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NAVIDAD PARTE 1
Nochebuena es una excelente oportunidad para que, a los pies de Jesús recién
nacido, la familia pueda reencontrarse, darse tiempo para si misma, valorar lo
que cada uno aporta y todos juntos fijar la mirada en
Dios. Preocuparse solamente por preparar la rica cena familiar, por comprar los
regalos y por mantener entretenidos a los niños, no es suficiente, una fiesta como
el nacimiento del Hijo de Dios es mucho más que una celebración cualquiera.
Es por esto que queremos proponerte algunas ideas para pasar la Nochebuena
en familia, propiciando la participación de todos quienes viven contigo.
Si en tu casa tienen algunas otras costumbres o ideas para pasar la Noche Buena,
¡compártelas con nosotros!, así todos nos animamos a darle un nuevo aire a la
Navidad. ¡Devolvámosle el sentido y hagamos de esta noche de espera, la noche
más linda del año porque El Hijo de Dios ha nacido!
Cocinar juntos
Hay hogares en donde la mesa es el centro de todas las fiestas, por lo que
mamá y papá (abuelos y abuelas también) ponen especial cuidado en la
preparación de los alimentos, la elección de los ingredientes y que todo esté
prolijamente puesto sobre la mesa. No está mal querer compartir una rica comida
en Nochebuena, pero en este aspecto los más pequeños, incluso los jóvenes,
quedan marginados. ¡Invítalos a participar de la cocina! Pueden hacer galletas de
Navidad, algo para el postre o incluso limpiar los vegetales para las ensaladas es
un buen comienzo para hacerlos parte de la fiesta en la cocina.
No voy a mentir, es difícil no dejamos llevar por tantas cosas novedosas que
salen: el árbol de 3 metros, los papa Noel que bailan… ¡cualquier cantidad de
cosas para atiborrar la casa de objetos que en enero no caben en ninguna parte!
¿Qué me dicen de las rabietas que tienen las personas en esta época cuando se
van de compras? Yo he sido testigo de peleas interminables en centros
comerciales, de personas con cara de puño haciendo una larga fila, de niños que
lloran y lloran desconsolados porque su madre no termina de hacer las compras,
de un tráfico insoportable por todas las calles y así puedo seguir con una lista
infinita de lo que sucede los días previos a la tan anhelada noche DE NAVIDAD
¡Llega la noche del 24 por fin! ¡qué emoción! Al árbol ya ni se le ve la estrella
de tantos regalos, los niños curiosean las tarjetas que dicen “de: pepito, para:
pepita”, los adultos ponen música para reventar la casa. Esa noche todos huelen
bien, se echan flores los unos a los otros, alardean de lo hermosa que tienen la
casa y ¡ni hablar de la cena! la comida que hay sobre la mesa alcanza para 100
personas cuando en realidad solo hay 25, pero, ¡es diciembre, tenemos derecho a
despilfarrar!
El reloj marca las 12, todos gritan y festejan, se abrazan, se besan, hay sollozos,
pólvora, salen a volar los corchos de las botellas. Todos se apuran a abrir los
regalos. No sé qué costumbres tengan ustedes en su país y en su hogar, en el mío
delegan a alguien para abrir los regalos, entonces mi abuela se sienta, coge un
regalo y dice: “del niño Dios para pepito” y todos hacen bulla y le piden que lo
destape y lo muestre. Empieza la parte divertida, todos fijan sus ojos en el rostro
de la persona que acaba de recibir el presente, algunas caras denotan alegría pura,
otras como en el video son una máscara, por un lado sonríe y por el otro llora.
¿Cómo se supone que vamos a poner cara de desdicha por el regalo que nos hizo
el tío con tanto cariño? Es horrible, simplemente detestamos el regalo, pero
¡vamos! Está prohibido ser sincero en ese instante, proseguimos con la actuación,
ponemos la mejor cara de que tenemos y damos las gracias.
El pesebre esta allí, con el Niño Dios, María y José, pero a nadie le importa,
nadie voltea a ver el pesebre, nadie ora, nadie levanta su mirada al cielo y
agradece al Padre por tanto. Pensemos por un momento ¿Qué le regalaremos
esta navidad a Jesús? ¿Qué le daremos al que dio la vida por
nosotros? Reflexionemos un poco, andamos atareados por estos días pensando
que le vamos a regalar a nuestros familiares o amigos, pero no pensamos en
ofrecerle a Dios todo aquello que llevamos en el corazón.
