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CAPÍTULO I: DERECHO INTERNACIONAL

1.1. CONCEPTOS DE DERECHO INTERNACIONAL


Se denomina Derecho Internacional al conjunto de reglas que determinan la conducta del
cuerpo general de los estados civilizados en sus relaciones reciprocas. Existe aún mucha
discusión sobre la naturaleza del derecho internacional, sus métodos, sus límites y su
relación con la ciencia de la Ética. Todos los esfuerzos para definirlo están subordinados
a las vistas que con relación a estas materias tienen los individuos que intentan dar una
definición. La que hemos adoptado procede de la consideración de que los estudiantes de
derecho internacional, deben conocer principalmente las reglas actualmente observadas
por los estados en sus relaciones mutuas, y su clasificación y concordancia con referencia
a los principios fundamentales en que están basadas dichas reglas. Debemos notar a este
respecto que ellas se refieren a:
 Reglas que son generalmente observadas y no reglas que, en opinión de quienes
las proponen, deberían ser generalmente observadas.
Sean moralmente exacta una regla o sea ella moralmente errónea, forma parte del derecho
internacional, si es generalmente aceptada y observada.
 Reglas que son generalmente observadas por los estados civilizados, y no reglas
que son generalmente observadas por los estados cristianos solamente.
El derecho internacional moderno nació de un grupo de estados cristianos y fue muy
influenciado por las reglas de la moral cristiana; pero como ahora es aceptado por varios
estados no cristianos, como el Japón y Turquía, no podemos hablar de él considerándolos
peculiar solamente a las naciones cristianas. Es, sin embargo, peculiar a los pueblos
civilizados; pero el grado de civilización necesario no puede encerrarse dentro de
términos definidos. Aunque las tribus bárbaras no se han sometido de lleno a sus reglas,
la conducta de los estados civilizados con respectos a ellas debe regularse por los
principios de justicia y de clemencia.
 Reglas que son generalmente observadas por los estados civilizados en su trato
con individuos pertenecientes a otros estados y así mismo reglas generalmente
observadas por los estados civilizados en su trato con otros estados.
Cada estado en sus comunicaciones con extranjeros se rige en parte por reglas que
libremente pueden establecer para sí de acuerdo con su voluntad, y en parte por reglas
que son determinadas por el consenso general de las potencias civilizadas. Las primeras
no pertenecen al derecho internacional. Las últimas sí. En muchos casos de presas
marítimas, por ejemplo, los estados se comunican directamente con personas privadas
que pertenecen a naciones extranjeras, de acuerdo con reglas que han recibido el
consentimiento expreso o tácito de todas las potencias civilizadas.
La denominación derecho internacional es relativamente moderna. Hasta el siglo pasado
esta ciencia se llamaba derecho de gentes o derecho natural. Pero el nombre moderno es
mejor porque evita el peligro de confundirlo con el Jus Gentiun romano, u porque alude
de una manera inconfundible a su carácter de sistema de reglas observadas por los estados
en sus mutuas relaciones. (Lawrence, 1902)
1.2. DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Podemos definir esta rama del Derecho, como el conjunto de normas jurídicas que regulan
las relaciones que se establecen entre aquellos sujetos que cuentan con personalidad
