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LA IDEOLOGÍA-RSM

Para la corriente de la Ilustración bautizada por Napoleón como «ideólogos», véase Sociedad de
Auteuil.

En ciencias sociales, una ideología es un conjunto normativo de emociones, ideas y creencias


colectivas que son compatibles entre sí y están especialmente referidas a la conducta social
humana. Las ideologías describen y postulan modos de actuar sobre la realidad colectiva, ya sea
sobre el sistema general de la sociedad o en uno o varios de sus sistemas específicos, como son el
económico, social, científico-tecnológico, político, cultural, moral, religioso, medioambiental u
otros relacionados al bien común.

Las ideologías suelen constar de dos componentes: una representación del sistema, y un programa
de acción. La representación proporciona un punto de vista propio y particular sobre la realidad
vigente, observándola desde una determinada perspectiva compuesta por emociones,
percepciones, creencias, ideas y razonamientos, a partir del cual se le analiza y compara con un
sistema real o ideal alternativo, finalizando en un conjunto de juicios críticos y de valor1 que
plantean un punto de vista superior a la realidad vigente. El programa de acción tiene como
objetivo acercar en lo posible el sistema real existente al sistema ideal pretendido.

Por su receptividad frente al cambio, hay ideologías que pretenden la conservación del sistema —
conservadoras—, su transformación radical y súbita —revolucionarias—, el cambio gradual —
reformistas—, o la readopción de un sistema previamente existente —restaurativas—.

Por su origen, alcance y propósito, las ideologías pueden desarrollarse gradualmente a través de la
observación, el diálogo, el ajuste mutuo y el consenso sobre lo que es considerado socialmente
correcto, desviado o dañino, o bien ser impuestas (incluso por medio de la violencia) por un grupo
dominante especialmente interesado en generar influencia, conducción o control colectivo, sin
distinción si éste es un grupo social, una institución, o un movimiento político, social, religioso o
cultural o si su propósito se centra en promover el bien común o un interés particular.

El concepto de ideología se diferencia del de cosmovisión (Weltanschauung) en que éste se


proyecta a una civilización o sociedad entera, en cuyo caso está relacionado con el concepto de
ideología dominante, cuando esta abarca todos los sistemas específicos de la sociedad y es
compartida por una amplia mayoría de la población. Por su naturaleza colectiva, el concepto rara
vez se restringe al modo de pensar de un individuo aislado o particular.

Índice
1 Origen del término

2 Sociología e ideología

3 El origen de las ideologías

4 Concepto marxista de ideología

4.1 La ideología como crítica totalitaria

5 El siglo de las ideologías

5.1 El pensamiento débil

6 Uso despectivo del término

6.1 Egoísmo grupal

6.2 Dogmatismo y totalitarismo

7 Véase también

8 Referencias

9 Bibliografía

10 Enlaces externos

Origen del término

El término ideología fue formulado por Destutt de Tracy (Mémoire sur la faculté de penser, 1796),
y originalmente denominaba la ciencia que estudia las ideas, su carácter, origen y las leyes que las
rigen, así como las relaciones con los signos que las expresan.

Medio siglo más tarde, el concepto acoge su sentido final (actualmente vigente) al asociarse con
una perspectiva epistemológica, fundada por Karl Marx y Friedrich Engels en su obra La ideología
alemana (1845-1846), para quienes la ideología es el conjunto de principios que explican el mundo
en cada sociedad en función de sus modos de producción, relacionando los conocimientos
prácticos necesarios para la vida con el sistema de relaciones sociales; la relación con la realidad es
tan importante mantener esas relaciones sociales, y en los sistemas sociales en los que se da
alguna clase de explotación, evitar que los oprimidos perciban su estado de opresión. En su
célebre prólogo a su libro Contribución a la crítica de la economía política Marx dice:

[...] El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la


base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el
proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que
determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.2
Sociología e ideología

Hablamos de ideología cuando una idea o conjunto de ideas determinadas interpretadoras de lo


real son consideradas como verdaderas y son ampliamente compartidas conscientemente por un
grupo social en una sociedad determinada.

Tales ideas se convierten en un rasgo fuertemente identitario, de forma similar a la religión, la


nación, la clase social, el sexo, partido político, club social, etc. y se forman tanto en grupos
pequeños y cerrados como las sectas o grupos mayores y abiertos como partidarios de un equipo
de fútbol...

Exteriormente se ha asociado con mayor fuerza a la política, donde el clientelismo de los partidos
impone unos intereses estrechos y cerrados. En su desarrollo lleva a que el comportamiento
individual pueda derivar en una continuada falsa creencia, en un falso pensamiento y de ahí a una
falsa práctica social. Además interiormente, los miembros del grupo ideológico admiten o no que
determinado individuo pertenezca al grupo según comparta o no ciertos presupuestos comunes
de pensamientos básicos.

La ideología interviene y justifica dirigiendo los actos personales o colectivos de los grupos o clases
sociales, a cuyos intereses sirve. Pretende explicar la realidad de una forma asumible y
tranquilizadora, pero sin crítica, funcionando sólo por consignas y lemas.

Ahora bien lo que ocasiona son falsas creencias que mantienen la interpretación o justificación
previa tal como estaba en el imaginario individual y colectivo, independientemente de las
circunstancias reales. Por ello suelen acabar produciendo una separación entre las ideas y su
práctica en la realidad, difícilmente asumible.