Muchas veces decimos: “sí es cierto, ¡que lástima!” pero nos quedamos de
brazos cruzados, entonces te propongo las siguientes opciones para que la noche
del 24 no te olvides de Dios:
El pesebre esta allí, con el Niño Dios, María y José, pero a nadie le importa,
nadie voltea a ver el pesebre, nadie ora, nadie levanta su mirada al cielo y
agradece al Padre por tanto. Pensemos por un momento ¿Qué le regalaremos
esta navidad a Jesús? ¿Qué le daremos al que dio la vida por
nosotros? Reflexionemos un poco, andamos atareados por estos días pensando
que le vamos a regalar a nuestros familiares o amigos, pero no pensamos en
ofrecerle a Dios todo aquello que llevamos en el corazón.
Muchas veces decimos: “sí es cierto, ¡que lástima!” pero nos quedamos de
brazos cruzados, entonces te propongo las siguientes opciones para que la noche
del 24 no te olvides de Dios:
1. Minutos antes de que el reloj marque las 12, proponle a tu familia hacer un
rato deoración. Si te tildan de ridículo, no hagas caso, anda tu solo a una
habitación o a un lugar apartado y ofrécele tu oración a Dios.
2. Reza el Santo Rosario ese día, ojala con toda tu familia, si nadie te quiere
acompañar hazlo tú solo y si te parece muy largo, no reces las 10 Ave marías, haz
solo 5 por cada misterio, pero ofrécelo con amor.
De dónde nace el apuro de María para salir al encuentro de Isabel? Este sería un
asunto de provechosa reflexión para nosotros en los días previos a la Navidad en
los que no pocas veces estamos apurados, apremiados por los preparativos para la
celebración. Estar apurado o hacer las cosas con prisa y resolución no tiene en sí
nada de malo. La dificultad se presenta cuando la premura se traduce en agitación
que no sólo arrebata la paz del corazón sino que hace que perdamos de vista lo
esencial. Imaginemos una mamá que para celebrar el cumpleaños de su hijo
decide prepararle una fiesta sorpresa. Se da por entero a la coordinación de los
mil y un preparativos: invitaciones, arreglos, música, comida, vajilla, etc., etc. Y
lo hace con mucha dedicación para que todo esté perfecto.Llega el día y con
él los invitados, la comida, la música. La fiesta es un éxito y todos están
contentos. Al día siguiente la madre no puede dejar de notar una cierta desazón
en su hijo y entre molesta y desilusionada le pregunta qué le pasa: ¿No te gustó la
fiesta? ¿Invité a alguien que no te cae bien? ¿No te gustó la comida? ¿Qué te
pasa? Después de sacarle algunos monosílabos como respuesta, la afligida mamá
se da cuenta de que entre tantos detalles que atender había olvidado de felicitar a
su hijo, abrazarlo, darle un beso y decirle “feliz cumpleaños”. Se le escapó lo
esencial, que era lo que de alguna manera le daba sentido a todo lo demás.
Eso nunca me pasaría a mí”. ¿Estás seguro?¿No nos pasa en cierto sentido lo
mismo que a la mamá del ejemplo cuando en la Navidad dejamos de lado lo
esencial por estar muy ocupados y preocupados por los mil y un detalles que esta
celebración implica? Lo esencial es Jesús. Esta es una de las grandes enseñanzas
de María. Su premura por ir a visitar y atender a Isabel nace del amor y no le
hace perder de vista lo esencial. Ella realmente ha creído en las palabras que Dios
le manifestó por medio del Ángel. Va al encuentro de su prima pero eso no le
hace perder de vista que lo más maravilloso que le puede compartir es la
Bendición de Dios que lleva en su seno. Por eso el encuentro con Isabel desborda
alegría, maravilla, exaltación. La fuente de la alegría es la criatura que porta en
su seno: Jesús. La fuente de su propia alegría y bienaventuranza es que ha creído,
que tiene fe. Por eso podemos decir que María es la primera discípula de su
propio Hijo.
¿Qué le podemos regalar a este Niño que es el Hijo de Dios? ¿Acaso le falta algo
a Él que es Dios? Aunque pueda parecer un atrevimiento, sí le podemos regalar
algo que Él no tiene: nuestra respuesta. Es tal vez la única cosa en el mundo que
le podemos regalar al Niño Jesús y que ciertamente va a alegrar su
corazón. Siendo Dios Todopoderoso ha dejado en nuestras manos el que
aceptemos el don del amor que nos ha venido a traer y aceptemos vivir en el
amor. Pensemos en algo concreto que nos haga vivir ese amor, “envolvámoslo”
con la firme y renovada intención de convertirnos más a Él y ofrezcámoselo al
Niño Dios como un humilde regalo en esta Nochebuena.
