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MERTEHIKIAN
Muy interesante la definición de los feminismo de las autoras citadas y en especial la
conclusión.
Las teorías feministas y el concepto de género claves en el estudio de
la construcción sociocultural de la femineidad, la heteronormatividad y
la sexualidad.
Plantea diferentes tipso de feminismos Radical, socialista y el queer.
El cuerpo está definido por un significado cultural (cuestión biológica), y se define la
femeneidad como todo lo no masculino o contrario a lo masculino. El hombre define a la
mujer.
Radical: Relación biológica para definir lo femenino y lo masculino, Marx contratos
sociales. La maternidad es un elemento propio y cohartante de las mujeres. Witting:
contrato originario (pacto social con el cultural), establece la dominación de los
varones sobre las mujeres. Un contrato que se funde en la naturaleza y en la
desigualdad de varones y mujeres, de heterosexuales y no heterosexuales. En esa
línea, Wittig habla del carácter opresivo del pensamiento heterocentrado, en el intento
por universalizar la producción de conceptos a partir de la negación de las prácticas
concretas.
Discute la definición por la genitalidad, la mujer es madre, la maternidad también se
pone como vector de opresión.
Por un lado, un proceso de sujeción de las mujeres respecto de los varones a través del
contrato sexual.
Por otro lado, un proceso de libertad de los varones en un orden patriarcal, mediante el
contrato social.
Social: Distinción entre el origen de clase y sus raices patriarcales. Sistema de poder
que deriva del patriarcado capitalista. Habla de otros vectores como el de clase, raza
y cultura, ya que las mujeres no solo son definidas por su genitalidad sinó por sus
diferencias por lo anterior. Kate Rubin: genero, termino neutro. La orientacion no está
definida por el sexo biológico. biológica. El feminismo socialista, en otras palabras,
intenta superar la crítica del esencialismo propuesta por las corrientes radicales,
argumentando que hablar de las mujeres como grupo, como conjunto con
características e inquietudes semejantes no responde a la compleja y plural realidad
de las distintas mujeres. Dice que se debe tener en cuenta que todas la mujeres no
son iguales.
CONNEL
La masculinidad se aborda como un aspecto de una estructura mayor. mutua. El concepto
de género ha subrayado el carácter representacional de las identidades, es decir, cómo las
imágenes, sentidos y prácticas de lo masculino y lo femenino se moldean culturalmente.
Concepto relacional, las masculinidades que se relacionan y se reconocen para generar una
unidad estructural que conforma el concepto de masculinidad.
Esencialismo: recogen un rasgo del nucleo masculino. Por ejemplo, los hombres son
violentos, por lo tanto la guerra es de los hombres. Los hombres son así, buscan
actividades que sean acordes a éstos rasgos. Lo biologico (sexo genital). Es arbitrario.
Freud dice lo activo como masculino y lo pasivo como lo femenino.
Definiciones normativas: lo que los hombres deberían ser (Las definiciones normativas
reconocen estas diferencias y ofrecen un modelo la masculinidad es lo que los hombres
debieran ser.).
Con la creciente aceptación del efecto combinado entre género, raza y clase,
ha llegado a ser común reconocer múltiples masculinidades: negro y blanco, clase
trabajadora y clase media. Esto es bienvenido, pero arriesga otro tipo de simplificación
exagerada. Es fácil, en este marco, pensar que hay una masculinidad negra o una
masculinidad de clase trabajadora.
Es preciso considerar las relaciones de género entre los hombres para
mantener la dinámica del análisis, para prevenir que el reconocimiento de las múltiples
masculinidades colapse en una tipología de caracteres, como sucedió con Fromm y la
investigación de la Personalidad Autoritaria. La masculinidad hegemónica no es un
tipo de carácter fijo, el mismo siempre y en todas partes. Es, más bien, la masculinidad
que ocupa la posición hegemónica en un modelo dado de relaciones de género, una
posición siempre disputable.
Hegemonía
El concepto de hegemonía, derivado del análisis de Antonio Grarnsci de las
relaciones de clases, se refiere a la dinámica cultural por la cual un grupo exige y
sostiene una posición de liderazgo en la vida social. En cualquier tiempo dado, se
exalta culturalmente una forma de masculinidad en lugar de otras. La masculinidad
hegemónica se puede definir como la configuración de práctica genérica que encarna
la respuesta corrientemente aceptada al problema de la legitimidad del patriarcado, la
que garantiza (o se toma para garantizar) la posición dominante de los hombres y la
subordinación de las mujeres.
