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“FACULDAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS


CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO”

“CURSO” : “Proceso de Ejecución”.

“TEMA” : “Medida Cautelar de No Innovar.

“DOCENTE: Dr. Domingo Jesús Villanueva Cavero.

“ALUMNA”: “Stalin Jaico Justino Cabezas”.

“CICLO” : “VIII”.

“HUARAZ – ANCASH”
“2019
INTRODUCCIÓN

Las medidas cautelares son como una suerte de novedad en el Código Procesal Civil.
Posiblemente uno de sus únicos antecedentes legislativos dentro de nuestro orden jurídico nacional
se remonte a las medidas precautorias que se solicitaban conjuntamente con la interposición de
una acción de garantía constitucional, justamente la de Amparo.

La prohibición de innovar es una de estas medidas cautelares que se caracteriza sobre todo
por ser de tipo residual y genérico.

Dicha medida podría conllevar a confusiones diversas con otras figuras o instituciones
jurídicas similares.

En el presente trabajo damos algunos alcances sobre esta excepcional figura, así como
intentamos volcar los comentarios de algunos tratadistas que han desarrollado el tema, para lograr
tener una clara idea de la consistencia de esta institución.

Además de indicar los caracteres de esta medida, informamos acerca de las diferencias con
las demás medidas con las que se puede generar confusión.

Finalmente consideramos necesario, para dejar bien en claro el tema, proponer algunas de
las jurisprudencias vertidas en nuestro ordenamiento jurídico.
MEDIDA CAUTELAR DE NO INNOVAR

I. ANTECEDENTES

Se considera que esta medida tiene su remoto origen en el derecho romano concretamente
en el denominado “proceso formulario”, que la consagraba por medio del aforismo latino:
“Pendente litis nibil innovatur”.

Así, uno de los efectos de la litis contestatio en el derecho romano, era la indisponibilidad de la
cosa litigiosa, que se expresaba en los siguientes términos: “lite pendente nibil innovetur; omnia
in suo statut esse debent res finiatur”. El demandado no podía enajenarla, destruirla o deteriorarla,
porque la cosa debía ser entregada al vencedor en el estado en que se encontraba en el momento
de comenzar la litis.

Las partidas recogieron el principio en la ley 13 título VII, partida 3ª, estableciendo que, si el
demandado enajenaba la cosa después del emplazamiento, la enajenación no era válida, y el
comprador debía pedir el precio que había pagado por ella, si tuvo conocimiento de la demanda.

A ella también hace referencia el Digesto dentro de los edictos posesorios. También el antiguo
derecho canónico contenía preceptos en el mismo sentido, que todavía subsisten en sus cuerpos de
leyes.

El principio tradicional “Pendiente la lite nada sea innovado” que tiende a mantener el statu
quo entre las partes durante el desarrollo del proceso, ha existido en las antiguas legislaciones
aunque con variedad de matices y alcances, en sus diversas aplicaciones particulares, habiendo
dado origen al secuestro y otras medidas análogas que en cierto modo impiden la innovación en el
estado de la cosa litigiosa y ha servido también de fundamento a otros institutos, como ocurre con
el llamado “recurso por atentado” o “recurso por innovación”.

En el derecho moderno la interposición de la demanda no impide la enajenación de la cosa litigiosa


y el actor debe solicitar las medidas cautelares pertinentes para impedirlo o para extender a terceros
los efectos de la sentencia. Ello es una consecuencia del desenvolvimiento que adquirió el derecho
inmobiliario y que determinó la creación de los Registros, en los cuales deben inscribirse las
transmisiones de dominio, así como las restricciones impuestas a su libre disposición.

Pero la inalienabilidad del bien era sólo uno de los efectos de la prohibición de innovar, desde que
su objeto era el mantenimiento de la situación de hecho, la que también podía ser alterada por la
destrucción o deterioro del bien o por cualquier acto que tuviera como consecuencia su
modificación.

