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Susana Veraza Oliveros

El Matlazahuatl
Análisis del Autor Cayetano Cabrera y Quintero

Historiografía del México Virreinal


27 de octubre de 2010

Desde la Conquista del Nuevo Mundo murieron millones de indígenas, algunos grupos
sobrevivieron hasta el presente, pero otras etnias desaparecieron completamente. 1

Según Noble David Cook, la Conquista fue posible en parte por el intercambio biológico
entre el Viejo y el Nuevo Mundo que empezó con el primer viaje de Colón en 1492.

Muchos de los cronistas mencionan que la enfermedad les favoreció para la Conquista de
México, ya que debilitó la resistencia mexica y no por las armas. Esto fue una
consecuencia del encuentro de poblaciones, (europeos, negros e incluso algunos asiáticos
y los indios) dónde los agentes patógenos europeos encontraron poblaciones sin
inmunidad. En el segundo viaje de Colón en 1493 se tienen registros de que se importaron
caballos y cerdos. Estudios han demostrado que donde hay ganado doméstico puede
haber brotes de viruela.2

Debido a este encuentro de poblaciones, la indígena fue debilitada por las oleadas de
epidemias causando importantes bajas y cambios en la estructura demográfica, dejando
lo que Elsa Malvido llama “generaciones huecas”. 3

La mayoría de los cronistas relatan y describen los efectos del cocoliztlis - el cual era un
término genérico para diversas enfermedades o pestilencias.- Médicos indígenas
observaron y describieron singularidades de cada una de ellas utilizando palabras náhuatl
para expresarlas como: Hueyzahuatl a la viruela, Tepitonzahuatl al sarampión,
Quechopotzahualiztli a las paperas, Tlatlaciztli a la tos ferina4, Matlazahuatl se utilizaba
para describir una enfermedad por alguno de sus signos físicos más comunes: Matlatl

1
para red y Zahuatl para sarna, erupción o granos; significándose erupción en forma de
red.5

Esta enfermedad causó muchas pandemias en Nueva España, la primera que va de 1545 a
1548, la segunda de 1576 a 1579, la tercera de 1615 a 1616, la cuarta de 1641 a 1643, la
quinta que sólo estuvo presente en el año 1696, la sexta de 1736 a 1738 y la última que
fue de 1772 a 1773. Estas epidemias tuvieron un alcance regional y efecto en la población
adulta sobre todo indígena y en la niñez española.10

Una de las más importantes fue la de agosto de 1736 y se propaga desde el Centro al
Bajío, Occidente y Norte lo que indica que había comercio e intercambio entre estas
regiones.5

Esta epidemia afectó en la Nueva España en un periodo de crecimiento con auge


demográfico y económico (sobre todo en la minería), en los que algunos llaman el “siglo
de las luces”, dónde los peninsulares tenían el poder y al mismo tiempo los criollos sentían
cada vez más que era su patria. Esta epidemia causó, periodos de hambre y elevada
mortalidad por ejemplo en la Ciudad de México murieron 40,157 tributarios, en Puebla
alrededor de 7,685, en Cholula 16,926 4 mientras que en Querétaro, Silao e Irapuato 5 mil,
según se menciona en el libro de “Escudo de Armas”. Sin embargo Javier Pescador
menciona que Cabrera Quintero el autor, elevó las cifras de mortalidad con el objetivo de
engrandecer la intercesión de la Virgen de Guadalupe para así poder parar la epidemia,
aunque de todas maneras el índice de mortalidad debió de ser muy alto pues sólo se
contabilizaba a los indios tributarios. 6

Según Cabrera Quintero, el Matlazahuatl de 1736 surgió en un obraje de Tacuba, pues la


epidemia tuvo su foco inicial de infección entre los trabajadores en agosto de 1736; y da
constancia de ello con la siguiente frase; “La pestilente fiebre no sólo de los sirvientes
todos de aquél obraje vaporoso, que entre sus lanas maduraba el fruto del estrago; sino
de otros muchos vecinos y contornos de Atzcapotzalco”7.

