Tomando como punto de partida el texto de William Guillermo Jiménez Benítez
titulado “El enfoque de los Derechos Humanos y las Políticas Públicas”, vale la pena resaltar, principalmente, que el propósito que tuvo el autor consistió en darle la importancia que merece el tema de los derechos humanos, su enfoque y aplicación en la actualidad, además de esbozar un poco su origen en la historia. Ahora bien, el Enfoque de los Derechos Humanos, según el autor, se comprende entonces como una nueva perspectiva de la forma correcta en que se materialicen dichos derechos y que, además tenga como punto de partida siempre a la dignidad humana. En este sentido, dentro de los roles y las funciones del Estado, se ha logrado que éste ocasione el surgimiento del Derecho Útil o, también llamado, Derecho Regulado, que tiene como finalidad última el uso del derecho como un medio para lograr fines esperados. Es precisamente este derecho, el que posibilita el Enfoque de los Derechos Humanos. Cabe resaltar entonces que éste último, puede ser entendido como la nueva perspectiva para crear políticas públicas que propendan al desarrollo humano y a la garantía de los Derechos Humanos, teniendo en cuenta que ellos responden a principios de integralidad e interdependencia. Con base en lo inmediatamente anterior, es importante distinguir a los Derechos Humanos relacionados por el autor con un RESULTADO-FIN o como una aspiración, y el Enfoque de los Derechos Humanos, entendidos como el PROCESO-MEDIO o la forma de conseguir dichos derechos. En este orden de ideas, los Derechos Humanos, ahora protegidos y garantizados por la Constitución se han venido a relacionar con el desarrollo, en términos de desarrollo humano y desarrollo socioeconómico. Es así, como los Derechos Humanos son el objeto mismo de las Políticas Públicas –siendo éstas la materialización del Enfoque de los Derechos Humanos-, en la medida en que pretenden alcanzar su promoción, protección y garantía. Por lo anterior, las Políticas Públicas dan origen a las Directrices que se encuentran plasmadas en normas para la acción pública, que dentro de sus funciones, concretan los principios y reglas que rigen nuestro ordenamiento jurídico. En este sentido, dichas directrices, como encarnación de las Políticas Públicas, se convierten en la estrategia integral de desarrollo de la sociedad a la que las aplican para la consecución de los Derechos Humanos y además, de la dignidad humana. Tal y como afirma Jiménez (2007): “…los derechos humanos están consagrados como grandes principios que determinan los fines del Estado y la conducta de sus agentes, pero se necesita de una norma más explícita que permita desarrollar el principio, operativizarlo y traducirlo en términos de actividades” (p. 45).