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Universidad de Carabobo

Facultad de ciencias Jurídicas y Políticas

Escuela de Derecho

Derecho Administrativo

3er Año Sección: 07

Contratos Administrativos

Profesora: Eglys Jauregui Integrantes

 Duran Michelle V- 24495821


 Pinto Andrés V- 26929612
 Rambao Carolina V- 26809588
 Ríos Del Carmen V- 26891633

Bárbula, 02 de octubre 2019


Índice

Definición………………………………………………………………...................... 1

Doctrinas en pro y contra de su existencia……………………………......................2

Distinción entre contrato administrativos y contratos de derecho privado………….3

Características de los contratos Administrativos……………………………………4

Formación de los contratos Administrativos………………………………………… 5

Órgano Competente para resolver las cosas dirigidas al contrato administrativo... 6

Los Cuasi Contratos……………………………………………………………………... 7

La Licitación……………………………………………………………………………… 8

Ejecución del Contrato………………………………………………………………...... 9

La obra pública…………………………………………………………………………. 10
Introducción

En el presente trabajo vamos a abordar la definición de los contratos


administrativos, también las doctrinas en pro y en contra de su existencia, la
distinción entre los contratos administrativos y contratos de derecho privado.
En un primer tiempo se presentarán los puntos fundamentales que exponen los
contratos administrativos, seguido de sus características, tipos de formación,
los órganos competentes, los cuasi contratos, la licitación y para finalizar
terminaremos exponiendo la ejecución de los contratos y la obra pública,
dando análisis interpretativos de dichos puntos.
Contratos administrativos

Para Berçaitz, los contratos administrativos son «aquellos celebrados por la


administración pública con un fin público, circunstancia por la cual pueden conferir al
contratante derechos y obligaciones frente a terceros, o que, en su ejecución, pueden afectar
la satisfacción de una necesidad pública colectiva, razón por la cual están sujetos a reglas
de derecho público, exorbitantes del derecho privado, que colocan al contratante de la
Administración pública en una situación de subordinación jurídica».

Según Osorio M (2010), se entiende por contrato administrativo el que celebra la


administración pública con los particulares a efectos de asegurar la ejecución de obras, la
prestación de servicio, o el insumo de materiales. Estos contratos no se rigen por las normas
de derecho civil, sino por las normas del derecho administrativo.

Ley de contratos públicos. ART 5 y 6: “Como el instrumento que regula la ejecución de


una obra, prestación de un servicio o suministro de bienes, incluidas las órdenes de compra
y ordenes de servicios, que contendrán al menos las siguientes condiciones: precios,
cantidades, forma de pago, tiempo forma de entrega y especificaciones contenidas en el
pliego de condiciones, si fuere necesario”.

Doctrinas en pro y en contra de su existencia

No hay duda que los avances de nuestra jurisprudencia en la materia, la legislación y el


valioso aporte realizado por la doctrina nacional y extranjera permiten afirmar la existencia
en Venezuela de contratos administrativos como una modalidad concreta de los contratos
celebrados por la Administración, perfectamente diferenciada del resto de los convenios
suscritos por ésta. Así, en la actualidad, no se discute la existencia del contrato
administrativo con características propias que lo diferencian de aquellos celebrados en el
ámbito de derecho común.

A pesar de ello, todavía existen algunas corrientes doctrinarias que niegan existencia al
contrato administrativo, como ocurre en Alemania -Mayer y Fleiner- donde algún sector
señala que el contrato administrativo es un simple acto administrativo cuya eficacia está
sujeta al consentimiento del particular; Francia donde algunos autores –Hariou y Duguit-
señalan que los contratos administrativos y los de derecho común carecen de diferencias
desde que tienen elementos idénticos entre sí; o Italia –Cammeo y Ranneleti- donde se
esgrime que en la contratación administrativa se evidencian dos manifestaciones
unilaterales de voluntad independientes entre sí –la del particular y la de la administración-
una de las cuales -la del particular- condiciona la eficacia de la otra.