El derecho procesal moderno, al establecer los caracteres de la sentencia y determinar sus efectos,
ha dado a la prohibición de innovar su verdadero fundamento, ampliando con ello su concepto. El
Juez, al pronunciar la sentencia, debe colocarse al día de la interposición de la demanda, como si
hubiese sido pronunciada en ese mismo momento; razón ésta para que la sentencia sea siempre
declarativa de derechos, y de que sus efectos se retrotraigan a la iniciación de la litis, de donde
deriva la obligación de abonar intereses, restituir los frutos, etc.

Es evidente que, si la situación de hecho se modificó, puede hacer inocua la sentencia o impedir
su cumplimiento en forma que el vencedor reciba plena satisfacción a su interés. Sin perjuicio,
entonces, de dictar las medidas necesarias para impedir, a pedido de parte, la enajenación del bien
(embargo o para extender los efectos de la sentencia a terceros), el juez debe tener facultad para
prohibir que se altere la situación de hecho cuando con ello haya el peligro, en su concepto, de que
la modificación influya en el pronunciamiento o la convierta en inocuo o de cumplimiento
imposible.

Esa facultad deriva de la función jurisdiccional, y aun cuando en ciertos casos está expresamente
autorizada por la ley, la ausencia de una norma que la reglamente no impide su ejercicio.

II. CONCEPTO

Para Alsina: La prohibición de innovar puede ser definida como la medida precautoria por
la cual se tiende al mantenimiento de la situación de hecho o de derecho al momento de ser
decretada.

Similar parecer tiene Lino Palacio cuando aduce que esta medida se encuentra entre las
medidas cautelares encaminadas a preservar, mientras se sustancia el proceso principal, la
inalterabilidad de determinada situación de hecho o de derecho.

Enrique Falcón sigue la misma línea al referir que la prohibición de innovar alcanza la
prohibición de modificar el estado de hecho existente, al tiempo de iniciarse el proceso.

Jorge Iglesias participa de las nociones anteriores al considerar que la prohibición de


innovar tiende a evitar un cambio en la situación de hecho o de derecho de las partes de un proceso.

A decir de Álvarez Juliá la prohibición de innovar es una medida cautelar que tiene por
objeto el mantenimiento de la situación de hecho existente al tiempo de ser decretada con relación
a (SIC) las cosas sobre las que versa el litigio.

Según Spota la medida de no innovar es, per se, inherente al procedimiento cautelar y de
ahí que corresponda asegurar la cosa o el derecho litigioso adoptando las medidas conservatorias,
tanto con esa finalidad como para afianzar los efectos de la sentencia que se dicte.
Monroy concibe a la medida cautelar de no innovar como la facultad que tiene el juez, a
pedido de parte, de impedir que se modifique la situación de hecho, cuando tal acto tenga una
decisiva influencia en la solución del proceso y, por cierto, en su posterior ejecución.

La prohibición de innovar es una orden judicial de no realizar actos físicos o jurídicos que
alteren la situación de hecho o de derecho existente al tiempo de la promoción del pleito, cuando
las ejecuciones de tales actos pudieran influir en la sentencia o convirtiera a su ejecución en
ineficaz o imposible.

La prohibición de innovar constituye la medida cautelar fundada esencialmente en el


principio de inalterabilidad de la cosa litigiosa y cuya finalidad es mantener el statu quo inicial o
impedir que durante el transcurso del pleito se modifique o altere la situación de hecho o de
derecho existente al tiempo de la promoción del litigio, formando la posible futura, en llevarla, y
con el fin de evitar perjuicios irreparables.

Constituye una exteriorización genérica, ya de la plenitud de la jurisdicción, ya del estado


de litispendencia.

Contrariando, la tesis expuesta, se ha resuelto que la medida de no innovar, que es de


carácter preventivo, tiende a asegurar que no se innove en el estado de las cosas o de la situación
de hecho existente al momento de ser notificada y no desde la interposición de la demanda, no
siendo, por tanto, procedente para modificar esa situación y restituir a las partes a la posición que
tenían al momento de entablarse el pleito.

Sólo podrá estar dirigida a mantener la situación existente –al tiempo de admitirse la
demanda- con relación a los sujetos procesales y a su patrimonio.

