o ratificación como manera de sanear el


acto, debe provenir de la voluntad de la persona en cuyo favor está establecida la
nulidad.

Siendo la nulidad de orden absoluto, la confirmación o ratificación deberá provenir

de conjuntamente de las partes, por ser ambas titulares de la acción de nulidad


De todos modos una vez transcurrido el término de prescripción, el acto quedará

saneado, es decir, adquiere validez.

Condiciones para la confirmación o ratificación

Se distinguen entre condiciones de fondo y condiciones de forma.

De fondo: -capacidad, -que el vicio sea exclusivo del interés de las partes, y, -que el

acto exista, porque lo inexistente no se puede confirmar.

De forma: Puede ser expresa o tácita. Expresa, cuando se hace en términos formales
y explícitos que manifiesten la intención de validar el acto afectado de nulidad. Para
que tenga validez la confirmación, se deben observar las solemnidades a que está
sometido el acto o contrato (art. 1753 C. Civil.). Ej. si es un contrato de compraventa
de bien inmueble, habrá de procederse por medio de escritura pública. Se hará
mención mediante las respectivas cláusulas, para identificar el acto o contrato que
se quiere convalidar, mencionar el vicio que se quiere purgar, y la manifestación

respectiva de la confirmación o convalidación.

La confirmación tácita tendrá lugar cuando la obligación que se origina por el acto
nulo se ejecuta voluntariamente (art. 1754 C. Civil), acompañada de un

comportamiento que permita deducir la renuncia a la acción de nulidad.

Efectos de la confirmación y los derechos de los terceros

La ratificación le otorga validez al acto defectuoso. Una vez las partes hayan
expresado sus voluntades confirmándolo, quedan impedidas para alegar la nulidad
tanto por vía de acción como por vía de excepción.
La convalidación surte efectos retroactivos, lo cual quiere decir que el acto se
considera válido desde su origen, o sea desde la fecha en que se celebró

defectuosamente.

En cuanto a terceros de buena fe, la retroactividad de la confirmación o ratificación


no los puede afectar; de tal modo que los derechos adquiridos en el intermedio
corrido entre el contrato afectado de nulidad y la respectiva ratificación no se verán
amenazados. Ej. A, siendo menor de edad, vende un inmueble a B (acto anulable).
Al poco tiempo de cumplir mayoría de edad, vuelve y lo vende a C. Posteriormente
ratifica la primera venta hecha a B. C al no afectarse con la ratificación, puede
proponer la excepción de nulidad en relación con la primera venta.

De la declaración de nulidad
En el derecho romano existieron las nulidades de pleno derecho y las judiciales. Las
primeras no exigían pronunciamiento de juez, mientras que las segundas sí lo

requerían. En el derecho alemán existe también esta distinción.

El derecho contemporáneo se aparta de tal distinción y en igual sentido el


colombiano, para el cual no existen nulidades de pleno derecho.

En concreto en el derecho colombiano, al no existir voluntad de las partes para


declarar la nulidad con fundamento en su autonomía, necesariamente habrá que

acudirse a la vía judicial para que el juez se pronuncie mediante sentencia.

De la ineficacia de pleno derecho


En el derecho mercantil, Co. de Comercio, artículo 897 se consagró la “ineficacia de
pleno derecho: “Cuando en este Código se exprese que un acto no produce
efectos, se entenderá que es ineficaz de pleno derecho, sin necesidad de
declaración judicial”. Esta previsión no debe confundirse con la nulidad de pleno
derecho, porque es bien distinta. En efecto el Código de Comercio regula las
nulidades absolutas y relativas en los artículos 899 y 900 contemplando causales
similares a las que rigen para el derecho civil. Además la ineficacia de pleno
derecho se configura por omisiones o contravenciones diferentes de los motivos
tradicionales de nulidad, tal como sucede con los eventos contemplados en el
artículo 670 y 712 del C. de Comercio, soluciones que guardan consonancia con lo

expresado por los artículos 1525 y 1950 de C. Civil.

“La ineficacia de pleno derecho no debe identificarse con la inexistencia, pues


mientras que en esta en rigor no hay acto, por faltar alguno de los elementos
esenciales, en la ineficacia sí lo hay, pero por motivos de orden público la ley lo

priva de efectos”.
“El concepto de ineficacia resulta entonces diferente en el derecho civil y en el
comercial. En el primero (C. Civil), a la luz del artículo 1760, se equipara a la
inexistencia; en el segundo (C. de Comercio), en cambio, tiene autonomía propia, ya
que la inexistencia se define de modo expreso en el artículo 898. Ejemplos de
ineficacia aparecen en los artículos 110-4, 200, 407, 433, 524, 992 y 1203 del mismo

código.

“La ineficacia de pleno derecho, al no requerir intervención del juez, dada la


amplitud de la institución, permite que autoridades administrativas declaren ciertos
actos sin eficacia, como podría suceder con la Superintendencia Bancaria (hoy
Financiera), cuando en el ejercicio de su facultad de control y vigilancia sobre las
sociedades sometidas a su control, éstas han ejecutado actos que en su
consideración han violado normas que consagran la ineficacia como sanción, lo cual

no podría hacer en casos de simple nulidad (Enrique Gaviria Gutiérrez, pág. 203)” .

De los efectos de la declaración judicial de nulidad


La decreto judicial de la nulidad y el de la rescisión, surte efectos retroactivos. Por
tanto el acto jurídico anulado queda privado de todo efecto pasado y futuro,
conforme al principio (lo que es nulo no puede producir sino efectos nulos:
quodnullumestnullumproduciteffectum). La Corte declara entonces que “el contrato
nulo no se ha perfeccionado nunca y no ha producido efecto jamás. Por lo tanto
“hay que restaurar las cosas al estado en que se hallaría si dicho acto o contrato no

se hubiera celebrado” (Sentencia casación civil de 17 de abril de 1975).

En consecuencia se procederá a las restituciones mutuas, si las partes hubiesen


ejecutado las prestaciones originadas en el contrato nulo. Si las prestaciones no se
habían ejecutado, desaparecen las obligaciones. Al declararse la nulidad, la
restitución correspondiente a dinero habrá de hacerse indexada (actualizada por
pérdida de valor adquisitivo) mas los intereses que la suma produjo, tasaciones que
se deben realizar desde el día en que se celebró el contrato anulado y la fecha de la

declaración de nulidad.

La declaratoria de nulidad puede afectar a terceros; así lo expresa el artículo 1748


del C. Civil: “la nulidad judicialmente pronunciada da acción reivindicatoria contra
terceros poseedores, sin perjuicio de las excepciones legales”. Pero para que pueda
afectarlos, es necesario que los terceros hayan sido citados al proceso mediante el

cual se ventila la nulidad.

La Corte Suprema de Justicia, en sentencia de casación de 24 de febrero de 2003,

hace referencia a los efectos de la declaración de nulidad.

De la nulidad en los contrato de tracto sucesivo

En los contratos de tracto sucesivo la declaración de nulidad carece de efectos


retroactivos. En estos contratos afectados de nulidad. cada prestación que se
satisface es un hecho cumplido que no es posible hacerlo desaparecer. Resulta
contrario a la lógica pretender revivir la prestación cumplida en forma definitiva en

el curso del contrato.


Quedan con plena validez las prestaciones ejecutadas entre la fecha de la
celebración del contrato viciado de nulidad y el día de la sentencia que declara la

nulidad debidamente ejecutoriada.

Por tanto los efectos de la nulidad decretada en los contratos de ejecución sucesiva
operan hacia el futuro (ex nunc).

De los efectos retroactivos de la nulidad declarada frente a los terceros de buena fe

Los efectos retroactivos de la declaración de nulidad pueden extenderse a los

terceros, cuando éstos son causahabientes de una de las partes.


Los efectos retroactivos están limitados en cuanto a los terceros de buena fe.

Entendámoslo con un ejemplo.

B, siendo menor, vende a C un bien inmueble. A los pocos meses C a su vez vende
el inmueble a D, quien lo adquiere de buena fe. Al llegar B a la mayoría de edad,
dentro del término oportuno, opta por demandar la nulidad del contrato celebrado
con C, fundamentándose en la incapacidad relativa que tenía a la fecha de la
celebración del contrato; además dentro de la misma demanda ejercita la acción
reivindicatoria contra D para efectos de obtener la restitución del bien. Al prosperar
la acción de nulidad de B y la consiguiente reivindicación, D quedará obligado a

restituir: * el inmueble y *los frutos.

Como D es tercero de buena fe, la retroactividad no surte sus efectos plenamente,


sufre modificación. En el ejemplo propuesto D habrá de restituir el bien inmueble,
pero se hace dueño de los frutos que el bien produjo desde la fecha en que lo
adquirió hasta el día en que contestó la demanda de reivindicación que se le surtió.
Tales frutos serán suyos en virtud del principio de la buena fe (art. 964 inc. 3). Es la

única protección que tiene

Pero si D es adquirente de mala fe, los efectos retroactivos de la declaración de


nulidad operan plenamente, quedando obligado a: *restituir el bien inmueble;
*todos los frutos percibidos, producidos por el bien; *así mismo aquellos frutos que
el dueño del bien hubiese podido percibir con mediana inteligencia y actividad (art.

964 inc. 1 C. Civil).

La Corte Constitucional en sentencia de 01 de diciembre de 1994, al declarar la


exequibilidad del art. 964 del C. Civil, precisó que los efectos de la sentencia que
decreta la reivindicación, se retrotraen al día de la notificación del auto admisorio

de la demanda mediante la cual se promueve.

Tamayo Lombana observa: “La situación del tercero es difícil frente al riesgo de la
declaración de nulidad, aun respecto de negocios sobre bienes inmuebles. Pues del
estudio de los títulos podrá deducir algunas causales de nulidad (lesión enorme,
incapacidad de una las partes por edad), pero no otros motivos de nulidad (vicios

del consentimiento)” .

De la retroactividad de la declaración de nulidad frente a incapaces

De conformidad con el artículo 1747 del C. Civil, se dispone: Si se declara nulo el


contrato celebrado con una persona incapaz sin los requisitos que la ley exige, el
que contrató con ella no puede pedir restitución o reembolso de lo que gastó o
pagó en virtud del contrato, sino en cuanto probare haberse hecho con ello más

rica la persona incapaz”.

Si los efectos de la retroactividad de la sentencia que declara la nulidad, fueran


plenos, el incapaz tendría que devolver lo que efectivamente recibió. Pero si damos
aplicación a lo expresado por la norma en cita, en principio no estará obligado a
restituir, salvo que la contraparte demuestre que la prestación cumplida le
aprovechó al incapaz o que le hizo más rico. Se considera que hubo
aprovechamiento de la prestación cuando le sirvió al incapaz para un consumo, o
para una adquisición útil, para pagar una deuda o cuando subsiste en su

patrimonio.

La norma tiene como finalidad proteger al incapaz, pero se presta para actuaciones
de mala fe de parte del incapaz. Debería de establecerse una sanción más racional y

equilibrada.

De la retroactividad frente a la causal de indignidad

Dicha causal se sustenta en el principio : “a nadie le es dado alegar su propia culpa,


su propia torpeza, su inmoralidad o ilicitud –

nemoauditurpropiamturpitudinemallegans- (art. 1525 C. Civil)”.


La causal de indignidad significa que el contratante por cuya culpa dio lugar a la
nulidad, no tendrá derecho a que se le restituya o reembolse la prestación que

hubiese cumplido, originada por el contrato nulo.

Tiene aplicación este principio respecto de contratos anulados por ilicitud o


inmoralidad del objeto o de la causa. Ej. B paga una cantidad de dinero C para que
le transporte mercancías de contrabando, o para que manipule una prueba; en el
evento que se llegare a declarar nulo el acuerdo, B no tiene derecho a que C le

devuelva la cantidad de dinero que le pagó.

De la inoponibilidad
Los negocios jurídicos una vez celebrados por regla general surten efectos relativos,
lo cual quiere decir, que tan solo vinculan a quienes lo celebran, o sea que ante

terceros, no podrá exigirse las obligaciones que ellos produzcan.

Sin embargo respecto de ciertos actos o negocios jurídicos, el legislador ha


establecido el requisito de la publicidad, para que se pueda oponerlos ante
terceros. Esta exigencia se encuentra consagrada expresamente en el Código de
Comercio, artículo 901 el cual dispone: “Será inoponible a terceros el negocio
jurídico celebrado sin cumplir con los requisitos de publicidad que la ley exija” (art.

112, 190, 300, 313, 366, 843, 1208 ibidem).

Conversión en contrato diferente

Se puede presentar el caso que un contrato declarado nulo pueda producir los
efectos de un contrato diferente del cual contenga los requisitos esenciales y
formales, si considerando el fin perseguido por las partes, deba suponerse que
éstas, de haber conocido la nulidad, habrían querido celebrar el otro contrato (art.
904 C. Com.). La aplicación práctica estriba en evitar que una errónea denominación
del contrato por las partes conduzca a su nulidad, en aquellos casos en que están
de acuerdo en lo esencial de un negocio, como cuando se califica como venta algo
que en realidad es permuta o viceversa. Se afirma así la tendencia del derecho
contemporáneo de conceder más importancia a la realidad, al fondo, que a la

forma (comentario al artículo citado Código de Comercio Legis).

De la teoría de la imprevisión: revisión del contrato o su terminación

Los contratos bilaterales conmutativos en la modalidad de ejecución o de tracto


sucesivo, una vez celebrados generan obligaciones recíprocas para las partes. De
conformidad con el artículo 1602 del C. Civil, consagra la denominada ley
contractual, la cual estipula: “todo contrato legalmente celebrado es una ley para
los contratante y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por

causas legales”.
Quiere decir la disposición, que a las partes no les está permitido la ruptura
unilateral de los contratos mencionados, ni tampoco invalidarlos o modificarlos a su
arbitrio. En otros términos el contrato adquiere fuerza obligatoria una vez
perfeccionado.

La fuerza obligatoria tiene amplio respaldo doctrinario y jurisprudencial.

¿Esta fuerza obligatoria, sin embargo, habrá de ser tan estricta que no permita la
modificación o terminación del contrato, cuando en el curso de su ejecución se
presentan eventos imprevisibles o irresistibles que producen la ruina económica de
una de las partes? Ante tales eventos se ha creado la denominada teoría de la
imprevisión, la cual permite la posibilidad del contrato con la finalidad de
equilibrarlo en cuanto a las prestaciones estipuladas por las partes, por
circunstancias imprevistas e imprevisibles al momento de contratar, que no le

permite a una de ellas cumplir so pena de arruinarse.


Condiciones de la imprevisión

Tamayo Lombana, citando a André de Laubadere, manifiesta: *que los


acontecimientos nuevos presenten carácter anormal e imprevisible; *que esos
acontecimientos sean independientes de la voluntad de las partes, y, *que traigan la
conmoción económica del contrato. Agrega además, *que se trate de contratos de

tracto o ejecución sucesiva.

Por tanto si las circunstancias que cambiaron el estado de las cosas y afectaron el
contrato eran previsibles en el momento de contratar, debe descartarse la
imprevisión. Todo contrato al celebrarse implica riesgos, los cuales las partes con
diligencia y cuidado deben prever. Si el fenómeno anormal pudo haber sido
previsto y se presenta posteriormente en la ejecución del contrato, no es dable
alegar la imprevisión. El fenómeno anormal debe por tanto tener la categoría de
imprevisible. Será imprevisible todo acontecimiento extraordinario, que aun
existiendo sobrada inteligencia, extrema experiencia y conocimiento de los
fenómenos que pueden alterar la economía del contrato, sin embargo escapa a la

previsión de los contratantes.

Esos acontecimientos anormales e imprevisibles, desde luego no deben originarse


por culpa de las partes, tal es el entendido de que sean independientes de la

voluntad de las partes.

Diferencias

La imprevisión debe distinguirse de otros eventos jurídicos:


a) de la fuerza mayor, por cuanto en esta si bien entra en juego la imprevisibilidad
del acontecimiento, también existe la irresistibilidad, algo insuperable que libera al
deudor de cumplir (a lo imposible nadie está obligado). En la imprevisión el
acontecimiento imprevisible, no es irresistible, por tanto la prestación es posible

cumplirla pero en forma muy ruinosa para la parte que la debe satisfacer.

b) de la lesión enorme por cuanto en ésta el desequilibrio de las prestaciones


acontece desde el mismo momento de la celebración del contrato. En la

imprevisión el desface de una de las prestaciones es posterior.

c) del enriquecimiento sin causa, porque si bien en la imprevisión el cumplir la


prestación es totalmente desventajosa, no se puede afirmar que una parte se
enriquece injustamente a expensas de la otra, porque el aumento patrimonial de un
contratante y el empobrecimiento correlativo del otro, tiene precisamente como

causa el contrato celebrado.


Argumentos a favor de la imprevisión

*la intención de los contratantes. Se dice que a los contratos de tracto sucesivo le es
inherente la cláusula rebus sic stantibus, o sea que las partes condicionan el
cumplimiento de sus obligaciones a la subsistencia de las mismas circunstancias

económicas que existían en el momento en que celebraron el contrato.

*la buena fe. Debe existir lealtad por parte de los contratantes al ejecutarse el
contrato. El contrato no está instituido para socavar y arrasar irracionalmente a

quienes lo celebran (art. 1603 C. Civil, 871 del C. de Comercio).

*un fundamento legal. El artículo 1616 del C. Civil, limita la indemnización por daños
y perjuicios a lo efectivamente previsto al momento de celebrar el contrato. Esta

norma para Álvaro Pérez Vives es una aplicación de la imprevisión en Colombia.


Argumentos en contra

*permitirle al juez modificar el contrato va en contra de la seguridad y estabilidad


de los negocios y de la fuerza obligatoria de los mismos. Solo mediante
autorización expresa del legislador puede el juez hacerlo; mientras esto no suceda
el contrato debe cumplirse.

*los partes al celebrar el contrato se someten al riesgo implícito que conlleva


celebrarlo; de tal modo que si no hacen salvedades en cuanto a circunstancias
anormales imprevistas que permitan resiliarlo o revisarlo, se considera que han
aceptado correr con los acontecimientos anormales que se presenten con

posterioridad.
*el contratante que pide el cumplimiento del contrato no está abusando de su
derecho, así la prestación económica del otro se vuelva excesivamente onerosa;

simplemente está pidiendo la ejecución del contrato.

De la imprevisión en la jurisprudencia civil y administrativa francesa

En materia civil no ha prosperado la teoría de la imprevisión. La Corte de Casación,


el 09 de febrero de 1876, afirmó el principio de la necesidad de la necesidad de
someterse a la fuerza obligatoria del contrato, a pesar de acontecimientos
sobrevivientes que hagan onerosa una de las obligaciones (fallo Canal de
Crappone). Posteriormente el 08 de mayo de 1933 manifestó: “No es permitido al
Juez, so pretexto de equidad o por cualquier otro motivo, revisar una convención

libremente concluída por las partes y lícita”.

En el derecho administrativo si se ha aceptado, siendo famoso el fallo de la


Compañía del Gas de Burdeos, por el cual el Consejo de Estado admitió que en los
contratos administrativos trastornados por circunstancias imprevistas es preciso
restablecer el equilibrio de las prestaciones, ya sea mediante arreglo amigable de
las partes, y en caso contrario por indemnización acordada por la administración a
favor de la parte afectada por el desequilibrio económico. La decisión se sustenta
en motivos de interés general: asegurar la continuidad y funcionamiento del servicio

ipúblico .

De la imprevisión en el derecho colombiano

En el campo civil no tiene consagración expresa. Pero en el C. de Comercio se


encuentra prevista en el artículo 868, precepto que es viable predicar para contratos
de derecho civil, en virtud de aplicación analógica conforme al artículo 8 de la ley
153 de 1887, con lo cual se supera cualquier controversia en cuanto a su aceptación

en el derecho privado nacional.

Cláusulas que permiten el reajuste contractual


*cláusula de revisión. Las partes acuerdan mediante cláusula expresa, revisar
amigablemente el contrato para adecuarlo a las nuevas circunstancias. Es una

especie de rebus sic stantibus expresa.

*cláusula de variación automática o de escala móvil. Se acuerda la modificación de

precios de acuerdo con la variación de índices estadísticos.

*cláusula de autorización a un tercero. Acudir a un tercero con el fin de mediar las


diferencias entre las partes, con el fin de persistir en la continuación del contrato,

previa la adaptación a las nuevas circunstancias.


*autorización unilateral para revisar. Procedería en los contratos de adhesión,
mediante la cual la parte fuerte, se reserva la facultad unilateral de variar los precios.

Es una cláusula que puede ser leonina, muy peligrosa para la parte débil.

Reviste especial interés en materia de reajuste de precios, lo establecido en el


artículo 27 de la ley 80 de 1993 (contratación estatal) que dispone sobre la
denominada ecuación contractual: si la equivalencia de las obligaciones de las
partes se rompe por causas no atribuibles a quien resulta afectado, “las partes
adoptarán en el menor tiempo posible las medidas necesarias para su

restablecimiento”.

DE LA CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES


Las obligaciones se agrupan teniendo en cuenta criterios para diferenciarlas. La

siguiente clasificación se hace observando el mismo orden del C. Civil. Tenemos:

a) por su exigibilidad: civiles y naturales

b) por sus modalidades: puras y simples, condicionales, a plazo y modales

c) por el objeto: de objeto simple: comunes y facultativas. De objeto plural:

alternativas.
d) por la determinación del objeto: de género y de especie o cuerpo cierto

e) por la pluralidad de sujetos: de sujeto simple y de sujeto plural. De sujeto plural:

conjuntas y solidarias

f) por la divisibilidad del objeto: divisibles e indivisibles

g) por su dependencia: principales y accesorias. Accesorias de otras obligaciones y

accesorias reales o propter rem

h) de medios y de resultado
=*******************=

Obligaciones civiles y obligaciones naturales

Artículos 1527 a 1529.

Obligaciones civiles: aquellas que dan derecho para exigir su cumplimiento. Ej.
obligación de pagar una suma de dinero representada en un título valor (letra de
cambio, cheque, pagaré, factura cambiaria); obligación de pagar el valor de unos

cánones de arrendamiento establecida por contrato que consta por escrito.


Obligaciones naturales: aquellas que no confieren derecho para exigir su
cumplimiento, pero cumplidas voluntariamente, facultan al acreedor a retener lo
que haya recibido como pago.

Las obligaciones naturales a su vez se distinguen en: (a) obligaciones propiamente


naturales; (b) obligaciones naturales derivadas o civiles degeneradas (civiles

desvirtuadas y civiles prescritas).

Las propiamente naturales son las que desde su nacimiento se consideran como
tales: *las adquiridas por un incapaz que ha celebrado un contrato; *las que
proceden de actos a que faltan las solemnidades que la ley exige para que
produzcan efectos civiles (pagar legado impuesto por testamento otorgado sin el

lleno de las formalidades establecidas): art. 1527 nums. 1 y 2.


Las civiles degeneradas o civiles imperfectas, aquellas que nacieron como civiles, o
sea que gozaron de exigibilidad, pero que la pierden: *porque fueron discutidas en
proceso y no fueron probadas, o, *porque se dejó transcurrir el tiempo y no se

procedió a su ejecución: art. 1527 nums. 2 y 4.

La obligación natural es imprescriptible y respecto de la misma no opera el principio


de la cosa juzgada. ¿Por qué razón? Porque el cumplimiento de la obligación
natural queda a la conciencia del deudor, a su arbitrio, a su honor, dignidad (art.

1528).

Las obligaciones naturales pueden ser objeto de fianzas, hipotecas, prendas,


cláusulas penales, constituidas por terceros para la seguridad de las mismas (art.

1529).

=*****************=
Obligaciones por sus modalidades

Puras y simples, condicionales, a plazo y modales.

Pura y simple: obligación absolutamente cierta y exigible de inmediato. Ej.

compraventa al contado.

Condicionales (arts. 1530 a 1550 C. Civil): las sometidas a una condición. Por
condición se entiende el hecho futuro en incierto del cual depende el nacimiento o
la extinción de un derecho, o de una obligación (art. 1530). El hecho puede suceder

o no.
Clases de condiciones

La condición puede ser: suspensiva y resolutoria.

Suspensiva: el nacimiento del derecho depende de la ocurrencia del


acontecimiento. Ej. le compro el libro si gana el concurso X. Se detiene el
nacimiento y también la exigibilidad de la obligación; se espera a que el

acontecimiento suceda (art. 1536 C. Civil).

Resolutoria: la ocurrencia del acontecimiento extingue el derecho. Ej. B vende a C su


automóvil, pero se acuerda que la venta quedará resuelta si C el año que está
cursando en la Universidad. La obligación nace y se hace exigible, pero si el hecho
puesto como condición ocurre, se producirá la extinción del derecho (art.1536 C.

Civil).

La condición puede ser también: positiva, negativa, posible e imposible, lícita e

ilícita, casual, potestativa, mixta.

Positiva: consiste en acontecer una cosa. Ej. le vendo el automóvil por mitad de

precio, si gana el año con promedio de 4,75.

