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Universidad Nacional Autónoma de México Campus Iztacala

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Revista Electrónica de Psicología Iztacala
Vol. 6 No. 1
enero de 2003

LOS PADRES COMO MODELOS DE COMPORTAMIENTO


SOCIAL:
Un estudio de caso a través del Análisis Contingencial.
Ma. de Lourdes Rodríguez Campuzano1, Brenda Ángeles Romero* y Yadira Coello
Guarneros*.
Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Estudios Superiores
Plantel Iztacala

RESUMEN

En este trabajo se presenta un caso clínico


referido a un niño de tres años de edad,
remitido por la maestra del maternal al que
asiste, como caso de conducta antisocial. El
objetivo de esta presentación es ilustrar la
aplicación de la metodología de análisis
contingencial, considerando cada uno de
sus pasos. El caso fue abordado
considerando a la madre del niño como
usuaria principal. Las recolección de la
información se llevó a cabo,
fundamentalmente, a través de entrevistas
con ella y el resto de los pasos de la
metodología se aplicaron con ella. La
intervención se considera exitosa en la
medida en la que se cumplieron los diversos
objetivos propuestos.
Descriptores. Análisis contigencial,
modelamiento, manejo de contingencias,
habilidades sociales.

Abstract

A clinical case story about a three years old boy


remitted by his teacher, because antisocial
behavior, is presented on this paper. The
objective is to show the way Contingential
Analysis methodology could be applied
considering each of its steps. This methodology
was applied on the basis of the mother as the
main psychological service’ user, thus the
different methodology steps were taken with her.
The intervention is considered a success and all
the proposed objectives were reached.
Descriptors: Contingential análisis, modeling,
contingenties management, social skills.

1 Profesor Asociado del Área de Psicología Clínica. Correo: carmayu5@yahoo.com

* Alumnos egresados de la carrera de psicología FES Iztacala.

En este artículo se presenta un caso clínico analizado y resuelto a través de la


metodología del Análisis Contingencial. El propósito de este trabajo es ilustrar la
aplicación de esta metodología en la modificación del comportamiento de una familia.
El Análisis contingencial es una metodología que se deriva del modelo interconductual y
que permite definir un comportamiento de interés, considerando las relaciones que se
establecen entre un individuo, las personas significativas a éste y ciertas condiciones del
ambiente, el contexto valorativo de tales relaciones y su génesis (Ribes, DíazGonzález,
Rodríguez y Landa, 1986; Rodríguez, 2002). Como resultado de este análisis, la
metodología contempla un paso en el que se estudian las posibles soluciones a las
relaciones valoradas como problema, para que el usuario determine la dirección del
cambio y establezca los objetivos del mismo. Finalmente se propone que para cada caso
se diseñen o seleccionen los procedimientos de cambio pertinentes, tomando en cuenta
algunos aspectos:
a) no existe la técnica o técnicas ideales para cierto tipo de problemas,
b) cada comportamiento es único en términos de las relaciones que lo componen, su
valoración y su historia,
c) la selección de procedimientos estandarizados debe llevarse a cabo con criterios
funcionales, esto es, al margen de las morfologías de respuesta del usuario, lo que hay
que considerar es la funcionalidad de su comportamiento, así como la del
comportamiento de las personas significativas en la interacción,
d) los procedimientos no estandarizados son componentes de toda relación terapéutica y
tienen efectos en el comportamiento del usuario. Se ha investigado el papel de
procedimientos tales como la información o las instrucciones y se ha demostrado que
generan cambios en el comportamiento, por esta razón resulta importante planearlos y
explicitarlos en el diseño de programas de intervención. (Rodríguez y DíazGonzález,
1997; Rodríguez y Landa, 2000)
Considerando los puntos anteriores, así como el papel funcional de algunas técnicas de
intervención (Rodríguez y Landa, 2000 ), el caso que aquí se presenta se vincula en la
literatura psicológica con el papel que juegan los padres, tanto en relación con el
manejo de contingencias, como al fungir como modelos de conducta social en sus hijos,
por ello, es importante revisar lo que han planteado algunos autores al respecto.

Los conflictos entre los niños constituyen ensayos que permiten el aprendizaje de
habilidades sociales para la vida adulta. En ellos, los educadores intervienen reforzando
unas formas de solución, castigando otras y facilitando indicadores sobre cómo actuar en
diferentes situaciones.
Así, los niños van aprendiendo valores y estilos de comportamiento agresivo, pasivo,
dependiente o independiente, en función de sus experiencias y de la influencia de padres
y profesores (Olivares, 1997).

Este proceso no lleva siempre al resultado deseado: que los niños aprendan un
repertorio de habilidades que les permitan afirmarse ante las presiones externas, a la vez
que respeten a los demás. La observación de sus interacciones sociales permite
constatar como la mayoría de los niños se comportan de una manera similar en distintos
tipos de conflictos: pegar, gritar, llorar, quejarse con el adulto... siendo muy pocos de ellos
capaces de adaptar su comportamiento (Olivares, op.cit.).

