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3.4 El hilemorfismo.

I. Planteamiento de la cuestión

Hasta el momento en este curso se ha estudiado propiamente dos cuestiones del ente
material: su cambio o movimiento; aquí se ha mencionado que si bien éste no es su
única característica, sí es la más universal y evidente. Por otra parte, también se han
atendido los grados de su suficiencia ontológica, y en ello se han señalado los dos
modos en que puede acontecer este tipo de ente –substancia y accidente- así como
algunas de sus principales características.

Ahora lo que toca es analizar la estructura metafísica básica del ente material. Así pues,
en este tema lo que interesa es comprender esa “estructura” ontológica general de dicho
ente. Para esto hay que recordar una serie de características generales de todo ente
material.

A) Hay estructuras universales que se repiten en los individuos. El mundo no está


compuesto de puros individuos distintos: estos tienen rasgos comunes que
permiten las clasificaciones. Así pues, existen especies e individuos.
B) Los cambios substanciales suponen un elemento común que es el sustrato que
permanece en esos cambios: la materia prima. Si no fuera así los cambios
substanciales serían total creación y total aniquilación.

Ante estas características propias de todo ente material cabe preguntar: ¿qué es lo que
hace posible que este ente tenga dichas características?

Contestamos a la anterior pregunta señalando que dos principios del ente material son
los que hacen posible que éste comparta con otros entes un mismo modo de ser
específico y que el cambio substancial no sea una creación –cuando aparece como un
ente específico- ni una aniquilación –cuando deja de ser un ente específico. Esos dos
principios se llaman: la forma substancial, la cual explica –principal, pero no
únicamente- que todo ente material tenga un modo de ser específico; y la materia
prima, que a su vez da cuenta de que el cambio substancial no sea total creación o
aniquilación, pues este principio es el “sujeto” que permanece en todo cambio, aún en el
substancial mismo; así como también la materia prima explica por qué todo ente
material tiene posibilidades.

Estos dos principios, al darse en el ente material, conforman lo que ha sido llamado
desde antiguo la síntesis hilemórfica.

II. La síntesis hilemórfica.

Como ya se ha señalado materia prima y forma substancial son dos principios


complementarios en el ente material –no así en el espiritual- que constituyen
conjuntamente la estructura metafísica elemental del mencionado ente; y más
concretamente su esencia.

Cada uno de estos dos principios no es un ente, sino sólo en cuanto están unidos dan
lugar a un ente completo. Esta unidad sintética se le llama síntesis hilemórfica, ya que
en griego antiguo híle significaba materia y morfé, forma.

1
La síntesis hilemórfica es distinta a la de substancia-accidente porque ésta se refiere a
los grados de suficiencia ontológica del ente material, que sólo hay dos: lo que es en sí,
substancia, y lo que no es en sí sino sólo es en lo que es en sí, o sea, el accidente. La
síntesis hilemórfica, por su parte, da cuenta de gran parte de la estructura metafísica del
ente material.

III. Argumentos para sustentar la síntesis hilemórfica como real.

Los argumentos son básicamente dos:

1. Los cambios substanciales.


Así como el cambio accidental nos da a conocer la estructura substancia-accidentes
del ente material, del mismo modo el cambio substancial lleva a admitir la
composición de materia y forma. En efecto, la experiencia muestra que las cosas
sufren modificaciones profundas, padeciendo cambios que no sólo alteran
propiamente el modo de ser de los entes (esto es cambiar a un nivel accidental), sino
que ellos dejan de ser en sentido absoluto o llegan a ser, también de manera
substancial. No obstante, la experiencia muestra que estas modificaciones
substanciales no suponen creación ni aniquilación. Así es que, por ejemplo, el
hombre que muere ciertamente se destruye como hombre (pierde la forma
substancial del ser humano que era), pero no vuelve a la nada, sino que se
transforma en otra u otras substancias.

2. La multiplicidad de individuos de la misma especie.


Las estructuras esenciales de los entes son como “modelos comunes” que se
reproducen “en serie” en muchos individuos. Esto muestra que hay “formas” (en
sentido metafísico) que se actualizan de la misma manera en una pluralidad de
individuos.

IV. La esencia del ente material como resultado de la síntesis de materia y


forma.

Todo ente material, tiene una esencia; y se entiende por esencia –siguiendo a Tomás de
Aquino- “aquello que es significado por la definición de la cosa”1, y en la definición del
ente lo que es expresado es su modo de ser específico; por lo tanto, la esencia es el
modo de ser específico de un ente.

