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PRÁCTICA N° 06: VARIACIONES

DEL PULSO Y PRESIÓN ARTERIAL


EN REPOSO Y EJERCICIO

DOCENTE: DR. CÉSAR SÁNCHEZ

GRUPO: 6 “B”

INTEGRANTES:

 BOBBIO DÁVILA JULIETH


 CASA BOCANGEL MARIA DEL VALLE
 NAZARIO ZORRILLA KARLA
 PÉREZ QUISPE SHEYLA ROSA
I. INTRODUCCIÓN
Los signos vitales son indicadores que reflejan el estado fisiológico de los órganos
vitales (cerebro, corazón, pulmones). Expresan de manera inmediata los cambios
funcionales que suceden en el organismo, cambios que de otra manera no podrían ser
cualificados ni cuantificados. Se pueden medir en un establecimiento médico, en casa,
en el lugar en el que se produzca una emergencia médica o en cualquier sitio. Los
cuatro signos vitales principales son los siguientes: Frecuencia Cardiaca, Frecuencia
Respiratoria, Presión Arterial, Temperatura Corporal, Pulso1.

Los rangos normales de los signos vitales para un adulto sano promedio mientras está
en reposo son:
 Presión arterial: 90/60 mm/Hg hasta 120/80 mm/Hg.
 Respiración: 12 a 18 respiraciones por minuto.
 Pulso: 60 a 100 latidos por minuto.
 Temperatura: 36.5-37.2 °C

PULSO
Es la onda pulsátil de la sangre, originada en la contracción del ventrículo izquierdo
del corazón y que resulta en la expansión y contracción regular del calibre de las
arterias. La onda pulsátil representa el rendimiento del latido cardiaco, que es la
cantidad de sangre que entra en las arterias con cada contracción ventricular y la
adaptación de las arterias, o sea, su capacidad de contraerse y dilatarse. Asimismo,
proporciona información sobre el funcionamiento de la válvula aórtica1.

El pulso periférico se palpa fácilmente en pies, manos, cara y cuello. Realmente puede
palparse en cualquier zona donde una arteria superficial pueda ser fácilmente
comprimida contra una superficie ósea.

La velocidad del pulso (latidos por minuto) corresponde a la frecuencia cardiaca, la


cual varía con la edad, sexo, actividad física, estado emocional, fiebre, medicamentos
y hemorragias1.

El pulso puede fluctuar y aumentar con el ejercicio, las enfermedades, las lesiones y
las emociones. Las niñas de 12 años de edad y las mujeres en general, suelen tener
el pulso más rápido que los hombres. Los deportistas, como los corredores, que hacen
mucho ejercicio cardiovascular, pueden tener ritmos cardiacos de hasta 40 latidos por
minuto sin tener ningún problema1.
Existen nueve puntos anatómicos para la palpación del pulso:
 Pulso temporal: la arteria temporal se palpa sobre el hueso temporal en la
región externa de la frente, en un trayecto que va desde la ceja hasta el cuero
cabelludo.

 Pulso carotideo: se encuentra en la parte lateral del cuello entre la tráquea y


el músculo esternocleidomastoideo. No se debe ejercer presión excesiva
porque produce disminución de la frecuencia cardiaca e hipotensión. Tampoco,
se debe palpar simultáneamente en ambos lados para evitar la disminución del
flujo sanguíneo cerebral o, aun, paro cardiaco1.

 Pulso braquial: se palpa en la cara interna del músculo bíceps o en la zona


media del espacio ante cubital1.

 Pulso radial: se palpa realizando presión suave sobre la arteria radial en la


zona media de la cara interna de la muñeca. Es el método clínico más usado.

 Pulso femoral: se palpa la arteria femoral localizada debajo del ligamento


inguinal.

 Pulso poplíteo: se palpa realizando presión fuerte sobre la arteria poplítea,


por detrás de la rodilla, en la fosa poplítea.

 Pulso tibial posterior: se palpa la arteria tibial localizada por detrás del
maléolo interno1.

 Pulso pedio: se palpa la arteria dorsal del pie sobre los huesos de la parte alta
del dorso del pie.

