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Módulo 1

El hombre y la comunicación

Objetivos:

 Conocer los axiomas básicos de la comunicación.


 Caracterizar diferentes formas de interacción en el proceso comunicativo.
 Analizar las diferentes funciones de la comunicación

Contenidos:

La dimensión comunicativa del hombre. Axiomas de la comunicación:


La imposibilidad de no comunicar
El proceso de comunicación
Los niveles de "contenido" y de "relación"
La puntuación de la secuencia de hechos
Comunicación "digital" y comunicación "analógica"
Interacción "simétrica" e interacción "complementaria"
El proceso de comunicación: características del proceso de comunicación.
Emisores. Mensajes. Canales. Receptores. Resultados. Modeñlos de
comunicación. La mediación pedagógica.
Metacomunicación.
Función y relación: esencia de la percepción.
Circularidad de las pautas de comunicación.
La relación comunicación educación
Gestión de los Procesos Comunicacionales en el Ámbito Educativo
Comunicación organizacional
La dimensión comunicativa del hombre

Axiomas de la comunicación.

A partir de los trabajos de Bateson, las investigaciones sobre la teoría de la


comunicación adoptaron un enfoque sistémico, donde toda conducta era
concebida de manera relacionar y representaba una forma de comunicación.

La comunicación posee algunas propiedades de naturaleza axiomático


(propuestas por Beavin, Jackson y Watzlawick) que pasamos a enumerar y que
llevan implícitas consecuencias fundamentales para el estudio de las relaciones.

Un axioma es un enunciado básico que se establece sin necesidad de ser


demostrado. Las dos características que poseen los axiomas son:

indemostrabilidad y

evidencia.

Los axiomas no son verdaderos ni falsos en si mismos: son convenciones


utilizadas como principios de derivación de los demás enunciados de una teoría.
Los cinco axiomas que a continuación vamos a mencionar, son propiedades
simples de la comunicación que encierran consecuencias interpersonales básicas.
Watzlawick y colaboradores los han desarrollado concretándolos del siguiente
modo:

A) Es imposible NO COMUNICARSE.

B) Toda comunicación tiene un nivel de CONTENIDO y un nivel


RELACIONAL.

C) La naturaleza de una relación depende de la forma de PUNTUAR 0


PAUTAR LAS SECUENCIAS de comunicación que cada participante establece.

D. Las personas utilizan tanto la comunicación DIGITAL como la ANALÓGICA.

E) Todos los intercambios comunicacionales son SIMÉTRICOS o


COMPLEMENTARIOS, según estén basados en la igualdad o en la diferencia.

Veamos cada una de ellas …

A. La imposibilidad de no comunicar.

No hay nada que sea lo contrario de conducta. La no-conducta no existe; es


imposible no comportarse. En una situación de interacción, toda conducta tiene
valor de mensaje, es decir, es comunicación; por eso, por más que uno lo intente,
no puede dejar de comunicar. Actividad o inactividad, palabras o silencio, tienen
siempre valor de mensaje: influyen sobre los demás, quienes a su vez, no pueden
dejar de responder a tales comunicaciones y, por tanto, también comunican.

Por ejemplo: un pasajero en el tren que permanece sentado en su asiento con los
ojos cerrados, o leyendo el periódico, comunica un mensaje: no quiere hablar con
nadie.

La persona puede "defenderse" de la comunicación del otro, mediante la


importante técnica de la descalificación; esto es, puede comunicarse de modo tal
que su propia comunicación o la del otro queden invalidadas. Las
descalificaciones abarcan una amplia gama de fenómenos comunicacionales tales
como autocontradicciones, incongruencias, cambios de tema, tangencializaciones,
oraciones incompletas, malentendidos, interpretaciones literales de la metáfora e
interpretación metafórico de las expresiones literales.

No es sorprendente que habitualmente recurra a este tipo de comunicación todo


aquél que se ve atrapado en una situación en la que se siente obligado a
comunicarse pero, al mismo tiempo, desea evitar el compromiso inherente a toda
comunicación.

Por tanto, la conducta (comunicación) "alienada" no es necesariamente la


manifestación de una mente enferma, sino quizá la única reacción posible frente a
un contexto de comunicación familiar absurdo e insostenible.

B. Los niveles de contenido y de relación en la comunicación.

Toda comunicación poseerá un contenido (lo que decimos) y una relación ( a


quién y cómo se lo decimos)
A través de la comunicación, todos podemos expresar nuestra forma de ser y la
visión de la relación la otra persona.

Una comunicación no sólo transmite información sino que, al mismo tiempo,


impone una conducta o un comportamiento.

El "nivel de contenido" de un mensaje transmite "INFORMACIÓN".

El "nivel de relación" se refiere a cómo la comunicación sirve para "DEFINIR" el


tipo de relación que quiero establecer con mi interlocutor.

Los expertos en computadoras también se enfrentan con estos dos niveles cuando
se comunican con un "organismo artificial": Por ejemplo, si una computadora debe
multiplicar dos cifras, es necesario "alimentar" esas dos cifras y "dar la orden" de
multiplicar. Necesita, por tanto, información (DATOS) e información acerca de esa
información (INSTRUCCIONES). Es evidente, que las .instrucciones son de un
"tipo lógico" superior al de los datos: constituyen metainformación puesto que son
información acerca de información.

En la comunicación humana observamos que esa misma relación existe entre los
aspectos de "contenido" y de "relación": el primero transmite los "datos" de la
comunicación, y el segundo, "cómo" debe entenderse dicha comunicación.
De la misma manera, toda comunicación implicará un compromiso para el que la
recibe, pudiendo rechazar, aceptar o descalificar la comunicación.

Cuanto más espontánea y sana es una relación, más se pierde en el trasfondo el


aspecto de la comunicación vinculado con la relación. Las relaciones "enfermas"
se caracterizan por una constante lucha acerca de la naturaleza de la relación,
mientras que el aspecto de la comunicación vinculado con el contenido se hace
cada vez menos importante. La capacidad para metacomunicarse en forma
adecuada es indispensable de la comunicación eficaz.

