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I. Planteamiento de la cuestión
Hasta el momento en este curso se ha estudiado propiamente dos cuestiones del ente
material: su cambio o movimiento; aquí se ha mencionado que si bien éste no es su
única característica, sí es la más universal y evidente. Por otra parte, también se han
atendido los grados de su suficiencia ontológica, y en ello se han señalado los dos
modos en que puede acontecer este tipo de ente –substancia y accidente- así como
algunas de sus principales características.
Ahora lo que toca es analizar la estructura metafísica básica del ente material. Así pues,
en este tema lo que interesa es comprender esa “estructura” ontológica general de dicho
ente. Para esto hay que recordar una serie de características generales de todo ente
material.
Ante estas características propias de todo ente material cabe preguntar: ¿qué es lo que
hace posible que este ente tenga dichas características?
Contestamos a la anterior pregunta señalando que dos principios del ente material son
los que hacen posible que éste comparta con otros entes un mismo modo de ser
específico y que el cambio substancial no sea una creación –cuando aparece como un
ente específico- ni una aniquilación –cuando deja de ser un ente específico. Esos dos
principios se llaman: la forma substancial, la cual explica –principal, pero no
únicamente- que todo ente material tenga un modo de ser específico; y la materia
prima, que a su vez da cuenta de que el cambio substancial no sea total creación o
aniquilación, pues este principio es el “sujeto” que permanece en todo cambio, aún en el
substancial mismo; así como también la materia prima explica por qué todo ente
material tiene posibilidades.
Estos dos principios, al darse en el ente material, conforman lo que ha sido llamado
desde antiguo la síntesis hilemórfica.
Cada uno de estos dos principios no es un ente, sino sólo en cuanto están unidos dan
lugar a un ente completo. Esta unidad sintética se le llama síntesis hilemórfica, ya que
en griego antiguo híle significaba materia y morfé, forma.
1
La síntesis hilemórfica es distinta a la de substancia-accidente porque ésta se refiere a
los grados de suficiencia ontológica del ente material, que sólo hay dos: lo que es en sí,
substancia, y lo que no es en sí sino sólo es en lo que es en sí, o sea, el accidente. La
síntesis hilemórfica, por su parte, da cuenta de gran parte de la estructura metafísica del
ente material.
Todo ente material, tiene una esencia; y se entiende por esencia –siguiendo a Tomás de
Aquino- “aquello que es significado por la definición de la cosa”1, y en la definición del
ente lo que es expresado es su modo de ser específico; por lo tanto, la esencia es el
modo de ser específico de un ente.
1
Acerca del ente y de la esencia, c. II, 7. EDIBESA, Bs. As., 2007, p. 35
2
ordena en la especie o en el género. En cambio, la materia ni es principio de
conocimiento, ni es según ella que algo se determina en su género o especie,
sino según el que algo está en acto. Y tampoco se puede decir que la forma
sola sea la esencia de la substancia compuesta, aunque algunos se empeñan
en afirmar esto”2.
V. De la materia prima.
Propiamente la materia prima no se puede definir, ya que sólo puede ser aprehendido
por el entendimiento, y posteriormente definido, lo que es; y esto le es ajeno a la materia
prima en tanto ella sólo “es” lo que puede ser. Es por esto que la materia prima, como
concepto, es una de las ideas más “oscuras” de la Metafísica aristotélica, pues no se
puede identificar propiamente con nada concreto.
No obstante, si bien la materia prima no puede ser definida, sí puede ser descrita. De
esta manera hace esto el Doctor Angélico:
2
Ídem.
3
De los principios de la naturaleza, c. 2. Aguilar, Bs. As., 1981, p. 33.
3
“disminuida” u “oscurecida” que implica el poder ser ;y en sentido es no ser; es decir,
no ser nada en acto. Así pues, la materia prima es, pero su modo de ser es potencial y
no actual. Por eso ella está entre el ser propiamente dicho (que es siempre en acto) y la
nada (que es negación absoluta de toda actualidad).
