Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
FORMATO PARA LAS HORAS DE GUARDIA DEL MARTES 7 DE MARZO DEL 2017
CANTO
Yo creo Jesús mío que estas en el altar,
oculto en la Hostia te vengo a adorar.
Adoro en la Hostia, el cuerpo de Jesús,
en el vino, la sangre, que dio en la cruz.
CANTO
Por amor al hombre moriste en una cruz,
y al cáliz bajaste por nuestra salud.
Jesús Rey del Cielo, que estás en el altar,
tu Cuerpo, tu Sangre, nos das sin cesar.
CANTO
Espero Jesús mío, en tu suma bondad,
poder recibirte con fe y caridad.
Entre su ovejas está el Buen Pastor,
en vela continua lo tiene el amor.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre
todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Mas no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven a lo menos Espiritualmente a mi corazón.
(Pausa en silencio para adoración)
Y Como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno enteramente a TI. No permitas, Señor, que
me separe de Ti Amén.
CANTO
Bendito, bendito, bendito sea Dios,
los ángeles cantan y alaban a Dios.
2 Bendito, bendito, bendito sea Dios,
Los ángeles cantan y alaban a Dios
CONTINUAMOS DE RODILLAS
ACTO DE PREPARACION
EL QUE DIRIGE: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
TODOS: Amen.
TODOS: Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser tu quien eres y porque
te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Quiero y propongo
firmemente enmendarme y confesarme a su tiempo .Ofrezco cuanto bueno hiciere en satisfacción
de mis pecados. Confió en tu bondad y misericordia, que me perdonarás y me darás gracia para
nunca más pecar. AMEN
Padre bueno y misericordioso te ofrecemos este tiempo en tu Presencia para reparar tu Corazón
Santísimo por todos los sacrilegios que se cometen en todo el mundo, permítenos alimentarnos de
los bienes eternos, del gozo de tu Amor; que sea tu Palabra quien nos ilumine y transforme.
En este tiempo de Cuaresma que estamos viviendo, Señor, mira con amor a tu familia y a
los que moderan su cuerpo con la penitencia, aviva en su espíritu el deseo de poseerte y de
reconocerte siempre como Padre. Por nuestro Señor Jesucristo tu hijo que contigo vive y reina en
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos amen.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho,
como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar, serán escuchados. No los
imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes, pues, oren
así:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre
celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes
sus faltas”.
LECTOR: ¿Qué hace Jesús en el Sagrario? ¿Tenemos curiosidad por saberlo?… Unas palabras de la
carta a los Hebreos nos lo dicen con elocuencia conmovedora: “Por eso, Jesús puede
perpetuamente salvar a los que por su medio se acercan a Dios, ya que está siempre vivo para
interceder por ellos” (Hebreos 7,22-25).
Es decir, el Jesús del Sagrario, que es el mismo que el del Cielo y hace aquí lo mismo que allí, está
siempre rogando por nosotros hasta que consigamos nuestra salvación definitiva.
Le repite al Padre lo del Cenáculo: “Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado”. “Te
ruego por todos los que creen en mí”. “Padre, yo deseo que todos estos que tú me has dado estén
conmigo, donde esté yo, para que contemplen la gloria que me has dado”. “Les he dado a conocer
quién eres, y continuaré dándote a conocer, para que el amor con que me amaste, pueda estar
también en ellos, y yo mismo esté también en ellos” (Juan 17,11-26).
Este Jesús del Cielo y del Sagrario, que así ruega por nosotros, tiene derecho a exigirnos la
oración por nosotros mismos, a fin de que nuestra oración, unida a la suya, sea nuestra salvación.
La oración de alabanza, que a Jesús no se le caía de los labios, y que nos enseñó a nosotros:
“¡Santificado, glorificado sea tu nombre!”… La oración de gratitud, después de tanto beneficio, que
no nos tenga que decir: “¿Nadie ha vuelto a dar gracias a Dios, sino este
samaritano?” (Lucas 17,17)… La oración de perdón: “Perdónanos nuestras ofensas”… Finalmente,
la de súplica: “Danos hoy nuestro pan de cada día”… Jesús, Sacerdote nuestro, ora incesantemente,
y nos dice con insistente seriedad: “Es necesario orar siempre sin desfallecer nunca” (Lucas 18,1).
Insistencia, la de Jesús, que arrancó a uno de los discípulos la petición bellísima: “Señor, enséñanos
a orar”. El Jesús del Sagrario está atento a nuestra oración. Pero, tanto o más que escucharnos,
quiere orar con nosotros al Padre. ¿Le ayudamos?…
NOS PONEMOS DE PIE
CANTO EUCARISTICO
Reflexión:
Basta decir "Padre"
Un hijo tiene "algo" que su padre no puede resistir, sin poder explicar bien por qué. Así es esto de
ser padre. A Dios también le pasa. Cristo nos pasó el secreto, al enseñarnos a orar, empezando con
esa palabra mágica que lo puede todo, si la decimos con el corazón: "Padre". No importa cuántas
palabras digamos. Tampoco si las frases tienen sentido o belleza literaria. Lo que a El le importa es
que somos nosotros, sus hijos, quienes nos dirigimos a Él.
Un "Padre nuestro", rezado como un acto de amor y de entrega, arranca de Dios aquello que más
necesitamos. Cada una de sus palabras puede ayudarnos a hacer una nueva oración, pues
contiene las verdades más profundas de nuestra fe. Que Él es nuestro Padre; y de ahí se deriva
que nos ama, que nos escucha, que nos cuida, que nos espera en el cielo. Que nuestra vida tiene
sentido en buscar su gloria, en instaurar su Reino en el mundo, en cumplir su voluntad. Que nos
cuida de los peligros y nos da el alimento y la fuerza espiritual que necesitamos para recorrer el
camino hacia ÉL.
