Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
EL HOMBRE EN EL UNIVERSO
Introducción
© PENSAMIENTO, ISSN 0031-4749 PENSAMIENTO, vol. 75 (2019), núm. 283, pp. 5-28
doi: 10.14422/pen.v75.i283.y2019.001
6 Parte primera: El hombre en el universo
1
Aristóteles, Física, III, 4, 203a, pp. 71, 72 (citamos en este trabajo las páginas del
texto revisado y traducido por José Luis Calvo Martínez de la edición del Consejo Superior
de Investigaciones Científicas, Madrid, 1996).
2
Ibid., Física, III, 1, 200b, pp. 63.
3
Ibid., Física, III, 4-5, 204a, pp. 74-75; III, 5-6, 206a, p. 81.
4
Ibid., Física, III, 6, 206a, p. 82.
tos que puedan de alguna manera articular nuestras percepciones del Mundo y la
estructura del mismo Mundo, de tal modo que la estructura del lenguaje usado y
la estructura del Mundo se condicionan mutuamente5.
El lenguaje por antonomasia de la física es el lenguaje de las matemáticas, que
en los últimos siglos ha conocido estruendosos desarrollos. La singular adecuación
de la matemática en la representación de la Naturaleza ha intrigado desde siempre
a filósofos, físicos e matemáticos. La precisión del lenguaje matemático junto
con su estructura lógica formal hace que sus proposiciones puedan tener sólo un
significado bien determinado, unívoco e universal, dotando así a la física con un
enorme carácter predictivo de revelarnos el Cosmos. Por ejemplo, cuando Maxwell
combinó los campos eléctrico y magnético en uno solo campo electromagnético,
el formalismo de sus ecuaciones diferenciales reveló paralelamente que la luz era
un fenómeno electromagnético. Un segundo ejemplo, la ecuación relativista de
Dirac de la Mecánica Cuántica reveló que a cada partícula material corresponde
una partícula de anti-materia que le está asociada.
La física describe la evolución dinámica del Cosmos a partir de dos categorías
conceptuales indisociables: «los objetos-actores y el espacio-tiempo-arena»6.
Las teorías o modelos físicos son construcciones abstractas de nuestro intelecto,
que pretenden representar, describir y explicar el Cosmos. Esas teorías asientan
en una base axiomática (que llamamos postulados o principios), a partir de
los cuales se deducen lógicamente, con el auxilio de conceptos (por ejemplo,
tiempo, espacio, masa, carga eléctrica, energía, espín, etc.), sus leyes (que
enlazan los diversos conceptos entre sí), resultados, conclusiones y previsiones,
los cuales podrán ser contrastados con la observación empírica.
Los principios o postulados no son demostrables dentro de la teoría y
deben ser suficientemente generales (para abarcar el mayor número posible
de sistemas naturales) y en menor número posible. Por ejemplo, en la Teoría
General de la Relatividad (TGR) hay solamente dos principios básicos: el
Principio de la Relatividad —que afirma que todos los sistemas de observación
son igualmente equivalentes, o sea, que las leyes de la física tienen la misma
forma en todos los sistemas de referencia— y el Principio de Equivalencia
—que establece la equivalencia entre gravitación y aceleración (o entre las
masas gravitacional e inercial)7.
Los conceptos son introducidos mediante definiciones arbitrarias, pero que
se desean que representen cualidades físicas de los sistemas naturales y que,
por ello, pueden ser medidas. Por ejemplo, Newton empieza su libro de los
Principia (Philosophiae Naturalis Principia Mathematica) con ocho definiciones
(la cantidad de materia, la cantidad de movimiento, la fuerza ínsita o inercia
5
Videira, A. L. L., «O Mundo que nos pertence», Ciência & Ambiente, v. 28, Janeiro /
Junho 2004, pp. 140-143.
6
Videira, A. L. L., «O Mundo que nos pertence», Ciência & Ambiente, v. 28, Janeiro /
Junho 2004, p. 143.
7
Videira, A. L. L., «A(s) Relatividade(s) de Einstein», Ciência & Ambiente, v. 30, Janeiro
/ Junho 2005, pp. 72-76.
8
Rovelli, Carlo, M., «Some Considerations on Infinity in Physics», en: Heller, M. &
Woodin, H. (eds.), Infinity: New Research Frontiers, Cambridge University Press, Cambridge,
2011, p. 168.
