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ARTESANIA DE MANABI
Mediador de Identidad

Teresa Vasquez B.

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Ediciones
ABYA-YAI-A
1992
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AN,TEI¡ANIA DE MANAEI
Mcóhdor dc Hcltldrd
TouVáry0.
la Edici6n: Edii¡sAByA-yAtA
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y di¡¡urüln. ABYA-Y,¡|IABdÉI
Inprcri&r: Gañil f&b
Cqrmbc-Et AIlOn,
INDICE

L El Problema.. 3
U. MarmTeórioo... g
UL Metodologfa 29
ry. Contexto General La Región ....... 45
V. Momocristi. 53
VL Diagrúctio Art€sarial del Canrín............ 67
VII. Los Proc€sos de Producción............ 77
VIII Las Relaciones de Producción........... l0l
IX. La Artesanía como ele¡nento Mediador de ldentidad lm
X. Corplusiorcs............ ll5
Artesanla de manabl

I
EL PROBLEMA

El problema de la IDENTIDAD en los últimos años ha co-


brado ciert¿ relevancia a propósito de la celebración de los 500 años
del Descubrimiento de América,la Integración subregional andina,
el discurso polltico para la integración nacional del pafs.

En el sentido más estricto, el tema es importante en la medida


en que toda sociedad requiere descubrir al otro para afirmar sus par-
ticularidades, caracterfsticas y asf mismo lo que ésta tiene de los
otros, cómo lo integra dentro de sf,lcómo lo recodifica, reinterpreta
y asume en un discurso coherente y cotidiano. Esta necesidad,
como lo señala Todorov, bien puede suscitarse al interior mismo de
una sociedad diferenciada por edades, sexo, trabajo, etc., o hacia
afuera, con un grupo extraño a esa sociedad. (Todorov, 1982:pp.
I
¡l'
En nuestro pafs esta problemática cobra cierta particularidad
pues nuestra sociedad tiene como caracterfstica principal{la convi-
vencia de varios grupos éurica y culruralmente diferenciados,lo cual
nos ha dado la caliñcación de ser un pafs multiétnico y pluricultural,
espccificidad que ya ha sido reconocida en la Constitución de la Re-
pública y considerada como uno de los problemas nacionales en el
Plan Nacional de Desarrollo del actual Gobiemo (1989-1992), debi-
do a la desintegración de intereses para el desarrollo común de la
nación.
Teresa Vdsquzz B.

Pero una de las grandes limitaciones para poder rebasar el


nivel de la enunciación al de la práctica dentro de las Polfticas Socia-
les, es el que aún el problema de la Identidad sigue siendo manejado
como una macrocategoría, al igual que el de Cultura, con la cual se
pretenderfa "orientar y potenciar la actividad de la sociedad" como
un mecanismo de "afirmación en el presente y de la constitución pro-
gresiva de la Nación", idenüficada como una de las grandes au-
sencias de nuestro proceso social e histórico. (Op. cit.: pp.242),
perc que no logra consolidarse en propuestas concretas.

Pero cómo recuperar, reafirmar o descubrir esa identidad co-


mrin que está ausente, enfrentados especialmente a aquella pluricul-
turalidad y mulüetnicidad antes citada?. La altemativa más viable es
realizar un esfuer¿o teórico para definirla y un ensayo práctico para
ubicarla en sus componentes y procurar asf bajar del nivel de la
enunciación al de los cotenidos, y enfrentar una problemática clara-
mente identificada en sus lfmites, riquezas y poténcialidades.

Es asf que la intención de este trabajo es brindar ciertas llneas


de reflexión sobre el tema. Qué mejor si no, a través de una de las
expresiones culturales más ricas de nuestro pafs: la artesanfa, en un
pueblo de mestizos costeños o montubios, que practican tradicio-
nalmente esta tarca.

- Con este objetivo hemos planteado la hipótesis principal de


este trabajo que consiste en afirmar que la Artesanfa, al ser una ex-
prcsión de la cultura de un pueblo constituye uno de sus mediadores
para reafirmar los ,¡asgos de identidad y pertenencia a un grupo
social. Pero la Identidad, al ser un discurso que se va creando en el
transcurrir del tiempo, sufre cambios permanentes,-alimentada o
empobrecida por factorcs exógenos y en decadencia, de factores
propios, lo que configura una nueva imagen, que no deja de ser una
reañrmación del "nosotros".
Artesanlo dc m.anabí

Se plantea que la Artesanfa es uno de los tantos mediadores de


los que dispone una cultura, sin duda podemos encontrar, muchos
de ellos al interior de un grupo social. Entendiéndose por media-
ción, a aquellos elementos que ejercen las funciones de engranajes
en la relación entre el sujeCI y el objeto, en ellos se encontrará repro-
ducido un conjunto de sfmbolos y significaciones creadas por el
individuo como ser social.

Ejemplos de mediadores hay muchos, entre otros: el vestido,


la música, la lengua, el habitat, el arte, la fiesta, etc. Con ello se
quierc señalar que la Cultura, al ser un sistema interrelacionado de
elementos, valores, expresiones y costumbres, permite acuñar en
cada uno de estos, su caracterfstica particular, su sello.

Al poseer esta particularidad, crea un conjunto de referentes


que genera en cada uno de los miembrosldel grupo un sentimiento
de coparticipación y pertenencia. cada uno de cstos elementos lleva
dentro un rcferente racional y/o afectivo que hará que el individuo se
sienta miembro de..., oriundo de..., etc. Sentimiento,que en
nuestro lenguaje castizo se expresa con el apelaüvo de ,,paisano" o
"chagra", con lolcual referimosl la no-pertenencia.

Asf, la artesanfa.es un p o
3!
c om uni d ad d eterm i n ad a-ge conll-evtlógi caprcpi a. Estd-Cár-
un a
gaóááóioñeriilos un sentiáé, una razón de ser que responde a su
imbricación dentrc de este sistema más amplio que es la Cultura.
Alude por otra parte, cierta experticia (combinación de técnica y
conocimiento o habilidad), que es heredada de sus antepasados y
que se ha ido perfeccionando en algunos basos o perdiendo en ot¡os,
en el transcurso del tiempo.

Los poseedores de esk habilidad, son generalmente pocos y


siempre han sido considerados como hombres "dotados" y por lo
tanto afortunados de ser depositarios de la admiración y el respeto de
sus parientes, amigos y hasta de los desconocidos. Al parecer, ma-
Teresa Vósquez B.

yor es su importancia cuanto menor es el prcceso de industfializa-


ción; pero la historia nos demuestra que en toda época, la labor arte-
sanal sigue rcactualizando y cobrando nuevas dimensiones, nuevos
valores, se refuncionaliza.encontrando nuevos espacios, donde es
igualmente considerada como la actividad privilegiada-

Estos objetos que representan las habilidades de un pueblo y


se mantienen atractivos especialmente para cierto tipo de consu-
midor, conservan el prestigio del lugar de donde son originarios
para darse a conocer hacia afuera. Lo que hace que la artesanfa
otorgue, no sólo a los artesanos, sino también a los miembros de esa
comunidad, un importante mediador de identidad.

El proceso de refuncionalización del que habfamos hablado,


refiriéndonos a esa capacidad de adaptación que poseen los artesa-
nos, ha hecho que con el devenir histórico, algunas ramas artesana-
les, trasciendan su papel de meramente utilitarias, ceremoniales o
decorativas para la comunidad, pan tomarse en un objeto esencial-
mente decorativo o "souvenir" para el turisf.a, manteniendo el obje-
tivo primero de responder a la satisfacción de las necesidades inter-
nas del grupo,bajo otra modalidad. Esta vez, mediante la venta con
lo cual ganan un ingreso que cubrirá, quizás otro tipo de necesidades
o las mismas, bajo otra óptica.

Pero este conjunto de referentes de los que es depositario un


objeto artesanal -materia prima, color, diseño, imaginación, habili-
dad, etc., no sólo es un discurso pertenecientg a la autoimagen de la
cprnunidad que comunica'a travéS de su arte el artesano. También lo
es de la imagen que éste se hace del otro, deJpg¡g.4p-ial comprador,
di!¡u-ús-E q-dg!.g¡¡.ranjero, complementando asf el cfrculo de afir-
mación de la identidad, que se construye en la dimensión del otro,
para reconocerse a sf mismo, lo que MacCanell ha llamado la "etnici-
dad recorctrulda", que se explicará más adelante.
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__d.. r-"r*r*.1¿ t catat^|¡ oa ttovt¡ct¡
n"rraruato/ r, I clatc¡ta caifo¡^r
,gnta toa ,,aua.t a ca¡tc¡ia t^i.oQut¡r
i¡crito o caatito
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Artesanla dc manabt

Este tema por sf m¡smo es controvertido. Algunos autores


como Garcfa Canclinil plantean que, ésto +l dedicarlas habilidades
artesanilÑdüñ pTeblo para ei turista que lo despoja de su sen-
tido , es la enajenación cultural, que se expresa en la ruptura del
objeto y el sujeto creador, convirtiendo a la artesanfa en mero objeto
de consumo.

La otra lfnea, expresada en autofes como el anteriormente


citado plantean que no hay una expropiación total de ese
ryane[,
contenido cultural de la artesanfa, sino una capacidad demostrada por
los artesanos de lograr introducir dentro de su discurso la imagen del
otr), que a la postre se constituye en una imagen reconstruida de sf
mismos.

Aparentemente, estas dos posiciones son opuestas, veremos


más adelante que arnbas podrfan confluir en una misma lfnea enfo-
cando dos momentos. Es decir, existen nrmas de la artesanfa que se
han entregado total e incondicionalmente al mercado extemo, con-
servando apenas la técnica; otras se inscribirán en un esfuerzo por
reconstruir un discurso original rescatando no sólo la técnica sino
también los contenidos de su cultura. O bien pudieran constituirse en
una segunda y tercera altemativa, es decir o que se consütuyan en un
discurso culturalmente enriquecedor o en uno decadente, alienante o
enajenante.

Planteado asf el problema, considero que la artesanla monte-


cristense denuo de la complejidad social del poblado a la que perte-
nece posee un particular sentimiento de identidad. Aplicando la
dimensión que Todorov le otorga al concepto de ldentidad, tanto al
interior de la misma sociedad, dentro del gremio de artesanos, que
constituyen un grupo importante y representativo no tan sólo en
número y acüvidad económica, Si no y particularmente por su repre-
sentatividad cultural, pues trasciende del interior del grupo a cons-
tituirse en el orgullo del "montecristense": asf como en la relación
TeresaVdsqucz B.

aparcntem€nte conflicüva y enajenante con el turista, es decir hacia


afiIe¡a.

Ptanteado asf el problana, a conünuación ertraremos a desa-


nollar algunos de los elementos teóricos necesarios para enmmbarla
comprobación de la hipótesis. He considerado fundamental, abrir
ese acápite con la presición del término Cultura, que constituye el
especüo macro donde se origina el de ldentidad.
Artesanlo d.e mana.bí

II
MARCO TEORICO

Como se habfa planteado incialmente, la artesanfa forma parte


de las expresiones culn¡rales de un grupo social. Al ser este el pará-
metro conceptual mayor, se hace necesaria su deñnición.

Asf, es menester -aunque se dan por superadas- recordar


aquellas corrientes para quienes Culn¡ra era un término sinónimo al
de "buenas cosn¡rnbres" o lo que hacfa referencia al vasto cono-
cimiento, privilegio sólo de algunos hombres ilustrados; igualmente
han sido replanteadas aquellaq para las que Cultura era lo que sim-
plemente hacfa diferentes a unos grupos humanos de ot¡os, estos
últimos, por lo general calificados con el apelativo de "salvajes".

El tema de la Cultura al margen de zus usos en el lenguaje or-


dinario, desde finales del siglo XVm ha ido adquiriendo un nivel
técnico y concepn¡al importante dent¡o de la Antropotogfa, hasta el
punto de convertine en uno de los temas centrales de esta disciplina"

En primera instancia cabe una apmximación de fondo. La


Culn¡ra ha sido concebida en el opuesto de la dicotomfa Naturaleza/
Culn¡ra en la que esto (Culnra) se conesponde a la idea de hombre
dentro de una tradición clararnente idealista y espiriualista. A esta
primera aproximación,la respuesta que surge es: "La claridad de la
oposición naturaleza/cultura es sólo aparente: la nan¡raleza aparecz,
10 TqesaVósqucz B.

siempre mediada por el hombre y del mismo modo los contenidos


culturales son, en cualquier caso, productos naturales. Además, la
culura no prede ser entendida exclusivamente en un senüdo mental,
"espiritual" (frente a la naluraleza que serfa lo corporal), ya que la
cultura también es espfritu objetivo: loza, alcantarillas, viviéndas
(cultura ésta que curiosamente es más pererule que la moral y la reü-
gión de los pueblos)". (Bueno, 1928, en: Reyes, 19g6:234:)

Por otra parte, continúa el mismo autor, ...1a cultura no puede


oponerse a la naturaleza porque ella misma se da en la naturaleza y
recfprocamente" (Op. cit.)

Esta discusión entre lo espiritual y lo material, reivindica


nuestra afirmación inicial de que la Artesanfa es evidentemente una
expresiór cultural, relacionada fundamentalmente al ámbito de la
técüca 2, que segrin los términos en los que se expresa la cita ante-
rior, coresponde al campo del espfritu objetivo, según la cual, las
relaciones que se dan en la escala de lo humano, de lo crcado y per_
teneciente al hombre, son parte de su cultura. A esta lfnea de inter-
pretación algunos la han llamado: cultura .'material.', de la que
obtenemos gran parte de ese conocimiento aplicado a los objetos:
produc¡os, artefactos, lrcrr¿mientas, armas, etc.

Esta diferenciación rm es posible detectarla desde el prirrcipio


del origen del concepo de cr¡ltura. Asf vemos que la principal co-
rrierite de la Anuopologfa de principios de siglo, cuyo prirrcipal ex-
ponenete Sir Edward Bumetr Tylor (1g71) define cultura en los
siguientes términos:

...es ese todo complejo que incluye conocimientos,


creerrcias, afte moral, ley, costumbres y toda la serie de capa_
cidades y hábitos que el hombre adquiere en tanto miembros
de una sociedad dada. (Iylor, lg7l).
Artesanla dc manabl l1

En la cita precedente, en efecto no se menciona -al menos en


forma evidente- el que los productos materiales sean parte de la cul-
tura del Hombre, sin embargo nos da un refercnte oon una amplitud
que, "podrfamos incluso decir que los diversos tipos de definiciones
de cultura que se ensayaron posteriormente no son m¿ls que subcla-
ves de esta definición omniabarcante..." (Alvargonzllez, en: Reyes,
1986:235).

M!¡s tarde, los Antropólogos de la lfnea de "Cultura y perso-


nalidad" (Benedict, Mead), hacen énfasis en priorizar la configu-
ración de la Pensonalidad Base de una cultura, apoyados en las expe-
riencias que para la época ya se tenfan en psicologfa y en psicoa-
nálisis.

Sostienen que la Cultura material es producto de la C\rltura y


no la Cultura en sf misma... (Rossi y O'higgins, s.f.; 36), dotándole
asf de una independencia e integralidad a las obras del hombre como
parte de su comportamiento. El ejemplo más claro podrfa ser el de
los avances tecnológicos que son producto de la experiencia, el co-
nocimiento y la habilidad del hombre para mejonr sus condiciones
de vida, los que se constituirán en important€ sustento para el surgi-
miento de nuevos valores, creencias y modos de explorar el medio
circulante. (Op. Cit. :36).
Hay autores que van más allá, llegando a diferenciar dos
clases de sociedades: "...unas fundadas en el orden moral, donde la
conducta del hombre se basa en la reciprocidad de los lazos afecüvos
y en el sentido de la rectitud y de las motivaciones de üpo religioso.
otras sociedades se basan en el orden técnico,donde la conduóta se
sustenta en consideraciones que tienen que ver con la eficacia de tipo
técnico, material y contractual." @edfield, 1965: 3).

Esta nueva altemativa de definir dicotómicamente el tipo de


cultura que determina el carácter de una sociedad, no encontró
mucho eco en la discusión, pues la primera observación podrfa ser
que diflcilmente se podrfa determinar cu¡lles son los casos más pu-
L2 TeresaVósqucz B.

ros, vistos desde la deümitación y parámetros que ayudan a defi-


nirlas como tales.

En el otro extremo de la discusión y en una posición más


radical, Beals'y Hoijer (1963) en su "Inüoducción a la Antropo-
logfa", sostienen que existe una particularidad de la culnra, que hace
que ésta, "...en su aplicación mils general, se rcfiere a la totalidad de
los comportamientos aprcndidos de la humanidad entera... (o modos
de comportamiento caracterfsticos de una sociedad)." (Op. cit,129).
Por lo tanto, al ser una abetracción del comportamiento,..."no deáe
corfundirse con las acciones individuales ni con la llamada cultura
material,los artefactos son resultantes de cierto tipo de comporta-
miento..." (Op. cit.,l978:129) EI subrayado es mfo.

Co¡r ello se logra eliminar la posible distinción entre dos cul-


tuirs: unamental o no matefial y otra material, concluyendo que am-
bos aspectos: conocimiento y técnicas están estrechamente relaciona-
dos entre sf hasta el punto en que comúnmente'se expresan bajo un
mismo comportamien¡o u objeto.

Malinowsky (1884-1942), conocido como el padre del Fun-


cionalisno, ya planteaba esta intenealción, cuar¡do sostierp que cada
Cultura representa un sistema del cual todos los elementos son soli-
darios. Por descontado Que no deben estudiarse separadamente,
fuera de su contexto, olvidando el papel que desempeña un rito, un
rásgo cultural o una técnica en el funcionamiento global de la so-
ciedad.

En sus palabras:

En todos los tipos de civilización cada costumbre, objeto o


creencia cumple alguna función vital, üene que llevar a cabo
alguna tarea, representa una parte indispensable del aparaúo.
@nciclopedia del Mundo actual, 1977:lM).
13
Artesanl.a de manabl

Esteeselsustentodesuteorlaenlacualresaltaademásel
papel de la cultura para enfrrentar la noción de necesidad es decir
óomo fundamental mecanismo adaptativo del hombre a su entomo.

Enesesentidoescomúnqrrelosobjetosguardendentrodesf
caso que
una cofinotación que va más allá de su aPafiencia, como el
cuando dice "la canoa .en los Trobiand- tam-
cita Malinowsky, Ere
bién tiene su sociologfa"; o el comercio simMlico del kulé
(Argo-
nautas del Pacffico , lg22) donde el objeto fepfesenta la esencia de
los valores de la sociedad trobiandesa al que algunos le atribuyen
sexo simMlico o ha sido interprelado por ciertos etnólogos como
la
supervivencia del matrimonio por rapto debido a la similin¡d del ri-
tual; otros interpretan que podrfa estar ligado a la inestabiüdad de las
"chieffers,' o jefaturas dcpendiendo del poder polfüco en cada una de
las islas del ArchiPiélago

En cualquier caso lo importante es rcscatar el carácter sim-


bólico y comunicacional de estos objetos, donde se sincretiza el pen-
samiento, las costumbres y la técnica. Es decir el ryqAigbjeto
+*o^ianzta su ni¡rol
trasciende orr nivel fndice *glgjlI@
fndinp nre rrvlrfr eJocAf rln referente inmEfiffi
gg_{gr.d.S no exisEuna
y s.g*qigq!!.cado, sino que permite
'-
¡i¡la¡ -

Asf mismo habrán objeos que tan solo hablan de una relación
funcional, es decir que cumplen con un papel determinado para cu-
brir una necesidad, por ejemplo una vasija. Pero vemos que aquel
utensilio también pos@ una forma original que lo üferencia de entre
otras de una cultura distinta. Este objeto'posee un diseño, un tama-
ño determinado, color, material uitlizado, técnica de fabricación'

Todos estos elementos juntos constituyen un discurso que,


indudablemente, tiene el mismo valor que un ritual, una leyenda o
cualesquier otra práctica culUral. Esta propiedad la conserva aunque
el objeto haya zufrido cambios radicales de su original y que tan solo
L4 TqqaVósqucz B.

guarde dentro de si la evocación de lo que antiguamente fuera,


pmbablemente la técnica. Igualmente este guardará la expresión de
un pfoceso.

De lo expuesto se corrluye que la Artesanfa, pese a pertenecer


al ámbito de lo que se ha llamado la Culn¡ra Material, no carece de
elementos simbólicos culturales, que construyen un discurso elo-
cuente de su trasfondo que es la sociedad en sus car¡rcterfsticas más
esenciales y como mediador de ldentidad para el grupo al cual se
peftengce.

2.1 ElobjenArtesanal

Continuando con el Marco Teórico, se hace latente la necc-


sidad de definir en términos más precisos el carácter de lo Artesanal.

Asf, consideramos que la caracterfsüca material de la Artesa-


nfa4, nos iremite en primera instancia a su condición primaria de
objeto, que insertó dentro de una lógica de relaciones adqüiere su
significado,es decir, lo que habfamos visto: zu condición cultural.

Asf, se hace necesario revisar ésta su caracterfsüca funda-


mental de objeto y su proceso hacia la configuración de la actual con-
dición de objeo-consumo que detenta.

El Diccionario de la Irngua Española, señala, entre varias de


las acepciones de Objeto, la que interesa para este acápite, dice:
"Todo lo que puede ser materia de conocimiento o sensibilidad de
parte del sujeúo, incluso éste misrno" (Op. cit.).

Se ha elegido este calificativo para la artesanfa, con la fina-


lidad de diferenciar su especificidad, partiendo de la evidencia de
que el objeto como tal, en sf mismo, no es nada más que materia.
está ¡gn_tg-mggi4 en qre éqte conlleva diferentes

'l tI s y significaciones que vienen a conv@r, a


A¡tesanía de manabl 15

contradecirse, a anudarse sobre sf mismo, dgglnctolg de senEdo a Ia-


sl[Plg¡0ateda. En palabras de Baudrillard: "No es nada más que la
lógica oculta que ordena ese haz de relaciones al mismo tiempo que
el discurso manifiesto que lo oculta". (Baudrillard,I9ST:52-53)

El objeto artesanal en el caso que nos interesa, es la expresién


de esas relaciones que lleva ocultas. De hecho h3¿un-a red de rela-
gigryt g.qe_pen-niten su exis¡_e,.npjq: relaciones de producdiéñ, rela-
cionelrie pe1ellplgo y recjpg¡pida_d_, etc. Sin embargo, su contenido
implfctio se ve postergado tras su función inmediata.

Existe cierta pautación de los procesos económicos y sociales


implfcitos en el objeto como tal. Este proceso, guarda exactamente
el mismo valor o quizás más, que el objeto en sf mismo. La inciden-
rf g!.t_r_gf:gocapitalistaquecaracterizaapaf sesdepenilffi te-_-lób-
mo el nuestro, ha determinado que los objetos artesanales también
sgfran la enajenación de ser producto del trabajo del hombre para en-
tregarse al mercado, ateniéndose a una relación meramente mercantil
que, si bien posibilita la subsistencia y reproducción económica del
artesano, va perdiendo su razón de ser o función original.

Como lo señala Garcfa Canclini:

La superación entre los aspectos materiales e ideales de la


producción aparece, en el momento mismo del trabajo, como
una consecuencia extrema de la descomposición que el capita-
lismo le inflige. La pérdida de su propiedad económica sobre
el objeto va junto con la pérdida de su propiedad simbólica.
La distancia que la organización capitalista del trabajo y del
mercado crean entre él y las artesanfas es complementada por
la fractura entre lo económico y lo simbólico, entre el sentido
material (mercantil) y el sentido cultural (étnico). (Garcfa
Canclini, 1980: 120).
16 TeresaVdsqucz B.