Negativa: que la cosa no acontezca. Ej. le vendo el automóvil si no viajo este año al

exterior.
Posible: de acuerdo con las leyes de la naturaleza física. Ej. Si llueve mañana (art.

1532).

Imposible: contraria a las leyes de la naturaleza física. Ej. caerse hacia arriba (1532).

Lícita o moralmente posible: la que no está prohibida por las leyes, ni es contraria al

orden público ni a las buenas costumbres.

Ilícita o moralmente imposible: la prohibida por la ley, contraria al orden público o a


las buenas costumbres (art. 1532). Ej. le pago X cantidad de dinero si le hurta el

automóvil a B.
Potestativa: la que depende de la voluntad del acreedor o del deudor (art. 1534). Ej.
Si viaja este fin de año a Europa, le subsidio la mitad de los pasajes. Si viajo a

Europa, le vendo la colección jurídica de la obra X.

En cuanto a la condición potestativa se distingue: la simplemente potestativa y la


meramente potestativa. La simplemente potestativa viene siendo la de los ejemplos

inmediatamente anteriores.

Pero la meramente potestativa, vale la que depende de la voluntad del acreedor. Ej.
le perdono la deuda si me parece conveniente. No es válida la que depende de la
mera voluntad del deudor o condición “si voluero”, ej. le pago la obligación si
quiero; se tiene como una condición carente de seriedad.

Estados de la condición
*pendiente, *cumplida y, *fallida.

Pendiente: mientras el hecho que la constituye no se sabe si va a suceder o no. Ej.


se constituye una propiedad fiduciaria, bajo la condición de trasladar el dominio a

X, cuando cumpla 25 años.

Cumplida: a) cuando el acontecimiento ocurre. En el ejemplo anterior cuando X


cumple los 25 años; (b) cuando el deudor se vale de medios ilícitos para que la

condición no se cumpla (art. 1538).

Fallida: *cuando llega a ser cierto que el hecho positivo que la constituye no se
realizará. Ej. se estableció la llegada del barco a puerto y este naufraga; *cuando se
realiza el hecho positivo contrario a la condición negativa. Ej. B celebra con C el
contrato que se le había prohibido; *cuando ha expirado el término dentro del cual
el hecho positivo ha debido realizarse y no se ha realizado. Ej. se fija una fecha para

que ocurra el acontecimiento y este sucede después de tal fecha.

Efectos de la condición pendiente

Estando pendiente la condición: *la obligación no nace y por tanto no habrá lugar a
exigirla (art. 1542); tampoco se podrá ejercer la acción paulina; *no hay lugar a
compensación (art. 1715 ord. 3); *si el deudor paga, tiene derecho a repetir lo
pagado porque aun la obligación no existe (art. 1542); *la prescripción no corre

porque no hay obligación exigible (art. 2535).

Pero de la eventualidad que el hecho suceda o no, se derivan estas consecuencias:


*el deudor debe observar un comportamiento de tal modo que no obstruya el
nacimiento de la obligación (art. 1538); *el deudor condicional queda obligado a
cuidar la cosa prometida, de tal modo que si esta desaparece o se deteriora por su
culpa y el hecho se cumple, deberá indemnizar los perjuicios; *el acreedor puede
impetrar medidas conservativas necesarias (art. 1549 inc. 3) con el fin de hacer
posible la satisfacción de la prestación en la forma prometida, en el evento que la
condición se cumpla; *el derecho del acreedor que queda en suspenso, así como la
obligación del deudor que queda pendiente, son transmisibles a sus herederos si
alguno de ellos fallece antes del acontecimiento. Esta regla no se aplica a las
asignaciones testamentarias ni a las donaciones entre vivos, dado que se tiene en
cuenta el intuitupersonae (art. 1019); no sucede lo mismo en relación con los
herederos del deudor, por cuanto si el donante prometió donar y muere antes de
que ocurra la condición, su herederos deberán cumplir con la respectiva obligación.

Efectos de la condición resolutoria pendiente

La condición resolutoria pendiente no afecta el nacimiento ni la eficacia de la


obligación sujeta a ella, por cuanto solo existe incertidumbre respecto de su
extinción. Ej. C vende su automóvil a D, y establecen una cláusula en la que se
expresa que la venta se resolverá si D no aprueba el año con un promedio de 4,75.
Se entiende que la venta al celebrarse produce los efectos propios de la misma: D
pagará el precio, C entregará el automóvil; se originar derechos y obligaciones a la
vez para D y C. Sin embargo si D no obtiene el promedio, opera la resolución de la

venta, o sea que vuelven las cosas a su estado anterior.

Efectos de la condición fallida

Si se trata de condición suspensiva y esta falla, la obligación no nace y por ende no


hay lugar a exigirla. Si en un evento dado el deudor ha pagado antes del

acaecimiento del hecho, el cual falló, tiene derecho a repetir lo pagado.

Si la condición es resolutoria, y el hecho incierto no se da, la obligación se consolida


y sigue surtiendo sus efectos. Ej. C vende a D bajo la condición de que la venta
quedará resuelta si D no paga el saldo del precio antes de finalizar el 30 de
noviembre. Si D paga, el hecho del incumplimiento no se da y por tanto la venta se

consolida.
Efectos de la condición cumplida

Siendo suspensiva la condición y esta se cumple, tiene lugar el nacimiento de la


obligación. El cumplimiento de la condición produce efectos retroactivos, lo cual
quiere decir que si se paga con anterioridad a que el hecho incierto suceda y
efectivamente ocurre, dicho pago se consolida.

Si la condición es resolutoria y pasado el tiempo se cumple el hecho incierto, tiene

efectos destructivos, porque la obligación que se generó se extingue.

=******************=
Obligaciones a plazo

Artículos 1551 a 1555 del C. Civil.

Se trata de aquellas obligaciones cuya exigibilidad o extinción se somete a un

término, a un plazo.

Se entiende como plazo, el hecho futuro cierto del cual depende la exigibilidad o
extinción de una obligación. De conformidad con el artículo 1138 el plazo suspende

el goce actual o la extinción de un derecho.


Tanto el plazo como la condición quedan pendiendo de un hecho futuro; pero se
distinguen porque: *en la condición hay incertidumbre, el hecho puede suceder o
no; en el plazo el hecho futuro es cierto, sucederá de todos modos.

Variedades de plazo

Determinado: se sabe con exactitud cuando ha de llegar. Ej. el día 30 de agosto.

Indeterminado: de todos modos llega, pero no se sabe cuando. Ej. la muerte de una

persona (art. 1139 C. Civil).


Legal: el establecido por la ley. Ej. art. 225 del C. Civil.

Convencional: El acordado por las partes. Ej. el término que establecen arrendador

y arrendatario para el pago de los cánones.

Judicial: el señalado por el juez, en los casos especiales que la ley así lo autoriza

(artículo 1551 inc. 2, 1152 y 2226).

Expreso: El señalado en forma clara, patente, especificada.

Tácito: el indispensable para cumplir la obligación; al no existir plazo expreso y la


obligación no es susceptible de cumplirse inmediatamente. B compra a D una
mercancía en Barranquilla cuya entrega se debe hacer en Bogotá, pero no se
estableció plazo para su envío. En este caso al presentarse descuerdo entre las
partes, el juez estará facultado para interpretar la duda que se presente debiendo
tener en cuenta la naturaleza de la obligación y demás circunstancias como la

misma se ha contraído (art. 1552 inc. 2).

Suspensivo: detiene la exigibilidad de la obligación.

Extintivo: extingue la obligación. Ej. contrato de arrendamiento que expira. Contrato

de prestación de servicios profesionales (asesoría) por determinado tiempo.

Efectos del plazo suspensivo antes del vencimiento


*mientras está pendiente, la obligación no se podrá exigir. El acreedor no puede

compensar su crédito con otro que tenga el deudor en su contra (art. 1715 ord. 3).

*estando pendiente no hay lugar a que empiece a correr término de prescripción

de la deuda.

*Es válido el pago de la obligación, realizado antes del vencimiento del plazo.

*el acreedor puede solicitar medidas conservativas, a pesar de que el código no las
tiene previstas, como conclusión a fortiori (de mayor razón) de lo dispuesto para la

condición.
Efectos del plazo después del vencimiento

*el acreedor queda facultado para exigir el cumplimiento de la obligación.

*empieza a correr el término de prescripción de la obligación (art. 2535)

*se hace viable la compensación (art. 1715 ord.3).

*por regla general el deudor queda constituido en mora (art. 1608 ord. 1). No hay

necesidad de reconvenirlo.
Efectos del plazo extintivo

Las obligaciones que se van cumpliendo estando pendiente su vencimiento, se van


consolidando. Pero su llegada pone fin a la eficacia futura. Ej. B paga a C una renta

vitalicia. Al morir C se extingue la obligación de B.

Causales de extinción del plazo

-vencimiento -renuncia -caducidad.


Vencimiento: el hecho futuro cierto acaece. Ej. la llegada del día acordado para el

cumplimiento de la obligación.

Renuncia: el plazo generalmente beneficia al deudor, pero este puede renunciar al


mismo (art. 15 C. Civil). Pero la renuncia está prohibida: *cuando el testador así lo

dispone; *cuando las partes lo han acordado.

Por excepción el plazo se establece para beneficio de ambas partes, o para el solo

acreedor.

El deudor no podrá renunciar al plazo, cuando en el acto constitutivo de la


obligación se prohíba la renuncia; o cuando por la renuncia se cause un perjuicio al
acreedor, como en el caso del mutuo con interés por cuanto la renuncia del plazo

priva al acreedor a devengar el interés.


El acreedor tendrá derecho a renunciar el plazo que existe exclusivamente a su
favor, o cuando por acuerdo se le faculta para hacerlo. Ej. B deberá pagar a C una

suma de dinero el 30 de agosto, o antes si este así lo exigiere.

Caducidad del plazo: consiste en la extinción anticipada del plazo; se trata de una
terminación prematura del plazo.

Causales de caducidad del plazo: *la insolvencia del deudor. El deudor se encuentra
en situación de iliquidez que no le permite cumplir con todas las obligaciones que
ha adquirido. En este evento el deudor (persona natural o jurídica) podrá ser sujeto
de procesos concursales, cuando se den los presupuestos que la ley 222 de 1995
dispone. Habrá lugar a un concordato (acuerdo recuperatorio del deudor) o a una
apertura de liquidación obligatoria (art. 149 y ss. y 213 y ss. de la ley citada). Estos
eventos dan lugar a que el plazo caduque (se pierda) y por tanto se hagan exigibles
todas las obligaciones aún aquellas cuyo plazo no se ha vencido (art. 151-2); *la
disminución considerable de las cauciones o su extinción, por hecho o culpa del
deudor. Ej. se tiene hipotecado un bien inmueble y el deudor demuele la
construcción o el bosque que existe en el mismo; *la cláusula aceleratoria. Se faculta
al acreedor a dar por extinguido el plazo y por tanto exigir el cumplimiento de la
obligación principal, cuando el deudor se coloca en mora de pagar dos o mas

cuotas de intereses por ejemplo, o dos o más de la deuda financiada.

De las moratorias

La moratoria es una especie de plazo de gracia pero de carácter general,


establecido por el legislador, es decir, requiere que se profiera una ley que la
declare. Generalmente se otorga a grupos de deudores que viven situaciones
económicas críticas derivadas de circunstancias de diverso orden, tales como
colapsos financieros de orden nacional o mundial, guerra, desplazamiento,

refugiados. Ej. la moratoria colombiana de los años de 1929 y 1930.

=******************=
Obligación modal

Consiste en la adquisición de un derecho, imponiéndosele a quien lo recibe un


modo, una carga que viene a ser una obligación. Se rigen por las reglas dispuestas
para las asignaciones testamentarias modales (arts. 1550 y 1147). Ej. C vende a D un
bien inmueble por precio bajo y con muy cómodas cuotas de pago, siempre y
cuando D destine el bien inmueble por X años para que funcione una casa para
personas de tercera edad; se asigna por testamento un inmueble a D pero se le
impone la obligación de girar una suma de dinero anualmente a una entidad de

beneficencia; C dona un edificio pero se le impone obligación de educar al joven D.

Los actos jurídicos acompañados de obligación modal, deben contener cláusula


resolutoria expresa, mediante la cual se disponga que en el evento de incumplirse
con el modo o carga, haya de restituirse la cosa y los frutos que las misma produzca
(art. 1148).
El que haya sido instituido como beneficiario, en el evento del incumplimiento de la
carga o modo, tendrá dos alternativas: *o pedir la ejecución forzada de la
obligación; *o pedir la resolución del negocio jurídico correspondiente. Esta

resolución debe declararse judicialmente.

La imposibilidad, la ilicitud u oscuridad del modo conllevan nulidad de la cláusula

referente modo o carga que se impone.

=******************=

De las obligaciones por el número de objetos


De objeto singular o simple, y facultativas. De objeto plural: las alternativas.

De objeto simple o singular: aquellas en las cuales el deudor debe una sola cosa
que puede recaer en un dar, o en un hacer, o en un no hacer. Ej. la tradición de un
bien mueble o inmueble, entregar una suma de dinero, abstenerse de abrir
establecimiento comercial de igual naturaleza en el local que se le desocupa al

arrendador.

Alessandri Rodríguez considera que también es obligación de objeto simple cuando


por un mismo contrato se vende por ejemplo un automóvil, un lote de ganado, un
inmueble. Este caso lo denomina obligación única con pluralidad de objetos,
distinguiéndolo con el nombre de obligación conjuntiva. La tesis es controvertible
pues en el ejemplo propuesto hay varias obligaciones distintas, aunque originadas

en un mismo contrato.
Será obligación de objeto simple la que recae sobre las denominadas
universalidades de hecho, que son varias cosas separadas entre sí pero que forman
un conjunto destinado a un mismo fin. Ej. un lote de ganado, una biblioteca, una
colección de obra de arte. Jurídicamente se consideran como un objeto único para
ciertos efectos, como para el cumplimiento de la obligación de dar o de entregar.

Obligación facultativa

Artículos 1562 a 1564 C. Civil.

La que tiene por objeto una cosa determinada, pero se le concede al deudor la
facultad de pagar con esta cosa o con otra que se designa (art. 1562). Los objetos
de la obligación pueden consistir en un dar, en un hacer o en un no hacer. Ej. A
debe a B una suma de dinero, pero se acuerda que cuando vaya a pagarla lo haga
con el caballo Muñeco que tiene en su finca, o con la vaca Pepita, o elaborando un

escultura determinada.

En el ejemplo, el objeto con el cual prioritariamente debe pagar A es con la suma


de dinero, que es el precisamente debido, pero bien puede hacerlo traditando el
caballo Muñeco, o la vaca Pepita, o la escultura. Se dice entonces que existe un solo

objeto in obligatione y otro u otros in facultatesolutionis.

Efectos de la obligación facultativa:

*si hay ilicitud en cuanto al objeto prioritariamente debido, dicha obligación queda
viciada Xde nulidad. No sucederá lo mismo si la ilicitud recae sobre el objeto o los
objetos con los cuales quedó facultado para pagar. Sin embargo debe mirarse la
finalidad que las partes persiguen o propician, porque si es ilícita anula la acordado.
Ej. pagará X suma de dinero, pero te libero de pagar si das muerte a tal persona. En
cambio sería valido: pagará X suma de dinero, pero quedará liberado si me hace la

tradición de tal bien embargado.

*el acreedor solamente puede demandar la prestación prioritaria; no podrá exigir

las otras, porque estas son potestad que se le deja reservada al deudor (art. 1563).

*Si el objeto prioritario está determinado como especie o cuerpo cierto y perece sin
culpa del deudor, la obligación se extingue. Los objetos con los cuales queda

facultado para pagar perecen en nada afectan la obligación.

Ante la dificultad que se presente para establecer si una obligación es facultativa o

es alternativa, el artículo 1563 dispone que se tendrá por alternativa.


=*****************=

Obligación de objeto plural

Obligación alternativa

Artículos 1556 a 1561 C. Civil.

Obligación alternativa es aquella por la cual se deben varias cosas, de tal manera
que la ejecución de una de ellas exonera de la ejecución de las otras (art. 1556).

Pueden recaer sobre un dar, un hacer o un no hacer.


Ej. B pagará a C con una suma de dinero, o haciendo la tradición de su automóvil, o
prestándole asesoría en X proceso, o absteniéndose de prestar asistencia
profesional a Y. No hay objeto prioritario con el cual cumplir, se puede con uno

cualquiera de los convenidos.

¿A quién corresponde la elección?

Por regla general al deudor (art. 1557 inc. 2).

La elección le corresponderá al acreedor: *cuando así se haya convenido (art. 1557


inc. 2); *cuando el deudor al ser demandado, no elija dentro de los cinco días
siguientes al requerimiento que el juzgado le hace para que cumpla con la
obligación que elija.
Efectos de las obligaciones alternativas:

*la ilicitud de uno de los objetos no anula la obligación alternativa, siempre que

alguno de los otros objetos sea lícito y subsista (art. 1560).

*El acreedor podrá demandar cualquiera de los objetos debidos cuando está

legitimado para elegir (1557, 1559 inc. 2).

*Hecha la elección se supone que la obligación ha sido de objeto simple desde su


nacimiento.
*Realizada la elección de la cosa, el deudor deberá pagar con esta. No es dable al
deudor pagar con parte una y parte de otra u otras salvo que el acreedor lo admita

y lo permita la divisibilidad de los objetos alternativamente debidos.

*el deudor tiene la obligación de conservar la cosa que elija, cuando le corresponde
la escogencia del objeto con el cual ha de pagar. Por tanto puede enajenar o

destruir las demás (1559).

*Si la elección es del acreedor, el deudor tendrá la obligación de conservar todas las
cosas debidas alternativamente hasta tanto el acreedor haga la escogencia. Si
alguna de estas cosas perece por culpa del deudor, podrá el acreedor o pedir el
precio de dicha cosa y la indemización de perjuicios, o cualquiera de las restantes

cosas (1559 inc. 2).


*Si todas las cosas que se deben alternativamente perecen sin culpa del deudor, se
extingue la obligación. Ha de entenderse de cosas determinadas como especie o
cuerpo cierto, porque si las cosas están determinadas como género (el género no
perece), ej. o una suma de dinero, o diez cargas de café, o cinco mil litros de

gasolina, estas son prestaciones reemplazable y la obligación subsiste.

Obligaciones teniendo en cuenta la determinación de la cosa sobre la cual recae el

objeto de la prestación

Obligaciones de género – obligaciones de especie o cuerpo cierto.


Obligaciones de género y obligaciones de especie o cuerpo cierto

Obligaciones de género (artículos 1565 a 1567 del C. Civil)

Aquellas en las cuales las cosas se determinan por su género más próximo y su
cantidad (un caballo, cien cargas de maíz), o aun restringiendo más dicho género
próximo –genuslimitatum- (uno de los caballos de paso que están en la finca X, cien

cargas de maíz de las que hay en la bodega Y).

Obligaciones de especie (art. 1605, 1606, 1648 C. Civil).


Aquellas en las cuales la cosa objeto de la prestación se individualiza por sus
características que le sean propias (el automóvil marca Ford, modelo 2009, servicio

particular, color plateado, Placas ZZZ-222 matrícula colombiana etc.)

La Corte Suprema de Justicia en sentencia de 06 de febrero de 1936, (Gaceta


Judicial XLIII, pág. 277) aclaró: “en el lenguaje de los jurisconsultos y de nuestro
Código, género es lo que los filósofos llaman especie, por ejemplo un caballo, un
vestido, y especie es para los jurisconsultos y nuestro código, es lo que los filósofos
llaman individuo, por ejemplo, el vestido negro, el caballo blanco. Cantidad en el
lenguaje de nuestro código viene a ser el género señalado por un número, como
diez vacas. De modo que no habría objeto en un contrato si el deudor se obligase a
entregar una cosa señalada únicamente por el género; es necesario que esta esté
determinada por su especie que viene a ser una limitación del género, limitación
que debe ser precisa porque así, aún cuando el deudor tiene cierta amplitud para el
cumplimiento de su obligación, existen sin embargo, ciertas reglas legales que
permiten la determinación. Pero además de la fijación del género es indispensable
saber la cantidad para que haya objeto del contrato: las cosas indeterminadas de
clase determinada deben designarse por su número, peso o medida. Así la
obligación carecería de objeto si se dice que el deudor debe caballos, sin
determinar su cantidad, sin fijar reglas para determinarla”.
Efectos de las obligaciones de género:

*El acreedor no puede pedir determinadamente ningún individuo y el deudor


quedará libre de la obligación entregando cualquier individuo del género, con tal
que sea de una calidad a lo menos mediana. Quiere decir que por regla general
que la determinación del individuo o individuos con los cuales se debe pagar

corresponde al deudor (facultatesolutionis).

*el género acordado debe existir (no ser imaginario ej. un centauro) ni estar
extinguido (un dinosaurio), o que por ley esté por fuera del comercio (una medicina
perjudicial para la salud), o que siendo un género limitado haya perecido
totalmente para el deudor (las cien cargas de café que B tenía almacenados en la

bodega X).
*el deudor mientras existan cosas del género debido no está obligado a
conservarlas, aunque las tenga, sino a proporcionárselas al acreedor
oportunamente en la cantidad y cualidad adecuadas (art. 1567). La regla se inspira
en el aforismo genera non pereunt (los géneros no perecen), desde luego dentro
de la relatividad cósmica, pues bien se saben que ciertas cosas se han extinguido y

están en vía de extinción, ej. especies de animales extinguidos.

*Por excepción el deudor de cosas de género, tiene la obligación de conservarlas,


cuando estas están determinadas por género limitado (genuslimitatum, como
cuando se obliga a dar uno de los automóviles que tiene el parqueadero X. Sus
facultades dispositivas y su irresponsabilidad por los deterioros o pérdidas quedan
restringidas, por cuanto si los enajena todos o los deteriora incurre en
responsabilidad. Debe aclararse además que en el evento de obligaciones
alternativas si la elección la tiene el acreedor, el deudor no puede disponer a su
arbitrio de los automóviles hasta tanto el acreedor no haya realizado la elección, y
hecha la elección deberá responder por la entrega de la cosa elegida.

Efectos de las obligaciones de especie


*el acreedor solo está facultado para exigir la cosa precisa, la individualizada por sus
características, y el deudor a su vez, no puede liberarse entregando otra distinta aun

siendo de igual o mayor valor (1627).

*Si la entrega es absolutamente imposible desde la celebración misma del contrato


(la especie nunca ha existido ni se espera que exista), o cuando ha perecido, la
prestación es ineficaz (art. 1518), sin perjuicio de la responsabilidad que pueda tener
el deudor por la pérdida. Lo mismo se predica si la especie está fuera del comercio

(art. 1518, 1521, 1741).

*si la dación o entrega se hace imposible después de formada válidamente la


obligación (dicha especie perece o queda fuera del comercio), la obligación se
extingue, sin perjuicio de la responsabilidad en que haya podido incurrir el deudor

por su culpa.
*la prestación de dar o entregar especie o cuerpo cierto lleva inherente la de
conservarla y cuidarla, por cuanto el deudor deberá responder de los perjuicios por
la pérdida o los deterioros acaecidos por su culpa (art. 1605, 1706, 1607).

De las obligaciones por el número de sujetos

Obligaciones de sujeto simple, de sujeto plural (conjuntas y solidarias).

De sujeto simple:
El extremo de la relación está constituido por un acreedor y por un deudor. Ej. C

vende a D un televisor.

De sujeto plural

El extremo de la relación está constituido por varios sujetos (dos o más acreedores

o deudores).

Las obligaciones de sujeto plural pueden se clasifican en: conjuntas o solidarias.


Obligaciones conjuntas (art. 1568 C. Civil).

También se conocen con el nombre de mancomunadas. Son aquellas en que el


extremo de la relación, activo o pasivo, está constituido por dos o más deudores, o
por dos o más acreedores, de tal modo que cada deudor está obligado a una cuota

en la deuda, o cada acreedor a exigir tan solo una parte a cada deudor.

La conjunción puede ser: activa, pasiva, o mixta. Activa (varios acreedores y un


deudor. Pasiva (varios deudores y un acreedor). Mixta (varios acreedores y varios

deudores).

Características de las obligaciones conjuntas


*el objeto sobre el cual recae la prestación es divisible, para que se pueda fraccionar
en cuanto al pago. La división se hará conforme a lo convenido, o por partes
iguales cuando no se pactado la forma del fraccionamiento (art. 2315 C).

*existe pluralidad de vínculos, o sea que cada uno de los deudores tiene con cada

uno de los acreedores, un vínculo jurídico distinto.

Existiendo pluralidad de vínculos, conviene hacer precisión al respecto.