No obstante, la hegemonía es probable que se establezca sólo si hay alguna
correspondencia entre el ideal cultural y el poder institucional, colectivo si no
individual. Así, los niveles más altos del mundo empresarial, militar y gubernamental
entregan un despliegue corporativo bastante convincente de masculinidad, todavía
muy poco cuestionado por las mujeres feministas o por los hombres disidentes. El
recurso exitoso a la autoridad, más que a la violencia directa, es la marca de la
hegemonía (aunque la violencia a menudo subyace o sostiene a la autoridad).
Enfatizo que la masculinidad hegemónica encarna una estrategia
corrientemente aceptada. Cuando cambien las condiciones de resistencia del
patriarcado, estarán corroídas las bases para el dominio de una masculinidad
particular. Grupos nuevos pueden cuestionar las viejas soluciones y construir una
nueva hegemonía. La dominación de cualquier grupo de hombres puede ser desafiada
por las mujeres. Entonces, la hegemonía es una relación históricamente móvil. Su flujo
y reflujo constituyen elementos importantes del cuadro sobre la masculinidad que
propongo.
Subordinación
La hegemonía se refiere a la dominación cultural en la sociedad como un todo.
Dentro de ese contexto general hay relaciones de género específicas de dominación y
subordinación entre grupos de hombres.
El caso más importante en la sociedad europea/americana contemporánea es
la dominación de los hombres heterosexuales y la subordinación de los hombres
homosexuales. Esto es mucho más que una estigmatización cultural de la
homosexualidad o de la identidad gay. Los hombres gay están subordinados a los
hombres heterosexuales por un conjunto de prácticas cuasi materiales.
La opresión ubica las masculinidades homosexuales en la parte más baja de
una jerarquía de género entre los hombres. La homosexualidad, en la ideología
patriarcal, es la bodega de todo lo que es simbólicamente expelido de la masculinidad
hegemónica, con asuntos que oscilan desde un gusto fastidioso por la decoración
hasta el placer receptivo anal. Por lo tanto, desde el punto de vista de la masculinidad
hegemónica, la homosexualidad se asimila fácilmente a la femineidad. Y por ello –de
acuerdo al punto de vista de algunos teóricos homosexuales- la ferocidad de los
ataques homofóbicos.
La masculinidad gay es la masculinidad subordinada más evidente, pero no la
única. Algunos hombres y muchachos heterosexuales también son expulsados del
círculo de legitimidad. El proceso está marcado por un rico vocabulario denigrante:
enclenque, pavo, mariquita, cobarde, amanerado, ano acaramelado, bollito de crema,
hijito de la mamá, oreja perforada, ganso, floripondio, entre muchos otros. Aquí
también resulta obvia la confusión simbólica con la femineidad.
Complicidad
Las definiciones normativas de masculinidad, como lo he destacado, enfrentan
el problema de que no muchos hombres realmente cumplen dichos modelos
normativos. Este punto se relaciona con la masculinidad hegemónica. El número de
hombres que rigurosamente practica los patrones hegemónicos en su totalidad,
pareciera ser bastante reducido. No obstante, la mayoría de los varones gana por
hegemonía, ya que ésta se beneficia con el dividendo patriarcal, aquella ventaja que
obtienen los hombres en general de la subordinación de las mujeres.
Es tentador tratarlos simplemente como versiones pusilánimes de la
masculinidad hegemónica –la diferencia que se observa entre los hombres que avivan
los encuentros de fútbol en su televisor y aquéllos que salen al barro y se atacan entre
sí. Pero, a menudo existe algo más cuidadosamente elaborado que eso. El
matrimonio, la paternidad y la vida comunitaria, con frecuencia involucran importantes
compromisos con mujeres, más que dominación descarnada o un despliegue brutal de
autoridad.11 La gran mayoría de los hombres que obtiene el dividendo patriarcal
también respeta a sus esposas y madres, y nunca son violentos con las mujeres; ellos
hacen su parte en los quehaceres domésticos, traen al hogar el sustento familiar, y
pueden convencerse fácilmente de que las feministas deben ser extremistas que
queman sus sostenes.
Marginación
La hegemonía, la subordinación y la complicidad, como acabamos de
definirlas, son relaciones internas al orden de género. La interrelación del género con
otras estructuras, tales como la clase y la raza, crea relaciones más amplias entre las
masculinidades.
