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El ciclo económico en América Latina

Su estilización y efectos en la dinámica productiva


Esteban Pérez Caldentey | Daniel Titelman | Pablo Carvallo
División de Financiamiento para el Desarrollo - CEPAL
Los ciclos económicos | Raúl Prebisch y los desafíos del Siglo XXI

Introducción

La dinámica de las economías capitalistas se caracteriza por oscilaciones recurrentes de la actividad


económica y de sus distintos componentes. Desde sus inicios el análisis de esta dinámica, denominado
genéricamente ‘el ciclo económico’, ha constituido uno de los campos más fructíferos y a la vez más
polémicos en la teoría y la política económica.

De manera general el análisis del ciclo se ha desarrollado de acuerdo a cuatro fases. La primera, que
abarca esencialmente el siglo XIX, se centró en las propiedades generales de estabilidad/inestabilidad de
las fluctuaciones económicas. Una segunda fase, que incluye el periodo 1900-1945, dió lugar a tres
interpretaciones que aún se mantienen vigentes: (i) la teoría monetaria del ciclo; (ii) la teoría de la
sobreinversión; (iii) la teoría del sub-consumo. También en esta fase comenzaron a desarrollarse las
teorías del ciclo que otorgaban a la innovación y a las expectativas un rol central como mecanismo de
inicio y propagación del ciclo.

La tercera fase, que abarca desde el fin de la segunda guerra mundial hasta nuestros días, centró sus
esfuerzos en la formalización del ciclo bajo las distintas versiones de los modelos de multiplicador-
acelerador siendo su validez cuestionada tanto en términos empíricos como teóricos. En consecuencia el
análisis fue progresivamente opacado pasando a ser reemplazado por la teoría del crecimiento
económico. La cuarta fase, a partir de la década de los ochenta, se caracteriza por el resurgimiento del
ciclo en términos de modelos de ciclos de equilibrio y desequilibrio (Medio, 2008).

En América Latina y el Caribe el análisis del ciclo ha constituido un elemento central y de larga data en la
agenda de investigación económica. Raúl Prebisch (1901-1980) fue uno de los primeros economistas en
analizar el ciclo económico de la región. Las contribuciones de Prebisch consisten en primer lugar en
entender el elevado grado de co-movimiento entre el ciclo en América Latina y el ciclo en los países más
desarrollados. Esta constatación fue esencial para el desarrollo de los conceptos de centro-periferia (
Véase Prebisch.,1991, Vols. 1-3; 1993 Vol. IV).

En segundo lugar Prebisch constató que el ciclo, pese a ser tradicionalmente considerado como un
fenómeno de corto plazo, estaba intrínsecamente relacionado con el largo plazo tal y como lo señaló en
su manifiesto El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales problemas
(1949).

Los análisis más recientes sobre el ciclo en América Latina corroboran algunas de las intuiciones de
Prebisch.

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La estilización del ciclo en América Latina

Los análisis sobre el ciclo y sus características muestran en primer lugar el elevado grado de correlación
entre las fluctuaciones de los países de la región y del resto del mundo.

En segundo lugar, el análisis de la dinámica de las distintas etapas del ciclo muestra que América Latina,
como otras regiones del mundo en desarrollo, tiene una mayor amplitud en las recesiones que el mundo
desarrollado. No obstante la intensidad de la contracción es, en términos generales, menor para
América Latina en relación a otras regiones del mundo en desarrollo.

En tercer lugar, el análisis indica que la duración e intensidad de las fases de expansión son más cortas y
menos intensas en América Latina y el Caribe que en otras regiones en desarrollo. La dificultad de las
economías de la región en sostener las fases de expansión ha limitado el desarrollo de América Latina
por la falta de aprovechamiento del auge para elevar los niveles de vida. Además ha mermado la
capacidad de revertir los efectos que las recesiones han tenido sobre la estructura productiva, lo cual se
relaciona con el bajo crecimiento promedio observado en los últimos veinte años.

La fase recesiva del ciclo y sus principales características

Al igual que otros análisis en la literatura sobre el ciclo (i.e., Male, 2009, Harding & Pagan, 2005) la
amplitud de la contracción encontrada en los países en desarrollo es mayor a la que experimentan los
países desarrollados. En promedio, estos últimos experimentaron una contracción de -5.6% en el
crecimiento del producto durante la fase recesiva del ciclo, mientras que en los países en desarrollo ésta
se situó en un rango comprendido entre -8% y -11% (véase Recuadro para el detalle de las regiones y
países correspondientes considerados y una explicación de la metodología).