En Venezuela, algún sector de la doctrina -Perez Luciani y Melich Orsini- niega la


existencia de los contratos administrativos. Así, el Dr. Pérez Luciani sostiene que «los
contratos que se llaman administrativos en Venezuela, por el traslado de nociones similares
de la dogmática francesa, son un problema de eruditos que nada tiene que ver con la
realidad jurídica venezolana y que tampoco, tales conceptos trasladados, tienen que ver con
enunciados constitucionales venezolanos como contratos de interés nacional y contratos de
interés público, cuyas connotaciones parecen más propias de una política local, que de una
distinción jurídica que parece imposible de precisar».

Sin embargo, se insiste, la corriente mayoritaria de la doctrina se pronuncia a favor de


la existencia de los contratos administrativos y en la actualidad no se discute la procedencia
de esta figura con características propias que lo diferencian de aquellos contratos
celebrados en el ámbito de derecho común. Militan en la corriente positiva, autores de la
talla de Gastón Jéze, Marcel Waline, Rafael Bielsa, Gabino Fraga y Fernando J. López de
Zavalía; para este último, los contratos administrativos se caracterizan por ser celebrados
por la administración pública, por lo general con un particular, sometidos al derecho
público, con cláusulas exorbitantes de derecho privado, en los que el particular queda en
una situación de subordinación jurídica respecto de la administración pública.

Distinción entre el contrato administrativo y contrato de derecho privado

Para determinar la naturaleza de un contrato administrativo frente a uno civil o


mercantil, debe atenderse a ciertos factores. En los contratos privados, la voluntad de las
partes es la ley suprema y su objeto los intereses particulares, mientras que en los
administrativos está por encima el interés social y su objeto son los servicios públicos. En
los privados, se da la igualdad de las partes, en los administrativos la desigualdad entre
Estado y contratante. En los privados, las cláusulas son las que corresponden de manera
natural al tipo de contrato, en los administrativos se dan las cláusulas exorbitantes. En los
privados la jurisdicción para dirimir controversias recae en los tribunales ordinarios, en los
administrativos interviene la jurisdicción especial, ya sean tribunales administrativos, si los
hay, o en propia sede administrativa, según los trámites establecidos por la ley o lo
estipulado en el contrato mismo

Elementos de los contratos administrativos

Las partes del contrato. Los sujetos de los contratos públicos son la Administración
Pública en cualquiera de sus grados o clases y los particulares, individual o colectivamente,
o también la Administración. En síntesis, pueden ser sujetos de la contratación
administrativa: las personas físicas o naturales, las personas jurídicas privadas y las
personas jurídicas públicas, estatales o no estatales.

a) La Administración. Pueden ser sujetos de los contratos de la Administración


todas las personas públicas, es decir: Estado Nacional, provincias,
municipios, entidades autárquicas, empresas del Estado, corporaciones
públicas, consorcios públicos, juntas vecinales públicas, y también las
personas privadas, que en el caso ejerzan función administrativa por
delegación estatal. En todos los casos los principios aplicables son los
mismos, las reglas son análogas, pues siempre será parte un órgano estatal o
no estatal en ejercicio de la función administrativa.
b) Los contratistas. Pueden ser contratistas de la Administración Pública, las
personas privadas físicas o jurídicas, nacionales o extranjeras, domiciliadas
dentro o fuera del territorio de la República, las personas públicas estatales y
las personas públicas no estatales.
2. Objeto. El objeto del contrato es la obligación que por él se constituye. Obligación
que tiene por contenido una prestación de dar, hacer o no hacer, querida por las
partes. El objeto del contrato, en otros términos, es la consecuencia que se persigue
al celebrarlo como factor determinante de la voluntad de las partes (art. 1169, CC).

Los contratos de la Administración pueden tener por objeto una obra o servicio público
y cualquier otra prestación que tenga por finalidad el fomento de los intereses y la
satisfacción de las necesidades generales. Cláusula abierta ésta, que convierte al objeto
de la contratación administrativa en prácticamente ilimitado.

3. Las cláusulas. Son cláusulas no susceptibles de ser inscritas en los contratos de


derecho común, que confieren prerrogativas especiales a la Administración frente a
los contratistas o a estos en relación con terceros. Estas cláusulas se llaman
ordinariamente cláusulas exorbitantes, por estar fuera de la órbita del derecho
común.
4. La duración. El contratista se convierte en un colaborador del servicio público, esto
es, que se comprometa frente a la administración a hacer funcionar un servicio
público, a realizar una obra o suministrar una prestación destinada a ayudar a la
Administración a hacer funcionar el servicio, o la actividad de interés general.

