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By23/08

Carina Fellitti - Graciela Queirolo


La sexualidad excluída por las normas hegemónicas, dejando fuera los grupos minoritarios
que no encajaban dentro de la definición de familia o de género. Los grupos minoritarios,
como las mujeres y hombres que no encajaban dentro del modelo prpuesto quedaban fuera
de la representabilidad del momento. Ésto fué cambiando conforme, el contexto social
cambiaba y permitía mayor inclusión de las minorías.
Se propone cuestionar las bases de las enseñanzas académicas, las concepciones de la
masculinidad, de la sexualidad y su vivencia.
“ La sexualidad es una construcción histórica, la diferencia sexual ha condicionado y
condiciona las experiencias humanas”.
Se proponen formas de incluír la ESI en materias como historia.
La historia ha privilegiado los temas políticos protagonizados por varones. E incluso llama
prehistoria a el periodo en no documentado mediante la escritura. Quienes eran lo únicos
que podían ocupar cargos y por ende sentar precedente histórico. Y las mujeres fueron
ignoradas, excepto en casos excepcionales que venían vinculadas a otro varón. (Perrot
1988).
Dora Barrancos: Éste modelo historiográfico reprodujo los modelos estereotipos de lo
masculino y lo femenino del XIX. Se tomaba al hombre como factor explicativo del
funcionamiento de las sociedades.
No todos los varones estaban contemplados en éste modelo, sinó aquellos que
representaban el modelo de virilidad (valores) y eran capaces de imponer su dominio.
En el sXX el modelo da un giro. Se amplía el ámbito de estudio, abarcando grupos sociales
y no a los grandes hombres, también relegando la importancia de la política y brindando un
nuevo lugar a la cultura, sociedad, la economía, etc. Aun así , la diversidad sexual aún no
era contemplada.
No fue hasta 1960 que diversos movimientos comienzan a pujar por una inclusión de
diferentes sexualidades. Aquí es donde se comienza a mencionar la participación de las
mujeres dentro de los sucesos históricos. Se puja por el reconocimiento de la mujer, y la
diversidad dentro de su propio género. Por ejemplo el estudio de la mujer en las
universidades eeuu solo se tenía en cuenta a la mujer blanca, heterosexual de clase media.
Ésto dió origen a otros grupos de estudios que eran más inclusivos o que estudiaban a
aquellas que no eran incluidas: The Blac Women Stdies.
La antropología coloco los roles sexual es y dinámicos de parentesco en primer plano, la
demografía inglesa avanzó sobre el estudio de la familia europea, una nueva generación de
Annales, privilegio el abordaje de las representaciones, la prácticas cotidianas y todo lo que
abarcaba un término tan difuso como mentalidad. Las nuevas generaciones, las nuevas
concepciones y consciencia de la diversidad sexual, visibilidad del feminismo, promovió el
cambio de paradigma científico. La creciente demanda de inclusión en las calles y el
creciente reconocimiento internacional de la cuestión de la mujer, se trasladaron al campo
académico. El objetivo del movimiento era visibilizar la participación de las mujeres en
distintos procesos sociales del pasado.

Se necesitaba re definir el concepto mujer, como univoco que no distinguía diferencias de


clase, etnias, estarías, nacionales, regionales, ni de identidad sexual. La nueva concepción
de la mujer dentro de la historia demandaba el reconocimiento de su heterogénea y negar el
concepto de un ser único y sometido.
También se trata de eliminar la dicotomia del concepto mujer entre víctima y heroina, y
cuestionar la base misma de esas categorías. Es necesario preguntarse y replantearse el
por qué del dominio, por que la mujer había sido puesta en ese lugar y el hombre en aquel
otro:la subordinación de lo femenino a lo masculino.
La categoría de género viene a explicar la diferencia sexual, desde una perspectiva social y
cultural, cuestionando cualquier determinismo biológico.
Joan Scott sobre el Género: elemento constitutivo de las relacione scosiles basadas en las
diferencias que distinguen a los sexos. Forma primaria de las relaciones de poder.
Dimensiones: representaciones simbólicas, los conceptos normativos (doctrinas religiosas,
educativas, científicas, legales y políticas), las instituciones y las identidades subjetivas.
En los 80 a medida que el Género cobraba importancia
académica, el ámbito político emepzo a tenerlo en cuenta.
También en esta década, se realizaron varios estudios sobre la mujer y su rol en la
sociedad. Aunque no se llegó a profundizar lo suficiente como para replantearse las base de
la concepción de mujer.
Se plantea el Género en sí como un área de estudio convocando a mujeres, hombres y
otras sexualidades. Ya no se habla de la mujer, sino del género del humano. "los estudios
sobre las mujeres y los géneros no se excluye sino que son interdependientes. Sitpson
1998. El el Género el que viene a poner en cuestión las concepciones de hombre y mujer, y
el modo en que se producen y conceptualizan otras identidades sexual es y genéricas.

Pautas a tener en cuenta:

Trabajo interdisciplinario: que permita otros enfoques y enriquecimiento.


Evitar la fragmentación: el Género debe ser tomado como parte de la historia. Debemos
ubicar típicos como las relaciones amorosas, el celibato, el matrimonio, etc.
Comprender el Género en su complejidad: No habla solo de la mujer, sinó de las
relaciones de poder entre los seres humanos. No se puede relegar el desafio del analisis de
la masculinidad.
Articular categorias de análisis: Como la categoría de clase, la edad, la etnia, la
nacionalidad y todo lo que consideremos pertinente.
Ampliar los archivos: toda fuente documental que pueda dar alguna información. Libros,
revistas, videos, imagenes, canciones, etc.
REvisar nuestra metodología y practica: qu enseñamos, como lo hacemos. Volver a
mirar las fuentes que silenciaban a las minorías. Recodar que los documentos no hablan
solos.
Repasar las grandes periodizaciones y sus características: Muchos de los períodos /
fechas se establecen en base a la historia política y no han afectado de igual manera a los
diferentes géneros. Kelly Gadol por ejemplo, dice que el renacimiento no fué un período de
esplendor para las mujeres. Existen otros períodos que podrían ser sometidos a debate?
Fomentar la participación y el pensamiento crítico: interpelar a los jóvenes a participar,
desde su lugar y como seres sexuados.
Cuestionar las naturalizaciones: sobre las identidades de género y promover una lectura no
androcéntrica, ni homo, ni lesbo y transfóbica de pasado.
Richard
Género como categoría Masculino Femenino.
Como organización de diferencias sexuales, feminismo, para regular los significados de la
identidad.
El término Género fué desarticulado de sus vínculos con la categoría sexo. Además fue
usado (el término ) para instalar la problemática de la desigualdad sexual en varios ámbitos.
Etimológicamente la palabra género viene del verbo latino generare “engendrar” y el prefijo
latino gener (raza, clase). De por si, el término tiene denotado cierta fijación de atributos
dados por definiciones. (Es decir que designa algo en base a los atributos que se
consensúa que posee: tipificación taxonomica).
Concepto regulador de identificaciones genéricas. Este concepto es una forma de
clasificación, de designar que es un hombre y una mujer, es ahí donde el feminismo hace
hincapié, justamente en aquel concepto que se usa para definir y diferenciar lo masculino de
lo femenino.

Entonces dice: “El concepto de género se ha convertido en el operador estratégico


con el que el feminismo demuestra que las identificaciones sexuales no pueden
reducirse a las propiedades anatómicas o biológicas de los cuerpos de origen de los
sujetos designados como <<hombres>> y <<mujeres>>, ni a los roles socialmente
programados en función de éstas asignaciones, sinó que deben entenderse como
producto de las complejas tramas de representación y poder ( jerarquía de lo
femenino y lo masculino ), que se imprimen en los cuerpos sexuados atravesando los
discursos simbólicos de la cultura, y cuestiona la naturalización de lo femenino en
una esencial sexual o la representación universal de la mujer que lo sujeta a un
contenido de identidad homogéneo e invariable, para insistir, en cambio en los
múltiples procesos sociales y en las mediaciones culturales que se intersecan en la
relación entre categoría sexual e identidad de género.”

EFICACIA DEL CONCEPTO DE GÉNERO


Visibiliza la diferencia entre naturaleza (cuerpo sexuado-determinismo biológico) y
cultura (construcción social de la diferencia sexual), convierte éste espacio de corte
(espacio de diferencia) en un sitio de intervención conceptual y de transformación política de
lo femenino que se opone al determinismo biológico.

Ésto cuestiona las clasificaciones y definiciones de los modelos de lo femenino y lo


masculino. Que en suma son definiciones que la propia cultura ha hecho, sin ir más lejos,
cada cultura posee una definición (y conjunto de atributos) de lo que es femenino y
masculino, cada cual con cierto conjunto de valores y valorizaciones.

Lo privado y lo público <lo personal es político>


Lectura crítica de las relaciones de opresión y desigualdad humana. Si bien el feminismo
obtuvo de ésta crítica del marxismo respecto de la desigualdad social, en ciertos puntos no
congenian para que se entienda el feminismo desde la óptica marxista.
Por ejemplo el feminismo cuestiona la reducción que hace el Marxismo al vincular lo
economico a las relaciones de producción.
Mientras el mundo de lo público (masculino: razon, acción y poder: cuidadanía y política), lo
privado se relaciona con el cuerpo, la domesticidad y la afectividad. La posición de lo
público (lo masculino) como algo abierto y general, lo universal (historia, sociedad), mientras
que lo privado (vinculado a lo femenino) se recluye al registro de lo particular y lo concreto,
así es que excluye a las mujeres de los espacios de reconocimiento de poder.
Es así que las mujeres quedan excluidas de escenas significantes, en un modelo dicotómico
de lo másculino-publico y lo femenino-privado. Éstas definiciones tienen consecuencias en
el campo de la teoría social y política.
Stuart Hall, sobre la importancia del feminismo y su accionar para generar un cambio social,
cultural y finalmente político:
Primero: La apertura de la cuestión, o lo personal, como politico y las consecuencias para
el cambio de objeto de estudio en los estudios culturales.
Segundo: La expansión de poder, que antes estaba estrechamente vincualada con lo
público-masculino.
Tercero: La centralidad de las cuestiones de género y de sexualidad para entender el
poder mismo.
Cuarto: La apertura de las preguntas que pensábamos habian sido abolidas de la peligrosa
area de los subjetivo y del sujeto.
Quinto: la Reapertura de las fronteras cerradas entre la teoría social y la teoría
psicoanalítica del inconsciente.

