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Lenguaje y Literatura II

Análisis poético

Poema 1:

Nata natal

Yo te perdono, Lima, el haberme parido


en un quieto verano
de abanicos y moscas.

Por varias veces fuime


lejos de tu pechuga y conocí avenidas
con el pelo rapado,
divanes consumidos por las pulgas
prendadas de mi cuero; pero también hamacas
colgadas de la luna.

Y en todas partes, Lima, te extrañaba.


Más que pasión
la mía, es tu mala costumbre de quererme
casi sin consultarme, de servirme en la cama
garrafas de agua viva
traídas por doncellas
y pajes malandrines.

Yo te perdono, antigua, tu chochera conmigo,


mi chochera contigo, nuestros ambos cariños
al pie de la mampara.

Tristes reliquias somos


de un hermoso país
que jamás conocimos.

Juan Gonzalo Rose, Informe al Rey y otros libros secretos

1. Parafraseo
Primera estrofa
El lector puede preguntarse si una persona puede "perdonar a una ciudad el haberle parido".
Uno nace en una ciudad y punto, pero el hecho de decir que la ciudad "lo ha parido" lleva a
pensar que ese yo poético ve a Lima como una "madre"; sin embargo, no es una madre
común ni cualquiera.
Lo ha parido "en un quieto verano de abanicos y moscas", es decir, un verano sin nada en
especial, un verano como los de siempre, con el sopor de siempre, el calor, el tedio y con la
podredumbre de siempre.

Segunda estrofa
El yo poético ha tomado distancia de la ciudad. Esto se aprecia en "lejos de tu pechuga", es
decir, del seno que lo cobija. Sin embargo, no menciona los sustantivos "seno" o "entrañas",
sino "pechuga". Puede ser que el yo poético asuma a esa "madre Lima" como una "madre
gallina".
La voz poética dice también que conoció "avenidas con el pelo rapado", descubiertas,
antiestéticas, desprotegidas. Asimismo, ha frecuentado "divanes consumidos por las pulgas",
es decir, espacios cerrados y precarios. Esas pulgas han estado "prendadas de mi cuerpo",
dice. No dice "prendidas" de su cuerpo, sino "prendadas". El yo poético es un ser marginal y
precario. Sin embargo, confiesa haber conocido "hamacas colgadas de la luna", una bellísima
imagen. Ninguna hamaca puede colgarse de la luna: la ciudad ha sido también un remanso,
un oasis, un espacio de ensoñación y lasitud y sobre todo, de inspiración.

Tercera estrofa
El yo poético confiesa extrañar a Lima. La ciudad lo quiere sin consultarle, sin pedirle permiso,
sin preguntarle. La ciudad lo quiere como una madre quiere a un hijo, de manera
incondicional. La ciudad le proporciona de manera "garrafas de agua viva", ¿será vino?,
¿alguna bebida espirituosa?, o más bien, la ciudad le otorga "materia poética" en abundancia,
todavía "encerrada" en botellas, esperando que él beba, se nutra, se sacie de esa materia
poética. Esas "garrafas" son traídas "por doncellas y pajes malandrines", es decir, por
personajes opuestos. Se puede asociar el sustantivo "doncellas" a pureza, a obediencia, a
sumisión; y a "pajes malandrines" con personajes bufones, marginales.

Cuarta estrofa
Nuevamente, el yo poético confiesa perdonar a la "antigua" (Lima ha sido la Ciudad de los
Reyes), su "chochera" con él. El uso del vocablo informal "chochera" nos trasmite la sensación
de gran confianza, de mucho cariño, de complicidad. El cariño es recíproco y con aires de
confidencialidad. El yo poético tiene una figurada "intimidad emocional" con Lima.

Quinta estrofa
El yo poético se asume ahora envejecido, como la "antigua". Se ve a sí mismo como "una
reliquia", algo que ya no existe. Pero, ¿por qué se asume como una "triste reliquia" de un
hermoso país que jamás conocieron? Hay una crítica al centralismo limeño, a la urbe que le
ha dado la espalda al resto del país. El yo poético acepta esa ignorancia, ese conocimiento
insuficiente de su país, pero acepta con resignación y hasta con placer el haber vivido en seno
de esta ciudad.

