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DESARROLLO

SISTEMA TRIBUTARIO VENEZOLANO

Evolución Historia
La evolución y desarrollo del sistema tributario venezolano, se encuentra
desarrollada en cinco etapas de la historia de Venezuela, para así comprender el
contexto legal-tributario que vivimos

Comienza desde la época de la Colonia en 1492 hasta 1830.


Las características de los tributos eran fijadas por España. Dentro de las
instituciones que los regían tenemos la Real Hacienda en los siglos XVII – XVIII, la
Compañía Guipuzcoana en el siglo XVIII, y la Intendencia de Ejercito, que viene a
poner orden en la administración de la provincia de Caracas, instaurada en el siglo
XVIII.
Entre las medidas fiscales que impusieron durante éste período se encuentran:
El tributo real: Fue el más importante ya que era la suma que los indios y negros
libertos debían pagar a la corona.
Alcabala: muy productivo. Era el impuesto que pagaba todo comerciante y todo
negociante de bienes raíces, se pagaba también al transporte mercancías de una ciudad
a otra. Se recaudaba por conceptos de ventas de tierras 5% y reventas de bienes mueble
o inmuebles (1,4% que era cobrado a la entrada y salida de los puertos).
Almojarifazgo: Fue uno de los más productivos. Los pagaban en los puertos los
comerciantes que importaban y exportaban mercancías y se recaudaban entre el 2% y
el 15%.
El Impuesto de Armada o de Avería: Era lo que se pagaba por la introducción de
mercancía de ultramar. Estaba destinado al mantenimiento de los puertos y las
fortificaciones (1% para el comercio de España y 3% para el comercio con colonias
extranjeras).
Composiciones: Se recaudaba por concepto de obtención de títulos de propiedad de
la tierra.
Novenos Reales: Producción agropecuaria se recolectaba dos novenas partes del
Diezmo.
Papel sellado: Lo que se pagaba para poder utilizar en las actividades judiciales
papel con sellos reales y su tasa variaba de acuerdo con la importancia del documento.
Derecho a la Pulpería: Lo que pagaban los dueños de estos establecimientos para la
autorización comercial (30, 40 pesos).
Estanco y Tafia: Se recaudaban impuestos por comercialización de tabaco, naipes,
aguardiente, galleras, ventas de guarapos.

Comienza en 1980 con la disolución de la Gran Colombia y el inicio de Venezuela


como república independiente con la presidencia de José Antonio Páez.
Se crean nuevos tributos, con la intención de estimular la economía de los primeros
años, en especial aquellos relacionados con la exportación del café, cacao y añil.
Los ingresos del Estado, provenientes en su mayoría de los impuestos de aduana,
bajaron con la caída de las exportaciones. Lo cual permitió en ésta etapa la creación de
los siguientes impuestos: Los impuestos aduaneros, Impuestos sobre licores, Registro
público, Sucesiones y Herencias, Ingresos por estampillas, Patentes de comercio,
Contribuciones especiales. A finales de éste periodo, en el gobierno de Antonio
Guzmán Blanco, se promulgó el Código de Hacienda.

En el Periodo de 1917 a 1943. A pesar del conocimiento de la existencia de petróleo


