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JORGE ENRIQUE VALENCIA M.


MAGISTRADO JUBILADO DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.
EXPRESIDENTE DE LA SALA PENAL DE CASACIÓN. MIEMBRO DE
NÚMERO DE LA ACADEMIA COLOMBIANA DE JURISPRUDENCIA.
PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE CIENCIAS APLICADAS Y
AMBIENTALES (U.D.C.A.)

PENALISTAS LATINOAMERICANOS DE AYER. SU VIDA Y SU OBRA1

Dedicamos estas páginas con tanto afecto como


admiración y esperanza de triunfo a los primeros
egresados de la novísima Facultad de Derecho,
Ciencias Sociales y Humanas de la U.D.C.A. A sus
Decanos, doctores Galo Burbano (q.e.p.d.) y
Claudia Patricia Orduz Barreto, a los profesores y
estudiantes, y muy especialmente a mis discípulos
Johana Andrea Cubides Botina, Juan David
Huertas Suarez, Diego Fernando Cante Guevara,
Diana Carolina Casallas Perilla, María Fernanda
Gutiérrez Rodríguez, Asmairo Conde Torres,
Andrés Huertas Suárez, Rubén Darío Bernal Calle,
Andrés David Díaz Currea, Gina Paola Pimiento
Rodríguez, Luis Alejandro Torres, Erika Viviana
Boyacá y Eliana Rico Bohórquez, Laura Camila
Avila Avila, Yeni Yanine Castellanos Martinez,
Paola García Pinto, Gabriel Leonardo Portes
Castañeda, Edison Francisco Quiroga Sanchez,
Andres Felipe Ruiz Baez, Paula Ramírez Sánchez.

JORGE ENRIQUE VALENCIA M.

1
Discurso para recibirse como Miembro de Número de la Academia Colombiana de
Jurisprudencia, en el año 2007. El texto inicial de la disertación (10 hojas), ha sido
sustancialmente aumentado con provecho al encontrar nutridos datos históricos y
excelente material fotográfico casi que desconocidos en el medio. Diríase que es un texto
nuevo.
2
3

Muchas gracias por su entusiasta


colaboración y ayuda a los doctores Cristina
Caamaño, Guillermo Bonino, Rodrigo
Codino, Milton Cairoli, Sebastián Creus,
Flaviano Pierangeli y Eugenio Raúl
Zaffaroni.

Gracias a mi secretaria, la doctora Andrea


del Pilar Zarabanda por su apoyo y
responsabilidad en esta obra.

El autor,
Bogotá, septiembre de 2016
4
5

RECTOR:
Germán Anzola Montero

VICERRECTORA DE INVESTIGACIÓN Y GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO


Luz Piedad Romero Duque

VICERRECTORA DE SERVICIOS FINANCIEROS Y LOGÍSTICOS:


Andrea Yaneth Moncada Bernal

VICERRECTOR DE FORMACIÓN:
Oscar Armando Ibarra Russi

SECRETARIA GENERAL:
Gládys Eliana Sánchez Saldarriaga

DECANATURA FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS SOCIALES Y


HUMANAS
Galo Armando Burbano López (Q.E.P.D)
Claudia Patricia Orduz Barreto

COORDINADOR ÁREA DERECHO PROCESAL Y DIRECTOR DEL


CONSULTORIO JURÍDICO
Germán Darío Montoya Sierra

COORDINADOR ÁREA DERECHO PRIVADO I


Elquin A. Infante Martínez

COORDINADOR ÁREA DERECHO PRIVADO II Y LABORAL


Leonardo Enrique Carvajalino Rodríguez

COORDINADOR ÁREA DERECHO PÚBLICO


Carlos Alberto Gómez Rojas

COORDINADORES ÁREA DERECHO PENAL


Nelson Humberto Ruíz Galeano
Camilo Iván Pizza Rodríguez
Jorge Enrique Valencia Martínez

COORDINADORA ÁREA CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS


Doris Emilia Guerrero Sánchez
6
7

Prólogo
Vivimos en un mundo de publicidad dirigida al consumo, que
proyecta al gran público lo que interesa al mercado. Por ende, si bien
el mundo real es mucho más amplio e interesante que el proyectado,
lo cierto es que una gran parte no la ilumina la publicidad.
Fuera del cono de luz de los reflectores quedan muchas
personalidades notables que habitan en laboratorios, bibliotecas,
cubículos universitarios y muchos otros rincones que albergan a
héroes anónimos que contribuyen a nuestro bienestar y cuyos
nombres y perfiles ignoramos.
Aparte del mercado publicitario, hay otros factores que
contribuyen a dejarlos fuera del foco de esos reflectores que se
proyectan sobre el escenario de nuestro tiempo: casi todos ellos
hablan dialectos específicos por lo general sólo accesible a los
entendidos, su actividad tampoco despierta curiosidad malsana y,
además, el propio mercado publicitario condiciona la subjetividad del
consumidor para interesarlo sólo por determinados productos cuya
demanda le interesa fomentar.
Respecto del derecho penal, lo curioso es que su objeto central
–el crimen-, llena las páginas de los periódicos y muchas horas de
televisión, casi tantas como el deporte.
Esta publicidad extrema, según las circunstancias se orienta a
generar miedos, a normalizar violencia, a incitar a la venganza o a
crear estereotipos. Sólo responde a los intereses de los medios
masivos monopolizados de la región, obviamente imbricados con el
capital financiero hoy dominante. Para eso se vale de la emoción y de
la imagen y, por ende, no tiene el menor interés en proyectar ningún
pensamiento jurídico racional.
De allí que si bien el crimen llena horas de televisión, el
penalista sea ignorado e incluso reemplazado por cualquier
8

irresponsable con corbata, presentado como famoso y hasta


científico, pero que no es más que otro producto de baja calidad
ofrecido por la moderna publicidad.
De este modo, los hombres y mujeres más seriamente cercanos
al tema en el campo jurídico quedan ignorados o, eventualmente, se
los mezcla o confunde con estos meros buscadores de cámaras
televisivas. Si alguna vez saltan a la publicidad, por lo general es
debido a otras actividades, no poco frecuentes entre penalistas, como
es la política. Extraño destino mediático el del penalista.
De vez en cuando, cada comunidad científica, en cuyo seno son
conocidas estas personalidades a las que no llega la luminosidad de
los reflectores del actual escenario televisivo, se toma el trabajo de
hacer memoria de sus próceres ignotos, lo que si bien también queda
reservado a sus intraneus, se trata de rememoraciones que tienen el
enorme mérito de reforzar el sentimiento de comunidad del propio
grupo científico. Y por cierto, nuestra comunidad científica existe y
tiene muy larga historia, que podría considerarse milenaria.
En este libro, el distinguido Profesor Jorge Enrique Valencia
nos presenta uno de esos trabajos memoriosos, que hacen bien a
nuestra comunidad, refrescando nuestro recuerdo de los que llama
penalistas de ayer en nuestra región. Se trata de una galería cuyo
recorrido es apasionante para el penalista de hoy, porque le permite
encontrarse con sus predecesores y, en alguna medida, verificar que
su labor actual se integra en una continuidad de larga data que, al
margen de las circunstanciales y pasajeras vicisitudes del mercado,
sigue aportando su saber al servicio de la posibilidad de una
coexistencia razonable y racional.
El penalista de hoy se hallará aquí con una tradición jalonada
de esfuerzos enormes, de creatividad intelectual, de sensibilidad y
preocupación, aunque muchos hayan actuado conforme al marco de
paradigmas de pensamiento que hoy nos resultan extraños y hasta
curiosos.
Son muchos los personajes aquí invocados y, sin duda, son
personalidades extraordinarios, que si se hubiesen dedicado a otras
materias, posiblemente tendrían hoy monumentos o calles con sus
nombres. América Latina es una región caracterizada por la
9

producción de personalidades fuertes en todos los órdenes y, por


cierto, el penalismo no podía ser ajeno a esta regla.
Razones cronológicas hacen que a muchos de ellos no los
hayamos conocido personalmente, pero a otros los hemos tratado e
incluso hemos mantenido con varios de ellos vínculos de estrecha
amistad y colaboración. Todos nos han enseñado siempre algo, como
maestros, profesores o en el intercambio de ideas y opiniones.
En verdad, nos basta ver los rostros, las tapas de sus libros o
incluso sólo leer sus nombres, para desatar infinitos recuerdos y
pensar cuántas historias increíbles encierran los personajes de esta
galería. Por cierto, nos sobre discreción y, al mismo tiempo, nos falta
vuelo literario para describirlas, pero podemos asegurar que esta
galería encierra a personajes realmente extraordinarios, claramente
fuera de lo común.
Si cerramos el libro y los imaginamos a todos juntos, no
podemos menos que evocar algo que es una característica de nuestra
comunidad: su eterna discordia. En efecto: pasan por estas vidas
pasiones y amores, tanto como antipatías, discusiones acaloradas y a
veces odios poco explicables que en ocasiones llegan a superar los
límites de la discusión tolerable.
Al observador externo –y también al interno cuando reflexiona-
le resulta extraña tanta pasión en una actividad que se dirige siempre
a un público muy reducido. No somos los políticos que quieren captar
multitudes u obtener cifras astronómicas de aprobación o de votos en
una elección, sino penalistas que discutimos nuestras ideas ante un
público también académico y muy limitado.
Esta no es una galería de personajes fáciles, entre los que reina
la armonía, sino que el fuerte carácter de estas personalidades generó
muchas veces choques, cuyo recuerdo se mantiene y transmite por
tradición oral de generación en generación. Las rencillas de la
generación previa se convierten en anécdotas de sobremesa
penalística de la actual, que alimenta otras que tendrán parecido
destino. Quizá sea el modo particular de reforzar la pertenencia a
nuestra complicada comunidad científica.
Por esta galería nos lleva hoy del brazo el Profesor Jorge
Enrique Valencia. Nos detenemos un poco ante uno u otro retrato,
escrutamos el rostro que nos mira desde la fotografía, lo enmarcamos
10

en geografías distintas de nuestra región, nos transporta en el tiempo


y en el espacio. Evocamos voces y gestos, recordamos sus gustos y sus
manías. Se asocia el recuerdo con otras personas, a veces incluso con
la mesa familiar compartida. Vienen a la conciencia angustias y
problemas de otros tiempos, que hoy nos suenan lejanos y hasta sin
sentido. Cada retrato evoca ideas, algunas pasadas, otras vigentes,
libros y escritos, a veces cubiertos de polvo, otros abiertos aún hoy en
nuestras mesas. Nos surge una angustia que parece nueva: ¿Alguien
de la próxima generación tendrá la misma sensación cuando seamos
de ayer? Pero esta angustia es existencial. Nada nueva. Es la
existencia misma.

Felicitaciones doctor Valencia por el esfuerzo cumplido. Y aunque el


mundo está en crisis otros persistirán, con la dignidad del oficio, en
apreciar estos recuerdos que todos debemos aplaudir.

E. Raúl Zaffaroni
Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires
Buenos Aires, setiembre de 2016.
11

Me ha honrado, y mucho, la Academia Colombiana de Jurisprudencia,


designándome Miembro de Número, y naturalmente que me siento
orgulloso del ascenso, y soy deudor de una gratitud muy grande y
muy sincera. Bien que es un honor para mí, o para cualquier penalista,
ocupar el sillón que perteneciera a CARLOS LOZANO Y
LOZANO, quien fuera un maestro en ciencia y en conducta2.

Presento, pues, el siguiente trabajo para cumplir decorosamente con


las exigencias de sus estatutos, quehacer intelectual que versa sobre la
producción de aquellos penalistas latinoamericanos ya fallecidos y

2
Siendo entonces Director del Instituto de Ciencias penales de la Universidad Nacional
CARLOS LOZANO Y LOZANO -escribimos alguna vez- imprime su obra Elementos de
Derecho Penal, en 1950. Este que sería prácticamente su último aporte a las disciplinas
penales vio su segunda edición en 1961 bajo los auspicios de la Editorial Lerner, con
sentido prólogo del doctor BERNARDO GAITÁN MAHECHA. LOZANO Y LOZANO
fue una de las figuras sobresalientes del penalismo vernáculo, de las más inteligentes e
informadas. Parigual que EUSEBIO GÓMEZ en la Argentina - la primogénita de la
Scuola Positiva en Sudamérica -, fue un ferviente admirador de Enrico Ferri, y de su obra
científica, y con seguridad en la prédica puede considerarse como el más auténtico y
aguerrido representante del pensamiento determinista en Colombia. Un autor tan
compenetrado de las esencias de esta escuela, y tan respetuoso, por convencimiento, de
sus planteos e ideas, no podía por menos que reflejar en la estructura conceptual de sus
escritos y conferencias, la honradez científica de las convicciones que profesaba, a las
cuales dio lo mejor de sí mismo. Su devoción y admiración por el gran maestro de Roma
se transparenta en toda su obra. A nadie entonces puede sorprender la repercusión que su
labor tuvo en su tiempo que correspondía -como bien se sabe - a la filosofía y
comprensión del Derecho penal de la época. En el ejercicio de la defensa penal tuvo
siempre una actuación singularmente destacada. Su oratoria inmensa alcanzó triunfos
memorables en el foro y en la tribuna por la elocuencia y el calor con que pronunciaba
sus discursos, siempre persuasivos y adecuados siempre a las circunstancias. Ejerció la
docencia universitaria por muchos años con dedicación ejemplar y eficacia sin límites.
Pese a sus numerosas actividades públicas y privadas, ya en el gobierno o en las cámaras,
ora en su bufete de abogado, o en las academias, se mantiene en sus trece la afirmación
de que jamás abandonó sus cátedras en el Externado, la Libre, la Nacional o en el
Colegio del Rosario a las cuales asistía con singular puntualidad. Por ser hombre de
vocación servicial, ingresó a la política descollando notablemente por su recia
personalidad y espíritu superior entre aquella espléndida floración de hombres públicos
de su tiempo. Fue ministro, parlamentario, embajador y dirigente político. Nació en
Fusagasuga (Cundinamarca) en 1904 y murió trágicamente en Bogotá en febrero de
1952. (Cfr., Breve Ojeada a la Bibliografía penal colombiana. Ediciones Jurídicas
Gustavo Ibáñez, Bogotá, 1995).
12

consagrados3, cuyas obras de excelente factura y reputación se pierden


en los tiempos, en las lobregueces de una biblioteca, y a más de esto,
casi nadie las cita. Hay nombres egregios de penalistas americanos, y
otros más, que sin haber nacido en nuestro suelo desarrollaron una
saludable labor intelectual, totalmente ignorados por las últimas
generaciones, y por las otras, también, con las excepciones del caso,
por supuesto. Por razones que a todos alcanza, el tiempo todo lo
desvanece y borra, advirtiendo uno, acaso sin sentirlo ni notarlo, la
ligereza con que la vida de los mortales pasa. Por ello, vale la pena
traerlos a la memoria, con afecto y consideración. Entremos, pues, a
lo nuestro.

ARGENTINA

Han dicho en otro lugar quienes se ocupan de los temas de la historia


de Derecho Penal en América, que la Argentina fue un bastión de los
estudios penales, inspirados e impulsados en un ambiente culto y
refinado. Calando hondo en las cosas, subido interés tiene el
pensamiento de LORENZO CARNELLI, cuando expresó:

“Que la Argentina ha sido en América, respecto de la ciencia


penal, lo que Italia en Europa”4

3
De los penalistas colombianos me ocupé en otra oportunidad. Vid., mi pequeño libro,
Breve Ojeada a la Bibliografía Penal Colombiana, ya citado.
4
Nota bibliográfica al Derecho Penal de Sebastián Soler, en Revista Argentina La Ley,
de 10 de agosto de 1947.
13

CARLOS TEJEDOR

Desfilan ante nosotros nombres egregios, como el de CARLOS


TEJEDOR, quien fuera autor de un Proyecto de Código Penal para la
República Argentina. Por cierto que con excepción de la provincia de
Córdoba -que adoptó el texto reformado de los doctores VILLEGAS,
UGARRIZA y GARCÍA-, las demás provincias sancionaron el texto
del doctor TEJEDOR. Diré de pasada –según referencias que he
examinado–, que este Proyecto se inspiró en el Código Penal de
Baviera, y que no obstante sus errores lógicos, debe ser tenido por uno
de los trabajos de mayor aliento en la época de su sanción. Sobre esto,
anotó certeramente EUSEBIO GÓMEZ:

“La importancia de este Proyecto, la influencia ejercida


por él en la evolución de nuestro derecho penal positivo y
la circunstancia de que, hasta el presente, -no obstante sus
errores y la incompatibilidad de muchos de sus preceptos
y de su economía general con el adelanto de las ideas y de
las instituciones,-esa influencia parece persistir, hemos
creído prudente dejar la palabra á un maestro para que él,
14

con la justeza de criterio que caracteriza á todas sus


obras, nos diga qué es lo que piensa del histórico
Proyecto. El Dr. Rivarola,—que es a quien nos referimos,-
se expresa así: "Si este trabajo tiene algún mérito como
obra doctrinaria de la época en que fué preparado, según
la abundancia de notas en que se encuentran los
fundamentos de sus disposiciones, no fué acertado como
obra legislativa para nuestro país, que aun sufre las
consecuencias de sus errores. No me ocuparé, ahora, de
los que fueron solamente de detalle; hablo de los
fundamentales, saber: 1° haberse limitado á una ley que
sólo las provincias debieran aplicar, y dejado en vigor las
leyes federales sobre crímenes y delitos contra la Nación,
como otro código independiente del que fué ordenado por
la Constitución; 2ª haber adoptado una variedad excesiva
de penas privativas de la libertad, cada una de las cuales
debería cumplirse en establecimientos provinciales
distintos, sin considerar la imposibilidad en que se
hallaban y se hallarán siempre las provincias de dar
cumplimiento al régimen de las ordenado por el código; 3°
haber olvidado, en la parte especial, que las buenas reglas
sobre responsabilidad, contenidas en la parte general,
requerían, para ser aplicables, una correspondiente
amplitud de un máximum y mínimum en la pena de cada
delito”.—(R. Rivarola, “Derecho Penal Argentino”, pág.
17).

TEJEDOR, brevemente lo digo, aparte de su actuación


preponderante en política fue catedrático por muchos años de Derecho
Penal desde 1856 (con Ángel Navarro son los primeros profesores de
la ciencia penal en la Universidad de Buenos Aires). Escribió un
Curso de Derecho Criminal5, que abarcó en su primera parte el
análisis de las leyes de fondo, y en la segunda, las leyes de formas que
constituyen el procedimiento criminal.

5
Librería de CL. M. Joly, 1.871, 2da. Edición.
15

Publicó, además, un “Manual de Jueces de Paz en los procesos


criminales” en 38 hojas6.

6
Imprenta de El Nacional, Buenos Aires, 1861.
16
17

MANUEL OBARRIO

No podría dejar de mencionar a MANUEL OBARRIO, hombre


docto y de laboriosidad infatigable. Nació en Buenos Aires el 27 de
marzo de 1836 y murió, según mis lecturas, en esta ciudad en su
Quinta de San Isidro el 27 de diciembre de 1918, a los 82 años. Con él
se fue al decir de Silva Riestra7: “el último representante del
clasisismo en la cátedra”.

Hizo sus estudios primarios en el Colegio Americano de D. Antonio


Sierra. Entró a cursar filosofía en 1850, y dos años después, inicia con
interés y aprovechamiento sus estudios de Derecho (1852). En 1872 –
y por un tracto cercano a los quince años–, se desempeñó como
catedrático de Derecho Penal y de Derecho Comercial en la Facultad

7
Cita de Jiménez de Asúa, Tratado de Derecho Penal, Editorial Losada S.A., Buenos
Aires, 1964, t. I, p. 1125. 3ra edición actualizada.
18

de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.


Llegando a la meta ambicionada por igual tiempo se dedicó
exclusivamente a la primera de las asignaturas. Decano y Vicerrector.
Juez del Crimen, Diputado y Senador, Miembro Académico y
Delegado de la misma Facultad al Consejo Superior Universitario.

Proporcionó a sus estudiantes su “Curso de Derecho Penal”8,


precedido, en la última edición de 1902, de una Introducción sobre la
Escuela Positiva–Responsabilidad penal, con principios, fundamentos
y enseñanzas que van desde la primera lección hasta la vigésima
quinta lección defendiendo las convicciones de la Scuola Clásica en
los últimos años del siglo XIX. Fue –conforme se afirma9–, el más
ortodoxo dentro del clasisismo penal.

El libro está compuesto por los siguientes capítulos:

Lección primera: Origen del derecho de castigar.


Lección segunda: Objetos del Derecho Penal.
Lección tercera: Infracciones Penales.
Lección cuarta: De las condiciones morales de la infracción.
Lección quinta: Definición de la ley penal.
Lección sexta: Generación de los delitos.
Lección séptima: De la coparticipación criminal.
Lección octava: Doctrina del Código sobre la participación por acto
físico o moral.
Lección novena: Actos de participación principal y accesoria.
Lección décima: Fautores o auxiliadores.
Lección undécima: Responsabilidad civil que nace de los delitos.
Lección duodécima: De las penas en general.
Lección décima tercera: Pena de muerte.
Lección décima cuarta: Penitenciaría.
Lección décima quinta: Pena de presidio– su naturaleza.
Lección décima sexta: Destierro– en qué consiste.
8
Félix Laujone, Editar, Buenos Aires, 1902. Antes de este año el libro –a partir de 1884–,
tuvo varias ediciones hasta la última aquí citada.
9
Francisco Laplaza, Los estudios penales en la Argentina, Criminalia, septiembre de
1941, pp. 42 y ss.
19

Lección décima séptima: Penas humillantes.


Lección décima octava: Principios generales sobre los casos de no
imputabilidad, de justificación y de excusas.
Lección décima novena: ¿Por qué la sordo–mudez exime de
responsabilidad penal?
Lección vigésima: Violencia.
Lección vigésima primera: Justificaciones.
Lección vigésima segunda: Orden superior.
Lección vigésima tercera: Noción de las circunstancias agravantes.
Lección vigésima cuarta: Reincidencia.
Lección vigésima quinta: Extinción y disminución de las penas.

Escribió, además, las siguientes obras:

1. El Código de Comercio Argentino concordado y comentado, 2


volúmenes, 1878–1882.
2. Curso de Derecho Comercial, t. I, 1900.
3. Curso de Derecho Comercial, t. II, 1898.
4. Curso de Derecho Comercial, t. III, 1902.
5. Breves explicaciones sobre Quiebras, 1889.
6. Lecciones de Derecho Penal, 1887.
7. Proyecto de Código de Procedimientos en Materia Penal para los
Tribunales Nacionales de la República, 1882. (Este Proyecto fue
sancionado por ley de 17 de octubre de 1888 con las modificaciones
introducidas por la comisión revisora y la de Códigos de la Cámara
de Diputados).
8. Estudio sobre Las Quiebras, 1895.

Se honró la Academia de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos


Aires al designarlo Presidente (1919), cargo que ejerció –por su
dedicación intensa y perseverante–, en dos periodos consecutivos.
Presidente Honorario, y por final, Miembro del Consejo Directivo.

Rescatamos además, las siguientes referencias10:


10
Extraído de un artículo publicado en el diario La Razón del 27 de diciembre de 1918 y
otros artículos citados en el libro "Dr. Manuel Obarrio", publicado en Buenos Aires en
1919.
20

“En 1852 comenzó sus estudios de Derecho, siendo sus


profesores el doctor Casajemas en derecho civil e
internacional y el doctor José León Benegas en derecho
canónico. Ese año se restableció el curso de economía política
con el doctor Clemente Piñoli. Se doctoró el día que cumplió
20 años, entrando luego a la academia teórico-práctica de
jurisprudencia, que duraba 3 años más. El examen de
abogado duró dos horas y lo rindió ante el Superior Tribunal
de Justicia. Presidió la mesa el doctor Francisco de las
Carreras, quien fue presidente de la Suprema Corte Nacional
en su creación.
El 31 de enero de 1860 fue designado secretario de la
convención del Estado de Buenos Aires, que debía revisar la
Constitución de 1853. Fue después secretario de la Academia
de Jurisprudencia.
En 1867 fue electo diputado a la Legislatura de la Provincia
de Buenos Aires, cargo que desempeñó por reelección durante
tres períodos. Más tarde fue durante dos períodos
consecutivos senador de la misma. En 1894 fue elegido
nuevamente senador por la Unión Cívica Radical, pero no
siéndole posible cumplir el precepto constitucional de la
residencia en la provincia, entendió que no podía aceptar el
honor que le dispensaron sus electores. La cámara de
Senadores no admitió su renuncia; pero considerando él que
no debía faltar a los deberes impuestos por la Constitución
insistió en la renuncia que fue entonces aceptada.
Formó parte de la Convención Constituyente que reformó la
Constitución de la Provincia de Buenos Aires, jurada en 1873.
Desempeñó su decanato durante varios períodos, y por más de
16 años dictó las cátedras de Derecho Comercial y Penal, y
16 años más diócese exclusivamente a la primera.
En 1901 fue electo presidente de la comisión municipal de
la ciudad de Buenos Aires, puesto que ocupó por reelecciones
21

sucesivas hasta 1907, año en que aquella concluyó su


cometido. Durante su presidencia ocupó varias veces la
intendencia municipal. En 1908 fue elegido miembro del
directorio del Banco Hipotecario Nacional y reelecto en 1910,
1915 y 1918.
El primer cargo público que desempeñó siendo muy joven fue
el de miembro de una comisión de inmigración designado por
el presidente Domingo Sarmiento, juntamente con Manuel
Ocampo y otros. En varias oportunidades le fueron ofrecidos
diversos ministerios, puestos que declinó por razones
personales.

Escribió el Proyecto de Código de Procedimientos en materia


penal para los tribunales nacionales de la República.
sancionado ley el 17 de octubre de 1888. En
colaboración: Códigos militares, comprendiendo la ley de
organización y competencia de los tribunales respectivos;
Reformas al Proyecto de Procedimientos en materia civil y
comercial; Proyecto de Código de Procedimientos Penal para
la Provincia de Buenos Aires; Proyectos de ley sobre la
organización de la justicia federal, de la justicia ordinaria de
la capital y la de territorios nacionales; Sobre enjuiciamientos
de magistrados; Sobre procedimientos de la justicia de menor
cuantía y de paz; Reglamento de la Bolsa de la ciudad de
Buenos Aires adaptado a la ley de reformas del Código de
Comercio; gran cantidad de artículos y trabajos jurídicos en
numerosas publicaciones nacionales y extranjeras. Entre
nombramientos honoríficos, electivos, científicos y comisiones,
existen en su archivo 265 comunicaciones correspondientes a
otros tantos cargos desempeñados.

Se casó con Remedios Langdon y Saenz Valiente, matrimonio


del que sobrevivieron cinco hijos. Su fallecimiento se produjo
en su quinta de San Isidro, el 27 de diciembre de 1918, a la
edad de 82 años. Su quinta, ubicada en las calles 25 de Mayo
22

y Maipú se conserva en San Isidro como patrimonio histórico


del partido”.
23

JULIO HERRERA

Este abogado y político argentino, grande en su tiempo, nació en San


Fernando del Valle de Catamarca, el 28 de junio de 1856 y murió en
Córdoba, 9 de febrero de 1927, a los 71 años de edad.

Estudió en su ciudad natal y dedicó su juventud al comercio y al


estudio del derecho aunque por falta de medios y recursos económicos
no pudo terminar su carrera universitaria. A los 19 años fue secretario
del Juzgado federal de Catamarca, y al año siguiente, profesor de
matemática en el Colegio Nacional de Catamarca. Fue Gobernador de
la provincia de Catamarca entre 1894 y 1897.

Consagró sus mejores años al servicio de su país, con anhelos de


progreso y prosperidad, lo que está muy bien recordarlo para que sus
24

metas y objetivos transparentes se guarden en el lugar exacto.


Miremos esta síntesis, cuajada de pensamientos y realidades:

“Muy joven, fue ministro de Hacienda del gobernador José


Dulce, y más tarde fue elegido diputado nacional.

Asumió como gobernador de su provincia en junio de 1894,


en una provincia que había estado convulsionada por
sucesivas revueltas durante la gestión de su antecesor
Gustavo Ferrary11.

Durante su mandato se instaló la primera red de agua


corriente y la primera de electricidad. Convocó una
Convención que sancionó una nueva constitución para su
provincia y por su iniciativa se sancionaron los códigos de
procedimientos en lo civil, comercial y penal. Se creó el
Concejo Deliberante de la Capital, su fundó la Biblioteca
provincial y la Escuela de Derecho. Encargó a las
Hermanas del Buen Pastor la dirección del Correccional de
Mujeres12.

Durante su mandato se realizó el segundo Censo Nacional,


que demostró que, a diferencia de la población nacional,
que se había duplicado, la población de Catamarca había
aumentado desde 1869 solamente en un 13%, llegándose a
los 90.000 habitantes.

Tras su paso por la gobernación se presentó a solicitar su


título de abogado, siendo examinado y aprobado por un
tribunal. Poco después fue nombrado miembro del Superior
Tribunal de Justicia de la provincia. Fue también miembro
de la Convención Nacional Constituyente de 1897.

11
Vicente Osvaldo Cutolo, Nuevo diccionario biográfico argentino, Elche, 1968, t. 3,
p. 577.
12
Navarro Santana, Luis, Herrera, Julio (1894-1897). Guía de Catamarca.
http://web.archive.org/web/http://www.catamarcaguia.com.ar/historia/GobernadoresF/He
rreraJulio.php. Consultada en agosto de 2016.
25

En 1898 fue elegido senador nacional, cumpliendo íntegro


su mandato de nueve años. Se destacó en las votaciones de
las reformas políticas, y en su firme y exitosa oposición a la
reforma del Código Penal de la Nación.

Tras su paso por el Senado, fue nuevamente nombrado


miembro del Superior Tribunal de Justicia de su provincia.
También fue profesor en el Colegio Nacional y en la
Escuela Normal de su ciudad natal”.

Letrado y erudito como pocos, escribió, entre varias obras –unas de la


ciencia penal y otras más de política sin faltar temas y ejes muy de él–
, los siguientes estudios, dignos de figurar, por su prosa y contenido,
en el cielo purísimo de las letras de su patria:

 Anarquismo y defensa social


 Educación y criminalidad
 Sistemas carcelarios
 Alcoholismo: medidas para combatirlo
 Admisibilidad de los penados provinciales en las cárceles
nacionales
 El nuevo censo en la representación parlamentaria
 El nuevo Código Penal Argentino
 El pontificado y su acción civilizadora
 Reforma de la enseñanza media

Su libro La reforma penal13 y los principios fundamentales en que


debe inspirarse –obra tallada y de una juridicidad severa y exigente–,
con prólogo del doctor Osvaldo Magnasco, está compuesta por los
siguientes títulos:

Aplicación de la ley penal (Título Primero); De las penas (Título II);


Responsabilidad Civil (Título III); Responsabilidad Penal (título IV);
De la tentativa (Título V); Participación criminal (Título VI);

13
Librería e Imprenta de Mayo, Buenos Aires, 1911.
26

Reincidencia (Título VII); Concurso de delitos (Título VIII);


Extinción de acciones y de penas (Título IX); Del ejercicio de las
acciones (Título X).

Con recuerdos que vienen de muy atrás, el doctor ZAFFARONI14


evoca que:

“El proyecto de 1906. En 1904 el P. E. designó una comisión


integrada por cinco juristas (Rodolfo Rivarola, Francisco
Beazley, Diego Saavedra, Cornelio Moyano Gacitúa y
Norberto Piñero) y un médico (José María Ramos Mejía)
para que elaborase un nuevo proyecto de GP. La comisión
parece haber trabajado sobre un anteproyecto de parte
general que en 1905 había preparado Rodolfo Rivarola
sobre el proyecto de 1891. La comisión elevó el proyecto al
P.E. en 1906, el que lo giró al Congreso, pero nunca fue
tratado.

Cualesquiera sean las críticas que puedan formulársele a


este proyecto, aunque más no fuese la introducción de la
condena condicional y de la libertad condicional, debe
considerárselo un proyecto avanzado. Unificaba la
legislación penal al igual que el proyecto de 1891, siguiendo
en general su línea y mejorándola. El más completo estudio y
crítica de este proyecto lo hizo Julio Herrera en una obra
titulada "La Reforma Penal” (Buenos Aires, 1911). Esta
obra ejerció una gran influencia sobre los posteriores
trabajos legislativos y contribuyó a esclarecer algunos
aspectos defectuosos del proyecto y a corregirlos. Si hasta
1906 la labor de proyección del código parece haber sido
orientada en general por Rivarola, la misma se completa
luego con las atinadas observaciones de Herrera, Julio
Herrera, magistrado, senador nacional y luego gobernador
de su provincia (Catamarca) tiene el mérito de haber hecho

14
Manual de Derecho Penal, Parte General, Ediar, Buenos Aires, 1979, pp. 130–131. 2da.
edición.
27

esta tarea sin haber ocupado nunca una cátedra


universitaria, en la forma humilde y callada del científico,
que en el campo jurídico frecuentemente produce mejores
frutos en el medio provinciano que en las alborotadas
capitales”.
28
29

NORBERTO PIÑERO

Nació en la ciudad de Buenos Aires en 1858 y expiró el 1 de julio de


1938, a los 80 años de edad, dejando memoria –a juzgar por lo que
dice JIMÉNEZ DE ASÚA15–, “de varón ejemplar”.

Se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires en 1882.


Actuó, con equilibrio y mesura, como Defensor de pobres y ausentes
en el Juzgado de Apelaciones de la Capital Federal.

En su Alma Mater fue profesor de Derecho Penal y Comercial y


profesor de Derecho en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
También se le encargó la Secretaría de la Facultad.

15
Tratado de Derecho penal, opus cit., t. I, p. 1127.
30

Miembro de la Convención Constituyente de la Provincia de Buenos


Aires en 1884.

Guiando su pluma hacia el campo penal, divulga el jurista su


“Derecho Criminal. Discurso Inaugural de la Cátedra de Derecho
Penal en la Facultad de Derecho de La Universidad de Buenos
Aires”, que al decir de EUSEBIO GÓMEZ16 traza los rumbos que
imprimirá a la enseñanza, declarándose entusiasta y partidario de la
escuela positiva.

Con PIÑERO entraron las ideas de FERRI, GARÓFALO y


LOMBROSO, con sus primeras y decisivas influencias17. Anunció el
maestro a sus alumnos que la dicha escuela ha invadido la mayor
parte de los pueblos y que “dará la vuelta al mundo en bien de la
investigación y del estudio”18.

Como resultado de la vinculación a la diplomacia en 1897 dejó las


aulas al asumir la embajada de su país en Chile. “Donde tuvo una
activa participación en las negociaciones con Chile y Bolivia por el
Litigio de la Puna de Atacama. Renunció al cargo en octubre de
1898”19.

16
Criminología Argentina, opus cit., p. 106.
17
“Un artículo publicado por Piñero en La Nación de Buenos Aires, del 18 de mayo de
1887, mereció elogios de Enrico Ferri, quien encontraba que el autor era ‘un valiente
difensore’ de la escuela criminal positiva, agregando que ‘ne ha francamente ed
ottimamente sostenuti e spiegati e principi fondamentali’ (Risposta al prof. De Aramburu,
pág. 261, en Studi sulla Criminalitá, Torino, 1926. Este escrito de Ferri constituye el
prefacio para la traducción española de los Nuovi Orizzonti hecha por J. Pérez Oliva,
Madrid, 1887). El programa oficial del curso del prof. Argentino puede verse en el
volumen de Scritti in onore di Enrico Ferri, Torino, 1929; Juan P. Ramos. La escuela de
Enrico Ferri en la República Argentina, pág. 397” Vid., Francisco P. Laplaza, Revista
Criminalia, Año VIII, México 1 de septiembre de 1941, No. 1, p. 45.
18
Cita de Rodolfo Pessagno y Humberto Bernardi, Temas de Historia Penal, Editorial
Perrot, Buenos Aires, 1953, p. 242.
19
Parker, William Belmont (1920). The Hispanic Society of America, ed. Argentines of
Today. Volume 1.
31

Al inaugurar su curso universitario hizo profesión de fe positivista,


según hace memoria ASÚA20, proclamando las ideas siguientes:

“Los actos humanos que vulneran derechos de la sociedad o de


sus miembros; que hieren sus condiciones de existencia, forman
–dice– uno de los objetos de la ciencia criminal. Ésta estudia,
minuciosamente, aquellos actos, examina todas sus
modalidades; los clasifica, teniendo en cuenta la naturaleza e
importancia de los derechos que lesionan, el modo como se
ejecutan y la gravedad que en sí ofrecen; indaga sus causas y
las leyes naturales que rigen su movimiento”. “Pero los delitos
–añade– tienen autores y es preciso tomarlos en consideración.
El estudio de los delincuentes es uno de los capítulos de la
ciencia más erizados de dificultades. El derecho penal
considera a los criminales desde diversos puntos de vista; los
separa en especies o grupos, según su índole, su temperamento,
sus hábitos, sus condiciones psíquicas y físicas, etc.”.

Y aunque pasaron los tiempos, y todo pasa, transcribamos las


siguientes impresiones21:

“En 1900 fundó la Sociedad para la Educación Industrial,


de la cual fue presidente, que construyó un importante
número de escuelas industriales en Buenos Aires.
Incorporado a la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires, fue nombrado su decano en
1904; en ese cargo fundó el Museo Etnográfico de la
Universidad, cuyo director fue Juan Bautista Ambrosetti.

En 1906 fue nombrado Ministro de Hacienda de la Nación


por el presidente José Figueroa Alcorta; ocupando ese
cargo poco más de seis meses. Tras su renuncia fue
nombrado jefe del departamento leal del Banco de la

20
Tratado de Derecho penal, opus cit., t. III, p. 1126.
21
Cárdenas, Eduardo José, y Payá, Carlos Manuel (1975). En camino a la democracia
política; 1904-1910. Memorial de la Patria. Buenos Aires: La Bastilla.
32

Nación Argentina, cargo que ocupó durante más de quince


años.

En 1910 participó del Congreso Internacional de


Americanistas.

Volvió a ser Ministro de Hacienda durante la presidencia


de Roque Sáenz Peña, durante tres meses. Renunció para
concentrarse en la fundación del Colegio de Abogados de
Buenos Aires, del cual fue el primer presidente. También fue
presidente de la Comisión Nacional para la construcción
del Teatro Cervantes de Buenos Aires. También presidió el
Congreso Penal Nacional y participó como representante
del gobierno argentino en la Comisión Internacional de
Legislación Uniforme.

En 1922, conformó junto a Rafael Núñez la fórmula


electoral de la Concentración Nacional como candidato a
presidente, que enfrentó a Marcelo T. de Alvear de la UCR,
siendo derrotado por 450 000 votos contra 200.000 votos
que obtuvo la Concentración Nacional.

Tras la derrota, Piñero abandonó toda actuación pública,


dedicándose a la literatura jurídica y historiográfica”.

Hizo parte de la Comisión del Proyecto de 1.890 con RODOLFO


RIVAROLA y NICOLÁS MATIENZO.

Según las cuentas de ASÚA22 escribió cuarenta obras, entre las cuales
sobresalen:

La letra de cambio ante el derecho internacional privado (1882)


Historia de la Universidad de Buenos Aires (1889).
Proyecto de Código Penal para la República Argentina (1891)

22
Tratado de Derecho penal, opus cit., t. I, p. 1127.
33

Cuestiones económicas (la cuestión monetaria y la cuestión bancaria)


Escritos de Mariano Moreno: Ordenación y Prólogo. (Buenos Aires,
1896), Biblioteca del Ateneo
Los escritos de Mariano Moreno y las críticas del señor Groussac
(1897).
Problemas de criminalidad.
El crimen y las multitudes.
Base de la educación penal argentina.
El patrón monetario.
Las hipotecas a oro (1917).
Monopolio de la venta y surtidores de nafta (1930).
34
35

RODOLFO RIVAROLA

Por la época y dejando huella de su brillante ingenio y de su


personalidad jurídica extendida RODOLFO RIVAROLA fue otra
dignísima y competente figura del pensamiento jurídico argentino.
Nació en Rosario, Provincia de Santa Fe, el 18 de diciembre de 1859
y desapareció del mundo el 10 de noviembre de 1942 a los 84 años.

Sus estudios de bachillerato los adelantó en el Colegio Nacional de


Buenos Aires obteniendo el cartón correspondiente en 1876. Pasó
luego a la Universidad de Buenos Aires en cuya Facultad de Derecho
recibió su titulación universitaria en 1882. Superándose a sí mismo,
alcanzó, a poco, el título de Doctor en Jurisprudencia.

Cumpliendo sus anhelos y deseos, y manejando sus propias vivencias,


ingresa al poder judicial. Fue Juez en Corrientes a los veintiséis años
de edad y en la ciudad de La Plata desempeñó las funciones de Juez y
Secretario de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos
36

Aires entre 1889 y 1893. Por su capacidad, inteligencia y decoro


personal se le designó Fiscal de Cámara en el periodo de 1893 a 1898.

Viviendo los sueños más bellos y plenos del jurista, lleno de actividad
y empuje se dedicó a la enseñanza, entregando a sus discípulos, ¡qué
duda cabe!, el tesoro de su saber inagotable y el culto por los ideales y
la ética. Dictó la cátedra de Derecho Civil y de Filosofía en la
Facultad de Derecho y en la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires, respectivamente, en el tracto
comprendido entre 1896 y 1926.

Profesor de la ciencia penal en la Universidad Nacional de La Plata,


alcanzando por la defensa de sus principios y por sus títulos y
conocimientos –virtudes rectoras de la vida–, el galardón honorífico
de Presidente de ese centro académico (1918–1920).

Representó -al decir de ASÚA23-, el nexo entre los que se fueron y los
que escribieron y trabajaron en la Argentina por aquel tiempo,
cultivando a conciencia el Derecho Penal y otras áreas jurídicas. No
fue un auténtico positivista. Su Exposición y Crítica del Código penal
de la República Argentina24, en tres tomos, obra de excepcional
aliento y condiciones admirables, constituyó una “diatriba contra el
código penal de 1.886”, según explica ASÚA25. La obra viene
compuesta así:

Tomo primero:

Noticia histórica del Código (Capítulo I); Materia legislada por


el Código (Capítulo II); Plan del Código en la Parte General
(Capítulo III); De la aplicación del Código Penal (Capítulo IV);
De la voluntad criminal (Capítulo V); De la tentativa (Capítulo
VI); De la culpa o imprudencia (Capítulo VII); De las cosas que
eximen de responsabilidad (Capítulo VIII); De las
circunstancias atenuantes (Capítulo IX); De las circunstancias
23
Tratado de Derecho Penal, opus cit., t. I, pp. 1127 – 1128, 3a. Edición actualizada.
24
Félix Laujone, Buenos Aires, 1.890.
25
Tratado de Derecho Penal, opus cit., t. I, p. 1128.
37

agravantes (Capítulo X); De los autores principales del delito


(Capítulo XI); De la complicidad (Capítulo XII); De los
encubridores (Capítulo XIII); De las penas en general (Capítulo
XIV); De las clases de pena (Capítulo XV); De la pena de
muerte (Capítulo XVI); Presidio y penitenciaría (Capítulo
XVII); Cuestiones sobre la gracia en las penas de presidio y
penitenciaría (Capítulo XVIII); Prisión, Arresto, Destierro,
Inhabilitación, Multa (Capítulo XIX); De la prescripción
(Capítulo XX).

Tomo segundo:

Plan del Código en la Parte Especial (Capítulo preliminar);


Sección primera: Delitos privados. Del homicidio (Capítulo
Primero); Infanticidio (Capítulo II); Aborto (Capítulo III);
Duelo (Capítulo IV); Lesiones corporales (Capítulo V); Del
adulterio (Capítulo VI); De la violación (Capítulo VII); Estupro
y corrupción de menores (Capítulo VIII); Del rapto (Capítulo
IX); Disposiciones comunes a los delitos contra la honestidad
(Capítulo X); Matrimonios ilegales (Capítulo XI); Delitos
contra el estado civil de las personas (Capítulo XII); Detención
privada (Capítulo XIII); Sustracción de menores (Capítulo
XIV); Abandono de niños (Capítulo XV); Violación de
domicilio (Capítulo XVI); Amenazas y coacciones (Capítulo
XVII); Descubrimiento y revelación de secretos (Capítulo
XVIII); De las calumnias e injurias (Capítulo XIX); Robos y
hurtos (Capítulo XX); De la usurpación (Capítulo XXI); De los
quebrados y otros deudores punibles (Capítulo XII); De las
estafas y otras defraudaciones (Capítulo XXII); De los
incendios y otros estragos (Capítulo XXIV); De los daños
(Capítulo XXV); Disposiciones generales sobre hurtos,
defraudaciones y daños.

Tomo tercero:

Sección primera: Delitos Públicos. Rebelión, sedición y motín


(Capítulo I); Atentado y desacato a la autoridad (Capítulo II);
38

Usurpación de autoridad (Capítulo III); Abuso de autoridad


(Capítulo IV); Prevaricato (Capítulo V); Cohecho (Capítulo
VI); Infidelidad en la custodia de presos (Capítulo VII);
Infidelidad en la custodia de documentos (Capítulo VIII);
Revelación de secretos (Capítulo IX); Malversación de caudales
públicos (Capítulo X); Fraudes y exacciones (Capítulo XI); De
las falsedades (Capítulo XII); De la falsificación de sellos,
firmas y marcas (Capítulo XIII); De la falsificación de
documentos en general (Capítulo XIV); Falsificación de
documentos de crédito (Capítulo XV); De la falsificación de
billetes de banco (Capítulo XVI); Del falso testimonio (Capítulo
XVII); Disposiciones generales sobre falsedad (Capítulo
XVIII); Delitos contra la salud pública (Capítulo XIX).

Fue importante –por su técnica, aportaciones y pureza metódica–, su


Derecho Penal Argentino, Parte General. Tratado general y de la
legislación actual comparada con las reformas proyectadas y con
legislaciones de lengua española26. Engloba los siguientes capítulos:

Introducción: Orígenes y formación del derecho penal argentino


(Capítulo I); Ideas sobre derecho penal en Argentina (Capítulo
II); De la definición del delito (Capítulo III); el derecho penal,
la filosofía y las ciencias (Capítulo IV); Ciencias que influyen
en el derecho penal (Capítulo V);

Libro primero: De las leyes penales argentinas: De las leyes


penales de la República (Capítulo I); De la no interpretación de
las leyes penales (Capítulo II); De la jurisprudencia en la
República Argentina (Capítulo III); De la Constitución Nacional
como fuente de derecho penal (Capítulo IV); De las leyes
penales en relación con las civiles (Capítulo V); Efectos de la
ley penal con relación al territorio (Capítulo VI); Efectos de la
ley penal con relación al tiempo (Capítulo VII);

26
Librería Rivadavia, Buenos Aires, 1910.
39

Libro segundo: Del hecho punible: Del elemento material del


hecho punible (Capítulo I); Del elemento psicológico del hecho
punible (Capítulo II); De la culpa o imprudencia (Capítulo III);
De la tentativa (Capítulo IV); De la clasificación de los hechos
punibles (Capítulo V);
Libro tercero: De las penas: De las penas en general (Capítulo
I); De la pena de muerte (Capítulo II); Penas restrictivas de la
libertad (Capítulo III); Penas pecuniarias y penas privativas de
derechos (Capítulo IV);

Libro cuarto: De la aplicación de las penas: De la


responsabilidad y casusas que la excluyen (Capítulo I); Del
sistema de agravantes y atenuantes (Capítulo II); De la
reincidencia (Capítulo III); Del concurso de delitos (Capítulo
IV); De los autores, cómplices y encubridores (Capítulo V); De
la condenación condicional;

Libro quinto: De las acciones y de la extinción de acciones y


penas: De las acciones penales (Capítulo I); De la extinción de
la acción penal (Capítulo II) De la extinción de las penas.

Descuellan entre otras de las obras debidas a su inteligencia y a su


elegante y castizo estilo las siguientes: Instituciones de Derecho Civil,
Programa de una Exposición de Derecho Civil (1901); El Presidente
Sáenz Peña y la Moralidad Política Argentina (1914); La
Constitución Argentina y sus Principios de Ética Política (1928).
También redactó el Código de Procedimiento en Materia Criminal de
la Provincia de Corrientes y el Código Penal para la República
Argentina precedido de una exposición de motivos (en 1888 con la
colaboración de Norberto Piñero y José Nicolás Matienzo).

Fue famosa y acreditada -por estar en grande-, su crítica de la pena de


muerte en el Código penal argentino27. Con el necesario aunque breve
examen del tema, se expresa así, EUSEBIO GÓMEZ28:

27
Editorial Félix Lajouane, Buenos Aires, t. I, 1890.
28
Criminología Argentina, opus cit., p. 44.
40

“La pena de muerte en el Código Argentino no alcanza a


disminuir el número de delitos, porque no basta que esté
escrita siendo necesario que se ejecute, lo que no se hace
por oponerse a ello un hecho social: la repugnancia de los
sentimientos generales de nuestro pueblo; y de un hecho
legal: las trabas opuestas por la misma ley a su aplicación,
el código, al sancionarla, no tuvo en cuenta las condiciones
y caracteres actuales del pueblo argentino; pero al
establecer las restricciones que la han hecho casi imposible,
tuvo en consideración esas condiciones y caracteres”.

Redactó también un texto que versó sobre “La justicia en lo


criminal”29, referido a la organización y procedimiento de la justicia
en la capital de la República.

Otras publicaciones del autor:

 Código de procedimientos en materia criminal, para la


Provincia de Corrientes, en colaboración, Corrientes, 1882.

 La centralización de los tribunales de la Provincia de Buenos


Aires, Buenos Aires, 1887, p. 50.

 Crítica de la pena de muerte en el Código penal argentino,


Buenos Aires, 1888, p. 43.

 Cuestiones sobre la gracia en el Código penal, Buenos Aires,


1889, p. 19.

 Proyecto de Código penal para la República Argentina,


precedido de una Exposición de motivos, Buenos Aires, 1891,
p. 494.

29
Exposición que recoge la conferencia dictada en la Sociedad de Antropología Jurídica,
Buenos Aires, 1888.
41

 Nacionalidad de la argentina casada con extranjero, Buenos


Aires, 1894, p. 29.

 La justicia en lo criminal. Organización y procedimiento,


Buenos Aires, 1899, I vol. In–8º, p. 253.

 Simplificación de los procedimientos judiciales en la Provincia


de Buenos Aires, La Plata, 1900, folleto in–4º, p. 16.

 Orígenes y evolución del derecho penal argentino, Buenos


Aires, 1900, p. 34.

 Instituciones del derecho civil argentino, Buenos Aires, 1901, 2


vol. In–8º.

 Partidos políticos unitario y federal. Ensayo de política, I vol.


In– 12º, p. x–126.

 Un nuevo aspecto de la cuestión universitaria, Buenos Aires,


1906, p. 23.

 Bases y anteproyecto de un Código penal para la República


Argentina (Parte General), 1906, p. 129.

 Proyecto de un Código penal para la República Argentina, en


colaboración, 1906.

 La Facultad de ciencias jurídicas y sociales de la Universidad


Nacional de la Plata, 1906, p. 129.

 La justicia de la Capital, Unificación de los fueros federal y


ordinario, Buenos Aires, 1908, p. 54.

 Del régimen federativo al unitario, Estudio sobre la


organización política de la Argentina, Buenos Aires, 1908, I
vol. In–8º, p. XXXII–461.
42

 La Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales y su sección de


pedagogía en 1907 y 1908, Buenos Aires, 1909, p. 76.

Metiéndose en la propia intimidad y personalidad de RODOLFO


RIVAROLA –y como un homenaje a su vida pública y a sus
ejecutorias–, ENRIQUE DE GANDÍA30 reveló lo siguiente:

“Había sido masón, como Mitre, Sarmiento y tantos próceres


de nuestra patria. No era anticatólico, sino deísta y
respetuoso de todas las religiones. Sus ideas políticas eran
conservadoras y. al mismo tiempo, liberales, es decir,
partidario del dogma de la Libertad. Podía considerársele un
constitucionalista sutil y erudito. Su figura sorprendía. Corta
estatura. La cabeza y los bigotes blancos. Daba la impresión
de no haber sido nunca joven. Su vejez era adusta y
bondadosa. Encerraba talento, autoridad y afecto. Mente
lúcida, brillante. No vacilaba. Encontraba la clave en las
inquietudes y en los aparentes misterios, memoria límpida,
ademanes rápidos, redacción clara, luminosa, y palabras
firmes, exactas, sin florilegios ni ambigüedades.”

30
Orígenes de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, Academia.
Consultada el 25 de marzo de 2016.
43

RODOLFO MORENO (h)

Este distinguido penalista, diplomático y político argentino, nació en


Buenos Aires, el 20 de marzo de 1879 y falleció el 20 de
noviembre de 1953, a los 74 años de edad. Se graduó en
Jurisprudencia en 1900 en la Universidad de Buenos Aires con una
tesis llamada Proteccionismo industrial, la misma que figuró, por su
indiscutible estima e interés, en lugar eminente.
Fue profesor de literatura en el Colegio Nacional de La Plata31,
de Derecho Civil en la Universidad Nacional de La Plata y
de Derecho Penal en la Universidad de Buenos Aires. Tan destacado

31
Ricardo Piccirilli, (1953). Diccionario Histórico Argentino. Tomo V. Ediciones
Históricas Argentinas.
44

hombre de leyes fue miembro de la Academia Nacional de Derecho y


Ciencias Sociales32.
En ciclo feliz actuó en el periodismo habiendo sido cronista de El
Tiempo y director de La Argentina, muy acreditados y emancipados
periódicos y diarios donde aparecen bien equilibradas y dispuestas –
por haber vivido la vida apasionada de los suyos–, las mejores plumas
de su tiempo.

Fue secretario de la Procuración General de la Suprema Corte


provincial. En 1916 fue elegido diputado nacional, siendo reelegido
en 1922, 1926 y 1930. Durante la dictadura de JOSÉ FÉLIX
URIBURU Representante letrado del Estado Nacional en los
tribunales de la Capital Federal.

En su vida batalladora se consagró también a la política habiendo


Ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires durante la
gobernación de MARCELINO UGARTE, Gobernador de la
provincia de Buenos Aires (1942–1943). Ministro de Hacienda y de
Obras Públicas durante la gobernación de JULIO A. ACOSTA.

Un resumen de las actividades y tareas desarrolladas en este campo,


viene expuesto así33:

“Fue miembro de la Convención reformadora de la


constitución provincial en 1934, Ministro de Gobierno del
gobernador Federico Martínez de Hoz, y
entre 1935 y 1939 fue presidente de la Caja Nacional de
Jubilaciones y Pensiones Civiles. Fue embajador de su
país en Japón, cargo que ocupó entre 1939 y 1940,
cuando se iniciaba la Segunda Guerra Mundial.

32
Lucio Pérez Calvo y Sebastián María Steverlynck (2 de enero de 2010). «Semblanza de
don Rodolfo Moreno». Diario La Nueva Provincia.
33
Lucio Pérez Calvo y Sebastián María Steverlynck, Semblanza de don Rodolfo
Moreno, Diario La Nueva Provincia, 2 de enero de 2010.
45

Tras las sucesivas crisis que llevaron a las renuncias de


Martínez de Hoz y Manuel Fresco, el Partido
Conservador –que, a nivel nacional, se identificaba con
el Partido Demócrata Nacional– buscaba afanosamente
un candidato que asegurara alguna estabilidad. Creyeron
encontrarlo en el prestigioso jurista que era Moreno, el
cual fue elegido –fraude patriótico mediante– y asumió en
enero de 1942 como gobernador de la provincia de
Buenos Aires. Designó como ministro de gobierno
a Roberto Noble.
Su gobierno llevó adelante algunas obras públicas, que no
pudieron opacar la festuosa obra de Fresco, excepto en la
construcción de cárceles, en que se destacó. Su ambición
personal, en la que lo apoyaron los dirigentes
conservadores, fue acceder a la presidencia de la Nación.
Esta ambición lo llevó a elegir la confrontación directa
con el presidente Ramón S. Castillo, lo que a la larga
debilitó su posición como gobernador. Tras una serie de
enfrentamientos inútiles, presentó su renuncia a la
gobernación en abril de 194334.
Durante la dictadura militar, en 1944 estuvo exiliado
en Montevideo. Desde allí atacó la posición neutralista
del gobierno argentino, tildándolo de "dictadura nazi"35.
Su último libro, Más allá del oriente36, cuenta las
memorias de su actividad diplomática en Japón,
retratando la sociedad y la política de ese país al iniciarse
la Guerra Mundial”.

34
Emir Reitano, Rodolfo Moreno: Una Frustrada Carrera Hacia la Presidencia. Archivo
Histórico de la Provincia de Buenos Aires "Ricardo Levene", 2008.
35
Norberto Galasso, Perón: Formación, ascenso y caída, 1893-1955. Colihue, 2005.
p. 237.
36
Rodolfo Moreno, Más allá del oriente. Sudamericana, 1946.
46

Con anchos horizontes y tenaz perseverancia escribió acerca del


Derecho penal, destacándose su extensa obra sobre El Código Penal y
sus antecedentes37, en siete volúmenes, interpretando con solvencia y
seriedad, el Código de 1922.
Está compuesta por los siguientes temas:
Volumen I:

Orígenes del derecho penal argentino (Capítulo I); Fundamentos


verbales del despacho de la Comisión Especial de Legislación Penal y
Carcelaria en la Cámara de Diputados (Capítulo II); Los principios
penales en la constitución (Capítulo III); El complemento del Código
Penal (Capítulo IV); Derecho Penal y Delito (Capítulo V); La
legislación de faltas (Capítulo VI); Aplicación de la ley penal con
relación al territorio (Capítulo VII); Expulsión de extranjeros
(Capítulo VIII); Aplicación de la ley penal con relación al tiempo
(Capítulo IX); Aplicación del Código a los casos previstos por leyes
especiales (Capítulo X); De las penas (Capítulo XI); El régimen legal
de las penas (Capítulo XII); De la pena de muerte (Capítulo XIII);
Penas privativas de la libertad (Capítulo XIV); Las penas de reclusión
y prisión con referencia a determinadas personas (Capítulo XV).

Volumen II:

Penas de arresto y destierro (Capítulo I); Penas perpetuas, por tiempo


indeterminado y temporales (Capítulo II); Inhabilitación (Capítulo
III); La inhabilitación como pena accesoria (Capítulo IV); Trabajo del
condenado (Capítulo V); Libertad condicional (Capítulo VI); Los
condenados por tribunales provinciales (Capítulo VII); Pena de multa
(Capítulo VIII); Decomiso de los instrumentos del delito (Capítulo
IX); Prisión preventiva (Capítulo X); Locura del condenado (Capítulo
XI); Condenación condicional (Capítulo XII); Reparación de
perjuicios (Capítulo XIII); Responsabilidad (Capítulo XIV);

37
H.A. Tommasi Editor, Buenos Aires, 1922–1923.
47

Imputabilidad (Capítulo XV); Imputabilidad –continuación– (Capítulo


XVI); Imputabilidad –continuación– (Capítulo XVII); Menores
(Capítulo XVIII); De las circunstancias especiales que modifican la
imputabilidad (Capítulo XIX); Tentativa (Capítulo XX).

Volumen III:

Participación criminal (Capítulo I); Reincidencia (Capítulo II);


Concurso de delitos (Capítulo III); Extinción de Acciones y de Penas
(Capítulo IV); Extinción de Acciones y de Penas (Capítulo V); Del
ejercicio de las acciones (Capítulo VI); Significación de conceptos
empleados por el Código (Capítulo VII); El sistema del Código
(Capítulo VIII); Delitos contra la vida (Capítulo IX); El homicidio en
el Código (Capítulo X); El homicidio en el Código (Capítulo XI); El
suicidio (Capítulo XII); De la culpa o imprudencia (Capítulo XIII);
Aborto (Capítulo XIV).

Volumen IV:

Lesiones (Capítulo I); Homicidio o lesiones en riña (Capítulo II);


Duelo (Capítulo III); Abuso de armas (Capítulo IV); Abandono de
personas (Capítulo V); Delitos contra el honor (Capítulo VI); Delitos
contra la honestidad. Adulterio (Capítulo VII); Violación y estupro
(Capítulo VIII); Corrupción y ultrajes al pudor (Capítulo IX); Ultrajes
al pudor (Capítulo X); Rapto (Capítulo XI); Disposiciones comunes a
los delitos contra la honestidad (Capítulo XII); Delitos contra el
estado civil. Matrimonios ilegales (Capítulo XIII); Supresión y
suposición del estado civil del estado civil (Capítulo XIV); Delitos
contra la libertad (Capítulo XV).

Volumen V:

Violación de domicilio (Capítulo I); Violación de secretos (Capítulo


II); Delitos contra la libertad de trabajo y asociación (Capítulo III);
Delitos contra la libertad de reunión (Capítulo IV); Delitos contra la
48

libertad de prensa (Capítulo V); Delitos contra la libertad política


(Capítulo VI); Delitos contra la propiedad. Hurto (Capítulo VII);
Robo (Capítulo VIII); Extorsión (Capítulo IX); Estafas y otras
defraudaciones (Capítulo X); Quebrados y otros deudores punibles
(Capítulo XI); Usurpación (Capítulo XII); Daños (Capítulo XIII);
Disposiciones generales a los delitos de hurto, defraudación y daños
(Capítulo XIV); Delitos contra la propiedad intelectual e industrial
(Capítulo XV); Incendios y otros estragos (Capítulo XVI); Delitos
contra la seguridad de los medios de transporte y comunicación
(Capítulo XVII); Piratería (Capítulo XIX); Delitos contra la salud
pública (Capítulo XX); Delitos contra el orden público (Capítulo
XXI).

Volumen VI:
Asociación ilícita (Capítulo I); Intimidación pública (Capítulo II);
Apología del crimen (Capítulo III); Observaciones generales acerca de
los delitos sociales (Capítulo IV); Traición (Capítulo V); Delitos que
comprometen la paz y la seguridad de la Nación (Capítulo VI);
Rebelión (Capítulo VII); Sedición (Capítulo VIII); Disposiciones
comunes a los delitos de rebelión y sedición (Capítulo IX); Atentado y
resistencia contra la autoridad (Capítulo X); Desacato (Capítulo XI);
Usurpación de autoridad, títulos u honores (Capítulo XII); Abuso de
autoridad y violación de los deberes de los funcionarios públicos
(Capítulo XIII); Violación de sellos y documentos (Capítulo XIV);
Cohecho (Capítulo XV); Malversación de caudales públicos (Capítulo
XVI); Negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones
públicas (Capítulo XVII); Exacciones ilegales (Capítulo XVIII);
Prevaricato (Capítulo XIX); Denegación y retardo de justicia
(Capítulo XX); Falso testimonio (Capítulo XXI); Encubrimiento
(Capítulo XXII); Evasión (Capítulo XXIII); Delitos contra la fe
pública (Capítulo XXIV); Falsificación de moneda, billetes de Banco,
títulos al portador y documentos de crédito (Capítulo XXV);
Falsificación de sellos, timbres y marcas (Capítulo XXVI).
49

Volumen VII:
Falsificación de documentos en general (Capítulo I); Disposiciones
comunes a los capítulos precedentes (Capítulo II); De los fraudes al
comercio y a la industria (Capítulo III); Iniciativas nacionales para
precaver los fraudes al comercio y a la industria (Capítulo IV); Los
fraudes al comercio y a la industria en el Código Penal (Capítulo V);
Del pago con cheques sin provisión de fondos (Capítulo VI);
Disposiciones complementarias (Capítulo VII); Observaciones
generales (Capítulo VIII); El Código Penal y la fe de erratas (Capítulo
IX).

Para explicar nuestra ciencia escribió distintos temas referentes al


Derecho penal, y publicó además, marcando sus huellas, otros textos
de bastante atención y valor, y por ello se mencionan. Entre ellos
despuntan:

 La ley penal argentina (1903)


 Los tribunales de Costa Sud (1909)
 Proyecto de Código penal para la República Argentina (1916)
 El Código Penal y sus antecedentes (1922)
 Legislación penal y carcelaria (1922)
 El problema penal (1933)
 Ideas de gobierno y política activa (1934)
 La cuestión democrática (1937)
 Más allá del oriente (1946)

Con relación a la reforma penal de 1916 y en donde jugó papel


importante y sensato, EUGENIO RAÚL ZAFFARONI38 expresa:

“La reforma iniciada en 1916. El diputado Rodolfo Moreno (h)


presentó a la Cámara en 1916 el proyecto de 1906 con algunas
modificaciones. Moreno declaraba que el único propósito que

38
Manual de Derecho Penal, Parte General, opus cit., pp. 131–132. 2da. edición.
50

perseguía al presentar ese proyecto era que se le tomase como base


para la redacción del proyecto definitivo, para lo cual realizó una
encuesta entre los magistrados del fuero penal. En 1916 la Cámara
de Diputados nombró una comisión presidida por Moreno para
estudiar el proyecto.

Rodolfo Moreno (h)

La comisión amplió la encuesta a profesores universitarios y


legisladores. Después de recibir un respetable número de
respuestas y consultados particularmente Julio Herrera,
Rodolfo Rivarola, Tomás Jofré y Octavio González Roura, la
comisión produjo despacho presentando lo que se conoce
como proyecto de 1917. Después de un largo trámite durante
el cual la comisión de la Cámara de Senadores introdujo
algunas reformas, el 30/9/21 el Congreso Nacional sancionó
la ley 11.179 que estableció el código penal vigente; el 29 de
51

octubre del mismo año, el Presidente Yrigoyen expidió el


decreto de promulgación, y casi dos años después la ley
11.221 declaró auténtica la edición oficial con las
correcciones (fe de erratas) que le introdujo. El código penal
entró en vigencia seis meses después de su promulgación, es
decir el 29 de abril de 1922.

Sintetizando nuestra evolución legislativa hasta la sanción


del código vigente, podemos afirmar que el código Tejedor
marcó una línea orientadora, dentro de la que se movió la
codificación posterior, excepción hecha del proyecto de
Villegas, Ugarriza y García. Los principales momentos de
esta evolución o marcan los proyectos de 1891 y de 1906. El
autor a quien cupo la mayor labor en los mismos fue Rodolfo
Rivarola. De las críticas de Herrera al proyecto de 1906 y de
la labor coordinadora e impulso legislativo dado por Rodolfo
Moreno (h.) surge el proyecto de 1917 que, con escasas
variantes, pasa a ser el código penal de 1921.

Como valoración general de nuestro código vigente,


podemos afirmar que no es un código sectario, pues supo
escapar incluso a la influencia positivista ambiente, siendo
escueto racional. Tiene el mérito de haber sido el primer
código que unificó la legislación penal, antes escindida en la
ley 49 y el código de 1886 con las reformas de 1903 y otras
menores. Científicamente, el código de 1921 posibilitó el
desarrollo de nuestra dogmática jurídica. Inmediatamente
después de su sanción fue atacado por los positivistas, pero
estas críticas cayeron luego con el desprestigio de esa
escuela”.
52
53

JUAN PABLO RAMOS

Nació en Buenos Aires el 21 agosto de 1878, y falleció octogenario, el


15 de diciembre de 1959, en la ciudad que lo vio nacer.

Fue RAMOS un jurista preparado, una mente fina y sutil, quien es


tenido por uno de los mejores penalistas que ha producido Argentina.
Realizó una fulgente labor con aportes magníficos y espléndidos, a
más de ser dueño de una marcada y subyugante vocación
universitaria. Con entusiasmo y vigor remozó los anquilosados
estudios de aquel período, y sin alejarse del todo del positivismo, trajo
al medio las doctrinas alemanas y suizas, ignoradas en aquel entonces.
Toda su actividad, toda su energía, y todas sus horas, las consagró a la
ciencia penal. Harto caminó el Derecho penal argentino por el empuje
de su talento y despejo.
54

Profesor suplente en la Universidad de Buenos Aires a partir de 1916


y profesor titular desde 1922 –reemplazando en la cátedra a
NORBERTO PIÑERO–, hasta 1946, arropado con la hermosa
aureola y dignidad del maestro.

Por iniciativa suya el 6 de septiembre de 1921 se creó en la Facultad


de Derecho de Buenos Aires, el “Centro de Estudios Penales”,
dirección que bien pronto confió a JOSÉ PECO, sin que faltara, por
supuesto, la Revista, en calidad de órgano científico de divulgación
“aspirando a resumir en sus páginas, con las limitaciones
consiguientes, lo más importante y significativo de la Jurisprudencia
Nacional y Provincial que se está formando en la aplicación del
Nuevo Código Penal de 1921”. La Revista abarcó tres secciones, a
cual más ambiciosa, según la expresión patricia que cabe suponer.
Una doctrinaria, otra de referencias bibliográficas y la tercera de
jurisprudencia. En ella trabajaron con entusiasmo e inspiración los
estudiantes LUIS MAGNANINI, HORACIO A. MORIXÉ,
ARMANDO LEVENE, LUIS J. JACOBE y JAIME
JACOBACCI. Fue motivo de orgullo y satisfacción en su tiempo –
como se ha repetido y redoblado siempre–, haber publicado en tierra
distinta de Italia el Proyecto de Código Penal de uno de los
fundadores de la Scuola positiva del Derecho Penal: ENRICO
FERRI. Los anteriormente nombrados discípulos redactaron –como
trabajo de Seminario de Derecho Penal–, un estudio (que nunca pude
conocer), titulado “Concordancias del Proyecto de Código penal de
1917”39.

Es sobremanera importante contar aquí, con lo dicho por


JIMÉNEZ DE ASÚA40 a propósito de la actividad desplegada
por RAMOS y sus discípulos:

39
Buenos Aires, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, 1921.
40
Bibliografía Crítica de estudios penales y revista de las leyes y de los proyectos más
importantes en materia penal, Tip. De la “Rev. De Archivos, Bibliotecas y Museos”,
Olózaga, núm. I, 1924, Madrid, pp. 190–191.
55

“El volumen que voy a reseñar –primero de la gran obra


comenzada– es, como indica el subtítulo, un trabajo
emprendido por Juan P. Ramos –a quien he presentado
páginas más atrás, en la primera parte de este trabajo– y
los cinco discípulos cuyos nombres figuran en la portada
del libro, en el Seminario de Derecho penal de la
Universidad de Buenos Aires, durante los años 1919 y 1920.
En la extensa ‘Introducción’ magistral del profesor Ramos
se noticia el génesis de tan laudable obra.

“En junio de 1919 –escribe Ramos– el Centro de


estudiantes de Buenos Aires, por iniciativa de su presidente,
doctor Enrique Torino, me pidió que dirigiera un curso de
seminario de Derecho penal, con el objeto de realizar en
común un trabajo de investigación personal que permitiera
a un grupo de alumnos de segundo año llevar a cabo una
obra activa de estudio, diferente de la habitual y meramente
pasiva del aula” (pág. V).

“Les sugerí varias iniciativas, unas que tenían en cuenta el


amor propio o el estímulo personal, y otras destinadas a
darles un aporte científico que ni se refiriera, para nada, al
lucimiento del alumno, sino a la labor colectiva del grupo.
Las primeras fueron, por ejemplo, investigaciones
experimentales sobre la mendicidad, la vagancia, la
corrupción de los menores de Buenos Aires, temas en que
un alumno podría tener la pretensión legítima de realizar
un trabajo merecedor de un aplauso que sólo le concerniera
a él. Y a pesar de que ello significaba el medio de que cada
uno aspirara a superar a los demás, en detrimento de la
acción colectiva del grupo, los jóvenes de mi curso de
seminario tuvieron la juiciosa prudencia de no aceptarlo.
Prefirieron, lo que es raro entre nosotros, ponerse en una
tarea mucho más útil, aunque totalmente desprovista de
todo halago individual. Quedó así escogida, entre varias, la
idea de preparar un cotejo de cada una de las disposiciones
del proyecto de Código penal de 1917 con el resto de la
56

legislación positiva del mundo, considerada en sus textos


más importantes o más significativos” (págs. VII y VIII).