Como se muestra en el Cuadro 1, en términos de la duración e intensidad (amplitud) de las fases


recesivas del ciclo, el comportamiento de los países de la región es similar al del resto de los países
considerados en la muestra para el período 1990-2010. Para el promedio de todos los países la recesión
dura aproximadamente 3.8 trimestres. Para el caso de América del Sur la recesión promedio tiene una
duración de 4.2 trimestres, mientras que en el caso del Istmo Centroamericano y la República
Dominicana las duraciones son cercanas a los 3.3 trimestres. En el caso de otras regiones en desarrollo y
desarrollados la duración es también en promedio cercana a los 4 trimestres.

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Al comparar la intensidad (amplitud) de las recesiones los resultados muestran tendencias similares en
cuanto al comportamiento de la región comparada con otras regiones en desarrollo. América del Sur
experimenta una caída promedio de -8.1% en el crecimiento del producto durante la fase recesiva del
ciclo. América Central ha tenido una amplitud inferior a la mostrada por América del Sur. Esta diferencia
se explica por el hecho de que las crisis más fuertes e intensas durante el periodo en consideración
(incluyendo la crisis del Tequila (1995), la Crisis Argentina (2001-2002), la crisis Asiática (1997-1998) y la
crisis Rusa (1999)) focalizaron sus efectos o tuvieron como epicentro a México o América del Sur (Véase
Titelman, D. Pérez Caldentey, E. y Minzer, R., 2008).

Asimismo, los países de Asia del Este y Pacifico también experimentaron contracciones de amplitud
similar a los América del Sur. No obstante tal y como se señala más adelante las recuperaciones en el
caso de Asia del Este y Pacifico fueron más rápidas que en el caso de América Latina y el Caribe.

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El efecto de las recesiones en la dinámica productiva

En general las fases recesivas del ciclo económico han tenido un impacto negativo muy significativo
desde la perspectiva de corto plazo así como en el desempeño económico y social de largo plazo de las
economías de la región. En general, la inversión y la estructura productiva, así como la productividad, se
han visto fuertemente afectadas durante las fases contractivas del ciclo. Esto se refleja en los resultados
obtenidos en el Cuadro 2 que muestra la duración y amplitud de los ciclos de los componentes de la
demanda agregada en relación al PIB en las fases de expansión y recesión. Los resultados
correspondientes son mayores (menores) a la unidad cuando algunos de estos componentes (ya sea
consumo, gasto de gobierno, inversión, exportaciones e importaciones) tiene una amplitud o duración
(ya sea en la fase expansiva o contractiva del ciclo) mayor (menor) que el PIB.

Así por ejemplo, en el caso de la amplitud, el resultado correspondiente al consumo privado en la fase
de expansión es igual a 1,3, indicando que en esta fase el consumo se expande un 30% más que el PIB.
De la misma manera el resultado para el consumo privado para la fase recesiva es 1,3 indicando que el
consumo privado cayó 30% más que el PIB en dicha fase del ciclo.

En cuanto a la duración, el resultado para el consumo es igual a 1,0, indicando que el tiempo de
duración de la expansión del consumo es igual al tiempo de duración de la fase de expansión para el PIB.
Por su parte, el resultado para el consumo en la fase recesiva 0,9 lo que muestra que la fase recesiva
dura un 0,1% menos en el caso del consumo en relación a lo que dura la fase recesiva para el PIB.

Uno de los resultados más relevantes de este ejercicio es demostrar que la contracción en la inversión
es muy superior a la contracción del resto de los componentes de la demanda agregada y del PIB. De
manera más específica, para el promedio regional la amplitud de la contracción de la inversión es cuatro
veces superior a la del PIB. Por su parte, las contracciones del consumo privado y de gobierno llegan a
ser superiores en un 30% y 60% a la contracción del PIB.

Nótese que la inversión tiene un claro comportamiento asimétrico con un efecto mucho mayor en la
fase descendente del ciclo que en la fase de aceleración. En la fase descendente del ciclo la inversión se
contrae 4 veces más de lo que lo hace el PIB. En cambio en la fase ascendente la inversión no alcanza a
superar el aumento del PIB y transformarse por ende en punta de lanza del crecimiento económico.

