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* FRENTE A LAMUND1ALIZAOÓN 113

* /l Ll A be LA que otros ponen el énfasis en el incremento de l~s inter~bios generados


por la integración de los servicios en el comercio mundial, y e~ la m uta-
ción iniciada por la revolución de la información. ¿En qué consiste, pues,
LA JZ~01e:R.D/\ la mundialización? .,
Creo que primero debemos distinguir entre la mundialización cultu-
AL 1t: A.A. 2ol o ral y la mundialización económica y financiera. Son dos fenómenos que
se solapan en gran medida, pero que no se confunden. .
B A r-t.c E Lo Ñ A Uno de los rasgos más evidentes de la mundialización económica radica
Frente a la mundialización en la explosión de los intercambios y los flujos financie: os. Hoy.día, el
comercio internacional crece más deprisa que las producciones naoonales
(PIB). En 1990 los intercambios internacionales ya constituían d 15% del
PIB mW1dial. Sólo en cinco afios, de 1985 a 1990, las exportaciones mun-
diales aumentaron un 13,9%. Los intercambios de mercancías se duplica-
ron entre 1960 y 1989, mientras que los flujos financieros se cuadriplicaron.

T ODO el mun~o habla hoy de la mundializa~ión, principal fenómeno


de nuestro uempo al que se da tanta más unportancia cuanto más
nocivo se le percibe. Este fenómeno parece imponerse como un movi-
Al mismo tiempo varió la composición de estos flujos financieros: el in-
cremento continuo de las inversiones direcr.as en d extranjero se vio acom-
pañado por la explosión de los movimientos de capitales a ~rto pl~.
miento de uansformación del mundo sobre el cual ya no se puede influir. Dichas inversiones directas aumentaron, asimismo, más depnsa que la ri-
Es, de alguna manera, un mar de fondo que será irreversible durante, al queza mundial: su tasa de crecinúento anual pasó del 15% entre 1970 '!
menos, varias generaciones. Los anglosajones prefieren hablar de 1985 al 28% entre 1985 y 1990, cuadriplicando su volumen durante di-
«globalización». Es interesante saber que el concepto de globalización em- cho periodo, d cual pasó de 43.000 millones de dólares en ~9~5 a 167.000
pezó a ser utilizado al otro lado del Atlántico por unos especialistaS en millones en 1990. Estamos, pues, en presencia del advenumento de una
marketing de masas que, a parcir de los afios ochenta, empezaron a hablar economía global con parte del incremento del PNB directamente depen-
de «producto global» o de «comunicación global», haciendo así alusión al diente del comercio exterior y de los flujos de capitales internacionales.
principio según el cual una mercanda con la misma publicidad debe llegar El papel creciente de la informática y del~!l~cuónica es, por d~con-
lo más rápidamente posible al mayor número de clientes potenciales, sin ser tado, la otra gran característica de la mundialización. Con la reducción de
ésta adaptada a las diferentes cul~, sino transnúciendo una cultura global. los costes de las transacciones a larga distancia y la posibilidad de conocer
Pero, ¿qué debe entenderse por «mundializacióm? A pesar de los nu- a <<tiempo real» en cualquier lugar del mundo las informaciones concer-
merosos libros aparecidos reciem:ememe sobre el tema, 1 el significado si- nientes a la formación de los precios, que en el pasado tardaban semanas
gue siendo confuso. Para unos, la mundialización es, ante todo, un fenó- en llegar a algunas plazas financieras, las nuevas tecnologías de la informa-
meno que sobrepasa el Hnúte del Estado nación. Para otros, define un ción y de la comunicación permiten una movilidad sin precedentes de los
nuevo cipo de oposición entre el capital y el trabajo inducido por la finan- flujos financieros. El sol no se pone sobre las bolsas interconectadas. Los
ciación del capital, o expresa un nuevo alejamiento entre el trabajo cuali- capitales se mueven a la velocidad de la luz, ~e un ~tremo a otro d~l
ficado y el no cualificado. Algunos la interpretan como la irrupción en el planeta buscando el m ejor rendimiento de sus mvemones. Esta global1-
comercio mundial de nuevos actores procedentes dd sur, o también como zación financiera es particularmente importante: en efecto, el mercado de
una estrategia de globalización de las empresas multinacionales, núemras capitales es el único en que el arbitraje instantáneo tiene sencido.
114 MÁS ALLÁ DE LA DERECHA YDE LA IZQUIERDA FREN'TEA LA MUNDlALIZACIÓN 115

En el mercado de cambios las transacciones se beneficiaron de un cre- Estado y de las grandes empresas a los operadores extranjeros. Al mismo
cimiento fantástico gracias a la movilidad instantánea que la interconexión tiempo, al principio de los afios noventa, la desaparición casi instantánea
informática hizo posible. ¡Hoy alcanzan 1,2 billones de dólares al día! del sistema soviético y el paso brutal de los antiguos países comunistas al
Escas cantidades provienen a la vez de los activos bancarios, de las tesore- sistema capitalista salvaje se traduce en la irrupción de 2.500 millones de
rías del.as empresas.multinacionales, de la masa de capitales flotantes y de personas más en el mercado mundial, propagando al mismo tiempo la
las cantidades rererudas por sociedades financieras expresamente creadas aJ ilusión de un planeta unido en el que sólo existe un bloque.
efecto. El fundamento del sistema estriba en las diferencias de cambio, las Sin embargo, esta serie de acontecimientos debe ser contemplada en el
cuales, de un día para otro, incluso en cuestión de horas, pueden represen- marco de una cronología mucho más amplia. Lejos de representar una
tar u.nas ganancias en plusvalía considerables, muy superiores a las que desviación aberrante del sistema capitalista o de poder interpretarse como
provienen de las actividades industriales o comerciales clásicas. En fun- una novedad radical visea como el resultado de una conspiración, la
ción de la anticipación del tipo de cambio, la informatización permite el mundialización se inscribe, en efecto, en la 16gica de una dinámica secular
desplazamiento virtual inmediato de grandes masas de capitales, que, poco propia de la naturalC1..a misma del capitalismo. «La tendencia hacia la crea-
a poco, se escapan casi por completo de los bancos centrales. Se habló, ción de un mercado mundial está dentro del concepto mismo del capital»
con acierto, de la ••economía-casino» para designar este fenómeno. Su advertía Karl Marx ya en el siglo pasado.2
resultado se plasma en una mayor inestabilidad monetaria y en una ten- Philippc Engelhard no se equivoca cuando escribe que .Ja mundialización
denci~ ~e los cipos de interés a ajustarse al alza sobre las mayores no es sin duda más que d último resplandor de la explosión de la moderni-
rencab1l1dades, que asegura la revalorización mundial del capital. dad occidental».3 En efecto, la globalización consagrad desenlace de una
Algunos autores datan el comienzo de la mundialización al principio larga serie de metamorfosis que han acompasado, a lo largo de la historia, a
de los afios setenta, marcados éstos, entre otras cosas, por el doble conflic- una economía mercantil estructurada desde su inicio sobre la apertura de los
to petrolífero y por la crisis del sistema internacional de cambios. En cambios en un clima de «individuo-universalismo», que se basa en la meta-
dicha época se asiste, en efecto, a la ralentización de la productividad y de física de la subjetividad y en d único valor dd éxito materialista. Empieza
1~ tasa de crecimiento de los países industrializados; a la progresiva satura- con el rdanzamicnto dd comercio de larga distancia durante la época de las
ción de la demanda de los bienes de consumo duradero clásicos de los Ciudades Estado italianas, en el siglo XVI. Sigue con los «grandes descubri-
cuales la renovación se convierte en el principal componente; al aumento mientos», la Revoluci6n Industrial y después con la colonización. Entre
de la restricción financiera exterior mientras el abandono de los cambios 1860 y 1873, Inglaterra ya consigui6 la creación de un núcleo de sistema
fijos Yla explosión del déficit de los pagos americanos conllevan la multi- comercial mundial. En julio de 1885 JuJcs Ferry declara ante la c.ámara de
plicación de productos financieros meramente especulativos. diputados que tela fundación de una colonia es la creación de un mercad~».
Dicho proceso continúa en los afios ochenta con la explosión de la La colonización, al favorecer la desintegración de las culturas y de las socie-
deuda pública - la cual favorece el desarrollo de un gran mercado de dades tradicionales de África y Asia, favorece la penetración de productos
cap~cales-y, en particular, con la oleada de desreguJación que se extiende occidentales y abre al comercio nuevos centros comerciales, práctica que
rápidamente desde la América de Reagan al conjunto de los países desa- será abandonada al perder rentabilidad cuando el coste de las colonias em-
rr~Uados. Los .Estados empiezan a retroceder ante el importante creci- piece a ser mayor que el beneficio que proporcionan.·
rruenco de la dinámica de integración financiera, adoptando las «tres D »
· •Los acontecimientos que siguen --decía Marccl Mau.ss en 1920- están orientados
~e la ~estabicación, de la desimcrmediacion y de la desregulación que,
a una multiplicación creciente de los préstamos, de los intercambios, de las ide~tifica~oncs
li.beral1zando completamente el mercado de capitales, permiten la rcaliza- con todo detalle de la vicia moral y material• (•La nation• , CEuvm. .3: Cohés,ón soaak tt
aón de arbitrajes a nivel mundial y la apertura del mercado de créditos del divisions tk la socio!Dgu, M inuit, 1969, p. 625.).
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• FRENTE A U. MUNDlAUZAClÓN 117