Lo primero que hicieron Ramos y sus alumnos fue redactar


la ficha que había de servir para el trabajo de recopilación.
Entonces tuvo el Profesor argentino la fina amabilidad de
enviármela, demandando mi parecer. El aprecio que de él
hace y las palabras de inmerecida alabanza que me tributa
(pág. VIII) me hacen su deudor en gratitud.

También en esta ‘Introducción’ se señala la finalidad de


este trabajo: ‘Él se propone un claro objetivo: presentar a
los legisladores que han de sancionar el futuro Código
penal argentino, a los jueces, a todos los que estudian
cuestiones penales, cada una de las disposiciones de la ley
positiva extranjera que pueden concordar, ampliar o
restringir el concepto del texto que nuestro país adopte”
(pág. IX)”.

De primera mano conoció JIMÉNEZ DE ASÚA el contenido y los


agudísimos comentarios de quienes, jóvenes en ese momento,
mostraban ya un futuro prometedor –como en efecto acaeció–, a
través de sus estudios ingeniosos y apasionantes. La Revista se enrola
–apunta el maestro español41–, dentro de una tendencia moderna. Seis
números –dice–,

“van publicados hasta el momento en que escribo; seis


admirables números pulcramente editados y plenos de
interés. El primero empieza exponiendo el Programa que se
proponen desarrollar sus redactores (pág. 5–10) y trae, en su
parte doctrinal, una nota bibliográfica con el título de
Filosofía del Derecho Penal, de MARIO SÁENZ y un
acabado estudio de JOSÉ PECO sobre ‘El homicidio
suicidio’. Estudio del art. 83 del Código penal (páginas 15–

41
Bibliografía crítica de Estudios Penales, suplemento al tomo V de los trabajos del
Seminario de Derecho Penal, Madrid, 1924, p. 57.
57

35). El segundo número publica un sugestivo artículo de


JORGE EDUARDO COLL, titulado ‘Consideraciones sobre
la responsabilidad en el Código penal argentino (págs. 121–
129); la conclusión del estudio de JOSÉ PECO (págs. 130–
155), y un denso y meditado trabajo de Juan P. Ramos, a
propósito de la ‘Significación del término –emoción
violenta– en el homicidio’ (páginas 156–164). En el número
tercero trata EUSEBIO GÓMEZ de la ‘Prescripción de la
acción de adulterio (págs. 257–266), y EMILIANO OLIVA se
ocupa en el ‘Estudio del artículo 53 del Código Penal (págs.
267–282). En el cuarto número se halla un bien pensado
trabajo de JUAN P. RAMOS, sobre ‘El infanticidio’ (págs.
377– 394), y otro muy sugestivo de ALFREDO J.
MOLINARIO, que se titula ‘La competencia de la justicia
federal en los denominados delitos de imprenta’ (págs. 395–
408). En los números quinto y sexto –que forman un solo
fascículo– ven la luz un artículo de EUSEBIO GÓMEZ,
referente al Problema carcelario (págs. 497–504); otro
admirable estudio de JOSÉ PECO, sobre ‘El homicidio
premeditado’ (págs. 505–537), y un breve, pero importante
trabajo, de FRANCISCO RODRÍGUEZ DEL RIESTO, que se
ocupa en ‘El querellante en los delitos de acción pública y el
nuevo Código penal de 1922 (págs. 530–537)”.

Según leí, quedan algunos volúmenes de la Revista (7 u 8), innegable


prueba documental del quehacer conjunto de quienes se entregaron
con devoción y misticismo, casi con éxtasis, a lo nuestro. Tales,
EMILIO C. DÍAZ, ALFREDO D. MOLINARIO, JOSÉ M. PAZ
ANCHONERA, ISAURO ARGUELLO, LUIS MAGNANINI,
EMILIANO OLIVA, GARCÍA TORRES, y otros más, de clarísima
vocación penalista. Por diferencias políticas o personales –que nunca
jamás faltan–, los autores se disgregaron. El “Centro de Estudios
Penales” finalizó –apunta FRANCISCO LAPLAZA42–, con la
división y la dispersión. Varios de sus integrantes –añade
LAPLAZA–, acabaron por dedicarse a otro género de meditaciones o

42
Los estudios penales en la Argentina, Criminalia, septiembre de 1941 (Nro. 1).
58

de actividades; los restantes prefirieron seguir trabajando


separadamente.

Fue Decano en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la


Universidad de Buenos Aires. Testimonia ASÚA43 que:

“no le faltaron sinsabores en el eminente puesto. Bien es


verdad que Ramos, dirigido en sus ideas y en sus
concepciones sobre la enseñanza universitaria, malamente
podía adaptarse a un cargo que tiene en la Argentina
mucho de político (en la vasta acepción del vocablo y no
en el de militancia en un partido)”.

En 1947 –por razones de honor que de alguna manera me explico por


los sucesos políticos de la época y diversos capítulos de disensión–, se
retiró de la docencia al igual que otros profesores de su país, tomando
todos distintas rutas y atrechos. En estas actitudes -y no obstante las
duras circunstancias-, no hay vacilaciones ni dudas porque no se hace
traición a las convicciones, ni al credo personal, como tengo por
cierto. Volvió a la cátedra –lo declara ASÚA44–, de manera simbólica
para retirarse inmediatamente. Pensaba solo y pensaba bien.

Con un auténtico y verdadero magisterio público desempeñó algunos


cargos pedagógicos con holgura y competencia, lo que no necesita
explicación. Por citar solo algunos: Director de Estadística Escolar,
Vocal del Consejo Nacional de Educación, Inspector General de
Provincias en el Ramo Educativo, Interventor de la Penitenciaría de
Buenos Aires (1923) y Director de Migraciones.

Por el contacto estimulante con la doctrina penal y la honda


preocupación por la justicia se le designó en 1926 Magistrado de la
Cámara de Apelaciones de lo Criminal y Correccional de la Capital
Federal. No tengo que decir que en sus decisiones y fallos además del
buen estilo y corrección, y las galas artísticas de los escritos, repartía
43
Estudios de Derecho Penal y Criminología, Bibliográfica Ameba, Buenos Aires, 1963,
tomo II, p. 502.
44
Tratado de Derecho Penal, opus cit, t. III, p. 1134.
59

el milagro de su inteligencia con un surco de ideales y altas palabras,


difícilmente superadas45. Se jubiló en la Judicatura, y ejerció, después,
con notable éxito, su profesión de Abogado.

Incursionó también en el Derecho Administrativo Argentino


manejando con autoridad y dominio, las complejas y difíciles facetas
de esta rama jurídica, cual a su naturaleza corresponde. Su estudio
“Ensayo jurídico y social sobre la concesión”46 y sus conceptos
acerca de la “Inexistencia del Derecho Administrativo de la República
Argentina”, las “Relaciones que debe tener con las demás
instituciones del Derecho Positivo actual el futuro Derecho
Administrativo argentino”, “Los impedimentos que perturban en la
República la aplicación de una Ley nacional al Régimen de la
Concesión de servicios públicos”, “¿La naturaleza jurídica en la
concesión de servicios públicos puede ser íntegramente incluida en
una ley argentina que sea una síntesis de la doctrina universal del
Derecho Administrativo?”, y “Las Teorías prevalentes en el país y la
posición jurídica en la Corte Suprema”, son –para decir las cosas
bellas y excelsas de los abogados–, buena prueba de su capacidad y
disposición para manejar estas materias. Y no otra cosa debía ser.

En lo demás –ya se advirtió y nunca fue grande la exactitud para


declararlo–, fue una pluma vigorosa y exquisita, con un estilo
jurídico-literario, nítido y elegante. Escribió en el más castizo y puro
castellano, con fuerza emotiva, elegancia y propiedad, que son las
buenas prendas del escritor. A no dudarlo, insisto en decirlo, fue un
hombre de letras que proyectó, en toda su faena intelectual, sus
riquezas retóricas, estéticas y de todo orden, que apenas imaginamos.

45
Algunas de sus sentencias –dice Jiménez de Asúa– “dieron nuevo rumbo a la
Jurisprudencia y por el bien estilo en que se escribieron destacan del acervo común de los
fallos, que, en todos los países, suelen estar escritos en un lenguaje convencional y nada
atractivo” (Estudios de Derecho Penal y Criminología, Bibliográfica Omeba, Buenos
Aires, 1963, t. II, p. 504).
46
Librería y Casa Editora de Jesús Menéndez, Buenos Aires, 1937.
60

Compuso y publicó novelas, y un buen número de estudios de crítica


literaria, así como los textos “La voz de los libros” y “Las ciudades
italianas” (relatos de viajes), a más de otras colaboraciones menores.

He tenido la fortuna de haberlo estudiado –en sus alcances y


dimensiones–, a través de su Curso de Derecho Penal47, no escrito
directamente por RAMOS, aunque si revisado por él. Sus discípulos
ISAURO P. ARGUELLO y PEDRO FRUTOS, recogieron, casi
que oyendo su acento y entonación, todas sus explicaciones de clase,
estampa tras estampa, reflexión tras reflexión, idea tras idea. Campean
en sus fojas, a no dudarlo, comentarios y juicios del mayor
merecimiento, como los versos del amor y del vino. Seis volúmenes,
con máximo desarrollo y vital energía vieron la luz, palpándose allí
dogmas legalistas en espíritu y doctrina. Entonces:

El primer tomo está compuesto por los siguientes temas:

El derecho penal (Capítulo I); La técnica penal (Capítulo II); El


delito (Capítulo III); Divisiones del delito (Capítulo IV);
Concurso de delitos –extinción y ejercicio de las acciones–,
extinción de penas (Capítulo V).

Segundo tomo:

El elemento subjetivo en el delito (Capítulo VI); Exclusión o


modificación legal del elemento subjetivo (Capítulo VII); El
elemento objetivo en el delito (Capítulo VIII); El delincuente
(Capítulo IX).

Segundo tomo (Bis):

El delincuente (capítulo IX –bis–); La peligrosidad (Capítulo


X).

47
Biblioteca Jurídica Argentina, Buenos Aires, 1944, 7 volúmenes, publicados entre 1942
y 1944.
61

Tercer tomo:

La ciencia penitenciaria (Capítulo XIX); Las penas (Capítulo


XX); La reforma penitenciaria (Capítulo XXI); Elementos
esenciales del sistema penitenciario (Capítulo XXII); Régimen
penitenciario (Capítulo XXIII); Medidas de seguridad (Capítulo
XXIV); Derecho penal de los menores (Capítulo XXV); Las
sanciones penales (Capítulo XXVI); Las sanciones especiales
(Capítulo XXVII); Instituciones de profilaxis social (Capítulo
XXVIII).

Cuarto tomo:

Principios generales (Capítulo I); Aplicación de la ley penal


(Capítulo II); Sistemas penales (Capítulo III); Reincidencia
(Capítulo IV); Tentativa– Participación (Capítulo V).

Quinto tomo:

Delitos contra las personas (Capítulo VI); Delitos contra las


personas –continuación– (Capítulo VII); Delitos contra las
personas –continuación– (Capítulo VIII); Delitos contra las
personas –conclusión– (Capítulo IX); Delitos contra el honor
(Capítulo X); Delitos contra la honestidad (Capítulo XI);
Delitos contra el estado civil. Delito contra la libertad (Capítulo
XII).

Sexto tomo:

Delitos contra la propiedad (Capítulo XIII); Delitos contra la


propiedad –fin– (Capítulo XIV); Delitos contra la seguridad
pública (Capítulo XV); Delitos contra el orden público
(Capítulo XVI); Delitos contra la administración pública
(Capítulo XVII); Delitos contra la administración pública –fin–
(Capítulo XVIII); Delitos contra la fe pública (Capítulo XIX).

Otras de sus obras fueron:


62

 El poder ejecutivo en los Estatutos, Reglamentos y


Constituciones de la Nación y las provincias, 1 Vol., 1912.
 El derecho público de las provincias argentinas, 3 Vol., 1914–
1916.
 La codificación penal argentina, 1 vol., 1917.
 Derecho penal, 1 vol., 1918.
 Apuntes de derecho penal, 1 vol., 1921.
 La enseñanza de la ciencia criminal, 1 foll., 1921.
 El nuevo código penal argentino, 1 foll., 1921.
 Concordancias del proyecto de Código Penal, 1 vol., 1921.
 La lucha social contra la delincuencia, 1 foll., 1926.
 El criminal nato, 1 foll., 1926.
 La peligrosidad en el Código Penal, 1 foll., 1926.
 Proyecto sobre “estado peligroso de los delincuentes”, 1 foll.,
1927.
 La teoría del “estado peligroso en la legislación penal
argentina”, 1 foll., 1927.
 El juicio penal y el delincuente, 1 vol., 1925.
 Conferencias sobre derecho penal argentino en la Universidad
de Roma, 1 vol., 1929.
 Curso de derecho penal, 3 vols., 1928–1929.
 La defensa social contra el delito, 1 foll., 1929.

Publicó, por allá en 1939, un notable libro que aventajó a muchos de


su especie referido a los Delitos contra el Honor48, texto que recoge
las notas acumuladas de un curso que sobre la materia pronunció en
1938, con la ofrenda de las palmas en la Universidad de Buenos
Aires. Desfilan allí, el concepto del bien jurídico protegido por la ley,
el Honor en las leyes penales, la terminología jurídica, el sujeto pasivo
y sujeto activo en los delitos contra el honor, el lugar en que se
consuma el delito, teoría del “animus injuriandi”, etc.

48
Librería y Casa Editora de Jesús Menéndez, Buenos Aires, 1939. La segunda edición
fue puesta al día por Eduardo Aguirre Obarrio en 1958.
63

Cargado de tan limpia historia docente, judicial y literaria, ha muerto -


escribió JIMÉNEZ DE ASÚA49-, en dignísima escasez, entre el
brillo de los bronces y encuadernaciones de su espléndida biblioteca.

Por cierto que el destino de muchas personas -como escribiera


EDMUNDO DE AMICIS-, depende de haber tenido o no biblioteca
en su casa paterna. Que bello y excelso pensamiento. Yo, que desde
edad temprana, he tenido un gran amor por las bibliotecas -que soy
bibliófilo, como lo recordó un sabio del Derecho penal colombiano,
pero también bibliómano, cosa que no dijo y se guardó para si,
egoístamente, el aludido jurista50-, no quiero omitir la siguiente
realidad: en alguna parte leí que su biblioteca, suntuosa y soberbia,
abarcó más de 25.000 volúmenes y pienso que en este espacio se
funden el tiempo y el mundo, la eternidad y los secretos, los
sentimientos y las emociones, los gustos y las ilusiones, con todas sus
dichas y resplandecencias, que no hay más que saber, ni nada más que
añadir. Harto bien se echa de ver que con razón fue tan grande y
elevado su espíritu, como tan grandes y elevados sus conocimientos.

49
Estudios de Derecho Penal y Criminología, t. II, opus cit., p. 504.
50
No digo su nombre, porque no vale la pena. De todo puede haber en la viña.
64
65

SEBASTIÁN SOLER

SEBASTIÁN SOLER fue otro gigante del Derecho penal de la


República Argentina. Nació en Sallent, Barcelona, España, el 30 de
junio de 1899 y murió, naturalizado argentino, en Buenos Aires, el 12
de septiembre de 1980 a los 81 años, tras sufrir una breve enfermedad
(cuadro de pulmonía), de la que no pudo recuperarse.

Muy joven llegó al país sudamericano avecindándose con sus padres,


y parte de su familia en Córdoba donde estudió sus primeros años en
el Colegio Monserrat, el que en 1907 se incorporó a la Universidad.
Se recibió como abogado de la Universidad Nacional de Córdoba
(1924), y desde muy temprano, con esa disposición tan especial y tan
suya hacia la disciplina penal -que no está en todos poseer-, lleno de
espíritu y rebosante de pensamiento se dedicó con amor y dilección a
66

nuestros estudios. Se recuerda que escribía diariamente y que “la


muerte lo sorprendió con material de trabajo a la mano”51.

Cuantos de nosotros no nos sentimos cautivados en nuestra primera


juventud hacia el Derecho Penal, elevándonos a la cima del
pensamiento humano puro, y cuantos más, acaso la mayoría, por
razones que no me explico, y no se sabe bien por qué, tomaron otros
rumbos, ya sea por esto, o por lo otro, o por lo que sea. En la carrera
de la vida y en el camino de la perfección intelectual es el destino de
cada cuál, con sus sensibilidades y sentimientos encontrados, como en
la sentencia clásica.

De las cosas humanas de la juventud errante y despreocupada, se


expresa así DANIEL P. CARRERA52:

“De consiguiente, sus estudios y su graduación


universitaria estuvieron por las palabras laudatorias para
su fundador que constituyen el lema del escudo de la
Universidad: ‘Ut portet nomen meun coran gentibus’.

En este lapso, además de estudiar con pasión, Soler solía


frecuentar la bohemia del viejo ‘Barrio Clínicas’, y allí se
entusiasmó con la guitarra, que llegó a tocar por estudio,
no de oído. También solía integrar los grupos que en
invierno o en otoño, cuando ya declinaba el lucero del
alba, iban al desaparecido Mercado de Abasto a comer
pan con chicharrones y tomar humeante caldo de pata, en
platos de cuartel y con cucharas de lata.

Los vaivenes de la mocedad lo vincularon, entre otros, con


Alejandro Moyano, quien fue camarista en lo Criminal en
esta ciudad, y con José León Schwartz, que fue, como
Soler, miembro de número de la Academia Nacional de
Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba”.
51
Personalidad del doctor Sebastián Soler, en Doctrina Penal. Teoría y Práctica en las
Ciencias Penales, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1989, p. 821.
52
Personalidad del doctor Sebastián Soler, opus cit., pp. 825–826.
67

Se da cuenta que tenía una extraordinaria capacidad para los idiomas;


hablaba –y está escrito53– alemán, inglés, francés, portugués, italiano
y conocía el griego.

De buen grado y como un homenaje de aprecio y cariño a su


discípulo, dijo JIMÉNEZ DE ASÚA54:

“Le recuerdo siempre, con su mirada penetrante tras de las


gafas redondas, sentado frente a mí en los bancos de mi
cátedra de la Córdoba argentina. Aquellos paseos después
de la lección diaria, en que discutíamos con vehemencia
tema tras tema de los por mí planteados y aquellos debates
del Seminario que yo implanté en la más antigua de las
Universidades argentinas, grabaron el recuerdo de
Sebastián Soler con trazos bastante imborrables. Acaso fue
quien siguió con más interés el curso que allí expuse, y
luego me devolvió en gentilezas el posible fruto que extrajo
de aquellas enseñanzas. Soler escribió mi nombre en
dedicatoria de su libro, acompañado de frases de modestia
y de afecto”.

Profesor de la Universidad de Córdoba. Renunció a su puesto de una


plumada en 1946 –como lo hicieron otros juristas de Buenos Aires y
La Plata–, por principios, y solo por principios. Al parecer se le
persiguió en Córdoba por sus ideas de izquierda, ataques y
tempestades que soportó con dignidad y señorío. No me extiendo en
estos asuntos por no conocerlos a cabalidad y estar desprovistos de
todo interés científico aunque pienso que fueron momentos de prueba
en una época, sin esconder las cosas, de formidable decadencia
política. SOLER hizo lo que tenía que hacer: irse para no sostener lo
insostenible y defender lo indefendible, que es la noción más clara de
la libertad interior. O mejor, si cabe, las renuncias son cuestión de
carácter y de atributos viriles frente a las conciencias déspotas y
autoritarias, que nunca faltan.
53
Vid., Carrera, Personalidad del doctor Sebastián Soler, opus cit., p. 826.
54
El código penal argentino y los proyectos reformados ante las modernas direcciones del
derecho penal, Librería y Editorial “La Facultad”, Buenos Aires, 1943, pp. 384–385.
68

Entre 1955 y 1958 ejerció el cargo de Procurador General de


Argentina (mediante Decreto No. 415 del 16 de octubre de 1955, el
Presidente de facto Eduardo Lonardi lo nombró Procurador General
de la Nación, posesionándose el 7 del mismo mes). Renunció a sus
funciones al asumir el gobierno constitucional y su dimisión fue
aceptada por Decreto Nº 51 del 8 de mayo de 195855.

Con recuerdos al por mayor, digamos que en 1959 el Gobierno


Nacional, lo comisionó para elaborar el Código Penal. Este mismo
año la República de Guatemala –por su experiencia y méritos–, le
solicitó que estudiara y concretara modificaciones y reformas al
Código Penal de ese país, cumpliendo el cometido, con solvencia y
seriedad, tarea no exenta de críticas y reproches, como de decir y
hacer.

Con ALFREDO VÉLEZ MARICONDE elaboró el Código de


Procedimiento en lo Criminal para la provincia de Córdoba y
compuso un Proyecto de Código de Faltas, mostrando plena lucidez
en sus informes y pareceres, amén de muchas horas de investigación y
entrega. Dicho esto en su elogio.

Juez en Santa Fe y Rosario y tras una carrera judicial correcta y


satisfactoria –como debe ser–, se le designó Vocal de la Cámara de
Apelaciones de Rosario. Habiendo cesado en sus cargos docente y

55
Entre los dictámenes que produjo, se destacó el del caso “MOUVIEL, RAÚL OSCAR
Y OTROS S/ DESÓRDENES, ART. 1° INC. C). ESCÁNDALO, ART. 1° INC.A)”-
CSJN - 17/05/1957, publicado en Fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
tomo 237, folio 636, donde, contradiciendo la doctrina que había venido sosteniendo la
Corte en diversas composiciones, propició se declarara la nulidad de los edictos
policiales, que creaban penas fuera de la ley, lo cual fue aceptado por el Tribunal. Por esa
época integró la Comisión de Estudios Constitucionales que formó el gobierno militar
para informar sobre la posibilidad de una reforma constitucional, junto a Juan A.
González Calderón y a Carlos Sánchez Viamonte, aunque este último dejó el cargo. (Cfr.,
Edictos Policiales. Faltas y Contravenciones. Facultad reglamentaria de las Reparticiones
Administrativas. Inconstitucionalidad, Buenos Aires, Argentina, 1957. En
http://web.archive.org/web/20140812204557/http://new.pensamientopenal.com.ar/31102
007/contra06.pdf -consultada en marzo de 2016–).
69

judicial (1946–1947), se dedicó a ejercer en Rosario y Buenos Aires


su profesión, con fuerzas cada vez más vivas y desenvueltas.

Es muy importante su obra Derecho Penal Argentino56, escrita en


cinco densos y lujosos volúmenes, inmensa y enorme cantera de
ciencia penal, matizada con sus propios principios y fundamentos, de
una autenticidad indiscutible57. Nos admira, para decirlo con frases
muy propias y significativas, su erudición y su ancha cultura. En vigor
de análisis, pocos lo superan. La obra está compuesta de los siguientes
ítems:

Contenido del Primer Tomo:

Introducción (§1. Concepto de Derecho penal. §2. Criminología. §3.


Caracteres del Derecho Penal). Reseña histórica de la evolución del
Derecho penal (§4. Formas primitivas. §5. Derecho oriental y griego.
§6. Derecho penal romano. §7. Derecho penal canónico. §8. Derecho
penal germánico. §9. Evolución ulterior del Derecho penal. §10.
Derecho español. §11. El derecho y la costumbre penal de los pueblos
aborígenes. §12. Derecho penal argentino histórico). Teoría de la ley
penal (§13. Fuentes del Derecho penal. §14. Interpretación de la ley
penal. §15. Ámbito especial de validez de la ley penal. §16.
Extradición. §17. Ámbito temporal de validez de la ley penal. §18.
Limitación personal y funcional de la ley penal). El delito (§19.
Definición del delito. §20. Clasificaciones de seis infracciones según
su gravedad. §21. Clasificación de los delitos por la forma de la
acción. §22. Otras clasificaciones. §23. La acción. §24. La comisión.
§25. La omisión). La antijuridicidad y la justificación (§26. Principios

56
Editorial La Ley, Buenos Aires, 1945–1946.
57
El libro de Soler –acota Asúa–, fue distinguido con el segundo puesto de la “Comisión
Nacional de Cultura”, añadiendo –con base en su obra– que “es el primer penalista del
país que abiertamente rompe con el positivismo, y el que, más tajantemente, adopta una
concepción de estricto dogmatismo jurídico. Este es el mérito principal, no solo del
Tratado, sino de la labor del tratadista”. (El Criminalista, Editorial La Ley, Buenos Aires,
1947, t. VI, p. 395.) Más adelante apunta –con sutil y punzante ironía, tan propia en él–,
que “El primero fue discernido a una obra solo inicabada (sic), pero de escritor más
avenido a la ideología que predomina en ese Comité que otorga los galardones a los
trabajos literarios y científicos”. (El Criminalista, opus cit., t. VI, p. 398).
70

generales). De las causas de la justificación en particular (§27. El


cumplimiento de la ley. §28. Ejercicio legítimo de un derecho. §29. El
consentimiento del interesado. §30. Tratamiento médico–quirúrgico y
lesiones deportivas. §31. La obediencia debida. §32. Legítima
defensa. §33. Estado de necesidad. §34. Exceso).

Contenido del Segundo Tomo:

La culpabilidad y sus presupuestos (§35. De la culpabilidad en


general); La Imputabilidad y causas que la excluyen (§36.
Presupuesto subjetivo de la culpabilidad: la imputabilidad. §37.
Inimputabilidad por inmadurez. Menores. §38. Inimputabilidad por
insuficiencia o alteración morbosa de las facultades e inconsciencia);
La culpabilidad y causas que la excluyen (§39. De la culpabilidad en
particular. §40. Ignorancia y error. §41. Coacción); Formas de
culpabilidad (§42. Dolo. §43. Culpa); Teoría de la adecuación (§44.
Tipo, tipicidad y adecuación. §45. Adecuación típica. §46. De las
relaciones de las figuras penales entre sí y el llamado concurso de
leyes. §47. Condiciones objetivas de las figuras. Casusas que
excluyen la adecuación: excusas absolutorias); Formas ampliadas de
adecuación (§48. Tentativa. §49. Actos de tentativa. §50. Delito
imposible. §51. La punición de la tentativa y del delito imposible.
§52. Desistimiento de la tentativa. §53. Participación. §54. Autores y
coautores. §55. Principios comunes a la participación. §56. Cómplices
primarios. §57. Instigación. §58. Complicidad secundaria; Unidad y
pluralidad de delitos (§59. Introducción. §60. Concurso ideal. §61.
Delito continuado); La pena (§63. Teorías sobre el fundamento y fin
de la pena. §64. Noción, carácter y fin de la pena. §65. Distintas
clases de penas. §66. Penas privativas de la libertad. §67. La pena de
multa. §68. La pena de inhabilitación. §69. Penas y consecuencias
accesorias. §70. Medida de seguridad. §71. De la aplicación de las
sanciones. §72. Reincidencia); La pretensión punitiva (§73. Del
ejercicio de las acciones. §74. Extinción de la pretensión punitiva.
§75. La acción civil).

Contenido Tercer Tomo:


71

Introducción a la Parte Especial (§76. Principios de clasificación de


los delitos); Delitos contra las personas y contra la vida (§77.
Conceptos generales. §78. Homicidio. §79. Homicidios calificados.
§80. Homicidio emocional. §81. Homicidio preterintencional. §82.
Infanticidio. §83. Homicidio culposo. §84. Instigación o ayuda al
suicidio. §85. Aborto. §86. Lesiones. §87. Homicidio o lesiones en
riña. §88. Duelo. §89. Abuso de armas. §90. Abandono de personas);
Delitos contra el honor (§91. Principios generales. §92. Injuria. §93.
Calumnia. §94. Principios comunes a las calumnias y a las injurias);
Delitos contra la honestidad (§95. Generalidades. §96. Adulterio. §97
violación y estupro. §98. Corrupción y prostitución. §99. Ultrajes al
pudor. §100. Rapto. §101. Disposiciones comunes a los delitos contra
la honestidad); Delitos contra el estado civil (§102. Matrimonios
ilegales. § 103. Supresión y suposición del estado civil).

Contenido del Cuarto Tomo:

Delitos contra la libertad (§104. Principios generales. §105. Delitos


contra la libertad individual. §106. Violación y allanamiento de
domicilio. §107. Violación de secretos. §108. Delitos contra la
libertad de trabajo y asociación. §109. Delitos contra la libertad de
reunión y la libertad de prensa); Delitos contra la propiedad (§110.
Principios generales. §111. El hurto. §112. Hurtos calificados. §113.
Robo. §114. Robos agravados. §115. Extorsión. §116. De la
defraudación en general. §117. Estafa. §118. Entregas fraudulentas y
estelionato. §119. Estafas mediante documentos. §120. Abusos de
confianza. §121. Hurtos impropios y desnaturalización del cheque.
§122. Quiebra. §123. Usurpación. §124. Daño); Delitos contra la
seguridad pública (§125. Principios generales. §126. Incendios y otros
estragos. §127. Delitos contra la seguridad de los medios de transporte
y de comunicación. §128. Piratería. §129. Delitos contra la salud
pública); Delitos contra el orden público (§130. Las distintas figuras).

Contenido del Quinto Tomo:

Introducción al estudio de los delitos políticos (§131. Nociones


históricas y teóricas); Delitos contra la seguridad de la Nación (§132.
72

Traición. §133. Delitos que comprometen la paz y la dignidad de la


Nación. §134. Rebelión y sedición. §135. Disposiciones comunes a la
rebelión y la sedición); Delitos contra la administración pública
(§136. Principios generales. §137. Atentado y resistencia contra la
autoridad. §138. Desacato. §139. Usurpación de autoridad, títulos u
honores. §140. Abuso de autoridad y violación de los deberes de los
funcionarios públicos. §141. Violación de sellos y documentos. §142.
Cohecho. §143. Malversación de caudales públicos. §144.
Negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas.
§145. Exacciones ilegales. §146. Prevaricato. §147. Denegación y
retardo de justicia. §148. Falso testimonio. §149. Encubrimiento.
§150. Evasión); Delitos contra la fe pública (§151. Principios
generales. §152. Falsificación de moneda, billetes de banco, títulos al
portador y documentos de crédito. §153. Falsificación de sellos,
timbres y marcas. §154. Falsedades documentales. Principios
generales. §155. Figuras de falsedad documental. §156. Fraudes al
comercio y a la industria. §157. Pago con cheque sin fondos).

Otro de sus libros se titula Exposición y crítica de la teoría del estado


peligroso58, monografía que circuló profusamente la Argentina.

En el orden y en la composición, debe leerse su artículo “Positivismo


y Eclecticismo”59, en donde ensaya una respuesta a BELLONI y a
FLORIÁN, quienes glosaron sus intervenciones cuando criticó las
distinciones que hacen los Códigos entre imputables e inimputables,
entre culpables y no culpables, entre penas y medidas de seguridad,
sustentando, con sus razones, que el principio de la libertad legal o de
la responsabilidad social o universal “quedaba arrumbado en el
rincón de los trastes viejos”.

Colaboró –para hacer reminiscencia–, en distintas revistas. Para


mencionar un solo artículo: “Estructuras objetivas y figuras
jurídicas”60.

58
Abeledo, Buenos Aires, 1929, 2a. Edición.
59
Criminalia, septiembre de 1941 (Nro. 1).
60
Ciencia penal, Jose Bushatsky, São Paulo, 1974.
73

Añadiré, para decir todas las verdades, que mostró una especial
inclinación hacia otros asuntos fundamentales planteados en el campo
de la Filosofía del Derecho, materia que tanto lo subyugó y sedujo, en
los días gratos de su existencia. En esta actividad y fruto de sus
conocimientos en estos temas, compuso sus obras, “Ley Historia y
Libertad”61, “Los Valores Jurídicos”62, “Fe en el Derecho y otros
ensayos”63, “Bases ideológicas de la reforma penal”64 y por final,
"Interpretación de la ley”65. Fuerza es reconocer en la meditación de
estos trabajos la profundidad y la precisión conceptual con que vienen
expuestos. ¡Mucho puede el talento!

Bajo su dirección se tradujo al castellano por RICARDO


CAYETANO NÚÑEZ y ERNESTO GAVIER, El programa del
Curso de Derecho Criminal dictado en la Real Universidad de Pisa,
de FRANCESCO CARRARA (10 volúmenes).66 Él solo tradujo,
correctamente, la obra de ERNEST VON BELING, El esquema de
Derecho Penal y la doctrina del delito tipo67, fundidos en un solo
texto.

Quiero memorar –por lo que puede valer y vale, que así sucede
siempre–, los siguientes pensamientos:

“Falleció Soler en el ‘Puerto’ el 12 de octubre de 1980. Allí


está su tumba olvidada, pese a que el país le debe un
homenaje a su memoria. Homenaje que debería rendírsele
en respetuoso silencio y llegar hasta su tumba sólo para
descubrir un epitafio previamente escrito en ella con su
fragmento del poema de John Donne y algunas palabras
más:

61
Abeledo–Perrot, Buenos Aires, 1957, 2ª Edición actualizada.
62
Revista Jurídica de Córdoba, Córdoba, año 1, nº 2, 1947.
63
Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1956.
64
Editorial Universitaria de Buenos Aires, Colección Ensayos, Buenos Aires, 1966.
65
Ediciones Ariel, Barcelona, 1962.
66
Editorial Depalma, Buenos Aires, 1944–1949.
67
Editorial Depalma, Buenos Aires, 1944.
74

‘Muerte, no seas orgullosa, aunque algunos te hayan


llamado poderosa y terrible, porque no lo eres. Porque
aquellos que piensas que has derribado, no mueren, pobre
muerte’, como no han muerto ni morirán el nombre y la
obra del doctor SEBASTIÁN SOLER… ‘Muerte, debes
morir’.”68

68
Daniel P. Carrera, Personalidad del doctor Sebastián Soler, opus cit., p. 827.
75

EUSEBIO GÓMEZ

El nombre de EUSEBIO GÓMEZ, llena toda una época feliz y


venturosa de la ciencia penal argentina, y en especial, de la capital
porteña. Nació en Rosario (provincia de Santafé), el 7 de enero de
1880 y se apagó la luz de la vida el 27 de julio de 1954 a los 74 años
en Buenos Aires.

Alcanzó su título de Abogado en la Universidad de Buenos Aires


(1902), con una sugestiva tesis intitulada “Sugestión y
Responsabilidad Criminal”69, con prólogo de JOSÉ INGENIEROS.
Nutrida fue su vida intelectual y grande su producción jurídico-penal.
Sus notas y observaciones sobre el hampa (La mala vida en Buenos
Aires, 1908), las 1187 reseñas bibliográficas de los libros argentinos,
precedidas de un llamativo examen acerca del problema penal en su

69
Editor: Juan Roldán, Buenos Aires, 1908.
76

país (Criminología Argentina)70, que forman una “utilísima


bibliografía penal” como se destacó a su tiempo; su estudio
monográfico sobre Pasión y delito (1917); otro más sobre la reforma
penal en Italia “El Proyecto de 1921” (Buenos Aires, 1922), y el
libro acerca de Delincuencia político-social (Buenos Aires, 1933)71,
merecen llevarse la palma como trabajos de primer orden y suma
valía, entre los muchos que firmó. Este último libro comprendió los
siguientes capítulos:

I. La doctrina del delito político.


II. Revolución y Rebelión.
III. El homicidio político.
IV. El homicida por pasión política.
V. El delito político en la legislación.
VI. El delito político y los militares.
VII. La extradición en materia de delitos políticos.
Apéndice:
Jurisprudencia de la Suprema Corte de justicia nacional.

Publicó también, con ímpetu formidable y diligente, sendos estudios


acerca de los “Delitos de imprenta”, “El trabajo carcelario”,
“Estudios penitenciarios”, “El trabajo de excarcelados” y “La obra
del profesor Rivarola”72.

Dio a la prensa de manera muy significada, otros ensayos compatibles


con el nuevo orden jurídico que estaba ya germinando y
prevaleciendo por aquellas horas. Retengamos algunos:

Los motivos determinantes del delito73.


Disposiciones penales en la constitución Argentina74.
La delincuencia habitual75

70
Librería e Imprenta Europea, Buenos Aires, 1912.
71
Librería y Editorial La Facultad, Juan Roldán y Cía., Buenos Aires, 1933.
72
Archivos de Psiquiatría y Criminología, año IX, Buenos Aires, 1910.
73
Revista de Derecho Penal, opus cit., 1945, t. I, pp. 9 y ss.
74
Revista de Derecho Penal, opus cit., 1949, t. I, pp. 9 y ss.
75
Revista de Derecho Penal, opus cit., 1947, t. II, p. 147 y ss.
77

Sentencias penales extranjeras76


La reforma del código penal77
Momento consumativo del hurto78

En 1937 redactó en colaboración con JORGE EDUARDO COLL,


un Proyecto de Código Penal para la República Argentina79 extendido
en cumplimiento del Decreto de 19 de septiembre de 1936 y
precedido de una Exposición de Motivos.

Eusebio Gómez

Examinó en sus penetrantes estudios diversos temas penales llenos de


sugestiones y aciertos. Aquí unos cuantos:

 “Los motivos determinantes del delito”, Revista de Derecho


Penal, Buenos Aires, 1945, núm. 1.
 “El pensamiento arcaico en códigos americanos”, Criminalia,
Méjico, Nro. 1, 1948.
76
Revista de Derecho Penal, opus cit., 1948, t. II, pp. 271 y ss.
77
Revista de Derecho Penal, opus cit., 1948, t. I, pp. 315 y ss.
78
Revista de Derecho Penal, opus cit., 1948, t. II, pp. 229 y ss.
79
Talleres de la Penitenciaria Nacional, Buenos Aires, 1937.
78

 “La reparación de los perjuicios en el Código Penal Argentino”,


Revista de Derecho Penal, Buenos Aires, septiembre de 1947.

Con ardiente entusiasmo y adhesión fervorosa rinde un sentido


homenaje a ENRICO FERRI80, para lo cual redactó y publicó, con
toda la devoción del discípulo, un libro dedicado a resaltar aspectos de
la personalidad del consagrado profesor italiano y acertados
comentarios a sus textos. Su afiliación al positivismo ferriano fue bien
conocida, como a todos consta, antes y después de la muerte de
FERRI. Fiel y leal a sus principios se constituyó en el jefe indiscutido
de la escuela positiva italiana en la Argentina, y en el mejor y más
altivo de sus defensores.

Y por si fuera poco, escribió su Tratado de Derecho Penal81 una


majestuosa e imponente obra acerca del Derecho Penal extendida en
seis volúmenes entre 1.939 y 1.942, mostrando una actividad inmensa
e infatigable. En efecto:

Índice del primer tomo:

Primera parte. Las escuelas penales (Capítulo I); Segunda parte.


Noción y caracteres del derecho penal (capítulo II); Relaciones del
derecho penal con otras ramas del derecho y con otras disciplinas
(Capítulo III); Tercera parte. La ley penal. Génesis y concepto de la
ley penal (Capítulo IV); Interpretación de la ley penal (Capítulo V);
La aplicación de la ley penal en el tiempo (Capítulo VI); La
aplicación de la ley penal en el espacio (Capítulo VII); La
extradición (Capítulo VIII); Aplicación de la ley penal en relación a
las personas (Capítulo IX); Cuarta Parte. El delincuente (Capítulo
X); La imputabilidad (Capítulo XI); Los menores delincuentes
(Capítulo XII); La peligrosidad (Capítulo XIII); Quinta Parte: El
delito. Noción. Caracteres. Elementos (Capítulo XIV);
Clasificación de los delitos (Capítulo XV); El dolo (Capítulo XVI);
La culpa (Capítulo XVII); Proceso externo del delito. Tentativa.

80
Ediar Editores, Buenos Aires, 1940.
81
Compañía Argentina de Editores, Buenos Aires, 1939 – 1942.
79

Consumación (Capítulo XVIII); Participación criminal (Capítulo


XIX); Concurso de delitos (Capítulo XX); Reincidencia (Capítulo
XXI); Causas excluyentes de la ilicitud penal (Capítulo XXII);
Sexta Parte: Las sanciones. Fundamentos del derecho de reprimir
(Capítulo XXIII); Penas y medidas de seguridad (Capítulo XXIV);
Libertad condicional (Capítulo XXV); Condena de ejecución
condicional (Capítulo XXVI); Reparación del daño (Capítulo
XXVII); Séptima parte: Las acciones. La acción penal (Capítulo
XXVIII); Extinción de las acciones y las acciones (Capítulo
XXIX).

Segundo tomo:

Clasificación de los delitos (Capítulo XXX); El homicidio


(Capítulo XXXI); Homicidio simple. Circunstancias calificativas
de agravación (Capítulo XXXII); Circunstancias calificativas de
atenuación del homicidio. La emoción violenta. La
preterintencionalidad. El infanticidio (Capítulo XXXIII);
Homicidio culposo (Capítulo XXXIV); Instigación o ayuda al
suicidio (Capítulo XXXV); Aborto (Capítulo XXXVI); Lesiones
(Capítulo XXXVII); Homicidio y lesiones de riña (Capítulo
XXXVIII); Duelo (Capítulo XXXIX); Abuso de armas (Capítulo
XL); abandono de personas (Capítulo XLI); Incumplimiento de los
deberes de asistencia (Capítulo XLII); Delitos contra el honor
(Capítulo XLIII); Los delitos contra el honor en los antecedentes
legislativos (Capítulo XLIV); El delito de calumnia (Capítulo
XLV); La injuria en el Código penal argentino (Capítulo XLVI);
Exceptio veritatis (Capítulo XLVII); Disposiciones comunes a los
delitos de calumnia e injuria (Capítulo XLVIII); Cuestiones varias
relativas a los delitos contra el honor (Capítulo XLIX); El juicio
penal por los delitos contra el honor (Capítulo L); los delitos contra
el honor en el Proyecto argentino de 1937 (Capítulo LI).

Tercer Tomo:

Primera parte: Delitos contra la honestidad (Capítulo LII);


Adulterio (Capítulo LIII); Violación (Capítulo LIV); Estupro
80

(Capítulo LV); Corrupción (Capítulo LVI); Prostitución (Capítulo


LVII); Trata de mujeres (Capítulo LVIII); Abuso deshonesto
(Capítulo LIX); Publicaciones y exhibiciones Obscenas (Capítulo
LX); Rapto (Capítulo LXI); Disposiciones comunes a los delitos
contra la honestidad (Capítulo LXII); Los delitos contra la
honestidad en el Proyecto de 1937 (Capítulo LXIII); Segunda parte:
Delitos contra el estado civil (Capítulo LXIV); Matrimonios
ilegales (Capítulo LXV); Supresión y suposición de estado civil
(Capítulo LXVI); Los delitos contra el estado civil en el Proyecto
de 1937 (Capítulo LXVII); Tercera Parte: Delitos contra la libertad
(Capítulo LXVIII); Delitos contra la libertad individual (Capítulo
LXIX); Delitos contra la inviolabilidad del domicilio (Capítulo
LXX); Delitos contra la inviolabilidad de la correspondencia y de
los papeles privados (Capítulo LXXI); Violación de secretos
(Capítulo LXXII); Secreto profesional (Capítulo LXXIII); Delitos
contra la libertad de trabajo y asociación (Capítulo LXXIV);
Concurrencia desleal (Capítulo LXXV); Delitos contra la libertad
de reunión y de prensa (Capítulo LXXVI); Los delitos contra la
libertad en el Proyecto argentino de 1937 (Capítulo LXXVII).

Cuarto tomo:

Primera parte: Delitos contra el patrimonio (Capítulo LXXVIII); El


delito de hurto (Capítulo LXXIX); Hurto calificado (Capítulo
LXXX); El hurto en el Proyecto argentino de 1937 (Capítulo
LXXXI); El delito de robo (Capítulo LXXXII); Circunstancias
calificativas del robo (Capítulo LXXXIII); El robo en el Proyecto
argentino de 1937 (Capítulo LXXXIV); El delito de extorsión
(Capítulo LXXXV); La extorsión en el Proyecto argentino de 1937
(Capítulo LXXXVI); Del delito de estafa (Capítulo LXXXVII);
Casos especiales de defraudación (Capítulo LXXXVIII); La
defraudación en el Proyecto de 1937 (Capítulo LXXXIX); Quiebra
y falencia civil (Capítulo XC); La quiebra y falencia civil en el
Proyecto argentino de 1937(Capítulo XCI); El delito de usurpación
(Capítulo XCII); La usurpación ene l proyecto argentino de 1937
(Capítulo XCIII); El delito de daño (Capítulo XCIV); Los delitos
81

contra el patrimonio entre parientes (Capítulo XCV); Segunda


parte: Delitos contra los derechos intelectuales (Capítulo XCVI).

Quinto tomo:

Primera parte: Delitos contra la seguridad pública y contra la


seguridad de la Nación. Delitos contra la seguridad pública
(Capítulo XCII); Incendios y otros estragos (Capítulo XCVIII);
Incendios y otros estragos en el Proyecto de 1937 (Capítulo XCIX);
Delitos contra la seguridad de los medios de transporte y
comunicación (Capítulo C); Los delitos contra la seguridad de los
medios de transporte y de comunicación y de otros servicios
públicos en el Proyecto de 1937 (Capítulo CI); El delito de piratería
(Capítulo CII); Delitos contra la salud pública (Capítulo CIII); El
tráfico de alcaloides (Capítulo CIV); Ejercicio ilegal de la medicina
(Capítulo CV); Los delitos contra la salud pública en el Proyecto de
1937 (Capítulo CVI); Delitos contra el orden público (Capítulo
CVII); Instigación a cometer delitos (Capítulo CVIII); Asociación
ilícita (Capítulo CIX); Intimidación pública (Capítulo CX);
Apología del delito (Capítulo CXI); Delitos contra la seguridad de
la Nación. Traición (Capítulo CXII); Delitos que comprometen la
paz y la dignidad de la Nación (Capítulo CXIII); La doctrina del
delito político (Capítulo CXIV); Revolución y rebelión (Capítulo
CXV); El homicidio político (Capítulo CXVI); El homicidio por
pasión política (Capítulo CXVII); El delito político en la
legislación argentina (Capítulo CXVIII); Tercera Parte: Delitos
contra la administración pública (Capítulo CXIX); Atentado y
resistencia contra la autoridad (Capítulo CXX); Desacato (Capítulo
CXXI); Usurpación de autoridad, títulos u honores (Capítulo
CXXII); Abuso de autoridad y violación de los deberes de los
funcionarios públicos (Capítulo CXXIII); Violación de sellos y
documentos (Capítulo CXXIV); Cohecho (Capítulo CXXV);
Malversación de caudales públicos (Capítulo CXXVI);
Negociaciones incompatibles con la función pública (Capítulo
CXXVII); Exacciones ilegales (Capítulo CXXVIII); Prevaricato.
Denegación y retardo de justicia (Capítulo CXXIX); Falso
82

testimonio (Capítulo CXXX); Encubrimiento (Capítulo CXXXI);


Evasión (Capítulo CXXXII).

Sexto tomo:

Primera parte: Delitos contra la fe pública (Capítulo CXXXIII);


Falsificación de moneda, billetes de banco, títulos al portador y
documentos de crédito (Capítulo CXXXIV); La falsificación de
moneda, billetes de banco, títulos al portador y documentos de
crédito en el Proyecto de 1937 (Capítulo CXXXV); Falsificación
de sellos, timbres y marcas (Capítulo CXXXVI); Falsificación de
documentos en general (Capítulo CXXXVII); La falsificación de
documentos en el Proyecto de 1937 (Capítulo CXXXVIII);
Segunda parte: Delitos contra el comercio y la economía pública:
De los fraudes al comercio y a la industria (Capítulo CXXXIX);
Emisión de cheques dolosos (Capítulo CXL); Represión de la
especulación y monopolios; La Ley 12.591 (Capítulo CXLII).

Como lo destacaran en su tiempo JIMÉNEZ DE ASÚA, ALFREDO


D. MOLINARIO y ENRIQUE AFTALIÓN, con los provechos del
bien decir, el Tratado de GÓMEZ fue el primer Tratado argentino de
Derecho Penal. Hasta este momento –dice ASÚA82–,

“No se conocía una obra de tanta amplitud, ni tan


orgánica, ni de tanta hondura. Desde los tiempos de
‘Exposición y crítica del derecho penal argentino’, de
Rodolfo Rivarola, y hablo de 1889, no habíamos tenido, en
nuestra bibliografía, nada parecido. Efectivamente, se han
publicado entre nosotros obras respetables de ciencia
penal; pero ellas, cuando no se han quedado en los límites
del tratado–manual –más manual que tratado– como la
obra de González Roura, por ejemplo, se han dedicado
exclusivamente al estudio de la parte general de nuestra
materia. Así, el ‘Tratado’ de Cornelio Moyano Gacitúa, el
‘Derecho penal argentino’ de Rivarola y el ‘Tratado’ de

82
El criminalista, opus cit., pp. 281–282.
83

Sebastián Soler, se concretan a la exposición de la llamada


primera parte o parte general del derecho penal. Pero –
repito– un tratado donde se comprenda toda la materia; un
tratado de la amplitud, de la profundidad minuciosa, de la
sistemática de la obra de Gómez, no lo teníamos aún entre
nosotros y ese es el mérito insuperable del libro que se ha
comentado”.

Se preguntaba JIMÉNEZ DE ASÚA si el doctor GÓMEZ –quien


dedicó toda su vida a la ciencia penal y a las meditaciones
positivistas–, había hecho dogmática. La respuesta –como quien sabe
y quien quiere–, no se hizo esperar. Evidentemente sí, dijo el maestro
español. Cómo no va a hacer dogmática quien estudia cada una de las
instituciones penales en orden al derecho vigente de su pueblo, aunque
quiera darles orientación positivista?83 Lo mejor del libro de GÓMEZ
–concluye ASÚA84–, es su autor.

Con perseverancia suma dirigió la Revista de Derecho Penal85


(publicación trimestral), entre 1945 y 1954, impulsada por su claro
talento y especial empuje. Colaboraron en ella los más autorizados y
reconocidos cultores de la ciencia penal. Aquí sus nombres:

 Alberto Arroyo (Ecuador) Profesor de Derecho Penal en la


Universidad Central, en Quito.
 Carlos A. Bambaren (Perú) Profesor de Criminología y de
Ciencia Penitenciaria en la Facultad de Derecho de la Universidad
de San Marcos.
 Antonio Camaño Rosa (Uruguay) Fiscal Letrado Departamental
de Colonia.
 Lorenzo Carnelli (Argentina) Abogado.
 Francisco Carone (Cuba) Profesor de Derecho Penal en la
Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.

83
Vid., Resumen crítico de la obra de Gómez en el Instituto Bibliográfico del Colegio de
Abogados de Buenos Aires, certamen celebrado el 30 de septiembre de 1943.
84
Ídem.
85
Ediar S.A. Editores, Buenos Aires, 1945–1954.
84

 Raúl Carrancá y Trujillo (Méjico) Presidente del Tribunal


Superior de Justicia del Distrito Federal. Profesor de Derecho
Penal.
 Aloysio de Carvalho Filho (Brasil) Profesor en la Facultad de
Derecho de Bahía.
 José Ángel Ceniceros (Méjico) Presidente de la Academia
Mejicana de Ciencias Penales. Director de la Revista
“Criminalia”.
 Juan R. Chaves (Paraguay) Decano de la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales en Asunción, Profesor de Derecho Penal.
 Luis Cousiño Mac Iver (Chile) Profesor de medicina Legal en la
Universidad de Chile.
 J. Raimundo del Río C. (Chile) Profesor de Derecho Penal en la
Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.
 Israel Drapkin (Chile) Director del Instituto de Criminología de
Chile.
 Leonardo Espinel Mendoza (Ecuador) Profesor de la Universidad
de Guayaquil.
 Marcelo Finzi (Italia) (Residente en la Argentina) Exprofesor de
Derecho Penal. Secretario del Instituto de Derecho Comparado en
la Universidad Nacional de Córdoba.
 Rafael Fontecilla (Chile) Ministro de la Corte de Apelaciones de
Santiago.
 Mario García Herreros (Colombia) Profesor en la Facultad de
Derecho y Ciencias Políticas de Bogotá.
 Rafael García Zavalia (Argentina) Profesor de Derecho Penal en
la Universidad Nacional de Tucumán. Ex-Juez de la Corte
Suprema de Justicia de Tucumán.
 Luis Garrido, (Méjico) Profesor de Derecho Penal. Secretario de
la Academia Mejicana de Ciencias Penales.
 Ernesto R. Gavier (Argentina) Ex-profesor adjunto de Derecho
Penal en la Universidad Nacional de Córdoba.
 Ricardo Gumbleton Daunt, (Brasil) Jefe del Servicio de
Identificación del Gabinete de Investigaciones, Secretaria de
Seguridad Pública. San Pablo.
 Luis Jiménez De Asúa, (España) (Residente en la Argentina).
Profesor de Derecho Penal.
85

 Laureano Landaburu, (Argentina) Ex-Juez del crimen de la


Capital.
 Francisco P. Laplaza, (Argentina) Ex-Profesor de Derecho Penal
en la Universidad Nacional de La Plata.
 Bernardino Leon Y Leon, (Perú) Presidente del Tribunal del
Trabajo de Lima.
 Roberto Lyra. (Brasil) Profesor en la Facultad de Derecho de Río
de Janeiro. Miembro del Consejo Penitenciario del Distrito
Federal.
 Dolores Madanes. (Argentina) Abogada.
 José Agustín Martinez. (Cuba) Presidente del Instituto de
Criminología de La Habana.
 José Rafael Mendoza (Venezuela) Profesor de Derecho Penal en la
Universidad Central de Venezuela.
 José Miro Cardona (Cuba) Abogado. Miembro del Instituto
Nacional de Criminología de La Habana.
 Artemio Moreno, (Argentina) Fiscal de la Cámara de Apelaciones
en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal.
 Rodolfo Moreno, (Argentina) Ex-profesor de Derecho Penal en la
Universidad Nacional de Buenos Aires.
 Ricardo C. Núñez (Argentina) Ex-profesor adjunto de Derecho
Penal en la Universidad de Córdoba.
 Mario A. Oderigo (Argentina) Miembro de la Cámara de
Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital.
 Alfredo Orgaz (Argentina) Ex-profesor de derecho civil en la
Universidad de Córdoba.
 Pedro Ortíz Muñoz (Chile) Presidente de la Sociedad Chilena de
Criminalística. Universidad de Chile.
 José María Paz Anchorena (Argentina) Ex-Profesor de Derecho
Penal en la Universidad de Buenos Aires.
 José Peco (Argentina) Ex-Profesor de Derecho Penal en las
Universidades de Buenos Aires y La Plata.
 Gerardo Peña Guzmán (Argentina) Ex-Juez de la Corte Suprema
de Justicia de Tucumán.
 Constancio Bernaldo de Quiros, (España) Profesor de
Criminología de la Universidad de la República Dominicana.
 Juan D. Righetti, (Argentina) Abogado.
86

 Mariano Ruiz Funes. (España) (Residente en Méjico). Profesor de


Derecho Penal.
 Santiago Rompani, (Uruguay) Abogado.
 Carlos Salvagno Campos (Uruguay) Profesor de Derecho Penal
en la Facultad de Derecho de Montevideo.
 Carlos P. Sagarna (Argentina) Ex-Secretario de la Justicia de
Instrucción de la Capital Federal.
 Sebastián Soler (Argentina) Ex-Profesor de Derecho Penal en la
Universidad Nacional de Córdoba. Ex-Vocal de la Cámara de
Apelaciones en lo Criminal de Rosario. Santa Fe.
 Fernando Torino Y Roldan (España) (Residente en la Argentina)
Profesor Ayudante de Derecho Penal en la Universidad de
Madrid.
 Ernesto J. Ure (Argentina) Miembro de la Cámara de Apelaciones
en lo Criminal y Correccional de la Capital.
 Víctor M. Villavicencio, (Perú) Abogado. Ex-profesor en la
Escuela de Policía, en el Instituto Pedagógico y en la Escuela
Penitenciaria, de Lima.

Le antecedió una Revista de Derecho Penal entre 1929 y 1930 de


autores varios que escribieron con exposición metódica y cuidadosa
acerca del panorama penal y criminológico de su tiempo.

Su ilustración le permitió escribir, casi al final de su existencia, las


Leyes Penales Anotadas, en 4 volúmenes86 (los dos últimos
póstumos), donde para cada artículo de la ley penal, ensaya una
explicación breve y sencilla, pero suficiente y sobrada para lograr el
empeño de disipar dudas e incertidumbres en su interpretación, según
así lo expresa.

Director de la Penitenciaría Nacional (1923). Profesor titular de


Derecho penal en la Universidad de Buenos Aires.

86
Ediar Editores, Buenos Aires, 1952 – 1954.
87

Juez en lo criminal en la Capital Federal por algunos años, donde


brilló la independencia de la toga y no el lenguaje indebido y
deslustroso de la fea política, habiéndose retirado en 1941.

SE ACOGIÓ A LA JUBILACIÓN EL JUEZ DE


INSTRUCCIÓN DOCTOR EUSEBIO GÓMEZ87

“Con su retiro de la magistratura, por haberse acogido a


los beneficios de la jubilación, pierde la justicia argentina,
en el doctor Eusebio Gómez, uno de sus jueces más
ilustrados. Su versación jurídico-penal, su larga
experiencia de criminalista y su probidad hállanse unidas a
relevantes condiciones de inteligencia y carácter. Fue un
Juez de Instrucción que honró la magistratura, humano y
recto, y que, con un exacto sentido de la dignidad y
majestad del cargo, nunca incurrió -frente a otras
instituciones extrañas al juicio penal- en tolerancias o
delegaciones que pudieran significar un menoscabo de la
función judicial que ejercía. La «REVISTA PENAL Y
PENITENCIARIA», que lo cuenta entre sus colaboradores,
lamenta así, juntamente con la opinión general del país, el
alejamiento de la Justicia de esta figura tan calificada,
ininterrumpidamente consagrada a la ciencia del Derecho
Criminal, y de la que tantos esfuerzos hablan su proficua
obra de publicista, su actuación en la cátedra universitaria,
su labor de penitenciarista, y su ferviente e inalterable
adhesión al positivismo penal”.

Fue siempre ciudadano de carácter enérgico y se mantuvo digno en su


ancianidad -escribió JIMÉNEZ DE ASÚA88-, a pesar de estrechez y
sinsabores en la última etapa de su vida, apartado por voluntad propia
de todo cargo público, judicial y universitario, bregó sin tregua por
restaurar la democracia en su país.

87
Revista Penal y Penitenciaria, año VI, octubre–noviembre–diciembre de 1941, núm.
22, Buenos Aires, p. 844.
88
Cfr., Tratado de Derecho Penal, opus cit., t. I, p. 1135.
88

Le hacemos el honor de recordar sus méritos, su espíritu batallador y


sus sólidos conocimientos89.

89
Para no descubrir secretos que no nos pertenecen, transcribamos las sentidas palabras
de Jiménez de Asúa, al fallecimiento del eximio penalista: “Pero Eusebio Gómez no fue
únicamente un científico, un gran jurista, sino un realizador en la dirección de la
penitenciaría de Buenos Aires y en la de institutos penales de La Plata. Y, además, un
gran argentino, inquieto por el camino que durante un reciente decenio llevó su patria por
el mundo. Renunció a su cátedra antes que ningún otro, y esa renuncia era en él más que
un gesto: supuso un enorme sacrificio. En primer término porque el aula fue para él
amada tribuna desde donde adoctrinaba a los futuros juristas, y en segundo lugar porque
al marcharse de los claustros universitarios agravaba la pobreza en que con altivez
ejemplar vivió sus últimos años”. (Derecho Penal, Criminología y otros Temas penales.
Editorial Jurídica Universitaria, México, 2.001, vol. 2, p. 220).
89

JOSÉ PECO

JOSÉ PECO fue otro de los insignes y reputados penalistas


argentinos. Nació en Buenos Aires el 27 de agosto de 1895 y falleció
en Viena a los 70 años de edad, siendo embajador de su país, el 27 de
febrero de 1966.

Discípulo de RAMOS, siguió la actividad científica y las huellas de


su maestro con dedicación plena y completa, ocupando la cátedra que
regentaron en su momento RODOLFO RIVAROLA y JUSTO P.
LUNA. Profesor titular de Derecho Penal de las Universidades de
Buenos Aires y de La Plata, alternando con su maestro RAMOS y
connotados docentes, como JORGE EDUARDO COLL, EUSEBIO
GÓMEZ, EMILIO C. DÍAZ y JOSÉ MARÍA PAZ
ANCHORERA. Por dos veces, Decano de la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales de la Plata –y como lo anota ASÚA90–, figuró como
Consejero de la misma Universidad, aparte de Director del Instituto de
90
Tratado de Derecho Penal, opus cit., t, I, p. 1135.
90

Altos Estudios Jurídicos entre 1937 y 1939 y del Instituto de


Criminología de La Plata, reemplazando a LADISLAO THOT.

Dirigió la Revista Penal Argentina -órgano del Centro de Estudios


Penales de la Facultad de Derecho de Buenos Aires-, con entregas y
colaboraciones bien sentidas y logradas.

De sus obras fundamentales –que consolidaron su personalidad


jurídica y esto no tiene vuelta de hoja–, se destacan: La reforma penal
argentina 1917-1920, ante la ciencia contemporánea y los
antecedentes nacionales y extranjeros91, libro de 536 páginas que
entre otras cosas, constituyó su memoria doctoral y mereció el premio
Florencio Varela (excelente jurista argentino, asesinado en marzo de
1848). Así mismo, El uxoricidio por adulterio. Estudio de una
modalidad del artículo 82 del Código Penal, trabajo monográfico
exhaustivo de 624 páginas acerca del Uxoricida y su personalidad
Psicológica y Antropológica, el delincuente pasional, la distinción
entre el verdadero Uxoricida emocional o pasional y el Uxoricida
emocional o pasional disfrazado, a más de otras cuestiones
colaterales. Este libro fue prologado por JIMÉNEZ DE ASÚA92,
quien dijo, con toda justicia, que "sus páginas apretadas de conceptos
y fluidas de lenguaje, nos enseñan todo cuanto puede saberse sobre el
tema que abordan".

Con una visión convenientemente ordenada y metodizada de los


documentos escritos por PECO respecto de la doctrina penal, se
expresó así ASÚA93:

“He aquí otras cuatro obras, que asumen la índole de


folletos, y que no por ello dejan de ser igualmente
magistrales: El Código penal argentino, Buenos Aires,
Editorial Revista Jurídica y de Ciencias sociales, 1936 (88
páginas). Delitos contra el honor (calumnia, injuria y
91
Valerio Abeledo, Editor, Librería Jurídica, Buenos Aires, 1921.
92
Valerio Abeledo, Editor, Librería Jurídica, Buenos Aires, 1929, p. XVI.
93
El Proyecto de Código Penal de José Peco, en El Código Penal Argentino, Librería y
Editorial ‘La Facultad’, Buenos Aires, 1943, pp. 402–403. 2da. Edición.
91

difamación), Buenos Aires, la misma editorial que el


estudio precedente, 1936, (96 páginas). La libertad
provisional y los delincuentes políticos, discurso
parlamentario, Buenos Aires, 1939 (30 páginas). José
Peco compuso además un libro de serenísima defensa
contra acusaciones políticas, que después mencionaré, con
este título: ¿Defensa o acusación?, Buenos Aires, Talleres
Gráficos Argentinos de L. J. Rosso, 1935 (178 páginas).

Para terminar el catálogo de sus contribuciones


científicas, voy a citar sus artículos de revistas y notas de
jurisprudencia: El homicidio-suicidio. Estudio del art. 83
del Código penal, en Revista penal Argentina, t. I, (1922),
págs. 15 y sigts., y 130 y sigts.; Los dos años del art. 26
conciernen al fijado por el juez en la sentencia, Ibidem t.
1, págs. 45 y sigts.; La retroactividad benigna de la Ley
debe aplicarse de oficio, Ibídem, t. 1, págs. 61 y sigts.;
Pena del encubrimiento Ibidem, t. I, págs. 95 y sígts.; La
condena condicional no puede aplicarse al que ha sido
objeto de una condena anterior al delito cometido, Ibídem,
t. I, págs. 230 y sigts.; La prescripción en el Código penal
y especialmente la interrupción, Ibídem, t. I, pág. 284 y
sígts.; Facultades del juez en los delitos susceptibles de
condena condicional cometidos por el mayor de catorce
años y menor de diez y ocho, Ibídem, t. I, págs. 325 y
sigts.; El homicidio premeditado, Ibídem, t. I, págs. 503 y
sigts., y t. H, (1923), págs. 130 y sígts.; El exceso en la
defensa es incompatible con el homicidio provocado,
Ibídem, t. H, págs. 344 y sigts.; El condenado a tres años
de prisión puede obtener la libertad provisional al cumplir
ocho meses de la pena de prisión, Ibídem, t. II, págs. 476 y
sígts. ; La condena condicional en La Gaceta (La Plata),
13. I, (1924) ; El aborto en el Código penal, en Revista
penal argentina, 13. VI (1926), págs. 180 y sigts.; Examen
del proyecto de estado peligroso de 1926, Ibídem, 13. VII
(1927), págs. 251 y sigts.; Las injurias cometidas por los
testigos, en Revista Universitaria, 1929; El art. 41 del
92

Código penal, en Revista del Centro de Estudiantes de


Derecho de Buenos Aires, 1930; Las circunstancias
atenuantes y agravantes y las de mayor y menor
peligrosidad, en Anales de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la Universidad de La Plata, 1933;
Abuso deshonesto, en “La Ley”, 1936; La violación,
Ibídem, 1937; Incongruencias del Código penal en los
delitos contra la honestidad, Ibídem, 1937; La tentativa en
el Código penal argentino, Ibídem, 1939; La analogía en
el Derecho penal, Ponencia presentada al Primer
Congreso latino-americano de Criminología, realizado en
la ciudad de Buenos Aires del 25 al 31 de junio de 1938,
en Actas, Deliberaciones, Trabajos, 13. 1, Buenos Aires,
1939, págs. 335 y sigts.; ¿Legítima defensa putativa o
defensa putativa? en Vida y Obra (La Plata), núm. 1
(1940)”.

Otra contribución científica, con apreciaciones críticas certeras y


válidas, fue su libro, La Reforma Penal en el Senado de 1.93394.

Con su vigorosa personalidad jurídica escribió un opúsculo en 169


páginas en defensa de la personalidad moral y el bien inmaterial del
honor, el decoro y la reputación. Lo llamó “Delitos contra el
Honor”95.

La obra está conformada por los siguientes capítulos:

Bien jurídico tutelado (Capítulo I); Sistemas Legislativos


(Capítulo II); Antecedentes Nacionales (Capítulo III);
Calumnia (Capítulo IV); Injuria (Capítulo V); Difamación
(Capítulo VI); Formas y Medios (Capítulo VII); Sujetos
Activo y Pasivo (Capítulo VIII); Tentativa (Capítulo IX);
Culpa (Capítulo X); Exceptio Veritatis (Capítulo XI);
Calumnias e Injurias Equívocas o Encubiertas (Capítulo XII);

94
Mercatali, Buenos Aires, 1936.
95
Valerio Abeledo Editor, Buenos Aires, 1945. Segunda edición.
93

Calumnias e Injurias Propagadas por La Prensa (Capítulo


XIII); Injurias en Juicio (Capítulo XIV); Injurias Recíprocas
(Capítulo XV); Provocación (Capítulo XVI); Retractación
(Capítulo XVII); Pena (Capítulo XVIII); Los Delitos contra el
Honor en el proyecto del Autor (Capítulo XIX); Bibliografía
Especial (Capítulo XX).

Todavía se añade su “Proyecto de Código Penal, exposición de


motivos”, con prólogo de JUAN PABLO RAMOS, presentado ante
la Cámara de Diputados de la nación argentina, el 25 de septiembre de
1942.

En lo tocante al proyecto de Código Penal de JOSÉ PECO96,


manifestaba JIMÉNEZ DE ASÚA:

“Quisiera traer aquí, antes de hacer la reseña de sus libros y


el comentario de este Proyecto, al hombre ‘vivo y efectivo’
que engendró teorías y fraguó artículos. Cada vez me parece
más exacto que no es posible penetrar en las páginas de una
obra destinada a regir en un país como ley, sin conocer al
hombre.

José Peco lo es, de una vez. Un hombre en la extensión que


Unamuno dio a la palabra. En otra coyuntura he recordado
como creció el varón que ahora proyecta leyes para su
pueblo.

Es notorio que Peco padeció en su incipiente mocedad uno


de esos males de larga trayectoria y grave pronóstico que le
tuvo postrado cuatro años en el lecho. Inmóvil y cara al
cielo, en pleno aire libre, se habituó a la intemperie. La
enfermedad que a otro le hubiese dado costumbres de ocioso,
le hizo a él trabajador insaciable. En aquellos días en que
vencía sus males con inmovilidad a los cuatro vientos, leyó
libros de máxima valía: clásicos grecolatinos, españoles y

96
El Proyecto de Código Penal de José Peco, opus cit., p. 401. 2da. edición.
94

franceses, que ahora resuenan a menudo en su oratoria, y


obras jurídico–penales, que le han dado su sabiduría de
especialista. Le levantaban para que pasara examen ante el
Tribunal de catedráticos. El paso de aquel inválido,
conducido en coche hasta la Universidad, causaba
conmiseración primero, y luego subidas admiraciones, al
oírle desgranar serenamente las más elegantes teorías y las
mejores doctrinas, ante las preguntas de los examinadores.

José Peco curó. Pero aquellos años de debatirse con la


dolencia le han dejado características imborrables. En
primer término la vida higiénica ha hecho de él un atleta,
que por lo mismo que es consciente de su fuerza sólo la usa
cuando no queda otro remedio. En segundo lugar, la lucha
contra la muerte le ha enseñado a despreciar las cosas
mezquinas: sólo pelea por algo grande. En tercer término,
las lecturas asiduas durante tanto tiempo, le han dotado de
sólida cultura general y especializada. Y finalmente, el
aislamiento de aquellos días inacabables, en el lecho, a la
intemperie saludable, han creado un hombre a quien le place
la soledad. Fuerte, bondadoso, despectivo, culto y solitario.
Así anda por la Argentina en esta hora de desorientación
universal, uno de los ejemplares humanos más
entrañablemente dignos”.

Toda la faena del penalista va marcada del mismo y uniforme sello. El


autor cuida de documentar sus trabajos y de recoger las más preclaras
opiniones referidas a diversos asuntos, esclareciendo la sistemática y
ofreciendo su personal criterio, importándole, como CARRARA
repetía, una vez y otra, “más cosas verdaderas, que nuevas”.

De día y de noche hombre de estudio y consagración. En esto se


conoce al jurista de verdadera y auténtica vocación, para decirlo con
frases harto significativas, que bien se notan.

“En 1945 fue elegido Decano de la facultad de Derecho de


la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), dejando
95

su cargo al ser atropellada la autonomía universitaria el 6


de mayo de 1946. Se lo eligió presidente de la Universidad
Nacional de La Plata (UNLA) en los períodos 1958-1959 y
1962-1964. Al finalizar su rectorado fue designado
Embajador en Austria.