jurídica internacional. Tenemos entonces, como sujetos que cuentan con dicha
personalidad jurídica internacional: a los Estados soberanos y a los Organismos
Internacionales principalmente, sin embargo, existen otro tipo de sujetos como la Santa
Sede, los movimientos de liberación nacional, los insurrectos, la Cruz Roja Internacional
y los propios individuos (las personas físicas), entre otros, a los que el Derecho
Internacional Público por excepción y bajo ciertas circunstancias, les reconoce derechos
frente a los Estados soberanos y que, por consiguiente, gozan de personalidad jurídica
internacional, como más adelante veremos al referirnos específicamente a ellos.
Ahora bien, para comprender las relaciones que se dan entre sujetos con personalidad
jurídica internacional y que son reguladas por el Derecho Internacional Público, vamos a
tomar como ejemplo las relaciones comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá.
En ese orden de ideas, cabe recordar que después de la Segunda Guerra Mundial, estos
Estados mantenían relaciones comerciales a niveles mínimos de intercambio, sin
embargo, al pretender incrementar su comercio exterior, tuvieron que hacer uso de un
instrumento jurídico de Derecho Internacional Público, por lo que a principios de los años
noventa, celebraron el Tratado de Libre Comercio para América del Norte, el cual entraría
en vigor a partir del 1º de enero de 1994 y que, dicho sea de paso, hasta la fecha sigue
vigente.
Cada uno de los Estados, facultado por su ordenamiento jurídico interno, estableció las
negociaciones del referido pacto comercial, determinando las ventajas comerciales de su
economía, por lo que tuvieron como fin último el resguardo de los intereses nacionales
de cada uno. Luego entonces, el acuerdo trilateral fue establecido por voluntad propia de
esos Estados, en él manifestaron su consentimiento con el objeto de disminuir y eliminar
barreras al comercio exterior de cada uno de ellos, se otorgaron facultades recíprocamente
para exportar e importar mercancías, desde y hacia sus territorios, con mayor facilidad
que antes y, así, poder incrementar sus flujos de comercio.
Cabe señalar que los signatarios de tal acuerdo comercial además de actuar con las
potestades otorgadas por su derecho interno, lo hicieron con derechos reconocidos por el
Derecho Internacional Público, acordaron una nueva relación comercial bajo una
coordinación de normas nacionales e internacionales. El pacto de libre comercio
significó, asimismo, la prescripción de obligaciones internacionales, que se traducen en
la creación de normas dispositivas de Derecho, ya que éstas las pueden crear, modificar
o extinguir, quienes las acuerdan y se obligan a sí mismos a su cumplimiento, debido a
que cuentan con facultades para realizarlo, tanto por su ordenamiento jurídico interno
como por el Derecho Internacional Público.
Finalmente, cabe agregar, que todas esas actividades comerciales se sujetaron al
multicitado convenio comercial y éste, a su vez, fue negociado de forma estricta en el
marco de la Convención de Viena Sobre el Derecho de los Tratados de 1969, o sea, que
la validez del acuerdo comercial entre México, Canadá y Estados Unidos está dada al
invocar normas de Derecho Internacional Público, reconocidas por los Estados firmantes
y porque éstos están obligados a su cumplimiento, de igual forma los demás Estados
soberanos pertenecientes a la Comunidad Internacional están obligados a respetar dicha
relación comercial. (Arellano, 2010)