La institución del mercado es, en sí misma, históricamente indisociable Pero, sobre todo, los actores ya no son Los mismos. Ayer Los actores
del amplio movimiento de internacionalización de los intercambios. La eran ante todo Los Estados. Hoy las empresas multinacionales dominan la
teoría económica clásica del s. xvm enuncia que la libre drculación de los inversión y el comercio, mientras Los mercados financieros imponen s~
bienes Yservicios tiene que conducir a una mayor igualdad de los sistemas reglas y los bancos se reparten un sector financiero cada va. más desconec-
productivos y de los niveles de vida. El capitalismo se muestra, pues, tado de la economía real. De este modo, pasamos de un mundo organiza-
nómada desde su origen. La mundialización, apunta Jacques Adda, «no do en torno a los Estado nación a una «economía mundo» estructurada
hace sino restituir al capitalismo su primigenia vocación transnacional por los actores globales.
más que internacional, consistente en burlar tanto las fronteras como los Esto supone, evidentemente, una transformación esencial. Hace algu-
Estados, las tradiciones como las naciones, con el fin de someter mejor nas decenas de afios, los Estado nación burgueses formaban el marco po-
cada cosa a la única ley del valor»."4 lítico y social natural de gestión de los sistemas productivos nacionales.
Sin embargo, si la globalización representa incontcstablemente, en La competencia incercapitalista se manifestaba sobre todo entre los Esta-
muchos aspectos, una brusca aceleración de un proceso secular, también dos. La territorialización, o el arraigo dentro de los límites de una nación
es cierto que presenta algunas nuevas características que vamos a examinar industrial, era entonces el rasgo dominante del sistema capitalista. El mer-
rápidamente. cado, incluso en expansión, era también nacional ante todo. Incluso para
Además de la revolución de La información de la que ya hablamos, las empresas con filiales en el extranjero, la centralidad estratégica de la
además del hecho de que, de ahora en adelante, en los cambios internacio- casa matriz situada en la nación de referencia quedaba asegurada. Econo-
nales los productos manufacturados predominan sobre las materias pri- mía y polftica coincidían, pues, a grandes rasgos, de ahí la importancia de
mas, hay que apuntar primero la extraordinaria auconomfa adquirida por la política económica adoptada por el Estado. El Tercer Mundo no había
la esfera financiera sobre la producción económica propiamente dicha. En entrado todavía en el sistema industrial, por lo que se observaba un enor-
efe~o,. la gran desregulación bursátil de los afios ochenta consagró el ad- me contraste entre los grandes centros industrializados y las periferias.
vemmienro de un capitalismo que, en gran medida, no es industrial sino Hoy la integración mundial del capital ha reventado los sistemas pro-
especulador. La masa monetaria que circula en el mundo hoy ·supone ductivos nacionales y ha iniciado su recomposición como otros tantos
más de quince veces el valor de la producción! Dicha burbuja fi~anciera segmentos de un sistema productivo globalizado. Los distintos compo-
reúne fondos que provienen tanto de Ja economía privada como de la nentes de la producción se diseminan ahora en un marco espacial alejado
economía pública y social, bien sea para la gestión de la deuda pública de de los orígenes geográficos de la empresa y a veces incluso independientes
los Estados, bien para fondos de pensión para la jubilación. Impone con de su control financiero. Los productos incorporan componentes tecno-
toda na~uralidad unas lógicas especulativas incluso delictivas: la droga y la lógicos de origen tan variado que no podemos reconocer en ello ni la
corrupción aparecen como los elementos estructurales del nuevo orden contribución específica de cada nación, ni la nacionalidad de la fuerza de
económico. trabajo inmersa en la producción. Cuando un americano compra a Gene-
Otra novedad: ~ mercancilización generalizada. Las transacciones entran ral Motors un coche de 20.000 dólares, advierte Roben Rcich, menos de
hoy en sectores que, anteriormente, le eran en gran medida ajenos. La ochocientos dólares de esta cantidad van a parar a los productores ameri-
cultura, el mundo del arce, las competiciones deponivas, los servicios, canos. La mundialización produce pues una reorganización del espacio
los re~.rsos naturales, los productos de la propiedad intelectual pasan planetario cuya primera característica es una tkstnritorialización generali-
al régimen de los intercambios libres. Las reglas del mercado operan de zada del capital. Pasamos, así, de un «espacio de lugar» a un «espacio de
~anera que todo elemento se transforma en divisas. Lo que entra en el flujo», es decir del territorio a la red. s Red que no corresponde ya a ningún
sistema como un ente vivo sale de éste como un producto muerto. territorio y se sitúa en el mercado mundial, liberándose de toda presión
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118 MÁS ALL\ DE l.A DERECHA Y DE 1.A IZQUIERDA
FRf.NTEAU MUNDJ.ALlZACIÓN

. \ ul ·nacionales desarrollaron
político-estatal. Por primera vez en la historia, el espacio económico y el Para enfrentarse a la comp~teHnc1~ asqu:b;car otras opciones al capi-
político se separan. Es una de las características más esenciales de la . al a nueva estrategia. u d d 1
igu mente un fal de salida de las ganancias saca as e .ª
mundialización. tal flotante excedente por la ta . desvalorización mas~
. . es clásicas para eVltar su
He mencionado las empresas mulcinacionalcs. Otro rasgo caracterísci- producci6n en 1as mversion '. · La lucha por
co de la globalización consiste en la aparición de empresas industriales d h ho ocurrió en los afios treinta.
va y brutal, tal y como e ec d . orar a la clase mundial de
capaces de pensar de inmediato en su desarrollo a escala mundial y de d do les ha lleva o a mcorp
las cuotaS e merca alificada y mal remunerada para
desplegar unas estrategias mundiales integradas. Las mulcinacionales reali- · d ano de obra poco cu I a{
asalaria os una m b 1 6 Micncras que los p ses
zan más de la mitad de su volumen de negocio en el extranjero. Eran · en el costo a so uro.
beneficiarse d e una venta¡a h o con explotar el mercado
7 .000 en 1970. Hoy son 40.000 y controlan 206.000 filiales; sin embar- i maban hasta ace poc ' d
occidentales se con or • . d trasladasen sus activida es
go, sólo emplean al 3% de la población mundial (73 millones de perso- . d l í es del sur hac1en o que
interior e os pa s . . dustnas . 1as mu lan . acionales de hoy re-cxpor-
nas). Para hacernos una idea de su importancia y su poder, sepamos que, artesanales a sus propias m tal • duetos fabricados allí mismo
desde 1991, realizaban una facturación superior a las exponaciones m un- . 1 dos occiden es unos pro
tan hacia os merca . . d por la repatriación de parte
diales de bienes y servicios (4,8 billones de dólares), que controlan direc- . La d. alizactón se pro uce
a bajo precio. mun '. 1 a{ del sur a través de la reorganiz.a-
tamente o indirectamente un tercio de las rentas mundiales y que, de de la actividad económica en os p ¡ses ·1· 'c.1ón de una mano de obra
éstas, las 200 más importantes monopolizan la cuarta parte de la activi- . l ·c1 ¿ ti O y a movi 1z.a
ción mundial de ci o pro uc v b . d es asalariados Dicho fen6-
dad económica del planeta. Cerca del 33% del comercio m undial se rea- r da ba¡· o para tra a¡a or .
local ttansrorma entra . al"zó artir de los afios ochenta y
liza ahora entre filiales de una misma marca, no entre empresas diferentes. l d de f.ocalizactón se gener L a P
meno l ama o s . . .6 d la relación salarial a escala mun-
Dichas empresas-red disponen de recursos inimaginables. La facturación no es sino la cxtens16n-reorgan~zac1 n e_ó de un mercado mundial del
anual de General Morors (177 .200 millones de dólares en 2001) supera . ás haoa la creact n
dial, es declf, un paso m d" h erspectiva la libertad de los
el PNB de Indonesia. La de Ford (177 .200 m illones de dólares) supera la · N" d cir tiene que con ic ª P ' h
trabaJº· 1 q ue e . ' . d"bl para atraer los productos a-
de Turquía; la de Toyota, el PNB de Portugal; la de Unilever, el PNB de . . d pitales es imprescm i e
mov1m1entos e ca d destino movimiento que
Pakistán; la de Nestlé, el PNB de Egipto. La cadena de distribución Wal- d d · ·ón que se encargan e su '
cia los centros e ecisi . u1 ción local y la limita-
Mart, primera empresa americana (219. 800 millones de dólares de factu- conlleva la reducción de las capa~1~des _de acum a
ración, 1,3 millones de empleados) cuyo valor en bolsa aumentó en más ción de la subida del poder adq~1smv_~ el comercio mundial de nuc-
de un 400% durante los últimos cinco afios, obtuvo unas ganancias de Paralelamente asistimos a la mupci n en . La . del antiguo
6.670 millones de dólares en 2001. .á . menor medida, de América una y .
vos actores as1 ucos y, en d d Antafio las diferencias encre
Dichas empresas --cuyo origen nacional es ya únicamente una refe- imperio soviético. Se trata de otra nove a .
rencia puramente formal- sustiruyeron desde hace tiempo sus objetivos
de rentabilidad mínima por los de maxiroización de sus ganancias finan-
cieras, cualesquiera que fueren las consecuencias sociales. Son ante todo . . sfercncias internacionales de capitales, la
grupos financieros -más interesados en el control de los mercados y las . Samir Amin escribe: «La h~rac16n de~ ~ de interés elevados, el déficit de la
adopción de los tipos de cambio flotdantes, ?s ttdpclos tercer mundo y las privatizaciones,
patentes que en la producción- que invierten la mayoría de sus ganan- ·
balanza de pagos aroencaiu, la deu a exterior · al que ofrece como sa1·d 1 a a d"ch
1 0s
. H . -·..íectamente rac1on . do
cias en divisas o en productos derivados, en vez. de redistribuirlos a su constimyen iuntos una po aca I:"-''' 1. "ón financiera espcculaava, apartan
accionistas o invertirlos en actividades que crean empleo. No les es diRcil, capitales flotantes la huida hacia delante end a m;er~1 ción masiva del excedente de dichos
por eso mismo el peligro mayor, el de u~a. C5_" º7l'tis-L4-Revue, octt1brc-dicicmbre de
siendo más ricas que muchos Estados, comprar hombres pollticos y co- ·ta1 ( Les vrais enJ·eu.x de la mond1ahsaaon•, o ,
cap1 es• •
rromper a los funcionarios o a las administraciones. 1996, p. 70).
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MÁS ALlÁ DE LA DERECHA Y DE LA IZQUIERDA FRENTE A LA MUNDIALIZACIÓN 121