Fitzgerald (1995) menciona que cuando un niño no manifiesta comportamientos eficaces


y de respeto a los demás, en la resolución de conflictos interpersonales, no se puede
concluir que carece de las destrezas necesarias para ello. Mejor dicho el niño ha
aprendido que hay soluciones que le garantizan conseguir lo que desea de manera
rápida. Por ello, es necesario evaluar los diferentes procesos que le han llevado a
realizar dicho comportamiento. De modo concreto, conviene identificar si el niño sabe
como conducirse dentro de su contexto social e involucrar a los padres a que participen
en esta adquisición de habilidades, por ello hay que tener claro qué es la habilidad
social (Serrano,1998).
Una conducta socialmente habilidosa se define como un conjunto de conductas emitidas
por un individuo en un contexto interpersonal que expresa sentimientos, actitudes,
deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un modo adecuado a la situación,
respetando esas conductas en los demás y resolviendo de inmediato los problemas
surgidos en una situación determinada, minimizando la probabilidad de futuros
problemas. De acuerdo con Smith (1998) las habilidades sociales requieren de
componentes tanto verbales como no verbales para ser llevadas a cabo. Los elementos
más sobresalientes de estos apartados se definen a continuación:
Componentes No Verbales.
La mirada: Se define objetivamente como "el mirar a otra persona a los ojos, o de forma
más general, a la mitad superior de la cara". La mirada mutua implica que se ha
establecido "contacto ocular" con otra persona. Casi todas las interacciones de los seres
humanos dependen de miradas recíprocas.
La expresión facial: Parece ser que la cara es el principal sistema de señales para
mostrar las emociones. Hay 6 emociones principales y 3 áreas de la cara responsables
de su expresión. Las emociones son: alegría, sorpresa, tristeza, miedo, ira y asco o
desprecio. Las tres regiones faciales implicadas son: la frente / cejas, ojos, párpados/ y la
parte inferior de la cara. Una conducta socialmente habilidosa requiere una expresión
facial que esté de acuerdo con el mensaje. Si una persona muestra una expresión facial
de miedo o de enfado mientras intenta iniciar una conversación con alguien, es probable
que no tenga éxito.
La sonrisa: Es un componente importante. Puede utilizarse como sonrisa defensiva,
como gesto de pacificación. Puede servir para transmitir el hecho de que a una persona
le gusta otra; puede suavizar un rechazo, comunicar una actitud amigable, y animar a los
demás a que le devuelvan a uno una sonrisa.
Los gestos: Un gesto es cualquier acción que envía un estímulo visual a un observador.
Para llegar a ser un gesto, un acto tiene que ser visto por algún otro y tiene que
comunicar alguna información. Los gestos son básicamente culturales. Las manos y, en
menor grado, la cabeza y los pies, pueden producir una amplia variedad de gestos, que
se emplean para una serie de propósitos diferentes. Los gestos se constituyen en un
segundo canal de comunicación; aquellos que sean apropiados a las palabras que se
dicen servirán para acentuar el mensaje añadiendo énfasis, franqueza y calor. Los
movimientos desinhibidos pueden sugerir también franqueza, confianza en uno mismo
(salvo que fuera un gesto nervioso) y espontaneidad por parte del que habla.
La postura: La posición del cuerpo y de los miembros, la forma en que se sienta la
persona, cómo está de pie y cómo pasea, reflejan sus actitudes y sentimientos sobre sí
misma y su relación con los otros (Smith, 1998).
Componentes Paralingüísticos
El volumen de la voz: La función básica del volumen consiste en hacer que un mensaje
llegue hasta un oyente potencial. El volumen alto de voz puede indicar seguridad y
dominio. Sin embargo, hablar demasiado alto (que sugiere agresividad, ira o tosquedad)
puede tener también consecuencias negativas - la gente podría marcharse o evitar
futuros encuentros -. Los cambios en el volumen de voz pueden emplearse en una
conversación para enfatizar puntos. Una voz que varía poco de volumen no será muy
interesante de escuchar.
La entonación: La entonación sirve para comunicar sentimientos y emociones. Unas
palabras pueden expresar esperanza, afecto, sarcasmo, ira, excitación o desinterés,
dependiendo de la variación de la entonación del que habla. Una escasa entonación, con
un volumen bajo, indica aburrimiento o tristeza. Un tono que no varía puede ser aburrido
o monótono. Se percibe a las personas como más dinámicas y extrovertidas cuando
cambian la entonación de sus voces a menudo durante una conversación. Las
variaciones en la entonación pueden servir también para ceder la palabra. En general,
una entonación que sube es evaluada positivamente (es decir, como alegría); una
entonación que decae, negativamente (como tristeza); una nota fija, como neutral.
Muchas veces la entonación que se da a las palabras es más importante que el mensaje
verbal que se quiere transmitir.
La fluidez: Las vacilaciones, falsos comienzos y repeticiones son bastante normales en
las conversaciones diarias. Sin embargo, las perturbaciones excesivas del habla pueden
causar una impresión de inseguridad, incompetencia, poco interés o ansiedad.
