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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA INDOAMÉRICA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y LA SALUD

CARRERA DE PSICOLOGÍA

MODALIDAD: PRESENCIAL

SEMESTRE: ABRIL 2019 – AGOSTO 2019

CORRIENTES PSICOLÓGICAS

TEMA: ENSAYO

Estudiante: Joselyn Lescano – Jonathan Almeida


Nivel: Tercero Psicología “A”
Licenciada: Psic. Ana Ortiz

AMBATO – ECUADOR
Acercarse a la psicología humanista desde la perspectiva del bienestar psicológico, debe ser una labor de
colaboración, si bien ambas ramas no se han descrito de forma conjunta es necesario resaltar que ambas
hablan sobre el mismo tema y enfatizan ciertos aspectos como es la responsabilidad, voluntad, esperanza
o emociones positivas que se interrelacionan buscando un mismo fin que es el bienestar integral de las
personas.

En ambos campos existen palabras como autorrealización, felicidad, actitudes, emociones positivas,
fortalezas personales, libertad y el sentido de la vida que permitirán a una persona completarse
integralmente como individuos. La autorrealización consiste en mantener y mejorar el estilo de vida de
las personas, su desarrollo y relaciones en la sociedad. La persona se acerca a una posición positiva cuando
se siente escuchada y comprendida ya que el ser humano se mueve hacia lo constructivo, su madurez y
autorrealización. Por esto la psicología humanista busca desarrollar su potencial en vez de centrarse en
las casusas y debilidades de una fuente de depresión. (Rogers, 2001).

La psicología humanista se encuentra simpatizando con el existencialismo en el que el hombre se


encuentra dotado de libertad para realizar todo lo que el vea conveniente para su vida, establecer metas
tanto económicas como sociales o intelectuales y de ocio para así volverse más responsables, el problema
empieza cuando el hombre no tiene una libertad integral ya que en ciertas ocasiones se encuentra entre
la espada y la pared, solo cuando alcanza la plenitud intelectual, es decir, cuando se sienta satisfecho con
las opciones que ha podido elegir, ahí es cuando alcanza su mayor grado de libertad.

Otro punto es cuando el ser humano busca relacionarse, nunca deja de hacerlo y esto es parte de su
desarrollo personal ya que cada persona intenta estar o juntarse con personas que sumen en su vida y
con quien puedan crecer como personas, del mismo modo en un ámbito familiar se presume que cada
persona escogerá a alguien con quien pueda hacer su vida en una forma integral. Un punto que se toma
en cuenta al momento de buscar el bienestar psicológico total es el de entender a las demás personas
para que cada quien sea entendido y podamos aceptar nuestra percepción que las demás personas tienen
sobre cada uno, esto beneficia al ser humano y produce empatía hacia el resto de la sociedad ya que ellos
producirán comentarios tanto negativos como positivos, lo que permitirá el desarrollo psicológico de la
persona promoviendo que se expresen los sentimientos de una forma abierta y permitiendo que las
demás personas también demuestren su cariño por nosotros.

Hay que tener en cuenta que el principal termino para determinar el bienestar psicológico a cabalidad es
la felicidad, aunque este término dentro de la psicología no se puede medir en forma confiable ya que
todo es subjetivo dependiendo de cada persona, la felicidad es un estado de satisfacción más o menos
duradero que experimenta un individuo en posesión de un bien deseado. (Alarcón, 2009).

Dentro del ámbito de la psicología el concepto de bienestar psicológico adquiere diversos significados. No
obstante, esta distinción, está aceptado que tanto el componente afectivo del bienestar, que expresa la
complacencia y la satisfacción que percibe la persona a través de sus sentimientos y emociones, como el
desarrollo de sus potencialidades, están relacionados y se suelen dar conjuntamente, pues el bienestar
psicológico no se limita a ser un estado mental de ausencia de dolencias físicas y de preocupaciones, debe
incluir la satisfacción de desarrollar las propias capacidades.

