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Meditación del cultivo de la felicidad y del bienestar interior.

Nos sentamos con la espalda recta pero no rígida de tal manera que el aire pueda fluir naturalmente cuando
inhalamos y cuando exhalamos. La nuca erguida, el mentón levemente retraído hacia el pecho y dejamos que
las manos reposen relajadas sobre el regazo.
Nos conectamos con la tierra a través de nuestros pies y con el cielo a través de nuestra coronilla abriendo un
canal que conecta el cielo y la tierra a través de nuestra espina dorsal.
Recorremos ahora, nuestro cuerpo, desde la cabeza hasta nuestros pies con un escáner de luz azul brillante,
que irá disminuyendo cualquier tipo de tensión, nudo o malestar al entrar en contacto con la luz azul. Y
conforme pasamos el escáner, nos sentimos más en serenidad y paz con nosotros mismos y con el entorno
que nos rodea.
Comenzamos así, desde la coronilla, pasando por la frente y el entrecejo, por los ojos la nariz, las mejillas,
orejas, por la mandíbula, que se encuentra muy relajada. Tenemos la precaución de poner la punta de la
lengua en nuestro paladar superior.
Y seguimos bajando con nuestro scanner de luz azul por el cuello, los hombros, el pecho, el abdomen, los
brazos y las manos, seguimos bajando por la cadera, los muslos, las rodillas, pantorrillas, tobillos y pies.
Sentimos que estamos en el lugar, del modo y en la manera que queremos estar. Nos sentimos a gusto con
nosotros mismos, regalándonos este momento de quietud y paz perfectas.

Este tiempo de conexión con nosotros mismos es un tiempo donde surge el silencio y desde el silencio nace
la expresión.
.........
Y ya completamente relajados, con una actitud cuidadosa de lo que estamos haciendo, centramos la atención
a nuestra respiración inspiración... expiración... inspiración... expiración...
Al inspirar sentimos como nos purificamos, nos vitalizamos y nos llenamos de energía.
Y al expirar nos sentimos más y más cómodos, inmóviles, pero relajados. Poco a poco, junto con cada
expiración, seguimos expulsando cualquier resto de tensión inquietud, preocupación, temor, ansiedad o
estrés, quedándonos cada vez más tranquilos sosegados y en paz. Inspiramos, y con cada inspiración nuestro
cuerpo y nuestro corazón se llenan de serenidad. Expiramos, y con cada expiración la mente se queda en
silencio y en paz.Y así vamos poco a poco, lentificando los latidos de nuestro corazón, qué danzan
armónicamente con la respiración, dejándonos mecer en su ritmo suave y acompasado. Los sentidos se van
aquietando. Hacemos en nuestro interior el vacío, y sentimos como el tiempo y la energía se expanden,
parando el mundo, para escuchar la voz del silencio. El sonido insonoro. Recuerda que si en algún momento a
lo largo de la meditación, tu mente se distrae con ideas, imágenes, pensamientos u opiniones. Deja que estos
pensamientos sean tal como son, no los juzgues, ni te juzgues, no te recrimines. Tan sólo observalos, sin
identificarse con ellos, Y déjalos pasar con cariño y amabilidad y vuelve a llevar tu mente de regreso hacia el
foco de atención y sigue con tu meditación.....
Ahora te invito que trates de conectar con con esa parte de ti que anhela felicidad y bienestar, abriendo una
puerta hacia ese lugar profundo e íntimo de tu ser.

El deseo de felicidad es nuestra intención básica. Todos los seres anhelamos estar bien, tranquilos, con la
mente serena y el corazón compasivo. Conecta con esa parte profunda de ti mismo y darte las gracias por
permitirte estos momentos íntimos de conexión con tu ser......

Gracias por este cuerpo que vive, por este aire que respira. Gracias por experimentar esta maravillosa e
increíble vida,
Gracias por el don de la conciencia y poder darme cuenta de los procesos y de los progresos que voy
generando en mí. Gracias a la vida que me ha dado tanto.... Así consciente de la respiración en el aire que
entra y sale de ti, vamos llenándonos de esa sensación de bienestar, salud, felicidad y completura que te
invade. Respira con esos sentimientos y permite que todo tu ser se impregne de ellos. Siente como todo tu
cuerpo respira al unísono esos sentimientos... como hasta la última célula de tu ser, es consciente y feliz, por
las sensaciones que le embargan.....

Y ahora sin perder de vista la respiración que la mantenemos como telón de fondo, vamos a dejar que en la
pantalla de nuestra mente se manifieste una experiencia dichosa que hayamos tenido, antigua o cercana.
Algún momento en el que te hayas sentido feliz contento y satisfecho, pleno, realizado, valorado y amado.
Busca un lugar en alguno de esos momentos en el cuál tú sentías que irradiabas a los demás esos
sentimientos generando armonía, bienestar y amor a tu alrededor. Aliméntate de esos sentimientos,
visualízalos dentro de ti...... Y vas ahora separar la experiencia concreta de los sentimientos. Vas a disolver el
hecho en sí, para quedarte con las sensaciones, los sentimientos, las percepciones y todos aquellos
pequeños elementos sutiles que generaron aquellos actos. Quédate con los sentimientos. Siéntelos.......