en Venezuela desde hacía siglos, este recurso cobró real trascendencia con la llegada
del siglo XX . El entonces presidente Cipriano Castro aprobó un nuevo Código de
Minas para la Nación el 23 de enero de 1904, estableciendo así un principio que
marcaría dramáticamente el curso de la industria petrolera hasta su nacionalización en
1976. En 1905 Cipriano Castro Promulgó la Ley de Minas, que se refería a las minas
de asfalto, nafta, petróleo, betún, ozoquerita o cera minera. Esta ley establecía un
impuesto anual de 2 bolívares por hectárea a las empresas explotadoras, más 4 bolívares
de regalía por tonelada exportada.
Desde el año 1917, se produjeron desajustes en la aplicación de los tributos, por la
presencia del petróleo, convirtiéndose en la primera fuente de recursos fiscales para el
Estado y la industria más importante del país, a pesar de que hasta 1943 aportó recursos
insuficientes, debido a que sólo estaba gravada por la Ley de Minas y su aporte era tan
sólo del 4,5% sobre la producción petrolera, es decir, no existía ninguna Ley que
pechara la industria petrolera.
En el año 1936, el Ministro de Hacienda Dr. Alberto Adriani, introdujo ante el
congreso tres proyectos de Leyes de Impuesto sobre la Renta, debido a que existía la
necesidad de crear un tributo directo mediante el cual se obtendrían recursos para
satisfacer las necesidades de salubridad, educación, vías de comunicación, entre otros,
pero a pesar de todos los esfuerzos por transformar el sistema fiscal, no fueron
aprobados.
En 1942, estando en el gobierno Eliazar López Contreras, se presentó ante el
congreso un proyecto de la Ley de Impuesto sobre la Renta, el cual se caracterizaba
por ser un resumen de los tres proyectos anteriores, siendo sancionado ese año y
entrando en vigencia el 1º de enero de 1943, gravando la industria petrolera y demás
actividades rentísticas del país.
Esta Ley fue creada mediante el sistema mixto que se caracterizaba por presentar
una tarifa proporcional, seguido de otro de carácter global, de tarifa progresiva, que
tenía carácter complementario, y estuvo vigente hasta el 16 de diciembre de 1966.[2]
En 1943 Medina Angarita promulgó una nueva Ley de Hidrocarburos, la cual
ofrecía al país obtener mayor beneficio económico de la actividad petrolera, por medio
de un incremento fiscal a las empresas explotadoras, a cambio de 40 años más de
concesiones. Las empresas concesionarias debían pagar no sólo los impuestos de
exploración y explotación, sino el tributo contemplado en la Ley de Impuesto sobre la
Renta. Rómulo Gallegos aplicó una medida similar al reformar la Ley de Impuesto
sobre la Renta en 1948, que introdujo el beneficio del fifty fifty a la industria petrolera.
Durante el periodo presidencial de Rómulo Betancourt entre 1959 y 1964.
El presidente Leoni presenta las leyes impositivas las cuales buscan dar recursos al
país, surgiendo así la famosa Reforma Tributaria, donde el pueblo era sólo espectador
y el sector económico opositor. El 1º de enero de 1967 entró en vigencia la nueva Ley
de Impuesto sobre la Renta, bajo el sistema global.
La Cámara de Comercio advertía contra una nueva reforma tributaria: "Cuando
apenas tiene la anterior dos años se vuelve a plantear una nueva reforma tributaria, pero
nada se dice del otro lado de la cuestión, que es el gasto público".
En 1976, el Ministro de Hacienda Héctor Hurtado estaba anunciando una reforma
tributaria, la cual encontró muchos opositores, a lo que el ministro reaccionó diciendo
"todo se debe a que muy poca gente había leído los proyectos de reforma fiscal, y en
lo más mínimo, las personas naturales y únicamente de este nivel ( Bs. 200.000 ) en
adelante es que se elevarán las tarifas". Sin embargo fueron las personas naturales las
que terminaron asumiendo los aumentos de las tarifas sin estar aprobada la ley, debido
a que los aumentos de precios de los productos de primera necesidad.
El 17 de Mayo de 1978 se modifica la Ley de Impuesto sobre la Renta de 1967, que
entra en vigencia a partir del 1º de julio de 1978.
El Ministro de Hacienda Luis Ugueto Arismendi anunció la aplicación de una nueva
reforma tributaria con el objeto de conjugar el déficit presupuestario de 8.000 millones
de bolívares que se presentaría en 1980, año en el que se tenía previsto ingresos por 51
millones y 58 millones de bolívares. No obstante, el otro propósito era de frenar el
excesivo gasto de los venezolanos.
El Ministerio de Hacienda publicó una lista de artículos que serían gravados con un
impuesto que oscilaría entre un 10 y un 15 por ciento.
La Ley de Impuesto sobre la Renta de 1978 sufre modificaciones y entra en vigencia
la nueva Ley el 1º de enero de 1982.
En octubre de 1984 se anuncia la reforma que generaría 20 mil millones de
bolívares anuales y comprendía los siguientes aspectos: eliminación gradual del
subsidio de la gasolina, simplificación de las tarifas de la Ley de Impuesto sobre la
Renta, eliminación del sistema de incentivos fiscales, simplificación del Impuesto
sobre la Renta de las personas naturales eliminando los desgravámenes y la creación
del Impuesto General a las Ventas. Estas recomendaciones se quedaron en papel.
El 01 de julio de 1982 se promulga el COT venezolano con entrada en vigencia en
180 días, es decir el 30 d enero de 1983
Este instrumento jurídico basaba su estructura en el Modelo de Código Tributario
para América Latina, preparado en 1976 para el programa conjunto de Código
Tributario OEA/BID, el cual recopilaba la doctrina más avanzada y admitida del
moderno derecho tributario de la década de 1970. Adicionalmente fue enriquecido por
la doctrina elaborada a lo largo de varias jornadas realizadas por el Instituto
Latinoamericano de Derecho Tributario (1958-1970).
La importancia fundamental del COT es que logra dotar a Venezuela de una norma
que da carácter sustantivo para la aplicación de la legislación tributaria y dar así
seguridad jurídica a los contribuyentes y al estado.
En 1986 se realizó una reforma parcial del Impuesto sobre la Renta, la cual en vez
de simplificar y hacer más eficiente el proceso de pago de impuestos, lo complicó, aun
cuando el objetivo no era hacer más simple el cobro de impuestos, sino el de elevar y
hacer más eficiente la recaudación.
Durante el primer año de la reforma los ingresos se elevaron, pero debido a las
debilidades estructurales del proyecto hicieron que la recaudación bajara en más de un
25 por ciento.
El gobierno reconociendo los desajustes estructurales y la aplicación de políticas
erradas, inicia en 1989 una estrategia para enfrentar la crisis fiscal, esta estrategia va
dirigida substancialmente al mejoramiento de la capacidad de gestión del sector
público, es decir, modernizar el sector público.
Esta reforma tributaria se incluyó, dentro de las estrategia de modernización del
sector público planteadas en el VIII plan de la nación, particularmente dentro de la
denominada Reforma Fiscal, la cual englobaba diversos aspectos como son la
privatización y reestructuración de empresas públicas, la reforma de la gestión
presupuestaria, la racionalización de los subsidios e incentivos fiscales y la reforma
tributaria propiamente dicha, compuesta por cuatro proyectos. La modernización
institucional del Ministerio de Hacienda, la modernización de la Administración
Tributaria, la reforma de la Legislación Tributaria y la descentralización fiscal.
La Reforma Tributaria tenía como objetivo principal el aumento de los ingresos
tributarios y del margen de acción de la política fiscal. Además busca atacar los
problemas del Sistema Tributario Venezolano: la dependencia del ingreso petrolero,
distorsión en las decisiones económicas, baja recaudación, estructura legal compleja,
deficiencia administrativa y la falta de equidad.
Estos problemas serían enfrentados a través de tres principios generales: el carácter
