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Católica en el mundo
Estas son algunas de las obras que realiza la Iglesia en el mundo, ahora, antes
de insultar a la Iglesia pregúntate: ¿qué haces tú por el resto?
1.298 hospitales.
5.256 dispensarios.
229 leproserías.
1.398 orfanatos.
1.493 hospitales.
5.137 dispensarios.
72 leproserías.
2.418 orfanatos.
1.039 hospitales.
2.637 dispensarios.
21 leproserías.
2.194 orfanatos.
2.285 jardines de infancia.
1.137 hospitales.
3.760 dispensarios.
322 leproserías.
3.980 orfanatos.
Estas son algunas de las obras que realiza la Iglesia en el mundo, ahora, antes de
insultar a la Iglesia pregúntate: ¿qué haces tú por el resto?
https://es.blastingnews.com/sociedad/2017/03/el-papel-de-la-iglesia-catolica-en-el-mundo-
001584325.html
El papel de la Iglesia
católica
El papel de la iglesia católica en américa latina
“Yo soy yo y mis circunstancias”, decía Ortega y Gasset. Por ello no es posible
entender el estilo del papa Francisco sin referirlo a su origen latinoamericano.
Su elección, justo en el momento en que la Iglesia necesitaba “un papa pastor”
después del “gran pensador”, no ha hecho más que ratificar lo que en el
Vaticano era un secreto a voces: América Latina es fundamental para la Iglesia
católica. Esto no solo por lo que la región significa para la Iglesia, sino también
por lo que esta representa para Latinoamérica.
Por un lado, América Latina es muy relevante para el catolicismo. Según datos
del Vaticano y del Pew Research Center, de los aproximadamente 1.200
millones de bautizados del mundo casi 600 son del continente americano; de
estos, 480 millones (el 40%) son latinoamericanos. Además, esta región alberga
a los dos países con mayor cantidad de católicos del mundo: Brasil, con 134
millones, y México, con 96 millones. Claramente, la mayoría de los católicos
del globo son de América Latina.
Valga decir que son temas que ocupan también a otras denominaciones
cristianas no católicas, por lo que crean espacios óptimos para la colaboración
ecuménica (según Latinobarómetro 2013, en promedio, el 67% de los latinos se
dicen católicos y el 18%, evangélicos).
Una injusta distribución de la riqueza (señalada por casi tres cuartas partes de
la población) y serios problemas de inseguridad y desempleo (mencionados
como los principales problemas de la región, un 24% y un 16%
respectivamente), son, aparentemente, causas del descontento popular.
Así pues, está claro que desde un punto de vista pastoral, América Latina es
fundamental para la Iglesia católica. Igualmente, la Iglesia puede desempeñar
un papel muy importante en el proceso de transición, institucionalización y
consolidación de la democracia en la región.
https://www.nacion.com/opinion/foros/el-papel-de-la-iglesia-catolica-en-america-
latina/NOQ3B6A7PJA2LOQDPLH5KU7YMU/story/
¿Cuál ha sido el papel de la
Iglesia en la construcción de
nación?
Son recurrentes los eslóganes que invitan a que la visita del papa Francisco a Colombia
sea motivo de reflexión para el país. Su presencia en nuestra tierra debería ser también
momento de reflexión para la Iglesia misma sobre su complejo papel en el asunto que
ha sido medular en nuestro ámbito político y en nuestra psiquis colectiva desde hace
más de un siglo: la reconciliación y la convivencia de los colombianos.
Tema
07:31sA.
relacionado
M. s
¿Es esto simple coincidencia? Para decirlo más escuetamente: ¿Por qué un país ‘tan
católico’ ha sido un país ‘tan violento’? ¿Cuál es el trauma histórico que se esconde
detrás de esta paradoja? ¿Cómo puede la Iglesia ayudar para deshacer este nudo que ata
a Colombia aún a su pasado?
La respuesta a estas preguntas no es simple, pero debe estar hoy liberada de cargas
ideológicas o pasionales a favor o en contra de la Iglesia, para darle una mirada más
objetiva, y ojalá compasiva.
Memoria e identidad
La Iglesia hace parte de nuestra contradictoria memoria e identidad como sociedad. En
este sentido, Gonzalo Sánchez, director del Centro Nacional de Memoria Histórica, ha
afirmado en repetidas ocasiones que ante la presencia histórica continua de la Iglesia
en numerosos ámbitos nacionales, hablar de la Iglesia es hablar de nosotros
mismos.