9
Videira, A. L. L., «“Um dos Maiores Se Não Mesmo o Maior dos Feitos na História
do Pensamento Humano”: A Teoria da Relatividade Geral», Monografia, Centro Brasileiro de
Pesquisas Físicas, CBPF, v. 2, n. 1, 2016, p. 5.
10
Hoy ya se consiguen experiencias envolviendo la emisión de un único fotón a la vez.
11
Como el alcance de las dos interacciones varía con la inversa del cuadrado de la
distancia entre la fuente del campo y el observador, tal alcance sólo se anula en el infinito.
12
Su alcance se anula para distancias superiores al diámetro de un núcleo atómico.
“quanta”. Por otras palabras, según nuestro conocimiento actual del mundo
natural, es bastante probable que el espacio no sea infinitamente divisible».
Es conveniente indicar aquí que, esta idea de granularidad finita del espacio
no es sólo admitida por las teorías de cuerdas y de gravedad en loops, sino
también por otras líneas de investigación en gravedad cuántica, como es el
caso, por ejemplo, de las geometrías no-conmutativas y de la teoría de los
conjuntos causales (causal set theory). Todas ellas admiten que el espacio no es
infinitamente divisible.
Esta observación de la investigación en gravedad cuántica, la divisibilidad
finita del espacio, indica que éste no es una cantidad continua. Se puede ilustrar
eso utilizando de nuevo una analogía, como la de una tela tejida que, cuando se
ve a cierta distancia parece una estructura continua, pero cuando se examina a
una distancia más próxima revela ser una estructura con huecos. Así también una
cierta cantidad de agua, la observamos y describimos a nivel macroscópico como
poseyendo una estructura continua, pero a nivel microscópico la consideramos
como un conjunto discreto de átomos. Análogamente, en las teorías de gravitación
cuántica el espacio es pensado como un conjunto de átomos de espacio, cada uno
de ellos conteniendo un volumen finito. En suma, el espacio no será infinitamente
divisible y, en consecuencia, no existirá lo infinitamente pequeño en física.
Hasta aquí hemos analizado el problema de lo infinitamente pequeño en
física, examinemos a continuación el problema del infinitamente grande a
partir de la cosmología.
14
En 1922 el ruso Alexandre Friedmann aporta una solución para las ecuaciones de la
TGR donde el Universo se expande y en 1924 presenta tres modelos de Universo con curvatura
positiva (geometría esférica, Universo cerrado, espacial y temporalmente finito, pero
ilimitado), cero (geometría euclideana, Universo plano, infinito temporal y espacialmente)
y negativa (geometría hiperbólica, Universo abierto, infinito temporal y espacialmente). En
1927, Georges Lemaître, sacerdote católico belga, sin conocer los trabajos de Friedmann,
consigue una solución similar, que describe un Universo de masa constante en expansión. En
1931 Lemaître llegó a la conclusión que el Universo podría tener un inicio temporal y haber
nacido de una gran explosión de un «átomo primitivo», donde se encontraba condensada
toda su masa.
las galaxias (cuya luz se desplaza al rojo). El segundo es la radiación del fondo
cósmico de microondas, descubierta por A. Penzias y R. Wilson en 1965. Esta
radiación fue emitida cuando el Universo estaba lo suficientemente frío como
para que se pudieran desacoplar materia y radiación y formar átomos neutros
(unos 380.000 años después del BB). En 1992, con las mediciones del satélite
COBE (Cosmic Background Explorer), se ha confirmado con mucha mayor
precisión que esa radiación presenta un espectro perfecto de un cuerpo negro
(que es un absorbedor y emisor perfecto de radiación) a una temperatura de
2,7 K, consiguiendo también detectar ínfimas anisotropías de temperatura, de
una parte, en 100.000, que explican la formación de las galaxias. Los datos de
COBE constituyen la piedra Rosetta cósmica que revela parámetros cruciales
del Universo: su edad, densidad, geometría y composición química global. En
2003, las mediciones más precisas del satélite WMAP (Wilkinson Microwave
Anisotropy Probe) han confirmado la existencia de esos datos, apuntado para
una geometría plana15. El tercer apoyo empírico es la abundancia relativa de los
elementos ligeros primigenios (isótopos de Hidrogeno, Helio y Litio) formados
en las reacciones nucleares en la época de la nucleosíntesis.