 Pulso cardiaco apical: se valora mediante auscultación con fonendoscopio


directo en la zona anatómica del corazón1.
 El pulso se valora mediante la palpación utilizando la porción distal de los dedos
índice y corazón.
 Utilizando las yemas de los dedos índices y corazón, presione suavemente, pero
con firmeza sobre las arterias hasta que sienta el pulso1.
 Empiece a contar las pulsaciones cuando el segundero del reloj marque las 12.
 Cuente su pulso durante 60 segundos (o durante 15 segundos y después
multiplíquelo por cuatro para calcular los latidos por minuto).
 Si el paciente ha realizado actividad física, es importante esperar entre 10 y 15
minutos antes de controlar el pulso1.
 Valorar las características del pulso: frecuencia, ritmo, amplitud, elasticidad.

ALTERACIONES DEL PULSO


 Taquicardia sinusal: frecuencia cardiaca que no sobrepasa los 160 latidos por
minuto. Se debe al estímulo del automatismo sinusal por la excitación del
simpático; se observa en la fiebre, hipertiroidismo, falla cardiaca y shock 1.
 Taquicardia paroxística: se inicia en forma súbita y la frecuencia está por
encima de 160 latidos/min. Se manifiesta con dolor precordial, angustia y
palpitaciones.
 Bradicardia sinusal: las pulsaciones oscilan entre 40 y 60 latidos/minuto. Se
observa en pacientes con hipertensión endocraneana o con impregnación
digitálica1.
 Bradicardia por bloqueo aurículo-ventricular completo: se presenta con
pulsaciones entre 30 y 35 latidos/minuto. Es producida por fenómenos asociados
con la contracción de las aurículas y ventrículos y se manifiesta por estado
sincopal.

Un pulso que es difícil de sentir puede ser indicio de obstrucción en la arteria. Estas
obstrucciones son frecuentes en personas con diabetes o ateroesclerosis a raíz del
colesterol alto. El médico puede ordenar un examen, conocido como estudio Doppler,
para evaluar esta situación potencialmente grave1

PRESION ARTERIAL
Es una medida de la presión que ejerce la sangre sobre las paredes arteriales en su
impulso a través de las arterias. Debido a que la sangre se mueve en forma de ondas,
existen dos tipos de medidas de presión: la presión sistólica, que es la presión de la
sangre debida a la contracción de los ventrículos, es decir, la presión máxima; y la
presión diastólica, que es la presión que queda cuando los ventrículos se relajan;
ésta es la presión mínima2.
 Depende de los siguientes factores: Débito sistólico (volumen de eyección
del ventrículo izquierdo )
 Distensibilidad de la aorta y de las grandes arterias.
 Resistencia vascular periférica, especialmente a nivel arteriolar, que es
controlada por el sistema nervioso autonómico.
 Volemia (volumen de sangre dentro del sistema arterial)

Medición de la presión arterial


Habitualmente se efectúa con un esfigmomanómetro. Los más usados son los de
mercurio y los de tipo aneroide. Constan de un sistema para ejercer presión alrededor
del brazo y una escala que permite conocer la presión. Los esfigmomanómetros de
mercurio son más confiables en su calibración. Los aneroides, que registran la
presión mediante un reloj, son más livianos y fáciles de transportar, pero con el
tiempo se pueden descalibrar. La presión arterial conviene medirla en el brazo,
estando el paciente sentado o acostado, cómodo y relajado. Debe haber descansado
unos 5 minutos y no haber consumido café o haber fumado en los 30 minutos
anteriores. El brazo debe estar desnudo, sin ropas que interfieran la colocación del
manguito2. Normalmente la presión en las piernas es un poco mayor que en los
brazos.
Ruidos de Korotkoff.
Los ruidos se oyen sobre una arteria, por debajo de un manquito que está siendo
desinflado, y consisten en una especie de toque y de un soplo. Tomando como
base ese toque y según el soplo esté presente o ausente, los ruidos se han dividido
en 5 fases.
Valor diagnóstico de los ruidos de Kortkoff
 Hoyo auscultatorio Cuando la segunda fase puede estar ausente y haber
en consecuencia un periodo de silencio entre la primera y la tercera fases2.
 Insuficiencia aórtica Se hace evidente la ausencia de la quinta fase, ya
que el ruido se prolonga hasta llegar a cero. En estos pacientes las arterias
parcialmente colpsadas son distendidas rápidamente durante la sístole por
una cantidad muy grande de sangre, hasta el punto en que aun sin el
manguito se produce un ruido audible con el estetoscopio sobre cual quiere
de las grandes arterias. La presión diastólica debe leerse cuando el ruido
sonoro de la tercera fase se amortigua2.
 Pulso alternante Si el paciente se queja de disnea, si el corazón está
hipertrofiado en cierta medida, y especialmente, si se escucha un ritmo de
galope el examinador debe investigar la presencia de pulso alternante.
Aunque puede responder regularmente a los impulsos que se originan en
el nodo senoatrial, un miocardio que esté fallando puede en algunos
pacientes no contraerse con igual fuerza a cada impulso. Así pues, una de
cada dos contracciones es débil. La fuerza de los latidos resultantes varía
y de allí que se le llame pulso alternante. El manguito debe desinflarse muy
lentamente hasta el nivel sistólico. Primero el ruido se oirá un latido sí y otro
no, pero al reducirse lentamente la presión se hacen audibles los latidos
intermedios2.