Formación de los contratos administrativos

El contrato se forma por la concurrencia de dos voluntades; una de ellas la de la


Administración, sujeto imprescindible en el contrato administrativo. La formación de la
voluntad de la Administración Pública recorre una serie de etapas, cumplidas por
distintos órganos. La selección del contratista de la Administración está sujeta a las
normas que instauran distintos procedimientos especiales y reglados a tales fines. La
libre selección del contratista es una excepción.

 Autorización presupuestaria: En los contratos que originan deudas de sumas de


dinero a cargo del patrimonio nacional, de los Estados o de los municipios, se
requiere la existencia de una partida presupuestaria o de un crédito adicional para
cubrir el gasto. En lo nacional, conforme al artículo 227 de la constitución, no se
hará el del tesoro gasto alguno que no haya sido previsto en la ley de presupuesto; y
solo podrán decretarse créditos adicionales al presupuesto para gastos necesarios no
previstos o cuyas partidas resulten insuficientes.
La Contraloría General de la Republica ejerce el control previo de los compromisos
que haya de contraer el Gobierno Nacional. En efecto, conforme al artículo 18 de la
Ley Orgánica de la Contraloría General de la Republica, los despachos del
Ejecutivo Nacional, antes de proceder a la adquisición de bienes o servicios, o a la
celebración de otros contratos que impliquen compromisos financieros para la
Republica, deberán someter los proyectos respectivos a la aprobación de la
contraloría.
El Doctor Luis Brito García define la Autoridad presupuestaria: “El control sobre la
disponibilidad de la partida presupuestaria no es otra cosa que una operación
material que permite complementar la revisión que se efectúa sobre la legalidad
presupuestaria del contrato. En efecto, comprobado el hecho legal de que el
presupuesto incluye una determinada partida que autoriza la realización de un cierto
gasto dentro de ciertos límites cualitativos de la aprobación de la Contraloría. Entre
otros aspectos, el hecho real, de que dicha partida no haya sido previamente
comprometida, y por lo tanto, afectada en su disponibilidad para la ejecución de un
gasto de características semejantes”
Debemos observar que el contrato celebrado por un autoridad administrativa, sin
base en una partida presupuestaria o en un crédito adicional, o excediendo el monto
de una u otro, es jurídicamente valido. Sostener lo contrario sería faltar a la equidad,
pues conduciría a desconocer obligaciones contraídas por los órganos legítimos del
poder público, con perjuicio de terceros de buena fe a cuyo alcance no estaba
conocer las irregularidades cometidas por la administración.
 Autorización para contratar: Para la conclusión de algunos contratos, es necesario
que el órgano competente para su otorgamiento haya sido autorizado por otro órgano
del Estado. En sentido general, la autorización es un acto o decisión emanado de un
órgano del estado que habilita a una persona o autoridad administrativa para ejercer un
poder jurídico o derecho preexistente. La autorización para contratar debe ser
distinguida de la decisión de contratar, emanada de asambleas y órganos colegiados y
que tienen por objeto obligar al respectivo órgano de ejecución y no solamente
facultarlo.
La autorización para contratar, cuando es exigida por la constitución o por la ley, es
necesaria para la validez del contrato. La autorización constituye un presupuesto de
legitimidad. Celebrado el contrato sin la autorización requerida por la constitución o por
la ley, resulta el producto de una voluntad que no podía ser ejercida.
 Decisión para Contratar: Consiste en la intervención administrativa anterior al
otorgamiento de un contrato, la cual tiene por efecto obligar al órgano ejecutivo a su
celebración, y no solo facultarlo para ello. En efecto, en algunas personas públicas
estatales existe un órgano deliberante y un órgano de ejecución, calificado, este último
para otorgar, a nombre de la respectiva entidad estatal, los contratos de la
administración, pero que al actuar, en tal forma, cumple su obligación de hacer efectiva
la decisión del primero. En el ámbito nacional, conforme a lo dispuesto en la
constitución, corresponde al presidente de la Republica, en consejo de ministros,
“celebrar contratos de interés nacional” permitidos por la constitución y la leyes. Eso
significa que el presidente de la república no puede por sí solo, sino en reunión con los
ministros.
 Votos Consultivos: En algunos casos, la autoridad calificada para la celebración de los
contratos de la administración está en la obligación de solicitar y obtener previamente la
opinión de otro órgano de la administración. Cuando la ley impone el cumplimiento de
este trámite, el requerimiento y la consideración del dictamen emitido son elementos
necesarios del procedimiento de formación del contrato; la omisión de uno u otra
constituye vicio de legitimidad. El parecer emitido es, en unas situaciones, vinculante;
en otras, no lo es. Se entiende por parecer vinculante aquel, al cual en virtud de
disposición legal, debe conformarse la administración activa: si se trata de un dictamen
vinculante, la opinión desfavorable del órgano consultivo impide la celebración del
contrato proyectado. La vente de bienes muebles de la republica que a juicio del
ejecutivo nacional, no sean necesarios para el servicio público, no puede válidamente
efectuarse, sin la previa opinión favorable de la contraloría, igualmente sucede con la
adquisición de bienes muebles, e inmuebles.
 Aprobación del contrato: La aprobación es una condición suspensiva de la ejecución
del contrato; pero que este ya existe desde el propio momento de su otorgamiento.
Según esta opinión, la aprobación es solo requisito necesario para la ejecutividad:
contiene una apreciación acerca de la conveniencia de un contrato ya formado, dirigida
a decidir si debe o no ser ejecutado
a) Aprobación legislativa: Según la constitución, los contratos de interés
nacional requieren aprobación del congreso. Exceptuase de esta formalidad
los que fueren necesarios para el normal desarrollo de la administración
pública y los que permita la ley. Por otra parte, las operaciones de crédito
publico y las concesiones de hidrocarburos, las cuales entran en la
categoría de los contratos de interés nacional, requieren autorización
legislativa, y por tanto, están exentas del requisito ulterior de la aprobación.