“El bienestar es una combinación de sentirse bien y de tener realmente sentido en alguna actividad que
nos guste o apasione, además de mantener buenas relaciones interpersonales y contar con metas que
nos sean retadoras para que se puedan convertir en logros”.
De igual forma se dice que una caracterización más ajustada del bienestar psicológico es definirlo como
el esfuerzo por perfeccionarse y la realización del propio potencial (Ryff y Keyes, 1995).

Si nos fijamos en algunos de los modelos de bienestar psicológico más difundidos, como son el modelo
Multidimensional de Bienestar Psicológico de Ryff (1989), el bienestar social de Keyes (1998), la Pirámide
de las necesidades humanas de Maslow (1998), el modelo de Myers y Diener (2000) y el modelo PERMA
de Seligman (2011), todos ellos apuntan hacia los siguientes factores: autoaceptación, propósito de la
vida, crecimiento personal, autorrealización, relaciones interpersonales satisfactorias, dominio del
entorno, integración y contribución social, afectividad positiva, espiritualidad, y una simple observación
sobre ellos nos indica que están relacionados de una u otra forma con la interacción de dos elementos
básicos: la persona y el entorno en el que desarrolla su existencia, entendiendo por entorno al conjunto
de elementos de cualquier naturaleza externos a la persona que intervienen en las interacciones: seres
vivos, estructuras físicas, ecosistemas naturales y bienes materiales e inmateriales.

Es evidente que las vidas cotidianas de las personas están íntimamente vinculadas a su entorno con el que
mantienen relaciones dentro de un determinado contexto (físico, familiar, laboral, social, lúdico), y la
forma en que interacciona con él repercute sobre la estabilidad y el equilibrio entre ambos y cuando estas
relaciones tienen lugar en armonía y ecuanimidad experimentan una sensación de bienestar (físico y
psicológico). Tomando como eje de referencia la relación persona-entorno, la cuestión que nos ocupa es
construir un modelo basado en ella que nos permita identificar los factores que contribuyen, o puedan
contribuir en el futuro, al estado de bienestar psicológico de cada persona.

Uno de los mayores exponentes del humanismo y que enfocó su vida a determinar cuál es el bienestar
psicológico total, que culmina con la autorrealización de las personas es Abraham Maslow que fue, sobre
todo, un gran observador y un apasionado investigador. Más allá de la comprensión del comportamiento
humano, a él le motivaba la idea de encontrar los medios para ayudar a los demás a dar pasos en su
realización. Ya en su tesis de grado había planteado una teoría inicial a la que llamó “Jerarquía de
necesidades de Maslow”. Con el tiempo, esa jerarquía inicial se convirtió en lo que luego fue conocido
como la “pirámide de las necesidades de Maslow”. En ella se condensan los principales ejes de su teoría.
Plantea la existencia de un conjunto de necesidades comunes a todos los seres humanos. Tales
necesidades parten de la satisfacción de lo más básico, hasta llegar a lo más abstracto.

De este modo, Maslow plantea que en la base de su pirámide deben estar las necesidades fisiológicas.
Después, sucesivamente y en forma ascendente, las necesidades de seguridad, aceptación social,
autoestima y, finalmente, de autorrealización.

Otro de los grandes exponentes del humanismo es Carl Rogers con su teoría humanista de la personalidad
que enfatiza la importancia de la tendencia hacia la autorrealización en la formación del autoconcepto.
Según Rogers el potencial del individuo humano es único, y se desarrolla de forma única dependiendo de
la personalidad de cada uno.

Las personas quieren sentir, experimentar y comportarse de formas que son consistentes con la
autoimagen. (Carl Rogers, 1959). Cuanto más cercana esta la autoimagen y el yo ideal, más consistentes
y congruentes son las personas y más valor creen que tienen. Junto a Abraham Maslow, Rogers se centró
en el potencial de crecimiento de individuos sanos y contribuyó enormemente a través de la Teoría de
humanista la personalidad a la comprensión del self (el “sí mismo” o el “Yo”, en español).
Tanto las teorías de Rogers como las de Maslow se centran en las elecciones individuales, y ninguna de
las dos sostiene que la biología es determinista. Ambos enfatizaron el libre albedrío y la auto-
determinación que tiene cada individuo para convertirse en la mejor persona que puedan llegar a ser.