ALTERACIONES DE LA PRESION ARTERIAL


 Hipertensión arterial: se pueden presentar alzas fugaces de tensión arterial,
resultado de diversas circunstancias como ejercicio físico y estados de dolor y
ansiedad. La hipertensión está definida, por lo general, con base en la presión
diastólica, puesto que es más estable que la presión sistólica, que responde a
gran variedad de estímulos. El diagnóstico de hipertensión debe hacerse
después de encontrar cifras tensionales altas (diastólica >80mmHg) en repetidos
exámenes al paciente2.
 Hipotensión arterial: las cifras tensionales sistólicas oscilan entre 90 y
110mmHg; se considera disminución del gasto cardiaco en pacientes con
hipovolemia, malnutrición y algunas enfermedades neurológicas. Algunos signos
y síntomas son astenia, somnolencia, mareos y lipotimias2.
 Hipotensión postural: disminución de la presión sistólica >20mmHg y caída de
la presión diastólica. Se caracteriza por mareo y síncope. Se diagnostica
midiendo primero la presión sanguínea en decúbito supino y repitiendo la
medición con el paciente de pie. El resultado normal es ligera o ninguna
disminución de la presión sistólica y ligero incremento de la presión diastólica2.

II. OBJETIVOS
 Comprender los principios básicos y las fuerzas que determinan la presión
arterial, el flujo sanguíneo y la resistencia periférica en el sistema vascular.
 Comprobar la diferencia de presiones en reposo y después del ejercicio.
 Conocer y entender los principios fisiológicos de la toma de presión arterial por
el método de auscultatorio.
 Interpretar y valorar la determinación realizada de la presión arterial.
III. RESULTADOS
Tabla 1: Efectos de la posición en el pulso y presión arterial

EN REPOSO

DE PIE SENTADO ACOSTADO


N° ESTUDIANTE
Pulso Ps Pd PD PM Pulso Ps Pd PD PM Pulso Ps Pd PD PM

1 Cieza 77 110 70 40 83 65 90 60 30 70 63 80 60 20 67

2 Rioja 75 90 60 30 70 73 90 60 30 70 60 80 40 40 53

3 Ciuriliza 86 100 70 30 80 87 110 60 50 77 73 100 60 40 73

4 Segura 78 115 85 30 95 69 120 85 35 96 68 110 70 30 83

5 Bravo 96 110 80 30 90 85 100 70 30 80 79 90 60 30 70

6 Lopez 77 120 80 40 93 74 120 80 40 93 76 110 70 40 83

PROMEDIO 82 115 74 33 85 76 105 69 36 81 70 95 60 33 72


Tabla 2: Efectos de la actividad física en el pulso y presión arterial

REPOSO POST EJERCICIO


NÚMERO ESTUDIANTE
Pulso Ps Pd PD PM Pulso Ps Pd PD PM

1 Cieza 65 90 60 30 70 140 120 90 30 100

2 Rioja 73 90 60 30 70 126 130 90 40 103

3 Ciuriliza 87 110 60 50 77 120 130 80 50 97

4 Segura 69 120 85 35 96 128 145 75 70 98

5 Bravo 85 100 70 30 80 136 160 70 90 100

6 López 74 120 80 40 93 115 140 90 50 106

PROMEDIO 76 105 69 36 81 128 138 83 55 101


IV. DISCUCIÓN
Cuando el corazón expulsa la sangre hacia la aorta durante la sístole, primero se
distiende solo la porción proximal de la aorta por que la inercia de la sangre impide el
movimiento brusco de la sangre a la periferia, pero es superada por la presión de la
aorta, desplazando así a la onda anterior, y permitiendo el flujo. La velocidad con la
que viaja el pulso es independiente y más alta que velocidad del flujo sanguíneo como
por ejemplo en la aorta que viaja a 4m/s, en las grandes arterias que viaja a 8m/s, o
en las pequeñas arterias en donde viaja a 16m/s; por lo que el pulso se percibe en la
arteria radial a solo 0.1 segundos después de la expulsión sistólica. Conforme avanza
la edad, las arterias se vuelven más rígidas, y la velocidad del pulso disminuye.3,4