Tratadista y docente excepcional, muchos fueron sus libros


y, según recuerdan algunos de sus discípulos, sus clases
eran inolvidables. Al ser avasallada la Universidad, el
doctor Peco renunció a sus cátedras, siendo reincorporado
a las mismas tras la caída del gobierno del general Perón,
que lo había alejado de la enseñanza.

José Peco, científico del Derecho, tuvo muy claro durante


toda su vida que no bastaba, ni mucho menos, con los muy
valiosos aportes intelectuales, si el tal intelectual se
encerraba, como un topo en una cueva común y silvestre,
aun cuando se la edulcore con la denominación de ‘torre de
marfil’ o ‘torre de cristal’.”97

Otras publicaciones del autor se registran, por largo, a seguida:

 La Reforma penal Argentina ante la ciencia penal


contemporánea y los antecedentes nacionales y extranjeros, 536
págs., Buenos Aires, Abeledo, 1921.
 Proyecto de Código Penal, Exposición de Motivos. Presentado
a la Cámara de la Nación Argentina, el 25 de septiembre de
1941, 1014 págs., La Plata, 1942.
 El Homicidio en el Código penal argentino, 88 págs., Buenos
Aires, Editorial Revista Jurídica y de Ciencias Sociales, 1936.
 El homicidio–suicidio, Estudio del artículo 83 del Código
penal, Revista penal argentina, 1, 15, 130.

97
https://openlibrary.org/authors/OL6876857A/José_Peco. Consultada el 17 de marzo de
2016
96

 El homicidio premeditado, Revista penal argentina, I, 505; II,


44.
 Examen del proyecto de estado peligroso de 1926, Revista
penal argentina, VII, 251.
 La condena condicional, La Gaceta, La Plata, I, 1924.
 Las injurias cometidas por los testigos, Revista Universitaria,
1929.
 El aborto en el Código Penal, Revista penal argentina, VI, 180.
 Las circunstancias atenuantes y agravantes y las de mayor o
menor peligrosidad, Anales de la Facultad, 1933.
 El artículo 41 del Código Penal, Revista del Centro de
Estudiantes de Derecho de Buenos Aires, 1930.
 La analogía en el Derecho Penal, relación presentada al primer
congreso latinoamericano de criminología, Buenos Aires, 1938.
 Abuso deshonesto, La Ley, 1936.
 La violación, La Ley 1937.
 Incongruencias del Código Penal en los delitos contra la
deshonestidad, La Ley, 1937.
 La tentativa en el Código Penal argentino, La Ley, 1939.
 La libertad provisional y los delincuentes políticos, 30 págs.,
Buenos Aires, 1939.
 ¿Legítima defensa putativa o defensa putativa? “Vida y Obra”,
La Ley, No. 1, 1940.
 Los dos años del artículo 26, conciernen al fijado por el juez en
la sentencia, Revista penal argentina, I, 45.
 La retroactividad benigna de la ley debe aplicarse de oficio,
Revista penal argentina, I, 61.
 Pena del encubrimiento, Revista penal argentina, I, 95.
 La condena condicional no puede aplicarse al que ha sido
objeto de una condena anterior al delito cometido, Revista
penal argentina, I, 230.
 La prescripción en el Código Penal y especialmente la
interrupción, Revista penal argentina, I, 284.
97

 Facultades del juez en los delitos susceptibles de condena


condicional cometidos por el mayor de catorce años y menor de
dieciocho, Revista penal argentina, I, 325.
 El exceso en la defensa es incompatible con el homicidio
provocado, Revista penal argentina, II, 344.
 El condenado a tres años de prisión puede obtener la libertad
provisional al cumplir ocho meses de la pena de prisión,
Revista penal argentina, II, 476.
 Rodolfo Rivarola penalista, Revista de Psiquiatría y
Criminología, septiembre–octubre 1943.
 ¿Puede el Congreso componer un código de faltas para la
república? El Radical, 6 de mayo de 1944.
 Defensas mecánicas predispuestas que matan o hieren a un
inocente, Revista de derecho penal, I, 1945; Revista de
psiquiatría y criminología, IX, 1944.
98
99

RICARDO CAYETANO NÚÑEZ

Nació el ilustre jurista argentino en la ciudad de Córdoba un 7 de


agosto de 1908 y murió en la misma ciudad el jueves 15 de mayo de
1997. Tenía 89 años.

Para consignarlo, uno de los tratadistas importantes y trascendentales


de la literatura penal argentina. Maestro de muchas generaciones se le
recuerda como un académico por excelencia, y en su virtud, un jurista
probo y de calidad. En alternado transcurrir escribió certeras y
profundas páginas que honran la literatura penal. Su larga vida y obra
se reflejan en su Derecho Penal98 en 7 volúmenes, y su Manual de

98
Bibliografía Omeba, Buenos Aires, 1964–1974.
100

Derecho Penal, Parte General99 y Especial100. Todo ello, sin contar


con otras exposiciones, como la Acción civil en el proceso penal101, El
Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba, y su magnífico y
bien pensado libro, Las Disposiciones Generales del Código Penal102.

Ricardo C. Núñez en su biblioteca

Su obra, ya citada, Derecho Penal Argentino, escrita en siete


volúmenes, a lo que yo entreveo, es de lo mejor que creó. No hay
nada más edificante e instructivo para el penalista que recorrer sus
páginas llenas de cultura y sabiduría. Se está muy en lo justo al hablar
así. Está compuesta por los siguientes temas:

Primer Tomo:

99
Marcos Lerner, Editora Córdoba, Córdoba, 1981. Tercera edición. Tercera reimpresión.
100
Marcos Lerner, Editora Córdoba, Córdoba, 1988. Tercera reimpresión.
101
Editorial Bibliográfica Argentina, Buenos Aires, 1958.
102
Marcos Lerner, Editora Córdoba, Córdoba, 1988.
101

Derecho penal sustantivo (Capítulo I); Derecho penal común II);


Derecho penal argentino (Capítulo III); Teoría de la ley penal
(Capítulo IV); Teoría de la imputación jurídica delictiva (Teoría
jurídica del delito) (Capítulo V); La antijuridicidad del hecho
(Capítulo VI).
Segundo Tomo:

La culpabilidad del autor (Capítulo VII); Punibilidad del hecho


(Capítulo VIII); Concurso de delitos (Capítulo IX); Participación
criminal (Capítulo X); Tentativa (Capítulo XI); La pena (Capítulo
XII); Medidas de seguridad y corrección (Capítulo XIII); Reparación
civil (Capítulo XIV).

Tercer Tomo:

Parte especial del derecho penal: Título I. Delitos contra las personas.
Delitos contra la vida (Capítulo I); Sección II: Aborto (Capítulo I);
Lesiones (Capítulo II); Homicidios y lesiones en riña (Capítulo III);
Duelo (Capítulo IV); Abuso de armas (Capítulo V); Abuso de
personas (Capítulo VI).

Cuarto Tomo:

Título II: Delitos contra el honor. Principios generales (Capítulo I);


Tipos fundamentales previstos por el código penal (Capítulo II).
Figuras especiales (Capítulo III); Calumnia o injuria propagada por
medio de la prensa. Causas especiales de impunidad de los delitos
contra el honor (Capítulo V); Acción penal (Capítulo VI). Título III:
Delitos contra la honestidad. Nociones generales (Capítulo I);
Adulterio (Capítulo II); Violación (Capítulo III); Estupro (Capítulo
IV); Estupro por engaño (Capítulo V); Abuso deshonesto (Capítulo
VI); Rapto (Capítulo VII); Promoción o facilitación de la prostitución
o corrupción (Capítulo VIII); Ultrajes al pudor público (Capítulo IX);
Disposiciones comunes a los delitos contra la honestidad (Capítulo
X); Título IV: Delitos contra el estado civil. Nociones generales
102

(Capítulo I); Matrimonios ilegales (Capítulo II); Supresión y


suposición del estado civil (Capítulo III).

Quinto Tomo:

Título V: Delitos contra la libertad. Nociones generales (Capítulo I);


Delitos contra la libertad individual (Capítulo II); Violación de
domicilio (Capítulo III); Violación de secretos (Capítulo IV); Delitos
contra la libertad de trabajo y asociación (Capítulo V); Delitos contra
la libertad de reunión (Capítulo VI); Delitos contra la libertad de
prensa (Capítulo VII); Título VI: Delitos contra la propiedad.
Nociones generales (Capítulo I); Hurto (Capítulo II); Robo (Capítulo
III); Extorsión (Capítulo IV); Estafas y otras defraudaciones (Capítulo
V); Quebrados y otros deudores punibles (Capítulos VI, VII, VIII);
Excusa absolutoria (Capítulo IX).

Sexto Tomo:

Título VII: Delitos contra la familia; Título VIII: Delitos contra la


seguridad común: incendios y otros estragos (Capítulo I); Delitos
contra la seguridad de los medios de transporte y de comunicación
(Capítulo II); Piratería (Capítulo III); Delitos contra la salud pública
(Capítulo IV); Título IX: Delitos contra la tranquilidad pública; Título
X: Delitos contra la seguridad de la nación: Traición (Capítulo I);
Delitos que comprometen la paz y la dignidad de la Nación (Capítulo
II); Propiciar sanciones políticas y económicas contra la Nación
(Capítulo III); Título XI: Delitos contra los poderes públicos y el
orden constitucional: Derecho protegido (Capítulo I); Rebelión
(Capítulo II); Sedición (Capítulo III); Disposiciones comunes a la
rebelión y a la sedición (Capítulo IV); Título XII: Delitos contra la
seguridad interna de la nación. Actividades comunistas.

Merecen ser recordadas las siguientes traducciones:


103

El libro de ROBERTO GOLDSCHMIDT, profesor de la


Universidad de Berlín, La concepción normativa de la
culpabilidad103, fue vertido a nuestro idioma por MARGARETHE
GOLDSCHMIDT y el propio NÚÑEZ, quien escribió el prefacio y
un “Bosquejo de la culpabilidad”. Y el de ERNST HEINITZ, El
problema de la antijuridicidad material104 con traducción de NÚÑEZ
y de ROBERTO GOLDSCHMIDT.

Hombre de carácter

Hombre de carácter –un hombre con H mayúscula, como solía


entender Unamuno–, decía cuanto tenía que decir, vertical y
visceralmente, sin compromisos ni dobleces, sin desviarse jamás de
sus convicciones, manteniéndose siempre erguido e inflexible en la
defensa de su ideario, rechazando incluso cargos y honores que no
iban con su personalidad y sus creencias. Luchó contra todas las
dictaduras, con coraje y decisión, con intrepidez y aliento, virtudes no
alabadas nunca bastante que caracterizan, hoy como ayer, los
nobilísimos ideales románticos, con el sentido de una oración y
palabras entrelazadas en el misterioso espectáculo de los ideales
humanos.

Yo hago una profunda reverencia a quienes como él, y son tan pocos
en estos tiempos, se quedan con sus principios de conciencia y sus
reglas de honor, sin claudicaciones ni reservas. Actitud ética que bien
podría servir de ejemplo a los individuos de todos los momentos a
quienes ve uno defendiendo a ultranza -con sus tachas buenas y
malas-, máximas y doctrinas filosóficas y de partido, pero más tarde,
por un oportuno y muy conveniente nombramiento político se dan el
lujo de renunciar con calculada prontitud -y además, con gesto y tono
de dignidad (?)-, a la fuerza de sus ideas y a la fuerza de sus palabras,
para ir derechamente en pos del empleo, que no hay más que decir,
porque está dicho todo. En un mundo de valores esto no tendría razón
de ser, pero en la gravitación de lo nuestro, no me atrevería a cotejar

103
Editorial Depalma, Buenos Aires, 1943.
104
Imprenta de la Universidad, Córdoba, 1947.
104

aquella verdad moral con la realidad, para no hundirme en sus


infiernos más elaborados, y de tal manera, hasta el infinito. Los
tiempos no mudan y siempre ha sido así. Por cierto que la opinión
pública no puede resolver este antagonismo, porque lo real y verídico
es, recordando a D. ÁNGEL OSSORIO, que ni el que nombra, ni el
que acepta, valen nada. Y no digo más, porque este es un mero
accidente en mi trabajo.

Volviendo a NÚÑEZ se dijo que era tímido, y acaso por eso, se aisló
de casi todos, rodeándose de un círculo muy íntimo: su familia y
pocos amigos. Persona sencilla y austera, hombre de campo, y
curiosamente, como lo recuerda Marco De Pont105, y vale la pena el
apunte, boxeador en sus años juveniles. No todo es pensamiento. En

105
Ricardo C. Núñez, El hombre y su obra, Marcos Lerner, Editora Córdoba, Córdoba,
1997, p. 12.
105

todos los años que duró su existencia vital, casi nunca escapó de
Córdoba o de Santa Catalina, su añorada finca. "Una vez a Mendoza
para dictar un par de conferencias, otra a Santafé, una tercera a Rio
Cuarto, y una sola vez a Buenos Aires para informar sobre el
Proyecto para combatir la corrupción"106. No le gustaba viajar y no
obstante las múltiples invitaciones que le hicieron para que dictara
conferencias, dentro y fuera de su patria, siempre las rechazó e incluso
"devolvió pasajes ya enviados". Y se dice que nunca asistía a fiestas y
solo excepcionalmente se le vio acudir a ellas por razones superiores y
"cuando el compromiso era muy grande". Según estos juicios de su
antiguo discípulo, aborrecía y detestaba las reuniones sociales y
apenas tenía entusiasmo para las cofradías íntimas y familiares.
Conociendo su vigor sentimental e intelectual, creo que estaba en lo
cierto: los hombres son siempre distintos y siempre los mismos. El
que diga lo contrario no conoce la sociedad en que vive. No tengo que
añadir que de estos hombres ya no se halla ninguno. Por ello,
reconforta evocar personalidades, como la de NÚÑEZ.

JULIO B. MAYER –en su momento, Director de “Nueva Doctrina


Penal”–, escribió, en sus auténticos y realistas aspectos, acerca de la
dignidad, majestad ética e intensa vida jurídica del maestro cordobés.
Aquí sus palabras:

“IN MEMORIAM
Ricardo C. Núñez

El jueves 15 de mayo falleció Ricardo C. Núñez. Fue uno


de los escasos juristas, en toda la extensión de esa
palabra, que dio la República Argentina en este siglo, un
penalista trascendente para todos nosotros, a pesar de
que su humildad y timidez casi nunca le permitieron salir
de su Córdoba natal, un maestro que desde la cátedra o
desde el libro ilustró a varias generaciones y enseñó a
pensar el Derecho que correspondía a una República,
paradigma del docente universitario, pero, por sobre

106
Luis Marco de Pont, opus. cit., p.p. 40 – 41.
106

todas las cosas, un ciudadano ejemplar, que, como un


discípulo suyo lo expresó en la inhumación de sus restos,
decía sin tapujos aquello que pensaba y refrendaba con
su comportamiento práctico aquello que decía.

Lo despidieron en Córdoba, junto a su familia, no sólo


aquellos que, en distintas épocas, habían gozado de su
amistad y le debían su formación personal y profesional,
sino también aquellos de quienes se había separado o
con quienes se había enfrentado en una polémica leal,
por alguna circunstancia de vida. Muchas veces me
pregunté cuál era el secreto de la personalidad de Don
Ricardo para atraer a jóvenes, a no tan jóvenes y a
personas maduras, a pesar de su carácter un tanto
huraño, que no gastaba calificaciones amables o
alabanzas para nadie y que, por el contrario, con su
sinceridad, criticaba ácidamente actitudes y productos
culturales que, simplemente no correspondían. Por
supuesto, se podía contestar al interrogante con más de
un puñado de verdades, según consta en el
encabezamiento, calidades a las que yo, personalmente,
podría agregar otras más cotidianas, pero, como el don
de la simpatía sencilla no adornaba su personalidad, y,
antes bien, se oponía a ella, la pregunta es todavía un
enigma para mí, es recurrente y se renovó con su
fallecimiento.

Creo hoy que el atractivo sin par estaba representado


por su calidad de ciudadano ejemplar, por el paradigma
de su conducta republicana, que muchos de nosotros
llevamos idealmente tras de nuestras vidas, a manera de
ejemplo perfecto con el cual decidir y medir nuestras
conductas. Su sapiencia como jurista y juspenalista, su
calidad de Maestro, con mayúscula, que muchos le
reconocemos auténticamente, sucumben frente a sus
virtudes ciudadanas y, a la par, dependen de esa virtud
republicana Que también a muchos nos gustaría poseer
107

para que presida los actos y decisiones de nuestras vidas.


NÚNEZ fue paradigma práctico, por el ejemplo que
significaron su vida real y sus actos, por su
comportamiento republicano, que trascendía e
influenciaba todas las zonas en las cuales, de manera
arbitraria, querramos dividir su personalidad. Fue
austero, a pesar de que pudo, con facilidad, elegir una
vida distinta; fue humilde y modesto, cuando su
inteligencia y sapiencia le hubieran permitido, como a
tantos en nuestro país, brillar frente a los demás; fue
severo y consecuente consigo mismo y, por ello, se aplicó
primero a él las reglas que pensaba universalmente para
todos; no vivió del oropel, que desdeñaba, ni aspiró a
ocupar lugar alguno al que no tuviera derecho suficiente
y, por el contrario, rechazó reconocimientos merecidos
por no quebrar con su conducta aquello que predicaba
con su palabra. Algún día serán publicadas las anécdotas
que lo tuvieron por protagonista, que servirían de modelo
en estos tiempos, y ellas verificarán mucho mejor que
estas líneas la trascendencia de sus virtudes prácticas.

En un mundo signado por el éxito como principal virtud y


por la definición del éxito en términos de poder y dinero,
como modo de diferenciamos de los demás y de servirnos
de ellos, ha desaparecido quien creía firmemente en las
virtudes de la austeridad y la modestia, en la fuerza del
saber, que obliga a su transmisión y expansión, en la
igualdad y dignidad esencial del hombre y en la
fraternidad como únicos ideales cuya lucha por
alcanzarlos posibilita la vida gregaria, y condujo su vida,
de manera severa, con errores y con aciertos, riesgo de
cualquier ser humano que pretende hacer, por los
caminos que le indicaron esos ideales. Ese hombre fue
Profesor de Derecho Penal de la Universidad Nacional
de Córdoba y deja su legado, principalmente, a los
universitarios de nuestro país. ¡Que su ejemplo perdure
108

para las generaciones actuales y futuras y que se


mantenga vivo en ellas!”
109

CARLOS FONTÁN BALESTRA

Fue otro autor destacado y sobresaliente en la Argentina. A través de


su labor o por encima está siempre el penalista radiante y luminoso,
con muchas soluciones personales, cuestión en la cual, concordamos
todos los que nos hemos compenetrado con sus predicamentos y
juicios.

Acercándose entrañablemente a los estudios de su predilección


durante los años vitales de su vida entregó, con aguda y afortunada
pluma, aportes importantes a la ciencia penal de su tiempo. Con
sobriedad y conocimientos dio a conocer un Tratado de Derecho
110

Penal107 en 7 volúmenes donde examina tanto la Parte General como


la Parte Especial. Y para triscar en todo, habrá que decir que en la
aquilatación de sus méritos es una obra centrada con observaciones
penetrantes y serios análisis caracterizándose además por su excelente
contenido jurídico–penal. Por esto mismo, o por lo que fuere, hay
muchísimo que aprender allí. El Tratado se divide en la siguiente
forma:

Tomo I:

Introducción: §1. El derecho penal. §2. El derecho penal


sustantivo. §3. Ramas del derecho penal sustantivo. §4. La
llamada enciclopedia criminológica. §5. Reseña histórica del
derecho penal. §5A. Síntesis del desenvolvimiento legislativo
argentino. La relación Delito–Pena: §6. Los extremos de la
relación. §7. El Ius Puniendi. §8. Fundamento del derecho de
reprimir. §9. La reprensión facultad del Estado. §10. La
responsabilidad penal: Doctrinas; Parte Primera: Teoría de la
ley penal: §11. Fuentes del derecho penal. §12. Interpretación
de la ley penal. §13. Validez espacial de la ley penal. §14.
Extradición de delincuentes. §15. Validez temporal de la ley
penal. §16. Aplicación de la ley penal con respecto a ciertas
personas y a ciertos actos; Parte Segunda: El delito. §17
Definición y teoría del delito. §18. La definición del delito en
el derecho argentino. §19. La acción atribuible. §20. Sujeto
pasivo y objetos del delito. §21. Clasificaciones de las
infracciones punibles; El delito como acción: §22. La acción.
§23. La relación causal (teorías). §24 La ausencia de acción.
§25. Clasificación de los delitos por las modalidades de la
acción.

Tomo II:

El delito como acción conforme a la previsión legal de una


conducta: §26. La tipicidad. §26A. La tipicidad como función

107
Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 1980. Segunda reimpresión.
111

de garantía. §26B. Relaciones de la tipicidad con los demás


elementos del delito. §26C. Los tipos penales. §27. La
ausencia de tipicidad. El delito como acción contraria al
derecho: §28. La antijuridicidad. §29. La justificación.
Las causas de justificación en particular: §30. El
cumplimiento de la ley. §31. El ejercicio legítimo de un
derecho. §32. La defensa legítima. §32A. La defensa de
terceros. §32B. La presunción legal de defensa legítima. §33.
El estado de necesidad. §34. El exceso.
El delito como acción culpable: §35. Contenido y función de
la culpabilidad. §36. La culpabilidad en la teoría del delito.
§37. De la culpabilidad en particular. §38. El dolo. §39. La
culpa. §40. La preterintención.
Causas que eliminan o modifican la culpabilidad: §41. El
error. §42. La amenaza de sufrir un mal grave e inminente.
§43. El cumplimiento de una orden jerárquica. §44. La
ebriedad. §45. Figuras accesorias o ampliadas. §46. La
tentativa. §47. La tentativa inidónea (Delito imposible). §48.
El desistimiento voluntario de la consumación.
La participación criminal: §49. Naturaleza y contenido. §50.
Principios comunes a todas las formas de participación. §51.
La instigación. §52. La complicidad.

Tomo III:

Unidad y pluralidad de hechos y de delitos: §53. Planteo y


extensión del problema. §54. El concurso ideal o formal. §55.
El delito continuado. §56. El concurso real y la unificación de
penas.
Parte tercera: El autor (El delincuente): §57. El autor. §58. La
imputabilidad. §59. Los menores. §60. La peligrosidad (El
estado peligroso). §61. Los reincidentes y los habituales.
La reacción penal penas y medidas de seguridad: §62.
Nociones generales. §63. El sistema penal y la
individualización de la pena.
112

De las penas en particular: §64. La pena de muerte y las


penas corporales. §65. Las penas que afectan a la libertad. 66.
§ el régimen carcelario. §67. La libertad condicional. §68. La
pena de multa. §69. La inhabilitación. §70. La condena de
ejecución condicional. §71. Las medidas de seguridad. §72.
Causas que impiden la aplicación de la pena.
Ejercicio y extinción de las acciones: §73. Ejercicio de las
acciones. §74. Extinción de las acciones. §75. La acción civil.

Tomo IV:

§76. Introducción a la parte especial; Título I: Los delitos


contra las personas: §77. Delitos contra las personas, Delitos
contra la vida: §78. El homicidio simple. §79. Los homicidios
agravados. §80. El homicidio emocional. §81. El homicidio
preterintencional. §82. El homicidio culposo. §83. El
infanticidio. §84. La instigación o ayuda al suicidio. §85. El
delito de aborto. §86. El delito de lesiones. §87. El homicidio
y las lesiones en riña o agresión. §88. El duelo. §89. Los
abusos de armas. §90. Abandono de personas. §91. El delito
de incumplimiento de los deberes de asistencia familiar;
Título II: Los delitos contra el honor. §92. Principios
generales. §93. La injuria. §94. La calumnia. §95.
Disposiciones comunes a los delitos contra el honor.

Tomo V:

Título III: Los delitos contra la honestidad: §96. Cuestiones


generales. §97. El adulterio. §98. La violación. §99. El
estupro. §100. Corrupción, prostitución, rufianería y trata de
personas. §101. El abuso deshonesto. §102. Los ultrajes al
pudro. §103. El rapto. §104. Disposiciones comunes a los
delitos contra la honestidad; Título IV: Los delitos contra el
estado civil. §105. Los matrimonios ilegales. §106. Supresión
y suposición del estado civil; Título V: Delitos contra la
libertad: §107. Consideraciones generales. §108. Delitos
contra la libertad individual. §109. Las coacciones y
113

amenazas. §110. La violación de domicilio y el allanamiento


ilegal. § 111. Violación de secretos. §112. Delitos contra la
libertad de trabajo y asociación. §113. Delitos contra la
libertad de reunión y de prensa; Título VI: Delitos contra la
propiedad. §114. Cuestiones generales. §115. El hurto. §116.
Los hurtos agravados. §117. El robo. §118. Los robos
agravados. §119. La extorsión.

Tomo VI:

Delitos contra la propiedad (continuación): §120. De la


defraudación en general. § 121. La estafa. § 122. Casos
especiales de estafa. § 123. Los abusos de confianza. §124.
Las figuras atenuadas. §124A bis. Usura. §125. Quebrados y
otros deudores punibles. §126. La usurpación. 127. El delito
de daño. Título VII: Delitos contra la seguridad común. §128.
Consideraciones generales. §129. Incendio y otros estragos.
§130. Delitos contra la seguridad de los medios de transporte
y de comunicación. §131. Piratería. §132. Delitos contra la
salud pública; Título VIII: Delitos contra la tranquilidad
pública: §133. Delitos contra la tranquilidad pública.

Tomo VII:

Título IX: Delitos contra la seguridad de la nación: §134.


Consideraciones comunes a los títulos IX y X. §135.
Traición. §136. Delitos que comprometen la paz y la dignidad
de la nación; Título X: Delitos contra los poderes públicos y
el orden constitucional: §137. Delitos contra los poderes
públicos y el orden constitucional; Título XI: Delitos contra
la administración pública. §138. Consideraciones generales.
§139. Atentado y resistencia contra la autoridad. §140. El
desacato. §141. Usurpación de autoridad, títulos u honores.
§142. Abuso de autoridad y violación de los deberes de los
funcionarios públicos. §143. Violación de sellos y
documentos. §144. El cohecho. §145. Malversación de
114

caudales públicos. §146. Negociaciones incompatibles con el


ejercicio de funciones públicas. §147. Las exacciones
ilegales. §148. Enriquecimiento ilícito de funcionarios y
empleados. §149. El prevaricato. §150. Denegación y retardo
de justicia. §151. Denuncias y testimonios falsos. §152. El
encubrimiento. §153. Evasión, quebrantamiento de pena y
derecho de opción; Título XII: Delitos contra la fe pública:
§154. Consideraciones generales. §155. Falsificación de
moneda, billetes de banco, títulos al portador y documentos
de crédito. §156. Falsificación de sellos, timbres y marcas.
§157. Falsificación de documentos en general. §158. Los
fraudes al comercio y a la industria. §159. Del pago con
cheques sin provisión de fondos.

Dio a la estampa otro volumen, El elemento subjetivo del delito108,


dedicado “a la memoria de su madre”, texto destinado en 199 páginas
al examen de la culpabilidad en general, y a sus relaciones con los
demás elementos del delito. Comprende una Introducción y el
desenvolvimiento de las siguientes referencias:

De la culpabilidad en general (§1); Relaciones de la


culpabilidad con los demás elementos del delito (§2);
Presupuestos de la culpabilidad (§3); De la culpabilidad en
particular: formas o especies de la culpabilidad (§4); Causas
que eliminan o modifican la culpabilidad (§5); La ebriedad
(§6); Las referencias subjetivas contenidas en los tipos
penales (§7).

Con incansable vocación por contribuir a los estudios penales fue


autor de numerosas obras jurídicas, con la misma ingente creación que
las ya mencionadas. Entre las que sobresalen, excediéndose a sí
mismas: "El Hombre y el Delito" (1941), "Criminología y Educación"
(1943), "Delitos Sexuales" (1945), "Manual de Derecho Penal"
(1949/53), "Derecho Penal, parte general" (1953), "Derecho Penal,
Parte Especial" (1951), "Reformas al Código Penal" (1963), Derecho

108
Depalma, Buenos Aires, 1957.
115

penal introducción y parte general, actualizado por GUILLERMO


A. C. LEDESMA (2004) décimo séptima edición, y un Derecho
penal, Parte Especial, actualizado por GUILLERMO A. C.
LEDESMA (2003) décimo sexta edición.

Compuso además, los folletos Misión de Garantía del Derecho


Penal109 y Tres Leyes Penales Federales110. El primero en defensa de
la seguridad de los ciudadanos, el aseguramiento de las libertades
individuales en las estructuras del derecho y el valor de la tipicidad en
el Derecho penal argentino. En el segundo analiza con la colaboración
de GUILLERMO A. C. LEDESMA el delito por evasión impositiva
(Ley No. 20658), además del Tráfico de Estupefacientes (Ley No.
20.771), con la asistencia de PABLO ARGIBAY; y por último, el
referente a las actividades subversivas (Ley No. 20.840), con la
cooperación de CARLOS FONTÁN BALESTRA (h.).

Durante su larga trayectoria en el mundo de la academia y del


derecho, el doctor CARLOS FONTÁN BALESTRA ocupó
numerosos cargos universitarios, tanto como el de Profesor Titular de
Derecho Penal en las Universidades de Santa Fe, Buenos Aires, La
Plata y del Salvador, y también, el de Director del Doctorado de
Derecho Penal y del Instituto de Derecho Penal de la Universidad del
Salvador.

Con franca y abierta desenvoltura, Miembro de la Comisión


Reformadora del Código Penal, Director de la Revista de Derecho
Penal y Criminología editada por "La Ley", y para que nada faltara,
Decano de la Facultad de Derecho del Salvador (1971-1973).

Ocupó diversos cargos en numerosas colectividades científicas


especialmente en las sociedades de Criminología Internacional de
Argentina y San Pablo, así como el Instituto Internacional Penal y
Penitenciario y el Instituto de Derecho Comparado de la Universidad
de Toulouse, entre muchos otros.

109
Depalma, Buenos Aires, 1950.
110
Abeledo–Perrot, Buenos Aires, 1975.
116

Cimentó sus conocimientos jurídicos en la dogmática alemana,


traduciendo al idioma español –con precisión y escrúpulos técnicos–,
dos de los libros más destacados y reconocidos de la teoría de la
acción finalista de autoría del profesor de Derecho Penal en la
Universidad de Bonn HANS WELZEL111. La teoría de la acción
finalista112 y el Derecho Penal, Parte General113, ambos con la
colaboración de EDUARDO FRIKER.

Tradujo al español obras de otros renombrados autores de Derecho


Penal Alemán, como la de ALEXANDER GRAF ZUDOHNU, “La
estructura de la teoría del delito”114 y “Relaciones entre Actuación y
participación”115, con la eficaz contribución de EDUARDO
FRIKER.

111
Depalma, Buenos Aires, 1956. Es de advertir -para que sea tenido en consideración-
que ambas obras se tradujeron por Fontán Balestra y por Erik Friker.
112
Roque Depalma Editor, Buenos Aires, 1951.
113
Roque Depalma Editor, Buenos Aires, 1956.
114
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1958.
115
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1960.
117

JORGE FRÍAS CABALLERO

No es de olvidar, por su integridad y por su talla, a JORGE FRÍAS


CABALLERO, otra figura cimera y consagrada del penalismo
argentino por sus aportes sustanciales y granados al pensamiento
jurídico en materia penal. Nació en Sucre (Bolivia), el 13 de julio de
1914 y murió en abril de 1998, en Buenos Aires, a los 83 años.

Al culminar sus estudios secundarios se residenció en La Plata,


titulándose Abogado en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
de la Universidad de aquella ciudad. Después de su grado, obtuvo por
concurso de oposición el empleo –pasando por encima de otros
candidatos, con escasos méritos y calificaciones muy esfumadas–, de
Secretario Técnico del Instituto de Altos Estudios Penales y
Criminológicos de la misma Universidad (1945), que dirigió con
insuperable maestría, JIMÉNEZ DE ASÚA, retirándose del cargo en
1951.
118

Su primer libro “El proceso ejecutivo del delito116. Ensayo de política


jurídica sobre el art. 12 del Código Penal” corresponde a la memoria
doctoral presentada por el autor en la Universidad de La Plata en el
curso de Seminario de 1940, dedicada a su profesor JOSÉ PECO
“que desde su cátedra magistral despertó mi vocación por las
ciencias penales”. Tan excelente y adelantado trabajo fue prologado
con todos los honores y reconocimientos por su maestro D. LUIS
JIMÉNEZ DE ASÚA, y distinguido con el premio a la mejor tesis de
seminario, con diploma y medalla de oro, que no hay más que decir.
Obsérvese, por de pronto, que fue uno de sus más aventajados y
distinguidos discípulos y a quien siguió en trato amistoso y cordial
aprecio en sus ensayos y concepciones filosóficas y jurídico–penales,
hasta el final de sus días.

En la misma línea, escribió, por remate, el opúsculo, La acción


material constitutiva del delito de hurto117. Por cierto que en ellas, y
en las ideas del maestro de Madrid, me he basado para defender a
ultranza en el delito -tipo de hurto la tesis de la disponibilidad en
contravía de la tesis del desapoderamiento, que es la que pregona la
jurisprudencia de la Suprema, con sus haces y sus togas, y todas las
supersticiones de pesadez y desazón. Sin que haga falta agregar más,
que todo lo he dicho en otras ocasiones, con un eco amplificador que
bien conocen los doctores de mi país, doctrina clara y obvia en la
interioridad de mi propia conciencia y en la concepción de la doctrina
extranjera dominante118. Esto no es de ahora. En lo demás, se puede
decir todo, pero sabiendo decirlo, aunque solo hay una cosa que no
debe decirse y es lo que no se siente, como pensaba D. MIGUEL DE
UNAMUNO.

116
Abeledo, Buenos Aires, 1944.
117
Abeledo, Buenos Aires, 1962.
118
Vid., Jorge Enrique Valencia M., La acción material constitutiva del delito de hurto en
el nuevo Código penal colombiano, En Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales,
Instituto Nacional de Ciencias Penales, Madrid, España, 1982. También, en Derecho
Penal y Criminología, Revista del Instituto de Ciencias Penales y criminológicas de la
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 1983, No. 19. Y ampliando el tema nos
remitimos al artículo “De nuevo sobre el momento consumativo del tipo”, en Derecho
Penal y Criminología, Revista del Instituto de Ciencias Penales y Criminológicas de la
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, mayo/agosto 1993, No. 50.
119

Dada su valiosa e indiscutida cultura jurídica –que es cosa demostrada


y sabida–, escribió Temas de Derecho Penal119, trabajo que recoge
algunas colaboraciones doctrinarias dispersas en revistas
especializadas, sin que falte la trascripción de algunas defensas
penales en las cuales actuó como defensor. Por el carácter y el ropaje
de sus reflexiones y apuntes es un libro ameno y constructivo. Se
divide en dos departimientos. En el primero aparecen los siguientes
ensayos de signo doctrinal:

 La lucha de escuelas y la moderna ciencia del Derecho Penal


(Capítulo I);
 El concepto jurídico del delito y otras cuestiones (Capitulo II);
 Notas sobre la teoría normativa de la culpabilidad (Capítulo III);
 La acción material constitutiva del delito de hurto (Capítulo IV).

La segunda parte abarca una serie de defensas penales en las cuales


actuó, con visos de alta juricidad, y sobre las cuales dijo:

“… las defensas penales acaso resultarán útiles, habida


cuenta de que en nuestro medio –en el que no siempre se
reconoce el valor que tiene la labor cotidiana del abogado–
, son muy raras las publicaciones de esta índole, cuyo
contenido vaya más allá del simple formulario para
principiantes. Su publicación tiene a mostrar, por encima
de la rutinaria y suficiente actitud del práctico, el valor
instrumental del pensamiento dogmático moderno y la
inserción eficaz de sus esquemas en la vida real del tribunal
(todo ello en forma metódica y separando el hecho del
derecho), desmintiendo así el carácter puramente teórico o
libresco que suele atribuírsele con superficialidad
manifiesta”.

119
La Ley, Sociedad Anónima Editora e Impresora, Buenos Aires, 1970.
120

Los artículos de esta sección, que atañen, como se acaba de decir, a la


defensa de la libertad del hombre y su asistencia legal, se enumeran
así:

 Legítima defensa y duelo irregular –Defensa de Luján Ortega–


(Capítulo V).
 Legítima defensa y emoción violenta –Defensa de José Ramos
Rasteiro– (Capítulo VI).
 Culpa o dolo en el delito de homicidio –Memorial en defensa de
Juan Esteban Albino– (Capítulo VII).
 Elementos subjetivos del tipo y error excluyente de la culpabilidad
en el delito de bigamia –Elementos subjetivos del tipo y error
excluyente de la culpabilidad en el delito de bigamia. Art. 135,
Cód. Penal– (Capítulo VIII).
 Defensa putativa –Defensa de J. L. G.– (Capítulo IX).
 Homicidio. Emoción y pasión en el Código Penal argentino –
Defensa de G. R.– (Capítulo X).
 La cólera como elemento del homicidio emocional. Doble
homicidio por emoción violenta. Homicidio provocado en el
Código Penal argentino –Defensa de F.P.- (Capítulo XI).
 La “praesumptio doli” en el homicidio. Homicidio por culpa -
Defensa de M.R.- (Capítulo XII).
 Continuación del capítulo anterior (Capítulo XIII).
 Injurias y calumnias. Contestación a la querella deducida contra
los integrantes del Consejo de la Universidad Nacional del Litoral
(Capítulo XIV).
 Hurto. Apoderamiento “invito domino” y consentimiento
presunto del dueño. El valor insignificante de la cosa en el hurto.
El dolo del delito –Defensa de L.B– (Capítulo XV).
 Robo. Concurso aparente de leyes entre el delito de robo y
lesiones. Responsabilidad por coacción moral (Capítulo XVI).
 Balance falso y malversación de caudales públicos –Recurso de
hábeas corpus en favor de R.T.- (Capítulo VXII).
 Naturaleza jurídica del desistimiento por falta de reposición de
sellos –art. 88, C.P.P. Provincia de Buenos Aires– en el juicio de
calumnias (Capítulo XVIII).
121

Es de memorar, del mismo modo, su memoria acerca de La


imputabilidad penal120 (Capacidad personal de reprochabilidad
ético–social), donde explica cuestiones interesantes de los
presupuestos filosóficos, naturaleza, extensión y límites de la teoría de
la imputabilidad. Y lo escribió, valgan verdades, con un sentido
homenaje a la "memoria de LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA, maestro en la
más eximia acepción del vocablo", según así afirma, y a quien siguió
muy devotamente en la ciencia y en la técnica.

La docencia también fue lo suyo. Profesor titular de Derecho Penal en


las Universidades Nacionales del Litoral y de La Plata y Profesor
Titular Ordinario en la Universidad Nacional de Buenos Aires, y de
Derecho Penal en la Universidad Central de Venezuela. Desempeñó
otros cargos docentes, fijando siempre su posición independiente y a
veces radical: Consejero Académico y Asambleísta de la Casa de
Estudio de La Plata. Hizo parte, además, de diversas comisiones para
concursos docentes en su condición de jurado.

Luis Jiménez de Asúa y Jorge Frías Caballero

120
Livrosca–Temis, Caracas–Santafé de Bogotá, 1992.
122

Alguien escribió121 que

“Consecuente con sus ideas y respetuoso con las de los


demás, Frías Caballero fue un expositor brillante y un
pedagogo innato. Sus discípulos lo consideraron siempre
un maestro de raza, enamorado de las ciencias, y se
destacó como un auténtico humanista.

Era poco común verlo con apuntes o notas en sus manos.


Su sólida formación lo habilitaba para exponer con
erudición sobre temas de su especialidad, lo que cumplía
con sencillez y sabiduría”.

En la Judicatura –la que honró en alto grado–, ocupó el cargo de Juez


de Secretaría en lo Criminal de la Capital Federal y Juez de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital
Federal.

Miembro del Instituto de Estudios Legislativos (Sección Derecho


Penal), de la Federación Argentina de Colegios de Abogados.

Integró de manera trascendente y activísima la Comisión Asesora


Consultiva del Proyecto de Código Penal para la República Argentina,
compuesto y redactado en el año 1.958 por SEBASTIÁN SOLER.

En Caracas –donde estuvo por algún tiempo, como luego se dirá–,


publicó su obra “Teoría del delito”122 en asocio de los doctores
DIEGO y RODRIGO CODINO. Abraza los siguientes temas:

 Principios filosóficos y epistemológicos.


 Principios fundamentales.
 Acción y conducta.
 Tipo y tipicidad.
 Antijuridicidad o ilicitud y justificación.
121
Periódico argentino La Nación, sección Información General, “Jorge Frías Caballero
El sepelio”, viernes 3 de abril de 1998.
122
Livrosca C.A., Caracas, 1996.
123

 Imputabilidad e inimputabilidad,
 Culpabilidad y no culpabilidad.
 Formas ampliadas de subordinación.
 Concurso de delitos, de tipos y de personas.

Dos años después (1998) editó un nuevo libro “Nuevos Temas


Penales”, de excelente e inestimable factura, como debo afirmar aquí,
con las siguientes secciones:

Capítulo primero: Criminalidad en el tránsito automotor.


Capítulo segundo: Problemática del derecho de tránsito. El delito y la
delincuencia. Problemas jurídico–Penales.
Capítulo tercero: Problemática criminológica.
Capítulo cuarto: Otros problemas importantes del derecho penal de
tránsito.
Capítulo quinto: Evolución de la teoría del delito en la dogmática
penal alemana.
Capítulo sexto: En torno de la Legítima Defensa (códigos de
Colombia y Argentina).
Capítulo séptimo: Imputabilidad e inimputabilidad.
Capítulo octavo: Crisis y crítica de la función punitiva.
Capítulo noveno: Reflexiones sobre la libertad de prensa.
Capítulo décimo: Legítima Defensa y justicia por mano propia.
Capítulo decimoprimero: Criminalidad y seguridad pública. Prisión
preventiva y excarcelación.

Citemos otros escritos menores:

1. La lucha de escuelas y la moderna ciencia del Derecho Penal, en


Anales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la
Universidad Nacional de La Plata, Vol. VII, 1942.
2. El Concepto jurídico del delito y otras cuestiones, en “La Ley”,
No. 22 y 23 de junio de 1945.
3. Tipo y tipicidad en el sistema del Derecho Penal argentino, en
Revista de Derecho penal, dirigida por Eusebio Gómez, Buenos
Aires, No. 3, 1945.
124

4. Recensión de Códigos penales iberoamericanos según los textos


oficiales, de Luis Jiménez de Asúa y Francisco Carsi, en J.A.,
octubre 3 de 1947.
5. Recensión de Leyes penales comentadas en la República
Argentina, de Juan Manuel Mediano, en “La Ley”, 11 de
noviembre de 1946.
6. Recensión de La culpabilidad en el Código penal, de Ricardo C.
Núñez, en Boletín Mensual del Seminario de Investigación de la
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad
Nacional de La Plata, Nos. 2 y 3, 1948–1949.
7. La teoría normativa de la culpabilidad, en “La Ley”, t. 65, enero–
marzo, 1952, páginas 845–856.
8. Personalidad psicopática y responsabilidad criminal, Conferencias
dictadas en la Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales
de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca
(Bolivia), febrero 1951.

El profesor FRÍAS CABALLERO fue invitado y contratado por la


Universidad Central de Caracas desde 1975 inclusive hasta 1978, y
más tarde de septiembre de 1979 a marzo de 1980 para dictar unos
cursos a abogados ya graduados. Refiriéndose a su estadía en Caracas
y a otros varios asuntos que vienen de muy atrás me contesta muy
amablemente el doctor RODRIGO CODINO, ante algunas
inquietudes que en su momento le formulé:

“En ese entonces también se encontraba en esa universidad de


Venezuela otro profesor argentino Jorge de la Rúa. Su
presencia en esa Universidad permitió desarrollar tarea
docente y de investigación. Su libro Imputabilidad Penal fue
producto de su estadía en ese país.

La vida de Frías fue muy interesante. Fue soldado en la guerra


del Chaco entre Bolivia y Paraguay; bibliotecario en la
Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata;
ganó el premio seminario en 1940 con sus Apuntes de Derecho
Penal, que seguía el pensamiento de su primer maestro, José
Peco, antes de la llegada de Luis Jiménez de Asúa”.
125

CARLOS WASHINGTON CREUS

Una de las mejores y más atildadas mentes penalistas de los últimos


tiempos en la Argentina fue, sin duda, CARLOS CREUS. El
eminente jurisconsulto nació en la ciudad de Santa Fe el día 19 de
diciembre de 1932, y falleció el día 19 de agosto de 2006. Tenía 73
años de edad.

Con inmensa gentileza el doctor SEBASTIÁN CREUS, hijo del


maestro, nos remitió la siguiente reseña:

“Ingresó como escribiente en el Poder Judicial de la Provincia de


Santa Fe siendo secretario del primer Tribunal civil oral de
familia y responsabilidad extracontractual. Secretario de Juzgado
en lo civil y comercial de la ciudad de Rafaela. Fiscal en la
ciudad de Vera. Fiscal en la ciudad de Santa Fe. Juez de
Instrucción en la ciudad de Santa Fe. Juez de Crimen en Santa
Fe. En 1974 recibe acuerdo legislativo como vocal de la Cámara
126

de Apelaciones en lo Penal de Santa Fe, cargo que ejerció hasta


su jubilación en 1993.-
Fue profesor de Derecho Penal parte Especial y Parte General en
la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad
Nacional del Litoral, Consejero por los graduados (consejo de la
Facultad). Director de seminario de la Facultad de ciencia
jurídicas y sociales de la Universidad Nacional del litoral (año
1982).-

Obras principales publicadas:

El juicio oral, Editorial Belgrano, Santa Fe 1965.


Sinopsis de Derecho Penal – Parte General, Zeus, Rosario, 1974.
Influencias del proceso penal sobre el proceso civil, Rubinzal y
Culzoni, Santa Fe 1979.
Delitos contra la Administración Pública, Astrea, Buenos Aires,
1980.
Derecho Penal Parte Especial (dos volúmenes), Astrea, Buenos
Aires, 1982.
La Acción Resarcitoria en el Proceso Penal, Rubinzal y Culzoni,
Santa Fe, 1985.-
Cuestiones penales, Rubinzal y Culzoni, Santa Fe, 1985.
Ideas Penales Contemporáneas, Astrea, Buenos Aires, 1985.
Derecho Penal – Parte General, Astrea, Buenos Aires, 1986.
Quebrados y otros deudores punibles, Astrea, Buenos Aires, 1989.
Falsificación de documentos en general, Astrea, Buenos Aires,
1991.
Introducción a la nueva doctrina penal, Rubinzal y Culzoni, Santa
Fe, 1992.
Invalidez de los actos procesales penales, Astrea, Buenos Aires,
1992.
Reparación de los daños producidos por el delito, Rubinzal y
Culzoni, Santa Fe, 1996.
Derecho Procesal Penal, Astrea, Buenos Aires, 1996.
Ciencia y Dogmática. Interpretación y Aplicación del Derecho
Penal. Dirección de Publicaciones, Secretaría de Posgrado, FCJS
Universidad Nacional del Litoral, 1999.-
127

Síntesis de Derecho Penal, parte General, Librería Cívica, Santa


Fe, 2000.
El Nuevo Código Penal Argentino, Librería Cívica, Santa Fe,
2002.
Y ensayos, artículos, etc.

Carlos W. Creus

Premio de la Academia Nacional de Derecho de Córdoba.


Jurado en la Universidad Nacional de Buenos Aires y en la
Universidad Nacional del Litoral para concursos docentes de
Derecho Penal.-
Integró comisiones de redacción del Código Procesal Penal de
la Provincia de Santa Fe y del Código Penal de la República
Argentina.-
128

Miembro del Consejo Asesor de la Revista de Derecho Penal y


Criminología de la Universidad Nacional de Educación a
Distancia (Facultad de Derecho) de España (director: Alfonso
Serrano Gómez)”.

Su labor densa como escritor y maestro, solo merece plácemes.


Cuanto a lo primero publicó su Derecho Penal123 en dos volúmenes
referidos de manera exclusiva a la Parte Especial124. Magníficos y
atrayentes aportes en la exposición y en la sistemática. Con lenguaje
dogmático preciso y exacto escudriña los siguientes temas:

Tomo I:

Los criterios de exposición de la parte especial y el código penal


argentino (Introducción); Delitos contra las personas (Título I):
Delitos contra la vida (Capítulo I); Lesiones (Capítulo II);
Homicidio o lesiones en riña (Capítulo III); Duelo (Capítulo IV);
Abuso de armas (Capítulo V); Abandono de personas (Capítulo
VI); Delitos contra el honor (Título II): Calumnia (I); Injuria (II);
Prueba de la verdad (III); Difamación de persona colectiva (IV);
Publicación o reproducción de la injuria o la calumnia (V);
Reparación del honor ofendido públicamente (VI); Casos de
impunidad (VII); Delitos contra la honestidad (Título III):
Adulterio (Capítulo I); Violación y estupro (Capítulo II);
Corrupción y ultrajes al pudor (Capítulo III); Rapto (Capítulo IV);
Disposiciones comunes a los capítulos anteriores (Capítulo V);
Delitos contra el estado civil (Título IV): Matrimonios ilegales
(Capítulo I); Supresión y suposición de estado civil (Capítulo II);
Delitos contra la libertad (Título V): Delitos contra la libertad
individual (Capítulo I); Violación de domicilio (Capítulo II);
Violación de secretos (Capítulo III); Delitos contra la libertad de
trabajo y asociación (Capítulo IV); Delitos contra la libertad de
reunión (Capítulo V); Delitos contra la libertad de prensa

123
Parte General, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1992. 3ra Edición.
124
Parte Especial, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1999.
129

(Capítulo VI); Delitos contra la propiedad (Título VI): Hurto


(Capítulo I), Robo (Capítulo II); Extorsión (Capítulo III); Estafas
y otras defraudaciones (Capítulo IV); Quebrados y otros deudores
punibles (Capítulo V); Usurpación (Capítulo VI); Daños (Capítulo
VII); Disposiciones generales (Capítulo VIII).

Tomo II:

Delitos contra la seguridad común (Título VII): Incendios y otros


estragos (Capítulo I); Delitos contra la seguridad de los medios de
transporte y de comunicación (Capítulo II); Piratería (Capítulo
III); Delitos contra la salud pública (Capítulo IV); Delitos contra
la tranquilidad pública (Título VIII): Instigación a cometer delitos
(Capítulo I); Asociación ilícita (Capítulo II); Intimidación pública
(Capítulo III); Apología del crimen (Capítulo IV); Otros atentados
contra el orden público (Capítulo V); Delitos contra la seguridad
de la nación (Título IX): Traición (Capítulo I); Delitos que
comprometen la paz y la dignidad de la nación (Capítulo II);
Delitos contra los poderes públicos y el orden constitucional
(Título X): Rebelión (Capítulo I); Sedición (Capítulo II);
Disposiciones comunes a los capítulos precedentes (Capítulo III);
Delitos contra la administración pública (Título XI): Atentado y
resistencia contra la autoridad (Capítulo I); Desacato (Capítulo II);
Usurpación de autoridad, título y honores (Capítulo III); Abuso de
la autoridad y violación de los deberes de los funcionarios
públicos (Capítulo IV); Violación de sellos y documentos
(Capítulo V); Cohecho (Capítulo VI); Malversación de caudales
públicos (Capítulo VII); Negociaciones incompatibles con el
ejercicio de funciones públicas (Capítulo VIII); Exacciones
legales (Capítulo IX); Enriquecimiento ilícito de funcionarios y
empleados (Capítulo IX bis); Prevaricato (Capítulo X);
Denegación y retardo de justicia (Capítulo XI); Denuncias y
testimonios falsos (Capítulo XII); Encubrimiento (Capítulo XIII);
Evasión, quebrantamiento de pena y derecho de opción (Capítulo
XIV); Delitos contra la fe pública (Título XII): Falsificación de
moneda, billetes de banco, títulos al portador y documentos de
crédito (Capítulo I); Falsificación de sellos, timbres y marcas
130

(Capítulo II); Falsificación de documentos en general (Capítulo


III); Disposiciones comunes a los capítulos precedentes (Capítulo
IV); Fraude al comercio y a la industria (Capítulo V); Del pago
con cheque sin provisión de fondos (Capítulo VI).

Continuó, a buena dicha, su actividad con otro libro –ya clásico en


Latinoamérica–, acerca de los Delitos contra la Administración
Pública125, donde son visibles su preparación científica y su innegable
e indiscutida autoridad para manejar estos delitos en particular,
compuesto por los siguientes asuntos:

Introducción; Atentado y resistencia contra la autoridad (Capítulo


primero); Desacato (Capítulo II); Usurpación de autoridad, títulos u
honores (Capítulo III); Abuso de autoridad y violación de los deberes
de funcionarios públicos (Capítulo IV); violación de sellos y
documentos (Capítulo V); Cohecho (Capítulo VI); Malversación de
caudales públicos (Capítulo VII); Negociaciones incompatibles con el
ejercicio de funciones públicas (Capítulo VIII); Exacciones ilegales
(Capítulo IX); Enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos
(Capítulo IX bis); Prevaricato (Capítulo X); Denegación y retardo de
justicia (Capítulo XI); Denuncias y testimonios falsos (Capítulo XII);
Encubrimiento (Capítulo XIII); Evasión, quebrantamiento de pena y
derecho de opción (Capítulo XIV).

Mención especialísima merece el libro “Esquema de Derecho


penal”126, afortunada síntesis de preocupaciones teóricas, escrito en
un lenguaje básico sin grandes compromisos conceptuales –como lo
explica el autor–, texto fundamentalmente dirigido a los “Alumnos de
grado de Derecho Penal”.

Trabajos sucesivos se relacionan en los siguientes estudios: “El


derecho y la obra” (Introducción al pensamiento jurídico
contemporáneo), los libros “Falsificación de documentos en

125
Editorial Astrea, Buenos Aires, 1981.
126
Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma, Buenos Aires, 1993.
131

general”127 y otro más dedicado a “Los delitos contra la propiedad en


la Reforma penal de la Ley 17567”128. Estos últimos con afectuosa
dedicatoria que en su momento agradecí, como corresponde.

127
Editorial Astrea, Buenos Aires, 1986.
128
Departamento de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales de la Universidad del Litoral, Santa Fe, 1968.
132
133

GLADYS ROMERO

No conocí ni traté personalmente a la profesora GLADYS NANCY


ROMERO DE BONINO. Por allá en 1975 o 1976 inicié una larga
correspondencia epistolar con la penalista argentina, intercambiando
conceptos y opiniones con planteos diversos sin luces amortiguadoras
ni reflexiones complacientes sobre el estado y crisis del Derecho penal
por aquellos días. La perdí de vista por mucho tiempo y hará cosa de
seis años logré contactar con ella en Buenos Aires, por correo
electrónico, por una sola vez. Después….. nos perdimos, y no supe
más de ella hasta que mi querido amigo ZAFFARONI me comunicó
su fallecimiento y los últimos días de la vida. La recordaremos todos.
134

La doctora Cristina Caamaño –entrañable amiga y colega de la jurista


desaparecida–, escribió conmovidamente las siguientes líneas
biográficas, que tuvo la bondad de remitirme como respuesta a mis
inquietudes, las mismas que no vacilo en reproducir:

“Nació el 21 de marzo de 1933 en la ciudad de Buenos


Aires y falleció el 13 de julio de 2014 a los 81 años de
edad en la misma ciudad, luego de una agonía de más de
30 días, dado que en la calle se quebró el peroné, la
operaron, salió bien de la operación pero nunca se
terminó de reponer y comenzaron a fallarle otros órganos,
como los riñones. Así que nunca salió de la clínica.

Se recibió de abogada en Derecho y ciencias Sociales de


la Universidad de buenos Aires (UBA) en 1963 y luego se
doctoró en la Universidad de Alcalá de Henares, España,
bajo la dirección de Carlos García Valdés, siendo el tema
de la tesis el delito de Estafa.

Perteneció al grupo de docentes del Departamento de


derecho penal y criminología de la facultad de derecho de
la UBA, cuando su director era el Prof. Luis Jiménez de
Asúa, siendo una de sus discípulas dilectas. Cursó la
especialización en ciencias penales y ganó el cargo de Jefe
de Investigaciones en el Instituto de Derecho Penal y
Criminología (desde 1964 a 1966).

Participó activamente en la organización y traducción de


ponencias y debates en las Jornadas de Derecho Penal en
Homenaje a los 150 años de la Revolución de Mayo (1960)
del que también participaron Reinhart Maurach, Marc
Ancel, Jean Graven, Domenico Pisapia, Antonio Quintano
ripollés, Mariano Jimenez Huerta, Nelson Hungría,
Heleno Claudio Fragoso y los más prestigiosos de Chile,
Uruguay, Perú, Méjico, Colombia y Venezuela.
135

Mientras ejercía como abogada estaba a cargo de la


redacción de importantes revistas penales y docente de la
Facultad de derecho (UBA).

Fue secretaria de la Corte Suprema de Justicia de la


Nación Argentina desde 1973 hasta el golpe de estado
cívico militar del 24 de marzo de 1976, momento en que
viaja a Alemania y es profesora contratada de derecho
penal y criminología de la Universidad de Köln y
profesora de derecho penal y criminología de la
Universidad Complutense de Madrid (desde 1980 a 1985).

Becaria por 3 veces de la Fundación Alexander von


Humbolt (1968; julio de 1976 y agosto de 1977), donde
desarrolló tareas de investigación con los profesores Hans
Welzel y Armin Kaufmann, en la universidad de Bonn, y
con el profesor Dietrich Oehler en la universidad de Koln.

Obtuvo la beca de la fundación Henrich Hertz en el


Instituto de investigaciones criminológicas de la
universidad de Koln, bajo la dirección del profesor
Joachim Hirsch; del ministerio de educación y ciencias de
Madrid en la Universidad de Salamanca y del Instituto de
Cooperación Iberoamericana (septiembre de 1978).

Miembro de la Asociación Internacional de derecho penal


y de la Asociación Internacional de Criminología.

En 1986 vuelve a la Argentina y es nombrada fiscal de


instrucción en lo criminal hasta su jubilación al llegar a
los 75 años (2008); profesora asociada del departamento
de derecho penal y criminología de la facultad de derecho
de la UBA hasta 1998.

Ha participado en infinidad de congresos, conferencias y


publicaciones.
136

Tradujo a Hans Welzel y también el libro de Parte General


de Gúnther Stratenwerth.

Agrego entre sus últimos libros publicados “Algunas


cuestiones de derecho penal”, “Casos de Derecho Penal”
y varios artículos que aparecieron en la colección que
dirige el Dr. Edgardo Donna, El tipo de Interpretación del
delito de estafa y El hecho punible de estafa (publicado en
Asunción, Paraguay)”.

Completando el listado de sus obras, agregamos las siguientes:

 La pena de muerte, en Anuario del Instituto de Derecho Penal


de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires,
1966.

 Desarrollo histórico de la tentativa en el derecho argentino.


Instituto de Derecho Penal de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires (Seminario de doctorado), 1967.

 Elementos del delito de estafa, Instituto de Derecho Penal de la


Facultad de Derecho "de la Universidad de Buenos Aires (2do.
año Seminario de doctorado), 1968.

 Evolución del Derecho Penal argentino (su desarrollo histórico-


dogmático). Trabajo conjunto, bajo la dirección de Luis
Jiménez de Asúa. Ediciones Jurídicas Orbir, 1969.

 Exceptió veritatis en el delito de desacato, La Ley, Buenos


Aires, 23-7- 1964, p. 7 y s.

 La acción típica en el delito del art. 173, inc. 2 del Código Penal
argentino, en Revista de Derecho Penal y Criminología, Ed. La
Ley, Nro. 1, 1968, p. 61 y s.
137

 El delito imposible frente al principio nullum crimen sine lege,


en Revista de Derecho Penal y Criminología, Ed. La Ley, Nro.
3, 1968, p. 34 y ss.

 El delito de apropiación indebida en el Código Penal argentino,


en Revista Jurídica Veracruzana, Veracruz, Méjico, Nro. 3,
1969, p. 90 y s. La problemática de los autores inidóneos y el.
delito putativo, en Problemas actuales de las Ciencias Penales y
la Filosofía del Derecho (Homenaje al Prof. Luis Jiménez de
Asúa), Ed. Pannedille, Buenos Aires, 1970, p. 233 y ss.

 Constituye el deber de garantía un elemento del tipo o de la


antijuridicidad?, en Jornadas Internacionales de Derecho Penal,
editado por la Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 1973.

 Métodos y medios del Derecho Penal, en Nuevo Pensamiento


Penal, No. 2, abril–junio 1973, Buenos Aires, p. 217 y ss.
 Evolution des methodes et des moyens du droit penal, en Revue
de Droit Pénal International, Francia, 1974.

 Notas sobre las relaciones entre Política Criminal y Política


Social, Revue Internationale de Droit Pénal, Nro. 1, 1978.

 Peligrosidad y medidas de seguridad, en Revista del


Departamento de Derecho Penal de la Universidad de Santiago
de Cali, Colombia.

 Breves notas sobre el delito culposo en la Reforma Penal, en


Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad
Complutense de Madrid, Monográfico, Nro. 3, 1982, p. 223 y
ss.

 La conexión entre acción y resultado en los delitos de lesión, en


Cuadernos de Política Criminal, Nro. 19, Madrid, 1983, p. 183
y ss., y en Estudios Penales, homenaje al Prof. Luis Carlos
138

Pérez, Ed. Temis, Bogotá, 1984. Libro dirigido por Jorge


Enrique Valencia M.

Traducciones del alemán al español:

 Un malentendido sin solución (acerca de la interpretación de la


teoría finalista), por Hans Welzel. En Revista de Derecho Penal
y Criminología, Ed. La Ley, Buenos Aires, Nro. 4, 1968, p. 7 y
ss.

 Culpabilidad y Expiación ¿Son el mayor problema del Derecho


Penal actual? De Jürgen Baumann, en Nuevo Pensamiento
Penal, Nro. 1, 1972, p. 22.

 La antijuridicidad de la agresión como presupuesto de la


defensa necesaria, de Joachim Hirsch, en Nuevo Pensamiento
Penal, Nro. 13/14, 1977, p. 15 y ss.
 Die Straftat (El hecho penal), Derecho Penal, Parte General, de
Günter Stratenwerth, Carl Heymanns Verlag KG, Köln, 1976,
Ed. Edersa, Madrid, 1982.
139

De izquierda a derecha: Raúl Zaffaroni, Cristina Caamaño,


Gladys Romero y Eduardo Aguirre Obarrio

Su amigo y compañero en la Facultad de Derecho de la Universidad


de Buenos Aires, EUGENIO RAÚL ZAFFARONI129, en calidad de
excepcional testigo ocular, nos habla, con suaves toques humanos y
dulces remembranzas del perfil de su vida, de sus valores y empeños,
de la realización de su propia existencia:

“Apenas despuntaba la década de los sesenta cuando


hacíamos las primeras letras en Derecho Penal en la
Facultad de Derecho de Buenos Aires. Todos los miércoles
asistíamos el seminario de Jiménez de Asúa. Algunos
tomaron otros rumbos, otros seguimos por ese camino y
fuimos aprendiendo de a poco. Entre ellos estaba Gladys,
inteligente, un poco tímida, siempre coqueta.

129
17 de Julio De 2014, Diario El País, Sección Opinión.
140

Con los años se marchó a Alemania a estudiar con Welzel y


Kaufmann, que eran los representantes máximos de la
escuela moderna de aquellos tiempos, al punto que a
quienes trajimos esa corriente al país se nos estigmatizó
peligrosamente.

Gladys volvió a Buenos Aires y fue una excelente profesora


y una distinguida letrada de la Corte Suprema, hasta que
con buen tino y a tiempo se marchó nuevamente a Alemania
cuando empezaban tiempos duros. Allí asistió al profesor
Hirsch en su cátedra de Colonia y luego pasó a España, a
Madrid, donde permaneció hasta que los aires de nuestras
pampas le permitieron volver a nuestra facultad. El
gobierno constitucional la nombró titular de una fiscalía
penal, en la que se desempeñó hasta hace pocos años.

Tradujo obras, entre ellas la del profesor de Basilea,


Günther Stratenwerth, y escribió artículos y un interesante
libro sobre dogmática del delito de estafa. Formaba parte
del Comité Académico de la Revista de Derecho Penal y
Criminología de editorial La Ley. Aunque alejada de la
cátedra y de la función, siempre se mantenía informada y
activa. Sabíamos que había sufrido un accidente hace unas
semanas y que su estado de salud se había complicado, pero
no esperábamos el desenlace del que nos enteramos hace
unas horas.

Son muchos años de marchar oteando los caminos


paralelos y, por cierto, se me atranca un poco la pluma
entre los dedos. A la distancia, tampoco dispongo de más
datos biográficos que los que me trae la memoria, ni de una
hoja de vida completa que, seguramente es más rica que los
breves trazos que acabo de dar.

La vida jurídica casi nunca llega al gran público, e incluso


cuando lo hace muchas veces va por vías que poco tienen
que ver con la producción y la verdadera actividad
141

científica. No obstante, el derecho –y el derecho penal en


particular– tiene sus héroes y sus heroínas, que sufrieron y
perseveraron, tuvieron sus éxitos y sus fracasos y, sobre
todo, con frecuencia, historias de vida que vale la pena
conocer. La de Gladys es una de ellas.

Estuvo unida por más de medio siglo a la Facultad de


Derecho de la Universidad de Buenos Aires”.

Gladys Romero y el Doctor Wolfang Schöne


142

En 1985 publicó un libro, dogmáticamente correcto, llamado “Los


elementos del tipo de estafa”130. En 317 páginas divididas en dos
partes y 7 capítulos pasa revista a este complejo tipo penal –aportando
nuevas y sugestivas ideas–, para elaborar una Teoría General del
delito de Estafa. Su escrito contempla dos partes:

Primera Parte: Evolución del concepto de estafa: Evolución del


concepto de estafa a través de los diferentes códigos penales (Capítulo
I); Evolución del concepto de estafa en la doctrina (Capítulo II); El
concepto de El concepto de estafa en la doctrina (Capítulo III).

Segunda Parte: Caracterización General del tipo penal de la estafa: El


engaño (Capítulo I); El error (Capítulo II); La disposición patrimonial
(Capítulo III); El perjuicio patrimonial (Capítulo IV).

En justicia, solo dignas y elevadas alabanzas merece este aporte a la


Parte Especial de nuestra disciplina, tan descuidada y dejada de lado
por otros sabios y eruditos que apenas rozan nuestra disciplina,
mirándola de advertencia, con un tufillo de pensamientos cortos y
retardados que a nada conducen porque no saben nada de eso. Y todo
a destemple.

130
Lerner Editores Asociados, Buenos Aires, 1985.
143

Resolución 207/2008 PROCURACIÓN GENERAL DE


LA NACIÓN

21-feb-2008
MINISTERIO PÚBLICO
RENUNCIA - ACEPTACIÓN

Publicada en el Boletín Oficial del 28-feb-2008


Número: 31355 Página: 10

Resumen:

ACEPTAR, A PARTIR DEL 1º DE MARZO DE 2008,


LA RENUNCIA PRESENTADA POR LA DOCTORA
GLADYS NANCY ROMERO (D.N.I. 2.636.994) AL
CARGO DE FISCAL DE PRIMERA INSTANCIA
TITULAR DE LA FISCALÍA NACIONAL EN LO
CRIMINAL DE INSTRUCCIÓN Nº 21.
144
145

BRASIL

Sin temor a errar, la producción jurídico-penal del Brasil es estimable


y grande. Son nombres egregios por sus aportes a la disciplina penal,
CLEMENTE PEREIRA, GALDINO SIQUEIRA y PEREIRA DE
VASCONCELLOS, entre otros muchos. Más cercanas en el tiempo,
son las obras de NELSON HUNGRÍA, ANÍBAL BRUNO,
HELENO CLAUDIO FRAGOSO y JOSÉ HENRIQUE
PIERANGELI, de los mejores penalistas brasileños.

NELSON HUNGRÍA HOFFBAUER


146

El notable y formidable maestro brasileño nació el 16 de mayo de


1891, en el municipio de Alem Paraiba, Estado de Minas Gerais y
falleció el 26 de marzo de 1969 en Río de Janeiro, a los 78 años.

Adelantó sus estudios de primaria y parte de la secundaria en el


Colegio Cassão en Belo Horizonte, y los completó en el Colegio
Azevedo en Sabara, y en el Gimnasio Nogueira da Gama, en Jacareí,
Sao Paulo.

Alcanzó su título de Abogado en la Facultad Libre de Derecho de Río


de Janeiro. A los inicios de su actividad profesional se le nombró
Fiscal en Pomba. Más adelante en el Estado de Minas Gerais y a
continuación se desempeñó como editor de debates en la Cámara de
Representantes y Jefe de Policía de Minas Gerais en el antiguo
Distrito Federal.

En la Judicatura –como punto de arranque–, actuó en su condición de


Juez de lo Penal 8 Pretoria Criminal del antiguo Distrito Federal
(Decreto del 12 de noviembre de 1924). Y también, como Juez de los
Huérfanos y en el Tribunal de Demandas de Finanzas Públicas,
alcanzando la posición de Juez Principal en 1944, con funciones de
Corregidor.

Desempeñó –y lo leí en su momento–, las funciones de Ministro de la


Corte Suprema (decreto de 29 de mayo de 1951), por la vacante
producida por el retiro del ministro ANNIBAL FREIRE DA
FONSECA, asumiendo las altas funciones judiciales de Presidente de
la Corporación el 4 de junio de ese año. Culminó sus labores
judiciales en la Suprema el 12 de abril de 1961.

Miembro de la Comisión Revisora del Anteproyecto de Código Penal.


Miembro de la Comisión Redactora de los Anteproyectos de las
Contavenciones Penales y del Código Procesal Penal.

Por concurso –con el significado que el vocablo tiene en el mundo


jurídico–, regentó la cátedra de Derecho Penal en la Facultad Nacional
de Derecho. Miembro suplente (25 de julio 1955) y efectivo (23 de
147

enero 1957) del Tribunal Supremo Electoral, habiendo ocupado la


presidencia de la Corporación. Se dedicó después al ejercicio de la
abogacía.

Jurista de amplias concepciones intervino espléndidamente en


conferencias nacionales e internacionales. De estas últimas, para
referir, el 2º Congreso Latinoamericano (Santiago - Chile, 1947); 3er.
Congreso Latinoamericano de Criminología (1949) y las Jornadas
Penales (Buenos Aires-Argentina, 1960).

Con ansias de crear y producir compone con entusiasmo y fervor


muchos ensayos de máximo interés, nunca olvidados, por su
repercusión y trascendencia en la ciencia penal: Fraude Criminal y
Legítima Defensa Putativa tesis dirigidas a la consecución de la
cátedra universitaria; Estudios sobre la Parte Especial del Código
Penal 1890; Crímenes contra la Economía Popular; Cuestiones
Jurídico-Penales, Nuevas Cuestiones jurídico-penales; Obligación
absoluta en el Derecho Cambiario, e incluso, temas de Cultura,
Religión y Derecho; El Sermón de la Montaña; etc.