Órganos competentes para resolver los contratos administrativos

En Venezuela, al contrario, la tradición ha sido la existencia de una competencia


especializada de determinados tribunales para conocer de litigios en los cuales interviene la
Administración, pero integrados en el Poder Judicial. En esos tribunales, por otra parte, se
materializa el derecho de las personas a la tutela judicial efectiva frente a las acciones de la
Administración, a través del desarrollo de un conjunto de procesos contencioso
administrativos. De acuerdo con la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa, en efecto, el sistema de los procesos contencioso administrativos resulta
directamente del conjunto de atribuciones que se asignan en la misma a los diversos
órganos de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, que son la Sala Político
Administrativa del Tribunal Supremo, en su cúspide de la organización judicial contencioso
administrativa, y en orden descendente, los Juzgados Nacionales de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa, los Juzgados Superiores Estadales de la Jurisdicción
Contencioso Administrativos y los Juzgados Municipales de la Jurisdicción Contencioso
Administrativos. Las competencias judiciales establecidas en los artículos 23, 24, 25 y 26,
dan origen a los siguientes procesos contencioso administrativos: (i) el proceso contencioso
administrativo de las demandas patrimoniales; (ii) el proceso contencioso administrativo de
las demandas contra las vías de hecho; (iii) el proceso contencioso administrativo en
materia de prestación servicios públicos; (iv) el proceso contencioso administrativo de
anulación de actos administrativos; (v) el proceso contencioso administrativo contra las
carencias administrativas; (vi) el proceso contencioso administrativo de las controversias
administrativas; y (vii) el proceso contencioso administrativo de la interpretación de las
leyes. Debe señalarse además, que en la Ley Orgánica se atribuyó competencia en el
artículo 24 a los Juzgados Nacionales de la Jurisdicción Contencioso Administrativa para
conocer de “los juicios de expropiación intentados por la República, en primera instancia,”
con la apelación para ante la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo, y cuyo
procedimiento se regula en la Ley de Expropiación por causa de utilidad pública o social de
2002.

Cuasicontratos

Los cuasicontratos se definen como "hechos voluntarios no convencionales, lícitos que


generan obligaciones". El cuasicontrato se diferencia de los contratos en el elemento
voluntario que debe concurrir en el contrato, ósea, en el cuasicontrato no interviene un
acuerdo de voluntades entre los contratantes. El cuasicontrato se diferencia también de los
delitos en el elemento de licitud. Cuando el hecho genera una obligación y el hecho
propiamente tal es licito estamos en presencia de un cuasicontrato, cuando el hecho que
genera una obligación es ilícito estamos en presencia de un delito civil.