. En esa medida el objeto ya no es el original. En el proceso de


I comercialización, el artesano, motivado por la necesidad de subsis-
I tencia, busca con asiduidad otrener la remureración monetaria de su
j¡ trabajo. Si bien el sello o la origninalidad del producto surgida en zu
i matnzcultural, puede o no servirle para enriquecer su uabajd, hay
una prioridad que es la de subsistencia.

El objeto mien¡ras más exito tiene en el mercado de consumo,


el artesano reproduce mayormente el mismo diseño hasta saturarlo,
por lo tanto la creaüvidad y la inspiración culn¡ral, pasan a un segun-
do plano, casi hasta constituirse en un aditamento de lujo.

Es asf que hablar de los objetos artesanales como descontex-


tualizados de su función social original y en el escenario del con-
sumo, asumen en este prcceso nuevas funciones, ya sea:

L Como objeo de invenión y de fascinación, de pasión y


de proyección
2. Ya sea (enre el Objeto, conmayrúscula, que tierp status
de nombre propio y de equivalente proyectivo del suje-
to, y el objeto, con minúscula, que tiene status de nom-
bre común y de utersiüo) como objeo especificado por
zuMARCA, cargado de las conrptaciones diferenciales
de status deprestigio y de moda. (Baudrillard, 1987:
53).

Estas dos tendencias que motivan el consumo del objeto


artesanal en su nueva condición de "souvenir" marca la diferencia
entre el obieüo creado para el uso, a lo que se ha denominado
artesanfa uti aal donde este
adquiere nuevas connotaciones, como "fecuerdo" que se lleva el
visitante, de su permanencia en un pafs extranjero; o de status al
denotar con su adquisición, no sólo que quien compra tiene un
criterio amplio y gusto exótico, -como lo plantearfa Néstor Garcfa-
sino que demuestra el poder del mercado para imponer la moda.
Artesanla dc manabí L7

El momento en que la artesanfa se descontextualiza de su ma-


uiz cultural, trasciende de ser el objeto-signo al objeto de conzumo.
El primero, aún fuera de la relación de cambio posterior a su crea-
ción: está apropiado, detentado y manipulado porlos sujetos indivi-
duales, como signo. El consumo, el objeüvo de su producción, se
encuentra inserto dentro de la misrna red de relaciones de la que es
producto.

Al momentode la ruptura de la relación social conocida, pre-


establecida o esperada, el objeto pierde su sentido en la relación con-
creta enFe dos personas, y trasciende a una relación distinta que la
adquiere en otros espacios, fuera de su referente inmedia¡0, enúonces
adquiere una nueva relación esta vez, respecto de ouos signos. En-
ton@s, cuando los objetos se autonomizan como signos cuyo refe-
rente es exEaflo al original devienen en objetos de consumo. (Bau-
drillard, 1987:56)

Es asf que en adelante se optará por hablar de Objeo artesanal


para referimos a la Artesanfa, para resaltar fundamentalmentre su
condición de elemento culn¡ral, cuyo conjunto de signos y sfmbolos,
se constituyen en un discurso de ldentidad, que es el que pretende-
mos dilucidar en el tratamiento de esta tesis.

Sintetizando, seguimos al mismo autor, quien nos dice que no


se puede hablarde la existencia de un verdadero objeto de consumo
si no es desügado:

. de sus determinaciones psfquicas como sfmbolo


. de sus determinaciones de función comoutensilio
. de zus determinaciones mercantiles de producto

Por lo tanto, liberado como signo, y reintegrado a la légica


formal de la moda, es decir la lógica de la diferenciación. (Op, cit,
s9).
t8 TqesaVósqwz B.

La lógica de la difercnciación a la que alude Baudrillard, para


nosotms es el inicio de una nueva etapa de estudio, gue es a la que
refiere esta tesis, en la que se puede detectar que en el objeto artesa-
nal se expr€san otro tipo de significados y simbolismos, expresión
de relaciorps vigentes, especialmente con el turista-

2.2 Artesanlay turismo

2.2.1. Construcción de ldentidad. El problema del otro.

¡ La artesanfa, apar€ntemente, ha entrado en una de sus etapas


| *ás crfücas, en especial al verse enfrrentada a una lógica distint¿ de
I su original: un nuevo mercado, un comprador distinto, una nueva
ltmodalidad de transacción. Pero, sorprendentemente, en lugar de
dejarse absorber por la irdusria o desaparecer irrernediablemente, el
artesano ha ido creando un nuevo espacio de reproducción.

Si bien, ha sido relegada al plano de lo marginal, no deja de


ser una estrategia importante para enfrentar la crisis económica de
los actuales momentos, siempre empleada junto con otros
mecanismos de subsistencia, tales como la agricultura (en los
medios rurales) y el subempleo (en los urbanos).

En el estudio introductorio de la publicación del Banco


Central y el CONADE (1985) se ratifica esta afirmación, respaldada
en datos estadfsticos como los que se citan a conünuación: "...e1
número de artesanos sigue creciendo, al menos en términos
absolutos. Actualmente se esüma que exisrc al rededor de 245.000
. artesanos que trabajan en sus oficios a üempo completo o como
lf actividad complementaria. Si se incluye a los familiares de estos
ll artesanos se puede suponer que hay más de un millón de
ff ecuatorianos que dependen económicamente de las actividades
| | artesanales." (Op. cit.:72).
Artesanlo dc manabt 19

En el mismo estudio antes mencionado, se plantea que tal


situación obedece a varios aspectos, entre ellos:

La localización: Nuestro pafs adolece de un crónico


estado de retraso industrial. A lo mucho, las prin-
cipales ciudades (Quito, Guayaquil, Cuenca) o
determinados ejes de desarrollo, han logrado uri -
llamémosle- decente nivel de indusuialización. Ello ha
permitido que lugares no tán apartados, más aún los
verdaderamente apartados conserven intactas sus
tradiciones artesanales, sustentadas en parte por el
corrsu,mo elitista que es el dcl uris¡no.
La crisis económica: Si bien la industrialización no ha
llegado a determinados pun¡os del pafs, la crisis si tiene
el podér de afectar a todo nivel. Asf, las famiüas de es-
c¡rsos rccursos económicos se han visto en la recesidad
de enfrentar la subsistencia, blandiend o varias estrate-
gias de supervivencla, generalmente la migración tem-
poral de hombres y mujeres y la combinación del
trabajo agrfcola con el de las artesanfas.

De esta manera logran obtener ingresos extras que vienen a


alivianar las necesidades del nricleo fatrniliar.

Altas tasas de desempleo y zubempleo: La misma crisis


prcvoca que las expectativas de encontrar en la ciudad
una fuente de ingresos segura, es anulada porla sah¡ra-
ción de mano de obra y la escasez de fuentes de trabajo.
Siendo asf, la grtesadf¡fe constinrye en el refugio que
logra paliar las necesidades más inmediatas. (Op. cit.:
7s).

Es decir, debemos su permanengia p.lecisagrente graciasjr


nuestrys Qgp -
cho mils que sometemos a una situaciffde crisis exÍema. Sin em-
20 TeresaVósqucz B.

bargo, cabe a lavez que adherimos a este análisis, plantear algunos


oros elementos que consideñlmos, han contribuido a la permanencia
de la Artesanfa.

Uno de los aspectos más importantes es su condición de


expresión cultural, tema que ya lo hemos abordado anteriormente,
pero, y sobre todo, la caracterfsüca que este condiciorunte le otorga.
Es decir,la posibiüdad de que a través de esta habilidad, el artesano
y sus coterrárieos encuentren un mecanismo eficiente para comunicar
los valores, sentimientos y formas de ver el mundo suy:ls.

Según Barth, todo grupo étnico6 posee esta cualidad,la que


se expresa en dos órdenes: "1. señales o signos manifiestos: los
rasgos diacrfticos que los individuos esperan descubrir y exhiben
para indicar identidad y que son, por lo general, el vestido, el len-
guaje, la forma de vivienda o en general el modo de vida, y 2. las
orientaciones de valores básicos: las normas de moralidad y exce-
lencia por las que se juzga la actuación ." (Op.cr?.:16)

Esta caracterfstica, que para nosotros es fundamental, permite


rescatar de la artesanfa no sólo su función económica y expresión de
crisis societal, sino que permite recuperar su valor positivo, que es
el de constituirse en un vehfculo de ldentidad de sus creadores, en
dos sentidos: en primer lufar el que permite reflejar en ella la imagen
de sf mismos y su contexto, en donde, pertenecer a una categorfa
éftica implica ser cierta clase de persona, con determinadaidentidad
básica, esto también implica el derecho de juzgar y ser juzgado de
acuerdo con normas pertinentes para tal identidad. (Op. cit.:16)

En segundo lugar, aquella que los artesanos üenen del des-


tinatario (parte del "otro"), al que no conocen directamente pero del
que se hacen una idea de lo que les podrfa gustar, al que evalúan de
acuerdo a sus propios parámetros de valores.
Artesanlo d.e manabl 2l

Asf pues, -como acertad¡rmente lo analizara Nestor Garcfa


CancliniT- la artesanfa dentro del actual sistema económico de pafses
en vfas de desarrollo como el nussÍo, cumple una función múltiple'
Alavezque se constituye en una manifestación cultural y económica
de los grupos que la gestan, es también un elemento de identidad 1o-
cal y objeto de atracción u¡rfsica.

Es decir, recrean parte de su mundo, de sus costumbr€s, de


sus habilidades, pero también le imprimen la idea que üenen del
sujeto que podrfa ser el potencial comprador del objeto artesanal, en
vista de que una de sus caracterfsticas es la de (como hacen los
sastres) elaborar "el trabajo a la medida" del usuario, entendido éste
no como individuo, si no como el género del grupo "usuario".

Es evidente que el objeto artesanal, especialmente el artfsüco$r


se ha consütuido en una fuente de recursos importante y además es
uno de los principales atractivos turfsticos de nuest¡o pafs, su fama
ha trascendido a nivel inrcmacional.

Efectivamente en un momento dado, cuando parecfa que la


tecnologfa desplazaba a la artesanfa, esta resurge gracias al desanollo
turfstico. El avance de las comunicaciones y el perfeccionamiento
indusuial de los pafses desarrollados, vuelcan a una amplia pobla-
ción a visitar pafses en donde la tradición y lo "exótico" se
mantienen casi en estado nan¡ral. Porotra parte la promoción de las
riquezas naturales e históricas de nuestro pafs, le ha permitido su
reconocimiento como "Patrimonio de la Humanidad" 1o cual a no
dudarlo, ha sido nuestra mejor cfrnpaña pubücitaria para el turisrno.

Los tapices Salasacas, los Ejidos de Oitavalo,las esculn¡ras en


madera de San Anonio de lbarr¿, el sombrcro de paja toquilla, la ce-
rámica prccolombina, etc. Todo objeto nistico que representa a
nuestro pafs, üene buena acogida para el turista que quiere llevarse
un recuerdo de su visita.
22 TeraaVócqwzB.

La demarda se ha multipücado en los riltimos años a tal punO


que la pmducción se serializa El turista brsca lleva¡ algo "üpicp"9,
aurque no sea original.

En esta lfnea se ha llegado a hablar de lo que se denomina la


"etnicidad reconstulda'ú0, qve viene a ser algo asf como una rca-
daptación de los individuos en relación al otro, al espectador, al
consumidor, al turista. Para ejemplificarel concepto, MacCanellll,
autor del térmirp, proporie la siguiente comparación:

Darwin zugiere que a la serpiente venenosa no le basta con s€r


venenosa; necesita además, por todos los medios, parecer te-
nible y co¡wencer de que lo es al enemigo en tanto que prBsa.
(MacCanell, 1988: 2ú) El subrayado es mfo.

La idea principal es que los grupos éuricos en general, er¡fren-


J' tados a la nueva rcalidad, del turismo, que surge oomo una altema-
tiva de subsistencia, deben crear un "... nuevo realismo interétnico,
en el que las propias imágenes negativas ffi se
transforman en posiüvas." (MacCanell, 1988: 213).

Este proceso de palapt?9i9.{r cJlg"d j aviesa un proceso de


Idenüdad suya propia, que se establece en la relación frente al otro.
Se edifica en la relación nosotroslellos, puesto que uno de los gru-
pos se maniñesta modelilndose sobrc la imagen invertida del otro
grupo. (Op. cit.:215)

Esta misma idea, la defiende Barttr para quien, esta ads-


cripción étnica se da cuando una persona clasifica a otra de acuerdo
oon su idewidad básica y más general, supuestamente detemrinada
por su origen y su formación. En la medida en que los actores uti-
lizan las identidades étnicas para categorizarse a sf mismos y a los
otros, conf¿es de interaccíón, forman grupos étnicos en este sen-
tido de organización. (Barth, 1976: l5).
¿\rtesanla d,c ma,¡tobl 28

Estas interacciones, desde el momefito mismo cuando entran


en contacto dos agentes perüenencientes a distinos grupos (para el
caso: artesano-turista), ponen en juego una serie de posibilidades,
dado el momento de ingerencia dent¡o del contexto de uno de los
dos. Esus posibiüdades se expr€san de la siguiente ma¡rera:

l) un gn¡po inferior trata de asociane a un grupo zuperiór


2) el grupo inferior se define como la andtesis del grupo
zuperior, o define a este como la anltesis de si mismo
3) un grupo superior trata de asociarse a un gnrpo infe-
rior, copiando sus ma¡reras
4) un Supo zuperior se define como la antftesis del grupo
inferior (MacCanell, 1988: 216-217)

En nuestro ciso, se podrfa hablar de una combinación de


todas ellas que se suceden en varias etapas. En una primera instan-
cia, el extranjero, el turista está en condición de sentirse superior o
inferior-según sea el caso-, porque: o desconoce el medio y se ubica
en la primera fase, o se siente rcspetado por el hecho de ser extran-
jero. Después,la relación puede con$imfrse en un mecanismo de
anltesis mutua, sentifse ambos, distino al otro y él mismo. Quizás
luego le suceda el sentimiento de pertenencia o el querer sentirse
parte el up del otro "copiando sus maneras" ¡)ara finalmente ur¡o de
los dos ocupar el lugar del dominante, dependiendo de las circuns-
tancias.

En el camino, se van configurando identidades propias y se


va asimilando una imagen del otro, para sf la misma que se exprcsa
posteriormente en lo que el artesano crea para el turista y lo que el tu-
rista busca del artesano. Ambos tiene una imagen prefigurada del
otro, de ahf la proliferación de diseños rústicos, imágenes
folklóricas estereotipadas,etc.

En este proceso de construcción del otro, ratifica su sen-


timiento de no pertenencia de sentirse distinto, rcvalorizada su culU-
2A TercsaVóqua B.

ra y orgulloso del prestigio que sus atributos le dan. "El mejor som-
brcro del mundo" porejemplo.

La "revalorizrción"lL,que los turistas hacen de las costum-


brcs y expresiones culn¡rales de los pueblos, también es una forma
de reforzar la concierria de si misrnos y el deseo de autodetermina-
ción de la mirnrfa étnica, (Op. cit.:224) arrl';u;uando su orgullo por
pertenecer a zu tierr¿ un "chauvinismo" en gestación.

De esta relación se desprende un doble valor. Uno positivo


en la medida en que los artesanos y zu comunidad logran reconstruir
su ideruidad y perterprrcia gupal ; alavez que se puede dar lugar a
una relación muy superficial entrc ellos y el turisur, que al fin no
logn si no interesarse en las exprcsiones m¿fs fáciles de acceder, sin
llegar a co¡r@er realmente su cultura. Por otra parte se da lugar a
manipulrciorcs por ambas partes: "...constiurye siemprc un buen
teneno para la proliferación del engaflo, la explotación y el recelo,
asf como para la creación de estereotipos ." (Op. cit., 224)
En esa medida, la conclusión que cabe, es que la influerpia del
turisuto y el ersanchamienO del mercado, irdudablemente ha provo-
cado una bn¡sca transformación de los valorcs culturales tradiciona-
les. Sin embargo, pese a lo que anticipadamente podrfa advertirse,
I los artesarns han demostrado más bien una extraordinaria flexibili-
ll Ou¿ para readaptarse a las exigencias de un mercado diferente y en
f l expansión y han sabido aprovechar hábilmente la nueva situación
ll p"t desarrollar sus antigu¡ls habilidades artesanales y hasta han
i errcontrado nuevas brechas de producción artesanal que antes no
I'
exislan.(CONADE-BAf.ICO CENTRAL, pp. 46).

Resumiedo, hemos viso el papel que cumple la Artesanfa en


sus dos ¿lmbios del sistema social en el que se integra. Como una
l) *wiOr¿ qmd:.tt"a que permite la subsisterrcia del grupo y que atra-
J viesa por las fases de prcducción, circulación y consumo, oon su
respecüva problematización; asf como parte de la expeg!ón gggio-
\\¡l @ELen la que se puede percibirel juego de influencias¡ penna-
Artesanla dc manobf 25

nencia de uadiciones y conformación de nuevos discursos cultu-


rales, que conforman el contenido de la ldentidad de un pueblo.

Después de esta argumentación podremos desarrollar las es-


pecificidades de la Artesanfa de Montecristi, para lo cual hemos con-
siderado necesario rcmitimos a su contexüo ecológico y geográfico
como primer refercnte.

2.2.2. EI lugar de estudio

Montecrisü, es uno de los catorce cantones de la Provincia de


Manabf, donde habitan al rededor de 30.00 habitantes (según Cen-
so de 1982), de los cuales el367o habitan en el sectorurbano y el 64
7o en el rural.

Es una población de mestizos montubios, cuya principal ca-


racterfstica, según la propia autoidentificación de los oriundos del
lugar, relatados en tono algo apologético, es la de ser "...un hombre
capesino rudo, fuerte, trabajador e industrioso; pacffico y honrado,
con un alto sentido del honor y la dignidad."

Pero como todo tiene su envés, también se observa que son


algo descuidados, despreocupados y hasta podrfa decirse conformo-
mistas con su situación.

Montecristi es un asentamieno poblacional muy antiguo y que


llegó a terpr mucha importancia durante alguna eupa de zu historia.
Sin embargo de ello no logró capitalizar una inftaestructura urbana
significaüva y menos aún, ello significó'una influencia decisiva en
los factores que permitan la constin¡ción de una ciudad modema.

El motivo pmbable es la absoñencia que ejercen los dos ejes


urbanos entr€ los que se encuentra: h¡erto de Manta y Poroviejo,la
capital de la Pnovincia. El Pueblito -asf se le llama a Montecristi
urbano- adoleoe de la ausencia de los principales senricios ptlblicos,
26 TercsoVósqua B.

como alcantarillado. En la opinión de muctros, se ha quedado a la


zaga como un apéndice de una de las dos ciudades más grandes que
lo han convertido a lo mucho en estancia de fincas para veñmeo, gra-
cias al clima agradable con el que cuenta y cuya única gloria es haber
sido la cuna del "Viejo Luchador", Don Eloy Alfaro.

Eso slel mayor de sus patrimonios son sus artesanfas de fa-


ma mundial, tanto asf que se habla de Montecrisü como la capital de
las artesanfas de la hovincia y del Litoral en gerrcral.

Aquf hizo historia el sombrcro de paja toquilla o el mal nom-


brado "Panama Hat", tradición artesanal que aún hoy en dfa se man-
üene aurque revestida de menor importancia.

Pero además se puede encontrar un sinnúmero de objetos ar_


tesanales fabricados con esmero en una cantidad igual de materiales
que va¡r desde las fibras nan¡rales, pasan por la madem y termina en
el hábil uso del bano y la hojalata.

Sin embargo de ello, actualmente la mayor riqueza del Can-


tón, sus artesanfas en fibras naturales, se han viso enften[adas a una
de sus más serias crisis, ocasionada por la intensa explotación de las
tierras para pastizales y la cons@uente deforestación de especies na-
turales autóctonas, como la paja toquilla, el bejuco, la cabuya y las
maderas, que sirven de materia prima.

En este momento, Montecristi se encuentra clasificado dentro


dela znna Monte espinoso tropical,cuya cañrcterfstica principal es la
aridez de su tierra y la necesidad de grandes inversiones para poder
rehabilitarlas.

Este aspecto incide directam€nte en la producción artesanal.


Primero con el campesino, quien pese a que pueda disponer de un
pequeño trozo de tierrar r, necesita de cuantiosos recu$os finan-
. cieros para poder explotarla y paralelamente, se ve en la necesidad
Artesanlo dcmonabl 27

de emprender en la brlsqueda de estrategias alternativas de


subsistencia para poder sobrevivir con su familia.

Estas estrateg¡as son por lo genenl o la migración temporal


hacia centros ubanos, y/o el ejercicio de tarcas artesanales en mo-
mentos de ocio @ara los hombrcs) y después de las jomadas de ta-
reas domésticas o escolares, para las mujeres y los niños rcspec-
tivamente.

Ouo de los obstáculos constinrye el no poder acceder direc-


tamente a la fibra, les hace prcsa de los intermediarios que comercian
con el producto, encareciendo su costo.

Como se revela en lo antes descrito, el caso nos permite desa-


rrollar algunas lfneas argumentales para comprobar la planteada. En
primera instancia es,una localidad en donde la tradición artesanal se
remonta a la etapa preinca, como se podrá comprobar más adelante,
lo que además nos habla de la indiscutible jerarqufa de objeto por-
tador de cultura.

En segunda instancia, las artesanfas de Montecristi, en lugar


de desaparecer absorbidas por el mercado industrial, han logrado
persistir y readaptarse conforme a las nuevas circunstancias, recur-
sos materiales e incluso a los usuarios, principalmente turistas.

Entercerlugar, al hablarde identidad y de culurra, tenemos la


defectuosa tendencia de pensar que los grupos indfgenas son los
casos más pertinentes de ser estudiados, dada la "pureza"l4 de su
condición. Sin embargo, y aquf otro de los objetivos del presente
trabajo, también cabe destacar que entre los grupos mestizos, se en-
cuentra una riqueza muy grande de rasgos y expresiones culturales,
que de tanto mantenerse inundadas de la cotidianidad que vivimos
como mestizos, pasan desapercibidas.
28 TerceaVísgwz B.

Finalmente, al ser Montecrisü un centro artesanal de fama, ha


sido objeto de una serie de intervenciones y programas de fomento y
desarrollo tanto de parte de organizaciones intemacionales como de
organismos estatales. De atrf que, se pueda percibir también en la
artesmfa la calidad de mediador permanente de identidad, en la me-
dida que va expresando en su proceso, no sólo las diferentes fases
históricas por las que ha aEavesado este grupo social, sino también
las readaptaciones que sus gestores han sabido aplicar oportuna-
mente, sea por inspiración propia o por sugerencias y técnicas indu-
cidas desde afuera; asf como la imagerr de sf mismos y las que tienen
de los extraños,los turistas o simplemente los compradores de sus
artesanfas.

Para lograr estos objetivos, a continuación se explicará la mo-


dalidad que se ha elegido para procesaresta informacióa
Artesanía de manabí 29

trI
METODOLOGIA

Para el análisis de la artesanfa como mediador de IDEN-


TIDAD, se ha diseñado un tipo de matriz de doble entrada que per-
mitirá, alavezque damos una pauta de clasificación de las distintas
disciplinas artesanales del Cantón, ubicar las tendencias y valores
que las caracterizan.

Para tal efecto se han considerado tres tipos de variables


básicas: una económica, expresada en el par Artfstico-Utilitario; una
histórica, que se representa en el de Decadeneia-Recuperación; y otra
que denota la relación social-cultural expresada en los valores de
Identi dad-Enajenación.

TIPO DE ARTESANIA

VALORES Artística utilitaria


OPUESTOS Decadencia recuperación
identidad enajenación

A continuación se hará una precisión de tales conceptos.


30 TetzsaVósqua B.

3. I . Artistic a-U tilinrin

Este primer p¿u nos remite a la variable económica, en tanto


su acepción más primaria, ps decir de la Economfa como administra-
ción, dirección o distribución de bienes.