Siendo la conjunción activa o pasiva, el fraccionamiento de la deuda no presenta


dificultad; en la pasiva cada deudor responderá por su cuota ante el acreedor; en la
activa cada acreedor exigirá el derecho que le corresponde. Ejemplo No. 1: B, C, D,
deben 120 a E. Cada uno pagará a E 40; Ejemplo No. 2: B debe 120 a C, D, E. B
pagará a cada uno 40. Esta distribución tendrá lugar cuando las partes no hayan
convenido expresamente como hacerlo, por cuanto se presume la igualdad. Pero
bien puede suceder que se convenga una proporción distinta, procediéndose

entonces a efectuar el fraccionamiento conforme se haya convenido.

Pero la distribución de la deuda para su pago o para su exigencia, presenta


dificultad cuando la obligación es conjunta “mixta”. Al respecto el autor Jorge

Cubides, menciona que se proponen dos sistemas. Veamos.

Primer sistema: cada uno de los sujetos está obligado o tiene derecho a una cuota
parte del objeto y no importa que tal cuota sea pagada o exigida, según el caso,
por cualquiera de los que intervienen, con tal que no exceda su respectiva cuota. Ej.
A y B deben 100, mancomunadamente a C y D. Cada uno de los deudores puede
pagar 50 indistintamente a C o D, y éstos pueden exigir 50 a A o B. Lo importante

es que no se exceda la cuota.


Segundo sistema: cada uno de los sujetos tiene derecho o está obligado solo a su
cuota parte, y puede exigirla o debe pagarla a cada uno de los que figuran en el

otro extremo de la obligación, segn la cuota de cada uno.

Ejemplo 1: A y B deben conjuntamente a C y D la suma de 100. Cada uno debe 50.


A pagará 25 a C y 25 a D. Lo mismo hará B. En sentido inverso: C exigirá 25 a B y 25

a A. Lo mismo hará D.

Ejemplo 2: A conforme a lo convenido tiene una deuda de 70 y B 30


mancomunadamente a C y D que aportaron 40 y 60 respectivamente. Se procede

así:

A pagará a C el 70% de sus 40 = 28 C y D podrán exigir en igual


A pagará a D el 70 de sus 60 = 42 sentido pero a la inversa.

B pagará a C el 30 de sus 40 = 12

B pagará a D el 30 de sus 60 = 18

Se concluye: cada acreedor dividirá su derecho entre los deudores según el


porcentaje que a cada uno de estos corresponda en el crédito total. Comenta el
autor en mención: “No vacilamos en acoger el segundo sistema. Porque: (a) en
verdad determina la extensión de cada una de las deudas y de cada uno de los
créditos, de manera que cada acreedor sabe en qué medida y frente a quien hacer
valer su parte del derecho, y cada deudor en qué medida y frente a quien cumplir
su parte en la deuda; (b) si pudiera cada uno dirigirse por su parte a cualquiera de
los que se encuentran en el otro extremo de la relación, esta dejaría de ser
conjunta, que es precisamente la que se asume en comunidad o consorcio y debe

ser cumplida de igual manera” .

Efectos de las obligaciones conjuntas

*cada acreedor solo puede exigir su parte, y cada deudor solo está obligado a

pagar también la fracción que le corresponde en la deuda.

*la insolvencia de uno de los deudores no afecta la cuota de los demás (art. 1583).
*la mora de uno de los deudores no se transmite a los otros. ¿Por qué? La mora es
una situación muy personal que se produce por un retardo debido a culpa o dolo

de uno de ellos que no es transmisible.

*la interrupción de la prescripción que obra a favor de alguno de los acreedores no


beneficia a los demás, y la que obra en contra de uno de los deudores no perjudica

a los otros.

Obligaciones solidarias (arts. 1568 a 1580 C. Civil).


Se trata de obligaciones con sujeto plural

Son aquellas en las que la prestación recae sobre cosa divisible y está cargo de
varios deudores, o a favor de varios acreedores, de tal modo que cada uno de los
deudores queda obligado a pagar totalidad de la prestación al acreedor o acreedor
que elija, y cualquiera de los acreedores queda facultado para exigir del deudor o

del deudor que elija la totalidad de la deuda.

Las obligaciones solidarias pueden originarse en: *el acuerdo (voluntad) de la


partes, *en el testamento (voluntad del testador), *la ley. Estos eventos se dicen que

son la fuente de la solidaridad Art. 1568 inc. 2).

La solidaridad debe ser expresamente declarada, salvo que la misma ley la

establezca (art. 1568 inc. 3., 825 del C. de Comercio).


La solidaridad dependiendo del número de sujetos que exista en el extremo de la
relación, podrá ser: *activa (varios acreedores y un deudor), *pasiva (varios

deudores y un acreedor), y *mixta (varios acreedores y varios deudores).

Características de las obligaciones solidarias

*unidad de objeto. A pesar de que el objeto sea fraccionable, los acreedores tienen
la facultad de exigir la totalidad del mismo, y los deudores obligados a pagar la

prestación en un todo.

*pluralidad de vínculos. Habrá tantos vínculos jurídicos dependiendo del número de


sujetos (activos o pasivos). La pluralidad permite que los sujetos puedan convenir
modalidades en cuanto a la exigibilidad del objeto, por cuanto respecto de algunos
se puede pactar plazo, respecto de otros condición, en cuanto a otros que la

prestación sea pura y simple (de exigencia inmediata). Art. 1569 C. Civil.

Solidaridad activa

No tiene mucha importancia y poco se utiliza, por la sencilla razón que ofrece poca
seguridad a los acreedores que no reciben el pago, quienes tendrán luego que
perseguir patrimonialmente al acreedor que recibió el pago en el caso que este no
les satisfaga la proporción que a cada uno de ellos le corresponde. En esta clase de
solidaridad, como existen varios acreedores y un deudor, cada uno de los
acreedores queda facultado para exigir del deudor la totalidad de la deuda, y el
deudor a su vez puede pagar la totalidad de la prestación al acreedor que elija. Al
efectuarse el pago la obligación se extingue también respecto de los demás

acreedores.
Al deudor lo único que le interesa es satisfacer la prestación no importándole el
conflicto que se pueda presentar entre los acreedores y la falta de lealtad que exista

entre ellos.

Efectos de la solidaridad activa entre acreedores solidarios y deudor

*cada acreedor puede exigir la totalidad de la prestación al deudor.

*si uno de los acreedores demanda al deudor, este deberá pagar al acreedor
demandante. Al no mediar demanda el deudor puede pagar válidamente a

cualquiera de los acreedores.


*cualquier otro medio de extinguir obligaciones que opere entre el deudor y
cualquier acreedor (compensación, remisión o condonación, novación, extinguen la

obligación respecto de los demás acreedores (art. 1570 C. Civil).

*la interrupción de la prescripción que obra a favor de uno de los acreedores,

beneficia a los demás.

*al presentarse la confusión como modo de extinguir la obligación entre un


acreedor y su deudor (concurrencia de la calidad de acreedor y deudor en una
misma persona), este acreedor deberá pagar a los demás la proporción que les
corresponde en el crédito. La obligación del acreedor que recibió el pago para con
los otros acreedores, será obligación conjunta.

Efectos de la solidaridad entre los acreedores solidarios


En virtud de la solidaridad activa, los acreedores se confían mutuamente para que
cada uno quede facultado para recibir el pago de la totalidad de la deuda, o para
exigir del deudor el pago total de la misma en el evento que este no procediese
voluntariamente a hacerlo. Esta confianza mutua sin embargo no autoriza al
acreedor satisfecho para disponer de la cosa recibida, porque para le surge la
obligación de devolver a los demás la proporción que a cada uno de ellos
corresponda en la prestación satisfecha.

Solidaridad pasiva

Varios deudores frente a un acreedor.


Al contrario de la solidaridad activa, es de muy frecuente utilización. Existe una
pluralidad de vínculos jurídicos dependiendo del número de deudores solidarios. Si
hay tres deudores, habrá entonces tres vínculos jurídicos. El objeto de la prestación
aunque sea divisible, es único, por cuanto debe pagarse en su totalidad por

cualquiera de los deudores.

Efectos de la solidaridad pasiva entre deudores y acreedor

*cada uno de los deudores podrá pagar o ser obligado a pagar al acreedor la
totalidad de la prestación. El acreedor puede dirigirse indistintamente a cualquiera
de los deudores (el que le ofrezca más seguridad) y exigir que se le pague la deuda
totalmente. El deudor requerido por el acreedor para el pago no podrá excusarse
del pago, ni pedir la división de la deuda. Esta es una de las diferencias entre la
solidaridad y otras instituciones tenidas como garantía de la satisfacción de la
prestación, más concretamente con la fianza, pues ésta, otorga al fiador el beneficio
de excusión consistente en dilatar el pago hasta tanto el acreedor haya cobrado
infructuosamente al deudor principal la deuda, y proponer además el beneficio de
división en el evento que existiesen varios fiadores para que entre todos se pague la

deuda fraccionadamente (art. 1571 C. Civil).


*el acreedor podrá dirigirse conjuntamente contra todos los deudores solidarios o

solo contra alguno de ellos (art. 1571), para el pago de la totalidad.

*la demanda propuesta por el acreedor contra uno de los deudores solidarios, no
extingue la obligación solidaria de los otros, sino en la parte que ha sido satisfecha
por el demandado (art. 1572 C. Civil). El saldo insatisfecho podrá el acreedor exigirlo
solidariamente respecto de los demás deudores. Esto significa que para el acreedor
resulta una garantía o seguridad por cuanto se amplía el campo patrimonial para
ver satisfecha su prestación con tantos patrimonios como deudores solidarios haya.
Pero debe tenerse en cuenta y se ha de resaltar que si el deudor se dirige contra un
deudor por una parte de la deuda, o este le ofrece pago por una fracción en la
misma, para que el saldo insoluto siga gozando de solidaridad debe “hacer
manifestar en la demanda o en la carta o recibo de pago que se reserva los
derechos que tenía antes del cobro o del pago”, porque de no hacerlo se tendrá

como una renuncia tácita a la solidaridad (art. 1573 C. C.).


*los medios de extinguir las obligaciones que obran sobre el objeto de la prestación
la extinguen respecto de todos los deudores. Quiere decir, que sin un deudor
extingue la obligación por pago, compensación, por remisión o condonación
(perdón), novación, confusión; la obligación se extingue respecto de los demás.
Pero debe hacerse las siguientes aclaraciones: (a) en relación con la confusión, el
deudor confundido podrá repetir contra los otros por la parte que les corresponda
en la deuda pero en forma conjunta; (b) si el acreedor perdona a un deudor en
forma parcial, puede perseguir el saldo no condonado con los demás deudores en
forma solidaria (art. 1575); (c) cualquier deudor puede compensar un crédito a su
favor y a cargo del acreedor, con la obligación que le debe satisfacer a este; pero
no podrá compensar créditos que los demás deudores tengan con el acreedor (art.

1578) salvo que le hayan sido cedidos.

*las modalidades o formas de vinculación de los deudores con el acreedor surten


efectos independientes. Se explica: si uno de los deudores goza de plazo para el
pago de la obligación, tan solo se le puede exigir una vez el plazo se haya vencido;
si el pago de uno de los deudores queda sometido a condición, se le podrá exigir

una vez se cumpla la condición.


*si la cosa debida perece por culpa o durante la mora la mora de uno de los
deudores solidarios, todos ellos quedan obligados solidariamente al precio salvo la
acción de los codeudores contra el culpable o moroso. Pero la acción de perjuicios
a que diere lugar la culpa o mora, no podrá intentarla el acreedor sino contra el
deudor culpable o moroso” (art. 1578 C.C.). Ha de entenderse que la cosa perecida
sea de especie o cuerpo cierto, porque es con la única con la cual se puede cumplir.
El precio y la indemnización viene siendo una satisfacción por equivalencia ante la
imposibilidad de poder cumplir con la precisa cosa determinada. El precio del
objeto se podrá reclamar ante cualquiera de los deudores solidarios; pero la
indemnización por los perjuicios que se pudiesen ocasionar al acreedor se exigirá al

deudor responsable de la culpa o mora.

*la interrupción de la prescripción que opera en perjuicio de cualquiera de los


deudores solidarios, perjudica a los demás. De tal modo que si uno de ellos
reconoció la deuda, o el acreedor demanda a uno de ellos interrumpiendo la
prescripción, los efectos se extienden a los demás en virtud de la unidad de objeto
a que todos están obligados.

Efectos de la solidaridad pasiva entre los deudores


Se dice que entre ellos se presentan relaciones de sociedad, de mandato, de

comunidad, de servicio, etc.

*realizado el pago al acreedor, voluntario o judicialmente, el deudor que lo haya


efectuado tendrá derecho a repetir contra los demás por la cuota o parte que a
cada uno corresponde en la deuda. El deudor solidario que paga, en virtud del
fenómeno de la subrogación se coloca en el lugar del acreedor con los privilegios,
accesorios y garantías que este tenía, pero facultado tan solo para exigir la parte

que a cada cual corresponda según el título (1579 inc. 1).

*si al pactarse la solidaridad pasiva, tan solo uno de los deudores u otros es el
beneficiado o beneficiados, existiendo otros que no han recibido ninguna utilidad,
beneficio o provecho, una vez pagada la deuda por cualquiera de los beneficiados
entre éstos se dará la repetición en cuanto a la cuota, sin que pueda repetirse
contra quienes no recibieron beneficio a quienes se les considera como fiadores
solidarios; estos últimos se aclara, responden ante el acreedor por la totalidad, pero

no participan en la división entre codeudores (art. 1579 inc. 2).

*la insolvencia de uno de los deudores solidarios, afecta a los demás a prorrata de
sus cuotas, comprendidos aun aquellos a quienes el acreedor haya exonerado de la
solidaridad (1579 inc. 3). Quiere decir que si uno de los deudores cae en insolvencia,
su cuota se reparte entre los demás incluyéndose al deudor a quien el acreedor
haya exonerado de la solidaridad; de tal modo que el deudor que pagó podrá
perseguir a los otros deudores por cuotas proporcionales haciendo el descuento de
su cuota respectiva. Ha de aclararse que entre los deudores solidarios, una vez
pagada la deuda, la obligación se transforma en conjunta.

Solidaridad mixta

La ley no la regula. No es utilizable. Se presenta cuando en la parte activa existen


varios acreedores solidarios y en la parte pasiva varios deudores solidarios.
Cualquiera de los acreedores queda facultado para exigir de cualquiera de los
deudores la satisfacción de la prestación; cualquiera de los deudores solidarios

puede pagar a cualquiera de los acreedores.

*todo lo que extinga o modifique el objeto de la obligación rige para todos los

sujetos, activos y pasivos.

*lo que afecte vínculos personales entre los sujetos, debe considerarse como

afectación particular del vínculo respectivo.

Ej: el pago, la compensación total, la remisión total, pérdida de la cosa que se debe

no imputables a la parte deudora, la novación, extinguen la obligación.


Pero en los casos en que los medios de extinción o modalidades afecten no ya el
objeto sino los sujetos o los vínculos que se constituyen entre éstos, la iniciativa
guarda su importancia; así tenemos: *la remisión (perdón de la deuda) de uno de
los acreedores a uno solo de los deudores produce el efecto de la reducción del
total de la prestación en la parte condonada, pero conservándose la solidaridad
respecto de los demás; *la compensación que pueda oponerse por el deudor al
acreedor que tuvo la iniciativa de exigir, solo podrá fundarse en excepciones
personales que contra el tenga el deudor escogido, y así en los demás casos. En
todos se forma una relación entre el sujeto de la iniciativa y el escogido, que se rige
por las reglas conocidas sobre todo de la solidaridad pasiva.

Extinción de la solidaridad (art. 1573, 1574)

-Por renuncia del acreedor, -por muerte de uno o todos los deudores solidarios.

La renuncia del acreedor puede ser: expresa, tácita, general y especial.


Expresa: el acreedor manifiesta su voluntad de dividir la deuda.

Tácita: el acreedor exige a un deudor el pago de su cuota, quedando constancia de


ello en la demanda que se promueva o en el reciba que expida, sin hacer la reserva
de la solidaridad por el saldo en relación con los otros deudores (art. 1573). Es un

caso de reserva especial.

General: cuando se exonera de la solidaridad a todos los deudores.

La muerte (art. 1411, 1580). Porque la solidaridad no se transmite a los herederos. Al


morir un deudor solidario, sus herederos deberán la totalidad de la deuda; pero
cada uno tendrá que pagar dividiendo la totalidad entre ellos. Ej. A, B y C son
deudores solidarios de D en $600.oo. Cada uno queda obligado por la totalidad. A
muere y deja como herederos a E, F y G. D podrá exigir la totalidad de la suma de B
o C como deudores solidarios; pero también podrá exigirla de E, F y G por la

totalidad, o cada uno de estos herederos por separado por $200,oo.

Obligaciones por la divisibilidad o indivisibilidad del objeto

Divisibles e indivisibles.
Divisible cuando tiene por objeto una cosa susceptible de división, sea física,
intelectual o de cuota. La prestación admite fraccionamiento y entonces se podría

cumplir por partes.

Obligaciones indivisibles

Ha sido uno de los temas que en derecho ha causado dificultad en su explicación y

aplicación.

Tienen por objeto una cosa que no es dable cumplirla por partes, existiendo varios

acreedores o varios deudores.


La indivisibilidad no reviste cuidado cuando la prestación se constituye entre un
acreedor y un deudor, por cuanto de conformidad con el artículo 1649 del C. C., la
prestación debe cumplirse en su totalidad y el deudor no puede obligar al acreedor

a que reciba por partes.

La indivisibilidad guarda importancia cuando en los extremos de la relación existen

varios deudores, o varios acreedores o ambos.

Fuentes de la indivisibilidad

La indivisibilidad puede provenir de: *la misma naturaleza del objeto, *por

disposición legal y *por voluntad de los contratantes.


Por la naturaleza del objeto

Se debe hacer distinción entre obligaciones de dar, hacer o de no hacer.

Obligaciones de dar. Se trata de transferir la propiedad plena o desmembrada. El


autor Guillermo Ospina Fernández, en su obra Régimen General de las Obligaciones
comenta: “no se ha podido encontrar en solo ejemplo de indivisibilidad por el
objeto en esta especie de obligaciones, pues aunque las cosas sobre las que
recaigan no puedan ser divididas materialmente, como un caballo, el derecho por
transferir si es susceptible de división intelectual en cuotas y, por consiguiente, la
obligación se puede cumplir por partes, mediante la transferencia de las cuotas que
integran la totalidad del derecho. Si A y B se obligan a dar el predio de que son
copropietarios, la obligación objetivamente no es indivisible, pues A puede cumplir

haciendo tradición de su cuota, y B puede hacer lo mismo.


“Frente a la aludida imposibilidad, la doctrina suele citar los derechos reales de

servidumbre, de hipoteca y de prenda, a manera de ejemplos de indivisibilidad.

Nosotros consideramos que teóricamente la obligación de constituir una


servidumbre no es indivisible, porque sí se puede ejecutar y exigir por partes. Así, si
se trata -según el manido ejemplo- de una servidumbre de tránsito, es cierto que
esta no queda totalmente constituida mientras el predio enclavado no tenga acceso
al camino público. Sin embargo, no hay razón para negar que cada uno de os
propietarios de los predios que se interponen cumple su obligación constituyendo
la servidumbre en lo que a su predio corresponde, o sea que la obligación de
constituirla es lógicamente divisible. Otra cosa es que la ley, con miras a evitar
inconvenientes al beneficiario de la servidumbre y a quienes deban constituirla,
someta la obligación de estos al régimen de la indivisibilidad, con lo cual no está
creando la existencia de un caso de indivisibilidad natural, sino otro de

indivisibilidad legal (art. 1581 C.C.).

“La obligación de constituir una hipoteca v. gr., la que emana de una promesa,
también es lógicamente divisible. Si la propiedad del bien por gravar es de varios,
cada uno cumple al hipotecar su cuota o parte. De suerte que cuando los autores
hablan de la indivisibilidad de la hipoteca, ello no debe entenderse en lo que se
refiere a la obligación de constituir dicho gravamen, sino a otra cosa distinta y ajena
a esta, como es la de declarar que el derecho real en cuestión garantiza la totalidad
de la obligación a que accede, en forma tal que subsiste sin mengua aunque de la
obligación garantizada quede tan solo una parte insoluta, por mínima que esta sea.
En resumidas cuentas, lo indivisible en este caso es el derecho real de hipoteca ya
constituido, pero no así la obligación de constituirlo. Incurren, pues, en confusión
quienes citan este caso como ejemplo de obligaciones indivisibles, y en ella incurre
también nuestro Código Civil en su artículo 1583 ordinal 1, que reproduce esa idea

errónea” .

Indivisibilidad en obligaciones de hacer y de no hacer.

Estas obligaciones por regla general sí son indivisibles. Cuando la obligación de


hacer, consiste en la entrega de cosa que no sea susceptible de división material, v.
gr., de un caballo, resulta imposible su cumplimiento por partes. Cuando consiste
en la ejecución de hecho v. gr., entre A y B pintar un mural, o un retrato, también se
impone la indivisibilidad. Lo mismo se puede afirmar de las obligaciones de no
hacer, cuya infracción, por mínima que sea, implica su incumplimiento: si no debo
abrir un bar, lo mismo dejo de cumplir cuando vendo un litro de vino que cuando
vendo toda clase de licores. No se puede hablar de cumplimiento parcial de estas

obligaciones.

De la indivisibilidad por disposición legal

Esta indivisibilidad proviene de la ley cuando la división del objeto es real o


intelectualmente posible, pero el legislador, inspirado en motivos de conveniencia,
prohíbe el cumplimiento de la obligación por partes. Se cita como ejemplo de
indivisibilidad legal, la constitución de una servidumbre de tránsito a favor del
predio que se encuentra destituido de salida. Al respecto valen los comentarios

realizados en cuanto a la indivisibilidad comentada de las obligaciones de dar.

De la indivisibilidad por el acto jurídico


En esta modalidad el objeto puede ser divisible y la ley no prohibir el cumplimiento
por partes; no obstante, la obligación puede quedar sometida al régimen de
indivisibilidad por convenirlo así, expresamente las partes. Ej. A y B se obligan pagar

$500,oo en forma indivisible a C, porque así lo estipulan.

La voluntad de las partes puede ser expresa o tácita.

El pacto de indivisibilidad no es de uso frecuente. El artículo 1583 inciso 2 ordinal 4


consagra un caso de indivisibilidad expresa. En este evento el pago debe hacerse al
acreedor, aún indivisiblemente por los herederos del deudor en caso de
fallecimiento del deudor. En este caso, cada heredero puede ser obligado a
entenderse con los otros para el pago total de la deuda o a hacerlo él mismo

quedando a salvo su acción de saneamiento contra los demás herederos.


La indivisibilidad puede provenir también de la voluntad tácita de las partes,
teniendo en cuenta las circunstancias que han rodeado el nacimiento de la
obligación. Ej. la construcción de una casa se reputa indivisible, porque a pesar de
que la edificación se pueda hacer por partes, al acreedor le interesa recibir la casa
terminada (art. 1581 C.C). A su vez el ordinal 5 del artículo 1583 del Código,
consagra una previsión de indivisibilidad tácita, cuando en la venta de un terreno
que figura a nombre de varios y se ha guardado silencio, se ha de presumir que los

vendedores adquieren la obligación indivisible de entregar el lote.

Efectos de la indivisibilidad

Indivisibilidad pasiva

*Cuando son varios los deudores de obligación indivisible (indivisibilidad pasiva) el


efecto básico esencialmente es el mismo de la solidaridad. Por tal razón cada uno
de los deudores quedará obligado a satisfacer la prestación en un todo, o el
acreedor podrá dirigirse contra cualquiera de los deudores por la totalidad (1584 C.
Civil), lo cual se presta para que se cuestione la utilidad indivisibilidad, dado que de
conformidad con la norma en cita los efectos vienen siendo los mismos de la
solidaridad. En la legislación alemana se prescinde de la distinción entre

indivisibilidad y solidaridad; a las dos se les da el mismo tratamiento.

*el cumplimiento de la prestación por cualquiera de los deudores, extingue la


obligación de los demás para con el acreedor. El deudor que satisface le queda el
derecho de dirigirse contra los demás para que le satisfagan la cuota que a cada

uno de ellos corresponde.

*la culpa de uno de los deudores de prestación indivisible no afecta a los demás. La
culpa es una cuestión personalísima que supone una actitud sicológica de descuido
o negligencia, que no puede trasladarse a otras personas. Por tal razón de la
pérdida o el deterioro que sufra el objeto indivisibible, responderá aquel deudor
por cuya culpa se produjeron (art 1591). Ahora bien, si el objeto de prestación
indivisible perece sin culpa de ninguno de los deudores (caso fortuito), todos

quedarán exonerados de responder.


*es divisible la acción de perjuicios que resulta de no haberse cumplido o de
haberse retardado la obligación indivisible; de tal modo, el acreedor queda tan solo
facultado para exigir la indemnización en forma proporcional a cada deudor, y cada
deudor queda obligado por su cuota parte que le corresponda dentro de la
indemnización (art. 1590 C.C.).

*si son varios los deudores de prestación indivisible en la modalidad de alternativa,


todos de común acuerdo deben elegir con cual objeto pagarán (art. 1583 ord. 6 C.