Como ya advertíamos en el inicio de este apunte, los juristas romanos pudieron


observar que existían obligaciones que no nacían del contrato ni tampoco del delito, por lo
que a estas instituciones se les denomino cuasicontratos. Sin perjuicio de lo anterior, los
juristas romanos solo trataron de justificar la fuerza obligatoria de estas obligaciones, por lo
que ha sido la doctrina moderna la que se ha encargado de regularlas en el ordenamiento
jurídico positivo.
Enriquecimiento Sin Causa

El enriquecimiento sin causa es una figura jurídica clásica surgida en el Derecho


Civil. Sin embargo, en las últimas décadas, su mayor desarrollo se ha dado en la
jurisprudencia contencioso administrativa, en donde la figura se ha adoptado para proteger
a particulares que se han empobrecido de forma injustificada y a favor del Estado, quienes
se encontraban desprovistos de protección jurídica. Así, el Consejo de Estado adoptó la
estructura básica del enriquecimiento sin causa, pero le añadió algunos cambios. En este
orden, este artículo pretende, a través del Análisis Económico del Derecho, contrastar estas
dos interpretaciones y, a partir de un juicio de eficiencia, determinar cuál es la más
adecuada para el mundo jurídico y económico.

La acción de enriquecimiento injusto o enriquecimiento sin causa es una figura


jurídica de creación jurisprudencial que tiene por objeto reclamar el beneficio obtenido por
una persona física o jurídica a costa del empobrecimiento de otro, sin existir justificación
jurídica. Se trata de una acción que suele vincularse a la jurisdicción civil, que sin embargo
también puede ser utilizada en la vía administrativa como veremos a continuación.

Aplicado en el ámbito administrativo, el enriquecimiento injusto permite desplazar la


legislación de contratos públicos y amparar al contratista para cobrar de la Administración.
Esto puede hacerse pese a no existir contrato o estar gravemente viciado. En este caso la
reclamación formulada en tal sentido se configura como una acción autónoma de la acción
por responsabilidad patrimonial.

Gestión de Negocios

Es una fuente de obligaciones que provienen de un hecho voluntario y lícito, siendo un


cuasicontrato al igual que el Código Civil, derogado que consideraba el hecho voluntario y
lícito como fuente de obligaciones y dentro de éste, la gestión de negocios ajenos y el pago
de lo indebido, hasta que el Código Civil vigente consagró a ambas figuras como fuente
autónoma de obligaciones.

"la gestión de negocios ajenos es el hecho de una persona, el gestor de negocios que sin
haber encargado de ello, se ocupa de los asuntos de otra persona, el gestionado o dueño del
negocio".

De lo anterior podemos definir a la gestión de negocios, como la intervención


intencional de una persona que carece de mandato y obligaciones legales, en los asuntos de
otra, con el propósito de evitarles daños o de producirle beneficios. Es una mediación
deliberada en la esfera jurídica ajena que la ley no prohíbe, sino al contrario permite,
porque se basa en un sentimiento generoso y solidario que debe ser alentado.

El que actúa sin mandato y sin estar obligado a ello se denomina gestor; y la persona
que se beneficia con la gestión se llama dueño del negocio gestionado.
Requisitos

• 1- Negativos:

• A- No presencia del dueño: la simple ausencia que impide al dueño ocuparse de


alguno o de todos sus asuntos; por ejemplo la persona que se ausenta de su casa pero se
sabe o se presume dónde está. Debe tenerse en consideración la situación concreta, pues
son las circunstancias las que determinaran si se cumple o no este requisito.

• b- Imposibilidad del dueño de atender sus negocios: si el dueño ha encargado a otra


persona la gestión de sus negocios, un tercero no puedo intervenir con el pretexto de la no
presencia del dueño.

• c- Falta de consentimiento del dueño: el dueño no debe haber consentido la gestión,


así sea tácitamente, en cuyo caso habría un mandato.

