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Art. 384. Conversión. El acto nulo puede convertirse en otro diferente válido cuyos requisitos
esenciales satisfaga, si el fin práctico perseguido por las partes permite suponer que ellas lo
habrían querido si hubiesen previsto la nulidad.
El Código Civil sustituido no conceptualizó la conversión ni la reguló en forma genérica al tratar la nulidad
de los actos jurídicos; se limitó, en disposiciones aisladas, a prever casos específicos que fueron
interpretados por la doctrina como supuestos de conversión.
El art. 384 admite la conversión del acto y la conceptualiza adoptando la denominada dirección subjetiva.
De esta forma, requiere para su configuración que el acto nulo reúna los requisitos de forma y sustancia
de otro acto (requisito objetivo) y que las partes hubieran querido el otro acto de haber previsto la nulidad
(requisito subjetivo). La conceptualización que hace el Código se aparta de la posición doctrinaria que
sólo requiere el elemento objetivo para admitir la conversión.
La idea central del instituto de la conversión es otorgarle eficacia a un acto ineficaz ya sea porque
no cumple con los requisitos legales exigidos o, porque incumple con las expectativas que
tuvieron las partes al momento de constituirlo posibilitando de tal modo mantener vigente el
negocio jurídico.
Cuando se trata de un negocio jurídico formal no solemne, o de solemnidad relativa, y las partes omiten
darle la forma que se requiere por el ordenamiento jurídico, no por ello se acarrea la nulidad del acto sino
que el ordenamiento le reconoce la eficacia de otro negocio jurídico con requisitos formales menores.
Con este alcance, el art. 1018 del Código expresa que el otorgamiento pendiente de un instrumento
previsto constituye una obligación de hacer si el futuro contrato no requiere una forma bajo sanción de
nulidad. Si la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo hace en su representación.
En suma, el negocio celebrado con una forma insuficiente valdrá como causa fuente de la obligación de
elevarlo a la forma legal. Esta obligación constituye una prestación de hacer que, en caso de no
cumplirse voluntariamente, puede ser demandada judicialmente. Esta conversión del negocio jurídico sólo
es posible en aquellos supuestos de negocios jurídicos formales no solemnes y en los que la forma es
exigida ad probationem .
Confirmación
Art. 393. Requisitos. Hay confirmación cuando la parte que puede articular la nulidad relativa
manifiesta expresa o tácitamente su voluntad de tener al acto por válido, después de haber
desaparecido la causa de nulidad. El acto de confirmación no requiere la conformidad de la otra
parte.
La confirmación en un acto jurídico unilateral mediante el cual se elimina la impugnabilidad a que está
sujeto un acto inválido por contener defectos que afectan intereses particulares y constituyen causal de
nulidad relativa. La confirmación otorga definitiva eficacia al acto inválido.
Pueden confirmarse los actos inválidos por vicios que causan una nulidad relativa pues en ella sólo se
encuentran afectados intereses particulares (arts. 386 y 388). En cambio, los actos jurídicos afectados de
vicios que causan nulidad absoluta son inconfirmables al estar instituida en resguardo de un interés
general (arts. 386 y 387).
Requisitos: El art. 393 exige tres recaudos para la validez y eficacia del acto de confirmación:
(i) La causal de nulidad debe haber desaparecido: es decir el defecto o el vicio que afectaba la
validez del acto jurídico no debe subsistir. Así, el menor de edad no puede confirmar por sí
mismo un acto jurídico hasta alcanzar la mayoría de edad. De mantenerse el defecto, el acto
de confirmación sería a su vez pasible de nulidad.
(ii) El acto de confirmación no debe adolecer, a su vez, de otra causal de nulidad: de ser inválido
el acto de confirmación no sería idóneo para otorgar eficacia definitiva al acto inválido que se
pretende confirmar.
(iii) El sujeto debe estar legitimado para confirmar: se encuentran facultados para confirmar actos
jurídicos los mismos sujetos que se encuentran legitimados para invocar la nulidad relativa
(véase comentario al art. 388).