los ~stes s~ariales entre el norte y el sur estaban a menudo acompañadas sión social. Es lo que ocurrió en Europa a partir de los años ochenta, en
d_e diferencias de productividad y de: calidad de los productos. La apari- primer lugar, bajo la influencia de las teorías liberales aplicadas por Ronald
ción de los nuevos países industrializados (NPI) y de multinacionales en Reagan en los Estados Unidos y por Margaret Thatcher en Gran Bretafia,
algunos países del sur han girado radicalmente las tornas. En 1995 la rema y luego bajo al efecto de los «criterios de convergencia» del Tratado de
per cápit.a de Singapur superó a la de Francia. Este fenómeno está eviden- Maastricht. Este ajuste a las exigencias de la mundialización ha tomado
temente llamado a extenderse:.
las formas que conocemos: desregulación y liberalización generafuadas,
. A este respecto observamos que el éxito de los NPI no consagra de prioridad a las exportaciones sobre el consumo interior, privatización de
ninguna manera la verdad de las tesis liberales. El «milagro asiático» echa las empresas públicas, apertura a la inversión internacional, determina-
sus raíces en un tejido cultural específico,· en el que el nacionalismo tam- ción por el mercado mundial de los precios y salarios, eliminación pro-
bién_ tiene su importancia, ya sea en Japón, China, Corea o Singapur. Se gresiva de ayudas y subvenciones, sin olvidar la reducción de los gastos
explica, además, por el volumarismo de las políticas industriales de di- que podrían frenar la competitividad, como la educación, la protección
chos países que, lejos de sumarse a la teoría de la ventajas comparativas social o la preservación del medio ambiente. Unos tras otros, los Estados
-con lo que se habrían visto obligados a especializarse en las produccio- europeos adoptaron una política estrictamente monetarista, llamada de
nes en las que _lograban coste.~ relativos menores sin preocuparse por la desinflación competitiva, que consiste en luchar contra la inflación a tra-
demanda efectiva-, se han orientado en mayor medida por los produc- vés de unos cipos de interés elevados, y cuyo resultado más evidente fue el
tos que eran objeto de una fuerte demanda a escala mundial. de frenar el crecimiento y aumentar el paro, mientras que los capitales
~a mundialización modifica, por supuesto, la competencia entre las financieros, menos gravados que las rencas de trabajo, participan cada vez
~ac1ones, pues en cuanto las empresas y los capitales pueden desplazarse menos er¡. los gastos generales de la colectividad.
libremente por el mundo, la compecicividad de las empresas nacionales ya La crisis de la deuda obligó a todos los países del Tercer Mundo a
no se confunde con las competitividades de las naciones. El espacio efectuar un giro parecido: los programas de ajuste estructural exigidos por
rran~nacional e~ el-~ se mueven las grandes empresas ya no tiene ningún el FMI y el Banco Mundial han llevado a una mayoría de ellos a la aplica-
motivo para co1ncidir con la organización óptima de los espacios nacio- ción de las mismas recetas que los países indwrrializados, con unos resul-
nales.. El puesto de un país en el mundo ya sólo se define por el nivel de tados más catastróficos aun si cabe.
capacid.a~ compecitiv~ de sus producciones en el mercado mundial y sus Las organizaciones internacionales han sido instrumentalizadas asf al
empresarios están obligados a situarse en dicho mercado en función de la servicio de la mundialización. El papel del FMI y del Banco Mundial
mejor relación rentabilidad/riesgo o beneficio/coste. En última instancia consiste en imponer la dcsregulación, administrar la flotación de las mo-
las naciones sólo son un punto en el espacio de producción de las grand~ nedas y en someter a las economías del Tercer Mundo al imperativo abso-
empresas, Y la noción misma de ventaja comparativa queda obsoleta. luto del servicio de la deuda. El G8 intenta coordinar las polfricas de
Los Estados no tienen otra alternativa que la de replegarse hacia unas gestión de la crisis de los principales países desarrollados sin luchar contra
políticas de competitividad pura en perjuicio de las exigencias de cohe- los problemas de fondo. Pero un papel muy particular recae sobre las
organv--aciones encargadas del comercio mundial.
En el pasado las negociaciones comerciales entre Estados se referían a
' Phili En c1h
ppc g ard observa a este respecto que son «los pueblos cuyo sistema cultu· unas cuantas prácticas nacionales, como las cuotas de importación, los
:al fue menos mal~r:i.r:ado por la modcrnjdad occidcn_w o los que, al menos, se han abicno
ella con prudencia'. los que pare1.,en obtener lus meJorcs rendimientos económicos. Es d aranceles aduaneros, el control de los movimientos de capitales, etc. Hoy,
caso del Japón, pero igualmente, de algunos países dd sudeste asiicico y de China, (op et"t los desafíos de la diplomacia comercial se proyectan mucho más allá de
p. 23). · .•
las cuestiones fronterizas. Las negociaciones tratan ahora sobre las inscitu-

r • ... - .. ,\
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MÁS ALLÁ DE LA DERECHA Y DE LA IZQUIERDA