Pongamos un ejemplo: Una pareja en terapia de pareja relató el siguiente


episodio. El esposo mientras se encontraba sólo en el hogar, recibió una llamada
de larga distancia de un amigo, quien le manifestó que se encontraba en esa
ciudad durante unos días. El esposo invitó al amigo a pasar esos días en su casa,
sabiendo que ello agradaría a su esposa y que, por lo tanto, ella habría hecho lo
mismo. Sin embargo, cuando la esposa regresó se entabló una violenta discusión
con respecto a la invitación hecha por el marido. Cuando el problema se examinó
en la sesión terapéutica, ambos cónyuges estuvieron de acuerdo en que esa
invitación era la cosa más adecuada y natural. Estaban sorprendidos al comprobar
que, por un lado, estaban de acuerdo y, sin embargo, "de algún modo" también
estaban en desacuerdo con respecto al mismo problema. En realidad, hay dos
problemas en esta disputa. Uno se refiere al contenido de las conductas
adecuadas en una situación específica: la invitación; otro se refiere a la relación
entre los comunicantes -al planteo de quién tenía derecho a tomar la iniciativa sin
consultar al otro- y no podía resolverse tan fácilmente, pues presuponía la
capacidad del marido y la mujer para hablar acerca de su relación. En su intento
de resolver el problema esta pareja cometió un error muy común en su
comunicación: Estaban en desacuerdo en el nivel relacionar, pero trataban de
resolverlo en el nivel de contenido, donde el desacuerdo no existía, cosa que los
conducía a pseudodesacuerdos.

Tal como anteriormente decíamos, las personas, en el "nivel relacionar" no


comunican nada acerca de hechos externos. Una persona ("A") puede ofrecer a la
otra ("B"), una definición de sí misma; es inherente a la naturaleza de la
comunicación humana el hecho de que existan tres respuestas posibles por parte
de esta última persona a la definición de la primera:

a) Confirmación:

La persona ("B") puede aceptar (confirmar) la definición que ("A") da de sí misma.

Además del mero intercambio de información el hombre tiene que comunicarse


con los demás, a los fines de su autopercepción y percatación. La persona es
incapaz de mantener su estabilidad emocional durante períodos prolongados en
que sólo se comunica consigo misma. Lo que los existencialistas llaman el
"encuentro" corresponde a esta esfera. Como afirma el célebre filósofo MARTIN
BUBER:

"En la sociedad humana, en todos sus niveles, las personas se confirman unas a
otras de modo práctico, en mayor o menor medida, en sus cualidades y
capacidades personales, y una sociedad puede considerarse humana en la
medida en que sus miembros se confirman entre sí...

La base de la vida del hombre con el hombre es doble, y es una sola: el deseo de
todo hombre de ser confirmado por los hombres como lo que es, e incluso como lo
que puede llegar a ser y la capacidad innata del hombre para confirmar a sus
semejantes de esta manera. El hecho de que tal capacidad esté tan
inconmensurablemente descuidada constituye la verdadera debilidad y
cuestionabilidad de la raza humana: la humanidad real sólo existe cuando esa
capacidad se desarrolla".

b) Rechazo:

Otra posible respuesta de la persona ("B") frente a la definición que la persona


("A") propone de sí misma consiste en rechazarla. Sin embargo, por penoso que
resulte el rechazo presupone por lo menos un reconocimiento limitado de lo que
se rechaza y, por tanto, no niega necesariamente la realidad de la imagen que la
persona ("A") tiene de sí misma.

c) Desconfirmación:

Tal como se observa en la comunicación patológica, la desconfirmación ya no se


refiere a la verdad o falsedad de la definición que la persona ("A") da de sí misma,
sino más bien la persona ("B") niega la realidad de la persona ("A") como fuente
de tal definición. En otras palabras, mientras que el rechazo equivale al mensaje
"estás equivocado", la desconfirmación afirma de hecho: "tú no existes".

LAING cita a WILLIAMS JAMES, quien escribió: "No podría idearse un castigo
más monstruoso, aún cuando ello fuera físicamente posible, que soltar a un
individuo en una sociedad y hacer que pasara totalmente desapercibido para sus
miembros". Tal situación llevaría a la persona a una "pérdida de la mismidad", que
no es más que una traducción del término "alienación".
C. La puntuación de la secuencia de hechos.

Para un observador una serie de comunicaciones puede entenderse como una


secuencia ininterrumpida de intercambios de mensajes. Sin embargo, quienes
participan en la interacción siempre introducen lo que se llama "puntuación de la
secuencia de hechos".

En una secuencia prolongada de intercambios, las personas puntúan la secuencia


de modo que uno de ellos o el otro tiene iniciativa, predominio, dependencia, etc.
Así, a una persona que se comporta de determinada manera dentro de un grupo,
la llamamos "líder" y a otra "adepto", aunque resultaría difícil decir cuál surge
primero o que sería del uno sin el otro. La falta de acuerdo con respecto a la
manera de puntuar secuencia de hechos es la causa de incontrolables conflictos
en las relaciones.

Supongamos que una pareja tiene un problema en el matrimonio al que el esposo


contribuye con su retraimiento pasivo, mientras que la mujer colabora con sus
críticas constantes. Al explicar sus frustraciones, el marido dice que su
retraimiento no es más que la defensa contra los constantes regaños de su mujer,
mientras que ésta dirá que esa explicación constituye una distorsión intencional de
lo que "realmente" sucede en su matrimonio, esto es, que ella lo critica debido a
su pasividad.

Sus discusiones consisten en un intercambio de estos mensajes:

Marido Mujer

ME RETRAIGO TE RETO

PORQUE PORQUE

ME RETAS TE RETRAES
En la psicoterapia de parejas, a menudo sorprende la intensidad de lo que en la
psicoterapia tradicional se llamaría una "distorsión de la realidad" por parte de
ambos cónyuges. A veces, resulta difícil creer que dos individuos puedan tener
visiones tan dispares de muchos elementos de su experiencia en común. Y, sin
embargo, el problema radica fundamentalmente, en su incapacidad para
metacomunicarse acerca de su respectiva manera de pautar su interacción.

Las discrepancias no resueltas en la puntuación de las secuencias


comunicacionales pueden llevar a 'impasses" interaccionales, en los que los
participantes se hacen acusaciones mutuas de locura o maldad.

Las discrepancias de puntuación tienen lugar en todos aquellos casos en que por
lo menos uno de los comunicantes no cuenta con la misma cantidad de
información que el otro, pero no lo sabe. Así, por ejemplo, una persona escribe
una carta a otra proponiéndole pasar unas vacaciones con ella. Esta segunda
persona acepta, pero su carta no llega a destino. Después de un tiempo, la
primera llega a la conclusión de que la otra no ha tenido en cuenta su invitación, y
decide no interesarse más por ella. Por otro lado, la otra persona se siente
ofendida porque no tuvo contestación a su carta con la que esperaba más
detalles, y también decide no establecer nuevo contacto. A partir de ese momento,
el malestar silencioso puede durar eternamente, a menos que se decidan a
averiguar qué sucedió con sus comunicaciones, es decir, que comiencen a
metacomunicarse. En este caso, un hecho exterior fortuito interfirió la congruencia
de la puntuación.

Estos casos de comunicación patológica constituyen círculos viciosos que no se


pueden romper a menos que la comunicación misma se convierta en el tema de
comunicación (metacomunicación). Pero para ello tienen que colocarse afuera del
circulo.