Especies
Art. 394. Forma. Si la confirmación es expresa, el instrumento en que ella conste debe reunir las
formas exigidas para el acto que se sanea y contener la mención precisa de la causa de la nulidad,
de su desaparición y de la voluntad de confirmar el acto.
La confirmación tácita resulta del cumplimiento total o parcial del acto nulo realizado con
conocimiento de la causa de nulidad o de otro acto del que se deriva la voluntad inequívoca de
sanear el vicio del acto.
Prueba de la confirmación
La prueba de la confirmación expresa o tácita incumbe a quien la alega, pudiendo valerse para ello de
cualquier medio probatorio. En el caso de la confirmación expresa, el instrumento de confirmación
debe suministrar la prueba de que ésta cumple los requisitos exigidos, más aún tratándose de un
instrumento público.
Art. 395. Efecto retroactivo. La confirmación del acto entre vivos originalmente nulo tiene efecto
retroactivo a la fecha en que se celebró. La confirmación de disposiciones de última voluntad
opera desde la muerte del causante. La retroactividad de la confirmación no perjudica los
derechos de terceros de buena fe.
Hechos extintivos: son acontecimientos que producen la extinción de un derecho o una relación
jurídica sin la intervención de la voluntad de las partes:
Muerte:
es un hecho jurídico que pone fin a las relaciones jurídicas y a los derechos de los cuales el fallecido
era titular. En principio, los sucesores o los herederos continúan a la persona del difunto. Es decir, que
el heredero se transformara en acreedor y deudor, de todo lo que el causante era acreedor y deudor.
Las precisiones que conviene hacer en estos casos, es separar los derechos y obligaciones
patrimoniales y extra patrimoniales.
Confusión:
Art. 931: “La obligación se extingue por confusión cuando las calidades de acreedor y de
deudor se reúnen en una misma persona y en un mismo patrimonio.”
Art. 932: Efecto: “La obligación queda extinguida, total o parcialmente, en proporción a la parte
de la deuda en que se produce la confusión.”
Imposibilidad:
Art. 955: “La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y definitiva de la prestación,
producida por caso fortuito o fuerza mayor, extingue la obligación, sin responsabilidad. Si la
imposibilidad sobreviene debido a causas imputables al deudor, la obligación modifica su objeto
y se convierte en la de pagar una indemnización de los daños causados. “
Art. 956: “La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y temporaria de la prestación tiene
efecto extintivo cuando el plazo es esencial, o cuando su duración frustra el interés del acreedor
de modo irreversible. “
Actos jurídicos extintivos: los actos jurídicos extintivos, son actos voluntarios lícitos realizados por las
partes con el fin inmediato de extinguir derechos o contraer relaciones jurídicas
Ineficacia funcional: El acto nace válido, pero se frustra o se torna ineficaz en la etapa de su
funcionamiento. Ejemplo, la falta de cumplimiento en contratos bilaterales onerosos (dejar de pagar un
alquiler, se hace pasible de un juicio de desalojo). El acto nació válido, pero luego aparece la falla
durante su funcionamiento.
Devienen luego ineficaces por causas extrínsecas, no produciendo todos o algunos de sus efectos
propios. Es lo que acontece, por ejemplo, con la revocación, la rescisión y la resolución.
Art. 1077.- Extinción por declaración de una de las partes. El contrato puede ser extinguido total
o parcialmente por la declaración de una de las partes, mediante rescisión unilateral, revocación
o resolución, en los casos en que el mismo contrato, o la ley, le atribuyen esa facultad.
Resolución
Es la extinción de un acto jurídico como consecuencia de una cláusula expresa o implícitamente
contenida en él que así lo dispone. Generalmente aplicada para los actos bilaterales
onerosos(contratos). Es también una previsión legal que tiene como consecuencia privar de todos su
efectos propios al acto jurídico, retrotrayendo las cosas al momento anterior a la celebración del
acto. Es un efecto parecido a la nulidad. El efecto retroactivo no perjudica a terceros adquirentes de
buena fe.
