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Anna-Kristiana Trawinski
LA GyGe Spanisch und Philosophie
9. Fachsemester
Matrikelnummer: 6455790
E-Mail: anna.trawinski@googlemail.com
Mobil: 0170/4884400
Índice
3.1 El plano metafísico, el universo y la incapacidad del ser humano .......................... 8-10
Bibliografía
2
1. La muerte y la brújula – una introducción
Un detective, puro razonador, que tiene revelar una serie de crímenes empeñandose en la
búsqueda de pistas para descubrir el responsable de éstos mismos. Tres asesinatos ocurridos el
tres de diciembre, el tres de enero y el tres de febrero en lugares oscuros en el norte, este y
oeste de Buenos Aires: lugares que forman un triángulo perfecto. Un rabino muerto, unos
libros sobre la cábala, una brújula y un mapa con los asesinatos anotados enviado por alguien
anónimo y una monografía sobre el Tetragrámaton: la mención del nombre prohibido del Dios
Hebreo, YHWH. Para el investigador Lönnrot está claro que se trata de un plan único y la
solución del enigma será encontrada en la literatura mística hebrea. Descubre que habrá un
cuarto crimen que completaría un rombo perfecto sin saber que se trata de su propia muerte.
En el lugar donde según Lönnrot ocurrirá el cuarto crimen el detective revela el responsable y
el motivo por la serie de crímenes: se trata de Red Scharlach, un delincuente conocido y
enemigo viejo de Lönnrot, quien quiere vengarse por encarcelar a su hermano y por los
sufrimientos que le causó el tiroteo con Lönnrot. Soñó, en un sueño febril, con Lönnrot y con
su venganza por él, poseído por matarlo. Todo fue una trampa, un laberinto tejido por Red
Scharlach, sabiéndo como funciona la mente razonadora del detective. Mientras Lönnrot creía
leer las pistas estaba siendo leído por Scharlach, o digamos, el cazador termina siendo cazado.
Con La muerte y la brújula, Jorge Luis Borges nos expone un cuento extraordinario. Lo que
vamos a tratar de analizar a continuación será la teoría de lo fantástico según Todorov (2.1.),
un representante general, conocido por su ensayo Introducción a la literatura fantástica. La
definición dada por Todorov nos da una idea general y ayuda a comprender que esta teoría
solo es valida para los relatos fantásticos del siglo XIX y, sin embargo, no es suficiente para
las nuevas formas de la literatura fantástica del siglo XX como por ejemplo Borges o
Cortázar.2 Jaime Alazraki subsumió estos autores en un solo término (2.2.): lo neofantástico.3
1
Borges, Jorge Luis. “La muerte y la brújula”. En: Borges, Jorge Luis, Obras completas 1923 – 1949, vol. 1, ed.
por Carlos V. Frías, Buenos Aires: Emecé, 1990, p. 499.
2
Lachmann, Renate, “Schlüssiges – Unschlüssiges“. En: Ruthner, Clemens et al., Nach Todorov. Beiträge zu
einer Definition des Phantastischen in der Literatur, Tübingen: Francke Verlag, 2006, p. 95.
3
Acercamos el concepto de lo neofantástico para fijarnos en los elementos fantásticos que,
literalmente, hay que buscar en La muerte y la brújula. El paso siguiente va a ser el estudio
del cuento bajo la teoría de Alazraki (3.1.) y sus rasgos filosóficos para que luego
concentrarnos en los personajes principales del cuento y los conceptos filosóficos que
representan (3.2).
Hay dificultades en definir qué es lo fantástico porque son muchas las definiciones igual que
sus representantes. Las diversas manifestaciones textuales que están vinculadas con lo
fantástico en general exigen una definición con criterios más restricitvos para facilitar definir
a lo que llamamos literatura fantástica.