La presión ejercida por la aorta se llama presión arterial, la cual, varía a lo largo del
ciclo cardiaco por lo que la presión máxima se produce mediante la sístole y se llama
presión sistólica, mientras que la mínima se observa en la diástole y se llama presión
diastólica.5 La presión arterial mide la fuerza ejercida por la sangre contra una unidad
de superficie de la pared del vaso sanguíneo. En un adulto joven sano, la presión en
el pico de cada pulso, o que se denomina presión sistólica, es de 120mmHg. En el
punto más bajo de cada pulso, o presión diastólica, desde 80mmHg. La diferencia
entre estas dos presiones, aproximadamente 40mmHg, se conoce como presión de
pulso.3,5

La presión de pulso es la presión que impulsa el flujo distendiendo las paredes de las
arterias, esta presión está determinada matemáticamente por la diferencia entre la
presión sistólica, y la presión diastólica, esta presión se reduce junto a la compliancia
de los vasos, por ello en los capilares practicante desaparece. Hay tres factores
importantes que afectan a la presión del pulso: el volumen sistólico del corazón, la
compliancia del árbol arterial y la eyección del corazón.

La presión del pulso cardiaco está determinada por la relación entre el gasto cardiaco,
sobre la compliancia del árbol arterial.

Mecanismos de regulación:

El reflejo baroreceptor, es un mecanismo regulador para mantener la presión normal,


se inicia mediante receptores de estiramiento que se localizan especialmente a nivel
de cayado aórtico y en la bifurcación de las carótidas, los receptores del cayado aórtico
cuando son distendidos por un aumento de la presión dentro de la arteria emiten
señales inhibidoras al bulbo raquídeo vía X par craneal, en cambio los receptores
localizados en los cuerpos carotideos envían señales por el nervio de Hering, rama del
glosofaríngeo, igualmente al bulbo, el cual responde inhibiendo al centro vasomotor y
disminuye la actividad simpática vasoconstrictora normalizándose la presión arterial.
Este reflejo normaliza la presión arterial cuando está alterada en un rango entre 60 y
180mmHg de sistólica para nivelarla en alrededor de 120mmHg.3,4

Los cambios de postura modifican la presión arterial por varios efectos, uno de ellos
es la variación del retorno venoso, con lo que se modifica el volumen latido y, por otro
lado, el efecto de la fuerza de gravedad en los vasos sanguíneos. Se sabe que, si el
individuo está en posición horizontal, la presión alrededor de todo el cuerpo será
aproximadamente igual en todas partes del organismo, generada únicamente por la
fuerza del corazón. Sin embargo, cuando el individuo se encuentra de pie se manifiesta
el efecto hidrostático dado por el peso de la columna de sangre en los vasos.

Cuando la presión arterial sistémica disminuye por el cambio de posición, los


receptores aórticos y carotideos disminuye el número de impulsos inhibitorios hacia el
bulbo, aumentando el centro vasomotor su actividad vasoconstrictora simpática
elevando la presión arterial. especialmente cuando de posición acostado pasamos a
la posición de pie de manera súbita, la sangre por gravedad tendrá la tendencia a
dirigirse hacia las zonas bajas del cuerpo, dejando al encéfalo con menos circulación,
lo que podría producir mareos y hasta perdida del conocimiento por isquemia cerebral.
Pero si el reflejo está en buenas condiciones, él se encarga de impedir la isquemia
cerebral produciendo vasoconstricción de las partes inferiores del cuerpo, para que la
sangre se distribuya por igual en todos los órganos, sin importar la posición de ellos.3,4

En la tabla 1
De acuerdo a los resultados que presentan los estudiantes, se observa los promedios
respecto a la presión arterial en las posiciones de estudio indicadas:
 Posición de bipedestación:115/74 mmHg
 Posición sentada: 105/69 mmHg
 Posición de cúbito supino: 95/60 mmHg

La presión arterial promedio de un estudiante en posición de cubito supino es menor


que en posición sentada, de la misma manera el promedio de la presión arterial en
posición sentada es ligeramente menor que el promedio en posición de
bipedestación.
Fisiológicamente, cuando una persona pasa de la posición de decúbito supino a la de
bipedestación, la sangre se acumula en las venas de las extremidades inferiores
(estasis venosa). La distensibilidad de las venas permite que se acumule en ellas una
gran cantidad de sangre. Cuando esto sucede, el retorno venoso al corazón disminuye
al igual que el gasto cardíaco (mecanismo de Frank-Starling), con lo que disminuyen
presión arterial media.