Dejarse llevar por las tendencias consumistas que nos prometen “lucirnos” con
“el mejor regalo”, puede cegar a muchos que quieren quedar como el amigo, el
tío o el papá más “cool”, llevándoles a comprar algo muy costoso… y muy
impersonal. Personalmente, aprecio mucho más un regalo pequeño, que refleje
que mis seres queridos realmente me conocen, entienden de mis gustos, están al
tanto de alguna necesidad mía, y por esto me regalan algo que podría no ser lo
más nuevo, lo más caro o moderno, pero que tiene un altísimo valor
sentimental.
Como dije no hay que caer en el consumismo y los regalos más valiosos son los
que no tienen precio. Sin embargo, no pierdas de vista que ¡es Navidad! Sean
regalos comprados o hechos en casa, grandes o pequeños, lo importante es que
sean memorables, que transmitan el cariño, la fe y todo ese cúmulo
de intangibles (sentimientos, recuerdos compartidos, promesas) que queremos
entregar.
Explotar tu talento
Todos tienen una habilidad especial de la cual pueden servirse para hacer un
regalo personalizado, íntimo, sentido. ¿Sabes dibujar?, ¿cantar?, ¿escribir?,
¿cocinar? Una buena idea puede ser entonces realizar una tarjeta, personalizar
algún objeto, escribir una carta, dedicar una canción, cocinar un pan dulce. Si no
estás familiarizado con ninguno de estos talentos, ¡tranquilo! Piensa qué tienes
que te haga único, y cómo eso lo puedes compartir con quienes te importan.
Llevar la fe
Alguna vez se te ocurrió que puedes regalar algo que, al mismo tiempo sirva
para compartir la fe? Por ejemplo: pienso en mi abuela que todos los años nos
regala a cada familia –es decir, a mis tíos y a mis papás– un librito que contiene
el Evangelio diario de todo el año comentado. Pero, si bien puede ser una buena
idea regalar algún libro de espiritualidad a alguien a quien quieras ayudar a
profundizar su fe, para llevar la fe a tus amigos no es necesario gastar.
Simplemente hablándoles del verdadero sentido de la Navidad, contándoles más
sobre lo que sucedió hace más de 2000 años en una pequeña ciudad, en un
pesebre de Belén, les estarás haciendo un regalo invaluable.
Dentro de pocos días llega Navidad y con ella un sin fin de cosas que hacer,
comprar, regalar, envolver y la lista no acaba… Nada de esto es malo en sí
mismo. Esto de dar regalos y hacer muchas cosas es parte de la vida y está bien.
Lo importante es estar prevenidos para que en medio de todo esto no perdamos el
sentido auténtico de la Navidad así que me parece que todos los artículos,
canciones o videos que nos ayuden a recordar cómo debe ser y cómo no debe ser
la Navidad nos ayudan a centrar la mirada en lo esencial.
En este sentido creo que este video puede aportar a que no caigamos en la lógica
consumista que con mucho humor, y al son de un villancico, nos recuerda esta
sencilla producción. Si te gusta y quieres compartirlo adelante, a veces estas
cosas sencillas ayudan mucho a tomar conciencia. Un abrazo para TODAS
NAVIDAD PARTE 6
Dentro de pocos días llega Navidad y con ella un sin fin de cosas que hacer,
comprar, regalar, envolver y la lista no acaba… Nada de esto es malo en sí
mismo. Esto de dar regalos y hacer muchas cosas es parte de la vida y está bien.
Lo importante es estar prevenidos para que en medio de todo esto no perdamos el
sentido auténtico de la Navidad así que me parece que todos los artículos,
canciones o videos que nos ayuden a recordar cómo debe ser y cómo no debe ser
la Navidad nos ayudan a centrar la mirada en lo esencial.
En este sentido creo que este video puede aportar a que no caigamos en la lógica
consumista que con mucho humor, y al son de un villancico, nos recuerda esta
sencilla producción. Si te gusta y quieres compartirlo adelante, a veces estas
cosas sencillas ayudan mucho a tomar conciencia. Un abrazo par
NAVIDAD PARTE 7
Por más que los creativos publicistas se rompan la cabeza buscando lindas frases
navideñas, nunca podrán comprender la grandeza del misterio que se encierra en
la venida de Dios al mundo. Para ello es necesario estar íntimamente ligados a la
fuente original de esta celebración, al protagonista de todo, y desde ahí
comprender un poco, y lograr explicar otro poco, este tremendo acontecimiento
que no vino solo a modificar el calendario, sino nuestras vidas.