La esencia de los entes espirituales es simple, la conforma la pura forma substancial


pues, una vez creados, ya no tienen potencia alguna (a no ser la de ser aniquilados; un
absurdo por lo ya señalado en este curso). Sin embargo, en los entes materiales la
esencia es el resultado del compuesto de materia y forma. El Aquinate explica de esta
manera la necesaria composición hilemórfica de la esencia del ente material:

“En las substancias compuestas es manifiesta la materia y la forma, como el


alma y el cuerpo en el hombre. Pero no se puede decir que la esencia sea
solamente una de ellas. Que la materia sola no es la esencia de la cosa es
evidente, ya que la cosa por su propia esencia es también cognoscible y se

1
Acerca del ente y de la esencia, c. II, 7. EDIBESA, Bs. As., 2007, p. 35
2
ordena en la especie o en el género. En cambio, la materia ni es principio de
conocimiento, ni es según ella que algo se determina en su género o especie,
sino según el que algo está en acto. Y tampoco se puede decir que la forma
sola sea la esencia de la substancia compuesta, aunque algunos se empeñan
en afirmar esto”2.

Así pues, la esencia de los entes materiales es necesariamente compuesta de material


prima y forma substancial. A continuación se profundiza sobre estos dos principios que
metafísicamente conforman al ente material, y de manera más concreta, hay que decir, a
su esencia.

V. De la materia prima.

Propiamente la materia prima no se puede definir, ya que sólo puede ser aprehendido
por el entendimiento, y posteriormente definido, lo que es; y esto le es ajeno a la materia
prima en tanto ella sólo “es” lo que puede ser. Es por esto que la materia prima, como
concepto, es una de las ideas más “oscuras” de la Metafísica aristotélica, pues no se
puede identificar propiamente con nada concreto.

No obstante, si bien la materia prima no puede ser definida, sí puede ser descrita. De
esta manera hace esto el Doctor Angélico:

“[…] a la materia que se entiende sin alguna forma y privación,


pero sometida a la forma y privación, se le denomina materia
prima, ya que antes de ella no hay otra materia […]3”.

De esta definición resaltamos algunas características de la materia prima.

1. La materia prima es el sujeto primero del ente material.


Hay que decir que la materia prima tiene el carácter de sujeto o sustrato en cuanto es lo
último que permanece en todo cambio; aun en el substancial. Por lo tanto es “lo
primero” (de ahí lo de “prima”) con lo que metafísicamente “se hace” (y por esto
“materia”) un ente material.

2. La materia prima es pura potencia, completamente indeterminada.


La materia prima no es simplemente posibilidad (potencia) de recibir alguna forma
substancial, sino es potencia pura, esto es, carente de toda actualidad en sí misma. Si la
materia prima tuviera algún acto, sería ya una substancia, y otras formas substanciales
(como las formas de “agua”, “plata”, “hombre”) serían sólo formas accidentales “sobre”
la substancia que sería la materia prima actualizada.
Así pues, la materia prima no es algo que tiene potencia (“algo”, igual a realidad ya en
acto), sino que es potencia en sí misma.
Por lo tanto, la materia prima no es nada en acto pero lo es todo en potencia; dentro del
orden de lo material.

3. La materia prima es una capacidad real; no es negación ni una posibilidad


lógica.
El hecho de que esté privada de toda actualidad no significa que a la materia prima le
esté negada todo grado de realidad. La materia prima es real; eso sí, posee la realidad

2
Ídem.
3
De los principios de la naturaleza, c. 2. Aguilar, Bs. As., 1981, p. 33.
3
“disminuida” u “oscurecida” que implica el poder ser ;y en sentido es no ser; es decir,
no ser nada en acto. Así pues, la materia prima es, pero su modo de ser es potencial y
no actual. Por eso ella está entre el ser propiamente dicho (que es siempre en acto) y la
nada (que es negación absoluta de toda actualidad).

4. La materia prima es creada e incorruptible.


Para el Estagirita la materia prima es eterna, esto es, no tiene principio ni fin pues el
universo –que es la totalidad de los entes materiales compuestos de materia y forma- es
eterno4.
Santo Tomás, por su parte, afirmaba que la materia prima sería creada, pero no
previamente a los entes materiales sino formando parte de ellos al ser creados. Así, para
el Doctor Angélico la materia prima propiamente fue “concreada” con la forma
substancial, y los accidentes, pues Dios creó substancias materiales con esta
composición5. Además, también afirma el Aquinate, que sólo por aniquilación divina
podría desaparecer la materia prima. No obstante teniendo en cuenta que Dios es
bondadoso en grado perfecto, Él no aniquilaría a ningún ser, incluyendo al ser
potencial6.