2. Voz poética
Se percibe un yo poético sensible, romántico, que tiene una relación entrañable con su
ciudad, que “perdona” a Lima y se "perdona" a sí mismo por ser una especie de "víctima
gozosa" de la ciudad, un ser "arrojado" a la ciudad (ningún verso lo dice, pero uno puede intuir
que ha sido "un parto difícil o violento"). Esta, aunque no es perfecta ni ideal, como los
verdaderos padres, le ha mostrado lo bueno y lo malo de la vida, lo ha formado, lo ha acogido
siempre. En resumen, este ser se siente fruto de esta ciudad y a quien le duele, solo un poco,
el no haber recorrido su país por sentirse atado a la capital.

3. Objeto poético
Es Lima, una ciudad fiel, cariñosa, imperfecta, a veces triste, seductora, generosa, posesiva,
como una madre. Lima es materia poética -todo lo que se viva en ella, bueno o malo- vale la
pena.

4. Tono poético
De gratitud con todo lo que Lima le aporta como materia poética. También se percibe cierta
resignación a esa relación de amor-odio que tiene con Lima. Asimismo, hay compasión
hacia sí mismo por esa dependencia de la ciudad.

5. Tema poético
Podrían ser la trascendencia de nuestras ciudades en nuestras vidas o Lima como una madre
imperfecta, pero entrañable.

6. Principales recursos
Como se ha podido apreciar en el parafraseo, predominan las metáforas y las imágenes.
Poema 2:

El retorno

1 Todos los rostros se desprenden

2 De nuestros ojos caen como cáscaras los años

3 Sin embargo debemos sonreír como ese espejo

4 Donde un soplo borró la imagen más amada

5 Y desteñidos paisajes se aniegan en lo oscuro

6 Hasta que sentimos sobre nuestros ojos

7 Las primeras paladas de tierra

8 La última caricia inacabable

9 Y nos reconciliamos con nuestra procedencia

10 Así ha ocurrido siempre y así tendrá que ser

11 Y luego de la helada corriente y luego

12 De enterrada la luna entre sus aguas

13 En el siguiente día

14 El mismo sol que muere por una sola vez

15 Caerá como un río sobre campos sin memoria.

César Calvo, El último poema de Volcek Kalsaretz

Parafraseo:

1. ¿Los rostros pueden desprenderse? En todo caso, se “desprenden” del hueso. La carne del
rostro puede aflojarse y caer. De entrada, el yo poético hace alusión al transcurrir del tiempo.

2. ¿De los ojos pueden “caer” los años? Podría referirse a que los ojos, los “espejos del alma”,
evidencian el paso de los años; también a que lo que vimos y guardamos en la memoria
puede “caerse”, desaparecer. A eso puede referirse a que “los años” caen de nuestros ojos
como cáscaras. ¿Cómo caen las cáscaras? Quizás como las cáscaras no son útiles, nos
deshacemos de ellas. El yo poético revela cierta pesadumbre por el final que se aproxima.
Quizás sugiere que conforme se acerca el final, los recueros van desapareciendo.

3. El “sin embargo” no está por gusto. ¿Qué tipo de conector es? Es un conector de contraste.
Nos indica que a pesar de que “Todos los rostros se desprenden” y “De nuestros ojos caen
como cáscaras los años”, (ambas situaciones dolorosas que remiten al inexorable paso del
tiempo) debemos sonreír, resignarnos, aceptar. No debemos apesadumbrarnos.

4. Cuando el yo poético dice “un soplo”, nosotros podemos pensar ¿cuánto dura un soplo?
Sabemos que muy poco. En el verso entendemos que en muy poco tiempo la imagen que
nosotros podamos conservar con más intensidad, con más afecto, es la que desapareció más
rápido.