Los estudios realizados antes al de Todorov están calificados por la generación de miedo y
terror (Lovecraft, Vax, Caillois).4 Este rasgo distintivo y su clasificación correspondiente se
refieren a un criterio no perteneciente a la ficción: la provocación de un profundo sentimiento
de temor y terror en el lector (Lovecraft). Para Louis Vax la definición es más concreta: los
terrores de la imaginación suelen tener lugar en el mundo real. Luego, Roger Caillois propuso
dos conceptos relazionados con la literatura fantástica: lo maravilloso y lo fantástico. El
concepto de lo maravilloso contiene los milagros no muy sorprendentes al lector: un universo
lleno de dragones, de hadas y otras figuras ficticias. Lo fantástico, por el contrario, produce lo
prodigioso en el mundo real y racional y con ello “lo sobrenatural aparece como una ruptura
de la coherencia universal.”.5
3
Alazraki, Jaime. “Qué es lo neofantástico”. En: Alazraki, Jaime et al., Teorías de lo fantástico. Introducción,
compilación de textos y bibliografía, Madrid: Arco Libros, 2001, pp. 265-282.
4
Gatzemeier, Claudia, La literatura fantástica española e hispanoamericana, Stuttgart: Schmetterling-Verlag,
2009, p. 7.
5
Véase ibídem, p. 8.
6
Todorov, Tzvetan, Introducción a la literatura fantástica, Document Transcript, s.a. Traducción: Silvia Delpy
de la colección: Pedro Tanagra, 1980, pp. 14-93.
4
mostrando ejemplos de cuentos fantásticos que no producen miedo, como, para nombrar uno,
La Princesa Brambilla de E.T.A. Hoffmann.7 Todorov define lo fantástico como sigue: “En
un mundo que es el nuestro, el que conocemos, sin diablos, sílfides, ni vampiros se produce
un acontecimiento imposible de explicar por las leyes de ese mismo mundo familiar.” 8, es
decir, el elemento constitutivo de lo fantástico es la provocación de dudas en el lector con
respecto a las leyes naturales que conoce.
El lector implícito o uno de los personajes está afectado por la incertidumbre de que se trata
de una ilusión de los sentidos o de que el acontecimiento se produce realmente, es decir, hay
que decidirse entre dos explicaciones. Lo más importante para Todorov es el hecho de que lo
fantástico solo puede mantenerse si la incertidumbre está presente y no superada. Para eso,
mantener la vacilación es esencial. Pero una vez decidido o convencido de una de las dos
explicaciones, pasamos, según Todorov, de lo fantástico a uno de dos extremos. Si se trata de
una ilusión de los sentidos, es decir, de sueños o alucinaciones, entramos en lo extraño. Y si la
realidad está cambiando sus leyes conocidas, entramos en lo maravilloso.10 Lo fantástico solo
puede ser situado entre los límites de estos extremos: lo extraño puro y lo maravilloso puro.
De estos géneros se derivan dos sub-géneros en los cuales lo fantástico encuentra su territorio:
lo fantástico-extraño y lo fantástico-maravilloso. 11 Todorov los explica así: “Estos sub-
géneros comprenden las obras que mantienen largo tiempo la vacilación fantástica, pero
acaban finalmente en lo maravilloso o lo extraño.” 12 Otro aspecto muy importante en la
argumantación de Todorov es el hecho de que la lectura del texto no puede ser ni poética ni
alegórica.13 La poesía nunca debe ser fantástica porque un texto poético es autorreferencial
por ser leeído como combinación meramente semántica. En el caso de la alegoría “lo
fantástico desaparece en cuanto se salga de una lectura literal del texto y se revele un sentido
7
Todorov, Tzvetan, Introducción a la literatura fantástica, Document Transcript, s.a. Traducción: Silvia Delpy
de la colección: Pedro Tanagra, 1980, p. 20.
8
Véase ibídem, p. 14.
9
Véase ibídem, p. 14.
10
Véase ibídem, p. 23.
11
Gatzemeier, Claudia, La literatura fantástica española e hispanoamericana, Stuttgart: Schmetterling-Verlag,
2009, p. 9.
12
Todorov, Tzvetan, Introducción a la literatura fantástica, Document Transcript, s.a. Traducción: Silvia Delpy
de la colección: Pedro Tanagra, 1980, p. 24.
13
Véase ibídem, p. 32.
5
14
figurado/trópico” Para él, a los textos correspondientes les faltan tanto la típica
incertidumbre como la vacilación evocada en el lector.
