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El acelerador LHC: un viaje hacia el Big

Bang
Nuestro conocimiento actual sobre el universo está a punto de cambiar.
El Large Hadron Collider (LHC), un gigantesco acelerador de partículas, se
pondrá en
marcha definitivamente en el próximo mes de octubre, después de tres
décadas de su
concepción y una vez solventados los problemas detectados en el primer
intento de
puesta en marcha que tuvo lugar a finales del último año.

EL LHC tiene 27 km de circunferencia y está situado a 100 metros bajo


tierra entre las
fronteras de Suiza y Francia, cerca de Ginebra. Este acelerador será
utilizado por los
físicos para estudiar las partículas más pequeñas, que constituyen las
piezas
fundamentales de todos los cuerpos, entre ellas nosotros mismos. Dos
haces de
partículas subatómicas denominadas hadrones –o protones o iones de
plomo– viajarán
en direcciones opuestas dentro del acelerador a velocidades próximas a la
luz y
colisionarán en varios puntos donde recrearán las condiciones que
existieron
inmediatamente después del Big Bang. En dichos puntos se han construido
enormes
detectores cuya misión es registrar los productos de las colisiones para que
posteriormente puedan ser analizados por los físicos y de esta forma
mejorar nuestro
conocimiento sobre las leyes fundamentales de la naturaleza.

Hoy en día sabemos que el universo está en expansión. Del mismo modo
que somos
capaces de distinguir cuando una ambulancia se está acercando o alejando
de
nosotros al escuchar el cambio de frecuencia de su sirena, un efecto similar
se produce
con la luz que recibimos de las estrellas y que nos permite distinguir si se
acercan o se
alejan de la Tierra. Las observaciones demuestran que estas, de promedio,
se alejan
de nosotros y cuanto más lejos están más rápidamente lo hacen. Sabemos
que la
Tierra no tiene una situación especial dentro de este universo, estamos
escondidos en
un extremo de un brazo de una galaxia típica, por lo que esta observación
de que todo
se aleja de nosotros es lo que también vería cualquiera observador en
cualquier otro
lugar del universo. La conclusión es que el espacio de este universo se está
expandiendo. Si ahora pasásemos la película del universo hacia atrás,
veríamos que
este universo, que ahora está muy frío y prácticamente vacío se iría
volviendo cada vez
más denso y caliente, hasta llegar al inicio: el Big Bang. Que el universo
haya sido muy
caliente y denso antes implica que las colisiones típicas entre partículas en
aquellos
momentos eran mucho más fuertes que en la actualidad. Concretamente las
colisiones
que se efectuarán en el LHC reproducirán las colisiones típicas que se
produjeron antes
de una millonésima de segundo después del Big Bang y a una temperatura
unas
100.000 veces la que tenemos en el núcleo del Sol.

El LHC es el aparato científico mayor y más complejo construido por el


hombre hasta el
momento. Para poder mantener a las partículas dando vueltas cuenta con
casi 10.000
imanes superconductores que deben mantenerse a una temperatura de
-271,3 grados,
una temperatura incluso ligeramente más baja que la que encontramos en
el espacio
del actual universo. Para que estas partículas que dan vueltas no se pierdan
colisionando en otros lugares que no sean los puntos de colisión
mencionados, se las
hace circular dentro de un tubo donde se ha efectuado un ultravacío similar
al que
existe en el espacio interplanetario. Los datos que se recogerán en sus
detectores llenarían una columna de CD de unos 20 km de altura por cada
año de funcionamiento y se necesitará una red mundial de unos 10.000 PC
para analizarlos. Toda esta complejidad y tamaño representa un reto para
todos los que trabajamos en este proyecto.
El LHC se ha construido para dar respuesta a algunas preguntas clave aún
no resueltas
de la física de partículas, que pueden cambiar nuestra concepción actual
sobre las
leyes fundamentales de la naturaleza y nuestra comprensión de la
composición y
evolución del universo, entre las que se cuenta el origen de la masa de las
partículas,
que en el modelo actual está ligado a una partícula, la denominada partícula
de Higgs,
que si existe se encontrará en el LHC. Otra cuestión abierta es la victoria de
la materia
sobre la antimateria que se produjo en los primeros momentos después del
Big Bang.

Hoy comprendemos parcialmente este hecho, aunque no completamente.

Otra es averiguar de qué está constituido el universo, puesto que la materia


ordinaria
sólo representa un 4% del total del universo y el resto es lo que
denominamos materia
oscura y energía oscura, que desconocemos qué pueden ser. Hay otras
muchas
cuestiones abiertas tanto o más interesantes que las mencionadas y sin
duda otras
nuevas irán surgiendo a lo largo del funcionamiento de esta máquina.
EL LHC nos abre un nueva ventana de conocimiento que irá dando sus
frutos en los
próximos 15 años de duración de este proyecto, que esperamos sean muy
interesantes
y productivos.

Lluís Garrido
Catedrático de Física del Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad
de
Barcelona (ICC-UB)
Asesor científico del Juego del Big Bang
más: http://www.mnactec.cat/index.php - www.cern.ch

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