integral de la reforma que involucra la parte legal, ética y procedimientos
administrativos, ya que aprobar nuevas leyes tributarias sin atacar simultáneamente la
parte administrativa sería inútil, porque las normas jurídicas por sí solas no resuelven
nada y viceversa, el carácter gradual, que implica el proceso de cambio institucional,
es decir, el tiempo necesario para construir la viabilidad política y la compatibilidad
con las tendencias internacionales, por cuanto la modernización del sistema tributario
debe ser compatible con el proceso de apertura externa.
La modernización del sistema tributario buscaba la simplificación del sistema
impositivo para mejorar la administración y de reducir la evasión, mayor equidad,
neutralidad del sistema, aumentar y racionalizar los ingresos.
Las estrategias, principios y objetivos se quedaron estancados y olvidados y sólo en
una pequeña parte han sido aplicados, siendo tergiversados y alejados de los objetivos
que se habían planteados.
Desde 1990 se comenzó a discutir el proyecto de Impuesto al Valor Agregado
(IVA). El objetivo del IVA era dotar al Sistema Tributario Venezolano de un impuesto
que cumpliera con las características que debería reunir un tributo: neutralidad,
simplicidad y eficiencia; además, de crear un instrumento que eliminara los impuestos
improductivos y simplificara otros, así como reducir la dependencia de los ingresos
petroleros.
Éste impuesto fue creado mediante Ley Habilitante otorgada al entonces Presidente
Ramón J. Velásquez, en fecha de 30 de septiembre de 1993, el cual creó mucho
malestar en la población, por lo que estuvo en vigencia hasta el 01 de enero de 1994.
Posteriormente en época electoral e iniciando el gobierno de Rafael Caldera, mediante
una promesa de carácter populista se le cambió el nombre por el de Impuesto al
Consumo Suntuario y a las Ventas al Mayor con una alícuota de 12,50% con una
adicional del 10% sobre licores, cigarrillos, joyas de oro, y el 20% sobre otros rubros
suntuarios sobre el valor del producto agregado añadido. Adicional a esto se aprobó la
Ley a los Débitos Bancarios (IDB) y modificación del Código Orgánico Tributario.
Por otra parte, el 8 de marzo de 1994 el Ministro de la OCI anunció que la
recaudación de los impuestos se haría a través de un servicio autónomo denominado
"policía fiscal", permitiendo una verdadera fiscalización de los tributos y reducir al
mínimo la posibilidad de que alguien evada los impuestos. Además indicó que la
reforma tributaria generaría ingresos por unos 3.571 millones de dólares, monto que
supera el 50 por ciento del déficit. Se crea el Servicio Nacional de Administración y
Control Tributario, el Sistema de Control Interno e Integrado de la Gestión Pública, el
Sistema de Aduanas, el Sistema de Tesorería Nacional, la reorganización de la Escuela
Nacional de Hacienda y la creación de Instituto de Altos Estudios de las Finanzas
Públicas, la reestructuración integral del Ministerio de Hacienda y el programa especial
para el incremento de la recaudación tributaria.
La modernización de las finanzas públicas implica la creación de nuevas fuentes
tributarias, su administración y concientización de la población con miras a sufragar el
gasto público, ya que la renta petrolera no puede mantener su preponderancia en la
generación de recursos que el país exige para un crecimiento estable.
La modernización del sistema de administración tributaria ha obligado a la creación
de un ente autónomo para la recaudación de los tributos internos el cual se ha
denominado Servicio Nacional Integrado de Administración Tributaria (SENIAT)
creado a mediados del año 1994 con la misión de contribuir activamente con la
formulación de la política fiscal-tributaria, modernizar y administrar eficaz y
eficientemente el sistema de recaudación de los tributos nacionales, proporcionar una
cultura tributaria con apego a los principios de legalidad, honestidad, equidad y respeto
al contribuyente.
Venezuela hasta finales de la década de los 80.
Los ciudadanos estan en la obligación de colaborar con las cargas públicas del
Estado, recayendo la mayor responsabilidad en las personas jurídicas. Se continuó
realizando reformas con el propósito de perfeccionar la evasión tributaria, ampliando
la base imponible e incrementando las sanciones pecuniarias, creando la pena privativa
de libertad para aquellos que cometan delitos tributarios e inclusive extendiendo la
responsabilidad solidaria a los asesores en esta materia.
La Constitución aprobada en 1999, otorga a la recaudación y exigencia de los
tributos rango constitucional, encontrándose dispuesto en el artículo 133 de la Carta
Magna. “Toda persona tiene el deber de coadyuvar a los gastos públicos mediante el
pago de impuestos, tasas y contribuciones que establezca la ley”.
Esta condición ineludible del tributo también está presente en el artículo 317 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el cual indica: No podrá
cobrarse impuesto, tasa, ni contribución alguna que no estén establecidos en la ley, ni
concederse exenciones y rebajas, ni otras formas de incentivos fiscales, sino en los
casos previstos por las leyes.
En los actuales momentos, de acuerdo a lo establecido en el Presupuesto de la
Nación para el 2017 los tributos van a representar el ochenta y tres por ciento (83%) de
los ingresos de la nación, producto de la recaudación tributaria, por Impuesto sobre la
Renta, Impuestos al Valor Agregado (IVA), Impuesto a las Grandes Transacciones,
Timbres Fiscales, Tasas Aeroportuarias, entre otros impuestos tienen como finalidad
complementar los ingresos públicos, cuya fuente principal era la exportación del
petróleo.
Se crea el organismo que le permitiera incrementar la recaudación, mediante la
creación del Servicio Nacional de Administración Tributaria (SENIAT) que
posteriormente sería llamado Servicio Nacional de Administración Aduanera y
Tributaria (1999), asimismo durante el mencionado año 1994 en Venezuela se
realizaron reformas al Código Orgánico Tributario, a la Ley del Impuesto Sobre La
Renta, aplicó el Impuesto al Consumo Suntuario y Ventas al Mayor, además estableció
el cobro del Impuesto a las sobre Cuentas Mantenidas en Instituciones Financieras y el
Impuesto a los Activos Empresariales que fue derogado posteriormente, entre otros
cambios impositivos.
Comienza entonces a formarse un proceso de cultura tributaria para el
contribuyente venezolano, que no estaba familiarizado con altas cargas impositivas y
exigencias fiscales relativas al cumplimiento de obligaciones legales ante la
Administración Tributaria.
No obstante, estas no serían las únicas reformas que afectarían al sujeto pasivo,
porque para el año 1999 el Estado efectuó otra serie de cambios en el ámbito jurídico
tributario, dirigidas en principio a la Constitución Nacional de la República Bolivariana
de Venezuela así como específicamente a los tributos considerados de mayor interés
para la época vale decir, la Ley del Impuesto al Consumo Suntuario y Ventas al Mayor
la cual adoptó nuevamente el nombre de Impuesto al Valor Agregado, por otra parte a
la Ley de Impuesto Sobre La Renta se le incorporó el principio de Renta Mundial, el
régimen de Precios de Transferencias y de Transparencia Fiscal además se estableció
el cobro del Impuesto al Débito Bancario y se modificaron disposiciones en el Código.
La creación y reformas de leyes tributarias actualmente, no sólo muestran el
alejamiento de los principios básicos del Derecho Tributario, creando impuestos con
carácter confiscatorio, no progresivo y que sobrepasan la capacidad contributiva del
sujeto pasivo, sino que además permiten la discrecionalidad de los órganos del estado,
violentando el debido proceso, el derecho a la defensa y la imposición de sanciones
pecuniarias, que van desde pago de multas hasta cierres de establecimientos de forma
indefinida, adicional a la privación de la libertad.