En el caso de-lqarústico,la precisión es clara' Al igual que


cualquier objeo, elbrlgis pIglpglg dp la transformación de la reali-
dad material o cultuñtmedianté un rabajo para satisfaceruna nece-
s

En otro p:frrafo del mismo texto, precisa que ese proceso de


transformación responde además a una "...utilidad placentera y pro-
ducüva de los objeos que ct€a..." su autor, "no en su orginalidad o
en la ganacia que deje su venta. Su valor supremo esla reprc'
sentacióny satisfacción solidaria de deseos colectivos" (Op. cit.,
pp.74).Con lo cual iniroduce la noción de disfrute del producto
creado por sobre su incersión, exitosa o no, en el mercado.

Asf mismo, es suscepüble de distribuirse, proceso que servirá


de intermediario entre el objeto creado y el consumidor. Según el
mismo autor antes citado, el sistema de distribución determina las
cg!qt9¡W!-9!gge uggAr-ár-r-l a q6@ con@o-
Epqdún-cquaq.9&F J--guáles n9-.

Y finalmente el consumo, causa y fin de la creación. El con-


sumo completa el hechdáffisTEb, nos dirá Garcfa Canclini, modifica
su sentido según la clase social y la formación cultural de los espec-
tadores (consumidores). (lbid, pp. 60)

Tal relevancia del üpo de consumidor no es gratuita, en ella se


ve condicionado el significado del objeto artfstico, constituyéndose
en el momento en que la obra se realiza y se concreta, es decir no es
sólo el final del proceso económico de la producción artfsüca, si no,
su misma realización.
Aftesanlo dcmaúl 31

Para entender de mejor marcra la presercia de estos pfocesos


en la artesanfa, serfa menester, referimos en primera insuncia lo que
se está entendiendo por arte o ardstico en la artesanfa.

Asf, por@ se enterderá, toda aquella ex-


presión artesanal que permite, a través de una determinada experticia
manual, el "acto o facultad mediante los cuales, valiéndose de la
materia, de la imagen o del sonido (en nuestro caso de la primera),
imita o expresa el hombre lo material o lo inmaterial, y crea copiando
o fantaseando." (Diccionario IJNESCO de Ciencias Sociales)

Al igual que la ciencia, el arte no procede delazar, sino de la


experiencia. Con lo que se quiere decir que para ello hace falta una
uayectoria histórica, en gl transcurso de la cual se han ido constru-
yendo ciertas habilidades las que son tnnsmitidas de generación en
gerrcración, como ri0o tesoro de un bagaje cultural.

En esa perspecüva, la artesanfa artfsüca se constituye además


en un sfmbolo cultural que permite que los miembros del grupo
(montecristenses) se identifiquen con un antepasado "cono@dor del
arte" y duefos de una experticia que no la tiene cualquiera. Por ej.,
dicen ellos, "...rp es lo mismo un sombrcro de Montecristi que uno
del Azuay, siempre el nuest¡o es más fino, porque se 1o hace fntegra-
mente a mano". (Alvaro Franco, azocador experto).

De esta manera se demuestra que la artesanfa a más de ser un


proceso económico es un elemento de identidad culh¡ral, al permiür
que los artesanos que aún practican esta habilidad se sientan here-
deros de un arte.

Al caso de la artesanfa.I ltiliaria, también podemos aplicar la


misma categorización de la variable económica: producción, disui-
bución y consumo, con la diferencia de que en este caso hacemos
alusión a un tipo distinto de artesanfa.
32 Teresa Vósquez B.

Io que le hace disünta es precisamente su caracterfstica de


t$iJi&ria que contrariamente a la Artfstica, se define como aquello
que , "antepone a tdo la utilidad" (Diccionario Manual e ilustrado
,ieffi dentro del proceso apropiación-
enajenación, el objeto atraviesa por diferentes fases: el "uso
furcional del objeo, que pasa por su estructura técnica y su manipu-
lación práctica"; en segunda instancia, "el uso del objeto-sfmbolq
pasa por su presencia concreta y su nombre "propio", es identificado
como algo "necesario" para remediar cierto tipo de carencia, o para
finalmente derivar en el "consumo del objeto que pasa por su marca,
que no es su nombre propio, sino una especie de nombre de pila
genérico". (Baudrillard, 1987: 60)

En esta instancia, Ia relación del objeto con el sujeto es indis-


tinta. Bien puede ser reemplazada por cualquier otro objeto que
cumpla con las misrnas funciones, sin necesidad de reparar sobre su
origen.

Según el mismo autor antes citado, en esta instancia el objeto


se ha constituido en signo y no adquiere ya su sentido en la relación
concreta entre dos personas, 1o adquiere en la relación diferencial
respecto de otros signos. (Op. cit.,56), es decir se refuncionaliza
dentro del nuevo sistema de valores y significado que se le de a éste
dentro de una nueva escala de valores.

- De esta manera, el par Ardstico-utilitario, representan los dos


extremos de la gama de posibilidades que podrfan surgir en su
intermedio, y la expresión de que en esta relación se exprcsa una
economfa de producción, circulación y consumo, caracterizada por
su especificidad.

3.2. La artewnÍa'en decad¿nciay en recrEeración

La segunda variable mencionada es la Histórica. Todo pro-


ceso producüvo, deviene de una relación temporal ubicada en un
Artesanía de manabí 33

contexto histórico determinado. Su configuración y especificidad


responde no sólo a la particularidad que le da su gestor, sino
también a las relaciones y hechos que se han configurado en su
discurso latente.

En nuestro caso el objeto artesanal a más de poseer el valor


neutral de responder a un momento histórico dado, expresa dos
valores polares: la Decadencia y la Recuperación como su opuesto.
El parámetro de valoración será una visión émic (de adentro de la
comunidad), que actúa como catalizador del conjunto de relaciones
económicas, sociales o históricas, que le permite avisorar cuál es la
curva de popularidad que va a alcanzarun producto.

Asf mismo, para entender mejor esta segunda variable se hace


necesario remitimos en primera instancia a la definición de sus com-
ponentes. El primero la decadencia, término cuyo uso, ... se gene-
raliza avatvado ya el Renacimiento y especialmente desde el siglo
XVII en conuaposición a "progreso". Procede de cado y más proxi-
mamente de decadoy decido: es decir, términos conla connotación
de cacr.

Lavozdecadencia enciena necesariamente ideas de espacio y


tiempo, pero contiene sustancialmente la idea de un objeto que decae
(proceso). (lbid,628)

Este proceso, aplicado al tema de nuestro interés, se evidencia


en aquellas ramas artesanales que han perdido vigencia, tanto en el
mercado de consumo turfstico, cuanto en el mercado de consumo in-
temo, razón por la cual están desapareciendo.

Su opuesto, la recuperación,imphcaaquellas otras ramas de


la artesanfa local que están resurgiendo, luego de un perfodo -corfo o
largo- de decadencia y casi desaparición. Ambos procesos repre-
sentan la dinámica intrfnseca del mercado que, de acuerdo a las
"modas", recupera o desplaza a cierto tipo de objetos.
34 TercsaVósquaz B.

3 .3 . I de ntüad- ali e¡nc ión- erwj enación

La tercera variable expresa sobrc todo el tipo de relación


social que se genera al interior del grupo gestor de las artesanfas. La
variable se expresa asf mismo, en el juego de dos términos oponen-
tes: la ídenüdad y la enajenación, enn los que se quiere eviderrciar la
función que las artesanfas desempeñah como mediadores de iden-
tidad, en la medida en que permiten afirmar o rechazar la pertenencia
o no al grupo social de artesanos.

La complejidad teórica de los dos conceptos nos obliga a


tratar de definirlos de Ia manera más precisa posible, en la medida
que además es el par más importante y recupera el espfritu de este
análisis. De hecho los dos anteriores grupos conceptuales se hallan
presentes en este tercero.

El primer concepto: la identidad recoge aquellos casos que se


perfilan en las Artesanfas Artfsticas y las que se encuentran en proce-
so de Recuperación. Su primera acepción, nos remite a la definición
que Rodolfo Stavenhagen hace de los grupos émicos, término que
emplea al referirse a "...comunidades de indios y ladinos: Grupo
social cuyos miembros participan en la misma cultura. El mismo
puede caracterizarse a veces en términos biológicos o raciales. Sus
miembros son conscientes de pertenecer a dicho grupo y participan
en un sistema de relaciones con otrros conjuntos similares." (Diccio-
nario UNESCO de Ciencias sociales, Tomo II, Ed. Planeta-Agos-
tini, pp. 842)

El concepto refiere principalmente un sentido de pertenencia


de los individuos a su grupo, a través de elementos comunes que les
confiere identidad, es decir se establece un proceso de IDENTIFI-
CACION término que según la acepción freudiana"...no equivale a
la simple imitación. Constituye cierta asimilación inconciente de los
rasgos del otro". Esta misma caracterfstica es trasladada al plano de
Artesanía de manobí 35

las relaciones sociales, cuando se habla de "IdentifiCación con un fol


social", es decir, no sólo internalización del mismo, sino apropia-
ción, y de "identificación con un grupo social" es decir, "intemaliza-
ción del sistema de roles del grupo y autoconsideración como miem-
bro del mismo" (Sociology, Routledge Kegan, Londres, 1966' pp.
128)

Peter L. Berger y Thomas Luckman enmarcan el concepto


...en el cuadro del "otro generalizado" y de la consiguiente "asun-
ción de roles", a lo largo del proceso de socialización primaria o
secundaria concebida dialécücamente. "Se da una dialéctica enüe la
auto-identificación y ta identificación que hacen los otros, entre la
identidad objetivamente atribuida y la que es subjetivamente asu-
mida. La dialéctica que se presenta en todo momento en que el indi-
viduo se identifica con-sus otros significantes, resulta ser, por
decirlo asf, la particularización en la vida individual de la dialéctica
general de la sociedad." (La construcción social de la realidad
Amorrortu, Bs. As., 1968: 167).

Pero yendo más allá de las definiciones epistemológicas en-


contramos que la ldentidad, es un proceso que se halla pennanen-
temente en consuucción, lo cual es posible sólo gracias a la existen-
cia de un "ot¡o" que se contrapone y permite la conciencia de sf mis-
mo. Esto aplicado al caso que nos concita quiere decir que se evi-
dencia una clara identificación tanto del creador como del consu-
midor o, segrin el lenguaje que estamos utilizando, del nosotros y
del otro o de "ellos", es decir se logra encontrar una definición del
gusto del comprador, asf como, se logra comunicar una noción que
se tiene de aquel.

Para ser más explfcitos, el objeto se encontrará presente tanto


en la imagen que el creador o el artesano tiene de su potencial com-
prador, como la concienci¿ que tiene de sf mismo y que quiere trans-
mitir para éste. Lo que MacCanell, llama la "etnicidad recons-
trufda".
36 TercsaVóequcz B.

Los conceptos de enajenación o alienación son empleados


como términos con los que se quiere calificar el sentido opuesto al
de ldentidad.

El término originalmente fue tomado de la picologfa. Con él


se refiere al estado de extravfo mental de una persona, calificándolo
de enajenado o alienado de sf mismo.

Apücado a las ciencias sociales, y al estudio del comporta-


miento del hombre en su relación societal, se distingue dos signi-
ficados fundamentales de este término. En Hegel primeramente alie-
nación quiere decir "... separación y, segundo, esta palabra quiere
decir tanto como el trasp¡lso de un derecho a otro..". (Schaff, 1979:
s2).

El mismo autor, para explicar esta definición rescuada de


Hegel, procura adentrarse en el idioma original en la que fue escrita
la obra de dicho autor, para lo cual estudia la etimologfa de la palabra
alienación. Y nos dice: "El primer signiñcado se deriva del uso ha-
bitual de la palabra frernd (extraño), en relación con Fremdheit
(extrañez, en el serrido de completamente diferente), Frerndartigkeit
(rareza), diferenciaci ón, rc-idenidad. Alienación implica que algo
"se hace extrarño". (Op. cit.)

El significado, nos refiere claramente el sentido de no perte-


nécia de no-identidad del individuo frente a un referente deter-
y
miáádo. En este sentido fue empleado por teólogos de la Reforma
para señalar la separación del serhumano de Dios.

En su segunda acepción, el término en cambio, se deriva del


concepto de cesión o traspaso de un derecho a otra percona. Aquf se
prefiere utilizar el término enajenación, al describir la acción del
hombre al separarse de algo. (Shaff, 1979:52)
g7
Artesanla, dc matwbl .

Para proñrnüizar en estos conceptos, otfos autorcs, prcfieren


establecer diferenciaciorpsenFe lo objeüvo y lo subjetivo.

Asf en el primer caso,'la alienación subjetiva es entendida


como la "...alienación del hombre frente a un sistema de relaciones
determinado. Se define por oposición a alienación objetiva, que es
como se designa la relación de los productos enajenados frente a su
crcador, el hombre social. (PP. 188)

En Marx la forma de uüüzar el concepto de alienación es


asociándolo al & expropiación al hombre, del objeo producido en el
proceso de trabajo. Segrln MaDl, la,hisoria de la humanidad es una
historia del desanollo cfeciente del Serh¡manO y de su enajenación,
que creae al mismo tiempo. El socialismo de Manr significa la libe-
ración de la alienación, el retomo del hombre a sf misrno, la realiza-
ción de si mismo,(S ehaff , 1979: 221)

Existe otra corriente que procura diferenciar el proceso de


alienación con uno más próximo que es el de ANOMA. Para auto-
fes cflmo Emile Durkheim, esta sin¡ación soCial está Caractenzada
por la ausencia de no.rmas de la corwivencia humana socialmente
acesadas; diclro más cxactamente , por la rupfura del sistema de
normas hasta entonces obligatorias. (Op. cü.,pp. l%))

Anomfa significa, pues,la ausenca de reglas determinadas'


de leyes sociales determinadas- La situaciónlen la cud la sociedad
pierde esta fuerza mo&r¡dora. (Schaff, 1979:194)

La Anomfa debe pues entendene como un colapso de la


esEuctura cultural, que se produce especialmente cuando se llega a
una separación aguda entrc nonnas y metas culturales y las posibiü-
dades socialmente estructuradas de los miembrcs del grupo para
actuar en consonancia con estas metas y nofmas. (op- cit.:2oo)
38 TercmVóqua B.

El concepto de Anomf4 nos es ritil para caracterizar el


proceso de alienación social. Nos determina el origen de una
reacción de rechazo y distanciamiento del individuo frente a su
conglomerado social, es decirun proceso de rn-identidad.

Como lo habfamos planteado en el desarrollo del Marco


teórico, al aplicar este juego de posibilidades a la Artesanfa, pode-
mos encontrar que un mismo lugar, como Montecrisü, se pueden
encontrar ramas artesanales que se encuentran en diferentes etapas
de este proceso ldentidad-enajenación o alienación, algums proyec-
tándose hacia añncar rasgos de rescate.culn¡ral, otros en proceso de
dejarlos definitivamente para entregarse al mercado y la competencia
o qre han nacido precisamente debido a esta presión

En todo caso, considerando la importancia de esas trcs varia-


bles para la aplicación del análisis, se hace necesario una clasifica-
ción de las artesanlas de Montecristi, de acuerdo al material y tipo
que se fabrica.

Asf, veremos que los objetos artesanales son zusceptibles de


ser fepfesentativos de uno o varias categorfas del juego de categorfas
que hipotétic¡rmente las planteamos anteriormente. Con tal fin
hemos diseñado una matriz de doble entrada en la que se cn¡zan dos
variables: el tipo de artesanfa con una subclasificación, segrin el ca-
so: sombreros (s), juguetesl5 O,sacos(sc),muebles (mueb.), piezas
arqueológicas (arq.), decoraüvas (dec), candiles (can), con las
variables conceptuales que se explicaron anteriormente.
d.e manabl 39
'{rtesanla

MATRIZ DE OBSERVACION

MATERIAL PrJr Crbuyr Mlmbre Ccránr. Muyuyo HoJ


ARTICULO SJ Jsc mucb Arq dec b¡rr c.tr

ARTISTICA x x x- xx
UTILITARIA -x x TX
DECADENCIA IX
RECUPERACION X x xx x XI
IDENTIDAD X x x- x- x-
ENAJENACION -x x -x -x

Del análisis del cuadro se puede colegir que las distintas


expresiones artesanales que s€ han citado en la matriz penenecen a
las siguientes categorfas:

l. Paja toquilla:
Sombreros: Artfstica, en recq)eración e idenüdad
Ardculos: Artfstica, en recuperación e idenüdad

2. Cabuya:
Juguetes: Artfstica, en recuperación,idenüdad
Sacas: Uülitaria, recuperación, enajenación

3. Mimbre:
Muebles: Utilitaria, recuperación, enajenación

4. Cerámica:
Arqueológica: Arlstica,dcadencia,idenüdad
Decorativa: Artfstica,rccuperación,enajenación

5. Muyuyo:
Baniles: Utilitaria, decadencia, idenüdad
40 Teresa Vósquez B.

6. Hojalatería:
Candiles: Utiütaria" decadencia, enajenación

CLASIFICACION

ler. grupo: Ardstica, en decadencia, identidad:


Reproducciones arqueológicas de la Pila.

2do. grupo: Artfstica, en recuperación y con identidad


Juguetes de paja toquilla y artfculos cabuya,
sombreros de paja toquilla.

3er. grupo: Utilitaria, recuperación y enajenación:


Sacas de cabuya y muebles de mimbre

4to. grupo: Utilitaria, en decadencia y enajenación


Candiles de hojalata

5to. grupo: Utilitaria,en decadencia y con identidad


Baniles de muyuyo y candiles

óto. grupo: Ardsta, en recuperaciÓn y enajenaciÓn


Cerániica decorativa.

En base a esta primera clasificación se han selecionado las que


a nuestro criterio son las más representativas para el estudio que
proponemos, asf en base a la siguiente sistematización se procederá
a la selección.

SELECCION

De este procesamiento se obtiene los casos que serán objeto


de estudio, estos son:
Artesonla d¿ monabí 4l

l. Reproducciones arqueológicas de la Pila, que


presentan caraterfsticas de ser artesanfa artfstica, en
decadencia y con ñ¡sgos de sermediador de identidad.
2. Baniles de muyuyo, por ser artesarúa netamente uü-
litaria, que se encuentra en proceso de desaparición o
decandentes y que además también actuarfan como
mediadores de identidad.
3. Sombreros y Juguetes de paja toquilla, porque además
de ser una artesanfa por excelencia artfstica, presenta
rasgos de recuperación y permite un fuerte nexo de
identidad.

Como se puede apreciaren los tfes casos seleccionados se ha


considerado la variable "identidad" como una constante, en vista de
que lo más importante p¿lra este trabajo es la comprobación de que
efectivamente la artesanfa puede jugar un rol de mediador de
identidad culn¡ral.

En los tres casos se hará un detalle de sus procesos de pro-


ducción, las relaciorps que se dan alrededor de zu fabricación y en el
mismo objeto, rasgos de i&ltidad.

En aquellos objetos artesanales como por ejemplo el de los


juguetes de paja loqui[a yde cabuya Yercmos que al tener el radgo
de artfstica, en recuperación y con rasgos de identidad, se podrá
derivar un potencial mayor de mediador de identidad, y esto poque
en ellos se ve reflejada la expresión aÍfstica, la ma¡rcra de ver el
entonp.que tieren los artesar¡os. sobretodo la manen que üenen de
ver y de interpretar el gusto que los turiStas tiene sobre las artesa-
nfas. Es decir hay una clara identificación del otro, tal es asf que los
objetos de la lfnea de jugueterfa tienen tanro exito.

En el caso de las piezas arqueológicm, el caso tiene doble va-


lor.Hay un rescate de zu historia. A través de la reproducción de la
cerámica precolombina, se evidencia que el manejo de conocimien-
42 TercceVósque B.

tos sobre su origen y significado, les permite tener un mejor merca-


do donde poderubicarlas. En este caso hablamos del rescate de fac-
tores de idenüdad a través de la evocación histórica. Esto puede
percibirse en el hecho de que ellos tiene una clara idea del valor que
tienen las piezas arqueológicas en la historia de su pueblo. saben
qüe es un objeto cultural de mucho valor para si mismos y que será
apreciado por cierto tipo de compradores. Es decir hay identidad del
grupo y del ürisra-

En el de los baniles, se puede hablar del otro extremo de la


identidad, es decir es la fabricación del objeto para la saüfacción de
sus necesidades o para necesidades bien identificadas y que cones-
ponden a las dc su gnrir. Hay claridad sob¡e los requerimientos y
las normas de estrictez que deben guardar los objetos para que
tengan éxito en su mercado.

Como medida meüodológica además se ha elegido un gn¡po


del rango opuesto, es decir, aquellas artesanfas que no signincan
más que una reproducción serializada destinada al mercado y que no
guarda ningun poterrcial de rescate, expresión o mediador de iderui-
dad en el sentido que le estamos otorgando. Tal es el caso de los
muebles de mimbre y los candiles.

Sin embargo ello no quiere decirque se dewaloriza su impor-


tancia, ni que umpoco sean útiles para la cgmprobación de nuestra
hipótesis.Como se dijo anteriormente, y-io rccalcamos, estas ramas
de la artesanfa Montecristense serán consióeradas como elemer¡tos
comparativos para expresar las diferencias sustarrciales que se pfe-
sentan entrc unos y otfos.

De ahf que pam ejemplificarel caso, tomaremos como refe_


rentes las siguientes ramas artesanales: sacas de cabuya y muebles
de mimbre, ambas catalogadas en el grupo: utilitarias, en
recuperación y con rasgos de enajenación, por su carácter
serializado.
Artesonla de manabl 43

Cabe señalar que los criterios que han influenciado en la ubi-


cación correspondiente de cada una de las ramas artesanales bajo las
diferentes categorfas, ha sido la percepción, producto del trabajo de
ca¡npo. Este se reü26 durante los meses de abril a septiembre del
año 1989, en el marco de una Investigación p¿¡ra el desarroüo de
Centros de Cultura Popular, realizada para el Instituto Andino de
Artes Popularcs.

Este trabajo permitió el nexo Oirec¡o con la Asociación Ge-


neral de Artesanos de Montecristi (AGAM), con quienes se desa-
nollaba un proyectode promoción artesanal que confluyó en la rea-
lización de un Encuent¡o de Artesanos de Manabf y una Feria Arte-
sanal en Montecristi.

Paralelamente, fuiinos recuperando información para el pre-


sente trabajo, utilizando como técnicas básicas: la obeervación parti-
cipante y testimonios de algunos artesanos (en total l2), cadauno de
ellos representativo de las distintas ramas artesanales del Cantón,
criterio que se sustenta básicamente en el tiempo de trabajo en esa
especialidad, y la "fama" o reconocimiento por parte de los pobla-
dores del lugar.

Para iniciar el análisis, partiremos de una visión general del


contexto social, ecológico, histórico, donde se gsstan las artesanlas
de Montecristi.
Arlesdnla d¿ manabí 45

ry
CONTEXTO GENERAL
LA REGIONIó

Mortecristi es uno de los Cantones que conforman la Pro-


vincia de Manabf.'?Esta está ubicada on el centro litoral del pafs, cu-
yos linderos lo conforman las provincias de Esmeraldas, Guayas y
Guayas y Pichincha, al norte, sur y este respectivamente; hacia el
oeste el Océano Pacffico, condición que le ha otorgado su bien ga-
nado prestigio de poseer las playas más hermosas del litoral ecuato-
riano, que se aontituyen en uno de los principales atractivos turfs-
ticos de la Provincia

Es una zona cálido-hrimeda influenciada por la coniente frfa


de Humboldt, que le permite poseeruna enonne riqueza ictiológica'
como en las demás zonas del litoral.ecuatoriano. La temperatura
promedio es de 25 grados centfgrados, llegando a registrar 36
grados en la época más cálida y hasta ?3 enla más frfa.