1.3. DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO


El Derecho Internacional Privado (en adelante DIPr) es el sector del ordenamiento
jurídico de cada Estado que se ocupa de la regulación jurídica de las situaciones privadas
internacionales. La existencia de esta rama jurídica encuentra su justificación en dos
presupuestos de la realidad social:
a) la división del mundo en Estados: cada uno de los cuales posee su propio
ordenamiento jurídico. No existe un Derecho global en ningún área del Derecho privado,
ni ningún tipo de jurisdicción universal a la que los particulares puedan acudir para
reclamar sus derechos. Si bien existen convenios internacionales unificadores del
Derecho, al final, estos acaban incorporándose a los ordenamientos internos de cada país
y, para reclamar sus derechos, los sujetos privados deben acudir a las jurisdicciones
nacionales.
b) la vocación transfronteriza de las relaciones humanas: el hecho de que las
relaciones humanas tiendan a superar las fronteras político-jurídicas de un país y queden,
por tanto, conectadas con más de un sistema jurídico. El carácter internacional de las
relaciones humanas ha pasado de ser la excepción a ser la regla general. Esto es debido a
los siguientes fenómenos que caracterizan nuestra actual sociedad:
I) los movimientos migratorios por motivos económicos y laborales (globalización
social).
II) la nueva sociedad del ocio y el auge del turismo, en la que resulta habitual que las
personas se desplacen de un país a otro.
III) la globalización mundial de la economía reflejada en procesos de integración como
la Unión Europea y la apertura de los mercados nacionales impulsada por la Organización
Mundial del Comercio (OMC). Con ello, se potencia la libre circulación de mercancías,
servicios, capitales, trabajadores y personas en general, circunstancia que fomenta la
aparición de situaciones privadas internacionales.
IV) los avances tecnológicos en la informática y las comunicaciones (como Internet),
gracias a los cuales las distancias pierden sentido y se facilita la internacionalización de
las relaciones humanas.
Estos dos presupuestos provocan la aparición de lo que llamamos situaciones privadas
internacionales, es decir, situaciones o relaciones jurídicas en las que sus elementos están
conectados con al menos dos ordenamientos (también llamadas relaciones internacionales
o heterogéneas). Estas situaciones se diferencian de las situaciones privadas meramente
internas, en las que, en estas últimas, todos sus elementos están conectados con un
ordenamiento (relaciones domésticas o internas). El hecho de que en las situaciones
meramente internas solo esté involucrado un sistema jurídico implica que las partes de la
relación y el aplicador del derecho no tienen dudas acerca de la competencia de los
tribunales o autoridades de ese Estado, de la aplicabilidad del derecho interno y de los
efectos que va a desplegar la resolución en todo el territorio de ese Estado. En cambio, en
las situaciones privadas internacionales, la conexión con más de un ordenamiento jurídico
genera inseguridad jurídica y discontinuidad. Inseguridad acerca de los tribunales o
autoridades que pueden conocer de un hipotético litigio que surja en relación con la
situación, y acerca de la regulación jurídica que va a recibir por cuanto los distintos
ordenamientos jurídicos pueden ofrecer regulaciones diferentes de la situación. Como
consecuencia, nunca se puede saber con seguridad cuál es el régimen jurídico de las
relaciones privadas internacionales: dependerá del ordenamiento desde el que se analiza
(el foro desde el que se analiza). Así, por ejemplo, los derechos que poseemos en una
determinada situación jurídica en atención al Derecho español pueden ser completamente
distintos a los que nos corresponden según el Derecho francés.
La discontinuidad de las relaciones jurídicas significa que, como consecuencia de la
división del mundo en Estados, no podemos estar seguros de que los derechos que
tenemos en una determinada situación jurídica, en un Estado, los vayamos a seguir
teniendo si nos desplazamos a otro país. La función del DIPr consiste en otorgar una
solución a cada relación jurídica, procurando garantizar la continuidad de la misma más
allá de las fronteras de un sistema jurídico, y aporte la seguridad jurídica que exigen los
operadores jurídicos en sus relaciones internacionales. (Martínez, 2015)

1.4. CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS


Los niveles de violencia y las barbaries ocurridas durante la Segunda Guerra Mundial
fueron un gran incentivo para que los miembros fundadores de la Organización de las
Naciones Unidas se sentaran a negociar la manera en cómo se iba a construir una paz
duradera que alejara a las generaciones futuras del flagelo de la guerra. De esta manera,
los derechos humanos se convirtieron en piedra angular de los objetivos de aquella
reciente organización.
La Carta de las Naciones Unidas, que se firmó en la ciudad de San Francisco, California,
el 26 de junio de 1945. Como su nombre lo indica, es el tratado Internacional que da
sustento a la propia ONU y que hace las veces de su Constitución Interna. En ella se
establece que el principal objetivo de la nueva organización, es "preservar a las
generaciones venideras del flagelo de la guerra" y "reafirmar la fe en los derechos
fundamentales del hombre", cuyas metas están establecidas en su artículo 1, al señalar
como propósitos:
• Mantener la paz y la seguridad internacionales.
• Provocar entre las naciones, relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de
la igualdad de derechos y a la libre determinación de los pueblos.
• Promover la cooperación internacional, en el desarrollo y estímulo del respeto a los
derechos humanos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión.
• Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos
comunes.
Cabe resaltar que los Estados miembros de la ONU están obligados a cumplir de buena
fe el contenido de la Carta de esta organización. Se debe entender que este documento es
un tratado internacional que al ser firmado y ratificado por los Estados se convierte en un
documento vinculante. Éstos tratados se rigen bajo el principio pacta sunt servanda (lo
pactado obliga), por lo tanto, los Estados que conforman la organización, su deber será
velar por la consecución de sus propósitos y en ese sentido defender y promover los
derechos humanos.
Es importante mencionar, que el artículo 68 de la citada Carta, al facultar al Consejo
Económico y Social para establecer las comisiones para la promoción de los derechos
humanos, derivó en el desarrollo del Sistema Universal de protección de los derechos
humanos. (Humanos, 2003)

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