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LENGUAJE Y COMUNICACIÓN

VOL. II
TEXTURA, COMPOSICIÓN, COHERENCIA,
ENUNCIACIÓN Y ACTOS DE HABLA

Sergio Etkin
Sergio Etkin

Un error semejante al anterior se produce cuando se toma la frase


GH JHUXQGLR FRPR XQ VLQWDJPD QRPLQDO R GH LQÀQLWLYR FRQVWUXFFLyQ
IUHFXHQWHHQWtWXORVRVXEWtWXORVGHWH[WRVHVFULWRVHVFRP~QTXHVHWLWXOH
(21a) en lugar de (21b):
(21) a. *Analizando los medios de comunicación
b. Análisis de los medios de comunicación

§ 2. Cohesión
6HJ~Q GH %HDXJUDQGH \ 'UHVVOHU  VV  OD cohesión es el tipo
de relación entre los elementos que componen un texto que asegura su
estabilidad a través de la continuidad de estos componentes. Desde un punto
de vista cognitivo, como explican los autores, los mecanismos de textura
HQJHQHUDORUJDQL]DQHOPDWHULDOOLQJtVWLFRHQFRQH[LRQHVÀMDVGHPRGRWDO
que puedan ser adecuadamente procesadas dentro de los límites de nuestra
PHQWHTXHVHJ~QVHFRPSUXHEDH[SHULPHQWDOPHQWHWLHQHXQDFDSDFLGDG
más bien pobre para almacenar datos lingüísticos en su memoria operativa
o de corto plazo.
Las relaciones gramaticales fundamentales –la construcción de las
HVWUXFWXUDVPiVEiVLFDVGHVLQWDJPDV XQQ~FOHR\XQHVSHFLÀFDGRUFRQ
HO DJUHJDGR GH DOJ~Q PRGLÀFDGRU R DOJ~Q FRPSOHPHQWR GHSHQGLHQWHV
de aquel), pero también las cláusulas (unidad de sujeto y predicado) o las
oraciones (construcción compuesta por al menos una cláusula)– operan
con unidades que pueden ser procesadas en forma muy rápida y casi
automática. Pero a la hora de operar con fragmentos más extensos, nuestra
mente hace intervenir otros mecanismos necesarios para la reutilización,
ODPRGLÀFDFLyQ\ODFRPSUHVLyQGHORVHVTXHPDVVLQWDJPiWLFRV6HWUDWDGH
los procedimientos cohesivos.
Los fenómenos de cohesión, acotan los autores, son de alguna manera
menos obligatorios que los gramaticales, dado que los errores en los
SULPHURV VRQ PHQRV JUDYHV SDUD OD GHFRGLÀFDFLyQ GH OR TXH VH LQWHQWy
decir, que las fallas en los segundos.

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Lenguaje y Comunicación Vol II

Para Halliday y Hasan (op. cit.), la cohesión tiene lugar cuando dos
elementos de un texto se enlazan de manera tal que la interpretación de
uno de ellos depende de la del otro. Se trata, entonces, de una relación de
integración de al menos dos formas o frases en un texto a partir del hecho
de que la primera presupone a la segunda.
Los autores diferencian cinco procedimientos cohesivos básicos,
aclarando que no deben verse como compartimentos estancos,
particularmente para los casos en que los rasgos semánticos sugieren
cierta interpretación y los gramaticales, otra. Tres de ellos son de índole
gramatical, en el sentido de que afectan a las palabras como piezas de la
frase y sus estructuraciones sintácticas: referencia, sustitución y elipsis, y
cinco de naturaleza propiamente semántica, esto es, basada íntegramente
HQORVVLJQLÀFDGRVGHODSDODEUDVRHQODVSURSLHGDGHVGHOYRFDEXODULRORV
de cohesión léxica: la repetición, la sinonimia, la hiperonimia, las palabras
generales y las colocaciones. Finalmente, el mecanismo de la conjunción se
ubica en una zona limítrofe entre los enlaces asegurados por la gramática y
ORVTXHUHSRVDQVREUHHOVLJQLÀFDGRGHODVSDODEUDV
El siguiente cuadro sintetiza los diferentes mecanismos cohesivos que
distinguen los autores:
personal
referencia demostrativa
general
gramatical sustitución comparativa
elipsis particular

cohesión conjunción

repetición

léxica sinonimia y cuasisinonimia

hiperonimia, hiponimia, cohiponimia


palabras generales

colocaciones

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§ 2.1. Cohesión gramatical


§ 2.1.1. Referencia
En la relación de referencia –aunque esto se aplica también a las de
sustitución y elipsis– el signo que presupone otro para su interpretación
contiene una especie de instrucción que demanda buscar su contenido en
otro lugar del texto, como si ordenara “vea en otro lugar”. El resultado es
una relación de identidad en el sentido de que se produce una continuidad
de la referencia: un objeto referido aparece en el texto por segunda vez.
Los enlaces de referencia se realizan a través de proformas, formas vacías,
cuyo prototipo son los pronombres, que toman su valor al vincularse con
otra expresión del mismo texto; se dice en tal caso que producen una
referencia endofórica.

§ 2.1.1.1. Referencias exofóricas y endofóricas


Los pronombres pueden también producir referencias exofóricas o
situacionales, es decir que son capaces de señalar a un referente de la realidad
que forma parte del intercambio comunicativo: los hablantes, el tiempo y
el lugar de la enunciación. No obstante, las referencias exofóricas no son
cohesivas normalmente.
Sólo las referencias endofóricas son intrínsecamente cohesivas, en la medida que
toman su contenido de otros elementos presentes en el mismo texto,
mientras que las exofóricas, conectadas directamente con los objetos de
la realidad que forman parte del evento de habla, no tienen por función
integrar unas con otras las partes del texto.
Las formas personales de primera y segunda persona pueden tener
excepcionalmente valor cohesivo en el discurso citado. De esta manera, en
(22) los pronombres personales yo y vos son formas endofóricas, aunque
indirectas, que remiten a tu amiga y tu novio, respectivamente, en el texto, si
bien no dejan de representar también a un hablante y a su destinatario
directo:
(22) Entonces, se acerca tu amiga y le dice a tu novio: “Yo no
sé que hacés vos en este lugar”.

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Lenguaje y Comunicación Vol II

Algo semejante ocurre en otras formas de comunicación cuando


VRQGLIHULGDVRÀFFLRQDOHVFRPRHQODVFDUWDVODSXEOLFLGDGRODÀFFLyQ
narrativa, por ejemplo.

§ 2.1.1.2. Referencias personales, demostrativas y comparativas


Las referencias endofóricas pueden ser personales, cuando se vinculan
con los otros elementos del texto a través de la categoría de persona,
demostrativasVLVHEDVDQHQXQDORFDOL]DFLyQHVSDFLDOVHJ~QXQDHVFDODGH
proximidad de tres grados, representados prototípicamente en español por
los demostrativos este, ese y aquel, o comparativas, al remitir indirectamente a
VXUHIHUHQWHVHJ~QODVLPLOLWXGRODGLIHUHQFLD
Entre ellas, las referencias endofóricas personales y demostrativas
se apoyan en una relación de identidad entre los dos signos enlazados, lo
cual exige que el signo endofórico sea HVSHFtÀFR; la de comparación, en una
relación de semejanza o diferencia. Por ejemplo, en (23):
(23) Hablé con Juan. Él no está de acuerdo en hacer las
cosas a tu manera.
consideremos las personas implicadas. Diríamos que son justamente
tres: un hablante, un interlocutor y un tercero, un tal Juan. Notemos
las expresiones lingüísticas principales que hacen referencia a esas tres
personas: el hablante es referido por una forma de 1ª persona singular,
que se contiene en la desinencia verbal de hablé (es decir, [yo] hablé). El
interlocutor, por su parte, es señalado a través del posesivo tu, que marca
XQD  SHUVRQD VLQJXODU TXH VH LGHQWLÀFD FRQ HO GHVWLQDWDULR GLUHFWR GH
este mensaje. Las referencias personales al hablante y a su interlocutor
son exofóricas, remiten a los participantes del acto comunicativo, y no son
cohesivas, como dijimos arriba, dado que no enlazan un signo con otro signo
en el texto, sino un signo con un referente externo al texto (de aquí, el
exo- del término exofórica): por ejemplo, la persona que está hablando. De
manera que, en este ejemplo, hay cohesión solo en la referencia a una 3ª
persona: en efecto, se establece un lazo cohesivo de referencia personal
endofórica entre el nombre propio Juan y el pronombre personal de 3ª
persona singular él, que es una proforma existencial, por oposición a las
posesivas. Este pronombre es una forma vacía que no podría ser interpretada
VLVXFRQWHQLGRQRVHLGHQWLÀFDUDHVSHFtÀFDPHQWHFRQHOGHODSDODEUDJuan.