Se observa en estos casos de puntuación discrepante un conflicto acerca de cuál


es la causa y cuál el efecto, cuando en realidad ninguno de estos conceptos
resulta aplicable debido a la circularidad de la interacción.

El concepto de la "profecía autocumplidora" constituye un fenómeno interesante


en el campo de la puntuación. Por ejemplo, una persona que parte de la premisa
"todos me odian", se comporta, tal vez, con agresividad, ante lo cual es probable
que los demás reaccionen con desagrado, corroborando así su premisa original.
Lo que caracteriza la secuencia y la convierte en un problema de puntuación, es
que el individuo, considera que él sólo está reaccionando ante esas actitudes, y no
que las provoca.

D. Comunicación "digital" y "analógica".


Lenguaje:

a) digital: el que se transmite a través de símbolos lingüísticos o escritos, y será el


vehículo del contenido de la comunicación.

b) Analógico: vendrá determinado por la conducta no verbal (tono de voz,


gestos, etc) y será el vehículo de la relación.

Funciones: transmitir información.

Definir la relación entre los comunicantes, lo que implica una información sobre la
comunicación, es decir, una "metacomunicación". Esta comunicación servirá para
definir la relación cuando la comunicación haya sido confusa o ambivalente

En la comunicación humana es posible referirse a los objetos de dos maneras


totalmente distintas. Se los puede representar por un símil, tal como un dibujo, o
bien mediante un nombre. Estos dos tipos de comunicación, uno mediante una
semejanza autoexplicativa y, el otro, mediante una palabra, son equivalentes a los
conceptos analógicos y digitales.

En la comunicación digital, la palabra es una convención semántica del. lenguaje;


no existe correlación entre la palabra y la cosa que representa, con la posible
excepción de las palabras. onomatopéyicas. Como señalan BATESON y
JACKSON: "No hay nada" parecido a cinco en el número cinco; no hay nada
particularmente "similar a mesa" en la palabra mesa. Por otro lado, en la
comunicación analógica hay algo particularmente "similar a la cosa" en lo que se
utiliza para expresaría.

La comunicación analógica tiene sus raíces en períodos mucho más arcaicos la


evolución y, por tanto, encierra una validez mucho más general que el modo digital
de la comunicación verbal, relativamente reciente y mucho más abstracto.

La comunicación analógica coincidiría con la comunicación no verbal, entendiendo


por comunicación no verbal: los movimientos corporales (kinesia), la postura, los
gestos, la expresión facial, el ritmo, la cadencia de las palabras, el silencio y los
indicadores comunicacionales que aparecen en el contexto.

El ser humano se comunica de manera digital y analógica. De hecho, la mayoría


de los logros civilizados resultarían impensables sin el desarrollo de un lenguaje
digital. Ello asume particular importancia en lo que se refiere a compartir
información acerca de los objetos. Sin embargo, existe un vasto campo donde
utilizamos en forma casi exclusiva la comunicación analógica, se trata del área de
la relación. Así pues, el aspecto relativo al "nivel de contenido en la comunicación
se transmite en forma digital, mientras que el "nivel relativo a la relación" es de
naturaleza predominantemente analógica.

En su necesidad de combinar estos dos lenguajes, el hombre, sea como receptor


o como emisor, debe traducir constantemente de uno al otro. En la comunicación
humana la dificultad inherente a traducir existe en ambos sentidos. No sólo sucede
que la traducción del modo digital al analógico implica una gran pérdida de
información, sino que lo opuesto también resulta sumamente difícil: hablar acerca
de una relación requiere una traducción adecuada del modo analógico de
comunicación al modo digital.

Al emisor no sólo le resulta difícil verbalizar sus propias comunicaciones


analógicas, sino que, si surge una controversia interpersonal en cuanto al
significado de una comunicación analógica particular, es probable que cualquiera
de los dos participantes introduzca en el proceso de traducción al modo digital, la
clase de digitalización que concuerde con su imagen de la naturaleza de la
relación. El hecho de traer un regalo, por ejemplo, constituye sin duda una
comunicación analógica. Pero según la "visión" que tenga de su relación con el
dador, el receptor puede entenderlo como una demostración de afecto, un
soborno, o una restitución.

La psicoterapia se ocupa sin duda de la digitalización correcta y correctivo de lo


analógico; de hecho, el éxito o el fracaso de una interpretación depende de la
capacidad del terapeuta para traducir un modo al otro y de la disposición del
paciente para cambiar su propia digitalización por otra más adecuada y menos
angustiante.

En la comunicación patológica observaremos incongruencias entre lo digital y lo


analógico. Una persona puede estar diciendo (digital) . No estoy enfadado", y sin
embargo, su tono de voz, su expresión facial y sus gestos expresan auténtica
agresividad (analógico).

E. Interacción simétrica y complementaria.

Todas las relaciones podríamos agruparlas en dos categorías: o son


COMPLEMENTARIAS 0 SIMÉTRICAS.
En el primer caso, la conducta de uno de los participantes complementa la del
otro; en el segundo caso, los participantes tienden a igualar especialmente su
conducta recíproca. Son relaciones basadas en la diferencia (complementarias), o
en la igualdad (simétricas).

En una relación complementaria hay dos posiciones distintas. Un participante


ocupa lo que se a descrito de diversas maneras como la posición superior o
primaria mientras el otro ocupa la posición correspondiente inferior o secundaria.
Estos términos son de igual utilidad en tanto no se los identifique con "bueno" o
"malo", "fuerte" o "débil". Una relación complementaria puede estar establecida por
el contexto social o cultural (como en los casos de madre e hijo, médico y
paciente, maestro y alumno), o ser el estilo idiosincrásico de relación de una díada
particular. En cualquiera de los dos casos, es importante destacar el carácter de
mutuo encaje de la relación en la que ambas conductas, disímiles pero
interrelacionadas, tienden cada una a favorecer a la otra. Ninguno de los
participantes impone al otro una relación complementaria, sino que cada uno de
ellos se comporta de una manera que presupone la conducta del otro, al mismo
tiempo que ofrece motivos para ella: sus definiciones de la relación encajan.

Las relaciones complementarias patológicas, el psicoanálisis las denomina


relaciones "sadomasoquistas" y las entiende como una ligazón entre dos
individuos cuyas respectivas formaciones caracterológicas alteradas se
complementan. Otros autores emplean distintos conceptos: LIDZ: "sesgo marital";
SCHEFLEN: "horrenda pareja"; LAING: "connivencia". En tales relaciones
observamos un sentimiento progresivo de frustración y desesperanza en los dos
participantes o en uno de ellos. Estos individuos fuera de sus hogares (o en
ausencia de sus parejas) son capaces de funcionar en forma perfectamente
satisfactoria y que, cuando se los entrevista individualmente, pueden dar la
impresión de estar bien adaptados. Este cuadro a menudo cambia
dramáticamente cuando se los observa en compañía de su "complemento":
entonces se hace evidente la patología de la relación.
En una relación simétrica no existen dos posiciones ya que está basada en la
igualdad. La relación simétrica puede estar definida por el contexto social, como
por ejemplo, la relación entre hermanos, entre amigos, entre marido y mujer, etc.
También puede ser el estilo propio de una díada particular.