ciones domésticas de los países: la estructura de su sistema bancario, los etc., el sistema que Benjamín R . Barber propuso lla~ar hace p~co
términos de su derecho de propiedad privada, su legislación social, su «McWorld» --como Macintosh O McDonald- es un umvers~ csenclal-
reglamentación en cuanto a la competencia, a la concentración o a la pro- mente virtual, resultado de la intensificación de flujos t~s~ac1onal~ de
piedad industrial, etc. El principio subyacente a esras negociaciones con- toda índole que convergen para producir una homogene1zac16n crec1cn. e
siste en que el comercio internacional debe asociar a las naciones quepo- de los modos de vida. «Los soportes del sistema McWorld -~egun
sean más o menos las mismas instituciones, al movimiento hacia regímenes Barbcr - ya no son los coches, sino el parque de atracciones Eurodisney,
de propiedad y de regulación uniformes, la mayoría de las veces alineado .cal MTV: las películas hollywoodienses, los programas
la cad ena m Usl , . 9
con la legislación americana, intentando reducir las incertidumbres y los informáticos. En resumen, tanto conceptos e imágenes como ob¡:t.os. >'.
riesgos de las inversiones directas en el extranjero. El poder de negociación Dicha mercancilización generalizada instaura el consumo pubbcuan~
de las empresas internacionales se encuentra por ello reforzado, estando espectacular en forma única de inregrac_ión soci~, exac~rbando ~1 sena-
doradas de una nueva capacidad de presión que les permite exigir unas miento de exclusión y las pulsiones agreslvas a quien no uene me~os Par:ª
disposiciones en cuanto a reglamentación, salarios o impuestos, para au- acceder a ella. Contribuye, con un diluvio de imágenes~ de soni~os uni-
mentar su rentabilidad y su competitividad. En resumen, «por medio de versales, a la uniformización ya emprendida de los esulos de v1~ , a la
un número creciente de negociaciones locales e internacionales, las socie- reducción de diferencias y particularidades, al alineamiento d~ acutudes Y
dades se enfrentan a una demanda de transformación de sus reglas e insti- comportamientos, a la erradicación de las identidades coleet1vas y de las
tuciones interiores, con el fin de ajustarse a un modelo impuesto desde el culturas tradicionales. . .
extt'!rÍor».7 ·t- La mundialización no se debe confundir, pues, con la ~ternaoo-
Las cláusulas del GATT o de la Organización Mundial del Comercio naliz.ación, sistema que fue creado por los Estados para defi~ir las confi-
(OMC) van, pues, mucho más allá de los objetivos tradicionales de los guraciones de sus relaciones internacionales.. Se define, más bien, como el
acuerdos de libre cambio. Su objetivo primordial consiste en promover la paso de una economía internacional concebida como un conglome~ad~
movilidad del capital. Los acuerdos logrados no son tanto acuerdos de de economías nacionales y locales diferentes unas de otras por sus pnno-
libre cambio como acuerdos de libre circulación de capitales que apuntan pios de funcionamiento y de regulación, más que a una ver~adera econo-
a la instalación de nuevos derechos de propiedad internacionales para las mía de mercado planetario gobernada por unas reglas. uniformes, en ~1
inversiones octranjeras, y a la creación de nuevas restricciones a las nuevas sena·d o que le d aba Karl Polanyi · 10 Consiste en una . <<interdependencia
. .
reglamentaciones nacionales y gubernamentales. Tal y como explica Ian creciente que une todas los componentes del espacio mundial para.con-
Robinson, «podemos ver los acuerdos de libre circulación de capitales ducirlas hacia una uniformidad y una integración cada va más ~gen-
como instrumentos que, en nombre de la reducción de los obstáculos al tes».11 Los que la dirigen son nuevos actores extra-estatales y ~cranaa_onales
comercio, alteran o permiten renegociar leyes, políticas y prácticas que que sólo aspiran a maximizar sus dividendos y sus bene~~10s, planifi~-
surgen en el camino hacia una economía de mercado planetario». 8 do y optimizando la organización planetaria de sus act~v1dades, y el1m1-
Por último, otra novedad, y no de las menores, puesto que permite nando todo lo que pueda obstaculizar su libertad de acción. Estos nuevos
comprender la naruralcza de: la mundialización cultural: el capitalismo no dia un poco más su autonomía, son cada vez
actores, que re fuerzan cada
sólo vende, como antafio, mercancías y bienes. Vende también signos, .. l. .t
sonidos, imágenes, programas informáticos, comunicaciones y conexiones.
No sólo amuebla casas, sino que coloniza lo imaginario y domina la • Marccl Gauss ya escribla: •d verdadero internacionalism~ es lo opuesto al cosmo~
comunicación. Mientras que en los afios sesenta la sociedad de consumo litlsmo. No 0 ¡.,&2 la nación. La sitúa. lnter-naci6n, ,es lo con~o de a-nao6n• («La naaon
se nutría aun de bienes materiales identificables, coches, electrodomésticos, et l'intcmacionalismc•, texto de 1920, CEuvm, vol. 3, op. Cit., P· 630).
FRENTE A LA MUNDIALIZACJÓN 125
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más independientes hasta el punto de constituir un único e inmenso or- como medio de control. La Organización Mundial del Comercio (OMC)
ganismo comercial. ordena ahora a los países del sur que concedan un erara «nacional,, a las
inversiones extranjeras, eliminando cualquier obstáculo que pueda cons-
* tituir la legislación laboral, del medio ambiente o de la salud. No obstan-
Una vez captada la naturaleza exacta de la mundialización económica, nos te, en todos los lugares donde se aplicaron los sistemas liberales de ajuste
es fácil entender sus consecuencias. La primera, por supuesto, es un trági- estructural, el resultado fue el empeoramiento de las condiciones de vida
co e!:Ilpeoramiento de las desigualdades económicas. Hegel ya decía que de la mayoría y el aumento de la inestabilidad social, la cual provoca, en
las sociedades ricas no lo son lo suficiente como para reabsorber el incre- justa compensación, la huida de los capitales, lo cual nos permite estimar
mento de miseria que engendran. Hoy la pobreza no es el resultado de la el carácter principalmente parasitario de dicho sistema. Por lo que se refie-
escasez, sino de una mala distribución de las riquezas producidas, y de un re a los países que rechazan someterse a dichas exigencias, sencillamente
bloqueo psicológico y cultural que prohíbe pensar en la vuelta a socieda- son marginados, dejados de lado y, finalmente, expulsados de los circui-
des que no se definen principalmente en relación al trabajo y la producción. tos internacionales.
Entre 1975 y 1985 el producto bruto mundial ha awnentado el 40%; Dichas consecuencias no sólo son padecidas en los países del sur. En el
desde 1950, el comercio mundial se ha multiplicado por once y el creci- norte, la mundialización se traduce en una competencia aansnacional exa-
miento económico por cinco. Sin embargo, durante este mismo periodo cerbada que:, a través de las exportaciones y de las inversiones directas,
asistimos, no a una subida regular del nivel de vida medio, sino a un provoca recortes en las remuneraciones y el empleo. Cualquier bien o
aumento sin precedentes de la pobreza, el paro, la desintegración del vín- servicio p roducido localmente, pero que pudiese resultar de menor coste
culo social y la destrucción del entorno. En los países del sur el PIB per en otro lugar, se vuelve vulnerable a la presión ejercida por el capital a
cápica real representa hoy sólo el 17% del PIB de los del norte. El mundo favor de la reducci6n de salarios y gravámenes sociales, mientras que, por
industrial que sólo aglutina a una cuarta pane de la humanidad tiene en su el contrario, el encarecimiento de los costes del trabajo ligado a la escasez
poder el 85% de las riqueza mundial. Los países miembros del G8 repre- del capital humano y a las cargas del envejecimiento demográfico, incita a
sentan el 11 o/o de la población mundial, pero poseen dos tercios del PIB que los empresarios lleven sus accividades hacia países donde la mano de
del planeta. La ciudad de Nueva York consume, por sí sola, más electrici- obra es más barata y «flexible». Las producciones competitivas de los paí-
dad que todo el África subsahariana. Entre 1975 y 1995 la riqueza mun- ses en vía de desarrollo son, sobre todo, aquellas que incorporan muclla
dial creció globalmente un 60%, pero dicho incremento fue acaparado mano de obra no cualificada, la cual resulta a su vez alentada y explotada
por el 1o/o de la población. Una última cifra reveladora: el patrimonio de en el sur y, poco a poco, excluida del empleo en los países del norte, lo
los 358 multimillonarios en dólares del planeta hoy es superior a la suma que contribuye a la subida del paro estructural. Ante: la falta de salidas
de las rentas anuales de los 2.300 millones de individuos más pobres, es crecientes, las empresas sólo pueden lograr un tamaño crícico para sobre-
decir, de cerca de la mitad de la humanidad. Por ello, podemos ver que vivir en los mercados globales apropiándose de cuotas de mercado de sus
cuanta más riqueza hay, más pobres produce, lo que desdice la teoría liberal competidores y mejorando constantemente su competitividad, lo cual se
según la cual la sociedad acaba aprovechándose de los beneficios arrojados traduce en un movimiento continuo de reestructuraciones industriales y
por los más ricos. En realidad, al volver a dar a las fuerzas del mercado reducciones de personal (downsizing) cuyos efectos son devastadores des-
quasi-monopolio, la mundialización contribuye al aumento de las desigual- de el punto de vista social.
dades Y de la exclusión social, amenazando, así, la cohesión de las sociedades. No obstante, las dcslocalizaciones no han hecho sino empezar. En 1990
Al mismo tiempo, el colonialismo continúa de manera informal. La los productos manufacturados exportados por los nuevos países
ayuda al Tercer Mundo ha mejorado la técnica de préstamo y de: usura industrializados (NPI) del sudeste de Asia hacia los países de la OCDE

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127
FRENTE A 1A MUNDWJZA.CJÓN
126 MÁS Al.Ú DE LA DERECHA Y DE LA IZQUIERDA

solidaron sin cesar, llegando a la integración de esferas cada va. más am-
sólo representaban todavía el 1,61 % del PIB de esros últimos. En Francia
plias de población y, con ello, a una reducción relativa de las de~igualda-
los intercambios comerciales con los NPI explican, como mucho, un
des. Dicho modelo de clase media llamado a extenderse progresivamente
aspecto de la tasa de paro actual. Pero el fenómeno está abocado a cxten-
a las clases populares de un modo que creíamos irreversible, está puesto
~erse. Ent~e 1970 y 1990 la participación de los países emergentes en los
mtercamb10s de la OCDE creció del 0,70% al 6.44%. A este ritmo po- hoy en tela de juicio.
De ello resulta una profunda transformación de las relaciones de clase
drían llegar al 55% dentro de veinte afios.
y de iritcrés en el seno de los países capitalistaS. Frerue a la dcsestrucruración
. La Revolución Industrial permitió la integración del personal no cua-
de las clases medias, se iristala la desestructuración de los estratos popula-
lificado. en la sociedad global. Con la mundialización asistimos, por el
res, testigos del cucstionamiento de sus mejoras sociales, pero también de
~o:1rrano, a la exclusión sistemática de los que no poseen un saber hacer
sus instrumentos de defensa naturales; los sindicatos no disponen frente a
mil. Ésta, con res~ecto al capitalismo anterior, supone una ruptura funda-
las empresas multinacionales -acostumbradas a servirse de las diferencias
mental que _cues~ona todos los compromisos sociales adoptados por el
salariales en el mercado mundial- de los poderes de presión que tienen
Estado prov1denc1a keynesiano.
frente a los poderes públicos con los que están acostumbrados a negociar.
Así, la mundialización de la clase asalariada y la globalización financie-
Dicha evolución equivale a una tremenda regresión, pues equivale a
ra ~nen s_us fuerzas para invertir el transcurso de la política económica y
restituir unas situaciones de sobreexploración comparables a las que ruvo
soaal aplicada en los decenios de crecimiento de la posguerra. Durante los
que combatir el movimiento obrero a comienzos del capitalismo in~us-
T~ei~ta Gloriosos que corresponden al apogeo del sistema fordista, el ca-
trial. Karl Marx, a pesar de su filosofía de la historia culpable, había V1.Sto
p1tal1smo tuvo q ue transigir con las reivindicaciones sociales fo rmuladas
al menos q ue la lógica del acaparamiento pasional que rige C;n ~l capitalis-
por las sociedades industriales, y con la voluntad de los Estados de sentar
m o desemboca en la cosificación de las relaciones humanas. No se nos
las bases de un orden económico internacional. El Estado providencia
escapa que la ironía de la historia quiere que en el momento del derru.m~e
hab!a representado el resultado de dicho compromiso histórico entre el
del sistema comunista soviético sus tesis hayan recobrado parte de su vi-
ca~1tal ~ el tra~ajo, es decir, del ajuste de las estrategias del capital a cierras
gencia frente a la lógica del beneficio que se impone sin la menor mode-
c_iagenoas s~ctales. La mundi~ción ha roto este contrato social. A par-
ración; mientras el paro y la pobrC'Z.ll vuelven a ser, como en el s. XIX, datos
m de los anos setenta la lógica económica del capitalismo comenzó a
estructurales de la sociedad, la precariedad y la exclusión se extienden cada
d~conectarse ~e las exigencias sociales, lo cual condujo a un replantea-
día un poco más, las rentas del capital no cesan de crecer en detrimento de
rru~nt~ generalizado de las jerarquías salariales y de los mecanismos de
las del rrabajo, y las garanúas obtenidas por los trabajadores tras decadas
soüdandad colectiva.
de lucha son puestas en tela de juicio unas tras otras.
Dicha desc~nexión de lo económico y lo social corrió pareja a la rup-
última consecuencia de la mundialización: la impotencia creciente de
tura de la pareJa formada por el Estado providencia y las clases medias,
los Estado nación. Bajo el efecto de la aceleración de la movilidad iritcrna-
alrededor de la cual se había forjado el crecimiento ocurrido en los ante-
cional del capital, de la mundialización de los mercados y de la integra-
rior~ decenios. Con la mundialización aparece un modelo de sociedad de
ción de las economías, los gobiernos ven reducirse a ojos vista sus posibi-
relo! de arena--en el que la gran mayoría de habitantes tienden a ir hacia
lidades de acción macroeconómica. En materia monetaria su margen de
abaJO a consecuencia de la precariedad, mientras que el dinero se polariza
maniobra es ya casi nulo puesto que los tipos de interés y de cambio están
en las altas esferas-, el cual señala el comienw de la desesrrucruración de
en la actualidad bajo la autoridad de bancos centrales independientes, los
las ~ases medias, es decir, de las clases «que los capitalismos de principios
cuales toman sus decisiones en función de la evolución del mercado: si un
del s1gl~ ~ no s~l~ habían engendrado, sino en las cuales habían fundado
país (o un grupo de países) decidiese una bajada unilateral de sus tipos de
su crecuruento». Durante los Treinta Gloriosos, las clases medias se con-
128 MÁS ALLÁ DE LA DERECHA Y DE LA IZQUIERDA FRENTEA lA MVNDIALlZAOÓN 129