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§ 2.1.1.3. Referencias anafóricas y catafóricas


Las referencias endofóricas se denominan anafóricas cuando retoman
elementos del texto que se han empleado previamente, como en (23), en
que el pronombre él retoma al nombre propio Juan, y en (24), y catafóricas,
cuando anticipan alguno de los que se presentarán más adelante, como en
(25):
(24) Hace tres meses que no paga las expensas: esta situación es
insostenible.
(25) La situación es esta: hace tres meses que no paga las expensas.
El término que sirve de referencia a la expresión endofórica personal
QRWLHQHSRUTXpVHUHVSHFtÀFR$VtHQ  
(26) A las tres dan una película: quiero verla.
el lazo cohesivo endofórico se da entre el sintagma nominal una película,
TXHKDFHXQDUHIHUHQFLDLQHVSHFtÀFDDXQÀOP XQÀOPLQGHWHUPLQDGR \HO
pronombre personal de 3ª persona singular laTXHVHUHÀHUHHVSHFtÀFDPHQWH
DOÀOPPHQFLRQDGRDQWHV´TXLHURYHUMXVWRHVHÀOPHOGHODVWUHVGHOD
tarde”.
Obsérvese que seguimos hablando de referencia personal, a pesar
de que una película no es una persona, por el hecho de que los objetos
inanimados entran en el sistema de personas en una gran cantidad de
lenguas, entre ellas la nuestra, en cuanto referentes que no son ni hablantes
ni interlocutores, a partir de lo cual se les asigna el lugar de un tercero: la
llamada tercera persona.
Hay dos referencias demostrativas en el ejemplo (27):
(27) A: –Es mejor ocultarle el acta de ayer.
B: –Te digo esto: no me gusta esa propuesta.
En la respuesta de B, el demostrativo esto enlaza cohesivamente hacia
delante, es decir, catafóricamente, con la cláusula “no me gusta esa propuesta”,
que lo llena de contenido; mientras que el demostrativo esa enlaza hacia
atrás, anafóricamente, con la cláusula “ocultarle el acta de ayer”, emitida por
el hablante A.

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Lenguaje y Comunicación Vol II

Como señalan Halliday y Hasan, el sistema lingüístico puede preferir


en el diálogo el demostrativo de cercanía esto para retomar expresiones del
propio hablante y el de distancia media eso para retomar lo dicho por el
LQWHUORFXWRU(VWH~OWLPRVHHMHPSOLÀFDHQ D IUHQWHD E 
(28) a. A: –La nena dejó todo tirado en su cuarto
B: –Eso debería preocuparte.
b. La nena dejó todo tirado en su cuarto. Esto me tiene
preocupado.
Estos distintos demostrativos también reaccionan a posiciones
textuales, lo dicho antes y lo dicho más tarde, como en (29)
(29) Unos empleados traían los hierros y otros las maderas:
estos >  ORV TXH WUDtDQ ODV PDGHUDV@ HUDQ VXÀFLHQWHV SHUR
aquellos [= los que traían los hierros], no.
y al factor temporal, como en (30a) frente a (30b):
(30) a. Martín el año pasado sacó un 6. Esa fue su mejor
nota en la escuela.
b. Martín acaba de venir con un 6. Esta es su mejor
nota en la escuela.

§ 2.1.1.4. Realizaciones lingüísticas


Con la realización de las referencias endofóricas personales se asocian
desde el punto de vista lingüístico principalmente los pronombres
personales y los posesivos.
Las referencias endofóricas demostrativas, aparte de su concreción a
través de los tres demostrativos: este, para la cercanía; ese, para la distancia
media y aquel, para lo que está alejado respecto del hablante, pueden
apoyarse en el DUWtFXORGHÀQLGR (el, la; los, las) –grado neutral que indica que
HOUHIHUHQWHHVGHÀQLGR\HVSHFLÀFDEOH²FRQYDORUFRKHVLYRFRPRHQHO
ejemplo (31); también en adverbios de lugar: para lo cercano acá (con tal de
que no tenga valor exofórico): ejemplo (32); para lo alejado, allá (33); o de
tiempo: ahora (marca proximidad y es cohesivo en usos endofóricos, como
el de (34) y entonces (alejamiento), ejemplo (35):

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Sergio Etkin

(31) Preparó un café riquísimo. Después de tomar el café [=


este café al cual acabo de referirme], me fui a mi casa.
(32) Cuando entré en la habitación del hotel pensé: “yo de acá
[= de esa habitación del hotel de la que se habló antes] no
me muevo”.
(33) La pasamos muy bien en las sierras de Córdoba: allá [= en
ese lugar que acaba de ser referido] el aire es muy diferente.
(34) Cuando me vio entrar en su casa sólo atinó a decirme:
“ahora [= en ese momento referido, cuando el hablante
entró] no puedo recibirte”.
(35) Mis abuelos nacieron en el siglo XIX: entonces [= en ese
siglo] las relaciones de autoridad eran más rígidas que ahora
[no cohesivo, por ser exofórico].
En la referencia comparativa HO tWHP FRKHVLYR QR VH LGHQWLÀFD FRQ XQR
manifestado antes o después que él, sino que es comparado con el que
OH VLUYH GH UHIHUHQFLD /RV FRPSDUDWLYRV PDQLÀHVWDQ FRKHVLyQ SRU
comparación en el sentido de que algo no puede ser, por ejemplo, menos
en abstracto sino que siempre lo será en referencia a otra cosa, y se
HVWDEOHFHUiXQHQODFHFRKHVLYRFRQODH[SUHVLyQTXHUHÀHUDDHVHWpUPLQR
de comparación, cuando esté presente en el texto.
La referencia comparativa puede ser general o particular. Se producen
referencias comparativas generales cuando no se añade ninguna propiedad
HVSHFtÀFD HQ WpUPLQRV GH LJXDOGDG VLPLOLWXG \ GLIHUHQFLD² mismo, igual,
idéntico, idénticamente; tal, similar, así, parecidamente; otro, diferente, de otra manera,
al revés. A continuación damos algunos ejemplos para cada uno de estos
tres grupos:
36) a. Mi tío es un ambicioso y mi primo es igual. (igualdad)
b. A: –Vi un furgón gasolero estacionado acá enfrente.
B: –El mío es parecido pero no es ese. (semejanza)
c. Me trajo de su viaje por Italia unos hongos: esperaba
algo diferente. (diferencia)

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Lenguaje y Comunicación Vol II

Por su lado, son particulares las que sirven para establecer comparaciones
GH FDQWLGDG R GH FDOLGDG HQ EDVH D XQD SURSLHGDG HVSHFtÀFD FRPR
FXDQWLÀFDGRUHV más, menos, pocos, tantos), o como adjetivos y adverbios en
grado comparativo (mayor, peor, mejor, más cerca  (MHPSOLÀFDPRV DOJXQDV
formas en (37):
(37) a. Marcelo le ganó bien: ella hizo pocos méritos.
FXDQWLÀFDGRU SDUD OD SURSLHGDG ´KDFHU PpULWRVµ HQ
comparación cuantitativa)
b. Marcelo perdió bien: ella jugó mejor (mejor, comparativo
del adverbio bien, compara cualitativamente el juego de uno
con el del otro).
De todos modos, los autores rechazan considerar como cohesivas
las relaciones que se apoyan en dependencias gramaticales estructurales
RÀMDVFRPRODGHTXHXQFRPSDUDWLYRUHFLEDXQFRPSOHPHQWR$VtQR
postulan un lazo cohesivo, que sería catafórico en estos casos, entre más
inteligente y que María en (38), dado que la frase que María está motivada por
condiciones estrictamente gramaticales como complemento del adverbio
FXDQWLÀFDGRU más, es decir, una vez elegido más debe ser seguido por el
complemento encabezado por que o por una forma similar:
(38) Juan es más inteligente que María.
En efecto, las referencias comparativas cohesivas son casi siempre
anafóricas. Es catafórico el lazo cohesivo entre el comparativo general otros
y el nombre propio Juan en casos como el de (39):
(39) Otros podrían amedrentarse, pero Juan era lo bastante
valiente como para afrontar la situación.