En la relación simétrica existe el peligro de la competencia o rivalidad. Cuando se


pierde la estabilidad en una relación simétrica, se produce una "escapada" de uno
de los miembros; el otro intentará equilibrar la relación, produciéndose, a partir de
aquí, el fenómeno conocido como "escalada simétrica".

Los conceptos de complementariedad y simetría se refieren simplemente a dos


categorías básicas en las que se puede dividir a todos los intercambios
comunicacionales. Ambas cumplen funciones importantes y, por lo que se sabe
por las relaciones sanas, cabe llegar a la conclusión de que ambas deben estar
presentes, aunque en alternancia mutua o actuando en distintas áreas. Ello
significa que cada patrón puede estabilizar al otro siempre que se produzca una
escapada en uno de ellos; así mismo, es posible y necesario, que los dos
participantes se relacionen simétricamente en algunas áreas y de manera
complementaria en otras.
Modelo básico del proceso comunicativo, basado en el modelo aristotélico

El primer intento registrado por entender el proceso comunicativo se remonta a la


antigüedad clásica, en la época de los sabios griegos. Fue Aristóteles (384-322
a.C.) quien en sus tratados

filosóficos1 diferenció al hombre de los animales por la capacidad de tener un


lenguaje y conceptualizó a la comunicación la relación de tres elementos básicos:
emisor, mensaje y receptor.

A partir de aquí derivan todos los demás modelos que al tiempo se han realizado.

Emisor: Dentro del proceso comunicativo, es la parte que inicia el intercambio de


información y conduce el acto comunicativo. Es quien transmite el mensaje, el que
dice o hace algo con significado.

Mensaje: Se refiere a la información transmitida. Es lo que se dice.

Receptor: Es quien recibe el mensaje.

Aunque Aristóteles creó este esquema pensando básicamente en entender la


comunicación entre humanos, es aplicable a todo tipo de sujetos, es decir,
humanos y animales.

Es importante entender que el emisor no necesariamente debe estar en contacto


directo con el receptor, pueden estar en diferente lugar y tiempo e incluso, ni
siquiera conocerse. Esto nos da a entender también que el mensaje puede
perdurar incluso más allá de la existencia del emisor y viajar a lugares donde
nunca se sospechó que llegaría. Éste puede ser el caso del tercer ejemplo, que el
novelista jamás conocerá personalmente a sus lectores y que su obra –el mensaje
en forma de novela literaria– durará muchos más años que la vida del autor.
El mensaje puede tomar múltiples formas: oral, escrito, imágenes, señas, olores,
sonidos, etc.; lo más importante en él no es la forma, sino que contenga
información que pueda ser entendida por el receptor.

MODELOS DEL PROCESO COMUNICATIVO

Complementación al modelo de Aristóteles

Un elemento importante –que será introducido como complemento a lo establecido


por Aristóteles– es el concepto de código, el cual se refiere a un sistema de
significados que tanto el emisor como el receptor comparten y que les permite
entender la información del mensaje; por ejemplo: que tanto emisor como receptor
hablen el mismo lenguaje; si es escrito, que ambos sepan leer y escribir, ya que si
uno de los dos elementos básicos de la comunicación no comparte el mismo
código, simplemente el proceso comunicativo fracasa debido a que la información
contenida en el mensaje no podrá ser entendida, por lo tanto, el efecto que se
esperaba

lograr en el receptor no se producirá.

Se ha enfatizado que en el proceso comunicativo el emisor tiene la intención de


que su mensaje cause un efecto en el receptor, una reacción o respuesta, a la que
se le denomina retroalimentación o feedback; es una relación de causa-efecto. El
emisor dice algo y el receptor reacciona ante eso, asumiendo ahora el papel de
emisor, y mandando otro mensaje como respuesta al emisor original, que ahora
cumple la función de receptor. No siempre la retroalimentación es lo que espera el
emisor en cuanto al efecto de su mensaje; sin embargo, el hecho de que ésta se
produzca nos indica que el acto comunicativo se realizó.

Modelo Shannon y Weaver


El avance en el estudio del proceso comunicativo ha dado lugar a nuevos modelos
cada vez más complejos, e incluso adaptados a las necesidades particulares de
las diferentes ramas del conocimiento. Se puede hablar de comunicación en
términos sociales, de psicología informáticos, en relación con el comportamiento
animal, etc. Cada área del saber humano desarrolla sus propios modelos que le
permitan resolver sus problemas particulares; no obstante, siguen siendo
complementos al modelo básico establecido por Aristóteles. A continuación se
enumeran algunos elementos de estos:

La fuente: De un conjunto de posibles mensajes, ésta decide cuál se enviará; es


decir, el origen de las decisiones.

El canal: Es el conducto físico mediante el cual se transmite el mensaje.

El ruido: Es toda interferencia que pueda afectar al canal y que evita que el
mensaje llegue al receptor o lo haga de manera incomprensible.

Fidelidad: Es el factor que reduce o elimina la interferencia del ruido.

Codificador: Es quien asume la función de tomar la información y decidir qué tipo


de código usará para construir el mensaje.

Decodificador: Es la contraparte del anterior. Recibe el mensaje codificado y lo


descifra para conocer su significado.

A finales de la década de los cuarenta, el ingeniero Claude E. Shannon desarrolla


un modelo comunicativo enfocado en las condiciones técnicas de la transmisión
de mensajes y lo presenta en su obra The Mathematical Theory of
Communication. Este trabajo fue complementado para el año 1949, por el
sociólogo Warren Weaver, quien enfatizó la utilidad del modelo. Así, la unión de
dos disciplinas diferentes produjo una obra de referencia duradera en el campo de
la comunicación: el modelo de Shannon y Weaver, también conocido como La
teoría de la información; sin embargo, esta teoría enfrenta la crítica de que fue
concebida sólo para y se aplica en el campo de la ingeniería en
telecomunicaciones.
Modelo de David K. Berlo

A partir de los trabajos de Shannon y Weaver, en la década de los setenta, David


K. Berlo desarrolla un modelo con el que se plantea analizar las relaciones
existentes entre los procesos de comunicación, aprendizaje y comportamiento, y lo
publica en su obra El proceso de la comunicación. Sin embargo –a diferencia de
sus antecesores–, considera que en el contexto de la comunicación entre
personas, la fuente y el codificador se deben agrupar en un solo elemento, al igual
que el decodificador y el receptor; ya que ambas funciones –codificar y emitir o
recibir y decodificar– son efectuadas de manera simultánea por la misma persona,
respectivamente.