interés, se produciría inmediatamente una fuga de capitales hacia países el marco de un sistema multilateral de regulación de la economía
con posibilidades de ganancias más importantes. Al mismo tiempo, la mundial. 1 )
capacidad de movilización monetaria de los bancos centrales se ha vuelto
inferior al volumen de transacciones: ¡en julio de 1993 el Banco de Fran- La economía mundializada hace así soportar a los Estado nación unas
cia perdió en un solo día de ataque especulativo contra el franco la totali- imposiciones can fuencs que éstos ven cómo todos sus medios de acción
dad de sus reservas de cambio! En materia presupuestaria, el margen de tradicionales están siendo poco a poco relegados al trastero. Confronta-
libertad de los Estados se ve igualmente mermado por un endeudamiento dos con unas dificultades crecientes para eJ control de las riquezas, se en-
público elevado, el cual les imposibilira roda reactivación no concertada. cuentran despojados de un incentivo político esencial: la ordenación co-
Por último, en materia de polltica industrial, los gobiernos no tienen otra herente de su territorio. Y puesto que todo esfuerzo presupuestario en el
alternativa para hacer frente a la competencia que intentar atraer a las ámbito social equivale a otro canro restado a su capacidad de compecicividad
empresas extranjeras a base de subvenciones y tratamientos fiscales privi- económica, no pueden cumplir más con su papel de gestores de los com-
legiados, lo que les sitúa a merced de las exigencias de las empresas multi- promisos sociales. Los hombres políticos se vuelven impotentes y el Esta-
nacionales. do cambia de naturaleza. De mediador social como era, pasa a estar encar-
Ahora bien, éstas no se conforman con trascender fronteras. Como gado de un simple papel de gesci6n territorial de unos flujos que le superan.
hemos visto, también tienen peso en los mandos legislativos responsables Limitado al papel de espectador, no es más que «una especie de secretario
de reglamentar sus operaciones. Unos impuestos o unos sueldos demasia- judicial que anota las decisiones tomadas en otro lu~,. 16
do altos, unas condiciones de trabajo socialmente pesadas, les ahuyentan. Dicho cambio es revolucionario en el sentido de que socava el que fue
De ello resulta que «toda forma de reglamentación puede ser víctima de uno de los cimientos de la polltica moderna: la soberanía de los Estados.
presiones a la baja del mercado simplemente por el hecho de que las em- A este respecto, Bertrand Badie escribe:
presas transnacionales ven en ella un coste». 13 El poder fiscal de los Esta-
La mundialización quiebra las soberanías, traspasa los territorios,
dos no es ya soberano sino contractual, puesto que negocia necesariamen-
maltrata a las comunidades construidas, desafía los contratos sociales
te con un capital cada v,::z, más errático y, por tanto, con mayor capacidad y deja obsoletas algunas concepciones de la seguridad internacional
para imponer sus condiciones. Edward Goldsmith explica: [ ... ]. Así pues, la soberanía deja de ser ese valor fundamental indis-
cutible que era antes, mientras que la idea de ingerencia cambia poco
Ningún gobierno, inclwo en el norte, tiene ya control sobre las a poco de significado. 17
empresas multinacionales. Si la ley impide su c:xpansión, amenazan
con marcharse y lo pueden hacer aJ momento. Tienen coda libertad Pero sobre codo, son los principios democráticos los que también se
para recorrer el planeta en busca de la mano de obra más barata, el
ven afectados. La legitimidad que los dirigentes obtienen al ser elegidos
entorno menos protegido por la ley, el régimen fiscal menos oneroso
y los subsidios más generosos. Ya no tienen que identificarse con una por el pueblo ciudadano se pone en entredicho en el momento en el que
nación o dejar que un vínculo sentimental obstaculice sus proyectos. ya no tienen medios para interponerse entre las exigencias del capital y las
Están fuera de todo control. 1~ necesidades dd cuerpo social. Por otra parte, la libre circulación decapita-
les limita también el campo de control democrático sobre las políticas
A fin de cuentas, afiade Jacques Adda: económicas y sociales, por estar dichas políticas sometidas a presiones
exteriores de las que no se pueden librar, y por las trasferencias del poder
Podemos analizar la globalización financiera como un proceso de de decisión en beneficio de actores económicos mundiales que no tienen
dusión de las reglas instauradas por los Estados más desarrollados en que rendir cuentas a nadie. La ciudadarúa se vuelve de este modo inope-
FRENTE A LA MUNDIALlZACIÓN 131
130 MÁS ALIÁ DE LA DERECHA Y DE LA IZQUIERDA

rante y sin sentido, hasta el punto de llegar a preguntamos qué es lo que cero»: los celespectadores del planeta encero ven y viven los mismos acon-
puede querer decir «tomar el poder» en un mundo como este. tecimientos al mismo tiempo (tanto para un atentado espectacular como
para la final del Mundial de Fútbol), los flujos financieros se transmiten
al instante de una extremidad a otra de la Tierra, etc. En cuanto a la abo-
*
lición dd espacio, dicho fenómeno reside en que las fronteras ya no paran
Igualmente, la mundialización modifica hasta nuestra percepción del es- nada, de modo que ningún territorio tiene una centralidad particular.
pacio y del tiempo. Bajo el entramado de los satélites en órbita En los tiempos de la Guerra Fría cx.isúa una frontera entre: el mundo
geoestacionaria, bajo el dominio de los imperios económicos que multi- comunista y el auda2mentc llamado 1<mundo libre». Hoy no existe nin-
plican alianzas y fusiones, bajo la influencia de las «autopistas de la infor- guna línea de separación. Las informaciones, los programas, los flujos
mación» que transmiten a los lugares más recónditos dd planeta la misma financieros, las mercandas, los hombres mismos, circulan cada vez más
subcultura global, d planeta se encoge. Dominado por los monopolios libremente de un país a otro o se distribuyen a la ve:z por todos los países.
cada vez menos numerosos y más poderosos, el espacio por el que circu- Dentro de cada país, la diferencia entre el interior y el exterior ya no signi-
lan mercancías, inversiones y capitales se unifica poco a poco. Por otra fica nada. No hace mucho, por ejemplo, la policía se encargaba del man-
parte, mientras que hasta ahora todas las sociedades habían habitado el tenimiento del orden interior, mientras que el ejército se ocupaba de las
tiempo a la ve:z como sucesión de momentos y como continuidad en la intervenciones en el exterior. Resulta significativo que hoy la polida recu-
duración, esta distinción desaparece. La revolución tecnológica «dd tiem- rra cada vez más a menudo a medios militares, mientras que el ejército se
po real» (o «tiempo cero») acelera la circulación de los flujos materiales e dedique sobre todo a «operaciones internacionales de polida». La
inmateriales, sin posibilidad de puntos de referencia ni de perspectiva. mundialización confirma así el advenimiento de un mundo sin exterior.
Esta compresión del tiempo hace de la inmediatez el único horizonte de El neologismo «globalitarismo» fue inventado para describir este mundo
sentido que subsiste. Decía René Char: «suprimir el alejamiento maca». que no tiene nada por encima de él, este dominio global que por su natu-
El acercamiento producido por las nuevas tecnologías de la comunicación raleza no es limitado por nada.
lleva a cabo el aplastamiento de los seres y las cosas, la confusión de las El advenimiento de la globalización corresponde también al final de la
formas y los instantes. modernidad. La caída del muro de Berlín, por citar una referencia cómo-
Asistimos, pues, a una redefinición de la realidad. La red imcrnet es un da, no sólo señaló el final de la posguerra o el final del siglo XX. También
buen ejemplo de ello. Mientras que los medios clásicos se limitan amos- representó el comienzo de la posmodernidad.
trar lo que ocurre en otro lugar, internet permite a sus usuarios trasladarse En el mundo posmoderno todas las formas polfticas heredadas de la
virtualmente a dicho lugar. El habitante del sistema McWorld vive, pues, modernidad resultan obsoletas. La vida política ya no se limita a la com-
en todos y ningún sitio a la ve:z, instaurando, así, internet un nuevo modo petencia de los partidos. El modelo 1<leninista» en el cual los partidos
de vida que podríamos llamar nomadismo electrónico si observamos, intentaban llegar al poder para aplicar su programa ha caducado, pues el
con Nelson Thall, sucesor de Marshall MaLuhan en la universidad de margen de maniobra de los gobiernos es reducido día eras día. Los Estado
Toronto, que «a fin de cuentas, el poder de Internet consiste[ . . .] en per- nación pierden a la va su ccncral.idad y su legitimidad: pierden su cencral.idad
mitir al mundo entero pensar y escribir como unos norteamericanos». porque se han vuelto demasiado grandes para satisfacer las expectativas
En estas condiciones no resulta exagerado decir que la mundialización diarias de la gente, pero al mismo tiempo demasiado pequeños para en-
lleva a cabo, de alguna forma, la abolición del espacio y el tiempo. La frentarse al despliegue: planetario de: las problemáticas e imposiciones; pier-
abolición del tiempo resulta de que codo, gracias a las técnicas instantáneas den su legitimidad porque los crisoles institucionales de integración en
de información y de comunicación, llega y se propaga ahora en «tiempo los que se apoyaban con anterioridad (la escuda, el ejército, los sindicatos,
132 MA.s AilA DE LA DERECHA Y DE LA IZQUIERDA FRENTE A LA MUND1ALIZACIÓN 133