Ejemplo. El pacto comisorio es la facultad que tienen las partes de un contrato, de resolverlo por
incumplimiento.
- Condición resolutoria: El único supuesto de resolución automático es el previsto como
consecuencia del cumplimiento de una condición resolutoria (arts. 343 y 348 del Cód.
Civil). Una vez cumplido el hecho extintivo que constituye la condición resolutoria, no se
requiere actividad de parte alguna. La condición resolutoria consistente en un hecho futuro
e incierto, desde la sanción del Código comprende también la modalidad que sujeta la
adquisición o extinción de un derecho a hechos presentes o pasados ignorados (art. 343).
El efecto de la condición resolutoria es extintivo ex nunc , es decir que no actúa
retroactivamente salvo pacto en contrario (art. 346 del Cód. Civil).
- Plazo resolutorio: Aunque el plazo también constituye una modalidad de los actos
jurídicos, a diferencia de la condición, en el plazo, el hecho que supedita la extinción de un
derecho es un hecho futuro y cierto en cuanto es de concurrencia inexorable, aunque se
ignore el momento en que sucederá. (V. art. 350 del Cód. Civil). El plazo resolutorio
tampoco alcanza a los efectos ya cumplidos.
Rescisión:
Art. 1076. Rescisión bilateral. El contrato puede ser extinguido por rescisión bilateral. Esta
extinción, excepto estipulación en contrario, sólo produce efectos para el futuro y no afecta
derechos de terceros.
Causa de ineficacia de los actos jurídicos por un acuerdo de voluntades de las partes. Sus efectos
operan sin retroactividad y con proyección sólo para el futuro. Es una consecuencia lógica del principio de
autonomía de la voluntad que rige en materia contractual.
Revocación:
Es una causal de ineficacia funcional de los actos jurídicos en virtud de la cual la ley autoriza al autor de
la manifestación de voluntad de los actos unilaterales, o a una de las partes en los actos bilaterales, a
retraer su voluntad, dejando sin efecto, hacia el futuro la relación jurídica.
Opera en los actos unilaterales, pero también en ciertos negocios jurídicos bilaterales como el mandato y
la donación.
Se trata de un acto unilateral, pues basta la voluntad del autor o de una sola de las partes si el acto que
se revoca es bilateral, es además negocio entre vivos, pues tiene efecto inmediato, es voluntaria, ya que
opera solo en los casos autorizados por la ley, pero debe ser puesta en ejercicio por la voluntad del sujeto
legitimado. En cuanto a sus efectos, la revocación opera, salvo disposición legal en contrario, hacia el
futuro, es decir que los efectos de la revocación se producen a partir del momento de la expresión de la
voluntad del autor de ella, sin destruir los efectos ya producidos, entre las partes y frente a terceros, del
acto que se revoca.
Prescripción liberatoria y adquisitiva
Tanto la prescripción adquisitiva (o, usucapión, institución propia de los derechos reales) como la
extintiva (o, liberatoria, institución relativa a los derechos subjetivos) tienen en común que de un hecho
consistente en la inacción del titular de un derecho (sea el acreedor, sea el dueño frente a la
posesión que se arroga y ejercita un tercero) surge por obra y efecto del transcurso del tiempo, otro
derecho, consistente en la liberación del deudor, o en la adquisición de la propiedad o de otro
derecho real.
A diferencia del Código de Vélez, el nuevo Código Civil no contiene una definición del instituto que
pretenda ser abarcativa de ambos tipos de prescripción.
En los Fundamentos del Anteproyecto explican esta decisión debido a que: a) la prescripción se proyecta
a situaciones que exceden el ámbito de los derechos reales y personales (ejemplo: acción de nulidad), lo
cual revelaría la imprecisión en la que recaen las definiciones técnicas de prescripción; b) no sería
necesaria una definición técnica, ya que su noción es clara y sus efectos pueden ser regulados sin
inconvenientes; c) es conveniente evitar definiciones legales que generen dificultades.