Molina del Villar confirma lo dicho por el autor de “Escudo de Armas ” en cuanto a donde
se reportaron los primeros casos según las fechas de su aparición, de ahí se propagó a
Coyoacán, Tacubaya, Xochimilco, Atzcapotzalco y ciudades importantes como Toluca,
Chalco, Ecatepec, Tepozotlán, Tepoztlán, Cuernavaca, Tlaxcala, Puebla, Cholula, Xalapa,
Querétaro, Texcoco, Orizaba, Tula, Celaya, San Luis Potosí, Coatepec, León, Maravatío,
Valladolid, Parras, Durango, Aguascalientes, Parral, entre otras. Y menciona que existen
algunas otras hipótesis que es donde ahí haya sido el origen, y por qué los primeros brotes
fueron entre los operarios. 5

2
Debido a sus síntomas, el Matlazahuatl tiene similitudes con la peste y el tifo. Lo cual
transforma personajes importantes en esta epidemia a la rata y los piojos; y si, “En la lana
maduraba el fruto del estrago”,7 entonces; ¿De dónde llegaba la lana del obraje, o las
ratas enfermas? Molina del Villar menciona la hipótesis de que ratas infectadas pudieron
llegar en embarcaciones, pues ahí encuentran medio para subsistir entre la comida, el
papel, los textiles, el hacinamiento y la insalubridad. Uno de estos barcos pudiera ser el
que salió de Cádiz el 22 de noviembre de 1735 y que llegó a Veracruz el 5 de Marzo de
1736, pues en Andalucía y en Marsella hubo grandes brotes importantes algunos años
anteriores.5

La otra hipótesis es que los principales centros de abastecimiento de lana estaban en el


Norte: Sinaloa, Durango, San Luis Potosí, Chihuahua, Coahuila y Zacatecas. Las ratas
pudieron haber viajado en sacos de lana, pieles o tejidos, así que si el contagio vino del
Norte en estas localidades, tuvo que haber algunos brotes anteriores al de Tacuba. La
epidemia a gran escala ocurrió después de agosto del año 36 .Sin embargo en los libros de
entierros de las parroquias de las ciudades de Monterrey, Álamos y Paso Norte se
observan aumentos de más del doble en comparación a las sepulturas de otros años. 5

En un reporte de una visita oficial del año 1737 al obraje de Tacuba, se describe que
contaba con bodega, recámaras y cocina, donde había numerosos indios, mestizos y
labórios. Éstos eran recintos cerrados que albergaban presos y esclavos quienes comían y
dormían en las mismas galeras. Se dice que tal vez el obraje de Tacuba estuviera junto a
los ríos Hondo, San Joaquín y Consulado. Y el abasto de agua venía del río Tacubaya. El
pueblo se comunicaba a través de la calzada en donde se habían establecido varias
curtidurías donde el “hedor producido por el trabajo de las pieles molestaba a los
vecinos”.8. Los primeros brotes surgieron en pueblos periféricos a la capital donde
habitaban indios que vivían en pésimas condiciones pues no tenían buen suministro de
agua, y donde se tiraba la basura del centro.

Los médicos y gobernantes del SXVIII consideraban que las enfermedades y epidemias se
originaban por la corrupción del aire y del agua, los tiraderos de basura y el mal estado de
las acequias. Cabrera Quintero expresa el pensamiento de esa época sobre las acequias al
decir que: “Los vapores contaminantes emanaban de ellas”. 7 Así como también se refirió al
Lago del Valle de México como un “Lugar ideal para engendrar olores pestíferos” 7. Sobre
el aire el mismo autor escribe: “Provenían éstos de la dolencia principal, y ésta del aire;
que como ejecutorio pestilente no le podemos dar otra causa, al menos que entre las que
se dicen comunes, influyen mas próximamente: razón; porque también sus síntomas
refundiéremos en el aire (….) el elemento causa, y frontal origen de todas, y cualquiera
enfermedades, comenzando por la que se dice fiebre pestilente.” 7