El feminismo logra poner en cuestión la pretensión de objetividad e imparcialidad del


conocimiento universal, que de por si se basa en la censura de las particularidades
de las diferencias, que borra o ignora, las cuestiones de relación de contexto como la
corporeidad sexual del sujeto del conocimiento. Es decir que cuestiona los
supuestos modelos de conocimiento universal que no tienen en cuenta la
particularidad del sujeto estudiado, como si todos los sujetos debieran responder a
definiciones universales que raramente se adecuan a la mayoría de los sujetos del
conocimiento, sinó que solo se centran en un grupo acotado de sujetos que a su vez
encajan dentro de éstas definiciones.Con lo cual, dice que dicha universalidad es,
cuando menos, incorrecta (recursiva).
Los estudios de género permitieron cuestionar los saberes universales y acusa el
modo en que la manipulacion de la diferencia sexual en favor de lo
masculino-hegemonico influye sobre los trazados del pensamiento que ordenan
saberes y disciplinas. Pone en jacke la legitimidad de los sistemas de conocimiento.
(Barret)

MERTEHIKIAN
Muy interesante la definición de los feminismo de las autoras citadas y en especial la
conclusión.
Las teorías feministas y el concepto de género claves en el estudio de
la construcción sociocultural de la femineidad, la heteronormatividad y
la sexualidad.
Plantea diferentes tipso de feminismos Radical, socialista y el queer.
El cuerpo está definido por un significado cultural (cuestión biológica), y se define la
femeneidad como todo lo no masculino o contrario a lo masculino. El hombre define a la
mujer.
Radical: Relación biológica para definir lo femenino y lo masculino, Marx contratos
sociales. La maternidad es un elemento propio y cohartante de las mujeres. Witting:
contrato originario (pacto social con el cultural), establece la dominación de los
varones sobre las mujeres. Un contrato que se funde en la naturaleza y en la
desigualdad de varones y mujeres, de heterosexuales y no heterosexuales. En esa
línea, Wittig habla del carácter opresivo del pensamiento heterocentrado, en el intento
por universalizar la producción de conceptos a partir de la negación de las prácticas
concretas.
Discute la definición por la genitalidad, la mujer es madre, la maternidad también se
pone como vector de opresión.
Por un lado, un proceso de sujeción de las mujeres respecto de los varones a través del
contrato sexual.
Por otro lado, un proceso de libertad de los varones en un orden patriarcal, mediante el
contrato social.

Social: Distinción entre el origen de clase y sus raices patriarcales. Sistema de poder
que deriva del patriarcado capitalista. Habla de otros vectores como el de clase, raza
y cultura, ya que las mujeres no solo son definidas por su genitalidad sinó por sus
diferencias por lo anterior. Kate Rubin: genero, termino neutro. La orientacion no está
definida por el sexo biológico. biológica. El feminismo socialista, en otras palabras,
intenta superar la crítica del esencialismo propuesta por las corrientes radicales,
argumentando que hablar de las mujeres como grupo, como conjunto con
características e inquietudes semejantes no responde a la compleja y plural realidad
de las distintas mujeres. Dice que se debe tener en cuenta que todas la mujeres no
son iguales.

Queer: En otras palabras, para el feminismo queer el sexo no es una condición


estática prediscursiva de un cuerpo sobre la cual se impone la construcción del
género discursivamente, sino un proceso mediante el cual las normas reguladoras
obran de manera performativa para construir la materialidad de los cuerpos, y logran
tal materialización a través de la reiteración de esas normas. Performatividad: es una
apropiacion voluntaria, pues voluntariamente reproducimos modelos hegemónicos
prestablecidos.
Buvoir: no se nace mujer, se llega a serlo. Va en contra de los sistemas hegemonicos
hombre-mujer.
Heteronormatividad: dispositivo social que establece la heterosexualidad como
categoría universal, natural y estable. En otras palabras, para el feminismo queer el
sexo no es una condición estática prediscursiva de un cuerpo sobre la cual se
impone la construcción del género discursivamente, sino un proceso mediante el
cual las normas reguladoras obran de manera performativa para construir la
materialidad de los cuerpos, y logran tal materialización a través de la reiteración de
esas normas.

El concepto de género ha subrayado el carácter representacional de las identidades,


es decir, cómo las imágenes, sentidos y prácticas de lo masculino y lo femenino se
moldean culturalmente.

CONNEL
La masculinidad se aborda como un aspecto de una estructura mayor. mutua. El concepto
de género ha subrayado el carácter representacional de las identidades, es decir, cómo las
imágenes, sentidos y prácticas de lo masculino y lo femenino se moldean culturalmente.

Como se ubican en esa estructura esas masculinidades?


La masculinidad solo existe en contraste a la femeneidad. Es la psición en las reslaciones
de genero, practicas en las cuales las mujeres y los hombres se comprometen con esa
relación y los efectos de éstas practicas en la experiencia, corporal personal y cultural.
Se han seguido cuatro enfoques principales que se distinguen fácilmente en cuanto a su
lógica, aunque a menudo se combinan en la práctica.
Los enfoques semióticos abandonan el nivel de la personalidad y definen la
masculinidad mediante un sistema de diferencia simbólica en que se contrastan los
lugares masculino y femenino. Masculinidad es, en efecto, definida como
no-femineidad.
Ninguna masculinidad surge, excepto en un
sistema de relaciones de género.

Concepto relacional, las masculinidades que se relacionan y se reconocen para generar una
unidad estructural que conforma el concepto de masculinidad.

Esencialismo: recogen un rasgo del nucleo masculino. Por ejemplo, los hombres son
violentos, por lo tanto la guerra es de los hombres. Los hombres son así, buscan
actividades que sean acordes a éstos rasgos. Lo biologico (sexo genital). Es arbitrario.
Freud dice lo activo como masculino y lo pasivo como lo femenino.

Definiciones normativas: lo que los hombres deberían ser (Las definiciones normativas
reconocen estas diferencias y ofrecen un modelo la masculinidad es lo que los hombres
debieran ser.).

Enfoque semoticos: Lo masculino se define por ser diferente a lo femenino. Valor de


simbolo que se construye por referencia, es aquel signo que es en si, por no ser otro signo.

Escenario reproductivo vs base biolígica: proceso histórico que involucra el cuerpo, y


no a un conjunto fijo de determinantes biológicas.
El género como una estructura de práctica social
El género es una forma de ordenamiento de la práctica social. En los procesos
de género, la vida cotidiana está organizada en torno al escenario reproductivo,
definido por las estructuras corporales y por los procesos de reproducción humana.
Este escenario incluye el despertar sexual y la relación sexual, el parto y el cuidado del
niño, las diferencias y similitudes sexuales corporales.
El género es una práctica social que constantemente se refiere a los cuerpos y a lo que los
cuerpos hacen, pero no es una práctica social reducida al cuerpo. El genero existe en la
medida que la biología no determina lo social.
La práctica social es creadora e inventiva, pero no autónoma. Responde a
situaciones particulares y se genera dentro de estructuras definidas de relaciones
sociales. Las relaciones de género, las relaciones entre personas y grupos
organizados en el escenario reproductivo, forman una de las estructuras principales de
todas las sociedades documentadas.
Encontramos la configuración genérica de la práctica en cualquier forma que
dividamos el mundo social y en cualquiera unidad de análisis que seleccionemos. La
más conocida es la vida individual, base de las nociones del sentido común de
masculinidad y femineidad. La configuración de la práctica es aquí lo que los
psicólogos han llamado tradicionalmente "personalidad" o "carácter".
Por otra parte, la ciencia social ha llegado a reconocer un tercer plano de configuración de
género en instituciones tales como el Estado, el lugar de trabajo y la escuela. Muchos hallan
difícil de aceptar que las instituciones estén sustantivamente provistas de género, no sólo
metafóricamente. Esto es, sin embargo, un punto clave.
El Estado, por ejemplo, es una institución masculina. Decir esto no significa que las
personalidades de los ejecutivos varones de algún modo se filtren y dañen la
institución. Es decir algo mucho más fuerte: que las prácticas organizacionales del
Estado están estructuradas en relación al escenario reproductivo. La aplastante
mayoría de los cargos de responsabilidad son ejercidos por hombres porque existe
una configuración de género en la contratación y promoción, en la división interna del
trabajo y en los sistemas de control, en la formulación de políticas, en las rutinas
prácticas, y en las maneras de movilizar el placer y el consentimiento (Franzway et al.
1989; Grant y Tancred, 1992).

Requerimos un modelo de la estructura de género con, por lo menos, tres


dimensiones, que diferencie relaciones de a) poder, b) producción y c) cathexis
(vínculo emocional). Este es un modelo provisorio, pero da un asidero en los asuntos
de la masculinidad.
Para entender el género, entonces, debemos ir constantemente más allá del
propio género. Lo mismo se aplica a la inversa. No podemos entender ni la clase, ni la
raza o la desigualdad global sin considerar constantemente el género. Las relaciones
de género son un componente principal de la estructura social considerada como un todo, y
las políticas de género se ubican entre las determinantes principales de
nuestro destino colectivo.

PROYECTOS DE GENERO, MASCULINIDAD Y FEMENEIDAD: CUANDO HABLAMOS DE


MASCULINIDAD Y FEMENEIDAD NOMBRAMOS CONFIGURACIONES DE PRÁCTICAS
DE GÉNERO. PROCESOS DE CONFIGURACIÓN DE LA PRACTICA A TRAVES DEL
TIEMPO QUE TRANSFORMAN SUS PUNTOS DE PARTIDA EN LAS ESTRUCTURAS DE
GENERO.