Del estudio de la ideología se encarga la sociología del conocimiento, cuyo presupuesto básico es
la tendencia humana a falsear la realidad en función del interés. Sigue el interés propio en las
maneras de ver el mundo en el grupo social al que se pertenece; maneras que varían socialmente
de un grupo humano a otro y dentro de sectores diferentes de la misma sociedad.

Interviene sobre el interés personal y cohesiona el grupo donde se asienta, porque construye una
identidad ficticia como forma de vivir y valorar una realidad construida al margen de ella misma.
De ahí que en la mayoría de los casos lleve a una superposición de discursos según el grado de
realidad y a la construcción de utopías.
En el terreno político, y en casos extremos, acarrea la mentira repetida, la mendacidad. En general
se observa que fácilmente se pasa por un interés desmedido, centrado en la falsa conciencia, hacia
la imagen o forma de la idea de la vida interpretada solamente en función de esas ideas, en
definitiva, hacia una ideología que tiende al totalitarismo.

El origen de las ideologías

El origen de la mayoría de las ideologías se encuentra en una corriente filosófica cuando asume
una versión muy simplificada y distorsionada, por falsa creencia, de la filosofía original. En este
sentido se produce, de forma general, un carácter insincero, cuando un pensamiento original se
convierte en «....ismo» (Platón → platonismo; Marx → marxismo; capital → capitalismo; anarquía
→ anarquismo; etc.).

Su origen se sitúa en el personal, de acuerdo con las necesidades que sustentan socialmente un
determinado pensamiento. Se separa y disocia de la realidad, porque la manipula en forma de
propio interés.

Los primeros filósofos que estudiaron la «ideología», los psicologistas franceses (Condillac,
Cabanis, Destutt de Tracy), situaron esa necesidad en el «yo interior», interpretado de diversas
formas (psicologismo y psicofisiologismo). El sujeto se opone a lo exterior, que se da como suceso,
puesto que requiere la reflexión individual. Estos filósofos franceses pretendían estructurar una
teoría sobre el materialismo primitivo de las sensaciones y de ahí su derivación en emociones,
pasiones y sentimientos. De manera que del hecho, del suceso o del acontecimiento exteriores se
pasa psicológicamente a la manera interior de captar las cosas y apreciar estas categorías de la
psicología personal.

Más tarde el compromiso político de filósofos sociales (socialistas utópicos, Saint-Simon, Fourier,
Proudhon) situó el interés en las necesidades de la vida social. El vuelco que protagonizó al
extenderse al ámbito de la sociedad fue considerable. Del interés del individuo se pasó al interés
del grupo. Esto provocó que se acuñase el calificativo de «doctrinarios» para referirse a los
«ideólogos» en su enfrentamiento con el poder, lo que confirió a la palabra un sentido peyorativo
que a día de hoy no ha perdido.

Después del psicologismo de los franceses, se pasó, primeramente, a las formas filosóficas propias
y, posteriormente, a las relaciones económicas. El sentido más elaborado de ideología, en el
primer sentido, es el de Hegel y, en el segundo, de Marx.
Se consideró la ideología como una «escisión de la conciencia», que produce la alienación, bien
sea ésta considerada como meramente dialéctica del pensamiento, en el idealismo de Hegel o
dialéctica material en el materialismo de Marx.

En el siglo XX, la ideología es considerada como problema de comunicación social. Para los
frankfurtianos, de manera especial para Habermas, la ideología expresa la violencia de la
dominación que distorsiona la comunicación. Este habla de la relación entre el conocimiento y el
interés. Esto produce una distorsión que es consecuencia de una razón instrumental, como
conocimiento interesado, y que es la responsable de la ciencia y la tecnología falsas como ejes de
la dominación social. Es pues necesaria una hermenéutica de la emancipación y liberación. De la
misma forma, Marcuse subraya este hecho en el seno de las clases sociales, en particular
políticamente dentro de los partidos y sindicatos.

Karl Mannheim y Max Scheler enmarcan la ideología en el marco de la sociología del saber. El
saber enmarcado dentro de la dominación política genera tal cúmulo de intereses que configura la
cosmovisión de los grupos sociales. No hay posibilidad de escapar a una ideología bien construida.
Todo gira a su alrededor. Mannheim distingue entre ideología parcial, de tipo psicológico, e
ideología total, de tipo social.

Sartre, por su parte, introduce una idea de «ideología» completamente diferente. Para Sartre la
ideología es fruto de un pensador «creador», capaz de generar un modo de ver la realidad.3

Por otro lado, Willard van Orman Quine trata la relación entre los objetos exteriores, de ahí fuera,
y los sujetos interiores, de ahí dentro. En otros términos, liga la ideología a un modo razonado de
considerar la ontología.4

A finales del siglo XX, sin embargo, se entra en una época de infravaloración de lo ideológico, de la
mano de las ideologías conservadoras, de forma que algunos han proclamado el ocaso de los
ídolos, como "El fin de las ideologías".5 incluso proclamado el triunfo del pensamiento único y el
"fin de la historia" o el "choque de civilizaciones".6

La ideología como falsa creencia debe estudiarse en términos de su lógica degradada, más que en
la filosofía de la que se deriva. Sin embargo, es difícil comprender cuándo y en qué términos una
filosofía pasa a ser ideología. Max Weber afirma que las filosofías se seleccionan primero para ser
ideologías después, pero no explica, cuándo, cómo y por qué. Lo que sí po

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