Topogrilficanrente se carar;tenza por ser un tenitorio plano


con elevaciones de escasa altura que no sóbrepasan los 1.000 metros
de altura. El sistema cordillerano de Chongón y.Colorrche atraviesa
la provincia de norte a sur.

r Esu¡diosos de la geograffa destacan dos zonas ecológicas ela-


{
rarrrnt€ identificadas: una seca z)na del ceibo y del coco-, dentro
de la que se subclasifica la zona árida en la que se encuentran los
46 TercmVócqueB.

Cantones: Montecristi, Manta, portoviejo y Charapotó; y otra


húmeda -zona de la paja toquilla y del café-.

4.1 Apuntes históricos

lo que es ahora la hovincia de Manabf fue el marco geo-


gráfico para el desarrollo de varias culturas precolombinas. A saber:
Machalilla y Chorrera (2.000 a 1500 A.C.), Jama Coaque, Bahfa y
Guangala (500 A.C.-500 D.C.), enrre orras.

Los hisoriadores señalan como la más importante a la de los


Mantas (Jocay) y la de los gueneros Caras (en lo que es hoy Bahfa
de caráquez), identificadas como los dos núcleos culturales de
mayor importarrcia de la Prrovincia. @erfn, 1986: 3)

Es interesante observar que la caracterfstica prirrcipal de estos


pueblos fue su intensa acüvidad económica, circunscrita al
comercio. Asf lo confirman estudios arqueológicos realizados en la
zona' en los que se concluye que "...para estos pueblos el comercio
constitufa una actividad tan importante que les llevó desarrollar la
técnica de la navegación y a estar inmersos en una activa y amplia
rcd de intercambio." (Holm, 1982: 18-19 en: Ibidp.ll)
Durante la colonia, Manabf fue cor¡ocida como la p¡ovincia de
h¡erto Viejo, una villa rica y de bastante importancia. "For el carác-
ter comercial y militar...se habfa constituido en un cenÍo de poder
en la costa...", además por su ubicación estratégica de puerto ácce-
sible para la navegación se consütuyó en el "...p6o obligado de los
españoles que se dirigfan a cualquier territorio de la Real Audiencia
de Quito..." (lbid, pp. 4)

Pero su prestigio duró muy poco. Los frecuentes incendios


de los que fue vfctima la ciudad, debido en gñrn parte a lo endeble de
sus construcciones urbanas y el temprano agotamiento de los
metales prcciosos que existfan en la zona, obügó a los habitantes de
Artesanía de manabí
47

la primera ciudad-puerto, a trasladarse seis leguas hacia dentro,


dejando abandonado el desembarcadero y permitiendo que el poder
económico y polftico se traslade hacia Guayaquil.

Ello es posible apreciar en, la primera distribución geográfica


realizada apenas inciado el perfodo Republicano del Ecuad-or (tgzq,
Manabf pasó a formar parte der Departamento de Guayaquii
cons-
tituldo por los cantones de: portoviejo, Jipijapa y t tontócriiti.

4.2 Población

En cuanto a su composición poblacional, está conformada


por
catorce cantones y sesenta y siete parroquias (23 urbanas y 43
rura-
les) que se distribuyen aro largo de lg.g00 Km.
con una-pobtación
de 956'896 habs. (INEC, proyección de ra pobración esrimada
1 982- 1985), de las que er 72vo
vive en er sector rurar y er rgvo en el
urbano.

Las ciudades más pobladas son: portoviejo (l76.76}hab.)


y
Manta (112.483 hab) y registra una densidad poblacional
de 44
habitantes por kilómetro cuadrado con un fndice
de 2.9vo en el
perfodo de 1985-2000. (Ibid)

4.3 hnrcnraagraria

La*grovincia de Manabf se halla ubicada en una región


claramente dividida en dos tipos de tenenos, aspecto
que influencia
directamente el tipo de estructura agraria que tiene.
La irimen zona,
corresponde de la parte norte de la provincia, clasificada
dentro de la
zona ecológica de bosque tropicar y, la parte
sur es zona de sabana y
bosques xerófilos.

. Sin embargo, toda la provincia entró en la modalidad de


siembra del cacao, para atender la demanda extema
del producto, en
48 Teresa Vósquez B.

aquella época cuando éste producto llegó a ser el principal rubro de


exportación.

Es asf que, al igual que en el resto del litoral,a mediados del


siglo pasado se integró a la explotación cacaotera, luego de que su
mayor rubro de expoftación agrfcola hasta entonces, habfa sido el de
las materias primas especialmente fibras vegetales como la cabuya;
la paja mocora y en menor grado la paja toquilla y el tabaco.
(Dueñas, 1986:63)

En ese sentido, al hablar de la estructura agraria de Manabf,


podemos añrmar que es la misma que comparte con el resto de la
Costa, donde la tenencia de la üena asume rasgos de extrema potari-
zación,detectándose una clara división entre aquellas propiedades
que no sobrepasan las 5 Ha. y que controlaban apenas el 37o de la
supefficie total de las tienas hábiles en el litoral y que representan el
46.7Vo de las unidades productivas; y aquellas de más de 500 Ha
que se encontraban en posesión del 41.4 Vo dela tierra y que.no
E
óbrtant constituyen solamente eLO.SVo de las unidades censadasl

De lo que se puede concluir que la mayor parte de la tierra se


hallaba concentrada en manos de pocos hacendados,'muy podenosos
y ricos, quienes obtenfan mano de obra mediante la sujeción del
trabajador directo y su familia -sembrador peón- a la gran propiedad
tenitorial.

Esta caracterlsüca define el panorama posterior que pres€nta Ia


provincia: una gran cantidad de tierras destinadas al cultivo del
cacao, al principio concentrada en manos de pocos propietarios que
sobre eüa levantaron grandes fortunas y la definición de una masa de
campesinos pobres, asalariados' que explotaban pobremente sus
parcelas, con productos para el autoconsumo; y después atomizada
en pequeñas y medianas propiedades por efecto de las polfticas
ejecutadas posteriormente.
Artesanío de manabl 49

La más importante de ellas es la lry de Reforma Agraria, con


la que a partir de los años 60 se da un giro en la caracterlstica de
posesión de tierras en el litoral, al evidenciarse un proceso de cre-
ciente minifundización. Proceso que va de la mano con la paulatina
cafda de las exportaciones del cacao que se iniciara a finales de los
años 20 y que se prolonga a lo largo de las décadas posteriores;
crisis que se mantiene alentada por ligeros repuntes y fundamen-
talmente la esperanza de muchos, de no perderlo todo.

Hacia los años 70, después de la expedición de la Ley" de


t 9, el
abolición del Trabajo precario y la aplicación del Decreto tggl
proceso iniciado con la Reforma Agraria se reafirma permitiendo
además la efectivización de un cambio en la orientación productiva
que se destina a la explotación de otros producüos como el mafz, ca-
fé, banano, arroz y otros cultivos de menor importancia y funda-
mentalmente a la actividad ganadera, para lo cual han destinado
grandes extensiones al cultivo de pastos.

4.4 Breve diagnóstico artesa¡wl de la ProvinciaLo

Sefun Rosa Ferrfn (Op. cit.),las principales actividades eco-


nómicas de la población manabita, siempre fueron: la agricultura,
caza, pesca, artesanía y elcomercio. Ibid, 1986: 18) (El subrayado
es mfo)

Actualmente Manabf registra un ZOVo de Población Econó-


micamente Activa (PEA). Conservando la misma caracterfstica de
mantener una primacla en la agricultura, pese a que durante los tilü-
mos años ha sufrido una aguda sequfa. Además el comercio que -
como se vio- ha sido una constante en su acüvidad económica y fi-
nalmente la artesanfa que es otra de las manifestaciones o estrategias
de supervivencia de esta población.

Como se habfa anotado anteriormente,la provincia de Mana-


bf, durante las últimas décadas ha sufrido un permanente e irrefre-
DU Teresa Vósquez B.

nable proceso de sequfa, lo que ha afectado notablemente el


rendimiento del sector agrfcola, principal fuente de recursos
económicos para esta población. Las estadfsticas revelan que en el
perfodo 1974-1982 el sector ha perdido aproximadamente un 32Vo
de su población activa. (CEPAR, 1985:28)
Itl
Esta circunstancia afecta de manera directa la capacidad de
ingresos de la población por lo que se ven abocados a desarrollar
otras estrategias de sobrevivencia, generalmente recurriendo a viejas
;,
tradiciones y a la práctica ancestral de este pueblo.
Ir
l!:
Asf, obsewamos las estadfsticas proporcionadas por el INEC
;
en su III y IV censo de población (1982), veremos que se ha dado
un giro de la economfa de subsistencia, volcándose al sector de
servicios y manufacturero. Asf se puede apreciar en el siguiente
cuadro comparativo:
ñ

Distribución de la PEA según sector económico

Sector r974 r982


Agric. 8l.97Vo 63Vo
Serv.
Manuf.
ll.4lVo
6.62 Vo
28.O4Vo
9.96Vo
r
Fuente: INEC, en CEPAR. 1983:30

Asf observamos que mientras la agricultura tiene una tenden-


cia a la baja, las áreas de servicios y manufacturas incrementan.
Algo que aparentemente, sería contradictorio en el marco de
at
desanollo industrial del pafs. En la práctica resulta ser una actividad
constante, de apoyo a la economfa familiar, aunque también vfctima f
de los caprichos del mercado que pone en riesgo la subsistencia de F
técnicas tradicionales y se enfrentaalanueva tecnología y el cambio
radical de las prácticas culturales de la población. [ür

t
A¡tesonla d.e, ma.no,bl 51

En el marco de la región,la tradición artesanal ha ido oonc,en_


trándose en ciertas zonas.

Por motivos metodológicos sólo se han tomado ciertos ni-


cleos de producción, sin que ello signifique que en lugares pequeños
o dispersos se mantenga vigente esta forma de subsistencia. A
conünuación se hará un detaile de las zonas de mayor importancia:'

. Calcera (Cantón Bolfvar), dónde se trabaja la paja mo-


con
. Colóny San lgnacio (Valle del rfo portoviejo), arte_
sanfa en cuero como: monturas, bridas, frenos y demás
aperos de montar.
. Picoazrí (portoviejo) se trabaja el sombrero de paja
toquillá
. Sotwte (portoviejo) se trabaja _o trabajaba_ la cerámica.
Al parecer esta actividad está en vfas de desaparición.
Se hacfan ollas, maceteros y distintos recipiéntes en
cerámica rudimentaria.
. Rocafucrre @ortoviejo): talleres de carpinterfa dedica_
dos casi exclusivamente a la fabricación de sillas plega-
bles.
. Puerto Cayo,Machalilla, h¡erto l_ópez,Bahfa de Cará_
quez, San Vicente y Canoas, son pueblos ubicados a
orillas del mar, donde se practicaba la artesanfa naval y
la pesca; ahora esta actividad ha disminuido radical_
mente debido sobre todo a la afluencia turfstica, lo que
obligó a trasladar la fueza de trabajo al área de ser_
vicios (restaurantes, hoteles, tiendas, etc.). En algunos
sectores sólo se mantiene la pesca artesanal, en especial
de la larva del camarón para lo cual utilizan la fuerza de
trabajo de toda la familia incluyendo la de los niños.

El más destacado centro artesanal, se encuentra en er cantón


Montecristi. Aquf se desarroüan varias ramas artesanales.
Artesanía de manabí 53

v
MONTECRISTI

La problemática artesanal de Montecristi, üene una estrecha


relación con la dinámica y factores extemos que de alguna manera
inciden en sus caractenzación. Por tal motivo a continuación se
abordará el contexto cantonal desde tres variables básicas: ecoló-
gica, histórica y cultural.

5.1 Antecedentes históricos del Cantón

Ya desde 1544 se üene noticias de la existencia de Motecristi.


Cieza de León lo describe como una de las comarcas encontradas
por los españoles a su arribo a la Provincia. Se lo conocfa entonces
con el nombre de Monte-Cristo. @errfn,1986: 12)

En su territorio se asentaban las parcialidades indfgenas de


Jaramijó, Levique y Capil (Ibid: l3). Su fundación definitiva,
según Herminda data de 1687, "al parecer -dice el autor- fue
fundada antes que Manta, pero al ser saqueada y destrufda tuvo que
retirarse al lugar donde se encuentra ahora." (1972: 17)

Es decir, aparcntemente el primer Monte-Cristo se fundó en lo


que actualmente es Manta y luego, acosados sus pobladores, por el
permanente saqueo de los piratas que durante cierta época atacaban
los Puertos del Pacffico, tuvieron que retirarse al lugar donde
actualmente está asentada.
54 Teresa Vósquez B.

Una vez en este territorio -se dice- tuvo una época de gran
florecimiento. A su ambiente pacffico se sumaba un agradable clima
y la disponibilidad de vertientes naturales de agua dulce, lo que
garantizaba una agradable estadfa. En Manabf fue considerada como
la Ciudad Imperial, donde residfan hombres de enorme poder eco-
nómico y polftico. La cuna de lo mejor de la aristocracia manabita.
Fue considerada la más rica, la más hospitalaria.

Su cercanfa al Puerto de Manta hizo que evidentemente, la


actividad comercial creciera enormemente, el Puerto se habfa habi-
litado por un corto perfodo (1864-1867), momento que fue apro-
vechado para la solidificación de inmensas fortunas y el levanta-
mienúo de la ciudad. (Velez, 1988: 92)

Tal fue su importancia que, durante este perfodo Montecristi


fue declarada la capital de la provincia. (Op. cit.,pp.92)

Pero la bonanza dura poco. Los historiadores señalan una


fecha fatal: el 15 de julio de 1866, cuando un voraz incendio la
destruyó completamente y pmvocó que sus comerciantes acaudala-
dos la abandonaran y se establecieran en Panamá, Tumaco y Guaya-
quil. (San Andrés, 1905).

Seguramente a más del incendio que habfa desvastado la ciu-


dad, debió haber existido alguna intemrpción del servicio de Puerto
para que se provoque tal movilización.

Pero Montecristi no sólo aparece como un asentamiento de


gran prestigio y poder dentro del contexto regional, durante esta
época.

Algunos investigadores sostienen que éste poblado ya cons-


titula "... el centro económico más importante de la provincia en
virtud de su desarrollo precedente que se plasmó en la existencia de
Artegonh d¿ monabl 55

una sostenida. agricultura silvestre y un alto fndice de producción


ganadera." (Velez, 1988: 91)

Con lo cual se demuestra que a mils de su clima agradable y


cercanfa al h¡erto, Montecristi fue una tierra fértil propicia para el
cultivo y la ganaderfa, otra fuente m¿ls de riqueza.

5.2 Duos generales. Cowetto ecológicoy social

Montecristi se encuentra localizado en las faldas del ceno del


mismo nombre, a 142 menos s.n.m. y a 14 Km del h¡erto de Man-
ta, en 80 grados de latitud Oeste.

Se caracterizaprla aridez de sus tieras, razón por la cual se


lo ha clasificado deritm delazona Monte espirnso tropical, donde se
cultivan productos de ciclo corto: fréjol,haba, mafz; además algunos
frutos cftricos y café, algodón y banano -en las zonas más bajas-.

Según algunos estudios (MAC, CRM: l8l) Manabf en


general y Montecristi en particular, posee una esFuctura agraria desi-
gual con bajo nivel de utilización del suelo, donde se hace indis-
pensable la inigación. Se le ha calificado oomo una zona de powenir
agrfcola, siempre y cuando sea sujeto de un programa intensivo de
reforcstación.

Desde el punto de vista vial, Montecristi al estar ubicado enre


las dos principales ciudades de la provincia, se halla atravesado por
la Panamericana, gran vfa asfaltada de primer orden que recibe la
circulación pennanente de transporte pesado, de pasajeros y parti-
cular. Importante aspecto q¡e como se verá posteriormente incide de
manera positiva en la comercialización de las artesanfas y en el
acceso de los turistas al lugar. .Más bien, al intemarse en las calles
del poblado se percibe la real situación de precariedad infraestruc-
tural de la que adolece la ciudad. No posee red de alcantarillado y
sus calles están plagadas de cerdos que comen, retozan y desanollan
56 TeresaVósqua B.

sus necesidades fisiológicas en üotal libertad. De atrf la proliferación


de moscas que sumado al olor fétido, hace que en algunos trayectos
sea imposible transitar con üanquilidad.

Demás está decir que esta circunstancia afecta de manera di-


recta en la salud de los pobladorcs del lugar, especialmente de los
niños que descuidadamente juegan en plena calle sin percatarse del
peligro que esto signiñca para su salud.

Asf mismo la vivienda, cafece de las condiciones mfnimas


panr una subsistencia digna. Muy pocas poseen SS.HH. y sólo al-
gunas disponen de poso sépüco o letrinas.

El agua proviene de una vertiente natural que está ubicada en


lo alo del ceno y que actualmente se encuentra casi seca.

De esta generalización se exime la parte más turfstica de la


ciudad, que es la que corresponde al parqüe central, donde se en-
cuentran las dependencias del Municipio, la Gobemación y las
famiüas más acomodadas del poblado. De eüo se puede colegir la
extrcma despreocupación de los poderes locales para proporcionar
mejores cqldiciones de vida a esta población.

Si este es el panorarna de la parte urbana del Cantón, laparte


rural vive una situación más extrema. Tan sólo se pude rescatar el
hocho de que posee una red vial de óptima calidad, dotada de una
circulación pemanent€ de transporte piblico.

El Can6n en general y el Pueblito en particular, gozan de un


agradable clima que registra temperaturas promedio de 22 grados
centfgrados. La época de lluvia empieza a fines de. noviembre y
termina en mayo.

Se encuentra localizado en una pendiente de7 a 14 grados de


inclinación.
Artesanla de monobl 57

Después de haber sido uno de los Can¡ones más gnndes de la


Provincia, actualmente se ha reducido a sólo dos parroquias: una
urbana -el Pueblito-, y una rural -Jaramijó, sector de playa -, con-
centrando al3.57o de la población de la provincia con 33.570
habitantes, de los cuales 8.190 residen en la zona urbana; y el rcsto
en algo más de 50 rccintos y sitios distribufdos en todo su tenitorio.

De lo antes expuesto se puede concluir que el Cantón gozade


un buen circuito de comunicación vial y de un gran porvenir agrfcola
y artesanal, siempre y cuando se le de el tratamiento adecuado a la
tierra. Además es un sitio muy bien ubicado para la
comercialización de la materia prima y de artesanfas elaboradas.

Los aspectos en contra son:

. La aridez y deforestación de la tierra que no permite el


desarrollo de un plan de producción de materia prima
dentro de los lfmites cantonales.

. I¿ainsalubridad urbana y rural, que incide en la salud y


desanollo de sus pobladores.

. Laescacez -casi absoluta- de beneficios que permitan


sustentar un nivel de vida digno para sus habitantes.

5.3. Datos poblaciornles

En cuanto a sus caracterfsticas sociales se puede anotar que es


un poblado de 31.986 habitantes (segrún Censo de 1982), mismo
que se disribuye de la siguiente manera:

Panoquiaurbana 11.528 G6.A4VI)


Conglomerado n¡ral 20.458 (63.95%)
58 TeresaVd.sque B.

Al ser un Cantón tan antiguo (1822) cuenta con un pasado


histórico de gran riqueza.

Uno de los hitos más relevantes es el de la creación de la


primera imprenta l:stimosamente fue imposible recuperarla fecha
exacta, perc se conooe que su autor fue el irdfgena Calixto Quijije, a
quien se le rinde justo homenaje.

El proceso de poblamiento del Cantón ha sido sumanente


regular. Entre poblamientos y abandonos, la ciudad en ciertos
momentos daba visos de un prominente futuro como el que se citó
anterionnente, pero de.spués se intem¡mpen y desaparecen, provo-
cando un constante empzar de "cero" y desarticulando su desa-
nollo.

5.4. Eútcación

Asf mismo en el campo de la Educación, según el historiador


Estrada (citado en Polit, 1983: 25), el 2 de Abril de 1 821 se fundÓ
en la población de Montecristi,la primera Escuela Fiscal de Niños
"Sucre". Más tarde en 1893 se constituye el Colegio del mismo
nombre. "En ese año regresó a Montecristi, su tierr¿ natal, el prcs-
ügioso educador Don Anlbal San Andrés Rebolledo. Los alumnos
que es esa época, recibfan clases en este prestigioso plantel eran de
Portoviejo, Manta, Batrfa de Caráquez, Chone, Rocafuerte, Santa
Ana, Calceta, Tosagua, Junfn, etc. (Op. cit., 125)

El tiltimo censo escolar (1983) al que tuvimos acceso, revela


que existen cinco Colegios en todo el Cantón que rcunfan un total de
915 alumnos (510 hombres y 405 mujeres); 8 escuelas fiscales
urbanas, 3l rurales, una de las cuales es particualr. En total 39 es-
cuelas en las que estudian un total de 6.292 alumnos (3.306
hombres y 2.886 mujeres); y I jardfn de infantes con 94 alumnos
(39 hombres y 55 mujeres).
Artesanla d¿ manabl 59

Es decir un total de 7.301 alumnos en una población total de


31.986 habitantes del Cantón que equivale al 22.82Vo de la
población escolar.

5.5. Fesrtvidades

Los eventos festivos del Cantón, de la misma manera que en


todos los pueblos andinos, se ven ligados-tanto al aspecto rcligioso,
como cfvico.

En Montecristi las fechas más relevantes coresponden pre-


cisamente a estos dos üpos: en Julio las Fiestas de San Pedro; en
Noviembre las de Cantonización y la más importante de todas la
Romerfa de la Virgen de Monserrate.

En vista de que esta última es la más destacada del calendario


y la más visitada por personas de dentro y fuera de la ciudad, asf co-
mo de extranjeros, a continuación se hará una rcfercncia más pun-
0¡al:

La Romerla de laVirgen de Monserrate

La Cofradfa de "Nuestra Señora de Monserrate" fue una de


las más antiguas y de las más ricas de la Provincia y hasta se podla
decir, del pafs.

Se dice que esta Cofradfa fue obsequiada por Carlos V en


1751. Su fama trasciende incluso las fronteras nacionales, pues el
Santuario era constantemente visitado "¡nr los navegantes del Pa-
cffico... porque los buques y veleros cuando venfan de Panamá o
iban hacia allá, hacfan escala en Manta para prcveerse de agua dulce,
leña y vfveres que era necesario conseguir en Montecristi, por ser
Manta un sitio despoblado y sin agua." (Polit, 1982:52)
Teresa Vósqucz B.

Para 1830 esta Cofradfa, además de diez mil cabezas de


ganado tenfa algunas arboledas de cacao en Bonce, Chone, Calceta,
Montaña de Mosca (Junfn) y tierras para cultivos diversos en otros
lugares. (Loor, 1976:93).

La devoción de sus feligreses se expresaba en la donación de


estos bienes y además en sendas ofrendas que consislan en "...oro,
plata, piedras preciosas... los moradores de Montecristi, de los cam-
pos y pueblos vecinos solfan regalar ganado y tienas que pasaban a
serpropiedad de la Virgen." (Op. cit.: 129).

Actualmente y por todos estos antecedentes es la fiesta de


mayor importancia no sólo para los habitantes del sector, sino para
la Provincia entera, inclusive zu fama ha trascendido a odo el pafs.

La afluencia de devotos es tal que en la fecha de la Romerfa a


la Virger¡ se forman inmensas columnas que se prolongan a lo largo
de las calles principales del poblado y haita llegan a la Panameri-
cana.