Autor del Proyecto del Código penal de 1.940 que entró en vigencia
dos años después. Su obra máxima “Comentarios al código penal”,
de alto valor por su realidad científica y pulcras explicaciones está
escrita en 9 volúmenes131 entre 1.949 y 1.958, el último en compañía
de ROMAO CORTES DE LECERDA. Los tomos II y IV fueron
redactados por ROBERTO LYRA y ALOYSIO DE CARVALHO
PILHO, respectivamente.

Fue profesor universitario y se alejó de la docencia -como lo recuerda


ASÚA-, para conservar el cargo de la judicatura que desempeñó como
miembro del Alto Tribunal132.

131
Compuso, además, una monografía acerca de la Legítima Defensa Putativa, que aún se
cita por sus aportes informativos y críticos. De verdad que es un interesante documento
por su elaborada técnica jurídica. (Liuraria Jacintho, Río de Janeiro, 1936).
132
Luis Jiménez de Asúa. Tratado, opus cit., t. III, p. 1358.
148
149

TOBÍAS BARRETO DE MENESES

El nombre de Tobías Barreto llena toda una parte grandiosa de la


historia del derecho penal brasilero. Vino al mundo en Vila de
Campos do Rio Real el 7 de junio de 1839 y expiró en Recife, el 26 de
junio de 1889, a los 50 años de edad. Este hombre “un genio
polifacético y comentador del código imperial, mulato nordestino que
dio lugar a la llamada Escuela de Recife y el primero en traer libros
alemanes a la región”, tal y como lo describe ZAFFARONI, impulsó
en su patria las nuevas concepciones técnicas alemanas.
En el rumbo de su destino fue un jurista consagrado y devoto, como
acabamos de decir, hacia la ciencia penal germana. A alas tendidas y
de ahí en adelante se entregó a ella con energía y abundantes
reflexiones con aportes ignorados y desconocidos por esos tiempos en
las tierras brasileñas. Para completar el cuadro exacto de su existencia
los picos de su pluma entregaron al Brasil textos jurídicos de singular
150

merecimiento y elevada cultura, que no todos aceptaron, como ocurre


siempre que hay pensamientos e ideas nuevas.
Sin perder el rumbo histórico y los preliminares necesarios, con
rotundas cláusulas de admiración y reconocimiento se expresa así, D.
LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA133 al pronunciar el nombre de Tobías
Barreto:
“Los países jóvenes, por carencia de historia, tienden a
proyectar en una perspectiva casi legendaria cosas y
hombres de fecha próxima, cuando su estatura científica
destacó del nivel medio y cuando la muerte les puso fuera
de la polémica. Cada especialidad tiene sus héroes, que se
despidieron de la vida hace pocos años, pero a los que sus
compatriotas dan un valor representativo y ejemplar, fuera
del tiempo. Este es el caso de Tobías Barreto, Profesor de
la Universidad de Recife que escribió a fines de la pasada
centuria. Su figura de penalista ha sido bien estudiada por
Evaristo de Moraes, en uno de los diarios cariocas, con
motivo de los festejos celebrados en el Brasil para
conmemorar el Centenario de sus Cursos jurídicos.
Tobías Barreto escribió sobre Derecho penal los
siguientes trabajos: Menores e Loucos; Dos delitos por
Omissao; Ensaio sobre a tentativa em materia criminal;
Sobre a codelincuencia e sus effeitos na praxe processual;
Comentario do Codigo criminal; Fundamento do Direito
de Punir; Mandato criminal y Prolegomenos do estudio do
Direito Criminal. Como sus obras andaban dispersas y
agotadas y algunas inéditas, se publicaron los escritos de
Barreto por el esfuerzo de Silvio Romero, bajo el título de
‘Estudos de Direito’, donde se recogen, al lado de páginas
referentes a distintas ramas jurídicas, algunas de esas
monografías y ensayos de conjunto atinentes a Derecho
penal. En la segunda edición, mandada componer en 1925
por el Estado de Sergipe, se acreció la obra con treinta y
un capítulos más, añadidos a los ocho de los
133
Un viaje al Brasil, Editorial Reus, Madrid, 1999, pp. 83 y ss.
151

‘Prolegomenos do estudio de Direito criminal’, aparecidos


en la edición primera.
La más superficial consulta de las páginas de Tobías
Barreto, nos demuestra las fuentes de su formación
científica. Desde una breve estancia en Escada la cultura
germánica influyó en él de manera tan profunda que
muchos de sus libros solo citan títulos alemanes. Esto le
permitió abarcar horizontes técnicos invisibles para la
mayor parte de sus contemporáneos, no sólo brasileños,
sino continentales y aun latinos en Europa. En su
monografía sobre los delitos de omisión defendió puntos
de vista familiares a los penalistas alemanes, pero ignotos
incluso para los escritores franceses de sus días. Por eso
sus doctrinas causaron extrañeza en el Brasil.
Tobías Barreto no se afilió al positivismo penal de la
escuela italiana, y fue el primer crítico brasileño de
Lombroso; pero tampoco era ciego secuaz del clasicismo,
profesando una injustificada antipatía al maestro
Francisco Carrara. Reconoció que el delito era producto
de factores individuales y sociales, cargando el acento
causal en la herencia, dentro del primer grupo; pero
subrayó –como buen defensor de las doctrinas alemanas–
el influjo máximo de las causas sociales. También es de
raíz germánica la naturaleza que asigna a la pena, ‘cuyo
concepto envuelve la idea de un mal impuesto, en nombre
de todos, al perturbador del orden público, al violador de
la voluntad de todos’.
La imparcialidad científica obligaría a destacar algunas
contradicciones fundamentales en la obra del eminente
brasileño. Por ejemplo: difícilmente se compaginan sus
ataques al principio nullum crimen nulla poena sine lege,
con su idea de pena–mal. Con todo, Tobías Barreto es uno
de los espíritus más finos y cáusticos que puede lucir la
ciencia jurídica brasileña”.
152

Integrante de la Escuela de Recife. Fundador del condoreirismo


brasileño.

En 1882 a BARRETO se le seleccionó, por medio de un concurso


público, para una cátedra en la Facultad de Derecho de la Universidad
de Recife, hoy Universidad Federal de Pernambuco.

Tobías Barreto

Inicialmente influenciado por el espiritualismo francés defendió el


naturalismo de HAECKEL y NOIRÉ y en 1869 escribió el artículo
"Sobre a religião natural de Jules Simon". Me he enterado –según
repasos que he hecho–, que en 1870 BARRETO pasó a defender el
germanismo contra el predominio de la cultura francesa en Brasil. En
esta época comienza, de forma autodidacta, a estudiar la lengua
153

alemana y a algunos de sus autores teniendo como objetivo reformar


las ideas filosóficas, políticas y literarias influenciado por los
intelectuales de aquel país.

También se retiene que fundó en Escada, próxima a Recife, el


periódico Deutscher Kämpfer (Luchador Alemán), que tuvo poca
repercusión y una corta existencia.

Escribió "Estudos Alemães", importante trabajo para la difusión de sus


ideas germanistas, obra muy criticada al considerarse por algunos, que
simplemente se parafraseaba a los autores alemanes.

Fue patrono de la Academia Brasileña de las Letras.

Obras completas:
Filosofía
• Ensaios e estudos de filosofia e crítica (1975)
• Brasilien, wie es ist (1876)
• Ensaio de pré-história da literatura alemã, Filosofia e crítica,
Estudos alemães (1879)
• Dias e Noites (1881)
• Menores e loucos (1884)
• Discursos (1887)
• Polêmicas (1901)

Poesía
• Que Mimo (1874)
• O Gênio da Humanidade (1866)
• A Escravidão (1868)
• Amar (1866)
• Glosa (1864)

Se recuerda, con muchas veras, que tres fases marcaron la vida de


TOBÍAS BARRETO durante sus 50 años de vida. Conocido como el
154

poeta de la guerra, escribió poesía de guerra, convirtiéndose en un


defensor de los voluntarios de los países, y guía del pueblo durante la
Guerra del Paraguay.

“Luego pasó a dirigir a la crítica religiosa, política y


social y la difusión de los descubrimientos científicos.

El tercer momento del poeta es cuando deja de ser un libre


pensador, filósofo y crítico para ser un maestro de la
Facultad de Derecho de Recife.

Estudió latín con el cura Domingos Quirino. En la ciudad


de Itabaiana, a los 15 años de edad, comenzó a enseñar la
materia.

En 1861, a los 22 años de edad, fue a Bahía con la


intención de asistir a un seminario, pero se retiró
inmediatamente. Más tarde, Tobias Barreto fue a
Pernambuco. Tenía la intención de estudiar derecho en
Recife, donde llegó a los 23 años de edad.

Durante el viaje a Recife, pasó Alagoas, donde participó en


reuniones y recitó un poema improvisado en Camões. A
partir de ahí se incorporó a la vida pernambucana.

Antes de ingresar a la facultad de Derecho, Tobías Barreto


se presentó como primera opción al Colegio de Artes y
como segunda, a la Facultad de Derecho.

Desde los primeros momentos mostró que sería un gran


poeta y estaba teniendo en su favor en el momento que le
dio el tema: Brasil estaba en guerra con el Paraguay en
1865, fase que le dio el título de poeta de guerra.

Todas las experiencias Tobias Barreto ocurrieron en


Pernambuco, pero durante diez años, desde 1871 hasta
1881, residió en el municipio de Escada, Pernambuco
situada en el sur del bosque estatal. Él estaba allí como
155

abogado, llegando a ser Juez Municipal Suplente, Diputado


Provincial, Consejero y tutor de alemán.

Esta incorporación en el pensamiento alemán se da en el


campo del derecho, la crítica literaria, la filosofía, la
crítica de arte y la crítica social. Estaba buscando el
conocimiento de las fuentes alemanas y terminó haciendo
un acceso directo que se benefició a la cultura brasileña de
la época.

Tobias Barreto ejerció un liderazgo sobresaliente. En


primer lugar con la poesía de guerra, luego con la crítica
religiosa y filosofía y, a través de sus artículos que escribía
en Escada, a donde se fue después de graduarse como
abogado.

Fue en Escada que puso en marcha el diario alemán


Deustcher Kaempfer, y publicó una revista de estudios
alemanes, fundó un club popular y dio un discurso
inauguratório titulado " Um Discurso em Manga de
Camisa", que era una visión sociológica de la realidad.

En 1882 se presentó al concurso para ser el profesor de


derecho. Esta es la última grande etapa de vida de Tobías
porque dejó de ser un libre pensador, filósofo y crítico para
ser un profesor.

Cuando Tobías Barreto murió, la abolición de la esclavitud


había tenido lugar poco antes y la Proclamación de la
República todavía era celebrada”134.

134
http://web.archive.org/web/20070129194121/http://www.tobiasbarreto.arranjoprodutiv
o.com.br/literatura.htm. Consultada en agosto de 2016.
156
157

ANÍBAL BRUNO DE OLIVEIRA FIRMO

Nació en Palmares, el 22 de marzo de 1890, y murió en Rio de Janeiro


el 17 de abril de 1976, a los 86 años. Este fino jurista entregado a las
disciplinas forenses, fue también, médico, pedagogo y filólogo.

Cursó sus primeros años escolares en el Colegio Santa Isabel en


Palmares. Muy joven se mudó para Recife donde estudió
Humanidades en el Gimnasio Pernambucano. En 1913 se graduó de
Ciencias Jurídicas en la Facultad de Derecho de Recife.

Es una realidad establecida que,

“entre 1909 a 1924 trabajó como funcionario de


administración de correos y enseñó portugués en diferentes
colegios recifenses.
158

En diciembre de 1925 se graduó de Ciencias Médicas en la


Facultad de Medicina de Recife. Se dedicó a enseñar
diversas disciplinas, siendo profesor de la Facultad de
Filosofía y Ciencias Sociales de Pernambuco, de la
“Faculdade de Filosofia e Ciências Sociais de
Pernambuco”; de la “Escola de Aperfeiçoamento do
Instituto de Educação de Pernambuco”, de la “Escola
Normal Pinto Júnior”; de la “Faculdade de Medicina do
Recife (livre docente)”; del “Ginásio Pernambucano (livre
docente)”; de la “Escola Normal Oficial do Estado”; de la
“Faculdade de Direito do Recife”.135

Miembro de la Academia de Letras de Pernambuco.

Por vocación y afecto, Catedrático de Derecho Penal de la Facultad de


Derecho de la Universidad de Recife. Sus clases y documentos se
caracterizaron por una bibliografía siempre actualizada, enriquecida
con las más consagradas contribuciones de la doctrina penal
internacional, principalmente la venida de Alemania.

Su máxima contribución a la ciencia penal se llamó Direito Penal136,


en tres tomos, donde expone de manera dogmática y sistemática la
Parte General del Direito Penal brasilero. A puertas abiertas, la obra
está compuesta por los siguientes volúmenes:

Tomo 1º:

Conceito e características do Direito Penal (Capítulo I); Introdução


histórico-filosófica (Capítulo II); As escolas penais –I. Escola
clássica- (Capítulo III); As escolas penais –II. Escola positiva-
(Capítulo IV); As escolas penais –III. Novas correntes- (Capítulo V);
O Direito Penal moderno –Movimento legislativo Literatura jurídico-
penal (Capítulo VI); História do Direito Penal brasileiro (Capítulo
VII); A normal penal (Capítulo VIII); Limites da validade da norma
135
Everardo da Cunha Luna. Aníbal Bruno, o homem e a obra. Boletim da Cidade do
Recife, Recife, n. 2, nova série, p. 35-72, dez. 1977.
136
Forense, Río de Janeiro, 1978.
159

penal –I. Quanto ao espaço e quanto a pessoas que exercem


determinadas funções públicas (Capítulo IX); Limites da validade da
norma penal -II. Em relação ao tempo- (Capítulo X); Conceito do fato
punível (Capítulo XI); A ação (Capítulo XII); A relação de
causalidade (Capítulo XIII); A tipicidade (Capítulo XIV); A
antijuridicidade (Capítulo XV); Causas de exclusão da
antijuridicidade –Legítima defensa- (Capítulo XVI); Causas de
exclusão da antijuridicidade –II. Estado de necesidade- (Capítulo
XVII).

Tomo 2º:

Outras causas de exclusão da antijuridicidade. Estrito cumprimento de


dever legal e exercício regular de direito. O problema do
consentimento do ofendido (Capítulo XVIII); Culpabilidade (Capítulo
XIX); Imputabilidade (Capítulo XX); O dolo e a culpa (Capítulo
XXI); Exigibilidade de comportamento conforme ao direito (Capítulo
XXII); Causas de exclusão da culpabilidade (Capítulo XXIII); Causas
de exclusão da culpabilidade (Capítulo XXIV); Outras condicoes que
podem influir sobre a imputabilidade. Embriaguez, emoção e paixão
menoridade (Capítulo XXV); Outras causas de exclusão da
culpabilidade (Capítulo XXVI); Perigosidade criminal (Capítulo
XXVII); Sujeito e objeto da ação punível (Capítulo XXVIII); Divisão
dos fatos puníveis (Capítulo XXIX); Fases Da realização do crime
tentativa e crime consumado (Capítulo XXX); Formas de realização
do fato punível (I Unidade) (Capítulo XXXI); Formas de realizacao
do fato punível (II Unidade) (Capítulo XXXII);

Tomo 3º:

Primeira parte: Da pena. Meios jurídico-penais da luta contra o crime


–Conceito da pena (Capítulo I); Fundamentos e fins da pena (Capítulo
II); Espécies de penas (Capítulo III); O sistema de penas no Direito
brasileiro (Capítulo IV); Momentos do dinamismo penal –Cominação
da pena- Mensuração legal- Circunstâncias modificadoras; Das
agravantes –I. Reincidência (Capítulo VI); Das agravantes –II. Outras
causas de agravação- (Capítulo VII); Das atenuantes (Capítulo VIII);
160

Aplicação e execução da pena (Capítulo IX); Medidas modificadoras


ou complementares da aplicação e execução da pena (Capítulo X);
Suspensão condicional da pena (Capítulo XI); Livramento condicional
(Capítulo XII); Causas extintivas da punibilidade –I. Morte do
agente– (Capítulo XIII); Causas extintivas da punibilidade –II.
Prescrição (Capítulo XIV); Ação penal (Capítulo XV); Efeitos da
condenação (Capítulo XVI); Segunda parte: Da medida de segurança.
As medidas de segurança no Direito Penal (Capítulo XVII); Medida
de segurança e pena (Capítulo XVIII); Caráter jurídico-penal das
medidas de segurança (Capítulo XIX); A perigosidade criminal como
pressuposto da medida de segurança (Capítulo XX); O crime como
condição de aplicação da medida (Capítulo XXI); Aplicação e
execução das medidas de segurança (Capítulo XXII); Revogação e
extinção das medidas de segurança (Capítulo XXIII); Espécies de
medidas de segurança – Medidas pessoais detentivas (Capítulo
XXIV); Medidas pessoais não detentivas (Capítulo XXV); Medidas
de segurança patrimoniais (Capítulo XXVI).

Otras de sus publicaciones:

Comentários ao Código Penal, art. 28 a 74, editora Forense


Teoria da Lei Penal
Estado de necessidade e Legítima defesa.
Embriaguez voluntária ou culposa e responsabilidade penal
Teoria da perigosidade criminal, publicado na Revista dos Tribunais
779/753
Sobre o tipo no Direito Penal, publicado Revista dos Tribunais
755/791.
161

HELENO CLAUDIO FRAGOSO

El profesor y humanista HELENO CLAUDIO FRAGOSO –uno de


los más apreciados y cercanos discípulos de HUNGRÍA y penalista
de excelente competencia–, nació el 5 de febrero de 1926, en Nova
Iguaçu, y murió el 18 de mayo de 1985, todavía vital, a los 59 años de
edad, en la ciudad de Río de Janeiro.

Se licenció como Abogado en la Facultad de Derecho de la


Universidad Federal de Rio de Janeiro (1951).

Muy destacado docente fue titular de Derecho Penal de la Facultad de


Derecho de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, ganando la
nominación por concurso público celebrado en abril de 1981, con la
tesis “Terrorismo y Política Criminal”. Entre 1955 y 1985, profesor
162

de la Facultad de Derecho “Cándido Méndez”. Profesor Asociado de


Derecho Penal en la Universidad Federal de Río de Janeiro con la
monografía “Conducta Punible” y Profesor invitado a distintos
centros académicos del Brasil y del extranjero. Profesor Honoris
Causa de la Universidad de Coimbra, Portugal. Un hombre de
ciencia que marcado por su vocación universitaria –honda e intensa–,
alcanzó las altas y románticas cimas del magisterio. Todo natural y
razonable.

Jurista de amplia formación conceptual y jurídica se caracterizó por su


rigor mental y fecundidad científica, singular ejemplo que todos
debemos seguir.

Participó en la Comisión Redactora del Código Penal Tipo para


América Latina. Director de la Revista Brasileira de Criminología e
Direito Penal que aglutinó a las más excelsas plumas de la ciencia
penal de su país y de otras latitudes.

Su vida laboriosa y aplicada se proyectó en varios libros y ensayos


con elevada orientación y grave técnica. Dejó una obra escrita
imponente y meritoria. Retengamos algunas: “Jurisprudencia
Criminal”, “Comentarios al Código Penal”, “La conducta Punible”,
“Justicia Penal y Revolución” “Derecho Penal y Derechos
Humanos”, “Experiencia antidemocrática”, “Ley de Seguridad
Nacional”, “Terrorismo y Criminalidad Política” y otras más que se
nos escapan.

Perteneció –por su hondo saber humanista–, a diversas instituciones y


entidades de su especialidad, tales como la Asociación Internacional
de Derecho Penal, la Sociedad Internacional de Criminología y la
Comisión internacional de Juristas, aportando valiosas y apreciables
ideas.

Vicepresidente de la Comisión Internacional de Juristas, con sede en


Ginebra, y de la Asociación Internacional de Derecho Penal, con
asiento en París, cuya sección brasileña presidió entre 1974 y 1985.
163

“Se recuerda su lucha en defensa de la persecución


política, de 1964 a 1981. Además, el papel del abogado
como vicepresidente de la Comisión Internacional de
Juristas (ONU), con sede en Ginebra, y como
vicepresidente de la Asociación Internacional de Derecho
Penal (París). También es reconocida su contribución
como escritor crítico con respecto a los temas más
destacados en derecho y procedimiento penales. Su
trabajo como un experto de la ONU para evaluar
violaciones de los derechos humanos en varios países, se
consideró fundamental para la presentación de esas
realidades”137.

Con los méritos y merecimientos del caso, dirigió el Instituto de


Ciencias Criminales de Río de Janeiro. Importa ahora hacer mención
de los penalistas tan calificados como selectivos que hicieron realidad
la creación y la permanencia de este centro académico. Recorriendo la
memoria evocamos a NILO BATISTA, JUAREZ TAVARES,
JUAREZ CIRINO DOS SANTOS, HÉCTOR COSTA JUNIOR,
TÉCIO LINS E SILVA, SERGIO VERANI, ARTHUR
LAVIGNE JUNIOR, FERNANDO FRAGOSO, todos ellos
catedráticos muy autorizados y reconocidos de Derecho penal.

Con ánimo esforzado fue Editor por muchos años de la Revista de


Ciencia Penal138 que completó 35 números publicados. La Comisión
Directiva la integraban juristas doctos y recordados con respeto,
como: ANDRÉS AUGUSTO BALESTRA, MIGUEL REALE
JUNIOR, OCTAVIO LEITÂO DA SUVEIRA, RICARDO
ANTUNES ANDREUCCI y SERGIO M. DE MOVAES
PITOMBO.

Ejerció, con una intensa militancia profesional y exultante


competencia, la abogacía en el ramo penal.

137
http://www.fragoso.com.br/ptbr/heleno-fragoso/biografia.html. Consultada en marzo
de 2016.
138
José Bushatsky Editor, Sao Paulo, de 1974 en adelante.
164

Su obra, Licoes de Direito Penal139, en varios volúmenes, dedicada a


quienes se inician por las sendas de la ciencia penal es una obra
didáctica y seria que solo plácemes merece por tratarse de un trabajo
bien documentado y correctamente expuesto. Está conformada por
cuatro tomos:

Tomo I:

Introdução (Capítulo I); Historia do direito penal (Capítulo II);


Teoria da lei penal (Capítulo III); Teoria do crime (Capítulo IV);
Teoria da pena (Capítulo V).

Tomo II:

A parte Geral e a Parte Especial (Capítulo 1); Questões gerais


relativas à Parte Especial (Capítulo 2); Primeira Parte: Crimes
contra bens e interesses da personalidade: Crimes contra a pessoa
(Capítulo I): Crimes contra a pessoa (Capítulo 3); Homicídio
(Capítulo 4); Infanticídio (Capítulo 5); Genocídio (Capítulo 6);
Provocação ou auxilio ao suicídio (Capítulo 7); Aborto (Capítulo
8); Lesão Corporal (Capítulo 9); Crimes de perigo para a vida e a
saúde (Capítulo 10); Crimes contra a honra (Capítulo 11); Crimes
contra a liberdade individual (Capítulo 12); Crimes contra o
patrimônio (Capítulo II): Crimes contra o patrimônio (Capítulo
13); Furto (Capítulo 14); Roubo (Capítulo 15); Extorsão (Capítulo
16).

Tomo III:

Usurpação (Capítulo 17); Dano (Capítulo 18); Apropriação


Indébita (Capítulo 19); Estelionato e outras fraudes (Capítulo 20);
Infrações penais das sociedades por ações e das instituições
financeiras (Capítulo 21); Fraudes e abusos em sociedades por
ações (Capítulo I); Infrações Penais das instituições financeiras
(Capítulo II); Receptação (Capítulo 22); Disposições gerais

139
Forense, Río de Janeiro, 1959 - 1976.
165

relativas aos crimes contra o patrimônio (Capítulo 23); Usura


(Capítulo 24), Crimes contra a propriedade imaterial (Capítulo
III): Crimes contra propriedade intelectual (Capítulo 25); Crimes
contra propriedade industrial (Capítulo 26); Segunda Parte:
Crimes contra bens e interesses do corpo social: Crimes contra a
organização do trabalho (Capítulo 27); Crimes contra o sentimento
religioso (Capítulo 28); Crimes contra o respeito aos mortos
(Capítulo 29).

Tomo IV:

Crimes contra os costumes. Crimes contra a liberdade sexual


(Capítulo 30); Sedução e corrupção de menores (Capítulo 31);
Rapto (Capítulo 32); Disposições comuns aos crimes contra a
liberdade sexual, sedução, corrupção de menores e rapto (Capítulo
33); Lenocínio e trafico de mulheres (Capítulo 34); Ultraje ao
pudor público (Capítulo 35); Crimes contra a família. Crimes
contra o casamento (Capítulo 36); Crimes contra o estado de
filiação (Capítulo 37); Crimes contra a assistência familiar, o
pátrio poder, tutela e curatela (Capítulo 38); Crimes contra a
incolumidade pública, crimes de perigo comum (Capítulo 39);
Crimes contra a segurança dos meios de comunicação e transporte
e outros serviços públicos (Capítulo 40); Crimes contra a saúde
pública (Capítulo 41); Crimes contra a paz pública (Capítulo 42);
Crimes contra a fé pública. Moeda falsa (Capítulo 43); Falsidade
de títulos e outros papéis públicos (Capítulo 44); Falsidade
documental (Capítulo 45); Outras falsidades (Capítulo 46); Crimes
contra a administração pública (Capítulo 47); Crimes praticados
por particulares contra a administração em geral (Capítulo 48);
Crimes contra a administração da justiça (Capítulo 49).

Ejerció con intensa militancia profesional la abogacía en el ramo


penal.
166
167

ROBERTO LYRA FILHO

El insigne penalista y escritor brasileño nació en Rio de Janeiro, el 13


de octubre de 1926 y entregó el alma al creador el 11 de junio de
1986, a los 60 años de edad.

Se diplomó con honores en Letras (Cambridge, 1942) y en Derecho


(Facultad de Derecho de Rio de Janeiro, 1949). En el periodismo
tuvo una notable producción profesional y literaria, casi todo bajo el
seudónimo “Noel Delamare”, según me enteré consultando
documentos y archivos. Escribió poesía y con el dominio de idiomas,
tradujo varias obras.

Ejerció su profesión en Rio de Janeiro donde también se ocupó de las


funciones propias de Consejero Penitenciario.
168

Aspecto fundamental de su vida fue la docencia a la que dedicó, en su


más alto sentido, sus mejores esfuerzos. En 1950 inició su carrera
docente en la Facultad de Derecho de Río de Janeiro dando lecciones
de Derecho Penal en su condición de profesor substituto. Más tarde,
asumió la cátedra de Derecho Procesal Penal en la Facultad Brasilera
de Ciencias Jurídicas.

En 1962 llegó a Brasilia abandonando la abogacía para dedicarse


exclusivamente, magnificando su vida, a la carrera académica. Inició
su catedra en la Universidad de Brasilia en 1963, primero como
profesor asociado, y después, como profesor titular. En 1984 se mudó
a Sao Paulo. Prototipo del maestro consular, dio lecciones en pregrado
y posgrado en las áreas de Derecho Penal, Derecho Procesal Penal,
Criminología, Filosofía Jurídica, Sociología Jurídica y Derecho
Comparado. Y para más, fundó el Centro Universitario de Brasilia
(CEUB). Fue examinador en la Universidad de Sao Paulo para
concursos de libre docencia y titularidad.

Transcribo algunos datos y referencias que sobre sus cualidades y


atributos se trazaron en su momento140:

“Roberto Lyra Filho foi um pensador da esquerda que, no


início de sua carreira jurídica, se destacou por estudos
dogmáticos, campo que foi perdendo importância em seu
pensamento, progressivamente mais ligado ao
Humanismo Dialético e à Filosofia e Sociologia Jurídica,
campo em que é um dos expoentes brasileiros do
pensamento jurídico de esquerda. Teve como pupilos
acadêmicos os professores José Geraldo de Sousa Junior
e Alexandre Bernardino Costa, ambos docentes da
Universidade de Brasília.

140
Alexandre Araújo Costa, Humanismo Dialético: a filosofia jurídica de Roberto Lyra
Filho, Brasília: Thesaurus, 2008, pp. 2–3.
169

Fundou a Nova Escola Jurídica Brasileira (NAIR), cujo


boletim era a Revista Direito & Avesso. Nela defendia que
o direito não se reduzia à norma, nem a norma à sanção.
Contestava o monismo jurídico, o monopólio da
legitimidade do direito pelo Estado que, a seu ver, estava
na práxis histórica, na abolição da sociedade de classes e
nos direitos humanos (sem se prender às declarações
oficiais)”.

Muchas y muy destacadas fueron sus aportaciones al derecho, y por


supuesto no faltaron, por encima de lo circundante, sus contribuciones
al Derecho Penal, de lo mejor que escribió a lo largo de sus días:

• Panorama Atual da Criminologia, Revista Brasileira de


Criminologia e Direito Penal, Rio de Janeiro, Vol. 4,
fascículo 15, out/dez, 1966.
• Teoria Geral do Direito, Brasília: UnB, 1970, edição
mimeografada.
• Criminologia e Dialética: Estudo Comemorativo do
Bicentenário de Hegel, Revista de Direito Penal, Rio de
Janeiro, fascículo 1, jan,/mar, e fascículo 2, abr./jun., 1971.
• Conceito de cônjuge no Código Penal Brasileiro, 1971 -
em parceria.
• Criminologia Dialética. Rio de Janeiro: Borsoi, 1972.
• Postilas de Direito Penal,1972 - em parceria.
• Introduction au Droit comme Science Sociale, Wiesbaden,
Archiv fur Rechts und Sozialphilosophie, LX, 1: 140ss,
1974.
• A Filosofia Jurídica nos Estados Unidos da América:
Revisão Crítica. Porto Alegre: Sergio Antonio Fabris, 1977.
• Drogas e Criminalidade. Revista de Direito Penal, n.º 21/
22, Rio de Janeiro, 1977.
• As Propostas do Professor Mangabeira Unger. Rio de
Janeiro: Sophia Rosa, 1979.
• A Carta Aberta a um Jovem Criminólogo. Revista de
Direito Penal, n.º 28, Rio, 1979.
170

• Sociological Theory of Law and Forensic Procedure,


Wiesbaden, Archiv fur Rechts und Sozialphilosophie, LXV,
3: 438ss, 1979.
• Para um Direito sem Dogmas. Porto Alegre: S. A. Fabris,
1980.
• O Direito que se Ensina Errado. Brasília: Centro
Acadêmico de Direito da UnB, 1980.
• Em Torno da Súmula 146. Brasília: Voz do Advogado,
1981.
• Razões de Defesa do Direito. Brasília: Obreira, 1981.
• Problemas Atuais do Ensino Jurídico. Brasília: Obreira,
1981.
• Filosofia Geral e Filosofia Jurídica em Perspectiva
Dialética, in Palácio, C., org. - Cristianismo e História. São
Paulo, Loyola, p. 147 - 169, 1982.
• O que é Direito. São Paulo: Brasiliense, 1982.
• Normas Jurídicas e Outras Normas Sociais, in Direito &
Avesso, Boletim da Nova Escola Jurídica Brasileira, ano I,
n.º 1, Brasília, Edições Nair, 1982.
• Introdução ao Direito, in Direito & Avesso, n.º 2, Brasília,
Edições Nair, 1982.
• A Criminologia Radical. Revista de Direito Penal, n.º 31,
Rio de Janeiro, 1982.
• Direito do Capital e Direito do Trabalho. Porto Alegre:
Sergio Antonio Fabris, 1982.
• Humanismo Dialético, in Direito & Avesso, n.º 3, Brasília,
Edições Nair 1983.
• Karl, meu amigo: Diálogo com Marx sobre o Direito.
Porto Alegre, co-edição S. A. Fabris e Instituto dos
Advogados do Rio Grande do Sul, 1983.
• Marx e o Direito. ANPOCS, Águas de São Pedro, 1983.
• Pesquisa em que Direito? Brasília: Edições Nair, 1984.
• Por que Estudar Direito, Hoje? Brasília: Edições Nair,
1984.
• A Constituinte e a Reforma Universitária, Brasília:
Edições Nair, 1985.
• Desordem e Processo. Porto Alegre: S. A. Fabris, 1986.
171

Literária
• A Concepção do Mundo na Obra de Castro Alves. Rio:
Borsoi, 1972. (crítica)
• Cancioneiro dos sete mares, vol. I, 1979. (crítica)
• Para(h)élio, 1980. (poesia)
• A Tradução da Grande Obra Literária, in Diversos. São
Paulo: Álamo, 1982.
• Da Cama ao Comício, Poemas Bissextos. Brasília:
Edições Nair, 1984.
172
173

JOSÉ HENRIQUE PIERANGELI

El eminente y reconocido penalista brasileño nació en Brotas en 1934


y murió el 10 de abril de 2012 en Campinas a los 77 años de edad.

Cursó sus estudios de bachillerato en la ciudad de Dos Corrientes y


los universitarios en la Faculta de Derecho de Bauru. En 1987 se
graduó de Maestría en la Facultad de Derecho de La Universidad de
Sao Paulo (USP). Su disertación fue publicada bajo el título “O
contentimento o ofendido na teoria do delito”.

Abogado y Arbitro. Fue notable y decisiva su influencia en el Derecho


penal del Brasil, como docente y escritor de nota.

Profesor invitado al Curso de Posgrado de la Universidad Federal de


Rio Grande de Sul– Porto Alegre, Profesor de Cursos de Posgrado de
174

Ministerio Público, de la Escuela de Magistratura de TJSP y de la


Escuela Judicial de TJAP.

Miembro de la Academia Paulista de Derecho Penal. Socio fundador


del Instituto Brasileño de Ciencias Penales; y Miembro Honorario del
Instituto de Ciencias Penales (Belo Horizonte).

Procurador de Justicia en el Estado de Sao Paulo. Miembro del


Consejo Superior del Ministerio Público. Miembro Permanente de la
Organización Especial del Ministerio Público.

Profesor Emérito de Instituto de Desarrollo Cultural De Porto Alegre -


IDC.

Profesor del Curso de Posgrado del Ministerio Público del Estado de


Sao Paulo.

Profesor de la Escuela de Magistratura del Tribunal de Justicia del


Estado de Sao Paulo.

Profesor Honorario se la Universidad del Museo Social Argentino,


donde fue miembro del Instituto Criminología y del Derecho Penal
Comparado.

Miembro del Consejo Consultivo Internacional de la Revista de


Derecho Penal y Procesal Penal del Instituto de Ciencias Penales de la
Universidad de Corrientes, Argentina.

Miembro correspondiente de la Sociedad Mejicana de Criminología y


del Instituto de Ciencias Penales “Doctor Carlos Tejedor”, de Buenos
Aires. Miembro de Número de la American Penal Law Institute, con
sede en Miami. Socio fundador del Instituto Brasilero de Ciencias
Criminales IBCCRIM y Miembro del Consejo Directivo de su
Revista. Miembro de la Asociación Internacional de Derecho Penal.
Miembro de la Sociedad Brasilera de Derecho Criminal (Sao Paulo).
Académico de la Academia Paulista de Derecho Criminal.
175

Recibió la medalla de Mérito Criminológico otorgada por la Sociedad


Brasilera de Criminología y Ciencias Penitenciarias.

Autor de decenas de artículos publicados en revistas científicas de


Brasil y el exterior.

Su constante consagración a la investigación y al estudio de la ciencia


penal lo llevó a producir varios libros de elevada jerarquía y pulcritud.
Es larga la lista, entre ellos, destaquemos sus “Escritos jurídico–
penales”141, documentado y serio trabajo dogmático, integrado por los
siguientes capítulos:

1. Conduta: Pedra angular da teoria do delito.


2. O concurso de pessoas e novo Código Penal.
3. Culpabilidade, inexigibilidade e quesitação no júri.
4. A culpabilidade e o novo Código Penal.
5. Culpa penal e moléstia profissional: a silicose.
6. A epilepsia e o crime culposo.
7. Estrupo e violência presumida.
8. A norma penal em branco e sua validade temporal.
9. A constituição e a responsabilidade penal das pessoas jurídicas.
10. Crimes contra o meio ambiente: fauna.
11. Das penas e sua execução no novo código penal brasileiro.
12. Mandado de segurança em matéria criminal.
13. Pesca Predatória: um novo tipo penal.
14. A súmula 554 do STF e o artigo 16 do Código Penal.
15. O julgamento pelo Júri.
16. Da prova indiciária.
17. Ministério público e magistratura: frutos de uma mesma árvore.
18. Competência do conselho superior do ministério público.
19. Das penas: tempos primitivos e legislações antigas.
20. Dos crimes contra a propiedade industrial (arts. 183 a 194 da Lei
9.279/96).
21. Crimes de concorrência desleal (Lei 9.279/96, art. 195).
22. O crime culposo na dogmática atual.

141
Editora Revista Dostribunais, São Paulo, 2006.
176

23. Ação penal privada: calúnia e difamação.


24. Direito alternativo e aplicação da lei penal.
25. Menoridade.
26. Nexo de causalidade e imputação objetiva.
27. Morte no tránsito: culpa consciente ou dolo eventual?

LIBROS PUBLICADOS:

 Códigos Penais Do Brasil, Evolução Histórica, 2. Ed., Revista Dos


Tribunais
 Processo Penal, Evolução Histórica E Fontes Legislativas, 2. Ed.,
Thomson/Iob
 Da Tentatvia, Em Parceria Com O Prof. Eugenio Raúl Zaffaroni,
8. Ed, Revista Dos Tribunais
 Escritos Jurídico-Penais, 3. Ed., Revista Dos Tribunais
 O Consentimento Do Ofendido (Na Teoría Do Delito), 3. Ed.,
Revista Dos Tribunais
 El Consentimiento Del Ofendido (Una Teoría Do Delito).
Tradução De Luis Fernando Niño E Stella Maris Martínez, 3. Ed,
Ed. Del Puerto: Buenos Aires
 Manual De Direito Penal Brasileiro. Parte Geral, Em Parceria
Com O Prof. Eugenio Raúl Zaffaroni, 10. Ed, Revista Dos
Tribunais
 Manual De Direito Penal Brasileiro. Parte Especial, Vol. 2, 3. Ed.,
Revista Dos Tribunais
 Crimes Contra A Propriedade Industrial E De Concorrência
Desleal, Ed. Revista Dos Tribunais
 Dos Delitos Sexuais, Em Parceria Com Carmo Antonio De Souza,
Ed. Del Rey
 Código Penal Comentado Artigo Por Artigo, Atualizada Por Maria
Aparecida Pierangeli Borelli Thomaz, Ed. Verbatim
 Autor E Coordenador Da Coleção Jus Aeternum, Vols. 1 A 6, Ed.
Del Rey.
177

Jose Henrique Pierangeli y Carmo Antonio de Souza

En 2010, PIERANGELI escribió en coautoría con el juez CARMO


ANTONIO DE SOUZA, el libro “Delitos sexuales” 142, texto que
examina esmeradamente –con una exposición jurídica adecuada–,
todos los delitos de esta naturaleza a la luz de la Ley 12.015 / 09. La
obra está compuesta por los siguientes capítulos:

Dos crimes contra a liberdade sexual; Violação sexual mediante


fraude, Assédio sexual; Da sedução e da corrupção de menores-
Da sedução- estupro vulnerável; Mediação para servir a lascívia
de outrem; Satisfação de lascívia mediante presença de criança
ou adolescente; Favorecimento da prostituição ou outra forma
de exploração sexual de vulnerável; Do rapto; Do lenocínio e do
tráfico de pessoa para fim de prostituição ou outra forma de
exploração sexual- Mediação para servir a lascívia de outrem;
Favorecimento da prostituição; Casa de prostituição;
Rufianismo; Tráfico internacional de pessoa para fim de
exploração sexual; Tráfico interno de pessoas para fim de
exploração sexual; Do ultraje público ao pudor; Ato obsceno;

142
Editora Del Rey, Belo Horizonte, 2010.
178

Escrito ou objeto obsceno; Disposições gerais-Aumento de


pena.

En su más puro tecnicismo escribió textos asaz interesantes en


compañía de prestigiosos autores que honran y enaltecen nuestra
disciplina. Con EUGENIO RAÚL ZAFFARONI –el extraordinario
maestro argentino–, dieron a luz una monografía acerca del instituto
de la tentativa143, fenómeno que estudian, con propiedad y solvencia
en sus rasgos y caracteres más sobresalientes.

Publicó también con ZAFFARONI el libro “Manual de Derecho


Penal Brasilero”, y la Parte Especial la construyó el publicista
brasileño, con prólogo del autor argentino citado, obra que ya está en
la 9ª edición.

143
Da tentativa (Doutrina e Jurisprudência), Editora Revista Dos Tribunais, São Paulo,
Brasil, 1992. 3ª edição Revista e atualizada.
179

CHILE

PEDRO ORTÍZ MUÑOZ144

Nació en Santiago de Chile el 9 de febrero de 1893, y murió en esta


ciudad el 19 de abril de 1947 a los 54 años a raíz de un ataque
cardiaco. Al momento de su fallecimiento ejercía como
Vicepresidente del Instituto de Ciencias Penales.
Hizo sus primeras letras en el colegio San Ignacio de Santiago.
Adelantó sus estudios de Derecho en las Universidad Católica y la
Universidad de Chile. De esta última, recibió su diploma de Abogado
144
Hemos tomado para nuestra indagación algunos datos biográficos –debidamente
confirmados–, de la memoria de grado de René Paulo Abarza Yañez, titulada: “Pedro
Pablo Ortíz Muñoz: Vida obra e influencia en el Derecho penal chileno”, Universidad de
TALCA, 2005, pp. 2–5.
180

el 28 de junio de 1916, presentando un trabajo de grado intitulado “La


ilegitimidad y la ley de matrimonio civil; reformas necesarias”.
Ingresó al poder judicial como Juez Propietario de Talcahuano el 30
de septiembre de 1919; a partir del 11 de febrero de 1922 se
desempeñó como Juez del Segundo Juzgado de San Fernando, Juez
del Tercer Juzgado Civil de Santiago desde el 10 de Junio de 1925 y
Ministro de la ilustrísima Corte de Apelaciones de Talca desde el 2 de
Julio de 1928 de la cual fue su Presidente en 1931. Renunció en 1936
para ejercer el ius postulandi y dedicarse, con tenacidad y
consagración, a la enseñanza del Derecho.
Cuanto a su trayectoria académica sábese que fue profesor de la
cátedra de Derecho Penal de la Universidad de Chile entre los años
1928-1930, y desde 1937 profesor extraordinario en esta asignatura en
la Universidad de Chile y también en la Católica. En 1940 dictó clases
de la disciplina penal en el curso de perfeccionamiento de Oficiales de
Carabineros.
Además,
“El jurista chileno fue Asesor del Ministerio de Justicia y se
le designó Miembro de la Comisión de Reforma del Código
Penal, la cual fue establecida el 21 de junio de 1928 por el
decreto Nº 1171, por Osvaldo Koch Ministro de Justicia del
presidente Ibáñez.
La comisión designada celebró una sola reunión y se levantó
un acta que no fue aprobada, en la misma reunión se acordó
nombrar una subcomisión, con el objeto que se presentase a
la brevedad posible, un ante-proyecto que sirviera de base
para la discusión de un proyecto definitivo. El ministro
KOCH nombro a ORTIZ MUÑOZ en esta subcomisión,
quien contrató al jurisconsulto alemán VON BOHLEN para
llevar a cabo tal tarea. Transcurrido el tiempo y como los
trabajos no avanzasen el ministro KOCH prescindió de la
comisión y encargó a los otros miembros de la comisión don
EDUARDO ERAZO y don RAFAEL FONTECILLA la
elaboración de un proyecto, quienes cumplieron el encargo a
181

mediados de 1929, paralelo al de ORTIZ -VON BOHLEN, y


el cual fue enviado al Congreso Nacional como proyecto del
Gobierno, sin necesidad de someterlo al estudio de la
Comisión Plena, para evitar retrasos, por lo cual el proyecto
ORTIZ -VON BOHLEN no fue adoptado”.
Según recuento, ORTIZ MUÑOZ no solo se destacó como abogado
sino también como escritor, y es así, que el diario El Mercurio del día
domingo 20 de abril de 1947 al informar de su deceso, dijo:
“Distinguido escritor y un cronista de vasta labor en
diarios y revistas nacionales. Su libro Cartas de mi Aldea
sirvió para colocar su nombre entre uno de los mejores
escritores nacionales y su seudónimo de Bergerac, gozaba
de especial prestigio, además escribió hace algunos años en
Las Ultimas Noticias, Zig-Zag y otras publicaciones”.
Con sobrados méritos, como se deja entender, ocupó los cargos de
Presidente de la Sociedad Chilena de Criminalística, Vicepresidente
del Instituto de Ciencias Penales, Miembro del Consejo Superior del
Trabajo y Miembro Correspondiente al extranjero del Instituto
Nacional de Criminología de Cuba.
Sus aportes doctrinales –algunos de cierto viso, no obstante la crítica
demoledora de JIMÉNEZ DE ASÚA145–, se proyectan en tres
estudios jurídicos que dieron origen a igual número de obras:

1. Nociones Generales de Derecho Penal146, tomo I. Este tomo


primero comprende:
EL DELITO:

145
“El primer tomo –dice Asúa–, no tiene originalidad alguna. La mayoría de las páginas
son un calco del Tratado de Franz Von Liszt. El segundo tomo carece de unidad y está
formado por trabajos y sentencias heterogéneas. En cambio su Compendio de 1947 es
libro muy estimable en el que incluso a veces la personalidad del autor se acusa con
extravagancias terminológicas” (Tratado de Derecho Penal, opus cit., t. I, p. 1181).
146
Editorial Nascimiento, Santiago de Chile, tomo I, 1933.
182

Capítulo I. Noción fundamental. Formas de presentación.


Delitos criminal y delito de policía. División tripartita de los
delitos.
Capítulo II. Elementos del delito. Hecho. Causalidad. La
acción. La omisión. El hecho en la construcción de los
elementos constitutivos del delito. La ilicitud como elemento
del delito. La defensa legítima. Estado de necesidad. Otras
excluyentes de la ilicitud. La culpa. Capacidad. Incapacidades.
El dolo. El error.
Capítulo III. Formas de presentación. Actuación principal y
participación. Conceptos judiciales.
ADICIONES:
Código penal (Proyecto). Libro primero –Crímenes y simples
delitos. Libro segundo– Faltas.
2. Nociones Generales de Derecho Penal147, tomo II. Este cuerpo
comprende:
La reforma penal es problema científico jurídico y político.
Objeto de las ciencias penales.
Contorno del Derecho Penal.
El Derecho en relación con las garantías individuales.
Concepto de la justicia.
Derecho Penal preventivo.
Escuela clásica y escuela positiva.
Doctrina de la defensa social.
El “Estado peligroso” y la teoría de la “Temibilidad”.
Política criminal.
La libertad humana como punto de partida.
Concepto del delito en el campo científico.
Concepto de la responsabilidad.
No hay crimen ni pena sin ley.
Rumbo de la investigación judicial.

147
Editorial Nascimiento, Santiago de Chile, t. II, 1937.
183

Aplicación de la pena.
Sistema de sentencia indeterminada.
Medidas de seguridad.
Técnica legislativa.
Requisitos para ser Juez.
Utilidad del conocimiento de la doctrina.
Los códigos modernos: Código penal del Perú, Código Penal de
la Rusia Soviética. Código Penal de Méjico. Código Penal de
Italia. Código Penal de la República Española. Código Penal del
Uruguay.
Concepto de la política.
Trascendencia política de la reforma penal.
Deber de los partidos.

3. Curso Breve de Derecho Penal (común y militar), Imprenta


Carabineros de Chile, Santiago de Chile, 1947.

Trabajó seriamente otras cuestiones jurídico–penales, dignas todas de


aprecio y consideración. Se recuerdan las siguientes:

1. Problemas de la Reforma Penal, en Revista de Ciencias Penales,


t. I, Santiago de Chile, 1935, p. 13.
2. Preparación del Juez del Crimen, en Revista de Ciencias
Penales, t. V, Santiago de Chile, 1941, p. 481.
3. Voluntariedad y otras cuestiones, en Revista de Ciencias
Penales, t. V, Santiago de Chile, 1941, p. 372.
4. Dos ensayos en técnica jurídico–penal, en Revista de Ciencias
Penales, t. VI, Santiago de Chile, 1942, pp. 155–160.
5. La falsificación de instrumento privado, en Revista de Ciencias
Penales, t. VII, Santiago de Chile, 1944, pp. 207–214.
6. Opiniones sobre la libertad condicional de los penados, en
Revista de Ciencias Penales, t. VIII, Santiago de Chile, 1945,
pp. 21–24.
7. El perjuicio de la falsedad de documentos, en Revista de
Derecho Penal, Buenos Aires, Año I, 1945, p. 329.
184

8. Provocación, agresión y defensa, en Revista de Ciencias


Penales, t. IX, Santiago de Chile, 1946, pp. 126–128.
185

GUSTAVO LABATUT GLENA

No podemos silenciar a GUSTAVO LABATUT GLENA quien


fuera distinguido cultor del Derecho Penal y uno de sus máximos
representantes. Nació en Santiago de Chile el 14 de junio de 1896 y
falleció el 18 de junio de 1963, a los 67 años de edad.

Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de


Chile con la tesis “Estudio sobre la Sociedad de las Naciones”
(1920). A partir de 1929 –lo que importa ponderar–, profesó la
cátedra de Derecho Penal por más de treinta años. En 1935 entra a
dirigir el Seminario de Derecho Penal y Medicina Forense,
honrándolos con su ejemplo en los claustros universitarios. En la
Escuela de Derecho de Valparaíso dictó clases de la ciencia penal
entre 1929 y 1931. Ya residenciado en Santiago –con moldes y
enseñanzas modernas de aquí y allá–, se encarga de la misma clase en
186

la Universidad de Chile (1932). Profesor de Derecho Penal del


Instituto Superior de Carabineros.

Es harto conocido que con PEDRO SILVA FERNÁNDEZ –


Ministro de la Corte de Apelación de Santiago–, de propio puño,
redactaron en 1937 el Proyecto de Código Penal para la República de
Chile (Decreto Supremo No. 2629 de 11 de junio de 1937 del
Ministerio de Justicia).

Sobre este proyecto escribió D. MANUEL DE RIVACOBA Y


RIVACOBA148:

“Hacia el fin de la década siguiente aparece un nuevo


Proyecto, el Proyecto de Labatut y Silva. En virtud de la
misión que les fue conferida por Decreto número 2.696, del
Ministerio de Justicia, del 11 de junio de 193 7, don
Gustavo Labatut Glena, profesor de Derecho penal en la
Escuela de Derecho de la Universidad de Chile en
Santiago, y don Pedro Silva Fernández, Ministro de la
Corte de Apelaciones también de la Capital, prepararon un
Proyecto (126), que elevaron al Ministro del ramo con nota
de fecha 11 de mayo de 1938, firmada por ellos y por el
Secretario de la Comisión, don Ernesto Salgado. Fuera de
tal nota, que es muy poco expresiva, el Proyecto carece de
Exposición de motivos, de Mensaje al Congreso o de
cualquier otro documento de parecida índole. Consta de los
clásicos tres libros, rubricados, por su orden, Disposiciones
generales, De los delitos y De las faltas y contravenciones,
que abarcan, respectivamente, 100 artículos, del 101 al 396
y del 397 al 403, más un Título final, dividido en tres
párrafos y en artículos con numeración distinta, en los que
se regula el comienzo de la vigencia del proyectado cuerpo
legal, la derogación de una serie de leyes anteriores y la
correlación entre las disposiciones de éstas y las del que se

148
Evolución histórica del Derecho Penal Chileno, Editorial Edeval, Valparaíso, 1991, PP.
90–94.
187

pensaba que sería nuevo Código penal. El libro primero se


divido en siete títulos, a saber: La ley penal y su extensión:
Hechos punibles y casos de excepción: Personas
responsables: Causales que eximen de responsabilidad
penal, la atenúan o la agravan; Sanciones penales:
Extinción de la responsabilidad penal, y Personas jurídicas.
El segundo, en quince, que son: Delitos contra la vida, la
integridad corporal y la salud; Delitos contra el honor y la
tranquilidad individual; Delitos contra la libertad y otros
derechos garantizados por la Constitución, cometidos por
particulares; Delitos contra cl orden de las familias;
Delitos contra las buenas costumbres; Delitos contra la
propiedad; Delitos que entrañan peligro colectivo: Delitos
cometidos por empleados públicos en el desempeño de sus
cargos y violación de los deberes profesionales; Delitos
contra la administración de justicia; Delitos contra los
intereses sociales, la industria y cl comercio; Delitos contra
la fe pública: Delitos contra la autoridad pública; Delitos
contra el orden, y la tranquilidad públicos; Delitos contra
la personalidad interna del Estado, y Delitos contra la
personalidad externa del Estado. Y el tercero, en seis, o sea:
Disposiciones generales; Faltas y contravenciones relativas
a las personas; Faltas y contravenciones relativas a la
moral y a las buenas costumbres; Faltas y contravenciones
relativas a la propiedad; Faltas y contravenciones relativas
al orden, seguridad y tranquilidad públicos, y Faltas y
contravenciones relativas a la salubridad pública.

“La Comisión redactora -dice en la nota de remisión


mencionada (127)-, aun a riesgo de suscitar las críticas de
los prosélitos de distintas escuelas penales, ha aplicado un
criterio mixto o ecléctico, y ha elaborado un texto que está
en consonancia con los principios generalmente admitidos
por la doctrina y la legislación penal modernas hasta los
extremos que han parecido compatibles con la idiosincrasia
nacional, con las posibilidades de nuestro país en el orden
financiero y administrativo, con los deficientes medios de
188

investigación de que disponen nuestros jueces, con la


escasa especialización de éstos en materia penal, etc.”. Y a
continuación razona que, por estas características y
factores, no era adaptable entonces a Chile un Código “en
el que se hubieran vaciado las teorías y las tendencias más
avanzadas del Derecho penal moderno”, además de que un
Proyecto de esa índole no hubiera hallado ambiente
favorable en los Cuerpos legislativos, como tampoco lo
hubiera encontrado uno que se contentase con “introducir
formas secundarias o modificaciones parciales al Código
de 1874”

El Gobierno de Chile lo encargó –junto con otros destacados juristas


de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de
Chile–, de la edición de los Códigos de la República, los cuales fueron
encargados a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de ese
centro de estudios.

Con criterio didáctico divulgó un Manual de Derecho Penal en 1951.


Más tarde imprimió –enriqueciendo con su ciencia lo ya escrito–, su
“Derecho Penal”149 en dos volúmenes, texto de incuestionable valor
por sus aportes y discernimientos amén de su unidad constructiva en
los estudios penales de la época.

El Tomo I contiene los siguientes capítulos:

Generalidades: Introducción (Capítulo I); La criminología (Capítulo


II); Evolución histórica del derecho penal (Capítulo III); Las escuelas
penales (Capítulo IV); Fundamento del derecho penal (Capítulo V);
Segunda parte: La Ley penal. Fuentes del derecho penal (Capítulo I);
Ignorancia de la ley penal (Capítulo II); Interpretación de la ley penal
(Capítulo III); Aplicación de la ley penal. A) En relación con el
tiempo (Capítulo IV); Aplicación de la ley penal. B) En relación con
las personas (Capítulo V); Aplicación de la ley penal. C) En relación

149
Derecho Penal, Tomo I (1976), 7ª edición, Editorial Jurídica de Chile. Derecho Penal,
Tomo II (1977), 6ª edición, Editorial Jurídica de Chile. Abogado.
189

con el espacio (Capítulo VI); La extradición (Capítulo VII); Tercera


parte: El delito y el delincuente. El delito y sus elementos (Capítulo I);
La culpabilidad (Capítulo II); Los sujetos y el objeto del delito
(Capítulo III); Clasificaciones de los delitos (Capítulo IV); Concurso o
cumulo de delitos (Capítulo V); Proceso de desarrollo del delito
(Capítulo VI); Causas que excluyen la responsabilidad criminal.
Causales excluyentes de la acción (Capítulo VII); Causales de
inculpabilidad (Capítulo VIII); Causales de justificación (Capítulo
IX); Circunstancias modificatorias de la responsabilidad criminal
circunstancias atenuantes (Capítulo X); Circunstancias agravantes
(Capítulo XI); La reincidencia (Capítulo XII); Circunstancias que
atenúan o agravan la responsabilidad criminal. Según la naturaleza y
accidentes del delito (Capítulo XIII); La participación criminal
(Capítulo XIV); Cuarta parte: La reacción social. Ideas generales
acerca de las penas y las medidas de seguridad (Capítulo I); Las penas
en el código penal (Capítulo II); Determinación de la pena (Capítulo
III); Aplicación de las penas en el código penal (Capítulo IV); Los
estados antisociales y las medidas de seguridad en la legislación
chilena (Capítulo V); Resarcimiento de los datos provenientes del
delito (Capítulo VI); Causas de extinción de la responsabilidad
criminal (Capítulo II); Los sistemas penitenciarios y la libertad
condicional de los penados (Capítulo VII); Los sistemas
penitenciarios y la libertad condicional de los penados (Capítulo VIII);
El reemplazo de las penas cortas de prisión (Capítulo IX).

Tomo II:

Los delitos en particular: Introducción (Capítulo I); Delitos contra la


seguridad exterior y soberanía del Estado (Capítulo II), Delitos contra
la seguridad interior del Estado (Capítulo III); Delitos que afectan los
derechos garantidos por la Constitución (Capítulo IV); Delitos contra
la fe pública, falsificaciones, falso testimonio y perjurio (Capítulo V);
Delitos cometidos por empleados públicos en el desempeño de sus
cargos (Capítulo VI); Delitos contra el orden y la seguridad públicos
cometidos por particulares (Capítulo VII); Delitos contra el orden de
las familias y la moralidad pública (Capítulo VIII); Delito contra la
vida, la integridad corporal y la salud (Capítulo IX); Delitos contra el
190

honor (Capítulo X); Delitos contra la propiedad (Capítulo XI);


Cuasidelitos (Capítulo XII); Las faltas (Capítulo XIII).

Entre otras de sus publicaciones se encuentran:

 Las penas privativas de la libertad (Criminalia, julio de 1942, Nro.


11).
 Las penas privativas de la libertad de corta duración (Criminalia,
agosto de 1942, Nro. 12).
191

RAIMUNDO DEL RÍO CASTILLO

Este agudo y brillante intelectual –con postrer vocación penalista–,


nació en Santiago de Chile, un 4 de septiembre de 1884 y falleció en
la misma ciudad un 19 de marzo de 1965, a los 81 años.

Adelantó sus primeros estudios y parte de los secundarios en un


colegio de Santiago dirigido por padres franceses, y los terminó en el
Instituto Nacional regentado por otra comunidad religiosa de la misma
nacionalidad.

Durante 38 años –con rigorosa disciplina y plena ascensión


intelectual–, enseña las instituciones del Derecho Penal, comenzando
su labor en 1918, y un año más tarde, se encarga de la Cátedra de
Medicina Legal. También sus lecciones llegan al Instituto Superior de
192

Carabineros, en 1940. Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y


Sociales de la Universidad de Chile en distintos periodos (1946, 1952,
1955 y 1956).

RAIMUNDO DEL RÍO fue un autor prolífico y consagrado. Se


destacan su Derecho Penal, en tres tomos150, Elementos de Derecho
Penal151. Explicaciones de Derecho Penal, Generalidades152, en dos
volúmenes, y su Manual de Derecho Penal153, textos con evidente
influjo en las instituciones jurídico-penales de su patria.

El libro “Derecho Penal”, está compuesto por los siguientes


capítulos:
Tomo I:
Primera Parte: El derecho penal en general; Segunda Parte: Del
derecho penal en sus relaciones con las demás ciencias.
Generalidades (Capítulo I); Relaciones del derecho penal con las
religiones (Capítulo II); Relaciones del derecho penal con la
moral (Capítulo III); Relaciones del derecho penal con la política
(Capítulo IV); Relaciones del derecho penal con las ciencias
jurídicas (Capítulo V); Relaciones del derecho penal con las
ciencias económicas (Capítulo VI); Relaciones del derecho penal
con las ciencias matemáticas, físicas, químicas y biológicas
(Capítulo VII); Relaciones del derecho penal con la psicología
especialmente considerada (Capítulo VIII); Los procesos
conscientes (Capítulo IX); Los antecedentes del Inconsciente
(Capítulo X); El Inconsciente propiamente dicho y su exploración
(Capítulo XI); La influencia de las secreciones endocrinas en la
psicología individual (Capítulo XII); Otros elementos de reacción
psíquica (Capítulo XIII); La Psicología moderna y los tres
términos del problema penal, delito, delincuente y reacción
(Capítulo XIV); Tercera Parte: Del derecho penal en el tiempo.
Las prácticas, las doctrinas y las legislaciones (Capítulo I); Las

150
Editorial Nascimiento, Santiago de Chile, 1935.
151
Editorial Nascimiento, Santiago de Chile, 1939.
152
Editorial Nascimiento, Santiago de Chile, 1946.
153
Editorial Nascimiento, Santiago de Chile, 1947.
193

prácticas penales (Capítulo II); Las doctrinas (Capítulo III); Las


tendencias clásicas
(Capítulo IV); La escuela positiva (Capítulo V); Los postulados de
la escuela positiva (Capítulo VI); Otras escuelas (Capítulo VII);
Algunas instituciones penales modernas (Capítulo VIII); Las
legislaciones (Capítulo IX); Los códigos modernos (Capítulo X);
Historia de la legislación penal chilena (Capítulo XII).

Tomo II:

Cuarta Parte: De la legislación penal chilena. Consideraciones


sobre la ley penal en general (Capítulo I); División de las materias
comprendidas en el Código penal (Capítulo II); El delito (Capítulo
III); El cuasidelito (Capítulo IV); División de los delitos y
cuasidelitos (Capítulo V); Aplicación de la ley penal con relación
a las personas y al territorio (Capítulo VI); Generalidad del delito
(Capítulo VII); Las circunstancias que eximen de responsabilidad
criminal (Capítulo VIII); Las circunstancias que atenúan la
responsabilidad criminal (Capítulo IX); De las circunstancias que
agravan la responsabilidad criminal (Capítulo X); De las
circunstancias que atenúan o agravan la responsabilidad criminal
según la naturaleza y accidentes del delito (Capítulo XI); De las
personas responsables de los delitos (Capítulo XII); Las penas
(Capítulo XIII); Las penas (continuación) (Capítulo XIV);
Clasificación de las penas (Capítulo XV); Naturaleza y efectos de
las penas (Capítulo XVI); Aplicación de las penas (Capítulo
XVII); Concurso de delitos (Capítulo XVIII); Resarcimiento de
los daños causados por el delito (Capítulo XIX); La extinción de la
responsabilidad criminal (Capítulo XX).

Tomo III:

Primer grupo: Delitos de quebrantamiento de condenas; Segundo


Grupo: Delitos contra la seguridad exterior y soberanía del Estado;
Tercer grupo: Delitos contra la seguridad interior del Estado;
Cuarto grupo: Delitos contra los derechos garantidos por la
constitución; Quinto grupo: Delitos contra la fe pública; Sexto
194

grupo: Delitos cometidos por empleados públicos en el desempeño


de sus cargos; Séptimo grupo: Delitos contra el orden y la
seguridad públicos, cometidos por particulares; Octavo grupo:
Delitos contra el orden de las familias y contra la moralidad
pública; Noveno grupo: Delitos contra las personas; Décimo
grupo: Delitos contra la propiedad; Undécimo grupo: Cuasidelitos
y faltas; Duodécimo grupo: Delitos diversos contemplados en
otras leyes que el código penal.

La obra Explicaciones de Derecho Penal, está formada por estos


capítulos:

Tomo I:

Denominaciones (Título Primero); Definiciones (Título Segundo);


Naturaleza del derecho penal (Título tercero): Planteamiento de la
cuestión (Capítulo I); El derecho penal es una ciencia jurídica
(Capítulo II); El derecho penal es una ciencia social (Capítulo III);
El derecho penal es una ciencia jurídica (Capítulo IV); El derecho
penal se caracteriza por la protección que presta a determinados
intereses o bienes (Capítulo V); El derecho penal se caracteriza por
la forma especial en que protege determinados intereses o bienes
(Capítulo VI); Objeto del derecho penal (Título Cuarto): Objeto del
derecho penal (Capítulo I); La Ley penal (Capítulo II); El delito
(Capítulo III); El delincuente (Capítulo IV); La reacción social
(Capítulo V).

Tomo II:

Fines del derecho penal (Título I): Fundamentos, fines y medios


(Capítulo I); La expiación (Capítulo II); La retribución (Capítulo
III); El pacto o contrato social (Capítulo IV); Las teorías utilitarias
(Capítulo V); Las teorías mixtas (Capítulo VI); Conclusión
(Capítulo VII); Límites del derecho penal (Título Segundo):
Algunas ideas generales (Capítulo I); Derecho penal y ley penal
(Capítulo II); El derecho penal y las ciencias auxiliares (Capítulo
195

III); Las enciclopedias penales (Capítulo IV); El derecho penal


considerado como la ciencia que estudia el delito, el delincuente y
la reacción social en sus diversos aspectos (Capítulo V).

En el año 1935 asume el cargo de Presidente del Instituto de Ciencias


Penales. Tres años más tarde (1938) ocupa la Vicepresidencia de la
Comisión Chilena al Congreso de Criminología de Buenos Aires. En
1941 se le nombra Presidente de la Comisión Chilena del Congreso de
Criminología.

Con el auge del derecho y a tono con la investigación científica dirigió


–en su condición de cimero y reconocido jurisconsulto–, la Editorial
Jurídica de Chile, que tanta falta nos hace.

Se dijo en su momento154 que:

“El derecho no fue su primera experiencia universitaria. Sus


estudios superiores comenzaron en la Universidad de Chile,
en la carrera de Ingeniería Civil. Mas una vez dentro,
descubre su vocación verdadera e ingresa a la facultad
ciencias jurídicas y sociales de la misma institución. Hecho
relevante en esta etapa es su memoria de prueba con la que
no solo obtiene el grado de licenciado en leyes y ciencias
políticas - año 1916 - sino además el premio Gormaz.
Juramentó como abogado un 25 de abril de 1916, ante la
excelentísima Corte suprema.

Una vez profesional, destacan entre sus principales


ocupaciones la práctica de la abogacía y la docencia,
carrera iniciada en su propia casa de estudios, comenzando
en 1918 la tarea de enseñar Derecho Penal, y un año más
tarde, medicina legal. Durante 38 años. En 1925 incursiona

154
Central de apuntes, pagina web: wikibello.wiki/Del_Río_Castillo,_Raimundo.
Consultada en abril de 2016.
196

en la psicología, como docente en la escuela de servicio


social.

Don Raimundo del Rio también participo en el poder


ejecutivo. Durante aproximadamente 4 meses - junio a
octubre - del año 1941 fue ministro de educación pública, en
el gobierno de don Pedro Aguirre Cerda. También fue
nombrado abogado integrante de la excelentísima Corte
Suprema de Chile, entre los años 1944 y 1945”.

Apartando lo mejor de otros escritos, pongamos a la vista los


siguientes libros, copiosamente jurídicos:

 Derecho Penal, año 1915, Imprenta Universitaria, Santiago de


Chile.
 El problema penal -memoria-, 1916, imprenta universitaria,
Santiago de Chile.
 Derecho Internacional Santiago, Imp. Universitaria, 1916.
 Derecho penal, tomo I: la teoría y la historia, tomo II:
legislación penal -parte general y tomo III: legislación penal-
delitos especiales, todos en el año 1935, editorial Nascimento,
Santiago de Chile.
 Explicaciones de Derecho Penal, tomos I y II, ambos en el año
1945, también bajo la editorial Nascimento, Santiago de Chile.
 Fundamentos legales del estado docente en Chile. Ed.
Universitaria, Santiago, 1954.
197

LUIS COUSIÑO MC IVER

También sobresalió en el estudio de la ciencia de los delitos y las


penas LUIS COUSIÑO MAC-IVER, destacadísimo penalista de
ambicioso temple intelectual. Nació en Valparaíso el 8 de septiembre
de 1903 en Santiago y dejó de existir el 10 de mayo de 1995 a los de
91 años de edad.

Adelantó sus primeros estudios en el Instituto Nacional desde el año


1913 hasta el año 1919, obteniendo el título de Bachiller en enero de
1920. En 1923 alcanzó el grado de Bachiller en Leyes presentando un
trabajo intitulado “Corpus et animus”. Ingresó ese mismo año a la
198

Escuela de Derecho de la Universidad de Chile donde estudió hasta


1925. El 5 de agosto de 1926 alcanzó el título de Licenciado,
presentando un sesudo estudio acerca de “La condición Suspensiva”.

Profesó inicialmente la cátedra de Medicina Legal en la Facultad de


Derecho (se le designó agregado de esta materia el 5 de abril de 1939
y tiempo después se le nombró profesor extraordinario de Medicina
Legal, el 14 de julio de 1940). Posteriormente se dedicó, con ingenio
despejado, a la investigación de los asuntos dogmáticos. Profesor
Emérito de la Universidad de Chile.

Su máximo libro, Derecho Penal Chileno,155 escrito en tres


volúmenes, tuvo ecos muy amplios y justos en el ámbito penal de su
patria donde no faltaron elevadas voces de encomio y, en su caso, de
platónicas satisfacciones intelectuales. Percibo que esta producción
científica –con sus afanes de cultura dogmática–, es de lo mejor que
en su momento produjo el país hermano. El centro de la ciencia penal
es de él, por derecho propio. La obra está formada por los siguientes
departimientos:

Tomo I.

El derecho penal (Parte Primera): Concepto y definición (Capítulo


primero); Las ciencias penales (Capítulo segundo); Evolución
histórica (Capítulo tercero); Teoría de la ley penal (Parte Segunda):
Fuentes del derecho penal (Capítulo primero); Interpretación de la
ley penal (Capítulo segundo); Aplicación temporal de la ley penal
(Capítulo tercero); aplicación igualitaria de la ley penal (Capítulo
cuarto); Aplicación espacial de la ley penal (Capítulo quinto);
Teoría del delito (Parte tercera): Concepción y clasificación del
delito –sección primera–: Concepto del delito (Capítulo primero);
los sujetos y el objeto del delito (Capítulo segundo); Clasificación
de los delitos (Capítulo tercero); Teoría del hecho –sección
segunda–: La actuación y su efecto (Capítulo cuarto); La relación
de causalidad (Capítulo quinto); La tipicidad del hecho –sección

155
Editorial Jurídica de Chile, 1975–1992.
199

tercera–: Concepto de la tipicidad (Capítulo sexto); La teoría de la


acción (Capítulo séptimo); Clasificación y contenido de los tipos
(Capítulo octavo); El dolo (Capítulo noveno); La culpa (Capítulo
décimo); La calificación por el resultado (Capítulo undécimo).

Tomo II:

Sección cuarta: La antijuridicidad. Panorama general de la


antijuridicidad (Capítulo XII); Concepto actual de la antijuridicidad
(Capítulo XIII); La antijuridicidad como predicado de la tipicidad
(Capítulo XIV); La exclusión de la antijuridicidad (Capítulo XV);
La legítima defensa (Capítulo XVI); El estado de necesidad
(Capítulo XVII); El ejercicio de deberes y derechos (Capítulo
XVIII); La justificación supralegal (Capítulo XIX).

Tomo III:

Sección quinta: Concepto de la culpabilidad (Capítulo XX); La


imputabilidad y su ausencia (Capítulo XXI); El conocimiento de la
prohibición (Capítulo XXII); La exigibilidad (Capítulo XXIII).