3
Estos textos dan una idea de la mentalidad del novohispano del SXVIII, y revelan la
concepción que había sobre el contagio. Se menciona el “miasma” (en griego
contaminación), considerado un vapor o niebla venenosa llena de partículas con materia
descompuesta y que eran producidos por aguas estancadas, cadáveres, materia fecal
rastros, tiraderos de basura, lodazales o pantanos. Y era transportado por medio del aire y
son identificables por su olor asqueroso. De acuerdo a lo anterior, Hipócrates
argumentaba que la pureza, y circulación del aire permanecería limpio y libre de
miasmas.9
Cabrera Quintero escribe que “La pestilente fiebre en el aire era descubierto en los
cuerpos, como también varios síntomas ocasionados por el nocivo espíritu.”7

Gonzalo Aguirre refiere la mitología indígena, donde los dioses participan en lo bueno y en
lo malo; esto es, castigar a los mortales por sus desobediencias las cuales son causa y
agente de enfermedades. Mientras que para la mitología cristiana la Divina Trinidad –
Padre, Hijo y Espíritu Santo- es quien concede amor, moral y justicia; en otras palabras lo
bueno, y hay otro ser al que se le adjudica todo lo malo, el “demonio” el cual es causa y
agente de todo mal; “el príncipe de la carne y los fáciles placeres del mundo”. 11

Así que para el dogma católico, la humanidad está compuesta del cuerpo (temporal) y el
alma (eterna), así el mundo de cualquier individuo también está dividido en dos planos el
racional y el sobrenatural. Sucede también para la medicina el categorizarla en medicina
urbana ó áulica dirigida hacia lo científico racional y medicina rústica o callejera orientada
hacia lo religioso y místico.7,11

Al leer sobre las acciones emprendidas por el gobierno para enfrentar la epidemia y
prevenir el contagio y curación de la enfermedad y así obtener la ideología de la época
entorno a la enfermedad y esta epidemia. Se observa que es un pensamiento que se
encuentra en un punto medio entre los extremos de lo místico y lo científico.

Por un lado el virrey, las autoridades médicas y el ayuntamiento se publicaron bandos,


decretos y circulares derivados de la lectura de tratados médicos como el manual de
Capello que ya consideraba “la lana como transmisora del mal pestífero”. 5 Así apoyados
en lo publicado por este manual el ayuntamiento aconsejo lavar, sahumar y por último
tira las ropas y cobertores de los enfermos y muertos de los hospitales y casas. También
se consideraban “cosas sospechosas que podían transmitir infección alhajas, ropas y
homenajes de casas que hayan sido tocados por los apestados y donde el remedio seguro
era el fuego”. 5

Como la enfermedad era una veneno que viajaba en el aire se recomendó también colocar
en los portales y zaguanes de las casas, ollitas con azufre encendido para que el vapor
purifique todo el ambiente de la casa: “siendo el ambiente el más, que con su

4
putrefacción corresponde al aire por medio del se infesta los vecinos (…) se eche bando
genera que en todas las calles y barrios se pongan luminarias que lo purificuen”. 5 Todo
esto habla ya de una prevención del contagio y de una idea previa sobre un mecanismo de
transmisión de la enfermedad.

El ayuntamiento también realizó acciones con respecto a los entierros y actividades


fúnebres pues la circulación de los cadáveres ocasionaba que se envenenara el ambiente.

Se solicitó a todos los religiosos “no elevar los costos de los entierros pues podía suceder
que para juntar el dinero se dilataran dos o tres días, además de tener que llevar a sus
muertos hasta el cementerio de la ciudad, atravesando calles, calzadas y acequias que con
el sol causan el contagio”. También prohibieron ceremonias fúnebres en la vía publica y se
abrieron hospitales y lazaretos a las afueras de la ciudad para recluir y aislar a los
enfermos.5 Éstas evidentemente son medida de prevención del contagio, una
específicamente trata sobre los pestilentes cadáveres con sus miasmas envenenando el
aire, y la otra sobre aislamiento de los contagiados, donde sin llegar a la cuarentena (pues
tenían un rechazo generalizado de la población y provocaban trastornos económicos) 12 se
concentraban los focos de infección, no teniéndolos propagados por la ciudad.