Demasiados períodos de silencio podrían interpretarse negativamente, especialmente
como ansiedad, enfado o incluso, una señal de desprecio. Expresiones con un exceso de
palabras de relleno durante las pausas ( por ejemplo, "ya sabes", "bueno") o sonidos
como "ah" y "eh" provocan percepciones de ansiedad o aburrimiento. Otro tipo de
perturbación incluye repeticiones, tartamudeos, pronunciaciones erróneas, omisiones y
palabras sin sentido.
La claridad: La claridad a la hora de hablar es importante. Si se habla arrastrando las
palabras, a borbotones, con un acento o vocalización excesivos, uno se puede hacer
más pesado a los demás.
La velocidad: Hablar lentamente puede hacer que los demás se impacienten o se
aburran. Por el contrario, si se hace con demasiada rapidez, uno puede no ser entendido.
El tiempo de habla: Este elemento se refiere al tiempo que se mantiene hablando el
individuo. El tiempo de conversación de una persona puede ser problemático por ambos
extremos, es decir, tanto si apenas habla como si habla demasiado. Lo más adecuado es
un intercambio recíproco de información (Smith, 1998).
Según Olivares (l997), para adquirir estas habilidades es necesario que se lleve a cabo
un entrenamiento, dicho entrenamiento se realizará con los padres de familia quienes
servirán como modelos, tomando en cuenta que los niños aprenden a través de la
observación (imitación). Existen algunas técnicas para la adquisición de habilidades
sociales estas son:
• Modelamiento
• Representación de papeles
• Retroalimentación
• Generalización
Modelamiento
Se puede definir como un aprendizaje por medio de la imitación. El modelamiento será
más efectivo cuando el modelo (es decir, la persona a imitar) aparezca como muy
cualificada y con experiencia, tenga un status importante, controle las recompensas que
desea el paciente, sea del mismo sexo, tenga una edad similar y pertenezca a la misma
clase social, sea simpático y amable y si recibe recompensas por lo que hace. El
modelamiento será mucho más efectivo cuando la situación presente las conductas a
imitar con claridad y con precisión, gradualmente de menor a mayor dificultad, con las
suficientes repeticiones que permitan su sobreaprendizaje, con la menor cantidad posible
de detalles innecesarios y empleando diferentes modelos en lugar de uno solo. La
persona que observa el modelo debe: saber que tiene que imitarlo, asumir una actitud
similar, tener simpatía o que le guste el modelo y ser recompensado por realizar las
conductas observadas (Kazdin,1994).
Representación de papeles (Role Playing)
Se ha definido como una situación en la que a un individuo se le pide que desempeñe un
papel, es decir, se comporte de determinada manera. El éxito será más probable si la
persona que representa el papel cuenta con la suficiente información sobre el contenido
del papel a desempeñar y si ha prestado la atención necesaria a lo que podríamos llamar
potenciadores. Estos últimos incluyen: acuerdo por parte del sujeto a participar,
compromiso con la conducta u opinión que va a simular, improvisación y recompensa,
aprobación o reforzamiento por llevar a cabo la representación de las conductas
(Kazdin,1994)
Retroalimentación
Este procedimiento lo podríamos definir como suministrar al sujeto adiestrado
información sobre cómo ha representado el papel asignado. Se deben tener en cuenta
cuestiones tales como la recompensa, el refuerzo, la crítica o el tener que repetir la
respuesta. Debemos destacar la importancia que tiene el refuerzo social, es decir, el
elogio, la aceptación y el estímulo, ya que se ha comprobado la enorme influencia que
tiene en la modificación de conducta. Salvo algunas excepciones, cuanto mayor es la
cantidad de refuerzos, más se intensifican los efectos positivos (Kazdin,1994)
Generalización
El interés principal de cualquier programa de adiestramiento no es el rendimiento
obtenido en el lugar donde se ha entrenado, sino en las relaciones cotidianas.
Los cuatro procedimientos vistos para el adiestramiento de aptitudes no son efectivos por
si solos. Así por ejemplo, el modelamiento funciona en el aprendizaje de conductas
nuevas pero sin la suficiente práctica, los antiguos comportamientos tienden a
reaparecer. La práctica o representación de papeles constituye una ayuda importante en
el aprendizaje, pero se debe tener en cuenta que son las conductas correctas las que
hay que practicar y que sin un modelo anterior o una situación similar, el rendimiento del
alumno casi no mejorará en relación al nivel inicial. Una vez realizado el modelamiento y
la representación de papeles, las conductas recién aprendidas tienen una gran
probabilidad de mantenerse, pero esto no sucederá a menos que los alumnos vivan esas
conductas como experiencias recompensadas. De esta manera, señalamos la necesidad
decisiva del refuerzo. La combinación de estos tres procedimientos constituye un
planteamiento de adiestramiento en habilidades mucho más efectivo y con un mayor
campo de aplicación. Pero un método verdaderamente eficaz también debe probarse
más allá del marco estrictamente terapéutico y debe demostrar su poder, utilidad y
estabilidad en la vida real de las personas. Este es el motivo de la Generalización del
adiestramiento (Kazdin, 1994).