Civil).

Indivisibilidad activa
*ninguno de los acreedores puede sin el consentimiento de los otros, remitir
(condonar) la deuda o recibir el precio de la cosa debida (art. 1589). Se busca que el

acreedor no pueda disponer del objeto en perjuicio de los otros acreedores.

*si alguno de los acreedores recibiere el precio de la cosa o remitiere la deuda sin el
consentimiento de sus coacreedores, éstos podrán insistir en el pago de la cosa
condonada, abonando para tal efecto la parte o cuota del acreedor que remitió la

deuda o recibido el precio de la cosa (art. 1589).

*siendo la obligación en la modalidad de alternativa y la elección corresponde a la

parte acreedora, todos deben hacerla de común acuerdo.

*la interrupción de la prescripción por uno de los acreedores, aprovecha a los

demás.
Transmisión de la indivisibilidad por causa de muerte (mortis causa)

“Cada uno de los herederos del que ha contraído una obligación indivisible es
obligado a satisfacerla en todo, y cada uno de los herederos del acreedor puede
exigir su ejecución total (art 1585)”. Es una característica que la distingue de la
solidaridad, ya que en ésta al fallecer un deudor solidario, la deuda que le

correspondía pagar en totalidad se divide entre sus herederos.

Obligaciones por su independencia

Obligaciones principales, obligaciones accesorias de otras obligaciones: prenda,

hipoteca, fianza y cláusula penal; y accesorias reales o propter rem.


Principales: las que subsisten por sí mismas. Ejs. transferir el dominio y pagar el
precio en la compraventa, la entrega del bien arrendado y el pago del canon en el
arrendamiento, pagar la suma recibida a título de préstamo en el mutuo, devolver

el bien recibido en comodidad en el comodato..

Accesorias: aquellas que para existir necesitan de una principal a la cual acceden.
Estas obligaciones sirven de garantía o afianzamiento de una obligación principal,
de tal modo que si esta se incumple, su satisfacción se hará realidad utilizando el

recurso de la garantía o afianzamiento.

Las accesorias se distinguen entre: *de garantía real (prenda e hipoteca); *de
garantía personal (la fianza); *la cláusula penal; y *modales o propter rem

(obligaciones reales in faciendo.


Ejemplos: (a) si A recibe de B, a título de préstamo $100 millones, puede garantizarle
el pago constituyendo mediante contrato accesorio, prenda sobre su automóvil, o
hipoteca sobre uno de sus inmuebles, o presentando un fiador solvente. Se ha de
entender que si A incumple en el pago, B quedará facultado para perseguir la
satisfacción de la prestación principal, ejercitando la acción ejecutiva con la
prelación que le otorga la prenda o la hipoteca constituida sobre los bienes de A, o

promoviendo la ejecución contra el fiador de A.

De las obligaciones con cláusula penal

La cláusula penal es una previsión que hacen las partes ante la eventualidad de un
incumplimiento total de la obligación principal o por el retardo en la satisfacción de
la misma. Mediante la cláusula se pacta un castigo o sanción ante el hecho del
incumplimiento o del retardo.
La exigencia de la sanción o castigo económico, podrá acumularse con la
indemnización compensatoria ordinaria, o con el cumplimiento de la obligación

principal si así se estipula.

Criterios en cuanto a la naturaleza de la cláusula penal

*se considera como una liquidación convencional anticipada de los perjuicios que

se derivan del incumplimiento de la obligación principal;

*se aprecia por algunos como una especie de garantía del cumplimiento del
contrato, por cuanto se traduce en un apremio (castigo o sanción) al cual quedan
sometidos los contratantes ante su incumplimiento; se traduce en un refuerzo
porque asegura el cumplimiento de la prestación debida.
*para otros se concibe con una doble función, como liquidación anticipada de

perjuicios y a la vez como garantía del cumplimiento.

Estos criterios sin embargo han sido muy cuestionados. Al respecto el tratadista
Álvaro Pérez Vives, citado por Tamayo Lombana, sostiene: “no puede considerarse
como una evaluación anticipada de perjuicios porque contratante puede elegir
entre la pena estipulada y la indemnización de perjuicios, si estos se hubiesen
causado, lo cual demuestra que son cosas diferentes. Y aun más, el acreedor puede
exigir las dos cosas: la pena estipulada y la indemnización de perjuicios. Tampoco

es garantía, concluye; es una consecuencia del incumplimiento” .

Posibilidades de aplicación de la cláusula penal por el acreedor


a- La llegada de la fecha hace exigible la obligación. En este evento solo se podrá
demandar el cumplimiento de la obligación. Ej. A se obliga a pagar el 01 de febrero
de 2009. Llegada esta fecha, el acreedor está facultado para exigir tan solo el

cumplimiento de la obligación.

b- Llega la fecha (01 de febrero) y el deudor no paga. Transcurre el 15 de febrero y


el deudor no cumple. Con la llegada de la fecha establecida (01 de febrero) sin que
se haya cumplido, se produce la mora del deudor, sin que sea necesario
reconvención para constituirlo en mora, pues ha de entenderse que el deudor
desde el mismo momento en que acuerda el día para cumplir queda notificado
anticipadamente, que si no lo hace, incurrirá en mora debitoris (mora del deudor).
No obstante el acreedor podrá formalmente requerirlo para efectos de enterarlo de

la mora.

En este evento el acreedor podrá pedir el cumplimiento de la obligación principal,


es decir que se le pague la deuda, o exigir la pena estipulada. La una o la otra.
Ambas a la vez no podrá exigirlas, salvo que se haya estipulado expresamente que
se deberá la pena por el solo retardo, o que por el pago de la pena no se entiende

extinguida la obligación principal (art. 1594 C.C.).


c- Se presenta incumplimiento en forma definitiva, es decir, transcurre el tiempo y el
deudor no cumplió. Ej. A se obliga a construir unos módulos para que B exhiba los
productos de su fábrica en la feria a realizarse entre el 20 y 25 de febrero. A no

hace los módulos y su incumplimiento impide que B pueda realizar la exposición.

En este caso B podrá pedir la indemnización compensatoria (condena por perjuicios

sufridos), o la condena al pago de la pena.

Se podrán perseguir las dos cosas simultáneamente, si existe pacto expreso que
autorice demandarlas a la vez. Si dicho pacto no se estipuló, se debe optar tan solo

por una, indemnización o pena.


Características de la cláusula penal

-es un acto jurídico o negocio jurídico, pues se contrae a una manifestación

reflexiva de las partes para que surta los efectos que ellas han querido.

-tiene un objeto diferente de la obligación principal. Su objeto es una pena que


puede consistir en un dar, un hacer o un no hacer. Ej. la pena puede consistir en
transferir una cosa distinta a la de la obligación principal, o realizar un hecho

(prestar un servicio), o abstenerse de realizar un hecho cualquiera.

-implica siempre la existencia de una obligación principal cuyo incumplimiento


conduce a que se haga exigible la cláusula penal, sin que sea dable exigir a la vez la
prestación principal y la pena, salvo que aparezca que la pena se haya estipulado

por el solo retardo del deudor, o sin perjuicio de perseguir la obligación principal.
-genera obligación accesoria y cobra eficacia cuando el deudor incumple la

obligación principal.

-por su accesoriedad, su existencia depende de la existencia de la obligación


principal; de tal modo que al cumplirse a cabalidad la prestación principal (extinción
por pago), se extingue también la pena.

-la nulidad que afecta totalmente la obligación principal (nulidad absoluta), conlleva
a que la cláusula penal pierda su eficacia obligatoria. Ej. nulidadabsoluta de la

prestación principal (incapacidad absoluta, objeto ilícito, causa ilícita).

-la nulidad relativa de la obligación principal puede presentar dos variantes: (a) la
nulidad destruye totalmente la obligación principal, igual suerte corre la cláusula
penal, y (b) si la nulidad transforma la obligación principal en obligación natural,

subsiste la cláusula penal.

-conforme al artículo 1593 C. C. la nulidad de la obligación principal acarrea la


nulidad de la cláusula penal, pero la nulidad relativa de la cláusula penal no afecta la

obligación principal.

-al deudor no le cabe la excusa de que su acreedor no sufrió perjuicios.

-la cláusula penal es más onerosa, porque obliga al incumplido a pagar un valor
más alto que el perjuicio que se pudo sufrir, e inclusive que se exija su pago sin que

exista perjuicio.
-al juez no le es dable modificar el monto de los perjuicios previstos en la cláusula

penal.

-la cláusula penal podrá reajustarse en caso de lesión enorme.

-el acreedor puede olvidarse de la cláusula penal y optar por cobrar los perjuicios

por la mora o el incumplimiento en la forma ordinaria.

-si el contrato es bilateral y se incumple, el acreedor puede “ejercer la acción


resolutoria” por incumplimiento (art. 1546 C. C.), sin que sea necesario alegar la

cláusula penal.
-la cláusula penal se puede pactar en los eventos de la “estipulación para otro y la
“estipulación por otro” (arts. 1506 y 1507 C. C.). En la estipulación para otro quien
queda gravado con ella es el ‘prometiente’. En la estipulación por otro se afecta
quien hace la promesa de que un tercero dará su consentimiento; si este tercero no
acepta, debe entenderse que quien incumple es el que promete el hecho del

tercero.

De las obligaciones reales o propter rem o derecho real in faciendo u obligaciones

ambulatorias
Estas obligaciones se puede decir que son accesorias e inherentes a los derechos

reales.

Son aquellas que se tienen mientras se es titular de un derecho real. Son ejemplo
de las mismas: la de los propietarios de apartamentos en edificio sometido a
régimen de propiedad horizontal, la de los usufructuarios en relación con la

expensas de la cosa fructuaria, la de los propietarios de pared medianera.

Una vez se deje de ser titular del derecho cesa la obligación y se traslada al nuevo.
De las obligaciones de medios y las de resultado

De las obligaciones de resultado

Se les denomina también como obligaciones determinadas o específicas.

Son aquellas que tienen por objeto un fin preciso y determinado y que el deudor se
compromete a procurar en favor de su acreedor. Estas obligaciones se consideran
cumplidas cuando se ha alcanzado el resultado que se promete. El deudor
garantiza un fin concreto, determinado, específico. Es un ejemplo claro de estas
obligaciones, la del transportador conforme a los artículos 982 y 1003 del C. de

Comercio.
Se considera también como obligación de resultado, el compromiso de transferir el

dominio y la consecuente entrega de un cuerpo cierto.

Obligaciones de medios

Son aquellas en las cuales tan solo se exige al deudor poner al servicio del acreedor
los medios de los cuales dispone, y observar un especial cuidado, diligencia y
prudencia, con miras a obtener un fin sin que se asegure la obtención de un
resultado. Ej. el médico mediante el diagnóstico y tratamiento a su paciente no se
compromete a raparlo de las fauces de la muerte, o curarlo, sino que tan solo se
obliga a emplear los medios utilizados para ello de acuerdo con las artes (técnica)
de la ciencia médica. Otro tanto ocurrirá con el abogado que presta sus servicios
para defender una causa; cumplirá atendiendo el caso con diligencia y cuidado, así
el resultado sea adverso a su cliente.
Interés de la distinción

Radica en cuanto a dos eventos jurídicos: la noción de culpa y la carga de la prueba.

¿Razón? Porque en las obligaciones de medios el acreedor ante el incumplimiento


del deudor, si pretende demandar, deberá demostrar la culpa del deudor; por ende
debe allegar la prueba correspondiente en cuanto a la falta de diligencia, cuidado o

prudencia según el caso.

Mientras que en las obligaciones de resultado, si el deudor incumple, el acreedor no

estará obligado a probar la culpa de aquel.


Las obligaciones de medios y de resultado es aplicable tanto en el campo
contractual como en el extracontractual, por cuanto en materia delictual y
cuasidelictual, se exigen comportamientos de diligencia y prudencia en cualquier

actividad.

En la doctrina se habla de las obligaciones legales de resultado:*la del guardián de


la cosa o animal, a quien se le exige ejercer un estricto control; *quien desarrolla
actividades consideradas peligrosas (manejo de sustancias tóxicas por ejemplo),
quien está obligado a garantizar la integridad de los demás y por tanto a

indemnizar los daños que ocasione esa actividad.

En el derecho contemporáneo las concepciones que sirven de fundamento a la


responsabilidad civil, son: la culpa y el riesgo. De esto se desprende la distinción

entre: responsabilidad subjetiva y responsabilidad objetiva.


La subjetiva se sustenta en la culpa. La objetiva admite una responsabilidad sin

culpa. Se responde por el mero resultado y su fundamento es el riesgo.

La responsabilidad subjetiva, tiene dos variantes: la de la culpa probada y la de la

culpa presunta.

La modalidad de la culpa probada se rige por las reglas del derecho común. Quiere
decir, que el demandante al promover su demanda, debe asumir la carga de la
prueba: del perjuicio, de la culpa del demandado y la relación de causalidad entre la

culpa y el perjuicio sufrido.

En la modalidad de responsabilidad subjetiva por culpa presunta quien demanda


deberá probar: el perjuicio y la relación de causalidad entre el perjuicio y el hecho o
actividad del demandado. El demandante queda relevado de probar la culpa del
demandado y es a éste a quien se le traslada la carga de la prueba que destruya la
presunción de su culpa.
En el evento de presunción de la culpa, en ciertos casos, al demandado le bastará
allegar la prueba negativa de la ausencia de culpa, demostrando que obró con
prudencia y diligencia con el fin de evitar el daño (ej. responsabilidad por el hecho

ajeno).

En otros eventos el demandado tendrá que destruír la presunción de culpa,


aportando la prueba demostrativa de una causa extraña, exoneratoria de su
responsabilidad, que puede consistir en una fuerza mayor o caso fortuito, el hecho
de un tercero o la culpa exclusiva de la víctima (ej. responsabilidad por el daño
causado en ejercicio de actividades peligrosas). Se considera que hay una
obligación de resultado (contractual o extracontractual), y la ausencia de este

resultado hace presumir la culpa.

Ahora bien, en la responsabilidad objetiva, no se tiene en cuenta el fenómeno


culpa, ni presunta ni probada. Se responde por el resultado. Bastará tan solo que
probar el perjuicio, y el vínculo causal (relación de causalidad) entre el perjuicio y la
actividad o el hecho del demandado. Se tiene como ejemplo la responsabilidad por
accidente de trabajo. En la responsabilidad objetiva el único fenómeno que podría
alegarse como excluyente de la misma, admitido por la doctrina, es el de la culpa

exclusiva de la víctima.

La responsabilidad objetiva se fundamenta en dos teorías: la del riesgo creado y la


del riesgo provecho. Si X es creador de una industria, cuyos desechos o residuos
son de un porcentaje altamente contaminante, crea un riesgo, y si de esta industria
obtiene provecho, con mayor razón habrá de responder, sin que haya lugar a
exoneración alguna. Ej. la explosión interna dentro de una mina por acumulación de

gases, el escape de sustancias radiactivas (planta nuclear de Chernobyl).

De las obligaciones en dinero


Del dinero se dicen muchas cosas. Se le alaba y se le vitupera. Veamos:

“El dinero tiene la cualidad de poder comprarlo todo, el cuerpo y la conciencia, el

carácter universal de su cualidad es la omnipotencia de su ser… todopoderoso”

¡Qué diablo! Manos y piernas

y cabeza y trasero, eso es tuyo.


Más, ¿acaso todo aquello que disfrutas

Es, por ello menos mío?

Si puedo pagar seis yeguas,

¿acaso sus fuerzas no son las mías?

Cabalgo sobre ellas, como un hombre


Que dispusiera de veinticuatro piernas. Goethe (Fausto-Mefistófeles).

¿Oro? ¿Oro precioso, rojo, fascinante?

Con él se torna: blanco el negro, y el feo hermoso;

Virtuoso el malvado, el anciano mancebo,


Valeroso el cobarde y noble el ruin.

El oro….desplaza al sacerdote del altar

Y retira la almohada a quien yace enfermo.

Este esclavo dorado ata y desata


Vínculos consagrados; bendice al maldito;

Hace amable la lepra; honra al ladrón

Y le da rango, poder y preeminencia

En el consejo de los senadores; conquista pretendientes

A la viuda anciana y corcovada;


Es como un bálsamo que rejuvenece

Y pinta con colores de la primavera

A los pacientes de pútridas lacerías

Arrojados con asco de los hospitales.

¡Oh maldito metal,


Vil ramera de los hombres,

Que enloquece a los pueblos! W. Shakespeare (Timón de Atenas).

¡Oh, tu dulce regicida, noble cizaña

Entre padres e hijos!¡Brillante envilecedor


Del lecho más puro de himeneo! ¡Valeroso Marte!

¡Oh, tú, novio eternamente joven y adorado

Fuego rojo que derrite la sagrada nieve

Sobre el regazo casto de Diana!¡Oh, tu, deidad visible,


Que unes en abrazo los dos polos

Y los hace besarse!

¡Que hablas todas las lenguas

Y convences a todos! ¡O, tú, piedra de toque de los corazones!

¡Piensa que puede revelarse tu esclavo, el hombre!


¡Que tu fuerza se aniquile, confundiéndolos a todos,

Y que las bestias se hagan señoras de este mundo!...

Dentro de las obligaciones de género, merecen especial mención, aunque de modo

elemental, las obligaciones en dinero y los intereses.

El dinero se considera como la medida común de todas las cosas de orden


patrimonial. Es unidad de valor de bienes y servicios. Es un medio general de
cambio conforme a concepto de Karl Larens, citado por Jorge Cubides Camacho en

su obra ‘Obligaciones’ .

El dinero en cuanto a su valor, tiene varias consideraciones, entre otras las


siguientes: (a) por su valor nominal, cuando se refiere a la cantidad de unidades
monetarias que representa conforme a la medida establecida por la entidad
emisora; (b) por su valor económico o funcional, el cual hace relación a su poder
adquisitivo, en cuanto a la cantidad y calidad de bienes y servicios que pueden
adquirirse con determinadas unidades monetarias en un país y en un momento
determinado. Este valor tiene íntima conexión con el denominado valor constante,
que sería la suma de dinero suficiente para adquirir en cualquier momento una
misma cantidad y calidad de bienes y servicios. Es decir un valor que se mantiene
en el tiempo; (c) valor de cotización que comprende a los dos valores anteriores y
además el grado de preferencia por una determinada moneda, que se constituye
por su respaldo intrínseco (valor del metal de que está) o de su respaldo integral.
Este respaldo integral comprende tanto los valores (oro, piedras y metales
preciosos, divisas extranjeras, etc.) con que la entidad emisora de la moneda la
respalda y garantiza, como el conjunto de el conjunto de factores económicos y
sociales del país que la emite, tales como el crecimiento de su producto interno, su
comercio exterior, su organización administrativa, la idoneidad laboral de sus

gentes, su estabilidad política y social, etc.


Propiedades jurídicas del dinero

(a) su poder liberatorio (b) su curso legal (c) posibilidad de representarse

fiduciariamente..

Poder liberatorio

La capacidad que tiene de extinguir obligaciones, mediante el pago


correspondiente de la suma adeudada, o cuando mediante el mismo se reemplaza
por su valor otros objetos sobre los cuales recaía la obligación. Se considera que el
dinero es un reemplazo en los siguientes eventos: (a) pérdida de la cosa debida por
culpa del deudor; (b) incumplimiento de prestaciones de dar cosas materiales de
género, o de especie o cuerpo cierto; (c) incumplimiento de prestaciones de hacer o
no hacer. En estos eventos, al no cumplirse la obligación como originariamente se

adquirió, su satisfacción se reduce a la valoración en dinero como medio de pago.

El deudor se libera haciendo dación o entrega de la suma nominal debida con sus
accesorios, sufriendo el acreedor el riesgo de la depreciación o devaluación de la
especie monetaria, lo cual se traduce en la pérdida de poder adquisitivo del dinero,
salvo que opere norma legal o convención que permita el reajuste para actualizar
su valor al momento del pago. Se da como ejemplo los créditos de vivienda bajo la

modalidad de UVR.

Las partes en el contrato de mutuo de dinero, de conformidad con el iniciso final


artículo 2224 del C.C, pueden establecer un sistema diferente al nominal con el fin
de precaver la pérdida de valor adquisitivo, haciendo concordancia con lo
establecido en el artículo 1518 que autoriza a los contratantes para que el objeto se
determine o sea determinable fijándose para tal efecto las reglas que contenga los

datos que sirvan para determinarlo.


Curso legal del dinero

Tiene diversas significaciones: (a) solo los billetes y monedas emitidas por la entidad
facultada por el legislador (banca central) son los que pueden tener circulación
como medio cambio; (b) la propiedad que pueda tener una moneda (dólar, peseta,
marco, bolívar) de circular y servir de medio de pago y valor de cambio, siempre y
cuando el país por ley lo permita; (c) la forzosa aceptación para el acreedor de
recibir el pago que en dinero le ofrece el deudor para satisfacer la prestación
originaria contraída en dinero, o bien para cumplir con la prestación originaria

contraída, distinta a dinero, cuando se ha incumplido.

Representación fiduciaria del dinero


No solo deben considerarse como dinero los billetes y monedas impresos y
acuñadas por la banca central, con arreglo a la fijación de la unidad monetaria y sus
características, sino también debe tenerse como dinero los títulos fiduciarios que lo
representan. El artículo 882 del Código de Comercio, previene: “La entrega de
letras, cheques, pagarés y demás títulos valores de contenido crediticio, por una
obligación anterior, valdrá como pago de ésta si no se estipula otra cosa; pero
llevará implícita la condición resolutoria del pago, en caso de que el instrumento

sea rechazado o no sea descargado de cualquier manera”.

De los intereses por obligaciones dinerarias

Una íntima conexión con las obligaciones en dinero guarda la causación de los

intereses.

Los intereses se consideran como los rendimientos o frutos civiles que produce el
dinero. Es el precio que debe pagar el deudor por el uso de un capital. Pueden
consistir en cualquier especie de cosas fungibles, pero por lo general se trata de
sumas en dinero (art. 2230 C.C). Se presume que el dinero produce dinero en poder

de quien se encuentre.

Clases de intereses

La tasa, rata, tanto por ciento o arancel pueden ser: Legal, convencional, corrientes
(corriente común y bancario corriente), remuneratorios, de plazo, de mora o
moratorios, efectivo y nominal, de captación bancaria y de colocación bancaria, de

libre asignación y de asignación forzosa, de usura, interés compuesto.

Legal: el establecido por ley (art. 2232 C.C).


Convencional: el acordado por las partes. No puede exceder al bancario corriente

más un cincuenta por ciento.

Remuneratorio: el devengado por un crédito mientras el deudor puede lícitamente

retenerlo.

De plazo: el debido estando pendiente el vencimiento del término convenido.

Moratorio: el causado cuando se incurre en mora por incumplimiento. Se debe a


partir del vencimiento del plazo o con posterioridad a la constitución en mora del
deudor. También se le puede denominar interés penal o interés indemnizatorio. No

puede exceder al bancario corriente y una mitad más.


Efectivo: el fijado con fundamento en determinada unidad de capital y determinada
unidad de tiempo y se liquida por unidad de tiempo. Se dice por ejemplo: el interés
corriente efectivo es del 24% anual, quiere decir que cada $100 producen $24 año
vencido.

Nominal o anticipado: se fija con fundamento en la unidad de capital y la unidad de


tiempo que sirve para establecer el efectivo, pero se conviene su liquidación por
fracciones de tiempo pagándose por anticipado al vencimiento de la unidad de
tiempo. Resulta siendo menor al monto del interés efectivo, porque al pagarse en
forma anticipada se entiende que se produce un beneficio para el acreedor que

debe restarse del monto efectivo.

De captación bancaria: es el que pagan las entidades bancarias por el dinero que

reciben a título de mutuo o préstamo.


De colocación: el que cobran las entidades bancarias por el dinero que dan en

préstamo.

Para créditos de libre asignación: el cobrado por las entidades financieras para que

el mutuario destine el capital que reciba según su conveniencia.

Para créditos de asignación forzosa: el que se cobra por las entidades financieras
por el capital que recibe el deudor en préstamo, el cual se debe destinar a los fines
indicados por disposiciones de orden legal o administrativo. Estos créditos pueden
ser: *dirigidos y *no dirigidos. En los dirigidos la ley o el acto administrativo
establece su monto máximo. Los no dirigidos se asimilan a los de libre asignación
en cuanto al límite de la tasa.

De usura o agiotismo: el que sobrepasa el límite permitido por el legislador.

Constituye una infracción penal.


Compuesto: es el que se contrae a cobrar intereses sobre intereses. No está

permitido, salvo las previsiones consagradas en el artículo 886 del C. de Co.