Bases Legales del Sistema Tributario Venezolano


Las bases legales del sistema tributario, está conformado y constituido
explícitamente por el conjunto de tributo que estén vigentes en un país determinado y
claramente en una época establecida, por lo cual demuestra que cada base legal del
sistema tributario es distinto, ya sea por país, región o nación, ya que cada gobierno en
conjunto los mismos planes integrados y formados para la aplicación de los impuestos
que cada país adopte.
La materia tributaria en Venezuela se encuentra regulada por las siguientes
normativas:

Jerarquía de Leyes. Según la Pirámide de Kelsen en orden de prelación de las leyes.


1.- Constitución de la República
2.- Código Orgánico Tributario
3.- Leyes
4.- Leyes Especiales
5.- Reglamentos.

La base del Sistema Tributario Venezolano es la Constitución de la República.


Capítulo II Del Régimen Fiscal y Monetario Sección Primera: del Régimen
Presupuestario Artículo 311 en adelante.

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999)


El sistema tributario venezolano se erige sobre las bases legales claramente
definidas de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
De acuerdo con el artículo 7 de la Constitución, esta “es la norma suprema y el
fundamento del ordenamiento jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el
Poder Público están sujetos a esta Constitución”
La cual organiza los poderes públicos y desarrolla los derechos constitucionales y
todas aquellas que sirvan de marco normativo de otras leyes.
Ahora bien, en el Derecho Tributario Nacional, ha sido relevante el hecho de que,
desde su creación como tal, la República adoptó el principio de legalidad o de reserva
legal en materia tributaria, con rango constitucional. En nuestra Carta Magna de 1830,
es donde se dio vida al Estado Venezolano, en la disposición respectiva que le atribuyó
al Congreso la facultad de crear "...Impuestos, derechos y contribuciones para atender
a los gastos nacionales, velar sobre su inversión y tomar cuenta de ella al Poder
Ejecutivo y demás empleados de la República" .
También el artículo 316 de la actual Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999) señala que “el sistema tributario procurará la justa distribución de
las cargas públicas según la capacidad económica del o la contribuyente, atendiendo al
principio de progresividad, así como la protección de la economía nacional y la
elevación del nivel de vida de la población, para ello se sustentará en un sistema
eficiente para la recaudación de los tributos”.
Asimismo el artículo 133 de la misma Constitución establece que “toda persona
tiene el deber de coadyuvar a los gastos públicos mediante el pago de impuestos, tasas
y contribuciones que establezca la ley”.
Por otra parte el artículo 317 dice que “no podrán cobrarse impuestos, tasas o
contribuciones que no estén establecidos en la ley, ni concederse exenciones o rebajas,
ni otras formas de incentivos fiscales, sino en los casos previstos por las leyes”

Código Orgánico Tributario (COT)