4
Quizás desde muy pequeños venimos repitiendo, con mayor o menor devoción, la gran oración del
cristiano. Pero sin duda, cada vez que lo hacemos, Dios "interrumpe todas sus ocupaciones" para
escucharnos y atendernos como el mejor de los padres.
ORACION
EL QUE DIRIGE: Mi Señor Jesucristo, Tú fuiste el hombre de más oración que ha existido. Tú no
podías pasar un rato, sin hablar con el Padre. Habías de desahogarte con Él. Eras su Hijo, el amado,
y no hubieras podido prescindir de la oración jamás. Sumo Sacerdote nuestro, Tú debías redimir al
mundo, y rogabas y ruegas continuamente por nuestra salvación. Haz de cada uno de nosotros,
Señor, un alma de oración. Que nunca dejemos de ir a tu Sagrario para adorar contigo al Padre, y
que nuestra oración ayude a la salvación nuestra y de nuestros hermanos.
ACLAMACIONES
TODOS: que estuviste siempre en oración con Jesús, por tu trato continuo con él, pues tu hablar con
Él era siempre una amorosa oración; Enséñanos a orar, y haz que oremos siempre. Atrae sobre
nosotros el Espíritu Santo que, como a ti, nos mantenga en oración continua y fervorosa.
La oración es la respiración del alma: Es la ocupación más grande del día, la más importante, la más
necesaria. Jesús me da ejemplo admirable: su misma vida, es el modelo máximo que puedo
encontrar…preguntémonos ¿Hago yo de la oración, el respirar de mi espíritu? ¿Me esfuerzo en
avanzar cada día por el camino de la oración? ¿Tengo el convencimiento profundo de que la
oración es la ocupación máxima, la primerísima a que debo dedicarme? ¿Y me doy cuenta de que
la oración, que puedo practicar en todo lugar, tiene su puesto más privilegiado en la presencia del
Señor Sacramentado?…
CANTO EUCARISTICO
PRECES DE PIE
LECTOR: Sabiendo que el Padre nos escucha siempre, porque nuestra oración está acompañada por
Jesús e impulsada por el Espíritu Santo, le decimos:
TODOS: Señor Dios nuestro, bendecimos tu santo Nombre.
LECTOR: Para que el mundo sepa que en el Cielo hay un Padre que vela por todos, le pedimos al
Señor:
TODOS: que crezcan los grupos de adoración nocturna, como testimonio para todos los hombres,
de la importancia que tiene el acudir siempre a Dios.
LECTOR: Para que los niños aprendan desde las rodillas de sus madres, la importancia de la oración,
le pedimos al Señor:
TODOS: que los niños y los jóvenes, junto con el estudio, recen siempre, como tarea principal de sus
años de formación.
LECTOR: Concédenos escuchar con más frecuencia tu palabra en este tiempo cuaresmal,
TODOS: para que en la gran solemnidad que se avecina nos unamos con mayor fervor a Cristo,
nuestra Pascua.
LECTOR: Perdona, Señor, todos nuestros pecados y dirige nuestra vida por el camino de la sencillez
y de la santidad.
6 TODOS: para que seamos verdaderos adoradores en Espíritu y Verdad
PADRE NUESTRO
CANTADO
EL QUE DIRIGE: Señor Sacramentado, que oras siempre como Sumo Sacerdote nuestro, infúndenos
el espíritu de oración; danos ganas de orar, sobre todo, en tu presencia y contigo para que en estas
prácticas de la cuaresma, dispongamos nuestros corazones, para que celebremos dignamente tu
misterio Pascual y se extienda por todas partes el anuncio de tu salvación. Así nuestra vida entera
será, como la tuya, una adoración continua al Padre en el Espíritu Santo, y un orar como Tú y contigo
por la salvación del mundo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
PODEMOS SENTARNOS
MEDITACIÓN (Silencio)
VOZ DE JESÚS
Amigos míos: Aquí tienen el Corazón que los ama más allá de los abatimientos de Belén y Nazaret.
Más allá de la crucifixión del cuerpo y del alma del Calvario. Este es el corazón que les ha amado
hasta el extremo limite, hasta la sublime locura que me tiene encadenado para siempre en el
calabozo del calvario; aquí, en la Hostia, agoté mi inagotable caridad.
Acérquense ustedes, los tristes, los desengañados, los heridos en el propio hogar, los azotados por
la injusticia, los despedazados por la muerte o la desgracia. Acérquense ustedes, los desheredados
de la dicha, los que arrastran un alma en jirones, los que han saboreado el cáliz de todos los duelos.
Acudan todos, vengan y vean que el torrente de sus desventuras no es sino una lágrima, apenas
una, del océano que ha vertido su Dios en este calabozo.
Aquí se me olvida, como jamás olvidaron los más desleales de los amigos.
Soy tu Dios. Y tú, una criatura pecadora; para ti me quedé para siempre en la Eucaristía.
Desde este Tabernáculo, contemplo la caravana inmensa, los millares de redimidos con mi sangre.
ORACIÓN
Creemos en ti Señor, pero ayúdanos a creer con firmeza, esperamos en ti, pero ayúdanos a esperar
sin desconfianza, te amos, Señor, pero ayúdanos a demostrarte que te queremos, estamos
arrepentidos, pero ayúdanos a no volver a ofenderte.