Colaboró muy activamente –al igual que un árbol fértil y feraz–, en la


Revista de Ciencias Penales de Chile, su casa propia. Para recordar
sus trabajos acerca de la delincuencia juvenil (No. 2, t. XIX, mayo–
diciembre de 1960) y La Evocación de D. Daniel Schweiz (Revista de
Ciencias Penales de Chile, t. XXXVII, vol. II, 1978–1981, pp. 197–
200). Intervino acuciosamente en un debate –harto harto comentado–,
alrededor de los alcances críticos del delito de giro irregular de
cheque. En él participaron los profesores HUGO RIVERA
VILLALOBOS, MANUEL GUZMÁN, ÁLVARO PUELMA,
GILBERTO RUDOLPH, CARLOS QÛNSEM MÛLLER,
CAMPOS QUIROGA, SERGIO YAÑEZ, PAUL WARNIER.

Entre otros cargos y títulos honoríficos que ocupó, podemos señalar:


200

a) Director (Presidente) del Instituto de Ciencias Penales desde el


año 1941 hasta el año 1953.
b) Abogado integrante de la Corte Suprema de Justicia hasta el
año 1992.
c) Secretario General del 2º Congreso Latinoamericano de
Criminología, realizado en Santiago en enero de 1941. El
presidente lo fue CARLOS VALDOVINOS.
d) Presidente de las Primeras Jornadas de Ciencias Penales
efectuadas en Santiago, en octubre de 1949.
e) Presidente del Seminario sobre Derechos Humanos frente al
Derecho y Procedimientos Penales, organizado por las Naciones
Unidas y celebrado en Santiago, en agosto de 1958.
f) Delegado de Chile al 2º Congreso Mundial sobre Prevención del
Delito, patrocinado por las Naciones Unidas y realizado en
Londres en 1960.
g) Secretario General de la 3° Conferencia de Facultades de
Derecho Latinoamericano, realizado en Santiago en 1963.
h) Integró la Comisión para la Elaboración de un Código Penal
Tipo para Latinoamérica, entre los años 1963 y 1971.

Cuanto a otras cuestiones, se reproduce el siguiente documento156:

En el año de 1927, siendo un recién titulado, de desempeña


como ayudante de la cátedra de derecho civil del profesor
Guillermo Correa Fuenzalida, en la Universidad de Chile.
Fue allí dónde seguramente adquirió su gusto por la
docencia. Posteriormente, es llamado por el Supremo
Gobierno en 1928 para integrar la comisión que preparó el
anteproyecto para la reforma de la Ley de Región Civil, por
estar en esa época estrechamente vinculado al estudio del
derecho común. Después de aquello, se desempeña como
abogado auxiliar del Consejo de Defensa Fiscal en febrero

156
Cristian Opazo, Luis Cousiño Mc Iver: Vida, obra e influencia en el derecho penal
actual, Talca (Chile), 2006.
201

de 1929 y, posteriormente, Abogado Primero del Ministerio


de la Propiedad Austral hasta julio de 1931 año en que
renunció. No estamos seguros en que momento sucedió, más
en los años subsiguientes, adquirió gusto por la medicina
legal y el Derecho Penal, lo que, sumado a su carrera como
ayudante, lo ayudó a que pudiera posicionarse como
profesor agregado de Medicina Legal el 12 de abril de 1939,
para luego ir escalando poco a poco en la casa de estudios
dónde se formó. De esta forma, el 14 de julio de 1940 fue
designado profesor extraordinario de medicina legal, para
luego convertirse, en octubre del año siguiente, en profesor
titular de la cátedra. También fue miembro de la comisión
que preparó el Proyecto para la represión de los delitos de
incendio, designado por el Supremo Gobierno en 1943,
mismo año en que comenzó a desempeñarse como profesor
de medicina legal del Instituto Superior de Carabineros. En
el año de 1945 fue designado miembro la Comisión para
estudiar y preparar la reforma al Código Penal, el cual se
encuentra hoy abandonado y archivado. También fue
llamado a ser miembro de la comisión que preparó el
Proyecto sobre Estados Antisociales y represión de los
delitos de asalto. Designado por el Supremo Gobierno en
mayo de 1951. Fue nombrado profesor extraordinario de
Derecho Penal "honoris causa" el 8 de octubre de 1954,
siendo luego nombrado en calidad de titular. Desempeñó
como docente hasta el año 1971. Ocupó el puesto de
Secretario de la Facultad de Ciencias jurídicas y Sociales
desde el 19 de enero de 1955 siendo reelegido hasta el año
1971, año en el cual se acogió a jubilación, tanto de este
cargo como del de profesor de Derecho Penal,
reconociéndosele la labor desempeñada por largos años. Así,
en Oficio Nº 288 de 20 de agosto de 1971, se expresa: “A
contar del 1 º de julio y por oficio 178 dirigido al Rector de
la Universidad, se da curso a la renuncia presentada por el
profesor señor Luis Cousiño Mac-Iver a su cargo de
Secretario de la Facultad, el cual ha desempeñado por
largos años. Conjuntamente con la anterior renuncia, dimitió
202

en este mismo acto a su cargo de profesor de Derecho Penal


y como Director interino del Seminario de Derecho Penal y
Medicina Legal (…).

Miembro correspondiente de la Academia Mejicana de Ciencias


Penales, a la cual ingresó previo trabajo de incorporación titulado “La
Falsificación de Instrumento Privado” (1944), Miembro
correspondiente del Instituto de Criminología de Cuba, Miembro de la
Societé de Legislation Compará; Socio de L'Association
Internationale de Droit Penal.
203

MANUEL DE RIVACOBA Y RIVACOBA

Nació en Madrid el 9 de septiembre de 1925 y falleció en Santiago de


Chile el 30 de diciembre de 2000, a los 75 años de edad.

La Universidad de Madrid le confirió los grados de Licenciado en


Derecho y Filosofía, y después, el doctorado en Jurisprudencia.

El oprobioso régimen franquista lo condenó por el delito–tipo de


rebelión en un amañado y grotesco Consejo de Guerra –que no honró
la justicia–, donde se violaron, hay que decirlo, todos los derechos y
garantías legales y constitucionales del Estado de Derecho. También
los hombres y los juristas de ideas avanzadas –que atezoran en su
espíritu y en su ser, la libertad–, atraviesan en su vida instantes de
crisis.
204

Las graves e inconfesables circunstancias políticas de esos tiempos en


la Península lo condujeron primeramente a la Argentina, y más tarde,
desde 1967 a Chile.

En 1958 se le nombró profesor de Derecho Penal y de Introducción al


Derecho en la Universidad Nacional del Litoral, y años más tarde,
profesor encargado de Ejecución Penal en la Universidad Nacional de
Buenos Aires, Instituto dirigido e inspirado por la probidad y
excelencia científica del maestro universal, D. LUIS JIMÉNEZ DE
ASÚA. Renunció a sus cátedras en 1966 a raíz de la grosera y
antidemocrática intervención del régimen de facto del General JUAN
CARLOS ONGANÍA CARBALLO (29 de junio de 1966 a 8 de
junio de 1970), a las universidades argentinas. Las cosas malas y
brutales se repiten por doquiera. Así ha sucedido siempre

Como consecuencia de nuevas meditaciones se trasladó a Chile donde


desarrolló todos sus conocimientos penales y filosóficos los que
contribuyeron al desarrollo y perfección de aquellas disciplinas.

En 1967 se le designó profesor de la Universidad de Chile, sede de


Valparaíso, la que solo dejó –todos lo sabemos–, a causa de su muerte.

Superados los problemas políticos de España, regresó temporalmente


a su patria y con el justo reconocimiento de sus méritos y fortalezas
que sirvieron al Derecho penal en todas sus formas, se le nombró en
1988 hasta su jubilación, catedrático de la Universidad española de
Córdoba.

Redactó con EUGENIO RAÚL ZAFFARONI –otra grande figura


del penalismo ecuménico, y no puedo nombrar el uno sin el otro–, el
Ante Proyecto del Código Penal y la Ley de Ejecución Penal para el
Ecuador.

A tono con su misión académica, plasmó esmeradas e importantes


aportaciones a la ciencia jurídica, con los fondos admirables de una
pintura clásica, para expresarme así: Lardiazábal, un penalista
205

ilustrado157; División y fuentes del Derecho Positivo158; Krausismo y


Derecho159; La Obediencia Jerárquica en el Derecho Penal160;
Elementos de Criminología161; Función y aplicación de la Pena162;
Las causas de justificación163.

Aportó valiosas contribuciones a libros de homenaje. Veamos:

 Del fundamento a la defensa en la legítima defensa. En el libro


Estudios penales, Homenaje a. P. Julián Perreda, S.J., en su 75
aniversario164.
 Jiménez de Asúa: el hombre. En el libro A la memoria del
Profesor Luis Jiménez de Asúa165.
 La fundación de la Casa de Corrección de San Fernando. En el
libro Estudios jurídicos en homenaje al Profesor Luis Jiménez
de Asúa166.
 Origen y desarrollo del Derecho. En el libro Problemas actuales
de las Ciencias penales y de la Filosofía del Derecho, en
homenaje al Profesor Luis Jiménez de Asúa167.

Respecto a artículos en revistas y diarios, recordemos la siguiente


colección escogídisima de sus diferentes manifestaciones:

 Ante la reforma del Código penal. Colección de cuatro


artículos, publicados en el diario El Litoral, de Santa Fe, los
días 10 de mayo de 1961 y siguientes.

157
Santa Fe, Publicaciones del Departamento de Extensión Universitaria de la Facultad
de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral, 1964.
158
Valparaíso, Edeval, 1968.
159
Santa Fe, Castellví, 1968.
160
Valparaíso, EDEVAL, 1969.
161
Universidad de Valparaíso, 1982.
162
Ediciones Depalma, 1993.
163
Hammurabi, Buenos Aires, 1996.
164
Bilbao, Universidad de Deusto, 1965.
165
Valparaíso, Instituto de Ciencias Penales (Filial de Valparaíso), 1972.
166
Buenos Aires, Abeledo–Perrot, 1964.
167
Buenos Aires, Ediciones Pannedille, 1970.
206

 Aspectos jurídicos del trasplante de órganos humanos. En el


diario La Discusión, de Chillán (Chile), el día 14 de abril de
1968.

 Azaña: la pluma y la palabra. En la revista Occidente, de


Santiago de Chile, año XXVIII, número 237, junio de 1972,
págs. 53-56 y 64. Además, en España Republicana, de Buenos
Aires, año L, número 1.282, noviembre-diciembre de 1972,
págs. 3 y 8.

 Balance del segundo centenario de la obra de Beccaria (1764-


1964). En la Revista jurídica argentina “La Ley”, de Buenos
Aires, suplemento diario del 50 de noviembre de 1967, págs. 1-
3.

 Comentario del decreto-ley 81, de Chile. En la revista Nuevo


Pensamiento Penal, de Buenos Aires, año 3, 1974, págs. 411-
419. Adelantado, con el título El deber jurídico de leerse el
Diario Oficial todos lo: días o un ejemplo de lo que no es
Derecho penal liberal, en la revista Temis, de Corrientes (R.
Argentina), suplemento semanal del 2 de marzo de 1974, págs.
1-4.

 Crimen y poesía en la obra de Antonio Machado. En el Boletín


de la Universidad de Chile, Santiago de Chile, 95-96, agosto-
septiembre de 1969, págs. 33-41.

 Disposiciones penales contenida: en lo: código: de Derecho


privado chilenos. En la revista Doctrina Penal, de Buenos Aires,
año 1, número cero, julio-diciembre de 1977, págs. 113-114.

 El asalto, delito de nuestro tiempo. Colección de dos artículos,


publicados en La Discusión, cit., los días 8 y 9 de agosto de
1968.
207

 El Derecho de ejecución de la: penas y su enseñanza. En la


Revista Penal-Penitenciaria, de Santa Fe, 3-4, 1965, págs. 123-
141.

 El espectro de la pena de muerte y la actualidad jurídica


argentina (1960). En la Revista de Ciencia: Jurídicas y Sociales,
de la Universidad Nacional de Litoral, Santa Fe, año XXIII (3a.
época, 1961, números 107-108, págs. 257-290.

 El nuevo Código penal de Colombia (1980). En Doctrina Penal,


cit., año 4, número 13, enero-marzo de 1981, págs. 85-114.

 El nuevo Código penal de la República de Cuba (1979). En la


misma revista, año 3, número 10, abril-junio de 1980, págs.
357-584.

 El ordenamiento jurídico. En la Revista de Ciencias Sociales, de


Valparaíso, número 6 (“Homenaje a Hans Kelsen”), diciembre
de 1974, págs. 225-253.

 El proceso de Lieja a la luz de la Dogmática penal. En la revista


Política, de Caracas, número 45, enero de 1966, págs. 21-33.
Además, en la revista Universidad, de la Universidad Nacional
del Litoral, Santa Fe, número 65, julio-septiembre de 1965
(aparecido en marzo de 1966), págs. 153-175. Y en
“Criminalia”, Revista mensual, Órgano de la Academia
Mejicana de Ciencias Penales, Méjico, D. F., año XXXIV,
número 2, 29 de febrero de 1968, págs. 69-83.

 El sistema solar, el hombre y la pena. En Cuadernos del Centro


de Estudiantes de Derecho y Ciencias Sociales, de la
Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Castellví, número
3, 1959, págs. 15-28.

 El trasplante de órganos humanos ante el Derecho. En el diario


El Mercurio, de Valparaíso, el día 5 de mayo de 1968.
208

 Elogio y apoyo a los estudiantes españoles. En el diario Las


Noticias de Última Hora, de Santiago de Chile, el día 17 de
diciembre de 1967.

 Esencia y futuro del liberalismo. En la Revista del Instituto de


Derecho público y Ciencias Sociales, de la Universidad
Nacional del Litoral, Rosario, número 10, 29 semestre de 1962,
págs. 5-22.

 Evocación y vigencia de Dorado Montero. En la Revista de


Ciencias Penales, cit., tercera época, tomo XXIX, número 1,
enero-abril de 1970, págs. 15-28.

 Evolución y permanencia del pensamiento de Jiménez de Asúa.


En Doctrina Penal, cit., año 3, número 12, octubre-diciembre de
1980, págs. 783-797.

 Franco o el tirano. Ensayo de teoría política aplicada. En


"Umbral”, Revista mensual de arte, letras y estudios sociales, de
París, número 29, mayo de 1964; págs. 4-6; número 30, junio de
1964, págs. 16-17, y números 31-32, julio y agosto de 1964,
págs. 10-12.

 Generaciones sin maestros. En Las Noticia: de Última Hora,


cit., el día 19 de enero de 1968. Además, en el diario El Heraldo
de Méjico, de Méjico, D. F., el día 13 de febrero de 1968.

 Giner, Azcárate y Costa, en un libro. En Univenidad, cit.,


número 66, octubre-diciembre de 1965, págs. 233-237.

 Influencia historicista en Pellegrino Rossi. En la Revista de


Ciencias Sociales, Cit., número 14 ("Savingy y la Ciencia del
Derecho”), 1er. semestre de 1979, volumen II, págs. 817-835.
Adelantado en las revistas Doctrina Penal, cit., año 2, número 5,
enero-marzo de 1979, págs. 39-55; y Cuadernos de Política
209

Criminal, de, Madrid, número 8, mayo-agosto de 1979, págs.


128-159.

 La concepción jurídica española de la culpabilidad. Ponencia


presentada al Coloquio Internacional del cincuentenario del
Instituto de Criminología y de Ciencias Penales de la
Universidad de Toulouse, celebrado del 22 al 27 de septiembre
de 1975, sobre el tema general La culpabilidad (subtema La
concepción jurídica española de la culpabilidad). En Nueva
Pensamiento Penal, cit., año 4, número 8, octubre-diciembre de
1975, págs. 437-459.

 La V República de Francia. I, II y III. En la Revista de Ciencias


Jurídicas y Sociales, cit., año XXI (3a. época), 1959, número
100, págs. 183-237. Además, en la revista “Foro de Méjico”,
Órgano del Centro de Investigaciones y Trabajos Jurídicos, de
Méjico, D. F., número CI, agosto de 1961, págs. 27 y sigts.

 La V República de Francia. IV y V. En la Revista de Ciencias


Jurídicas y Sociales, cit., año XXII (3a época), 1960, números
103-104, págs. 79-121.

 La racionalidad del ordenamiento como presupuesto de la


Dogmática jurídica en materia penal. En la Revista de Derecho
penal, de Montevideo, número 1 ("Homenaje a la memoria del
profesor Juan B. Caballa”), julio de 1980, págs. 15-25.

 La represión de los delitos relativos a estupefacientes en Chile.


En la revista Doctrina Jurídica, de La Plata, suplemento
semanal del 7 de septiembre de 1973, págs. 129-152. Además,
en la Revista de Ciencias Jurídicas, de Valparaíso, número 4,
diciembre de 1973, págs. 199-206.

 La tutela penal del patrimonio. En Criminalia, cit., año XXXI,


número 7, 31 de julio de 1965, págs. 414-416.
210

 Libros nuevos sobre la vieja “Institución”. En Universidad, cit.,


número 60, abril-junio de 1964, págs. 309-518. Además, con el
título A propósito de un libro sobre La Institución Libre de
Enseñanza, en la revista Cuadernos de Historia de España, de la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de
Buenos Aires, XXXIX-XL, 1964, págs. 370-376, en la Sec.
"Miscelánea".

 Los trasplantes de órgano: humano; ante el Derecho. Escrito


para el libro colectivo en memoria del profesor doctor Raúl
Carrancá y Trujillo, que se proyectó editar en Méjico, a raíz de
su muerte, y publicado en la Revista de Ciencias Penales, cit.,
tercera época, tomo XXVII, número 3, septiembre-diciembre de
1968, págs. 239-250. Además, con algunas ampliaciones no
substanciales, en el Boletín del Instituto de Derecho Penal
Comparado (Suplemento de Doctrina Jurídica, cit., suplemento
semanal del 8 de octubre de 1971), 3, págs. 8-14. Y en la
Revista mexicana de Derecho penal, de Méjico, D. F., cuarta
época, número 20, abril-junio de 1976, págs. 29-43.

 Méjico y Yugoslavia, en la dignidad de la oposición al fascimo.


En Occidente, cit., año XXVIII, número 238, julio de 1972,
págs. 30-32.

 Nacimiento y centenario del Código penal chileno. En El


Mercurio, cit., el día 10 de noviembre de 1974. Recogido en el
volumen Actas de las Jornadas Internacionales de Derecho
Penal, en celebración del centenario del Código penal chileno
(Valparaíso, 7-12 de noviembre de 1974), Valparaíso,
EDEVAL, 1975, págs. 365-371.

 ¿Opositores o herederos? En El Heraldo de Méjico, cit., el día


25 de marzo de 1968.

 Otra España nace. . . (Réplica al ABC de Madrid). En el diario


El Siglo, de Santiago de Chile, el día 19 de noviembre de 1967.
211

Además, en El Heraldo de Méjico, cit., el día 24 de diciembre


de 1967.

 Persistencia y retorno del espíritu de la Restauración en España.


En la revista Acción Republicana, de Madrid, año 1, número 9,
noviembre de 1978, pág. 14, y número 10, diciembre de 1978,
págs. 6-7.

 Procesos contra medicamentos. En El Mercurio, cit., el día 9 de


junio de 1968.

 Reflexiones del mes de enero. En La Discusión, cit., el día 12


de enero de 1969.

 Relaciones del Derecho penal con el Derecho político. En


Doctrina Penal, cit., año 3, número 11, julio-septiembre de
1980, págs. 595-609.

 ¿Una nueva disciplina jurídica?: El pretendido "Derecho de los


menores”. En Universidad, cit., número 51, enero- marzo de
1962, págs. 259-294.

 Viejas remembranzas de Dorado Montero. En la Revista de


Estudios Penitenciarios, de Madrid, año XXVII, número 195
("Homenaje a Dorado Montero"), octubre-diciembre de 1971,
págs. 1.631-1.643. Adelantado en Doctrina Jurídica, cit.,
suplemento semanal del 26 de marzo de 1971, págs. 1-3.

Escribió, con sensibilidad y respeto por los juristas desaparecidos, las


siguientes necrologías:

 José Peco. En Criminalia, cit., año XXXIII, número 2, 28 de


febrero de 1967, págs. 109-110.

 Recuerdo y pervivencia de Jiménez de Asúa. En "República”,


Órgano de Acción Republicana Democrática Española, de
212

París, II época, año III, número 11, enero de 1971, págs. 4-5.
Además, en España Republicana, cit., año XLIX, número 1.278,
octubre de 1971, pág. 6 (continúa y concluye en la 9, con una
nota adicionada que falta en la primera edición). Y, con la
supresión de un párrafo, de acentuado carácter ocasional y
político, en Criminalia, cit., año XXXVIII, número 2, 29 de
febrero de 1972, págs. 65-69.

 Consunción y tránsito de un jurista ejemplar (Francisco Blasco


y Fernández de Moreda, 1906–1947). En la Revista Jurídica
Argentina “La Ley”, cit., suplemento diario del 17 de junio de
1974, págs. 1–6.

 Un procesalista español muerto fuera de España: Santiago


Sentís Melendo. En Doctrina Penal, cit., año 2, número 6, abril–
junio de 1979, págs. 213–215. Adelantada en el Diario 16, de
Madrid, del día 18 de abril de 1979.

Compuso otra admirable obra de muy grata y especial evocación: la


“Nueva Crónica del crimen”168, con sentida dedicatoria a Mariano
Jiménez Huerta y Marino Barbero Santos, “Dos penalistas liberales
de España”. El libro se divide en los siguientes apartados:

Primera parte. De la ocurrencia criminal

I. El proceso de Lieja a la luz de la dogmática penal.


II. Los trasplantes de órganos humanos ante el derecho.
III. El asalto, delito de nuestro tiempo.
IV. Procesos contra medicamentos.

Segunda parte. De crímenes y letras

I. Crimen y poesía en la obra de Antonio Machado.

Tercera parte. De memorias y homenajes

168
Edeval, Valparaíso, 1982, pp. 323 y ss.
213

I. Consunción y tránsito de un jurista ejemplar.


II. Crisis y pervivencia de la tortura.
III. La racionalidad del ordenamiento como presupuesto de la
dogmática en materia penal.

Cuarta parte. De la profesión de abogado

I. De la alevosía y otros elementos cualificativos del asesinato.


II. Culpabilidad penal y delito continuado en el código tributario
chileno.
III. Tipicidad e inconstitucionalidad en la ley antimonopolios chilena.
IV: Problemas penales del cheque sin fondos en Chile.

Mi recuerdo personal

Porque le conocí y le traté, quiero evocar aquí los apuntes que escribí
para el Libro-Homenaje al profesor MANUEL DE RIVACOBA Y
RIVACOBA, el eximio penalista español que tanto hizo en
Latinoamérica, y en especial en Chile por el Derecho Penal:

"Por uno de los tantos azares de la vida, vine a conocer y


mantener una nutrida y fraternal correspondencia que se
prolongó por más de veinte años, con D. MANUEL DE
RIVACOBA Y RIVACOBA, un finísimo hombre de acción
y pensamiento, un penalista universal, con el generoso
sentir del filósofo, cuyo espíritu va derechamente dirigido
en una sola dirección, si así puede decirse: su entrega a las
profesiones de su vocación y sus entusiasmos, la Filosofía y
el Derecho penal. No hay de seguro quien no suscriba estas
reflexiones, preñadas de verdad, fundadas en la afinidad de
los espíritus y fortalecida en el ardor de las convicciones
comunes.

Suele ser la muerte de las personas que admiramos y


queremos, escollo visible para manifestar, por escrito o de
otra forma, nuestro pesar y nuestro duelo, y por eso, las
214

más de las veces guardarnos resignado silencio, con lo cual


queda dicho cuanto era necesario decir. Empero, existen
ocasiones en que el deber nos llama, sin poderlo eludir,
según va ahora. Para cumplir el cometido no es preciso
exaltar su fama de consagrado penalista, dentro o fuera de
su patria, España, ni descubrir el caudal de sus
conocimientos, ni reseñar sus libros y artículos admirables,
ni explicar sus modos orgánicos de sentir y de pensar, y
tantas cosas más, a las que consagró su espíritu de filósofo
y estudioso del Derecho Penal. Aspectos y valores que no
fueron un inútil lujo en su vida, puesto que su universo fue
el de las ideas y los libros. Diciendo cosas y verdades que lo
sean –para quienes lo conocimos y tratamos–, quedarán
bien en claro, los jirones de su trayectoria vital, su carácter
de una sola pieza, y la libertad racional que siempre
preconizó. Necesitaré añadir que jamás hizo traición a sus
convicciones?

Fotografía tomada en la biblioteca de la casa del Profesor Valencia,


en Bogotá, por allá en agosto del año 1999. Aparece D. Manuel, el
autor de este texto y el maestro chileno Jaime Náquira Riveros
215

Y bien:

Admiré siempre su sentido de la tolerancia y respeto por los


demás, según después entendí, pero también su
personalidad, tan curada de prejuicios, su valor ante la
realidad de las cosas, y más que todo y por encima de todo,
su extraordinario equilibrio moral, que constituyó la más
alta expresión del sentido humano de su existencia. En
suma, su vertical y erguida actitud ante la vida sin vanas
presunciones, ni tibiezas contradictorias, ni arrogancia
ninguna. Por algo estuvo en el mundo y dentro de sus
luchas.

Con una jerarquía de primera línea en el conocimiento


penal, RIVACOBA Y RIVACOBA representó una
formidable parábola vital y un momento glorioso de nuestra
disciplina, por su vasta erudición y profunda ciencia. Bien
notorio es todo esto, ya que fueron en verdad muchos sus
aportes, eruditísimos todos ellos, y muy señalados los frutos
de su fecunda actividad científica, caracterizados además,
por el rigor y la dignidad de una auténtica pluma y por el
manejo exquisito de la pureza del lenguaje, dones que no
son dados por Dios a cualquiera. Desde su personalísimo
fondo, y por mirar las cosas de dentro, que bien escribe el
profesor RIVACOBA con todas las condiciones de los
buenos escritores, que esto nadie se lo puede quitar. De
donde no sin razón digo que sus trabajos se miran y
mirarán con respeto y valía, los cuales se habrán de
recordar y repetir muy a menudo por dejar, aquí y allá,
notas valiosas y la sabia madurez de sus juicios. Como no
podía por menos de ocurrir.

Interesante, por todos conceptos, es la lectura de su "Nueva


Crónica del Crimen" (Edeval, Valparaíso, 1981), obra
compuesta bajo la sugestión de otra similar que dio a la
estampa Asúa intitulada "Crónica del Crimen" (Primera
216

Edición, Madrid, 1.929). Con luces verdaderamente nuevas


y con los ideales propios de la ciencia penal contemporánea
se ocupa nuestro autor del examen de "Los transplantes de
órganos humanos ante el Derecho" y del "Asalto como
delito de nuestro tiempo" con los muy elocuentes
comentarios que él les pone. Es de destacar, asimismo, la
presencia de cuatro documentos o dictámenes que le fueron
solicitados por algunos defensores en diversas causas
criminales, estudios donde descuella nítidamente su
profundo saber especialista, con ideas exactas y férrea
argumentación. Son ellos: "De la alevosía y otros elementos
cualificativos del asesinato" (págs. 215 - 251;
"Culpabilidad penal y Delito continuado en el Código
tributario Chileno" (págs. 253 -270); "Tipicidad e
inconstitucionalidad en la ley antimonopolica Chilena"
(págs. 273 - 288); "Problemas penales del cheque sin fondo
en Chile" (págs. 293 -306).

Cuanto a las necrologías - que son cosa de todos los días -,


se destacan, por ser las más sentidas, la escrita a JOSÉ
PECO (Criminalia, número 2, 28 de febrero de 1.967, págs.
109-110); a FRANCISCO BLASCO y FERNÁNDEZ DE
MOREDA, "Consunción y tránsito de un jurista ejemplar"
(Revista Jurídica Argentina, La Ley, suplemento diario del
17 de julio de 1.974, págs. 1-6); y a SANTIAGO SENTÍS
MELENDO, "Un procesalista español muerto fuera de
España" (Doctrina Penal, año 2, número 6, abril - junio de
1.979, págs. 213-215). Contar y no acabar. Un respetable
número de páginas, escritas entre 1.977 y 1.991, se advierte
en Doctrina Penal, revista continuadora de aquella que
fundara en 1.972, D. LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA con el
nombre de Nuevo Pensamiento Penal, con análisis,
observaciones, recensiones y críticas de excelente factura,
escritas con gran pureza y propiedad. Por lo demás, fueron
muchas y muy elocuentes sus contribuciones a Libros de
Homenaje. Que yo recuerde la del Padre JULIÁN
PEREDA en su 75 aniversario, titulada "Del fundamento a
217

la defensa en la legítima defensa" (Bilbao, Universidad del


Deusto, 1965, págs. 249-283); "JIMÉNEZ DE ASÚA, El
hombre", en el libro A la Memoria del Profesor LUIS
JIMÉNEZ DE ASÚA, (Valparaíso, Instituto de Ciencias
Penales, 1.972, págs. 23-34); al mismo sabio profesor
español, "La fundación de la Casa de Corrección de San
Fernando", en el libro Estudios Jurídicos en homenaje al
Profesor LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA, (Buenos Aires,
Abeledo - Perrot, 1.964, págs. 204-218); al mismo Asúa, el
estudio "Origen y desarrollo del Derecho", en el libro,
Problemas actuales de las Ciencias Penales y de la
Filosofía del Derecho, (Buenos Aires, Ediciones Pannedilíe,
1.970, págs. 543-559).

Conste por final, sus artículos en diversas Revistas,


andando, como alguien escribió, en lo de fuera y lo de
dentro, que escribir es una de las cosas espiritualmente más
gratas y bellas de la vida. Contaron con sus largos y
fecundos ensayos, las Revistas Jurídica Argentina La Ley,
Doctrina Penal, Revista Penal Penitenciaria de Santa Fe,
Revista Nacional del Litoral, Revista de Ciencia Sociales de
Valparaíso, Temis de Corrientes, Argentina, y por petición
especial de mi parte nos honró con algunas colaboraciones
en la Revista del Colegio de Abogados Penalistas del Valle
del Cauca que tuve el honor de dirigir en sus primeros
comienzos, y también, en los Diarios El Litoral de Santa Fe,
el Mercurio de Valparaíso, El Heraldo y el Nacional de
Méjico, etc.

Esto poco baste de lo mucho que se pudiera decir acerca de


su producción bibliográfica, De lo otro, lo humano, me
ocupé renglones arriba, diciendo apenas lo esencial. Puesto
lo cual, todos lamentamos la pérdida del eximio penalista y
mejor amigo. Frente a la mudez impasible del misterio final,
enterramos con él un pedazo del corazón y de nuestros
sentimientos y lo acompañaremos por siempre hasta más
allá de la tumba, mientras Dios y enhorabuena -como tengo
218

significado-, nos lleve a su presencia. Que no faltará


mucho, y ya está dicho todo"169.

169
El penalista liberal, Hammurabi, Buenos Aires, José Luis Depalma, Editor, 2.004. Esta
obra fue dirigida por su discípulo José Luis Guzmán Dalbora, distinguido penalista
chileno y consagrado profesor universitario.
219

GERMÁN EDUARDO NOVOA MONREAL

El insigne y universal penalista, insigne de verdad, nació en Tacna,


Chile, el 13 de diciembre de 1916 y murió en Santiago de Chile el 10
de febrero de 2006 a los 90 años de edad. Por su alta nombradía y por
la rica vena de su propio ingenio este jurista y académico fue
catalogado como "uno de los personajes más apasionantes de la
historia reciente de Chile".

Sus estudios de bachillerato los adelantó en el Liceo Alemán de


Santiago. Por allá en 1934 ingresa a la Escuela de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, trasladándose años después
(1938), a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile donde
alcanza el grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales,
graduándose con una memoria descollante de certeras páginas y
220

legítima maestría que tituló "Teoría del Consentimiento de la


Víctima". Se recibe de abogado en 1940.

A la hora del saber, evoquemos lo que otros, con variedad de notas y


presencia escribieron acerca de este grande maestro que nos dejó el
ejemplo del más puro valor hasta en sus más recónditas frustraciones:

“Inició su carrera profesional, siendo todavía estudiante


de derecho, en el Consejo de Defensa del Estado
ingresando en el último grado del escalafón en el año
1937, llegando a ser su presidente entre los años 1970 y
1972. Formó un estudio jurídico, en el cual también se
desempeñó su primo Ricardo Rivadeneira Monreal.

Ampliamente conocida resultó la intervención del jurista


al asumir el patrocinio del gobierno alemán en la solicitud
de extradición pasiva del criminal de guerra nazi Walter
Rauff y que la Corte Suprema revocó aplicando la tesis de
la prescripción, de conformidad a legislación nacional.

Desde 1939 a 1946 se desempeñó como ayudante en la


cátedra de derecho civil en la Facultad de Derecho de la
Universidad de Chile, siendo electo profesor
extraordinario de derecho penal en el año 1956 hasta su
exoneración en el año 1973, decretada por el rector
designado por la junta militar. A la fecha de su muerte no
fue rehabilitado en sus derechos. También fue profesor en
la Facultad de Derecho de la Universidad Católica. Su
libro, Curso de Derecho Penal chileno sigue siendo un
texto de referencia obligada.

Fue asesor jurídico del Presidente Salvador Allende, y uno


de los más importantes gestores y redactor del texto
constitucional de la Nacionalización del Cobre. Presidente
del Instituto de Ciencias Penales de Chile, entre 1959 y
1971.
221

Sala "Eduardo Novoa Monreal", Facultad de Derecho,


Universidad de Chile.
Después del golpe de Estado del 11 de septiembre de
1973, vivió más de 15 años en el exilio, primero en
Venezuela y luego en Argentina, donde mantuvo una
intensa actividad docente, académica e intelectual.
Retornó a Chile en 1987, donde vivió marginado de la
cátedra y la docencia los últimos 19 años de su vida.
Falleció en Santiago, el 10 de febrero de 2006.

En el año 2015, la sala de reuniones de la Facultad de


Derecho de la Universidad de Chile, mediante un Acto de
Homenaje, pasó a denominarse "Eduardo Novoa
Monreal".170

OBRAS

Entre su copiosa producción intelectual se ponen de relieve libros y


monografías dedicados al Derecho penal y a otros temas sociales y
económicos, fruto de los valores y reflexiones de un penalista genuino
y casi, casi genial, a despecho de quienes lo hostigaron y atacaron por
razones partidistas e ideológicas. Los demonios, las persecuciones y
las malas costumbres políticas nunca faltan.

Aquí el inventario de sus publicaciones:

 Elementos del delito, 1952.


 Curso de Derecho Penal chileno, 1960.
 Qué queda del Derecho Natural? (Reflexiones de un jurista
cristiano), 1967.
 El trasplante de corazón, 1969.
 La batalla por el cobre (La nacionalización chilena del cobre),
1972.

170
Cristian Villalonga Torrijo, Revolución y ley: la teoría crítica del derecho en Eduardo
Novoa Monreal. Santiago, Chile: Globo, 2008, p. 28-29.
222

 Nacionalización y recuperación de recursos naturales ante la ley


internacional, 1975.
 El derecho como obstáculo al cambio social, 1975.
 Defensa de las nacionalizaciones ante tribunales extranjeros,
1976.
 Evolución del Derecho Penal en el presente siglo, 1978.
 Universidad latinoamericana y problema social, 1978.
 ¿Vía legal al socialismo?, 1978.
 Derecho a la vida privada y libertad de información. Un
conflicto de derechos, 1979.
 La nacionalización venezolana del petróleo, 1979
 Derecho, política y democracia, 1983.
 El derecho de propiedad privada (concepto, evolución y crítica),
1989.
 Los resquicios legales (un ejercicio de lógica jurídica), 1992.
 Una crítica al derecho internacional. Obras escogidas, 1993.

Su personalidad humana y sus trabajos serán siempre recordados por


haber calado muy hondo y muy profundo en los espíritus
emancipados. Su independencia, ideales de libertad, exportación de
sus escritos jurídicos al mundo del saber penal, y sus concepciones
iusfilosóficas, lo encumbraron con justicia a un sitial eminente y
superior, no obstante los trances duros en algunos años de su vida.
223

JUAN BUSTOS RAMÍREZ

Este penalista penetrante y combativo –de intenso soñar por la


libertad y el derecho–, nació el 8 de diciembre de 1935, en Santiago
de Chile y murió el 7 de agosto de 2008 en la misma ciudad, a los 72
años de vida.

Cursó sus primeras letras en un colegio inglés y de bachillerato en el


Instituto Nacional. Recibió su grado de Abogado en la Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile.
224

De buen lugar vienen las siguientes apreciaciones que retratan –sin


hacer humo ni viceversas–, la grandeza de una vida dedicada al
Derecho Penal171.

“Su profesor en Derecho Penal fue don LUIS COUSIÑO


MAC IVER, durante ese periodo se desempeñó como
ayudante en varias cátedras: Historia del Derecho a cargo
del académico JAIME EYZAGUIRRE, quien lo distinguió
con su amistad y lo apoyó en su perfeccionamiento de
postgrado.

En el año 1960 obtuvo el título de Licenciado en derecho con


una tesis sobre el “Concurso Ideal de Delitos”. A seguida, se
dirigió a España, gracias a una beca del Instituto de Cultura
Hispánica, alcanzando el doctorado en derecho en la
Universidad Complutense de Madrid, bajo la dirección del
catedrático JUAN DEL ROSAL, sobre el tema “Lo objetivo
y subjetivo en la teoría de la acción”. Durante ese periodo
hizo amistad, que se ha mantenido en el tiempo, con
MANUEL COBO DEL ROSAL, quien a la época era
Profesor adjunto de JUAN DEL ROSAL. Al mismo tiempo
asistió como oyente de otros profesores, como GUASP en
derecho procesal, ARANGUREN en ética, BOUSUÑO en
poesía, ANGULO en Arte, etc.

Posteriormente en 1962, mediante una beca de Deutsche


Akademische Austausch Dienst (DAAD), ingresó a la
Universidad de Bonn para estudiar bajo la dirección del
Profesor Hans Welzel, quien a la sazón revolucionaba el
ambiente jurídico penal con su teoría de la acción finalista.
Participó en todos sus seminarios, donde se relacionó con los
Profesores ARMIN KAUFMANN y HILDC KAUFMANN,
los asistentes HIRSCH, SEHÓNE, HORST, ZIELINSKI,
STREUENSEE y con participantes de los seminarios, como

171
Transcribimos la bien lograda exposición del texto preparado por la oficina de
comunicaciones Presidencia Cámara de Diputados de Chile, Año 2008.
225

JAKOBS, HORSTKOTTE. Todos ellos posteriormente han


sido grandes representantes de la teoría final de la acción o
del Derecho Penal en general, o bien, importantes
magistrados, como HORSTKOTTE.

Alcanzado, luego de haber obtenido el grado de doctor en


derecho en la Universidad de Bonn, en 1965, con una tesis
sobre “Delito culposo”, regresó a Chile, incorporándose
como investigador al Seminario de Derecho Penal de la
Universidad de Chile, dirigido por ALVARO BUNSTER y
donde hizo equipo con SERGIO POLITOFF, JAIME
VIVANCO y SERGIO YÁÑEZ. A su vez se integró al
Instituto de Ciencias Penales, cuyo director era EDUARDO
NOVOA MONREAL, quien lo distinguió con su amistad y lo
nombró profesor auxiliar en su cátedra en la Universidad de
Chile. Se incorporó a la Revista de Ciencias Penales, órgano
del Instituto, que dirigía ALFREDO ETCHEBERRY y
donde estuvo junto a FRANCISCO GRISOLIA, secretario
del Instituto”.

Juan Bustos Ramírez


226

Con el profesor SERGIO YÁÑEZ tradujeron de la última


edición del Derecho Penal172 de HANS WELZEL, y junto
con SERGIO POLITOFF y FRANCISCO GRISOLÍA
publicaron la obra “Los delitos contra las Personas. Vida y
salud”, que era el primer tomo de una obra que iba a
comprender toda la Parte Especial, pero que quedó truncada
por el golpe militar del ll de Septiembre de 1973, que
dispersó a sus autores. En Chile ellos tuvieron siempre un
estrecho contacto con LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA, quien
asiduamente venía a dar conferencias y seminarios desde
Argentina, esa relación hizo que el maestro español se
manifestara entusiasmado en redactar el prólogo a la obra
de los tres.

En 1966 arribó a la Universidad de Valparaíso. Dos años


después, asumió como Profesor Titular de derecho penal en
la Universidad de Chile. Se le designó Director del
Departamento de Ciencias Penales y Criminológicas de la
misma Casa de Estudios, que sustituyó al antiguo Seminario
de Derecho Penal.
Por su participación en el Instituto de Ciencias Penales le
cupo la tarea de colaborar con EDUARDO NOVOA
MONREAL, en su iniciativa de un Código Penal Tipo para
Latinoamérica, que se llevó a cabo sobre la base de
reuniones en todas la diferentes capitales latinoamericanas y
que reunió a los mejores exponentes de la ciencia penal de
Latinoamérica, entre otros, LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA,
SEBASTIÁN SOLER, HELENO CLAUDIO FRAGOSO,
ALFONSO REYES, LUIS CARRANCÁ Y TRUJILLO,
LUIS BRAMONT. De modo que ello le permitió una
estrecha relación con todo el desarrollo del Derecho Penal
latinoamericano, que se expresa en su obra posterior “El
Derecho Penal Latinoamericano”.

172
Editorial Jurídica de Chile.
227

Refugiado en Honduras dictó clases de Derecho Penal en la


Universidad Central de Tegucigalpa (1974). Más tarde fue a
Buenos Aires, vinculándose a la Universidad de Buenos
Aires, por las gestiones adelantadas por llevadas a cabo por
ENRIQUE BACIGALUPO, LUIS RAMOS MEJIAS y
DAVID BAIGÚN, y posteriormente en la Universidad de
Belgrano, por invitación del profesor CAMPOS.

Detenido en Buenos Aires en razón de la llamada Operación


Cóndor de las dictaduras del cono sur, permaneció seis
meses en prisión y logró su libertad gracias a las gestiones
del profesor ARMIN KAUFMANN y las autoridades
alemanas. Retornó a Alemania y se le otorgó una beca de la
Fundación Alexander Von Humboldt, dictando clases de
Derecho Penal comparado en la Universidad de Bonn y
posteriormente ocupó un cargo funcionarial en el Instituto de
Criminología de la Universidad de Colonia, que dirigía la
profesora HILDE KAUFMAN, con quien mantuvo hasta la
muerte de ésta una fuerte amistad, que lo llevó a traducirle
vanas de sus obras al castellano.

Gracias a una invitación del profesor Juan Córdoba Roda,


que le prestó Siempre toda su ayuda en España, se incorporó
como profesor adjunto de Derecho Penal contratado a la
Universidad de Barcelona, donde se relacionó con Gonzalo
Quintero, Santiago Mir, Mercedes García Arán, Ester
Giménez Salinas, Carlos González, Angel de Sola, Teresa
Miralles, entre otros.

Tras el Golpe Militar viaja a Argentina donde es detenido en


octubre de 1975, en la llamada “Operación Cóndor” de las
dictaduras del cono sur. Permaneció seis meses en prisión y
logró su libertad gracias a las gestiones del profesor ARMIN
KAUFMAN y a las autoridades alemanas. Retornó a
Alemania donde la Fundación ALEXANDER VON
HUMBOLDT, le otorgó una beca para realizar un
228

doctorado y a su vez dictó clases de derecho penal


comparado en la Universidad de Bonn.

En el año 1978 pasó a ser catedrático contratado de la


Universidad de Lérida, donde tuvo como profesor adjunto
contratado a su antigüo amigo y discípulo chileno HERNÁN
HORMAZÁBAL MALAREE, quien también había llegado
exiliado a España.

En 1982 se instala en España, gracias a una invitación del


académico Juan Córdoba Roda, que le prestó siempre toda
su ayuda y se incorporó como profesor adjunto de derecho
penal en la Universidad autónoma de Barcelona. Se presentó
al concurso de oposición para las cátedras de Cáceres en
Extremadura y La Laguna en las Islas Canarias (Tenerife),
donde también postulaban entre otros POLANCO
NAVARRETE e IGNACIO BERDUGO con el cual hasta
hoy lo une una gran amistad. Obtuvo la cátedra de La
Laguna, pero muy pronto por concurso de traslado volvió
como catedrático a Barcelona a la Universidad Autónoma,
cargo que había dejado SANTIAGO MIR al ocupar una
plaza de la Universidad de Barcelona.

Desde ese momento inició una fructífera actividad académica


y de publicaciones. Fue vicedecano, director del
Departamento de Derecho Público y Ciencia Política,
codirigió junto a ROBERTO BERGALLI un master en
Criminología unido a otras universidades europeas, la de
Saarbrúcken con ALESSANDRO BARATTA, la de
Amsterdam con LOUK HULSMAN, la de Sussex con JOCK
JOUNG, la de Bologna con MASSIMO PAVARINI. Dirigió
la importante revista Poder y Control, que produjo un
cambio en la visión del sistema penal y que le permitió
organizar diferentes eventos académicos a los cuales
concurrieron los más importantes representantes
intelectuales en la materia de Europa (entre otros
229

HASSEMER, FERRAJOLI, BARATTA, SACK,


HULSMAN, ROXIN, ALBRECHT, PAVARINI.

Por otra parte, mediante un contrato con la editorial Ariel,


publicó el Derecho Penal español tanto general como
especial, que ha implicado una revisión profunda desde la
política criminal y la criminología de los temas
fundamentales del Derecho Penal y le ha permitido distinguir
tres teorías diferentes, con principios propios informadores:
la teoría del delito, la teoría del sujeto responsable y la
teoría de la determinación dela pena. Obra que al dejar
España la ha continuado junto a su amigo el catedrático de
la Universidad Autónoma de Gerona, HERNÁN
HORMAZÁBAL.

En 1989 volvió a Chile, ya que sólo entonces fue eliminado


de la lista por la cual la dictadura le impedía su regreso.
Empezó como profesor de Derecho Penal de las
Universidades Diego Portales y Andrés Bello y
posteriormente le fue devuelto su cargo de profesor titular de
la Universidad de Chile. Desarrolló una vasta actividad
académica, de asesoría legislativa, fue abogado integrante
de la Corte de Apelaciones de San Miguel y Diputado de la
República, dedicando su tiempo en especial a la Comisión de
Constitución, Legislación y justicia. En 1995 fue Director
Doctorado en Derecho y Economía Universidad SEK.

Actividad política

Inició sus actividades políticas al integrarse al Partido


Socialista, donde ocupó los cargos de Secretario Político de
la 1ª comuna de Santiago, 1968 a 1969; y de Secretario
Regional Centro, entre 1970 y 1973.

Más adelante, en 1996 fue miembro del Comité Central y de


la Comisión Política; ese mismo año, pasó a ser Secretario
Nacional de Organización.
230

En 1997 fue electo diputado por el Distrito N° 12, comunas


de "Limache, Quilpué, Villa Alemana y Olmué", V Región,
período 1998 a 2002; integró la Comisión Permanente de
Constitución, Legislación y Justicia.

En diciembre de 2001 fue reelegido diputado, en


representación del Partido Socialista, por el mismo Distrito,
período 2002 a 2006; integró la Comisión Permanente de
Constitución, Legislación y Justicia, la que presidió durante
un tiempo; y la de Familia.

Miembro de la Comisión Especial Sobre Seguridad


Ciudadana.

En diciembre de 2005 fue nuevamente reelecto diputado, por


el mismo Distrito Nº 12, V Región, período 2006 a 2010;
continúa integrando la Comisión Permanente de
Constitución, Legislación y Justicia; miembro de la Comisión
Especial de Libertad de Expresión y Medios de
Comunicación.
Asumió la presidencia de la Cámara, en marzo de 2008,
cargo que desempeñó hasta el día de su fallecimiento.

En misión al exterior, ha ido a China, a la Segunda Reunión


de la Comisión de Diálogo Político con la Asamblea Popular
China. Y a Indonesia, a la Asamblea de la Unión
Interparlamentaria.

Miembro del Grupo Interparlamentario Chileno-Alemán,


Chileno-Británico, Chileno-Chino, Chileno-Francés,
Chileno-Sirio; Chileno Argelino; y Chileno-Austríaco.

Entre otras actividades, se ha dedicado a escribir y produce


y ha producido, una gran cantidad de monografías, como
también, artículos en publicaciones periódicas,
especialmente en distintas materias del Derecho Penal; ha
231

publicado y publica, además de Chile, en Argentina,


Colombia y España.

Publicaciones:
 El Delito Culposo. Editorial Jurídica de Chile, Santiago,
1988.
 Derecho penal chileno. Parte especial, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago 1971 (Coautor junto a Grisolía y Politoff).
 Manual de Derecho Penal Español, Parte
General. Editorial Ariel, Barcelona, 1984.
 Derecho Penal Español, Parte Especial. Editorial Ariel,
Barcelona, 1986.
 Lecciones de Derecho Penal, Parte General. Editorial
Trotta, Madrid, 2006. (Coautor junto a Hernán Hormazábal
Malarée).
 Nuevo Sistema de Derecho Penal. Editorial Trotta, Madrid,
2004. (Coautor junto a Hernán Hormazábal Malarée).

La obra Manual de Derecho Penal –y aún perduran sus ecos–, está


compuesta por dos textos: el uno dedicado a la Parte General y el otro
a la Parte Especial.

Cuanto al primero:

Bases y evolución del derecho penal (Primera parte); El delito


(Segunda parte); El sujeto responsable (Tercera parte); Las
circunstancias que modifican la responsabilidad (Cuarta parte); La
pena (Quinta parte).

El segundo exhibe los siguientes caracteres:

Introducción a la Parte Especial (Capítulo I); Primera Parte: Delitos


contra las bases de existencia del sistema. Los delitos contra la vida
(Capítulo II); Los delitos contra la salud individual, las lesiones
(Capítulo III); Los delitos contra la libertad y la seguridad de las
personas (Capítulo IV); Continuación delitos contra la libertad y
seguridad de las personas (Capítulo V); De los delitos contra la
232

posición de los sujetos en sus relaciones sociales: delitos contra el


honor y contra el estado civil (Capítulo VI); Delitos contra la
humanidad (Capítulo VII); Delitos contra el patrimonio (Capítulo
VIII); Continuación de los delitos contra el patrimonio (Capítulo IX);
Delitos sin enriquecimiento contra el patrimonio (Capítulo X);
Segunda parte: Delitos contra el funcionamiento del sistema. Delitos
contra los bienes jurídicos colectivos: Delitos contra bienes jurídicos
relativos a la salud pública (Capítulo XI); Delitos contra los bienes
relativos a la seguridad común o colectiva (Capítulo XII); Delitos
socioeconómicos (Capítulo XIII); Continuación de los delitos
socioeconómicos (Capítulo XIV); Los bienes jurídicos institucionales:
Delitos contra las garantías constitucionales y delitos contra el
ejercicio de los derechos en el ejercicio de ellos (Capítulo XV);
Delitos contra la fe pública (Capítulo XVI); Delitos contra la
administración de justicia (Capítulo XVII); Delitos contra la
administración pública (Capítulo XVII); Los delitos contra bienes
jurídicos de control: Delitos contra la seguridad exterior del Estado
(Capítulo XIX); Delitos contra la seguridad interior del Estado
(Capítulo XX).
233

CUBA

De los primeros cultores de la ciencia penal en la Isla de Cuba es de


mencionar a JOSÉ GONZALES LANUSA, autor de un Proyecto de
Código Penal para su país, con su Programa Razonado de Derecho
Penal, Curso de 1891 a 1892173, impreso que derrama erudición y
conocimientos por doquier. Sobresalieron también –con el más
perfecto vuelo intelectual y consagración pública–, dos grandes
penalistas, cuyos nombres deben pronunciarse con respeto y
admiración: ENRIQUE LAVEDÁN y DIEGO VICENTE TEJERA
Y GARCÍA.

JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ LANUZA

173
La Habana, Imprenta y Papelería La Acacia, 1.891.
234

Vino al mundo en La Habana, Cuba, el 17 de julio de 1865 y murió en


la misma ciudad el 27 de junio de 1917 a los 52 años.

Licenciado en Derecho y Doctor en Derecho Civil. Con un


compromiso serio y auténtico por dar estudios se entregó a la
docencia. Enseñó Derecho Penal en la Facultad de Derecho de la
Universidad de La Habana y llegó a la Decanatura a partir de 1907.

Miembro fundador de la Academia de Historia y Representante a la


Cámara por la provincia de La Habana.

Se afirma que:

“Conspiró en la Revolución de 1895, por lo que sufrió


prisión en La Habana y Ceuta. Indultado dos años
después marchó a Nueva York donde continuó con su
labor independentista174.

Regresó a Cuba en 1898. Resultó delegado a la Asamblea


de Santa Cruz del Sur y comisionado con Calixto García
para tratar con el gobierno de Estados Unidos el
licenciamiento del Ejército Libertador.

Secretario de Instrucción Pública y Justicia del gobierno


interventor norteamericano. Se propuso reorganizar la
enseñanza superior con planes de estudio en las diversas
carreras, que dieron paso a numerosas cátedras de
indiscutible valor como fue, la de Antropología y creó la
Escuela de Ingenieros, Electricistas y Arquitectos175.

174
Multimedia “Inolvidables Maestros del siglo XX en Cuba”, Asociación de Pedagogos
de Cuba, 2005. Consultada el: 17 de septiembre de 2010.
175
http://www.ecured.cu/José_Antonio_González_Lanuza. Consultada el 7 de junio de
2016.
235

Miembro fundador de la Academia de la Historia de


Cuba.

Fué Magistrado suplente de la Audiencia de la


Habana,
 Delegado Revolucionario en esta capital,
 Secretario de la Delegación Cubana en Nueva
York,
 Secretario de Justicia é Instrucción Pública en
época del General Brooke,
 Delegado Oficial al Congreso Pan-Americano de
Rio de Janeiro (1906),
 Primer Presidente que tuvo el Ateneo y Círculo de
la Habana”.176
Sacó a la plaza numerosas obras jurídicas y otros temas afines:

 Tesis para el doctorado (tema: Derecho público de Roma en las


relaciones con sus colonias y demás ciudades sujetas á su
dominación y con las provincias), (Habana, 1886);
 La Ley de Lynch en los Estados Unidos (Habana, 1892);
 Discurso inaugural de las Academias de Derecho, curso de
1902 á 1903 (Habana 1902);
 El Divorcio, discurso (Habana, 1903),
 Discurso de apertura del Curso Académico de 1904 a 1905
(Habana, 1904).

En lo que nos interesa publicó un “Programa razonado de Derecho


Penal” (Habana, 1891), muy del gusto de la época.

176
Leidiedis Góngora Cruz, El pensamiento político-jurídico de José Gónzalez Lanuza,
Revista de Historia, III Taller Dependencia y Revolución, Cuba, No. 1 ~ Año 2014.
236
237

ENRIQUE LAVEDAN 177

“El fallecimiento del Dr. Enrique Lavedán y Navarrete,


acaecido en esta ciudad el día 18 de marzo último, representa
para Cuba la pérdida de uno de sus primeros valores
intelectuales y morales; uno más en la serie de los
prematuramente arrebatados por la muerte "ávida al parecer
de juventud y empeñada en la selección de sus víctimas", como
dijimos en ocasión análoga a la de ahora, al comentar otra de
las dolorosas pérdidas experimentadas en estos últimos años.

Desaparecido casi inesperadamente en plena juventud, cuando


el éxito le sonreía en grado quizás no alcanzado por ningún
otro jurisconsulto cubano a su corta edad de treinta y tres años;
177
Cuba Contemporánea, Revista Mensual, Director: Mario Guiral Moreno, Año XII, t.
XXXIV, Enero a Abril de 1924, p. 380.
238

ex profesor ilustre de nuestra Universidad, en la cual ocupó,


después de haberla obtenido en reñida lid con cinco
coopositores, la cátedra que honró en vida el sapientísimo
González Lanuza, de quien fué discípulo predilecto; abogado de
importantes compañías y entidades nacionales y extranjeras, el
National City Bank of New York y el Havana Clearing House
entre ellas; sportman, distinguido y laureado repetidas veces,
por los triunfos que obtuvo dirigiendo personalmente su yacht
Ellen en regatas marítimas de gran competencia; hombre de
inquebrantable rectitud de principios y de entereza de carácter
a toda prueba, como lo demostró al renunciar su cátedra
universitaria, cinco años después de obtenerla, como señal de
inconformidad con hechos originados en el proceso del grave
conflicto estudiantil surgido durante el pasado año; de
inteligencia extraordinaria, vasta cultura profesional y
moralidad intachable, no es de extrañar que la desaparición de
este intelectual insigne y ciudadano ejemplar haya sido
considerada como una de las grandes pérdidas sufridas por la
juventud cubana en el transcurso de los últimos años:
Castellanos, Sola, Montoro, Barros, Velasco, Lavedán . . . ,
valiosos eslabones de una cadena que la muerte ha ido
desintegrando con lamentable rapidez.

Cuba Contemporánea deplora sinceramente esta nueva


desgracia que aflige a nuestra patria, tan necesitada del
concurso y las actividades de sus mejores hijos, y envía el
testimonio de sentida condolencia a los familiares del extinto”.

Sobre sus merecimientos y servicios a la disciplina penal se escribió


en la Revista Repertorio Judicial178

“Programa de DERECHO PENAL, por EL DR. Enrique Lavedán-


Habana, 1926.

178
Revista Judicial fundada bajo los auspicios del Colegio de Abogados de la Habana,
1927, año III, Núm. 1, pp. 12–13
239

El Dr. José R. Hernández y Figueroa, Profesor auxiliar de


Derecho Penal de la Universidad de la Habana, acaba de
publicar el " Programa de Derecho Penal” que hubo de
presentar el malogrado Dr. Enrique Lavedán cuando concurrió
a las oposiciones a la Cátedra de Derecho Penal, en las que
triunfó en la que después hubo de brillar por sus talentos.

En el prólogo se hace constar que se publica tal cual lo redactó


el doctor Lavedán, que se propuso revisarlo sin hacerlo y que
lo impresión se debe "al propósito, que bien alto coloca su
devoción de dulce compañera, de su viuda, la Sra. María Sierra
de Lavedán, de rendir-y a fe que lo hace de la más excelsa
manera- un homenaje a la memoria, tan querida y venerada,
del que fué, tanto en el alba azul de la adolescencia, como en el
día pleno del matrimonio, su única ilusión, firme y
dominadora.”

Nada podemos decir sobre el Programa que ya no sea


conocido: que es un exponente de la gran cultura jurídica del
inolvidable Lavedán, de memoria grata y de recuerdo
imperecedero.

Mucho agradecemos la atención de que se nos ha hecho objeto


al remitírsenos un ejemplar de dicha obra”.

Muchos años atrás me sentí profundamente conmovido y emocionado


cuando adquirí y examiné el texto de LAVEDÁN, Programa de
Derecho Penal, escrito en 1.917 y publicado en 1926179. Domina en él
una depurada técnica jurista, tanto cuando sistematiza los principios
del Derecho Penal, como cuando señala los defectos de fondo y forma
del derecho positivo de su país. El Programa desarrolla reflexiones y
desenvuelve ideas con gran autonomía conceptual, más allá de las
enseñanzas de los consagrados, o como escribiera el docente JOSÉ

179
Imprenta y Papelería de Rambla, bonza y Ca. P. pio y L. Margall.
240

HERNÁNDEZ FIGUEROA, quien fuera su profesor auxiliar de


Derecho Penal de la Universidad de la Habana:

"Como pueda apreciarse apenas se lea una lección


cualquiera, el programa está exento de esas fórmulas
frías, que esconden el pensamiento del autor, o de esas
interrogaciones sin respuestas que ocultan la ignorancia
más que la duda de quienes las lanza queriendo aparentar
profundidad de ingenio".

Este libro señala el momento de mayor prestigio y autoridad del


maestro. Abiertamente positivista admiró el credo y el evangelio de
esta escuela y combatió eficazmente en su patria los cánones del
clasicismo.

También descollaron JOSÉ AGUSTÍN MARTÍNEZ quien publicó


el Programa de un Curso de Derecho Penal 180, texto de máximo
interés en su momento, y EVELÍO TABÍO, con muy difundidos
escritos de gran aceptación, entre los cuales sobresalen sus artículos y
aportes a la cultura penal de su patria, recogidos en sus Temas de
Derecho Penal, condensados en varios volúmenes 181. Es de recordar
que debió completar la obra de Tejera, a la muerte de éste, labor que
realizó, a rienda cogida, con responsabilidad y brillo.

180
Imprenta El Siglo XX, La Habana, 1917.
181
Jesús Montero, Editor, La Habana, escrita desde 1944 hasta años después.
241

DIEGO VICENTE TEJERA Y GARCÍA

Fue DIEGO VICENTE TEJERA Y GARCÍA un eximio jurista,


poseedor de la más severa y sólida reputación intelectual con
conocimientos profundos sobre la doctrina penal, los cuales se
plasmaron en sus numerosos libros y monografías.

El muy Grande y Respetado Hermano y muy digno Maestro Masón –


como lo recuerda su fraternal amigo HORACIO QUIROS
MACÍAS–, nació el 22 de agosto de 1885 en la ciudad de Nueva
York y falleció en La Habana la noche del 13 de octubre de 1945 a los
sesenta años, con la pluma en la mano, según se dijo, entregado a
componer, con timbres de prestancia y excelencia, sus Comentarios al
242

Código de Defensa Social182. Sin discusión, su obra más acabada y


madura.

Cursó sus primeros estudios en Puerto Rico, recibiéndose de bachiller


en el año de 1904. En 1908 alcanzó el título de Doctor en Leyes.

Hemos leído, a la segura, que recién se graduó de abogado, inició el


ejercicio de su profesión como pasante del doctor FERNANDO
SÁNCHEZ DE FUENTES, bufete orientado hacia el cultivo del
derecho privado una de cuyas materias fue elegida como tesis de
grado.

El 10 de febrero de 1912 se le designó como Abogado Fiscal de la


Audiencia de Santa Clara, tomando directo contacto con el delito y
sus protagonistas. Tres meses después se posesionó como Juez de
Primera Instancia, Instrucción y Correccional de Nuevitas hasta el 8
de febrero de 1915. Se retiró de lo judicial habiendo regresado años
después a la judicatura.

El gobierno de Cuba se prestigió –y quiero resaltarlo–, cuando el 15


de mayo de 1934 lo designó a La Habana, como Magistrado de la Sala
de lo Criminal del Tribunal Supremo, dadas su valía y trayectoria en
el Poder Judicial, cargo que desempeñó hasta su muerte en 1945.
Influyó en su nombramiento, con certeza, a más de sus conocimientos
y su espíritu de rectitud, la firmeza de carácter que debería ser un
punto definitivo para los ascensos judiciales. Es cuestión de repasar
nombres y consultar antecedentes. Aquí como que se aplica la
doctrina opuesta.

No logró coronar la magna obra de sus contribuciones al Código de


Defensa Nacional. EVELIO TABÍO –otro de los exultantes
penalistas de Cuba–, terminó la obra inconclusa “como un homenaje
más al publicista que tanto brilló en nuestra patria” y

182
Completada por Evelio Tabío, Jesús Montero, Editor, La Habana, 14 tomos, 1944 –
1956.
243

“a cuyas obras habrá que acudir constantemente, como


fuente inagotable de consulta, para adquirir conocimientos
profundos en la ciencia que para él fue el culto sagrado de
toda su vida”183.

A lo largo de su vida intelectual –tan grande como fecunda–,


desempeñó los siguientes cargos:

 Ayudante Facultativo de la Cátedra de Antropología Jurídica de


la Universidad Nacional (1907).
 Abogado Fiscal de la Audiencia de Santa Clara (1912).
 Juez de Primera Instancia, Instrucción y Correccional de
Nuevitas (1912–1915).
 Teniente Fiscal de la Audiencia de Camagüey (1915–1918).
 Teniente Fiscal de la Audiencia de Pinar del Río (1918).
 Abogado Fiscal en Comisión del Tribunal Supremo (1918).
 Fiscal de la Audiencia de Oriente (1919).
 Abogado Fiscal de la Audiencia de la Habana (1919).
 Fiscal de la Audiencia de Matanzas (1919–1934).
 Magistrado de la Sala de lo Criminal del Tribunal Supremo
(1934–1945).
 Director del Censo Electoral de 1938.
 Miembro de la Comisión encargada de redactar una Legislación
de Transgresores Juveniles y Reformas Penitenciarias (1934).
 Miembro Asesor de la Comisión de Reformas Jurídicas y
Políticas del Consejo de Estado (1935).
 Miembro del Patronato del Centro de Orientación Infantil
(1934–1940).

Con relación a los títulos conferidos digamos que por el año de 1907
ganó la plaza de ayudante de la cátedra de Antropología de la
Universidad de La Habana. Entre 1920 y 1930 compuso y redactó

183
Evelio Tabío y otros, Diego Vicente tejera y García. Homenaje, Editor Jesús Montero,
La Habana, 1946, p. 31.
244

como memorias de la Fiscalía trabajos y ensayos tan importantes


como: “El Habeas Corpus”, “El Rapto”, “La Comunidad de
Bienes”, “El Perjurio”, “La Malversación de Caudales Públicos”,
“El Cohecho”, “La Prevaricación”, “El Adulterio”, “Delitos
Cometidos con Ocasión del Ejercicio de los Derechos Individuales
Garantizados por la Constitución”, “El Matonismo”, “El Delito de
Lesiones”, “La Desobediencia”, y “Las Evasiones de Presos”; y
además, trató en la prensa nacional y extranjera, en libros, folletos y
conferencias, temas de tanto interés y trascendencia social como: “El
Estado de la Legislación Cubana y de la Influencia que Ejerzan en
Ella la de España y Otros Países”, obra premiada por la Revista
General de Legislación y Jurisprudencia de Madrid, “Derecho Penal
de los Menores, Apología del Crimen”; “El Hondo Problema de la
Pena de Muerte, Orientación para la Educación de los Niños”, “Las
Agravantes y las Ideas Modernas”, “Protecciones Generales para los
niños que deben figurar en el Código Penal”, “Deberes de las
Madres”, “Soberanía de las Convenciones”, “La Denuncia y las
Ideas Modernas”, “El juego en el Derecho Penal del Manava-
Dharma-Sastra”, “Responsabilidad Penal de los Imponedores de
Modas”, “Nuevas Orientaciones del Delito de Abandono de Niños”,
“Prevención de la Delincuencia Infantil”, “La Ley en las Sociedades
Modernas”, “La Frase ‘la Propiedad Obliga’ en la Constitución del
Reich Alemán”, “Los Robos en que la Víctima Entrega lo Deseado
por el Delincuente”, “El Art. 272 del Código Penal”, “¿El Cheque
sin Fondos Debe ser Sancionado como Figura Delictiva?”,
“Prontuario de Jurisprudencia Criminal de 1909 a 1912”, “El
Dominio del Deseo y el Crimen”, “El Art. 217 del Código Penal”, y
otras más, en las que puso de manifiesto su constante consagración al
estudio y su fecundidad extraordinaria.

Se forjó -como era inevitable en la época-, al calor del positivismo,


asimilando y enseñando a raudales los vuelos de la escuela jurídica
italiana de FERRI, GARÓFÁLO y LOMBROSO, la refulgente
trilogía del positivismo penal.

Académico Honorario de la Academia Nacional de Jurisprudencia y


Legislación de Madrid, Miembro del Grupo Cubano de Derecho
245

Penal, filial del de París, y Vicepresidente del Instituto Nacional de


Criminología, entre otros títulos conferidos. De él se dijo, que era
incansable en el trabajo, y se dijo, de igual manera, que podía ser
sustituido en sus funciones judiciales, pero no superado.
246
247

A mis nietos, Matías y Simón Gutiérrez


Valencia, nacidos el 12 de septiembre de
2010 y el 26 de agosto de 2016,
respectivamente, en la ciudad de Méjico
D.F., dedico muy cariñosamente, con
sentimientos arraigados, estas breves notas
acerca de los penalistas de su país.

MÉJICO

RAÚL CARRANCÁ Y TRUJILLO

Sin frases pulidas o azemadas, RAÚL CARRANCÁ Y TRUJILLO


fue uno de los más preclaros e ilustres penalistas mejicanos. Nace en
la ciudad Campeche el 27 de agosto de 1897, y se despide del mundo
el 13 de agosto de 1968 en la ciudad de Méjico, a los 71 años de edad.
248

Adelantó sus estudios superiores en la Universidad de Madrid,


alcanzando el Doctorado en Derecho en 1925. Fue discípulo de
JIMÉNEZ DE ASÚA por los años de 1920 a 1925.

Entre 1926 y 1960, al regresar a su patria, se dedicó a la docencia la


que cultivó –nutrido de vuelos y reflexiones constructivas–, con amor
y devoción. Se le nombró Profesor Titular de Derecho Penal en la
Universidad Nacional Autónoma de Méjico, la cual presidió. Y él se
hizo -dice ASÚA184-, el mejor y más completo penalista mejicano.
Profesor de Principios de Sociología Criminal y de Derecho Penal en
la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales.

En la ciudad de Méjico se entregó a la vida judicial con la serenidad y


alta misión de quienes asumen tales responsabilidades. Ocupó los
cargos de Juez Penal y Magistrado de la Sala Superior de Justicia del
Distrito Federal y Territorios Federales de la cual fue Presidente. Al
terminar su periodo, publicó –como resumen de su digna actividad
judicial–, un trabajo muy estimable denominado “Un año de
labores”185.

Su bibliografía es amplía y vasta. El libro más reconocido e influyente


se tituló Derecho Penal Mejicano186, donde se examina y desarrolla
en 402 páginas y 18 capítulos, toda la parte general de la ciencia
penal187. Recuerda su antiguo preceptor que este volumen

"tiene el insuperable mérito de haber sido el primer


Tratado en Iberoamérica que, con sistema moderno,
expone la dogmática penal. Los caracteres del delito -
especialmente la tipicidad-, eran desconocidos en su

184
El Criminalista, Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1948, tomo VIII, p.
283.
185
Méjico, 1945.
186
Antigua Librería Robledo, México, 1957 y 1960, 2 tomos. 5a Edición revisada, puesta
al día adicionada con índices y textos legales.
187
La primera edición data de 1937 y la segunda de 1941, editada por Porrúa.
249

actual estructura para los hispanoamericanos, al menos


no se había organizado en un libro de conjunto”188.

Con fino y sentido prólogo de FELIPE SÁNCHEZ ROMÁN,


catedrático de Derecho Civil en la Universidad de Madrid y profesor
de Derecho Comparado en la Universidad de Méjico, el maestro
español afirmó que el autor:

"no se ha detenido en un cotejo escrupuloso de los textos


fundamentales en la materia, al solo fin de desentrañar sus
diferencias y analogías en busca de un derecho común
cuyos principios pudieron conducir transaccionalmente a
un texto uniforme de aceptación general en el país, sino que
penetrando siempre, con la sencilla profundidad que solo
da la maestría, en la problemática de cada excluyente de
incriminación, ha puesto su estudio bajo la guía luminosa
de los principios elaborados por las escuelas penales y de
la experiencia, acumulada del derecho comparado, fuentes
ambas de valor universal en las que de manera implícita,
cuando no de modo declarado, se hacen presentes los
motivos fundamentales de nuestra civilización en peligro".