Según Berlo, el objetivo fundamental de la comunicación humana es modificar el


entorno; el hombre se comunicaría, entonces, con la intención de influir y cambiar
a los demás.

Su enfoque es de tipo conductista y pretende establecer las bases del proceso


ideal de la comunicación, es decir, cómo debería realizarse el proceso
comunicativo para que sea realmente efectivo.

Significado y sentido de la Mediación Pedagógica

Ningún ámbito en la educación puede prescindir de un esfuerzo de Mediación


Pedagógica.

Jesús Martín Barbero, reconocido en el campo de las comunicaciones y de la


educación; de acuerdo con Francisco Gutiérrez Pérez y Daniel Prieto Castillo,
quienes han venido trabajando en proyectos de comunicación y educación,
coinciden en destacar la importancia de lo comunicacional en lo pedagógico,
afirman que: si todo lo que el hombre hace está mediado; si no hay ser humano
posible sin mediaciones; reconozcamos entonces como un espacio amplio de
reflexión y de trabajo la mediación educativa.
Daniel Prieto Castillo (1995), nos comenta sobre su trabajo con Francisco
Gutiérrez y su propuesta por recuperar para la práctica educativa al interlocutor, a
los seres que participan en ella. Según los investigadores, lo pedagógico en la
educación nace en el sentido de la preocupación por el otro, por el aprendiz que
aparece en tantas propuestas a lo largo de la historia, pero en especial en nuestro
tiempo y proponen el concepto de

Mediación Pedagógica así:

"Llamamos Pedagógica a toda mediación capaz de promover y acompañar el


aprendizaje de nuestros interlocutores, es decir, de promover en los educandos la
tarea de construirse y de apropiarse del mundo y de sí mismos".

Y afirman que toda práctica educativa, incluida la universitaria, puede ser llevada
al terreno de la mediación pedagógica. Por lo tanto, es preciso por parte de los
docentes de todos los niveles y de todas la áreas, una revisión y análisis desde la
mediación pedagógica de cada uno de los medios y materiales que se utilizan
para la educación; desde la voz, y el gesto, pasando por el libro hasta el hipertexto
o las redes: textos, fotocopias, videos, materiales electrónicos, para que
verdaderamente acompañen y promuevan el aprendizaje de los estudiantes y
contribuyan a su formación integral y a una educación de calidad. Es muy
importante también conocer sus características discursivas y sus relaciones con la
percepción de los estudiantes.

La complejidad de las relaciones en la educación es tal, que ignorarlo tiene


consecuencias evidentes. En un aula de clases las mediaciones que se instauran
son múltiples, son relaciones simbólicas que suceden necesariamente entre
maestro-estudiante, entre estudiante-estudiante, entre maestro-estudiante y el
saber que constituye el objeto de estudio. En el aula ocurren diversas
interacciones mediatizadas por el profesor, los alumnos, los contenidos, los
medios. Así por ejemplo la relación entre el profesor y el alumnado está
mediatizada por la asignatura, por los medios y por la afectividad.
Todos los medios que se utilizan en la educación, desde el tablero hasta los más
sofisticados, deben ser cuidadosamente analizados por los docentes desde la
óptica de la Mediación Pedagógica. Las Nuevas Tecnologías han impactado de tal
manera la sociedad que es imposible prescindir de ellas, bien sea que la escuela,
el aula o espacio didáctico, las tenga o no. Sin embargo, su utilización es la de
mediadoras entre el docente, el saber (objeto de estudio) y el estudiante. Cada
tecnología tiene su propio lenguaje y su propio canal para pasar la información; y
de cada una de ellas, podemos los educadores, aprovechar sus posibilidades para
promover y acompañar los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

Cuando se estudia para ser profesor en una Facultad de Educación o en la


Escuela Normal Superior, se presentan a los futuros educadores algunas formas
de llegar a los estudiantes, más allá de la voz y de los gestos: tablero,
papelógrafo, proyectores de diapositivas, proyectores de cuerpos opacos,
retroproyectores, mapas, láminas, maquetas, computadores, video-beam y se
resalta su importancia y su uso, pero se descuida el papel del educador como
mediador y el papel de estas tecnologías como mediadoras de los procesos de
enseñanza y de aprendizaje.

Las instituciones dedicadas a la educación, tienen un compromiso pedagógico con


sus estudiantes y con la sociedad en general y por ende una tarea muy seria, que
es la de acompañar a sus estudiantes en un verdadero proceso de formación
integral, que incluye el desarrollo de las capacidades de pensamiento, de
comunicación, de toma de decisiones, para que el estudiante pueda hablar y
escribir con soltura y seguridad. Tiene también el compromiso de desarrollar
competencias de observar, proponer, crear, experimentar, buscar y seleccionar la
información.

Es necesario entonces, entender que los docentes somos esencialmente


comunicadores y problematizadores, y no informadores o transmisores de un
saber científico y socialmente establecido, y que, con base en la apropiación
conceptual que el docente tenga de ese saber, es posible la forma de
presentación del mismo en el aula de clase.
Al entender las Nuevas Tecnologías como mediadoras, se hace necesario
enfatizar que éstas no van a eliminar los problemas conceptuales que deben ser
resueltos por el docente y el estudiante.

Al respecto, en el marco del 4° Congreso Colombiano y 5° Latinoamericano de


Lectura y

Escritura Ferreiro, Emilia (1999) comentó:

"El uso de un software educativo conceptualmente atrasado no va a acelerar el


proceso de comprensión de la naturaleza de un sistema alfabético de escritura.

(Muchos de ellos son una pura réplica de lo peor que se puede hacer con un
pizarrón, sólo que más atractivo porque se usa animación. Peores resultados van
a obtener si se confía en el uso exclusivo del 'mouse', evitando el teclado).

Los nuevos medios son inútiles si no insertamos en ellos nuevas ideas".

Es decir, la forma como conoce el docente, sus pensamientos, sus creencias en


torno al saber específico y pedagógico, es reflejada mediante la tecnología que él
escoja para proponer el objeto de estudio ante la clase.

Cysneiros (1999), hace un análisis fenomenológico de la relación {Ser Humano >


máquina > realidad}, como también aspectos de la comunicación que pueden ser
transmitidos, ampliados, reducidos con los recursos de la informática. Afirma que
nuestra experiencia de la realidad es transformada cuando usamos instrumentos,
en este sentido las realidades presentadas por los medios son alienantes. La
fenomenología intenta abordar los objetos del conocimiento tal como aparecen.
Esto es, tal como se presentan a la conciencia de quien procura conocerlo,
intentando dejar de lado toda y cualquier presuposición sobre la naturaleza de
esos objetos [Heidegger, Rezende]. A través del instrumento hay una selección de
determinados aspectos de la realidad, con ampliaciones y reducciones. La
amplificación y el aspecto más sobresaliente puede dejarnos impresionados,
maravillados, al experimentar cosas (los aspectos de objetos conocidos) que no
conocíamos antes, con nuestros sentidos. Una reducción, al contrario es recesiva
y puede pasar desapercibida, una vez que no ocupe nuestra conciencia
impresionada con lo nuevo.