Aunque sirve de referencia para los cuentos fantásticos del siglo XIX, la definición de
Todorov es problemática y bastante reducida. Su definición “se basa en aspectos fuera de lo
narrado como criterios distintivos” 15 y, sin embargo, necesitamos otros criterios y conceptos
para describir obras como las de Kafka, Borges o Cortázar, escritores del siglo XX. Todorov,
por su parte, destacó que los textos kafkianos, por ejemplo, se distinguen de las historias
fantásticas que él ha considerado como tradicionales.16 En estas historias fantásticas no solo el
mundo del libro, sino también el lector mismo están implicados, lo cual significa en último
término que lo que era una excepción en el cuento fantástico, llega a ser la regla. “El hombre
`normal` es precisamente el ser fantástico; lo fantástico se convierte en regla, no en
excepción.”17
Para explicar los elemtos fundamentales de la literatura fantástica del siglo XX, la explicación
de Jaime Alazraki de lo neofantástico resultó ser más productiva. En su ensayo ¿Qué es lo
neofantástico? se preguntó, con razón, “¿cómo clasificar y nombrar aquellos relatos que
contienen elementos fantásticos pero que no se proponen asaltarnos con algún miedo o
terror?”.18 Alazraki se refiere a autores como Borges, Cortázar o Kafka y sus obras, los cuales
prescinden de los elementos maravillosos, de los del miedo, de los fantásticos o de los de la
ciencia ficción.19 En su búsqueda de un género para este nuevo tipo de ficción, sostiene que se
trata de una nueva percepción de la realidad, abriendo las puertas a equivocidades por
cuestionar lo razonable. La visión del mundo de la teoría de Alazraki es más abierta que la de
Todorov, Vax y Caillois. Mientras que el género fantástico del siglo XIX era un intento de
desequilibrar la realidad por lo sobrenatural, el género neofantástico del siglo XX es el intento
de intuir la realidad “y conocerla más allá de esa fachada racionalmente construida.”. 20 Hay
14
Gatzemeier, Claudia, La literatura fantástica española e hispanoamericana, Stuttgart: Schmetterling-Verlag,
2009, p. 9.
15
Véase ibídem, p. 10.
16
Todorov, Tzvetan, Introducción a la literatura fantástica, Document Transcript, s.a. Traducción: Silvia Delpy
de la colección: Pedro Tanagra, 1980, p. 91.
17
Vésae ibídem, p. 92.
18
Alazraki, Jaime. “Qué es lo neofantástico”. En: Alazraki, Jaime et al., Teorías de lo fantástico. Introducción,
compilación de textos y bibliografía, Madrid: Arco Libros, 2001, pp. 265-282.
19
Véase ibídem p. 272.
20
Véase ibídem, p. 276.
6
tres elementos claves en la distinción de los dos géneros: la visión, la intención y el modus
operand21i.22 En contraposición a la visión de lo fantástico, “lo neofantástico asume el mundo
real como una máscara”23 que, al fin y al cabo, conlleva una segunda realidad la cual Alazraki
considera como el “verdadero destinatario de la narración neofantástica”.24 La intención de lo
fantástico de provocar miedo o terror en el lector tampoco se da en lo neofantástico. No es la
provocación de miedo sino más bien la de una perplejidad. Alazraki dice que se trata de
21
Lat.: „Art und Weise des Handelns, Tätigwerdens“
Véase: Duden, deutsches Wörterbuch, http://www.duden.de/rechtschreibung/Modus_Operandi, [08/09/2012]
22
Alazraki, Jaime. “Qué es lo neofantástico”. En: Alazraki, Jaime et al., Teorías de lo fantástico. Introducción,
compilación de textos y bibliografía, Madrid: Arco Libros, 2001, pp. 276-279.
23
Véase ibídem, p. 276.
24
Véase ibídem, p. 276.
25
Véase ibídem, p. 277.
26
Véase ibídem, p. 279.
27
Gatzemeier, Claudia, La literatura fantástica española e hispanoamericana, Stuttgart: Schmetterling-Verlag,
2009, p. 11.
7
miedo o terror ni algún momento de vacilación. Merece la pena ahora ocuparnos con los
aspectos neofantásticos de este cuento que se pueden encontrar en la obra de Borges a través
de sus numerosas alusiones filosóficas. Hay que mencionar que se trata de posiciones
filosóficas diferentes las cuales no pueden ser tratadas en su totalidad. Solo pueden ser
resumidas a su más mínima expresión para ayudar entender su función en este cuento en
especial.