• d- Ausencia de oposición del dueño: si este ha manifestados a sus vecinos que


durante su ausencia no se ocupen de sus asuntos, o lo hace una vez iniciada la intervención
del gestor, se viola el principio de no inmiscuirse en los asuntos ajenos y que pretenda
hacerlo es responsable de sus actuaciones. Al cometer un hecho ilícito deberá pagar los
daños causados al dueño, por ejemplo en caso de incendio de una cosa perteneciente al
dueño.

Pago de lo indebido

Consiste en la relación o el vínculo jurídico que se establece entre la persona que


recibe lo que no tenía derecho a recibir y aquella que paga por error y en cuya virtud el
cobrador se constituye en la obligación de restituir lo indebidamente pagado.

Relación o vinculo jurídico que se establece entre la persona que recibe lo que no tenía
derecho a recibir (accipiens) y aquélla que paga por error (solvens), constituyéndose el
cobrador en la obligación de devolver lo indebidamente pagado.

La Licitación

La licitación en el derecho administrativo, es una forma para celebrar contratos de


administración donde se le confiere provisión a un empresario que ofrece mejores
condiciones o el precio más bajo en una concurrencia de candidatos. Existen dos tipos de
licitación, la pública y la privada.
La licitación pública

La aferencia u oferta públicas son procedimientos para las contrataciones del estado u
otros órganos, donde todo empresario puede ser candidato y uno ser seleccionado para ser
contratante con justificación de idoneidad ética, técnica, transparencia, eficacia, y
financiera de los intervinientes estableciendo la mejor oferta para l adquisición o
enajenación de bienes, prestación de servicios o ejecución de obras. Es un procedimiento
leal para invitar a interesados propongas propuestas la cual será elegida la más ventajosa.

La licitación privada

En esta nos referimos a un procedimiento administrativo de carácter consensual, donde


se le invita a determinados empresario para que formulen sus propuestas, es decir, la
invitación no se establece en anuncios públicos sino privados a ciertas empresas de buena
reputación.

Tipos de licitación pública:

 Licitación General: es el procedimiento competitivo de selección del contratista, en


el que puede participar personas naturales y jurídicas nacionales y extranjeras,
previo el cumplimiento de los requisitos establecidos en el Decreto Ley, su
Reglamento y las condiciones particulares inherentes a cada proceso de licitación.
 Licitación selectiva: es el procedimiento competitivo excepcional de la selección del
contratista en el que los participantes son invitados a presentar ofertas por el ente
contratante, con base en su capacidad técnica, financiera y legal.
 Adjudicación Directa: es el procedimiento excepcional de selección del contratista,
en el que este es seleccionado por el ente contratante, de conformidad con la
presente ley y su reglamento (inferior a 11.500 UT). Es el mecanismo por el cual la
Administración elige directamente al contratista, sin concurrencia u oposición.

Ejecución del contrato administrativo

Durante la existencia del contrato administrativo es posible distinguir con claridad dos
fases: en la primera de ellas la Administración prepara, aprueba un expediente, y selecciona
a un empresario al que le adjudica el contrato, que es formalizado inmediatamente. En una
segunda fase se han de cumplir las obligaciones que los pliegos y el contrato asignaban a
cada una de las partes: resumidamente, el contratista ha de realizar la obra, el servicio, el
suministro, gestionar el servicio público o la concesión, o aquella prestación en que
consistiera el contrato en los términos estipulados en éste; y la Administración deberá
abonar el precio del contrato en esos mismos términos. A esta fase se le denomina
ejecución del contrato, o cumplimiento del mismo.
Obligación del contratista en la ejecución

Como en la mayoría de los contratos, la obligación principal de una de las partes es la


de pagar el precio pactado. El contrato administrativo no es una excepción, y en casi todos
ellos la Administración tiene el deber de pagar un precio al contratista. En ocasiones no es
la única obligación, sino que va acompañada, por ejemplo, de la de poner a disposición del
contratista los medios para ejecutar el contrato (como el inmueble donde se vaya a realizar
la obra, los medios auxiliares para gestionar un servicio público, o permitir que el
contratista de un servicio de limpieza pueda acceder al edificio público en que trabajar).

Como aspectos generales a tener en cuenta debemos recordar que uno de los
contenidos mínimos del contrato es el precio cierto, o el modo de determinarlo; y que la
propia Ley de Contratos del Sector Púbico concreta todos los aspectos relativos al precio, al
cálculo del valor estimado de los contratos y a la revisión de los precios en los contratos de
las Administraciones Públicas.