Después de un primer análisis fenomenológico superficial, Cysneiros, concluye


que la tecnología no es neutra, en el sentido de que su uso proporciona nuevos
conocimientos del objeto, transformando, por la mediación la experiencia
intelectual y afectiva del ser humano, individualmente y en colectividad;
posibilitando interferir, manipular, actuar mental o físicamente sobre nuevas
formas, por el acceso a aspectos hasta entonces desconocidos del objeto.

Dependiendo del objeto, del sujeto (más o menos crítico), de su historia y de su


situación específica, se pueden considerar las nuevas características ampliadas
del objeto como más reales que aquéllas sin ayuda de instrumentos. Se puede así
confundir las dos dimensiones de continuidad (en esencia un mismo objeto) y
diferencia (conocido parcialmente de otro modo) entre la percepción ordinaria y
aquélla mediada. En este sentido, la realidades posibilitadas por las NTCI pueden
ser alienantes, como las historias de adictos a los computadores.

Por ello, se necesita que el docente se comprometa a cambiar la manera de


mediar el conocimiento y, por supuesto, cambie el modo de entregarlo a los
estudiantes. Lo cual conduce a la reelaboración de los fines de la educación y a
multiplicar los destinatarios de la misma. En este sentido se hace necesario
reflexionar sobre la función social del saber que se obtiene y se desarrolla a través
de la Mediación Pedagógica, en donde necesariamente entran en escena el
maestro, el estudiante, el conocimiento, las nuevas tecnologías de comunicación e
información y la cultura en un entorno específico.

Metacomunicación.

En el lenguaje podemos distinguir el lenguaje-objeto y el metalenguaje.


El lenguaje-objeto es aquél que "se usa"; mientras que el metalenguaje es aquél
con el que "se habla" del anterior. Así, por ejemplo, en una gramática inglesa para
estudiantes castellanos, el lenguaje-objeto es el inglés, y el metalenguaje el
castellano.

Es sintáctica y semánticamente correcto escribir: TANDIL ES UNA GRAN


CIUDAD, pero sería incorrecto escribir: TANDIL TIENE DOS SILABAS, pues en
este caso deben utilizarse comillas: "TANDIL" TIENE DOS SILABAS. La diferencia
entre estos dos usos de la palabra radica en que en la primera aseveración, la
palabra se refiera a un objeto (una ciudad), mientras que en el segundo caso, esa
misma palabra se refiere a un nombre (que es una palabra) y, por tanto, a sí
misma.

Cuando dejamos de utilizar la comunicación para comunicarnos, y la usamos para


comunicar algo acerca de la comunicación, cosa que es inevitable cuando
investigamos sobre la comunicación, utilizamos conceptualizaciones que no son
parte de la comunicación, sino que se refieren a ella, y en ese momento nos
estamos metacomunicando.

Función y relación: esencia de la percepción.

Para los matemáticos griegos, los números eran magnitudes concretas, reales,
perceptibles, entendidas como propiedades de objetos, igualmente reales. Así la
geometría se ocupaba de medir y la aritmética, de contar. La idea de que los
números constituían la expresión de magnitudes predominó hasta 1591, año en el
que VIETA introdujo las letras como notación en lugar de los números. De este
modo, la idea de los números como magnitudes discretas quedó relegada a un
lugar secundario, y nació el poderoso concepto de variable.
Las variables no tienen significado propio, sino que sólo resultan significativas en
su relación mutua. La relación entre variables (expresadas, por lo común, como
una ecuación) constituyen el concepto de función.

Existe un interesante paralelismo entre el surgimiento del concepto matemático de


función y el despertar de la psicología al concepto de relación. Durante largo
tiempo se concebía la mente como una serie de propiedades o características de
las que el individuo estaba dotado en mayor o menor grado, tal como contaba con
un cuerpo esbelto o robusto, con cabello pelirrojo o rubio, etc. A final del siglo
pasado empezó la era de la psicología experimental que trajo consigo la
introducción de un vocabulario mucho más refinado aunque no esencialmente
distinto en un aspecto: seguía estando constituido por conceptos singulares y no
muy relacionados. Tales conceptos eran los de las "funciones psíquicas", lo cual
fue desafortunado, porque no están relacionados con el concepto matemático de
función y quienes los utilizaban no se proponían referirse a él. Como se sabe, las
sensaciones, percepciones, la atención, la memoria y varios otros conceptos se
definían como tales funciones, y se realizó y todavía se realiza, un enorme trabajo
para estudiarlas en aislamiento artificial.

Cuando el vocabulario de la psicología experimental se extendió a los conceptos


interpersonales, el-lenguaje de la psicología siguió siendo monádico. Conceptos
tales como liderazgo, dependencia, extraversión e introversión, y muchos otros, se
convirtieron en el objeto de detallados estudios. Desde luego, el peligro consiste
en que todos estos términos asuman una pseudorealidad propia si se los piensa y
se los repite durante bastante tiempos y la construcción teórica "liderazgo" se
convierte por fin en LIDERAZGO, una cantidad mensurable en la mente humana,
concebida como un fenómeno en aislamiento. Una vez que se produce esta
cosificación, ya no se reconoce que el término no es más que una expresión que
sintetiza una forma particular de relación en curso.
Los niños aprenden en la escuela que el movimiento es algo relativo que sólo
puede percibiese en la relación con un punto de referencia. Lo que solemos dejar
de lado es que ese mismo principio rige virtualmente para todas las percepciones
y, por lo tanto, para la experiencia que el hombre tiene de la realidad. Las
investigaciones sobre los sentidos y el cerebro han demostrado acabadamente
que sólo se pueden percibir relaciones y pautas de relaciones, y que ellas
constituyen la esencia de la experiencia. Así, un sonido constante e invariable es
difícil de percibir e incluso puede volverse inaudible. Y si se desea explorar la
dureza y textura de una superficie, el sujeto no sólo colocará el dedo sobre ella,
sino que lo moverá hacia uno y otro lado, pues si el índice permaneciera inmóvil
no se podría obtener ninguna información útil.

Así pues, la esencia de nuestras percepciones no son "cosas" sino funciones, y


éstas no constituyen magnitudes aisladas sino "signos que representan una
conexión ... una infinidad de posiciones posibles de carácter similar..." Siendo esto
así, no debe sorprendernos que incluso la percepción que el hombre tiene de sí
mismo sea, en esencia, una percepción de funciones, de relaciones en las que
participa, por mucho que después quiera cosificar esa percepción.