Pérdida de los intereses

De conformidad a lo dispuesto por el artículo 72 de la ley 45 de 1990, cuando se


cobran intereses en exceso (por encima del límite que el legislador permite), quien
los recibe deberá devolverlos en el exceso y como sanción habrá de pagar otro
tanto equivalente al exceso percibido. Por tal razón el deudor tiene derecho a que
se le devuelva la cantidad que exceda al límite permitido, más otro tanto a título de
sanción. Mientras no se hayan percibido ha de entenderse que no habrá lugar a
devolución ni a sanción, pero entonces procederá el reajuste o rebaja a la justa

tasación.
**===============**

DE LA TRASLACIÓN O TRANSMISIÓN DE LAS OBLIGACIONES

Las obligaciones se pueden transmitir o trasladar, activa o pasivamente, por acto


entre vivos y por causa de muerte.
Por causa de muerte

La transmisión puede operar por testamento o de manera intestada. Las únicas


obligaciones que del causante (persona fallecida) no se trasladan a sus herederos,
son aquellas que había contraído en consideración al elemento intuitupersonae. Así
por ejemplo son intransferibles: las obligaciones que adquiere el causante como
mandatario, el derecho de pedir alimentos (art. 424 del C.C), el derecho del
asignatario bajo condición suspensiva (art. 1136 C.C), los derechos considerados

como personalísimos (usufructo, uso y habitación).

Por acto entre vivos

El traslado o transmisión puede acaecer por la parte activa o por la parte pasiva.
Por la parte activa: el acreedor transmite su derecho de crédito a un tercero quien
pasará a ocupar su lugar. Presenta dos modalidades: *La denominada cesión de
créditos y *la subrogación.

Por la parte pasiva: la cesión o asunción de deuda. No está regulada por nuestro

código civil.

De la cesión de créditos (art. 1959 a 1966 C.C.)


Ejemplo: Pedro (prestamista o mutuante) entrega a título de mutuo a Juan
(mutuario o prestatario), la suma de $100 mil, para pagarla dentro de un año. Pedro
ante una necesidad, opta a los dos meses de transcurrida la entrega del dinero
ceder su derecho de crédito a Luis por la suma de $70 mil quien paga de inmediato

tal valor. Luis ganará o perderá dependiendo de la solvencia de Juan.

La cesión como se observa en el ejemplo puede operar a título oneroso (venta,

permuta), pero también puede hacerse a título gratuito (donación).

Requisitos de eficacia de la cesión de créditos

*que se cumpla con las exigencias del artículo 1502 del C.C.
*que la cesión no esté prohibida. No podrán cederse: los derechos que nacen del
pacto de retroventa (art. 1942 C.C), ni el derecho de pedir alimentos (art. 424 C.C)

salvo las pensiones alimenticias ya causadas (art. 426 C. C).

*que el cedente coloque en el título (documento o escrito) la nota de cesión, o sea


el traspaso del derecho, haciéndose mención expresa del nombre del cesionario y

su identificación.

*que el cedente firme la nota de traspaso o cesión y haga entrega del título

(documento) al cesionario (art. 1959, 1961 del C.C).

*Que el cesionario notifique al deudor, dándole a conocer que en virtud de la


cesión es el nuevo acreedor o titular del crédito y que por tanto es a él a quien se le
debe pagar (art. 1960 C.C). No se requiere que medie aceptación del deudor. La
aceptación a que hace referencia el artículo 1963 ha de entenderse como el simple
reconocimiento que el deudor hace de estar enterado de la cesión.
La notificación de la cesión podrá hacerse: (a) como diligencia previa en el proceso
de ejecutivo, antes de proferirse mandamiento de paguen contra del deudor, para
darle noticia de la cesión del crédito; (b) mediante notificación del auto admisorio
de la demanda, a la cual deberá acompañarse del título (documento) en el cual
habrá de constar la nota de traspaso con la firma del cedente. Ha de aclararse que
si en el título no hay espacio para colocar dicha nota y firma, esta podrá ir
consignada en documento o escrito separado, siempre y cuando se deje expresa
constancia del crédito que se está cediendo y los demás datos que sean necesarios

con el fin de evitar interpretaciones equívocas.

La notificación de la cesión también podrá hacerse por cualquier otro medio idóneo
(por ejemplo correo certificado) que permita probar sin lugar a duda de que al
deudor se le comunicó y que por ende éste tiene conocimiento de la misma. Habrá
de acompañársele en este caso fotocopia del documento en el que consta el
crédito con su correspondiente nota de traspaso. Aún por medio electrónico podría
operar esta notificación acompañándola del documento con la nota de traspaso de
tal modo que pueda quedar registro electrónico para efecto de prueba.
De la aceptación de la cesión por el deudor

La puede hacer: (a) en forma pura y simple, y (b) con reservas o salvedades.

Aceptación pura y simple significa sin condiciones o sin peros. Cuando así se
procede, el deudor queda inhabilitado para enfrentarle al cesionario excepciones
(controvertir) que hubiese podido proponerle al acreedor original y en especial la

compensación como modo de extinguir la obligación.

Si se acepta con reservas o salvedad, o si el deudor manifiesta su no aceptación,


éste conservará la facultad de proponerle al cesionario las excepciones que hubiese

podido enrostrarle u oponerle al acreedor al acreedor original (art. 1718 C.C).


La cesión del crédito puede ser aceptada por el deudor en forma tácita, lo cual
consiste en un hecho que la supone, por ejemplo, ante la notificación judicial de la
demanda propuesta por el cesionario contra el deudor y éste opta por presentarle

un acuerdo programado para el pago.

Par algunos autores, la litiscontestación se considera como una notificación judicial


más no una aceptación tácita, lo cual favorece al deudor porque le permitiría

oponer excepciones que hubiese podido formular ante el acreedor original.

Efectos de la cesión de créditos

*el cesionario pasa a ocupar el puesto del acreedor cedente, con sus accesorios y
garantías (art. 1964 C.C).
*el deudor puede oponer al cesionario las excepciones que hubiese podido
proponer ante el acreedor cedente. Ejemplo: el crédito cedido se contrajo por el
deudor porque el acreedor cedente ejerció fuerza o violencia, o porque su

consentimiento se obtuvo mediante dolo.

De las garantías en la cesión

*el cedente tan solo responde por la existencia de la titularidad del crédito al
momento de la cesión (art. 1965 C.C).

*el cedente no responde por la insolvencia o capacidad económica del deudor con
posterioridad a la cesión.
*por mutuo acuerdo, el cedente puede reducir su responsabilidad mediante
cláusula expresa, aclarándose que la cesión se realiza sin garantía alguna. Sin
embargo el cedente seguirá respondiendo por sus hechos personales, tal como
cuando ha cedido el crédito con anterioridad, o por haber recibido el pago de parte

del deudor.

*el cedente podrá garantizar la solvencia actual y futura del deudor (art. 1965 C C),
lo cual quiere decir que si el deudor cae en insolvencia, el cedente habrá de pagar

al cesionario lo que hubiese recibido por la cesión.

De la cesión y del endoso


En materia comercial, lo créditos suelen estar representados en títulos valores. Estos
títulos valores según la norma mercantil pueden ser nominativos, al portador, o a la

orden.

Los créditos representados (literalizados) en títulos nominativos se transfieren por


inscripción del nombre del cesionario en el registro que lleva el creador del título,
colocándolo en lugar o reemplazo del cedente (art. 648 y 650 C. de Co.). Así por
ejemplo, al negociarse un CDT, o un título representativo de acciones, los efectos
inmediatos se producen entre cedente y cesionario, pero respecto del deudor o
creador del título tan solo operará partir de la inscripción del cesionario, al igual que
ante los terceros.

Los títulos al portador, se transfieren mediante la simple tradición de los mismos.


Así por ejemplo, un cheque o una letra de cambio emitida al portador, podrá
transferirse mediante la simple entrega del respectivo documento quedando quien
los recibe legitiminado para exigir su valor. El portador para legitimarse tendrá que
exhibir dicho título ante el deudor (art. 668 C. de Co.). La sola tenencia identifica al

portador y lo legitima para cobrar su importe.


En los títulos a la orden (letra, cheque, pagaré) requieren para ser transferidos,
además de su entrega que se consigne o exprese la nota de endoso. El endoso se
opera mediante la firma de quien es el tenedor del título, colocada al dorso del

mismo (art. 651, 654 C. de Co.).

Como se puede apreciar, la formalidad de la cesión que en materia civil se debe


observar, en materia mercantil se abrevia o reduce, ya por la inscripción del
endosatario en los registros del creador del título nominativo, ya mediante la simple
entrega del título cuando ha sido expedido al portador, ya mediante el endoso
cuando ha sido emitido a la orden. El comercio requiere de agilidad en las
operaciones y por tanto la tendencia para que se dinamice es la de despojarlo de

esas solemnidades que en ocasiones lo obstaculizan.


La subrogación de los créditos

La subrogación como institución puede concebir bajo dos sentidos: (*) la


denominada subrogación real, y (*) la subrogación personal.

Real: consiste en la sustitución que hace el titular de un bien, disponiendo de éste y


reemplazándolo por otro. El propietario hace salir de su patrimonio el bien pero
incorpora otro que pasa a ocupar su lugar. En la sociedad conyugal se presenta el
fenómeno jurídico de la subrogación real, cuando uno de los cónyuges al ser titular
de un bien que no hace parte de la masa social de bienes (por haberlo adquirido
con anterioridad al matrimonio, o a título gratuito) lo vende y con el producto
adquiere otro. En este caso para que proceda la subrogación real, el cónyuge
enajenante mediante cláusula expresa habrá de hacer la aclaración o salvedad de
que el bien ingresa a su patrimonio por adquirirse con el producto del bien que le
era propio y que no pertenecía a la sociedad conyugal. Si esta aclaración no se deja
al adquirirse el nuevo bien, ha de considerarse que ingresará a la masa de

gananciales.
Subrogación personal: consiste en la sustitución de un acreedor por otro en la
titularidad del crédito. Opera cuando un tercero con dinero propio paga al acreedor
la deuda que tenía el deudor. Se dice entonces que ese tercero se subroga en los
derechos del acreedor. Ej. Pedro debe a Juan $100. Con posterioridad Marcos paga
a Juan los $100. En virtud de dicho pago, Marcos pasará a ocupar el lugar de Juan,
lo cual jurídicamente se conoce como ‘subrogación’, o sea que el crédito se
transfiere a Marcos con todas las acciones, garantías y privilegios que tenía Juan.

La subrogación guarda similitud con la ‘cesión’, pero ha de diferenciarse dado que


la subrogación es una ‘una modalidad de pago’ como modo de extinguir

obligaciones.

Se habla también de subrogación, cuando uno de los herederos cede a título


oneroso sus derechos en la sucesión del causante (venta) a un tercero. Se dice que
ese tercero se convierte en heredero subrogatario y habrá de asignársele la cuota
que le correspondería al heredero cedente.
Modalidades de la subrogación (art. 1667 C.C)

La subrogación puede ser: *convencional y *legal.

Convencional: nuestro C.C a diferencia del francés, tan solo admite la subrogación
convencional consentida por el acreedor, dado que cuando es consentida por el
deudor (expresa o tácitamente) esta subrogación se tipifica como subrogación legal

de conformidad con el numeral 5 art. 1668 C.C.

La subrogación convencional consentida por el acreedor queda sujeta a las reglas


de la cesión de derechos y ha de quedar constancia de la misma en la carta de
pago.
La subrogación consentida por el acreedor habrá de realizarse en el momento en
que el tercero con su dinero propio pague por el deudor, por cuanto si no se deja
constancia o la salvedad de que el crédito se subroga a favor del tercero, la
obligación se extinguiría y el crédito no se transmitiría a este último. Por tal razón el
acreedor que recibe el pago del tercero, habrá de elaborar la nota de subrogación
en el título y hacer la tradición de este. Al tercero (acreedor subrogatario)
corresponde notificarle al deudor que el crédito le fue subrogado, para tal efecto

procederá conforme al artículo 1959 del C.C.

Subrogación legal (art. 1668 C.C)

Opera por disposición expresa de la ley y aún contra la voluntad del acreedor. En
consecuencia procede solo en los casos en que la ley la permite (art. 1668 C.C.). Esta

subrogación procede especialmente en beneficio de:


1- del acreedor que paga a otro acreedor de mejor derecho en razón de un

privilegio o hipoteca.

2- del que habiendo comprado un inmueble, es obligado a pagar a los acreedores

a quienes el inmueble está hipotecado.

3- del que paga una deuda a que se halla obligado solidaria o subsidiariamente.

4- del heredero beneficiario que paga con su propio dinero las deudas de la

herencia.
5- del que paga una deuda ajena, consintiéndolo, expresa o tácitamente el deudor.

6.- del que ha prestado dinero al deudor para el pago, constando así la escritura
pública de préstamo, y constando además en escritura pública del pago haberse

satisfecho la deuda con el mismo dinero.

Son concordantes con estoseventos de subrogación legal lo consagrado en los


artículos: 957, 1423, 1579, 1695, 1736, 1925, 2212, 2255, 2395, 2397, 2403, 2453, 2489

del C.C.

Efectos de la subrogación
El subrogado ya convencional o ya legal, se titulariza en el crédito y lo adquiere con
todos los derechos, accesorios, privilegios, prendas, hipotecas y acciones en general
respecto de las cuales estaba legitimado el acreedor inicial, pudiendo hacer valer
sus derechos no solo contra el deudor principal sino también contra terceros

obligados solidaria o subsidiariamente en la deuda (art. 1670 C.C.).

Si el subrogado tan solo ha pagado parte de la deuda, se ha de entender que se


sustituye en el crédito en forma proporcional, o sea en la medida de lo que ha

satisfecho (num. 2 art. 1670 C.C).

Cesión y subrogación

No obstante que a la subrogación se le aplican reglas de la cesión de créditos,


guardan sus diferencias, tales como:
1-la cesión del crédito procede por iniciativa del acreedor; la subrogación puede

originarse por iniciativa del acreedor o del deudor.

2-la cesión conlleva aleatoriedad; la subrogación es una modalidad de pago.

3-el cesionario podrá reclamar el valor del crédito, así lo haya adquirido por menor

valor; el subrogatario tan solo ha de reclamar lo que precisamente pagó.

4-la cesión siempre es convencional; la subrogación puede presentarse por vía de


convención, o disposición legal.
5-el deudor solidario subrogado (solvens), en virtud del pago que hubo de realizar,
tan solo reclamará la cuota que a los demás deudores les corresponda en la deuda,
descontada la suya. La insolvencia de uno de los deudores en cuanto a su cuota se

repartirá entre los demás.

6-cuando el acreedor subrogatario ha pagado tan solo proporcionalmente el


crédito, el acreedor primitivo conservará su derecho sobre el saldo con preferencia

(art. 1670 C.C.).

7-la cesión podrá hacerse a título oneroso o a título gratuito; la subrogación

siempre es onerosa porque procede siempre mediante pago.


8-la cesión siempre procede por consentimiento del acreedor; la subrogación se

presenta por lo general sin el consentimiento del acreedor.

9-en la cesión a título oneroso, el cedente garantiza (responde) por la existencia del
crédito que transfiere (art. 1965 C.C); en la subrogación el acreedor inicial no
quedará obligado a responder por dicha existencia, pero si el acreedor subrogatario

paga una deuda inexistente, tendrá derecho a repetir lo pagado (art. 2313 C.C).

Cesión o asunción de deuda

Es una operación jurídica inversa a la cesión del crédito. Procede por iniciativa de la
parte pasiva (deudor) quien traslada su obligación a un tercero quien la asume,
constituyéndose así en el nuevo deudor del acreedor.
En nuestro código civil no está consagrada. ¿Qué razones se aducen para su no
regulación? Se dice que si el acreedor otorga crédito a su deudor es porque cree en
el, porque tiene en cuenta sus condiciones de solvencia, seriedad, rectitud,
capacidad económica, reputación comercial, etc., las cuales quedarían flotando a la
deriva si el deudor determinara ceder su deuda a un tercero; sería una manera de
defraudar la confianza del acreedor. En el sentir del autor Dupichot se daría el caso
por cierto extravagante ‘que un banquero cediera su cuantiosa deuda a un clochard

(pordiosero).

En relación con la cesión de las deudas ha de aclararse que sin embargo estas
pueden transmitirse: (a) por causa de muerte cuando la persona del deudor fallece,
dado que los herederos al ser continuadores del patrimonio del difunto, lo recibirán
en sus activos como en sus pasivos; (b) por acto entre vivos cuando se trata de
enajenación de establecimientos de comercio (art. 516 num.7 C. de Co); (c) al
adquirente de cosa arrendada conforme al artículo 2020 del C.C. se le trasladan
como nuevo propietario, las obligaciones que tenía como arrendador quien le
transfirió la propiedad del bien; (d) en el evento del subarriendo, siempre y cuando

el arrendatario esté autorizado para hacerlo (2004 C.C).


La cesión o asunción de deuda no ha de confundirse con la ‘novación por cambio
de deudor’, dado que cuando hay novación, la obligación se extingue, mientras que

en la cesión de la deuda no opera la extinción de la obligación.

**==============**

DE LOS EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES

Toda obligación tiene como consecuencia su satisfacción o cumplimiento.

El cumplimiento se obtiene: (a) en forma voluntaria de parte del deudor, y (b) en


forma forzada o coactiva cuando el deudor no se aviene a cumplir voluntariamente.
Satisfacción forzada de la obligación

Se pueden presentar las siguientes variantes: *ejecución directa, *ejecución por

equivalente, y *por ejercicio de los derechos auxiliares de los acreedores.

Ejecución directa

El acreedor persigue mediante la acción correspondiente (ejecutiva), que se cumpla

con la prestación estipulada.


Ejecución por equivalente

Procederá cuando la prestación no es posible obtenerla en forma directa, ya porque


la cosa ha perecido, o porque se trata de obligación de hacer que no permita
constreñir al deudor a la realización del hecho debido. Se trata de una

indemnización por incumplimiento.

Por ejercicio de los derechos auxiliares de los acreedores

Se ha dicho que el patrimonio del deudor se constituye en la prenda general de los


acreedores. En la administración de ese patrimonio, el deudor debe comportarse
con lealtad, honradez, seriedad, diligencia, de tal modo que no se menoscabe, o
disminuya notoriamente, que no se insolvente, se empobrezca o se deje de
enriquecer. Ante actos desleales o de negligencia del deudor en el manejo de su
patrimonio, el legislador facilita al acreedor instrumentos para que al hacer uso de
ellos, pueda obtener la conservación de los bienes del obligado, o para que se
pueda recomponer su patrimonio o para que se vuelva solvente. Estos instrumentos
de los cuales disponen los acreedores de acuerdo al caso se los clasifica en: (a)
derechos auxiliares conservatorios del patrimonio del deudor, (b) derechos
auxiliares reconstructores o recomponedores del patrimonio del deudor, (c)

derechos auxiliares enriquecedores del patrimonio del deudor.

Son conservatorios: las medidas de embargo y secuestro de bienes, la guarda y

aposición de sellos, el otorgamiento de cauciones.

Son reconstructores: la acción pauliana o revocatoria y la acción de simulación.

Son enriquecedores: la acción subrogatoria u oblicua procesal.


Cumplimiento de las obligaciones de dar

Como se ha de recordar la prestación de dar consiste en la obligación que se tiene

de transferir el derecho dominio o un derecho real. Se procederá así:

1-si la obligación consta en un título de los que se predica que reúne las calidades
de tener mérito ejecutivo, el acreedor podrá ejercer la denominada acción ejecutiva

(art. 488 del C. de P. C).

2-si la obligación no está amparada en título con mérito ejecutivo, habrá de


acudirse a la prosecución de un proceso ordinario para que mediante sentencia se
declare y condene al deudor al pago de la obligación de dar. La sentencia que se
llegue a proferir servirá de título ejecutivo según el caso.
Cumplimiento de las obligaciones de hacer

En esta clase de obligaciones, la prestación del deudor se concreta a la realización


de un hecho o hechos positivos. Se trata de una prestación cualquiera distinta a la

de dar.

Modalidades del hacer: (*)continuado, o sea sin interrupciones como en el


suministro; (*)periódico, como en el contrato de trabajo; (c)en un solo acto, como
en la entrega de un cuerpo cierto.

Alternativas ante el incumplimiento de las obligaciones de hacer:


-que se apremie al deudor para que ejecute el hecho debido dentro del plazo que

le señale el juez;

-que se autorice la ejecución del hecho debido, por un tercero a expensas del

deudor;

-que el deudor sea condenado al pago de perjuicios compensatorios como


consecuencia de la inejecución de la obligación, en cuyo caso se debe entender que
se ha desistido de la ejecución de la prestación estipulada.

Ahora bien, junto con la ejecución forzada, podrá solicitarse el pago de los
perjuicios moratorios.
Se podrá proceder en los eventos citados, siempre y cuando la obligación de hacer
conste en un título que preste mérito ejecutivo. Son aplicables al caso de las
obligaciones de hacer las previsiones consagradas en los artículos 493, 495, 500 y

501 del C. de P. C.

Si el hecho consiste en el otorgamiento de escritura pública o suscripción de


documento cualquiera, y existe título que presta mérito ejecutivo, la suscripción se
solicitará por el proceso ejecutivo, como sucede en el caso para que el prometiente
vendedor firme la escritura pública que perfeccione el contrato de compraventa
acordado mediante promesa bilateral. En este evento, en el mandamiento ejecutivo
se dispondrá:

-requerir al deudor para que comparezca a suscribir el documento o la escritura

pública, en el término de tres días;


-ordenar el pago de los perjuicios moratorios si están solicitados por el acreedor;

-la prevención al deudor (contratante incumplido) que si no comparece en el plazo

ordenado, la suscripción la hará el juez en su nombre.

-con el documento que contiene la promesa y que sirve de base a la ejecución,


habrá de allegarse la constancia notarial de que la parte incumplida no compareció
en la hora y fecha acordada, y que la parte cumplida se hizo presente llevando
consigo el valor correspondiente al bien, debiéndose aportar ejemplar de la minuta
extendida en la Notaría para que en su caso el juez firme en sustitución del

demandado.

Casos que no permiten la ejecución coactiva por obligación de hacer


Cuando se trata de hechos personales o corporales del deudor. Ej. la actuación de
un artista, actor, cantante, pintor. En estos casos o en otros, se ha dicho que no
procede el constreñimiento físico, porque se atentaría contra la integridad de la
persona y su libertad, obedeciendo al principio “nadie puede ser constreñido a

realizar su hecho”.

Ejecución de obligaciones de no hacer

La prestación de no hacer se trata de una obligación negativa, que es a la vez de

resultado, la cual se cumple absteniéndose de ejecutar el hecho prohibido.


Si se incumple se procederá así: (a) si es viable destruir lo hecho, el juez así lo
ordenará, condenando al pago de los perjuicios si se pidieron y quedan
demostrados; (b) si el hecho no permite su destrucción (ej. divulgación de un
secreto industrial), el acreedor podrá pedir la condena por perjuicios
compensatorios ante el incumplimiento de la obligación (art. 1612 C.C., 502 C. de P.

C.).

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DE LOS MODOS DE EXTINGUIR LAS OBLIGACIONES

En derecho todo tiene su límite, al igual que nuestra existencia. Por tanto no hay
derechos y obligaciones de perduren eternamente. Unos y otras tienen un ciclo que
va desde su nacimiento hasta su extinción y dentro del cual se va presentando todo

un acontecer trascendente o no jurídicamente.

Nuestro Código Civil dispone en el artículo 1625: “toda obligación puede extinguirse
por una convención en que las partes interesadas, siendo capaces de disponer

libremente de lo suyo, consientan en darla por nula”.

Se consagra así, en primer lugar, la “convención” como un modo de extinguir las


obligaciones, recibiendo como denominación en este caso el de “convención
extintiva o liberatoria”. Este modo de extinguir se fundamenta en principio por la
autonomía de la voluntad de las partes, obedeciendo además a la regla general de
que en derecho las cosas se deshacen conforme se hacen, pues si las partes tienen

facultad para crear obligaciones en la misma medida también podrán extinguirlas.

Preceptúa la norma citada: “las obligaciones se extinguen además en todo o en

parte:

1-por la solución o pago efectivo. 2-por la novación. 3-por la transacción. 4-por la


remisión. 5-por la compensación. 6-por la confusión. 7-por la pérdida de la cosa
que se debe. 8-por la declaración de nulidad o por la rescisión. 9-por el evento de

la condición resolutoria. 10-por la prescripción.

A estos modos se debe agregar como causales de extinción: *la muerte del
acreedor o del deudor cuando se trata de obligaciones contraídas intuitupersonae

por este último.


El profesor Guillermo Ospina Fernández observa que la enunciación del Código Civil
es incompleta y por tal razón enlista los siguientes modos: la simple convención
extintiva, la revocación unilateral, la muerte del acreedor o del deudor, la solución o
pago, la dación en pago, la novación, la compensación, la remisión, la confusión, la
imposibilidad de ejecución, la prescripción liberatoria, el plazo extintivo y la
condición resolutoria, la declaración judicial de nulidad o rescisión, la resolución
judicial y el pacto comisorio, la revocación judicial, la declaración judicial de
simulación, la transacción y la perención judicial de las acciones procesales (hoy

desistimiento tácito) .