§ 2.1.2. Sustitución
Sigue el mecanismo de sustitución, junto con la elipsis, que es una
variante suya, los otros dos tipos de cohesión propiamente gramaticales.
La sustitución es un tipo de cohesión muy importante en inglés, pero que
no parece tener la misma relevancia en nuestra lengua. Consiste en el
reemplazo de un ítem lingüístico por otro de idéntico valor dentro del
texto.

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Sergio Etkin

A diferencia de los fenómenos de referencia, en los de sustitución se trata


de relaciones de nivel léxico-gramatical casi desprovistas de semántica: es
decir, no se apoyan, como las primeras, en la identidad de contenido entre
el referente de una expresión y el de otra a partir de la cual la información
se recupera en el contexto –si primero dije mi sobrino y poco más abajo este
chico, las dos expresiones son correferenciales, designan el mismo ser de la
UHDOLGDG²VLQRGHOXVRGHXQDHVSHFLHGHÀFKDTXHYDOHSRURWUDFRVDFRQ
la cual se evita la repetición de un primer ítem léxico.
Como sugeríamos antes, la sustitución se realiza a través de expresiones
más variadas en inglés (one, the same, so, do, entre otras), de las cuales el
español comparte las formas uno, lo mismo y así. Por ejemplo, en
(40) No tengo caños de hierro, pero tengo unos de plástico.
se aprecia el uso del sustituto uno ocupando el lugar del elemento que
+DOOLGD\\+DVDQFDOLÀFDQFRPR´UHSXGLDGRµHOTXHVHHYLWDUHSHWLU DTXt
caños  \ GHEH VHU DFRPSDxDGR SRU DOJ~Q HOHPHQWR TXH HVSHFLÀTXH VX
referencia, aquí de plástico.
En el caso del sustituto lo mismo, los autores remarcan que en ejemplos
como (41a):
(41) a. A: –Quiero una ensalada.
B: –Yo quiero lo mismo.
b. A: –Quiero una ensalada.
B: –La quiero yo.
se reconoce la diferencia entre un sustituto y una forma de referencia,
como la que se usa en (41b), en que, cuando se usan los primeros, no hay
identidad entre las dos formas unidas cohesivamente: B no va a comer
la misma ensalada que A, mientras que en (41b) los hablantes sí se están
disputando el mismo plato de comida.
El así cohesivo por sustitución no es el que produce referencias
comparativas, sino el que se presenta en casos como el de (42):

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Lenguaje y Comunicación Vol II

(42) A: –Ella está muy satisfecha con lo que hizo.


B: –Así parece [= parece que ella está muy satisfecha
con lo que hizo].

§ 2.1.3. Elipsis
La elipsis es la supresión convalidada por razones gramaticales de
una palabra o de una frase en la oración que pueden ser recuperadas
sin ambigüedad. La elipsis consiste, entonces, en un tipo de sustitución:
la sustitución por cero. Así, en (43), a pesar de que hay un vacío, que
representamos por corchetes y un 0, después del numeral dos, podemos
reponer con seguridad el elemento suprimido por elipsis, el sustantivo
herramientasEDViQGRQRVHQODSUHVHQFLDGHOFXDQWLÀFDGRUdos que reclama,
JUDPDWLFDOPHQWHXQQ~FOHRVXVWDQWLYRTXHHQFRQWUDPRVHQHOWH[WRSUHYLR
(43) Me trajeron cinco herramientas aunque sólo había pedido
dos [ 0 ].
'HHVWHPRGRHQODHOLSVLVXQHOHPHQWRHVWiRPLWLGRGHODVXSHUÀFLH
textual y, sin embargo, es recuperable con toda precisión, pues su ausencia
responde a condicionamientos gramaticales que restringen cuál puede
ser el elemento suprimido en cada caso. En otros términos, no se trata
de cualquier información que el hablante omite y el destinatario podría
recuperar a partir de lo que le resulta evidente, sino solo de la que es posible
reponer con certeza por estar su omisión condicionada estructuralmente.
La elipsis se produce, por consiguiente, en las construcciones en las
que no están llenadas explícitamente todas las funciones y selecciones que
presupone su estructura de frase. Como también se observa en el ejemplo
(43), el elemento presupuesto suele estar presente, anafóricamente, en un
fragmento previo del mismo texto.
&XDQGR RFXUUH HQ HO VLQWDJPD QRPLQDO HO Q~FOHR ²SRU HMHPSOR
herramientas en (43) o destornillador en (44)– se recupera por la presencia
GHVXVHVSHFLÀFDGRUHV FXDQWLÀFDGRUHVGHPRVWUDWLYRVDUWtFXORV \GHVXV
PRGLÀFDGRUHV DGMHWLYRVIUDVHVSUHSRVLFLRQDOHVDSRVLFLRQHV 
(44) Tengo el destornillador rojo, pero no encuentro el verde.

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Sergio Etkin

Cuando se trata de la omisión de verbos, el inglés tiene más opciones


que nuestra lengua en cuanto a las posibilidades de elipsis; sin embargo, se
aplica también al castellano la diferencia que hacen Halliday y Hasan entre
elipsis léxica y elipsis de operador. En la elipsis verbal léxica falta el verbo
como palabra, como el verbo leer en (45):
(45) Yo leía poesía; ella, novelas.
En la elipsis de operador, se eliden auxiliares u otros elementos de la frase
verbal, como en (46), que se suprime el auxiliar estar en la frase verbal de
estar + gerundio estaba tocando:
(46) Yo estaba leyendo; ella, tocando la guitarra.
La elipsis puede ser también de una cláusula entera, como ocurre con
la proposición llevar a la abuela al médico en (47):
(47) A: –Hay que ver quién lleva a la abuela al médico.
B: –Yo puedo.
Las elipsis de cláusula ocurren típicamente en las respuestas a preguntas;
HQ  VHHMHPSOLÀFDQYDULDVVLWXDFLRQHV
(48) A: –¿Alguno de ustedes puede acompañar a la abuela?
B: –Sí, yo/Yo puedo/No/No sé.

§ 2.2. Cohesión semántica o léxica


La cohesión léxica se vincula directamente con los efectos que produce
ODHOHFFLyQGHOYRFDEXODULRVREUHORVHQODFHVVtJQLFRVSRUVXVVLJQLÀFDGRV
Resulta, en consecuencia, relativamente independiente de factores
gramaticales en la medida que su base es semántica: una expresión queda
HQOD]DGD FRQ RWUD SRU VX GHÀQLFLyQ PLVPD R SRU RWURV DVSHFWRV GH VX
FRQWHQLGRVLJQLÀFDWLYR
En efecto, los fenómenos de cohesión léxica, a diferencia de los de
referencia, sustitución y conjunción, más gramaticales, no se basan
en que uno de los elementos enlazados presuponga información que

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Lenguaje y Comunicación Vol II

necesariamente deba ser suministrada por otro de los componentes del


vínculo, en cuanto uno retoma al otro. Las palabras que participan de enlaces
por cohesión léxica no conllevan indicadores gramaticales que determinen
si están funcionando cohesivamente o no, sino que pueden tomar ese
valor dado el orden general de un texto, que no avanza azarosamente sino
que sigue líneas de continuidad informativa razonables sobre las que los
hablantes producimos inferencias y anticipaciones.
Entre estas formas cohesivas, puede establecerse un continuum que
YDGHIRUPDVPiVHVSHFtÀFDVDRWUDVFDGDYH]PiVJHQHUDOHVUHSHWLFLyQ
sinónimo o cuasi sinónimo, hiperónimo, palabra general; en el paso
siguiente, ya saldríamos de la cohesión semántica e ingresaríamos en la
cohesión gramatical a través de un pronombre personal o de sustitutos,
por ejemplo.
Detallaremos a continuación las distintas realizaciones de este
procedimiento cohesivo.