La psicología humanista enfatizaba el rol activo del individuo en dar forma a su mundo interno y externo.
Rogers avanzó en este campo subrayando que los humanos son seres activos y creativos, que viven en el
presente y responden de forma subjetiva a las percepciones, relaciones y encuentros que se estén dando
actualmente. Acuñó el término “tendencia a la actualización”, que se refiere al instinto básico que tienen
las personas a llegar a su capacidad máxima. A través del asesoramiento o terapia centrada en la persona
y de investigaciones científicas, Rogers formó su teoría del desarrollo de la personalidad.

La psicoterapia cognitivo conductual es diferente de las psicoterapias a largo plazo. La relación entre el
terapeuta y el paciente es de colaboración, los objetivos del tratamiento están previamente definidos, y
durante el proceso se ofrecen estrategias y habilidades cognitivas y conductuales diseñadas para lograr
las metas fijadas para el tratamiento cognitivo conductual.

En el modelo de la terapia cognitivo conductual, el tratamiento se centra en la cognición y el


comportamiento para aliviar el malestar emocional. En terapia se evalúan los pensamientos automáticos,
los patrones de pensamiento y los esquemas cognitivos. Durante el tratamiento se identifican
pensamientos rígidos y patrones de pensamiento. Los pensamientos automáticos se anotan y examinan
para detectar distorsiones. Los patrones de pensamiento están implicados en cómo la información se
percibe y procesa. Los patrones de pensamiento defectuosos pueden conducir a una distorsión de la
realidad y puede causar reacciones emocionales negativas. A lo largo del proceso de la terapia, estos
patrones son cuestionados y modificados. El objetivo final es cambiar las creencias subyacentes y
esquemas cognitivos que resultan de la ansiedad o la depresión. psicología cognitiva conductual

El análisis de la conducta y su influencia sobre las emociones es fundamental dentro de este modelo de
intervención en psicología clínica. Los comportamientos que apoyan y refuerzan pensamientos
desadaptativos, han de ser identificados para poder aportar alternativas saludables. En gran medida las
pautas propuestas desde la psicoterapia están enfocadas a interiorizar nuevos esquemas para alcanzar y
mantener el bienestar. tratamiento cognitivo conductual

Los diferentes tipos de terapia cognitiva conductual han evolucionado a lo largo de los años, incluyendo
la Terapia Racional Emotiva, Terapia Cognitiva (no terapia cognitivista), Terapia de Conducta Dialéctica, el
mindfulness, terapia conductual (no conductivista) o incluso la Terapia de Aceptación y Compromiso.

La terapia cognitiva conductual es un tipo frecuente de terapia del habla (psicoterapia). Trabajas con un
asesor de salud mental (psicoterapeuta o terapeuta) de forma estructurada, asistiendo a una cantidad
limitada de sesiones. La terapia cognitiva conductual te ayuda a tomar conciencia de pensamientos
imprecisos o negativos para que puedas visualizar situaciones exigentes con mayor claridad y responder
a ellas de forma más efectiva.

La TCC puede ser una herramienta muy útil, ya sea sola o en combinación con otras terapias, para tratar
los trastornos de salud mental, como la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o un
trastorno de la alimentación. Sin embargo, no todas las personas que se benefician de la terapia cognitiva
conductual tienen una enfermedad mental. La TCC puede ser una herramienta eficaz para ayudar a
cualquier persona a aprender cómo manejar mejor las situaciones estresantes de la vida.
La terapia cognitiva conductual se utiliza para tratar una amplia gama de problemas. Con frecuencia es el
tipo preferido de psicoterapia porque puede ayudarte rápidamente a identificar y afrontar desafíos
específicos. Generalmente requiere menos sesiones que los otros tipos de terapia y se realiza de forma
estructurada.