Los anteriores modos de extinguir las obligaciones son de orden general, es decir,
aplicables también en materia comercial de conformidad con el artículo 822 del
Código de Comercio, en el cual se dispone: “los principios que gobiernan la
formación de los actos y contratos y las obligaciones de derecho civil, sus efectos,
interpretación, modo de extinguirse, anularse o rescindirse, serán aplicables a las
obligaciones y negocios jurídicos mercantiles, a menos que la ley establezca otra

cosa.
En cuanto a la exigibilidad de las obligaciones representadas en títulos valores en
materia mercantil, es dable afirmar que al ejercerse la acción cambiaria, contra esta
caben excepciones que en el evento de su prosperidad constituyen modos de

extinguir las obligaciones que se persiguen.

Otro tanto podría afirmarse en materia administrativa, laboral y de familia, salvo que
en cada una de estas áreas se dispongan modos especiales o excepcionales por

orden del legislador.

Cabría agregar que la administración pública en ejercicio de sus funciones,


constitucionales o legales, profiere actos administrativos mediante los cuales puede
imponer obligaciones de orden pecuniario a sus administrados. Estos actos
administrativos son obligatorios de conformidad con el artículo 66 del Código
Contencioso Administrativo, mientras no hayan sido anulados o suspendidos por la
jurisdicción en lo contencioso administrativo, pero perderán su fuerza ejecutoria, es
decir, no podría intentarse su satisfacción en los siguientes casos: 1) por suspensión
provisional; 2) cuando desaparezcan sus fundamentos de hecho o de derecho; 3)
cuando al cabo de cinco años de estar en firme, la administración no ha realizado
los actos que le correspondan para ejecutarlos; 4) cuando se cumpla la condición

resolutoria a que se encuentra sometido el acto; y, 5) cuando pierdan su vigencia.

DEL PAGO COMO MODO DE EXTINGUIR OBLIGACIONES

Es el modo más común y frecuente para extinguir obligaciones.

El artículo 1626 del C. C., lo define: “el pago efectivo es la prestación de lo que se
debe”. En otro decir consiste en satisfacer el objeto de la obligación tal como se
encuentra establecida por la ley, o por la voluntad de las partes, o por la decisión
de funcionario que haya impuesto la obligación. De tal modo ha de entenderse,
que si por ejemplo el profesional del derecho se obliga a elaborar un concepto
jurídico, pagará desde luego, produciendo el respectivo concepto. El vendedor
pagará, haciendo la tradición de la cosa vendida y realizando la entrega de la

misma.
Por lo expuesto ha de aclararse que el pago como modo de extinguir obligaciones,
no necesariamente a de referirse o limitarse a sumas de dinero, pues también
puede consistir en cosas diversas (especies o géneros, ejecución de hechos,
abstención de hechos), dependiendo de cómo se haya establecido la prestación

con la cual se ha de cumplir.

¿Qué se debe?

(a) mientras del deudor no haya incurrido en mora de cumplir, solo deberá la
prestación debidamente determinada, es decir, el dar, el hacer o el no hacer. Si se
debe una suma de dinero como obligación principal e intereses remuneratorios,

habrá de pagarse la cantidad que corresponda por cada concepto.


(b) una vez constituido el deudor en mora, deberá según el caso: *la prestación
debida más la indemnización por la mora; *el objeto defectuoso por calidad o
cantidad, más la indemnización compensatoria parcial, salvo lo establecido en el
artículo 1648 (caso fortuito o fuerza mayor, hecho de tercero); *la indemnización
compensatoria total o indemnización sustitutiva si la obligación provenía de
contrato bilateral que ha sido resuelto; *si se estipuló cláusula penal, el deudor
deberá acumulativamente la pena con aquella de las prestaciones que el acreedor

elija en su caso, si expresamente se acordó la posibilidad de acumular.

El pago total de la deuda comprende conforme al artículo 1649: “los intereses e

indemnizaciones que se deban”.

¿Quien puede pagar?


*primeramente el deudor; *cualquier persona a nombre del deudor (sin su

conocimiento, o en contra de su voluntad) y aun a pesar del acreedor.

Si la obligación es de hacer, consistente en una obra para cuya ejecución se tuvo en


cuenta el intuitupersonae (aptitud, talento, especialidad, habilidad, destreza del
deudor) la obra no podrá ejecutarse por persona distinta sin el consentimiento del

acreedor (art. 1630 inc. 2).

El que paga sin el conocimiento del deudor, solo tiene derecho a que se le
reembolse lo estrictamente pagado, y podrá ser subrogado en el crédito si el

acreedor consiente en ser sustituido por quien paga (solvens).

El tercero que paga contra la voluntad del deudor, no tendrá derecho a reembolso
por parte del deudor, salvo que el acreedor le ceda voluntariamente su acción (art.

1632 C.C).
¿A quién se debe pagar? (Art. 1634 a 1644 C.C).

*al acreedor mismo, o a sus causahabientes a título universal, o a los sucesores a


título singular; *a la persona que por ley o por disposición del juez, esté autorizada
para recibir por el acreedor; * a la persona diputada por el acreedor (poder) para el

cobro (art. 1634). La facultad de recibir debe ser expresa.

Si se paga a personas distintas de las enunciadas, o persona incompetente, el pago


valdrá si el acreedor lo ratifica.

Nulidad del pago (art. 1636 C.C).


*cuando se paga al acreedor que no tiene la libre administración de sus bienes,

salvo lo previsto en el artículo 1747 C.C.

*si por mandato judicial se ha embargado la deuda o mandado a retener el pago.

*si se paga al deudor insolvente en fraude de los acreedores de este, en cuyo favor

se abrió el concurso.

Lugar para el pago (art. 1645 a 1647 C.C).


*en el lugar acordado o convenido (1645); *si no se estipuló lugar y la prestación
debida recae sobre un cuerpo cierto (especie) el pago ha de realizarse en el lugar
donde se encontraba al tiempo de constituirse la obligación; *si la obligación no es
cuerpo cierto, el pago se hará en el domicilio del deudor; *en caso de mudanza del
acreedor o del deudor, entre la celebración del contrato y el pago, se hará en el
lugar en que sin esa mudanza correspondería, salvo que las partes de común

acuerdo dispongan otra cosa.

¿Cómo se debe hacer el pago? (art. 1648 a 1652 C.C).

*si la deuda es un cuerpo cierto, el acreedor deberá recibirlo en el estado en que se

halle (art. 1648 inc.1).


*si el cuerpo cierto está deteriorado por hecho o culpa del deudor, o el deterioro
proviene de personas por quienes el deudor debe responder, el acreedor podrá

pedir la rescisión del contrato e indemnización de perjuicios;

*en caso de deterioro el acreedor podrá llevarse la cosa debida y pedir

indemnización de perjuicios (1648 inc. 1 y 2).

*si el deterioro provino antes de constituirse el deudor en mora, pero no por hecho
o culpa suya, sino de otra persona por quien no es responsable, es válido el pago
del cuerpo cierto en el estado en que se halle, pero el acreedor podrá exigir al
deudor que le ceda la acción que tenga contra el tercero autor del daño (1648 inc.
3).

*el pago debe ser completo y el deudor no puede obligar al acreedor a que reciba
por partes, salvo convención en contrario o disposición legal para casos especiales.
El pago total comprende los intereses e indemnización que se deban.
*si existe diferencias entre acreedor y deudor en cuanto a la cantidad debida, o
sobre sus accesorios, el juez podrá ordenar el pago de la suma no disputada, o la

cantidad de cosas no discutidas (1650).

*si se estipulan plazos, el pago se entenderá fraccionado en partes iguales, a menos


que se haya determinado las cuotas que han de satisfacerse al vencimiento de cada

plazo (1651).

*si se deben prestaciones diferentes (pensiones, rentas, cánones), cada una de ellas
podrá satisfacerse por separado, y el deudor de varios años o meses, podrá obligar
al acreedor a que reciba el pago de un año o meses de una de ellas, aunque no le
pague al mismo tiempo las otras. Ejemplo: se debe pensión alimenticia por 10
meses, cinco meses de arriendo, ocho meses de intereses de una suma prestada;
podrá el deudor entonces exigir que se le reciba el valor de los diez meses de
pensión alimenticia, así quede debiendo las otras.
De la imputación del pago (1653 – 1655 C.C)

Procede cuando se deben capital (obligación principal) e intereses (obligación

accesoria), o cuando existen varias deudas ante un mismo acreedor.

*cuando se deben capital e intereses, primero se abonará a intereses, salvo que el


acreedor admita expresamente que se le abone o descargue a capital. Si el
acreedor otorga recibo de pago sobre el capital sin que se haga mención a
intereses, estos se presumen pagados (1653 C.C).
*sin son deferentes las deudas, el deudor podrá imputar el pago o abono a la
deuda que elija. No podrá sin el consentimiento del acreedor imputar deudas no

devengadas (no vencidas)

*si el deudor no imputa o aclara en forma expresa a cual deuda se abona el


acreedor podrá hacer la imputación en la carta o recibo de pago, y si el deudor lo

acepta, no le será lícito reclamo posterior.

*si ninguna de las partes hace la imputación, se prefiere la deuda que estaba
vencida (devengada) al tiempo del pago, a la que no lo estaba, y no existiendo

diferencia entre las partes, la que el deudor elija posteriormente.

De las modalidades del pago


Se consideran como tales: *la dación en pago; *el pago por consignación; *el pago
con subrogación; *el pago por acción ejecutiva; *el pago por cesión de bienes, y *el
pago con beneficio de competencia.

Dación en pago

Se contrae a que en el momento de pagar la prestación, el acreedor consiente a


que se le pague por el deudor con cosa diferente, la cual se tendrá como

equivalente.

Esta modalidad exige que se cumpla con las exigencias del artículo 1502 del C.C., y
además se observen las solemnidades pertinentes; así por ejemplo si se debe suma
de dinero pero el deudor le propone al acreedor pagar con un bien inmueble y este
acepta, habrá de procederse a otorgarse la escritura pública correspondiente.
Del pago por consignación (art. 1656 C.C).

Procederá en los siguientes casos: *cuando el acreedor se niega a recibir el pago;


*si el acreedor está ausente y carece de representante conocido; *por fallecimiento
del acreedor y se desconocen sus herederos o se ignora cuales tienen mejor

derecho.

Requisitos:

-que la oferta de pago se haga por persona con capacidad de pagar;


-que la oferta de pago se dirija al acreedor (accipiens) con capacidad de recibir el

pago, o a su representante;

-que la obligación que se quiere satisfacer sea exigible;

-que se haga el ofrecimiento de pago en el lugar que corresponde;

-que el ofrecimiento de pago corresponda e la prestación que se deba (art. 1658

num 5);
-que se surta el traslado del memorial de oferta (demanda) al acreedor o a su

representante;

-que se demuestre la negativa del acreedor a recibir.

Es aplicación general del pago por consignación, el proceso regulado por el artículo

420 del C. de P.C.

En materia de arrendamientos se contempla una modalidad especial de pago por


consignación, cuando el arrendador se niega injustificadamente a recibir el valor del
alquiler del bien inmueble arrendador, pero para que se considere la eficacia de
este pago se deben cumplir con los requisitos que el legislador establece para el
caso concreto; las sumas debidas deberán depositarse ante la entidad bancaria
sección de depósitos judiciales dentro del término estipulado en la norma y así
mismo comunicarse al arrendador por correo certificado, anexándosele además
original del comprobante de consignación bancaria.
En materia comercial el artículo 696 del C. de Comercio, establece una especie de
pago por consignación consistente en depositar ante una entidad bancaria
autorizada legalmente para recibir depósitos judiciales, el importe de una letra de

cambio que no ha sido presentada oportunamente para su cobro.

Pago con beneficio de competencia (art. 1684, 1685, 1686 C.C., y 518 C. de P.C.)

Consiste en un beneficio establecido a favor del deudor insolvente, previa


autorización judicial, permitiéndosele pagar pero dejando para sí lo indispensable
para una modesta subsistencia, según las circunstancias, clase o condición social, y
con cargo de devolver esas cosas que se reserva cuando mejore su fortuna. Este
beneficio no es de aplicación general, sino de carácter excepcional para aquellos

deudores que taxativamente enuncia el artículo 1685 del C.C.


Se trata de una institución jurídica que en la práctica es de poca y porque no decir,

de ninguna aplicabilidad. Es un caso norma desueta o sea sin ningún uso.

Pago con cesión de bienes (art. 1672-1683 C.C).

Consiste en el abandono voluntario que el deudor sin liquidez hace de sus bienes al
acreedor o acreedores, quien como consecuencia de accidentes inevitables, no se

halla en condiciones de pagar sus deudas (art. 1672 C.C).

Procedió bajo la vigencia de las normas del C.C., cuando el deudor encontrándose
en precarias condiciones de liquidez, se le proseguía ejecución por un acreedor o
acreedores, diciéndose entonces que era sujeto pasivo de un concurso de
acreedores.
En la actualidad, tal evento de dificultad del deudor para pagar, ya se trate de
persona natural o de persona jurídica, se le da tratamiento especial mediante
norma también especial, a saber la Ley 222 de 1995, cuyas disposiciones regulan lo

pertinente sobre los procesos concursales, los cuales pueden consistir:

(a) en un concordato o acuerdo recuperatorio de los negocios del deudor; o (b)en


un concurso liquidatorio (liquidación obligatoria) de los bienes que conforman el
patrimonio del deudor (arts. 89, 90, 149, 213, 214, 215 de la ley citada).

Son entidades competentes para ventilar estos concursos: *la Superintendencia de


Sociedade, cuando el deudor se trata de una persona jurídica, siempre que no esté
sujeta a un régimen especial de intervención o liquidación; y, *los juzgados de
circuito especializados o los jueces civiles del circuito, cuando el deudor concursado

se trata de una persona natural.


De la prelación de los créditos (art. 2488 a 2511 C.C).

En íntima conexión con el pago como modo de extinguir las obligaciones es objeto

de estudio la Prelación de los Créditos.

Consiste en la manera y orden en que se deben satisfacer las deudas cuando


existen varios acreedores frente a un mismo deudor; dado que este por ejemplo,
tiene a su vez obligaciones por alimentos, por relaciones de orden laboral, por
impuestos, deudas garantizadas con gravamen prendario, o hipotecario, o por
deudas comunes y corrientes (préstamos de dinero, cheques, letras y pagarés por

pagar).
Las deudas anteriores se satisfacen, precediendo unas a otras en su satisfacción.
Esto quiere decir que hay unos créditos de acreedores con mejor linaje que otros y

se pagan primeramente.

Se dice que el deudor tiene un patrimonio económico, compuesto por todos sus
bienes y que con estos los acreedores satisfacen los créditos de los cuales son
titulares, es lo que se denomina la prenda general de los acreedores (art. 2488 del
C. C). Pero con estos bienes en el evento que existan varios acreedores, el producto
de los mismos se podrá destinar al pago preferencial dependiendo de la calidad o

clase de crédito del cual se es titular.

Hablando de la prelación de créditos, se ha de distinguir: (a) créditos que son


privilegiados; (b) créditos que son preferentes; y, (c) créditos comunes u ordinarios
que no gozan de ninguna prelación, y se pagarían con la raspadura de la olla si es

que queda.
Nuestro legislador civil regula cinco clases de créditos: de primera, segunda, tercera,

cuarta y quinta clase.

Son privilegiados los de primera y cuarta clase. Preferentes los de segunda


(prendarios) y tercera clase (hipotecarios). Comunes, ordinarios, balistas o

quirografarios (sin ninguna prelación) los de quinta clase.

La prelación puede ser de orden general, o especial.

De prelación general los de primera y cuarta clase. De prelación especial los de

segunda y tercera clase.


Son verdaderamente privilegiados, los créditos de la primera clase, porque se
satisfacen con el producto de la venta de todos los bienes del deudor, aún con
aquellos afectados con hipoteca o prenda, en el evento de existir déficit para
cubrirlos con el producto de los bienes no afectados con dichos gravámenes; en ese

déficit se cubrirán primero que el crédito amparado con la hipoteca o la prenda.

Los créditos de prelación especial, se pagan preferencialmente con el producto de


los bienes afectados con la hipoteca (art. 2499) o con la prenda y otros bienes que

se tomarán a su debido tiempo (art. 2497).

Los créditos de primera clase están previstos en el artículo 2495 del C.C., y se ha
dicho que se deben satisfacer en el mismos como se encuentran enlistados en dicha
norma. Ha de aclararse sin embargo que dicho orden ha sufrido alteración, porque
en esa secuencia van de primero los créditos consistentes en alimentos debidos a
menores y enseguida los de orden laboral. El orden que ha de observarse será: 1-
alimentos a menores; 2-las acreencias laborales derivadas de una relación de
trabajo; 3-las costas judiciales en interés general de los acreedores; 4-las expensas
funerales del deudor difunto; 5-los gastos correspondientes a la última enfermedad
del deudor fallecido; 6-el valor de los artículos necesarios para la subsistencia del
deudor y su familia durante los últimos tres meses, y 7-los créditos del fisco y las

municipalidades.

Los créditos de segunda clase están provistos en el artículo 2497, los de tercera en
el artículo 2499, los de cuarta clase en el artículo 2502 y los de quinta clase en el
artículo 2509 y se cubrirán a prorrata con el sobrante de la masa concursada, pues

no gozan de prelación alguna.

DE LA NOVACION (art. 1687-1710 C.C).

Consiste en un contrato mediante el cual acreedor y deudor sustituyen la obligación


primitiva por una nueva, quedando en consecuencia extinguida la prestación
inicialmente adquirida.
En el derecho moderno y contemporáneo ha perdido interés práctio.

Requisitos

1-que tano la obligación primitiva como el contrato de novación, sean válidos, al

menos naturalmente (art. 1689);

2-que ambas obligaciones sean exigibles (art. 1692) o sea que se trate de
obligaciones puras y simples. Si cualquiera de las obligaciones pende de una
condición suspensiva (la antigua o la nueva) no habrá novación, por la sencilla
razón que no se sabe si la condición se cumple; salvo que las partes al celebrar el
contrato de novación acepten en forma expresa que el primer contrato quede

extinguido aún sin aguardarse el cumplimiento de la condición.


3-que las partes declaren su intención de novar, o que aparezca indudablemente
que su intención ha sido novar, porque la nueva obligación envuelve la extinción de
la antigua. Si no aparece diga intención, tanto las obligaciones se mirarán como
coexistentes, y valdrá la obligación primitiva en todo aquello en que la obligación
posterior no se opusiere a ella, subsistiendo en esa parte los privilegios y cauciones

de la primera (art. 1693 C.C).

Modalidades de novación

a- mediante la substitución de una obligación a otra, sin que intervenga nuevo

acreedor o deudor;
b- por cambio del acreedor; guarda parecido con la cesión de crédito. El deudor
contrae una nueva obligación con un tercero, declarándolo libre en consecuencia
de la obligación primitiva el primer acreedor. Ejemplo: El abogado A debe a B,
quien también es abogado, la suma de $1.000.000,oo. B viene asesorando a C en un
proceso. Podría ocurrir que C acuerde con A que continúe con la asesoría que venía
prestándole B y que éste en consecuencia lo libere de pagarle la suma adeudada.
(art. 1690 inc. 2). Como se puede observar requiere el consentimiento del primer

acreedor.

c- un nuevo deudor sustituye al antiguo, que en consecuencia quedará libre (art.


1694 C.C). Pueden presentarse los siguientes eventos:

c.1. antiguo deudor, acreedor y el tercero (quien va a ser el nuevo deudor) acuerdan
entre los tres, que este último ocupe el lugar del antiguo. Esta modalidad de

novación por cambio de deudor recibe el nombre de delegación.


c.2. no interviene la voluntad del deudor primitivo. Ocurre cuando un tercero se
presenta ante el acreedor, obligándose a pagar la deuda del deudor primitivo; si el
acreedor acepta y a su vez libera al primitivo deudor, habrá una novación que se

conoce con el nombre de expromisión.

No debe confundirse la novación con la diputación, la cual consiste en que el

deudor confiere mandato para que el mandatario (diputado) pague por el.

No será novación cuando el tercero a pesar de que diera constituirse en deudor, el


acreedor se abstiene de expresar su voluntad de liberar al primitivo deudor,
entendiéndose que en este caso opera es una diputación, o que dicho tercero se
está obligando solidaria o subsidiariamente, lo cual podrá deducirse del contenido
o espíritu del acto, en cuyo caso se considera que una obligación se coloca al lado

de la otra (la del tercero al lado de la primitiva obligación).

Novación por cambio de prestación


Se conoce como novación objetiva, la cual puede ocurrir cuando: (a) se cambia el
objeto sobre el cual recae la prestación; (b)por cambio en la causa, y (c)por cambio

en las modalidades.

(a) por cambio de objeto: ej. A vende un caballo a B, para entregar un día
determinado, pero antes de cumplirse el plazo estipulado, acuerdan que no sea el

caballo sino un automotor la cosa debida.

(b) por causa de la obligación: se modifica la razón, el motivo o el por qué de la


misma. Ej. A vende un inmueble a B quien deberá pagar el precio respectivo, pero
posteriormente se acuerda entre ellos, que B mantenga la suma debida pero a
título de mutuo o préstamo de dinero con intereses. Como se puede apreciar la
obligación de B de pagar el precio se extingue, pero surge en virtud del acuerdo
novatorio, la nueva obligación de pagar la suma debida a título de mutuo. Ha de
tenerse en cuenta que el comprador en el caso propuesto perderá las garantías que
le otorga el contrato de compraventa en relación con el saneamiento por evicción y

por vicios ocultos.

(c) por cambio en las modalidades. En principio no constituye novación en el


derecho colombiano. Quiere decir que si la obligación es pura y simple y se va a
cambiar por una nueva pero condicional, o si la obligación primitiva es condicional,
no habrá novación mientras está pendiente la condición. Los efectos del acuerdo
quedan suspendidos hasta tanto se sepa que la condición se cumplió. Tampoco
habrá novación si la condición (el caballo no gana la carrera de campeones), o si la
obligación se extingue antes de cumplirse la condición (el caballo muere
fortuitamente antes de la carrera). Sin embargo las partes pueden convenir lo

contrario (art. 1692 C.C).

Del cambio en las garantías: consituir o suprimir una garantía no configura


donación. ¿Cuál la razón? Las garantías son obligaciones accesorias de cualquier

contrato y no afectan la esencia de la obligación principal.


Del cambio en los medios de pago: tampoco es novación; ni la obligación principal
ni sus garantías se extinguen en tal caso. Ej. cambio de una moneda por otra (pesos
por doláres).

Tampoco constituye novación la entrega de títulos valores para el pago de la deuda


(art. 882 del C. de Com.). Quiere decir que si se entregan por el deudor títulos
valores para pagar (letra, cheque, pagaré), y estos no se hacen efectivos bien
porque se rechazan o porque no se descargan, la deuda no se extingue, lo cual
ocurriría si se tratase de donación. Ej. A debe a B una suma de dinero, y este paga
con un cheque. Por el solo hecho de la entrega del cheque por este ultimo no se
cambia la obligación ni se extingue; se extinguiría si el importe del título valor es

satisfecho en su totalidad.

Casos que no constituyen novación según nuestro C.C.


-art. 1705: añadir o quitar especie, género o cantidad a la obligación primitiva. Los
codeudores solidarios y subsidiarios no resultarán obligados en cuanto a lo que se

añade o quita, salvo voluntad expresa aceptándolo.

-art. 1706: la estipulación de cláusula penal, por cuanto esta se puede exigir
simultáneamente con la obligación principal (art. 1596 C.C). Pero habrá novación si
el acreedor opta solamente por la pena. Como consecuencia la responsabilidad de

codeudores y fiadores se extingue.

-art. 1707: cambio de lugar para hacer el pago. Si hay codeudores solidarios y
fiadores, las nuevas expensas que se generen como consecuencia del cambio de
lugar, afectará tan solo al deudor que acuerda el cambio de lugar.

-art. 1708: la ampliación del plazo; pero pone fin a la responsabilidad de los fiadores
y extingue las garantías reales (prenda e hipoteca) constituidas sobre otros bienes
que los del deudor; salvo que los fiadores o los dueños de las cosas empeñadas o

hipotecadas accedan expresamente a la ampliación.

-art. 1709: la reducción del plazo, pero no podrá reconvenirse a los codeudores

solidarios o subsidiarios, sino cuando expire el plazo primitivamente estipulado.

-art. 1710: si el acreedor acepta la nueva obligación bajo la condición de que los
codeudores solidarios o subsidiarios la consientan, si estos no acceden la novación

se tendrá por no hecha.


DE LA REMISION (art. 1711-1713 C.C).

Denominada también condonación, consiste en el perdón que el acreedor hace del

deudor. Es una renuncia que hace de su derecho a exigirla.

Requisitos: *que el acreedor tenga capacidad para disponer de la cosa; *que se


sujete a las reglas de la donación entre vivos, es decir debe preceder insinuación, es
decir, autorización judicial o notarial para hacerla (art. 1458 modificado por el art. 1

Decreto 1712 de 1989).