Las elaboraciones de Robert Staples sobre el colonialismo interno en Black
Masculinity muestran al mismo tiempo el efecto de las relaciones de clase y raza. Tal
como él argumenta, el nivel de violencia entre los hombres negros en Estados Unidos
sólo puede ser entendido mediante la cambiante posición de la fuerza de trabajo negra
en el capitalismo americano y por los medios violentos utilizados para controlarla. El
desempleo masivo y la pobreza urbana interactúan poderosamente hoy día con el
racismo institucional en la conformación de la masculinidad negra.
La relación de marginación y autorización puede existir también entre
masculinidades subordinadas. Un ejemplo destacado es el arresto y declaración de
culpabilidad de Oscar Wilde, uno de los primeros hombres atrapados en la red de la
legislación antihomosexual moderna. Se detuvo a Wilde a causa de sus conexiones
con jóvenes homosexuales de clase trabajadora, una práctica no cuestionada hasta
que su batalla legal con el adinerado aristócrata Marqués de Queensberry, lo hizo
vulnerable (Ellmann, 1987).
Halberstam
Masculinidades heroicas: necesitaba de otros apoyos para afirmar su masculinidad. Tenía
un montón de cositas. Herramientas. Marginación de masculinidades alternativas.
Masculinidades Alternativas: Esas masculindades que tienen mas rasgos femeninos y son
usadas para reforzar la idea de la masculindad hegemónica/heróica.
La masculinidad no es lo mismo que la virilidad: ya que si intentamos definir solo a lo viril
aquello masculino, quedan por fuera todas las demás masculinidades.
Crítica a la estabilidad de los conceptos de mujer y varón: Los hombres son los que
establecen las relaciones de poder que aún hoy subyugan a las mujeres. Pero dice que ésto
ya deja de ser de esa manera, por la afloración de otros géneros que ponen en duda éstas
posiciones de poder. Ahora se ponen en cuestión el hecho de tener que definir por ejemplo
el fútbol ‘femenino’, ya no tiene sentido que se haga eso…
Hay pocas personas que pueden ser encasillados en los conceptos comunmente asociados
a hombre / mujer, cuando no encajas en alguno de esos binomios quedás por fuera,
marginado.
06/09
Ana Falu
GUIA
Significados simbólicos de lugar y espacio
División sexual del trabajo y su impacto en la planificación urbana
Ciudades participativas y ODS 2030
Urbanismo feminista: desafíos y oportunidades
Cambios en los enfoques de gobernanza
¿Cómo relacionamos la división sexual del trabajo con la gobernanza metropolitana, sus
modelos, objetivos, estrategias y retos? Como lo señala Anna Bofill (2005), la gestión y
ejecución de las tareas reproductivas no significa que la vida de las mujeres se circunscriba
al hogar: ellas realizan un conjunto de variadas actividades en el espacio público, diseñado
y concebido en general por y para uso exclusivo de los hombres desde los dictámenes de la
división sexual del trabajo imperante.
Para vencer el desafío de la inclusión social y de género, las políticas públicas deberían
potenciar y reconstruir el tejido social para la acción comunitaria, reconociendo e
incorporando las voces de las mujeres, avanzando en la construcción de espacios
metropolitanos que pongan su centro y eje en la reproducción de la vida, que privilegien lo
colectivo y público, por sobre lo privado e individual, que potencien las inversiones con
criterios de redistribución y consoliden el tejido social.
Como hacerlo?
Un ejemplo podría ser regular la especulación que genera la extracción de plusvalías del
suelo urbano, el principal factor de enriquecimiento de inversionistas de bienes raíces, de
especuladores sobre el territorio de las ciudades. Las regulaciones deberían ser sobre el
beneficio que se genera en la ciudad construida y así re-direccionados en beneficio de la
población en situaciones económicas de pobreza, de las mujeres, de las migrantes, de las
desplazadas en razón de conflictos armados, de aquellas personas, en particular las
mujeres, en situaciones de mayores carencias de servicios y acceso a los bienes urbanos.
Equipamientos y servicios
El derecho de las mujeres a las metrópolis implica promover políticas del cuidado que
reconozcan las desigualdades instaladas en la sociedad, promuevan la equidad y per-
mitan significar la responsabilidad social de los gobiernos, la promoción de la paterni-
dad responsable y la co-responsabilidad.