Interseccionalidad: no podemos entender la raza o la clase, sin tener en cuenta el


género.
Actualmente es común decir que el género intersecta –mejor dicho, interactúa- con la
raza y la clase. Podemos agregar que constantemente interactúa con la nacionalidad
o la posición en el orden mundial.

Relaciones entre masculinidades: hegemonía, subordinación, complicidad y


marginación

Con la creciente aceptación del efecto combinado entre género, raza y clase,
ha llegado a ser común reconocer múltiples masculinidades: negro y blanco, clase
trabajadora y clase media. Esto es bienvenido, pero arriesga otro tipo de simplificación
exagerada. Es fácil, en este marco, pensar que hay una masculinidad negra o una
masculinidad de clase trabajadora.
Es preciso considerar las relaciones de género entre los hombres para
mantener la dinámica del análisis, para prevenir que el reconocimiento de las múltiples
masculinidades colapse en una tipología de caracteres, como sucedió con Fromm y la
investigación de la Personalidad Autoritaria. La masculinidad hegemónica no es un
tipo de carácter fijo, el mismo siempre y en todas partes. Es, más bien, la masculinidad
que ocupa la posición hegemónica en un modelo dado de relaciones de género, una
posición siempre disputable.

Hegemonía
El concepto de hegemonía, derivado del análisis de Antonio Grarnsci de las
relaciones de clases, se refiere a la dinámica cultural por la cual un grupo exige y
sostiene una posición de liderazgo en la vida social. En cualquier tiempo dado, se
exalta culturalmente una forma de masculinidad en lugar de otras. La masculinidad
hegemónica se puede definir como la configuración de práctica genérica que encarna
la respuesta corrientemente aceptada al problema de la legitimidad del patriarcado, la
que garantiza (o se toma para garantizar) la posición dominante de los hombres y la
subordinación de las mujeres.
No obstante, la hegemonía es probable que se establezca sólo si hay alguna
correspondencia entre el ideal cultural y el poder institucional, colectivo si no
individual. Así, los niveles más altos del mundo empresarial, militar y gubernamental
entregan un despliegue corporativo bastante convincente de masculinidad, todavía
muy poco cuestionado por las mujeres feministas o por los hombres disidentes. El
recurso exitoso a la autoridad, más que a la violencia directa, es la marca de la
hegemonía (aunque la violencia a menudo subyace o sostiene a la autoridad).
Enfatizo que la masculinidad hegemónica encarna una estrategia
corrientemente aceptada. Cuando cambien las condiciones de resistencia del
patriarcado, estarán corroídas las bases para el dominio de una masculinidad
particular. Grupos nuevos pueden cuestionar las viejas soluciones y construir una
nueva hegemonía. La dominación de cualquier grupo de hombres puede ser desafiada
por las mujeres. Entonces, la hegemonía es una relación históricamente móvil. Su flujo
y reflujo constituyen elementos importantes del cuadro sobre la masculinidad que
propongo.

Subordinación
La hegemonía se refiere a la dominación cultural en la sociedad como un todo.
Dentro de ese contexto general hay relaciones de género específicas de dominación y
subordinación entre grupos de hombres.
El caso más importante en la sociedad europea/americana contemporánea es
la dominación de los hombres heterosexuales y la subordinación de los hombres
homosexuales. Esto es mucho más que una estigmatización cultural de la
homosexualidad o de la identidad gay. Los hombres gay están subordinados a los
hombres heterosexuales por un conjunto de prácticas cuasi materiales.
La opresión ubica las masculinidades homosexuales en la parte más baja de
una jerarquía de género entre los hombres. La homosexualidad, en la ideología
patriarcal, es la bodega de todo lo que es simbólicamente expelido de la masculinidad
hegemónica, con asuntos que oscilan desde un gusto fastidioso por la decoración
hasta el placer receptivo anal. Por lo tanto, desde el punto de vista de la masculinidad
hegemónica, la homosexualidad se asimila fácilmente a la femineidad. Y por ello –de
acuerdo al punto de vista de algunos teóricos homosexuales- la ferocidad de los
ataques homofóbicos.
La masculinidad gay es la masculinidad subordinada más evidente, pero no la
única. Algunos hombres y muchachos heterosexuales también son expulsados del
círculo de legitimidad. El proceso está marcado por un rico vocabulario denigrante:
enclenque, pavo, mariquita, cobarde, amanerado, ano acaramelado, bollito de crema,
hijito de la mamá, oreja perforada, ganso, floripondio, entre muchos otros. Aquí
también resulta obvia la confusión simbólica con la femineidad.

Complicidad
Las definiciones normativas de masculinidad, como lo he destacado, enfrentan
el problema de que no muchos hombres realmente cumplen dichos modelos
normativos. Este punto se relaciona con la masculinidad hegemónica. El número de
hombres que rigurosamente practica los patrones hegemónicos en su totalidad,
pareciera ser bastante reducido. No obstante, la mayoría de los varones gana por
hegemonía, ya que ésta se beneficia con el dividendo patriarcal, aquella ventaja que
obtienen los hombres en general de la subordinación de las mujeres.
Es tentador tratarlos simplemente como versiones pusilánimes de la
masculinidad hegemónica –la diferencia que se observa entre los hombres que avivan
los encuentros de fútbol en su televisor y aquéllos que salen al barro y se atacan entre
sí. Pero, a menudo existe algo más cuidadosamente elaborado que eso. El
matrimonio, la paternidad y la vida comunitaria, con frecuencia involucran importantes
compromisos con mujeres, más que dominación descarnada o un despliegue brutal de
autoridad.11 La gran mayoría de los hombres que obtiene el dividendo patriarcal
también respeta a sus esposas y madres, y nunca son violentos con las mujeres; ellos
hacen su parte en los quehaceres domésticos, traen al hogar el sustento familiar, y
pueden convencerse fácilmente de que las feministas deben ser extremistas que
queman sus sostenes.

Marginación
La hegemonía, la subordinación y la complicidad, como acabamos de
definirlas, son relaciones internas al orden de género. La interrelación del género con
otras estructuras, tales como la clase y la raza, crea relaciones más amplias entre las
masculinidades.
Las elaboraciones de Robert Staples sobre el colonialismo interno en Black
Masculinity muestran al mismo tiempo el efecto de las relaciones de clase y raza. Tal
como él argumenta, el nivel de violencia entre los hombres negros en Estados Unidos
sólo puede ser entendido mediante la cambiante posición de la fuerza de trabajo negra
en el capitalismo americano y por los medios violentos utilizados para controlarla. El
desempleo masivo y la pobreza urbana interactúan poderosamente hoy día con el
racismo institucional en la conformación de la masculinidad negra.
La relación de marginación y autorización puede existir también entre
masculinidades subordinadas. Un ejemplo destacado es el arresto y declaración de
culpabilidad de Oscar Wilde, uno de los primeros hombres atrapados en la red de la
legislación antihomosexual moderna. Se detuvo a Wilde a causa de sus conexiones
con jóvenes homosexuales de clase trabajadora, una práctica no cuestionada hasta
que su batalla legal con el adinerado aristócrata Marqués de Queensberry, lo hizo
vulnerable (Ellmann, 1987).

Dinámicas históricas, violencia y tendencias de la crisis


Reconocer al género como un patrón social nos exige verlo como un producto
de la historia y también como un productor de historia. Anteriormente definí la práctica
de género como dirigida hacia lo formativo, como constituyendo realidad, y ello es
crucial en la idea de que la realidad social es dinámica en el tiempo. Habitualmente
pensamos en lo social como menos real que lo biológico, lo que cambia como menos
real que lo que permanece. Pero hay una realidad colosal para la historia. Es
precisamente la modalidad de la vida humana lo que nos define como humanos.
Ninguna otra especie produce y vive en la historia, reemplazando la evolución
orgánica con determinantes del cambio radicalmente nuevas.
Reconocer la masculinidad y la femineidad como históricas, no es sugerir que
ellas sean débiles o triviales. Es colocarlas firmemente en el mundo de la acción
social. Y ello sugiere una serie de preguntas sobre su historicidad.
El género es porlo tanto social y cultural.

Halberstam
Masculinidades heroicas: necesitaba de otros apoyos para afirmar su masculinidad. Tenía
un montón de cositas. Herramientas. Marginación de masculinidades alternativas.
Masculinidades Alternativas: Esas masculindades que tienen mas rasgos femeninos y son
usadas para reforzar la idea de la masculindad hegemónica/heróica.
La masculinidad no es lo mismo que la virilidad: ya que si intentamos definir solo a lo viril
aquello masculino, quedan por fuera todas las demás masculinidades.

En el contexto del libro significa <<perteneciente o relativo al varón>>. En todo el libro


deberá entenderse así, como referido, únicamente a los hombres, a diferencia de
<<masculinidad>> que como muestra este libro, no es algo exclusivo a los hombres.

Crítica a la estabilidad de los conceptos de mujer y varón: Los hombres son los que
establecen las relaciones de poder que aún hoy subyugan a las mujeres. Pero dice que ésto
ya deja de ser de esa manera, por la afloración de otros géneros que ponen en duda éstas
posiciones de poder. Ahora se ponen en cuestión el hecho de tener que definir por ejemplo
el fútbol ‘femenino’, ya no tiene sentido que se haga eso…

Hay pocas personas que pueden ser encasillados en los conceptos comunmente asociados
a hombre / mujer, cuando no encajas en alguno de esos binomios quedás por fuera,
marginado.

Espacios públicos como santuarios de la masculindad y la femeneidad: Persona trans no


saben a que baño pueden ir. Cuando una mujer trans va a un baño de mujeres, le dicen que
no es el baño en el que debería ir y lo mismo pasa en el baño de varones, entonces la mujer
trans no se siente segura en el ámbito público.