los partidos, etc.) han entrado en crisis uno uas otro, y ya no son produc- las vacas locas), las esporas de ántrax utilizadas como arma bacteriológica,
tores de lo social. As( pues, el vínculo social se reconstituye apartado de las la información que acarrea la desestabilización en cadena de los mercados
autoridades administrativas y de las instituciones que se desploman. La financieros mundiales, el predicador entusiasmado que da la vuelta al
mundialización acarrea un divorcio entre el sentido y la señal que se tra- ,nundo transmitiéndose por internet pertenecen al mismo modelo para-
duce en una desimbolización generalizada de la vida política. La crisis de digmático.
representación, la subida de la abstención en los comicios electorales, la
proliferación de los populismos y de nuevos movimientos sociales, son
*
otros síntomas característicos de dicha evolución. La mundialización a la que asistimos hoy no es el «Estado universal» que
Simultáneamente, asistimos al final de los Estado nación en beneficio Ernsc Jünger creyó vislumbrar y que se constituiría a partir de la fusión
de las comunidades y de los continentes, al final de las organizaciones de progresiva de la t<estrella roja1> y la «estrella blanca», es decir, del este y el
masa en beneficio de las redes, al final del modelo de la c:xplosión/revolu- oeste." Con la mundialización, la Tierra tiende a unificarse bajo la forma
ción en beneficio de el de la implosión/dispersión, al fmal de las lógicas del mercaM, bajo el horizonte de la lógica de la mercancía y de la búsque-
territoriales en beneficio de las lógicas cransnacionales, al final del indivi da del incremento permanente de beneficios. La transformación de las
dualismo solitario en beneficio de la intersubjetividad de los grupos. mentalidades acompaña al advenimiento de un mercado mundial. La
Ame todo, el mundo globalizado es un mundo de redes. Las redes se interiorización del modelo de mercado consagra la primada de los valores
caracterizan por su carácter «lfquido» o flotante -todo es cuestión de mercantiles tanto en las mentes como en los comportamientos. El mode-
flujos (monetarios, de símbolos, de imágenes, de programas), de veloci- lo antropológico dominante hoy es el modelo utilitarista: el hombre se
dad, de conexiones-, testimonio de su opacidad relativa, y se caracteri- define como un individuo esencialmente interesado en producir y (sobre
zan también por el hecho de que no poseen ni centro, ni periferia, lo que todo) en consumir, como un agente económico que busca permanente-
significa que cada punto de la red es, a la vez, central y periférico. Las redes mente maximizar su mejor interés. Así pasarnos de una sociedad con mer-
crean un nuevo cipo «fractal» de relaciones sociales. Con el establecimiento cado a una sociedad de mercado. Pero es obvio que con el desarrollo de
de un vínculo inmediato entre unos individuos que viven a gran distancia los cambios no desaparecen ni la alienación ni el perjuicio.
unos de otros, en función de sus afinidades, de sus opiniones o de lo que Debemos sefialar que no ha sido la izquierda «cosmopolita» sino la
les interesa, crean nuevas identidades supranacionales. Las redes son, hoy derecha liberal la que ha realizado o permitido la globalización. Ésta se
día, muy variadas: redes industriales y financieras, redes de información y corresponde con la tendencia secular del capitalismo: el mercado no tiene,
de comunicación, redes criminales, redes terroristas, etc. Su modo de fun- por definición, más límites que los propios. La constatación de que el
cionamiento es esencialmente el de la deslocalización. Las grandes firmas capitalismo ha sido más eficaz que el comunismo para la realización del
multinacionales, las grandes sociedades industriales, los carteles de «ideal internacionalista» no es paradójica más que en apariencia. Históri-
narcotraficantes, los grupos neoterroristas y las mafias actúan exactamente camente ha sido sobre todo la izquierda la que se ha referido al «cosmo-
del mismo modo: escogen los sitios más idóneos para su actividad y se policism0>), pero hoy no son los partidos de izquierda sino, por el contrario,
instalan en otro sitio cada vez que encuentran algo mejor. los partidos de derecha, los que favorecen con más ahínco la mundializa-
El modo de propagación de las redes es un modo de propagación viral,
pero la lógica disruptiva del universo de las redes es también una lógica
• L'Ezat univerul Gallimard, 1962. Jünger vislumbraba una evolución que «induce a
viral. El virus clecrrónico, transmitido por los hackers, que infectan unos
pensar que la diferencia entre la estrella roja y la estrella blanca no es sin_o d cem~eo que
tras otros las redes y ordenadores, el virus en acción en la propagación de acompaña la salida de un astro en d horizonte. En C\12.IltO sube al c1do, la urudad '"
las enfermedades tnás nombradas hoy (sida, fiebre aftosa, enfermedad de desvda. (p. 35).
134 MÁS ALLÁ DE 1A DERECHA Y DE 1A IZQUIERDA FRENTE A 1.A MUNDIALIZACIÓN 135

ción. Quien critica la mundializ.ación sin decir nada sobre la forma capi- La lógica de la modernidad occidental reside fundamentalmente en
tal, haría mejor en callarse. la no cultura universal de todo mercado.'
.La mundializ.ación es fruto, en primer lugar, de la moperniz.ación que,
baJo forma de planes de ajuste estructural, pretende integrar a todas las Pero la mundialización tampoco es la universalidad. En ciertos aspec-
sociedades del planeta en el mercado mundial. Es una modernización que tos, incluso representa lo contrario, pues, la única cosa universalizada es el
se presenta a sí misma como respuesta a la crisis de la modernidad proce- mercado, es decir, un modo de intercambio económico que nos retrotrae
dente de las Luces, 18 pero su respuesta sólo consiste en la autonomización a un momento de la historia de una cultura muy concreta. La mundia-
radical de la economía mercantil, en la financiación del capital y, a la vez, liz.ació~. tal como se desarrolla hoy bajo nuestra mirada, no representa
en el imponance crecimiento de la cecnociencia. Es la idea general de que más que el imperialismo de un Occidente mercantil satisfecho des( mismo,
la ciencia va a permitir comprender todo, La especialización técnica va a imperialismo interiorizado por los mismos que lo padecen. La mundiali-
resolver codo, y el mercado comprar codo. zación es la imitación masiva de los comporcamiencos económicos occi-
Nada de eso. Karl Polanyi había pronosticado que el mercado destrui- dentales. Es la conversión del planeca entero a esta religión del mercado,
da la sociedad. Ya estamos en ello. El dulce comercio que según Adam cuyos teólogos y sumos sacerdotes emiten su discurso con una única fina-
Smith debía apaciguar las relaciones humanas, trasplanta la guerra al inte- lidad: la rentabilidad. 20 No es un universalismo del ser, sino del tener. Es
rior mismo del intercambio. La diccadura de lo económico, la primada d universalismo abstracto de un mundo despedazado en el que se define
de lo privado en la gestión de los asuntos públicos, lleva a la disolución a los individuos únicamente por su capacidad de producir y de consumir.
del vínculo social. El universo de la desregulación generalizada desemboca El capitalismo pretende triunfar donde el comunismo fracasó, por su-
en la nivelación a la baja de las culturas, reducidas codas a un mismo puesto, dejando de lado la justicia social: crear un planeta sin fronteras,
denominador consumista. Jünger escribió hace cuarenta afios: habitado por un «hombre nuevo». Pero este «hombre nuevo» ya no es el
trabajador, ni d ciudadano, es d consumidor «conectado» que comparte
El ojo desprovisto de prejuicios se sorprende de la amplia confor- d destino común de una humanidad uniforme, que se comunica a través
midad que no deja de crecer y se extiende poco a poco a todos Jos de imernet o yendo al supermercado. Zak.i Laidi recuerda que
países, no sólo como monopolio de una u otra de las potencias que
compiten, sino como estilo de vida global.•'
[... ] el escritor portugués Miguel Torga definió un día d universo
como •d local menos las paredes». Quería decir con eso que los valores
Philippe Engelhard escribe hoy: de la universalidad sólo se pueden promover y defender si la gente se