Cabe mencionar que todos estos procedimientos o técnicas empleadas para la


implantación de habilidades sociales se basan en los principios del condicionamiento
operante (Kazdin,1994). Dichos principios son fundamentales, en general, cuando se
pretende incidir en la adquisición de repertorio.
De acuerdo con, los principios del condicionamiento operante describen la relación
entre la conducta y los eventos ambientales (antecedentes y consecuentes) que influyen
la conducta. Esta relación se conoce como contingencia, y comprende tres componentes:
eventos antecedentes, conductas y eventos consecuentes.. La noción de esta relación
ayuda a desarrollar programas de cambio de conductas..

La noción de contingencia es importante porque las técnicas conductuales alteran la


conducta modificando las contingencias que influyen sobre ella. Los principios del
condicionamiento operante se refieren a distintos tipos de relaciones contingentes entre
la conducta y los eventos que la siguen.

Reforzamiento.- El principio del reforzamiento se refiere a un incremento en la


frecuencia de una respuesta cuando a esa respuesta le siguen ciertas consecuencias, y
un evento contingente que incrementa la probabilidad de ocurrencia de una conducta se
conoce como reforzador. Los reforzadores positivos y negativos constituyen los dos tipos
de eventos que pueden utilizarse para incrementar la frecuencia de una respuesta (
Kazdin, 1994).

Los reforzadores positivos, son eventos que se presentan después de una respuesta
desempeñada y que incrementan su probabilidad de ocurrencia. Los reforzadores
negativos son eventos que se retiran después de realizada una conducta y que también
incrementan su probabilidad de ocurrencia.
Tipos de reforzadores positivos.- ( secundarios) Comprenden eventos como el elogio,
calificaciones o dinero, y adquieren su función reforzante mediante el aprendizaje.
Estos principios son básicos para la implantación de repertorios conductuales, ya que se
precisan entrenamientos aún cuando las conductas ya han sido adquiridas, y la
utilización de reforzadores asegura el incremento o decremento de las mismas, según
sea el interés del trabajo a realizar.
Cabe mencionar que la condición esencial para la aplicación efectiva de un reforzador es
que éste sea contingente a la conducta, lo cual significa que el reforzador se otorga sólo
si se efectúa la conducta deseada. La aplicación contingente de los reforzadores no es
necesariamente la aplicación del todo o nada, por lo que generalmente se inicia con un
programa de modelamiento (Kazdin, 1994).

PRESENTACIÓN DEL CASO

La señora “E” y su hijo son remitidos por la profesora del maternal donde el niño asiste.
La señora reporta que su hijo, de tres años de edad, tiene problemas para interactuar
con todas las personas ajenas a su núcleo familiar. El cual está compuesto por ella, su
esposo y su hijo.

La señora menciona que hace un año inscribió a su hijo en el maternal, porque no


interactuaba con otros niños y, entre otras cosas, peleaba mucho. Actualmente, su hijo
no mantiene una relación de juego con sus compañeros, es decir, que cuando se
presenta la oportunidad de que su hijo conviva con el resto de los niños, él se muestra
indiferente, si se le insiste para que conviva, responde con llanto, golpes o reacciones de
enojo; ante esta situación la profesora del niño calificó su comportamiento como
problema de socialización.

Al interrogar a la señora con respecto al comportamiento de su hijo dentro del ámbito


familiar, ella mencionó que en primer lugar éste solo se conforma por cinco miembros, el
niño, ella, su esposo y los abuelos maternos (se consideran estos dos últimos porque a
pesar de que no viven en la misma casa, el niño pasa la mayor parte del tiempo con
ellos), Dentro de este núcleo familiar el niño se comporta de forma similar, ya que no
acostumbra saludar a nadie cuando llega, no se despide cuando se retira, generalmente
juega solo y se aísla.

Cuando se le interroga acerca de la forma de crianza que sigue con el niño, explica que,
tanto ella como su esposo, “miman al niño”, por ser hijo único. Le permiten realizar las
actividades que él desea, son bastante serviciales con él, al grado de que siguen dándole
de comer en la boca, le permiten ver durante un período largo programas televisivos, y
casi no le llaman la atención, ni lo castigan, y en caso de que lleguen a hacerlo, es la
señora quien deja llorar al niño, lo deja que haga berrinche (patalea o grita), o a veces
lo encierra. Comenta que dichas medidas han sido insuficientes ya que el niño continua
con el mismo comportamiento.

