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Platón manifiesta las controversias entre dos clases de vida que buscaban la primacía: la

entregada al placer y la consagrada a la sabiduría y a la práctica de la virtud.

Platón nunca aceptó la doctrina hedonista,en cambio trata de regular y someter el placer a

la medida de la razón.

Para Platón el hombre posee un cuerpo material, tiene también un alma inteligente.

Tal inteligencia tampoco es pura, sino que comparte y se mezcla proporcionadamente con

el placer. Este se ha de purificar y dosificar según tenga que entrar en la vida feliz junto

con la sabiduría, conforme a una escala de bienes, adecuada a las notas esenciales del

Bien, según la mentalidad griega: la medida, la verdad y la belleza. Cinco son los grados

de la escala:

1. La medida, la moderación, lo convincente.

2. La proporción, la belleza, la perfección.

3. La mente y la inteligencia.

4. Las ciencias, las artes y las opiniones rectas.

5. Los placeres puros, sin mezcla de dolor.

“La mezcla dosificada de placer y sabiduría, armonizados en la vida virtuosa, darán por

resultado la felicidad de que el hombre es capaz en este mundo”.

Por otra parte, hay que considerar el objeto de la ciencia: el Ser inmutable, necesario e

ilimitado, que constituye a la vez el Bien absoluto, al cual tiende la vida virtuosa y en la

cual la felicidad suprema del hombre encuentra su consistencia.

La moral de Platón se eleva gracias a su teoría de la Ideas, consideradas el Bien

Supremo, así como por la creencia de la inmortalidad del alma, orientando la conducta del

hombre, no sólo a la práctica de la virtud, sino también al cultivo de la Filosofía, de la

Dialéctica, específicamente. En esto consiste la felicidad del hombre en esta vida, de tal
manera que “el justo conservase virtud, su libertad y su felicidad incluso en medio de los

mayores tormentos”, estableciendo el orden, la armonía y el equilibrio en todo su ser,

sometiéndolo a la razón.

El Bien supremo es accesible al hombre por la contemplación, que a su vez es mediada

por la reminiscencia y la Dialéctica, que se auxilia de una vida virtuosa. Pero, ¿qué

entiende Platón por virtud? Cuando alguien elige una actuación que es manifiestamente

mala lo hace, según Platón, creyendo que el tipo de conducta elegida es buena, ya que

nadie opta por el mal a sabiendas y adrede. En este sentido la virtud cardinal sería la

prudencia, la capacidad de reconocer lo que es verdaderamente bueno para el hombre y

los medios de que dispone para alcanzarlo. La dependencia con respecto al

intelectualismo socrático es clara en la reflexión ética de Platón.

Platón nos habla de cuatro virtudes principales:

1. La sabiduría

2. El coraje

3. La fortaleza de ánimo

4. La templanza

5. La justicia

Platón establece una correspondencia entre cada una de las virtudes y las distintas partes

del alma y las clases sociales de la ciudad ideal. La parte más elevada del alma, la parte

racional, posee como virtud propia la sabiduría; pero la justicia, la virtud general que

consiste en que cada parte del alma cumpla su propia la función, estableciendo la

correspondiente armonía en el hombre, impone los límites o la proporción en que cada


una de las virtudes ha de desarrollarse en el hombre. El hecho de que Platón tenga una

concepción absoluta del Bien hace que la función de la parte racional del alma siga siendo

fundamental en la organización de la vida práctica del hombre, de su vida moral.

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