Es necesario avanzar en la redistribución de las tareas de cuidado y redefinir el pacto
social que destina estas tareas exclusivamente a las mujeres. A su vez, es preciso
destinar recursos y espacios estratégicos a equipamientos de cuidado de personas
dependientes, así como planificar su cantidad, calidad y localización de modo estratégico
que permita concatenación de tareas y mayor economía de tiempo.
Desde la Convención de Belém do Pará y CEDAW, las agendas globales han ratificado la
necesidad de monitorear, prevenir y sancionar las violencias sufridas por las mujeres en
tanto problemática pública que erosiona sus autonomías. El cuerpo de las mujeres es la
base de la dominación y el sometimiento, y desde allí se replica a la casa, a las calles, a los
barrios, municipios y todo el territorio metropolitano. Además de robos, asaltos y el uso de la
fuerza por parte de distintos actores criminales, las mujeres están expuestas a agresiones,
hostigamiento verbal, acoso y abuso sexual, violaciones e incluso llegan a asesinatos, por el
solo hecho de ser mujeres. Estas violencias tienen lugar mayormente en el hogar y también
en plazas, parques, calles y transportes públicos. Por ello, las mujeres expresan sentir
mayor temor que los hombres para transitar la ciudad. El miedo es límite a sus libertades
y que obstaculiza el disfrute y las vivencias de los espacios urbanos y las oportu-
nidades que ofrecen las metrópolis.
LOOS
Ornamento y delito
Habla con desdén del ornamento de antaño sobre las cosas y como ésto es de un ser poco
culto. Hace referencia a los papúas que se ornamentan la piel. Lo considera vulgar, poco
economico, y barbarico.
Nuestro punto de partida, en diálogo con Henri Lefebvre (2013) [1974], es que el espacio
urbano es un producto social, es decir, es el resultado de las acciones, las prácticas y las
relaciones sociales en el territorio, pero a su vez es parte de ellas. En este sentido, el
espacio “es soporte, pero también es campo de acción.
Para entender la producción social del espacio, Lefebvre propone una tríada conceptual
compuesta por las “prácticas espaciales”, las “representaciones del espacio” y los
“espacios de representación”. A cada una de estas dimensiones le corresponde un tipo de
espacio respectivamente: el “espacio percibido”, el “espacio concebido” y el “espacio
vivido”.
Martín Boy analiza en su capítulo las audiencias públicas de 2004 en torno a la reforma del
Código de Convivencia de la Ciudad de Buenos Aires en las que la oferta de sexo callejera
se constituyó como uno de los pilares centrales de la discusión. En su investigación
problematiza las formas en que los diferentes actores sociales involucrados en estos
debates (empresarios/as, travestis, organizaciones de la sociedad civil, vecinos/as, entre
otros) apelan a narrativas de raza, clase y género construidas histórica, social y
culturalmente para promover proyectos de ciudad disímiles visibilizando quiénes deben vivir
en ella y quiénes no. Este conflicto urbano pone de manifiesto de qué modo estos discursos
construyen espacios y promueven cuerpos y prácticas legítimas e ilegítimas.
Breteville
Diseño es practica cultural significante es capaz de producir sentidos y ser producto a la vez
de las significaciones ancladas en un imaginario social determinado.
Creatividad individual vs responsabilidad social.
El diseño como una practica socio cultural, ya que es una actividad que afecta a la
sociedad. Por lo tanto se debe realizar ésta práctica con una conciencia social.
Por ejemplo cuando una empresa quiere verse complaciente o servicial, utiliza una figura
femenina. Eso fortalece tradicionales por tal imaginería simbolica.
Por otro lado los hombres se muestran serios, decisivos, profesionales, seguros: no hay
emoción, solo se los muestra relajados en el ámbito del hogar o el ocio.
Entonces el ámbito de hogar se percibe como un lugar donde nada serio puede llevarse a
cabo, por lo tanto quienes quedan relegados a ése ambito (privado) quedan inscriptos en la
misma categorización: ´nada serio´. Es un espacio devauluado y que devalua a quienes son
inscriptos en él.
FLESLER
Diseño y nuevas tecnologías: Una mirada desde los estudios de género al diseño,
selección y categorización de tipografías en las plataformas digitales
El objetivo del presente artículo es visibilizar las marcas de género existentes en el
diseño, selección y clasificación de familias tipográficas y cómo las herramientas de la
denominada Web 2.0, utilizadas por las fundidoras digitales, para su venta y
distribución son parte activa del proceso de producción y reproducción de estereotipos.