También menciona que el niño es bastante apegado a ella, lo cual ha ocasionado que
sea muy difícil que éste permita que ella salga sola sin él, o que otra persona le dé de
comer, o lo atienda (incluso el padre), o que dentro de casa ella se aparte de él.

Posteriormente se interrogó al padre del niño y él corroboró la información dada por su


esposa. Él atribuye el comportamiento de su hijo al hecho de que ellos son una pareja
muy reservada, ya que no saludan a los vecinos, no asisten con frecuencia a reuniones
familiares, así como a reuniones con amigos.

En cuanto a su trato con el niño reporta que él pasa poco tiempo con su hijo, debido a su
horario de trabajo, pero el tiempo que tiene libre lo aprovecha para jugar con él, salen al
parque o al supermercado junto con su esposa. Debido a que es poco el tiempo que
convive con él, le llama pocas veces la atención y prefiere en todo caso que sea su
esposa quien corrija al niño. Otro factor importante es que el niño convive con los
abuelos maternos, quienes son bastantes condescendientes con él, contrarrestando así
la autoridad de la madre.

Presentación de la Génesis del problema.


El comportamiento del niño se valoró como problema a partir de que la señora inscribió a
su hijo al maternal, hace aproximadamente un mes. La profesora del niño le hizo
mención de que éste no mostraba interés en convivir con los demás niños de la
Institución, es decir, que no presentaba interés para integrarse a los juegos con el grupo,
no prestaba sus juguetes y se rehusaba a participar en las actividades donde participan
los demás niños, por ejemplo bailes escolares.

El comportamiento del niño ha sido calificado por su profesora como “Problema de


Socialización”, por lo que le indicó a su madre que buscara ayuda psicológica. para
trabajar dicha situación. Es por eso que la Sra. acudió a consulta, y reportó que además
de este asunto, a ella le resulta problemático a veces controlar al niño, con respecto a
órdenes que ella le da y él no acata.

En el análisis contingencial todo comportamiento valorado como problema se identifica


con una red de relaciones entre personas y ambiente. No hay sujetos problema y el
usuario del servicio psicológico puede ser cualquier persona involucrada en el
comportamiento valorado como problemático, aunque es fundamental considerar su
motivación, su colaboración, su capacidad para referir el comportamiento y modificarlo.
Por ello, se decidió que los usuarios del servicio psicológico serían los padres del niño y
específicamente la madre. Posterior a las entrevistas realizadas con ellos se procedió al
análisis del comportamiento a través del Análisis Contingencial:

ANÁLISIS FUNCIONAL

SISTEMA MICROCONTINGENCIAL: En este sistema se identifica el rol funcional de


cada uno de los elementos que componen la interacción valorada como problema, así
como las relaciones entre ellos. Para ello se toma como eje del análisis al usuario
principal. Este sistema se conforma por cuatro conjuntos de categorías: situaciones,
morfologías de conducta, personas y efectos.
1. Situaciones. Son aquellos elementos con una función disposicional que conforman el
contexto de una interacción determinada, esto es, factores que hacen más probable o
menos, las interacciones calificadas como problema. Para este caso se identificaron los
siguientes:
-Circunstancia Social:
Relación familiar
-Conducta socialmente esperada:
Que los padres modelen las conductas de socialización
Que manejen adecuadamente las contingencias
-Capacidad en el ejercicio de dichas conductas:
No tienen capacidad en el ejercicio de dichas conductas

2. MORFOLOGÍAS DE CONDUCTA. Esta categoría permite identificar aquello que


hacen los individuos para relacionarse entre ellos y con su ambiente en la situación que
da contexto a la conducta valorada como problema. Así, acciones tales como consentir,
sancionar, gritar, patalear, pensar, instruir, depender de alguien, etcétera; serían ubicadas
como morfologías de conducta. Se deben identificar, en primera instancia, las del usuario
principal, y posteriormente, las de los otros individuos involucrados en la relación.
Del Usuario:
Se consideró como usuaria principal a la mamá. Ella es la única que le da de comer al
niño, no sale sin él, Casi no lo corrige, ni le da instrucciones sobre cómo tratar a otros, si
lo llega a corregir es por algún berrinche y lo hace encerrándolo, no tiene amistades, casi
no frecuenta a la familia, no se relaciona con sus vecinos, le permite al niño no realizar
las actividades que él no quiere, se justifica y disculpa con el niño cuando no puede estar
con él.
De O t r o s:
Del Esposo:
Interactúa poco con el niño, lo complace en todo, no tiene amistades, frecuenta poco a la
familia.

Del Hijo:
No se relaciona con los niños del maternal, evita jugar con ellos, se aparta, llora, golpea y
patea, pega cuando se le obliga a realizar alguna actividad grupal, difícilmente se separa
de su madre, no permite que otras personas lo atiendan, no saluda ni se despide, no
realiza actividades de autocuidado, ignora a las personas cuando le hablan.

De los Abuelos:
Complacen al niño, le permiten tocar objetos no adecuados. Autorizan lo que su madre
no autoriza, indican a la mamá que no obligue al niño a hacer lo que él no quiere.

