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Producto Académico N° 02: El

Síndrome de Briquet
Curso: Psicopatología II
21/06/2018

SUSANA CASTAÑEDA BERMEJO


Producto Académico N° 02: El Síndrome de Briquet
PSICOPATOLOGÍA II

Producto Académico N° 02: El Síndromé dé Briquét

Contenido
Introducción .................................................................................................................................................. 1
El Síndrome de Briquet y sus Características ................................................................................................ 2
Criterios diagnósticos según el DSM IV y el CIE 10; y sus diferencias. .......................................................... 3
Conclusión ..................................................................................................................................................... 4
Bibliografía .................................................................................................................................................... 5

Introducción
La comunidad científica es usualmente renuente a creer que la mente podría tener un rol
importante ya sea en la aparición de enfermedades, o en la curación de las mismas. Aunque se
acepta la idea de que nuestros pensamientos y percepciones afectan nuestra fisiología, en
situaciones diversas que van desde el estrés hasta la excitación sexual; cuando se trata de ver si
estos influyen realmente en la salud física, el tema se torna más controversial.

Nuestro estado mental puede ser la causa por la cual experimentamos síntomas como dolor,
náuseas, fatiga o depresión. Es por eso que más científicos muestran que tomar un analgésico
placebo causa la liberación de endorfinas que logran realmente aliviar el dolor (Kaptchuk, 2017)
Cuando un paciente es administrado con un placebo, hemos visto que sus síntomas se alivian
realmente, y muestra como resultado cambios físicos como los provocados por la medicina. Esto
se debe a que las señales de advertencia, como el dolor, son controladas en última instancia por
el cerebro. El sentirse estresado o bajo alguna amenaza hace que el cerebro se ponga en alerta,
mientras que sentirse seguro u optimista, desencadena la desaceleración del cerebro. La
experiencia de recibir atención médica, ya sea bajo medicina real o falsa (placebo), parece
reducir nuestros síntomas por la mera razón de estar bajo cuidados médicos. (Davis, 20018)

Por otro lado, sabemos que la mente también puede afectar nuestras funciones fisiológicas como
la digestión, la circulación y el sistema inmunológico. Todos estos procesos están controlados
por el cerebro, a través del sistema nervioso; y nos hacen entender la conexión entre nuestra
mente y nuestro cuerpo, como si la mente de alguna manera controlara el bienestar de nuestro
cuerpo. (Marchant, 2016) Sin embargo, ¿qué sucede cuando el paciente se queja reiteradamente
de dolores y malestar, pero sin ningún origen físico identificable? ¿Podríamos afirmar que
simplemente “todo está en su mente”? La conexión se vuelve menos obvia y más difícil de
diagnosticar.

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Existe un fenómeno llamado “somatización”. La somatización se refiere a un conjunto de


síntomas físicos que producen malestar y dolor en el paciente y que no pueden ser explicados
médicamente cuando se hacen los exámenes correspondientes. Debido a las dificultades para
encontrar el origen de la dolencia, se suele dirigir el tratamiento al Sistema Nervioso Somático,
pues este lleva información sensorial y sirve como canal para los impulsos eléctricos que activan
la musculatura. (Torres, 2016) A propósito de este fenómeno, la Academia Americana de
Hospicio y Medicina Paliativa (American Journal of Hospice & Paliative Medicine) (2007)
informó el caso de un hombre de 55 años con un supuesto diagnóstico de neoplasia pancreática
que fue remitido para el tratamiento del dolor a la Clínica de Cuidados Paliativos y del Dolor.
Sin embargo, al hombre le fue descartado dicha neoplasia, por lo cual fue remitido para una
evaluación psiquiátrica, donde se confirmó que sus dolores y síntomas eran de origen
somatoforme. Este caso destaca la importancia de descartar la somatización como causa de los
síntomas que aquejan a pacientes con diversos dolores. (Gupta, Mishra, & Bhatnagar, 2007)

El Síndrome de Briquet y sus Características


El Trastorno de Somatización (llamado antiguamente "histeria crónica" o "síndrome de Briquet")
es un diagnóstico psiquiátrico que se aplica a pacientes que se quejan crónica y persistentemente
de varios síntomas físicos que no tienen un origen físico identificable. Este síndrome fue descrito
por primera vez por Paul Briquet en 1859. Los pacientes dicen sentir que han estado enfermos la
mayor parte de sus vidas y se quejan de una multitud de síntomas relacionados con diversos
sistemas orgánicos. Esta convicción de enfermedad persiste a pesar de asistir a consultas,
hospitalizaciones y diagnósticos repetidamente negativos; por lo cual continúan buscando
atención médica, tomando medicamentos y sometiéndose a procedimientos de diagnóstico
innecesarios. (Mai & Merskey, 1980)

