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Agricultura química vs agricultura biológica: las 6

diferencias
Publicado por MMar | May 29, 2013 | Activismo, Huerta | 1
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Un anuncio de una famosa marca de coche de gama alta nos susurraba hace
tiempo «NO ES LO MISMO (conducir un buen o peor vehículo)», pues eso
pasa también con los alimentos. Los productos ecológicos (libres de una lista
larguísima de añadidos*) y los productos convencionales son diferentes a
muchos niveles: nutricionalmente, en sabor, en tipo de producción, en
impacto al medio ambiente, en toxicidad, en trato a los animales y más.
Otra cosa es su precio y su disponibilidad, temas que tendrán que mejorar a
medida que aumentemos los consumidores conscientes, pero por lo menos
tenemos que saber diferenciarlos para que no nos confundan tanto los
medios de comunicación y estudios científicos poco imparciales. Hace unos
meses saltó la polémica con una investigación que aseguraba que «no hay
ventajas significativas para la salud en la alimentación ecológica respecto a
la convencional» y que fue contundentemente cuestionada y rechazada por
el otro bando (1, 2, 3 y 4). Pero la sociedad, en medio de tantos intereses y
formas distintas de entender el mundo y la Vida, no sabe a qué atenerse.
Pues empecemos por el principio, sepamos en qué se diferencian la
agricultura química vs. la biológica y después cada uno en nuestra casa ya
iremos tomando las decisiones oportunas según nuestras circunstancias y
posibilidades.
Este esquema tomado del monográfico «Guía de tu huerto y jardín
ecológico» de la revista Integral lo explica muy clarito y expone 6 grandes
diferencias:
Características básicas
AGRICULTURA QUÍMICA
Es la agricultura convencional, que practican los agricultores poco conscientes, está
admitida universalmente y es aconsejada y enseñada a nivel oficial. En ella siempre
se está a la espera de novedades científicas con el objetivo de multiplicar la
productividad y eliminar plagas. Se evita el debate sobre los riesgos y el alcance
real de la ingeniería genética.
AGRICULTURA BIOLÓGICA
Es, digan lo que digan algunos agrónomos, la agricultura del futuro, que es cada vez
más presente. La practica todavía un pequeño número de pioneros. Inicialmente
fue ignorada por la ciencia oficial, y ahora, al cabo de tres décadas de su puesta en
marcha formalmente, es vista con benevolencia en el mejor de los casos. Y con un
gran respeto por los economistas, al ver los crecimientos anuales, superiores al
10% en España.
Consideran a las plantas y a los animales
AGRICULTURA QUÍMICA
Como máquinas de producción, que deben someterse a los imperativos de la
producción industrial en serie, en perjuicio de las leyes biológicas.

El agricultor químico «explota» el suelo, las plantas y los animales con el fin de
obtener un provecho inmediato, sin preocuparse de las consecuencias a largo plazo
sobre la fertilidad del suelo y la salud del hombre.

AGRICULTURA BIOLÓGICA
Trata a las plantas y a los animales como lo que son, seres vivos que obedecen a las
leyes infinitamente más complejas que las de la química: las leyes de la vida.

El agricultor biológico colabora con la tierra, las plantas y los animales para
conservar la fertilidad del suelo y obtener una producción abundante y duradera
de alimentos sanos.
Consideran al suelo
AGRICULTURA QUÍMICA
Como un medio inerte, capaz de almacenar sin peligro considerables cantidades de
productos químicos de todas las variedades: abonos, plaguicidas, desherbantes, etc.

AGRICULTURA BIOLÓGICA
Como un medio vivo, donde hay que desarrollar ante todo la actividad biológica con
una fertilización a base de productos naturales y con exclusión de todo producto
químico.
Dan a las plantas
AGRICULTURA QUÍMICA
Un alimento artificial y desequilibrado, compuesto de abonos químicos
directamente asimilables.

Condiciones de vida que no tienen en cuenta sus exigencias naturales, y


pretendiendo cultivar cualquier cosa en cualquier lugar.

Las plantas atracadas pero débiles, tienen que protegerse contra sus «enemigos»
con productos químicos cada ves más numerosos y tóxicos.