3. PERSONAS. En este rubro se identifica el rol funcional del comportamiento de las


personas que forman parte de la interacción de interés. La dimensión básica para su
análisis es la de mediador/mediado. El comportamiento mediador es el que estructura la
relación, es decir es aquel comportamiento que determina la manera en que se
relacionan los demás. El mediado es aquel regulado por el comportamiento mediador. El
resto de las funciones que pueden identificarse es de tipo disposicional. Para este caso
se identificaron las siguientes funciones:
-Mediador:
Se identificó como comportamiento mediador de la relación familiar el de la mamá, en
la medida en la que ha determinado el tipo de relación familiar y específicamente la
forma de educar al niño.
-Mediados:
Se consideró que los comportamientos mediados eran los del esposo e hijo
-Disposicionales:
El papel del comportamiento de los abuelos se identificó como disposicional, en tanto
probabilizan ciertas conductas, tanto en el niño como en la madre.

4. EFECTOS. En este rubro de evalúa la relación de consecuencia entre el


comportamiento de el usuario principal y los otros participantes de la relación. Se
considera que el comportamiento del usuario puede tener efectos sobre el
comportamiento de otros, ser inefectivo, esto es, no afectar el comportamiento de otros ,
y ser afectivo, es decir, tener efectos sobre el propio comportamiento. Así, para este caso
se identificó que el comportamiento de la madre tenía los siguientes efectos:
-Sobre otros:
El hijo desobedece, tiene poca interacción con otras personas, no se relaciona con niños
de su edad, no presenta habilidades de autocuidado, presenta poco desarrollo de
lenguaje.
-Sobre sí misma:
Sentimiento de culpa, remordimientos por la forma en que está educando a su hijo,
remordimientos cuando implementa castigo.

SISTEMA MACROCONTINGENCIAL: En este sistema se analiza el contexto valorativo


de la relación identificada como problemática. Se parte de que todo comportamiento
humano es siempre un comportamiento valorado y que uno de los criterios de valoración
es el moral. Dicho criterio tiene que ver con el qué tanto afecta el comportamiento de un
individuo al de otros, dependiendo del lugar que ocupen en la jerarquía social. Esta
afectación indica que las prácticas valorativas de un individuo no corresponden con las
prácticas de su grupo de referencia y esta no correspondencia puede darse en dos
dimensiones, la de las propias prácticas en términos de hacer y en términos del creer.
Cuando una relación se valora como problema atendiendo como criterio principal de
valoración, el criterio moral, estamos ante un problema de orden fundamentalmente
macrocontingencial. Si éste no es el caso, sino que una relación se valora como
problema por sus efectos, porque no se cumple con lo socialmente esperado, por falta de
capacidad para llevar a cabo alguna actividad, etcétera; entonces estamos frente a un
problema fundamentalmente microcontingencial. En este caso no se identificó ningún
problema de orden macrocontingencial, sino microcontingencial, en tanto es un problema
de capacidad de ambos padres para relacionarse de manera cercana con otras
personas, y educar adecuadamente a su hijo.

GÉNESIS DEL PROBLEMA: Para el Análisis Contingencial, la historia juega un papel


muy importante en tanto resume la disposicionalidad que afecta las relaciones presentes.
Se identifican varios aspectos que, en general, indican el origen y la evolución del
comportamiento problema; así como el rol funcional histórico del comportamiento de los
individuos participantes en la relación. Adicionalmente, se identifican estilos interactivos
cuando estos son potencialmente problemáticos. Para este caso se identificaron los
siguientes elementos:

Historia de la Microcontingencia:
-Circunstancia en que se inició la conducta:
La circunstancia que originó que la conducta se valorara como problemática fue el
reporte de la maestra de la guardería.
-Situación en que se inició la microcontingencia actual:
La interacción valorada como problema se presentó desde el nacimiento del niño.
-Historia mediadora de la conducta:
La señora, a través de comentarios, órdenes y comportamientos específicos ha mediado
su relación de pareja, desde el noviazgo. Actualmente media la relación familiar.
-Funciones disposicionales en el pasado de las personas significativas en la
microcontingencia presente:
Los abuelos maternos han probabilizado que su hija sea una madre complaciente e
igualmente que su nieto sea particularmente desobediente.
ANÁLISIS DE SOLUCIONES.
Este paso es de gran importancia en la metodología. Se considera que ningún problema
tiene una solución predeterminada, sino que ésta se debe decidir, junto con el usuario,
considerando varios elementos tales como los efectos esperados a corto, mediano y
largo plazo, el costo emocional, los recursos necesarios y disponibles, etcétera.
(Rodríguez, 2002). Se plantea que la solución puede darse considerando dos ejes: el
microcontingencial y el macrocontingencial, pensando en que ambos pueden cambiar, o
solamente uno de ellos. Para el caso que nos ocupa el eje de análisis de solución es el
microcontingencial y dentro de éste se decidió que se debía optar por generar cambios
en conducta propia y conducta de otras personas.