Sullivan
Conceptos claves en comunicación y estudios culturales
Esclavismo, Feudalismo y capitalismo.
Asocia con dominacion y subordinación.
Modos de producción, dominante, agricola e industrial.
Relaciones de clase son la clave para comprender aspectos centrales de la sociedad la
cultura y la historia.
Conflictos entre intereses de clases entre unos y otros.
Aisla clases dominantes discuten la hegemonía (de clase).
El término de clase se refiere a analizar las relaciones culturales.
Dividir en facciones de clases, dentro de las mismas poseen diferentes intereses.
Conciencia de clase alienta la acción social y política organizada de una clase para si.
El término clase no se refiere como generalmente se piensa, solo en términos económicos o
monetarias, sinó que además se deben pensar de manera cultural y las relaciones
culturales.
MARX: termino de clase para si, y clase en si, vinculado con el grado en que la gente
comparte y relacion comun con los medios de producción.
Romero
El eje del mal es heterosexual
El rol de la homosexualidad en el imaginario heteronormativo
Matrices de la masculinidad y feminidad
La heterosexualidad como requerimiento de normalidad
Es algo que se da por sentado, algo que al ser lo mayoritario, se normaliza, pues la
homosexualidad se debe aclara, salir del closet.
Régimen heterrorsexista
La heterosexualidad es por definición homofoba.
Complejidades y contradicciones de las identidades múltiples
Clasismo, homofobia y racismo
Putas y maricones, de nuevo situadas como otras inapropiadas con las que comparar: el
«otro mal». El milagro homosexual que logra reunir a todas las religiones y de forma puntual
detiene el choque de civilizaciones en una alianza homófoba: «Por eso cabe calificar de
milagrosa la alianza sellada por las máximas autoridades cristianas, musulmanas y judías,
que se han unido en una cruzada contra los homosexuales (...) los homosexuales han
conseguido lo que parecía imposible: armonía y concordia interreligiosa (...) viejos rivales
que hoy se transforman en aliados ante un común enemigo: el desfile gay en Jerusalén» (El
País, 1 de abril de 2005: 8). Pero la homofobia también se convierte en arma de guerra. La
violación de mujeres como botín de guerra, se ha refinado en su versión del siglo XXI:
torturemos con «el mayor mal para un musulmán», una mujer soldado blanca
estadounidense ordenando prácticas homosexuales a presos iraquíes. Pero, por otro lado,
la soldado England aparece masculinizada, una no-mujer, una mujer-mujer estadounidense
nunca habría hecho algo así, y la prensa busca en un pasado marginal y marimacho la
causa de tales comportamientos monstruosos; las bolleras respiramos ¿aliviadas?: está
embarazada.
Heterosexualidad obligatoria.
MAFIA
- dilema entre diversidad de identidades y capacidad de acción colectiva
Si logramos una noción sobre el género subjetivo ligados al cuerpo, mucho más flexible,
que no esté establecida por factores biológicos, psicológicos o sociales habremos logrado
un avance simbólico significativo pero nos enfrentaremos entonces al dilema práctico del
reconocimiento.
Arfuch
identidades
diferencia
Stuart Halt acentua la contracara, la diferencia. La identidad seria entonces, no un conjunto
de cualidades predeterminadas (raza, color, edad, etc), sinó una construcción nunca
acabada abierta a la temporalidad. Está fijada en un juego de diferencias. Concepción no
esencialista de la identidad, enfatiza incompletitud y porlo tanto es más fragmentacion
contemporanea
narrativa
Ese relato que está atravezado por la temporalidad, no importa lo que soy, sinó en quien me
convierto: el proceso de devenir. No hay identidad por fuera de la representacion, es decir
por fuera de la narratividad. La identidad se construye en el discurso, como lenguaje
narrativo. La importancia del discurso, ya que el productor de sentido.
otredad
Barthes, no hay ni habido jamas un pueblo sin relato (discurso).
identidad narrativa
muerte del sujeto
hegemonía
esencialismo estratégico
performatividad
igualdad
desacuerdo
Richard Rorty: habitar en otros mundos amplia el conocimiento de los otros y por ende de si
mismo. Determinar un ellos describe características precisas de los otros,y define
características de 'a quienes consideramos nosotros' y por lo tanto como me caracterizo a
mí mismo (puesto que pertenezco a 'nosotros')