“Art. 2534. Sujetos. La prescripción opera a favor y en contra de todas las personas, excepto
disposición legal en contrario. Los acreedores y cualquier interesado pueden oponer la
prescripción, aunque el obligado o propietario no la invoque o la renuncie.”
El principio general es que toda persona capaz o incapaz, de existencia visible o jurídica, del derecho
público o privado, puede prescribir, y sus derechos recíprocamente son pasibles de prescripción. El
principio señalado en la norma se cumple siempre excepto disposición legal en contrario, siendo éstas las
causales de suspensión del curso de la prescripción, también en otros casos la prescripción no opera
porque el bien objeto del derecho es insusceptible de ser adquirido de ese modo, siendo un ejemplo de
ello los bienes públicos del Estado.
“Art. 2536. Invocación de la prescripción. La prescripción puede ser invocada en todos los casos,
con excepción de los supuestos previstos por la ley.”
“Art. 2554. Regla general. El transcurso del plazo de prescripción comienza el día en que la
prestación es exigible. “
Para computarse el término de la prescripción resulta necesario un punto de partida y un punto final. Se
denomina "curso de la prescripción" precisamente a ese tiempo que transcurre entre un punto y el otro,
sobre el cual pueden impactar las consecuencias de determinados hechos o actos jurídicos que conllevan
a su suspensión o interrupción. Resulta trascendente establecer cuándo empieza a correr el referido
curso de la prescripción, en la medida en que los elementos que componen la prescripción liberatoria son
el transcurso del plazo fijado por la ley y la inacción del acreedor durante ese tiempo.
De ello se desprende que el principio general debe enunciarse expresando que la iniciación del curso de
la prescripción se produce desde el instante en que el derecho está amparado con una pretensión
demandable que permita a su titular hacer valer ese poder jurídico que el ordenamiento legal ampara.
En ese marco, el Código regula el cómputo del plazo de prescripción bajo el principio general de la
exigibilidad y luego se prevén diversas hipótesis que requieren atención especial por sus características
particulares.
Art. 2560. Plazo genérico. El plazo de la prescripción es de cinco años, excepto que esté previsto
uno diferente en la legislación local.
Art. 2561. Plazos especiales. El reclamo del resarcimiento de daños por agresiones sexuales
infligidas a personas incapaces prescribe a los diez años. El cómputo del plazo de prescripción
comienza a partir del cese de la incapacidad. El reclamo de la indemnización de daños derivados
de la responsabilidad civil prescribe a los tres años. Las acciones civiles derivadas de delitos de
lesa humanidad son imprescriptibles
Suspensión de la prescripción
“Art. 2539. — Efectos. La suspensión de la prescripción detiene el cómputo del tiempo por el
lapso que dura pero aprovecha el período transcurrido hasta que ella comenzó.”
Para Alterini - Ameal - López Cabana, la suspensión de la prescripción consiste en "la paralización de su
curso por causas contemporáneas o sobrevinientes a su comienzo, establecidas por la ley".
Por su parte Rezzónico explica la suspensión de la prescripción de la siguiente manera: "La suspensión
detiene, 'adormece' o paraliza temporariamente, mientras dura suspensiva, el curso de la prescripción,
pero no ataca ni destruye los efectos que ésta venía produciendo: resulta inútil y no se computa el tiempo
que dura la suspensión, pero ésta no borra el tiempo ya transcurrido, el cual es computado cuando la
suspensión cesa y la prescripción vuelve a correr".
“Art. 2542. Suspensión por pedido de mediación. El curso de la prescripción se suspende desde la
expedición por medio fehaciente de la comunicación de la fecha de la audiencia de mediación o
desde su celebración, lo que ocurra primero. El plazo de prescripción se reanuda a partir de los
veinte días contados desde el momento en que el acta de cierre del procedimiento de mediación
se encuentre a disposición de las partes.”