06/09
Ana Falu

GUIA
Significados simbólicos de lugar y espacio
División sexual del trabajo y su impacto en la planificación urbana
Ciudades participativas y ODS 2030
Urbanismo feminista: desafíos y oportunidades
Cambios en los enfoques de gobernanza

Pone en cuestión la desigualdad de género en las grandes urbes, las metropolis. La


desigualdad de oportunidades y la supreción de derechos.
Para una gran parte de la población mundial, que se concentra cada vez más en las
grandes urbes, este derecho a la ciudad solo podrá ser cumplido si no se restringe
a fronteras jurisdiccionales. Es en los territorios metropolitanos dónde se presentan
las brechas económicas, sociales, culturales y de género, evidenciando las grandes
desigualdades que aún se presentan como retos fundamentales del desarrollo.
Por todo el mundo, las metrópolis son territorios urbanos complejos, fragmentados
y de grandes desigualdades, marcados por brechas entre riqueza y pobreza, y diferentes
niveles de calidad de vida, de paz y seguridad, de derechos a la vivienda, a los
servicios, a las infraestructuras, y al transporte accesible y seguro. En estas metró-
polis viven gran parte de las 3.688 millones de mujeres del mundo, las cuales, según el
mapa global de la desigualdad sufren una mayor pobreza que los hombres: en 89 paí-
ses para los que se dispone de datos, hay 4,4 millones más de mujeres que de hombres
que viven con menos de 1,90 dólares estadounidenses por día.

Significados simbólicos de lugar y espacio


Doreen Massey (1991) sostiene que los significados simbólicos de lugar y espacio
tienen fuertes implicaciones en la vida diaria de las mujeres por su estrecha relación
con la dimensión de género y la forma de construcción del mismo. Así la persistente
división del trabajo sexual expresado en la distinción entre lo público masculino y
privado femenino, y la asignación tradicional de roles - rol productivo masculino,
generador de ingresos versus rol reproductivo femenino - promueve la creencia del
modelo social, que asume la división sexual del trabajo sin reconocer el aporte
económico de las mujeres para sus hogares y la sociedad.
Este trabajo doméstico, sumado a las desigualdades socioeconómicas, a la dificultad
de acceso y utilización de los recursos institucionales, se retroalimentan y se
constituyen para las mujeres en barreras para salir del círculo vicioso del
empobrecimiento (Aguirre, 2006).

Son por su parte estas mujeres precarizadas laboralmente quienes en su mayoría


viven en la periferia de las grandes metrópolis, zonas con carencia de servicios, mayor
distancia de recorridos y aumento en la dependencia al transporte público por consiguiente,
mayor escasez de tiempos para su desarrollo profesional, cuidado personal y
esparcimiento, incrementándose su vulnerabilidad. En los fenómenos de gentrificación
vividos en las grandes urbes, las mujeres son un colectivo a ser sucesivamente expulsado:
obligadas a vivir en territorios cada vez más alejados de los centros y peor comunicados
con transporte público, lo que potencia sus riesgos de exclusión social, espacial y laboral.
La extensión de las metrópolis y su fragmentación aumentan la dependencia de las mujeres
del transporte público y posicionan al mismo como variable de inclusión o exclusión social al
incidir en la accesibilidad a los bienes urbanos y, por consiguiente, en su calidad de vida.

¿Cómo relacionamos la división sexual del trabajo con la gobernanza metropolitana, sus
modelos, objetivos, estrategias y retos? Como lo señala Anna Bofill (2005), la gestión y
ejecución de las tareas reproductivas no significa que la vida de las mujeres se circunscriba
al hogar: ellas realizan un conjunto de variadas actividades en el espacio público, diseñado
y concebido en general por y para uso exclusivo de los hombres desde los dictámenes de la
división sexual del trabajo imperante.

División sexual del trabajo y su impacto en la planificación urban


En este sentido, cabe preguntarse cómo afecta y cuánto impacta la planificación
urbana en las vivencias cotidianas de las mujeres y en el acceso a los bienes
públicos. La respuesta a esa pregunta permitirá priorizar estrategias de construcción
de territorios metropolitanos más accesibles y diversos, y menos desiguales. Por lo
tanto, el análisis previo a cualquier plan de urbanización requiere miradas situadas en
los diversos territorios que habitan las mujeres, que van desde sus cuerpos, sus
casas, sus barrios hasta el territorio metropolitano en su conjunto, superando los
límites tradicionales de las ciudades. Así, interesa la localización de los conjuntos
habitacionales, centrales en relación con las distancias a recorrer, la cer canía de los
lugares de abastecimiento, las condiciones de transitabilidad de las calles y espacios
públicos por los que circulan, la accesibilidad, la seguridad y el coste del transporte
público, Sin embargo, la planificación y la acción de los gobiernos metropolitanos no
reconoce los diferentes modos de vivenciar a las ciudades por parte de la
multiplicidad de mujeres que la habitan, sean pobres, trabajadoras, académicas,
trans, lesbianas, jóvenes, niñas, etcétera. La política pública así en los temas de
hábitat urbano, y no sólo en éstos, se ha posicionado en equivocadas concepciones
neutras de la sociedad, basándose en el concepto de hogares y diluyendo a las
mujeres en el concepto de familia. Esta omisión de género, que no solo lo es de las
mujeres, expresa una sociedad construida en clave patriarcal y revela un sesgo
androcéntrico común a la acción política. Se planifica desde una concepción
homogénea de la sociedad, desconociendo no sólo identidades sino también la
diversidad de hogares, reproduciéndose desigualdades, que terminan convirtiéndose
en sistémicas, a la vez que se desconoce el aporte social y económico de las
mujeres, lo cual naturaliza otras opresiones.

Para vencer el desafío de la inclusión social y de género, las políticas públicas deberían
potenciar y reconstruir el tejido social para la acción comunitaria, reconociendo e
incorporando las voces de las mujeres, avanzando en la construcción de espacios
metropolitanos que pongan su centro y eje en la reproducción de la vida, que privilegien lo
colectivo y público, por sobre lo privado e individual, que potencien las inversiones con
criterios de redistribución y consoliden el tejido social.

Como hacerlo?
Un ejemplo podría ser regular la especulación que genera la extracción de plusvalías del
suelo urbano, el principal factor de enriquecimiento de inversionistas de bienes raíces, de
especuladores sobre el territorio de las ciudades. Las regulaciones deberían ser sobre el
beneficio que se genera en la ciudad construida y así re-direccionados en beneficio de la
población en situaciones económicas de pobreza, de las mujeres, de las migrantes, de las
desplazadas en razón de conflictos armados, de aquellas personas, en particular las
mujeres, en situaciones de mayores carencias de servicios y acceso a los bienes urbanos.

Los derechos de las mujeres en las agendas globales


Marco de estos avances son los consensos mundiales ganados a partir de finales del siglo
XX. Uno de los primeros hitos fue la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por su sigla en inglés), de 1979, seguida por la
Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena, en 1993 (tras la cual fueron
reconocidas las
mujeres por primera vez en un texto de las Naciones Unidas), por la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer de Belém
do Pará (1994), por la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo
del Cairo (1994) y por la Plataforma de Acción de Beijing de la IV Conferencia Mundial
sobre la Mujer (1995), entre otras.
Hoy, finalmente contamos con uno de los más ambiciosos consensos mundiales alcanzados
por la Organización de las
Naciones Unidas (ONU): la Agenda 2030, compromiso de 193 Estados del mundo, con sus
17 Objetivos de Desarrollo Soste-
nible (ODS). En esta Agenda, consensuada en septiembre de 2015, quedó plasmada la
importancia de las ciudades para el desarrollo humano así como su interrelación con
la igualdad de género. Así, la era posterior a los Objetivos de Desarrollo del
Milenio incluye el ODS 5 que busca “lograr la igualdad de género y empoderar a todas
las mujeres y niñas” (con una meta específica sobre trabajo no remunerado) y, por
primera vez, un objetivo mundial con relación a las ciudades, el ODS 11, que se refiere a
“hacer que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros,
resilientes y sostenibles”. En tanto, la Agenda impulsa la transversalización de género en
las metas e indicadores de la mayoría de los ODS.
Nueva agenda urbana propone y pone como objetivo una ciudad más inclusiva, resiliente,
accesible, asequible, justos, seguros, a fin de promover la prosperidad y una buena calidad
de vida para todes.

Metrópolis lideradas con visión de género


La manera en que las sociedades conforman el espacio urbano es a la vez expresión de la
desigualdad constitutiva de las relaciones sociales de género y mecanismo de reproducción
de las mismas. Para avanzar en la inclusión de los derechos de las mujeres a la ciudad, es
indispensable que exista voluntad política e inyección de recursos, contar con estadísticas
diferenciadas por sexo, conocer dónde viven y cuáles son las condiciones de territorialidad
de las mujeres y de la población LGTBIQ en las
metrópolis, y desarrollar indicadores de calidad de vida metropolitana.

El urbanismo feminista sitúa en el centro de la agenda la redistribución más equitativa de


esos servicios e infraestructuras, propone considerar la vida cotidiana de las personas, y,
entre éstas, la cadena de tareas que las mujeres realizan diariamente, incluyendo el uso del
tiempo, repensar la ciudad, sus calles, sus espacios públicos, para la vida colectiva segura,
garantizando circulación y accesibilidad, equipamientos e infraestructuras de calidad para
toda la diversidad de los sujetos omitidos. El urbanismo feminista es el urbanismo de la vida
cotidiana, como nos enseñó Jane Jacobs (1968), es la significación y consideración de la
proximidad de los servicios como valor, del modelo social de seguridad basado en el tejido
social del vecindario, de los lugares de encuentro.