§ 2.2.1. Repetición
En primer lugar, la mera repetición de una palabra produce un efecto
de cohesión léxica. La repetición puede ser total, cuando un ítem léxico
HV UHLWHUDGR VLQ PRGLÀFDFLyQ DOJXQD R SDUFLDO FXDQGR VH FRQVHUYD VX
raíz pero se agrega un nuevo elemento en la estructura de la palabra:
SUHÀMRVVXÀMRVGHGHULYDFLyQVXÀMRVGHÁH[LyQ&RQJUDQIUHFXHQFLDODV
reiteraciones léxicas en general son concomitantes con el uso de alguna
H[SUHVLyQ FRKHVLYD UHIHUHQFLDO FRP~QPHQWH HO DUWtFXOR GHÀQLGR 3RU
ejemplo, en (49) el sustantivo decisión repite parcialmente el verbo decidió,
que lo precede:
 0LFRPSDxHUDGHRÀFLQDdecidió rebelarse contra el jefe;
su decisión terminó amalgamándonos a todos en favor de
ella.
De Beaugrande y Dressler añaden que no solamente pueden repetirse
palabras individuales sino también frases completas, es decir, combinaciones
GHSDODEUDVHLQFOXVRHVTXHPDVVLQWiFWLFRV²FRQÀJXUiQGRVHparalelismos–,
FRPR HMHPSOLÀFDGR FRQ GRV YHUVRV GH 5XEpQ 'DUtR LGpQWLFRV HQ VX
construcción sintáctica, en (50):

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Sergio Etkin

(50) Y la carne que tienta con sus frescos racimos


  \ODWXPEDTXHDJXDUGDFRQVXVI~QHEUHVUDPRV

§ 2.2.2. Sinónimos y cuasisinónimos


También el paso de un ítem léxico primero a uno segundo que sea
sinónimo de aquel produce un efecto cohesivo a partir de las palabras
empleadas. La relación semántica de sinonimia consiste en que dos
términos compartan sea en forma completa, sea en forma más o menos
DSUR[LPDGD VXV UDVJRV GH VLJQLÀFDFLyQ R VHPDV 6L GHFLPRV   ORV
sustantivos marido y esposo quedan enlazados casi como si se tratara de la
UHSHWLFLyQGHOSULPHURSRUTXHQRVHSHUFLEHQGLIHUHQFLDVGHVLJQLÀFDFLyQ
entre una palabra y la otra:
(51) Mi marido está en este momento de viaje y es una
decisión delicada: tengo que conversarlo primero con mi
esposo.
Aparte de marido/esposoSRGHPRVHMHPSOLÀFDUODVLQRQLPLDFRQSDUHVGH
términos como dentista/odontólogo, oculista/oftalmólogo, regalo/obsequio, perro/
can, cerdo/chancho, quizás/tal vez, entrar/ingresar, esperar/aguardar, conversar/
charlar, distinto/diferente, cocer/cocinar, cohecho/soborno, malaria/paludismo, profe/
profesor, conferenciante/conferencista, entre muchos otros.
Se habla de cuasisinónimos –también se usan en el mismo sentido los
términos parasinónimos o sinónimos parciales– cuando la sinonimia es relativa
RVRORDSUR[LPDGDSRUGLVWLQWDVUD]RQHVIDOWDQUDVJRVGHVLJQLÀFDGRHQHO
concepto de un término que están en el otro, no se usan en los mismos
contextos lingüísticos, pertenecen a distintos registros, etcétera. Podemos
HMHPSOLÀFDUFRQSDUHVFRPRoír/escuchar, profesor/maestro, ver/mirar/observar,
duro/difícil, complejo/complicado. Por ejemplo, los sustantivos empleado y
trabajadorQRVLJQLÀFDQH[DFWDPHQWHORPLVPRSHURKD\TXHUHFRQRFHUTXH
hay una diferencia de matiz en sus sentidos distintos, lo cual los vuelve
prácticamente intercambiables en la mayoría de los contextos. En (52) uno
retoma cohesivamente el otro:
(52) Había un malestar creciente entre los empleados. Era
esperable que, en breve, los trabajadores organizaran un
reclamo masivo.

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Lenguaje y Comunicación Vol II

§ 2.2.3. Hiperónimos, hipónimos y cohipónimos


(VODUHODFLyQHQWUHXQDSDODEUDTXHVLJQLÀFDXQJpQHURIUHQWHDDTXHOOD
TXHVLJQLÀFDXQDHVSHFLH/DTXHVLJQLÀFDHOJpQHURVHGHQRPLQDhiperónimo
IUHQWHDODTXHVLJQLÀFDODHVSHFLHVXhipónimo. Así, fruta es hiperónimo de
uva; o mueble, de silla. Dos hipónimos de un mismo hiperónimo, uva y pera,
por ejemplo, se llaman cohipónimos.
Lo mismo que el vínculo conceptual entre géneros y especies, se trata
de categorías relativas, en la medida en que una misma palabra puede ser
hipónimo respecto de otra e hiperónimo frente a una tercera. Por ejemplo,
rojo es hipónimo de color, pero hiperónimo de bermellón, una especie de rojo.

§ 2.2.4. Nombres generales


La cohesión léxica puede realizarse, asimismo, a través de nombres
generales, esto es, palabras que tienen un sentido tan genérico que pueden
UHWRPDUXQDPSOtVLPRQ~PHURGHRWURVWpUPLQRVFRQXQDEDVHVHPiQWLFD
FRP~Q /DV palabras comodín, como también se las denomina, están en
el límite entre representar un ítem léxico (como miembro de una clase
abierta) o uno gramatical (constituyendo un sistema cerrado: la clase de los
seres humanos, de los nombres de lugar, de los temas, etc.). Por ejemplo,
entre los verbos, la palabra comodín por antonomasia es hacer, que puede
reemplazar prácticamente a cualquier otro verbo: trabajar es “hacer” algo,
dormir es “hacer” algo, levantarse es “hacer” algo, etcétera.
Son palabras generales:
persona, gente, hombre, mujer, chico, muchacho, joven –para los seres
humanos–;
criatura –para otros animales o para los bebés–;
cosa, objeto –para seres concretos contables–;
materia, elemento –para entidades concretas no contables–;
cuestión, tema, asunto, idea –para referentes abstractos–;
movimiento –para la acción–;
lugar, sitio –para las referencias espaciales en general –;

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Sergio Etkin

situación, circunstancias, coyuntura –para las circunstancias de la


acción–.
Los artículos o demostrativos que deben acompañar a los nombres
generales cumplen función anafórica y son enfáticos: si el acento tónico
recayera sobre el nombre general se lo interpretaría como contrastivo.
Por ejemplo, en (53) hay un énfasis entonacional mayor en la frase
HVSHFLÀFDGRUDtodo ese que en el sustantivo comodín movimiento, que, si se
acentuara con fuerza, sugeriría una interpretación de sentido más pleno, es
decir, en contraste con un estado de quietud:
(53) Estuve toda la tarde haciendo trámites: pagué las
FXHQWDV UHWLUp HO FHUWLÀFDGR GH PL SDSi DYHULJp SRU OD
prestadora de servicios médicos. TODO ESE movimiento
[es decir, hacer todos los trámites que se detallan] me dejó
agotado.