La Agencia Espacial Europea (ESA) intenta actualmente construir el
telescopio Euclides, cuyo lanzamiento espacial está previsto para 2020 y que
podrá mapear galaxias hasta una distancia de 10.000 millones de años-luz. Al
medir la influencia de la energía oscura sobre la distribución y la forma de las
galaxias, se intentará verificar cómo la intensidad de esa energía ha variado a
lo largo del tiempo.
Aunque los parámetros de las observaciones locales apunten para una geometría
15
plana, no obstante, de ellos, no se puede necesariamente inferir esa geometría para las
características globales del Universo. Esto se puede comprender mediante la siguiente
analogía: una persona que analiza con instrumentos adecuados la topología de un terreno
nos dirá que localmente (fuera de posibles accidentes del terreno) la superficie es plana, pero
a nivel global (la Tierra) sabemos que ella es esférica.
para justificar la inflación. Lo que tenemos son modelos demasiado sencillos desprovistos
de fundamentos teóricos sólidos que, por ejemplo, no solucionan la cuestión de por qué el
proceso inflacionario duró tan poco tiempo.
Los infinitos que aparecen en cosmología relativista clásica (es decir, sin
considerar la mecánica cuántica) están relacionados con el problema de
la infinitud del espacio-tiempo, aunque, por razones de simplificación de
los métodos matemáticos a utilizar, se considera separadamente en sus dos
componentes: los infinitos en el espacio y en el tiempo. Básicamente hay dos tipos
de infinitos en el espacio-tiempo: puntos o regiones «infinitamente distantes»
(o sea, regiones infinitamente distantes del observador) y «singularidades» (o
sea, regiones «infinitamente divergentes», que son regiones donde la estructura
del espacio-tiempo se rompe, porque las magnitudes físicas tienden a infinito,
como es el caso del Big Bang o de los agujeros negros, pero situadas a distancias
finitas de nosotros en el espacio-tiempo). La estrategia de la cosmología es
intentar conocer estas «regiones prohibidas» o «fronteras» (los infinitos de
estos dos tipos) por aproximación sucesiva, a partir de las regiones regulares
del espacio-tiempo.
¿Qué podemos decir sobre regiones infinitamente distantes, ya que tales
regiones parecen inaccesibles? En realidad, para alcanzarlas necesitaríamos
de un tiempo infinito o de enviarles mensajes con señales físicas propagándose
a velocidades infinitas. Sin embargo, se puede conocer algo de algunas de estas
regiones infinitamente distantes, pues las transformaciones conformes de la
moderna geometría (que preservan los ángulos entre curvas y transforman en una
proporción las grandezas congéneres) permiten operar un reescalonamiento en
el espacio-tiempo, de tal modo que los puntos situados al infinito son llevados a
un nivel finito, pudiéndose, así, investigar los «infinitos», mediante los patrones
que ellos forman después de reescalonarlos. Pero, estas técnicas matemáticas
tienen un precio a pagar, pues introducen distorsiones en las propiedades del
espacio-tiempo, aunque con la excepción de que la estructura de propagación
de la luz es mantenida, o sea, los fotones se propagan en geodésicas de tipo-luz
(o curvas nulas), que son invariantes bajo transformaciones conformes. A estas
transformaciones se pueden juntar técnicas de compactificación y empleando
diagramas de Penrose se pueden estudiar las estructuras de tipo-tiempo y de
tipo-espacio y la estructura causal de varios espacios-tiempos. Todas estas
técnicas matemáticas pretenden domesticar los infinitos.
Las singularidades infinitamente divergentes tienen la propiedad de que
cuando nos aproximamos de ellas, la curvatura del espacio-tiempo y otras
cantidades físicas tienden o divergen para infinito, lo que ocurre en los agujeros
negros, como también en el modelo cosmológico del Big Bang, donde aparece
una singularidad inicial en un pasado finito.
El concepto de agujero negro resulta de la misma TGR de Einstein, que
predice que, cuando la materia se comprime suficientemente, su gravedad es
tan intensa que delimita una región del espacio de la cual nada puede escapar,
ni siquiera la luz, quedando todo (la materia y la luz) confinado en su interior17.