El conAicro contemporáneo de la mundialización es consecuencia


de un liberalismo universalista que, a pesar de las apariencias, abo- · Op. cic., pp. 199,250 y 256. Engelhard aJiade: •[ ... ]pero como las diferencias de las
rre-::e las diferencias. Su programa implícito consiste en la homogcnei- riqucz.as, de los talemos o de cualquier cosa son ineluctables, los individuos tendrán que
volverse rotaJmeme indiferentes [... ). Dicha indiferencia, que puede parecer insoporttble
zac1ón del mundo por el mercado, es decir, en la erradicación del
en algunos aspectos, csd. larencc en el paradigma neoclásico que postula la separabilidad
Estado nación y de las culturas al mismo tiempo [ ... ]. La consuma- absoluta de w funciones de preferencia de los agentes. En ocros tt!.rminos, mis elecciones
ción de la sociedad liberal no soporta las escorias culturales, ni las deben ser pcrfccramcnte mdependicntes de las del vecino, y no comparables [... ]. Dicha
perte~encias °:'munic_arias. El programa liberal maximalisra pretende indiferencia, que culmina en la separabilidad absoluta de las funciones de preferencia de los
erradicar las _diferencias, cualesquiera que sean sus naturalezas, por- agentes, es cstrcchamenre solidaria de la negación del hecho cultural. En efecto, coda
que obstacul11.an d gran mercado y la paz social. De hecho, no sólo pertenencia cultural o comururaria está encaminada a establecer una connivencia enuc la.s
está de más la escoria cultural, sino d hecho social en sí mismo (... ]. preferencias de los individuos del grupo. El principio de separabilidad se pondría en tela de
juicio• (ibíd., pp. 251 y 256).
136 MÁS AllÁ DE LA DERECHA Y DE LA IZQUIERDA FRENTE A LA MUNDlALIZACIÓN 137

siente previamente arraigada a una realidad local sólida. Ahora bien, contradicción. En la medida en que la mundialización aparece, no sin
la mundialización desarrolla una dinámica inversa. Los individuos se ra.z.ón, como una imposición unilateral del modo de vida occidental, sus-
sienten desarraigados por la globalización, sin poder sobre las cosas,
cita un poco por doquier fuertes resistencias «de identidad». Cuanto más
y, en consecuencia, se esfuerzan por levantar paredes, por muy frágiles
e irrisorias que éstas sean. 21
actualiza la unificación, más potencia la fragmentación; cuanto más ac-
tualiza lo global, más potencia lo local. De un c:tremo a otro del planeta,
En el aspecto psicológico, de la misma manera que los Estados se vuelven las sociedades más amenazadas intentan reafirmar su particularismo, reco-
impotentes, los individuos se sienten desposeídos de sí mismos por unas brar su personalidad. Pero les cuesta mucho trabajo. Algunas se inventan
lógicas demasiado potentes, unos procesos cada vc:z más rápidos, unas obli- nuevas identidades. Otras intentan crearse a toda costa una interioridad
gaciones cada ve:z más pesadas, unas variables tan numerosas que ya no logran artificial en un mundo donde todo se vuelve pura apariencia. Muchas
captar el nivel pertinente de su acción. Dicho fenómeno que se produce en adoptan maneras de actuar convulsivas, sustencadas por frustraciones de
un momento en el que el individuo es cada vez más solitario, abandonado roda índole que desembocan irremediablemente en el irredentismo y la
a sí mismo, en un momento en que todas las grandes visiones del mundo se xenofobia. Presenciamos entonces ese enfrentamiento que Benjamín R.
han derrumbado, acentúa el sentimiento de vado generalizado. Barber resumió con la fórmula «Djihad contra McWorld».24 Por un lado,
un planeta en vía de uniformización, gradualmente homogeneizado por
La mundialización -añade acertadamente Kaki Lai'di- repro- el comercio y la comunicación global. Por otro, reagrupadas bajo la có-
duce curiosamente d mecanismo freudiano de la muchedumbre atra- moda etiqueta de «Djihad», todo un conjunto de crispaciones de identi-
pada en d movimiento de contagio-pánico. Contagio en la medida dad, de afirmaciones étnicas o religiosas agresivas que engendran guerras
en que la mundialización incrementa la conformidad y la uniformi- civiles y conflictos tribales en numerosos lugares: Podríamos decir que la
zación. Pánico puesto que cada uno se encuentra solo frente a unas m undialización destruye y resucita las identidades colectivas en un mis-
lógicas que le sobrepasan. 22 mo movimiento. Pero las identidades que hace reaparecer ya no son las
mismas. La mundialización hace desaparecer las identidades orgánicas y
La mundialización se parece algo a un rompecabezas con las piezas equilibradas, y las reviste de una forma meramente reactiva.
desbaratadas. No se aproxima a ninguna visión dd mundo, se niega a sí Tal llamarada de identidades convulsivas puede entenderse ciertamente
misma cualquier representación, mientras los poderes públicos, que la como consecuencia lógica de la transformación del planeta entero en una
declaran irreversible, eluden cualquier responsabilidad, siquiera simbólica
respecto a ella.
• Son reacciones convulsivas las que ha originado la tesis de Samud Huncington según
El fondo del problema de la mundialización resulta de la la cual d mundo se dirige hacia una guerra entre culturas o civilizaciones («The Clash of
interacción entre un mundo sin fronteras y un mundo sin puntos de Civilíz.acions?•, FomgnAJfoire, verano de J 993; The Clash ofCivilirAcuim aná the &malting
referencia [ ... ]. Dicha dialéctica entre un mundo sin fronteras y un ofWo..U Ortkr, Simon & Schusrcr, Nuev2 York 1996, trad. fr.: ú choc des civiü.sation, Odile
Jacob, 1997). Tesis que hay que tomar con cautda, tanto por las divisiones que propone
mundo sin puntos de referencias explica la crisis de sentido y, de este (corta en dos a Europa entre una parte unida al conjunto •atlmtico• y una parte oriental;
modo, refuerza nuestra percepción de un mundo desordenado. 23 d «islam• es excesivamente considerado como un conjunto unitario homogéneo), como
porque d auror no indica cómo las culturas podrían verdadenmente cransformarsc en
Peguy escribió en 1914, justo antes de su muerte, una frase terrible: actores de las rdaciones internacionales. Panajotis Kondylis anota, por su lado, que no es
«todo el mundo es desgraciado en el mundo moderno)). tanto la cultura la que determina la Clipecificidad de los conflictos como •la spécificité des
conflirs qui conclicionnc le role du facteur culrurd et la percepción culrurdle qu'cn ont les
Por supuesto que cuanto más se extiende la mundialización a escala acteurs eux-m!mes• (Fran/efuner Allgmzáne Zeitung, citado en Courrur intemational l O
planetaria, más se generaliza una dialéctica que constituye su principal de ocrubre de 1996, p. 42).
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sociedad a la que no le queda exterior: el exceso de apertura acarrea inevi- Lo anterior basta para comprender cuán vano resultaría un intento por
tablemente d exceso de cierre. La reaparición del tribalismo, del identificar un «director de orquesta» de la mundialización. En la medida
paremalismo, del clanismo o del etnismo exacerbado, puede interpretarse en que la mundial.ización consiste esencialmente en una multiplicación rle
como un intento desesperado de reacción a una amenaza de desposei- las redes, no tiene ni centro, ni operador o cuartel general. El poder ame-
miento. No obstante, no debemos aprobar dichas reacciones que, por sus ricano que es hoy su principal vehículo por el hecho de ser la única gran
frecuentes excesos, se desacreditan a sí mismas. Sería mucho más acertado potencia mundial, sólo represen ca una parte subordinada de ésta. Como
considerarlas, como hace Barber, como la pareja de la mundialización. las finanzas o la técnica, la mundialización funciona según su propia lógica:
Por una parte, estas dos tendencias aparentemente antagonistas se justifi- modelo horizontal, no vertical, «cibernético» y no activado o dirigido a
can mutuamente apoyándose en sus respectivos excesos para imponer los distancia. La causa del desarrollo de la globalización se debe a su propia
excesos contrarios: el empeoramiento de las desigualdades, resultante de existencia.
las imposiciones de la economía generalizada, empuja a los más pobres ¿El fenómeno de la mundialización es reversible? A largo plazo ninguna
hacia el exuemismo, mientras que con el desenlace de las guerras étnico- respuesta es posible: por definición, la historia siempre está abierta. Pero
religiosas, la invasión del McWorld recoma su conquista de los espíritus evidentemente, por ahora, y muy probablemente durante los decenios ve-
con más ahínco si cabe. Por otra parte, no constituyen, en muchos aspectos, nideros, la mundialización constiruye el marco de nuestra historia presente.
sino dos formas diferentes, softy hard, de un mismo fenómeno negativo, Con una perspectiva tal, tenemos que evitar cometer algunos errores.
pues aunan sus esfuerzos para apagar cualquier forma de democracia y de Uno de ellos consiste en creer que todavía resulta posible escapar a los
participación acriva del conjunto de los ciudadanos en la vida pública. efectos de la globalización replegándose sobre sí mismo, recurriendo aJ
Así, los extremos se cocan. Ya en 1920 el lingüista Nicolas S. Trou- mantenimiento de las identidades en un sentido puramente etnocéntrico.
betzkoy había comprobado el parentesco paradójico entre el cosmopoli- La «lógica del bunker» no es viable hoy, precisamente porque estamos en
tismo y el chovinismo. «Basta con pensar en el chovinismo y el cosmopo- un mundo donde todo repercute sobre todo. Desinteresarse de lo que
litismo --escribía- para darse cuenta de que no existe ninguna diferencia pasa en otro lugar, creyendo que no nos atañe, nos impide ver que, preci-
radical entre los dos, que no son más que dos grados, dos aspectos del samente, esto nos atañe.
mismo fenómeno.»25 El cosmopolitismo, añadía, únicamente niega las Un segundo error consistiría en ubicarse en una perspectiva de reta~
diferencias nacionales a parcir de una idea de la humanidad que nos remite guardia, limitándonos a intentar frenar las dinámicas que ya están eri mar-
a un modelo específico. Invita a que la humanidad civilizada adopce una cha. Los movimientos de derecha, desde hace al menos un siglo, se espe-
entidad única mediante la universalización del modelo de una civilización cializaron en los combates perdidos de antemano. Lamentarse de la
concreta, el de la civilización occidental, implícitamente considerada como situación actual echando de menos el pasado no lleva a ninguna parte.
la «fase» más acabada de la civilización a secas. «De esta forma existe Sólo hay que luchar cuando se sabe cómo se configura el campo de batalla
--concluía- un paralelismo total entre los chovinistas y los cosmopolitas en la actualidad-y como se configurará mañana-, sin soñar con lo que
[... ].La diferencia es que el chovinista toma como referencia un grupo podría ser o recordar lo que antaño fue. No hay que equivocarse de época,
étnico mas restringido que el cosmopolita.» 26 Pero los dos tienen el mis- es decir, hay que ser consciente del momento histórico en el que estamos
mo y único criterio de juicio: «lo que se nos asemeja es mejor que lo que viviendo. Hay que ver lo que está llegando para poder determinar lo que
es diferente de nosotros». 27 es posible.
Podemos hacer otras dos observaciones importantes. La primera es
q ue el carácter global de la m undialización, que sin duda constituye su
* fuerza, también constituye su debilidad de alguna manera. En un mundo
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globalizado codo repercute sobre todo al instante. Nada detiene la propa- también es evidente que la réplica a la mundialización no puede ser sólo
gación de las ondas de choque, como vemos que sucede con las grandes económica. La cuestión que se plantea es la de saber cómo superar el
crisis financieras que, produciéndose en cualquier lugar del planeta, reper- desfase actual entre la prodigiosa expansión de la economía mundial y el
cuten inmediatamente en el mundo encero, lo que representa una impor- hecho de que no dispongamos de ningún cipo de organización polícica y
tante fuente de vulnerabilidad. La segunda observación es que la extensión social capaz de detener dicho fenómeno.
de las redes, uno de los rasgos más característicos de la mundialización, es Si en principio admitimos que la política debe controlar y regular lo
también uno de los medios para combatir sus efectos. Las redes son un económico, podemos deducir de ello que debemos intervenir polírica-
arma de doble filo, ya que permiten que los disidentes puedan reagruparse mente a nivel mundial a parcir del momento en que nos encontramos
de un extremo a otra del mundo y coordinar sus acciones. Es significativo ante una economía planetaria. En otros términos: puesto que la econo-
que los movimientos antiglobalización sean globalizados ellos mismos, mía se ha mundializado, ¿no debería hacer lo mismo la política? Pero
como lo pudimos apreciar en Seactle, Génova, Porto Alegre u otros sitios. sabemos bien que un Estado mundial es una quimera y que su instaura-
Por orra parte, está claro que el crecimiento incontrolado del capitalis- ción con modos de manifestarse, cuanto menos nebulosos, plantearía más
mo financiero no es la única salida a la crisis que padece el mundo, y que problemas todavía que los que podría resolver. 29 Al contrario, querer opo-
hay que poner al día las regulaciones para reaccionar contra las formas que ner el Estado nación a la mundialización constituiría un nuevo error. Pri-
toma la mundialización a todos los niveles en la actualidad. mero, porque la mundialización no hace sino extender al planeta entero
En primer lugar, el intento de reglamentación de los mercados finan- un proceso de homogeneización que las burocracias estatales ya han reali-
cieros a nivel internacional no es imposible. La idea propuesta en un prin- zado a nivel nacional en numerosas ocasiones en el pasado. (Hace a gran
cipio por el profesor Tobin, consistente en imponer un impuesto sobre escala lo que el Estado nación ya había hecho de manera reducida.) Des-
los movimientos financieros en divisas, ya es conocida. Sin duda no es pués y sobre todo, porque el Estado nación constituye hoy el nivel de
ninguna panacea. No obstante, un impuesto del 0,05% sobre las opera- intervención y decisión más bloqueado por la mundialit.ación. Sometido
ciones de cambios mundiales desanimaría un buen número de operacio- a unas imposiciones exteriores que exceden radicalmente sus capacidades
nes especulativas a muy corto plazo y supondría un beneficio de 150.000 (despliegue mundial de las potencias económicas, difusión por satélites
millones de dólares al año, equivalente al doble del importe actual de la de los programas de información, comercialización planetaria de las nu~
ayuda internacional. Semejante cantidad permitiría, por ejemplo, la cons- tecnologías, gesción de los problemas ecológicos, tráficos transnacionales,
titución de un fondo mundial de protección social de defensa del medio etc.), el Estado nación ya no es capaz de afrontar en solitario los proble-
ambiente. Igualmente podemos imaginar unas organizaciones internacio- mas globales. Pretender que el Estado nación pueda aun decidir soberana-
nales que administrasen la economía mundial de manera diferente a la mente la apertura o d cierre de sus fronteras a los flujos financieros, admi-
actual, cuya carea consistiese en imponer la redistribución de parce sustan- tir la posibilidad de reconstruir una sociedad solidaria resguardada por
cial de las ganancias de la mundialización, beneficiando a los que más unas murallas que aislarían a sus habitantes del mundo exterior, no es sino
perjudica. Philippe Engelhard propone, por su lado, la creación de una una visión utópica o una mentira.
moneda mundial. Al ser la flotación de las monedas el fundamento de la La E~opa política y, más ampliamente, !a regionalización de determi-
circulación financiera planeta.ria, resulta evidente que la vuelta a un patrón nados grandes conjuntos continentales podría, en cambio, constituir un
de valor internacional estable impediría una especulación que principal- recurso contra la mundialización. Sin consciruir una garantía absoluta (pues
mente se alimentase de las diferencias de cambio. si;~pre existe el riesgo de que, vía inversión directa, los países concernidos
No obstante, si admitimos que «el fenómeno de la mundialización se vean enfrentados a competir desde el interior por empresas multinacio-
pasa por ser la revancha de lo económico sobre lo social y lo político», 28 nales ajenas a la zona), la integración europea podría ofrecer una respuesta
142 MÁS Ail.Á DE LA DERECHA Y DE lA IZQUIERDA 1-RENTEALAMUNDlALIZACIÓN 143