INTERVENCIÓN.
En el Análisis Contingencial se considera que los procedimientos de intervención deben
diseñarse o seleccionarse de manera individualizada a partir del análisis de las
dimensiones micro y macrocontingenciales, de la génesis de la interacción y de la o las
soluciones planteadas. Si se opta por emplear alguna técnica estandarizada, su elección
debe basarse en criterios funcionales. DíazGonzález, Ribes, Rodríguez y Landa (1989)
proponen tres grupos de criterios: a) la naturaleza de la interacción terapéutica, b) el tipo
de procedimiento en términos de sus efectos y c) las funciones del terapeuta. Dichos
grupos se pueden emplear para diseñar o seleccionar las técnicas a emplear en cada
caso. Adicionalmente clasifican algunas técnicas conductuales considerando las
dimensiones funcionales que afecta cada una, de manera tal que se pueden rescatar
procedimientos que han demostrado ser de gran utilidad, especialmente si se emplean
con base en los criterios señalados. En esta clasificación se ubican, tanto el
Entrenamiento asertivo como el Manejo de Contingencias, como procedimientos que
sirven para alterar la conducta del propio usuario, así como la de otras personas, en
términos de precisión, oportunidad y relación de efecto; esto es, sirven para generar
cambios en interacciones cuya naturaleza problemática se relaciona con la
discriminación de formas de conducta requeridas, de las circunstancias en que debe
emitirse o no, una respuesta particular y con la probabilidad de cierto tipo de
consecuencias.
Por esta razón se decidió emplear como parte de las estrategias de intervención para
este caso, ambos procedimientos.
A partir del análisis funcional del caso se diseñó, aplicó y evaluó un programa de
intervención, considerando como usuario principal a la madre del niño. El objetivo
general de este programa fue que la madre desplegara conductas sociales para facilitar
la interacción social del niño en diversos contextos, así como que aplicara
adecuadamente las contingencias pertinentes para lograr los cambios deseados en la
conducta de su hijo..
Objetivos Particulares:
-Que la madre fomentara y promoviera habilidades sociales en su hijo a través del
modelamiento.
-Que la madre promoviera y entrenara conductas de autocuidado, así como una mayor
independencia en el niño en los diversos contextos donde se desenvuelve.
-Que la madre manejara contingencias de manera adecuada.

Objetivos Específicos:
- Que la madre ejerciera habilidades sociales como saludar a vecinos, iniciar y mantener
conversaciones, recibir invitados en casa, frecuentar lugares con actividades sociales,
etcétera.
-Que la madre modelara al niño dichas habilidades.
- Que la madre entrenara e instigara habilidades de autocuidado en el niño.
-Que la madre entrenara e instigara el uso del lenguaje oral en el niño.
-Que la madre auspiciara y promoviera actividades independientes en el niño.
-Que la madre aplicara reforzamiento positivo o negativo en función de la conducta de su
hijo.
-Que la madre entrenara al padre en el manejo apropiado de las contingencias.
-Que la madre alterara el rol funcional de los abuelos del niño.

PROCEDIMIENTO:
Se emplearon técnicas de información, modelamiento moldeamiento y retroalimentación
para entrenar en la madre habilidades sociales como: saludar, despedirse, dar las
gracias, pedir por favor, iniciar y mantener una conversación. Los terapeutas auspiciaron
que ella se involucrara en actividades sociales. Sus tareas fuera del consultorio
consistieron en practicar las conductas entrenadas, así como llevar un registro de la
frecuencia y algunas características de las mismas.
Se le dejó también un registro de las conductas sociales de su hijo.
Como una segunda fase de intervención, se dio un entrenamiento general en manejo de
contingencias. Se explicaron conceptos básicos y se entrenó a la señora, a través del
modelamiento, el juego de roles y la retroalimentación en el uso de principios tales como
reforzamiento positivo, moldeamiento, reforzamiento negativo, castigo negativo y
extinción. Posteriormente se le pidió que listara aquellas conductas de su hijo que
deseaba moldear, aquellas que deseaba incrementar y las que deseaba decrementar. La
tarea consistió en ir aplicando adecuadamente las contingencias para lograr estos
cambios. Se le pidió un registro de su conducta en términos de aplicación de
contingencias.
El manejo de contingencias se fue precisando a través de los demás objetivos de
intervención. Así, para el objetivo de auspiciar y promover actividades independientes en
el niño, se empleó información acerca de algunas estrategias para que ella enseñara a
su hijo actividades que le permitan ser independiente. Se le modeló la forma de auspiciar
dichas actividades y se le entrenó para manejar adecuadamente las contingencias con el
fin de moldear e incrementar estas actividades particulares en el niño, así como para no
ceder ante sus exigencias de dependencia. Se le pidió que llevara un registro de estas
actividades.