AGRICULTURA BIOLÓGICA
El alimento que les conviene, ya que contiene los elementos necesarios incluido lo
que únicamente los seres vivos del suelo.

Condiciones de vida normales, empleando variedades y especies adaptadas al


medio ambiente.

Las plantas así cultivadas son vigorosas y capaces de resistir solas a la mayor parte
de los parásitos.
Tratan los animales
AGRICULTURA QUÍMICA
Como robots. Se les pide tan sólo una cosa: producir más y más de prisa, y debido al
engorde a que se les somete se vuelven anormales y enfermos.

AGRICULTURA BIOLÓGICA
Como a seres vivos, armoniosamente desarrollados y en buena salud, gracias a una
alimentación y modo de vida acorde con las leyes fisiológicas.
Dan productos
AGRICULTURA QUÍMICA
De un sabor cada vez más mediocre e incapaces de mantener al ser humano en
buena salud.

AGRICULTURA BIOLÓGICA
De un sabor excelente y protectores de la salud de las personas.
—-

Más info
*Los alimentos orgánicos deben ser producidos sin el uso de:

 antibióticos

 hormonas de crecimiento artificiales

 jarabe de maíz de alta fructosa

 colorantes artificiales (hechos de alquitrán de hulla y productos


petroquímicos)

 edulcorantes artificiales

 pesticidas y fertilizantes químicos creados artificialmente

 proteínas e ingredientes modificados genéticamente

 lodos de depuradora

 irradiación (fuente)
Manuel González de Molina:

La alimentación convencional no puede calificarse de saludable, a menos que


consideremos como tal la ingesta de pesticidas y otras sustancias químicas. Sus
efectos, aún en cantidades inferiores a los LMR (límite máximo de residuos), han
sido relacionados directamente con el cáncer y otras enfermedades degenerativas y
muchas de esas sustancias prohibidas por la UE. Véanse por ejemplo los estudios de
Nicolás Olea, por poner un ejemplo cercano, investigador de la Universidad de
Granada. La incertidumbre sobre los efectos en la salud de la ingesta combinadas
de varias de estas sustancias, presentes en los pesticidas y en los aditivos
alimentarios, impide afirmar que las dosis autorizadas garanticen su inocuidad.
Precisamente lo que ofrece la agricultura ecológica es alimentos libres de
contaminación, cualquiera que sea su origen (química, microbiana o transgénica),
al prohibirse la utilización en su cultivo de fitosanitarios y aditivos químicos usados
en la preparación, manipulación y conservación de los alimentos. El Reglamento
834/20007 y su antecesor, el 2092/1991 definen la producción ecológica como
aquellas que no utiliza en la producción y transformación de alimentos productos
químicos de síntesis. Por esa razón, los alimentos ecológicos están libres de
sustancias que pueden ser perjudiciales para la salud .

Agroquímicos vs. agricultura


orgánica: vida, salud y economía
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Voces a favor y en contra se pronunciaron alrededor del tema que cada vez es más
polémico.
A inicios de los años 70, la agricultura en el departamento empezó a sufrir cambios.

A inicios de los años 70 se inicia en el Quindío un cambio en la agricultura, especialmente


en el cultivo del café y de tabaco. El grano se cultivaba hasta entonces de manera
tradicional, caracterizado por variedades de porte alto, bajas densidades y productividad,
con sombrío de especies arbóreas, con siembras de plátano sin trazo definido y otros
cultivos, y bajo uso de fertilizantes y de agroquímicos.

Con la llegada de la variedad caturra se empieza el cambio a lo que se conoce actualmente


como cultivos convencionales, de variedades de porte bajo, trazos definidos, mayor
productividad, uso de fertilizantes de síntesis química y plaguicidas, que se incrementó
con la aparición o llegada de nuevas plagas.

Llegada de los plaguicidas


El uso de plaguicidas se hizo común con la aparición de los insecticidas organoclorados, en
los primeros años de la década de los cuarenta. La eficacia de muchos de ellos fue
innegable, lo que llevó a considerarlos como el núcleo para el control de plagas.

Esta situación ha generado, una serie de problemas tales como la aparición cada vez más
frecuente de seres vivos invasores resistentes a los insecticidas, la destrucción de los
enemigos naturales de las plagas, la reducción de la diversidad y densidad de población de
las especies de fauna y flora silvestres, un desequilibrio ecológico y una alta contaminación
ambiental.

