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UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS - FILIAL

AREQUIPA
ESCUELA PROFESIONAL DE ESTOMATOLOGIA

CURSO:

SEMIOLOGIA GENERAL
Y ESTOMATOLOGICA

DOCENTE:
DR. CORREA

PERTENECE:

 SANCA ZELA VANESSA ANNIE

SEMESTRE: IV

AREQUIPA - PERU
2019
TUBERCULOSIS

La tuberculosis (abreviada TBC o TB), llamada alternativa e históricamente tisis


(del griego φθίσις, a través del latín phthisis), es una infección bacteriana
contagiosa que afecta principalmente a los pulmones, pero puede propagarse a
otros órganos. La especie de bacteria más importante y representativa causante
de la tuberculosis es Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch, perteneciente
al complejo Mycobacterium tuberculosis.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en la actualidad el 30
por ciento de la población mundial tiene tuberculosis latente; además, de ese
porcentaje se calcula que el 10 por ciento desarrollará una tuberculosis activa.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que alcanzó su máximo apogeo
en el siglo pasado durante la Revolución Industrial, debido al desplazamiento de
la gente a las ciudades, donde vivía hacinada y en penosas condiciones
higiénicas.
1. CAUSAS
La tuberculosis es causada por bacterias que se contagian de persona a persona
a través de gotitas microscópicas diseminadas en el aire. Esto puede suceder
cuando una persona con la forma activa de la tuberculosis no tratada tose, habla,
estornuda, escupe, se ríe, o canta.
Aunque la tuberculosis es contagiosa, no es fácil contraerla. Es mucho más
probable que te contagies de tuberculosis de una persona con quien vives o
trabajas que de un desconocido. La mayoría de la gente con tuberculosis activa,
que se ha hecho un tratamiento apropiado con medicamentos por al menos dos
semanas, ya no es contagiosa.
2. SÍNTOMAS
Si bien tu cuerpo puede hospedar la bacteria que causa la tuberculosis (TB), tu
sistema inmunitario generalmente evita que te enfermes. Por esta razón, los
médicos distinguen entre:
 La tuberculosis latente. Cuando tienes esta afección, estás infectado de
tuberculosis, pero la bacteria permanece en tu organismo en estado
inactivo y no presentas síntomas. La tuberculosis latente, también llamada
tuberculosis inactiva o infección con tuberculosis, no es contagiosa. Se
puede convertir en tuberculosis activa, por lo que el tratamiento es
importante para la persona con tuberculosis latente y para ayudar a evitar
el contagio. Aproximadamente 2 mil millones de personas tienen
tuberculosis latente.
 La tuberculosis activa. Esta afección te enferma y, en la mayoría de los
casos, es contagiosa. Puede ocurrir en las primeras semanas después de
la infección con la bacteria de la tuberculosis, o puede ocurrir años
después.
Los signos y síntomas de la tuberculosis activa incluyen:

 Tos que dura tres semanas o más


 Tos con sangre
 Dolor en el pecho o dolor al respirar o toser
 Pérdida de peso involuntaria
 Fatiga
 Fiebre
 Sudoraciones nocturnas
 Escalofríos
 Pérdida de apetito

La tuberculosis también puede afectar otras partes del cuerpo, incluidos los
riñones, la columna vertebral o el cerebro. Cuando la tuberculosis se produce
fuera de los pulmones, los signos y síntomas varían según los órganos
involucrados. Por ejemplo, la tuberculosis de la columna vertebral puede
provocar dolor de espalda y la tuberculosis en los riñones puede causar
presencia de sangre en la orina.