§ 2.2.5. Colocaciones
Dentro de la cohesión léxica, Halliday incluye el problemático fenómeno
de la colocación, que consiste en la combinación de palabras que tienden a
aparecer juntas en contextos similares. La colocación, que funciona como
un rótulo abierto, puede abarcar diversas asociaciones semánticas que, en
cuanto enlaces cohesivos, no interesaría en principio precisar prolijamente:
SDODEUDV FRQ VLJQLÀFDGRV RSXHVWRV FRPSOHPHQWDULRV HQ UHODFLyQ SDUWH
todo, parte-parte, pertenecientes a una misma serie ordenada (días, meses,
estaciones, países, etc.), entre otros.
En efecto, se trata de enlaces convalidados estadísticamente, en el
sentido de que no todos los términos tienen la misma probabilidad de
aparecer juntos en un mismo texto. Así, mientras que resulta bastante
probable que se presenten en un mismo texto las palabras tenedor y freír, es
mucho más raro, seguramente, encontrar textos en que se registren a la vez
las palabras tenedor y juez, por ejemplo.
La base de este hecho es que las palabras cohesionadas por colocación
pertenecen a un mismo campo semánticoHVGHFLUWLHQHQHQFRP~QFLHUWR
UDVJR EiVLFR GH VLJQLÀFDGR TXH ODV VLW~D HQ XQD PLVPD HVIHUD GH LGHDV

33
Lenguaje y Comunicación Vol II

como, en nuestro ejemplo anterior, el rasgo [+ culinario] que comparten


tenedor con freír. Dicho en otros términos, estas palabras podrán encontrarse
reunidas en muchos textos porque forman parte del mundo de la cocina,
por más que no sean ni sinónimos, ni cuasisinónimos, ni hiperónimos o
hipónimos una de la otra.

Las colocaciones no se limitan a tan solo dos términos sino que pueden
involucrar extensos encadenamientos de palabras sin restringirse, claro
está, al límite oracional, que pueden superar largamente. De este modo, en
una receta de cocina, no solo resultan esperables tenedor y freír, sino también
sartén, manteca, dorar o reservar, entre muchísimas otras.

Los entornos colocacionales se van conformando incesantemente


en la medida que transcurre el texto y ya están preparados para cuando
decidimos insertar en ellos un nuevo ítem léxico, que tomará un matiz
GH VLJQLÀFDGR ~QLFR VX VLJQLÀFDGR ´LQVWDQFLDOµ R ´VLJQLÀFDGR HQ HO
WH[WRµ HQ HVH FRQWH[WR FRQFUHWR DO TXH FRQWULEX\HQ HQ GHÀQLWLYD WUHV
factores principales: las asociaciones conceptuales establecidas en el
sistema lingüístico mismo; la frecuencia con que determinadas palabras
aparecen junto a otras; y las relaciones de sentido que toman lugar en
ese texto particular. El verbo reservar, dentro de una receta de cocina, es
QDWXUDOTXHWRPHPiVDOOiGHVXVLJQLÀFDGREiVLFRHQODOHQJXD HVWRHVVX
SULPHUDDFHSFLyQHQXQGLFFLRQDULRODGHGHMDUDOJRDSDUWH XQVLJQLÀFDGR
LQVWDQFLDO GH WLSR FXOLQDULR FRPR VH HMHPSOLÀFD HQ D  (Q FDPELR VL
se presenta, como en (54b) en medio de una negociación comercial en
una inmobiliaria, tomará el valor propio de esa instancia discursiva en la
que ocurre, la reserva como compromiso de transacción que sigue a un
acuerdo de palabra y al pago de una seña:
  D$JUHJXHDOÀQDOHOSHUHMLO\HOWRPLOORÀQDPHQWH
picados, y cocine otros 10 minutos. Reserve.
b. No podemos reservarle el departamento hasta
que no efectivice el pago de la seña convenida.

34
Sergio Etkin

§ 2.3. Conjunción
La relación de conjunción cohesiva se da por la presencia de un
elemento conjuntivo (conjunciones, preposiciones, adverbios, etc.),
generalmente ubicado en la primera posición de la oración, que enlaza dos
HVWUXFWXUDVJUDPDWLFDOHVFRP~QPHQWHGRVRUDFLRQHVTXHQRWHQGUtDQOD
relación semántica que contraen entre sí sin la presencia de ese elemento
GH HQODFH HV GHFLU TXH QR WLHQHQ XQ YtQFXOR VHPiQWLFR HVSHFtÀFR SRU
ejemplo, consecutivo, temporal, opositivo, etc.) por sí mismos, ni por sus
propiedades gramaticales, ni por razones semánticas o de vocabulario, sino
gracias a la presencia de ese elemento conector.
De este modo, las conjunciones cohesivas –Halliday y Hasan las
denominan conjuntivos, adjuntos conjuntivos o adjuntos de discurso– tienen la
función de vincular dos segmentos textuales en sucesión que no tienen
SRU Vt PLVPRV QLQJXQD UHODFLyQ HVWUXFWXUDO QL PXHVWUDQ QLQJ~Q YtQFXOR
XQtYRFR HQWUH VXV VLJQLÀFDFLRQHV 3RU HMHPSOR HQ   HQWUH ´WUDEDMy
todo el día intensamente” y “pudo disfrutar sin preocupaciones de su
pasatiempo favorito” no hay ninguna relación sintáctica en particular:
son dos cláusulas independientes; por otra parte, no hay nada ni en el
primer término ni en el segundo que establezca una relación temporal de
posterioridad del segundo evento respecto del primero, relación que sólo
podemos reconocer por la presencia de la expresión conjuntora después:
(55) Trabajó todo el día intensamente. Después, pudo
disfrutar sin preocupaciones de su pasatiempo favorito.
(OUHTXLVLWRSDUDTXHHOHQODFHVHDFRKHVLYRVHJ~QORVDXWRUHVHVTXHHO
elemento de enlace no encabece un constituyente de la oración plenamente
integrado a la predicación –es decir, presente en el sujeto o en el predicado
de la oración–, pues esto haría que el segmento en cuestión se relacione
con otro anterior por razones gramaticales o estructurales. Esto es, no
puede tratarse, por ejemplo, de un circunstancial de tiempo dentro del
predicado, como la frase “mientras veía una película” en (56a), sino que
tiene que producirse un enlace temporal entre dos proposiciones que no
se incluyen una en la otra, como se da en (56b):
(56) a. Tomaba su coñac mientras veía una película.
b. Pasó toda la tarde viendo una película. Mientras tanto,
pudo ordenar todo su ropero.

35
Lenguaje y Comunicación Vol II

En nuestra lengua pueden establecer enlaces cohesivos las conjunciones


coordinantes (y, o, pero, etc.) y algunos términos adverbiales o preposicionales
(entretanto, a la vez, simultáneamente, etc.). Pero las expresiones que los realizan
típicamente son los llamados marcadores del discurso.

§ 2.3.1. Coordinantes como adjuntos conjuntivos


Las conjunciones coordinantes se caracterizan por establecer
enlaces gramaticales basados en la equifuncionalidad sintáctica de las
FRQVWUXFFLRQHV XQLGDV SRU VX LQWHUYHQFLyQ (V GHFLU DFW~DQ XQLHQGR
H[SUHVLRQHVTXHWLHQHQODPLVPDIXQFLyQVLQWiFWLFDGRVQ~FOHRVGHOVXMHWR
como en (57a), dos complementos de objeto directo: (57b), dos adjuntos
o circunstanciales: (57c), etc.:
(57) a. Mi novia y su hermano vienen de vacaciones con
nosotros.
b. Mañana me compro una remera o una chomba.
c. Trabajó lentamente pero con esmero.
En estos usos, las conjunciones coordinantes no son cohesivas, dado que
se limitan a cumplir su función gramatical propia –del mismo modo que,
VHJ~QORVDXWRUHVQRHVFRKHVLYDSRUHMHPSORODUHODFLyQHQWUHHOVXMHWR
y el predicado de una oración–. Para que operen cohesivamente, estas
conjunciones deben encontrarse en la primera posición de una oración y
XQLUODFRQODDQWHULRUFRPRVtVHYHULÀFDHQORVHMHPSORVGH  
(58) a. Mi novia viene de vacaciones con nosotros. Y
esta vez va a sentirse más segura.
b. Mañana me compro una remera. O pido
prestada una.
c. Trabajó lentamente. Pero no se lo recrimines,
por favor.