Trabajo gubernamental
En respuesta a esta situación aparecen muchas entidades promoviendo el uso racional de
plaguicidas a través del Manejo Integrado de Plagas, MIP, un sistema orientado
ecológicamente, que incluye todos los métodos o técnicas disponibles combinadas
armónicamente con el fin de reducir las poblaciones de seres vivos patógenos por debajo
del nivel de daño económico o para evitar que las infestaciones alcancen ese estándar.

El MIP se basa en tres principios básicos: prevención, observación y monitoreo e


intervención. Teniendo como referencia dicho método, la gobernación del Quindío, desde
la secretaría de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente ha trabajado en asesorar,
capacitar y acompañar al productor con principios de producción limpia y sostenible, que
busca el uso mínimo y racional de productos químicos para el control de plagas, así lo
señaló Carlos Alberto Soto Rave, titular de este despacho.

Es así como junto a otras entidades y gremios realizó el seminario sobre agricultura
orgánica con conferencias enfocadas en la importancia de potenciar este tipo de agricultura
que está ligada al desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria y la conservación del
medio ambiente, aspectos incluidos en el programa Quindío territorio vital.

La realización del seminario sobre la importancia de las abejas en la producción


agrícola, dando a conocer el potencial de estos animales para el sector agrícola, al igual
que los factores protectores que desde la agricultura se debe implementar para salvaguardar
a los polinizadores, y así mitigar los riesgos que amenazan la existencia de estos insectos
vitales en la cadena productiva de la región.

De igual forma, puntualizó el secretario que se ha realizado constantemente un


acompañamiento a los agricultores para encaminarlos en el manejo adecuado de los
químicos y los cultivos sostenibles.

Tecnificación agroquímica
El doctor en filosofía de las ciencias y de las técnicas de la universidad de la Sorbona
París, Jorge Eliécer Molina Zapata, quien realizó una tesis titulada ‘Los agroquímicos en el
Quindío: análisis axiológico de un caso de tecnociencia’, dio a conocer algunos de los
resultados de su trabajo, enmarcados en tres aspectos: sanitario, ecológico y político y
socioeconómico.

La hipótesis del trabajo sugiere que la tecnificación agroquímica implantada inicialmente


en la caficultura es factor de crisis de la misma que implica los tres aspectos señalados.
“Cuando se cambiaron las variedades del café en Colombia del arábica typica y arábica
bourbon a la imposición institucional de una sola variedad, esta transformación
técnica exigió condiciones agronómicas de monocultivo que han llevado progresivamente
a la crisis.

Hoy en día, si la producción de café disminuye o baja el precio internacional del mismo, no
hay otras alternativas de productos que, bajo otras modalidades técnicas de cultivo
diferentes al costoso uso de agroquímicos, ayuden a los caficultores a solventar el
problema”, explicó el experto.

Añadió que esto se debe a que el monocultivo exige el uso intensivo de agroquímicos
de síntesis, lo que ha llevado a una espiral de degradación creciente de los agroecosistemas
que cada vez requieren mayor cantidad de estos agrotóxicos para mantenerse productivos.

Molina Zapata señaló que los monocultivos han provocado que ríos y quebradas se
sequen, “ya tenemos problemas en verano, algo que no se veía hace unos años”.

En el mismo contexto de afectación de los agroquímicos de síntesis al medio ambiente en el


departamento, el grupo de investigación ‘Plaguicidas y salud’, del cual hace parte el doctor
Molina, viene desarrollando investigaciones en las que se ha detectado la residualidad de
pesticidas orgánicos de síntesis en algunos ríos. Se trata de pesticidas que han sido
prohibidos a nivel internacional, lo que sugiere que son contaminantes orgánicos altamente
tóxicos “y en la región no se está haciendo seguimiento de este asunto”, apuntó.

Envenenamiento progresivo
“Productos como el tomate, piña, plátano y aguacate hass, son algunos ejemplos de los
alimentos que están siendo cultivados con agroquímicos de síntesis en el Quindío”, señaló
el experto, aclarando que esto se debe a que han sido tratados intensivamente con
insecticidas, fungicidas y herbicidas, “de modo que nos estamos envenenando
progresivamente. Sin ánimo de ser alarmistas, estamos al borde de una catástrofe
sanitaria”, inquirió.