Modalidades de remisión
Puede ser expresa, o tácita. Expresa: cuando se verifica en forma clara, concreta.
Tácita: cuando se deduce de conductas o comportamientos asumidos por el
acreedor, que nos conduce a afirmar que hubo perdón. Ej. el acreedor entrega
voluntariamente al deudor el título donde se hace constar la obligación, o lo
destruye o cancela con el ánimo de extinguir; sin embargo el acreedor podrá
demostrar lo contrario, pero si no logar probarlo se tendrá que hubo ánimo de

condonar.

La remisión de la prenda o de la hipoteca, no basta para que se tenga la deuda

principal como perdonada. No olvidar que estas son accesorias.

DE LA COMPENSACIÓN (art. 1714-1723 C.C).

Procede cuando dos personas son deudoras la una de la otra. Con la misma se
busca evitar el doble pago, cuando ambas deudas son exigibles. Es una manera de
abreviar el pago. Ej. A debe a B la suma de $2 millones por arrendamientos, pero a
su vez B debe a A la suma de $1 millón a título de préstamo y ambas prestaciones
se encuentran vencidas en cuanto a su plazo. No es lógico que primero pague A y

luego B devuelva el millón que debe a A.

Clases de compensación:

Legal, voluntaria (facultativa y convencional) y judicial.

Legal
Opera por ministerio de la ley, aún sin conocimiento de los deudores, y ambas
deudas se extinguen recíprocamente hasta la concurrencia de sus valores siempre y

cuando se reunan los siguientes Requisitos:

-obligaciones recíprocas entre dos mismas personas (acreedor y deudor) art. 1714

C.C.;

-que se trate de deudas de dinero o de cosas fungibles o indeterminadas de igual

género y calidad;

-que ambas deudas sean líquidas;


-que ambas deudas sean exigibles.

-que los créditos de los deudores recíprocos sean embargables.

Que las obligaciones sean recíprocas entre dos mismas personas quiere decir que
cada parte debe ser deudora personal y principal de la otra. Por consiguiente no
podría el deudor principal: (a) oponer a su acreedor, lo que éste le deba a su fiador,
porque el fiador no es deudor principal sino subsidiario; (b) tampoco podría oponer
compensación el deudor de un pupilo por lo que el curador o tutor le deba a ese
deudor del pupilo; (c) el deudor solidario no podrá ante el acreedor que lo requiere
para el pago oponer compensación de la deuda que el acreedor pueda tener con
otro de los deudores solidarios; (d) los representantes ante sus acreedores, no
pueden compensar deudas de éstos para con sus representados. No obstante los
mandatarios pueden compensar una deuda suya ante su acreedor por una deuda
de este con su mandante, pero siempre y cuando este último lo confirme (art. 1717

C.C).
Que las cosas a compensar sean fungibles. Lo fungible no debe entenderse en el
sentido equivocado del artículo 663 del C.C que lo confunde con lo consumible. Lo
fungible significa que las cosas puedan ser reemplazadas por otras del mismo
género. Lo precisado como requisito para compensar descarta la posibilidad de
compensar especies o cuerpos ciertos, por cuanto siendo estas cosas determinadas
de tal modo que no puedan confundirse con otras así sean iguales o de mejor
calidad, solamente con estas especies o cuerpos ciertos es que se puede cumplir, lo

cual conduce a que el acreedor no se le pueda obligar a recibir cosa diferente.

Tampoco son compensables las obligaciones de hacer (ejecución de un hecho), y

asimismo las de no hacer.

El requisito de la exigibilidad ha de entenderse en el sentido de que las prestaciones


debidas sean ciertas y además que no estén sometidas a plazo o a condición
suspensiva; de tal modo que cuando no hay certeza sobre la existencia de la
obligación no puede haber compensación. Una obligación que se discute y que

precisa declaración judicial no es compensable.


Si la obligación de uno de los deudores recíprocos está sometida a condición
resolutoria, la compensación se efectúa como si ambas obligaciones fueran puras y
simples, pero ha de entenderse que si la condición resolutoria se cumple, la
obligación condicionada se extingue con efecto retroactivo (ex tunc) y por tanto la
compensación no podrá llevarse a cabo por cuanto la obligación correlativa se

tendrá por no extinguida.

Si una de las obligaciones o ambas están sometidas a plazo suspensivo, tampoco


habrá lugar a compensación, por cuanto al deudor no se le puede obligar a que

pague antes del vencimiento del plazo.

El requisito de la liquidez, se concreta a que ambas prestaciones por compensar,


estén determinadas en cuanto a su cuantía, o que se puedan liquidar y establecer

su cuantía mediante simple operación aritmética.


Si una de las deudas ha de establecerse previa rendición de cuentas, no procede la
compensación, como tampoco si se ha de ventilar la liquidación de una sociedad, o
una indemnización de perjuicios.

Que los créditos enfrentados para compensar sean embargables, quiere decir a
contrario sensu que si uno de los créditos es inembargable, no procederá alegar
compensación. El código civil trae tan solo una aplicación de dicho requisito en el
inciso 2 del art. 1721 en materia de alimentos, extensible dicha solución a los demás

bienes inembargables.

La compensación cuando opera por ministerio de la ley, para que se tenga como
extintiva de la obligación, deberá ser alegada expresamente, lo cual quiere decir
que el juez no podrá declararla oficiosamente tal como lo previene el artículo 306
del C. de P. C., entre otras razones porque el juez no es adivino.
Renuncia a la compensación

-cuando el deudor acepta sin reservas la cesión que el acreedor haga de su crédito

(art. 1718);

-cuando el deudor no la alega (art. 1719);

-cuando voluntariamente se paga una de las deudas compensables;

-cuando se prorroga el plazo para pagar la obligación, después de vencido.


Efectos de la compensación legal

-extinción de las deudas hasta concurrencia de sus respectivos valores;

-extinción de los accesorios (intereses, privilegios y garantía) en la proporción


correspondiente; el saldo se continuará debiendo con el privilegio o garantía pero
con la reducción a que haya lugar;

-interrumpe civilmente la prescripción del crédito de menor valor y de la parte

compensada del de mayor valor;


-cuando hay varias deudas por compensar, se deberá seguir las reglas de la

imputación del pago (art. 1722);

-si uno de los deudores solidarios paga la deuda mediante compensación, podrá

repetir contra los demás codeudores, por la parte que les corresponda en la deuda.

Compensación voluntaria

Puede ser a su vez: convencional o facultativa.

Convencional
Las partes de común acuerdo, aún a pesar de que falte algún requisito para la
compensación legal, consienten en compensar. Esta modalidad permite compensar

deudas:

-entre personas que no son principalmente obligadas; ej. el deudor opone a su

acreedor una deuda de este para con su fiador;

-cuando se trata de obligaciones cuyos objetos no son fungibles; ej. una especie o
cuerpo cierto con dinero, o viceversa;

-obligaciones que aún no son exigibles.


Facultativa

La parte en cuyo beneficio se excluye la compensación, renuncia a esta exclusión y

la impone a la otra;

ejemplos: *A siendo acreedor de una cosa de mediana calidad, no podría oponerse


a que su crédito se le compense con una deuda suya de mejor calidad; *el deudor
de obligación a plazo no vencido, puede renunciar al mismo para que se le
compense con otra deuda de su acreedor que ya es exigible; *el autor de un
despojo, fraude o violencia, no puede oponer compensación a su obligación de
restituir o indemnizar; pero el dueño de la cosa despojada o la persona agraviada,
puede admitir que se le compense con otra obligación a su cargo. Esta
compensación facultativa es viable siguiendo el principio general consagrado en el

artículo 15 del C.C.


Compensación judicial o reconvencional

Tiene lugar cuando en un proceso se persigue por la parte demandante la


declaración o reconocimiento de una prestación, y ante dicha demanda el
demandado formula la denominada demanda de reconvención, para que a su vez
se declare al actor como deudor del demandado. Para que proceda esta
reconvención se requiere cumplir con la exigencias que la norma procesal tiene

establecidas para su formulación.

LA REMISIÓN
Es un acto jurídico gratuito (declaración unilateral de voluntad), consistente en el
perdón o condonación de la deuda por parte del acreedor. Es un acto unipersonal
del acreedor de renuncia a su crédito, admisible de conformidad con el artículo 15

del C. C.

Clases de remisión: expresa, tácita, total, parcial.

Expresa: por manifestación clara, precisa e inequívoca el acreedor declara

perdonada la deuda.

Tácita: por hechos del acreedor se deduce que ha querido perdonar la deuda; ej. la
entrega voluntaria al deudor del título donde consta la obligación, o lo destruye o la
cancela con ánimo de extinguir la deuda (art. 1713 C.C.
Requisitos de la remisión tácita

-la entrega del título siempre y cuando sea único, y no uno de sus ejemplares;

-entrega voluntaria;

-la entrega del título la debe hacer el acreedor, o un mandatario expresamente


autorizado para remitir. A los representantes de los incapaces (guardadores), lo
mismo que a los padres, no les está permitido hacer remisión de créditos de sus
pupilos;
-la entrega del título debe hacerse al deudor, o al codeudor solidario o codeudor

de obligación indivisible.

La entrega, destrucción o cancelación se tienen como una presunción de remisión,


lo cual quiere decir que al acreedor se le admite probar lo contrario. Ejemplos: *el
título se encuentra en manos del deudor, porque este es el contador del acreedor,
quien lo confió para efectos contables o para dejarlo en un banco como prenda;
*que la cancelación obedeció a que el deudor ofreció pago por conducto de un
mensajero con quien debía enviarse el título, sin que el pago se hubiese realizado;

*porque el título se destruyó por incendio.

Remisión y donación
Son actos jurídicos que a primera vista guardan semejanza, dada la gratuidad de los

mismos, pero sin embargo existe entre ellos las siguientes diferencias:

-la donación es un contrato que genera obligaciones para el donante, y algunas


veces para el donatario (donación con cargas) lo cual supone el denominado
“animus obligando”. La remisión es una manifestación unilateral reflexiva del

acreedor con la finalidad de extinguir la obligación “animus solvendi”;

-la remisión no requiere el consentimiento del deudor; simplemente el acreedor al


renunciar a su derecho extingue el nexo jurídico existente con el deudor; por tanto
no podrá haber obligación sin acreedor. La donación requiere el consentimiento
entre el donante y el donatario;

-la donación no se presume; la remisión puede presumirse en el evento que sea

tácita (art. 1713 C.C);


-la remisión y la donación pueden ser solemnes; sin embargo la donación requiere

una formalidad más: la notificación al donante de la aceptación del donatario;

-la donación es gratuita por naturaleza. La remisión es gratuita por esencia. Por
naturaleza significa que si el donante no impone por cláusula especial una carga al
donatario, ha de entenderse que el donatario recibirá la cosa donada sin obligación
a su cargo. Por esencia equivale a que si al deudor remitido se le impusiera una
carga, no se estaría ante una remisión por cuanto de conformidad con el artículo
1501 del C.C, sino que degeneraría en una “novación” (objetiva a favor del acreedor)

o (subjetiva a favor de un tercero).

-la donación es un contrato traslativo de dominio y genera obligaciones; la remisión

no genera obligaciones, sino que las extingue.


Remisión testamentaria

Se ha dicho que cuando el testador instituye como legatario del crédito al mismo
deudor, se da lugar a una remisión testamentaria. En este caso sin embargo el
testador puede en vida hacer caso omiso del testamento y demandar al deudor
para que le pague, o aceptar el pago que se le ofrece, sin que el deudor pueda
reclamar invocando la remisión, lo cual ha de considerarse como una revocación de
la disposición testamentaria lo cual puede hacer las veces que quiera. Pero si el
deudor pagó al testador sin que este hubiese tenido noticia o mediado su
consentimiento, el legatario podrá reclamar el legado (art. 1817). En el evento de la
condonación de la deuda por testamento, el testador ha querido que el deudor al
aceptar el legado (la deuda condonada), se confunda su calidad de deudor con la

calidad de acreedor (art. 1724).

Remisión concordataria
El concordato es un acto jurídico plurilateral, consistente en un acuerdo o convenio
del deudor con sus acreedores, para efecto de hacer posible la solución de
intereses opuestos entre éstos y aquel, de tal modo que facilita al deudor pagar en
una forma programada sus deudas, sometiéndose a una serie de condiciones, de tal
modo que se le permita recuperarse económicamente. Dentro de estos acuerdos
de recuperación se acostumbra entre los acreedores estipular rebajas o quitas, las
cuales no obedecen en sí a una condonación de las deudas, sino más bien a una
transacción entre deudor y acreedores con el fin de evitar los perjuicios que el
proceso concursal pueda ocasionarles; por tal razón es más aceptable hablar de

transacción y no de condonación.

Requisitos generales de la remisión

-que la renuncia del crédito por parte del acreedor lo afecte tan sólo a él. No
procede entonces, por ejemplo: *los padres renunciar a los derechos que la patria
potestad les confiere; *el alimentario (acreedor de los alimentos) remitir la
obligación del alimentante (art. 424 C.C), salvo que se trate de pensiones atrasadas.
-como la remisión es un acto de disposición de un derecho, se requiere que el
acreedor sea legalmente capaz. En consecuencia no podrá remitir el acreedor
incapaz, ni sus padres de familia, ni su guardador, respecto de los créditos
correspondientes a bienes inmuebles; tampoco podrán hacerlo en cuanto a créditos
en dinero o de bienes muebles, salvo muy excepcionalmente previa autorización del
juez. Para que el mandatario pueda remitir, debe tener facultad expresa de su
mandante.

-que se cumpla con la solemnidad de la insinuación si lo remitido asciende a mas


de 50 SMLMV, o si la deuda consiste en un bien raíz, dicha remisión se debe
perfeccionar por escritura pública (art. 1 Decreto 1712 de 1989, art.1457 C. C).

Efectos de la remisión
-extinción de la deuda total, o parcialmente según el caso;

-la condonación o remisión que un acreedor haga a uno de sus deudores solidarios
en forma parcial, tan solo extingue la obligación en la cuota que al mismo le

corresponde, quedando los otros deudores solidariamente obligados por el saldo;

-la remisión total extingue la deuda con todas sus garantías, pero si es parcial, el

saldo queda gravado con la mismas, salvo que el acreedor renuncie a ellas;

-la remisión de los accesorios (prenda, hipoteca, fianza) no implican la condonación

de la deuda principal (art. 1713 C.C);


-al deudor no le es lícito remitir un crédito a su favor, en fraude de sus acreedores,
por cuanto al disminuir su patrimonio, la prenda general de sus acreedores se verá
desmejorada perjudicándolos, en cuyo caso habrá lugar a intentar la acción

pauliana o revocatoria.

LA CONFUSION

La obligación se extingue por este modo, cuando en una misma persona se reúnen

la calidades de deudor y acreedor, excluyendo la una a la otra.


Clases: real y personal.

Real: cuando se trata de derechos reales; ejemplos: *el fideicomiso se extingue


cuando en la persona del fideicomisario se confunde con la del único fiduciario
(propiedad fiduciaria ord. 6 art. 822 C.C); *cuando el nudo propietario adquiere el
usufructo (propiedad desmembrada inc. 3 art. 865 C.C); *en las servidumbres
cuando los predios sirviente y dominante pasan a ser propiedad de un mismo

dueño.

Personal

Ocurre en materia crediticia. Tiene su causa en una sucesión jurídica inter vivos, o
por causa de muerte (herencia o legado).
Opera cuando la deuda se traspasa al acreedor, o viceversa cuando el crédito se

traslada al deudor.

Habrá confusión en los siguientes casos: *el acreedor muere y uno de sus herederos
es su deudor; *el deudor muere y uno de sus herederos era su acreedor; *el
testador (acreedor) muere y en el testamente instituyó como legatario a su deudor,

del crédito respectivo.

Efectos de la confusión

-extinción total o parcial de la deuda según el caso;


-si al fusionarse las calidades de acreedor-deudor, se confunde solamente una
parte de la deuda, la obligación se extinguirá en esa parte. Ej. A muere y deja un
patrimonio consistente en tres millones de pesos en efectivo, y un crédito a su favor
y a cargo de uno de sus hijos (C) por tres millones de pesos. Sus otros hijos son B y
D. Se entiende que a los herederos se repartirá por partes iguales los tres millones
de pesos en efectivo correspondiendo a B, C, y D un millón de pesos. El crédito de
C se repartirá también por partes iguales correspondiendo de a millón de pesos
para cada uno; a C se le asignará del crédito un millón de pesos, operando respecto

de él la confusión, debiendo pagar a B y D a cada uno de un millón de pesos.

-al extinguirse la obligación principal por confusión, se extinguen los accesorios

(prenda, hipoteca y fianza) en la proporción correspondiente;


-si uno de los deudores solidarios es el beneficiado con la confusión, tendrá
derecho a repetir contra los demás deudores por el saldo, una vez descontada su

cuota en la deuda.

PÉRDIDA DE LA COSA QUE SE DEBE

Es un modo de extinguir obligaciones, cuando la especie o cuerpo cierto perece, o


se daña o menoscaba de tal modo que ya no prestará utilidad alguna o la utilidad
se disminuye. El artículo 1729 del C. C., dispone: “cuando el cuerpo cierto que se
debe perece, o porque se destruye, o porque deja de estar en el comercio, o
porque desparece y se ignora si existe, se extingue la obligación…..”.
Se está ante una imposibilidad de ejecutar la prestación: (a) por pérdida física de la
cosa; (b) por imposibilidad moral ya que al quedar por fuera del comercio se
constituye en un objeto ilícito; (c) porque al dañarse no prestará utilidad alguna, o al

deteriorarse no reportará la utilidad que se esperaba.

¿Qué cosas se pierden, se dañan o deterioran? *las determinadas como especies o


cuerpos ciertos; y *aquellas que han sido determinadas por la fijación o
señalamiento de un género limitado (genuslimitatusvelproximissimus) ej. cien bultos

de arroz que el vendedor tiene en su granero “el chino”.

Efectos de la pérdida de la cosa

La pérdida puede ser: *no imputable al deudor; *imputable al deudor.


No imputable al deudor

-al perecer el cuerpo cierto o especie la obligación se extingue, ante la


imposibilidad de no poderse dar o entregar la cosa precisa, porque ya no existe, o
porque la ley la ha puesto fuera del comercio (ad imposibilliumnullaobligatioest: no
puede haber obligación de lo imposible);

-el deudor en principio no responderá del caso fortuito, pero deberá alegarlo (art.
1604 C.C), tampoco responderá por la pérdida fortuita de la especie o cuerpo cierto

(art. 1733 C.C);

-el hecho o culpa del tercero que no depende del deudor, ni es su mandatario, se
asimila al caso fortuito y por tanto lo exonera de responder. En este caso el
acreedor puede exigir al deudor que le ceda las acciones que tenga contra las

personas responsables de la pérdida;

-la culpa exclusiva del acreedor (mora creditoria) excluye al deudor de


responsabilidad; la destrucción del cuerpo cierto en poder del deudor ocurrida
después del ofrecimiento al acreedor y durante el retardo de éste en recibirla, libera

al deudor de responder.

Pérdida del cuerpo cierto imputable al deudor

-al perecer la especie o cuerpo cierto, o el género limitado, por dolo o culpa del
deudor, la obligación bajo tal precisión se extingue, dado que su cumplimiento se
hace imposible. En este caso el cumplimiento de la obligación se sustituye por una
prestación distinta cual es la de pagar su equivalente, o sea la indemnización
compensatoria correspondiente, es decir, el precio de la cosa más la indemnización
por perjuicios a que haya lugar (art. 1731 C.C).
-la obligación de dar o entregar una especie o cuerpo cierto, o un género limitado,
implican la obligación de conservarlos hasta su entrega, so pena de pagar los
perjuicios que el descuido o negligencia produzcan (art. 1605 C.C). El deudor en
consecuencia debe obrar con buena fe y con diligencia (art. 1603-1604C.C). El
incumplimiento en la obligación de dar o de entregar se presume culposo, pero se
puede desvirtuar demostrando la diligencia debida o una causa extraña (art. 1604-
1733 C.C).

-la indemnización de perjuicios se causa desde el momento en que el deudor


queda constituido en mora si la obligación es de hacer, porque al constituirse la
mora, se presume la culpa por el retardo, en cuyo caso tan solo le quedaría alegar

al deudor un caso fortuito ocurrido con anterioridad a la mora.

-si la pérdida o el caso fortuito ocurrió con posterioridad a la mora, al deudor le


queda la posibilidad de demostrar que el mismo caso fortuito hubiese acaecido aún
habiéndose entregado la cosa debida al acreedor, para efecto de reducir la
indemnización tan solo a la moratoria y que se le exima de la compensatoria (precio
de la cosa), la cual sí se debería en el caso contrario o sea no haberse entregado

oportunamente.

-el deudor responderá de todos modos, cuando ha asumido expresamente todo

caso fortuito, o el alegado por el mismo.

-en el hecho o culpa del deudor se comprende también el hecho o culpa de las

personas por quienes fuere responsable (art. 1738 C.C).

-al deudor que ha hurtado una cosa y que se pierda en su poder, no se le permite
exonerarse de responsabilidad (art. 1735 C.C).
-si el deudor ignora la existencia de la obligación y la cosa perece por un hecho

suyo, la indemnización se reduce tan solo al precio de la cosa.

Extravío de la cosa

Se considera que la cosa se pierde cuando se extravía o desaparece en forma


definitiva. En este caso se extinguiría la obligación. Desde luego que este extravío

debe ocurrir sin culpa del deudor.


PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA O LIBERATORIA (art. 2512 y ss. C.C).

La prescripción se ha tomado bajo dos significaciones: *como un modo de adquirir


el dominio y otros derechos reales; y *como un fenómeno extintivo de los derechos

reales y de los derechos crediticios, personales o de obligación.

Todo derecho que al individuo se le reconoce se ha de considerar como


encaminado a satisfacer una necesidad. Por tal razón el no ejercicio del mismo ha

de tenerse como un desinterés, como algo que no le importa o que no necesita.

Así las cosas si el acreedor siendo titular de un crédito, deja transcurrir el tiempo sin
que lo haga exigible, ha de tenerse su inactividad como una renuncia tácita a su
derecho, y además porque se tiene establecido que no hay deudas perpetuas e

irredimibles y algún día habrán de extinguirse.


Requisitos

-prescriptibilidad de la obligación: hay ciertas obligaciones como las denominadas


propter rem que no son prescriptibles, como las siguientes: *la del condueño en

participar en la división del bien común; *la del vecino en el deslinde.

-la inactividad del acreedor

-el transcurso del tiempo.


En cuanto al transcurso del tiempo, nuestro código distingue entre prescripciones

de largo tiempo, y de corto tiempo.

Son de largo tiempo (art. 2536 C.C modificado por el art. 8 Ley 791 de 2002): la

acción ordinaria (10 años) y acción ejecutiva (5 años)

Son de corto tiempo (art. 2542 C.C) que reduce a tres años: los gastos gastos
judiciales, los créditos por honorarios de los defensores, médicos y cirujanos, los de
ingenieros y agrimensores, y en general de los que ejercen cualquiera profesión

liberal.

Corto tiempo de dos años (art. 2543 C.C): los créditos de mercaderes, proveedores
y artesanos, por el precio de los artículos que despachan al menudeo, los créditos
de toda clase de personas que prestan servicios periódica o accidentalmente como
posaderos, acarreadores, barberos, mensajeros, etc. Se ha dicho que estos servicios
se acostumbra pagarlos inmediatamente han sido prestados, y transcurridos esos

términos se presume que han sido pagados efectivamente.

Desde cuándo se empieza a correr el término de prescripción

Desde el día en que la obligación se hace exigible. Si la obligación es pura y simple


desde el día de la celebración del contrato. Si está sometida a condición suspensiva,

una vez esta se cumple, y si está diferida a un plazo, a partir de su vencimiento.

¿Se permiten convenios sobre términos de prescripción?


No se permite renunciar mediante cláusula expresa a los términos de prescripción
establecidos por el legislador, antes de que se cumpla el término para ejercerla, se
convertiría en una cláusula habitual a la cual se acudiría abusivamente en los

contratos y las obligaciones se harían irredimibles (art. 2514 C.C).

Interrupción de la prescripción (art. 2539 C.C).

Puede ser natural, o civil.

Natural: el deudor reconoce la obligación expresa o tácitamente.

Civil: por demanda judicial


La interrupción que obra a favor de uno o varios coacreedores (obligación
conjunta) no aprovecha a los otros, ni la que obra en contra de uno o varios
codeudores (conjuntos) perjudica a los demás, salvo que haya solidaridad o se trate

de obligación indivisible.

Suspensión de la prescripción extintiva

La prescripción que extingue las obligaciones se suspende a favor de: los menores,
los dementes, los sordomudos y quienes están bajo patria potestad o guarda (num
1 art. 2530 C.C). Una vez transcurrido el término de 10 años no se tendrá en cuenta

la prescripción.
No admiten suspensión las prescripciones de corto tiempo (2 y 3 años-art. 2544 del

C.C).