El reflejo barorreceptor interviene en la principal respuesta cardiovascular


compensadora para disminuir la presión arterial media. El gasto cardíaco y la PA
disminuyen a medida que la sangre se va acumulando en las venas de las
extremidades inferiores y no regresa al corazón. Los barorreceptores en el seno
carotídeo detectan este descenso de la PA y envían esta información al centro
vasomotor medular que dirige el aumento en el flujo de salida simpático al corazón y
a los vasos sanguíneos y la disminución del parasimpático, tratando de elevar la PA
de vuelta a la normalidad. Los resultados de estos cambios autónomos: aumento de
la frecuencia cardíaca y de la contractilidad, constricción de las arteriolas (aumento de
la RPT) y de las venas (disminución del volumen no sometido a tensión y aumento del
retorno venoso). En conjunto, estos cambios aumentan el gasto cardíaco e
incrementan la RPT tratando de elevar la PA de vuelta a la normalidad.

Sistema de regulación simpática:3,4


En la fisiología del ejercicio, los deportes conllevan la realización de un esfuerzo físico
importante que obliga al organismo a poner en marcha diversos mecanismos de
adaptación. Para que el sistema muscular pueda trabajar al ritmo que se le impone,
las fibras musculares necesitan recibir un aporte de oxígeno adecuado, mucho mayor
que el que requieren en reposo. El organismo soluciona este problema aumentando la
presión arterial, presentando una estimulación simpática, con la intervención de los
siguientes factores:
1. la vasoconstricción en las arteriolas, excepto en los músculos activos, que
aumenta la resistencia periférica
2. aumento de la actividad del bombeo del corazón, que aumenta la frecuencia
cardiaca y la contractibilidad
3. un gran aumento de la presión de llenado sistémico debido a la contracción
venosa, que redistribuye la sangre de los reservorios hacia las arterias,
aumentando así el volumen arterial, y por consiguiente el volumen sistólico.

Un ejercicio muy intenso es el estado de tensión mayor que puede sufrir el sistema
circulatorio normal. En reposo, el flujo de sangre a través de los músculos esqueléticos
varía entre 4 y 7 mililitros por cada 100 gramos de músculo. En cambio, durante un
ejercicio muscular intensísimo este flujo sanguíneo puede aumentar de 12 a 18 veces,
elevándose hasta 50 o 75ml por 100g de músculo. Sin embargo, hay que tener en
cuenta que el flujo de sangre en el músculo no es constante durante el tiempo que
dura el ejercicio. Así, durante una contracción muscular el flujo sanguíneo disminuye,
volviendo a aumentar cuando la contracción termina. Después de varias contracciones
rítmicas el flujo sanguíneo se mantiene muy elevado durante un minuto
aproximadamente y luego va disminuyendo poco a poco hasta el valor normal.

Durante el reposo sólo están abiertos de un 12 a un 20% de los vasos capilares que
irrigan los músculos. En cambio, durante un ejercicio agotador se abren todos los
capilares que permanecían inactivos, produciendo así un aumento en el flujo
sanguíneo. Este aumento del riego sanguíneo probablemente dependa de varios
factores que operan todos al mismo tiempo. Uno de los más importantes es la
reducción del oxígeno disuelto en los tejidos musculares. Durante la actividad física,
el músculo consume rápidamente el oxígeno, lo que provoca una vasodilatación.
Además del mecanismo descrito, el riego de sangre a través de los músculos está
controlado por el sistema nervioso. En efecto, los músculos esqueléticos están
provistos de unas fibras nerviosas que dilatan los vasos sanguíneos y otras que los
contraen. La estimulación máxima de las fibras vasodilatadoras en los músculos
esqueléticos puede aumentar su riego sanguíneo en un 400 por 100. Estas fibras
vasodilatadoras son activadas por una vía nerviosa especial que comienza en el
cerebro. Cuando la corteza cerebral inicia la actividad muscular, simultáneamente
excita las fibras vasodilatadoras de los músculos activos, y se produce inmediatamente
vasodilatación

El incremento del volumen de sangre que expulsa el corazón se debe principalmente


a la intensa vasodilatación local que ocurre en los músculos activos. Cuando desde
las venas fluyen grandes cantidades de sangre hacia el corazón, las cavidades de éste
se dilatan, y el músculo cardiaco se contrae con mayor fuerza, con lo que aumenta su
capacidad de bombear sangre al torrente circulatorio. El efecto del aumento de la
contractilidad del corazón provocado por un aumento de retorno venoso se conoce
como "Ley de Frank-Starling" y es uno de los conceptos fundamentales de la fisiología
humana.