“En la región se están usando masivamente pesticidas mutagénicos y cancerígenos, que


están transformando nuestra información genética. Puede que ahora no suframos las
consecuencias, pero estas pueden aparecer en generaciones futuras”, concluyó.

Uso de agroquímicos
Respecto al uso de agroquímicos, el director ejecutivo del Comité de Cafeteros del
Quindío, José Martín Vásquez Arenas, explicó que en los casos en los cuales es
necesario el uso de estos para el manejo de una determinada plaga, la recomendación está
basada en una evaluación previa del nivel de infección/infestación.

“Siempre se recomienda un plaguicida de la más baja toxicidad y que haya sido evaluado
por Cenicafé, bajo diferentes aspectos ambientales y económicos”, aclaró.

Argumentó que se recomiendan las dosis del producto requeridas y las calibraciones de los
equipos de aplicación. De igual forma el uso del equipo de protección en todas las
instancias de la aplicación.

El directivo sostuvo que esta práctica se ve reducida cuando los aspectos agronómicos
claves del cultivo son atendidos oportunamente. “El pilar fundamental es el uso de
variedades resistentes como Castillo o Tabi, semilla certificada de café que hoy
distribuyen los comités de cafeteros a los productores”.

Respecto a las campañas sobre las buenas prácticas, el directivo expuso que con los
productores se está llevando a cabo una campaña para concienciarlos acerca del uso
adecuado de plaguicidas. “Por lo tanto, existen estrategias diseñadas por la Federación
Nacional de Cafeteros, que protegen adecuadamente el suelo y reducen el uso de
agroquímicos”.

Acompañamiento a cafeteros
Un sector fuertemente señalado por el uso de agroquímicos, es el cafetero. José Martín
Vásquez Arenas, director ejecutivo del comité en el Quindío, explicó que desde allí se
realiza acompañamiento permanente al gremio del departamento con el fin de que adopte
las mejores prácticas de cultivo.

De acuerdo con el ejecutivo, actualmente se desarrolla el programa ‘Más agronomía,


más productividad’, que involucra aspectos como: sembrar variedades mejoradas con
resistencia a la roya, sembrar en las épocas adecuadas, elaboración de germinadores y
almácigos, densidades de siembra indicadas, manejo de acidez del suelo, nutrición
adecuada del cultivo, buen manejo de sombrío, manejo integrado de arvenses —malezas—
y sanidad vegetal del cultivo.

“Dichas prácticas están orientadas hacia el manejo sostenible del cultivo. En particular,
aquellos aspectos de uso de agroquímicos, invitan al productor a realizar un manejo
integrado de plagas y enfermedades que incluyen controles culturales, mecánicos y
biológicos, en los cuales el control químico es la última alternativa de manejo, cuando la
plaga o enfermedad ha superado los niveles por encima de los cuales causa daño económico
al cultivo”, expuso Vásquez Arenas.

El directivo recordó que desde el Centro Nacional de Investigaciones de Café, Cenicafé, el


trabajo está orientado a alcanzar manejos sostenibles del cultivo, con el menor impacto
ambiental y social, maximizando el ingreso del caficultor. De allí surgen alternativas como
la variedad Colombia, la cual es resistente a la roya, por lo cual no requiere el uso de
plaguicidas para el control de esta enfermedad.

Control del uso


El Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, es el ente encargado de controlar el
almacenamiento y distribución de los agroquímicos, un trabajo que en el Quindío se ha
venido adelantando de manera puntual, sostuvo José Narcés Aguirre Nieto, gerente del ICA
seccional Quindío.

Explicó que su trabajo consiste en revisar que se cumplan las condiciones técnicas, que
no estén vencidos los productos y que se encuentren almacenados correctamente. “En los
cultivos hemos hecho un trabajo puntual cuando se han tenido quejas por mortandad de
abejas, que afortunadamente ha disminuido y como una acción de prevención se ha hecho
una socialización con los productores”.