En la dimensión cultural, el mayor desafío pareciera ser el de erradicar los estereotipos y


patrones que naturalizan la violencia contra las mujeres, la violencia en el ámbito
privado y en el público, en la ciudad metropolitana; recuperar y cuidar la memoria colectiva,
significar los aportes de las mujeres. En Barcelona, la política Pla de Barris recupera
barrios degradados de la ciudad gracias a un paquete de medidas llamadas “Urbanismo con
perspectiva de género”, donde el papel de las mujeres es protagonista.asegurar una mayor
participación política de las mujeres en los espacios de toma de decisiones para abonar el
empoderamiento y la ciudadanía activa de las mujeres.Participación política de las mujeres
El derecho de las mujeres a la ciudad está íntimamente ligado a la participación ciudadana y
al ejercicio pleno de los derechos de las mujeres y de liderazgos. Lo dicho refiere,
primeramente, a empoderar y fortalecer la participación política de las mujeres en la arena
metropolitana. Fortalecer sus voces, generar espacios y recursos para las agendas de las
mujeres sean construidas con base barrial o comunitaria.
Prestar atención a la violencia política, que en algunos casos son verdaderos límites a
la acción política de las mujeres, reforzando criterios de subordinación y negación de
ciudadanías. Son ellas las que desde sus propias experiencias vitales podrían contri-
buir a mejorar las condiciones de vida en mayor igualdad.

¿Qué consecuencias tiene sobre el modelo de gobernanza de nuestras metrópolis?


Los cambios en los enfoques a la gobernanza en los últimos tiempos están tendiendo hacia
procesos más participativos y descentralizados, donde los principios de co-creación,
rendición de cuentas, transparencia, equidad, inclusión y defensa de derechos se sitúan
como fundamenos para propiciar la transformación social.
Podríamos decir que estamos ante metrópolis que requieren dar curso a nuevas formas de
gestión orientadas a generar mayor redistribución de los bienes urbanos, así como, a incluir
en la planificación y el ordenamiento territorial “los sujetos omitidos”, que no sólo se refiere a
las mujeres, no consideradas en general desde sus demandas ciudadanas; sino también
a otras identidades invisibilizadas, como la población LGTBIQ y las diversidades étnicas,
religiosas, etarias, entre otras.

Equipamientos y servicios
El derecho de las mujeres a las metrópolis implica promover políticas del cuidado que
reconozcan las desigualdades instaladas en la sociedad, promuevan la equidad y per-
mitan significar la responsabilidad social de los gobiernos, la promoción de la paterni-
dad responsable y la co-responsabilidad.
Es necesario avanzar en la redistribución de las tareas de cuidado y redefinir el pacto
social que destina estas tareas exclusivamente a las mujeres. A su vez, es preciso
destinar recursos y espacios estratégicos a equipamientos de cuidado de personas
dependientes, así como planificar su cantidad, calidad y localización de modo estratégico
que permita concatenación de tareas y mayor economía de tiempo.

Desde la Convención de Belém do Pará y CEDAW, las agendas globales han ratificado la
necesidad de monitorear, prevenir y sancionar las violencias sufridas por las mujeres en
tanto problemática pública que erosiona sus autonomías. El cuerpo de las mujeres es la
base de la dominación y el sometimiento, y desde allí se replica a la casa, a las calles, a los
barrios, municipios y todo el territorio metropolitano. Además de robos, asaltos y el uso de la
fuerza por parte de distintos actores criminales, las mujeres están expuestas a agresiones,
hostigamiento verbal, acoso y abuso sexual, violaciones e incluso llegan a asesinatos, por el
solo hecho de ser mujeres. Estas violencias tienen lugar mayormente en el hogar y también
en plazas, parques, calles y transportes públicos. Por ello, las mujeres expresan sentir
mayor temor que los hombres para transitar la ciudad. El miedo es límite a sus libertades
y que obstaculiza el disfrute y las vivencias de los espacios urbanos y las oportu-
nidades que ofrecen las metrópolis.
LOOS
Ornamento y delito
Habla con desdén del ornamento de antaño sobre las cosas y como ésto es de un ser poco
culto. Hace referencia a los papúas que se ornamentan la piel. Lo considera vulgar, poco
economico, y barbarico.

CIUDAD VIVA - MARCUS


- El espacio urbano como producto social
- Conflictos urbanos: disputas y contradicciones
- La dimensión cultural como formadora de sentido
- Ciudad jerarquizada vs ciudad como obra colectiva
- Modos de habitar: resistencias y participación

Nuestro punto de partida, en diálogo con Henri Lefebvre (2013) [1974], es que el espacio
urbano es un producto social, es decir, es el resultado de las acciones, las prácticas y las
relaciones sociales en el territorio, pero a su vez es parte de ellas. En este sentido, el
espacio “es soporte, pero también es campo de acción.

En este sentido, nuestras investigaciones se han orientado hacia el estudio de la dimensión


cultural que opera en la formación del sentido y que está presente en los intercambios
simbólicos referidos a los diversos modos de producir ciudad.

La producción del espacio en un contexto de urbanismo neoliberal

Espacio urbano como producto social: Resultado de acciones prácticas y relaciones


sociales, en el territorio. Ese espacio es un soporte y campo de acción, no hay relaciones
sociales sin espacio, no hay posibilidad de relaciones sociales sin espacio y las relaciones
sociales generan un espacio.
Las acciones intervienen el espacio y eso establece una lucha simbolica.
En las últimas tres décadas, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) ha sufrido un
acelerado proceso de transformación socioespacial y de reconfiguración urbana en un
contexto internacional de expansión del “urbanismo neoliberal” (Theodore, Peck y Brenner,
2009) que les exige a las ciudades que funcionen como empresas orientadas hacia el
rendimiento y la generación de ganancias, al tiempo que las convierte en una de las formas
privilegiadas de absorción del capital excedente. A modo de ejemplo, el boom inmobiliario
registrado en la CABA entre 2001 y 2011 forma parte de un proceso de mercantilización
urbana cuyo motor ha sido la búsqueda de renta y de beneficios producidos en el mercado
del suelo y en la industria de la construcción (Cuenya, 2016).

El aumento de plusvalía del suelo, lleva a una división social.


Estos modos hegemónicos de producción de espacio urbano ligados a la ciudad-mercancía
inciden en el incremento del precio del suelo urbano y de los alquileres, en el acceso
diferencial al territorio, en la expulsión de los habitantes de sus barrios y en la
mercantilización de las relaciones urbanas. De esta forma, se configura una Ciudad de
Buenos Aires en la que se profundizan las diferencias de clase y las injusticias sociales y se
refuerza la concepción de una ciudad jerarquizada reservada a los sectores medios y altos
de la sociedad.
Pero además, las políticas públicas urbanas y culturales orientadas a procesos de
renovación urbanística que promueven la puesta en valor del patrimonio urbano y fortalecen
la marca Buenos Aires para atraer al turismo y las inversiones de capitales privados, las
escasas políticas habitacionales hacia los sectores populares para garantizarles el derecho
a una vivienda digna, sumadas a los mecanismos de control y regulación del espacio
público porteño, por mencionar solo algunas de las políticas de la última década,
contribuyen a la (re)producción material de una ciudad quese vuelve cada vez más desigual
social, económica y territorialmente. Una ciudad que reactualiza las fronteras simbólicas
de permisividad y exclusión al definir quienes merecen habitarla y quienes no (Oszlak,
1991).
Para ello activa diversos mecanismos de vigilancia y de expulsión hacia los considerados
indeseables –vendedores ambulantes, okupas, cartoneros, trabajadoras sexuales en el
espacio público, personas que viven en la calle– que luchan cotidianamente por acceder y
permanecer en la ciudad (Carman, 2006; Grimson, 2009; Marcús, 2014; Boy, Marcús y
Perelman, 2015). En sus resistencias, en los diversos modos de habitar, transitar y circular
que reivindican otros usos y representaciones posibles del espacio urbano, imprimen
nuevos sentidos y participan en su producción. De modo que la ciudad se construye y se
produce permanentemente como resultado de pujas y disputas que incluyen decisiones
políticas, económicas, estéticas, urbanísticas y las “mil maneras de hacer” (De Certeau,
2000) de los practicantes del espacio.

Para entender la producción social del espacio, Lefebvre propone una tríada conceptual
compuesta por las “prácticas espaciales”, las “representaciones del espacio” y los
“espacios de representación”. A cada una de estas dimensiones le corresponde un tipo de
espacio respectivamente: el “espacio percibido”, el “espacio concebido” y el “espacio
vivido”.

el más cercano a la vida cotidiana y a los usos de los lugares.


el espacio provisto por el Estado, los científicos, los tecnócratas, los arquitectos, los
planificadores y los urbanistas. El espacio concebido se pretende abstracto e instrumental y
busca regular y organizar los espacios percibidos y vividos; “es el espacio dominante en
cualquier sociedad (o modo de producción)” (Lefebvre, 2013: 97), el espacio de la
fragmentación y la restricción, el lugar del orden y del poder, el espacio que clasifica,
prescribe y proscribe ciertos usos y no otros.
espacios de la imaginación y de lo simbólico dentro de una existencia material donde
se realiza la búsqueda de nuevas posibilidades de la realidad espacial. En este
espacio se inspiran las resistencias, las deserciones y las desobediencias
ciudadanas, y se cuestionan las reglas de la coherencia y la cohesión impuestas por
las representaciones del espacio. Ejemplo: plaza de mayo.

Los capítulos del libro


Para comprender la Ciudad de Buenos Aires como un territorio en disputa, los siete
capítulos que componen este libro consideran como punto de partida la tensión permanente
entre las tres dimensiones presentes en la producción social del espacio urbano descriptas
en el apartado anterior: la “práctica espacial”, la “representación del espacio” y los “espacios
de representación”. A partir de la contradicción entre el espacio entendido en tanto
mercancía en el que predomina su “valor de cambio” y los espacios de la representación
propios de la experiencia de las prácticas sociales caracterizados por los “valores de uso”,
cada proyecto de producción de ciudad analizado en este libro trae consigo un modelo
urbano que responde a diversos modos de concebir, percibir y vivir la ciudad.