Como se puede apreciar es una época muy propicia para redimir las
deudas del espfritu y para los habitantes de Montecristi, la
posibiüdad de nivelar los negocios. Fructiferan los puestos de co-
mida, las casas de habitación familiar se convierten en hospederfas y
no hay quien deje de comprar uno que otro recuerdo tfpico del lugar,
es decir sus artesanfas.

5 .6 O r g anización S o c ial.-

El nivel de organización social se ve expresado en el tipo de


mecanisrnos que se emplean para aglutinar al grupo en favor de una
acción común para la consecusión de un objetivo o defensa gremial.

Para el caso que nos intercsa: la artesanfa, existen Íes agrupa-


ciones gremiales, la mayor de ellas la Asociación General de Arte-
Artesa,ntd d¿ monabl 61

sanos de Montecristi (AGAM), que es la más antigua y la que ha


logrado aglutinar a la mayor cantidad de artesanos pertenecientes a
las más diversas actividades artesanales.

Otra de reciente creacién' es la Asociación de Sastres y mo-


distas de Montecristi, qr¡e procura defender los intereses de su gre-
mio en particular. Y finalmente,la más pequeña de todas es la de
Artesanos Cabuyeros de Chonillo, la que se consütuyó a partir de la
clauzura de la fábriea de cabuya que trabajaba en este lugar.

Corno se dtF la mayores la AGAM, esa fue creada mediante


el Acuerdo No.473 de fecha 15 de Octubre de 1982 e inscrita en el
Departamento de Organizaciones laborales y Estadfsicas mediante el
Registro No. 14, foüo 36 No. 648 de 9 de Octubre del mismo año.

Actualmente dispone de un local propro y participan 52 socios


activos, artesanos, en su mayor parte calificados. De ellos once son
miembros de la directiva.

Los socios hacen un aporte mensual'de mil sucres que son


invertidos en el mantenimiento del lmal y en la creación de una Fu-
neraria que presta servicio social a los socios y sus parientes más
cercanos. También pr€stan servicios a la comunidad en general,
recabando por ello un ingrcso extra por zu anendamiento.

La AGAM debido aque es el más grmde organismo grcmial


de Montecristi,y pese a que carcce de malores r€cursos, ha logrado
cierta representatividad en el Cantón. De alguna manera ha logrado
viabilizar ayudas de distintos organismos nacionales e intemaciona-
les para brindar ciertos servicios a sus socios y a los artesanos del
Cantón en general.

Asf por ejemplo: cun¡os de capacitación, la realización de fe-


rias anuales de exhibición y venta de artesanfas y Encuentros de
62 TercnVd,equaB.

artesanos. Asf mismo cierto üpo de beneficios como aportes econó-


micos para la terminrción de la constn¡cción de la sede, entre oEos.

Sin embargo, hay quienes consideran que la AGAM defi-


nitivamente no ha cubierto las expectativ¡¡s que cada uno de los arte-
sanos del Cantón alberga. Asf por ejemplo, se expresan los si-
guientes criterios:

El bajo nivel culrunl y el no acceso a la autoeducación de los


anesanos de Montecrisü ha sido en su mayor parte uno de los
principales obstáculos para que alcancen una sólida orga-
nización clasista. Se han limitado solamente a realizar en
familia sus trabajos cotidianos...
También es una de las causas principales, para que el
producto de los artesanos no haya alcanzado el valor
monetario real que le corresponde y sea mal pagado...
Qntriago, l98l:30)
Esta cita expresa de alguna ma¡rera la inconformidad de cierto
sector de la población que considera ineficaz la labor de la Asocia-
ción, sin embargo se podrfa comentar que el retraso de la organiza-
ción no se debe al "bajo nivel cultural" ya que porel contrario, espe-
cialmente en el caso de los artesanos, es un grupo que posee un rico
bagaje de tradiciones, costumbres, prácücas, que son precisamente
la fuente que alimenta su trabajo; por otra parte tampoco se trata de
que "no tengan acceso a la autoeducación" poque ésta sugiere que
sólo depende de uno mismo el acceso o no acceso a mejores niveles
de instrucción.

Entendemos que problablemente el autor, quizo decir que los


artesanos no han consolidado su organización debido a un desco-
nocimento y falta de empeño porexplotarel recurso de la Asociación
para mejorar sus condiciones. Punto que se comparte en su tota-
lidad.
Artesonla d.e ¡nanobl 63

Efectivamente se hace imperiosa la necesidad de capacitación


y concientización de los artesanos sobrc sus problemas, además de
un proceso analftico de las posibles soluciones.

Por otra parte, y algo que debe enfrentar desde la penpectiva


de la presente tesis, es la evidente falta de representatividad de los
dirigentes, con respecto a los mismos artesanos. Una de las princi-
pales acusaciones que han surgido al interior de la organización es la
que alude a la acüvidad económica que desanollan sus lfderes, que
en la mayorfa de los casos es la de comerciantes que hace üempo han
abadonado los talleres.

En esa medida, se abre una gran brecha socio-económica al


interior del gremio, pues es bien conocido que los comerciantes de
artesanfas poseen ün mejor nivel económico y social que los
artesanos de base.

Esta situación provocó la salida del Presidente de la AGAM,


meses más tarde de mi permanencia en el Cantón. Pero, al parecer
no fue precisamente un aftesano quien le sustituyó en las funciones,
sino, unjoven estudiante universitario cuya actividad artesanal es
una panaderfa.

Esta información nos encamina sobre el tema central de la


tesis: la identidad. El gremio busca en sus dirigentes, no tanto aque-
ilos que pertenezcan necesariamente a la misma rama de actividad,
aunque ello sin duda es un requisito para integrar la organización,
sino que posibilite eso sf, la defensa de los intereses de la mayorfa-
Para ello es rcquisito la destreza y la suficiencia que el lider debe te-
ner, en el conocimiento de trámites y negociaciones con organismos
gubemamentales y no gubemamentales.

El otro requisisto
es que, el dirigente se encuentrc en la misma
situación económica que el grupo a fin de que sienta en came propia,
la necesidad de defender sus intereses.
64 TeresoVdsquez B.

De hecho, el ascenso social y el mejoramiento de la calidad de


vida durante la gestión, a qiterio del grupo, no siempre es "bien vis-
to". En muchas ocasiones se ha comprobado que los dirigentes han
sido presa de las manipulaciones polfticas y los malos manejos
financieros que han dado como resultado el alejamiento de la
dirigencia con respecto a los verdaderos objetivos que inspiran la
organización.

Utilizando nuestJo lenguaje, el sujeto entra en un proceso de


enajenación o alienación social, alejándose y fnalmente separfidose
del grupo. Es decir, la condición gremial no es el único aspecto
relevante para establecer identidades con el grupo, como sf lo es la
sinnción económica y social.

5.7 I-a actividad artesarul. Anteced¿rues

Los antecedentes más remotos son los que nos proporcionan


los vesügios arqueológicos de la zona. Es fácil'percibirque en pri-
mera instancia la misma cerámica es un testimonio vivo de la habi-
lidad de estos pobladores. A ello habrá que añadir el rico vestuario
con el que se fepresentan especialmente las figuras humanas: toca-
dos, trajes, accesorios, etc.

Por otra parte la re$ión es famosa por sus trabajos en cesterfa


y tejido en fibra de algodón y lana, que para entonces se habrfa
cónstiu¡fdo en un importante rubro de comercialización e intercambio
enue parcialidades irdfgenas ubicadas a lo largo del perfil costallero,
de dorde segummente les viene el apelaüvo de "mantenses", es decir
aquellos dedicados a la fabricación de mantas. (Ferrfn, 1986: 19)

Esta tradición, tanto en la elaboración de objetos artesanales


como la de expertos comerciantes y navegantes, se prolonga a lo
largo de la historia de la región.
Artesonío d¿ monabl 65

Es decir en las descripciones de los Cronistas se destaca que


los "manteñ6 tenfan ya fama de comerciantes y que pam este efecto
habfan desanollado las comunicaciones fluviales.

Según el Censo de pobtación de Manabf de 1865 (citado en


Op. cit.:33), & una población total de 4.484 habitantes que tenfa el
Cantón, 2.424 (ó4.05%) * dedicaban a labores artesanales; 101
(2,25Vo) enn comerciantes y habfan 8 profesores (0.087o).

En estos datos se expresa con:toda vehemencia la importancia


económica de la labor artesanal superior en mucho a las demás
acüvidades.

Las principales ramas artesanales de la época, -según la


misma fuente- entre oras eran: la cesterfa, el tejido de lana, tejido de
sombrero de paja t4oquilla, manufacturas en fibra de cabuya, etc.

De ellas destaca principalemten el tejido del sombrero, cuya


explotación comercial coincide con este perfodo ,-fines del siglo
XVIIII- a la que se ha denominadofase artesatul.

Otra rama que también tuvo su representividad fue la dsl


tejido en fibras naturales, particularmente el bejuco y la cabuya.
Hacia el siglo XVII incluso fue un rubro de exportación similar al
del sombrero de paja toquilla. (Op. cit.:21)

Esta tradición tan anaigada entre los pobladores de la zona de


Montecristi y sus alrededores, se prolonga hasta nuestros dfas, con
ciertas modificaciones, en particular en cüanto a que existe una clara
tendencia a la elaboración artesanal, pues en el comercio general-
mente intervienen agentes extemos.

Acn¡almente segrÍn datos proporcionados por Velez (1986:


93), se estima que un 4O7o de la población nonl se dedica a tareas
artesanales. Cabe aclara¡ que este porcentaje conesponde a aquellos
66 TeresaVósqua B.

quienes se dedican exclusivamente al uabajo artesanal. pero si se


añade a esta cifra, esa gran población -especialmente del sector rural-
que combina el trabajo agrfcola con el artesanal obtendrcmos un
porcentaje muy superior. pn efecto, no es desconocido que la sub_
sistencia en todas las rcgiones del pafs, se toma cúaveimás pre-
caria y el hombre recure a la práctica de diversas estraüegias de su-
pervivencia para redondearun ingreso que medianamente cubra sus
necesidades.

En Manabf y particularmente en Montecristi, _como ya se


y gmadertason catalogadas como
a¡¡otó anteriormente- la agricultura
actividades marginales, debido en gñn parte a la ausencia de tierr¿s
fértiles para tales firrcs.

La industria -en cambio- durante estos rfltimos años ha cobra-


do gran importancia. En el sector se han instalado una serie de
fábricas, debido en gmn parte a la facilidad vial con la que cuentan y
a la cercanfa tanto a la ciudad capital de la provincia: portoviejo,
como al Puerto de Manta.

Entre otras se puede mencionan La procesadora de café Solu-


ble "PRESCAFE 2", una industria de productos qufmicos: "DAN
QUMICA", Industria agrfcola maderera SA y planteles avfcolas.
Artesonla & manabl 67

VI
DIAGNOSTICO ARTESANAL DEL CANTONzI

Montecristi, a no dudarlo es un centro artesanal de prestigio,


como ya se advirtió. Aquf se desanolla una gnm canüdad de tareas
artesanales, orientadas principalmente al u¡rismo, aunque sin duda,
subsisten actividadeb que se las podrfa calificar de autóctonas y que
se fabrican para cubrir las necesidades inmediatas.

En total se ha registrado 23 puntos de actividad artesanal,


distribt¡fdos a lo largo y ancho del Cantón.

Al Norte: El Arroyo, Colorado y Jaramijó

Al Sur: Tohalla, Cárcel (de aniba y de abajo), Los Bajos


(de la Palma, de Afuera y pechictre). La pila,
Lagunas, Manantiales, El Jurón, La pampa,
Camarones, San Bartolo, piles, Unión patria,
Rfo de Caña,I¿ Solita.
Al Ese: La Sequita, pepa de Uso, Cerro de hojas,
Estancia Las Palmas, Guayabal, El Jaboncillo.
Al Oeste: Rfo de Manta y Chonillo

En cada uno de estos sitios, existe una especialización; asf en


algunos lugares se dedican al tejido fino del sombrero de paja
toquilla, en otros lugares realizan el mismo trabajo pero en diferente
calidad. Asf mismo hay sectores en que toda la población se ha
Te¡esaVósque B.

especializado en determinado trabajo, tal es el caso de La Pila, donde


se trabaja la cerámica, especiaknente lo que son réplicas arqueoló-
gicas; o Chonillo donde la imagen del Puebüto se caractefiza por sus
calles asfaltadas de cabuya secilndose al sol y el ruido del traquetear
de los telares.

Procurando hacer una primera clasificación de este conjunto


de ramas artesanales se procurará dividirlas entre la de tipo turfstico
o aquella que cubre las necesidades intemas, tendrfamos:

Ar tc sanf a p u a e I wr is t¡n

- En paja toquilla somblEtos, cafteras, paneras,aftfculos de-


corativos y adomos navideños
- Mocora caftefas, bolsos, sombreros
- Bejuco muebles en general, artfculos decorativos
- Cabuya Arlculos decoraüvos: almohadones, man-
teles, cortinas hainacas, tapetes' etc.
- Cerámica Obras creativas, réplicas arqueológicas
adomos, recuerdos, etc.

Artesanta Para conswrlo iüer no

- Cabuya -sacasdecafé
- l¿drillerfa l¿drillos, bloques para la consÍucción'
- Banilerfa Tinas, pipas, toneles, barriles, instru
mefitos musicales
- Carpiriterfa Muebles en general
- Hojalaterfa Cedazos, baldes, homos para asar verde
y garticularmente candiles
- Artesanfa naval construcción de embarcaciones, fabrica-
ción de redes y aperos para la pesca.

Aestashayquesumafaquellasactividadesartesanales
categorizadas en el árca de seruicios, por ejemplo la sastrerfa, salas
Ar-teso¿nl¿ &manobl 69

de belleza, me.cánicas, etc., que no han sido consideradas para el


prcsente estudio.

6.1 I^a artesanla en Mortecristi.-

Se conoce que el 19.5% de los habitantes montecristenses se


dedican de ma¡rera rinica y pennanente a la artesaúa (II Censo de Ar-
tesanal CRM, 1982), sin tomar en cuenta aquellos que realizan
manufacturas como acüvidad complementaria al ingreso familiar,
con lo cual ottrendrfamos un fndice mayor, talvezequivalente al 50
o ffi%o. Tómese en cuenta que en este porcentaje no se ha inclufdo
las tareas de recoleccién de las fibras.

En el mencionado Censo también nos brirda daos obtenidos


de una encuesta en la que nos permite observar en términos porconl
tuales, de qué manera está distribufda la actividad económica del
Cantón. Asf tenemos que de un total de 657 entrevistados en el
sec¡or urbano, las prirrcipales actividades son:

Actividad
Porcentaje

l. Elaboración de ladrillos 3l.OSVo


2. Manufacu¡ra en paja toquilla 14,1670
3. Elaboración y tejido de mimbre lO,66Vo
4. Elaboración de muebles 7,1570

A nivel rural igualmente se encuestaton a 647 personas de las


que se dedican a las siguientes tareas:

l. Manr¡factura en pqja oquilla 70,6370


2. Artesanfa en cabuya 9,748o
3. Carpinterfa naval 3,lovo
70 TercsVósqrwB.

Haciendo una evaluación de los dos sectores, encontnmos que, en


orden de prevalencia, las actividades más f€presentativas son:

l. Manufacrura,en paja toquilla


2. Elaboración de ladrillos (que se justifica por la aguda
sequfa $rc cada vez integra mils tenenos a la produc-
ción de ladrillos)
3. Artesarifa en cabuya
4- Elaboración de muebles de mimbre

Como se pude apreciar, estos datos nos permiten tener una


idea de la importancia. que la actividad artesanal tiene dentro del
panomma económico del Cantón, lo cual nos permite contarcon una
argumento más para justificar la importancia de este lugar como
universo de esrudio.

Sin embargo, en nuestra propuesta metodológica se habfa


planteado la necesidad de delimitar el análisis a tres de ellas, de las
que se destaca la de manufactura de paja toquilla, que además coinci-
de con ser una de las prácticas mils anüguas y la de mayor popu-
laridad como lo revela este censo, lo cual le da mayor relevancia al
caso seleccionado para los objetivos que perseguimos.

De esta manera, una vez conclufda la visión panorámica del


Cantón y sus caracterfsticas más sobresalientes, corresponde, aden-
tr¿rmos en laproblemática que hemos plateado inicialmente.

Es asf que pam iniciar nuestro aniilisis partir€mos precisa-


mente de la manufactura en paja toquilla, porlas razones ant€s argu-
mentadas, realizando un registro de su proceso de producción, para
ello a conünuación revisaremos cada una de las etapas que se deben
cumplir para obtener el producto final, poniendo énfasis de sus
antecedentes históricos, aprovisionamiento de materia prima, proce-
sos de elaboración, etc.
Artesanb de tnanabt 7r

Sin embargo antes de entrar en el t€ma es necesario hacer


hincapié en la condición de artesanos tejedorcs de fibra que tienen
los hombrcs de esa mna, raz6n por la cual haremos una feftrcrrcia a
la evolución histórica del tejido de fibras naturales de la que es parte
importante el tejido del sombrero de paja toquilla.

6.2 los antecedc¡xes del tejido enfibra

El manabita tierp fama de ser buen-comerciante y tejedor, por


ejemplo se dice que desde üempos muy antiguos a la Sierra se
llevaba "...sal, pescado salado, sombreros, carutstas y utensilios de
c ocina elaborados en paj a toquilla." (Ferrfn, I 986: 19). "[.os de Pi-

cuazá (sic) tenfan como ocup¡rción prirripal el comercio dela cabuya


y tejidos de algodón." (Op.cit., 19)

Al parccer el tnbajo de cesterfa tiene su mils antiguo pr€ce-


dente en el tejido de prendas de algodón, que además era un cultivo
muy importante en la épocdÍ'También se conoce que las clases
superiores se ataviaban con prendas tejidas en lana de llama. (Loor,
1937:32 en Ferrfn, 1986: 20).

Hay otros autorcs que conoboran esta tesis. Asf se


"probablemente el tejido empezó en la llamada época de
(Confederación Manteña), pues en diferentes ñgurines
piedra o cerámica, se puede apreciar que los hombres
tJ|i|ENTACI0f{
especie de protección en la cabeza - a manera de casco-
H¡S{g-YALA
haber sido hecho con este material -paja toquilla-." (
2r).

En el siglo XVI se da origen al tejido de sombreros de


toquilla y al parecer su explotación comercial se remonta a fines del
siglo XVil y principios del XIX.

Al respecto hay otras hipótesis que dan fechas, nombres y


anécdotas, sin embargo, para efectos de nuestro estudio interesa rc-
72 Tercsa Vósqucz B.

saltar que es una actividad centen¡uia que se mantierrc"hasta nuestros


dfas y que llegó a ser tari representativa como que la demanda del
mercado mundial con respecto al Ecuador se centraba en el cacao,
sombrero de paja toquilla, caucho, tagua y café. (Ferrfn, 1986: 46)

Sin duda, como lo comprueba el estudio de Rosa Ferrfn la


explotación de esta manufactura vino a fortalecer la conformación de
un artesanado por una parte y de una pequeña burguesfa comercial,
que basa su capacidad de acumulación en el tejido del sombrero.
(1986:30)

Con ello se grafica claramente la importancia de esla acüvidad


dentro del proceso de acumulación del capital en la Provincia de
Manabf durante los siglos XVm y XIX a la que se ha denominado
la Fase Artesanal. Ademils nos da una idea de la canüdad de cam-
pesinos que se vinculaban a ella, tanto en el tejido como en la
recolección y cultivo de la fibra.

Ello trajo consigo el enriquecimiento repenüno de muchos


comerciantes y exportadores que vinieron a conformar una nueva
clase, actores principales de su misma crisis posterior. Una vez
dueños de capital, invierten en la adquisición de üerras desinadas al
culüvo de otros productos de igual o mayor éxito que el de la paja
toquiüa, especialmen¡e el cacao, entrando a la Fase Agrfcola de la
e¡onomla manabita"

La privaüzación de estas üerras limita el acceso de los ca¡npe-


sinos a la materia prima y decae considerablemente su producción y
porotra parte el irrcremeno de tienas de cultivo mismo de poductos
para la exportación, demandan aburdante mano de obra que la pres-
tan prirrcipalmente los hombres.

Por otra parte, un elemento que aporta a la crisis es que el


contrabando de la fibra se habfa venido fortaleciendo desde hace
algunos años. La materia prima se la envfa a Penl y Colombia. El
A¡tesanta d¿ monobl 73

Gobiemo de tumo, preocupado por tal situación, en diferentes oca-


siones expidió decretos que sancionaban dichas acciones sin lograr
eficientes resultados, pues esta es una modalidad que se emplea
hasta hoy en dfa.

A partir de la década del40, el tejido del sombrelo decae. La


crisis de postguerra en todo el mundo, llega a afectar las economfas
familiares a tal punto que se deja de consumir artfculos sutuarios
como el sombrero. Con ello viene la nueva moda, que revoluciona
el atuendo masculino y femenino, poniendo en desuso este artfculo.

Por lo tanto el artesano que hasta entonces habfa encontrado


en éste, un medio de subsistencia, abandona la práaica y dedica su
tiempo a la realización de otras tatcas, especialmente la agriculura, y
en su a¡serria dada la dificultad de tnabajaren un teneno casi desér-
tico-, lamigración.

Pese a ello cabe aclararque en ningún momento se abandona


la práctica del tejido. Se mantiene, como hasta ahora, como una
actividad complementaria que permite al artesanado contar con un
ingreso extra que ayuda a la mantención, ya no con la expectativa
económica que les brindaba el saber que su producto era objeto de
exportación y con ello la gran demanda de trabajo.

6.2.lF;l Servicio Cooperativo Interamericano de Indusuias y Artes


Manuales (SCIAlvf)

En vista del apego que el artesano de Montecristi demuestra


para con el tejido de la fibra, hacia fines de la década del 50 .según
el investigador Sergio Velez- interviene el Servicio Coperativo
Interamericano de lndusuias y Artes Manuales (SCIAM), que per-
tenecfa a lo que entonces se conocfa como Punto IV. Equipa un
taller demostrativo y de producción en Montecristi con el fin último
de formar una Cooperativa de Ahono y Crédito. (1988: 97,98).
74 TercsVóqua B.

El SCIAM, forma parte de uno de los paquetes de ayuda para


el desanollo y ayuda para América Laüna de la CEpAL que, desde
su perspectiva busca incenüvar la formación de pequeñas empresas
en el campo artesanal de todo el pafs.

Tal es asl que, se sabe de su intervención, con iguales carac-


lerfsticas en otras provincias de fama artesmal como: Imbabura (San
Antonio de lbana), Otavalo, Cotacachi; en Tunguratrua en Salasaca
y en Cuenca, adem¿ls de Montecristi.

Se sabe que este organismo, interviene de manera efectiva en


la reacüvación de estos oentros artesanales, pu€s provoca innova-
ciones deñniüvas en la calidad y diseño del trabajo artesanal y con
ello incide de manera deñnitiva en el actual perfil de la artesanfa
orientando su producción a satisfacerun merca& de turist¿s locales
y panicularmente, debido a su intervención directa expresando gus-
tos mÍls propios del consumidor norteamericano. Un ejemplo
elocuente de lo dicho son los muebles de mimbre con diseños
ropicales.

La estrategia consisüó en rctomar el trabajo artesanal en las


fibras naturales: paja toquilla, cabuya y bejuco (o mimbrc) y darte un
toque "modemo" y "deseable" a los diseños.

Asf porejemplo en cabuya se empezó porestimular zu cultivo


incluso sustituyendo el tradicional cultivo de paja toquilla. Se
promovió el tejido de las "sacas" para el café y de artfculos de con-
sumo cotidiano como carteras, bolsos, sombreros, tapetes. (Op.
cit., pp. 98).