Sentimientos de plenitud, felicidad, paz, unión con los demás y con la vida. Sentimientos que sentimos muy
nuestros. Pues son parte de nuestra verdadera naturaleza esencial. Es algo muy profundo fuertemente
arraizado a nuestro ser más auténtico. Siente como si fuera savia que te recorre alimenta e inunda todo tu ser
....
Y volvamos a poner nuestra conciencia en la respiración en como el aire se llena más y más de esos
sentimientos, el aire que se distribuye por todo nuestro cuerpo, hasta la última de las células. Todas las
células de nuestro ser respiran bienestar, respiran salud, respiran felicidad, respiran paz, respiran unión.....

Y puedes añadir ahora aquellos sentimientos o virtudes que quieres cultivar para ti. Tal vez puedes empezar a
visualizar, aquella cualidad positiva que inhiba esa tendencia tóxica de tu carácter, que te gustaría erradicar
para siempre. Puedes momentáneamente, en tu pantalla visual, observarte a ti mismo en una de esas
ocasiones en que te dejas llevar por esas tendencias tóxicas. Y en otra pantalla paralela, puedes verte a ti
mismo respondiendo creativamente con la cualidad que te gustaría cultivar..... Observalos sin juicios, pero
observalo profundamente....

Y ahora puedes dejar el hecho en sí para respirar esa cualidad que ya empiezas a sentirla como propia, esa
cualidad que sustituye la tendencia tóxica de tu carácter. Observa como toda su energía llena por completo
todo tu ser impregnado tu corazón y tu mente. Siente como penetra en tu cerebro bañándolo por completo
hasta el último de los rincones. Y siente como cómo se derrama por todo tu cuerpo hasta llegar hasta el
corazón que se llena de energía lumínica.

Qué sensaciones de bienestar experimentas, unidas a las que ya tenías???? Observa cómo está tu cuerpo.
Cuáles son las sensaciones, cuáles son sentimientos o estados emocionales???
Qué pensamientos hay?? Observa.....

Y continúa unos minutos llenándote por completo de serenidad, de plenitud, de paz, de amor, de ecuanimidad
y de cualquier sentimiento, sensación idea o pensamiento luminoso que anheles conquistar.
Te dejo unos minutos para que puedas elegir selectivamente aquellas cualidades que quieres incorporar en tu
día a día....

Y así hemos teñido la respiración de amor, de paz, de alegría, cada vez que inhalamos, inhalamos paz, amor
y alegría y cada vez que exhalamos también esparcimos a nuestro alrededor felicidad, dicha, bienestar, amor.
Unamos las dos sensaciones, la de respirar con la de la felicidad, de tal forma que cuando hagamos una
pausa para respirar conscientemente a lo largo del día y con presencia, nos sea fácil evocar estas vivencias.
Y ahora vamos a concentrar todos esos sentimientos y sensaciones placenteras en el área del corazón.
Puedes visualizar allí una esfera de luz dorada repleta de corpúsculos brillantes y puros. Es la energía del
corazón, una energía de amor y compasión que habita en ti, siéntela, respírala, nutre tu corazón con ella....

Y ahora te invito a que una vez concentrada toda esa energía alrededor del corazón, en la próxima exhalación
extrae por el área del pecho, una parte de energía, que sale de ti, y la recoges muy cuidadosamente con tus
dos manos, haciendo una bola de luz entre ambas.
Deja tus manos muy muy relajadas y abre el sentido del tacto en las yemas de tus dedos y acaricia esa
energía con el mismo cuidado y sensibilidad como si acariciaras la cabeza de un bebé. Concéntrate en esa
bola de energía sublimada...

Siente la sensación de esa energía en tus manos. Tal vez sientes calor, hormigueo o cosquilleo. Puedes rozar
o acariciar esa energía con tus dedos.... Y ahora, cuando estés preparado y muy presente, lentamente desliza
tus manos con un roce leve de tus dedos, distribuyendo esa luz saturada de vida plena desde tu cabeza largo
de todo tu cuerpo muy lenta y muy conscientemente......
Puedes observar las sensaciones que te invaden, ser conscientes de los sentimientos que llenan tu alma, y
recogen tu memoria profunda este instante único e irrepetible. Inspira esos sentimientos y devuelvelos al
mundo, hacia todos los seres que te rodean. En cada exhalación, hazlos participes de tu felicidad. Y proponte
vivir y compartir este estado en el que te encuentras a lo largo de todo el día. Recuerda que en tus manos
está hacer de este día, un día perfecto.

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