Dentro de su copiosa y rica producción intelectual se recuerda sus


“Principios de Sociología criminal y Derecho penal”189, con
dedicatoria al doctor Luis Garrido y a los alumnos de la Escuela
Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad
Autónoma de Méjico. Y como apuntó en su momento ASÚA, se trató
de “un libro breve de finalidad docente pero enjundioso”.

Ulteriormente nuestro penalista escribió, con buena y coherente


técnica, otras tantas monografías, entre las cuales se destacan, "Las
causas que excluyen la incriminación", Derecho Mexicano y
extranjero190, ejemplar que recoge el material del Curso explicado por

188
Luis Jiménez de Asúa, El Criminalista, opus cit., tomo VIII, p. 283.
189
Editorial Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales, Méjico, 1955.
190
Talleres de Eduardo Limón, México, 1944.
250

el autor en la ciudad de Jalapa (Veracruz), en el mes de octubre de


1.943.

Tiempo después sacó a la plaza un opúsculo de vario contenido que


denominó Tres Ensayos que comprenden: Teoría del juez penal
mexicano, "JIMÉNEZ DE ASÚA, la Academia Mexicana de Ciencias
penales", y "Estampas de viaje: una colonia penal agrícola”191. Con
relación al origen de este libro, explica ASÚA192 que

“La Universidad de Méjico creó en 1940, un “Instituto de


Derecho comparado”, que dirigió Don FELIPE SÁNCHEZ
ROMÁN conocido civilista. A propuesta suya acordóse que
RAÚL CARRANCÁ hiciese un estudio de la legislación
penal mejicana comparada –y por cierto, que ello explica
que sea un profesor de Derecho civil quien prologue esta
obra de CARRANCÁ–, pero apenas iniciadas las labores
asumió otros derroteros el Instituto que las patrocinaba.
Desde junio de 1938 venía elaborando la materia con la
pluma y la palabra el profesor mejicano; el pensamiento
cobró estructura definitiva en el curso por él desenvuelto en
la ciudad de Jalapa (Veracruz), durante el mes de octubre de
1943, sobre “Historia del derecho penal mejicano
comparado”, y la obra terminó de escribirse el 15 de marzo
de 1944. He aquí lo que llamaban los catedráticos
madrileños de mi tiempo de estudiante: “Historia externa”
del libro de RAÚL CARRANCÁ”.

Redactó así mismo un Código Penal Anotado193, con certeros


apuntamientos y glosas independientes de excelente construcción
dogmática y hechura científica. Aquí se advierten su inteligencia y
saber, además de sus severos criterios y opiniones de escuela. Nos
complacemos en reconocer -más allá de su cultura jurídica y de su
191
Revista: Prevención Social, Año II, No. 7, Septiembre-Octubre, 1944, México, D. F.,
1944.
192
El Criminalista, opus cit., tomo VIII, p. 286.
193
Editorial Porrúa, México, 1991, 16a Edición, anotado por Raúl Carrancá y Rivas.
251

empinado magisterio-, un fino gusto literario por el manejo atildado


del idioma y los excelentes pliegues de la prosa española194. Que todo
hay que decirlo, así sea para salir de la oscura mediana que se palpa
en los libros de algunos contemporáneos, que no merecen que ni se
hable de ellos, y si esto sugiere algo, mejor me callo y basta.

Publicó también los temas siguientes:

 La evolución política de Iberoamérica, Madrid, 1925.


 El salario, Méjico, 1928.
 Las ordenanzas de gremios de la Nueva España, Méjico, 1932.
 Lo sustantivo de la Constitución española, Méjico, 1932.
 Pérez, novela, Méjico 1932.
 Estampas del pueblo, Méjico, 1933.
 La condena condicional y la multa, Méjico, 1934.
 La réforme des lois pénales au Mexique. Extrait d'oeuvres et
d'essais. En colaboración Con José Ángel Ceniceros, Alfonso
Teja Zabre, Luis Garrido y Francisco González de la Vega,
Méjico, 1935.
 La legítima defensa del honor. En colaboración con varios,
Méjico, 1933.
 El Instituto Literario de Yucatán, Méjico, 1938.
 Storia del Diritto Penale messicano,Citá di Castello, 1938.
 ¡Camaradas!, Novela, Méjico, 1938.
 Panamericanismo y democracia, Méjico, 1941.
 La unificación de la legislación penal mexicana, Méjico, 1943.
 Contestación al doctor Luis Jiménez de Asúa. En su ingreso a la
Academia Mejicana de Ciencias Penales, Méjico, 1943.
 Pretil. Prosas intrascendentales, Méjico, 1944.
194
Al respecto, cita Jiménez de Asúa sus dos novelas: “Pérez”, Méjico, 1933 y
“Camaradas”, Méjico, 1941. Recuerda también sus traducciones de Chejóv, “un crimen”,
Madrid, Editorial América; y de A. Joussaye, “la señorita Friné”, ídem. Y otros trabajos
de índole político social, como: “La evolución política de Iberoamérica”, Madrid, Reus,
1925; “El salario”, Editorial de Gobierno del Distrito Federal, 1928; “Las ordenanzas de
gremios de la Nueva España”, Méjico, “Crisol”, 1932; “Estampas del pueblo”, México,
1933; “Panamericanismo y Democracia”, México, Botas, 1941. (El Criminalista, opus
cit., tomo VIII, p. 283).
252

 Teoría del juez penal mexicano, Méjico, 1944.


 Esquema de nuestra América, Méjico, 1948.
 Función social del abogado, En “Conferencias de orientación
profesional”, Méjico, 1950.
 Panorama critico de nuestra América, Méjico, 1950.
 Momentos estelares de la Universidad Mejicana, Méjico, 1951.
 Homenaje al maestro Antonio Caso en-la Universidad de La
Habana, Méjico, 1951.
 Homenaje al maestro Rafael Altamira, Méjico, 1952.
 Homenaje de la Universidad a sus más antiguos servidores,
Méjico, 1952.

TRADUCCIONES

 Un crimen, de Anton Chejov, Madrid.


 La señorita Friné, de A. Houssaye, Madrid.

Nos queda por evocar que colaboró activamente en la Revista


Mejicana "Criminalia" desde el año 1.933, a más de otras
contribuciones en revistas extranjeras. Un trabajo más versó sobre "La
legislación penal de la República Mejicana" que se divulgó en la
Revista de Derecho Penal que dirigiera, con tanto amor como acierto,
EUSEBIO GÓMEZ. (2 trimestre de 1946, p. p. 227–254).
253

LUIS GARRIDO DÍAZ


Nació en la Ciudad de Méjico el 15 de mayo de 1898195 y falleció en
París (Francia), el 19 de octubre de 1973 a los 75 años de edad.

Estudió en la Escuela Nacional de Jurisprudencia donde obtuvo el


título de licenciado en Derecho en el año de 1922. Luego realizó
estudios de maestría en Filosofía en la Escuela Nacional de Altos
Estudios, profesando cátedra durante varios años al igual que en la
Escuela Nacional de Jurisprudencia. Director de la Escuela de
Derecho de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y
posteriormente Rector interino de la misma. El 1° de junio de 1948
asume la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de Méjico al
ser designado por la Junta de Gobierno, cargo que ejerce del 2 de

195
Consejo universitario. UNAM. Página de internet: https://consejo.unam.mx/gaceta-
consejo/2015-1er-tri/histórico-15-1-2, consultada el 27 de abril de 2015.
254

junio de 1948 al mismo día de 1952, y de este mismo año al 14 de


febrero de 1953.
“Durante su gestión como Rector de la UNAM se
restituyeron e institucionalizaron el otorgamiento de
Medallas al Mérito y por años de servicios prestados a la
institución, por premios a Investigadores y Profesores
distinguidos, todos con base a sus respectivos reglamentos.
De igual forma se instituyó y reglamentó el uso de la Toga
Universitaria como Investidura Académica, se expidió el
Reglamento para la Elección de Representantes de
Profesores y Alumnos ante los Consejos Técnicos de
escuelas y facultades, se creó el Doctorado en Derecho con
la aprobación de su propio Reglamento, y en cuanto al
máximo cuerpo colegiado de esta Universidad, el 28 de
octubre de 1949 el Consejo Universitario aprobó el
Reglamento del Consejo Universitario.
Finalmente, el 5 de junio de 1950 se colocó formalmente la
primera piedra de la Ciudad Universitaria, del que sería el
primer edificio de la Ciudad Universitaria -la Torre de
Ciencias-, en una ceremonia presidida por el Rector Luis
Garrido.

Luis Garrido, era considerado “intelectual de primer


rango”, según la prensa de la época.

Fue fundador de la Asociación Mejicana de Universidades


y miembro de número y tesorero de la Academia Mejicana
de la Lengua. Obtuvo varios doctorados, entre los que
destacan los otorgados por la Universidad Veracruzana,
por la UNAM y por la Western University, y el honoris
causa de la Universidad de Puebla y de la Universidad
Veracruzana. Fue miembro honorario de la Academia
Nacional de Ciencias”.
255

Con sobrados méritos literarios y jurídicos, traza JIMÉNEZ DE


ASÚA, con suma emoción, párrafos elocuentes y sugestivos al
hombre y al jurista que fue LUIS GARRIDO. Copiémoslos:

LUIS GARRIDO196

“No es fácil para un penalista español escribir sobre Luis


Garrido. No por ser penalista; sino por ser español.
Tratárase de otro y no sería arduo trazar su semblanza
científica; aquilatar su contribución en las ciencias penales;
su mérito como codificador mexicano; su vida universitaria
y rectoral. Pero cuando un español toma la pluma para
decir algo sobre Garrido, salta a las cuartillas, rebosando
afecto, el corazón. (Ya que hemos dado en localizar los
sentimientos en ese músculo que late desde que el feto se
forma hasta el último aliento del hombre, con el mismo
error con que los griegos situaron el alma -psique- en la
glándula pineal). Yo dejaría al mío que se volcara en locas
extrasístoles en loor de un hombre al que tanto debemos los
españoles exilados: los que buscaron refugio en Méjico y
los que hemos sido requeridos con frecuencia para explicar
en aquella prestigiosa Universidad, a cuyo frente él estuvo.
Fue empeño de Luis Garrido que los peregrinos huídos del
franquismo, olvidáramos nuestro dolor y no supiéramos lo
que era “subir y bajar escaleras y comer pan extranjero”,
que es en lo que consiste la forzada expatriación en
palabras de Dante. Por eso es acreedor a dichos extremos
de gratitud, ya que el hombre no sabe otros, que de
inventarlos mayores, los mayúsculos debían ser los usados.

Al tomar la pluma me doy cuenta de que es preciso refrenar


esos impulsos de reconocimiento y afección. De emplearlos
tal y como se sienten, no faltaría algún suspicaz que

196
El Criminalista, Editor Víctor P. de Zavalía, Buenos Aires, 1961, t. V, pp. 228–231. Se
publicó primero en Criminalia (México), enero 1957, pp. 4–6.
256

pensara en una sustitución del elogio debido a la obra del


jurista, por frases de gracias a la conducta de un hombre
cerca de otros errantes y desgraciados.

Luis Garrido, con José Ángel Ceniceros, actual Secretario


de Educación del gobierno mexicano, han sido los autores
del Código Penal que desde 1931 rige en Méjico. En un
libro no muy copioso, pero si concentrado y certero, han
esclarecido ambos algunas de las disposiciones de su obra
codificada (La Ley Penal Mejicana, Méjico, Ediciones
Botas, 1934). Lo que mejor indica el templo científico del
penalista a quien festejamos, es que lejos de creer que sus
normas, hoy imperativas en el país, eran perfectas, se
apresta el primero a reformar el Código Penal, cuyo nuevo
Proyecto se prepara en 1949 por él mismo, junto &
Carrancá, Porte Petit y Argüelles.

En el Prólogo de La Reforma penal mexicana, Proyecto de


1949 (Méjico, Editorial Ruta, 1951), ha escrito Luis
Garrido Palabras muy sabias. Ante todo defiende a
nuestras obras orientadas por la meditación, de las criticas
improvisadas: “Pocas leyes -dice- son objeto de tantas
polémicas como la ley penal. Esto se debe a que los
mandamientos jurídicos sobre otras materias requieren
forzosamente conocimientos especializados y, en cambio, el
público considera que tratándose de la justicia represiva se
abordan problemas que tocan de cerca la conciencia
humana, y que por lo mismo cualquier persona está en
aptitud de opinar sobre ellas. Sin embargo, la orientación
científica del Derecho Punitivo, obliga hoy día a tener una
cultura técnica sumamente amplia en las variadas
disciplinas, como la Antropología, Sociología, Psicología y
otras, a fin de poder juzgar con verdadero fundamento
sobre el delito, la pena y el delincuente” (pág. 18).

Abandonando esa opinión tan ignorante como apasionada


de quienes creen que saben cómo hacer que disminuyan los
257

crímenes generalmente levantando patíbulos en cada


esquina, Garrido se enfrenta con el parecer de los
“peritos”, que se divide en dos sectores -derecha e
izquierda nos atreveríamos a decir-: el de quienes desean
volver a lo antiguo, y el de los innovadores que haciendo
tabla rasa de lo tradicional se enamoran del “último grito
de la moda” penalista. Juiciosamente, como corresponde al
talento de Garrido, elige un término armónico: “La
Comisión redactora de la nueva ley penal se ha situado en
un justo medio, respetando las enseñanzas del pasado, pero
con los ojos puestos en las metas que señalan las doctrinas
más modernas y depuradas, oyendo el parecer de los que
día a día aplican las normas punitivas” (pág. 19). El
Proyecto -añade- no es una obra “personal”, sino que “se
respalda” con la jurisprudencia y con las doctrinas de los
penalistas mexicanos y de los “grandes cultivadores del,
Derecho Penal moderno”. Y. sobre todo, ha atendido al
estado de cultura mexicana, prescindiendo de la fácil tarea
de hacer un Código con “tijera”, tomando de aquí y de
acullá artículos y párrafos de los modelos de Europa y
América. Por eso Garrido recuerda a Stooss para postular
una ley penal destinada al pueblo y escrita, por eso mismo,
en “lenguaje llano” (pág. 20). Todo esto ha querido que se
cumpla en el Proyecto donde él puso su mano docta.
Añadamos que en el nuevo texto -que por desgracia aún no
se ha convertido en ley- se corrigen muchos de los defectos
del anterior, se suprimen redundancias, se perfeccionan y
precisan las fórmulas de sus artículos y hasta se disminuye
su número, ya que un Código largo es una regresión.

En otra de sus obras, escrita en 1947 (Notas de un


penalista, Méjico, Ediciones Botas), recoge Garrido no sólo
trabajos de Derecho penal que escribió para Criminalia y
hasta para los diarios mexicanos, sino también semblanzas,
como la dedicada a Don-nedieu de Vabres, y esbozos de
ideas en que no faltan los de índole literaria. No debemos
olvidar que este camino sedujo sobre manera a nuestro
258

jurista en épocas de mayor juventud. Lo prueban Los


Apólogos de mi Breviario (Méjico, Editorial Culturra,
1922); la novela El amor inagotable (Méjico, idéntica
Editorial, 1926), y Meditaciones de un idealista (Méjico, la
misma empresa editora, 1928). Y a su fuente de idealismo y
de fantasía vuelve hace nueve años al recoger impresiones
de la “Dulce Francia", en que predominan trabajos de
crítica literaria, aunque no falte el “pliegue profesional”,
en su “Montesquieu penalista” y en "El pensamiento penal
de Emile Gargon”. Este libro, en que se recopilan trabajos
menores, se titula El espíritu de Francia (Méjico, Ediciones
Censa, 1947) y en efecto campea en sus páginas el amor
por aquel país, infiltrado en su sangre por herencia, ya que
su abuela era hija del maestro Dalcour. La exaltación del
14 de Julio abre las hojas de este libro, con una explosión
tricolor y de "Marsellesa”.

Porque es un hombre docto, culto y bueno, hizo en la


Universidad mexicana inmejorable Rector. Durante su
mando se dio de definitivo empuje a la gigantesca “Ciudad
universitaria”, que él hubiera llenado con su espíritu a la
par sabio y ensoñador, si hubiese perdurado en el cargo.

Mas no importa que se haya ido del eminente sitial.


Mientras viva Luis Garrido -y ojalá llegue a centenario- su
influjo benéfico, de trabajador romántico, llenará el ámbito
de las aulas y la vida cultural de su país hermoso y fuerte”.

Otros excelentes trabajos se publicaron en su oportunidad:

 La doctrina mejicana de Derecho penal (1941).


 Notas de un penalista (que no conocemos), libro donde se
agrupan dieciocho artículos de su autoría (1947).
259

JOSÉ ÁNGEL CENICEROS

Nació en Durango, Durango, el 8 de junio de 1900 y falleció en la


ciudad de Méjico el 24 de abril de 1979 a los 79 años de edad en
plena y fecunda actividad intelectual. Fue otro de los principales y
eximios penalistas de su patria.

Egresó de la Escuela Libre de Derecho (1925) y alcanzó el doctorado


en la Universidad Autónoma de Méjico (1930).

Defensor de oficio, Agente del Ministerio Público, Consultor de la


Secretaría de Marina, Procurador de Justicia Militar, Subprocurador
General de la República, Oficial mayor, Subsecretario y Encargado
del despacho de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Embajador en
Cuba (1944-1947) y en Haití (1948-1951).

Dirigió por muchos años la Revista Criminalia. Los redactores de la


publicación –de lo mejor del penalismo mejicano por aquel tiempo–,
fueron FRANCISCO ARGUELLES, RAÚL CARRANCÁ Y
260

TRUJILLO, CARLOS FRANCO SODI, LUIS GARRIDO,


FRANCISCO GONZÁLEZ DE LA VEGA, EMILIO PARDO
ASPE, JAVIER PIÑA PALACIOS, ALFONSO TEJÁ ZABRE.

Integró la Comisión Redactora del Código Penal Mejicano de 1931.


Hicieron parte de la misma –forjando los sueños futuros del Derecho
Penal nacional–, los Licenciados ERNESTO G. GARZA, LUIS
GARRIDO, JOSÉ LÓPEZ LIRA, ALFONSO TEJA ZABRE y
JOSÉ ÁNGEL CENICEROS.

De izquierda a derecha, de pie: Ernesto G. Garza y Luis Garrido, representantes de los


jueces y Procuraduría del Distrito, respectivamente. Sentados: José López Lira, Alfonso
Teja Zabre y José Ángel Ceniceros, representantes de la Procuraduría de la República,
del Tribunal Superior de Justicia y de la Secretaría de Gobernación.

Compuso su Derecho y Criminología197, libro donde recoge diversos


y heterogéneos trabajos de divulgación, editados, algunos de ellos, en
diarios y revistas, y otros más, inéditos. Trató los siguientes asuntos:

197
Publicaciones Criminalia, México, 1954.
261

Primera parte: Derecho penal.


Segunda parte: Sociología criminal.
Tercera parte: El delito.
Cuarta parte: Criminología.
Quinta parte: Penología.
Sexta parte: Derecho penitenciario.
Séptima parte: Acción penal y defensa.

Escribió también “Trayectoria del Derecho penal contemporáneo”198,


apadrinando la obra D. MARIANO RUIZ FÚNES. El libro está
formado por los siguientes capítulos:

Primera Parte: Trayectoria del Derecho Penal Contemporáneo

I.- Naturaleza de la pena. Tendencia hacia su humanización.


II.- La tendencia humanitaria y los derechos penales individuales.
III.- El estudio integral del delincuente postulado del Derecho Penal
contemporáneo. La especialización del Juez.
IV.- El principio “Nullum crimen, nulla poena, sine previa lege”.
V.- El principio de aplicación analógica de la ley penal. La situación
en Rusia y en Alemania.
VI.- La analogía y el arbitrio judicial.

Segunda parte: La reforma Penal en Méjico.

I.- Datos históricos sintéticos de 1821 a 1857.


II.- Constitución de 1857. Cuadro de las garantías penales.
III.- El Código Penal de 1871. Los trabajos de revisión de 1903–1912.
IV.- Constitución de 1917. Cuadro de las garantías penales. Adiciones
y reformas a la Constitución de 1857. Análisis y comentarios.
V.- Código Penal de 1931. Sus bases y su orientación general.

También publicó “Tres Estudios de Criminología”199. Comprende su


tenor estos temas:

198
Biblioteca “Criminalia”, Méjico, 1943.
199
Cuadernos de Criminología, México, 1941.
262

“El código penal mexicano”, “La escuela positiva y su influencia en


la legislación penal mexicana” y “Los sustitutivos de las penas cortas
de la privación de la libertad”.

Da a la estampa, con el eminente penalista LUIS GARRIDO, el libro


“La ley penal mexicana”200, importante escrito constituido por 33
capítulos, con un texto íntegro del Código Penal, concordado con los
fallos publicados en los “Anales de Jurisprudencia”, sin faltar su
respectivo apéndice. Los capítulos que apañan la obra son los
siguientes:

Capítulo I.- Breve Reseña histórica sobre el derecho penal mejicano.


Capítulo II.-Orientación de la nueva legislación penal.
Capítulo III.- La ley penal en orden al territorio y derecho penal
internacional.
Capítulo IV.- Reglas generales sobre delitos y responsabilidad.
Capítulo V.- Los delitos de culpa o por imprudencia punible.
Capítulo VI.- De la Tentativa.
Capítulo VII.- Personas responsables de los delitos.
Capítulo VIII.- Circunstancias excluyentes de responsabilidad.
Capítulo IX.- Acumulación.
Capítulo X.- Reincidencia.
Capítulo XI.- Penas y medidas de seguridad.
Capítulo XII.- Prisión.
Capítulo XIII.- La pena de relegación.
Capítulo XIV.- Confinamiento.
Capítulo XV.- La reparación del daño y la protección a las víctimas de
la delincuencia.
Capítulo XVI.- La multa.
Capítulo XVII.- La pena de muerte.
Capítulo XVIII.- Pérdida de los instrumentos del delito.
Capítulo XIX.- Amonestación.
Capítulo XX.- apercibimiento y caución de no ofender.
Capítulo XXI.- Suspensión de derechos.

200
Ediciones Bota, Méjico, MCMXXXIV.
263

Capítulo XXII.- Publicación de sentencia.


Capítulo XXIII.- El artículo 14 constitucional y el arbitrio judicial.
Capítulo XXIV.- La individualización de la pena.
Capítulo XXV.- Reclusión para enfermos mentales.
Capítulo XXVI.- Substitución y conmutación de sanciones.
Capítulo XXVII.- La prevención de la delincuencia.
Capítulo XXVIII.- Trabajo de los presos.
Capítulo XXIX.- Libertad preparatoria y retención.
Capítulo XXX.- Condena condicional.
Capítulo XXXI.- Extinción de la responsabilidad penal.
Capítulo XXXII.- Los menores infractores
Capítulo XXXIII.- El delito político.
Texto íntegro del Código Penal.

Es autor de los siguientes textos menores:

a) Biblioteca de la Penitenciaría.
b) El secreto Profesional (Criminalia, octubre de 1942). Año IX.
c) Otra vez el viejo debate (Criminalia, noviembre de 1942). Año
IX.
d) El debate de la pena de muerte y la presa (Criminalia,
diciembre de 1942). Año IX.
e) El Derecho Penal de la Rusia bolchevique (1925).
f) Código Penal de 1929 y datos preliminares del nuevo Código de
1931(1931).
g) El Servicio Militar Obligatorio (1933).
h) La Inquietud Educativa (1934), El problema social de la
insalubridad (1935).
i) Discursos (1935).
j) Delincuencia infantil en Méjico (1936 también en colaboración
con Luis Garrido).
k) La actitud de Méjico en las relaciones internacionales (1936).
l) El Congreso contra el Vicio (1944).
m) El valor democrático de la enseñanza secundaria (1944).
n) Martí. La tragedia como destino glorioso (1947).
o) Economía de la educación (1953).
p) Educación y mexicanidad (discursos, 1957).
264

q) Glosas constitucionales, históricas y educativas (1961).


r) Artículos en la obra colectiva La reforma de las leyes penales
en Méjico (1935).

Participó –con su coherencia global–, en la redacción del Código


Penal del Distrito Federal, la Ley Orgánica del Ministerio Público y
Cuerpo de Defensores, la Ley Procesal Militar, la Ley Penal Militar,
el Reglamento de las Escuelas Particulares, el Código Federal de
Procedimientos Penales y las Leyes Orgánicas del Ministerio Público
Federal y del Poder Judicial.

Profesor de la Escuela Nacional de Maestros (1921–1940), de


Derecho Penal en la Universidad Libre de Derecho (1928–1934) y en
la Nacional de Jurisprudencia (1937–1944), dejando tras de sí,
innumerables y conspicuos seguidores de sus doctrinas y enseñanzas.

NELSON GARCÍA SERRATO201 –con expresiones bellamente


construidas–, nos ofrece una biografía condensada de José Ángel
Ceniceros:

"hombre hecho a la intemperie, entre penalidades y


combates". Hijo del pueblo, estudiante normalista que deja
las aulas para transfigurarse en capitán de una revolución;
maestro rural que vuelve a ser revolucionario y ve la cara
de la muerte cuándo cae prisionero y el gobierno de
Carranza le condena a perecer; licenciado en leyes que
alcanza la toga y el birrete, mientras forja espíritus en la
escuela, fiscal militar que lleva a generales ante el pretorio:
profesor en Sociología en la docencia superior: autor de
libros y maestro de la ciencia penal, en cuánto la
criminología amplifica y depara la visión de la humana
tragedia; subsecretario de Relaciones Exteriores, titular de
la Cartera embajador en Cuba, Ceniceros constituye el

201
Vid., Mariano Jiménez Huerta, Penalistas de México: José Ángel Ceniceros, en
Criminalia, Órgano de la Academia Mexicana de Ciencias Penales, diciembre de 1947,
nro. 12, p. 506.
265

testimonio del hombre que se eleva y dignifica, es decir, que


se realiza, abrazado al ideal de democracia".

A su vez, D. MARIANO JIMÉNEZ HUERTA202 entusiasmadamente,


con estilo decidido y coruscante, lo recuerda así:

“Plural como su vida es también su obra. José Ángel


Ceniceros va dejando la impronta intelectual de su
personalidad descollante por los senderos diversos por los
que discurre su existencia .....

Huella corpórea y tangible de su misión diplomática en


Cuba es el ensayo "Martí o la tragedia como destino
glorioso" con que, luminosamente, epiloga su gestión de
embajador, poniendo de relieve "la intensidad afectiva y el
altísimo rango intelectual que supo imprimir a su
diplomacia. Ceniceros se adentra, en su interpretación
integral del pensamiento del insigne cubano, en lo más
profundo de su psicología, como antecedente necesario
para acometer el estudio crítico de los diversos juicios que
han sido formulados sobre su figura y brindarnos su
concepción personal. Para Ceniceros, Martí simboliza la
tragedia íntima de una vida intensa emproada hacia un
destino glorioso; en cuya vida dijérase que la tragedia se
esfuma ante la lumínica gloria que su destino forjó.
Ceniceros ha sabido condensar en un certero y bello
pensamiento la vida y la obra del gran libertador, y este es
uno de sus grandes aciertos, ya que ninguna empresa es tan
difícil de lograr como la de expresar en pocas palabras una
idea grande. Sólo los hombres de auténtico talento tienen el
privilegio de encerrar espacios inmensurables en escasas
palabras.

A través de los años, José Ángel Ceniceros conserva su


juvenil impulso y su fe inquebrantable en los ideales

202
Ídem., p. 506.
266

generosos de la humanidad, sin que su cerebro sea vencido


por la fatiga, o sus sentimientos adulterados por los halagos
del éxito o las caricias lesbianas del oro o la celebridad. De
ahí que frente al triste espectáculo que ofrecen esos ex
hombres de cerviz inclinada, que atrofiaron sus corazones
en provecho de sus pequeños cerebros. Ceniceros va por la
vida con el pecho henchido de impulso y el corazón pleno
de fe, proclamando a todos que su cerebro es fuente que
mana en aras un supremo ideal...”.

En 1972 se retiró de la vida pública y ejerció la profesión de abogado


hasta poco antes de su muerte.
267

MARIANO JIMÉNEZ HUERTA

En primer término: Luis Jiménez de Asúa, Manuel Martínez Feduchi, y el


embajador de Yugoslavia. Atrás, Mariano Jiménez Huerta y Oscar Treviño.

Nace en Madrid el 4 de abril de 1905 y fallece en la ciudad de Méjico


el 5 de diciembre de 1987, a los 82 años. Sus restos -lo recuerda
MANUEL DE RIVACOBA Y RIVACOBA203- fueron incinerados
dos días más tarde, el 8 de diciembre.

Terminado su bachillerato ingresa a estudiar la carrera de las leyes en


la Universidad Central de Madrid, sita en la histórica y antigua Calle
Ancha de San Bernardo.

203
“La desaparición de Jiménez Huerta o la muerte del penalismo español en el exilio”,
en Doctrina Penal, año 11, No. 42, abril–junio 1988, Editorial Depalma, Buenos Aires, p.
212.
268

En España se consagró –tal su destino–, a la docencia en la Facultad


de Derecho de su propia universidad.

En su patria ejerció notables cargos judiciales, entre ellos, el de


Presidente de la Audiencia de Baleares y Magistrado de la Audiencia
Territorial de Barcelona. Fue un servidor del derecho y la justicia.

En el curso 1934-1935 -y seguimos lo escrito por RIVACOBA Y


RIVACOBA-, el equipo que rodeaba a JIMÉNEZ DE ASÚA y
colaboraba con él en sus tareas docentes, venía constituido o por el
profesor auxiliar que lo era MANUEL LÓPEZ- REY Y ARROJO,
y los ayudantes, MARIANO JIMÉNEZ HUERTA, LUIS
RUFILANCHAS, FERNANDO TORINO. FRANCISCO
BLASCO, TOMÁS JASO, EDUARDO AYALA y ÁNGEL DE
LA FUENTE;

“Y así continuaba en el fatídico mes de julio de 1936.


Entretanto Jiménez Huerta y Rufilanchas, independizado
éste del despacho profesional de José Díaz Sama y Jiménez
de Asúa, donde había sido pasante, abrieron otro por su
cuenta, al que entró a formar parte Ángel de la Fuente en
octubre de 1934 y que se acreditó como merecían la
inteligencia y la diligencia de sus integrantes. Al producirse
la sublevación y sobrevenir la guerra de agresión contra
España, Jiménez Huerta se mantuvo donde se hallaba: en
Madrid, en el campo de la lealtad, con la legalidad, con el
régimen y los poderes legítimos, con el pueblo español, con
la patria, que todo ello es decir con la República. Por
cierto, nunca había sido antes ni fue después político activo
ni jamás perteneció en su vida a partido alguno, lo cual,
como se comprenderá, de ninguna manera significa que no
tuviese una convicción y una inclinación política bien
definida y arraigada: la de un auténtico liberal de avanzado
sentido social, que en la geografía de la política española se
269

concreta en el republicanismo de izquierdas. El caso es que


el ministro de Justicia durante los primeros meses de la
conflagración, también insigne penalista y catedrático de la
Universidad de Murcia, fallecido más tarde en el exilio, don
Mariano Ruiz–Funez (1889–1953), para reorganizar con
presteza y que funcionase normalmente la administración
de justicia, que con la rebelión había quedado maltrecha,
requirió los servicios de los profesores ayudantes de
Derecho, y asi fue como Jiménez Huerta pasó de cooperar
en su enseñanza y el ejercicio de la abogacía a la
judicatura. Sojuzgada Mallorca desde el primer momento
por los facciosos, la Audiencia de aquella provincia se
instaló en Mahón, y allí fue de magistrado. Y, en fin, cuando
las tropas franquistas ocuparon, con del apoyo alemán e
italiano, la isla de Menorca, pudo salir y fue trasladado,
también como magistrado a la Audiencia de Barcelona,
donde cumplía sus funciones al término de la guerra”204.

En su formación académica influyó de manera decisiva y


trascendental JIMÉNEZ DE ASÚA. También tuvieron cabida en su
espíritu las ideas de los doctores alemanes MEZGER, BELING,
MAYER, y entre los italianos, CARRARA, MAGGIORE,
CARNELUTTI, ANTOLISEI y FLORIÁN a quienes nombra
constantemente, como sabios maestros de cátedras extranjeras, y con
manifiesta y reverente consideración por los egregios autores
mejicanos cita, por derecho propio, cual su época y su ambiente, los
nombres de CARRANCÁ Y TRUJILLO, DEMETRIO SODI
GONZÁLEZ DE LA VEGA, PORTE PETIT, GONZÁLEZ
BUSTAMANTE, y otros más que ya hemos olvidado.

Por la guerra civil española –que duró casi treinta años–, su


tranquilidad y porvenir estaban harto harto comprometidas por luchar
contra la arbitrariedad y el autoritarismo. Arrojado de Madrid por la
dictadura franquista se refugia en Francia (1928), y acto continuo,

“La desaparición de Jiménez Huerta o la muerte del penalismo español en el exilio”,


204

Doctrina Penal, opus cit., pp. 206–208.


270

inicia el penoso y accidentado éxodo hacia tierras americanas. Llega a


Méjico, y después de algunas vicisitudes, comienza sus actividades
docentes en la Universidad Veracruzana (Jalapa), y al mismo tiempo,
adelanta su doctorado.

Recibido fraternalmente en Méjico, ocupa un puesto de honor entre


todos los penalistas de habla castellana. El jurista aparece
dondequiera, con imágenes penales exactas y puntuales, y voces de la
mayor pureza, hasta donde es posible. Jamás nadie podrá disputarle el
título de Maestro, ni tampoco, para claridad de las ideas, el de escritor
castizo y acrisolado. Exacto.

Revelando su hondo e intenso afecto por Méjico, escribió:

“Noble tierra que brindó gracia y consuelo a su desventura”.

Radicado casi que definitivamente en la capital federal, gana en 1.943,


de un aliento, y con todos los honores y enaltecimientos, la cátedra de
Derecho Penal en la influyente y prestigiosa Universidad Nacional
Autónoma de Méjico (UNAM). Su ascenso, conducido por un buen fin
docente, y casi que lo sé por intuición, fue progresivo y continuo.
Pienso –por las lecturas que he hecho–, que fascinó a sus oyentes y
estudiantes por su inconfundible personalidad, la transparencia de
estilo, el contenido de sus conferencias, la manera como las exponía y
su gran capacidad para formar discípulos. Penalista depurado y
maestro esclarecido.

Miembro de Número de La Academia Mejicana de Ciencias Penales,


genuinamente representada por individuos dedicados por completo al
estudio y enseñanzas de la disciplina penal y un permanente
colaborador de “Criminalia”.

Su discurso de ingreso a la docta Academia Mejicana, como Individuo


de Número se leyó el 12 de agosto de 1955. Versó sobre el “Corpus
delicti y tipo penal”, y la respuesta al trabajo presentado, la redactó el
profesor Luis Garrido, otra gloria del penalismo mejicano, con el
271

título “Un cruzado de la dogmática”. Tanto aquel como este, son


dignos de releerse:

CORPUS DELICTI205

“El día 12 de agosto de 1955, en solemne sesión


de la Academia Mejicana de Ciencias Penales,
ingresó como Académico de Número el doctor
MARIANO JIMÉNEZ HUERTA, profesor de la
Universidad Nacional Autónoma de Méjico y
antiguo colaborador de CRIMINALIA. Nos
complace publicar el discurso recepcional del
nuevo académico y la respuesta dada al mismo
por el doctor Luis Garrido, presidente de la
Corporación.

Pienso, señor Presidente; creo, señores académicos, que


ninguno de vosotros podrá imputar a indiferencia, y menos a
desdén u olvido, el mucho tiempo que he tardado en
presentarme ante esta docta corporación para recibir la
distinción honrosa que me fue conferida hace ya varios años;
pero cuanto más alto es el galardón que se nos otorga, tanto
más se siente escogido el ánimo por el peso de la
responsabilidad contraída, sobre todo cuando, como en mí
acontece, se tiene conciencia de no de no poder corresponder
al honor recibido. Y si a esto se añaden las personas tareas
que impone el diario vivir, seguro estoy de alcanzar vuestra
plena indulgencia.

Al comprobar, señores académicos, la escasez de mis fuerzas


para salir del aprieto en que vuestra elección me ha situado,
hube de fijarme en aquella materia científica cuyo cultivo
asiduo, aunque poco fecundo, es la razón única que puede

205
Cuadernos Criminalia, Academia Mexicana de Ciencias Penales, No. 19, México,
1956.
272

explicar el que en lo sucesivo me siente entre vosotros. Y en


esta búsqueda, una vez más surgió en mi mente la idea que
desde hace tiempo me viene inquietando, en orden a las
relaciones y coincidencias existentes entre el concepto de
corpus delicti –de tan honda significación en el
ordenamiento jurídico de Méjico–, y el concepto de tipo
penal –de tan notoria importancia en la elaboración técnico–
jurídica del delito–. Y después de meditar sobre el problema,
me atrevo a presentarme ante vosotros, pues sé que es
grande vuestra generosidad para los esfuerzos bien
intencionados, con objeto de disertar sobre la posibilidad y
conveniencia de fundir en un todo ambos conceptos.

Sabido es el papel relevante que despliega en el moderno


Derecho punitivo el concepto de tipo. Precísase, no obstante,
en primer término, subrayar que la trascendencia jurídica de
sus elementos conceptuales es genuina del Derecho penal. Y
en segundo lugar, que estos elementos conceptuales fueron
conocidos con anterioridad a Beling, que fue quien, por vez
primera, teorizó sobre el tipo penal.

Recientemente se ha dicho que la función que en el Derecho


punitivo despliega el tipo no se distingue de la función propia
que corresponde a los preceptos jurídicos pertenecientes a
las demás ramas del Derecho. Esta afirmación encierra una
total inexactitud. Primeramente, la función descriptiva y
concretizadora de la antijuridicidad, que, a los efectos
sancionatorios realiza el tipo, no tiene semejanza o
equivalencia alguna con la función constitutiva que
corresponde desplegar a los preceptos de las demás ramas
jurídicas; pues mientras la función constitutiva propia de
estas ramas jurídicas es abiertamente creadora, la del
Derecho penal es restringida, limitada y típicamente
encauzada –con exclusión de todo lo que no lo es–, en el
modelo penal. En segundo término, existe una diferencia
formal entre la antijuridicidad oriunda de los preceptos de
las diversas ramas, no penales, del Derecho, y la
273

antijuridicidad tipificada en el Derecho penal; pues mientras


la primera no está descrita con especificación concreta de
los hechos en que ha de plasmar, la segunda es siempre
descrita mediante referencias concretas y fácticas de la
conducta. Y así, por vía de ejemplo, parangonemos la
antijuridicidad a que hace referencia el artículo 1910 del
Código Civil con la tipificada en el artículo 397 del Código
Penal; mientras en el primero no se menciona las
peculiaridades fácticas que condicionan la obligación de
reparar el daño causado por quien obró ilícitamente o contra
las buenas costumbres –dichas peculiaridades fenoménicas
han de ser establecidas por el juez–, en el segundo se
describen específica y taxativamente las particularidades
fácticas de la antijuridicidad en él recogida, sin que pueda,
en forma alguna, admitirse que el juez amplíe dichas
particularidades fácticas a otros fenómenos de igual o
semejante intensidad y dimensión. Los preceptos de la norma
penal –ha escrito Ranieri– se distinguen de aquellos otros
contenidos en normas que pertenecen a las demás ramas del
Derecho, en cuanto vinculan la forma de todo hecho punible,
de suerte que no existe delito que no sea típico, esto es, que
no tenga una particular forma diferenciada, descrita en un
precepto penalmente sancionado o, como más
frecuentemente se dice, en un tipo o modelo o figura legal.
Típico es –subraya Cicala– todo el Derecho Penal, entendido
como orgánico ordenamiento jurídico substancial, preceptivo
y sancionatorio, y también por este carácter, el Derecho
Penal se contrapone a las otras ramas del derecho público y
privado (administrativo, financiero. civil), en los cuales es
admitida la atipicidad de los hechos y de las relaciones
jurídicas, así como también la atipicidad de los correlativos
hechos ilícitos. La antijuricidad penal -dice Guarneri- se
funda sobre el requisito de la tipicidad que, requerida por el
Derecho penal, no tiene relieve en el campo civilístico. Y
todavía con mayor elocuencia, Jiménez de Asúa declara que
la tipicidad es rigurosamente penal, porque sólo en este
derecho funciona el tipo con carácter agotador, cosa que no
274

ocurre en materia civil o comercial, ya que puede invocarse


la costumbre, la analogía, los principios generales del
derecho, la equidad, etc., junto a la ley que describe la figura
del contrato o del testamento.

No obstante haber sido Beling quien, por vez primera, teorizó


sobre el tipo delictivo, sus elementos conceptuales fueron
conocidos con anterioridad y de uso frecuente. La más
profunda raíz histórica del tipo hállase en el concepto de
corpus delicti contenido en las viejas leyes y que todavía
perdura en algunos ordenamientos jurídicos modernos. Y así
Hall subraya que la doctrina del tipo ha surgido del concepto
del corpus delicti. Antolisei estima que hay en ella una
reminiscencia de este viejo concepto procesal, y Jiménez de
Asúa también expresamente reconoce y proclama que el tipo
legal penal ha surgido del corpus delicti. Tan autorizadas y
contundentes afirmaciones están respaldadas por el
pensamiento de Pietro Ellero, pues. al esclarecer los tres
diversos sentidos y acepciones de la expresión cuerpo del
delito, manifiesta que, en primer término, el cuerpo del delito
-existente en todos ellos- es la acción punible, esto es, el
hecho objetivo.

Subraya el maestro Jiménez de Asúa que al irse


independizando el llamado actualmente tipo delictivo del
corpus delicti, se presenta como “la suma de todos los
caracteres o elementos del delito, en su contenido de
acción”. Esta fue la manera como se concibió antes de
Beling. Como conjunción de todos los caracteres internos y
externos de la infracción, trató de él en 1805 Cristóbal
Carlos Stübel. También Luden, en 1840; Kárcher, en 1873, y
Schaper, por la misma época, mantenían esa noción del tipo,
como figura de delito específica en la que se conjuntan la
totalidad de sus elementos internos y externos. Esta es,
también, la noción del tipo que prevalece en algunos
penalistas modernos, como Antolisei, para quien la figura
legal, tipo o modelo de delito "está constituida no solamente
275

por el conjunto de los elementos materiales que se


encuentran indicados en las diversas normas incriminadoras,
sino por el complejo de los elementos, tanto objetivos como
subjetivos, que deben concurrir para la existencia de un
determinado delito y que se derivan también de la parte
general del Código. Concebido de esta manera el tipo penal,
se identifica con la plenitud del delito, sin que sea posible
establecer una diferenciación entre ambos conceptos.

La teoría del tipo hace su solemne ingreso en el campo del


Derecho penal por obra de Belíng, el cual atribuye -como
indica Bettiol- al principio por ella enunciado el puesto de
primer orden en la jerarquía de los elementos esenciales a la
noción del delito. Preciso es, empero, subrayar, para evitar
errores y equívocos, que con Beling primero se materializa y
después se espiritualiza el concepto de tipo penal. Se
materializa cuando en 1906 publica su fundamental obra Die
Lehre vom Verbrechen; se espiritualiza veinticuatro años
más tarde, cuando en 1930 da a conocer Die Lehre vom
Tatbestand.

Según la originaria formulación belingniana, el tipo es la


suma de aquellos elementos materiales que permiten
establecer la esencia propia de un delito e integra el núcleo
del concepto en torno al cual se agrupan los demás
elementos. Casi todas las definiciones del delito, considerado
como fenómeno abstracto y desvinculado de sus
manifestaciones singulares -escribe Maurach-, lo calificaban
comúnmente, antes de 1906, como "una acción antijurídica,
culpable y sancionada con una pena". En estas definiciones
la característica de ”ser sancionada con una pena" venía
considerada más o menos como un apéndice exterior
respecto al presupuesto fundamental de la acción
antijurídica, incondicionalmente puesto en el centro de la
doctrina del delito. Esta sistematización teorética era una
consecuencia de la grandiosa teoría de las normas de
Binding. Partiendo del punto de vista de Binding, para quien
276

el contenido ilícito de la acción criminosa radicaba en la


desobediencia a la norma imperativa o prohibitiva que forma
el substrato de las leyes sancionadoras penales, era natural
que la cuestión de la antijuricidad fuere la primera en
presentarse y quedase entendido como cosa obvia que no
toda especie de desobediencia a la norma, sino solamente a
aquellas normas que son sancionadas con pena, puede tener
relieve penal. En la elaboración de su sistema apoyado sobre
el concepto de tipo penal, el mismo Beling ha indicado que
en última instancia sólo pretendió un desplazamiento de
valor en el ámbito de los elementos del delito comúnmente
reconocidos. La conformidad a cada especie de tipo, de
simple atributo accesorio destinado a señalar los límites del
Derecho penal a través de la calificación: de acción
sancionada con pena, deviene la forma fundamental de
delito; esto es, aquella determinada acción tipificada por el
legislador, y que, precisamente, por esta tipificación, podía
automáticamente considerarse como antijurídica. El tipo
penal describe -y circunscribe- abstractamente los elementos
materiales necesarios que caracterizan cada especie de
delito. Esta concepción del tipo penal es la que, en líneas
generales y sin entrar en el problema de sus relaciones con
los demás elementos del delito, norma también actualmente
los pensamientos de Mezger y Grispigni.

En el año 1930 el propio Beling hace una nueva presentación


de su doctrina, en la que altera y espiritualiza algunos de sus
primitivos puntos fundamentales. La idea medular de Beling
es, ahora, la separación que establece entre el “tipo” y la
“especie delictiva”. Para la exposición de su nuevo sistema
arranca Beling del concepto de "especie delictiva",
concebida como un todo compuesto de una pluralidad de
elementos -previstos a veces expressis verbis y otras sub
intelligenda, para precisarse o completarse por la
interpretación- que se encuentran en la correspondiente
descripción legal. Estos elementos son: unos, de naturaleza
externa y objetiva: v. g., los que caracterizan la
277

antijuricidad: y otros, de naturaleza subjetiva, como, por


ejemplo, los que configuran la culpabilidad. Todos estos
elementos, empero, se orientan hacia una “imagen unitaria”
que viene a ser el cuadro conceptual que funda la unidad de
la especie delictiva, y sin la cual aquellos elementos
perderían su sentido como elementos integrantes de la
"especie delictiva". Esta "imagen unitaria" es el "tipo" que
informa y preside la creación y vida de cada "especie
delictuosa" y representa esquemáticamente su contenido
esencial. El tipo no es ya, pues, para Beling, el hecho
objetivo abstracto y conceptualmente descrito, por sus
elementos materiales, en cada especie delictiva, sino la
imagen rectora, cuadro dominante o tipo regens, que norma
y preside cada especie delictiva. De esta manera se
espiritualiza el tipo penal, el cual viene a ser una
"representación conceptual" que no debe ser confundida con
su "realización exterior"; "una categoría sin contenido"; “un
concepto puramente funcional” que sólo ejerce una función
orientadora; "un libro de imágenes en el cual las especies
delictivas están esquemática y estilizadamente
representadas"; un “concepto troncal” de “ordenación
metódica” que domina el Derecho penal en toda su extensión
y profundidad". La adecuación de la conducta al tipo -idea
ésta ínsita en el concepto de tipicidad-, no ha de ser
adecuación a la especie delictiva, sino a lo que es "imagen o
fi gura rectora" o "cuadro dominante" de cada una de ellas.
Así quería resolver Beling algunos problemas que en la
primera formulación de su doctrina quedaban en el vacío,
como el de la tentativa y el de la complicidad, habida cuenta
de que la conducta intentada y la de los participantes no eran
plenamente subsumibles en la descripción del tipo. Con su
nueva concepción del tipo como “imagen rectora” o “cuadro
dominante”, de cada especie delictiva, el problema halla
solución, pues la acción intentada y la de los participantes
entran dentro de la "imagen rectora" o "cuadro dominante"
que rige la especie delictiva. Por otra parte, como afirma el
profesor Rodríguez Muñoz, el motivo determinante de esta
278

nueva concepción del tipo rector fué el deseo de Beling de


asegurar la necesaria congruencia (en el concepto del delito)
del tipo del injusto y del tipo de culpabilidad, congruencia
que no se deducía como necesidad lógica en su construcción
de 1906. En ella el concepto fundamental del tipo no
representaba el vínculo de congruencia, y en rigor podia
afirmarse el carácter delictivo de una conducta que,
realizando objetivamente el tipo, v. gr., del homicidio, no iba
acompañado de la culpabilidad congruente a dicho tipo
(dolo de matar a un hombre), sino, por ejemplo, del dolo de
lesionar o de prevaricar (uno y otro, tipos de culpabilidad
incongruentes con el tipo objetivo de homicidio).

La idealización que del tipo hizo Beling en 1930 no encontró


arraigo en el pensamiento jurídico penal. La mayoría de los
escritores -observa Rodríguez Muñoz- trabaja con un tipo de
delito fundamentalmente diverso del tipo rector de la
segunda época de Beling, concepto éste que pertenece sólo a
la esfera "metódica". Es indudable –dice Rodríguez Muñoz-
que el carácter delictivo de una conducta sólo puede
afirmarse a condición de que el tipo de culpabilidad sea
congruente con el tipo objetivo del injusto, y no es menos
indudable que los diferentes tipos de delitos que el Código
contiene han sido concebidos por el legislador como tipos del
injusto y de culpabilidad congruentes (el tipo del delito de
homicidio del parágrafo 212 del Código alemán o del art.
407 del español, tan sólo surgen de la conjunción de la
conducta objetiva antijurídica de dar muerte a un hombre y
del dolo del agente de matar a un ser humano; y así, en todos
y cada uno de los delitos). Y precisamente al objeto de
explicar el porqué de esta necesaria congruencia que en la
ley se advierte en todo instante, formula Beling su nuevo
concepto del tipo rector, como algo fundamentalmente
diferenciado del tipo del delito. Por otra parte, valerse del
concepto de tipo o esquema rector para lograr la adecuación
o vinculación típica en la tentativa y en la participación, es
también tratar de explicar, mediante primitivos esquemas
279

ideales, lo que la progresión científica del Derecho penal ha


consagrado en preceptos expresos de la parte general de los
Códigos penales. Ya Bettiol señaló que el hecho de que toda
cuestión de Derecho penal deba ser resuelta en referencia al
esquema de un tipo autónomo de delito, puede presentar el
peligro de la inutilidad de la parte general del Derecho
penal. Finalmente, los 'esquemas, bosquejos, apuntes,
esqueletos, bocetos, imágenes y estructuras de una ciencia,
quedan superados cuando la misma queda revestida de la
aportación conceptual que constituye su materia propia.
Afirmar que las líneas directrices que son la ratio essendi de
su existencia no deben ser jamás traicionadas, es proclamar
algo ínsito en la misma naturaleza de las cosas. y que en el
ámbito del Derecho penal está siempre latente -sin que sean
necesarias doctrinas ad-hoc para afirmarlo- en las normas
que rigen su interpretación. Con fina ironía rechaza Mezger
esta segunda versión de la doctrina del tipo formulada por
Beling en 1930, al afirmar que "nuestra exposición de la
materia vuelve la espalda al mundo luminoso del puro
pensamiento típico y se enfrenta con la cruda realidad del
propio Derecho punitivo".

Sería, empero, injusto, desconocer la extraordinaria


aportación que representa la primigenia doctrina de Beling
sobre el tipo penal. Mediante ella se pone en el primer plano
de la consideración jurídica la trascendente importancia que
revisten; los elementos objetivos que conceptualmente
integran la singular especie delictiva plasmada
legislativamente en la ley, y con ello, las bases de la doctrina
del delito. Certeramente Bettiol hizo notar que la
importancia del tipo legal no consiste tanto en la
interpretación del principio fundamental nullum crimen sine
lege, sobre el que todos los juristas están de acuerdo -un
hecho que no se adecua perfectamente a un tipo delictivo no
puede ser susceptible de Valoración penal-, sino más bien en
la función metodológica que él ofrece a los fines de la
sistematización de los elementos del delito. Pero, aparte de
280

esta función metodológica, el concepto del tipo penal nos


ministra las bases jurídicas sustanciales y formales sobre las
que descansa el delito, pues, en primer término, concretiza, a
los fines penales, la antijuridicidad; concreción que
dinámicamente realiza el legislador durante el proceso
formativo de la ley y estáticamente queda en ella plasmada
como prevención general y garantía para los ciudadanos y
como norte y guía del juez; y en segundo lugar, pone en
relieve la forma que el comportamiento antijurídico del
hombre ha de revestir para que pueda llegar a ser delictivo.
Finzi juzga que la utilidad que se deriva de la doctrina de
Beling es la de poner de manifiesto que en todo delito debe
considerarse ante todo su forma, esto es, su faz externa
constituida por la acción u omisión y, en algunos casos,
también por el resultado. Y en esta misma dirección discurre
también el pensamiento de Carnelutti, ya que elocuentemente
subraya que el delito tiene siempre una forma típica. Esta
forma típica que reviste el delito asume una extraordinaria
significación -además de política- estrictamente técnica, pues
descubre ante nuestros ojos los elementos materiales que
integran la esencia de cada delito; elementos materiales que
abren la vía y marcan el camino para la actuación e
interpretación judicial. No caprichosa o casualmente ha
acontecido que el tipo surgiera del viejo corpus delicti.

La doctrina del tipo en su primigenia presentación es, por


otra parte, también la aceptable para el dogmático que opera
sobre los textos de la legislación mexicana; pues en tanto que
la segunda concepción belingniana es extraña a la
legislación nacional, la primera halla una firme base en sus
preceptos. Agudamente ha observado Jiménez de Asúa que
en la mayoría de las leyes procesales hispanoamericanas
sigue entendiéndose el "cuerpo del delito" en la acepción que
tal vez tenía el tipo al escribirse el Código prusiano,
convertido en el Código alemán vigente aún hoy. Y así
acontece, como en seguida vamos a ver, en el ordenamiento
jurídico que rige en Méjico.
281

El concepto de corpus delicti es medular en el sistema


mexicano. pues sobre el descansan el enjuiciamiento punitivo
y sus criterios científicos rectores. Preciso es subrayar,
empero, que fundamentalmente erraría quien concibiese este
concepto como trascendente sólo en el Derecho procesal-
penal e irrelevante en el Derecho penal sustantivo. Por ser,
como hemos dicho, un concepto medular de todo el sistema,
obvio es que el mismo deja sentir su impronta en la
dogmática del delito. Y en forma específica, en el estudio de
la tipicidad, como certeramente subrayan los profesores
González Bustamante y Franco Sodi cuando afirman que
para madurar el concepto de cuerpo del delito es muy útil el
estudio de la teoría de la tipicidad.

En tres sentidos distintos ha sido y es principalmente


empleada la expresión corpus delicti. Unas veces, como el
hecho objetivo, tanto permanente como transitorio, ínsito en
cada delito, es decir, la acción punible abstractamente
descrita en cada infracción -un incendio, un homicidio, un
fraude, etc.-; otras, como el efecto material que los delitos de
hecho permanente dejan después de su perpetración –un
cadáver, un edificio incendiado, una puerta rota-; y en una
tercera y última acepción, como cualquier huella o vestigio
de naturaleza real, que se conserve como reliquia de la
acción material perpetrada -un puñal, una joya, un frasco
con residuos de veneno, una llave falsa, etc.

Existen en el ordenamiento jurídico vigente en Méjico


inequívocas bases dogmáticas que permiten afirmar que la
expresión cuerpo del delito, tan frecuente en la Constitución
Federal y en las leyes de procedimiento penales, está
empleada en el primero de los sentidos indicados, esto es,
como el con junto de elementos materiales que integran cada
especie delictiva que describe el Código punitivo o una ley
especial. No desconocemos que en los artículos 94 a 124 del
Código de Procedimientos Penales para el Distrito y
282

Territorios Federales, y en los artículos 168 a 187 del


Código Federal de Procedimientos Penales, se contienen
numerosas disposiciones que recogen el sentido que la
expresión corpus delicti tiene según las acepciones segunda y
tercera anteriormente citadas; pero también afirmamos que
dichos preceptos hacen concreta referencia a la
comprobación del cuerpo del delito, esto es, a los medios
legales de acreditar lo que en el sistema de la ley se entiende
por cuerpo del delito, y esta irrefragable realidad evidencia
plenamente que son conceptos totalmente diversos, el
concepto sustancial y abstracto del corpus delicti y el de los
medios arbitrados por las leyes de procedimiento para
obtener su comprobación. Conceptos también diversos son el
de una relación posesoria sobre un bien inmueble y el de los
medios que las leyes establecen para comprobar la posesión.
En el ordenamiento jurídico de Méjico es utilizada la
expresión corpus delicti en el sentido fundamental a que hace
referencia la primera de las acepciones anteriormente
citadas. Corpus delicti es el hecho objetivo, tanto permanente
como transitorio, ínsito en cada delito: o, dicho de otra
forma, la acción punible abstracta y objetivamente descrita
con unidad de sentido en cada infracción -un incendio, un
homicidio, una estafa-. Lo evidencian los artículos 19
constitucional, 161 fracción I, del Código Federal de
Procedimientos Penales, y 297, fracción IV del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito y Territorios
Federales, en los que se establece una paladina
diferenciación entre el concepto fundamental de corpus
delicti y los datos procesales que deben considerarse
bastantes para su comprobación: lo confirman los artículos
115, fracción I, 116 y 122 del Código de Procedimientos
Penales para el Distrito y Territorios Federales, en los que
concretamente se reconoce que los "elementos materiales del
delito o de la infracción" integran el contenido conceptual
del corpus delicti y lo corrobora irrefragablemente el
artículo 168, párrafo segundo, del Código Federal de
Procedimientos Penales, en el que elocuentemente se
283

establece que el cuerpo del delito está formado por los


elementos materiales que constituyen el hecho delictuoso
según lo determina la ley penal..." Y si de este modo es
posible reconstruir el concepto de corpus delicti que yace en
la base del sistema penal, el dogmático que trate de
actualizar el sistema y construir sobre el mismo la teoría del
delito, halla en el concepto de corpus delicti firmísima base
para orientar, asentar, fincar y erigir el tipo penal. No es un
hecho aislado y sin paralelo en la elaboración jurídica la
transformación del corpus delicti en tipo penal, operada en
Alemania; sobre similares bases y análoga reconstrucción
dogmática es dable afirmar que la teoría del tipo tiene
también en Méjico los innatos privilegios que se derivan de
la territorialidad.

No quedaría, a nuestro juicio, completo el análisis, si


hiciéramos alto y nos estancáramos en las bases científicas y
dogmáticas que han quedado expuestas. Ellas ministran, es
cierto, los criterios rectores más estables y comunes para la
elaboración jurídica: pero no pueden, en forma alguna, ser
rígidamente aceptadas en todas las hipótesis que el Derecho
contempla. Las construcciones jurídicas, trasunto de la
propia vida, han de ceñirse y reflejar la compleja realidad
fenoménica: precisamente por esto, tanto la concepción
beligniana como la construcción del corpus delicti -fincadas
ambas sobre bases rígidamente objetivas- se afirmaron por
poco tiempo. El punto débil de una y otra, bien pronto
revelado, fué limitar la significación y alcance del tipo penal
y corpus delicti a lo estrictamente objetivo. Pronto se
evidenció que no era siempre posible estructurar el tipo
penal sobre una base estrictamente objetiva, como, también
que no era tampoco siempre posible construir el corpus
delicti con elementos estrictamente materiales. La razón de
esta doble imposibilidad yace en que, como el tipo delictivo
concretiza la antijuricidad y el corpus delicti corporiza el
delito, esta labor de concreción o corporización no siempre
es posible hacerla sin tomar en consideración elementos
284

subjetivos situados en el ánima del agente. Así surgieron en


la doctrina científica penal alemana los llamados elementos
típicos subjetivos, esto es, aquella especial intención o
aquella determinada finalidad que tiñe de ilicitud la
conducta y configura el tipo penal: así también surgió en la
elaboración científica mexicana y en la doctrina
jurisprudencial sentada por la Suprema Corte de Justicia en
orden al corpus delicti, principalmente en relación con el
delito de difamación, lo que nosotros nos aventuramos a
denominar elementos corporales oriundos de una proyección
subjetiva, esto es, aquella especial intención o finalidad de la
que depende la configuración del cuerpo del delito. Este
nuevo paralelismo que registramos en la evolución de la
doctrina científica del tipo penal y en la evolución de la
doctrina científica y jurisprudencial del corpus delicti, nos
confirma, señores académicos, en nuestra arraigada
convicción de que corpus delicti y tipo penal se cimentan y
funden en un todo en la dogmática del delito construida
sobre la legislación nacional”.

“UN CRUZADO DE LA DOGMÁTICA

Acabáis de escuchar una disertación erudita sobre el corpus


delicti y el tipo penal. El recipendiario ha puesto de
manifiesto en ella no sólo su sabiduría jurídica, sino la
elegancia del conferencista, la impecable exposición del
catedrático auténtico. Llega, pues, a esta docta corporación,
don Mariano Jiménez Huerta, con una personalidad forjada
en el estudio continuo de las normas punitivas, adiestrado en
la lucha el Derecho, ungido por el respeto y consideración de
sus colegas y discípulos.

Empeñado en el análisis de la inacción penal ha publicado


tres importantes libros sobre los elementos del delito, que
han merecido el comentario unánime de reconocimiento a
sus relevantes méritos. Hoy al ingresar a la Academia tiene
285

ante sí una nueva exigencia, la de continuar su obra sin


prescindir de ese ímpetu juvenil que ha sido el mejor acicate
para sus espléndidos trabajos. Esta institución no fué
establecida para petrificar la ciencia, sino por el contrario,
para que por su ambiente circularan todas las ráfagas de la
inquietud intelectual, para recoger cualquier manifestación
libre e independiente sobre los problemas que plantea la
lucha contra el crimen. Muchos de sus miembros podrán
estar en el otoño de la existencia, pero no por ello cierran las
puertas a los nuevos investigadores o estudiosos de la vida
del delito y de su indeclinable consecuencia: la pena.

Jiménez Huerta goza ya de un prestigio cimero. Ayudante de


Jiménez de Asúa en su cátedra de Madrid, el maestro lo
menciona frecuentemente como uno de sus discípulos
predilectos, aplaudiendo la calidad de sus trabajos y su
posición en la cruzada en pos de la dogmática del delito.

Don Mariano Jiménez Huerta ocupa esta noche su sillón


académico por propio derecho, ya que tiene méritos
indiscutibles. En su patria de origen se consagró a la
docencia en la Facultad de Derecho de la Universidad
Central de Madrid, desempeñando también importantes
cargos judiciales, entre ellos el de presidente de la Audiencia
de Baleares y magistrado de la Audiencia Territorial de
Barcelona. En Méjico, al que se halla incorporado
permanentemente, ejerce la profesión desde hace cerca de
cuatro lustros con ejemplar fervor y limpieza, compartiendo
su trabajo con la cátedra. Vida de estudio y de labor que ha
dado como fruto varios libros, en los que se analiza en ciclo
creador la antijuridicidad, la culpabilidad y la tipicidad de la
infracción penal.

El nuevo académico vive empeñándose en la superación de la


propia obra. Cada nuevo trabajo es mejor que el anterior.
Pero sus esfuerzos están ligados por un solo impulso: el de
darnos con vigor lógico, en sucesión de Ideas, sus reflexiones
286

sobre la entraña jurídica del delito. Esta impresión de unidad


que dan los libros de Jiménez Huerta no es un mero
accidente, pues trata de verter con densidad doctrinal, en un
mismo plano, las ideas de su personal inclinación sobre un
tema coherente y básico del Derecho Penal.

Así, por ejemplo, acerca de su más reciente esfuerzo, la


publicación de su libro sobre la "Tipicidad", pasea al lector
en fecundo viaje desde el concepto del tipo hasta el problema
de la adecuación de la conducta tanto de los agentes
principales como de los accesorios. Y en cada capítulo no
podemos menos que admirar su cabal conocimiento de las
modernas elucubraciones italianas y alemanas, las cuales
sitúa históricamente, depurando su contenido, fijando sus
alcances, señalando las contradicciones en que incurren,
aceptando lo verdadero y rechazando lo que no corresponde
a la verdad y a la buena técnica.

Sus observaciones son siempre eficaces, porque derivan de


sus estudios profundos e imparciales. Con una rara pasión
por la justicia penal, Jiménez Huerta escribe con gallardía,
con firmeza, perfilando definiciones y secuencias legales. El
estudio que acaba de presentar no fué producto de una
elección caprichosa: responde al sentido de continuidad de
sus esfuerzos. No es más que la ampliación de sus ideas
sobre el tipo del delito al área del corpus delicti, que como
asienta certeramente, es medular en el sistema mexicano.

El contenido del discurso que hemos justamente aplaudido,


rebosa un serio conocimiento del tema con abundante y
sólida doctrina extranjera que liga con nuestra tradición. Y
así nos ha sido grato ver reunidas las reflexiones de juristas
europeos con el pensamiento de los nuestros, unidos todos
ellos por una trascendencia común ante el estudio del tipo
delictivo. Jiménez Huerta acusa una influencia notoria de la
Escuela alemana, y así le habéis escuchado como al
287

hablarnos del corpus delicti, menciona los elementos típicos


subjetivos que son de construcción netamente germana.

En sus trabajos siempre tenemos las citas familiares y


oportunas de Meyer, Weber, Mezger o Beling.
Particularmente las de este último, que vió con una gran
precisión de juicio el problema de la tipicidad, lo cual no
impide que el nuevo académico enderece su crítica al
pensamiento del maestro de Munich, acerca de aquellos
puntos que considera vulnerables.

Desde que Carlos Binding en el último tercio del siglo XIX


elaboró su célebre “teoría de las normas”, se formó una
corriente para investigar la naturaleza jurídica del delito. En
Italia y Alemania los más eminentes penalistas trataron el
tema con extraordinario tecnicismo. La teoría jurídica sobre
el particular al correr de los años se ha ido robusteciendo,
haciendo adeptos en España y América. Asúa cita a Jiménez
Huerta entre sus discípulos que han contribuido con
lecciones de cátedra, artículos y obras monográficas a
construir en los países de habla castellana la dogmática del
delito, que entre nosotros han trabajado con acuciosidad y
talento Raúl Carrancá, Juan José González Bustamante y
Celestino Porte Petit.

El trabajo que comentamos tiene una significación especial,


pues marca una ruta a futuras investigaciones, ya que su
autor ha sabido aunar el dato mexicano con la elaboración
teórica, al abordar el estudio del corpus delicti, de tan honda
importancia en Méjico y del tipo penal, de tan notorio
alcance -como él afirma- en la moderna elaboración técnica.

Con satisfacción excepcional acoge la Academia a este


nuevo compañero, que acaba de mostrarnos un aspecto del
concepto dogmático del delito, elaborando su tesis con base
científica, de acuerdo con las doctrinas de los mejores
autores ajustadas en un marco de elaboración personal. Lo
288

recibimos con el saludo familiar del que nos acompaña desde


hace tiempo en los caminos y veredas de la disciplina
jurídica penal. Ahora se incorpora formalmente a nuestro
equipo de trabajo. Le deseamos que ocupe siempre un sitio
distinguido en él por su talento creador, y que disfrute por
largos años este cargo que hoy le conferimos”.

Eran miembros de la Academia los licenciados y profesores:


Lic. Francisco Argüelles Dr. Lucio Mendieta y Núñez
Dr. Edmundo Buentello y Villa Dr. Luis Rafael Moreno González
Lic. Raúl F. Cárdenas Dr. Francisco H. Pavón Vasconcelos
Dr. Raúl Carrancá y Rivas Lic. Javier Piña y Palacios
Lic. Fernando Castellanos Tena Dr. Celestino Porte Petit C.
Dr. José Ángel Ceniceros Dr. Alfonso Quiroz Cuarón
Lic. Guillermo Colín Sánchez Dr. J. Ramón Palacios
Dr. Guillermo Corona Uhink Lic. Antonio Rocha
Lic. Luis Fernández Doblado Dr. Luis Rodríguez Manzanera
Dr. Ricardo Franco Guzmán Dr. Fernando Román Lugo
Dr. Sergio García Ramírez Dr. Alberto Sánchez Cortés
Dra. Olga Islas de González Mariscal Dr. Carlos Tornero Díaz
Lic. Desiderio Graue Lic. Sergio Vela Treviño
Dr. Mariano Jiménez Huerta Lic. Victoria Adato de Ibarra
Dr. Gustavo Malo Camacho

GERARDO UROSA RAMÍREZ206 –maestro por el Inacipe con


especialidad en Derecho Procesal y Procesal Penal–, recuerda de su
carácter y de sus rasgos físicos que JIMÉNEZ HUERTA fue dueño
de

“Recia personalidad, perfil delgado y sobresaliente


estatura” y que “parecía evocar la triste figura del Quijote
de quien acogió sus ideales en su vida diaria y como
Abogado postulante en el foro”.

Es oportuno anotar, como recién se dijo, que la mayor parte de sus


artículos los entregó, con infinita satisfacción y gozo, a la revista

206
Instituto Penal de Ciencias Penales, México, 2003, pp. 147–148.
289

“Criminalia”, Órgano de la Academia Mejicana de Ciencias Penales,


cuyos miembros lo albergaron en su seno con mucho afecto y
consideración por compartir, de seguro, su amor al derecho, su
probidad y blasón, la seriedad en la investigación, a más de su juicio y
ejemplar conducta. De sus interesantes contribuciones -todas ellas
útiles y magistrales-, recordemos algunos:

 “El delito continuado y la legislación mexicana” (Criminalia,


octubre de 1941, No. 2).
 Crímenes de masas y crímenes de Estado (1945).
 La Doctrina técnica del delito (1944).
 La Situación Legal del billete de banco falso (1945).
 La llamada responsabilidad penal corporativa (1947).
 La conducta humana (1947).
 En torno a la reforma penal (1948).

Fue columnista del periódico “El Universal”.

Importa en esta hora señalar que fue autor de algunas obras excelentes
donde campean el rigor de los conceptos y un estilo transparente y
sereno, propio de quien piensa y cavila por sí mismo, estableciendo
una formidable defensa de sus ideas, respetando, en la contienda
intelectual, las ideas de los demás. Hago constar, haciendo un poco de
historia literaria que al igual que CARRANCÁ Y TRUJILLO,
manejaba el idioma de CERVANTES, con gran propiedad, como
ninguno otro, con excepción del maestro de Madrid. No es solo placer
estético, es admiración por sus cálidas y vigorosas imágenes y su
elegante aparato escritural, a la manera de los clásicos latinos.