4
Cfr, De cœlo, A, X – XII.
5
Cfr. S. Th., I, q. 45, a. 4.
6
Ídem., I, q. 104, a. 4.
7
Cfr. De los principios de la naturaleza, c. 1, op. cit., p. 27.
8
Ídem., c.2, p. 34.
4
llegar a ser (potencia) eso que es. ¡Y es ahí donde el entendimiento aprehende la
materia prima!
En torno a esto señala el Aquinate: “Como toda definición y todo conocimiento lo es
por la forma, por ello la materia prima no puede conocerse o definirse por sí misma,
sino por el compuesto, de tal modo que se llama materia prima lo que de esta manera se
relaciona con todas las formas y privaciones, como el bronce con la estatua y lo
informe”9.
Así pues, puede decirse que la materia prima –en tanto potencia pura en el orden
material- es un “ser disminuido”, y por lo tanto tiene cierta inteligibilidad, ya que todo
lo que “es” es inteligible.
La nada, en cambio, en cuanto es negación absoluta de todo acto, es ininteligible y por
lo tanto impensable.
Toca ahora tratar el otro principio que constituye la esencia del ente material: la forma
substancial. Comenzamos describiéndola con palabras tanto de Aristóteles como de
Tomás de Aquino para, de ahí, hacer algunas observaciones sobre ella:
1. La forma substancial es el principio intrínseco del ente material por el que tiene
un determinado modo de ser.
Esto es, los entes materiales tienen un principio intrínseco que les da un modo de ser;
además también dicho principio le otorga a estos entes unidad (ser un ente concreto) y
organización que los delimita en un modo de ser específico. El principio que hace
posible lo anterior en el ente material es la forma substancial.
9
Ídem., p. 33.
10
Met., H, IV, 1029 b.
11
De los principios de la naturaleza, c. 1, op. cit., p. 28.
5
Ya anteriormente se ha descrito a la forma substancial “casi” como si fuera un sinónimo
de la esencia; esto es comprensible, en cierto modo, porque la esencia de un ente
procede principalmente de la forma substancial, pues gracias a ésta el ente material es
determinado como un ente específico, y no como otro diferente a sí mismo. No
obstante, también ya se ha mencionado que en los entes materiales existe otro principio,
imprescindible para constituir su modo de ser, el cual es la materia prima. La forma
substancial es acto de la materia prima, y ambas constituyen, en sentido estricto, la
esencia de los entes materiales.
El mismo Doctor Angélico señala esto y así lo menciona: “Esencia es aquello según lo
cual se dice que una cosa es, de donde conviene que la esencia por la cual la cosa es
llamada ente, no sea solamente forma ni tampoco sea solamente materia, sino una y
otra, aunque sólo la forma sea la causa de esta manera de estar existiendo según su
propio modo”12.
Así pues, la esencia del ente material está compuesta de dos principios: materia prima
(principio potencial) y forma substancial (principio actual). Siendo éste último el
principal especificador de la esencia de este ente, pero no el único, ya que a todo ente
material le es propio ser, de manera necesaria, potencial también en lo más radical de su
ser; tanto en su accidentalidad como en su substancialidad.
12
Acerca del ente y de la esencia, c. II, 9, op. cit., p. 39.
13
Cfr. S. Th., I, q. 75, a 2.
6
Para el Estagirita, la “ciencia” –entendida no en sentido moderno, sino antiguo-
propiamente se orienta a estudiar la forma substancial14. Por ejemplo, la matemática se
interesa por la forma substancial del número y la figura; la biología la forma substancial
del ser vivo, etc. Así la ciencia consiste en atender la forma substancial del ente sin
tener en cuenta la materia prima, pero no la niega.
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Bibliografía.
14
Cfr. Met., H, VII, 1031 a.
7