5. La materia prima es totalmente pasiva.


La materia prima es pasividad pura pues consiste en pura capacidad receptiva. Es
principio de todo lo que un ente material puede padecer (esto en el orden accidental) o
llegar a ser otro entitativamente (y esto en el orden substancial).
A la materia prima ordenada a las posibilidades de ser en lo accidental el Aquinate
denomina in qua (literalmente, en la cual), y la dispuesta a las posibilidades de ser en lo
substancial, ex qua (que significa, desde la cual)7.
La materia prima, pues, no es principio de lo que un ente puede hacer (esta es la
potencia activa), sino sólo de lo que un ente puede padecer o llegar a ser otro.

6. La materia prima no es ni una ni múltiple.


Si la materia prima en sí misma no es acto, no puede ser ni una ni múltiple. La cantidad,
que da el uno y lo múltiple es resultado del accidente de cantidad que se da en acto en
un ente; y como ya se ha señalado, la materia prima carece de toda actualidad. Se dice
que es “una”, pues, no en lo cuantitativo, sino sólo en el sentido que no hay otra realidad
igual a ella.
Al respecto dice Tomás de Aquino: “Hay que saber también que la materia prima se
dice una numéricamente en todas las cosas. Pero una numéricamente se dice de dos
modos, esto es, lo que tiene una forma determinada en el número, como Sócrates. Mas
de esta manera no se dice que la materia prima sea una en número, si no tiene alguna
forma. Se dice, asimismo, que algo es uno en número si carece de disposiciones que
hacen definir numéricamente. Así, la materia prima se dice una numéricamente, porque
se comprende sin todas las disposiciones por las cuales hay diferencia numéricamente”8.

7. La materia prima se conoce en relación a la forma substancial.


Podemos decir que la potencia es un “ser disminuido” y por lo tanto tiene cierta
inteligibilidad, ya que todo lo que “es” es inteligible (pensable). Pero la materia prima,
si bien puede ser inteligida en tanto tiene cierto grado de realidad, no es captada por el
entendimiento de modo inmediato, ya que esa facultad humana capta, primera e
inmediatamente, lo que es (acto); y sólo a partid de esto puede comprender lo que puede

4
Cfr, De cœlo, A, X – XII.
5
Cfr. S. Th., I, q. 45, a. 4.
6
Ídem., I, q. 104, a. 4.
7
Cfr. De los principios de la naturaleza, c. 1, op. cit., p. 27.
8
Ídem., c.2, p. 34.
4
llegar a ser (potencia) eso que es. ¡Y es ahí donde el entendimiento aprehende la
materia prima!
En torno a esto señala el Aquinate: “Como toda definición y todo conocimiento lo es
por la forma, por ello la materia prima no puede conocerse o definirse por sí misma,
sino por el compuesto, de tal modo que se llama materia prima lo que de esta manera se
relaciona con todas las formas y privaciones, como el bronce con la estatua y lo
informe”9.
Así pues, puede decirse que la materia prima –en tanto potencia pura en el orden
material- es un “ser disminuido”, y por lo tanto tiene cierta inteligibilidad, ya que todo
lo que “es” es inteligible.
La nada, en cambio, en cuanto es negación absoluta de todo acto, es ininteligible y por
lo tanto impensable.

8. La materia prima no puede ser ni sentida ni cuantificada.


La materia prima no es ni sensible ni cuantificable, sólo es inteligible; no como realidad
actual sino potencial, por lo expuesto en el punto anterior.
Esto es así porque un ente, para ser cuantificado, metafísicamente requiere, primero, ser
actualizado por una forma substancial que le dé, en el ámbito de la forma, un modo de
ser específico; y después ser delimitado cuantitativamente (individuado), en acto, por el
accidente de la cantidad dimensiva. Y para ser sensible, además de los actos anteriores,
hay que añadir en acto una serie de accidentes de la cualidad. Lo que aquí se describe es
una sucesión metafísica, no cronológica.
Supuesto lo que precede, la materia prima no puede ser ni sentida ni cuantificada pues
requeriría ser en acto, y, como ya se mencionó, ella no es nada en acto pero lo es todo
en potencia.

VI. De la forma substancial.

Toca ahora tratar el otro principio que constituye la esencia del ente material: la forma
substancial. Comenzamos describiéndola con palabras tanto de Aristóteles como de
Tomás de Aquino para, de ahí, hacer algunas observaciones sobre ella:

“[…] la forma substancial es propiamente [el] ser


determinado”10.

“Así como todo lo que está en potencia puede llamarse materia,


así también todo aquello de lo que algo tiene el ser, ya
substancial, ya accidental, puede denominarse forma”11.

1. La forma substancial es el principio intrínseco del ente material por el que tiene
un determinado modo de ser.
Esto es, los entes materiales tienen un principio intrínseco que les da un modo de ser;
además también dicho principio le otorga a estos entes unidad (ser un ente concreto) y
organización que los delimita en un modo de ser específico. El principio que hace
posible lo anterior en el ente material es la forma substancial.