Los agujeros negros astrofísicos son los cadáveres de estrellas de masa
elevada que se derrumbaron bajo su propia gravedad, o sea, por colapso
gravitatorio estelar. Ellos no se observan directamente, pero pueden revelar
su presencia, por ejemplo, cuando engullen la materia que pasa por sus
proximidades. La materia así absorbida no se precipita al agujero negro en
línea recta, sino en espiral, empezando por acumularse en un anillo aplastado,
el llamado «disco de acreción». En el proceso se liberta una inmensa cantidad
de energía bajo la forma de intensos rayos X y chorros gaseosos18. También se
han descubierto concentraciones sorprendentes de masa-energía en el centro
de galaxias activas (en evolución rápida) y en cuásares (núcleos de galaxias
lejanas que son fuentes muy intensas de energía electromagnética, incluyendo
radiofrecuencias e luz visible) que sugieren la presencia de agujeros negros
gigantescos, que pueden alcanzar muchos millones de masas solares. Como
referido anteriormente, la primera observación directa de agujeros negros ha
sido realizada con la detección de ondas gravitacionales, el 14 de septiembre de
2015, por el observatorio norteamericano LIGO.
En los años setenta del siglo pasado, Stephen Hawking y Bernard Carr
estudiaron un mecanismo para generar agujeros negros «primordiales», es decir,
agujeros muy pequeños, microscópicos, en el Universo primitivo. Hawking
descubrió que los agujeros negros no son completamente negros, pues emiten
una radiación térmica, por lo que su masa tiende a disminuir, «adelgazando»,
17
En 1916, a los dos meses de la publicación de la TGR por Einstein, Karl Schwarzschild
obtuvo una solución de las ecuaciones de Einstein que se han convertido en el prototipo mismo
de agujero negro. El límite de esa región se llama horizonte (una frontera de causalidad) de
sucesos del agujero negro. Los objetos pueden atravesarlo para caer dentro del agujero, pero
ninguno lo atravesará de nuevo para salir de allá. El horizonte de un agujero negro divide
la estructura del espacio-tiempo en dos partes: en el exterior y en el interior. Esta última
se puede analizar estudiando la forma en que se propaga la luz. En los casos más simples,
el tamaño del agujero es proporcional a su masa. Así, si se comprimiera el Sol hasta un
radio de 3 km (el radio de Schwarzschild), unas cuatro millonésimas de su actual tamaño, se
convertiría en un agujero negro (con una densidad del orden de 1019 kg/m3). Para obtener el
mismo efecto para la Tierra se necesitaría comprimirla hasta un radio de nueve milímetros,
o sea, una milmillonésima de su tamaño actual. Así, cuanto más pequeño sea el agujero, más
alto será el grado de compresión que se requerirá para para crearlo.
18
Eso se ha detectado en la observación de sistemas estelares binarios, es decir, de
dos estrellas que giran una alrededor de la otra. Midiendo los parámetros dinámicos del
sistema se puede conocer la masa del objeto emisor de rayos X y verificar se tal masa, siendo
superior a la masa máxima compatible con una estrella de neutrones, indica la existencia de
un agujero negro.
En las últimas décadas, para tratar el problema teórico del inicio del
Universo, han surgido diversos modelos de Multiversos, basados en escenarios
caóticos de inflación cosmológica y en la teoría de cuerdas. El físico ruso Andrei
Linde ha propuesto, en 1986, un modelo de «inflación caótica» o «inflación
eterna», partiendo de la idea de que las ecuaciones que describen la inflación
sugieren que, si la inflación ha ocurrido una vez, debería ocurrir una y otra
vez, con un número infinito de regiones inflacionarias originadas a lo largo del
tiempo. Según este modelo, se podría pensar que las fluctuaciones cuánticas
que originaran la inflación han tenido lugar en un espacio-tiempo preexistente
y, además, procesos semejantes se podrían dar en nuestro propio Universo.
De este modo, nuevos universos surgirían del nuestro, de la misma forma que
éste habría aparecido de otro. Tendríamos, entonces, un proceso eterno, sin
principio ni final, que iría produciendo, con diferentes probabilidades, universos
independientes de diferentes tipos, con parámetros físicos distintos, incluyendo
el número de dimensiones espaciales y los tipos de partículas estables. En otras
palabras, el Multiverso estaría compuesto de burbujas individuales separadas e
independientes de universos espacialmente infinitos en su interior, en número
muy elevado o infinito, evolucionando en simultáneo, siendo que en algunos de
ellos se darían, por azar, las condiciones físicas para la ocurrencia de la vida
inteligente, como en el nuestro. En resumen, ¡tendríamos un número infinito
de universos, y todos ellos serían físicamente realizables!