Meléndez, lo define como, un marco general idóneo para integrar en un esquema
coherente los principios generales que deben informar el Sistema Tributario
Venezolano en cualquiera de las expresiones del Poder Público en beneficio de la
Administración y de los contribuyentes.
Es una ley creada especialmente para el control de los tributos, impuestos, tasas,
transacciones, procedimientos legales, judiciales en las cuales están sometidas a esta
ley. Las normas de este código se aplicaran en forma supletoria y no es de carácter
discrecional a los tributos de los estados municipales y demás entes de la división
político territorial.
El Código Orgánico Tributario ha sido reformado recientemente con el propósito
de mejorar el control y fiscalización tributaria por parte del Estado Venezolano.
Por lo cual resulta necesario destacar los siguientes artículos:
Artículo 1: Las disposiciones de este Código Orgánico son aplicables a los tributos
nacionales y a las relaciones jurídicas derivadas de esos tributos
Artículo 23: Los contribuyentes están obligados al pago de los tributos y al
cumplimiento de los deberes formales impuestos por este Código o por las demás
normas tributarias.
En Venezuela la actividad tributaria se encuentra regulada por un conjunto de leyes
y es administrada por un ente, el SENIAT. Este organismo es el encargado de planear,
organizar y controlar la recaudación tributaria minimizando en lo posible la evasión
fiscal.