Es evidente que la filosofía igual que la teología son dos intereses fundamentales en las obras
borgianas en general.28 Es la metafísica en particular a la que se refiere Borges en muchos de
sus relatos. Sus temas están inspirados por las innumerables proposiciones metafísicas, por “el
infatigable esfuerzo del espíritu humano por comprender e interpretar el universo”. 29 La
metafísica, disciplina filosófica, se dedica al estudio sobre, entre otras cosas, la naturaleza y la
estructura de la realidad.30 A Borges le gusta jugar con la realidad, también en La muerte y la
brújula, donde desordenó el universo hasta el vértigo. Creó un modelo paradójico en el cual
un crimen provoca la investigación y ésta produce otro crimen. Eso va contra toda lógica de
Lönnrot, quien estaba leyendo las pistas del asesino para evitar el último crimen. El universo
en el cual Lönnrot sintía vivir, en realidad, no existía ya que fue todo un plan tejido por él,
una trampa, una ilusión por parte de Scharlach. Aquí Borges nos contrapone una realidad
organizada la cual no es conforme con nuestra lógica formal. Lönnrot, siguiendo el dictado de
su lógica, está seguro de que ha descubierto la intención de los tres crímenes. En realidad
estaba siguiendo un plan inventado por otro, una ilusión de otro ser humano, lo cual
representa el problema de la impotencia humana en comprender la voluntad divina y el orden
del universo. El univero no es conocible para los seres humanos, el intento a comprenderlo
condenado al fracaso. Alazraki habla de una “estructura narrativa”31 que se repite en las obras
de Borges y que también encontramos en La muerte y la brújula, en especial. Borges
presenta, en primer lugar, un problema, para luego proponer unas soluciones, para después
demostrar la falacia de éstas “sendo-soluciones”.32 El problema, en nuestro caso, es la serie de
crímenes, las supuestas soluciones de Lönnrot, las falsas pistas y, al fin y al cabo, la falacia de
28
Alazraki, Jaime, La prosa narrativa de Jorge Luis Borges, Madrid: Editorial Gredos, 19833, p. 19.
29
Véase ibídem, p. 20.
30
Hirschberger, Johannes, Geschichte der Philosophie, Köln: KOMET, 198012, p. 605-606.
31
Alazraki, Jaime, La prosa narrativa de Jorge Luis Borges, Madrid: Editorial Gredos, 19833, p. 104.
32
Véase ibídem, p. 104.
8
todas suposiciones por su propio muerte. Es un caso obvio de la impotencia de los humanos
para prever el plan divino del universo.
De la visión caótica del universo dado por Borges en La muerte y la brújula se distingue la
imagen del laberinto la cual se presenta como símbolo: el mundo sumido al caos y el hombre
perdido dentro de ese caos, perdido como en un laberinto.33 El laberinto en este cuento es
tejido por Scharlach, quien desveló su plan a Lönnrot poco antes de matarle.
En esas noches yo juré por el dios que ve con dos caras y por todo los dioses
de la fiebre y de los espejos tejer un laberinto en torno del hombre que había
encarcelado a mi hermano.34
Scharlach es el creador, casi como un Dios, que manipula a Lönnrot. Aquí, al final del cuento,
en el momento del descubrimiento del engaño, Borges hace otra referencia a la metafísica y
su problema central: el tiempo. Es un tema largamente debatido dentro de la filosofía y, por
así decirlo, predestinado a crear paradojas como, por ejemplo, la paradoja de Zenón. Después
de que Lönnrot ha escuchado las explicaciones de Scharlach, solo le pide un último favor,
diciendo:
Yo sé de un laberinto griego que es una línea única, recta. En esa línea se han
perdido tantos filósofos que bien puede perderse un mero detective. Scharlach,
cuando en otro avatar usted me dé caza, finja (o cometa) un crimen en A,
luego un segundo crimen en B, a 8 kilómetros de A, luego un tercer crimen en
C, a 4 kilómetros de A y de B, a mitad de camino entre los dos. Aguárdame
después en D, a 2 kilómetros de A y de C, de nuevo a mitad de camino.
Mátame en D, como ahora va a matarme en Triste-le-Roy.35
Le pide, en vez del laberinto con forma de un rombo perfecto, un laberinto enterno e infinito.