Martín Boy analiza en su capítulo las audiencias públicas de 2004 en torno a la reforma del
Código de Convivencia de la Ciudad de Buenos Aires en las que la oferta de sexo callejera
se constituyó como uno de los pilares centrales de la discusión. En su investigación
problematiza las formas en que los diferentes actores sociales involucrados en estos
debates (empresarios/as, travestis, organizaciones de la sociedad civil, vecinos/as, entre
otros) apelan a narrativas de raza, clase y género construidas histórica, social y
culturalmente para promover proyectos de ciudad disímiles visibilizando quiénes deben vivir
en ella y quiénes no. Este conflicto urbano pone de manifiesto de qué modo estos discursos
construyen espacios y promueven cuerpos y prácticas legítimas e ilegítimas.

Por su parte, Martina Berardo y Diego Vazquez estudian la planificación y la implementación


de una política urbana específica del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires durante la
gestión del partido Propuesta Republicana (Pro) entre 2007 y 2015: la humanización del
espacio público en el Microcentro porteño.
De esta manera, el capítulo señala que en la ejecución de esta política urbana se impone un
esquema clasificatorio en el que “humanizar” es utilizado como sinónimo de educar, civilizar
y neutralizar a las otredades urbanas.

Breteville
Diseño es practica cultural significante es capaz de producir sentidos y ser producto a la vez
de las significaciones ancladas en un imaginario social determinado.
Creatividad individual vs responsabilidad social.
El diseño como una practica socio cultural, ya que es una actividad que afecta a la
sociedad. Por lo tanto se debe realizar ésta práctica con una conciencia social.

Movimiento moderno simplicidad de formas vs complejidad de la


imagen.

Simpleza de mensaje (afirmaciones) versus ambigüedad (sugerencias,


contradicciones)
Pone en tela de juicio la actitud represiva del diseño, en tanto conjunto de preceptos
heredados de una cultura hegemónica.
Entonces comienza a cuestionar el precepto de de conveniencia de la simplicidad y la
claridad.
“El impulso de controlar funciona casi inevitablemente por medio de la simplficacion - La
participación socava el control.

Mujer ámbito privado / ámbito público masculinidades.


El medio de simplificación consiste en asignar atributos a diversos grupos y, de esa manera,
recalcar las dvisiones. El restringir cierta conducta al ambito del hogar y establecer que las
mujeres son las únicas representantes de determinadas características (sensibles por
ejemplo) humanas, genera un desequilibrio destructivo. Las artes del diseño refuerzan el
desequilibrio proyectando el tono “masculino” unicamente en el ambito publico de nuestras
grandes instituciones: los negocios, la ciencia la milicia e incluso la educación, valorando
sus aspectos anónimos y autoritario, y separándoce cada vez más el ámbito de lo privado,
por lo que siguen aislando a las mujeres, la experiencia femenina y los valores ‘femeninos’ ”

Los medios masivos y la comunicación:


Diagrama de la separación simplificada
Comunicación simplificada de los medios masivos.
Los medios masivos recurren a la simplificacion de sus mensajes para aislar su producto y
así llamar la atención. Pero esa simplificación niega la complejidad de la experiencia vital.
Las afirmaciones simples, la imaginería familiar y repetida venden el producto con más
eficacia, pero también refuerzan las separaciones.

Por ejemplo cuando una empresa quiere verse complaciente o servicial, utiliza una figura
femenina. Eso fortalece tradicionales por tal imaginería simbolica.
Por otro lado los hombres se muestran serios, decisivos, profesionales, seguros: no hay
emoción, solo se los muestra relajados en el ámbito del hogar o el ocio.
Entonces el ámbito de hogar se percibe como un lugar donde nada serio puede llevarse a
cabo, por lo tanto quienes quedan relegados a ése ambito (privado) quedan inscriptos en la
misma categorización: ´nada serio´. Es un espacio devauluado y que devalua a quienes son
inscriptos en él.

Reacción vs público pensante


Cuando la comunicación visual es simple, directa, se aprehende rápidamente, deja por
fuera la oportunidad de construir nuevos valores, de visualizar otras cosas que están fuera
de la norma, de la hegemonía. Justamente debido a su simplicidad, que podría también
llamarse, cierta esterilidad en el diseño, ya que no puede ser abono de ninguna otra
posibilidad perceptiva o interpretativa.
“Si los medios masivos incluyesen contradicciones , si sus imágenes contuviera sugerencias
en lugar de afirmaciones,, el observador podría hacer el esfuerzo por zanjar la brecha, por
interpolar, extrapolar, participar.” “Se presupone que el diseño en cuanto a actividad que
soluciona problemas, solo implica que el diseñador acepte los objetivos del cliente, Si el
objetivo del cliente es vender un producto a toda velocidad, el problema no incluye el
fomento de un público pensante.”
El modernismo puso de moda la simplicidad de los diseños, ero al masivisarse ésta
simplicidad se tornó nociva, debido a que trae aparejada la restricción y la limitación de las
separaciones y las fronteras. Es decir que se establecen límites demasiado marcados, un
orden excesivo que impide que otras formas de lectura y expresión sean permitidas.
“Si los diseñadores relajaran estas fronteras y diesen lugar a una mayor complejidad de la
imagen, podrían impedir éste tipo de fascismo visual”
“Los diseñadores pueden hacer algo para revalidar los valores que fueron designados como
femeninos, y como tales, devaluados”
Publicaciones: Modalidad y alternativas.
El armado de una publicación, permitió una lectura más abierta.
Cada participante de una conferencia utilizó una hoja para dejar ´su propio manifiesto y
éstos fueron compilados, por lo que el lector pudo elegir que leer y como leerlo, de la mano
directa de quienes participaron del evento. Diferente a lo que se suele hacer que es un
grupo reducido de personas que eligen que se publica y en que orden debe ser leído.
Como diseñadora es ella la que diseño la estructura que permitiese éste producto.
La participación colaborativa, permite alternativas al pequeño establishment autoritario y
amplian la capacidad de fuentes de información.

En el diseño de la revista la organización eludió deliberadamente la la presentación de la


información de manera simple, lineal, claramente lógico. En cambio era difusa y dependía
de la repetición de contenidos similares, formas semejantes, ciclos, leitmotiv, en los textos
como en las imágenes. No se uso el clásico indice, sino que era un índice alfabético
ubicado después de cada firma que incluye cada tipo de información.

El tipo de organización sistemático de la información es adecuado para cierto tipo de


publicación, mapas, catálogos.Pero cuando se usa para comunicar ideas, o información
sobre personas y sus relaciones, los distorsiona. (deja de contar algo sobre esa persona,
para contar algo de la publicación en si).
Se ensaña a los diseñador a reducir una idea a su esencia, pero tal proceso suele llevar a la
reducción de las ideas a una sola de sus partes. Una manera más difusa de organización,
mantiene la suficiente complejida, sutileza y ambiguedad para seducir a los espectadores
que normalmente se dispersan con la visión encapsulada de otra persona, en lugar de
quedarse con la idea el suficiente tiempo como para lograr apropiarsela.
Se diseña un mensaje tan claro que no da lugar a dudas y por lo tanto deja de lado la
reflexión.
“A medida que la comunidad se acostumbre a utilizar la ambigüedad, la sutileza, la
complejidad en el diseño y el contenido, será más capaz de tolerar la formación de
conclusiones individuales y abogará por compartir la autoridad”
Proponen piezas más diversas, sin un puntos central, sinó con varios puntos centrales,
colaborativo y visualmente interesante, que den ganas de recorrer por sus diferentes
altibajos.
Da como referencia visual, las colchas que tejen en comunidad las mujeres.
Diseñar una estrucutura que fomente relaciones participativas, ni jerárquicas ni autoritarias,
entre el diseñador y el usuario, también da como resultado formas visuales y físicas, que no
pertenecen a la gran masa del diseño, en la misma medida que tales ideas y actitudes están
fuera de la cultura masiva.

En Womans design program, la diseñadora propone desarrollar métodos mixtos


técnicamente y con relevancia para la mujer que participe en ese proceso. EL estudio
tipográfico usando palabras relevantes para esas mujeres o un proceso fotográfico para
retratar a las mujeres. Lo lleva a un lado más personal, con más contacto humano.
A partir de este estudio entiendo que para liberar nuestro ser privado, debemos entender y
modificar nuestro ser público.
“ La rígida separación que señalamos entre trabajo y ocio, actitudes y valores, masculino y
femenino se ve reforzada por la tradición de la simplificación en los medios masivos y,
además funciona en el diseño ambiental y el de productos. En los años 60 se elevaron
algunas voces nuevas que apreciaron la complejidad, y la contradicción como también el
valor de la participación en lo vernáculo popular. No obstante la conexión y la reacción a la
multiplicidad del ser humano ser perdió cuando la actitud de la spersonas se convirtió en
mera moda.
Habla de como un sentido se pierde cuando se sobreusa y deja de ser algo propio, y se
convierte en algo común y por lo tanto evita la individualidad.

FLESLER
Diseño y nuevas tecnologías: Una mirada desde los estudios de género al diseño,
selección y categorización de tipografías en las plataformas digitales
El objetivo del presente artículo es visibilizar las marcas de género existentes en el
diseño, selección y clasificación de familias tipográficas y cómo las herramientas de la
denominada Web 2.0, utilizadas por las fundidoras digitales, para su venta y
distribución son parte activa del proceso de producción y reproducción de estereotipos.