La idea de Multiverso parece dar respuestas a dos preguntas que nos
podemos hacer: qué había antes de la gran explosión y por qué las leyes de
19
En 1974, estudiando el vacío cuántico (en el que nacen y desaparecen sin cesar pares
de partículas y antipartículas virtuales) en el espacio-tiempo de un agujero negro, Hawking
descubrió que los agujeros negros no son completamente negros, pues emiten una radiación
térmica, con una temperatura inversamente proporcional a su masa. Como la emisión se lleva
energía, la masa del agujero tiende a disminuir, «adelgazando», y, de ahí, su inestabilidad
que, con el tiempo, tendrá a evaporarse, tiempo ese que es proporcional al cubo de su masa
inicial. Por ejemplo, el tiempo de vida de un agujero de masa solar es de 1064 años, una
inmensidad inobservable; el tiempo de vida de uno de 1012 kilogramos (tendría el tamaño de
un protón) es de 1010 años, o sea, aproximadamente la edad del Universo.
20
La TGR afirma que la información sobre lo que cae en un agujero negro se pierde
para siempre. Pero ¿qué sucede con la información que contiene en su interior cuando el
agujero se evapora? ¿La información desaparece totalmente (como pretendía Hawking)
en contra de la conservación de energía? ¿Los agujeros dejan remanentes o una especie de
cicatriz en la estructura del espacio-tiempo? ¿Falla el principio de localidad? (según el cual
la influencia entre acontecimientos espacialmente separados no puede ocurrir a velocidades
superiores a la de la luz en el vacío). Los teóricos siguen sin encontrar respuesta para estas
dificilísimas cuestiones.
la física son como son (que es la célebre pregunta que Einstein hacia sobre
si Dios podía elegir las leyes de la Naturaleza). La primera pregunta parece
ya no tener sentido en el modelo de Multiverso, puesto que habrían existido
infinitas grandes explosiones, cada una desencadenada por su propia inflación.
No obstante, el problema ahora se complica mucho más, pues no se explica por
qué hay infinitos universos (tal exigiría una explicación en cadena causal ad
infinitum…). Además, no se explicaría, últimamente, por qué existe algo en lugar
de nada, cuestión esta que nos obligaría a entrar en el ámbito de la metafísica.
De igual modo, la segunda pregunta también parece carecer de sentido, pues
la existencia de infinitos universos implicaría igualmente la existencia de todas
las combinaciones de las leyes de la física, por lo que no habría ninguna razón
especial para explicar las leyes particulares de nuestro Universo.
Hay todavía un problema mayor que enfrentan los modelos del Multiverso.
Si los universos están realmente desconectados, no hay esperanza de testar
experimentalmente su existencia. Comprendemos, pues, a este nivel, que se
cruzan cuestiones fronterizas de física y de metafísica, que pueden derivar
fácilmente para un terreno altamente especulativo.
La defensa de la idea del Multiverso encierra, algunas veces, el objetivo de
neutralizar interpretaciones teleológicas del Universo, formuladas por el Principio
Antrópico (hay varias versiones), el cual afirma que el Universo tiene, desde su
inicio, unas características (sus leyes, parámetros y constantes universales,
densidad, relación entre las fuerzas fundamentales, etc.), gracias a las cuales es
posible la aparición de la vida inteligente (Brandon Carter, Martin Rees, J. Barrow
and F. Tipler). Cuando nos preguntamos por la razón de que sea así, aparecen dos
posibilidades: o el Universo tiene esas características «por casualidad» o ha sido
diseñado con un ajuste fino (fine-tuning) por un Creador para nuestra existencia
(la tesis del ajuste fino o del diseño inteligente). Aceptar la tesis de la casualidad no
tiene sentido en el caso de un Universo, pues el azar es correlativo a la probabilidad
de diversos resultados en muchos casos similares. Por eso, los proponentes de
esta tesis acuden, consecuentemente, a la hipótesis de infinitos universos. No
obstante, no explican por qué existe una infinitud real de objetos materiales, para
la cual no se ve una justificación aceptable. Queda pues, la solución de que el
Universo esté desde el comienzo finamente ajustado para la vida inteligente.
Conclusión
22
Carlo Rovelli nos alerta para el peligro que existe en especular sobre el infinito a
partir de nuestras teorías físicas, pues, según él, nada nos puede garantizar que «realmente
existan Universos múltiplos, cuerdas, loops, y otros conceptos semejantes, y que, por ello, no
deberíamos hacer deducciones demasiado fuertes basadas en la realidad de eses objetos».