3. CUÁNDO CONSULTAR CON EL MÉDICO


Visita al médico si tienes fiebre, pérdida de peso inexplicable, sudores extremos
por la noche o una tos persistente. Con frecuencia son signos de tuberculosis,
pero también pueden resultar de otros problemas de salud. El médico puede
hacer análisis para ayudar a determinar la causa.
Los Centros para el control y la prevención de enfermedades recomiendan que
las personas con mayor riesgo de tuberculosis se hagan un examen para la
detección de una infección de tuberculosis latente. Esta recomendación
comprende a personas que:
 Tienen VIH/sida
 Usan drogas intravenosas
 Están en contacto con personas infectadas
 Son de un país donde la tuberculosis es común, como varios países
de América Latina, África y Asia
 Viven o trabajan en áreas donde la tuberculosis es común, como las
cárceles o las casas de reposo
 Trabajan en atención médica o tratan personas con alto riesgo de
tuberculosis
 Son niños y están expuestos a adultos en riesgo de tuberculosis
4. PREVENCIÓN
La prevención pasa por la detección precoz de la enfermedad, de manera que
se pueda evitar la transmisión al resto de la gente. La OMS recomienda
la vacunación con BCG a todos los recién nacidos con alta incidencia de
tuberculosis, incluyéndola en el calendario infantil de forma sistemática. Debe
administrarse sólo una vez, ya que no está probada la eficacia de la
revacunación. Asimismo, no está recomendada a personas adultas que vayan
a trasladarse a zonas de alto riesgo, pues tampoco se ha demostrado su eficacia
en este campo. No obstante, la OMS recomienda su administración en niños y
jóvenes que vayan a pasar largas temporadas en zonas de incidencia. Joan
Caylá, jefe del Servicio de Epidemiología de la Agencia de Salud Pública de
Barcelona destaca al respecto que “la efectividad de la vacuna es muy limitada y
no llega a niveles de prevención epidemiológica como los logrados, por ejemplo,
con el sarampión”, por lo que destaca que “la prevención pasa por crear
estrategias de programas de control de contactos de las personas infectadas”,
aunque admite que estas medidas suponen “la elaboración de estrategias muy
costosas a nivel comunitario y el empleo de muchos recursos, lo que hace muy
complicada la prevención en países pobres”.
La BCG está contraindicada en personas con sida, independientemente de la
edad que tengan.
En cuanto a la alimentación, si viaja a una zona afectada por la
enfermedad absténgase de tomar leche o cualquier producto lácteo que no haya
sido pasteurizado. En caso de contacto prolongado con una persona infectada
que no está en tratamiento acuda lo antes posible a un médico y sométase a la
prueba de la tuberculina. El especialista valorará si debe administrarle el
tratamiento o la quimioprofilaxis específica frente a la enfermedad
5. TIPOS
Se distinguen dos tipos de tuberculosis: pulmonar y extrapulmonar.
La tuberculosis pulmonar puede aparecer inmediatamente después de la
infección. Esta variedad se conoce como infección primaria y afecta
especialmente a los niños del continente africano. Cuando el niño goza de buena
salud la enfermedad puede cursar con alteraciones locales en los pulmones y
ganglios. Pero si está desnutrido o sufre otras infecciones, como sida, aparecen
complicaciones graves entre las que destacan la obstrucción bronquial, derrame
pleural o acumulación de líquido en el espacio comprendido entre las
membranas que recubren el pulmón.
Si la tuberculosis aparece al menos dos años después de contraer la infección,
se habla de enfermedad postprimaria o tuberculosis del adulto. Esto indica que
la infección permanecía latente, por lo que es más agresiva que la primaria,
provoca lesiones pulmonares graves y se disemina más fácilmente por el resto
del cuerpo.
6. DIAGNÓSTICO
Cuando los bacilos entran en el organismo, se extienden y desencadena la
respuesta inmune del huésped, que puede demostrarse mediante la ‘prueba de
la tuberculina’ o de Mantoux. Esta prueba consiste en la administración
intradérmica, en la cara anterior del brazo, de un derivado proteínico del bacilo.
A las 72 horas de su administración se valora la reacción local generada.
A las embarazadas se les practica sistemáticamente una prueba cutánea para
detectar la presencia de tuberculosis (prueba de tuberculina). Si se observa una
reacción positiva, se debe realizar una radiografía de tórax.
A los niños cuyas madres les ha dado positiva la prueba de tuberculina también
se les practica este análisis. Sin embargo, algunos niños tienen falsos resultados
negativos. Si se sospecha de una tuberculosis, se envían al laboratorio muestras
de líquido cefalorraquídeo y de líquido de los conductos respiratorios y del
estómago para su cultivo. Una radiografía del tórax suele mostrar si los pulmones
están infectados. Puede ser necesario realizar una biopsia del hígado, de algún
ganglio linfático o de los pulmones y de la membrana que los rodea (pleura) para
confirmar el diagnóstico.
Cuando el diagnóstico sea positivo, lo más recomendable es seguir de forma
correcta el tratamiento recetado por el especialista. Caylá destaca que “aunque
el tratamiento va a hacer que el paciente se cure, su eficacia sólo va a estar
garantizada si se sigue correctamente”. También es conveniente recomendar a
las personas del entorno que se realicen pruebas diagnósticas para averiguar si
tienen la enfermedad, de forma latente o activa.
7. TRATAMIENTOS
 Sin tratamiento, la tuberculosis lleva irremediablemente a la muerte. Para
su tratamiento se emplea una combinación de fármacos, entre los que se
encuentran la isoniacida, la rifampicina, la pirazinamida, el estambutol y
la estreptomicina. Son fármacos eficaces pero que tienen efectos
adversos, por lo que su uso debe ser supervisado por un especialista. Los
niños con alergias anafilácticas al huevo pueden requerir pruebas antes
de administrar la vacuna, aunque normalmente la triple vírica no está
contraindicada en estos casos.

 Si una embarazada presenta una prueba de tuberculina positiva, pero no


tiene síntomas y la radiografía del tórax es normal, debe tomar el fármaco
isoniacida por vía oral, ya que habitualmente es el único tratamiento que
se necesita para curar la enfermedad. Sin embargo, para empezar dicho
tratamiento suele esperarse hasta el último trimestre de embarazo o hasta
después del parto, porque el riesgo de lesión hepática por este fármaco
en la mujer es más alto durante el embarazo.
 Si una mujer embarazada tiene síntomas de tuberculosis, se le
administran los antibióticos isoniacida, pirazinamida y rifampina. Si se
sospecha de una variedad de tuberculosis resistente, pueden
administrarse otros fármacos adicionales. Aparentemente, todos estos
fármacos no dañan al feto. La madre infectada es aislada de su bebé
hasta que deja de ser contagiosa. El bebé recibe isoniacida como medida
preventiva.

 El recién nacido también puede ser vacunado con la vacuna BCG. Ésta
no necesariamente previene la enfermedad pero, en general, reduce su
gravedad. Como la vacuna BCG no es efectiva al cien por cien, en algunos
países no se aplica de forma sistemática ni a los niños ni a los adultos.
Una vez que una persona ha sido vacunada, siempre le darán positivo las
pruebas de tuberculosis, por lo que no se podrá detectar una nueva
infección. Sin embargo, a pesar de ello, en muchos países con un alto
índice de tuberculosis se aplica la vacuna BCG de forma sistemática. Un
bebé con tuberculosis recibe tratamiento con los antibióticos isoniacida,
rifampicina y pirazinamida. Si el cerebro también se ve afectado, pueden
administrársele corticosteroides al mismo tiempo.

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