En general, la terapia cognitiva conductual presenta pocos riesgos. Pero a veces puedes sentirte
emocionalmente incómodo. Esto se debe a que la TCC puede hacer que explores sentimientos, emociones
y experiencias dolorosas. Es posible que llores, te angusties o te enojes durante una sesión difícil. También
podrías sentirte exhausto físicamente.

Algunas formas de terapia cognitiva conductual, como la terapia de exposición, pueden requerir que te
enfrentes a situaciones que preferirías evitar (como los aviones, si tienes miedo a volar). Esto puede
provocar ansiedad o estrés temporal.

Sin embargo, si trabajas con un terapeuta cualificado, se reducirán todos los riesgos. Las habilidades para
hacer frente a desafíos o situaciones que incorporas pueden ayudarte a controlar y dominar los
sentimientos negativos y los temores.

Este modelo acepta la tesis conductista de que la conducta humana es aprendida, pero este aprendizaje
no consiste en un vínculo asociativo entre estímulos y respuestas sino en la formación de relaciones de
significado personales, esquemas cognitivos o reglas. Igualmente los aspectos cognitivos, afectivos y
conductuales están interrelacionados, de modo que un cambio en uno de ellos afecta a los otros dos
componentes. En esa relación mutua las estructuras de significado (esquemas cognitivos) tendrían un
peso fundamental, pues ellas representan la organización idiosincrática que tiene cada persona sobre lo
que significa su experiencia, los otros y el sí mismo.

Durante el proceso terapéutico el clínico se vale de diversas estrategias que tienen por objeto la
flexibilización y modificación de los esquemas disfuncionales y los pensamientos automáticos que se
desprenden de estos. Dicho proceso está guiado por tres principios técnicos básicos: el empirismo
colaborativo, el descubrimiento guiado y el diálogo socrático.

Las emociones positivas tienen efectos sobre la salud física, el sistema inmunológico se ve incrementado
gracias a ellas por lo que forman parte de nuestra barrera defensiva contra enfermedades. Además, las
emociones positivas proporcionan información que se refuerza de forma placentera por lo que influye
directamente en nuestra conducta y estado interno.

Las metas personales relacionadas con la automotivación o la autonomía personal (self) se relacionan más
directamente con la felicidad que las que no. Por ejemplo, lograr un objetivo de tu propia empresa no es
lo mismo que lograr un objetivo de venta si eres comercial de otra empresa.

El bienestar psicológico puede tener un importante efecto en términos de salud, puesto que parece tener
un papel clave en la prevención y en la recuperación de condiciones físicas. Así, la promoción del bienestar
se convierte por tanto en un objetivo deseable a nivel social. Mantener y aumentar el bienestar es una
meta importante. Este elemento es crucial en personas de determinadas edades, pero también
independientemente de la edad, en otros tramos en los cuales a menudo el mantenimiento del bienestar
se ve relegado a un segundo plano por efecto de una sobrevaloración de ciertas metas profesionales o de
otro tipo.
Conclusiones:

Bibliografía:

Ardila, R. (2010). Psicología de la felicidad, introducción a la psicología positiva.

Heidgger, M. (1990), Carta sobre el Humanismo, Buenos Aires, Argentina.

Velasco A. (2009). El humanismo. Universidad Nacional Autónoma de México.

Belda J. (2010). La teoría universal del humanismo. Madrid.

Chapman A. (2007). Jerarquía de necesidades de Maslow. Estados de Unidos.

Beck J. (2000). Terapia cognitiva: Conceptos Básicos y profundización. Barcelona.

Shaw B.F. (1983). Terapia cognitiva de la depresión. Bilbao.

Gavino A. (2002). Guía de ayuda al terapeuta cognitivo-conductual. Pirámide.

Ruiz A. (2010). Manual de técnicas de intervención cognitivo conductuales. Uned.

Scott J. (1990). Terapia cognitiva en la práctica clínica e ilustrativa. Londres.

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