Tributos Vinculados y No Vinculados


Toda sociedad se constituye con el objetivo de lograr un fin común, y como
consecuencia lógica de esta premisa, se establecen las normas que habrán de regir su
funcionamiento conjuntamente con los organismos que sean necesarios para la
realización de este fin colectivo. El desarrollo de esta idea de sociedad, como cualquier
otra actividad, genera costos y gastos, los cuales, como resulta obvio, deben ser
cubiertos con los recursos propios de esa colectividad, bien porque en su seno se
realizan tareas que le produzcan tales ingresos, o bien, y sobre todo, porque ésta percibe
los aportes de sus miembros.
Es así pues, que los Tributos Vinculados, son aquellos en los que existe una
contraprestación directa por parte del Estado a los particulares. El contribuyente paga
los tributos porque ha recibido o va a recibir de la administración tributaria un beneficio
concreto a su favor. En este tipo de Tributos la obligación del sujeto pasivo depende de
la ocurrencia de un Hecho Generador, que se caracteriza por el desempeño de una
actuación estatal, referida o desenvuelta respecto a dicho sujeto. En Venezuela, forman
parte de esta categoría de tributos las tasas y las contribuciones especiales.
En las tasas, como tributo vinculado, el hecho generador está constituido por un
servicio público, el mismo que es divisible y cuantificable respecto al contribuyente.
En las tasas existe una relación entre la prestación del servicio público y el pago de una
tarifa, cantidad de dinero que se entrega como contraprestación por el servicio recibido.
Las Contribuciones especiales, son tributos debidos en razón de beneficios
individuales o de grupos sociales, derivados de la realización de obras o gastos públicos
o de actividades especiales del Estado.
Por su parte, los Tributos no Vinculados, son aquellos en los que el contribuyente
no recibe directamente ningún beneficio del Estado, a pesar de lo cual, por mandato de
la ley, tiene la obligación de pagar dichos tributos. En estos Tributos el Hecho
Generador se caracteriza por estar totalmente desvinculado a todo tipo de actuación
referida a un sujeto pasivo determinado.
El tributo no vinculado por excelencia lo constituye el Impuesto, el cual puede ser
definido como la obligación pecuniaria que el Estado, en virtud de su poder de imperio,
exige a los ciudadanos para la satisfacción de sus necesidades. A diferencia de las tasas,
el impuesto no implica una contraprestación directa de servicios.
Ejemplos
Tributos Vinculados:
Tasas:
-Timbre fiscal – registro público – servicio consular.
-Aduanas – propiedad horizontal – telecomunicaciones.
-Aviación civil – arancel judicial – navegación.
-Bultos postales, puertos, aeropuertos.
Contribuciones Especiales:
Servicios de telecomunicaciones con fines de lucro.
De mejoras – de seguridad social.
Tributos no Vinculados:
Impuestos:
–Impuesto sobre la renta
-Impuesto al valor agregado (IVA)
-Sucesiones, donaciones y demás ramos conexos.
-De aduanas
-De cigarrillos
-Alcohol y especies alcohólicas
Elementos Cualitativos del tributo.
El Hecho Imponible (art. 36 y 37 COT) es el presupuesto legal, que una vez
producido o verificado, da nacimiento a la obligación tributaria. Los hechos existen
desde siempre, pero luego de que se crea o nace una ley será imponible, ya que grava
y que se encuentra en la ley; entonces todo sujeto que realiza el hecho imponible, nace
para éste una deuda fiscal, y si nace ésta, existe la obligación tributaria de cumplimentar
esa deuda.
La Base Imponible: Es la cantidad que sirve de base para efectuar el cálculo del %
tipo impositivo que corresponda según impuesto. Es la característica esencial del hecho
imponible o la base de medición del tributo.
Compras un vehículo nuevo (hecho imponible compra) por valor de 80.000 Bs.,
para este caso la BASE IMPONIBLE es el valor de la compra a la que se le aplica el
12 %.
La Base liquidable es el resultado de aplicar las reducciones (caso de que las haya)
a la base imponible Base Liquidable = Base Imponioble – Reducciones
Gravamen. Es el conjunto de tipo que se le aplica según la Base Imponible tipo de
gravamen:
1) No monetaria:
- Específico o fijo: es la cantidad a pagar sea la cantidad que sea
- Gradual: aquel que aumenta a medida que aumenta la base. Sólo en los de
aduanas, productos de lujo, etc…
- Mixto: se combinan las 2 modalidades
2) Monetaria: es lo más normal
- Fijo: le corresponde una cantidad fija de dinero
- Gradual: crece a medida que crece la base a la que se le aplica
- Alícuota: es un porcentaje en el tipo, puede ser de forma a) Proporcional: aquello
que varía es la Base Imponible b) Proporcional: crece al crecer la Base Imponible c)
Regresiva: choca con el principio de progresividad.
En los impuestos aduaneros se permite puesto que lo que se pretende es facilitar
la entrada de un producto. También son admitidos en los aranceles notariales
La Cuota. Se aplica directamente o mediante los mecanismos anteriores. Hay
tributos en los que es más complicado porque se tiene en cuenta circunstancias
- Cuota Integral; es la cantidad que, según el hecho imponible realizado, y por
aplicación de los elementos de cuantificación definidos por la ley de cada tributo, debe
ingresar el sujeto pasivo según la capacidad económica manifestada. En algunos
tributos, la ley establece determinadas operaciones sobre la cuota íntegra, que dan lugar
a ulteriores cuotas tributarias como son la cuota líquida o la cuota diferencial. En caso
de que exista cuota líquida o cuota diferencial serán estas últimas cuotas las cantidades
a ingresar en el Tesoro Público en concepto de cuota tributaria.
- Bonificaciones: se realiza un punto de hecho que minora la cuota íntegra,
siempre viene expresada en porcentaje, por lo tanto es una exención no total.
- Deducciones: son en cuantía fija o en un % de lo gastado, invertido, etc… Una
vez hechas las reducciones por los coeficientes correctores que multiplican la Cuota
Integral (ésta puede subir o bajar) obtendremos la cuota diferencial que puede ser
positiva o negativa.
Clasificación del Tributo
Es casi un lugar común decir que existen tantas clasificaciones como autores. La
predominante es la tripartita (impuesto, tasas y contribuciones especiales) que
adoptamos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en el artículo
133 al establecer “Toda esta obligada a coadyuvar a los gastos públicos mediante el
pago de impuestos, tasas y contribuciones que establezca la ley”. Otros autores como
Einaudi prescinden de las tasas, por considerarlas refundidas en los impuestos, en las
contribuciones especiales, o en los precios públicos o políticos; otros instituyen los
monopolios fiscales en categoría independiente (Berliri, Trotabas); ciertos tratadistas
hacen lo propio con las contribuciones parafiscales (Baleeiro, Duverger, Laufenburger,
Trotabas); el Código fiscal de la Federación (México) considera como rentas derivadas
o de derecho público, únicamente los impuestos y los derechos (así denomina a las
