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Los alimentos también tienen un impacto ambiental.

Un grupo de expertos ha creado un proyecto


de investigación llamado Life Ecolac, una iniciativa para conocer el impacto ambiental de la leche y,
lo más importante, cómo reducirlo, con conceptos como el «ecodiseño» y la elección de productos
alimentarios más sostenibles. En este artículo se explica cuál es el impacto de los alimentos sobre
el planeta, cómo se mide y qué se puede hacer para minimizarlo.

¿Qué es el impacto ambiental de un alimento?

Los consumidores reciben información medioambiental de los alimentos por medio de diferentes
etiquetas que, a menudo, generan confusión y, en ocasiones, desconfianza. Además, conceptos
como sostenibilidad e impacto ambiental son términos complejos que no son conocidos por la
gran mayoría de los compradores. Estas son algunas de las conclusiones del proyecto Life Ecolac,
una iniciativa que quiere reducir el impacto de los alimentos lácticos sobre el entorno natural.

El impacto ambiental de un alimento es el efecto que tiene toda la cadena de producción y


consumo de un alimento sobre el planeta. Este efecto puede traducirse en calentamiento global
(cambio climático o huella de carbono) originado por la emisión de gases de efecto invernadero.
Pero también se puede medirlo en términos de agotamiento de recursos, debido al uso de
materias primas como la madera, el agua o los combustibles fósiles, y con parámetros como la
degradación de la capa de ozono originada por la emisión de clorofluorocarbonos CFC, entre otras.

En un producto alimentario, los impactos ambientales se ocasionan a lo largo de todas las fases de
producción: desde la producción primaria, las etapas de transformación del alimento, su
distribución, uso e incluso durante su eliminación final.

¿Qué impacto tiene la leche para el planeta?

El proyecto Ecolac se ha centrado en conocer el impacto ambiental de un alimento concreto: la


leche envasada.

Su impacto comienza en la producción de piensos que se darán a los animales. Para obtener un
litro de leche se necesita alrededor de un kilo de pienso para alimentar las vacas lecheras,
concluyen los expertos investigadores. Estos piensos, que combinan cereales y soja
principalmente, son en su mayoría productos agrícolas que han tenido que ser cultivados, secados
y transportados. Tanto el uso de fertilizantes y pesticidas, como la quema y el consumo de
combustibles fósiles necesarios durante las labores de campo y el transporte de las materias,
producen un impacto ambiental e influyen en el cambio climático. Pero no solo eso: también
pueden aumentar la toxicidad del suelo y el agotamiento de recursos, entre otros impactos.

Además, la granja es una explotación lechera donde es necesario realizar las tareas de ordeño y
limpieza de instalaciones, así como gestionar el estiércol producido por las vacas. Todas estas
actividades, a su vez, generan un impacto, pues pueden contaminar las aguas.

Además, los gases de metano debidos a la propia digestión del ganado contribuyen al cambio
climático. Según el Panel Internacional de Cambio Climático, para producir 7.000 litros de leche,
una vaca puede llegar a emitir 140 kilos de metano al año, emisiones equivalentes a recorrer 8.000
kilómetros en coche.
La sustentabilidad ambiental de la producción de leche es fundamental para su futuro desarrollo y
consolidación. Actualmente el mercado alimenticio cuenta con consumidores informados y
conscientes respecto del impacto que la producción puede tener en el medio ambiente, por lo que
la responsabilidad ambiental se ha vuelto una materia prioritaria para muchas empresas del rubro.

El negocio de la producción de leche, en términos generales, puede producir un impacto a nivel de


suelo, agua, aire, y para el hábitat de la flora y fauna del lugar.

Cuando la actividad se lleva a cabo sin considerar Buenas Prácticas Ganaderas (BPG), el suelo
puede erosionarse o perder su estructura por acción de la compactación causada por el
sobrepastoreo, además puede producirse su contaminación asociado al uso de agroquímicos. El
agua puede contaminarse producto del uso inadecuado de agroquímicos, lo que puede perjudicar
a quienes la consuman, humanos o animales.

Al dañarse el agua y el suelo, se afecta el entorno, pudiendo afectarse la biodiversidad del lugar en
que se localiza el sistema productivo. Estos cambios pueden cuantificarse a través de la
determinación de la huella ecológica del tipo de sistema productivo (predio, industria, etc).

El aire se contamina producto de la volatilización de amoniaco y de Gases de Efecto Invernadero


(GEI), tales como el óxido nitroso desde suelos y el metano entérico producto de la rumia de los
animales. Una forma de cuantificar las emisiones de GEI desde la actividad lechera es la
determinación de la huella de carbono de los productos de origen lácteo.

Figura n° 1: Contaminación de aguas superficiales (Presentación “Manejo y utilización de purines


de lecherías”)

Generación y manejo de residuos Los sistemas de producción lechera generan residuos, los cuales
pueden tener un impacto en el ambiente, y también en la misma leche y sus derivados. El más
común de ellos es el purín de lechería.

Los purines son una mezcla de los desechos animales, el agua sucia que surge del lavado de los
equipos de ordeña, el agua del lavado de pisos y otra estructuras, y las aguas lluvias que caen en
las distintas construcciones. Los purines, al no ser manejados adecuadamente, pueden contaminar
el agua, el suelo y el aire.

Otros residuos son los que se generan de la utilización de productos químicos (pesticidas,
medicamentos, aditivos alimentarios, etc), los cuales pueden contaminar la leche, traspasándose
posteriormente al consumidor final.

Figura n° 2: Contribución de los distintos efluentes que llegan al pozo purinero (Manual “Manejo y
utilización de purines de lechería”, Capítulo 1)

Al haber una mayor conciencia respecto al efecto que pueden provocar los sistemas agrícolas en
los recursos naturales, y dadas las preferencias de los consumidores por alimentos producidos en
forma sostenible y respetuosa con el medio ambiente, es importante que en las explotaciones
lecheras se produzca la leche de tal forma que cubra las expectativas de la comunidad en general,
gestionando la producción en equilibrio con el medio ambiente del entorno del sistema
productivo.

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