Ese “laberinto griego” es una alusión a la paradoja de Zenón. Se trata de una paradoja del
infinito con el que Zenón intentó probar que no existe el movimiento: la paradoja de Aquiles
y la tortuga.36 Es, quizás, la más conocida de sus paradojas. Zenón argumentó que, en una
hipotética carrera entre Aquiles y una tortuga, si esta última tenía una ventaja inicial, Aquiles
siempre perdería, aunque corriera mucho más rápido que la tortuga. A pesar de que es
33
Alazraki, Jaime, La prosa narrativa de Jorge Luis Borges, Madrid: Editorial Gredos, 19833, p. 51.
34
Borges, Jorge Luis. “La muerte y la brújula”. En: Borges, Jorge Luis, Obras completas 1923 – 1949, ed. por
Carlos V. Frías, Buenos Aires: Emecé, 1990, p. 506.
35
Véase ibídem, p. 507.
36
Hirschberger, Johannes, Geschichte der Philosophie, Köln: KOMET, 198012, pp. 36-37.
9
bastante obvio y fácil comprobar en la práctica que dicho razonamiento es erróneo, no es tan
fácil encontrar donde está el fallo. Es otra vez una metáfora de Borges que se emplea en La
muerte y la brújula para probar el concepto de lo infinito y de la imposibilidad. Lönnrot
quisiera estar encerrado en este laberinto, porque así nunca podría morir.
En el cuento La muerte y la brújula las dos antagonistas Lönnrot y Scharlach resultan ser los
personajes principales, aunque no descritos con todo detalle, las cuales transmiten diferentes
posiciones en la filosofía: el positivismo y el gnosticismo. Con ellos, Borges contrapone dos
cosmovisiones de manera muy eficaz para averiguar que el lector al final del cuento tiene que
reflexionar no solo sobre el fracaso de Lönnrot y su razonamiento lócigo, sino
preferentemente sobre su propio conocimiento limitado.
El personaje de Erik Lönnrot tiene un conocimiento bastante racional y finito, lo hemos visto
más adelante. Es positivista como la mayoría de los intelectuales de su tiempo porque cree el
mundo noúmeno y en su totalidad.37 La crítica a la filosofía positivista es, al igual que la de
Borges, aquella que cree que el ser humano es incapaz de captar el universo en su totalidad.
Solo tenemos una idea de nosotros mismos, no de la totalidad del universo. Es un mundo tri-
dimensional en que pensamos, pero para superarlo hacia una dimensión superior, tenemos que
negar la existencia del espacio y del tiempo. 38 Lönnrot, con su propia muerte al final del
cuento, no lo logrará.
37
Lapidot, Ema, Borges y la inteligencia artificial, Madrid: Ed.Pliegos, 1990, p. 81.
38
Véase ibídem, p. 82.
39
Véase ibídem, p. 89.
10
propusó que el crimen de Yarmolinsky “habrá penetrado aquí por un error” 40 y dice, casi
desinteresado de lo que piensa Lönnrot, que “No hay que buscarle tres píes al gato [...]. Todos
sabemos que el Tetrarca de Galilea posee los mejores zafiros del mundo.” 41 Lönnrot a la vez
responde que es una posible explicación, “pero no interesante.” 42 Erróneamente, lo que
supone Treviranus al principio, fue confirmado por Scharlach al final del cuento, es decir,
tenía razón él. No hubiera caído en la trampa de Scharlach.
Scharlach, por el contrario, tiene atributos un otro conocimiento: los del conocimiento
intuitivo gnóstico. Es un contrapunto al conocimiento racional y científico de Lönnrot y eso
crea una tensión entre un conocimiento finito y el conocimiento absoluto. Dediquemosnos a
iniciarnos en el gnosticismo por un rato.43
Pero hay otro personaje en el cuento que encarna a este conocimiento intuitivo gnóstico: El
Tetrarca de Galilea. Su prefíjo tetra significa cuatro en griego, es un personaje invisible del
cuento. Nadie logra conocerlo, ni hace ni dice nada, nadie le ve la cara porque tampoco sale
del Hôtel du Nord. Lo que sabemos es que se trata de un gobernador el cual posee un tesoro
de zafiros. Ocupa el piso R que puede ser una referencia al Revelador de los misterios del
universo.50 Es el tesoro oculto en el cuento, el conocimiento superior, el origen de la serie de
crímenes los cuales nadie llegó a revelar. El Tetrarca de Galilea parece también invulnerable y
así mismo divino, porque por la ambición de apoderarse de él, la muerte del Dr. Yarmolinsky
ocasionada por inadvertencia. Este personaje intelectual-religioso es asesinado por el azar y
no por un orden predestinado. Es la manera de Borges aclarar la inefectividad de un
conocimiento religioso. En comparación con el comisario Treviranus, Dr. Yarmolinski y
47
Borges, Jorge Luis. “La muerte y la brújula”. En: Borges, Jorge Luis, Obras completas 1923 – 1949, ed. por
Carlos V. Frías, Buenos Aires: Emecé, 1990, p. 504.