El manual de Capello mencionaba que los individuos debían estar “lejos de los apestados y
en las iglesias debía evitarse la muchedumbre de personas”. En Europa se escribieron
varios edictos en la peste italiana de 1630 evitando aglomeraciones populares. En Nueva
España estas recomendaciones hechas de la experiencia no fueron tomadas muy en
cuenta pues el gobierno organizó en un lapso de tres años (1736-1739), treinta actos
religiosos entre novenarios, plegarias y procesiones para pedir por la epidemia y la escasez
de alimentos que le siguió. Diecisiete de estos actos religiosos se realizaron entre enero y
marzo de 1737 cuando el Matlazahuatl se esparcía por toda la ciudad. 5

Gran parte de estas actividades fueron realizadas dentro de la catedral y otras iglesias, se
prohibió que los apestados entraran a los templos; pero también otras muchas se
efectuaron al aire libre, como la procesion de la Virgen de Guadalupe en mayo de 1737
que partió de su santuario y recorrió las principales calles de la ciudad. 5
La fecha más tardía de aparición de la epidemia fue en octubre de 1738. Sin embargo el
índice de contagiado fue bajando desde el año 1737, por esto es se atribuyo a la
intercesión de la Virgen de Guadalupe el cese de la epidemia.

Para conmemorar el fin de la epidemia Cayetano Cabrera y Quintero fue comisionado en


1738 para hacer un estudio y testimonio de la epidemia, mismo que dio a conocer con el
nombre de Escudo de armas de México Celestial protección de esta nobilísima ciudad de la
Nueva España donde relata como la Virgen de Guadalupe y otros muchos santos por sus
milagros eran el escudo que protegía y defendía a México de muchos males . 7

5
Conclusión
Cayetano Cabrera, a través de su narración sobre la epidemia trasmite los pensamientos
de la época en cuanto a la enfermedad, la religión y la discriminación. Tres aspectos muy
importantes para cualquier individuo no solo del S.XVIII sino de cualquier tiempo, pues
están en nuestra vida cotidiana y se resienten directamente.

Según lo que se puede analizar en el texto Escudo de Armas la enfermedad es concebida


como una consecuencia de los pecados, un castigo celestial. Al respecto el virrey Vizarrón
escribe en su carta al consejo de Indias sobre la epidemia:

Se ha solicitado también el socorro espiritual de las divinas con plegarias, novenas, rogativas
a Dios, su Santísima Madre y santos especiales, abogados de esta ciudad y pueblo,
procurando aplacar su justísima ira con procesiones y públicas penitencias; no ha bastado;
mucho debe ser el número y mucha la gravedad de nuestras culpas ó poco eficaz el
arrepentimiento, cuando cono todo esto se hace sorda su inmensa clemencia 5.

Como habíamos visto anteriormente, los dioses indígenas castigaban las desobediencias ó
falta de ofrendas con enfermedades, mientras que para el catolicismo el demonio seduce
para caer en tentación del pecado irritar a Dios lo que provoca su ira. Al analizar estas dos
ideologías se podría decir que se tienen como elemento común una consecuencia por no
seguir lo que dictan los dioses en este caso, la epidemia.