Un ejemplo interesante de cómo se reproduce y naturaliza -a través de las tipografías-


los estereotipos de género, es el del rediseño de la maqueta del diario español El Mundo,
en 2009. En un artículo en el que se brindan detalles sobre el cambio de la familia
tipográfica utilizada para su revista femenina, declaran: “Una tipografía más femenina,
como no podía ser de otra manera, sin perder el rasgo periodístico, será la nueva apuesta
de ‘Yo Dona’, la revista femenina de EL MUNDO.” (El Mundo.es, 2009).
Masculino= Falso-neutro
En idiomas como el español el género gramatical tiene por forma no marcada el
masculino de los sustantivos y adjetivos, de forma que pasa a ser el género masculino el
inclusivo o incluyente frente al femenino marcado, que pasa a ser el género exclusivo o
excluyente. Luce Irigaray (1974), representante del denominado feminismo francés de
la diferencia, desde el campo de la lingüística plantea que lo neutro de la lengua
enmascara la operación de haber universalizado lo masculino como representante
absoluto del género humano, y fuerza la invisibilización de las mujeres. (Gutiérrez,
2015).
Cómo desarrolla el sociólogo Pedro Bessa en su investigación en el caso de los
pictogramas diseñados para la señalización de espacios públicos podemos observar la
lógica del falso-neutro de manera exhaustiva.
Existe todo un linaje de familias tipográficas asociadas al concepto de universalidad,
pureza y neutralidad, cuyo resultado además es la garantía de máxima legibilidad. Estas
tipografías responden morfológicamente al mapa de significaciones asociadas con lo
masculino (funcional, racional, frío, neutro, limpio, recto, serio) y representan un claro
ejemplo de falso-neutro.
En la actualidad, a la luz de las nuevas configuraciones en torno a las identidades y “una
acentuación de los particularismos, es decir, una tendencia creciente a la diferenciación
que se manifiesta en la emergencia de nuevas identidades políticas, multiculturales,
étnicas, religiosas y sexuales, entre otras.” (Zambrini-Iadevito, 2009: 165) se vuelve
imperioso que en el campo del diseño tipográfico se configuren discursos que
incorporen las nuevas perspectivas y que se desarrollen sistemas de clasificación
acordes con las teorías contemporáneas.

Heterotipografía o de cómo pensar una simbología queer


¿Puede la tipografía desmontarse del esquema dominante que plantea la
complementariedad de los sexos y la normativa de la heterosexualidad?
Desde Butler (2001) y siguiendo a Gutiérrez (2015) podemos reflexionar acerca de las
construcciones discursivas del campo del diseño que instituyen una matriz social
heterosexual dado que la formulación abstracta heredada del Movimiento Moderno
presupone y construye un sujeto de acuerdo a la normativa hegemónica,
naturalizándolo. Ello produce la invisibilidad de nuevos formatos no nominados por el
discurso hegemónico del diseño, que no responden a la diferencia sexual varón y/o
mujer, por lo cual se produce una explícita nueva exclusión.

Algunas consideraciones finales


Este trabajo intenta aportar a la renegociación de los sentidos preferentes que le
otorgamos al diseño tipográfico y las posibilidades que nos brindan las nuevas
tecnologías como usuarios activos. El acto de etiquetar y clasificar contenidos es una
herramienta con la que, cómo intenté demostrar, se puede abusar de los estereotipos. El
diseño y sus manifestaciones operan –siguiendo a Teresa de Lauretis – como
“tecnologías de género”, es decir, que “tienen el poder para controlar el campo del
significado social y, por ello, para producir, promover eimplantar representaciones del
género” (1991: 259).

Sullivan
Conceptos claves en comunicación y estudios culturales
Esclavismo, Feudalismo y capitalismo.
Asocia con dominacion y subordinación.
Modos de producción, dominante, agricola e industrial.
Relaciones de clase son la clave para comprender aspectos centrales de la sociedad la
cultura y la historia.
Conflictos entre intereses de clases entre unos y otros.
Aisla clases dominantes discuten la hegemonía (de clase).
El término de clase se refiere a analizar las relaciones culturales.
Dividir en facciones de clases, dentro de las mismas poseen diferentes intereses.
Conciencia de clase alienta la acción social y política organizada de una clase para si.
El término clase no se refiere como generalmente se piensa, solo en términos económicos o
monetarias, sinó que además se deben pensar de manera cultural y las relaciones
culturales.
MARX: termino de clase para si, y clase en si, vinculado con el grado en que la gente
comparte y relacion comun con los medios de producción.
Romero
El eje del mal es heterosexual
El rol de la homosexualidad en el imaginario heteronormativo
Matrices de la masculinidad y feminidad
La heterosexualidad como requerimiento de normalidad
Es algo que se da por sentado, algo que al ser lo mayoritario, se normaliza, pues la
homosexualidad se debe aclara, salir del closet.
Régimen heterrorsexista
La heterosexualidad es por definición homofoba.
Complejidades y contradicciones de las identidades múltiples
Clasismo, homofobia y racismo

Eso coreábamos unas cuantas en las manifestaciones contra la guerra y en la


manifestación del orgullo del año 2003. Lo gritábamos, y lo gritamos, bien alto, porque
sabemos que nuestros cuerpos son políticos. Nuestros cuerpos son discursos, no son más
que aquellos lugares materiales de «articulación productiva de poder y saber».1 Escupimos
sobre el neoliberalismo que tambien ha simulado recibirnos en sus espectáculos insertos en
la matriz heterosexual —«rejilla de inteligibilidad cultural a través de la cual se naturalizan
cuerpos, géneros y deseos» (Judith Butler, 1990/2001: 38) insomne e imposible. Decimos
que NO queremos ser parte de las fronteras de occidente; por eso vomitamos sobre la carta
de guerra del 29 de enero de 2002 en la que, por primera vez, George W. Bush pronunció la
frase «El eje del mal» ante los miembros del Congreso y el Senado, el Estado Mayor, el
Tribunal.
Supremo y el Gobierno de EE UU. En su discurso anunció que: «Peligros sin precedentes
se ciernen sobre el mundo civilizado», puesto que existen «regímenes que han estado
silenciosos desde el 11 de septiembre, pero conocemos su naturaleza verdadera», aunque
«no tenemos intención de imponer nuestra cultura, siempre defenderemos la libertad y la
justicia». La fuerza performativa de semejante discurso, validada por tan «altas
instituciones», que bajo la cobertura de la doble moral perpetúa astronómicos intereses
económicos, produce exterminios y cicatrices sobradamente conocidos por todas. Nosotras,
inapropiables, saboteadoras del sexo jurídico, guerrilleras de los cuerpos medicalizados,
terroristas del deseo psiquiatrizado, resistimos.
¿Por qué la masculinidad sólo puede ser ironizada cuando se presenta en «entredicho»?
Como señala Judith Halberstam: «Existe una férrea resistencia de la cultura hegemónica a
aceptar la masculinidad (blanca) en términos de performance. Así, históricamente se ha
concebido la feminidad como una representación (como una mascarada), sin embargo se
ha negado u obviado la posibilidad de que la masculinidad se pudiera representar
(identificándola como una identidad no performativa o antiperformativa)».

Putas y maricones, de nuevo situadas como otras inapropiadas con las que comparar: el
«otro mal». El milagro homosexual que logra reunir a todas las religiones y de forma puntual
detiene el choque de civilizaciones en una alianza homófoba: «Por eso cabe calificar de
milagrosa la alianza sellada por las máximas autoridades cristianas, musulmanas y judías,
que se han unido en una cruzada contra los homosexuales (...) los homosexuales han
conseguido lo que parecía imposible: armonía y concordia interreligiosa (...) viejos rivales
que hoy se transforman en aliados ante un común enemigo: el desfile gay en Jerusalén» (El
País, 1 de abril de 2005: 8). Pero la homofobia también se convierte en arma de guerra. La
violación de mujeres como botín de guerra, se ha refinado en su versión del siglo XXI:
torturemos con «el mayor mal para un musulmán», una mujer soldado blanca
estadounidense ordenando prácticas homosexuales a presos iraquíes. Pero, por otro lado,
la soldado England aparece masculinizada, una no-mujer, una mujer-mujer estadounidense
nunca habría hecho algo así, y la prensa busca en un pasado marginal y marimacho la
causa de tales comportamientos monstruosos; las bolleras respiramos ¿aliviadas?: está
embarazada.

Heterosexualidad obligatoria.

El Heterosexismo, el clasismo, el racismo, y el etnocetrismos se refuerzan y constituyen


mutuamente.

MAFIA
- dilema entre diversidad de identidades y capacidad de acción colectiva
Si logramos una noción sobre el género subjetivo ligados al cuerpo, mucho más flexible,
que no esté establecida por factores biológicos, psicológicos o sociales habremos logrado
un avance simbólico significativo pero nos enfrentaremos entonces al dilema práctico del
reconocimiento.

- singularidad de la existencia / universalidad del lenguaje


Cualquiera sea el modo en que el lenguaje nos refiera, siempre lo hará bajo la forma de
condiciones universales que pueden ser o no cumplidas por nosotrxs, pero que nunca
agotarán la descripción lo suficiente como para alcanzarnos en toda nuestra complejidad.
Estos recursos linguisticos, no llegan a abarcar la complejidad de uno como ser. Cada
colectivo tiene una forma de denominación y por lo tanto determina aquello que no es, que
no pertenece.

- La constitución de un sujeto político genera: identidad, alteridad y reglas.


Este tema puede parecer muy abstracto, pero se une al hecho de que cada grupo al
constituirse, sobre todo al constituirse como sujeto político, genera una identidad y una
alteridad; y como criterio de demarcación entre el nosotrxs y el ellxs genera una regla.

- la falacia del discurso universal de los derechos y la ciudadanía


Reforzándose mutuamente, los criterios de pertenencia ponían las condiciones normativas
del sujeto moral (teología), el sujeto epistémico (ciencia) y el sujeto de ciudadanía
(derecho).
Ningunx de lxs expulsadxs por esta normativa participaba en la definición de las reglas.

- universal diverso vs universal hegemónico


Lxs tendremos entonces bajo tutela hasta que escarmienten o reconozcan la verdadera
identidad humana, o al menos la imiten, para evitarnos la permanente interpelación a
nuestra mascarada de sustituir el universal diverso de la experiencia humana por el
universal hegemónico de nuestra reducida experiencia.
Ejemplo de los putos de tyffanys, donde se muestra a la pareja gay de una manera mas
digerible y mas ligada a una concepcion hegemonica del orden social.