tasas), y podríamos continuar la enumeración.
Por cierto que la unidad estructural del tributo, no hace fácil establecer la separación
entre las diversas categorías del tributo, principalmente en cuanto se trate de
caracterizar la tasa, por la dificultad de distinguirla del impuesto.
En cuanto al impuesto, consideramos excelente en sus líneas esenciales, la
definición del Código fiscal de México “son impuestos, según el art. 2, las prestaciones
en dinero o en especie, que el Estado fija unilateralmente y con carácter obligatorio a
todos aquellos individuos cuya situación coincidan con lo que la ley señala como hecho
generador del crédito fiscal”
Se advierten en esos conceptos la influencia del Ordenamiento fiscal Alemán (AO),
pero la redacción es depurada y resume con aciertos los caracteres distintivos del
impuesto, aun cuando nos parece innecesaria la mención del carácter unilateral de la
obligación, por ser de la esencia de los tributos. Resulta particularmente adecuada a
omisión de toda referencia a propósito de obtener “ingresos” o a la cobertura de “gastos
generales” del Estado o “cargas públicas” como suele decir la doctrina francesa
siguiendo a Jeze, pues como señalamos anteriormente, en el Estado moderno el
impuesto puede tener finalidad preponderante o exclusivamente de orden extrafiscal.
También es impropio aludir (Griziotti, Ingrosso, Trotabas) a la capacidad contributiva
como condición del impuesto, según veremos al tratar del poder tributario.
Teniendo en cuenta lo dicho, sintetizamos nuestro concepto de esta manera: son
impuestos las prestaciones de dinero o en especie, exigidas por el Estado en virtud del
poder de imperio, a quienes se hallen en las situaciones consideradas por la ley como
hechos imponibles. Surgen de estas palabras los siguientes caracteres distintivos: a)
una obligación de dar dinero o cosa (prestación), si bien en la actualidad es
predominantemente pecuniaria, y que en forma alguna pueda considerarse como un
facere; b) emanada del poder de imperio estatal, lo que supone su obligatoriedad y la
compulsión para hacer efectivo su cumplimiento; c) establecida por ley; d) aplicables
a personas individuales o colectivas; e) que se encuentren en las más variadas
situaciones previsibles, como puede ser determinada capacidad económica, realización
de ciertos actos, etc.
Tradicionalmente los impuestos se dividen en directos e indirectos, pero hasta el
presente no hay coincidencia en cuanto al criterio atributivo de esas categorías. Los
autores antiguos fundándose en las teorías fisiócratas, basaban la distinción en la
posibilidad de traslación del gravamen, considerando directo al soportado
definitivamente por el contribuyente de iure e indirecto al que se traslada sobre otra
persona; pero los estudios modernos han puesto de manifiesto lo incierto de las reglas
de incidencia y como algunos impuestos (p. ej., el impuesto a los réditos de sociedades
anónimas) considerados antes como intransferibles, resultan en verdad trasladados
hacia terceros.
Otra teoría hace radicar la clasificación en el sistema de determinación y cobro
adoptado por la legislación de cada país, considerando directo al impuesto que afecta
cosas o situaciones permanentes y que se hace efectivo mediante nominas o padrones
e indirecto al que se vincula con actos o situaciones accidentales; pero prescindiendo
de su carencia de valor científico, como admiten sus expositores, reposa en un hecho
tan mudable y arbitrario como es la organización administrativa, por lo cual nunca ha
tenido arraigo en nuestro país. Una tercera concepción la más aceptada a pesar de
ciertas incertidumbres atribuye el carácter de directo o indirecto, según que los
impuestos afectan manifestaciones inmediatas o mediatas de capacidad contributiva,
defendiéndola con eficacia Giannini y Tesoro; empero. Hay quien considera que esas
nociones deben completarse con la enunciación de las formas concretas en que se
exterioriza la capacidad contributiva, lo cual conduce a reconsiderar la noción del
objeto del impuesto y a decir que en los directos coinciden el objeto y la fuente.
Esta clasificación ha perdido gran parte de su eficacia por la evolución de los
conceptos económicos, pero en ciertos países de Europa (v. gr., Italia y Francia) la
conserva por circunstancias administrativas y por la organización del contencioso-
tributario, si bien a este último respecto se advierte una tendencia hacia la unificación.
En la Argentina y en Estados Unidos, la división en impuestos directos e indirectos
tiene importancia por ciertas disposiciones del texto constitucional que en su momento
veremos, por lo cual es el segundo de esos países, se utilizan las expresiones
mencionadas en un sentido muy particular y alejado de toda consideración económica.
Diremos, por último, que los impuestos directos se dividen, a su vez, en personales
(subjetivos) y reales (objetivos) según tengan en cuenta la persona del contribuyente o
la riqueza en sí misma, sin atender a las circunstancias personales. A pesar de la
frecuente utilización de esos términos y de la importancia del factor subjetivo en la
evolución de los sistemas fiscales, debe reconocer que la división ha perdido nitidez,
ya que en la tributación contemporánea se combinan de tal modo el factor personal y
el factor objetivo, que carecen de validez antigua atribuciones. Así, por ejemplo, un
impuesto tan típicamente personal como el que afecta la renta o los réditos, ha
evolucionado parcialmente en sentido objetivo (impuesto a las sociedades) y otros
tradicionalmente reales, como el inmobiliario, han incorporado elementos de
personalización (conjunto de riqueza).
Conforme a la clasificación tripartida adoptada, corresponde ahora hacer mención
de la tasa, categoría tributaria también derivada del poder de imperio del Estado, con
estructura jurídica análoga al impuesto y del cual se diferencia únicamente por el
presupuesto de hecho adoptado por la ley, que en este caso consiste en el desarrollo de
una actividad estatal que atañe al obligado. Podemos decir, inspirándonos en Giannini,
que tasa es la prestación pecuniaria exigida compulsivamente por el Estado en virtud
de ley, por la realización de una actividad que afecta especialmente al obligado.
Destacamos especialmente el carácter obligatorio de la tasa, siendo impropio
caracterizarla como una prestación “voluntaria” o “facultativa”. Lleva siempre
implícita la coerción, la compulsión hacia el responsable, pues desde el momento que
el Estado organiza el servicio y lo pone a disposición del particular, este no puede
rehusar el pago aun cuando no haga uso de aquel, porque los servicios tienen en mira
el interés general aunque pueden concernir especialmente a una persona determinada.
La organización y distribución de los servicios públicos y su divisibilidad o
indivisibilidad, pertenecen en realidad a la ciencia de las finanzas y puede interesarnos
como criterio diferencial de las diversas formas de poner en marcha el poder tributario,