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La contracción de la inversión tiene efectos de corto plazo sobre la demanda agregada y el nivel de
empleo, pero a la vez tiene efectos en la trayectoria de largo plazo de la economía. En la medida que la
inversión se caracteriza por un elevado grado de irreversibilidad, ésta vincula las decisiones que se
toman en el corto plazo con los resultados del mediano y largo plazo.

Así la fase recesiva del ciclo que se caracteriza por una caída significativa de la inversión puede conllevar
un menor crecimiento en el corto y más largo plazo lo que a la vez suele provocar una merma en la
capacidad de la economía de generar y sostener el empleo. También puede contribuir a una reducción
de la productividad al posponer la adopción de métodos de producción más intensivos en capital y en
tecnología.

Un comportamiento similar al de la inversión se observa en el comportamiento de la productividad.


Evidencia disponible para la industria manufacturera de cinco países de América Latina (Argentina,
Brasil, Chile, Colombia y México) para el periodo 1970-2008 muestra, que la caída de la productividad,
en relación a la del PIB en la fase contractiva del ciclo en términos de duración y amplitud, supera a la
recuperación registrada en la fase expansiva. En la fase recesiva del ciclo la productividad se contrae en
promedio (para esta muestra de cinco países de América Latina) tres veces más que el PIB. En cambio en
la fase expansiva del ciclo, la productividad se expande en promedio en la mitad de lo que lo hace el PIB
(Cuadro 3).

La limitada capacidad de América Latina para aprovechar la fase expansiva


del ciclo

Contrariamente a lo que ocurre con las fases de contracción, la duración y amplitud de las fases
expansivas muestran significativas diferencias entre los países analizados para el período 1990-2010. Sin
embargo, una característica común en todos los casos es que, sin excepción alguna, la duración e

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intensidad de las fases de expansión son mayores a las de la duración e intensidad estimadas en las
fases de contracción.

A nivel de las subregiones destaca el hecho que Asia del Este y Pacífico tienen las expansiones más
sostenidas y duraderas. En promedio el PIB se expande en 43.5% en la expansión con una duración de
nueve años (35 trimestres). En el caso de América Latina, la evidencia muestra que la duración de las
expansiones, así como su intensidad, tiende a ser inferior al de otras regiones. La duración de la
expansión para América Latina es 4.75 años (19.6 trimestres) lo que representa la mitad de la duración
de la expansión en el caso de Asia del Este y Pacífico. De igual manera, en la fase alcista del ciclo, el PIB
se expande en 25% lo que representa un poco más de la mitad de la expansión de la región de Asia del
Este y Pacífico.

Estos resultados se reflejan de manera más clara en la ganancia de producto acumulada en la fase
expansiva del ciclo. Esta es para el caso de Asia Oriental y Pacífico, y Europa y Asia Central tres veces
mayor en relación a América Latina. De la misma manera en el caso de los países desarrollados, la
ganancia acumulada de producto es en promedio dos veces mayor que en América Latina y el Caribe
(Véase Cuadro 1).

Estos resultados también tienden a confirmarse cuando la fase expansiva se desagrega en sus dos
componentes: fase de aceleración (PIB crece a tasas crecientes) y fase de desaceleración (PIB crece a
tasas positivas pero decrecientes). La Figura 1 muestra las tasas promedio de crecimiento de estas dos
fases para los países analizados. América Latina tiene el crecimiento promedio más débil en la fase de
aceleración y desaceleración en comparación con las otras regiones del mundo en desarrollo. La tasa de
crecimiento promedio durante la fase de aceleración es de 5% en promedio para América Latina,
mientras ésta llega a situarse en 7% para las regiones de Asia del este y pacífico y en 6% para los otros
países emergentes.

Figura 1: Tasa de crecimiento anual promedio del PIB para las distintas fases del ciclo por regiones del
mundo en desarrollo 1990-2010 (datos trimestrales)

Fuente: Cepal sobre la base de fuentes oficiales

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A nivel subregional se observa un comportamiento diferenciado (Cuadro 4). América del Sur seguido por
el Istmo Centroamericano muestran la mayor capacidad para aprovechar las fases de aceleración con
tasas promedio de crecimiento de 5.8% y 6.9%. El desempeño del Istmo Centroamericano y la República
Dominicana se explica por los casos de Nicaragua, Panamá y República Dominicana (6.5%, 5.8% y 6.9%
respectivamente). En el otro extremo México muestra una capacidad limitada para acelerar el
crecimiento en esta fase.