- procesos de definición y etiquetamiento


Cuando algunxs sujetxs se encuentran en una situación de opresión, de violencia simbólica,
carecen de autoridad perceptiva sobre sus propias experiencias y adoptan sobre ellas las
descripciones en tercera persona de la cultura dominante. Aceptan definirse no como el
singular sujeto que son, sino como un sujeto desviado. La violencia opera como un
descentramiento de la propia experiencia.
La desviación, lejos de ser una cualidad ontológica que rige la naturaleza y el
comportamiento de las personas, es el efecto de una interacción simbólica, el efecto de un
etiquetamiento.
Esa violencia genera un sentimiento de exclusión y opresion tal que lleva al sujeto a
abandonar su propia identidad para encajar dentro del modelo.
Yo me nombro queer, no permito que me nombren sinó que me nombro yo.
Si se piensa por ejemplo en la evolución de la consideración social de la homosexualidad en
el último cuarto de siglo, pueden verse cambios en el reconocimiento político de los
derechos a la sexualidad, a pesar de la persistente discriminación, cambios que no se
deben a modificaciones en los sujetos sino en las reacciones sociales a la clasificación de
alguien como homosexual.

- etiquetas: biografía como categoría


Las etiquetas preceden y reemplazan a la escucha y pretenden transformar una biografía en
una categoría, en estos casos fuera de casta. La inadecuación entre las condiciones de
aplicación del concepto y el cuerpo, se considera un problema del cuerpo: se lo aparta, se lo
margina, se lo excluye de la condición de ciudadanía, se lo enajena de la posibilidad de
ejercicio de sus derechos.

Arfuch

identidades
diferencia
Stuart Halt acentua la contracara, la diferencia. La identidad seria entonces, no un conjunto
de cualidades predeterminadas (raza, color, edad, etc), sinó una construcción nunca
acabada abierta a la temporalidad. Está fijada en un juego de diferencias. Concepción no
esencialista de la identidad, enfatiza incompletitud y porlo tanto es más fragmentacion
contemporanea

pequeños relatos vs grandes relatos


Posmodernidad, caida de los grandes relatos, se pierde la universalidad, y a parecen los
pequeños relatos. Subjetividades (relatos singulares y presonales), esas diferencias entre
los individuos.

narrativa
Ese relato que está atravezado por la temporalidad, no importa lo que soy, sinó en quien me
convierto: el proceso de devenir. No hay identidad por fuera de la representacion, es decir
por fuera de la narratividad. La identidad se construye en el discurso, como lenguaje
narrativo. La importancia del discurso, ya que el productor de sentido.

otredad
Barthes, no hay ni habido jamas un pueblo sin relato (discurso).

identidad narrativa
muerte del sujeto
hegemonía
esencialismo estratégico
performatividad
igualdad
desacuerdo

Los estudios culturales devienen de ciertos cambios en el mapa mundial.


Disolución de los bloques antagónicos este / oeste la intensificación de la migración, la
debilitación de las ideas de nación y ciudadanía, la fragmentación identitaria y cultural
aparecía ya tempranamente como la contracara de la globalización. Por el otro cierta crisis
de las concepciones de universalismo, y consecuentes reemplazos deconstructivos.
Distintas formas de identificación surgen en medio de la ciudad, agrupados por religión,
etnias, regiones, lingüística, por fuera del esquema estado-nación, amenazadas por la
invisibilización o en búsqueda de mayor autonomía. Surgen las minorías grupalidades y
diferencias, cuyo rasgo distintivo era su creciente capacidad de elección y su afirmación
constitutiva en tanto diferencias. Estos salían a pedir derechos y reclamo del espacio
público. Esto sí bien supone una mayor diversidad y aporta democracia, también genera
conflictos de intereses: lucha hegemónica.
Académicamente: década de los 80 el fracaso de los ideales de la ilustración. Potente
replanteo de los conceptos del universalismo, muerte de los grandes relatos legit imanes de
las ciencias, arte, la filosófia. Descentramiento del sujeto, diversidad de los mundos de vida,
las identidades y subjetividades.
En tanto privilegiada la voz de los sujetos en su pluralidad , los tonos divergentes, las
subalternidades, la “otredad” -planteandoce así como critica asi como crítica al
etnocentrismo,-, la apuesta teorica por las m}narrativas podía ser vista como una
democratización de los saberes, como una nueva jerarquía otorgada al ambito de la
subjetividad.
Así es que esta, a modo de ejemplo, binarización pone en prioridad el tratamiento de la
identidad/es.
A partir de este creciente interés se abrieron muchísimos ámbitos de reflexión y discusión.
Un arco multifacetico de afortunadas confluencias disciplinarias, que amplio enormemente
el campo nocional y de aplicación de un concepto - el de identidad - que atraviesa por otra
parte, toda la historia de la filosofía.
Necesidad de re definición de los conceptos de estático, determinado, lo idéntico a sí
mismo, lo que permanece, etc.
La identidad entonces no sería un conjunto de cualidades predeterminadas - raza, color,
sexo, clase, cultura, nacionalidad, etc - sino una construcción nunca acabada, abierta a la
temporalidad, la contingencia, la psicoanalidad relacional sólo temporalmente fijada en el
juego de las diferencias.
La identificacion segun Hall, es un proceso de articulación , de sutura. Hay siempre
demasiado o demasiado poco, una sobredeterminacion o una falta, pero nunca una
decuación perfecta, una totalidad.Es aimposibilidad de adecuación, ese desliz de }l sujeto
en exceso o defecto, permite desplegar un concepto no esencialista de la identiidad , esa
incompletitud, ese inacabamiento, es mas apta pra dar cuenta de la creciente
fragmentacion contemporanea.
La pregunta de como somo s y de donde venismos, se sustitutye por el como usamos lo}s
recursos del lenguaje, la historia la cuelturaen el proceso de devenir ue de un serCOMO
NOS REPRESENTAMOS; , SOMO RESPRESENTADOS O PODRIAMOS
REPRESENTARNOS.
No hay una identidad fuera de una narrativa representacional, del si , individual o
colectivo.mismo.
Hobsbawn: pone en tela de jucicio “la invencion de la tradicicon , mas que la tradición en si..
Esta dimension narrativa, simbolica, de la identidad , el hecho de que esta se construya en
uelñ discurso y no por fuera de el , en algun universio de propiedades ya dadas, coloca la
cuestion de la interdiscursividad social, de las practicas estrategias ennuncitivas, en un
primer plano.

La apuesta ética de la (identidad) narrativa


Barhes: ' No hay ni ha habido nunca un pueblo sin relatos. El relato se burla de la buena y
la mala literatura: internacional, transhistorico, transcultural, el relato etsa allí, como la vida
misma.
Hay detrás del tiempo del relato una lógica intemporal?
La temporalidad no es sino una clase estructural del relato (del discurso). '
' La temporalidad no se deja decir en el relato directo de una fenomenología, sino que
requiere de la mediación del discurso indirecto de la narración.'
Si la temporalidad sólo puede configurarse en el relato, así como la propia experiencia, la
importancia de la narrativa en el campo de las ciencias sociales aparece con toda nitidez:
ella podrá dar cuenta ajustadamente de los procesos de autocreacion, de las tramas de la
sociabilidad, de la experiencia histórica, situada, de los sujetos, en definitiva, de la
constitución de identidades, individuales y colectivas.
Obra de Ricoeur: aquello que aparece como un sibgular: el proceso de individualizacion, la
identidad personal, aquel lugar en el que nos reconocemos como el mismo/la misma.
¿Pero como reconocerse a sí mismo cuando se está atravesado por la otredad, es decir la
temporalidad? ¿Cuál es en definitiva el …… posible de la identidad? Ricoeur lo piensa en el
sentido de una categoría de práctica: genera la pregunta de ¿Quien ha hecho tal acción,
quien fue el autor? La respuesta no puede ser otra cosa que narrativa, en el sentido fuerte
que le otorgara Hanah: responder quién supone "contar la historia de una vida".
El autor define "identidad narrativa" que no sólo define un individuo, sino a un grupo de
individuos. Propone deslindar se de la "ilusión sustancialista" de un sujeto "idéntico a sí
mismo", pero sin desatender el auto reconocimiento.
Ídem: identidad sustancial
Ipse: identidad narrativa
Propone una identidad dinámica, que carácteiza a la composición poética, la trama de un
texto narrativo.
Identidad líquida, en un espacio entre el Ídem y el Ipse, permitiendo mutación sin perder de
vista la cohesión de una vida. La figura del intervalo (espacio intermedio de oscilación ente
Ídem e Ipse) sirve para caracterizar la tendencia al cambio y la interacción entre identidades
colectivas.
El contar una historia (la propia) no será entonces simplemente un intento de atrapar la
referencialidad de algo "sucedido", acuñado como huella en la memoria, sino que es
constitutivo de la dinámica misma de la identidad: es siempre a partir de un ahora que cobra
sentido el pasado, correlación siempre diferente (diferida) sujeto a los avatares de la
enunciación. Historia que no es sino la re-configuración constante de historias, divergentes,
superpuestas de las cuales ninguna puede aspirar a la mayor representatividad.
La identidad no es algo inmediato, se construye en la forma del discurso.

La muerte del sujeto, la Clau: Pensamiento contemporaneo de la diversidad. Apertura al


reconocimiento de subjetividades. Muere el sujeto hegemonico y se reconocen las
diversidades. Tomar la universalidad y hacerla diversa, dar cuenta de las las pequeñas
voces.

Richard Rorty: habitar en otros mundos amplia el conocimiento de los otros y por ende de si
mismo. Determinar un ellos describe características precisas de los otros,y define
características de 'a quienes consideramos nosotros' y por lo tanto como me caracterizo a
mí mismo (puesto que pertenezco a 'nosotros')

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