pero nada más. Como todos los servicios estatales son de interés general, no puede
decirse que el fundamento de la tasa consista en un servicio prestado en favor del
obligado, ni en la utilidad o beneficio que lo reporte, porque no siempre hay una ventaja
individual; si en muchos casos existe, en otros falta por completo o es casi nula.
Pero, si puede afirmarse que no existe diferencia sustancias entre impuesto y tasa,
por sus afinidades jurídicas, difícil resulta establecer la distinción entre ella y los
ingresos de derecho privado. Este problema, uno de los más delicados del derecho
financiero, ha preocupado a los estudiosos, originando opiniones discordantes en razón
de la diversidad en los servicios que desarrolla el Estado modernos, hasta el extremo
según vimos que Einaudi niegue categoría autónoma a las tasas. Sin embargo, cabe
señalar que algunos aspectos de la cuestión que interesan a la doctrina italiana, carecen
de significación entre nosotros, tales como el dela imponibilidad de ciertos beneficios
obtenidos por organismos públicos por la prestación de servicios, la exigencia de la ley
creadora, y los requisitos de progresividad y capacidad contributiva exigidos por el art.
53 de la constitución italiana para los tributos.
Parece indudable que en la actualidad no es posible fundar la distinción en los fines
tenidos en mira por el Estado al organizar los servicios, por las dificultades que ello
ofrece, tanto más frente a las nuevas modalidades de su acción financiera, que han
removido en gran parte los muros divisorios entre actividad pública y actividad privada.
Creemos con Giannini, que el mejor criterio de diferenciación radica en la naturaleza
de la relación entre el organismo público y el usuario del servicio o la persona a quien
interesa la actividad y que en tal sentido debe analizarse si hay de por medio una
relación contractual (pago fundado en la voluntad de las partes) o una relación legal
(pago por mandato de la ley, independiente de la voluntad individual): en el primer
caso habrá ingreso de derecho privado y en el segundo tasa.
Estimamos carentes de real fundamentación, los criterios de diferenciación basados
en la cuantía del precio, según supere o no el costo del servicio (Einaudi), en la
actuación del Estado en régimen de libre competencia o de monopolio (Cammeo), y el
objetivo de obtener recursos o no (Presutti), ni tampoco, finalmente, el concepto
restrictivo que ve únicamente en las tasas aquéllas prestaciones obligatorias
relacionadas con servicios jurídico-administrativos del Estado (Pugliese, Tesoro,
Valdés Costa). Como bien dice el autor italiano a quien seguimos en lo sustancial, ya
que discrepamos en ciertos detalles, no existe “un elemento material de diferenciación,
al cual puede atribuirse influencia decisiva y permanente sobre el carácter jurídico de
las relaciones de que se trate; todo depende de la orientación y desarrollo histórico de
la legislación positiva sobre la materia.
Resta considerar la tercera y última categoría de tributos, esto es, las contribuciones
especiales, que por su fisonomía jurídica particular se ubican en situaciones intermedia
entre los impuestos y las tasas. Las denominamos en esa forma y no meramente
“contribuciones”, como ciertos autores y leyes (Griziotti, Laufenburger, Código fiscal
de Buenos Aires, art. 4), porque en nuestro país dicha expresión tiene sentido genérico,
equivalente a tributos, y podría dar lugar a confusión.
Esta categoría comprende gravámenes de diversa naturaleza, pudiendo definirse
como la prestación obligatoria debida en razón de beneficios individuales o de grupos
sociales derivados de la realización de obras públicas o de especiales actividades del
Estado.
Según este concepto, las contribuciones especiales adquieren mayor amplitud que
la reconocida por ciertas partes de la doctrina. Algunos autores, en efecto, las limitan a
la llamada contribución de mejoras, por considerar que gravámenes generalmente
incluidos en esta categoría constituyen verdaderos impuestos; otros incorporan,
además, las prestaciones debidas por la posesión de cosas o el ejercicio de actividades
que exigen una erogación mayores gastos estatales, como en el caso de la utilización
de caminos públicos. Por nuestra parte incluimos en esta categoría, no solamente las
contribuciones relacionadas con la valoración de la propiedad, sino también las de
seguridad social y las vinculadas con fines de regulación económica y profesional.
En consecuencia, según esta interpretación amplia, el concepto de “contribución
especial” incluye la contribución de mejoras por valorización inmobiliaria a
consecuencia de obras públicas, ciertos gravámenes de vialidad por utilización de vías
de comunicación ( caminos, túneles, canales) y algunos tributos sobre vehículos
motorizados y diversas contribuciones llamadas parafiscales, destinadas a financiar la
seguridad social, la regulación económica (juntas reguladoras cámaras compensadoras,
etc.), actividad de fomento, entre otras.
Características del Tributo
Se pueden puntualizar algunas notas características del tributo, así se tiene, que:
– Obliga a todas las personas domiciliadas en la República Bolivariana de
Venezuela. El art. 133 constitucional establece “Toda persona tiene el deber de
coadyuvar a los gastos públicos mediante el pago de impuestos, tasas y contribuciones
que establezca la ley” Según el Código Orgánico Tributario, se consideran
domiciliados en Venezuela aquellos que estén en el país por más de 183 días, en el año
calendario que está siendo considerado para la imposición.
– El tributo grava una determinada manifestación de capacidad económica. (Art.
316 CRBV). El principio de capacidad económica actúa como verdadero principio
material de justicia en el ámbito del ordenamiento tributario. Impide que se graven
hechos que en modo alguno puedan reputarse indicativos de capacidad económica.
– El tributo constituye hoy el más típico exponente de los ingresos de Derecho
Público.
– El tributo consiste generalmente en un recurso de carácter monetario (Art. 317
CRBV). Los recursos tributarios se encuentran afectados a la financiación de los gastos
públicos, lo que exige la disponibilidad por los entes públicos de masas dinerarias.
– El tributo no constituye nunca la sanción de un ilícito. Tiene unos fines propios
-obtención de ingresos o, en su caso, consecución de determinados objetivos de
política económica. Las sanciones cumplen la función de reprimir un ilícito,
restableciendo la vigencia de un ordenamiento jurídico que ha sido conculcado.
– El tributo no tiene carácter confiscatorio. (Art. 317 CRBV)
– El tributo, como instituto jurídico se articula a la usanza de un derecho de crédito
y de una correlativa obligación.
– El tributo tiene como finalidad esencial la financiación del gasto público. Puede
satisfacer otros objetivos: creación empleo, estimular el desarrollo económico de una
determinada zona geográfica, fomentar actividades, redistribuir el ingreso.

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