Derecho del contratista

 Percepción del precio. Es derecho del contratista percibir el precio correspondiente


o suma de dinero estipulada por las prestaciones a ejecutar. El precio puede
configurarse de diversas formas. Un principio fundamental que rige el precio es la
intangibilidad, por el que el principio de mutabilidad no es válido en relación al
precio, ya que el mismo no puede ser variado si no es por acuerdo entre las partes.

El precio debe ser pagado en el lugar, tiempo, forma y condiciones fijadas. Puede ser
incrementado por pagos suplementarios, integrándose así al precio originario, cuando el
contratista realiza prestaciones no previstas pero necesarias y que deben serle
reconocidas, o cuando han existido prestaciones suplementarias ordenadas por la
Administración. El precio, cuando se lo paga parcialmente a cuenta de prestaciones,
puede estar sujeto a retenciones que tienden a constituir un fondo de garantía para
atender a los reparos o nuevas prestaciones de la obra.

 En lo relativo a cosas muebles, la entrega tiene incidencia en el precio contractual.


 Rescisión del contrato por culpa de la comitente. EL contratista puede pedir la
rescisión por culpa de la Administración, en los casos previstos en las cláusulas
contractuales y en las disposiciones legales aplicables. La fuerza mayor y el hecho
de la administración generan la imposibilidad de ejecutar el contrato.

La rescisión a petición del contratista produce la extinción del contrato y el pago de los
daños y perjuicios.

 Resarcimiento por rescisión del contrato por razones de oportunidad. Cuando la


Administración dispone unilateralmente la rescisión, fundada en razones de mérito,
oportunidad o conveniencia, el contratista tiene derecho a ser indemnizado de los
daños y perjuicios que le produzca dicha extinción.
 Mantenimiento de la ecuación económico-financiera. Cuando el contratista estima
su precio, lo hace teniendo en cuenta la situación económico-financiera al momento
de celebrar el contrato. Si tal situación se ve alterada, el contratista tiene derecho a
restablecer la ecuación. El fundamento jurídico está en el principio de justicia
conmutativa.
 Eximentes de responsabilidad para el contratista. Eximen de responsabilidad al
contratista en caso de incumplimiento.
- Fuerza Mayor o caso fortuito: acontecimientos que imposibilitan cumplir o
cumplir en término las prestaciones contractuales. El acontecimiento tiene
que ser ajeno a la persona y debe ser: exterior, imprevisible, inevitable y
actual. Existen dos modalidades: insuperable que pos sí justifica la
inejecución; y la que sin ser irresistible trastorna definitivamente el
equilibrio del contrato. Por otra parte, los efectos de la fuerza mayor podrán
ser definitivos (la imposibilidad de cumplimiento es insuperable) o
provisional (motiva la paralización o suspensión de la ejecución del
contrato).
- Hecho de la Administración: es toda conducta de la Administración que
imposibilita al contratista la ejecución del contrato o lo obliga a su ejecución
fuera de término. Produce efectos definitivos o transitorios.

Revocación unilateral del contrato administrativo

La revocación, contrario a la caducidad se da por causas subjetivas, es decir, por


circunstancias extralegales que no obstante estar reguladas en la Ley, no pueden ser
determinadas por ésta.

La revocación implica una terminación del Contrato Administrativo, la administración


pública puede considerar, por una decisión gubernamental, que no es conveniente continuar
un contrato. Esta decisión es unilateral, en ejercicio de la potestad administrativa, pero
comporta el pago de indemnización al que resulte afectado. En cambio, si es por la
responsabilidad de quien contrata con la administración, se hace obligatoria la
indemnización que debe pagar el responsable a la administración pública.

Son causales de la revocación, la muerte o incapacidad sobrevenida del contratista


individual o la extinción de la personalidad jurídica de la sociedad contratista, la
declaración de quiebra o el concurso de acreedores, por la modificación de las obligaciones
contractuales por parte de la Administración y que tales modificaciones implique una
variación sustancial de las mismas, en los casos de fuerza mayor o caso fortuito, entre otras.
La Obra Pública

Se denomina obra pública a todos los trabajos de construcción, ya sean infraestructuras


o edificación, promovidos por una administración de gobierno (en oposición a la obra
privada) teniendo como objetivo el beneficio de la comunidad.