La mayoría de los pacientes con el Trastorno de Somatización se enferma gradualmente durante


la adolescencia. Las quejas iniciales comunes son dolor de cabeza, dismenorrea y dolor
abdominal. El inicio del trastorno después de los 30 años es extremadamente raro. Los pacientes
tienden a ser excesivamente dramáticos o muy imprecisos en cuanto a su historial médico. Al
hablar sobre su estado de salud, suelen ir de un síntoma a otro, sin detenerse lo suficiente en
ningún síntoma para ofrecer una explicación detallada. A menudo ocurre que este tipo de
paciente ha visitado a muchos otros médicos y ha sido hospitalizado varias veces, llegando
incluso a tener una historia de cirugías frecuentes. (DSM-IV-TR, 2000) Un paciente con este
trastorno a menudo negará estar deprimido o ansioso o afirmará que cualquier estrés emocional
bajo el cual se encuentra, es sólo el resultado de su sufrimiento físico y la discapacidad por
causas físicas. Por eso es necesario que el médico busque evidencia de depresión y síntomas tales
como la pérdida de interés por las actividades de la vida diaria, la comida y el sexo; presencia de
insomnio; falta de motivación, falta de energía y ambición; mala concentración y memoria;

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pesimismo; tendencias a la auto-devaluación; y sentimientos de culpa y fracaso. (Lipowski,


1986)

Los pacientes con el Trastorno de Somatización pueden ser a menudo mal diagnosticados o
desestimados por el cuerpo médico. El diagnóstico del trastorno depende de la capacidad del
médico para reconocer un patrón de larga data que presenta una incesante búsqueda de
intervención médica con el fin de aliviar síntomas no precisos, sin una causa física clara. Estos
pacientes usan los síntomas como una forma de comunicarse, de expresar sus emociones y ser
atendidos. Existe entonces el riesgo que en lugar de reconocer el trastorno y explorar los factores
psicosociales que contribuyen al mismo, los médicos no psiquiátricos busquen solamente las
causas orgánicas a través de múltiples pruebas, procedimientos, medicamentos y operaciones. He
aquí el reto en el correcto diagnóstico de este tipo de paciente, ya que los costos económicos de
un mal enfoque médico sólo serían superados por su potencial de daño iatrogénico, es decir, el
potencial daño en la salud provocado por el médico. Por lo tanto es importante que el médico
trabaje de la mano con el psiquiatra y psicólogo, con el fin de proponer un tratamiento más
productivo, enfatizando la necesidad de una relación médica a largo plazo para tratar al paciente
y sus síntomas de manera seria y respetuosa. (Quill, 1985)

Criterios diagnósticos según el DSM IV y el CIE 10; y sus diferencias.


La quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)
reemplaza los Trastornos Somatomorfos con los llamados Trastornos de Síntomas Somáticos y
Trastornos Relacionados, con respecto al DSM-4; realizando así cambios significativos en
cuanto a los criterios para eliminar la superposición de los trastornos somatomorfos y aclarar sus
límites. Estos cambios reflejan la compleja interrelación entre la salud mental y física. (DSM-5,
2013).

Según el DSM-5, el Trastorno de Síntomas Somáticos (SSD por sus siglas en inglés) se
caracteriza por síntomas somáticos que son muy angustiantes o que provocan una interrupción
significativa del funcionamiento, pensamientos, sentimientos y comportamientos que son
excesivos y desproporcionados con respecto a los síntomas presentados. Para ser diagnosticado
con SSD, el paciente debe ser persistentemente sintomático (al menos durante 6 meses). Vale
aclarar que en el DSM-5 se han eliminado las etiquetas de Trastornos de Somatización, la
Hipocondría, el Trastorno del Dolor y el Trastorno Somatomorfe Indiferenciado. (Association,
American Psychiatric, 2013)

Por su parte, el CIE 10 (Clasificación Internacional de Enfermedades, 10ª versión) clasifica los
trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresantes y somatomorfos. Se explica que este
trastorno presenta reiterados síntomas somáticos acompañados de demandas persistentes de
exploraciones clínicas, a pesar de repetidos resultados negativos de las mismas, y de continuas

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garantías médicas de no existir justificación somática. Indica que no se explica la naturaleza e


intensidad de los síntomas, ni el malestar y la preocupación que manifiesta el enfermo, y precisa
que el enfermo suele resistirse a considerar que sus molestias tengan un origen psicológico, aun
estando presentes síntomas depresivos y ansiosos. (CIE-10, 2016)

La CIE-10 subdivide estos trastornos en: trastorno de somatización, trastorno somatomorfo


indiferenciado, trastorno hipocondriaco, disfunción autonómica somatomorfa, trastorno de dolor
persistente somatomorfo y otros trastornos somatomorfos. Otros trastornos en los que la
somatización es una característica fundamental se clasifican por separado en la CIE-10; tales
como los trastornos disociativos (llamados trastornos de conversión en el DSM-5) y la
neurastenia (o síndrome de fatiga crónica).