Atino con la razón si digo que su máxima producción la constituyó el


Derecho Penal Mexicano207, Parte Especial”, en cinco volúmenes, la
que comenzó a escribir en 1958 y terminó en 1983, con varias
ediciones, como conviene a todos saber. Cabe suponer, casi con
certeza, que las impresiones se sucedieron, unas tras otras, por su
erudito lenguaje y su irresistible atractivo dogmático y gramatical.
207
Editorial Porrúa S.A., 1981, México.
290

Con una firme mirada a la cientificidad y profundidad de la obra, se


expresa así el profesor UROSA RAMÍREZ:

“El primer volumen de su trabajo Derecho penal mexicano lo


dedica a las figuras típicas, desglosando con pulcritud éstas
bajo fundamentos estrictamente dogmáticos. Parece
adelantarse a su época con certeros juicios sobre los aspectos
subjetivos y el elemento finalístico que reconoce como parte de
la estructura y contenido del tipo.
Clasifica los delitos, su interpretación, la antijuridicidad de la
conducta, el concurso aparente de tipos, la tentativa, autoría y
participación, la reprochabilidad de los comportamientos
típicos, así como la punibilidad de éstos, con el apoyo doctrinal
de autores españoles, italianos y alemanes -destacando Jiménez
de Asúa, Francesco Carrara y Edmund Mezger,
respectivamente-, entre muchos otros, así como penalistas
nacionales como Carrancá y Trujillo, González Bustamante,
González de la Vega, Porte Petit, Demetrio Sodi y Rivera Silva.
La importancia dogmática que Jiménez Huerta concede a la
teoría del tipo trasciende al ámbito judicial y humano, como
límite del Estado en la aplicación de la ley penal, según lo
revelan los siguientes párrafos del prefacio de su libro:

Las figuras típicas geometrizan lo antijurídico, corrigen la


intuición, frenan la emoción y dotan al Derecho penal de una
mística noble y de una reciedumbre segura y grandiosa que
cercenan los arrebatos de la ira, los despotismos, las
arbitrariedades y demás excesos emotivos inherentes a la feble
condición humana. Sus contornos y distornos, sus límites y
amplificaciones, sus fácticas formas y contenidos intrajurídicos,
captan los fenómenos ilícitos más trascendentes y más
adheridos a la vivida realidad social.

No sólo las figuras típicas geometrizan lo antijurídico sino que


también sirven de fundamento a la culpabilidad jurídico-penal,
pues ésta se basa en el aislado acto típico. Señeramente a
291

través de él se penetra en la intimidad del autor y se valora su


mismidad conforme a las normas de deber que emanan de las
normas de derechos sin desviar la visura de las
particularidades individuales y sociales de todos y cada uno de
los protagonistas del drama penal.

El análisis de las infracciones penales, desglosado a través de


los tomos II, III, IV, V, es portentoso, pues el estudio de cada
ilícito constituye una lección de profundos conocimientos que
invitan al lector a la meditación. Siempre partiendo de la ley
criminal sustantiva, desarrolla su acertado criterio para
descubrir la ratio legis de cada tipo penal en estudio,
contemplado por nuestra legislación penal.

De su majestuosa exposición en comento, resalta la


reconstrucción científica del segundo libro del Código Penal,
aplicando a los delitos en particular el sendero dogmático
marcado por él mismo en su primer volumen; lo que sin lugar a
dudas representó un sustancial avance metodológico.

En este contexto, y atendiendo a la brillante clasificación del


bien jurídico tutelado propuesto, comienza su segundo tomo
con el estudio del homicidio, las atenuantes y agravantes
respectivas, así como la autonomía que la ley otorga al ilícito
de participación en el suicidio de otro. Igualmente, son motivo
de estudio el parricidio e infanticidio, el aborto y los delitos de
peligro contra la vida, ya sea efectivo o presunto -entre los que
refiere los casos de abandono de personas- y, finalmente,
analiza los delitos contra la integridad corporal,
comprendiendo las lesiones y el contagio venéreo.

El tomo subsiguiente lo dedica a la protección legal del honor;


por lo que se estudian el delito de injuria, difamación y
calumnia. Después se pasa al análisis de los delitos que tutelan
la libertad de secreto, contemplando éstos al delito de
revelación de secretos y de apertura e interceptación de
comunicaciones, correspondencias y mensajes. Otro importante
292

tema es el relacionado a la protección que la ley criminal hace


de la libertad del trabajo. Con soberbia elegancia se refiere a
los delitos que tutelan la libertad de amar, como lo son el de
atentado al pudor, estupro, violación y rapto. El último tema de
este volumen lo dedica a la protección penal de la libertad
política.

En el cuarto volumen hace un profundo y extenso estudio de los


delitos que atentan contra el patrimonio, como los son el robo,
abuso de confianza, fraude, administración fraudulenta,
extorsión, quiebra, despojo, usurpación de bienes inmateriales
y el delito de daños.

El quinto y último tomo de su colosal obra contempla el


análisis de la protección penal de la familia -cuyo contenido
abarca el estudio de los delitos de adulterio, bigamia, incesto y
contra el estado civil-. También se analizan en apartados
independientes la tutela penal de la sociedad, de la nación, de
la administración pública y de la administración de justicia.

A lo largo de su tratado y de todos sus trabajos jurídicos,


florece el perspicaz pensamiento de su autor, que hace de sus
ensayos y libros una lectura ineludible para todo aquel que
pretenda adentrarse en el Derecho penal nacional; con
independencia de su impresionante retórica, que eventualmente
parece fundir al poeta con el dogmático.

Podemos concluir afirmando que Jiménez Huerta fue uno de los


penalistas -junto con Porte Petit y Carrancá y Trujillo.
fundamentalmente- que establecieron los Cimientos para la
construcción de una dogmática nacional propia. El camino
trazado por Jiménez Huerta continúa recorriéndose por
múltiples maestros y estudiosos del Derecho penal mexicano.
293

Sus tesis continúan vigentes y su obra es silencioso testimonio


de su extraordinaria calidad jurídica y humana”.208

En antes había esparcidos tres opúsculos de particular lustre y tersura,


si se miran y examinan con la seriedad que merecen los libros
científicos: El Panorama del Delito209, La Antijuricidad 210 y La
Tipicidad211.

Había anunciado desde 1978, la preparación de una nueva obra


plasmada en tres volúmenes, titulada “Comparezco y Digo, Escritos
Forenses”, quehacer donde recogía toda o buena parte de sus
intervenciones en el foro, con escritos, documentos, informaciones y
alegatos de incalculable valor, fruto del ejercicio profesional. La
ilusión se desvaneció ya que nunca salieron a la luz, algo así, como
una especie de “delito jurídico”, si puedo hablar en estos términos.
Lo que no puede ser más triste y decepcionante, por echarlos de
menos. En fin.......aquí el viento no dio velas, como en la tan sabida
letrilla.

Su presencia en la UNAM

Bellas y muy expresivas palabras escribió GRISELDA


AMUCHATEGUI REQUENA212 –discípula del maestro–, con
sentimientos de agradecimiento y gratitud a su memoria y a su
conducta. Entresaco algunos párrafos:

“El maestro Jiménez Huerta dio clases en la UNAM, durante


39 años, ya casi para retirarse participó en 1977 con su
brillante cátedra y asesoría de Derecho penal en la
208
Gerardo Armando Urosa Ramírez, “Mariano Jiménez Huerta”, en Rostros y personajes
de las Ciencias Penales, Instituto Nacional de Ciencias Penales, México, 2003, pp. 150–
152.
209
Imprenta Universitaria, México, 1950.
210
Imprenta Universitaria, México, 1952.
211
Imprenta Universitaria, México, 1955.
212
Ensayo sobre la vida y obra del maestro Mariano Jiménez Huerta, Los maestros del
exilio español en la Facultad de Derecho, Editorial Porrúa–UNAM, Méjico, 2003, pp.
207 y ss.
294

recientemente inaugurada División de Universidad Abierta


(1975), sistema alterno dentro de la propia Facultad de
Derecho, creado para brindar oportunidad de estudiar a
quienes por motivo de sus actividades laborales o
profesionales no podían asistir a clases presenciales de lunes
a viernes; esta fue realmente la Edad de Oro de este sistema
de enseñanza que tuvo por profesores y tutores a los más
destacados académicos de nuestra querida Facultad y egresó
valiosos estudiantes que son hoy profesionistas ejemplares.

El maestro elaboró los materiales didácticos que sirvieron a


los estudiantes de varias generaciones para estudiar los
cursos y preparar los exámenes de dicha materia; eran tres
volúmenes con un contenido de alta calidad académica y la
simplicidad que caracteriza a los materiales didácticos de un
sistema abierto.

Perteneció a la Unión de Profesores Universitarios


Españoles, entre cuyos miembros figuraron Alcalá Zamora y
Castillo, Niceto; Barnes González, Urbano; Bosch Gimpera,
Pedro; Jiménez Asúa, Felipe; Jiménez de Asúa, Luis;
Jiménez Huerta, Mariano; Millares Carlo, Agustín; Nicol,
Eduardo; Pi Suñer, César; Pi Suñer, Jaime; Pi Suñer,
Santiago; Puche Álvarez, José; Recasens Siches, Luis y
Roces Suárez, Wenceslao.

…..

El recuerdo que conservo del maestro Mariano Jiménez


Huerta se ha mantenido a través de todos estos años y en
ocasiones, viene a mi memoria algún comentario específico
sobre algún tema, como cuando se refería a los trasplantes
de corazón y el delito de homicidio; o bien, recuerdo alguna
frase o expresión como cuando al referirse, en el estudio del
delito de aborto hacía mención a la ‘rotunda redondez’ de la
mujer embarazada; o bien, recuerdo alguno de sus múltiples
ejemplos para llevar el tema a una explicación que no deja
295

duda, como los interesantísimos casos de los robos de Luis


Candelas, verídico y legendario personaje cuya inteligencia
y astucia dieron a la comisión de los delitos patrimoniales
que cometió un aspecto de arte y artificio inigualables.

Tuve la oportunidad de acompañarlo una mañana, después


de asistir a la actividad docente en la División de
Universidad Abierta, a la vieja Librería Porrúa en la calle de
República Argentina 15, dentro del hermoso marco colonial
del Centro Histórico de la ciudad de Méjico, que en 1977
todavía era medianamente transitable, sus calles no estaban
tan sucias y podía disfrutarse la vista que ofrecían, la
imponente catedral, las fachadas, zaguanes, frontispicios y
bellísimas construcciones, algunas de ellas, verdaderos
palacios que propiciaron que fuera llamada la ‘Ciudad de
los Palacios’.

Durante esa vísita en que él miraba y revisaba libros en las


bodegas, yo me percaté de un libro en formato pequeño que
era nada menos que –Crímenes de Masas y Crímenes de
Estado–, cuyas notas preliminares son de don Luis Garrido.
Esta publicación, la número 8 de los Cuadernos Criminalia
de 1941, la dedicó a don Luis Jiménez de Asúa, con estas
palabras:

A LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA, con fervorosa devoción


intelectual; con el leal y sincero afecto de siempre…

Conservo con inmenso cariño este ejemplar de hojas


amarillentas y en aquel momento polvoso e intonso (con
hojas aun no separadas) que pretendí comprar esa mañana y
que el maestro impidió, tomándolo él para obsequiármelo”.

Acompañando siempre a JIMÉNEZ DE ASÚA formó parte del


Consejo Consultivo Internacional de la Revista “Nuevo Pensamiento
Penal”, publicación de Derecho y Ciencias Penales fundada y
296

orientada por el maestro español en 1970. Hacían parte del Consejo


los siguientes nombres:

Marino Barvero Santos Angelo Raffaele Latagliata


(Valladolid) (Napoli)
Jürgen Baumann (Tübingen) Eduardo Novoa Monreal
Giuseppe Bettiol (Padova) (Santiago de Chile)
Luis Bramont Arias (Lima) Ricardo C. Núñez (Córdoba)
Jose Cerezo Mir (Zaragoza) Alfonso Quiroz Cuarón (Méjico
Marshall B. Clinard (Wisconsin) D.F.)
Franco Ferracutti (Roma) Claus Roxin (München)
Enrique Gimbernat Ordeig Darío Santamaría (Napoli)
(Madrid) Wolfgang Schöne (Bonn)
Mariano Jiménez Huerta (Méjico Giuliano Vassalli (Roma)
D.F.) Hans Welzel (Bonn)
Armin Kaufmann (Bonn) Marvin Wolfgang (Pennsylvania)
Hilde Kaufmann (Köln)

Desparecido su guía y preceptor su nombre no fue incluido en el


Consejo Consultivo Internacional de Doctrina Penal (Teoría y
Práctica en Las Ciencias Penales), dirigida por RICARDO
CAYETANO NÚÑEZ que reemplazó la creada por ASÚA. No
recuerdo -y acaso esté equivocado-, haber leído algún escrito de su
autoría aunque mi buen amigo RIVACOBA Y RIVACOBA
(q.e.p.d.), con esa elegancia y finura que le caracterizaba, haya
aducido que su nombre y su sabiduría honraron las páginas de
Doctrina Penal “donde quienes la hacemos, le hemos considerado
siempre uno de los nuestros y lloramos su desaparición como
propia”213.

213
La desaparición de Jiménez Huerta o la muerte del penalismo español en el exilio, en
Doctrina Penal, opus cit., pp. 210–211.
297

Nunca olvidó su patria y su terruño. Con destellos literarios estelares


y preciosos dijo RIVACOBA Y RIVACOBA214 en frases
concluyentes y definitivas:

“Casi medio siglo de trabajo y sacrificios, de estreches y de


éxitos, de aventuras, venturas y desventuras en tierra a la
par extraña no disminuyó un ápice –me consta– su pasión
por la patria permanentemente distante y presente. Jiménez
Huerta ha vivido y ha muerto con España en el recuerdo,
con España en la retina, con España en el corazón. ¡Oh,
madre, que desperdicias a tus hijos por el mundo y no tienes
para ello ni siquiera tierra, sólo olvido!”.

214
La desaparición de Jiménez Huerta o la muerte del penalismo español en el exilio, en
Doctrina Penal, opus cit., p. 212.
298
299

SERGIO VELA TREVIÑO

Es nombre prominente y destacado en el ámbito penal mejicano por su


erudicción y dominio de las cosas de nuestro derecho. Un gran
forjador del pensamiento penal. Nació en 1930 y murió en 1993 a los
63 años.
300

Estudió y se graduó como Licenciado en Derecho por la Universidad


Nacional Autónoma de Méjico.

El historial académico del doctor VELA TREVIÑO registra que fue


Coordinador de la maestría jurídico–penal en el Instituto Nacional de
Ciencias Penales, Asesor Jurídico Penal de la Secretaría de Relaciones
Exteriores y que formó parte de las Comisiones redactoras del Código
Penal y del Código de Procedimientos Penales de Nuevo León.

Muchos lustros dedicó a la noble misión de enseñar la ciencia penal


en la Universidad donde estuvo como estudiante. Profesor titular en la
Escuela Libre de Derecho y Fundador de la Escuela de Derecho de la
Universidad Anáhuac.

Y como no fue uno de tantos, en plena madurez –y con las mejores


reflexiones doctrinales–, escribe sobresalientes composiciones de
estricto derecho, dejándonos un valioso legado. Sus libros acerca de la
“Culpabilidad e inculpabilidad. Teoría del delito”215,
“Antijuridicidad y justificación”216, “La Prescripción en materia
penal”217, son prueba de su excelencia.

El libro Culpabilidad e inculpabilidad. Teoría del delito, está


compuesto por los siguientes capítulos:

Introducción (Capítulo 1); La imputabilidad. Sus fundamentos


(Capítulo 2); La imputabilidad en el sistema normativo
(Capítulo 3); La imputabilidad en la teoría del delito (Capítulo
4); La imputabilidad y las acciones libres en su causa (Capítulo
5); La ausencia de imputabilidad o la inimputabilidad (Capítulo
6); Introducción (Capítulo 7); Desarrollo histórico (Capítulo 8);
Teorías acerca de la culpabilidad (Capítulo 9); Concepto de la
culpabilidad (Capítulo 10); La culpabilidad en el derecho penal
mexicano. Aceptación del normativismo (Capítulo 11); Las
formas de la culpabilidad conforme al artículo 8º. Del Código
215
Editorial Trillas, México, 1977.
216
Editorial Porrúa, México, 1976.
217
Editorial Trillas, México, 1983.
301

penal (Capítulo 12); La preterintencionalidad (Capítulo 13); El


caso fortuito (Capítulo 14); Causas de inexistencia del delito por
inculpabilidad. Concepto y clasificación (Capítulo 15).

Diversos artículos relacionados con el tema penal –que ven la luz en


la revista “Criminalia” muestran en él–, versación y conocimientos.

Miembro de Número de la Academia Mejicana de Ciencias Penales.


Con él, compartieron los siguientes juristas:

Alberto Sánchez Cortés Guillermo Corona Uhink


Alberto Trueba Urbina Gustavo Barreto Rangel
Alfonso Millán Gustavo Malo Camacho
Alfonso Quiroz Cuarón Juan José González
Ángel González de la Vega Bustamante
Antonio Rocha Leopoldo Salazar
Celestino Porte Petit Viniegra
Candaudap Lucio Mendieta y Núñez
Constancio Bernaldo de Luis Chico Goerne
Quiroz Mariano Jiménez Huerta
Desiderio Graue Mariano Ruiz Funes
Edmundo Buentello y Villa Rafael Márquez
Fernando Castellanos Tena Rafael Matos Escobedo
Fernando Román Lugo Raúl F. Cárdenas
Francisco Argüelles Raúl González Enríquez
Guillermo Colín Sánchez Ricardo Franco Guzmán
Teófilo Olea Leyva
302
303

CELESTINO PORTE PETIT CANDAUDAP

El insigne jurista mejicano nació en 1910 en Veracruz y falleció en su


suelo natal, viviendo “el sueño de la tierra”, el 22 de enero de 2002, a
los 92 años de edad.

Cursó la Licenciatura en Derecho de 1929 a 1933 en la Universidad


Nacional Autónoma de Méjico. Fundó el doctorado en Derecho en la
Universidad Veracruzana en donde recibió este mismo grado.

Con sobrados méritos y espíritu vibrante se desempeñó como docente


de la UNAM a partir de 1947. Ocupó la Dirección del Seminario de
Derecho Penal en esta casa de estudios durante 32 años: de 1948 a
1980. Con su toga solemne e iluminada recibió la distinción de
“Profesor Emérito” de la Facultad de Derecho (13 de noviembre de
304

1990). Auténtico maestro que vivió por y para la ciencia penal. Sus
notables lecciones y conferencias así lo atestiguan.

Con un discurso excelente por el fervor y el respeto, su discípulo


SERGIO GARCÍA RAMÍREZ218, nos presenta, con verdadero y
leal aprecio, la parábola de su vida y la suma total de su cultura
penalista:

“Don Celestino, o bien, el maestro Porte -como lo


llamamos sus numerosos discípulos- hizo los primeros
estudios en Córdoba y en Orizaba, las ciudades gemelas en
los pliegues de la sierra veracruzana.

A su empuje -un poderoso don de iniciativa, que le


caracteriza- se debió al establecimiento del doctorado en
derecho de la Universidad Veracruzana, donde obtuvo el
máximo grado académico. En esos años y en esa labor, de
aprendizaje intenso -pero ya, también de magisterio-,
PORTE PETIT entabló relación con los viejos y los nuevos
maestros del penalismo mexicano. Entre éstos, los autores y
defensores del Código Penal de 1931: CARRANCÁ Y
TRUJILLO, GONZÁLEZ DE LA VEGA, TEJA ZABRE,
CENICEROS y GARRIDO, quien seria, andando el
tiempo, rector de nuestra Universidad y cordial amigo de
don Celestino.

También de entonces data su cercanía con los profesores


españoles que llegaron a América al final de los años
treinta y en el principio de los cuarenta: los hombres de la
inmigración, flor de la inteligencia española, grandes
animadores de la cátedra y la investigación en los paises de
su futura residencia. PORTE PETIT conoció a LUIS
JIMÉNEZ DE ASÚA, autor de una inmensa obra
doctrinal, maestro de mexicanos que estudiaron en España,

218
Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México
y Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
305

antes de la catástrofe de los años 36-39; también a


Constancio Bernaldo de Quirós, el criminólogo sabio, el
expositor brillante, y a MARIANO RUIZ FUNES, político
y jurista. Ellos -y muchos más- participaron en las tareas
del doctorado que funcionaba en Jalapa.

El maestro Porte supo resolver la feliz combinación entre el


ejercicio profesional, de “trinchera”, y la actividad
académica; honradamente ejercidas, ambas funciones se
exigen y vitalizan mutuamente. Así sucedió en el caso del
profesor cordobés.

Desde su juventud, PORTE PETIT sirvió a la justicia:


seria, ésta, una larga vida ejemplar. Hay que proponerle
como modelo a los jóvenes abogados que aspiran a
ingresar en la judicatura; a aquéllos que pretenden honrar
la severa toga del juzgador.

Fue primero agente del Ministerio Público del Fuero


Común en San Andrés Tuxtla, en 1935; luego desempeñaría
la misma honrosa misión en Coatepec, Jalapa, Córdoba y
Orizaba. Más adelante ingresaría en la judicatura, a la que
dedicó sus años de madurez: como juez y magistrado en
Veracruz -donde llegó a presidir el Tribunal Superior- y
como magistrado, también, en el Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal. Juzgador escrupuloso, sabio,
íntegro, juzgador reflexivo.

Dije que don Celestino ha sido -y es- promotor de leyes.


Infatigable en esta actividad; resuelto, tenaz. Ha
intervenido en innumerables comisiones redactoras de
anteproyectos y proyectos legislativos, presidiéndolas a
menudo. En su haber cuenta un avanzado ordenamiento, el
Código de Defensa Social del Estado de Veracruz, de 1944,
que orientaría mayores progresos en el porvenir.
306

La perseverante posición crítica que ha guardado frente al


Código de 1931 le llevó a frecuentes desvelos. Sería
imposible citar aquí todas las comisiones en que ha
participado, pero puedo mencionar algunas de las más
importantes, en mi concepto: las constituidas en 1949,
1958, 1963 y 1983 para sustituir o reformar aquel Código;
y la formada en 1979, en el Instituto Nacional de Ciencias
Penales, para relevar el Código Penal de Veracruz.

Vale decir que de las comisiones de 1979 y 1983, en las que


tuve el honor de acompañar al maestro Porte, surgieron los
más trascendentes -en el sentido estricto de la palabra-
documentos de su género en la época actual. El innovador
proyecto para Veracruz se convirtió -modificado en varios
extremos- en el Código Penal del Estado, en 1980, y el
anteproyecto de 1983 fue el origen y la cantera de la gran
reforma penal mexicana emprendida desde ese mismo año.
De aquí proviene -hay que decirlo, con énfasis- un nuevo
código penal mexicano. El que hoy rige en la Federación y
en el Distrito Federal sólo tiene, de 1931, la fecha; las
instituciones principales, en cambio, son de 1983 y los años
siguientes. Conviene esta puntualización para la historia de
nuestra legislación penal y para la biografía de don
Celestino.

Hoy profesor emérito por justísima decisión en su favor,


PORTE PETIT comenzó el desempeño docente en la
Universidad Nacional en 1947. Ocupó la dirección del
Seminario de Derecho Penal en la Facultad de Derecho
durante 32 años: de 1948 a 1980. Bajo su mirada atenta y
con su orientación estricta, dos cualidades necesarias en un
auténtico maestro, muchos estudiantes culminaron estudios
profesionales.

En otra etapa, PORTE PETIT fue director general -


fundador- del Instituto Nacional de Ciencias Penales, a
partir de 1976. Le correspondió conducir esta flamante
307

institución durante los años iniciales, tiempo difícil.


Cumplió con excelencia y dejó magníficos fundamentos
para la expansión ulterior. Su obra se celebra -otro acto de
justicia- a través del nombre de la Biblioteca del Instituto:
Celestino PORTE PETIT. Las publicaciones de don
Celestino son numerosas, aleccionadoras. Puede hablarse,
con una expresión muy usual -y en este caso veraz-, de que
ha enriquecido la bibliografía penal en lengua castellana.

Su primer trabajo tuvo que ver con el Código con muy


nutrida bibliografía, jurisprudencia de su patria y apuntes
doctrinales, Código de Procedimientos Civiles de Veracruz,
anotado, comentado, concordado. Vio la luz en 1940. Años
más tarde con gran precisión y construcción de conceptos,
diversas monografías de algunos delitos, que estuvieron en
su mira (1946), apareció su Legislación penal mexicana
comparada, con concordancias, notas y jurisprudencia,
obra única en su género. En 1969 la Editorial Porrúa
imprimió sus Apuntamientos de la parte general del derecho
penal, excelente panorama de la materia.

Pero el maestro Porte no sólo ha explorado la parte general


de su disciplina. Se le conoce como aplicador inteligente de
las nociones generales a los delitos en particular; esto es, a
lo que llamamos la parte especial. Este método, difundido
por don Celestino, ha tenido fortuna: hoy se utiliza
comúnmente en las monografías sobre estos asuntos. En
este rumbo, el prestigiado catedrático ha publicado ensayos
dogmáticos sobre los delitos contra la vida y la salud
personal (1966), la violación (1966), el estupro (1967), el
rapto propio (1978) y el robo simple (1984).

También se ha interesado el maestro Porte en la historia de


su disciplina. No son muchas las obras dedicadas a este
tema. Descuella la de Miguel Macedo, y en la misma línea
se halla la Evolución legislativa penal en Méjico, de
PORTE PETIT, que apareció en 1965. Este libro es
308

obligada fuente para quienes se interesan en el desarrollo


del derecho patrio. No sólo ha explorado el pretérito; como
"promotor de leyes" se halla fuertemente comprometido con
el porvenir: de ello da testimonio su constante empeño, que
ya mencioné, en la revisión del derecho y de la práctica
aplicativa. Sus reflexiones en torno a este punto, sugerente y
atractivo, se hallan en una obra importante publicada no
hace mucho (1985) por el Instituto Nacional de Ciencias
Penales: Hacia una reforma del sistema penal.

Socio prominente de la Academia Mejicana de Ciencias


Penales, el organismo creado por penalistas, médicos,
criminólogos de nuestro país, hace más de medio siglo.
PORTE PETIT presidió la Academia con acierto y
autoridad moral. Se le conoce en ese medio por la
reciedumbre de sus conocimientos y no menos por su
probada capacidad de polemista. Saludable combinación,
que invita a pensarlo dos veces antes de aventurarse en un
debate con él”.

Sigue diciendo GARCÍA RAMÍREZ, con elegante pluma y


sentimientos henchidos de gratitud y agradecimiento hacia su maestro:

“Los alumnos de don Celestino somos legión. Pocos son


los catedráticos de Derecho penal -o de procesal penal,
como en mi caso- que no se reconozcan, ufanamente como
discípulos de PORTE PETIT. A sus clases han concurrido
centenares o acaso millares de estudiantes, venciendo el
temor que su fama infundía: profesor exigente, pero
estupendo. "Con él se aprende penal", dicen todos.

Inicié mi relación con el maestro PORTE PETIT cuando


me llegó el turno de elaborar mi tesis profesional, dirigida
por otro catedrático excepcional, el doctor Alfonso Quiroz
Cuarón. Me inscribí entonces en el Seminario de Derecho
Penal y afronté el saludable rigor de don Celestino. Luego
fui su alumno en la División de Estudios Superiores. He
309

cultivado su amistad, para mi bien. Tengo entre otras


experiencias gratas, la de haber compartido labores con él
en diversas ocasiones: en la aurora del Instituto Nacional
de Ciencias Penales, cuando presidí la primera Junta de
Gobierno; y en las comisiones redactoras de los proyectos
de reforma penal de 1979, para Veracruz, y de 1983, para
la Federación y el Distrito Federal. Participar con don
Celestino en tareas de preparación legislativa es como
asistir a una cátedra de Derecho penal, estimulante y
generosa. No creo que haya en Méjico quien le supere en
conocimiento de su materia. Se desborda en la clase y
fuera de ella. Por eso somos muchos -una legión, que ya
dije- quienes lo hemos seguido dentro y fuera del aula.

La brevedad asignada a esta semblanza -que hago con


especial satisfacción- no permite mayor desarrollo.
Quedan en el tintero, por supuesto, muchos datos
importantes de la persona y la obra. ¿Cómo resumir mi
pensamiento sobre ambas? Tal vez diciendo que la
enseñanza de PORTE PETIT preside el moderno derecho
penal mexicano. No hay exageración en este juicio, que
difícilmente se podría extender a otros casos. En las
publicaciones, en la cátedra, en la ley, está la huella
evidente del ilustre maestro. Es una presencia fértil,
definida: la de mayor influencia hoy día.

El hombre, autor de esa obra admirable, tiene también


calidades ejemplares. Quienes hemos tenido el privilegio
de conocerlo, tratarlo a lo largo de los años, compartir
con él trabajos y esperanzas, sabemos de su amor a
Méjico, de su hombría de bien, de su genuina dedicación
al derecho, de la limpieza de su magisterio, de su
inquebrantable probidad. Méjico y la Universidad
requieren hombres de la más alta condición intelectual y
moral. Esta es la condición de don Celestino PORTE
PETIT. Ser su amigo es motivo de orgullo, que yo tengo.
310

Que sea maestro emérito de la Facultad de Derecho es un


honor para él y para la Facultad”.

La Universidad Nacional Autónoma de Méjico publica en 1958 su


Programa de la Parte General del Derecho Penal, con exquisito
prólogo de LUIS GARRIDO y con la siguiente dedicatoria:

“Al señor doctor Roberto Mantilla Molina, por su fecunda


labor universitaria como Director de la Facultad de
Derecho”.

En 1968 la Editorial Porrúa imprimió la 2da. edición del


Programa. De su producción bibliográfica –nutrida por cierto–,
hizo ya relación GARCÍA RAMÍREZ y a su listado nos
remitimos.
311

PERÚ

De entre los estudiosos y expositores peruanos dedicados a la


disciplina penal, sobresalieron en el siglo pasado, entre otros muchos,
VÍCTOR M. MAÚRTUA, GUSTAVO CORNEJO y RAÚL
PEÑA CABRERA, cuyos escritos comunican vida y bellísimo
esplendor a la tradición jurídico–penal de su patria.

VÍCTOR MANUEL MAÚRTUA URIBE

Despertó al mundo en Ica en el año 1865 y falleció en el Océano


Atlántico el 26 de mayo de 1937, a los 72 años de edad.
312

Cursó sus estudios escolares en el Colegio Nacional San Luis


Gonzaga de su ciudad y posteriormente se trasladó a Lima. Ingresó a
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde se graduó
bachiller en 1886. Alcanzó el título de Abogado en 1890 y Doctor en
Jurisprudencia en 1900.

Tomamos de un escrito los párrafos siguientes219:

“Fue un diplomático e internacionalista peruano. Ministro


plenipotenciario en diversos países de Europa y América.
Ejerció también la cátedra universitaria. Una de sus más
importantes contribuciones fue el monumental alegato
sobre los derechos del Perú en el problema limítrofe con
Bolivia, publicado en Madrid en 1906-1907. Fue además,
Ministro de Hacienda y Comercio (1918), y diputado por
Ica (1915-1919).

Viajó al interior del país tras ser nombrado director del


Colegio Nacional de Minería de Huánuco. En 1895, al ser
elegido diputado suplente por la provincia de Dos de Mayo,
retornó a Lima. Ese mismo año asumió la dirección del
diario La Ley, vocero del Partido Civil. Fue nombrado
Inspector de Instrucción (sector que en ese entonces estaba
a cargo de las municipalidades) y catedrático adjunto de
Derecho Penal de San Marcos en 1900.

Se orientó definitivamente a la carrera diplomática al ser


nombrado cónsul general de Méjico en 1900 y secretario de
la delegación peruana acreditada ante el II Congreso
Panamericano, que por entonces se realizó en dicha ciudad.
El aporte peruano en dicha reunión fue la proposición del
arbitraje obligatorio en la solución de los conflictos
internacionales, con carácter retroactivo, es decir, que
abarcase las diferencias entre las Repúblicas americanas

219
Jorge Basadre Grohmann, Historia de la República del Perú (1822-1933), t. 12.
Empresa Editora El Comercio S. A. Lima, 2005.
313

originadas en tiempo pasado, y no, como querían otros, que


se proyectara solo a las diferencias que surgieran a
posteriori.

Ascendió a Encargado de Negocios y pasó a la República


Dominicana como agente confidencial (1901-1902).
Retornó a Lima, donde la Municipalidad lo nombró
Inspector de Estadística (1903).

En 1904 fue designado ministro plenipotenciario para la


defensa de los límites peruanos con Bolivia, a cuyo
propósito realizó una extraordinaria investigación
documental, en colaboración con los especialistas Luis
Ulloa, Víctor Andrés Belaunde y Carlos A. Romero. El
alegato fue publicado en Madrid en 1906-1907: la
exposición consta de dos volúmenes; la prueba documental,
doce volúmenes; la contestación a la demanda de Bolivia,
un volumen; la contestación al alegato de Bolivia, un
volumen; y la prueba de la contestación de alegato, siete
volúmenes.

Sucesivamente, fue ministro plenipotenciario en Buenos


Aires (1906), Caracas (1910) y La Habana (1911). Asistió
al Congreso Bolivariano realizado en Caracas en 1912.

De regresó al Perú, empezó a ejercer como catedrático de


Filosofía del Derecho e Historia del Derecho Peruano, en
la Facultad de Jurisprudencia de San Marcos.

En 1915, como miembro del Partido Civil, fue elegido


diputado por Ica, función legislativa en la que se mantuvo
hasta 1919. Fue miembro de la comisión parlamentaria
encargada de redactar un proyecto de Código Penal, y
presentó su propio proyecto, el cual años después sería
aprobado por la Ley Nº 4868, de 10 de enero de 1924.
314

En 1917 dirigió sucesivamente los diarios El Perú y


Excélsior, que tuvieron vida efímera. Por esos días Maúrtua
mostraba simpatía por las ideas socialistas.

En 1918 el presidente civilista José Pardo lo incorporó a su


gabinete ministerial como Ministro de Hacienda y
Comercio, cargo que ejerció de 27 de abril a 18 de
diciembre de ese año.

En 1919 pasó a Holanda como ministro plenipotenciario.


Formó parte de la delegación peruana acreditada en las
Conferencias de Paz que pusieron fin a la Primera Guerra
Mundial. Luego fue acreditado como ministro
plenipotenciario en Suiza y asistió a las reuniones
inaugurales de la Sociedad de Naciones. Con el mismo
rango pasó a Ecuador (1922) y a Brasil (1924). Representó
al Perú en la VI Conferencia Panamericana y en la
Conferencia de Conciliación y Arbitraje, ambas realizadas
en La Habana, en 1928 y 1929, respectivamente.

Presidió la delegación peruana enviada a las conferencias


de Río de Janeiro, que fueron convocadas para solucionar
el conflicto entre el Perú y Colombia, las mismas que se
realizaron de noviembre de 1933 a mayo de 1934.

En 1935 se reincorporó como catedrático en San Marcos,


donde dictó un curso de Historia Internacional y
Diplomática de América.

Además, fue miembro de la Academia de Derecho


Internacional, con sede en La Haya; del Instituto
Americano de Derecho Internacional (del que fue secretario
en 1929); y del Comité de Expertos para la Codificación del
Derecho Internacional.
315

En 1937 fue nombrado embajador en Brasil, pero no llegó a


su destino pues falleció a bordo de la nave en la que
viajaba”.

Obras:

 La cuestión del Pacífico (1901; aumentada en 1922).


 Sur le Pacifique du Sud. Le procés du Pérou et de la Bolivie
contre le Chili (Dijon, 1906).
 Antecedentes de la recopilación de Indias (Madrid, 1906).
 La reforma del Código Penal (1918).
 Intervención-conciliación-arbitraje en las conferencias de La
Habana 1928 y Washington 1929 (La Habana, 1929).
 Responsability of States for Damages Caused in their Territory
to the Person or Property of Foreigners (Nueva York, 1930).
 Principios que deben inspirar la codificación del Derecho
Internacional en materia de responsabilidad de los Estados
(Revista de Derecho y Ciencias Políticas: año II, N.° 1, pp. 97-
168; Lima, 1937).
 Páginas diplomáticas–I, La codificación del Derecho
Internacional (1940).
316

ÁNGEL GUSTAVO CORNEJO BOURONCLE

Nace en Arequipa el 1 de noviembre de 1876 y fallece en Lima, el 6


de julio de 1943 a los 67 años de edad.

Cursa sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Nacional de


la Independencia. En 1891 realiza diversas actividades en su
condición de pasante, y más tarde, de amanuense.

En 1901 se recibe de abogado en la Universidad de San Agustín.

Recopilamos los siguientes datos ya publicados:

“En 1904 es designado Tesorero de la Junta Departamental


de Arequipa; Secretario de la Prefectura de Arequipa (1904-
1907), Diputado por Arequipa (1907); Juez de I Instancia de
Chiclayo (1907-1912). Senador Suplente por Lambayeque
317

(1913-1926). Ministro de Justicia, Culto e Instrucción (1918-


1919). Acreditado por el gobierno del Perú para vigilar el
plebiscito de Tacna y Arica; Vocal de la Corte Suprema de
Justicia (1926-1930). Miembro de la Comisión Consultiva de
Relaciones Exteriores (1933).

Maestro en el Colegio Nacional San José (1910-1912),


Catedrático de la Facultad de Derecho de la UNMSM (1928-
1943); Decano de la Facultad de Derecho de la UNMSM
(1928-1930), Decano del Colegio de Abogados (1934)”.

Senador de la República. En unión del doctor PLÁCIDO JIMÉNEZ,


Representante de la Cámara Nacional de Diputados, concertaron en
1.927, un Anteproyecto de Código Penal que técnicamente hablando
acusa "falta de sistema", según así afirmó, en su momento,
JIMÉNEZ DE ASÚA220.

Muchos y buenos libros editó respecto de la ciencia penal con pericia


y aportes sustanciales. Con precisión y limpieza entregó a la
publicidad los siguientes escritos:

 Derecho penal elemental, Lima, Imprenta. San Cristóbal, 1930.


 Tres ensayos, Arequipa, Tipografía Cáceres, 1901.
 Código de procedimientos civiles, Casa Editorial E. Rosay,
1912.
 Legislación civil del Perú, Chiclayo, Imprenta y librería de D.
Mendoza, 1915.
 Comentario al nuevo código penal, Lima, Librería Francesa
Científica y Casa Edit. E. Rosay, 1926.
 Introducción a las ciencias jurídicas y políticas. Programa
analítico para el curso de 1936, Lima, Editorial Librería
Peruana, 1936.

220
Tratado de Derecho penal, opus. cit, vol. I, p. 1208.
318

Resaltemos, las que tenían que ser de todas, sus obras maestras, la
Parte General del Derecho Penal y un “Derecho penal especial”221.
La primera versó sobre el estudio de los delitos contra el individuo,
contra la sociedad y contra la familia. La segunda comprende los
delitos contra el Estado y la defensa nacional, delitos contra la fe
pública y las faltas. Al menos a mí, que me afano en el estudio
dogmático de los delitos in specie, me atraen sus opiniones y sus
conceptos. Sus notas acerca de los delitos que componen la Parte
Especial son de gran perfección:

Tomo I:

Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud (Sección


primera): Homicidio (Título I); Aborto (Título II); Lesiones
(Título III); Riña (Título IV); Duelo (Título V); Exponer a
peligro o abandonar personas en peligro (Título VI); Delitos
contra el honor (Sección segunda); Delitos contra las buenas
costumbres (Sección tercera): Delitos contra la libertad y el
honor sexuales (Título I); Delitos de corrupción (Título I);
Disposiciones comunes a los títulos anteriores (Título III);
Delitos contra la familia (Sección cuarta): Adulterio (Título
I); Matrimonios ilegales (Título II); Supresión o alteración
de estado civil (Título III); Substracción de menores (Título
IV); Delitos contra la libertad (Sección quinta): Delitos
contra la libertad individual (Título I); Rapto de mujeres y
de menores (Título II); Supresión o alteración de estado
civil (Título III); Substracción de menores (Título IV);
Delitos contra la libertad (Sección quinta); Delitos contra la
libertad individual (Título I); Rapto de mujeres y de
menores (Título II); Violación de domicilio (Título III);
Violación del secreto de la correspondencia (Título IV);
Delitos contra la libertad de reunión (Título V); Delitos
contra el patrimonio (Sección sexta): Robo (Título II);
Apropiación ilícita (Título II); Encubrimiento (Título III),

221
Librería e Imprenta Gil, S.A., Lima. 1937, Lima. Editorial Librería Peruana, Lima,
1937, tomo II, 1938.
319

Estafas y otras defraudaciones (Título IV); Extorsión (Título


V); Delitos en la quiebra y en las deudas (Título VI);
Usurpación (Título VII); Daños (Título VIII); Delitos contra
la seguridad pública (Sección séptima): Incendio y otros
estragos (Título I); Delitos contra las comunicaciones
públicas (Título I); Piratería (Título II); Piratería (Título III);
Delitos contra la salud pública (Título IV); Delitos contra la
tranquilidad pública (Sección octava).

Tomo II:

Delitos contra el Estado y la Defensa Nacional (Sección


Novena): Traición y atentado contra la seguridad militar
(Título I); Delitos que componen las relaciones del Estado.
Texto de los artículos 296 a 301 (Título II); Delitos contra
los poderes del Estado y la autoridad de la Constitución
(Sección Décima): Rebelión. Texto de los artículos 302 a
306 (Título I); Sedición. Texto del artículo 307 (Título I);
Disposiciones comunes a los títulos anteriores. Texto de los
artículos 308 a 313 (Título III); Delitos contra la voluntad
popular (Sección Undécima): Texto de los artículos 314 a
319; Delitos contra la autoridad pública (Sección
duodécima): Usurpación de autoridad. Artículo 320 (Título
I); Violencia o resistencia a la autoridad. Texto de los
artículos 321 a 327 (Título II); Delitos contra la
administración de justicia (Sección décima tercia): Texto de
los artículos 330 a 336; Delitos contra los deberes de
función y los deberes profesionales (Sección décima cuarta):
Abuso de autoridad. Texto de los artículos 337 a 342 (Título
I); Concusión. Texto de los artículos 343 a 345 (Título II);
Peculado. Texto de los artículos 346 a 348 (Título III);
Corrupción de funcionario. Texto de los artículos 349 a 353
(Título IV); Prevaricato. Texto de los artículos 354 a 357.
Comentario. Generalidades (Título V); Denegación o
retardo de justicia. Texto de los artículos 358 a 361.
Comentario (Título VI); Delitos de los empleados postales y
telégrafos. Texto del artículo 362 (Título VIII); Delitos
320

contra la fe pública (Sección décimo quinta): Texto de los


artículos 364 a 368 (Título I); Falsificación de monedas,
sellos, timbres y marcas oficiales. (Título II); Disposiciones
comunes a los artículos anteriores. Texto y comentario de
los artículos 380 a 382 (Título III); Faltas (Libro tercero):
Disposiciones generales. Texto del artículo 383 (Título I);
Faltas contra la vida, el cuerpo y la salud. Texto y
comentario de los artículos 384 a 385. (Título II); Faltas
contra el patrimonio. Texto y comentario de los artículos
386 a 389. (Título III); Faltas contra las buenas costumbres.
Texto y comentario de los artículos 390 a 391. (Título IV);
Faltas contra la seguridad general. Texto y comentario del
artículo 392 (Título V); Faltas contra el orden público.
Texto y comentario de los artículos 393 (Título VI);
Vigencia y aplicación del Código Penal (Libro cuarto):
Relación entre el Código Penal y la legislación anterior.
Texto y comentario de los artículos 394 a 397 (Título I);
Registro judicial. Texto y comentario de los artículos 398 a
401 (Título II); Patronato. Texto y comentario de los
artículos 402 a 407 (Título III); Establecimientos penales.
Texto y comentario de los artículos 408 a 409 (Título IV);
Jurisdicción de menores. Texto y comentario de los artículos
410 a 416 (Título V); Disposiciones finales. Texto y
comentario de los artículos 417 y 418 (Título VI).
321
322

RAÚL PEÑA CABRERA

En la contraportada de su libro “Tratado de Derecho Penal. Estudio


programático de la Parte General”222 se leen las siguientes notas:

“El profesor RAÚL PEÑA CABRERA nació en Tumbes


(1927), y luego de culminar sus estudios secundarios en el
Colegio Militar Leoncio Prado, ingresó a la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
obteniendo el Título de Abogado en 1955.

Realizó estudios de Post-grado en el Instituto de


Criminología de la Universidad de Roma (1956-1958) bajo

222
Editorial Jurídica Grijley, Lima, 1995. 2da. edición.
323

la dirección de los Doctores DE MARSICO y BENIGNO DI


TULLIO, obteniendo el título de Doctor en Derecho. A su
regreso en 1959, se inicia en la docencia universitaria en la
cátedra de Derecho penal de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos. Desde entonces ha representado al Perú en
diversos encuentros académicos destacando su participación
en las reuniones de la Comisión Encargada de la
Elaboración del Código Penal tipo para Latinoamérica.

Fue elegido Diputado Nacional (1963) y Rector de la


Universidad de San Martín de Porres por dos veces (1978 y
1984). Estuvo presente en innumerables Congresos y
Seminarios Internacionales siendo muy importante su
participación en los proyectos e investigaciones del Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, en el “Seminario
sobre Muertes Anunciadas y desprotección de la Vida en
América Latina”, celebrado en Salvador-Bahía-Brasil (1988)
y continuada en San José de Costa rica (1990); asimismo
destacó su intervención en el Coloquio Preparatorio de la
Asociación Internacional de Derecho Penal celebrado en la
ciudad de Toledo-España (1-4 de abril de 1992) sobre “Los
Movimientos de la Reforma Procesal Penal y la Protección
de los Derechos del Hombre”. Integró las diversas
Comisiones Reformadoras del Código Penal Peruano de
1972, 1984, 1985, 1986, 1990 y 1991.

Precisamente, por su activa trayectoria académica y


connotada predisposición natural para la investigación, en
1991 vió la luz el libro “Derecho Penal, Homenaje al Doctor
Raúl Peña Cabrera”, en el cual penalistas de la talla de
ZAFFARONI, BACIGALUPO, BARATTA, DE
RIVACOBA, DE ARAUJO JUNIOR, VALENCIA
MARTÍNEZ, entre otros, expresaron con sus trabajos el
elevado aprecio y reconocimiento que sienten por el ilustre
profesor peruano.
324

Es manifiesta la importancia en el Perú de RAÚL PEÑA


CABRERA, autor excelente y profundo, con documentos de singular
y marcada importancia. Sus aportaciones y lecciones de diverso signo
penal constituyeron un notorio avance al Derecho Penal peruano.
Redactó un Tratado de Derecho Penal223 en varios volúmenes
dedicados en la Parte General y a la Parte Especial, a más de otros
trabajos dados a la estampa en su edad madura, diseminados en
revistas especializadas. Ejerció la cátedra y litigó en el área del
Derecho penal hasta que la muerte lo sorprendió unos años atrás.

La obra está compuesta por los siguientes capítulos:

Parte General:

PRIMERA PARTE. Normas rectoras del Derecho penal


peruano y los límites a la potestad punitiva del Estado: Normas
Rectoras (Capítulo I); Normas Rectoras (Cont.) (Capítulo II);
SEGUNDA PARTE. Bases críticas y evolución del Derecho
penal: Relaciones del Derecho penal con otras ciencias jurídicas
(Capítulo III); Historia general del Derecho penal (Capítulo IV);
Historia del derecho penal peruano (Capítulo V); Las escuelas
penales (Capítulo VI); Fuentes del Derecho penal (Capítulo
VII); Interpretación de la ley penal (Capítulo VIII); Concurso
aparente de leyes penales (Capítulo IX); Ámbito de validez
espacial de la ley penal (Capítulo X); La extradición (Capítulo
XI); Ámbito de validez temporal de la ley penal (Capítulo XII);
Validez de la ley penal en relación a las personas (Capítulo
XIII); Estructura de la norma jurídico–penal (Capítulo XIV);
TERCERA PARTE. Teoría Jurídica del delito: Planteamiento
general (Capítulo XV); La tipicidad objetiva de los delitos
comisivos dolosos (Capítulo XVI); La tipicidad subjetiva de los
delitos comisivos dolosos (Capítulo XVII); Tipo de imperfecta
realización (Tentativa). (Capítulo XVIII); La antijuridicidad
(Capítulo XIX); Las causas de justificación (Capítulo XX); La

223
Estudio Programático de la Parte General, Grisley, 1995, 2a Edición. Parte Especial,
Ediciones Jurídicas, Lima, 1994 – 1995, tomo I, II - IIA - III.
325

culpabilidad (Capítulo XXI); El delito culposo de comisión


(Capítulo XXII); El delito de omisión (Capítulo XXIII); Unidad
y pluralidad de delitos (Capítulo XXIV); CUARTA PARTE.
Teoría de las consecuencias jurídicas del delito: Consecuencias
jurídicas del delito (Capítulo XXV); Las penas en el Código
penal (Capítulo XXVI); La determinación de la pena (Capítulo
XXVII); Conversión de las penas (Capítulo XXVIII);
Suspensión de la ejecución de la pena (Capítulo XXIX);
Reserva del fallo condenatorio (Capítulo XXX); Exención de la
pena (Capítulo XXXI); Las medidas de seguridad (Capítulo
XXXII); Extinción de la acción penal y de la pena (Capítulo
XXXIII); La reparación civil del delito y consecuencias
accesorias (Capítulo XXXIV).

Tomo I (Parte especial):

TITULO I. Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud:


Homicidio (Capítulo I); Aborto (Capítulo II); Lesiones
(Capítulo III); Exposición a peligro o abandono de personas en
peligro; Genocidio (Capítulo V); TITULO II. Delitos contra el
honor; TITULO III. Delitos contra la familia: Matrimonios
ilegales (Capítulo I); Delitos contra el estado civil (Capítulo II);
Atentados contra la patria potestad (Capítulo III); Omisión de
asistencia familiar (Capítulo IV); TITULO IV. Delitos contra la
libertad: Violación de la libertad personal (Capítulo I);
Violación de la intimidad (Capítulo II); Violación de domicilio
(Capítulo III); Violación del secreto de las comunicaciones
(Capítulo IV); Violación del secreto profesional (Capítulo V);
Violación de la libertad de reunión (Capítulo VI); Violación de
la libertad de trabajo (Capítulo VII); Violación de la libertad de
expresión (Capítulo VIII); Violación de la libertad sexual
(Capítulo IX);Delitos de proxenetismo (Capítulo X); Ofensas al
pudor público (Capítulo XI); Disposición común (Capítulo XII).

Tomo II (Parte especial):


326

TITULO V. Delitos Contra el patrimonio: Hurto (Capítulo I);


Robo (Capítulo II); Apropiación ilícita (Capítulo III);
Receptación (Capítulo IV); Estafa y otras defraudaciones
(Capítulo V); Fraude en la administración de personas jurídicas
(Capítulo VI); Extorsión (Capítulo VII); Usurpación (Capítulo
VIII); Daños (Capítulo IX); Disposición común (Capítulo X);
TITULO VI. Delitos contra la confianza y la buena fe en los
negocios: Quiebra (Capítulo I); Usura (Capítulo II);
Libramientos indebidos (Capítulo III); TITULO VII. Delitos
contra los derechos intelectuales: Delitos contra los derechos de
autor y conexos (Capítulo I); Delitos contra la propiedad
industrial (Capítulo II); TITULO VIII. Delitos contra el
patrimonio cultural: Delitos contra los bienes culturales
(Capítulo único).

Tomo III (Parte especial):

Derecho y economía (Capítulo I); Derecho económico (Capítulo


II); Modelo económico constitucional peruano (Capítulo III); La
criminalidad económica (Capítulo IV); Derecho penal
económico (Capítulo V); Delitos económicos en el código penal
peruano–1991 (Capítulo VI); Esquemas de los delitos
económicos (Capítulo VII); Estructura normativa del instituto
nacional de defensa de la competencia y de la protección de la
propiedad intelectual (Capítulo VIII); Legislación
complementaria (Capítulo IX).

Me pidió con honrado gesto y ademán sincero que le escribiera el


prólogo a uno de sus libros insignes: su Tratado de Derecho Penal.
Digo ahora, y lo diré hoy o mañana, o cuando quiera que sea, que me
sentí profundamente halagado -es lo humano-, por el honor conferido,
mayormente, porque el prólogo a la primera edición lo escribió
SEBASTIÁN SOLER (1960), y el segundo, EUGENIO RAÚL
ZAFFARONI (1982). Sin fórmulas estereotipadas, y sin las solemnes
prestancias de los capítulos preliminares de las obras, uní mi nombre
al suyo, y con justísimas frases, presté crédito a sus enseñanzas.
Escribí, pues:
327

Raúl Peña Cabrera

1.- “Estoy convencido de que carezco de condiciones y títulos


intelectuales suficientes para hacer la presentación de este
volumen. Sólo la benevolencia generosa del profesor RAÚL
PEÑA CABRERA -quien es ya un maestro y no necesitaba de
prólogo alguno- y el respeto inmenso que tengo por su
producción jurídico-penal me han animado para escribir al
frente de éste, su libro, unas breves notas prologales.
2.- Las plumas latinoamericanas, con ser muchas y de calidad,
apenas si gustan explayarse en la composición de la Parte
Especial. El asunto se repite con frecuencia hasta hacerse
tópico. Ni siquiera los articulistas necesitados de temas se
entusiasman con el sector penal especial tan dado a la
minuciosidad y precisión, tan accesible a la reflexión y a la
teoría. En lo general, se advierte una desoladora impresión de
desgano cuando no de insuficiencia jurídica. Surgen planteos e
inquietudes más a título de preocupaciones circunstanciales
que de intentos severamente emprendidos. Estos trabajos suelen
ofrecer pocas novedades por su estrechez y escaso sentido. Y
328

así, obligado es decir, que mucha tinta de imprenta ha corrido


en las prensas para alzaprimar obras sistemáticas de la Parte
General comprobándose que en los trabajos últimamente
publicados sus temas siguen siendo objeto de constante
elaboración, según la peculiar sensibilidad de algunos. Por
contraste, son pobrísimas las construcciones jurídicas
destinadas al estudio de las figuras del delito, cuando su
exploración, bien se me alcanza, es apasionada y polémica.
Empero, su análisis está en el último plano de las preferencias
teoréticas; verídica y terrible la observación. ¿Cómo explicar
tanta desilustración y apatía? ¿Acaso su interpretación supone
una labor creadora que no está en todos poseer? ¿O será que
los intelectuales docentes pierden un poco de su académica
gravedad por proceder a examinar estos extremos teóricos?
3.- Conteste a estas cuestiones quien pueda hacerlo. Puesto a
precisarlas no tengo respuestas a estos interrogantes. Y conste,
de verdad, que son estas, las preguntas a que más me gustaría
responder. Hay muchos años de abandono, ostracismo y
descuido -demasiados quizás- para un simple capricho o para
que un recordador caviloso no se preguntase, según un claro
orden dialéctico, el porqué de tanta indiferencia Lo que es
desapacible o inexplicable. Empero, la vida cambia. Contra
éstos y aquellos, confiemos en su importancia futura. Queden
las anteriores líneas, no más que apuntadas, en espera de los
hombres y la ocasión.
4.- Cuanto atañe a la Parte Especial son pocos los tratados
dignos de tal nombre. No más de cuatro en la Argentina
(GÓMEZ, SOLER, NÚÑEZ Y QUIZÁ FONTÁN BALESTRA),
uno en México (JIMÉNEZ HUERTA), otro en el Brasil
(Hungría), uno más en el Uruguay (IRURETA GOYENA) y
entre nosotros, obligatorio es recordar, las obras sistemáticas
de LUIS CARLOS PÉREZ, PEDRO PACHECO OSORIO y
ANTONIO VICENTE ARENAS, las cuales constituyeron en su
momento, casi toda la producción orgánica de este sector del
conocimiento jurídico. Apenas ahora y esto debe destacarse con
329

singular alabanza que BAYARDO BENGOA y más


recientemente CAIRIOLI en el Uruguay y PEÑA CABRERA en
el Perú están formando una literatura particular de conjunto,
contribuyendo así, eficazmente, a la difusión de estos estudios.
Ojalá que otros penalistas de nuestra órbita con noble empeño
y esfuerzo personal persistan en tales propósitos.
5.- PEÑA CABRERA es, creo yo, uno de los más penetrantes y
profundos penalistas de los últimos tiempos en el Perú y en
Latinoamérica. Sin escatimar elogios, puesto que son
merecidos, tengo que decir que es un gran jurista. La
consagración de todos los años de su vida al estudio de las
ciencias penales, su constante devoción hacia estas disciplinas
y su incansable desempeño, bien en el foro, ora en la
Universidad, o ya como Presidente de la Asociación
Internacional de Derecho Penal (Grupo Peruano) avalan, sin
disciplina ninguna, lo dicho. No se ha limitado el escritor
peruano en ser un tratadista afortunado de los asuntos de
carácter penal. Su obra orgánica lo dice todo. Y es que más
allá de este magisterio ha incursionado en el ejercicio de su
profesión de Abogado con éxitos lisonjeros y logros
satisfactorios sin más influencia que su versación y el respeto
por las técnicas jurídicas. Y porque sus actitudes carecen, en
ocasiones, del materialismo de estos tiempos, háse entregado –
con fe y desinterés– a la cátedra en la Universidad Mayor de
San Marcos no con el afán de hacer prosélitos sino de crear
una pléyade de discípulos que sigan sus enseñanzas. Con
orgullo lo proclama así. Ha sido fundamental en su vida la
comunicación constante con la mocedad laboriosa y esforzada
de su país que sigue sus profundas huellas. Pero además, ha
sido Asesor Técnico General de la Comisión Revisora del
Código Penal como de las anteriores Comisiones. Hay algunos
que aún trabajan por sus ideales.
6.- Entendiendo a buen seguro que la faena intelectual y la
producción científica no pueden permanecer estáticas ni
suspendidas se ha dado a la tarea -tan cargada de
330

responsabilidad- de editar y dirigir una Revista de Derecho


Penal en asocio de otros jóvenes penalistas, llenos de ilusiones,
casi todos alumnos suyos. Debate Penal ha traspasado ya el
solar nativo y es hoy publicación de excelentes méritos y
elevadas proyecciones en el mundo iberoamericano. Conste así.
7.- Concierne este volumen a los delitos contra la vida, el cuerpo
y la salud “contra el honor”, contra la familia y contra la
libertad. En estas materias difícilmente puede decirse algo
nuevo que tenga sentido positivo. Con todo, y dejando de lado
la abstracta especulación jurídica, traza el catedrático del
hermano país, con mano firme y ademán seguro, un ordenado y
erudito estudio sobre las teorías penales más sobresalientes que
íntimamente se rozan con el catálogo penal de las conductas
prohibidas. En páginas nutridas y excelentes, con madurez de
pensamiento y talante de auténtico maestro, dice cuanto
interesa saber acerca de los delitos in specie explicando, en
articulado y escrupuloso estudio, el concepto, la naturaleza,
rasgos definitorios y alcances de las figuras delictivas que
atañen con la delincuencia que las afectan, esquema realizado
bajo la más estricta óptica de la construcción dogmática.
Criterio, por cierto, que es el que siguen los buenos autores en
tratándose de la descripción de los tipos de la Parte Especial.
8.- No es el momento ni la ocasión para reflexionar sobre sus
pensamientos y meditaciones. Cualquiera que sea la forma de
mi conducta discorde, renuncio del todo a polemizar y aposta
me desentiendo de todo juzgamiento crítico. A los ojos amigos
de la verdad es preferible que el gran público juzgue y
califique, por si mismo, el contenido del libro. Haciendo de la
imparcialidad virtud, tengo que confesar que en mi ánima hay
mucha carga afectiva y bastante admiración por el autor y su
obra, lo que me incapacita para signar un juicio imparcial y
justo sobre el pensamiento científico del publicista. Es mi
privilegio hacer conocer mi intención de ahora. Por algo sigo
siendo un aficionado a las cosas humanas y a sus debilidades.
331

9.- La introducción está conclusa. No existe mejor coyuntura


que ésta para manifestarle al profesor PEÑA CABRERA que
continúe su ilustre trayectoria de tratadista y escritor de
Derecho Penal. Y pese a que la vida es esencialmente fugitiva y
que el hombre está solo pero en la compañía de su ser, te
decimos al eximio iuspenalista -porque conocemos su realidad
vital y su entrega apasionada- que siga cosechando logros y
resultados allá donde la razón y la verdad coinciden siempre.

Santa Fe de Bogotá D. C, agosto de 1993”.


Su inquieta e impaciente mentalidad llevó a su pluma a redactar dos
obras sobremanera atrayentes. La primera versa sobre el delito de
Traición a la Patria y arrepentimiento terrorista224, con sentido
prólogo de D. MANUEL DE RIVACOBA Y RIVACOBA. Con
estricto criterio dogmático se hace cargo de los delitos de terrorismo y
traición a la patria analizando sus aspectos generales, la evolución
legislativa nacional y los elementos estructurales de aquellas
conductas. Estudios francamente llenos de agudeza y proyección. El
segundo tiene que ver con el Tráfico de Drogas y Lavado de dinero225,
en colaboración con MANUEL FRISANCHO APARICIO y
WALTER VILCAPOMA BUJAICO, y prólogo del catedrático de
Derecho penal y Criminología de la Universidad de Sonora, de
Méjico, JORGE PESQUEIRA LEAL. Al igual que en el texto
anterior, maneja con maestría y dominación los rasgos y caracteres
fundamentales de los delitos que explora: la política del tráfico de
drogas, la dogmática penal de las infracciones, los tipos agravados,
decomiso e incautación y otros asuntos más de los que se ocupa con
mucha cientificidad.

Entre otras de sus publicaciones más sobresalientes se encuentran:

 Terrorismo y Ley Penal (1990);


 Código Penal Comentado y Leyes Complementarias (1994);

224
Editora Jurídica “Grijley”, Lima, 1994.
225
Ediciones Jurídicas, Lima, 1995.
332

 “Los movimientos de reforma en el procedimiento penal y la


protección de los derechos del hombre en el Perú”, en: Revue
Internationale de Droit Penal, Vol. 64 Nos. 3-4, 1993;
 “El error de prohibición y el error culturalmente condicionado
de los artículos 14 (2do. párrafo) y 15 del Código penal
peruano”, en: Revista de Derecho Penal y Criminología No. 3.
Madrid, 1993;
 Tratado de Derecho Penal, estudio programático de la Parte
General Tomo I. (1995);
 El Delito de Tráfico Ilícito de Drogas y Terminación Anticipada
del Proceso (1995);
 Tratado de Derecho Penal, Parte Especial (delitos tributarios,
asimismo, acerca de los delitos financieros).
333

URUGUAY

JOSÉ IRURETA GOYENA

Fue uno de los juristas más distinguidos y preclaros que ha producido


la República Oriental del Uruguay, y sin discusión, una de “las
figuras oculares del Derecho en América”, como lo dijera el profesor
brasileño MARCONDOS. IRURETA GOYENA ocupa puesto de
honor y de primera magnitud entre los juristas de su tiempo.

Nace en Montevideo el 7 de octubre de 1875 y muere el 27 de febrero


de 1947, a los 72 años de edad, de “un mal tan traicioneramente
oculto en su garganta que comenzaba ya a vencerle y no pudo
334

superar…… y el corazón falló en un momento…”, como escribió tan


gráfica y expresivamente CARLOS SALVAGNO CAMPOS226.

Hizo sus primeros estudios en el Colegio Seminario de Montevideo de


los padres jesuitas, institución que, según se cuenta,

“Deberá abandonar años más tarde a pedido de sus


profesores que no veían en el condiciones de buen
estudiante. No obstante esto, Irureta ingresa al Colegio
Pío, en donde conoce a Monseñor Lasagna. El sacerdote
significó un personaje muy importante en la vida del
catedrático uruguayo ya que fue él quien lo impulsó en la
lectura y lo motivó a continuar sus estudios en la Facultad
de Derecho”.

Los terminó en el Colegio Pio de los padres salesianos.

Recordando el itinerario profesional de su vida se recibe el 14 de


marzo de 1903 como Abogado de la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la Universidad de La República, con la tesis “Examen y
Crítica de las doctrinas de la libertad en el derecho”, trabajo
laureado e inserto en los Anales de la Universidad.

Y más tarde –con el espíritu indomable que nunca lo abandonaría–,


ingresa por concurso a la cátedra de Derecho Penal en la Universidad
de Montevideo la que desempeñó merecidamente, haciendo su deber
con dignidad y altura no igualadas durante 28 años. En 1927 se le
elige Decano de la Facultad de Derecho, cargo que cumplió –como
corresponde a un hombre de sus antecedentes e inteligencia–, con toda
responsabilidad y compromiso hasta 1930.

“Durante su segundo decanato –informa SALVAGNO


CAMPOS227–, se produjo entre él y el estudiantado un
226
La desaparición de un gran maestro (Apuntes para una biografía del Prof. José Irureta
Goyena), en Revista de Derecho Penal, Editorial Ediar, Buenos Aires, 1947, p. 104.
227
La desaparición de un gran maestro (Apuntes para una biografía del Prof. José Irureta
Goyena, opus cit., p. 105–106.
335

conflicto que nunca llegamos a comprender sus antiguos


discípulos, entonces se retiró definitivamente de la
Universidad, para dedicarse a sus múltiples restantes
actividades intelectuales. La Facultad le designó profesor
‘ad honorem’ en tales circunstancias”.

Además de escribir y enseñar, ejerció su profesión de Abogado con un


prestigio nunca visto, bebiendo constantemente en fuentes italianas,
como lo recuerda D. LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA228. Apunta el
profesor español229 que era el mejor abogado del Uruguay y uno de
los más eminentes en América.

No construyó un Tratado de Derecho Penal, bien que insuperables y


completos son los seis tomos dedicados a la Parte Especial. Sus
estudios e investigaciones –que reclamaron su atención–, acerca de
los delitos de hurto, homicidio, falsificación documentaria y estafa,
apropiación indebida, daños, usurpación, lesiones personales,
infanticidio; aborto, bigamia, abandono de niños y de incapaces,
difamación e injuria y delitos contra la libertad de cultos, rapto y
estado civil, no tienen parangón y son de lo mejor que hemos leído.
He aquí, y no obstante la lejanía del tiempo al maestro talentoso y
lúcido cuyas ideas y cavilaciones aún resuenan dentro de la rigorosa
técnica que acompaña el examen de los delitos en particular. Con la
oportunidad de la ocasión y más allá de lo convencional, juzgamos
muy positiva la labor del escritor genial y preceptor insigne, que todo
está dicho ya, sin oropeles ni faustos innecesarios.

Fue un orador soberbio e imbatible, al estilo de FERRI, modelo y


paradigma de elocuencia, con sus rasgos y voces de vehemencia y
pasión. Recuerda SALVAGNO CAMPOS230, discurriendo
razonablemente que:

228
Crónica de Derecho Penal, opus cit., vol. I, p. 19.
229
Tratado de Derecho Penal, opus cit., t. I, p. 1282.
230
La desaparición de un gran maestro (Apuntes para una biografía del Prof. José Irureta
Goyena), opus cit., p. 108–110.
336

“….es en sus discursos, precisamente, donde se revela


mejor la universalidad de sus conocimientos, que admiraba
tanto como desconcertaba. Era un adversario del sofisma.
En una amena disertación –que permanecerá como modelo
en el género–, intitulada ‘Anécdotas de Abogados’ recordó
la famosa frase de Temístocles al griego airado: ‘–pega,
pero escucha’. Y en seguida añadió: ‘La frase debe ser
cierta porque figura en todos los textos de la Historia, pero
yo no creo en su contenido. El que pega no escucha, el que
escucha no pega, y el que recibe los golpes puede esperar
todo menos que lo escuchen’.

Y aún recuerdan los antiguos miembros de nuestro foro una


frase suya, que impresionó al jurado, en un alegato in voce.
Defendía en su juventud a un hombre que había obrado por
reacción ante una injuria grave inferida a su genitora.
‘Refiere la historia cristiana –dijo Irureta Goyena–, que
cuando Jesús recibió una bofetada en el rostro, presentó la
otra mejilla para sufrir una segunda. Procedió así porque
se trataba de él. Falta saber lo que hubiera hecho el
Redentor si la afrenta de ese golpe indigno hubiera sido
dirigida, en vez de a él, al rostro de la autora de sus días”.

Cuanto se relaciona con su bondad y natural inclinación a hacer el


bien como ser humano y letrado probo y consagrado en donde el lucro
y los emolumentos le eran del todo indiferentes o secundarios –y fue
constante en este pensamiento, encendiendo la emulación con el
ejemplo–, evoquemos lo dicho por SALVAGNO CAMPOS:

“Irureta Goyena fue el hombre bueno y generoso por


excelencia. Todo un libro de anécdotas, a cual más hermosa
–relatadas todas por un amigo suyo, fuerte industrial, que
concurrió un día a su estudio para decirle que se hallaba al
borde de la ruina y que quería entregar todos sus bienes a
sus acreedores para seguir disfrutando, por lo menos, de su
buen nombre de siempre. Irureta Goyena le respondió:
‘Ningún amigo mío está arruinado, a menos que también lo
337

esté yo. Y usted es mi amigo’. En vez del trámite judicial


solicitado le dio su apoyo financiero. Y el amigo tuvo la
suerte de rehacer sus finanzas.

Y ahora otra, narrada por alguien que recurrió al maestro


sin conocerle personalmente. Se trataba de un honestísimo
funcionario a quien subalternos infieles le habían hecho
firmar indebidamente una orden de devolución de una fuerte
suma de dinero que se hallaba depositada en una
dependencia del Estado. Se le dio un plazo final de
veinticuatro horas para reponerla. Él no la poseía. Vio su
destitución, su procesamiento, su pérdida definitiva… En tal
trance, sólo atinó a una cosa: averiguar en qué estudio de
abogado se hallaba radicado el asunto que había dado
origen al depósito. Era el de Irureta Goyena. No vaciló en ir
a ver al maestro y la noticia que éste le dio fue
desconsoladora: la suma retirada por el apoderado había ya
sido repartida entre los interesados, quienes, descontaba, no
la iban a devolver fácilmente. Pero Irureta Goyena se hizo
cargo de la situación: se la ofreció en préstamo al
funcionario. Este no quiso aceptarla porque nunca podría
devolverla. Irureta Goyena le respondió simplemente: ‘No le
hago ningún favor. Tengo la seguridad de que la justicia
ordenará la devolución. Cuando eso ocurra, usted me la
reintegrará y nada habrá pasado’– ‘¿Pero si eso no
ocurriera?’ preguntó el funcionario. ‘Si eso no ocurriera –
repicló el maestro–, tampoco debe usted preocuparse. Ya me
encargaré yo de hacérmela restituir, como es de justicia, por
los interesados que se beneficiaron indebidamente con un
pago que no correspondía’.”231

Inspirado codificador. Autor, como tal, del Código Penal y del Código
Penal Militar de su tiempo.

231
La desaparición de un gran maestro (Apuntes para una biografía del Prof. José Irureta
Goyena), opus cit., pp. 108–110.
338

Académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de


España. Miembro de la Academia Nacional de Letras.

Representó a Uruguay varias delegaciones a Congresos Jurídicos


Internacionales. Presidió el Congreso de 1941 en el que se celebrara el
vigente Tratado de Montevideo de Derecho Internacional Privado.

Y como sus acciones no se quedan en las palabras fundó en


Montevideo, el Colegio de Abogados, el que impulsó con paso firme
y seguro. Fue su primer Presidente y, más tarde, Presidente
Honorario.
339

CARLOS SALVAGNO CAMPOS

Otra figura decisiva e importante en los estudios de la ciencia penal


uruguaya fue CARLOS SALVAGNO CAMPOS. El connotado
penalista nació en Montevideo el 19 de agosto de 1898 y se quitó la
vida el 6 de mayo de 1955 a los 56 años de edad.