Con respecto al entrenamiento de conductas de autocuidado en el niño, se emplearon


técnicas de información, modelamiento y retroalimentación con la madre para que ella, a
su vez, entrenara este tipo de repertorio en el niño. Se consideraron las siguientes
conductas:
-Vestirse solo
- Comer solo con utensilios tales como: cucharas, vasos y platos.
-Guardar sus juguetes
-Guardar su ropa y objetos personales
- Ayudar en casa a realizar tareas sencillas tales como recoger la ropa sucia, sacudir,
regar las plantas, etcétera.

También se le entrenó para que modelara e instigara el empleo de un mejor lenguaje oral
en el niño. Se le dejó como tarea un registro de la frecuencia, precisión y amplitud del
lenguaje oral del niño e igualmente se le instruyó para que estableciera con él diálogos
constantes sobre las actividades diarias, le leyera cuentos o que platicara con el niño
sobre los programas televisivos que éste ve.
Se le instruyó para que informara y entrenara a su marido y padres con respecto al
manejo adecuado de contingencias para su hijo. Se le pidió que registrara cambios en el
comportamiento de dichos familiares.
Por último, se le solicitó que fomentara actividades sociales en su hijo. Para ello se le
informó y entrenó para que probabilizara dichas actividades, involucrando al niño en
situaciones pertinentes, modelando la conducta social y reforzando positivamente toda
aproximación del niño a estas conductas.
Se puso énfasis en el manejo firme y continuo y adecuado de contingencias de
reforzamiento positivo para:
- Cuando el niño desplegara las habilidades adquiridas.
-llevara a cabo conductas de autocuidado.
-hiciera uso de un lenguaje apropiado.
-tomara parte en decisiones aún cuando fueran pequeñas.
-permaneciera solo, por tiempo breve y posteriormente por tiempos prolongados.
Y de extinción o castigo negativo para:
-Cuando el niño hiciera berrinche
-evitara realizar las conductas adquiridas.
RESULTADOS
La evaluación de los cambios se hizo a partir de los registros obtenidos, así como de la
observación del comportamiento dentro del consultorio. Se empleó la Guía de Evaluación
de Cambios (Rodríguez y Landa, 1993) para evaluar de manera cualitativa el tipo de
cambios generados. Se encontraron cambios en conducta propia desde las primeras
sesiones de la intervención, y cambios en la conducta de su hijo después de dos
sesiones de tratamiento. Se alcanzaron los objetivos propuestos. La madre adquirió y
modeló las diversas habilidades sociales planteadas y manejó adecuadamente las
contingencias entrenadas. El hijo empezó a desplegar conductas sociales, de
autocuidado, se involucró en actividades independientes y empleó el lenguaje oral con
mayor fluidez. La señora registró y reportó cambios, tanto en la conducta de su marido,
como en la de sus padres, al relacionarse con su hijo; esto es, sus padres dejaron de
fomentar conductas inadecuadas en el niño y su marido llegó a acuerdos con ella para el
manejo apropiado de las contingencias, así como para la promoción de habilidades
sociales.
Conclusiones
En este trabajo se pretendió ilustrar la aplicación del análisis contingencial en una
relación problemática. Dicha relación, justamente por ser simple, permite resaltar algunos
aspectos de esta metodología. En primer lugar, la manera de abordar el estudio del
comportamiento a través de criterios funcionales considerando los sistemas micro y
macrocontingenciales, tanto como la génesis del problema, a partir de la elección de un
usuario principal. Aún cuando en este caso no se encontraron problemas de orden
macrocontingencial, el sistema obliga a llevar a cabo una evaluación del contexto
valorativo de las diversas interacciones. En segundo lugar, el planteamiento de una fase
de análisis de soluciones lleva a una estrategia educativa, más que clínica, para la
determinación de la dirección del cambio e implica el conocimiento, por parte del usuario,
del papel que juega su propio comportamiento con respecto al de otras personas
involucradas en la interacción. Por último, es importante mencionar que la elección de
procedimientos descansa en criterios funcionales y no así en morfológicos. En este caso
se encontraron de utilidad, por la naturaleza de la interacción problemática, tanto el
manejo de contingencias como el entrenamiento asertivo; sin embargo hay casos para
los que no existen técnicas estandarizadas que cubran los propósitos de la intervención y
en donde es importante diseñar procedimientos a partir de la evaluación integral del
problema.
A partir de los resultados obtenidos, se puede concluir que la metodología de Análisis
Contingencial es útil en la modificación de los llamados casos clínicos, permitiendo una
visión integral de los mismos.
Finalmente, el objetivo de este trabajo fue el de ilustrar la aplicación del Análisis
Contingencial como metodología para el análisis y cambio del comportamiento individual.
Desafortunadamente, este caso estaba muy relacionado con la incapacidad de los
padres en el manejo de su hijo y no así con problemas de orden valorativo, por lo que no
se pudo ilustrar el análisis macrocontingencial; sin embargo, en lo general, pensamos
que los demás pasos quedaron ilustrados.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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