Manera de Realizarla

La elaboración del proyecto corresponderá normalmente al ente del sector público que
contrata. Excepcionalmente, la elaboración del proyecto podrá ser realizada por la propia
empresa contratista. Tal supuesto se contempla para situaciones de gran dificultad técnica,
e implica la necesidad de que la Administración presente un anteproyecto al que se ajustará
el proyecto que elabore el contratista. El contenido del proyecto es descrito en detalle por la
Ley de Contratos del Sector Público (memoria, planos, pliego de prescripciones técnicas,
presupuesto, plan de obra, referencias para el replanteo, así como un estudio de seguridad y
salud) algo que no obsta para que se introduzca un régimen flexible en el que se puede
prescindir de algún elemento siempre que la documentación sea suficiente para definir y
ejecutar las obras.
Finalmente, el proyecto habrá de incluir todos los estudios e informes que sean
necesarios para la definición del objeto del contrato. A menos que no sea posible por la
naturaleza de las obras, será obligatorio incluir un estudio geotécnico de los terrenos sobre
los que se va a ejecutar la obra.

Contrato de suministro

El contrato de suministro es un tipo particular contrato mediante el cual


el proveedor (o suministrador) se compromete a realizar en el tiempo una serie de
prestaciones periódicas, determinadas o indeterminadas, a cambio del pago de un precio,
que puede ser unitario o por cada prestación periódica.
Algunos filósofos del derecho equiparan este contrato a una compraventa mercantil
negándole autonomía. Sin embargo, el de suministro se distingue de la compraventa por los
siguientes motivos: a)la compraventa es un contrato instantáneo, en tanto que el suministro
es de tracto sucesivo; b) la compraventa no puede tener por objeto la prestación de
servicios, el suministro sí; c) el contrato de compraventa puede ser civil o mercantil, en
tanto que el suministro siempre es mercantil; d)el contrato de compraventa es traslativo de
dominio, el de suministro puede ser además, traslativo de uso o de disfrute, o tener por
objeto la prestación de servicios personales. Por tanto, no se confunden ni se identifican
ambos tipos de contratos. Ejemplos del mismo son el suministro de servicios públicos o
de servicios privados.
Servicios Públicos

Son todas aquellas actividades llevadas a cabo por los organismos del Estado o bajo el
control y la regulación de este, cuyo objetivo es satisfacer las necesidades de una
colectividad. Los servicios públicos son una función de Estado, puesto que el Estado no es
sino una corporación de servicios públicos administrados por los gobernantes sobre quienes
recae, a su vez, la función y la obligación de crear, organizar y garantizar el adecuado
funcionamiento de los servicios públicos.

Expropiación

El concepto de expropiación se refiere a la adquisición por parte de una organización


pública, que es el Estado en la mayoría de los casos, de un bien anteriormente considerado
de propiedad privada. A menudo la Administración pública recurre a actos de expropiación
mediante los cuales adquiere determinados terrenos, bienes inmuebles, sociedades
mercantiles, recursos naturales, derechos de explotación sobre bienes u otros tipos por muy
diversas causas. De este modo, el Estado pasa a convertirse en propietario de los mismos,
haciéndose a la vez con los derechos derivados de esta propiedad. Entre los mismos
destacaría el derecho de explotación económica.

Dicha explotación de bienes expropiados puede ser realizada tanto por el Estado como
por terceros. Esto se entiende por ejemplo con el caso de empresas anteriormente de
carácter privado que al ser expropiadas siguen con su actividad, pero ahora bajo el control
estatal y, por tanto, con carácter público.
Conclusión

En conclusión, este trabajo nos lleva a tomar como referencia la importancia


de los contratos administrativos y todo lo que deriva de ellos en nuestra vida y
en el entorno laboral en el cual nos rodeamos, en el desarrollo y evolución de
nuestra forma de aplicar los procedimientos al momento de ejercer la carrera
como abogados, de forma que el presente trabajo y lo aquí expuesto nutre en
gran medida nuestro progreso, no sólo en este momento de ámbito académico
sino como futuros abogados.

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