Alcanzó el título de Abogado en 1924 en la Universidad de


Montevideo. Profesor agregado en su universidad en 1933 impartió en
este mismo año, la cátedra de Derecho Penal, Parte Especial, ganada
por concurso. Más tarde, catedrático interino de Derecho Penal, 2º
curso. Su influjo fue determinante y decisivo para que muchos de sus
discípulos se inclinaran al estudio de un derecho penal, asentado sobre
nuevas bases y orientaciones mejor definidas.
340

En 1943 fue nombrado Director del Instituto de Criminología de la


Dirección General de Institutos Penales. Con JUAN CARLOS
FULLE dirige la Revista de Criminología que empieza a publicarse
en julio de 1944, la que según ASÚA232 se suspende para reaparecer
en una segunda época en agosto–septiembre de 1955, bajo la
dirección de LEOPOLDO TUSO.

En 1946 sacó a la luz su Curso de Derecho Penal233, dedicado a la


Parte Especial. Consta de una Introducción y un detenido examen de
las conductas que atentan contra la soberanía del Estado, los Estados
extranjeros, sus leyes o representantes, el orden público interno del
Estado, y la paz pública.

Pero además, puso en circulación un texto de mucho contenido


jurídico-penal, destinado al estudio de Los delitos sexuales234, y otro
más acerca del Homicidio235, obras de valor y especiales méritos,
dignas del repaso y la reflexión, que proyectan, a no dudarlo, la
inteligencia y la agudeza de su autor.

Trata el primero de:

El delito sexual en general (Introducción); La Criminología sexual


(Parte primera): La criminología sexual (Capítulo primero); La
delincuencia sexual (Capítulo segundo); La etiología del delito
sexual (Capítulo tercero); La defensa social ante el delito sexual
(Capítulo cuarto); Los delitos sexuales ante la legislación positiva
(Parte segunda): La violación (Capítulo primero); La sodomía
(Capítulo segundo); Disposiciones comunes a la violación y a la
sodomía (Capítulo tercero); El atentado violento al pudor
(Capítulo cuarto); El ultraje al pudor público (Capítulo quinto); El

232
Tratado de Derecho Penal, opus cit., t. I, p. 1283.
233
Talleres Gráficos “33”, Montevideo, 1946.
234
Biblioteca de publicaciones oficiales de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de
la Universidad de Montevideo Editorial Peña y Compañía, Montevideo, 1934.
235
Apuntes del Centro de Estudiantes de Derecho, Versión Taquigráfica de Marcos
Medina Vidal, Montevideo, s/f.
341

estupro y la corrupción de menores (Capítulo sexto); El incesto


(Capítulo séptimo).

En el segundo aborda los siguientes temas:

HOMICIDIO: Concepto y definición del delito; El bien


jurídico; Sujeto activo; Sujeto pasivo; Elemento material: El
hecho (I); la causalidad (II); La concausa (III); Los medios (IV);
Elemento subjetivo; Un estudiante; Profesor; Circunstancias
calificadoras del homicidio por el elemento subjetivo;
Homicidio por piedad; Homicidio premeditado; La alevosía; El
móvil como circunstancia agravante; Impulso de brutal
ferocidad; El móvil del lucro; Homicidio como medio para otro
delito; Homicidio consecuencia de otro delito;
INFANTICIDIO: Elementos y caracteres del infanticidio; el
bien jurídico; sujeto activo del delito; Sujeto pasivo; Elemento
material; elemento subjetivo.

Se detallan otras de sus publicaciones: El delito innominado; El


suicidio (1932); El derecho a maternidad sin pecado (1932); Defensa
del 6 Código Penal frente a las reformas reaccionarias. El homicidio
piadoso y el problema del aborto voluntario (1935); La patota criolla
criminal (1945); El elemento material en el delito de violación
(1946); La huelga ante el Derecho Penal (1946); El homicidio
altruista, (1951); Pasión y emoción en el delito (1953); La última
orientación de reforma en el Código Penal (1955); Delincuencia
infanto-juvenil (1955); La policía del orden y la policía judicial
(1958); y –aunque inconcluso y post mortem–, un libro sobre el
Homicidio (1956 y 1957).

Revelando su talento escribió en diversas revistas especializadas. Para


recordar:

“El Tratado penal de los anormales semi–responsables”236.

236
Criminalia, Méjico, noviembre de 1948, No. 11.
342

Mirando otras de las fortalezas y valores del profesor uruguayo se dijo


que

“Era magnífico expositor y sobremanera devoto de las


buenas letras. Él mismo escribió para la escena piezas
dramáticas y una novela breve: Barlovento”237.

CARLOS SALVAGNO CAMPOS

Imposible de entender su deceso y las circunstancias que rodearon su


muerte. Sin tener nada que decir, transcribamos las expresivas y
conmovidas palabras de Evelio Tabío, a raíz de su fallecimiento238:

Cuando hace pocos días recibí una carta del Decano de la


Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad
de Montevideo, comunicándome la dolorosa noticia del
trágico fallecimiento del profesor D. Carlos Salvagno
Campos, sufrí la emoción que lo inesperadamente triste
produce en nuestro espíritu.

Mantuve durante muchos años relaciones cordiales de


sincera amistad con el insigne criminólogo que acaba de
desaparecer, hasta que en el año de 1951, con ocasión de la
Sexta Conferencia que la Inter American Bar Association
celebró en la bella ciudad de Montevideo, conocí
personalmente a este hombre, cuya efigie no se borra de mi
mente, y a la que ahora doy más relieve, ante la terrible
realidad de su muerte inesperada.

Entonces pude aquilatar mejor las cualidades personales de


Salvagno Campos. Un verdadero bohemio; amante del mar;
cultivador de la literatura; penalista insigne; amable,
simpático, buen amigo, con quien pasamos, mi esposa y yo,

237
Jiménez de Asúa, Tratado de Derecho Penal, opus cit.¸ t. I, p. 1283.
238
Temas de Derecho Penal, Editor Jesús Montero, La Habana, 1955, pp. 239–242.
343

horas inolvidables. De recuerdo imborrable fué aquel mes de


noviembre de mil novecientos cincuenta y uno, con el
matrimonio tan amable como simpático y atrayente.

Con la pipa perennemente en la boca, al punto de que los


dientes parecían cortados a cincel, tal era el roce nervioso
del sempiterno fumador, que desgranaba en su amena
conversación toda la gracia de un verdadero casseur.
Simpatizamos los dos, incrementándose nuestra antigua
amistad, y como que teníamos puntos de contacto en la
apreciación y enjuiciamiento de muchos problemas de la
ciencia penal, es natural que se intensificaran los vínculos,
para mi admirativos, que me unían al eminente profesor.

Hablamos mucho en su biblioteca que presentaba las mismas


características que su temperamento. Y en su mesa de
trabajo se amontonaban las notas, los libros, las cuartillas en
que se vertían sus ideas sobre la ciencia criminológica que él
dominaba.

Pero, dejando a un lado los motivos sentimentales y


personales que mueven mi pluma, al conjuro del recuerdo y
de amistad intensa, queremos dejar constancia en estas
líneas de nuestra opinión acerca de este ilustre hombre de
ciencia, a manera de homenaje a su memoria.

Carlos Salvagno Campos fué un profundo conocedor de la


ciencia penal, como lo revelan sus libros y su labor de
cátedra. El delito de Homicidio contenido en el libro que él
mismo publicó, aprovechando la versión taquigráfica de sus
lecciones de cátedra, revela claramente su cultura y
preparación. Un tomo de más de cuatrocientas páginas
dedicadas al estudio exegético de la institución, en el cual el
profesor desaparecido dejó la expresión nítida de sus
opiniones sobre el Homicidio, siguiendo la ruta del gran
maestro uruguayo Irureta Goyena, que fué su mentor, como
también lo fuera de otros muchos penalistas del continente
344

americano. Todas las modalidades del Homicidio son


tratadas con hondura y claridad por el maestro, que ha
legado a sus discípulos esta obra que desgraciadamente, él
no pudo perfeccionar y perfilar en un nuevo volumen, como
lo prometió en su día.

Estas conferencias de la cátedra de Derecho Penal contienen


muchas observaciones interesantes, que para los alumnos,
para los abogados y jueces han de tener en todo momento
vigencia y efectividad práctica, porque debemos declarar que
Salvagno Campos fué un penalista con ideas propias, pero
además, valiente en la expresión de las mismas; y muy
humano, hondamente humano, y como colofón de estas
cualidades, de una modestia y una sencillez muy propias de
los hombres de elevada cultura y de superioridad moral a
toda prueba.

Aunque no pretendemos hacer un examen de todas sus


producciones, por la índole de este trabajo, no podemos
prescindir de recordar ahora sus trabajos sobre “La última
orientación de Reforma en el Derecho Criminal”; “Defensa
del Código Penal, frente a los informes reaccionarios”; “La
Huelga ante el Derecho Penal"; “El Elemento Material en el
Delito de Violación”. Este trabajo muy acucioso, científico y
objetivo nos sirvió y lo tuvimos a la vista cuando en el Tomo
IX de nuestra obra Comentarios al Código de Defensa
Social, analizamos el Delito de Violación. El penalista
desaparecido volcó allí sus atinadas observaciones sobre
este delito, tan discutido por la técnica. Otros trabajos, como
“El Homicidio Altruísta”, “La Patola Criolla Criminal” y
“El Derecho a la Maternidad sin Pecado”, en que demuestra
de manera admirable, su profundo conocimiento de la vida, y
su penetración en la Ciencia Penal. Especialmente en la
Criminología, que le permitió siempre valorar la conducta
criminal del sujeto con la amplia visión del panorama de las
realidades humanas, apartándola del frio dogmatismo penal,
para entrar en la órbita ilimitada de la complejidad del
345

hombre con todos sus misterios, algunos indescifrables


todavía.

Cultivaba la Literatura, como lo demuestra su obra


denominada Barlovento, que es una recopilación de
narraciones, que en conjunto pintan caracteres humanos,
más que específicamente uruguayos. De todas las cuales
Barlovento es una novela corta, en la que el personaje
principal es el mar, por el que sentía una predilección
destacada. En este libro se descubre su temperamento
aureolado por la tristeza y un gran desencanto de la vida, la
que contemplaba con el pesimismo de los que han vivido
intensamente y conocen muchas duras verdades.

Hace años rendíamos homenaje a Irureta Goyena,


publicando, desde esta misma revista (que mantiene
inquebrantablemente una cumbre del pensamiento
americano, Don José A. Ceniceros), y no podíamos entonces
pensar que en muy corto tiempo, relativamente, tendríamos
que recordar al gran maestro con su discípulo el insigne
penalista Salvagno Campos, que tuvo un verdadero culto por
Irureta, como lo tenemos nosotros, declarándolo cada vez
que la ocasión se ha presentado.

Hoy, entristecidos, consagramos de todo corazón un


recuerdo al amigo entrañable, al gran ciudadano, que
cumplió su misión terrenal en la más sagrada de todas las
dedicaciones: la enseñanza, que impartió con capacidad y
vocación. La Universidad de Montevideo está de duelo,
porque Carlos Salvagno la honró como tantos otros, antes y
ahora. Los que fuimos sus amigos y admiradores seguimos
manteniendo el recuerdo y la admiración de este hombre de
tan peculiares condiciones, y cada vez que la oportunidad lo
requiera nos asiremos a sus ideas, que fueron elevadas,
nobles y espirituales, en grado sumo.
346

Rendimos así el perenne homenaje a quien se fué de este


mundo en forma tan sorpresiva”.
347

FERNANDO BAYARDO BENGOA

Nació en las tierras uruguayas en 1923 y falleció allí mismo el 31 de


octubre de 1.987 a los 64 años de edad. Fue una de las figuras más
conspicuas y representativas de la ciencia penal de su país.

Actuando científicamente escribió profundas páginas –penetrantes e


interesantísimas–, sobre diversos temas, casi todos dedicados a la
Parte Especial y otros temas afines, bajo la influencia, si bien lo
miramos, de los penalistas argentinos, Sebastián Soler, Ricardo
Cayetano Núñez y Carlos Fontán Balestra. Descuellan –para que sus
libros sean tenidos y admirados por todos–, los siguientes:

a-. El delito de vilipendio de cadáveres, al parecer su primer


artículo, publicado en la Revista de la Facultad de Derecho de
su Universidad.
348

b-. Los delitos sexuales (1.957);


c-. Teoría del acto (1.958);
d-. La tutela penal del secreto (1.961);
e-. Temas de Derecho penal uruguayo (1.962);
f-. Situaciones comerciales con proyección penal (1.965).
g-. Delitos contra la propiedad (1965);
h-. Delitos Económicos en la Ley Especial (1974);
i-. Protección penal de la Nación (1975);
j-. Los derechos del hombre y la defensa de la Nación (1977);
k-. Derecho Penal Militar Uruguayo (1980);
l-. Dogmática jurídico penal (1983).

Honró con sus enseñanzas vitales y sugestivas, muy dignas de su


talento, la cátedra uruguaya. Accedió a la docencia como profesor
agregado en 1960 con una excelente tesis –gestada y producida con
cariño y gala, como diría el hablar antiguo–, sobre la Tutela penal del
secreto. El tribunal examinador estaba integrado por Juan Carballa,
Adela reta y Arturo Figueredo239.

Obtuvo la cátedra de Derecho penal por concurso (1962).

Fundó e impulsó -en un plano superior alto e indiscutible-, el Instituto


Uruguayo de Derecho Penal el cual dirigió entre 1.979 y 1.984.
Fueron sus colaboradores en la Revista del Instituto –para citar el año
1982–, los siguientes juristas:

Codirectores: Dr. Milton H. Cairoli Martínez.


Dr. Darío Sergio Corgatelli
Secretario de redacción: Dr. Gonzalo D. Fernández
Consejo técnico: Dr. Miguel Langon Cuñarro
Dr. Juan Carlos Larrieux

239
Vid., Síntesis Histórica de la Cátedra y del Instituto de Derecho Penal en la Facultad
de Derecho, Publicado en AA.VV., Nexo, Año 15, n.º 129, Montevideo, Facultad de
Derecho, noviembre/diciembre, 2009, pp. 15-29.
349

Dr. Amadeo Ottati Folle


Dr. Luis Tornaría Bertoni

La Universidad de Buenos Aires –reconociendo la competencia del


egregio abogado quien batalló arduamente y sin desmayos por el
progreso del Derecho penal-, le concedió el doctorado “Honoris
Causa”. Manifestación de reverente afecto por el dominio de la
ciencia penal, las luces de sus lecciones universitarias y la honradez
intelectual que siempre lo caracterizó, más allá de extremos y de
exclusivas, como dirían los clásicos.

Fernando Bayardo Bengoa240

El 27 de enero de 1977 BAYARDO asumió la titularidad del


Ministerio de Justicia instaurado precisamente en ese año y
en pleno régimen dictatorial. Fue fundador y el primer
Director del Instituto Uruguayo de Derecho Penal en 1979 y
ejerció su dirección hasta su retiro de la Facultad de
Derecho acaecido en 1984 en los albores del regreso a la
democracia. En cuanto a su orientación, BAYARDO fue un
causalista ortodoxo, seguidor de los autores italianos,
argentinos y españoles con alguna esporádica mención
sobre los alemanes traducidos al español.

Era un prominente profesor, tanto al momento de impartir


sus clases magistrales en el Aula “José Irureta Goyena”
como al verter al papel sus elaboraciones científicas, que en
buena medida se identificó con la obra del maestro
argentino Sebastián SOLER y la Escuela penal de Córdoba
donde se destacaron Ricardo C. NÚÑEZ y Carlos Fontán
BALESTRA. Dejó ostensiblemente de lado la construcción
finalista de Hans WELZEL, colocando en los años setenta y
parte de los ochenta una lápida sobre la entonces pujante
teoría final de la acción elaborada por el recién mencionado

240
Síntesis Histórica de la Cátedra y del Instituto de Derecho Penal en la Facultad de
Derecho, opus cit., pp. 15-29.
350

catedrático de Bonn. Con ello, relegó a la cátedra uruguaya


a un considerable atraso científico. Su primera publicación
fue un artículo sobre “el delito de vilipendio de cadáver”,
que fue publicado en 1955 en la Revista de la Facultad de
Derecho y la última fue acerca del Derecho Penal y la
Constitución y fue concretada póstumamente, el libro se
editó en 1992. Tuvo una dilatada y prolífera producción
literaria en la materia, dentro de la cual se destaca el primer
logro en Uruguay por llevar a cabo un completo estudio
sistematizado y orgánico de la materia, tanto de la Parte
General (3 tomos) como de la Parte Especial (6 tomos),
concretado en los once tomos de su Derecho Penal
Uruguayo. Dicha voluminosa obra tuvo diversas ediciones y
comenzó en 1962 (junto a su acceso a la cátedra) hasta la
publicación del último tomo en 1978, con posteriores
reediciones. Además de las recién mencionadas.

Con inusitado brillo y ejemplar tenacidad imprimió la que debe


considerarse, sin rodeos ni circunloquios, como su mayor producción:
el Derecho Penal Uruguayo, compuesto por tres volúmenes que
abarcan la Parte General y ocho más de la Parte especial, para un gran
total de once tomos. Acaso sea el primer esfuerzo en su país por
organizar científicamente, haciendo todo bien, la literatura,
comentarios y escritos de los penalistas serios, sobre todo, que
abrieron camino a la disciplina penal del Uruguay.

Su obra máxima, comprende los siguientes temas:

Tomo primero:

El derecho penal objetivo (capítulo I); La ciencia del Derecho penal


(capítulo II); La ley penal (capítulo III); Eficacia de la ley penal
(capítulo IV); Teoría del delito (capítulo V); la acción (capítulo VI);
Antijuridicidad (capítulo VII); Causas de justificación (capítulo
VIII).
351

Tomo segundo:

Imputabilidad (Capítulo I); Causas de inimputabilidad (Capítulo II);


Culpabilidad (Capítulo III); Causas de inculpabilidad (Capítulo IV);
Adecuación típica (Capítulo V); Punibilidad (Capítulo VI); Causas de
Impunidad (Capítulo VII); Condiciones objetivas de punibilidad
(Capítulo VIII); Las circunstancias del delito (Capítulo IX).

Tomo tercero:

Etapas de desarrollo del delito (Capítulo I); Codelincuencia (Capítulo


II); Unidad y pluralidad de delitos (Capítulo III); Sujetos y objetos del
delito (Capítulo IV); Introducción al estudio de la pena y de las
medidas de seguridad (Capítulo V); La pena (Capítulo VI); Las
medidas de seguridad (Capítulo VII); La responsabilidad civil
emergente del delito (Capítulo VIII).

Tomo cuarto:

Introducción al estudio de la parte especial (Capítulo I); Delitos contra


la soberanía del Estado contra Estados extranjeros. Sus jefes o
representantes (Capítulo II); Delitos contra el orden político interno
del Estado (Capítulo III); Delitos contra la paz pública (Capítulo IV);
Delitos contra la administración pública (Capítulo V); Reformas
hechas al Código penal (Capítulo VI).

Tomo quinto:

Delitos contra la administración de justicia (Capítulo I); Delitos contra


la seguridad pública (Capítulo II); Delitos contra la salud pública
(Capítulo III).

Tomo sexto:

Delitos contra la fe pública (Capítulo I); Delitos contra la economía y


la hacienda pública (Capítulo II); Delitos contra el orden de la familia
(Capítulo III).
352

Tomo séptimo:

Delitos contra las buenas costumbres (Capítulo I); Delitos contra la


libertad (Capítulo II); Delitos en particular (Capítulo III).

Tomo octavo:

Delitos contra la personalidad física y moral del hombre (Capítulo I);


Delitos contra la vida (Capítulo II); Delitos contra la personalidad
física del hombre (Capítulo III); Delitos de peligro para la vida o
personalidad física del hombre (Capítulo IV); Delitos contra la
personalidad del hombre (Capítulo V).

Tomo noveno:

Propiedad penal y su tutela (Capítulo I); Delitos cometidos con medio


violento (Capítulo II); Delitos cometidos en fraude a la propiedad
(Capítulo III); Delitos mediante abuso de posesión o de tenencia penal
(Capítulo IV); Algunos delitos extracódigo contra la propiedad y otros
reformados (Capítulo V).
353

ADELA RETA

Otra personalidad señalada de la ciencia penal de Uruguay fue, a no


dudarlo, ADELA RETA una extraordinaria penalista uruguaya.
Nació en Montevideo el 9 de julio de 1921 y falleció en esta ciudad el
3 de abril de 2001, llegando a los 80 años.

Cursó su carrera de Derecho en la Universidad de La República de


Montevideo en 1947, especializándose –lo que constituyó un punto de
honor en su vida–, en la ciencia penal.
exigente
Profesora titular de Derecho Penal en la Facultad de Derecho y
Ciencias Judiciales de la universidad. Con resonante acogida dictó
clases acerca de la disciplina penal con vientos renovadores y
penetrantes que infundieron nueva vida al pensamiento penal de su
tiempo. Alcanzó la titularidad de la cátedra por concurso para suceder
a CARLOS SALVAGNO CAMPOS. Por cierto fue la primera mujer
354

que ejerció el magisterio en la Universidad de su país. Se le distinguió


como profesora Emérita en la Universidad de la República.

Ministra de la Corte Electoral durante dos años (1965-1967).

Mente lúcida y perspicaz incursionó –con muchas horas de


investigación y entrega– en la producción de libros y ensayos que
fueron recogidos en textos diversos. Elaboró la Parte Especial del
Derecho Penal241 en dos tomos, con modernas orientaciones transidas
de saber y conocimientos, a más de incontables artículos de subido
tono en revistas y publicaciones especializadas. Entre otros de los
artículos publicados por la ADELA RETA se encuentran:

 La Ley No. 14.294 sobre comercialización y uso de


estupefacientes y sustancias psicotrópicas.242

Imprimió además “La protección jurídico–penal de la familia” con


acentuado énfasis al análisis jurídico–penal de los menores
infractores.

Junto con la profesora OFELIA GREZZI, escribieron el libro


“Aspectos penales de la seguridad del Estado”243, texto completo de
la Ley 14068, trabajo que examina la Ley de Seguridad del Estado y
el Orden Político Interno, de julio de 1972. Esta normativa –según el
sentir de las autoras–, responde “a la necesidad de introducir
modificaciones al ordenamiento jurídico vigente para contemplar
situaciones de hecho que solo tienen de común su
contemporaneidad”.

241
Derecho Penal, 2o curso, Montevideo, Oficina de Apuntes de Estudiantes de Derecho.
Tomo I en 1960 y Tomo II en 1963.
242
Anuario de Derecho Penal Uruguayo, Fundación de cultura universitaria, Montevideo,
mayo de 1976, No. 537, pp. 287–308.
243
Fundación de Cultura Universitaria, talleres de la Editorial M. B. A., Montevideo,
1976.
355

Con descripción animada de otra de las facetas importantes de su vida


pública, se comenta244:

“En el plano político, en 1965 fue designada Ministra de


la Corte Electoral. Dos años después, el gobierno de
Óscar Diego Gestido la designó presidenta del Consejo
del Niño (actualmente, Instituto del Niño y el Adolescente
Uruguayo, INAU), cargo que ocupó hasta su renuncia en
1974. Entre 1983 y 1985 presidió la Comisión de
Derechos Humanos del Partido Colorado, desde la cual
apoyó una amnistía para los presos políticos. Tras la
restauración democrática, el presidente Julio María
Sanguinetti la designó Ministra de Educación y Cultura,
cartera en la que permaneció durante todo el quinquenio
1985-1990. Asimismo, fue provisoriamente titular del
Ministerio de Justicia, creado por la dictadura, hasta su
supresión en junio de 1985. Al comenzar la segunda
presidencia de Sanguinetti, asumió la presidencia del
Consejo Directivo del Sodre, (organismo dependiente del
Ministerio de Educación que administra los medios de
comunicación radiales y televisivos pertenecientes al
Estado), función que desempeñó hasta 2000, pocos meses
antes de su fallecimiento”.

244
https://es.wikipedia.org/wiki/Adela_Reta. Consultada el 29 de marzo de 2016.
356
357

VENEZUELA

FRANCISCO OCHOA

Aunque su nombre nada dice a las generaciones actuales, inclusive a


la mía, es de retener, como uno de los primeros penalistas
venezolanos, al menos en el tiempo, el nombre de FRANCISCO
OCHOA. Nace en la Ciudad de Maracaibo, el 19 de abril de 1849, y
muere el 8 de abril de 1907 a los 58 años de edad.

Fue catedrático de Código Penal en el Colegio Federal del Estado


Falcón y Ministro de la Corte Suprema de Justicia del mismo Estado.
358

Francisco Ochoa

De sus antecedentes y trayectoria, se dijo245:

“Francisco Ochoa, abogado, escritor, destacado hombre


público y primer Rector de la Universidad del Zulia, Según
reseña (Olivares, 1988) en el Tomo I de Siluetas Ilustres de
Maracaibo, a los 16 años se hace Bachiller en Filosofía,
cursa estudios de Derecho Civil y Canónico, que concluye en
1870, dos años más tarde se convierte en Bachiller en
Jurisprudencia, se gradúa de Abogado de la Republica en
1973 y el 23 de agosto de 1874, se hace Licenciado y Doctor
en Ciencias Políticas.

Durante su vida desempeñó una gran cantidad de cargos en


su estado natal, donde se destaca el hecho de ser nombrado
primer Rector de la Universidad del Zulia, tras su creación el

245
Biografías Zulianas, en: http://biografiaszulianas.blogspot.com.co/2014/05/francisco-
ochoa.html#more. Consultada en marzo de 2016.
359

29 de mayo, la cual queda instalada el 11 de septiembre del


año 1891. Sus funciones como máxima autoridad de nuestra
Alma Mater se extienden hasta el 22 de noviembre de 1892.

Miembro y colaborador de la Sociedad Literaria Vargas, de


la Sociedad Amantes del Saber, en 1883.

En 1888, preside el Jurado de la 5ta. Sección de la


Exposición Zuliana, promovida por la Junta Directiva del
Centenario del General Rafael Urdaneta. En 1890, es
nombrado miembro del Jurado del Certamen Literario de la
Sociedad Bolívar.

En 1889, dirige la Sección Científica del Ateneo del Zulia, la


Legislatura del Estado Zulia lo distingue como miembro de
la Comisión de Ciencias para instalar el Liceo de Ciencias,
Letras y Artes, en 1896 es nombrado miembro del Concurso
Científico sobre Derecho, promovido por el Gobierno del
Zulia en el Centenario del Generalísimo Francisco de
Miranda, en 1898, preside la Junta Bibliográfica del Zulia,
en 1899 es nombrado Inspector para asistir, en
representación del Presidente de la República, a los actos
literarios para la provisión de las Canonjías Doctoral,
Magistral y Rectoral en el Capítulo de la Diócesis del Zulia,
fue Cónsul en Honduras, República Mayor de Centroamérica
y Chile”.

Escribió un denso y divulgado texto intitulado Exposición del Código


Penal Venezolano246, el que está compuesto por los siguientes asuntos:

Libro Primero: Disposiciones generales sobre los delitos y las


faltas. Sobre las personas responsables y las penas: De los
delitos, las faltas y las personas responsables (Título I), De las
penas en general (Título II); Libro segundo. De los delitos

246
Imprenta Bolívar, Alvarado & Ca., Maracaibo, 1888.
360

públicos o contra la sociedad, y de sus penas: De los delitos


contra la independencia, integridad y orden público de la
Nación y de los Estados (Título I), De los atentados y desacatos
contra la autoridad (Título II), De los delitos contra el derecho
de gentes (Título III), De los delitos contra el libre ejercicio de
los cultos y de la violación de sepulturas (Título IV), De los
juegos prohibidos y de las rifas (Título V), De los delitos contra
la salud pública (Título VI), De los delitos de clero católico
contra la jurisdicción nacional (Título VII), De las falsedades y
demás delitos contra la buena fe pública y privada (Título VIII),
De los delitos de los empleados públicos y otras personas en el
desempeño de su profesión o cargo (Título IX); Libro tercero.
De los delitos privados: De los delitos contra las personas
(Título I), De los delitos contra la honestidad de las personas y
contra la legitimidad de las familias (Título II), De la
celebración de matrimonios ilegales (Título III), De los delitos
contra el honor (Título IV), De los delitos contra la propiedad
(Título V); Libro cuarto. De los delitos leves o faltas y de las
penas (Título único).

Sin espíritu de crítica o censura, es un libro de relativa consistencia,


con alguna fuerza teórica y pocas ideas originales, donde abundan
más citas de doctrinantes franceses y belgas (HALUS sobre todo,
como dice ASÚA), que de autores españoles e italianos. Dio de sí todo
lo que podía dar, y es de reconocer, en el campo de las observaciones,
el esfuerzo cumplido y el entusiasmo por estudiar nuestra ciencia. No
se puede decir nada mejor.
361

JOSÉ RAFAEL MENDOZA TROCONIS

El excelente y magnífico penalista venezolano nació el 29 de enero de


1897 en la ciudad de Maracaibo, Zulia, Venezuela, y murió en la
ciudad de Caracas, el 24 de enero de 1977, a los 80 años de edad.

Fue MENDOZA TROCONIS, profesor jubilado de Derecho Penal


de la Universidad Central de Venezuela, Rector de la Universidad
Santa María, en Caracas, Miembro de la Comisión Científica
Internacional de Criminología y Presidente de la Sociedad Venezolana
de Criminología del Instituto Interamericano de Defensa Social y del
362

Instituto Latino-americano de Ciencias Penales. Como ningún otro


construyó importantes aportes referentes a la concepción de la
Criminología en Venezuela. Recibe el Doctorado Honoris Causa
otorgado por la Universidad de Salamanca, el 11 de mayo de 1954.

Por sus eruditos trabajos y elevación intelectual, además de su sólida


erudicción en el campo penal, sobran las proclamas para resaltar la
figura de JOSÉ RAFAEL MENDOZA TROCONIS. El positivismo
–afirma JIMÉNEZ DE ASÚA–, tuvo en su formación bastante
fuerza, aunque sus dotes de jurista le hicieron estudiar los problemas
penales con sentido humano, sumándose con entusiasmo, en su edad
madura, a la llamada Nueva Defensa Social. Influido por los autores
italianos -recuérdese que el Código penal de Venezuela, fue mera
traducción del italiano de 1.889-, es de los que con más fortuna han
escrito en castellano sobre la disciplina penal.

Su Curso de Derecho Penal Venezolano, Parte General y Especial 247


-que se escribiera en doce volúmenes-, almacena todo cuanto debe
saberse de la teoría penal, no solo de su patria, sino en los confines de
otras latitudes. Reconoce el propio ASÚA que su Tratado es uno de
los mejores que se han escrito en Hispanoamérica, según frases que
todos entendemos, de conocer, por supuesto, la trayectoria del eximio
penalista. Ahora bien: sintetizando el plan y contenido de la obra
indicada resumió acertadamente sus conocimientos en un texto
denominado, Compendio de Parte Especial248. No debe olvidarse que
su producción bibliográfica es vasta y extensa, según así se lee en el
inventario de obras, estudios y demás publicaciones, enlistadas al final
de sus libros. Ejerció con notable éxito su profesión de abogado en el
ramo penal y fruto de esa notable experiencia dio a luz sus Defensas
Penales, condensados en tres volúmenes249. Quisiéramos decir más de
lo que apuntamos, pero el espejo de su vida intelectual irradia
admiración y sabiduría. Entiéndese esto fácilmente.

Obras del doctor MENDOZA TROCONIS:


247
Empresa El Cojo, S.A., Caracas 1963 -1975
248
Empresa El Cojo, S.A., Caracas 1967, 3a Edición.
249
Empresa El Cojo, S.A., Caracas 1969.
363

 Manual de Sociología, 1ra. edición, Ed. La esfera, Caracas,


1934.
 Sociología ideológica y Moral, Editorial Elite, Caracas, 1938.
 Curso de Derecho Penal Venezolano, Parte General, t. I–III,
Gráficas Letra, 1938–1961, Madrid.
 Curso de Criminología, t. I–II, Marsiega S.A., Madrid, 1956.
 Curso de Derecho Penal Venezolano, Compendio, El Cojo S.A.,
1967.
 La protección y el tratamiento de los menores, Editorial
Bibliográfica Argentina, Buenos Aires, 1960.
 Estudios varios, trece ponencias presentadas en Congresos
nacionales e internacionales, 1 tomo, Marsiega S.A., Madrid,
1957.
 Curso de Sociología, t. I–II, Edit. Gráficas Marsiega, Madrid,
1960.

FOLLETOS:

 Apuntaciones para una reforma integral del Código Civil, E.


Patria, Caracas, 1933.
 En tema de Legítima Defensa, Tip. Vargas, Caracas, 1940.
 Programa del Curso de Derecho penal, Tip. Vargas, 1942.
 La Legítima Defensa del honor, Imprenta Nacional, Caracas,
1948.
 Estudio sobre el estado peligroso antes del delito, Imprenta
Nacional, Caracas, 1948.
 La apropiación indebida calificada, Ed. Rex, Carcas, 1954.
 El delito de estafa, Ed. Rex, Carcas, 1954.
 El elemento intencional de la calumnia, Marsiega S.A., Madrid,
1956.
 Estafa por disposición de cosa ajena como propia y gravamen
fraudulento de cosa propia, Caracas, 1957.
364

 Los aspectos de la prevención en los delitos culposos de


automovilismo en relación con la víctima del accidente,
Marsiega S.A., Madrid, 1960.
 El problema sociológico de los adolescentes denominados
pavitos, Marsiega S.A., Madrid, 1960.
 Estructura de la Policía Judicial en Venezuela, Revista
Veracruzana, Veracruz Méjico, 1960.
 Hacia un nuevo enjuiciamiento criminal en Venezuela, Separata
del Boletín de la Academia, No. 34, año XXIX, abril–junio,
1965.
 La atenuación de perturbación mental por ebriedad y su prueba,
Revista del Colegio de Abogados del Distrito Federal, No. 131,
año 1966, Caracas, 1967.
 El tratamiento de los inadaptados, El Cojo, Caracas, 1965.

FOLLETOS DE INFORMES EN PROCESOS JUDICIALES


PENALES Y CIVILES:

 La defensa de Carlos Pereira, Imp. Universal, Valencia, 1921, 1


folleto, 45 págs.
 Inadmisibilidad de un procedimiento de tercería, Tip. Mercantil,
Caracas, 1923, 1 folleto, 24 páginas.
 Interdicto de restitución por despojo del goce de una
servidumbre discontinua, Tip. Americana, Caracas, 1921, 1
folleto, 31 págs.
 El juicio de divorcio Gorrín Collazo–Andrea, Tip. Americana,
Caracas, 1921, 36 págs.
 Interdicto de amparo por perturbación, Tip. Normal. Valencia,
1924, 1 folleto, 25 págs.
 La defensa de Juan José Raga, Tip. Casa Especialidades,
Caracas, 1952, 1 folleto, 32 páginas.
 Informes en el juicio propuesto por el Consejo Municipal del
Distrito Bolívar del Estado de Zulia contra The Venezuelan Oil
Concession Ltd., Impresores Unidos, Caracas, 1945, 1 folleto,
80 págs.
365

 Formalización de los recursos de casación en el juicio por


uxoricidio de Mercedes Chacín de Daza, Marsiega S.A.,
Madrid, 1952, 1 folleto, 92 págs.
 Ebriedad onírica, defensa subjetiva y objetiva, neurosis y
narcoanálisis, Tip. Mateus, Caracas, 1952, 1 folleto, 131 págs.
 Formalización del recurso de casación en juicio seguido a
Antonio Rojo, Tip. Matheus, Caracas, 1953, 1 folleto, 89 págs.
 La defensa de Francisco José Gascue Ríos, Ed. Marsiega,
Madrid, 1958, 121 págs.

PALABRAS, DISCURSOS Y CONFERENCIAS:

 Bolívar y Caracas, Discurso pronunciado en dos sesiones


solemnes del Consejo Municipal del Distrito Federal, 1930 y
1931, publicados en El Universal y la Esfera.
 Lo que es la Tecnocracia, Conferencia dictada en la Sociedad de
Estudiantes de Derecho, Universidad Central, 22 de febrero de
1934, La esfera.
 La pena de muerte, Conferencia dictada en la Universidad
Central de Venezuela el 22 de junio de 1949.
 Las nuevas técnicas de investigación criminal, Conferencia
dictada en la reunión de abogados del Departamento Jurídico de
la Creole Petroleum Corporation, 26 de abril de 1952.
 El derecho de asilo, Conferencia pronunciada en el Club
Rotario de Caracas.
 La reivindicación de la doctrina doradista, Conferencia en la
Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca, con
motivo de recibir el Doctorado Honoris Causa por dicha
Universidad, el 11 de mayo de 1954.
 Política criminal humanista, Conferencia en la Academia de
Doctores de Madrid, con motivo de la designación como
Miembro Correspondiente de esa Academia, el 18 de mayo de
1954.
 Palabras de presentación de los Profesores Luis Jiménez de
Asúa, Manuel López Rey, Mariano Ruiz Funes, Carlos
366

Bambarén e Israel Drapkin, en la Universidad Central de


Venezuela.
 Discurso pronunciado en el Colegio de Abogados de La
Habana, el 5 de septiembre de 1946.
 Discurso pronunciado en la Sesión Inaugural del Congreso de
Criminología de la Habana, el 2 de septiembre de 1946, en el
Paraninfo de la Academia de Ciencias (en Memorias del
Congreso, pág. 46).
 Discurso pronunciado en la Sesión Inaugural del III Congreso
Internacional de Defensa Social, en Amberes, abril de 1954.
 Los Congresos de Defensa Social, Conferencia dictada el 6 de
febrero de 1952 en la Sociedad Venezolana de Psiquiatría.
 El régimen penitenciario, Conferencia dictada en la Sesión
Especial del V Congreso de Colegios de Abogados en Valencia,
en Revista Colegio de Abogados del Distrito Federal, t. VII,
No. 34, 1943.
 La nacionalización del Poder Judicial, Conferencia dictada en el
Colegio de Abogados del Estado de Zulia.
 Lo supraconsciente, nivel superior de la estructura mental,
Conferencia en el Salón de Actos de la Universidad María
Cristina de El Escorial, en la Propaganda del Año Mundial de la
Salud Mental, 23 de octubre de 1960.

PONENCIAS PRESENTADAS EN CONGRESOS NACIONALES E


INTERNACIONALES:

 Memorias acerca de la reforma del Código de Procedimiento


Civil Venezolano, en Revista del Colegio de Abogados del
Distrito Federal, año II, pág. 130 y ss.
 De la supresión de las faltas en el Código Penal y en el de
Enjuiciamiento Criminal, Ponencia al III Congreso de Colegio
de Abogados reunido en Maracaibo en 1939, en Revista del
Colegio de Abogados del Estado Zulia, año V, noviembre,
1939, págs. 215-238, 1 folleto, Tip. Vargas.
 Proyecto de Parte General del Código Penal Venezolano,
Ponencia presentada al III Congreso de Colegios de Abogados
367

reunido en Mérida en 1944, Revista Jurídica diciembre 1944,


año XV, Nº 133-180, págs. 1-48.
 Proyecto de reformas de las disposiciones transitorias del
Código de Menores. Ponencia al V Congreso de Colegios de
Abogados reunido en Valencia en 1943, Revista del Colegio de
Abogados del Distrito Federal, Nros. 35-36, año VII, 1943.
 La Supresión de las penas cortas de privación de libertad,
Ponencia al Primer Congreso de Medicina Legal, Odontología
Legal y Criminología, reunido en La Habana del 2 al 7 de
septiembre de 1946, Memoria del Congreso, págs. 141 y ss., La
Habana, Cuba, 1947.
 Los factores sociales criminógenos en Venezuela. Ponencia
presentada al II Congreso Internacional de Criminología,
reunido en Paris en septiembre de 1950. Actas, tomo IV, págs.
69-105.
 Los procedimientos nuevos de investigación científica y la
protección de los derechos de defensa, Ponencia al V Congreso
Internacional de Derecho Comparado reunido en Bruselas en
1958.
 Alienación mental, inconsciencia y trastorno mental transitorio,
Trabajo presentado al Primer Congreso Hispano-Luso-
Americano, Penal y Penitenciario, reunido en Madrid en junio
de 1952, 1 folleto, 70 págs., Marsiega S. A., Madrid 1952.
 La ejecución en un procedimiento de Defensa Social. Ponencia
a la Sesión Preparatoria Pan Americana del III Congreso
Internacional de Defensa Social reunida en Caracas, octubre de
1952, en Revue Internationale de Defensa Sociales, año VI,
Nros. 304, julio-diciembre 1952, págs. 76-112, 1 folleto,
Gráficas Marsiega, S.A., Madrid, 1956.
 Existe una peculiar Sociología Latinoamericana, Trabajo
presentado al Primer Congreso Latinoamericano reunido en
Buenos Aires en septiembre de 1951, en Boletín del Instituto de
Sociología, año IX, Nº 7, págs. 119-120, Buenos Aires, 1953.
 La delincuencia y la economía. Trabajo presentado al V
Congreso Nacional de Sociología reunido en Guanajuato,
368

México, Diciembre 1954. En Estudios Sociológicos, Sociología


Económica, pág. 249-269, 1954.
 La protección de la libertad individual durante la Instrucción,
Trabajo presentado al Congreso Internacional de Derecho
Penal, reunido en Roma en septiembre de 1953 en Revue
Internationale de Droit Penal 25, año, 1954, págs. 19-38.
 El recidivismo en Venezuela. Trabajo presentado al III
Congreso Internacional de Criminología, reunido en Londres en
septiembre de 1955.
 La prevención del suicidio. Trabajo presentado al IV Congreso
Internacional de Defensa Social reunido en Milán, abril de
1956.
 La evolución del derecho en Venezuela. Ponencia para el VII
Congreso Internacional de Sociología en Nuremberg,
septiembre 1957.
 Estudio jurídico penal y penitenciario del indio. Trabajo
presentado al II Congreso Penal y Penitenciario Hispano-Luso-
Americano y Filipino, de Sao Paulo, Brasil, el 19 de enero de
1955, en Trabajos Preparatorios, págs. 233-245, Madrid,
Ediciones Cultura Hispánica, 1956.
 Los límites entre la reglamentación administrativa y la represión
penal en materia de prostitución y de proxenetismo, Ponencia
para el VI Congreso Internacional de Derecho Comparado,
Hamburgo, 1962, en Publicaciones de la Sección de Derecho
Comparado, Universidad Central de Venezuela, Facultad de
Derecho, Caracas 1962.
 Tratamiento de los inadaptados. Trabajo presentado al V
Congreso Internacional de Criminología reunido en Montreal,
Canadá, el 29 de agosto de 1965, Empresa El Cojo, Caracas.

 Responsabilidad penal por negligencia profesional. Trabajo


presentado al VII Congreso Internacional de Derecho
Comparado reunido en Upsala, Suecia, en agosto de 1966, en
Publicaciones del Instituto de Derecho Privado, págs. 349-368,
Caracas, 1966.
369

 La pena de muerte. Trabajo presentado en el Coloquio para


conmemorar la abolición de la pena de muerte en Portugal,
reunión celebrada en Coimbra, Facultad de Derecho de la
Universidad, el 11 de septiembre de 1967, publicada en Revista
Estrados, Caracas, 1968, Nos. 52-55.

LECCIONES INAUGURALES:

 Conceptos generales acerca de la Sociología. Lección inaugural


del Curso de Sociología, 1933-1934, dictada en la Universidad
Central de Venezuela, en Revista Jurídica, tomo IV, agosto-
septiembre 1933, págs. 213-230.
 Orígenes de la Sociología Venezolana. Lección inaugural del
Segundo Curso de Sociología, en Revista Interamericana de
Sociología, marzo 1956, Nº 1, págs. 69 y ss., Caracas.
 Concepto del Derecho Penal. Lección inaugural del Primer
Curso de Derecho Penal en la Universidad Central, 1934, La
Esfera, octubre 1934.
 Historia del Derecho Penal Venezolano. Lección inaugural del
Curso 1938-1939. Ahora, octubre 1938.
 Las conexiones del Derecho Penal. Lección inaugural de Curso
1939-1940.
 Fundación del Centro de Investigaciones Penales Universitario.
Lección inaugural del Curso 1944-1945, en Revista del
 Colegio de Abogados del Estado Zulia, año X, Nros. 100-102,
agosto-diciembre, 1944, págs. 2.824-3.838.
 La criminalidad venezolana. Lección inaugural del Curso 1940-
1941, Revista de Sociología, México, Vol. IV, Nº 1, 1942.
 pág. 84.
 La reforma de los estudios de Derecho Penal. Lección inaugural
del Curso 1947-1948.
 Los proyectos del código penal en Venezuela, Lección
inaugural de Curso de Parte Especial, 1947-1950.

ARTÍCULOS EN REVISTAS Y PERIÓDICOS:


370

*Estudios jurídico-sociales

 El divorcio debería ser en nuestra legislación un juicio rápido


como el juicio verbal (La Esfera, 1 de marzo de 1929).
 La prohibición impuesta al cónyuge culpado de adulterio de no
contraer nuevo matrimonio hasta después de cinco años de
divorciados es retrógrada (La Esfera, 6 de marzo de 1929).

 La prostitución no puede prohibirse, pero puede reglamentarse


(La Esfera, 12 de marzo de 1929).

 Si en los casos de embriaguez se siguiera juicio penal contra los


ebrios, disminuiría el número de éstos (La Esfera, 27 de marzo
de 1929).

 El derecho de intimidad. Publicado en la Revista de la Facultad


de Derecho de la Universidad Central, Nº 19, marzo 1960.

 El nuevo concepto del Estado después de las perturbaciones de


la Gran Guerra (La Esfera Julio 1831).

 El Gobierno de los Jueces, según las nuevas orientaciones de


Derecho (La Esfera, julio 1931).
 Los actos conciliatorios de divorcio resultan, en la práctica,
completamente inútiles (La Esfera, 4 de abril de 1933).
 La Ley de Tránsito y la Responsabilidad (La Esfera, 21 de abril
de 1933).
 La tendencia de transformación humana es hacia la
espiritualización; la formación de un tipo somático de
transición; el protohombre y el astraloide (La Esfera, agosto
1935).
 La función social de la propiedad (La Esfera, 21 de febrero,
1946).
 La tardanza en la Justicia (Ahora, 12 de junio de 1942).

*Estudios sociológicos.
371

 Movimiento sociológico venezolano: sistemas sociológicos de


José Gil Fortoul, Pedro Manuel Arcaya y L. Vallenilla Lanz
(Revista Interamericana de Sociología, septiembre 1936, Nro:
2-3, 1, pág. 124).
 La carretera y el ferrocarril (La Esfera, 12 de noviembre de
1934).
 La oratoria sagrada en Venezuela (La Esfera, 27 de noviembre
de 1934).
 El aguardientismo en Venezuela (La Esfera. diciembre 1934).
 Los partidos políticos (Ahora, 22 de diciembre de 1934).
 Las transformaciones del matrimonio (primer artículo, El
Hogar, Nº 350, 1 de septiembre de 1932; segundo artículo,
 La Esfera, mismo mes y año).
 Aspectos sociológicos de las guerras (Elite, 20 de junio de
1941).
 Cómo ha evolucionado la mujer criolla (La Esfera, julio 1944).

 *Estudios sobre reforma legislativa.

 Estudio sobre los esponsales (Revista Jurídica, II, 1936).


 Estudio sobre la condición civil de la mujer casada (Boletín
Comisión Revisora de Códigos nacionales, Nº 7, pág. 89,
1931).
 Estudio sobre la implantación del matrimonio eugenésico en
Venezuela (El Universal, 1930, Revista Jurídica, 1, pág. 880).
 Deben ser suprimidos de nuestro Código Penal el delito de
adulterio y el derecho de matar del marido (Revista Jurídica, I,
págs. 484, 1930).
 Estudios sobre proyecto de Código Penal venezolano, artículos
publicados en Ahora, 1938 a 1940, sobre estos temas de
reforma: 1) Aplicación de la ley penal; 2) Extradición; 3) El
delito; 4) La tentativa; 5) Error de derecho; 6) Error de hecho;
7) Elemento subjetivo del delito; 8) Legítima defensa; 9)
Cumplimiento del deber; 10) Estado de necesidad; 11)
372

Delincuente loco; 12) Delincuente menor; 13) Delincuente


indígena y sordomudo.
 Observaciones al Proyecto de Parte General del Código Penal
elaborado por el Instituto de Codificación Nacional
(Presentadas al Ministerio de Justicia).

*Estudios de Enjuiciamiento Criminal.

 Del auto de detención dictado por el Juez Instructor, sólo cabe


reclamo ante el Juez de Primera Instancia que oye la apelación
(Revista Jurídica, Caracas, 1, 20, 1930).
 Estudio sobre el auto de los Jueces instructores de no haber
mérito para decretar la detención (Revista Jurídica, 1. 280).
 Estudio sobre la ilegitimidad de la persona del acusador por no
tener capacidad para acusar la mujer casada (Folleto, 25 págs.
1941).
 Cuestiones prejudiciales en materia penal (La Esfera, julio
1943).
 Las personas jurídicas no pueden constituirse acusadoras (La
Esfera, mayo 1944).
 Las autarquías administrativas en Venezuela son personas
jurídicas que no pueden intentar acusaciones (La Esfera, abril,
1944).
 De la apelación del auto de detención por medio de apoderado
(Revista de la Policía de Caracas, mayo de 1943).
 Mantenimiento de la libertad provisional en caso de sentencia
condenatoria a pena menor de dos años de prisión, mientras el
Superior decide (La Esfera, septiembre 1943).
 Los expertos en materia penal no pueden ser designados por las
partes ni repreguntados por éstos, sino por el Juez.
 Facultades valorativas de los jueces instructores en el caso de
defensa de bienes contra el ladrón nocturno y otras causas de
exención (Revista del Colegio de Abogados del Distrito
Federal, Nº 117, julio-septiembre 1961, págs. 9-48, Caracas).
 Sobre libertad provisional (Revista Rayas, Nº 11-12, págs. 9-12,
1963).
373

*Estudios de Procedimiento Civil

 La sentencia de reposición ¿debe considerarse como definitiva


que pone fin al pleito o que impide su continuación a los
 efectos de recurso de casación? (Revista Jurídica IIII), 43,
1932).
 Efectos de la inasistencia del demandante al primer acto
conciliatorio o al de contestación de la demanda (El
Profesional, San Felipe, IV, Nº 63, pág. 47, 1918).
 Estudio sobre las medidas preventivas. Comentario al título III,
Libro II, Cód. Proc. Civil Venezolano (Revista del Colegio de
Abogados del Estado Zulia, febrero 1939, Nº 44, pág. 1.956:
Cap. II misma Revista, mayo 1939, Nº 47, pág. 1.713).
 Término para la relación (Revista Jurídica, I, 327, 1930).
 La moderna clasificación de las acciones civiles (La Esfera,
noviembre 1946).
 ¿Cuántas veces puede ser reformada la demanda? (La Estero,
noviembre 196). (sic).

*Estudios de Derecho Civil

 El mandato no es revocable cuando se da en interés de un


tercero o del mandatario, o cuando forma parte de una
convención sinalagmática. (La Esfera, julio 1929).
 ¿Dónde debe ponerse la mención expresa del cumplimiento de
las formalidades que, según el Código Civil, deben observarse
en los testamentos abiertos? (Revista Jurídica, III, pág. 149,
1932).
 El contrato de préstamo a interés (Revista Jurídica IV, págs. 11-
90).
 La reserva de dominio en la compra-venta (Gaceta Jurídica
Trimestral, San Cristóbal, Cap. I, tomo I, 104; Cap. II, tomo 1,
233).
374

 Estudio sobre la separación de cuerpos por mutuo


consentimiento y divorcio subsiguiente en el derecho
venezolano (Revista Jurídica, VI, 1934).
 El principio de la no disolubilidad del matrimonio canónico (En
defensa de la libertad de pensamiento expresado por un
 Prelado venezolano. La Esfera, octubre 1929).
 La tolerancia del acreedor, al no ejecutar el contrato vencido de
préstamo ¿puede considerarse como una prórroga tácita
indefinida? (La Esfera, 26 de febrero 1963).
 La partición de bienes tiene efecto declarativo, de modo que
una prohibición de enajenar no surte efectos contra un heredero
al que haya correspondido el inmueble, no siendo el
demandado. (La Esfera, abril 1941).
 Consideraciones acerca del divorcio en Venezuela (Revista de
Defensa Social Nueva, Nº 10, págs. 33-39, enero-marzo 1961).

* Estudio de Derecho Mercantil.

 De la citación de las compañías anónimas cuando el contrato o


los estatutos no determinan su representación en juicio (Revista
Jurídica, tomo I, p. 54, 1930).
 Cuándo debe estimarse mercantil el préstamo (Revista Jurídica,
pág. 132, tomo XI, 1940).

*Estudios de Derecho Médico.

 Estudio sobre las relaciones entre el médico y el enfermo y


sobre las clínicas médicas privadas no gratuitas (Revista
Medical, Nros. 6-7, pág. 97, 1934).

*Estudios de Economía Política.

 La crisis de Venezuela y sus remedios (Revista Jurídica, II, pág.


546, 1931).
 Cuestiones económicas: el patrón oro (La Esfera, octubre 1931).
 La moratoria y sus efectos (La Esfera, abril 1933).
375

*Estudios de Derecho Penal.

 Trabajos de Seminario Penal en los Cursos de Derecho Penal


(Revista Jurídica IX, pág. 92; Revista del Centro de Estudiantes
de Derecho, Nº 1, 1945, pág. 23; misma Revista, Nros. 3-6,
marzo-octubre, 1946, pág. 109).
 El delito de uso de documento falso (Ahora, julio 1939; Revista
Jurídica X, 1939, pág. 28).
 El delito de incendio (Panorama, Maracaibo, diciembre 1939).
 Los delitos contra la persona (Ahora, varios números año 1940.
Revista del Colegio de Abogados del Distrito Federal).
 El dolo en los delitos de difamación e injuria (Revista Vide,
junio 1930, pág. 11).
 La publicidad del lugar en los delitos y faltas (Revista FEV, Nº
12, octubre 1939, pág. 45).
 Policía científica y policía judicial (Revista de la Policía de
Caracas, III, pág. 5).
 Las personas morales y su responsabilidad penal (Revista
Jurídica, II, III, 131, 1931).
 Los Tribunales para niños (El Hogar, septiembre 1931, Nº 313).
 Estudios sobre el delito de ultraje corporativo (Dictamen
emitido y acogido por los jueces como Asesor en Primera
Instancia en lo Criminal en el Estado Trujillo, juicio contra M.
I. Molina, publicado en La Opinión, Valera, septiembre 1940).
 Estudio sobre el carácter privado de los delitos que exigen el
requerimiento de la persona o cuerpo ofendidos y sus
consecuencias procesales (Ahora, enero 1941).
 El antejuicio de los altos funcionarios públicos cesantes
(Revista del Colegio de Abogados del Distrito Federal, Nros.
30-31, VI, 1942).
 El revólver del policía es para defender al ciudadano (Revista
de Policía, Caracas, abril 1943).
 Aspectos negativos del delito, clasificación. Lecciones del
Curso de Derecho Penal en 1946 (La Esfera, 11 de enero 1946).
376

-El sueño natural y el sonambulismo, aspectos negativos de la


acción. Lección de cátedra (La Esfera, 16 enero 1946).
-El acto violentado, aspecto negativo de la acción (La Esfera,
febrero 19 1946).

-Los actos reflejos, automáticos, instintivos e inconscientes


como aspecto negativo de la acción. Lección de cátedra (La
Esfera, 26 de febrero de 1946).

 La atipicidad por falta de tipo y de elemento de tipo. Lección de


cátedra (La Esfera, marzo de 1946).
 La enfermedad mental como aspecto negativo de la
imputabilidad (Lección de cátedra, febrero de 1946, publicado
en La Esfera).

 Estudios sobre el código de menores (La Esfera, tres artículos,


mayo-junio 1944).
 La inmunidad judicial no cubre ofensas publicadas (La Esfera,
mayo 1944).
 Homicidio con el consentimiento de la víctima (La Esfera, abril
1944).
 Homicidio preterintencional (Rumbos, pág. 17, Nº 1, mayo
1945).
 Homicidio concausal (La Esfera, 7 mayo 1946).
 La embriaguez como atenuante (La Esfera, 9 agosto 1946).
 Prescripción judicial en materia penal (La Esfera, 9 junio 1946).
 Confiscación, no; expropiación, si (Revista Jurídica, VII, pág,
63).
 Los problemas jurídico-penales creados en Venezuela con la
muerte del General Juan Vicente Gómez (Revista Jurídica,
 VII, pág. 1).
 La responsabilidad penal y civil de los gomecistas (Revista
Jurídica, VII, 3, 1936).
 Comentarios a la ley que crea la pena de confiscación de los
bienes del General Juan Vicente Gómez (La Esfera, 1936).
377

 La inmunidad parlamentaria se aplica aunque el Diputado esté


sub-índice, abril 1941.
 El poder autónomo del policía (Revista de la Policía de
Caracas).
 El acto arbitrario en materia penal (Revista de Policía, Caracas).
 El engaño de promesa matrimonial como seducción para acto
carnal (Revista del Colegio de Abogados del Estado Lara, Nº
23, abril de 1948, págs. 5-37).
 La picota en Venezuela (A propósito de una obra de Don
Constancio Bernaldo de Quirós).
 El patronato nacional de presos y liberados (Revista del
Ministerio de Justicia, Nº 2, año 1, julio-septiembre 1952, pág.
47).
 Infanticidio por móvil de honor (Revista de Derecho Penal,
Buenos Aires, año IV, Nº 2, Segundo trimestre 1948).
 El delito de abandono de niños y de personas incapaces (Revista
de Derecho Penal, Buenos Aires, IV, Nº 4, cuarto trimestre).
 Los aspectos negativos de la acción según el Código Penal
Venezolano (Revista de Derecho Penal, Buenos Aires, Año
 III, 1946, págs. 329-347).
 Los problemas de Defensa Social en América del Sur (L'homme
devant l'humain, tome 2; trabajo en homenaje al Prof. E. de
Greef en ocasión de sus 25 años de Profesorado en la Escuela
de Criminología de la Universidad de Louvaine, Bélgica, 1956).
 Hurto con destreza y delito de arrebatón (Revista de Técnica
Policial, Nº 4, julio-agosto 1955, pág. 111).
 Constitutión et Droit Penal, Rapport aux Cínquienes Journés de
Droit franco-latino-americaines, Aix en Provence, Edit.
Imprimiere moderne, 10 págs. 1957.
 Alcohol y delincuencia, 37 págs. Tip. C.T.P., San Juan de los
Morros, 1958.
 Defensa de bienes contra el agresor nocturno (Revista del
Colegio de Abogados del Distrito Federal, abril-junio 1962, Nº
120, págs. 211-237).
 Facultades valorativas de los Jueces Instructores (Revista del
Colegio de Abogados del Distrito Federal Nº 119).
378

 Estudio sobre el delito de usura (Revista del Colegio de


Abogados del Distrito Federal, octubre-diciembre 1962, Nº 122,
págs. 101-153; Revista. Jurídica Veracruzana, mayo-junio 1963,
Nº 3, págs. 205-261).
 La ebriedad patológica como causa de exención de la
responsabilidad en el Derecho Penal Venezolano (Revista. del
Colegio de Abogados del Distrito Federal, Julio-Diciembre
1963, Nº 125-126, págs. 197-207).

*Estudios sobre materia universitaria.

 El problema universitario (Ahora, mayo 1939). La función del


Centro de Investigaciones Penales, La Esfera.

*Estudio de Historia.

 La conspiración de 1827 o insurrección de San Felipe (La


Esfera, marzo 1938).
 La Revolución del Alto Llano en 1830 (La Esfera, abril 1928).
 La insurrección del Control Cayetano Gabantes (La Esfera,
junio 1938).
 La tragedia del Santuario (Cultura Venezolana, XLI, 1936).

*Estudios de Criminología.

 Cursillo de Criminología dictada en la Universidad Central,


1946-1947 (Revista Elite, 1947, Caracas).
 Conceptos generales acerca de la Criminología (Revista
General de Derecho, año VII, Nº 87, diciembre 1951, págs. 654
y sigts., Valencia, España).
 Los límites entre la reglamentación administrativa y la represión
penal en materia de prostitución y de proxenetismo. Ponencia
para el VI Congreso Internacional de Derecho Comparado,
Hamburgo, 1962, en Publicaciones de la Sección de Derecho
379

Comparado, Universidad Central de Venezuela, Facultad de


Derecho, Instituto de Derecho Privado, Caracas, 1962.
 La personalidad del delincuente: El Morfograma, Revista
Policía Científica, Nº 1, marzo 1963,pág8. 11-17. El
Fisiograma, misma Revista, Nº 2, págs. 4-8. El Sociograma,
misma Revista, Nº 3, septiembre 1963, págs. 4-10. El
Psicograma, misma Revista, Nº 4, noviembre 1963, págs. 12-
22.
 La herencia y el factor biológico en la composición del grupo
venezolano, trabajo leído en la Sección de Sociología de la
ASOVAC, mayo 1962, Revista Rayas, julio-agosto 1962, Nº 7
y 8, págs. 5-8.

*Estudios sobre menores.

 La intervención administrativa y judicial en materia de infancia


y adolescencia socialmente inadaptada en los países de
América, Ponencia al V Congreso de Defensa Social,
Estocolmo, 1958, 113 págs. Ed. Ardila, C.A., Caracas-Bogotá,
1958.

PRÓLOGOS

 Concepción de peligro. Prólogo al libro Peligro y Culpabilidad,


del Profesor de Derecho Penal de la Universidad del Zulia, Dr.
Francisco Burgos Finol, Maracaibo, Venezuela.
 Los nuevos conceptos de la Psicología Criminal, Prólogo a la
obra Criminología y Espiritismo, del Dr. Manuel Matos
Romero, Empresa El Cojo, Caracas, 1964.
 Prólogo a la obra del Dr. Rodolfo Plaza Márquez, ex-Director
del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, denominada Doctrina y
Acción, Empresa El Cojo, Caracas, 1966.
380

NUEVAS PUBLICACIONES

 La delincuencia asociada, Conferencia en las Jornadas de la


Sociedad Venezolana de Derecho Penal y Criminología,
Revista Jurídica Veracruzana, Nº 2, Abril-Mayo-Junio, pág. 36
y siguientes.
 Nuevas Corrientes en Criminología, Conferencia en la Policía
Técnica Judicial con motivo del XIV Aniversario de ese
Cuerpo, febrero 1972, folleto de 23 páginas impreso en el
Centro de Reproducción del Cuerpo Técnico de Policía Judicial.
 Dictamen acerca de la sentencia absolutoria dictada en el juicio
contra los autores del asesinato del Dr. Asdrúbal Hernández
Vásquez; folleto de 85 páginas, Empresa El Cojo, Caracas,
1972. 1
 De los delitos de asalto y de apoderamiento ilícito de
Aeronaves, Revista de la Facultad de Derecho, Universidad
Santa María, Nº 1, Enero-Marzo 1972, pág. 7, Caracas.
 Algunas cuestiones referentes a la prescripción penal, Separata
de la Revista del Colegio de Abogados del Distrito Federal, Nº
138, Julio-Diciembre 1970, 39 páginas, Imprenta Miguel Ángel
García e Hijo, Caracas.
 Crítica de Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia sobre
prescripción, Repertorio Forense, Año VII, Nº 2.197, 11 de
Noviembre de 1972.
381

TULIO CHIOSSONE VILLAMIZAR

Vino al mundo en Rubio, Táchira, Venezuela, el 16 de septiembre de


1905 y murió en Caracas, el 26 de diciembre del 2001 a los 96 años de
edad.

Cursa la primaria en su pueblo natal. En la ciudad de San Cristóbal


(capital del Estado Táchira), se prepara en el Liceo Simón Bolívar,
recibiéndose de bachiller en Filosofía y Letras.
382

En Mérida adelanta estudios superiores en la Universidad de Los


Andes. En 1929 recibe el título de Doctor en Ciencias Políticas en esta
Universidad, y el de Abogado de la República, en 1930, por la Corte
Suprema de Justicia del Estado de Mérida.

A compás, penalista de nota, humanista, académico, magistrado,


legislador, político, y de puro natural, historiador, literato y escritor.
Es considerado –según leí–, como el primer propulsor de la
humanización y modernización del sistema penitenciario venezolano y
de la misma manera, precursor de la Bioética y fundador de la
Criminología en Venezuela.

En 1937 presentó el Proyecto de Ley de Régimen Penitenciario, que


se convirtió en ley hasta 1961; y la Ley de Justicia y Protección de
menores, en 1938. Después continúa redactando diversas leyes:

• Reglamento de la Ley de régimen penitenciario (1937).


• Código de justicia militar (1938).
• Ley Orgánica del Ejército y de la Armada (1941).
• Exposición sobre el Proyecto de Código Civil de 1942.
• Ley de mejoramiento de la vivienda campesina, aprobada por la
Asamblea Legislativa del Estado Mérida, en 1944.
• Código Penal (1957), entre otras.

Acerca de otras facetas de su vida intelectual, por cierto muy intensas,


tenemos a la vista, los siguientes aportes250:

“Ejerció distintos cargos en la administración pública. Como


ministro de Relaciones Interiores propició la creación del
Servicio Nacional de Identificación (1941) y del Servicio
Nacional de Seguridad. A él se le debe la humanización y
modernización de los centros de las cárceles venezolanas.
Construye la Penitenciaría General de Venezuela, en San
250
Gómez Grillo, Elio: El gran ciudadano Tulio Chiossone, Boletín de la Academia
Nacional de la Historia, v. 85, Nº 337, Caracas, 2002. Margarita Belandria, Tulio
Chiossone, "Diccionario crítico de Juristas españoles, portugueses y latinoamericanos".
Manuel J. Peláez (ed. y coord.), Cátedra de Historia del Derecho y de las Instituciones.
Universidad de Málaga et al., Zaragoza-Barcelona, vol. II, T.II (VE-Z), 2008.
383

Juan de los Morros (1942) y otros centros penitenciarios.


Construcción del Edificio Central del Instituto de
Preorientación Infantil de Los Teques, 1941-1942. Creación
de la Colonia Hogar “Simón Bolívar” que dio albergue y
educación a menores en abandono moral y material,
construida en Mérida durante los años 1942-1944. Creación
de la Casa de Observación de Menores de Mérida, para niños
con trastornos de conducta, 1943. Creación y construcción
del Preventorio Social Femenino “María Teresa Bolívar”
para reeducación de niñas en abandono moral y material
Creación de la primera Cooperativa de Crédito Urbano para
la vivienda popular y clase media de Mérida, 1942-1944.
Creación de la Caja de Crédito Territorial para la vivienda
campesina en Mérida, 1944. Creación de puestos de monta
para la selección de la raza bovina. Creación y
funcionamiento de los Desayunos Escolares rurales en el
Estado Mérida, por este sistema se alimentaban 695 niños en
el año 1944 y se crearon por primera vez los patronatos
escolares. Creación y funcionamiento de la “prima del árbol”
que consistía en el pago, a cuenta del erario público, de 0,50
bolívares, por cada árbol logrado con fines de reforestación.
Construcción y administración del Hospital Los Andes”.

Con el sentido del orden se inicia como docente en el Liceo Simón


Bolívar de San Cristóbal en 1922 regentando la asignatura de
Mineralogía. Más tarde en el Liceo Libertador de Mérida durante el
período 1924-1936, como profesor de Física y Química.
Simultáneamente imparte sus enseñanzas en la antigua Escuela de
Ciencias Políticas –hoy Escuela de Derecho–, de la Universidad de
Los Andes entre los años 1929 a 1936, en diversas asignaturas:
Principios Generales del Derecho, Medicina Legal, Derecho Penal,
Derecho Español, Derecho Público Eclesiástico y Derecho
Internacional Privado.

Por un tracto cercano a los 25 años (1953–1978), se desempeñó como


catedrático en la Universidad Central de Venezuela en las áreas de
Derecho Penal y Derecho Procesal Penal. Así también en la
384

Universidad Católica Andrés Bello, donde dictó, como era previsible,


clases de Derecho Penal.

Fue Director del Instituto de Ciencias Penales y Criminológicas de la


Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela (1964–
1978).

Se le reconoció como un destacado luchador por el mejoramiento y


progreso de las condiciones sociales de los venezolanos. Su mayor
interés estuvo marcado –y este es un mérito más–, por la erradicación
de la pobreza, la protección ecológica, la vida rural, la problemática
carcelaria, la niñez abandonada y la alimentación escolar. Así está
escrito.

Por los caminos del ideal y de la justicia ocupó, con dignidad y sobria
entrega puestos muy importantes en el Poder Judicial: Juez de Primera
Instancia en lo Civil y Mercantil del Estado Mérida, desde 1930 hasta
1934. Vocal de la Corte de Casación (1953), donde fue Presidente;
Miembro del Instituto de Codificación y Jurisprudencia (1953-1958) y
Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, en la Sala Penal, desde
1959 hasta 1975.

Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua.

Serios y muy constructivos libros escribió acerca de la Ciencia penal


y el Derecho procesal penal, las disciplinas ¡pues ni más ni menos!,
de su predilección y favoritismo. Aquí sus títulos:

• Anotaciones al libro primero del Código Penal, Imprenta del


Estado, Mérida, 1930.
• Anotaciones al Código Penal venezolano, tomo I, Editorial Sur
América, Caracas, 1932.
• Delincuentes infantiles. Tipografía El Lápiz, Mérida, 1935.
• Reforma penitenciaria venezolana, Artes Gráficas, Caracas,
1936.
• La Organización Penitenciaria en Venezuela, Cooperativa de
Artes Tipográficas, Caracas, 1936.
385

• Anotaciones al Código Penal venezolano, tomos I y II. Editorial


Artes Gráficas, Caracas, 1938.
• Temas sociales venezolanos, Tipografía Americana, Caracas,
1949.
• El término ‘enfermedad mental’ en la legislación penal
venezolana. Tipografía Americana, Caracas, 1952.
• Lo transgresional en la dinámica jurídica, Editorial El Cojo.
Caracas, 1954.
• Apuntaciones de derecho penitenciario. Tipografía C.T.P. San
Juan de los Morros, 1954.
• Los problemas sociales en la formación del Estado venezolano,
Gráfica Americana, Caracas, 1964.
• Manual de Derecho Procesal Penal (1ª edición). Universidad
Central de Venezuela (UCV), Caracas, 1967.
• Principios generales para una teoría de la transgresión, UCV,
Caracas, 1968.
• Trastornos de la conducta juvenil, UCV, Caracas, 1968.
• Límites legales de la privación de libertad, UCV, Caracas,
1969.
• Proyecto de reforma del código de enjuiciamiento criminal,
UCV, Caracas, 1972.
• Manual de Derecho Procesal Penal. UCV, Caracas, 1972.
• Manual de Derecho Penal venezolano (1ª edición). UCV,
Caracas, 1972.
• El Secreto Médico, UCV. Caracas, 1974.
• El Derecho y la Transgresión, UCV, Caracas, 1975.
• Teoría del hecho punible, UCV, Caracas, 1976.
• Contribución a la reforma de la ley penal venezolana, UCV,
Caracas, 1976.
• Temas procesales y penales, UCV, Caracas, 1977.
• Manual de derecho procesal penal venezolano. 3ª ed., UCV,
Caracas, 1981.
• Delitos contra la naturaleza y el ambiente, UCV, Caracas, 1982.
• Diccionario toponímico de Venezuela. Monte Ávila Editores,
Caracas, 1992.
• Historia del Estado Táchira, Autores y Temas Tachirenses,
Caracas, 1982.
386

• Aportación de las lenguas indígenas venezolanas al castellano,


Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1993.

Gracias al aporte y autorización del autor,


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Cali, Colombia.

PUBLICADO, Octubre 18, 2016, en


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