Con la paja toquilla se incorpora la fabricación de nuevos pro-


ductos, "dando origen a la confección de artfculos decorativos apa-
reciendo la lfnea de jugueterfa y de adomos navideños." (Op. cit.,
pp.e8).
Artesanle dc manabl 75

Con esta nueva perspectiva de la producción se da gran im-


pulso a la formación de talleres artesanales utüanos y la mano de
obra campesina viene a ser un complemento especializado en el
uabajo Msico. Porejemplo sólo tejen el sombrero pero no conocen
las técnicas del "acabado", es decirel femate, azacúo,despeluzado,
hormado, etc. Asf misno el trabajo de tejido con bejuco viene a ser
un patrimonio de los sectores urbanos y desaparcce en las zonas
rurales.

Por otra parte viene a darse un gñm impulso a la intervención


de comerciantes o intermediarios, tanto en la materia prima como en
el comercio de los prúuctos. Su actividad no sólo se remite al co-
mercio del sector rural al urbano, si no también del de otras Pm-
vincias a MontecrisÉ (Azpay y Cañar) y de Montecristi a los centros
comerciales de Quito y Guayaquil.

Estos comerciantes manejan el negocio a pequeña escala y no


intervienen en el comercio ext€rior, al parecer de esto se encargan
poqufsimas empresas que han subsistido a la crisis del sombero.

El caso de la comercialización del bejuco y la cabtrya, en paÍe


se exonen de estas pautas debido a que sufrren un proceso distinto,
mismo que se analizará postedormente.

" Para analizar este panomma a continuación se revisa¡á en su


proceso particular de poducción cada caso seleccionado, esto es:
paja toquilla (sombreros y juguetes), cerámica (piezas
arqueológicas) y banilerfa, además mueblerfa en mimbre y sacas de
cabuya. Sin embargo, se encontrarán desanollados procesos de
producción de otras ramas artesanales, no seleccionadas, pero
mencionadas en el diagnóstico general,lo cual hemos considerado
valioso, en el afan de dar al leCtor un panorama de la artesanfa en
este Cantón.
Artesanía d¿ ¡nanabí 77

vII
LOS PROCESOS DE PRODUCCION

7.1 Artesanía en paia toquilla

El nombre cientffico de la toquilla es Cardulovica pahruta que


según descripción del cientfñco Eric Wolf se "pat3ce a una palma sin
tfonco cuyas hojas en forma de abanico se levantan directamente del
suelo sobre un pecfolo largo..." (Woll 1975:471472).

Es una especie de n¡bérculo que se da especialmente en bos-


ques tropicales de las regiones occidental y oriental del Ecuador, en
lugares cálidos y hrlmedos y del Alto Amazonas. Pertenece a la
asociación vegetal higróftla que forma la selva tropical. Ocupa todo
el sector litoral que recibe abundantes lluvias; siempre y cuando el
terreno tenga suficiente drenaje.

Los terrenos donde se reproduce además son sectores cubier-


tos por espesa vegetación, con alturas de hasta mil metros sobre el
nivel del mar y que mantiene temperaturas superiores a los 25 grados
centfgrados y precipitaciones que sobrepasan los 1.700 mm. anua-
les. (Aguilar, 1988:7)

En nuestro pafs por lo tanto prolifera en la Provincia del Gua-


yas: montañas de Manglar Alto, Barcelona, Cadeote, Las Lomas,
Valdivia, Olon, Pedro Carbo, Isidro Ayora; y en la Provincia de Ma-
nabf en los sitios más bajos: Rfo de Manta, alrededor de Mon tecristi
78 Terc*Vósqtu B.

y en los sitios llamados Pile y el Aromo. También se conoce que se


da en la Provincia de Esmeraldas y en provincias de la amazonfa.

Aparentemente es una planta que se da en forma silvestre perc


la experiencia del hombre ha determinado una serie de estmtegias de
su cultivo para optimizar calidad y rendimiento.

Por ejemplo el que se debe sembrar en hileras a cuatto var:rs


de distancia entre una y otra a lo ancho y a lo largo. La planta asf
empieza a producir a los dos años y medio de sembrada y hay que
empezar a cortarla al principio cada treinta dfas, luego se puede
disminuir el tiempo, pero en aderante se lo hará en iguar perfodó.

Además -señala Marfa Leonor Aguilar- se observan las fases


de la luna. si le "coge la creciente o luna tiema, la planta se pondrá
raquftica y se morirá al efectuarse el corte de los cogollos." (l9gg:
42).

Prefieren sembrarla en lugares inclinados donde los rayos del


sol no hieran la planta durante la mañana.

Del corte, depende en mucho la calidad del producto, en es_


pecial del sombrero. Asf pues se dice que cuando el cogollo se corta
muy tiemo la paja resulta floja y el sombrero sale blando; si por el
contrario ha estado muy madura (muy "jecha" o "hecha"), jamás se
consigue darle otro color que el verde.

La única herramienta que se utiliza para la cosecha es un ma_


chete o cuchillo bien afilado.

En cuanto a su representatividad dentro de los esquemas de


cultivos tradicionales, según estudios del GENDES realizados en
1983, se conoce que hubo cerca de 70.000 Ha. sembradas para esta
época, lo cual ofrecfa más o menos 9 a l0 mil toneladas que luego
del tratamiento post-cosecha se reducfa a 1.150 toneladas de paja
Artesonfa dc ma¡wbí 79

seca. De esta'cantidad hay una gran parte -290 toneladas- que se


vende clandestinamente a los pafses vecinos, en especial al Pent.
(Hoffmeyer, 1988:4).

Como se puede observar esüa es una práctica que se mantiene


vigente en el transcurrir del tiempo. Asf, por aportes de los infor-
mantes, se conoce que en el recinto Barcelona (Prcv.del Guayas),la
población se dedica al cultivo y comercio clandestino de la fibra
hacia el Penf.

Además nos informan que la planta está en vfas de extinción,


en parte debido a que los ganaderos en el afán de incrementar sus
pastizales están quemando grandes exteruiones de paja.

7.1.1 hocesamiento de la fibra

Del productor pasa a manos de las "secadoras", ellas se encar-


gan del "desvene" o "desheche" o "esparcido", tarea manual para la
que se ayudan con cualquier objeto filo (prfas, espinos, gramil);
luego se procede al cocinado en ollas de barro para luego realizar el
"destile", que consiste en colgar la paja sobre cordeles por urn o dos
dfas de acuerdo a la intensidad de los rayos solares, preocupándose
de virar constantemente la paja para que se sequé por igual a los dos
lados. Una vez seca la paja se "sahuma" en un homo o cajón bien
cerrado en cuya base se encuentra un bracero de leña o carbón al que
se echa azufre para que la paja blanquee. Si es posible hay que
dejarlo en el homo durante todo el dfa aún a pesar de que se apague
el fuego. Con esto se termina la primera fase.

Una vez procesada la fibra pasa a manos del recolector mayo-


rista que a su vez vende el producto a otros intermediarios para
finalmente entregarla al tejedor, a través de las "pajeras" o vendedo-
ras de paja.
80 Teresa Vósquez B.

Gráfico No. I
PROCESO DE TRATAMIENTO DE LA PAJA

Productor secador desvene


coc¡nado
destile
sahumado

recolector
mayorista
I
I

intermLdiarios

pajeras
I
I

I
tejedor
I

t
acabador

Asf, una vez en manos del tejedor, se procede a un nuevo


tratarnienfo.

Este consiste en dejar secar al sol los cogollos de paja, ésta


bien seca se somete al "calibrado" de la hebra, es deci-r a seleccionar
la paja que sea del mismo grosor. Este procedimiento se lo reaüza
tomando la fibra entre los dedos pulgar e fndice e introduciendo la
uña del pulgar entrc las hebras, de tal ma¡rera que toda la paja quede
"pareja". De esto dependerá la calidad del sombrero que se fabrique.
l',,-.',rtir,

:-Ñ
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i:i;¡,
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.;:

El barril de muyuyo. El de uso cotidiano.

.. .y el "dedicado" al turista.
Artesanía de manabí 8t

7.l.?El tejido del sombrero

El norteameric arn tan inteli gente,lo


único que no ha Podido fabricar
son los muñecos de barro'Piezas
arqueológicas- Y el sombrero de
Mowecristi"
Alvaro Franco

La finura del sombrero depende tanto de la calidad de la paja


cuanto de la habilidad del artesano por realizar un tejido perfecto.
Para lograrlo se guarda ciertos "secretos" o más bien cuidados du-
rante la labor.

Asf, el tejido debe realizarse en horas de la madrugada -de


3:00 a 6:00 horas- o en la tarde o noche, cuando el ambiente refres-
ca, especialmente si es inviemo. Son dos las razones para ello: la
primera que cuando hace mucho calor al tener que humedecer más
continuamente la paja, hace que se negree y por consiguiente el som-
brero no es bien cotizado; la segunda razón es que las horas inter-
medias de la mañana y tarde se dedican a actividades mejor remu-
neradas.

Se teje con tres hebras, formando primeramente la "plantilla"


luego se sigue el tejido por puñados, es decir se recoge una porción
de hebras y se teje cinco carreras. Una ida es media carrera, el
regreso completa la carrera. Después se selecciona otro puñado para
rcalizarla misma tarea.
82 TeresoVósquez B.

La posición para el tejido es:

La persona reclina el pecho sobre la almohada. Entre el almo-


hadón y el sombrero se coloca un paño o algodón para evitar
el roce al tejer.

El trabajo dura de 30 a ó0 dfas, dependiendo del grcsor de la


pajay el grado de dificultad del tejido. Como se trabaja sólo ciertas
horas, cuando se deja el tejido hay que taparlo con un lienzo blanco
para que no se posen las moscas.

Una vez terminado el tejido se lava con detergente o jabón


azul. Nuevamente se "sahuma" y se entfega al "acabador" sin rema-
tar. Una vez en manos de este, se procede al asoque o remate, se
despeluza (cortar las hebras sobrantes) y se descorona (cortar los
remates de la copa del sombrero),

Luego se procede a poner el sombrero al sol y después se


"palea", es decir se coloca en grupos de cuatro sombreros sobre una
piedra asentada en la tiena y con un mazo de madera negra, que pesa
entre 12 y 15 libras o de l0libras -para los más finos- y de hasta 20
libras para los más gruesos, se procede a golpear el material con el
fin de lograr un tejido homogenizado. Para ello se pone azufre sobrc
la superficie de los sombreros y se los vira de lado y lado con el fin
de que todos reciban el mismo impacto.

A continuación se colocan los sombreros en horma y sobre


estos se pasa una plancha de hieno de más o menos l0 cm. de largo,
por las partes más amplias; una de 5 a 6 cm. para los filos y otra de 3
a 4 cm. para el sombrero fino o para "sacar amrguitas". Estas
planchas son calentadas sobre carbón y se destemplan en una tina de
agua. Si está muy caliente se aplica sobre el sombrero pero con una
tela fina.
El tradicional sombrero de paja toquilla, conocido interna-
cionalmente como "Panama Hat", es el orgullo del monte-
cri sten se.
Artesanla dc mana.bl 88

Finalmente se saca el sombrero de la horma, se welve a poner


azufre y se cepi[a.

Para darle la forma ñnal se aflica una goma que se extrae del
árbol del zaqte. Para obtenereste lquido, se mja la conee del ár-
bol y se deja que el lfquido -"la lechecia"- se "duema". Se ponela
sustancia a rcmojar y se mueve de vez en cuando pam que no se
"abombe".

Hay sombreros de todo precio; desde $5.0ülO0 hasta


$50.000,00 dependiendo del trabajo. Se logra rcoogermás o mems
500 docenas por mes (entrc Azuay y Manabf). Este material se
comercia en Quito y Guayaquil prirrcipalmente y un mfnimo porcen-
taje se exporta a los Estados Unidos a través de pequeños irtterme-
diarios. Aunque cabe hacer la misma reflexiór¡ que Hofrireyer hace
en su trabajo, y es que se desconoce la canüdad de sombreros que se
van en las maletas de los turistas que han visitado nuestro pafs. Este
serfa también rm mecanismo informal de exportación. '

Por otra parte en cuanto a la exportación se refiere, cabe


señalar que no exisrc la suficiente producción en el pafs pam cubrir
altas demandas como la del Japón y del mismo Estados Unidos.

El problema más agudo de la fabricación del famoso sombrcro


de Montecrsisü a criterio de los mismos artesanos es que, fuen de la
escacez y alto precio de la fibn,la uadición del tejido se va perdien-
do poco a poco; los más jóvenes ya no continiian en el mismo
trabajo. Al parecer ésta serfa una bomba de tiempo a cofto plazn.

En el Cantón, el tejido del sombrero se lo realiza en los sitios:


La Sequita, Pepa de Uso, Ceno de Hojas, Guayabal, Estancia de las
Palmas, Cerro de Hojas, Jaboncillo, Santa Rosa, Piles, Unión Pa-
tria, Rfo de Caña, Camarones, La Pampa, La Solita, San Bartolo, El
Arcmo ylagunas.
84 Teresa Vósquez B.

7 .1.3 Llneade artlculos menores y adomos navideños

Como se habla señalado esta lfnea de 'Jugueterfa" se inicia


hacia fines de los años cincuenta por iniciativa del SCIAM y se
extiende a todo el Cantón, especialmente en los sitios: los Bajos
(Pechiche, de Afuera y de Las Palmas), Tohalla, Camarones, La
Pampa, El Aromo, Jaramijó (en menor escala).

El proceso es más simple que el del sombrero y la fibra no


requiere poseer las mejores condiciones. Es decir, bien se puede
aprovechar los deshechos del tejido del sombrero. De attf que en la
mayorfa de lugares donde se teje éste, se teja los juguetes.

El rinicp procedimiento particular es el ünturado de los cogo-


llos en base a anilina.

Cada fundita de colorante cuesta $ 250,00 y sirve para un


máximo de diez cogollos. Se pone a hervír la paja con el colorante
disuelto en agua durante media hora y se mueve de vez en cuando
para que Ia tintura sea homogénea. Algunas personas le echan sal
para que fije el color. Después se enjuaga las fibras tinturadas y se
las pone a secar al sol; una vez secas se procede al tejido.

7.1.4 Comercialización de'la paja toquilla

- La comercialización de la paja toquilla tiene varias etapas que


se señalarán a continuación, previa la advertencia de que entfe una y
otra fase siempre se debe pensar en la presencia de los intermedia-
rios.

Asf en primer lugar, para la venta de la fibra en bruto, se


utilizan las siguientes medidas como unidad de venta:

un "ocho" igual a 112 cogollos (Austro)


. un "mazo" igual a 9ó cogollos (Costa)
AquÍ destaca la diferencia del acabado. Entonces, la dife-
rencia de precio.
Artesanía de manabí 85

Cada cogollo cuesta $250,00, pero de este no toda la paja es


útil, hay que hacer una selección para el tejido.

La segunda etapa es la de la venta de la fibra secada a los


tejedores, en la que el precio varfa de acuerdo a la calidad del secado.
Si es de óptima calidad, como para la fabricación de un sombrero
fino, el precio será de hasta 2.500 sucres por cogollo.

Finalmente, tenemos la etapa de venta del producto semia-


cabado a los azocadores o acabadores, quienes se encargan de darle
los detalles finales al sombrero. También en esta caso los precios
varfan de acuerdo a la calidad del tejido, a la puntada, a la "finura"
del trabajo. El precio promedio de un sombrero es de 1.500 a 3.000
para los más nísticos.

En la lfnea de artfculos menores el proceso de comerciali-


zación es más sencillo. Por lo general las mismas secadoras de paja,
son quienes fabrican estos artfculos, por lo tanto no hay etapas en las
que el producto pueda encarecer. Los artfculos que fabrican son
muy baratos, especialmente los más pequeños.

Se fabrica un sinnúmero de artfculos que tienen que ver con


las fechas festivas del año, que es cuando se perfila un mejor mer-
cado:

Para Navidad: campanas, coronas, noeles, recipientes colgan-


tes (bombillos), nacimientos.

Para Semana Santa: Huevos de Pascua

Además artfculos de uso común y que son factibles de vender


en cualquier época del año en especial en el inviemo cuando hay
mayor afluencia de turistas nacionales. Estos artfculos son: carteftN,
bolsos de playa, canastas, paneras, artfculos para mesa (indivi-
duales, porta-vasos, porta-servilletas), juguetes (anim ales, chines-
86 TeresaVósquez B-

cos, sombreros para muñecas, abanicos), accesorios de vestido -


cinturones, manillas, zapatos- (Hoffmeyer, I 988).

7.2lrcerómica

En una panoquia de Montecristi llamada La Pila, desde hace


algunos años se viene practicando el trabajo en cerámica, la que en
poco tiempo ha logrado gran renombre por su originalidad y calidad.

La Pila, es un recinfo que se encuentra a 20 minutos de Mon-


tecrisü vfa Guayaquil. Es un poblado de apariencia desértica que se
halla a la vera de la carretera principal. Aquf,las posibilidades de la
agricultura son escasas, por no decir nulas, y la gente se ha dedicado
al trabajo en cerámica especialmente a la fabricación de las tan
conocidas réplicas arqueológicas, que se vende a los turistas en las
calles principales de Quito, Guayaquil y Cuenca, muchas veces
como si fueran auténticas.

Esta labor ha proporcionado ingresos a estas familias desde


hace más o menos 2O o 3O años -no se puede precisar con exacütud-
. Al parecer el origen de esta producción fue el huaquerismo, pues
en la zona se conoce que existen o existieron vestigios arqueológicos
i mportantes, pertenecientes a la cultun m anteño -huancavilca. Enton-

ces se vendfan las piezas originales. Luego, la "viveza criolla" dio


origen a la fabricación de las piezas logrando muy buenas imitacio-
nes; inclusive estos artesanos llegaron a tener un verdadero manejo
de las caracterfsticas ffsicas de la cerámica correspondientes a cada
una de las culturas.

Por ejemplo aplicando ciertas técnicas en el homeado del


bano -que no son tinturas artificiales-, le dan el tono negro para la
cultura Manteña, para la Chonera el color café, rojo para la Bahfa,
etc. También realizan réplicas de las culturas Valdivia y Jama
Coaque. Inclusive se han dedicado series pomográficas en miniatura
que han sido un gran éxito en el mercado.
Los adornos navideños, como este ,,pesebre criollo',, tienen
mucha acogida entre los turistas.
Artesanía de ¡nanabí 87

Las reproducciones se realizan en base de la copia de ilustra-


ciones de rcvistas cientfficas especializadas en arqueologfa, publica-
das especialmente por el Museo Arqueológico del Banco Central.
También hacen uso de cualquier texto que se haya publicado con
estas imágenes.

Los detalles son imitados a la perfección, inclusive les dan el


toque antiguo provocando ciertas imperfecciones en la cerámica,
como roturas o piezas incompletas o desgastes en los rasgos y tex-
tura de bano antiguo obtenida del entenamieto de lapieza en tiena
húmeda durante algunos dfas.

El comercio de estas piezas llegó a tener mucha popularidad


tanto dentro como fuera del pafs, hasta el punto en que preocupó
seriamente, a los funcionarios del Banco Central, quienes decidieron
intervenir en la comunidad para reorientar esta práctica.

Para ello fundaron el Museo "Hemán Crespo" que funciona


pobremente en los locales del Colegio Técnico "La Pila", además
han motivado a los artesanos para que realicen también obras crea-
tivas, invitándoles a participar en diferentes encuentros, exposicio-
nes y concursos de cerámica creativa. Sin embargo ellos manüenen
fuertemente enraizada la actividad de las réplicas, pues es evidente
que tienen el respaldo del mercado turfstico.

Otra lfnea dentro de la cerámica en este recinto, -aunque no


mayormente desarrollada- es la de los recuerdos para bautizos,.matri-
monios, primera comunión, imágenes religiosas, floreros, etc. El
mercado para estos artfculos es fundamentalmente Portoviejo, Manta
y Guayaquil. Para ello se emplea una técnica más sofisticada que la
utilizada para las réplicas, utilizando ya no el barro, sino un derivado
del caolín y cociendo el material en homo eléctrico. la diferencia
más importante, es que estos últimos son producidos en serie.
88 Tereso Vósquez B.

7 .2.1 Proceso de Producción.-

El bano se obtiene en un lugar cercano a La Pila üamado San-


ta Rosa. Este se consigue a través de personas que bajan al recinto a
vender el barro o de lo contrario el artesano debe ir a recolectarlo
personalmente, lo cual no significa ningún esfuerzo extra, pues el
bano abunda en cualquier sitio de la comunidad.

El tipo de barro que se obtiene en este sector es el más


apropiado, tiene su[rciente plasticidad para el trabajo que se ejecuta.
La üerra se la mezcla con agua, se amasa y luego se la deja podrir al
sol durante una semana. Mientras más dfas, es mejor la calidad de la
arcilla que se obtiene. Entronces el barro está listo para usarlo.
a

Para elaborar las réplicas y las obras creativas se hace la figura


a mano, sólo la cara tiene un molde. Una vez realizada la pieza se
deja secar al sol el tiempo suficiente que requiera lapieza, esto de-
pende de la intensidad del sol y del tamaño del objeto -dos o tres
dfas-. Bien seco, entra en un homo de leña que consiste en un
agujero cavado en la tiena donde se coloca la leña como combusüble
y se lo cubre con la misma tiena. Para quemar adecuadamente el
barro se necesita temperaturas de 600 a 700 grados centfgrados. El
tiempo que se deja la pieza en el horno y la combustión con leña
determina la coloración del objeto. Después se pule y si es necesario
se lo vuelve a quemar hasta obtener el color que se le quiere dar.

7.3 Barrilerta y nnelerta

La elaboración de barriles, pipas, toneles, tinas, es una labor


que cubre las necesidades de un importante grupo de consumidores
de este sector. Aunque se ha tratado de darle un maüz atractivo para
el turista, aún se las sigue utilizando para su finalidad original.

No tiempo se viene reali-


se puede precisar desde hace cuánto
zandO este trabajo, pero aparentemente su uso es suficientemente
Las réplicas arqueológicas de La Pila que provocaron la
intervención del Banco Central.
Artesanía de ¡nanabí 89

antiguo como para haber cubierto las necesidades que ahora nos
brinda el plástico. Especialmente en lugares apartados donde es diff-
cil acceder o es inexistente el agua entubada y demás innovaciones
de la tecnologfa modema.

Por la caracterfstica de ser un trabajo que se realiza en madera,


la rama de banilerfa deberfa pertenecer a la carpinterfa, pero üene sus
especificidades.

La principal condición para el éxito de la fabricación de estos


artfculos es la de utilizar la madera que sea impermeable, cualidad
que con bondad ofrece el palo de muyuyo -cordía lutea-, mismo que
se encuentra en los alrededorcs de Montecristi, en las zonas de mon-
taña o en Jipijapa, Julcuy y cerca de Portoviejo.

Además se utiliza el pechiche, guachapelf y laurel, depen-


diendo del tipo de trabajo, el artfculo que se va a fabricar y el uso
que se le va a dar.

Sin embargo para el artesano que trabaja en esta rama, si se va


a destinar para la recolección de agua, opina que el muyuyo es el
mejor. Se da fácilmente como planta silvestre, nunca escasea, sólo
en temporada de inviemo pero no porque deparezca la planta, sino
porque es imposible ingresar a las zonas donde crece, debido a las
malas condiciones del camino en esta época del año. Otra de sus
virtudes es su ductilidad y suavidad para trabajarlo y no es caro,
cuesta $3.000 los 100 palos.

Actualmente la actividad se ha cbncentrado en Montecristi


urbano, existen 8 a l0 talleres, no hay mucha competencia; más bien
esta la hacen los artfculos de plástico que han venido a invadir el
mercado. Aún asf, atienden demandas del sector -especialmente en
épocas de cosecha de café- y de algunas provincias de la Siena,
especialmente Imbabura, donde se venden estos artfculos en las
ferias.
90 Tercso Vósquez B.