Se trata de un mandato del juez ante la inminencia de un perjuicio irreparable para


“conservar”, la situación de hecho o de derecho presentada al momento de la admisión de la
demanda, con relación a personas y bienes comprendidos en el proceso.

Reimundín considera que la prohibición de innovar considerada como medida de


seguridad, podrá también dictarse de oficio en ciertos casos; basta tener en cuenta que el juez debe
proveer sobre la conservación del objeto litigioso y cuidar que se cumpla el principio de igualdad
de las partes en el proceso.

De lo expuesto se puede concluir que la prohibición de innovar puede ser definida como la medida
cautelar por la cual se tiende al mantenimiento de la situación de hecho o de derecho al momento
de ser decretada.
III. FUNDAMENTO

La medida cautelar de no innovar tiene su fundamento en la necesidad de proporcionarle


al actor un instrumento que le asegure que la sentencia a recaer en el proceso promovido por él va
a ser ejecutada porque no sufrirá alteración el estado de hecho o la situación jurídica en que reposan
sus expectativas de ver satisfecho su derecho.

La prohibición de innovar se basa, pues, en el valor “eficacia”, indispensable para el logro


de los fines primordiales de la jurisdicción.

En opinión de Monroy “el sustento cautelar está dado por la obligación del órgano
jurisdiccional de resolver un conflicto, pronunciándose respecto de los hechos tal como se
encontraban al momento de iniciarse el proceso". Por cierto, tal situación sería letra muerta si no
fuese posible acondicionar las medidas necesarias para que los bienes mantengan tal situación o,
por otro lado, no se agrave el perjuicio que, presumiblemente, se está cometiendo contra el derecho
del actor.

A juicio de Lino Palacio “básicamente, la prohibición de innovar – como exteriorización


de un poder jurídico idóneo para resolver provisionalmente un conflicto y acordar firmeza a la
paz- encuentra fundamento en la necesidad de preservar la igualdad de las partes y la garantía
constitucional de la defensa en juicio".

La medida de no innovar, en fin, tiene su fundamento en el principio de igualdad en el proceso.

El fundamento, concluye Reimundín, de la acción cautelar de no innovar, responde a los siguientes


principios:

a) No es otra cosa que una aplicación particular del principio de igualdad de las partes en el
proceso.

b) Es también una aplicación del principio de que nadie puede lesionar el orden jurídico
establecido haciéndose justicia por mano propia

c) Significa una expresión del principio de la buena fe en el proceso.

IV. NATURALEZA JURÍDICA

La prohibición de innovar no es concurrente ni subsidiaria, sino la única medida posible


para el caso de que se trata, es decir, es de carácter residual. Además, se dice que es sustitutiva
porque salvaguarda cuando ninguna otra medida precautoria puede salvaguardar.
Dicha medida pertenece al grupo de las llamadas “medidas conservatorias del patrimonio
del deudor”, pues, mantiene el estado de la contienda tal como se le planteó, por aplicación
del principio de inalterabilidad de la cosa, durante el curso del proceso, asegurando la efectividad
de la sentencia. En términos generales las medidas conservativas se refieren a salvaguardar bienes
y derechos, para que se mantengan sin alteración.

La naturaleza de la medida cautelar de no innovar es claramente conservativa porque se


busca con ella hacer efectivo el fallo emitido por el órgano jurisdiccional, lo cual no sería posible
de haberse modificado o alterado la situación anterior al auto admisorio de la demanda. Así tenga
la sentencia definitiva el carácter de retroactiva, si se alteró el estado de hecho o de derecho
existente en el curso del proceso (como cuando el sujeto pasivo de la relación jurídica procesal
dispone de sus bienes), entonces, lo ordenado en dicha resolución judicial carecería de
ejecutabilidad, permaneciendo insatisfecho el derecho hecho valer en el juicio.

La obligación de no innovar nace con el comienzo de la litispendencia; esta obligación es


recíproca para ambas partes, las que deben mantenerse en la situación, tenencia o posesión de la
cosa litigiosa o goce del derecho respectivo que ambas tenían al iniciarse el proceso.