36
Sergio Etkin

§ 2.3.1.1. Repertorio de conjunciones coordinantes del español


Son estrictamente conjunciones del español las copulativas y, e (delante
de i); la disyuntiva o, u (delante de o); las adversativas pero, mas, sino (en
contexto negativo); la causal pues y las consecutivas así que y con que.
$QDOL]DGDVHQVXVLJQLÀFDGRGHVGHDQWLJXRSRUODOyJLFDSURSRVLFLRQDO
la conectiva copulativa plantea unas condiciones de verdad fuertemente
restrictivas a los segmentos por ella unidos: el conjunto sólo puede ser
verdadero si los dos segmentos enlazados son cada uno verdaderos. Así
en (57a), para que el locutor diga la verdad tendrá que darse tanto que su
novia vaya de vacaciones con ellos como que el hermano de ella también
lo haga.
La adversativa comparte esta misma exigencia pero agrega el matiz
contraargumentativo de que una conclusión que parecía seguirse del primer
segmento es negada por la que se sigue del segundo. Por ejemplo, en (57c)
de “trabajó lentamente” parece seguirse que lo hizo mal; al agregarse,
unido con pero, la proposición [trabajó] con esmeroVHLQÀHUHODFRQFOXVLyQ
contraria: que no trabajó mal.
La disyunciónWLHQHGRVVLJQLÀFDGRVOyJLFRVIXQGDPHQWDOHV3RQHHQMXHJR
opciones, alternativas, pero mientras que la disyunción exclusivaVLJQLÀFDTXH
si se da o si elegimos uno de los polos de la alternativa el otro no puede
darse o elegirse, la disyunción inclusiva sí autoriza esta posibilidad, la de tomar
los dos términos de la alternativa.
Algunas lenguas separan estos dos sentidos de la disyunción en dos
signos distintos: por ejemplo, el latín contaba con la conjunción vel para
el sentido de disyunción exclusiva; y con aut, para la disyunción inclusiva.
Respecto de la conjunción prototípica de disyunción o, en español esta
diferencia conceptual es siempre contextual: así, en (58b), nada nos dice a
priori si el locutor en cuestión, ante la alternativa de comprarse una remera
o pedirla prestada, debe optar por una de los dos cursos de acción o podría
hacer ambas cosas, si bien, por supuesto, lo más natural sería interpretar la
disyunción como excluyente en este caso: es decir, que si se compra una,
no pida prestada otra.
Sin embargo, cuando la disyunción se hace por formas correlativas del
tipo o bien… o bien, ya sea…, ya sea«HWFHOVLJQLÀFDGRTXHVHLPSRQHHV
el exclusivo.

37
Lenguaje y Comunicación Vol II

Desde el punto de vista de la lógica proposicional, los dos sentidos


distintos de la disyunción se analizan en dos tablas de verdad diferentes:
así, mientras que la disyunción inclusiva es falsa solo en la caso de que
las dos proposiciones que ella enlaza sean ambas falsas –dado que basta
que una sea verdadera para que el conjunto lo sea también y, además,
DGPLWH SRU GHÀQLFLyQ TXH ODV GRV SURSRVLFLRQHV HQOD]DGDV VHDQ DPEDV
verdaderas–, la disyunción exclusiva solo es verdadera cuando una sola de
las proposiciones unidas lo es y falsa tanto cuando ambas son falsas, como
cuando ambas son verdaderas.
Las relaciones causales y consecutivas son enlaces semánticos de
fundamentación: las primeras en términos de causas y efectos –y se realiza,
por conjunción coordinante, a través de pues–; las segundas, de principios y
consecuencias –concretadas por coordinación por medio de las locuciones
conjuncionales así que y con que–.

§ 2.3.1.2. Propiedades gramaticales


Gramaticalmente, las conjunciones coordinantes del español se oponen
a las subordinantes. Lo propio de los coordinantes es que operan como
“puentes” o “bisagras” entre los dos o más elementos que conectan sin
integrarse a ninguno de ellos. En (58a), la conjunción y no forma parte
ni de la construcción “mi novia viene de vacaciones con nosotros” ni de
“esta vez va a sentirse más segura”: está justo en el medio, pero fuera de
ellas.
Las conjunciones subordinantes, en cambio, aunque no las estudiaremos
aquí por carecer de valor cohesivo, funcionan como encabezadores de
una construcción subordinada a otra, por lo que se integran plenamente
a la primera. Así en (59), la conjunción subordinante porque es parte del
segmento “porque ahora se siente segura”; es más, se la analiza como su
Q~FOHR
(59) Mi novia viene de vacaciones con nosotros porque ahora
se siente segura.
Esto se demuestra a través de distintas pruebas gramaticales. En primer
lugar, si un subordinante cambia de posición en la oración, lo hace unido

38
Sergio Etkin

DODSURSRVLFLyQTXHHQFDEH]DFRPRVHHMHPSOLÀFDHQ D /DVFOiXVXODV


subordinadas también pueden ser focalizadas en cláusula hendida, esto se
ilustra en (60b), y hasta ser negadas, como en (60c):
(60) a. Porque ahora se siente segura, mi novia viene de
vacaciones con nosotros.
b. Es porque ahora se siente segura que mi novia viene
de vacaciones con nosotros.
c. Mi novia viene de vacaciones con nosotros no porque
ahora se sienta segura sino porque ya no encontraba más
excusas para evitar ese compromiso.
Ninguno de estos comportamientos gramaticales es admitido por
un segmento introducido por una conjunción coordinante, como se
HMHPSOLÀFDHQ  
(61) a. *Y mi novia viene de vacaciones con nosotros esta
vez va a sentirse más segura.
b. *Es y mi novia viene de vacaciones con nosotros que
esta vez va a sentirse más segura.
c. *Mi novia viene de vacaciones con nosotros no y
esta vez va a sentirse más segura sino y ya no encontraba
más excusas.

§ 2.3.2. Conjunciones con sentido adverbial


Tienen función de conjunción cohesiva una serie de expresiones de
sentido adverbial, sobre todo temporales, como mientras tanto, mientras, hasta
entonces, entre otras. Por ejemplo, en (62) la locución mientras tanto combina
su sentido adverbial temporal con la función conjuntiva de enlace entre
dos oraciones distintas:
(62) Manejaba pacientemente por la ruta. Mientras tanto, el
FRSLORWRHOHJtDODP~VLFD

39
Lenguaje y Comunicación Vol II

También pueden cumplir este rol otros adverbios temporales, como


entretanto (durativo), antes, después, enseguida; expresiones preposicionales –en
ese momento (puntual), desde entonces, hasta ese momento (terminal), de repente,
de pronto, etc.– y sintagmas nominales, como la próxima vez, el día siguiente,
etcétera.
&RQYDORUÀQDOIXQFLRQDQFRKHVLYDPHQWHH[SUHVLRQHVFRPRpara esto,
FRQHVWHÀQ, en vistas de esto, con esto en mente; mientras que son condicionales en
ese caso o bajo esas circunstancias3RGHPRVDxDGLUÀQDOPHQWHODVORFXFLRQHV
exceptivas: excepto que, salvo que, etc., y las respectivas, que se subdividen en
directas: respecto de esto, en cuanto a esto; y de polaridad inversa: aparte de esto,
en otros aspectos.