7.3.1 Proceso de Producción

Los palos de muyuyo vienen en atados y miden aproxima-


damente 50 cm., a estos primero hay que "cantearlos", es decir pelar
la cnfteza,luego se realizan los trazos para cortar las piezas que van
a formar el banil. Las piezas son curyas y se deben cortar con seru-
cho y pulir para que puedan ensamblarse unas con otras.

Después se une las piezas -cada una tiene más o menos seis o
siete cm. de ancho-, y se asegura o "azoca" con una cinta metálica
que se llama "suncho", la misma que se elabora en el mismo taller.
A conünuación se hace el "rebajo", es decir se igualan las piezas
armadas por dentro, para ello se usa el machete.

Para la base -o tapas-, una si es pipa, dos si es banil se cortan


cinco, seis y siete tablas- segtin el tamaño del barril-, y se las coloca
en forma exagonal. Se junta con clavos de dos puntas y se traza so-
bre estas una circunferencia que debe corresponder a la medida que
se repite exactamente seis veces en el borde interior del barril.
Luego se corta con sem¡cho dicha circunferencia.

Se coloca la base. Esta debe calzar perfectamente para evitar


que se filtre el agua; para esto, se afloja los sunchos, se coloca la ba-
se y se les vuelve a asegurar.

Para el acabado, se nivela la superficie exterior, ayudados por


una herramienta que se llama "guilleta". Primero se hace el rebajo en
forma vertical, luego en forma horizontal. Finalmente si se desea, se
baña el banil en bamiz y se pinta de negro los sunchos.

Un banil de 50lts. cuesta en el mercado $4.000,00, para éste


se ha invertido $2.000,00, en material y queda de ganancia los
$2.000,00 reslantes. Se obtiene una ganancia lfquida de aproxima-
damente $30.000,00 en un mes.
Los muebles de miembre son, después del sombrero de paja
toquilla, la artesanía más conocida.

El mayor éxito de esta especialidad es que el artesano puede


hacerle casi cualquier diseño. Sólo tiene que llevarle el
catálogo.
Artesanía de manobl 91

Son talleres de tipo familiar y se emplea la fuer¿a de trabajo


exclusivamente masculina, por ser ésta una actividad que demanda
esfuezo ffsico.

7.4 Hoialatería

La particularidad de este trabajo consiste en el aprovechamien-


to de las latas de desperdicio, sean de insecticidas, desodorantes,
conservas, etc. Con ellas se elaboran candiles de uso casero.

El proceso de producción de estos artfculos es bastante senci-


llo, puesto que la parte industrial se aprovecha de éstos deshechos,
de tal manera que sólo resta cortar y darle el acabado correspon-
diente. Algo de suelda, un mechero y en ocasiones una agarradera.

Estos candiles tienen muy buena venta. Se usan en los luga-


res apartados de la urbe, donde no se dispone de energfa eléctrica.
Ceneralmente aumentan las ventas en época de cosecha de café,
puesto que grandes cantidades de trabajadores deben desplazarse por
varios dfas a lugares donde no se dispone de infraestructura
necesaria.

La actividad se ha concentrado en Montecristi, aquf existen


dos talleres , que pertenecen a la misma familia, que abastecen el
mercado de Portoviejo. Los candiles por ser de consumo popular
también tienen un precio popular. Cada uno cuesta entre cien y cien-
to cincuenta sucres y tienen el mérito -para el artesano- de que
poseen una vida limitada, entonces la demanda es pennanente.

Además de esta lfnea de productos, se dedican en menor esca-


la a la elaboración de homos para asar verde -que han tenido muy
buena acogida-, baldes, ralladotes, etc.
92 Teresa Vósquez B.

75 Lacabuya

La cabuya o ógave americano, es una planta silvestre que se

da principalmente en terrenos húmcdos dotados de buen regadfo y de


clima templado o cálido.

Existen algunas clases de cabuya, la más usada para las labo-


res artesanales es la clsal, que se cultiva en la zona del litoral, parti-
cularmente se sembraba en las jurisdicciones del Cantón Montecristi,
Manantiales y Chonillo.

Para que la planta rinda de mejor manera, es decir para que


sus hojas sean más grandes, es necesario sembrarlas cuidando cierta
distancia entre unas y otras, con el fin de que las espinas de la una
no lastimen a la planta vecina y pueda extenders€ lo más posible. De
ahf que se recomienda que para su cultivo se debe sembrar a una
distancia de tres metros entre Sf y de dos metros de calle a calle.

La planta se da con bastante facilidad. Su mayor virn'rd es que


resiste fuertes variaciones de clima y no es necesario dedicarle ma-
yores cuidados. Se la puede sembrar en semilla, retoño o brotes.
Para utilizar sus hojas es necesario esperar cuatro años, Se la puede
sembrar cada arlo y tiene un ciclo de vida de diez.

Pese a las facilidada, ou, presta esta fibra en estado silvestre,


en Montecristi que es su centrc de producción, se puede apreciar una
total desaparición de sus cultivos. En parte debido a la sequedad del
suelo, pero también por falta de programas que se hayan preocupado
de reforestar o replantar la fibra.

La explotación de la fibra para la labor artesanal.apafentemente


tiene sus orfgenes en la época precolombina. Era una tradición
elaborar aperos para la navegación -cordeles-. En la época contem-
poránea, ie dice que fue iniciativa de funcionarios del Banco de
Fo¡¡ento quienes en 1956 invitaron a un ciudadano ibarreño, Pedro
Artesanía de manabí 93

Michelena, para que contrate personal e instale una industria cabuye-


ra. Para esto se contaba con la experiencia del sector de Rfo Bravo,
donde un Sr. de apellido Ampuero, habfa instalado una maquinaria y
explotaba con bastante éxito este recurso. (Gómez, 1988:24)

Sin lugar a dudas, por ser ésta una región donde se cultivaba
con gran facilidad la fibra, se prestaba para su explotación. Lo
mismo consideró el SCIAM, por tal motivo uno de sus objetivos fue
también el de incluir innovaciones en el campo de la cabuya; inclu-
sive dedicó en sus programas, la forestación o introducción de otras
zonas para su cultivo.

Finalmente se instalaron algunas industrias en el Cantón, una


de ellas, la más importante, se instaló en el sito llamado Chonillo.
Una fábrica llamada FIBRA, cuyo dueño era un ciudadano nortea-
mericano quien mannrvo la fábrica por cerca de veinte años. Cuando
él decidió vender su industria y pasó a otras m¿ulos, el nuevo dueño
no tuvo la preocupación de mantener buenas relaciones con sus
obreros, lo cual determinó una huelga cuyo resultado fue la diso-
lución de la fábrica.

A ralz de esto -hace tres o cuantro años-. la mano de obra


quedó libre y cada uno de los obreros, la mayorfa de habitantes de
Chorrillo, formó su propio taller; de ahf que cada casa del poblado
sea un núcleo de producción.

7.5.1 Proceso de Producción

Debido a la escasez de materia prima en el scctor, es necesario


adquirir la fibra a través de,intermediarios, que la traen de la Pro-
vincia de Imbabura, Otavalo. Actualmente el costo de la cabuya
desfibrada es de $12.000,00 el quintal.

El üpo de artfculos que se fabrican tiene mucho que ver con la


infraestrucfura de la que dispone el taller. Asf por ejemplo un taller
94 TeresoVósqwz B.

bien equipado con todos los implementos se dedica a fabricar "sacas"


para café. Quienes no poseen más que su fuer¿a de trabajo, se
dedican a confeccionar cordeles. En ambos casos la fabricación de
arlculos decorativos es una tafea extra.

En el caso de los talleres, que es la modalidad común en el


Chonillo, se emplea fundamentalmente la mano de obra familiar -
especialmente de mujeres y niños-, inclusive en temporadas altas se
requiere de la ayuda de los (as) vecinos (as) a quienes se les paga un
diario.

Principalmente se requiere un telar a pedal, una urdidora y una


bobinadora, máquinas bastante sencillas de fabricación casera movi-
das por electricidad o con motores de combusüble.

Una vez comprada la cabuya se la tiene a secar al sol, con lo


cual se reduce considerablemente el peso del quintal. Una vez seca,
se forman manojos de una libra cada uno y se les unta cera para
luego "peinarlos" sobre una tabla de madera que tiene colocada en la
parte superior un juego de clavos de 6 a 8 pulgadas cada uno, sobre
los cuales se azota la fibra para irla desmenuzando.

De esto sale una fibra delgada y fácil de urdir, luego pasa a la


bobinadora donde las mujeres van formando los hilos de la cabuya y
los van envolviendo en carretes grandes. Esta labor la hace una má-
quina de dos trenes que contiene ocho carretes que van girando
mecánicamente mientras la persona van envolviendo los hilos con
sus dedos.

Una vez formados los canetes pasa el tendido de los hilos a la


urdidora (un sistema complejo de más o menos cien carretes de hilo
de cabuya colocados en una estructura de madera de diez cafretes de
largo por diez de ancho), desde donde sc organizan los hilos para
envolverse en unos carretes grandes de madera (1 metrc de ancho
Artesanía de manabí 95

por 25 cm. de'diámetro), desde donde pasa finalmente al telar para


tejer las sacas.

Diariamente se produce entre cuarenta y cincuenta sacas que


se venden a $600,00 cada una. Pero generalmente se comercia la
tela por metros a personas que se dedican exclusivamente a terminar
las sacas y negociarlas con las exportadoras de café en Manta.

La producción de cabuya tiene también sus viejos antece-


dentes, al parecer corre igual suerte que la paja toquilla, aunque esta
tuvo siempre mucha menos importancia.

La fibra en 1.614 se utilizaba principalmente para la elabo-


ración de jarcias (cordeles) usados en los navfos; para 1.747 la pro-
ducción de pita torcida (similar al cordel) era de 70.000 lbs.
(Dueñas, 1983: I l8)

7.6 Artesanía en bejuco (mimbre)

Desde siempre el bejuco se mantenfa como fibra destinada a la


tejedurla de canastas, tradición que se mantuvo hasta hace muy po-
co, pero ha ido cediendo espacio ante la utilización de la fibra para la
fabricación de muebles de "mimbre" y ante la cada vez más aguda
carestfa del material de la zona.

El bejuco -mal conocido como mimbre- es una planta trepa-


dora que se da en las zonas cálido-húmedas del Litoral, especffica-
mente en ecosistemas de selva. Es la rama joven descortezada del
arbusto de la familia de las Salicácias.

Anteriormente esta planta abundaba en la Provincia de Manabf


especialmente en Calceta, Junfn, Chone, El Carmen; pero por efec-
tos de la misma sequía por la que atraviesa la Provincia y por la tala
indiscriminada de los bosques, prácticamene se ha extinguido.
96 Teresa Vásquez B.

Para aprovisionarse de la materia prima, cl tejedor de bejuco,


debe contactar con comerciantes que traen la fibra desde Chontaduro
(Provincia de Esmeraldas), lo cual incide dircctamente en el costo del
producto.

El quintal de bejuco en la actualidad cuesta $6.000 sucres del


cual es sólo aprovechable el 25-3OVo, ya que se debe comprar el
paquete cerrado y el material viene mezclado con lodo y ramas, que
en el proceso de secado que tiene que realizar el tejedor, deben ser
deshechados.

La escasez de la fibra por una parte y el alto costo de la misma


por otra, ha incidido directamente en el diseño de los muebles, pues
el artesano prefiere tejer aquellos que requieran de menor cantidad de
fibra para bajar los costos.

Para contrarestar en parte éste problema, muchos artesanos


han optado por realizar tejidos en otas fibras, sqa en mocora (que no
siempre es útil para todos los diseños que se realizan en bejuco), sea
en plástico o hasta en una imitación de mimbre que es elaborada con
cartón torcido (en Quito).

Sin embargo de ello, aún existen en Montecristi urbano. Por


apreciaciones de los mismos artesanos, se calcula que existen
alrededor de 300 maestros dedicados exclusivamente a ésta tarea. A
ello habrá que añadir aquellas personas que uabajan como operarios
tanto en la parte de estucturas metálicas como en el tejido mismo.
Además se deberá incluir la participación familiar, que sigue siendo
un sustento importante de la producción artesanal de esta nma"

Al parecer, de acuerdo a los antecedentes con los que se


cuenta, el trabajo de los muebles de mimbre, se inicia hacia fines de
la década de los cincuenta con la promoción del SCIAM, lo cual por
una parte abrió un gran campo de producción artesanal, tan impor-
tante que hasta hoy en dfa, pese a la escacez, sigue siendo el sustento
Artesanía de manabí 97

de muchas familias; pero el uso intensivo de la fibra y la ninguna


consecuencia de la explotación indiscriminada de la misma, ha
provocado su actual crisis.

Coincide, a juicio de los entrevistados, que la escacez de la


fibra empieza desde hace ya unos veinte años y hasta el momento no
existe preocupación alguna ni de organismos privados, ni estatales
para corregir el desabastecimiento.

Sin embargo estos artesanos mantienen la llnea de trabajo,


aunque para ello tengan que elevar constantemente los precios, con
la gran ventaja de que existe un público consumidor que pese a ello,
siguen comprando estos muebles.

7.6.1 Proceso de Producción

El proceso tiene dos momentos, cl primero que es el trabajo


de cenajerfa para la fabricación de estructuras metálicas y el segundo
que es el tejido propiamente dicho.

Para el primero se debe adquirir varas de hierro, sea en Manta


o en Portoviejo. Los precios varian. de acuerdo al tamaño y al
grosor de la varilla. Por ejemplo un tubo de 314 y 6 metros cuesta
$1.700,00, una de l2 metros y de 8-10 mm., cuesta $1.250,00.

Es conocido que el precio del hierro es muy variable, espe-


cialmente durante los últimos años ha ido en un proceso irrefienable
de aumento de precio.

Para la construcción de la estructura metálica se requiere de las


siguientes herramientas: una soldadora, soplete, transformadores,
dobladoras v herramientas menores.
98 Te¡zsa Vósquez B.

Este es el proceso básico para la elaboración del mueble, pues


de esto depende en parte la calidad del producto, -durabilidad,
cualidad estética y diseño-.

Para la creación del modelo se siguen principalmente las


indicaciones en un catálogo -si es que se trata de un pedido especial-,
de lo contrario la producción normal se b¿sa en algunos modelos que
ya han provado su popularidad en el mercado, es decir el tfpico
diseño tropical: mecedoras, juego de comedor para jardfn, juegos de
sala y algunos artfculos decorativos como bares, porta-revistas, etc..

Para el tejido se utilizan las siguientes herramienus: tUeras


para cortar las esterillas, punzón para abrir o apretar el tejido, poda-
dora para cortar los metales, martillo liviano usado para los montan-
tes, cuchillo de hoja rfgida para cortar hebras gruesas, taladro con
varias brocas y escofina cuando el trabajo es sobre madera.

De acuerdo al modelo y a la superficie donde se aplique el te-


jido, este puede variar de estilo. Asf tenemos el compacto (para
tejidos llanos), calado (transparente), esterillado (pimienta), gufas o
montantes, hebras para envolver (liar labores).
El tiempo que se emplea para la fabricación del mueble,
depende de la cantidad de personal con el que se cuente. Para la
soldadura y fabricación de la estructura metálica por lo general se
demora un dfa y de un día a dos para cl tejido de un juego básico de
muebles de sala.

Los principales centros de comercialización son Quito


mercado de Santa Clara- y Guayaquil. Además hay una pequeña
cantidad que se negocia en el poblado especialmente para cubrir la
demanda de los turis¡as y de clientes de Manta y Portoviejo.

Muchos talleres han optado por tener bajo su control el aspec-


to comercialización, para con ello excluir la participación del interme-
diario. Para ello el primer requisito es contar con un vehfculo -
Artesanía de ¡nanabl

camioneta- que facilite el transporte para lo cual se necesita cierto


nivel de ingresos.
Artesanía de manabí 101

vur
LAS RELACIONES DE PRODUCCION

En cuanto al tipo de población que se dedica a estas tareas,


cabe resaltar que exist€ un alto porcentaje de mujeres, en particular a
nivel rural y en las especialidades que requieren el trabajo de tejido
(paja toquilla, cabuya, mocora, mimbre). Muy en especial se
dedican al diseño y fabricación de artfculos decorativos y de moüvos
navideños -en el caso de la paja toquilla- y en general en tareas que
no entrañan mayor esfuerzo ffsico.

La tarea del tejido se desanolla en los momentos de descanso,


cuando ha cesado la actividad del hogar o de la agricultura. Estos
son los momentos propicios inclusive para integrar al trabajo a los
niños -en la tarde después de su jomada de estudio-, lastimosamente,
a pesar de que estas tareas forman parte de su socialización, en la
mayorfa de casos es abandonada una vez que los niños se convierten
en jóvenes. Sus padres prefieren que se esfuercen por obtener
alguna profesión que sea más rentable que la del artesano, 1o cual
pone en peligro de desaparición a csta nof;le actividad.

Ello se corrobora, cuando se obtienen las respuestas a la


pregunta sobre si sus hijos continuarfan con la labor de los padres.
Ellos contestan que prefieren que busquen otros medios de
subsistencia. En sus palabras:
r02 Teresa Vósquez B.

Antes yo decfa: porqué no enseñarel trabajo a los hijos?, pe-


ro ahora nre doy cuenta que ellos necesitan aprender otro ofi-
cio. Ahora vcmos cómo se sufre y cómo escasea Ia materia
prima. Llegará un momento en que ellos ya no tengan con qué
trabajar y tienen que dcf'cnderse en la vida. "(Manuel Man-
tuano).
Los hombres adultos por el contrario, gracias al apoyo de sus
mujeres e hijos, se especializan en diferentes fases de la producción
a la que dedican pocas horas del dfa, pues la mayorfa del tiempo lo
dedican a la agricultura y al comercio tanto de productos artesanales
como agrfcolas.

Como se puede apreciar la base de producción es la fuerza de


trabajo familiar. La modalidad de talleres -como forma organizada
de producción que incluye cierta infraestructura y el contrato a
operarios- es más caracterfsüca de los sectores urbanos.

Prácticamente se ha eliminado la modalidad de aprendices de


taller, como tradicionalmente se usaba23.

En el caso del sombrero de paja toquilla se ve una mayor


complejización de las relaciones sociales, dadas las condiciones del
proceso que implican varias etapas que van desde el blanqueado de
la paja hasta los acabados del sombrero, para las que se cuenta con
sus respectivos especialistas.
Artesanfa de manabl 103

IX
LA ARTESANIA COMO ELBMENTO
MEDIADOR DE IDENTIDAD

Luego de haber revisado los procesos, cabe llegar a la inter-


pretación de su función para probar la hipótesis fundamental de este
trabajo, de que la artesanfa es un elemcnto mediador de identidad
denuo de la realidad.socio-cultural de Montecristi.

Como se habfa propuesto en la Metodologfa, de todo este


material, que era necesario detallarlo para tener una idea del contexto
artesanal del Cantón, en primera instancia, se eligieron las tres ramas
artesanales sobre las cuales se ejercitará el proc'eso de anáIisis suge-
rido, estas pertenecen a las categorfas: artfstica, en decadencia y
mediadora de identidad (Éplicas arqueológicas de La Pila); utilitaria,
en decadencia y mediadora de identidad (Baniles de muyuyo);
artfstica, en recuperación y mediadora de identidad (sombreros y
juguetes de paja toquilla).

En el marco teórico se sugirió que existen dos momentos en la


determinación de las ldentidades a través de la artesanfa. Laprimera
que se afirma en la oposición o relación con un otro diferente que
ratifica las especificidades del grupo; y la segunda que es interpretar
la identidad del otro para construir la suya, de acuerdo a intereses
preestablecidos, es decir la "etnicidad reconstrufda".

Así, aplicando las dos posibilidades a los casos elegidos,


podemos observar que los momentos propicios de aplicación se
encuentran, para el caso de afirmación de identidad, en el proceso de
104 Teresa Vósquez B.

producción del objeto artesanal, en la medida que éste reproduce o


no los parámetros culturales del grupo que lo crea.

Para el caso de la etnicidad reconstrufda o recreación de su


identidad para el otro o el extraño, en el producto terminado y el
consumidor al que está dirigido, lo cual le permite en cierta manera
exito en el mercado.

Asf, analizando caso por caso tenemos que en cuanto a las


manufacturas en paja toquilla y sus dos especialidades: la 'Jugue-
terfa" y el sombrero, primero existe un fuerte sentimiento de partici-
pación y pertenencia de los ejecutores de las distintas fases, en el
producto acabado, y segundo, se üene muy bien identificado el tipo
de consumidor para el que se destina la producción. Tomemos
como ejemplo el sombrcro de paja toquilla.

El proceso de producción se ha dividido en varias etapas de


las que se encargan personas distintas. Una persona seca la fibra y
la procesa, otra teje y por fin llega al acabador que es quien se
relaciona con el intermediario final para la venta al por mayor o
directamente con el consumidor en su taller.

Esta división del proceso, aparentemente harfa que en el


transcurso se vaya perdiendo el factor de identidad (como pertenen-
cia al grupo) que puede tener la creación artesanal para el artesano
que domina todo el proceso. Sin embargo, es interesante observar
que en esta división lo que se logra es extender a más actores, hasta
a aquellos que realizan las tareas más humildes, la coparticipación en
el objeto acabado.

De esta manera se puede apreciar que, en desmedro de perder-


se el factor de identidad de tejedor, se reproduce, permitiendo ade-
más que al utilizar los desperdicios de la fibra del sombrero, puedan
convertirse en productores de objetos más pequeños, pero aquf si,
acabados, derivando nuevas lfneas de especialización artesanal.
Artesanía de manabí 105

Además es preciso anotar que de todos modos, estas personas


que no son dueñas del producto final, también reclaman su nivel de
participación o "autorfa", impresa en el tipo de tejido, la calidad y la
armonfa del trabajo semiterminado. Este es el caso de las tejedoras.

Naturalmente, de esta generalizaciÓn se debe exclufr a los in-


termediarios, cuya actividad comercial es un ámbito bastante dife-
rente del que se pretende enfocar en este estudio.

Para la segunda posibilidad, es decir para la creación de una


imagen para el extraño o "etnicidad reconstruida",las tejedoras entre-
gan al "acabador" un tipo de somblero base, sin una forma definida.
Este paquete una vez en sus manos, se destina a diversos conductos
de comercialización. Uno es a través del intermediario que dirige los
sombreros acabados y en serie a distintos almacenes, locales, nacio-
nales o en el extranjero. La otra modalidad es la de vender en el
propio taller a donde acude el comprador aficionado en busca de algo
original y más barato. En este caso se le recompensa con un gesto
galante de permiürle escoger el tipo de sombrero que prefiera eligien-
do el modelo que más le agrade, para lo cual consultan un catálogo -
generalmente de pubücaciones extm¡:tjeras-.

Esta modalidad ha permitido que los "acabadores", puedan


identificar los gustos que se ponen de moda en el mercado y por lo
tanto los que serán más vendidos. También les ha permitido ejercitar
una habilidad para identiftcar el tipo de personaje que requiere el
sombrero y con ello el modelo que mejor le sentarla de acuerdo a sus
caract€rfsticas ffsicas y finalidad.

Aquf se evidencia la pericia con la que estos artesanos manejan


la imagen del ot¡o y a través de esta, la de sf mismos, plasmada en el
ejercicio de una relación cara a cara con el comprador en la que se
pone en juego no sólo su arte de "acabar" el sombrero, sino, el arte
de identificar a las personas.
106 TercsaVósquez B.

Todo esto en el marco de un intercambio social en el que cada


sujeto ocupa su lugar. Cualquiera que incurra en una contravención
de los códigos, las maneras y las reglas, desequilibra la relación e
incomoda a uno de los dqs interlocutores. Por lo general a quien
esté más sujeto a la normatividad, que en este caso a no dudarlo será
el artesano.