Cabrera y Quintero narra como el “espíritu enemigo mortal de los vivientes; pero que no
era mortal para todos”7; entra al cuerpo y enferma; Con este se refiere al aire impregnado
de miasmas. Sin embargo al ser un presbítero, también da una enseñanza a los pecadores
de cómo es que será su castigo por los pecados cometidos sin arrepentimiento, a través
de un espíritu el cual entrara a enfermarlos. Al hablar de la prevención y la curación
considera que “un buen comportamiento y temperamento templado ayudaran a evitar el
contagio”7

Es por lo anterior, desde el punto de vista religioso y sobre todo para una sociedad como
al virreinal, era tan importante organizar procesiones –para ser escuchados y pedir
clemencia- pues a pesar que en los manuales europeos se recomienda cancelar actos
públicos donde se acumule mucha gente, 5 los actos religiosos fueron propiciados (así
como los mercados tampoco fueron cancelados pues esto sería un duro golpe a la
economía) debido al poderoso influjo de la fe en la Nueva España.

Estas decisiones gubernamentales sobre los actos religiosos dan a pensar sobre la
concepción mágica que se adjudica a los santos, que no está muy lejana de la concepción

6
de ofrendas que se celebraban a los dioses precolombinos, y a la de nuestros días-
ofreciendo 13 monedas a san Antonio para conseguir novio, yendo de rodillas a la villa
para conseguir trabajo y esperar en casa a que suceda el milagro-.
Por tanto se puede decir que nuestro pensamiento sobre la resolución de problemas,
viene heredado desde el virreinato, una mezcla de la creencia indígena y católica
adjudicándoles la responsabilidad de la resolución de nuestros problemas a los dioses,
vírgenes ó santos.

En el S.XVIII los gobernantes novohispanos hicieron pocas acciones para prevenir futuras
epidemias, salvo algunas medidas de limpieza en las acequias, mantener cementerios
fuera de la ciudad, y enterrar a los muertos a mayor profundidad. Sin embargo la
alimentación de los indígenas no cambio al contrario es probable que se haya debilitado
más por las hambrunas que le continuaron al matlazahuatl haciendo que futuras
epidemias los afecten, pues era una población debilitada por hambre y donde sus
condiciones económicas y de vivienda tampoco mejoraron en lo absoluto a partir de 1738
por lo que entonces como hasta ahora solo les queda el consuelo de la protección
celestial.

Sobre discriminación hay distintos temas que se pudieran tratar pero sobre esta
enfermedad Cayetano menciona que la epidemia comenzó en los barrios indios por ser
pestilentes, sucios, y con alta concentración de pobres. Además de que las castas e indios
aumentaba el contagio pues eran los más vulnerables ya que comían mal, vestían peor y
trabajaban mucho, tomaban mucho pulque –al grado que se prohibió su consumo- 5 lo cual
provocaba que no hubiera cantidad suficiente de “sangre y linfa”. Más la actitud mental
del indio ante las enfermedades que no se curaban porque tenían miedo y atraían a la
muerte por el temor.12

En Nueva España existían muchos curanderos y hechiceros por una parte debido a la
pobreza de la población, la falta de médicos, pues eran muchos requisitos que se debían
cumplir, y los servicios de salud disponibles.
Por lo que en cuanto a salud así como en la religión y en la alimentación debió haber
alguna mezcla entre medicina indígena y los remedios españoles la se pudo practicar en
esta “medicina rustica” como le llama Cabrera y Quintero y que debió tener impacto
positivo o negativo en la historia de esta epidemia. Ya que es posible que buena parte de
los indios o castas no acudieran a los hospitales o con los médicos, sino se quedarán en
sus hogares y se atenderían con los curanderos. Por los pocos hospitales y la concepción
de enfermedad, lo cual abre la posibilidad a un mayor estudio sobre el tema.

7
La obra Escudo de armas de México Celestial protección de esta nobilísima ciudad de la
Nueva España, y de casi todo el nuevo mundo da oportunidad a el análisis de varios temas,
y a otras tantas preguntas. Yo me quedo con una, ¿Hasta que punto fue provechoso para
el clero novohispano esta enfermedad?
Pues lograron convertir a muchos devotos al Guadalupanísmo especialmente indígenas
por tanto que era lo único que les protegería de otra enfermedad. Además de lograr
nombrar ante el vaticano a la Virgen de Guadalupe la patrona universal, donde hasta
nuestros días el fenómeno genera altos ingresos económicos.

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