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“Las [masas] populares constituyeron la base humana del totalitarismo [...].

Las causas de este


fenómeno son múltiples [...]. Pueden resumirse así:

 Proceso rápido de industrialización y urbanización masiva [...]. Como consecuencia de la


rapidez del proceso, la clase popular masificada era de formación reciente, carecía de
experiencia sindical y no había sido todavía politizada por los partidos tradicionalmente
obreros.

[...].

 También las clases medias eran de formación reciente y sin las tradiciones de prestigio que
marcaban la diferenciación social en Europa.
 El problema de la integración de las masas populares existía, y lo agravaba la
concentración urbana en el Gran Buenos Aires.
 Por lo tanto, mientras en Europa [se encontraban] como masas disponibles a las clases
medias, en la Argentina, la industrialización y urbanización habían colocado en ese estado
a las clases populares”.

Germani, Gino. Política y sociedad en una época de transición. De la sociedad tradicional a la


sociedad de masas. Buenos Aires, Paidós, 1962.

“Nuestra conclusión es que en el proceso de génesis del peronismo tuvieron una intensa
participación dirigentes y organizaciones gremiales viejas, participación que llegó a ser
fundamental a nivel de los sindicatos y de la Confederación General del Trabajo y muy importante
en el Partido Laborista [...].

El supuesto que se halla detrás de este enfoque es que, previo al populismo, se desarrolló en la
sociedad argentina un proceso de crecimiento capitalista sin intervencionismo social y que esta
situación determinó la configuración de un número creciente de reivindicaciones típicamente
obreras que abarcaban al conjunto de la clase trabajadora, demandas que el sindicalismo trató de
satisfacer sin éxito hasta que, entre 1944 y 1946, por acción de definidas políticas estatales, esa
serie reivindicativa va encontrando solución [...]. Sobre esta base, la mayoría de los sindicatos —
viejos y nuevos— articulan una política de alianzas con un sector del aparato del Estado, sin
abdicar durante ese proceso y por el contrario reforzando [...] sus pretensiones tradicionales de
autonomía e independencia frente a otros sectores sociales”.

Murmis, Miguel y Portantiero, Juan Carlos. Estudios sobre los orígenes del peronismo. Buenos
Aires, Siglo XXI, 2004.

“Pero anticipemos ya las líneas principales de nuestra argumentación. La primera de ellas


concierne a la necesidad de ampliar el concepto de racionalidad de la acción de masas. Visto
desde la perspectiva del interés de clase, como lo hace Murmis y Portantiero, el criterio de
racionalidad está basado en la maximización de los beneficios; de allí que la adhesión a Perón
pueda ser considerada verosímilmente como una función de la satisfacción de las reivindicaciones
del trabajo por parte del Estado. Sabemos, sin embargo, que si es el cálculo de utilidades el que
preside el acercamiento inicial a Perón, este se resuelve, muy pronto, en una identificación política
directa. Para comprender este desarrollo no es preciso salir de la idea de racionalidad. Solo que,
en este caso, el criterio de racionalidad es el reforzamiento de la cohesión y la solidaridad de las
masas obreras.

Desde este ángulo, la acción política deviene, no un medio para aumentar las ventajas materiales
de acuerdo con los intereses preexistentes, sino un fin en sí mismo: la consolidación de la
identidad política colectiva de los sujetos implicados”.

Torre, Juan Carlos. “Repensando (una vez más) los orígenes del peronismo’, en Desarrollo
económico, Vol. XXVIII, N.° 112, 1989.

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