Será muy raro encontrar un artesano que use el tipo de som-


brero que fabrica para la venta. En todo caso, empleará uno de dis-
tinto diseño y de calidad igualmente diferente. Por lo general el
campesino de Montecristi utiliza uno elaborado en mocora (paja
gruesa a manera de cintas) de estilo "cow-boy", que no es para la
venta.

Otro ejemplo nos brinda el trabajo en la lfnea de producción


denomlnada'Jugueterfá", e¡i la que se produce toda clase de figuras'
sfmbolos y evocaciones propias de cada fecha, considerando que
ninguna de estas es realmente para uso de ellos mismos, es de su-
poner que están fabricadas para un determinado tipo de consumidor.

Ello se hace más evidente cuando por simple observación se


puede notar que ninguno de los hogares comunes de Montecristi
utilizan estos adomos para tales fechas. Lo más probable es que por
ejemplo, en Navidad en estas casas se encuentre nacimientos cons-
trufdos con figuras de yeso o plástico pero no de paja toquilla.

En estos ejemplos podemos apreciar claramante las dos lfneas


de interpretación propuestas. El artesano, para lograr un mayor
éxito en el mercado, ha utilizado el gusto y las costumbres del turista
local promedio y hacia ello orienta su producción. Ha creado una
estética, una imagen y una calidad de producto vendible pero no re-
presentativo de sus tradiciones o cultura.
Artesanla d¿ ¡nanobl LO7

Para sl'mismo guarda el conocimiento, la habilidad' la


destreza de la técnica del tejido y la utiliza para identificarse como
gremio y como tejedores expertos.

F;nla cerómica de l^a Pila econtramos un proceso algo


distinto, conformado por otros componentes a los de la paja toquilla.
Fundamentalmente este consiste en que pese a que el uso de la
técnica de la cerámica no es una habilidad heredada de sus más
inmediatos predecesores, si 10 es de un pasado más remoto como el
de las culturas preincásicas, aunque de ello ya no exista memoria,
perc tenemos sus vestigios, como prueba de su existencia.

Esto es fácil comprobarlo. [¡s habitantes de esta parroquia


tienen la fama de "huaqueros", debido a que en su tenitorio perma-
nentemente se encontraban piezas arqueológicas desperdigadas por
el camino. En un principio el negocio fue vender las originales.
Luego surge la idea de reproducirlas de la manera más exacta
posible.

En sus palabras:
... en la zona se han encontrado innumerables piezas
arqueológicas c¡lturas prehispánicas, muy cotizadas en el
mercado, especiálmente para turistas, luego se pensó que po-
drfa ser un buen ingreso hacer las réplicas. (Luis Quijije,
ceramist¿ de La Pila)

En este proceso de perfeccionamiento, se convierten en


diestros artesanos que manejan a la perfección la técnica de la cerá-
mica, con el aval de que para su trabajo recogen su herencia histórica
autóctona de la que se han re-apropiado por necesidad, lo que se
expresa en el manejo de los colores y los diseños que habfamos
mencionado anteriormente.
108 TeresoVósqucz B.

Es interesante observar la destreza y seguridad con la que


describen estos detalles al entrevistador. Asf por ejemplo en el ma-
nejo del color:

Uno sabe bien que la cultura Manteña es color negro, la


Chorrera es color café y asl por el estilo. Hay también una
Jama Coaque, Bahfa, según las culturas.

Aurque sn algunos cÍlsos esta actitud haya rayado en suponer


la ingenuidad del ot¡o, como lo demuestra el siguiente texto:

Estas pasaban como auténticas (las réplicas), hasta que, según


los relatores, un dfa se les ocunió hacer el busto de Don Eloy como
pieza arqueológicay por supuesto cayeron en el engaño.

Observando esta actitud, algunas instituciones involucradas en


el área arqueológica, vieron que ello no resultaba muy ético: el ven-
der estas piezas como originales constitufaun engaño al comprador y
una burla al patrimonio cultural.

Pese a la ceruura que ello pueda metecer, para nuestro estudio


resulta el mejor ejemplo para definir el manejo de la imagen del ot¡o
para reafirmar la identidad del grupo. Al fabricar estas ñguras de-
muestran una suficiencia en el conocimiento tanto de las carac-
terfsricas de la cerámica precolombina, de la técnica que emplean, asf
como también del mercado turfstico y los gustos del extranjero.

A ello habrfa que sumar el hecho de que es un proceso de


reapropiación de su pasado histórico para enfrentar el presente.
Es el caso de una artesanfa aftfstica, en recuperación, y
mediadora de idenüdad grupal en el sentido de apropiación de su
patrimonio histórico, del manejo y suficiencia en los detalles de estas
piezas y en la idea que se hacen del comprador ingenuo que quiere
creer en la autenticidad de esta artesanfa exótica que de ninguna ma-
nera desmerece la habitidad de estos artesanos.
Artesanla, d.e manabí 109

Finalmente tenemos el caso de los Baniles de muyuyo. Aquf


contamos con algunos elementos de identidad grupal, que refiere al
subgrupo de los hombres del hogar. Este es un arte heredado desde
generaciones atrás. Al ser un trabajo que requiere del trabajo duro
de los artesanos desde la recolección de la madera hasta el azoque de
los baniles, es de hecho una tarea de hombres.

En esta práctica artesanal, aún se mantiene la estructura de


taller familiar, en la que los hijos aprenden del padrc y ayudan en el
trabajo.

Contrariamente a 1o que se aprecia en las dos prácticas ante-


riores, en la fabricación del barril no existe un dominio del gusto del
consumidor. Al contrario, parecerfa ser que se vio envuelta en la
"fiebr€" del resurgimiento de la artesanfa montecristense.

Hay algunos elementos que nos llevan a afirmar esto. En


primer lugar porque entre el banil destinado al uso cotidiano de los
lugareños y aquel que se expone en las vitrinas de los almacenes,
sólo media la diferencia de que éste (el turfstico) es bamizado y üene
una llave (o grifo), y probablemente está elaborado con una madera
menos noble que el "muyuyo", el resto es exactamente igual. En
segundo lugar es interesante apreciar que, la expectativa de los mis-
mos artesanos que se dedican a esta rama, no se encamina a la venta
de los barriles en las boutiques artesanales de Quito o Guayaquil, si
no en las Ferias de Otavalo o Saquisilf.

Este es un caso en el que podemos ejemplificar el fuerte sen-


timiento de identidad del grupo hacia su interior -los hombres-, y
horizontalmente, hacia un grupo de consumidores que tienen las
mismas necesidades y status económico que ellos. Concluyendo
que es una artesanfa de carácter utilitario, que se halla en decadencia
debido al desplazamiento de la que es objeto por la invasión de los
plásticos, y que es además ratificadora de identidades hacia dentro
del grupo y de manera horizontal con grupos similares.
110 TercsoVó.squcz B,

Como habfamos anunciado asnteriormente, la selección


consideraba aquellas ramas artesanales que representaban el grupo
de objetos utilitarios, en recuperación y con claros rasgos de ena-
jenación del objeto artesanal con respecto a su creador. En esta cla-
sificación habfamos ideritificado: la fabricación de muebles de
mimbre y la elaboración de tela de cabuya.

Revisando los respectivos procesos de producción, podemos


encontrar como primer rasgo que permitirfa ratificar la condición
señalada, el que se evidencia un distanciamiento entre el producto y
el artesano.

En ambos casos debido a la caracterfstica de "serialización" de


la producción. Esto es la fabricación idéntica de grandes cantidades
de objetos, con el mismo diseño y proporciones.

La originalidad y las posibles variaciones que se pueden en_


contraren los muebles de mimbre, porejemplo, prcvienen del clien-
te que hace su pedido exclusivo al taller, siempre bajo el modelo de
un catálogo. La creaüvidad del artesano no entra en juego sino como
"habilidad" para reproducir de Ia manera más exacta lasolicitud del
comprador.

En el caso de la tela de cabuya, este aspecto, la creatividad,


evidentemente no se encuentra en el objeto producido, aunque si en
las adaptaciones técnicas que han realizado para poner en funciona-
miento equipos que alivianen el trabajo manual, es decir en el pro-
ceso productivo y no en el objeto en sf mismo. por ejemplo aquella
innovación del telar de pie, que pese a que exige un gran esfuezo
físico del operario, permite obtener resultados más eficientes que con
el telar de mano.

Estas dos ramas artesanales tiene en común que su origen se


debe a la intervención del scIAM en los años 50. como se habfa
señalado, EI scIAM trata de recuperar algunas prácticas artesanales
Artesanía de ¡nanabl 111

de los lugares donde intervino, con el fin de darles cierto rdsgo atrac-
tivo para el mercado de exportación.

Asf fue en el caso del mimbre y la cabuya. Materia prima que


para entonces existfa abundantemente en la zona y que con esta
intervención, que no consideró el agotarniento y empobrecimiento de
los suelos, creó especialización artesanal con un futuro incierto.

Pero además esta intervención tiené otra caracterfstica. El ob-


jeto final que se obtiene, no posee un referente simMlico - cultural,
su finalidad es rendir económicamente.

Sin embargo, no por ello podemos afirmar categóricamente


que en el trarucurso de estos 40 años, el grupo de tejedores de mim-
bre y cabuya, se han constitufdo en un grupo diferente al de los
tejedorcs de paja toquilla. Existe un elemento comtín en el fondo de
estas actividades aparentemente distintas, pero que en realidad, no
refieren una misma habilidad y condición: tejedores.

Es asf que, nos vemos en la necesidad de relativizar la posi-


ción extrcma de la clasificación realizada, con lo cual est¿mos cues-
tionando nuestra hipótesis principal.

Es decir, pese a que encontramos en este tipo de artesanfa


aquel distanciamiento que se constituye en el rasgo principal de ena-
jenación y que constatamos que es una artesanfa de üpo uülitario, no
podemos afirmar categóricamente que deje de ser una actividad que
excluya a estos artesanos del gremio. Todo lo contrario, al sentirse
poseedores y al ser portadores de una habilidad y conocimiento
heredado y desanollado en la práctica cotidiana, permite mantener r¡n
fuerte nexo con aquellos otros miembros de la misma comunidad
que se dedican a tareas más "artfsticas" y simbólicamente más ricas.

Esto podemos encontrar expresado en los testimonios ¡eco-


gidos durante la investigación, como el que citamos a continuación
ttz Teresa Vósquez B.

que pertenece a Don Eudoro Palacios, antiguo dirigente artesanal,


especializado en la fabricación de muebles de mimbre y actual
director del Insütuto Artesanal "Anfbal Palacios", quien nos dice:

En ¡elación al sentimiento de pertenencia al grupo de arte-


sanos, heredado de sus padres y ratificado en una vasta experiencia
de años:

Tengo 55 años en esta actividad, por ser vna herencia. Vengo


practicándola desde los 8 años, mis padres eran artesanos...
Aquf en Montecristi desde nuetros primeros padres se
cultivó el arte de la paja toquilla mundialmente conocida por
sus sombreros que por descuido de los gobiernos de tumo
llegaba al resto del mundo con el nombre de "Panama Hat".

En estos párrafos se puede percibir claramente el sentimiento


de pertenencia por origen común, que se remonta históricamente a
"...nuestros primeros padres". Además resalta, el reclamo de propie-
dad sobre el sombrero de paja toquilla, como el objeto más preciado
de su identidad.

Igualmente el sentimiento de Identidad resalta cuando el entre-


vistado refiere las cualidades más sobresalientes de su actividad. Por
ejemplo, el siguiente testidronio:

Porque nosotros consideramos que esa habilidad del artesano


para plasmar en obra de arte la materia prima, la consideramos
wt patrimonio, porque la consideramos muy rurcstra, muy
propia... @l subrayado es nuestro)

Se vuelve a evidenciar la calidad de herencia,-de patrimonio,


de propiedad sobre aquellos conocimienúos y habilidades aprendidas
desde niños y que en su momento constituyeron el contenido funda-
mental de su socializrciÓn
Artesanía de manabí 113

Este es un aspecto que de todas maneras preocupa a la mayor


parte de artesar¡os, quienes sienten además que están perdiendo esta
noble herencia y que se encuentran desprotegidos e impotentes frente
a la abatida de la crisis económica y social que les espera a sus hijos,
quienes tendrán que enfrentar la vida sin el respaldo de la herencia
cultural que les ha permitido contar, casi por nacimiento, de una
forma digna de subsistencia. Sobre el tema se expresan asf:

...siento que nosotros no podemos batir retirada


porque tenemos la obligación de ver, tenemos nuestro
mandnto tntimo d¿ nuestro corazón que nos dice que tenemos
que darle a las nuevas generaciones nuestras experiencias
...quercmos que no se pierda la artesanfa en Montecristi.

El texto antes citado es elocuente. El sentimiento de estar per-


diendo, en nuestro términos, un importante mediador de identidad de
los habitantes de Montecristi, pone en peligro el futuro de este pue-
blo, de los hijos de los artesanos. Es el fin de su herencia y orgullo
natal.
Artesanlo d¿ ¡nanabí 115

vru
CONCLUSIONES

Después de haber reseñado los pmcesos de producción de las


artesanfas de Montecristi, podemos concluir que, los factores de
identidad presentes en el producto acabado u objeto artesai-rai, son
varios. Entre otros podemos señalar los siguientes:

1. En el conocimiento sobre técnicas y estrategias para el


cultivo de las fibras. De lo expuestro se deriva que exis-
te una suficiencia en el manejo de las técnicas y cul-
tivos, además de una carga cultural expresada en las
estrategias, adecuaciones y creencias para optimizar su
rendimiento.

2. Igualmente dentro de la problemática del cultivo, se


evidencia también, la preocupación que los artesanos
expresan, al saber que las fibras se hallan en vfas de ex-
tinción total. Con ello comprobamos asf mismo que
se encuentra latente el sentimiento de perder algo fn-
timament€ relacionado con su forma de vida.

En el proceso de producción en sf mismo, conclufmos:

l. Que si bien el pmceso de pmducción -especialmente del


sombrero de paja toquilla- se ha segmentado, esto no
ha influenciado negativamente en el sentimiento de
116 TeresaVósquez B.

identidad de los sujetos que participan en las diferentes


fases. Al contrario, al parecer se ha dado un proceso de
multiplicación de factores a través de los cuales los arte-
sanos se ven como autores de la obra acabada.

2. Aquf también podemos constatar el dominio que los


artesanos demuestran en el manejo de las técnicas para
obtener determinado tipo de producto. Por ejemplo sa-
ben que la finura del sombrero -que se expresa como el
meta-objetivo de su trabajo- depende de la calidad de la
fibra y de la destreza del tejedor, asl como de la habi-
lidad del acabador, entre otros de los "secretos" para
lograr el mejor resultado. Es un conjunto de identi-
dades compartidas en el objeto artesanal último.

3. Sobre este mismo aspecto es interesante resaltar la at-


mósfera de misterio que se siente al entrevistar a uno de
estos artesanos. Por lo general guardan con mucho ce-
lo aquellas "maflas" o "secletos", de tal manera que el
entrevistador entiende, sin mayor explicación, que es
un ámbito en el que no debe penetrar. Es un senti-
miento de respeto a esta clase de "intimidad" o "pudor".

En el ámbito del mercado:

1. El mercado es otro de los elementos que actúan como


catalizador de identidad. En ese caso se expresa en el
conocimiento que posee el artesano para brindar el
producto que va a tener éxito o al menos "el que tiene
más salida".
Por ejemplo, fabrican un sinnúmero de artfculos que
üenen que ver con las fechas festivas del año, cuando
se perñla un mejor mercado. Pero no se encuentra
ninguna de estas artesanfas adornando los hogares de
las elrdora.s.
Artesanía d¿ manabí tL7

2. El tipo de trabajo que se obtiene: color, forma, tamaño,


etc., expresa asf mismo un agudo conocimiento que po-
see el artesano de su potencial consumidor, lo cual sólo
nos demuestra que al momento de fabricación tiene una
imagen muy clara de lo que se quiere decir con estos
objetos y el tipo de consumidor que los va a adquirir.
Por ejemplo el aspecto de rusticidad que se maneja
tanto en los juguetes de paja toquilla como en los barros
de La Pila, quieren responder a la avidez de lo éxotico
que caracteriza al turist¿ extranjero.

3. El caso que nos permite contrastar lo dicho, es el de los


barriles de muyuyo. Aquf contrariamente a Io que sc ha
podido ver en las otras ramas, no existe ese conoci-
miento sobre el gusto del consumidor. Aparentemente,
con los baniles se ha suscitado otro proceso en el que
no se puede percibir esta adaptación de los diseños para
el mercado. Larazún más probable para ello es el hecho
de no haber sido objeto de la intervención del SCIAM.

Pero esto no quiere decir que en este caso la artesanfa deje su


papel de mediador de identidad. Por el contrario, la identidad se
revierte al interior del grupo -los hombres, y horizontalmente, hacia
un grupo de consumidores que tienen las mismas necesidades y
status económico que ellos.

Por otra parte, se observa que la,tradición se va perdiendo


poco a poco; los más jóvenes ya no continúan en el mismo trabajo.
En este sentido podemos presenciar un proceso de alienación o
enajenación de los miembros más jóvenes de la comunidad, quienes,
al ver que la actividad ya no les permite una subsistencia digna,
buscan otras piofesiones más rentables.
r18 TercsaVósque B.

Llegando a las conclusiones de carácter general, apuntamos


las siguientes:

1. Se corrobora la hipótesis. de que la ,Artcsar¡fa es una


mediadora de Identidad que se halla vigente y que se
demuestra en sus contenidos, parámetros de referencia
social y cultural que permiten el sentimiento de perte-
nencia y coparticipación de los miembros del grupo a
su comunidad.

2. Por otra parte, se puede concluir que el objeto anesanal


cumple con las dos funciones de identidad. Esto es que
en diferentes momentos de su producción cumple con
su rol de afirmar la identidad del grupo cultural que las
produce y en ofto seadscribe cualidades que el "otro"
espera encontrar en esta.

3. Finalmente se puede afirmar que contrariamente a una


versión más ortodoxa, no estamos frente a un proceso
de deculturación, si no más bien de enriquecimiento
alimentado por una transformación permanente de las
antiguas pautas culturales, en las que se engranan ele-
mentos sustrafdos, asimilados o simplemente tomados
del otro, para fortalecer su actividad de artesanos y
realimentar los contenidos de su identidad.
Noúos 119

NOTAS

1) GARCIA CANCLIM, Néstor, Las Culturas Populares en el Capitalisrut,


Ed. Nueva lmagen, México, 1982, 126.

2) Conjunto de procedimientos y recursos de que se sirve una ciencia o un


arte. Pericia o habilidad p¡rra usar de esos procedimientos o recursos.
(Diccionario de la Real Academia de la l,engua)

3) Los jefes rrobiándeses intercambian joyas sin valor comercial: braza-


letes de cobre, conchas, colla¡es, mismos que siguen una trayectoria
ci¡cular, algunos de ellos de Este a Oesre y siguiendo los otros el
camino inverso. (EMA, 1977: 52)

4) "...conjunto de actividades que concuren a la transmisión de unos


bienes por otros nuevos, mediar¡te un proceso de producción caracteri-
zado por la prioritaria presencia de subprocesos tipificados por el
predominio del ingenio y la habilidad manual sobre el efecto lransfo¡_
mador de las máquinas y las herramientas, por una limitada dívisión det
trabajo y por una agregación del valor predominantemenre atribuída al
trabajo humano vivo..." (CONADE, Banco Cenrral; 1979: 76) El
subrayado es mfo.

5) Ello en vista de que para la mayoría de a¡tcsanías, el éxito de su venra es


precisamente la particularidad culrural, que en algunos c¡tsos _si no en
todos- ha llegado a un estancamiento creativo, cuyo resultado es la
serialidad y poca originalidad.

ó) ...comunidad que:
l. en gran medida se autoperpetúan biológicamente
2. comparte valores culturales fundamentales realizados con unidad
manifiesta en formas culturales
3. integra un campo de comünicación e interacción
4. cuenta con unos micmbros que se identifican a sí mismos v son
identificados por orros y que constiruyen una caregofía distinguiúle de
otras carcgorías del mismo orden. (Barth. 197ó: ll)
120 Artesonía de manabí

7) Op. cit.

8) Término al cual nos referiremos en extenso posteriormente.

e) Típico: "...es el resultado de la abolición de las diferencias la subordi-


nación de un tipo común de los rasgos propios de cada comunidad."
(García Canclini, 1982: 129)

l0) Se ha utilizado el término "et¡nicidad reconstruida" para denotar las


identidades étnicas que han surgido en respuesta al tu¡ismo. (MacCa-
nell, 1988: 209)

1l) MacCANELL, Dean, "Turismo e identidad cultural", en: TODOROV'


Tzvetan, Cruce de Culturas y mestizaje cultural, Juca¡ Universidad, Ma-
drid, 1988, pp. 207 -227.

r2) Entre comillas, porque, tal revalorización está dada desde otros paráme-
tros que los de la cultu¡a a la que pertenece el objeto artcsanal, de esa
manera se Íata entonces de autentificar para el turista, algo que es
normal para el creador. Este reconocimiento al parecer scria inne-
cesario.

l3) En la Costa, al igual que en la Sierra se prcsenta un proceso de minifun-


dización similar. Ello se evidencia en el ¿umento del número de las
unidades eri el estrato de 0 a 5 Ha., que crece en un ll57o a partir de la
expedición del decreto l00l en el año 1970. El promedio de extensión
estl entre e123 a 1.9 Ha. (Fanel y Da Ros, 1983: 92)

t4) Pureza va entre comillas, dado que se quiere destacar lo relativo de la


afirmación. Es indiscutible que los mismos grupos indígenas se han
visto expuestos a un fuerte mestizaje racial y cultural, desde el mismo
momenlo de la colonización.14) Con el término'iuguete" se alude a
todo tipo de artículos menores, generalmente decorativos, tanto en
paja toquilla como eri cabuya.

l5) Con el término "juguete" se alude a todo tipo de artículos menores,


generalmente decorativos, tanto en Paja toquilla como en cabuya'

ló) La Región es el nexo de unión, la continuidad y discontinuidad de la


con la lociedad compleja. En ella se ven'represenados los
"omunidud
esquemas formales y no formales del conjunto maclo que permite carac-
terizar al universo de estudio particular: Montecristi.

l7) Ver Mapa de la Provincia en anexos.


Noúos 121

18) INEC. Censo Agropecuario de 1954, citado en Gilda Farrel, El Acceso a


la tierra del campesino ecuatorian¿t, Mundo Andino, 1983, Quito.

l9) En 1970, después del autogolpe de Velasco lbarr4. se expidió la Ley de


Abolición del Trabajo Precario en la Agricultura (decreto 373), la
misma que estipulaba que los campesinos, que mantenían bajo tenencia
precaria una parcela, estaban en capacidad de solicitar la expropiación
de la misma. Esta L,ey fue complementada con un instrumento legal
destinado a conferirle mayor dinamismo. Se trataba del Decreto l(X)l
que declaraba de utilidad pública y sujetas a expropiación e inmediata
ocupación, todas las tierras destinadas al cultivo del attoz, que estu-
viesen explotadas por Precaristas. (Velasco, 1983: 89)

20) Ver Mapa artesanal en Anexos

2r) Ver Mapa artesanal en Anexos

22) Las causas para la extinción de la industria dcl algodón fueron: el


comercio abierto con España y el paso obligado por Salango, lo cual
facilitaba el contrabando. (Pérez, 1965: 28 en Op. cit., pp'20)

23) Los aprendices, eran generalmente jóvenes que trabajaban en los


talleres de los maestros obteniendo como única remuneración los cono-
cimientos que podrían asimilar durante su práctica.
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