5. Los paisajes ya están “desteñidos”. ¿Qué paisajes serán esos? Los paisajes, de todo tipo,
que están en la memoria, es decir, los recuerdos, las imágenes que atesoramos. ¿Por qué los
paisajes estarán desteñidos? Porque el tiempo ha pasado. ¿Por qué se aniegan en lo oscuro?
En primer lugar, ¿qué significa anegarse? El diccionario RAE nos dice que puede significar
inundar, ahogar a alguien sumergiéndolo en agua, abrumar, agobiar, molestar e incluso irse a
pique. Entendemos que los paisajes se han diluido, ya no están, se han desdibujado en “lo
oscuro”, lo desconocido, lo insondable, que podría ser el paso del tiempo.

6 ,7 y 8. Siempre los ojos se presentan como órgano de la sensibilidad. Con ellos captamos,
“aprendehemos” la realidad. Y con ellos percibimos “las primeras paladas de tierra”, es decir,
la hora en que descendemos al sepulcro y nos unimos a la tierra. Sin embargo, para el yo
poético esas paladas de tierra no le producen pavor ni terror. Las considera una “última caricia
inacabable”. El yo poético acepta y se resigna al destino final.

9. Con este verso comprobamos que el yo poético no ve la muerte, el final con pavor. Si dice
“Y nos reconciliamos con nuestra procedencia”, nos da a entender que asume el proverbio
bíblico de que polvo somos y al polvo volveremos. Y nos dice que volveremos reconciliados,
es decir, en paz, sin contrariedades ni quejas, al origen.

10. El yo poético acepta la realidad de la finitud, del final, de la muerte.

11 y 12 “Y Luego de la helada corriente y luego de la enterrada la luna entre sus aguas”. Estos
versos bien que podrían remitirnos al río Estigia, que en la mitología griega rodeaba al Hades
o Infierno. Recordemos que según esta mitología, todas las almas sin excepción terminaban
en el Hades. El infierno griego era oscuro, lúgubre, sin luz y sin fuego.

13, 14 y 15. El yo poético podría referirse a que el sol, que podríamos considerar eterno,
saldrá, inundará con sus rayos “los campos sin memoria”, lo que queda, los otros y la vida
continuará. La muerte no es para este yo poético el paso a “otra vida”.

Yo poético No hay marcas de género. Es un yo poético de edad madura, avanzada.


Es un yo poético sereno, resignado, reconciliado con su finitud.

Tono poético Resignación.

Tema o asunto La inevitabilidad de la muerte.


poético
Poema 3:

1 Felizmente no tengo nada en la cabeza

2 sino unas pocas ideas equivocadas por cierto

3 y una memoria sin tiempo ni lugar

4 nada para poner

5 nada para dejar

6 sino huesos cáscaras vacías

7 un montoncito de cenizas y

8 con suerte algo de polvo

9 innominada nada

10 en lo que fue mi cabeza

Blanca Varela, Concierto animal

Parafraseo:

1 y 2. ¿Por qué empezará el yo poético con “felizmente”? Este yo poético está agradecido de
no tener certezas.

3, 4 y 5. El yo poético acepta (sin regocijarse, pero acepta) tener “una memoria sin tiempo ni
lugar”. ¿Acaso no es la memoria es “receptáculo” de los hechos pasados, que de manera
exacta o inexacta los ubica en el tiempo? Este yo poético nos dice que asume no tener
memoria ni tampoco recuerdos para introducir ni recuerdos que permanezcan.

6, 7 y 8. El yo poético reflexiona y afirma poseer solo huesos, cáscaras vacías. Las cenizas y
el polvo que menciona hacen referencia al paso del tiempo, pero este transcurrir no le ha
“dejado” nada significativo, ninguna certeza.

9 y 10. El yo poético se reafirma en el hecho de que no hay recuerdos ni memoria, solo


vestigios del paso del tiempo. Ni siquiera a la “nada” se le puede adjudicar un nombre. Solo hay
“una nada sin nombre” en lo que fue su cabeza.

Yo poético No hay marca de género (puede ser hombre o mujer), pero el yo poético es
reflexivo, existencial.

Tono poético Áspero, exigente, poco compasivo.

Tema poético La resignación del yo poético a no tener como asidero a los recuerdos.

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