48
Véase ibídem, p. 505.
49
Borges, Jorge Luis. “La muerte y la brújula”. En: Borges, Jorge Luis, Obras completas 1923 – 1949, ed. por
Carlos V. Frías, Buenos Aires: Emecé, 1990, p. 505.
50
Lapidot, Ema, Borges y la inteligencia artificial, Madrid: Ed.Pliegos, 1990, p. 88.
12
Lönnrot, quienes representan a un mundo tri-dimensional, el Tetrarca de Galilea representa,
igual que Scharlach, una cuarta dimensión. Estos personajes ya mencionados simbolizan los
números tres y cuatro en el cuento. El tres representa el mundo material en que también la
pesquisa de Lönnrot se limita a su conocimiento del mundo tri-dimensional, el conocimiento
científico.51
Borges manifiesta su escepticismo hacia las ciencias las cuales pretenden explicar el universo,
lo cual, para Borges, es imposible. Los instrumentos de percepción le fallan a Lönnrot. Del
mismo modo critica la pretensión del conocimiento absoluto, que no existe. Se puede decir
que se trata de un relativismo que defiende Borges a través de su escepticismo hacía el
positivismo.
Hemos visto que se puede aplicar muchos ecos neofantásticos en el cuento La muerte y la
brújula de Jorge Luis Borges. Es esta nueva percepción de la realidad de la que hemos
hablado más adelante, uno de los criterios de Alazraki por los relatos neofantásticos. Por
medio del detective Lönnrot, Borges provoca en el lector cuestionar lo razonable. Tampoco se
trata de un intento de trastornar la realidad por algo sobrenatural, como en los cuentos
tradicionales fantásticos, sino de presentir la realidad para luego conocerla más allá, para
ampliarla a un mundo más abierto y no por obligación racional. Se puede decir que Borges, en
vez de simplemente alejarnos de la realidad, nos acerca a ella. Lo que más hemos visto es el
hecho de que para Borges los axiomas de la metafísica sirven como invenciones de la
imaginación humana sin pretener ser verdades enternas.
No obstante, hemos obtenido una visión de conjunto de La muerte y la brújula por el corto
análisis y sus motivos antes mencionados. Seguramente se puede encontrar más alusiones
hacia la filosofía o la teología en el cuento y está claro que este trabajo solo podría tratar un
fragmento bastante reducido del mismo. Como la realidad que nos ofrece Borges, el mensaje
del cuento en su totalidad es mucho más amplio que lo aquí descrito. Al leer el cuento una y
otra vez, nos podemos fijar cada vez en más detalles que, a primera vista, no hemos visto pero
que releyendo nos llama la atención. En conclusión, la diversidad y la profundidad de La
muerte y la brújula nos hace refleccionar/reflectar sobre nosotros mismos y no pierde este
efecto al leerlo otra vez. Es una prueba perfecta de su capacidad como autor neofantástico.
51
Lapidot, Ema, Borges y la inteligencia artificial, Madrid: Ed.Pliegos, 1990, p. 91.
13
Bibliografía
Literatura básica
Borges, Jorge Luis. “La muerte y la brújula”. In: Borges, Jorge Luis, Obras completas 1923 –
1949, ed. por Carlos V. Frías, Buenos Aires: Emecé, 1990, pp. 499-507.
Literatura secundaria
Alazraki, Jaime, La prosa narrativa de Jorge Luis Borges, Madrid: Editorial Gredos, 19833.
Enlaces
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