2. La forma substancial es el un principio por el cual un ente material


principalmente, pero no exclusivamente, tiene una determinada esencia.

9
Ídem., p. 33.
10
Met., H, IV, 1029 b.
11
De los principios de la naturaleza, c. 1, op. cit., p. 28.
5
Ya anteriormente se ha descrito a la forma substancial “casi” como si fuera un sinónimo
de la esencia; esto es comprensible, en cierto modo, porque la esencia de un ente
procede principalmente de la forma substancial, pues gracias a ésta el ente material es
determinado como un ente específico, y no como otro diferente a sí mismo. No
obstante, también ya se ha mencionado que en los entes materiales existe otro principio,
imprescindible para constituir su modo de ser, el cual es la materia prima. La forma
substancial es acto de la materia prima, y ambas constituyen, en sentido estricto, la
esencia de los entes materiales.
El mismo Doctor Angélico señala esto y así lo menciona: “Esencia es aquello según lo
cual se dice que una cosa es, de donde conviene que la esencia por la cual la cosa es
llamada ente, no sea solamente forma ni tampoco sea solamente materia, sino una y
otra, aunque sólo la forma sea la causa de esta manera de estar existiendo según su
propio modo”12.
Así pues, la esencia del ente material está compuesta de dos principios: materia prima
(principio potencial) y forma substancial (principio actual). Siendo éste último el
principal especificador de la esencia de este ente, pero no el único, ya que a todo ente
material le es propio ser, de manera necesaria, potencial también en lo más radical de su
ser; tanto en su accidentalidad como en su substancialidad.

3. La forma substancial da realidad a la materia prima.


No en el sentido de crearla, sino de hacerla “visible” metafísicamente. Esto es así
porque sólo puede tener posibilidades –materia prima en el orden material- lo que es –
forma substancial en el mencionado orden. Lo que tiene ausencia absoluta de ser –la
nada- no tiene ninguna posibilidad…, a no ser que se dé la creación, la cual
metafísicamente significa sacar el ser de la nada misma. Pero esto sólo se podría hacerse
con un poder infinito, lo cual sólo puede atribuírsele a un Ser infinito, ya que un atributo
no puede ser mayor que su atribuido.

4. La forma substancial es principio de operación del ente.


El modo de obrar que realice un ente material –y en específico una substancia de este
orden- depende del modo de ser que se tenga. Por lo tanto, la forma substancial es
principio de operación del ente material. Por eso dice Tomás de Aquino: “algo obra
según lo que es” (operari seaquitur esse)”13.

5. La forma substancial es principio de unidad del ente material.


Un ente con una forma substancial no puede tener otra al mismo tiempo; ello sería
metafísicamente contradictorio pues no se puede ser y no ser el mismo ente al mismo
tiempo; habría una contradicción en la esencia. En los compuestos materiales, como el
agua, la forma substancial de sus elementos (hidrógeno y oxígeno) permanecen
virtualmente como tales, pero no formalmente. Estas formas substanciales que se
encuentran en los entes materiales, que son uno pero compuestos, vuelven a estar en
acto cuando se da la corrupción en el ente compuesto.

6. La forma substancial es principio de inteligibilidad del ente material.


El entendimiento humano busca conocer lo que las cosas son. Por lo tanto, propiamente
el entendimiento va tras la forma substancial, ya que ella es –como ya se ha dicho- el
principal principio de la esencia –pero no el único- por el que ésta determina en un
específico el modo de ser al ente material.

12
Acerca del ente y de la esencia, c. II, 9, op. cit., p. 39.
13
Cfr. S. Th., I, q. 75, a 2.
6
Para el Estagirita, la “ciencia” –entendida no en sentido moderno, sino antiguo-
propiamente se orienta a estudiar la forma substancial14. Por ejemplo, la matemática se
interesa por la forma substancial del número y la figura; la biología la forma substancial
del ser vivo, etc. Así la ciencia consiste en atender la forma substancial del ente sin
tener en cuenta la materia prima, pero no la niega.
_________________________________________

Bibliografía.

ARISTÓTELES, Del cielo, en Obras, Aguilar, Madrid, 1977.


_____, Metafísica; en Obras, Aguilar, Madrid, 1977.
ARTIGAS, M.-SANGUINETTI, J.J., Filosofía de la naturaleza, EUNSA, Pamplona,
1993.
DE AQUINO, T., Acerca del ente y de la esencia, EDIBESA, Bs. As., 2007
_____, De los principios de la naturaleza, Aguilar, Bs. As, 1981.
_____, Suma de Teología, 5 vols, BAC, Madrid, 2001.
GARCÍA ÁLVAREZ, J., Apuntes de Filosofía de la naturaleza, CEFTA, León, Gto.,
1999.

14
Cfr. Met., H, VII, 1031 a.
7

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