Circularidad de las pautas de comunicación.

En el modelo clásico de la ciencia pura, se considera que la causalidad es lineal.


En cualquier situación dada, se nos enseña a entender la "causa" de un efecto"
alterando las variables una por una hasta que se aísla el factor que produce el
hecho particular. Sin embargo si se trabaja a partir de la premisa de que los
aspectos significativos de un sistema sólo pueden comprenderse examinando el
sistema como una "totalidad", se hace necesario considerar la etiología desde un
punto de vista diferente.
Si bien en las cadenas progresivas lineales de causalidad, tiene sentido hablar
acerca del comienzo y el fin de una cadena, tales términos carecen de sentido en
los sistemas con circuitos de retroalimentación. En un círculo no hay comienzo ni
fin. En el mundo no es posible encontrar el claro y lineal ordenamiento de causa y
efecto, a menos que se lo imponga artificialmente. La teoría general de sistemas
considera que la causalidad es un proceso circular.

Mientras que en algunos tratamientos, como el psicoanalítico, la curación y el


cambio provienen del conocimiento de ciertos sucesos traumáticos de la infancia,
la curación y el cambio en la terapia familiar provienen fundamentalmente de
examinar cómo opera corrientemente el sistema familiar y de comprender la
función que los problemas desempeñan en los procesos orientados hacia un
objetivo, presentes en la existencia ordinaria del sistema. Teóricamente, el
concepto de causalidad lineal implica que la línea etiológica se desplaza del
pasado hacia el presente, y de este hecho proviene la necesidad de retroceder
hasta el comienzo de la sucesión de los hechos para poder comprenderlos;
cuando se utiliza el concepto de causalidad circular, se enfatiza el "aquí y ahora",
porque es aquí y ahora cuando todo el círculo puede verse operando. Como una
escalera en espiral, el presente vuelve a actuar el pasado de modo tal que el
significado debe buscarse dentro de los límites de los procesos actuales del
sistema. El pasado se transforma en redundante, y el punto de partida del
terapeuta familiar pasa a ser la ecología antes que la génesis.

Gestión de los Procesos Comunicacionales en el Ámbito


Educativo

La Comunicación Educativa parte de la observación de las situaciones


comunicativas que se dan en el aula. Si bien gran parte de la producción científica
sobre comunicación educativa pone el énfasis en el uso de medios y tecnologías
en el aula, estudia su influencia o posibilidades de uso, la reflexión sobre la
interacción en entornos educativos presenta un enorme potencial heurístico.

Su importancia radica en que nos permite precisar los cambios y las variables más
concretas e inmediatas de la experiencia educativa. Este tipo de reflexión
complejiza el tratamiento y concepción de la comunicación educativa, al no
reducirla a los medios. Mario Kaplun (1983) sintetizó tres modelos básicos de
comunicación educativa, que si bien hoy podemos tener una perspectiva distinta
para analizarlos han sido instrumentos útiles para caracterizar la relación profesor-
alumno.

La realidad social que se vive en la escuela, las interacciones entre los actores del
proceso educativo, las cosmovisiones de tales actores, los conflictos, las
influencias de la clase social, el lugar en que se vive, las expectativas de vida, la
subcultura a la que se pertenece, los conflictos que se desarrollan, las normas que
se practican, las creencias, los hábitos, las valoraciones de la cultura ideal y
material, las pautas de crianza, las pautas de socialización, en fin, todos los
rasgos culturales que se dan en la práctica pedagógica constituyen una ‘materia
prima’ que debe ser extraída a fin de comprenderla y transformarla en acción
deliberada de los diversos actores implicados en el proceso

Los procesos de Enseñanza y de Aprendizaje como sistema de interacciones

Entendemos el proceso enseñanza y el de aprendizaje como algo complejo que


requiere de un proceso de cooperación, producto de la interacción entre los dos
sujetos básicos implicados en él: el profesor, instructor, coordinador o facilitador,
por un lado, y estudiante, educando, participante, por el otro.

La enseñanza tiene como propósito fundamental la transmisión de información


mediante la comunicación, sea ésta directa o indirecta o ayudada por soportes o
medios auxiliares. Esta acción busca dejar una huella en el sujeto que aprende e
influirlo de alguna manera, ya sea en forma de conocimientos o en forma de
habilidades y actitudes.
El proceso de enseñanza provoca cambios en los individuos, mismos que se dan
de forma progresiva y circular; se trata de un proceso progresivo, dinámico, no
lineal y con voluntad de intervención y transformación.

La enseñanza es un proceso dialéctico, regido por algunas condiciones


fundamentales que la hacen posible; se trata de un proceso estrechamente
vinculado con la actividad del ser humano, un proceso que condiciona sus
posibilidades y aptitudes para conocer, comprender y transformar la realidad de su
entorno.

La enseñanza se fundamenta en la consecución de ciertos objetivos, entre los que


destaca la apropiación de contenidos por parte de los sujetos que aprenden.
Además de ser un proceso, el aprendizaje es también un producto. Aprender es
concretar un proceso activo de construcción, es el fruto de una interacción social.
Un sujeto aprende de otros y con los otros; en esa interacción desarrolla su
inteligencia práctica y reflexiva, construye e interioriza nuevos conocimientos o
representaciones mentales a lo largo de toda su vida. De esta forma, los primeros
favorecen la adquisición de otros y así sucesivamente. De aquí, que el aprendizaje
pueda considerarse como un producto y un resultado de la educación y no un
simple prerrequisito para que ella pueda generar aprendizajes: la educación
devendrá, entonces, en el hilo conductor, el comando del desarrollo”.

Como resultado de la interacción, el proceso de enseñanza y de aprendizaje


puede ser considerado como un proceso de comunicación, porque se desarrolla
en el marco de relaciones de interacción. Las transferencias de habilidades,
conocimientos y actitudes tienen lugar mediante el diálogo o interacción entre
facilitadores y estudiantes, y el conocimiento de los estudiantes es juzgado por los
docentes a través de juicios que se desarrollan también en un proceso
comunicacional.

En términos comunicativos, en el proceso de enseñanza y de aprendizaje los


facilitadores y los estudiantes son a la vez emisores y receptores de información;
producen e interpretan sistemas de mensajes que incluyen palabras, ademanes,
gestos, etc.

Esta afirmación rompe con la tradicional forma de concebir al estudiante como


agente pasivo en el proceso de enseñanza y de aprendizaje. En este caso, el
estudiante se considera un elemento activo del proceso.