Interrupción de la prescripción
Art. 2544. Efectos. El efecto de la interrupción de la prescripción es tener por no sucedido el
lapso que la precede e iniciar un nuevo plazo.
Spota y Leiva Fernández entienden por interrupción del curso de la prescripción "aquel hecho o negocio
jurídico que la ley aprehende como causa suficiente para tornar ineficaz, a los efectos de la extinción o
adquisición de un derecho por prescripción o usucapión, el tiempo transcurrido desde que nació la
pretensión accionable del titular de ese derecho hasta que sobrevino la causa legal.
A diferencia de la suspensión de la prescripción —la cual aprovecha todo el tiempo transcurrido hasta
que se produjo la suspensión—, la interrupción inutiliza el tiempo transcurrido antes de que se produzca
ésta y hace iniciar un nuevo plazo. Señala Moisset de Espanés que la diferencia de efectos de uno y otro
instituto ha atendido a las razones que dan fundamento a estas alteraciones del plazo de prescripción, ya
que mientras la suspensión tiene su origen en una inactividad justificada las partes, la interrupción es
consecuencia de una actividad desplegada por las partes.
Art. 2546. Interrupción por petición judicial. El curso de la prescripción se interrumpe por toda
petición del titular del derecho ante autoridad judicial que traduce la intención de no abandonarlo,
contra el poseedor, su representante en la posesión, o el deudor, aunque sea defectuosa,
realizada por persona incapaz, ante tribunal incompetente, o en el plazo de gracia previsto en el
ordenamiento procesal aplicable.
Art. 2547. Duración de los efectos. Los efectos interruptivos del curso de la prescripción
permanecen hasta que deviene firme la resolución que pone fin a la cuestión, con autoridad de
cosa juzgada formal. La interrupción del curso de la prescripción se tiene por no sucedida si se
desiste del proceso o caduca la instancia.
Caducidad
Art. 2566. Efectos. La caducidad extingue el derecho no ejercido.
Spota y Leiva Fernández definen a la caducidad como "una causa extintiva del derecho subjetivo o del
derecho potestativo por no sobrevenir su hecho impeditivo durante el plazo prefijado por la ley o por la
convención".
Los citados autores destacan que para el advenimiento de la caducidad se requiere que exista un
supuesto de hecho o factum que deben consistir: a) en el no ejercicio del derecho o de la potestad
jurídica; b) en el transcurso del término legal o pactado. La consecuencia o efecto lo constituye la pérdida
o extinción del derecho o potestad no ejercida.
b) El plazo de prescripción resulta siempre de la ley, en tanto que la caducidad puede surgir, sea de
la ley, sea de un negocio jurídico.
d) Los plazos de caducidad son, por lo general, más breves que los de prescripción. Ello obedece —
como los destacan Spota y Leiva Fernández — a la mismísima razón de ser de la caducidad, pues
cuando se establece su plazo es porque a las partes o al ordenamiento jurídico les interesa que una
situación quede consolidada cuanto antes, de manera que toda incertidumbre quede rápidamente
despejada.
e) la diferencia que sella la diversidad de orden jurídico que tiene lugar entre los dos mencionados
institutos, puede apreciarse en lo siguiente: que la caducidad implica una carga de perentoria
observancia de un término (de rigor o preclusivo) en el cumplimiento de un acto, o sea en ejercitar un
derecho, por lo general potestativo (de ordinario, la acción en juicio), a hacer valer por primera vez, o
una sola vez, con el efecto de que el derecho se pierde si el acto de ejercicio no se cumple dentro de
aquel término, o (lo que es lo mismo) si se cumple fuera de aquél término. En cambio, la prescripción
implica que un derecho, aun cuando se lo haya ejercitado, antes, una o varias veces, se extingue (se
pierde), cuando el ejercicio se omita —posteriormente— por un determinado período de tiempo, de
extensión varia, según los casos.