En la tabla 2: En reposo la presión arterial promedio de los estudiantes es de 105/69,


mientras que después de haber realizado ejercicio se observa un incremento en estos
valores llegando a 138/83 en promedio. Esto se da porque las respuestas
cardiovasculares al ejercicio suponen una combinación de mecanismos locales y del
sistema nervioso central. Entre las respuestas del SNC hay una orden central desde
la corteza motora cerebral, que es la encargada de dirigir una serie de cambios en el
sistema nervioso autónomo. Entre las respuestas locales están los efectos de los
metabolitos para aumentar el flujo sanguíneo y el aporte de O2 al músculo que está
ejercitándose. Los cambios en la PO2, la PCO2 y el pH desempeñan una función
limitada en la dirección de dichas respuestas, porque ninguno de estos parámetros
cambia notablemente durante el ejercicio moderado. Estos reflejos están
desencadenados por mecanorreceptores musculares, y posiblemente por
quimiorreceptores musculares, cuando se prevé o se inicia el ejercicio. Está claro que
la rama eferente del reflejo produce un aumento del flujo de salida simpático hasta el
corazón y los vasos sanguíneos y una disminución del flujo de salida parasimpático
hasta el corazón. Todo esto trae como consecuencia un aumento en la frecuencia
cardiaca y la contractilidad, y por ende el incremento del gasto cardiaco. La contracción
del músculo esquelético alrededor de las venas tiene una acción mecánica
(compresión) y la activación del sistema nervioso simpático produce la
venoconstricción. En conjunto, estos efectos sobre las venas disminuyen el volumen
de sangre sin tensión y aumentan el retorno venoso al corazón, el aumento en el
retorno venoso también permite el aumento del gasto cardíaco. Por otro lado, la
producción de metabolitos vasodilatadores como el lactato, el potasio y la adenosina
aumenta a medida que se incrementa el índice metabólico del músculo esquelético.
Estos metabolitos actúan directamente sobre las arteriolas del músculo en ejercicio
para producir vasodilatación local. La vasodilatación de las arteriolas da lugar a un
aumento del flujo sanguíneo para satisfacer la mayor demanda metabólica del
músculo. Esta vasodilatación en el músculo en ejercicio también produce una
disminución general de la RPT. Finalmente, hay un aumento en la presión arterial
sistólica y en la presión del pulso debido al aumento en el volumen sistólico. Sin
embargo, la presión arterial diastólica sigue siendo la misma o incluso puede disminuir
en respuesta a la disminución de la RPT.

V. CONCLUSIÓN
 La presión de pulso es un factor importante para conocer la elasticidad de las
arterias ya que, si la presión de pulso es alta, esto nos indica que las arterias
tienen una flexibilidad adecuada.
 El cambio de posición varía la presión arterial, pues de horizontal a vertical, la
presión aumenta, ya que para poder lograr una irrigación hasta el cerebro se
necesita mayor presión, además la sangre estancada en las extremidades
necesita una mayor fuerza para poder subir en contra de la gravedad. En
cambio, de pie se pueden ver aumentos de presión, dado que se necesita que
los barorreceptores y el área vasomotora puedan estabilizar los efectos.
 Al aumentar la actividad física los ruidos de Korotkoff son más marcados y
frecuentes, ya que al realizar actividad física aumenta los latidos y en
consecuencia la presión sanguínea aumenta, los latidos son más rápidos
disminuyendo el tiempo de relajación del corazón.

VI. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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DEL ESTADO DE DURANGO FACULTAD DE MEDICINA Y NUTRICIÓN.
[Internet]. [Consultado 06 Oct 2019], Disponible en:
http://famen.ujed.mx/doc/manual-de-practicas/a-2016/03_Prac_01.pdf
3. Guyton, A.C.& Hall, J.E. (2016). "Tratado de Fisiología médica”. Tomo II. 13ª
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4. Ganong R. Fisiología Médica.23a ed. Lange, Mc Graw Hill, China. 2010
5. Stuart I.F. Fisiología Humana. 13ed. Lange, Mc Graw Hill, China. 2014.

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