Se trata de descifrar y elaborar el pasado como camino para que por la “purificación de
la memoria”, se llegue al bien tan esquivo hoy que es la convivencia pacífica de sus
ciudadanos.
No obstante este rol político y social tan visible, la historia de la Iglesia en Colombia ha
tenido un doble filo. Baste recordar que su presencia fue en el pasado motivo de larga y
cruenta división que ha afectado a la Nación y a la Iglesia misma. Fue un trauma
histórico aún no verbalizado por un relato sanador de las razones del largo lastre de
violencia que nos ha agobiado.
Colombia fue excepcionalmente desde mediados del siglo XIX laboratorio en suelo
americano de heredados debates europeos sobre la separación de la Iglesia y el Estado.
Las corrientes de liberalización de la política y las costumbres hicieron presencia en
Colombia para dar nacimiento al Partido Liberal y en respuesta a ese desafío en contra
de su omnipresente rol, la Iglesia impulsó el Partido Conservador, adalid por excelencia
de la ‘conservación’ del ‘orden cristiano’ y de la no separación de la Iglesia y el Estado.
Valga recordar que en la reunión del papa Francisco con Santos y Uribe en el
Vaticano hubo un hecho no tan anecdótico: Uribe le mostró al Papa, que trataba
de mediar por la reconciliación de Colombia, un rosario que perteneció a su abuelo
quien vivió la violencia de los años 50, en la que la Iglesia, hoy actor de paz, era
actor y motivo central de la confrontación que venía de un siglo atrás.
Uribe expresó al Papa que su abuelo se alejó de la Iglesia por haber alimentado esa
violencia de partidos, y que por ello no volvió a misa, pero que rezó con ese rosario
todos los días hasta su muerte. Esa ‘reliquia’ en el bolsillo de Uribe, así como los
enconados recuerdos de juventud de ‘Tirofijo’ sobre las violencias padecidas por su
familia en el Tolima, son ejemplos de la memoria rota de miles de familias colombianas
que por generaciones nunca pudieron ser incluidos en la gran ‘colcha de retazos’ que
elaborara un relato nacional de esos dramas, de sus millones de muertos y desaparecidos
de ambos bandos en ese siglo.
Afirmaciones recurrentes que dan cuenta de un trauma que aún no se logra descifrar. Ha
corrido mucha tinta y demasiada sangre, y reinan sin embargo aún los lugares comunes
sobre el tema. La violencia real o simbolizada terminó convirtiéndose paradójicamente
en el perverso relato fundacional que más convoca a los colombianos.
Resiliencia y construcción
La religión católica gravita a la vez como factor de cohesión de la Nación y como
motivo de su división. Esa reelaboración de las memorias no se encaró con el pacto
de fin de hostilidades de los dos partidos llamado Frente Nacional de 1958. Y al no
haberse hecho, a partir de los años 60 las nuevas violencias terminaron por enraizar casi
mitológicamente su razón de ser en aquella otra violencia intergeneracional no resuelta
en la memoria.
Para el papa Francisco y para la Iglesia es ciertamente más fácil hablar de la paz y de las
víctimas de hoy que asumir este “proceso de paz” con el pasado. Por eso es “justo y
necesario” invitar a la Iglesia, protagonista de esa historia, a dar el paso de reelaborar su
propio relato con franqueza y tranquilidad.
Un relato que ayude a Colombia a elaborar el por qué del drama de aquellos ‘cien años
de soledad’. El gran “primer paso” en este sentido ya lo dio Juan Pablo II, cuando
en histórico gesto en el año 2000 pidió perdón por “las culpas de los hijos de la
Iglesia a través de la historia”, gesto unilateral, que no esperó que los herederos de
los violentos totalitarismos e ideologías del siglo XX, o los países que fueron
imperios coloniales, hicieran lo propio.
La Iglesia en Colombia puede dar este “primer paso” unilateral, que seguramente le
otorgará autoridad moral y motivaría a otras instancias sociales a hacerlo, para que así
se libere esa gran culpa en nuestra memoria que empaña la imagen de la ‘otra historia’
colombiana, la de los logros, la resiliencia y construcción de Nación, en los que la
Iglesia también ha tenido su rol, y cuyos momentos igualmente deberán ser relatados.
Ese sería el primer paso que proponemos dar como Nación luego del regreso de
Francisco a Roma, darlo con la Iglesia. Si habla la Iglesia, habla Colombia.
https://www.eltiempo.com/vida/religion/papel-de-la-iglesia-catolica-en-colombia-en-la-
construccion-de-nacion-131270