Interacción y comunicación en el Aula

La institución educativa puede abordarse como un sistema abierto, ya que


proporciona información hacia el exterior y, a su vez, está marcada por la
autoorganización que le permite funcionar hacia el interior, nutriéndose de las
interacciones de las que participan los distintos componentes que lo constituyen.
La interacción en el aula se ha abordado desde distintos enfoques y se ha
centrado en unidades de observación muy variadas, tales como acercamientos
cuantitativos, la relación pedagógica, las relaciones de género, las diferencias en
el proceso de enseñanza-aprendizaje por áreas del saber, los factores que
propician el éxito o el fracaso escolar y, más en el terreno de lo que nos ocupa, la
comunicación, tanto mediada como interpersonal.

Este tipo de interacción comprende al conjunto de procesos de relación e


intercambio de información que se dan entre los sujetos participantes del proceso
de enseñanza y de aprendizaje.

El intercambio de información no se limita al contenido de los cursos, sino que es


más abarcador y toma en cuenta, también, informaciones personales, relaciones
de poder, compañerismo, etc.

La comunicación es más que el maestro habla, el alumno oye. Es más que el


simple intercambio de palabras entre personas. Es lo anterior y la manera de
expresar, la forma de dirigir el mensaje, el cual tiene dos significados directo dado
por las palabras, y el metacomunicativo, dado por la relación simbólica que se
establece entre maestro y alumno.
Desde un enfoque interaccionista, el abordaje de los procesos de comunicación en
el aula debe tomar en cuenta el contexto, es decir, las especificidades de la
situación en la que se enmarcan dichos procesos.

Las interacciones comunicativas en el aula dependen, de las reglas que el grupo


tiene, de la personalidad del maestro, de su estado de ánimo en ese momento, de
cada integrante del grupo, de los líderes del grupo, su personalidad y estado de
ánimo, del clima situacional que se dé en cada momento.

El aula es un espacio social de participación e interacción en el vasto universo


escolar, es el lugar privilegiado, por tanto, para la investigación de la interacción
en el ámbito educativo.

El aula es un espacio de relaciones intrapersonales, interpersonales y grupales,


donde entran en juego los diversos marcos de referencia de las personas que
propician muchas veces progreso y otras conflictos. Ello comporta que
consideremos al aula como un espacio de relaciones, sean éstas de diálogo o de
conflicto. El aula es un “un microcosmos compuesto de interacciones conductuales
directas, ocurridas entre el profesor y sus estudiantes y entre los estudiantes entre
sí.

Este microcosmos se amplía en la escuela donde toma la forma de un pequeño


sistema social. Así pues, si la escuela es un sistema, el aula es uno de sus
subsistemas principales, en donde tienen lugar los procesos de enseñanza y de
aprendizaje, fundamentados en relaciones de interacción entre los sujetos
implicados.

En el mismo tenor se sitúan las reflexiones de Páez Montalbán, quien define el


salón de clases como un espacio privilegiado y específico para reflexionar sobre la
interacción de los actores y convertirse en un ámbito para la observación de los
sujetos y de sus complejas relaciones; esto deja de lado discursos y teorías
educativas que desconocen lo intersubjetivo son pretexto de la búsqueda de
objetividad.
La comunicación, eje estratégico de las organizaciones

Aplicar procesos de comunicación en las organizaciones edudcativas de manera


paralela a los de producción y de forma transversal a las áreas que conforman una
institución no sólo mejoran los resultados, sino que vuelven los ambientes
laborales más transparentes y eleva el nivel de calidad de vida de los miembros.

En los últimos años la gestión de la comunicación organizacional ha


experimentado un amplio desarrollo en el mundo. En la actualidad, un gran
número de instituciones y empresas ha señalado la importancia de integrar la
comunicación en sus planes de ndesarrollo; por eso ya no es extraño encontrar
áreas en las organizaciones dedicadas a armonizar la comunicación con sus
diferentes públicos. Aunque la responsabilidad de comunicar no recae sólo en un
sector, sino que es una labor de todo el equipo de trabajo de la organización, éste
es un buen indicador para este desarrollo.

La comunicación, como eje estratégico, es el sustento, la guía y el centro en torno


al cual gira la dinámica organizacional. Por tal motivo, supone para la organización
inscribir todos sus procesos administrativos, productivos, pedagógicos, etc., así
como sus diferentes públicos (desde padres, docentes, alumnos entre otros) en
una permanente interacción estructurada e integral que permita alcanzar sus
objetivos institucionales.

Con la entrada en escena de los procesos de comunicación se pone de manifiesto


lo que nadie discute: su importancia en toda actividad social y también se pone
en evidencia que muy pocos dentro de una institución comprenden que la
comunicación aplicada es un nuevo y poderoso instrumento estratégico y de
gestión en las organizaciones.

Geometría de la comunicación estratégica

La comunicación organizacional se hace estratégica en la medida en que se sabe


dónde está y a dónde se quiere llegar, y para lograrlo se debe contar con una
visión entrenada para analizar y comprender espacialmente aquello que rodea la
institución y las diferentes situaciones que vive.

Uno de los grandes inconvenientes en ésta área es al momento de trazar las


estrategias de comunicaciones ya que ante los constantes cambios o
transformaciones que sufren los procesos de educativos, ha sido complejo aplicar
un plan concreto a nivel interno o externo. las tesis sobre geometría de la
comunicación estratégica de Italo Pizzolante, plantea que esta herramienta le
permitirá tener perspectiva en tres dimensiones de la organización para organizar
de manera transversal un programa integral de comunicaciones.

La primera dimensión de la comunicación se refiere al entorno empresarial que es


todo lo que circunda o rodea a la empresa, es el espacio donde se forma la
imagen corporativa; la segunda dimensión es el contexto institucional y que es la
superficie tangible o intangible que separa lo externo de la organización de lo
interno, es decir, visto desde afuera, es el borde externo que comunica en forma
voluntaria o no, los rasgos particulares de la personalidad institucional y que en el
lenguaje de la comunicación organizacional recibe el nombre de identidad
ionstitucional”.

La tercera dimensión – según Pizzolante - es la parte no tangible de la institución


donde están anclados los valores, normas y principios, y que se conoce como
cultura institucional la cual se proyecta dentro y fuera de la empresa al momento
de interrelacionarse los miembros.

Gestión estratégica de la comunicación en las organizaciones

La comunicación debe ser considerada como una de las prioridades


organizacionales, frente a las transformaciones mundiales y a la revolución
tecnológica de la información y debe ejercer un poder expresivo en el día a día
de la vida organizacional y en los procesos de gestión participativa.
Adicionalmente consideramos que la comunicación se debe ser planificada,
pensada y administrada estratégicamente para atender las demandas sociales y
de los stakeholders - públicos estratégicos del día a día de las organizaciones.

Así mismo, la gestión de la comunicación tiene que ser parte integrante de la


gestión estratégica de las organizaciones y actuar en un sentido amplio,
contemplando los diferentes sectores o unidades; no puede ser algo aislado,
fragmentado y periférico.

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