Los criterios diagnósticos del DSM-5 para el Los criterios diagnósticos en la CIE-10 para
trastorno de síntomas somáticos el trastorno de síntomas somáticos
son: (DSM-5, 2013) son: (CIE-10, 2016)
Deben existir uno o más síntomas somáticos
Debe presentarse síntomas físicos múltiples,
causantes de malestar o que den lugar a
recurrentes y que cambian con frecuencia, de al
problemas significativos en la vida diaria del
menos dos años de duración.
paciente.
Persistencia de pensamientos, sentimientos o
comportamiento excesivo en relación a los
síntomas somáticos o la exagerada Los exámenes médicos no revelan la presencia
preocupación por la salud, manifestándose por de algún trastorno físico o neurológico
una o más de las siguientes características: conocido.
1. pensamientos persistentes y Existirá evidencia de causal psicológica, al
desproporcionados con la gravedad de realizarse una asociación entre el tiempo en el
los síntomas. que suceden eventos estresantes y la
2. desproporcionada preocupación sobre persistencia de los síntomas o dolor (aunque
la salud o los síntomas. sea negado por el individuo).
3. excesiva dedicación de tiempo y
energía excesivos a los síntomas y su
alivio.
El trastorno sintomático debe ser persistente El trastorno sintomático debe ser persistente (2
(por lo general más de 6 meses) años a más)

Conclusión
Las enfermedades psicosomáticas son de cuidado y necesitan que el profesional de la salud, ya
sea médico, psiquiatra o psicólogo le ofrezca al paciente la debida atención y recursos, al igual
que se hace con las enfermedades físicas. A diferencia de la hipocondría, las personas con
enfermedades psicosomáticas presentan síntomas que son reales, pero sin explicación médica.

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Como cualquier otro trastorno mental, este es un diagnóstico muy difícil de aceptar para el
paciente, lo cual es completamente comprensible. Cuando uno presenta dolor, convulsiones o
hasta parálisis y va a ver a un médico o un neurólogo, la expectativa es que le digan que tiene
una enfermedad cerebral o neuronal, o cualquier tipo de enfermedad “real”, pero el saber que
uno goza de perfecta salud física y que es más probable que el problema sea psicológico puede
ser un shock emocional para cualquier paciente.

Los estudios que analizan la prevalencia de los trastornos psicosomáticos muestran que la
frecuencia con que las personas los experimentan es la misma sin importar su realidad social,
financiera o sanitaria. "Lo único que cambia es que los síntomas pueden ser determinados
culturalmente. Entonces, por ejemplo, enfermedades como el síndrome de fatiga crónica son
comunes en los Estados Unidos y en el Reino Unido, pero menos comunes en países como
Francia” (O'Sullivan, 2015)

No es de extrañarnos que en este tiempo en que la vida se torna más exigente y estresante, haya
prevalencia de este tipo de trastornos, pues la enfermedad psicosomática suele ser causada por
diferentes tipos de angustia psicológica: depresión o ansiedad, o por algún trauma importante
ocurrido incluso en el pasado distante. Podríamos entonces estar frente a un trastorno del
comportamiento que surge como síntomas físicos luego de alguna lesión, una enfermedad, estrés
o pérdida en el trabajo o en la familia; como una forma en la que el cuerpo se expresa o
manifiesta el trauma por el que ha pasado. Viene a ser fundamental el certero diagnóstico y el
tratamiento individualizado.

Se requiere de un amplio cambio de perspectiva; un enfoque multidisciplinario para tratar la


mente, el cuerpo y el cebero del paciente como un todo, para comprender y tratar mejor a las
personas con este tipo de trastorno, pues queda claro que muchos de estos pacientes podrían estar
sufriendo más que las personas con enfermedades físicas. Sus síntomas son reales pero no
comprendidos por las personas de su entorno ni por los médicos.

Bibliografía
Association, American Psychiatric. (2013). Somatic Symptom Disorder. DSM-5.

CIE-10. (2016). Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresantes y somatomorfos.


Recuperado el junio de 2018, de Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y
Problemas Relacionados con la Salud.: http://www.psicomed.net/cie_10/cie10_F45.html

Davis, K. (Enero de 20018). The Brain in Pain. (S. Sutherland, Entrevistador)

DSM-5. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5a ed.).

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DSM-IV-TR. (2000). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.

Gupta, Mishra, & Bhatnagar. (2007). Somatization disorder, a cause of difficult pain: a case report.
American Journal of Hospice and Palliative Medicine.

Kaptchuk, T. (Mayo de 2017). The power of the placebo effect. (H. M. Health, Entrevistador)

Lipowski, Z. (1986). Somatization: a borderland between medicine and psychiatry. CMAJ.

Mai, & Merskey. (1980). Briquet's Treatise on hysteria. A synopsis and commentary. Archives of General
Psychiatry.

Marchant, J. (15 de febrero de 2016). All in the mind? How research is proving the true healing power of
the placebo. (I. Tucker, Entrevistador)

O'Sullivan, S. (20 de octubre de 2015). Hypochondria and psychosomatic illness: explaining a very real
imaginary problem. (O. Willis, & L. Malcolm, Entrevistadores)

Quill. (1985). Somatization disorder. One of medicine's blind spots. JAMA, 254(21):3075-9.

Torres, A. (2016). Somatización: ¿qué es y qué síntomas produce? Recuperado el 20 de junio de 2018, de
Psicología y Mente: https://psicologiaymente.net/clinica/somatizacion

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