a las necesidades de mercados suficientemente amplios constituyendo, a una tensión creadora, portadora de sentido y un perfeccionamiento
la vez, _un polo de _u na dimensión tal que pudiese hacer frente a los flujos dd arre de vivir junros.31
fina.r:ic1eros mundiales. El espacio económico europeo es potencialmente
el pnmer mer~~~ del mundo en términos de población y de nivel global Por su lado, Jcan Baudrillard observaba hace poco que «coda cultura
de_ poder adqumuvo. Una autoridad política europea que permitiese do- que se precie se pierde en lo universal. Toda cultura que se universaliza
minar Ycoordinar las políticas monetarias y presupuestarias, facilitaría el pierde su singularidad y desaparece. Así ha ocurrido con las que hemos
abandono de políticas de crecimientos extravertidos en beneficio de un destruido por asimilarlas a la fuerza, pero así ocurre también con la nues-
crecimiento aucocentrado sin abandono de la protección social. Al mis- tra por su ir\clinación a lo universal.» Y afiadfa: «codo lo que ocurre hoy
mo tiempo, la moneda única (el euro) podría ser utilizada en el momento día va en contra de lo universal, contra esa universalidad abstracta». 32
oporruno para reducir las prerrogativas dd dólar, convirtiéndose así en un Resultaría del codo vano oponer una potencia global a otra. La estrate-
elemento de poder Y soberanía recuperados. En efecto, sólo a este nivel gia de ruptura consiste al contrario en oponer lo local a lo global, lo muy
p_odemos esperar recobrar las posibilidades de control que los Estados pequeño a lo grande. En la posmodernidad, las relaciones de fuerza han
a1slados han perdido sin duda alguna. cambiado de naturaleza. Hace todavía cincuenta años, el objetivo de cada
Además, deberíamos encaminarnos hacia una Europa realmente sobe- potencia consisúa en intentar hacerse con medios tan importantes -y a
rana en la que, cada etapa en la integración de los mercados nacionales, poder ser, más importantes- que los de la potencia adversa (el «equili-
~era acomp~ada por una capacidad superior de afirmación y de deci- brio del terror» de la época de la Guerra Fría). Hoy día los conflictos se
s.1ón, Y no ~acta ~a Europa mercantil constituida en simple espacio de caracterizan más bien por la asimetría de las fuerzas establecidas, tal y
libre cambio, o hacia una Europa burocrática y centralizadora basada en la como hemos podido observar de manera espectacular con los atentados
expropiación de las autonomías locales. Pero sabemos que hoy día, 6.te del 11 de septiembre. El ocaso de los Estado-nación libera las energías
no es el caso. Tal como de hecho son, las insticuciones europeas lo mismo desde su base. Favorece las posibilidades de acción local y, a la vez, la
pueden ser un polo de resistencia a la mundialización que convercirse en reaparición de la dimensión política de lo social. La aplicación a codos los
su vehículo. Lo único que podemos constatar es que de momento los niveles del principio de subsidiaridad, que consiste en no dejar remontar
actos comunitarios que se imponen a los Estados miembros no proceden hacia arriba más que lo que no tienen competencias concretas en los nive-
de ninguna verdadera soberanía europea.'º les inferiores, sería una de las mejores maneras de remediar el c~ntenido
Por último, queda el nivel de la vida cotidiana. Queda el nivel local, actual de la globalización.
que es, a buen segu:º· d único en el que los políticos pueden apreciar los
.,' efectos de su políaca. Frente a la mundialización de los intercambios,
1
frente a la universalización de los signos, frente a este mar de fondo que
hace tabla rasa de todas las diferencias y de codos los valores queda la
singularidad d~ las formas. Quedan las lenguas, quedan las culcu.'ras, queda
un vínculo social por recrear con paciencia, en la existencia del día a día.
A este respecto, Philippe Engelhard escribe:

[.. . ] la rchabiliraci6n de lo político pasa, en un momento o en otro


por la reconstrucción de lo social y de lo cultural, y viceversa, siern~
pre que no se considere la cultura como un dato estático, sino como

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