Rovelli, Carlo, «Some Considerations on Infinity in Physics», en: Heller, M. & Woodin, H.
(eds.), Infinity: New Research Frontiers, Cambridge University Press, Cambridge, 2011, p. 173.
23
Hilbert, David, «On the infinite», en: van Heijenoort, J. (ed.), From Frege to Gödel: A
Source Book in Mathematical Logic, 1879-1931, Harvard University Press, Cambridge, MA,
1967, p. 371.
ninguna medida finita. Por eso, el ser humano sigue recorriendo el asombroso
viaje del conocimiento, elaborando modelos y teorías siempre más sofisticadas,
descortinando posibilidades infinitamente insospechables, para superar sus
límites finitos. El ser humano está, pues, estructurado y dirigido hacia el
infinito. Él es capax infiniti, es capaz de lo infinito o, para decirlo en la bella
formulación de San Agustín, es capax Dei, capaz de Dios. Y, por esto, el corazón
del ser humano «vive inquieto, mientras no repose en Dios [lo infinito]»24.
Bibliografía
24
Cf. San Agustín, Confesiones, I,1.
Hilbert, D. (1967). «On the infinite», en: van Heijenoort, J. (ed.), From Frege to Gödel:
A Source Book in Mathematical Logic, 1879-1931, Harvard University Press, Cam-
bridge, MA, 1967, pp. 367-392. Tradução inglesa de «Über das Unendliche», Math
ematische Annalen 95, pp. 161-190.
Ibañez, L. E. (2011). «Unificación y dualidad en teoría de cuerdas»”, en: Investigación y
Ciencia, Temas 63, Universo Cuántico, 1er trimestre, pp. 28-34.
López Corredoira, M. (2012). «Ideas alternativas sobre cosmología en la ciencia actual»,
en: Arana, Juan et. al. (ed.), La Cosmología en el Siglo XXI: entre la física y la filosofía.
Tarragona: Publicaciones URV, pp. 99-116.
Polchinski, J. (2016). «Agujeros negros y muros de fuego», en: Investigación y Ciencia,
Temas 86, Fronteras de la Física Cuántica, 4º trimestre, pp. 72-78.
Quigg, C. (2011) «Revolución en la física de partículas», en: Investigación y Ciencia,
Temas 63, Universo Cuántico, 1er trimestre, pp. 20-27.
Riess, A. G. & Livio, M. (2016). «El rompecabezas de la energía oscura», en: Investi-
gación y Ciencia, Temas 84, Universo Oscuro, 2º trimestre, pp. 64-71.
Rovelli, C. (2011). «Some Considerations on Infinity in Physics», en: Heller, M. & Wood-
in, H. (eds.), Infinity: New Research Frontiers. Cambridge: Cambridge University
Press, pp. 167-175.
Tavakol, R. & Gironi, F. (2016). «The infinite turn and speculative explanations in Cos-
mology», en: arXiv: 1604.06773v1[physics.hist-ph], pp. 1-14.
Tegmark, M. (2006). «Universos paralelos», en: Investigación y Ciencia, Temas 43, Fron-
teras de la física, pp. 14-26.
Trujillo, I. & Sanromà, M. (2012). «La medición del Universo», en: Arana, Juan et. al.
(ed.), La Cosmología en el Siglo XXI: entre la física y la filosofía. Tarragona: Publica-
ciones URV, pp. 35-56.
Trujillo, I. & Sanromà, M. (2012). «El lado oscuro del Universo», en: Arana, Juan et. al.
(ed.), La Cosmología en el Siglo XXI: entre la física y la filosofía. Tarragona: Publica-
ciones URV, pp. 57-75.
Turner, M. S., «El origen del universo», en: Investigación y Ciencia, Temas 63, Universo
Cuántico, pp. 62-69.
Videira, A. L. L. (2016) «“Um dos Maiores Se Não Mesmo o Maior dos Feitos na Histó-
ria do Pensamento Humano”: A Teoria da Relatividade Geral», Monografia, Centro
Brasileiro de Pesquisas Físicas, CBPF, v. 2, n. 1, pp. 1-16.
Videira, A. L. L. (2004). «O Mundo que nos pertence», Ciência & Ambiente, v. 28, Janeiro
/ Junho, pp. 135-154.
Videira, A. L. L. (2005). «A(s) Relatividade(s) de Einstein», Ciência & Ambiente, v. 30,
Janeiro / Junho, pp. 63-82.