Las prescripciones de corto tiempo se interrumpen:

-cuando el deudor reconoce la obligación, expresamente o por conducta

concluyente;

-cuando interviene requerimiento.

A partir de los anteriores momentos vuelve a correr el término prescriptito.


La prescripción debe ser alegada (art. 306 del C. de P. C., art. 2513 C.C)

Efectos de la prescripción liberatoria

-extingue la obligación una vez se ha consumado

-una vez consumada la obligación se torna en natural


-transcrita la obligación principal, la misma suerte corren las obligaciones accesorias
(prenda, hipoteca, fianza, cláusula penal) las cuales no podría hacer valer el

acreedor porque ello equivaldría a obtener la satisfacción del crédito extinguido.

-la renuncia a la prescripción consumada no afecta a los terceros garantes (fiador,

constituyentes de prenda e hipoteca).

DE LOS MODOS INDIRECTOS DE EXTINCIÓN DE OBLIGACIONES


-mutuo disenso -revocación unilateral -nulidad y rescisión -resolución judicial y
pacto comisorio -revocación judicial -declaración de simulación -transacción -

desistimiento tácito.

Mutuo disenso

Guarda relación con la convención extintitiva, la cual se dirige a extinguir una


obligación concreta. El mutuo disenso se refiere a aquel convenio que las partes
celebran para dejar sin efecto todo un contrato y por ende todas las obligaciones

que por el mismo se originan.

Revocación unilateral

Por excepción la revocación puede tener lugar por la sola voluntad de una de las
partes en los casos previstos por la ley, como en el mandato, la prestación de
servicios personales, confección de obra material, en los cuales es indispensable el
entendimiento o la confianza recíproca entre las partes, la cual al perderse posibilita
la terminación unilateral del contrato. Lo mismo sucede cuando las partes se

reservan en el contrato la facultad de revocarlo unilateralmente.

Nulidad y rescisión
Todo acto jurídico exige unas condiciones de validez para que surta eficacia (art.
1502 C.C), so pena que sea declarado nulo absoluta o relativamente, lo cual implica
que se aniquile en sus efectos hacia el futuro (ex nunc), o hacia el pasado (ex tunc).
La declaración de nulidad o de rescisión, según el caso, extingue las obligaciones

que generaron por acto declarado nulo o rescindido.

Resolución judicial y pacto comisorio

La resolución judicial tiene aplicación para los contratos bilaterales, conforme al


artículo 1546 del C.C., en el cual se consagra la denominada “condición resolutoria
tácita” en el evento que se incumpla por una de las partes las obligaciones a su
cargo.

Al lado de esta condición resolutoria tácita, se consagra el “pacto comisorio” que es


una modalidad de condición resolutoria expresa (art. 1935 C.C), consistente en la

declarada estipulación de darlo por resuelto por causa de incumplimiento.

El pacto comisorio se clasifica por la doctrina en: simple y calificado.

Será simple cuando se estipula sin mas el derecho de cualquiera de las partes a
pedir la resolución del contrato en caso de incumplimiento.
Será calificado cuando a dicha estipulación se adiciona que dicha resolución se

producirá “ipso facto” por el incumplimiento (art. 1937).

Al declararse judicialmente la resolución del contrato, ha de entenderse que las

obligaciones producidas quedarán sin eficacia alguna, es decir extinguidas.

Revocación judicial

Dentro de un concordato (acuerdo recuperatorio), o liquidación obligatoria, los


acreedores por conducto de su gestor podrán impetrar acciones revocatorias, con
las cuales se busca que los actos de disposición de los bienes del deudor en
perjuicio de aquellos, se revoquen, las cuales al prosperar conduce a que las

obligaciones originadas por esos contratos fraudulentos se extingan.

Declaración de simulación

En cualquiera de sus modalidades, absoluta o relativa, al declararse su prosperidad,


conlleva a que las obligaciones queden extinguidas; en la absoluta porque el acto
impugnado como simulado queda privado de toda eficacia; y en la relativa porque
prevalecen los efectos de la declaración o acto oculto, extinguiéndose las
obligaciones del acto aparente, por ejemplo pagar el precio de la compraventa

encubierta como una donación.

Transacción

Se contrae a un abandono o renuncia recíproca mediante la cual las partes se hacen


concesiones con el fin de terminar extraprocesalmente un pleito que está en curso
o precaver uno eventual. Por este modo una de las partes o ambas renuncian a la
exigencia de ciertas obligaciones haciéndose rebajas o quitas, dando lugar a

extinguirlas.

Desistimiento tácito y perención en procesos ejecutivos (art. 1 Ley 1194 de 2008 y

literal a art. 23 ley 1285 de 2009).

El desistimiento tácito como modo de liberar de una obligación procede cuando


decretado por segunda vez (inc. 4Ley 1194 de 2008) entre las mismas partes y por
las mismas pretensiones, el derecho pretendido se extinguirá. Lo previsto no

procede contra incapaces que carecen de apoderado judicial.

La perención de procesos ejecutivos, ocurrirá cuando “el expediente permanece en


secretaría durante nueve (9) meses o más por falta de impulso cuando este
corresponde al demandante o por estar pendiente la notificación del mandamiento
de pago a uno o varios ejecutados de un auto cuando la misma corresponda
adelantarla el ejecutante, el juez de oficio o a solicitud del ejecutado, ordenará la
perención con la consiguiente devolución de la demanda y de sus anexos y, si fuere
del caso, la cancelación de las medidas cautelares evento en el cual condenará en

costas y perjuicios al ejecutante”.

Ha de entenderse que estas dos instituciones (desistimiento tácito y perención) al


ser pronunciadas por el juez, extinguen los derechos crediticios que se ventilan

procesalmente y cuyo reconocimiento o satisfacción se persigue.

Temas sobre los cuales versará el examen final 2009

-Clasificación de los contratos e importancia de cada clasificación. Ejemplos.

-Ineficacia de los actos jurídicos (inexistencia, nulidad absoluta, nulidad relativa. En


el código de comercio: nulidad, anulabilidad, inexistencia, ineficacia de pleno
derecho, nulidad parcial,conversión del negocio jurídico, inoponibilidad, teoría de la

imprevisión.

-clasificación de las obligaciones, importancia de cada clasificación y efectos de

cada clase de obligación. Ejemplos.

-traslación de las obligaciones. Ejemplos.


-extinción de las obligaciones (modos directos e indirectos). Ejemplos.

-“No olvidar los mapas conceptuales que cada uno personalmente pueda presentar

en forma manuscrita sobre cada uno de los temas anteriores.

-Traer cada uno su código civil y el de comercio.

Hinestrosa, Fernando. Tratado de las Obligaciones, vol. I, 1ª. ed., Bogotá, Edit. Univ.

Externado de Colombia, 2002,

Importancia y evolución del derecho de las obligaciones

Importancia

El hombre actúa por finalidades. Movido por ellas busca satisfacer necesidades de
diverso orden: religioso, moral, jurídico, cultural, económico, social, científico, de
recreación, etc. y asume comportamientos que vienen a constituirse para él, en
obligaciones, como una manera de cumplir y obtener para sí un fin propuesto ya
sea de carácter público o particular. El ser humano no es autosuficiente. Requiere
entonces entrar en relación con los demás, adquiriendo compromisos para alcanzar
lo que persigue. Para tal efecto se ha creado el fenómeno jurídico denominado
“obligación civil” ya sea porque la dinámica de las voluntades de las personas lo
establezcan o porque la voluntad del legislador así lo prevenga para regular los
intereses de índole particular y general con trascendencia en el orden y bienestar

social de una manera racional.

El estudio del derecho de las obligaciones se ha considerado como la columna


vertebral del derecho privado a cuyo alrededor se dinamizan las relaciones jurídico-
patrimoniales de las personas. Es un derecho en continuo movimiento, por cuanto
el ejercicio de las voluntades hace que las previsiones estáticas consagradas en las

disposiciones normativas interactúen a cada momento.

En el decir del autor venezolano Eloy Maduro Luyando “donde existan hombres
habrá necesidades por satisfacer, y la satisfacción de tales necesidades envuelve la
aparición de las obligaciones como instrumento jurídico apto. Es esta la base de la
naturaleza abstracta de las obligaciones, cuyo mecanismo implica una lógica rígida
y disciplinada que ha causado siempre la admiración de los juristas, al punto de
haberse denominado “la ratio escrita” según Leibnitz.

“Además, se observa la precisión del Derecho de Obligaciones, pues sus soluciones


son siempre exactas e invariables, al punto de ser frecuentemente llamado “la
matemática del derecho” por la naturaleza precisa de las soluciones que aporta”. Es
un derecho universal, en el sentido de que es muy semejante en los diversos
ordenamientos jurídicos de países cuya estructura social es disímil. Es precisamente
donde han surgido tendencias para establecer ordenamientos de alcances

supranacionales. Puede considerarse la rama más rica del derecho”.

Su importancia es indiscutible. Discurre por todos los campos del derecho, y no hay
área del mismo que no disponga sobre obligaciones. En cualquier lugar del mundo

jurídico que nos ubiquemos las encontramos.

El insigne maestro Álvaro Pérez Vives, sostiene: “Hoy nadie discute que la Teoría
General de las Obligaciones, si bien no tiene la misma utilidad práctica que otros
temas del derecho civil, constituye una de las bases insustituibles para todo jurista,
tanto que sin ella no sería posible tener una concepción clara y completa del papel
que desempeñan las relaciones jurídicas en la vida de los hombres y en la
construcción del derecho. De allí que para dominar este amplio campo sea
indispensable el estudio de las fuentes, el objeto, el desarrollo y extinción de las
obligaciones, vale decir, de las relaciones jurídicas que vinculan entre sí a los

miembros de cualquier conglomerado.

“Los seres humanos necesitan procurarse cosas (bienes); para hacerlo acuden a dos
clases de relaciones distintas: aquellas que les dan un poder o señorío directo sobre
determinada cosa (jus in re, como el derecho de dominio), y aquellas que lo
facultan para obtener de otro hombre una prestación (dar, hacer), o una abstención

(no hacer”.

Evolución
El autor venezolano Maduro Luyando, comenta: “Difícil sería precisar el origen más
antiguo del derecho de las obligaciones, o el pueblo o la comunidad donde
surgiera primero. En nuestros días se reconocen algunos restos en la legislación
babilónica, y, sin duda, en las ciudades de Grecia también se disponía de estructuras
y sistemas relativamente avanzados, pero naturalmente, es en Roma donde se
profundiza el estudio de las obligaciones, se organizan sus estructuras y se crean
sus mejores figuras. Las instituciones romanas perduran en su gran mayoría en el
derecho moderno, y no resulta osado afirmar que es muy poco en comparación lo
que han aportado los derechos posteriores, incluido el moderno, que si bien lo
enfoca de una manera más científica y mejor sistematizado, nada agrega en lo
esencial a las concepciones romanas. El derecho romano trasciende la Edad Media y
Moderna e influencia profundamente el derecho canónico. Ya en el Código de
Napoleón, considerado como el monumento jurídico más importante del S. XIX,
representa la tendencia más sistemática en el campo de las obligaciones. Marca el
principio del sistema codificado y su influencia pronto se dejará sentir en todo el

mundo” .

Se ha dicho también, que el antecedente remoto de la relación obligacional tuvo


como causa al delito, teniéndosele como su fuente más primigenia. La ocurrencia
de un delito daba lugar a que se reparara la ofensa, en principio, bajo la modalidad
de la venganza ilimitada, pasando luego por el talión y después al acuerdo
composicional mediante el pago con bienes, con lo cual se consideraba restablecida
la vulneración del derecho. Este acuerdo implicaba el establecimiento de
obligaciones de orden patrimonial a cargo del ofensor. También se dice que en las
comunidades primitivas se creó la modalidad contractual conocida como trueque o
cambio, considerado en su forma rudimentaria, como el primer contrato que
existió, constituyéndose en una manera del hombre satisfacer sus necesidades de

subsistencia básica.

Por su parte Atilio Aníbal Alterini (Argentina) comenta: “la satisfacción de los fines o
intereses económicos del sujeto se realiza a través del patrimonio, universalidad
jurídica compuesta por bienes inmateriales y por cosas materiales (art. 2332 C.C.
Argentino). El área del derecho privado que abarca las relaciones jurídicas atinentes
a esa universalidad es el derecho patrimonial.

“Ahora bien; dentro del derecho patrimonial, a partir de la separación que trazó la
glosa medieval entre “jus in re” y “jus in personan”, se distinguen el derecho de
cosas y el derecho de obligaciones. Abarca el primero las relaciones jurídicas que
implican una facultad que se ejerce de modo directo e inmediato sobre la cosa, en
tanto que el segundo rige las relaciones jurídicas establecidas entre sujetos que
surgen, básicamente, del tráfico de bienes, de servicios y de la causación de daños

reparables.

“No es, pues, difícil apreciar la importancia de la teoría general de la obligación.


Relaciones de ese origen aparecen en todas las ramas en que, por razones de
especialidad, se ha organizado el derecho positivo y ello ha motivado expresiones
entusiastas de autores como Larombiére y Josserand, para quienes el concepto
obligacional constituye la armazón de todo el derecho y, aún, de todas las ciencias
sociales.
“Pero –aparte de la generalidad de las instituciones que comprende, y de los
principios que las sustentan- son típicos del derecho de obligaciones la precisión
conceptual, el rigor lógico y su consecuente contenido formativo, por lo cual no es
extraño que Planiol haya admitido la posibilidad de comenzar con su desarrollo la
exposición del derecho civil, y que Puig Brutau haya preconizado incluirlo en la
parte general de este, anteponiéndolo así al estudio de todas las partes especiales,
y algún autor (Ménard) hasta ha llegado a formular la teoría general de la

obligación por medio de teoremas”.

En la actualidad el derecho de las obligaciones se perfila como indispensable en el


manejo de las relaciones económicas nacionales e internacionales siendo
fundamental su aplicación por organismos de orden transnacional como el Banco
Mundial, Fondo Monetario Internacional, Comunidad Europea, Comunidad Andina,

etc, para la operatividad de sus relaciones financieras.

Con la finalidad de imprimirle seguridad a las negociaciones comerciales,


internacionalmente se ha pretendido unificar el derecho de las obligaciones, como
sucedió con la Convención de la Haya de 1º. de julio de 1964 sobre venta
internacional de objetos muebles corporales y la Convención de Viena de 11 de abril
de 1980 sobre contratos de venta internacional de mercancías, celebrada con
posterioridad al fracasado proyecto de código franco-italiano de las obligaciones .
La Convención de Viena entró en vigor en Colombia el 01 de agosto de 2002, la
conforman 101 artículos, rige en principio para 64 estados, siendo aprobada por el
Congreso mediante ley 518 de 1999 previa revisión de constitucionalidad (sentencia

C-529 de 2000 Corte Constitucional).

A propósito de esta Convención de Viena, no está demás, transcribir a Don Luis


Díez-Picazo Ponce de León, en la obra coordinada por el profesor Jorge Albán
Oviedo (Obligaciones y Contratos en el Derecho Contemporáneo), quien refiere: “Al
preparar en 1964 la Ley Uniforme sobre Venta Internacional de Bienes Muebles
Corporales, que fue aprobado en aquel mismo año por un Convenio de La Haya,
los autores del proyecto consideraron necesario dotar de una regulación uniforme
al proceso de formación del contrato, por entender que, en este punto, podían
presentarse notables discrepancias entre las partes contratantes y, probablemente
lo más importante, sensibles diferencias entre los Derechos nacionales. Surgió de
este modo, la llamada Ley Uniforme sobre la Formación del Contrato de Venta
Internacional de Bienes Muebles Corporales, que fue también aprobada por el
Convenio de La Haya de 1964 (LUFCO). No disponemos de una experiencia
especialmente notable de la aplicación de esta Ley Uniforme que no fue ratificada

por muchos países.

“En los años subsiguientes, el tratamiento de los problemas relativos a la formación


del contrato experimentó, sobre todo en el Derecho norteamericano, una notable
evolución que se plasmó, finalmente, en el Código de Comercio unificado (UCC) de
Estados Unidos. El propósito de unificar a un nivel más amplio el derecho de la
compraventa internacional de mercaderías dio origen a una serie de trabajos
colocados bajo la égida de la Uncitral, que, tras varios borradores realizados por los
grupos de trabajo, culminó en un texto definitivo que se sometió a una conferencia
internacional y fue aprobado como Convenio de las Naciones Unidas en Viena (CV
o Convención de Viena) en 1980. Este Convenio ha sido objeto de instrumento de
adhesión del Estado español el 17 de julio de 1980 y el texto del Convenio, como
parte integrante del Derecho español, fue publicado en el BOE (boletín oficial del
estado) el 30 de enero de 1991. En el Convenio de Viena, los artículos 14-24 regulan
de manera muy completa la formación del contrato de venta de mercaderías, en
una forma que, por él detallada, contrasta con la parvedad del art. 1262 del Código
Civil (español). Aunque en el Convenio estas normas tienen por objeto
exclusivamente la formación de los contratos de venta internacional de mercaderías,
nada puede impedir (lejos de ello todo aconseja) que las normas del Convenio sean
tenidas en cuenta para resolver los problemas de formación del contrato mediante
oferta y aceptación, cualquiera que sea la naturaleza del contrato en cuestión.

“Las cosas no han concluido aquí. En estos mismos años, un grupo de trabajo de
Unidroit ha elaborado unos Principios de la Contratación Internacional, en los que
se dedica una especial atención a la materia de la formación del contrato. Todo ello
aconseja realizar algún comentario y llevar a cabo alguna reflexión de estos textos,
cuya importancia en los momentos actuales es evidente”. (La Formación del

Contrato de Compraventa Internacional de Mercaderías).

Ubicación de las obligaciones en el campo del derecho


Para tal efecto habrá de recordarse la distinción que se hace entre derecho objetivo

(normativa vigente) y derecho subjetivo (facultad conferida por la norma).

El derecho subjetivo comprende a su vez dos categorías: los derechos subjetivos


patrimoniales (de contenido económico y con posibilidad de comerciar con ellos) y
los derechos subjetivos extra-patrimoniales (sin contenido económico y no
susceptibles de negociar con ellos).

Los derechos subjetivos de naturaleza comerciable integran “el patrimonio como


atributo de la personalidad”, distinguiéndose dentro de ellos: (a) los denominados
derechos reales (art. 665 C.C.), (b) los derechos personales, de obligación o de
crédito (art. 666 C.C.), y (c) los derechos inmateriales o producto de la inteligencia e
ingenio de las personas (ley 23 de 1982, ley 44 de l993). Teniendo en cuenta la
distinción hecha, se tiene entonces que los derechos de obligación pertenecen al
campo de los derechos subjetivos patrimoniales de la persona, registrándose para
efectos contables en el activo del acreedor (obligaciones por cobrar), y en el pasivo

del deudor (obligaciones por pagar).

Limitación del sentido de obligación

Su sentido es muy amplio y por tanto habrá de reducirse a su estricto significado,


cuál es el patrimonial, por cuanto con el término obligación se hace referencia
también a relaciones de orden jurídico que no lo tienen, tal por ejemplo, la de
prestar el servicio militar, la fidelidad y el socorro entre cónyuges, el respeto debido
entre los miembros de una familia, el documento que contiene el contrato de
mutuo con garantía, y las denominadas obligaciones morales. Estos son eventos a
los cuales se hace referencia en forma general como obligaciones pero que no
tienen ese ingrediente patrimonial que tiene toda obligación que permite desde el

punto de vista práctico, al ser coercible, su ejecutabilidad.

Ejercicios:

Guiándose por la lectura de la importancia del derecho de las obligaciones, elaborar

una síntesis personal sobre la trascendencia del mismo.

Por qué se considera que el derecho de obligaciones permite la circulación de la

riqueza, el flujo del mercado y la dinámica de la economía de un país.

Por qué se dice que el derecho de las obligaciones conlleva la prestación de


servicios entre los miembros de una sociedad.

Qué se persigue con la unificación de normas a nivel internacional sobre la

contratación de la cual es ejemplo la Convención de Viena.

Conceptos de obligación
“Quiero llamar la atención a la característica que debe singularizar este vasto
establecimiento docente con que el liberalismo colombiano quiere dotar al país: la
Universidad Libre no debe ser, un foco de sectarismo, ni una fuente perturbadora
de la conciencia individual; ese moderno establecimiento debe ser una escuela
universal, sin restricciones ni imposiciones; ese hogar espiritual debe ser amplísimo
templo abierto a todas las orientaciones del magisterio civilizador, y a todas las
sanas ideas en materia de educación; nada que ate la conciencia a los prejuicios y a
las preocupaciones, pero nada tampoco que atente contra la libertad ni la
conciencia del individuo. No vamos a fundar una cátedra liberal, sino una amplísima
aula en que se agiten y se muevan, con noble libertad, los temas científicos y los
principios filosóficos aceptados por la moderna civilización.” Benjamín Herrera, 20
de mayo de 1922.

Conceptos de obligación

Abundan en la doctrina como jurisconsultos del derecho han existido. Por tanto, el
inclinarse por cualquiera de ellos no será motivo para restricciones ni imposiciones,
sino que cada uno de estos conceptos se conviertan en templo abierto a las ideas,

sin que se atente contra la libertad y la conciencia de cada intérprete.

Tradicionalmente se toma como punto de partido el aportado por Justiniano en sus


Institutas, al concebir la obligación como: “Obligatioest iuris vinculum quo
necessitatisadstringimuralicujussolvendaereisecumdumnostraecivitatisiura”
(obligación es un vínculo de derecho que nos constriñe a cumplir una prestación a

favor de otro conforme al derecho de nuestra ciudad)”.

El profesor Alberto Tamayo Lombana, transcribe en su obra los siguientes

conceptos :

Boris Starck: “La obligación es un derecho personal en virtud del cual el deudor
debe una prestación al acreedor”

Álvaro Pérez Vives: “vínculo jurídico que coloca a una persona determinada, en
relación con otra también determinada, en la necesidad de dar, hacer o no hacer

una cosa”.

El profesor Raimundo Emiliani Román cita las siguientes:

Colin y Capitant: “Una necesidad jurídica por efecto de la cual una persona está
sujeta respecto de otra, a una prestación, ya positiva, ya negativa, es decir, a un

hecho o una abstención”.


Los hermanos Mazeaud: “la obligación o derecho de crédito, es un vínculo de
derecho entre dos personas, una de las cuales, el acreedor, puede exigir de la otra,

el deudor, que dé, haga o no haga una cosa”.

José Ignacio Narváez, en materia mercantil la define así: “en sentido lato, la
obligación es el vínculo legal, voluntario o de facto, que impone a la persona el
cumplimiento de alguna prestación” .

Ahora bien, para el tratadista Fernando Hinestrosa: “Obligación significa ligamen,


atadura, vínculo, que implican una relación jurídica, o sea una relación sancionada
por el derecho, establecida entre dos personas determinadas, en razón de la cual
un sujeto activo, que se denomina acreedor, espera fundadamente un determinado
comportamiento, colaboración, que es la prestación, útil para el y susceptible de
valoración pecuniaria, de parte y a cargo de otro, sujeto pasivo, llamado deudor,
quien se encuentra por lo mismo, en la necesidad de ajustar su conducta al
contenido del nexo, so pena de quedar expuesto a padecer ejecución forzada, o
sea a verse constreñido alternativamente, a instancia de su contraparte, a realizar la
prestación original o a satisfacer su equivalente en dinero y, en ambos casos,
además a resarcir los daños y perjuicios ocasionados por su incumplimiento” .

Como se puede apreciar además de comprender los elementos que configuran la


obligación, se complementa con la consecuencia que acarrea el no cumplimiento

voluntario de la misma”.
Para el mexicano Ricardo Treviño García : “la facultad que tiene una persona
llamada acreedor (sujeto activo), para exigir de otra llamada deudor (sujeto pasivo),

una prestación positiva o negativa; o bien, una prestación de dar, hacer o no hacer”.

El argentino Atilio Aníbal Alterini , manifiesta que la obligación puede ser definida
como: “la relación jurídica en virtud de la cual un sujeto (deudor) tiene el deber de
realizar a favor de otro (acreedor) determinada prestación.

Guillermo Ospina Fernández : “un vínculo jurídico en virtud del cual una persona

determinada debe realizar una prestación en provecho de otra”.

Santos Nicolás Díaz Morales: “vínculo jurídico por el cual una persona o varias
determinadas o determinables deben realizar una prestación económica a favor de

otra u otras determinadas o determinables” .

El maestro Arturo Valencia Zea : “la obligación o derecho personal es el que


concede a una persona (acreedor) la facultad de exigir de otra (deudor) una
prestación, para cuyo cumplimiento el deudor da en prenda todos sus bienes

presentes y futuros”.

Por los anteriores conceptos jurídicos, y los demás que abundan y que harían
interminable las transcripciones que sobre obligaciones se tiene, es dable afirmar
que todos guardan en esencia el mismo mensaje, a saber, los componentes que la
integran, así como la coercibilidad que caracteriza a toda obligación y la posibilidad

de hacerla cumplir aun forzadamente.

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