§ 2.3.3. Marcadores del discurso


Los marcadores del discurso (también llamados conectores discursivos u
operadores del discurso) constituyen un repertorio de expresiones que se
encargan de establecer enlaces conectivos de naturaleza cohesiva. Se los
FDOLÀFD FRPR ´GHO GLVFXUVRµ SRU VX QDWXUDOH]D WH[WXDO ORV HQODFHV TXH
producen no son estructurales o gramaticales, sino más bien pragmáticos ya
que dan instrucciones acerca de cómo interpretar el texto que sigue frente
a lo anterior.
Por otra parte, los marcadores del discurso no se restringen a unir dos
palabras o dos frases puntuales, sino que a menudo enlazan una oración
con otra, y hasta un párrafo con otro o varios párrafos con uno nuevo: por
ejemplo, un conector como en consecuencia o el marcador de reformulación
en resumen pueden indicar que el párrafo que comienza es conclusión o
síntesis de uno o más párrafos previos, respectivamente.

§ 2.3.3.1. Propiedades lingüísticas de los marcadores del discurso


En primer lugar, los marcadores del discurso se caracterizan
gramaticalmente por pertenecer a distintas clases de palabras –así es un
adverbio; por lo tanto, una locución conjuncional; claro, una interjección,
además de que entre los marcadores se incluyen locuciones especialmente
complejas, como por supuesto que, por si fuera poco o hablando mal y pronto.

40
Sergio Etkin

Por lo demás, términos como los anteriores son marcadores del


discurso sólo en algunos de sus empleos. En efecto, así es marcador del
discurso en (63b) pero no lo es en (63a):
(63) a. Le gusta pedalear así.
b. Así, pocas actividades deportivas son tan saludables
como el ciclismo.

O claro lo es en (64b) pero no en (64a):


(64) a. Me gusta Carla porque habla claro.
b. Claro, basta que lo diga Carla para que te lo creas.
Los marcadores del discurso forman grupo entonativo propio,
frecuentemente en el primer lugar de la oración, lo cual se traduce
JUiÀFDPHQWHHQHOKHFKRGHTXHQRUPDOPHQWHVHHQFXHQWUDQFRPSUHQGLGRV
entre signos de puntuación que indican pausas: entre un punto y una coma
(como en 63b y 64b); entre punto y coma, y coma, etcétera.
Sintácticamente, como las conjunciones coordinantes, se caracterizan
SRU VX DXWRQRPtD VH VLW~DQ HQWUH GRV VHJPHQWRV WH[WXDOHV TXH TXHGDQ
conectados por ellos pero no se integran a ninguno de los dos.
No obstante, a diferencia de las conjunciones coordinantes, en muchos
casos puede aparecer más de un marcador en posición adyacente: es decir,
por ejemplo […].
'HVGH HO SXQWR GH YLVWD GHO VLJQLÀFDGR VH FDUDFWHUL]DQ SRU VX YDORU
pragmático: tienden a orientar la lectura o interpretación de nuestro
interlocutor tanto en un sentido temático o informativo –si un tema queda
bien establecido, si el locutor se va de tema, cómo se organizan unos
contenidos respecto de otros, etc.–, como en un sentido argumentativo –si el
segmento que comienza sigue en la misma dirección argumentativa de lo
DQWHULRURORFRQWUDGLFHRH[WUDHXQDFRQFOXVLyQGHORSUHYLRHWF²\D~Q
dialogal: como veremos a continuación, un grupo de estos marcadores se
usan ante todo en la conversación oral y señalan las actitudes del hablante
en relación con su destinatario, los respiros que el locutor necesita tomarse
para reorganizar su discurso, etcétera.

41
Lenguaje y Comunicación Vol II

§ 2.3.3.2. Clasificación de los marcadores del discurso


/DV FODVLÀFDFLRQHV GH ORV PDUFDGRUHV YDUtDQ VHJ~Q ORV DXWRUHV
Seguiremos aquí la propuesta por Martín Zorraquino y Portolés (1999),
dos autores españoles que han dedicado trabajos importantes al estudio de
este tema. De acuerdo con su propuesta, los marcadores del discurso se
dividen en cinco grupos principales: los estructuradores de la información,
los reformuladores, los conectores, los de refuerzo argumentativo y los
conversacionales.
1) Estructuradores de la información

Los marcadores del discurso estructuradores de la información, como su


nombre lo indica, regulan el contenido informativo del texto señalando
distintas relaciones entre los temas que se van agregando en su transcurso:
básicamente, cuál es el tema que se va a tratar, cómo puede dividirse y si se
va a cambiar de tema.

a) Los estructuradores comentadores marcan que se ha determinado


cierto contenido como tema y se deja abierto para un nuevo comentario.
Para esto se usan formas como bueno, bien, pues bien, así las cosas, dicho esto,
entre otras, como en (65):

(65) ¿Te enteraste de que el curso de las 17 hs. no se abre?


Bueno, ya planteé el reclamo y me prometieron averiguar
cuál es el inconveniente.

b) Los estructuradores ordenadores sirven para dividir y organizar


la materia textual, a través de agrupar distintos segmentos informativos
como un mismo comentario, ya sea por bipartición, como lo hacen los
marcadores por un lado…, por otro lado… o por una parte… por la otra…, ya
sea por punteo, principalmente introduciendo una numeración ordinal de
las partes: en primer lugar, segundo, en tercer término, por último, etcétera.2

2 Siendo demasiados los tipos de marcadores del discurso que se organizan en


esta clasificación, solo ejemplificaremos algunos de ellos, en función del mayor o menor
grado de evidencia que presenta su funcionamiento.

42
Sergio Etkin

c) Los estructuradores digresores señalan la voluntad del locutor


de abandonar por un momento el tema que venía tratando para tomar
otros, normalmente con la disposición de retomar el hilo más adelante.
Funcionan de esta forma marcadores como a propósito, por cierto, a todo esto,
hablando de eso, dicho sea de paso, entre paréntesis, entre otros, como en (66):
(66) El pedido de instalación fue más fácil de lo esperado.
A propósito, ¿te conté que pude empezar a pintar mi casa?
2) Reformuladores
En segundo lugar, los reformuladores, también de orientación temática
o informativa, se caracterizan por su función de reforzar un contenido
formulándolo en otros términos. Se trata, pues, de las distintas formas de
la paráfrasis o, más coloquialmente, de decir aproximadamente lo mismo
pero con otras palabras.
De vital utilidad en los textos explicativos e informativos en general, los
marcadores del discurso reformuladores ofrecen una segunda versión de
XQPLVPRWHPDFRQSDODEUDVPiVVLPSOHVPiVGLUHFWDVRFRQDOJ~QQXHYR
dato complementario, de modo tal que la comprensión de la primera
fórmula se vuelva más clara gracias a lo que aporta la segunda.
Estas estructuras pueden realizarse como autorreformulaciones,
cuando el locutor reformula una primera expresión propia, o como
heterorreformulaciones, si el hablante reformula lo dicho por su interlocutor,
como en (67):
(67) A: A mí no me interesa mucho esa reunión.
B: O sea, no vas a ir.
Por otra parte, algunas reformulaciones son sintéticas –esto es, reducen
el texto inicial a sus ideas más importantes–; otras, expansivas –lo extienden
en cuanto a su contenido con datos que detallan algo de lo dicho antes–;
mientras que también puede mantenerse el primer contenido sin mayores
DJUHJDGRVIXHUDGHODPRGLÀFDFLyQGHODVH[SUHVLRQHVOLQJtVWLFDVPLVPDV
a) Los reformuladores explicativos introducen aclaraciones sobre el
punto que se acaba de establecer a través de dos estrategias: repetir el tema