Sobre las quejas que más reciben respecto al uso de pesticidas, el directivo manifestó que
en el primer lugar se encuentran los malos olores en las granjas avícolas, situación que
se verifica y cuando es el caso se entrega el reporte a entidades como la CRQ, que es la que
comparece en muchos de estos hechos.

“Cuando el ICA otorga un certificado es porque ha pasado todos los requerimientos”,


aclaró el funcionario, quien puso como ejemplo el caso de los cultivos de aguacate hass,
que fueron tan polémicos por el uso de agroquímicos, “por lo que llamaron a un empleado
del orden nacional para que explicara en mesa de trabajo que el instituto cuando otorga un
registro ya ha pasado por todas la pruebas que garantizan que no son perjudiciales”.

El ICA, dentro del marco del proceso de reevaluación de los plaguicidas químicos de uso
agrícola, canceló 319 registros de venta a nivel nacional, que no lograron satisfacer los
requisitos de formulación bajo parámetros de química inocua o de bajo riesgo tanto para la
salud, el ambiente y la propia agricultura, así lo aseguró José Roberto Galindo, director
nacional de insumos e inocuidad del instituto, quien explicó el proceso ejecutado.

Durante dicho proceso se cancelaron todos los productos de categoría toxicológica I,


que entre otras moléculas están las de carbosulfan, carbofuran, metamidophos, methil
parathion, monocrotophos, zineb, entre otras, que en su proceso y posterior degradación
ambiental no ofrecieron una mitigación del riesgo satisfactoria, que les permitiera seguir en
el comercio sin causar impactos detrimentes a cualquiera de los blancos que se pretende
proteger en su uso a saber; ambiente, salud y cultivos.

Hoy, el país cuenta con suficientes herramientas de protección fitosanitaria, que


permiten desarrollar cualquier tipo de agricultura, convencional u orgánica, responsable con
el medio ambiente y sustentable en su agrosistema y en su entorno.

“Las herramientas fitosanitarias químicas permiten un manejo seguro e integrado con todas
las alternativas de bioinsumos y bioabonos registrados ante el instituto. Hoy en día el
mundo come alimentos inocuos, de tal forma que para asegurarlo exigen fincas o predios
productores certificados en buenas prácticas agrícolas”, expresó el directivo.
Agricultura orgánica
En el departamento, los trabajos en agricultura orgánica avanzan de manera lenta
pero cada vez con más fuerza, así lo señaló Lorena Aristizábal, gerente general de Familia
Agrosol, la empresa que desde hace más de 20 años trabaja en el tema orgánico.
“Inicialmente comenzamos de manera particular en el ejercicio de la finca a cultivar los
propios productos, con la asesoría de un agrónomo, quien sugirió que para tener cultivos de
café y plátano hay que aplicar agrotóxicos”, contó la empresaria.

Haciendo caso al agrónomo, el padre de Lorena usó pesticidas pero empezó a darse cuenta
que algunos animales comenzaban a morir y reflexionó sobre el hecho: “Si se muere un
pájaro o una rana, qué me va a pasar a mí”. Así que decidió no volver a utilizarlos, el
agrónomo le dijo que si no trabajaba así se iba a quebrar porque la agricultura orgánica no
funciona y no es rentable, a lo que él respondió que la vida es lo más rentable en lo que se
puede trabajar.

De esa manera resumió Aristizábal que su familia se encaminó por la ruta de los cultivos
saludables. Desde allí arrancó el estudio donde encontraron que si un organismo está bien
nutrido, su cuerpo deberá funcionar bien, todo depende entonces de un buen proceso
nutricional. Para que esto suceda con las plantas, se requiere nitrógeno y minerales,
ahí se enfocó la investigación.

Empezó la ola de los bioinsumos, cuyo primer producto era un fertilizante para las plantas.
“Se ha demostrado que es rentable. Un trabajo muy difícil, porque es de voz a voz y los
mitos son más fuertes y poderosos y se llevan por delante la verdad”, indicó la gerente,
aconsejando que hace falta mayor conocimiento de la megatendencia en el tema de lo
orgánico, que esta opción no es costosa y Agrosol lo demuestra. “Lo que queremos es
mostrar que la agricultura orgánica sí se puede”.

Lily Dayana Restrepo


LA CRÓNICA

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