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Una empresa colombiana, Superbrix, desarrolló unos molinos de arroz que se venden
en 32 países, gracias a su eficiencia y capacidad. Otra, Famoc Depanel, diseña
muebles que son vanguardia en Europa. Otra más, Dilenses,
creó unos lentes de contacto a la medida de cada córnea y
recibe pacientes de Rusia y Austria. Este es el nuevo mundo de
la innovación en las empresas colombianas, pues la consigna es
ir más allá de los estándares del mercado y diferenciarse por el
conocimiento incorporado a los productos. Cierto, son unas
cuantas empresas, muy pocas en comparación con las miles que
se requerirán para generar el nuevo modelo de desarrollo que
necesita el país. Pero señalan el único camino que dará
viabilidad a la economía.
El reto es gigantesco, pero el país ya tiene empresas con éxito internacional. A partir
de su experiencia, es posible vislumbrar las bases de un modelo de innovación.
Colombia no es un semillero de investigación en ciencias y su fortaleza no será la
ruptura de paradigmas con innovaciones revolucionarias. Es poco probable que
desarrolle la cura del cáncer o descubra las nuevas fronteras de la tecnología
aeroespacial.
Pero Colombia tiene talento para posicionarse como un país imaginativo, capaz de
mezclar tecnologías, llevarlas a un nuevo nivel de elaboración y enfocarlas a usos
prácticos en nuevos productos y mercados. La imaginación, la inteligencia y la
capacidad de trabajo de los colombianos son los recursos para sacar adelante ese
proyecto. En la curva de desarrollo de tecnologías en el mundo, Colombia podría tener
un posicionamiento nítido, de modo que las palabras "creado y hecho en Colombia"
adquieran un significado preciso ante el mundo (ver gráfico).
Visión: innovar
Una empresa que quiera participar en esta nueva economía debe definirse a sí misma
como innovadora y trazarse el objetivo de crear nuevos productos siempre. Esto
incluye tomar compromisos de largo plazo, experimentar y aceptar que las tasas de
fracaso pueden ser altas.
Las empresas deben pensar en el largo plazo. Un cultivo de flores que hoy, gracias a la
utilización de cultivos hidropónicos, ha mejorado su productividad en 40%, había
desistido del proyecto tres veces, porque no obtenía resultados positivos en sus
experimentos. Y otros emprendimientos se dan en plazos más largos. El Instituto de
Biotecnología lleva 20 años desarrollando innovaciones, pero solo hoy sus productos
saldrán al mercado. "En investigación y desarrollo científico es difícil hablar de tiempos
y resultados tangibles", afirma Dolly Montoya, directora del instituto.
Varios ejemplos ilustran esta manera de hacer las cosas. En Famoc Depanel, la
importancia de la preservación del ambiente en el mundo es un factor crítico en su
negocio, y esa conciencia es estimulada en los empleados con el cuidado de huertas
que ellos mismos atienden todas las mañanas.
PSL, además de llegar en ingeniería de software a un nivel que solo ostentan siete
países en el mundo, ha innovado en la responsabilidad social desde la perspectiva
empresarial. La selección del equipo de trabajo incluye criterios adicionales a la
experiencia y el estudio. "Nuestro recurso humano debe estar convencido de su
responsabilidad con la construcción de un mejor país. Sin ese incentivo es muy difícil
que entienda la trascendencia de llegar a un nivel de competitividad mundial", afirma
Jorge Aramburo, gerente de la empresa. PSL ha extendido ese compromiso con la
innovación participando en iniciativas para el desarrollo de la industria informática en
asocio con universidades, gremios y entidades gubernamentales como Proexport y
Colciencias.
Los proveedores también pueden convertirse en una fuente de innovación para las
empresas. En economías cada vez más conectadas y donde cada país se concentra en
desarrollar ventajas competitivas, el trabajo en cadenas productivas se vuelve esencial
a la hora de innovar pues las ganancias en productividad y competitividad son
extraordinarias.
Otra forma en que las empresas innovadoras generan ideas es verificando lo que se
hace en otros países, para mejorarlo y adaptarlo a su realidad. Favidrios ha crecido
con esta estrategia. La empresa adapta tecnología china, pero no se limita a copiar
sino que ha adaptado el proceso a la escala colombiana, para manejar tamaños de
producción adecuados al mercado regional.
Las alianzas también han generado grandes beneficios para aquellas empresas que no
tienen la infraestructura necesaria para sus proyectos de innovación. Los centros de
desarrollo tecnológico y las universidades del país han sido claves en este proceso. "La
academia ha empezado a entender el papel que juega en el desarrollo de la innovación
en el país. Nosotros, por ejemplo, estamos reforzando nuestras áreas de empresariado
y hemos adelantado importantes proyectos de acercamiento entre universidad y
empresa para aunar fuerzas", afirma Carlos Angulo Galvis, rector de la Universidad de
los Andes. Otras universidades, como la de Antioquia, están adelantando programas de
gran envergadura para acercar a los investigadores con los técnicos de sus empresas.
Aliarse con instituciones internacionales también ha sido vital en todo este proceso.
Hoy, algunas empresas floricultoras nacionales trabajan de la mano de otras en
Holanda en la investigación y el desarrollo de variedades. Lo mismo han hecho
empresas como Alpina, que se unió con la empresa suiza EMMI para el desarrollo de la
fórmula del Bonflan.
Invertir y financiar
Innovar paga, pero también cuesta. Explotar una idea con potencial comercial es una
tarea que exige recursos sustanciales, sujetos a un alto riesgo. En las grandes
empresas innovadoras colombianas ya se ve una inversión en innovación (medida
como la inversión en investigación y desarrollo) que puede estar en niveles cercanos al
5% de las ventas. En una empresa como Tesamérica, que es una pyme, la inversión
en investigación y desarrollo llega al 30% de las ventas.
Hablar de innovación en Colombia ya no es, como pudo serlo hace unos años, un tema
exótico y lejano. Hoy tenemos numerosas empresas que están innovando cada día. El
problema que tenemos ahora es escalar esos esfuerzos para que alcancen grandes
mercados, y vincular a muchas otras empresas en esa iniciativa. El reto para el país es
hacerlo rápido, pues la liberación de los mercados no nos va a dar mucho tiempo.
Necesitamos una terapia intensiva para valorar más y creer más en lo que tenemos en
materia de innovación, al punto de atrevernos a apostarle nuestro futuro a esta carta.