Finalmente cabe destacar que además, en los ciclos expansivos, la brecha de productividad entre
sectores de alta y baja productividad tiende a aumentar (Figura 2). Esto se puede ilustrar tomando como
punto de referencia el último ciclo expansivo (2003-2007) que mostró la tasa de crecimiento más alta
desde la década de los setenta. Para este ciclo, la evidencia muestra que en un grupo de países
seleccionados (Argentina, Brasil, Chile, Colombia) la brecha de productividad entre los sectores con
mayor y menor productividad tiende por lo general a aumentar entre su inicio y su término.

Figura 2: Brecha de productividad intra-sectoriales para el inicio y fin del último ciclo expansivo (2003-
2007). Países seleccionados de América Latina

Fuente: Sobre la base de PADI (2011).

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Conclusión

La dinámica del ciclo en América Latina y el Caribe es asimétrica en términos de la diferencia en la


duración y amplitud de las fases contractiva y expansiva, así como en sus efectos en la demanda
agregada y en la esfera productiva.

El análisis de las distintas etapas del ciclo muestra que por un lado la duración y amplitud promedio de
las fases recesivas en América Latina y el Caribe (tanto a nivel regional como subregional) se comportan
de manera similar a las de otras regiones del mundo en desarrollo con una duración promedio cercana a
3.8 trimestres.

Por otro lado, América Latina y el Caribe muestran expansiones que en promedio son menos intensas y
duraderas que en otras regiones. Asimismo la región tiene en promedio las menores tasas de
crecimiento en las fases de aceleración (tasa de crecimiento creciente) y desaceleración (tasa de
crecimiento positiva pero decreciente).

El comportamiento asimétrico del ciclo también se observa en la distribución de los choques en los
componentes de la demanda agregada así como en su distribución en la esfera productiva y social.

Sistemáticamente, las fases recesivas muestran una fuerte caída en la inversión, que es una variable
fundamental para la macroeconomía del desarrollo, ya que vincula el comportamiento de una economía
en el corto plazo con su desempeño en el mediano y largo plazo. Además, en la fase expansiva del ciclo,
la inversión no logra recuperar la intensidad de su caída en la fase contractiva del ciclo. La evolución de
la productividad, otra variable clave que relaciona el corto con el largo plazo, muestra un
comportamiento similar.

La dificultad de las economías de la región para sostener las fases de expansión, no sólo no ha permitido
potenciar los niveles de inversión y productividad, sino que además ha mermado la capacidad de
revertir los efectos que las recesiones han tenido sobre ambas variables. Esto incide en la incapacidad
que han mostrado los países en cerrar las brechas de productividad intra-sectoriales en los períodos
expansivos, lo cual redunda en un mayor nivel de heterogeneidad estructural.

Así, más allá de los efectos negativos de la volatilidad, la dinámica del ciclo afecta la capacidad de
crecimiento de mediano y largo plazo de los países, por sus efectos y comportamiento asimétrico en la
inversión y la productividad,. Esto abre varios desafíos en el diseño de políticas macroeconómicas para
el desarrollo.

Por una parte, la política macroeconómica tiene que fortalecer la capacidad de mitigar y paliar los
efectos de las recesiones sobre la estructura productiva. Por otra, la política macroeconómica debe
platearse como objetivo el sostener la fase expansiva del ciclo haciéndose cargo de los riesgos y
vulnerabilidades asociadas a la expansión.

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Para esto es fundamental blindar la inversión pública frente a los altibajos de la actividad económica.
Además, se debe contar con políticas públicas que fortalezcan y potencien la fase expansiva del ciclo
para expandir la frontera de producción y trayectoria de largo plazo. Estos constituyen elementos clave,
no solo para poder revertir las pérdidas que se originan en las fases contractivas, sino para estimular y
fortalecer la capacidad y estructura productiva de las economías afín de elevar de manera permanente
las tasas de crecimiento, componente importante de las necesidades de desarrollo de los países de
América Latina y el Caribe.

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