Linares sostiene que la obligación de abstenerse de innovar que pesa sobre las partes, aun
con anterioridad a la orden judicial, emerge de la relación procesal. Se trata de una obligación
preexistente –con relación a la medida conservatoria o precautoria que se dicte-, cuando se decreta
la prohibición de innovar in limini litis, como lo observa Linares aquélla obligación no nace en
realidad de la litis, sino de la relación procesal, y dicha obligación se vincula con el principio de
la buena fe en el proceso.

V. CARACTERÍSTICAS

· Es de carácter excepcional Es una medida excepcional por lo que se concederá sólo cuando
no resulte de aplicación otra prevista en la ley. Es excepción a las reglas genéricas.

· Es conservativa Esta medida cautelar que contempla el nuevo Código Procesal Civil en vez
de ser innovativa es conservativa.

· Es sustitutiva Porque salvaguarda cuando ninguna otra medida precautoria puede


salvaguardar.

· No es opcional O sea no queda a elección del peticionario.

· Es residual La prohibición de innovar no es concurrente ni subsidiaria, sino la única medida


posible para el caso de que se trata. Es única y no complementaria.
· Procede en toda clase de acciones Puede darse, inclusive contra el Estado cuando el acto
administrativo no se basa, prima facie, en el ordenamiento jurídico existente.

· Requiere criterio restrictivo Debe ser concedida con criterio restrictivo, para evitar
perjuicios irreparables y siempre que no exista otra medida que preserve o ampare el derecho
aun no reconocido.

· No es impeditiva La prohibición de innovar no impide la enajenación del bien, por lo que


declara al mismo tiempo solicitarse, si hubiere mérito para ella, un embargo del demandado;
pero la anotación de litis no autoriza a solicitar una prohibición de innovar contra el tercer
adquiriente, a menos que dicha adquisición hubiese sido también anotada como complemento
de aquélla antes de la enajenación.

· Petición por parte de terceros Algunos autores consideran que, inclusive, corresponde a
un pedido de un tercero con relación al (SIC) pleito y en cualquier clase de procesos.

VI. FINALIDAD

La finalidad de esta figura es conservar la situación de hecho o de derecho presentada


al momento de la admisión de la demanda, con relación a personas y bienes comprendidos en el
proceso.

Se considera también que el fin es conservar la situación de hecho o de derecho presentada


o existente, ahora, al momento de la interposición de la demanda.

Así lo considera Lino Palacio, quien manifiesta que generalmente se asigna a la prohibición
de innovar la finalidad consistente en impedir la modificación, mientras dura el proceso, de la
situación de hecho o de derecho existente al momento de disponerse la medida, desechándose, en
consecuencia, la posibilidad de que mediante ésta se restablezcan situaciones que hubiesen sido
modificadas con anterioridad a ese momento.

Álvarez Juliá coincide con lo señalado al exponer que “su finalidad consiste en impedir
que, mediante su alteración por las partes, durante el curso del proceso, la sentencia se haga de
cumplimiento imposible o el derecho que ella reconoce ilusorio”.

La medida de no innovar garantiza el derecho de defensa y la igualdad de las partes porque,


es regla del derecho que, estando pendiente el juicio, no se puede cambiar al estado de su objeto,
lo cual obstruiría la acción de justicia. Mantiene el statu quo inicial, con miras a la sentencia, de
modo que el tiempo que dure el proceso no influya en su eficacia o la torne de cumplimiento
imposible. Lo que la medida inmoviliza es la cosa demandada.
VII. BIBLIOGRAFIA.

 HINOSTROZA MÍNGUEZ, Alberto; EL EMBARGO Y OTRAS MEDIDAS


CAUTELARES, Librería y Ediciones Jurídicas, Lima, 1998, pág. 231.
 REIMUNDÍN, Ricardo; INNOVACIÓN en Enciclopedia Jurídica Omeba, Driskill S. A.,
Tomo XV, Buenos Aires – Argentina, 1979, pág. 979
 Artículo 606º del Código Procesal Civil

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