43
Lenguaje y Comunicación Vol II

de la primera formulación y plantearlo en términos más simples, o bien


sacar las conclusiones de lo anterior, sin repetir su contenido, como en el
ejemplo (67).
Funcionan así los marcadores es decir, o sea, esto es, en otras palabras, dicho
de otra manera, con otras palabras, a saber, etc.
b) Los reformuladores UHFWLÀFDWLYRV añaden la indicación de que la
primera fórmula es algo fallida, por lo que la segunda se propone corregirla
o mejorarla.
Es lo que marcan formas como mejor dicho, mejor aún, más bien, digo.
c) Los reformuladores de distanciamiento apuntan a que los datos
que se plantearon primero no son los que interesan para lo que sigue; se
les quita, pues, pertinencia, para otorgársela, en cambio, a la reformulación.
Así operan los marcadores en cualquier caso, de todas maneras, en todo caso,
de cualquier forma, igual, entre otros.
En (68a), el reformulador de todas maneras indica que el hecho de que
no se encuentre el carnet no es lo que interesa para lo que sigue diciendo
el hablante:
 D 1R HQFXHQWUR HO FDUQHW SRU QLQJ~Q ODGR De todas
maneras, no voy a ir al club. Tengo un trabajo que resolver
en casa sobre el que quería consultarte una cosa.
  E 1R HQFXHQWUR HO FDUQHW SRU QLQJ~Q ODGR De todas
maneras, voy a ir al club igual: tengo un amigo que me va a
ayudar a entrar sin problemas.
Como aclaran Martín Zorraquino y Portolés, estos reformuladores
no se confunden con los conectores contraargumentativos del tipo de sin
embargo o no obstante, que presentaremos poco más abajo: mientras que los
de distanciamiento permiten cierta continuación y también su contraria
–lo que puede observarse comparando (68a) con (68b)–, esta posibilidad
produce resultados poco coherentes en enunciados con conector
contraargumentativo, como los de (69):

44
Sergio Etkin

  D1RHQFXHQWURHOFDUQHWSRUQLQJ~QODGRSin embargo,
me dejan entrar lo mismo.
  E "1R HQFXHQWUR HO FDUQHW SRU QLQJ~Q ODGR Sin
embargo, no me dejan entrar lo mismo.
d) Los reformuladores recapitulativos, como en resumen, en síntesis, en
suma, para sintetizar, en resumidas cuentas, HQGHÀQLWLYD, DÀQGHFXHQWDV, total, DOÀQ
y al cabo, después de todo, marcan, evidentemente, que la segunda fórmula es
síntesis o recapitulación de la primera.
3) Conectores
Los marcadores que Martín Zorraquino y Portolés denominan
conectores son expresiones con valor ya no informativo sino argumentativo
que proporcionan instrucciones respecto de la relación inferencial que
vincula un primer segmento al que le sigue. Los hay aditivos, consecutivos y
contraargumentativos.
a) Los conectores aditivos, como su nombre lo indica, orientan
la interpretación del texto hacia elementos que se añaden pero no en
un sentido informativo, sino respecto de la argumentación que se está
desarrollando. En otros términos, suponen la indicación de que se está
agregando un nuevo fundamento orientado argumentativamente en el
mismo sentido que otros ya dados.
Por ejemplo, en (70), después del conector aditivo “además” se agrega
a la primera premisa, referida a que cierto compañero no trabajó antes, una
segunda, la de que se trata de un tema bien conocido por él, orientada hacia
una misma conclusión, la de que le toca a él encargarse del trabajo práctico:
(70) El trabajo práctico lo tiene que hacer él. No participó
en ninguno de los anteriores. Además, es sobre el tema que
mejor conoce.

Otros conectores aditivos son: también, aparte, incluso, para colmo, por si
fuera poco, es más, entre otros.
b) Los conectores consecutivos marcan que la proposición que les
sigue funciona como conclusión respecto de premisas anteriores. Los

45
Lenguaje y Comunicación Vol II

marcadores pues y así pues obtienen consecuencias directas de un segmento


inmediatamente anterior. Por lo tanto, en consecuencia, por ende, son conectores
consecutivos que preceden la conclusión de una argumentación completa
que puede ser más o menos extensa.
c) Finalmente, a los conectores contraargumentativos, se aplica el
mismo análisis que hacíamos antes para los coordinantes adversativos.
En efecto, similares a las conjunciones pero o sino, los conectores
contraargumentativos señalan que una consecuencia esperada a partir de
un primer fragmento es frustrada en el que sigue al marcador, ya que en
HVWHVHLQÀHUHODQHJDFLyQGHORTXHVHVHJXtDGHOSULPHUR
Son conectores contraargumentativos sin embargo, no obstante, en cambio,
antes bien, con todo o por el contrario(Q  VHHMHPSOLÀFDEDHOXVRGHHVWD
clase de marcadores.
4) Operadores argumentativos
En cuarto lugar, los operadores argumentativos son también
marcadores del discurso con valor predominantemente argumentativo
\ QR LQIRUPDWLYR 6H FDUDFWHUL]DQ VHJ~Q 0DUWtQ =RUUDTXLQR \ 3RUWROpV
por condicionar las posibilidades argumentativas del segmento textual que
encabezan sin vincularlo con un miembro anterior.
a) Los de refuerzo argumentativo enfatizan la fuerza argumentativa
del segmento que marcan frente a otros alternativos, que pueden ser
explícitos o quedar implícitos en el texto. Así, marcadores como en realidad,
en el fondo o de hecho, ponen el acento en que la razón actual se opone y vence
DRWUDVRORDSDUHQWHVXSHUÀFLDORPiVDEVWUDFWDUHVSHFWLYDPHQWH
b) Por su parte, los operadores de concreción señalan que se pasa a
GDUXQDLOXVWUDFLyQFRQFUHWDRHVSHFtÀFDGHDOJRSODQWHDGRGHPDQHUDPiV
abstracta o general antes. Se trata de los marcadores por ejemplo, en concreto,
en particular, por caso.
5) Conversacionales

(OTXLQWR\~OWLPRJUXSRGLVWLQJXLGRSRUORVDXWRUHVRSHUDHQXQQLYHO
secuencial ni informativo ni argumentativo, sino dialogal. Efectivamente,
se trata de expresiones que modulan situaciones del intercambio entre

46
Sergio Etkin

locutor y destinatario en distintos sentidos. Son los llamados marcadores


conversacionales, que tienen cuatro especies diferentes.

a) Los de modalidad epistémica –claro, seguramente, por supuesto, por


lo visto, desde luego, naturalmente, sin dudas– marcan que el locutor convalida
cierta proposición, con frecuencia aseverada previamente, sea por parte de
sí mismo, o bien por parte de su interlocutor. Por esto, a menudo refuerzan
un sí o un no que los anteceden, como en (71):
(71) A: –Me parece que anda en cosas turbias.
B: –Sí, por supuesto que anda en cosas turbias: todas las
GHFLVLRQHVTXHYLHQHWRPDQGRORFRQÀUPDQ

b) Los conversacionales de modalidad deóntica se asocian con la


expresión de la voluntad del locutor en cuanto aceptación o rechazo del
discurso previo con el que se vinculan. Se trata de marcadores como bueno,
bien, de acuerdo, para nada, de ninguna manera.

c) Los enfocadores de la alteridad enfatizan el lugar del interlocutor


y apelan a su atención. Se trata de expresiones como oí, escuchame, hombre,
mujer, che, que se modulan exclamativamente, lo cual las aproxima a las
interjecciones.

Se incluyen también en este grupo los llamados apéndices comprobativos,


formas como ¿no?, ¿eh?, ¿verdad? 3RU OR JHQHUDO UHÁHMDQ XQD DFWLWXG
amistosa respecto del destinatario del discurso, a la vez que suelen atenuar
la expresión de disconformidad del locutor frente a lo dicho primero por
aquel.

d) Finalmente, los metadiscursivos son marcadores de la recepción


del discurso del otro, como ya o sí, o simplemente muletillas: eh, este, bueno,
QRUPDOPHQWHFRQHQWRQDFLyQDODUJDGDGHODV~OWLPDVYRFDOHV
Lo propio de estas formas es que constituyen un recurso que permite
ganar tiempo y organizar mentalmente la siguiente intervención del
locutor, señalando a la vez que este sigue en uso de la palabra, a pesar de
haber vacilado primero en su alocución.

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